Mucho se habla en en materia de discapacidad física y sexualidad; como individuos
que somos cada uno tiene su forma de ver las cosas, pensarlas y hacerlas lo que nos constituye como seres humanos diferentes, con capacidades, hábitos, potencialidades y costumbres desiguales. En algunos casos las limitaciones o discapacidades físicas están ligadas a las necesidades socio afectivas y a la satisfacción de las mismas, en este caso nos referimos a personas que por condiciones clínicas de salud sus sensaciones o manera de percibir los estímulos han sufrido modificaciones tal sería el caso de una persona cuadripléjica donde el 90% de su cuerpo ha perdido a causa de enfermedades o accidentes la percepción de los estímulos externos.
Pero en términos generales consideramos que en tanto la discapacidad física no
afecte su capacidad mental para responder a los estímulos de tipo sexual y emocional no habría ningún tipo de limitación que impida sentir amor hacia otras personas sin condición de discapacidad o mantener entre ellas una relación afectiva. Como seres humano y muy a pesar de tener pensamiento y modos de vida distintos todos tenemos las mismas necesidades: comer, respirar, dormir, ser amados, etc lo que varía es nuestra forma de satisfacer estas necesidades, en el caso de las personas con discapacidad consideramos que por sus propias limitaciones o ya sea por la falta de oportunidad de que disponen o quizás hasta de recursos tecnológicos que los ayuden, no tienen las mismas posibilidades de solventar sus necesidades pero no son agenos a sentirlas y poder disfrutar de ellas, pues poseen al igual que una persona sin limitaciones funcionales la misma capacidad para amar y ser amados. De hecho en algunos casos sus deseos o necesidades reprimidas y la poca oportunidad de encontrar modos de resolverlas lleva a algunas personas a considerar que la condición de discapacidad está ligada con comportamiento inapropiados, el abuso o la victimización; si bien es cierto este tipo de conducta inapropiada a nivel moral y social podemos encontrarlas en cualquier tipo de persona con o sin discapacidad, lo que nos lleva a concluir que este tipo de juicios hacen parte falsas creencias en torno a la sexualidad de este tipo de personas. Nos queda entonces como sociedad la tarea de plantear estrategias o acciones que contribuyan restituir los derechos vulnerados de este tipo de personas y más aun entendiendo que su propia condición genera alteraciones de tipo emocional que pueden afectar su modo de expresar y resolver sus necesidades; podemos definir como punto de partida la educación desde lo social, lo familiar, lo político, etc hasta las aulas de clases. Es tan real esta carencia que en algunos países más desarrollados la asistencia sexual para personas con discapacidad se considera un servicio de salud a cargo del estado, se puede decir que se considera como un derecho fundamental como en nuestro país la educación publica. Dicho esto podemos concluir que como seres humanos y sociedad no estamos en igualdad de condiciones, de derechos ni de oportunidades, pues mientras nosotros como personas normales tenemos las oportunidades que podamos crear y que el medio nos ofrezca para satisfacer nuestras necesidades de tipo sexual o emocional los individuos en condiciones de discapacidad no tienen el ejercicio de este derecho garantizado de ninguna manera sino que por el contrario se ignora esta realidad y se vulnera de forma directa esta necesidad o este derecho.
Es necesario que nuestra sociedad comprenda que en la mayoría de los casos la
discapacidad si bien puede ser una limitación para tener vida sexual no es de manera definitiva un obstáculo para que este tipo de personas puedan amar o ser amados, valorados, respetados. En el caso de los individuos con discapacidades mentales, ya está comprobado y podemos ver casos donde ellos al igual que nosotros experimentamos los mismos sentimientos, deseos o impulsos sexuales solo que su proceder está condicionado por aspectos sociales y psicológicos. Hay un tema muy importante que no podemos dejar de lado y es la forma en la que este tipo de individuos se siente en sociedad y como la sociedad los ve, es por esto que la línea de acción va dirigida a los dos aspectos: la aceptación y reconocimiento de este tipo de personas de su condición y limitaciones así como su manera de resolverla y el otro punto seria la aprobación, tolerancia e interacción que debe permitir la sociedad al momento de convivir con este tipo de personas.