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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA

FACULTAD DE HUMANIDADES

MATERIA: HISTORIA DE AMERICA II

Resumen de: Cabrera, J.C., (1994). Ofensas a Dios: pleitos e injurias. Causas de Idolatrías
y hechicerías. Cajatambo siglo XVII-XIX. Cusco. Centro de Estudios Regionales Andinos
“Bartolomé de Las Casas”.

Alejandro Nicolás Chiliguay

LU: 712.552

El libro Ofensas a Dios fue pensando como una herramienta para los investigadores
interesados en los temas de las idolatrías y hechicerías que se hizo popular en los últimos
tiempos, y con un interés particular: preservar los documentos existentes en el Archivo
Arzobispal de Lima de su manipulación, desaparición, hacinamiento y traslados. La obra
está dividida en dos secciones, una es la obra propiamente dicha que explica el contexto y
el proceso de extirpación de idolatrías y hechicerías, y la segunda son los expedientes que
han sido transcriptos de manera íntegra para preservarlos y evitar cualquier tipo de
arbitrariedad. Parte de las causas suelen estar incompletas debido a la actuación lenta del
Tribunal Eclesiástico en la colonia. Dada la riqueza del tema, el recorte espacial que hizo el
autor fue, de todo el virreinato del Perú solo analizar lo que otrora fue el corregimiento de
Cajatambo y a pesar de que el título alude a los siglos XVII al XIX hace un análisis solo del
siglo XVII.

Obra

Dentro de la historia eclesiástica, uno de los más interesantes es el tema de la idolatría en el


Perú del sigo XVII pero se torna dificultoso por los problemas que presenta y los diversos
factores que involucra, lo que genera múltiples puntos de vista. En el libro se analiza la
extirpación como parte de la política de gobierno de cada uno de los arzobispos de la época
y no los planteamientos y discusiones teológicas ni los cambios culturales producidos.
Durante el siglo XVI se habían realizado tres concilios en Lima que delinearon el proyecto
evangelizador sentando las normas, los principios, el accionar de los curas y el control
ideológico sobre los indios. Sin embargo,
“[…] no hallamos en los concilios disposiciones relativas a un aparato especial para
la lucha contra las religiones andinas. El problema deberá solucionarse en el propio
marco de la doctrina de indios y es al cura a quien se delega la principal
responsabilidad […]” (García, 1994: 18)
Entonces, el problema de la extirpación de idolatrías era en sí de efectividad del sistema.
El arzobispado de Toribio Alfonso de Mogrovejo significó tener en cuenta los
problemas en el seno de la Iglesia e intentar esbozar los cambios necesarios para la
extirpación. Primero hizo énfasis en las visitas para tener contacto con la realidad indígena
y segundo ver los problemas del comportamiento del clero, las pugna entre las órdenes
religiosas por la doctrina, el tema de los diezmos, el carear con el poder civil además de las
críticas.
Para el siglo XVII es importante para las campañas de extirpación el apoyo del
poder civil, especialmente con la llegada del virrey Príncipe de Esquilache. Las primeras
dos décadas estuvieron marcadas iniciativas de Ávila, la Compañía de Jesús y el impulso
reformador arzobispo Lobo Guerrero (1609-1622).
El arzobispo contaba con la experiencia de haber sido Inquisidor en México y
obispo de Nueva Granada, donde tuvo un estrecho lazo con la Compañía. Sus medidas, en
Lima, estuvieron en concordancia con la de los virreyes Montecarlos y Esquilache y
enfocadas a velar por su propia Iglesia. En el sínodo de 1613 hace hincapié en las visitas,
establece la redacción de memorias de acusados y culpados de idolatrías, se da indicaciones
a los curas pidiéndole más compromiso y a su vez los amenazaba con castigarlos a través
de la facultad que otorgo a los visitadores de hacerlo. Otra de las facultades que dio a los
visitadores fue examinar la idoneidad del cura. Por intercesión de Ávila, la Compañía
empezó a inspeccionar junto con el visitador, no obstante en su labor misionera se
enfrentaron a la hostilidad de los curas doctrineros, a los indios y algunos españoles. Dentro
de la Compañía surgió una línea dura que proponía la extirpación de la idolatría por lo
judicial y coercitivo, dada la fuerte vigencia que tenía la idolatría a pesar de todos los
esfuerzos que se hicieron.
Arriaga señala en su libro La extirpación de la idolatría en Perú que la persistencia
de la idolatría se debía a la “falta de enseñanza y doctrina”, ya que en sus visitas – que las
realizaba junto con Avendaño1 - notaba que los indios solo repitan lo que les enseñaban y
noto que los curas doctrineros cometían muchos errores al enseñarles; estos curas no saben
y tampoco quieren enseñar, solo quieren irse y los buenos curas son víctimas de burlas.
Otro problema es que solía haber un cura para muchos indios. A esto se suma la
complicidad de algunos curas ante los caciques que generalmente apoyan la idolatría. Su
conclusión es que debe dar la responsabilidad de evangelizar a los mejores y más capaces.
En 1622 murió el arzobispo Lobo Guerrero y la Sede Vacante duró tres años (hasta
1625). Durante este tiempo se iniciaron causas a los visitadores y otros funcionarios del
arzobispado, pues muchos miembros del cabildo les molestaron algunas de las medidas
tomadas por el arzobispo durante su gobierno. A continuación, la designación de Gonzalo
de Campo como arzobispo pareció una reactivación del proceso de extirpación. Inicio su
llegada con una visita para finalmente esbozar un plan de evangelización. Notó la avaricia
de varios visitadores que abusaban de su posición y pretendían ganar plata. Tocó temas
delicados como las rentas de los monasterios y la situación de los curas doctrineros. Los
tres ejes trazados en su plan fueron: uno que la Inquisición tome conocimiento de las cusas
de los indios, pero que no sea rigurosa como la española, dos hacer cumplir las ordenanzas
y tres dar a la Compañía doctrinas piloto en cabeza de provincia; sin embargo esto no se
concretó pues su gobierno apenas duro un año ya que murió en 1626. Nuevamente la Sede
Vacante y las quejas por las visitas, que en esta oportunidad habían llegado a la Corte.
Hernando Arias de Ugarte fue designado arzobispo de Lima y llegó a tierras
peruana en 1630, su idea era ordenar su propia Iglesia, luego los monasterios y después las
diócesis. Consideraba a la visita como herramienta importante puesto que los visitadores
ordinarios solían corromperse fácilmente. Según este arzobispo los indios si conocían la
doctrina, solamente había que procurar que no se olvidaran. Realizo un Sínodo en 1636
donde se ratificó las posturas del anterior y de los concilios de Lima. Tuvo más presente el
tema de la moralidad, por ejemplo la lucha contra las borracheras y evitar que los indios
robasen los cadáveres de la iglesia para llevarlas a otro lado. Una de sus obras trascendentes

1
Preciso oportunidad de nombrar a este clérigo que acompañaba a Arriaga en las visitas, pues suele ser
nombrado por los testigos en los expedientes secretos que se levantaron en su contra. Los documentos que lo
nombran son I, II, III.
fue entregar a la Compañía la doctrina de Chavín, la cual posteriormente se convirtió en
modelo. Ugarte murió en 1638, y su gobierno fue a juicio del autor el arzobispado del
“status quo”.
El arzobispado limeño a partir de 1641 fue Pedro de Villagómez, anteriormente
obispo de Arequipa, y estaba decidido a combatir la idolatría. Sin embargo gobernó en la
adversidad, pues opositores imposibilitaron que su obra se concrete. Justifico sus medidas y
refutó a sus opositores con fuertes argumentos teológicos y remitiéndose siempre a las citas
bíblicas; él se siente un cruzado. Según este arzobispo la persistencia de la idolatría es por
la malicia del demonio y afirma que los indios tienen una tendencia natural a la idolatría de
la cual el diablo se aprovecha. Piensa que la borrachera se hizo en ellos un vicio hereditario
al igual que la idolatría y ataca principalmente a los hechiceros porque ellos con maldad e
intencionadamente convencen a los demás indios de venerar a las huacas.
Señala que las fallas en el adoctrinamiento se deben al extenso territorio a
evangelizar ya que la dispersión les permite a los indios continuar sus cultos, por eso el
arzobispo se mostró a favor de las reducciones; la otra falla es de los curas preocupados en
las cosas temporales que en la doctrina, de esta manera ellos se convierten en idolatras2.
Villagómez debe emprender la extirpación solo, pues está enfrentado con la Compañía y
con el poder civil; las críticas contra él y contra el clero por su corrupción son abundantes,
no obstante el arzobispo los defendió. Este hombre no realizó visitas personalmente en su
diócesis. De su gobierno quedaron sermonarios en lengua quecha para la refutación teórica
de la idolatría, quizás este haya sido su logro.
Algunos miembros de la Real Audiencia, escribieron al Consejo de Indias contra el
arzobispo y como propuesta solicitaban que se entregase totalmente la misión
evangelizadora en los Andes a los jesuitas, como hemos mencionado anteriormente la
doctrina de Chavín era el modelo que no suscitaba críticas. Villagomez muere en 1671
mientras tanto ya se empezaba a hablar con mayor certeza de la entrega de las doctrinas a la
Compañía.

2
Quisiera hacer hincapié en este punto remitiéndome a una carta de 1648 que el autor cita: “Respondiendo a
un curaca por los ídolos que adoraban en su pueblo, me respondió con gran disimulo y sosiego: no te admires
Padre, ni te enojes, que mi cura también es idolatra. Qué dices indio, (le pregunte) ¿tu cura es idolatra? Sí
Padre (me respondió). Ídolos tiene que está adorando de día, y de noche, que son sus patacones, en los cuales
está idolatrando.” (García, 1994:17). En efecto, el interés de muchos curas era simplemente obtener dinero
(patacones: monedas de plata antigua) y es por ello que muchas veces encubre a los caciques y a otros
españoles.
Recapitulando, el proyecto que más se ha desarrollado y repercutido para la
extirpación de idolatrías fue el realizado durante el arzobispado de Lobo Guerrero, que
contó con el apoyo de la Compañía de Jesús, además de la presencia de Ávila quien fundo
el Colegio de Caciques que llegó a funcionar hasta después de la independencia peruana.
La posterior designación de arzobispos no concluyeron el plan formulado debido a lo corto
que duro gobierno y en el caso de Villagómez que intento realizar la extirpación de las
idolatrías pero que no contaba con el apoyo suficiente. La corrupción como elemento
central que impidió la correcta evangelización de los Andes fue uno de los factores que
todos los arzobispos remarcaron. A pesar de esto, títulos como el de Visitadores de la
idolatría siguen apareciendo hasta fines del XVIII. La extirpación también fue funcional
para los conflictos suscitados entre los indios que se peleaban entre sí o entre los españoles
y los indios así como también entre los mismos eclesiásticos que tenían conflictos internos,
en estos aspectos ilustran los expedientes documentales de la sección siguiente del libro.

Documentos

Los documentos que presenta el autor pertenecen al Archivo Arzobispal de Lima y tienen
por objeto dar cuenta de los procesos llevados a cabo durante la extirpación de las idolatrías
en el Perú, tanto a los visitadores como a los curacas gobernadores e indios comunes, en
especial da mayor importancia a aquellos procesos durante Sede Vacante en el arzobispado,
además da cuenta de la complejidad de la sociedad en el siglo XVII. A continuación, se
presentará una síntesis muy breve, por razones de espacio a pesar de la riqueza de las
fuentes, de la selección documental del autor respetando el orden en que fue presentado.

 Causas secretas contra los visitadores de la idolatría


 Documento I

Este documento es un proceso secreto que se realizó contra los Visitadores de


idolatrías en 1622, año de Sede Vacante, que consistía en averiguaciones sobre el actuar
de los susodichos en las campañas del proceso de extirpación realizadas durante el
arzobispado de Lobo Guerrero en la villa de Carrión de Velasco. Contiene un
cuestionario de 27 preguntas que se hicieron a diferentes personas: curas doctrineros,
españoles residentes en la villa, indios y caciques. Lo interesante es que la mayoría de
las preguntas apuntan a ver si el visitador cumplió el procedimiento marcado por el
sínodo y los concilios limenses, si ha sido corrompido o tomo ventaja de su posición de
poder y si realmente habían trabajado para acabar contra la idolatría.

 Documento II

Fechado en 1623, también en Sede Vacante, este expediente es una pesquisa


contra los visitadores y su conducta. Al igual que el documento anterior hay un
cuestionario realizado a una serie de testigos quienes en general afirman que de la lista
de visitadores asignados, solo es conocido el paso del doctor Alonso Osorio quien
trabajo durante un tiempo con los padres jesuitas. Lo describen por la severidad de su
accionar en cuanto al castigo y la quema de ídolos. Este documento tiene partes
borradas lo que genera ciertas lagunas, aunque no de gran importancia. La causa, por
falta de claridad, termina siendo remitida a otro juez.

 Documento III

Es un auto – es decir una resolución judicial - contra el visitador Osorio


acusado por los indios de Ambar de haber confiscado y vendido tierras de unos
caciques. El problema era determinar si esas tierras eran huacas, como lo afirmaba el
clérigo, o si eran tierras ordinarias sin uso por parte de estos indios. La riqueza del
documento radica en que da cuenta de cómo era el proceso judicial durante la colonia,
los intereses de ambas partes en litigio y la alianza de algunos españoles ligados con los
caciques para defenderlos. El proceso pasa por dos etapas, dado a que los testimonios
juntados no permiten elaborar una resolución definitiva. Inicia en 1619 y culmina en
1623 y resuelve que el visitador actuó de manera correcta pues se corroboro que esas
tierras eran huacas.

 Documento de Ocros
 Documento IV

La rivalidad sostenida entre distintos caciques llevó en esta oportunidad a la


denuncia de uno de estos a su enemigo acusándolo de ser idolatra e inducir a otros
indios a idolatrar. En realidad, este expediente es una nueva causa abierta en otro
tribunal, pues ya tuvo tiempo atrás el juicio donde resolvieron que allí no hubo causa de
idolatría, sin embargo el cacique acusante recurre a esa nueva instancia para terminar
con su enemigo. El proceso inicia en 1742 y termina en 1645 resolviendo que el
acusado se encuentra libre de culpa y al acusante se lo condena por haber prestado falso
testimonio. Es el documento más largo que nos presenta el autor, pero incluye desde
confiscaciones, inventarios, el desarrollo del complot, estrategias de las defensas, la
lentitud de la estructura burocrática y el camino para abordar una resolución.

 Documento V

El fiscal del arzobispado inicia una causa contra el cacique de Ocros, Francisco
de Vergara, por haber encontrado en su propiedad elementos de hechicería. Aquí
solicitan y se efectúa su detención y le toman declaración.

 Documento VI

Continuación del expediente anterior, llaman a los testigos para corroborar el


testimonio de Vergara. Unos testigos acusan a la madre del susodicho de haber
practicado hechicería, pero también aparecen otros que lo defienden. Sin poder abordar
a una resolución definitiva, se solicita a más testigos.

 Documentos de Ambar
 Documento VII

Es una acusación contra dos indias por ser hechiceras e idolatras. Lo cómico del
documento es que ellas hacían hechizos para que los hombres la quisiesen. Dado los
problemas que se presentan y las acusaciones de indios contra indios, no permitieron
arribar a una sentencia, con lo cual a pesar de haber hecho secuestro de bienes e
inventario de las pertenencias de las acusadas, la resolución momentánea fue designar a
otro visitador para que averigüe más a fondo.

 Documento VIII

La particularidad de este expediente es que un marido acusa a su mujer de ser


hechicera debido a que le encontró elementos sospechosos, para ello le solicita al
gobernador que la castigue. Cuando se disponen a hacerlo, la mujer ya había escapado
al monte, único caso con fuga en esta selección documental, por lo cual no se efectuó.

 Documento IX

El fiscal acusa a un indio de ser hechicero y de practicarla de manera pública y


visible; en medio del proceso otro indio también es acusado. La sentencia dictaminada
en 1762 era lograr el arrepentimiento de ambos sin embargo uno de ellos lo hace y el
otro no, de manera tal que solo el que no se arrepintió fue castigado con graves penas
además del destierro.

 Documento X

Es un auto que ordena buscar mascaras antiguas y otros instrumentos que


utilizan los indios en sus bailes ya que también los usan en sus idolatrías.

 Documento XI

Aquí el expediente nos muestra la unión de los lazos que tenían españoles e
indios, el caso se trata sobre un español que murió por un brebaje hecho por una
hechicera indígena preparado para curarlo. Cuando llaman a los testigos, corroboran
que estas hechiceras hacían de curanderas y eran frecuentemente llamadas por los
españoles, como si fueran médicos, cuando ellos se sentían mal. A pesar de que le
dictan sentencia, la india acusada murió antes que se ejecute la condena en una pelea
con otra india.

 Documento XII
Esta es una causa abierta del fiscal contra un presbítero acusándolo de haber
intentado matar a una india, recordemos que eso les estaba prohibido y penado. El cura
en su defensa aducia que ella lo había hechizado y que por su causa él estaba enfermo.
El expediente termina en una convocatoria de testigos.

 Documentos de Cajatambo, Cochamarca, Churín, Andajes y Gorgor.


 Documento XIII
Sentencias dictadas en 1652 contra indios idolatras, cuyas penas son
generalmente el destierro y humillaciones, en todos los casos se dictamine que lleven
una soga en la garganta y que anden con una cruz de palo.

 Documento XIV

A un acusado de hechicería se le dicta sentencia, especialmente por ser


reincidente. Su condena es la prisión y decir a viva voz su delito en la plaza pública.

 Documento XV

Es simplemente una acusación que realiza un residente de Churín contra la gente


de ese lugar por brujería.

 Documento XVI

Documento fechado en 1725, es una autorización a los visitadores de idolatrías


para averiguar y proceder contra los culpables por incurrir en dicho delito. Durante la
visita, se inicia la acusación a varios indios y para corroborar se levantan testimonio de
testigo. La sentencia que se dicta en un auto condena a 23 indios por esta causa,
condenándolos al destierro.

 Documento XVII

Es uno de los pocos casos, de los vistos hasta aquí, en el que el cura doctrinero
acusa a unos indios por hechicería. Procedente de 1725, allí interviene el Tribunal de la
Inquisición que en ese momento estaba examinando el Sínodo realizado por el
arzobispado de Lima. En uno de los autos eximen de penas a aquellos indios acusados
que se manifieste voluntariamente que han incurrido en idolatría. Los otros indios,
después del proceso correspondiente, son sentenciados a usar una cruz de por vida para
recordarles que han incurrido en grave delito contra Dios.

 Documento XVIII

Otro documento de 1725, también está interviniendo miembros del Tribunal de


la Inquisición, en esta ocasión, están revisando los autos de información contra los
indígenas hechiceros y por venerar aun a sus huacas. Concluye en una intención de
sentenciar a nueve indios pero, al menos este documento no lo dice, si realmente lo
hicieron o no.

 Documento XIX

Este expediente es más reciente de Gorgor, fechado en 1807; es un auto contra


un indio que había cometido blasfemia contra la Virgen dudando de Su virginidad en la
concepción de Jesucristo. Por medio de averiguaciones, determinan que el acusado
estaba ebrio cuando dijo la blasfemia. La sentencia que le dictaminó fue que se retracte
públicamente y diga abiertamente el credo. No se le dicta una sentencia más severa,
para asegurar su salud espiritual y la posibilidad de un sincero arrepentimiento.

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