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El modelo económico de Stalin. ¿Qué era?

¿Cómo fue
destruído? ¿Cuál es su papel en el futuro?
6 respuestas

El siguiente documento es una transcripción de la entrevista que realizó Serguei Prokopenko a

Tatiana Khabarova (actual presidenta del Comité Ejecutivo del Congreso de los Ciudadanos de la

URSS) en directo el 21 de Junio de 2013 en el programa “Resistencia Soviética”

(http://video.yandex.ru/users/cccp-kpss/view/5/#).

Serguei Prokopenko: ¿Es correcto decir que el desarrollo del socialismo, de las relaciones

socialistas de producción en la URSS, en total correspondencia con los intereses del pueblo

soviético, tuvo lugar únicamente bajo la dirección de Iosif Vissariónovich Stalin?. ¿Que todo lo que

sucedió en la URSS después de su muerte influyó en la destrucción deliberada del socialismo, de

las relaciones socialistas de producción, lo que, en última instancia, condujo a la derrota del

pueblo soviético en 1991?

Tatiana Khabarova: Por supuesto que no se puede decir que después de la muerte de Stalin se

asistió a una destrucción total. Aún había una enorme inercia del periodo de Stalin, el pueblo creía

profundamente en la construcción del socialismo y del comunismo, trabajaba, había muchas

personas honestas, incluso en el partido y en el cuerpo de dirigentes. Por eso la edificación

continuó y se hizo mucho en el periodo post-Stalin. No hablo ni siquiera de la conquista del

espacio, pero, por ejemplo, creamos el sistema energético unificado del país, el complejo
petrolífero y gasífero, alcanzamos la igualdad militar con los EE.UU., etc. Por lo tanto, el proceso de

edificación continuó, pero después del final de la II Guerra Mundial fue desencadenada contra

nosotros una nueva guerra imperialista. Después de 1948, como es sabido, el Consejo Nacional de

Seguridad de los EE.UU. aprobó la infame Directiva 20/1(1), en la cual se afirma abiertamente que

los EE.UU. llevan a cabo una guerra contra la Unión Soviética y que esa guerra es precisamente la

destrucción de nuestro sistema social, de nuestro régimen social y de nuestro pueblo. Esta guerra

tuvo naturalmente una acción de contención, pero las cosas sólo se fueron de madre

completamente cuando la camarilla de traidores, encabezada por Gorbachov y preparada bajo la

influencia de los servicios de inteligencia occidentales, consiguió llegar al poder.

S.P.: Háblenos, por favor, sobre el funcionamiento del mecanismo económico bajo el mando de

Stalin.

T.K.: Propongo que empecemos hablando de la actual crisis económica mundial.

Por supuesto que la propia idea de la propiedad privada está obsoleta, pero hablaremos sobre

esto más adelante.

¿Cuál es la causa concreta de la crisis? La causa concreta de la crisis es la “burbuja” del dólar, es

decir, la circulación en el mundo de una masa colosal de dólares, que no corresponden con los

propios productos. Sin embargo, los dólares circulan como si fuesen una moneda real, es más,

como una moneda mundial.

Imaginemos que nosotros dos somos un país normal anterior a la época del “dólar”, es decir,

antes de la “burbuja”.

Queremos vivir mejor, pero no conseguimos producir más. Así que decidimos imprimir más

moneda propia. Pero continuamos sin vivir mejor, porque la inflación se disparó.

Con nuestro dinero vamos a un país vecino a tratar de comprar aquello que no podemos producir.

Nos responden que tenemos que pagar en oro o nos proponen cambiar nuestro dinero según el

patrón-oro.

Pero no podemos hacerlo porque no sólo no tenemos oro, sino que nuestra moneda está

desvalorizada.

Este es el umbral que los EE.UU. superaron cuando impusieron al mundo su dólar, su moneda

nacional, en vez del padrón-oro(2).

Se sabe que los estadounidenses hace mucho tiempo que no producen suficiente en relación a lo
que consumen. Pero inventaron esta orden financiera mundial única que les permite sustraer de

cualquier país todo lo que necesitan y lo que no producen internamente.

S.P.: ¿Y qué consecuencias sufren los países que están sujetos al dominio del dólar?

T.K.: En esos países, una parte del producto nacional es destinado al mantenimiento de una divisa

extranjera, osea, el dólar. Esto significa que invierte menor parte a sustentar su propia divisa

nacional. También significa que la moneda nacional pierde valor y provoca inflación.

¿Y quiénes son los que, en lo esencial, compran bienes con la moneda nacional? ¿Quién es el que

compra en rublos en nuestro país? Pues son los trabajadores, los funcionarios públicos y otros.

Toda la ‘elite’ se abastece en dólares, la inflación no les toca. De este modo, al mismo tiempo que

la inflación, sucede una estratificación social anómala, más allá de los límites habituales.

El organismo responsable de la lucha contra la inflación es el Fondo Monetario Internacional, una

de las estructuras principales del estado mayor del capital transnacional.

S.P.: ¿Y cómo lo hace?

T.K.: Todos los días vemos como lo hace. Si hay inflación, esto significa que los trabajadores tiene

supuestamente demasiado dinero. Entonces es necesario que tengan menos. Cortan los salarios,

las pensiones, las becas y el estudio; servicios sociales ante gratuitos ahora son de pago. Cuando

tenga más dinero, ¡entonces pague!… Vemos a todas horas en las pantallas de televisión esta

“lucha contra la inflación” del FMI y su defensa por los trabajadores de Europa.

¿Pero será que el problema está en el hecho de que los ciudadanos comunes se hayan

“enriquecido”? Por supuesto que no. Lo que ocurre es que sus países son absorbidos por

los EE.UU. a través de la ingeniosa invención del sistema del dólar. Con él los EE.UU. obtienen para

sí una parte de la riqueza nacional de otros países. Es por esto que la población local tiene

necesidades y sufre con la inflación; y en la senda de la inflación surge el desempleo, una vez que,

según la receta del mismo FMI, se deberían reducir los puestos de trabajo para reducir aún más la

masa salarial.

Por lo tanto, cualquier miembro de la dirección del Fondo Monetario Internacional sabe con

seguridad -ya que no puede dejar de saber- que para poner fin a la inflación y, en general, a toda

esta pesadilla, sólo es preciso hacer una cosa: reventar la “burbuja” del dólar.

Pero todo el actual “poder” y “prosperidad” parasitaria e injusta de los EE.UU. se basan en la

“burbuja”, por eso la defienden con la tenacidad de un bulldog. Mal Strauss-Kahn balbuceó la
sustitución del dólar por una “canasta de divisas”, luego le enviaron a una prostituta, con la ayuda

de la cual pusieron una cruz en su carrera profesional y política. Y no vale la pena recordar lo que

pasó con Saddam Hussein y Gaddafi, quien defendían la adopción de oro en el comercio

internacional.

S.P.: No veo cómo pasar de aquí al tema de Stalin…

T.K.: Muy simple. El objetivo por el cual Gaddafi y Hussein murieron fue alcanzado por Stalin en

1950. Es decir, retiró al país del FMI, para el cual habíamos entrado en el ambiente de euforia de la

posguerra, y estableció el rublo en el patrón-oro. Es decir, blindó totalmente la economía de la

URSS contra injerencias externas.

El modelo económico de Stalin, por muy paradójico que pueda parecer, constituye una síntesis

objetiva de los mejores logros alcanzados en la época por el capitalismo en su desarrollo

económico.

En cualquier corporación capitalista existe un sistema, en dos fases, de formación de precios. Es

decir, el beneficio es extraído completamente del precio del producto final que entra realmente en

el mercado. Los sectores de la corporación que se ocupan de los procesos intermediarios de

fabricación transmiten su producción a lo largo de la cadena tecnológica a través de los llamados

precios de transferencia, equivalentes prácticamente al precio de costo. Los precios de

transferencia no incluyen, en principio, el componente de beneficio. Los sectores intermedios de

producción reciben su parte de beneficio después de la realización del producto acabado.

¿Cuál es la ventaja de este esquema?

Su principal ventaja reside en el hecho de proporcionar la reducción del precio de coste del

producto final, ya que el precio del producto final no se carga con el beneficio de los sectores

intermedios, con el beneficio, digamos, formado prematuramente.

Y cuanto más bajo es el precio de coste, en condiciones similares de mercado, mayor es el

beneficio y la competitividad, ya que permite un mayor margen de maniobra de los precios en el

mercado. En caso de necesidad, se puede bajar el precio sin causar un gran daño a la rentabilidad.

En la época de Stalin este esquema estaba generalizado en toda la economía nacional.

Pero no se debe deducir de ello que este esquema fuese aplicado siguiendo una decisión

particular en consecuencia. Nadie tomó tal decisión, y probablemente ni siquiera el propio Stalin o

su círculo pensaron en tal cosa. Se trató de un proceso objetivo, que evidentemente no es tan
simple como puede parecer.

En primer lugar, es preciso antes de nada llevar a cabo una revolución socialista, con el fin de que

todos los medios de producción se concentren en manos de un sólo dueño, osea, el Estado, y así

transformar la economía nacional en un complejo unificado.

Luego es preciso determinar, dentro del conjunto de la economía nacional, donde está el producto

intermedio y el producto final.

En el conjunto de la economía socialista se definió como producto final los bienes de consumo

final. Esto es porque, en última instancia, la economía socialista trabaja para la satisfacción de las

necesidades de los trabajadores. Toda la masa de bienes de consumo general es para su producto

final.

Los bienes de consumo general son colocados directamente en el mercado y comprados por la

población. El precio de los bienes de consumo general debe incluir el ingreso que en principio

debe ser el resultado del funcionamiento del complejo económico nacional unificado en el

socialismo.

En una economía socialista construída correctamente, solamente los bienes de consumo de la

población constituyen mercancías, en el sentido pleno de la palabra y se subordinan a las

relaciones monetario-mercantiles.

En cuanto al producto intermedio, este es constituido por toda la producción destinada al proceso

productivo y tecnológico. A excepción de la parte que es exportada y realizada como mercancía en

el extranjero, así como aquella que es realizada en el mercado de consumo interno e incluída en la

categoría de bienes de consumo de la población (por ejemplo, materiales de construcción, etc.).

Los grandes medios de producción, en general y en su conjunto, no son mercancías en el

socialismo. En la URSS nunca lo fueron, si excluimos la iniciativa de Khrushchev de vender

maquinaria agrícola a los kolkhozes, pero este es un tema aparte. En general se puede decir que

los medios de producción no eran vendidos a nadie. Eran financiados, distribuido según el plan.

Naturalmente que no se debe entender esto como si todo fuese dado gratuitamente a todos. Una

parte de estos costos era asumida por las propias empresas y la grandes inversiones de capital

eran financiadas por el presupuesto del Estado.

S.P.: ¿Puede trazarnos un marco general?


T.K.: Como imagen general tenemos toda la economía nacional transformada en una especie de

corporación gigante que trabajaba para abastecer el mercado de consumo interno.

La producción destinada al proceso productivo y tecnológico era transmitida a lo largo de la

cadena tecnológica precisamente a precios de transferencia (precio de coste más un beneficio

mínimo no superior a un 4,5%). Esta norma de beneficio “mínimo” era igual en toda la economía

nacional, es decir, se excluía cualquier manipulación de lucro. El indicador determinante era

la reducción del precio de costo.

Estos, nuestros precios de transferencia, eran designados del precio al por mayor de la empresa.

No me estoy inventando nada. Puede coger el Manual de Economía Política de 1954 y leer todo

con sus propios ojos.

En cuanto a nuestro producto final -bienes de consumo de la población-, entraba en el mercado y

aquí se establecía con precios al por menor. Es verdad que los precios en el mercado de consumo

eran establecidos por el Estado, pero -como justa e insistentemente subrayó el conocido

economista Nikolai Veduta(3)-, no mecánicamente y a lo loco. En el período de vigencia del modelo

de Stalin, los precios al por menor constituían realmente precios de equilibrio entre la demanda y

la oferta. El precio de los bienes de consumo también incluían, en general, el ingreso que el Estado

socialista, como titular de todo el dispositivo de producción del país, podía extraer del

funcionamiento de este dispositivo.

S.P.: ¿Cómo es eso? Entonces de una máquina de laminación el Estado no podía extraer ningún

ingreso, pero lo hacía a través del precio de una caja de dulces…

T.K.: Bueno, si la máquina de laminación era exportada, el Estado extraía ingresos del precio. Pero

incluso aunque no fuese exportada, el Estado se quedaba con una parte del llamado beneficio

mínimo de la empresa productora. Subrayo que toda la terminología que utilizo era la

terminología oficial de la época.

Pero repito, el principal componente de formación de los ingresos estaba incluído en el precio de

los bienes de consumo.

En las empresas de industria ligera y alimentaria (empresas del grupo B de la producción social)

estos ingresos del Estado eran incorporados en los precios de venta de las empresas y se hacía

llamar “impuesto sobre las transacciones“.

Me doy cuenta desde ya que esta definición no es correcta, ya que por su naturaleza este
componente del precio no era un impuesto. El eminente economista planificador A. V. Batchúrine

sugirió que fuese designado ingreso estatal, una vez que el impuesto sobre las transacciones era

integramente ingresos del Estado.

En la producción del grupo A, el precio de venta (de transferencia) era el precio al por mayor de la

empresa, que incluía un beneficio mínimo. El precio de venta de la producción del grupo B era el

llamado precio al por mayor industrial, que incorporaba, más allá de un mínimo beneficio, el

impuesto sobre las transacciones (vamos a llamarlo así por ahora).

Y para ser totalmente exactos, en el precio de venta se añadían los costos de circulación y el

beneficio del comercio al por mayor y minorista.

S.P.: Nos quedamos con la impresión de que todo esto era un tremendo “asalto” al consumidor.

Casi todos los ingresos del Estado provenían de las mercancías que las personas compraban…

T.K.: Nada de eso. En realidad, el resultado era precisamente el inverso. Gracias al hecho de los

precios de toda la producción intermedia -recursos materiales y energéticos, máquinas-

herramientas y maquinaria, transporte, todo tipo de equipos, instrumentos, combustibles y

lubricantes, etc.- estaban prácticamente exentos de componentes de formación de lucro, el precio

de coste de los productos finales -bienes de consumo general- era increíblemente bajo.

Naturalmente, el precio de coste disminuía en todos los eslabones de la cadena tecnológica.

Una cosa que no comprendo son los lamentos de casi todos los escritorzuelos sobre temas

económicos, según los cuales, supuestamente, Rusia no es América y siempre sufrimos (¡y

estamos condenados a sufrir!) debido a los precios de costo extremadamente altos de nuestros

productos. ¿En qué se supone que se basan? En realidad, en la época en que se desarrolló el

modelo de Stalin (y en muchos casos, por inercia, hasta mucho más tarde) el precio de coste de

absolutamente todo lo que se quiera era sustancialmente más bajo, en algunos casos varias

veces, que en el mismo producto fabricado en América o en Europa. Por ejemplo, se podía dar la

vuelta a Moscú en metro en ambas direcciones por sólo cinco kopeks, y a pesar de eso, el

metropolitano estaba lejos de tener dificultades financieras. Mientras que en América se paga un

dólar por un viaje en una sola dirección y sin trasbordos.

Así, entre el precio de coste del artículo de consumo y su precio de venta había una pesada capa

constituída por este impuesto sobre las transacciones. Esto no era ningún “asalto” al consumidor,

sino el resultado de una elevadísima eficiencia de la economía socialista, cuando estaba


organizada correctamente, de una manera marxista, stalinista.

Por otra parte, es cierto que el Estado recaudaba el impuesto sobre las transacciones, pero luego

devolvía una parte a la población en forma de una reducción masiva anual de los precios al por

menor. Y no es cierto que la bajada de precios incidiera solamente en el tipo de trabajo invendible,

como hoy falsamente se dice, sino que incidía ante todo en los artículos de primera necesidad:

pan, sémola, lácteos, carne, patatas, legumbres, azúcar, etc. Se trataba de reducciones

significativas del 10% y más.

S.P.: Esto era, por lo tanto, una forma bastante eficaz de mejorar el bienestar material de

trabajadores…

T.K.: No era simplemente una forma de mejorar el bienestar, sino sobre todo uno de los dos

canales principales de distribución a los empleados de su participación en el ingreso

proporcionado por el funcionamiento de los medios de producción de propiedad social.

Hoy toda la prensa de “izquierdas” está llena de quejas de que, supuestamente, no existía

propiedad social en la URSS y que nadie hasta ahora fue capaz de definir el contenido que debe

tener la propiedad social en el socialismo. Disculpen, pero la propiedad social fue una realidad

social y económica en nuestro país, en primer lugar durante el periodo de Stalin. Y en cuanto a su

definición, nosotros, la Plataforma Bolchevique y más tarde el Congreso de los Ciudadanos de la

URSS, desde el principio de los años 90 venimos diciendo que la propiedad social existecuando

están socializados no sólo los medios de producción, sino también el superávit [plusvalía], cuando

se garantiza que este llega a manos de los trabajadores, como propietarios todo este patrimonio.

Si a estos propietarios se les anuncia el día 1 de marzo de cada año que los precios de toda la

economía nacional bajarán, esto significa que su nivel de vida ha aumentado en un 10 o 15%.

Quiero dejar bien claro -tal como he repetido muchas veces en mis trabajos en los últimos veinte

años- que, excepto la reducción sistemática y sensible de los precios de consumo, no existe otra

manera de que el trabajador común se convierta en propietario de los bienes que le son

proporcionados por el funcionamiento de la propiedad social.

Y no vale la pena inventar disparates como depositar una parte de la renta del petróleo en la

cuenta personal de cada ciudadano. Hemos visto, a través del ejemplo de la Libia de Gadafi, cual

es el resultado de estos pagos muy generosos, cuando a ojos de los ciudadanos se perdió el

vínculo entre esos pagos y el resultado directo de su trabajo.


S.P.: Pero dijo que la reducción de precios es sólo uno de los dos principales canales de elevación

del nivel de vida…

T.K.: Sí, el segundo canal es el aumento de los fondos sociales de consumo gratuito: instituciones

de salud, recreativas, culturales y de instrucción y formación, el desarrollo máximo de las

infraestructuras sociales, la construcción de viviendas, la mejora de las condiciones de los

pensionistas, etc. Y todo ello a costa del mismo “colchón” del impuesto sobre las transacciones y

otros ingresos del Estado.

S.P.: ¿Y cuál era la situación en lo que respecta a los precios de la producción agrícola? Los

kolkhoses no eran empresas del Estado.

T.K.: Durante el período de Stalin, los kolkhoses no eran propietarios de máquinas agrícolas

pesadas. La maquinaria agrícola pesada estaba concentrada en las estaciones de máquinas y

tractores, las MTS. Las MTS no formaban parte de los kolkhoses, eran empresas con presupuestos

distintos de los kolkhoses. Por lo tanto, los gastos de la adquisición, mantenimiento y reparación

de la maquinaria no eran incluídos en el costo de la producción de los kolkhoses. Es cierto que

pagaban el trabajo de las MTS, pero era mucho más barato alquilar las máquinas que soportar su

adquisición, mantenimiento y renovación.

Por lo tanto, en los años en que se aplicó el modelo de Stalin (la gente de las generaciones más

viejas recuerda esto), las estanterías de los comercios y los mercados de los kolkhoses estaban

repletos de productos de primera calidad. Al mismo tiempo, los precios bajaban periódicamente.

Es preciso acabar con esa falsedad de que, supuestamente, después de la guerra había

desnutrición. ¿¡Qué qué!? Ya en 1947 comenzaron las reducciones anuales de precios. Nadie en la
URSS pasaba hambre. Había de todo en todas partes en abundancia. Y los productos eran todos

frescos, con una calidad que ni en sueños encontramos en la actual “abundancia”.

S.P.: ¿Y cómo echaron todo eso abajo?

T.K.: Apenas murió Stalin, Khrushchev obligó a los kolkhoses a comprar la maquinaria de la MTS.

Esto a pesar de las advertencias categóricas dadas por Stalin en su obra clásica de

1952, Problemas Económicos del Socialismo.

Como resultado, los costos de la adquisición y mantenimiento de los medios técnicos pesados

fueron incorporados al costo de producción de los kolkhoses. No era difícil adivinar que después

de esto se pondría una cruz en la política de reducción periódica de los precios de los productos

alimentarios, y siguiendo todos los otros bienes de consumo. En lugar de caer los precios surgió (y

no podía dejar de surgir) la tendencia de su ascenso constante. Para no sobrecargar demasiado a

las personas y evitar excesos como los que tuvieron lugar en Novotcherkassk(4), los precios de los

productos alimentarios comenzaron a ser subvencionados.

Así es como fue coronada la intriga anti-stalinista, y por eso anti-popular: la “almohada” del

impuesto sobre las transacciones en el precio de los alimentos fue reemplazada por una “burbuja”

de subvenciones.

S.P.: Y aún hubo la reforma Kossyguine…

T.K.: La “reforma” de 1965 a 1967 completó el desmantelamiento del modelo económico Stalin.

Quebró la “columna vertebral” del modelo, es decir, el principio de no obtención de beneficio en el

precio de la producción intermedia.

Las ganancias comenzaron a formarse sucesivamente en todos los eslabones de la cadena

tecnológica: no sólo en las empresas sino también en los organismos oficiales. Pero la ganancia

real, el ingreso económico, sólo puede ser obtenido en el mercado real. Y como sabemos, no

había en nuestro país un mercado real de medios de producción (medios para el proceso técnico-

productivo).

Así, para “salir de esta situación”, se determinó que el beneficio en el precio del producto sería

proporcional al valor del capital fijo consumido y del capital corriente.

Supuestamente, todo quedaría organizado de manera “inteligente”, como en el capitalismo.

Entonces, ¿no es cierto que en el capitalismo el beneficio es constituído proporcionalmente al

capital inertido? Pues sí, pero se olvidaron de un “detalle”: en el capitalismo la formación de


beneficio en proporción al capital es un proceso objetivo, se realiza en el mercado de medios de

producción, en el mercado de bienes de inversión.

¿Dónde se ha visto a un capitalista sacar para si un beneficio en la tranquilidad de su armario?

Repito que en nuestro país este mercado de bienes de inversión simplemente no existía. Por eso

fue una estupidez completa haber calculado el beneficio en proporción a los gastos materiales de

la producción. Aquí comenzó la debacle de la deficiencia de la economía nacional.

S.P.: Ya puedo ver lo que pasó…

T.K.: Por supuesto, aquí lo difícil es no verlo.

¿Para qué hacer una máquina más ligera? Vamos a hacerla más pesada, cuanto más metal se use,

más beneficio se incluirá en el precio. ¿Para qué utilizar arena de una cantera cercana? Vamos a

hacer que venga de lejos, y así tendremos un poco más de beneficios, etc. Nuestra prensa a finales

de los 60 y a principios de los 80 estaba llena de casos como estos.

En las empresas y organismos oficiales apareció dinero en efectivo, lo que era impensable en el

periodo de Stalin. En ese momento todos los pagos principales eran hechos en valores nominales.

Y donde hay dinero “vivo”, hay desperdicio de recursos del Estado. Recuerdo que mi madre se

preguntaba: ¿por qué el director de la fábrica tiene un cuarto de baño al lado de la oficina? ¿Será

que no tiene ducha en casa?

También se apresuró en aparecer la economía paralela, una vez que el terreno propicio para

desarrollarse es precisamente la posibilidad de desbaratar recursos del pueblo. En la gestión de

los valores nominales, la economía paralela no tenía simplemente forma de desarrollarse.

En una palabra, es preciso poner fin a esta habladuría de muchos de nuestros pseudoteóricos,

según los cualea la URSS habría sido destruída por la burocracia y por la nomenclatura partidaria,

“como clase”.

No disculpo a los burócratas del partido, sin embargo el marxismo nos enseña que es el ser el que

determina la conciencia, y no al contrário.(5) Y el ser de la sociedad son la relaciones de

producción que prevalecen en ella, empezando por la forma de propiedad. Cambia la forma de

propiedad bajo la acción de causas capaces de cambiar (guerras, revoluciones y otras), y las

personas cambian radicalmente. Mirando a nuestro pueblo, vimos y vemos cómo pequeños

ladrones se han convertido en “oligarcas”. ¿Tal vez algunos de estos individuos serían hoy

multimillonarios, si el oponente geopolítico, ganador de la guerra psicológico-informativa, no


hubiese introducido la propiedad privada en nuestro país? Seguramente todavía estarían hoy

sentados tranquilamente en los lugares que ocupaban en el poder soviético.

Algo similar ocurrió como resultado de la “reforma” de Kossyguine. A pesar de que sus

manifestaciones externas parecen completamente absurdas, su concepción no era ninguna

idiotez. Por el contrario, se trató de un golpe muy preciso, dirigido con una precisión diabólica al

corazón de nuestro sistema económico. Este golpe rompió el vínculo entre la forma de propiedad

socialista y su principio correspondiente de extracción de beneficio (y por lo tanto, de la

distribución) de los ingresos sociales líquidos.

¿Cómo es que un jefe de laboratorio totalmente desconocido como Berezovsky,(6) se convirtió en

un oligarca? Porque desde que fue legalizada la posibilidad de obtención y apropiación de

beneficio no socialista, devastadora por su naturaleza de la economía nacional, comenzó a

aparecer gente que había pasado por esta vía para aumentar su bienestar personal. Es un proceso

objetivo, ¿entiende? Son las dos caras de la misma moneda.

La deformidad de las relaciones de producción generó inmediatamente encarnaciones humanas

igualmente deformes.

S.P.: Pero entonces estos individuos de la nomenclatura del partido, del Estado y de la economía,

que comenzaron a robar en la práctica, ¿no son culpables de ninguna cosa?

T.K.: No, por supuesto que son culpables, en la medida en que se beneficiaron para uso personal

de los cambios negativos en el entorno económico. Ellos fueron los portadores de este mal a

nuestras vidas, las materializaron, por así decirlo.

Pero lo que quiero destacar es una cosa diferente: no fueron esas personas, en su mayoría,

quienes hicieron el mal. Del mismo modo, la contrarrevolución de los años 90 no fue hecha por los

secretarios de los comités del partido y los directores que privatizaron las fábricas porque eran

responsables. Quién lo hizo -es cierto que también estos- fue el enemigo geopolítico de clase, que

condujo una guerra no declarada contra nosotros, para destruir nuestro sistema, nuestro régimen

social.

S.P.: Para usted todo se reduce a una guerra, pero toda nuestra “izquierda”, casi por unanimidad,

considera que esa teoría de la conspiración no tiene sentido, después de todo somos marxistas,

debemos buscar las razones de clase para lo que sucedió.


T.K.: ¿Y yo para usted no soy marxista?

Sucede que soy una marxista del siglo XXI, mientras que nuestra “izquierda” ni siquiera llegó al

siglo XX, se quedó en algún lugar del siglo XIX.

La lucha de clases se desarrolla y, como todo en el mundo, cambia sus maneras. Hoy, quien quiera

llamarse marxista tiene que entender por fin que en el presente la más alta forma de lucha de

clases, a escala mundial, es la guerra imperialista moderna.

La lucha de clases hace mucho que se internacionalizó y se globalizó, y esta furiosa guerra en el

planeta es precisamente su forma de internacionalización, la forma moderna de confrontación

entre el trabajo y el capital.

Por eso cuando analizamos los acontencimientos de cualquier país -y en primer lugar en nuestro

país- a través del prisma de esta guerra, en su contexto, no nos alejamos del enfoque marxista de

clase, todo lo contrario, lo usamos en su forma más desarrollada, más avanzada.

S.P.: Pero nos estamos desviando del modelo de Stalin…

T.K.: No nos desviamos, sólo estamos analizando la cuestión de como fue destruido. Y llegamos a

la conclusión de que su destrucción no resultó de la estupidez de alguien, de las intrigas de la

burocracia del partido, ni de la autoimplosión espontánea del socialismo, sino de una operación

de diversión de guerra psicopolítica, por otro lado, muy bien preparada y llevado a cabo. No fue

por su “estupidez” que no pudo ser contradicha. Esa “estupidez” fue muy bien pensada. Por

supuesto, la gente tuvo que actuar de una manera estúpida, pero eso fue hecho

intencionalmente, precisamente, con el fin de sembrar el caos en la economía.

Tenemos que recordar la cantidad de elementos de la quinta columna, supuestamente miembros

de la “ciencia” económica, que se pisoteaban alrededor de la “reforma” de 1965. Difícilmente eran

inferiores a los que rodeaban a Gorbatchov y a Yeltsin. Todos ellos eran agentes directos de la

influencia occidental.

S.P.: ¿Y cuáles son las perspectivas de futuro para el modelo de Stalin? ¿Tendrá algún futuro?

¿Podemos afirmar que después de la restauración del socialismo en el país la economía nacional

será nuevamente organizada según los principios de Stalin?

T.K.: Podemos y debemos afirmarlo, ya que aquí no hay ninguna otra variante. La evolución global

de la economía surge de una manera que es como si continuase apoyada en los hombros de la

etapa anterior, eliminando de ella lo mejor, sistematizando y generalizando esto, y en él, como en
una fundación, construye la etapa siguiente. Pero una vez más hago hincapié, se trata de un

proceso objetivo, que discurre, en cierto sentido paradójicamente, “independientemente de

nuestra voluntad y conciencia“, como afirman los clásicos, en quien creemos. Es decir, Stalin o otro

cualquiera haría inevitablemente lo mismo.

Fue a través del modelo de Stalin de dos escalas de precios que nos hemos apoyado en los

hombros del modo de producción capitalista que nos precedió. Tomamos de él todo lo que era

mejor (lo peor, naturalmente, lo rechazamos) y esa mejor parte, retirada de una relación

productiva en particular (las corporaciones), la generalizamos a toda la economía nacional.

Y será así en todas partes. No sólo en nuestro país, sino en todo el planeta, ya que este es un

proceso objetivo-histórico, es una necesidad lógica objetiva. Tal como del reemplazo de la

servidumbre surgió el trabajo asalariado, en sustitución de la propiedad privada surgirá la

propiedad social. Hay que tener en cuenta una sola cosa: no sólo los medios de producción deben

ser socializados, sino también el superávit. Y el esquema de socialización del superávit es,

precisamente, el modelo económico de Stalin, el sistema de dos escalas de precios de Stalin.

S.P.: Los “reformadores” de la economía socialista señalaban al capitalismo y decían que por ahora

ya se vivía mejor en nuestro país, y que por eso era preciso adoptar sus métodos, y no buscar

inventar cualquier otra cosa. Pero resulta que no fueron ellos los que aprovecharon lo más valioso

del capitalismo, sino Stalin, que fue maldecido e insultado por ellos. ¿Podemos llegar a esta

conclusión y difundirla sin miedo?

T.K.: Sin duda. Podemos y debemos decir que en la URSS, durante el periodo de Stalin, habiéndose

eliminado la explotación y los restantes males del capitalismo, se utilizó, sin embargo, lo que había

de valioso en el modo burgués de producción, con futuro histórico y favorable al progreso.

Después, es bueno recordar, el período durante el cual el modelo de Stalin funcionó en su

totalidad, entre 1947 y 1953, provocó un verdadero pánico en los economistas y políticos de

Occidente. Los horrorizaba el visible aumento desenfrenado del bienestar material, no de las

élites, sino de las amplias masas trabajadoras de la población. Comprendieron que si esto

continuaba, sus días, los días de su sistema estaban contados. “Detener a Stalin“, retrasar el

avance de la Unión Soviética, se convirtió para ellos en una cuestión de vida o muerte.

Es por esto que nos cayó encima el llamado “desenmascaramiento del culto a la personalidad’. De

hecho, el pueblo no quería cualquier “desenmascaramiento” de la actividad de Stalin. Es cierto que


estábamos cansados de las aleluyas a su persona, pero después de su muerte no costaba nada

acabar con esto. De ahí a arrojar en el barro prácticamente todo lo que había hecho el pueblo en

la época de Stalin, lo siento, pero el pueblo no quería eso, y sólo los sobrevivientes a lo anterior los

podían querer. Algunos incluso llegaron de la Guerra Civil, otros de la Guerra Patria, otros del

combate contra Basmachi y los “Hermanos del bosque“(7) y otros “heraldos de la libertad“,

incluyendo el resto de trotskistas de la derecha. Esta no fue la voz del pueblo, fue, una vez más,

una operación de sabotaje a gran escala en la guerra psicológica-informativa.

Por eso el pueblo quedó tan aturdido y desconcertado. Esto no sucedió en 1917, cuando el pueblo

apoyó a los bolcheviques, debido a que la revolución llevada a cabo por los bolcheviques

correspondía a su estado de ánimo, que reflejaba sus profundos anhelos.

S.P.: ¿En qué medida nuestro movimiento de izquierdas está preparado para un “segundo

advenimiento” del stalinismo en nuestra vida social? Su regreso, no en forma de nuevo ola de

elogios que ya se hacen hoy día, sino con vista a la introducción en la práctica, pero que no fuese,

de ese modelo económico.

T.K.: En general, no está de modo alguno preparado, ya que, como no me canso de repetir, en

general, el movimiento de la izquierda tiene una acción mimética.

Esto no significa que los que comprenden el modelo de Stalin deban quedarse sentados de brazos

cruzados. Personalmente, escribo sobre esto desde los años 70 y envié mis trabajos al Gosplan, a

institutos académicos, a periódicos y revistas científicas. Alguna cosa conseguí, por ejemplo,

discutir el asunto en el Gosplan. Pero, por supuesto, estos trabajos fueron silenciados en lo

fundamental. Sin embargo, la verdad es que existen, podemos sacarlos del archivo, y lo hacemos,

los publicamos, los colocamos en internet, y vemos que no sólo no se están muy anticuados, sino

que en gran parte hoy todavía están muy por delante de nuestro tiempo.

Desde 1989, hasta cierto punto, tuve la oportunidad de realizar esta actividad públicamente: la de

difundir artículos (es cierto que en publicaciones con pequeñas tiradas) la de intervenir en

diversas sesiones de la oposición y de nuestras dos organizaciones, de diversificar las formas de

presentar estos asuntos, etc.

Como resultado de ello se me acumuló una enorme colección que aumenta a cada instante. Esta

colección es tan rica que, cuando preparábamos nuestro “Proyecto de Nueva Redacción de la

Constitución de la URSS“, pudimos inscribir el modelo económico de Stalin en el lenguaje jurídico,


en artículos de la Ley Fundamental del país.

No tengo ninguna duda de que este trabajo tan voluminoso, tan consciente y tan fructífero desde

el punto de vista conceptual, inevitablemente será aprovechado a su debido tiempo, a pesar de los

vanos esfuerzos de los “imitadores”, tanto los soviéticos tardíos del tipo de Suslov(8) o de

Andropov(9), como los actuales. Será aprovechado por cualquiera para la opinión pública

pensante o por el movimiento de liberación, o por el poder soviético restaurado. A condición, por

supuesto, de que este poder resulte digno de ese nombre. Lo esperamos fuertemente porque

somos soviéticos sinceros y patriotas, soldados sinceros de nuestra patria soviética, a la cual

nunca traicionaríamos a lo largo de esta dura experiencia, y esa justicia debe llevarse a cabo.

S.P.: Quiero hacerle una pregunta: ¿considera que es posible que hoy Rusia se libere de la

ocupación norteamericana, siendo un estado burgués enmarcado, por así decirlo, en el

capitalismo de Estado? ¿Sustituyendo, por ejemplo, la élite compradora por otra dirigida a

defender los intereses nacionales, que coloque todas las instituciones estatales al servicio del

Estado, concretando lo que, al menos en palabras, Putin dice estar realizando, autoproclamándose

líder del movimiento de liberación nacional de Rusia?

T.K.: Eso de lo que habla es completamente imposible. Básicamente, los putinistas aprovecharan

nuestra idea. Fiodorov(10), como se puede ver en los artículos que publicó, nunca habló de

cualquier ocupación hasta el año 2012. Nosotros hablamos de ella desde hace 20 años. En 2001 el

Congreso de los Ciudadanos de la URSS aprobó una resolución sobre “El Estado de la URSS como

país temporalmente ocupado“. Nos robaron esta idea. Pues a esto se le llama simplemente

imitación. La imitación es uno de los principales métodos de la guerra psicológica-informativa.

¿Pero para nosotros se trataba de la ocupación de qué? De la URSS. Putin no puede hablar de

ocupación y liberación de la URSS. Entonces inventan: para ellos la Federación Rusa es

supuestamente un Estado burgués normal. Y así es como plantean la cuestión. Sólo es preciso

liberarla de la ocupación y todo estará bien. Aquí está el truco. Es preciso entender que no existe

un estado burgués normal, comprensible, articulado. Lo que existe es un régimen de ocupación.

Pero cuando hablamos con nuestros comunistas de la ocupación, ellos siempre preguntan: ¿cuál

es el modo de producción? Pero no se trata del modo de producción, sino de la ocupación que

configura un régimen propio. Esto es muy complejo, ingenioso, como la organización económica

que requiere mucho trabajo para prepararse. Pero funciona, no a favor del pueblo, no a favor del
desarrollo de las fuerzas productivas del país bajo la ocupación, sino para el saqueo y la

transferencia de la riqueza nacional a favor del país ocupante.

Afirmar que se puede sustituir la élite del régimen de ocupación, depurarla y ponerla a funcionar

como es preciso, es tan ridículo como decir que en el capitalismo se puede instaurar el régimen

socialista sin revoluciones, simplemente cambiando la élite, el partido dirigente, etc. Este es un

completo disparate.

Nuestros comunistas podrían poner a Putin en una situación embarazosa si le preguntasen: ¿De

qué nos quiere liberar? ¿De qué ocupación? Ustedes son el propio régimen de ocupación.

Entonces, ¿cuál es la ocupación de la que quiere liberarse vuestro régimen? Lo que se necesita es

destruir este régimen, eliminarlo, librar al país de vosotros. No sois vosotros quienes debéis

liberar al país de algo.

Pero los ziuganovistas también son imitadores. Por eso desde 1996 no conseguimos que formulen

esta cuestión. Simplemente no son capaces de hacerlo. Significa que tenemos que preguntar a los

putinistas, incluyendo Fiodorov: ¿de qué ocupación pretenden liberarnos? Si nos liberaramos de la

ocupación, si se tratara de una liberación auténtica, y no sólo verbal, entonces debería resurgir el

Estado que fue ocupado, es decir, la Unión Soviética. Lo que tenemos son países ocupantes, la

Unión Soviética ocupada y el mecanismo de la ocupación. ¡Eso es todo! No tenemos cualquier

Estado burgués normal. Y después de la ocupación deberá renacer de las cenizas el Estado que

fue ocupado. No hay otra variante posible. Después del fin de la ocupación del Estado socialista,

sobre sus ruinas, no será posible formar históricamente cualquier Estado burgués.
S.P.: ¿Y el capitalismo de Estado?

T.K.: No habrá capitalismo de Estado en nuestro país. Repito, el mecanismo vigente tiene como

única finalidad la división y la partición de nuestro potencial productivo, de defensa, humanos y de

recursos naturales. Funciona sólo para eso. ¿Qué se puede hacer con una guillotina? Sólo cortar

cabezas. Si no quiere cortar cabezas, entonces debe tirar la guillotina a la basura. Cada mecanismo

es diseñado para un determinada tarea. El actual mecanismo económico fue diseñado para

triturar nuestro país. No es posible adaptarlo para otro fin. La liberación de la ocupación, repito,

exige el derrocamiento de Putin, la liquidación de este régimen de ocupación y, a partir de sus

ruinas, comenzar la restauración de la URSS. Eso es lo que va a suceder, porque es el curso de la

historia, porque es la formación social más progresista, y no se puede simplemente borrarla. El

pueblo soviético encontrará fuerzas para, sin duda, de nuevo consolidarse como tal. Y el destino

de esa picadora monstruosa de carne que resuena en nuestro país así lo ha decidido.

S.P.: En cuanto a Navalni(11), que representa hoy la “oposición pantanosa”, también ellos llaman al

derrocamiento de Putin…

T.K.: Es cierto. Putin es un títere, un gauleiter(12) colocado por los ocupantes. Y en el caso de que

Putin sea derrocado, encontraran otro. La sustitución del dirigente no resuelve nada. Pero Navalni

o Nemtsov(13) nunca dirán como nosotros: es necesario derrocar este régimen de ocupación y

liberar al país. “Rusia sin Putin”, y luego ¿qué? Pon allí a Medvédev(14) o a otro, tal vez a Navalni.

S.P.: Nada cambiará…

T.K.: Absolutamente nada cambiará.


S.P.: Es la técnica de la desintegración y el caos…

T.K.: En mi opinión, es el propio Putin el que de alguna manera provoca estos ataques, haciendo

hincapié en la importancia de su persona y señalando a la “oposición” como agentes del

imperialismo que quieren derrocarlo. Por eso el pueblo, ese “frente de todo el pueblo”, debe

unirse para seguir y continuar su acción.

En mi opinión, todo esto está interconectado, es decir, los Navalni y Nemtsov no expresan la

voluntad del pueblo. ¿Por qué? Sus presiones proceden del propio Kremlin. por vías ocultas, pero

vienen de allí. Esto de alguna manera le da relevancia a Putin, ¿no es cierto? Si se le combate es

por que es importante…

S.P.: Es por tanto habitual el malestar político, como método más astuto, por llamarlo de alguna

forma.

T.K.: Sí, por supuesto. No hay duda de que es astuto… En la guerra informativa todo está hecho de

una manera muy ingeniosa. En los EE.UU., en Europa y en todas partes hay enormes equipos de

gente especializada trabajando. Y hay que reconocer que justifican el pan que comen y los salarios

que ganan. Por eso, a pesar de nuestros esfuerzos, nuestro movimiento de izquierdas no consigue

comprender estos embustes… Puede ser que incluso sean capaces y que simplemente no quieran.

Así, también Ziuganov puede hacer promesas…

S.P.: En cuanto a los líderes, lo tenemos claro. Pero respecto a la gente normal, muchos confían en

Ziuganov. Algunos ya asisten a nuestros programas, aunque empezamos hace poco tiempo. Tal

vez el pueblo comienza a entender que se nos escucha.

T.K.: Nadie sabe si el pueblo comienza a entender… Incluso en la época soviética había una especie

de deficiencia en el sistema de percepción de las masas relativas a algunas verdades. Si una cosa

era dicha en la televisión, si era publicada en el Pravda, entonces todo eso era la verdad absoluta.

Si alguien se pronunciaba en contra de algo, entonces ni siquiera era preciso entenderlo. Era más

un renegado, ¿sabes?

Nuestro movimiento comunista actual, en relación a mi persona y a nuestra organización, sigue

precisamente esta línea. Todo se reduce a ellos, a sus partidos, a sus programas, al Pravda y

al Sovietskaia Rossia. Sobre uno de nuestros Congresos de los Ciudadanos de la URSS dijeron que

sólo eramos marginados, proscritos, renegados, sectarios, etc., no faltan adjetivos para

etiquetarnos.
Pero estas etiquetas también producen efecto en la gente. Por ejemplo, el Pravda nunca publicó

una línea de nuestros documentos en estos 20 años. Si hubiesen publicado una de nuestras

resoluciones, por ejemplo la de “El Estado de la URSS como país temporalmente ocupado“,

seguramente los comunistas de base tendrían una actitud totalmente diferente hacia nosotros.

Pero sólo nos injurian. En los recortes de prensa que he coleccionado nunca leí una crítica positiva

de nuestros trabajos y, en general, de nuestras iniciativas. Sólo descomposturas. Naturalmente la

gente reacciona en consecuencia.

También por costumbre, a la gente le impresiona el uniforme. En el momento en el que el PCUS

fue restaurado, a principios de los años 90, participé en diversas reuniones del partido,

acompañada por Evgeny Ivanovich Kopichev(15). En el comité de organización del XXIX Congreso

del PCUS se estaba desarrollando una terrible lucha contra el grupo de “seguidores”, que en su

momento fue encabezada por Chénine(16). Llegamos a la asamblea de militantes. Kopichev

llevaba el uniforme de general.

Empieza a intervenir, diciendo exactamente lo contrario de la verdad: que seguían un trabajo

fraterno, que estábamos avanzando, que el PCUS sería restaurado… La gente lo aplaudió con

entusiasmo.

Me dieron la palabra y comenzé a contar el verdadero estado de las cosas. Hablé de la lucha que

se llevaba a cabo, de que teníamos que estar atentos y aclarar el asunto. Me miraron como si

fuese una imbécil. El general sí, él nos dijo la verdad, ahora esta…

Este síndrome es muy poderoso en nuestro pueblo. Es producto del dispositivo o mecanismo de

ocupación que está destrozando el país. Basta que alguien aparezca en la gran pantalla, a través

de internet…. Fiodorov, por ejemplo, que incluso plageó nuestra terminología, tiene crédito para

los individuos. Nosotros por ahora no tenemos la posibilidad de hacernos oir.

Notas:

(1) El original de esta Directiva, también conocida como “Dulles Plan“, está disponible en inglés

en: http://www.sakva.ru /Nick/DullPlan.html. (N. Ed.)


(2) Los acuerdos de Bretton Woods (EE.UU.) en julio de 1944, establecieron el dólar como moneda

de referencia internacional, estando esta, a su vez, ligada al oro en una proporción fija de 35

dólares por onza troy (31.104 gramos). En 1968 esta equivalencia pasó a 42,22 dólares por onza

troy. Finalmente, el 15 de agosto de 1971, la administración Nixon decidió unilateralmente poner

fin a la convertibilidad del dólar en oro. En realidad, la credibilidad del dólar hacía mucho que

estaba socavada debido a la continua emisión de moneda para cubrir déficits externos, agravados

por la guerra en Vietnam. En 1965, el presidente francés Charles de Gaulle alerta del desequilibrio

de la balanza comercial norteamericana y acusa a los EE.UU. de financiarse libremente a costa de

los demás países que acumulaban dinero de valor real cuestionable. Por eso Francia y otros países

comenzaron a reducir drásticamente sus reservas de dólares, exigiendo su conversiónen en oro.

(N. Ed.)

(3) Veduta, Nikolai Ivánnovitch (1913-1998), economista soviético de nacionalidad bielorrusa,

profesor, miembro de la Academia Nacional de las Ciencias de Bielorrusia, fundador de la escuela

de planificación estratégica. Es autor de más de una centena de trabajos. (N. Ed.)

(4) La ciudad de Novotcherkassk está situada en el Norte del Cáucaso, 35 kilómetros al noreste de

la ciudad de Rostov del Don. El 1 de junio de 1962, los trabajadores de la fábrica de

locomotoras NEVZ se declararon en huelga en protesta contra la subida de los precios de la carne

y de la mantequilla, un 30% y un 25% respectivamente. La medida fue anunciada por el gobierno

en los últimosdías de mayo, en una época en la escasez de pan, había obligado a las autoridades

soviéticas a importar trigo por primera vez en la historia de la URSS. Además del significativo

aumento de los precios, la dirección de Jruschov decidió también imponer el aumento de los

niveles de trabajo en casi un tercio, lo que se tradujo en una reducción efectiva de los salarios.

Para exigir aumentos salariales, un grupo de 200 trabajadores de la sección metalúrgica

decidieron dirigirse el edificio de la administración. Por el camino se juntaron alrededor de mil

trabajadores de otras secciones. Los huelguistas acabaron ocupando el edificio donde

permanecieron reunidos en sesión plenaria toda la noche. A la madrugada siguiente, tanques

militares fuerzan los portones de la fábrica y es decretado el toque de queda. Por la mañana, se

forma una columna de trabajadores, mujeres, niños y población en general, que se dirige al centro

urbano, concentrándose enfrente de la sede del partido y de la ciudad, donde se encontraba el

grupo de miembros del Presidium del CC del PCUS enviado de urgencia a la ciudad. El ejército
formó un cordón de seguridad alrededor del edificio. Después de varios disparos al aire,

apelaciones y la dispersión de manifestantes, se lanzaron finalmente contra la multitud, causando

24 muertos y decenas de heridos. (N. Ed.)

(5) Recordemos la frase exacta de Karl Marx: “No es la conciencia del hombre la que determina su

ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia“. Para la Crítica de la

Economía Política, Prefacio, en Marx Engels, Obras Escogidas en tres tomos, Ed. ¡Adelante! –

Progreso, Lisboa – Moscú, 1982, t. I, p. 531. (N. Ed.)

(6) Berezovsky, Boris Abramovich (1946-2013), multimillonario ruso y antiguo matemático, se

doctoró en 1983, especializándose en la automatización. Miembro del Komsomol entre 1960 y

1974 y después del PCUS, se convierte en jefe de laboratorio del Instituto de Ciencias de Control

de la Academia de las Ciencias de la URSS (1970-1987). Desde 1973 dirige proyectos de

automatización de automóviles AvtoVaz, constructora de vehículos conocidos en occidente bajo la

marca Lada. En 1989 fundó una empresa de exportación de estos coches, acumulando

rápidamente una gran fortuna personal. (N. Ed.)

(7) El movimiento basmachi surgió en el imperio ruso en 1917 en Turkistan y se extendió por los

territorios de Uzbekistán, Tayikistán, Kirguistán y Turkmenistan con el objetivo de expulsar a los

bolcheviques y combatir el poder soviético. Su organización fue liquidada a principios de los años

30, pero continuaron registrándose enfrentamientos hasta los años 40. La lucha contra el poder

soviético fue llevada a cabo bajo consignas religiosas y dirigida a la constitución del Estado

Islámico de Turkistan.

“Hermanos de selva” era el nombre común de los grupos nacionalistas armados que actuaron en

los años 40 y 50 en los territorios de las tres repúblicas del báltico, Estonia, Letonia y Lituania. El

movimiento tuvo mayor expresión entre 1944 y 1947 en Lituania. Colaboraron con los nazis y

combatieron el poder soviético hasta 1947, año en que su organización fue desmantelada. Sin

embargo permanecieron algunos grupos pequeños que seguían llevando a cabo ataques

esporádicos a principios de los años 50 (N. Ed.)

(8) Suslov, Mikhail Andreievich (1902-1982), miembro del partido desde 1921, del CC desde 1941,

del Politburó/Presidium (1952-1953 y desde 1955). Licenciado en economía (1928), se convierte en

profesor de la Universidad de Moscú (1929) y trabaja en el aparato de Inspección Obrera y

Campesina (1931-1939) y en la Comisión de Control Soviética (1934-1938). En 1937 ejerce cargos


de liderazgo político en el Comité Regional del Partido del Rostov. Entre 1939-1944 se convierte en

el primer secretario del Partido del Comité Distrital (Krai) de Ordjonijkídze (Stravopol), secretario

del Buró del CC de la República Socialista Soviética de Lituania (1944-1946), trabajando después en

el aparato del CC, del que se convierte en secretario en 1947. Entre 1949 y 1951 acumula

funciones como jefe de redacción del Pravda. Influyente bajo la dirección de Jruschov, se convierte

en responsable de la sección de Agitación y Propaganda del CC bajo Brezhnev, funciones que

mantiene hasta casi el final de su vida. En 1969 se opuso al proyecto de “rehabilitación” de I.V.

Stalin, que sólo se realizó parcialmente. (N. Ed.)

(9) Andropov, Yuri Vladimirovich (1914-1984), miembro del partido desde 1939, del CC desde 1961,

del Politburó desde 1972 (candidato desde 1967), secretario del CC (1962-1967), Secretario

General del PCUS entre noviembre de 1982 y febrero de 1984. Trabajó en el telégrafo,

convirtiéndose en funcionario del Komsomol en 1936, primer secretario del Comité de Oblast de

Yaroslavsky al año siguiente y del CC del Komsomol de la República Soviética Carelo-finlandesa en

1940. Se traslada al partido en 1947 como segundo secretario del CC en la misma república y al

aparato central del PCUS en 1951. Fue embajador en Hungría entre 1954 y 1957 y presidente de la

KGB entre 1967 y 1982, llegando a la cabeza del partido y del Estado, como presidente del

Presidium del Soviet Supremo de la URSS en 1983. Su corto paso de 15 meses por el poder

superior, parte del cual ya estaba enfermo, se caracterizó por algunas medidas disciplinarias en el

trabajo y en la lucha contra la corrupción. (N. Ed.)

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