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Escenario y ritmo: estoy, ergo soy

Analiza con detenimiento las historias que han tenido éxito y te darás cuenta de que el
escenario está tan profundamente.

El lugar
Cuando los escritores hablan de un lugar se refieren a la ubicación específica y definida de
la historia, tanto a gran escala como a pequeña. ¿En qué planeta, continente, país, región,
ciudad, barrio, calle se encuentran los personajes? ¿Cómo es la oficina o el edificio o el río
o la cabaña o el castillo o la habitación donde se sitúan? Al tratar de un lugar, no
desprecies la posibilidad de incluir la climatología. El clima intensifica la sensación visceral
de «estar» en un lugar ficticio. Cuando escribas tus relatos de ficción, siempre deberías
preguntarte dónde están los personajes. Y es necesario que transmitas a los lectores si los
personajes están en un escenario o en varios. El lugar afecta a las acciones que hay en un
relato. Lo que resulta posible en mitad de un invierno en Siberia es muy distinto de lo que
es posible en mayo y en Miami. ¿Cómo afecta a tus relatos el lugar o los lugares en los que
se desarrolla la acción? Si la respuesta es «de ninguna manera», tal vez debieras buscar
otras formas para que el lugar juegue algún tipo de papel en lo que ocurra en ellos. Si no,
tus personajes se podrían estar moviendo en el vacío.

El tiempo
La noción de tiempo es una parte tan esencial del escenario como lo es el lugar. El tiempo
puede ser el telón de fondo a nuestra historia en un sentido muy amplio —la era, el siglo,
el año— o en un sentido más cercano —la estación, el día de la semana y la hora del día.
Debes ser consciente del tiempo de la historia, tanto en su sentido más amplio como en el
menor, y dar al lector las pistas necesarias para mantenerse orientado. Tal vez hayas oído
la expresión de esos presentadores que dicen: «Son las diez de la noche. ¿Saben dónde
están sus hijos?». En cualquier momento deberías saber dónde están tus personajes y lo
que están haciendo.

Escenifica el estado de ánimo


Además de situar al lector en un lugar y en un tiempo físicos, el escenario puede mejorar
también el paisaje emocional de un relato y afectar a su atmósfera y estado de ánimo.

El escenario y los personajes


Mientras estamos tratando el tema de los personajes déjame señalar que el escenario
juega un papel importantísimo en quiénes son nuestros personajes, cómo se visten, cómo
hablan, cómo se relacionan socialmente, cómo trabajan, viajan, comen, etcétera. ¿Cómo
se ven afectados los personajes de tu relato por su entorno? Si te resulta fácil sacar a tus
personajes de su entorno actual y colocarlos en otro cualquiera sin que cambie su modo
de ser, tal vez es que no les afecta lo suficiente el tiempo y el lugar en el que viven. No
machaques a tus personajes con el escenario. Con frecuencia las historias contienen
personajes que se ven obligados a salir de su ambiente natural, lo que provoca dinámicas
y situaciones interesantes. En esos casos, deberás ser consciente de cómo actúa y
reacciona tu personaje en un entorno que le resulte extraño. Las historias de peces fuera
del agua pueden resultar enormemente divertidas, pero si te enfrentas a una, estate
preparado para trabajar de forma extensa en el escenario. En algunos casos, un entorno
cobra tantísima importancia que llega a actuar como un personaje más. Es decir, que
puede actuar y cambiar, e incluso convertirse en uno de los rasgos dominantes de tu
relato.

Escenifica los detalles


En gran medida estarás pintando tus entornos ficticios a través de un uso astuto de la
descripción sensorial y específica. Los lectores dependen del movimiento de avance de los
relatos, por lo que tus historias se verán favorecidas si diseminas tus descripciones de los
ambientes por toda la obra en vez de dejarlas caer en bloques gigantes aquí y allá.
También te favorecería mezclar un poco de acción en tus descripciones de los ambientes.
Como regla básica, pregúntate hasta qué punto es importante una época o un lugar
específicos para tu historia y eso te ayudará a determinar cuánto «espacio» tienes que
dedicar a describir un ambiente particular. ¿Debe ambientarse cada obra de ficción con,
por lo menos, algún detalle? En realidad no. La historia se narra en primera persona y el
narrador no se está fijando en su casa ni siente especial interés por ella.

La realidad del escenario


Convertir tu entorno en ficticio te ofrece ciertas licencias dramáticas. Si te encuentras
creando ambientes que solo son realistas a medias, busca maneras de mezclar lo familiar
con lo inventado para dotar de verosimilitud al entorno.

El ritmo del tiempo


Ritmo en su acepción de manipulación del tiempo. La forma más normal de manipular el
tiempo literario consiste en comprimirlo y expandirlo para que encaje con lo que tu
historia necesite. Si te mueves demasiado deprisa por una parte significativa del libro, el
lector se puede sentir decepcionado o confuso. una de las principales formas de marcar el
ritmo se consigue alternando escenas y resúmenes. Tus decisiones sobre el ritmo se verán
muy afectadas por la longitud de tu relato de ficción. Los flashback resultan útiles cuando
existe la necesidad de relatar algo que tuvo lugar antes o después del marco temporal
elegido para la historia. Lo mejor suele ser que los flashback no se extiendan demasiado
aunque pueden incluir escenas de verdadero diálogo.

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