Vous êtes sur la page 1sur 2

SUFRIMIENTO Y PSICOPATOLOGIA EN LAS INSTITUCIONES

1. Sufrimiento en las instituciones

Mediante el análisis pueden distinguirse tres fuentes de sufrimientos, fuentes que


aparecen cuando se trata de la queja o de la designación de la causa: una es inherente al
hecho institucional mismo; la otra, a tal institución particular, a su estructura social y a su
estructura inconsciente propia; la tercera, a la configuración psíquica del sujeto singular.

Distingamos aún el sufrimiento ligado a la vida misma: es la consecuencia de las


restricciones, coacciones, desilusiones que acompañan el ser-conjuntamente. Este
sufrimiento, fundado en un desarrollo incontrolado de la angustia, es patológico: en las
instituciones, como en cualquier otra parte, paraliza y deteriora de entrada el espacio
psíquico interno, propio del sujeto singular, y los espacios comunes y compartidos de los
sujetos asociados con el mismo.

Las instituciones disponen, precisamente, de mecanismos de defensa que constituyen un


apoyo a las defensas de los sujetos singulares para evitarles todo sufrimiento, incluido el
que generaría en la institución misma. Tales mecanismos están asociados a las funciones
del pacto de negación y a las disposiciones contractuales de protección contra lo negativo,
cuyo efecto es la no inscripción psíquica de las experiencias dolorosas.

No podemos satisfacernos con un análisis que aborde sistemáticamente el sufrimiento


institucional como si se tratara de una causalidad anclada en la pura historia personal: el
sufrimiento actual no se resuelve siempre en la historia singular, sino que puede estar
anclado en la red del vínculo. La cuestión de la causa debe, pues, permanecer
suficientemente en suspenso para que afluya la diversidad de sus versiones por lo tanto
es importante el saber denotar la emergencia y el reconocimiento de sufrimientos que se
producen con motivo de la vida institucional. Algunos de ellos están ligados con el ser-
conjuntamente, pero el espacio institucional es también la escena de sufrimientos propios
de los sujetos en su singularidad, que quizás la institución revela o controla.

La institución no sufre. Nosotros sufrimos de nuestra relación con la institución, en esa


relación; hablar del sufrimiento de la institución es una manera de designar esta relación
en nosotros, evacuándonos como sujeto, activo o pasivo; lo que en nosotros es la
institución, es lo que sufre.
Sufrimos por el hecho institucional mismo, infaltablemente: en razón de los contratos,
pactos, comunidad y acuerdos, inconscientes o no, que nos ligan conscientemente, en una
relación asimétrica, desigual, en la que se ejercita necesariamente la violencia, donde se
experimenta necesariamente la distancia entre la exigencia (la restricción pulsional, el
sacrificio de los intereses del yo, las trabas al pensamiento) y los beneficios descontados.
Sufrimos por el exceso de la institución, sufrimos también por su falta, por su falla en
cuanto a garantizar los términos de los contratos y de los pactos, en hacer posible la
realización de la tarea primaria que motiva el lugar de sus sujetos en su seno.

Vous aimerez peut-être aussi