Vous êtes sur la page 1sur 33

INTRODUCCIÓN A LA REHABILITACIÓN

NEUROPSICOLÓGICA

Carlos José De los Reyes Aragón, MS

Departamento de Psicología

Universidad del Norte, Barranquilla, Colombia

Alexander Moreno, MS

Hospital Central de la Policía

Bogotá, Colombia.

Juan Carlos Arango Lasprilla, Ph.D

Department of Physical Medicine and Rehabilitation

Virginia Commonwealth University

Richmond Virginia.
Definición de la Rehabilitación Neuropsicológica.

La rehabilitación neuropsicológica (RN) consiste en el uso de todos los

recursos disponibles para incrementar la independencia y la calidad de vida de

personas con alteraciones neuropsicológicas (Jefferson, 1942). En otras

palabras, la RN puede ser definida como la aplicación de procedimientos y

técnicas con el fin de que las personas con déficits cognitivos secundarios a un

daño cerebral adquirido (DCA), puedan retornar a sus actividades cotidianas de

manera segura, productiva e independiente (Mateer, 2006; Posnsford, Sloan, y

Snow, 1995; Sohlberg y Mateer, 2001b).

Desarrollo histórico.

Aunque el primer registro de técnicas para mejorar las consecuencias de

los déficit cognitivos provocados por un daño cerebral adquirido (DCA) data de

hace tres mil años, cuando se utilizaban las craneotomías para la curación de

heridas encefálicas, enfermedades psiquiátricas y la epilepsia (Portellano,

2005); fue el médico francés Paul Broca quien describió de manera detallada

en 1865, un procedimiento sistematizado para la rehabilitación de alteraciones

de la lectura que presentaba un paciente con lesión cerebral (Berker, Berker, y

Smith, 1986).

No obstante, el desarrollo de los primeros programas científicos de

rehabilitación moderna aparecen después de la Primera Guerra Mundial

(Boake, 2003; Portellano, 2005) . Durante este periodo, surgieron grandes

avances en este aspecto, gracias a la creación, principalmente en Alemania y

Austria, de centros dedicados a la rehabilitación del DCA en soldados


lesionados (Poser, Kholer, y Schönle, 1996), los cuales incluían programas de

hospitalización, evaluación psicológica e intervención vocacional (Boake,

2003).

En ese momento, la intervención se centraba principalmente en el

mejoramiento de alteraciones de lenguaje hablado, la lectura y la escritura

(Goldstein, 1919), y se utilizaban estrategias en las que se hacía uso de las

habilidades cognitivas preservadas como sustitutas de las deficitarias,

aproximación que hoy se conoce como compensación (Ginarte-Arias, 2002;

Lopez-Luengo, 2001; Zangwill, 1947). Además, se enfatizaba acerca de la

necesidad de combinar el tratamiento clínico con la observación de la

capacidad vocacional, con miras a que el paciente regresara a trabajar (Boake,

2003).

Como era de esperarse, tras la finalización de la guerra, el auge de la

rehabilitación neuropsicológica disminuyó hasta el advenimiento de la Segunda

Guerra Mundial, época en la que el psicólogo ruso Alexander Luria llevo a cabo

numerosas investigaciones con soldados lesionados (Luria, 1979). A través

estos estudios Luria desarrolló su teoría de los sistemas funcionales

cerebrales, y proveyó las bases para el desarrollo de estrategias de

rehabilitación neuropsicológica, no sólo para los déficits de lenguaje, sino

también para alteraciones de la planificación motora, de percepción visual y de

las funciones ejecutivas (Christensen, 1996).


Paralelamente, en otros países se continuó con la investigación centrada

en la rehabilitación de la afasia, creándose diferentes centros de rehabilitación

en el Reino Unido. Uno de los aspectos más relevantes para la rehabilitación

neuropsicológicas desarrollados en ese momento fue lo propuesto por el

psicólogo británico Oliver Zangwill, considerado un pionero de la rehabilitación

moderna (Portellano, 2005). Zangwill planteó la posibilidad de adoptar dos

enfoques diferentes en el tratamiento de las alteraciones cognitivas

secundarias a DCA: el reentrenamiento de la función deteriorada por una parte,

y la sustitución de las mismas, por la otra (Zangwill, 1947). Además, enfatizó en

la importancia no sólo de la evaluación cognitiva del paciente, sino también de

la evaluación de su funcionalidad (Zangwill, 1945).

Al igual que en Europa, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, en

los Estados Unidos se crearon centros de atención para veteranos de guerra,

dedicados a la rehabilitación de alteraciones cognitivas producidas por DCA, y

se desarrollaron instrumentos de medición para evaluar los problemas

cognitivos que presentaban estos pacientes, así como su posterior evolución y

pronostico. (Boake, 2002). Desde ese momento, se incrementó el desarrollo de

programas y centros de rehabilitación, así como de disciplinas como la terapia

ocupacional y la fisioterapia, que intentaban responder a las necesidades que

los pacientes con lesión cerebral planteaban (Boake, 2003).

Después de la Segunda Guerra Mundial el crecimiento de la investigación

en neuropsicología clínica y el incremento de la incidencia de traumatismos

craneoencefálicos por accidentes de tráfico, ayudaron al desarrollo de técnicas


de rehabilitación en todo el mundo (Jennett y Teasdale, 1981). Este desarrollo

permitió que se llegara a la conclusión de que era posible identificar que

existían alteraciones específicas responsables de los déficits mnémicos y

perceptuales posteriores a DCA, por lo que si se planifica un tratamiento para

ellas, se podría mejorar el desempeño del paciente en un amplio rango de

actividades (Boake, 2003).

Durante los años sesenta y setenta se desarrollaron también diferentes

técnicas de rehabilitación en centros de Nueva York e Israel, además, se

estableció como otro objetivo importante de la RNP, el tratamiento de los

problemas conductuales derivados de la lesión cerebral (Boake, 2003). De

hecho, durante este tiempo se comenzó a implementar la utilización de

programas multidiciplinarios de rehabilitación, que incluían ejercicios cognitivos,

psicoterapia, terapia ocupacional, terapia vocacional, terapia recreativa, terapia

familiar y actividades de reintegración a la comunidad. Estos programas

tuvieron como objetivo el ayudarle a los pacientes a mejorar la conciencia de

sus limitaciones y al establecimiento de metas para el retorno de estas

personas a su vida social, laboral y familiar (Ben-Yishay, 1996).

Uno de los principales avances en este periodo y en la década de los

ochenta, fue la creación del modelo de ‘tratamiento diario’, en el que los

pacientes ya no residían en instituciones de salud, sino que se planificaba el

mayor número de intervenciones posibles para que fueran realizadas en los

entornos naturales del paciente (Boake, 2003). El objetivo principal de este

nuevo enfoque era mejorar el ajuste del paciente a su propia casa, comunidad
y lugar de trabajo (Kregel, West, Wehman, Sherron, y Kreutzer, 1995). De igual

forma que los enfoques de rehabilitación holísticos y vocacionales, se

desarrollaron también intervenciones dirigidas a mejorar déficit cognitivos

específicos, como la amnesia, e incluían muchas veces el uso de herramientas

informáticas (Boake, 2003).

En Latinoamérica el avance que ha tenido la RNP ha sido un poco más

lento que el que se ha presentado en el resto del mundo. El primer libro que se

escribió en español sobre el tema de la rehabilitación fue publicado en México

en el año de 1996 (Ostrosky-Solís, Ardila, y Chayo, 1996). Posteriormente en

2003 la revista Avances en Psicología Clínica Latinoamericana publicó un

número monográfico sobre el tema de la rehabilitación de personas con dañó

cerebral (Arango Lasprilla, 2003), y en el 2006 salió publicado un segundo libro

sobre rehabilitación neuropsicológica por la editorial manual moderno (Arango

Lasprilla, 2006).

Pese a que no se han producido muchos avances en el área de la RNP

en Latinoamérica, se podría decir que en los últimos 5 años son cada vez más

las personas interesadas en trabajar en este campo y es así como muchas

universidades han comenzado a organizar y a ofrecer cursos de formación en

esta área, así como programas de especialización y maestría. Por otra parte,

es común encontrar que en la actualidad muchos de los centros de

rehabilitación de personas con daño cerebral en Latinoamérica están

incluyendo cada vez más la rehabilitación cognitiva dentro de los servicios que
se les ofrece a los pacientes. Es de esperar entonces que en los próximos 10 o

15 anos esta disciplina se consolide de manera importante en nuestra región.

En los últimos años, el desarrollo de investigaciones en rehabilitación ha

seguido siendo bastante amplio, sin embargo, cada vez más se encuentran

estudios cuyo objetivo es revisar la eficacia de los diferentes tratamientos y

técnicas reportadas en la literatura científica (Cicerone, et al., 2000; Cicerone,

et al., 2005; Chesnut, et al., 1999). Varios de estos trabajos de revisión

coinciden en que la mayoría de estudios sobre RNP presentan importantes

dificultades metodológicas, las cuales limitan las conclusiones que se pueden

sacar a partir de sus resultados (Chesnut, et al., 1999). Es de esperar a futuro,

que con los nuevos avances que se den en el área de las nuevas tecnologías

(la realidad virtual y los computadores), el perfeccionamiento de instrumentos

clínicos de evaluación y diagnostico, y el uso de técnicas de neuroimagen (la

resonancia magnética funcional y el neurofeedback) (Lynch, 2002) se mejoren

los programas de rehabilitación que existen en la actualidad y se creen

programas basados en la evidencia.

Principios para la práctica de la rehabilitación neuropsicológica.

Según Mateer (2006) existen algunos principios para la práctica de la

rehabilitación neuropsicológica, los cuales se resumen en la tabla 1.

Tabla 1. Principios para la práctica de la RN (Mateer, 2006).


Principio ¿Por qué?
Individualización de la Los pacientes con DCA muestran
RH. alteraciones heterogéneas que influyen de
manera determinante en el proceso, por
ejemplo, el grado de alteración cognitiva y el
nivel de conciencia de la enfermedad.
Integración paciente – La participación activa del paciente y su
familiar – terapeuta en la familia permite que puedan trabajar de
RH. manera conjunta para conseguir los
objetivos propuestos.
Establecimiento de metas Las ganancias obtenidas mediante la RN no
relevantes y de mutuo deben limitarse al mejoramiento de los
acuerdo, teniendo en déficits, sino que deben observarse también
cuenta las capacidades en un incremento del nivel funcional.
funcionales del paciente.
Evaluación de la eficacia La evaluación de la eficacia de un programa
teniendo en cuenta los de RN debe incluir instrumentos que midan
cambios en las los cambios funcionales generados a través
capacidades funcionales. de la intervención.
Inclusión de varias Debido a los diferentes perfiles cognitivos
perspectivas y diversas de los pacientes con DCA, es probable que
aproximaciones dentro de diferentes personas presenten diferentes
la RN. déficits, por lo que un solo enfoque de
rehabilitación puede no funcionar igual para
todas sus alteraciones. La combinación de
estrategias, como por ejemplo, ayudas de
memoria externas, psicoeducación y
estimulación cognitiva, mostrará mejores
resultados que la utilización de cada una de
ellas por separado.
Consideración de los Tras un DCA es frecuente la aparición de
aspectos afectivos y síntomas de ansiedad y depresión, los
emocionales que conlleva cuales influyen de manera negativa en el
el DCA, para la RN. proceso de rehabilitación. En un programa
de RN deben tratarse de manera integral los
síntomas cognitivos y afectivos del paciente.
Evaluación constante. Por último, es importante que cualquier
programa de RN evalúe constantemente la
utilidad que está teniendo la intervención
realizada. De esta manera, es posible
verificar que la RN está consiguiendo los
objetivos que se plantearon, o si es
necesario hacer ajustes o cambiar
definitivamente en tratamiento.

Características generales de la rehabilitación neuropsicológica.

Variables que influyen en la recuperación.

Se ha demostrado que el proceso de RN se puede verse afectado por

diferentes variables como la etiología del DCA (Portellano, 2005), la gravedad

de la lesión (Katz y Alexander, 1994), el nivel premórbido del paciente (Kesler,


Adams, Blasey, y Bigler, 2003), su edad (Jaffe, Polissar, Fay, y Liao, 1995),

lateralidad y sexo (Portellano, 2005), entre otras. Sin embargo, desde el punto

de vista teórico, es posible agrupar todos estos factores que influyen en la RN,

en tres modalidades: variables activas, variables pasivas y variables de soporte

(Herrmann y Parenté, 1994; Lopez-Luengo, 2001).

Según Herrman y Parenté (1994), las variables activas son variables

cognitivas que afectan el contenido de la información que se procesa, por

ejemplo las percepciones, recuerdos, imágenes, etc. Este tipo de variables se

divide en dos, las manipulaciones mentales y las tendencias mentales. Las

primeras son procesos mentales que ayudan a la codificación de la

información, como las estrategias mnemotécnicas y la formación de imágenes

mentales. Por su parte, las tendencias mentales son patrones más o menos

fijos que la persona aplica en situaciones específicas, por ejemplo, si al tener

que resolver un problema planteado la persona suele planificar antes de actuar

o empieza a hacerlo por ensayo y error.

Las variables pasivas, en cambio, son las que afectan la disposición,

inclinación y preparación hacia una tarea determinada (Lopez-Luengo, 2001).

Estas variables pueden ser clasificadas en fisiológicas, tales como el estado

físico y consumo de medicamentos y otras sustancias; y psicológicas, como el

estado emocional y la motivación. Por ejemplo, un paciente con un bajo nivel

de conciencia (variable pasiva fisiológica) probablemente tendrá muchas

dificultades atencionales y de memoria. De igual forma, una persona con


síntomas depresivos (variable pasiva psicológica), podría mostrar un perfil

cognitivo similar.

Por último, las variables de soporte son las externas al sujeto, las cuales

asumen el trabajo de las funciones alteradas. Según Herrmann y Parenté

(1994), existen tres tipos de variables de soporte: las prótesis, que ayudan a los

pacientes a manejar situaciones que requieren el uso de las funciones

cognitivas alteradas (agendas electrónicas, calculadoras, diarios, etc.); la

modificación del ambiente físico; la utilización de la red social del paciente

como estrategia de compensación de sus déficits (Lopez-Luengo, 2001).

Principios metodológicos de la rehabilitación neuropsicológica.

Está claro que previo a cualquier proceso de RN, es necesaria una

completa evaluación neuropsicológica y funcional, que permita determinar no

sólo las áreas alteradas, sino también las conservadas (Ginarte-Arias, 2002;

Portellano, 2005). Sólo con esta evaluación es posible analizar los déficits a

intervenir y las fortalezas en las que podemos basar nuestras estrategias de

intervención (Fernandez-Guinea, 2001a; Lopez-Luengo, 2001).

De manera general, el diseño de un programa de RN debe estar

sustentado en un modelo teórico claro, y deben establecerse objetivos

específicos a corto, mediano y largo plazo, teniendo en cuenta los intereses y

necesidades del paciente (Fernandez-Guinea, 2001b; Peña-Casanova, 1995).

Es necesaria la planificación de sesiones individuales, aunque es también

recomendable la programación de sesiones grupales, las cuales permiten que


se pongan a prueba las actividades que se han desarrollado de manera

individual y además, que se estimulen las habilidades sociales de los

participantes (Chirivella-Garrido, 2001; Fernandez-Guinea, 2001a).

Por su parte, las actividades de rehabilitación como tal, deben estar

organizadas de manera jerárquica, interviniendo las alteraciones más

importantes y que sirven de base para el mejoramiento del resto. Para ello, las

tareas de rehabilitación deben exigir inicialmente mínimas demandas al

paciente, para que poco a poco, se vaya incrementando el nivel de dificultad

(Ginarte-Arias, 2002). En otras palabras, se debe iniciar con tareas simples,

para ir de manera paulatina realizando ejercicios más complejos.

Durante la RN, debe existir también una retroalimentación o feedback

constante, que le permita al paciente conocer acerca de su rendimiento y sus

progresos. Igualmente, el paciente debe tener claro y comprender los procesos

que está llevando a cabo, así como su utilidad (Peña-Casanova, 1995; Ygual y

Cervera, 1999).

Por último, teniendo los resultados de la evaluación constante que debe

hacerse durante el proceso de rehabilitación, así como la evolución del DCA y

de la funcionalidad (Trápaga, 2001), se deben redireccionar objetivos,

aumentar niveles de complejidad de las tareas y aumentar o disminuir la

frecuencia de las terapias.

Mecanismos y modalidades de rehabilitación neuropsicológica.


En RN suelen identificarse diferentes mecanismos por los cuales se

intentan mejorar las alteraciones que presentan los pacientes con DCA

(Fernandez-Guinea, 2001a; Ginarte-Arias, 2002; Moreno-Gea y Blanco-

Sanchez, 2000; Zangwill, 1947). Estos mecanismos son: la restitución o

restauración, la compensación, la sustitución, la activación-estimulación y la

integración, los cuales pueden ser utilizados de manera individual o combinada,

y cuyos objetivos principales se muestran en la tabla 2.

Tabla 2. Principales objetivos de los diferentes mecanismos de RN


(Ginarte-Arias, 2002).
Mecanismo Objetivo
Restauración Estimular y recuperar las funciones cognitivas
deterioradas, entrenando directamente cada una de
ellas mediante tareas y ejercicios.
Compensación Entrenar y potencializar la utilización de las habilidades
preservadas, como mecanismos alternativos para la
realización de las tareas que debido a los déficits
cognitivos se encuentran limitadas.
Sustitución Enseñar al paciente diversas estrategias que le permitan
disminuir el impacto que tienen las alteraciones
cognitivas en su vida diaria.
Activación – Aumentar la activación de áreas cerebrales hipoactivas,
Estimulación a través de diferentes mecanismos como el uso de
fármacos o entrenamiento en neurofeedback.
Integración Mejorar la actividad cognitiva de manera global, a través
del entrenamiento en tareas específicas y
ecológicamente válidas para el sujeto.

Estos mecanismos de rehabilitación pueden ser desarrollados mediante la

utilización de diferentes modalidades de rehabilitación existentes (Parenté y

Herrmann, 1996). La primera y más antigua de estas modalidades es la

estimulación no dirigida o práctica, también llamada entrenamiento

inespecífico, ya que a través de ella se ejercitan las funciones cognitivas de

manera general, con el fin de elevar su nivel de funcionamiento de manera

holística (Powell, 1981). En esta modalidad suelen utilizarse tanto ejercicios de

papel y lápiz, como de computadora (Lopez-Luengo, 2001).


Otra de las modalidades de rehabilitación es la estimulación dirigida o

directa, en la que a diferencia de el entrenamiento inespecífico, se seleccionan

funciones cognitivas puntuales para ejercitar, dependiendo de los resultados

del proceso de evaluación neuropsicológica previo a la intervención (Bracy,

1986). Por su parte, la modalidad de entrenamiento de estrategias, como su

nombre lo indica, se utiliza con la finalidad de enseñar al paciente estrategias

cognitivas aplicables en varios contextos, como por ejemplo, enseñarles a

utilizar técnicas visuales o verbales para el mejoramiento de la memoria

(Ginarte-Arias, 2002). De igual forma, en la modalidad de ayudas externas, se

le instruye al paciente en la utilización de herramientas como agendas, relojes y

calculadoras, para mejorar su funcionalidad en el día a día (Gutiérrez, De los

Reyes-Aragón, Rodríguez, y Sánchez, 2009).

Por último, otras modalidades también utilizadas en rehabilitación

neuropsicológica son cambios nutricionales, tratamientos farmacológicos,

métodos quirúrgicos, y los tratamientos psicológicos y psicosociales, entre

otros (Lopez-Luengo, 2001).

Técnicas específicas de rehabilitación por función.

En las últimas décadas, con el avance de la neuropsicología, se han

desarrollado diferentes técnicas específicas de rehabilitación de funciones

cognitivas y se han realizado estudios que evalúan su utilidad. Como es de

esperarse, un gran número de estas investigaciones se centran en la

rehabilitación de memoria (Cohen, Ylvisaker, Hamilton, Kemp, y Claiman, 2010;

da Silva y Sunderland, 2010; Glisky y Delaney, 1996; Hillary, et al., 2003;


Laffan, Metzler-Baddeley, Walker, y Jones, 2010; Leng, Copello, y Sayegh,

1991; Melton y Bourgeois, 2005; O'Brien, Chiaravalloti, Arango-Lasprilla,

Lengenfelder, y DeLuca, 2007; Schefft, Dulay, y Fargo, 2008), sin embargo, la

rehabilitación de otras funciones como la atención (Couillet, et al., 2010; Michel

y Mateer, 2006; Park y Ingles, 2001; Rios-Lago, Munoz-Cespedes, y Paul-

Lapedriza, 2007; M. Sohlberg y Mateer, 1986, 1987, 2001a), las funciones

ejecutivas (Burke, Zencius, Wesolowski, y Doubleday, 1991; Fink, et al., 2010;

Levine, et al., 2000; Mattioli, et al., 2010; Muñoz-Céspedes y Tirapu-Ustárroz,

2004; Ownsworth, Quinn, Fleming, Kendall, y Shum, 2010; Pachalska, Talar,

Baranowski, y Macqueen, 2000) y el lenguaje (Albert, Sparks, y Helm, 1973;

Cuetos, 2006; Norton, Zipse, Marchina, y Schlaug, 2009; Portellano, 2005;

Seniow, Litwin, Litwin, Lesniak, y Czlonkowska, 2009) son cada vez más

estudiadas. A continuación se resumen algunas de las técnicas más utilizadas

y que han demostrado utilidad para la rehabilitación estas funciones cognitivas

(tabla3). Finalmente, la rehabilitación de alteraciones cognitivas como la

apraxia y la agnosia se basa principalmente en tareas de restauración y

sustitución (Portellano, 2005).

Tabla 3. Técnicas de rehabilitación neuropsicológica específicas por


función.
Función Técnica ¿En qué consiste?
Memoria Entrenamiento Utilización de métodos restaurativos para la
directo de la función mnémica, ya sea a través de
capacidad de ejercicios de papel y lápiz, o por medio del
memoria uso de computadores. Debe procurarse
emplear durante el entrenamiento, diferentes
modalidades sensoriales (visual, auditivo,
motor, etc.).
Aprendizaje sin Evitar o reducir al máximo el número de
error errores y proporcionar sólo respuestas
correctas, contrario al sistema de ensayo y
error.
Recuperación Proporcionar al paciente cierta información, la
espaciada cual debe recordar cada vez que el terapeuta
lo solicite a lo largo de cortos intervalos de
duración creciente, durante los cuales se
realizan actividades que generen
interferencia.
Imaginería visual Utilización de de imágenes o figuras ya sea
en la mente o en medios concretos, con el
objetivo de establecer asociaciones entre
ellas y la información que se pretende
recordar.
Difuminación Brindar al paciente pistas para la evocación
de la información, las cuales disminuyen
sistemáticamente a medida que el sujeto va
aprendiendo, hasta que desaparecen por
completo.
Efecto de Asegurar que los sujetos autogeneren la
generación información que debe memorizarse, de tal
manera que este tenga una participación
activa en el proceso de aprendizaje.
Efecto de Repetir al paciente la información que debe
espaciado aprender, separando estas repeticiones por
diferentes intervalos en el tiempo.
Entrenamiento en Entrenar al paciente en la utilización de
estrategias estrategias mnemotécnicas, como
mnemotécnicas verbalización, palabras gancho,
agrupamiento, rimas, etc.
Ayudas externas Sustituir la capacidad de memoria perdida por
diferentes herramientas, como agendas,
relojes, diarios, etc.
Atención Entrenamiento Utilización de métodos restaurativos para la
directo del función atencional. Un ejemplo de esta
proceso técnica es el programa Attention Process
atencional Training (ATP) diseñado por Sohlberg y
Mateer (1986, 1987, 2001), que ofrece
diferentes tareas para la rehabilitación de
diferentes tipos de atención (focalizada,
sostenida, selectiva, etc.).
Soporte ambiental Modificación del ambiente para compensar
los problemas atencionales, por ejemplo,
eliminar estímulos distractores en el lugar de
trabajo.
Ayudas externas Tal como en el caso de la memoria, la
utilización de este tipo de ayudas permite
organizar la información de una mejor
manera, y por lo tanto, mejorar la capacidad
atencional.
Utilización de Empleo de autoinstrucciones y rutinas para
estrategias mejorar la focalización de la atención en las
tareas que se realizan.
Tratamiento Utilización de metilfenidato y otro tipo de
farmacológico medicamentos psicoestimulantes, con el fin
de aumentar los niveles de atención,
especialmente en casos de trastorno por
déficit de atención con hiperactividad.
Neurofeedback Utilización de condicionamiento operante
para que, por medio del neurofeedback, los
sujetos con alteraciones atencionales
aprendan a modificar la amplitud y la
frecuencia de ondas cerebrales,
especialmente en áreas cerebrales
hipoactivas.
Funciones Entrenamiento Utilización de métodos restaurativos para la
ejecutivas directo de las rehabilitación de las funciones ejecutivas
funciones tales como, la impulsividad, la falta de
ejecutivas planificación, la inflexibilidad cognitiva y el
bajo nivel de pensamiento abstracto, entre
otros.
Ayudas externas Utilización de pistas que permitan sustituir
capacidades cognitivas alteradas como la
planificación y la desinhibición.
Enseñanza de Enseñanza de un grupo de comportamientos
rutinas necesarios para desarrollar tareas
específicas, especialmente aquellas
actividades instrumentales complejas de la
vida diaria.
Estrategias Entrenamiento en el uso de estrategias
metacognitivas específicas, con el fin de que el paciente
determine y ejecute diferentes etapas de
análisis, y elabore autoinstrucciones para la
solución y verificación para la resolución de
problemas y la realización de tareas. Uno de
los principales modelos de esta técnica es el
Goal Management training (Levine, et al.,
2000), el cual propone la autoformulación de
preguntas que permitan planificar y verificar el
cumplimiento de los objetivos de una tarea
específica.
Entrenamiento Entrenamiento para calcular de manera
para el manejo aproximada el tiempo que gastará en tareas
del tiempo específicas, y para que revise continuamente
durante su ejecución el tiempo que está
invirtiendo en ella.
Autorregulación Entrenar al paciente para identifique y
de la conducta disminuya la frecuencia de conductas
inadecuadas, a través del registro de
aparición de las mismas y de su remplazo por
otras más adaptativas.
Lenguaje Entrenamiento Utilización de métodos restaurativos para la
directo del rehabilitación de las alteraciones de lenguaje,
lenguaje como anomia, mala comprensión verbal, baja
fluidez, mala producción de lenguaje
articulado y alteraciones en la producción
gramatical, entre otras.
Programas de Ayudar al paciente a recuperar destrezas del
facilitación lenguaje mediante la presentación de claves
o pistas que le ayuden en la producción o
comprensión del lenguaje.
Programas de Tal como su nombre lo indica, consiste en
reaprendizaje volver a enseñarle al paciente funciones
perdidas, por ejemplo, la lectura y la escritura.
Programas de Utilizar modelos de compensación, mediante
reorganización el uso de las capacidades de lenguaje
preservadas. Un ejemplo de este modelo es
la terapia de entonación melódica (Albert, et
al., 1973), que consiste en enseñar al
paciente a pronunciar palabras a partir de
canciones, ya que este no puede hablar, pero
sí puede cantar. De esta forma, se busca
emplear las habilidades para el
procesamiento musical conservadas del
hemisferio no dominante para el lenguaje (en
la mayoría de casos en derecho).
Programas de Utilizar modelos de compensación en el que
adaptación se sustituyen las capacidades de lenguaje
alteradas con otras funciones cognitivas, por
ejemplo, en casos en los que el paciente
muestra alteraciones severas en la
producción del habla, podría enseñársele a
utilizar el lenguaje con signos.
Tratamiento Uso de medicamentos como el precursor de
farmacológico la dopamina Levodopa, en conjunto con
terapia del lenguaje, para mejorar el lenguaje
en pacientes afásicos (Knecht, et al., 2004;
Seniow, et al., 2009).

Principales modelos de rehabilitación:

De manera general, pueden distinguirse cuatro tipos de modelos de

rehabilitación neuropsicológica: el reentrenamiento, los enfoques teóricos de la

neuropsicología cognitiva, los métodos combinados y, el enfoque holístico.

El reentrenamiento, es un modelo centrado en la utilización de técnicas

compensatorias, de tal manera que se le enseñe al paciente a manejar sus


problemas cognitivos para que estos tengan un menor impacto en sus

actividades (Salas, Báez, Garreaud, y Daccarett, 2007). En otras palabras, se

entrena al paciente para que aprenda a ejecutar tareas específicas a pesar de

los déficits cognitivos que presenta. Diferentes investigaciones han demostrado

la utilidad del modelo de reentrenamiento en tareas como la conducción

(Akinwuntan, et al., 2005; Devos, et al., 2010; Kotterba, Widdig, Brylak, y Orth,

2005) y la preparación de alimentos (Yantz, Johnson-Greene, Higginson, y

Emmerson, 2010).

Por su parte, la aplicación de los modelos teóricos de la neuropsicología

cognitiva en rehabilitación, se centran en la identificación y el tratamiento de los

déficits cognitivos de manera individual (Salas, et al., 2007). A pesar de que

este modelo no propone de manera clara cómo intervenir los déficits cognitivos

identificados durante la evaluación (Wilson, 1997), esta identificación precisa

permite el diseño de programas de intervención efectivos, basados en técnicas

restaurativas y compensatorias, principalmente.

Los programas diseñados en este modelo han demostrado utilidad en la

rehabilitación de alteraciones de memoria (Matsuda, 2007; Spector, et al.,

2003; Talassi, et al., 2007), atención (M. Sohlberg, Johnson, Paule, Raskin, y

Mateer, 1994; M. Sohlberg y Mateer, 1986, 1987; M. M. Sohlberg, McLaughlin,

Pavese, Heidrich, y Posner, 2000) y funciones ejecutivas (Ball, et al., 2002), sin

embargo la posibilidad de abordar las secuelas emocionales, sociales y

comportamentales de las personas con DCA a través de este enfoque teórico

es limitada (Wilson, 1997).


El modelo de intervención combinado, en cambio, integra elementos de la

psicología cognitiva, la psicología conductual y la neuropsicología para elaborar

programas de rehabilitación que reduzcan los problemas cotidianos debido a

las alteraciones cognitivas de personas con daño cerebral adquirido (Chirivella-

Garrido, 2001). Este tipo de intervención es utilizada de manera frecuente en la

rehabilitación de las alteraciones de las funciones ejecutivas (Ownsworth, et al.,

2010; Spikman, Boelen, Lamberts, Brouwer, y Fasotti, 2009), ya que en

muchos casos, estas suelen incluir déficits cognitivos y comportamentales

(Bivona, et al., 2008; Breed, et al., 2008; Ciurli, et al., 2010; Lezak, Howieson, y

Loring, 2004; Millis, et al., 2001).

Por último, el modelo holístico se centra principalmente en intentar

aumentar el nivel de conciencia, aceptación y comprensión de la intervención

cognitiva, así como en desarrollar estrategias compensatorias para las

alteraciones cognitivas posteriores a DCA (Chirivella-Garrido, 2001). La

utilización de este enfoque en rehabilitación neuropsicológica radica en que

recientes estudios (Ciurli, et al., 2010; Lundqvist, Linnros, Orlenius, y

Samuelsson, 2010; Medley y Powell, 2010) han comprobado que una mejor

conciencia y conocimiento de los déficits posteriores a un DCA producen en el

paciente mejores estrategias de afrontamiento, establecimiento de metas más

realistas, y mejores estrategias compensatorias.


Uso de ayudas externas en rehabilitación neuropsicológica.

Uno de los recursos más utilizados para la rehabilitación neuropsicológica

de diferentes funciones cognitivas es el uso de ayudas externas, como técnica

de sustitución. Numerosas investigaciones han demostrado que estas ayudas

pueden ser útiles en casos de déficits de memoria (Fritschy, Kessels, y Postma,

2004; Gutiérrez, et al., 2009; Kim, Burke, Dowds, y George, 1999; Kurz, Pohl,

Ramsenthaler, y Sorg, 2009; Zencius, Wesolowski, Krankowski, y Burke, 1991),

atención (Michel y Mateer, 2006; M. Sohlberg y Mateer, 2001c) y

funcionamiento ejecutivo (MacDonald y Wiseman-Hakes, 2010; Muñoz-

Céspedes y Tirapu-Ustárroz, 2004), entre otros.

Las ayudas externas consisten en el uso de herramientas electrónicas

(relojes de alarma, agendas electrónicas, celulares y grabaciones) y no

electrónicas (agendas, libros de anotaciones, diarios, listas y calendarios), así

como de modificaciones ambientales (Domenech, 2004). Este tipo de ayudas

tienen un importante impacto sobre la vida diaria de los pacientes, ya que

ayudan directamente a compensar el déficit resultante de las alteraciones

cognitivas y, por lo tanto, permiten un mayor acercamiento a la rehabilitación

funcional (Boller, Grafman, y Robertson, 2000).

De acuerdo con estudios realizados (Evans, Wilson, Needham, y

Brentnall, 2003; MacDonald y Wiseman-Hakes, 2010), las ayudas externas

como calendarios, diagramas y cuadernos son las herramientas más usadas.

De igual forma, se ha identificado que las variables que mejor predicen el

beneficio obtenido por los pacientes por el uso de ayudas externas son, entre
otras, la edad, la antigüedad de la lesión, el número de ayudas externas

usadas premórbidamente y la medida del funcionamiento atencional.

Por último, a pesar de que la utilización de ayudas externas en

rehabilitación neuropsicológica es una de las técnicas que más ganancias

funcionales muestra en pacientes con daño cerebral (Gutiérrez, et al., 2009;

Kim, et al., 1999; Kim, Burke, Dowds, Boone, y Park, 2000; Zencius, et al.,

1991), una dificultad para su utilización en pacientes con DCA es que se

requiere que la persona tenga cierta capacidad de memorizar información para

aprender su manejo

Rehabilitación de los problemas emocionales.

Las alteraciones emocionales, hacen parte del conjunto de problemas

psicológicos que se pueden presentar como consecuencia de un DCA. Estas

incluyen depresión, ansiedad, agresividad, labilidad emocional e irritabilidad

entre otras (Snell, Surgenor, Hay-Smith, y Siegert, 2009), ideación suicida u

homicida crónica, pobre control de impulsos y altos niveles de ira y frustración

(Coetzer, 2009; Delmonico, Hanley-Peterson, y Englander, 1998; Velikonja,

Warriner, y Brum, 2010). Igualmente, se pueden presentar alteraciones

psiquiátricas como cambios de personalidad, del comportamiento y dificultad en

la regulación emocional (Warriner y Velikonja, 2006), así como cambios a nivel

conductual y cognitivo. Idealmente, el tratamiento de estos síntomas deberían

incluir terapia farmacológica, psicoterapia individual y un proceso de

intervención con el entorno familiar del paciente (Coetzer, 2009).


A nivel farmacológico, se han utilizado tratamientos para las alteraciones

del estado de ánimo con medicamentos como carbamazepina, clonazepam,

ácido valproico (Mas, Prichep, y Alper, 1993) y antidepresivos serotoninérgios

(Fann, Hart, y Schomer, 2009). Por otro lado, los síntomas de agitación y

agresividad han mejorado mediante el uso de bloqueadores beta (Fleminger,

Greenwood, y Oliver, 2006), y de fármacos neuroestimulantes como el

metilfenidato y la amantadina (Mooney y Haas, 1993; Nickels, Schneider,

Dombovy, y Wong, 1994).

En cuanto a las aproximaciones de psicoterapia individual, encontramos

enfoques psicoeducativos, los cuales tienen como principal objetivo instruir a

los pacientes con información pertinente para el manejo de los síntomas,

tomando como guía principal las indicaciones de los especialistas. Este tipo de

aproximaciones produce en los pacientes mejorías significativas en casos en

los que se han documentado desórdenes del estado del ánimo, especialmente

en pacientes con antecedentes psiquiátricos previos al DCA (Ghaffar,

McCullagh, Ouchterlony, y Feinstein, 2006). Este tipo de técnicas han también

demostrado ser eficaces para la prevención de estrés postraumático hasta en

un 50%, en comparación con sujetos que no recibieron este tipo de tratamiento

(Bryant, Moulds, Guthrie, y Nixon, 2003).

Uno de los objetivos más comunes del tratamiento de las alteraciones

emocionales desde diversas aproximaciones, es el mejoramiento del estado de

ánimo de los pacientes. La terapia cognitivo conductual ha demostrado ser útil

para producir mejorías en este aspecto, mejorando además el resultado de los


pacientes en escalas de funcionalidad (Leonard, 2004). También se ha

reportado disminución significativa de los síntomas postconmocionales

(Mittenberg, Tremont, Zielinski, Fichera, y Rayls, 1996), así como un

decremento de los niveles de ansiedad y de la incidencia de estrés

postraumático (Soo y Tate, 2007). Adicionalmente, la terapia musical ha

demostrado ser una herramienta efectiva para el mejoramiento del estado del

ánimo de los pacientes con DCA (Magee y Davidson, 2002) y adultos mayores

con deterioro cognitivo y con síntomas de depresión (Hanser y Thompson,

1994).

Por último, es importante resaltar que aunque anteriormente, el

tratamiento de las consecuencias emocionales había sido enfocado con

trabajos a nivel individual con cada paciente, actualmente se suelen emplear

diversos modelos de intervención grupal en centros especializados de

rehabilitación integral, cuya terapia se centraba en la educación del paciente, el

apoyo social, el desarrollo de habilidades, procesos interpersonales, así como

aproximaciones cognitivo conductuales (Delmonico, et al., 1998).

Trabajo con la familia en rehabilitación neuropsicológica.

Las enfermedades crónicas como el DCA, afectan no solo al paciente sino

también a su familia (Arango-Lasprilla, et al., 2010; Arango, Moreno, Rogers, y

Francis, 2009; Watanabe, Shiel, McLellan, Kurihara, y Hayashi, 2001). Debido

a las grandes alteraciones de diversa índole que pueden aparecer en estos

pacientes, son los familiares los que generalmente se encargan del cuidado del

paciente y asumen el rol de cuidadores centrando su atención en él y gastando


gran parte de su tiempo, energía y recursos para proveerlo de dicho cuidado

(Jumisko, Lexell, y Soderberg, 2007). Este fenómeno provoca que la calidad de

vida, tanto del paciente, como de su familiar, disminuya notablemente con el

DCA.

Es común encontrar que los cuidadores de personas con DC suelen

estresarse debido a la exigencia de cuidado constante por la situación de su

pariente, verlo fracasar al intentar realizar ciertas actividades, tener que

hacerse cargo de establecer la rutina diaria del paciente, o ante la necesidad

de restringir las actividades que éste desearía hacer por sí solo y que podrían

resultar peligrosas (Turner, Ownsworth, Cornwell, y Fleming, 2009). Es por tal

motivo, que en la actualidad la gran mayoría de programas de rehabilitación

que existen incluyen dentro de sus tratamientos el trabajo con la familia de

estos pacientes, ya que diferentes estudios coinciden en señalar la importancia

que juega la familia en la rehabilitación de personas con DC.

Teniendo en cuenta el carácter muchas veces irreversible del DCA y la

relativamente larga expectativa de vida del paciente posterior al diagnóstico, es

esperable que sin ningún tipo de intervención, aparezcan a mediano o largo

plazo, alteraciones en los familiares de éste. Por esta razón, es importante que

se diseñen estrategias de rehabilitación que incluyan paralelamente dos

grandes frentes: el trabajo con el paciente y su ambiente, y el trabajo con sus

familiares y cuidadores.
En diversos estudios (Ávila, et al., 2004; Tappen, 1997; Zanetti, et al.,

2002) se ha demostrado que la utilización de técnicas específicas de

intervención cognitiva y psicosocial ayuda a disminuir la dependencia del

paciente con DCA y a mejorar su autoestima y la de sus familiares.

Finalmente, es importante hacer seguimiento a la salud física y emocional

de manera paralela al paciente y a su familia, para evaluar la pertinencia de

una ayuda profesional más individualizada. Está demostrado que los familiares

que asisten a consejería y grupos de apoyo tienen un decremento de los

síntomas depresivos asociados al estrés del cuidado de pacientes crónicos,

manteniéndose estos beneficios a largo plazo (Gaugler, Roth, Haley, y

Mittelman, 2008).

Conclusiones

De manera paralela al desarrollo de la neuropsicología, la RN ha ido

evolucionando rápidamente durante las últimas décadas. Después de la época

de las guerras, los adelantos en esta área han sido impulsados de forma

importante por adelantos tecnológicos como la informática y la neuroimagen.

Sin embargo, a pesar de estos avances, una de las principales dificultades para

el desarrollo de investigaciones en RN sigue siendo la heterogeneidad de los

déficits cognitivos, ya que genera dificultades metodológicas que limitan la

posibilidad de generalización de los resultados obtenidos.

Por otra parte, para el diseño de un programa de rehabilitación es

importante tener en cuenta principios fundamentales como la individualización


del tratamiento, la integración del paciente y su familia en el mismo, los

aspectos emocionales y comportamentales del paciente, y la evaluación

constante de los progresos, entre otros aspectos. De igual forma, deben

considerarse las diferentes variables activas, pasivas y de soporte que estarán

presentes en el proceso de intervención.

Es importante también que cualquier programa de rehabilitación se diseñe

con una sólida base teórica. Al respecto, se suelen diferenciar cuatro modelos

teóricos principales: el reentrenamiento, los enfoques teóricos de la

neuropsicología cognitiva, los métodos combinados y, el enfoque holístico. Así

mismo, en la práctica se suelen distinguir cinco mecanismos de intervención:

restauración, compensación, sustitución, activación – estimulación e

integración.

En cuanto a la rehabilitación de funciones cognitivas, las técnicas

específicas varían dependiendo de los déficits que se encuentren, sin embargo,

es frecuente el uso de estrategias metacognitivas, modificaciones ambientales,

estimulación cognitiva y ayudas externas. De estas técnicas, una de las que

más ganancias funcionales suele mostrar es la utilización de ayudas externas,

ya que tienen un impacto directo sobre el incremento de la independencia de

los pacientes con DCA.

Finalmente, cada vez se ha ido comprendiendo más la importancia de

trabajar de manera paralela a las alteraciones cognitivas, los problemas

emocionales y comportamentales subsecuentes a DCA. De igual forma, se ha


empezado a incluir dentro del tratamiento, la atención y el apoyo a la familia, ya

que está claro el impacto que tienen los déficits del paciente en su núcleo

familiar, y viceversa. Resulta importante seguir desarrollando investigaciones

que nos permitan a futuro el poder crear programas de rehabilitación cada vez

más eficaces en aras de poder mejorar la calidad de vida de estos pacientes y

de sus familias.

Referencias

Akinwuntan, A. E., De Weerdt, W., Feys, H., Pauwels, J., Baten, G., Arno, P., et al. (2005). Effect
of simulator training on driving after stroke: a randomized controlled trial. Neurology,
65(6), 843-850.
Albert, M. L., Sparks, R. W., y Helm, N. A. (1973). Melodic intonation therapy for aphasia. Arch
Neurol, 29(2), 130-131.
Arango-Lasprilla, J. C., Quijano, M. C., Aponte, M., Cuervo, M. T., Nicholls, E., Rogers, H. L., et
al. (2010). Family needs in caregivers of individuals with traumatic brain injury from
Colombia, South America. Brain Inj, 24(7-8), 1017-1026.
Arango, J., Moreno, A., Rogers, H., y Francis, K. (2009). The effect of dementia patient
problems on caregiver well-being: Findings from a Spanish speaking sample from
Colombia, South America. American Journal of Alzheimer Disease and other dementias,
24(5), 384-395.
Arango Lasprilla, J. (2003). Neuropsychological rehabilitation. Advancements in Latin American
Clinical Psychology, 21.
Arango Lasprilla, J. (Ed.). (2006). Rehabilitación Neuropsicológica. México: Manual Moderno.
Ávila, R., Bottino, C. M., Carvalho, I. A., Santos, C. B., Seral, C., y Miotto, E. C. (2004).
Neuropsychological rehabilitation of memory deficits and activities of daily living in
patients with Alzheimer's disease: a pilot study. Braz J Med Biol Res, 37(11), 1721-
1729.
Ball, K., Berch, D. B., Helmers, K. F., Jobe, J. B., Leveck, M. D., Marsiske, M., et al. (2002). Effects
of cognitive training interventions with older adults: a randomized controlled trial.
JAMA, 288(18), 2271-2281.
Ben-Yishay, Y. (1996). Reflections on the Evolution of the Therapeutic Milieu Concept.
Neuropsychological Rehabilitation: An International Journal, 6(4), 327 - 343.
Berker, E. A., Berker, A. H., y Smith, A. (1986). Translation of Broca's 1865 report. Localization
of speech in the third left frontal convolution. Arch Neurol, 43(10), 1065-1072.
Bivona, U., Ciurli, P., Barba, C., Onder, G., Azicnuda, E., Silvestro, D., et al. (2008). Executive
function and metacognitive self-awareness after severe traumatic brain injury. J Int
Neuropsychol Soc, 14(5), 862-868.
Boake, C. (2002). From the Binet-Simon to the Wechsler-Bellevue: tracing the history of
intelligence testing. J Clin Exp Neuropsychol, 24(3), 383-405.
Boake, C. (2003). Stage in the history of neuropsychological rehabilitation. In B. Wilson (Ed.),
Neuropsychological rehabilitation: theory and practice. Lisse, Holanda: Swets y
Zeitlinger.
Boller, F., Grafman, J., y Robertson, I. (2000). Plasticity and rehabilitation. In Elsevier (Ed.),
Handbook of neuropsychology. Bethesda: Elsevier.
Bracy, O. (1986). Cognitive rehabilitation: a process approach. Cogn Rehabil, 4, 10-17.
Breed, S., Sacks, A., Ashman, T. A., Gordon, W. A., Dahlman, K., y Spielman, L. (2008). Cognitive
functioning among individuals with traumatic brain injury, Alzheimer's disease, and no
cognitive impairments. J Head Trauma Rehabil, 23(3), 149-157.
Bryant, R. A., Moulds, M., Guthrie, R., y Nixon, R. D. (2003). Treating acute stress disorder
following mild traumatic brain injury. Am J Psychiatry, 160(3), 585-587.
Burke, W. H., Zencius, A. H., Wesolowski, M. D., y Doubleday, F. (1991). Improving executive
function disorders in brain-injured clients. Brain Inj, 5(3), 241-252.
Cicerone, K. D., Dahlberg, C., Kalmar, K., Langenbahn, D. M., Malec, J. F., Bergquist, T. F., et al.
(2000). Evidence-based cognitive rehabilitation: recommendations for clinical practice.
Arch Phys Med Rehabil, 81(12), 1596-1615.
Cicerone, K. D., Dahlberg, C., Malec, J. F., Langenbahn, D. M., Felicetti, T., Kneipp, S., et al.
(2005). Evidence-based cognitive rehabilitation: updated review of the literature from
1998 through 2002. Arch Phys Med Rehabil, 86(8), 1681-1692.
Ciurli, P., Bivona, U., Barba, C., Onder, G., Silvestro, D., Azicnuda, E., et al. (2010).
Metacognitive unawareness correlates with executive function impairment after
severe traumatic brain injury. J Int Neuropsychol Soc, 16(2), 360-368.
Coetzer, R. (2009). A clinical pathway including psychotherapy approaches for managing
emotional difficulties after acquired brain injury. CNS Spectr, 14(11), 632-638.
Cohen, M., Ylvisaker, M., Hamilton, J., Kemp, L., y Claiman, B. (2010). Errorless learning of
functional life skills in an individual with three aetiologies of severe memory and
executive function impairment. Neuropsychol Rehabil, 20(3), 355-376.
Couillet, J., Soury, S., Lebornec, G., Asloun, S., Joseph, P. A., Mazaux, J. M., et al. (2010).
Rehabilitation of divided attention after severe traumatic brain injury: a randomised
trial. Neuropsychol Rehabil, 20(3), 321-339.
Cuetos, F. (2006). Rehabilitación de los trastornos del lenguaje. In J. Arango-Lasprilla (Ed.),
Rehabilitación neuropsicológica. México, D.F.: Manual Moderno.
Chesnut, R. M., Carney, N., Maynard, H., Mann, N. C., Patterson, P., y Helfand, M. (1999).
Summary report: evidence for the effectiveness of rehabilitation for persons with
traumatic brain injury. J Head Trauma Rehabil, 14(2), 176-188.
Chirivella-Garrido, J. (2001). Rehabilitación neuropsicológica. Valencia, España: Unidad de
Neuropsicología del Hospital Dr. Peset.
Christensen, A. (1996). Alexandr Romanovich Luria (1902-1977): Contributions to
Neuropsychological Rehabilitation. Neuropsychological Rehabilitation: An International
Journal, 6(4), 279 - 304.
da Silva, L., y Sunderland, A. (2010). Effects of immediate feedback and errorless learning on
recognition memory processing in young and older adults. Neuropsychol Rehabil,
20(1), 42-58.
Delmonico, R. L., Hanley-Peterson, P., y Englander, J. (1998). Group psychotherapy for persons
with traumatic brain injury: management of frustration and substance abuse. J Head
Trauma Rehabil, 13(6), 10-22.
Devos, H., Akinwuntan, A. E., Nieuwboer, A., Ringoot, I., Van Berghen, K., Tant, M., et al.
(2010). Effect of Simulator Training on Fitness-to-Drive After Stroke: A 5-Year Follow-
up of a Randomized Controlled Trial. Neurorehabil Neural Repair.
Domenech, S. (2004). Aplicación de un programa de estimulación de memoria a enfermos de
Alzheimer en fase leve. Universidad de Barcelona, Barcelona.
Evans, J. J., Wilson, B. A., Needham, P., y Brentnall, S. (2003). Who makes good use of memory
aids? Results of a survey of people with acquired brain injury. J Int Neuropsychol Soc,
9(6), 925-935.
Fann, J. R., Hart, T., y Schomer, K. G. (2009). Treatment for depression after traumatic brain
injury: a systematic review. J Neurotrauma, 26(12), 2383-2402.
Fernandez-Guinea, S. (2001a). Estrategias a seguir en el diseño de los programas de
rehabilitación neuropsicológica para personas con daño cerebral. Rev Neurol, 33(4),
373-377.
Fernandez-Guinea, S. (2001b). ¿Qué es la rehabilitación neuropsicológica? Paper presented at
the Simposio Internacional Virtual de Neuropsicología.
Fink, F., Rischkau, E., Butt, M., Klein, J., Eling, P., y Hildebrandt, H. (2010). Efficacy of an
executive function intervention program in MS: a placebo-controlled and pseudo-
randomised trial. Mult Scler.
Fleminger, S., Greenwood, R. J., y Oliver, D. L. (2006). Pharmacological management for
agitation and aggression in people with acquired brain injury. Cochrane Database Syst
Rev(4), CD003299.
Fritschy, E. P., Kessels, R. P., y Postma, A. (2004). External memory aids for patients with
dementia: a literature study on efficacy and applicability. Tijdschr Gerontol Geriatr,
35(6), 234-239.
Gaugler, J., Roth, D., Haley, W., y Mittelman, M. (2008). Can Counseling and Support Reduce
Burden and Depressive Symptoms in Caregivers of People with Alzheimer's Disease
During the Transition to Institutionalization? Results from the New York University
Caregiver Intervention Study. Journal of the American Geriatrics Society, 56(3), 421-
428.
Ghaffar, O., McCullagh, S., Ouchterlony, D., y Feinstein, A. (2006). Randomized treatment trial
in mild traumatic brain injury. J Psychosom Res, 61(2), 153-160.
Ginarte-Arias, Y. (2002). Rehabilitación cognitiva. Aspectos teóricos y metodológicos. Rev
Neurol, 35(9), 870-876.
Glisky, E. L., y Delaney, S. M. (1996). Implicit memory and new semantic learning in
posttraumatic amnesia. Journal of head trauma rehabilitation, 11, 31-42.
Goldstein, K. (1919). Die Behandlung, Fürsorge und Begutachtung der Hirnverletzten. Zugleich
ein Beitrag zur Verwendung psychologischer Methoden in der Klinik. Leipzig, Alemania:
Vogel.
Gutiérrez, K., De los Reyes-Aragón, C., Rodríguez, M., y Sánchez, A. (2009). Técnicas de
rehabilitación neuropsicológica en daño cerebral adquirido: ayudas de memoria
externas y recuperación espaciada. Psicología Desde el Caribe, 24, 147-179.
Hanser, S. B., y Thompson, L. W. (1994). Effects of a music therapy strategy on depressed older
adults. J Gerontol, 49(6), P265-269.
Herrmann, D., y Parenté, R. (1994). A multimodal model approach to cognitive rehabilitation.
Neurorehabilitation, 4, 133-142.
Hillary, F. G., Schultheis, M. T., Challis, B. H., Millis, S. R., Carnevale, G. J., Galshi, T., et al.
(2003). Spacing of repetitions improves learning and memory after moderate and
severe TBI. J Clin Exp Neuropsychol, 25(1), 49-58.
Jaffe, K. M., Polissar, N. L., Fay, G. C., y Liao, S. (1995). Recovery trends over three years
following pediatric traumatic brain injury. Arch Phys Med Rehabil, 76(1), 17-26.
Jefferson, G. (1942). Discussion on rehabilitation after injuries to the central nervous system.
Proceedings of the Royal Society of Medicine, 35, 295-299.
Jennett, B., y Teasdale, G. (1981). Management of head injuries. Philadelphia: USA: F.A. Davis.
Jumisko, E., Lexell, J., y Soderberg, S. (2007). Living with moderate or severe traumatic brain
injury: the meaning of family members' experiences. J Fam Nurs, 13(3), 353-369.
Katz, D. I., y Alexander, M. P. (1994). Traumatic brain injury. Predicting course of recovery and
outcome for patients admitted to rehabilitation. Arch Neurol, 51(7), 661-670.
Kesler, S. R., Adams, H. F., Blasey, C. M., y Bigler, E. D. (2003). Premorbid intellectual
functioning, education, and brain size in traumatic brain injury: an investigation of the
cognitive reserve hypothesis. Appl Neuropsychol, 10(3), 153-162.
Kim, H. J., Burke, D. T., Dowds, M. M., y George, J. (1999). Utility of a microcomputer as an
external memory aid for a memory-impaired head injury patient during in-patient
rehabilitation. Brain Inj, 13(2), 147-150.
Kim, H. J., Burke, D. T., Dowds, M. M., Jr., Boone, K. A., y Park, G. J. (2000). Electronic memory
aids for outpatient brain injury: follow-up findings. Brain Inj, 14(2), 187-196.
Knecht, S., Breitenstein, C., Bushuven, S., Wailke, S., Kamping, S., Floel, A., et al. (2004).
Levodopa: faster and better word learning in normal humans. Ann Neurol, 56(1), 20-
26.
Kotterba, S., Widdig, W., Brylak, S., y Orth, M. (2005). Driving after cerebral ischemia--a driving
simulator investigation. Wien Med Wochenschr, 155(15-16), 348-353.
Kregel, J., West, M. D., Wehman, P. H., Sherron, P., y Kreutzer, J. S. (1995). Return to work for
persons with severe traumatic brain injury: A data-based approach to program
development. The Journal of Head Trauma Rehabilitation, 10(1), 27-39.
Kurz, A., Pohl, C., Ramsenthaler, M., y Sorg, C. (2009). Cognitive rehabilitation in patients with
mild cognitive impairment. Int J Geriatr Psychiatry, 24(2), 163-168.
Laffan, A. J., Metzler-Baddeley, C., Walker, I., y Jones, R. W. (2010). Making errorless learning
more active: self-generation in an error free learning context is superior to standard
errorless learning of face-name associations in people with Alzheimer's disease.
Neuropsychol Rehabil, 20(2), 197-211.
Leng, N., Copello, A., y Sayegh, A. (1991). Learning After Brain Injury by the Method of
Vanishing Cues: A Case Study. Behavioural Psychotherapy, 19, 173-181.
Leonard, K. N. (2004). Cognitive-behavioural intervention in persisten post-concussion
syndrome: A control treatmen outcome study. University of Texas, Austin.
Levine, B., Robertson, I. H., Clare, L., Carter, G., Hong, J., Wilson, B. A., et al. (2000).
Rehabilitation of executive functioning: an experimental-clinical validation of goal
management training. J Int Neuropsychol Soc, 6(3), 299-312.
Lezak, M., Howieson, D., y Loring, D. (2004). Neuropsychological Assessment. Nueva York:
Oxford University Press.
Lopez-Luengo, B. (2001). Orientaciones en rehabilitación cognitiva. Rev Neurol, 33(4), 383-387.
Lundqvist, A., Linnros, H., Orlenius, H., y Samuelsson, K. (2010). Improved self-awareness and
coping strategies for patients with acquired brain injury--a group therapy programme.
Brain Inj, 24(6), 823-832.
Luria, A. (1979). The making of mind: a personal account of soviet psychology. Cambridge,
Inglaterra: Hardvard University Press.
Lynch, B. (2002). Historical review of computer-assisted cognitive retraining. J Head Trauma
Rehabil, 17(5), 446-457.
MacDonald, S., y Wiseman-Hakes, C. (2010). Knowledge translation in ABI rehabilitation: A
model for consolidating and applying the evidence for cognitive-communication
interventions. Brain Inj, 24(3), 486-508.
Magee, W., y Davidson, J. (2002). The effect of music therapy on mood states in neurological
patients: a pilot study. Journal of Music Therapy, XXXIX(1), 20-29.
Mas, F., Prichep, L. S., y Alper, K. (1993). Treatment resistant depression in a case of minor
head injury: an electrophysiological hypothesis. Clin Electroencephalogr, 24(3), 118-
122.
Mateer, C. (2006). Introducción a la rehabilitación cognitiva. In J. Arango Lasprilla (Ed.),
Rehabilitación Neuropsicológica (pp. 1-14). México, D.F.: Manual Moderno.
Matsuda, O. (2007). Cognitive stimulation therapy for Alzheimer's disease: the effect of
cognitive stimulation therapy on the progression of mild Alzheimer's disease in
patients treated with donepezil. Int Psychogeriatr, 19(2), 241-252.
Mattioli, F., Stampatori, C., Bellomi, F., Capra, R., Rocca, M., y Filippi, M. (2010).
Neuropsychological rehabilitation in adult multiple sclerosis. Neurol Sci.
Medley, A. R., y Powell, T. (2010). Motivational Interviewing to promote self-awareness and
engagement in rehabilitation following acquired brain injury: A conceptual review.
Neuropsychol Rehabil, 20(4), 481-508.
Melton, A., y Bourgeois, M. (2005). Training compensatory memory strategies via the
telephone for persons with TBI. Aphasiology, 19(3-5), 353-364.
Michel, J. A., y Mateer, C. A. (2006). Attention rehabilitation following stroke and traumatic
brain injury. A review. Eura Medicophys, 42(1), 59-67.
Millis, S. R., Rosenthal, M., Novack, T. A., Sherer, M., Nick, T. G., Kreutzer, J. S., et al. (2001).
Long-term neuropsychological outcome after traumatic brain injury. J Head Trauma
Rehabil, 16(4), 343-355.
Mittenberg, W., Tremont, G., Zielinski, R. E., Fichera, S., y Rayls, K. R. (1996). Cognitive-
behavioral prevention of postconcussion syndrome. Arch Clin Neuropsychol, 11(2),
139-145.
Mooney, G. F., y Haas, L. J. (1993). Effect of methylphenidate on brain injury-related anger.
Arch Phys Med Rehabil, 74(2), 153-160.
Moreno-Gea, P., y Blanco-Sanchez, C. (2000). Hacia una teoría comprensiva de la rehabilitación
de funciones cerebrales como base de los programas de rehabilitación en enfermos
con daño cerebra. Rev Neurol, 30(8), 779-783.
Muñoz-Céspedes, J. M., y Tirapu-Ustárroz, J. (2004). Rehabilitación de las funciones ejecutivas.
Rev Neurol, 38(7), 656-663.
Nickels, J. L., Schneider, W. N., Dombovy, M. L., y Wong, T. M. (1994). Clinical use of
amantadine in brain injury rehabilitation. Brain Inj, 8(8), 709-718.
Norton, A., Zipse, L., Marchina, S., y Schlaug, G. (2009). Melodic intonation therapy: shared
insights on how it is done and why it might help. Ann N Y Acad Sci, 1169, 431-436.
O'Brien, A., Chiaravalloti, N., Arango-Lasprilla, J. C., Lengenfelder, J., y DeLuca, J. (2007). An
investigation of the differential effect of self-generation to improve learning and
memory in multiple sclerosis and traumatic brain injury. Neuropsychol Rehabil, 17(3),
273-292.
Ostrosky-Solís, F., Ardila, A., y Chayo, R. (Eds.). (1996). Rehabilitación Neuropsicológica.
México: Editorial Planeta.
Ownsworth, T., Quinn, H., Fleming, J., Kendall, M., y Shum, D. (2010). Error self-regulation
following traumatic brain injury: A single case study evaluation of metacognitive skills
training and behavioural practice interventions. Neuropsychological Rehabilitation: An
International Journal, 20(1), 59 - 80.
Pachalska, M., Talar, J., Baranowski, P., y Macqueen, B. D. (2000). The rehabilitation of
executive functions in patients with closed-head injuries. Ortop Traumatol Rehabil,
2(3), 77-87.
Parenté, R., y Herrmann, D. (1996). Retraining cognition: techniques and applications.
Maryland, USA: Aspen Publishers.
Park, N. W., y Ingles, J. L. (2001). Effectiveness of attention rehabilitation after an acquired
brain injury: a meta-analysis. Neuropsychology, 15(2), 199-210.
Peña-Casanova, J. (1995). Rehabilitación de la afasia y trastornos asociados. Barcelona:
Masson.
Portellano, J. (2005). Introducción a la Neuropsicología. Madrid, España: McGraw Hill.
Poser, U., Kholer, J., y Schönle, P. (1996). Historical Review of Neuropsychological
Rehabilitation in Germany. Neuropsychological Rehabilitation, 6(4), 257-278.
Posnsford, J., Sloan, W., y Snow, P. (1995). Traumatic brain injury: rehabilitation for everyday
adaptative living. Hobe, Inglaterra: Erlbaum.
Powell, G. (1981). Brain function therapy. Hants: Gower-Aldershot.
Rios-Lago, M., Munoz-Cespedes, J. M., y Paul-Lapedriza, N. (2007). Alteraciones de la atención
tras daño cerebral traumático: evaluación y rehabilitación. Rev Neurol, 44(5), 291-297.
Salas, C., Báez, M., Garreaud, A., y Daccarett, C. (2007). Experiencias y desafíos en
rehabilitación cognitiva: ¿hacia un modelo de intervención contextualizado? Revista
Chilena de Neuropsicología, 2, 21-30.
Schefft, B. K., Dulay, M. F., y Fargo, J. D. (2008). The use of a self-generation memory encoding
strategy to improve verbal memory and learning in patients with traumatic brain
injury. Appl Neuropsychol, 15(1), 61-68.
Seniow, J., Litwin, M., Litwin, T., Lesniak, M., y Czlonkowska, A. (2009). New approach to the
rehabilitation of post-stroke focal cognitive syndrome: effect of levodopa combined
with speech and language therapy on functional recovery from aphasia. J Neurol Sci,
283(1-2), 214-218.
Snell, D. L., Surgenor, L. J., Hay-Smith, E. J., y Siegert, R. J. (2009). A systematic review of
psychological treatments for mild traumatic brain injury: an update on the evidence. J
Clin Exp Neuropsychol, 31(1), 20-38.
Sohlberg, M., Johnson, L., Paule, L., Raskin, S., y Mateer, C. (1994). Attention Process Training
II: a program to address attentional deficits for persons with mild cognitive
dysfunction. Puyallup: Association for Neuropsychological Research and Development.
Sohlberg, M., y Mateer, C. (1986). Attention Process Training (APT). Puyallup, USA: Association
for Neuropsychological Research and Development.
Sohlberg, M., y Mateer, C. (1987). Effectiveness of an attention training program. Jjournal of
Clinical and Experimental Neuropsychology, 9, 117-130.
Sohlberg, M., y Mateer, C. (2001a). Cognitive rehabiilitation. New York: Guilford Press.
Sohlberg, M., y Mateer, C. (2001b). Cognitive rehabilitation: an integrative neuropsychological
approach. New York: Guilford Press.
Sohlberg, M., y Mateer, C. (2001c). Improving attention and managing attentional problems.
Adapting rehabilitation techniques to adults with ADD. Ann N Y Acad Sci, 931, 359-375.
Sohlberg, M. M., McLaughlin, K. A., Pavese, A., Heidrich, A., y Posner, M. I. (2000). Evaluation
of attention process training and brain injury education in persons with acquired brain
injury. J Clin Exp Neuropsychol, 22(5), 656-676.
Soo, C., y Tate, R. (2007). Psychological treatment for anxiety in people with traumatic brain
injury. Cochrane Database Syst Rev(3), CD005239.
Spector, A., Thorgrimsen, L., Woods, B., Royan, L., Davies, S., Butterworth, M., et al. (2003).
Efficacy of an evidence-based cognitive stimulation therapy programme for people
with dementia: randomised controlled trial. Br J Psychiatry, 183, 248-254.
Spikman, J. M., Boelen, D. H., Lamberts, K. F., Brouwer, W. H., y Fasotti, L. (2009). Effects of a
multifaceted treatment program for executive dysfunction after acquired brain injury
on indications of executive functioning in daily life. J Int Neuropsychol Soc, 16(1), 118-
129.
Talassi, E., Guerreschi, M., Feriani, M., Fedi, V., Bianchetti, A., y Trabucchi, M. (2007).
Effectiveness of a cognitive rehabilitation program in mild dementia (MD) and mild
cognitive impairment (MCI): a case control study. Arch Gerontol Geriatr, 44 Suppl 1,
391-399.
Tappen, R. (1997). Interventions for alzheimer’s disease. USA: Health professions press.
Trápaga, M. (2001). Una aproximación al problema del diagnóstico y la rehabilitación
neurocognitiva de los trastornos mentales. La Habana, Cuba: Servigraf.
Turner, B., Ownsworth, T., Cornwell, P., y Fleming, J. (2009). Reengagement in meaningful
occupations during the transition from hospital to home for people with acquired
brain injury and their family caregivers. Am J Occup Ther, 63(5), 609-620.
Velikonja, D., Warriner, E., y Brum, C. (2010). Profiles of emotional and behavioral sequelae
following acquired brain injury: cluster analysis of the Personality Assessment
Inventory. J Clin Exp Neuropsychol, 32(6), 610-621.
Warriner, E. M., y Velikonja, D. (2006). Psychiatric disturbances after traumatic brain injury:
neurobehavioral and personality changes. Curr Psychiatry Rep, 8(1), 73-80.
Watanabe, Y., Shiel, A., McLellan, D. L., Kurihara, M., y Hayashi, K. (2001). The impact of
traumatic brain injury on family members living with patients: a preliminary study in
Japan and the UK. Disabil Rehabil, 23(9), 370-378.
Wilson, B. (1997). Cognitive rehabilitation: how it is and how it might be Journal of de
International Neuropsychological Society, 3, 487-496.
Yantz, C. L., Johnson-Greene, D., Higginson, C., y Emmerson, L. (2010). Functional cooking skills
and neuropsychological functioning in patients with stroke: An ecological validity
study. Neuropsychol Rehabil, 1-14.
Ygual, A., y Cervera, J. F. (1999). La intervención logopédica en los trastornos de la adquisición
del lenguaje. Rev Neurol, 28 Suppl 2, S109-118.
Zanetti, O., Oriani, M., Geroldi, C., Binetti, G., Frisoni, G. B., Di Giovanni, G., et al. (2002).
Predictors of cognitive improvement after reality orientation in Alzheimer's disease.
Age Ageing, 31(3), 193-196.
Zangwill, O. (1945). A review of psychological work at the brain injuries Unit, Edinburgh, 1941-
1945. British Medical Journal, 2, 248-250.
Zangwill, O. (1947). Psychological aspects of rehabilitation in cases of brain injury. Br J Psychol
Gen Sect, 37(2), 60-69.
Zencius, A., Wesolowski, M. D., Krankowski, T., y Burke, W. H. (1991). Memory notebook
training with traumatically brain-injured clients. Brain Inj, 5(3), 321-325.

Vous aimerez peut-être aussi