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En los demás casos de infracción, esto es, si no hay dolo ni culpa grave, la
obligación de indemnizar los perjuicios es simplemente conjunta, ya sea que la
obligación incumplida tenga este carácter, o bien sea solidaria o indivisible.
Nos basamos para pensar así en lo dispuesto en el inc. 1 del Art. 1.533 en las
obligaciones indivisibles: “es divisible la acción de perjuicios que resulta de no haberse
cumplido o de haberse retardado la obligación indivisible: ninguno de los acreedores
puede intentarla y ninguno de los deudores está sujeto a ella, sino en la parte que le
quepa”.
Pues bien, si siendo indivisible la obligación infringida, la indemnización es
conjunta entre los deudores infractores, con mayor razón si la obligación es divisible
responderá cada cual únicamente por su cuota.
A mayor abundamiento, si el legislador lo dijo expresamente en el caso del dolo
(que incluye la culpa grave), es porque la solución es la contraria en los demás casos.
Las excepciones a este principio son las ya señaladas, para el caso del hecho o
culpa de uno de los deudores: el precio en la solidaridad (Art. 1.526) y en la cláusula
penal, si la obligación es indivisible o ha sido puesta la pena con la intención de que no
pueda cumplirse por parcialidades.788
Sección segunda
890. Concepto.
Como dejamos señalado, los perjuicios pueden determinarse de tres maneras: por
las partes de común acuerdo, producidos ya los perjuicios, o previamente mediante
una cláusula penal, por la justicia o disposición legal que los fije.
La determinación de los perjuicios supone tres operaciones:
1.° Decidir si procede la indemnización.
Esta etapa existe en cualquiera de las avaluaciones señaladas, y siempre es
judicial. Debe establecerse que ha habido incumplimiento imputable y mora del
deudor, según lo estudiado en el Capítulo anterior;
2.° La segunda es determinar qué perjuicios son indemnizable, dentro de las varias
categorías que hay de ellos, y
3.° Determinar el monto de cada uno de los perjuicios que se deben indemnizar,
operación totalmente prudencial de acuerdo a la prueba rendida.
Estas dos últimas etapas existen sólo en la avaluación judicial; en efecto, veremos
que en la cláusula penal se ha fijado de antemano por las partes el monto a pagarse
por la infracción, de manera que establecida ésta no hay discusión posible sobre la
existencia, naturaleza y monto de los perjuicios (N.°' 913, 3.°). Tampoco en la legal se
discute si ha habido perjuicios, cuáles son ellos, sino que el tribunal se limitará,
establecida la procedencia de la indemnización, a aplicar la tasa que corresponde de
intereses, según la ley (N.° 898).
Jurídicamente hablando, la regla general es la avaluación judicial; la legal sólo
tiene lugar en las obligaciones de dinero, y la convencional, si se ha estipulado cláusula
penal; en todo otro caso, si las partes no componen entre sí la indemnización,
corresponde al juez avaluar los perjuicios, de acuerdo a las normas que la ley ha fijado
y la prueba que las partes le suministren.
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LAS OBLIGACIONES TOMO II
789
RDJ, T. 33, sec. la, pág. 331, y 47, sec. la., pág. 127.
790
Alessandri, Responsabilidad Fxtracontractual, ob. cit.; Vodanovic, ob. cit., T. 32, N.° 360, pág. 217;
Gatica, ob. cit., N.° 106, pág. 144; Somarriva, Las obligaciones y los contratos, etc., ob. cit., N.° 69, pág. 64.
Como bien dice Tomasello en su ob. cit., N.° 12, pág. 50, el silencio guardado por autores como Claro Solar,
Barros Errázuriz y otros debe entenderse como un rechazo a la indemnización del daño moral en materia
contractual.
Tomasello, en cambio, hace una ardiente defensa de la procedencia de ella en nuestra legislación, y cita
también en su apoyo la opinión de Fernando Fueyo (págs. 52 y sigtes.). Lamentamos no poderles dar razón.
791
RDJ, Ts. 48, sec. la., pág. 252 (daño moral con repercusión patrimonial) y 51, sec. la., pág. 74 (daño
moral puro).
792
La manera en que está concebido el Art. 1.556 ha llevado a algunos autores y fallos (G.T. de 1933, 1er
sem., N.° 82, pág. 334), a decir que se trata de elementos de la indemnización, pero en realidad son dos
clases de perjuicios diversos, ambos comprendidos por regla general en la indemnización.
En una ocasión la Corte Suprema rechazó la posibilidad de fundar un recurso de casación en el fondo en
la infracción del Art. 1.556; RDJ, T. 59, sec. la, pág. 470, que anteriormente había aceptado: RDJ, T. 11, sec.
la., pág. 188. La verdad es que si se acepta un perjuicio que no sea daño emergente ni lucro cesante, o no
provenga de los hechos señalados por el precepto, éste resulta infringido.
793
Daño emergente es la privación que sufre el acreedor al no incorporar a su patrimonio el objeto de la
obligación: G.T. 1933, 1er sem., N.° 82, pág. 334; un empobrecimiento efectivo de la persona a quien se
indemniza: RDJ, T. 50, sec. la., pág. 21. Equivale, en consecuencia, al enriquecimiento que habría reportado
al acreedor por el cumplimiento mismo, representado hasta entonces por el crédito.
Los siguientes casos de indemnización han sido calificados por la jurisprudencia de daños emergentes:
1) La depreciación en el mercado de acciones en garantía en un Banco con respecto a la fecha en que
debieron ser restituidas: RDJ, T. 18, sec. la, pág. 62.
2) El valor de los derechos de Aduana en una internación ¡legal de mercaderías: RDJ, T. 60, sec. 4a, pág.
563.
794
Se ha fallado que el lucro cesante es la privación de las ganancias que podría obtener el acreedor de la
prestación una vez incorporada ésta a su patrimonio, mediante el cumplimiento efectivo de la obligación:
G.T. de 1933, 1er sem., N.° 82, pág. 334. Destacan los mismos caracteres: fallos de la RDJ, Ts. 22, sec. la.,
pág. 452, y 50, sec. la., pág. 21.
Se han calificado de lucro cesante indemnizable:
1) Las remuneraciones de un empleado si no se le hubiere puesto término intempestivamente a sus
servicios: RDJ, T. 19, sec. la., pág. 500;
2) Lo que un administrador de un fundo dejó de percibir por no haber sido reincorporado como se debía,
según sus aptitudes y la remuneración que debía pagársele: RDJ, T. 26, sec. la., pág. 209;
3) Lo que un abogado dejó de percibir por la revocación de su patrocinio en un contrato de iguala (Fallo
del Consejo General de Abogados: RDJ, T. 61, sec. 5a, pág. l);
4) La diferencia de precio de unas mercaderías entre lo estipulado y el precio actual: RDJ, T. 15, sec. la,
pág. 63; G.T. 1880, N.° 1.557, pág. 1.099.
5) En caso de término anticipado de un arrendamiento, la renta de arriendo por el tiempo que le faltaba
al contrato para expirar: RDJ, T. 42, sec. la, pág. 145.
Finalmente, digamos que una sentencia publicada en la RDJ, T. 55, sec. 2a_, pág. 123, ha equiparado la
indemnización moratoria al lucro cesante; en general coinciden, pero no son una misma cosa.
795
Por ello se ha resuelto que deben proporcionarse al tribunal antecedentes# más o menos ciertos que
permitan determinar la ganancia probable: RDJ, T. 41, sec. 2a, pág. 41, y que si no es posible establecerlos
por medio de una regulación precisa, deben determinarse equitativamente: RDJ, T. 23, sec. la,, pág. 273.
Por ello se ha rechazado la indemnización de lo que el demandante podría haber ganado desarrollando
otra actividad: RDJ, T. 22, sec. la, pág. 452.
La verdad es que la determinación de los perjuicios es siempre un problema muy relativo, y queda
entregado un poco a la casuística. (Véase Gatica, ob. cit., N.° 82, pág. 110).
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LAS OBLIGACIONES TOMO II
El lucro cesante puede ser excluido, según decíamos, por la ley, como lo señala
expresamente el Art. 1.556, o por la voluntad de las partes, según se ha resuelto por
los tribunales.796
Un caso en que la ley limita la indemnización al daño emergente lo encontramos
en el arrendamiento cuando el arrendatario es privado o turbado en el goce de la cosa
por hechos que el arrendador no podía saber (Arts. 1.930, 1.932 y 1.933).
796
RDJ, T. 42, sec. la., pág. 145.
797
La mayoría de los autores señalan que ésta es una división de los perjuicios directos, pues el Art.
1.558, tras señalar que de no mediar dolo sólo se responde de los perjuicios previstos, agrega que
habiéndolo, se responde de todos los que sean una consecuencia inmediata o directa del incumplimiento, o
sea, de todos los directos. Lo que pasa es que los indirectos se indemnizan en un solo caso: si las partes lo
han estipulado, y si bien normalmente entonces serán imprevistos, porque precisamente no tienen por causa
el incumplimiento, las partes pueden haberlos previsto expresamente.
798
Se ha resuelto al respecto:
1° Que es perjuicio previsto la diferencia entre la renta de arriendo estipulada en el contrato que fue
declarado terminado, y la que el arrendador cobró al nuevo arrendatario: RDJ, T. 41, sec. la, pág. 461.
2° Que si el contrato estableció como no indemnizables determinados perjuicios, se previó la no
responsabilidad (se trataba de una concesión que dejó a salvo los derechos de terceros): RDJ, T. 15, sec. la,
pág. 494.
3° Que son perjuicios imprevistos los derivados del objeto a que pensaba destinar el comprador el
automóvil comprado, si el vendedor ignoraba esta circunstancia: RDJ, T. 21, sec. la., pág. 172.
4° Que el mayor valor que adquiera la cosa vendida que no se entregó al comprador es perjuicio previsto:
RDJ, T. 42, sec. la, pág. 79.
5° A la inversa del anterior, que no lo es el mayor valor que haya adquirido un predio entre el momento
de la subasta indebidamente provocada y la demanda indemnizatoria, si no se ha probado que la
demandada estuvo en situación de prever ese mayor valor: RDJ, T. 50, sec. la, pág. 502.
6° Que no son perjuicios previstos los que pueden causarse en los demás bienes del acreedor: RDJ, T. 25,
sec. la., pág. 472.
799
RDJ, T. 25, sec. la,, pág. 472.
800
Si hay culpa, se responde de los perjuicios previstos, y si dolo, también de los imprevistos: RDJ, Ts. 23,
sec. la, pág. 273; 25, sec. la., pág. 472, y 31, sec. 1a, pág. 157.
801
RDJ, T. 42, sec. la, pág. 179.
802
RDJ, T. 47, sec. la, pág. 22.
803
RDJ, T. 25, sec. la., pág. 472.
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