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VACARE DEO-- X

STUD!ES IN SPIRITUAL!TY
Supplement 1

«JUAN DE LA CRUZ,
ESPIRITU DE LLAMA»
Estudios con ocasión riel cuarto cenlmario
de s11 JJJllerte
(1591-1991)

Coordinador
OTGER STEGGINK, O.CARM.

Institutum Carmclitanum, Roma


Kok Pharos Publishing House
Kampen, Thc Netherlands
1 (](] 1
Francisco de Yepes, hermano de San Juan de la Cruz.
Un juglar <<a lo divinO>>

Pablo María Garrido, O.Carm.

Uno de los puntos guc en la biografía y bibliografía del Místico Doc-


tor están aún más necesitados de estudio y profundización es, sin duda, el
de sus relaciones con su hermano mayor Francisco de Yepes. Encontramos,
sí, algunos datos relativos a éste ya en los biógrafos antiguos del Santo y,
más abundantes, en los más cercanos a nosotros, así como algunas alusiones
al mismo entre los que se han ocupado del aspecto literario de las obras del
poeta de Fontiveros. Pero no cabe duda de que son del todo insuficientes.
Las íntimas relaciones que existieron entre los dos hermanos no se explican,
de hecho, sólo por razones de sangre o afinidad de temperamento, sino que
suponen necesariamente una estrecha comunión de intereses e ideales, fun-
dada tanto en la profesión de la misma fe cristiana como en la convergencia
de actitudes vitales, si no idénticas, sí muy semejantes.
Es lo que parecía indicar ya el biógrafo de Francisco, el carmelita fray
José de Velasco, quien concede a esas relaciones un relieve especial desde
la portada misma de su obra 1• En el Proemio al libro 11, en cuyos seis prime-
ros capítulos trazaba una breve, pero interesante biografía del Santo, la pri-
mera que imprimiría 2, escribía, en efecto:

Cuán bueno y agradable es a los ojos de todos la unión y


conformidad entre hermanos, dice David [cf. Salmo 132,1]. Bien

1
José de Velasco, O.Carm., Vida)' rirludes del reuemble t'arón Francisco de }_-'epes, que !lmrió
m Medina del Campo, mio de 160i. Conlinte muchas cosas notables de la t•ida )'milagros de .m santo her-
mano d P. F. Juan de la Cruz, carmelita dcsmlzo. En partim!ar .re trata de las rosas marat'illoms que
m 111111 medalla, m que está rm poto dr rame de m berrdito merpo, se nme.rlrall ... , Valladolid, 1616. Fue
impresa por Godínez de :tvlilles, no de Paz, comn suele decirse. Volvía a imprimirse, «aora de
nuero corregida y enmendada por el mismo autonl, en la misma Valladolid, por Jerónimo 1--Iu-
rillo, en 1617. Y por tercera vez en Barcelona, por Jerónimo 1\-Iargarit, en 1624. ~Je sín·o de
esta última edición, que draré con la palabra Vida, seguida de la página correspondiente.
e Dns años antes de que se imprimiese, a su vez, la r<rcsuntall de la \'ida del mismo entre
los rrcliminarcs de la edición de sus Obras espirituale.r, en Aka!á, en 1618, por el P. Diego de
Jesús Sa!ablanca, O.C.D., y doce ames de que saliera a luz en Bruselas, en 1628, la 1-li.rtoria de
la !'ida 1' t•irtmlPr rlt·l S:1ntn rlPI P Jn<:f. ,--l,. ¡,~,··~ i\f.-,,..;., n,;,..n"" r1 r n
64 PABLO M:\RlA GARRIDO, O.CARl\1.
FRANCJSCO DE YEPES, UN JUGLAR «A LO DlVTNOn
65
mostraron la que tuvieron en su vida estos dos insigne~ varo-
cosas, y en panicular en lo que escribieron del santo varón
nes: el santo fray Juan de la Cruz y el venerable Fra~c1sco de
[Francisco]. Fuera de estos papeles originales, que están en mi
Yepes; pues no sólo en servir _Y amar a Di~s se cont-orn:aron
siempre, pero en las muchas virtudes y santJda¿ que tuv_tcron
~o?er, tengo también algunas cartas y relaciones de personas re-
toda su vida se parecieron mucho, y nuestro Scnor mostro esta
lJgtosas y pías, en que tratan dél cosas bien notables, asi de lo
sama hermandad en hacerlos igualcs en las gracias y dones so- que oy_eron como de lo gue dijeron personas fidedignas, que le
brenaturales que les comunicó. Porgue cntrambL~S tuvieron vi- comumcaron. De todo esto me he procurado ayudar para sacar
siones, revelaciones, don de profecía, de hacer milagros y orros la verdad desra historia y ponerla por el mejor orden \' estilo
clones admirables, como se verá en el discurso de esta historia 3 • que he podido. '( como las cosas que estaban escritas d;ste vir-
tuoso varón andaban repartidas en muchos papeles y escritas
por muchas manos, me ha sido de mucho trabajo y cuidado el
El P. Vclasco, c¡ue conoció pcrsonalmcmc a Francisco y le trat~, a su poner cada cosa en su lugar y el haber apurado la verdad de-
vez, con gran intimidad, confesándole además <mi pie de. l?s tres anos)) Y Has 6•
convirtiéndose en devoto admirador suyo ·1, nos ha transmittdo datos abun-
dantes en este sentido. Datos que he creído de interés recoger aquí, al me-
In~cdiatamente antes, el P. Velasen había explicado el por qué de esos
nos los más importantes, en orden a un mejor conocimi<:_nto de su santo
sccr~t~nos o amanuenses de Francisco, advirtiendo que, «como él no sabía
hermano, por el que el P. Ve lasco sintió par~jn admiración~- . escnbtr y sus confesores le mandaban que hiciese memoria de las mercedes
Las confidencias de Francisco fueron, sm duda, su pnnctpal fueme de
Y regalos que de nuestro Señor recibía, ordenó su Majestad gue tuviese mu-
información, aunque, por su parte, no ahorró esfuerzos ~ara recoger y orde-
chos secretarios (~n- diferente~ _tiempos) para que, andando sus papeles en
nar la que le ofrecieron otras fuentes, todas de solvenCia, de las que pudo
muchas manos, Vlmese a notJCJa de muchos las grandezas v maravillas de
disponer, según él mismo confiesa: nuestro señor»', Y añadía: ·

Fuera de muchas cosas que le oí y supe de otras personas,


Aunque dcstos papeles se han perdido muchos, y otros han
tengo los papeles originales que escribieron_ t~es secretarios que
t~~ado. y ocultado, pero están en pie algunos que ~on buenas
vo alcancé. Los cuales, unos tras otros, escnbtan sus cosas Y, e~
ddtgencias se han podido haber a las manos. Destos tiene algu-
faltando alguno, sucedia el otro. Son éstos tres ve_cinos de 1\'~edJ­
nos el padre 1\{aestro fray Francisco del Barrio, de la Orden de
na del Campo. El uno dellos se llamaba _Antomo de Santiago
nues~ra Señora del Carmen, gue fue su confesor algunos años en
(que es ya muerto); los otros dos viven. El uno _se ll~ma Fran-
cisco de la Peña v el otro Tomás Pérez de l'violma. Son todos
1\·~,edm~ del Campo. Y él mesmo ha escrito algunas cosas que le
diJO, Siendo su confesor. También el Ucenciado don Francisco
bien conocidos ~n-la dicha villa y tenidos por personas de buen
de lviedina Perú, Niaestrescuela de la Colegial de 1\{edina del
ejemplo y loable vida, y llUe siempre tratan verdad en todas sus
Campo y Vicario d~ !a villa y su tierra ... , tiene muchos papeles
destos, los cuales v1meron a sus manos después de la muerte del
siervo
haberlos
el:1
Dios, que, como Vicario, hizo buenas diligencias para
• -
-' V el asco, 1---id11, 82 .
.¡ fbid., 284, 385. Es bien significativo In (jUe dice en p.247: HYu confieso que, al tiempo

que le confesé y comuniqué, que me hallaba bien di~erente de lo que. sl_JY ahora, cu~ndo_ esto
escribo. Sus palabra,; y doctrina, no sólo me en~endt-m en_ el amor drvt~o Y eran ascuas qu~
abrasaban mi corazón, pern de cada db sentía mt alma me¡orada. Despues_ que con su muerte ¡, f ·"ida, 385. A esos tres secretarios, especialmeme a _Antonio de Samiago, se refiere otras

se eclipsó el sol c¡uc me alumbraba de sus virtudes y b~en ejemplo, quede como a escuras, Y veces el P, .Vc!asco (cf. !bid., 150-!57, 3!5, 320). Francisco de la Perla y To~:is Pérez de Mali-
todo se ha vuelto en buenos deseos y mis miserias y pastones a su centro),. . . na ~ec!arar:an después en el pn~ceso ordinario de San Juan de la Cruz, donde confirman Jo que
Asi se desprende, no sóln de ésta su biografía, sino también de sus dept_JS!Ctones en los aqut ~lrce \ dasco (Roma, Archivo Vaticano, Ritos, ms. ::!838, ff. 22r-26v).
procesos ordinario y apost!Jiico del Santo Je ?vfedina del Campo, el_!~ de no\'lembre_ 1~e 1614 , . T-"irla, 384-385. Sobre el P. Francisco del Barrio, cf. !bid., 108, 135, 355. En 1:t Biblioteca
y ¡ de julio de 1627, respecti\'amente, en el primero de los c~:tl:s anr_t~tpr~ba ya las notrclas sos~ ~¡Jcton::l de ~ladrid, ms. 8568, pp. 357-367, se conserva aún una relaciOn su va de !o que habia
bre el mismq t1uc después recogerla en su obra. Véase la mta ,\an~J ~n·1:.ra, _\r111 J:t.-m de la :ru~ o1do a han_c1sco de Yepes acerca de su hermano fray Juan de la Cruz. 1-labi; sidn también de-
_)' /o_r ral'f!Jdii<IS e.rpmlo/es, ,\1adrid, 1982, 192-197 (en pp. 32,1-34:2, 3'11-J:-JS, el texto Integro de SUS vow Y_ adm~radnr de Santa "feresa, en cuyo procesn declaró (cf. Garrido, Sauta 1"trtsa Smr fuau
.1-.e ,J.,~,.,.;rO-.n~<·\ de la Cru:;;_, .JÜ-52, 299-304). Sobre el licenciado Medina PerU, que sería también juez instru.ctnr
delnroccsn nrrlin,rin rJ,.] <.:;.--,n,, rr \lnL..·~-- r--:_¡_ 1n.., '"'' .,~,
FRANCISCO DE YEPE-S, UN JUGLAR <u\ LO DIVINO» 67
PABLO Mi\Rl 1\ GARRIDO, O.CAR!\1.
66
La pobreza marcaría desde sus primeros pasos la vida de Francisco,
Todo esto muestra sobradamente la seriedad con que ~ro~edió ~~t~· como Ia de sus dos hermanos, que se agravada, prescindiendo de la critica
Ve! asco al redactar la biografía de Francisco de Yd'elpcs_ y, co~s~~u;~n~:~man¿ situación económica y social de aquel tiempo, con la muerte del padre, que,
. 'd d d 1 d t 0 s que nos ofrece acerca e mismo 1 según dice Velasco, debió de ocurrir cuando Francisco tenia «diez o once
la fiabth a e os a • · · fundamentales acerca
San Juan de la Cruza. Intentaré recoger aqui 1os mas , -~r su afini- años)), es decir, en 1540 o 1541, de acuerdo con la fecha que indica de su
·mero
d e1 pr¡ •
en cuanto
'
que pueden ayudarnos
· . ·
a comprender
¡ ·
me¡
uc como con-
nacimiento 11 • Y a esta experiencia de pobreza vendría a juntarse bien pronto
dad de espíritu con el segundo y las cstreclHstmas re acJOncs q ' la del desamor y la del sufrimiento que tuvo que soportar durante el año
secuencia, se dieron entre los dos. gue pasó en casa de su tío el licenciado Juan de Yepes, médico de Gálvez
(Toledo), a quien su madre tuvo que recurrir, a raíz de la muerte de su es-
poso, para remediar su pobreza, después de haber llamado en vano a las
1. Un ho!llbre pobN)' bumi/de, sencillo_)' recto puertas de su otro cuñado, el arcipreste de Rodillas 12 • De hecho, aunque
Francisco hallara buena acogida por parte del primero, la mujer de éste le
., t bién la personalidad de Juan de
Con estos rasgos, que caractcnzan am - . 1 el - maltratada a ocultas del mismo y le impediría frecuentar la escuela 13 •
Yepes podría definirse bien la ele Francisco, tal como mtenta boncr a le ree A ésta asistiría sólo al cabo de ese año, cuando su madre, enterada de
lieve ·;u biógrafo. Parece indicarlo ya desde el PróloJ!,O de su o ra, en e qu su triste situación, le restituyó a su hogar de Fontiveros: «Puso a todos sus
escribe: tres hijos al escuela, para que aprendiesen las primeras letras)), dice su bió-
grafo. Pero por poco tiempo, pues, como añade, Francisco «aprovechó poco
Fue [Francisco] humilde en su corazón, senc~llo y simple en s~ en este ejerciciO>} 14 • De hecho, apenas si aprendería a deletrear y, como ya
t aro·- llano V sin doblez en sus razones; obediente y su¡eto a su he indicado, nunca llegaría a saber escribir 1.3 • De ahí que su buena madre
;av~rc;; hu'milde y afable con los mcnor~s, y apacible y m~~s~ optara por enseñarle ((el oficio de tejer, en que ella se ejercitabm), en el gue
co~ todos De mucho amor para con Dws y de gran carl ha pasaría «todo lo demás de su vida, hasta que por ser viejo lo dejó)) 16 •
·
los prójimos Fue devoto d e nuestra
. Señora' y. de mue os
<<Pasados algunos años ... , se fueron a la villa de Arévalo, donde se
~ara En la virt~d de la perseverancia se señaló mucho ~lasta
acomodaron con un mercader del mesmo oficio)), Debió de ser hacia 1548,
santos. l · _d e le guwron
la muerte, con la cual alcanzó ~uc las \:'Irtu. es, qu ~ ' . puesto que, según dice Velasco, «Sería entonces el siervo de Dios de diecio-
- .. y finalmente tue su vJda un dechado de bien
a 1a pcrteccton. , . • . 'J cho años, poco más o menos 17 • Años difíciles, según el mismo insinúa, en
vivir y un maestro de bien morir . los gue el hombre empieza a tomar plena conciencia de sí mismo y se siente
inclinado a dar riendas sueltas a <dos bríos de la mocedad y sangre nuevm).
G . alo de Yepes Y de Catalina Alvarez, había nacido
Prtmogemro d e onz · . D b'a de igno-
. n ·¡s30 aungue ¡gnoramos el dta V e1 mes. e 1<
en F onnvcros, e , ' . · ¡ l · d · 1 d con- 11
1/Jirl., 5. E~tas fechas que da e! P. V el asco, quien, sín duda, se infnrmr) del mismo Fran-
rarlos el mismo Francisco, pues, en caso contr:_n~: no la Jfl~o;J~~eo se edebió cisco, ponen en cuestión la del nacimiento de su hermano Juan, que, segUn todo~ sus biógra-
signados su biógrafo, quien se c?ntenta con ana ~: que s~ resa ia~do ue fos, habria sido la de 1542, mientras que el mismo Velasen dice expresamente que fue la de
1 devoción de sus padres hacia el Santo de Asis, com- P l. g T d ~ 15·10 (1/Jid., 83) y la confirma al decir que «cuanclo murió, remiria el santo padre cincuenta y
~u ahijo sería con el tiempo un trasunto perfecto del ~~JPoverel Q!). en nan dus ailos, poco mis o menm,)> (1/Jid., 99), no 49, como suele decirse. Otros datos que da, a los
que me referiré después, convit:nen también con ella.
otros dos, Luis y Juan, el futuro San Juan de la Cruz . 12
Véanse !as puntualiz:ldones que acerca de estos dos tios.de Francisco, al segundo de los
cuales !!ama d P. Velasen ~tarcediano de TorrijoSI), hacia José Gómez l\fcnnr, El/imy'e familiar
& .frmtt1 ]i:n~StlJ' Jan }llim de la Cmz, Toledo, 1970,43-45,208-211. .
. . . ' se reconoce comúnmente,]:; biograf1-;¡ de Vclasn;, aun- 11
Cf. Velasen, ¡--ida, 3-5.
Como se ha dtchn con r;¡zon :; ·
¡; . . l ·d·· . 1 de lo~ manuscriwsn relatn•os al
. l _1 d 0 e mento ong-tna 1 enncn a ~ ' • 11
' Jhid., 6. El hecho de que Juan pudiera ir ya a la escuela en Fontiveros, !o que l'equiere
que impre~a, nene '1\'a or e e u . ]Jos· 1_ que se refiere a la niñez de San
I bguna existente entre e · " · . , un:¡ edad conveniente, parece confirmar también lo que dice Velasen sobre la fecha de su n',\-
Santo, puesto que H ena un~ ·- • ·f
J • :. ·,...., ,, nsi !a únicn1 (Crisógono de Jesus Sa-
t p·nodoes 1a uentem.tsr¡.__ .. ..
Juan de la e ruz. J.'.n es e e
e
- ' ·J· i\J'· ¡ ' ·d J9R2 7). Pero ofrece tam 111en cimiento.
cramentado, O.C.D., l·'ida de San Juan ril.• /a ~m:;:, 11 e ., l ac n , , J'i Cf. .mpra, nota 7. En ntra p:~rte el mismo Velasco dice que <mo sabía leer ni cant:ll', sino

datos de interCs pua otros perio~o: de b v¡da del S;tnto. muy poco)) (l ··ida, 286) .. Que supiera leer, aunque con dificultad, lo supone también al decir
'-' Vida, f. 7\' (entre lus prellmmares) .. \1 1 uc mu .. ió después de poca edadn, y lo que, cierta vez, t<estando recogido en su osa, esraba leyendo la vida de su devoto San Francis-
D L · dice ya ac¡ut e asco HtJ ' · ·' . · CO!\ [de Asis] (J/Jid., 294-295).
111 ]bid., pp. 1-2. e UlS , 1,1 S . D. 1 uis no tUYO ni tiene [este testigo] nut!Ciil
· 1 1 d ·1 proceso e e a nro. e - - -. -) 11
' 1/Jid., 6.
mismo ha 1)la r ce ara o en e
<(
- d d (E . G· id J m!a Teresa San ju,m de la Cm-:;,, 32 J .
por haber muerto de muy pec¡uena e a » 'n. .lrr o, r ' ¡~ !bid.. 7.

rr ;,{r" nO!<l ')j


68 P.-\BLO Mt\RIA GARRIDO, O.Ct\Rl\1. FRANCISCO DE YEPES, UN JUGLAR <<1\ LO DIVINO)> 69

Así le sucedió a Francísco, y el nuevo ambiente de .Arévalo contribuiría a Pero las dificultades económicas, c¡ue habían motivado su éxodo de
provocar la primera y tal vez única crisis de su vida, c¡uc sería breve. . fontiveros, obligaban a la viuda de Gonzalo de Yepes a levantar de nuevo
«Bien acondicionado v apacible con todos y de natural alegre», btcn la cas.~ y a peregrinar en busca de un mejor medio de vida para ella y pafa
pronto comienza a alternar· con orros muchachos de s_u edad. Y como sabe s~s ht¡os. :<~asado all?ún tiempo ---sigue diciendo V elasco~, se fue [Fran-
camar, tañer v danzar, se presta sin dificultad, ya postblemcnte enamorado, Cisco] a vtvtr a 1\·lcdma del Campo, con su mujer v su madre v hermano
a acompañarl~s por las calles del pueblo en rondas nocturna~. Sólo qu.e, a fJ~an] (porque ya el otro [Luís] era muerto, que d~ los tres m; quedaron
veces, éstas se prolongan demasiado, y él, en vez de ir a dor~Ir a _casa, nene m~s que dos), movidos ~: justos _intentos. Tendría veinte y dos años, poco
que acostarse con los sacristanes sobre las alfombras de la tglcst~. P~co a mas o menos, cuando salto de i\rcvalo, que fue el año de 1551>;. 21 , y en 11e-
poco sus amigos, no tan ingenuos como él, le van arrastrando a dtversw~es dina vivirí~ ya de asi_ento los 56 años restantes de su vida, aunque no dejaría
menos inocentes y llega a tomar parte con ellos en robos y destrozos de tru- de ha~er dtversas saildas a otros lugares circunvecinos y a otros más lejanos.
tas en huertas y viñedos. Especialmente, para visitar a su hija Bernarda y a su hermano Juan, una vez
Pero un cÚa, mientras llevan a cabo una de estas fechorías en un almen- que ambos se ausentaron de Niedina, ausencia a la gue Francisco no parece
dral ajeno, de propiedad, al parecer, eclesiástica, alguien le grita <<que esta- que llegara a acostrumbrarse nunca del todo 22 •
ban descomulgados los que tomaban algo de allí>). '{ esto basta para que En 1551, la famosa Yilla, aunque a causa sobre todo de la rebelión de
Francisco, desasogado en su conciencia, no pare hasta topar con ~n buen los c.ornuner?s, hubiera venido a menos de su anterior prosperidad, seguía
clérigo, a quien pide la absolución de su pecado. Es el padre Ca:nll~~ que ofreciend~, s1n duda, mayores posibilidades de vida. Sin embargo, no parece
le amonesta a cambiar de vida y le introduce poco a poco en el e¡erctcto de Lluc camb1ara mucho en este sentido la precaria situación de Prancisco v de
18
la oración y en la práctica de los sacramentos y de las virtudes , a los que su familia. Logró, si, como indica su biógrafo, acomodarse en su ofici;) de
tendremos ·ocasión de referirnos, pues le acompañarán siempre después a lo tejedor, que seguiría compartiendo con su madre y su mujer, y establecer su
largo de toda su vida. casa, allegand.o los_ m~dios imprescindibles para seguír subsistiendo, pero -la
,_ Todavía en Arévalo, tendrá lugar otro acontecimiento, esta vez más fe- pobreza contmuana Siendo compañera inseparable en el resto de sus días.
liz, que vendrá ya desde entonces a serenarla. Por consejo de su mad~e, que lo que no le impediría el compartirla con sus prójimos, repartiendo a ma-
vela por él, y hasta por obedecerla, según i~dica el P. ~1 e lasco, Francisco se no_s largas lo que con manos cal vez no can largas recibía de su propio rra-
casa con Ana Izquierdo, moza buena y humtlde de Ivlunel, tres leguas al no- ba¡o y de las numerosas amistades que tenia 23 •
rueste de Arévalu, llUe aprende a tejer sedas con Francisco y su madr~ y les Sí ~~juraría, en cambio, su situación espiritual. El año en que IJegó,
avudará con su jornal. Tendrá en ella «buena compañera» todo el tiempo fue tambt=~ cuando_ «Se fu~clab~ en la dicha villa de l\1edina el colegio de
q.ue viva y le secundará siempre de buena ?ana ~n sus. obras de -~arida_d para la ~ompama de Jesus>>, segun d1ce Velasco, quien se complace en poner de
con Jos desvalidos 19 • Y fruto de este matnmonto seran ocho ht¡os, siete de rcbevc el gran fruto que con la llegada de los hijos de San Ignacio obtuvo
los cuales morirán antes del uso de razón. Sobrevivirá sólo una hija que sed.
después religiosa cisterciense en el monasterio de Sancti Spiritus de Olmc-

do, con el nombre de Bernarda de la e.ruz-~ . 2
.• ¡ lhid., 14-15. Aunque Velasco da a entender ac¡uí que Luis habría muerto en Arévalo,

debl:l de ser. e:~tando aún en Fontiveros, en cuya i~lesia parroquial estaría enterrado, como ad-
YCnta ya Cnsogono, de acuerdo con el P. Alonso de la ¡\ladre de Dios (cf. r-id11 de San ]mm
11< !bid. 7-9. Ve!asco se refiere tambiCn a este beneficiado de Arévalo en p.352, al hablar rlr Id Cm~, p.21, nota 36).
2
de los cunf~snres de Francisco, donde completa su elo¡!;in, diciendo c.:¡ue fue quien ule enseñó " A las visitas a su hija en el monasterio de Sancti Spiritus de Olmedo, al que "era mu-
a tener oración y el primero que descubriú su buen espíritu, y el que le sacó del mundo a dda chas veces llamado y rogado11 pnr el provecho espiritual (jtJe hacía, se refiere con frecuencia
perfecta, y ~JUC el tiempo ~JUC estuvo en 1\révalo aprovt;chó mucho a su alm;~~- Velasco (cf. ['ida, 49-50, 115-116, 288). En cuanto a las visitas a su hermano, sólo habla expre-
l'! Jbid., 13~14. Vclasco dice c1ue Francisco se caso «pasados algunos anos que estuvo en samente de la que le hizo siendo el Santo prior de Segovia, diciendo que Hcra cu:tndo fue 'vis-
ArCvalon, lo CJUe parece indicar que, dado que habría estado allí sólo tres.' de 1548 a. 1551.', lo pera de San AndrCs ApóstobJ, aunque no indica año (!bid., 273; cf. pp.BS-89), por Jo (]Ue no
habría hecho poco antes de pasar a .\kdina en este Ultimo año, como de~tmos a c:monuacmn. parece estar ~certado el P. Crisógono al referirse a H]a primavera de 159h (I~ -ida de Smr Juan
Ana Izc.:¡uierdo moriría poco m{ts de un año antes que Francisco, ''a lo_s _rnmeros ~dtas} de ;¡~o;· dt' la Cmz, 3~4). Pero sabc_mos que estuvo con él, acompañado de su madre y de su mujer, en
tosn de 1606, segUn Velasco, l]Uien añade; «Era cofrada de nuestra Senora ~-el Carmen_ y trata ~uruelo, segun narra el mtsmo Francisco en sus dos relaciones sobre su hermano (en Garrido
su escapulario y,- teniendo salud, guani!J siempre abstinencia de carne los mtercolcs Y sabadoSI) .\mtta,_Tmsa, J'an Juan dr la Cm::_, 376, 379), y en Granada (cf. Cris!Jgono, r--·ida, 280-281). ,
(!bid., 157). . ' - - -·' Cf.Velasco, T-Tida, 15, c¡uicn se refiere también con frecuencia a las limosnas v avudas
:'n Jbid., 33-34, 39. De los otros siete, la Ultima en monr, a los ctnco anos de edad, tue una qu_e recibia de esas amistades, no sólo de l\'Iedina, sino de otras partes, como Vallad!;!id: I\·la-
-·.,~ "''~,.,.¡¡..,,...,..,h., ,\,,, rnmn ~~~ m:1rlre. v cuva muerte sentirían especialmente. dnd, Granada, cte. (cf. ibid.. 20. 25. 29-30. err:.l
70 PABLO !\!ARIA GARRIDO, O.CARM. FRANC1SCO DE '{EPES, UN JUGLAR \u\ LO DIVINO,
71
11edina. Se trata una página harto significativa, en orden también a la vida Carrillo, se_ acogiera pronto a la dirección de los padres jesuitas. Con ellos
del Doctor Niístico, en la que no veo hayan parado mientes sus biógrafos. se confesana de hecho «por más d - ,_
'. , . ., e cuarenta anos>>-', entre los cuales el fa-
Vale, pues, la pena recogerla integra: moso hurnant~ta Jua~ Bomfac10, que sería también profesor de su hermano
Juan, como dtce el mismo Francísco 26 • Pero según da a enrend b. ·
fo 1 - · f1 . . . ' er su logra-
No quise pasar de aquí -dice-, pues viene a propostto, ' os que mas m ~tnan en su vtda espiritual serían el padre Baltasar Aiva-
sin dejar de hacer mención del fruto que hizo en aquella villa de r~z, que ~e confesana «algunos añosH n, y el padre Cristóbal Caro ue lo ha
l\1edina la venida de los buenos padres de la Compañía de Jesús, na «al pte de veinte», desde gue llegó a .J\'ledina en ¡ 0-¡8 J1 ast ' g -
en 1599 2s. ' - ', a que murió
así a este siervo de Dios [Francisco], como a otras almas, con
sus sermones, confesiones y doctrina, siéndoles de mucho pro- Bajo la dirección de estos padres la vida espt.rt.tual de p · · ·
d . '' ' ' - ranctsco tria
vecho con la enseñanza de los ejercicios espirituales de oración rr~gre~an o. No s_olo acude a «los sermones y pláticas y a los ejemplos» en
y mortificación y de frecuentar los sacramentos del altar y de la , a_ Ig esta de los. ~:Ismos y en otras de la villa, sino que, no obstante sus 2?
penitencia. Ejercicios gue en aquellos tiempos estaban algo caí- :nos Y su condiCton de casado, no se desdeña de asistir también con los ni~
dos y olvidados. Y aunque había personas que deseaban llegar ~0~; 9 e~re los que es.tarí~ su hermano Juan, a las explicaciones del cat~cis­
a menudo a estos divinos sacramentos, como andaban desfavo- d · o. ~ue n_o le _Impi~e atender. a las exigencias de su propio trabajo V
recidas de unos y perseguidas y murmuradas de otros, andaban e sur famtha. Es d~ mteres lo que dtce a este respecto su biógrafo, en cuan--
amilanadas y llenas de cobardia, sin hallar quien las diese la to re\ elador de actitudes que se darán también en la vida de su hermano:
mano (sino para caer). También los espíritus regalados de Dios
con divinos dones de revelaciones y otras gracias celestiales esta- Vivía muy recogido, trabajando de sus manos para sus-
ban ascondiclos y arrinconados, y había pocos que los entenclian. tentarse, aunque pobremente, siguiendo el consejo y orden de
Y las personas que trataban de espíritu y que podían entender Sa~ Pablo, que, aunque predkaba de día, trabajaba de noche.
y juzgar destas cosas, no se conocían. Los religiosos de las Or- WIIentras t~vo salud y f~erzas no dejaba de trabajar, y, aunque
denes, que podían examinar y conocer cuáles eran los buenos o ~uestro Senor le proveyo ~ucha~ veces de lo necesario para él
malos espíritus, comunícaban con pocos estas materias; sólo j su g:nte por algun~s mediOs milagrosos ... , pero voluntad era
ellos entre sí, en sus celdas y coros, trataban destos santos ejer- d_el Senor que estuviese ?cupado en su oficio para dar buen
cicios. Y como este lenguaje de espíritu y trato interior, donde e¡emplo a todos y para evitar la ociosidad, que es palma de mu-
nuestro Señor descubre sus secretos y comunica sus dones y chas alma.s, aun~ue sean perfectas, y para que no se coman los
gradas divinas, era entonces de pocos conocido y de muchos no s~dores a¡enos Sin merecerlo primero con su trabajo. Seguía el
entendido y materia nueva para los del mundo, clesto nació tan- e¡emplo
d 1 de los santos del -vcrmo ' de guienes ,se escrt·b
- ¡ ·d
e en a vi a
to silencio en muchos y cobardía y temor en otros, hasta que e os Padres, y lo cuenta Casiano, que trabajaban con sus ma-
nuestro buen Jesús envió esta santa Compañía, con la cual la
Iglesia ha recebido mucho aumento y sus hijos, los fieles, han
sido enseñados y doctrinados 24 •
. ~:; Velasen, Fida, 15, guien, además de los que mencion'tmos '\ conti ·· d
~·ar~~~ o~r~~· ~on al?uno_s de los cuales se confesaría también Sam:1 Teresa:n]~~;J~c:~~~e~~c~
En este nuevo ambiente, que respiraría también su hermano Juan, era or ,\mlfez, nntomo Larez Juan Torres Ju·m O · L · d .. '
y :\J~~so de AYila (1/Jid., 35Í-354). ,, . sono, uJs e Santander, Antonio l\fartínez
natural que Francisco, iníciado ya en esas prácticas en Arévalo por el padre
-" En su Rdacidn primera: «Fue su precelor e] ad B ·r · · ·
Xm:ta Tmsa, J'au Juan d,· la Cm::;., 375). Este estuv;\:el\J:~~~:c~~~d~u~~~j' ~: s\~~n ~~ G~mdn,
11 1 7
1
tenormentc desde 1597 h'ISta 1600 ( f F ]'. G · ·· ' • }, pns-
mltur~: /itera~ia dt'l Siglo de Ür~, Santan~~r, ~~~l).· Olmedo, S. J., Jua!f Bonijacio /1538-1606])' la
"
4
!bid., 15-16. Velasen refleja bien, sin duda, la situación re!i¡J;iosa de 1\ledlna por aquel ~· Velasco, 1--ida, 59-úü. Véanse también pp. 13'-133 y? 3-3 S fi ·· ·
conocid,1. . · . . - ·, :l-- :. · u tgura es tamb1en b 1en
tiempo, que era común a toda España y que Sáinz Rodriguez calificaba acertadamente como .. d ' • •eEase, .en esp.ecJa], la mtroducción de Camilo Abad\' Faustino Bolado S J ah cJi
tsJúrittwlidadflucluanll' (Erpiriltw!idad espmlola, i\ladrid, 1961, 105-147), como consecuencia de la CIOn ,_,e sus -·scntos esp1rit11akr, Barcelona, 1961. · ' ' .. , ' ' -
aparición del alumhradismo, del erasmismo y de los primeros brotes de protestantismo, que se -" Vdasco, 1 .·ida 59-67 Ver t'Imbién p 354 r ·¡ ·
• 1 . - ' • ' .' . . • • -ue e qmcn procuró que se escribiesen las
agravaría con la publicación del primer Jndire df libros probibidos en 1559. Una buena visión de :e.rcec ~s. ;ue. el S.enor ~~~c1a a su dmg1do, poniendo toda diligencia y cuidado en buscar erso-
cnnjunro en iVIelquiadcs Andrés, La teologia espmlola e/1 el s(I',IO xr ·¡ (2 V., ~hdrid, 1976-77), Il, .
5
~~led1~nas que 1~ hlcJesen, como ya hemos visto (cf. [bid., 60, v mprr:, nota 6). p
507-629. llml., 16; cf. m(ra, nma 33. ·
72 PABLO MARIA GARRIDO, O.CARM.
FRANCISCO DE YEPES, UN JUGLAR <u\ LO DIVINO»
73
nos lo que habían de comer y vestir por no ser molestos a los
~o-do especial el de la oración. Y la importancia de Ja misma en su vida se
prójimos 30•
lfa acrecentando en 1-Ie.~ina al calor del mejor clima gue en este s~ntido Í 1 ~n
Francisco se contenta con lo estricmmente necesario, pues quiere VIVIr empezado a crear los h1¡os de Ignacio de Lovola a los nu ·
lar d · .e__. • • , e procuraran emu-
desasido de los bienes temporales «para poder sin embarazo, con más firme , poco espues 1os carmelitas, guienes, entre 1557 1c 1560 f d b"
su 1 · ~ . . , un an ram ten
fe y esperanza, fiarse de su !viajestad y emregarse en sus manos». Le pide · . co_nvemo Y co egw de .Sa1_u~ Ana 3(¡. Aungue con éstos se confesará sólo
únicamente cuatro cosas: sentir gran dolor de sus pecados, ser siempre obe- ma.s tarde, ya desde un pnnc1p10 tiene gue establecer con ellos estrechas re-
su 11ermano Juan se decide
· bten· pronto 'en '1563 " t
1acJOnes puesto n ue
diente a sus mayores, ~enosprecio de todas las cosas terrenas y ser pobre. ' ,
mar el hábito del Carmen 37. ' • a o-
¡Ser pobre! Será siempre la obsesión de su vida, y no sólo por el deseo de
imitar mejor a su Señor Jesucristo, sino como denuncia muda de la mentali- Antes de hacerlo, éste ha podido ser va testigo no so'1o d 1 ..
pr 1 d · · , · e a oracJOn
dad mercantilista que se respira en fviedina, con la que los hombres se afa- d ol onga a e. Intensa a gue. se entrega su hermano Francisco, sino también
nan sin descanso entre tratos y contratos de bienes y haciendas, entre los e as modali?ades de la misma. El comportamiento del Santo revelará de
que se enredan y se pierden, como él mismo lo dice en uno de los avisos ~le~ho,. despues no pocas afinidades con el del mismo Francisco. Es bien
que habría recibido del Señor en favor de su confesor padre Caro 31 • Iiusrrda_tlv~ a este respecto lo que dice Velasco, refiriéndose al «orden que
guar o siempre en su oración)):
Que el Señor le quería pobre se lo habia mostrado, al parecer, el fallido
intento de colocarse como escudero al servicio de una familia acomodada de
J\1edína 3:!. Seguirá, pues, siendo pobre, pero más libre y desembarazado para _Los veranos se salia todas las noches al campo, cuando
dedicarse a Dios y a sus prójimos, ayudándoles con obras de caridad, a las quena anochecer, en alzando de obra v ascondidamente st'n
1 · 'b ' · , · gue
que en adelante se entregará en cuerpo y alma, secundado por su madre y e VIesen, se r a a un lugar apartado del camino. Allí hacia un
su mujer. Y también por su hermano Juan, quien entre tanto pasaba delco- hoyo grande, como una sepultura, donde se metía y, echado de
legio de la doctrina al servicio del hospital de la Concepción, Llue era el hos- espaldas, com.o un cuerpo muerto, los ojos puestos .en el cielo V
pital de los pobres -13 . A ellos irán a parar igualmente las limosnas que perso- los brazo.s ab~crto~ ~n cruz, estaba algunas horas contempland~
nalmente podrá conseguir, sin importarle el ir a dar por ello con sus huesos en los mlsten~s d1v1nos. No estaba siempre un mismo tiempo,
en la cárcel :H, así como las que le procurarán otras almas buenas y sus mis- porque
~ _
era mas o menos ' según se le ofrect'a 1a ocaswn
.. o nues-
mos confesores. El padre Caro le tendrá de hecho como despensero y ma- tro Senor le despachaba.
yordomo para repartir lo llUC a él le llega con este fin entre personas ver- Los invi.erno_s, por los frios y aguas del tiempo, tenia señaladas
gonzantes y viudas pobres y necesitadas 35 . algunas tglesias, donde se entraba de noche; v cuando por falta
de salud o por otra~ causas no iba a esos luga~es, se metia a orar
e~ su casa, en lo mas apartado della: Este orden guardó toda su
2. Un hombre de oración vtda en las partes en donde se halló 3a.

Entre los ejercicios espirituales a los que Francisco había comenzado a •Cóm d ·
. . ~ . o no reco~ ~r agm: según han hecho ya otros, la predilección v
entregarse ya en Arévalo, a raíz de su «conversióm), obtiene un lugar de famJhandad que sentina también fray Juan de la Cruz por la noche naturaÍ
cont,empbda .en todas sus ronalidades, gue afortunadamente conocemos ;
:;o !bid., 16-17. t.ra\-cs d~ testimonios directos, y gue convenida en el símb 1 · b .d'
_;¡ !bid., 62. del · . o o mas aca a 0
~ 2 ]bid., 18-19.
camino esp1ntual canrado por él en su 1'\ioche o.rmra? Tanto más cuanto
'' !bid., 15: <~al hermano fJuan] que traía consigo [de :\révalo a i\-ledina], que era mozo
de poca edad, acomodó en el hospital para que estudiase, como vin ljue se indinaba a las ]e.
tras)). Pero Vcl:~sco concreta estos datos, al ocuparse expresamente de fray Juan, diciendo que
Hscría de once años entonces)) ~ justos, los c1ue habían pasado desde 1540, en c¡ue, segUn Cl,
había nacido ~ y que ames de pasar al hospital había estado en el colegio de los niños de la
doctrina, dnnde ((deprendió las primeras lcaas,,, r había intentado el aprendizaje de varios ofi-
cios, <<pero se :~plicó poco a ellos y no salió con ningunm> (1/Jid., 84). Véamc también las dos
relaciones de su hermano, en Garrido, Santa Teresa, San .J11a11 dt• la Cm:¡_, 374, 378.
1
-'· Cf. V el asco, Fida, 23.
i_i 1/Jid.. 65.
74 PABLO MARIA GARRIDO, O.C\Ri\L
f<RANCISCO DE YEPES ' UN JUGL 1\R <u\ LO DIVINO,
75
que la noche en la vida de Francisco, como en la de su santo hermano y en
que 1~ habria enseñado el mismo Señor
su poema, no fue el objeto de una mirada meramente estética y recreativa, despucs en sus obras el Nfistico Doctor: y que expJanaría magistralmente
sino el marco y clima de experiencias fuertes, gozosas o dolorosas 39 • Es
esto, de hecho, lo que parece deducirse claramente de los e¡ u e V clasco narra
ampliamente en el libro III de su obra a propósito de «las cosas milagrosas La primera [cosa], que nos ncguemo. d
desagradable a los ojos de Dios . s en to o lo que fuere
y admirables que sucedieron al siervo de Dios [Francisco] en la oración)). hacer alguna cosa de . ' )'' aunque se pueda hacer o no
Si éste sentia predilección por los campos y las noches, era, precisa- or amor de D' ' propw gusto ' será v Ir · 1a o hacerla
· t u d d e¡ar
P Ios, como se cuenta d
mente, «por imitar al buen Jesús, que salía de noche a los desienos y trans- del Señor dejó de cortar una flor u. e un santo,. que por amor
nochaba en la oración de Dios,,·w. Allí esperaba encontrarlo con más facili- Y al olfato. La segund q e le era deleitosa a la vista
dad, y las luces que, según cuenta su biógrafo, «le enviaba del cielo en for- ~ecer ni ha a~f - a, ~ue no nos gobernemos por nuestro pa-
ma y figura de estrellas resplandecientes¡¡ para alumbrarle en la oscuridad de les. I~a terc!a, ~;~ec~:: ;~~a~o~;e~,·odse nuestrhos padres espiritua-
las noches, no eran probablemente sino otros tantos símbolos de las ilustra- .· d' . '.. . no se agan con tlo. d d
smo con I]Igencia V fervor La cuarta qu 1 ¡e a '
ciones espirituales que recibía en su oración. Esas estrellas le importaban, de un cuerpo muerto ~ todas .1 < , e nos lagamos como
hecho, bien poco, porque, como él mismo decía, «yo no vine aquí, Señor, ' as cosas por 1
muerro no siente ni ove lo u e le dic~n _q ~e, co.mo e cuerpo
por mi interés, sino por vuestro amor y por si puedo haceros algún servicio le hacen V aunque le ·,·n¡·u q f ' 111 se. que¡a del mal que
que os agrade; aunque no haya ninguna estrella, no se me da nada; yo no . ' · nen y a renten ¡• plse d. d
ast el que busca la pe fi . , . . · n, no Ice na a,
vengo ac¡uí porque ellas salgan, sólo busco a Vos, que sois el blanco de mi 1
dad para agradar a ~i eccwn y a virtud. de la pacícncía y humil-
alma11 41 • L . os, se ha de consrderar como un difi
Lo que, en realidad, pretendía Francisco era tener a Cristo siempre b~e~~:n~~;:,,q~~r~:c~~e':~s la virtud de la perseverancia e:n;~;
consigo, y para lograrlo ponía en práctica lo que Este mismo le habría ense- nado 43. g comtenza y no acaba, no será coro-
ñado. Preguntándole, en efecto, una vez cómo lo conseguiría, le habría res-
pondido que eran necesarias nueve cosas:
Así, viviendo «como un cuerpo muertm' r «e
bar la amargura que tuvo o· - } on grandes deseos de pro-
La primera, buscarle; la segunda, hallarle; la tercera, guar- . Jos nuestro Senor en 1 -14
CJ:>co conseguía gozar de la a . t d d ~ cruz)) ' es como F ran-
darle. Buscarle con afectos de amor, hallarle con buenas obras, 1e hacia «muchos regalos muv· ' mts a e este su Sen . 1
110
t bl . -, or, qmen en a oración
guardarle con la limpieza del corazón y no dejarle ir por el peca- ' a es» ensenfl!ldole t b ·' 1
cretos divinos y muchas vir~ d 1' ·15 ' am len «mue lOS se-
do. Como hicieron los dos santos discípulos que iban al castillo - que me dais licenci u -es mora
scnor, 11
eS!>
'.
que le e f d' .
on un tan: <<¿Como,
de Emaús, (]Ue no sólo le hallaron, pero no le dejaron ir, sino , . a que os ame arntgo ,. que \T 1 ..
m1o, Siendo Vos tan grande S - '"' • J os o querers ser
que le forzaron a que se quedase con ellos. La cuarta es huir las . ' ' enor Y vo tan g d -
no solo le ratificaba su amistad . . . ' d ran peca orhl. Pero el Señor
ocasiones de pecar; la quinta, procurar soledad; la sexta, rener '
1as 1eves de la misma ' • Sino que a emás se co 1 • '
la · d ' '·' mp acm en revelarle
omción; la séptima, [buscarle] en el cielo con los bienaventura- · ·
11a de procurar darle sic • ' pnmera e 1as cuales es que 1
· «e que ama a su amigo
dos; la octava, en el Santísimo Sacramento del Altar; la nona, en su gustm) 46. ' · mpre contento en toda s 1as cosas que sabe son de L

el alma del que lo recibe bien 42 .


y una de las cosas que él sabí 1 d b
en el sacramento de la cucaristia r a e . a an co~tent~ era que le recibiera
«Procurar soledad¡¡ y «tener oracióm1 para en ella buscarlo con afectos siempre al parecer de sus confes~r~s h~i~Je;~c~~end? ~ars~lo,. pero se a tenia
de amor. Es lo que haría también su hermano fray Juan de la Cruz. Y para le tenían mandado. Así lo afir 'b'., . e er .m dismmurr el orden que
((guardarle con la limpieza del corazón)) practicaba igualmente los medios ma su 10gra1o qu1en añad
meros años [de su llegad M d. ] , ' ' e que ((en 1os pri-
. a a e Jna cornu1g b d h
poco para aquellos tiempos en l . ,_ ~ ~ ca a oc o dias>1. No era
' os que esta practica era v-ista con tanta pre-
3
'-' r\si Federico Ruiz Salvador, O.C.D., Mistico _r mae.rtro, San Juan & la Cmz, 1hdrid,
~ !bid. ' 176 · Las
1
d e 1a doctnna
.
'· f'"co
"i
·,
1986, 226. . "'' nancJ,l:; , r' · . .
411 CISco son tan evidentes que huelga d . . p actJca lian¡uamstas en estos textos de Fran-
Velasen, Vida, 161. ~~ !bid., 174. -' a uc¡r citas el Santo.
~ 1 lbid., 162-163.
12
~S Ihtd., 171.
/1,;,¡ 17J.171 4
(¡ !bid.. 172
76 P:\BLO MARIA GARRlOO, O.Ct\Rl\1.
FRA:KCISCO DE YEPES, UN .JUGLt\R •<A LO DJVTNOn
77
vención. De hecho, como sigue diciendo Velasco, cuando más tarde el pa- Lo mismo dtrá a propósito de su devociÓn a la Vtro-en
dre Caro quiso que lo hiciera algún día más cada semana, tuvo que «dete- pués de S ~-> , «a qmen (des-
nuestro eñor) amó mucho V toda su v1da tuv; entrañable afecto
nerse por entonces por las muchas murmuraciones y pcrsecuctones que mo- y amor, y desde niño la comenzó a se~vin> 52:
vían las personas poco pías sobre las comuniones, las cuales con celo necio
e indiscreto querían encubrir su poca devoción, con contradecir estos santos
. l\-fostraba el mucho amor y devoción que la tenia con can-
ejcrciciosh, no obstante lo cual, acabaría por d:ule licencia para que comul-
tar~rllos Y coplas que componía. Los romances y versillo.s que él
gara también los jueves -1 7 • Y sólo más tarde, muerto ya el padre Caro, sus
sab1a de su mocedad y los que oía a otros los trocaba v se los
confesores del Carmen de Mcdina se la darían para que lo hiciera igualmen-
cantaba, y en las nec~sidades que tenía espirituales la pedÍa soco-
te los sábados en honor de la Virgen y, luego, los manes en honor de los rro con algunas copltllas que hacía 53.
ángeles y los lunes por las almas del purgatorio, de las que era devotisimo,
para acabar mandándole comulgar todos los días.¡¡¡. Y a continuación del primer texto después d d · 1
nuaba: · , · · e a uctr a gunos, con ti-

3. Un )t{glar (((J lo dir•iflo)>


' de poner por no
.J\fuchos canrarcillos .\' coplillas .se de¡·an
Con el ejercicio de la oración, continua y profunda, y el de la frecuente cans~r a los lec~ore.s y porque la poesía dellos es muv llana y
comunión, Francisco babia ido creciendo en el amor a su Señor hasta ena- sencilla. Como el ~o curaba de guardar reglas de bu~n poeta,
morarse totalmente de El. Pero, como dice bien su biógrafo, (<Un pecho ena- por ser cosas que el no deprendió, sino es lo que 1 ¡
d ¡ d· · ¡ en a escue a
morado y un corazón herido de amor con dificultad se puede encubrir su . e amor IV In o e-enseñaban, así procuraba solamente declarar-
fuego, sin que se vea, ni esconder su llaga, sin que la pena que padece le se con nuestro Scnor, a quien amaba y sabía que le entendía
haga descubrir>' ·l'l_ Era lo que le sucedía a Francisco, y cm natural, por lo JVIuchos romances que hizo v muchos versJ·¡¡ '.
d . , • · · os que compuso,
mismo, c1ue lo manifestara del modo que sabía ..El no era hombre ele letras, to os \ an enderezados a este fin. Las coplas y cantares que al~
no sabía apenas leer ni escribir, como hemos visto, pero sí sabía tañer y can- gunos cantores cantaban en las iglesias o los muchachos por las
tar, aunque fuera ((muy pocm> 50 , por lo que tuvo que servirse de este medio calles: I_uego procuraba deprcnderlas y las trocaba V glosaba a su
para expresar sus afectos y sentimientos, como había hecho ya en Arévalo p_roposito y ~as can_raba, y con una guitarrilla que t~nía daba mú-
cuando, ya tal vez enamorado de Ana Izquierdo, le cantaba coplil\as y can- Sica a su l'vla¡estad :'4 •
tarcillos haciendo la ronda con sus amigos. Convertía así en instrumento de
su amor divino lo que antes le había servido para expresar su amor hu- l -~s de b_m~~tar clue el padre Velasen no quisiera recogerlos todos por
mano. a ra_zon gue In Jea de que su poesía era muy llana V sencilla pues es en esa
Lo afirma expresamente Velasco, no una, sino repetidas veces. Así, ha- sencillez Y llaneza donde radica su mavor encanto. Pero Jos ' ¡ '
scr\"'tcio · - fi . · · que nos m con-
blando del amor que sentía hacia Dios y del deseo que tenía ele morir por , ., son mas que su Jctentes para poder considerar a Francisco de Y e es
el temor de perderlo, añade: c;)modun buen representante de la tradición poéTica popular castellana !u-
Clos e cuyos elementos pasarían a los grandes poetas cultos de ' '¡'.
Sobre estas cosas se quejaba a nuesrro Señor, y para entre- Po v. .del po t · ·
1
. · ' ague tJcm-
- s enor, s1n exc UJr al mavor de todos el ] er d ¡ ·
tener la vida y pasar sus penas le cantaba algunas coplillas y can- .
Fra f J d - · ~• 1 mano e mismo
. 'ncisco, ray. uan -e la Cruz. Lo ponía ya bien de relieve Dámaso Alon
tarcillos, en que daba por ellos muestra de su amor s1• so en su sugesnvo ensavo sobre la poesía del mJ·sm . -
. .- ' ' · o, aunque en él no tuvie-
ra presente 1a posible Influencia de su hermano 55_
n 1/Jid., 260-261. Antes ~e había referido ya a las contradicciones y persecuciones l1UC ha-
bía sufrido el mismo P. Caro Hpürl¡uc daba n sus hijos espirituales más comuniones de las que
en aquel riempn se sufríam•, en las que habría tenido también parte Francisco (!bid., 65-66). So- 02 lf¡irf., 269. Esta su denJCión a i\faría, una muestn :s d .., . . .
bre este punto pu~:Je verse el estudio preliminar de Alvaro Huerga, C.>.P., a la edición de Do- herm>~.no Juan, le llevaria lambiCn, una vez mueno el P , ma. e su .'lfimdad esp!ntual con su
mingo Valtanás, .-lpolop_ia .ro/m· cirrta.r matcrim momiN m que br!)' opiniriu )' .-lpoliw·a dt la rol!mtÚÓ!I carmclilas de i\lcdina v a ingresar en h T. . _ , dCaro, ~ cleg1r sus confe.~orcs entre los
Jnmmk', Barcelona. 1963, 81-83. _;; !bid., 270. - . , creer.¡ 0- n 1en e los mJsmos (cf. 1/!irl., 114-115).
~ 11 Velasco, ]~-;da, 261-262. .il 1/Jid., 241.
l·La¡)~l'.ria ~~~_-~'1111 Jual/
1
• '' Ihid., 198.
. , 'i.i de la Cm::;_ (Dm!t• esta ladera), 4a ed.,.ivladrid 1966 78-104 JI , 1
.in Cf. .rtifJm, nota 15. y.¡ c!ie .tgun,¡ Em!lm Orozco Pwr[¡ r m" t" I 1 J .• , , • -·en,¡);¡
,, '' 1 1 -:.1. "1.Hl driJ, 1959 1:14-1 :19 1, ·... '¡ .. 1 ~ .JS na .. n rot.Hrnm¡ a la lirira dt J'an ./mm ril' la Cru~, )Vfa-
, - - '< espues Ce que fose I\lana Cossío hubiera ~t~ñ:~brln" f-;r..,nri~rn '"",..;r,
~>r,
PABLO MARIA GARRIDO, O.CARM.
FRANCISCO DE YEPES, UN JUGLAR":\ LO DIVINO)> 79
78

Que el Santo conociera estos cantarcillos y tal vez se los oyera entonar ~a pena recoger agui, si no todos, si algunos otros de los c¡ue V el asco nos
con su guitarrilla, no parece que pueda ponerse en duda. Resulta significati- 7
la co~servado a los que hasta a~ora no se ha prestado la debida atención.
vo en este sentido lo que Velasen narra a propósito de la muerte, a los cin- 1 tema.) el tono de los mismos es diverso, como diversos eran los
co años de su edad, ele Anita, la hija de Francisco, a la que tanto él corno m~me~tos psicológicos en los que Francisco daba rienda suelta ; ;u i~spira-
su mujer amaban tiernamcnte 1 y de la madre del mismo. «Estando él descui- cwn. ' como su hermano, habría podido decir también ~
unas veces se 1 d b o· que sus \ ersos
dado, y sólo cuidadoso de consolar a su mujcm, habría tenido una \risión de '. . . os a a ms y otras se los buscaba éJ57 Se los d b o·
muchos ángeles que, llevando entre ellos a su hija, cantaban unos versos .sobre todo ' cu an d o, arre b ata d o por el fuego del amor que
· ard¡'a· a a 1os. ,
zón hacia S - , ' ' ' en su cara-
' ' 5 u enor, se sentla transpasado por el dolor de s .
L1ue decían: el temor de perderlo. Se los buscaba él, cuando procurabau e~~:er~~~a e~ P~~
Esta virginal doncella reacios o ~erectos
algunos avisos o sentencias de vida espiritual a los q~'e
como su, 1~rmano, era también muy aficionado. He aquí algun~s e·¡e~plo~
1
por demás será llorarla,
L1uc muy mejor es cantarla. de estos u timos: · ·
Y al visitar a su hermano ] uan en el convento de Segovia, poco antes No pecar y a ninguno no agraviar,
de que éste muriera a su vez, ambos habrían vuelto a gozar de la misma vi- que el buen vivir es reinarsH.
sión de la hija y sobrina, acompañada ahora de la madre de los mismos,
. ocura b a ¡1acer para agradar "... o·1us, en 1o que h a-
1J b Era esto lo gue él pr
mientras ellos podían escuchar una suave música, cuya letra decía:
¡ a a su
1 mayor
- contento. y cuando
' le as a lt a b a 1a d u d a Y 1a angustia de no
El Rey de la gloria ucer o como debiera, se consolaba repitiendo este terceto:
de amor muere, y llama
Alma, no quieras temer
de la santa Cruz
contempla a Dios humanado
que tuvo por cama.
Y vivirás sin cuidado 59 .
Y ambos habrían comprendido y saboreado bien el sentido de los ver-
sos. Hacía ya mucho tiempo que habían sentido esa llamada de su Rey y Se- . , Sabia, de hecho, por larga experiencia gue la contemplación de la \'!.da
ñor, que ahora les anunciaba de nuevo las muchas penas, «y bien grandes)), I . 1 v: muerte d e 1 S enor,
pasJon - no so'1 o «traen al alma con cuidado de no' ofen-
',
como dice Velasco, que no les faltarían en el tiempo posterior. Penas que cer e¡ smo 9-ule antes engendran en ella mucho amor Y agradecimiento V de-

ten~_o~~~~a vae:gu~~~~ap~r~~;derle,
seo e e servir e)). Pero aun en el caso de que al . 11 -
sólo haría dulces el amor. Porque de Jos dos vale probablemente lo que si-
el arrepentimiento bastaba para superar el
gue diciendo de sólo Francisco: que, sintiéndose después arrebatado al ciclo,
«era tanta la fuerza del divino amor que sentía en su pecho que, no pudien- Nuestro Redentor
do encubrirla, con grandes júbilos de alegría la mostraba y con estos versos los pecados CJUita
que iba cantando: del alma contrita 1'0 •
De aquel alto Rey del cielo La confia?za en el amor infinito de Jesús, gue provocaba a su vez, su
ando enamorado yo, correspondencia, era para él fuente de consuelo y sosiego: ,
56
que de otro ninguno nm) •
El Señor me crió Y también me redimió
Pero Francisco había cantado y seguiría cantando siempre, y a buen se- Y quiéreme El, y quiérole yo 61 • '
guro que no serían éstos los únicos versos que pudo escucharle su hermano
fray Juan. Y aun prescindiendo de que éste pudiera o no encontrar en ellos
una fuente de inspiración para los suyos más cultos y elevados, muestran -'" Es lo (¡ue había respondido a Magdalena de! Es íri
el!:< misma, admirad;¡ de \;¡ bei!CZ'> ·1·1 e.flll ,.ICI! E . . /. p
. .
tu s.m[(), la cual, segun decbrab;¡
e e splrtlllri que el! a 11 b'101 · 1 ..
por lo menos la gran afinidad espiritual que se dio entre los dos. Vale, pues, <eguntarle un db s·,
'
1-- h 1 ·
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d n·lOS ' '\" ·a cop1ac o, se OJtrcvJo a
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Jusé,
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O.CD., Historia
\ii Vel:lsco, r -ida,
dd f··-mrm/Jie Padre ·F~
'"" a )Ja (1;¡ O
171. .
]Hu~
'
¡,.; ,Jc)·~as t~n! du~d'lms1641,
'lCJUeJias p \• \
(t ¡1 IH'\., 1V a rl ,
(cf. Jerónimo de San
289).
m/mft' y muc5trol clara de la formarirín popular del Santo carmelita, en su trabajo RaJ;~a.r reuacmtii~ i9 1/Jirl., 155.
lr11)' populan·s e11 ,,¡Cántico espirii/11¡/ & San ]Htlll rk la Crui_, en EJCarial, nU.m. 25 (I\1;Hlrid, 19.J-2), l.l) lhid., 279.
223. ¡,¡ Jhid.. 189.
so PABLO l\f;\IUA GARRIDO, O.CAR;-..1.
FRr\NCISCO DE YEPE'S lfN· -
-' • 1 . JUC,LAR <u\ LO DlVlNO,
81
De hecho, hallándose durante unas Navidades con algunas tristezas y Tu grande amor, dulce Amado
sequidades, que le traían algo desconsolado, el mismo Señor se las habría me hace ser decidor ' ~o mires a mi maldad,
disipado, haciendo que oyera cantar en el cielo unos versos que decían: de las ansias v dolor sino tu gran perfección
Y mira bien la pasión '
de c¡ue estoy -atormentado.
¡Oh, qué lindo es el Niño de la Circuncisión! que me causa m beldad.
¡Oh, qué lindo el amor! ¡Oh, qué lindo el amor!
r-·, si no soy remediado
brevemente yo por ri, Ten ya de mí piedad,
Oyéndolos, habría conocido, en efecto, «la fuerza de su amor para con ¿c1uién se dolerá de mí? pues sabes muero por ti:
los hombres)>. l' este amor sin límites de Jesús, que alumbra las almas, sería ¿quién se dolerá de mí?
.. r.:.:ran las quejas de quien, . .. d
en adelante objeto del canto con guc Francisco se asociará, mientras viva, blendose correspondido («ando SlntJen ose perdidamente enamorado V sa-
al coro de los bienaventurados en el cielo: b. d . enamorado / del que nunca vi / . ·¡.
len e mh,), sufría el aparente d d' ' \ e tam-
cnccnderle más en su amor: es en de su Amado, que sólo se-rvía para
Tú eres fuego, y eres luz,
Rey de reyes, buen Jesús 1' 2•
Ahorn, mi Dios, veréis
Pero era al recibirlo en la comunión, cuando él sentía especialmente la cuánto os he amado y ~uerido,
fuerza de ese amor. Lo sabía de antemano, porque, deseando un día crecer pues que, estando en vuestra ausencia
en la comprensión de este misterio y diciéndole al Señor: <qquién supiese de vuestro amor soy herido ú-!. ,

quién Vos sois!>), Este le habría respondido: ((Gustarme has, y gustando lo Pero el amor creciente a su Señor hacia .
sabrás)). Y así lo hacía él, como hemos visto, cuantas veces podía con licen- gue sentía por la i\Iadre del mi S b.' b'. que creciese paralelamente el
cia de sus confesores repitiendo con frecuencia, para exhortar también a · smo. a ta Icn de hecho b
Inseparables v se lo habría confir d _ ' _ , que am os son
- ' ma o e 1 mtsmo Senor e · ·-
otros a que hicieran lo mismo, unos versillos c¡uc le habrían enseñado los se 1a 1labía mostrado consigo mient 1 .- 1 n una vtston en que
ángeles: - , ras os ange es y santos cantaban:
!\Jira que viene Jesús,
Alma, come desta carne Y también viene :María:
del Señor, que te convida, ¡Oh, qué gozo y qué alegría!
y vivirás larga vida. ¡Oh, qué gozo y qué alegria! 65
Este divino manjar Aunque ya antes había contemplado una .. - -
del cuerpo glorificado satado sus más íntimos sen ti m. b ' vtsion parectda, que había de-
, lentos, su yugada por su belleza:
a lloro se da en bocado 63 .
¡Oh, qué lindo es el zagal,
Y Francisco lloraba, porque, como dice su biógrafo en otra parte, las el zagal y la doncella!
faltas que hacía, por pec1ueñas que fuesen, le eran dura muerte. Ver y saber ¡Oh, qué lindo es él!
que Dios es ofendido de sus criaturas, le hacían vivir con mucho dolor. ¡Oh, qué linda es ella!
Verse obligado a seguir las leyes del cuerpo, le era de gran tormento. Y to-
das estas cosas y otras muchas le traían en continuo martirio y en penosa ¡Oh, qué lindo es el zagal,
cruz. De ahí que para entretener la vida y pasar estas penas se quejase amo- t}ue es Señor de cielo v tierral
rosamente al Señor, cantñ.ndole la siguiente coplilla con sus glosas: ¡Oh, qué linda es la d~ncella,.
que es Reina de toda ella! 66
Si no te dueles, mi Dios, No es, pues, de extrañar que el amor a la Vir l . .
de mi, que muero por ti, tos análogos a los que le i . . ' ' gen e ms. ptrara sentimicn-
. ,__ , nsplra 1Ja e1 amor a su 1-Ii¡· A li
¿quién se dolerá de mí? Igualmente de la pena e¡ u e la b ., - o. e a se c¡ueja ba
" causa a su ausencia con la coplilla ya recogida

'•!lhid., 240-241.
1
(,~ 1/Jid., 183-186. 1/Jirl., 1WJ.
''

u. lbid., !fU.
82 PABLO l\IARI1\ GARRIDO, O.CARM.
FRANCISCO DE YEPES, CN jlJGLr\R Hr\ LO DIVINO,,
83
(((Si no te dueles, Señora,,), glosándola diversamente. Por desgracia, Vclasco
Esta divina flor que había hallado en su alma es de . J , ,
no ha conservado esta glosa, pero sí otras dos letrillas que solía cantarle: el Hijo de la Virgen l'vfaría «vásta o d - : ', ctr, esus ffilsmo,
Tú, Virgen iViada, Tú, Virgen sagrada, poco después, y la poseería' ~or ~ocÍag la e~e!:i~:d l: cogería, ~fectivamente
eres más hermosa eres más hcrn1osa y a sus deseos en el huerto de 1 1 . . b' , omo premiO a su amor
en el ' . a g ona, cuya elleza pudo entrever r cantar
que la luz del día que la luz del alba, momento m1smo de su muerte: ·
y mucho más linda. y mucho más galana 6¡.
¡Oh, qué linda es la arboleda!
De ahí que no deseara otra cosa sino c¡ue acabara de romperse la tela ¡Quién tuviera la fiesta en ella!
que impedía el «dulce encuentrO>) con ella y con su Hijo: ¡Oh, qué linda es la arboleda
Y habiendo bien peleado
La Señora que allí viene, Y los aires de la gloria!
mereciese la corona,
que el corazón me llevó, ¡Quién tuviese la fiesta en ella
Y ganase la victoria! que lo que hay en este mundo
por ella me muero yo 6 H. es todo como la escoria.
¡Oh, c1ué linda, ere.
Porque, como dice Velasco, las muchas mercedes y regalos que recibía ¡Oh, qué linda, etc. iO
del Señor le acrecían cada día sus deseos de morir y, por lo mismo, suplica~ Era el día de San Andrés, 30 de noviembre de 1607 ,· ,
ba a la misma Virgen y a los santos le alcanzasen de El que le despenase. hora ames de entrar en el día d 1 , b d El . , ' v ternes, medra
¡ · ' e sa a o. • mtsmo dta de ¡ ·
Y cuando se senda enfermo o le apretaban sus achaques, los consideraba a ~~sma hora en que su hermano frav Juan de 1~ Cruz 'se ha~í:e_mdana y casi
maitines con Ja Vir . ·. . , ' · I o a cantar
como mensajeros que le traían nuevas de su próxima partida y, contento, de 1591 il y ' b gen en ~1 CJe1o, ?tecJseis años antes, el 14 de diciembre
preguntaba al mismo Señor: · am os guedanan fundtdos para ·
amor y veneración de los carmelitas de ~Ied~:~pre en e1 ~ecuerdo, en el
Decid, mi Jcsús, decid, Francisco, algunos años antes de morir, había ta~bi~~ ;~(;';es~;~c7;~a Orden
deste mal si he de morir.
Pero, si Este no accedía a sus deseos, se resignaba amorosamente a su
voluntad y seguía cantando su pena por la dilación de su presencia. Pena
que le iba purificando cada vez mfis y preparándole para ese encuentro defi·
nitivo, del que no dejaba de concederle algún atisbo para endulzársela.
Es lo que debió de suceder, sobre todo, en el último año de su vida.
Cuando el día de la Cruz de n.-Iayo se vio apretado por el mal de costado
que le llevaría al sepulcro pocos meses después, gozándose de que el Señor
le concediera tener más que padecer y ofrecerle en agradecimiento de lo c¡uc
El había padecido en la cruz por salvarle, Este se lo pagó de contado con
una merced que hinchió su espíritu de dulzura y suavidad, y que él cantó
así:
En este mi huerto
una flor hallé,
¡oh, bien de mi alma,
oh, bien de mi vida,
si la cogerél 69

(,? 1/Jid., 270. "ll lhid., 215.


(,~ JI¡¡J., 271. ·¡ Jhid 717·
.,~ Cf ., -
r e· · _ .. .
• e· -rtsognno: r- :da de .\m1 }11an de la Cm'\.. 404.
(,<¡ TI'/ "".., '>{lfl
- · JII/Jra. nota S2~ rf rn> n\,,.., L,.,,_, '"-'"-· ,. ___ ,_ , , ~-

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