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Introducción
En todos los sectores de la vida, pastoral, social y del trabajo se evidencia una
exigencia de laborar en grupo: para conocerse más, para trabajar mejor y
producir más, para ayudarse en situaciones difíciles. Para adquirir
informaciones, para favorecer la formación y el aprendizaje y para vivir juntos un
segmento del camino de la vida.
Lamentablemente, existe la convicción –equivocada- de que para animar a un
grupo, no se requieren conocimientos y habilidades específicas, que se pueden
aprender, entrenar y asimilar progresivamente. La experiencia nos sugiere que
para lograr mejores resultados es necesario proporcionar, a través de una
enseñanza estructurada, los conocimientos y habilidades para llevar a cabo la
tarea, que es, al mismo tiempo, un arte.
Los fines y objetivos: un grupo existe cuando hay un acuerdo en una o más
finalidades comunes. Cuando este grupo inicia su actividad, cuando se va
conformando, estos objetivos comunes están todavía no muy claros, confusos;
por lo que prevalecen los intereses y objetivos particulares. Con el paso del
tiempo los fines comunes adquieren una importancia siempre mayor. Sin ellos el
grupo se desintegrará como tal.
La organización: Un grupo es tal cuando tiene una duración. Para lograr ésta,
es necesaria una estructura más o menos articulada y compleja ( esto depende
de las tareas y objetivos), Entre los integrantes hay una repartición de las tareas,
de los papeles; se decretan normas para tomar decisiones, para ejercer la
autoridad, para manejar los recursos económicos, para regular los conflictos
internos y para relacionarse con grupos y personas externas.
Dejar que las personas se expresen tiene dos ventajas: el objetivo se aclarará a
través de este intercambio y los participantes se familiarizarán más rápidamente
entre sí. Los objetivos particulares en el inicio son los que nos llevan a
integrarnos a un grupo, pero con el paso del tiempo se necesitan depurar a fin
de hacerlos lo más genuinos posibles y que se asemejen al objetivo común.
La segunda condición esencial para la creación de un grupo u su funcionamiento
eficaz está constituido por las relaciones interpersonales que se establecen
entre los integrantes.
Éstos, deben llegar a darse cuenta, ante todo, de las diferencias de
comportamiento, de la diversidad de reacciones frente al estimulo, de la
tendencia natural a resolver individualmente un problema común.
La autoestima y el liderazgo
En el líder la autoestima tiene dos ejes: la capacidad de sentirse completamente
seguro y la capacidad de valorarse y respetarse así mismo. Cuando los líderes
tienen baja autoestima actúan de forma muy presionada, tomando decisiones
erróneas y haciendo mil y un malabares por mantener su autoridad; este
pensamiento se traduce en conductas que tratan de elevar la autoestima a toda
costa, pero no se obtiene ningún resultado.
Cuando un líder tiene baja la autoestima su conducta menoscaba
permanentemente a los demás. Como no se siente competente, necesita creer
que los demás son menos que él. Cada vez que encuentra errores en sus
colaboradores, o cada vez que se siente con el poder porque es el único que
toma decisiones, está tratando de elevar su autoestima de forma ficticia. Trata
de sentirse competente, que vale y que es superior a sus subordinados.
Hoy los especialistas proponen ceder más poder, confianza y responsabilidad a
los colaboradores, La calidad total y la cultura de la innovación se traducen en
líderes capaces de trabajar en equipo con el personal a su cargo, de crear un
clima de cooperación y de crecimiento personal. Si el líder tiene una baja
autoestima saboteará inconscientemente cualquier esfuerzo para lograr este tipo
de cultura.
Los líderes con baja autoestima presentan otro tipo de conductas que también
resultan perjudiciales para la labor en equipo. Tratan de ponerse en situaciones
en las que terminan haciendo mal las cosas, donde se demuestran así mismo
que, efectivamente, no son competentes. Es el caso de quien acepta más y más
trabajo hasta que se agobia y, por ende, sus tareas arrojan malos resultados. A
través de comportamientos inconscientes, acaban comprendiendo que en
realidad no son personas capaces. Otras conductas que resultan de la baja
autoestima son los excesivos celos profesionales, la inseguridad para comunicar
sus ideas, el excesivo deseo de mostrar símbolos de status y de hablar
permanentemente de sus logros de los demás, así como la incapacidad para
innovar, cambiar y reconocer los logros de los demás. La autoestima supone ser
consciente de nuestros actos, implica conocerse así mismo. Sin autoestima
positiva, será muy difícil que una persona tome el camino del liderazgo. Para
elevar la autoestima de forma real se requiere un profundo análisis o seguir una
terapia psicológica seria, que permita a la persona tomar conciencia de su
conducta e ir construyendo, poco a poco, las bases de seguridad y valoración.
Definición de liderazgo: es la dirección, jefatura o condición de un partido
político, de un grupo social o de otra colectividad. También lo definen como las
cualidades de las personalidad y capacidad que favorecen la guía y el control de
otros individuos.
El líder debe ser una persona coherente, capaz de mantenerse fiel a sus
principios y de no renunciar a ellos en pro de su carrera profesional. Además, es
fundamental que el líder mantenga una vida equilibrada, dedicando tiempo no
sólo a su vida profesional, sino también a su vida personal y familiar.
Para que una persona pueda desarrollarse en todos sus ámbitos y no dejar, por
ejemplo, que el ámbito profesional acabe absorbiendo todo su tiempo, es
fundamental aprovechar el tiempo al máximo.
Aprovechar el tiempo exige planificación. El líder tiene que saber delegar: es
imposible abarcarlo todo. Al final de la semana evaluará en qué medida ha
cumplido los objetivos propuestos y en qué medida éstos les permiten avanzar
hacia su meta final.
Muchas son las cualidades que definen al líder. El líder debe poseer entre otras
estas cualidades básicas, lógicamente unas más que otras, pero todas éstas
deben estar presentes. Como cualidades básicas podemos señalar:
Persona de acción: el líder no sólo fija unos objetivos exigentes, sino que lucha
con atrevimiento por alcanzarlos, sin rendirse, con fuerte persistencia, lo que en
última instancia constituye la clave de su éxito.
Brillante: el líder sobresale sobre el resto del equipo, bien por su inteligencia,
bien por su espíritu combativo, bien por la claridad de sus planteamientos, etc, o
probablemente por una combinación de todo lo anterior.
Valor: el líder no se da por vencido ante las dificultades; las metas que propone
son difíciles (aunque no imposibles), por lo cual hay que salvar muchos
obstáculos, hay que convencer a mucha gente, pero éste no se desalienta, está
tan convencido de la importancia de las mismas que luchará por ellas,
superando aquellos obstáculos que vayan surgiendo.
Un líder tiene la capacidad de construir una idea fuerte, romper con barreras del
pasado y modificar creencias, actitudes y acciones, en diferentes grupos de
personas, alineando estrategias y objetivos con miras al logro de los resultados
deseados.
Implicando el liderazgo la capacidad de organizar gente para cumplir metas,
requiere tener fe y confianza en las posibilidades y potenciales de esa gente. El
líder tiene que ser capaz de estimular a las personas y ayudarlas a desarrollar
sus capacidades.
La posición del líder se refiere a un rol de conducción en un sistema particular
y no implica que la persona que lo ejerce tenga las capacidades de liderazgo ni
tampoco que lidere.
Ser un líder implica entender el mundo interno de las personas; qué es lo
importante para ellas, qué las motiva, cómo siente, es decir, el liderazgo implica
trabajar con valores.