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Los delitos contra la seguridad vial, están recogidos en

la ley 10/95 del código penal, modificada por la ley


1/2015
Están recogidos en el Libro II, Título XVII, Capítulo IV.
Comprenden desde el artículo 379 al 385
Artículo 379.
1. El que condujere un vehículo de motor o un ciclomotor a velocidad
superior en sesenta kilómetros por hora en vía urbana o en ochenta
kilómetros por hora en vía interurbana a la permitida
reglamentariamente, será castigado con la pena de prisión de tres a
seis meses o con la de multa de seis a doce meses o con la de trabajos
en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días, y, en
cualquier caso, con la de privación del derecho a conducir vehículos a
motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años
A mayor velocidad, mayor riesgo de siniestro con implicación para la
vida y la salud.
Es por ello, que el legislador entiende que a pesar de otra
consideración, como el estado de la vía, el tiempo atmosférico, la
mayor o menor fluidez del tráfico, etc., la superación de velocidad en
sesenta kilómetros por hora en vía urbana o en ochenta kilómetros por
hora en vía interurbana a la permitida reglamentariamente es
constitutiva de delito
Estamos ante un delito de peligro abstracto, que comporta una
situación de peligro.
La diferencia de velocidad exigida sobre el límite reglamentario
según se trate de vías urbanas o interurbanas obedece al
mayor peligro que representan las primeras, puesto que es
obvio la mayor presencia de peatones, vehículos y otra clase
de obstáculos.
El delito es de carácter doloso, por lo que el error de tipo, cuando se
ignore, o no conste de forma clara cuál es la velocidad permitida,
generará una situación de impunidad
Por ello la única forma de poder demostrarlo es a través del Radar.
Artículo 379.2 CP: «Con las mismas penas será castigado el que
condujere un vehículo de motor o ciclomotor bajo la influencia de
drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o de bebidas
alcohólicas. En todo caso será condenado con dichas penas el que
condujere con una tasa de alcohol en aire espirado superior a 0,60
miligramos por litro o con una tasa de alcohol en sangre superior a
1,2 gramos por litro».
En este caso, se ha de tener en cuenta los márgenes de error de los
etilómetros utilizados
Por debajo de esas cifras, no cabe interpretar desde luego que la
conducta sea impune; será entonces cuando haya que determinar
probatoriamente la existencia de una conducción influida por el
alcohol.
De todos modos, debe tenerse en cuenta que administrativamente
están previstas unas tasas de alcohol en sangre que pueden servir de
guía para la determinación de la influencia del alcohol en la
conducción. Así, el Real Decreto 1428/2003, de 21 de noviembre, por
el que se aprueba el Reglamento General de Circulación para la
aplicación y desarrollo del texto articulado de la Ley sobre tráfico,
circulación de vehículos a motor y seguridad vial, aprobado por el
Real Decreto Legislativo 6/2015,en su artículo 14 establece:
«1. No puede circular por las vías objeto de esta ley el conductor de
cualquier vehículo con tasas de alcohol superiores a las que
reglamentariamente se determine.
Tampoco puede hacerlo el conductor de cualquier vehículo con
presencia de drogas en el organismo, de las que se excluyen aquellas
sustancias que se utilicen bajo prescripción facultativa y con una
finalidad terapéutica, siempre que se esté en condiciones de utilizar el
vehículo conforme a la obligación de diligencia, precaución y no
distracción establecida en el artículo 10.
Y el artículo 20 del Real Decreto 1428/2003, establece:
No podrán circular por las vías objeto de la legislación sobre tráfico,
circulación de vehículos a motor y seguridad vial los conductores de
vehículos ni los conductores de bicicletas con una tasa de alcohol en
sangre superior a 0,5 gramos por litro, o de alcohol en aire espirado
superior a 0,25 miligramos por litro.
El ilícito penal queda establecido en lo que a la tasa de alcohol por sí
sola se refiere cuando la misma sobrepase los 0,65mg/l, en tasas
inferiores será necesario probar que la ingesta de alcohol, influye en
la conducción.
Art. 380 del Código Penal: 1. El que condujere un vehículo a motor o
un ciclomotor con temeridad manifiesta y pusiere en concreto peligro
la vida o la integridad de las personas será castigado con las penas de
prisión de seis meses a dos años y privación del derecho a conducir
vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta
seis años.
2. A los efectos del presente precepto se reputará manifiestamente
temeraria la conducción en la que concurrieren las circunstancias
previstas en el apartado primero y en el inciso segundo del apartado
segundo del artículo anterior.
Antes que nada hay que resaltar que la temeridad en la conducción
recibe ya una respuesta sancionadora en la vía administrativa ex. art.
77 c) de la Ley de tráfico, circulación de vehículos motor y seguridad
vial. La temeridad que integra la infracción administrativa es, en
principio, la misma que la que integra el delito. Sin embargo, la
diferencia radica en que en el delito la temeridad es notoria o evidente
para el ciudadano medio y, además, crea un peligro efectivo,
constatable, para la vida o la integridad física de personas
identificadas o concretas distintas del conductor temerario.
En cualquier caso, ha de acreditarse la existencia de un resultado de
peligro concreto, sin alcanzar los extremos del “manifiesto desprecio
por la vida de los demás”
Podemos distinguir cuatro niveles en la temeridad en la conducción:
1º.- Si esta temeridad manifiesta se asocia a un manifiesto desprecio
por la vida de los demás (se haya generado o no un concreto peligro
para la vida o integridad de éstos), la respuesta punitiva será la
prevista en el art. 381 CP.
2º.- Si, no reconociéndose este manifiesto desprecio por la vida ajena,
la temeridad en la conducción ha puesto en concreto peligro la vida o
integridad de terceros la calificación correspondiente será la prevista
en el art. 380 CP.
3º.- Si no ha llegado a generarse ese concreto peligro (o éste no puede
entenderse doloso) pero estamos ante alguna de las modalidades de
temeridad previstas en el art. 379 (excesos de velocidad y
conducciones bajo la influencia de alcohol o drogas), se castigará por
el art. 379 CP.
4º.- Cuando la temeridad en la conducción no ponga en concreto
peligro la vida o integridad de terceros ni corresponda a las
modalidades alternativas tasadas en el art. 379 CP, se aplicará la
sanción prevista en de la Ley de Tráfico.
(infracción)
¿Qué entendemos por temeridad?
La temeridad en la conducción puede entenderse como una notoria
desatención a las normas reguladoras del tráfico, de forma valorable
con claridad por un ciudadano medio». O infringir gravemente las
normas del tráfico (Circular 2/1990).
Se efectúa una interpretación auténtica de lo que sea temeridad
manifiesta en la conducción en el segundo párrafo del art. 380 (“A los
efectos del presente precepto se reputará manifiestamente temeraria la
conducción en la que concurrieren las circunstancias previstas en el
apartado primero y en el inciso segundo del apartado segundo del
artículo anterior.”)
O sea, deben confluir cumulativamente ambas circunstancias:
conducir a velocidad superior en sesenta kilómetros por hora en vía
urbana o en ochenta kilómetros por hora en vía interurbana a la
permitida reglamentariamente y hacerlo con una tasa de alcohol en
aire espirado superior a 0,60 miligramos por litro o con una tasa de
alcohol en sangre superior a 1,2 gramos por litro. En tales
circunstancias siempre se reputa temeraria la conducción, sin
perjuicio de que en otros casos y al margen de la concurrencia de
estos factores, los jueces estimen que una determinada conducción es
manifiestamente temeraria.
Poner en concreto peligro la vida de las personas
Debe quedar acreditada la existencia de un peligro concreto, peligro
que debe ser efectivo, constatable para la integridad física de personas
concretas distintas del sujeto pasivo
Artículo 381.
1. Será castigado con las penas de prisión de dos a cinco años, multa
de doce a veinticuatro meses y privación del derecho a conducir
vehículos a motor y ciclomotores durante un período de seis a diez
años el que, con manifiesto desprecio por la vida de los demás,
realizare la conducta descrita en el artículo anterior.
2. Cuando no se hubiere puesto en concreto peligro la vida o la
integridad de las personas, las penas serán de prisión de uno a dos
años, multa de seis a doce meses y privación del derecho a conducir
vehículos a motor y ciclomotores por el tiempo previsto en el párrafo
anterior.
Manifiesto desprecio por la vida
La exigencia del desprecio exige que el autor conozca el
peligro y acepte como probable que haya lesionados, que
conozca elementos que afecten a la conducción, como por
ejemplo que la misma se realice en zonas urbanas, que haya
densidad de tráfico, falta de visibilidad, nocturnidad, etc, y que
a pesar de esto asume el probable resultado lesivo.
Se castiga realizar la conducta del artículo 380, es decir
conducir con temeridad manifiesta, con manifiesto desprecio
por la vida de los demás, variando la pena según se pongan en
concreto peligro la vida e integridad de los demás o no.
Artículo 382.
Cuando con los actos sancionados en los artículos 379, 380 y 381 se
ocasionare, además del riesgo prevenido, un resultado lesivo
constitutivo de delito, cualquiera que sea su gravedad, los Jueces o
Tribunales apreciarán tan sólo la infracción más gravemente penada,
aplicando la pena en su mitad superior y condenando, en todo caso, al
resarcimiento de la responsabilidad civil que se hubiera originado.
Artículo 382.
Aquí lo que se sanciona es el resultado de las conductas de los tres
artículos anteriores, es decir , se precisa que haya daños a las
personas.
Artículo 383.
El conductor que, requerido por un agente de la autoridad, se negare a
someterse a las pruebas legalmente establecidas para la comprobación
de las tasas de alcoholemia y la presencia de las drogas tóxicas,
estupefacientes y sustancias psicotrópicas a que se refieren los
artículos anteriores, será castigado con la penas de prisión de seis
meses a un año y privación del derecho a conducir vehículos a motor
y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años.
La negativa a realizar la prueba puede concurrir de tres formas
1.- Negándose a realizar la prueba, no solo de forma verbal, basta con
tratar de ausentarse del lugar, negarse con gestos etc.
2.- Tratando de engañar a los agentes que llevan a cabo la prueba,
soplando pero de manera insuficiente.
3.-Manifestando que como la primera prueba es positiva, pues no
hace la segunda ya que también va a dar positiva.
Personas obligadas:
Artículo 21 Investigación de la alcoholemia. Personas obligadas
Todos los conductores de vehículos y de bicicletas quedan obligados
a someterse a las pruebas que se establezcan para la detección de las
posibles intoxicaciones por alcohol. Igualmente quedan obligados los
demás usuarios de la vía cuando se hallen implicados en algún
accidente de circulación
(artículo 14.2, del texto articulado).
Los agentes de la autoridad encargados de la vigilancia del tráfico podrán
someter a dichas pruebas:
• a) A cualquier usuario de la vía o conductor de vehículo implicado
directamente como posible responsable en un accidente de circulación.
b) A quienes conduzcan cualquier vehículo con síntomas evidentes,
manifestaciones que denoten o hechos que permitan razonablemente
presumir que lo hacen bajo la influencia de bebidas alcohólicas.
• c) A los conductores que sean denunciados por la comisión de
alguna de las infracciones a las normas contenidas en este reglamento.
• d) A los que, con ocasión de conducir un vehículo, sean requeridos
al efecto por la autoridad o sus agentes dentro de los programas de
controles preventivos de alcoholemia ordenados por dicha autoridad
Artículo 384.
El que condujere un vehículo de motor o ciclomotor en los casos de
pérdida de vigencia del permiso o licencia por pérdida total de los
puntos asignados legalmente, será castigado con la pena de prisión de
tres a seis meses o con la de multa de doce a veinticuatro meses o con
la de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa
días.
La misma pena se impondrá al que realizare la conducción tras haber
sido privado cautelar o definitivamente del permiso o licencia por
decisión judicial y al que condujere un vehículo de motor o
ciclomotor sin haber obtenido nunca permiso o licencia de
conducción.
Podemos distinguir tres formas de delito en relación al permiso de
conducción:
1.-Pérdida de vigencia del permiso o licencia por pérdida total de los
puntos asignados legalmente.
Para que la pérdida de vigencia del permiso se efectiva, será necesario
que se haya notificado en la forma prevista en la ley 30/92, del
régimen jurídico de las administraciones públicas y del procedimiento
administrativo común.
Una vez constatada la pérdida total de los puntos asignados, declara la
pérdida de vigencia del permiso o licencia de conducción.
De este modo, solo a partir del tal notificación y no cuando
únicamente se hayan perdido todos los puntos, la conducción será
delictiva conforme a este precepto.
B) Conducción tras haber sido privado cautelar o definitivamente del
permiso o licencia por decisión judicial
En primer lugar, es necesaria la existencia de una
resolución judicial que justifique la privación del
permiso, por lo que no será de aplicación este tipo en
los supuestos de retirada del permiso efectuada por la
policía judicial.
C) Conducción sin haber obtenido nunca permiso o licencia de
conducción.
Es la más sencilla de todas, no tengo permiso de ningún tipo,
DELITO
Si tengo permiso de para otro vehículo distinto al que se conduce
INFRACCIÓN
Artículo 385.
Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o a las
de multa de doce a veinticuatro meses y trabajos en beneficio de la
comunidad de diez a cuarenta días, el que originare un grave riesgo
para la circulación de alguna de las siguientes formas:
1.ª Colocando en la vía obstáculos imprevisibles, derramando
sustancias deslizantes o inflamables o mutando, sustrayendo o
anulando la señalización o por cualquier otro medio.
2.ª No restableciendo la seguridad de la vía, cuando haya obligación
de hacerlo.
Artículo 385 bis.
El vehículo a motor o ciclomotor utilizado en los hechos previstos en
este Capítulo se considerará instrumento del delito a los efectos de los
artículos 127 y 128.
Fin

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