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EL CAMINO UNIVERSAL

POR

J. VAN RIJCKENBORGH

CATHAROSE DE PETRI
ÍNDICE

I Propaganda religiosa ........................................................ 3

II La puerta detrás el velo .................................................... 8

III El templo de Osiris ........................................................... 16

IV El misterio secreto ........................................................... 23

V El templo del espíritu ........................................................ 30

VI El templo de naturaleza divina ......................................... 36

VII El sueño de una noche de verano ................................... 42

VIII La sublime sabiduría de Lao-Tse ..................................... 51

IX La trayectoria en espiral y la vibración ............................. 59

X Ilusión – Realidad ............................................................ 67

XI El misterio y la vocación de Hiram Abiff, el maestro constructor 75

XII Peligros en el camino ....................................................... 89

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I

PROPAGANDA RELIGIOSA

¿Igual no les ha llamado la atención el número de religiones, grupos y


asociaciones ocultistas de carácter negativo – compitiendo mutuamente – que
se promocionan de forma cada vez más abierta y vulgar, por medio de
anuncios en periódicos, panfletos y carteles, etc.? Toda esa propaganda
religiosa, muchas veces ingenua, da pruebas suficientes de que la humanidad
actual vive una decadencia espiritual y se enfrenta a una violenta crisis.

Es siempre muy fácil comprobar si una determinada acción en la vida de


una persona, lleva estampado en sí el sello de la autenticidad, la enseñanza
reveladora de una predisposición interior. Y así, también somos capaces de
percibir toda la maquinación existente detrás de la propaganda proveniente de
los Estados Unidos, país donde la ciencia de la divulgación ha sido tan
minuciosamente estudiada y la difusión de ciertas creencias religiosas tan
banales, que el corazón del europeo se queda perplejo.

Por ello, todo lo que juzgamos de banal y grosero, para el americano es


evidente y nada chocante. Nuestro objetivo aquí no es discriminar las causas
que han llevado al pueblo americano a este estado de ser, tampoco discutir
porqué el debe, a su manera, superar la degradación religioso-natural en sus
procesos alquímicos. Lo importante es aclararles porqué la metodología
religioso-natural, empleada por los americanos, está también siendo aceptada
en los países europeos.

Afirmamos que ese fenómeno es causado por el fin irrevocable de un


período cultural comenzado hace mucho tiempo. Cuando el hombre llega al
final de su proceso vital y se amedrenta delante de las consecuencias
irrevocables, sus actos pierden la auténtica espontaneidad y se entrega a la
especulación y la imitación. Su comportamiento revela a un hombre tenso, que
levanta la voz, dándose aires altivos dándose una apariencia positiva, mientras

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interiormente esconde una gran negatividad. Él es, en realidad un pobre
hombre, digno de compasión. Por eso, cuando los dictadores gritan, pueden
estar seguros de que la situación es deplorable.

Sin embargo, si la vida se dirige a la esencia, ella da testimonio de un


crecimiento y una expansión libre que se explica por la propia vida y son, por
ello, absolutamente legítimas. Si hay una manifestación de vida, existe
también un poder de atracción magnético-natural, un foco y un campo de
fuerza.

De esta forma, en un pasado reciente, hubo épocas en las que la


comunidad de pueblos europeos poseía un foco y un campo de fuerza de ese
tipo. Europa era la que daba el tono, siendo este poder un derecho que le
asistía, pues ella era realmente su centro inmanente. Muchas veces, sin
embargo, esta posición privilegiada se mantuvo pendiente de un hilo, debido al
mal empleo de la fuerza vital y del poder. En esas épocas, las fuerzas restantes
eran canalizadas, a fin de establecer un proceso de reestructuración; por
ejemplo la aparición del Renacimiento y la Revolución Francesa. Sin esas
poderosas transformaciones ocurridas en el pasado en Europa, su tarea, frente
a la comunidad de pueblos, estarían hace mucho tiempo reducidas a cenizas.

Ahora, nos encontramos de nuevo, en el viejo mundo, ante una


transformación que se proyecta en el futuro, causando una curva de
nerviosismo. Lo antiguo no quiere desaparecer, ó lo hace con lentitud,
produciendo la importación de nuevo métodos de vida. Lo que antiguamente
era tratado en profundidad, se presenta ahora de una forma totalmente
horizontal, en la forma de una propaganda religiosa vulgar, anunciando el fin
de un período cultural.

La propaganda se presenta de las formas más diversas. Deben centrar


su atención a este hecho. Lo que leemos en nuestros periódicos constituye
sólo la propaganda en su forma más superficial e ingenua. Existen grupos que
con la ayuda del poder político consiguen apoderarse de puestos estratégicos

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dentro del aparato civil, social o económico. De esa forma se empeñan
mantener al pueblo bajo su influencia, ó fortalecerla.

Es más que evidente que ese método forzado genera en sí mismo la


muerte. Cuando un ser humano o un grupo dispone de cualidades espirituales,
así como de una inequívoca vocación de un consecuente foco y campo
magnético, no hay nadie, sea divino o humano capaz de ofrecer resistencia a la
actividad generada por ese poder. De esa forma, todos los obstáculos se
transforman en un beneficio. Por eso está escrito: “Aquellos que creen son
libres”.

Nuestras opiniones sobre la naturaleza y las causas de esos fenómenos


pueden ser divergentes; pero, un hecho es indudable: todo el mundo se
encuentra en el torbellino de una era revolucionaria, mientras todas las
atenciones están puestas en la antigua Europa. Europa está en las vísperas
de un nuevo día de revelación – una nuevo renacimiento está por surgir. Si
ustedes aún poseen algo del antiguo sentimiento nacional, entonces
percibirán que el mundo se dirige hacia un objetivo inmutable, con una
seguridad absoluta, y no hay mano humana capaz de detener ese
desenvolvimiento, ni de impedirlo.

Algunos grupos de seres humanos viven en el campo de la revolución


política, donde concentran todos sus esfuerzos, estableciendo así una fuerte
unión con esa lucha. Otros se encuentran absorbidos por la inquietud social de
nuestro tiempo, y aún otros más exclusivistas, se muestran interesados por el
aspecto económico de las agitaciones mundiales. La personalidad de ustedes
debe encontrar afinidad con uno de esos tres aspectos: político, social o
económico. En consecuencia, están enganchados a una religión natural,
sometiéndola automáticamente a sus intereses, tanto políticos, como sociales o
económicos. Todo ello es perfectamente normal en la vida del hombre.

La conciencia religiosa natural está unida al estado sanguíneo, al


aspecto hereditario. Las tendencias de las generaciones pasadas son
conservadas por medio de la magia, proveniente de la esfera reflectora. Esta

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conciencia religiosa natural es totalmente horizontal y está orientada hacia el
plano terrestre. Ella es biológica y se manifiesta de la misma forma, a través
de los tiempos. El indio y el bosquimano, el mahometano y los llamados
cristianos son llevados a un éxtasis religioso debido a su naturaleza y a su
actitud de vida. Ese estado puede ejercer gran influencia sobre ellos
llevándoles a agredir al enemigo. La sicosis y el miedo a la guerra son de esta
forma fomentados, como ustedes saben.

Es aconsejable que el alumno de la Escuela Espiritual de la Rosacruz


de Oro reflexione sobre ello y compruebe hasta dónde esta envuelto en este
proceso. ¿Tienen algún interés político, social o económico? ¿Con cual de
estos aspectos vuestro estado religioso natural está sintonizado? Este es un
auto-análisis al que todo alumno de una escuela espiritual debe someterse
urgentemente, ya que los problemas que le surgirán en breve, serán muy
importantes.

La Rosacruz de Oro no tiene ningún interés por la inquietud política,


social o económica de nuestro tiempo, y mucho menos por la religión natural
con su propagando hecha tan a las claras, así como por medios ocultos.
Porque existe otra vida, otro hogar y otra naturaleza religiosa, que exigen toda
nuestra atención y energía. Este punto de vista tal vez les parezca muy
negativo en la inconstancia de nuestro tiempo, ya que observan los
acontecimientos en concordancia con su círculo de existencia. Sin embargo,
los alumnos de la Escuela Espiritual llevan una forma de vida extremadamente
activa. Esta actividad es consecuencia de unos planteamientos claros y
concisos, realizados por medio de nuestras alocuciones y nuestra literatura.

El alumno que penetra, de dentro para fuera, en este campo de visión


de la Escuela, se ve como transportado a otro mundo. Él observa toda la
tribulación de este mundo como a través de una lente. Su visión no se restringe
sólo a lo que se presenta delante de sus ojos, sino que atraviesa el mundo de
las apariencias. Él penetra en los escondrijos más recónditos de los seres
humanos. El alumno no se deja influenciar por las propagandas difundidas por
medio de la radio y de los periódicos. Él es un espectador en las mesas de

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conferencias y está entre los mejor informados. Por eso, trata toda la agitación
de éste mundo de la forma más objetiva posible. Él verdaderamente no hará de
su arado una espada, y no se opondrá inútilmente a todo lo que en este mundo
es inevitable.

En medio de las poderosas tensiones y revueltos océanos de las


pasiones él aún puede alcanzar una tranquilidad interior inmensa, la paz de la
nueva vida que no es de este mundo. Una realidad de vida llena de gracia y
verdad, que se desarrolla normalmente, en medio de las grandes agitaciones.
Esta contingencia se ha comprobado en toda la historia del mundo. A este
respecto, la Biblia nos relata, por ejemplo, en el Apocalipsis, capítulo 18: “Oí
una voz que decía. Sal de allí, pueblo mío, para que no compartáis con ellos
sus pecados y no recibáis parte de sus tormentos. Pues sus pecados se
acumulan hasta los cielos. Es decir, hasta el corazón de la esfera reflectora. “
“Y vean, los comerciantes de la tierra lloran copiosamente”.

Desearíamos que comprendiesen claramente y de forma oculto-científica


la alarma divina: “Huí de la tempestad que se acercaba” Aquí se trata de la
huida, de la ascensión, del reconocimiento de la nueva vida, en un nuevo
círculo de existencia. Que la tempestad venidera pueda encontrarles salvados,
en su nuevo hogar.

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II

LA PUERTA DETRÁS DEL VELO

La naturaleza de la conciencia humana es determinante para la sangre.


Este axioma ha sido aclarado por los esoteristas de todos los tiempos a sus
alumnos, sin dejar la más mínima duda. “El reino de Dios está en vosotros”
afirma la Biblia enfáticamente; y la llave para ese reino inmutable debe ser
realizada ó liberada en vuestra sangre, la sustancia vital roja que penetra cada
fibra de vuestro cuerpo. Ese es el gran secreto de “volver a ser” que toda
escuela espiritual de bien, desea transmitir a sus alumnos. ¡La sangre
determina el grado y la naturaleza de la conciencia humana!

La Doctrina Universal distingue el fluido vital humano en tres diferentes


formas: sangre común; fluido nervioso y linfa. Esa sustancia vital triple es en el
cuerpo y por él producida. La materia prima necesaria para esa producción es
igualmente de naturaleza triple. El hombre se alimenta de sustancias sólidas y
líquidas de naturaleza química; de compuestos de gases atmosféricos y de
materia prima planetaria de naturaleza etérica. Esa sustancia vital triple,
producida por el cuerpo y en parte explicada por esa triple nutrición, conserva,
a su vez, el organismo material en su totalidad, garantizando de esta forma la
vida en su sentido biológico. La actividad motriz, en todo ese proceso, se
realiza mediante una fuerza, una vitalidad cuyo núcleo se encuentra detrás del
hueso frontal, entre las cejas. Este foco irradia una cierta conciencia, una cierta
vibración espiritual, en todo el fluido vital.

Llamamos al foco de la conciencia, simplemente espíritu biológico, y a


su radiación en la sangre alma. Podemos también reconocer la relación
existente entre espíritu, alma y cuerpo. Pero deben ser conscientes de que
esta irradiación de la conciencia ó vibración anímica proviene en realidad, del
espíritu biológico, pues la intensidad, la calidad, el rayo de acción y los efectos
son determinados por la sangre. Las funciones como pensar, sentir, querer,
desear y toda la vida activa sólo puede manifestarse, por medio de una

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estructura orgánica y una actividad nerviosa. Ellas son controladas por la
sangre, tanto en sus expansiones como en sus limitaciones.

De todo esto concluimos que, en cuanto un hombre nace, el espíritu


biológico se encuentra como en un cierto cautiverio. El no gobierna el sistema
de vida, sino al contrario, se somete a ella. Encerrado en la personalidad
material que lo vuelve prisionero, él es utilizado como factor vital de la sangre y
esta determina todas las iniciativas y actividades de la vida.

El hombre de naturaleza dialéctica no vive del espíritu, sino


completamente de la sangre. En cuanto la vida comienza, el hombre unida a la
rueda, y el alma, bajo la forma sanguínea, dotada de vida, conserva y retiene
consigo el espíritu cautivo y todos los factores vitales que necesita, por medio
de una poderosa sed de existencia. Por eso, el iniciado Pablo afirma con razón,
que el hombre de esta naturaleza es un alma, pero no un espíritu vivificante.

No sería correcto considerar al espíritu un factor neutro en este proceso,


un inocente expiando. El espíritu biológico es un rayo de la realidad de vida
espiritual original, que en el inicio se podría llamar hombre. Esa chispa de
espíritu se desprendió del ser espiritual humano, en la pre-historia, como
resultado de una tentativa forzada y especulativa, de influenciar
obstinadamente el gran Plan divino de creación.

Los resultados fueron desastrosos. La chispa de espíritu, que había


ofrecido resistencia, impulsó todo el sistema microcósmico en una falsa
dirección. El desenvolvimiento original fue encapsulado y la chispa, en virtud de
su esencia, fue impulsada a la manifestación.

Por ello vive en el espíritu biológico la imagen del hombre perfecto


completo, que todo lo puede y conoce. Todavía se encuentra en una
contranaturaleza, en una dialéctica continua, en una inestabilidad y
aprisionamiento, totalmente despojado de iniciativa alguna y atado a la rueda
del nacimiento y de la muerte. Él se entregó al ser anímico, por él mismo
creado, que aparentemente muere, para de nuevo vivir, acompañándolo de la

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cuna a la tumba, y de la tumba a la cuna. Ese es el dolor del espíritu, su
padecimiento, su desespero y su caos. Una llamada para la liberación resuena
en todo el microcosmos, mientras tanto, esa llamada de socorro se siente muy
débilmente por el alma, debido al apego del alma por la vida.

En muchos casos, el espíritu no puede ya manifestarse en el alma


debido a su estado grosero. El antiguo ser-alma – el hombre capaz de revelar
en sí no solamente una conciencia sanguínea, sino, hasta cierto punto, la voz
del espíritu- se ha transformado en un ser de conciencia exclusivamente
sanguínea. En esoterismo hablamos, entonces, de una ausencia de alma. El
núcleo espiritual de tal hombre se manifiesta, de la misma forma que en los
animales, fuera del cuerpo. Toda la individualidad se pierde y surgen, igual que
los animales, hábitos de grupos o de especies, cuyas consecuencias son
incalculables.

En este caso distinguimos, en primer lugar, la conciencia sanguínea, en


la cual solamente habla la voz de la sangre, la especie, el grupo y la voz de los
antepasados. Este es el hombre que ha quedado reducido a sólo una criatura
biológica que se encuentra presa de la “sangre y la tierra”. En segundo lugar,
existe una conciencia psíquica, que es la conciencia sanguínea cuya acción
espiritual biológica viene acompañada de la voz del núcleo de la conciencia
espiritual. Sus deseos, sus esperanzas e ideas aún pueden ser expresadas.
El hombre que posee una conciencia psíquica aspira a un desenvolvimiento
cultural en todas las esferas de la vida. Él quiere construir un campo de vida y
una comunidad de vida en este mundo, con esta humanidad, cuyas formas
éticas y religiosas le satisfacen.

En tercer lugar, existe una conciencia espiritual, que es la conciencia del


núcleo espiritual dialéctico separada de la sangre. Los hombres que poseen
una conciencia espiritual separada de la sangre comprenden su estado cautivo
y su dependencia del ser sanguíneo en la conciencia espiritual. De esta forma,
el conocimiento de su estado de caída se transforma en un saber cristalino. En
cuarto lugar, tenemos la conciencia original o microcósmica. Algunos autores

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simplemente la denominan como cósmica o celeste, a la conciencia de la
realidad del hombre original.

Si consideramos, con ayuda de esa sabiduría, primeramente nuestro


comportamiento y luego el de la humanidad, podemos llegar a valiosas
conclusiones. En concordancia con los cuatro estados de conciencia, se habla
también de una mentalidad cuádruple, de una vida mística cuádruple, de una
actividad vital cuádruple. Cada individuo sólo puede reaccionar conforme a su
estado de conciencia y ser juzgado de acuerdo con el mismo.

Así también esta la vida mística del hombre cuya conciencia sanguínea
está en perfecta sintonía con la naturaleza y el transcurrir de las estaciones
del año. Las fiestas religiosas significan para él comer, beber y divertirse. El
viajante puede ver mientras pasa por ciertas regiones alejadas de los Países
Bajos en tiempo de Pascua, a la noche, las hogueras encendidas por todas
partes. Los campesinos que están unidos a la tierra en cuerpo y alma, se
sientan alrededor de las llamas, dentro del círculo de luz y elevan hacia lo alto
su agradecimiento, como hombres de conciencia sanguínea, por la
resurrección de la naturaleza.

El hombre de conciencia psíquica da muestras de una gran disonancia


en su vida mística. Su círculo religioso de existencia es más amplio. La llamada
de los mensajeros divinos que no son de este mundo le ha tocado,
verdaderamente lo ha tomado en consideración. Pero él se encuentra en la
naturaleza y es uno con ella; de ella debe vivir y extraer su alimento. Entonces
él intenta adquirir un compromiso. En su más profundo ser natural, él se
compenetra con la hoguera de Pascua y la Fiesta de Navidad; sin embargo,
debido a la ampliación de su círculo de existencia, se avergüenza de ello por lo
que celebra esas fiestas en casa. Al final, él construye una teología moral y se
encierra rigurosamente entre las paredes de su oratorio. Para este hombre, el
conflicto entre la materia y el espíritu generalmente se vuelve muy real en su
lecho de muerte. Si han tenido la posibilidad de ver morir a un hombre de
conciencia psíquica, ya sabe de lo que hablamos.

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El hombre de la tercera fase, poseedor de una conciencia espiritual,
vivencia la separación experimentada por el hombre de conciencia psíquica de
una forma más bien dramática. Él ya no vive - padece; y siente profundamente
el estado de su caída. Él conoce la vida original, debido a su conciencia.
Vislumbra la tierra luminosa a distancia, pero no tiene ninguna participación en
ella. Su fe en la existencia del reino inmutable es inequívoca, como se dice en
Hebreos, cap. 11: “La fe es el firme fundamento de las cosas que se esperan y
la prueba de las cosas que no se ven”. Por medio de este fe él está totalmente
capacitado y puede desenvolver en su vida una integridad digna de
admiración. Puede demostrar una renuncia de la vida y ofrecer un sacrificio de
sangre por amor a la humanidad; no tiene ningún inconveniente en soportar
todo a fin de realizar la gran obra. ¡Qué, no se consigue por la fuerza de la fe!

Sin embargo, esos testigos y héroes de la fe – citamos de nuevo


Hebreos 11: “no recibirán las promesas sino solamente las verán de lejos”. Y
éste es el drama. Nos preguntamos ¿Por qué todos los esfuerzos son en vano,
según la experiencia de los héroes de la fe y según la palabra de las Sagradas
Escrituras? Porque la conciencia espiritual se encuentra encerrada en una
cárcel, la cárcel del hombre dialéctico; porque le falta a la conciencia espiritual
una personalidad, un organismo que pueda emprender el viaje hacia el reino
inmutable, para continuarlo y completarlo; porque la conciencia espiritual habita
en un templo impío y está prisionera de la sangre de la naturaleza. Por ello,
existe en ese hombre un conflicto que se resume en una pregunta: “¿Cómo
podré liberarme, estructural y fundamentalmente, de la sangre y de su actividad
tenebrosa?

Aquí, ninguna fiesta de Navidad y ninguna hoguera de Pascua, puede


ayudarnos, así como ningún engaño místico, éxtasis musical o teología moral.
El alumno es confrontado con dos alternativas: morir en la fe, viendo a la nueva
luz brillar en la lejanía y conservar la fe hasta que, una vez más, le sea dada
la posibilidad de intentarlo de nuevo, ó morir por medio de una revolución, una
autorevolución positiva, capaz de irrumpir hasta la nueva vida del reino
inmutable. ¡Para este hombre se trata pues de permanecer en la fe y osar
caminar con la Rosacruz Universal!

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¿Esta revolución y penetración hasta la nueva vida son realmente
posibles? ¿Cómo conseguirá el alumno alcanzar la conciencia cósmica? Las
auténticas escuelas espirituales de todos los tiempos vienen indicando el
camino, la senda. Es necesario la demolición del viejo templo de la naturaleza
inferior, la eliminación de la personalidad dialéctica y la construcción de una
nueva personalidad, de un nuevo templo. Sólo un nuevo templo estará en
condiciones de albergar una conciencia cósmica. Aquellos que poseen esta
conciencia y viven en la casa Sancti Spiritus indican los tres puntos
culminantes del proceso que conduce a la victoria, que son:

Inflamado por el Espíritu de Dios.


Inmerso en Jesús el Señor.
Renacido por el Espíritu Santo.

Encontramos esas palabras en el elogio del Libro T, encontrado en el


templo sepulcral de Cristián Rosacruz. El alumno de conciencia espiritual es
inflamado por el espíritu de Dios. Está lleno de conocimiento y de fe. Él ve,
según su estado de ser, la luz aún tenue de la nueva vida que despunta en el
horizonte.

Para hallar la puerta de la nueva vida, el alumno debe volver toda su


atención hacia su propia sistema de vida. Él debe ¡“sumergirse en Jesús, el
Señor” el alumno debe dirigir su atención hacia su propia estado sanguíneo,
hacia la personalidad de esta naturaleza! ! Esa personalidad, todo ese sistema
de vida debe perecer, no por medio del arrepentimiento y de la penitencia ó de
algún otro tipo de áccexis mística o corporal, que en el pasado fue tan
ampliamente empleado; Si no a través de la alquimia mágica, por medio de un
método directo y espontáneo, que siempre ha sido y será enseñado en las
escuelas de conciencia superior.

Mediante la aplicación de este método, de esta realización de vida


superior, el alumno recibe una fuerza divina, que en la lengua sagrada de la

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Biblia se llama “sangre de Cristo”. Con la ayuda de esa fuerza, el alumno
muere para poder vivir. No se enfrenta a la inútil muerte de la naturaleza,
suyos restos pecaminosos se elevan hacia la esfera reflectora para
desaparecer. Él muere conforme un proceso, una muerte estructural en Jesús
el Señor.

Aquí tenemos que ser bien claros. Dice un versículo místico: “Quien en
su fe, se entrega a Cristo no teme a la muerte ni al infierno”. ¡Esto es
realmente posible! La fe nos inmuniza contra todas las preocupaciones,
ansiedades y miedos. La unión de la fe, es una fuerza poderosa, pero ella es
solamente el comienzo; ella no es una solución en sí misma. El alumno no
debe, en su fe, entregarse sólo a Jesús; el debe sumergirse en este fuerza y
posibilitar así el poderoso proceso de transmutación alquímica. En el punto
donde el místico se estanca, la Rosacruz va más allá. Por eso, la Rosacruz y
su Fraternidad – que conducía ese proceso sagrado mucho antes que la iglesia
hubiese nacido y también mucho antes de que el primer pastor practicase su
suicidio teológico – no son espíritus engañadores, sino espíritus guías.

Millones de personas se entregan, en su fe, a Jesús y son religiosos en


todos los aspectos y cantan sus himnos de fe y conocimiento. A pesar de esos
esfuerzos ellos pertenecen a la naturaleza dialéctica y perciben eso muy bien;
mientras tanto, no progresan y caminan con dificultad, en el terror mundial que
ellos mismos han creado. Aquel que en su fe se entrega a Jesús, no acepta
semejante infierno. Aquel que busca una solución, una salida, acepta la mano
extendida y celebra su adiós.

Es por eso que el alumno no puede permanecer en la fase de la fe. Él


debe buscar el camino, el método que le ayudará a abrir su propio ser
sanguíneo para la sustancia vital de la naturaleza divina, la sangre de Cristo,
que tiene el poder de limpiar y purificar todos los pecados, como un fuego. El
hombre que libera en si este secreto es aceptado en el proceso de la
transmutación alquímica. Él abre la puerta detrás del velo y entra en el reino
inmutable.

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Así nos impulsamos mutuamente hacia la muerte de esta naturaleza. Y
Él, a quien debéis entregarle todo vuestro ser después de verle, dice: “Yo soy
la puerta”….. la puerta detrás del velo sanguíneo de la ilusión.

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III

El TEMPLO DE OSIRIS

En la Biblia, encontramos muchas descripciones de templos, de sus


construcciones, hasta de ciudades templarais. Estas narraciones generalmente
encierran todo el conocimiento que las Sagradas Escrituras desean transmitir a
la humanidad. Piensen en el papel preponderante que la ciudad de Jerusalén
desempeñó en el Antiguo Testamento, y también en la intención de la
construcción del templo, por el glorioso rey Salmón.. También en el Nuevo
Testamento Jerusalén, de nuevo, es el centro del drama cristiano. La nueva
Jerusalén, que los verdaderos cristianos anhelan, es la visión final del libro del
Apocalipsis, pues el verdadero cristiano sabe que la revelación universal está
establecida con seguridad en Jerusalén.

Cuando despojado de toda mistificación, el alumno esoterista pronto se


conciencia de que esas narraciones e indicaciones de templos y ciudades
templarais, se refieren al templo humano que debe ser edificado. En este
templo, el dios que está presente en todo hombre y el Logos, se encuentran
para juntos realizar la gran obra para la humanidad.

En esas escrituras, observamos que el templo que no está a la altura de


las altas exigencias de la ley divina, debe ser demolido, ocupando su lugar
otro, cuya estructura está en conformidad con los designios de Dios. Por eso la
historia del mundo está repleta de leyendas sobre devastaciones de templos y
tentativas de reconstruirlos. En este sentido, oímos también hablar de moradas
provisionales y de construcciones que deben servir de puentes entre lo inútil de
ahora y lo indispensable por venir.

Un ejemplo esclarecedor es el tabernáculo en el desierto. Al hombre que


desea construir y aún se encuentra en medio del desierto, le es dado poseer
algo del verdadero templo y, por medio de él, comprender algo del testimonio
del nuevo orden de vida. Es el grandioso e inconmensurable amor de la

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revelación divina de salvación, que indica, al hombre cargado de culpa, el
camino en su fragilidad y ofrecerle un tabernáculo en su desierto. Este
tabernáculo es la morada transitoria de las fuerzas centrales del microcosmos,
que deben realizar el proceso de regeneración, para que las leyes del nuevo
orden de vida, puedan ser cumplidas.

Ese proceso de regeneración surge delante de nosotros, como condición


necesaria, pues si confundimos la construcción del templo y de la ciudad
templaria del lenguaje universal, con la de los templos de madera y piedra, y
colocamos estas catedrales groseras y mundanas en el centro de la conciencia
humana, entonces la fuerza que la revelación divina podría ejercer sería muy
débil.

Naturalmente, no nos posicionamos contra esos lugares de reunión o


contra sus normas estéticas. Estos patrones de belleza, según los cuales son y
fueron construidos, sirven para realzar su sagrado objetivo.

Sin embargo, les prevenimos, hacia el hecho de que cuando el templo


de piedra se vuelve esencial y, la llamada para la construcción del templo
humano es ignorada, ya ha comenzado la decadencia de toda la metafísica
humana.

Deben comprender, por tanto, que cuando nosotros, desde la Escuela


Rosacruz, hablamos al respecto de la edificación del templo universal, nos
referimos a la nueva construcción templaria, dentro del propio microcosmos, en
concordancia con la llamada divina presente en todos los templos. Si
comparáramos el trabajo divino para con la humanidad, desde el pasado,
hasta el momento presente, con un camino, veríamos en toda su extensión una
serie ilimitada de templos.

Ellos simbolizan, sin excepción, el templo humano universal que debe


ser levantado por medio de la regeneración, del renacimiento. Si, en ese
camino, fuera construido un nuevo templo, para servir de prototipo a los
alumnos buscadores, ese templo sería siempre la fiel copia del anterior,

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aunque su forma externa haya sido adaptada, conforme a las normas vigentes
de la vida.
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Por ello, existe un único templo que siempre debe ser reedificado, y esa
construcción está perfectamente comprendida en la idea: libre-masonería. Un
libre masón es aquel que reconstruye el templo universal en su propio
microcosmos. Si alguno es llamado libre-masón y no lleva a cabo el único y
exclusivo trabajo de construcción, y tampoco intenta entrar en este proceso, él
ostenta este título indignamente, de la misma forma que una persona puede
usar el nombre de cristiano sin merecerlo.

Es también reprensible y ridículo en muchos casos cuando alguien no


reconoce, o no es capaz de reconocer, el carácter universal de la proyección
del templo divino y se apega a una de sus proyecciones en particular. No
debemos, pues, olvidarnos de que la humanidad siempre cambia mientras
sigue su camino,

El cuerpo racial se modifica constantemente, sometiendo las relaciones


biológicas y espirituales a numerosas transformaciones. Por ello, la proyección
divina del único grandioso objetivo, debe acompañarle de un lado a otro. El
alumno que realiza el camino de la vida, debe estar siempre preparado a ella;
debe permanecer libre, para que pueda comprender el lenguaje divino a cada
paso.

Por tanto, es totalmente inútil y erróneo agarrarse a una de las


proyecciones del pasado, apegarse a ella y decir: “Esto es lo único que
necesitamos”. Debemos respetar el trabajo que realizaron los grandes en el
pasado, y, naturalmente, reflexionar con gratitud interior, sobre todo lo que fue
revelado en Dios. Sin embargo, si un hombre no es capaz de comprender la
revelación divina de los tiempos actuales, estará cristalizado. Este hombre es
como una estatua de sal en medio de la revelación universal.

Piensen aquí en Pablo, que censura a sus discípulos cuando dicen: “Yo
soy de Pablo”, “él es de Silas”, etc. Tan pronto como alguien se une a una de

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esas antiguas proyecciones del templo, es muy fácil hundirse en la materia,
por el simple hecho de que la juventud ya pasó y ya no es posible un
crecimiento.

La vuelta al pasado sólo está permitida cuando la gloria y la esencia de


antes, son reconocidas, simultáneamente, en el presente. Así comprendemos
el significado de las palabras que nuestro predecesor tanto empleaba: “Aquél
que no quiere aprender del pasado será castigado en el futuro”. Esta es una
nota extremadamente útil. Un hombre que se adentra en el pasado metafísico
siempre llega a un callejón sin salida y, además se cristaliza por medio de este
proceso.
La libre-masonería de nuestra época, por ejemplo, quedó anclada
como una muralla en el templo del rey Salmón. Ella está volcada hacia el
judaísmo. Todo su ritual y aspiración se basa también en el Viejo Testamento.
Posicionándose de esta forma, ella se condenó a sí misma. Un hombre o un
grupo que adopta esa forma de vida jamás consigue liberarse del Viejo
Testamento. Este es el motivo por el cual el carácter universal del templo del
rey Salmón sólo es revelado a aquellos que lo ven como uno de los símbolos
de la lengua sagrada. La palabra sólo puede ser entendida cuando conocemos
todos los símbolos y percibimos las relaciones existentes entre ellos.
El templo de Salmón nos lleva directamente al de Osiris, el redentor
misterioso de la aurora de la dispensación ariana. Osiris y la gran pirámide,
Salomón y su templo construido por Hiram son uno sólo en su esencia y
objetivo, así como el templo de Osiris indica también proyecciones divinas de
un pasado aún más remoto. El alumno que penetre en esos misterios será
libre. El sepulcro abierto en la cámara del rey de la gran pirámide y el Santo de
los Santos en el templo de Salmón poseen el mismo significado. Tanto el
templo de Salmón como el de Osiris representan el templo humano-universal.

El arquitecto de la gran pirámide no es conocido por la humanidad, como


lo es el del templo de Salmón. Sin embargo, Hiram, el rey de Tiro y de Sidón, el
arquitecto del templo de Salmón, es también el constructor del templo de Gisé.
Vamos por ello a reflexionar un poco más, al respecto de ese personaje.

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No debemos pensar aquí en una figura histórica llamada Hiram, sino en
el hermano masón que quería construir un templo. Hiram es el sublime
maestro-arquitecto, que puede pronunciar la palabra mágica creadora. Él es el
“portador de la vida” o como nos dice Pablo en sus cartas a los Corintios: “Del
alma viviente, se volvió espíritu vivificante” Así era Hiram, rey de Tiro y de
Sidón.

El es un hombre roca, así como Pedro fue una piedra, una roca. Es tirio,
lo que significa habitante de las rocas. Su ser y su vida permanecen
inalterables en el universo. Es un sidonio, un pescador, así como Pedro. Él es
un pescador de hombres, un trabajador y servidor de la luz universal.

¿Como Hiram alcanzó este estado de ser y como él fue ennoblecido


hasta el punto de poder auxiliar a otros en la construcción de sus templos?
Para comprender esto, debemos primeramente dirigir nuestra atención a las
sagradas narraciones tejidas en torno a ese personaje. Leemos que Hiram es
acompañado por tres asesinos que lo someten a una triple muerte. Aquí esta
oculta la triple muerte según la naturaleza, a la que el alumno debe someterse;
la misma muerte del yo de la que habla la Rosacruz y la misma muerte por la
endura de los tan odiados cátaros.

El primer asesino golpea a Hiram con una regla de 24 pulgadas. Otra


versión nos cuenta que el primer asesino estrangula a Hiram con una cuerda
de agrimensor de 24 pulgadas. Esos símbolos deben ser interpretados como el
alumno Hiram despidiéndose del ser y de la garra del tiempo. En nuestra
Escuela llamamos a ello: demolición del yo. Todas las uniones fundamentales
con la dialéctica son cortadas, científica e inteligentemente, de modo que el
alumno, aunque permanezca en el mundo, no forme parte de él.

Cuando el proceso ya se encuentra en un estadio avanzado, se


aproxima el segundo asesino. Este golpea al alumno rudamente con una
escuadra de hierro en forma de cruz. Una punta afilada, situada en el punto de
intersección de los brazos de la cruz, perfora el corazón de Hiram. Cuando la
sangre del corazón es tocada, de manera correcta, por ese punto crucial, el

20
alumno se libra, en esta segunda fase, de todas las limitaciones que hasta
ahora lo mantenían unido al tiempo.

En la segunda fase él adquiere, en primer lugar, la libertad, antes de


emprender el viaje de vuelta al hogar. El viaje de regreso no puede iniciarse si
el centro del corazón no está perforado y la rosa abierta en el santuario del
corazón. Por ello el viaje de vuelta no termina sin que la rosa florezca en el
santuario del corazón.

Y cuando la rosa en el corazón del candidato irradia en su gloria viene el


tercer asesino. Este realiza un último y decisivo golpe en la cabeza del alumno
con un martillo en forma de círculo. Este símbolo de la tercera fase puede ser
interpretado como el círculo de la eternidad; el alumno participa ahora de la
vida original. Este es Hiram, el sublime que construye su templo y quiere, con
un amor infinito, ayudar a los demás a construir el suyo.

Si ahora continuamos trabajando el camino, vemos entonces el templo


de Osiris irradiar delante de nosotros en todo su esplendor. Tres pensamientos
vienen a nuestro encuentro, como tres llamas brillando a la vista de esa
sublimidad: la trinidad Osiris-Isis-Horus. Osiris conocido como el arquitecto;
Isis, la viuda; y Horus, la criatura, el hijo de la viuda.

Osiris, según la filosofía universal, es el símbolo del éter cuádruple del


mundo, el alimento santo, la pura sustancia primordial. En el templo de Osiris,
en el alumno que se dedica a la construcción del templo en libre masonería, es
introducida la sustancia primordial, la santa fuerza solar, la fuerza divina
original. Esa fuerza se une a Isis, la imagen universal de la tierra y de todo lo
que es terrestre. Osíris viene al hombre caído, distanciado de Dios y prisionero
de la dialéctica de las cosas; el ser que se apartó de Dios y, por eso llamado de
la viuda.

Si, por tanto, el alumno comprende el trabajo tan grande del


renacimiento y de la recreación, entonces de la unión de Osíris e Isis surge un
hijo denominado Hórus, el hijo de la viuda. ¡“El Hijo de la viuda” es una

21
expresión clásica que distingue a aquel hombre renacido para la vida original!
El hijo de la viuda, Horus e Hiram son en realidad idéntica y, por este motivo un
mismo lenguaje habla de diferentes proyecciones del templo.

Ahora el alumno de la Rosacruz se coloca finalmente delante del


aniquilamiento de su naturaleza terrestre, delante de su viaje por la vía
dolorosa rumbo al Gólgota, para ser totalmente aniquilado en la Cruz. Este
proceso no tiene otro objetivo sino el hacer que Cristo resucite dentro de él,
que el Reino de Dios, que está dentro de él, sea restablecido en todo su
esplendor y gloria.

¿No puede, por tanto, el camino que la Escuela Espiritual de la


Rosacruz indica, en realidad, ser llamada de universal? ¿No es la construcción
que ella enseña a sus alumnos con razón, denominada el arte real de la
construcción? ¿Y la llamada no es siempre la misma? Del templo de Osiris
hasta hoy, a lo largo de todo el camino universal resuena la palabra del
maestro: “¡Sed, por tanto perfectos, como perfecto es vuestro Padre que está
en el cielo!

22
IV

El MISTERIO SECRETO

El hombre que desea, de alguna forma, aproximarse al misterio de


Cristo, debe poseer una conciencia con gran libertad de acción. Ese hombre es
capaz de constatar por sí mismo si ya comienza a liberarse del fardo de la
inconstancia y del pecado que le es inherente. Puede comprobar también si él
está realmente empeñado en elevarse por encima de este mundo de los
fenómenos y así celebrar la victoria consciente sobre el mundo de los muertos.
Con esa libertad de acción de la consciencia, se manifiesta la nueva idea vital
por una vibración, un color y un sonido totalmente diferentes, por medio de los
cuales el portal de la liberación se puede abrir.

Supongamos que ya se encuentran en un estadio tal de ampliación de


la conciencia, que sean capaces de comprender el significado del portal. El
portal o la puerta se abre para la radiación de luz redentora de Jesucristo,
Nuestro Señor, que contiene la cuádruple fuerza etérica liberadora y
sustentadora en su acción irradiante, despertándoles para la nueva vida.

¿Están entonces convencidos de que esta posibilidad sobrenatural


puede conducirles a esa nueva manifestación de vida? ¿Son conscientes de
que no pueden alcanzarla empleando sus propias fuerzas? Entonces, conocen
y experimentan el cautiverio de su espíritu y su unión a la Tierra.
¿Comprenden realmente que están presos por lazos temporales, que les
mantienen separados de la libertad eterna? ¡Probablemente conocen por
propia experiencia, que deberán abrirse profundos surcos en su carne antes de
que el agua viva pueda fluir por ellos y sólo así surgir el Señor de la nueva vida!

Esos surcos son abiertos durante su caminar por el valle de la soledad.


Por ello, el camino de la libertad no se abrirá para usted a menos que
experimente la soledad absoluta y el triste abandono de este mundo.

23
Con ese conocimiento garantizáis el objetivo de vuestras vidas, pues sin
comprensión y objetivo de vida sois llevados de un lado a otro, y la idea de la
liberación del ser celeste es una verdad limitada. Esto es, algo imposible de
creer, de naturaleza falsa y, por tanto, está condenado de nuevo a la muerte.

Por tanto, cuando la Escuela Espiritual de la Rosacruz se propone


aclarar la génesis y la liberación del hombre celeste, ella intenta tan sólo
ayudar a aquellos que desean encontrar el camino liberador, tal y como está
establecido en la sagrada ciencia del renacimiento.

La verdad universal, hundida en este mundo, es mancillada y pervertida


de todas las formas posibles. Ella debe elevarse de nuevo, ahora que un nuevo
día resplandeciente comienza a alborear. Como saben, para realizarse, esa
gran obra posee varios aspectos y se manifiesta en una revolución mundial que
se realizará de forma cósmica, atmosférica y espiritual. Es necesario por
tanto en aquellos que quieran colaborar, una sintonización con los
acontecimientos venideros por medio de una inteligencia, una comprensión y
realización auténticos. Solamente entonces podrán reconocer la corriente de la
eternidad revelándose a la humanidad en el tiempo.

El milagro del hombre celeste que, inmortal, se levanta del sepulcro de la


naturaleza, no nace con los evangelios. Esa verdad ya nos fue transmitida
desde tiempos inmemorables. A ese respecto, piensen también en la alquimia.
La verdadera alquimia es una ciencia exacta que, mucho antes de este período
histórico en el que vivimos, se perdió totalmente. Esa ciencia poseía el
verdadero conocimiento de la llamada transmutación, es decir, la disolución de
lo ilegítimo, de todo lo que no puede ser comprendido en dios, y la producción
del oro noble, celeste y verdadero.

La alquimia fue estudiada y practicada en tres diferentes aspectos:


cósmico, humano y terrestre. Con relación al aspecto cósmico, se refiere a la
contemplación del plano divino en relación con el mundo. El aspecto humano
se concretaba en la tarea y naturaleza del verdadero hombre dentro del plan
mundial. El aspecto terrestre se refiere a la redención del hombre superior que

24
se encuentra atado a la tierra, su despedida de la ilusión y a su vuelta al reino
inmutable.

El renacimiento del agua y del Espíritu por medio de un espíritu


renovado, proveniente de la materia mágica original, se ha realizado desde las
épocas más antiguas de la historia mundial. La Escuela Espiritual de la
Rosacruz da pruebas continuamente de ser una servidora de la hermandad del
reino inmutable, de la fraternitas universalis. Por ello, la Escuela Espiritual de la
Rosacruz debe indicarnos también ahora el verdadero camino. Ser conscientes
de que la supresión de la parte material que no se puede unir a la nueva
naturaleza sólo es posible mediante la crucifixión. Consecuentemente, sin el
sacrificio de la sangre no se podrá establecer ninguna otra base de existencia.
Ningún hombre podrá edificar una nueva vida sin esa base, donde esa
realidad pueda ser conducida hacia la acción. Sin el desenvolvimiento del
microcosmos, no es posible conocer, ni unirse a la vida universal.

El hecho irrefutable es que el alumno en el camino debe primeramente


trabajar su via crucis, antes que pueda despedirse de la esfera material de la
dialéctica. También es verdad que ese alumno aún no está libre, pues entre la
muerte de la naturaleza y la nueva vida se interpone el descenso a los
infiernos, del cual ningún alumno que busca la nueva vida, puede escapar. Ese
descenso significa una peregrinación a través del más allá, mientras el hombre
continúe aún ligado a este mundo dialéctico. Y sólo al término de ese viaje a
los infiernos resplandecerá el nacimiento de una vida absolutamente nueva,
como estaba estipulado originalmente en los planes de Dios. Sólo entonces el
alumno podrá decir que es un renacido, un nacido dos veces. La Escuela
Espiritual de la Rosacruz está autorizada para conducir al alumno que lo desee,
a la fraternidad de los nacidos dos veces, la fraternidad de los justos, también
conocida como la Fraternidad del Siddha.
Intentaremos darles una idea de la fuerza activa de esa fraternidad. Los
hermanos y hermanas de esa fraternidad se encuentran en diferentes estados
de desenvolvimiento, pues esa fraternidad comprende diferentes grados de
evolución.

25
Se pueden encontrar a los miembros de esa fraternidad a lo largo de
todo el camino de servicio, no sólo en la esfera material sino también en la
esfera reflectora y en el nuevo campo de vida. Están siempre ocupados en
realizar su trabajo así como su peregrinación. Ellos son los grandes
auxiliadores, los conductores; ellos mantienen abiertos los portales para la
nueva vida.

Comprendan también que diferentes planos de preparación sirven de


base a ese estado de ser. Pensamos aquí, en primer lugar, en una conciencia
total de pecado, en una noción de culpa, proveniente de un profundo
autoconocimiento. El saber que pertenecemos a una naturaleza aislada del
plano divino debe primeramente penetrar cada fibra de su cuerpo, como una
intensa conciencia sanguínea.

En segundo lugar deben comprender que la muerte de la naturaleza, la


pérdida del núcleo de la conciencia dialéctica debe también realizarse en el
cuerpo biológico común. Toda la naturaleza dialéctica, toda la estructura física
que no está contenida en el plan de Dios, debe rendirse al hombre original, es
decir, a la realidad esencial del hombre celeste. Del mismo modo que el
hombre dialéctico aprisiona todo el microcosmos, así también la nueva vida
despertada en Cristo debe ahora dominar la realidad esencial dialéctica. El
mundo entero de la naturaleza inferior también debe ser absorbido por el reino
de Cristo, en un proceso semejante al que ocurre en la vida del individuo. A
ese respecto, el Evangelio nos habla de la sumisión del espíritu del mundo al
espíritu de Cristo.

Como prueba y testimonio de esa verdad el alumno debe llevar en su


propio cuerpo los así llamados estigmas y la rosa en el lugar del corazón, no
como símbolo, sino como una absoluta realidad. Piensen en lo que dijo Cristo
resucitado a sus discípulos: “Tocadme y ved mis manos y mi costado; soy
realmente yo, que estoy en medio de vosotros”.

El alumno tiene también que dar pruebas de tener como base una
existencia nueva e inquebrantable, que debe ser demostrada por medio de los

26
estigmas de los pies. Los estigmas en las manos prueban a aquel que tiene
ojos para ver, que existe tanto una posibilidad como una realidad de una nueva
existencia. Las señales de la corona de espinas se vuelve determinante entre
las cejas, significando una nueva certeza de vida. La herida que fue abierta en
el costado, penetrando el punto central del corazón, hace abrirse a la rosa
rebosante de la sangre del corazón, desenvolviéndose rumbo a la nueva vida.
Así esa rosa se vuelve el centro de la fuerza del crucificado. La rosa, como
corazón renovado, revela, en todo su ser el esplendor, el misterio del Aditum, el
misterio del santuario del corazón.

Apariencia y realidad son, muchas veces, muy difíciles de distinguirse.


Por eso es de suma importancia que sepan diferenciar los estigmas simbólicos
de los verdaderos, pues los espíritus luminosos de la esfera reflectora
consiguen realizar copias fieles de los estigmas. Esas entidades son
excelentes imitadoras. En primer lugar, las entidades de la esfera reflectora se
esfuerzan al máximo, por aparecer delante de ustedes con una gran
magnificencia. Esos efectos les resultan fáciles de realizar, ya que ellos se
envuelven con los mismos éteres dialécticos, especialmente el éter luminoso,
que poseemos aquí en la Tierra.

Eso nunca sucede con un hermano de la rosa. Él vive solamente gracias


al nuevo éter vital cuádruple. Por eso sólo lo encontraran si se acercan a ese
estado de vida. El hermano de la rosa se envuelve en un manto de vida
formado por loa cuatro éteres nuevos, que imposibilitan cualquier engaño.
Además un hermano, una hermana de la rosa sólo se manifestara a quien
sigue el camino con todas las consecuencias. El encuentro sólo se realizará si
ambos viven en el nuevo campo de vida, compuesto del éter crístico cuádruple.
Aquí también queda apartada cualquier posibilidad de equivocación.

Imaginen un estado en el que el alumno encontrándose aún en el


cuerpo material, ya ha sido crucificado, muerto y sepultado. Inmerso en Jesús
el Señor, después de haber sido inflamado por el Espíritu de Dios debido a su
conciencia de culpa. Tal alumno vive, como siempre afirmaba el iniciado Pablo,
dos vidas. Él está realmente ocupado con su renacimiento por el Espíritu

27
Santo. El nuevo templo es levantado día a día, aunque el alumno necesite aún
su estructura física, pues el debe dejar, según la ley de la naturaleza, que su
arquetipo vibre hasta el último momento. Además él necesita un cuerpo para
realizar las tareas que le quedan pendientes.

De esa forma, el alumno puede pasar a la fase siguiente, es decir, el


descenso a los infiernos, el descenso al reino de los muertos. Ese proceso
debe ser realizado también, mientras el alumno está unido a la rueda, aunque
en un sentido totalmente diferente a la del hombre corriente. La prueba de la
realización del descenso a los infiernos reside en el hecho de que la esfera
reflectora no ejerce ya ninguna influencia en el cuerpo material. Todo lo que
pertenece a la Tierra es entonces definitivamente aprisionado por el hombre
celeste, y puede, sin ningún esfuerzo, ser disuelto personalmente. Finalmente,
es posible para el alumno en el camino obtener la liberación, mientras su
cuerpo material aún se manifiesta.

También ustedes pueden hacer que ese pensamiento vital liberador se


vuelva una experiencia personal, si quieren seguir paso a paso el camino que
la Escuela no se cansa de indicarles. Ya saben ahora lo que significa
renacimiento. Es la primera liberación definitiva de todo el orden mundial
dialéctico, tanto de la esfera material como de la esfera reflectora. Es la primera
unión concreta con el reino inmutable.

En este estado, el joven nacido dos veces encuentra por primera vez a
los grandes del Siddha, en el mismo plano. La orden del Siddha, que está
orientada por el hijo único, se aproxima a nosotros, en esta época, con más
intensidad, con el prana vital crístico, con la nueva sustancia etérica. A todos
nosotros, sin excepción, nos es concedida la oportunidad de volvernos
nuevamente hijos de Dios y de obtener un nuevo cuerpo.

Con esto podemos concluir que el camino de sufrimiento en este mundo


se puede volver, para cada uno, en la culminación de su vida, en un atravesar
las puertas eternas.

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El alumno que entra por esa puerta de la salvación es saludado con una
jubilosa canción de gratitud. Porque el gran sacrificio crístico se ha mostrado de
nuevo victorioso. Una victoria que en realidad culmina en un encuentro corporal
con la luz eterna.

29
V

El TEMPLO DEL ESPIRITU

La celebración anual de Pentecostés, en el transcurso del año místico,


es muy diferente del que el alumno en el camino de renovación puede celebrar.
Pues, cuando la Biblia nos dice “y al cumplirse el día de Pentecostés”, este día
no corresponde ni al Pentecostés judío ni al año eclesiástico.

El Pentecostés que la Biblia nos habla es el momento en el que el


alumno llega a un estado tal de desenvolvimiento y preparación que el Espíritu
Santo, la sustancia espiritual original, universal, puede entrar en contacto
corporal con el alumno. ¡En ese punto comienza el proceso totalmente nuevo!
Es conveniente hablar aquí en qué consiste esa preparación, como se realiza
esa unión y cuáles son las consecuencias que resultan de ello.

Desde ahora, nos apartamos de cualquier evento histórico. Como


alumnos de una escuela espiritual, somos confrontados con una posibilidad
completamente nueva, un acontecimiento bien actual para el propio alumno,
del cual ustedes pueden participar. Queremos hablarles sobre el templo del
Espíritu, pues deben comprender que para recibir el Espíritu Santo universal,
un templo debe estar preparado.

Como el propio alumno debe construir su templo, es lógico que la


primera condición para su realización es, ¡volverse un constructor del templo!
La expresión “constructor del templo” nos une directamente al concepto de
libre-masonería, la libre-masonería de la piedra angular de los rosacruces. La
libre-masonería de la piedra angular desea construir sobre una piedra
universal, ¡la piedra angular Jesucristo!

No es tan fácil, para el hombre terrenal llegar a tener una noción correcta
de eso. Pero, para un alumno que quiera trabajar el camino, esa palabra debe

30
significar algo más que un texto ó una palabra mística, edificante o incluso
religiosa. Antes que ustedes, muchos buscaron ese camino, pero no lo
encontraron, porque no poseían la llave. ¡La piedra angular universal, es el
propio Jesucristo!

No piensen aquí en una figura envuelta en un vestido sacerdotal, pues


Cristo, es una fuerza espiritual muy poderosa. ¡Esa fuerza está presente a
nuestro alrededor! Ella está dentro de la sustancia infectada y corrompida de
nuestro planeta. Es una fuerza sagrada que no se puede explicar por esta
naturaleza. Es una fuerza conocida con muchos nombres.

La Escuela Espiritual de la Rosacruz les indica a ustedes inicialmente


como una fuerza crística, es decir, una fuerza que es irradiada directamente de
la vida universal original hacia dentro de la naturaleza corrompida. Pero, la
Escuela espiritual también llama a esa fuerza Jesús. Esto significa que el rayo
crístico universal es transmutado, en tensión y vibración, en una fuerza que
puede ser asimilada y soportada por los seres dialécticos. El hombre pecador
puede emplear esa fuerza para alcanzar la santificación. Esa fuerza divina es
un gran misterio, porque sólo podemos profundizar en ella, por Cristo. Mientras
vivimos en ella, esa vibrante fuerza divina original es transformada en una
posibilidad asimilable por el alumno, por la cual él está en condiciones de
trabajar con esa fuerza. ¡Ustedes deben comprender bien que el lenguaje
divino no se manifiesta por medio de palabras, sino de acciones, de vivencia
corporal! Ahora debe estar suficientemente claro para ustedes que la fuerza
crística no sería de ningún valor para el hombre si ella no se transformase en
fuerza Jesús. Por eso, los antiguos rosacruces decían: Jesus mihi omnia –
Jesús es todo para mí. Y de las bocas de los iluminados se oía ese saludo:

Salve, oh primicia de las edades,


mañana de la resurrección,
por tu luz el mal fue vencido
y la rosa se abrió.

31
De esa forma, los liberados de todos los tiempos, aquellos en quien la
fuerza divina tomó forma, se regocijan, porque ellos saben que sin la piedra
angular, sin esa fuerza fundamental, nada puede ser hecho ni edificado.

Por eso nunca está de más repetir que el hombre dialéctico que quiere
trabajar el camino de la liberación debe, en primer lugar, captar y conservar esa
fuerza fundamental. Nadie puede ofrecerles esa fuerza; en ese caso, no
existen intermediarios de ninguna forma. Ella debe ser conquistada por usted.
Ustedes mismos deben apropiarse de ella por medio de una dura lucha contra
la sangre dialéctica y sus impulsos tenebrosos.

Por eso nunca está de más repetir que el hombre dialéctico que quiere
trabajar el camino de la liberación debe, en primer lugar, captar y conservar esa
fuerza fundamental. Nadie puede ofrecerles esa fuerza; en ese caso, no
existen intermediarios de ninguna forma. Ella debe ser conquistada por usted.
Ustedes mismos deben apropiarse de ella por medio de una dura lucha contra
la sangre dialéctica y sus impulsos tenebrosos.

Sabemos que muchos de entre ustedes llevan una ardua lucha, una vida
difícil y están mortalmente cansados de todas esas batallas, pues ¿quién
camino sin percances en medio de esos impulsos mundanos? Sin embargo
no nos referimos a esa lucha, porque se refiere únicamente al ego y, por tanto,
a su conservación. Podemos distinguir ese impulso de autoconservación en la
lucha a favor de su propia sangre, de los propios hijos, de la propia familia, de
sus propios intereses y de sus propias especulaciones. Cabe aquí repetir una
vez más: la lucha a la que nos referimos es la lucha que se lleva a cabo
cuando intentan realizar una unión con un plano más elevado. ¡Es la lucha para
alcanzar la mano extendida de Dios que nos conduce a la vida!
Por eso nunca está de más repetir que el hombre dialéctico que quiere
trabajar el camino de la liberación debe, en primer lugar, captar y conservar esa
fuerza fundamental. Nadie puede ofrecerles esa fuerza; en ese caso, no
existen intermediarios de ninguna forma. Ella debe ser conquistada por usted.
Ustedes mismos deben apropiarse de ella por medio de una dura lucha contra
la sangre dialéctica y sus impulsos tenebrosos.

32
Mientras tanto está la ley: el nacimiento de lo nuevo es precedido por la
muerte de lo antiguo. Pero si la espada de este primer aniquilamiento toca al
hombre por primera vez, él grita como si corriese un peligro mortal. Tan pronto
como nace la tierna luz, ya se oye hablar de asesinato y huida, como sucedió
después del nacimiento del niño Jesús. Es comprensible, pues, la animosidad
de la vida exterior, con relación a lo interior que acaba de nacer y su intención
de matarlo.

Por eso nunca está de más repetir que el hombre dialéctico que quiere
trabajar el camino de la liberación debe, en primer lugar, captar y conservar esa
fuerza fundamental. Nadie puede ofrecerles esa fuerza; en ese caso, no
existen intermediarios de ninguna forma. Ella debe ser conquistada por usted.
Ustedes mismos deben apropiarse de ella por medio de una dura lucha contra
la sangre dialéctica y sus impulsos tenebrosos.

Antiguas leyendas y mitos nos hablan de ese servicio sublime y


caballeresco de construcción, y también sobre el hecho de que los caballeros y
los hermanos del templo debían trabajar con sus espadas al lado. Debían estar
siempre preparados para a cada instante rechazar los ataques y vencer al
antiguo enemigo. Por eso, un libre-masón es un héroe, un sabio y, al mismo
tiempo, un trabajador. Él reúne en sí todos los oficios necesarios para la
consecución de su poderoso trabajo. Así, el alumno en el camino de la
renovación construye y lucha sobre la única piedra angular, sobre esa única
fuerza.

¡Y el resultado es asombroso! Ello le conduce a un nuevo punto


culminante con dos aspectos. Uno de los aspectos lo llamamos Gólgota; el
otro, resurrección. Lo que debiera ser aniquilado antes de la construcción del
nuevo templo es demolido y no queda nada. Podemos entonces decir
consumatum est (está consumado)

¿Qué es lo que resucita? ¡el hombre nuevo! La tumba y la muerte ya no


representan ningún impedimento para la resurrección. Él se liberó de su círculo

33
de existencia, está libre de la rueda del nacimiento y de la muerte, libre de la
dialéctica.

Todo ese proceso, en sus múltiples formas, se realizan en Jesús el


Señor, es decir, en la radiación crística transmutada, que se vuelve casi
humana. Cuando ese toque realiza totalmente su trabajo, vuelve, como en una
ascensión, a su fuente original, mientras que el alumno desamparado vuelve
hacia Jerusalén. ¡Jerusalén, la ciudad templaria! ¡La ciudad que es la morada
de la vida universal! ¡Ella es el reino inmutable, la ciudad de Dios! Allí se
realiza el descenso del Espíritu Santo. Hasta ése momento sólo un rayo de la
vida universal trabajaba en el alumno. Ahora él es elevado a la plenitud de la
sustancia universal. Él se unificará y el peregrino vuelve al fin a casa.

Y él da testimonio de que la vida en él renovada ha despertado la


conciencia. Da testimonio de ser consciente de la unión con una realidad que
no puede ser explicada por esta naturaleza. Da testimonio de la victoria sobre
sí mismo, que hasta entonces impedía el despertar del núcleo de la
conciencia celeste. Da testimonio también de que la materia dialéctica ya no
constituye un condicionamiento, pues él se ha liberado de los vínculos
temporales que lo unen a ella.

Ello también es una fiesta de la coronación. Una fiesta porque el objetivo


final de lo que es temporal ha sido alcanzado. Es también una fiesta porque
para él ha comenzado un nuevo día de revelación: ¡Pentecostés, la corona de
la vida!

Todo ese desenvolvimiento al que rápidamente son llevados, está


descrito en la lengua sagrada desde el origen de este orden mundial. Por eso,
Pedro también decía a todos los que, discutiendo y criticando; consideraban
teóricamente ese camino de santificación: ¡“Es lo que dice el profeta Joel”!

Deben comprender también que todo el proceso de regeneración se


basa en la piedra angular y de ella depende. Esa piedra angular es la fuerza
original, la realidad esencial del reino de los cielos, el verdadero pan celestial.

34
En el comienzo esa fuerza se adapta perfectamente a su estado de ser. Ella es
impulsada por el amor divino que busca lo que fue perdido.

Tan pronto como ya están preparados para construir sobre la piedra


angular, tiene comienzo el gran proceso denominado transmutación, las Bodas
Alquímicas. En ese proceso están contenidos todos los aspectos de la
santificación. Es un nacer y un morir diarios. Es una ascensión diaria y un
contacto diario con la plenitud divina.

Al contacto lo llamamos Jesús


a la posibilidad la llamamos Cristo,
a la causa la llamamos amor de Dios,
y al templo del Espíritu en sí, la Luz
que irradia en su plenitud del templo,
Espíritu Santo.

Si ustedes, en la luz y en la fuerza del Espíritu Santo, relegan este


mundo a un segundo plano, serán aceptados en una sustancia vital que abre
para ustedes los Áureos Portales y oirán las palabras:

Entren en estos santos atrios


y celebren con nosotros su Pentecostés,
ustedes, nobles constructores en el reino de Dios.
Ustedes, bendecidos con el Santo Espíritu de Dios,
vean, Jesús está dentro de nosotros;
entren en la alegría de vuestro señor,
celebren con él su Pentecostés.

¡Que puedan en el quincuagésimo día vivenciar ese nuevo día de


revelación. ¡Entonces, también a ustedes les será dado el derecho de leer en
nuestro libro de la vida!

35
VI

El TEMPLO DE NATURALEZA DIVINA

Delante de la vista espiritual del alumno que sigue el camino surge,


como objetivo final de sus esfuerzos, “el templo de naturaleza divina”, la
realidad esencial original en la cual la naturaleza divina del comienzo puede
manifestarse libremente. ¡Ese es el verdadero templo del Espíritu Santo!

Cuando la obra de transfiguración ya está suficientemente avanzada y


firme para acoger el Espíritu universal, entonces el resultado se revela a todos
como una señal visible. Y cuando los personajes clásicos de los hechos de los
apóstoles reciben el espíritu universal en el templo que ellos mismos
construyeron, entonces muchos de ellos son capaces de contemplar ese
acontecimiento maravilloso.

Cuando Pedro, delante de la perpleja multitud, aclara en un discurso


mágico la cualidad, la esencia y la causa que llevaron a esta efusión del prana
divino, se producen dos reacciones: escarnio e incredulidad ó un intenso
interés. Esa doble reacción es real. Cuando el espíritu, la palabra y la sabiduría
universal se manifiestan por medio de los servidores de la fraternidad, en
primer lugar, la tempestad del espíritu que ataca la vida común, provoca
rechazo o escarnio, la crítica y la incredulidad. En segundo lugar, se produce
una conmoción interna y por ello un interés fundamental, en un grupo cada
vez mayor de las personas.

Ese interés puede ser explicado por las siguientes palabras del capítulo
2 de los Hechos de los Apóstoles: “Cuando oyeron eso, se sensibilizaron y
dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: ¿qué debemos hacer?”

Esa palabra y esa pregunta son muy actuales y exigen una respuesta
también actual y que va directamente a su objetivo. Cuando se lucha y la

36
tempestad del espíritu sólo provoca un torbellino caótico en el mundo de las
ideas, no existe un verdadero interés. Cuando se niega la realidad de la
renovación y su base fundamental, no se pregunta: ¿Y ahora?

¿No es verdad, que el interés por el camino del espíritu universal se


basa principalmente en el tipo de comportamiento que dice: “Yo sigo mi
camino. Dime hasta qué punto el tuyo está en concordancia con el mío" La
autoafirmación y la exploración, aquí se revelan de una forma muy evidente.

Por ello sólo aquellos que están totalmente interesados, están maduros
para la respuesta de Pedro: “Arrepentiros, y que cada uno de vosotros sea
bautizado en el nombre de Jesús el Cristo, para la remisión de los pecados. Así
recibiréis el don del Espíritu Santo” Para el mundo occidental, que desde
generaciones se ahoga sin cesar en la teología, esa respuesta llega a ser en
muchos aspectos decepcionante. Por eso es necesario que la Escuela
Espiritual explique esas palabras de otra forma”.

La conversión es la base principal para toda nueva génesis. Conversión


es la palabra fundamental que expresa el alejamiento definitivo y absoluto de
la vida dialéctica. Se trata de un giro, de una vuelta. La nueva vida, que prepara
el camino para el templo de la naturaleza divina, es tan absolutamente nueva,
tan diferente en sus dimensiones y se coloca tan perpendicularmente a la
dialéctica, que es imposible estar simultáneamente en la vieja y en la nueva
naturaleza.

Conversión, nunca es un concepto intelectual, aunque se pueda explicar


científicamente; tampoco es una actividad sentimental, aunque pueda ser
considerada por el corazón.

Esto se les dice porque el contacto con la Escuela Espiritual siempre


sucede por motivos intelectuales o consideraciones emocionales. La vuelta, el
giro al cual nos referimos, debe nacer de la decisión: “ No puedo hacerlo de
otra forma” Debe afianzarse sobre la base de un no total, de una despedida
completa de este mundo.

37
Cuando el Lenguaje Universal se esfuerza por explicar por medio de los
símbolos y ejemplos los elementos que componen la conversión, oímos
continuamente que los candidatos en cuestión se giran. Cuando Cristián
Rosacruz, la noche anterior a Pascua, es invitado a las bodas alquímicas, para
la transmutación en el camino del Espíritu universal, leemos que, al ser tocado,
se volvió. Sólo entonces vio la luz que llamaba, mientras que antes tenía sólo
consideraciones especulativas.

El alumno aspirante que quiere hacer ese viaje de regreso sabe que es
impulsado por muchos vínculos que lo atan a la antigua vida. Esas ataduras,
esos obstáculos fundamentales deben ser rotos para que pueda ser bautizado
en nombre de Jesús el Cristo y absuelto de sus pecados. Por medio del
bautismo en Jesús el Cristo, la sustancia universal espiritual entra en unión real
y corporal con el alumno constructor. Ese bautismo no es una aspersión de
agua, un ritual, una actividad mágica en el sentido que usa la iglesia. Ella se
refiera a una inmersión total en la sustancia espiritual universal, que el alumno
consciente experimenta después de la conversión.

Ese vínculo entre el alumno y el Espíritu Santo marca el comienzo de un


proceso maravilloso y ese bautismo se realiza en el alumno en nombre de
Jesús el Cristo.

¿Que significa eso? El nombre Jesús nos une al hombre de la dialéctica


sin pecado alguno, mientras que Cristo nos une al hombre divino de la
naturaleza original, el hijo unigénito. El nombre Jesucristo no lleva al alumno
de la Escuela de la Rosacruz de vuelta al pasado lejano; al contrario, el
alumno experimenta por medio de Él, una fuerza de amor divino; actual, doble
y alquímica que le impulsa al renacimiento. Aquí se trata de un magnífico
proceso, por el cual el alumno, por la transformación de su estado natural,
pasa al estado divino original.

Entre el hombre divino y el dialéctico se abre un amplio abismo y la


primera fuerza de amor divino, alquímica, que denominamos Jesús, es ahora el
puente, el intermediario necesario para atravesar ese abismo. El nombre de

38
Jesús tiene un significado oculto. Ese nombre indica la fuerza alquímica
redentora del Espíritu universal. Por eso, los hermanos rosacruces han dicho, a
través de los siglos. “Jesús mihi omnia” Ese puente ó ese Jesús debe
establecerse en usted; con eso el Cristo se puede liberar en usted.

Cuando esa posibilidad se vuelve una realidad, el alumno realiza un


camino con diferentes espirales, y la Escuela Espiritual le acompaña en todo
el recorrido. El gran objetivo es el perdón de los pecados y de la culpa.
Cuando el alumno, en un nuevo espíritu realiza el camino múltiple, anula cada
error del pasado, de forma progresiva y sistemática. De esta forma él construye
como libre-masón la nueva casa del hombre original; de la misma forma es
demolido el antiguo templo y toda la culpa suprimida.

Tan pronto como el hombre convertido participa del nuevo proceso vital,
se cambian todas las cosas y todas las relaciones. Cuando el alumno en
cuestión continúa con el nuevo proceso vital, él recibe, como una gran gracia,
la instrucción sobre el tipo y la esencia de esa nueva vida. Pueden encontrar
esas enseñanzas, también en los “Hechos de los Apóstoles”

“Y los que acogieron de corazón sus palabras, fueron bautizados; y en


aquel día aumentaron cerca de tres mil almas. Y eran perseverantes en las
enseñanzas de los apóstoles, en la comunión, en la partición del pan y en las
oraciones. En toda alma había temor; y muchas maravillas y señales se
hicieron por los apóstoles.”

“Todos los que creían estaban juntos y tenían todo en común. Vendían
sus propiedades y bienes repartiendo con todos, según las necesidades de
cada uno. Perseverando unánimes todos los días en el templo, repartiendo el
pan de casa en casa, comían juntos con alegría y sencillez en el corazón,
alabando al Señor y admirados por todo el pueblo. Con relación a ello, todos
los días aumentaba el Señor, el número de aquellos que se habían de salvar.”

Las riquezas de las que nos referimos son tan grandes que no podemos
agradecer suficientemente esa dádiva divina. “Y los que acogieron de corazón

39
la palabra de Pedro fueron bautizados y en aquel día aumentaron en unas tres
mil almas” Eso demuestra claramente que el camino no pone obstáculos
importantes a nadie” En efecto “La promesa es para vosotros y vuestros
hijos”.

Si ven delante de ustedes el camino y desean realizar la transformación,


entonces, nadie tiene porqué quedarse atrás. Entonces, perseveren en las
enseñanzas de los apóstoles, en la comunión y en el reparto del pan y las
oraciones”.

Es la enseñanza de la Escuela de la Rosacruz, que se encuentra a partir


del atrio. Es la enseñanza del nuevo trabajo, que tanto deseamos emprender
con ustedes.

Después de que hayan usado la llave, perseverarán en las enseñanzas.


Con mucho interés todos ustedes observarán y acogerán en ustedes todo
aquello que la Escuela les dice. Sólo entonces la Escuela de la Rosacruz se
volverá homogénea. Sólo entonces cada encuentro será una nueva fiesta.

Como ya saben, en la vida social burguesa se acostumbra a levantar


las copas llenas de vino espumoso y chocarlas unas contra otras antes de
beber. Eso nos recuerda una costumbre mágica muy antigua, de la verdadera
comunidad de los iniciados y sus alumnos. Nosotros acogemos el espíritu de la
renovación en nuestras copas. Levantamos el cáliz del Graal con nuestras
manos cuando nos convertimos. Cuando los cálices están llenos,
sintonizamos nuestros dones divinos y cuidamos de que lo recibido tenga un
único sonido, una única vibración.

Mientras los hombres de los pueblos organizan sus orgías, esa imitación
de la Santa Cena, y dice “salud”, los alumnos convertidos de la Escuela,
cogiendo el cáliz del Graal en sus manos suplicantes, se miran mutuamente a
los ojos y dicen suplicantes, unos a otros: “La paz esté contigo”

40
Así ellos perseveran en la unión, en la partición del pan y procuran que
cada uno reciba su parte. Ellos se ayudan mutuamente en el reparto del pan
del Señor; ninguno quiere sobrepasar al otro, pues saben que se mantienen
juntos por la consolación y por la bendición. Ellos invocan, desde lo más
profundo de su interior, este nombre sagrado: “Jesús mihi omnia”

Cuando esto es alcanzado, emana una fuerza de nuestro trabajo, tan


poderosa e inmensa que se realizan maravillas y milagros; que resultan de un
desenvolvimiento y una expansión que no se puede explicar a la conciencia del
profano, debido a su naturaleza. Por eso, se apodera de todas las almas el
temor; no el temor al miedo, sino el más profundo respeto. ¿Qué puede haber
imposible, para un círculo que edifica unido?

¿Cómo podría haber privilegios de unos sobre otros, de esa forma? ¿La
gracia que nos es concedida no es también para ustedes? ¡El objetivo glorioso
no se restringe a unas excepciones! Si lo desean realmente, entonces tenemos
todo en común, mucho más de lo que se podría imaginar o explicar. ¡Todo está
a su disposición, sólo tiene que cogerlo!

¿Al ver y experimentar todas esas riquezas, que importancia ahora


darán a todas esas cosas dialécticas que ustedes ahora guardan como un león
y que son ahora todo para usted? Si viven la nueva vida, entonces venden
todo, se liberan de aquello que han constatado que es un vínculo con la tierra.

Como estas cosas son muy personales, puede ser que el rompimiento
de sus lazos, se vuelva una ayuda para otros. Así construimos juntos un
templo. ¡Aquellos que se encuentran reunidos bajo la Rosacruz están en el
camino! ¡Y podemos lograrlo, pues lo que necesitamos ya nos es ofrecido!

Por eso poseemos un templo, un templo de un espíritu que llamamos


campo de fuerza. Diariamente, nos reunimos en el templo, partimos nuestro
pan y allí celebramos a cada momento, nuestra cena. Los rayos parten del
templo en todas direcciones; ellos van de casa en casa y penetran donde

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menos se espera, para, de acuerdo con la voluntad divina, difundir esa luz e
inflamar los corazones.

Existe pues una inmensa alegría y total sencillez en el corazón. La vida


dialéctica es por lo demás complicada, pero el que entra en la nueva vida ve
una vida clara y pura como un cristal, perfectamente simple y brillante como el
Sol en su cenit. Y la palabra clave es simplicidad; no la simplicidad superficial,
sino la de la única vida que proviene de Dios, la simplicidad que es al mismo
tiempo magnífica y poderosa.

Por ello alabamos al Señor. ¿Cómo podría ser de otra forma? En el


círculo que se encuentra en el templo, que juntos construimos, de ese círculo
se elevan diariamente los hijos de Dios hacia el círculo de salvación.

¡Utilicen la llave que lleva a la única vida, a la que son todos invitados!
¡Colóquense en el camino de regreso y verán la esencia y la vida de Dios!

42
VII

SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO

En el transcurso del año solar, llega un momento en el que la naturaleza


comienza a irradiar toda su belleza y comienza el verano. Los árboles se
encuentran repletos de hojas y las flores muestran su esplendor. Todo lo que
es fértil promete una rica cosecha.

Pueden comprender, por tanto, el profundo agradecimiento demostrado


por el hombre unido a la naturaleza, por todo lo que ella produce. Desde la
más remota antigüedad hasta nuestros días, la humanidad celebra con júbilo el
verano que comienza. Lo recibe solemnemente con gran pompa.

Está claro que las tendencias religiosas dialécticas se adaptan


perfectamente a la naturaleza. ¿Cómo podría ser de otra forma? Tanto las
religiones animistas como las politeístas demuestran claramente ese
procedimiento natural. Incluso el cristianismo natural oficial, no es ninguna
excepción. Las fiestas, las horas de oración y gracias por lo que la naturaleza
manifiesta en verano, ya hace muchos años adquirieron la ciudadanía en el
cristianismo oficial. Naturaleza y religión están aquí unidas herméticamente uno
con otro.

¿Cómo podríamos hacer alguna objeción a esa gratitud? Sin los frutos
de la naturaleza no se podía mantener la vida. Sin una buena cosecha, la vida,
en relación con la dialéctica, es imposible. ¿Quién se podría quejar de la luz del
sol, de la temperatura suave, del gorjeo de los pájaros y del aroma de las
flores? Por eso, son necesarias y muy naturales las conocidas fiestas
estivales y las bienvenidas al comienzo del verano. ¡El que puede va a las
ferias Y aprovecha todo lo que el verano le ofrece!

43
Sin embargo existe una fiesta estival y una entrada de verano
totalmente diferente. Esta fiesta es tan antigua como nuestro orden de
naturaleza, y ha sido celebrada continuamente y con el mismo ánimo, la misma
convicción y la misma alegría que las fiestas de naturaleza exterior. Estamos
hablando de la Rosa Blanca, la fiesta juanista, la fiesta de San Juan Bautista.
San Juan Bautista es una de las grandes personalidades que desempeñaron
un papel muy significativo en el proceso del crecimiento espiritual de la
humanidad.

El observador superficial nunca comprendió porqué la fiesta juanista


coincide con el preludio del verano de la naturaleza. La figura de Juan fue
tratada como tantos otros espíritus elevados. Lo vistieron con un ropaje
solemne y lo hicieron santo. Por otro lado, lo mutilaron hasta volverlo
irreconocible.

Consciente o inconscientemente, sepultamos su excelencia y coraje


espiritual así como su fuerza motriz bajo imágenes de santos, bajo el solsticio
estival y bajo procesiones famosas. Sin embargo, si fuese reconocido el
verdadero significado de la figura de Juan en la vida del hombre,
verdaderamente su santidad no sería tan ensalzada, a menos que se trate de
una mentira consciente para cegar a la humanidad al respecto de su verdadero
significado.

¿Hay alguien más impresionante que Juan Bautista? ¿Alguno de coraje


ardiente, un representante que exprese de forma enérgica la oposición a la
letra de las doctrinas, a la hipocresía? Si alguien más, a excepción de
Jesucristo, levantó la voz para combatir las enseñanzas cristalizadas de las
escrituras y el fariseismo, ese fue Juan.

Hay grupos esotéricos que han olvidado totalmente su vocación


espiritual. Ellos también celebran la fiesta de San Juan con un agradecimiento
a todo lo que crece. Es natural que estén agradecidos a las falanges de los
espíritus naturales que trabajan sin cesar en el reino vegetal. Pero ¿es este el
verdadero significado de la fiesta de San Juan? ¡Claro que no!

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También podemos participar desde el punto de vista místico y celebrar
con los buenos elfos su victoria sobre las fuerzas destructivas en su reino.
¿Pero tiene todo esto alguna relación con la fiesta de San Juan Bautista? Un
contraste más claro no es posible imaginar: la abundancia de la naturaleza, la
fiesta de la abundancia y la figura de Juan Bautista que atraviesa el desierto y
confronta al pueblo con sus predicaciones penitentes y condenatorias.

No es acaso Juan, como una voz que clama en el desierto de la vida,


realizado ya su trabajo en Betania, el símbolo del vehículo transitorio. Nosotros
aún nos encontramos en ese vehículo de transición, en la casa de la miseria.
La figura de Juan siempre surge cuando la noche de la ruina está en su
apogeo, cuando la miseria de este mundo, alcanza su punto culminante. Él
surge como emisario de la hermandad del reino inmutable, para hacer que el
mundo oiga el mensaje: "Preparen el camino del Señor”

Ellos nos ostentan el mínimo lujo o presunción; envueltos sólo en una


ropa igual a sus semejantes, exactamente como Juan, de modo alguno se
vanaglorian por propagar una nueva llamada. Ellos respetan lo que Isaías dijo:
”Enderecen los caminos para el Señor”.

Ellos no sólo vienen como simples hombres, como servidores de la


humanidad, sin anhelar celebridad y honra, sino como portavoces de la
Escuela Espiritual. Vienen para enseñar al hombre la manera correcta de
reconstruir y pasar por ese vehículo transitorio, a fin de encontrar a Aquel que
viene después que Juan. ¡Aquel que debe venir! Porque sin lo único que debe
ser despierto en la vida de cada uno, jamás podréis dejar Betania, la casa de
las miserias. Aunque recorran las infinitas procesiones y las eternas fiestas
nocturnas de verano o las incontables imágenes de santos hechos en nombre
de Juan.

Ahora nos podemos preguntar: ¿No surtiría más efecto ser uno como
Juan Bautista desde su testimonio en el rigor del invierno o finales de otoño?
¿Cómo puede un hombre, que necesita tanto de las dádivas del verano aspirar

45
a la fiesta de Juan, y a su desierto y accesis? ¿Y porqué se habla de la Rosa
Blanca? Les surgen diferentes preguntas, vamos a intentar aclarárselas.

Pueden imaginar una doble fiesta estival nocturna. Primeramente se


trata de un sueño, seguido siempre de un amargo despertar. La fiesta en la
naturaleza común es siempre una reacción de lucha por la existencia. Si el
hombre tiene hambre, él lucha por conseguir el pan y la naturaleza le orienta en
ese sentido. Él demuestra gratitud y la satisfacción del ser natural común. Sin
embargo, cuando ese sueño se deshace y él recuerda, surge nuevamente el
hambre y la lucha, que constantemente se renueva, celebrando así sus idas y
venidas.

Ese proceso somete al organismo humano a un fuerte desgaste. Él


envejece y se cansa, y finalmente llega el momento en que ningún pedazo de
pan y ninguna fiesta puede ayudarlo, pues él está extenuado.

Alguien puede preguntar: ¿No incurre aquí el hombre en un error? ¿No


persigue, con base a esta naturaleza, sólo quimeras? ¿Con su espontaneidad y
su evidente amor por la naturaleza, no debiera el hombre amar y pertenecer a
un ser con cabeza de asno, como en “el sueño de una noche de verano, de
Shakespeare?

Si así es, el hombre debe llegar a la conclusión de que es posible


festejar otra plenitud de verano, una plenitud que ofrece una satisfacción
absoluta; una plenitud de verano que no conoce hambre después del hartazgo;
una plenitud que otorga la eterna juventud.

El hombre que se entrega a la naturaleza y a sus impulsos se parece a


uno de los personajes de "Sueños de Una Noche de Verano”, de Shakespeare,
que se ve unido a un ser con cabeza de asno. Mientras tanto, la naturaleza no
ofrece ninguna satisfacción y, al mismo tiempo, existe el anhelo por lo otro, que
no pertenece a esa naturaleza. Surge de forma automática un esfuerzo por
servir a dos señores.

46
La otra realidad de ser, la nueva vida, desea darles la bienvenida. Pero,
se supone que ustedes anhelan celebrar la despedida de esta naturaleza
terrestre. El hombre debe primeramente, librarse del ser con cabeza de asno,
para estar en condiciones de recibir la nueva vida. En la obra de Shakespeare,
Hérmia también debe liberarse de Lisandro, antes de poder pertenecer a
Demetrio. Pues éste sólo acepta a Helena, la parte humana que busca el
contacto metafísico, mientras que el verdadero ser permanece en el bosque de
la ilusión con sus dos pies hundidos en la realidad.

En la obra de Shkespeare, la representación de los cuatro aspectos del


hombre es magnífica y perfectamente correcta. La conciencia se agarra a la
Tierra y el aspecto místico busca el ser superior. Sin embargo, la búsqueda
del ser superior fracasa, mientras el hombre persista en su apego por esta
naturaleza, porque, luchando de esa manera, la puerta nunca se abrirá.

Así, las dos fiestas estivales son diametralmente opuestas,


permaneciendo esencialmente extrañas la una a la otra. El alumno en el
camino tiene que escoger una de las dos opciones, pero sólo una. O sigue el
camino de la naturaleza, ó el camino espiritual.

En la antigüedad, los alumnos de los misterios tenían que temer todo


tipo de persecuciones. Recurrían a todo tipo de disfraces, con el fin de ocultar
sus verdaderas intenciones, como por ejemplo, el uso de un lenguaje velado.
La fiesta de la Rosa Blanca también fue adaptada exteriormente para ser
usada por la Iglesia en sus fiestas conmemorativas y en las fiestas de verano.
De ahí, la maravillosa adaptación de la imagen exterior de la fiesta de la Rosa
Blanca y la naturaleza exterior del 21 de junio (El comienzo del verano en el
hemisferio norte) En realidad, esa imagen exterior no tiene nada que ver, con
las verdaderas intenciones.

El alumno que quiere celebrar la fiesta de la Rosa Blanca pasa por


diferente procesos, que se asemejan a las estaciones de año. El gran proceso
de renovación tiene comienzo en invierno. El alumno debe comenzar el trabajo
de liberación en el más profundo nadir de su vida. En esa hora, el alumno debe

47
despedirse del ser de cabeza de asno y dirigirse claramente hacia la nueva
vida. Cuando esa hora del adiós, esa muerte según la naturaleza es realizada
de la forma correcta, la semilla de la nueva vida es introducida en su nadir más
profundo.

Entonces, el alumno endereza su camino en la naturaleza, que,


entonces se le vuelve completamente extraña. Para él, no pasa de ser un
desierto. Él sabe que la semilla plantada en el éter vital, a través de la Escuela
Espiritual, comienza a germinar y emplea sus esfuerzos para ayudar, de la
forma correcta, al tierno brote a desenvolverse.

Él prepara los caminos para su Señor, porque, gracias al discernimiento,


recién obtenido, promete obediencia a la llamada divina. El alumno que trabajo
seriamente el camino aplica de la manera correcta, esa exigencia, en sí
mismo. Él o ella saben, que la transformación del hombre natural en hombre
espiritual es una lucha a vida o muerte. Pero esto no le preocupa, pues sabe
también que es el dolor, el fuego el que produce la purificación. Sabe, que sólo
por el continuo e incesante pulir como el diamante adquiere su brillo y su valor.
De esta forma, al final del invierno él celebra la fiesta de primavera. Llega la
hora de que se manifiesten los primeros indicios del crecimiento.

El nuevo ser en el alumno comienza a revelar un contorno cada vez más


claro y fuerte, hasta que se aproxima el día de la fiesta de verano, la fiesta
estival nocturna, la noche de la revelación del muy amado. El alumno es
confrontado corporalmente con el hombre Jesús en sí mismo, que nace en
invierno, se desenvuelve en primavera y, ahora en la plenitud del verano, toma
la gran iniciativa, la dirección absoluta de la vida del alumno.

Esa es la fiesta de la Rosa Blanca, el comienzo de la vida plena en


Jesús, el Señor. En ese momento, el núcleo de conciencia dialéctica se retira
totalmente y el hombre Jesús comienza su gran obra de reconstrucción del
microcosmos. En ese gran trabajo, la Rosa Blanca se tiñe de un rojo-sangre
hasta el consumatum est. Entonces, después del despertar del sueño de una

48
noche de verano, el alumno descubre que nunca más sentirá hambre y sed,
hasta la eternidad.

La fiesta de la Rosa Blanca, el recibimiento de una rosa de Juan,


significa que el alumno preparado se vuelve uno con el ser Jesús. Tal plenitud
estival es la parte del alumno que provoca una separación entre la naturaleza y
el espíritu, por eso, surge una nueva naturaleza. Ese es el secreto de toda
verdadera magia, el secreto de la doctrina de la transmutación.

Nadie puede trabajar el camino para la santificación si continúa amando


el ser con cabeza de asno, si aún lleva una vida mística. Nadie puede alcanzar
la nueva vida sin despedirse de la antigua naturaleza. Los dos valores de la
naturaleza, tienen cada uno, su fiesta de una noche de verano. El despertar
del sueño de una noche de verano significa la liberación de la rueda del subir y
descender. El despertar del sueño corresponde a la plenitud eterna.

Todos los que trabajan el camino de la liberación descubrirán que ese


camino nos lleva a una lucha. Todos los que trabajaron ese camino no nos
dejaron ninguna duda al respecto, pues hay muchos interesados en mantener
al alumno en la antigua naturaleza. No podemos negar que una entidad que
entra en la nueva naturaleza provoca una crisis en la antigua naturaleza. Por
ello, si están dispuestos a ayudarnos a impedir que la Tierra y sus habitantes
se hundan en el fuego el terror, deben decidirse a preparar con nosotros los
caminos del Señor.

Jesúcristo conduce a la humanidad a su destino final. Quien no se


adapte, a tiempo a sus vibraciones etérica santificantes, quien no aprenda a
armonizarse con su fuerza, se quedará atrás, en las tinieblas del desamparo de
Dios. Es por eso que hay alegría en los cielos cada vez que se convierte un
alma humana. Hay alegría en los atrios sagrados del templo del Espíritu cada
vez que un hombre entra para celebrar conscientemente su alianza con la vida
inmutable y sellarla.

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En el Sueño de una noche de verano, de Shakespeare, Oberón es el
príncipe del reino de los espíritus naturales, que hace todo lo posible por
mediación de sus servidores, para aprisionar a Hérmia y a Lisandro. Quedará
entonces claro, que el alumno, además de vencerse a sí mismo, tiene también
que vencer a todos los que le impiden realizar el acto liberador.

Cada alumno en el camino podrá testimoniar ese hecho, así como la


gran lucha que deberá realizar, para llegar a un buen fin. Pero será una gran
alegría para él, al dar testimonio de que la semilla crece mediante la ayuda de
la fuerza divina. Apoyándose en la idea de una nueva vida, ahora que ella
puede preceder a la humanidad en la nueva luz del Sol, que jamás le
abandonará. Porque donde nace otra vez de nuevo, ni la altura ni la
profundidad, ni la maldad mental, pueden separar al alumno del amor de Dios,
que es todo en todos.

¡Permita Dios que sean siempre vencedores en su camino de salvación.


¡Que puedan fortalecerse en el espíritu, a fin de que puedan, un día, como
alumnos conscientes llamados a testimoniar la Nueva Jerusalén, donde se
celebra para siempre la eterna fiesta del verano!

50
VIII

LA SUBLIME SABIDURIA DE LAO – TSÉ

Si ustedes poseen algún conocimiento acerca de la literatura esotérica,


entonces sabrán que ella, en varios documentos, menciona un secreto
guardado por los habitantes del Sur de Francia en la Edad Media. En ella, en
la tierra de Sabartéz, el antiguo hogar de los cátaros – bendito sea ese nombre
– el pueblo disponía de un poder sobrenatural, el poder del consolamentum.
Por medio de ese poder se realizaba la separación entre el ser animal y el
espiritual, entre el hombre perteneciente a la Tierra y la esencia original de la
prehistoria.

El consolamentum era mucho más que un sello sacramental. Era mucho


más que un descenso de las fuerzas mágicas, pues los cátaros lo
consideraban un rompimiento definitivo con la vida de la dialéctica. A partir del
momento en que recibían el consolamentum, no podían ya ser considerados
literalmente habitantes de este mundo, pues ya no formaban parte de él.

Muchos buscadores de esa región intentaron descubrir las fuerzas que


sustentaban ese movimiento en el Sur de Francia y llegaron a la conclusión
correcta de que esa aurora espiritual hubiera abarcado toda Europa con su
llamada al despertar, como el mundo jamás hubiese visto, si no hubiera
habido interferencias. ¿Quiénes eran pues esos seres iniciados, que
inspiraban en decenas de millares de personas, algo cuyos efectos causaban
un odio tan terrible y sanguinario en la antigua iglesia?

Esos seres, o fuerzas, eran cosmopolitas en el sentido más amplio de la


palabra. Amaban literalmente a toda la humanidad y, actualmente también,
están activos y se manifiestan donde quiera que se den las condiciones para
ello. Sus pasos se dirigen hacia el Este y Oeste, hacia el Norte y el Sur. La
historia mundial nos habla de ellos. Ahí se puede reconocer el hilo que une

51
todos esos diferentes acontecimientos y desenvolvimientos por ellos
provocados.

Sin embargo, ellos permanecen, desde los tiempos más remotos hasta
nuestros días, en el más profundo sigilo. Existe un velo hermético que los
separa de los hombres de la masa. Cualquier investigación pertinaz por parte
de la ciencia, con la intención de encontrar el origen de ese secreto, es inútil
hasta hoy. Podemos afirmar que el saber, la ciencia y las fuerzas de los cátaros
son universales. Su fuente no puede ser revelada aquí en la Tierra, y sólo se
puede encontrar en el reino inmutable.

Algunos autores lamentan el declive, por lo menos aparente, de los


cátaros y se quejan de la sabiduría y de las fuerzas perdidas. Sin embargo,
ese es un lamento puramente dialéctico. Una fuerza emanada de la vida
universal, una fuerza de sabiduría tan elevada no puede perderse. Ella es el
propio aliento divino que toca a la humanidad, en su empeño lleno de amor por
salvarla y, retrocede cada vez que el odio y la sed de sangre del mundo
material y de los mortales intenta profanarla.

Reflexionando por un momento sobre el contacto que se realizó en


Europa, del esfuerzo de amor universal, tendemos también a pensar en un
contacto divino semejante ocurrido en el Oriente antiguo, en el impulso divino
traído por el sublime Lao-Tsé. No se sabe a ciencia cierta si él existió
realmente, ni si fue un hombre; incontables velos lo envuelven. Es irrefutable,
sin embargo, que él en su sabiduría podía abolir la tristeza de aquellos que
testimoniaban y de los que buscaban el drama ocurrido en el Sur de Francia en
la Edad Media. Se puede, del mismo modo, señalar el secreto del
consolamentum como el secreto de Tao.

¡El Tao no procede, él no fue, el Tao es!


los antiguos sabios que conocían el Tao
callaban referente a este secreto,
pues ellos sabían bien que los profanos se vuelven a las tinieblas

52
y transforman las fuerzas vitales en destrucción.

Cuando ciertas fuerzas vitales son despertadas en el hombre


y él se conciencia de su gran poder,
sin estar libre de su egoísmo,
entonces la llama se transforma en fuego
que se extingue en sus cenizas.

Por eso no se debe rebelar el secreto a los profanos.


¿No ciega la luz muy intensa a los ojos desprotegidos?
Conducir un pueblo significa realizar una gran tarea,
permaneciendo en la sombra en tanto que maestro.

¿Pueden ahondar en ese lenguaje de la sabiduría?

Mucho se escribe y se habla en los libros ocultos de los cátaros, en los


cuales se revela la enseñanza universal y la verdadera vida, y que en aquellos
tiempos fueron destruidos por el clero. Pero, el libro oculto de los cátaros
nunca fue escrito, así como tampoco los fueron el Libro de Tao, el Libro “M” de
Cristián Rosacruz y el Libro del Apocalipsis de Juan, cerrado con siete sellos.
Aunque no esté escrito, existe y está oculto de los profanos. Su escritura
fulgurante irradia y se revela a todos los que saben liberarse del egoísmo
inferior.

Por eso la endura era, para los cátaros el camino normal para alcanzar
el consolamentum. La endura es la extinción de la naturaleza, el aniquilamiento
total del ser del yo, la total preparación para el renacimiento.

Si ustedes también quieren seguir en esa dirección, les aconsejamos: no


desperdicien más tiempo y energía en la búsqueda de libros y escritos que,
según ustedes, pudieran llevarles a la liberación. El Tao no puede ser dicho
ni escrito. Él es el camino, la senda, y sólo puede ser vivido.

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Esos simples indicios bastan para mostrarles la pobreza de
conocimiento y argumentación, la escasez de comprensión intelectual y la
locura de la conciencia cerebral en toda su desnudez. "Nada podéis saber que
valga la pena saber; nada podéis poseer que valga la pena poseer; y nada
podéis comprender que valga la pena comprender; mientras no hayáis muerto
según la naturaleza y antes de la eliminación de la maléfica ilusión del yo en
vuestros microcosmos. Mientras no alcancéis ese estado, permaneceréis
profanos, ateos, y, por tanto, pequeños y veréis finalmente un contorno
indefinido por medio de un espejo”(Corintios 1-13:12) y no tendréis nada,
absolutamente nada".

Lo que tal vez posean es la tristeza y el ardiente dolor de la dialéctica, un


fuego, un fuego aterrador que siempre surge de sus propias cenizas. La
dialéctica es una consumación, un sufrimiento infernal sin fin. Deben librarse de
ese tormento por medio de la senda, el camino, por medio del Tao. Deben
pasar por la endura, de la extinción, de la muerte según la naturaleza inferior.

¡Pero, no pueden trabajar esa senda solos y, de hecho, no es necesario,


pues la fuerza auxiliadora está presente! ¡Y la palabra auxiliadora resuena! Si
quieren abandonar todo lo que poseen, entonces ustedes reconocerán como
Lao-Tsé:

¡Fuerza oculta, secreto, eternamente inviolable!


ó, fuente serena y pura, de donde la vida se origina.
Somos unidos a Ti en lo más profundo de nuestro ser,
de la gran Unidad fluye la pluralidad innumerable.

Es inconcebible que muchos alumnos de la Escuela Espiritual no puedan


ver esta vida única y verdadera, la única esencia, cuando la buscan, cuando la
desean fervorosamente. Esto debe de ser por algún motivo. Ello es debido al
hecho de que muchos se apegan demasiado a las cosas de la vida antigua y,
además de eso, esperan que la revelación divina penetre, sin ningún proceso,
en lo recóndito del ser natural, para que así la verdadera vida se despierte en el
microcosmos.

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¡Pero no es así como sucede! Si desean partir hacia la vida prometida,
entonces deben levantar nuevamente todas las pesadas anclas, que ustedes
mismos han lanzado durante su vida. "Y las enseñanzas de la lengua sagrada
nos confirman que esto es posible: “

Aquello que les llama está cerca de ustedes, más cerca que las manos y
los pies”. Por eso:

Quien camina en la senda de la liberación del yo inferior,


se despoja de sus deseos como inútiles trastos;
entra desnudo al templo de la más alta iniciación;
el vestíbulo del tabernáculo es la tumba.

Como alumnos los buscadores gnósticos pueden saber como ser un


masón libre, como pueden levantar piedra sobre piedra, la santa catedral. El
sagrado Monte Salvat es invisible para la materia, pero lo pueden penetrar por
medio de la tumba de la naturaleza inferior y, como aprendices colocarse a
disposición de los maestros-constructores. Así aprenderán a reconocer con
Lao-Tsé sus obstáculos fundamentales y la llave para el Tao:

El mayor saber es reconocer que no sabemos nada.


Esa sabiduría negativa vuelve a la humanidad tranquila, devota;
conocemos todas las letras del alfabeto,
pero ninguna letra del gran misterio: Vida y muerte.

La verdadera enfermedad del hombre es “no reconocer su propia


ignorancia” no piense, sin embargo, que aquí se trata de pura dependencia
mística negativa, una negación de ideas místicas. “Y por eso”, dice Lao-Tsé,
“que el pensamiento material construya una barrera para la verdadera corriente
espiritual”. Deben abandonar sus pensamientos materiales.

Deben preguntarse a sí mismos qué hacen realmente con sus


pensamientos materiales. Entonces, reconocerán que piensan esotéricamente

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con su pensamiento intelectual y estimulan el misticismo con su corazón con
pensamientos emotivos. Esa es la barrera para el flujo espiritual. La
enseñanza de la sabiduría les revela que cabeza y corazón forman una unidad
perfecta.

Mientras el hombre no quiera reconocer que no sabe nada, la gran


realidad es para él un bello sueño, y nadie, a no ser el mismo, podrá curarle de
esa falta de conciencia renovada.

Quien reconoce su estado enfermizo, ya está sano:


Reconocimiento es el arcano contra ese tormento tenebroso.
Por los caminos del pensamiento intelectual, no se alcanza la
esencia.

Tenemos otra vez una nueva noción de la realidad de los hermanos y


hermanas de todos los tiempos, muchas veces incomprendida: La negación de
la realidad dialéctica- Esos iluminados conocían una realidad diferente de la
que vive el hombre dialéctico, así como otro aspecto del idealismo y del
humanitarismo. Esos iluminados, conocían la propia actividad viviente y
vibrante de la nueva realidad de vida, una actividad que al hombre terrestre le
parece una ociosidad ilimitada, una amorfia sin respectivas.

Sufrir la maldición de la vida es algo consciente en todos los que viven


en el siglo XX. Mientras tanto, cuanto más la vida nos llena de desgracias,
más nos apegamos a ella e intentamos lograr las bendiciones deseadas, sin
por ello recoger fruto alguno. La bendición pasa como un navío en la noche
oscura, pues no conocemos la esencia de la Doctrina Universal, y la justa
acción no se puede realizar. Por eso dijo el sabio hace 2.500 años:

Mi doctrina lleva un simple mensaje.


Mis actos están fuertemente unidos a ese mensaje.
Explicados de diferentes formas por el hombre
son como líneas, alrededor de un núcleo envueltas.

56
¿No es verdad que muchos ocultan una simple y esencial verdad, la
llave de la vida verdadera, en una novela de verdades aparentes y de
ostentaciones? Pero Lao-Tsé nos dice:

Pero yo, que conozco el camino a través del laberinto


no me dejo llevar por los fuegos fatuos.
Aseguro el hijo que conduce al núcleo,
contemplo con tranquilidad donde otros luchan sin objetivo.
No deseo desempeñar ningún papel en el palco de la
vanagloria del mundo.
por ello parezco inútil a los hombres vanos;
todos buscan una parte de la multiplicidad,
más yo el universo, ¿qué más puedo desear?

Vean pues, que se trata de ganar el universo. Puede parece un poco


extraño a los ojos de los occidentales, pero el significado de la santificación
crística es el mismo que se manifiesta en la fuerza mágica de un espíritu
santificado en Cristo. La palabra “santo” proviene del concepto de volverse
sano. La Doctrina Universal demuestra al alumno que su microcosmos ya no es
santo sino que está bastante dañado. Bajo la maldición de esa mutilación,
busca una minúscula parte de la multiplicidad y, por ello, su maldición no se
puede transformar en bendición. Por todo lo cual, él se hunde cada vez más en
la materia.

Cuando el alumno interrumpe ese trabajo inútil e ignora esa actividad,


convencido del hecho de que la realización de sus aspiraciones más elevadas
no deben venir de su yo dialéctico, comenzará entonces a construir una
armadura espiritual invulnerable. Él puede trabajar el camino, la senda y
alcanzar el Tao, pues la ilusión del yo está muerta. El microcosmos recupera su
estado original y el universo se vuelve parte del alumno.

¿Perciben pues que el mensaje de la Rosacruz Aurea es y ha sido el de


todos los tiempos? Que era el mismo que el de Lao-Tsé, el mensaje de hace
2.500 años. Ese mensaje continuará resonando hasta el maravilloso final. Ese

57
mensaje resonará hasta que el buscador vea delante de él el camino y diga a
los sabios universales:

¡Quiero vivir de acuerdo con vuestro grande y sabio ejemplo, y


saberme incorporado en el plan de creación divino!

Concluyendo: reconocer el camino, reconocer el Tao será vuestro cometido,


tan pronto descubran que ustedes, como dice Lao-Tsé, ”sufran en vuestro yo
dialéctico” Si descubren en ustedes mismos que nada ni nadie puede curarles
de ese dolor, que nadie puede extinguir ese fuego, y después de que ustedes
mismos se hayan despedido de ese ser-yo, brillará para ustedes la gran
lámpara de lo omniconsciente; el peregrino se bañará en esa luz divina que,
semejante al consolamentum, elevará su carga fuera de la noche.

58
IX

LA TRAYECTORIA EN ESPIRAL Y LA VIBRACION

Como ya saben nuestro campo de percepción orgánica se basa en


vibraciones. La ciencia natural moderna penetra cada vez más
profundamente en el conocimiento de las oscilaciones y se acerca, cada
vez más a las enseñanzas Universales. La audición, la visión y otras
tantas impresiones orgánicas, los fenómenos del sentido, olfato y del
paladar, así como todas las otras impresiones de fondo moral y
espiritual nacen por medio de las vibraciones etéricas que, a su vez, se
encuentran en las fuerzas, condiciones y aspectos de la sustancia
atmosférica.

Cada onda vibratoria está movida por una idea, un principio


espiritual. Ese principio determina la cualidad, la esencia y la frecuencia
de vibración, así como la aparición de leyes naturales que cooperan con
las ondas vibratorias. Tenemos en mente, por ejemplo, la ley de la
unidad, la ley de cohesión.

Las vibraciones despertada en la substancia primordial por medio


de la idea y, dependiendo del tipo de vibración, son producidos
fenómenos de corta o de larga curación, es decir, ellas se manifiestan de
acuerdo con la masa, la idea que los generó y la vibración de la ley de
cohesión. Por eso, los gnósticos dicen que cada vida sirve de base al
arquetipo que posee una cierta vitalidad. En cuanto la vitalidad es
consumida, deja de existir el fenómeno, la expresión del arquetipo.

También, hemos de llamar su atención hacia el hecho de que


cada onda vibratoria describe una trayectoria espiral doble, una
centrípeta y otra centrífuga, una posee una acción de expansión y la otra
de contracción. No es nuestra intención pormenorizar científicamente
sobre la vibración y todos esos fenómenos que se realizan en la

59
trayectoria espiral. Queremos tan sólo que presten atención hacia esa
base de acción cósmica. Con ello, pueden aprender una lección urgente.

En primer lugar, deben aprender que cada criatura del universo se


revela y vive en el ambiente que ella misma creó y se merece. En
segundo lugar, deben reconocer incondicionalmente que la idea
generadora es idéntica al resultado obtenido. En tercer lugar, es lógico
que si el resultado obtenido deja de existir como fenómeno y la idea
permanece, ella deberá, debido a su origen espiritual, nuevamente
manifestarse. Finalmente, en cuarto lugar, el alumno que busca
seriamente esas cosas concluye que el principio de la conciencia
emprende un viaje constante entre la idea y el fenómeno.

El principio de la conciencia es llevado a manifestarse en la forma


por medio de la fuerza centrípeta y, por medio de la fuerza centrífuga, la
conciencia es acogida nuevamente en la idea. Muchos esoteristas ya
aclararon ese viaje de la conciencia de la idea a la forma; y de la forma a
la idea.

Algunos de ellos dicen ahora que la conciencia, que se encuentra


prisionera en ese torbellino de vibraciones, presenta también dos
aspectos distintos: se habla del yo inferior y del yo superior (Cuando
hablamos del “yo superior” queremos decir la conciencia espiritual, que
se distingue del yo superior dialéctico, o ser aural), del yo dialéctico y del
yo celeste, del hombre natural y del hombre espiritual. Esto quiere decir
que uno de los aspectos de la conciencia, debido a su estructura y a su
origen, no es necesariamente igual al torbellino vibratorio en el cual él se
halla envuelto, mientras que el otro se adapta totalmente con ese
torbellino y se explica por él. El yo superior o conciencia espiritual es por
tanto el prisionero; el yo inferior es el hombre de la naturaleza, el
corazón natural del torbellino vibratorio.

Así como un planeta u otro cuerpo celeste puede ser expulsado


de su órbita, pudiendo de esa forma penetrar en otro sistema perdiendo,

60
por consiguiente, su naturaleza original, así también en tiempos remotos,
el yo superior fue expulsado del grupo de entidades, al cual nosotros,
según nuestra más profunda esencia, pertenecemos, fue arrojado fuera
de su espiral original, de su órbita y capturado por otra.

Por ello, el yo superior duerme, y una conciencia natural dialéctica


se manifiesta en su lugar y emprende continua y espontáneamente el
viaje de la idea a la forma y de la forma a la idea. Debido a nuestra
naturaleza inferior estamos totalmente sometidos a la voluntad y nos
movemos por medio de un interés concentrado, en armonía con
nuestros instintos naturales; mientras que debido a nuestra naturaleza
superior, somos hijos perdidos de Dios, proscritos de nuestra Patria
original.

En la Escuela Espiritual nos dirigimos sólo, a aquellos – y sólo


podemos ser comprendidos por aquellos – que comprenden ese
mensaje de dentro para fuera. En esos hombres el yo superior
prisionero, cautivo y adormecido muestra frágiles indicios de conciencia.
Son hombres que anhelan la patria original y, por consiguiente,
reconocen su cautiverio en medio de una naturaleza que les es extraña.
Ese fenómeno es provocado por la vibración radiante y despertadora del
campo de vida original, de la llamada de la Patria original. Esa llamada
avanza en el espacio describiendo una trayectoria espiral y haciendo
sentir su influencia donde quiera que alguien se armoniza con la
realidad de su existencia.

Cuando una realidad-conciencia es expulsada de su órbita, la idea


que irradia de la trayectoria espiral, busca, debido a su ser, conducir lo
que está perdido, de vuelta a su órbita. Por ello, está escrito en la Biblia
que Dios busca lo que está perdido. El alumno de la Escuela Espiritual
se encuentra, por ello, en una situación muy especial. Existe en su
círculo de existencia una gran tensión y tiene que emprender una lucha
doble. El dios de la naturaleza común y el Dios de la naturaleza original
elevan sus voces.

61
Al comienzo, no consigue distinguir las dos voces. Le parecen
que las dos parten del yo de la naturaleza común y es entonces
comprensible que el alumno en ese estado busque, en el yo común una
vida metafísica superior. Él considera la lucha entre lo superior y lo
inferior en el hombre como el juego común entre el bien y el mal.

Más tarde, mucho más tarde, después de muchas experiencia,


puede ser que el alumno descubra que existen dos voces: Una que se
explica claramente por el yo común de la naturaleza y la otra que no
proviene de la naturaleza y que toca otros centros de la personalidad.

Cuando ese descubrimiento se lleve a efecto, entonces el alumno


comprenderá que él anhela encontrar la verdadera vida superior, se
despedirá por completo, se desligará totalmente del sistema vibratorio de
esta naturaleza. Se librará también de la conciencia natural para que
pueda reencontrar el campo de la vida original y elevar nuevamente en
su órbita a la conciencia original.

Sobre esa base, la transfiguración puede ser realizada, una base


que puede ser explicada en pocas palabras como la conciencia de
ambos campos de vida y de ambos principios vitales: Un campo inferior
y otro superior, un yo inferior y otro superior. El yo superior se encuentra
hundido en el campo inferior. Para liberarse de él, debe abandonar todo
y el yo inferior debe estar preparado para dar la oportunidad al otro, por
medio del autosacrificio total.

Tan pronto como ese proceso ha comenzado, y el estado original


se eleva de nuevo a la realidad, se escuchan los muchos suspiros del
ser espiritual prisionero. Ahí, el alumno entre en el camino de la
conciencia superior. Él es atraído por la espiral de vida original y entra
en la órbita de la fuerza, de la cual Lao-Tsé nos habla en uno de sus
cánticos de sabiduría.

62
Lao-Tsé, la gran fuerza demoledora del pasado de la humanidad,
nos habla en su poema “Idealismo como Realidad” sobre la vía etérica
santa, luminosa y liberadora que se extiende entre el mundo de los
muertos y el reino inmutable. Deseamos recorrer con el pensamiento y
por unos instantes, el camino eterno como Lao-Tsé lo describe:

El “camino” es la causa primordial comprendida en sí misma.


Él fue, es y será por toda la eternidad.
Su omnipotencia está limitada por el espacio y el tiempo.
De su Logos nació el alma del mundo.

El camino es la causa primordial como nos narran todos los


misterios. Pues la verdadera vida se manifiesta de sus santas fuerzas.
Está claro que esa vida es eterna. Falta ahora su participación en esa
vida nueva. ¡Se trata pues de que contemplen y conozcan el nuevo
estado de vida! Por eso, la verdadera vida envía un radiante haz de luz,
fuerza y belleza que penetra nuestra naturaleza de la muerte, a fin de
que, atravesando ese puente, podamos nuevamente alcanzar la Patria
perdida.

Cuando el alumno se sabe acogido en el nuevo camino etérico y


avanza, de gloria en gloria, él reconoce su limitación en el mundo
espacio y tiempo.

El verdadero camino, por tanto, es vibrar a su ritmo,


reconociendo la omniexistencia en cada aliento.
Y así sumergirse en su Luz espiritual e irradiante,
hasta tal punto, que nada exista sino la voluntad
de aquel que es toda la vida.

El alumno se levanta y trabaja el camino correcto, que es: el camino que


conduce directamente a os Atrios sagrados. Y el ritmo de la vida liberadora lo
rodea. Es como un canto; es como una dulce y susurrante melodía; es como la
corriente del río divino que atraviesa la ciudad eterna.

63
Un aliento es un latido del corazón. Un aliento debe impulsar a la sangre
viviente a través de las venas. Así, de aliento en aliento, el alumno reconoce su
unión con la omniconsciencia. Él es absorbido por ella y es sólo una voluntad
divina vivificante que lleva e impulsa al alumno:

Del reconocimiento despierta el discernimiento y el ser se


refleja en el fenómeno.
La cohesión forma la piedra de granito.
Para que, la idea se densifique delante de nuestros ojos.

De esta forma, el alumno penetra lógicamente en el nuevo campo


orgánico de percepción. Él aprende a discernir. Aprende a ver y probar los
éteres planetarios de la sustancia divina. Cuando el alumno entra en ese
campo de percepción, ya no puede dejarlo, sino que debe vivir de él y las
consecuencias se demostrarán en todos los lugares. El ser divino se refleja de
nuevo en ese peregrino único. La fuerza de la unidad aparece delante de sus
ojos. Semejante a la ley de la unidad, a la ley de la cohesión que une los
átomos de una piedra de granito, así también la propia ley divina unifica el
nuevo ser del alumno para una grandiosa gloria.

¡Oh poderosa Energía, que animas todas las formas, que de la


tierna bellota haces que brote el roble;
haz girar las poderosas ruedas del firmamento y haz crecer el loto
en el lodazal impuro.

Así continúa la fiesta del despertar. El árbol crece de la tierna semilla


de la renovación. ¿Ese gigante del bosque no simboliza la unión del alumno
con el santo espíritu universal? Y ¿no es verdad que la flor del loto, tierna,
blanca, pura y santa emerge del lodo? ¿no representa ella el florecimiento del
principio espiritual divino en el propio alumno?

64
Por eso cada mortal busca en la vida lo que le une a la palabra
divina.
Muchas veces, vibra sólo muy levemente un tierno acorde, y lleno
de respeto, él reconoce el esfuerzo divino.

Así, es posible que busquéis con nosotros la palabra olvidada, el “ábrete


sésamo” de los misterios. Muchas veces viene a nosotros una sugestión
bastante débil de la palabra olvidada. Entonces, se produce una conmoción en
nuestro ser, y reconocemos por un momento, cara a cara, el esfuerzo divino
desarrollado para nosotros, hijos del hombre caído.
Continuamos:

Cuando irrumpe de nuevo la luz en las tinieblas,


el hombre se reconoce a sí mismo en el universo.
Entonces, el Verbo nace, el Verbo, una vez pronunciado, la libertad
del terrestre valle de lágrimas.

Una vez que en ustedes, la noción se ha vuelto conciencia, y


reconozcan el lugar en que están en esta basta región del terror, entonces
recibirán una gran gracia. La Palabra, el Verbo santo del cual ustedes, tal vez
hasta hoy sólo han recibido una débil sugestión, podrán hacer germinar en
ustedes una semilla divina. Cuándo esta semilla divina germine en ustedes, en
su microcosmos, ¡romperéis todos los obstáculos de vuestro círculo de
existencia, todos los vínculos del espíritu, del alma y del cuerpo! Entonces el
príncipe de este mundo perderá todo su poder sobre ustedes. Todo se volverá
claro para ustedes y científicamente correcto:

El camino lo genera, lo hace crecer.


Lo desenvuelve, nutre y conduce a la perfección.
Lo madura y protege – causa la muerte y floración, en una espiral
infinita.

65
Él es el poder que dirige todas las cosas.
El que nada posee sino la propia vida profunda.
En la inacción, Él respira la eternidad.
Él es el misterio jamás descrito.

Tienen así, delante de su espíritu, al hombre que abandonó todo lo que


pertenece a la naturaleza inferior. Él murió y resucitó. Sin actuar, él respira la
eternidad. El hombre de naturaleza inferior está siempre en movimiento, lleno
de actividad; quiere actuar. El peregrino que sigue el camino procura conocer el
secreto de la no-acción. ¡Es Él, el Señor de vuestra vida, el Señor de toda vida,
el que hace a las dos actuar en vosotros, tanto a la voluntad como a la acción!

Cuando el alumno se une nuevamente a “Aquello”, al Camino, al Tao, él


se coloca en un vínculo de libre obediencia a la eternidad, al reino divino dentro
de sí, al ser Jesús en sí mismo. Ese “otro” actúa, vive y es. La propia forma
terrestre se fue; el alumno muere y jamás se volverá a manifestar por toda la
eternidad.

¡Trabajad con nosotros ese camino eterno!. ¡Atravesada con nosotros el


Portal eterno, que os conducirá a la verdadera eternidad!

66
X

ILUSIÓN– REALIDAD

Si el trabajador en la viña del señor, desea realizar correctamente su


tarea en este mundo, no puede, de ninguna manera perder de vista la realidad.
Debe vivir y esforzarse continuamente de acuerdo con la idea de que no puede
separarse de la realidad y ser absorbido por lo irreal. Por ejemplo, si un
buscador de la luz busca su realidad en lo no real, entonces disminuirá su
dinamismo, regenerador y buscador, es bloqueado y se vuelve completamente
impotente delante de los hombres, grupos y fuerzas que intentan mantener
esa realidad impía.

Imaginen que su poder dinámico, su disposición y su amor por la


humanidad fuese tan grande, que fuera un peligro para ciertas fuerzas
demoníacas. Esas fuerzas intentarían derribarle, según un método muy
antiguo. Ellos especularían con relación a su naturaleza inferior, su auto-
afirmación, sus diversas ilusiones dialécticas, capaces de desorientarle. Ellas
intentarían desviar o corromper sus energías provocando tensiones y
disonancias en su campo de trabajo.

Todos los trabajadores de algún valor, sin excepción, han tenido esa
experiencia. Cuando esos métodos, que en general, infelizmente, se muestran
muy eficaces, no producen ningún resultado y el trabajador resiste, con la
ayuda divina, a todas esas celadas y maldades, entonces procuran ahogarlo en
la ilusión. La fuerza diabólica mantiene su trabajo con el objetivo aparente de
cooperar con él. Ese tipo de comportamiento es muy simple, tan simple que en
esa simplicidad reside su siniestro refinamiento.

La ilusión presenta una gran pureza, una integridad, una verdad que, la
mayoría de las veces, se nos presenta como un hecho irrefutable, mientras la

67
realidad, en general, nos coloca directamente en contacto con lo pecaminoso y
a ello no une. ¿No es evidente, desde el punto de vista de la ilusión, que el
hombre que busca la luz, diga adiós, a la impureza y se inmunice contra esa
pecaminosidad y dedique todo su ser, sus esfuerzos, todo su poder espiritual a
la pureza, al axioma de la ilusión?

Sin embargo, tal persona permanece verdaderamente al margen del


mundo, él vive en un mundo de apariencias. El estudiante gnóstico también
aspira al orden divino de las cosas. Toda su vida trabaja para ello, el
rompimiento del cerco de la naturaleza, a fin de encontrar la comunión secreta
con Dios. ¿No estamos obligados a hacer nuestra realidad a partir de la
ilusión? ¿Cristo estaba o no en lo cierto? Él nos muestra un reino, que no
pertenece a este mundo; entonces, ¡busquen el reino de Cristo!

¡Sombras, astucias diabólicas! Ningún hombre que busca la realidad en


la ilusión, ha podido jamás en toda la historia del mundo, interrumpir, ni por un
segundo, el curso del carro triunfal de las fuerzas diabólicas. El valor místico de
la ilusión es importante en este mundo.

¿Y el aspecto mágico? ¿Podemos, como alumnos de una Escuela


Espiritual, con nuestro potencial mágico colectivo atacar y liberar la pureza, del
pecado? ¿Es lo que espera de nosotros la Fraternidad Universal? ¿Y la palabra
de Cristo: “Donde dos o más se reúnan en mi nombre, ahí estará yo?

En la realidad, de acuerdo con el texto literal, esto es bien simple…..


pero como tal, desprovisto de fuerza. Quien, de esa forma, como servidor o
servidora de la luz se deja desnaturalizar, se vuelve víctima de la astucia
demoníaca. Por eso, si pueden percibir ese esfuerzo, cuando esa tentación les
asalta, sea por medio de un enemigo o de un espíritu afín, digan: “Apártate de
mí, Satanás”

Esa tentación asalta a cada obrero, a cada trabajador sincero de este


mundo. Intenta siempre volverle impotente, absorberlo en la ilusión. Esa
tentación fue siempre conocida por los rosacruces de todos los tiempos.

68
Conociendo la ilusión, el rosacruz sólo se aproximará por medio de la realidad.
Ese camino lleva consigo consecuencias muy incómodas y duras. Y somos de
la opinión de que, si alguien no quiere trabajar ese camino, no es cristiano.
Sentimos una gran necesidad de hablarles sobre estas cosas, pues, en los
tiempos futuros, seremos presionados por todos los lados con el fin de
interrumpir el trabajo que juntos debemos realizar ó sino para estimularles a
realizar una tarea equivocada.

La realidad en la que vivimos es totalmente impura, profana y mutilada,


y no mantiene ningún vínculo armonioso con la realidad, es decir, con el
conocimiento que recibimos de la realidad crística. Esta realidad crística no es
una fuerza, ningún estado de independencia absoluta, sino un cierto rayo de
luz, por medio del cual ustedes toman conciencia de la otra realidad, la de
Cristo. Este rayo de auténtica luz crística no genera nada por sí mismo; él no
les origina ninguna modificación. Él irradia sobre ustedes, sobre la humanidad,
sobre todo el mundo.

Ustedes sólo se concienciarán de ese rayo, si, al permanecer en esa


realidad impura, experimentan resistencia, dolor, amargura y depresión, si
sufren corporalmente la mutilación de esta naturaleza. Entonces, pueden ser
que tomen conciencia de ese rayo. Y podrán ver la otra realidad que es pura y
armoniosa.
Aunque el deleitarse en la radiación de esta realidad crística puede ser
consolador y suavizante, pueda dar alimento y calor a las diferentes
aspiraciones crísticas, sin embargo no modifica en nada la realidad. Continúan
formando parte de esta naturaleza, de esta mutilación, sin la más mínima
posibilidad de elevación. Cuando se entregan a la ilusión, se vuelven una
mancha oscura en la radiación crística, una mancha solar y, de esa forma
reducen esa radiación.

Cuando en vuestra ceguera dicen: “Ya vi la radiación de luz crística y


experimenté su consuelo y su calor; ya nada tengo que ver con la naturaleza
impura”, entonces se engañan. Entonces participan de esa impureza. No sólo
vivís en ella y sois por ella envueltos, sino que también son, según su cuerpo y

69
la sangre, una parte de ese orden de naturaleza, de esa naturaleza mutilada.
Como mucho existe un foco en donde la radiación de pureza les toca y,
despierta un cierto recuerdo de la Patria perdida.

No pueden huir. Solamente pueden esbozar dos reacciones: o


narcotizarse con la ilusión, soñando con imágenes de una nueva realidad ó,
pueden atacar según un proceso regenerador la realidad mutilada que son, y
que viven. Su estado de mutilación debe ser atacado teniendo los pies firmes
en la realidad.

Con ello provocan inmediatamente grandes difíciles problemas. ¿Cómo


debemos trabajar? ¿Cómo puede lo impuro purificar y regenerar lo impuro?
¡Eso es imposible! ¿Qué método se deberá emplear para el desarrollo de ese
trabajo? ¿ ¿Establecerán diferentes directrices en concordancia con el grado
de iluminación de la conciencia, experimentado por medio de la radiación
crística. ¿Pero esa iluminación es suficiente? ¿Es pura vuestra directriz? ¿Es
suficiente la conciencia para que una directriz pura sea trazada? ¿Poseen en
órgano que capta aunque precariamente la verdad pura? ¿Cuándo quieren
hacer el bien, no acaban haciendo el mal? ¡Aquí reconocerán su total
dependencia e impotencia!

Y entonces se volverán conscientes de un prodigio y un estado


inconcebible de amor. Para la luz, no basta sólo iluminar y orientar su
conciencia por medio de su irradiación, pues ella desciende y brilla en vuestro
estado impuro y afligido. Se desenvuelve en su ser entonces, un toque
personal, para que puedan, por medio de esa fuerza, aniquilar su flaqueza e
impotencia.

¿Comprenden, entonces, lo que Cristo y todos los servidores de Su


jerarquía hacen por ustedes? Ellos se unen realmente, en esencia, de cuerpo y
sangre con la impureza, a fin de alcanzar el gran objetivo, la redención de la
humanidad. Abandonan la gloria junto al Padre para volverse uno de nosotros.
Desean cargar sobre sí la vergüenza de la impureza, por amor del grande y
santo objetivo. ¡Se hunden en el fondo del lodo!

70
Recuerden la famosa obra teatral de Charles R. Kennedy “el servidor de
la Casa” Uno de los personajes principales es un limpiador de desagües que
limpia la inmundicia del mundo. Él trabaja así, delante del obispo de
Lancashire que vive absorto en sus sueños.

Las fuerzas luminosas, serenas y puras se hunden en los sumideros de


impureza. Ellas hacen esto – presten atención – no con el heroísmo de la
dialéctica, para purificar su fuego impuro. Ellos se vuelven uno de nosotros
para consolidar, de abajo hacia arriba, la eternidad en el tiempo. ¡Ellos se
vuelven uno de nosotros y nosotros uno de ellos! No como el superhombre que
observa desde arriba al ser humano mutilado. Al contrario, ellos trabajan en el
mismo nivel de conciencia y dentro del rayo de acción de la masa y con el
método de la masa. Así, la humanidad encuentra sus propias restricciones y la
sangre se vuelve susceptible de una realidad superior.

¿Comprenden que ese proceso no es indoloro? El evangelio da


testimonio de ello. Cuando el Hijo del Hombre aparece en la tierra, él no
encuentra ninguna fe. ¿Por qué no? Debido al estado de conciencia, a la
densidad sanguínea de la masa. Ni sus discípulos lo pueden comprender ¿Por
qué no? Debido a su estado de conciencia y su densidad sanguínea, debido a
su impureza.

¿Qué hace el aquí entonces? No emplea ninguna doctrina y, si lo hace,


es con el objetivo de confirmar un testimonio de la luz anterior. Él concede, a
los que de ella se sirven, una fuerza y conduce el proceso de la dialéctica de
abajo hacia arriba. Y de esa forma él se vuelve un limpiador de inmundicias; se
vuelve un servidor de la humanidad.

Él cumple las leyes y los pos profetas. Esto significa que el hombre sólo
puede comprender el aspecto liberador, que se basa en Cristo, por medio de la
ley. La ley dice, por ejemplo, “ojo por ojo, diente por diente”, sin embargo el
aspecto liberador dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. El hombre que
contempla la ilusión quiere anular la ley, él quiere liberarse del “ojo por ojo,

71
diente por diente” e intenta perderse en su idea de amor al prójimo, pero
fracasa y no obtiene ningún resultado. Su idealismo y su experiencia son
contrarios al “ojo por ojo, diente por diente”, pero al mismo tiempo él reconoce
que la ley de la venganza está todavía válida, mientras la humanidad se
mantenga en este nivel actual.

La luz de la ley superior no puede ser alcanzada ni comprendida,


mientras que la ley del “ojo por ojo, diente por diente” no haya encontrado su
lógico fin. Pueda la humanidad, por medio de ese fin irrevocable, encontrar, y
gritar de dolor, el camino para la vida más elevada.

La ley "ojo por ojo, diente por diente” es tan divina, como la ley superior
del orden espiritual de Jesús el Cristo. Esa ley se encuentra expresada en los
libros sagrados de todos los tiempos. La ley del Talión se debe cumplir según
la naturaleza, porque ustedes mismos son de esa naturaleza. Pero,
también, al ser liberados de esa naturaleza, tienen, como participantes de la
jerarquía del amor a la humanidad y ahora debido a su unión con ella, que
aumentar el potencial de realización de la ley inferior.

Cuando vislumbran el esfuerzo crístico en esta naturaleza, descubren un


aumento del potencial de realización de la ley. La humanidad es impulsada a
una velocidad cada vez mayor a un fin según la ley, la realización. ¡Lo que no
podía ser realizado en un siglo, hoy se cumple en un año! ¿La causa? El
aumento del potencial de la realización de la ley. Los servidores de Jesucristo
no huyen de este mundo, al contrario, ellos cumplen la ley. Esto no significa
que obedecen a la ley, al contrario, la dinamizan, la desarrollan según la
naturaleza. Con esto, la naturaleza se pierde en sí misma.

¿Debemos pues deducir que la Jerarquía de Cristo provocó la última


guerra? ¡Claro que no! Se trata de un impulso científico para provocar un
desenlace que no puede ya ser evitado y que no debe serlo.

Piensen en Judas. Cristo le obligó a salir, la noche que realizó su acto.


Entonces, ¿Jesús le impulsó a cometerlo? ¿Él lo aprobó? ¡Claro que no! ¡Los

72
escándalos suceden, pero ay de aquel, por medio del cual vienen los
escándalos! Sin embargo, por medio de los escándalos, en un sentido amplio
de la palabra, puede nacer la liberación.

La Jerarquía de Cristo intensifica el ritmo de los escándalos, para que la


liberación se vuelva un hecho. Vamos a resumir y finalizar: existen dos reinos,
dos órdenes de naturaleza. Un reino dialéctico y otro estático, el de la futura
vida. Cada uno de esos órdenes de naturaleza posee su propia ley, su
sistema, para asimilar tensiones y fuerzas. Además podemos decir que las
leyes de ambos ordenes naturales son divinos, aunque la ley de la naturaleza
dialéctica sea inferior, comparada con la de la Estática, la ley superior.

Además de eso, se debe constatar que nuestro campo de vida es


temporal, pues estamos aquí sólo de pasada. Por ello, el hombre debe
aprender que su vocación es trabajar el camino rumbo a la vida superior, en
dirección a la vida del reino inmutable. Por eso el hombre se debe liberar de su
cautiverio.

Con el fin de hacer posible nuestro ingreso en el reino inmutable, Cristo


penetra en nuestro campo de vida. Él permite que la ley superior brille delante
de nuestra conciencia a fin de que podamos recibir en esa luz las directrices
necesarias para la orientación. Por tanto, Cristo, abre para nosotros,
primeramente un camino.

Enseguida, la humanidad, incidentalmente prisionera en este orden de


naturaleza, debe ser demolida según la naturaleza. Ella debe vigilar, sufrir y
luchar constantemente durante ese proceso de demolición, no según la
naturaleza superior, sino en concordancia con la ley inferior, a la cual
pertenece.

Esta ley debe también ser cumplida, dinamizada y acelerada, pues es la


única posibilidad de liberación futura. Esa es la verdad del trabajo de liberación.

73
El hombre no es retirado de esta naturaleza, pues esto, es imposible. Él
es conducido a través de esta naturaleza, a través de la realización de la ley de
la naturaleza. Así, él se prepara para entrar en la tercera fase de la liberación:
la verdadera nueva vida.

En la primera fase, el Cristo es el hombre divino, que desciende en el


charco de la perdición, el ser radiante sin pecado que de la serena esfera del
reino inmutable viene para revelar el camino y por medio de su sacrificio de
sangre.

En la segunda fase, Cristo es el ser real que, de acuerdo con la ley,


persigue a la humanidad a través del lodazal de sus pasiones y por eso lo
purifica y vuelve maduro para asimilar la sustancia divina de la vida.

Y en la tercera fase, Cristo es el camino y, por eso, la propia vida.

La libre-masonería crística de los rosacruces está perfectamente


sintonizada con ese realismo trifásico. ¡Por eso encontramos la mística
Rosacruz en el camino! Por eso encontramos la Rosacruz real en el proceso de
la verdad, según la ley. Por eso, también encontramos los hierofantes de la
Rosacruz en el camino de la verdadera vida.

En conclusión, comprendan ese mensaje como la directriz central en la


vida de los servidores de la Rosacruz. : ¡Amar a la humanidad no es protegerlo
contra la ley de la naturaleza, sino que es una prueba de amor liberador,
impulsado a través de la naturaleza, porque e mediante la naturaleza como
encontramos el espíritu!

74
XI

El MISTERIO Y LA VOCACION DE HIRAM ABIFF


El MAESTRO CONSTRUCTOR

Una de las más serias preocupaciones, que todos los que viven en la
verdadera Luz, deben tener, se refiere a la forma con que se desenvolverán las
relaciones entre la Iglesia, el Estado y la Escuela Espiritual.

Las relaciones entre la Iglesia, el Estado y la Escuela Espiritual y


su desarrollo son de una gran importancia y causan gran cantidad de
preocupaciones a todos aquellos que viven en la Luz Verdadera, pues, tal
desarrollo determinará la línea de los acontecimientos en el mundo, en una
cierta época de la historia.

A través de los siglos, siempre se ha tratado efectivamente de una triste


inarmonía y de una enemistad terrible. La iglesia y las instituciones públicas
nacidas de ésta o al menos fuertemente influenciadas por ella, han
contrarrestado casi siempre el trabajo de los Misterios; allí donde ellas podían
han perseguido y hecho perecer de muerte violenta por el fuego y por la
espada a servidores de la Escuela Espiritual. En un tiempo como el nuestro
esta enemistad es patente. Con relación a esto nuestras propias experiencias
son más que evidentes.

Desde el punto de vista dialéctico, estas plagas son consecuencia de la


oposición natural entre el fuego y el agua, entre el hijo no convertido de Caín y
el de Seth, la continuación de la enemistad sanguínea entre Caín y Abel.

Desde el punto de vista horizontal, esos dos rivales, que son la


Francmasonería y el Catolicismo, se demuestran una aversión enfermiza, un
odio recíproco, una lucha sin piedad.

75
Uno y otro – el Catolicismo y la Francmasonería – han merecido
plenamente estas experiencias amargas. Se han valido del abuso de poder y el
empleo de armas materiales inferiores, a fin de asegurarse la victoria final. El
fuego y el agua se encuentran totalmente enterrados en la materia; estas dos
potencias han abandonado al dios verdadero y se arrodillan ante sus ídolos. Y
por ello hay entre ellas una lucha sin fin, una venganza de sangre, que
igualmente ha hundido profundamente sus raíces en el dominio del más allá.

En su enfrentamiento mortal los hijos del fuego y los hijos del agua han
hecho juntos de este mundo un infierno, un campo de sangre, una morada
terrible. Es culpa suya que existan en este mundo más satanes y fantasmas
que hombres. Extraviada y engullida la incalculable progenie de los poderes del
fuego y del agua ha hecho de esta tierra una caverna diabólica y terrorífica que
ni las fantasías más sórdidas de un Edgar Allan Poe conseguiría describir.

De todas maneras, nosotros sabemos que, lentamente pero sobre


seguro, otra tendencia se manifiesta en estos dominios del pecado.
Enteramente separado de estas dos potencias, en la lucha de una contra la
otra, vemos la actividad de un impulso hierofantal, incitando al renacimiento,
empujando a la humanidad a la búsqueda de su vocación original; impulsando
a trabajar el camino y a realizar los actos que deben llevar a una
transformación fundamental y total.

En las horas sombrías de nuestra vida en este mundo, estamos, tal vez,
inclinados a suponer que Dios y sus santos Servidores han abandonado este
pozo de injusticias. Pero les aseguramos que esta suposición será el error más
grave de sus vidas. Tras la caía de Adán hasta hoy, ninguna de esas fuerzas
de Luz nos ha dejado ni un momento. Igualmente, aunque no podamos
distinguir su actividad y si no podemos comprender nada de su trabajo,
estamos, sin embargo, convencidos de su éxito progresivo que llevará un día a
la victoria segura.

A partir del momento en el que la humanidad adámica fue expulsada del


Jardín del Edén, dos aspectos de la historia mundial se desarrollan: la marcha

76
mundial de la humanidad dialéctica y del otro lado de nuestro cosmos
planetario, una marcha mundial de los Hierofantes de la Luz y de sus
Servidores. Esta historia mundial hierofantal se desarrolla según el axioma bien
conocido: “en el mundo pero no de este mundo.”

Los hombres que son arrastrados por esa marcha mundial dialéctica,
los del tipo terrestre, muchas veces suponen que su destino indica el curso de
las cosas, los pasos de los hierofantes. Esto es un gran error, una mistificación
total. La sublima actividad gnóstica sigue siempre su propio camino y se une
de tiempo en tiempo a células preparadas en nuestra esfera de vida. Esas
células, con actividad esotérica inferior, tienen la tarea de atacar el organismo
terrestre y predicar el Evangelio, para la curación de la humanidad enferma.
Estas células de actividad esotérica inferior están destinadas a suscitar la
enemistad y el odio y por eso serán, inevitablemente atacadas y envueltas en
la lucha infernal entre los Hijos del Fuego y del Agua.

Nosotros mismos ya hemos experimentado corporalmente una


catástrofe semejante y sabemos ahora lo que es tener una misión que realizar
en nombre de los Hierofantes de la Luz en territorio enemigo. No debemos
mientras tanto, teniendo conciencia de la tristeza de todo esto, perder el
sentido de la realidad. Desde el punto de vista de la dialéctica, se podría
pensar en una destrucción de células, cuando en realidad no se trata de un
cambio de células, de cambios de materia. Cuando una célula vieja es
suprimida, una nueva célula de actividad esotérica inferior comienza su tarea
durante siete años.

Al igual que existen las más pequeñas células, con tareas esotérica
limitadas o científicamente determinadas, igual hay también grandes
estructuras celulares abarcando el mundo entero, emanando todas de la
Fraternidad universal. Así deben ser vistas las grandes religiones mundiales,
consideradas como tales. La misión de las grandes religiones debe ser
considerada como un toque periódico en el organismo dialéctico.

77
Cuando estudiamos la historia de las religiones mundiales de antes de
Jesucristo, descubrimos que su actividad, en tanto que grandes estructuras
celulares, siempre son de nuevo apagadas por la enemistad, el odio de Lucifer
y Satán, de forma que al final se vuelve necesario la aparición de una nueva
religión mundial que retome la tarea de la anterior, a fin de poder proseguir la
misión que le ha sido encomendada.

Desde la aparición de las grandes estructuras celulares, son siempre


grandes entidades y altamente cultivadas quienes dan el impulso a las
pequeñas células de actividad esotérica inferior. Estas pequeñas células
realizan entonces su tarea de acuerdo con las grandes estructuras celulares y
según la misión que le es atribuida. Son los trabajadores humildes y simples y
menos desarrollados, quienes entran en escena como promotores.

Después de la aparición del Cristianismo, se distinguen, en la cadena de


religiones, no sólo una nueva actividad más, sino también un proceso de
cambio material, el cual se volverá totalmente diferente, de acuerdo con la
misión y a través de la misión de Jesucristo.

Sabemos que el Cuerpo Hierofantal no ha enviado, en Jesucristo, al


organismo dialéctico, un hombre, un adepto sublime, sino a un ser
supraterrestre, un Dios; al Cristo mismo, venido a nosotros para dirigir la
edificación de la nueva estructura celular.

A fin de poder cumplir esta tarea, Él se unió a nuestra humanidad


descendiendo aquí abajo como hijo de hombre. Él pasó por el proceso de
nacimiento, por el seno de María, para volverse uno de nosotros,
despertándose en el mundo del tiempo como Jesús de Nazaret. De esta
manera, Cristo une su Jerarquía divina a la jerarquía humana dialéctica,
satánica y Él completó ese trabajo por medio del sacrificio de su vida en el
Gólgota, expandiendo así definitivamente todas sus fuerzas en nuestra esfera
orgánica.

78
Así, a través de ese sacrificio crístico, todas las cosas se vuelven
literalmente nuevas, pues la nueva estructura celular, conducida por Jesucristo,
no puede ya apartarse del organismo dialéctico. Hay una unión sanguínea
entre a humanidad y el hombre Jesús que se transforma y es el Cristo. Por eso
no veremos, después del Cristianismo ninguna otra religión elevarse en el
horizonte de la vida, pero el cristianismo es el que empujará a la hombre hacia
una resurrección o hacia la caída.

La historia mundial hierofantal ha alcanzado en Cristo su cima más alta y


más luminosa. Mientras el mundo dialéctico continúa con sus luchas y
hundiéndose en una inmoralidad repugnante, mientras nuestro mundo, según
su carácter, demuestre en gran número la existencia de caricaturas de fuego y
de agua, la historia mundial hierofantal, en los seis o siete últimos siglos, se
encuentra bajo el signo de Cristián Rosacruz.

La Cruz que los Hierofantes de la Luz y sus Servidores han llevado, por
amor a nosotros, desde el origen de los tiempos, se vuelve en Cristo, una Cruz
entrelazada de rosas; rosas de felicidad, las rosas de gozo puro, las rosas de
amor, el símbolo de una liberación fuera de las pesadas cadenas.

Hay dos historias mundiales, una que habla de ustedes y de nosotros, y


otra, la de los Misterios. La primera nos lleva a un mar de lágrimas, la otra nos
conduce a una enorme forja, en la cual se trabaja sin cesar con un nuevo
martillo y un nuevo verbo, con más dinamismo que nunca.

Nuestra destrucción celular, por las hordas negras, nos debiera haber
conducido, en algunos milenios, a una neutralización exterior e interior. Pero
debido a los combates que estamos obligados a llevar, se puede hablar ahora
de una parcial ruptura exterior. Un proyectil hace mucho tiempo esperado, fue
lanzado contra nosotros, pero nos volvemos invencibles con el nuevo martillo y
el nuevo verbo. Nuestra célula de trabajo que fue atacada, prueba su
capacidad de renovación por medio de un nuevo martillo y del nuevo verbo.
¡Dios sea alabado, por mediación de Jesucristo que nos da la victoria!

79
Sin quere, pensamos aquí en Hiram Abiff, el Maestro Constructor, uno
de los mayores trabajadores esotéricos del pasado, que según la leyenda de la
libre masonería, recibió también un nuevo martillo y un nuevo verbo, cuando
una de las células de actividad esotérica inferior y dirigida por él, fue destruida
por el fanatismo dialéctico.

Para entender mejor todas esas cosas debemos consultar de nuevo el


Libro Sagrado, donde todo esto será totalmente aclarado a nuestra conciencia.
Es por ello una alegría para nosotros el poder transmitirles, con la ayuda de la
Biblia, algunos fragmentos de la sublime historia esotérica mundial, con la
esperanza de que comprendamos nuestra lección y que recojamos, ustedes y
nosotros, los frutos.

Queremos primeramente considerar la figura de Hiram. La palabra Hiram


significa, libremente traducida, “hermano de lo Único Sublime”, es la indicación
de que se trata aquí de uno de los grandes de la Escuela Espiritual, con un
trabajador iluminado al servicio de la Enseñanza Universal.

El nombre Hiram Abiff quiere decir: “Hiram el hermano de lo Único


Sublime, es mi Padre” Un Hiram Abif es también uno de los enviados, de los
servidores de Hiram. Con otra construcción semántica podríamos traducir:
“Hiram Abif”, como “Hiram, el Hijo del Hermano del Unico Sublime, es mi
Padre”, lo que encierra el mismo significado.

A fin de dejar las cosas claras concluimos sobre la cuestión de la


realidad de Hiram y los suyos, señalando lo que se nos dice que Hiram es el
“hijo de la viuda”. Como sabemos, esa es una indicación bien clásica de la
participación en los Misterios.

En el primer Libro de los Reyes, cap. 7, v. 14 podemos leer: “Era hijo de


una viuda de la tribu de Nephtali” Es más, dice que procedía de la tribu de
Dan. Esta contradicción aparente desaparece cuando conocemos el significado
de estas dos tribus. Uno procedente de la tribu de Nephtali, - el hijo de una

80
viuda de la tribu de Nephtali - es un luchador, un hombre fuerte, que cumple su
misión con la espada del Espíritu.

Por esta razón, es igualmente de la tribu de Dan, pues él lucha por el


derecho más elevado y es juez ante la faz de Dios.

Así vemos aparecer a Hiram y a los suyos como los héroes


combatientes, fuertes y divinos; como los purificados Hijos del Fuego. Las
indicaciones relativas a su estado espiritual y su vocación hermética son
innumerables.

Hiram es el rey de Tiro; dicho de otra manera, un hombre firme como


una roca, inviolable e inamovible en su tarea. Es un rey en su oficio, y maestro
de todo lo que es llamado a gobernar. Hiram es también el habitante del país
de Sidón. En el Nuevo Testamento se nos habla igualmente del territorio de
Tiro y de Sidón. Cristo mismo residió alguna vez, así como lo veremos más
tarde. Los habitantes de Sidón son los pescadores. Según su oficio real,
pescan a los hombres del reino dialéctico que se encuentran bajo la
dominación de los poderes satánicos.

Así conocemos a Hiram, Hiram Abiff y los suyos, el Rey de Tiro, los
habitantes de Sidón, los poderosos pescadores de hombres, los hijos de la
Viuda, los hijos del Fuego purificador en una de sus creaciones, en la historia
mundial esotérica. En cuanto a su participación en el Antiguo Testamento,
Hiram se nos presenta como el gran amigo de David, y más tarde, de Salomón,
viviendo con ellos en completa armonía.

En un momento psicológico vemos, en las vidas de estos dos reyes,


aparecer a los hiramitas. David y Salomón que, en su oficio de príncipes, son
de hecho, como sabemos, las fuerzas motrices materiales y espirituales de su
pueblo y representan en ellos mismos, tanto al estado como a la iglesia, son
fuertemente ayudados por Hiram.

81
Hiram ayuda a David a la fundación de su estado y esta ayuda es
recibida por David con reconocimiento y comprensión perfecta. Y bajo su
demanda Hiram ayuda a Salomón a fundar su estado y también a la fundación
de su iglesia israelita.

Leyendo esto no podemos contener nuestra admiración. Este lenguaje


produce sobre nosotros el efecto de los sonidos celestes ¡Imagínense la Iglesia
Reformada o la Iglesia Católica Romana pidiendo a los hiramitas de nuestros
días ayuda en sus esfuerzos de renovación! En nuestros días esto sería
absolutamente imposible. En nuestro siglo, semejante cosa sería llevarlo al
paroxismo de la locura. Los directores espirituales que se creen tan grandes no
querrían ciertamente aprender del Tiro y de Sidón actuales, como deben
pescar a los hombres del océano hirviente de la vida.

Y pese a todo, esto debe ocurrir, si la iglesia quiere continuar existiendo.


Gran cantidad de grupos en las diferentes iglesias suspiran apasionadamente y
sinceramente, un despertar. Pero este despertar no puede venir sin una ayuda
concreta, pedida y recibida con gratitud, de la Escuela Espiritual, según el
ejemplo de David y de Salmón, pues en el origen de los tiempos, los
Hierofantes darán a la masa la religión de las iglesias.

Este fragmento viejo y clásico de la historia mundial esotérica nos


muestra que que es posible una cooperación armoniosa entre el fuego y el
agua, sin que uno quiera sobrepasar al otro en su esfera de poder y destruirlo.
En el Lectorium Rosicrucianum no deseamos la destrucción de la Iglesia, pero
sí su regeneración o la llegada de una nueva iglesia. Hay, en efecto,
agrupaciones de hombres de fuego dialécticos, que naturalmente tienen por
objetivo la destrucción completa de la iglesia.

Hemos visto ya todo esto en los esfuerzos de ciertos grupos en la URSS


y de los Nazi. La iglesia, sin embargo, no tiene el menor derecho de
compadecerse por este motivo, pues su propio comportamiento en la historia
mundial ha estado marcado por líneas de sangre y de sufrimientos terribles. Y
al mismo tiempo, no ignoramos la actitud de la iglesia con relación a nosotros,

82
que no pedimos más que seguir las líneas de Hiram Abiff, el Maestro
Constructor.

El día vendrá en que nosotros seremos los vencedores de este combate


pacífico y lleno de amor radiante. Leemos en el segundo Libro de Samuel, cap.
5, v. 11: “Hiram, rey de Tiro, envió mensajeros a David y madera de cedro y
carpinteros y talladores de piedra, que levantaran una casa para David” La
casa de David, - comprendida tanto material como espiritualmente - , fue
construida por los carpinteros y los albañiles. Carpinteros y albañiles de Hiram.
Carpinteros de la estirpe y de la instrucción espiritual de José, el Carpintero..

Cristo destituyó de sus funciones a los doctos de la letra, esas


personas inútiles para la verdadera elevación espiritual de la humanidad, y él,
el Señor de toda vida nos recuerda a cada segundo que la casa de David fue
construida por carpinteros y albañiles, según las indicaciones de Hiram Abiff.
No rescatamos a hombres del infierno demoníaco terrestre con charlatanería,
elucubraciones intelectuales o blanqueando los sepulcros. Tanto David como
Salmón sabían y experimentaban que el arte hermético de los carpinteros y
de los albañiles era indispensable para poder preservar a la Iglesia de la
multitud de Abeles no emancipados. El místico necesita de los magos para
pode realizar su trabajo.

¿Cómo podemos imaginarnos esta ayuda? ¿Los hiramitas se


comportarán como los pastores, decanos o sacerdotes. ¡No! Hiram envía
madera para la casa de David, madera de cedro. Hiram envía cedros para la
casa de David. Hiram envía igualmente cedros para la casa y el templo de
Salmón. Hiram envía obreros y artistas a este mundo. Hiram envía a todas las
regiones carpinteros y artesanos capaces no sólo de extraer metales preciosos
de las profundidades de la tierra, sino que también los saben trabajar a fin de
obtener maravillosas obras de arte en la Casa del Señor.

La madera de cedro desempeña un papel destacado en la arquitectura


hiramita. Debemos comprender que esta madera es el símbolo del agua viva

83
que, en su sustancia más pura, puede ser suministrada por Hiram Abiff, según
su sublime realeza, a todos los que la desean ardientemente.

Por esta razón, su obra más grandiosa y sublima es la construcción del


mar fundido del templo, sostenida por doce animales.

“Y realizó el mar fundido de bronce. Tenía diez codos de un extremo a


otro, de forma completamente circular; con cinco codos de alto y un perímetro
de treinta codos. Se apoyaba sobre doce bueyes, tres mirando hacia el Norte,
tres hacia Occidente, tres hacia el Sur y tres hacia Oriente; y el mar estaba
sobre ellos.

No piensen aquí en un templo erigido en un lugar cualquiera, sino en un


templo divino que debe ser construido por las manos, cabezas, y corazones de
los hombres. Semejante templo está hecho de fuego y de agua. Esta es la
alianza del fuego y del agua. Es igual a un mar de bronce fundido.

Un estado, una Iglesia que desea tal cooperación, aspira ardientemente


a todo aquello que pueda servir al honor de Dios. El poder místico del alma
esta perfectamente capacitado para saber a qué es llamado el Fuego, qué
tarea debe llevar a cabo Hiram. David y Salmón sabían lo que los carpinteros y
albañiles eran capaces de hacer con su madera de cedro por medio de su arte
mágico. Sabían que sin Hiram Abiff el Templo Divino no podía ser erigido entre
los hombres. Por ello Hiram, el rey de Tiro, les amaba. Por ello les dice:

“Alabado sea el Señor, Creador de los cielos y la tierra, porque ha dado


al rey David un hijo con sabia inteligencia y con juicio, que construir una casa
para el Señor, una casa para su reino. Por eso te envío un hombre sabio,
Hiram Abiff, el hijo de la viuda de entre los hijos de Dan, y cuyo padre era de
Tiro. Hombre hábil trabajando el oro, la plata, el bronce y el hierro, la piedra y la
madera, las telas teñidas de púrpura y azul cielo, el lino fino y el carmesí, y es
hábil para ejecutar cualquier tipo de esculturas y objetos de arte.” “Ahora,
pues, que mi Señor envíe a sus siervos – dice Hiram a Salomón - el trigo, la
cebada, el aceite y el vino del que han habló, y nosotros cortaremos la madera

84
del Líbano y te la llevaremos por mar en balsas hasta Joppe y tu mandarás que
la suban hasta Jerusalén.”

El trigo, la cebada, el aceite y el vino, son símbolos de las cualidades del


alma, de la verdadera devoción mística. Cuando la Iglesia posee estas
cualidades y de ellas vive por medio de una grande y perfecta pureza, sin
unirse, ni por un segundo, con lo que es luciferino y de satánico, entonces
Hiram puede enviar a sus carpinteros y albañiles con sus tesoros a Joppe, al
Puerto de la belleza, para levantar con la Iglesia, cada uno actuando a su
manera, el gran templo divino.

Pero la Iglesia y el Estado están vendidos a la tierra, terrestre,


consciente o inconscientemente se han vendido a lo mundano, se han
entregado completamente a la limitación y a la locura. Así fue y será
destruida, neutralizada, la obra de Hiram Abiff. El Puerto de la Belleza ya no
existe.

Esta visión de una fase de la historia mundial esotérica nos inflama


inicialmente de alegría y después de tristeza, porque después de David y
Salmón vinieron los reyes que zozobraron en las tinieblas. El Estado y la Iglesia
que siguieron no han producido más de su esfera de vida: trigo, cebada, aceite
y vino. Y cuando el alma colectiva del pueblo ya no anhela más ardientemente,
el fuego ya no puede cumplir su misión. Cuando el alma manifiesta claramente
sus cualidades místicas, el fuego puede, sobre esta base, aportar más valores
hiramitas y, por consiguiente, construir la fuente de agua viva, que debe
aniquilar la esfera vital luciferina.

Les colocamos pues ante esta ley: el producto del Estado y el producto
de la Iglesia determinarán el producto de la Escuela Espiritual. Por esta razón,
es de gran importancia por parte de los que viven en la Verdadera Luz, la
manera en que se desarrollan las relaciones entre la Iglesia, el Estado y la
Escuela Espiritual, pues los acontecimientos mundiales, dependerán durante
un cierto período de tal desarrollo.

85
¿La Escuela Espiritual tiene pues los pies y las manos atados? ¿Se trata
aquí de hecho de un obstáculo que no se puede salvar? ¿No podríamos hablar
de una liberación del mundo y de la humanidad, cuando la iglesia y el estado
no quieran y finalmente no consigan ya cooperar más?

¡Gracias a Dios, no es así! Entonces, por segunda vez observamos la


historia mundial esotérica, que nos hará comprender muy claramente cómo y
para qué Hiram Abiff recibió su nuevo martillo y su nuevo verbo, necesarios
para neutralizar todos los peligros que puedan surgir, cuando la iglesia y el
estado no puedan o no quieran cooperar más. Para comprender mejor esto,
leemos en Mateo, capítulo 16, versículos 13 a 19.

“Jesús habiendo llegado a Cesárea de Filipo, hizo esta pregunta a sus


discípulos: ¿Quién dicen que es el Hijo del Hombre? Ellos respondieron: Unos
dicen que fue el Bautista; otros Elías, otros Jeremías o uno de los profetas. Y
vosotros, les dijo, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro respondió: Tú eres el
Cristo, el Hijo de Dios vivo. Replicando Jesús, le dijo: bienaventurado Simón,
hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi
Padre, que está en los Cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas de la morada de los Muertos no
prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que
ates en la tierra, quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra, será
desatado en los cielos.”

Simón, hijo de Jonás, el ardiente y dinámico servidor del Agua Viva.


¡Pedro, la roca! Simón Pedro, el Pescador. Todo esto es la señal más clara de
un servidor de Hiram, el rey de Tiro y de Sidón. Es de Tiro, por tanto un hombre
duro como la roca, y él es de Sidón, y por tanto un pescador de hombres.
Pedro, el Hiram Abiff del Nuevo Testamento, un maestro constructor, un
servidor de la Escuela Espiritual Hierofantica, quien reconoce a Cristo como el
Hijo de Dios vivo y lo confiesa con todo el ardor que hay en él, con todo el amor
que hay en él.

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“Bienaventurado eres tú, Simón Pedro, pues no es la carne ni la sangre
quien te ha revelado esto, sino mi Padre que está en los cielos.” Bendito seas,
pues en ti, el Reino de Tiro y de Sidón será elevado, para cumplir una nueva
misión Bendito seas, Hiram Abiff, pues en Cristo te serán dados un nuevo
martillo y un nuevo verbo. Y Yo, también te digo: tú eres Pedro y sobre esta
piedra yo edificaré mi Iglesia. Aquí, donde el estado y la iglesia no
comprendan más su misión y se vuelvan impotentes, aquí donde encallen sus
esfuerzos para crear las cualidades psíquicas, como holocausto para el fuego,
la nueva Iglesia y el nuevo Estado emanados del fuego, serán llevados hacia
el fuego, hacia la luz y el agua, por los hiramitas mismos. ¡Sobre esta nueva
Piedra Yo edificaré mi Iglesia! Hiram la hará él mismo. Y las puertas del
infierno, las puertas del reino de los muertos, no prevalecerán contra ella.

Cuando usted se sienta unido a los carpinteros y a los albañiles, sea


como aprendiz, sea aún menos, sabrá que una Escuela Espiritual y una Iglesia
unida al fuego asumirán la dirección ante la cual los antiguos fracasaron. El
papa se imagina que ocupa el sitio de Pedro, dejémosle con su ilusión. Las
iglesias protestantes declaran que ellas son la comunidad de Dios, dejémosle
también con su ilusión.

Esperamos y rogamos para que todas estas comunidades religiosas, por


medio de una intensa purificación puedan de nuevo elevar los frutos del alma,
que son el trigo, la cebada, el aceite y el vino. Pero la gran obra del Señor ya
no puede ser retenida o retardada por el fuego del subir y descender de las
masas luciferina. Todo proceso de liberación de la humanidad y del mundo es
puesto en las manos de Hiram, el rey de Tiro y por Cristo mismo, que dice:
“Sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia.”

Vamos a anunciarles que, ni el Estado ni la Iglesia representan ya


ningún estorboj, ni serán decisivos para la gran obra, ni tampoco los espíritus
de raza tendrán ningún significado liberador.

En el pandemonium actual de la historia mundial, puede llegar el


momento en que, aquí o allá, sea atacada una célula de actividad esotérica

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inferior, pero semejantes incidente no pueden destruir la fuente de Hiram Abiff,
pues la gran fuente, llena de Agua viva, está protegida por una nueva Palabra -
“Sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia” – y protegida por un nuevo martillo: “Yo
te daré las llaves del Reino de los Cielos, y lo que ates en la tierra será atado
en los Cielos.”

Aunque todas nuestras aspiraciones y todos nuestros deseos vayan


hacia una repetición de los tiempos de David y Salmón, en sus relaciones con
Hiram y los suyos, y aunque la ley: “el producto del estado y el producto de la
iglesia determinarán juntos el producto de la Escuela Espiritual”, aunque sea
parcialmente eficaz y se pueda comprobar, lento pero con seguridad, el ejército
de Hiram Abiff transformará esta ley. Dentro de poco será así: “Los
resultados de la Escuela Espiritual determinarán los resultados de la iglesia y
del estado”

¡Si Dios está con nosotros, quién estará en contra nuestra!

88
XII

PELIGROS EN EL CAMINO

Así como la Escuela de la Rosacruz indica siempre de nuevo el camino


de la liberación, también es necesario, de tiempo en tiempo, destacar los
peligros que se pueden encontrar en el camino.

No nos referimos aquí a los obstáculos y problemas que nos creamos


nosotros mismos, debido a nuestra yo centralizado y a los instintos de
autoconservación, y sí, a los peligros reales dentro y alrededor de nuestros
microcosmos, causado por nuestras uniones, nuestra estrecha relación con el
orden de la naturaleza dialéctica. ¡Somos de esta naturaleza y de ella vivimos!
Cada célula de nuestro cuerpo y cada fibra de nuestro ser está formado de la
sustancia de esta naturaleza, por consiguiente, esas fuerzas no abandonan su
presa fácilmente.

Existen peligros en el camino que no provienen tanto de los errores


practicados en esta vida o de nuestra egocentricidad, sino única y
exclusivamente debido a nuestros lazos estructurales con la naturaleza
terrestre. Pero no intenten atribuir una forma a esos peligros como los antiguos,
que los visualizaban como diablos, espíritus unidos a la tierra, demonios o
elementales. Considérenlos como consecuencias directas de las leyes
magnéticas que se manifiestan en esta naturaleza. La Atmósfera terrestre
entera es un campo magnético complejo, en el cual operan diferentes
tensiones, vibraciones y radiaciones, fuerzas que, de forma completamente
natural, mantienen y causan la circulación o la espiración de todas las formas
de vida que se manifiestan en la Tierra, de una forma u otra.

El alumno llamado por el Campo Espiritual Universal, invitado a


participar de la vida original humana, debe, consecuentemente, experimentar
cambios transfigurísticos. En la realidad, él es atraído por un campo magnético

89
diferente, el campo del reino inmutable. El campo espiritual magnético es, por
naturaleza, totalmente diferente del orden de naturaleza inferior, y el alumno
es, por ello, colocado delante de la tarea de escapar de un campo magnético,
al cual está legítimamente unido de forma totalmente natural.

No es necesaria una argumentación detallada para probar que esto no


es fácil. Para escapar a las garras de las leyes magnéticas terrestres es
necesario un proceso radical de libre automasonería, un proceso que provoca
una lucha entre el alumno y las fuerzas de este campo, un combate para que
todo vuestro ser se asocie, como antes, a un campo magnético completamente
diferente. Ese proceso implica naturalmente varios problemas de naturaleza
científica.

Estamos usando, a propósito, una terminología científico-natural porque


la gloriosa y santa Fraternidad Universal prepara algunos grupos que aspiran a
la universalidad, así como varios trabajadores mundiales autorizados, de una
manera u otra, hacia un nuevo despertar y hacia un nuevo mensaje para el
mundo. Ese nuevo mensaje fue preparado para ser traído a la humanidad
durante la segunda mitad del pasado siglo, como una última llamada a todos
aquellos que aún pueden oír. Y es con profunda gratitud y rogando
mentalmente, que les hablamos sobre esa nueva actividad de la Fraternidad.
Pues ella sólo será mencionada; y posteriormente un minucioso estudio será
hecho.

El mensaje de la Fraternidad, que anunciará una nueva fase de la gran


revolución cósmica, lanzará luz sobre la estructura del universo y sobre la
fatuidad de la vida y de los esfuerzos materiales. Ella aplicará el hacha en la
ciencia artificial, a la que llamamos teología, y de un modo que no nos
podemos imaginar; colocará la base de la doctrina Universal de la
transfiguración completamente a salvo de la triple conciencia dialéctica.

Cuando el mensaje sea transmitido y esté actuando plenamente, que lo


siga o no, sólo dependerá de cada uno. Muchos velos y mucha falsa luz
desaparecerán, y la exhaustiva y agotadora tarea de, incesantemente, luchar

90
contra las imitaciones, ya no será necesaria. Todos tendrán que escoger, sin
evasivas, entre la nueva y antigua vida. No quedará otra alternativa, sea
intelectual, mística o práctica.

El mensaje del que les hablamos tiene un nombre: la aparición del Hijo
del Hombre en las nubes del cielo, sobre el cual se dice en las Sagradas
Escrituras que todo ojo lo verá. Esa aparición no se refiere a un fenómeno
atmosférico que durará algunas horas o días, sino a un proceso, a una sublime
declaración de la Fraternidad Universal, que comenzó durante la segunda
mitad de este siglo pasado.

Todos nuestros condiscípulos están invitados a ir al encuentro del Señor


cuando él aparezca. Esa aparición ya se ha vuelto un hecho, y sobre ello los
queremos hablar.

Un campo magnético es un campo gravitatorio. Un campo como ese no


solamente encierra dentro de sí una forma viviente, sino también el carácter de
esa forma, su vida, su conciencia, sus poderes sensoriales, la manifestación
estructural de sus células, etc., que pueden ser completamente explicadas
sobre la base de este campo gravitatorio y ser, totalmente unos con él.

Si somos atraídos dentro de un campo magnético, tal y como lo somos


por la ley de gravedad de este mundo, seremos entonces uno con ese campo,
en el más amplio sentido. Por lo tanto, si otra fuerza magnética adquiere poder
sobre nosotros, si nuestro centro de gravedad tiende a orientarse hacia otro
campo gravitacional, una revolución cósmica será el resultado inevitable.

¡El microcosmos es entonces desligado del antiguo campo magnético!


La forma, la vida, la conciencia, los poderes sensoriales, la manifestación de la
estructura celular, todo lo que puede ser explicado por aquel campo magnético
perece. Y otra vida, completamente nueva, comienza a manifestarse con
innumerables consecuencias. En resumen, se desenvuelve una transfiguración,
un proceso de declive y ascensión, de despedida y de encuentro; un proceso

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absoluto e imperativo, que jamás se vio igual y delante del cual serán
colocados en un futuro próximo.

¿Por qué? ¡Porque el Hijo del hombre apareció en las nubes del cielo!

Si no comprenden esas palabras, nosotros las traduciremos.

Esto quiere decir que, así como un microcosmos puede ser acogido,
atraído por otro campo magnético, así también un macrocosmos, un mundo
puede ser alcanzado. Como saben, llamamos a ese proceso revolución
cósmica. Y será esa revolución cósmica la que colocará delante de ustedes la
decisión imperativa.

Como forma manifestación participar del destino natural del mundo; ó


decidir a tiempo, el seguir el camino de transfiguración, elevándose, por tanto,
al otro campo magnético.

Si escogemos este último camino, debemos iniciar la batalla para


escapar al magnetismo terrestre. Esa batalla trae consigo la necesidad de que
el alumno triunfe sobre las resistencias científico-naturales, que los antiguos
personificaban e indicaban como peligros, o escogían figuras simbólicas a fin
de designarlos más fácilmente.

Lo que intentamos decirles es que los problemas del magnetismo


terrestre y de la fuerza de gravitación ya eran conocidos por la Doctrina
Universal de todos los tiempos, en todos sus aspectos, así como todo lo que
tiene relación con sus soluciones.

La Fraternidad colocó esos problemas y sus soluciones delante de una


cierta categoría de buscadores, en numerosas narrativas imperecederas.
Queremos destacar dos de esas narraciones que han hablado fuertemente a
la imaginación de millares de occidentales desde la infancia. Nos referimos
aquí a la matanza de los inocentes en Belén y de la huida de José y María, con
el niño Jesús, hacia Egipto.

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Esas narraciones están tan enraizadas en nuestra fantasía, que
podemos visualizarlas claramente. Artistas de todos los siglos representaron la
huida a Egipto, de tantas formas que no podemos decir que de ese
acontecimiento dramático, sólo surgieran actividades magnéticas puramente
científico-naturales, sino que ahora son diariamente válidas para todos los
alumnos que verdaderamente aspiran por trabajar el camino.

Tal vez sepan lo que se debe entender de la historia de los tres reyes
magos venidos de Oriente. En el alumno firmemente decidido, los tres aspectos
de la conciencia dialéctica se elevan desde el comienzo ó alborear - el Oriente
– volviéndose con la intención de buscar a Cristo, la Estrella Sagrada. Tan
pronto como estos tres sabios de Orienten comiencen su jornada, entran, de
forma natural, en contacto con Herodes, el soberano de la naturaleza, el rey del
país. Esto significa que un conflicto de desenvuelve entre el campo magnético
de la naturaleza ordinaria y el esfuerzo del alumno.

Ese conflicto es inevitable, pues la naturaleza y vida común, está en total


desacuerdo con la otra vida, es decir, la vida superior del reino inmutable.
Cualquier compromiso está fuera de cuestión. En otras palabras: cuando el
microcosmos del alumno comienza a experimentar algo del campo espiritual
universal como una fuerza magnética, ese principio recién nacido traerá
inmediatamente un conflicto dentro del sistema. Una señal que seré
inmediatamente contraatacada. Y, por eso, el campo magnético natural
perturbado, tanto a nivel micro como macrocósmicamente, intentará restablecer
el equilibrio perturbado. Herodes intentará matar a la criatura.

Sabemos que en la naturaleza común los disturbios magnéticos causan


tempestades, agitaciones atmosféricas, terremotos, etc. Y lo que es válido para
el macrocosmos también lo es para el microcosmos. El toque del campo
magnético de Cristo provoca una profunda perturbación en nuestra vida, de
manera natural. Podemos llamar a esa perturbación como una enfermedad en
desenvolvimiento.

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De hecho, tal perturbación en la vida del alumno que trabaja seriamente
el camino puede afectar a la salud. Estados nerviosos y dificultades corporales
pueden aparecer. Está claro que un fenómeno resultante de nuestro
nerviosismo puede causar conflictos con parientes y otras personas.
Situaciones extremadamente embarazosas tejen como una tela de araña a
nuestro alrededor, haciéndonos sus prisioneros. De esta forma, el conflicto con
el campo magnético terrestre se vuelve una victoria completa para Herodes. Él
consigue exterminar nuestro principio, nuestra criatura recién nacida.

Este peligro se vuelve aún más claro para ustedes, cuando les decimos
que los conflictos con los campos magnéticos terrestres afectan fuertemente a
la secreción interna. En el caso de un mal funcionamiento de la secreción
interna, nuestras actividades pueden ser impedidas, ó tomar rumbos
indeseables. Debido a ese peligro tan actual y siempre moderno las Sagradas
Escrituras no advierten. Esta advertencia se encuentra en la huida hacia
Egipto.

Las leyendas sagradas nos dicen que uno de los sabios rechazó el dar
más informaciones a Herodes, y que José fue avisado en sueños para que
huyese. Deben entender que a conciencia debe estar alerta para el conflicto
inminente. De hecho, todo alumno es advertido cuando un conflicto con el
campo magnético se aproxima. Se le aconseja no luchar, sino huir.

Esperamos que comprendan esa advertencia. Si luchamos, perderemos,


o por lo menos aumentarán los peligros de tal forma que la derrota será
inevitable. Pero si huimos hacia Egipto, estaremos a salvo de todos los peligros
resultantes de esa perturbación magnética.

La huida hacia Egipto indica un estado de neutralidad. Así como los


instrumentos científicos pueden volverse impermeables a los campos
magnéticos circundantes mediante la interposición de gruesa capa, ó tal vez
por otros medios que desconocemos, así también el alumno puede aislarse
contra las influencias mencionadas, intentando, cuando el peligro se aproxima,

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suspender sus actividades con el máximo cuidado, siendo extremadamente
cauteloso y adoptar una actitud expectativa.

Se trata antes que nada, de mantener la triple conciencia completamente


en calma y, lleno de fe, guardar aquello que recibió. Si la conciencia está
consciente de lo que sucede y permanece en calma y equilibrio, sin forzarse ni
enervarse, el campo magnético terrestre no será capaz de ejercer la más
mínima influencia en el sistema endocrino.

La conciencia triple debe ofrecerse a la dádiva divina que recibe; el oro,


incienso y mirra.

El oro de un corazón abierto y lleno de fe.


El incienso de una esperanza vivificadora.
La mirra de la purificadora taza de amargura del amor.

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