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CICLO : VI
SEMESTRE : 2018 - II
PUCALLPA – PERU
2018
I. INTRODUCCIÓN
Thomas Roderick introdujo la palabra genómica para referirse al estudio de la estructura,
secuenciación y análisis de genomas completos. Coincidiendo con el 50 aniversario del
descubrimiento de la estructura del ADN por JD Watson y FHC Crick, como resultado
de un esfuerzo internacional conocido como el «Proyecto Genoma Humano» (PGH), en
el año 2003 se completó la secuenciación del genoma humano. El PGH ha permitido
conocer la existencia de aproximadamente 30.000 genes distribuidos en pares de bases de
manera irregular en el genoma, de forma que hay regiones «ricas» y regiones «pobres»
en genes y que solo un 2% del ADN genómico codifica para proteínas.
El proyecto ENCODE en el año 2007 publicó sus hallazgos más llamativos está la
demostración de que hasta el 75% de los nucleótidos del genoma humano son transcritos
a ARN, en su mayoría a ARN no codificantes. Esta complejidad se ve a su vez
incrementada por dos factores adicionales: variabilidad estructural y diferencia de
expresión. Una de las observaciones más significativas es la gran variabilidad
interindividual apreciada. Esta variabilidad puede ser de diferente magnitud estructural,
e incluye inserciones, deleciones, conversiones, amplificaciones y duplicaciones. Sin
embargo, especialmente significativo ha sido el hallazgo de que polimorfismos
(variaciones) de un solo nucleótido (single nucleotide polymorphisms, SNP). Los SNP
son las variaciones estructurales más frecuentes en el genoma.
Las técnicas genómicas permiten la identificación de mutaciones, o alteraciones en la
secuencia de los genes, que son responsables de cambios en la expresión génica y/o en la
función de las proteínas y que están en el origen de muchas enfermedades. El
conocimiento derivado de la genómica, así como la aplicación de las nuevas herramientas
tecnológicas, sin duda modificarán la práctica médica y son la base de la denominada
medicina genómica o medicina personalizada.
La proteómica se define como el estudio del proteoma, término análogo a genoma, que
se refiere al conjunto de proteínas de un orgánulo, una célula, un tejido o un organismo
completo. La descripción del proteoma humano es clave para resolver las cuestiones no
resueltas por la información contenida en el genoma, y es, de hecho, el segundo gran reto
que nos hemos planteado para definir nuestra propia biología.
El desarrollo de la genómica y proteómica descansan sobre los descubrimientos
fundamentales que constituyen hitos históricos sin los cuales no hubiera sido posible el
hallazgo de nuevos paradigmas, teorías, tecnología, que han cambiado drásticamente el
enfoque de la ciencia médica. El descubrimiento de la estructura del ADN y sus funciones
básicas nos llevaron a la ingeniería genética, el develamiento del genoma humano, la
creación de nuevas herramientas para el estudio y diagnóstico de las enfermedades, como
el PCR (reacción en cadena de la polimerasa), microarray, y al mejor entendimiento
acerca del comportamiento de nuestro organismo frente a los medicamentos
(farmacogenómica).
II. GENÓMICA
APLICACIONES:
Los chips de ADN se han aplicado al estudio de casi cualquier tipo de problema biológico.
El número de publicaciones anuales es muy alto y continúa creciendo. Algunas de sus
aplicaciones más frecuentes son:
- Estudio de genes, que se expresan diferencialmente en condiciones diversas
(sanos/enfermos, mutantes/salvajes, tratados/no tratados).
- Clasificación molecular en enfermedades complejas. Identificación de genes
característicos de una patología (firma o signature).
- Predicción de respuesta a un tratamiento.
- Detección de mutaciones y polimorfismos de un único gen (SNP).
LIMITACIONES:
APLICACIONES EN BIOMEDICINA
La proteómica está especialmente "capacitada" para el estudio de la enfermedad porque
se puede aplicar a las células, tejidos y líquidos biológicos. La aplicación clínica de la
proteómica implica el uso de las tecnologías proteómicas para todos aquellos aspectos
que puedan beneficiar a los pacientes, desde la búsqueda de nuevos marcadores de
enfermedad o de perfiles proteicos diagnósticos, hasta la descripción de factores
predictivos y preventivos que permitan un tratamiento y seguimiento terapéutico
personalizado.
La proteómica clínica se ocupa de la identificación sistemática y exhaustiva, a gran escala,
de patrones proteicos de enfermedad y de la aplicación de esos datos a los pacientes
(estudio de la enfermedad, susceptibilidad, prevención, selección de terapias, seguimiento
de los tratamientos, etc.).
Uno de los mayores retos de la medicina del siglo XXI es la identificación de
biomarcadores que permitan el diagnóstico precoz de enfermedades y faciliten la
intervención clínica apropiada o predecir respuestas a tratamientos farmacológicos. En
este sentido, la proteómica clínica está generando enormes expectativas y, en
consecuencia, las plataformas proteómicas, en todas sus modalidades, se están aplicando
cada vez más en la investigación del cáncer, enfermedades cardiovasculares,
neurodegenerativas, etc.
Por lo tanto, la validación de posibles biomarcadores requiere el análisis de un número
elevado de muestras mediante técnicas más selectivas y dirigidas, entre las que destaca la
monitorización selectiva de iones (selected reaction monitoring, SRM). El SRM permite
la selección y cuantificación de proteínas en matrices complejas, midiendo el ion
precursor y las transiciones de sus péptidos proteotípicos, es decir, específicos de la
proteína de interés. El monitoreo de reacción seleccionado ( SRM ) es un método
utilizado en espectrometría de masas en tándem en el que se selecciona un ión de una
masa particular en la primera etapa de un espectrómetro de masas en tándem y en la
segunda se selecciona un producto iónico de una reacción de fragmentación del ión
precursor. Espectrómetro de masas para la detección.
En ocasiones, los análisis proteómicos proporcionan una avalancha de datos de difícil
evaluación. Una de las funciones esenciales de los equipos multidisciplinares es la
priorización de patrones candidatos que han de ser validados. La fiabilidad de los datos,
avalados en las bases de datos, su potencial valor clínico y un riguroso análisis
bioinformático, son algunos de los criterios que deben seguirse en la priorización.
IV. BIBLIOGRAFÍA