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Respuesta 1i.

El autor del presente entiende que el sistema que mejor resolvería


las complejidades y dilemas de la acción colectivaii, en la sociedad y momento
simuladosiii, satisfaciendo en mejor medida las solicitudes planteadas en los incisos
a) hasta e) –teniendo en cuenta los supuestosiv-, es uno de tipo parlamentariov. Éste
permitiría un poder ejecutivo que se ajuste rápidamente y sin mayores costos a
nuevas relaciones de fuerzas en las alianzas políticas. Además, para que la
formación de dichas alianzas estratégicas se dé una vez que se eligen a los
miembros del parlamento. También permite que las coyunturas de crisis políticas
graves no devengan en caídas de poderes ejecutivos, y que éstas, a su vez, no
representen una gravedad institucional tal que pongan en tensión a la estabilidad
misma del régimen (Sartori, 1992; Linz, 1994; Gargarella, 2004). Finalmente, este
sistema promueve juegos de suma positiva para todos los actores y da incentivos a
los perdedores para que continúen en el juego democrático (Przeworski, en Linz,
1994),

i Las recomendaciones que siguen aplican exclusivamente para el contexto post transicional, que requiere algunas condiciones especiales para la creación y la estabilidad

relativa de un nuevo régimen


(donde pesa más también la lucha no solo por cambiar las reglas sino también las meta
reglas (Mozaffar y Schedler, 2002). Para ello se tienen en cuenta los argumentos de Linz (1994:38) en favor del
sistema parlamentario en tanto que “La incertidumbre en un período de transición y consolidación de un
régimen indudablemente hace que la rigidez de una constitución presidencial sea más problemática que un
sistema parlamentario que permite respuestas flexibles a una situación cambiante”. Aquellas no expresan las preferencias
particulares del autor (por lo que no caben interpretaciones normativistas o subjetivistas), ni son aplicables a otro contexto que el mencionado, a los fines de este

ejercicio evaluativo).

ii Sin desconocer que los clivajes no se transforman automáticamente en preferencias partidarias, el autor advierte que trabajará con el supuesto de que en un contexto

postransicional como el consignado, los incentivos para la formación estratégica de programas, discursos y políticas por parte de los partidos en formación, contienen

una alta probabilidad de apoyarse, fomentar, interpelar o performatear clivajes étnicos como los presentados en el ejercicio. Se supondrá, entonces, como ejercicio

analítico, la construcción de tipos ideales de partidos con clivajes étnicos. Si bien en un aspecto normativo se señala negativamente el incentivo de este clivaje para la

legitimidad democrática, y por tanto, se reconoce la alta deseabilidad de que una democracia se aleje de estos parámetros, es importante destacar que aquí no se

pretende argumentar normativamente. Se trabaja, así, sobre lo que se cree técnicamente como mejor diseño dadas unas determinadas condiciones.

iii El autor entiende que la mayor debilidad del diseño institucional propuesto estriba en los costos económicos de un sistema democrático y de gobernanza electoral

tal, que no escatima suficientemente en el dato de pobreza elevada como variable fundamental. Sin embargo, se sostiene que se propone aquí un sistema preferible, y
que de ningún modo puede encontrarse en ninguna realidad empírica ni modelización un sistema o régimen político perfecto. Las instituciones son imperfectas, pero

aun así, algunas son preferibles a otras. En este caso, se ha optado por el arreglo institucional que se estima más conveniente para cumplir la mayor cantidad de criterios

y requisitos satisfechos.

iv Además de los supuestos propuestos, se considera que se trata de: 1) un contexto de fuerte incertidumbre por las nuevas reglas de juego; 2) una institucionalidad

precaria; 3) por los anteriores, un potencial de conflicto e inestabilidad; y 4) a causa de éstos es necesario construir reglas que den orden a un nuevo régimen político.

De esta manera, se considera un diseño institucional amplio, desde un enfoque neoinstitucionalista de la


elección racional, en el sentido en que Pippa Norris (2004:7) se refirió como: “The core theoretical claim in
rational choice institutionalism is that formal electoral rules generate important incentives that are capable of
shaping and constraining political behavior. Formal electoral rules are understood here as the legislative
framework governing elections, as embodied in official documents, constitutional conventions, legal statutes,
codes of conduct, and administrative procedures authorized by law and enforceable by courts”.

Asimismo, se observa particularmente la pretensión de convertir los clivajes en preferencias partidarias, a éstas en votos, y a los votos en escaños, según la sugerencia

de Gary Cox (2004: 45).

v
Éste permite reducir las tendencias cesaristas, delegativas y populistas propias de los presidencialismos
(Linz, 1994).

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