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Palabras

al viento

Una vez leí una frase de un filósofo griego que versaba más o menos así: “Cuando dices
carro, un carro pasa por tu boca”. En ese momento no la entendí, pero ahora sí y eso me
hizo pensar, aunque en el sentido contrario de la frase, que cuando decimos una palabra,
siempre creemos estar diciendo la cosa que decimos y no se nos ocurre que eso que sale
de nuestra boca es solo un remedo. Es decir, me queda claro que nadie piensa que, si dice
“carro”, un carro literalmente pasará por su boca, pero también me queda claro que
cuando hablamos, apenas sale la palabra en un soplo y se desvanece para siempre hasta la
próxima vez. Prácticamente, nuestra comunicación está basada en aire sonoro y eso me
hace preguntarme, entonces, en dónde recae la fuerza que tiene un “te amo”.

Me gusta pensar que las palabras son como pequeños baúles que cuando salen de nuestra
boca como balas al viento llevan a su destino los recuerdos, las vivencias, los matices
necesarios para que el significado de ese aire sonoro se transmita adecuadamente. Por
eso, a continuación he reunido algunas palabras que, por diversas razones, pensé que
valía la pena compartir.

P.D. Aquí no es aire sonoro, sino rayitas de tinta en un fondo blanco acomodadas de una
manera que quién sabe por qué podemos entender.


Extrañar

La primera vez que busqué el significado de esta palabra en español me pareció simpática
porque, de acuerdo con el diccionario, quiere decir “extraño”, “ajeno”. Entonces, si yo
digo que “te extraño”, de alguna manera estoy diciendo que te vuelvo algo ajeno a mí.
Tiempo después, un día que extrañaba mucho a alguien, por alguna razón comencé a
extrañarlo en francés y, entonces, en mi mente le dije: “tu me manques”. El verbo
manquer proviene del italiano mancare, que significa “manco”, y manco proviene del latín
mancus, que significa “imperfecto” o “defectuoso”. Extrañar en francés es más bonito que
extrañar en español porque, cuando tu me manques, es como si me faltara un pedazo,
una parte esencial de mi ser; al contrario, cuando tú estás conmigo, soy perfecto.


Luna

Nunca he conocido a un ser humano al que no le encante la luna. ¿Por qué? Tal vez somos
como los mosquitos. Tal vez los mosquitos cuando ven un foco sufren de la misma
hipnosis que nosotros con la luna y, entonces, qué bueno que no podemos volar. No, ya
en serio, quién sabe por qué, pero lo cierto es que la luna ejerce sobre nosotros una
fascinación que solo se compara, tal vez, con la que sentimos también con la estrellas, la
noche, el mar. Borges, en su libro Siete noches, nos dice que pensemos en una cosa
amarilla, resplandeciente y cambiante a la que alguien de quien nunca sabremos su
nombre le dio el nombre de luna. Nos dice también que este nombre es distinto en todos
los idiomas, pero diversamente feliz. Así, nos encontramos con selene en griego, que a
Borges le parece una voz demasiado compleja para la luna; con moon en inglés, que le
conviene a la luna y se parece a ella por ser casi circular, ya que empieza casi con la misma
letra con la que termina (y porque entre la m y la n hay dos lunas llenas, me parece a mí);
con lua en portugués, que parece menos feliz y con lune en francés, que tiene algo de
misterioso. Luna en español proviene del latín leuks, que significa “luz”; junto con el sufijo
–na, puede traducirse como “la que ilumina”.


Palabras valija

Lewis Carroll, el autor de Alicia en el País de las Maravillas, además de ser matemático,
fotógrafo y escribir cuentos considerados para niños, estaba obsesionado (en un buen
sentido) con el lenguaje y, entre todos sus bailes y andanzas con este, inventó las llamadas
palabras valija. Estas palabras son, justamente, como una maleta, solo que en vez de
cosas, contienen más palabras. Un ejemplo es galumph, que quiere decir “saltar
alegremente” y es la combinación de gallop (galopar) y triumphant (triunfante). Otro
autores que han utilizado estas divertidas palabras es Oliverio Girondo en su poema Mi lu,
el cual, dicho sea de paso, está escrito prácticamente en su totalidad con palabras que no
existían antes de que él las creara. Lo curioso es que podemos entender perfectamente lo
que dice. He aquí un fragmento:

Mi lu

mi lubidulia
mi golocidalove
mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma
y descentratelura
y venusafrodea


En Mi lu podemos observar varias palabras valija, pero mis favoritas son: golocidalove o,
como yo la traduzco, “un amor de golosina”, y enlucielabisma, que me parece que quiere
decir “me vuelve luz, cielo y abismo a la vez”. Por supuesto, Carroll y Girondo no son las
únicas personas que han utilizado palabras valija; de hecho, nosotros también las
utilizamos. Por ejemplo, Instagram es una combinación de instantáneo y (foto)grama y ¿se
acuerdan de esa paleta de Ricolino que estaba hecha de un material parecido al Miguelito
con cobertura de caramelo? Bueno, pues también llevaba por nombre una palabra valija:
Ricaleta.




Fotografía

La primera vez que escuché lo que quería decir esta palabra fue en La sal de la tierra, ese
magnífico documental que Win Wenders hiciera como homenaje a Sebastião Salgado.
Foto proviene del griego photos, que significa “luz”, y grafía del griego graphein, que
significa “escribir” o “dibujar”, de modo que un fotógrafo es, literalmente, alguien que
escribe o dibuja con luz. Esta idea es interesante si pensamos que las fotografías no son
solo imágenes grabadas en papel, sino recuerdos, momentos que, entre un mar infinito de
otros momentos, tuvieron la suerte de permanecer vivos a través del lente del fotógrafo;
podríamos decir que los momentos y los recuerdos se escriben y se dibujan con luz. No en
vano decía Barthes que la fotografía permite que podamos repetir infinitamente algo que,
en principio, jamás iba a volver a suceder.


Espero que hayan disfrutado esta breve colección de palabras y, para los que se quedaron
con ganas de un poco más, aquí van otras cuantas con sus definiciones:

• Petricor (español): el olor de la tierra mojada después de llover.
• Tsundoku (japonés): una pasión irresistible por acumular libros.
• Sempiterno (español): que durará siempre; que habiendo tenido principio, no
tendrá fin.
• Weltschmerz (alemán): la sensación que una persona experimenta al entender que
el mundo real nunca podrá equipararse al mundo deseado.
• Wabi-sabi (japonés): descubrir la belleza que hay en la imperfección.

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