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El Rincón del Estudiante 3.

Por MI Raúl Ocampo Vargas.

A veces los libros no los elegimos sino nos eligen, como decía un personaje de
la película “Huracán” sobre un libro de la vida de Rubin Carter que leía un
muchacho. El libro le cambio la vida al autor y al muchacho que lo compró por 25
centavos de dólar. Esta ha sido más o menos cierto para muchos lectores. Entre
las espirales de humo de mi H.Upmann, “riflexiono” sobre esta situación, ya que
algunos libros realmente parecen que nos escogen. Así me pasó con
“Riflexiones (2) de Héctor Zumbado; editado en Cuba en 1985, que no doy más
referencia por que no es de ajedrez, pero mucho influyó en la creación de esta
sección. Pero también me ha pasado con otros libros que son de ajedrez. Me
cayeron en las manos quién sabe como, algunos incluso me golpearon en la
cabeza cuando hurgaba en los anaqueles de la bibilioteca de mi abuelo, el
General Francisco Raúl Vargas Basurto, que heredó su bibliomanía a mi madre,
la Profra. Amparo Vargas Arreola, a mi tió, también General Francisco Vargas
Arreola y a mi. Siempre andamos entre libros viejos y sufrimos accidentes en las
escaleras de las bibliotecas de vez en cuando. Uno de los libros que me eligió
fue “El Trabajo Intelectual” de Jean Gitton, que me devoré varias veces desde mi
infancia. Recientemente platicaba con mi tio de mi preocupación por la salud de
Juan José Arreola y de algunos comentarios que él me hizo sobre ese libro hace
treinta años, y me atrevi a preguntarle si lo conocía. Mi bibliomanó tío me mostró
cinco ediciones del mismo libro que poseía, e incluso otras diez obras del mismo
autor. Bueno, yo tengo de la “Práctica de Mi Sistema” de Nimzovich, la edición
original en Alemán, otra en Inglés de los años treinta, dos más en español y otra
en ruso. No era cosa de quedarse atrás. Pero otro libro lo he comprado cinco
veces, lo he prestado y no me lo han devuelto, y por casualidad, buscando en
una librería de “amigos-libros” usados un libro de Gore Vidal, de repente cayó en
mi cabeza un sexto ejemplar de aquel, por lo que no me contuve en incluirlo en
este “Rincón”. El extracto no lo he realizado solo, “pesque” una parte importante
del Internet, y lo completé y organice un poco.
Este libro me lo recomendó como lo mejor, el MF Carlos Escondrillas Medina,
médico veterinario y un profesor nato. Poseía Carlos Daniel el don de la
enseñanza, como pocos profesores he conocido. Murió antes de cumplir siquiera
los cincuenta años, pero realizó una amplia carrera ajedrecística participando en
tres olimpíadas (Skopje 1972, Niza 1974 y Buenos Aires 1978), hubieran sido
cuatro, pues clasificó para Haifa 1976, pero por problemas de México en su
política de aquel entonces con Israel, no se autorizó al equipo mexicano a
participar. Francamente me dolíó que un disparatado comentarista hace poco,
entre una sarta de mentiras e imprecisiones históricas se refirió a él como “duro”
e incluso lo personalizo como un “golpeador” a favor de la Federación. El, que
fué siempre un disidente de las directivas federativas. Pero ya le llegará a aquel
difamador el castigo de su propia conciencia y ha merecido ya el repudio de
muchas personas, que le dan más importancia, ya que a mi merece solo unas
cuantas líneas, como de quien habla de un ser raro, pero por humano siempre
respetable. Desgraciadamente en el ajedrez lo único que ha hecho es dar malos
ejemplos. Como yo también he cometido muchos errores y no me siento ni un
gramo más moral que los demás, lo dejo que se juzgue solo. Al fin y al cabo, es
un ajedrecista, y por ello un hermano más mio, aunque a veces me cueste
decirlo, ya que un ajedrecista que ya no juega pasa a ser “inactivo”, quizás
viviendo de triunfos fantásticos que lo satisfacen. Pero volvamos a Escondrillas,
porque me parece que estoy destilando veneno más allá de las “riflexiones”.
Cuando partíamos a la Olimpíada de Niza en 1974, Mario Campos, Escondrillas,
Benito Ramírez, Jorge Lara Arroyo, (quienes habían ganado los cuatro primeros
lugares, en ese orden, del Campeonato Nacional Cerrado de 1973, que , de
acuerdo a la convocatoria, daban los primeros cuatro puestos al equipo
Olímpico), Kenneth Frey y yo (que habíamos ganado los dos primeros lugares
del selectivo en 1974 y los dos puestos restantes), Escondrillas me prestó este
libro, y comprobé, que una vez más, sus consejos me erán valiosos. Este libro
era “New Ideas in Chess” por Larry Evans ( ISBN 0-486-28305-4) que era
publicado por Pitman,en 1958. Ese libro lo regresé y luego consegui una edición
nueva de 1965, que fué el primero de una larga serie que presté y no recuperé.
Como es una infamia hablar mal de los muertos, porque no se pueden defender,
no diré a quién se lo presté. Ahora el que me cayó en la cabeza es la magnifica
edición de Dover de 1994. ¡Y me lo autografió el mismisimo autor en su ciudad
de Reno! Pocos autores son tan recomendables como Larry Evans, un
verdadero genio del tablero y de los comentarios ajedrecísticos. El libro, como
podrán juzgarlo ustedes mismos en el extracto, es uno de los mejores trabajos
de la literatura ajedrecística y puedo decirles que es un verdadero tesoro para
quien lo posea. Evans lo ilustra con sus propias partidas, de la época de finales
de los cuarenta y principios de los cincuenta (fue escrito por 1957) y como los
Chevrolet 1957, que aún circulan numerosos en Cuba, una verdadera joya de la
cosecha de un año excelente. A veces quisiera poseer el don de la elocuencia
para hacerle justicia a un libro tan especial, lo mismo que a su autor.
Prácticamente no existe libro de Larry Evans que no merezca estar en el salón
de la fama de la literatura ajedrecística y en todo rincón del estudiante. Las
partidas que ilustran el libro son de una calidad y una transparencia que hacen el
libro adecuado para principiantes y para maestros (diría incluso para Grandes
Maestros, como el mismo Guillermo García me lo comentó en 1985).
Como estamos hablando de amigos, quiero incluir en este rincón el escrito por el
Maestro Internacional Ciro Fernández Bravo. Un amigo muy especial, este
maestro cubano originario de Remedios, una bella pequeña ciudad de la
provincia de Villaclara (antes Las Villas) , Cuba; nacido en 1947, el mismo año
que Escondrillas, se ha dedicado en los últimos quince años a la docencia. En
México prestó servicios invaluables a los niños mexicanos con su paciencia
inagotable y su don de gentes, que lo hacen una persona muy querida
dondequiera se presente. Fundador de una asociación de “locos” a la que
pertenecemos como socios honorarios el Maestro Internacional Lexy “lujuria”
Ortega y yo, desde su fundación (“Somos unos perros, pero sin amo”), produjo
una pequeña obra titulada “La Apertura Italiana, ataque Greco-Moller” que
editó Chess Editores, la editorial de Hermes Maya, un exalumno mio que es un
auténtico adorador del ajedrez y que es un promotor incansable (aunque como
directivo de la Federación, siempre me llevo a mentadas con él), que estimuló a
Ciro para que en México dejara un trabajo ajedrecístico como recuerdo de su
apreciable y rica estancia por tierra azteca, donde se ama tanto a Cuba. El libro
(ISBN 968-7519-01.0) fue realizado en 1995 y afortunadamente se puede
adquirir muy barato aún. Fue un esfuerzo que me parece debiera ser mejor
conocido en los países de habla hispana. Entre bocanada y bocanada de mi
H.Upmann y escuchando la música de Lecuona, no dejo de evocar la figura del
entusiasta Ciro, en sus disertaciones dignas de unas “riflexiones”.
El estudio de monografías de aperturas no me parece muy recomendable para
los que se inician apenas en el ajedrez, pero en este caso hay que hacer una
excepción, ya que los lances combinativos propios del ataque Moller son muy
instructivos y fáciles de asimilar.
Colecciones ligeras de partidas ayudan a adquirir “el sentido de la posición”.
Muchas veces he oido decir al Gran Maestro Marcel Sisniega, “riflexionar” sobre
que el ajedrez hay que entenderlo, no aprenderlo. Había tal vez que agregar
“riflexionando” que hay que sentirlo. Eso de analizar una posición muy
racionalmente a veces no parece sino ayudar a que se vuelva uno muy
mecánico o muy doctoral. Sentir la posición, haciendo que fluyan las ideas y los
planes solos pareciera ser el secreto. Para esto hay que ver muchas partidas y
sentirlas constantemente. Una buena colección ligera de partidas instructivas es
muy recomendable, y esto me lleva a la tercera selección de este tercer capítulo
del Rincon: el libro “Plan Like a Grandmaster” de Alexei Suetin. (ISBN 0-
7134-5830-5), publicado por David & Charles Inc. en 1988. En la Unión Soviética
se publicó con el nombre de “De la Apertura al Medio Juego”. ¿Que decir de
Suetin? Prolífico escritor de libros para diversos niveles. Su mayor número de
obras se publicaron en la Alemania Democrática y en la Unión Soviética. En
1985 vino a México como asesor de la delegación soviética al Interzonal en
Taxco, en el Hotel Monte Taxco para ser precisos. La oportunidad de dialogar
con tan docto entrenador no me la perdí, aprovechando mi posición como Jefe
de Prensa del Interzonal, y un poco corresponsal de “El Clarín” de Buenos Aiires,
a donde enviaba información diaria a los amigos Scalise y Brondó. Con Suetin
práctique ampliamente mi incipiente ruso, y lo interrogue durante veinte días
sobre métodos de entrenamiento. Al partir me dejó una buena colección de 15
libros escritos por él en aleman y ruso. Algunos le han querido llamar el Fred
Reinfeld soviético, quizás peyorativamente. ¡Increíble! Para mi Reinfeld fue
valiosísimo divulgador del ajedrez. En el Rincón pronto tendremos que incluir
trabajos de Reinfeld.
Se termina el habano H.Upmann, y dado que es la semana de San Fermín, me
espera una cita con la Pamplonada. Como me gusta segui a Hemingway,
prefiriendo “El Ambos Mundos” como Hotel en La Habana, “El Floridita” como
Bar, una vuelta por Cojimar; no puedo pasar por alto las fiestas de Pamplona. El
que no ha corrido delante de un toro por Estafeta ¡No sabe lo que es correr!
Recuerden la frase de García Lorca: “Si me pierdo, busquenme en Andalucía, o
en Cuba”, agreguemos: ¡O en Navarra!

10 de julio de 2000.

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