Andrea, quedo en juntarse, con su amigo Luis, en un Restaurante chino, cerca de
Plaza Italia, había buena luz, eran las 7 de la tarde, y el menú era un platillo especial, carne de cría de liebre, o liebres pequeñas, el plato era exquisito, y no se parecía a nada que hubiéramos probado antes, entonces cayeron las 8:30, aún había luz, salimos por la parte trasera del restaurante, había un ejercito de gatos, y ¿adivinen que tenían en sus bocas? Cabezas y pellejos de guaren, faenadas. Tan solo vomitaron su porción de liebre.