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Universidad Latinoamericana y del Caribe

Doctorado en Ciencias de la Educación


Anaco – Estado Anzoátegui

INTERPRETACIÓN CRÍTICA DE “EL CÁLIZ Y LA ESPADA”

Facilitadora: Dra. Aurismary Sifontes

Doctoranda: Prof. Judith Mata Foucault

Anaco, diciembre de 2018


El presente escrito tiene como propósito analizar críticamente el libro de la prestigiosa
escritora y antropóloga Riane Eisler titulado “El Cáliz y la Espada”. A tales efectos, se realizará
primeramente un resumen sobre el contenido del mismo, junto con el análisis crítico de mi
parte, de forma tal que pueda apropiarme de este discurso y de la realidad que se percibe a
través de este excelente documento, el cual a modo de oráculo predice el futuro de la
humanidad para bien o para mal según la posición que asuma la humanidad en cuanto a su
sistema cultural de vida.
Eisler parte de una descripción de cómo fueron las primeras sociedades desde las eras
Paleolíticas y Neolíticas, sirviéndose para ello, de los hallazgos realizados por reconocidos
arqueólogos y antropólogos, que a diferencia del siglo pasado, ahora cuentan con mejores
instrumentos que les han permitido ser más preciso sobre el tiempo y así mejorar la
interpretación de los objetos encontrados en la antigüedad.
Esto conllevó a la autora a hacer una serie de descubrimientos impactantes sobre cómo
era su organización social, sus sistemas de valores, de creencias, sus costumbres a nivel
religioso, social, político, económico; en fin, la cultura que imperó para ese momento
histórico, concluyendo que antes de Cristo, existieron sociedades primitivas que eran
solidarias, centradas en lo femenino y donde por lo tanto todas las actividades se centraban
en el culto a la Diosa Madre representada por el cáliz; resaltando el hecho de que eran
pacíficas y no utilizaban tecnologías bélicas; es decir, no usaban armas de destrucción.
De forma similar, Maturana (1981), quien por cierto escribe el prólogo de esta maravillosa
obra, y denomina a estas sociedades “Matrísticas”, porque según el autor, llevaban a cabo su
vida fundamentada en la Matriz, representando a lo materno, a la mujer, a la Diosa Madre.
Eisler señala que estas agrupaciones sociales se relacionaban de manera vinculante e
igualitaria con los demás miembros de la sociedad, sin que hubiera una jerarquía vertical que
implicara superioridad de uno sobre otro, es decir, de lo masculino sobre lo femenino, que
ella cataloga como sociedad patriarcal, orientada hacia la guerra, las relaciones de
desigualdad, de discriminación, de humillación de la mujer, de lo masculino sobre lo
femenino, representado por la espada.
A partir de las reflexiones de la propia autora sobre cuáles fueron las razones para que estas
sociedades no hayan evolucionado en el tiempo, descubrió que no es la tecnología per se, el
problema, sino el uso que de ellas se hace, lo que puede conllevar en un futuro cercano a la

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aniquilación de la raza humana con armas de destrucción masiva, tales como la bomba
atomica.
Producto de las investigaciones interdisciplinarias que realizó, pudo constatar que estas
sociedades se mantuvieron en paz, solidaridad, respeto e igualdad de género por mucho
tiempo, hasta que aparecieron las invasiones indo-europeas en Grecia y Turquía entre los
lugares más importantes donde hicieron tales hallazgos. Estos invasores eran en parte
nómadas, tales como los Arios, los Kurgos y los hebreos quienes sometieron a las mujeres a
sus órdenes, y donde la mujer estaba supeditada a las decisiones que el hombre hiciera sobre
su actitud, marcando el final de dichas sociedades e implantando una cultura androcrática,
de violencia contra todo lo que implicara lo femenino, contra la mujer y sus hijas e hijos.
Sin embargo, a pesar de haber desaparecido como sociedad matrística propiamente dicha,
todavía se mantuvo el culto por la diosa, lo cual se ha podido constatar por la aparición de
figuras o estatuillas de arcilla, bronce y otros materiales, por ejemplo de Isis en Egipto, Hera
en Grecia, Cibeles en Roma y la virgen María, de los católicos entre otras. (p.23)
La información más significativa que Eisler pudo obtener de estas sociedades matrísticas,
fue que basaron su organización social mediante vínculos hombre-mujer de igualdad de
derechos según los principios de solidaridad y de los hijas e hijas por subordinación, más no
por jerarquía de superioridad/inferioridad.
Eisler corrobora su teoría de transformación cultural al estudiar la sociedad Cretense,
donde evidenció que vivieron de acuerdo a un modelo solidario de conversaciones alrededor
de la Diosa Madre, la sucesión se transmitía por línea materna. Practicaban la sexualidad libre,
pero bien equilibrada, lo que demuestra que existía mutualidad o igualdad de derechos entre
el hombre y la mujer. Aparte de ello, eran pacifistas, dado que no se encontraron rasgos de
armas de guerra.
La autora señala que la finalización de estas sociedades sobrevino debido a la invasión de
tribus nómadas Indo-europeas antes del siglo V A.C. con los Kurgos, Arios, Dorios, Arquéanos,
Hebreos, etc., en tres oleadas desde los años 4.300 hasta 2800 A C., quienes trajeron consigo
la violencia a través de la tecnología armamentista (trabajo de los metales con fines bélicos),
estableciendo una superioridad masculina sobre la femenina, de allí en adelante en la
humanidad, la cual se ha manifestado en diferentes aspectos religiosos al revisar la cultura
Musulmana y la Católica, por ejemplo al mencionar las hordas de Yahvé, entre otras. Esto

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significó la reducción de las Diosas Madres a esposas o concubinas de los varones y a la
glorificación de la espada como culto por parte de estos invasores.
Otro descubrimiento neurálgico para la humanidad, fue el que estas sociedades Matrísticas
habían desarrollado avanzadas tecnologías de procesamiento de alimentos, gobierno, arte,
construcción de edificaciones, comercio, educación y religión, por mencionar las más
importantes, otorgándole a esta obra escrita un carácter revolucionario en cuanto a esta
información hasta ahora desconocida para la sociedad Occidental y para el mundo en general.
Seguidamente, la autora expone que hubo un momento en que se dio la oportunidad de
retomar con fuerza las sociedades matrísticas durante la era Cristiana, por los mensajes
gilánicos o solidarios que Jesús de Nazaret brindó al mundo, sin embargo, todos sabemos que
esto no ocurrió, por la intervención de la cultura Judeo-Cristiana que se encargó de mantener
el orden patriarcal establecido, basado en la reducción de los valores gilánicos, por miedo a
perder la supremacía ganada hasta esa época y por el poder instituido por la iglesia Católica
que fue en ascenso, tal como se recuerda con las persecuciones de la Inquisición y lo que
supuso para el mundo femenino.
Es importante acotar, que según Eisler, estos procesos de surgimiento de los valores
gilánicos ocurren de manera cíclica en la historia, sin que haya habido primacía de los mismos
en las culturas humanas; es decir, que las historias se repitieron durante la existencia de las
sociedades, en un conflicto entre los valores matrísticos o gilánicos y partriarcales o
androcráticos, que se manifiesta en la lucha de los sexos, a nivel político con los republicanos
y conservadores, los liberales y los demócratas, lo religioso versus lo secular, la izquierda
versus la derecha, por nombrar algunos.
Sin embargo, según la autora, no toda está perdido, tal como se evidencia con el
surgimiento de movimientos sociales como el Feminismo, que marcó un hito al buscar
rescatar y reivindicar el lugar que la mujer o lo femenino ocupa en el mundo, el partido Post-
Patriarcal de McCormick en 1987, por ejemplo o el Partido-eco-feminista y pacifista, o la
creación de una Nueva Ciencia con McClintock, las ideas de Ghandi con la Fuerza de la Verdad
y la no violencia, con la actuación del africano Nelson Mandela y con las diferentes propuestas
que han existido en los actuales momentos con Morín y la Teoría Transcompleja, con
Maturana y la Biología del Amor, e incluso con la de la misma Eisler y su teoría de la

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Transformación cultural buscando establecer de nuevo los valores de una sociedad gilánica
en contraposición a la patriarcal, machista y violenta que se ha mantenido hasta el presente.
En este particular, la autora es bien enfática al señalar que, dependerá de nosotros como
raza humana decidir si tomamos la senda pacífica y resignificadora de la Diosa Madre hacia lo
verdaderamente humano, representada por el Cáliz o la senda de la guerra y la violencia
representada por la Espada, como punto crítico en la bifuración geo-histórica.
Creo que el sólo hecho de que hayan surgido diversos planteamientos para combatir las
sociedades patriarcales, abre una puerta de acceso hacia la Edad Dorada de la Humanidad,
donde todos seamos considerados iguales en todos los órdenes de la vida social, económica,
política, entre otras. En este sentido, debemos aprovechar esta coyuntura para lograr
suficientes avances de la tecnología que conlleva a esa tan esperada transformación cultural
de la sociedad patriarcal hacia una sociedad matrística, donde lo humano recobre su
verdadera investidura en el universo.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Eisler, R. (1987). El Cáliz y la Espada. La mujer como fuerza en la historia.


Editorial Pax México. Cuatro Vientos Editorial.

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