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Sobre la obra

En el libro civilización y barbarie, kusch había analizado lo americano desde una intuición del
pasaje. Numerosos viajes al anti plano y la investigación sobre religión precolombina, le dieron las
pautas de que había hallado las categorías del pensar americano. 5

Kusch confiesa que este libro surge de la convicción de la continuidad del pasado americano en el
presente. Por eso indaga en el hombre antiguo y sus vivencias inconfesadas, para encontrar en su
alma, la confirmación de que estamos comprometidos con américa más de lo que creíamos.5

Este estudio llevo a kusch a remover estructuras ignoradas por investigadores universitarios,
estructuras que están al margen de la cultura oficial.5

Afirma que el pensamiento como pura intuición, implica en Sudamérica una libertad de la que no
estamos dispuestos a asumir. 5

Pese a que cuidamos nuestra pulcritud universitaria, nos avergüenza la tarea de buscar la verdad
interior y la constante confesión. 5

Agrega también que en américa hay un problema de salud e integridad mental, que para
solucionarlo, hace falta retomar al mundo antiguo, si no este seguirá siendo autónomo y
generando traumas para la vida psíquica y social. 5

Para dar solidez a esta investigación, es necesario viajar, como y vivir experiencias con la cultura, y
también sondear su pasado en yacimientos arqueológicos. También hay que tener en cuenta el
pensar natural, que recorre los barrios de la gran ciudad.

La intuición de kusch oscila entre dos polos, uno es el “ser” o el “ser alguien”, proveniente de
Europa. El otro es el “estar” o “estar aquí” que considera como una modalidad profunda de la
cultura pre colombina.

Ambas categorías son dos raíces profundas de nuestro mestizaje y se da en ámbitos como la
política, la cultura, en la psique, etc.

De la conjunción del ser y del estar surge la fagocitación, que es el concepto resultante de aquellos
dos, y explica el proceso negativo de nuestra actividad como ciudadanos, de países
supuestamente civilizados.

Esto deriva en una sabiduría de vida que alienta nuestro subsuelo social y al inconsciente, y se
opone a nuestro que hacer intelectual y político

El calificativo hediento, se refiere al prejuicio de ver lo americano como nauseabundo. Kusch, le


busca el lado positivo a este hedor.

Kusch expone en un estilo literario y técnico porque esta es su manera de explicar su intuición.
Introducción a américa

Kusch comienza su libro con un relato sobre la peregrinación de la virgen de Santa ana del Cusco.
Ve en esta experiencia, en sus adversidades y las personas con las que se topaba, algo que es muy
distinto con lo que él, como porteño, traía en su interior.

No se trataba de algo mejor o peor, si no que era algo que parecía a simple vista incompatible.

En el interior de la iglesia se sentían refugiados, pero el mundo que estaba afuera les parecía
misterioso, insoportable, y les generaba una incomodidad.

Ante esta sensación de estar indefensos y atrapados, optan por refugiarse en la satisfacción que
da la pulcritud.

Como la india inentendible, las calles, o el mendigo que se acerca a pedir una lismosna hieden, se
defienden en la pulcritud, que parece ser la única diferencia.

Esta sensación de seguridad es un tanto insolente y agresiva, ya que se acusa el hedor de las
personas que les hacen sentir inseguros.

El vaho hediento, es característico del altiplano. Se agrega a ese ambiente la molestia, la


incomodidad, la cara del indio, un militar pedante o una tormenta imprevista, elementos que
también forman parte del hedor.

El signo del hedor es difícil de entender, aunque nos genere en el fondo un estado emocional de
aversión. Esto pasa no solo en cuzco, si no en con toda américa. De ahí la expresión “el hedor de
américa”.

El hedor de américa es el camión lleno de indios que debemos tomar para andar por el altiplano,
la segunda clase de un tres con pasajeros que van masticando coca, o las villas miserias pobladas
por correntinos

En el fondo, la cuestión se trata de la diferencia entre la pulcritud occidental y el hedor de


américa. Podría decirse que desde la colonización estuvo esta lucha de los hediondos contra los
pulcros. Esto se ve en personajes como rosas, perón o Túpac Amaru. Ellos eran destrucción,
anarquía, rebeldes, hedientos.

La dimensión política, pone al hedor en evidencia, y lo convierte en un antagonista inquietante.


Pero tomar en cuenta al hediento, su realidad, su economía, su cultura, sería como revivir un
mundo que se cree como superado, como sacarnos del hogar para ponernos a la lluvia.

La pulcritud, el progreso y la técnica, se ven atemorizados por una india, un mendigo. El hedor
tiene ese miedo original que la pulcritud creyó dejar atrás con la creación de la ciudad.

El cuzco desenmascara al mostrar que no solo el indio tiene miedo, si no que también kusch y su
compañía llevaban la misma sensación dentro de ellos. Ese miedo que esta antes de la división
entre pulcritud y hedor, el miedo a estar sumergido en el mundo y perder lo poco que tenemos, el
miedo íntimo de también ser primitivos, hediondos, pese a la pulcritud.
Es ese miedo a que se nos venga encima la antigua fe que hemos enterrado, y reaparece en lo
hediento de la aldea y el indio. Nuestra pulcritud carece de signos para expresar este miedo. Es un
tema psicológico, ya que se trata de hacer consciente lo reprimido.

Así como al temor a la ira del dios del antiguo testamento, es nuestro miedo a quedarnos
atrapados por lo latinoamericano.

Es un momento creador, de mística, que le da sentido al hecho de vivir. Por eso, kusch dice que la
solución a este antagonismo entre los dos polos, es una dialéctica, que el llamara, fagocitación.
Esto se trata de la absorción de las cosas pulcras de occidente, por las cosas de américa, como a
modo de equilibrio y reintegración de lo humano en estas tierras.

La fagocitación se da por el hecho de haber calificado de hedientas a las cosas de américa. Esto se
debió a esa verdad de que todo lo puro es falso, y debe ser contaminado por su opuesto. Como
por ejemplo el día y la noche, la muerte y la vida, etc. Esta es la sabiduría de américa.

Libro 1 la ira divina, el indio de Santa Cruz, Pachacuti.

Cerca del año 1600, el pare Ávila se topa con el indio Santa Cruz Pachacuti, en cacha, al sur de
cuzco, cerca del templo de viracocha. Cerca de ahí, se encuentra el valle de Vilcanota, donde
ocurrieron batallas entre los quichuas y aymaraes.

Se dice que el dios Viracocha paso por ahí después de crear al sol, la luna, y a los hombres. Y que
los habitantes del lugar lo recibieron hostilmente.

Enojado el dios, incendio el lugar con fuego desde el cielo. Luego los incas construyeron su templo
en conmemoración del hecho. Ávila estaba ahí por las represiones a las idolatrías que los
españoles llevaban a cabo en américa.

Ocurrió que los indios creían que los huacas (templos), que habían sido quemados, resucitaban y
flotaban en el aire, ya como un polvo seco por falta de sacrificios. Algunos indios llegaban a decir
que estos estaban en su cuerpo.

La represión fue la causa del encuentro entre el padre y el indio, donde se redactó un manuscrito
sobre la creencia de los incas. El indio traza en su crónica un esquema del templo Coricancha del
cuzco y el padre le realiza algunas modificaciones.

Este esquema manifiesta las actitudes del indígena hacia su pasado, porque se refleja su manera
de pensar y las creencias que aún sobreviven. Este escrito es una mezcla de términos quichuas y
aymaraes, con un castellano dificultoso.

Puede verse que el indio tenia un gran terror hacia lo divino, que puede verse ne la manera que
relata ciertas leyendas, como por ejemplo la del mensajero de manta negra, que le da al inca una
caja cerrada con llave, que en su interior tiene el sarampión.

Este relato, es diferente al resto, por que manifiesta la fe indígena que apunta a algo mas que al
simple hombre, la naturaleza o el dios terrible. En el que se da el juego antagonico de dios y
naturaleza, que es la raíz de la religión, la ética, y las doctrinas teologicas.

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