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3ªEdición

colección
sanitaria
Manual del Celador de
Instituciones Sanitarias
Manual del Celador de
Instituciones Sanitarias

Materias específicas
Autores
ALVARO GORDÓN FERNÁNDEZ DOLORES PIÑA RUIZ
TÉCNICO ESPECIALISTA DIPLOMADA UNIVERSITARIA EN ENFERMERÍA
CELADOR
M.ª JOSÉ GARCÍA BERMEJO
MIGUEL ÁNGEL ÉSTEVEZ LICENCIADA EN BIOLOGÍA
CELADOR TÉCNICÁ ESPECIALISTA EN LABORATORIO
JEFE DE PERSONAL SUBALTERNO
JAIME BOCETA OSUNA
JOSÉ MANUEL PÉREZ SANTANA MÉDICO ESPECIALISTA EN MEDICINA FAMILIAR Y COMUNITARIA
DIPLOMADO UNIVERSITARIO EN ENFERMERÍA HOSPITALIZACIÓN DOMICILIARIA

LUIS SILVA GARCÍA JOSÉ MANUEL CARA CAÑAS


DIPLOMADO UNIVERSITARIO EN ENFERMERÍA DIPLOMADO UNIVERSITARIO EN ENFERMERÍA
UNIDAD DE CRÍTICOS
PILAR LÓPEZ MARTÍNEZ
ENFERMERA SUPERVISORA DE CUIDADOS INTENSIVOS Y HEMODIÁLISIS EVA PUERTAS CALDERÓN
DIPLOMADA UNIVERSITARIA EN ENFERMERÍA
DOMINGO GÓMEZ MARTÍNEZ UNIDAD DE CRÍTICOS
LICENCIADO EN DERECHO
DOMINGO MUÑOZ ARTEAGA
JOSÉ MANUEL ANIA PALACIO DIPLOMADO UNIVERSITARIO EN ENFERMERÍA
LICENCIADO EN MEDICINA Y CIRUGÍA RECUPERACIÓN DE URGENCIAS

MANUEL ALÉS REINA JOSÉ MANUEL GONZÁLEZ RABANAL


DIPLOMADO UNIVERSITARIO EN ENFERMERÍA LICENCIADO EN DERECHO

LUIS FERNANDO RODRÍGUEZ SUÁREZ


LICENCIADO EN MEDICINA Y CIRUGÍA

MAGDALENA CERVERA MELLADO


TÉCNICA SUPERIOR EN DIETÉTICA Y NUTRICIÓN
DIPLOMADA EN PODOLOGÍA
POSTGRADO EN PREVENCIÓN SANITARIA

©Editorial Mad, S.L.


©Los autores
Primera edición revisada, junio 2012
Derechos de edición reservados a favor de EDITORIAL MAD, S.L.
IMPRESO EN ESPAÑA
Diseño Portada: EDITORIAL MAD, S.L.
Edita: EDITORIAL MAD, S.L.
P.E. Merka, c/ Merka Cuatro, 1-15. 41500 ALCALÁ DE GUADAÍRA (Sevilla)
Teléfono: 902 452 900
WEB: www.mad.es
EMAIL: infomad@mad.es
ISBN: 978-84-676-7921-2

Coordinación editorial: Jose Manuel Pérez Santana


Coordinación técnica: Estanislao Martos Sánchez
Diseño interior: Estanislao Martos Sánchez
Diseño Portada: Francisco José Rubio Rodríguez
Composición y montaje: M.ª José Lara Caro, Ana Rosa Barrera Pino, Susana Pérez Sualís

Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento
sin la autorización por escrito del editor.
Presentación
Tercera edición del Manual de Celadores de Instituciones Sanitarias diseñado
como producto de un aplicado desarrollo por parte de sus autores, que puede facilitar
al opositor una herramienta útil para superar las pruebas selectivas, así como llegar a
ser considerado por este como un material muy valioso para conseguir una inmejorable
formación, tanto a nivel individual como a nivel grupal, a través de cursos de formación.
La base de este material está fundamentada en la competencia profesional de
sus autores, así como en la experiencia y conocimiento de Editorial Mad de las distintas
pruebas de oposiciones que se celebran en todo el territorio nacional.
Para lograr sus fines en cuanto a didáctica se refiere, ha sido estructurado en 23
capítulos donde se analizarán todas las funciones que deben realizar los celadores,
también se abordará el traslado de objetos y documentos junto con un análisis riguroso
sobre los derechos a la información y a la confidencialidad y funciones que los celadores
tienen en los diferentes servicios (generales, especiales y urgencias) de una Institución
Sanitaria. Por último se hace un recorrido por la diferentes normas que legislan la
prevención de riesgos laborales y se desarrolla la participación de los celadores en los
planes de emergencia de un centro sanitario.
Para completar el estudio de los temas le será muy útil el libro de test, y el libro
de simulacros y supuestos prácticos, indispensable, para autoevaluar el aprendizaje de
cada uno de los aspectos tratados.
Sólo nos queda animarle para que obtenga de este material el mejor aprove-
chamiento posible y pueda, así, acceder al puesto de trabajo deseado.
Índice
Capítulo 1. Funciones de los Celadores y del Jefe de Personal Subalterno.... 11

Capitulo 2. Funciones de asistencia al Personal Estatutario Sanitario. Tra-


bajo en equipo .................................................................................................................. 21

Capitulo 3. Documentación clínica y no clínica. Actuación del Celador en


el traslado de documentos y objetos ........................................................................ 37

Capítulo 4. Confidencialidad, consentimiento informado y derecho de la


información ........................................................................................................................ 67

Capítulo 5. El servicio de admisión de pacientes. El Servicio de información/


atención del usuario. Actuación del Celador en la vigilancia de centros .............. 91

Capítulo 6. Actuaciones del Celador en las habitaciones de los enfermos


y en las estancias comunes ........................................................................................... 107

Capítulo 7. El traslado y la movilidad de enfermos. Actuación del Celador


en el servicio de rehabilitación y fisioterapia ......................................................... 127

Capitulo 8. El aseo del paciente ................................................................................. 167

Capítulo 9. Atención al enfermo y a los familiares .............................................. 179

Capítulo 10. Actuación del Celador en quirófano. Normas de higiene. La


esterilización .............................................................................................................................. 203

Capítulo 11. Actuación del Celador en las Unidades de Psiquiatría ............. 243

Capítulo 12. Actuación del Celador en relación con los pacientes falleci-
dos. Actuación en las salas de autopsias y los mortuorios ................................ 271

Capitulo 13. Actuación del Celador en el servicio de farmacia y almacén. 295

Capítulo 14. Cuidado de los animales utilizados para experimentación y


otros fines científicos. Actuación del Celador en el animalario ....................... 317

Capítulo 15. Actuación en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI/UVI) .... 337

Capítulo 16. Actuación del Celador en relación con el enfermo terminal . 347
Capítulo 17. Actuación del Celador en relación con el enfermo contagioso .... 357

Capítulo 18. Actuación del Celador en unidades de urgencia y ambulancias...... 383

Capítulo 19. Soporte Vital Básico .............................................................................. 415

Capítulo 20. Actuación del Celador en las urgencias respiratorias. Oxige-


noterapia ............................................................................................................................. 445

Capítulo 21. Traumatismos, heridas y quemaduras ........................................... 463

Capítulo 22. Estudio de los Riesgos Laborales más importantes en el


puesto de trabajo de Celador....................................................................................... 485

Capítulo 23. Actuación del Celador en el Plan de Emergencia de una Ins-


titución Sanitaria............................................................................................................... 541
1
Funciones de los
Celadores y del Jefe de
Personal Subalterno

1. Introducción
2. Funciones del Celador
1

3. Funciones del Jefe de Personal Subalterno


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Introducción
Después de la promulgación de la Constitución Española, el personal estatutario sanitario
no se había actualizado, siendo regulado por estatutos preconstitucionales; es por ello que ha
sido necesario actualizar y adaptar el régimen jurídico de este personal. Esto se lleva a cabo
por medio de una nueva Ley (Ley 55/2003, 16 diciembre, del Estatuto Marco del personal es-
tatutario de los Servicios de Salud), que establece las normas básicas relativas a este personal
y aprueba su Estatuto Marco, todo ello de conformidad con la Constitución Española, en su
artículo 149.1.18.

Hasta hace bien poco, el personal que prestaba sus servicios en Instituciones Sanitarias de
la Seguridad Social se regían por tres estatutos:

– Estatuto Jurídico del Personal Médico de la Seguridad Social (Decretos 3169/1966 y


1873/1971).

– Estatuto de Personal Sanitario no Facultativo de las Instituciones Sanitarias de la


Seguridad Social (Orden de 26 de abril de 1973).

– Estatuto de Personal no Sanitario al servicio de las Instituciones Sanitarias de la


Seguridad Social (Orden de 5 de julio de 1971).

Los pediatras se regían por el Estatuto Jurídico Los Celadores se regían por el Estatuto
del Personal Médico de la Seguridad Social de Personal no Sanitario al servicio de las
Instituciones Sanitarias de la Seguridad Social
12
CAPÍTULO 1. FUNCIONES DE LOS CELADORES Y DEL JEFE DE PERSONAL SUBALTERNO [[[[\

Los fisioterapeutas se regían por el Estatuto


de Personal Sanitario no Facultativo de las
Instituciones Sanitarias de la Seguridad Social

Estos tres Estatutos son: el estatuto de personal médico, el estatuto de personal sanitario
no facultativo y el estatuto de personal no sanitario de tales centros e instituciones.

Como comentamos al principio del tema, estos fueron publicados hace más de 30 años,
por lo que cuando se publicó la Ley 30/1984, de 2 de agosto, de Medidas para la Reforma de
la Función Pública, en su disposición transitoria cuarta se establecía que, el personal regulado
por estos tres Estatutos citados, se regirían por la legislación que al respecto se dictare.

Así, la Ley 30/1984, de 2 de agosto, de Medidas para la Reforma de la Función Pública, man-
tuvo vigente en su totalidad el régimen estatutario de este personal.

Asimismo, la Ley 14/1986, General de Sanidad, determina que los profesionales se regirán
por lo establecido en el Estatuto Marco que tendría que aprobar el Gobierno, así como los
diferentes Reales Decretos sobre reestructuraciones del Ministerio responsable de sanidad
y sus correspondientes Órdenes de delegación de las atribuciones, han ido detallando las
competencias que en materia de personal tienen los diversos Órganos del Departamento.

Una vez aprobada la Ley 55/2003, de 16 de diciembre, se regula este personal estatutario.
En este nuevo Estatuto Marco las funciones de los Celadores no vienen recogidas, pero en la
disposición transitoria sexta de la Ley 55/2003 se da validez a las antiguas funciones (Estatuto
Personal no sanitario de las Instituciones sanitarias de la seguridad social) mientras no se desa-
rrollen normas nuevas.

2. Funciones del Celador


El Celador suele ser la primera persona con la que contactan enfermos y familiares al llegar
a la Institución; de la forma en que se establezca este contacto se puede originar una buena o
mala impresión de los mismos. Por eso es necesario la adecuada formación de este personal,
tan indispensable en todo el ámbito de las Instituciones por los múltiples servicios que presta.
El trabajo de los Celadores es tan necesario que sin el concurso de los mismos se llegaría a
paralizar la marcha de la Institución.
13
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Sus funciones vienen recogidas en el Estatuto


de Personal no Sanitario concretamente en el ar-
tículo 14.2. Los Celadores, en el ejercicio de sus
funciones:
1. Tramitarán o conducirán sin tardanza las co-
municaciones verbales, documentos, corres-
pondencia u objetos que les sean confiados
por sus superiores, así como habrán de tras-
ladar, en su caso, de unos servicios a otros,
los aparatos o mobiliario que se requiera.
2. Harán los servicios de guardia que correspon-
da dentro de los turnos que se establezcan.
3. Realizarán excepcionalmente aquellas la-
bores de limpieza que se les encomiende
cuando su realización por el personal feme-
nino no sea idónea o decorosa en orden a la
situación, emplazamiento, dificultad de ma-
nejo, peso de los objetos o locales a limpiar.
4. Cuidarán, al igual que el resto del personal, de que los enfermos no hagan uso indebido
de los enseres y ropas de la Institución, evitando su deterioro o instruyéndoles en el uso
y manejo de las persianas, cortinas y útiles de servicio en general.
5. Servirán de ascensoristas cuando se les asigne especialmente ese cometido o las nece-
sidades del servicio lo requieran.
6. Vigilarán las entradas de la Institución, no permitiendo el acceso a sus dependencias
más que a las personas autorizadas para ello.
7. Tendrán a su cargo la vigilancia nocturna, tanto del interior como del exterior del edifi-
cio, del que cuidarán estén cerradas las puertas de servicios complementarios.
8. Velarán continuamente por conseguir el mayor orden y silencio posible en todas las
dependencias de la Institución.
9. Darán cuenta a sus inmediatos superiores de los desperfectos o anomalías que encon-
traren en la limpieza y conservación del edificio y material.
10. Vigilarán el acceso y estancias de los familiares y visitantes en las habitaciones de los
enfermos, no permitiendo la entrada más que a las personas autorizadas, cuidando no
introduzcan en las Instituciones más que aquellos paquetes expresamente autorizados
por la Dirección.
11. Vigilarán, asimismo, el comportamiento de los enfermos y de los visitantes, evitando que
estos últimos fumen en las habitaciones, traigan alimentos o se sienten en las camas y, en
general, toda aquella acción que perjudique al propio enfermo o al orden de la Institución.
Cuidarán de que los visitantes no deambulen por los pasillos y dependencias más que
lo necesario para llegar al lugar donde concretamente se dirijan.
12. Tendrán a su cargo el traslado de los enfermos, tanto dentro de la Institución como en
14 el servicio de ambulancias.
CAPÍTULO 1. FUNCIONES DE LOS CELADORES Y DEL JEFE DE PERSONAL SUBALTERNO [[[[\

13. Ayudarán, asimismo, a las Enfermeras y


Ayudantes de planta al movimiento y trasla-
do de los enfermos encamados que requie-
ran un trato especial en razón de sus dolen-
cias para hacerles las camas.
14. Excepcionalmente, lavarán y asearán a los en-
fermos masculinos encamados o que no pue-
dan realizarlo por sí mismos, atendiendo a las
indicaciones de las Supervisoras de planta o
servicio o personas que las sustituyan legal-
mente en sus ausencias.
15. En caso de ausencia del peluquero o por ur-
gencia en el tratamiento, rasurarán a los en-
fermos masculinos que vayan a ser someti-
dos a intervenciones quirúrgicas en aquellas
zonas de su cuerpo que lo requieran.
16. En los quirófanos auxiliarán en todas aquellas labores propias del Celador destinado en
estos servicios, así como en las que les sean ordenadas por los Médicos, Supervisoras o
Enfermeras.

17. Bañarán a los enfermos masculinos cuando no puedan hacerlo por sí mismos, siempre
de acuerdo con las instrucciones que reciban de las Supervisoras de plantas o servicios
o personas que las sustituyan.

18. Cuando por circunstancias especiales concurrentes en el enfermo no pueda éste ser mo-
vido sólo por la Enfermera o Ayudante de planta, ayudará en la colocación y retirada de
las cuñas para la recogida de excretas de dichos enfermos.

19. Ayudarán a las Enfermeras o personas encargadas o amortajar a los enfermos falleci-
dos, corriendo a su cargo el traslado de los cadáveres al mortuorio.
15
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

20. Ayudarán a la práctica de autopsias en aquellas funciones auxiliares que no requieran


por su parte hacer uso de instrumental alguno sobre el cadáver. Limpiarán la mesa de
autopsias y la propia sala.
21. Tendrán a su cargo los animales utilizados en los quirófanos experimentales y laborato-
rios, a quienes cuidarán, alimentándolos, manteniendo limpias las jaulas y aseándolos,
tanto antes de ser sometidos a las pruebas experimentales como después de aquéllas
y siempre bajo las indicaciones que reciban de los Médicos, Supervisoras o Enfermeras
que les sustituyan en sus ausencias.
22. Se abstendrán de hacer comentarios con los familiares y visitantes de los enfermos
sobre diagnósticos, exploraciones y tratamientos que se estén realizando a los mismos,
y mucho menos informar sobre los pronósticos de su enfermedad, debiendo siempre
orientar las consultas hacia el Médico encargado de la asistencia del enfermo.
23. También serán misiones del Celador todas aquellas funciones similares a las anteriores
que les sean encomendadas por sus superiores y que no hayan quedado específica-
mente reseñadas.
El personal cuyas funciones a realizar no hayan sido objeto de especial desarrollo en el
Estatuto, las efectuarán en consonancia con las características propias de su especialización.

3. Funciones del Jefe de Personal Subalterno


El Jefe de Personal Subalterno pertenece al grupo de personal subalterno concretamente
a su escala general (junto con los Celadores), sus funciones vienen recogidas en el Estatuto de
Personal no Sanitario concretamente en el artículo 14.1. Le corresponde la ejecución de las
siguientes misiones, sin perjuicio de las que independientemente puedan confiársele por el
Director Gerente y el Director de Gestión y Servicios Generales de la Institución:
1. Ejercerá, por delegación del Director de Gestión y Servicios Generales, la jefatura del
personal de Celadores y ordenará y dirigirá el cumplimiento de su cometido.
2. Instruirá convenientemente al personal a sus órdenes para que la realización de su tra-
bajo sea eficaz y de calidad.
3. Constatará que el personal de oficio y subalterno cumple el horario establecido en la
Institución y permanece constantemente en su puesto de trabajo.
Existen situaciones urgentes en las cuales los Celadores deben permanecer en su ser-
vicio una vez acabado su turno (ausencia de algun compañero, ser requerido por la
supervisora para ayudar, etc.). Si esto ocurriese el Celador se quedará e informará al Jefe
de Personal Subalterno para que este tome las medidas oportunas.
4. Vigilará personalmente la limpieza de la Institución.
5. Ejercerá el debido y discreto control de paquetes y bultos de que sean portadoras las
personas ajenas a la Institución que tengan acceso a la misma.
6. Mantendrá el régimen establecido por la Dirección para el acceso de enfermos, visitan-
tes y personal a las distintas dependencias de la Institución.
7. Cuidará del orden del edificio, dando cuenta al Administrador de los desperfectos o
16 alteraciones que encuentre.
CAPÍTULO 1. FUNCIONES DE LOS CELADORES Y DEL JEFE DE PERSONAL SUBALTERNO [[[[\

8. Cuidará de la compostura y aseo del personal a


sus órdenes, revisando y exigiendo que vistan el
uniforme reglamentario.
9. Informará a los familiares de los fallecidos en la
Institución sobre trámites precisos para llevar
a cabo los enterramientos y en caso necesario,
les pondrá en contacto con la oficina admi-
nistrativa correspondiente para completar la
información.
10. Realizará aquellas funciones de entidades análo-
gas a las expuestas que les sean ordenadas por
el Director Gerente o el Director de Gestión y
Servicios Generales de la Institución.

17
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Funciones del Jefe de Personal Subalterno (2 preguntas), funciones de los Celadores
según el Estatuto de Personal no Sanitario, escala general del personal subalter-
no, jefatura del personal subalterno (Servicio de Salud de Castilla-La Mancha –
SESCAM– convocatoria 2008).
2 Número de Estatutos preconstitucionales (Servicio de Salud Castilla y León .SACYL-,
convocatoria 2006).
2 Jefatura del personal subalterno según el Estatuto de Personal no Sanitario, funciones
de los Celadores según el Estatuto de Personal no Sanitario (Servicio de Salud Castilla y
León –SACYL–, convocatoria 2009).
2 Funciones del Jefe de Personal Subalterno según el Estatuto de Personal no Sanitario,
normativa que regula las funciones de los Celadores, funciones de los Celadores se-
gún el Estatuto de Personal no Sanitario (6 preguntas) (Servicio Andaluz de Salud
–SAS–, convocatoria 2009).
2 Funciones del Celador (2 preguntas) (Servicio Gallego de Salud-SERGAS- convoca-
toria 2007).
2 Funciones del Jefe de Personal Subalterno (2 preguntas), funciones de los Celadores
(Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2 Jefatura del personal subalterno, funciones de los Celadores (Servicio Madrileño de
Salud –SERMAS–, convocatoria 2006).
2 Jefatura del personal subalterno (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convo-
catoria 2008).
2 Funciones del Jefe de Personal Subalterno, año de publicación del Estatuto de
Personal no Sanitario, artículo del Estatuto donde se regulan las funciones de los
Celadores (Servicio de Salud de las Illes Balears –IBSALUT–, convocatoria 2010).
2 Estatutos preconstitucionales, funciones del Jefe de Personal Subalterno según
el Estatuto de Personal no Sanitario (2 preguntas), funciones de los Celadores se-
gún el Estatuto de Personal no Sanitario (3 preguntas) (Servicio Vasco de Salud –
OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2 Funciones del Jefe de Personal Subalterno según el Estatuto de Personal no Sanitario
(2 preguntas), funciones de los Celadores según el Estatuto de Personal no Sanitario
(3 preguntas), grupo laboral al que pertenece el Celador, normativa que regula las
funciones de los Celadores (Servicio Extremeño de Salud –SES–, convocatoria
2009).
2 Funciones del Jefe de Personal Subalterno según el Estatuto de Personal no Sanitario
(9 preguntas), funciones de los Celadores según el Estatuto de Personal no Sanitario
(18 preguntas) (Agencia valenciana de Salud –AVS–, convocatoria 2009).
2 Funciones del Celador según el Estatuto de Personal no Sanitario (Servicio Murciano de
Salud –SMS–, convocatoria 2009). Funciones de los Celadores (Servicio Aragonés de
Salud –SALUD– convocatoria 2010).
18
CAPÍTULO 1. FUNCIONES DE LOS CELADORES Y DEL JEFE DE PERSONAL SUBALTERNO [[[[\

2Estatutos preconstitucionales, funciones del Jefe de Personal Subalterno según


el Estatuto de Personal no Sanitario (2 preguntas), funciones de los Celadores se-
gún el Estatuto de Personal no Sanitario (3 preguntas), (Servicio Vasco de Salud–
OSAKIDETZA-, convocatoria 2009).
2Funciones del Jefe de Personal Subalterno según el Estatuto de Personal no Sanitario
(2 preguntas), funciones de los Celadores según el Estatuto de Personal no Sanitario
(3 preguntas), grupo laboral al que pertenece el Celador, normativa que regula las
funciones de los Celadores (Servicio Extremeño de Salud –SES-, convocatoria
2009).
2Funciones del Jefe de Personal Subalterno según el Estatuto de Personal no Sanitario
(9 preguntas), funciones de los Celadores según el Estatuto de Personal no Sanitario
(18 preguntas) (Agencia valenciana de Salud –A.V.S-, convocatoria 2009).
2Funciones del Celador según el Estatuto de Personal no Sanitario (Servicio Murciano
de Salud–SMS-, convocatoria 2009).
2 Funciones de los Celadores (Servicio Aragonés de Salud-SALUD- convocatoria
2010).
2Normativa que regula las funciones de los Celadores, funciones del Jefe de Personal
Subalterno (4), funciones del Celador, grupo de personal subalterno de la escala ge-
neral (Servicio de Salud de Castilla la Mancha –SESCAM-convocatoria 2010).

19
2
Funciones de asistencia
al Personal Estatutario
Sanitario

1. Funciones de asistencia al Personal Sanitario Facultativo y no Facultativo


2. El Grupo de trabajo
3. El trabajo en equipo
2

4. El liderazgo en el grupo
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Funciones de asistencia al Personal Sanitario Facultativo


y no Facultativo
El personal sanitario de las Instituciones Sanitarias, ya sea personal facultativo (médicos,
farmacéuticos, analistas, biólogos, etc.), como no facultativo (enfermeros, matronas, fisiotera-
peutas, auxiliares de enfermería, etc.) realiza las funciones propias de su categoría: asistencia-
les, de investigación, de cuidados de enfermería, etc.
El Estatuto de Personal No Sanitario asigna a los Celadores determinadas funciones de
asistencia al personal sanitario cuando éste actúa en el ejercicio de las tareas sanitarias que
les corresponden.
El carácter de funciones de asistencia al personal sanitario lo pone de manifiesto el hecho
de que la mayor parte de ellas sean funciones de «auxilio» o de «ayuda» a dicho personal, si
bien algunas son tareas ejercidas autónomamente a indicación del personal sanitario. En todo
caso se trata de funciones no sanitarias que el Celador debe realizar bajo la dependencia del
personal sanitario.

Estas funciones de asistencia suponen el desempeño en los centros sanitarios de las si-
guientes tareas por parte de los Celadores:
– Ayuda en el aseo de los pacientes hospitalizados.
– Cuando por circunstancias especiales concurrentes en el enfermo no pueda éste ser mo-
vido sólo por la Enfermera o Ayudante de planta, ayudará en la colocación y retirada de
las cuñas para la recogida de excretas de dichos enfermos.
22
CAPÍTULO 2. FUNCIONES DE ASISTENCIA AL PERSONAL ESTATUTARIO SANITARIO [[[[\

– Ayudarán, asimismo, a las enfermeras y ayudantes de planta al movimiento y traslado


de los enfermos encamados que requieran un trato especial en razón de sus dolencias
para hacerles las camas. La responsable de la acción será siempre la enfermera.
– Prestar ayuda al personal técnico superior en la realización de placas realizadas con
material portátil.
– En caso de ausencia del peluquero o por urgencia en el tratamiento, rasurarán a los
enfermos masculinos que vayan a ser sometidos a intervenciones quirúrgicas en aque-
llas zonas de su cuerpo que lo requieran. En el resto de los casos (siempre que no haya
peluquero) y en áreas donde no exista un Celador lo hará la auxiliar de enfermería o la
enfermera.
– Acompañar al personal de enfermería cuando traslada niños ingresados fuera de las
unidades infantiles.
– Tramitarán o conducirán sin tardanza las comunicaciones verbales, documentos, co-
rrespondencia u objetos que les sean confiados por sus superiores, así como habrán de
trasladar, en su caso, de unos servicios a otros, los aparatos o mobiliario que se requiera.
– Pasar a las parturientas a la mesa de paritorio (potro ginecológico), colocándole las
perneras si es preciso.
– Ayudar en los casos en que haya que practicar a la parturienta anestesia epidural.
– Ayudar a situar a los pacientes en las mesas de exploraciones, de placas radiográficas, etc.
– Ayudar al personal de enfermería cuando tiene que medicar o curar a pacientes que no
colaboran (niños, encamados, enfermos mentales...). Su ayuda estará siempre dentro
de sus funciones sin extralimitarse en ellas (traer el carro de curas, sujetar al paciente,
colocarlo en determinada postura, etc.).
– Ayudar al personal médico en pruebas que requieran la sujeción de niños: punciones
lumbares, extracciones, etc.
– Ayudar a los pacientes al aseo e inmovilización de enfermos recién operados cuando
aún se encuentran en la sala de despertar/reanimación.

23
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Ayudar a colocar los pacientes que van a ser intervenidos en la mesa de quirófano.
– Colaborar en las maniobras de reducción de pacientes psiquiátricos agitados.
– Acompañar a los pacientes y el personal de enfermería en los paseos de los enfermos
psiquiátricos.
– Inmovilizar o practicar sujeción mecánica a los enfermos mentales agitados que lo re-
quieran, a indicación del personal sanitario.
– Sujetar a los pacientes a los que se les va a realizar lavados gástricos o suturas.
– Ayudar al personal sanitario en la colocación de yesos en pacientes traumatizados,
cuando se le requiera.
– Ayudar al personal sanitario en la preparación de cadáveres.
– Ayudar a mover de posición a los enfermos ingresados que por su estado lo requieran.

2. El Grupo de trabajo
2.1. Concepto
Para que pueda considerarse como un grupo a un nú-
mero de personas, es preciso que concurran una serie de
elementos o circunstancias:
– Decisión voluntaria y consciente por parte de los
que lo forman, de conseguir la obtención de un fin
común, que será el propio del grupo.
– Perfecta integración de todos sus miembros de
modo que estén atemperados los caracteres de
los mismos, para que resulten lo más homogéneos
posibles.
– Existencia propia, esto es, tener personalidad propia
distinta a la de sus miembros.
En consecuencia, puede definirse al grupo como «conjunto de individuos que actúan in-
tegrados hacia la consecución de un fin común».

2.2. Funcionamiento
La dinámica o funcionamiento de un grupo de trabajo puede estudiarse desde dos puntos
de vista:
– Subjetivo: desde el cual se incluirían los factores tales como: procurar la adecuación de
carácter con los demás miembros para una mejor integración; identificación total con
el fin del grupo al que se pertenece; capacidad y eficacia en la ejecución del trabajo; y
entusiasmo ante los obstáculos y resistencia ante la frustración.
24
CAPÍTULO 2. FUNCIONES DE ASISTENCIA AL PERSONAL ESTATUTARIO SANITARIO [[[[\

– Objetivo: que exige las siguientes características de la actividad: determinación del fin
a obtener de modo transparente y conocido para todos sus miembros; descripción de
soluciones mediante la utilización de las sugerencias y soluciones expuestas por los
miembros; decisión por el superior, teniendo en cuenta los niveles de sugerencias ex-
puestos por los miembros; ejecución, a través de las funciones de cada miembro, e in-
tentando evitar todo conflicto entre los mismos.

3. El trabajo en equipo
3.1. Concepto de equipo
El trabajo en equipo representa, hoy día, la forma de funcionamiento a la que aspiran todas
las organizaciones modernas.
Es importante aclarar y diferenciar los conceptos, pues el término “trabajo en equipo” hace
referencia a una forma muy específica de desarrollar unas funciones, que va más allá del he-
cho de trabajar en grupo o muy cerca los unos de los otros.
Grupo y equipo son dos conceptos diferentes. En el contexto de los trabajadores de la
salud, un grupo sería un conjunto de personas que desarrolla su labor en un espacio o institu-
ción sanitaria. Cada uno realiza su trabajo, responde individualmente del mismo y no depende
directamente del trabajo de sus compañeros. Por ejemplo el grupo de Celadores de un deter-
minado centro, o el grupo de personal de un determinado servicio.
Un equipo, sin embargo, sería un grupo de personas que se organiza para realizar una
actividad con un objetivo preciso. Responden en conjunto del trabajo realizado por cada uno
de ellos, por ejemplo, los diferentes miembros de una UCI-móvil.
El equipo se refiere a un conjunto de personas interrelacionadas que se organizan para lle-
var a cabo una determinada tarea, mientras que el grupo se refiere a ese conjunto de personas
sin considerar un objetivo común y sin interrelación.
En el grupo de trabajo cada miembro puede tener una manera particular de funcionar, mien-
tras que en el equipo es necesaria la coordinación, lo que va a exigir establecer unos estándares
comunes de actuación, que propiciará la estrecha colaboración y la cohesión entre sus miembros,
que no encontramos habitualmente en los grupos de trabajo.
Para que exista un equipo, debe haber un conjunto de personas relacionadas entre sí que
trabajan para conseguir objetivos comunes y que, además, están convencidas de que los ob-
jetivos se alcanzan mejor trabajando juntas.
La organización en los grupos de trabajo es muy jerárquica, mientras que en los equipos
las jerarquías, aun existiendo, se diluyen. Existe un responsable, pero dentro del equipo todas
las categorías laborales funcionan con igualdad porque comprenden que todas son necesa-
rias para conseguir su objetivo.

Todos los equipos son grupos, pero no todos los grupos son equipos.

A lo largo de este tema, esperamos aclarar suficientemente estos conceptos, e insistir en la


importancia de un verdadero trabajo en equipo entre los profesionales de la salud. 25
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Parece obvia la utilidad de los equipos multidisciplinares, pero la experiencia demuestra


que, en muchos casos, no se conoce en profundidad cuál es su funcionamiento, las ventajas
que presenta, ni tampoco las dificultades que suelen aparecer y que en la mayoría de los casos
tienen fácil solución. Este desconocimiento da al traste, en numerosas ocasiones, con la buena
voluntad de muchos grandes profesionales.

3.2. Importancia y utilidad del trabajo en equipo


Se sabe hace mucho tiempo que la capacidad de resolver problemas, especialmente si son
complejos, es mucho mayor por parte de los equipos, que de los individuos aislados. Se suele
decir que “ninguno de nosotros es tan inteligente como todos nosotros juntos”.
El trabajo en equipo implica que todas las personas involucradas estén orientadas hacia
una meta común, logrando la sinergia que les permitirá llegar más rápido y mejor que si cada
uno hace simplemente una parte del trabajo.
La sinergia es la integración de elementos que da como resultado algo más grande que
la simple suma de éstos, es decir, que todos juntos trabajando en equipo somos más eficaces
que la sumatoria de todos nuestros trabajos individuales.
El ejemplo más característico es el de la orquesta. El sonido de cada instrumento por sepa-
rado puede ser más o menos agradable, pero no se puede comparar con los resultados que se
obtienen cuando todos funcionan a la vez y de forma coordinada.
El trabajo en equipo no es simplemente la suma de aportaciones individuales, implica un
grupo de personas trabajando de manera coordinada en la ejecución de un proyecto, de cuyo re-
sultado final es responsable todo el equipo a pesar de que cada uno desarrolle tareas diferentes.
Un ejemplo de equipo sanitario sería el personal que trabaja en el área quirúrgica. Para que
una intervención quirúrgica concluya con éxito, necesitamos de muchos profesionales realizando
su aporte. Previamente al acto quirúrgico, el personal administrativo habrá citado al enfermo, el
enfermero realizará las pruebas de preanestesia, el Celador trasladará el paciente, el personal de
limpieza tendrá todas las instalaciones preparadas, el auxiliar de enfermería confirmará la existen-
cia del instrumental necesario asegurando su esterilidad. En el propio acto, el cirujano, el anes-
tesista, los enfermeros instrumentista y circulante, el AE, etc., deben funcionar coordinadamente
realizando cometidos específicos. Desde luego que para realizar un tipo de trabajo se necesita más
cualificación que para realizar otro, pero para el trabajo en equipo es importante comprender que
26 es necesaria la intervención coordinada de todos ellos y que todos se necesitan para poder actuar.
CAPÍTULO 2. FUNCIONES DE ASISTENCIA AL PERSONAL ESTATUTARIO SANITARIO [[[[\

La salud de la población es un fenómeno complejo que no puede ser entendido sólo desde
el punto de vista de un profesional: médico, enfermero, farmacéutico, psicólogo, fisioterapeuta,
auxiliar de enfermería, Celador, etc.; son necesarias diferentes perspectivas en los análisis y las
intervenciones. La noción de equipo implica, por un lado, una visión global que se aporta desde
diferentes puntos de vista y, por otro, el aprovechamiento del talento colectivo, producido por
cada persona en su interactuación con las demás.
Todos los miembros de los equipos de salud tienen como objetivo último la mejora de la
salud de la población y en esta aspiración, son en gran medida interdependientes los unos de
los otros y cada uno de ellos debería apreciar el valor de los conocimientos y las habilidades
de los demás. El espíritu del equipo al enfrentar cada nuevo problema sería: “todos nosotros
contra el problema, y no los unos contra los otros”. Es por esto que la decisión de trabajar en
equipo va más allá de ser una “imposición de la institución” y tiene necesariamente que ser
compartida por cada uno de los integrantes.
La utilidad del funcionamiento en equipos está fuera de toda duda, y aporta beneficios que
pueden ser constatados:
– Disminuye la carga de trabajo, ya que varias personas colaboran.
– Se desarrolla el respeto y la escucha.
– El trabajo, la reflexión y la discusión conjunta producen mejores resultados que los
aportes individuales.
– Permite organizarse de una manera mejor.
– Mejora la calidad de los resultados. Con una mayor satisfacción percibida por el pacien-
te y su familia.
– Optimización de recursos materiales y humanos.
– Aumenta la motivación de los profesionales.
Pero para que un equipo pueda ser eficiente debe cumplir con determinadas características:
– Complementariedad. Los diferentes miembros deben dominar todas las parcelas del
proyecto que aspiran a realizar.
– Coordinación. El grupo de profesionales, con un responsable bien definido a la cabe-
za, debe actuar de forma organizada con vista a sacar el proyecto adelante. Es funda-
mental la elaboración consensuada de protocolos y guías de actuación. 27
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Valoración. La labor que cada miembro del grupo desempeñe debe ser reconocida y
valorada por el resto, y al mismo tiempo ser satisfactoria para él mismo. Estas dos ca-
racterísticas, valoración de los demás y autovaloración, se convierten en el mejor factor
motivacional de los individuos y del equipo.
– Motivación-incentivación. Acción encaminada a impulsar el comportamiento de
otras personas en una determinada dirección, que se estima conveniente.
– Comunicación. El trabajo en equipo exige una comu-
nicación abierta entre todos sus miembros, esencial
para poder coordinar las distintas actuaciones indivi-
duales. Hay que asegurarse de que existan suficientes
canales de comunicación que permitan a todos los
miembros conocer los objetivos generales que guían
su trabajo. Las estructuras muy jerarquizadas dificultan
la comunicación, por lo que conviene desarrollar un es-
tilo de relación que, aun respetando las funciones de
cada cual, permita la expresión franca y directa.
– Compromiso. Cada miembro asume voluntariamen-
te el compromiso de aportar lo mejor de sí mismo,
para conseguir los objetivos del grupo y de la organi-
zación en general.
– Aprendizaje. El aprendizaje colaborativo se caracteriza por la interdependencia positiva
entre las personas participantes en un equipo, quienes son responsables tanto de su
propia formación como la del equipo en general. Sus miembros se necesitan unos a
otros y cada uno aprende de los demás compañeros con los que interactúa día a día.
– Confianza y empatía. Si bien los miembros no tienen por qué ser amigos íntimos,
sí es importante que entre ellos exista una buena relación de trabajo y que cada uno
confíe en el trabajo de los demás. Cada persona se fía del buen hacer del resto de sus
compañeros. Esta confianza le lleva a aceptar anteponer el éxito del equipo al propio
lucimiento personal.
– Cohesión. Para que un equipo funcione es fundamental que esté cohesionado. La co-
hesión probablemente aparecerá si se cumplen algunas de las características anterio-
res: si hay confianza y empatía entre sus miembros se pueden comunicar con libertad y
se sienten valorados y motivados.

3.3. Proceso de integración


A la hora de constituir un equipo de salud, existen determinados factores que, si bien no
nos aseguran el éxito en la consecución de sus objetivos, sí que facilitan su desarrollo.

3.3.1. Número de participantes


No existe un número ideal en su composición, pero en general se admite que deben ser
grupos reducidos. La cifra recomendada suele estar en torno a 10, aunque puede variar de-
pendiendo de la función que cumplan. Un grupo menor puede ser insuficiente y carecer de
28 recursos y uno mayor volverse poco operativo.
CAPÍTULO 2. FUNCIONES DE ASISTENCIA AL PERSONAL ESTATUTARIO SANITARIO [[[[\

3.3.2. Participación y consenso


Es conveniente mantener una participación equilibrada de todos los miembros, por lo que es
preferible un bajo perfil jerárquico, que facilite y estimule la expresión de todos los puntos de vista.
Un momento importante será durante las reuniones, que se debe procurar sean frecuentes y pro-
vechosas y donde se estimulará la participación y comunicación de todos los integrantes del equipo.

3.3.3. Objetivos y reglas establecidas


Además de los objetivos mayores, propios de la institución donde se enmarca el equipo, se
deben definir los objetivos propios, que deben ser realistas, alcanzables y conocidos por todos.
Los procedimientos y guías de actuación también suelen derivar de la institución mayor,
pero conviene definir por acuerdo el ajuste de estos a la realidad concreta, así como las reglas
de funcionamiento que sean propias a las situaciones en las que trabaje el equipo.
Las normas establecidas deben ser claras, conocidas y aceptadas por todos los miembros.

3.3.4. Clima favorable


Para conseguir un clima de trabajo cordial y transparente, donde los integrantes trabajen
en armonía e involucrados con los resultados del conjunto, probablemente el factor más im-
portante será partir de una actitud favorable de los integrantes al trabajo en equipo. Otros
factores como la edad de los miembros, la buena formación o la experiencia laboral, pueden
también influir aunque en menor medida.

3.3.5. Roles y responsabilidades


Cada integrante debe ser consciente de sus habilidades, comprender lo que se espera de
él y conocer su rol y el de los demás. Es fundamental que quien estructura el equipo conozca
estas habilidades. Los roles implican responsabilidades, que serán utilizadas para evaluar el
rendimiento de los miembros del equipo. 29
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3.3.6. Autoevaluación
Los equipos más eficaces son aquellos capaces de realizar su propia autocrítica. Un equipo
necesita examinarse periódicamente y revisar su proceder. Las reuniones de autoevaluación
deben estar incluidas dentro de la planificación de actividades grupales. Se debe remarcar
equilibradamente lo positivo y lo negativo, sin ignorar ninguno de los dos aspectos.

3.4. Los equipos multidisciplinares: ventajas y dificultades


Expresiones como “trabajo en equipo” o “equipo multidisciplinar” parecen estar de
moda en el ámbito de la sanidad, pero ni todo grupo de profesionales constituye en sí mismo
un equipo, como explicábamos anteriormente, ni para todas las actividades son necesarios los
equipos multidisciplinares.
Hay muchas actividades que, por su poca complejidad, pueden realizarse de forma autó-
noma por un solo profesional. Son trabajos donde una sola persona es autosuficiente y sería
innecesario e incluso tedioso la participación de otros. No es que sean tareas poco importan-
tes, sino que admiten poca variabilidad aun teniendo mucha importancia. Por ejemplo, la uni-
dad de esterilización de instrumental dentro de un hospital, suele contar sólo con uno o varios
auxiliares de enfermería que conocen perfectamente el funcionamiento de la maquinaria. No
es necesaria la opinión de nadie más. Es un procedimiento importante pero de un funciona-
miento simple, por lo que no es necesario ningún equipo específico para llevarlo adelante.
Construir y hacer funcionar un “equipo de trabajo multidisciplinar” es una labor lenta que exi-
ge esfuerzo y dedicación, y que se reserva para aquellas actividades en las que el nivel de com-
plejidad es tan alto que sería imposible que un solo profesional pudiera abarcar los diferentes
aspectos que presenta. En estos casos sí sería necesario constituir un equipo de trabajo formado
por especialistas que cubran todas las áreas afectadas.
El caso más claro en sanidad son los Equipos de Atención Primaria, que no sólo prestan asis-
tencia sanitaria, sino que se ocupan de la promoción de la salud en la zona, la educación sanita-
ria de la población, los estudios epidemiológicos, etc.; en este caso, dada la complejidad de los
objetivos a conseguir y que afectan a distintas especialidades profesionales, sí está claramente
justificada la creación de equipos multidisciplinares.
La puesta en marcha de un equipo de trabajo es un proceso complejo que pasa por dife-
rentes etapas:
– Inicio. Suele predominar la disponibilidad y la visión positiva. Los miembros se sienten
ilusionados con su proyecto y mantienen relaciones cordiales entre ellos.
– Primeras dificultades. Cuando la actividad va desarrollándose aparecen también las
primeras dificultades que originan tensión y roces entre sus miembros, aflorando los
diferentes puntos de vista.
– Acoplamiento. Se tarda un tiempo hasta que se produce el acoplamiento de los miem-
bros. Normalmente se superan los enfrentamientos personales y el proyecto sale adelante.
– Madurez. El equipo está acoplado, controla el trabajo y sus miembros han aprendido a
trabajar juntos (conocen los puntos débiles de sus compañeros y evitan herir sensibili-
dades). El equipo entra en una fase muy productiva.
30
CAPÍTULO 2. FUNCIONES DE ASISTENCIA AL PERSONAL ESTATUTARIO SANITARIO [[[[\

– Agotamiento. Los equipos pueden funcionar con eficacia durante años, pero en
ocasiones, alguno de sus miembros debe ser reemplazado, bien por cuestiones ad-
ministrativas o personales o bien por padecer el síndrome de burnout. Sea cual fue-
re el motivo, deberemos afrontar la incorporación de un nuevo miembro que habrá
de pasar por las diferentes etapas por las que pasó el equipo en su conjunto. Al
estar el equipo consolidado, la incorporación de nuevos miembros resultará menos
traumática.
Pero además de ser un proceso complejo y laborioso, presenta otras dificultades, entre las
que cabe destacar:
– La dilución de responsabilidades. Si la responsabilidad cae sobre todo el grupo, pue-
de ocurrir que determinadas actividades asistenciales no se realicen convenientemen-
te y no se sepa exactamente quién es el responsable. Aunque la responsabilidad global
debe ser de todo el grupo, debe quedar claro qué profesional se ocupa de cada uno de
los aspectos.
– Lentitud en la respuesta. Al tender a tomar las decisiones de forma colegiada, puede
ocurrir que una respuesta necesaria se demore en el tiempo.
– Diferente consideración de los miembros del equipo. En la dinámica de funciona-
miento se considera a todos los miembros del equipo por igual, pero social y adminis-
trativamente esto no es así. Unas profesiones están mejor remuneradas y consideradas
que otras y esto puede ser fuente de conflictos.
– Las actitudes individuales. El individualismo o la falta de visión de conjunto de uno
de los miembros puede afectar al trabajo de todos ellos.
– La dificultad para mantener la cohesión. Los equipos de trabajo más eficientes son
aquellos en los que existe una gran cohesión entre sus miembros. La cohesión depen-
de de muchos factores y no es algo que tienda a surgir de forma espontánea.
– El pensamiento de equipo. Una de las dificultades para el buen funcionamiento de los
equipos es lo que se denomina “pensamiento de equipo”. Es un proceso que se desarro-
lla a veces dentro de los equipos de trabajo que les lleva a tener una visión particular,
propia, de la realidad. Sería algo así como “Nosotros tenemos razón y los demás están
equivocados”. Este fenómeno es muy habitual en los equipos sanitarios, que en ocasio-
nes tienden a pensar que sólo ellos hacen las cosas “bien”.

3.5. Roles
Al margen de la distribución oficial de funciones, que vendrá determinada prioritariamen-
te por la categoría profesional de cada uno de los miembros, en todos los equipos podemos
encontrar diferentes roles (entendidos como funciones o papeles que alguien cumple dentro
de un grupo humano, sin haberle sido asignados), que en ocasiones pueden ser de mucho
interés para el grupo y en otras dificultar el normal funcionamiento.
Cada uno de los miembros del equipo, tiene tendencia a desarrollar más un tipo de rol que
otro, aunque una misma persona puede desarrollar en el tiempo roles diferentes e incluso
antagónicos. Este cambio de roles puede producirse incluso durante una misma jornada.
Se habla de roles funcionales y disfuncionales. 31
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Los roles disfuncionales son aquellos orientados a la satisfacción de los intereses individua-
les y suelen expresar las dificultades por las que pasa el equipo.
– El crítico. Es una persona destructiva, todo le parece mal pero no aporta soluciones.
Suele deteriorar el ambiente de trabajo.
– El negativo. Tiene una visión negativa y tortuosa de todo lo que le rodea. No le parece
bien lo que se hace pero tampoco considera que se pueda hacer otra cosa.
– El pícaro. Se aprovecha de manera sutil del resto de los compañeros. Su aportación al
equipo es nula y suele terminar deteriorando el ambiente de trabajo.
Los roles funcionales se dividen en roles de producción y de mantenimiento.
Los roles funcionales de producción son todos aquellos comportamientos que contribuyen
al desarrollo del grupo y a la productividad:
– El iniciador. Es el que siempre está dispuesto a probar cosas nuevas. Suelen ser poco
permanentes pero son ideales para implantar nuevos procedimientos.
– El activador. Su principal característica es el dinamismo. Es la persona idónea para
impulsar proyectos que estén funcionando con poca fuerza.
– El intelectual. Es el que tiene mayor gusto por las cuestiones teóricas. No es especial-
mente dinámico, pero suele ayudar a aclarar ideas y procedimientos.
– El colaborador. Siempre está dispuesto a ayudar a sus compañeros.
Los roles funcionales de mantenimiento son aquellos comportamientos que contribuyen a
que el grupo continúe unido mediante la creación de una atmósfera agradable para los miembros.
– El empatizador. Son individuos con mucho gusto y facilidad para las relaciones huma-
nas. Es imprescindible para convertir al equipo en un lugar acogedor.
– El gracioso. No suele faltar en los equipos. Sus aportaciones profesionales suelen ser muy
discretas pero en cambio cumple un papel fundamental: relaja el ambiente, quita tensión,
crea una atmósfera más cálida, lo que puede contribuir a una mayor cohesión del equipo.
– El positivo. Empuja hacia delante, busca el éxito del equipo y se involucra decididamen-
te en el proyecto; contagia su entusiasmo al resto de los compañeros.
Estos roles son modelos teóricos que difícilmente encontraremos “puros” en nuestra práctica
diaria, pero que sí pueden ayudarnos a comprender la dinámica dentro de los propios equipos.

4. El liderazgo en el grupo
4.1. Consideraciones generales
Partiendo de la distinción entre autoridad y poder, basadas en la legitimación y en la fuerza
respectivamente; la dirección, en cualquier organización, debe ser considerada en un doble
aspecto: jefatura y mando; la primera corresponde a la estructura lógico formal de la organi-
zación, mientras que el segundo se refiere a la capacidad de formación de las personas que la
integran, a la autoridad que se ejerce sobre otros, de ahí la diferencia entre jefatura y mando
32 y entre jefe y líder.
CAPÍTULO 2. FUNCIONES DE ASISTENCIA AL PERSONAL ESTATUTARIO SANITARIO [[[[\

En consecuencia, la función de mando y el liderazgo consiste en integrar individuos o gru-


pos hacia los fines de la Administración, o sea, dirigir eficazmente la conducta de otros. A este
respecto, su estudio podría efectuarse desde un doble punto de vista psicológico (de las perso-
nas con sus cualidades correspondientes) y sociológicos (sobre la organización o grupo huma-
no en el que se desenvuelve la persona).
De lo anteriormente expuesto podemos definir al líder como «aquél con capacidad
para formar, orientar y dar criterio a un determinado grupo de Celadores, en una institu-
ción sanitaria».
El liderazgo se ha definido en términos de rasgos individuales, conductas, influencias so-
bre otras personas, patrones de interacción, relaciones entre roles, ocupación de una posición
administrativa, y la percepción de otros acerca de la legitimidad de la influencia.

4.2. Características que deben reunir los líderes


Podemos citar:
– Decisión, iniciativa y responsabilidad.
– Inteligencia, capacidad y experiencia profesional.
– Actividad, vigor físico y capacidad de trabajo.
– Equilibrio emotivo.
– Integridad moral y aptitud para el trato.
– Sentido práctico y capacidad organizativa.
Las funciones del líder, con relación al grupo, deben ser:
– Definir la misión y el papel del grupo.
– Imbuir el espíritu del grupo.
– Ordenar y controlar los conflictos internos.
De donde se deduce que el líder debe abandonar la idea simplista de que la organización
lo que debe es marchar, funcionar sin más, sino que el objetivo último debe ser la realización
de sus fines pero coadyuvando con ellos a la consecución del bien común. Por ello, su ejercicio
requiere: la adecuación del líder con el grupo; la decidida voluntad de ser líder, aplicando las
reglas y principios de las relaciones humanas; elogiar más que reprender; interesarse por los
problemas individuales y del grupo; informar en la mejor medida posible; buscar la participa-
ción en las decisiones y encontrar el apoyo de sus superiores y subordinados.

33
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

La capacidad para dirigir se pone de relieve en la consecución de los objetivos de orientar,


motivar y guiar a los subordinados. Los esfuerzos que realice el directivo para influir en el
comportamiento del individuo o del grupo tendrá éxito en la medida en que éstos respondan
a sus intentos.
Si el individuo responde por el líder, este habrá tenido éxito, y el liderazgo será eficaz ya
que el individuo responderá dado que deseará ganar algo por su actividad y esfuerzo.
Para lograr los objetivos reseñados, el líder ha de ocupar una posición de autoridad legí-
tima, pues en caso contrario su papel podría llegar a distorsionar los objetivos globales de la
organización.
La autoridad legítima debe ir acompañada de unos conocimientos técnicos que sus-
tenten y respalden su tarea directiva, así como el estar dotado de un poder coercitivo y
premiador que, en definitiva, le permita apoyar la actividad dirigida a los objetivos de la
organización.
Por último, el líder debe ser una persona atenta a los intereses del grupo y a sus preocu-
paciones, capaz de conseguir y de aproximarse a los objetivos individuales de los miembros
del grupo.

4.3. Habilidades de dirección de grupos


Uno de los requisitos básicos en la dirección de grupos es tener la capacidad de formar y
desarrollar un equipo eficaz; esto no sólo consiste en seleccionar a los miembros del grupo en
función de sus conocimientos, capacidades, posición, etc., sino también en emplear las habili-
dades necesarias para que se den las siguientes condiciones:
– Objetivos y tareas claramente comprendidos por todos, y de carácter cooperativo.
– Compromiso de los miembros con los objetivos del equipo.
– Comunicación abierta, precisa y eficaz de ideas y sentimientos.
– Confianza, aceptación y apoyo elevados entre los miembros.
– Aprovechamiento de las capacidades, conocimientos, experiencia y habilidades de los
miembros.
– Distribución de la participación.
– Afrontamiento constructivo del conflicto.
– Procedimientos adecuados de toma de decisiones y solución de problemas.
Alcanzar estos supuestos exige del líder llevar a cabo y/o coordinar una serie de funciones
y habilidades como son: establecer el punto de partida del grupo (planificar), ponerlo en
marcha (iniciar), vigilar que vaya por el camino adecuado (controlar), procurar que sus miem-
bros mantengan relaciones óptimas (apoyar), distribuir la información necesaria (informar) y
comprobar lo adecuado del proceso (evaluar).

34
CAPÍTULO 2. FUNCIONES DE ASISTENCIA AL PERSONAL ESTATUTARIO SANITARIO [[[[\

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Funciones de los Celadores en ausencia de los peluqueros (Servicio de Salud de
Castilla la Mancha –SESCAM– convocatoria 2008).
2 Ausencia del peluquero, retirada de cuñas (Servicio de Salud Castilla y León –SACYL–,
convocatoria 2006).
2 Concepto de trabajo en equipo, finalidad de las unidades de gestión clínica, funcio-
nes de asistencia del Celador, condiciones básicas para una Unidades de Gestión
Clínica, realización de curas al paciente, colocación y retirada de cuñas (Servicio
Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2 Transmisión de órdenes, rasurado en consulta, responsable de la movilización de en-
fermos (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2 En UCI responsable de rasurar (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convoca-
toria 2006).
2 Funciones de los Celadores (Servicio de Salud de las Illes Balears -IBSALUT-, con-
vocatoria 2010).
2 Colaboración con el fisioterapeuta (Servicio Vasco de Salud –OSAKIDETZA–, con-
vocatoria 2009).
2 Retirada de cuñas (Servicio Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2009).
2 Funciones de los Celadores antes las curas, ayuda a los enfermeros ante una cura,
retirada de cuñas (Agencia valenciana de Salud –AVS–, convocatoria 2009).
2 Retirado de cuñas (2), rasurado de enfermos (Servicio de Salud de Castilla la
Mancha –SESCAM-convocatoria 2010).

35
3
Documentación clínica
y no clínica

1. Sistema de información sanitaria del Sistema Nacional de Salud


2. Historia Clínica
3. Conceptos generales en documentación y tipos de documentos clínicos
4. Archivo
5. La Tarjeta Sanitaria Individual
3

6. Actuación del Celador en el traslado de documentos y objetos


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Sistema de información sanitaria del Sistema Nacional


de Salud
Viene regulado a partir de la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de cohesión y calidad del
Sistema Nacional de Salud, concretamente en su Capítulo V “Del Sistema de Información
Sanitaria”. En el artículo 53 se especifica lo siguiente:
“El Ministerio responsable de Sanidad establecerá un sistema de información sanitaria del
Sistema Nacional de Salud que garantice la disponibilidad de la información y la comunicación
recíprocas entre las Administraciones sanitarias. Para ello en el seno del Consejo Interterritorial
del Sistema Nacional de Salud se acordarán los objetivos y contenidos de la información.
El objetivo general del sistema de información sanitaria del Sistema Nacional de
Salud será responder a las necesidades de los siguientes colectivos, con la finalidad que en
cada caso se indica:
a) Autoridades sanitarias: la información favorecerá el desarrollo de políticas y la toma de
decisiones, dándoles información actualizada y comparativa de la situación y evolución
del Sistema Nacional de Salud.
b) Profesionales: la información irá dirigida a mejorar sus conocimientos y aptitudes clíni-
cas. Incluirá directorios, resultados de estudios, evaluaciones de medicamentos, pro-
ductos sanitarios y tecnologías, análisis de buenas prácticas, guías clínicas, recomenda-
ciones y recogida de sugerencias.

c) Ciudadanos: contendrá información sobre sus derechos y deberes y los riesgos para la
salud, facilitará la toma de decisiones sobre su estilo de vida, prácticas de autocuidado
y utilización de los servicios sanitarios y ofrecerá la posibilidad de formular sugerencias
de los aspectos mencionados.
d) Organizaciones y asociaciones en el ámbito sanitario: contendrá información sobre las
asociaciones de pacientes y familiares, de organizaciones no gubernamentales que ac-
túen en el ámbito sanitario y de sociedades científicas, con la finalidad de promover la
participación de la sociedad civil en el Sistema Nacional de Salud.
El sistema de información sanitaria contendrá información sobre las prestaciones y la car-
tera de servicios en atención sanitaria pública y privada, e incorporará, como datos básicos,
los relativos a población protegida, recursos humanos y materiales, actividad desarrollada,
38
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

farmacia y productos sanitarios, financiación y resultados obtenidos, así como las expectativas
y opinión de los ciudadanos, todo ello desde un enfoque de atención integral a la salud, des-
agregando por sexo todos los datos susceptibles de ello.
Con el fin de lograr la máxima fiabilidad de la información que se produzca, el Ministerio
responsable de Sanidad, previo acuerdo del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de
Salud, establecerá la definición y normalización de datos y flujos, la selección de indicadores y
los requerimientos técnicos necesarios para la integración de la información y para su análisis
desde la perspectiva del principio de igualdad entre mujeres y hombres.
El sistema de información sanitaria estará a disposición de sus usuarios, que serán las
Administraciones públicas sanitarias, los gestores y profesionales de la sanidad y los ciuda-
danos, en los términos de acceso y difusión que se acuerden en el Consejo Interterritorial del
Sistema Nacional de Salud.
Las Comunidades Autónomas, la Administración General del Estado y las Entidades
Gestoras de la Seguridad Social aportarán a este sistema de información sanitaria los datos
necesarios para su mantenimiento y desarrollo. Del mismo modo, las Administraciones au-
tonómicas y estatal tienen derecho de acceder y disponer de los datos que formen parte del
sistema de información que precisen para el ejercicio de sus competencias.
La cesión de los datos, incluidos aquellos de carácter personal necesarios para el siste-
ma de información sanitaria, estará sujeta a la legislación en materia de protección de datos
de carácter personal y a las condiciones acordadas en el Consejo Interterritorial del Sistema
Nacional de Salud.”

2. Historia Clínica
2.1. Historia Clínica en Atención Primaria
¿Qué es la Historia Clínica?
– Información necesaria para cumplir el objetivo asis-
tencial.
– Incluye:
* Área Social: datos familiares, laborales, educacio-
nales, etc.
* Área Preventiva: perfil de las actividades preventi-
vas, de vacunaciones previas.
* Área médica: problemas atendidos y su segui-
miento.
¿Cuál es la utilidad de la Historia Clínica?
– Asistencial (médico, enfermera, auxiliar de enfermería, trabajador social, facilitando la
atención sanitaria del paciente individual, estableciendo un seguimiento y detectando
problemas).
39
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Información sanitaria (cuantificar la incidencia y prevalencia de las enfermedades, ha-


ciendo posible formular y contrastar hipótesis sobre factores que las condicionen).
– Evaluación (básicamente del proceso, pero también de la estructura y del resultado.
Aporta los elementos necesarios para programar acciones de salud, orientar la asigna-
ción de recursos humanos y materiales así como planificar problemas de salud).
– Investigación epidemiológica, docencia y médico-legal.
Premisas de trabajo con la Historia Clínica
– Registro de datos que se integran en un formato organizado.
– Los datos se refieren sólo a un paciente en concreto, pueden obtenerse directa o
indirectamente.
– Registro de datos exactos, completos y particulares.
– Características variables de los datos según el Centro de Salud y el aspecto a considerar.
– Dependencia de los sistemas de información en la calidad de los registros.
Información del área social
– Datos de identificación: nombre y apellidos, dirección postal y teléfono, sexo, lugar y
fecha de nacimiento, número de S.S. y DNI, médico y enfermera asignados y fecha en la
que se realizó la historia.
– Otros datos: situación familiar, situación social, estudios y otros.
Datos preventivos
– Datos de comienzo: actividades preventivas y vacunaciones.
– Datos de seguimiento: prevención de infecciones, prevención del cáncer, hábitos de
vida inconvenientes, enfermedades crónicas y complicaciones del embarazo y parto.
Documentación básica de una Historia Clínica
– Adulto; hoja de Historia Clínica, hoja de seguimiento y carpeta con datos administrativos.
– Niño; hoja de Historia Clínica, gráficas de desarrollo y hoja de seguimiento.
– Documentación complementaria; hojas de protocolo de programas, informes de inter-
consulta, informes hospitalarios, etc.
Elementos de documentación básica de la Historia Clínica
– Es una carpeta de cartulina que tiene dos funciones: servir de continente al resto de la
Historia Clínica y registrar la información de identificación del usuario.
La información que se recoge en esta carpeta es la siguiente:
– En el anverso: número de Historia Familiar, fecha de apertura de Historia, apellido y
nombre del cabeza de familia, apellido y nombre del cónyuge, domicilio, teléfono,
tiempo de asentamiento en la localidad, nombre del médico, de la enfermera y del
trabajador social y nombre del Centro de Salud.
– En el reverso: composición del grupo familiar, características de la vivienda, datos am-
bientales, observaciones…
40
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

2.1.1. Elementos de la Historia Clínica


1. Código de la historia individual, compuesto por ocho dígitos:

– Dos últimas cifras del año de nacimiento.

– Mes del nacimiento.

– Día del nacimiento.

– Iniciales de los dos apellidos.

2. Datos de la historia sociolaboral:

Actual:

– Nombre de la empresa.

– Profesión.

– Mutuas de accidentes.

Anteriores:

– Trabajos previos en ambientes nocivos.

– Si es estudiante o ama de casa.

3. Antecedentes familiares: referidos a padres, hermanos, etc., sobre todo los referidos a
IAM, ACV, HTA, diabetes, dislipemia, cáncer, e. renal.

4. Alergias medicamentosas: en (+) o en (-) subrayar con rotuladores fluorescentes y


ponerlo también en la hoja de seguimiento.

5. Antecedentes personales: deben figurar en (+) o en (-) para que conste si se le ha


preguntado al paciente como mínimo los referidos a HTA, diabetes, intervenciones
quirúrgicas.

En caso de mujer se añade: menarquía, tipo de regla, H. obstétrica, abortos, embarazos,


partos prematuros, menopausia, cirugía ginecológica (legrados, histerectomías) y anti-
conceptivos (especificar métodos).

6. Hábitos tóxicos:

– Tabaco en (+) o en (-). Edad de inicio expresando el número de paquetes/año.

– Alcohol en (+) o en (-). Calculada la cantidad en gramos de etanol al día.

– Otras drogas. Tipo y forma de consumo. Años de consumo.

7. Ejercicio físico tipo.

8. Resumen de problemas: anotar si proceden los problemas de salud más importantes,


sobre todo los que se contemplan en el listado de patologías crónicas.
41
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

9. Otros datos de interés.


10. Tablas accesorias.
11. Monitorización de actividades preventivas.
12. Hoja de seguimiento.
En el encabezamiento: nombre y apellidos, número de historia individual y familiar, aler-
gias medicamentosas si existen…
En el margen izquierdo: toma de constantes vitales.
En el margen derecho: medicación crónica que toma, con nombre y dosis.

2.1.2. Archivo de la Historia Clínica


Puede ser:
– Por orden alfabético: sólo es útil en el medio rural con poca densidad de población.
– Por orden de apertura:
* Ventajas: rápida manipulación del archivo.
* Inconvenientes: necesita un fichero accesorio por orden alfabético que dé seguridad
al archivo.
– Por orden numérico (según la clave de la fecha de nacimiento):
* Ventajas: rápida manipulación del archivo y facilidad de recuerdo del número para
el paciente.
* Inconvenientes: necesita un fichero adicional y alteraciones de las fechas de naci-
miento de algunos pacientes.
– Por orden correlativo (según el número de Historia Clínica). Con la entrada de los
sistemas informáticos uno de los mejores métodos es esta clasificación secuencial de
las Historias Clínicas. Permite una rápida recuperación de las mismas y además facilita
su manipulación.
La utilización de la Historia Clínica se debe restringir al centro pudiendo ser utilizada por
todos los profesionales pero con la máxima garantía de confidencialidad.

2.2. Historia Clínica en Atención Hospitalaria


La Atención Hospitalaria es muy distinta a la Atención Primaria; en el hospital el paciente
pierde sus conexiones, se le aísla y se le estudia intensamente, la historia se reconstruye hasta
el tiempo presente y se expande de forma horizontal y transversal solamente hasta el alta por
curación, mejoría, voluntad personal o muerte. En Atención Primaria el paciente es estudiado
longitudinalmente y la Historia se expande a lo largo del tiempo; a veces, desde su conocimiento
hasta la muerte, el paciente no pierde sus conexiones familiares, sociales y laborales. Incluso el
42 personal sanitario se convierte en un huésped del paciente y su familia en la atención domiciliaria.
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

A. Primaria A. Hospitalaria
– Atención intermitente al paciente/sano. – Comienza desde el ingreso hasta el alta al
paciente no/sano.
– Dificultad de defini-
ción del principio y fin de las – Se delimitan con mayor exactitud ambas
enfermedades y los episodios. fases y episodios.
– Se trabaja con problemas y no con diag- – Se trabaja con enfermedades que casi
nósticos. siempre se diagnostican.
– Los pacientes/sanos conservan grandes – Registros uniformes.
parcelas de libertad.
– Los pacientes se ven desvinculados de su
– Dilema continuo cura/cuidados. medio y carecen de libertad.
– Pluralidad de ambientes, necesidad de – Dilema muy evidente.
adaptarse a los mismos.
– Ambiente único.

Centro

HABITACIÓN CAMA
• •
• •
• •

CARPETA DE HISTORIA CLÍNICA

Profesión ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Nombre del padre--------------------------------------Nombre de la madre-----------------------------

Nombre y dirección pariente más próximo--------------------------------------------------------------

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Nombre y dirección Médico de cabecera----------------------------------------------------------------

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Entidad colaboradora---------------------------------------------------------------------------------------------

DEPARTAMENTO/SERVICIO DOCTOR FECHA INICIAL FECHA ALTA


------------------------------------- --------------- -------------------- -----------------
------------------------------------- --------------- -------------------- -----------------
------------------------------------- --------------- -------------------- -----------------
------------------------------------- --------------- -------------------- -----------------

DIAGNÓSTICO

Cód 55 13 12
43
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.2.1. Elementos de documentación básica de la Historia Clínica Hospitalaria


1. Carpeta con datos administrativos. Es una carpeta que tiene dos funciones:
– Servir al resto de la H. Clínica.
– Registrar la información de identificación del usuario.
La información que se recoge en esta carpeta es la siguiente:
En la cara exterior: N.º de Historia, N.º de cama, nombre y apellidos, servicio al que está
adscrito, edad y fecha de ingreso.
En el interior: orden de las hojas de la H. Clínica en el momento del alta, N.º de estudios
radiológicos que se entregan para archivo y claves de cada servicio.
2. Documentación de una Historia Clínica
– Órdenes terapéuticas. Gráfica diaria.
– Observaciones de Enfermería.
– Valoración del paciente al ingreso.
– Historia Clínica y Exploración Física.

44
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

– Curso Clínico.
– Listado de problemas.
– Informe de analítica.
– Petición de estudios complementarios.
– Hoja Clínico-Estadística.
3. Al alta del paciente: informe de enfermería e informe médico.

2.3. Documentación clínica en la Ley 41/2002, de Autonomía


del Paciente
2.3.1. La Historia Clínica
Antes de aparecer esta Ley la Historia Clínica única se mencionaba en el artículo 61 de la
Ley General de Sanidad. A raíz de la publicación de la Ley 41/2002 se derogó el mencionado
artículo 61 y pasó a ser la Norma reguladora de la documentación sanitaria en general y de la
Historia Clínica en particular.
Atendiendo a la Ley 41/2002, la Historia Clínica comprende el conjunto de los documentos
relativos a los procesos asistenciales de cada paciente, con la identificación de los médicos y de
los demás profesionales que han intervenido en ellos, con objeto de obtener la máxima inte-
gración posible de la documentación clínica de cada paciente, al menos, en el ámbito de cada
centro (art. 14.1. de la Ley 41/2002).
El derecho a la intimidad resulta afectado por la gestión
de las Historias Clínicas, por tanto, cada centro procederá al
archivo de las Historias Clínicas de sus pacientes, cualquiera
que sea el soporte papel, audiovisual, informático o de
otro tipo en el que consten, de manera que queden garan-
tizadas su seguridad, su correcta conservación y la recu-
peración de la información (art. 14.2. de la Ley 41/2002).
Las Administraciones sanitarias establecerán los me-
canismos que garanticen la autenticidad del conteni-
do de la Historia Clínica y de los cambios operados en
ella, así como la posibilidad de su reproducción futu-
ra (art. 14.3. de la Ley 41/2002).
Las CC. AA. aprobarán las disposiciones necesarias
para que los centros sanitarios puedan adoptar las medi-
das técnicas y organizativas adecuadas para archivar
y proteger las Historias Clínicas y evitar su destrucción
o su pérdida accidental (art. 14.4. de la Ley 41/2002).
La Historia Clínica incorporará la información que se considere trascendental para el conoci-
miento veraz y actualizado del estado de salud del paciente. Todo paciente o usuario tiene derecho
a que quede constancia de la información obtenida en todos sus procesos asistenciales, realizados
por el servicio de salud tanto en el ámbito de atención primaria como en el ámbito de la atención
especializada, por escrito o en el soporte técnico más adecuado (art. 15.1. de la Ley 41/2002). 45
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

La Historia Clínica tendrá como finalidad principal facilitar la asistencia sanitaria, dejando
constancia de todos aquellos datos que, bajo criterio del facultativo, permitan el conocimien-
to veraz y actualizado del estado de salud.
El contenido mínimo de la Historia Clínica será el siguiente:
a) La documentación relativa a la hoja clínico-estadística.
b) La autorización de ingreso.
c) El informe de urgencia.
d) La anamnesis y la exploración física.
e) La evolución.
f ) Las órdenes médicas.
g) La hoja de interconsulta.
h) Los informes de exploraciones complementarias.
i) El consentimiento informado.
j) El informe de anestesia.
k) El informe de quirófano o de registro del parto.
l) El informe de anatomía patológica.
m) La evolución y planificación de cuidados de enfermería.
n) La aplicación terapéutica de enfermería.
ñ) El gráfico de constantes.
o) El informe clínico de alta.
En todo caso, la autorización de ingreso, el informe de urgencia, el consentimiento infor-
mado, el informe de anestesia, el informe de quirófano o de registro del parto, el gráfico de
constantes, y el informe clínico de alta, sólo serán exigibles en la cumplimentación de la
Historia Clínica cuando se trate de procesos de hospitalización o así se disponga (art. 15.2.
de la Ley 41/2002).
La cumplimentación de la Historia Clínica, en los aspectos relacionados con la asistencia
directa al paciente, será responsabilidad de los profesionales que intervengan en ella
(art. 15.3. de la Ley 41/2002).
La Historia Clínica se llevará con criterios de unidad y de integración, en cada institución
asistencial como mínimo, para facilitar el mejor y más oportuno conocimiento por los facul-
tativos de los datos de un determinado paciente en cada proceso asistencial (art. 15.4. de la
Ley 41/2002).
En algunas Comunidades Autónomas hay desarrollos normativos sobre la Historia Clínica,
como por ejemplo en Castilla y León por el Decreto 101/2005 de 22 de diciembre.

46
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

2.3.1.1. Usos de la Historia Clínica


La Historia Clínica es un instrumento destinado fundamentalmente a garantizar una
asistencia adecuada al paciente. Los profesionales asistenciales del centro que realizan el
diagnóstico o el tratamiento del paciente tienen acceso a la Historia Clínica de éste como ins-
trumento fundamental para su adecuada asistencia (art. 16.1. de la Ley 41/2002).
Cada centro establecerá los métodos que posibiliten, en todo momento, el acceso a la
Historia Clínica de cada paciente por los profesionales que le asisten (art. 16.2. de la Ley 41/2002).

El acceso a la Historia Clínica con fines judiciales, epidemiológicos, de Salud Pública, de in-
vestigación o de docencia se rige por lo dispuesto en la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre,
de Protección de Datos de Carácter Personal y en la Ley General Sanidad (art. 16.3. de la Ley 41/2002).
El acceso a la Historia Clínica con estos fines obliga a preservar los datos de identificación
personal del paciente, separados de los de carácter clínico-asistencial, de manera que como
regla general quede asegurado el anonimato, salvo que el propio paciente haya dado su
consentimiento para no separarlos. Se exceptúan los supuestos de investigación de la auto-
ridad judicial en los que se considere imprescindible la unificación de los datos identificativos
con los clínico-asistenciales, en los cuales se estará a lo que dispongan los jueces y tribunales
en el proceso correspondiente. El acceso a los datos y documentos de la Historia Clínica queda
limitado estrictamente a los fines específicos de cada caso (art. 16.3. de la Ley 41/2002).
En el ámbito procesal, la Historia Clínica es el documento que permite constatar si se ha dado
cumplimiento a los derechos de los pacientes en la relación médico-paciente y, además sirve
como medio de prueba principal en los procesos de responsabilidad de los profesionales sanitarios.
El personal de administración y gestión de los centros sanitarios sólo puede acceder a los
datos de la Historia Clínica relacionados con sus propias funciones (art. 16.4. de la Ley 41/2002).
El personal sanitario debidamente acreditado que ejerza funciones de inspección, evalua-
ción, acreditación y planificación, tiene acceso a las Historias Clínicas en el cumplimiento de
sus funciones de comprobación de la calidad de la asistencia, el respeto de los derechos del
paciente o cualquier otra obligación del centro en relación con los pacientes y usuarios o la
propia Administración sanitaria (art. 16.5. de la Ley 41/2002).
El personal que accede a los datos de la Historia Clínica en el ejercicio de sus funciones
queda sujeto al deber de secreto (art. 16.6. de la Ley 41/2002). 47
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las CC AA (Comunidades Autónomas) regularán el procedimiento para que quede cons-


tancia del acceso a la Historia Clínica y de su uso (art. 16.7. de la Ley 41/2002).

2.3.1.2. La conservación de la documentación clínica


Los centros sanitarios tienen la obligación de conservar la documentación clínica en
condiciones que garanticen su correcto mantenimiento y seguridad, aunque no necesaria-
mente en el soporte original, para la debida asistencia al paciente durante el tiempo adecuado
a cada caso y, como mínimo, cinco años contados desde la fecha del alta de cada proceso
asistencial (art. 17.1. de la Ley 41/2002).

La documentación clínica también se conservará a efectos judiciales de conformidad con


la legislación vigente. Se conservará, asimismo, cuando existan razones epidemiológicas,
de investigación o de organización y funcionamiento del Sistema Nacional de Salud. Su
tratamiento se hará de forma que se evite en lo posible la identificación de las personas afec-
tadas (art. 17.2. de la Ley 41/2002).
Los profesionales sanitarios tienen el deber de cooperar en la creación y el mantenimien-
to de una documentación clínica ordenada y secuencial del proceso asistencial de los pacien-
tes (art. 17.3. de la Ley 41/2002).
La gestión de la Historia Clínica por los centros con pacientes hospitalizados, o por los que atiendan
a un número suficiente de pacientes bajo cualquier otra modalidad asistencial, según el criterio de los
servicios de salud, se realizará a través de la unidad de admisión y documentación clínica, encargada
de integrar en un solo archivo las Historias Clínicas. La custodia de dichas Historias Clínicas estará bajo la
responsabilidad de la dirección del centro sanitario (art. 17.4. de la Ley 41/2002).
Los (profesionales sanitarios) que desarrollen su actividad de manera individual son
responsables de la gestión y de la custodia de la documentación asistencial que generen (art.
17.5. de la Ley 41/2002).
Son de aplicación a la documentación clínica las medidas técnicas de seguridad
establecidas:
– En la legislación reguladora de la conservación de los ficheros que contienen datos de
carácter personal.
– En general, por la Ley 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter
48 Personal (art. 17.6. de la Ley 41/2002).
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

2.3.1.3. El derecho de acceso a la Historia Clínica


El paciente tiene derecho de acceso a la Historia
Clínica, con la reserva de las anotaciones subjetivas
de los facultativos, y a obtener copia de los datos
que constan en ella. Los centros sanitarios regularán
el procedimiento que garantice la observancia de es-
tos derechos (art. 18.1. de la Ley 41/2002).
El derecho de acceso del paciente a la Historia
Clínica puede ejercerse también por representación
debidamente acreditada (art. 18.2. de la Ley 41/2002).
El derecho de acceso del paciente a la documen-
tación de la Historia Clínica no puede ejercitarse en
perjuicio del derecho de terceras personas a la
confidencialidad de los datos que constan en ella
recogidos en interés terapéutico del paciente, ni en
perjuicio del derecho de los profesionales partici-
pantes en su elaboración, los cuales pueden oponer
al derecho de acceso del paciente la reserva de sus
anotaciones subjetivas (art. 18.3. de la Ley 41/2002).
Los centros sanitarios y los facultativos de ejercicio individual tan sólo facilitarán el
acceso a la Historia Clínica de los pacientes fallecidos a las personas vinculadas a ellos por
razones familiares o de hecho, salvo que el fallecido lo hubiera prohibido expresamente y
así se acredite. En cualquier caso el acceso de un tercero a la Historia Clínica motivado por un
riesgo para su salud se limitará a los datos pertinentes, sin que pueda facilitarse información
que afecta a la intimidad del fallecido, ni a las anotaciones subjetivas de los profesionales sa-
nitarios, ni que perjudique a terceros (art. 18.4. de la Ley 41/2002).

2.3.1.4. Derechos relacionados con la custodia de la Historia Clínica


El paciente tiene derecho a que los centros sanitarios establezcan un mecanismo de cus-
todia activa y diligente de las Historias Clínicas. Dicha custodia permitirá la recogida, la inte-
gración, la recuperación y la comunicación de la información sometida al principio de confi-
dencialidad (art. 19 de la Ley 41/2002).

2.3.1.5. La coordinación de las Historias Clínicas


El Ministerio responsable de Sanidad, en coordinación y con la colaboración de las
CC AA competentes en la materia, promoverá, con la participación de todos los intere-
sados, la implantación de un sistema de compatibilidad que, atendida la evolución y
disponibilidad de los recursos técnicos, y la diversidad de sistemas y tipos de Historias
Clínicas, posibilite su uso por los centros asistenciales de España que atiendan a un
mismo paciente, en evitación de que los atendidos en diversos centros se sometan a
exploraciones y procedimientos de innecesaria repetición (disposición adicional ter-
cera de la Ley 41/2002).

49
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.3.2. Informe de alta y otra documentación clínica


2.3.2.1. Informe de alta
Todo paciente, familiar o persona vinculada a él, en su caso, tendrá el derecho a recibir
el informe de alta del centro, servicio o establecimiento sanitario, una vez finalizado el proceso
asistencial. Las características, requisitos y condiciones de los informes de alta se determinarán
reglamentariamente por las Administraciones Sanitarias Autonómicas (art. 20 de la Ley 41/2002).
Dicho informe de alta dispondrá de los siguientes contenidos mínimos:
– Los datos del proceso asistencial del paciente.
– Un resumen de su historial clínico.
– La actividad asistencial prestada.
– El diagnóstico.
– Las recomendaciones terapéuticas.
El informe de alta se regirá, mientras no se desarrolle legalmente lo dispuesto en la Ley 41/2002,
por la Orden del Ministerio de Sanidad y Consumo, de 6 de septiembre de 1984, por la que se re-
gula la obligatoriedad del Informe de Alta (disposición transitoria única de la Ley 41/2002).

2.3.2.2. El alta del paciente: alta voluntaria y forzosa del paciente


En caso de no aceptar el tratamiento prescrito, se propondrá al paciente o usuario la
firma del alta voluntaria. Si no la firmara, la dirección del centro sanitario, a propuesta del
médico responsable, podrá disponer el alta forzosa en las condiciones reguladas por la Ley.
El hecho de no aceptar el tratamiento prescrito no dará lugar al alta forzosa cuando existan
tratamientos alternativos, aunque tengan carácter paliativo, siempre que los preste el cen-
tro sanitario y el paciente acepte recibirlos. Estas circunstancias quedarán debidamente do-
cumentadas (art. 21.1. de la Ley 41/2002).
En el caso de que el paciente no acepte el alta, la dirección del centro, previa comprobación
del informe clínico correspondiente, oirá al paciente y, si persiste en su negativa, lo pondrá en
conocimiento del juez para que confirme o revoque la decisión (art. 21.2. de la Ley 41/2002).

2.3.2.3. Emisión de certificados médicos


Todo paciente o usuario tiene derecho a que se le faciliten los certificados acreditativos
de su estado de salud. Estos serán gratuitos cuando así lo establezca una disposición legal o
reglamentaria (art. 22 de la Ley 41/2002).

2.3.2.4. Obligaciones profesionales de información técnica, estadística y administrativa


Los profesionales sanitarios, además de las obligaciones señaladas en materia de informa-
ción clínica, tienen el deber de cumplimentar los protocolos, registros, informes, estadís-
ticas y demás documentación asistencial o administrativa, que guarden relación con los
procesos clínicos en los que intervienen, y los que requieran los centros o servicios de salud
competentes y las autoridades sanitarias, comprendidos los relacionados con la investigación
50 médica y la información epidemiológica (art. 23 de la Ley 41/2002).
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

3. Conceptos generales en documentación y tipos


de documentos clínicos
3.1. Conceptos generales
A efectos de la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del
paciente y de derechos y obligaciones en materia de Información y Documentación Clínica se
entiende por:
– Centro sanitario: el conjunto organizado de profesionales, instalaciones y medios téc-
nicos que realiza actividades y presta servicios para cuidar la salud de los pacientes y
usuarios.
– Certificado médico: la declaración escrita de un médico que dé fe del estado de salud
de una persona en un determinado momento.
– Consentimiento informado: la conformidad libre, voluntaria y consciente de un pa-
ciente, manifestada en el pleno uso de sus facultades después de recibir la información
adecuada, para que tenga lugar una actuación que afecta a su salud.
– Documentación clínica: el soporte de cualquier tipo o clase que contiene un conjunto
de datos e informaciones de carácter asistencial.
– Historia clínica: el conjunto de documentos que contienen los datos, valoraciones e
informaciones de cualquier índole sobre la situación y la evolución clínica de un pa-
ciente a lo largo del proceso asistencial.
– Información clínica: todo dato, cualquiera que sea su forma, clase o tipo, que permite
adquirir o ampliar conocimientos sobre el estado físico y la salud de una persona, o la
forma de preservarla, cuidarla, mejorarla o recuperarla.
– Informe de alta médica: el documento emitido por el médico responsable en un
centro sanitario al finalizar cada proceso asistencial de un paciente, que especifica los
datos de éste, un resumen de su historial clínico, la actividad asistencial prestada, el
diagnóstico y las recomendaciones terapéuticas.
– Intervención en el ámbito de la sanidad: toda actuación realizada con fines preventi-
vos, diagnósticos, terapéuticos, rehabilitadores o de investigación.
– Libre elección: la facultad del paciente o usuario de optar, libre y voluntariamente,
entre dos o más alternativas asistenciales, entre varios facultativos o entre centros asis-
tenciales, en los términos y condiciones que establezcan los servicios de salud compe-
tentes, en cada caso.
– Médico responsable: el profesional que tiene a su cargo coordinar la información y la
asistencia sanitaria del paciente o del usuario, con el carácter de interlocutor principal
del mismo en todo lo referente a su atención e información durante el proceso asis-
tencial, sin perjuicio de las obligaciones de otros profesionales que participan en las
actuaciones asistenciales.
– Paciente: la persona que requiere asistencia sanitaria y está sometida a cuidados pro-
fesionales para el mantenimiento o recuperación de su salud.
51
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Servicio sanitario: la unidad asistencial con organización propia, dotada de los recur-
sos técnicos y del personal cualificado para llevar a cabo actividades sanitarias.
– Usuario: la persona que utiliza los servicios sanitarios de educación y promoción de la
salud, de prevención de enfermedades y de información sanitaria.

3.2. Documentos clínicos de uso en Atención Primaria


Son los siguientes:
– Historia Clínica.
– Historia Médica. Es parecida a las hojas médicas y de enfermería que se verán en el
caso hospitalario.
– Historia de enfermería. La consulta directa que los diplomados de enfermería ofrecen
a los pacientes en los Centros de Salud precisa de una Historia de enfermería. Esta his-
toria se centra en los cuidados de enfermería que hay que dispensar a la población re-
lacionados, por ejemplo, con los programas específicos para crónicos, hipertensos, dia-
béticos, vacunaciones y educación sanitaria a los enfermos y a la población en general.
– Impreso de citación. Se refiere a la cita para la próxima consulta. Recoge datos de
filiación del paciente, día, hora, lugar y servicio al que se cita al enfermo, así como ins-
trucciones al enfermo de lo que tiene que hacer en caso de que se requiera algún tipo
de preparación previa para acudir a la consulta.
– Impreso de solicitud de pruebas complementarias. Para dirigir a otros Servicios o a
otros centros sanitarios:
* Laboratorios (bioquímica, lenatología, microbiología, etc.).
* Radiodiagnóstico.
* Anatomía Patológica.
* Medicina Nuclear.

Solicitud de pruebas para el laboratorio de microbiología


52
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

3.3. Documentos clínicos de uso hospitalario


Son los siguientes:
– Historia Clínica.
– Hoja de ingreso. Es cumplimentada por el personal administrativo. Incluye datos de
filiación del paciente, teléfono de contacto con familiares directos, servicio en el que
ingresa, habitación y motivo de ingreso (diagnóstico probable).
– Informe médico de urgencias. Recoge los resultados del interrogatorio, exploraciones
y pruebas complementarias realizados en el Servicio de Urgencias a la llegada al hospi-
tal, así como la impresión diagnóstica.
– Hoja de enfermería de urgencias. Recoge las atenciones de enfermería que se pres-
taron al paciente en el Servicio de Urgencias, así como la evolución en los cuidados de
enfermería en el caso de que estuviera varias horas en este servicio.
– Hoja de evolución médica. En ella cada médico anota, durante la estancia del pacien-
te en el hospital, sus reflexiones sobre la evolución del paciente, pruebas a realizar,
alternativas de tratamiento, etc.
– Orden de tratamiento. Se actualiza a diario. Incluye los tratamientos prescritos por
los médicos, dosis, frecuencia de administración y tiempo de duración. Según sea la
evolución del paciente será necesario cambiar los tratamientos o no, de ahí que este
documento tenga que actualizarse a diario.
– Hoja de observaciones tanto para los diplomados en enfermería como para los
auxiliares. Se constata la evolución experimentada por el paciente sobre la base de
los cuidados de enfermería realizados. Además, esta hoja describe las atenciones de
enfermería realizadas.
– Gráficas de constantes vitales.
– Impresos de consentimiento informado. Ante la necesidad de realizar una prueba
complementaria o un tratamiento que entrañe cualquier tipo de riesgo para la vida
del paciente, es necesario informarle a él, o a los responsables familiares en caso de
menores, estados de coma, etc., mediante documento escrito que debe firmar a modo
de autorización, en el caso de que esté de acuerdo.
– Hojas operatorias. Hay tres tipos de hojas operatorias:
* La hoja de intervención quirúrgica. La utiliza el cirujano responsable de la interven-
ción y registra en ella el diagnóstico, tipo de cirugía a realizar, técnica operatoria, du-
ración de la intervención, toma de muestras para anatomía patológica, colocación
de prótesis y tipo, etc.
* La hoja de anestesia. Es rellenada por el médico anestesista. En ella se anotan los anesté-
sicos utilizados, dosis y tiempo de administración, gráfica de constantes vitales, balance
hídrico y cuantos problemas surjan con relación a la anestesia.
* La hoja de enfermería. Es cumplimentada por la enfermera encargada de quirófano
y en ella se hacen constar las peticiones al banco de sangre, radiodiagnóstico, los
envíos a anatomía patológica, etc.
53
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Informe clínico de alta. Lo redacta y firma el médico del Servicio encargado del pa-
ciente. Es una especie de resumen de su Historia Clínica en el que se recogen los ante-
cedentes personales y familiares, motivo de ingreso, diagnóstico, tratamientos médi-
cos y quirúrgicos aplicados, y recomendaciones terapéuticas para el médico de familia.
– Impreso de alta voluntaria. Al igual que el anterior lo rellena el médico encargado del pa-
ciente. Se hace a petición del propio paciente y debe ser firmado por él o quien lo represente.

4. Archivo
El archivo es el lugar donde quedan almacenadas y ordenadas todas las Historias Clínicas de los
pacientes que son atendidos por un centro sanitario. Las funciones generales del archivo son la con-
servación de los documentos, acceso a la documentación, sistematización del archivo, información,
educación… Las historias se ordenan según el número que se les asignó cuando se abrieron.
El Celador es el responsable del traslado de las Historias Clínicas y documentación com-
plementaria desde la unidad hospitalaria correspondiente al archivo central. La periodicidad
en la recogida de Historias Clínicas por el Celador será fijada por el Jefe del Archivo Central de
Historias Clínicas.
La información clínica de un paciente puede quedar almacenada de la siguiente manera:
– En un fichero. En él van a quedar archivados únicamente los datos esenciales del enfermo.
Este fichero podemos encontrarlo en todas las consultas y salas de un centro sanitario.
– En el archivo de consulta o de planta. En él permanece guardada la Historia Clínica
del enfermo mientras está siendo tratado de su enfermedad. En el caso de que el pa-
ciente fuera ingresado dicha ficha pasaría a planta.

Archivo de Historias Clínicas de una Archivo central de un hospital


planta de hospital

– Archivo central. En él quedan almacenadas todas las historias del centro una vez que
se han cerrado, es decir, cuando el enfermo ha sido dado de alta o ha fallecido. En este
54 archivo permanecen almacenadas durante años.
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

– Libro de urgencias. En él van a quedar registrados los datos más esenciales de todo
paciente que requiere de una atención urgente. Dichos datos serán: los datos de identi-
ficación del paciente, la hora a la que acude al servicio de urgencia, si es traslado a otra
unidad y a cuál, el juicio clínico y la hora en la que es dado de alta o, en último caso, la
hora a la que ha fallecido.

5. La Tarjeta Sanitaria Individual


5.1. Introducción
La tarjeta sanitaria individual es el documento individual y personalizado que identifica
y acredita al usuario para acceder a los servicios sanitarios de la Seguridad Social. Tiene un
carácter estrictamente sanitario, es decir, permitir el acceso a la asistencia sanitaria, pero no es
extensible su validez para el resto de las prestaciones de la Seguridad Social.
Su regulación actual se articula a través de dos normas, que son Ley 16/2003, de 28 de
mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud y el Real Decreto 183/2004, de 30
de enero, por el que se regula la tarjeta sanitaria individual.
La Ley 16/2003, de 28 de mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud en su
artículo 57 regula la tarjeta sanitaria individual y establece:
1. El acceso de los ciudadanos a las prestaciones de
la atención sanitaria que proporciona el Sistema
Nacional de Salud se facilitará a través de la tarjeta
sanitaria individual, como documento administrativo
que acredita determinados datos de su titular, a los
que se refiere el apartado siguiente. La tarjeta sanita-
ria individual atenderá a los criterios establecidos con
carácter general en la Unión Europea.
2. Sin perjuicio de su gestión en el ámbito territorial respectivo por cada comunidad au-
tónoma y de la gestión unitaria que corresponda a otras Administraciones públicas en
razón de determinados colectivos, las tarjetas incluirán, de manera normalizada, los
datos básicos de identificación del titular de la tarjeta, del derecho que le asiste en re-
lación con la prestación farmacéutica y del servicio de salud o entidad responsable de
la asistencia sanitaria. Los dispositivos que las tarjetas incorporen para almacenar la in-
formación básica y las aplicaciones que la traten deberán permitir que la lectura y com-
probación de los datos sea técnicamente posible en todo el territorio del Estado y para
todas las Administraciones públicas. Para ello, el Ministerio responsable de Sanidad,
en colaboración con las comunidades autónomas y demás Administraciones públicas
competentes, establecerá los requisitos y los estándares necesarios.
3. Con el objetivo de poder generar el código de identificación personal único, el
Ministerio responsable de Sanidad desarrollará una base de datos que recoja la infor-
mación básica de asegurados del Sistema Nacional de Salud, de tal manera que los
servicios de salud dispongan de un servicio de intercambio de información sobre la
población protegida, mantenido y actualizado por los propios integrantes del sistema.
Este servicio de intercambio permitirá la depuración de titulares de tarjetas.
55
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

4. Conforme se vaya disponiendo de sistemas electrónicos de tratamiento de la informa-


ción clínica, la tarjeta sanitaria individual deberá posibilitar el acceso a aquélla de los
profesionales debidamente autorizados, con la finalidad de colaborar a la mejora de la
calidad y continuidad asistenciales.
5. Las tarjetas sanitarias individuales deberán adaptarse, en su caso, a la normalización
que pueda establecerse para el conjunto de las Administraciones públicas y en el seno
de la Unión Europea.

5.2. El Real Decreto 183/2004, por el que se regula la Tarjeta Sanitaria


Individual
5.2.1. Introducción
Este Real Decreto viene a desarrollar lo dispuesto en el art. 57 de la Ley 16/2003, de 28 de
mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud.
Con el objetivo de poder identificar de forma segura y unívoca a cada ciudadano, la Ley
encomienda al Ministerio de Sanidad y Consumo la generación de un código de identificación
personal único para el Sistema Nacional de Salud, mediante el desarrollo de una base de datos
que recoja la información básica de usuarios del Sistema Nacional de Salud, de tal manera que
los servicios de salud dispongan de un servicio de intercambio de información sobre la pobla-
ción protegida, mantenido y actualizado por los propios integrantes del sistema.
Para dar cumplimiento a las previsiones legales es necesario abordar, en primer lugar,
los aspectos relativos a la emisión de la tarjeta por parte de las Administraciones sanitarias,
como elemento necesario para acceder a los servicios en el conjunto del Sistema Nacional
de Salud.
Del mismo modo, debe normalizarse la información mínima que la tarjeta ha de suminis-
trar acerca de los ciudadanos, a través de la incorporación de un conjunto básico común de
datos en todas las tarjetas sanitarias emitidas.
Con el fin de minimizar los costes de transición y posibilitar el desarrollo y adecuación
técnica de las nuevas tarjetas sanitarias, se prevé la sustitución de las actuales a medida que
éstas vayan caducando, estableciéndose, además, un plazo para la preparación de los reque-
rimientos necesarios para el inicio de su sustitución.
El Real Decreto aborda también la regulación del código de identificación personal que
establece la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de
Salud, que será único a lo largo de la vida de la persona. Ello facilitará, entre otros aspec-
tos, la búsqueda y consulta de la información clínica de cada paciente, posibilitando el in-
tercambio de dicha información dentro del Sistema Nacional de Salud en las condiciones
legalmente permitidas y siempre con la finalidad de contribuir a la mejora de la calidad
asistencial.
De igual forma, es necesario regular el funcionamiento de la base de datos de población
protegida del Sistema Nacional de Salud, que tiene como objetivo fundamental la generación
de este código de identificación personal con la mayor certidumbre posible de su carácter
único.
56
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

La base de datos se concibe como un sistema de intercambio de información sobre la po-


blación protegida entre las Administraciones sanitarias, con el fin de mantener la coherencia
de los datos de aseguramiento y ser fuente fiable para la gestión de las políticas de cohesión
sanitaria. Es también preciso establecer los aspectos de seguridad y acceso a la información y
la cesión de datos.
Por último, es necesario incorporar a este mismo sistema a todos aquellos colectivos cuya
cobertura sanitaria se financia públicamente y que están incluidos en regímenes especiales a
través del mutualismo administrativo. Con ello se logrará la correcta ordenación de las situa-
ciones y se colocará a todos los asegurados en pie de igualdad respecto a las utilidades que
proporciona el sistema de intercambio de información sobre población protegida del Sistema
Nacional de Salud.

5.2.2. Regulación de la Tarjeta Sanitaria Individual


Las Administraciones sanitarias autonómicas y el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria
emitirán una tarjeta sanitaria individual con soporte informático a las personas residentes en
su ámbito territorial que tengan acreditado el derecho a la asistencia sanitaria pública.
La tarjeta sanitaria individual emitida por cualquiera de las Administraciones sanitarias
competentes será válida en todo el Sistema Nacional de Salud, y permitirá el acceso a los
centros y servicios sanitarios del sistema en los términos previstos por la legislación vigente.
Datos básicos comunes de la tarjeta sanitaria individual
Establece el Real Decreto 183/2004, de 30 de enero, que con objeto de disponer de da-
tos normalizados de cada persona, en su condición de usuario del Sistema Nacional de Salud,
independientemente del título por el que accede al derecho a la asistencia sanitaria y de la
Administración sanitaria emisora, todas las tarjetas sanitarias incorporarán una serie de datos
básicos comunes y estarán vinculadas a un código de identificación personal único para cada
ciudadano en el Sistema Nacional de Salud.
Sin perjuicio de la información que la Ley autorice a incorporar a cada Administración com-
petente, la tarjeta sanitaria individual contendrá, de manera normalizada y de forma visible,
los siguientes datos:
a) Administración sanitaria emisora de la tarjeta.
b) Apellidos y nombre del titular de la tarjeta.
c) Código de identificación personal asignado por la Administración sanitaria que emite
la tarjeta.
d) Modalidad de la prestación farmacéutica.
e) Leyenda que informa de su validez en todo el Sistema Nacional de Salud: esta tarjeta le
permite el acceso a los servicios de todo el Sistema Nacional de Salud.
El Ministerio responsable de Sanidad, de acuerdo con las Comunidades Autónomas y de-
más Administraciones públicas competentes, establecerá los requisitos y los estándares nece-
sarios sobre los dispositivos que las tarjetas incorporen para almacenar la información básica,
y las aplicaciones que las traten deberán permitir que la lectura y comprobación de los datos
sea técnicamente posible en todo el territorio del Estado.
57
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Código de identificación personal del Sistema Nacional de Salud


Regulado por dicho Real Decreto 183/2004, dispone la norma que la asignación del código
de identificación personal del Sistema Nacional de Salud se realizará en el momento de inclu-
sión de los datos relativos a cada ciudadano en la base de datos de población protegida por
el Sistema Nacional de Salud, desarrollada por el Ministerio de Sanidad y Consumo, y actuará
como clave de vinculación de los diferentes códigos de identificación personal autonómicos
que cada persona pueda tener asignado a lo largo de su vida.
El código de identificación personal del Sistema Nacional de Salud tendrá carácter irrepeti-
ble y será único a lo largo de la vida de cada persona, independientemente de la Administración
sanitaria competente en su atención sanitaria en cada momento.
Dicho código de identificación facilitará la búsqueda de la información sanitaria de un pa-
ciente que pueda encontrarse dispersa en el Sistema Nacional de Salud, con el fin de que
pueda ser localizada y consultada por los profesionales sanitarios, exclusivamente cuando
ello redunde en la mejora de la atención sanitaria, con pleno respeto a lo dispuesto en la Ley
Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal y en la Ley
41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos
y obligaciones en materia de información y documentación clínica, garantizando asimismo la
confidencialidad e integridad de la información.
Base de datos de población protegida del Sistema Nacional de Salud
Con el fin de proceder a la generación del código de identificación personal del Sistema Nacional
de Salud, el Ministerio de Sanidad y Consumo, a través del Instituto de Información Sanitaria, de-
sarrollará una base de datos que recoja la información básica de los usuarios del Sistema Nacional
de Salud, así como el fichero histórico de las situaciones de aseguramiento y de la adscripción de la
persona, en su caso, a diferentes Administraciones sanitarias a lo largo de su vida.
Para facilitar la gestión de la población protegida, su movilidad y el acceso a los servi-
cios sanitarios, dicha base actuará como un sistema de intercambio de información entre las
Administraciones sanitarias. La información que recoja deberá posibilitar la coherencia de los
datos de aseguramiento, evitar la adscripción simultánea a distintos servicios de salud y obte-
ner la mayor rentabilidad posible en los cruces de datos entre los ficheros oficiales necesarios
para su correcto mantenimiento.
La base de datos de población protegida del Sistema Nacional de Salud será mante-
nida por las Administraciones sanitarias emisoras de la tarjeta sanitaria individual. Dichas
Administraciones serán las competentes para la inclusión en aquélla de las personas prote-
gidas en su ámbito territorial. Del mismo modo, serán las responsables del tratamiento de los
datos, actuales e históricos, de su población protegida.
Dicha base de datos respetará el modelo de funcionamiento y de gestión de las bases de
datos de tarjeta sanitaria individual de cada Administración sanitaria.
La base de datos incorporará información del sistema de Seguridad Social y del mutualis-
mo administrativo, con el fin de suministrar a las Administraciones sanitarias datos permanen-
temente actualizados que permitan la correcta gestión de las situaciones de las personas res-
pecto a altas, bajas, cobertura de prestaciones y movilidad de pacientes en la Unión Europea,
de acuerdo con los reglamentos comunitarios vigentes en esta materia.
El plan de explotación estadística de la base de datos será acordado por el Consejo
58 Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, y la información obtenida se pondrá a dispo-
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

sición de las Administraciones sanitarias. En todo caso, la información que se facilite a estos
fines será previamente objeto de disociación.
El Ministerio de Sanidad y Consumo atenderá con los medios de que disponga el funcio-
namiento de la base de datos.
Otras disposiciones recogidas en el Real Decreto 183/2004, de 30 de enero, por el
que se regula la tarjeta sanitaria individual
a) Respecto a la cesión de datos recoge la norma que el Consejo Interterritorial del Sistema
Nacional de Salud, en caso de considerar necesaria la cesión de los datos de esta base,
recabará la asistencia de la Agencia Española de Protección de Datos, a fin de que por
ésta se determinen los supuestos bajo los que podrá efectuarse la cesión a terceros.
Dicha cesión se atendrá, en todo caso, a la normativa vigente en materia de protección
de datos personales.
b) Asimismo y por lo que respecta a colectivos asegurados a través de regímenes especia-
les, establece que las Administraciones públicas competentes en materia de cobertura
sanitaria por razón de determinados colectivos expedirán a cada uno de sus asegurados
una tarjeta sanitaria, con soporte informático y con las características básicas que se defi-
nen en este Real Decreto, incluida la asignación de código de identificación personal del
Sistema Nacional de Salud, y se incorporarán al sistema de intercambio de información
que la base de datos de población protegida del Sistema Nacional de Salud proporciona.
c) En la medida en que se establezcan por la Unión Europea criterios de normalización
que faciliten la circulación y mejora de la asistencia sanitaria de pacientes en el ámbito
comunitario, las tarjetas sanitarias individuales del Sistema Nacional de Salud deberán
adaptarse a aquéllos.
d) El proceso de sustitución de las tarjetas actualmente existentes por las que cumplan los
requisitos establecidos en este Real Decreto deberá iniciarse dentro del plazo de seis
meses a partir de su entrada en vigor.
La sustitución, una vez iniciado el proceso, se producirá a medida que las tarjetas vayan
caducando, o cuando por cualquier motivo vayan a renovarse.

5.3. Tarjeta sanitaria europea


Es el documento que permite el acceso de sus titulares a los servicios sanitarios de la
red pública de cualquiera de los Estados de la Unión Europea, Suiza y los países del Espacio
Económico Europeo en sus desplazamientos temporales.
Características:
– Es un documento individual que acredita el derecho de su titular a recibir las prestacio-
nes sanitarias que sean necesarias desde el punto de vista médico, durante una estan-
cia temporal en cualquiera de los países antes citados.
– La asistencia sanitaria se recibirá en igualdad de condiciones que los asegurados del
país al que se desplaza.
– Puede ser solicitada por Internet y en los Centros de Atención e Información de la
Seguridad Social (CAISS) y del Instituto Social de la Marina, organismos que la expiden. 59
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

El periodo de validez consta en la Tarjeta Sanitaria Europea. Con carácter general será de 1
año, desde la fecha de expedición.

6. Actuación del Celador en el traslado de documentos


y objetos
Las funciones de los Celadores según el Estatuto de Personal no Sanitario al servicio de las
instituciones sanitarias relacionadas con la documentación clínica se traducen en la tramita-
ción o traslado sin tardanza de las comunicaciones verbales, documentos, correspondencia u
objetos que les sean confiados por sus superiores, así como el traslado de aparatos o mobilia-
rio de unos servicios a otros.

6.1. Funciones principales


Estas funciones se desarrollan de la siguiente forma:
1. Tramitación de comunicaciones verbales
Los Celadores han de transmitir a sus compañeros, superiores, subordinados o público
las comunicaciones verbales (instrucciones, mensajes, información, etc.) que les indi-
quen sus superiores (médicos, personal de enfermería, Jefe de Personal Subalterno,
etc.) o profesionales autorizados, por delegación de éstos.
2. Traslado de documentación clínica y documentos
El Celador trasladará las Historias Clínicas y documentación complementaria desde la
unidad hospitalaria correspondiente al archivo central de la Institución.
Trasladará las historias junto con los pacientes cuando se traslade a los mismos o cuan-
do se le solicite.
Es importante conocer que el Celador solo deberá acceder a los datos de la Historia
que le sean imprescindibles para realizar las funciones encomendadas (nombre, habi-
tación, cama, etc.). Además el Celador no esta autorizado para facilitar el acceso a una
Historia Clínica, si alguien se lo solicita le indicará los pasos a seguir para solicitarlo.
Tradicionalmente el documento ha sido el «escrito con que se prueba, acredita o se
hace constar una cosa». Modernamente es «todo soporte de información que trata de
enseñar algo a alguien» o «todo elemento de información fijado sobre un soporte ma-
terial o toda expresión de pensamiento fijada materialmente y susceptible de ser utili-
60 zada para consulta, estudio o prueba».
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

El concepto de documento abarca, pues, mucho más que el documento escrito. Así,
distinguimos los siguientes tipos de documentos:
– Según su forma, hay documentos:
* Gráficos: manuscritos, Historias Clínicas.
* Tipográficos: libros, impresos, fotocopias.
* Iconográficos: retratos, grabados, fotografías, mi-
crofichas, planos, ilustraciones, radiografías.
* Plásticos: sellos, monedas, medallas.
* Fónicos: discos, compactos de música.
* Audiovisuales: diapositivas, películas, vídeos.
* Informáticos: cintas magnéticas, CD ROM, disquetes.
– Según su origen, hay documentos:
* Primarios: libros, folletos, informes catálogos,
Historias Clínicas.
* Secundarios: revistas de sumarios, de resúmenes o citas.
* Terciarios: perfiles bibliográficos.
Son documentos de traslado ordinario por los Celadores: hojas de interconsulta, pe-
didos a almacén (general, almacén de fungibles, farmacia, lencería…), partes de
mantenimiento, Historias Clínicas, peticiones y resultados de analíticas y pruebas
diagnósticas (radiografías, ecografías, urografías, arteriografías, etc.), peticiones de
ambulancia, partes de quirófano, petición de exploración en otros centros e institu-
ciones, órdenes de hospitalización, etc.

61
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3. Trabajo en oficinas. Los Celadores que trabajen en oficinas del hospital dependerán
del área de Gerencia y de Dirección , y se encargarán del:
– Traslado de correspondencia. Reparto de correspondencia (cartas, impresos, revistas
y correo externo o interno, en general) dentro del centro, franqueo de las corres-
pondencia que se emita al exterior, devolución al remitente cuando el destinatario
esta ilegible, traslado de documentos y de la correspondencia que impliquen sali-
das al exterior del centro sanitario, etc.
Lo tipos de correspondencia son:
* Carta ordinaria. Es la modalidad más utilizada entre particulares cuando el envío
no supera los 2 kg y no requiere entrega urgente.
* Carta certificada. Entregas en las que se garantiza la recepción mediante la firma
del destinatario o una persona autorizada. Si no pudiera entregarse, se advertirá
al receptor mediante un aviso de que dispone de 15 días para recoger el envío
en una oficina de Correos.
* Carta certificada urgente. Para aquellos envíos más urgentes. El envío de su
documentación estará registrado y controlado, la entrega se realiza en domi-
cilio y mediante firma del destinatario en 24 horas (promedio según origen/
destino) cuando los envíos se han depositado en oficinas antes de las 18.00
horas, y antes de las 19.00 horas en unidades de admisión masiva para clientes
con contrato.
* Postal Exprés. Con Postal Exprés dispone de un tratamiento que le garantiza en
el ámbito nacional, la entrega de sus documentos en un máximo de 48 horas, a
domicilio y bajo firma.
* Carta urgente. Estos envíos llegan a su destino en un día hábil en el caso de
España y tres en el de Europa. Siempre se entregan en el domicilio del destinata-
rio y pueden tener carácter certificado entregándose bajo firma en los mismos
plazos.
– Traslados de documentos; tanto internos que competan a su oficina, como el trasla-
do de documentos al exterior.
– Realización de fotocopias.
4. Traslado de muestras biológicas. Los Celadores se encargarán de trasladar las mues-
tras a los laboratorios correspondientes y recoger los resultados de las mismas.
Debido a que la proliferación bacteriana es muy intensa a temperatura ambien-
te el traslado de algunas muestras no admite demoras, otras se pueden posponer
refrigerándolas:
– Gasometría arterial; debe ser enviada de forma inmediata al laboratorio porque se
alteran los valores.
– Examen básico de orina y urocultivo; si no puede ser procesado inmediatamente se
mantendrá en el frigorífico a una temperatura de 4 ºC, no más de 24 horas.
– Coprocultivo (estudio de heces); si no puede ser procesado antes de 30 minutos se
conservará en la nevera.
62
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

– Esputos; si no puede ser procesado antes de 2 ho-


ras se conservará en la nevera a 4 ºC.
– Líquido cefalorraquídeo; en caso de que no se
pueda enviar a laboratorio, la muestra se conser-
vará siempre a 37 ºC, nunca se mantendrá a tem-
peratura ambiente ni se guardará en la nevera.
– Sangre; se conservará en anticoagulantes pu-
diéndose conservar 4 horas tanto a 20 ºC como
a 4 ºC sin que se produzca alteración.

5. Traslado de objetos
Todos los de uso común en las Instituciones sanita-
rias: cajas, carros, envases, medicamentos, tubos y
muestras y enseres en general. Traslado de muestras al Laboratorio

En los casos en los que no exista personal de hostelería en algún servicio concreto po-
dría trasladar material desde el almacén de hostelería (como por ejemplo ir al almacén
de hostelería y traer por mandato de la supervisora una caja de botellines de agua para
los pacientes que van a realizar pruebas en radiología).

6. Traslado de aparatos y mobiliario de un servicio a otro


Aparatos electromédicos y/o diagnósticos (electrocardiógrafos, aparatos de Rayos X,
espirómetros, etc.), muebles, bala de oxígeno para oxigenoterapia, proyectores, fotoco-
piadoras (si se le encomienda a un Celador la realización de una fotocopia la hace pues
también es función suya), ordenadores, etc.

Celador trasladando un Electrogardiógrafo Celador trasladando sueros desde el almacén


63
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

En caso de haber peones en la plantilla del Hospital (categoría creada por el Real Decreto
Ley 3/1987, de 11 de septiembre), habrá que delimitar las funciones entre éstos y los Celadores
en esta función de traslado de aparatos y mobiliario.
El modo en que los superiores «confían» a los Celadores el traslado de documentos, corres-
pondencia, objetos, aparatos y mobiliario no ha de ser siempre mediante una orden verbal
directa. Lo habitual es asignar por escrito los deberes que corresponden a los Celadores de
cada servicio y su ejecución puede realizarse por iniciativa del propio Celador o a petición de
otros profesionales, aunque no sean sus superiores, y, por supuesto, por orden de aquéllos.

6.2. Otras funciones


Aparte de lo ya indicado, se recogen a continuación algunas de las tareas más frecuentes
de los Celadores de las Instituciones Sanitarias relativas a esta función de traslado de docu-
mentos y objetos:
– Entrega de avisos verbales y escritos a los compañeros, superiores o público.
– Tramitar los pedidos al almacén, recogiendo el material cuando esté dispuesto, y tras-
lado del mismo a la unidad correspondiente.
– Traslado de Historias Clínicas entre el archivo y las unidades del hospital: consultas,
servicios diagnósticos, plantas de hospitalización.
– Traslado de portafirmas desde las unidades administrativas a asistenciales hasta las
Direcciones o Jefaturas correspondientes para que los escritos sean firmados y/o regis-
trados, en su caso, y posterior devolución a las Unidades.
– Reposición de colchones, trasladando los viejos al almacén y recogiendo de allí mismo
los nuevos.
– Reposición de determinado material de lencería, haciendo lo mismo que con los col-
chones (almohadas, fundas de colchón).
– Los Celadores adscritos a servicios de almacén se encargarán del traslado del material
dentro del mismo.
– El Celador de quirófano transportará los aparatos del área quirúrgica que le requiera el
personal sanitario.

64
CAPÍTULO 3. DOCUMENTACIÓN CLÍNICA Y NO CLÍNICA [[[[\

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Tiempo de conservación de la documentación clínica, funciones del Celador en el tras-
lado de documentación clínica, concepto de tarjeta sanitaria individual, finalidad de la
Tarjeta Sanitaria individual, concepto de médico responsable (Servicio de Salud de
Castilla-La Mancha –SESCAM– convocatoria 2008).
2 Código de una historia clínica, validez de la tarjeta sanitaria, funciones del Celador
en el traslado de aparatos, tramitación de documentos, artículo derogado de la LGS
(Servicio de Salud Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2006).
2 Funciones del Celador en el traslado de aparatos, funciones del Celador en relación a
la documentación sanitaria, obligaciones del Celador para con la Historia Clínica, con-
cepto de documentación clínica, manejo de fotocopiadoras, consulta de la Historia
Clínica (Servicio de Salud Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2009).
2 Funciones de traslado de mobiliario, traslado de la Historia Clínica, transporte de do-
cumentación clínica, conducir documentos sin tardanza, entrega de Historia Clínica
(Servicio Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2 Traslado desde el almacén, traslado del mobiliario, traslado de hostelería, traslado
de muestras, reparto de correspondencia (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–,
convocatoria 2007).
2 Tipos de documentos, traslado de las balas de oxígeno, traslado del carro de curas
(Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2 Concepto de tarjeta sanitaria individual, gestión de la Historia Clínica (Servicio
Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria 2006).
2 Criterios de atención de la Tarjeta Sanitaria Individual, acceso a las prestaciones, fun-
ciones de traslado de documentación (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–,
convocatoria 2008).
2 Celadores destinados en las oficinas, organismos que emiten la tarjeta sanitaria, con-
cepto de tarjeta sanitaria individual, funciones de trasporte de documentación clíni-
ca, concepto de usuario (Servicio de Salud de las Illes Balears –IBSALUT–, convo-
catoria 2010).
2 Regulación de acceso a las Historias Clínicas, derecho de acceso a la Historia Clínica
(Servicio Vasco de Salud –OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2 Historia Clínica en la Ley General de Sanidad, funciones de trasporte de documen-
tación clínica, concepto de archivo central, orden de tratamiento, finalidad de la
tarjeta sanitaria, reparto de correspondencias, documentos de traslado ordinario de
los Celadores, contenido de la tarjeta sanitaria, manejo de fotocopiadora, servicio
responsable de la custodia de las Historias Clínicas, traslado de mobiliario (Servicio
Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2009).
2 Norma que regula la tarjeta sanitaria individual, acceso al contenido de la Historia
Clínica, regulación del uso de Historias Clínicas, artículo 53 de la Ley 16/2003, traslado
de mobiliario (Agencia valenciana de Salud –AVS–, convocatoria 2009).
65
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2 Derecho de acceso a la Historia Clínica, concepto de servicios de envíos certificados


(Servicio Murciano de Salud –SMS–, convocatoria 2009). Contenidos de la Historia
Clínica, garantías de la tarjeta sanitaria individual, periodicidad de la recogida de
Historias Clínicas, traslado de documentación, funciones del archivo, traslado de las co-
municaciones verbales, acceso a la Historia Clínica, traslado de mobiliario, traslado de
aparatos diagnósticos (Servicio Aragonés de Salud -SALUD- convocatoria 2010).
2 Obligación de conservar la documentación clínica, Tarjeta Individual Sanitaria
(Servicio de Salud de Castilla la Mancha –SESCAM-convocatoria 2010).

66
4
Confidencialidad,
consentimiento
informado y derecho de
la información

1. El secreto profesional
2. El consentimiento informado
3. El derecho a la intimidad (Art. 7)
4

4. El derecho de información sanitaria


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. El secreto profesional
1.1. Concepto
En sentido objetivo se entiende por secreto, aquello que debe permanecer oculto a los
demás y sobre lo que hay que guardar sigilo. Subjetivamente, es la obligación de no revelar lo
conocido que contrae quien ha llegado a saberlo de forma justa o injusta.
El secreto profesional del sanitario es «la obligación permanente de silencio que contrae
el sanitario respecto a todo lo sabido o intuido sobre una o más personas en el transcurso de
su relación profesional».
En esta definición se incluyen los tres elementos básicos del secreto profesional, que son:

– El contenido de la información captada.


– La permanencia de la obligación.
– La intrascendencia del tipo de actuación profesional.
1. Respecto del contenido de la información, aunque se pueda creer que lo único secreto
son los aspectos que reflejan datos de salud, se debe considerar secreto todo lo perci-
bido, presentido o adivinado que tenga su origen en la relación profesional, por lo que
incluye el conocimiento sobre costumbres y hábitos domésticos, relaciones interperso-
nales, ideas políticas y cualesquiera otros aspectos no sanitarios.
2. Respecto del tiempo de vigencia del secreto, se debe tener presente que ni la muerte
del enfermo descarga al profesional de la obligación contraída.
3. Respecto del tipo de actuación profesional comprende cualquier acto profesional por
el que se accede a la información que se ha de guardar en secreto; por lo que resultan
afectados los actos no asistenciales tales como las actuaciones periciales, de inspec-
ción, de investigación, docencia, etc.

68
CAPÍTULO 4. CONFIDENCIALIDAD, CONSENTIMIENTO INFORMADO Y DERECHO DE LA INFORMACIÓN [[[[\

1.2. Naturaleza
Se trata de un secreto confiado mediante el cual el profesional se obliga a mantener ocul-
tas todas aquellas confidencias que reciba en el ejercicio de su profesión.

El secreto profesional tiene una condición moral y otra jurídica.

– Desde el punto de vista moral, existe el deber de guardar el hecho conocido cuan-
do éste pueda producir resultados nocivos o injustos sobre el paciente si se viola el
secreto.

– En el ámbito legal existen diversas normas que imponen al profesional tanto el deber
legal de guardar secreto como el de revelarlo en determinados casos.

1.3. Sujetos obligados


Están sometidas al secreto profesional todas aque-
llas personas que por razón de su profesión prestan
unos servicios en virtud de los cuales acceden a de-
terminada información, o son confidentes necesarios.

El secreto profesional es un deber de los profesiona-


les de la salud que es compartido en los equipos de tra-
bajo y que, por tanto, obliga a todos sus componentes.

1.4. Objeto
Son objeto de secreto profesional todas las circuns-
tancias y situaciones conocidas por el profesional en el
ejercicio de sus funciones: todo aquello que el pacien-
te le haya confiado, lo que haya visto, haya deducido y
El Celador cuando traslada
toda la documentación producida en su ejercicio pro-
documentación sanitaria esta
fesional, y procurará ser tan discreto que ni directa ni obligado a mantener el secreto de lo
indirectamente nada pueda ser descubierto. que haya visto

En el caso de los Celadores están comprendidas en el secreto profesional; las enfermedades


y demás circunstancias conocidas durante la realización de las actividades propias de su curso
(traslado de documentos, etc.) o por manifestación espontánea o provocada del paciente y cuya
divulgación pueda ocasionar perjuicio al paciente o a su familia.

Se incluyen además de los datos sobre salud y enfermedad del paciente todos los datos
que se conocen por causa del trabajo realizado con o sin autorización y consentimiento del
paciente, todas las confidencias que proceden o deriven del entorno del paciente y cualquier
otra circunstancia sobre la que éste desee guardar el secreto, aunque su conocimiento no
parezca que pueda acarrear daños objetivos.

69
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1.5. Aspectos éticos


El deber de secreto es una norma ética de la profesión.
Todo profesional debe valorar, desde el punto de vista meramente ético, las consecuencias
que se derivan de su decisión de mantener o revelar el secreto que conoce. Estas consecuen-
cias pueden afectar al paciente, a las personas que se relacionen con él o, finalmente, al propio
profesional.
La evaluación debe realizarse en función de los derechos humanos y fundamentales que
puedan verse conculcados en cada caso:
1. Efectos sobre el paciente: debe valorar si con el mantenimiento del silencio como
expresión del respeto al derecho a la intimidad puede ponerse en peligro el derecho a
la integridad personal o a la vida del propietario del secreto. Ésta es quizá la situación
más conflictiva, puesto que entran en conflicto los principios bioéticos de beneficencia
y autonomía.
2. Efectos sobre otras personas relacionadas con el enfermo o sobre un grupo social:
ha de considerar que el derecho a la intimidad de un paciente nunca debe poner en
peligro el derecho a la integridad personal o la vida de otros. Evidentemente, aquí no
cabe el anterior conflicto bioético, ya que los principios señalados son de aplicación a
cada persona y su respeto nunca debe afectar a los derechos fundamentales de otros.
3. Efectos sobre el profesional sanitario. En este punto cabe poca discusión, dado
que existen disposiciones legales que obligan al profesional, sea a la denuncia de
determinados hechos que pudieran ser constitutivos de delito, sea a la compa-
recencia como testigo. Sin embargo, aun en estos casos, no puede olvidarse que
pueden quedar aspectos reservados de la información, en cuanto no afecten a lo
sustancial de los hechos denunciados o declarados.
Fuera de estos casos la actitud del profesional sanitario debe ser siempre de absoluto res-
peto al secreto profesional y cualquier postura contraria deja suponer menosprecio a los prin-
cipios éticos, deontológicos y legales de la práctica sanitaria.

1.6. Régimen legal


Existen distintas disposiciones legales y reglamentarias que, de una forma u otra, regulan y
protegen el derecho a la intimidad de las personas e imponen la obligación de guardar sobre
ella el sigilo, la reserva o el secreto profesional.

1.6.1. Constitución
El art. 20.1.d) establece que la Ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secre-
to profesional en el ejercicio de estas libertades. Este apartado parece referirse sólo al secreto
profesional de la profesión periodística en su ejercicio del derecho a la libertad de expresión
y de información.
El artículo 24.2 de la Constitución, en su inciso final, precisa que la Ley regulará los casos en
que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no se estará obligado a declarar sobre
70 hechos presuntamente delictivos.
CAPÍTULO 4. CONFIDENCIALIDAD, CONSENTIMIENTO INFORMADO Y DERECHO DE LA INFORMACIÓN [[[[\

Actualmente no existe una Ley que específicamente desarrolle el secreto profesional.

1.6.2. Normas sanitarias


El deber de sigilo se proyecta a lo largo de toda la actividad asistencial en el Sistema
Nacional de Salud y se reconoce como un derecho de los pacientes y usuarios.
Como recuerda la sentencia del Tribunal Constitucional de 20 de junio de 1993, toda la
información que las Administraciones Públicas recogen y archivan ha de ser necesaria para el
ejercicio de las potestades que les atribuye la Ley, y ha de ser adecuada para las legítimas fina-
lidades previstas por ella. En el ámbito de la salud, la finalidad esencial para la que se recoge,
documenta y conserva la información es para la atención del paciente.
Ley de Autonomía del Paciente
El artículo 7 de la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, de autonomía del paciente y de dere-
chos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, establece que «toda
persona tiene derecho a que se respete el carácter confidencial de los datos referentes a su
salud, y a que «nadie pueda acceder a ellos sin previa autorización amparada por la Ley».
El art. 16.6, al regular los usos de la Historia Clínica, establece que «el personal que acce-
de a los datos de la Historia Clínica en el ejercicio de sus funciones queda sujeto al deber de
secreto».
El mismo artículo establece que el acceso a la información contenida en las historias clí-
nicas, en buena medida recogida hoy día en soportes informáticos, sólo está permitido a las
personas autorizadas y para los fines legítimos que el precepto determina.
Ley Orgánica 3/1986, de 14 de abril, de medidas especiales en materia de salud pública
Mención especial merecen, por la incidencia que pueden tener sobre la intimidad de los
ciudadanos, las potestades excepcionales de la Ley orgánica 3/86, cuando existan razones
sanitarias de urgencia y necesidad que así lo aconsejen. Estas medidas, por razón de su ex-
cepcionalidad, pueden afectar a la confidencialidad de los datos relativos a la salud, dada la
amplitud con que son contempladas por la Ley.
Ley 29/2006, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios
El derecho a la confidencialidad y la reserva del paciente se manifiesta también en la Ley
29/2006, de 26 de julio, de diciembre, de garantías y uso racional de los medicamentos y pro-
ductos sanitarios.
El artículo 77.8. establece que no es necesario el consentimiento del interesado para el
tratamiento y la cesión de datos que sean consecuencia de la implantación de sistemas de
información basados en receta médica en soporte papel o electrónico, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 7, apartados 3 y 6; 8; y 11, apartado 2.a), de la Ley Orgánica 15/1999,
de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal. Las citadas actuaciones de-
berán tener por finalidad facilitar la asistencia médica y farmacéutica al paciente y permitir el
control de la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud.
En lo relativo a la gestión de información sobre recetas el artículo 97 precisa que la infor-
mación agregada resultante del procesamiento de las recetas del Sistema Nacional de Salud
es de dominio público, salvando siempre la confidencialidad de la asistencia sanitaria y de los
datos comerciales de empresas individualizadas. 71
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Orden ministerial del 6 de junio de 1994


Desde la vigencia de esta Orden quedó sin efecto la obligación de inscribir en el Registro
Civil la causa de la muerte, previéndose además el tachado de oficio de las causas de muerte
registradas con anterioridad, de modo que queden ilegibles en lo sucesivo.

1.6.3. Régimen del personal estatutario


El artículo 19.j) de la Ley 55/2003, de 16 de diciembre, del Estatuto Marco del personal es-
tatutario de los Servicios de Salud recoge entre las obligaciones del personal la de «mantener
la debida reserva y confidencialidad de la información y documentación relativa a los centros
sanitarios y a los usuarios obtenida, o a la que tenga acceso, en el ejercicio de sus funciones».
El art. 72.2.c) del Estatuto califica como falta disciplinaria muy grave «El quebranto de la
debida reserva respecto a datos relativos al centro o institución o a la intimidad personal de
los usuarios y a la información relacionada con su proceso y estancia en las instituciones o
centros sanitarios».

1.6.4. Otras normas


Código Penal de 1995
El Código Penal castiga la conducta del profesional que incumple su deber de sigilo y viola
el secreto profesional: el art. 199.2 del CP señala: «El profesional que, con incumplimiento de
su obligación de sigilo o reserva, divulgue los secretos de otra persona, será castigado con
la pena de prisión de uno a cuatro años, multa de doce a veinticuatro meses e inhabilitación
especial para dicha profesión por tiempo de dos a seis años».
Ley 31/95, de Prevención de Riesgos Laborales, de 8 de noviembre
Esta Ley garantiza el derecho a la intimidad de los trabajadores. Por ello, cuando son some-
tidos a los preceptivos exámenes de salud, la información que puede facilitarse al empleador
debe expresarse únicamente en términos de aptitud para el trabajo, sin desvelar, en ningún
caso, las características de la enfermedad ni otros aspectos conexos.

1.7. Violación del secreto profesional


Además de incurrir en una falta de responsabilidad profesional o estatutaria y de tener
responsabilidad civil, el incumplimiento del deber de secreto está castigado como delito. En
efecto existen varios preceptos en el Código Penal que castigan las conductas de violabilidad
del secreto, como los referidos al descubrimiento o divulgación de secretos de otros. El simple
acceso a la Historia Clínica sin autorización es un delito grave, castigado con no menos de dos
años de prisión.
Artículo 197.
(...)
2. Las mismas penas [prisión de uno a cuatro años y multa de doce a veinticuatro meses] se
impondrán al que, sin estar autorizado, se apodere, utilice o modifique, en perjuicio de tercero,
datos reservados de carácter personal o familiar de otro que se hallen registrados en ficheros
72 o soportes informáticos, electrónicos o telemáticos, o en cualquier otro tipo de archivo o re-
CAPÍTULO 4. CONFIDENCIALIDAD, CONSENTIMIENTO INFORMADO Y DERECHO DE LA INFORMACIÓN [[[[\

gistro público o privado. Iguales penas se impondrán a quien, sin estar autorizado, acceda por
cualquier medio a los mismos y a quien los altere o utilice en perjuicio del titular de los datos
o de un tercero.
(...)
5. Igualmente, cuando los hechos descritos en los apartados anteriores afecten a datos
de carácter personal que revelen la ideología, religión, creencias, salud, origen racial o vida
sexual, o la víctima fuere un menor de edad o un incapaz, se impondrán las penas previstas
en su mitad superior.
Artículo 199.
1. El que revelare secretos ajenos, de los que tenga conocimiento por razón de su oficio o
sus relaciones laborales, será castigado con la pena de prisión de uno a tres años y multa de
seis a doce meses.
2. El profesional que, con incumplimiento de su obligación de sigilo o reserva, divulgue los se-
cretos de otra persona, será castigado con la pena de prisión de uno a cuatro años, multa de doce
a veinticuatro meses e inhabilitación especial para dicha profesión por tiempo de dos a seis años.
También es posible quebrar el secreto debido a la empresa.
Artículo 200.
Lo dispuesto en este capítulo será aplicable al que descubriere, revelare o cediere datos re-
servados de personas jurídicas sin el consentimiento de sus representantes, salvo lo dispuesto
en otros preceptos de este Código.

1.8. La revelación del secreto


No obstante, existen determinados supuestos tanto éticos como legales en los que queda
exceptuada la obligación del sanitario de guardar el secreto pues el derecho a la intimidad
de una persona no es ilimitado y cede cuando con él se conculca el derecho a la vida, la inte-
gridad psicofísica o la libertad de otra u otras personas y también cuando se compromete el
bienestar social.
Así, el sanitario se verá obligado a romper el secreto profesional:
– Cuando haya peligro para la Salud Pública o esté en juego la vida de terceras personas.
– Cuando declaren como testigos en un juicio.
Y está obligado a denunciar a la autoridad competente si tiene conocimiento de algún
hecho delictivo al que haya tenido acceso por la actuación profesional (art. 262 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal). A título de ejemplo:
– Aquellos casos en los que atienden a personas que hayan podido ser víctimas de un
delito, por ejemplo un lesionado.
– Cuando reconozca a un cadáver que se sospeche que ha podido morir como conse-
cuencia de algún acto delictivo.
– Los casos de mala praxis, aunque esta denuncia es inusual dado el corporativismo exis-
tente en ciertas profesiones. 73
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2. El consentimiento informado
2.1. Introducción
En su acepción general consentir consiste en permitir una cosa y condescender en que se haga.
Desde un punto de vista jurídico, el Código Civil determina que el consentimiento es uno
de los requisitos esenciales para la validez de los contratos (art. 1.261 y siguientes). Los otros
dos requisitos necesarios son el objeto y la causa del contrato. En este sentido el consen-
timiento es la conformidad de voluntades entre los contrarios, o sea, entre la oferta y su
aceptación.

2.2. Antecedentes
– Aunque en la literatura científica médica el concepto “Informed Consent” es citado en
nueve ocasiones entre 1930 y 1956, fue utilizado como tal por vez primera en la le-
gislación en 1957 en un recurso judicial en California. Varias sentencias posteriores en
Estados Unidos hicieron que el Consentimiento Informado se convirtiera en un dere-
cho de los pacientes y un deber de los médicos.
– En España, ya en 1972, el Reglamento General de Gobierno y Servicio de las Instituciones
Sanitarias de la Seguridad Social establecía que los enfermos tenían derecho a autorizar
–directamente o a través de sus allegados– las intervenciones quirúrgicas y actuacio-
nes terapéuticas que implicaran riesgo notorio previsible, así como a ser advertidos de
su gravedad.
– En 1976, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa aprobó un documento en
el que se hacía un llamamiento a los Estados miembros para que tomaran medidas
de forma que los pacientes estuvieran completamente informados, y recomendaba
la armonización de los derechos de los pacientes, entre ellos el derecho básico del
Consentimiento Informado.
– Pero es con la Constitución de 1978, cuando en España el concepto de consentimiento
informado comienza a tener auténtico sentido e importancia, a partir de la defensa que
en ella se hace del libre desarrollo de la personalidad sobre la base de la libertad, y del
reconocimiento, en su artículo 43, del derecho a la protección de la salud.
– En 1986, el Instituto Nacional de la Salud puso en marcha un plan de humanización de
la atención sanitaria, con la implantación de una Carta de Derechos de los Pacientes.
– Basándose en los principios recogidos en la Carta Magna, la Ley 14/1986, General de
Sanidad, reconoce para todos el derecho al consentimiento y a la información en los
apartados 5 y 6 del artículo 10.
– Más recientemente, la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la auto-
nomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y docu-
mentación clínica, trata específicamente el consentimiento informado.
En el mismo sentido y dirección inciden también:
– El Convenio para la protección de los derechos humanos y la dignidad del ser humano
74 con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina de 4 de abril de 1997.
CAPÍTULO 4. CONFIDENCIALIDAD, CONSENTIMIENTO INFORMADO Y DERECHO DE LA INFORMACIÓN [[[[\

– El Código de Ética y Deontología Médica de la Organización Médica Colegial de 1999


(art. 10).
– El Código Deontológico de la Enfermería española de 1989 (Capítulo II).

2.3. Concepto
A lo largo de su corta historia el Consentimiento Informado ha sido definido de múltiples
formas:

1. El “Manual de Ética” de 1984 de la Asociación Médica Americana dice que el Con-


sentimiento Informado consiste en “la explicación, a un paciente atento y mentalmente
competente, de la naturaleza de la enfermedad, así como del balance entre los efectos de
la misma y los riesgos y beneficios de los procedimientos terapéuticos recomendados, para
a continuación solicitarle su consentimiento para ser sometido a esos procedimientos. La
presentación de la información al paciente debe ser comprensible y no sesgada; la colabo-
ración del paciente debe ser conseguida sin coerción; el médico no debe sacar partido de su
potencial dominancia psicológica sobre el paciente”. En nuestra opinión, todo lo referido
en la definición anterior debe aplicarse también a los procedimientos diagnósticos.

2. Hoy es comúnmente aceptado que el consentimiento informado es un proceso gradual


y verbal en el seno de la relación médico-paciente, en virtud del cual, el paciente acepta,
o no, someterse a un procedimiento diagnóstico o terapéutico, después de que el médico
le haya informado en calidad y cantidad suficientes sobre la naturaleza, los riesgos y be-
neficios que el mismo conlleva, así como sus posibles alternativas. El formulario escrito
de consentimiento representa el soporte documental que verifica que el paciente ha
recibido y entendido la información facilitada por el médico.

4. La Ley 41/2002, de 14 de noviembre, de Autonomía del paciente, define el consen-


timiento informado como la conformidad libre, voluntaria y consciente de un paciente,
manifestada en el pleno uso de sus facultades después de recibir la información adecuada,
para que tenga lugar una actuación que afecta a su salud (art. 3).

5. En consecuencia, se entiende por consentimiento informado el que presta el paciente


para que se lleven a cabo en su persona determinadas terapias o intervenciones no exentas
de ciertos riesgos para su vida, una vez que se le ha suministrado la información adecuada
y la necesidad y el riesgo de aquéllas.

2.4. Fundamentos éticos


Todos aceptamos la existencia de unos fundamentos éticos que obligan a los profesiona-
les de la salud en su trabajo cotidiano. La relación médico-paciente durante mucho tiempo
se ha dado en un contexto paternalista, guiado por el principio de la beneficencia, esto es,
buscando el bien del otro, por el que el médico, siguiendo su exclusivo criterio personal, era
quien decidía por el paciente. La creciente complejidad de la estructura sanitaria, los avances
en la tecnología sanitaria, el número de nuevas técnicas sanitarias, la aparición de nuevas y
complejas enfermedades, junto con el reconocimiento de que el paciente no sólo es un pa-
75
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

ciente sino una persona con unos derechos y libertades fundamentales (y unas emociones,
sentimientos, pensamientos, valores y deseos propios), han provocado un salto a un nuevo
tipo de relación médico-paciente, basado fundamentalmente en la autonomía y en la capa-
cidad de decisión del paciente.
Los fundamentos éticos se estructuran hoy en dos niveles:
1. El primero es de obligado cumplimiento, cuyos contenidos suelen estar recogidos en
las leyes de los países democráticos y hacen referencia a:
– La no maleficencia (principio que exige que todas las personas sean tratadas con el
mismo respeto y consideración en los órdenes físico y psíquico).
– A la justicia (que exige que todas las personas sean tratadas con el mismo respeto
y consideración en el orden social).
2. El segundo nivel no es de obligado cumplimiento si la Ley no lo menciona explícita-
mente, pero constituye un objetivo al que los profesionales de la salud, como personas
civilizadas, deben tender, y está relacionado:
– Con la beneficencia (que supone la obligación de hacer el bien tal y como cada uno
lo entiende, procurando siempre minimizar los riesgos previsibles).
– Con la autonomía (que defiende la necesidad de considerar a todos los seres hu-
manos capaces de tomar decisiones por sí mismos en relación con todo lo que afec-
ta a su modo de vida).
Por resumirlo, podemos afirmar que los profesionales sanitarios tienen el deber ético de:
– Evitar el mal.
– Actuar con justicia y sin discriminación.
– Buscar el bien de los pacientes.
– Respetar su autonomía, su voluntad y sus decisiones.

76
CAPÍTULO 4. CONFIDENCIALIDAD, CONSENTIMIENTO INFORMADO Y DERECHO DE LA INFORMACIÓN [[[[\

2.5. Régimen jurídico


2.5.1. Ley de Autonomía del Paciente
La Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y
de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, considera el
consentimiento informado como un principio básico de la Ley (art. 2.2.).

Capítulo I. Principios generales.


Artículo 1. Ámbito de aplicación.
Artículo 2. Principios básicos.
Artículo 3. Las definiciones legales.
Capítulo II. El derecho de información sanitaria.
Artículo 4. Derecho a la información asistencial.
Artículo 5. Titular del derecho a la información asistencial.
Artículo 6. Derecho a la información epidemiológica.
Capítulo III. Derecho a la intimidad.
Artículo 7. El derecho a la intimidad.
Capítulo IV. El Respeto de la Autonomía del Paciente.
Artículo 8. Consentimiento informado.
Artículo 9. Límites del consentimiento informado y consentimiento por representación.
Artículo 10. Condiciones de la información y consentimiento por escrito.
Artículo 11. Instrucciones previas.
Artículo 12. Información en el Sistema Nacional de Salud.
Artículo 13. Derecho a la información para la elección de médico y de centro.
Capítulo V. La Historia Clínica.
Artículo 14. Definición y archivo de la Historia Clínica.
Artículo 15. Contenido de la Historia Clínica de cada paciente.
Artículo 16. Usos de la Historia Clínica.
Artículo 17. La conservación de la documentación clínica.
Artículo 18. Derechos de acceso a la Historia Clínica.
Artículo 19. Derechos relacionados con la custodia de la Historia Clínica.
Capítulo VI. Informe de alta y otra documentación clínica.
Artículo 20. Informe de alta.
Artículo 21. El alta del paciente.
.../...

77
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

.../...
Artículo 22. Emisión de certificados médicos.
Artículo 23. Obligaciones profesionales de información técnica, estadística y administrativa.
Disposición adicional primera. Carácter de legislación básica.
Disposición adicional segunda. Aplicación supletoria.
Disposición adicional tercera. Coordinación de las historias clínicas.
Disposición adicional cuarta. Necesidades asociadas a la discapacidad.
Disposición adicional quinta. Información y documentación sobre medicamentos y
productos sanitarios.
Disposición adicional sexta. Régimen sancionador.
Disposición transitoria única. Informe de alta.
Disposición derogatoria única. Derogación general y de preceptos concretos.
Disposición final única. Entrada en vigor.

Estructura de la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía


del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica

2.5.1.1. Regla general


– El consentimiento informado se desarrolla en el Capítulo IV, dentro del respeto a la auto-
nomía del paciente, en los siguientes términos: “toda actuación en el ámbito de la salud de
un paciente necesita el consentimiento libre y voluntario del afectado, una vez que, recibida la
información comprensible y adecuada a sus necesidades, haya valorado las opciones propias
del caso” (art. 8.1). “El paciente o usuario tiene derecho a decidir libremente, después de recibir
la información adecuada, entre las opciones clínicas disponibles” (art. 2.3.).
– Como regla general el consentimiento será verbal. Sin embargo, se prestará por escrito
en los casos siguientes: intervención quirúrgica, procedimientos diagnósticos y tera-
péuticos invasores y, en general, aplicación de procedimientos que suponen riesgos o
inconvenientes de notoria y previsible repercusión negativa sobre la salud del paciente.
– Todo paciente o usuario tiene derecho a ser advertido sobre la posibilidad de utilizar
los procedimientos de pronóstico, diagnóstico y terapéuticos que se le apliquen en
un proyecto docente o de investigación, que en ningún caso podrá comportar riesgo
adicional para su salud.
– El paciente puede revocar libremente por escrito su consentimiento en cualquier momento.

2.5.1.2. Límites al consentimiento y a la información


Existen determinados supuestos legales en los que se limita el consentimiento o la
información.
a) Renuncia del paciente a recibir información
Cuando el paciente manifieste expresamente su deseo de no ser informado, se respe-
tará su voluntad haciendo constar su renuncia documentalmente, sin perjuicio de la
78 obtención de su consentimiento previo para la intervención.
CAPÍTULO 4. CONFIDENCIALIDAD, CONSENTIMIENTO INFORMADO Y DERECHO DE LA INFORMACIÓN [[[[\

La renuncia del paciente a recibir información está limitada por el interés de la salud del
propio paciente, de terceros, de la colectividad y por las exigencias terapéuticas del caso.
b) Actuación en el paciente sin su consentimiento
Existen determinados casos en los que los facultativos pueden llevar a cabo las inter-
venciones clínicas indispensables en favor de la salud del paciente, sin necesidad de
contar con su consentimiento:
– Cuando existe riesgo para la Salud Pública a causa de razones sanitarias establecidas
por la Ley. En todo caso, una vez adoptadas las medidas pertinentes, de conformi-
dad con lo establecido en la Ley Orgánica 3/1986, se comunicarán a la autoridad
judicial en el plazo máximo de 24 horas siempre que dispongan el internamiento
obligatorio de personas.
– Cuando existe riesgo inmediato grave para la integridad física o psíquica del enfermo
y no es posible conseguir su autorización, consultando, cuando las circunstancias lo
permitan, a sus familiares o a las personas vinculadas de hecho a él.
c) Actuación en el paciente con el consentimiento de su representante
Se otorgará el consentimiento por representación en los siguientes supuestos:
– Cuando el paciente no sea capaz de tomar decisiones, a criterio del médico responsa-
ble de la asistencia, o su estado físico o psíquico no le permita hacerse cargo de su
situación. Si el paciente carece de representante legal, el consentimiento lo presta-
rán las personas vinculadas a él por razones familiares o de hecho.
– Cuando el paciente esté incapacitado legalmente.
– Cuando el paciente menor de edad no sea capaz intelectual ni emocionalmente de
comprender el alcance de la intervención. En este caso, el consentimiento lo dará
el representante legal del menor después de haber escuchado su opinión si tiene
doce años cumplidos. Cuando se trate de menores no incapaces ni incapacitados,
pero emancipados o con dieciséis años cumplidos, no cabe prestar el consenti-
miento por representación. Sin embargo, en caso de actuación de grave riesgo, se-
gún el criterio del facultativo, los padres serán informados y su opinión será tenida
en cuenta para la toma de la decisión correspondiente.
La práctica de ensayos clínicos y de técnicas de reproducción humana asistida se rige por
lo establecido con carácter general sobre la mayoría de edad y por las disposiciones especia-
les de aplicación (modificación aportada por la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud
sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo).
La prestación del consentimiento por representación será adecuada a las circunstancias y
proporcionada a las necesidades que haya que atender, siempre en favor del paciente y con
respeto a su dignidad personal. El paciente participará en la medida de lo posible en la toma
de decisiones a lo largo del proceso sanitario.

2.5.1.3. Instrucciones previas


La Ley reconoce el derecho a que se respeten los deseos expresados anteriormente en
el documento de instrucciones previas: “Por el documento de instrucciones previas, una
persona mayor de edad, capaz y libre, manifiesta anticipadamente su voluntad, con objeto 79
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

de que ésta se cumpla en el momento en que llegue a situaciones en cuyas circunstancias


no sea capaz de expresarlos personalmente, sobre los cuidados y el tratamiento de su salud
o, una vez llegado el fallecimiento, sobre el destino de su cuerpo o de los órganos del mis-
mo” (art. 11).

La voluntad expresada anticipadamente en dicho documento no habrá de ser cumplida


cuando las instrucciones previas sean contrarias al ordenamiento jurídico, a la lex artis, o bien
no se correspondan con el supuesto de hecho que el interesado haya previsto en el momento
de manifestarlas.

Para asegurar la eficacia de las instrucciones previas la Ley prevé la creación de un Registro
de instrucciones previas de ámbito nacional.

2.5.2. Convenio para la protección de los derechos humanos y la dignidad


del ser humano
Especial mención merece el Convenio Internacional para la protección de los dere-
chos humanos y la dignidad del ser humano con respecto de las aplicaciones de la
biología y la medicina, hecho en Oviedo el 4-4-97 (conocido por ello como Convenio de
Asturias), que obliga a los países que lo han suscrito a adoptar en su legislación interna
las medidas necesarias para dar aplicación a lo dispuesto en el mismo. Tiene como objeto
proteger al ser humano en su dignidad y su identidad y garantizar a toda persona, sin discri-
minación alguna, el respeto a su integridad y a sus demás derechos y libertades fundamen-
tales con respecto a las aplicaciones de la biología y la medicina. En él se recogen derechos
relativos a:
– Consentimiento informado.
– Vida privada y derecho a la información (y a que se respete la voluntad de la persona
que no quiera ser informada).
– Genoma humano.
– Investigación científica.
80
CAPÍTULO 4. CONFIDENCIALIDAD, CONSENTIMIENTO INFORMADO Y DERECHO DE LA INFORMACIÓN [[[[\

– Extracción de órganos y de tejidos de donantes vivos para trasplantes.


– Prohibición de lucro y utilización de una parte del cuerpo humano.
Este Convenio fue ratificado por España el 1 de septiembre de 1999 y es de aplicación en
el Estado desde el 1 de enero de 2000.

Respecto del consentimiento informado establece el siguiente régimen:

2.5.2.1. Regla general


– Una intervención en el ámbito de la sanidad sólo podrá efectuarse después de que la
persona afectada haya dado su libre e informado consentimiento.

– Dicha persona deberá recibir previamente una información adecuada acerca de la finali-
dad y la naturaleza de la intervención, así como sobre sus riesgos y consecuencias.

– En cualquier momento la persona afectada podrá retirar libremente su consentimiento.

2.5.2.2. Protección de las personas que no tengan capacidad para expresar su consentimiento
– Sólo puede efectuarse una intervención a una persona que no tenga capacidad para
expresar su consentimiento cuando redunde en su beneficio directo.

– Cuando, según la Ley, un menor no tenga capacidad para expresar su consentimiento


para una intervención, ésta sólo podrá efectuarse con autorización de su representante,
de una autoridad o de una persona o institución designada por la Ley. La opinión del
menor será tomada en consideración como un factor que será tanto más determinante
en función de su edad y su grado de madurez.

– Cuando, según la Ley, una persona mayor de edad no tenga capacidad, a causa de
una disfunción mental, unaS enfermedad o un motivo similar para expresar su con-
sentimiento para una intervención, ésta no podrá efectuarse sin la autorización de su
representante, una autoridad o una persona a institución designada por la Ley.

– La persona afectada deberá intervenir, en la medida de lo posible, en el procedimiento


de autorización.

– El representante, la autoridad, persona o institución indicados recibirán, en iguales


condiciones, la información de la regla general.

– La autorización podrá ser retirada, en cualquier momento, en interés de la persona afectada.

2.5.2.3. Protección de las personas que sufran trastornos mentales


La persona que sufra un trastorno mental grave sólo podrá ser sometida, sin su consenti-
miento, a una intervención que tenga por objeto tratar dicho trastorno, cuando la ausencia
de este tratamiento conlleve el riesgo de ser gravemente perjudicial para su salud y a reserva
de las condiciones de protección previstas por la Ley que comprendan los procedimientos de
supervisión y control, así como los de recurso. 81
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.5.2.4. Situaciones de urgencia


Cuando, debido a una situación de urgencia, no pueda obtenerse el consentimiento ade-
cuado, podrá procederse inmediatamente a cualquier intervención indispensable desde el
punto de vista médico a favor de la salud de la persona afectada.

2.5.2.5. Deseos expresados anteriormente


Se trata del reconocimiento del llamado “testamento vital” o “instrucciones previas”: serán
tomados en consideración los deseos expresados anteriormente con respecto a una inter-
vención médica por un paciente que, en el momento de la intervención, no se encuentre en
situación de expresar su voluntad.
Respecto de la vida privada y derecho a la información establece que:
– Toda persona tendrá derecho a que se respete su vida privada cuando se trate de infor-
maciones relativas a su salud.
– Toda persona tendrá derecho a conocer toda información obtenida respecto a su salud.
No obstante, deberá respetarse la voluntad de una persona de no ser informada.
– De modo excepcional, la Ley podrá establecer restricciones, en interés del paciente,
con respecto al ejercicio de los derechos mencionados en el apartado anterior.

2.5.3. Normativa internacional


La Declaración sobre Protección del Genoma Humano elaborado por el Comité
Internacional de Bioética de la UNESCO contempla que «no se puede llevar a cabo ninguna
actividad que afecte al genoma de una persona, sin el previo consentimiento informado y libre del
afectado o de sus representantes autorizados».
En este mismo sentido el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha rechazado la posi-
bilidad de realizar el test de VIH si no ha mediado consentimiento previo y expreso del inte-
resado, pues lo contrario supone un intromisión en la esfera privada de las personas, y más
cuando el dato del test pude ser utilizado como elemento discriminatorio en la vida laboral
y social.

2.6. Características de la información previa al consentimiento


1. La información será habitualmente verbal y constará además por escrito en aquellos ac-
tos diagnósticos y terapéuticos que entrañen un riesgo considerable para el paciente.
2. La información será veraz, comprensible, continuada, razonable y suficiente.
3. La información se facilitará con la antelación suficiente para que el paciente pueda re-
flexionar y decidir libremente.
4. La información será objetiva, específica y adecuada al procedimiento, evitando los as-
pectos alarmistas que puedan incidir negativamente en el paciente.
82
CAPÍTULO 4. CONFIDENCIALIDAD, CONSENTIMIENTO INFORMADO Y DERECHO DE LA INFORMACIÓN [[[[\

5. La información deberá incluir:


– Identificación y descripción del procedimiento.
– Objetivo del mismo.
– Beneficios que se esperan alcanzar.
– Alternativas razonables a dicho procedimiento.
– Consecuencias previsibles de su realización.
– Consecuencias de la no realización del procedimiento.
– Riesgos frecuentes.
– Riesgos poco frecuentes, cuando sean de especial gravedad y estén asociados al
procedimiento de acuerdo con el estado de la ciencia.
– Riesgos personalizados de acuerdo con la situación clínica del paciente.

83
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.7. La manifestación por escrito del consentimiento


El consentimiento puede manifestarse en forma expresa, tácita o implícita. Asimismo en
forma verbal o escrita.
La Ley 41/2002, de Autonomía del paciente, exige siempre un consentimiento previo del
afectado antes de someterse a cualquier actuación en el ámbito de la salud. Pero la regla ge-
neral es que el consentimiento sea verbal por lo que sólo exige un consentimiento manifesta-
do por escrito en determinados casos (art. 8.2.):
– Intervención quirúrgica.
– Procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasores.
– En general, aplicación de procedimientos que suponen riesgos o inconvenientes de
notoria y previsible repercusión negativa sobre la salud del paciente.
Se permite la posibilidad incorporar al consentimiento escrito anejos y otros datos de ca-
rácter general.

84
CAPÍTULO 4. CONFIDENCIALIDAD, CONSENTIMIENTO INFORMADO Y DERECHO DE LA INFORMACIÓN [[[[\

El art. 10 regula las condiciones de la información y consentimiento por escrito obligando


al facultativo a que proporcione al paciente, antes de recabar su consentimiento escrito, infor-
mación suficiente sobre el procedimiento de aplicación y sobre sus riesgos y, en concreto, la
siguiente información básica:
– Las consecuencias relevantes o de importancia que la intervención origina con segu-
ridad.
– Los riesgos relacionados con las circunstancias personales o profesionales del paciente.
– Los riesgos probables en condiciones normales, conforme a la experiencia y al estado
de la ciencia o directamente relacionados con el tipo de intervención.
– Las contraindicaciones.
El médico responsable debe ponderar en cada caso que cuanto más dudoso sea el resultado
de una intervención más necesario resulta el previo consentimiento por escrito del paciente.
No obstante, se admite la conveniencia de recoger el consentimiento del paciente por
escrito, aunque no sea una exigencia legal, en los procesos que superan el riesgo mínimo,
que es aquel que en el común del conocimiento de la gente se hace sin mayor cautela. A
título de ejemplo, el acto sanitario de extracción de sangre no supera este índice mínimo
de riesgo y, por tanto, no requiere consentimiento escrito.
La forma escrita es una de las formas de manifestación del consentimiento. En ella el usua-
rio expresa su conformidad en acogerse a determinado tratamiento, técnica o terapia, plas-
mando su firma en un documento formulario que le presentan, denominado «Documento
de Consentimiento Informado» o simplemente «Consentimiento Informado». Este es el moti-
vo por el cual en ocasiones se confunde el consentimiento informado con la forma escrita del
consentimiento, identificándolos a ambos. Como ya se ha dicho anteriormente, el consenti-
miento informado puede manifestarse en forma expresa, tácita, implícita, verbal o escrita.
A pesar de ser obligatoria sólo en determinados supuestos, cada vez es más utilizada la
forma escrita del consentimiento informado en intervenciones y procedimientos para las que
la Ley no la exige, pues con ello queda plasmado en forma fehaciente que se han cumplido los
requisitos de información y consentimiento, teniendo en cuenta, sobre todo, que cuando hay
que delimitar responsabilidades por resultados indeseados o errores médicos es fundamental
probar si ha habido o no consentimiento informado del paciente, y la forma escrita se convier-
te en un documento probatorio, de que sí lo ha habido.
La mera firma del usuario en el documento de consentimiento informado no significa que
éste ha sido prestado válidamente. La firma es uno más de los requisitos. No habrá un verda-
dero consentimiento si el usuario no ha recibido antes la información adecuada, o no se le han
planteado opciones.
Son los propios Servicios Sanitarios, Sociedades Científicas, Centros hospitalarios, etc., los
que fijan sus propios modelos de Documento de Consentimiento Informado. En todo caso
dicho Documento debe contener estas tres partes:

2.7.1. Preámbulo
En esta parte figuran el nombre o nombres de las personas que son informadas y deben
consentir, así como el del facultativo responsable, los testigos y representantes, en su caso. 85
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.7.2. Cuerpo
Recoge la información que suministra al usuario. Esta variará según el acto médico, la in-
tervención el procedimiento, etc., de que se trate. En todo caso la información debe ser «ade-
cuada» (art. 2.2. Ley 41/2002) y comprender «como mínimo la finalidad y la naturaleza de cada
intervención, sus riesgos y sus consecuencias» (art. 4.1.).
A título de ejemplo se expone el contenido de la información a transmitir en el caso de una
intervención quirúrgica o técnica exploratoria:
– Técnica quirúrgica a seguir o procedimiento exploratorio que va a llevarse a efecto.
– Riesgos o peligros que conlleva la intervención quirúrgica o exploratoria, enumerando
los más frecuentes y los más importantes: si la muerte estuviera entre ellos, sería preci-
so indicar su incidencia.
– Existencia de procedimientos alternativos para llevar a la curación o al diagnóstico.

– Previsión del curso de la enfermedad de no practicarse dicha intervención, o estado en


el que quedaría el diagnóstico de no practicarse dicha prueba exploratoria.
– Sufrimiento o incomodidades derivados de la intervención o exploración.

2.7.3. Aceptación
Recoge la manifestación de conformidad del usuario de acogerse a la intervención o el
procedimiento, debiendo suscribirla con su firma o la de su representante.
En esta parte el usuario manifiesta que ha sido informado por el facultativo, que ha enten-
dido lo que ha dicho y que consiente en acogerse a la actuación médica propuesta.
También firmarán el facultativo y los testigos o representantes que, en su caso, proceda.
Tal y como establecen distintas leyes autonómicas, el documento formulario de consen-
timiento informado debe contener, además de la información del procedimiento diagnóstico
o terapéutico, los siguientes datos mínimos:
– Identificación del centro.
86 – Identificación del procedimiento.
CAPÍTULO 4. CONFIDENCIALIDAD, CONSENTIMIENTO INFORMADO Y DERECHO DE LA INFORMACIÓN [[[[\

– Identificación del paciente, representante legal, familiar o allegado que presta el con-
sentimiento.
– Identificación del médico que informa.
– Consentimiento del paciente o del familiar, allegado o representante legal que autoriza.
– Declaración del paciente de que conoce que el consentimiento puede ser revocado en
cualquier momento sin expresión de la causa de la revocación.
– Lugar y fecha.
– Firmas del médico y persona que presta el consentimiento.
– Apartado para la revocación del consentimiento.
En el documento de consentimiento informado quedará constancia de que el paciente
o la persona destinataria de la información recibe una copia de dicho documento y de que
comprendió adecuadamente la información.

2.8. La negativa al tratamiento


La Ley de Autonomía del Paciente reconoce al paciente o usuario no sólo el derecho a deci-
dir libremente entre las opciones clínicas disponibles, una vez que ha recibido la información
adecuada, sino también el derecho a no elegir ninguna.
En efecto, el art. 2.4. recoge el derecho del paciente o usuario «a negarse al tratamiento, sal-
vo en los casos determinados en la Ley». La negativa al tratamiento debe constar por escrito.
En caso de no aceptar el tratamiento prescrito se propondrá al paciente o usuario que fir-
me el alta voluntaria, y si no la firma, la Dirección del centro sanitario, a propuesta del médico
responsable, puede disponer el alta forzosa en las condiciones reguladas por la Ley.
En caso de que el paciente no acepte el alta, la Dirección del centro oirá al paciente y, si persis-
te en su negativa, lo pondrá en conocimiento del juez para que confirme o revoque la decisión.
La negativa al tratamiento no puede ejercerse en los supuestos del art. 9.2. de la Ley en los
que no es necesario contar con el consentimiento del paciente o usuario.
Este derecho es una manifestación del derecho constitucional a la libertad (art. 17 CE) pero
encuentra su límite en otros derechos fundamentales como el derecho a la vida y a la integri-
dad física y otros sociales como el derecho a la protección de la salud.
El ámbito de cada uno de estos derechos se halla limitado por el ámbito de los otros. Y esta cues-
tión no es intrascendente en el mundo sanitario en el que se dan con relativa frecuencia situaciones
conflictivas sobre las que se ha tenido que pronunciar con su doctrina el Tribunal Constitucional.
Como ejemplo el caso de los testigos de Jehová que se niegan a recibir sangre transfundida o el de
los presos en huelga de hambre que se negaron a recibir alimentación para dejarse morir.
¿Qué es prioritario, el derecho a la propia salud o el derecho a la libertad? ¿Se puede elegir
no tener salud? ¿Y si se pone en peligro la propia vida?

El Código Deontológico Médico en su art. 31 establece: «El médico en ningún caso dejará
de prestar asistencia al paciente que la necesitara por intento de suicidio, huelga de hambre
o rechazo al tratamiento. Respetará la libertad de los pacientes y tratará de persuadirlos para
que depongan su actitud, aplicando, en las situaciones límites, previo requerimiento de la
autorización judicial, la imprescindible asistencia médica». 87
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Se han de respetar las decisiones del usuario aun cuando, incluso, la ciencia médica consi-
dere que perjudique a su propia salud.
No obstante, cuando lo que se pone en juego es ya el derecho a la vida, el Tribunal
Constitucional ha declarado en Sentencia 121/1990, que la preservación de la vida prevalece
sobre el respeto de la autonomía de la persona. En consecuencia, el derecho a la vida prevale-
ce sobre el derecho a la libertad.

3. El derecho a la intimidad (Art. 7)


Toda persona tiene derecho a que se respete el carácter confidencial de los datos referen-
tes a su salud, y a que nadie pueda acceder a ellos sin previa autorización amparada por la Ley.
Los centros sanitarios adoptarán las medidas oportunas para garantizar los derechos a que
se refiere el parrafo anterior, y elaborarán, cuando proceda, las normas y los procedimientos
protocolizados que garanticen el acceso legal a los datos de los pacientes.

4. El derecho de información sanitaria


4.1. Derecho a la información asistencial (Art. 4)
Los pacientes tienen derecho a conocer, con motivo de cualquier actuación en el ámbito
de su salud, toda la información disponible sobre la misma, salvando los supuestos exceptua-
dos por la Ley. Además, toda persona tiene derecho a que se respete su voluntad de no ser
informada. La información, que como regla general se proporcionará verbalmente dejando
constancia en la Historia Clínica, comprende, como mínimo, la finalidad y la naturaleza de
cada intervención, sus riesgos y sus consecuencias.
La información clínica forma parte de todas las actuaciones asistenciales, será verdadera,
se comunicará al paciente de forma comprensible y adecuada a sus necesidades y le ayudará
a tomar decisiones de acuerdo con su propia y libre voluntad.
El médico responsable del paciente le garantiza el cumplimiento de su derecho a la infor-
mación. Los profesionales que le atiendan durante el proceso asistencial o le apliquen una
técnica o un procedimiento concreto también serán responsables de informarle.

4.2. Titular del derecho a la información asistencial (Art. 5)


El titular del derecho a la información es el paciente. También serán informadas las perso-
nas vinculadas a él, por razones familiares o de hecho, en la medida que el paciente lo permita
de manera expresa o tácita.
El paciente será informado, incluso en caso de incapacidad, de modo adecuado a sus
posibilidades de comprensión, cumpliendo con el deber de informar también a su repre-
sentante legal.
Cuando el paciente, según el criterio del médico que le asiste, carezca de capacidad para
entender la información a causa de su estado físico o psíquico, la información se pondrá en
88 conocimiento de las personas vinculadas a él por razones familiares o de hecho.
CAPÍTULO 4. CONFIDENCIALIDAD, CONSENTIMIENTO INFORMADO Y DERECHO DE LA INFORMACIÓN [[[[\

El derecho a la información sanitaria de los pacientes puede limitarse por la existencia


acreditada de un estado de necesidad terapéutica. Se entenderá por necesidad terapéutica
la facultad del médico para actuar profesionalmente sin informar antes al paciente, cuando
por razones objetivas el conocimiento de su propia situación pueda perjudicar su salud de
manera grave. Llegado este caso, el médico dejará constancia razonada de las circunstancias
en la Historia Clínica y comunicará su decisión a las personas vinculadas al paciente por razo-
nes familiares o de hecho.

4.3. Derecho a la información epidemiológica (Art. 6)


Los ciudadanos tienen derecho a conocer los problemas sanitarios de la colectividad cuan-
do impliquen un riesgo para la salud pública o para su salud individual, y el derecho a que esta
información se difunda en términos verdaderos, comprensibles y adecuados para la protec-
ción de la salud, de acuerdo con lo establecido por la Ley.

89
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Derecho a la información de los pacientes, negación del tratamiento (Servicio de
Salud de Castilla-La Mancha –SESCAM– convocatoria 2008).
2 Modo de facilitar la información asistencial al paciente, Ley que regula la autonomía
del paciente (Servicio de Salud Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2006).
2 Titular del derecho a la información asistencial, derecho a la intimidad, consentimien-
to informado (Servicio de Salud Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2009).
2 Concepto de secreto profesional (Servicio Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria
2009).
2 Características del consentimiento informado (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–,
convocatoria 2007).
2 Información a los familiares, prohibición del paciente de información a algún familiar
(Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2 Consentimiento informado por escrito, derecho a la intimidad (Servicio Madrileño de
Salud –SERMAS–, convocatoria 2006).
2 Derecho del paciente a ser o no informado, confidencialidad de la información
(Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria 2008).
2 Información a los usuarios, revocación del consentimiento (Servicio de Salud de las
Illes Balears –IBSALUT–, convocatoria 2010).
2 Concepto de secreto profesional, información a familiares, negativa al tratamien-
to, tipo de información al paciente, consentimiento informado, titular del derecho
de información, forma de expresar el consentimiento, forma de expresar la renun-
cia a la información, obligación del secreto profesional, derecho a no ser informado
(Servicio Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2009).
2 Concepto de documento de instrucciones previas, consentimiento por represen-
tación, consentimiento por escrito, titular del derecho de información, derecho de
información, características del consentimiento, revocación del consentimiento, re-
velación de secretos (Agencia valenciana de Salud –AVS–, convocatoria 2009).
2 Revocación del consentimiento, facilitar información a los familiares de los pacientes,
persona que garantiza la información (Servicio Murciano de Salud–SMS–, convo-
catoria 2009).
2 Excepciones al consentimiento, quebrantamiento del secreto profesional, derecho
a la intimidad (Servicio Aragonés de Salud –SALUD– convocatoria 2010).
2Garantía del secreto profesional, forma de recibir la información, negación al trata-
miento, acceso a la Historia Clínica, forma de proporcionar la información (Servicio
de Salud de Castilla la Mancha –SESCAM-convocatoria 2010).

90
5
El Servicio de Admisión
de Pacientes. El Servicio
de Atención al Paciente.
Actuación del Celador
en la vigilancia
de centros

1. La Unidad de Admisión de Pacientes


2. Servicio de Atención al Paciente
5

3. Vigilancia
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. La Unidad de Admisión de Pacientes


Aunque la cumplimentación administrativa viene desarrollada por auxiliares administrati-
vos, siempre se encontrarán, en las distintas unidades de Admisión, Celadores, los cuales sue-
len conducir a los usuarios hacia las distintas dependencias que les vienen asignadas previa
indicación del Jefe de Personal Subalterno. Esta área de actividad depende y está adscrita a
la Gerencia del hospital (en el caso de los hospitales donde no exista Gerencia esta actividad
queda adscrita a la División Médica).

1.1. Admisión de ingresos


La unidad de admisión de ingresos se ubicará próxima a la puerta principal del Hospital, en
lugar fácilmente accesible y convenientemente señalizado.

A) Funciones
Las funciones en Admisión de Ingresos son:
1. La gestión de las camas de hospitalización, según la ordenación establecida por
la Dirección del Hospital:
– Asignación de cama: cuando sea precisa una cama, tanto solicitada de urgencias,
consultas externas o lista de espera, admisión se encarga de localizar y adjudicar
dicha cama (todo ingreso o consulta en el hospital se realizará siempre a través del
Servicio o Unidad de Admisión).

– Organización de la lista de espera: si no hay disponibilidad de camas, el paciente será


incluido en la lista de espera, con indicación médica.
La gestoría de usuarios desarrollará en admisión la gestión de la lista de espera de los
pacientes cuyo ingreso no es urgente sino ordinario, pasando, por tanto, a ser un in-
greso programado, con distintos grados de prioridad, a la espera de cama disponible.
La lista de espera se actualizará constantemente.
92 – Aviso a los pacientes del día y hora del ingreso.
CAPÍTULO 5. EL SERVICIO DE ADMISIÓN DE PACIENTES [[[[\

– Recepción y registro de los pacientes.


Admisión cumplimentará todos los registros de ingreso y alta, en sistema manual o
informatizado, y mantendrá los archivos y Libros de Registro según las disposicio-
nes reglamentarias vigentes. Se registrarán los siguientes datos:
* Nombre y apellidos del paciente.
* Sexo y fecha de nacimiento.
* Domicilio y localidad de residencia.
* Profesión o actividad.
* Números de DNI y de Documento de la Seguridad Social.
* Personas allegadas. Teléfono de contacto.
* Número de ingreso y de Historia Clínica.
* Fecha y hora del ingreso.
* Facultativo o autoridad que ha dispuesto el ingreso.
* Especialidad médica a la que se ha adscrito.
* Constancia de si el ingreso es como: beneficiario de la Seguridad Social, como
privado, con cargo a mutuas de Accidentes de trabajo, compañías de seguros, etc.
* Diagnósticos de entrada y de salida.
* Fecha del alta.
* Causa del alta: curación, alta voluntaria, traslado a otro centro, defunción, otras
causas.
* Otros.

2. Identificación de los pacientes. Admisión procederá a garantizar la identificación del


paciente y conocerá en todo momento la exacta localización del mismo dentro del
hospital, para lo cual es imprescindible la colaboración de los enfermeros de las plantas
de hospitalización. Se podrá utilizar el sistema de pulsera donde consten nombre y dos
apellidos del paciente y la cama asignada. Igualmente, se proveerá a los recién nacidos
en el hospital del mismo sistema de identificación.
3. Control y autorización de traslados. Cualquier servicio del hospital, en el momento
de traslado de un paciente a otro servicio, y previo a producirse, solicitará del servicio
de Admisión la autorización de dicho traslado, el cual no se producirá hasta que el ser-
vicio de Admisión lo conceda. 93
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Sólo en el caso de un traslado urgente se realizará el trámite a posteriori. En caso de


traslado a otro hospital se interpretará como un alta del hospital.
4. Control y autorización de altas. Cualquier servicio de hospitalización del hospital, en
el momento de producirse el alta del paciente, notificará en la Unidad de Admisión tal
alta, la cual se producirá formalmente cuando Admisión la anote en sus registros.
Admisión llevará un registro diario de camas ocupadas y camas libres, con lo cual cono-
cerá de forma permanente la relación de camas disponibles y elaborará diariamente el
censo de ocupación de camas.
5. Establecimiento del régimen económico provisional de la prestación asistencial.
El régimen definitivo lo determinará la unidad de cargos con la que Admisión estará
adecuadamente coordinada.
6. Custodia de pertenencias. Cualquier paciente puede utilizar la unidad de Admisión
como depósito de pertenencias. Admisión garantizará su custodia y registrará debida-
mente los bienes u objetos en depósito. En la práctica sólo se custodian provisional-
mente los bienes de los pacientes ingresados por urgencias.

B) Actividades
Las actividades más relevantes en Admisión de Ingresos son:
– Registro de datos administrativos, tanto en soporte manual como informático: libro de
ingresos-altas, historia clínica, ficha u hoja de ingreso-alta, libro de ambulancias, etc.
– Localización en archivo de Historia Clínica de ingreso anterior, en los reingresos.
– Confección diaria y actualización constante de la «Planilla» (o «Planning») de situación
de enfermos. El censo diario de pacientes ingresados se referirá a una única hora censal,
normalmente a las 00:00 horas de cada día, independientemente de la hora real a la
que se realice.
– Recuento diario de movimientos para proceder al «cuadre» de datos sobre camas dis-
ponibles, ocupadas, libres, en relación con los ingresos, altas y traslados.
– Impresión de listados diarios de ingresos y altas (gestión por ordenador).
– Confección y entrega de pases de visita. Entrega de documentación o folletos infor-
mativos sobre los servicios del hospital e información de la existencia del servicio de
información al usuario.

1.2. Admisión de urgencias


La unidad de admisión dispondrá de un dispositivo orgánico en la puerta de urgencias del
hospital a fin de recibir al paciente, registrar su entrada y salida, y distribuirlo a la consulta o
servicio que corresponda.
Admisión de urgencias puede actuar de dos maneras:
– Como oficina delegada durante el día.
94 – Como unidad central de Admisión en festivos, noches, etc.
CAPÍTULO 5. EL SERVICIO DE ADMISIÓN DE PACIENTES [[[[\

A) Funciones
Son funciones específicas de Admisión de urgencias:
1. Recepción y registro de los pacientes: se registrarán los siguientes datos, tanto en los
soportes manuales como mecanizados de que disponga la Unidad (libro de urgencias,
HC de urgencias, etc.):
– Número de orden.
– Nombre y apellidos del paciente.
– Sexo y fecha de nacimiento.
– Números de DNI y de Documento de Seguridad Social.
– Teléfono.
– Persona que lo remite a urgencias: médico de familia, especialista, autoridad, propia
iniciativa.
– Nombre del facultativo encargado del paciente que ha solicitado el ingreso.
– Motivo de la urgencia.
– Medio de acceso.
– Fecha y hora de ingreso.
– Servicio que lo atiende.
– Si ingresa cadáver.
– Diagnóstico provisional.
– Destino: ingreso en observación, en planta, traslado a otro hospital, remisión a las
consultas externas del hospital, a su médico de cabecera o al especialista.
2. Remisión del paciente al Servicio que corresponda.
3. Determinación del régimen económico provisional.
4. Custodia de pertenencias del paciente, si es necesario.

B) Actividades
Las principales actividades en Admisión de urgencias son:
– Registro de datos administrativos, tanto en soporte manual como informático: libro de
urgencias, HC de urgencias, libro de ambulancias, etc.
– Avisos al servicio de ambulancias.
– Cumplimentación de partes por lesiones al Juzgado de Guardia o partes de defunción.
– Cumplimentación de modelos estadísticos básicos.
– Todas las derivadas de las funciones de Admisión de hospitalización en los horarios en
que urgencias funcione como unidad central de Admisión en noches y festivos. 95
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1.3. Traslado de enfermos


El traslado de un paciente puede realizarse dentro del mismo centro asistencial u hospital
de un servicio a otro, o bien de un centro asistencial a otro diferente.
Por lo general, las causas que motivan el traslado de un paciente suelen deberse a:
– Un cambio en la evolución de su enfermedad.
– A petición del propio enfermo o sus familiares en algunos casos.
– La necesidad de aplicar un tratamiento médico o quirúrgico que no puede suministrar-
se en el primero de los casos.
Cualquier traslado implica seguir el protocolo ya señalado en el servicio de la Admisión.
Además, es necesario que para el traslado del paciente de una unidad asistencial a otra se
tenga en cuenta y a punto, lo siguiente:
– Vestir al paciente para ser trasladado, aunque algunos enfermos abandonan el servicio
en pijama o bata. Si el paciente puede hacerlo por sí mismo hay que facilitarle un am-
biente de privacidad para que se cambie el pijama y se ponga ropa de calle. Si presenta
limitaciones en la movilidad y no puede hacerlo por sí mismo hay que ayudarle a cam-
biarse de ropa.
– Verificar el servicio a donde va destinado y solicitar la autorización tal y como se ha
señalado.
– Disponer el medio en el que va a ser trasladado y transportado: cama, camilla, silla de
ruedas, ambulancia, etc.
– Es necesario explicarle al paciente y/o sus familiares lo que se va a hacer y por qué se va
a trasladar.
– Disponer todas las pertenencias personales del paciente para ser trasladadas o bien
entregarlas a sus familiares cuando proceda.
– Hay que ayudarle a sentarse, acostarse, etc., en el dispositivo en que va a ser trasladado.
– Realizar el transporte con la mayor comodidad posible para el paciente y realizarlo en
el menor tiempo.

96
CAPÍTULO 5. EL SERVICIO DE ADMISIÓN DE PACIENTES [[[[\

– Informar al servicio receptor sobre la incidencia del traslado para el paciente.


– Informar al servicio desde donde fue trasladado sobre la hora, lugar y servicio que se ha
hecho cargo del mismo.
Sólo en casos urgentes, de extrema gravedad, que no permiten espera de trámites admi-
nistrativos, se puede realizar el traslado y hacer a posteriori la solicitud del cambio.
El enfermo será dado de baja en el hospital desde el que es trasladado y posteriormente se
le dará de alta en el que es acogido.
Los traslados dentro del mismo hospital, de un servicio a otro, exige también que el servi-
cio de Admisión lo autorice siguiendo el protocolo de solicitar la autorización de un Servicio y
la conformidad del servicio receptivo.

2. Servicio de Atención al Paciente


El Servicio de Atención al Paciente (SAP) o Servicio de Información al Usuario (SIU) es el
responsable de informar al mismo, así como de atender y garantizar la tramitación de las recla-
maciones que se puedan producir. Esta área de actividad depende y esta adscrita a la Gerencia
del hospital (en el caso de los hospitales donde no exista Gerencia esta actividad queda ads-
crita a la División Médica).

2.1. Funciones
1. Orientación al usuario durante su estancia en el centro sanitario, referida al pro-
pio centro:
– Ubicación de los servicios y unidades del centro.
– Horarios de los distintos Servicios.
– Información a los pacientes sobre las horas de visita y consulta para la información médica.
– Referida a servicios ciudadanos ajenos al centro:
* Medios de transporte.
* Hospedería para familiares.

97
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2. Procurar una mayor colaboración entre los usuarios y el personal que trabaja a su
servicio.
3. Tutelan el cumplimiento de los derechos de los/as pacientes y usuarios/as.
4. Atención personalizada a familiares:
– Disminuir la preocupación de los familiares.
– Información a los familiares sobre la planta o servicio en el que se encuentran los
pacientes, incidencias, tiempos de espera, traslados, etc.
– Localización de familiares por el servicio de megafonía para traslado de avisos, in-
formación o llamadas telefónicas del exterior.
5. Proponer a la Dirección las normas de estancia en el centro:
– Normas de régimen interno.
– Recomendaciones de estancia.
– Organizar el sistema de visitas.
– Acreditar a los visitantes en horarios especiales.
– Realizan encuestas entre los usuarios, comunicando sus resultados a la dirección
del centro.
– Confeccionar y entregar a los usuarios protocolos conteniendo documentación re-
lativa a los servicios de Admisión, plantas, urgencias, servicios generales, etc. y toda
la información y servicios que puede ofrecer; se incluye la carta de derechos y debe-
res de los usuarios de los Servicios de Salud.
6. Canalizar las quejas, reclamaciones y sugerencias:
– Existe un Libro de Reclamaciones oficial a disposición de los usuarios. Toda reclama-
ción es atendida puntualmente y contestada por el Director Gerente o persona en
quien delegue del centro. La tramitación que se deriva de la reclamación es confi-
dencial.
– En el caso de los centros sanitarios donde no exista Servicio de Atención al paciente
existirá igualmente Libro de Reclamaciones. Otra entidad donde se puede presen-
tar una reclamación es en el Registro de la Delegación Provincial de Salud.
– Existen buzones de sugerencias, dispuestos para recoger felicitaciones y propues-
tas para la mejora de la atención sanitaria, así como los impresos cumplimentados
de la encuesta de opinión.
– La encuesta de posthospitalización es un impreso que se entrega a todo paciente
hospitalizado, durante su estancia o en el momento del alta, para que conteste a las
cuestiones que se le plantean, con la finalidad de conocer el estado del centro desde
el punto de vista del usuario para corregir posibles deficiencias y mejorar los servicios.
– Los Servicios de Información al Usuario (SIU) complementan su función informativa
con medios técnicos que, además, aportan entretenimiento a los usuarios:
* Puntos de información interactiva.
98 * Información en pantallas de televisión.
CAPÍTULO 5. EL SERVICIO DE ADMISIÓN DE PACIENTES [[[[\

* Videos de entretenimiento.
* Paneles de «cinta sin fin».
– Los impresos de quejas, encuestas y de sugerencias pueden ser cumplimentados en
forma anónima o nominativa si así lo desea el paciente.

2.2. Actividades
Las principales actividades que se desarrollan en el SIU/SAP son:
– El servicio de atención al paciente estará a disposición de atender personalmente al
mismo, o a sus parientes próximos, representantes o acompañantes.
– En particular proporcionar información a los pacientes y a sus familiares sobre la organiza-
ción del hospital, servicios disponibles, horarios de funcionamiento y de visitas y otras acti-
vidades que puedan contribuir a ayudarles, facilitarles y mejorar su estancia en el mismo.
– Las reclamaciones a que hubiere lugar se tramitarán por escrito a través de este servicio,
siendo estas sometidas a los responsables de la división que corresponda, debiendo dar-
les respuestas por escrito, firmada por el Director Gerente, o persona en quien delegue.
– Coordinar la atención a la persona maltratada.
– Transmisión inmediata de la información solicitada.
– Recepción y aviso de llamadas telefónicas.
– Elaboración de informes referidos a las reclamaciones.
– Coordinación con otros servicios y unidades del centro.

– Elaboración de estadísticas:
* Nivel de satisfacción de los usuarios.
* Motivos de queja o reclamación.
* Tipo de información solicitada.
– Mantenimiento y actualización de la cartelería de Información.
99
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3. Vigilancia
3.1. Consideraciones generales
Una de las funciones de los Celadores es la vigilancia tanto de las entradas de la institución,
como el acceso y estancias de los familiares y visitas de los enfermos, al igual que el compor-
tamiento de los enfermos y visitantes dentro de la institución.
El Celador de puerta (ya sea del hospital general como el de urgencias) recibirá con pron-
titud y cortesía a los visitantes que accedan a la institución dispuesto a atender y contestar las
preguntas que puedan formularle y estén dentro de su competencia. Con carácter general, no
se permiten las visitas de niños menores de 12 años.
Informará de las consultas externas, indicando lugar, día y hora de las mismas. Controlará
así mismo la entrada de toda persona prohibiendo el paso a toda aquella que no vaya provista
del correspondiente justificante. Cuidarán para que no deambulen por los pasillos más de lo
necesario para llegar al lugar concreto donde esté el paciente.
El Celador podrá también desempeñar la misión de vigilancia nocturna interior y exterior del
edificio (en muchos hospitales estas funciones han sido delegadas a guardias de seguridad), cui-
dando que las puertas de los servicios complementarios queden bien cerradas, el control de las lu-
ces, tanto interiores como exteriores y dar parte a sus superiores de cualquier anomalía que observe.
En cuanto a las funciones sobre control de entrada y salida de personas ajenas a las de-
pendencias, tales como trabajadores de reparto de objetos adquiridos, mensajeros, etc., o de
usuarios o administrados que vengan a efectuar gestiones administrativas, procederá a con-
trolar la identificación de dichas personas. Las visitas externas programadas sin relación con
los pacientes suelen portar un pase especial emitido por la dirección del centro.
La labor de vigilancia conlleva también el control sobre la apertura y cierre de los accesos
a la misma, su iluminación, etc. Siempre que se les solicite, por parte de alguna persona de la
institución (médicos, jefes de servicios, etc.), que dejen abierta alguna puerta, deben ponerlo
en conocimiento del Jefe de Personal Subalterno.
Tomarán también las medidas necesarias en aras a la seguridad de los edificios, locales o
espacios confiados, anotando y dando cuenta a sus superiores de las anomalías e incidencias
que observen. En los casos en que alguna anomalía pueda ocasionar peligro inminente a los
usuarios (un extintor en el suelo, una cornisa a punto de caer, un ascensor con la puerta abier-
ta sin la cabina dando paso al foso, etc.) y el Celador no pueda solucionarlo permanecerá allí
hasta que pueda comunicárselo a alguien.
El Celador, con la necesaria prudencia y buen criterio, deberá comprobar si las personas
que están en el interior de los locales han sido debidamente autorizadas para ello, no permi-
tiendo la presencia de quienes no lo estén. Así mismo prohibirá la entrada a toda persona que
presente muestras de suciedad, promueva alborotos o vaya embriagada.
Tampoco permitirá la entrada de personas que lleven comida o bebida, obligándoles a
dejar ésta en la portería para su posterior entrega a la salida de la Institución. Si observara al-
guna persona fumando le recordaría la prohibición de fumar en toda el área hospitalaria (Ley
28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la
100 venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco).
CAPÍTULO 5. EL SERVICIO DE ADMISIÓN DE PACIENTES [[[[\

El Celador vigilará la salida de los enfermos, quienes


deberán acreditar el alta o autorización para abandonar
la Institución. En el caso de no tener la acreditación se
pondriá en conocimiento de los inmediatos superiores.

Como se deduce de lo anteriormente expuesto, es


esta una función extremadamente delicada en donde
se ponen en juego los «valores humanos» de la persona
del Celador, ya que debe informar, permitir o prohibir ac-
cesos, vigilar, inspeccionar, impedir comportamientos o
acciones, etc., y a veces pueden parecer contradictorios
con los derechos de los usuarios de los servicios de salud.

3.2. Funciones de control


Las labores de acogida y asistencia a los usuarios pueden
llevar aparejada la función de control de su entrada y salida.
El ejercicio de esta función supone una filtración de los contactos a mantener, orientando
y registrando los mismos y sus posteriores salidas, con objeto de controlar y regular adecua-
damente el acceso a los locales de las personas externas al centro.
El personal encargado del control recibirá con prontitud y cortesía a los visitantes que ac-
ceden a los locales de recepción del centro, utilizando, cuando fuere necesario (y su puesto de
trabajo exija un perfil lingüístico del otro idioma oficial) el idioma requerido.
En cuanto a las funciones anteriormente descritas sobre control de entrada y salida de
personas ajenas a la dependencia, tales como trabajadores de reparto de objetos adquiridos,
mensajeros..., o de usuarios o administrados que vengan a efectuar gestiones administrativas,
se seguirán los siguientes trámites:
– Requerirán la identificación de la persona mediante la exhibición del DNI, cuya nume-
ración se apuntará en un libro de registro habilitado al efecto con sus hojas debida-
mente foliadas y selladas.
En dicho libro se consignarán los datos personales (nombre y apellidos) y dependencia
a la que se dirige entregándole una tarjeta identificativa.
– Solicitarán la identificación, procedencia o destino de los objetos o muebles (máquinas
de escribir, ordenadores, etc.), que pretendan introducirse o sacarse de la dependencia.
– En caso de que existiera aparato de detección (escáner) se utilizará para cerciorarse
sobre la ausencia de objetos o armas peligrosas.
Significar que dichas tareas de vigilancia se extienden a las dependencias situadas en otras
plantas superiores a la de acceso al edificio, efectuándose rondas de comprobación conforme
a instrucciones del servicio para determinar la normalidad de las oficinas o instalaciones.
Estas funciones se podrán efectuar en varios turnos de mañana, tarde y noche, y una vez
terminados se elaborará una parte de incidencias que se remite al superior, a los efectos opor-
tunos. Cuando proceda, el personal controlador emitirá el correspondiente pase de visita que
facilitará al visitante.
101
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Mientras hacen labores de control y vigilancia pueden encontrar o les pueden hacer llegar
algún objeto que se haya olvidado en la institución; en ese caso el Celador lo entrega en la
unidad destinada a objetos perdidos, o en su defecto a su inmediato superior.
Otro supuesto que puede encontrarse un Celador mientras hace sus funciones de vigilan-
cia es encontrar a alguien haciendo fotos sin permiso dentro de la institución (alguna persona
ingresada de relevancia social, fotos de las instalaciones, etc.), la actuación del Celador sería no
permitir que saque más fotos y avisar al Jefe de Personal Subalterno.
Por último, hay que añadir que este personal controlará visualmente la salida de las visitas,
procediendo cortésmente a su despedida y, en su caso, recogiendo los correspondientes pa-
ses de visita emitidos. Al finad de cada jornada elaborará un parte de incidencias.

3.3. Tarjeta de control e identificación


A los efectos de identificación en el exterior del espacio donde desarrolla su labor, es-
tando el empleado público en el desempeño de su función, bastará la tarjeta de control
del Departamento u Organismo, siempre que incluya fotografía y las denominaciones del
Departamento u Organismo, nombre, apellidos, número del documento nacional de iden-
tidad y el puesto de trabajo. Todo ello sin perjuicio de otras medidas de seguridad que en el
proceso de identificación y circulación tengan establecidas desde la Dirección.
El personal deberá llevar en sitio bien visible la tarjeta de identificación mientras esté de servicio.
Las tarjetas de identificación son personales e intransferibles.

3.4. Control de bultos o paquetes sospechosos


En el Estatuto de Personal no sanitario, en relación con las funciones de los Celadores en
el tema del control de paquetes dice lo siguiente: “se debe cuidar que no se introduzca en las
instituciones más que aquellos paquetes autorizados por la dirección”.
Los Celadores encargados del control de entrada y salida podrán comprobar, cuando así
se les encomiende, el contenido de los bultos o paquetes sospechosos que el personal o los
usuarios del servicio entren o saquen de los locales. Con amabilidad se le comunicará que para
102 pasarlo debe comunicarlo a un superior concretamente al Jefe de Personal Subalterno.
CAPÍTULO 5. EL SERVICIO DE ADMISIÓN DE PACIENTES [[[[\

Deben declararse a la entrada los objetos que a la salida pudieran dar lugar a dudas sobre
la licitud de su tenencia. Todo el personal ha de colaborar con estos vigilantes facilitándoles
estas comprobaciones, de acuerdo con el art. 18 del Estatuto de los Trabajadores, el cual decla-
ra lo siguiente: «Sólo podrán realizarse registros sobre la persona del trabajador, en sus taqui-
llas y efectos particulares, cuando sean necesarios para la protección del patrimonio empre-
sarial y del de los demás trabajadores de la empresa, dentro del centro de trabajo y en horas
de trabajo. En su realización se respetará al máximo la dignidad e intimidad del trabajador y
se contará con la asistencia de un representante legal de los trabajadores o, en su ausencia del
centro de trabajo, de otro trabajador de la empresa, siempre que ello fuera posible».
No se deberá permitir la salida sin autorización de ningún objeto o material de servicio que
no hubiese sido declarado a la entrada.
Cuando por obras u otra causa, alguna dependencia precise dar salida a un considerable
volumen de objetos o material, deberá participarlo al personal de control de entrada y salida
para su debido control.
Si la persona afectada por estas comprobaciones se negase a facilitarlas, se le identificará
y retendrá dando cuenta al responsable de seguridad en la unidad respectiva, quien se perso-
nará inmediatamente en el lugar de los hechos resolviendo lo procedente.
Si se tratase de un individuo al servicio del propio organismo, el mismo podrá solicitar la pre-
sencia de su Jefe inmediato para que informe o esté presente en las comprobaciones necesarias
y en tanto se produce la presencia de dicho Jefe y del de Seguridad, el interesado podrá ausen-
tarse dejando en depósito los objetos o paquetes sospechosos, de los que se le dará recibo.

3.5. Estancia de los usuarios de los servicios del centro


El personal vigilante se compone de los trabajadores que tienen a su cargo la seguridad y
vigilancia de locales o dependencias abiertas o cerradas, zonas, instalaciones o fincas que se
les asignen y con sujeción a las instrucciones generales o específicas que se les imparta.
Sus trabajos podrán realizarlos bien en turnos de día o de noche, según se especifique en
su contrato de trabajo y/o puesto de trabajo que ocupe en la relación de puestos de trabajo.
Los vigilantes (que pueden ser los Celadores) realizarán labores de información sobre la
dependencia; apertura y cierre puntual de los accesos a ella; control de la iluminación, etc.
Tendrán y tomarán aquellas medidas necesarias en aras a la seguridad de los edificios,
locales o espacios confiados. También tomarán nota y darán cuenta de cuantas anomalías e
incidencias observen y les ocurra.

Los Celadores velarán por el buen funcionamiento de la Institución 103


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Denunciarán a sus superiores, para traslado, en su caso, a los Cuerpos y Fuerzas de


Seguridad del Estado o Policía Local, todas las infracciones que se produzcan en las zonas y
actividades que estén sometidas a su vigilancia y custodia.
Centrándonos en la estancia de los usuarios de los servicios del centro, los vigilantes po-
drán, durante su misión de vigilancia en el interior de los edificios, exigir la identificación de
cuantas personas no lleven la tarjeta y le ofrezcan dudas en cuanto a la misión que ejerzan.
En las zonas «reservadas», de máxima seguridad, sólo permitirán la estancia o circulación
de quienes lleven la tarjeta especial que autoriza su presencia en ellas. Los autorizados a en-
trar, no adscritos a la dependencia, deberán firmar en un libro de control la entrada y la salida
de la misma.
Los vigilantes, no permitirán que nadie permanezca, sin autorización, en los distintas uni-
dades en las horas que no se presta servicio en ellas.
Los vigilantes ejercerán la vigilancia debida en los espacios muertos de los locales, evitan-
do manipulaciones ilícitas, circulación indebida de personas u ocultación de objetos en ellos.
Si alguna persona estimase que un vigilante se excede en su cometido o trata de ejercitar
acciones injustificadas lo pondrá en conocimiento de sus Jefes y éstos en el de la Inspección
General.

3.6. Medidas ante situaciones de atentado o altercado público


Entre las medidas previstas ante riesgos de atentado o altercado público, la Ley Orgánica
de Protección de la Seguridad Ciudadana señala las siguientes:
a) Desalojo de locales y disolución de reuniones o manifestaciones. Las autorida-
des competentes adoptarán las medidas necesarias para proteger la celebración de
reuniones o manifestaciones procurando que no se perturbe la seguridad ciudadana.
Sin embargo, podrán disponer el desalojo de los locales y el cierre provisional de los
establecimientos públicos mientras no existan otros medios para evitar las alteraciones
graves de la seguridad que se estuviesen produciendo.
Dichas autoridades, por medio de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, podrán disol-
ver, en la forma que menos perjudique, las reuniones en lugares de tránsito público
y las manifestaciones, en los supuestos prevenidos en el artículo 5 de la Ley Orgánica
9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión. También podrán disolver las
concentraciones de vehículos en las vías públicas y retirar aquéllos o cualesquiera otra
clase de obstáculos cuando impidieran, pusieran en peligro o dificultaran la circulación
por dichas vías.
Antes de llevar a efecto dichas medidas, las unidades actuantes de las Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad deberán avisar de tales medidas a las personas afectadas.
En el caso de que se produzcan alteraciones de la seguridad ciudadana con armas o
con otros medios de acción violenta, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad podrán di-
solver la reunión o manifestación o retirar los vehículos y obstáculos, sin necesidad de
previo aviso.
b) Registro de armas. Los agentes de la autoridad podrán realizar, en todo caso, las com-
104 probaciones necesarias para impedir que en las vías, lugares y establecimientos públi-
CAPÍTULO 5. EL SERVICIO DE ADMISIÓN DE PACIENTES [[[[\

cos se porten o utilicen ilegalmente armas, procediendo a su ocupación. Podrán pro-


ceder a la ocupación temporal, incluso de las que se llevan con licencia o permiso y de
cualesquiera otros medios de agresión, si se estima necesario, con objeto de prevenir la
comisión de cualquier delito, o cuando exista peligro para la seguridad de las personas
o de las cosas.
c) Limitación de permanencia en lugares públicos. Los agentes de las Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad podrán limitar o restringir, por el tiempo imprescindible, la circulación o
permanencia en vías o lugares públicos en supuestos de alteración del orden, la seguri-
dad ciudadana o la pacífica convivencia, cuando fuere necesario para su restablecimien-
to. Asimismo, podrán ocupar preventivamente los efectos o instrumentos susceptibles
de ser utilizados para acciones ilegales, dándoles el destino que legalmente proceda.
Para el descubrimiento y detención de los partícipes en un hecho delictivo causante
de grave alarma social y para la recogida de los instrumentos, efectos o pruebas del
mismo, se podrán establecer controles en las vías, lugares o establecimientos públi-
cos, en la medida indispensable a los fines de este apartado, al objeto de proceder a
la identificación de las personas que transiten o se encuentren en ellos, al registro de
los vehículos y al control superficial de los efectos personales con el fin de comprobar
que no se portan sustancias o instrumentos prohibidos o peligrosos. El resultado de la
diligencia se pondrá de inmediato en conocimiento del Ministerio Fiscal.
d) Identificación de personas. Los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad po-
drán requerir, en el ejercicio de sus funciones de indagación o prevención, la identifi-
cación de las personas y realizar las comprobaciones pertinentes en la vía pública o en
el lugar donde se hubiere hecho el requerimiento, siempre que el conocimiento de la
identidad de las personas requeridas fuera necesario para el ejercicio de las funciones
de protección de la seguridad que a los agentes encomiendan la Ley de Protección de
la Seguridad Ciudadana y la Ley Orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
De no lograrse la identificación por cualquier medio, y cuando resulte necesario a los
mismos fines del párrafo anterior, los agentes, para impedir la comisión de un delito o
falta, o al objeto de sancionar una infracción, podrán requerir a quienes no pudieran
ser identificados a que les acompañen a dependencias próximas y que cuenten con
medios adecuados para realizar las diligencias de identificación, a estos solos efectos y
por el tiempo imprescindible.

105
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de oposi-
ciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Dirección responsable del Servicio de Atención al Paciente, de la vigilancia nocturna de
las instituciones, y de la vigilancia de las entradas de urgencias (Servicio de Salud de
Castilla-La Mancha –SESCAM– convocatoria 2008).
2Dirección responsable del Servicio de Atención al Paciente, funciones del Servicio de
Atención al Paciente, funciones del Celador del Servicio de Admisión, detección de des-
perfectos en la institución, cierre de instalaciones, control de pacientes (Servicio de
Salud Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2006).
2Características de las quejas y sugerencias (Servicio de Salud de Castilla y León –
SACYL–, convocatoria 2009).
2 Prohibición de fumar en las Instituciones, lugar de presentación de reclamaciones, detec-
ción de desperfectos en la institución, funciones del Servicio de Atención al Paciente, vigi-
lancia de personas sin autorización, funciones del Servicio de Admisión, alta del paciente
(Servicio Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2 Funciones de control de accesos de visita, objetos perdidos, funciones de apertura y cie-
rre de instalaciones, vigilancia del interior de la institución, actuación ante una persona
que está fotografiando el interior de la institución, acceso de personas autorizadas, con-
trol de bultos o paquetes (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2007).
2 Servicio de Admisión de Urgencia, apertura y cierre de oficinas, acceso de familiares, con-
cepto de pase especial, detección de desperfectos en la institución, funciones en el servi-
cio de admisión de urgencias, funciones del Servicio de Admisión (Servicio Gallego de
Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2 Acceso de familiares, funciones del servicio de admisión, funciones del Celador de puer-
ta (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria 2006).
2 Funciones de la unidad de admisión (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convo-
catoria 2008).
2 Responsable de firmar el ingreso, responsable de la vigilancia nocturna (Servicio de Salud
de las Illes Balears –IBSALUT–, convocatoria 2010).
2 Funciones de la unidad de admisión, detección de desperfectos en la institución,
funciones del Celador de admisión, control de accesos (Servicio Vasco de Salud –
OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2 Funciones del Servicio de Atención de Pacientes, función de vigilancia y control, acceso de
personas autorizadas, acceso de personas con muestras de suciedad, ingreso de forma pro-
gramada, personas que atiende el Servicio de Atención de Pacientes, control de la ilumina-
ción, funciones de acceso, asignación de camas, introducción de paquetes en la Institución,
orden de ingreso (Servicio Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2009).
2 Dirección responsable del Servicio de Atención al paciente, funciones del Servicio de
Atención de Pacientes, control de paquetes y bultos, contro de quejas y sugerencias
(Agencia Valenciana de Salud –AVS–, convocatoria 2009).
2 Cierre de instalaciones (Servicio Murciano de Salud –SMS–, convocatoria 2009). Dirección
responsable del Servicio de Atención al paciente, funciones de la unidad de admisión, cierre
de instalaciones (Servicio Aragonés de Salud –SALUD– convocatoria 2010).
2 Responsable de la vigilancia nocturna, responsable de la vigilancia exterior, notifica-
ción de desperfectos del edificio (Servicio de Salud de Castilla la Mancha –SESCAM-
106 convocatoria 2010).
6
Actuaciones del Celador
en las habitaciones de
los enfermos y en las
estancias comunes

1. Unidad del paciente


2. La cama hospitalaria
6

3. Actuaciones del Celador en las habitaciones de los enfermos


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Unidad del paciente


1.1. Estructura general y composición
La unidad de paciente es el área formada por el espacio de la habitación, el mobiliario que
en ella hay y los materiales que utiliza el enfermo durante el tiempo que esté hospitalizado.
En una habitación de hospital habrá tantas unidades de pacientes como número de camas.
Una unidad tipo está formada por:
– Cama hospitalaria.
– Accesorios para la cama: colchón, almohada, barandillas, etc.
– Lencería de cama.
– Ropa para el paciente: pijama, camisón, bata, etc.
– Mesita individual. Al lado de la cama y accesible por parte del paciente.
– Silla o sillón para la persona enferma y silla o sillón para el acompañante. Colocado en
lugares que no corten el paso a la cama ni al baño.
– Vaso.
– Caja para guardar las prótesis.
– Palangana.
– Cuñas o botellas.
– Lámpara de luz indirecta.
– Piloto o luz de emergencia. Luz que permanece encendida por la noche para entrar en
la habitación sin molestar al paciente o en los casos que el paciente necesite levantarse
por la noche.
– Timbre de alarma. Actualmente se utiliza un sistema de luces para evitar los ruidos.
– Toma de oxígeno y toma de vacío.
– Pie para suero.
– Escabel.
– Armario ropero.
– Biombo o cortinillas para asegurar la intimidad del residente.
– Útiles para el aseo personal (jabón, peine, esponja, etc.).
– Material para movilizaciones: silla de ruedas, muletas, andador, etc.
La habitación debe ser lo suficientemente amplia como para que quepa todo el mobilia-
rio con holgura, y estar ordenada de manera que la limpieza sea fácil.
El mobiliario debe ser blanco o de color claro para poder ver fácilmente la suciedad. El material
del que esté hecho debe ser lavable.
108
CAPÍTULO 6. ACTUACIONES DEL CELADOR EN LAS HABITACIONES DE LOS ENFERMOS Y EN LAS ESTANCIAS COMUNES [[[[\

La silla o sillón para el enfermo debe estar al lado contrario de la mesita de noche, cerca
de la cabecera de la cama, de manera que al paciente le resulte fácil sentarse sin tener que
desplazarse.

1.2. Características
El Celador debe conocer las características mínimas que debe reunir la habitación del
enfermo, cuidando de manera especial de que las condiciones sean las mejores posibles.
Estas son:
– Espacio suficiente.
– Debe recibir luz directa del sol, a ser posible.
– De fácil ventilación.
– Tranquila y a poder ser sin ruidos.
– Pintada en tonos claros, sin manchas ni deterioros importantes en las paredes.
– Temperatura adecuada.
– A poder ser con baño incorporado o posibilidad de acceder a un baño próximo.
– Con mobiliario adecuado.

1.2.1. Espacio
La habitación debe tener el espacio suficiente para que los cuidados al paciente puedan
hacerse de la mejor manera posible. Además, si es amplia, permite al paciente sentirse más
cómodo y confortable.
En las habitaciones de dos o más camas debe existir el espacio suficiente entre cada dos,
siendo el mínimo espacio aconsejado de 1,20 m.
Entre la cama y la pared lateral también debe existir un mínimo de 1,10 m. 109
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

La altura de los techos mínima debe ser de 2,50 m.


La puerta de entrada a la habitación debe tener el ancho suficiente que permita el paso de
carros, camillas, camas, aparatos para exploraciones, etc.

1.2.2. Iluminación
La luz natural es un elemento indispensable en las
habitaciones de los enfermos. La luz del sol influye po-
sitivamente en el estado de ánimo de los pacientes y
favorece su recuperación.
La entrada del sol directamente en las habitacio-
nes es también un agente desinfectante importante
(agente antituberculoso).
No siempre es posible en la habitación conseguir
una iluminación natural de intensidad suficiente para
favorecer el estado de ánimo. Cuando ello no sea así
debe complementarse con la iluminación artificial, cuya
intensidad debe estar bien calculada.

1.2.3. Ventilación
Cuando el hospital no disponga de aire acondicionado habrá que ventilar abriendo la ven-
tana de la habitación (10-15 minutos día). En otras bibliografías consultadas indican que se
debe abrir las ventanas en espacios cortos de tiempo y alternativamente. En definitiva, para
que el aire no esté viciado, debe renovarse todos los días, ya sea por aire natural o de aparato
acondicionado.
Hay que procurar que, cuando se abra la ventana, el aire que entre no incida directamente
sobre el enfermo, evitando así cambios bruscos de temperatura en el aire que respira, sobre
todo en invierno.
En los hospitales modernos, con circuito cerrado de aire acondicionado, no deben abrirse
las ventanas para ventilar. El aire se renueva constantemente y, además, si se abre, el circuito
se descompensa.

1.2.4. Color de las paredes


Debe estar pintada con colores claros y sin brillo, que no absorban la luz ni produzcan
reflejos molestos.
El blanco mate parece el color más adecuado para las habitaciones.
El estado de la pintura debe estar intacto, sin manchas ni deterioros importantes.
Periódicamente deben adecentarse las habitaciones realizando una limpieza con desinfec-
ción en profundidad, y volviendo a pintarlas. De esta manera se garantiza un estado de con-
servación e higiene de las instalaciones que influye en la calidad asistencial prestada.
110
CAPÍTULO 6. ACTUACIONES DEL CELADOR EN LAS HABITACIONES DE LOS ENFERMOS Y EN LAS ESTANCIAS COMUNES [[[[\

1.2.5. Sonorización
Las habitaciones deben ser tranquilas y sin ruidos, ya que un excesivo ruido ambiental
puede provocar trastornos nerviosos a los pacientes. Los modernos hospitales son construi-
dos teniendo en cuenta la necesidad de un aislamiento acústico de las habitaciones.
El personal sanitario utilizará calzado con suela de goma, para que no haga ruido.
Los aparatos de radio y TV en las habitaciones deben tener el volumen muy bajo. La con-
versación con los enfermos debe hacerse también en tonos bajos.
A las horas del descanso, el Celador/a debe bajar las persianas para evitar una gran inten-
sidad de luz, o apagar las luces y velar porque no se produzcan ruidos.

1.2.6. Temperatura de la habitación


Los hospitales con circuito cerrado de ventilación disponen de sistemas automáticos de
control de la temperatura adecuando esta a las necesidades programadas.
La temperatura de las habitaciones debe oscilar entre los 20-22 ºC, según las épocas del
año. Temperaturas inferiores pueden hacer al paciente sentir frío. Temperaturas superiores ha-
cen que se sienta molesto por el calor.

1.2.7. Humedad
Definimos la humedad como la cantidad de agua que permanece en el ambiente. Los lími-
tes que se consideran aceptables oscilan entre 40-60%, si bien, existen patologías que requie-
ren una disminución del grado de humedad.
Como norma general entendemos que el calor se hace más insoportable con un grado
de humedad alto y una temperatura elevada, ya que se ralentiza la evaporación a través de
la piel.
111
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1.2.8. Mobiliario
Es imprescindible que en toda habitación exista: cama, mesita de noche, armario, silla y/o
sillón, baño incorporado si es posible y si no fuera así un lavamanos, toma de oxígeno, toma
de aspiración e interfono.
La cama y el mobiliario en general debe estar adaptado a las características de los pacien-
tes. Así, por ejemplo, el servicio de traumatología debe disponer de camas ortopédicas, entre
otros.

1.2.9. Baño
El baño está incorporado a las habitaciones y consta de todas las piezas de un baño com-
pleto. Además presenta barras de seguridad en sanitario, ducha, bañera para evitar accidentes.

2. La cama hospitalaria
Las camas de hospital tienen unas características adaptadas particularmente a las perso-
nas que están continuamente o durante mucho tiempo en ellas.

2.1. Características de la cama hospitalaria


– Están equipadas para que el enfermo ahorre energía. Muchas de ellas están mecani-
zadas.
– Están constituidas de forma que el personal que atiende a los enfermos llegue fácil-
mente a ellas.
– Los colchones son generalmente duros para facilitar un buen soporte al cuerpo.
– Se mueven fácilmente, para ello están provistas de un sistema de ruedas y frenado de
las mismas. Las ruedas deben ser de goma para que protejan de la humedad, aíslen de
112 posibles fugas eléctricas (electricidad estática) y no hagan ruido en su traslado.
CAPÍTULO 6. ACTUACIONES DEL CELADOR EN LAS HABITACIONES DE LOS ENFERMOS Y EN LAS ESTANCIAS COMUNES [[[[\

– Las dimensiones de una cama estándar son:


* Ancho: 80-90 cm.
* Largo: 190-200 cm.
* Altura: va a depender de si lleva o no colchón; sin colchón unos 70 cm.
– Una vez instalada en la habitación, la cama debe de reunir una serie de requisitos:
* Debe de ser accesible desde tres lados (por ambos laterales y los pies de la cama).
* Frente a ella no habrá ninguna fuente de luz.
* Su ubicación nunca será debajo de una ventana ni muy cerca de una puerta.

2.2. Tipos de camas hospitalarias


La más utilizada en los hospitales es la denominada cama mecánica articulada. Aparte de
este tipo de cama existen otros modelos diferentes, cada uno de los cuales está diseñado para
cumplir una determinada función. Entre ellos destacamos:
– Cama articulada. El somier se divide en dos o tres segmentos móviles, encargados
cada uno de ellos de alojar diferentes zonas corporales. El superior es para la cabeza y
espalda, el central para la pelvis (en el caso de presentar tres segmentos) y el inferior
para las extremidades inferiores.

Los distintos segmentos de somier se mueven mediante la utilización de una manivela,


o bien, mediante sistemas electrónicos.

Otro de los dispositivos con los que está equipada esta cama es de ruedas para su
transporte, además de un sistema de frenado.
– Cama metálica de somier rígido. Es una variación de la anterior pero no permite la
movilidad por segmentos, presenta el inconveniente de no poder colocar a los pacien-
tes en determinadas posiciones anatómicas importantes como, por ejemplo, Fowler.
– Cama ortopédica, traumatológica o de Judet. Está indicada para pacientes que su-
fren fracturas o parálisis de las extremidades. Posee un marco, marco de Balkan, cuya
finalidad es la de sujetar las poleas y el resto del equipo de tracción, que cuelga de él. 113
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

El equipo de tracción mencionado anteriormente tiene por finalidad aplicar fuerzas


sobre un hueso, músculo o articulación para alinear fracturas, evitar deformidades o
disminuir el dolor.

– Cama o mesa de exploración, potro ginecológico. Es utilizada para la exploración


ginecológica así como para el momento del parto. Se compone de un colchón duro
que se cubre con una sábana. Hay un modelo articulado y otro no articulado.
– Incubadora. Se emplea para mantener al
recién nacido prematuro en un ambiente
propicio de temperatura y humedad. En la
incubadora se consiguen una serie de ob-
jetivos que sin ella sería imposible alcan-
zar; estos son: conservar el calor corporal,
mantener la humedad, proporcionar O2 y
prevenir las infecciones al estar aislado.
– Armazón para el volteo (Foster). Su mi-
sión es la de facilitar el cambio postural en
aquellos pacientes que únicamente pueden
hacerlo con gran dificultad y bajo control. El
cambio se realiza de manera manual.
Está compuesta por dos armazones sobre
uno de los cuales se encuentra siempre
descansando el paciente, mientras que el
otro se encuentra recogido en un sopor-
te situado en la parte inferior de la cama
cuando no se usa.
El dispositivo para voltear al paciente está situado a la altura normal de la cama y per-
mite conservar la tracción que se ejerce sobre cabeza y/o pies mientras dura dicho vol-
114 teo. Debido a la aparición de la cama electrocircular está en desuso.
CAPÍTULO 6. ACTUACIONES DEL CELADOR EN LAS HABITACIONES DE LOS ENFERMOS Y EN LAS ESTANCIAS COMUNES [[[[\

– Cama electrocircular o de Striker. Consta también de un doble dispositivo para el


volteo pero, a diferencia del anterior, el viraje se realiza por medio de un motor eléc-
trico, permitiendo giros de 180º. Está indicada para pacientes en los que la inmovili-
zación corporal debe de ser absoluta pero respetando siempre una posición normal,
como es el caso de lesionados medulares, politraumatizados y quemados.

– Cama libro. Es una variedad de la cama articulada con la particularidad de que per-
mite la angulación lateral. En cuanto a su utilidad se reserva a personas que deben
permanecer largos periodos de tiempo inmovilizadas.
– Cama de levitación. Utiliza un flujo continuo e inten-
so de aire que permite que el paciente permanezca en
suspensión, de esta forma se evita el contacto con cual-
quier accesorio de la cama. Se emplea en unidades de
grandes quemados.
– Cama roto-test. Es una cama que mantiene en un giro
continuo al paciente, por lo que es considerada un
magnífico mecanismo para la prevención de úlceras
por presión (UPP), ya que produce una disminución de
los puntos de roce en el cuerpo del enfermo.
– Camillas. Son camas ampliamente utilizadas en los
ámbitos sanitarios, principalmente para traslados de
pacientes o bien en consultas para exploración. Las hay
rígidas y articuladas.

Otros tipos de camas de descanso menos utilizadas o en desuso son:


– Gatch. Cama con un dispositivo articulado por el que puede levantarse al pa-
ciente hasta una posición de semisentado.
– Nelson. Cama metálica con ruedas, en la que el enfermo puede adoptar diversas
posiciones por angulación del colchón para el drenaje postural de la bronquiectasia.
– Sanders. Cama adecuada para cambios posturales pasivos en el tratamiento
de las afecciones arteriales oclusivas crónicas.

(Fuente: diccionario terminológico de ciencias médicas) 115


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.3. Accesorios de la cama hospitalaria


– Barra de tracción. Armazón metálico que pende del denominado marco de Balkan
(también llamado cuadro balcánico) y su misión es la de facilitar la incorporación del
enfermo. Está indicada para enfermos que presentan fracturas de miembros inferiores.
Al no requerir herramientas para su instalación y montaje, es el Celador el responsable
de su colocación en las camas de traumatología.
– Rejas de seguridad o barandillas. Protectores de metal que se sujetan en los late-
rales de la cama y su principal misión es la de evitar caídas de niños y enfermos que
presentan alteración del nivel de consciencia o se encuentran en estado de agitación.
Generalmente, dichas barandillas poseen un mecanismo que permite bajarlas para que
se pueda acceder cómodamente al enfermo sin necesidad de que sean quitadas.

Barandillas de seguridad Soporte o pie de suero

– Tabla de cama. En ocasiones recibe el nombre de tabla de fracturas; consiste en un


soporte que se coloca debajo del colchón de la cama hospitalaria para darle mayor rigi-
dez favoreciendo la postura anatómica del cuerpo. Existe también una tabla específica
para los pies denominada soporte para los pies donde se evita la rotación al estar en
decúbito.
– Soporte o pie de suero. Generalmente se adapta a la cabecera de la cama. De él pen-
den los botes de suero. Hoy en día suelen ser dispositivos autónomos de la cama y
regulables en altura, también los hay que cuelgan del techo.
– Centinelas de cama o protectores de las barandillas. Son almohadillas de polieti-
leno hinchadas con aire y ubicadas a los lados de la cama con la finalidad de prevenir
lesiones y caídas.
– Arco de cama o férula de acero. Se trata de un dispositivo que se coloca sobre el pa-
ciente para que la ropa de la cama descanse sobre él y evitarle el peso de la misma.
– Pupitre. Se trata de un respaldo regulable, compuesto por un marco metálico coloca-
116 do a 45 ºC, que ayuda al paciente a adoptar la posición de Fowler.
CAPÍTULO 6. ACTUACIONES DEL CELADOR EN LAS HABITACIONES DE LOS ENFERMOS Y EN LAS ESTANCIAS COMUNES [[[[\

– Almohada. Facilita que el paciente pueda adoptar diferentes posiciones sin resbalarse.
Siempre se utilizan varias para cada paciente, ya que ayudan en los cambios posturales
(actualmente hacen estas función los denominadas cuñas-tope).
– Colchón. Hoy día podemos encontrar en el mercado una amplia variedad de colcho-
nes, entre los que destacamos:
* Colchón de muelles. Es el tipo de colchón que podemos ver en el hospital con más
asiduidad. Dependiendo de su demanda, podrá constar de una o varias piezas.
* Colchón antiescaras o alternating. Está compuesto por dos motores que accionan un
compresor-descompresor, que permiten el llenado y vaciado sucesivo de una espe-
cie de bolas neumáticas. Generalmente, cada cuatro minutos se invierte el ciclo. Su
finalidad no es otra que la de evitar la aparición de úlceras por presión sobre una
misma zona del cuerpo facilitando la circulación sanguínea. Es muy utilizado.

* Colchón de agua. Es otro dispositivo utilizado en la prevención de escaras, puesto que


reparte las presiones sobre una gran superficie, reduciendo de esta manera los puntos
de apoyos locales. Necesita 100 litros para llenarse. No es muy utilizado hoy en día.
* Colchón de agua y bolas de poliuretano. Tampoco son muy utilizados hoy en día.
Están compuestos por bolas de poliuretano y por agua (de 10 a 12 litros). Se coloca
encima de un colchón normal y a continuación se cubre con una sábana. La tempe-
ratura adecuada tiene que ser de unos 30 ºC, aproximadamente. Las bolas actúan
como aislante y así evita la sensación de frío que se produciría al enfriarse el agua.

2.4. Ropa de cama o lencería


Las unidades del hospital que están relacionadas con la ropa y el vestuario del centro son la
lavandería, lencería y costura. Estas unidades están gestionadas por las gobernantas/es cuya
misión es organizar, supervisar y distribuir las tareas realizadas por el personal de lavandería y
los suministros necesarios para la producción y la distribución de ropa. 117
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

En la lavandería se procesa la ropa sucia y contaminada, la lencería se ocupa de la clasifi-


cación y distribución de los uniformes del personal del hospital y del control del almacén de
ropa y la costura de etiquetado, reparación, confección, etc.
Las funciones de los Celadores en estos servicios pueden variar de un hospital a otro, des-
tacando: descarga de ropa sucia en cinta, carga-descarga de lavadoras, transporte, carga y
descarga de carros para lavar en el túnel de lavado, reposición de detergentes, etc.

2.4.1. Piezas de lencería


La cama hospitalaria debe tener los siguientes elementos de lencería:
– Cubierta de colchón. Se trata de una funda impermeable utilizada para cubrir el col-
chón, protegiéndolo así de la humedad. Actualmente existen colchones con ella ya
incorporada.
– Sábanas. Bajera y encimera. Que deberán ser sustituidas por otras cada vez que se en-
sucien o mojen y su tacto no será rugoso (suelen ser de algodón).
La sábana que ejerce la función de entremetida se sitúa entre la pelvis del enfermo y
el hule. Es de tamaño inferior a la bajera. Su misión fundamental es la de proteger.
También la podemos utilizar para desplazar al enfermo (es necesario dos personas) ha-
cia la cabecera de la cama cuando éste se ha ido resbalando y se encuentra muy cerca
de los pies de la cama.

118
CAPÍTULO 6. ACTUACIONES DEL CELADOR EN LAS HABITACIONES DE LOS ENFERMOS Y EN LAS ESTANCIAS COMUNES [[[[\

– Hule impermeable. Su ubicación es entre la sábana bajera y la entremetida. Su finali-


dad es la de proteger. Son de material de plástico por lo que aumenta la incomodidad
del paciente, se puede sustituir por pañales de celulosa desechables.
– Mantas. Su composición es lana ya que este material es más caliente y ligero. General-
mente son de color claro y nunca deben estar en contacto con la piel del enfermo.
– Colcha. Se coloca cubriendo la manta. Generalmente es blanca.
– Funda de almohadas. Se les coloca una funda de tela que debe ser cambiada al menos
diariamente, además de cada vez que sea necesario.

2.4.2. Orden de la lencería en la cama


1. Colchón y su funda.
2. Bajera.
3. Hule.
4. Entremetida.
5. Encimera.
6. Manta.
7. Colcha.
8. Almohada y su funda.

2.4.3. ¿Cómo se dobla la lencería?


– La sábana bajera se dobla a lo largo y con el derecho hacia adentro.
– La sábana encimera se dobla a lo ancho y con el revés hacia adentro.
– La sábana entremetida y el hule se doblan a lo ancho con el derecho hacia adentro.
– La manta y la colcha se doblan a lo ancho y con el derecho hacia adentro.

2.4.4. Técnica para hacer la cama desocupada


2.4.4.1. Colocación de la sábana bajera
1. Colocar la ropa que se va a utilizar para hacer la cama sobre el sillón del enfermo.
2. Utilizando ambas manos, coger la parte superior de la colcha y doblarla hacia el centro
y realizar el mismo procedimiento con el borde inferior. A continuación proceder a re-
tirarla. En caso de que no se vaya a volver a colocar se introduce sin airearla en la bolsa
que se ha preparado para echar la ropa sucia.
3. La manta y la sábana superior se retiran de igual forma que la colcha.
4. Para quitar la entremetida, se coge ésta por el centro de los bordes superior e inferior.
119
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

5. Para quitar la sábana bajera hay que seguir el mismo procedimiento empleado para la
entremetida.
6. Una vez que se haya retirado toda la ropa sucia hay que lavarse las manos.
7. A continuación se extiende la sábana bajera so-
bre la cama de tal manera que no queden ni plie-
gues ni arrugas que puedan contribuir a la for-
mación de úlceras por presión y a que el enfermo
se sienta incómodo. Las esquinas se doblan en
forma de mitra, inglete o pico. Seguidamente se
procede a remeter los lados.
El procedimiento a seguir para realizar la esquina de
mitra o inglete es el que a continuación se detalla:
1. Remeter la sábana en la parte de la cama en la que
se quiera realizar la esquina.
2. Levantar la sábana para formar un triángulo.
3. Traer hacia abajo la parte superior del triángulo.
4. Remeter la parte que queda debajo del colchón.
Mitra o inglete

2.4.4.2. Colocación de las demás piezas


Una vez tengamos ya colocada la sábana bajera, se continuará de la siguiente forma:
– Lo primero que haremos será extender de forma transversal el hule en el centro de la
cama (el borde superior debe de quedar de 30 a 37 cm de la cabecera de la cama) y con
los lados remetidos.
– Encima del hule colocaremos la entremetida, de forma que lo cubra completamente (la
finalidad de ambos es evitar que el enfermo moje la sábana inferior).
– El siguiente paso consistirá en desdoblar la sábana encimera, empezando desde la cabe-
cera hacia los pies de la cama. Si lo que vamos a hacer es una cama cerrada doblaremos
entonces las esquinas en forma de mitra y remeteremos los laterales. Por contra, si lo que
vamos a realizar es una cama abierta, sólo doblaremos la esquina en forma de mitra.
– Es conveniente la realización de un pliegue a los pies de la cama o bien aflojar la sába-
na, con la finalidad de que el enfermo pueda mover los pies.
– A continuación colocaremos la manta sobre la sábana encimera, realizando también las
esquinas de mitra y el pliegue. El borde superior de la manta debe quedar a unos 15 cm
del cabecero de la cama.
– Colocar la colcha de forma que el pliegue superior de la colcha se extienda aproxi-
madamente 2,5 cm más allá de la manta. Remeter el borde superior por debajo de la
manta.
– Realizar el mismo procedimiento ya comentado para la colcha.
120
CAPÍTULO 6. ACTUACIONES DEL CELADOR EN LAS HABITACIONES DE LOS ENFERMOS Y EN LAS ESTANCIAS COMUNES [[[[\

– Doblar la parte superior de la sábana de arriba sobre la colcha formando un embozo de


unos 15 cm aproximadamente.
– Colocar la funda de almohada.
– Si la cama está asignada a un paciente, doblar hacia detrás la ropa de arriba hacia un
lado o bien hacia el centro de la cama.
– Eliminar la bolsa de la ropa sucia según la política del centro.
– Por último, lo que tenemos que hacer es lavarnos las manos y cambiarnos de guantes,
para evitar la transmisión de microorganismos.

2.4.5. Técnica para hacer la cama ocupada


Cuando el enfermo deba guardar reposo absoluto o se encuentre incapacitado para le-
vantarse, se le debe hacer la cama con él acostado y manteniendo una alineación corporal
adecuada y cómoda.
La cama ocupada se debe realizar entre dos auxiliares (o un auxiliar y un Celador) que se
colocarán cada uno a un lado de la cama, de forma que mientras uno hace su parte de la cama
el Celador sostiene al enfermo.

2.4.5.1. Técnica
1. Explicar el procedimiento al paciente y pedir su colaboración si es posible.
2. Lavarse las manos.
3. Preparar la ropa de lencería.
4. Retirar la ropa superior, a excepción de la sábana, doblando el borde superior hacia el
inferior y luego en cuartos.
5. Colocar la ropa sucia en la bolsa destinada para ello.
6. Colocar al enfermo en decúbito lateral y retirar por el lado libre de la cama la bajera, el
hule y la entremetida, enrollándolo todo hacia el centro de la cama procurando que no
entren en contacto con el enfermo.
7. A continuación se procederá a extender la sábana bajera limpia y sobre ella el hule y la
entremetida.
8. Posteriormente se colocará al paciente en la otra posición de decúbito lateral, para en-
tonces retirar, por el lado de la cama que queda ahora libre, la ropa sucia y colocar
luego correctamente la limpia.
9. Una vez realizado el paso anterior, proceder a la colocación de la ropa superior como se
describió anteriormente, procurando extender la sábana encimera desde la cabecera
hacia los pies.
10. Eliminar la bolsa de la ropa sucia según la política del centro.
11. Por último proceder al lavado manos y al cambio de guantes, para evitar la transmisión
de microorganismos.
121
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.4.6. Técnica para hacer la cama quirúrgica


El procedimiento es el mismo que para la cama desocupada, pero añadiendo un hule
y una entremetida más, que se colocarán en la cabecera de la cama o en la parte alta de la
bajera, para, de esta forma, facilitar la limpieza ante un posible vómito. En este tipo de cama
queda prohibida la colocación de la almohada y las medidas de asepsia deben cuidarse al
máximo.

2.4.7. Formas de abrir la cama para la recepción del enfermo


2.4.7.1. Cama desocupada
La cama desocupada se puede abrir de tres formas diferentes:
a) En pico. Para ello se procede a doblar dos veces en el mismo sentido el extremo supe-
rior de la cama correspondiente al lado por donde va a entrar el paciente.
b) En abanico o fuelle. Para abrirla de esta forma, tenemos que coger los dos extremos
del embozo y doblarlos hacia los pies de la cama para luego volver a subirlos hacia la
mitad de la cama en sentido inverso.
c) La tercera forma consiste en tirar del extremo de la ropa de cama hacia los pies, hasta
que quede descubierta la mitad de la cama, y después volver a doblar hasta llegar al
final de la cama.

2.4.7.2. Cama quirúrgica


Antes de proceder a abrirla hay que realizar una especie de embozo o dobladillo a los pies
de la cama. A partir de aquí la cama quirúrgica se puede abrir de dos maneras diferentes:
a) En triángulo o pico. Para conseguir este tipo de apertura tenemos que coger los ex-
tremos de cada embozo y unirlos de tal forma que a la altura de la mitad de la cama
obtengamos el pico del triángulo que se ha formado. A continuación se coge el pico del
triángulo y se comienza a plegar en abanico hasta el lado opuesto de la cama.
b) En abanico lateral. Para ello tenemos que tirar de los extremos de los dos embozos y
plegarlos en abanico hacia el lateral de la cama.

3. Actuaciones del Celador en las habitaciones de los


enfermos
Cuando un Celador comienza a trabajar en una unidad de hospitalización lo primero que
debe hacer es presentarse a la supervisora/o de enfermería ya que es la/el responsable princi-
pal del funcionamiento de la planta.
Una vez que le indican su cometido se observa que las funciones a realizar por los Celadores
en las habitaciones de los enfermos y zonas comunes de las Instituciones son muy variadas,
pudiéndose destacar, entre ellas:
122
CAPÍTULO 6. ACTUACIONES DEL CELADOR EN LAS HABITACIONES DE LOS ENFERMOS Y EN LAS ESTANCIAS COMUNES [[[[\

– Cuidarán, al igual que el resto del personal, de que los enfermos no hagan uso indebido
de los enseres y ropas de la Institución, evitando su deterioro o instruyéndoles en el uso
y manejo de las persianas, cortinas y útiles de servicio en general.
– Se evitará al enfermo o a los familiares tocar equipos o aparatos que sólo deben mani-
pular los profesionales.
– Servirán de ascensoristas cuando se les asigne especialmente ese cometido o las nece-
sidades del servicio lo requieran.

– Realizar excepcionalmente aquellas labores de limpieza que se les encomiende cuando


la realización por el personal femenino no sea idónea o decorosa en orden a la situa-
ción, emplazamiento, dificultad de manejo, peso de los objetos o locales a limpiar.
– Velarán continuamente por conseguir el mayor orden y silencio posible en todas las de-
pendencias de la Institución. Esto incluye control del volumen de la televisión, control
del tono de voz del paciente y de los familiares, control de los aparatos de radio y mú-
sica, etc. En los casos que se incumpla esta premisa se entrará en la habitación y se les
pedirá que bajen el volumen pues están causando molestias al resto de los enfermos.
– Darán cuenta a sus inmediatos superiores de los desperfectos o anomalías que encon-
traren en la limpieza y conservación del edificio y material. Si detectaran que algún ar-
tículo del mobiliario (cortinas, persianas, mesilla, sillón, etc.) de la Institución estuviera
dañado lo pondrían en conocimiento de sus superiores.
– Vigilarán el acceso y estancias de los familiares y visitantes en las habitaciones de los
enfermos, no permitiendo la entrada más que a las personas autorizadas, cuidan-
do que no introduzcan más que aquellos paquetes expresamente autorizados por la
Dirección.
– En el momento de la visita médica se encargarán de desalojar a las visitas de las habi-
taciones, incluso las que dispongan de pase permanente (una excepción a esta función 123
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

es el caso de los pacientes pediátricos ya que se les permite estar al familiar con pase
permanente). No olvidemos que el acceso y las estancias de los familiares está condi-
cionado a las necesidades asistenciales.
– Vigilarán el comportamiento de los enfermos y visitantes, evitando que estos últimos
fumen en las habitaciones (está prohibido fumar en todas las instituciones sanitarias),
traigan alimentos o se sienten en las camas y, en general, toda aquella acción que per-
judique al propio enfermo o al orden de la Institución.
– Cuidarán que los visitantes no deambulen por los pasillos y dependencias más que lo
necesario para llegar al lugar donde concretamente se dirijan.

– Tendrán a su cargo el traslado de los enfermos.

– Excepcionalmente, lavarán y asearán a los enfermos masculinos encamados o que no


puedan realizarlo por sí mismos, atendiendo a las indicaciones de los Supervisores de
planta o servicio o personas que los sustituyan legalmente en sus ausencias.

– Cuando por circunstancias especiales concurrentes en el enfermo no pueda éste ser


movido sólo por el enfermero o el auxiliar de enfermería, ayudarán en la colocación y
retirada de las cuñas para la recogida de excretas de esos pacientes.
– Ayudarán al personal Sanitario o personas encargadas a amortajar a los enfermos falle-
cidos, corriendo a su cargo el traslado de los cadáveres al mortuorio.

124
CAPÍTULO 6. ACTUACIONES DEL CELADOR EN LAS HABITACIONES DE LOS ENFERMOS Y EN LAS ESTANCIAS COMUNES [[[[\

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Funciones de los Celadores en las habitaciones de los enfermos (Servicio de Salud
de Castilla-La Mancha –SESCAM– convocatoria 2008).
2 Acceso y estancia de visitas en las habitaciones, comportamiento de los visitantes
y enfermos, actuación ante desperfectos de una habitación, armazón para volteo,
asistencia según las necesidades asistenciales (Servicio de Salud de Castilla y León
–SACYL–, convocatoria 2006).
2 Concepto de cuadro balcánico (Servicio de Salud de Castilla y León –SACYL–, con-
vocatoria 2009).
2 Condiciones de temperatura y humedad en las habitaciones, características de la
cama articulada, mal uso de enseres y ropa de la Institución, ruidos en las habitacio-
nes, manejo de las persianas, acceso y estancia de visitas en las habitaciones, con-
cepto de barandillas de seguridad, funciones del Celador en las habitaciones de los
enfermos (Servicio Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2 Montaje de un cuadro balcánico, desperfectos en las habitaciones de los enfermos,
accesorios de la cama, responsable de una planta de hospitalización, cama de somier
rígido (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2007).
2 Concepto de centinelas de la cama, características de las ruedas de las camas, dimen-
siones de una cama hospitalaria, cama de Gatch, concepto de unidad del paciente,
límites de camas en cada habitación, iluminación piloto, actuación ante la visita mé-
dica, funciones de la gobernanta (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convoca-
toria 2009).
2 Control de visitas (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria 2006).
2 Situación de la cama hospitalaria (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convo-
catoria 2008).
2 Control del comportamiento de las visitas, tipos de colchón (Servicio Vasco de
Salud –OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2 Temperatura de las habitaciones, concepto de unidad del paciente, tablas de cama,
camas más utilizadas, actuación ante el uso indebido de enseres y ropa, cama de so-
mier rígido, camas para la prevención de úlceras, cama electrocircular, características
del armazón de Balkan (Servicio Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2009).
2 Funciones de repaso de la lenceria, funciones de los Celadores en las habitaciones de
los enfermos (Agencia Valenciana de Salud –AVS–, convocatoria 2009).
2 Utilidad del arco de la cama, cuadro balcánico, condiciones medioambientales de la
habitación de los enfermos (Servicio Aragonés de Salud –SALUD– convocatoria
2010).
2Funciones del Celador en las habitaciones de los enfermos (Servicio de Salud de
Castilla la Mancha –SESCAM-convocatoria 2010).

125
7
El traslado y la movilidad
de enfermos. Actuación
del Celador en el servicio
de rehabilitación y
fisioterapia

1. Conceptos fundamentales
2. Movilización de pacientes
3. Principios de mecánica corporal para la correcta manipulación de personas
inmovilizadas
4. Técnicas de movilización de pacientes con importantes limitaciones de
movilidad
5. Traslados
6. Deambulación del paciente
7

7. Actuación del Celador en el servicio de rehabilitación


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Conceptos fundamentales
Dos de las funciones más importantes de los Celadores de Instituciones Sanitarias son el
traslado de los enfermos, en camilla o en silla de ruedas, a las consultas o dependencias de
la institución (también en el servicio de ambulancias) y la participación junto con otros pro-
fesionales en la movilización de pacientes. Para llevar a cabo este cometido el Celador debe
conocer una serie de conceptos, que ayudarán a realizar su labor correctamente.

1.1. Ejes y planos en el espacio


Para conocer mejor las estructuras anatómicas, el cuerpo humano puede ser dividido en
planos y ejes. Los principales son:
– Eje longitudinal. Es aquel que recorre el cuerpo en toda su longitud.
– Eje transversal. Va de derecha a izquierda y es perpendicular al anterior.
– Eje sagital. Posee una orientación de adelante hacia atrás.
Existe una correspondencia entre cada uno de estos ejes básicos y una serie de planos
principales, que se utilizan como referencia para situar y orientar las diferentes posiciones del
paciente en el espacio. Estos planos son los siguientes:
– Plano sagital o plano medio. Es un plano vertical que atraviesa longitudinalmente el
cuerpo (está situado en la línea media del cuerpo). Lo divide en dos mitades especula-
res, derecha e izquierda.
– Plano transversal u horizontal. Se trata de un plano que divide el cuerpo en una zona
superior y una zona inferior. Es perpendicular al plano sagital.
– Plano coronal medio o frontal. Es el plano que, situado a la altura de la sutura coronal,
divide el cuerpo en una parte anterior y una parte posterior. Es paralelo a la frente.
– Plano oblicuo. Presenta una angulación de 45º respecto al plano sagital y al plano
frontal.

1.2. Regiones y cavidades del cuerpo humano


Clásicamente, en el cuerpo humano se han descrito dos cavidades situadas en el tronco,
que se hallan separadas por el diafragma: la cavidad torácica y la cavidad abdominal.
– Cavidad torácica: en ella se encuentran la cavidad pleural, la cavidad pericárdica y
el mediastino, de situación central, y que se sitúa entre ambos pulmones, la columna
vertebral y el diafragma.
– Cavidad abdominal: contiene la cavidad peritoneal y la cavidad pélvica.
Además de las cavidades antes referidas existen otras regiones anatómicas, como son: ex-
tremidades superiores, inferiores, cabeza, tórax y abdomen.
El abdomen se ha dividido clásicamente en nueve cuadrantes:
128 – Cuadrantes superiores: hipocondrio izquierdo, hipocondrio derecho y epigastrio.
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

– Cuadrantes medios: vacío renal derecho, vacío renal izquierdo y zona periumbilical.
– Cuadrantes inferiores: fosa ilíaca izquierda, fosa ilíaca derecha e hipograstrio en el
centro.

1.3. Direcciones de los movimientos


Describen los movimientos y cambios de posición que efectúen los miembros en las dis-
tintas situaciones:
– Flexión: movimiento que implica plegar o doblar una extremidad sobre una articu-
lación.
– Extensión: movimiento que implica extender o estirar una extremidad sobre una arti-
culación.
– Abducción: movimiento de alejamiento del plano medio.
– Aducción: movimiento de acercamiento al plano medio.
– Eversión: cambio de dirección hacia fuera.
– Rotación: movimiento de giro sobre un eje.
– Circunducción: movimiento circular alrededor del eje del cuerpo.
– Pronación: giro del antebrazo que coloca la palma de la mano hacia atrás o hacia abajo.
– Inversión: cambio de dirección hacia dentro. 129
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

a. Abducción b. Adducción

– Supinación: giro del antebrazo que coloca la palma de la mano hacia delante o hacia
arriba.

a. Pronación b. Supinación

1.4. Posiciones anatómicas básicas


1.4.1. Concepto
Se conocen como posiciones básicas del paciente encamado, todas aquellas posturas o
posiciones que el paciente puede adoptar en la cama, camilla, mesa de exploraciones, etc.,
que son de interés para el manejo del enfermo por el personal sanitario y no sanitario y, de
manera especial, por el Celador.

1.4.2. Tipos de posiciones anatómicas


Son las siguientes:
a) Posiciones de decúbito:
– Decúbito supino o dorsal o posición anatómica.
– Decúbito lateral izquierdo o derecho.
130 – Decúbito prono.
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

b) Posición de Fowler.
c) Posición de Sims o semiprona.
d) Posición ginecológica o de litotomía.
e) Posición mahometana o genupectoral.
Los cambios frecuentes de postura en los pacientes encamados tienen como finalidad:
– Evitar la aparición de isquemia en los llamados puntos de presión, debido a la acción de
la gravedad y al propio peso.
– Evitar que la ropa que cubre la cama roce la piel y llegue a producir lesiones.
– Prevenir la aparición de úlceras por presión (anteriormente denominadas úlceras por
decúbito).
– Proporcionar comodidad al paciente.
Para ello el Celador debe prestar atención a que:
– Las sábanas estén limpias, secas y bien estiradas.
– Las zonas de mayor presión corporal estén protegidas.
– Las piernas estén estiradas y los pies formen ángulo recto con el plano de la cama.
Para realizar los cambios posturales se necesitan los siguientes materiales:
– Almohadas y cojines.
– Férulas.
– Ropa limpia para cambiar la cama.
– Protectores de protuberancias si fueran necesarios.

Definimos los cambios posturales como las modificaciones realizadas en la pos-


tura corporal del paciente encamado para evitar patologías derivadas de la inmovili-
dad (úlceras por presión, atrofia muscular, etc.).
– El enfermo no permanecerá nunca más de tres horas en la misma posición.
Deberá ser colocado sucesivamente en decúbito supino, lateral derecho e iz-
quierdo y prono, tanto durante el día como por la noche.
– Los decúbitos laterales se llevarán a cabo inclinando al paciente sobre un lado
y apoyándole la espalda con almohadas, las piernas se doblarán según el lado
del que esté y entre las rodillas se pondrá un cojín.
– El programa de cambios posturales debe estar previsto para el día y la no-
che, de manera que se consiga una continuidad entre las diferentes personas
que cuidan durante las 24 horas al paciente. Generalmente se realizan cada
2-3 horas para prevenir la aparición de úlceras, salvo en los casos en que la
presión es mayor (posición de sentado donde se descarga todo el peso en
una sola zona), los cambios se tratan cada 15 o 30 minutos. Siempre que la
enfermedad lo permita se recomendará al paciente que camine o cambie de
posición frecuentemente en la cama.

Programa de cambios posturales 131


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Úlcera por presión

1.4.3. Posiciones de decúbito


Posición de decúbito dorsal, supino o anatómica:
El paciente está acostado sobre su espalda. Sus piernas están extendidas y sus brazos ali-
neados a lo largo del cuerpo. El plano del cuerpo es paralelo al plano del suelo. Se puede colo-
car un pequeño cojín bajo la zona lumbar para mantener la curvatura anatómica.
Es una posición utilizada para la exploración del tórax, abdomen, piernas y pies así como
para la palpación de las mamas en las mujeres. Se emplea para comenzar con la higiene del
enfermo y como punto de partida para diferentes movilizaciones.
Junto con una tabla bajo el colchón y con almohadas se utiliza en los traumatismos
dorso-lumbares.

Posición de decúbito lateral izquierdo y derecho


El paciente se halla acostado de lado. Las piernas extendidas y los brazos paralelos al cuerpo. El
brazo inferior, es decir, el que queda del lado sobre el que se apoya, está ligeramente separado y
hacia delante, evitando que quede aprisionado debajo del peso del cuerpo. La pierna que no está
en contacto con la superficie de apoyo, está ligeramente flexionada para dar mayor estabilidad.
El eje del cuerpo es paralelo al suelo. Es una posición que se emplea para realizar cambios
posturales en los enfermos encamados. También para la administración de enemas de lim-
pieza, para evitar broncoaspiraciones en pacientes que presentan vómitos o para realizar la
higiene del paciente (zona anal, genital, etc.). Es de mucha utilidad en las embarazadas para
evitar el “síndrome de hipotensión en decúbito supino” que se produce como consecuencia
132 de la compresión del útero sobre la vena cava inferior.
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

Posición de decúbito prono


También llamado decúbito ventral. El enfermo se encuentra acostado sobre su abdomen
y pecho (tumbado boca abajo). La cabeza girada lateralmente. Las piernas extendidas y los
brazos también extendidos a lo largo del cuerpo. El plano del cuerpo paralelo al suelo.
Esta posición se utiliza para las exploraciones de espalda, así como alternativa para cam-
bios posturales.

Las tres posiciones son fundamentales para los enfermos encamados, ya que los cambios
posturales realizados frecuentemente (cada 2-3 horas) evitan la aparición de úlceras por pre-
sión, al evitar una presión excesiva, mantenida durante mucho tiempo sobre una parte o zona
corporal.

1.4.4. Posición de Fowler


El paciente se halla semisentado, con la cabecera levantada formando un ángulo de 45º.
Las piernas están ligeramente flexionadas (semiflexionadas) y los pies en flexión dorsal. Existen
dos variantes que se denominan posición de semiFowler en la que la inclinación es de 30º, y se
utiliza básicamente para cambios posturales y para transporte del enfermo (cuando su estado
lo permita) y la posición de Fowler alta en la que la inclinación es de 90º.

133
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Los enfermos con patologías cardiacas, digestivas como la hernia de hiato y respiratorias (en-
fermedades pulmonares obstructivas crónicas –EPOC–), tales como el asma, enfisema, bronqui-
tis crónica, etc., prefieren esta posición para estar en la cama, puesto que facilita la respiración.
Se utiliza para cambios posturales y exploraciones de cabeza, ojos, cuello, oídos, nariz (oto-
rrinolaringología), garganta (ej. cambios de cánula traqueal) y pecho. Es una posición usada
muy frecuentemente en los traumatismos costales.

1.4.5. Posición de Sims


También llamada posición de semiprono o inglesa. Es similar al decúbito lateral izquierdo,
pero el brazo que queda en la parte inferior se lleva hacia atrás y el otro se coloca en flexión del
codo. La cadera superior y rodilla del mismo lado están flexionadas sobre el pecho. La cabeza
está girada lateralmente.
En esta posición se colocan los enfermos inconscientes para facilitar la eliminación de las
secreciones y evitar la broncoaspiración. Es una posición frecuente para la exploración del recto.
También se utiliza en la administración de enemas y medicamentos por vía rectal. Es en
esta posición donde se colocan las sondas rectales.

1.4.6. Posición ginecológica


También llamada de litotomía. La paciente se halla acostada boca arriba. Las piernas sepa-
radas y colocadas sobre los estribos. Rodillas y cadera flexionadas 90º. Muslos en abducción.
Esta posición es utilizada en ginecología para el examen manual de pelvis, vagina, recto y
para la exploración de la embarazada. Es también la posición a adoptar en el parto.

1.4.7. Posición de Trendelenburg


El enfermo se coloca como en decúbito supino, pero a diferencia de aquella posición, el
plano del cuerpo está inclinado 45º respecto al plano del suelo. La cabeza del paciente está
134 mucho más baja que los pies.
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

En esta postura hay que colocar a los pacientes con shock hipovolémico, desmayos, lipoti-
mias para intentar restablecer y salvaguardar el riego sanguíneo cerebral.

1.4.8. Posición de Morestin o antiTrendelenburg o Trendelenburg inversa


Es la posición contraria a la anterior en la que el plano del cuerpo está inclinado 45º respec-
to al plano del suelo pero la cabeza está mucho más elevada que los pies. Esta posición es uti-
lizada en pacientes que presenten problemas digestivos con reflujo gastrointestinal, hernias
de hiato y enfermedades respiratorias.

1.4.9. Posición genupectoral


También conocida con el nombre, aunque menos frecuente, de posición mahometana. El pa-
ciente adopta una posición similar a la que adoptan los mahometanos para sus prácticas religiosas.
El paciente se coloca boca abajo apoyado sobre su pecho y rodillas.
Para colocarse en esta posición primero se arrodilla y luego flexiona su cintura de forma
que sus caderas quedan arriba y la cabeza abajo en el suelo.
Sirve para extraer fecalomas, exploraciones del recto y ano, etc.

135
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1.4.10. Clasificación según su finalidad terapéutica


Otra clasificación de las posiciones anatómicas que podemos encontrar en diferente bi-
bliografía consultada es la diferenciación entre posiciones quirúrgicas y no quirúrgicas.

Posiciones no quirúrgicas:
– Posiciones decúbito:
* Posición decúbito dorsal, supino o anatómica.
* Posición de decúbito lateral izquierdo y derecho.
* Posición de decúbito prono.
– Posición de Fowler.
– Posición de Sims.

Posiciones quirúrgicas:
– Posición de litotomía o ginecológica.
– Posición de Trendelenburg.
– Posición genupectoral.
– Posición de Morestin.

Posición de Trendelenburg Posición de Morestin

2. Movilización de pacientes
Definimos movilización como el desarrollo de un programa de ejercicios encaminado a
conseguir el restablecimiento de las funciones disminuidas por la enfermedad.
Hay dos tipos de movilización:
– Activa: las realiza el propio paciente bajo la supervisión del profesional. Consiste en la
movilización de los segmentos corporales que quiera ejercitar por medio de los mús-
culos y articulaciones de esos segmentos.
136 Se puede realizar con resistencia o contrarresistencia (poleas, manos, etc.).
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

– Pasiva: son realizadas sobre los distintos segmentos corporales del paciente por fisio-
terapeutas. Se trata de pacientes que, por su incapacidad o bien por indicación médica,
no pueden realizar el esfuerzo que requiere el ejercicio.
La inmovilidad se define como la disminución o interrupción de la capacidad para desem-
peñar las actividades de la vida diaria por deterioro de las funciones motoras o también como
la incapacidad para desplazarse de forma independiente en su espacio vital.

2.1. Causas del inmovilismo


El conjunto de causas desencadenantes de inmovilidad lo podemos dividir en dos grandes
grupos:

Causas físicas
Dentro de las causas físicas se encuentra el envejecimiento fisiológico, el cual es responsa-
ble de una disminución de las facultades físicas y psíquicas y, como consecuencia de ello, po-
drá llegar la inactividad del anciano. El otro gran grupo de causas físicas que son productoras
de inmovilidad tenemos que relacionarlo con determinadas enfermedades:
– Enfermedades musculoesqueléticas: son responsables de dolor y rigidez (osteopo-
rosis, artrosis, fracturas, etc.) y es una de las causas más frecuentes de invalidez.
– Enfermedades neurológicas: las más frecuentes son la enfermedad de Parkinson,
los accidentes cerebrovasculares, las neuropatías, etc.
– Enfermedades cardiorrespiratorias: insuficiencia cardiaca, enfermedad pulmonar
obstructiva crónica, vasculopatías periféricas, cardiopatía isquémica, etc.
– Alteraciones de la marcha y el equilibrio: hipotensión ortostática, caídas, síndrome
postcaída, problemas podológicos, etc.
– Pérdidas sensoriales auditivas y de visión: presbiacusia, tapones de cera, presbicia,
cataratas, glaucoma, etc.
– Enfermedades endocrinometabólicas: diabetes mellitus, hipotiroidismo, deshidrata-
ción, hiponatremia, etc.
– Enfermedades agudas: traumatismos, fracturas, posoperatorio, etc.

Causas psíquicas
Dentro del conjunto de causas psíquicas que pueden desencadenar un síndrome de in-
movilismo se encuentran: la depresión, las demencias y los estados confusionales. Además
de estos grandes grupos reseñados como elementos clave en el síndrome de inmovilismo, no
debemos desmerecer la repercusión que tienen otros elementos como los que se citan a con-
tinuación: las recomendaciones erróneas de reposo, el consumo de determinados fármacos,
la hospitalización, las barreras arquitectónicas en el domicilio y en el exterior, la ausencia de
ayudas técnicas, la falta de apoyo social y la soledad y el aislamiento. 137
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.2. Consecuencias del inmovilismo


Las repercusiones en la movilidad son:
1. En la función respiratoria: se presenta una disminución en los requerimientos de oxí-
geno y tiende instintivamente a respirar de forma más lenta y superficial. La capacidad
ventilatoria disminuye, por lo que se produce un aumento de gases residuales. Hay
un decrecimiento de secreciones, que puede acumularse y favorecer el medio para el
crecimiento bacteriano (infección respiratoria).
2. En la función motriz: hay una pérdida de tono muscular unida a la posibilidad de apa-
rición de contracturas y de dolor (lumbalgias), alterando o lesionando el tejido muscu-
lar. Aparición de atrofia muscular progresiva.
3. En la función cardiovascular: aparece hipotensión ortostática, con aumento del tra-
bajo cardiaco, además de la posibilidad de formación de trombos.
4. En la función gastrointestinal y metabólica: puede darse un problema de altera-
ción nutricional con anorexia, deshidratación o alteración de la temperatura corporal.
Aparición de estreñimiento.
5. En la función urinaria: puede darse una alteración
en el vaciado vesical (retención urinaria), con riesgo
de infección y formación de cálculos.
6. En la integridad cutánea (sistema tegumentario):
dos son las problemáticas que con mayor frecuencia
afectan la integridad de la piel. Por un lado las úlce-
ras por presión, sobre las que la presión mantenida
y el tiempo expuesto a ella juegan un papel crucial
para su aparición. Y, por otro, las dermatitis de pañal
ligadas a la incontinencia urinaria.
7. En la función cognitiva: la presencia de una depri-
vación sensorial al disminuir los estímulos sensoriales
(visuales, auditivos, táctiles…) lo que le hará cada vez
más dependiente.

3. Principios de mecánica corporal para la correcta


manipulación de personas inmovilizadas
Las reglas básicas para los Celadores que realizan cambios posturales y transporte de
personas son las siguientes:
1. Proporcionar una base amplia de apoyo, manteniendo separados los pies, uno ligera-
mente delante del otro. Se sabe que la estabilidad de un objeto es mayor cuando tiene
una base de sustentación ancha y un centro de gravedad bajo.
2. Hacer el máximo uso de su centro de gravedad sosteniendo los objetos cerca del cuer-
po. La fuerza requerida para mantener el equilibrio del cuerpo aumenta conforme la
138 línea de gravedad se aleja del punto de apoyo.
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

3. Proteger la espalda:
– No doblarla incorrectamente.
– Hacer uso de los músculos de las piernas para moverse y levantarse. De este modo
el levantamiento estará a cargo de los músculos más grandes y fuertes (abdomina-
les y glúteos) que no se fatigan tan rápidamente como los pequeños.
– Considerando exclusivamente la fuerza, el ángulo de tracción óptimo para cual-
quier músculo es de 90 grados.
4. Contraer los músculos abdominales y glúteos para estabilizar la pelvis antes de mo-
vilizar un objeto. Esto protege los ligamentos y articulaciones contra la tensión y las
lesiones. Espirar en el momento de la fuerza.
5. Reducir al mínimo la fricción o el roce entre el objeto en movimiento y la superficie en
que está siendo movida. Esto requerirá menos energía.
Poner a favor del cuidador la fuerza de gravedad, a ser posible no trabajar en contra de ella.
6. Hacer que alguien le ayude o usar un medio mecánico, cuando se tenga alguna sospe-
cha de que la carga resulte demasiado pesada o difícil.
7. Colocar correctamente el pie en dirección hacia donde debe hacerse el giro para no
hacerlo con la columna.
8. Utilizar el contrapeso del propio cuerpo para aumentar la fuerza aplicada al movimiento.
9. Ayudarse con puntos de apoyo exteriores.
10. Siempre es mejor empujar o deslizar un objeto que tirar.
11. Trabajar, si es posible, a una altura adecuada. Demasiado alto: hipertensión lumbar.
Demasiado bajo: espalda doblada.
12. Antes de mover a un enfermo es necesario saber qué enfermedad o lesión tiene, si se le
puede mover y por dónde se le puede coger.
13. Explicarle lo que se le va a hacer y buscar su colaboración. 139
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

4. Técnicas de movilización de pacientes con importantes


limitaciones de movilidad
Antes de iniciar cualquier movimiento explique al enfermo lo que vamos a hacer y el
procedimiento a seguir. Pídale que participe y ayude en la medida de lo posible, salvo
contraindicaciones.
Los pasos previos a toda movilización son:
1. Preparar el material que vamos a utilizar.
2. Frenar la cama.
3. Lavado de manos.
4. Solicitar información acerca del paciente (al médico, enfermera, fisioterapeutas, etc.). Es
importante saber que no existe contraindicación alguna.
5. Observar con detención al paciente (sondas, sueros, drenajes, sistemas de inmoviliza-
ción, etc.). Los tubos de drenaje estarán en todo momento más bajos que el paciente
para drenar favoreciendo la gravedad, la bolsa de orina por debajo de la altura de la ve-
jiga para que no exista rebosamiento de orina y los botes de sueros (gotero) colocados
en los soportes del cabecero preparado para tal fin.
Si hay alguna incidencia con el gotero o con los drenajes se le comunicará al personal
sanitario responsable del paciente.
6. Hablar con el paciente; explicarle lo que vamos a realizar. Averiguar su estado anímico
(valoración mental); valoración física de las partes de su cuerpo que mueve con facili-
dad y cuáles no.
7. Utilizar ayudas mecánicas cuando sea posible, en caso contrario adoptar una posición
adecuada (mecánica corporal).

4.1. Movilización del paciente imposibilitado en la cama


Una de las funciones más importantes del personal sanitario es la de mover y acomodar al
paciente en la cama, de forma que se sienta confortable y cómodo.
Con una sistemática de cambios posturales frecuentes y buenas posiciones se evitan las
úlceras por presión.
Además, al realizar movilizaciones frecuentes se mejora el tono muscular, la respiración y
la circulación.
Para ello es necesario colocar al paciente en unas posiciones o posturas especiales.
A la hora de movilizar al paciente encamado hay que tener en cuenta su estado y saber si
éste está en condiciones de colaborar o no y si es posible su ayuda para cambiarlo de postura.

A) Cuando el paciente no colabora


Cuando no es posible la colaboración del enfermo/a para hacer un cambio postural, hay
140 que hacerlo entre dos Celadores.
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

Se lleva a cabo de la siguiente forma:


a) Se coloca un Celador al lado derecho y otro al lado izquierdo de la cama, frente al
enfermo/a.
b) Los pies del Celador deben estar separados y las rodillas ligeramente flexionadas.
c) Se retira la almohada al paciente.
d) Cada Celador introduce un brazo por debajo del hombro del paciente y el otro por
debajo del muslo. Se sujeta al paciente y se va levantando con cuidado hasta llevarlo a
la posición deseada.
Otra forma de hacerlo es colocándose los dos Celadores al mismo lado de la cama.
a) Un Celador coloca uno de sus brazos por debajo de los hombros del enfermo y el otro
brazo por debajo del tórax.
b) El otro desliza los brazos a la altura y por debajo de la región glútea. Se eleva con cuida-
do hasta llevarlo a la posición deseada.
c) Alinear correctamente el cuerpo del paciente.

B) Cuando el paciente colabora


Cuando es posible la colaboración del enfermo/a para hacer un cambio postural, puede
hacerlo una sola persona.
a) Debe colocarse al lado de la cama del enfermo, frente a él y a la altura de su cadera.
b) Indicarle al enfermo que se agarre a la cabecera de la cama y flexione sus rodillas colo-
cando la planta de los pies apoyada sobre la superficie de la cama.

c) El Celador debe colocar sus brazos por debajo de las caderas del paciente.
d) Pedirle que haga fuerza con sus pies y brazos intentando elevarse. En ese momento los
brazos del Celador deben ayudarle a subir hacia la cabecera.
e) En la posición anterior puede desplazarse incluso sólo si se encuentra ágil. 141
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

4.2. Movilización del paciente con ayuda de una sábana


Se realiza entre dos Celadores o bien entre un Celador y un auxiliar de enfermería, uno a
cada lado de la cama.
a) Doblar la sábana en su ancho a la mitad.
b) Hacer un segundo doble en su largo a la mitad.

c) Colocarla al paciente por debajo, de forma que llegue desde el hombro hasta el muslo.
d) Se enrolla la sábana por los laterales sujetándola cada persona fuertemente, pudiendo
mover al paciente hacia cualquier lado de la cama.

4.3. Procedimiento para mover al enfermo hacia el borde de la cama


Su empleo está justificado en todo enfermo que por cualquier circunstancia no coopere.
Los pasos a seguir son:
1. El Celador se ubicará en el lado de la cama hacia
donde se moverá al enfermo. Esta posición va a
evitar que el paciente se caiga.
2. Quitar la ropa de la cama, a excepción de la sába-
na encimera que quedará cubriendo al paciente.
3. Colocar el brazo del paciente que se encuentre
más cercano a nosotros a lo largo de su tórax. De
esta manera se evita la resistencia al movimiento
del paciente y se impide que se lesione el brazo.
4. Colocar un pie delante del otro y flexionar las ro-
dillas; de esta forma aseguramos el uso del grupo
de músculos de las piernas más adecuados du-
rante el movimiento.
142
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

5. Situar un brazo debajo del hombro más alejado del paciente, de forma que la cabeza
de éste descanse en el antebrazo manteniendo el codo doblado. Poner el otro brazo
debajo de la curvatura lumbar del paciente.
6. Tensar los músculos glúteos y abdominales, para de esta forma prepararlos para el mo-
vimiento y proteger a la vez a los órganos internos de lesiones.
7. Tirar de la cabeza, hombros y tórax del paciente hacia el lado que se quiere mover, ba-
lanceándose hacia atrás y cambiando el propio peso al pie trasero.
8. Para mover la zona de los glúteos del paciente, poner un brazo debajo de la cintura de
éste y el otro debajo de los muslos. Repetir los pasos 6 y 7 tirando de los glúteos.
9. Para mover los miembros inferiores del paciente, situar un brazo debajo de los muslos
y el otro debajo de las piernas. Repetir los pasos 5 y 6 tirando de las piernas.

4.4. Procedimiento para colocar al enfermo en decúbito lateral


Este procedimiento se lleva a cabo con el objeto de aliviar las zonas de presión potencial
desde la posición anterior, para proporcionar comodidad, para realizar la higiene de la zona
posterior del cuerpo, para la ejecución de curas en la misma zona mencionada anteriormente,
etc. Los pasos a desarrollar son:
1. Verificar que el enfermo no se encuentra muy cerca del borde de la cama. Si lo está, hay
que moverle hacia el centro.
2. Desnudar la cama, dejando únicamente cubierto al enfermo con la encimera.
3. Situarse en el lado de la cama hacia el que se quiere girar al enfermo.
4. Colocar un pie delante del otro.

143
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

5. Situar el brazo del paciente que se encuentre más cerca lo más próximo a ti que pue-
das y fuera de su cuerpo. Realizando esta maniobra se impedirá que el paciente rue-
de sobre él.
6. A continuación flexiona el otro brazo del paciente sobre su tórax y coloca la pierna más
alejada sobre la más cercana. Al tirar hacia adelante del brazo y de la pierna más aleja-
dos se facilita que el paciente se vuelva hacia este lado.
7. Tensa tus músculos glúteos y abdominales y flexiona tus rodillas.
8. Coloca una mano sobre el hombro más alejado y la otra sobre la cadera más alejada.
9. A continuación gira al paciente hacia ti balanceándote hacia atrás y cambiando el peso
hacia el pie trasero a la vez que flexionas tu rodilla y bajas la pelvis.
10. Finalmente proceder a la alineación correcta del paciente y a la colocación de la ropa
de la cama.

4.5. Procedimiento para mover al enfermo hacia arriba de la cama


Estos procedimientos también se pueden emplear para los cambios posturales.

Primer Procedimiento
Se emplea cuando los enfermos no cooperan, lo cual implica que se necesitan para llevarlo
a cabo dos Celadores. Los diferentes pasos a seguir son:
1. Explicar al paciente el procedimiento.
2. Quitar la almohada.
3. Cada uno debe de colocarse a un lado de la cama con el cuerpo girado ligeramente
hacia la cabecera de la cama, con el pie más cercano a la cabecera de la cama mirando
en esa dirección y con las rodillas flexionadas.
4. A continuación cada Celador colocará su brazo más cercano al hombro del paciente
por debajo de éste mientras que el otro lo colocarán debajo de los muslos del paciente.
5. Finalmente, proceder a levantar y mover al enfermo manteniendo las rodillas rectas.
No debemos olvidar que el grupo de músculos que interviene de forma decisiva en el
levantamiento del paciente es el de los miembros inferiores.

Segundo Procedimiento
Tiene la misma indicación que el anterior pero se lleva a cabo con la sábana de arrastre.
Para su ejecución es necesaria también la presencia de dos Celadores.
1. Desnudar la cama, dejando únicamente cubierto al enfermo con la sábana encimera.
2. Cada uno se situará a un lado de la cama.
3. Para la colocación de la sábana se pondrá primero al paciente a un lado de la cama y
por el lado que queda libre se colocará la sábana doblada por la mitad. A continuación
se volverá al paciente hacia el otro lado de la cama y el Celador que ahora queda libre
144 terminará de colocar la sábana.
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

4. Coger la sábana entre los dos Celadores y, a la vez que se levanta al enfermo, moverlo
hacia arriba.
5. Retirar la sábana siguiendo el mismo procedimiento que se ha empleado para colocarla.

Tercer Procedimiento
Se ejecuta cuando el enfermo coopera. Se requiere sólo una persona.
1. Utilizar el procedimiento del entrecruzamiento de brazos para levantar al paciente y así
poder retirar la almohada.
2. Acostar al enfermo de nuevo e indicarle que flexione las rodillas apoyando los pies en
la cama y que se agarre al cabecero de la cama con las manos.
3. Seguidamente pasar el brazo que se encuentra más cercano al hombro del paciente por
debajo del cuello de éste, mientras que el otro brazo lo situamos debajo de sus muslos.
4. Una vez que se esté preparado, se le indica al paciente que tire con sus manos hacia la
cabecera, a la vez que se le ayuda moviendo su cuerpo hacia la misma.
5. Por último, se le coloca la almohada y se le arregla la cama.

4.6. Procedimientos para ayudar a un enfermo a ponerse de pie


4.6.1. Cuando el enfermo está acostado en su cama
Se pueden emplear dos procedimientos:

Primer Procedimiento
1. Incorporar al paciente aplicando el procedimiento de entrecruzamiento de brazos.
2. A continuación proceder a girar las piernas del enfermo hacia nosotros, dejándolas caer
por el borde de la cama.
3. Una vez que el enfermo se encuentra sentado en el borde de la cama, debemos colocar
un pie delante de los pies del enfermo y el otro a un lado. Seguidamente le metemos
por debajo de la axila la mano que tenemos libre.
4. El siguiente movimiento consiste en doblar nuestras rodillas para así obtener la fuer-
za necesaria para levantar de forma suave y rítmica al enfermo. Para facilitar aún más
la movilización le indicaremos al enfermo que, mientras nosotros realicemos el movi-
miento, se apoye en nuestro hombro.

Segundo Procedimiento
1. Colocar al paciente en decúbito lateral (el tipo de decúbito lateral debe coincidir con el
lado hacia el cual se va a levantar al paciente).
2. Elevar el segmento superior de la cama hasta conseguir un ángulo comprendido entre
45º y 60º. De esta forma la movilización requerirá menos esfuerzo y resultará más fácil. 145
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3. A continuación nos colocamos en la posición opuesta a las caderas del paciente. Esta
posición mejora el equilibrio y previene la torsión de nuestro cuerpo.
4. El paso inmediato es pasar nuestro brazo más cercano a los hombros del enfermo por
debajo de ellos, mientras que el otro brazo lo colocamos sobre el muslo más lejano.
Con este movimiento prevenimos que el paciente se caiga hacia atrás cuando esté
sentado.
5. Girar hacia la pierna de detrás de forma que las piernas del paciente se columpien hacia
adelante y nuestro peso cambie a la pierna de atrás.
6. Una vez que el enfermo está sentado en el borde de la cama, proceder como en el pri-
mer procedimiento.

4.6.2. Cuando el enfermo está sentado


en un sillón
– Introducir nuestros brazos por debajo de los
suyos.
– Pedirle que sitúe uno de sus brazos alrededor
de nuestra cintura.
– A continuación flexionamos las rodillas man-
teniendo la espalda lo más recta posible y le-
vantamos al paciente de forma suave y firme.
– Mientras dura el proceso se debe proteger el
cuerpo del enfermo con el nuestro.

4.7. Movilización en pacientes con afecciones graves en la movilidad


Básicamente la movilización de pacientes con graves afecciones sigue el mismo procedi-
miento que la de pacientes inconscientes o no colaboradores, pero hay que tener en cuenta
varios aspectos que, si no se realizan bien, pueden incluso agravar la patología del paciente;
por ello es fundamental que el Celador se informe sobre los pacientes que debe movilizar y
los identifique correctamente.
Algunas situaciones de las que hay que tener en cuenta son:
– Existen patologías en las que el movimiento está contraindicado; algunas de éstas son
aquellas en las que el paciente presenta un traumatismo craneoencefálico o espinal
con un aumento de la presión intracraneal.
– Las personas con hemiplejía (parálisis de la mitad del cuerpo) y las que presentan tetra-
plejías (parálisis de las extremidades superiores e inferiores) necesitan constantemente
del apoyo de los Celadores para cubrir sus necesidades básicas. Además, la inmovilidad
puede provocar complicaciones por lo que debemos tener consciencia de regular el
tono normal mediante posturas corregidas para evitar daños secundarios.
146
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

Cuando se cambia de posición a un paciente con hemiplejía, el Celador debe colocarse


del lado del que conserva su movilidad, de esta manera el paciente puede colaborar
para realizar los cambios. Los Celadores, al igual que el resto de profesionales sanitarios,
deben fomentar la autonomía del paciente y, cuando ésta no sea del todo posible, al
menos propiciar al máximo posible su independencia.
Cuando se pase a una persona hemipléjica de la cama al sillón debemos evitar que el
pie del lado afectado se deslice a la hora de realizar el apoyo y que la rodilla del lado
afecto se pueda doblar al realizar fuerza para erguirse.
Para lograr la deambulación lo más pronto posible, se pone énfasis en el lado sano,
que ayudará a compensar al lado afectado y la movilización se realizará con un apoyo
externo (bastón en el lado sano).
– Cuando la gravedad lo exija el movimiento del paciente politraumatizado o con trau-
matismos craneoencefálicos se hará con tres Celadores y bajo la supervisión del perso-
nal sanitario diplomado, de esta manera se aumenta la seguridad.
– Cuando el paciente presenta fracturas y se encuentra encamado con aparatos de trac-
ción por medio de pesas en los miembros inferiores, hay que realizar su higiene evitan-
do que se pierda la alineación de las fracturas.
Para ello, una persona debe presionar los miembros inferiores con la misma fuerza que
realizan las pesas, mientras otra eleve al paciente y realiza la higiene de los genitales,
glúteos y miembros inferiores.

Tracción esquelética (cruentas)


Para el tratamiento de algunas fracturas de fémur, tibia y columna cervical.
La tracción se aplica directamente al hueso a través de un tornillo (Steinmann) o un alambre
metálico (Kirschner).
En la tracción esquelética se aplican 7 a 12 kg para obtener el efecto terapéutico.
Tracción cutánea
Para controlar los espasmos musculares e inmovilizar una zona antes de la cirugía.
Se utilizan pesas sobre una cinta o pieza de hule-espuma unida a la piel.
En la tracción cutánea se aplican 2 a 3 kg en una extremidad para obtener el efecto terapéutico.
Tipos: tracción de extensión de Buck, dispositivo de tracción cervical y el cinturón pélvico.

Elaboración propia a partir de “Enfermería médico-quirúrgica” Brunner y Suddarth.


Editorial Mac Graw Hill

– En caso de pacientes tetrapléjicos, para realizar su higiene no se les debe girar hacia la
posición de decúbito lateral, sino levantarlos en bloque para llevar a cabo la higiene
posterior.
– Al movilizar pacientes con fracturas en las extremidades inferiores y que como medida
terapéutica las tienen enyesadas se sostiene la extremidad respetando su posición. 147
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– En la sala de reanimación con pacientes recién operados que tengan prescrito por el
cirujano una movilización precoz, se pondrá especial atención en acomodar al pacien-
te, alinearlo y el movimiento/levantamiento se hará por fases. Al comienzo se harán
movilizaciones simples donde se precise menor ayuda del paciente.
– Para proceder a la movilización de un paciente asistido por ventilación artificial debe
estar presente un DUE/ATS que vigile los sistemas y conexiones del respirador, así
como los tubos y cánulas, de manera que en ningún momento se altere o interrumpa
la ventilación.

5. Traslados
En las instituciones sanitarias los traslados constituyen una práctica diaria; son muy co-
munes los desplazamientos de pacientes de unas áreas a otras (generalmente a servicios
como: radiología, quirófanos, etc.). En el Estatuto de Personal No Sanitario se recoge que los
Celadores “tendrán a su cargo el traslado de los enfermos, tanto dentro de la Institución como
en el servicio de ambulancias”.
Cuando el Celador es requerido para trasladar un paciente a un determinado lugar
del hospital, debe hacerlo con profesionalidad, proporcionando a la persona seguridad y
bienestar.
El traslado es la movilización del paciente de una zona a otra dentro del Hospital; para ello
el Celador debe cumplir una serie de normas:
– Cuando un Celador va a recoger a un paciente para trasladarlo a algún servicio del
hospital se presentará a la supervisora o persona delegada de esta explicándole su
misión.
– Una vez que explica al paciente el propósito del traslado se comienza con este. Desde
ese momento el Celador es el responsable del paciente y de la documentación que le
acompañe.
– Si no es un traslado urgente y el paciente está estable el traslado se hará proporcionan-
do seguridad y bienestar al paciente y sin prisas.
– Una vez llegado al destino el Celador, y si el paciente se queda allí, se volverá cuando la
persona responsable se haga cargo de él.
Hay dos medios habituales para el traslado de los enfermos: la silla de ruedas y la camilla.
Se realiza el transporte en un medio u otro según sea el estado físico del paciente.

5.1. Traslados de la cama a la silla de ruedas


Hay dos situaciones:
a) Cuando el enfermo colabora.
b) Cuando no colabora porque está imposibilitado.
148
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

5.1.1. Cuando el enfermo colabora


Si el enfermo puede colaborar es suficiente con la ayuda de un solo Celador.
Forma de hacerlo:
– Se coloca la silla frenada en paralelo a la cama, con los soportes de los pies levantados.
– Se coloca la silla con el respaldo en los pies al lado de la cama que se considere más
conveniente para el paciente. Se extiende una manta sobre la silla.
– Se ayuda al paciente a sentarse en la cama de la forma indicada y las piernas colgando
hacia ese lado.
– Se le pone la bata y las zapatillas.
– Se le pide al paciente que coloque su brazo por encima de los hombros del Celador y
éste, a su vez, debe pasar sus brazos por debajo de las axilas del paciente tratando de
rodear su cintura.
– Se le sujeta y se le ayuda a incorporarse de pie.
– Ahora hay que indicarle que se gire hasta colocarse de espaldas a la silla. Indicarle a
continuación que apoye sus manos sobre los apoyabrazos de la silla.
– Está en disposición de sentarse, asegurándose de que queda bien sentado.
– Se le cubre con la manta. Está en disposición de ser trasladado.

5.1.2. Cuando no colabora porque está imposibilitado


Si el enfermo no puede colaborar no es suficiente con la ayuda de un solo Celador; es pre-
ciso la colaboración de dos.
Forma de hacerlo:
– Hasta sentar al paciente se hace de forma similar al caso anterior.
– Los dos Celadores se colocan al mismo lado de la cama, uno a cada lado del paciente.
– Cada Celador pasará un brazo por debajo de la axila del enfermo y el otro por debajo
del muslo. Los Celadores se cogerán de las manos, y, poniéndose de acuerdo, levanta-
rán al paciente al mismo tiempo hasta colocarlo en la silla.
– Cubrirlo con la manta y asegurarse de que quede sentado cómodamente. Ya se puede trasladar.

5.2. Traslado de la silla de ruedas a la cama


En ambos casos se hace siguiendo los pasos anteriores pero a la inversa.

5.3. Forma de transportar al paciente en una silla de ruedas


Siempre se empuja por detrás, excepto cuando se sale o entra en el ascensor. En este caso
se vuelve la silla y el Celador entra o sale primero que el paciente, caminando hacia atrás.
149
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

De igual forma se hace cuando se cruza una puerta de hojas elásticas (volverá la silla y pa-
sará el Celador antes que el paciente, caminando hacia atrás) o se baja una rampa (el Celador
camina hacia atrás).
Otros supuestos que ocurren muchas veces a lo largo de la jornada laboral de un Celador
(sobre todo en urgencias) son:
– El acompañar a un paciente en silla de ruedas hacia un vehículo cuando es dado de
alta. Aquí se coloca la silla paralela al coche, frenada con los reposapiés levantados y se
sigue el mismo procedimiento.
– Levantar a un paciente del suelo (desmayo, lipotimia, etc.) para colocarlo en una silla
de ruedas; para ello situamos la silla detrás del paciente y lo cogemos por las axilas le-
vantándolo y llevándolo hacia atrás hasta sentarlo. Si el paciente está consciente puede
colaborar sujetando los hombros de los que le van a sentar.

5.4. Traslado de la cama a la camilla


La camilla se coloca en paralelo a la cama, en posición horizontal y pegada a ella, asegu-
rándonos de que la cama y la camilla están frenadas. Debe retirarse la sábana y el cubre hacia
atrás para poder colocar al paciente. Según la constitución del paciente se necesitan dos o tres
Celadores.
Es importante respetar la intimidad de los pacientes; para ello, además de utilizar biombos
o separadores, se cubrirán con una sábana.
150
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

Forma de hacerlo:
– Uno de los Celadores coloca uno de sus brazos por debajo de los hombros del paciente
y el otro brazo por debajo de la espalda.
– El otro Celador debe colocar uno de sus brazos bajo la región sacra del paciente (nal-
gas) y el otro debajo de las rodillas. Si fuera necesario una tercera persona se encargaría
de cogerle a la altura de los pies.
Los tres al unísono deben levantar al paciente y colocarlo en la camilla.
– Se cubre el cuerpo del paciente con la ropa de la camilla.
– Si el paciente llevase una sonda colocada o un gotero de perfusión, la tercera persona
se encargará de atenderlo, mientras que los dos Celadores restantes harían el traslado.
En este caso el primer Celador colocaría uno de sus brazos bajo los hombros del paciente
y el otro brazo bajo la cintura.
El segundo Celador colocaría uno de sus brazos debajo de la región sacra y el otro debajo
de los muslos.

5.5. Forma de transportar a un paciente en camilla


El Celador siempre va detrás de la cabecera del paciente, colocando al paciente de cara al
sentido de la marcha. Los pies del paciente van por delante.
Al entrar en el ascensor, primero pasa la cabecera de la camilla y, al salir del mismo, primero
salen los pies del paciente. El Celador camina hacia atrás al entrar en el ascensor.
Lo mismo ocurre al subir y bajar una rampa; al subir el Celador empuja la camilla por los
pies y al bajarla el Celador se coloca delante de la camilla y camina de espaldas a la pendiente.

6. Deambulación del paciente


6.1. Técnica para caminar correctamente
Una vez que se consigue la bipedestación (mantenerse parado en ambos pies) se comien-
za a entrenar la deambulación.
En la deambulación el paciente debe empezar adoptando la llamada posición de pie co-
rrecta. Para ello debe adelantar una pierna a una distancia que le resulte cómoda inclinando
a la vez la pelvis ligeramente hacia delante y abajo.
Al posar el pie, debe apoyarse en el suelo en primer lugar el talón seguido de la protube-
rancia situada en la base de los dedos y finalmente los dedos.
A la vez que se hacen los movimientos anteriores se adelanta la otra pierna y el brazo para
que se mantenga el equilibrio y la estabilidad.
Para evitar accidentes es muy importante que el Celador esté continuamente atento a los
movimientos del paciente.
151
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

6.2. Técnica para el uso de bastones en la deambulación

Poner el bastón a unos 10 cm de la A continuación se desplazará el peso a la Mover el pie o pierna afectada
pierna no afectada. Distribuir el peso pierna no afectada y se moverá el bastón hacia adelante, de forma que
entre los pies y el bastón unos 10 cm por delante del cuerpo quede paralelo con el bastón

Desplazar el peso a la pierna no afectada y al bastón. Mover la pierna Adelantar la pierna afectada, de forma que
no afectada por delante del bastón. Si se ha dado correctamente este quede paralela a la otra pierna
paso, el talón quedará ligeramente más allá del extremo del bastón

Movimientos a seguir para una deambulación correcta con bastón

El uso de bastones en la deambulación proporciona apoyo y seguridad al caminar y dismi-


nuye el esfuerzo que tiene que realizar el paciente para desplazarse.
El uso de bastón está indicado en pacientes que presentan algún tipo de lesión unilateral,
pérdida del equilibrio o problemas inflamatorios de una articulación que causa dolor al apo-
yarse y precisa de descarga. Por el contrario, el uso de bastón está contraindicado cuando la
afectación es bilateral, en cuyo caso es preferible la utilización de muletas o las andaderas.
La longitud del bastón debe adaptarse a la talla del paciente y debe extenderse desde el
trocánter mayor hasta el suelo. El extremo del mismo para su apoyo debe tener un regatón de
goma que evite que éste resbale en determinado tipo de suelos.

6.3. Técnica para el uso de muletas en la deambulación


Hay tres tipos fundamentales de muletas:
– De aluminio o madera, que son las muletas de uso habitual: es frecuente su uso en
casos de enyesado de miembro inferior o esguinces. Su utilización exige fuerza de la
152 mitad superior del cuerpo y de las extremidades superiores.
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

– Muletas de Lofstrand o muletas para antebrazo: tienen un anillo que se adapta al


antebrazo y una asidera para apoyarse. Se utilizan para personas que no tienen fuerza
en la parte inferior del cuerpo. Se suelen utilizar en pacientes parapléjicos.
– Muletas de plataforma: presentan superficies forradas o acolchadas. Son utiliza-
das en pacientes que no pueden soportar la descarga del peso corporal sobre sus
muñecas.
Está indicado el uso de muletas en el caso de lesión o debilidad de los miembros infe-
riores en los que no es recomendable descargar el peso del cuerpo sobre ninguno de los
miembros.

Para el uso de muletas es necesario:


1. Seleccionar el tipo de muleta que se debe utilizar.
2. Graduarla en altura estando el paciente de pie, ajustándolas a la talla del mismo. Los
artefactos deben quedar situados 4-5 cm por debajo de la axila. Al apoyarse sobre ellas
los codos del paciente deben quedar ligeramente flexionados formando un ángulo de
15 grados.
3. Hay que indicarle al paciente el tipo de marcha que debe realizar con las muletas en
función de la lesión que presenta.
4. Enseñarle la marcha utilizando la secuencia de apoyo para caminar de cuatro pun-
tos, tres puntos o dos puntos, según que pueda soportar peso en ambas piernas,
pueda soportar algo de peso sobre una pierna, o no pueda soportar ningún peso
sobre ellas.
Para la secuencia de apoyo sobre cuatro puntos debe indicársele que apoye muleta dere-
cha, pie izquierdo, muleta izquierda, pie derecho.
Para la marcha sobre tres puntos debe avanzar primero ambas muletas y la pierna afecta-
da y luego que adelante la pierna sana soportando el peso sobre ambas muletas.
Para realizar la marcha sobre dos puntos hay que ejecutar un tipo de marcha oscilante que
consiste en la alternancia de brazos y pies. Debe avanzar simultáneamente muleta derecha y
pie izquierdo, seguida de muleta izquierda y pie derecho. 153
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Con las muletas en su sitio, se Adelantar la pierna lesionada Equilibrar el peso en ambas
pondrá de pie erguido, con los al mismo tiempo que mueve muletas mientras hace
hombros relajados y los brazos las muletas hacia adelante. avanzar la pierna lesionada
ligeramente doblados. Utilizar las Mantener el equilibrio,
manos para apoyar el peso cargando algo de peso en la
pierna no lesionada

Avanzar la pierna sana hasta la Adelantar la pierna lesionada a


posición que se muestra aquí. la primera posición y comenzar
Apoyar el peso en esta pierna de nuevo desde el primer punto
mientras mueve las muletas
hacia adelante

Movimientos a seguir para una deambulación correcta con muletas

7. Actuación del Celador en el servicio de rehabilitación


La medicina física y rehabilitación es la especialidad médica que estudia el diagnóstico,
evaluación, prevención y tratamiento de la incapacidad, encaminadas a facilitar, mantener o
devolver el máximo grado de capacidad funcional e independencia posible.
Dentro del Servicio de Rehabilitación de un hospital, aparece la figura de distintos profe-
sionales, entre ellos el médico rehabilitador, el fisioterapeuta, auxiliar de enfermería, logope-
da, terapeuta ocupacional, Celador... todos ellos trabajando de forma coordinada dentro del
Servicio con el objetivo de conseguir un óptimo tratamiento del paciente.
La disposición geográfica de este personal dentro del Servicio varía de un hospital a otro,
así como la inclusión o no de algunos de estos profesionales; variará según la cartera de servi-
cios ofertada por cada hospital.
154
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

Todos los hospitales con servicio de rehabilitación disponen, al menos, de una o varias
consultas médicas, donde pasarán consulta los diferentes especialistas (médico rehabilitador,
foniatra, psicólogo, etc.) Y una o más áreas de fisioterapia, además de las áreas administrativas.

7.1. Funciones del Celador en el área de rehabilitación y en la sala de


fisioterapia
La figura del Celador dentro de las áreas de fisioterapia es fundamental ayudando al tras-
lado de documentos y pacientes dentro de la zona.
Dentro de las tareas más comunes de un Celador en el servicio de rehabilitación están:

7.1.1. En la zona de puerta del área de rehabilitación


− Vigilarán las entradas de la Institución, no permitiendo el acceso a sus dependencias
más que a las personas autorizadas a ello.
− Recogerán los pacientes de Rehabilitación desde las ambulancias o cualquier otro medio
de transporte. Estarán con ellos hasta que la persona responsable se haga cargo de él.
− Vigilarán el acceso y estancia de los familiares y visitantes, según las normas del Centro, cui-
dando que no se introduzcan en el hospital más que aquellos objetos y paquetes autorizados.
− No dejarán nunca abandonada la vigilancia de la puerta de entrada.
− En caso de conflicto con un visitante o intruso, requerirán la presencia del personal de
Seguridad.
− En casos excepcionales podrán ser requeridos para cualquier otra actividad contempla-
da en su estatuto.
− Se abstendrán de hacer comentarios con los familiares y visitantes de los enfermos
sobre diagnósticos, exploraciones y tratamientos que se estén realizando a los mismos,
y mucho menos informar sobre los pronósticos de su enfermedad, debiendo siempre
orientar las consultas hacia el médico encargado de la asistencia del enfermo.
155
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

− También serán misiones del Celador todas aquellas funciones similares a las anteriores
que les sean encomendadas por sus superiores y que no hayan quedado específica-
mente reseñadas.

7.1.2. En la sala de fisioterapia


− Tramitarán o conducirán sin tardanza las comunicaciones verbales, documentos, co-
rrespondencia u objetos que les sean confiados por sus superiores, así como habrán
de trasladar, en su caso, de unos servicios a otros, los aparatos o mobiliario que se
requieran. Cuando un Celador traslada a un paciente siguiendo las instrucciones del
personal sanitario se hará responsable del mismo y de la documentación que se le
entregue.
− Realizarán, excepcionalmente, aquellas labores de limpieza que se les encomiende en
orden a la situación, emplazamiento, dificultad de manejo, peso de los objetos o loca-
les a limpiar.
− Cuidarán, al igual que el resto del personal, de que los enfermos no hagan uso indebido
de los enseres y ropas de la Institución, evitando su deterioro o instruyéndoles en el uso
y manejo de persianas, cortinas y útiles del servicio en general.
− Darán cuenta a sus inmediatos superiores de los desperfectos o anomalías que encon-
traran en la limpieza y conservación del edificio y material.
− Se abstendrán de hacer comentarios con los familiares y visitantes de los enfermos
sobre diagnósticos, exploraciones y tratamientos que estén realizando a los mismos,
y mucho menos informar sobre los pronósticos de su enfermedad, debiendo siempre
orientar las consultas hacia el médico encargado de la asistencia al enfermo.
− Estarán siempre localizados en la unidad a la que estén adscritos.
− En caso de conflicto con un visitante o intruso requerirá la presencia del personal de
Seguridad.
− Etc.
Dentro de todas estas tareas, quizás la más importante sea la de ayudar al fisioterapeuta
con el enfermo durante su tratamiento así como realizar los distintos traslados de éste dentro
de la sala de fisioterapia o a las distintas salas del hospital o a puertas para el transporte a su
domicilio.
Para el correcto manejo del paciente durante los traslados, el Celador deberá conocer
cuál es la forma de manejar el paciente según su patología, sus características físicas y
cuáles son los instrumentos y materiales más comunes utilizados por el paciente dentro
de la sala.
Es imprescindible saber manejar al paciente atendiendo a su patología; la figura del fi-
sioterapeuta será de gran ayuda, ya que será quien aconseje realizar el traslado del paciente
de una manera u otra. Por ejemplo, un tetrapléjico en fase aguda deberá ser manejado “en
bloque”, para no alterar la recuperación de la lesión; o un hemipléjico deberá ser transportado
de la silla de ruedas a la camilla de una manera concreta, sin tirones del brazo afecto, ya que
podríamos ocasionar una lesión en ese hombro.
156
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

7.2. Funciones de los fisioterapeutas y de los auxiliares de enfermería


Para contestar a este epígrafe recurriremos al Estatuto que regulaban estas profesiones
y donde estaban reflejadas sus funciones (aunque fue derogado por el Estatuto Marco, las
funciones siguen en vigor):

Funciones de los fisioterapeutas según el Estatuto de Personal Sanitario no Facultativo


Artículo 70. Son funciones de los fisioterapeutas la
aplicación de tratamiento con medios físicos que por
prescripción facultativa se prestan a los enfermos de
todas las especialidades de Medicina y Cirugía donde
sea necesaria la aplicación de dichos tratamientos, en-
tendiéndose por medios físicos: eléctricos, térmicos,
mecánicos, hídricos, manuales y ejercicios terapéuti-
cos con técnicas especiales en: respiratorio, parálisis
cerebral, neurología y neurocirugía, reumatología,
traumatología y ortopedia, coronarias, lesiones medu-
lares, ejercicios maternales pre y post-parto y cuantas
técnicas fisioterápicas puedan utilizarse en el trata-
miento de enfermos.
Estas funciones se prestarán a Instituciones abier-
tas y cerradas, siendo lugares de tratamiento las con-
sultas y locales de rehabilitación, los gimnasios tera-
péuticos y a la cabecera del enfermo en los Centros de
hospitalización.
Artículo 71. Los fisioterapeutas realizarán bajo la prescripción del médico las funciones
generales y específicas siguientes:
1. Colaborar en las actividades deportivas de los pacientes en el plano de asesoramiento
a los encargados de dichas funciones.
2. Aplicar las prescripciones médicas cumplimentando las instrucciones que reciban en
relación con la especialidad.
3. Tener a su cargo el control de ficheros y demás antecedentes para el buen orden y fun-
cionamiento del servicio.
4. Vigilar la conservación y el buen estado del material que se utiliza en fisiotera-
pia, así como de los aparatos, procurando que estén en condiciones de perfecta
utilización.
5. Poner en conocimiento de sus superiores cualquier anomalía o deficiencia que obser-
ven en el desarrollo de la asistencia o en la dotación del servicio encomendado.
6. Realizar las exploraciones manuales prescritas por el Médico.
7. Cumplimentar igualmente aquellas otras funciones que se señalen en los Reglamentos
de Instituciones Sanitarias y las instrucciones propias de cada Centro, en cuanto no se
opongan a lo establecido en el presente Estatuto.
157
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Funciones de los auxiliares de enfermería según el Estatuto de Personal Sanitario no


Facultativo en el área de rehabilitación
Artículo 83. Las funciones de las auxiliares de enfermería en la Unidad de Rehabilitación
serán:
1. El aseo y limpieza de los pacientes.
2. La limpieza y ordenación del material utilizado en la Unidad, bajo la supervisión del
Personal Auxiliar Sanitario Titulado.
3. Ayudar a dicho personal en la colocación o fijación del paciente en el lugar especial de
su tratamiento.
4. Controlar las posturas estáticas de los enfermos, con supervisión del Personal Auxiliar
Sanitario Titulado.
5. Desvestir y vestir a los pacientes cuando lo requiera su tratamiento.
6. Recoger y reponer las ropas de uso en la Unidad.
7. En general, todas aquellas actividades que, sin tener un carácter profesional sanita-
rio, vienen a facilitar las funciones del Médico y de la Enfermera o Ayudante Técnico
Sanitario, en cuanto no se opongan a lo establecido en el presente Estatuto.

7.3. Uso y mantenimiento del material auxiliar utilizado en


rehabilitación
7.3.1. Limpieza, ordenación y uso
a) La limpieza y ordenación del material y aparataje utilizado
La disposición del material en el entorno ha de favorecer la seguridad del paciente para las
actividades de desplazamiento.
Hay algunos aparatos de mecanoterapia, ayudas técnicas para la marcha y mobiliario que
son utilizados por más de un paciente. Es necesario que el uso compartido de los mismos se
realice en condiciones de limpieza e higiene eliminando los restos orgánicos (piel, pelos...) y
sudor que su empleo pudiese haber producido.

b) La asistencia en la colocación y posicionamiento del paciente en el lugar de su


tratamiento
Aspectos a considerar: esta asistencia se proporcionará, teniendo en cuenta aspectos de
seguridad así como las particularidades propias de la afectación de cada paciente.
En el uso del diferente aparataje y recursos terapéuticos, los apoyos, contactos y ajustes
han de ser los adecuados (no han de estar ni demasiado apretados ni demasiado sueltos). Han
de tener la fijación adecuada para que no compriman los paquetes vasculonerviosos y estar
158 atentos a cualquier alteración de la piel (p. e. alteraciones de sensibilidad).
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

Es también importante estar pendiente de las reacciones adversas que produce ese posi-
cionamiento (por ejemplo, una incorporación o verticalización puede inducir mareos o vérti-
gos por hipotensión ortostática).

c) Vestir y desvestir a los pacientes


Algunas consideraciones: asiste al paciente en las actividades de autocuidado de vestido y
calzado, por lo que es necesario llamar la atención sobre tres puntos de interés:
– Elección de la ropa adecuada para realizar las actividades de rehabilitación física: se
elegirá ropa cómoda que permita libertad de movimientos confeccionada en un tejido
que no produzca reacciones en la piel a la sudación (se recomienda el uso de ropas de
algodón para evitar alergias).
– La elección del calzado se realizará, por un lado, atendiendo a la idoneidad para la acti-
vidad física y, por otro, a la seguridad.
El calzado ha de tener una buena base de apoyo, ha de ser plano y correctamente ajus-
tado; las suelas del calzado han de ser flexibles y antideslizantes.
Los zapatos han de adaptarse perfectamente a la anchura y longitud del pie del pa-
ciente y la parte posterior ha de ser cerrada. La buena adaptación evita resbalones o
torceduras de tobillo.
Hay que desechar los calzados tipo chancleta o con suelas de madera.
Es conveniente revisar las suelas y tacones del calzado con regularidad así como las
buenas condiciones del calzado. Las zonas desgastadas pueden ser motivo de caídas.
– Recoger y reponer las ropas de uso (sábanas para cubrir las camillas, fundas para las
almohadas...).
El uso de cada paciente de las camillas de tratamiento y del plano inclinado vendrá
precedido de la reposición del material de lencería correspondiente.
Se actuará de igual forma en la interposición de diferente ropa en la aplicación de las
técnicas de frío y de calor para evitar el contacto directo de estas aplicaciones con la
piel de paciente cuando la técnica así lo requiera.

7.3.2. Ayudas técnicas para la marcha


Es importante la comprobación del buen estado de las conteras (parte distal de bastones,
muletas y andadores) y de las ruedas (en el caso de tratarse de andadores con ruedas).
Las conteras han de ser anchas y cóncavas para permitir una buena fijación al suelo. La
parte de la contera que contacta con el suelo no debe estar gastada y las estrías han de estar
bien marcadas ya que, de lo contrario, pueden producirse resbalones y caídas.
Es también un elemento importante a comprobar el estado de la empuñadura o apoyos
de los miembros superiores en ayudas técnicas, su adecuada conservación para realizar una
prensión correcta y su higiene, dado que es la zona que se halla en contacto con la piel del
paciente (más aún si son de uso compartido) pues, en ocasiones, el empleo de ayudas técnicas
es temporal.
159
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Otro punto a tener en cuenta en el mantenimiento, es comprobar si en la regulación en


altura de las ayudas técnicas los tubos se deslizan con facilidad y la fijación de la altura resulta
estable y segura.

Sillas de ruedas
Constan de diferentes elementos cuya correcta conservación y mantenimiento favorecen
la comodidad y la alineación corporal adecuada en sedestación (posición sentada), la seguri-
dad, las transferencias y el desplazamiento.

Hay que considerar la idoneidad de: la anchura del asiento, la altura a la que está del suelo,
la altura del respaldo y de los apoyabrazos y la longitud de los apoyapiés.
– Ruedas: hay que comprobar el buen estado de las cubiertas así como de los aros ma-
nuales (si posee) para realizar el autoimpulso.
– Frenos: los frenos han de trabar correctamente el giro de las ruedas. Esta es una ma-
niobra básica para realizar cualquier traslado o transferencia. Los frenos deben soltarse
fácilmente y permitir el giro de las ruedas.
– Apoyabrazos: la altura del apoyabrazos ha de ser 2,5 cm más alta que la distancia entre
el asiento de la silla y el codo del paciente. Los apoyabrazos se han de poder retirar con
facilidad para poder despejar el campo de acción en los traslados y transferencias y así
poder actuar con mayor seguridad.
– Apoyapiés: para las transferencias es importante que éstos sean móviles y giratorios.
Si posee un soporte para apoyar las piernas, ha de evitarse la compresión sobre el hueco
poplíteo (parte posterior, de la rodilla), posicionando este soporte 2,5 cm inferior a éste.
Hay que evitar que el paciente se incline hacia delante para evitar las caídas. Si al paciente
se le cae un objeto hay que instruirle para que sobrepase ese objeto y que para recogerlo se
incline hacia un lado de la silla de ruedas.
En los casos de amputaciones bilaterales se lastrarán ambos apoyapiés para corregir el
desequilibrio.
En el caso de amputación por debajo de las rodillas, para prevenir el flexo de rodillas se
utilizará una tabla almohadillada para favorecer la extensión de la rodilla.
160
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

Diverso material ortoprotésico


– Cojines antiescaras: se utilizan en personas afectadas por la inmovilización para la
prevención de las úlceras por presión en la región de apoyo isquiático. Para este obje-
tivo resulta también importante la corrección de los apoyos y de la oblicuidad pélvica,
así como los cambios posturales. Para las regiones muy húmedas se recomiendan co-
jines transpirables y para las regiones cálidas los cojines de silicona (porque pierden
temperatura). Los cojines antiescaras de materiales plásticos dan mayor calor y aumen-
tan la sudación por lo que hay que tener precaución con las lesiones en la piel.
– Cinturón de movilización: sirve para facilitar el levantamiento, el giro, el acompa-
ñamiento en la marcha y movimiento a los pacientes sin tener que sujetarles por sus
ropas. Proporciona un incremento de la capacidad física para sujetar al paciente y
previene lesiones al realizar estos procedimientos a la vez que proporciona al pacien-
te una mayor sensación de comodidad y seguridad en el inicio de los procesos de
rehabilitación.
– Órtesis posturales y de función. Su objetivo es prevenir la aparición de actitudes vi-
ciosas a consecuencia de la inmovilidad (dispositivos para evitar la rotación externa de
caderas, p. e.) o bien compensar una función deficitaria (órtesis antiequina).
Estas órtesis suelen estar fabricadas con materiales plásticos termoconformables por lo
que hay que tomar dos precauciones: se produce una mayor sudación de la piel con el mayor
peligro de reacciones alérgicas por lo que se interpondrá alguna prenda de algodón entre
la piel y los materiales plásticos. Por otro lado, al ser termoconformables, hemos de tener la
precaución de no acercarlos a las fuentes de calor para evitar deformaciones y preservar su
buen uso.
Por último hay que señalar que ciertos materiales sin-
téticos (neopreno o elásticos con que están confecciona-
dos las coderas, cabestrillos, rodilleras y tobilleras) pueden
provocar escozor en pieles sensibles, por lo que hay extre-
mar la higiene tanto de estas prendas como de la piel del
paciente.

7.3.3. Medios auxiliares de la marcha


– Ayudas fijas:
* Pasamanos: se usan en pasillos, en hospitales, en
residencias de ancianos...
* Barras paralelas. Se usan en la reeducación inicial
de la marcha.
Barras paralelas
– Ayudas autoestables:
* Andadores. Se usan generalmente con personas de edad. Permiten una marcha en
tres tiempos (avance del andador, avance de un miembro, avance del otro miem-
bro). Existen gran variedad de andadores: de ruedas, fijos, articulados (avance alter-
nativo de un lado y luego del otro, del andador, sin levantarlo).
161
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

* Bastones multipodales. Disponen de tres o cuatro puntos de contacto con el suelo,


lo que otorga una amplia base de sustentación. Son difíciles de utilizar en escaleras.
Obliga al paciente a realizar pasos cortos debido a que la fuerza que se ejerce debe
estar centrada sobre la base de apoyo del bastón para que no pivote. En terrenos
irregulares funcionan mejor los trípodes que los bastones de cuatro puntos.
– Bastones:
* Bastones simples. Son los más utilizados. Proporcionan estabilidad y equilibrio. Son ines-
tables, si sobre el bastón se ejerce una fuerza superior al 20-25% del peso corporal. Si su
empleo es bilateral se apoya en un mismo tiempo los bastones y el miembro afecto.

7.3.4. Transfer, grúas


– Grúas. Dispositivos metálicos que por medio de una bomba hidráulica y de determina-
dos complementos, permiten la elevación, transporte y acomodamiento de personas
en diferentes lugares (cama, baño, etc.).

– Distintos tipos de transfers:


* Cabestrillo flexible de gran ayuda para los asistentes a transferir y volver a colocar
pacientes. Permite sujetarlos por detrás o por debajo según la situación, y ya se tra-
te de uno o de dos asistentes. Reduce considerablemente el esfuerzo y aumenta la
seguridad de las transferencias.
* Fabricada en madera laminada con sección que disminuye en los extremos para
deslizar suavemente la tabla por debajo del paciente. Con orificios asidera en am-
bos extremos para facilitar su agarre y transporte.
* De forma curvada para salvar fácilmente la rueda grande de las sillas de ruedas. Sus
cantos redondeados y superficie lisa permiten deslizarse cómodamente sobre la
162
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

tabla. De plástico macizo y reforzado, resiste al agua y al astillado. Las almohadillas


antideslizantes de los extremos de la parte inferior aumentan la estabilidad durante
la transferencia.

7.3.5. Otros materiales empleados en fisioterapia


Dentro del área de fisioterapia, además de los mencionados anteriormente existen mate-
riales que el Celador adscrito a tal área deberá conocer como:
– Planos inclinados y bipedestadores, utilizados, mediante diferentes fijaciones o cin-
chados, para colocar el paciente en posición vertical y realizar ejercicios posturales y de
columna.
– Barras paralelas regulables, de base móvil o fijas.
– Rueda de hombro, se coloca fija a la pared. Mediante un soporte móvil puede subirse
y bajarse el eje de giro para adaptarlo a la altura del paciente. Se utiliza para realizar
ejercicios de hombro.
– Espejo de reeducación, de luna cuadriculada, de pared, con ruedas...
– Saquitos de arena, utilizados como pesas en rehabilitación (antes se empleaba en
planta como apoyo de uno de los miembros inferiores del paciente para favorecer su
estabilidad cuando está acostado, hoy en día hay otros productos que cumplen la mis-
ma función).
– Poleas de pared, se le adaptarán unas pesas y se utilizarán, sobre todo, para realizar
ejercicios de musculación de miembros superiores
– Mesa de mano universal o mesa de Kanavel, está diseñada para la recuperación fun-
cional de las extremidades superiores.
– Banco de cuádriceps o de Colson, su utilización más común es la de fortalecimiento
de cuádriceps.
– Bicicleta cinética.
– Tablas o discos de Böhler o Freeman, son tablas de madera de forma rectangular o
circular, utilizadas para la realización de diferentes ejercicios propioceptivos.
– Jaula de Rocher, formada por cuatro planos enrejados de unos 2 x 2 m de superficie,
dispuestos en forma cúbica que permiten la colocación de sistemas de suspensión me-
diante la utilización de eslingas o reguladores, cuerdas, mosquetones, eses metálicas,
cinchas o hamacas de distintos tamaños, tobilleras, testeras y una camilla de tratamien-
to para colocar al paciente.
Existen multitud de materiales utilizados en las unidades de fisioterapia y Rehabilitación,
los anteriores son algunos ejemplos, los más comunes, los Celadores deberán conocerlos y así
integrarse dentro del equipo multidisciplinar del Servicio de Rehabilitación.

163
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2Posición de Fowler, decúbito prono, concepto de cambios posturales, preparación de cami-
nar para el traslado, uso de bastones y muletas (Servicio de Salud de Castilla-La Mancha
–SESCAM– convocatoria 2008).
2Indicaciones de la posición de Fowler, posición de Trendelenburg, posición en la ex-
tracción de fecalomas, posición en la hernia de hiato, beneficios de la movilización
del paciente encamado, traslado en camilla, posición de Fowler, traslado de la cama
a camilla, decúbito prono, silla de ruedas ante una puerta de hojas elásticas (Servicio
de Salud Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2006).
2 Tabla de Bohler, posición de antitrendelenburg, traslado de la cama a camilla, utilidad
plano inclinado, movilización de un paciente encamado, posición semiprona, trasla-
do de camilla a cama, traslado en silla de ruedas (Servicio de Salud Castilla y León
–SACYL–, convocatoria 2009).
2Posición anatómica básica, posición de litotomía, protección de las articulaciones, técni-
cas de movilización y transporte, decúbito supino, posición de Morestin, Trendelenburg,
traslados con piernas enyesadas, colocación de los tubos de drenajes en los traslados,
responsabilidad en el traslado, camilla por una rampa, posición de tendido a sentado,
posición de Proetz, posición inglesa, decúbito prono, posición genupectoral, técnicas
de movilización de pacientes, bajar la rampa con una camilla, movimiento de un pa-
ciente hemipléjico, colocación de drenajes, concepto de movilización activa, bolsa de
orina en el traslado (Servicio Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2Efectos de la inmovilización, indicación del uso de bastones, movilización del paciente
hemipléjico, concepto de sedestación, tracciones cruentas, traumatismo dorso-lumbar,
principios básicos de mecánica corporal, posición de decúbito supino, movilización
con miembro traccionado, funciones del Celador en el traslado de pacientes, control
del ascensor, traslado de la cama a la silla de ruedas, movilización de pacientes tras
intervención, deambulación de un paciente hemipléjico, colaboración en la moviliza-
ción, colocación de los drenajes en el traslado (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–,
convocatoria 2007).
2Utilidad de los saquitos de arena en los servicios de rehabilitación, principios bási-
cos de mecánica corporal, acercamiento al plano medio, posición de decúbito lateral
derecho, secuencia de movilización de un paciente, plano sagital o medio, incorpo-
ración de la cama, movilización de un lesionado medular, levantar un paciente hemi-
pléjico de la cama al sillón, funciones de los auxiliares de enfermería en rehabilitación
(Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2Movilización del paciente que no colabora, transferir cama a sillón, entrar y salir
del ascensor, posición de Fowler, decúbito supino (Servicio Madrileño de Salud –
SERMAS–, convocatoria 2006).
2Traslado de cama a la camilla, concepto de cambio postural, decúbito prono, sentar
al paciente en el borde de la cama, bipedestación, bolsa de diuresis en el traslado,
responsable de los traslados, complicaciones del inmovilismo (Servicio Madrileño
de Salud –SERMAS–, convocatoria 2008).
164
.../...
CAPÍTULO 7. EL TRASLADO Y LA MOVILIDAD DE ENFERMOS [[[[\

.../...

2Posición de Fowler, posición de Morestin, posición de Sims, entrar y salir de un ascen-


sor (Servicio de Salud de las Illes Balears –IBSALUT–, convocatoria 2010).
2Funciones del Celador en el traslado de enfermos, concepto de supinación, posición de
litotomía, posición de Trendelenburg, muletas de plataforma (Servicio Vasco de Salud –
OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2Concepto de movilización activa, posición anatómica, posiciones no quirúrgicas,
transporte de un enfermo en camilla, decúbito prono, traslado a paciente con yeso,
transferencia de decúbito supino a decúbito lateral, posición genupectoral, concepto
de bipedestación, posición de decúbito supino, posición de litotomía, traslados de
enfermos por parte del Celador, transporte de pacientes con goteros, posición gine-
cológica, posición de Trendelenburg, finalidad de los cambios posturales, decúbito
prono, paciente hemipléjico, traslado en silla de ruedas, concepto de hipocondrio,
Fowler alta, posición mahometana (Servicio Extremeño de Salud –SES–, convoca-
toria 2009).
2 Funciones del Celador en los traslados (Agencia Valenciana de Salud –AVS–, con-
vocatoria 2009).
2Funciones del Celador en los traslados, posición genupectoral (Servicio Murciano
de Salud–SMS–, convocatoria 2009).
2Concepto de cambio postural, funciones del Celador en el área de rehabilitación,
movilización de un paciente hemipléjico, posición de Sims, sonda rectal, traslado en
camilla a través de una rampa, traslado de enfermo con gotero, transporte en camilla,
posición ante el shock (Servicio Aragonés de Salud–SALUD– convocatoria 2010).
2Funciones de los Celadores en el transporte de pacientes, traslado de la cama a la
camilla, decúbito supino, funciones de ayuda al fisioterapeuta, posición para admi-
nistrar un enema, funciones del Celador en el servicio de rehabilitación, principios
básicos de mecánica corporal (Servicio de Salud de Castilla-La Mancha –SESCAM–
convocatoria 2010).

165
8

El aseo del paciente

1. Atención a las necesidades de higiene del paciente


2. Concepto de higiene
3. Generalidades de la piel. Higiene de la piel
8

4. Higiene del enfermo


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Atención a las necesidades de higiene del paciente


Entre los hábitos y estilos de vida saludables figura la higiene adecuada de las personas.
Esta higiene tiene como base para su desarrollo una evaluación adecuada y la existencia
de los medios necesarios para llevarla a cabo.
En las personas enfermas (hospitalizadas o no) la higiene adquiere una importancia
esencial en cuanto pasa a depender, en gran medida, del grado de invalidez o de las capa-
cidades para realizarla.
Así, la higiene de los pacientes enfermos, sobre todo hospitalizados, recae en el auxiliar
de enfermería (apoyado a veces por los Celadores), lo que exige una serie de atenciones a
las necesidades de los pacientes en cuanto a la higiene corporal (piel), cabellos, ojos, oídos,
genitales, etc.

2. Concepto de higiene
La higiene es una suma de procesos que permite una mejor
defensa de la piel contra las enfermedades. Sin higiene perso-
nal corporal, la enfermedad es más grave ya que el organis-
mo se hace menos resistente. El auxiliar de enfermería (como
hemos visto en temas anteriores, el Celador podrá ayudar al
auxiliar e incluso realizar la higiene él solo) es el responsable
de la limpieza del enfermo; su papel consiste en dejarlo en las
mejores condiciones de defensa posible, asegurándole una hi-
giene perfecta.
En la persona enferma la higiene debe hacerse más minu-
ciosamente que en un individuo sano, ya que los cuidados de
limpieza se efectúan con objeto de que la piel cumpla eficaz-
mente sus funciones.
168
CAPÍTULO 8. EL ASEO DEL PACIENTE [[[[\

3. Generalidades de la piel. Higiene de la piel


El sistema tegumentario está formado por la piel y sus anexos (faneras). Las faneras cons-
truyen o ayudan a la piel en sus funciones, son: pelo, uñas, glándulas sudoríparas y glándulas
sebaceas.
La piel es el órgano de mayor extensión en el cuerpo humano. Representa una superficie
de más de 2 m2. Es una envoltura o cubierta resistente y flexible. Pesa entre 4-5 kg. Tiene un
grosor variable según las partes del cuerpo oscilando entre 0,5-2 mm (aunque hay zonas don-
de el grosor puede ser de 4 mm o más).
La piel está formada por tres capas: epidermis, dermis e hipodermis.

La piel sucia de orina o excrementos corre el riesgo de macerarse e infectarse. Por eso se
explica igualmente la importancia de los cuidados de limpieza y la necesidad de aseo en los
genitales varias veces al día (todas las veces que sea necesario).
Con un correcto aseo del paciente se pretende:
– Conservar el buen estado de la piel, eliminando la suciedad y el sudor (con este proce-
dimiento eliminamos también el mal olor). Sólo con una buena limpieza e higiene se
consigue que la piel realice sus funciones con normalidad y no se produzcan infeccio-
nes, etc. 169
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Estimular la circulación sanguínea, al estar el paciente mucho tiempo acostado se dis-


minuye el retorno venoso.
– Reducir la temperatura corporal en caso de fiebre, si se realiza el baño o ducha con agua fría.
– Refrescar al paciente, para que sienta sensación de confort y bienestar aumentando así
su autoestima.
Trátese del aseo completo o del aseo de una zona del cuerpo, debemos referirnos a los
mismos principios que se abordan en el cuidado del enfermo, la técnica y el material.

3.1. El enfermo
– Tener en cuenta el pudor de la persona, pues a nadie le gusta mostrar su desnudez en
esas circunstancias y ante personas extrañas. Para minimizarlo se cubre al paciente con
una sábana de forma parcial.
– Moverlo con suavidad.
– Actuar rápidamente para disminuir el riesgo de cansancio.
– Evitar el enfriamiento. Para esto, descubrir sólo la región a limpiar y cubrir el resto del
cuerpo. Utilizar biombos o cortinas que eliminen las corrientes de aire.
– Secar después de los cuidados y recalentarlo si se ha enfriado.
– Reinstalar cómodamente a la persona.

3.2. La técnica
Se actuará con metodología durante el aseo. Se limpiará cada zona del cuerpo una a una.
La secuencia del procedimiento seguirá este orden:
1. Preparación del material antes del procedimiento, que se instalará al alcance de la mano.
2. Informar al paciente del procedimiento a realizar y pedir su ayuda si es posible.
3. Posición sistemática del enfermo, la más cómoda posible, reduciendo al máximo sus
movimientos.
4. Protección del enfermo y de la cama.
5. Evacuación de las aguas, ropas sucias, etc.
6. Volver a poner todo en orden.
7. Los cuidados se administrarán desde la derecha, a excepción del lavado, que se hará
desde arriba hacia bajo.

3.3. El material
– Los elementos de protección: hule, sábana pequeña, manta de baño.
– Los elementos de lavado: toallas, guantes, esponjas, palangana, agua, jabón, crema hi-
170
dratante, jarra, etc.
CAPÍTULO 8. EL ASEO DEL PACIENTE [[[[\

– Los elementos de recambio: ropa del enfermo,


ropa de cama.
– Los elementos de evacuación: orinal plano o
cuña, bolsa para la ropa sucia o cubo, etc.

3.4. El aseo completo y el baño


– Lavado de pies, diario. Lavado de cabellos, una
vez a la semana. Baño de limpieza, en principio
diario, bien en la bañera si se puede o, si no es
así, en la cama.
– Cualquiera que sea el aseo que se practique
y sobre todo si es completo deberá vigilarse,
como ya se ha dicho, la temperatura de la habi-
tación y las corrientes de aire.
– El aseo diario es aquel que se realiza todos los días, pero de una manera más simplifica-
da, es decir, todos los días no se lavan los cabellos, etc.

– Protección: la piel evita la entrada de microorganismos al medio interno, al


comportarse como una estructura semipermeable.
– Regulación térmica: ayuda a mantener la temperatura corporal dentro de
un valor constante.
– Excreción: eliminación del sudor.
– Síntesis: en la piel se sintetizan carotenos, vitamina D y la melanina.
– Discriminación sensorial: en la piel se alojan receptores para el tacto, pre-
sión, calor, frío y dolor.
– Secreción de sebo con propiedades antimicrobianas.
Principales funciones del sistema tegumentario

4. Higiene del enfermo


Tomando como referencia el Estatuto de Personal No Sanitario vemos que se le atribuyen
a los Celadores en relación con esta temática las siguientes funciones:
“Excepcionalmente, lavarán y asearán a los enfermos masculinos encamados o que
no puedan realizarlo por sí mismos, atendiendo a las indicaciones de los Supervisores de
planta o personas que los sustituyan legalmente en sus ausencias”.
“Bañarán a los enfermos masculinos cuando no puedan hacerlo por sí mismos, siem-
pre de acuerdo con las instrucciones que reciban de los Supervisores de plantas o servi-
cios o personas que los sustituyan”.
Para la realización de este cometido es necesario que el Celador conozca los tipos de aseo y la
forma de realizarlo. Los aseos de los enfermos pueden realizarse en ducha, bañera o en la cama. 171
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

4.1. Baño en ducha


Se realiza a los pacientes que pueden levan-
tarse o aquellos que tienen alguna indicación es-
pecífica. Normalmente este paciente sólo necesi-
ta una ayuda mínima, para ello se dispondrá del
equipo necesario (dos toallas, pijama o camisón,
bata, zapatillas, jabón o gel, peine, pasta de dien-
tes y bolsa para la ropa sucia) y se procederá de la
siguiente forma:
– Se explicará al paciente lo que va a realizar.
– Se preparará el equipo necesario para hacer-
lo, poniéndolo todo a su alcance.
– Se le acompañará, si fuera necesario, hasta
el cuarto de aseo para comenzar la ducha.
– Procederá a recoger todo lo utilizado y
acompañará al paciente a la cama, una vez
hubiera concluido.

4.2. Aseo en Baño


Se realizará con aquellos pacientes que pueden levantarse pero que, por determinadas
circunstancias, no pudieran ducharse. Se prepara el equipo necesario para poder realizarlo y
se procederá de la siguiente forma:
– Se llenará la bañera con agua caliente, comprobando su temperatura con un termóme-
tro de baño para que tenga la adecuada.
– Se explicará al paciente lo que se va a realizar.
– Colaborará con el paciente en el aseo, en mayor o menor medida, según la indepen-
dencia del mismo para poder realizarlo por sí solo, ayudándole a desnudarse, a entrar
en la bañera, etc.

172
CAPÍTULO 8. EL ASEO DEL PACIENTE [[[[\

– Atenderá al paciente mientras se baña y le ayudará a secarse, vestirse e instalarse de


nuevo en su cama.
– Procederá a recoger el material que se ha utilizado en el baño.

4.3. Baño en la cama completo


Se realiza en aquellos pacientes que, conservando o no la movilidad, deben permanecer
en la cama. Es conveniente que lo lleven a cabo dos personas, para aumentar la seguridad del
paciente y disminuir el tiempo empleado.
Se debe realizar tantas veces como sea necesario pero, como mínimo, una vez al día, por la
mañana, coincidiendo al mismo tiempo con el cambio de sábanas de la cama.

4.3.1. Normas generales para el aseo


– Evitar que en la habitación haya corrientes de aire. La
temperatura ambiental adecuada es de 24 ºC aproxi-
madamente.
– Temperatura del agua para el baño entre 37-40 ºC.
– Preparar el material necesario y tenerlo a mano.
– Lavar cada zona del cuerpo una vez.
– Colocar al paciente en la posición más cómoda posible.
– Es importante incidir en el secado para evitar la apari-
ción de alteraciones cutáneas.
El secado exhaustivo evita
– Procurar preservar la intimidad del paciente, mantenién- la maceración de la piel
dolo desnudo el menor tiempo posible.

4.3.2. Material necesario para el aseo del paciente


– Material de protección: hule, entremetida, manta de baño y biombo, si fuese preciso.
– Material para el lavado: toallas (2), esponja, palangana con agua caliente (45 ºC).

Carro con material necesario para el aseo


y baño del paciente 173
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Jabón desinfectante.
– Jarra con agua.
– Alcohol.
– Gasas y pinzas de Kocher y de Duval.
– Cuña.
– Tijeras de punta roma para uñas.
– Pasta de dientes, cepillo y seda dental para la boca.
– Champú, peine, cepillo y secador para el pelo.

4.3.3. Procedimiento
Para hacer el baño en cama, completo, se procede de la siguiente manera:
– El Celador debe lavarse las manos previamente.
– Informar al paciente del procedimiento a realizar.
– Paciente en decúbito supino, retirar la colcha y la manta de la cama. Tapar al enfermo
con una manta de baño, destapando sólo las partes que vayamos a lavar.
– El aseo se realiza por partes, haciendo enjabonado, enjuague y secado antes de pasar a
la zona siguiente.
– En todos los pasos a seguir se colocará la toalla de forma que proteja la almohada o la cama.
– El orden de lavado es el siguiente:
* Cara, cuello y orejas. Se moja una torunda en el agua, cogiéndola con las pinzas
para limpiar los párpados (una para cada ojo); seguidamente el pabellón auricular y
posteriormente el contorno de la boca y aletas de la nariz. Finalmente cara y cuello,
secándolos con otra toalla.
* Brazos y manos. Se coloca una toalla debajo y se lava de arriba hacia abajo. Meter
las manos del paciente en un recipiente con agua caliente, para facilitar la limpieza
y el cortado de las uñas. Se lavan las axilas.
* Tórax. En las mujeres lavar y secar bien el pliegue submamario. Para limpiar la zona
pectoral hay que tenerla descubierta el menor tiempo posible o bien hacerlo por
debajo de la toalla que la cubre.
* Abdomen. Proceder igual que en todas las partes descritas.
* Extremidades inferiores. Se le coloca el pie en un recipiente con agua como ocurría
con la mano. Primero se lava un miembro siempre de arriba hacia abajo y después se
hace lo mismo con el otro. Se prestará especial atención a la limpieza entre dedos.
Hay que secar muy bien los pliegues interdigitales (entre los dedos) para evitar
complicaciones como la maceración, esto nos llevaría a edemas y rotura de la piel
provocando la aparición de úlceras.
La humedad también facilitaría la aparición de hongos precursores de enfermeda-
174 des micóticas.
CAPÍTULO 8. EL ASEO DEL PACIENTE [[[[\

* Espalda y nalgas. Colocar al paciente en decúbito lateral con una toalla extendida
a lo largo de la espalda. El lavado se hace también de arriba hacia abajo.
* Genitales externos (región perineal). Se le coloca una cuña debajo del periné con
las piernas separadas y flexionadas.
La higiene de los genitales se hace siempre en la dirección de genitales a región anal y
nunca a la inversa. Se trata de evitar el arrastre de gérmenes del ano hacia los genitales,
sobre todo en las mujeres.
Se hace con agua y un antiséptico no irritante, en lugar de jabón.
Después del baño se le cambia el pijama o camisón y a continuación se cambia la cama.

4.4. Vestido y desvestido del enfermo


En el hospital se suele utilizar como ropa de los pacientes el camisón y el pijama de dos cuer-
pos. Tanto los tejidos empleados como su propio diseño hacen que sea cómoda y de fácil manejo.
El procedimiento de vestido y desvestido del paciente incluye:
– Colocarse guantes para realizar el procedimiento (informar al paciente).
– Desnudarlo procurando que el paciente esté tapado con una toalla o con la sábana.
– El camisón se retira por la cabeza. Se enrolla previamente, sacándole, si se puede, los
dos brazos a la vez. Si no se puede, sacar primero un brazo y después el otro.
– La ropa se introduce en una bolsa para posteriormente mandarla a la lavandería.
– Para vestirle el camisón limpio se hace igual que para quitarlo pero a la inversa.
– Pijama: la chaqueta se desabrocha y se saca primero un brazo y después el otro. El pan-
talón se va bajando y se retira.
– En los pacientes con venoclisis o traumatismo en un miembro, debe ser el miembro
afectado el último en desvestir y el primero en ser vestido.
Cambio de camisón del enfermo encamado con suero
– Proceder a la abertura del camisón.
– Sacar la manga del camisón del brazo libre del sistema de suero. 175
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Quitar el bote del palo de suero y después sacar la manga del brazo que tiene el siste-
ma, considerando el sistema de suero y el recipiente del mismo como partes del brazo.
Es decir, pasar la manga por el brazo, sobre el sistema y hacia el bote de suero.
– Tener la precaución de no bajar el bote de suero por debajo de la zona del brazo del
paciente en la que está insertado el catéter, ya que si ocurre lo contrario refluirá sangre
por el sistema de suero.
– Colocar de nuevo el bote sobre el palo de suero.
– Poner el camisón sucio sobre la silla o en la bolsa de la ropa sucia.
– Para poner el camisón limpio, comenzar por el brazo que tiene el sistema de suero. Para
ello, desenganchar el frasco y hacer pasar el camisón por el bote de suero y por el sistema.
– Enganchar de nuevo el frasco y deslizar la manga del camisón por el brazo. Luego, des-
lizar la otra manga por el brazo libre.

176
CAPÍTULO 8. EL ASEO DEL PACIENTE [[[[\

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Actuación del Celador en relación con el baño de pacientes, funciones del Celador en
el aseo según el Estatuto de Personal No Sanitario (Servicio de Salud de Castilla-La
Mancha –SESCAM– convocatoria 2008).
2 Lavado de los pies, complicaciones de la higiene de los pies, orden correcto del aseo
(Servicio de Salud de Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2006).
2 Actuación del Celador en relación con el aseo de pacientes, funciones del Celador
en el aseo según el Estatuto de Personal No Sanitario (Servicio Andaluz de Salud
–SAS–, convocatoria 2009).
2 Complicaciones en el aseo de pacientes (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–,
convocatoria 2007).
2 Actuación del Celador en relación con el baño de pacientes (Servicio Madrileño de
Salud –SERMAS–, convocatoria 2006).
2 Aseo de un paciente con perfusión intravenosa, aseo de paciente encamado (Servicio
Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria 2008).
2 Personal que puede ordenar a un Celador el aseo de un paciente, temperatura del
agua en el aseo (Servicio Vasco de Salud–OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2 Personal que puede ordenar a un Celador el aseo de un paciente, características de la
ropa del paciente (Servicio Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2009).
2 Funciones del Celador en el aseo según el Estatuto de Personal No Sanitario (Agencia
Valenciana de Salud –AVS–, convocatoria 2009).
2Funciones en el aseo de pacientes (3) (Servicio de Salud de Castilla la Mancha –SESCAM-
convocatoria 2010).

177
9
Atención al usuario
y a los familiares

1. Atención y acogida al público


2. Elementos de la comunicación paciente-celador-familia
9

3. Atención e información al enfermo y familiares


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Atención y acogida al público


1.1. Atención y servicio
Incluso las Instituciones públicas conservan ciertas debilidades en cuanto a la atención al
público se refiere. No se debe endosar este planteamiento a la escasez de recursos materiales,
financieros o humanos, sino simplemente a la desorganización, y quizás la falta de interés en
quienes han tenido el poder de decisión.
Debido al dinamismo que rodea el ambiente sanitario y las exigencias de un mundo cam-
biante, los entes públicos deben incorporar nuevas herramientas administrativas que les per-
mitan hacer uso efectivo de los recursos propios o asignados. Todo esto en virtud de hacer
más eficaz su función primordial como lo es cubrir las necesidades del público.
Hoy en día, existen todavía muchas organizaciones que confunden esta finalidad, por lo
que sus esfuerzos encaminados a mejorar el servicio fracasan rotundamente, sin importar el
sincero interés que se tenga en lograrlo.
Entonces, si la atención en sí misma no es servicio para el público, ¿qué es en realidad el
servicio?
Para el público, servicio no es simplemente cortesía, sino que este concepto tiene que ver
con una serie de factores:
1. Elementos tangibles: van desde la apariencia de las instalaciones y el equipo (exterior
e interior), la presentación del personal y materiales de comunicación, hasta la explica-
ción de las materias.

2. Cumplimiento: implica desarrollar el servicio prometido correcta y oportunamente.


¿Recibió el resultado en la fecha prometida? ¿Lo recibió en las condiciones solicitadas?
3. Disposición: significa ayudar a los ciudadanos y ofrecer un servicio ágil.
4. Cualidades del personal: demuestran que los profesionales sanitarios son competen-
tes en su trabajo y capaces de inspirar confianza. ¿El médico fue cortés? ¿Conocía los
180
requisitos y condiciones del servicio?, etc.
CAPÍTULO 9. ATENCIÓN AL ENFERMO Y A LOS FAMILIARES [[[[\

5. Empatía: ofrecer acceso fácil para el ciudadano; entender sus necesidades; mantener
una comunicación constante en un lenguaje claro y sencillo.

En primer lugar, el profesional debe centrarse en el factor más importante para el ciudada-
no: el cumplimiento. Todos solicitamos servicios con la finalidad de recibirlos a tiempo y en
la forma correcta.
En opinión del ciudadano, atención y servicio no es lo mismo, como se demuestra en esta
analogía, enfocarnos en mejorar la atención al público o la imagen de los elementos tangibles
(modernizar las instalaciones, uniformar al personal, etc.) no nos ayuda a que el ciudadano
perciba un servicio de calidad si no hay cumplimiento de ejecución del servicio.
Aunque cumplir los objetivos del servicio debe ser la regla en todas las organizaciones,
más de la mitad de las quejas y problemas que experimentan los ciudadanos se derivan del
incumplimiento de los mismos.
Atención y servicio no son lo mismo; el ciudadano evalúa un servicio con base en los
cinco factores mencionados anteriormente y, de entre estos, el cumplimiento es el más impor-
tante, pues representa más de la mitad de la evaluación.
Por eso, enfocarse en el cumplimiento permitirá a la Institución Sanitaria mejorar inicial-
mente el servicio y su usuario quedará satisfecho.
Los factores para lograr que una estrategia de relaciones con el usuario sea exitosa son los
siguientes:
1. La gestión de relaciones con el ciudadano debe de ser lo más eficaz posible.
2. Se debe definir hasta dónde se desea llegar en la atención al público.
3. Siempre hay que recordar que el ciudadano desea negociar con quien le conozca, que
comprenda lo que necesita y que satisfaga sus necesidades. Gestionar la relación con
él significa asegurarse de disponer de la información para realizarla.
4. Las mejores herramientas no son necesariamente las de más alta tecnología. Son
aquellas que permiten recopilar y preservar información para la organización y para el
ciudadano.
181
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

La mejora de las técnicas de atención al público


requiere la aplicación de una metodología diseña-
da para responder a los siguientes interrogantes:
1. ¿Conoce cómo funcionan los procedimientos
actuales? Si están documentados, será nece-
sario actualizarlos constantemente. En caso
de no tenerlos documentados, será impres-
cindible emplear un esfuerzo en hacerlo.
2. ¿Están los procesos orientados al ciudada-
no? Al tenerlos documentados habrá que
verificar cuál es el grado de “amigabilidad”
de cada proceso con el usuario. Es lo mismo
que preguntarse ¿Le resuelvo un problema
al ciudadano?
3. ¿Cómo orientar la organización al ciudadano?
Lo primero es definir el alcance de esta orien-
tación a través de la investigación del tema
y el asesoramiento adecuado de un experto,
para luego construir un plan estratégico para
gestionar el cambio en la organización.
4. ¿Se lograrán los objetivos? El adiestramiento adecuado del recurso humano, la elección
de la tecnología acorde con el alcance del plan, la implantación y el monitoreo, son
técnicas que orientarán la estrategia al camino correcto en caso de alguna desviación
en las actuaciones de atención al público.
En un entorno cada día más exigente en el que los destinatarios principales de las actua-
ciones de la Administración, los ciudadanos, exigen una mayor cercanía, eficacia y eficiencia
en la prestación de los servicios públicos, la Administración pública ha de esforzarse por satis-
facer mejor sus necesidades y requerimientos, anticipándose a los mismos.
Es decir, uno de los principales objetivos de la Sanidad es conseguir unas instituciones
modernas, abiertas, transparentes y accesibles a los ciudadanos.

1.2. Derechos de los ciudadanos


Los ciudadanos tienen una serie de derechos frente a la Administración:
1. Derecho a obtener información sobre cualquier asunto relacionado con sus derechos,
obligaciones e intereses legítimos, con la utilización de los servicios públicos, y con la
organización y competencias de la Administración.
2. Derecho a ser asesorado acerca de los requisitos jurídicos o técnicos que debe cumplir
en sus actuaciones ante la Administración.
3. Derecho a identificar a las autoridades y al personal al servicio de la Administración
que tramiten los procedimientos y a exigirles responsabilidades cuando legalmente
corresponda.
182
CAPÍTULO 9. ATENCIÓN AL ENFERMO Y A LOS FAMILIARES [[[[\

4. Derecho a ser tratado con respeto y deferencia por las autoridades y funcionarios al
servicio de la Administración.
5. Derecho a conocer, en cualquier momento, el estado de la tramitación de los procedi-
mientos en los que tenga la condición de interesado, y a obtener copias de los docu-
mentos contenidos en ellos.
6. Derecho a obtener copia sellada de los documentos que presente, a la devolución de
los documentos originales y a no presentar documentos no exigidos por las normas o
que ya se encuentren en poder de la Administración.
7. Derecho a formular alegaciones y a aportar documentos, en los términos legalmente
establecidos, que deberán ser tenidos en cuenta por la Administración al resolver.
8. Derecho a que la Administración dicte resolución expresa ante sus peticiones, solicitu-
des o reclamaciones, y a que le notifique dicha resolución en los términos establecidos
legalmente.

9. Derecho a acceder a los archivos y registros de la Administración, con los límites legal-
mente establecidos.
10. Derecho a presentar sugerencias y quejas en relación con el funcionamiento de los
servicios públicos y los órganos y unidades de la Administración.

1.3. Los usuarios


1.3.1. Tipología
Los usuarios de una institución sanitaria son distintos entre sí, por lo tanto no responden
o reaccionan de la misma manera ante la atención recibida, de ahí que cada usuario sea único
y requiera un trato personalizado, y debemos recibirle como si fuera el primer ciudadano que
vemos.
183
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Además, los rasgos de personalidad, junto con otros factores “ambientales” (características
educativas, económicas, sociales, etc.), determinarán las motivaciones que llevan al usuario a
requerir un servicio.
Tradicionalmente se han distinguido los siguientes tipos de usuarios más habituales:
– Usuario prepotente. Cree saberlo todo y es dominante. La actitud correcta respecto al mis-
mo será: no discutir, demostrarle interés por sus asuntos, y pedirle su consejo y su opinión.
– Usuario desconfiado. Duda de todos y de todo, rechaza hasta los argumentos más ló-
gicos y es susceptible. La actitud correcta respecto al mismo será: no contradecirle, res-
petar sus ideas, buscar puntos comunes y no afirmar nada que no podamos demostrar.

– Usuario discrepador. Quiere discutir, no importa sobre qué cosa. Es polémico y agre-
sivo. Buscará algún punto discordante, el que sea, para generar polémica. La actitud
correcta respecto al mismo será: con educación y respeto no polemizar, dar servicio
prescindiendo de sus provocaciones y argumentar a partir de sus propias palabras.
– Usuario indeciso. Nunca está seguro. No sabe lo que le conviene. Se decide y retrocede.
Impreciso en sus argumentos. La actitud correcta respecto al mismo será: darle argumentos
aclaratorios y tomar la decisión por él, poniendo las ventajas de una opción sobre la otra.

– Usuario impulsivo. Quiere respuestas rápidas. Es nervioso, va con prisas. Conciso y


breve. La actitud correcta respecto al mismo será: valorar su tiempo dándole la infor-
mación precisa y correcta.
– Usuario imitador. Es influenciable y dependiente. Concede gran valor a las opiniones
de los demás. Se acostumbra a que le trate siempre la misma persona. La actitud co-
rrecta respecto al mismo será: darle seguridad y confianza. Presentar opiniones favora-
184 bles a nuestro servicio. Preocuparse por él, pero no decidir por él.
CAPÍTULO 9. ATENCIÓN AL ENFERMO Y A LOS FAMILIARES [[[[\

– Usuario agresivo. Hay situaciones donde los pacientes o sus familiares pierden la cal-
ma ante una situación límite relacionada con su enfermedad. La actitud correcta res-
pecto al mismo será: intentarlo calmar, escuchándole, transmitiéndole comprensión y
razonándole la situación.
Como vemos, las tipologías aquí recogidas reflejan bastante bien lo que nos podemos en-
contrar cuando atendemos a un usuario. Lógicamente existirán muchas más, y la principal
misión del Celador será identificar las principales pautas de su comportamiento, sus moti-
vaciones y necesidades, y así adaptar su comportamiento para atenderle de la manera más
satisfactoria.

1.3.2. Necesidades de los usuarios


Es fundamental tratar de detectar las principales ne-
cesidades del paciente, no sólo en cuanto al servicio que
está buscando, sino también en cuanto a sus valores, mo-
tivaciones, sentimientos y especialmente a las expecta-
tivas que se ha formado sobre la atención que se le va a
prestar.
Si este proceso se desarrolla correctamente, el resto
del mismo evolucionará bien, puesto que ya tendremos
definidas las pautas de actuación para con el paciente.
Para poder ofrecer al usuario una atención que gene-
re satisfacción, es preciso tener en cuenta lo que espera
recibir cuando entra en una institución sanitaria, es decir,
sus expectativas.
El ciudadano no sólo espera recibir un servicio de calidad y con instrucciones claras (estas
son algunas de las necesidades racionales más importantes), sino que también quiere que se
le trate con educación, amabilidad, cortesía... (necesidades emocionales).
Las necesidades más comunes que tiene el usuario son: ser atendido sin esperar dema-
siado, ser acogido, ser orientado en buena dirección, sentirse cómodo, ser tranquilizado y ser
aconsejado.
Las respuestas a estas necesidades deben ser del tipo siguiente:
– Necesidad de ser atendido sin esperar demasiado: para ello, se debe interrumpir lo que se
esté haciendo con el fin de ocuparse de la persona que acaba de llegar. Es la mejor for-
ma de hacerle ver que es más importante él, que las tareas que se estaban ejecutando.
– Necesidad de ser acogido: es preciso que el local sea acogedor, confortable, bonito, or-
denado..., pero también que la persona sea acogedora. Esto se manifiesta a través de
nuestra mejor sonrisa, acompañada de unas palabras de bienvenida, dichas en un tono
amistoso.
Ej. “Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?”.
– Necesidad de ser orientado en la buena dirección: ser orientado en la buena dirección
significa guiarle correctamente. Eventualmente puede ser necesario dirigirle a un com-
185
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

pañero. El primero deberá asegurarse con absoluta certeza que ha sido correcta su
orientación, y el segundo, debe atender con suma cortesía al usuario, de manera que
perciba un mismo nivel de atención en ambos, sin fisuras.
– Necesidad de sentirse cómodo, de estar bien instalado. La sensación de bienestar provie-
ne de un conjunto de elementos: local, mobiliario, materiales, temperatura, espacio, luz
y sobre todo de la limpieza y orden que encuentre.
Para cubrir adecuadamente las necesidades de atención al usuario, debemos atenderle
transmitiendo:
– Seguridad: emitiendo confianza sobre el servicio que ofrecemos y en lo que decimos
sobre el mismo.
– Eficacia: trabajando rápido y bien.
– Amabilidad: tratando con agrado al usuario y siendo considerados.
– Cortesía: siendo respetuosos y educados.
– Discreción: en el manejo de la información interna y de los usuarios.
– Profesionalidad: asesorando con honestidad a los ciudadanos y conociendo con detalle
el servicio.
En general se usarán fórmulas sociales de cortesía habituales en nuestra cultura, tanto en
la comunicación oral como en la escrita, siendo absolutamente respetuosos.

1.3.3. Actuaciones frente al usuario


Teniendo en cuenta todo lo anterior, lo que se debe
hacer para crear una imagen de profesionalidad frente al
usuario es:
– Actuar con naturalidad.
– Sonreír.
– Ser sincero.
– Mantener informado al usuario.
– Tener toda la información relevante encima de la mesa.
– Emplear el nombre y apellidos del ciudadano así
como identificarnos ante él.
Por el contrario, lo que no se debe hacer es:
– Mantener al ciudadano en suspense.
– Hablar a la vez con otros compañeros.
– Infravalorar al usuario.
– Hacer promesas que no se puedan cumplir.
– Ser negativo.
186
CAPÍTULO 9. ATENCIÓN AL ENFERMO Y A LOS FAMILIARES [[[[\

Uno de los puntos principales de la atención al público es el de las relaciones con el usua-
rio satisfecho o insatisfecho.

El usuario satisfecho es aquel que encuentra el servicio que necesita y ha sido atendido
de la forma que esperaba. Los usuarios satisfechos, sobre todo los asiduos, comentan a sus
conocidos el servicio recibido, e incluso animan a otros a visitar el organismo. Un usuario sa-
tisfecho es el mejor indicador de calidad que existe, ya que publicita el buen servicio de forma
desinteresada.

Pero hay que tener en cuenta el lado contrario, pues un ciudadano que considere que se le
ha atendido mal, por muy bueno que sea el servicio que ofrecemos, no hablará bien de nues-
tro departamento, y seguramente dará malas referencias de nosotros a la gente de su entorno.

El gran problema no es el lugar donde el usuario se manifiesta, sino en todos aquellos en


los que, por distintas razones de tiempo, comodidad, timidez, el usuario no comunica su ex-
periencia y por tanto no se puede reaccionar.

Es de suma importancia proporcionar una buena atención y servicio a los usuarios, solucio-
nando todas sus quejas y objeciones a fin de evitar su insatisfacción.

Por otra parte, el comportamiento del Celador ha de ser el de un profesional, y esto implica
respetar la regla de oro de la organización de calidad:

Trate a los demás, como usted quiera que ellos le traten.

1.4. Formas de atención al público


En otro orden de cosas, se puede hablar de varios tipos de formas de atención al público:

1.4.1. Atención presencial


Por lo que se refiere a la atención presencial, la mayor demanda de información adminis-
trativa de los ciudadanos, en la moderna Sociedad de la Información, hace que haya que de-
terminar los instrumentos necesarios para fomentar y ofrecer información a distancia, procu-
rando evitar los desplazamientos de los interesados, así como unificar y coordinar la múltiple
información administrativa que produzcan los diferentes órganos y unidades administrativas
mediante la creación de un órgano colegiado, participado por todas las Administraciones.

Como novedad importante en la atención e información al administrado, se recoge un


concepto amplio de documento que abarca no sólo los emitidos en soporte papel, sino tam-
bién los transmitidos por medios electrónicos y telemáticos, facilitando con ello una comu-
nicación más ágil entre los propios órganos administrativos y entre éstos y los usuarios, al
amparo de las nuevas tecnologías.

Las autoridades y profesionales tienen el deber general de tratar con respeto y deferencia
a los ciudadanos, facilitándoles la atención precisa para el ejercicio de sus derechos y el cum-
plimiento de sus obligaciones.
187
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1.4.2. Atención telefónica


El servicio telefónico realizará las siguientes funciones:
a) Ofrecer, mediante un único canal, información administrativa a través de la cual los ciu-
dadanos puedan acceder al conocimiento de asuntos relacionados con sus derechos,
obligaciones e intereses legítimos, individuales o colectivos, y sobre la utilización de los
bienes y servicios públicos.
b) Ofrecer información administrativa de carácter general que sirva de orientación a los
ciudadanos que hayan de relacionarse con la Administración, y verse sobre la identifi-
cación, fines, competencia, estructura, funcionamiento y localización de los distintos
departamentos, centros directivos, órganos y unidades administrativas.
c) Informar, con carácter general, sobre los requisitos jurídicos o técnicos que las dispo-
siciones impongan a los proyectos, actuaciones o solicitudes que los ciudadanos se
propongan realizar, así como sobre los procedimientos administrativos, los servicios
públicos y demás prestaciones que se lleven a cabo por la Administración.

d) Asistir a los ciudadanos en el ejercicio del derecho de petición reconocido en el artículo


29 de la Constitución.
e) Informar sobre cualesquiera otros datos que los ciudadanos tengan derecho a conocer en
su relación con la Administración en su conjunto, o con alguno de sus ámbitos de actuación.
f) Ofrecer información administrativa de carácter particular, en la medida en que ello vaya
siendo posible técnicamente, concerniente al estado o contenido de los procedimientos
en tramitación o finalizados, y a la identificación de las autoridades y personal al servicio
de la Administración bajo cuya responsabilidad se tramiten aquellos procedimientos.
g) Permitir el acceso telefónico directo a los órganos y unidades de la Administración,
cuando así lo exija la índole de la consulta formulada por el usuario.
h) Ofrecer un servicio reactivo, poniéndose en contacto con los ciudadanos cuando no
hubiera sido posible resolver una petición de información de forma inmediata.
i) La realización de determinados trámites administrativos, cuando los avances técnicos
188 de la Administración lo permitan.
CAPÍTULO 9. ATENCIÓN AL ENFERMO Y A LOS FAMILIARES [[[[\

La prestación del servicio telefónico se realizará salvaguardando los principios de autenti-


cidad, confidencialidad, integridad, disponibilidad y conservación de la información, así como
la protección de los datos de carácter personal de los ciudadanos que accedan a este servicio.

1.4.3. Atención telemática


Así, la plena consolidación de la Sociedad de la Información y el Conocimiento, como ele-
mento clave para el desarrollo económico y social, hace que se incluya como línea estratégica
sectorial la implantación de la administración digital con un doble objetivo: en primer lugar,
acercar al máximo los servicios de la Administración al ciudadano por medio de la diversifica-
ción de los canales de acceso, otorgando prioridad al canal Internet pero sin olvidar los cana-
les alternativos; y, en segundo lugar, mejorar la calidad de los servicios prestados mediante el
empleo de las Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (NTICs).

La atención telemática consiste en acercar la tecnología a los ciudadanos, en una primera


fase, en aquellos espacios en donde se relaciona presencialmente con la Administración, a fin
de promover y fomentar la implantación paulatina de la administración electrónica y poste-
riormente en aquellos espacios públicos de amplia utilización por los ciudadanos, al objeto de
facilitar sus relaciones con las Administraciones públicas.

2. Elementos de la comunicación paciente-Celador-familia


Una de las características por las que los seres vivos se diferencian del mundo vegetal es la
comunicación. La comunicación es una necesidad básica del ser humano, y dentro de todos
los tipos de comunicación humana la más potente es la comunicación oral (se realiza por
medio del habla). Por ello, desde sus orígenes ha potenciado la comunicación como medio
de relacionarse con sus congéneres, bien para pedir ayuda, para atemorizar o quizás también
para buscar compañía como medio de perpetuar la especie.
Inicialmente la comunicación se realizaba por gestos o mediante sonidos guturales hasta
que apareció el lenguaje oral. Con la invención de la escritura por los caldeos, hace 5.300 años,
la capacidad comunicativa de las personas ha aumentado y se potenció de forma considera-
ble. La comunicación es importante porque cumple diversas funciones: permite la relación
de las personas, fomenta la motivación de las mismas, permite la integración social para la
satisfacción de las necesidades sociales y personales, proporciona la información que los indi-
viduos y grupos necesitan para tomar decisiones y evaluar opciones alternativas. 189
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.1. Definición de comunicación


La primera definición que se conoce con consenso internacional fue la aportada por la
UNESCO en la Conferencia General que sobre comunicación tuvo lugar en Nairobi, en el año
1976: “se entiende por comunicación un proceso de interacción social, a través de un inter-
cambio equilibrado de información y experiencia”. No tuvo mucha aceptación por la ambi-
güedad que conlleva. Fue por ello que, en la Conferencia General celebrada un año después
en Yugoslavia, se añadieron las palabras emisor y receptor. Quedando entonces como sigue:
“se entiende por comunicación un proceso de interacción social, a través de un intercambio
equilibrado de información y experiencia entre un emisor y un receptor”.
En sentido genérico se puede decir de la comunicación que es el “proceso mediante el cual
se transmite información, sentimientos, pensamientos, y/o cualquier otra cosa que pueda ser
transmitida”. De una forma sencilla se puede decir que comunicación es la “capacidad para
hacerse comprender por los demás”.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la comunicación como la
“transmisión de señales mediante un código común al emisor y al receptor”.
Para Arcadi, la comunicación “es un medio por el cual dos o más personas pueden inter-
cambiar frases a través de un proceso en el cual se ven relacionados el emisor, que es la perso-
na que envía el mensaje, el receptor, que es la persona que lo recibe y que a su vez se vuelve
emisor, el cual lo manda a través de un canal por medio de códigos”.
Para Alexandra Navarro, la comunicación es “todo proceso social de producción de formas
simbólicas, considerando tales procesos como fase constitutiva del ser práctico del hombre y
del conocimiento práctico que supone este modo de ser”.
Para nosotros, la comunicación es el “proceso mediante el cual la persona se relaciona con
su entorno, o con otras personas, utilizando un código común (lingüístico o no lingüístico),
que se envía a través de un medio (canal de comunicación), con la finalidad de conseguir un
objetivo (una respuesta)”. Por ello, podemos decir que la comunicación es relación y no sólo
información. Cuando en la comunicación no se produce una respuesta por parte del receptor,
no se ha entendido la información.

2.2. Elementos del proceso de la comunicación


Para que tenga lugar la comunicación se requiere de la existencia de seis elementos: fuen-
te o emisor, mensaje, un canal de comunicación, receptor, proceso de codificar, proceso de
decodificar:
– Emisor: es la fuente productora del mensaje; es decir, la parte de la comunicación que
produce el mensaje.
– Receptor: es la parte de la comunicación a quien se le transmite el mensaje.
– Mensaje: es el primer elemento de la comunicación. Es todo aquello que se desea transmitir.
– Código: es el conjunto de signos que le permite al emisor transmitir el mensaje, de ma-
nera que el receptor pueda entenderlo. Estos códigos pueden ser: lingüísticos (oral y
190 escrito), no lingüísticos (visual, gestual, auditivo).
CAPÍTULO 9. ATENCIÓN AL ENFERMO Y A LOS FAMILIARES [[[[\

– Medio o canal de comunicación: es el vehículo en el que se transmite el mensaje (aire,


papel, etc.). Atendiendo a esta función (medio o canal empleado) la comunicación se
clasifica en: oral, por gestos, escrita y por símbolos.
En la comunicación, todos los elementos son importantes y absolutamente imprescindi-
bles. Si cualquiera de ellos faltara, el proceso quedaría incompleto y la comunicación no se
realizaría.
El emisor y el receptor son los elementos subjetivos de la comunicación, el mensaje es el
objeto de la transacción comunicativa y el canal es el medio físico de transmisión.

Emisor Receptor

2.2.1. El proceso de comunicación


El proceso de la comunicación consiste en que el emisor y el receptor han de estar sintoni-
zados para un mismo mensaje. Esto requiere que la fuente emisora codifique una idea (men-
saje) en forma de señal, que pueda ser vehiculizada posteriormente hacia la fuente receptora y
que ésta sea capaz de descodificarla apropiadamente. El proceso de comunicación comienza
en el emisor y finaliza cuando el receptor ha descodificado y entendido el mensaje.
Si el mensaje no es codificado adecuadamente, es decir, acorde con el nivel o desarrollo
cognitivo de la persona o personas a las que va dirigido, éstas no podrán descodificarlo y por
tanto no entenderán dicho mensaje. En estos casos no se produce el proceso de la comunica-
ción. Ej. Un médico no puede hablar a su paciente en términos o lenguaje científico si este es
profano en ese campo, puesto que será incapaz de descodificar el mensaje y no entenderá lo
que se le quiere transmitir.
Cuando entre dos personas que conversan se establece comunicación se habla de retroa-
limentación o feedback. La retroalimentación indica cómo se ha establecido el mensaje en-
tre ambas y permite ir viendo que se asimila bien el mensaje y se comprende lo que se quiere
transmitir.
A través de la retroalimentación la fuente puede comprobar en qué grado el mensaje se ha
descodificado por el receptor (interpretado).
Además en la comunicación pueden presentarse «ruidos». Un ruido es la interferencia
que tiene el mensaje para llegar al destino y se refiere a los elementos que pueden dificultar
una buena percepción por el destino.

Los ruidos pueden ser físicos o psíquicos. Son ruidos físicos la contaminación acústica gene-
rada por múltiples elementos (circulación, herramientas, voces, etc.). Los ruidos psíquicos se
refieren al estado psíquico y emocional en que se encuentra el individuo, por lo que dependen
de factores subjetivos (grado de interés, atención, motivación, ansiedad, etc.). 191
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Para que la comunicación sea efectiva han de cumplirse varios requisitos: claridad (acce-
sible para quien va dirigida), prudencia (permita la cooperación para conseguir un objetivo),
aprovechamiento (tenga utilidad), equilibrio (no lo discrimine de otros), moderación (la es-
trictamente necesaria y lo más concisa posible), difusión (llegue a otros) y evaluación (revisar
y perfeccionar con el fin de mejorar).
También es importante mantener una relación de confianza con los pacientes, respetando
su intimidad, para que la comunicación sea fluida y sincera. Es importante animar, fomentar y
favorecer las relaciones sociales para que realice actividades que le mantengan ocupado.
El proceso de comunicación utiliza el modelo de comunicación de Shannon y Weaver basa-
do en la “teoría de los códigos”. Existiendo dos tipos de códigos:
– Código lingüístico: aquel que utiliza letras o grafos (para formar lexemas).
– Código no lingüístico: el que no utiliza grafos. Puede ser:
* Código no lingüístico visual: aquel que se utiliza en las señales, carteles, etc. (mediante
dibujos, fotografías, etc.) o el que se hace mediante gestos y signos (código semió-
tico). Para captar el mensaje, el receptor debe ver la señal que el emisor le envía. No
debemos confundir ver con leer. Si bien es cierto que el código lingüístico escrito
también hay que verlo, más cierto es que no sólo basta con eso, sino que también hay
que saber leer y conocer el idioma para entender el mensaje. En cambio, cuando nos
comunicamos con el código no lingüístico visual, sólo basta con ver.

NOTA: En ciertas culturas orientales se considera de mala educación mirar


directamente a los ojos de otra persona. Acto semejante es considerado por el interlocutor
como un desafío y no como una señal de mayor atención al mensaje.

* Código no lingüístico gestual y postural: aquel en el que el emisor transmite su men-


saje a través de gestos, muecas, utilizando su cuerpo.

192
CAPÍTULO 9. ATENCIÓN AL ENFERMO Y A LOS FAMILIARES [[[[\

* Código no lingüístico acústico: aquel en el que emisor es un dispositivo que emite un


sonido que es captado por el oído, es decir, el receptor debe escuchar la señal para
recibir y entender el mensaje. Ejemplos serían la sirena de una ambulancia, de un
detector de fuego, la bocina de un coche, el zumbador de la puerta, etc.

2.2.2. Tipos de comunicación


La comunicación está basada en el lenguaje de códigos. Dependiendo del signo que se
utilice o del emisor y receptor, los tipos de comunicación son:
– Según el código utilizado: lingüística y no lingüística.
– Según la relación emisor – receptor:
* Comunicación horizontal. Se emite un mensaje por parte del emisor que llega al
receptor, consiguiendo que este ejecute una tarea o una función. Es decir, emisión
de un mensaje que finaliza en el receptor con la ejecución de una tarea.
* Comunicación participativa. La fuente emisora emite un mensaje que es recibido
por el receptor consiguiendo la participación de este y la emisión de un nuevo men-
saje. Es decir, se emite un mensaje que recibido por el receptor consigue en este un
efecto y que a su vez participe en la emisión de un nuevo mensaje.
– Según el canal de comunicación:
* Unidireccional. Un solo sentido.
* Bidireccional. Comunicación con posibilidad de retroinformación.
* Multidireccional. Pluralidad de participantes.
– Por el radio de acción respecto a la institución:
* Internas. Emisor y receptor pertenecen a la misma institución.
* Externas. No pertenecen a la misma institución.
Sea cual sea el modo (lingüista o no lingüista) de comunicarse entre el paciente y su inter-
locutor, la importancia del proceso de la comunicación radica en que esta sea bidireccional,
interactiva y comprensiva. Recuerde que el 75% de la comunicación es del tipo “no lingüista”.

2.3. Actitudes
La actitud es una disposición estable de la personalidad para reaccionar ante ciertas situa-
ciones mediante conductas sistemáticas y uniformes.
Otros autores definen la actitud como una forma organizada y duradera de pensar, sentir y
reaccionar hacia un objeto, situación o persona. Teniendo en cuenta lo anterior, se establecen
tres aspectos a considerar en las actitudes:
– Objeto: es todo aquello frente a lo cual el sujeto puede reaccionar (personas, objetos,
situaciones, etc.).
– Dirección: las actitudes se relacionan con el estado afectivo de la persona y pueden
oscilar entre una aceptación total o un rechazo total, pasando por todas las situaciones
intermedias posibles.
– Intensidad: las actitudes varían según la fuerza o intensidad con que se vive el fenómeno. 193
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

En toda actitud hay varios componentes:


– Componente cognoscitivo: formado por la idea, el conocimiento o la creencia que se
posee de una persona, objeto o hecho.
– Componente afectivo: se refiere al grado de motivación que hace ser favorable o desfa-
vorable la vinculación afectiva con la persona o el hecho. Se refiere a los motivos que
impulsan a actuar de una determinada manera.
– Componente conductual: formado por la tendencia de la conducta que se traduce en
comportamientos determinados.
Existe una interrelación entre el componente cognoscitivo y el afectivo, pero no está bien
establecida la que pueda existir entre el componente afectivo y el comportamiento.
Las actitudes se adquieren por métodos diversos:
– Imitación: las conductas o reacciones se aprenden espontáneamente por trans-
misión mimética de los semejantes. Se imitan sobre todo las actitudes de los más
capacitados.
– Instrucción: la persona es instruida por otra sobre las actitudes que debe asimilar. Es una
forma específica de transmitir la información.
– Enseñanza: es la forma más correcta de promover actitudes favorables aunque también
la más difícil en la obtención de éxitos. Respeta la independencia de la persona y le
permite ir construyendo y consolidando su forma de ser y actuar. A la vez se favorece la
aparición de nuevas actitudes.

2.4. Elementos de la comunicación paciente/Celador/familia


Es necesario hacer algunas consideraciones prácticas en la comunicación con el paciente
y sus familiares.
Por parte del Celador es necesario:
– Conocer el contexto sociocultural del paciente. Cuando el Celador tiene que hablar con
el paciente o sus familiares debe hacerlo utilizando un lenguaje claro, que evite, en la
medida de lo posible, los tecnicismos científicos. Las palabras deben ser conocidas en
el lenguaje coloquial y las frases han de ser cortas, precisas y claras. Debe hablarse lo
justo y necesario, evitando cualquier tipo de tertulia.
– Estar atento, saber callar para escuchar adoptando una actitud favorable de escucha,
en la que se demuestre interés por el paciente y su entorno inmediato.
– Se debe favorecer la expresión y comunicación con el paciente cuando quiere transmi-
tir algo. Se trata de crear un ambiente distendido y manifestar cierta empatía hacia el
propio enfermo o/y sus familiares.
– Favorecer situaciones de comunicación con el paciente, aunque evitando que se sienta
presionado a hablar, ya que eso genera desconfianza y aislamiento.
– En la medida de lo posible no debe interrumpirse al paciente cuando trata de expresar
alguna preocupación, dolencia, sentimiento, etc.
194
CAPÍTULO 9. ATENCIÓN AL ENFERMO Y A LOS FAMILIARES [[[[\

– El Celador debe ser consciente de que su actitud general, forma de presentación ante
los pacientes y/o familiares, aspecto físico y forma de vestir, expresión corporal y mí-
mica influyen de manera favorable o desfavorable en la comunicación con el paciente.
Manifestar una actitud positiva.
– Los familiares y el paciente no deben percibir, en ningún caso, en los Celadores desin-
terés por su situación, bien sea porque se trata de un proceso habitual, por prisas, falta
de empatía, etc.
– El Celador debe evitar emitir cualquier juicio de valor u opinión sobre el proceso del
enfermo, tanto al propio enfermo como a la familia. Tiene que ofrecer soluciones no
nuevos problemas.
– El tono de voz debe adecuarse a cada paciente y circunstancia y las expresiones cor-
porales y mímicas deben ser mínimas, ya que se trata de un lenguaje ambiguo, poco
preciso y susceptible de valoraciones muy subjetivas.
– Descubrir la importancia que tiene entender al paciente como persona teniendo en
cuenta sus necesidades (fisiológicas, de autorrealización, religiosas y culturales, de au-
toestima, de afecto, etc.).
– Adecuarse, en la medida de lo posible, al tipo de paciente (quirúrgico, psiquiátrico, geriátrico,
pediátrico, etc.), teniendo en cuenta la clase y características de la enfermedad que padece.
Por parte del paciente y los familiares:
– Deben conocer la carta de derechos y deberes del paciente, ya que tienen derecho a
recibir cuanta información deseen sobre aspectos de las actividades asistenciales que
afectan a su proceso de tratamiento y situación personal.
– Los familiares deben conocer las horas de atención que el hospital tiene establecidas
para poder hablar con el médico responsable.

2.5. Reglas del arte de escuchar: activa y pasiva


La escucha activa puede definirse como un conjunto de comportamientos y expresiones
que adopta el Celador ante el enfermo o sus familiares para comunicarle, de distintas maneras,
que ha entendido y/o comprendido lo expresado por el propio enfermo.
Reglas básicas para una escucha activa:
– Estar en silencio durante la escucha.
– Responder estrictamente cuando sea preciso a lo manifestado por el paciente y/o
familiar.
– Resumir lo que ha dicho el paciente o sus familiares, resaltando los aspectos más im-
portantes, como una manifestación de interés y comprensión.
– Demostrarle, además, que se ha entendido y comprendido bien lo que el enfermo o fa-
miliar ha dicho a través de alguna afirmación o pregunta clave sobre sus sentimientos.
La escucha pasiva, en cambio, se refiere al procedimiento seguido por el Celador para de-
mostrarle al paciente que ha entendido y comprendido su mensaje, pero sin utilizar para ello el
lenguaje verbal. Se vale de un gesto, una palmada, un movimiento afirmativo, una sonrisa, etc. 195
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.6. Factores que facilitan y obstaculizan la comunicación


interpersonal: paciente/Celador/familia
Para establecer una buena relación de empatía y la comunicación adecuada con el paciente
y/o sus familiares es necesario tener en cuenta los siguientes factores:
– Léxico: usar un lenguaje adecuado a cada caso. No todos los pacientes tienen el mismo
nivel cultural y por tanto las palabras y su significado deben ser conocidas, en el mo-
mento del diálogo, tanto por la fuente emisora como por el destinatario.
– Terminología científica: es conveniente evitar la terminología científica y médica,
puesto que la población en general la desconoce.
– Expresión: hablar correctamente, con lógica y precisión.
– Comentarios: evitar comentarios improcedentes o innecesarios.
– Atención: procurar hablar siempre mirando a la cara y atendiendo a las expresiones
del paciente, ya que los enfermos transmiten mensajes a través de la comunicación no
verbal (gestos, posturas, actitudes, etc.).
– Respeto: saber escuchar para después hablar (respeto a quien habla).
Pero también existen barreras o dificultades para la comunicación con el paciente y/o los
familiares, entre las que se encuentran:
– Lenguaje: cuando el Celador usa distinto lenguaje, de manera que el paciente no pue-
de descodificarlo y por tanto interpretarlo.
– Fluidez verbal: hablar demasiado deprisa dificulta la comprensión. Hablar muy lenta-
mente puede aburrir y hacer que el paciente pierda el interés.
– Momento: hablarle al paciente en momentos inoportunos (dolor, somnolencia, etc.).
– Valoraciones: hacer juicios de valor o dar opiniones sobre temas para los que no existe
una moral universal y por tanto no se comparten opiniones.
– Sinceridad: la percepción de que se ocultan cosas, cambiar de tema en una conversa-
ción inacabada en la que el paciente tiene interés, etc., dificultan de forma significativa
la relación y la comunicación.
– Discapacidades físicas: sordera, ceguera, etc.
– Discapacidades psíquicas: cuando existen alteraciones psíquicas que cursan con dis-
minución de las capacidades intelectuales y, a veces, físicas (psicosis, neurosis, altera-
ciones de la memoria, etc.).

2.7. Fases de una relación interpersonal (Celador/paciente/familia)


de ayuda
Las fases que caracterizan una relación de ayuda interpersonal entre el Celador y el pacien-
te y/o sus familiares se pueden resumir en las siguientes:
1. Fase receptiva o contacto: al producirse el encuentro entre el Celador y el enfermo, se
origina una primera reacción de expectación que permite al Celador orientarse, situar-
se respecto al paciente, ya que este pone de manifiesto un determinado problema que
196 demanda algún tipo de ayuda.
CAPÍTULO 9. ATENCIÓN AL ENFERMO Y A LOS FAMILIARES [[[[\

2. Fase de ejecución: el Celador ya ha procesado la información recibida y se ha plantea-


do mentalmente lo que puede decir o hacer para establecer una relación adecuada con
el paciente. Se inicia una relación profesional con el enfermo y sus familiares.
3. Fase de conclusión: prestada la asistencia o ayuda necesaria en la fase de ejecución, este
proceso de asistencia y atención al paciente debe terminar de manera que el Celador se
sienta satisfecho de haber podido aportar algo provechoso al paciente, ayudándole así a
mejorar su estado anímico, físico, etc.

2.8. Actitudes del Celador en una relación de ayuda


El Celador debe adoptar una actitud positiva en cualquier relación de ayuda de manera
que, si lo expresado en la fase de conclusión del apartado anterior fracasa por alguna circuns-
tancia, debe replantearse nuevamente todo el proceso seguido.
Es necesario en todo momento adoptar algunas actitudes determinadas que son muy im-
portantes en una relación de ayuda:
– Respeto: la relación de ayuda al enfermo se basa en la confianza y respeto mutuos. La
comprensión de su situación, sin hacer juicios de valor, la tolerancia a las distintas si-
tuaciones y realidades son valores básicos y fundamentales para una relación de ayuda
provechosa.
– Sinceridad: es necesario que la sinceridad en el
trato sea percibida por el paciente y sus familia-
res para que se produzca esa relación de confian-
za expresada anteriormente.
– Empatía: una relación de empatía se produce cuan-
do hay una comunicación mutua en la que ambas
personas son capaces de captar la sensibilidad, los
sentimientos y la realidad del otro. Es un elemento
fundamental en la relación con los Celadores.
– Rigor, seriedad y precisión en el trabajo: son cualidades muy apreciadas que favo-
recen la confianza y la relación de comunicación, sobre todo cuando se trata de una
asistencia sanitaria.
– Asertividad: podríamos definirla como la competencia del individuo para desarrollar
la labor que le exige su rol profesional. Esto es, conocer y aplicar los derechos que per-
tenecen tanto al Celador como al enfermo.
Ser asertivo implica: saber decir «no» ante una demanda no justificada, saber y reconocer que
podemos equivocarnos pero, sobre todo, que asumimos esta responsabilidad, saber que no
tenemos respuestas ni soluciones para todo, saber que hay pacientes con los que la relación
puede ser muy distante, saber que trabajamos en equipo y que no tenemos por qué conocer
todo lo que nos pregunten, que podemos consultar o derivar a otros profesionales…
En definitiva, ser asertivo implica tener el valor suficiente para mostrarse como uno es,
con nuestras limitaciones y virtudes.
– Reactividad: o capacidad para dejar hablar y para escuchar. Se refiere al tiempo que
pasa entre que el paciente deja de hablar y comenzamos a hacerlo nosotros. 197
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.9. Habilidades de relación interpersonal


La relación interpersonal es aquella que se establece entre dos o más personas y que con-
sisten en la interacción recíproca entre ellas. El fundamento de la relación está apoyado en
la vinculación que se establece entre estas personas, por el hecho de haberse encontrado
como tales. Esta relación interpersonal involucra los siguientes aspectos: habilidad para co-
municarse clara y directamente, habilidad para escuchar atentamente, habilidad para solu-
cionar conflictos y habilidad para expresarse de manera honesta y auténtica. Estas destrezas o
habilidades en las relaciones interpersonales también pueden desarrollarse a nivel social, de
comunicación, de autoconocimiento y de límites.
En la relación interpersonal el objetivo es la ayuda. En las relaciones interpersonales hay
cinco procesos fundamentales que impactan directamente en ellas:
– La percepción es el proceso mediante el cual las personas interpretan y organizan la in-
formación con la finalidad de darle significado y comprensión a su mundo. Gracias a la
percepción se inician los procesos del pensar, sentir y actuar. En este proceso también
influyen los valores personales, las creencias, los pensamientos y el mundo de la acción.
– El pensamiento es la idea inicial a partir de la cual se analizará y evaluará la situación,
para emitir un juicio sobre lo que nos afecta y así plantear conductas y organizar ac-
ciones de acuerdo con la información que se posee. Pensamiento y lenguaje son dos
realidades distintas pero inseparables.
– El sentimiento es el estado afectivo del ánimo que se produce por causas que lo im-
presionan vivamente y según el cual se tomarán las decisiones.
– La intencionalidad es la determinación de la voluntad en orden a conseguir un fin
(objetivo). Estos objetivos constituyen el “activador” de la conducta y son la fuente prin-
cipal de la motivación.
– La acción es el hacer consciente que se expresa en objetivos. Está basado en la percep-
ción, en los sentimientos, en el pensamiento y en la intencionalidad.
Las relaciones interpersonales han de ser saludables y eficientes. Para que sean saludables
han de cumplir las siguientes premisas:
1. Honestidad y sinceridad. Nos permite explorar los límites sociales y contrastar nues-
tra verdad con la de los demás.
2. Confianza. La seguridad de uno mismo alienta a obrar.
3. Respeto y afirmación. Permite la creación de un espacio psicológico y social en el que
desarrollar la relación personal según la propia visión de las cosas de uno y de los demás.
Gracias a ello podremos saber si la relación es saludable o no. Es saludable cuando existe
compasión (capacidad humana de sentir con el otro, de identificarse con él y de ponerse en
el lugar del otro), comprensión (capacidad humana para entender y penetrar las cosas) y sa-
biduría (conocimiento profundo que permite tener un comportamiento prudente, honesto y
sincero con respeto a la libertad de decisión).
Las relaciones interpersonales son eficientes (buenas) cuando producen: satisfacción (se
describe el problema existente), autenticidad (está orientada al problema existente), empatía
(se identifica el sujeto con el otro), compañerismo (se desarrolla en un régimen de igualdad) y
198 efectividad (produce provisión).
CAPÍTULO 9. ATENCIÓN AL ENFERMO Y A LOS FAMILIARES [[[[\

Las relaciones interpersonales son deficientes cuando producen: frustración (no se consi-
gue lo que se esperaba), ansiedad (produce inquietud, zozobra, agitación), enojo (origina ira
contra alguien), agresividad (provoca respuesta violenta, desproporcionada), actitud negativa
(provoca repulsa) y deserción (provoca desamparo o abandono).

3. Atención e información al enfermo y familiares


No hay dos personas iguales en este mundo. No podemos predecir las reacciones de una
persona por lo que haríamos nosotros en su caso ya que, como dijimos antes, existen grandes
diferencias entre una persona y otra. Todo individuo debe ser tratado con arreglo a su perso-
nalidad, no piensa ni actúa igual una persona joven que otra mayor, ni un hombre como una
mujer en determinadas circunstancias, etc. El Celador debe tener esto siempre muy presente
e intentar comprender a quién está tratando. Esta actitud del empleado hacia las personas es
de suma importancia, pues para el público ese empleado representa a la Institución misma y
el concepto que tenga de él es el que tendrá de la propia Institución.
Por la peculiaridad del trabajo del Celador (suele ser el primer profesional que entra en
contacto con los pacientes), debe tener en cuenta que en determinados momentos llega a
ser alguien vital para quien le consulta o necesita, por lo tanto la experiencia le enseñará que
debe tener muy en cuenta el efecto de sus actos sobre dichas personas.
En las Instituciones Sanitarias, nuestro trato directo con el asegurado, con el beneficiario
que tiene necesidad de su uso, tiene que extremarse al máximo, procurando por todos los
medios humanizar esas relaciones entre el empleado y el público. Que las personas no sean
un número, sino individuos que necesitan comprensión, deferencia, amabilidad, corrección y
atención.
El Celador ha de tener muy presente que va a tratar en muchos casos a personas que su-
fren y que por lo tanto su comportamiento delante de ellos o sus familiares ha de ser siempre
muy humano y delicado.

El enfermo, casi siempre, se encuentra deprimido por los problemas que la enfermedad
acarrea a su familia y para esta es un momento muy difícil, la preocupación por su estado de
salud, por saber cuándo recibirá los primeros cuidados, quién va a ocuparse de él, etc.; en estas
circunstancias, enfermo y familiares se hacen más susceptibles y detectan con mayor facilidad
los pequeños detalles; una desatención por parte del Celador al entrar en el hospital es sufi-
ciente para crear un estado de desánimo. 199
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

El enfermo ha de ser tratado con amabilidad y corrección, prestándole la máxima atención


de tal manera que crea que sólo nos interesan sus problemas, por tanto hay que ser pacientes,
saber escuchar, tener cuidado de no herir su susceptibilidad ni sus sentimientos. No nos creamos
superiores y les demostremos esa especie de despotismo que a veces se nota a través de nuestras
conversaciones poco amables, y tengamos siempre presente que la Seguridad Social fue creada
para los trabajadores y sus familiares, que a ellos nos debemos y que hay que tratarlos en todo
momento con la máxima corrección y deferencia.
Dentro de las relaciones con el público está la faceta de la información, que entraña una
máxima atención por parte del personal informador ya que de ella se puede derivar la pérdida
de un derecho o la demora en una asistencia sanitaria.
La información al público debe ser siempre clara, completa, amable y sencilla para poder ser
entendida por cualquier persona. Los trámites administrativos, la burocracia, el papeleo y las
colas son los problemas inherentes a cualquier gestión con la Administración que más detestan
los usuarios; por ello debemos poner nuestra mejor voluntad en aquellas cosas más difíciles de
entender para evitar roces y suspicacias con los mismos.
Por otra parte, el Celador, dada su movilidad en las Instituciones, puede llegar a enterarse del
estado de un paciente, del diagnóstico, de una posible intervención, etc. Por ello está obligado a
guardar silencio acerca de todo lo que conozca a causa del ejercicio de su profesión, ante los en-
fermos, familiares, visitantes, compañeros e incluso personas ajenas a su trabajo. Callará incluso
las cosas que crea que no tienen importancia.
Si es interrogado por la familia no deberá dar ninguna información sobre el estado del en-
fermo, sino dirigirla amablemente hacia el personal facultativo que es el único autorizado para
dar explicaciones en estos casos. En el Estatuto de Personal no Sanitarios, en respuesta a este
caso indica: “Se abstendrán de hacer comentarios con los familiares y visitantes de los enfermos
sobre diagnósticos, exploraciones y tratamientos que se estén realizando a los mismos, y mucho
menos informar sobre los pronósticos de su enfermedad, debiendo siempre orientar las consultas
hacia el Médico encargado de la asistencia del enfermo”.
En resumen, la atención al enfermo y a los familiares se concreta en las siguientes funciones:
a) Orientación al usuario durante su estancia en el centro sanitario, referida tanto al pro-
pio centro:
– Ubicación de los servicios y unidades del centro.
– Horario de los distintos servicios.

200
CAPÍTULO 9. ATENCIÓN AL ENFERMO Y A LOS FAMILIARES [[[[\

– Información general a los pacientes sobre las horas de visita y consulta para la infor-
mación médica.
Como referida a los servicios ajenos al centro:
* Medios de transporte.
* Hospedería para familiares.
b) Procurar una mayor colaboración entre los usuarios y el personal que trabaja a su servicio.
c) Atención personalizada a familiares:
– Disminuir la preocupación de los familiares.
– Información a los familiares sobre la planta o Servicio en el que se encuentra el pa-
ciente, incidencias, tiempos de espera, traslados, etc.
– Localización de familiares por el servicio de megafonía para traslado de avisos, in-
formación o llamadas telefónicas del exterior.
d) Canalizar las quejas, reclamaciones y sugerencias de los usuarios.

201
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de oposi-
ciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2Responsable de la información a los familiares (Servicio de Salud de Castilla-La
Mancha –SESCAM–convocatoria 2008).
2Responsable de la información a los familiares, actuación de los celadores ante la de-
manda de información por parte de los pacientes (Servicio de Salud de Castilla y León
–SACYL–, convocatoria 2006).
2Funciones de los celadores en la información a pacientes (Servicio de Salud de Castilla
y León –SACYL–, convocatoria 2009).
2Concepto de comunicación asertiva, clasificación de la comunicación, pensamiento y
lenguaje, actuación ante un cliente conflictivo, relación profesional con los usuarios,
concepto de receptor, concepto de interferencia en la comunicación, elementos que
integran la comunicación, actitudes que favorecen la comunicación, funciones de los
celadores en la información a pacientes, actuación ante un cliente agresivo (Servicio
Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2Formas de hablar del celador a los pacientes (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, con-
vocatoria 2007).
2Tipos de comunicación, actuación de los celadores ante la demanda de información
por parte de los familiares, información general (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–,
convocatoria 2009).
2Responsable de la información a los familiares (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, con-
vocatoria 2006).
2Responsable de la información a los familiares, actuación de los celadores ante la de-
manda de informaciónpor parte de los familiares, relación del celador con los pacientes
(Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria 2008).
2Responsable de la información a los familiares (Servicio de Salud de las Illes Balears
–IBSALUT–, convocatoria 2010).
2Concepto de empatía, funciones de orientación, concepto de retroalimentación, facto-
res que obstaculizan la comunicación (Servicio Vasco de Salud –OSAKIDETZA–, con-
vocatoria 2009).
2Primer contacto de los pacientes en la Institución, responsable de la información a los
familiares, actuación de los celadores ante la demanda de información por parte de los
familiares (Servicio Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2009).
2Responsable de la información a los familiares, actuación de los celadores ante la de-
manda de información por parte de los familiares (Agencia Valenciana de Salud –
AVS–, convocatoria 2009).
2Componentes de la comunicación no verbal, concepto de feedback, elementos subjetivos
de la comunidad humana (Servicio Murciano de Salud–SMS–, convocatoria 2009).
2 Trato de los celadores a los pacientes (Servicio Aragonés de Salud –SALUD– convoca-
toria 2010).
2Información que puede proporcionar un celador a los familiares (Servicio de Salud de
202 Castilla la Mancha –SESCAM-convocatoria 2010).
10
Actuación del Celador
en el quirófano

1. Normas de actuación en los quirófanos


2. Normas de higiene
3. La esterilización
10

4. La higiene personal del Celador


5. Técnica de lavado de manos
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Normas de actuación en los quirófanos


1.1. Introducción
El quirófano es una de las áreas, dentro de la Institución Sanitaria, en la que los Celadores
desempeñan funciones propias. La zona quirúrgica es bastante compleja en cuanto al mate-
rial y equipo que se utilizan, por lo que se requiere que los Celadores guarden una serie de
normas en el desarrollo de su actividad. El trabajo que va a realizar en este servicio difiere del
que lleva a cabo en el resto del hospital.
Los grandes progresos en medicina y cirugía han permitido un desarrollo importante en esta
área, aumentando el número de intervenciones, la cantidad de aparatos y materiales quirúrgicos,
así como la formación del personal que desarrolla su labor en el área quirúrgica. Por todo ello, ha-
blaremos en esta unidad de las características generales de los quirófanos, del papel del Celador
en este servicio y de las peculiaridades en cuanto a vestimenta y distribución de espacios y zonas.

1.2. Concepto de quirófano


El quirófano es el área de la Institución Sanitaria donde se realizan las operaciones quirúr-
gicas. La cirugía se puede definir como la parte de la medicina que tiene como fin curar, paliar
o diagnosticar enfermedades así como reparar o mejorar sus posibles secuelas por medio de
intervenciones manuales. Existen muchos tipos de intervenciones quirúrgicas, con mayor o
menor complejidad y riesgo, pero todas requieren unas condiciones específicas de higiene y
esterilización para poder realizarlas con seguridad.

Una intervención quirúrgica puede ser clasificada atendiendo a diversos parámetros:


En función del objetivo que se persigue con su realización, la intervención se clasifica en:
1. Diagnóstica: para determinar la causa de los síntomas (ej.: extracción de un fragmento
de tejido para biopsia).
2. Curativa: resección de la parte enferma (ej.: extirpación de una masa tumoral).
3. Reparadora o reconstructiva: fortalecer zonas debilitadas, volver a unir zonas que se
204 encuentran separadas, corregir deformidades, etc.
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

4. Estética: mejorar el aspecto.


5. Paliativa: aliviar los síntomas (ej. dolor) sin curar la enfermedad.
6. Exploratoria o exploradora: sería, por ejemplo, realizar una laparotomía exploratoria
para observar los órganos de la cavidad abdominal después de un traumatismo abdo-
minal severo.
La cirugía también se puede clasificar en menor o mayor, según su complejidad y el ries-
go que conlleve, por lo que pasaría a denominarse cirugía de alto riesgo o cirugía de bajo
riesgo.
Según el grado de contaminación de los tejidos, se clasifica en:
– Limpia: cuando no se penetra en vía respiratoria, tubo digestivo, tracto genitourinario
o cavidad orofaríngea, ni se accede a tejidos infectados. Son aquellas heridas que cica-
trizan por la denominada primera intención. El riesgo de contaminación es exógeno.
– Limpia-contaminada: cuando se penetra en cavidades comunicadas con el exterior.
– Contaminada: son las heridas abiertas recientes (menos de 4 horas), operaciones con
alteraciones de la técnica estéril.
– Sucia o infectada: cuando se trata de heridas traumáticas no recientes (más de 8 ho-
ras) con tejido desvitalizado.
Al período de tiempo que transcurre desde que un paciente va a ser intervenido, se pre-
para la intervención, se realiza la misma y hasta que es dado de alta en el hospital, se le cono-
ce con el nombre de perioperatorio. Dentro de él podemos distinguir tres fases claramente
identificadas. Dichas fases son:
– Preoperatoria: es la fase que antecede a la intervención. Comienza con la preparación
del paciente y finaliza cuando éste es colocado en la mesa de operaciones. Algunos
autores sitúan el inicio de esta fase en el momento de decidir que se va a intervenir
quirúrgicamente al paciente.
– Transoperatoria: es la que transcurre desde que el paciente es colocado en la mesa de
operaciones hasta que abandona el quirófano. También se denomina acto quirúrgico
y se puede desarrollar a su vez en 5 fases (sección y separación de tejidos, unión de
los tejidos para conseguir su cicatrización, hemostasia, exploración operatoria y cirugía
endoscópica).
– Postoperatoria: es la fase que precede a la intervención. Comienza con el traslado del
paciente a la sala de reanimación/recuperación, más comúnmente conocida como sala
de despertar, y finaliza cuando el paciente es dado de alta.

1.3. Estructura y organización del bloque quirúrgico


El denominado bloque quirúrgico está funcional y físicamente diferenciado del resto del
hospital. Se compone de un conjunto de instalaciones acondicionadas y equipadas para po-
der realizar en ellas las intervenciones quirúrgicas con las mayores garantías, y de un personal
(sanitario y no sanitario) asignado al servicio, que debe poseer una formación específica (aun-
que no siempre académicamente reconocida), para realizar con eficiencia su trabajo.
205
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1.3.1. Instalaciones
El bloque quirúrgico suele situarse en una zona del hospital tranquila y con poco tránsito,
aunque bien comunicada con el resto de las unidades.
Atendiendo a las normas de asepsia y antisepsia, se divide en varias áreas con diferente
tipo de restricciones en lo referente a la circulación de personal, enfermos y material:
– Área de intercambio. Aquí encontramos el área de recepción de pacientes, los despa-
chos, los vestuarios y la sala de estar del personal:
* Los almacenes, en el bloque quirúrgico existen diversos almacenes para guardar el
material quirúrgico, aparatos, sueros, camillas, farmacia en general, etc.
* La zona de descanso del personal está compuesta por salas acondicionadas para el
descanso del personal entre cada intervención.
* Los vestuarios son zonas de intercambio, poseen dos puertas, una por la que se ac-
cede con ropa de calle y otra de salida al pasillo de quirófano, una vez uniformado
o vestido con el traje de quirófano. Existen vestuarios para los profesionales que
forman el quirófano y otros para los pacientes que llegan en régimen ambulatorio.
* La zona de recepción de pacientes es la sala donde se instala y permanecen los enfer-
mos que vienen en cama o camilla hasta que se les pasa a la camilla quirúrgica para
ser operados, también denominada transfer o zona de transferencia de camas. La
cama vacía se deposita en la esclusa.
– Área limpia. Para esta área es necesario el uso de gorro y “papis”. A este espacio perte-
nece el pasillo limpio y el almacén de material estéril.

– Área estéril o aséptica. En esta área será necesario el uso de gorro, papis o calzas y
mascarilla, incluso cuando no se esté realizando ninguna intervención. Está formada
por los quirófanos, la zona del lavado quirúrgico y las áreas de preparación del instru-
mental estéril:
* La sala de lavado de manos quirúrgico es la sala anexa al quirófano, donde el per-
sonal estéril (el cirujano, sus ayudantes y la enfermera instrumentista), realizará el
206 lavado quirúrgico de manos, para así, proceder al acto quirúrgico.
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

* La intermedia es el almacén o dependencia anexa al quirófano, que se comunica


con este a través de una ventana. En este almacén se guardan las cajas de instru-
mentación, así como el material fungible y sueros de uso frecuente en las inter-
venciones quirúrgicas. En cada quirófano suele haber una intermedia, que estará
asistida por una auxiliar de enfermería, la cual trasladará el instrumental quirúrgico
y suministrará el material necesario para la intervención.
– Área sucia. También llamada zona séptica, es un área adyacente al quirófano o pasillo
de circulación, por la que se va eliminando todo el material sucio procedente de la in-
tervención. No necesita ninguna indumentaria especial.
– El antequirófano es la sala o dependencia, anexa al quirófano, que sirve para propor-
cionar atención y asistencia al paciente, así como llevar a cabo los cuidados que requiera
este antes de ser operado (también es el lugar donde se queda la cama del paciente al
pasarlo a la mesa de operaciones). También es el lugar donde el Celador debe permane-
cer durante la intervención estando atento a aquello para lo que se le pudiera requerir.
– La sala de reanimación, es aquella donde se recibe a los pacientes una vez practicada
la intervención quirúrgica, dándoles los cuidados y asistencia necesaria hasta que es-
tos se recuperen de la anestesia y estén en condiciones para su traslado a la planta de
hospitalización que corresponda.

Para el control de acceso al quirófano y en función de la vestimenta necesaria podemos


dividir el área quirúrgica en varias zonas:
– Zona sin limitaciones de acceso: es la que hay a la entrada del bloque quirúrgico y
va desde la puerta que delimita el principio de esta zona hasta los vestuarios y zona
de recepción de pacientes. A esta zona se puede acceder con ropa de calle o con un
uniforme normal.
– Zonas semilimitadas: en ellas se requiere el uso de uniforme aséptico de dos piezas. Además
del uniforme también se requiere el uso de zuecos quirúrgicos o, en su defecto, se cubrirán
los zuecos con calzas o papis para evitar la contaminación del área. Además es preceptivo
el uso de gorro para cubrir el pelo. Son zonas semilimitadas los pasillos de limpio y sucio,
además de los almacenes de aparatos y demás locales situados a partir de los vestuarios. 207
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Zonas limitadas: en estas zonas, además de uniforme quirúrgico, calzas o zuecos


quirúrgicos y gorro, es obligatorio el uso de mascarilla. Están formadas por las salas
de intervenciones, así como los antequirófanos y los cuartos de lavado de manos
prequirúrgico.
Otros autores consultados nombran estas 3 zonas como: negra (se corresponde con la
zona sucia), gris (zona limpia) y blanca (zona estéril).
Los Celadores destinados al área de quirófanos tienen acceso permitido a todas sus áreas,
por lo que deben conocer cuáles son las prendas que deben llevar en cada momento.
El quirófano debe estar construido con unas determinadas características para prevenir
posibles contaminaciones:
− Las paredes, techo y suelo deben estar construidas con un material no poroso de fácil
limpieza.
− No debe haber ventanas y existirá una instalación de aire acondicionado independien-
te de la del resto del hospital y con capacidad para renovar el aire entre 15 y 20 veces
por hora. El sistema poseerá filtros de partículas de alta seguridad.
− Puertas que disminuyan la turbulencia del aire, al abrirse y cerrarse.
− La temperatura debe mantenerse entre 17 y 23 ºC (la excepción está en los quirófanos
de pediatría que pueden necesitar temperaturas superiores a 25 ºC) para disminuir el
crecimiento bacteriano evitando así la aparición de infección. Una temperatura alta
aumentaría el riesgo de explosión de los gases empleados.
− La humedad del ambiente debe mantenerse entre 50 y 60%, así se genera un medio
relativamente conductor, permitiendo que la electricidad estática se descargue a tierra
a medida que se genera.
− La combinación de humedad elevada y temperatura baja es deseable también para
evitar la deshidratación del tejido expuesto del paciente.
− Las unidades de iluminación del techo se instalarán en un solo pivote en vez de sobre
raíles (los raíles de las luces del techo son difíciles de limpiar y los mangos pueden
contaminarse).
− La instalación debe estar insonorizada.

1.3.2. Equipo quirúrgico


El equipo que atiende al paciente durante el periodo operatorio puede dividirse en dos
categorías básicas: miembros lavados estériles y miembros no estériles.
Los miembros del equipo lavados estériles son los siguientes:
1. Cirujano: especialista médico que realiza la intervención.
2. Ayudantes del cirujano: pueden variar en número.
3. Enfermera instrumentista. Aunque tal categoría no está reconocida académicamente
en la actualidad, es indudable que esta función debe cumplirla alguna enfermera con
conocimientos y experiencia suficientes.
208
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

Los miembros no estériles del equipo pueden incluir los siguientes:


1. Anestesista. Médico especialista en anestesiología y encargado de todo el proceso
anestésico.
2. Enfermero/a circulante. Asiste al paciente a su llegada a quirófano, lo cuida (constantes
vitales, perfusiones endovenosas…) durante la intervención y sirve de intermediario
entre los miembros estériles y no estériles, aporta el material que se pudiese necesitar…
3. Auxiliar de enfermería. Durante la intervención permanece en la zona intermedia y en-
tregará a la enfermera circulante lo que esta le solicite.
4. Otros (enfermera de apoyo al anestesista, Celador, limpiadora...).

1.4. Conocimiento de los recursos técnicos, instrumental y material


en general
Los elementos más habituales que nos pode-
mos encontrar en la sala de operaciones son:
– Mesa quirúrgica o mesa de operacio-
nes: donde se coloca al enfermo para
ser operado. Es una camilla especial pro-
vista de dispositivos para modificar la
altura (autoelevables) y las articulacio-
nes (articulada), que además consta de
diversos accesorios para colocar al pa-
ciente en la posición adecuada (correas
para brazos o muñecas, tabla braquial o
soporte para brazos, soportes para hom-
bros, estribos o perneras, bolsas de are-
na, etc.). El colchón suele estar cubierto
de caucho conductor. Es imprescindible,
que disponga de una buena toma de
tierra. La mesa quirúrgica puede ser fija
o disponer de ruedas. Según la especia-
lidad del quirófano (traumatología, of-
talmología, ginecología, etc.), existirán
modelos de mesas y accesorios adecua-
dos para cada especialidad quirúrgica.
– Arco de anestesia, es un accesorio metálico, que se fija a la mesa quirúrgica encima
del paciente y permite separar la zona de anestesia de la zona de intervención o campo
quirúrgico.
– Lámpara quirúrgica o cialítica, normalmente son dos y se encuentran suspendidas
del techo por encima de la mesa quirúrgica. Pueden ajustarse con libertad en cualquier
posición o ángulo sobre la mesa quirúrgica. Deben estar diseñadas para proporcionar
una luz focal y no producir sombras. Deben ser de fácil limpieza.

209
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Lámparas supletorias: además de la iluminación general del quirófano y de las lámpa-


ras quirúrgicas, también se dispone de lámparas auxiliares provistas de ruedas para su
desplazamiento, que pueden trasladarse por los distintos quirófanos.
– Aparato de anestesia, también llamado carro o equipo de anestesia. Es un armario con
ruedas que permiten su desplazamiento; va equipado con diversos aparatos y material de
anestesia como monitores cardíacos, pulxiosímetro, esfigmomanómetro, electrodos para la
monitorización cardiaca, recipientes de gases anestésicos, etc. Dispone de diversos compar-
timentos y cajones que contienen material variado para la anestesia como laringoscopio,
tubos endotraqueales y sondas de diversos tamaños, cánulas de Guedel, fiadores o guías,
mascarillas oronasales de diversos tamaños, sondas nasogástricas y de aspiración, etc.
– Sistema de aspiración, recipiente que se conecta a las tomas de vacío y sirve para
aspirar sangre y secreciones del paciente durante la intervención.
– Mesa de instrumentación, es una mesa metálica provista de ruedas, en la cual, la enfer-
mera instrumentista coloca el instrumental quirúrgico necesario para la intervención.
Suele tener forma semicircular y se recubre con paños estériles durante la intervención.
– Mesa auxiliar, llamada también mesa mayo o cigüeña, es una mesa metálica provista
de ruedas, donde se coloca el material de uso continuo para la intervención (bisturí,
separadores, pinzas, tijeras, batas, guantes, etc.).

– Escabel: especie de taburete o banqueta sin respaldo utilizado en quirófano.


210
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

– Armarios con material indispensable, sirven para el almacenamiento de suturas, apó-


sitos, sistemas de drenaje, bolsas colectoras, etc.
– Negatoscopio: es una pantalla provista de un sistema de iluminación que permite vi-
sualizar radiografías, tomografías, resonancias magnéticas del paciente.
– Bisturí eléctrico: utiliza corriente eléctrica modificada, para cortar tejido y para coa-
gular pequeños vasos sanguíneos. Posee un terminal negativo o placa, que se fija al
paciente y permite recoger la corriente eléctrica que circula por su cuerpo durante la
intervención.
– Carro de parada: también llamado carro de Soporte Vital o de emergencia. Es un mue-
ble con ruedas, donde podemos encontrar todo el material y la medicación necesaria
para resolver una situación de extrema urgencia, como, por ejemplo, una parada car-
diorrespiratoria. Dispone entre otros con los siguientes elementos:
* Tabla de parada cardiorrespiratoria, es una superficie dura que se coloca bajo el pa-
ciente y permite practicar adecuadamente la técnica de SVB (Soporte Vital Básico).
* Desfibrilador con palas, cardiocompresor, marcapasos externo…
* Resucitador, respirador manual o balón de oxígeno (ambú), con mascarilla oronasal.
* Diversos cajones con material para intubación endotraqueal, electrodos, sondas y
medicación diversa.
– Aparatos de RX portátiles: permiten el estudio radiológico del paciente en el trans-
curso de una intervención. Suele estar formado por dos elementos que son: un tubo
emisor de RX y monitores de visualización de la imagen. El Celador es el encargado
de su traslado dentro del área quirúrgica y el técnico en radiodiagnóstico es el que se
encarga de su manejo y aplicación de técnicas radiológicas.
– Instrumental. Tijeras de Mayo, bisturíes, pinzas de Kocher, pinzas de Pean, pinzas de
Kelly, pinzas mosquito, agujas de sutura, hilo de sutura, portaagujas, separadores, val-
vas, etc.

1.5. Riesgos relacionados con quirófano


1.5.1. Riesgo de infección relacionado con la intervención
Reglas básicas de la asepsia quirúrgica
Durante la cirugía deben seguirse determinadas reglas para crear y mantener un campo
estéril con un margen de seguridad bien definido. La práctica estricta de las siguientes reglas
elimina o minimiza la posible contaminación:
1. Dentro del campo estéril debe usarse sólo material estéril. Si hay alguna duda sobre la
esterilidad de un objeto se considera como no estéril.
2. Las batas del personal lavado se consideran estériles por delante, del hombro a la cin-
tura, y las mangas hasta cinco centímetros por encima del codo.

211
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3. Las mesas cubiertas con paños se consideran estériles sólo en la superficie. Cualquier
objeto que pase del extremo de la mesa se considera contaminado y no puede ser co-
locado otra vez sobre ésta.
4. Las superficies estériles deben contactar sólo con otras superficies estériles. Las perso-
nas lavadas deben mantenerse cerca del campo estéril y, si cambian de posición, deben
girar cara a cara o espalda contra espalda.
5. Los extremos de un paquete o contenedor estéril se consideran no estériles (los límites
de lo estéril no están siempre bien definidos).
6. El campo estéril debe crearse lo más cerca posible del momento en que va a ser utili-
zado. El grado de contaminación es proporcional al tiempo que permanecen sin tapar
las cosas. Las zonas estériles deben estar siempre a la vista, y una vez que se abren los
paquetes de cosas que se van a utilizar, alguien debe permanecer en la habitación para
asegurar la esterilidad.

1.5.2. Riesgo de lesión relacionado con el uso de material eléctrico


La cirugía y la anestesia dependen en gran medida de los equipos eléctricos como moni-
tores, lámparas de cabeza, microscopios, equipo endoscópico, mesas de quirófano eléctricas y
bisturíes eléctricos, aparatos que suponen una amenaza para la seguridad del paciente.
Los peligros eléctricos más frecuentes son el fuego, la descarga eléctrica y las quemaduras.
Las chispas provocadas por las averías de los equipos, la electricidad estática o el uso de
láseres y bisturíes eléctricos son posibles focos de ignición. Ya no se emplean gases anestési-
cos explosivos, pero el uso de oxígeno a altas concentraciones para la anestesia incrementa el
riesgo de fuego.
Existe la posibilidad de que se produzcan quemaduras eléctricas y térmicas, que pueden
deberse al contacto con conductores eléctricos o al paso de la corriente a través del organis-
mo no bien aislado.
La protección frente a los peligros eléctricos obliga a un uso y mantenimiento adecuados
de todos los equipos quirúrgicos, y al aislamiento y toma de tierra del paciente cuando se
utiliza el bisturí eléctrico.

1.5.3. Riesgo de lesión relacionado con el uso del láser


Cada vez es mayor la frecuencia con que se utilizan distintos tipos de láser en la asistencia
a los pacientes, sobre todo en las técnicas quirúrgicas. El láser sirve para cortar, vaporizar, coa-
gular y soldar tejidos.
El haz del láser libera energía directamente a los tejidos, lo que se traduce en temperatu-
ras extraordinariamente elevadas. Sus peligros, tanto para el paciente como para el personal
sanitario, consisten en lesiones directas de la piel y los ojos por el haz del láser, la inhalación
de humos y partículas de material y el fuego. Todo el personal de quirófano y los pacientes
conscientes deben utilizar protección ocular frente al láser.

1.5.4. Riesgo de lesión relacionado con la posición del paciente


Durante la intervención, en especial mientras se mantienen los efectos de la anestesia, el
paciente no puede protegerse a sí mismo frente a ningún posible peligro, por lo que el perso-
212 nal de quirófano debe ayudarle para prevenir las lesiones.
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

Para proteger la seguridad del paciente debemos:


– Traspasar al paciente de la camilla a la mesa de operaciones, asegurándonos que lo
realizamos correctamente.
– Comprobar la colocación adecuada del paciente en la mesa de operaciones, evitando
posturas forzadas y asegurándonos una buena sujeción.
– Comprobar periódicamente la posición y los dispositivos de apoyo (correas, apoyaca-
beza…) durante la intervención.

1.5.5. Riesgo de alteración de la temperatura corporal relacionado con las


condiciones quirúrgicas
Debido a la exposición a la baja temperatura del quirófano, la administración de líquidos
intravenosos y la reducción del metabolismo impuesta por la anestesia, muchos pacientes
sufren una importante pérdida de calor corporal, con la consiguiente disminución de la tem-
peratura central del organismo.
Para limitar la pérdida de calor en el quirófano es posible utilizar distintas medidas:
– Colocar mantas calientes o térmicas al paciente cuando entra en el quirófano.
– Aumentar la temperatura ambiente mientras el paciente se halla expuesto y se prepara la piel.
– Utilizar líquidos templados para las irrigaciones y administración intravenosa.

1.6. Actuación de los Celadores en el quirófano


Además de las funciones propias de un Celador (transportar del almacén los aparatos y
utensilios necesarios en los quirófanos para el normal desarrollo de las intervenciones), sus
principales tareas en esta área son:
– Trasladar a los pacientes desde sus respectivas habitaciones a las zonas de quirófano
para la realización de las intervenciones programadas, para lo que, a la vista del par-
te diario de quirófanos y en coordinación con quienes realizan las intervenciones, va
llevando a los enfermos en el orden y con la premura que le sean solicitados. Antes
de cada traslado comprobarán que la identidad del paciente se corresponde con la
Historia Clínica que le acompaña.

213
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Colocarán a los pacientes en la mesa de operaciones según la posición anatómica que


dictamine el cirujano.
– Posteriormente, después de la intervención, los trasladará a la sala de reanimación o
donde proceda (UCI, UVI, etc.). Este traslado se realizará extremando las medidas de se-
guridad, cuando el paciente ha sido sometido a anestesia general se colocará la cabeza
de forma lateral para evitar que, si tuviera vómitos, penetrasen en el aparato respirato-
rio del paciente provocando broncoaspiración. Además acompañan al paciente en el
traslado el Celador, el anestesista y la enfermera de anestesia.
– Si el paciente fallece lo trasladaran al mortuorio. En los casos de amputaciones de
miembros también los trasladará el Celador al mortuorio previa orden del cirujano en-
cargado de la operación.
– Al final de la intervención ayudarán al personal de enfermería en la retirada del pacien-
te de la mesa de operaciones.
En el caso de intervenciones urgentes y en ausencia del peluquero, en las que el paciente no se
encuentre debidamente aseado y rasurado, ayudará al personal auxiliar a su adecentamiento, rasu-
rando a los enfermos masculinos (Orden de 5 de julio de 1971) en aquellas partes que lo necesitase.
Debe permanecer en la zona de los antequirófanos atento a aquello para lo que se le pu-
diera requerir y, en caso de tener que acceder al interior del quirófano, deberá cuidar al máxi-
mo la asepsia, utilizando bata, gorro, mascarilla y calzas. Ejemplos de las tareas que se le pue-
den pedir en una intervención son:
– Transporte de muestras al servicio de Anatomía Patológica (biopsias intraoperatorias).
– Transporte de concentrados de hematíes, plaquetas, etc. desde el banco de sangre.
– Transporte de aparatos diagnósticos (Rx, ecógrafo, etc.).

Concentrado de hematíes

Un punto importante a tener en cuenta es que en ningún momento hará comentarios


sobre las intervenciones realizadas a los pacientes o a los familiares ya que les está expresa-
mente prohibido, remitiendo para ello al facultativo correspondiente.
Para sintetizar, podemos llegar a las conclusiones siguientes:
– Es necesario a la hora de trabajar en un quirófano conocer la delimitación de las zonas
214 del área quirúrgica.
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

– La propia higiene del personal es sumamente importante para evitar la contaminación.


Es necesario conocer la vestimenta que se requiere en cada zona de quirófano y la ma-
nera correcta de colocársela y utilizarla.
– Los Celadores de quirófano auxiliarán en todas aquellas labores que les sean propias al
ser destinados en estos servicios, así como las que les sean ordenadas por los médicos,
supervisores o enfermeras (Orden de 5 de julio de 1971).

Técnica de rasurado

a) Material. Para efectuar el rasurado se necesita el siguiente material:


– Guantes desechables.
– Batea.
– Esponja, compresa o gasa.
– Jabón.
– Maquinilla de afeitar desechable.
– Palangana con agua caliente.
– Toallas, empapadores.
– Esparadrapo ancho.
– Tijeras o rasuradora eléctrica, en caso necesario.
b) Procedimiento.
– Preparar el material.
– Lavado de manos y empleo de guantes.
– Explicar al paciente el procedimiento a realizar.
– Colocar al paciente en función de la zona a rasurar. Respetar la intimidad del pa-
ciente y aislarlo del entorno, si fuera necesario.
– La zona a rasurar debe estar limpia; en caso contrario se debe lavar con agua y jabón.
– En intervenciones de neurocirugía, cuando el cabello sea largo, recortar previa-
mente con tijeras.
– El rasurado debe efectuarse en el sentido de crecimiento del vello. Es decir, nunca
se debe rasurar a contrapelo, para evitar cortes o lesiones cutáneas que favorece-
rían la infección.
– Para evitar que queden restos de pelo en la cama del paciente, es conveniente
colocar empapadores, sabanillas o toallas.
– Enjabonar y enjuagar la zona de rasurado y a continuación afeitar con cuidado
con la maquinilla, evitando dar tirones y producir cortes o lesiones en la piel.
– Secar la zona con una toalla limpia.
– Es conveniente pasar un trozo de esparadrapo ancho por la zona rasurada para
que no queden pelos sueltos.
– Aplicar algún antiséptico, si es necesario.
– Recoger el material empleado.
215
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1.7. Colocación del paciente en la mesa quirúrgica


La posición quirúrgica debe proporcionar una exposición y acceso óptimo a la zona a
intervenir, sin poner en peligro la función de los órganos ni la seguridad del paciente. Además,
debe permitir el acceso para que el anestesista induzca la anestesia y pueda controlar la vía
aérea y la administración de fármacos y líquidos intravenosos. La anestesia suele iniciarse en
decúbito supino, colocando después al paciente, si fuera necesario, en la posición requerida
para la intervención.

Todas las posiciones quirúrgicas, aunque algunas más que otras, pueden ser potencial-
mente peligrosas a causa de sus efectos sobre la respiración, la circulación, los nervios peri-
féricos y la piel. Una colocación segura debe tener en cuenta las alteraciones fisiológicas pro-
ducidas por la anestesia y por la ubicación. Los cambios de postura de los pacientes aneste-
siados deben hacerse de forma lenta, para permitir que el aparato circulatorio se adapte a los
cambios de la distribución de la sangre. Bajo los efectos de la anestesia, pueden superarse las
limitaciones del paciente, como las limitaciones de la movilidad articular, causando lesiones
o dolores postoperatorios. Las limitaciones o restricciones de los enfermos deben valorarse
antes de inducir la anestesia.

Las posiciones más usadas en las diversas intervenciones quirúrgicas son:

– Decúbito supino: plano sobre la espalda con los brazos a un lado, las palmas hacia
abajo y las piernas rectas con los pies ligeramente separados. Es la posición utilizada
con más frecuencia, usándose para intervenciones de hernias, laparatomía explorado-
ra, colecistectomía, resección intestinal y gástrica, y mastoidectomía.

– Decúbito prono: el paciente yace sobre el abdomen con la cara girada a un lado, los
brazos a los lados con las palmas pronadas, los codos ligeramente flexionado y los pies
elevados sobre la almohada para prevenir la flexión plantar. El paciente se anestesia
en decúbito supino, luego se pasa a prono. Se utiliza para cirugía de la espalda, espina
dorsal y área rectal.

– Trendelenburg: la cabeza y el cuerpo se bajan hasta colocarse a un nivel por debajo


de las piernas y pies. Se sujeta al paciente con apoyos en los hombros y las rodillas se
doblan por medio de una mesa vasculante. La expansión respiratoria está disminuida
por el desplazamiento hacia arriba de las vísceras; se utiliza para cirugía del abdomen
216 inferior y pelvis.
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

– Trendelenburg invertido, antritrendelenburg o posición de Morestin: se eleva la


cabeza y se bajan los pies. Se utiliza para cirugía biliar.

– Litotomía o ginecológica: el paciente yace sobre la espalda con las nalgas en el ex-
tremo de la mesa; los muslos y las piernas se colocan simultáneamente sobre estribos
para prevenir la lesión muscular; la cabeza y los hombros se sujetan para prevenir lesio-
nes. Se utiliza para cirugía perineal rectal y vaginal.

– Decúbito lateral: el paciente yace sobre el costado; la mesa puede estar doblada por
la mitad. Se utiliza para cirugía renal.

– Posición de Roser o Proetz: paciente tumbado sobre su espalda con el cuello en hipe-
rextensión. Se emplea en exploraciones, intervenciones quirúrgicas de las vías respira-
torias, intubación endotraqueal, etc.

– Posición raquídea o de punción lumbar, paciente en posición en decúbito lateral con


la espalda flexionada, piernas y caderas flexionadas, intentando acercar al máximo la
cabeza y las rodillas. Se emplea para la realización de técnicas anestésicas de la colum-
na (raquianestesia, epidural, etc.), también se emplea para realizar punciones lumbares
y para la extracción de líquido cefalorraquídeo.

– Posición de kraske o Jaknnite, es una modificación del decúbito prono en la cual


el paciente se coloca en decúbito prono con las caderas elevadas respecto al resto
del cuerpo, la cabeza está ladeada y los brazos se colocan flexionados sobre un so-
porte y las palmas de las manos hacia abajo. Se utiliza en cirugía de hemorroides y
procedimientos del área rectal y coccígea. También es conocida como posición de
navaja.

La almohada
Faja de sujeción protege cadera
e ingle

La almohada
protege la oreja

La almohada Abrazadera de
protege pies, Mesa quebrada seguridad
rodillas, piernas a nivel de la cadera

– Posición de laminectomía, el paciente se coloca boca abajo sobre la mesa con el tron-
co sobre un soporte especial que eleve el tronco sobre la mesa (trineo). Se emplea
sobre todo en intervenciones de la columna torácica o lumbar (laminectomías).
217
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Soporte El acolchado protege


Faja de
La almohada acolchado
sujeción el plexo branquial
protege
los pies

Abrazadera
de seguridad
La almohada
protege la rodilla

– Posición de craneotomía, el paciente es colocado en decúbito prono con la cabeza so-


bresaliendo del borde de la mesa y la frente apoyada en un soporte en el que la cabeza
queda suspendida y alineada con el resto del cuerpo.

Faja de sujeción La toalla eleva el


pecho y protege la axila

La almohada
protege las piernas

NOTA: existe una clasificación clásica que refiere que las posiciones quirúrgicas básicas son litotomía o
ginecológica, Trendelenburg, genupectoral y Morestin.

1.8. Vestimenta de quirófano


En el área de quirófano se utiliza una vestimenta diferente a la que lleva el resto del perso-
nal del hospital. La ropa debe ser de algodón, con tejido o malla fuerte para dificultar el paso
de los gérmenes, aunque, actualmente, cada vez se tiende más a utilizar materiales desecha-
bles de papel impermeable y que son un filtro efectivo que impide el paso de las bacterias.
218
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

Los colores de la ropa de quirófano y, especialmente, las batas, deben ser sólidos, relajantes y
que absorban la luz, de manera que no reflejen la luz emitida por las lámparas, y enmascaren el co-
lor rojo de la sangre. Los colores más usados son el verde quirófano, azul verdoso y verde aceituna.
Este tipo de ropa se utiliza para evitar que el personal entre con la ropa de la calle o desde
otras dependencias del hospital a la zona quirúrgica. El uniforme incluye: guantes, mascarillas
(evita el paso de gérmenes del aparato respiratorio al paciente), batas, calzas y gorro (el pelo
contiene gérmenes que pueden afectar al paciente).

La desinfección de las manos, aun en el caso de realizar el lavado correcto, no garantiza la


eliminación completa de los microorganismos, por lo que es necesario utilizar guantes estériles
(equipo estéril). El equipo no estéril basta con que utilice guantes no estériles.
Los gorros están hechos de papel o tela, de muy distintos modelos, que se utilizan en el
quirófano para cubrir el cabello. Hay que colocárselo de manera que lo cubra totalmente, in-
cluyendo las patillas y el vello facial.
Las calzas o papis son una especie de fundas, que se usan en quirófano y áreas estériles
(aislamientos) para cubrir el calzado y evitar la propagación de la contaminación en esas zo-
nas. Deben colocarse sin tocar el calzado y es lo primero que hay que ponerse para acceder
a un área estéril. También se utilizan las calzas para aislar los pies del paciente, sobre todo en
cirugía rectal, vaginal, de extremidades inferiores, etc.
La bata rusa es usada en el quirófano por cirujanos e instrumentistas. Es una bata amplia,
de manga larga y puños elásticos que, en su parte posterior, lleva una especie de pinza trian-
gular que al atarla cubre completamente la espalda.
Las mascarillas son piezas de un solo uso, desechables, que, al colocarlas sobre la boca y
la nariz actúan de filtro para el aire exhalado. El aire que se expele está repleto de microorga-
nismos, que se quedan en la cara interna de la mascarilla.
Para colocarse correctamente la mascarilla hay que tener presentes una serie de
consideraciones:
– Al colocarla debe adaptarse perfectamente a la fisionomía de la boca y la nariz, de ma-
nera que no queden huecos para que se escape el aire exhalado.
– En el caso del personal que lleve barba, la mascarilla debe cubrirla completamente.
– Una mascarilla sólo sirve para una intervención. Cada vez que se inicia un nuevo acto
quirúrgico hay que utilizar una nueva. 219
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

El orden de la colocación de estas prendas son: calzas, gorro, mascarilla (en el caso del
equipo estéril aquí es donde se procede al lavado quirúrgico), bata estéril y guantes estériles.
El Celador, al entrar en quirófano, llevará gorro, mascarillas y calzas.

2. Normas de higiene
2.1. Conceptos generales
2.1.1. Asepsia
Se habla de asepsia para referirse a un conjunto de técnicas que garantizan la ausencia de
materia séptica o microorganismos infecciosos, tanto en superficie como en profundidad, de
los materiales expuestos o de los seres vivos.
Utiliza agentes físicos como medio para conseguir matar y eliminar los microorganismos.
El calor seco y húmedo son los más utilizados.
En la práctica clínica la asepsia se refiere al empleo de material estéril (no posee nin-
gún tipo de microorganismo, ni siquiera sus formas de resistencia) y su protección contra la
contaminación.
Las principales técnicas de asepsia que se emplean en clínica son:lavado de manos, utili-
zación de guantes, limpieza de instrumental, desinfección, esterilización, etc.

2.1.2. Antisepsia
Consiste en utilizar productos químicos para intentar destruir los microorganismos
contaminantes.
En la práctica, la antisepsia consiste en el uso de desinfectantes. No se consigue la esterili-
zación, es sinónimo de desinfección.

2.1.3. Infección
Se conoce como infección la invasión y entrada
en el organismo humano de agentes extraños vivos,
ya sean bacterias, virus u hongos.
No siempre que hay una infección se produce
una enfermedad infecciosa, dado que el organismo
dispone de mecanismos de defensa capaces de lu-
char contra el agente agresor. Bacteria en el torrente circulatorio
Cuando el agente infeccioso vence a los mecanismos de defensa, crece y prolifera inva-
diendo tejidos y células a los que lesiona. Aparecen signos y síntomas (fiebre, malestar gene-
ral, erupciones cutáneas, etc.) y se habla de enfermedad infecciosa.
Se habla de Infestación cuando la agresión se produce por parásitos, como es el caso del
220 plasmodium, tenias, helmintos, ascaris y oxiuros.
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

2.2. Desinfección
Consiste en suprimir los microorganismos patógenos existentes en la habitación del enfer-
mo, ropa, manos, piel, etc. No elimina todos los microorganismos ni sus formas de resistencia
(esporas). Es un procedimiento de antisepsia.
Para conseguir la desinfección hay que:
– Hacer un cepillado y lavado con agua y detergente del objeto que se quiere desinfectar.
– Utilizar sustancias químicas con acción desinfectante o antiséptica.
Se denominan desinfectantes los productos químicos usados para la desinfección de ob-
jetos y materiales clínicos. Son de uso frecuente la lejía, jabón, formol, etc. Los desinfectantes
son bactericidas, es decir, capaces de matar los microorganismos.
Clasificación de los desinfectantes
– Aquellos que desarrollan su acción sobre la pared y las membranas celulares.
– Aquellos que desarrollan su acción sobre las proteínas (fenol, alcohol, etc.) y las enzi-
mas (cloro, yodo, etc.).
– Aquellos que desarrollan su acción sobre el núcleo celular (aldehídos).
Se dice que un buen desinfectante es aquel que tiene amplio espectro, no es tóxico ni
corrosivo, es de bajo costo, olor agradable, biodegradable y se puede usar diluido en agua o
alcohol.
Se denominan antisépticos aquellos productos químicos utilizados para la desinfección
de piel, heridas y cavidades del organismo. Son de uso frecuente la tintura de yodo, agua oxi-
genada, alcohol 70º, clorhexidina, mercurocromo (cada vez menos utilizado), etc. Impiden o
retardan el crecimiento de los microorganismos.
Pueden ser bactericidas (matar) o bacteriostáticos (inhiben en el crecimiento) de las bacterias.
Un material desinfectado no está esterilizado; la desinfección no elimina a todos los micro-
organismos y sus formas de resistencia (esporas). Pero un material que ha sido sometido a la
esterilización está por ende desinfectado, puesto que se ha eliminado cualquier forma de vida
o resistencia de las bacterias, virus, etc.

2.2.1. Tipos de desinfección


Los diferentes niveles de desinfección que se pueden llevar a cabo en un hospital varían
dependiendo de los productos que se utilicen y de su concentración:
– Desinfección de alto nivel: se realiza cuando el producto que estamos utilizando es ac-
tivo frente a virus lipídicos de tamaño medio, virus no lipídicos pequeños, bacterias en su
forma vegetativa, bacilos de Koch, esporas (en determinadas circunstancias) y hongos.
– Desinfección de nivel intermedio: este nivel tiene las mismas características que la
desinfección de alto nivel pero no es activo frente a las esporas.
– Desinfección de bajo nivel: es aquella que sólo es activa frente a virus lipídicos de
tamaño medio, bacterias en forma vegetativa y hongos.
221
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

En una desinfección de alto nivel para material de riesgo (semicrítico), el tiempo de actua-
ción del desinfectante será de 20-30 minutos. Para la desinfección de bajo nivel, es suficiente
con 10 minutos.
Una vez conocidos los niveles de desinfección existentes, hay que tener en cuenta varios
conceptos:
² Desinfección final: es aquella que se realiza cuando se ha producido el alta del pacien-
te y las circunstancias lo indican (ej.: paciente que presentaba infección por Neisseria
meningitidis).
– Desinfección concomitante o concurrente: es aquella que se realiza cuando el pa-
ciente está ingresado.

2.2.2. Consideraciones generales


– Cualquier microorganismo que contacte con tejidos humanos que son normalmen-
te estériles puede producir infección; por esta causa es imprescindible que todos los
objetos que puedan contactar con los tejidos estériles sean a su vez previamente
esterilizados.
– Existen tejidos humanos que no requieren que los objetos que entren en contacto con
ellos estén esterilizados, pero sí que hayan pasado por una desinfección de alto nivel;
un ejemplo de este tipo de tejidos son las membranas mucosas.
– Una de las barreras más efectivas para evitar el contacto de los microorganismos con
tejidos estériles es la piel intacta; de este modo no es necesario que los objetos que
entren en contacto con la piel sean esterilizados o desinfectados a alto nivel.
– Antes de proceder a la esterilización o a la desinfección de un objeto hay que limpiarlo,
para evitar que tenga acumulada sangre seca, pus, etc., y dificulte el paso del calor, el
gas, etc., impidiendo así una total desinfección o esterilización.

2.2.3. Métodos de desinfección del material sanitario


La desinfección del material sanitario se define como el conjunto de técnicas destinadas a
eliminar del mismo los microorganismos patógenos.
Algunos desinfectantes son capaces de desinfectar y esterilizar a la vez, en función de su
composición química, concentración a que se usan y tiempo de acción.
Los métodos de desinfección de material se clasifican en dos grandes grupos, según utili-
cen procedimientos físicos o químicos:

2.2.3.1. Procedimientos físicos


Hervido o ebullición
El hervido consiste en sumergir en agua a la temperatura de ebullición el material que se
quiere desinfectar. Es un método bastante efectivo, ya que produce la inactivación de gran
parte de los gérmenes, aunque no garantiza la eliminación de las esporas.
222
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

Pasteurización
Esta técnica consiste en calentar el producto durante 30 minutos a una temperatura de
68 ºC, produciéndose posteriormente un enfriamiento rápido del producto. Con este proce-
dimiento se suele tratar la leche, zumo de frutas, etc.
Existe una diferencia importante entre la leche pasteurizada y la leche esterilizada y con-
siste en que la primera no contiene gérmenes patógenos y la esterilizada no contiene ningún
tipo de germen.
La leche esterilizada es la que más se utiliza actualmente, ya que es más cómodo y sencillo
realizar la esterilización, consiguiéndose así un mayor tiempo de conservación.
Una técnica similar a la pasteurización es la uperización, que consiste en calentar la leche
a 130-140 ºC durante 1-2 segundos. Cuando el calentamiento de la leche es a 110-115 ºC du-
rante 30 minutos hablamos de la leche esterilizada.
Rayos solares
Por medio de la acción de los rayos ultravioletas. Estos rayos son uno de los muchos tipos
de radiación producidos por la luz solar.
Son rayos que tienen una cierta acción bactericida, pero sólo a una determinada longi-
tud de onda. Actualmente se utilizan lámparas de rayos ultravioletas en quirófanos, salas de
prematuros y, en especial, en el tratamiento de la tuberculosis; la luz ultravioleta se usa en las
habitaciones de aislamiento de tuberculosos para disminuir la posibilidad de contagio.
Este tipo de radiación tiene como inconvenientes que puede llegar a producir cáncer de
piel (melanoma) y daños en la conjuntiva (conjuntivitis).
Ultrasonido
Se trata de ondas ultrasónicas producidas por la alta velocidad de giro del aparato. Estas
ondas actúan destruyendo las paredes de las bacterias.

2.2.3.2. Procedimientos químicos


Antisépticos
Son soluciones que se usan de forma tópica sobre tejidos vivos (piel, mucosas, etc.). Entre los
que más se usan se encuentran la clorhexidina al 5%, povidona yodada, alcohol etílico al 70%, etc.
La clorhexidina es un compuesto bifenólico con acción bactericida que posee un mecanis-
mo de acción basado en atacar a las proteínas de las membranas celulares desnaturalizándo-
las y produciendo la muerte de la célula. Se utiliza para el lavado de manos quirúrgico.
Dentro de los antisépticos destacan los compuestos yodados, que tienen efectos bacteri-
cidas y fungicidas. El más utilizado en el hospital es la povidona yodada (Betadine®). Para los
campos operatorios se suele emplear el yodo unido al alcohol etílico (irrita mucho la piel por
lo que no es acto para el lavado quirúrgico).
Cloruros
El de mayor uso es el hipoclorito sódico (lejía). Se usa sobre todo para desinfección de
equipos, superficies, suelos, lavabos, ropa, etc.:
– Ventajas: es barato, efectivo y actúa rápidamente.
– Inconvenientes: inestable, es muy irritante y es corrosivo para los metales. 223
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Fenol y derivados
El fenol como tal es poco usado en la actualidad al haber sido sustituido por los metil-
fenoles en la limpieza de superficies. El hexaclorofeno, debido a su eficacia antimicrobiana
limitada, no se recomienda su uso para el lavado quirúrgico o la preparación de los pacientes.
Los alcoholes más utilizados en clínica son el isopropílico y el etílico. El alcohol etílico de
70° es un potente bactericida, mucho mayor que el de 90°. Se usa en la desinfección de la piel.
Aldehídos
El formaldehído es un importante bactericida. Se usa para la esterilización de material de
goma, caucho, etc.
El glutaraldehído 2% es también un bactericida muy potente capaz de destruir también
esporas, hongos y virus. Se usa en desinfección por inmersión durante 10 minutos y en este-
rilización durante 10 h.

2.2.4. Técnicas de desinfección


– Inmersión: consiste en introducir instrumentos en una solución desinfectante durante
cierto tiempo.
– Loción: se empapan las bayetas en una solución y luego se utilizan para fregar.
– Vaporización y fumigación: se trata de producir vapores o gases capaces de impreg-
nar el aire y las superficies.
– Brumas o aerosoles: se forma un aerosol de gotas microscópicas (menores de 20 mi-
cras de diámetro) que por su escaso peso permanecen cierto tiempo en suspensión en
el aire atmosférico.
– Pulverización: formación de gotas de mayor tamaño que en el caso anterior. Por su
peso caen rápidamente.

2.2.5. Clasificación del instrumental y material clínico


Se pueden clasificar los materiales utilizados en clínica, según las características y duración
de los mismos en:
– Material fungible: se caracteriza porque se deteriora con el uso, es frágil en algunos
casos y tiene una vida corta. Se trata de materiales que por sus características no pue-
den ser inventariables. Puede ser desechable, es decir, de un solo uso o bien reutilizable
después de una limpieza adecuada y esterilización posterior. Se refiere al material de
vidrio, sondas, bisturí, tijeras, pinzas, etc.
– Material inventariable: se trata de materiales que tienen una vida larga y por tanto un
carácter más definitivo. Por ello deben formar parte del inventario del centro, aunque
tengan un cierto desgaste y deterioro. Se refiere al mobiliario en general (camas, mesi-
tas, sillas, mesas, vitrinas, aparatajes o máquinas, etc.).
Siguiendo a Spaulding se puede clasificar el material sanitario según la peligrosidad infecti-
va del mismo en:
– Crítico: requiere total asepsia. Es instrumental que temporal o definitivamente va a
quedar en el interior del organismo. Ej.: prótesis de cadera, válvulas cardiacas, hilos de
224 sutura, cemento óseo, instrumental quirúrgico, etc.
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

– Semicrítico: debe estar desinfectado. No es imprescindible su esterilización. Ej.:


mascarillas.

– No crítico: estará rigurosamente limpio. En la medida de lo posible desinfectado. Este


tipo de material no está en contacto con cavidades internas del organismo, ni vías de
entrada al mismo. Ej.: ropa de la cama, orinales. Si llega a estar en contacto con un en-
fermo contagioso es necesario desinfectarlo o incluso esterilizarlo.

2.2.6. Limpieza del material e instrumental clínico


Instrumentos son todos aquellos materiales de los que se vale el personal sanitario para
realizar exploraciones, curas e intervenciones quirúrgicas.

Normalmente es de acero inoxidable o bien una aleación de metales. Es resistente, no se


oxida y el instrumental de corte tiene buen filo.

La limpieza del instrumental debe hacerse lo antes posible, para evitar que las manchas
biológicas (sangre, heces, pus, restos de tejidos, etc.) se sequen y adhieran al mismo. Además
se limpiará también el material que no ha sido utilizado, pero sí seleccionado en un acto
quirúrgico.

– El instrumental debe desmontarse para hacer bien su limpieza y, si es articulable, debe


abrirse bien su articulación para garantizar la eliminación de cualquier resto o mancha
biológica.

– Se sumergen en una solución antiséptica (que inhibirá o destruirá los microorganis-


mos) con agua fría. No debe hacerse en agua muy caliente porque el calor coagula los
restos orgánicos, haciéndose más gravosa la limpieza.

– Se desmontan o desarticulan. Practicar un cuidadoso cepillado, con especial atención


a las juntas y ranuras. Si existen orificios en el instrumental asegurarse de que están
permeables y limpios.

– Una vez que se ha comprobado que está bien limpio, hay que sacarlo del medio líqui-
do, enjuagarlo con agua caliente y secarlo perfectamente para evitar posibles oxidacio-
nes y la proliferación de microorganismos en las juntas o ranuras húmedas.
225
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.2.7. Limpieza de áreas y zonas de la institución sanitaria


La limpieza en los centros sanitarios va a depender del lugar donde nos encontremos; para
ello se establecen tres áreas según los niveles de contaminación existentes: áreas críticas (UCI/
UVI, quirófano, área de esterilización, etc.), semicríticas (zona de habitaciones de enfermos,
hospital de día, urgencias, zona de consultas externas, rehabilitación, fisoterapia, etc.) y no
críticas (oficinas, dependencias de Celadores, vestuarios, capilla, etc.).
Las áreas criticas, al tener una concentración de placa patógena muy alta, requiere un
tratamiento de limpieza especial con desinfectantes específicos que indicará el Servicio de
Medicina Preventiva.

3. La esterilización
Es un procedimiento empleado para la destrucción de todos los microorganismos y formas
de resistencia de los mismos (esporas). Los métodos utilizados deben garantizar la destruc-
ción total de cualquier forma de vida, ya sea tanto en la superficie como en la profundidad del
objeto a esterilizar.
Todo objeto esterilizado está desinfectado, pero ningún objeto desinfectado está esterili-
zado, al menos por principio. Cuando un objeto está esterilizado se dice que es aséptico.
Esto se explica porque en la desinfección sigue habiendo microorganismos en el material des-
infectado. Sólo se han eliminado los patógenos que son los más sensibles a los agentes utilizados.
Cuando se ha sometido el objeto a la esterilización se eliminan los microorganismos pató-
genos y además los saprofitos o no patógenos. Por eso se dice que un objeto esterilizado está
siempre desinfectado.

3.1. Métodos de esterilización


3.1.1. Esterilización por agentes físicos
Las diferentes formas de esterilización por agentes físicos son: calor (húmedo o seco), ra-
diaciones ionizantes (rayos gamma o beta), rayos ultravioleta y filtros microporosos.

3.1.1.1. Esterilización por calor húmedo: autoclave


La técnica utiliza vapor saturado a presión. El vapor por sí mismo no esteriliza. Para conse-
guirlo hay que someterlo en el interior de un recipiente a una presión mayor que la presión
atmosférica, aumentando la temperatura del vapor, consiguiendo así la destrucción de todas
las formas de vida. Se utiliza para ello el autoclave.
En definitiva, el vapor de agua a presión, para que esterilice, debe estar sometido a una
temperatura determinada y durante el tiempo necesario.
El autoclave es un recipiente de cierre hermético, comparable a una olla a presión que
consta de una cámara de esterilización, que lleva una llave y un manómetro para regular la
presión y temperatura que se desea alcanzar dentro. Existe además una llave de purga para la
226 eliminación del aire que exista dentro de la cámara.
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

El vapor penetra en la cámara de esterilización


y alcanza la presión (P) deseada; este vapor se em-
pieza a condensar por contacto con los materiales
expuestos a la esterilización ya que están fríos.
– 1 kg de presión: 120 ºC = 1 atmósfera.
– 2 kg de presión: 134 ºC = 2 atmósferas.
– 3 kg de presión: 144 ºC = 3 atmósferas.
La condensación del vapor desprende calor, humedeciendo y calentando simultáneamen-
te el material expuesto. Es necesario para ello la eliminación del aire existente en la cámara. El
aire se elimina o purga por un sistema de vacío o bien introduciendo el vapor muy rápido para
así forzar la salida de aire. En los autoclaves actuales todo el proceso es automático.
La esterilización en autoclave tiene las siguientes ventajas: económica, segura, rápida, no
contamina ni deja residuos y es cómoda puesto que los autoclaves son automáticos.
Pero tiene algunas desventajas o inconvenientes: deteriora los materiales de goma o
plástico, se necesita mucho tiempo para envolver los materiales que se van a introducir, exige
mucho cuidado en la carga (disposición de los paquetes dentro de la cámara de esterilización)
y los materiales metálicos se oxidan al esterilizarlos en calor húmedo.
Materiales que pueden esterilizarse por calor húmedo:
– Textiles (paños, gasas, ropas, etc.).
– Materiales duros (envases, bateas, etc.).
– Frascos de líquidos y medios de cultivo.
Los materiales a esterilizar en autoclave pueden ir envueltos en papel (crepé, celofán), que
es poroso y permite el paso del vapor, impidiendo después de extraerlo la entrada de aire en
el envoltorio.
Las telas (hilo, algodón, renselina) tienen poca duración y no garantizan la protección del
contenido después de extraer los paquetes del autoclave, debido a su excesiva porosidad.
Las cajas metálicas y los contenedores tienen filtros de papel bacteriostáticos en las zonas
perforadas que garantizan su hermeticidad.

227
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

7HPSHUDWXUD 7LHPSR
121º 15-20 minutos
126º 10 minutos
134º 5-7 minutos

Tiempo necesario para la esterilización en autoclave

3.1.1.2. Esterilización por calor seco


A) Flameado
Consiste en exponer a la llama durante unos minutos el material que se quiere esterilizar,
sólo se puede esterilizar material metálico, asas de siembra, etc. Para hacerlo se utilizan, gene-
ralmente, mecheros Bunsen de gas o mecheros de alcohol.

Mechero Bunsen

B) Incineración
Consiste en el uso de hornos crematorios (horno de Pasteur) para quemar el material de
un solo uso (jeringas, guantes, catéteres, agujas, etc.), así como otros materiales contaminados
biológicamente.

C) Estufa Poupinel
– Utiliza únicamente el calor seco.
– El calor seco es bactericida (mata las bacterias) y actúa por oxidación física o por coagu-
lación de las proteínas bacterianas debido a la acción exclusiva del calor.
– Hay que tener en cuenta que el calor seco en forma de aire caliente es de difícil control
y su penetración en los materiales es lenta y desigual, no llegando uniformemente a
todas las partes. Para conseguirlo hay que exponer el material a la acción del calor du-
rante largos períodos de tiempo.
228
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

– La estufa dispone de un termostato para el control de la temperatura y dos pilotos o


testigos: uno que indica que la corriente eléctrica llega al aparato y el otro que está
pasando a las resistencias que deben calentarlo.
– No es necesario que los envoltorios del material a esterilizar sean porosos como en el
autoclave. El más utilizado es el aluminio en forma de bolsas. Es resistente, seguro y
económico. También se usa a veces poliamida.

7HPSHUDWXUD 7LHPSR
180 ºC 30 minutos
170 ºC 60 minutos
160 ºC 120 minutos
150 ºC 2 h 30 minutos
140 ºC 3 h.
120 ºC Más de 6 h

Tiempo necesario para la esterilización en la estufa Poupinel

Se emplea básicamente para esterilización de vidrio y material de laboratorio, polvos y


sustancias oleosas (aceites, parafina, grasas).

3.1.1.3. Esterilización por radiaciones ionizantes o esterilización en frío


El principio de esta técnica se basa en irradiar productos con radiaciones de energía alta
que lesionan la materia de los organismos vivos, por efecto fotoquímico, al ocasionarse iones
sobre éstos. Los iones resultantes producen diversos tipos de reacciones químicas, cuyo efec-
to (el fotoquímico) causa la muerte de los microorganismos.
Se utilizan varios tipos de radiaciones, pero de ellas destacaremos dos modalidades:
– Radiaciones gamma (rayos gamma):
Son las radiaciones ionizantes más empleadas como germicida. Con los rayos gamma se
logra la esterilización en frío o radioesterilización, que se origina al producirse la desin-
tegración espontánea de determinados isótopos radiactivos fabricados artificialmente.
El radionúclido o isótopo radiactivo más frecuentemente empleado como productor
de radiación gamma es el Cobalto 60, que posee un gran poder de penetración sobre
la materia y una gran eficacia en la esterilización, incluso en productos ya envasados en
cajas o plásticos, ya que su desintegración genera radiaciones gamma de gran energía.
Para la aplicación de los rayos gamma se utiliza un aparato en forma de cámara donde
incide la radiación sobre los materiales, y con las paredes plomadas, con la finalidad de
prevenir los riesgos laborales derivados de la irradiación exterior.
Además de estos usos hospitalarios, las radiaciones ionizantes poseen otras aplicacio-
nes higiénicas, tales como:
* La depuración de aguas residuales de instituciones como son los campings, u otras,
donde se producen aglomeraciones de personas por temporadas.
* En la alimentación, para la prevención de determinadas zoonosis e infestaciones
por la dieta. 229
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Rayos ultravioleta:
Son radiaciones que se producen en lámparas específicas para su aplicación germicida,
que posee un tubo emisor de las mismas. Éste debe colocarse a 40 cm de la superficie
del material.
La radiación ultravioleta es considerada como un buen procedimiento esterilizante,
aunque debido a su aplicación en grandes espacios ha ocasionado que se le incluya
dentro del grupo de las técnicas desinfectantes. No obstante, el efecto que posee so-
bre los microorganismos es puramente esterilizante, siempre que estas funcionen de
manera adecuada y con el espectro ultravioleta antimicrobiano deseado.
Los rayos del sol emiten radiaciones ultravioleta que tienen efectos esterilizantes.

3.1.2. Esterilización por productos químicos


Los productos químicos que se utilizan en esterilización son el óxido de etileno, glutalde-
hído, ácido paracético, etc.
Esterilización por óxido de etileno
El óxido de etileno es un gas incoloro, de olor parecido al cloroformo, altamente inflama-
ble en presencia de aire, y tóxico. Para evitar el riesgo de inflamación, se presenta diluido con
otros gases inertes como el anhídrido carbónico.
Su acción esterilizante se debe a su toxicidad que altera las proteínas de los microorganis-
mos. Se dice que es bactericida porque es capaz de matar las bacterias presentes en el medio.
Su acción bactericida depende de: la concentración del gas, la temperatura de exposición,
la humedad relativa existente en la cámara de exposición y el tiempo de exposición.
La temperatura idónea del gas, para que pueda impregnar mejor los objetos a esterilizar,
es de 55-60 ºC. Aunque a partir de los 30 ºC ya puede ser efectivo.
La humedad es necesaria para que actúe sobre las formas de resistencia de las bacterias (es-
poras). En condiciones adversas las esporas están deshidratadas y en ese estado no pueden ser
atacadas. Debe haber una humedad del 50% dentro de la cámara y nunca podrá ser inferior al
30%. Se necesitan de 3 a 8 horas de esterilización, dependiendo de la humedad y la temperatura.
El óxido de etileno es un producto muy utilizado en los hospitales a pesar de los grandes
inconvenientes que presenta:
– Es un gas muy inflamable (explosivo).
– Puede producir intoxicaciones agudas y crónicas (por sus condiciones de uso el tóxico
penetra fundamentalmente por la vía cutánea y respiratoria):
* Agudas; exposición única caracterizada por irritación de las mucosas, alteraciones
gastrointestinales, alteraciones respiratorias, alteraciones cardiacas y alteraciones
neurológicas.
* Crónicas; exposición repetida a lo largo del tiempo y que se caracteriza por el dete-
rioro cognitivo y neuropatías.
– Existen estudios que revelan que puede ser cancerígeno, teratogénico y productor de
230 abortos.
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

Además de los inconvenientes anteriormente expuestos existe otro, ya que algunos de los
materiales esterilizados con óxido de etileno deben ser aireados para evitar que los restos de
este gas produzcan efectos negativos en el paciente.

La aireación se puede realizar de dos maneras:

– Aireación normal: dejando el objeto en el ambiente hasta que desaparezcan los restos
de gas.

– Aireación forzada: se realiza en unas cámaras especializadas (10-12 horas) introducien-


do aire a presión para hacer desaparecer el óxido de etileno.

Los materiales que se pueden esterilizar con óxido de etileno son: material de goma, plástico,
caucho (guantes, sondas, etc.), antibióticos, etc.

3.2. El servicio de esterilización


La central de esterilización en un hospital ha de estar ubicada en un lugar de fácil comuni-
cación con todas las unidades clínicas principalmente del bloque quirúrgico. Para evitar toda
posible contaminación del material sucio al limpio se ha de restringir al máximo la manipu-
lación y traslado de dicho material. Se sitúa normalmente en planta baja o sótano. Dado que
el quirófano es el principal cliente de la central, la comunicación será directa con éste, bien
en horizontal o verticalmente. Si la comunicación es en sentido horizontal, se hará con dos
circuitos (pasillos): uno para sucio y otro para limpio. Si la comunicación es en sentido vertical
se utilizarán dos montacargas: uno que comunique las zonas limpias y otro las zonas sucias.
En todo caso siempre hay dos circuitos perfectamente diferenciados:

– El circuito de material limpio.

– El circuito de material sucio.

Área de preparación y empaquetado

La extensión, dotación de personal y utillaje, estarán en relación con la actividad quirúrgi-


ca, número de quirófanos, número de partos y número de camas de que disponga el Hospital. 231
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

La central de esterilización debe contar con las siguientes áreas:

– Área de recepción de material sucio. – Área de esterilizadores.


– Área de lavado de carros. – Área de esterilizadores óxido de etile-
no.
– Área de lavado y secado de aparataje
de anestesia. – Área de entrega de material estéril y
descontaminado.
– Área de lavado, descontaminación y
secado de material. – Área de almacén de material estéril.
– Área de revisión, selección y prepara- – Almacén de material limpio.
ción de material.
– Despacho del Supervisor.
– Área de preparación y empaquetado del
– Sala de docencia y reuniones.
material textil, instrumental y fungible.

3.2.1. Riesgos en la central de esterilización


Al igual que en cualquier área de hospital, en la central de esterilización existen riesgos de
padecer accidentes. El conocimiento sobre los riesgos más habituales por parte de los profesio-
nales que desarrollan su trabajo en esta área hace que se aumente la seguridad en este servicio.
Los riesgos derivados del trabajo pueden ser generales o específicos. Entre los riesgos ge-
nerales destacan por su frecuencia las caídas, las heridas, cortes y abrasiones. Las caídas pue-
den estar producidas por diversas situaciones, como son:
– Falta de iluminación en algunas áreas.
– Mala distribución del mobiliario, objetos e incluso de las personas.
– Falta de adherencia del suelo; esto sucede cuando se utiliza un material inadecuado
para la solería o bien el profesional emplea un calzado resbaladizo.
La prevención de este tipo de accidentes se basa en una rápida actuación sobre los facto-
res anteriores: limpieza correcta del suelo, organización del mobiliario, correcta ubicación de
personas, iluminación adecuada en todas las áreas del servicio, etc.
Las heridas, cortes, abrasiones y contusiones se producen generalmente por el material
empleado y por el tipo de trabajo que se realiza. Estos riesgos se minimizan con información
sobre las actividades a realizar, utilización de guantes, separación de los objetos punzantes y
cortantes de los que no lo son, etc.
Los riesgos específicos son los derivados del material utilizado así como de las características
propias del servicio; se pueden clasificar según la naturaleza del agente que los produce, en:
– Riesgos físicos:
* Quemaduras: se suelen producir al sacar el material que se ha esterilizado. Una co-
rrecta información de los tiempos, así como el uso de guantes, evita en gran medida
estos accidentes.
* Calor excesivo: en la central de esterilización hay una gran cantidad de aparatos que
generan calor, por lo que una deficiencia en los sistemas de ventilación provocan
232 una alteración del bienestar en el trabajador.
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

* Cansancio visual: la iluminación de los servicios de esterilización, al estar situados


normalmente en sótanos, plantas bajas, etc. tiene que ser artificial, por lo que es
importante estudiar correctamente la distribución de la luz para disminuir el riesgo
de caídas.
* Descargas eléctricas: procedentes de los aparatos allí utilizados; un correcto
mantenimiento y una adecuada instalación disminuyen estos riesgos.
* Levantamiento de pesos: con la utilización de medios de transporte adecuados se
evitan lesiones musculares y articulares.
* Ruidos: los aparatos en su funcionamiento emiten ruidos y vibraciones. La utiliza-
ción de un paño verde debajo de los aparatos minimiza estos efectos perjudiciales;
también es importante un ajuste correcto de los mismos.
* Incendios: conocimiento del plan de emergencia.
– Riesgos químicos:
* Óxido de etileno: este gas es un producto muy tóxico produciendo alteraciones res-
piratorias y dermatológicas principalmente, además de transformación tumoral y
alteraciones cromosómicas. Los efectos perjudiciales de este gas se pueden evitar
con una adecuada instalación, aireación forzada, detector ambiental, sistemas de
ventilación y formación adecuada del personal que lo maneja.
* Eczemas: los eczemas son alteraciones de la piel producidos por la utilización de
ciertos productos químicos como pueden ser detergentes, jabones, etc. La mejor
manera de disminuir estos riesgos es la utilización de guantes.
* Toxicidad aguda respiratoria: existen productos muy utilizados en las centrales de
esterilización que emanan vapores y puede producir toxicidad respiratoria. Las me-
didas preventivas irían encaminadas a una correcta manipulación del producto así
como una adecuada ventilación de la unidad.
– Riesgos biológicos:
Los pinchazos, cortes o erosiones con material contaminado. Las medidas de protec-
ción efectivas son la manipulación de objetos con guantes y vacunación antitetánica y
anti-hepatitis B.

3.2.2. Actuación del servicio de medicina preventiva en la prevención de riesgos


Cuando una persona es contratada en la central de esterilización deberá:
– Pasar un reconocimiento médico para comprobar si es la persona idónea para el puesto.
– Vacunación antitetánica y anti-hepatitis B si no está inmunizado previamente. Las dosis
de recuerdo son cada 10 años para la vacuna antitetánica y de 5 años para la vacuna de
la anti-hepatitis B.
– Realización de Mantoux, siempre que no tenga uno previo positivo. El Mantoux es una
prueba que se realiza para detectar la tuberculosis.
Cada año de servicio se realizará un examen médico prestando especial atención a los
siguientes sistemas: piel, aparato respiratorio, aparato digestivo y realización periódica del
Mantoux a aquellas personas que lo presentaron negativo al ingreso. 233
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3.3. Tipos de controles de esterilización


– Control físico: con registros de presión, tiempo y temperatura.
– Control químico: se conocen con el nombre de indicadores colorimétricos. Son tiras
reactivas con franjas de colores compuestas por sales metálicas que viran (cambian) de
color solamente si se alcanzan determinados parámetros (sobre todo la temperatura).
– Control biológico: se basa en la utilización de esporas atenuadas de microorganismos
dentro de ampollas de vidrio o plástico. Se colocan en el interior de los paquetes a
esterilizar.
Las esporas que se utilizan son:
* Bacillus subtilis (variedad niger) en los ciclos del óxido de etileno.
* Bacillus stearothermophilus para los ciclos de vapor.
NOTA: los autoclaves modernos llevan integrado en el mismo aparato controles físicos y
químicos de esterilización.

3.4. Manipulación y conservación del material estéril


Una vez esterilizado el material, el periodo de duración de la esterilización es variable.
Depende de: el tipo de envoltorio utilizado, las condiciones de almacenamiento, tipo de ma-
terial, transporte, etc.

3.4.1. Almacenamiento
Para que la conservación del material estéril sea la más adecuada el almacén debe reunir
los siguientes requisitos:
– Las paredes deben ser lisas, sin rugosidades, para facilitar su limpieza.
– El lugar donde se ubicará el almacén debe tener un acceso restringido.
– Las condiciones climáticas ideales para el mantenimiento son: ventilación (6 renovacio-
nes 1 hora), temperatura (15 ºC-25 ºC) y humedad: 40%-60%.
El procedimiento a seguir, una vez esterilizado el producto, para proceder a su almacena-
miento es el siguiente:
– El material se dejará enfriar una vez esterilizado para evitar condensaciones.

234
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

– Se comprobará: que el paquete tenga su identificación así como la fecha de esteriliza-


ción, que el envoltorio esté intacto (sin roturas ni humedades) y que los controles de
esterilización hayan sido correctos.
– El material debe ser colocado de forma que se evite su manipulación, así como organi-
zado, para asegurar su rotación teniendo en cuenta la fecha de caducidad.

3.4.2. Transporte
Cuando se transporta material esterilizado a los distintos servicios del hospital, se tiene
que hacer de manera que se garantice la integridad del envoltorio. Se suele utilizar para su
transporte:
– Material voluminoso o carros herméticos.
– Material pequeño o bolsas de plástico cerradas.
El material que se vaya a almacenar en las plantas debe ser utilizado en 24-48 horas y se
colocará por orden de caducidad.
El material esterilizado y debidamente empaquetado y sellado debe guardarse en lugar seco,
en cajones o vitrinas fuera del contacto directo con el aire y polvo de las habitaciones. Debe evitar-
se que esté próximo a fuentes de calor o humedad que puedan alterar su envase de aislamiento.

3.4.3. Caducidad
La caducidad de un material esterilizado está estrechamente relacionada con las condicio-
nes del envasado y almacenamiento. Este tiempo de caducidad garantiza la viabilidad de la
esterilización.

En condiciones normales de conservación se aceptan los siguientes tiempos:


– Triple barrera: máximo tres meses. 235
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Papel de grado médico (bolsa o papel mixto):


* Envase simple: seis meses.
* Envase doble: doce meses.

– TYVEK £: (hoja opaca fabricada con fibra de polietileno) 12 meses.


– Contenedores: 6 meses (con protección del filtro).
(Fuente: Manual de gestión de los procesos de esterilización y desinfección del mate-
rial Sanitario, INGESA).

4. La higiene personal del Celador


El cuidado de los pacientes en un hospital comporta para el personal no sanitario (Celadores)
en contacto con aquéllos determinados riesgos de tipo infeccioso (hepatitis, tuberculosis…).
Para su control es conveniente seguir las normas preventivas generales y específicas siguientes:
a) A su incorporación al Centro se ha de realizar una valoración del estado inmuno/vacu-
nal frente a hepatitis, tétanos, tuberculosis, rubéola, parotiditis, sarampión, polio, difte-
ria y tos ferina.
b) Se ha de valorar el estado de salud con el fin de descartar la posible presencia de enfer-
medades transmisibles.
c) Ha de seguir los controles periódicos realizados por el Servicio de Medicina Preventiva
de acuerdo con criterios de exposición a riesgos específicos de tipo infeccioso (tuber-
culosis, hepatitis, salmonelosis, etc.).
d) Ha de cumplir las normas de higiene recomendadas, especialmente las referidas al
lavado de manos, utilización de guantes de un solo uso, mascarillas y otros elementos
profilácticos.
– Entre las normas generales de asepsia el lavado de manos es el procedimiento más
sencillo y de mayor importancia para la prevención de la infección hospitalaria. Las
manos son el vehículo más importante de contaminación exógena de infección no-
socomial. El escaso cumplimiento de la práctica del lavado de manos por el perso-
nal puede estar relacionado con la falta de motivación o de conocimiento sobre su
236
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

importancia así como por la falta de recursos disponibles (lavabos suficientes o si-
tuados de forma incorrecta, carencia de toallas de papel, jabones no aceptados por
el personal). Deben identificarse cuáles son los factores responsables de la posible
práctica incorrecta del lavado de manos.
– Los guantes de plástico o goma se utilizarán de conformidad con los protocolos de
actuación en cada unas de las Unidades del Hospital.
– El uso de mascarillas de alta resolución es imprescindible para el manejo de enfer-
mos ingresados en planta con infecciones respiratorias como la tuberculosis.
– En las zonas y servicios en los que se exija (área quirúrgica) el Celador llevará la ropa
aséptica, gorro, calzas y mascarilla obligatorios.
e) Si padece una exposición accidental (pinchazo, salpicadura, ingestión) con sustan-
cias biológicas o materiales potencialmente contaminados, debe acudir al Servicio de
Medicina Preventiva inmediatamente y en todo caso en un plazo de tiempo no supe-
rior a 24 horas.
f ) Si presenta alguna enfermedad infecciosa transmisible (diarrea, herpes, infecciones cu-
táneas...) debe extremar el cumplimiento de las Normas de Higiene. Debe consultar en
cualquier caso con el Servicio de Medicina Preventiva.
g) Este Servicio facilita la vacunación contra: el tétanos, hepatitis B, gripe y fiebre tifoidea.

5. Técnica de lavado de manos


El lavado de manos del personal sanitario es una práctica higiénica muy importante y obli-
gada, para prevenir la transmisión de agentes infecciosos del personal a los pacientes y de
unos pacientes a otros, a través de las manipulaciones realizadas por el personal.

Las manos se consideran en clínica hospitalaria como el principal vehículo en la transmi-


sión de microorganismos.

Es necesario recordar que, para realizar el lavado de manos de forma correcta:

– Las uñas deben ser cortas y no llevar ningún tipo de esmalte.

– No se deben llevar reloj de pulsera, anillos, sortijas, etc.

El lavado de manos en clínica se puede clasificar, según la tarea que se vaya a desarrollar, en:

– Lavado de manos rutinario o preventivo. Es aquel que debe realizarse como una medida
de higiene personal, después de las tareas habituales y cotidianas de la vida.

– Lavado de manos especial. Se diferencia del anterior en que precisa de mayor tiem-
po de dedicación, generalmente se realiza durante un minuto y se hace con jabón
antiséptico.

– Lavado de manos quirúrgico. Hay que enjabonarse las manos y antebrazos con jabón
antiséptico durante dos minutos. El antiséptico más utilizado es la clorhexidina cuyo
nombre comercial es hibiscrub® o hibitane®.
237
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

El lavado de manos debe realizarse, en la medida de lo posible, con jabón líquido, en do-
sificador que no sea necesario pulsar con las propias manos. Es preferible hacer el lavado con
agua fría.

Está indicado realizarse el lavado de manos:


– Al llegar al trabajo y al terminar la jornada.
– Después de estornudar, toser, limpiarse la nariz, etc., es decir, después de cualquier acto
en el que haya que hacer uso de las manos y pañuelos.
– Después de utilizar los servicios.
– Antes de comer y al terminar.
– Antes y después de realizar la higiene del paciente.
– Antes y después de movilizar un paciente.
– Después de manipular ropa sucia, cuñas, orinales, etc.
– Antes de servir las comidas y al terminar.
El lavado reiterado de las manos, es una sobrecarga para la piel de las mismas, ya que se
elimina parte de la grasa protectora que poseen y pueden aparecer irritaciones molestas (eri-
tema). Por eso conviene usar cremas protectoras para las manos al finalizar la jornada laboral.
Hay preparados especiales para la protección cutánea.

La técnica del lavado de manos se realiza de la siguiente manera:


Material
– Agua.
– Jabón antiséptico.
238 – Toalla desechable.
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

Procedimiento
A) Lavado de manos rutinario de tipo preventivo
1. Se aplica sobre las manos agua y jabón frotándolas entre 10 y 30 segundos, prestando
especial atención a los espacios interdigitales y uñas. Los movimientos de lavado serán
desde el brazo hacia los dedos.
2. Aclarado con agua templada.
3. Secado con toalla desechable de papel, desde la punta de los dedos hacia el codo.
4. Cerrar el grifo con el codo si tiene el dispositivo adecuado, o bien con una toalla seca de
papel.
B) Lavado de manos especial
1. Se realizará con jabón antiséptico.
2. La duración será de 1 minuto.
3. Proceder según los pasos 2, 3, 4 del lavado de manos rutinario.
C) Lavado de manos quirúrgico
1. Enjabonado con jabón antiséptico durante 2 minutos, aclarado con agua tibia.
2. Cepillado de uñas 30 segundos cada mano con un cepillo jabonoso, aclarado con agua tibia.
3. Enjabonado de 2 minutos, aclarando con las puntas de los dedos hacia arriba.
4. Secado por aplicación, sin frotar, con una toalla estéril.

239
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:

2 Finalidad del lavado de manos, funciones del Celador asignado a quirófano, el Celador
y el personal de quirófano (Servicio de Salud de Castilla-La Mancha –SESCAM–
convocatoria 2008).

2 Concepto de antiséptico, fases del acto quirúrgico, controles integrados en los apara-
tos esterilizadores, métodos de esterilización, estufa poupinel, funciones del Celador
en las intervenciones de urgencias, información al paciente preoperatorio, funcio-
nes de la ventilación en quirófano, temperatura de quirófano (Servicio de Salud de
Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2006).

2 Concepto de antequirófano, funciones del Celador en el quirófano, procedimien-


to del lavado quirúrgico, funciones del Celador en las intervenciones de urgencias
(Servicio de Salud de Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2009).

2 Ubicación de los Celadores en quirófano durante la intervención, clasificación del


instrumental y material clínico, indumentaria de quirófano, funciones del Celador en
el quirófano, información a los familiares, concepto de zona séptica, concepto de ma-
terial fungible (Servicio Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria 2009).

2 Características del óxido de etileno, mobiliario de quirófano, tipos de desinfección,


lavados de mano de tipo preventivo, características de una mesa quirúrgica, concep-
tos de antiséptico y desinfectantes, funciones del Celador en el quirófano (Servicio
Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2007).

2 Traslado de instrumental quirúrgico, áreas semicríticas, renovación de aire en quiró-


fano, funciones del Celador en el quirófano, frecuencia de lavado de manos, concep-
to de escabel, concepto de lámpara escialítica, rasurar en intervenciones de urgen-
cia, tipo de material sanitario (Servicio Gallego de Salud –SERGAS-, convocatoria
2009).

2 Traslado de un paciente a quirófano, servicio de esterilización, concepto de esclusa,


concepto de zona séptica (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria
2006).

2 Indumentaria del Celador de quirófano, indumentaria del paciente para ir a quirófano,


concepto de desinfección, concepto de áreas criticas (Servicio Madrileño de Salud
–SERMAS–, convocatoria 2008).

2 Concepto de antequirófano, ubicación de los Celadores en quirófano durante la in-


tervención, características del óxido de etileno, riesgos de la central de esterilización
(Servicio de Salud de las Illes Balears –IBSALUT–, convocatoria 2010).

2 Ubicación de los Celadores en quirófano durante la intervención, posiciones qui-


rúrgicas, tipos de cirugía, características del óxido de etileno, humedad del quirófa-
no, riesgos de la central de esterilización, concepto de fase preoperatoria (Servicio
Vasco de Salud –OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
240
CAPÍTULO 10. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL QUIRÓFANO [[[[\

2 Traslado de pacientes operado con anestesia general, concepto de autoclave, tempe-


ratura de estufa poupinel, humedad del quirófano, funciones del Celador en quirófano,
ubicación de los Celadores en quirófano durante la intervención, concepto de antisep-
sia, duración del periodo postoperatorio, concepto de autoclave, dilución del óxido de
etileno, clasificación de la cirugía, duración de preopertatorio, agentes bacteriostáti-
cos, concepto de zona aséptica, características de los antisépticos, concepto de este-
rilizando, ubicación de la sala de reanimación, humedad y temperatura del quirófano,
duración de transoperatorio, concepto de desinfección, concepto de zona séptica, mé-
todo de esterilización por calor seco, características del mercurocromo, funciones del
Celador en quirófano, personas que acompañan al paciente recién operado a la sala de
preanimación (Servicio Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2009).

2 Funciones del Celador en quirófano, rasurar en intervenciones de urgencia (Agencia


Valenciana de Salud –AVS–, convocatoria 2009).

2 Técnicas asépticas (Servicio Murciano de Salud –SMS–, convocatoria 2009).

2 Tipos de cirugía según la complejidad, esterilización por autoclave, tipos de tejido en


las prendas de quirófano, funciones del Celador en quirófano, rasurar en intervencio-
nes de urgencia (Servicio Aragonés de Salud –SALUD– convocatoria 2010).

2Permanencia del Celador en el área de quirófano durante la intervención (3), infor-


mación a la familia, funciones de los Celadores en el quirófano, recogida del instru-
mental (Servicio de Salud de Castilla la Mancha –SESCAM-convocatoria 2010).

241
11
Actuación del Celador
en las Unidades
de Psiquiatría

1. Concepto de psiquiatría y salud mental


2. Recursos asistenciales en salud mental
3. Principales patologías en salud mental
4. La actuación del Celador en relación con el enfermo mental
11

5. Actuación del Celador ante una urgencia psiquiátrica


6. Internamiento del enfermo mental
7. Traslado psiquiátrico
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Introducción
Con la Ley General de Sanidad en el año 1986 (Ley 14/1986, de 25 de abril) se produjo la
plena equiparación del enfermo mental con los demás pacientes y usuarios que requieren
servicios sanitarios y sociales, sobre la base de la plena integración de las actuaciones relativas
a la Salud Mental en el sistema sanitario general (art. 20 LGS).
Como consecuencia, en el ámbito de la Salud Mental, las Administraciones Sanitarias com-
petentes adecuarán su actuación a los siguientes objetivos:
– La atención a los problemas de salud mental de la población se realizará en el ámbito
comunitario, potenciando los recursos asistenciales a nivel ambulatorio y los sistemas
de hospitalización parcial y atención a domicilio, que reduzcan al máximo posible la
necesidad de hospitalización.
– Se considerarán de modo especial aquellos problemas referentes a la psiquiatría infan-
til y psicogeriatría.
– La hospitalización de los pacientes por procesos que así lo requieran se realizará en las
unidades psiquiátricas de los hospitales generales.
– Se desarrollarán los servicios de rehabilitación y reinserción social necesarios para una
adecuada atención integral de los problemas del enfermo mental, buscando la necesa-
ria coordinación con los servicios sociales.
– Los servicios de salud mental y de atención psiquiátrica del sistema sanitario general
cubrirán, asimismo, en coordinación con los servicios sociales, los aspectos de preven-
ción primaria y la atención a los problemas psicosociales que acompañan a la pérdida
de salud en general.
En aplicación de estos objetivos:
1. La Salud Mental se aborda desde la Atención
Primaria y de la Atención Especializada, para
ello se han creado múltiples dispositivos en
ambos niveles asistenciales que asisten al en-
fermo mental en el ámbito extrahospitalario.
2. Han ido desapareciendo los Hospitales Psiquiá-
tricos o Manicomios que aislaban al «loco» de la
sociedad y del resto del sistema sanitario.
En efecto, la red de Hospitales Psiquiátricos
constituía un subsistema sanitario propio y
excluido del Sistema de la Seguridad Social
hasta la Ley General de Sanidad. El propósito
de la LGS es integrar al enfermo mental en el
sistema general de asistencia sanitaria.
3. Se han creado, en los Hospitales Generales, Unidades de Psiquiatría/Salud Mental de
pacientes agudos como una unidad asistencial especializada más del Centro para in-
gresar a los enfermos mentales que, finalmente, requieren hospitalización.

244
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

2. Concepto de Psiquiatría y Salud Mental


Entendemos por psiquiatría aquella rama de la medicina que tiene por objeto el estu-
dio, diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades mentales, así como de ciertos
trastornos de la personalidad y la conducta. También trata de evitar y poner remedio a ciertas
variantes psíquicas anormales.

Entendemos como anormal a lo que se desvía de la normalidad. Se considera como nor-


mal lo que coincide con el término medio y como anormal lo que se desvía apreciablemente
de éste hacia arriba o hacia abajo (en términos estadísticos).

Hasta hace poco tiempo, toda la atención sanitaria estaba centrada en la enfermedad; ac-
tualmente, el énfasis se sitúa cada vez más en la promoción y prevención de la salud. La defini-
ción de la OMS sobre la salud deja claro que el estado mental forma parte de la idea de salud
de las personas y de las sociedades.

Según la OMS, se define la salud como el estado completo de bienestar físico, psíquico y
mental, y no solamente la ausencia de enfermedades. Y la salud mental como la capacidad
para conseguir unas relaciones armoniosas con los demás y para participar o contribuir de
manera constructiva a la modificación del medio social o físico.

¿Es posible tener un adecuado nivel de salud sin salud mental?, la respuesta es claramente
negativa. A pesar de ello, la sociedad sigue marcando unas líneas de comportamiento y de
pensamiento, unos elementos culturales que sistemáticamente excluyen esta parte del ser
humano relegándola a lo marginal.

La asistencia psiquiátrica ha estado segregada del resto de la atención sanitaria, hasta que
la Ley General de Sanidad lo recuperó en la red asistencial general.

En los últimos años la asistencia psiquiátrica ha cambiado en muchos aspectos. Se han


creado centros de salud mental, hospital de día, pisos protegidos, comunidades terapéuti-
cas… desapareciendo el llamado manicomio, donde se intentaba encerrar y alejar al enfermo
mental de la población sana. Actualmente, los manicomios han dado paso a las unidades de
agudos de los hospitales, donde se tratan casos de carácter temporal.

3. Recursos asistenciales en Salud Mental


Nos referimos a todos los dispositivos integrados en el área de Salud, encaminados a la
prevención, asistencia y rehabilitación de las personas.

La distribución de estos recursos se atiene a determinaciones de tipo epidemiológico, exis-


tiendo un reparto proporcional al censo demográfico. La salud mental en nuestro país está
conformada por:

a) Dispositivos sanitarios.

b) Dispositivos intermedios o rehabilitadores.

245
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3.1. Dispositivos sanitarios


3.1.1. Centro de salud mental
La estructura asistencial está sectorizada y dividida en áreas sanitarias que dependen de las
respectivas Comunidades Autónomas. También existen conciertos entre el Servicio Sanitario
Público y otras instituciones de carácter privado.
El objetivo de la red asistencial es la atención psiquiátrica especializada a pacientes remi-
tidos desde la Atención Primaria o de otros niveles sanitarios, con seguimiento continuado.
Para ello se realizarán consultas de acogida, consultas de revisión, psicoterapias individuales,
de grupo, de pareja, administración de medicación y otros tratamientos, seguimiento de en-
fermería, asistencias domiciliarias, etc.
Se constituye con un equipo multidisciplinar en el que se incluyen psiquiatras, psicólogos,
enfermeros, trabajadores sociales, auxiliares de enfermería y Celadores, principalmente.

El Centro de Salud mental es la vía de acceso al resto


de dispositivos sociosanitarios en este campo de la salud

3.1.2. Unidad de hospitalización psiquiátrica (unidades de corta estancia)


Son unidades adecuadas a la hospitalización de pacientes con enfermedades mentales,
localizadas la mayor parte en Hospitales Generales.
Están sectorizadas, y se coordinan con el resto de los recursos de salud mental y asistencia
psiquiátrica. Se encuentran atendidas por un equipo multidisciplinar.
Trabajan las 24 horas del día, y se dedican a la atención de los siguientes casos:
– Cuando la patología presentada pueda ser una amenaza para el propio paciente o para
los demás.
246 – Fracaso de tratamientos ambulatorios en otras instituciones.
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

– Separación del entorno sociofamiliar, por ser


negativo para el paciente o viceversa, cuan-
do la enfermedad del paciente no puede ser
atendida en condiciones por la familia.
– Evaluación y proceso diagnóstico.
– Desintoxicación.
– Enfermedad física que se agrava con patolo-
gía psíquica.

3.1.3. Hospital de día


Es una alternativa al ingreso total; se puede de-
finir como una hospitalización parcial. Se debe rea-
lizar una programación individual que comprenda:
tratamientos, psicoterapia, terapia ocupacional, so-
cioterapia y reeducación. Unidad de hospitalización psiquiátrica

El horario generalmente es de mañana y media tarde (9 h a 17 h), y se permanece en


el propio domicilio el resto del tiempo. El tratamiento tiene una duración de uno a seis
meses.

3.2. Dispositivos intermedios o rehabilitadores


3.2.1. Centro de día
También denominados centros de rehabilitación psicosocial. Trabajan con pacientes
crónicos en situación de dependencia o con medio sociolaboral desestructurado. Su finalidad
es la recuperación de habilidades o destrezas para integrarse en la sociedad. Se debe llegar
a la autonomía e independencia. Se utilizan técnicas de psicoterapia individuales, grupales,
terapias ocupacionales, etc.

3.2.2. Centro de media estancia


También denominados unidades rehabilitadoras de media estancia. Pertenecen al nivel
terciario y su objetivo es la rehabilitación del paciente después de haber pasado un ingreso
de 6 a 12 meses. Utiliza terapias de grupo, individuales, terapia ocupacional y formación en
actividades y oficio.

3.2.3. Centros de larga estancia


También denominados unidades residenciales-rehabilitadoras de larga estancia. Son
centros para pacientes sin autonomía, que carecen de recursos sociofamiliares; son pacientes
que no pueden seguir ningún tratamiento rehabilitador.
247
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3.2.4. Talleres ocupacionales


Estos centros proporcionan a los pacientes derivados de otros recursos asistenciales, una
formación, orientación y adiestramiento en el trabajo de manera considerada «protegida».
Posteriormente estos pacientes pasan a talleres protegidos, donde se les acercará al mun-
do laboral.

3.2.5. Pisos protegidos


Se les considera de carácter terciario, y la mayoría de sus pacientes derivan de otros recur-
sos rehabilitadores. Su finalidad es que consigan llevar una vida completamente autónoma,
en régimen de convivencia de grupo y bajo supervisión de un trabajador social.
Tiene carácter transitorio; sin embargo, en algunos casos en los que no se dispone de re-
cursos laborales, sociales o familiares, puede llegar a ser permanente.
Estos pisos varían en número de ocupantes, grado de autonomía, movilidad de los inte-
grantes, autonomía económica, sexo, etc.

4. Principales patologías en Salud Mental


4.1. Trastornos del estado de ánimo/afectividad
Afecto es un término que se refiere al tono emocional de una persona, que da color a su
vida psíquica. Oscila entre la euforia y la tristeza en condiciones normales, y no interfiere en la
vida habitual. Cuando estos estados de ánimo interfieren en el comportamiento ordinario, se
habla de trastornos afectivos.
Las emociones son manifestaciones afectivas de la mente y se desarrollan en forma de
modificaciones en el organismo.
Efectivamente, los estados emocionales van acompañados de temblores o bien tensión mus-
248 cular, sequedad de la boca, lagrimeo, taquicardia, palidez por vasoconstricción periférica, etc.
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

La regulación nerviosa de las manifestaciones emocionales radica en una serie de centros


conectados entre sí y hace muy complicado el estudio fisiológico.
La neurosis es un trastorno emocional y se diferencia de la psicosis en que es reconocido
por el paciente afectado, mientras que los pacientes psicóticos ignoran su propio estado debi-
do a la alteración que presenta su integración mental. Las neurosis emocionales aparecen en
pacientes con shock emocional.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) define la neurosis como trastornos mentales
sin base orgánica demostrable en los que el paciente puede tener considerable introspección y tiene
indemne el sentido de la realidad, de forma que habitualmente no confunde sus experiencias subjeti-
vas y fantasías mórbidas con la realidad externa. La conducta puede estar seriamente afectada, pero
la personalidad no está desorganizada.
Según el DSM-IV los trastornos del estado de ánimo o afectivos se clasifican, a su vez, en
tres grupos:
1. Episodios afectivos:
– Episodio depresivo mayor. Trastorno afectivo mayor caracterizado por un humor
disfórico persistente acompañado de ansiedad, irritabilidad, temor, trastornos del
sueño y del apetito, disminución de la energía, sentimientos de culpabilidad, dismi-
nución de la concentración, pensamientos de muerte o suicidio (comprobar que no
tiene a su alcance medios con los que pueda autolesionarse).
– Episodio maníaco. En el episodio maníaco encontramos un estado de ánimo anor-
malmente elevado, expansivo o irritado y dura por lo menos una semana.
– Episodio mixto. Se dan episodios tanto maníacos como depresivos y con un período
de tiempo al menos de una semana de duración. Se pasa de la alegría a la tristeza y
se acompañan de síntomas del episodio maníaco y depresivo mayor.
2. Trastornos depresivos:
– Trastorno depresivo mayor. Está caracterizado por uno o más episodios depresivos
mayores, pero sin episodios maníacos, mixtos o hipomaniacos. Este trastorno puede
ser un único episodio o recidivante. Su riesgo se da con mayor frecuencia en mujeres.
– Trastorno distímico. Es un trastorno que se caracteriza por un estado de ánimo cróni-
camente depresivo, con una duración de al menos dos meses, la mayor parte del día.
3. Trastornos bipolares. Según la OMS «constituye una psicosis afectiva que puede
aparecer ya en forma depresiva, ya maníaca, en forma sucesiva o con un intervalo de
normalidad». Se le denomina también psicosis afectiva bipolar, psicosis fasotímica y
ciclotimia.
Los síntomas y signos de los estados depresivos son:
– Manifestaciones emocionales de afecto o estado de ánimo tales como depresión, tris-
teza, desesperación, desaliento, vacío, anhedonia o incapacidad para sentir placer,
baja autoestima (sentimientos negativos acerca de sí mismo), sentimientos de in-
utilidad, vergüenza y culpa, ansiedad o agitación, ira, dependencia y conducta ab-
sorbente, dudas de sí mismo y sentimientos de impotencia.
249
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Manifestaciones como: ideas cognitivas tales como inquietud, preocupación, auto-


crítica, pensamientos de autodevaluación, ideas lentas y empobrecidas, dificultad
para pensar, alteración de la memoria y de la concentración, lapsos cortos de aten-
ción, negación de perspectivas o expectativas, indecisión, ambivalencia, exagera-
ción de los problemas, percepción e imagen del propio cuerpo distorsionadas, ex-
cesiva preocupación por la salud física (puede progresar hacia delirios somáticos),
alucinaciones (delirios de autodevaluación), e ideas de muerte o suicidio.
– Manifestaciones de conducta y motivacionales, tales como retraso psicomotor (habla
lenta, falta de energía, fatiga), agitación psicomotora (incapacidad para estar senta-
do tranquilo, yendo de un lado para otro, retorciéndose las manos y estirándose o
frotándose el pelo, la piel, la ropa u otros objetos), discurso elaborado, expresión fa-
cial triste, falta de atención a la higiene personal, pasividad y dependencia, ataques
de fobia o pánico, lloro, llanto, evitación, escapismo y abandono.
– Manifestaciones de síntomas físicos, tales como aumento o disminución del apetito,
pérdida o aumento de peso, insomnio (dificultad para dormir, sueño interrumpido,
despertar temprano), estreñimiento, sequedad de boca, dolores generalizados, im-
potencia, pérdida de deseo sexual, dolores de cabeza y visión borrosa.

4.2. La ansiedad
El temor y la ansiedad son una experiencia universal. Se siente ansiedad desde el naci-
miento, y los métodos que se aprenden para combatirla forman la base de la personalidad. La
ansiedad no se puede considerar por sí sola como un estado patológico. Se podrá considerar
como tal cuando su duración e intensidad sean excesivas.
La ansiedad es un trastorno neurótico cuando se caracteriza por cansancio mental, alte-
raciones de la personalidad, estado intenso de la ansiedad, pensamientos obsesivos y actos
compulsivos, que producen sentimientos de angustia y sufrimiento desproporcionados a la
realidad de la situación.
Según Bernard Chauveau, la ansiedad y angustia son independientes de cualquier objeto o
situación real. Es un sentimiento de peligro indefinible; es la espera de una amenaza inminen-
te. Resumiendo: la ansiedad es «un miedo sin causa». Este es el motivo por el que se diferencia
del miedo.
Existen varios tipos de ansiedad:
– Trastorno por ansiedad simple: no tiene tratamiento farmacológico, siendo el equipo
de salud el que colabora para una resolución positiva.
– Trastorno por ansiedad generalizada: la alteración emocional es de carácter más o me-
nos persistente con tendencia a la cronicidad. Se trata con terapias de apoyo y relajación.
– Trastorno de ataque de angustia: crisis recurrentes de angustias que surgen espontá-
neamente. Sólo se ve seguro con un profesional a su lado.
– Trastornos fóbicos: rasgo especial, es la presencia de un temor irracional y persistente
ante un objeto específico, actividad y situación que determina una conducta de evita-
ción (evitación, negación, racionalización...) del objeto o situación temidos:
250 * Agorafobia: temor a los espacios abiertos.
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

* Fobia social: el sujeto teme y evita situaciones en las que puede estar expuesto a las
miradas de otros.
* Fobia simple: temor irracional a situaciones concretas, distinta de las dos fobias an-
teriores.
Los síntomas y signos de la ansiedad son:
Ira, hostilidad, sentimientos «inestables», alteraciones en el apetito, ya sea aumento o dis-
minución, expectativas inquietantes y aprensión intensa. Dolor torácico, malestar, quemazón,
achaques, palpitaciones, sensación de opresión y sofoco, sequedad de boca, disnea, etc.

Psicopatología

Alteraciones de la sensopercepción
Trastornos centrales de las sensaciones
– Hiperestesia. Aumento de la percepción o sensibilidad sensorial. Se presentan en
neurosis (hipocondrías, depresiones, ansiedades).
– Hiperalgias. Aumento de dolor persistente, sordo y por lo general de intensidad
moderada.
– Hiperacusia. Los sonidos se perciben con mayor intensidad de lo normal.
– Hipoanalgesias. Disminución de dolor.
– Analgesia. Carencia de dolor sin pérdida de consciencia.
Errores sensoriales
– Ilusiones: percepciones reales alteradas (en síndromes encefálicos agudos y psico-
sis). Se falsifica la percepción del objeto.
– Alucinaciones: percepciones sin objeto real. El paciente tiene el convencimiento
absoluto de que se trata de algo real. No es voluntario. No se debe confundir con
delirios, que constituyen trastornos del pensamiento. Pueden ser visuales, acústi-
cas, gustativas olfativas...
Alteraciones del pensamiento
Según el curso del pensamiento
– Fuga de ideas: se observa en los estados maníacos; se nota porque el paciente
empieza a hablar sin parar, pasando de un tema a otro. El individuo presenta dis-
traibilidad por las cosas de alrededor, lo cual conduce a que se aparte del tema que
estaba tocando y prosiga con otro totalmente diferente.
– Inhibición del pensamiento. Va ligado a cuadros depresivos; el sujeto tiene dificul-
tad en el curso del pensamiento, que se ve enlentecido y con poca verbalización.
Predominan los monosílabos. El paciente no tiene interés por la charla, puesto
que tiene gran dificultad para cambiar de pensamiento, centrándose en uno solo.
Todas las ideas son pesimistas, tristes, desagradables y desgraciadas.
251
.../...
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

.../...

– Destrucción del caudal del pensamiento. El sujeto presenta disminución de la


cuantía de conceptos, por lo que cuando quiere utilizarlos no los encuentra o pre-
sentan olvido. Aparecen dos síntomas muy habituales:
* Perseveración. La respuesta de la primera pregunta que se le formuló permane-
ce en todas las preguntas. Es incapaz de cambiar el sentido de la respuesta. Se
da una repetición persistente de palabras o ideas.
* Confabulación. La respuesta no guarda relación con lo preguntado, se rellenan
las lagunas con lo primero que se le ocurre.
– Pensamientos en conceptos no elaborados y próximos a lo sensorial. Se da en cua-
dros oligofrénicos donde faltan las ideas que no están ligadas a lo próximo y sen-
sorial. No poseen la inteligencia necesaria para transmitir pensamientos alejados
de lo sensorial.
– Disgregación del pensamiento. Es la dificultad del esquizofrénico para articular sus
pensamientos, ya que hay un desbordamiento de la canalización de los mismos
produciéndose asociaciones imprevisibles que los dispersan.
– Pensamiento inconexo. Es típico de las psicosis agudas orgánicas donde surge un
estado confusional.
Según el contenido del pensamiento
– Ideas sobrevaloradas y obsesivas: ligadas a vivencias personales que ocupan el pri-
mer plano del pensamiento del sujeto. No se ven como inexactas; destaca la per-
manencia de estas ideas en el sujeto: ideas de inferioridad, prejuicios, machismo,
racismo, etc.
– Ideas obsesivas: se presentan en el sujeto constantemente; van a tener una va-
loración de absurdidad. El sujeto las ve como involuntarias pero las siente como
impuestas, y el contenido es vivido como absurdo. Dan nombre a las neurosis
obsesivas.
– Ideas delirantes: son representaciones falsas irrebatibles por la lógica, ya que el in-
dividuo mantiene un alto grado de convicción (ejemplo, ideas delirantes de gran-
deza, de persecución, etc.). Constituyen el trastorno mental denominado paranoia.
Según la forma del pensamiento
– Autismo, que se define como un aislamiento en un mundo de fantasía, propio y ar-
tificial; el sujeto se desinteresa del mundo exterior y no siente necesidad de nada.

Alteraciones del lenguaje


Trastornos del lenguaje primarios
– Afasias. Se deben a una lesión cerebral localizada y afecta tanto a la lectura como
a la escritura. Según la zona afectada por la lesión se verán alteradas unas u otras
funciones del lenguaje.

252 .../...
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

.../...

– Disfasias. Es un trastorno del lenguaje que afecta principalmente a la comprensión


y a la expresión.
– Dislalia. Consiste en la pronunciación errónea de determinados sonidos. El más fre-
cuente es el rotacismo o dificultad para pronunciar la «r». El problema puede darse
en cualquier fonema, o incluso en varios a la vez, con lo que el lenguaje puede
llegar a ser ininteligible. Cuando este trastorno persiste más allá de los cuatro años
de edad requiere la intervención del logopeda.
Trastornos del lenguaje secundarios
– Logorrea. Compulsión de hablar de forma acelerada. Se observa en los maníacos
(llamada también: taquifasia, verborrea y bradifasia).
– Mutismo. Renuncia a hablar. El sujeto no se expresa verbalmente. Se encuentra en
diversos síndromes (cuadros depresivos, estados demenciales).
– Musitación. Lenguaje demasiado bajito (estados demenciales).
– Disartria. Dificultad para articular palabra (depresiones, autismo…).
– Coprolalia. Lenguaje con tacos.
– Disgregado. Palabras sueltas sin sentido (demencias).
– Pararrespuestas. Acción de responder a cosas que no se les pregunta.
– Estereotipia verbal. Es cuando la persona repite siempre lo mismo.
– Tartamudez. Pacientes con ansiedad.
– Ecolalia. El paciente repite de forma automática lo que acaba de oír. Es involuntaria
y carece de sentido.
– Glosolalia o esquizofasia. Lenguaje incoherente en el que se utilizan formas sintác-
ticas anormales. Típico del esquizofrénico agudo.
– Neologismos (palabras inventadas). Característico de la esquizofrenia.

Alteraciones de la consciencia
– Confusión. El sujeto no recuerda lo que percibe, es incapaz de integrarlo en el pen-
samiento. Es una pérdida del control voluntario sobre las facultades intelectuales.
Por lo tanto hay desconexión de los tres procesos psíquicos: percepción, recuerdo
y pensamiento.
– Delirio. Son trastornos de curso rápido que están unidos a trastornos sensopercep-
tivos (alucinaciones) y a la configuración que se hace de ellos (ideas delirantes). El
pensamiento es incongruente o inconexo y casi siempre hay un sustrato orgáni-
co que lo justifique: delirium tremens (alcoholismo), delirios causados por fiebres
altas…

.../... 253
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

.../...

– Estados crepusculares. El crepúsculo se presenta como una situación borrosa


donde las percepciones están dificultadas; se falsean las situaciones, es como si
se recordara en sueños. Su aparición es repentina y su desaparición también, y
son estados cortos en el tiempo. Suelen aparecer en enfermedades orgánicas (le-
siones cerebrales, reacciones exógenas agudas, etc.), en cuadros histéricos y en la
epilepsia.
– Hipervigilia. Sensación subjetiva de claridad mental, que no se relaciona con una
mayor atención real y que puede acompañarse de distraibilidad.

Alteraciones de la atención y orientación


Perturbaciones de la atención
– Distraibilidad: concentración de la atención por poco espacio de tiempo y ante
múltiples estímulos. Suele acompañarse de un estado de inquietud en el sujeto.
– Inatención selectiva: bloqueo de las cosas que generan ansiedad.
– Trastorno de la sugestionabilidad.
– Folie á deux: enfermedad emocional comunicada entre dos o tres personas.
– Hipnosis: modificaciones de la consciencia inducidas artificialmente.
Perturbaciones de la orientación
– La desorientación orgánica (dificultad para situarse correctamente en cuanto fe-
cha, hora, lugar...).
– La doble orientación (el paciente se orienta respecto a parámetros incorrectos o
correctos, alternativamente).
– Falsa orientación: el paciente se maneja por sus propios parámetros incorrectos.

Alteraciones de la memoria
Alteraciones cuantitativas
– Hipermnesia. Aumento anormal de la capacidad de recordar en determinadas
situaciones.
– Amnesia. Incapacidad para el recuerdo de forma total o parcial. Puede ser:
* Retrógrada (respecto al período previo a la aparición del trastorno).
* Anterógrada (comprende el período siguiente a la aparición del trastorno).
* Lagunar (respecto a un período concreto).
* Afectiva (ciertos factores afectivos y emocionales hacen que la persona olvide
acontecimientos determinados de su vida).

.../...
254
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

.../...

Alteraciones cualitativas
– Paramnesia. Lo constituyen los falsos recuerdos, las distorsiones y los errores am-
nésicos patológicos. Puede referirse al recuerdo y al reconocimiento.
– Paramnesia del recuerdo. Se trata de una distorsión del recuerdo que la persona
hace respecto a situaciones ya vividas.
– Paramnesia del reconocimiento. El sujeto distorsiona el reconocimiento de lo vivi-
do, quizá por una codificación errónea.

Alteraciones de la afectividad
– Tristeza patológica. La persona se siente abatida y triste, con una disminución de
su autoestima. Se acompaña de aislamiento, inhibición psicomotriz, tendencia al
llanto, etc. Es característica de la depresión.
– Angustia patológica. La angustia es un estado de inquietud que el sujeto no puede
concretar; es una situación de miedo que tiene la característica de la expectativa, y
que mantiene al paciente en estado de alarma, a la espera de que algo le suceda.
– Alegría patológica. El paciente se siente eufórico, enérgico, optimista, hiperactivo y
con una alta autoestima. Se acompaña de expresividad, desinhibición, atención fu-
gaz, hiperactividad motora, verborrea, etc. Es característica de episodios maníacos.
Pero también puede aparecer en cuadros hipomaniacos cuando va acompañado
de esquizofrenia o neurosis.
– Labilidad afectiva. Variabilidad en la afectividad del paciente, que se manifiesta por
cambios súbitos que no guardan relación con los estímulos externos. Suele apare-
cer en los estados demenciales.

Psicopatología de la psicomotricidad
– Estereotipia. Es la repetición continua e innecesaria de un movimiento simple (ras-
car, flotar) o complejo (alisarse el cabello). Determinados movimientos se estereo-
tipan y el sujeto los ejecuta de manera repetitiva, perdiendo finalmente el sentido
que tenían en un momento determinado.
– Tics. Son movimientos rápidos automáticos, repetidos e involuntarios. Aumentan
en situaciones de ansiedad.
– Catalepsia. Actitud de inmovilidad mantenida por el sujeto, incluso con posturas
que suponen incomodidad; se acompaña con otros síntomas como obediencia au-
tomática, negativismo, y estupor.
– Ataxia (trastorno patológico). Caracterizado por la disminución de coordinar movi-
mientos. La marcha tambaleante y el desequilibrio postural se deben a lesiones de
la médula espinal o cerebelo que pueden ser, a su vez, secuelas de traumatismos
del parto, trastornos degenerativos, neoplasias, infecciones...

.../... 255
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

.../...

– Agitación psicomotriz. Es la alteración motora más frecuente. Se trata de movimien-


tos rápidos, continuos y sin finalidad aparente. En muchos casos va acompañada de
agresividad hacia sí mismo o hacia los otros. Puede aparecer en cuadros depresivos y
psicóticos, pero también suelen ser consecuencia del consumo de drogas, alcohol o
determinados medicamentos, así como de diversos trastornos orgánicos cerebrales.
– Estupor. Es un estado de paralización del cuerpo acompañado de mutismo que
puede durar desde segundos a semanas.
– Temblores. Movimientos musculares rápidos, involuntarios y rítmicos que afectan
especialmente a la cara, cabeza y extremidades.
– Convulsiones. Son contracciones bruscas e incontroladas de la musculatura volunta-
ria. Son características de la epilepsia y de algunas enfermedades tóxico-infecciosas.
– Espasmos. Se trata de contracciones musculares involuntarias, exageradas y per-
sistentes que pueden afectar tanto a la musculatura voluntaria como a órganos
internos.

Psicopatología de la inteligencia
– Retraso mental. Funcionamiento intelectual por debajo del promedio, que aparece
junto a déficit de adaptación, y que se manifiesta durante el período de desarrollo.
Coeficiente Intelectual; menor 69 (deficientes), entre 70 y 79 (borderline o de inte-
ligencia límite), entre 90 y 109 (inteligencia normal), entre 110 y 119 (superdotado)
y mayor de 140 (genio).

Conceptos básicos de psicopatología

4.3. Trastornos obsesivo-compulsivos


6HJ~QOD206ODGHILQLFLyQTXHVHGDDHVWRVWUDVWRUQRVHV
´Estados cuyo síntoma sobresaliente es un sentimiento de compulsión subjetiva (que
debe ser resistido) para efectuar alguna acción, persistir en una idea, recordar una experien-
cia o rumiar acerca de un asunto abstracto. Los pensamientos no deseados que se entre-
meten, la insistencia de las palabras o ideas, las reflexiones... son percibidas por el paciente
como inapropiadas o carentes de sentido. La idea obsesiva es reconocida como ajena a la
personalidad, pero proveniente de dentro de sí misma. Las acciones obsesivas pueden ad-
quirir un carácter casi ritual con el fin de aliviar la ansiedad. Las tentativas para desechar los
pensamientos que no son aceptados pueden conducir a una lucha interna más acentuada
con ansiedad intensa.”
6HFDUDFWHUL]DSRUODLQFDSDFLGDGGHUHVLVWLUODLQWUXVLyQGHSHQVDPLHQWRVRLGHDV
SHUVLVWHQWHVLUUDFLRQDOHVHLQFRQWURODEOHVRWHPRUHVFRQWUDULRVDODIRUPDGHVHUGHOD
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256 \SDUDD\XGDUDOHQIHUPRDGLVWLQJXLUORVSHOLJURVREMHWLYRVGHORVLPDJLQDGRV
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

4.4. La conducta psicótica


Los trastornos psicóticos se caracterizan por una importante alteración del yo y sus funcio-
nes, que produce graves distorsiones en el pensamiento y en la percepción de la realidad. La
manifestación más importante de las psicosis es la esquizofrenia.
A continuación enunciamos los distintos tipos de psicosis y nos centraremos en la
esquizofrenia:
– Esquizofrenia.
– Trastorno delirante o paranoide. Es una enfermedad mental crónica que presenta un
único síntoma importante: ideas delirantes o paranoia secundaria, ideas falsas absur-
das, patológicas, pero derivadas de sucesos vividos por el sujeto y que son comprensi-
bles psicológicamente.
– Trastorno psicótico breve. Este trastorno es de inicio agudo, pudiendo aparecer de
forma repentina o como consecuencia de un acontecimiento estresante. Su sintoma-
tología se caracteriza por la presencia de delirios, alucinaciones de cualquier tipo y
confusión mental. La sintomatología es cambiante y variable, tanto en forma como en
intensidad y su duración es de días o semanas. Es de buen pronóstico.
– Psicosis puerperal. Es un trastorno psicótico agudo que aparece la primera semana
después del parto, es de carácter transitorio y presenta episodios de confusión mental,
hiperactividad o inhibición de trastorno afectivos.
– Trastorno esquizofreniforme. Sus síntomas son
similares al trastorno esquizofrénico pero su evolu-
ción no es mayor de seis meses, y por tanto no pro-
duce un deterioro de la actividad social ni laboral.
– Trastorno esquizoafectivo. Se caracteriza por sín-
tomas similares a la esquizofrenia, a los que se les
suma algún trastorno del estado del ánimo o de tipo
afectivo (depresivo, maníaco o maníaco-depresivo).
– Otras psicosis: trastorno psicótico compartido. Tras-
torno psicótico por enfermedad médica, psicosis con-
fusoníricas o psicosis de Korsakoff (trastorno psicótico
por abuso de sustancias en este caso alcohol).

Esquizofrenia
La OMS la definió como (1958):
“Grupo de psicosis en las que se presenta una deformación fundamental de la personali-
dad, una distorsión característica del pensamiento, una sensación de ser dominado por fuer-
zas extrañas, delirios que pueden ser extravagantes, percepción perturbada, anormalidades
en el aspecto y que no se ajustan a la situación real y autismo. Sin embargo, se mantiene
usualmente una consciencia clara y una capacidad intelectual intacta.”
Es una psicosis de inicio precoz, de curso crónico, que se caracteriza por una gran distor-
sión de la realidad, con trastornos del lenguaje y la comunicación, aislamiento social y des-
organización y fragmentación del pensamiento, la percepción y las reacciones emocionales. 257
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Con frecuencia hay también apatía y confusión, delirios y alucinaciones, formas del len-
guaje peculiares con evasividad, incongruencias y ecolalia, conducta extraña y labilidad emo-
cional. Este trastorno puede ser leve o requerir una hospitalización prolongada. No se conoce
su etiología (origen), aunque, por lo general, se invocan factores genéticos, bioquímicos, psi-
cológicos, interpersonales y socioculturales.
El tratamiento consiste en la administración de tranquilizantes y antidepresivos junto con
ansiolíticos.
La terapia ambiental y la psicoterapia de grupo pueden resultar muy útiles para conseguir
un ambiente adecuado en el cual el paciente pueda ponerse en contacto con la realidad, au-
mentar su capacidad de comunicación y aprender a adaptarse al estrés.

4.5. Las demencias


La demencia se caracteriza primariamente por el deterioro de la memoria y los múltiples
déficit cognitivos, así como sus efectos sobre la personalidad y la conducta de la persona.
La demencia es un síndrome adquirido, producido por patología orgánica, que en un pa-
ciente sin alteración del nivel de conciencia ocasiona un deterioro persistente de varias fun-
ciones mentales superiores, y provoca una incapacidad funcional en el ámbito social. Suele ser
de curso progresivo y crónico. Existen varias clasificaciones. Se distinguen entre enfermedad
degenerativa del tipo Alzheimer y la demencia vascular. La primera suele aparecer en general en-
tre los 55-64 años, y es más frecuente en mujeres. La segunda incluye un grupo heterogéneo
en cuanto al origen y evolución.
En su evolución se pueden diferenciar: período de comienzo (reacción depresiva, trastor-
nos del sueño, de la memoria, errores de cálculo, etc.; puede durar de 1 año a 3); período de
estado o de confirmación de la demencia (desorganización intelectual que lleva a la des-
orientación espacio-temporal, manifestaciones sexuales, actos incoherentes y antisociales,
inicio de la incontinencia esfinteriana, etc.; puede durar de 2 a 10 años); período avanzado
en la demencia confirmada (grave deterioro intelectual, descontrol de esfínteres, decaden-
cia física y moral, agravación de la sintomatología motora y muerte psíquica que antecede a
la física).
Hay que aclarar que, aunque la demencia suele aparecer en la vejez, no debe conside-
rarse como una consecuencia normal del proceso de envejecimiento, sino que es un estado
patológico.

4.5.1. Alzheimer
“Proceso degenerativo con cuatro estadios de gravedad y dependencia. De curso crónico.
Inicio insidioso (pérdida de memoria) hasta alcanzar un estadio máximo incapacitante”.
Demencia presenil caracterizada por confusión, inquietud, agnosia, alteraciones del len-
guaje, incapacidad para realizar movimientos intencionados y alucinaciones. El paciente pue-
de caer en hipomanía, rechazar los alimentos y perder el control de la función esfinteriana. Los
hallazgos patológicos son las placas miliares de la corteza y la degeneración fibrilar en las cé-
lulas piramidales ganglionares. No existe tratamiento para la curación, pero el mantenimiento
258 de una nutrición adecuada puede retrasar la progresión de la enfermedad.
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

4.5.1.1. Etiología
La etiología de tipo Alzheimer es desconocida aunque algunos estudios apoyan que es de
transmisión genética. Las investigaciones demuestran que en familias con esta demencia, más
de un miembro está afectado.
Otros estudios señalan que los agentes virales, desórdenes metabólicos, y los pesticidas
son causa de esta demencia, pero estos estudios no son concluyentes.

4.5.1.2. Clínica
Período inicial o estadio inicial (leve)
En esta etapa temprana la actividad social y laboral está alterada pero se mantiene la ca-
pacidad para el autocuidado. Este estadio tiene una duración aproximada de 2-4 años y se
observan:
– Pérdida lenta y progresiva de la memoria, incapacidad de asimilar nueva información,
pérdida de la capacidad de abstracción.
– El paciente en esta fase se encuentra apático y desinteresado.
– Comienzan las alteraciones del lenguaje (afasia). Tiene dificultad para nombrar perso-
nas y cosas (agnosia).
– Desorientación espacial, no reconoce bien el lugar donde está.
– Cambios de humor y síntomas de depresión.
En esta etapa el paciente es capaz de mantener una conversación, comprende bien y utili-
za los aspectos sociales de la comunicación.

Fase confusional o estadio II (moderado)


Este período puede comprender de dos a diez años. Surgen problemas de orientación tem-
poro-espacial, pérdida de comunicación interpersonal, la motilidad espontánea disminuye.
Comienzan los trastornos apráxicos: “incapacidad de vestirse si se altera el orden de las
ropas”. 259
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

También existe agnosia y problemas de cálculo simple.


Dentro de las alteraciones del lenguaje, en esta fase encontramos:
– Ecolalia: repetición de palabras que se le dirigen.
– Palilalia: repetición de palabras que él mismo dice.
– Logoclonía: repetición de la última sílaba.
Es descuidado en su higiene personal. Como compensación a su falta de memoria, a veces
confabula o dice reconocer lo que realmente no reconoce.
Aparecen signos psicóticos, como alucinaciones e ilusiones.
Es necesaria la ayuda de un cuidador.
Fase terminal o estadio III (severo)
En esta fase el paciente tienen importantes deterioros tanto psíquicos como orgánicos.
Hay rigidez generalizada, posición fetal y crisis epilépticas.
Los pacientes se muestran profundamente apáticos, perdiendo las capacidades automáti-
cas adquiridas como lavarse, vestirse, andar o comer.
Presentan una cierta pérdida de respuesta al dolor.
La pérdida de peso es importante. El enfermo presenta incontinencia y es totalmente
dependiente.
Los pacientes terminan encamados, con alimentación asistida y suelen fallecer por neu-
monía, septicemia u otra enfermedad accidental.

4.5.2. Demencia vascular


Se caracteriza por un deterioro progresivo de la función intelectual debido a una enfer-
medad cardiovascular. Los síntomas son: alteraciones de la memoria, alteración del juicio, mal
control de los impulsos y alteración del pensamiento abstracto. Pueden aparecer delirios y
alucinaciones.
Puede presentar hiperactividad o inactividad. Los hiperactivos padecen deambulación,
confusión y agitación.
La demencia vascular se cree que es debida a la hipertensión arterial, la enfermedad vas-
cular extracraneal y la enfermedad valvular del corazón; todo esto lleva a la formación del
trombo que lleva a la disfunción cardiovascular.

4.5.3. Enfermedad de Pick


Forma de demencia presenil que aparece en personas de mediana edad. Este trastor-
no afecta sobre todo a los lóbulos frontales y temporal del cerebro y produce típicamen-
te una conducta neurótica con desintegración lenta del intelecto, la personalidad y las
emociones.

260
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

4.5.4. Demencia senil


Trastorno mental orgánico propio del envejecimiento. Se debe a la atrofia generalizada del
cerebro sin signos de afectación cerebrovascular. Los síntomas más importantes son pérdida
de memoria, alteración del juicio, disminución de los valores morales y estéticos, afectación
del pensamiento abstracto, períodos de confusión, fabulación e irritabilidad, todo ello en un
grado mayor o menor. Este trastorno, de naturaleza irreversible, es más frecuente en la mujer
que en el hombre, sigue un curso progresivo y puede ser una forma tardía de la enfermedad
de Alzheimer.

5. La actuación del Celador en relación con el enfermo mental


En una unidad de agudos de salud mental de un hospital, el Celador realiza las siguientes
funciones:
– Cuida del entorno ambiental de los pacientes, levantando persianas por la mañana y
bajándolas por la noche. Favorecerá el descanso nocturno controlando los ruidos.
– Vigila a los pacientes ante posibles agresiones o autolesiones. Las unidades de agudos
poseen sistemas de seguridad para evitar “accidentes” en pacientes con ideas deliran-
tes o suicidas; para ello se utilizan enchufes e interruptores especiales, las ventanas
poseen una cerradura para ser abiertas, sistemas antiincendios, etc.

– Ayuda al aseo personal de los pacientes que lo precisen.


– Vigila a los pacientes que no quieren asearse para que lo hagan.
– Controla el acceso y la circulación de las personas por la Unidad/Servicio.
– Recoge medicación y otros productos de la farmacia en carros de unidosis.
– Anima y acompaña a los pacientes con prescripción médica a pasear por las zonas ajar-
dinadas contiguas al centro sanitario. Es importante recomendar la realización de ejer-
cicio físico.
– Vigila a los pacientes en sus paseos o cuando salen al exterior en recintos acotados.
– Vigila el orden y la armonía entre los pacientes. 261
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Ayuda al personal sanitario en la administración de inyectables y tratamiento de pacien-


tes incapaces que se niegan a colaborar.
– Colabora con el equipo de profesionales de la unidad en la reducción de pacientes agitados
utilizando los medios adecuados. Por ejemplo, ayudando a sujetar a los pacientes alterados
a los que hay que aplicar sujeción mecánica.
– Vigila la puerta de acceso a la Unidad. Control de entradas y salidas.
– Controla el suministro de tabaco a los pacientes que lo tienen permitido en su
tratamiento.
– Traslada pacientes a las Unidades y Consultas del
Centro que sea preciso.
– Trasladar a los/las enfermos/as en el servicio de
ambulancias.
– Recoge pedidos de los almacenes.
– Realiza las funciones de traslado de documentación
sanitaria y no sanitaria, así como, objetos o mobilia-
rio de la unidad.

6. Actuación del Celador ante una urgencia psiquiátrica


6.1. Actuación en pacientes con riesgo suicida
– Orden médica escrita y motivada en hoja de curso clínico.
– Evaluación diaria del nivel de precauciones contra el suicidio por su médico, actualiza-
da en órdenes médicas.
– Contacto personal continuo con algún miembro del equipo, con actitud de escucha.
– Algún miembro del equipo asistirá a las actividades en común con estos pacientes (en
la planta o fuera de ella), si así lo autoriza su médico, y siempre que sea posible.
– Si precisa utilizar material de riesgo (máquinas de afeitar, etc.) permanecer a su lado
mientras lo use.
– Conocer la deambulación (situación) del paciente en cada momento. Siempre que sea
preciso y si no hay otra opción permanecerá en el control de enfermería (si hay poco
personal) o en aislamiento en caso de máxima vigilancia.
– Controles frecuentes durante la noche.

6.2. Actuación en pacientes agresivos o agitados


– El médico y la enfermera responsable del paciente deben ser avisados de inmediato.
– Control ambiental, disminuyendo estímulos externos (iluminación excesiva, ruidos, vo-
262 ces, público, etc.).
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

– Si fuera necesario se procederá al aislamiento y sujeción mecánica, siempre bajo pres-


cripción médica. Este procedimiento se utilizará como ultimo recurso y sólo si otros
métodos (verbal, ambiental, etc.) han fracasado.
– En el momento de la reducción del paciente se procurará no causarle daño.
– El resto de pacientes no deben colaborar en este procedimiento por lo que se pedirá
que se retiren.
– La sujeción se llevará a cabo por todo el equipo presente, incluido el médico psiquiatra.
– Informar al paciente de todo el procedimiento que se va a realizar de forma clara y sim-
ple, si es posible, antes de actuar.
– Si es en presencia de otros pacientes se hablará con ellos después de resolver la situa-
ción, para tranquilizarlos.
– El médico realizará una valoración continua para comprobar el estado del paciente,
indicando el momento de la liberación. Estas prácticas no se prolongaran más del pe-
riodo estrictamente necesario para alcanzar su propósito.
– Información por parte del médico al paciente y a la familia, en el caso de que el pacien-
te deba ser ingresado.

6.3. Protocolo de la sujeción mecánica y terapéutica


En el campo de la salud mental siempre se han empleado tratamientos de tipo somáti-
co. A medida que avanzan las investigaciones sobre la fisiopatología de las enfermedades
mentales, se van desarrollando nuevas modalidades de tratamiento somáticos más perfec-
tas y sofisticadas. Al mismo tiempo, se siguen manteniendo modalidades terapéuticas tales
como las restricciones, que fue uno de los primeros métodos de asistencia para los pacientes
psiquiátricos.
Actualmente existen tres tipos de contención del enfermo psiquiátrico que son la reduc-
ción verbal (tranquilizar, estimular la confianza, etc.), la farmacológica (fármacos para relajar al
paciente) y la reducción física (algunos autores nombran una cuarta denominada reducción
ambiental –control de los estímulos, espacios adecuados...–). A continuación desarrollaremos
el procedimiento de reducción física:

6.3.1. La sujeción mecánica/física


Consiste en el empleo de sistemas de inmovilización mecá-
nicos para el tórax, las muñecas, los tobillos, etc. En esta era de
preocupación por los derechos humanos y las libertades civiles,
las sujeciones mecánicas o el aislamiento deben aplicarse con
suma discreción y las máximas garantías de seguridad y debe
estar siempre recomendada por un facultativo médico.
La principal acción es impedir las conductas que obligan a
utilizar las sujeciones mecánicas, este debe ser siempre el último
recurso.
263
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

6.3.2. Indicaciones
1. Conducta violenta de un paciente que resulte peligrosa para él mismo o para los demás.
2. Agitación no controlable con medicamentos.
3. Representan una amenaza para su integridad física debido a la negación del paciente a
descansar, beber, dormir, etc.
4. En situaciones de riesgo que no puede ser controlado de ninguna otra manera, pueden
contenerse temporalmente, para recibir la medicación, o durante largos periodos, si
no se pueden administrar los fármacos o no le hacen el efecto esperado y continúan
siendo peligrosos.
Es frecuente que los pacientes sujetos se calmen después de transcurrido algo de
tiempo.
5. A nivel psicodinámico, estos pacientes incluso pueden recibir con satisfacción el con-
trol de sus impulsos, pero deben estar indicados terapéuticamente.

6.3.3. Principios generales


Son aplicables en cualquier situación, aunque no existen normas fijas sobre cómo hay que
actuar ante una situación de violencia (muchas veces reina la improvisación).
1. Distraer al paciente: se intervendrá cuando exista un número suficiente de personas,
cuatro o cinco, se informará al resto de compañeros a través del teléfono o la alarma.
Mientras, se deberá vigilar y distraer la atención del paciente. Nos colocaremos a una
distancia adecuada. Se le informará de que está perdiendo el control pero que se le va
ayudar si él lo desea. Todo ello en un tono firme pero comprensivo.
2. Debe existir un plan de actuación preacordado. La implicación en la actuación de re-
ducir al paciente debe ser de todo el personal, independientemente del estamento
profesional.
3. Preparación del personal: debe despojarse de todo objeto peligroso para su integri-
dad física y también la nuestra (gafas, relojes, pulseras, pendientes, etc.).
4. Evitar público: ya que el paciente va a adoptar una posición más heroica que la que
tendría si estuviera solo. Además servirá para aumentar la ansiedad en los demás pa-
cientes (especialmente en pacientes paranoides).
5. Momento de la intervención: en el momento que muestra signos de violencia inme-
diata: ejecuta actos violentos contra objetos, si observa personas cerca, actuará contra
ellas. El momento indicado será: mientras destruye los objetos, cuando se detiene a
recuperar fuerzas.
6. Número de personas: será de cuatro o cinco, es importante que el grupo sea lo más
numeroso posible, porque una demostración de fuerza puede ser suficiente para in-
terrumpir la acción. Cada una de las extremidades será sujetada por un miembro del
equipo.
7. Actitud del personal: se va a reducir a un paciente con intención terapéutica. Deben
264
disponerse de sedantes parenterales. Nunca utilizarlo como un castigo.
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

8. El personal será en todo momento: profesional, no mostrará cólera, ni afán de castigo,


actitud enérgica pero amable, respetuoso, evitando golpearle o someterlo a posturas
humillantes, se actuará impidiéndole el movimiento, evitar insultos, blasfemias.
9. Sujeción: cada miembro tiene asignada una extremidad. Se deben evitar los huesos lar-
gos y tórax, por riesgo de lesiones. Se sujetarán las extremidades en la zona más distal.
10. Siempre debe estar autorizada por el médico, aunque sea de forma de verbal, pero
siempre mejor por escrito en la hoja de órdenes médicas.
11. Se debe registrar minuciosamente la razón de la contención, la duración, el curso del
tratamiento y la respuesta del paciente mientras esté sujeto.
12. Se deben emplear exclusivamente sistemas homologados de sujeción física (ejemplo;
segufix£).

6.3.4. El equipo de sujeción de segufix£


Consta de distintos elementos:
– Cinturón ancho abdominal.
– Arnés hombros-tórax.
– Tiras para cambios posturales.
– Muñequeras.
² 7RELOOHUDV
² %RWRQHVPDJQpWLFRV
² /ODYHVPDJQpWLFDV

6.3.5. Técnica de la sujeción terapéutica


Explicarle al paciente por qué se le va a sujetar:
– Para sujetar a un paciente deberían estar un mínimo
de cuatro personas.
– Un miembro del equipo siempre debería estar visi-
ble para el paciente, y su cometido será tranquili-
zarle durante la sujeción. De esta manera se ayuda
al paciente a aliviar su temor al desamparo, impo-
tencia y pérdida de control.
– Deberían sujetarse con las piernas extendidas y li-
geramente abiertas para agarrarlas por los tobillos
bien a las tiras del segufix£ o al travesero de la cama.
– Los brazos extendidos a lo largo del cuerpo (no se
deben entrecruzar) y separados ligeramente de
éste, para sujetarlos por las muñecas, a las tiras del
segufix£ o al travesero de la cama.
265
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– El tronco se debe sujetar firmemente a la cama con la correa especial (más ancha) di-
señada para ese efecto. Cuidando que no esté floja, porque podría deslizarse por ella y
ahorcarse, ni tampoco excesivamente fuerte, que le dificulte la respiración.
– La sujeción debe permitir administrar perfusión endovenosa por el antebrazo, así
como recibir líquidos o alimento.
– Mantener la cabeza del paciente ligeramente levantada para disminuir sus senti-
mientos de indefensión y para reducir la posibilidad de aspiración pulmonar.
– Comprobar periódicamente cada poco tiempo las sujeciones por la seguridad y la
comodidad del paciente.
– Después de contener al paciente, el médico debe comenzar el tratamiento mediante
una intervención verbal.
– Incluso cuando están sujetos, la mayoría de los pacientes necesitan medicación antip-
sicótica de manera concentrada y por vía intramuscular.
– Cuando el paciente esté bajo control, se deben ir eliminando las restricciones a inter-
valos de cinco minutos, hasta que el paciente tenga sólo dos. Las restantes se elimina-
ran al mismo tiempo, ya que el paciente no se puede contener con una sola sujeción.
– La sujeción mecánica debe continuar el menor tiempo posible, a medida que el pa-
ciente se va tranquilizando se le deben ir retirando sujeciones.
Prevenir los tromboembolismos:
a) Para evitar tromboembolismos, sobre todo en ancianos, debe liberarse una extremidad
de las cuatro cada 30 minutos.
b) Para una inmovilización superior a las 24 h o en pacientes con factores de riesgo reque-
rirá hacer profilaxis de trombosis, con heparina de bajo peso molecular (HBPM).

6.3.6. Acciones del equipo sanitario en un paciente sujeto terapéuticamente


Mantener la dignidad y la autoestima del paciente porque la pérdida de control y la im-
posición de sujeciones mecánicas pueden resultar muy penosas para este:
– Preservar la intimidad del paciente.
– Explicar la situación a los otros pacientes sin revelar la información que el paciente
considere confidencial.
– Mantener contacto verbal con intervalos regulares mientras se halle despierto.
– Implicar al paciente en planes para poder finalizar la sujeción mecánica.
– Desacostumbrar progresivamente al paciente a la seguridad que supone un entorno
de aislamiento.
Mantener la integridad física porque ellos no van a poder atender sus necesidades fisio-
lógicas y pueden sufrir los riesgos que implica la inmovilidad:
– Comprobar las constantes vitales periódicamente (enfermero).
– Ayudar al paciente en la higiene personal.
266 – Acompañarle al cuarto de baño o proporcionarle cuña u orinal.
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

– Regular y controlar la temperatura de la habitación.


– Realizar los cambios posturales necesarios.
– Almohadillar las sujeciones.
– Ofrecer alimentos y líquidos si están prescristos por el médico.
– Observarle frecuentemente y retirar todos los objetos peligrosos de su entorno.

7. Internamiento del enfermo mental


La Ley de Enjuiciamiento Civil (Ley 1/2000, de 7 de enero), en su artículo 763 , señala que
el internamiento forzoso del enfermo mental, requiere para ello previa autorización judicial; y
en la misma no se regula al internamiento voluntario o involuntario, que es el más frecuente.
Dentro del internamiento forzoso encontramos dos situaciones:
1.ª Internamiento urgente: en este caso se permite y recomienda el traslado del paciente
de forma inmediata a un centro psiquiátrico por decisión médica o por la persona que
esté al cuidado del interesado.
Tal y como indica el art. 763, se dará cuenta dentro de las 24 horas primeras al Juez, o
bien, si existieran problemas para ingresarlo, se solicitará en el Juzgado de Guardia su in-
greso urgente con la documentación acreditativa de encontrarse en tal situación clínica.
Ortega Monasterio y Talón Navarro (1986), dan como indicaciones médicas que
aconsejan un internamiento forzoso las siguientes:
1. Riesgo de autoagresividad.
2. Riesgo de heteroagresividad.
3. Pérdida o grave disminución de la autonomía personal (con incapacidad para reali-
zar las tareas de cuidado personal más necesarias).
4. Grave enfermedad mental, que aunque no incluya inicialmente ninguno de los su-
puestos anteriores, suponga un riesgo de agravación en caso de no ser adecuada-
mente tratada.
2.ª Internamiento ordinario no urgente: igualmente está contemplado en el art. 763 del
CC y tiene las mismas indicaciones que en el ingreso urgente. Se solicitará a la autoridad
judicial, bien por parte de familiares, tutores o centros asistenciales, la propuesta de
ingreso del paciente, y el Juez, tras examen directo del afectado y el dictamen de un
facultativo por él designado (Médico Forense u otro médico), para llegar a la existencia o
no de una causa médica que justifique el ingreso, concederá o denegará la autorización
del internamiento, poniéndolo en conocimiento del Ministerio Fiscal, como indica el art.
763 del Código Civil y a los efectos preventivos del art. 757 apartado tercero y art. 758.
El Juez de oficio recabará información sobre la necesidad de proseguir el internamien-
to, cuando lo crea pertinente, y, en todo caso, cada seis meses, y acordará lo procedente
sobre la continuación o no del internamiento (art. 211). La información el Juez la soli-
citará bien a los facultativos que le están asistiendo en el centro donde se encuentra
ingresado el paciente, o puede indicar que sea reconocido y emitir informe al respecto
por un Médico Forense o un médico especialista por él designado. 267
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

8. Traslado psiquiátrico
El Celador es el personal encargado de acompañar al paciente psiquiátrico en su traslado
tanto a unidades del mismo centro como a otras instituciones (ambulancia).
Son pacientes que presentan especiales dificultades en el manejo previo y durante el
traslado. En los casos de agitación psicomotriz será preciso la contención física y, en muchas
ocasiones, la administración de fármacos que procuren la sedación suficiente, sin olvidar, en
ningún momento, la utilización de habilidades comunicativas y otro tipo de intervenciones
de tipo psicológico.
No debería, en ningún caso, iniciarse el traslado de un paciente agitado hasta que se ofrez-
can las garantías de seguridad imprescindibles para su realización.

268
CAPÍTULO 11. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS UNIDADES DE PSIQUIATRÍA [[[[\

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Año de integración de la Salud Mental en el SNS (Servicio de Salud de Castilla-La
Mancha –SESCAM–convocatoria 2008).
2 Indicaciones de la sujeción de los pacientes (Servicio de Salud de Castilla y León
–SACYL–, convocatoria 2006).
2 Atención a la salud mental como prestación del SNS, indicaciones de la sujeción te-
rapéutica, funciones del Celador en Salud Mental (Servicio de Salud de Castilla y
León –SACYL–, convocatoria 2009).
2 Concepto de salud de la OMS (Servicio Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria
2009).
2 Concepto de Salud Mental, valoración de la sujeción mecánica, requisitos de ingre-
so de enfermos psiquiátricos (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria
2009 
2 Traslado de enfermos psiquiátricos, indicaciones de la sujeción de los pacientes
(Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria 2006).
2 Papel del Celador en la sujeción mecánica (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–,
convocatoria 2008).
2 Centros de Salud Mental en Atención Primaria, tipos de reducción del paciente psi-
quiátrico, actuación ante un paciente agitado, indicaciones de la sujeción terapéu-
tica, cómo proceder a una inmovilización (Servicio de Salud de las Illes Balears
–IBSALUT–, convocatoria 2010).
2 Norma jurídica que posibilita la integración del enfermo mental en el SNS, funciones
de los Celadores en los servicios de salud mental, sujeción ante procedimiento cruen-
to (Servicio Vasco de Salud–OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2 Necesidades fisiológicas del enfermo mental, funciones de los Celadores en los ser-
vicios de Salud Mental, concepto de paranoia, objetivos de la Administración ante
la salud mental, actuación ante la depresión, concepto de neurosis, paciente de los
centros de día, control y orden de las unidades de psiquiatría, ansiedad ante un shock
emocional, concepto de paramnesia, síndrome de Korsakoff, síntomas en la depre-
sión, cociente intelectual normal, cómo proceder a una inmovilización, trastorno de
la percepción (Servicio Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2009).
2 Funciones de los Celadores en los servicios de Salud Mental (Agencia Valenciana de
Salud –AVS–, convocatoria 2009).
2 Dispositivos asistenciales para la Salud Mental (Servicio Aragonés de Salud–SALUD–
convocatoria 2010).

269
12
Actuación del Celador
en relación con los
pacientes fallecidos

1. Conceptos generales
12

2. Actuación del Celador en relación con los pacientes fallecidos


3. Actuaciones en las salas de autopsias y tanatorios
4. Medidas de prevención en la sala de autopsias y tanatorios
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Conceptos generales
El trabajo a realizar en el área del tanatorio por parte del Celador conlleva una serie de
situaciones que precisan del conocimiento de algunos conceptos:
– Exitus: palabra que proviene del latín y que significa muerte. Se utilizan también como
sinónimo defunción, deceso u óbito.
– Tanatorio, mortuorio: el tanatorio es una institución situada en un edificio separado
del hospital que presta servicios funerarios.
– Mortaja o sudario: la mortaja se emplea como vestimenta que envuelve al cadáver
para enterrarlo.
– Tanatopsia, autopsia y necropsias postmorten: consiste en la disección y examen
del cuerpo de una persona fallecida, para determinar la causa de la defunción o la pre-
sencia de un proceso patológico.
Se distinguen dos tipos de autopsias:
* Autopsia clínica: es el examen realizado sobre el cadáver de una persona fallecida a
causa de enfermedad y que tiene como objetivo final la confirmación de las causas
de la muerte.
* Autopsia médico-forense: es el estudio de un cadáver o restos humanos con el fin de
informar a la autoridad judicial de las causas y circunstancias de su muerte.
– Tanatología: se entiende por tal la suma de conocimientos relativos a la muerte, desde
el punto de vista médico-legal especialmente.
– Cadáver: todo cuerpo humano durante los cinco primeros años siguientes a la muerte
real. Esta se computará desde la fecha y hora que figure en la inscripción de defunción
en el Registro Civil.
– Restos cadavéricos: todo lo que queda del cuerpo humano terminados los fenóme-
nos de destrucción de la materia orgánica, una vez transcurridos los cinco años siguien-
tes a la muerte real.
– Restos humanos: partes del cuerpo humano de entidad suficiente procedentes de
abortos, mutilaciones, operaciones quirúrgicas o autopsias. Para su inhumación o cre-
mación sólo se necesita el certificado facultativo en que se acredite la causa y proce-
dencia de tales restos. Cuando el médico que lo extienda deduzca la existencia de posi-
bles riesgos de contagio lo pondrá inmediatamente en conocimiento de Sanidad, que
adoptará las medidas oportunas.
– Cuidados postmortem: conjunto de atenciones que se presta a la persona fallecida
para su posterior traslado al mortuorio.
– Rigor mortis o rigidez cadavérica: es el endurecimiento del cuerpo que se produce
de dos a cuatro horas después de la muerte.
– Livideces cadavéricas: como consecuencia del cese de la circulación sanguínea, los
hematíes comienzan a romperse liberando hemoglobina y decolorando los tejidos. A
esta decoloración se la conoce con el nombre de livor mortis.
272
CAPÍTULO 12. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON LOS PACIENTES FALLECIDOS [[[[\

– Algor mortis: es el enfriamiento del cuerpo después del fallecimiento; se realiza en con-
diciones normales a razón de un grado por hora. También denominado frío de la muerte.
– Putrefacción: es la descomposición de la materia orgánica muerta por la acción de las
bacterias.
– Tanatopraxia: es toda práctica mortuoria que permite la conservación y exposición
del cadáver con las debidas garantías sanitarias.
Tienen esta consideración los siguientes métodos:
a) Climatización: acondicionamiento térmico que permite mantener al cadáver duran-
te las primeras veinticuatro horas retardando los procesos de putrefacción. En todo
caso la climatización mantiene las condiciones ambientales de temperatura, hume-
dad y ventilación mínimas necesarias para la vida.
b) Refrigeración: mantenimiento de un cadáver a temperatura muy baja mediante su
introducción en cámara frigorífica con el fin de retrasar los procesos de putrefacción.

c) Congelación: método de conservación del cadáver por medio de la hipotermia.


d) Embalsamamiento: métodos tanatopráxicos que impiden la aparición de los fenó-
menos de putrefacción.
– Tanatoplastia: método de adecuación de cadáveres por medio de técnicas de
reconstrucción.
– Tanatoestética: conjunto de técnicas de cosmética y modelado que permiten mejorar
la apariencia externa del cadáver.
Tanto las prácticas de tanatopraxia, como de tanatoplastia y de tanatoestética están
prohibidas en cadáveres de personas cuya causa de defunción represente un riesgo
sanitario tanto de tipo profesional para el personal funerario como para el conjunto de
la población, según normas y criterios fijados por la Administración Pública, tales como
cólera, carbunco, rabia, peste, Creutzfeldt-Jakob u otras encefalopatías espongiformes,
contaminación por productos radiactivos o cualquier otra que en su momento pudiera
ser incluida en este grupo por las autoridades sanitarias. 273
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Crematorio: establecimiento funerario habilitado para la incineración de cadáveres y


restos humanos o cadavéricos.
– Incineración o cremación: reducción a cenizas del cadáver, restos cadavéricos o restos
humanos por medio del calor.
La regulación de toda clase de prácticas sanitarias sobre cadáveres y restos cadavéricos
se regula en España al amparo del Decreto 2263/1974, de 20 de julio, Reglamento de Policía
Sanitaria Mortuoria y de la Legislación Autonómica que regula la Policía Sanitaria Mortuoria
correspondiente a cada región.
El control sanitario de los cementerios y la sanidad motuoria corresponde a las Corporacio-
nes Locales.

2. Actuación del Celador en relación con los pacientes fallecidos


2.1. Funciones del Celador en relación con los pacientes fallecidos
La muerte es el cese total y definitivo de todas las funciones vitales del organismo humano.
En los documentos oficiales y partes de defunción es frecuente el término exitus para referirse
al momento del fallecimiento, no obstante también recibe el nombre de defunción, deceso u
óbito. La valoración y certificación de la muerte es competencia del personal sanitario, concre-
tamente del facultativo médico encargado del paciente, no obstante señalaremos algunos de
los signos que manifiestan que el paciente ha fallecido:
– Signos precoces: ausencia de movimientos respiratorios en la auscultación, no hay
movimiento del tórax ni del abdomen, no se ausculta el latido cardíaco, desaparece el
pulso, pérdida de sensibilidad cutánea y ausencia de tono muscular.
– Signos tardíos: enfriamiento del cadáver, rigidez cadavérica, aparición de livideces y
putrefacción cadavérica.

1ª fase: Muerte aparente: es aquella en que desaparecen aparentemente los fenóme-


nos vitales. Disminuyen los latidos cardiacos, la respiración, la tensión, hasta llegar a estar
inconsciente.
2ª fase: Muerte relativa: prolongación de la agonía, se suspenden de forma efectiva y du-
radera las funciones nerviosas, circulatorias, respiración y siendo posible todavía mediante
maniobras de reanimación, la recuperación en algunos casos.
3ª fase: Muerte intermedia: se produce una extinción/desaparición progresiva e irreversi-
ble de la actividad biológica de los diferentes órganos y tejidos.
4ª fases: Muerte absoluta: desaparición total / absoluta de cualquier actividad biológica
del organismo.

Fases de la muerte según Gisbert Calabuig

La actuación de los Celadores en relación con los pacientes fallecidos, según el Estatuto de
274 Personal No Sanitario, se centrará en ayudar a las enfermeras o personas encargadas de amor-
CAPÍTULO 12. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON LOS PACIENTES FALLECIDOS [[[[\

tajar a los enfermos fallecidos, corriendo a su cargo el traslado de los cadáveres al mortuorio.
Sobre esta función conviene destacar dos aspectos, en primer lugar nos habla de una cola-
boración o ayuda al personal sanitario relativa a la movilización y aseo del paciente fallecido
para que el personal sanitario proceda al amortajamiento. La segunda parte de esta función
establece una función exclusiva del Celador del servicio correspondiente como es el traslado
del cadáver hasta el mortuorio (si fallece en urgencias será el Celador de urgencias quien tras-
lade el cadáver al tanatorio).
La situación que se produce entre los familiares cuando el paciente agoniza y especial-
mente en el momento del óbito es muy particular, por lo tanto es necesario prestar especial
atención a dichas personas. En dicho momento se debe tranquilizar a la familia, pedirles sere-
nidad y silencio y, con cierta amabilidad, que se retiren a otras dependencias.
Ante cualquier pregunta de los familiares relacionada con la muerte del paciente, causas,
patología, etc., el Celador les remitirá al facultativo responsable.

2.2. Amortajamiento y traslado del cadáver al tanatorio


El amortajamiento del cadáver consiste en la preparación del mismo para que pueda ser
velado por los familiares antes de proceder a su entierro o incineración.
El amortajamiento deberá realizarse en la mayor intimidad posible y en el menor plazo,
para evitar que aparezca el rigor cadavérico y, posteriormente, el cadáver pueda ser traslada-
do al tanatorio.
El amortajamiento consiste básicamente en:
– Desconectar y retirar los dispositivos, sondas y catéteres que tuviera el cadáver.
– Retirar los objetos personales del cuerpo.
– Asear el cadáver.
– Taponar los orificios naturales, por donde es frecuente que el cadáver pierda sangre o
secreciones, mediante algodones o gasas.
– Cerrar los ojos y la boca del cadáver y, si no fuera posible, anudar una venda desde el
mentón a la cabeza.
– Sujetar los tobillos con una venda.
– Colocar el cadáver encima de una sábana grande (sudario) en posición de decúbito
supino con brazos (palmas hacia abajo) y piernas extendidas de forma alineada sobre
la cama, antes de que actúe el rigor mortis. También se puede cruzar las manos sobre el
abdomen.
– Doblar la sábana de forma que cubra todo el cadáver e identificarlo con una etiqueta
colocada en un lugar bien visible.
– Cubrir el cuerpo totalmente con otra sábana o con una funda con cremallera fabricada
específicamente para envolver cadáveres y pasarlo a una camilla para su traslado al
mortuorio.

275
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

El traslado al mortuorio deberá realizarse, una vez recibido el parte de traslado correspon-
diente, por lugares poco frecuentados y de una forma discreta frente al resto de los enfermos
o familiares que los visitan.
Si al cadáver debiera realizársele previamente una autopsia, deberá ser conducido por el
Celador hasta la sala correspondiente, donde será depositado en una cámara frigorífica.
El Estatuto de Personal no Sanitario establece con respecto a las funciones del Jefe de
Personal Subalterno: “Es misión suya informar a los familiares de los pacientes fallecidos
en la Institución, sobre los trámites precisos para llevar a cabo los enterramientos, y si
es necesario los pondrán en contacto con la oficina administrativa correspondiente para
completar dicha información”.

2.3. Zona mortuoria hospitalaria


El complejo de la zona mortuoria requiere de:
a) Espacios para: recepción de cadáveres desde dentro y fuera del hospital, depósito de
cadáveres:
– Realización de autopsias y traspaso del cadáver a los trabajadores de la funeraria.
– Estancia de familiares para ver y acompañar al cadáver. Cada vez en este apartado
es más utilizado los tanatorios de empresas funerarias privadas no pertenecientes al
hospital, estas sobre todo dan servicios de vela de cadáveres y traslado a cementerio.
b) También se requiere de entradas para depósito de cadáveres (ocultas si es posible a
la vista del público), estas entradas deben ser dos: una interna desde el hospital y otra
externa.
c) El complejo requiere de una zona de transición entre las áreas de: depósito de cadáve-
res (zona limpia) y área de disección (zona sucia).
d) Despachos para manejo de documentos por parte de: patólogos, técnicos, clínicos,
personal de funeraria, etc.

276
CAPÍTULO 12. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON LOS PACIENTES FALLECIDOS [[[[\

Entre la zona de depósito y la zona externa encontramos:


– Los vestuarios, adyacentes a la zona de disección, sin pasillos, con otra entrada desde el área
limpia. Femeninos y masculinos (ropa protectora, material de ducha).
– Barreras físicas: que marquen los límites entre zona limpia y zona sucia, invitando al
personal ajeno a mantenerse en la zona limpia.

2.3.1. Depósito de cadáveres


– Para unos días se recomiendan 4 ºC, si han de estar más tiempo, más frío. Existe norma-
tiva autonómica (Islas Baleares) que obliga para que un cadáver pueda ser sometido a
refrigeración, deben haber transcurrido, al menos, cuatro horas del fallecimiento.
– Cámaras frigoríficas adecuadas con puertas a ambos extremos (disección-tanatorio),
con bandejas metálicas con ruedas.

2.3.2. Almacén de piezas


– Separados de las otras zonas, para guardar las piezas en formol.
– Con sistema de extracción de aire para prevenir aumento de gases de formol (máximo
permitido 2 ppm).

2.3.3. Despacho y teléfono


– Línea de teléfono externo con sistema de manos libres, para hablar con clínicos, fune-
raria… mientras se realiza la autopsia.

2.3.4. Área de disección


– Superficies no porosas de limpieza fácil y con drenaje rápido.
– Actualmente, mesas de acero inoxidable (la porcelana y la cerámica se deterioraban
con facilidad). 277
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Sistema propio de ventilación y extrac-


ción de aire. Drenaje extractor para las
mesas de disección.
– Luminosidad intensa adecuada, con capaci-
dad mayor en las zonas de particular inte-
rés para prevención de infecciones o cortes
para detección de lesiones sutiles.
– Para disección de órganos, tras la extrac-
ción del cuerpo, se ha usado una mesa
pequeña sobre la mesa de disección. Lo
mejor es una zona más amplia con: mesa
grande, armario para instrumental y agua
para lavar órganos durante la disección.

2.3.5. Área de observación


– Médicos clínicos, postgrado, estudiantes de medicina, enfermería, técnicos, pueden
observar las autopsias que se les autorice. Suelen venir con sus ropas de hospital de-
biendo evitar la diseminación de infecciones por las salas del hospital.
– Zona limpia, separada del área de disección por pantalla transparente y sistema para
comunicación oral. El flujo de aire no vendrá desde la zona “sucia”.

3. Actuaciones en las salas de autopsias


y tanatorios
La autopsia o necropsia es la intervención que se realiza en un cadáver para examinar sus
órganos con el objetivo de averiguar las causas de la muerte. Existen dos tipos de autopsias:
clínica y médico-forense.
La autopsia la realizará el personal médico especializado y consiste en la apertura del crá-
neo, tórax, abdomen y raquis del cadáver.
La apertura del cráneo se realiza mediante una incisión cutánea que va de una oreja (apófi-
sis mastoide) a la otra, separando el cuero cabelludo y posteriormente se debe serrar la bóve-
da craneal con una sierra circular, se retira la bóveda craneal y se extrae el cerebro.
La apertura del abdomen y tórax se lleva a cabo mediante una incisión desde el cuello
hasta el pubis, posteriormente para la apertura completa del tórax se realiza una resección de
la parte ósea que comprende el esternón y la parte anterior de las costillas. Posteriormente se
extraen los órganos internos del tórax como corazón, pulmones, etc. Y los del abdomen como
hígado, estómago, intestinos, etc.
En apertura del raquis se coloca el cadáver en decúbito prono y se realiza una incisión
sigue una línea media y vertical sobre la apófisis espinosa. Para abrir el conducto raquídeo se
secciona las láminas vertebrales.
278
CAPÍTULO 12. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON LOS PACIENTES FALLECIDOS [[[[\

3.1. Autopsia clínica


Etimológicamente el término “autopsia” deriva del griego y significa “ver uno mismo”, es
decir, “ver con los propios ojos”. El termino “necropsia” también procede del griego y significa
“observar un cadáver” “ver un cadáver” o “examen de un cadáver”.
La autopsia clínica se regula en España mediante la Ley 29/1980, de 21 de junio, de
Autopsias Clínicas y el Real Decreto 2230/1982, de 18 de junio, sobre Autopsias Clínicas.
La autopsia clínica es el procedimiento postmortem que estudia las alteraciones morfo-
lógicas de los órganos y tejidos como consecuencia de la enfermedad. Determina, por tanto,
la naturaleza y extensión de la misma, comprueba los resultados del tratamiento médico o
quirúrgico e investiga el posible componente contagioso, hereditario o transmisible.
Todo estudio anatomopatológico postmortem, independientemente del tamaño de la
muestra (autopsia parcial o completa) o de la técnica empleada, tiene la categoría de autopsia
o necropsia, sin embargo “no se entiende formalmente como autopsia las tomas de muestras
y exploraciones realizadas dentro de las veinticuatro horas siguientes al fallecimiento, con el
objetivo de comprobar la causa de la muerte.
Las autopsias clínicas, según su procedencia, pueden ser:
a) De pacientes ingresados en el propio hospital: autopsias clínicas hospitalarias, des-
glosadas por Unidades o Servicios.
b) De pacientes no ingresados en el propio hospital (Urgencias, Hospitalización Domi-
ciliaria, Centros de Salud, domicilios) o de pacientes provenientes de otros hospitales:
autopsias clínicas extrahospitalarias.
c) Autopsias fetales: son las autopsias practicadas a los fetos fallecidos antes de nacer.
Los criterios para establecer lo que es una autopsia fetal no están establecidos homo-
géneamente en todos los hospitales, lo que dificulta comparar cuantitativamente la
actividad de este tipo de autopsias. Sería adecuado poder delimitar en los fetos lo que
corresponde a biopsia y lo que es autopsia. Dentro de los criterios que establecen la
autopsia fetal, encontramos:

1. Criterios biológicos: el período fetal, comienza a


partir de la décima semana de gestación, des-
pués de finalizar el período embrionario.
2. Criterio temporal: corresponde al segundo tri-
mestre de gestación, que comienza a partir de
la 12 semana de la fecha de fertilización, que co-
rresponde a la 14 semana desde el primer día del
último período menstrual normal, que es la for-
ma de valorar habitualmente la edad de gesta-
ción. Si se aplicara este criterio temporal, habría
que considerar autopsias fetales a partir de la 14
semana de gestación.

3. Criterio de viabilidad: las muertes fetales de menos de 22 semanas de gestación, o


de menos de 500 gramos, corresponden a fetos que no son viables. Son definidos 279
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

según la OMS como abortos, y deben ser considerados como biopsia o patología
quirúrgica. La autopsia fetal hace referencia, según este criterio, a la practicada a un
feto muerto en la fase fetal intermedia y la fase fetal tardía.

3.1.1. Situaciones en las que está indicada la práctica de la autopsia clínica


– Muertes en las que la autopsia pueda contribuir a la explicación de las complicaciones
médicas surgidas.
– En los casos en los que la causa de la muerte o el diagnóstico principal no sea conocido
con seguridad.
– Casos en los que la autopsia aporte a la familia o a la sociedad en general datos
importantes.
– En caso de muerte inesperada o inexplicable tras procedimiento diagnóstico o tera-
péutico, sean médicos o quirúrgicos.
– Muerte de pacientes que participaban en protocolos de investigación hospitalaria.
– Muertes aparentemente naturales no esperadas o inexplicables, no sujetas a la legisla-
ción forense (autopsias médico-legales).
– Muertes por infecciones de alto riesgo y enfermedades contagiosas.
– Todas las muertes perinatales o infantiles precoces.
– Muertes por enfermedades ambientales o laborales.
– Muertes de donantes de órgano, en vida, en los que se sospeche la existencia de algu-
nas enfermedades que pueda repercutir al receptor.
– Muertes ocurridas en las primeras 24 horas tras el ingreso en un hospital.
– Muertes que pudieran estar influidas por una estancia hospitalaria.

3.1.2. Utilidad de la autopsia clínica


– Control de calidad hospitalaria: confirmando diagnósti-
cos clínicos, completándolos y a veces refutándolos.
– Colaboración con Organismos de Gestión y Estadística
Sanitaria: registros de mortalidad, tumores, etc., apor-
tando datos.
– Formación de estudiantes de Medicina y Médicos Espe-
cialistas en Anatomía Patológica.
– Sesiones: conferencias clínico-patológicas con presen-
tación de casos abiertos y/o cerrados.
– Proveedora de órganos, tejidos y extractos: que puedan
servir para ser utilizados en beneficio de los vivos, siempre
que se cuente con la autorización de los familiares directos.
280
CAPÍTULO 12. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON LOS PACIENTES FALLECIDOS [[[[\

– Investigación: el estudio de un grupo de pacientes sometidos a estudio necrópsico


puede llevar a la identificación de una enfermedad desconocida o conocida, que se
sospechaba.
– Contribución social: aparición o confirmación de enfermedades profesionales, que de-
ben tener compensación económica, descubrimientos inesperados de enfermedades
contagiosas y demostración de enfermedades de carácter familiar.

3.1.3. Sala de autopsias


Condiciones de los locales para la realización de estudios autópsicos clínicos:
– Sala de autopsias con una superficie mínima de veinte metros cuadrados, dotada con
una mesa de autopsias, agua corriente: fría y caliente, sistema de aspiración, desagüe
accesible, mecanismo antirretorno, iluminación eléctrica adecuada, ventilación directa
o forzada y, en cualquier caso, extractores de aire directos al exterior.
– Refrigeradores de cadáveres con capacidad para dos cadáveres cada doscientas camas
de hospitalización o fracción.
– Aseos con duchas de agua caliente y fría.
– Local de secretaría.
– Laboratorio histopatológico, propio o concertado.
– Archivo de piezas, preparaciones, informes y fotografías, propio o concertado.
Todas las instalaciones estarán dotadas de mobiliario, utillaje e instrumental necesario.

3.1.4. Técnica de autopsia


Se denomina técnica de autopsia al conjunto de operaciones encaminadas a investigar lesio-
nes capaces de producir muerte. Deducimos, por tanto, dos consecuencias de esta afirmación:
– Que la autopsia no es una disección general del cuerpo, sino que requiere una técnica
anatómica minuciosa.
– Debe respetarse toda anomalía y toda lesión que se encuentre, hasta la finalización de
su estudio.
Todas las incisiones cutáneas que se le realizan al cadáver deben ser lineales y perpendi-
culares a la superficie del cuerpo, para facilitar su posterior recomposición mediante el cosido
de la piel.
No debe olvidarse que el cuerpo que está en la mesa de autopsias era un paciente vivo y que se
tiene que tratar con suavidad y respeto, en un ambiente de estudio científico y eficacia silenciosa.
No se debe permitir la entrada a la sala de personal que no vaya a trabajar con el cadáver.
Existen varias técnicas de autopsia, pero sus variaciones radican en el orden y forma de
disección:
a) Técnica de Virchow: consiste en la disección de los órganos por separado, comenzan-
do por la cavidad craneal, y siguiendo por el cuello, cavidad torácica y abdomen. Es la
más frecuente, realizada en los hospitales. 281
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

b) Técnica de Ghon: consiste en extraer los órganos en tres bloques, cuello y tórax, abdo-
men y retroperitoneo, realizándose la disección separada de cada bloque.
c) Técnica de Letulle: se trata de la extracción en un solo bloque de todas las vísceras. La
disección se realiza fuera del cadáver.

3.1.5. Requisitos administrativos para realizar la autopsia clínica


La Administración en la normalización de los documentos básicos de la Historia Clínica y
su conservación, señalan los documentos mínimos necesarios para la realización del estudio
postmortem:
– Datos de identificación y ubicación o procedencia del paciente.
– Resumen de la Historia Clínica especificando los tratamientos y/o técnicas quirúrgicas
realizadas al paciente y diagnóstico clínico.
– Anotaciones sobre la posible causa de la muerte.
– Riesgos especiales que obliguen al patólogo a tomar medidas de autoprotección.
– Certificado de muerte cierta: emitido por el médico que solicita la autopsia.
– Certificado de autorización de estudio necrópsico, según modelo normalizado, que in-
cluye el consentimiento informado.

3.1.6. Proceso general para realizar la autopsia clínica


El responsable de la autopsia clínica debe ser un patólogo (prosector), pero puede ser rea-
lizada por un Médico Residente en Anatomía Patológica bajo la supervisión del patólogo. En
la realización del procedimiento tendremos en cuenta:
– Permiso o autorización para efectuar la autopsia. Debe constar el nombre del fa-
llecido, fecha y lugar. El permiso lo dan los parientes más próximos (primera línea de
consanguinidad), cónyuge, padre o madre, hijo o hija. Si no existen parientes directos
la autorización la efectuará la persona que se hace cargo del funeral. Esta autorización
se da por escrito.
– Resumen de datos clínicos. En el informe del paciente, constará su nombre, edad,
sexo, nombre del hospital, número de la Seguridad Social, de la Historia Clínica y la
fecha y hora de la muerte. Además se acompañará de un resumen de su patología
actual, antecedentes, examen físico, datos de laboratorio, estudios complementarios,
y del curso clínico de su enfermedad, diagnóstico final y nombre y firma del médico
responsable; este resumen irá acompañado de la Historia clínica.
– Comprobar la identidad del cuerpo.
– Revisión de Instrumentos. Antes de proceder a la realización de la autopsia debe-
rán estar dispuestos todos los instrumentos y materiales que se vayan a utilizar. Estos
instrumentos y materiales estarán en una mesa auxiliar o en el extremo de la mesa
de autopsias. El técnico con la ayuda del Celador es el responsable de que todo esté
correctamente preparado. La falta de material o equipo necesario se considera una ne-
282
gligencia grave.
CAPÍTULO 12. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON LOS PACIENTES FALLECIDOS [[[[\

– Registro de datos. Se realizará a medida que avanza la procesión. Las descripciones


más exactas son las efectuadas a medida que se diseca.
– Indumentaria apropiada. La indumentaria será cómoda y consta de delantal de material
plástico debajo de la bata de operaciones, mascarilla y gafas para evitar enfermedades in-
fecciosas, los guantes de goma tendrán el tamaño adecuado al prosector. Los zapatos serán
especiales y en el caso de que no se tengan, deberán usarse calzas de un solo uso. Después
de realizada la necropsia se recomienda la ducha del personal que intervenga.
– Planificación de la autopsia. Los materiales a utilizar y sobre todo en el caso en el
que se crea que se deban tomar cultivos o muestras para técnicas especiales deberán
tenerse preparados los recipientes adecuados.
– Cuidado del cadáver. Se deben tener las mismas consideraciones que con el cuerpo
vivo. Se creará un ambiente de respeto e intimidad. No se permitirá la entrada a perso-
nas ajenas a la realización de autopsia.
– Fases de la autopsia clínica:
* Examen externo: datos de identidad (peso, talla, color de la piel y ojos), datos sobre
los datos de la muerte (fenómenos cadavéricos) y datos sobre la causa de la muerte.
* Examen interno: existen varias técnicas para la apertura de las cavidades corporales,
pero la más utilizada es la de Virchow.

3.2. Autopsia médico legal


Se denomina también judicial, forense, médico forenses u obducción. Se define como “la
que realizan por disposición de un magistrado, médicos oficialmente designados, con el fin
de establecer la causa y mecanismo de la muerte, de un adulto, de un niño, recién nacido, de
un feto o de restos humanos”.
De acuerdo con las normas internacionales y lo establecido en nuestra legislación, son
causas de Autopsia Médico Legal obligatoria las siguientes:
– Muertes violentas: homicidios, suicidios y accidentes (tráfico, laborales y domésticos).
– Muertes no violentas: muerte súbita (brusca o inesperada), muerte natural sin tra-
tamiento médico reciente, muerte natural con tratamiento médico pero ocurrida en
circunstancias sospechosas, muertes pos-aborto provocado, productos de aborto con
muerte sospechosa y muerte por infanticidio. 283
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Muertes misceláneas:
* Muerte de personas detenidas en centros de detención carcelaria, centros de me-
nores, prisiones, etc.
* Muertes sospechosas de personas que mantienen litigios.
* Muerte de pacientes por procedimientos clínico-quirúrgicos.
* Cadáveres no identificados.

3.3. La actuación del Celador en las autopsias


Tomado como referencia el Estatuto de Personal no sanitario se le atribuye a los Celadores
la siguiente función en relación a la autopsia: “Ayudarán a la práctica de autopsias en aquellas
funciones auxiliares que no requieran por su parte hacer uso de instrumental alguno sobre el
cadáver. Limpiarán la mesa de autopsias y la propia sala”
No obstante la Dirección General del extinto INSALUD (actualmente denominado INGESA),
por resolución de 22 de mayo de 1981, debido al carácter especial de las funciones realiza-
das por los Celadores en las salas de autopsias, decidió crear un puesto de trabajo específico
denominado “Celador Auxiliar de Autopsias”, retribuido por encima del resto de puestos
de trabajo de su misma categoría, tal y como recogen las distintas ordenes de confección de
nóminas.
Teniendo en cuenta esta resolución en la práctica hospitalaria las funciones que realiza el
Celador Auxiliar de Autopsias se pueden concretar entre otras en:
– Transporte del cadáver desde el depósito hasta la mesa de autopsias.
– Colocar el cadáver en la mesa donde se haya de practicar la autopsia, desamortajándo-
lo si fuera necesario.
– Preparar el cadáver para realizar la autopsia, así como efectuar los movimientos del
mismo que fueran necesarios para su práctica.
– Auxiliar al médico durante la autopsia en aquellas prácticas instrumentales no específi-
cas de profesionales titulados.
– Cualquier otra misión de carácter auxiliar que le fuere encomendada por el personal
médico en relación con la práctica de autopsias y las actividades habituales de anato-
mía patológica (pesaje de órganos, anotaciones, almacenamiento de órganos, etc.).
– Limpieza externa e interna del cadáver, rellenando los huecos viscerales (generalmente
284 con papel de celulosa).
CAPÍTULO 12. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON LOS PACIENTES FALLECIDOS [[[[\

– Recomponer y asear el cadáver una vez efectuada la autopsia.


– Volver a amortajar y colocar el cadáver en el mortuorio, cuidando del aspecto externo
del difunto.
– Limpiar la mesa, la sala y el material de autopsias.
– Vigilar que no acceda a estas dependencias más que el personal autorizado para ello.
– Introducir en cubos herméticos restos humanos para su traslado e incineración por una
empresa autorizada.
– Entregar las muestras orgánicas (las biopsias serán trasladadas al laboratorio de
Anatomía Patológica donde serán procesadas y archivadas por un Técnico Superior en
Anatomía Patológica y Citología) o de otro material en los servicios correspondientes.
– Además le corresponde el traslado de comunicaciones verbales, documentos y obje-
tos, que le sean confiados por sus superiores.

3.4. Equipos, instrumental y material de autopsias


Una sala de autopsias estará equipada con los siguientes medios:
– Mesa de operaciones o mesa de autopsias. Presentará las siguientes características:
a) Deben ser de diseño sencillo, de acero inoxidable, con bordes sobreelevados o de piedra.
b) Debe contar con un sistema de drenaje, manguera con rociador y estar provista de
un reservorio para el agua y un lugar destinado al instrumental.

c) La mesa deberá estar diseñada con unos parámetros determinados: 2,10 m de longi-
tud por 0,75 m de anchura para que pueda albergar cadáveres de todas las tallas. Uno
de sus lados puede estar graduado en centímetros para facilitar la lectura de la talla.

d) Constará de: conexión eléctrica, lavabo ahondado para la apertura intestinal, conexión
para aspirador, destinado a la extracción de líquidos y limpieza de cavidades del cuer-
po, sistema de balanza ubicado en una mesa contigua, para la pesada de vísceras…

285
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

e) Mesita anexa para colocar los distintos objetos que se van a necesitar en el curso de
la autopsia, cuyo tablero sea de metal o de cristal para facilitar su limpieza. También
es aconsejable disponer de otra para practicar los cortes de las vísceras.
– Equipo de dictado accionado por pedal.
– Equipo fotográfico.
– Equipo de rayos X.
– Campana extractora para eliminación de olores desagradables.
– Congelador.
– Sierra.
– Balanza.
– Microscopio de disección.
– Depósito de formol.
– Caja de instrumental.
– Pila con agua.
– Estantes.

3.4.1. Material e instrumental indispensable en una sala de autopsia


El material requerido para llevar a cabo una autopsia
completa es muy variado. Nos limitaremos a una enu-
meración del material básico.
Dentro del material inicial de una autopsia común,
debemos disponer de:
1. Instrumentos para seccionar partes blandas y
cartílagos:
– Cuchillos: grandes y pequeños, condrótomos,
cerebrótomos, mielótomos, escalpelos, etc.
– Tijeras: grandes y pequeñas, para bronquios,
vasos y conductos, abotonados, especiales
para corazón, intestinos (enterótomo), etc.
2. Instrumentos necesarios para la sección de
huesos: costótomo, legras, sierras (de arco, de
hilo, de cadena, eléctrica), escoplos (recto, en T, Sierra para material óseo

en bayoneta), martillos, pinzas de huesos, etc.


3. Instrumentos de prensa: pinzas de disección, de dientes de ratón, de forcipresión,
clamps o enteróstatos, erinas, etc.
4. Instrumentos de medición: regla graduada, doble decímetro, compás de espesor,
cono para la medición de los orificios valvulares cardíacos, cucharones, copas gradua-
286 das, balanza.
CAPÍTULO 12. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON LOS PACIENTES FALLECIDOS [[[[\

5. Medios de sutura: agujas rectas y curvas, hilo.


6. Instrumentos accesorios: navaja barbera, sonda acanalada, estilete, lente de aumen-
tos, zócalos de madera, bocales y frascos para recoger vísceras, portaobjetos, asas de
platino, tubos de ensayo estériles, medios de cultivo.
7. Medios de reproducción gráfica: equipo fotográfico y de vídeo.
8. Bisturí o un cuchillo corto; utilizado para la incisión de la piel y apertura de cavidades.

9. Tijeras de disección:
– Con las dos puntas romas que permitirán hacer disecciones sin dañar ningún órgano.
– Con una punta roma y una aguda.
10. Enterótomo: tijera especial que se utiliza para apertura de intestinos, estómago o trá-
quea. Para cortar con el enterótomo, se mete por el orificio por el que salga luz la punta
redondeada y con el filo de la punta aguda corta. Este instrumento se utiliza para no
dañar las paredes de los órganos.
11. Sonda metálica: su diámetro oscila entre 1 y 4 mm
de diámetro. Sirve para explorar el conducto de la
uretra, el conducto cístico, las arterias coronarias y el
útero.
12. Costótomo: es una especie de tijera muy grande
que corta los cartílagos costales. Sus dos puntas son
agudas.
13. Sistema de aumento (lupas estáticas, lentes de den-
tista, microscopio de disección, etc.).
A todos estos materiales imprescindibles deben aña-
dirse utensilios de limpieza (gasas, esponjas, etc.), jeringas
y agujas estériles para extracción de líquidos para cultivo,
material portaagujas de sutura, recipientes de distintos ta-
maño para depositar los órganos y diferentes líquidos de
fijación según las necesidades.

3.4.2. Ropa protectora


– Gorro que cubra completamente el pelo.
– Gafas protectoras con visor.
– Mascarilla quirúrgica.
287
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Camisa o bata quirúrgica.


– Pantalones de quirófano.
– Botas de agua o zuecos de goma.
– Protectores de plástico para los brazos.
– Bata larga.
– Delantal impermeable largo.
– Guantes de látex, con buen refuerzo en la mano no dominante (izquierda o derecha;
zurda).
Todo, salvo botas y gafas, debe desecharse o lavarse adecuadamente después de la
autopsia.
Botas: se introducen en baño desinfectante al acabar la autopsia en recipiente situado
entre los baños y la zona de disección.

4. Medidas de prevención en la sala de autopsias


y tanatorios
El trabajo del Celador en la sala de autopsias conlleva una serie de actuaciones y trabajos
con diferente instrumentación cortante, lo que hace que sea necesario el conocimiento preci-
so de las medidas profilácticas a llevar a cabo.
1. Guantes
– Se recomienda el uso de guantes de látex y desechables.
– Éstos son la protección de barrera más importante en este
servicio.
– Los guantes se deben usar siempre que:
* Se vaya a tocar directamente sangre y fluidos corporales
así como en el manejo o limpieza de los instrumentos.
* Manipulen objetos que se retiren del cuerpo catéteres,
sondas, etc., es decir, cualquier objeto utilizado en pro-
cedimientos invasivos.
* Cuando el Celador tenga heridas o cortes en las manos,
ya que constituirían una puerta de entrada de gérmenes.
Si durante el trabajo los guantes se deterioran o se rompen el Celador se lavará inmediata-
mente las manos y se colocará un par nuevo.
2. Batas
Las batas que se suelen usar son desechables, es decir, de un solo uso. Con la correcta
colocación de las batas se impide que existan salpicaduras de sangre que alcancen al tronco
288 o a las extremidades.
CAPÍTULO 12. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON LOS PACIENTES FALLECIDOS [[[[\

Las batas actuales son perfectamente impermeables por lo que la seguridad es mucho
mayor.
3. Mascarillas y gafas
Las mascarillas y las gafas, al igual que las batas, se utilizan para prevenir las salpicaduras
de los fluidos corporales. Asimismo existen enfermedades que se transmiten por las vías respi-
ratorias (tuberculosis, etc.). Ante estas situaciones se recomienda el uso de mascarillas de alta
resolución para evitar el contagio.
4. Lavado de manos
El procedimiento del lavado ordinario de manos es uno de los pilares básicos para evitar la
contaminación a través de microorganismos.

5. Pasos a seguir ante una exposición accidental con fluidos corporales


Aunque se utilicen perfectamente los medios de protección pueden existir situaciones en
las cuales exista una exposición accidental con sangre u otros líquidos corporales.
En estos casos la manera de proceder es:
– En caso de pinchazo o cortes:
* Retirar el objeto punzante.
* Limpiar la herida con abundante agua y dejar que la sangre fluya durante 2 o 3 mi-
nutos.
* Utilizar algún antiséptico y cubrir con un apósito.
* Comunicación del incidente al Servicio de Medicina Preventiva del hospital.
– Si la piel no ha sufrido ninguna lesión o herida en la solución de continuidad, se pro-
cederá al lavado de manos con agua y jabón. Si la sangre entra en contacto con las
mucosas se lavará inmediatamente con agua.
6. Actuación sobre las instalaciones y limpieza de grandes superficies
Entre los desinfectantes más comúnmente utilizados se encuentran:
– Agua oxigenada o peróxido de hidrógeno. Se trata de un antiséptico catalogado como
débil. Su mecanismo de acción consiste en aportar oxígeno a los tejidos. Es empleada
para la limpieza de heridas y para facilitar la retirada de apósitos.
– Yodo. Este sí está catalogado como un desinfectante potente (el que más sobre piel
no lesionada) y de acción rápida, pero presenta el inconveniente de que es muy
neutralizable. 289
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Fenoles. El fenol puro no se usa ya como antiséptico, lo que se emplean son sus deri-
vados. El más utilizado de todos ellos es el hexaclorofeno. Se emplea sobre todo en el
lavado quirúrgico.
– Biguanidas. La forma de utilización más conocida es la Clorhexidina (Hibitane®, Alco-
Aloe©). Esta última se puede emplear en solución acuosa o en solución alcohólica al
0,5-1-2%. Se usa para el lavado quirúrgico y para la desinfección de objetos pequeños,
sobre todo de caucho y polietileno.

– Compuestos clorados. Dichos compuestos presentan la propiedad de que, cuando son


disueltos en agua, ejercen sobre el lugar donde han sido empleados una triple acción:
desinfectante, decolorante y desodorante. En la actualidad son los más empleados
para la desinfección de suelos y superficies en la sala de autopsias. Un referente claro
de este grupo lo componen las lejías (hipoclorito sódico).
– Detergentes. Son utilizados para la limpieza de superficies y de instrumental quirúrgico,
pero como desinfectantes son unas sustancias débiles, por lo que generalmente van
asociados a otro tipo de sustancia para así poseer una mayor capacidad como desin-
fectante. Además de desinfectar ejercen también un efecto desodorante sobre la piel.
– Formol. Empleado en la desinfección de instrumentos y excretas y como preservador
para el mantenimiento de cadáveres o restos de los mismos. Las piezas extraídas du-
rante una necropsia se guardarán en recipientes con formol. Presenta como gran in-
conveniente que es cancerígeno.
– Alcoholes. Están catalogados dentro del grupo de los desinfectantes de bajo poder.
Están en desuso, aunque todavía se siguen empleando para la desinfección de peque-
ñas zonas cutáneas, como ocurre cuando se va administrar una inyección por vía intra-
muscular o endovenosa, cuando se va a extraer sangre, etc. Es también utilizado en el
laboratorio por su capacidad de fijación.
A su vez es muy importante la utilización de correctos sistemas de iluminación, ventilación
y tomas de agua corriente. La mesa de autopsia debe ser de acero inoxidable para poder llevar
a cabo una buena desinfección.
7. Instrumental
El instrumental, siempre que se pueda, será desechable y, en caso de que no lo sea, se
procederá de la siguiente forma:
– Utilizar guantes para su limpieza.
290 – El material se lavará previamente antes de enviarlo al departamento de esterilización.
CAPÍTULO 12. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON LOS PACIENTES FALLECIDOS [[[[\

– Aclarar con abundante agua corriente.


– Envío al departamento de esterilización.

8. Levantamiento de carga
Las lumbalgias suelen ser problemas habituales en personas que levantan cargas. El traba-
jo en los servicios de tanatorios y autopsia se desarrolla en parte manipulando cadáveres, por
lo que las técnicas correctas de manipulación deben ser conocidas.

291
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Funciones del Celador en la sala de autopsias, funciones del Celador en el amortaja-
miento de cadáveres, limpieza de la mesa de autopsias, funciones del jefe de perso-
nal subalterno en relación a los pacientes fallecidos (Servicio de Salud de Castilla la
Mancha –SESCAM– convocatoria 2008).
2 Funciones del Celador en la sala de autopsias, traslado del cadáver al mortuorio, in-
formación de la autopsia a familiares, concepto de tanatopsia, riesgos en las autop-
sias, indicaciones de la autopsia, limpieza de la sala de autopsias (Servicio de Salud
Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2006).
2 Funciones del Celador en el amortajamiento de cadáveres, traslado de un enfermo
fallecido, limpieza de la sala de autopsias y de la mesa, funciones del Celador en las
autopsias (Servicio de Salud Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2009).
2 Concepto de autopsia clínica, traslado del cadáver al mortuorio, funciones del Celador
en el amortajamiento de cadáveres, funciones del jefe de personal subalterno en rela-
ción a los pacientes fallecidos (Servicio Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2 Concepto de autopsia medico-forense, características del formol, riesgos de la sala
de autopsias (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2007).
2 Dimensiones de la sala de autopsias, funciones del Celador en la sala de autopsias,
traslado de un enfermo fallecido (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convoca-
toria 2009).
2 Información a los familiares sobre las autopsias, archivo de las biopsias, funciones del
Celador en las autopsias, funciones del Celador después de las autopsias (Servicio
Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria 2006).
2 Funciones del Celador en las autopsias, funciones del Celador después de las autop-
sias, concepto de cuidados postmortem, medidas preventivas en la sala de autopsias,
posición de la persona fallecida (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convo-
catoria 2008).
2 Tiempo mínimo para introducir al fallecido en una cámara frigorífica, material de relle-
no de huecos después de una autopsia, funciones del Celador en las autopsias, posi-
ción de la persona fallecida, funciones del Celador en las autopsias, concepto de amor-
tajamiento (Servicio de Salud de las Illes Balears –IBSALUT–, convocatoria 2010).
2 Funciones del Celador en el amortajamiento de cadáveres, concepto de tanato-
praxia, concepto de livor mortis, prevención de riesgo en la sala de autopsias, con-
cepto de autopsia medico-forense, traslado del cadáver al mortuorio (Servicio Vasco
de Salud –OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2 Concepto de mortaja, información a la familia del fallecido, posición de la persona
fallecida, concepto de livor mortis, desinfectante más común utilizado en las autop-
sias, concepto de autopsias, cerramiento del cadáver después de una autopsia, cer-
tificación de la muerte, preparación del cadáver, funciones del Celador en las autop-
sias, conservación de las piezas anatómicas, indicaciones de la autopsia, concepto de
tanatopraxia, funciones del Celador en las autopsias (Servicio Extremeño de Salud
–SES–, convocatoria 2009).
292
CAPÍTULO 12. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON LOS PACIENTES FALLECIDOS [[[[\

2 Funciones del Celador en el amortajamiento de cadáveres, responsable del traslado


del cadáver al mortuorio, funciones del Celador después de las autopsias (Agencia
valenciana de Salud –AVS–, convocatoria 2009).
2 Funciones del Celador en el amortajamiento de cadáveres, concepto etimológico de
necropsia, posición del cadáver en una autopsia raquídea, concepto de enterótomo
(Servicio Aragonés de Salud –SALUD– convocatoria 2010).
2Funciones de los Celadores con los pacientes fallecidos (4), control sanitario de los
cementerios y la sanidad mortuoria, funciones del Jefe de Personal Subalterno con
los familiares de los pacientes fallecidos, funciones del Celador de autopsias (2)
(Servicio de Salud de Castilla la Mancha –SESCAM-convocatoria 2010).

293
13
Actuación del Celador
en el servicio de
farmacia y almacén

13

1. Actuación del Celador en el servicio de farmacia hospitalaria


2. Actuación del Celador en el almacén
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Actuación del Celador en el servicio de farmacia hospitalaria


1.1. El servicio de farmacia hospitalaria
La custodia, conservación y dispensación de medicamentos de uso humano corresponde-
rá exclusivamente:

a) A las oficinas de farmacia abiertas al público, legalmente autorizadas.

b) A los servicios de farmacia de los hospitales, de los centros de salud y de las estructuras
de Atención Primaria del Sistema Nacional de Salud para su aplicación dentro de dichas
instituciones o para los medicamentos que exijan una particular vigilancia, supervisión
y control del equipo multidisciplinar de atención a la salud.

En la mayoría de los Hospitales existe un Servicio de Farmacia que dependerá de la


Dirección Médica. En un Hospital la farmacia es un servicio centralizado (servicio central) al
que tienen acceso todas las unidades hospitalarias.

En un Servicio de farmacia hospitalario prestan servicio los siguientes profesionales: far-


macéuticos, FIR (Farmacéutico Interno Residente), DUE, auxiliares de enfermería, auxiliares
administrativos, y Celadores. El servicio estará bajo la dirección de un farmacéutico.

La Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos


sanitarios establece que la administración sanitaria del Estado es el organismo competente para
valorar la idoneidad sanitaria de los medicamentos y demás productos y artículos sanitarios y
que los hospitales deberán disponer de servicios o unidades de farmacia hospitalaria con arre-
glo a las condiciones mínimas establecidas por esta Ley. Los hospitales del más alto nivel y aque-
llos otros que se determinen deberán disponer de servicios o unidades de Farmacología Clínica.

– Los servicios de farmacia hospitalaria estarán


bajo la titularidad y responsabilidad de un far-
macéutico especialista en farmacia hospitalaria.
– Las Administraciones sanitarias con competen-
cias en ordenación farmacéutica realizarán tal
función en la farmacia hospitalaria mantenien-
do los siguientes criterios:
a) Fijación de requerimientos para su buen
funcionamiento, acorde con las funciones
establecidas.
b) Que las actuaciones se presten con la presencia
y actuación profesional del o de los farmacéuti-
cos necesarios para una correcta asistencia.
c) Los farmacéuticos de las farmacias hospita-
larias deberán haber cursado los estudios
de la especialidad correspondiente.

296
CAPÍTULO 13. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL SERVICIO DE FARMACIA Y ALMACÉN [[[[\

– Los hospitales que no cuenten con servicios farmacéuticos deberán solicitar de las Comunidades
Autónomas autorización para, en su caso, mantener un depósito de medicamentos bajo la su-
pervisión y control de un farmacéutico. Las condiciones, requisitos y normas de funcionamien-
to de tales depósitos serán determinados por la autoridad sanitaria competente.

1.2. Definiciones
– Medicamento de uso humano: toda sustancia o combinación de sustancias que se pre-
sente como poseedora de propiedades para el tratamiento o prevención de enfermedades
en seres humanos o que pueda usarse en seres humanos o administrarse a seres humanos
con el fin de restaurar, corregir o modificar las funciones fisiológicas ejerciendo una acción
farmacológica, inmunológica o metabólica, o de establecer un diagnóstico médico.
– Medicamento de uso veterinario: toda sustancia o combinación de sustancias que se
presente como poseedora de propiedades curativas o preventivas con respecto a las
enfermedades animales o que pueda administrarse al animal con el fin de restablecer,
corregir o modificar sus funciones fisiológicas ejerciendo una acción farmacológica,
inmunológica o metabólica, o de establecer un diagnóstico veterinario. También se
considerarán «medicamentos veterinarios» las «premezclas para piensos medicamen-
tosos» elaboradas para ser incorporadas a un pienso.
– Medicamentos de origen humano: se considerarán medicamentos los derivados de
la sangre, del plasma y el resto de sustancias de origen humano (fluidos, glándulas,
excreciones, secreciones, tejidos y cualesquiera otras sustancias), así como sus corres-
pondientes derivados, cuando se utilicen con finalidad terapéutica.

– Medicamento de terapia génica, el producto obtenido mediante un conjunto de pro-


cesos de fabricación destinados a transferir, in vivo o ex vivo, un gen profiláctico, de
diagnóstico o terapéutico, tal como un fragmento de ácido nucleico, a células huma-
nas/animales y su posterior expresión in vivo.
– Principio activo: toda materia, cualquiera que sea su origen (humano, animal, vegetal,
químico o de otro tipo) a la que se atribuye una actividad apropiada para constituir un
medicamento.
– Excipiente: aquella materia que, incluida en las formas galénicas, se añade a los prin-
cipios activos o a sus asociaciones para servirles de vehículo, posibilitar su preparación
y estabilidad, modificar sus propiedades organolépticas o determinar las propiedades
físico-químicas del medicamento y su biodisponibilidad. 297
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Materia prima: toda sustancia (activa o inactiva) emplea-


da en la fabricación de un medicamento, ya permanezca
inalterada, se modifique o desaparezca en el transcurso
del proceso.
– Forma galénica o forma farmacéutica: la disposición a
que se adaptan los principios activos y excipientes para
constituir un medicamento. Se define por la combinación
de la forma en la que el producto farmacéutico es pre-
sentado por el fabricante y la forma en la que es admi-
nistrada (jarabes, supositorios, comprimidos, inyectables,
pomadas, etc.).
– Medicamento genérico: todo medicamento que tenga la misma composición cualita-
tiva y cuantitativa en principios activos y la misma forma farmacéutica, y cuya bioequi-
valencia con el medicamento de referencia haya sido demostrada por estudios adecua-
dos de biodisponibilidad.
– Producto intermedio: el destinado a una posterior transformación industrial por un
fabricante autorizado.
– Fórmula magistral: el medicamento destinado a un paciente individualizado, prepa-
rado por un farmacéutico, o bajo su dirección, para cumplimentar expresamente una
prescripción facultativa detallada de los principios activos que incluye, según las nor-
mas de correcta elaboración y control de calidad establecidas al efecto, dispensado en
oficina de farmacia o servicio farmacéutico.
– Medicamento en investigación: forma farmacéutica de un principio activo o placebo,
que se investiga o se utiliza como referencia en un ensayo clínico.
– Medicamento homeopático, de uso humano o veterinario, es el obtenido a partir de
sustancias denominadas cepas homeopáticas con arreglo a un procedimiento de fabrica-
ción homeopático descrito en la Farmacopea Europea o en la Real Farmacopea Española o,
en su defecto, en una farmacopea utilizada de forma oficial en un país de la Unión Europea.
– Medicamentos biológicos, llamados así porque son sustancias producidas por un or-
ganismo vivo mediante técnicas de biotecnología. Ejemplos de estos compuestos son
las vacunas, inmunosueros, antígenos, etc.
– Producto de higiene personal: sustancias o preparados que, sin tener la considera-
ción legal de medicamentos, productos sanitarios, cosméticos o biocidas, están desti-
nados a ser aplicados sobre la piel, dientes o mucosas del cuerpo humano con finalidad
de higiene o de estética, o para neutralizar o eliminar ectoparásitos.
– Radiofármaco: cualquier producto que, cuando esté preparado para su uso con fina-
lidad terapéutica o diagnóstica, contenga uno o más radionucleidos (isótopos ra-
diactivos).
– Farmacovigilancia: es la actividad de salud pública que tiene por objetivo la identifica-
ción, cuantificación, evaluación y prevención de los riesgos del uso de los medicamen-
tos una vez comercializados, permitiendo así el seguimiento de los posibles efectos
adversos de los medicamentos.

298
CAPÍTULO 13. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL SERVICIO DE FARMACIA Y ALMACÉN [[[[\

– La Real Farmacopea Española: es el código que establece la calidad que deben cum-
plir los principios activos y excipientes que entran en la composición de los medica-
mentos de uso humano y veterinario. Se actualizará y publicará periódicamente.
– Preparado o fórmula oficinal: es aquel medicamento elaborado y garantizado por
un farmacéutico o bajo su dirección, dispensado en una oficina de farmacia o servicio
farmacéutico, enumerado y descrito por el Formulario.

1.3. Objetivos y actividades en el servicio de farmacia


Los objetivos que debe cumplir el servicio de farmacia son:
– Conseguir que cada paciente reciba la terapéutica medicamentosa adecuada a sus ne-
cesidades, para ello debe aconsejar en la elección de la dosis apropiada, frecuencia de
administración, duración del tratamiento, etc.
– Control mediante la Farmacovigilancia (estudio de los efectos beneficiosos y nocivos
por el uso de medicamentos). Estos estudios permiten prevenir o disminuir las reac-
ciones adversas que pueden ser producidas por una selección equivocada del medica-
mento prescrito, utilización de dosis inadecuadas, sobredosificación, etc.
– La coordinación con otros profesionales implicados en la asistencia sanitaria. El farma-
céutico debe tener relación con otros profesionales como: dietistas, personal de radio-
logía, personal de los distintos laboratorios, etc.
– Informar permanentemente sobre los avances farmacéuticos y sobre los medicamen-
tos para mejorar la práctica profesional.
– Realizar investigación para mejorar la terapéutica medicamentosa y evaluar los resulta-
dos para corregir posibles deficiencias.
Las actividades que se realizan en un servicio de farmacia son:
– Control y dispensación de estupefacientes y psicotropos.
– Preparación y dispensación de: fórmulas magistrales, soluciones desinfectantes y anti-
sépticas, nutriciones enterales, nutriciones parenterales, citostáticos, etc.
– Control y dispensación de medicamentos extranjeros.
– Control de los botiquines existentes en las Unidades de hospitalización y demás
Servicios del Hospital.

Botiquín existente en una unidad de hospitalización 299


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Propuesta de adquisición de determinados medicamentos, material de curas o


productos.
– Envasados y reenvasados en dosis individuales de los medicamentos sólidos y líquidos
orales.
– Establecimiento de sistemas de información para control de consumos, gastos y costos.
– En general, adquisición, clasificación, conservación, control y dispensación de medica-
mentos y demás productos de uso farmacológico.

1.4. Áreas que forman el servicio de farmacia


El servicio de farmacia consta de las siguientes áreas:
1. Área de almacenamiento y conservación de medicamentos
En ella se almacenan y conservan los medicamentos según sus características para cubrir
las demandas del centro. En esta área podemos distinguir entre la zona de estanterías donde
los medicamentos suelen estar ordenados por orden alfabético o grupos terapéuticos y la
zona donde permanecen determinados medicamentos como los sueros (empleados en flui-
doterapia) que por sus características especiales (peso, volumen, etc.) requieren de lugares
específicos adecuados para su almacenaje y conservación.

Hay determinados medicamentos que precisan unas condiciones de almacenamiento es-


peciales como son:
– Los termolábiles (sensibles al calor) se guardan en camas frigoríficas.
– Los estupefacientes y psicotrópicos se guardan en armarios de seguridad, al que sólo
los farmacéuticos tienen acceso.
– Los fotosensibles se guardan en lugares específicos para ellos.
2. Área de dispensación farmacológica
Es la zona donde se dispensan los medicamentos solicitados en los formularios. Es fre-
cuente que en las diferentes unidades de los centros sanitarios existan pequeños almacenes
de fármacos para atender las situaciones imprevistas. En esta área el personal de enfermería
300 dispensa los medicamentos una vez que ha sido autorizado por el médico.
CAPÍTULO 13. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL SERVICIO DE FARMACIA Y ALMACÉN [[[[\

Los pedidos de estupefacientes (regulados internacionalmente por la Convención Única


de 1961 de la ONU, sobre Estupefacientes, enmendada por protocolo de 25 de mayo de 1972)
y psicotrópicos (regulados internacionalmente por el Convenio Internacional sobre sustancias
psicotrópicas de Viena de 1971), se efectúan en impresos o recetas especiales (vales de estu-
pefacientes) la dispensación y retirada de esta medicación suele estar controlada.
Los pedidos deben ser revisados antes de su entrega, comprobando los medicamentos
servidos, la dosis y sus formas de presentación.
3. Área de farmacotecnia
En esta zona se preparan dosis especiales de ciertos medicamentos según las pautas es-
tablecidas por la comisión de farmacia. La preparación y manipulación de estos fármacos ha
de realizarse en condiciones de higiene y asepsia para evitar riesgos sanitarios. En esta zona
también se preparan fórmulas magistrales, para lo cual el servicio de farmacia cuenta con
un laboratorio equipado con el material preciso. Las fórmulas magistrales son preparados no
normalizados que un médico solicita para una circunstancia especial que sufre el paciente.
4. Área de nutrición artificial
Es la zona destinada a la preparación de las soluciones de nutrición artificial enteral o paren-
teral, para cubrir el aporte de nutrientes en aquellos pacientes que por su patología lo requieran.
Nutrición enteral: es la administración de sustancias nutritivas a través de una sonda que
estará alojada en el tubo digestivo. Normalmente se aplica a través de una sonda nasogástrica.
Nutrición parenteral: es una técnica que se realiza cuando no es posible una adecuada alimenta-
ción por vía oral o por sonda. Consiste en aportar por vía endovenosa todos los constituyentes de
una dieta completa como son agua, hidratos de carbono, líquidos, electrolitos, vitaminas, aminoá-
cidos y oligoelementos. La preparación de la nutrición parenteral se realiza en una zona estéril bajo
cabinas de flujo laminar garantizando la composición, esterilidad y la estabilidad del preparado.

Cabina de flujo laminar 301


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

5. Áreas de citostáticos
Los citostáticos son sustancias farmacológicas que impiden o retardan la división celular.
Se utilizan en el tratamiento contra el cáncer.
En el área de preparación de medicamentos citostáticos se preparan medicamentos cuya
manipulación inadecuada puede ser peligrosa para la salud. El manejo de este tipo de prepa-
rados debe garantizar su composición, estabilidad y la seguridad del manipulador y del medio
ambiente. Esta área dispone de una zona estéril donde existe una campana de flujo laminar
vertical de alta seguridad biológica con salida de aire filtrado al exterior. En ella se realiza la
dosificación y preparación de medicamentos citostáticos.
Esta zona debe reunir una serie de características mínimas, tales como:
– Área o zona aislada físicamente del resto del servicio en la que no se realicen otras
operaciones.
– Sin recirculación de aire ni aire acondicionado ambiental.
– Habitación separada con presión negativa.
– Campana de flujo laminar vertical.
– Acceso limitado solamente al personal autorizado.
– El suelo del recinto donde se encuentra ubicada la cabina no se barrerá y se limpiará
con una fregona de uso exclusivo y lejía.
Protección del manipulador. El personal responsable de la preparación de mezclas de citos-
táticos deberá usar el siguiente equipo de protección individual: guantes, bata, mascarilla,
gafas y gorro.
Transporte de productos citostáticos en el hospital. Los Celadores efectúan el traslado de los
citostáticos desde el Servicio de Farmacia hasta la unidad peticionaria (normalmente Hospital
de Día o Plantas de Oncología).
Para dicho traslado se deben usar contenedores específicos que deben reunir las siguien-
tes características:
– Resistencia al transporte.
– Contener exclusivamente productos citostáticos.
– Etiquetado adecuado. En el exterior del paquete se debe hacer constar la naturaleza
del contenido y paciente destinatario.
– Aislante térmico para el necesario mantenimiento de la temperatura.
Tratamiento de contaminaciones accidentales. En las zonas donde se manipulen este tipo
de medicamentos deben existir procedimientos escritos de actuación para saber en todo mo-
mento cómo se debe actuar ante una contaminación accidental.
Si el agente citostático contacta directamente con la piel de la persona que lo manipula, se
lavará inmediatamente la zona afectada con agua y jabón, durante unos 10 minutos. Si la piel
se encontrara irritada, deberá ser examinada por un especialista.
Si el agente citostático salpica los ojos se enjuagará el ojo afectado con agua o solución
isotónica durante al menos 15 minutos y luego acudir al especialista (oftalmólogo).
302
CAPÍTULO 13. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL SERVICIO DE FARMACIA Y ALMACÉN [[[[\

Se debe aplicar el antídoto específico según el agente citostático.


Los derrames accidentales se pueden producir en cualquier proceso en que esté presente
un medicamento citostático (almacenamiento, preparación, transporte y/o administración),
por lo que deberán estar previstos los procedimientos y materiales necesarios para realizar la
recogida.

1.5. Métodos de distribución y control de medicamentos:


método tradicional de distribución y unidosis
La dispensación de los medicamentos y demás productos de la farmacia se hará:
– Por el método tradicional (por stocks), a las unidades de hospitalización y demás
servicios.
– Por el método de unidosis (dispensación de medicamentos en dosis única).

1.5.1. Método tradicional de distribución


Es el método por el cual se distribuyen cierta clase de
medicamentos (sueros, u otros medicamentos, según las ne-
cesidades de cada servicio) por stocks que se guardan en los
almacenes de farmacia que existen en los distintos servicios
o unidades del centro. Los pedidos son realizados por la su-
pervisora de planta y el almacenaje se debe realizar en con-
diciones óptimas de limpieza y conservación, donde se debe
tener en cuenta la fecha de caducidad de cada producto
almacenado. Es un método en desuso porque conlleva una
serie de inconvenientes entre los que podemos mencionar:
– Existe un mayor riesgo de contaminación e inva-
lidez del medicamento provocado por una mani-
pulación inadecuada o por las malas condiciones
ambientales.
– Exigen más tiempo por parte del personal de enfermería en la preparación de las dosis.

1.5.2. La unidosis
En la actualidad en los hospitales el suministro de medicamentos desde el Servicio de
Farmacia se realiza mediante la fórmula o método de “unidosis” o dosis única, es decir, en
envases individualizados por paciente (dispensación individualizada de medicamentos). Los
medicamentos que han de ser administrados a éstos son solicitados desde las diferentes
unidades hospitalarias por los supervisores o por los enfermeros a la Farmacia, mediante el
correspondiente documento (orden médica) firmada por el médico correspondiente especifi-
cando la medicación diaria por paciente que se ha de suministrar.
En el Servicio de Farmacia se prepara la medicación individual en su correspondiente bolsa
o envase que será trasladada por el Celador hasta el Servicio peticionario. 303
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Es un sistema más racional en cuanto a la preparación y distribución de los medicamentos.


Entre las ventajas de este método para el Sistema Sanitario están:
– Conservación del medicamento en mejores condiciones higiénicas.
– Las soluciones orales e inyectables se dosifican con mayor precisión logrando un mayor
aprovechamiento del medicamento.
– La distribución individual por paciente y día au-
menta la seguridad y la calidad terapéutica.
– Se reduce el tiempo empleado por el personal de
enfermería en la preparación de la medicación.
– Se evita así la existencia de pequeños almace-
nes de medicamentos en todas las unidades de
hospitalización.
– Se controla mejor el gasto farmacéutico.
Los envases de las unidosis se identifican con los datos
de cada paciente y se trasladan desde la Farmacia hasta
cada unidad en un «carro de unidosis» por un Celador.
Cada carro contiene los fármacos necesarios para la
tarde, noche y mañana del día siguiente, separados me-
diante unos compartimentos o sistemas de cajetines. El
Celador entregará el carro al personal de enfermería que
tenga asignados a esos pacientes.

1.6. Funciones del Celador en el almacén de farmacia


– Recepción de material: el Celador es el encargado
de recepcionar los paquetes, bultos y envases que
los proveedores suministran a la farmacia. Para ello
debe comprobar mediante cotejo que el material
servido coincide con el que figura en los «albaranes
de entrega», posteriormente en el caso de que sea
correcto lo firma y le da una copia al transportista.
En caso de error o no coincidencia no debe recep-
cionar el material o, en su caso, lo pondrá en cono-
cimiento del responsable de la Farmacia.
– Acondicionamiento del material: una vez recep-
cionado el material el Celador lo entregará al per-
sonal sanitario, junto con la copia de albarán para
que los servicios administrativos contabilicen la
entrada del mismo, al objeto de que lo clasifiquen,
ordenen y coloquen en estantes.
– Determinados productos, distintos de los medicamentos, son acondicionados directa-
304 mente por el Celador. Por ejemplo, las garrafas de alcohol, los botes de suero fisiológico, etc.
CAPÍTULO 13. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL SERVICIO DE FARMACIA Y ALMACÉN [[[[\

– Transporte de material dentro de la farmacia: aparte de entregar los bultos, paque-


tes y envases de medicamentos y otros productos farmacológicos hasta la zona de
clasificación del personal sanitario y de transportar el material que él mismo clasifica
y acondiciona, el Celador se encarga del movimiento de los bultos y cajas de gran volu-
men o peso dentro de la farmacia, cuando así se le requiera.
– Distribución de medicación y demás productos galénicos a las unidades del hos-
pital: esta tarea de llevar los pedidos a las unidades destinatarias corresponde en unos
Hospitales al Celador de la farmacia y en otros a los Celadores de las distintas unidades
(las plantas de hospitalización, las Consultas) que solicitan los medicamentos y otros
productos a la farmacia. En todo caso la tarea del Celador consiste en transportar carros
con medicamentos o con otros productos (sueros, nutriciones enterales o parentera-
les, etc.) o carritos de unidosis de medicación, desde la farmacia hasta los puestos de
enfermería de las Plantas o de otras unidades, entregando a y recogiendo del personal
autorizado (enfermeros/as supervisores) los documentos de comprobación de sumi-
nistro y entrega de los pedidos. A la vuelta deberá entregar al servicio administrativo de
la farmacia dichos documentos debidamente firmados para su control y tramitación.

Envases individuales de un carro unidosis

– Transporte de productos desde otras unidades del hospital hasta la farmacia: de-
terminados productos que puedan recepcionarse en el Almacén General del Hospital,
deberán ser transportados hasta la farmacia por el Celador. Igualmente, en el caso de
haber más de una farmacia (en los complejos hospitalarios compuestos por varios
Hospitales) se desplazará y se encargará del traslado de material entre las mismas.
– Dispensación de determinado material: aunque la labor de dispensación correspon-
de a otro personal, el Celador de la farmacia se encarga, normalmente, de dispensar de-
terminado material que él mismo ha ordenado o acondicionado (botes de suero, alco-
hol). En caso de que alguien con competencia (por ejemplo un médico de Urgencias) se
dirija al Celador solicitándole la entrega de algún medicamento, el Celador se limitará a
pasar la comunicación al farmacéutico responsable. Cuando un paciente o un familiar
solicite algún medicamento debemos recordar que el Celador no esta autorizado para
dárselos ni para administrarlos.
– Preparación de alcohol: el alcohol que se utiliza en las unidades del Hospital está
«rebajado» porque se mezcla con agua destilada, por ser más conveniente en el uso
terapéutico, suministrándose a 70 grados. La tarea de mezclar el alcohol con el agua 305
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

destilada se le suele encomendar al Celador y consiste en verter en un depósito de


gran contenido un recipiente de alcohol y otro de agua destilada, siempre del mismo
contenido y volumen para que se mantenga la correcta proporción.
Ese depósito cuenta con un grifo por el que mana el alcohol rebajado, siendo el mismo
Celador de la Farmacia quien se encarga de reponer los recipientes vacíos (garrafas) que
llegan desde las unidades del hospital para que se las llenen de alcohol. Igualmente le
corresponden las tareas de traslado interno de las garrafas, así como llevar hasta la far-
macia (habitualmente desde el laboratorio) los recipientes con agua destilada.
– Controles e inventarios: el Celador de farmacia debe realizar los recuentos periódicos del
material del que sea responsable al objeto de comprobar las existencias reales de los pro-
ductos almacenados en la farmacia. Igualmente colaborará en el recuento que se lleve a
cabo con ocasión del Inventario general que anualmente o con otra periodicidad se realice
en la farmacia con el mismo objeto de conocer la existencia real del material almacenado.

2. Actuación del Celador en el almacén


2.1. Los suministros
La actividad de suministro hace referencia al conjunto de tareas que tienen como finali-
dad aprovisionar de materiales al almacén y servicios sanitarios. Esta adscrita a la Dirección de
Gestión y Servicios Generales del hospital.

2.1.1. Suministros internos y externos


Se conoce como suministro interno aquella tarea encaminada a proveer desde el almacén,
a los diversos Servicios o Unidades, del material necesario para poder llevar a cabo la actividad
asistencial encomendada.
Y el suministro externo tiene como finalidad la de abastecer al almacén, desde los distintos
proveedores, de la mercancía destinada al suministro interno y que previamente ha sido solicitada.

2.1.2. El Celador encargado de almacén


Su figura viene contemplada en el Acuerdo del Consejo de Ministros de 29/6/90 (aprobado
por Resolución de 17 de julio de 1990), que modifica el Real Decreto-Ley 3/87, sobre régimen
retributivo del personal estatutario.
Las funciones que desarrolla un Celador en el Almacén General del Hospital son:
– Recepcionar el suministro mediante cotejo del albaran de entrega.
– Cargar y descargar los productos del almacén. Una vez que el transportista ha deposi-
tado el material en el muelle de carga, el Celador revisará el albarán comprobando el
número de bultos (constituyendo la tarea más importante en esta área del almacén).
Posteriormente cargará el material para depositarlo donde proceda.
– Informar al responsable del almacén de las entradas diarias de material.
306
CAPÍTULO 13. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL SERVICIO DE FARMACIA Y ALMACÉN [[[[\

– Vigilar las entradas y salidas del almacén, así como el cierre de puertas de la zona de
almacenaje. No permitirá el acceso al almacén a personas no autorizadas.
– Dispensar el material que le sea solicitado mediante un vale firmado debidamente por
un superior responsable. Es importante comprobar que los vales de pedido están cum-
plimentados correctamente.
– Distribuir los productos en las estanterías.
– Distribuir o trasladar desde el almacén a las distintas unidades el mobiliario y aparatos.
Tanto las jaulas de transporte como las plataformas para mercancias se enpujará desde
atras para movilizarlas, salvo en los casos donde se sale de un ascensor que se procede
tirando de ellas y caminando hacia atras.

2.2. Recepción y almacenamiento de mercancías. Organización del


almacén
2.2.1. Concepto de almacén
El almacén es el lugar físico donde se efectúa la función de almacenaje (estancia provi-
sional de las mercancías en el almacén, implicando colocación, conservación y control de las
existencias); este lugar debe ser suficiente y tener sus correspondientes zonas de recepción y
control de entradas, de maniobra, de preparación y de salida de artículos.

307
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

La finalidad del almacén es garantizar, mediante la distribución de pedidos, el aprovisio-


namiento de las distintas Unidades y Servicios en todo momento y a un coste razonable. El
objetivo principal del almacenaje es convertir en hábito la organización, el orden y la limpieza
en el puesto de trabajo y para conseguir una mayor eficacia. Para que ello sea posible ha de
contar con una adecuada estructura y responsabilizar a una persona de garantizar el control y
organización de dicho almacén, ésta ha de tener en cuenta el volumen máximo a ocupar por
el stock para obtener el módulo de almacenaje adecuado a cada producto, las características
de éstos y el movimiento de entradas y salidas para evitar que los artículos queden obsoletos.

2.2.2. Importancia del control de almacenes


Uno de los elementos principales para el óptimo funcionamiento de un almacén es el es-
tablecimiento de un buen sistema de control.
El almacén es un elemento vivo e influyente en la actividad de un centro sanitario, por ello,
el lograr un control preciso del mismo, se hace una tarea importantísima para el desarrollo de
toda actividad.
Para poder controlar las existencias de un almacén, de una forma precisa, se necesita cono-
cer no sólo el número de entradas y salidas de las mercancías, sino también y muy importante,
desde el punto de vista logístico, de la ubicación de las mercancías en el interior del almacén
y de la disponibilidad de espacios en el mismo.

2.2.3. Criterios de ordenación


Los criterios de ordenación del material serán los más convenientes a los flujos de en-
tradas y salidas, tamaño de los productos, accesibilidad, caducidad, uso clínico, etc.
La clasificación de Pareto ordena los artículos en clases “A”, “B” y “C”. Los artículos del tipo
“A” serían aquellos que más se utilizan y, por tanto, se guardarán en los lugares más próximos y
de fácil acceso, los de clase “B” tendrían un consumo intermedio y los de clase “C” serían aque-
llos que se consumen menos y, como es lógico, tendrían una sustitución o rotación más lenta
y se almacenarían en los lugares menos accesibles del almacén.
El control de las existencias en el almacén se realiza a través de inventarios. Por inventa-
rio se entiende el conjunto de operaciones que se llevan a cabo para conocer las cantidades
existentes en el almacén de cada producto en un momento determinado. En su elaboración
se tendrán en cuenta únicamente los artículos en stock. Podemos distinguir varios tipos de
inventarios:
– El inventario tradicional consiste en el recuento de los artículos del almacén, para lo cual
éste debe estar cerrado y todas las operaciones de entrada y salida de artículos debida-
mente interrumpidas. Normalmente se realiza una vez al año, generalmente al final del
año natural.
– El inventario rotativo requiere un recuento sistemático de las existencias durante todo
el ejercicio con el fin de determinar el número de veces que se consume y se repone
la mercancía a lo largo del año (rotación). Es de utilidad en este tipo de inventario la
clasificación “A”, “B”, “C”, pues el recuento sistemático se puede hacer por grupos.

308
CAPÍTULO 13. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL SERVICIO DE FARMACIA Y ALMACÉN [[[[\

Las diferencias de inventario son las que se producen entre los stocks teórico y real. El
control de las entradas y salidas permite determinar el stock teórico de un artículo, cuando
éste no coincide con el recuento de dichos artículos se produce la diferencia. Estas diferencias
reflejan las pérdidas que se producen a consecuencia de errores administrativos, roturas o
robos. Tiene gran importancia para medir la eficacia en el control del almacén.

Una vez realizado el recuento físico de existencias es necesario proceder a su valoración


económica, para ello se utilizan distintos criterios de valoración.

El criterio de valoración de mercancías FIFO (first in, first out) considera que las unidades
que salen del almacén son las más antiguas, según el criterio de renovación de artículos “pri-
mero en entrar, primero en salir”.

Por el contrario el método LIFO, contempla que la valoración de las salidas del almacén se
hace teniendo en cuenta que la primera unidad que sale es la que entró la última.

2.2.4. Fases en la tarea de suministro


La tarea de suministro consta, a nivel general, de las siguientes fases: previsión de aprovi-
sionamientos, planificación de adquisiciones, procedimiento administrativo de contratación,
petición de material, recepción/revisión de mercancías, guardado de la mercancía, mapa de
almacén, gestión de stock, reaprovisionamiento y control económico.

2.2.4.1. Previsión de aprovisionamientos


Como su nombre indica, consiste en prever las necesidades de materiales de todo tipo que
tenga la Institución Sanitaria. Es el necesario primer paso en el proceso de adquisición de los
suministros.

Esta actividad, al igual que las demás, está directamente relacionada con las prestaciones
de la institución de que se trate y está encaminada a que éstas sean posibles mediante el es-
tudio de los medios necesarios para ello.

2.2.4.2. Planificación de adquisiciones


Como tarea intermedia, entre la previsión de aprovisionamientos y el procedimiento ad-
ministrativo de contratación, está la planificación de adquisiciones, la cual hace referencia a
una necesaria adecuación, de los medios con que es posible contar, a los servicios que han de
prestar las Instituciones.

2.2.4.3. Procedimiento administrativo de contratación


Es el procedimiento mediante el cual se adquieren determinados productos o servicios.
Dicho procedimiento ha de respetar las normas de contratación administrativa establecidas
en la Ley 30/2007, de 30 de octubre, de Contratos del Sector Público.

309
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.2.4.4. Petición de Material


Una vez gestionada la compra, se procede a la petición del material por la sección admi-
nistrativa de suministros.

2.2.4.5. Recepción/revisión de mercancías


La primera tarea de la unidad de suministros, nada más recibir un pedido, es registrarlo.
La recepción de las mercancías se divide en tres apartados básicos:
1.º Recepción simple de la mercancía.
2.º Revisión de la mercancía.
3.º Control de calidad.
Cada una de estas fases ha de estar debidamente controlada, incluyendo la posibilidad de
toma de los siguientes datos:
1.º A la recepción de la mercancía:
– Control de pedidos: número de pedido, nombre y/o código del proveedor, pedidos
pendientes, cantidades entregadas, precio unitario de la mercancía, número de al-
barán, importe total del albarán, etc.
– Control de bultos: datos relativos al número de bultos, cantidad de bultos, número
de unidades por bulto, peso del mismo, etc.
– Transportista: indicación del nombre del transportista, matrícula del camión en el
caso de cargas completas, nombre del conductor si fuera preciso, etc.
2.º Para la revisión de la mercancía:
– Control por unidades: cuenteo de unidades.
– Control de lotes: recuento del número de lotes, número de unidades por lote.
310
CAPÍTULO 13. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL SERVICIO DE FARMACIA Y ALMACÉN [[[[\

– Devolución al proveedor: incluyendo la confección del albarán de los productos re-


chazados.
– Etiquetado de mercancía: incluyendo referencia, precio unitario, si es el caso, etc.
3.º Para el control de calidad
– Dictamen: informe emitido por el recepcionista sobre el estado de la mercancía a su
recepción.
– Devolución al proveedor: entrada del dato referente a la cantidad y referencia de los
materiales devueltos por defectuosos y/o no correspondientes.
– Entrada a rotos: dato referente a aquellos artículos que se admiten temporal o de-
finitivamente bajo la indicación de rotos y que serán repuestos o reparados por el
proveedor.
Finalmente, el Celador almacenero notificará la recepción a la unidad administrativa
correspondiente.

2.2.4.6. Guardado de la mercancía


Con posterioridad a la recepción ha de procederse al almacenamiento de la mercancía.
Éste ha de llevarse a cabo siguiendo criterios de clasificación que faciliten la localización cuan-
do los productos sean solicitados, los flujos de entradas y salidas, que vengan ordenados por
el tamaño de los productos, accesibilidad, caducidad, uso clínico, etc. Normalmente a todos
los productos se les asigna un código que servirá para facilitar esta labor.
Dicha disposición debe evitar la acumulación innecesaria de éstos, para una mejor racio-
nalización del gasto.
Dependiendo de las dimensiones del almacén y del volumen y peso de las mercancías, el
guardado de las mismas deberá reunir una serie de características propias, tales como:
– Posibilidad de formar palets de manera automática o manual.
– Debe permitir el uso de diferentes tecnologías.
– Debe permitir la posibilidad de mezclar la mercancía procedente de distintos albaranes
en un mismo palet.
– Control de artículos de peso variable.
– Posibilidad de guardado parcial.
– Control de palets creados en el almacén o procedentes del exterior.
– Búsqueda de huecos en distintos momentos y de manera automática y/o manual.
– Búsqueda de huecos por referencia o por palet.
– Posibilidad de mezcla de artículos en un hueco.
– Asignación de distintas técnicas de guardado, por zonas, por grupos, por palet, por
proximidad a un pasillo, etc.
– Información en tiempo real de palets pendientes de guardar y estado de la mercancía
disponible. 311
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.2.4.7. Mapa de almacén


La definición del mapa del almacén pasa por una necesaria clasificación de zonas, a saber:
– Recepción/revisión.
– Pulmón de entrada.
– Zona de estanterías de almacenaje/preparación.
– Zona de apilado en bloque.
– Zona de preparación exclusiva.
– Zona de «drive-in».
– Zona de rotos.
– Zona de expediciones.
– Pulmón de salida.

2.2.4.8. Gestión de stock


La gestión de stock, es, quizás, la labor más impor-
tante de todo el sistema, ya que el buen o mal funciona-
miento del mismo significará o no la disponibilidad de
un stock físico fiable y de los controles que lo garanticen.
Deberá garantizar la plena integridad referencial, es
decir, la posibilidad de comunicación de cualquier ac-
tualización del stock en tiempo real. Al mismo tiempo,
deberá disponer de la posibilidad de efectuar un cierre
de inventario a voluntad del usuario y de obtener histó-
ricos de movimiento del stock.
Es básico este control de las existencias de cada ar-
tículo para evitar situaciones de desabastecimiento que
darían lugar al incumplimiento de la labor asistencial
encomendada a la Institución. Para evitar esto se debe
tener siempre un determinado stock de cada artículo
que variará en función del uso de éstos. Así, las existen-
cias de jeringuillas desechables, por ejemplo, será siem-
pre mayor que la de sondas nasogástricas.
Asimismo se debe llevar un control de los artículos que consume cada servicio o unidad
para evitar consumos indebidos.

2.2.4.9. Reaprovisionamiento y movimientos internos


El control del almacén debe de incluir, lógicamente, no solamente el control de los movi-
mientos de entrada y/o salida, («movimientos externos»), sino también el de los movimientos
de reaprovisionamiento y/o colocación/descolocación («movimientos internos»).
312
CAPÍTULO 13. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL SERVICIO DE FARMACIA Y ALMACÉN [[[[\

2.2.4.10. Control económico


Esta función corresponde a la Unidad de Intervención, que puede existir en cada hospital, y
su objetivo es cuidar de que se cumplen las previsiones establecidas en los Presupuestos y las
normas de contratación establecidas en la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas.

2.3. Tipos de almacenes


Según el tipo de Institución de que se trate, pueden existir almacenes generales para todos
los centros integrantes de un hospital, área hospitalaria o zona básica de salud, o un almacén
por cada edificio. También puede haber almacenes según el tipo de material de que se trate.
Según este último criterio se originarían tres tipos de almacenes:
– Almacenes de materiales de uso relacionado directamente con los enfermos:
* Almacén de farmacia.

* Almacén de material clínico fungible. En el almacén hospitalario se pueden clasifi-


car los materiales utilizados en clínica, según la las características y duración de los
mismos en fungibles (aquel que se deteriora con el uso, es frágil en algunos casos y
tiene una vida corta) e inventariables (material que tiene una vida larga y por tanto
un carácter más definitivo).
* Almacén de material quirúrgico y aparataje.
– Almacenes de materiales para el funcionamiento del centro sanitario:
* Almacén de papelería.
* Almacén de mantenimiento. 313
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Almacén de lencería:
* En este se dan conjuntamente los dos usos anteriores, pues su finalidad es tanto la
provisión de ropa personal y de cama a los enfermos, como el dotar del vestuario
reglamentario al personal.

2.4. Distribución de Pedidos


La finalidad, razón de ser y objetivo último de los almacenes es la distribución de pedidos.
Para ello, los distintos servicios o unidades de la Institución presentan sus pedidos en un im-
preso normalizado que recibe distintas denominaciones (vale de almacén, hoja de pedido,
etc.), para que los Celadores almaceneros preparen los mismos. Una vez preparado, según
la periodicidad previamente determinada (diaria, semanal, etc.), el personal auxiliar de cada
servicio o unidad retirará el material.
Como casos excepcionales se pueden dar situaciones imprevistas de desabastecimiento,
situaciones de urgencia, o los servicios que requieren del almacén materiales de entrega in-
mediata, como es el caso de los servicios de mantenimiento. En estos supuestos, como es
lógico, no hay días fijados para entrega del material.
La petición del material debe hacerse, como dijimos anteriormente, en impreso normaliza-
do, debiendo ir firmada por la persona responsable del servicio (Supervisores de Planta, Jefe
de Unidad, etc.) indicando:
– Denominación del material.
– Código.
– Cantidad solicitada.
– Identificación del servicio, fecha y firma.
La mercancía será retirada junto con una copia de la hoja de pedido, en la cual el personal
del almacén habrá consignado previamente la cantidad realmente servida, junto a la que se
solicitó.

2.5. El Código de barras


Un código de barras es sencillamente una etiqueta con
un número determinado de barras negras inscritas en ella.
Cada barra tiene la posibilidad de representar un dígito par-
ticular de acuerdo con su posición en el código total. Si el
dígito está representado la barra es ancha; si el dígito no está
presente la barra es fina.
Los códigos de barras representan datos en una forma
legible por las máquinas, y son uno de los medios más efi-
cientes para la captación automática de datos.
Además, pueden contener una gran cantidad de información para un operador adecuada-
mente equipado y ofrecen el beneficio adicional de suministrar la misma muy rápidamente.
314
CAPÍTULO 13. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL SERVICIO DE FARMACIA Y ALMACÉN [[[[\

La primera patente para un código de barras, que tenía forma circular, fue solicitada en
1949 en Estados Unidos por N.J. Woodland; los códigos de barras se emplearon por primera
vez a principios de la década de 1960 para identificar material rodante ferroviario.
En las distintas industrias y aplicaciones se emplean varias «simbologías» (convenciones
de codificación) diferentes para los códigos de barras. Una de las más utilizadas es el símbo-
lo internacional de número de artículo, llamado símbolo EAN por las siglas en inglés de la
Asociación Europea para la Numeración de Artículos. Este símbolo se emplea en el comercio
abierto para identificar los productos al pasar del fabricante a los mayoristas, distribuidores
minoristas, y de ahí al cliente final.
La principal razón para la introducción de códigos de barras en un sistema de almacena-
miento, es el adelanto que supone para la identificación de los productos en stock. La dispo-
nibilidad del equipo necesitado para operar con ellos, puede justificar también el uso de estos
códigos de barras para una buena identificación de las ubicaciones.
Los códigos de barras utilizados como identificadores para las operaciones de almacenaje
tienen que ser frecuentemente leídos por aparatos manuales. Estos aparatos iluminan la eti-
queta por medio de una luz emitida por diodos y leen la luz reflejada mediante un receptor
comparador electro-óptico.
Aparte del equipo de lectura, se requerirá, además, un decodificador para interpre-
tar las lecturas en caracteres alfabéticos y números decimales y también para realizar los
chequeos.

315
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Notificación de órdenes en el almacén de farmacia, funciones del Celador en el alma-
cén de farmacia, funciones del Celador en el almacén hospitalario (Servicio de Salud
Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2009).
2 Funciones del Celador de almacén, funciones del Celador en el servicio de farma-
cia, concepto de unidosis, control de existencias de un almacén, concepto de criterio
FIFO en el almacén, concepto de código de barras, concepto de rotación en un alma-
cén, concepto de inventario, concepto de albarán de entrega (Servicio Andaluz de
Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2 Repercusión de la unidosis, finalidad del almacén hospitalario, fase más importante
del suministro, funciones del Celador en el almacén hospitalario (Servicio Gallego
de Salud –SERGAS–, convocatoria 2007).
2 Concepto de medicamento biológico, concepto de inventario (Servicio Gallego de
Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2 Material fungible, funciones del Celador en el almacén (Servicio Madrileño de
Salud –SERMAS–, convocatoria 2006).
2 Funciones del Celador de almacén, áreas del servicio de farmacia, método de unidosis,
Dirección responsable de la actividad de suministros (Servicio Madrileño de Salud
–SERMAS–, convocatoria 2008).
2 Suministro de medicamentos, comprobación de los albaranes de entrega, prepara-
ción de alcohol en farmacia, funciones del Celador de almacén (Servicio de Salud de
las Illes Balears –IBSALUT–, convocatoria 2010).
2 Finalidad de un almacén, concepto de suministro externo, trasporte de material den-
tro de la farmacia (Servicio Vasco de Salud –OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2 Concepto de inventario, funciones del Celador en el almacén de farmacia, respon-
sable de pedidos a farmacia desde planta, objetivo último de los almacenes, tras-
porte de material dentro de la farmacia, material inventariable, dispensación de al-
cohol, preparados de farmacia, material fungible, recepción de suministros, dispen-
sación de sueros, periodicidad del inventario general, tipos de almacenes (Servicio
Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2009).
2 Funciones del Celador en el almacén general (Agencia valenciana de Salud –A.V.S–,
convocatoria 2009).
2 Concepto de almacenaje, funciones del Celador en el almacén, finalidad del almacén,
comprobación de albaranes, norma que regula al Celador de almacén, concepto de
suministros internos (Servicio Aragonés de Salud –SALUD– convocatoria 2010).

316
14
Cuidado de los animales
utilizados para
experimentación y
otros fines científicos

1. Conceptos generales
2. Condiciones generales de alojamiento y manejo
3. Identificación y registro
14

4. Los procedimientos
5. Funciones de los celadores en el animalario
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Conceptos generales
A los efectos del Real Decreto 1201/2005, de 10 de octubre, sobre protección de los anima-
les utilizados para experimentación y otros fines científicos se entenderá por:
a) Animal: cualquier ser vivo vertebrado no humano, incluidas las crías de vida propia o
las formas de cría en reproducción, excluidas las formas fetales o embrionarias.
b) Animales de cría: los animales especialmente criados para su utilización en los proce-
dimientos en establecimientos aprobados o registrados por la autoridad competente.

c) Animales de experimentación: los animales utilizados o destinados a ser utilizados en


los procedimientos.
d) Animales de experimentación adecuadamente anestesiados: los animales privados
de sensaciones mediante el empleo de métodos efectivos de anestesia, local o general.
e) Centro o establecimiento: toda instalación, edificio, grupo de edificios u otros locales,
incluidos aquellos no totalmente cerrados o cubiertos, así como las instalaciones móvi-
les y todo el conjunto de medios personales y materiales organizados por su titular para
la cría, el suministro o la utilización de animales de experimentación. Se distinguen:
1. Centro de cría: cualquier establecimiento donde se crían animales de experimentación.
2. Centro suministrador: cualquier establecimiento que suministra y mantiene anima-
les de experimentación, no nacidos en el mismo centro.
3. Centro usuario: cualquier establecimiento en el que se utilicen animales de experi-
mentación.
f) Cercado: zona cerrada con paredes, barrotes o tela metálica, donde se mantienen uno o más
animales, y en el que la libertad de movimiento de estos depende del tamaño del recinto y
del grado de ocupación, y que normalmente resulta menos limitada que en una jaula.
g) Compartimento: pequeño recinto de tres lados, generalmente con un comedero y bebe-
dero con separaciones laterales, donde pueden mantenerse atados uno o más animales.
h) Corral: zona cerrada con cercas, paredes, barrotes o tela metálica situada habitualmen-
te en el exterior de los edificios, donde los animales alojados en jaulas o cercados pue-
den moverse libremente durante determinados periodos de tiempo según sus necesi-
318 dades fisiológicas y etológicas.
CAPÍTULO 14. CUIDADO DE LOS ANIMALES UTILIZADOS PARA EXPERIMENTACIÓN Y OTROS FINES CIENTÍFICOS [[[[\

i) Eutanasia o sacrificio por métodos humanitarios: el sacrificio de un animal con el


menor sufrimiento físico y mental posible, de acuerdo con su especie y estado.
j) Jaula: receptáculo fijo o móvil cerrado por paredes sólidas y, al menos por un lado, con barro-
tes o tela metálica o, en su caso, redes, donde se alojan o transportan uno o más animales.

k) Locales de alojamiento: locales donde se aloja normalmente a los animales, bien para
cría y mantenimiento, bien durante la realización de un procedimiento.
l) Persona competente: cualquier persona que, en función de su formación, se encuen-
tre capacitada legalmente, al amparo de este Real Decreto, para realizar las funciones
previstas en el Real Decreto 1201/2005.
m) Procedimiento: toda utilización de un animal para los fines establecidos que pueda
causarle dolor, sufrimiento, angustia o daño prolongados, incluida toda actuación que
de manera intencionada o casual pueda dar lugar al nacimiento de un animal en las
condiciones anteriormente mencionadas. Se considera, asimismo, procedimiento la
utilización de los animales, aun cuando se eliminen el dolor, el sufrimiento, la lesión,
la angustia o el daño prolongados, mediante el empleo de anestesia, analgesia u otros
métodos. Quedan excluidos los métodos admitidos en la práctica moderna (métodos
humanitarios) para el sacrificio y para la identificación de los animales. Se entiende
que un procedimiento comienza en el momento en que se inicia la preparación de un
animal para su utilización y termina cuando ya no se va a hacer ninguna observación
ulterior para dicho procedimiento.
n) Transportista: cualquier persona física o jurídica que proceda al transporte de ani-
males de experimentación por cuenta propia, por cuenta de un tercero o mediante la
puesta a disposición de un tercero de un medio de transporte destinado al transpor-
te de animales de experimentación, transporte que deberá tener carácter comercial y
efectuarse con fines lucrativos.
ñ) Autoridad competente: los órganos competentes de las Comunidades Autónomas y los
órganos competentes de la Administración General del Estado en sus respectivos ámbitos.
o) Métodos alternativos: aquellas técnicas o estrategias experimentales que cumplen con
el principio de las tres erres (reducción, refinamiento y reemplazo):
1. Reducción: estrategia encaminada a utilizar el mínimo número de animales necesa-
rio para alcanzar el objetivo propuesto en el procedimiento.
2. Refinamiento: incluye la mayoría de aquellos procedimientos que afectan a la vida del
animal de experimentación y permiten aliviar o reducir el posible dolor o malestar. 319
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3. Reemplazo: utilización de técnicas alternativas que puedan aportar el mismo nivel


de información que el obtenido en procedimientos con animales y que no impli-
quen la utilización de estos.
La utilización de animales en los procedimientos, docencia u otros fines científicos sólo
podrá tener lugar cuando esta persiga los siguientes fines:
a) La investigación científica, incluyendo aspectos como la prevención de enfermeda-
des, alteraciones de la salud y otras anomalías o sus efectos, así como su diagnóstico
y tratamiento en el hombre, los animales o las plantas; el desarrollo y la fabricación
de productos farmacéuticos y alimenticios y otras sustancias o productos, así como la
realización de pruebas para verificar su calidad, eficacia y seguridad.
b) La valoración, detección, regulación o modificación de las condiciones fisiológicas en el
hombre, en los animales o en las plantas.
c) La protección del medio ambiente natural, en interés de la salud o del bienestar del
hombre o los animales y mantenimiento de la biodiversidad.
d) La educación y la formación.
e) La investigación médico-legal.
La dependencia del hospital en donde se realizan experimentos con animales se denomi-
na Animalario.
Los animales que más frecuentemente se utilizan para experimentación en los Animalarios
de los hospitales son: ratones, ratas de laboratorio (ratas albinas manipuladas genéticamente),
cobayas, gatos, perros, hámster, conejos (sobre todo para cirugía general) e incluso ovejas.

Cobayas

2. Condiciones generales de alojamiento y manejo


Los centros o establecimientos deberán cumplir los siguientes requisitos en relación con
el cuidado general y alojamiento de los animales de experimentación:
a) Que a los animales se les proporcionen unas condiciones adecuadas de alojamiento,
medio ambiente, cierto grado de libertad de movimientos, alimentación, bebida y cui-
320 dados que aseguren su salud y bienestar.
CAPÍTULO 14. CUIDADO DE LOS ANIMALES UTILIZADOS PARA EXPERIMENTACIÓN Y OTROS FINES CIENTÍFICOS [[[[\

b) Que se limite al mínimo imprescindible cualquier restricción que les impida satisfacer
sus necesidades fisiológicas y etológicas.
c) Que las instalaciones y las condiciones ambientales en las que se críen, mantengan,
custodien o se utilicen los animales de experimentación les garanticen un adecuado
nivel de bienestar y que ello se verifique diariamente.
d) Que se disponga de medidas, medios e instalaciones que garanticen la eliminación, en el
plazo más breve posible, de cualquier deficiencia que provoque alteraciones en el estado
de salud o bienestar de los animales, con las alarmas necesarias.
e) Que las normas de trabajo e instrucciones de uso de todos los elementos consten por escrito.
f ) Que tengan previsto por escrito un plan de actuación en caso de emergencia o
catástrofe.
g) Que se evite el acceso al interior de las instalaciones de personal no autorizado.
h) Que el bienestar y la salud de los animales sean supervisados por el personal compe-
tente, para prevenir el dolor, así como el sufrimiento, la angustia o el daño duraderos.

2.1. Personal competente para trabajar en los centros


Se definen cuatro categorías profesionales, que se clasifican de la siguiente forma:
– Personal de la categoría A: personal para el cuidado de los animales. Los programas
de enseñanza para esta categoría incluirán, como mínimo:
1. Conceptos básicos relativos a los aspectos éticos y normativos de los cuidados pro-
porcionados a los animales de experimentación.
2. Manipulación y mantenimiento de los animales:
a) Medio ambiente, equipos, jaulas y accesorios en las instalaciones para los ani-
males: descripción, utilización y mantenimiento.
b) Manipulación y contención de los animales.
c) Conocimientos básicos sobre los métodos de eutanasia humanitaria de las es-
pecies afectadas.
d) Elementos generales de fisiología y de comportamiento de las especies anima-
les utilizadas con fines experimentales.
e) Mantenimiento de los animales y, en caso necesario, cría de éstos.
f ) Verificación de las condiciones medioambientales en los animalarios.
3. Reconocimiento del estado de salud y de las enfermedades:
a) Higiene y control de las enfermedades.
b) Elementos de fisiología general y de comportamiento de las especies animales
utilizadas con fines experimentales.
4. Reconocimiento del dolor, el sufrimiento y la angustia.
5. Normativa referente a la seguridad, la administración, el transporte, la recepción, el
aprovisionamiento de animales y la eliminación de los cadáveres. 321
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

6. Formación específica, en caso necesario, para todo trabajo de asistencia durante los
procedimientos.
– Personal de la categoría B: personal que lleva a cabo los procedimientos. Los progra-
mas de enseñanza para esta categoría incluirán, como mínimo:
1. Conocimientos básicos apropiados sobre el mantenimiento de los animales y acer-
ca de la normativa sobre la seguridad, la administración, el transporte, la recepción
y el aprovisionamiento de animales y la eliminación de los cadáveres.
2. Conceptos básicos relativos a los aspectos éticos y normativos de los cuidados pro-
porcionados a los animales de experimentación.
3. Manipulación y principios básicos del mantenimiento de los animales:
a) Características biológicas, en particular, fisiológicas y del comportamiento, de
las especies, razas y líneas de los animales, de acuerdo con las tareas que se va-
yan a cumplir.
b) Manipulación y contención de los animales.
c) Métodos de eutanasia humanitaria de las especies afectadas.
4. Reconocimiento del estado de salud y de las enfermedades: aspectos prácticos del
seguimiento del estado de salud y de las enfermedades.
5. Implicaciones del estatus microbiológico de los animales.
6. Reconocimiento del dolor, el sufrimiento y la angustia.
7. Formación apropiada para la realización de los procedimientos. En la medida en
que sea necesario para las tareas que se vayan a realizar:
a) Apreciación de los elementos que se deben tener en cuenta desde la concep-
ción de un procedimiento, incluyendo el refinamiento, la reducción y el reem-
plazo.
b) Importancia del sistema de alojamiento y del ambiente inmediato de los anima-
les para los procedimientos.
c) Anatomía de los animales utilizados para fines experimentales.
d) Anestesia, analgesia y apreciación de la necesidad de poner fin al procedimiento
para reducir lo más posible los sufrimientos del animal.
e) Técnicas apropiadas e intervenciones quirúrgicas.
El programa de formación del personal de categoría B debe tener un importante
componente práctico, aspecto este último que se llevará a cabo bajo la supervisión
de una persona con amplia experiencia en los aspectos estudiados.
– Personal de la categoría C: personal responsable para dirigir o diseñar los procedi-
mientos. Se considerará que los científicos responsables del diseño y de la dirección de
procedimientos son competentes cuando:
1. Sean titulados superiores con nivel equivalente a una licenciatura en una disciplina
como la Biología (animal), la Medicina, la Veterinaria u otra disciplina con formación
adecuada en zoología, anatomía y fisiología.
322
CAPÍTULO 14. CUIDADO DE LOS ANIMALES UTILIZADOS PARA EXPERIMENTACIÓN Y OTROS FINES CIENTÍFICOS [[[[\

2. Hayan participado en un curso básico sobre la ciencia de los animales de labora-


torio, con el fin de desarrollar un nivel de responsabilidad apropiado para un uso
de los animales de acuerdo con las normas científicas de alto nivel, cuyo programa
incluya como mínimo:
a) Aspectos éticos y legislación.
b) Biología y mantenimiento de los animales de experimentación.
c) Microbiología y enfermedades.
d) Diseño de procedimientos con animales.
e) Anestesia, analgesia y procedimientos experimentales.

f ) Alternativas al uso de animales.


g) Análisis de la literatura científica apropiada.
– Personal de la categoría D: personal especialista en ciencias del animal de experimen-
tación con funciones de asesoramiento sobre el bienestar de los animales.
1. Personal especialista en bienestar animal: persona con titulación universitaria supe-
rior en el área de Ciencias de la Salud, encargada de supervisar y asesorar todos los
aspectos relacionados con el bienestar de los animales.
2. Personal especialista en salud animal: persona licenciada en Veterinaria con forma-
ción complementaria especializada en animales de experimentación, encargada de
supervisar y asesorar todos los aspectos relacionados con la salud de los animales. 323
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Los Celadores con titulación homologada con los programas de formación propuestos
pueden pertenecer a las categorías A y B.
– Personal asesor:
Los centros dispondrán de personal especialista en bienestar animal y en salud animal.
El responsable de la salud de los animales será un veterinario con formación comple-
mentaria especializada en animales de experimentación.
Las siguientes funciones podrán ser asumidas tanto por el responsable en salud animal
como por el responsable en bienestar animal:
a) Supervisar las instalaciones, el bienestar, el manejo y el cuidado de los animales, con
el fin de detectar cualquier deficiencia existente.
b) Si decide al final de un procedimiento que el animal no se sacrifica, supervisar que
reciba los cuidados adecuados a su estado de salud bajo control de un especialista
en salud animal.
c) En general, de todas las tareas de asesoramiento en materia de bienestar animal,
con el fin de prevenir en todo momento el dolor, el sufrimiento, la angustia o daños
perdurables a los animales.

2.2. Líneas directrices relativas al alojamiento de los animales


2.2.1. Instalaciones
Funciones y proyecto general

– Las instalaciones se construirán de forma que suministren un ambiente adecuado


para las especies alojadas en ellas y se diseñarán para evitar el acceso de personas no
autorizadas.

– Las instalaciones que formen parte de un edificio mayor se protegerán mediante nor-
mas de construcción y disposiciones que limiten el número de accesos e impidan la
circulación de personas no autorizadas.

– Se recomienda la existencia de un programa de mantenimiento de las instalaciones


324 para evitar cualquier fallo de su equipamiento.
CAPÍTULO 14. CUIDADO DE LOS ANIMALES UTILIZADOS PARA EXPERIMENTACIÓN Y OTROS FINES CIENTÍFICOS [[[[\

Locales de alojamiento
– Se tomarán todas las medidas necesarias para garantizar la limpieza regular y eficaz de
los locales, así como el mantenimiento de un nivel higiénico satisfactorio. Los techos
y paredes serán resistentes, con superficies lisas, impermeables y fácilmente lavables.
Se prestará especial atención a las juntas con puertas, conductos, tubos y cables. Las
puertas y ventanas, en su caso, estarán construidas o protegidas de forma que eviten el
acceso de animales ajenos al establecimiento. Los suelos serán lisos, impermeables, no
deslizantes y fácilmente lavables y soportarán el peso de las estanterías u otros mate-
riales pesados. En el caso de que haya sumideros, estarán cubiertos adecuadamente y
dispondrán de una barrera que evite el acceso de animales ajenos al centro.
– Las zonas donde los animales se mueven libremente tendrán paredes y suelos con un
revestimiento especialmente resistente para soportar el gran desgaste causado por és-
tos y las operaciones de limpieza. Dicho material no será perjudicial para la salud de los
animales ni que pueda causar heridas a estos. En esas zonas son aconsejables los sumi-
deros. Los equipos y accesorios deberán protegerse, especialmente para evitar que los
animales los estropeen o se hieran con ellos.
– Los locales destinados al alojamiento de animales de experimentación de granja (vacu-
no, ovino, caprino, porcino, equino, aves de corral, etc.) cumplirán la normativa vigente
referente a los animales de granja.

– No se alojarán juntas especies incompatibles.


– Los locales de alojamiento podrán disponer de instalaciones para realizar procedimien-
tos o manipulaciones menores, en su caso.
Laboratorios y locales de experimentación con fines generales y especiales
– Los establecimientos de cría o suministradores dispondrán de instalaciones adecuadas
para preparar la expedición de animales.
– Todos los establecimientos dispondrán, al menos, de instalaciones para realizar pruebas sen-
cillas de diagnóstico, necropsias y/o recogida de muestras para investigaciones más amplias.
– Deberán tomarse medidas a la recepción de los animales para el establecimiento de
cuarentenas.
– Se dispondrá de locales de experimentación con fines generales y especiales, siempre que
no sea conveniente realizar los procedimientos u observaciones en el local de alojamiento.
– Se dispondrá de locales para alojar por separado a los animales enfermos o heridos. 325
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Se dispondrá, en su caso, de una o más salas convenientemente equipadas para la reali-


zación de experimentos quirúrgicos en condiciones asépticas. También es conveniente
disponer de instalaciones para el período postoperatorio cuando sea necesario.
/RFDOHVGHVHUYLFLR
– Los locales para el almacenamiento de los alimentos y/o camas deberán ser frescos,
secos y a prueba de parásitos e insectos. Otros materiales que pudieran estar contami-
nados o presentar peligro se almacenarán en un local diferente.
– Se dispondrá de locales para almacenamiento de jaulas, instrumentos y cualquier otro
material limpio.
– Los locales de limpieza y lavado serán lo bastante amplios como para alojar las insta-
laciones necesarias para descontaminar y limpiar el material usado. El proceso de lim-
pieza debería organizarse de forma que quede separado el circuito de material limpio
del de material sucio, para evitar la contaminación del material recién limpiado. Las
paredes y los suelos deberían estar recubiertos con un material resistente adecuado y
el sistema de ventilación debería tener suficiente capacidad para eliminar el exceso de
calor y de humedad.
– Se adoptarán disposiciones para el almacenamiento y la eliminación de los cadáveres y
residuos de los animales en condiciones higiénicas satisfactorias. Se tomarán medidas
para la eliminación de dichos restos con garantías de seguridad y atendiendo a la nor-
mativa vigente. Se adoptarán precauciones especiales con los residuos muy tóxicos o
radiactivos.
– El proyecto y construcción de las zonas de circulación se adecuará a las normas estable-
cidas para los locales de alojamiento. Se aconseja que los pasillos sean bastante anchos
para permitir la fácil circulación del material móvil.

2.2.2. Condiciones ambientales en los locales de alojamiento y su control


Ventilación
– Los locales de alojamiento tendrán un sistema adecuado de ventilación que satisfaga
las exigencias de las especies alojadas. El objeto del sistema de ventilación es sumi-
nistrar aire limpio y mantener bajo el nivel de olores, gases nocivos, polvo y agentes
infecciosos de cualquier tipo. También eliminará el exceso de calor y de humedad.
– El aire en el local se renovará con intervalos frecuentes. En condiciones normales el régi-
men de ventilación debería ser de 15 a 20 renovaciones de aire por hora.
– El sistema de ventilación se proyectará de forma que se eviten las corrientes de aire.
Temperatura
– En el Real Decreto 1201/2005, de 10 de octubre, se recogen tablas que muestran los
márgenes de temperatura recomendados. Las cifras se refieren sólo a animales adultos
normales. Se ajustará la temperatura de los locales de acuerdo con los cambios even-
tuales en la regulación térmica de los animales, que puedan deberse a condiciones
fisiológicas especiales o a los efectos del procedimiento.

326
CAPÍTULO 14. CUIDADO DE LOS ANIMALES UTILIZADOS PARA EXPERIMENTACIÓN Y OTROS FINES CIENTÍFICOS [[[[\

– Se dispondrá de un sistema de climatización que sea capaz tanto de calentar como de


enfriar el aire que suministra.

– En los establecimientos usuarios es necesario el control preciso de la temperatura de los


locales de alojamiento, ya que la temperatura del ambiente es un factor físico que afecta
profundamente al metabolismo de todos los animales.
Humedad
La humedad relativa óptima en los locales de alojamiento será de 55% r10%. Deberían evi-
tarse los índices inferiores al 40% y superiores al 70% de humedad relativa durante periodos
prolongados.
Iluminación
En los locales que carezcan de ventanas, es necesario disponer de un sistema de ilumina-
ción controlada tanto para satisfacer las necesidades biológicas de los animales como para
proporcionar un ambiente de trabajo satisfactorio. También es necesario controlar la intensi-
dad y el ciclo de luz-oscuridad.
Ruidos
Los ruidos pueden constituir una importante causa de molestias para los animales. Los locales
de alojamiento y de experimentación deberán aislarse de focos de ruidos fuertes de frecuencias
audibles y más altas, con el fin de evitar trastornos en la conducta y en la fisiología de los animales.
Sistemas de alarma
– Cuando la salud y el bienestar de los animales dependan de un sistema artificial, debe-
rán preverse sistemas de emergencia apropiados que garanticen el mantenimiento de
las condiciones ambientales adecuadas, y deberá contarse con sistemas de alarma que
adviertan en caso de avería.
– Tanto los sistemas de alarma como de emergencia deberán revisarse con regularidad,
y se mantendrá un registro de dichas revisiones.
– Se dispondrá de instrucciones claras, expuestas en lugar bien visible, sobre los procedi-
mientos de emergencia y alarma.
– Se velará por que el funcionamiento de los sistemas perturbe lo menos posible a los
animales. 327
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.2.3. Enjaulado
– Las jaulas y cercados deben ser de materiales no perjudiciales para la salud de los
animales.
– Se proyectarán de forma que los animales no puedan lesionarse y, a menos que sean
desechables, de material resistente a la limpieza y la descontaminación.
– Los suelos de jaulas y cercados serán apropiados a la especie y edad de los animales y
se proyectarán de forma que facilite la eliminación de los excrementos.

Superficie mínima del suelo Altura mínima


Especie
de la jaula en cm2 de la jaula en cm

Ratón 180 12

Rata 350 14

Hámster sirio 180 12

Cobaya 600 18

Conejo 1 kg 1.400 30

Conejo 2 kg 2.000 30

Conejo 3 kg 2.500 35

Conejo 4 kg 3.000 40

Conejo 5 kg 3.600 40

NOTA: por «altura de la jaula» se entenderá la distancia vertical entre el suelo de la jaula y la parte
horizontal superior de la tapa o de la jaula.

– Se diseñarán los cercados teniendo presente el bienestar de los animales. Conviene


que permitan la satisfacción de determinadas necesidades etológicas (por ejemplo,
la necesidad de trepar, esconderse o resguardarse temporalmente) y que faciliten
su limpieza, evitando, asimismo, el contacto con otros animales cuando se estime
necesario.

328
CAPÍTULO 14. CUIDADO DE LOS ANIMALES UTILIZADOS PARA EXPERIMENTACIÓN Y OTROS FINES CIENTÍFICOS [[[[\

2.3. Líneas directrices relativas al cuidado de los animales


A continuación pasamos a desarrollar lo reglamentado en relación con el cuidado de los
animales:
A) Captura
Los animales salvajes se capturarán solamente mediante métodos humanitarios y con la
intervención de expertos que posean un profundo conocimiento de las costumbres y el hábitat
de los animales que interesa atrapar. Si hubiera que utilizar algún anestésico u otro fármaco en
la operación de captura, lo administrará un veterinario. Cualquier animal que fuera herido gra-
vemente debe ser sometido lo antes posible a los cuidados de un veterinario. Si, en opinión del
veterinario, el animal sólo puede seguir viviendo con sufrimiento o lesiones, conviene sacrificar-
lo inmediatamente por un método humanitario. En ausencia de veterinario, a todo animal que
sufra heridas graves es conveniente sacrificarlo inmediatamente por un método humanitario.
B) Recepción y desembalaje
– Se recibirán y desembalarán los envíos de animales evitando cualquier retraso.
– Después de inspeccionarlos, se alojará a los animales en jaulas o cercados limpios y se
les dará alimentos y agua en función de sus necesidades.
– Se mantendrá a los animales que estén enfermos o se encuentren mal por cualquier
otra causa en observación y aparte de los otros.
– Un veterinario los examinará lo antes posible y, en caso necesario, los tratará.
– Los animales que no tengan ninguna posibilidad de recuperación serán sacrificados
inmediatamente mediante un método humanitario.
– Todos los animales recibidos se identificarán y registrarán de acuerdo con la normativa
vigente.
– Las cajas utilizadas para el transporte, si no se pueden descontaminar de forma adecua-
da, se destruirán inmediatamente.
C) Cuarentena, aislamiento y aclimatación
Se dispondrá de instalaciones separadas para aislar a los animales que, por presentar sín-
tomas o ser sospechosos de mala salud, puedan representar un peligro para el hombre o los
otros animales.
Incluso cuando los animales presenten buena salud, es conveniente someterlos a un pe-
ríodo de aclimatación antes de utilizarlos en un procedimiento (ver tabla). El tiempo necesario
depende de diversos factores, como el estrés al que se haya sometido al animal, que a su vez
depende de otras causas, tales como la duración del transporte y la edad del animal. Una per-
sona competente decidirá la duración de dicho período.

Especie Días

Ratón 5-15

Rata 5-15

Jerbo 5-15
329
.../...
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

.../...
Cobaya 5-15

Hámster sirio 5-15

Conejo 20-30

Gato 20-30

Perro 20-30

Primates no humanos 40-60

D) Alimentación
La elaboración de alimentos se atendrá a la normativa vigente. Los comederos, bebederos
y demás utensilios utilizados para la alimentación se limpiarán de forma regular y, en su caso,
se esterilizarán. Si se utilizan alimentos húmedos o que se contaminen fácilmente con agua,
orina, etc., será necesaria su limpieza diaria.
Aunque el proceso de distribución de comida puede variar según la especie, debe realizar-
se de forma que satisfaga las necesidades fisiológicas del animal. Todos los animales podrán
acceder al alimento.
E) Agua
Todos los animales dispondrán siempre de agua potable no contaminada. Los biberones
serán de material transparente para permitir el control de su contenido. Conviene que sean
de boca ancha para facilitar su limpieza y, si se utiliza material plástico, no liberarán sustancias
solubles. Tapas, tapones y tubos serán esterilizables y de fácil limpieza. Los biberones y acce-
sorios serán desmontables y se limpiarán y esterilizarán a intervalos regulares.
Los sistemas automáticos de bebida se controlarán, revisarán y limpiarán regularmente
para evitar accidentes y la propagación de infecciones. Si se utilizan jaulas de suelo liso, con-
viene tomar medidas a fin de reducir el riesgo de inundaciones. También es necesario el con-
trol bacteriológico periódico del sistema para garantizar la calidad del agua.
El agua procedente de la red pública contiene microorganismos que generalmente se con-
sideran inocuos, a menos que se trabaje con animales de definición microbiológica. En estos
casos habría que tratar el agua. El agua de suministro público suele estar clorada para reducir
el crecimiento de microorganismos. Dicha cloración no siempre basta para impedir el cre-
cimiento de algunos gérmenes patógenos potenciales, como, por ejemplo, las Pseudomonas
spp. Como medida complementaria, cabe elevar el nivel de cloro del agua o acidificarla para
conseguir el efecto deseado.
En los peces, anfibios y reptiles la tolerancia a la acidez, al cloro y a muchas otras sustancias
químicas varía ampliamente según las especies. Por lo tanto, es necesario tomar las medidas
necesarias para adaptar el suministro de agua de los acuarios y viveros a las necesidades y
límites de tolerancia de cada especie.
F) Cama
La cama será absorbente, sin polvo, no tóxica y libre de agentes infecciosos, parásitos o
cualquier otra forma de contaminación. Se pondrá especial cuidado en evitar la utilización de
serrín u otro material de cama derivado de madera tratada químicamente.
330
CAPÍTULO 14. CUIDADO DE LOS ANIMALES UTILIZADOS PARA EXPERIMENTACIÓN Y OTROS FINES CIENTÍFICOS [[[[\

G) Ejercicio y manipulación
– Se aprovechará cualquier oportunidad para que los animales hagan ejercicio.
– El comportamiento de un animal durante un procedimiento depende en gran medi-
da de su confianza en las personas que lo van a desarrollar. Se recomienda mantener
contactos frecuentes para que los animales se acostumbren a la presencia y actividad
humana.
H) Limpieza
– La calidad de una instalación depende en gran medida de una buena higiene. Se darán
instrucciones claras para cambiar la cama de las jaulas y cercados.
– Se establecerá un programa adecuado para la limpieza, el lavado, la descontaminación
y, cuando sea necesario, la esterilización de las jaulas, accesorios, biberones y cualquier
otro material. También conviene mantener un alto grado de limpieza y orden en los
locales de alojamiento, lavado y almacenamiento.
– El material que recubre el suelo de las jaulas, cercados y corrales se renovará periódi-
camente para evitar que se conviertan en un foco de infección o de infestación por
parásitos.
I) Sacrificio con métodos humanitarios de los animales
– Todo método humano de sacrificio de los animales exige conocimientos que sólo pue-
den adquirirse mediante una formación adecuada.
– No debe permitirse la eliminación de los cadáveres antes de que sobrevenga el rigor
mortis.

3. Identificación y registro
El método de identificación estará concebido de manera que no se pueda falsificar, que
sea inviolable, fácilmente legible a lo largo de toda la vida del animal, que no pueda volver a
utilizarse y no afecte a su bienestar.
Concretamente, los perros, gatos y primates no humanos deberán ser identificados indi-
vidualmente, preferiblemente antes de su destete, con un sistema permanente realizado de
forma que se les cause el menor dolor posible. Cuando un perro, gato o primate no humano
sea trasladado de un centro o establecimiento a otro antes de su destete y no sea posible
identificarlo previamente, el centro o establecimiento receptor conservará un registro docu-
mental completo, en particular, de los datos de la madre, y se procederá a su identificación lo
más pronto posible.
Cuando el sistema de identificación utilizado pueda producir dolor al animal, se le propor-
cionará la anestesia o analgesia adecuada.
Todas las jaulas o sistemas de confinamiento de animales deberán estar etiquetados y en la
etiqueta se consignarán los datos de identificación de los animales allí alojados.
En los centros usuarios, esta etiqueta debe, además, en su caso, permitir su relación con el
procedimiento en el que el animal esté siendo utilizado.
331
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Los centros deben llevar un libro de registro aprobado por la autoridad competente. La
autoridad competente determinará el formato de dicho libro de registro, que podrá ser lleva-
do de forma manual o informatizada. El libro de registro debe encontrarse permanentemente
en el centro y a disposición de la autoridad competente. El centro deberá conservar este libro
de registro durante, al menos, 3 años a partir de la fecha de la última inscripción.

4. Los procedimientos
No deberá realizarse un procedimiento, si se dispone de otro método científicamente satis-
factorio y contrastado, que permita obtener el resultado perseguido sin implicar la utilización de
animales, excepto cuando la normativa de aplicación lo requiera.
Los procedimientos deberán realizarse de forma que eviten la angustia y el dolor o el sufri-
miento innecesario a los animales de experimentación.
Para evitar duplicaciones innecesarias de procedimientos que tengan como fin cumplir las
disposiciones de las legislaciones nacionales o comunitarias en materia de salud y seguridad, las
autoridades competentes deberán reconocer, en la medida de lo posible, la validez de los datos
obtenidos mediante los procedimientos llevados a cabo en el territorio comunitario, a no ser
que alguna prueba posterior sea necesaria para la protección de la salud pública y la seguridad.
Las autoridades competentes deben fomentar la investigación sobre el desarrollo y la con-
firmación de técnicas alternativas que puedan aportar el mismo nivel de información que el
obtenido en procedimientos con animales, que supongan el uso de menos animales o que
impliquen procedimientos menos dolorosos.
Ante la elección entre diversos procedimientos, se seleccionará aquel que permita obtener
los resultados más satisfactorios y que:
a) Utilice el menor número de animales.
b) Se realice en animales pertenecientes a especies cuya elec-
ción haya sido cuidadosamente valorada y cuyo grado de
sensibilidad neurofisiológica sea el menor posible.
c) Cause el menor dolor, sufrimiento, angustia o lesión a los
animales.
Los procedimientos sólo podrán ser realizados por personas
competentes o bajo la responsabilidad directa de ellas, o cuando se
autoricen con arreglo a las disposiciones de la Normativa Nacional.
Quedan prohibidos los procedimientos:
– En los que se utilicen los animales considerados en peligro
Están prohibidos los
de extinción a menos que se ajusten a la normativa y que procedimientos que utilicen
los objetivos del procedimiento sean la investigación ten- los animales considerados en
dente a la protección de las especies de que se trate o fines peligro de extinción, salvo que
los objetivos del procedimiento
biomédicos esenciales, cuando se compruebe que tales es- sean la investigación tendente a
pecies son excepcionalmente las únicas adecuadas para ta- la protección de las especies
les fines, y previa autorización de la autoridad competente.
332
CAPÍTULO 14. CUIDADO DE LOS ANIMALES UTILIZADOS PARA EXPERIMENTACIÓN Y OTROS FINES CIENTÍFICOS [[[[\

– Con animales capturados en la naturaleza o vagabundos, a menos que los realizados


con otros animales no permitan alcanzar los objetivos perseguidos por el procedimien-
to, y previa autorización de la autoridad competente. En ningún caso podrán utilizarse
perros o gatos vagabundos.
– Con fines de formación y educación realizados en centros de enseñanza no superior,
a menos que sea imprescindible según el programa de la formación de que se trate, y
previa autorización de la autoridad competente.

4.1. Lugar de realización de los procedimientos


Los procedimientos se realizarán en centros registrados como centros usuarios.
Podrán llevarse a cabo procedimientos fuera de estos centros cuando sus características
justifiquen esta circunstancia, y previa autorización de la autoridad competente.
Cuando se haga necesario para los fines legítimos del procedimiento, se podrá permitir
que el animal afectado sea puesto en libertad, siempre que se hayan adoptado las medidas
adecuadas para salvaguardar el bienestar del animal, en la medida en que su estado de salud
lo permita, que no haya peligro para la sanidad animal, la salud pública o el medio ambiente, y
previa autorización de la autoridad competente. En cualquier caso, cuando el procedimiento
en el que se utilizan tenga exclusivamente fines docentes o de formación, no podrán liberarse
los animales utilizados.

4.2. Anestesia y analgesia durante el


procedimiento
Los procedimientos deberán llevarse a cabo con aneste-
sia general o local, salvo que se considere que esta:
a) Es más traumática para el animal que el procedi-
miento en sí.
b) Es incompatible con los fines del procedimiento; en
este caso, será preceptiva la autorización previa de la
autoridad competente.
Si la anestesia no fuera posible, deberán utilizarse anal-
gésicos u otros métodos idóneos para garantizar, en la me-
dida de lo posible, que el dolor, el sufrimiento, la angustia o
la lesión sean mínimos, y, en cualquier caso, que el animal
no padezca dolor, angustia o sufrimiento intenso.
Siempre que sea compatible con los fines del procedimiento, cuando se prevea que un
animal va a sufrir dolor intenso o prolongado después de haberse recuperado de la anestesia,
se dispondrá de lo necesario para que sea tratado con la antelación suficiente, con medios
adecuados para minimizar el dolor, o, cuando esto no sea posible, deberá ser sacrificado in-
mediatamente por métodos humanitarios.
333
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

En cualquier caso, y siempre que se prevea que el animal puede sufrir un dolor grave o pro-
longado, será necesaria la autorización previa del procedimiento por la autoridad competente.
En ningún caso podrá utilizarse un animal más de una vez en procedimientos que conlle-
ven dolor intenso, angustia o sufrimiento equivalente.

4.3. Fin del procedimiento


Al término de todo procedimiento, se decidirá si el animal debe mantenerse con vida o
debe ser sacrificado mediante un método humanitario. En todo caso, no se conservará con
vida a un animal si, a pesar de haber recuperado la salud en todos los demás aspectos, es pro-
bable que padezca un dolor o sufrimiento duraderos. A este respecto, tales decisiones serán
adoptadas por el veterinario responsable de la salud de los animales.
Cuando al término de un procedimiento:
a) Se vaya a conservar con vida a un animal, este deberá recibir el cuidado adecuado a su
estado de salud, ser sometido a la vigilancia de un veterinario y mantenido en condi-
ciones. La vigilancia del veterinario podrá suspenderse cuando, en su opinión, el animal
no vaya a sufrir como consecuencia de tal suspensión.
b) Sea necesario para los fines del procedimiento, sin perjuicio de las demás disposiciones
de este real decreto, la autoridad competente podrá autorizar que un animal utilizado
en un procedimiento sea devuelto a su medio habitual, y se adoptarán las medidas
adecuadas para salvaguardar su bienestar, en la medida en que su estado de salud lo
permita y no entrañe peligro ni para la sanidad animal, ni para la salud pública, ni para
el medio ambiente.
c) Se decida no conservar con vida a un animal, o este no pueda beneficiarse de las condi-
ciones establecidas relativas a su bienestar, este deberá ser sacrificado lo antes posible,
mediante un método humanitario. La eliminación de los cadáveres y de los subproduc-
tos, si los hubiera, se realizará conforme a la legislación vigente.
En el caso de los animales de especies silvestres y, en particular, las especies amenazadas,
se tendrán en cuenta los criterios relativos a la disposición de los animales establecidos en
las resoluciones derivadas de la Convención sobre el comercio internacional de especies
amenazadas de fauna y flora silvestres respecto a la toma de decisiones sobre el manteni-
miento en cautividad, reintroducción en el medio natural o la aplicación de la eutanasia a los
animales al fin de los procedimientos.

5. Funciones de los Celadores en el animalario


Los Celadores tendrán a su cargo los animales utilizados en los quirófanos experimentales
y laboratorios, a los que cuidarán, alimentándolos, manteniendo limpias las jaulas y aseándo-
los, tanto antes de ser sometidos a las pruebas experimentales como después de aquellas y
siempre bajos las indicaciones que reciban de los Médicos, Supervisoras o enfermeras que les
sustituyan en sus ausencias.
De ello se deducen las siguientes funciones:
334
CAPÍTULO 14. CUIDADO DE LOS ANIMALES UTILIZADOS PARA EXPERIMENTACIÓN Y OTROS FINES CIENTÍFICOS [[[[\

5.1. Cuidados
Como cuidadores se encargarán del adecuado manejo de cada uno de los animales según
sus características.

5.2. Alimentación
– Los Celadores suministrarán al animal los alimentos que precise, en las cantidades
adecuadas a sus características y necesidades. La ración suministrada ha de ser sa-
brosa, económica y bien equilibrada. Una vez mezclado el alimento, este será ad-
ministrado al animal por varios sistemas: cilindros, comprimidos (pellet), gránulos,
galletas, etc.

– En algunos casos se utilizarán preparados industriales que, aunque suponen un mayor


costo, tienen una mayor calidad nutritiva y sanitaria.

– Se encargarán de que los bebederos estén siempre suficientemente abastecidos de


agua.

5.3. Limpieza
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335
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Responsable del aseo de los animales en experimentación (Servicio de Salud de
Castilla-La Mancha –SESCAM– convocatoria 2008).
2 Categorías del personal competente para trabajar en los centros de experimentación
con animales, periodo de cuarentena de los conejos, renovación del aire de los loca-
les de alojamiento, altura mínima de las jaulas para ratas (Servicio Gallego de Salud
–SERGAS–, convocatoria 2007).
2 Funciones de los Celadores destinados en el animalario, alimentación de los animales
(Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria 2006).
2 Condiciones ambientales del animalario, funciones de los Celadores destinados en el
animalario (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria 2008).
2 Funciones de los Celadores destinados en el animalario, renovación del aire de los
locales de alojamiento, concepto de animales de experimentación (Servicio Vasco
de Salud –OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2 Funciones de los Celadores destinados en el animalario (Servicio Extremeño de
Salud –SES–, convocatoria 2009).
2 Funciones de los Celadores destinados en el animalario, responsable del aseo de los
animales en experimentación (Agencia valenciana de Salud –AVS–, convocatoria
2009).
2Funciones de los Celadores con los animales de experimentación (2) (Servicio de
Salud de Castilla la Mancha –SESCAM-convocatoria 2010).

336
15
Actuación en la Unidad
de Cuidados Intensivos
(UCI/UVI)

15

1. Actuación del Celador en la UCI/UVI


2. Cuidados generales a los pacientes
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Actuación del Celador en la UCI/UVI


La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), también conocida por Unidad de Vigilancia Intensiva
(UVI), es un servicio altamente especializado en la asistencia, vigilancia y control de los pacientes en
estado crítico. En algunos hospitales las UCI son pequeñas unidades hospitalarias totalmente equi-
padas dentro del mismo, disponiendo de servicio propio y exclusivo de Laboratorio, Radiología,
Esterilización, etc. Se ocupa de pacientes con una patología que haya alcanzado un nivel de grave-
dad tal que suponga un peligro vital actual o potencial, susceptible de recuperabilidad.

Área de intercambio o Box

Por todo ello, se puede definir como un área específica del hospital en la que, de una mane-
ra adecuada, se puede monitorizar, realizar los procedimientos diagnósticos, ayudar de forma
controlada al mantenimiento de las funciones vitales, y administrar el tratamiento definitivo
a aquellos pacientes cuya vida se encuentra en peligro a causa de enfermedades potencial-
mente reversibles.

1.1. Características de una UVI/UCI


La ubicación de la unidad ha de ser dentro o muy próxima de la zona más técnico-asisten-
cial del centro. Tradicionalmente se elige como lugar más idóneo el continuo al bloque quirúr-
gico, posiblemente como una ampliación de la reanimación. Debe tener fácil acceso desde la
sección de urgencias, ya que este es el punto de entrada normal para un enfermo grave.
Sin olvidar lo anterior, hemos de considerar también que la unidad es un lugar de hospita-
lización, que requiere otras asistencias, como pueden ser el aseo del enfermo, comidas, visitas
de familiares, etc., por lo cual hay razones importantes para que, sin perder su buena comuni-
cación interior, tenga también accesos fáciles para cubrir todos los demás aspectos.
En la UCI existen varias unidades especializadas identificadas según las patologías que pre-
sentan los pacientes; dentro de estas unidades están las áreas de internamiento que reciben el
nombre de Box o Boxes. En cada una de estas unidades existe un control de enfermería ubi-
cado de tal manera que permita la visualización de todos los pacientes sin necesidad de mo-
338 vilizarse (normalmente esta en el centro y las camas alrededor con el cabecero hacia la pared).
CAPÍTULO 15. ACTUACIÓN EN LA UNIDAD DE CUIDADOS INTENSIVOS (UCI/UVI) [[[[\

UCI/UVI

Hay unidades de internamiento dentro de la UCI/UVI para:


± Cardiología.
± Cirugía cardiovascular.
± Sépticos (infecciosos).
± Trasplantes.
± Neonatos.

UCI/UVI neonatal

± Cirugía general.

± Politraumatizados.

± Grandes quemados, etc.

± Además de estas zonas de hospitalización poseen un almacén de farmacia, almacén de


lencería, vestuarios, despachos de administrativos y médicos, almacén de aparatos, etc.
339
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Son salas muy especializadas donde existen gran cantidad de aparatos, muchos de los
cuales no se encuentran en otros servicios del hospital, entre los que se pueden citar: desfi-
briladores, caudalímetros, respiradores automáticos, aparatos de radiología portátil, autoa-
nalizadores, bombas de infusión de medicamentos y sueroterapia, monitores de frecuencia
cardíaca, marcapasos, etc.
Los tipos de pacientes que nos podemos encontrar en
estas unidades son: pacientes con infartos, con arritmias
inestables, pancreatitis, shock séptico, trasplantados he-
páticos, pacientes sometidos a cirugía cardiovascular, re-
cién nacidos con patologías varias que entrañen riesgo
vital, traumatismos craneoencefálicos, tetrapléjicos, etc.

1.2. Funciones del Celador


Los Celadores destinados en esta unidad, por las ca-
racterísticas de los enfermos continuamente encamados,
deben estar muy bien preparados en la movilización y
cambios posturales de los mismos. Como particularidad,
el trabajo de movilización del Celador será requerido con
mayor frecuencia e incluso el transporte de los pacientes
requiere aún mayores cuidados, si cabe.
Los cambios posturales se llevarán a cabo con la
misma frecuencia que en las plantas de hospitalización
(cada 2-3 horas) para evitar la aparición de las temidas
úlceras por presión y siempre que estén prescritas por el
Facultativo responsable del paciente.
“Ayudarán a las enfermeras y ayudantes de plantas
(auxiliares de enfermería) al movimiento y traslado a los
enfermos encamados que requieran un trato especial en
razón de sus dolencias para hacerles las camas”. Al ser pa-
cientes con tendencia a la inestabilidad, una actuación
rápida es vital para su integridad, por ello los Celadores
estarán pendientes de colaborar en todo lo que le orde-
nen (dentro de sus funciones) la supervisora de la UCI, los
médicos y los enfermeros de la unidad.
Cuando movilizamos a un paciente asistido por ventilación artificial, siempre debe estar
presente un/a enfermero/a que vigile los sistemas y conexiones del respirador, tubos y cánulas
para evitar que en ningún momento se interrumpa o altere la ventilación.
Los Celadores deben tener toda la indumentaria que se requiere en estas unidades y que
estará compuesta por: el uniforme reglamentario, calzas, mascarilla, guantes, bata y gorro. No
siempre lo llevarán todo puesto, pues hay unidades dentro de la UCI que no precisan de todos
estos medios de barrera. Sin embargo hay otras unidades que sí, como son las de trasplantes,
sépticos, etc. que necesitan de una normas asépticas definidas.

340
CAPÍTULO 15. ACTUACIÓN EN LA UNIDAD DE CUIDADOS INTENSIVOS (UCI/UVI) [[[[\

Es importante que cuando abandonen la UCI para algún traslado de personas y objetos
dejen la bata dentro de la UCI para ponérsela cuando regresen o bien utilicen una nueva al
entrar otra vez.
Otras de sus funciones es controlar la entrada de visitas
así como su salida y que los visitantes estén debidamente
autorizados. Asimismo, cuidarán de que durante los ho-
rarios de visita de familiares a pacientes (en las Unidades
de Cuidados Intensivos no se permite la permanencia de
ningún familiar acompañando al enfermo) estos vistan
correctamente las batas, gorros y calzas para acceder a la
unidad, número de visitantes por paciente, etc.
La visita de familiares se ajustará al horario establecido
en la Unidad, generalmente coincidiendo en las comidas
y cenas o después de las mismas, por tanto vigilarán que
se cumplan las debidas normas higiénicas e impidiendo a
los mismos el acceso fuera del horario establecido, orien-
tándolos hacia dichas bandas horarias.
Proveerán que el material limpio (gorros, batas, calzas
y mascarillas si fuesen necesarias) no falte en la habita-
ción habilitada, para que los familiares de pacientes in- Grúa para movilización de
gresados en UCI puedan proveerse de las mismas. pacientes

Trasladará a los pacientes, acompañado de médico y personal de enfermería, para la


realización de pruebas diagnósticas que no puedan llevarse a efecto en la Unidad de Cuidados
Intensivos (TAC, ecografías, etc.). En algunas pruebas (endoscopias, toracocentesis, punción
lumbar, etc.) pueden requerirle que sujete al paciente para evitar daños con sus movimientos.

Aparato de rayos X portátil

Generalmente las radiografías se harán programadas diariamente mediante aparato


portátil de Rx, el Celador tomará las medidas de protección correspondientes, ayudará al
técnico de Rx en la movilización de los pacientes que lo requieran (no manejará el apa-
rato ni colocará el chasis bajo el paciente pues esta es una función específica del técnico
en imagen para el radiodiagnóstico) y trasladando el aparato portátil a los diversos boxes. 341
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Serán igualmente aplicables el resto de funciones de Celadores reguladas en el artículo


14.2 de la Orden de 5 de julio de 1971, reguladora del Estatuto de Personal no Sanitario de
Instituciones Sanitarias.

1.3. Traslado de un paciente a la UCI/UVI


Consistirá en el transporte de un paciente en situación crítica desde cualquier unidad a
UCI, en el menor tiempo posible y con las mayores medidas de efectividad en el transporte.
El Celador llamará al ascensor y bloqueará la puerta para evitar las esperas innecesarias.
Avisada la UCI, y colocado en la camilla la bala de oxígeno, desfibrilador, ambú y medicación
necesaria, se procederá al traslado con Celador, enfermera y facultativo.
El cambio de cama en UCI se hará con mucho cuidado, pues una precipitada o mala acción
puede desconectar cualquier catéter, vía u otra circunstancia que complique aún más la situa-
ción del enfermo.
Efectuado el cambio, el Celador de UCI se encargará de las tareas propias de su servicio.
Posteriormente recogeremos el aparataje necesario en el traslado (desfibrilador, ambú, bote-
lla de oxígeno, etc.) y los devolveremos a la unidad de procedencia.

Insuflación con ambú

En los supuestos de traslado del paciente de UCI a servicios de diagnóstico (TAC, Ecografía,
etc.), el Celador que acompañe al mismo permanecerá constantemente junto al equipo de
dicho traslado hasta la finalización del mismo.

2. Cuidados a los pacientes


En las enfermedades críticas surgen una serie de problemas que el profesional de la UVI
debe disminuir o paliar. Esto se lleva a cabo mediante la puesta en marcha de una serie de
cuidados en función del tipo de problema que esté experimentando el paciente crítico.
Los problemas más comunes que pueden surgir en una Unidad de Críticos son:
342 – Desequilibrios hídricos.
CAPÍTULO 15. ACTUACIÓN EN LA UNIDAD DE CUIDADOS INTENSIVOS (UCI/UVI) [[[[\

– Infección nosocomial.
– Problemas nutricionales.
– Dolor.
– Problemas psicológicos.
– Alteración de los patrones de sueño.
– Problemas en el autocuidado.

2.1. Cuidados en los desequilibrios hídricos (hipo e hipervolemia)


2.1.1. Hipovolemia
– Pesar al paciente. Es importante describir los cambios que puede sufrir en el peso.
– Valorar el estado de piel y mucosas (color, signos de deshidratación, etc.).
– Realizar frecuentemente una higiene bucal adecuada utilizando también enjuagues
bucales con algún colutorio si el estado del paciente lo permite.

Jeringas de perfusión continua

2.1.2. Hipervolemia
– Restringir los líquidos y el sodio.
– Valorar la presencia de edema periférico, sistémico o pulmonar.
– Pesar al paciente. En una hipervolemia suele aparecer un aumento agudo de peso.

2.2. Cuidados para la prevención de la infección nosocomial


La infección nosocomial u hospitalaria es una complicación frecuente de los pacientes in-
gresados en la Unidad de Críticos. Esto se debe a varias causas, como, por ejemplo, la gravedad
de los pacientes, el empleo de numerosas técnicas invasivas y una falta de atención en la rea-
lización de técnicas asépticas por parte del personal de la Unidad de Críticos.

343
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Para evitar la aparición de infección nosocomial en estas Unidades se llevan a cabo una
serie de técnicas y cuidados:

– El Celador debe familiarizarse y conocer los gérmenes más frecuentes en la unidad.


– Lavarse las manos tras el contacto con cada paciente.
– Emplear guantes limpios para manipular líquidos corporales.
– Si el paciente presenta infección respiratoria, se mantendrá aislado en una habitación
individual con presión negativa.

Producto ubicado en el piecero de la cama de UCI


para desinfección de las manos por fricción sin
necesidad de aclarado

– Cada vez que se abandone la UCI para traslado de pacientes se debe desechar la bata
(o en su defecto dejarla dentro para que cuando vuelva la utilice otra vez), desechar
papis, gorro, guantes, etc.
– Si existe posibilidad de que los líquidos orgánicos del paciente pueden salpicar al per-
sonal, se utilizarán gafas protectoras y mascarilla.

2.3. Cuidados en caso de problemas nutricionales


Debido a la falta de alimentos el paciente crítico se desnutre. Una intervención nutricional
a tiempo puede influir positivamente en la evolución de la enfermedad. El Celador ayudará al
personal sanitario a pesar al paciente para que estos puedan valorar la perdida de peso con el
paso del tiempo.

2.4. Cuidados ante el dolor


Gran cantidad de los pacientes ingresados en la Unidad de Críticos experimentan dolor
debido a su enfermedad, técnicas empleadas, tratamientos, etc. Por ello este es uno de los
aspectos más importantes a tratar:
– Observar el estado del paciente, si está inquieto, si está ansioso, irritable, si llora, etc.
– Si el paciente tiene un dolor postoperatorio enseñarle a sujetarse la incisión para mini-
mizar el dolor durante la respiración profunda, la tos y la deambulación.
344
CAPÍTULO 15. ACTUACIÓN EN LA UNIDAD DE CUIDADOS INTENSIVOS (UCI/UVI) [[[[\

– Ayudar al paciente a mantener una buena alineación corporal y a realizar cambios fre-
cuentes de postura, ya que esto ayuda a prevenir contracturas y espasmos musculares.
– Facilitar al paciente medidas de distracción como son revistas, periódicos, radio, etc.
– Pedir al paciente que nos avise cuando aparezca el dolor.

2.5. Cuidados en caso de problemas psicológicos


– Vigilar diariamente el estado mental que manifiesta el paciente.
– Dedicar un tiempo a la comunicación con el paciente.
– Establecer horas de visita que favorezcan al paciente.
– Facilitar (por parte del médico responsable) a la familia una información clara y verda-
dera acerca del estado del paciente.
– Preparar al paciente y a la familia para un posible traslado de la unidad de forma que su
recuperación pueda entenderla como algo real.
– Orientar al paciente en el tiempo y en el espacio si fuera necesario, proporcionándole
calendarios, reloj, objetos propios, etc., para mejorar su estado de ánimo.
– Reducir en la medida de lo posible los ruidos y conversaciones en tonos altos de voz.

2.6. Cuidados en pacientes que presentan alteraciones de los


patrones del sueño
– Informar al paciente de la importancia del sueño para la recuperación de su patología.
– Mantener un entorno tranquilo y sin ruidos.
– Informar al paciente de que la mayor parte del sueño debe realizarlo a la misma hora
que lo hacía en su domicilio.
– Informar al paciente de que los ejercicios y la música son productores de sueño.
– Apagar las luces por la noche y durante los períodos de reposo.
– Limitar el horario de las visitas a las necesidades específicas de cada paciente.
– Colocar al paciente de la forma que se encuentre más cómodo para dormir.

2.7. Cuidados en la rehabilitación y conocimientos del autocuidado


– Demostrar repetitivamente las tareas para fomentar el mejor aprendizaje del paciente.
– Identificar los posibles obstáculos que puedan entorpecer el aprendizaje y desarrollar
estrategias para vencerlos.
– Incidir sobre factores ambientales (luminosidad, comodidad, etc.) y personas que ro-
dean el ambiente para mejorar el aprendizaje. 345
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Concepto de Unidad de Vigilancia Intensiva y Unidad de Cuidados Intensivos
(Servicio de Salud de Castilla-La Mancha –SESCAM– convocatoria 2008).
2 Traslados de pacientes a la UCI (Servicio Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria
2009).
2 Movilización de pacientes graves (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convoca-
toria 2007).
2 Colocación de las camas en UCI, frecuencia de visitas en la UCI, manejo del portátil en
UCI, horario de visitas (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2 Funciones de los Celadores en la UCI (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, con-
vocatoria 2008).
2 Indicaciones de trabajo dentro de la UCI, movilización de pacientes graves (Servicio
de Salud de las Illes Balears –IBSALUT–, convocatoria 2010).
2 Realización de la cama de los enfermos graves, sujeción de pacientes (Servicio Vasco
de Salud–OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2 Traslado de aparato de Rx, indumentaria del Celador, manejo del aparato de Rx, tipos
de pacientes atendidos en las UCI, cambios posturales, funciones de los Celadores en
la UCI, movilización de pacientes graves, traslado de enfermos desde la UCI (Servicio
Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2009).
2 Ayuda al facultativo en la movilización de pacientes (Servicio Aragonés de Salud
–SALUD– convocatoria 2010).
2Funciones de ayuda de los Celadores a las enfermeras en la U.V.I. (Servicio de Salud
de Castilla la Mancha –SESCAM-convocatoria 2010).

346
16
Actuación del Celador
en relación con el
enfermo terminal

1. Concepto de enfermedad terminal


2. Los derechos de las personas en situación terminal
3. La comunicación en una unidad de cuidados paliativos: aspectos psicológicos
16

4. Apoyo a los familiares frente al dolor y la muerte


5. Etapas de aceptación de la muerte. Duelo
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Concepto de enfermedad terminal


Según la SECPAL (Sociedad Española de Cuidados Paliativos) la «enfermedad terminal»
queda definida por los siguientes elementos:
1. Presencia de una enfermedad avanzada, progresiva e incurable.
2. Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico.
3. Presencia de numerosos problemas de síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y
cambiantes.
4. Gran impacto emocional en paciente, familia y equipo terapéutico muy relacionado
con la presencia, explícita o no, de la muerte.
5. Pronóstico de vida inferior a seis meses.
Estos factores generan una situación en la cual se demandan grandes dosis de atención
y apoyo emocional, tanto por parte del paciente y sus familiares como de los miembros del
equipo cuidador.

Principios básicos
El confort y la calidad de vida de los enfermos terminales deben ser alcanzados utilizando
de forma correcta los instrumentos básicos de los que disponen los cuidados paliativos:
1. Control de síntomas. Es necesario saber reconocerlos, evaluarlos y tratarlos de la for-
ma más adecuada. Mientras algunos podrán ser controlados, como por ejemplo el do-
lor, otros deberán ser asumidos por el paciente, de modo que sea capaz de adaptarse a
ellos, por ejemplo la debilidad.
2. Apoyo emocional y comunicación con el
enfermo, la familia y el equipo terapéutico.
3. Cambios en la organización que permitan
el mejor desempeño del equipo de profesio-
nales encargados del cuidado del enfermo, y
que a su vez, faciliten la adaptación a los ob-
jetivos cambiantes en la fase terminal.
348
CAPÍTULO 16. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO TERMINAL [[[[\

4. Equipo interdisciplinar. Este equipo estará formado por distintos profesionales, cada
uno de los cuales darán su propia visión a las diferentes necesidades que demanden el
enfermo y/o su familia en esta etapa de la enfermedad.

5. La asistencia debe ser realizada según unos principios básicos que resulten aceptables
de modo universal, sea cual sea la referencia cultural, moral o ética de cada individuo.

2. Los derechos de las personas en situación terminal


Son derechos fundamentales del ser humano, los mismos derechos que tienen los demás
pacientes. En la fase final de la vida adquieren un especial significado, convirtiéndose en ne-
cesidades a las que debemos dar una respuesta adecuada para proporcionar una atención
integral.

Esos derechos fundamentales se pueden resumir en los siguientes: el de recibir atención


médica, el derecho a la dignidad humana, a un soporte personal, al alivio del dolor y a una dis-
minución del sufrimiento, a la información, a la autodeterminación y, finalmente, el derecho
de rechazar un tratamiento:

– Derecho a recibir atención médica y soporte personal (por ejemplo, permitiendo a un


familiar permanecer a su lado).

– Derecho a ser tratados con la mayor dignidad y a ver su dolor aliviado y su sufrimiento
reducido de la mejor forma posible.

– Derecho a recibir información detallada sobre:

* Su estado de salud, incluyendo los resultados de cualquier exploración médica, los


exámenes e intervenciones previsibles.

* Los riesgos y los beneficios potenciales de efectuar o no esos exámenes e interven-


ciones así como la posibilidad de decidir someterse a ellos o no. La fecha prevista
para realizarlos y los procedimientos alternativos posibles.

* El desarrollo del tratamiento y los resultados esperables.


349
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Derecho a participar en la toma de decisiones relativas a las pruebas complementarias


y al tratamiento. El consentimiento informado del paciente es un requisito previo a
toda intervención sanitaria.

– Derecho a rechazar un tratamiento, que debe ser garantizado especialmente cuando


un tratamiento médico apropiado no sea eficaz para prevenir o evitar la muerte. La
negativa al tratamiento no debe de ninguna forma influir en la calidad de los Cuidados
Paliativos.

– Derecho a rechazar las intervenciones de reanimación o de soporte vital, permitiendo


así a la enfermedad seguir su curso natural:

* Una persona capacitada, en previsión de un posterior estado de incapacidad, pue-


de rechazar, mediante documento público (instrucciones previas , voluntad vital
anticipada o testamento vital), la aplicación de tratamientos de reanimación o de
soporte vital, en caso de padecer una enfermedad incurable, de serle insoportable
psicológicamente las consecuencias de la enfermedad, o de que su dolor no pueda
ser aliviado por ningún tratamiento. Cuando se nos presente algún caso en nuestra
unidad lo pondremos en conocimiento del Servicio de Atención/información de los
usuarios para gestionar su voluntad.

* El paciente puede nombrar a otra persona para ejercer este derecho en el caso de
ser él mismo incapaz. Podrá anular su declaración en cualquier momento.

* Los pacientes que rechazan el tratamiento tienen pleno derecho al alivio de su do-
lor y a la atenuación del sufrimiento.

3. La comunicación en una unidad de cuidados paliativos:


aspectos psicológicos
Es imprescindible un buen grado de comunicación entre el personal terapéutico y el pa-
ciente y su familia. Para ello existen una serie de requisitos fundamentales que deben saber
manejarse para conseguir una buena comunicación con el enfermo terminal.

1. Tener resuelta la actitud ante la propia muerte

El acercarse a un enfermo terminal plantea en las personas el reflejo de la propia figura,


de su propia muerte. Este acercamiento pone en juego una serie de representaciones
dotadas de una intensa carga emocional. Debido a ello, suelen producirse dos tipos de
conducta entre los familiares y amigos del enfermo:

a) Negación de la realidad, evitando acudir a ver al paciente para eludir la confronta-


ción con la muerte y tratando de justificarse por la falta de medios o de tiempo o
diciendo frases tan típicas como «prefiero recordarlo tal como era cuando estaba
sano».

b) Resolución del conflicto, tomando conciencia de la propia mortalidad. Esto es signo de


una parte importante del proceso de maduración del ser humano.
350
CAPÍTULO 16. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO TERMINAL [[[[\

2. Saber escuchar

El acto de escuchar requiere de una buena actitud, disponibilidad y tiempo. Al igual


que cualquier otra habilidad puede ser aprendida y perfeccionada.
Es importante saber escuchar todo lo que el paciente dice e incluso lo que no dice o dice
entre líneas. Asimismo es importante saber manejar los silencios e identificar si son silen-
cios de elaboración (el paciente está siguiendo una cadena de pensamientos) o silencios
de bloqueo (porque algo que va a decir le produce tanta angustia que le reprime).
3. Empatía
Es la capacidad para comprender, aceptar y compartir los sentimientos del paciente.
Es importante que éste reconozca a alguien a quien le importa lo que siente: temores,
alegrías, etc. Esto favorecerá el diálogo y creará una relación basada en la confianza que
favorecerá la apertura de sus sentimientos.

4. Uso de un lenguaje adecuado


El lenguaje dirigido al paciente ha de ser llano, sencillo y de fácil comprensión, ya que
de esta forma se sentirá partícipe de su enfermedad y del tratamiento de la misma. No
debemos emplear ningún tipo de tecnicismo debido a que esto facilitaría que el sujeto
se volviese más pasivo, creyendo que todo está fuera de su control, que su salud está sólo
en manos de los médicos y enfermeras/os.
5. Comunicación no verbal
Las emociones, actitudes y personalidad del enfermo quedan reflejadas en la comunica-
ción no verbal de forma complementaria, y en ocasiones más explícita, que a través de la
verbal. Hay pacientes que hablan de su futuro con un tono de voz y unos gestos que de-
latan su conciencia de la proximidad de la muerte. A veces esta comunicación no verbal
anticipa ideas que ni el propio paciente es capaz aún de asumir conscientemente.
También la actitud del personal sanitario y la familia influye en el paciente a través
del lenguaje no verbal y verbal de los mismos. Debido a la situación en la que se en-
cuentran, ajenos a muchos estímulos externos, estos pacientes tienen toda su atención
puesta en el equipo terapéutico y en su familia, por eso son muy sensibles ante cual-
quier bajada de mirada, cualquier movimiento, gesto de preocupación, susurro, etc. Su
estado les hace más receptivos a cualquier mensaje de las personas que le rodean, por
ello éstas deben cuidar bien lo que quieren decir y lo que no quieren transmitir. 351
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

6. Respeto a los juicios, confidencias y creencias del paciente y familiares.


7. Flexibilidad en el trato
El trato del enfermo terminal debe ser personalizado y cálido adaptándose en cada
caso particular atendiendo a sus necesidades de cariño y comprensión. No olvidar
el establecer contacto físico con el paciente (cogerle la mano, darle un abrazo, etc.),
incluso debemos animar a la familia para que ellos también lo hagan, ya que de lo
contrario el paciente puede sentirse solo, aislado y más hundido en su tristeza y
malestar.
8. Control de la implicación emocional
Es necesario mantener una cierta distancia que se consigue creando defensas. Para ello
hay que tener claro que se está ayudando al paciente a morir, cuidándolo y apoyándolo
pero no debemos pensar que estamos ahí para morir con él o salvarlo de lo inevitable.
En caso de reconocer algún signo de sobreimplicación emocional, como por ejemplo
preguntarse por qué esa persona tiene que morir, se debe poner en comunicación al
resto de los miembros del equipo terapéutico y buscar defensas para poder manejarlo.
La sobreimplicación sin defensas y con un aumento de las demandas por parte del
paciente y la familia, puede llegar a producir el temido Síndrome de Burnout y des-
atar la ira contra el paciente y su familia o producir un abandono de la situación con la
consiguiente culpa.

9. Adecuado control del estrés


En una unidad de cuidados paliativos existe un constante e inevitable estrés, producido
por las situaciones que el personal tiene que vivir sobre todo aquellas situaciones que
son de incertidumbre, cambios bruscos que obligan al equipo sanitario a adaptarse a
una nueva situación para la cual no se tienen recursos adecuados, también aquellas
situaciones en las que existe una carencia de información, etc. Este estrés puede acabar
perjudicando tanto al enfermo como a su familia, por ello es necesario disponer de
recursos que permitan afrontarlo y controlar sus efectos, por ejemplo con técnicas de
352 relajación, expresión de sentimientos, etc.
CAPÍTULO 16. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO TERMINAL [[[[\

4. Apoyo a los familiares frente al dolor y la muerte


Las familias necesitan atención al mismo tiempo que el paciente terminal. Los familiares
deben ser partícipes del plan de cuidados del paciente.
Es conveniente instruir a los familiares en los cuidados necesarios para el paciente. A veces
el enfermo se va de alta a casa y son ellos los que tienen que continuar con el tratamiento y
los cuidados diarios.

Cuidados a administrar
El apoyo a la familia del paciente terminal incluye la realización de una serie de cuidados,
como son:
– Facilitar por parte del médico a la familia la mayor cantidad de información posible
sobre el estado del paciente. Proporcionar información sobre lo que ha ocurrido, lo que
está ocurriendo y, según los casos, lo que se espera que suceda. La falta de información
y la no participación en los cuidados por parte de la familia hace que ésta genere mie-
dos y ansiedades.
– El personal de enfermería explicará a todos los miembros de la familia que es benefi-
cioso para el paciente la participación de ellos en los cuidados. Repartir el trabajo entre
todos para que no existan sobrecargas.
– Si existe un familiar al cual el enfermo no desea ver o experimenta sentimientos nega-
tivos hacia él, debemos evitar en la medida de lo posible que visite al paciente.
– Estimular a la familia a que pase el mayor tiempo posible con el paciente, ya que la
presencia de seres queridos hace que se sienta más tranquilo y además se favorece la
interrelación paciente-familia.
– Aconsejar a la familia que exprese sus sentimientos y hable sobre la persona perdida.
– Facilitar a la familia un ambiente tranquilo y agradable para que puedan desahogarse
hablando sobre sus temores y esperanzas para el futuro.
– Proporcionar a la familia apoyos religiosos y consejos espirituales, poniéndola en con-
tacto con el sacerdote.
– Informar a la familia de la existencia de grupos de apoyo que pueden ser de gran ayuda. 353
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Ayudar a la familia a tomar decisiones sobre la compañía funeraria, recogida de perte-


nencias y traslado de familiares.
– El médico responsable debe informar de la muerte del paciente cuando la familia esté
reunida. De esta forma podrán ayudarse unos a otros.
– Si la familia no está presente en el momento de la muerte los médicos responsables
informaran con tacto de los últimos momentos del paciente, evitando los detalles dolo-
rosos, precisando la hora del fallecimiento. También deben repetir las últimas palabras
del difunto si han sido mensajes de afecto o recomendaciones.

5. Etapas de aceptación de la muerte. Duelo


La doctora Kübler-Ross identifica y describe cinco etapas por las cuales pasan la mayoría
de los pacientes en la aceptación de la muerte.
El tiempo de duración de cada etapa puede ir desde algunos segundos hasta varios meses,
y varía de un paciente a otro.
Algunos se mantienen en el primero o segundo estadio hasta que está muy próximo el
momento del deceso. Además, el tipo de enfermedad que padece el paciente puede determi-
nar en gran medida el tiempo de que dispone para la reflexión antes de morir.

5.1. Negación y aislamiento


«No puede ser cierto», «se han equivocado».
Frente al conocimiento de que su enfermedad es fatal, la mayoría de los pacientes reaccio-
nan rechazando el diagnóstico. A menudo buscan el veredicto diferente de otro médico, y a
veces deambulan por muchas instituciones hasta que aceptan la realidad.
El aspecto positivo de esta incredulidad inicial es que da tiempo al paciente para movilizar
otras defensas menos radicales.
354
CAPÍTULO 16. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO TERMINAL [[[[\

5.2. Rebeldía, ira


«¿Por qué yo?», quejas dirigidas hacia sus familiares y al personal sanitario.
El paciente se rebela contra la repentina sensación de impotencia para controlar su destino.
En este periodo es importante que los miembros del personal recuerden que la ira del paciente
no está dirigida, en realidad, contra ellos. Si el paciente se muestra poco razonable en sus exigen-
cias y a veces algo arrogante, hay que tratar de recordar que se siente enfurecido contra el mundo.
Si el paciente se siente comprendido y respetado, pronto bajará la voz y reducirá sus exigencias.

5.3. Negociación
Esta fase no siempre es detectable, suele asociarse de forma alternante, con los periodos
de rebeldía y depresión. El enfermo trata de negociar la situación que lo amenaza con la ex-
pectativa próxima de muerte, lanzándose a conseguir, a pactar con cualquier medio una solu-
ción desesperada que le permita un indulto o el cambio de su destino. En la práctica ésta ne-
gociación se puede llevar directamente con la divinidad o bien para obtener la mejor atención
posible a través de nuevos tratamientos, intervención quirúrgica, etc.

5.4. Depresión
A medida que el paciente toma conciencia gradual de que va a morir y no puede hacer
nada para evitarlo, aparece un estado de depresión. A menudo, un factor externo que com-
plica las cosas, es el hecho de reconocer que los últimos días en el hospital contribuirán a las
dificultades económicas de la familia, lo que aumenta el estado depresivo del enfermo.
La Dra. Kübler-Ross identifica dos periodos de depresión:
– El primero lo denomina depresión reactiva. Durante esta etapa el paciente se concen-
tra en cosas del pasado que ha perdido. Se preocupa por su familia, cómo se las arreglará
sin él, quién lo reemplazará, etc.
En estos momentos es probable que el enfermo exprese verbalmente sus sentimien-
tos, y el personal sanitario puede ayudarlo convirtiéndose en un atento interlocutor.
También puede solicitar los servicios de una trabajadora social para tomar medidas
prácticas de ayuda, como lograr que alguien preste atención a los hijos pequeños, etc.

355
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– La segunda etapa se llama depresión preparatoria. Señala la transición entre la lucha


por la vida y la aceptación de la muerte.
El paciente se muestra más tranquilo y habla poco. En esta fase, el contacto de una
mano o una caricia en los cabellos significan mucho más que el intento del personal
sanitario de mostrarse jovial.

5.5. Aceptación y paz


Desprovista de sentimientos y de interés por el entorno.
En general, los pacientes más ancianos alcanzan esta etapa más pronto, porque sienten
que ya han vivido una existencia plena. Los más jóvenes requieren más tiempo para llegar a
este punto, y a menudo necesitan ayuda para pasar por las diferentes etapas.
Durante este proceso, tiene lugar a menudo una separación gradual del paciente del mun-
do. Esto recibe el nombre de decatexis. Los familiares no comprenden a veces este proceso y
lo consideran un rechazo hacia ellos. Es el momento en que el paciente necesita mayor aten-
ción por parte del personal sanitario.

Aun cuando el paciente no manifieste deseos de comunicarse, conviene que el personal sani-
tario pase algunos momentos a su lado, aunque no le hable, sobre todo al terminar el día. Este sim-
ple acto le demostrará que existe preocupación por él y que no se le ha abandonado a su suerte.

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Etapas de aceptación de la muerte (Servicio Vasco de Salud –OSAKIDETZA–, con-
vocatoria 2009).
2 Últimas voluntades del enfermo terminal (Agencia valenciana de Salud –AVS–,
convocatoria 2009).
356
17
Actuación del Celador
en relación con el
enfermo contagioso

1. Epidemiología de las enfermedades transmisibles


2. Infección nosocomial
17

3. Barreras higiénicas
4. Aislamiento hospitalario
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Epidemiología de las enfermedades transmisibles


1.1. Definiciones
– Enfermedad infecciosa: es la enfermedad
que precisa la participación de un agente
causal vivo y exógeno, con una respuesta
orgánica y que se pueda transmitir. Habría
que recordar que existen agentes que se
transmiten pero no son infecciosos (sarna),
y otros que se transmiten, pero que no pro-
ducen enfermedad en el receptor (infección
sin clínica) o dan una enfermedad diferente
a la de la fuente; en estos casos el epidemió-
logo tendría que conocer la proporción de
Virus
asintomáticos de cada enfermedad.
* Es importante recordar que no todas las enfermedades infecciosas son bacterianas.

* La transmisión puede ocurrir desde otro hombre (enfermedad contagiosa) o desde


animales.

– Enfermedad transmisible: cumple una serie de características básicas, ya que precisa


de un agente causal, que suele ser único, exógeno, capaz de reproducirse.

– Epidemiología de las enfermedades transmisibles: estudia los factores que van a


relacionar el agente causal con el sujeto o huésped susceptible.

– No confundir el término infección (generados por agentes infecciosos) con el término


inflamación donde existe una respuesta inespecífica frente a las agresiones del medio,
y está generada por los agentes inflamatorios.

1.2. Agente causal


Es un organismo vivo, que requiere unos me-
canismos de transmisión y un sujeto o huésped
susceptible. Cada agente es responsable de una
o varias enfermedades.
Los agentes causales pueden ser artrópodos
(pediculus), metazoos, protozoos, algas, hongos,
bacterias, micoplasmas,rikettsias, bedsonias, vi-
rus o priones (ej. enfermedad de las vacas lo-
cas). En muchas ocasiones pueden existir varios
agentes causales, a la vez o secuencialmente, po- Protozoos
tenciándose.

358
CAPÍTULO 17. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO CONTAGIOSO [[[[\

1.2.1. Tipos de interacción agente/huésped


a) Simbiosis: asociación con beneficios para agente y huésped.
b) Comensalismo: aquí existe beneficio para el agente o el huésped, pero sin perjuicio
para el otro.
c) Parasitismo: el agente (parásito) obtiene beneficios a partir del huésped, perju-
dicándolo.
Estas situaciones se pueden intercambiar entre sí.

1.2.2. Características de los agentes causales/etiológicos


El agente etiológico depende de varios factores para tener capacidad de producir enfer-
medad en el ser humano: la contagiosidad, la infectividad, la patogenicidad y la virulencia.
a) Contagiosidad: se refiere a la capacidad del agente para extenderse.
b) Infectividad: capacidad para multiplicarse el agente causal en los tejidos, dando o no
lugar enfermedad.
c) Patogenicidad: una vez infectado un huésped, la patogenicidad es la capacidad para
dar lugar a una enfermedad. Esto depende de la virulencia del agente y de las defensas
del huésped. Esta patogenicidad es función de la variable especie, tipo de huésped y
tejido. Se mide por la tasa de patogenicidad.
d) Virulencia: grado o cantidad de enfermedad que puede producir el agente causal. Hay
que diferenciar infectividad de virulencia: algunos agentes son muy virulentos, pero
apenas penetran (tétanos) y otros son más infectivos, pero menos virulentos, como por
ejemplo Brucella.
e) Antigenicidad o inmunogenicidad: se define como la habilidad de un agente causal
para producir reacción inmunológica local o general. Esto afecta a la patogenicidad y a
la virulencia.

1.3. La cadena epidemiológica


Es el conjunto de elementos (eslabones) que se precisan para que ocurra una enfermedad
transmisible. Estos eslabones son:
– Agente causal (ya visto en el anterior punto).
– Reservorio.
– Fuente (suele ser la misma que el reservorio).
– Mecanismo de transmisión.
– Huésped susceptible.
Un elemento que actúa en la cadena epidemiológica como fuente puede ser en otro
caso reservorio o mecanismo de transmisión (el suelo puede ser reservorio o mecanismo de
transmisión). 359
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Existen una serie de factores epidemiológicos secundarios, que modifican los elementos de la ca-
dena epidemiológica (sexo, edad, clima, hábitos de la población, condiciones socioeconómicas, etc.).

1.3.1. Reservorio
Es todo ser animado o inanimado, en los que el agente etiológico se reproduce y se per-
petúa en un ambiente natural (vive y se desarrolla), del que depende para su supervivencia. Si
se hace referencia al suelo, se habla de reservorio adicional o de depósito. Cuando el agente
pasa desde el reservorio al hombre susceptible, éste (reservorio) actúa como fuente, por lo
que pueden ser o no coincidentes. Otras veces es necesario un ciclo intermedio en animales
domésticos, roedores o parásitos (garrapatas, etc.). Los agentes pueden transmitirse desde
otro ser humano, animal o del medio ambiente.

1.3.2. Fuente de infección


Es el ser animado, hombre (homóloga), animales (heteróloga) o inanimado, suelo (heteró-
loga), desde donde puede pasar la infección directa o indirectamente al huésped susceptible.
En la fuente el microorganismo debe poder reproducirse.
Para el hombre la fuente de infección más importante es él mismo, existiendo enfermeda-
des que sólo causan alteraciones en el hombre (meningococemias).
Las infecciones autógenas son aquellas que ocurren por microorganismos que están de
forma habitual en el hombre y que o son saprofitos o no son patógenos en buenas condicio-
nes de inmunidad (de interés en hospitales).

1.3.2.1. Características de los tipos de reservorios más frecuentes


Reservorio humano enfermo
a) El foco enfermo debe eliminar microorganismos. Como ejemplo contrario tendríamos
el caso de la osteomielitis, en la que la infección es cerrada.
b) Cada enfermedad tiene sus períodos patocrónicos y su contagiosidad: fase prodrómi-
ca, período clínico, convalecencia, fases crónicas.
c) Las características clínicas de la enfermedad afectan a la contagiosidad:
– Por la forma clínica de una misma enfermedad, ésta será más o menos contagiosa
(lepra lepromatosa o tuberculosa).
– Por la gravedad de la enfermedad: mientras más graves, suelen ser más contagiosas.
– Por las formas atípicas: puede pasar desapercibida.
– Por las formas abortivas: no expresan toda su clínica, pero son contagiosas.
– Por las formas subclínicas: clínica poco aparente. Suele requerirse su confirmación
microbiológica.
– Formas inaparentes: sin síntomas, suelen tener un número escaso de agentes y sue-
len ser menos contagiosas. No hay que confundir con el estado de portador. Las
formas de larga duración se denominan infección latente. La tasa de evidencia es la
360 relación entre las formas típicas de la enfermedad y las formas no evidentes.
CAPÍTULO 17. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO CONTAGIOSO [[[[\

d) La duración de la contagiosidad variará en función de los tratamientos recibidos. El


tratamiento puede reducir el período de contagiosidad. Aunque en ocasiones lo puede
alargar.
e) La vía de salida puede ser la misma puerta de entrada u otra. Puede ser única o múlti-
ple. Podemos diferenciar varias vías de eliminación:
– Vía respiratoria: gotas de Flügger y núcleos goticulares de Wells, esputo, secreción
nasal, secreciones faríngeas (catarro, TBC, estreptococias), etc.
– Vía digestiva: heces y vómitos (disentería).
– Vía conjuntival (tracoma).
– Vía genitourinaria (gonococo).
– Sanguínea (hepatitis).
– Cutánea (pitiriasis).
Referente a la eliminación existen una serie de consideraciones a realizar: la eliminación del
agente puede preceder a la aparición de los síntomas, y se puede prolongar hasta después de la
curación, se puede aislar el germen en la secreciones y no ser contagioso.
Reservorio humano portador
Es el individuo que, sin presentar signos o síntomas de infección, tiene un agente que
puede ser eliminado por sus secreciones y ser transmitido a otros individuos. Es un problema
sanitario en aquellas personas que están en contacto con alimentos, niños en colegios, sani-
tarios, etc.
Se pueden diferenciar los siguientes tipos de portador:
a) Portador paradójico o pseudoportador: aquel que elimina gérmenes no patógenos.
b) Portador precoz: es un portador que elimina el microorganismo antes de que aparezca
la enfermedad que suele estar incubando (hepatitis, sarampión).
c) Portador convaleciente: se trata de un sujeto que ha padecido una enfermedad conta-
giosa de la que se ha curado completamente (fiebre tifoidea), pero elimina gérmenes
durante los tres meses siguientes; si dura entre tres meses y dos años, se denomina
portador crónico (salmonelosis, hepatitis).
d) Portador sano: son personas colonizadas, pero no infectadas (poliovirus, neisseria me-
ningitidis). Existe cierta semejanza con el portador convaleciente o crónico con enfer-
medad subclínica.
e) Portador pasivo o contacto: se trata de una persona, o animal susceptible, que ha es-
tado en contacto con un caso o un portador, y que al final del período de incubación
puede enfermar. Las personas o animales que se relacionan con un contacto primario,
se denominan contactos secundarios. Esto se elimina con el aislamiento de los casos. Se
suele estimar por las tasas de supervivencia la duración en cada enfermedad del estado
de portador. Siempre que se produce una epidemia hay que vigilar a los portadores,
con controles frecuentes, que suelen ser cada mes, hallándose la duración del estado
de portador dividiendo la tasa de prevalencia (nº de casos positivos/nº de análisis rea-
lizados) por la de incidencia (nº de personas portadoras en un período/nº de personas
observadas en el período x meses de observación). 361
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Reservorio animal
Son enfermedades transmisibles que el hombre adquiere des-
de un animal (zoonosis), excluyéndose las agresiones y las toxinas.
Se incluyen las infecciones y las infestaciones. En la transmisión se
pueden implicar uno o más huéspedes intermediarios. Sus carac-
terísticas son:
a) En la mayoría de los casos la transmisión se termina en el
hombre, no se transmite a otros hombres.
b) Los casos son esporádicos o agrupados en pequeños bro-
tes, pero algunas zoonosis producen epidemias (fiebre Q).

c) La enfermedad se suele presentar en personas que están en contacto con animales y


sus productos, suele tener un carácter profesional:
– Relacionadas con el trabajo agrario: fiebre Q, brucelosis, leptospirosis, etc.
– Relacionado de forma ocasional con el trabajo agrario: rabia, tuberculosis aviar, der-
matofitosis, etc.
– Raramente relacionado con el trabajo agrario: coccidiomicosis, dermatofitosis.
– Relacionados con los trabajos de investigación con animales.
d) La incidencia que aparece en los hombres es similar a la que se encuentra en los
animales.
e) Las lesiones y síntomas son similares en hombres que en animales.
La transmisión de la zoonosis puede ser directa o indirecta.
Reservorio telúrico (suelo, agua y fomites)
Tiene importancia por una serie de consideraciones:
a) Los microorganismos deben poder presentar formas especiales de resistencia para ser
viables (tétanos).
b) Precisa condiciones ambientales de humedad, temperatura, etc., adecuadas para desa-
rrollarse (leptospirosis).
c) Una parte de su ciclo evolutivo se produce en este medio.
d) Suelen ser gérmenes oportunistas, con facilidad de producir infección cuando dismi-
nuyen las defensas.

1.3.3. Mecanismo de transmisión


Es el conjunto de mecanismos que utiliza el germen para ponerse en contacto (transmi-
sión) con el huésped. Los mecanismos de transmisión pueden ser únicos o variados, y éstos
a su vez pueden ser sucesivos (es más fácil que un mecanismo variado tenga más éxitos que
uno único o uno sucesivo).
362
CAPÍTULO 17. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO CONTAGIOSO [[[[\

Transmisión directa
Se produce el paso de la enfermedad desde la fuente de infección al sujeto sano sus-
ceptible, sin intermediarios. Suele producirse por microorganismo con poca resistencia al
medio externo (enfermedad de transmisión sexual, gérmenes piógenos, etc.), por lo que
ocurre en un período muy corto de tiempo, en el que los gérmenes apenas experimentan
modificaciones.
Tipos de transmisión directa:
1. Por contacto:
– Transmisión sexual: enfermedades de transmisión sexual como la sífilis, sida, candi-
diasis, gonorrea, etc.
– Transmisión por mucosas: mononucleosis infecciosa, difteria.
– Transmisión por las manos: impétigo, erisipela. Contaminación por heces, orina,
mucosas nasales (salmonella, coli, shigella, pseudomona, acinetobacter). En uñas,
huevos y quistes de protozoos (oxiuros, toxoplasma). Toxiinfecciones alimentarias.
– Transmisión intrapartum: oftalmía neonatorum.
2. Por mordeduras: rabia.
3. Transplacentaria.
4. Arañazo.
5. Transmisión aérea: se caracteriza por no existir contacto directo, pero sí requiere
una distancia mínima, que clásicamente se define como 1 metro (sobre todo si
son agentes de escasa resistencia), salvo en los agentes que se transmiten por el
polvo que no requieren esta cercanía. Se transmite por gotitas de Flügger y gotas
de Wells, ambas se transmiten al hablar, toser, estornudar. Es la vía de transmisión
más frecuente.
Transmisión indirecta
El contagio se produce con separación en el tiempo y el espacio entre la fuente y el hués-
ped y actúa a través de seres animados (animales o artrópodos) o inanimados (alimentos,
agua, fomites). Se suele relacionar con condiciones higiénicas deficientes.
Hay que diferenciar un mecanismo de transmisión homólogo (cólera) y otro heterólogo
con dos (brucelosis) o tres eslabones (peste).
Mecanismos de transmisión indirecta:
a) Por el aire.
b) Por vehículos de transmisión; agua, alimentos, fomites, etc.
c) Desde el suelo: necesita agentes resistentes como son los esporulados (tétanos, gan-
grena gaseosa, botulismo), existiendo ciertos parásitos que precisan pasar por el suelo
para completar su ciclo (áscaris, anquilostomas, etc.).
d) Baños (leptospirosis), aerosoles.
363
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

e) Artrópodos: actúan como vectores, transportando gérmenes desde la fuente de in-


fección al huésped, tanto de forma pasiva o mecánica (insectos, animales) como de
forma activa o biológica cuando el artrópodo hematófago ingiere el microorganismo
infectante por picadura, el cual es capaz de sufrir en el organismo del artrópodo cierta
multiplicación, cumplir una fase de su ciclo evolutivo o ambas cosas a la vez.

1.3.4. Sujeto sano susceptible


Es todo sujeto sano y capaz de enfermar, es el último eslabón de la cadena epidemiológica. El
grado de susceptibilidad está influido por una serie de factores, como son: edad, sexo, raza, profe-
sión, lugar de residencia. La edad tiene gran importancia debido a: los distintos niveles de inmunidad
según la que se tenga, la distinta posibilidad de exposición o aislamiento, las distintas formas de las
enfermedades y ciertos factores relacionados con las prácticas sociales según la edad (escolaridad).
En el sujeto susceptible existen distintos elementos que juegan un papel importante en
el contagio:
1. La puerta de entrada: punto por donde penetra el agente causal. Esta puerta de entra-
da puede servir para la multiplicación del germen o su llegada a otros órganos y puede
ser específica para algunos agentes y no para otros.
Las distintas puertas de entrada pueden ser: piel, genitales, vías urinarias, conjuntiva,
aparato digestivo, faringe, inoculación por instrumentos.
2. La inmunidad: humoral y celular. Existen muchas enfermedades que disminuyen
esta inmunidad (sida, neoplasias, etc.). Así como ciertas condiciones socioeconómicas
y nutricionales.

2. Infección nosocomial
La historia de las infecciones nosocomiales (hospitalarias) es tan antigua como la del hos-
pital; existen infecciones hospitalarias desde el momento en que se agrupan los enfermos
para su cuidado. Las infecciones nosocomiales son un importante problema de Salud Pública
ya que producen una morbilidad y mortalidad destacadas, dando lugar a elevados costes so-
ciales y económicos. Se estima que en nuestro medio, del 6 al 10% (prevalencia media del
7,10% en España en el año 2010) de los enfermos ingresados en un hospital de agudos ad-
quieren una infección nosocomial. La estimación de la mortalidad podría situar el problema
dentro de las diez primeras causas de muerte, lo que ha hecho que el conocimiento de las
364 tasas de infección se considere necesario para las estadísticas vitales.
CAPÍTULO 17. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO CONTAGIOSO [[[[\

Por lo que respecta a los costes, la prolongación de las estancias se ha estimado en 5-7 días,
lo que, unido a los costes indirectos, permite intuir la magnitud real del problema.

2.1. Consideraciones generales


La infección nosocomial o adquirida en el hospital es aquella que aparece durante la hos-
pitalización del paciente y que no se hallaba presente, o en periodo de incubación en el mo-
mento de admisión del enfermo en el centro, independientemente de que se manifieste o no
durante su estancia en el hospital.
La OMS la define como cualquier enfermedad microbiana, reconocible clínicamente, que
afecta a los pacientes como consecuencia de ser admitidos en un hospital o atendidos para
tratamiento, y al personal sanitario como consecuencia de su trabajo.

Fuentes de infección y mecanismos de transmisión


Las infecciones nosocomiales de origen endógeno se extienden principalmente por con-
tacto y vehículos contaminados, por contacto directo a través de las manos de enfermeras,
auxiliares de enfermería, Celadores o medios auxiliares...
El lavado cuidadoso de las manos en cada contacto con los pacientes es la principal me-
dida para prevenir la transmisión de infecciones por contacto directo.
El segundo mecanismo de transmisión son los vehículos contaminados del tipo de medi-
caciones, alimentos e instrumentos médicos.
La transmisión aérea en el hospital es difícil de demostrar, pero este mecanismo puede
intervenir en enfermedades como las infecciones víricas, respiratorias o tuberculosis abiertas.
Los pocos gérmenes que se aíslan en un quirófano no presentan prácticamente ningún riesgo.

2.2. Principales tipos de infección hospitalaria


En el medio hospitalario, las infecciones urinarias, de heridas quirúrgicas, bacteriemias y
enfermedades respiratorias representan el 80% de las infecciones nosocomiales. 365
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

A raíz de los estudios publicados del proyecto EPINE en el año 2002, las enfermedades respi-
ratorias (neumonías, vías respiratorias bajas, tuberculosis, etc.) desbancaron por primera vez a las
infecciones urinarias consideradas como la infección nosocomial más frecuente. En el último infor-
me publicado perteneciente al año 2009-2010 las infecciones urinarias retornan el primer lugar.

Localizaciones de la infecciones nosocomiales


Urinarias 22,12%

Respiratorias 20,93%

Quirúrgicas 20,16%

Bacteriemias 14,02%

Resto 20,73%

Resultados EPINE año 2009

La frecuencia de las infecciones nosocomiales varían de un hospital a otro, siendo los hos-
pitales universitarios y aquellos con mayor número de camas los que presentan más frecuen-
cia. Con respecto a las unidades de hospitalización la Unidad de Cuidados Intensivos es la que
ostenta mayor prevalencia.

2.2.1. Infecciones urinarias


En el último informe EPINE del año 2010-2011 ocupan el primer lugar de las infecciones
nosocomiales. El 90% está asociada a manipulaciones instrumentales de las vías urinarias
(sondaje vesical) y el microorganismo más veces aislado es el E. coli. En muchos casos pasan
inadvertidas.
La incidencia de bacteriurias después de la cateterización depende de varios factores, sien-
do uno de los más importantes su duración (más de 48 horas). Otros factores son la edad y sexo.

366 Material necesario para sondaje vesical


CAPÍTULO 17. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO CONTAGIOSO [[[[\

2.2.2. Enfermedades respiratorias (neumonías, vías respiratorias bajas,


tuberculosis, etc.)
El principal mecanismo patogénico lo constituye la aspiración de secreciones gástricas y orofarín-
geas en pacientes con alteración de sus sistemas defensivos.
Los factores que predisponen a la infección respiratoria son la traqueotomía, los equipos de
respiración asistida, los equipos de anestesia, los tubos endotraqueales, la broncoscopia, etc.

2.2.3. Infecciones de heridas quirúrgicas


Ocupan el tercer lugar de las infecciones nosocomiales. Es importante conocer el tipo de
cirugía según el grado de contaminación:
1. Limpia:
Son las heridas que cicatrizan por primera intención. El riesgo de contaminación es
exógeno.

2. Limpia-contaminada: cuando se penetra en cavidades comunicadas con el exterior.


3. Contaminada: son las heridas abiertas recientes (menos de 4 horas), operaciones con
alteraciones de la técnica estéril.
4. Sucia o infectada: cuando se trata de heridas traumáticas no recientes (más de 8 ho-
ras) con tejido desvitalizado.
Las tasas esperables de infección de herida sin profilaxis se muestran en la siguiente tabla:

Cirugía Limpia 1 al 5%
Cirugía Limpia-contaminada 5-15%
Cirugía Contaminada 15-30%
Cirugía Sucia 40 al 60%

Existen cuatro factores de riesgo que son los de mayor influencia:


– Intervención abdominal.
– Duración de la intervención.
– Cirugía contaminada o infectada.
– Existencia de tres o más enfermedades subyacentes. 367
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.2.4. Bacteriemias
La mayoría son secundarias a un foco infeccioso de otra localización, principalmente del
tracto urinario, neumonía o herida quirúrgica.
La bacteriemias primarias están en relación con la instrumentalización intravascular y, aun-
que no se han descrito brotes debidos a la contaminación de líquidos de perfusión, son los
catéteres intravenosos la principal fuente de patógenos.

2.3. Prevención y control de la infección nosocomial


Los hospitales con programas activos de vigilancia y control tienen un número significati-
vamente menor de infecciones que aquellos que no los poseen.
Los elementos esenciales para un programa de control efectivo son:
– Un sistema de vigilancia activa de la infección, con información periódica de los resul-
tados al personal hospitalario.
– Medidas de control rigurosas, destinadas a eliminar los factores de riesgo reconocidos.
– Una enfermera para control de la infección nosocomial.
– Epidemiólogos con conocimientos sobre la infección nosocomial que tengan parte ac-
tiva en los programas de control.

2.4. Medidas generales en la prevención y control de la infección


hospitalaria
2.4.1. Normas generales de actuación
– Normas de higiene para el personal sanitario
que son básicas y obligatorias para todos. La
principal es el lavado de las manos. La técnica
depende del tipo de maniobra que se vaya a rea-
lizar. En la mayoría de los casos es el lavado de
manos higiénico (agua y jabón).
En el caso de realizarse un lavado quirúrgico de
manos es necesario la utilización de un jabón an-
tiséptico y prolongar el tiempo de lavado duran-
te 5 minutos.
– Normas en instrumentación: todas las manio-
bras con capacidad contaminante deben restrin-
girse al máximo. Cuando se tengan que realizar
deben hacerse en condiciones de asepsia y man- La incorrecta manipulación de la
teniéndose el menor tiempo posible. sonda vesical provoca numerosas
– Medidas de aislamiento. Tiene dos indicaciones: infecciones nosocomiales

* Prevenir que los pacientes infectados transmitan la infección a los demás.

368 * Proteger a los pacientes con riesgo elevado.


CAPÍTULO 17. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO CONTAGIOSO [[[[\

2.4.2. Grados de eficacia de las medidas de prevención


de las infecciones nosocomiales
Estas medidas se han agrupado por su eficacia en tres categorías:

1. Grado I, eficacia probada: esterilización, lavado de manos, drenaje urinario cerrado,


vigilancia de catéteres intravenosos, no tocar las heridas, quimioprofilaxis en cirugía
contaminada, vigilancia de los respiradores, empleo de guantes y vacunación del per-
sonal sanitario (hepatitis B, gripe, etc.).

2. Grado II, eficacia lógica: procedimientos de aislamiento, educación e información y


sistemas de vigilancia epidemiológica.

3. Grado III, eficacia dudosa o desconocida: desinfección del suelo, paredes y pilas, luz
ultravioleta, nebulizadores, flujo laminar, quimioprofilaxis en cirugía limpia, control ru-
tinario bacteriológico del ambiente, filtros intravenosos terminales y medios de barrera
(calzas, batas, mascarilla), y de forma sistemática en todos los familiares de pacientes de
UCI o reanimación.

3. Barreras higiénicas
Constituyen junto con la vacunación (inmuniza-
ción activa), normas de higiene personal, cuidado
con los objetos cortante y esterilización y desinfec-
ción, las denominadas “precauciones universales”.

Definimos las barreras higiénicas como aque-


llos mecanismos físicos, químicos o mecánicos
que actúan como barrera previniendo la trans-
ferencia de contaminantes o fuentes potenciales
de contaminación. Dicho de otro modo, son los
mecanismos que van a impedir que los microor-
ganismos patógenos entren en contacto con un
sujeto sano.

Estas barreras físicas van desde el lavado de manos como la principal barrera hasta el uso
de prendas de aislamiento como las mascarillas, bata, guantes, etc. Otras barreras serían las
de tipo químico donde se incluyen los desinfectantes y los antisépticos.

También existen barreras estructurales como son los box de aislamiento, los círculos de
aire de presión positivo o negativo (según se pretenda que no entre aire del exterior o salga
del interior), filtros de los dispositivos de ventilación y aire acondicionado.
La propia anatomía de la persona está preparada para evitar la penetración de microorga-
nismos basándose en estructuras de barrera como es la piel, saliva, moco digestivo, cerumen,
cilios y vellosidades nasales, etc.

369
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

4. Aislamiento hospitalario
4.1. Introducción
Se conoce como aislamiento hospitalario, al conjunto de normas que hay que tomar en
el hospital para evitar la propagación de las enfermedades infecciosas dentro de las distintas
estancias y servicios hospitalarios.
Mediante el aislamiento se pretende evitar la propagación de microorganismos entre los
pacientes, interrumpiendo la cadena epidemiológica en la vía de transmisión sobre todo.
Cabe señalar que en muchas ocasiones es difícil conseguir el aislamiento completo, pero
cuando a la propagación de los gérmenes se le ponen barreras es siempre más difícil que la
infección y/o enfermedad infecciosa se extienda.

4.2. Normas generales a seguir por el personal hospitalario


Con la finalidad de evitar la propagación de infecciones en el hospital, el personal debe
extremar la profilaxis (medidas preventivas) y seguir las recomendaciones generales que a tal
fin se han establecido y que son las siguientes:
– Vacunarse contra la hepatitis B al comenzar a trabajar en un centro sanitario.
– Evitar la formación de heridas por accidente laboral y de manera especial con objetos
o instrumental contaminado. Agujas, bisturíes, cuchillas y otros materiales de filo que
sean desechables deben eliminarse con cautela y siempre en recipiente rígido.
– Es necesario evitar el contacto de heridas, úlceras, sobre todo de las manos con sangre,
líquidos o secreciones de los pacientes, máxime si éstos son pacientes de riesgo.
– Utilizar recipientes herméticos e irrompibles para el traslado de muestras.
– Las superficies o zonas manchadas de sangre deben limpiarse con lejía u otros
antisépticos.
– Existe una técnica muy efectiva denominada de la doble bolsa; consiste en introducir
en la habitación del aislamiento una bolsa y dejar en el exterior otra, de modo que
cuando la bolsa del interior esté llena (ropa, lencería, etc.) se cerrará y se introducirá en
la bolsa del exterior.
– En el curso de las intervenciones quirúrgicas y en la realización de autopsias, deben
evitarse los instrumentos que producen aerosoles o salpicaduras. En casos de riesgo
deben usarse: doble guante, gafas protectoras y ropas impermeables y desechables.
– Los instrumentos ópticos deben someterse a esterilización siempre que sea posible.
El instrumental quirúrgico debe esterilizarse adecuadamente siempre después de ser
utilizado en cada paciente.
– En el laboratorio deben utilizarse pipetas mecánicas (nunca pipetear con la boca) y se debe
evitar la producción de aerosoles.

370
CAPÍTULO 17. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO CONTAGIOSO [[[[\

– Como medida profiláctica (preventiva) es necesario el uso de bata, mascarilla y guan-


tes para trabajar en unidades que exigen un aislamiento riguroso. El orden a seguir
en la colocación de estas prendas es: lavado de manos, calzas, gorro, mascarilla, gafas
protectoras, bata y por último guantes. Al salir del aislamiento lo primero en quitarnos
serán los guantes.
– El método que se utiliza para impedir la
propagación de las enfermedades infec-
ciosas transmisibles es el aislamiento del
enfermo cuando se trate de un problema
o enfermedad infecciosa que suponga
riesgo importante.
El objetivo principal del aislamiento en sus dife-
rentes formas (hospitalario, domiciliario, etc.) es evi-
tar el contagio de enfermedades infecciosas trans-
misibles, ya sean los pacientes los portadores de
dichas enfermedades o susceptibles de padecerlas.
Existen situaciones clínicas en las cuales el paciente
puede encontrarse inmunodeprimido (sida, cáncer,
quimioterapia), que hacen necesaria la utilización
de este método para evitar que infecciones proce-
dentes del exterior pongan en peligro su vida.
Para que su aislamiento sea eficaz ningún ob-
jeto contaminado debe salir de la habitación o Personal sanitario preparándose para
box del enfermo sin ser sometido a desinfección. entrar en un Box de aislamiento

4.3. Técnica de aislamiento


La práctica hospitalaria de la técnica de aislamiento se basa en:
a) Desinfección continúa durante la enfermedad
Debe realizarse de la siguiente manera:
– Desinfección de la habitación del enfermo (suelo, paredes, mobiliario).
– Desinfección de los utensilios para comer: después de ser usados deberán lavarse a
ebullición. Actualmente se utilizan utensilios desechables.
– La ropa se colocará en sacos de plástico cerrados con la etiqueta de enfermo infecto-
contagioso y se enviará así al servicio de lavandería.
– La eliminación de deyecciones no debe hacerse directamente a través de la taza del
water sino que deben dejarse durante el tiempo necesario en contacto con un desin-
fectante para destruir los gérmenes.
b) Desinfección final
Se realizará cuando el paciente se ha marchado de la habitación. Debe hacerse sobre:
– Superficies: incluye la desinfección de paredes, suelos, superficies del mobiliario, etc.
371
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Desinfección profunda: corresponde al tratamiento de la ropa blanca de la cama así


como de todos los objetos existentes en la habitación que posiblemente pudieran es-
tar contaminados.

4.4. Tipos de aislamientos: clasificación clásica


4.4.1. Aislamiento estricto
Tiene por objeto prevenir la transmisión de infecciones muy contagiosas o virulentas que
pueden propagarse fácilmente por la vía aérea a través de gotitas y por contacto directo.
– Especificaciones:
* Habitación privada, con puerta cerrada, si es necesario. El paciente puede compartir
el cuarto con otra persona con el mismo diagnóstico.
* Es esencial el uso de mascarillas, batas y guantes para todos los que entran en la
habitación.

* Se requiere lavado de manos después de tocar al paciente o artículos potencial-


mente contaminados y antes de cuidar a otra persona.
* Los artículos contaminados con material infeccioso deben desecharse o embolsar-
se y rotularse antes de enviar a descontaminación y reprocesamiento.
– Enfermedades que requieren aislamiento estricto:
* Difteria faríngea.
* Fiebre de Lassa y otras fiebres hemorrágicas.
* Peste neumónica.
* Herpes Zoster localizado en un paciente inmunodeprimido.
* Varicela.
* Rabia.
* Neumonía por estreptococo.
372
CAPÍTULO 17. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO CONTAGIOSO [[[[\

* Neumonía estafilocócica.
* Rubéola congénita.
* Herpes simple neonatal.
– Material contaminante en el aislamiento estricto:
* Secreciones rinofaríngeas o bronquiales.
* Exudados cutáneos.
* Gotas de saliva.

4.4.2. Aislamiento respiratorio


Son varias las enfermedades y los agentes infecciosos que debido a que la vía de elimi-
nación de los gérmenes y la vía de entrada en el receptor (sujeto susceptible) es respiratoria,
precisan en algún momento de su tratamiento el llamado aislamiento respiratorio.

Enfermedades Duración del aislamiento

Tuberculosis pulmonar Hasta 15 días después del comienzo del tratamiento.

Meningitis meningocócica Hasta 24 días después del comienzo del tratamiento.

Sepsis meningocócica Hasta 24 días después del comienzo del tratamiento.

Sarampión Hasta 4 días después del comienzo del rash.

Parotiditis (paperas) Hasta 9 días después del comienzo de la inflamación.

Tos ferina Hasta 7 días después del comienzo del tratamiento.

Rubéola Hasta 7 días después del comienzo del rash.

Material contaminante
– Secreciones respiratorias.
– Gotas de Flügge (saliva en forma de aerosol).
Normas de aislamiento
– Habitación: individual (mantener la puerta cerrada).
– Bata: no es necesaria.
– Mascarilla: debe usarla toda persona que entre en la habitación. Si se permanece más
de 10 minutos dentro debe usarse una mascarilla tipo quirúrgico (alta resolución).
– Manos: siempre se deben lavar al salir de la habitación.
– Guantes: no son necesarios. Sólo deben usarse si se manipulan pañuelos u otros obje-
tos contaminados por secreciones respiratorias.
– Pañuelos y sondas de aspiración: deben ser desechables. Envolverlos en material imper-
meable antes de tirarlos. 373
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Sondas de aspiración

– Otros artículos: no suelen precisar cuidados especiales salvo que estén contaminados
por secreciones respiratorias en cuyo caso deben ser desinfectados.
– Traslados: si el paciente sale de la habitación debe hacerlo con mascarilla.
– Visitas: solamente los familiares más próximos. Usarán mascarilla tipo quirúrgico.
Aislamiento contra tuberculosis
Aislamiento contra bacilos acidorresistentes, categoría de personas con tuberculosis pul-
monar TBC, con frotis de esputo o radiografía torácica positivos que sugieren TBC activa.
Especificaciones
a) Es necesario una habitación privada con ventilación especial. La puerta debe mantener-
se cerrada. El enfermo puede compartir con otro paciente que tenga igual diagnóstico.
b) Están indicadas las mascarillas si el paciente tose y no se cubre la boca.
c) Están indicadas las batas para prevenir la contaminación burda de la ropa.
d) No están indicados los guantes.
e) Lavado de manos (igual que en el aislamiento estricto).
f ) Los artículos rara vez participan en la transmisión de la tuberculosis, sin embargo, los
que estén contaminados deben limpiarse y desinfectarse a conciencia o desecharse.

4.4.3. Aislamiento entérico


Son varias las enfermedades infecciosas que se transmiten y contagian por vía digestiva y
de ahí el término de entérico.
Se aplica en las gastroenteritis causadas por: escherichia coli, campilobacter, salmonella,
shigella, yersinia, y se realiza mientras dure la enfermedad o hasta que el coprocultivo se haga
negativo (3 cultivos negativos después de suprimido el tratamiento).
374
CAPÍTULO 17. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO CONTAGIOSO [[[[\

Enfermedades Duración del aislamiento

Cólera Mientras dure la enfermedad.

Mientras dure la enfermedad o pueda excluirse la naturaleza


Gastroenteritis (Diarreas)
infecciosa.

Hepatitis A Mientras dure la hospitalización.

Fiebre tifoidea Hasta que el coprocultivo se negativice.

Material contaminante
– Productos de excreción: heces.
– Vómitos.
Normas de aislamiento
– Habitación: es aconsejable que sea individual.
– Bata: es necesaria si se va a tener contacto con el pa-
ciente (hacer la cama, movilizar al enfermo, poner la
cuña).
– Mascarilla: no es necesaria.
– Manos: lavado con un jabón antiséptico al salir de la
habitación.
– Guantes: son necesarios si se va a tener contacto di- Recipientes rígidos donde se
recto con el enfermo y se van a manipular objetos o desechan las agujas utilizadas
enseres contaminados.
– Cuñas y orinales: serán de uso exclusivo mientras dure el aislamiento. Una vez finalizado
deberán ser desinfectados con lejía.
– Agujas y hojas de bisturí: hay que introducirlas en recipientes rígidos para ser desechadas.
– Otros artículos: no es preciso tomar precauciones especiales, salvo si están contamina-
dos por heces, orina, sangre o contenido gastrointestinal.
– Traslados: avisar del riesgo, especialmente si hay incontinencia.
– Visitas: advertirles de que no presten al paciente servicios especiales (poner la cuña,
orinal, etc.)
– Limpieza de la habitación: no es necesario tomar precauciones especiales, salvo si
se mancha el suelo con heces, sangre, orina, etc., en cuyo caso hay que realizar
la desinfección con lejía durante 5 minutos y limpiar después según el sistema
habitual.

4.4.4. Aislamiento de piel y heridas (cutáneo)


Son varias las situaciones relacionadas con las heridas en la piel las que precisan del corres-
pondiente aislamiento. 375
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Enfermedades Duración del aislamiento


Quemaduras infectadas Hasta que se produzca la curación
Gangrena gaseosa Hasta que se produzca la curación
Impétigo vulgaris Mientras dure la enfermedad
Sepsis puerperal Mientras dure la enfermedad
Herpes Zoster local Mientras dure la enfermedad
Dermatitis extensas Infectadas Mientras dure la enfermedad
Heridas infectadas extensas Mientras dure la enfermedad

Material contaminante
– Exudado de las heridas.
– Secreciones vaginales en las sepsis puerperales.
Normas de aislamiento
– Habitación: es aconsejable que sea individual.
– Bata: es necesario su uso por toda persona que tenga contacto directo con el paciente.
– Mascarilla: sólo cuando se haga una cura.
– Manos: hacer un lavado riguroso con ja-
bón antiséptico al entrar y al salir de la
habitación.
– Guantes: cuando se manipula o realizan
curas de las heridas.
– Ropa de la cama: no sacudir nunca las sá-
banas y manipular la ropa manchada de
exudados de heridas con cuidado y guan-
tes. Es necesario proteger el colchón con
hule impermeable para evitar que sea
manchado y contaminado.
– Otros artículos: no es necesario tomar me-
didas especiales.
– Traslados: para cualquier traslado, las le-
siones (quemaduras, heridas, etc.) deben
cubrirse con apósitos limpios, envolver la
zona en paños estériles y avisar al nuevo
servicio del riesgo de infección.
– Visitas: no es necesario tomar precauciones especiales, salvo advertir de que no mani-
pulen ni toquen los apósitos o las lesiones descubiertas.
– Limpieza de la habitación: tampoco se precisan precauciones especiales, salvo si se
mancha el suelo o paredes con material contaminado en cuyo caso debe procederse
376 como en el caso anterior.
CAPÍTULO 17. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO CONTAGIOSO [[[[\

4.4.5. Aislamiento protector/inverso


Se trata de una variante de aislamiento en la que el paciente no es contagioso, sino que el
medio que le rodea es altamente peligroso para él, con elevado riesgo de adquirir infecciones pro-
cedentes del ecosistema que lo rodea (ej: pacientes inmunodeprimidos, quemados, procesos can-
cerígenos, etc.). Las normas de aislamientos son básicamente igual que en el aislamiento estricto.

Enfermedades Duración del aislamiento

Pacientes inmunodeprimidos:
– Aplasia medular.
– Agranulocitosis. Mientras dure la inmunosupresión
– Tratamiento con citostáticos.
– Tratamiento con inmunosupresores.

Dermatitis externas no infectadas Hasta la curación

Quemaduras externas no infectadas Hasta la curación

Normas de aislamiento
– Habitación: precisa habitación individual.
– Bata: siempre debe hacerse uso de la bata limpia para entrar en la habitación del pa-
ciente y debe ser estéril para realizar cualquier tipo de cura, maniobra o contacto.
– Mascarilla: obligatorio su uso.
– Lavado de manos: obligatorio al entrar y salir de la habitación.
– Guantes: deben usarse siempre que se tenga contacto directo con el paciente.
– Cuñas y orinales: deben estar desinfectadas y ser de uso exclusivo.
– Tensiómetro: destinarlo para uso exclusivo mientras dura el aislamiento.
– Termómetro: de uso exclusivo. Desinfectarlo después de cada uso introduciéndolo en alcohol.
– Traslados: se harán sólo aquellos que resulten imprescindibles y se realizarán lo más rá-
pido posible. El paciente debe llevar mascarilla tipo quirúrgica. La ropa de cama y otros
materiales que entren en contacto con el paciente estarán esterilizados.

377
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Aislamiento en el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (hemático)


Se trata de una infección de origen vírico que cursa con una inmunodeficiencia importante.
Material contaminante
– Sangre.
– Semen.
– Secreciones vaginales.
Normas de aislamiento
– Habitación: es aconsejable que sea individual pero no es imprescindible. Si el paciente
no esta inmunodeprimido no es necesario la utilización de presión negativa en el inte-
rior e incluso la puerta puede permanecer abierta.
– Bata: siempre que se realicen técnicas traumáticas (punciones, aspiraciones).
– Mascarilla: no es necesario su uso.
– Manos: lavarse con jabón antiséptico antes de entrar en la habitación y después de salir.
– Guantes: deben usarse siempre que se tenga que realizar alguna técnica de punción.
– Cuñas y orinales: de uso exclusivo. Esterilizarlas.

– Afeitado: maquinillas de uso exclusivo.


– Apósitos: retirarlos para incineración.
– Traslados: se harán sólo aquellos que resulten necesarios.
– Vajilla y ropa de cama: no precisan medidas especiales.
– Limpieza de la habitación: no precisa precauciones especiales.

4.5. Tipos de aislamientos: clasificación actual


Con el propósito de simplificar los aislamientos y de no “catalogar” a los pacientes pudién-
dose estos sentirse discriminados el CDC (Center for Disease Control and Prevention) modificó
los tipos de aislamientos en dos categorías:
– Precauciones estándar o universales.
378 – Precauciones según el mecanismo de transmisión (respiratoria -aérea y gotitas- y de contacto).
CAPÍTULO 17. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO CONTAGIOSO [[[[\

4.5.1. Precauciones estándar


Se trata de procedimientos sencillos que disminuirán la incidencia de infecciones median-
te la evitación de entrar en contacto con determinados fluidos corporales (sangre, secreciones
vaginales, líquido amniótico, leche materna, semen, líquido cefalorraquídeo, líquido sinovial,
líquido peritoneal, líquido pleural, líquido pericárdico, exudados, y otros líquidos contamina-
dos visiblemente con sangre).
– Lavado de manos: de manera inmediata cuando por accidente se entre en contacto
con estos fluidos. Debemos lavarnos las manos siempre, antes y después de entrar en
contacto con cada paciente.
– Empleo de mediadas de barrera: guantes, batas, protectores oculares, etc.
– Limpieza de superficies: limpieza con agua y jabón, y desinfección con desinfectante
de superficies o lejía diluida 1/10, excepto en superficies metálicas.
– Habitación: es aconsejable que sea individual pero no es imprescindible.

4.5.2. Precauciones según el mecanismo de transmisión (respiratoria –aérea y


gotitas– y de contacto)

4.5.2.1. Precauciones para la transmisión aérea


– Es importante tener siempre la puerta cerrada (se intentará una aireación máxima sin
abrir la puerta). Cuando estemos ante un aislamiento de un paciente con tuberculosis
pulmonar o laríngea utilizaremos una lámpara ultravioleta (efectiva contra la tubercu-
losis). Tanto las visitas como la entrada de personal sanitario se harán con restricciones.
– Mascarilla antes de entrar en la habitación en los casos de tuberculosis, si es otra enfer-
medad de la cual estemos inmunizadas (varicela) no hará falta.
Infecciones englobadas en esta categoría: tuberculosis pulmonar y laríngea, meningitis
meningocócica, sarampión, varicela, rubéola y tos ferina.

4.5.2.2. Precauciones para la transmisión por gotas


– Es una modalidad en la cual no se necesitan sistemas de ventilación e incluso la puerta
podemos dejarla abierta. 379
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Cuando nos aproximemos al paciente concretamente a menos de un metro de él debe-


mos usar mascarillas.
Infecciones englobadas en esta categoría: infección invasiva por H. influenzae tipo B
o neisseria meningitidis, infecciones respiratorias víricas (adenovirus, rubéola, influenza, pa-
rotiditis, parvovirus B-19) o bacterianas (C. diphteriae, B. pertusis, M. pneumoniae, Y. pestis,
estreptococo productor de faringoamigdalitis, neumonía y escarlatina en niños).

4.5.2.3. Precauciones de contacto


– Como requisito más importante esta el no tocar a los pacientes sin protección.
– No es necesario que sea habitación individual. Existe casos de patologías muy resisten-
tes a antibióticos en los cuales si es necesario (S. aureus meticilin resistente y strepto-
coccus del grupo A.
– Medios de barrera: lavado de manos al salir de la habitación, guantes y batas si se va a
entrar en contacto directo con el paciente.
– Visitas: tanto las visitas como la entrada de personal sanitaria se harán con restricciones.

380
CAPÍTULO 17. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN RELACIÓN CON EL ENFERMO CONTAGIOSO [[[[\

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de oposicio-
nes relacionadas con esta unidad didáctica son:
2 Concepto de profilaxis (Servicio de Salud Castilla y León –SACYL–, parte 2 convo-
catoria 2006).
2 Características del aislamiento invertido (Servicio de Salud Castilla y León –SACYL–,
convocatoria 2009).
2 Medidas profilácticas para prevenir infecciones (Servicio Andaluz de Salud –SAS–,
convocatoria 2009).
2 Características del aislamiento de protección inversa, aislamiento entérico, porcen-
taje de infecciones urinarias (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria
2007).
2 Características del aislamiento hemático, orden de retirada de prendas de protec-
ción al salir de un aislamiento, característica del aislamiento respiratorio (Servicio
Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2 Concepto de infección nosocomial (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, con-
vocatoria 2006).
2 Característica del aislamiento respiratorio, uso de contenedores rígidos (Servicio
Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria 2008).
2 Orden de retirada de prendas de protección al salir de un aislamiento, tipos de barre-
ra contra la infección (Servicio de Salud de las Illes Balears –IBSALUT–, convoca-
toria 2010).
2 Eslabones de la cadena epidemiológica, concepto de reservorio, tipos de cirugía se-
gún el grado de contaminación, concepto de infección nosocomial, precauciones en
el control de infecciones (Servicio Vasco de Salud –OSAKIDETZA–, convocatoria
2009).
2 Tipos de barrera contra la infección, concepto de reservorio (Servicio Extremeño de
Salud –SES–, convocatoria 2009).
2 Concepto de reservorio, orden de retirada de prendas de protección al salir de un
aislamiento, concepto de infección, tipos de infecciones nosocomiales, enfermeda-
des trasmitidas por la sangre (Servicio Aragonés de Salud –SALUD– convocatoria
2010).

381
18
Actuación del
Celador en unidades
de urgencias y
ambulancias

1. La organización de las urgencias


2. La actuación del Celador en la entrada de Urgencias
3. El transporte de enfermos en ambulancias
4. Transporte sanitario en situaciones especiales
18

5. Posiciones del transporte


6. Funciones del Celador en ambulancias
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. La organización de las urgencias


1.1. Concepto
Los dispositivos de urgencias sanitarias tienen como finalidad garantizar a los usuarios
del Sistema Sanitario Público una atención sanitaria durante las 24 horas del día, para tratar
los procesos que no admiten demora y que, por tanto, no son susceptibles de someter-
se a los tiempos de espera de la asistencia ambulatoria y de internamiento ordinarios o
programados.
Urgencia médica es toda situación que lleva al paciente, testigo o familiares, a solicitar
asistencia médica inmediata.
Emergencia médica real es un tipo agravado de urgencia en la que existe «un peligro in-
mediato, real o potencial, para la vida del paciente, o riesgo de secuelas graves permanentes,
si no recibe atención sanitaria cualificada sin demora».

1.2. Dispositivos de urgencias


a) Como antecedentes tenemos:
– El Servicio Nocturno de Urgencias, creado en 1948 por el Instituto Nacional de
Previsión.
– Los Servicios de Urgencia de la Seguridad Social, creados en 1964.
– Los Equipos de Cirugía de Urgencia.
– Las Casas de Socorro municipales.
b) Actualmente distinguimos:
– Unidades de Urgencias hospitalarias.
– Unidades de Urgencias extra–hospitalarias:
* Servicios Normales de Urgencias.
* Servicios Especiales de Urgencias.
* Servicios de Urgencias de los Centros de Salud o Puntos de Atención Continuada (PAC).
* Servicios de Urgencias y Emergencias Sanitarias «061» «112», SAMU, SOS emer-
gencias, etc.

1.2.1. Unidades de Urgencias hospitalarias


Son los Servicios de Urgencias de los hospitales generales y de especialidades. Orgá-
nicamente pertenecen al Servicio especializado de Cuidados Críticos y Medicina Intensiva del
hospital (también denominado Cuidados Críticos y Urgencias) en el que se ubican. Prestan
asistencia sanitaria especializada las 24 horas. Ello quiere decir que el paciente será atendido
384 en urgencias, en su caso, por el médico especialista en la patología que presenta.
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

1.2.1.1. Descripción
Todo hospital debe garantizar la asistencia en todo momento a cualquier tipo de urgencia
médica, tanto interna como externa, bien de forma completa o bien parcial, para, una vez
asistida, poder remitirla a otro centro de nivel superior.
Según los servicios que sea capaz de ofertar el Servicio de Urgencias de un hospital, pode-
mos distinguir hospitales de:
– Nivel 1. Es el de menor especialización.
– Nivel 2. Aumenta el número de especialidades médicas con respecto al anterior.
– Nivel 3. hospitales de referencia en los que se atienden urgencias de todas las especia-
lidades médicas.

1.2.1.2. Plan de Urgencias


Los fines y objetivos de la unidad de Urgencias se plasmarán en el Plan de Urgencias, en el
que se tendrán en cuenta los fines y objetivos generales del hospital, según el nivel que este
ocupe en la estructura sanitaria de la Comunidad Autónoma.
El Plan de Urgencias del hospital se integrará en el Plan General hospitalario, e incorporará
las propuestas del Servicio de Medicina Intensiva y de Urgencias, al que se adscribe el Área de
Urgencias, y de las demás unidades médicas y de enfermería.
En cuanto a la organización, el Plan de Urgencias deberá incluir una descripción detallada
de la unidad. Contemplará, al menos, los siguientes apartados:
– Organigrama, personal de la unidad y recursos materiales.
– Funciones, competencias y responsabilidades del personal.
– Programas sobre procedimientos y cuidados a realizar, así como sus responsabilidades
y limitaciones.
– Protocolo de asistencia sanitaria de urgencias. 385
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Circuito administrativo.
– Circuito asistencial.
– Historia Clínica.
– Programa de formación continuada del personal.
– Sistemas de control y evaluación de resultados.

1.2.1.3. Zonas diferenciadas


En la unidad de Urgencias se distinguen las siguientes zonas y áreas de trabajo:
– Área de admisión de enfermos.

– Área de espera de pacientes y acompañantes.


– Área de boxes: son cuartos o habitaciones de reconocimiento de pacientes, dotados
con el instrumental suficiente para la práctica de la medicina de urgencias.
– Área de observación: es la zona en que los enfermos quedan encamados para observación
clínica de su proceso, antes de decidirse su ingreso en planta de hospitalización o el alta.
– Área de SVB (Soporte Vital Básico).
– Área de emergencias.
– Área de asistencia específica de algunas especialidades.
– Despachos de responsables médicos y de enfermería.

1.2.1.4. Equipamiento
Los medios técnicos asistenciales con que se cuenta en urgencias son:
– Oxígeno y medios para su administración.

386 – Equipo de ventilación mecánica asistida.


CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

– Desfibrilizador cardíaco con sincronizador.


– Equipo de monitorización cardio-respiratoria.
– Laringoscopio y tubos endotraqueales.
– Equipos de aspiración gástrica y traqueobronquial.
– Equipos de traqueotomía y toracocentesis.
– Equipos para drenaje pleural y pericárdico.
– Equipos para cateterización uretral.
– Torniquetes y material para clampajes vasculares.
– Instrumental de cirugía menor.
– Equipos de atención obstétrica urgente.
– Medicamentos.
– Equipos para infusión parenteral y administración de sangre y hemoderivados.

1.2.1.5. Asistencia
Todas las especialidades médicas con que cuente el hospital son susceptibles de ser aten-
didas por el Servicio de Urgencias, al menos integradas en otras especialidades más generales
(por ejemplo, el médico internista de urgencias atenderá las urgencias de reumatología, der-
matología, endocrinología, etc.).
La asistencia sanitaria prestada por la Unidad de Urgencias del hospital comprende:
– Régimen ambulatorio: asistencia en urgencias y alta al domicilio.
– Régimen de observación: permanencia en cama en sala de observación durante un
máximo de 24 horas, para ser dado de alta a domicilio o pasar a ingresar en planta de
hospitalización.

Sala de observación

No se incluye, por tanto, la asistencia urgente domiciliaria. 387


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1.2.1.6. Dependencia
La unidad de Urgencias hospitalaria depende del Servicio de Cuidados Críticos y
Medicina Intensiva del hospital (también denominado cuidados críticos y urgencias en otras
Comunidades Autónomas).

1.2.1.7. Personal
a) Responsables:
– Un coordinador médico de urgencias.
– Una supervisora de enfermería.
– Un jefe de personal subalterno.
b) Personal facultativo:
– Facultativos no especialistas:
* Médicos de urgencias hospitalarias.
* Médicos generales/de familia de hospital.
Son los llamados «médicos de puerta». Prestan sus servicios exclusivamente en el
Servicio de Urgencias del hospital. Su tarea fundamental es prestar a los pacientes
la primera asistencia médica y derivarlos, en su caso, al médico especialista que co-
rresponda. Tratan y resuelven la mayoría de las urgencias.
– Facultativos en formación:
Son los llamados MIR (médicos internos residentes) que están recibiendo formación
de especialistas en el hospital durante varios años. Entre los distintos servicios en
que se han de formar se encuentra urgencias.
– Facultativos especialistas del hospital:
Son los facultativos especialistas de área y médicos adjuntos que realizan guardias
médicas (de presencia física o localizadas) en la unidad de urgencias del hospital y
en otras unidades hospitalarias. Atienden las urgencias que les remiten los médicos
de puerta.
c) Personal sanitario no facultativo:
– Enfermeros (ATS/DUE).
– Técnicos especialistas.
– Auxiliares de enfermería.
– Como responsable de enfermería habrá un enfermera Supervisora de Urgencias.
d) Personal administrativo:
En admisión de urgencias.
e) Otro personal no sanitario:

388
Celadores de urgencias.
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

f ) Personal del Servicio de Atención al Paciente.


El personal facultativo presta servicios en urgencias en régimen de guardias médicas,
por módulos de 17 o 24 horas, en tanto que el resto del personal sanitario y no sanitario
prestas sus servicios en urgencias del hospital en turnos rotatorios de mañanas, tardes
o noches.

1.2.2. Unidades de Urgencias extrahospitalarias

1.2.2.1. Servicios Normales de Urgencias y Servicios Especiales de Urgencias


A) Descripción
Son los dispositivos que prestan asistencia sanitaria de urgencias no especializada entre
las 17 h y las 9 h del día siguiente, así como 24 horas los domingos y festivos, hasta las 9 h
del día siguiente. Se ubican en instalaciones propias o en los Centros de Salud y Centros de
Especialidades (Ambulatorios) a partir de las 17 horas.
1. Los servicios Especiales de Urgencia cubren la asistencia de las poblaciones más impor-
tantes (capitales de provincia y grandes núcleos de población) contando con mayores
recursos humanos y materiales.
2. Los Servicios Normales de Urgencias cubren la asistencia de las poblaciones que cuen-
tan con ambulatorios y otras que, con un alto volumen de población, cuentan sólo
con consultorios. Con la integración de los servicios sanitarios de las Corporaciones
Locales en el Sistema Nacional de Salud, operada por la Ley General de Sanidad a partir
de 1986, muchas de las «Casas de Socorro» de los Ayuntamientos se convirtieron en
Servicios Normales de Urgencias.
En las poblaciones de ámbito rural sin cobertura de urgencias por los SNU/SEU (ni por los
nuevos Centros de Salud) son los propios Médicos Generales de los consultorios los que se
encargan también de la asistencia sanitaria urgente, ambulatoria y domiciliaria, entre las 17 y
las 9 h, mediante rotación por turnos.
En su momento llegó a haber en España varios SEU y hasta 227 SNU. No obstante hoy se
pueden considerar como un dispositivo sanitario a extinguir al incluirse la asistencia sanitaria
de urgencias en los Centros de Salud, y ante la creación de nuevos dispositivos de urgencias
como los Servicios de Urgencias y Emergencias del 061/112/SAMU.
B) Asistencia
La asistencia de los SNU y de los SEU comprende:
– Asistencia ambulatoria, en el propio centro sanitario.
– Asistencia domiciliaria, en el domicilio del paciente.
No incluye, pues, asistencia en régimen de internamiento, que sólo se presta en los
hospitales.
Para la asistencia a domicilio los SNU/SEU cuentan con su propia flota de transpor-
te: ambulancias de distintas características o vehículos no ambulancias conducidos por
Celadores–conductores. 389
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

C) Personal
Aparte de la estructura directiva y administrativa, el personal de los SNU y los SEU lo
conforman:
– Médicos generales/de familia.
– Enfermeros (ATS/DUE).
– Celadores, conductores o Celadores–conductores.
El personal de los SNU/SEU pertenece a un dispositivo sanitario propio y no al ambulatorio
o consultorio en donde pueden desarrollar su labor. De este modo, la población protegida por
dichos centros sanitarios es atendida tanto en la asistencia ambulatoria ordinaria como en la
domiciliaria y la urgente por el médico general y resto del personal de dicho centro, hasta las
17 horas. Pero a partir de las 17 horas, y hasta las 9 del día siguiente se garantiza la asistencia
sanitaria permanente por el personal del SNU/SEU.
El régimen horario es muy peculiar: realizan una jornada de 16 horas (de 17 a 9 h) cada
cuatro días.

1.2.2.2. Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) o Puntos de Atención


Continuada (PAC)
A) Descripción
Los Centros de Salud estarán abiertos al público como mínimo de 9 a 17 horas e inclu-
yen su prestación de urgencias. Prestarán además el resto de las horas atención continuada
o de urgencias en coordinación con otros Centros o Servicios de la Zona de Salud o Sectorial
correspondiente.
La asistencia continuada de urgencias se prestará por el personal de los Equipos de
Atención Primaria de la Zona de Salud, del Centro de Salud, en turnos rotativos.

390
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

B) Asistencia
La asistencia de urgencias comprende tanto la que se presta en el propio centro como la domiciliaria.
Como Centros de Atención Primaria que son, las urgencias de los Centros de Salud no in-
cluyen régimen de internamiento, sino sólo ambulatorio y domiciliario.
C) Personal
El personal que presta servicios en urgencias de los Centros de Salud es el propio personal
del Equipo de Atención Primaria de la Zona de Salud:
– Médicos generales/de familia.
– Enfermeros y otro personal de enfermería.
– Personal no sanitario (Celadores, entre ellos).
Los servicios prestados fuera de la jornada establecida para la atención de las urgencias en
los Centros de Salud, se retribuyen como complemento de atención continuada.
Como se observa, la organización de las urgencias de los Centros de Salud es análoga a la
de los SNU/SEU.
La progresiva implantación de Centros de Atención Primaria con Puntos de Atención
Continuada y la cobertura por éstos de las urgencias, implica la desaparición de los SNU/SEU,
por lo que ya hoy se consideran un dispositivo a extinguir que permanece como dispositivo
sanitario no reconvertido (en la nueva organización de la Atención Primaria).

1.2.2.3. Funciones de los Celadores en las Unidades de Urgencias Extrahospitalarias


Además de las funciones generales de los Celadores, en las unidades de urgencias ex-
trahospitalarias se encargan de funciones administrativas (dado que no existe este personal
en los SUAP/APC). Dentro de estas funciones están:
– Tomar los datos del paciente, así como reflejar el motivo de la consulta.
– Verificar los datos de la tarjeta sanitaria.
– Recogerá vía telefónica los avisos que se producen para atención médica domiciliaria.
– Velará por el buen funcionamiento del servicio.
– Hablará con los pacientes explicando la situación del equipo sanitario (si están aten-
diendo a un paciente de gravedad los demás pacientes deben esperar).
– Facilitará la hoja de reclamaciones a usuarios que no estén de acuerdo con la atención recibida.
– No abandonará su puesto cuando esté solo en el servicio por ausencia del equipo sani-
tario (bien por atención de urgencia vital o por aviso domiciliario).
– Podrá derivar urgencias a otros dispositivos sanitarios (061/112) en situaciones de
máxima emergencia.

1.2.3. Servicios de Urgencias y Emergencias Sanitarias 061/112/SAMU


El Plan Director de Urgencias Sanitarias publicado en noviembre de 1988 por el Ministerio
responsable de Sanidad, se propuso como objetivo la coordinación de todos los dispositivos
de urgencias de todos los niveles asistenciales del extinto INSALUD, para obtener la optimiza-
ción de los recursos existentes. 391
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Un instrumento de dicho Plan ha sido la creación del Servicio de Urgencias y Emergencias


Sanitarias 061/112/SAMU, que garantiza la asistencia sanitaria de emergencia en cualquier
punto del territorio cubierto por el mismo, disponiendo, para ello, de unidades móviles de
cuidados intensivos, terrestres y aéreas (helicópteros) que prestan atención médica intensiva
desde el momento mismo en que se recoge al paciente.
En concreto, el Servicio 061 «presta asistencia sanitaria a las personas con urgencias médi-
cas cuyo diagnóstico o tratamiento requieren asistencia inmediata y de alta complejidad, a la
vez que comportan un riesgo grave para la vida o pueden producir secuelas graves y perma-
nentes en el individuo».
El envío de unidades móviles lo determina un coordinador médico según un test de
valoración que cumplimenta mientras atiende la llamada telefónica de la persona que ha
comunicado.

Los pacientes son trasladados a las unidades de urgencias hospitalarias.


El personal del Servicio 061/112/SAMU lo conforman: médicos, diplomados en enfermería
(ATS/DUE) y técnicos en urgencias y emergencias (conductores).

2. La actuación del Celador en la entrada de Urgencias


Nos vamos a referir a las funciones que corresponde realizar al Celador de una unidad de
Urgencias de hospital, ya que es aquí donde existen más dispositivos sanitarios y por tanto
donde mejor se puede observar la totalidad de tareas que puede desempeñar este personal.
Un Celador en la puerta de urgencias debe tener flexibilidad y adaptabilidad en las situaciones
potencialmente cambiantes. Sus funciones son:
– Recibir a los pacientes que lleguen a la puerta de urgencias, saliendo a su encuentro,
acompañándolos cuando puedan deambular por su propio pie o acomodándolos en
una silla de ruedas o camilla, según requiera su estado. Por ejemplo, a un paciente que
llega con una fractura en la rodilla le colocará en una silla de ruedas con soporte ade-
392 cuado para inmovilizar la pierna afectada.
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

– Trasladar al paciente al mostrador de admisión de ur-


gencias para que el personal administrativo le tome sus
datos personales y de derecho a la asistencia sanitaria.
En caso de que su estado de salud no le permita esperar
y cumplimentar este trámite administrativo, lo pasará
directamente a la zona de triaje o a la consulta del mé-
dico de puerta que proceda.
Triage es una palabra francesa que se escribe triaje que
significa clasificación o elección y con ella denominamos al
conjunto de procedimientos sencillos ejecutados sobre una
víctima que orientan en sus posibilidades de supervivencia
inmediata y determinan un tiempo límite asistencial para sal-
vaguardar su vida.

Nivel de gravedad Nivel de urgencia Tiempo de atención Color


Nivel 1 Emergencia Inmediata Rojo
Nivel 2 Muy urgente 15 minutos Naranja
Nivel 3 Urgente 30 minutos Amarillo
Nivel 4 Menor urgente 60 minutos Verde
Nivel 5 No urgente 120 minutos Azul
Nivel de triaje y tiempo de atención médica recomendada

– Mantener la entrada de urgencias convenientemente surtida de carros y camillas, así


como cubrir éstas con una sábana (estas sabanillas serán proporcionadas por los auxi-
liares de enfermería), retirándola una vez que ha sido usada.
– Cuidar de que el paciente acuda a la zona de boxes o consulta de urgencias acompañado
sólo por el número de personas que esté permitido (normalmente un familiar o ninguno).
– Permitir el acceso sólo a las personas autorizadas para ello.
– Controlar que los acompañantes autorizados a permanecer dentro de la zona de boxes
o consultas con el familiar asistido, no accedan a otras zonas no autorizadas. Orientar al
familiar que solicite información hacia el control o hacia el médico responsable.
– Cuidar de que los pasillos y zonas de circulación permanezcan despejados de público.
– Indicar a los acompañantes que pasen a la sala de espera en donde serán informados
por megafonía o directamente de las vicisitudes de la asistencia que recibe el paciente.
– Traslado de los pacientes a:
* Sala de espera de pacientes.
* Sala de yesos.
* Sala de observación.
* Radiología.
* Consultas externas. 393
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

* Servicios diagnósticos.
* Cualquier unidad del hospital a la que haya que remitir al enfermo para la realiza-
ción de pruebas.
Los pacientes serán trasladados a pie, en camilla o en silla de ruedas, según lo requiera
su estado.
– Traslado de parturientas a Paritorio o zona de Urgencias de Tocoginecología.
– Traslado de pacientes encamados para ingreso en Planta de hospitalización llevando la
documentación del ingreso que realiza admisión.
– Traslado de pacientes a quirófano de urgencias, así como la Historia Clínica del mismo.
– Revisar las balas de oxígeno que se emplean en los traslado para que estén en perfecto
estado cuando vayan a ser utilizadas.
– En caso de no haber cama para un paciente que deba ingresar, el Celador deberá traer
una desde la unidad del hospital en que se localice.
– Avisar a los allegados de los pacientes que ingresan en Planta para que los acompañen.
– Traslado de documentos:
* Hojas de interconsulta.
* Cursar analíticas, mediante traslado de petición.
* Pedidos de almacén, fungibles, lencería, farmacia, etcétera.
* Partes de mantenimiento.
– Trasladar a Urgencias determinado material desde el Servicio de Lencería (almohadas, mantas).
– Trasladar al Servicio de Mantenimiento Electromédico la instrumentación médica ave-
riada, y traslado a Urgencia de la instrumentación médica ya reparada.
– Colaborar en la inmovilización y sujeción mecánica de los enfermos mentales agitados.
– Sujeción de pacientes a los que se les realiza lavado gástrico o cosido de suturas (en
especial niños).
– Ayudar al personal sanitario en la colocación de férulas de yeso y yesos en general a los
pacientes, cuando por alguna circunstancia se les requiera.
– Ayudar al personal sanitario en el lavado de pacientes (en Sala de Observación) y en
la realización de determinadas pruebas (por ejemplo, las punciones lumbares que se
realizan a los pacientes encamados en Observación).
– Ayudar al personal sanitario en la realización de placas radiográficas, bien portátiles en
Sala de Observación, bien normales en el Servicio de Radiología.
– Ayudar al personal sanitario de Observación a la preparación de los cadáveres.
– Traslado de fallecidos (exitus) desde Urgencia hasta el Tanatorio del hospital, y coloca-
ción de los cadáveres en las cámaras frigoríficas.
– Hay ocasiones en los que se notifica al Celador que en las afueras del hospital hay al-
gún individuo que, aquejado por alguna patología, puede necesitar ayuda urgente
(por pérdidas de consciencia, desmayo, parada cardiorrespiratoria, etc.), en este caso
el Celador se cerciorará de los hechos e informará de inmediato al personal sanitario,
394 siguiendo sus instrucciones para movilizar al paciente.
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

3. El transporte de enfermos en ambulancias


3.1. El transporte sanitario
El transporte sanitario es una de las prestaciones complementarias del Sistema Nacional
de Salud.
Se denomina transporte sanitario a aquel que se realiza para el desplazamiento de per-
sonas enfermas, accidentadas o por otra razón clínica, en vehículos especialmente acondicio-
nados al efecto.
El transporte de enfermos, ya sea desde el lugar donde ocurra el siniestro hasta el hos-
pital, entre hospitales o bien incluso dentro del propio hospital, representa una tarea per-
manente dentro de cualquier sistema sanitario que requiere, no sólo de la dotación de
medios adecuados y la cualificación de los profesionales, sino, además, de una adecuada
coordinación.
Sea cual fuere el carácter del traslado, hay que tener presente que de las condiciones en
las que éste se realice, dependerá en gran medida el pronóstico del enfermo. Es por esto, por
lo que cada día más, se están protocolizando las actuaciones, unificando los documentos de
entrega y recepción de enfermos y cualificando a los profesionales que se encargan de esta
tarea específica.

Documento de prescripción de transporte en ambulancia

Podemos hacer una primera clasificación de los tipos de transporte, dependiendo de:
– El carácter del transporte: primario, secundario o terciario.
– La urgencia vital: emergente, urgente o demorable.
– Según el medio de transporte: terrestre aéreo o marítimo.

3.1.1. Tipos de transporte dependiendo del carácter del transporte


Según el carácter del transporte podemos diferenciar transporte primario, secundario o terciario.
395
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3.1.1.1. Transporte primario


Es el que se realiza desde el lugar donde se produce la emergencia, ya sea en el domicilio,
en el lugar de trabajo, en lugares de publica concurrencia, en la carretera… hasta el hospital o
centro sanitario de referencia del enfermo.
El carácter de primario se lo da el hecho de que el paciente toma por primera vez contacto
con los equipos sanitarios y no el medio de transporte que se emplee (terrestre, aéreo…) o la
gravedad del accidente (tanto el traslado de un paciente crítico tras un accidente de tráfico,
como el de un señor que se fracture un tobillo caminando por la calle, tienen el carácter de
primario).

3.1.1.2. Transporte secundario


Es el que se realiza entre dos centros sanitarios. Admite muchas variantes y por lo tanto los
medios empleados también pueden cambiar mucho.
– El enfermo puede dirigirse desde el centro donde se encuentre a otro, para recibir un
tratamiento o cuidados específicos, o bien para realizarle una prueba diagnóstica de la
que carezca el centro emisor.
– Puede trasladarse al centro sanitario de la zona geográfica que le corresponda. Un se-
ñor que tenga un accidente en Barcelona mientras está de vacaciones, pero que ha-
bitualmente vive en Almería, probablemente una vez estabilizado querrá estar en la
ciudad donde reside.
– Puede trasladarse a otro centro, concertado o privado, en el que por cualquier motivo,
considere que se encontrará mejor.

3.1.1.3. Transporte terciario


El que se lleva a cabo dentro del propio centro hospitalario. Por ejemplo, desde una planta
de medicina interna hasta la sala de ecografías.
Es, sin duda, el más habitual, pues se realiza miles de veces al día, dentro de cada centro
sanitario, pero sin embargo, probablemente, es el que esté aún menos protocolarizado y re-
quiera de un personal menos específico, aunque debe hacerse con profesionalidad, propor-
cionando a la persona seguridad y bienestar. Ya existen sin embargo en algunos centros, equi-
pos destinados únicamente, a la tarea de mover enfermos dentro de sus propias instalaciones,
sobre todo teniendo en cuenta, las dimensiones de algunos macrohospitales.

3.1.2. Tipos de transporte según la urgencia vital


Según la urgencia vital distinguimos tres tipos de transportes:

3.1.2.1. Transporte emergente


El transporte de emergencia se realiza con pacientes que necesitan atención sanitaria in-
mediata, por encontrarse en situación de riesgo vital inminente, por lo tanto, se ponen en
396 marcha sin demora y con prioridad absoluta, en el momento en que se da el aviso.
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

3.1.2.2. Transporte urgente


Se realiza con pacientes con patologías que pueden entrañar riesgo vital o disfunción or-
gánica grave, pero en los que en principio no se supone que de forma inmediata esté en peli-
gro la vida, o la aparición de secuelas invalidantes.
El traslado debe realizarse con prontitud, pero puede demorarse unas horas pues se realiza
tras el establecimiento de una indicación diagnóstica o terapéutica precisa y una vez estabili-
zadas las funciones vitales del enfermo.

3.1.2.3. Transporte demorable


En general se denomina transporte demorable a todos aquellos que no precisan una acti-
vación inmediata de los sistemas de transporte.
A su vez se subdividen en no urgentes y programados:
– Transportes no urgentes son todos aquellos que se realizan con pacientes en si-
tuación clínica estable: los que se trasladan a otros centros a recibir un tratamien-
to o realizarse una prueba diagnóstica, los que ya retornan a su centro de origen,
los que se trasladan a centros de otros puntos geográficos por razones sociales o
familiares, los que han sido dados de alta pero necesitan ser trasladados hasta su
domicilio…
– Los transportes programados son aquellos que se realizan a centros sanitarios de una
manera periódica: hemodiálisis, radioterapia, rehabilitación…

3.1.3. Tipos de transporte según el medio empleado


Para transportar a un enfermo se pueden utilizar diferentes medios: terrestre (ambulancia
o tren), aéreo (helicóptero o avión), o marítimo. Si es un transporte primario, se primará la
velocidad con las suficientes condiciones de cuidados sanitarios; si el traslado es secundario,
tendremos que asegurar que el medio elegido disponga de la infraestructura necesaria para
mantener el nivel de cuidados que ya se ha establecido.
La elección de uno u otro medio de transporte se realiza sobre la base de diferentes facto-
res como el lugar donde se encuentre el enfermo y la gravedad de su patología, la distancia
hasta el lugar de destino, los recursos disponibles, el costo…
No existen criterios rígidos por la cantidad de variables que pueden presentarse en cada
caso, pero en general, las distancias menores de 150 km se suelen cubrir en ambulancia, entre
150 y 300 km en helicóptero, y a partir de 300 km en avión. Aunque como prueba de lo va-
riables que pueden llegar a ser estos criterios, tenemos la gran cantidad de traslados interna-
cionales (larga distancia) que se suelen realizar en ambulancia. Los medios como el barco o el
ferrocarril son menos frecuentes y se suelen reservar para situaciones especiales.

3.1.3.1. Transporte aéreo


Los medios aéreos que pueden emplearse son el helicóptero, el avión sanitario, o bien el
avión de línea regular adaptado para alojar al enfermo.
397
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

El transporte en helicóptero es más costoso que en ambulancia e implica unas buenas


condiciones climáticas y de visibilidad para su uso. Se suele emplear en emergencias primarias
en las que el centro de destino esté a más de 150 km.

La dotación de personal es de un piloto, un mecánico, un médico con experiencia en valo-


ración, tratamiento y transporte de enfermos críticos y un ATS/DUE con experiencia en cuida-
dos y transporte de enfermos críticos.
El equipamiento sanitario es el mismo que el de las ambulancias asistenciales para so-
porte vital avanzado: esfigmomanómetro, fonendoscopio, material de inmovilización, reci-
piente frigorífico o isotérmico, instalación fija de oxígeno, respirador, balón de resucitación,
equipo de aspiración eléctrico, monitor-desfibrilador, maletín de resucitación cardiopul-
monar (con material de intubación endotraqueal y medicación), soluciones de perfusión
intravenosa, material fungible (mascarillas de oxigenoterapia, jeringuillas, agujas, material
para punciones percutáneas, sondas uretrales y de aspiración, guantes, gasas, material de
curas…).
Características generales del transporte en helicóptero
La mayoría de los helicópteros de asistencia sanitaria, son aparatos ligeros y de dimen-
siones reducidas que aprovechan el espacio del copiloto y uno de tripulación para ubicar la
camilla, que se sitúa paralela al eje longitudinal del aparato, por lo que la asistencia en ruta
presenta dificultades que deben estar previstas.
El espacio reducido es el principal problema con que nos encontraremos, por lo que es
imprescindible estabilizar al enfermo antes de emprender el vuelo.
Como paso previo al embarque del paciente, el equipo sanitario realizará el control de
la vía aérea, drenaje de neumotórax, la canalización de vías venosas, la colocación de sonda
nasogástrica y/o vesical y la inmovilización de las posibles fracturas.
Una vez iniciado el traslado, con el paciente adecuadamente inmovilizado en un colchón
de vacío, se deberá continuar con los cuidados sanitarios, monitorizando las constantes vitales
(frecuencia y ritmo cardiaco, presión arterial, saturación de oxígeno…), el electrocardiograma
y el resto de los parámetros específicos.
El vuelo en helicóptero presenta en sí mismo determinadas características que pueden
afectar al paciente, a los equipos sanitarios e incluso al propio personal que realiza el traslado.
398
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

Son especialmente importante los efectos de los ruidos (en torno a los 100 dB), que impe-
dirán una auscultación correcta o detectar las alarmas sonoras de los equipos.
Las turbulencias durante el vuelo y las vibraciones, provocan sacudidas bruscas, que obliga-
rán a fijar al enfermo, personal y equipo con cinturones de seguridad. Es por esto que los flui-
dos a administrar deben estar contenidos en envases de plástico, empleando para su perfusión
bombas de infusión alimentadas con baterías, ya que el conteo de gotas se hace imposible.
Los efectos de la altura pueden provocar la disminución parcial de oxígeno, pero pueden
ser minimizados si se vuela por debajo de los 1000 metros. Puede ser conveniente la reduc-
ción del volumen a administrar en los pacientes conectados a ventilación asistida debido a la
expansión de los gases con la altura.
A pesar de la creencia generalizada, no se ha demostrado que existan interferencias reales
entre el uso del desfibrilador y el instrumental de vuelo, por lo que la desfibrilación cardiaca
debe realizarse siempre que sea necesaria con la única precaución de avisar al piloto del mo-
mento en que se realice.

3.1.3.2. Transporte marítimo


El transporte por mar se puede realizar en barco-hospital, o bien en embarcación rápida
en las ocasiones en las que el accidente ocurra en el mar y no puedan emplearse los medios
aéreos (helicóptero).

Barco-hospital 399
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Son los menos habituales porque, por un lado, el número de accidentes en el mar es mu-
cho menor que en tierra firme y, por otro, en numerosas ocasiones, aun ocurriendo el acciden-
te en el mar, se emplean transportes aéreos para trasladar a los enfermos.
En el transporte marítimo con embarcación rápida, que sólo se emplea para cubrir cortas
distancias, hay que hacer referencia a la importancia de la fijación del paciente y del material
a la estructura de la embarcación para evitar accidentes.

3.1.3.3.Transporte terrestre
El transporte terrestre se realiza en vehículos especialmente acondicionados al efecto, de-
nominados ambulancias.
Este tipo de transporte viene regulado en los artículos 133 a 138 del ROTT (Reglamento de
la Ley de Ordenación del Transporte Terrestre) y en el Real Decreto 836/2012, de 25 de mayo,
en el que se establecen las características técnicas, el equipamiento sanitario y la dotación de
personal de los vehículos de transporte sanitario por carretera.

3.2. Clases de vehículos de transporte sanitario por carretera


Los tipos de vehículos con los que puede realizarse transporte sanitario por carretera, vie-
nen determinados en el Real Decreto 836/2012, de 25 de mayo. En esta Norma se establecen
las características técnicas, el equipamiento sanitario y la dotación de personal de los vehícu-
los de transporte sanitario por carretera.
El transporte sanitario por carretera podrá ser realizado por las siguientes categorías de
vehículos de transporte sanitario:
– Ambulancias no asistenciales, que no están acondicionadas para la asistencia sanitaria
en ruta. Esta categoría de ambulancias comprende las dos siguientes clases:
* Ambulancias de clase A1, o convencionales, destinadas al transporte de pacientes
en camilla.
* Ambulancias de clase A2, o de transporte colectivo, acondicionadas para el trans-
porte conjunto de enfermos cuyo traslado no revista carácter de urgencia, ni estén
aquejados de enfermedades infecto-contagiosas.
– Ambulancias asistenciales, acondicionadas para permitir asistencia técnico-sanitaria
en ruta. Esta categoría de ambulancias comprende las dos siguientes clases:
* Ambulancias de clase B, destinadas a proporcionar soporte vital básico y atención
sanitaria inicial.
* Ambulancias de clase C, destinadas a proporcionar soporte vital avanzado.

3.2.1. Características de los vehículos


Todos los vehículos de transporte sanitario, sea cual fuere su clase, deberán cumplir las
siguientes exigencias, sin perjuicio de lo establecido por la legislación de tráfico, circulación
de vehículos a motor y seguridad vial:
– Identificación y señalización:
* Identificación exterior que permita distinguir claramente que se trata de una ambu-
lancia, mediante la inscripción de la palabra Ambulancia detrás y delante. La inscrip-
400 ción delantera se realizará en sentido inverso para que pueda ser leído por reflexión.
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

* Señalización luminosa y acústica de preferencia de paso ajustada a lo dispuesto en


la reglamentación vigente.
– Documentos obligatorios:
* Registro de desinfecciones del habitáculo y del equipamiento.
* Libro de reclamaciones.
– Vehículo:
* Vehículo con potencia fiscal, suspensión y sistemas de freno adaptados a la regla-
mentación vigente para el transporte de personas.
* Faros antiniebla anteriores y posteriores.
* Indicadores intermitentes de parada.
* Extintor de incendios, con arreglo a lo dispuesto en la reglamentación vigente.
* Neumáticos de invierno, o en su defecto cadenas para hielo y nieve, al menos para
el periodo comprendido entre noviembre y marzo, ambos incluidos.
* Herramientas para la atención del vehículo.
* Señales triangulares de peligro.
– Célula sanitaria:
a. Lunas translúcidas. En el caso de los vehículos de transporte colectivo podrán optar
por otro dispositivo que asegure eventualmente la intimidad del paciente.
b. Climatización e iluminación independientes de las del habitáculo del conductor.
c. Medidas de isotermia e insonorización aplicadas a la carrocería.
d. Revestimientos interiores de las paredes lisos y sin elementos cortantes y suelo an-
tideslizante, todos ellos impermeables, autoextinguibles, lavables y resistentes a los
desinfectantes habituales.
e. Puerta lateral derecha y puerta trasera con apertura suficiente para permitir el fácil
acceso del paciente.
f. Armarios para material, instrumental y lencería.
g. Cuña y botella irrompibles.
Junto a las anteriores exigencias, cada una de las distintas clases de ambulancia deberá
cumplir las condiciones que específicamente se señalan en la norma UNE-EN 1789:2007 +
A1: 2010 (esta norma especifica que todas las ambulancias serán pintados de color amarillo,
con estándares específicos de color, como el color del cuerpo principal. El color amarillo fue
escogido principalmente porque sigue siendo visible en casi todas las personas en todas las
condiciones de iluminación, incluida la mayoría de las personas con daltonismo).
Las ambulancias asistenciales deberán contar, además, con dispositivos de transmisión de
datos y localización GPS con su Centro de Coordinación de Urgencias (CCU).
Deberá garantizarse en todo momento la comunicación de la localización del vehículo
con el Centro de Gestión del Tráfico correspondiente, bien por comunicación directa desde el
vehículo o bien desde el citado centro. 401
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

La disposición de camilla será opcional en las ambulancias de clase A2.


Sin perjuicio de lo establecido en los apartados anteriores, los vehículos de transporte sa-
nitario deberán cumplir con las exigencias en materia de homologación de vehículos estable-
cidas conforme a la Directiva 2007/46/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 5 de sep-
tiembre de 2007, por la que se crea un marco para la homologación de los vehículos a motor
y de los remolques, sistemas, componentes y unidades técnicas independientes destinados
a dichos vehículos, así como la normativa nacional dictada en España para su transposición.

3.2.2. Dotación de personal

3.2.2.1. Dotación mínima de los vehículos


Los vehículos destinados a la prestación de los servicios de transporte sanitario deberán
contar durante su realización con la siguiente dotación de personal:
a. Las ambulancias no asistenciales de clases A1 y A2, deberán contar, al menos, con un
conductor que ostente, como mínimo, el certificado de profesionalidad de transporte
sanitario y, cuando el tipo de servicio lo requiera, otro en funciones de ayudante con la
misma cualificación.
b. Las ambulancias asistenciales de clase B, deberán contar, al menos, con un conductor
que esté en posesión del título de formación profesional de técnico en emergencias
sanitarias o correspondiente título extranjero homologado o reconocido y otro en fun-
ciones de ayudante que ostente, como mínimo, la misma titulación.
c. Las ambulancias asistenciales de clase C, deberán contar, al menos, con un conductor
que esté en posesión del título de formación profesional de técnico en emergencias
sanitarias o correspondiente título extranjero homologado o reconocido, con un enfer-
mero que ostente el título universitario de Diplomado en Enfermería o título de Grado
que habilite para el ejercicio de la profesión regulada de enfermería, o correspondiente
título extranjero homologado o reconocido. Asimismo, cuando la asistencia a prestar lo
requiera deberá contar con un médico que esté en posesión del título universitario de
Licenciado en Medicina o título de Grado que habilite para el ejercicio de la profesión
regulada de médico, o correspondiente título extranjero homologado o reconocido.

402
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

3.2.2.2. Dotación de personal en las empresas


La dotación mínima de personal con que deberá contar en todo caso la empresa o entidad,
de conformidad con lo que, a tal efecto, determinen conjuntamente los Ministros de Fomento
y de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, pertenecerá a la plantilla de la empresa o entidad
titular de la autorización de transporte sanitario que deberá acreditar encontrarse en situación
de alta y al corriente de pago en las cuotas del régimen que corresponda de la Seguridad
Social.

3.3. Documentación legal del vehículo


Además del permiso de conducción con la autorización BTP del Técnico que conduce la
ambulancia, hace falta poseer una serie de documentos legales referentes al vehículo. Esta
documentación está regulada en el Real Decreto 2822/1998, de 23 de diciembre, por el que
se aprueba el Reglamento General de Vehículos (concretamente en su artículo 26):
El conductor de un vehículo queda obligado a estar en posesión y llevar consigo, así como
a exhibir ante los agentes de la autoridad que se lo soliciten, los siguientes documentos:
– El permiso de circulación. Aquí figurarán datos como la matrícula, fecha de la primera
matriculación, marca y modelo, datos del titular, masa máxima autorizada (MMA),
servicio a que va destinado.
– La tarjeta de inspección técnica del vehículo (ITV). La tarjeta ITV es el documento regu-
lado en el artículo 13 del Real Decreto 750/2010, de 4 de junio, por el que se dictan
normas sobre homologación de tipos de vehículos, remolques, semirremolques, así
como de partes y piezas de dichos vehículos, que se emite por los fabricantes de vehí-
culos automóviles o los importadores o sus representantes legales, o por las autorida-
des competentes en inspección técnica de vehículos en las Comunidades Autónomas,
y que acredita las características técnicas de los automóviles fabricados, así como el
historial de sus inspecciones técnicas o de sus modificaciones introducidas a lo largo
de su vida útil.
– En los conjuntos de vehículos formados por automóviles que arrastran remolques
o semirremolques cuya masa máxima autorizada sea inferior o igual a 750 kilogra-
mos, la tarjeta de inspección técnica del remolque o semirremolque y en el reverso
de la tarjeta de inspección técnica del automóvil figurará que lleva instalado un
sistema de acoplamiento compatible con el del remolque, de acuerdo con la legis-
lación vigente.
A esta documentación hay que añadir el seguro del vehículo en vigor, el cual es obligatorio
como se plasma en el Real Decreto 1507/2008, de 12 de septiembre, por el que se aprueba
el Reglamento del seguro obligatorio de Responsabilidad Civil en la circulación de vehículos
a motor y en algunos casos de tarjeta de transporte: la realización de actividades de trans-
porte sanitario público o privado complementario por carretera requerirá la obtención, para
cada vehículo dedicado a la misma, de una autorización administrativa que habilite para su
prestación, de conformidad con lo dispuesto en el art. 135 del Reglamento de la Ley 16/1987,
de 30 de julio, de Ordenación de los Transportes Terrestres, aprobado por el Real Decreto
1211/1990, de 28 de septiembre.
403
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

No será, por el contrario, precisa la obtención de dicha autorización para la realización de


transporte sanitario oficial por los órganos de las Administraciones públicas con vehículos de
su titularidad.
También la mayoría de las Comunidades Autónomas solicitan una certificación técnico-
sanitaria acreditativa que ellos mismos facilitan (se otorgará por un plazo de dos años para ve-
hículos nuevos y de un año a partir del segundo año de antigüedad, hasta el cumplimiento de
los ocho años de antigüedad máxima establecida). Esta certificación está regulada en la Orden
de 3 de septiembre de 1998, por la que se desarrolla el reglamento de la Ley de ordenación de
los transportes terrestres, aprobado por el Real Decreto 1211/1990, de 28 de septiembre,
en materia de transporte sanitario por carretera.

3.4. Documentos de objetos personales, hoja de reclamaciones y


negación al traslado
Una situación que se repite en el tiempo, es la guardia y custodia de los bienes de valor y
los objetos personales del paciente transportado. Habitualmente esta situación se solventa
mediante la utilización de unos recipientes especiales en los que firmarán el que recibe y el
que hace entrega de los bienes. Estos recipientes suelen ir acompañados de un documento
tipo en el que se hace referencia a cada uno de los objetos.

En cuanto a las hojas de reclamaciones, estas son el principal instrumento que tiene el
paciente para dejar constancia ante la Administración de su disconformidad con el servicio
prestado y reclamar su restitución o una indemnización por el daño causado.
Todos los establecimientos de las empresas están obligados a facilitarlas a los usuarios
cuando éstos la soliciten, incluido las ambulancias. Es un documento con tres copias: una para
404 el establecimiento, otra para el consumidor y una para la Administración.
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

En la hoja de reclamaciones hay que expresar:

– Los hechos reclamados que, de forma sencilla y clara, expongan de manera concisa la
razón que ha provocado su insatisfacción, y cuál es la solución que desea obtener.

– Indicar la fecha y la hora en la que sucedieron los hechos.

– Sus datos personales, en concreto su domicilio, a efectos de recibir la contestación por


escrito de la empresa.

– Los datos de la empresa o establecimiento; no se pueden negar a facilitárselos.

– Firmar la hoja de reclamación.

La negación al traslado es un derecho que tienen los pacientes; para poderse llevar a cabo
es el mismo paciente el que tiene que firmarlo. Es parecido a una alta voluntaria. Cuando se
atiende a un enfermo y se necesita el traslado, éste tiene que dar su conformidad, en caso
contrario debe firmar ese documento. Por cuestiones prácticas suele ser un apartado de la
hoja de registros.

3.5. Seguridad activa y pasiva en las intervenciones

3.5.1. Señales acústicas y luminosas

Es preciso hacer uso de las señales luminosas y acústicas en todos aquellos casos en que la
ambulancia se encuentre activada y prestar una especial atención a:

– Circulación colapsada.

– Circulación fluida, pero densa.

– Adelantamientos en vías de un solo carril por sentido.

– Cruces con semáforos en rojo o en ámbar, haciendo uso de las mismas por lo menos
cincuenta metros antes.

– Cruces sin semáforo, con independencia de la preferencia.

– Calles con gran afluencia de gente o pasos de peatones.

– Circulando por el carril contrario.

– En cambios de rasante, curvas y lugares con visibilidad limitada.

– En maniobras especialmente peligrosas.

Por otra parte, podemos decidir no emplear la señal acústica cuando hay circulación fluida
sin densidad de tráfico, cuando se adelante en vías de más de un carril por sentido sin densi-
dad de tráfico, cruzando semáforos en verde, en la cercanía de hospitales y cuando la patolo-
gía del paciente no lo haga aconsejable. 405
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las señales luminosas deben ser perfectamente vistas tanto desde la parte anterior del
vehículo como de la posterior.
Hay que tener presente que el uso de señales acústicas o luminosas no exime al conductor
de responsabilidad en caso de colisión o accidente.

3.5.2. Empleo de la calzada


Hay que mantener una separación con los vehículos que nos precedan, equiparable a la
distancia de seguridad en la conducción de turismos; al mismo tiempo, es necesario circular,
como norma general, por el carril izquierdo, evitando el cambio repetitivo a otros carriles y
teniendo presente que todos estos movimientos afectan negativamente al paciente.
En situaciones de colapso de la circulación, se puede circular sobre las líneas separadoras
de los carriles de ambos sentidos.
Cuando el colapso de la circulación sea total, se puede emplear el carril del sentido opues-
to, siempre y cuando la visibilidad sea absoluta y moderando la velocidad.
Si empleamos el arcén, debemos tener la certeza de que es transitable y que no conllevará
riesgo para el paciente.
En todas estas maniobras habrá que extremar las precauciones y no olvidar que el conduc-
tor es responsable de los accidentes que de ellas pudieran derivarse.

3.5.3. Estacionamiento de la ambulancia


Es preciso detener la ambulancia en un lugar que permita la adecuada realización de las
tareas asistenciales y que posibilite, del mismo modo, el normal funcionamiento de la circula-
ción, desconectando las señales acústicas.
En casos de accidentes, es preceptivo señalizar y establecer la zona de peligro, deteniendo
la ambulancia allí donde pueda servir de barrera física entre el lugar donde va a desarrollarse
la actuación y los vehículos que circulen en el sentido del tráfico en el que nos encontremos.

4. Transporte sanitario en situaciones especiales


Antes de detenernos en algunas consideraciones sobre las condiciones especiales de tras-
lado de determinado tipo de pacientes, es necesario que recordemos una serie de recomen-
daciones que nos permitirán un traslado más cómodo y seguro para el paciente.
Entre estas recomendaciones, hay que destacar:
– Fijar vías venosas y sondas.
– Evitar cambios innecesarios de camillas.
– Inmovilizar, si procede, columna vertebral y miembros.
– Colocar adecuadamente al paciente según la patología y con la cabeza en el sentido de
la marcha.
406
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

Tipo de Control y
Indicaciones Contraindicaciones
instalación precauciones
Inconscientes
Decúbito supino Víctimas graves
Algunos heridos en Nivel de consciencia
Piernas extendidas Algunos heridos leves
tórax
Decúbito supino Estabilidad de
Heridas en abdomen Inconscientes
Piernas flexionadas miembros inferiores
Decúbito supino Hipovolemia Estabilidad del pa-
Inconscientes
Piernas elevadas Shock ciente en la camilla
Alteraciones del nivel de Algunos heridos en Estabilidad del pa-
Posición lateral
consciencia tórax ciente en la camilla
Heridos en tórax, conscientes Estabilidad del
Trastornos de cons-
Semisedestación Trastornos de la ventilación paciente en la ca-
ciencia
(cabeza elevada 30º) Traumatismos craneoence- milla
Shock
fálicos Nivel de consciencia
Heridos muy leves Control global para
Sedestación
Edema Agudo de Pulmón ver empeoramiento
Posiciones especiales de transporte

4.1. Neonatos
Posiblemente el traslado más diferenciado sea el traslado de niños recién nacidos, para los
que se hace preciso el empleo de una incubadora.
Las características que diferencian la estabilización del neonato durante su traslado com-
prenden los siguientes aspectos:
– Ruido excesivo. Un sonido permanente superior a 80 dB puede incrementar especta-
cularmente la desaturación de oxígeno en la sangre arterial del neonato.
– Vibración. La vibración durante el transporte del neonato tiene un efecto incierto so-
bre él, pero puede dificultar en gran medida su observación.
– Temperatura ambiental variable. Las condiciones ambientales pueden influir, nota-
blemente, en la temperatura de los neonatos, haciendo indispensable el control rigu-
roso de un ambiente térmico neutro.
Conocidos los inconvenientes que subyacen al transporte del neonato en situación crítica,
se impone el empleo de estrategias que reduzcan al mínimo el impacto de estas dificultades:
– Estabilizar cuidadosamente al neonato antes de transportarlo, empleando para ello el
tiempo y los medios necesarios.
– Anticiparse al agravamiento, preparando al paciente no sólo para solucionar proble-
mas ya instaurados, sino para prevenir dificultades y complicaciones que puedan surgir
durante el transporte.
– Preparar minuciosamente el vehículo con los medios necesarios para prestar un ade-
cuado cuidado al recién nacido.
– Vigilar electrónicamente el mayor número posible de parámetros fisiológicos. 407
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

4.2. Pacientes psiquiátricos


Son pacientes que presentan especiales dificultades en el manejo previo y durante el tras-
lado. En los casos de agitación psicomotriz será preciso la contención física y, en muchos ca-
sos, la administración de fármacos que procuren la sedación suficiente, sin olvidar, en ningún
momento, la utilización de habilidades comunicativas y otro tipo de intervenciones de tipo
psicológico.
No debería, en ningún caso, iniciarse el traslado de un paciente agitado hasta que se ofrez-
can las garantías de seguridad imprescindibles para su realización.

4.3. Embarazadas
En el caso de mujeres gestantes, lo importante en el traslado es asegurar la comodidad de
la paciente; para traslados por patologías de carácter general, se atenderá, de forma general a
instalarla en función de su patología, pero si el traslado sobreviene como consecuencia de su
embarazo, la colocación de la gestante en la camilla seguirá las recomendaciones expresadas
en la siguiente tabla:

Enfermedad - situación Posición


Hemorragia vaginal. Descenso de la cabeza (Trendelenburg).
Síndrome de compresión de la vena Tronco elevado.
cava inferior. Decúbito lateral izquierdo.
Edema, proteinuria, hipertensión Elevación de la cabeza.
arterial (eclampsia). Decúbito lateral izquierdo.
Parto inminente. Decúbito dorsal plano o sobre el lado izquierdo.
Prolapso del cordón umbilical. Descenso de la cabeza (Trendelenburg).
Elevación de la cabeza.
Parto inminente.
Flexión máxima de las piernas.

5. Posiciones del transporte


Cualquier movilización que se realice con un enfermo para trasladarlo, independientemen-
te del medio de transporte que se utilice, debe ser realizada de forma planificada y meticulosa,
extremando los cuidados de inmovilización de columna y miembros en el caso de enfermos
que hayan sufrido traumatismos de cualquier índole.

5.1. El uso de la camilla de cuchara y el traslado a la ambulancia


El empleo de las llamadas camillas de “cuchara” o “tijera” se limita al traslado del enfermo
politraumatizado hasta su lugar de transporte: ambulancia, helicóptero… para posteriormen-
408 te depositarlo sobre el medio de transporte elegido.
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

La primera maniobra a realizar es medir la camilla de tijeras, la colocaremos sin desmontar,


junto al paciente, y la alargaremos hasta conseguir la medida más oportuna, que debería ser
en todo caso, que sobresalga del paciente, no que el paciente sobresalga de la camilla.
La segunda maniobra a realizar será desarmar en dos la
camilla situando cada parte a un lado del paciente. La parte
más estrecha se reservará para los miembros y la más ancha
para el tronco.
En un primer momento habrá que girar al enfermo has-
ta la posición de decúbito supino, para lo cual necesitare-
mos, al menos, tres personas.
El primer operador, que suele ser el de más experien-
cia, se encargará por un lado de dirigir la maniobra y por
otro de abrir la vía aérea. Será el responsable de traccio-
nar y controlar la columna cervical durante la maniobra.
Manteniendo inmovilizada la cabeza mediante una ligera
tracción.

El segundo operador colocará el collarín cervical (en caso de traumatismo). Alineará los
miembros superiores e inferiores y se situará de rodillas junto al enfermo en el lado hacia el
que se vaya a realizar el giro.
Siempre bajo la dirección del primer operador que estará permanentemente al cuidado
de la columna, el segundo y tercer operador introducirán sus manos por el lado del paciente
opuesto al que se vaya a realizar el giro, el segundo sujetará a la altura de los hombros y cade-
ra, el tercero a la altura de las caderas, haciendo un cruce de brazos con el segundo y sujetan-
do a la altura de la espinilla, para poder rotar el tronco hacia sí mismo.
Con el cuerpo semirrotado, se introducirá la primera mitad de la camilla, dejando nueva-
mente al enfermo en la posición original.
A continuación se realiza la misma operación pero desde el lado opuesto, con lo que ten-
dremos situado al enfermo sobre la camilla.
En la última parte de la operación, cerraremos los anclajes superiores e inferiores de la ca-
milla y sujetaremos al enfermo a ella al menos con tres correas (existen muchos modelos en el
mercado con diferente número de correas de afloje rápido, siendo los modelos con 4 correas
los más utilizados). 409
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Ayudándonos por las asas de la camilla trasladaremos al enfermo hasta la ambulancia


y, una vez allí, el enfermo será colocado en sentido longitudinal a la marcha (con la cabeza
en el sentido de ésta en las ambulancias o indistintamente en los helicópteros) y a su vez lo
sujetaremos con las correas de la camilla de la ambulancia, proporcionando así un mínimo
movimiento del paciente en la camilla y logrando a su vez que la columna vertebral esté com-
pletamente derecha.

5.2. Posiciones básicas de traslado


Las posiciones básicas en las que se puede trasladar el enfermo son las siguientes:

a) Tronco semiincorporado
Es como la posición de Fowler o semifowler (dependiendo de los grados de inclinación)
y se utiliza sobre todo para trasladar enfermos con patologías respiratorias (asma, enfise-
ma, bronquitis crónica, edemas de pulmón, etc.), y para los que han sufrido un traumatismo
craneoencefálico.

b) Decúbito supino
Sobre todo se emplea para trasladar a enfermos en los que se sospeche un posible trau-
matismo medular.

c) Decúbito supino con piernas flexionadas


Se emplea para trasladar a enfermos con dolor o traumatismos abdominales.

410
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

d) Posición antishock
Pacientes con hipoglucemia. Hipotensión.
Cumple la misma función que la posición de Trendelenburg, pero es más cómoda para el
traslado. Se emplea, al igual que esta, para los pacientes que han sufrido un síncope o puedan
realizar un shock hipovolémico por pérdidas hemáticas, a fin de intentar restablecer y salva-
guardar el riego cerebral.

e) Posición antitrendelenburg
Esta posición requiere sujeción axilar y pélvica y se emplea en posibles TCE y fracturas de
columna.

f) Posición lateral de seguridad (SIM)


Se emplea en paciente con bajo nivel de consciencia, para mantener despejada la vía aérea
y prevenir la aparición y posible aspiración de vómitos

g) Decúbito lateral izquierdo


Se emplea en pacientes embarazadas a partir de los 6 meses, en las que el tamaño del útero
pueda comprimir la vena cava inferior provocando el “síndrome de hipotensión en decúbito supino”.

5.3. Consideraciones generales del traslado


Independientemente del medio y la posición elegida para el traslado, un miembro del
equipo debe permanecer en todo momento en el compartimento asistencial junto al enfermo.
En las trasmisiones de información hay que cuidar la confidencialidad y la intimidad del
paciente, poniendo atención en los comentarios que pudieran afectar al enfermo.
Durante el trayecto debemos garantizar en todo momento la monitorización de las fun-
ciones vitales del enfermo a fin de prevenir posibles alteraciones: frecuencia y ritmo cardiaco,
control de la tensión arterial, pulsioximetría. 411
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

6. Funciones del Celador en ambulancias


En el antiguo Estatuto de Personal no Sanitario se establecía que los Celadores «tendrán
a su cargo el traslado de los enfermos, tanto dentro de la Institución como en el servicio de
ambulancias».
Las concretas tareas que debe realizar el Celador en relación con las ambulancias son:
– Trasladar a los pacientes en camilla o silla de ruedas desde el centro sanitario hasta la
puerta de acceso de la ambulancia y viceversa.
– Pasar al paciente desde la camilla del hospital hasta la camilla de la ambulancia cuan-
do se vaya a trasladar. Esta es una maniobra que se ha de realizar simultáneamente
entre varios profesionales (sanitarios y personal de la ambulancia): se colocan ambas
camillas juntas, se sujeta la sábana sobre la que descansa el paciente por varios puntos
alrededor del mismo y todos a la vez alzan la sábana con el paciente, pasándolo en un
instante a la otra camilla.
– En sentido inverso, pasar al paciente desde la camilla de la ambulancia hasta la camilla
del hospital. El momento de este traspaso va a depender de la urgencia de la atención,
si es de trato inmediato se introducirá la camilla de la ambulancia hasta triaje o hasta la
consulta médica. La documentación clínica que portan los miembros de la ambulancia
en relación con el paciente será entregado por el Celador al médico de guardia.
Así mismo no bajaremos a una persona de la camilla de la ambulancia (bien a una silla de
ruedas o a una camilla del hospital) hasta que haya sido valorado por personal sanitario.

– Ayudar al paciente a introducirse en la ambulancia, en caso de que éste no vaya en


camilla, sino en silla de ruedas o por sus propios medios.
– Ayudar al conductor o conductor–Celador de la ambulancia, en caso de dificultad en la
maniobra de introducción o salida de la camilla en la ambulancia. Hoy día las ambulan-
cias tienen incorporados sistemas automáticos de entrada–salida de las camillas con
patas plegables y desplegables automáticas.
412
CAPÍTULO 18. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN UNIDADES DE URGENCIAS Y AMBULANCIAS [[[[\

– Acompañar al paciente durante el traslado en la ambulancia si es ordenado por la su-


pervisora de urgencias. El Celador irá sentado en el asiento existente al efecto junto al
enfermo. Al llegar al destino preparará todo lo necesario para bajarlo. Como ya se ha
dicho, la mayoría de las ambulancias son concertadas, con su propia tripulación, por
lo que esta función rara vez se ejerce. Dentro de la ambulancia ayudará al personal sa-
nitario en las mismas tareas que le corresponde respecto de los pacientes encamados
del hospital; por ejemplo, mover a los que lo necesiten: ayudando en el movimiento y
traslado de los enfermos encamados que requieran un trato especial.

413
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2Funciones del Celador de ambulancia (Servicio de Salud de Castilla-La Mancha –
SESCAM– convocatoria 2008).
2Actuación del Celador de urgencias ante una fractura de fémur, actuación del Celador
de urgencias ante un traumatismo craneal, actuación del Celador de urgencias ante
una fractura de húmero, actuación del Celador de urgencias ante un paciente con
dolor en el pecho (precordial), traslado de pacientes a quirófano, custodia y traslado
de la documentación clínica, actuación del Celador de urgencias ante una fractura
de rodilla, concepto de triaje, concepto de SUAP, tipos de ambulancias, funciones
generales del Celador de puerta, atención primaria de urgencias (Servicio de Salud
de Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2006).
2Vehículo de transporte sanitario colectivo, concepto de transporte sanitario, concep-
to de triaje, ambulancias de traslado de pacientes, actuación del Celador de urgen-
cias (Servicio de Salud de Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2009).
2Funciones del Celador de urgencias, funciones del Celador en la ambulancia, formas
de realizar el traslado en urgencias, procedimiento de llegada de una ambulancia,
tipos de traslados, funciones de vigilancia, actuación del Celador de urgencias ante
una fractura de rodilla (Servicio Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2Funciones del Celador en los puntos de atención continuada, información a pacientes en
los PAC, hojas de reclamaciones, actuación del Celador ante una urgencia, actuación del
Celador de puerta al llegar una ambulancia, traslado de pacientes a urgencias (Servicio
Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2007).
2 Números de correas en la camilla de rescate, certificaciones técnico–sanitarias, con-
cepto de emergencia médica, tipos de ambulancias, funciones del Celador, funciones
del auxiliar de enfermería en urgencias, funcione del Celador de puerta, funciones
del Celador del PAC, funciones del Celador de ambulancia (Servicio Gallego de
Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2Funciones del Celador de puerta (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convo-
catoria 2006).
2 Tipos de ambulancias (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria
2008).
2Funciones del Celador de ambulancia, funciones de los Celadores de urgencias
(Servicio de Salud de las Illes Balears –IBSALUT–, convocatoria 2010).
2Tipos de ambulancia, clasificación en urgencias, áreas de urgencias, concepto de
urgencia médica, tiempo máximo en observación, traslado de pacientes en ur-
gencias, tipos de ambulancias, Real Decreto que regula las ambulancias, funciones
del Celador, características del transporte sanitario en ambulancias, funciones del
Celador en puerta de urgencias, ambulancia medicalizada, vehículos de trasporte
sanitario, profesionales de los equipos de emergencia, Real Decreto que regula el
transporte en ambulancias, tipos de urgencias,, funciones del conductor–camillero,
dónde está adscrita la unidad de urgencias, tipos de ambulancias, transporte indivi-
dual de enfermos, responsable de la unidad de urgencias (Servicio Extremeño de
Salud –SES–, convocatoria 2009).
2Concepto de camilla de tijera, funciones del Celador en el servicio de urgencias, co-
municación a los familiares, traslado en puerta de urgencia (Servicio Aragonés de
Salud–SALUD– convocatoria 2010).
2Funciones del Celador de urgencias (Servicio de Salud de Castilla la Mancha –SESCAM–
convocatoria 2010).
414
19

Soporte Vital Básico

19

1. Conceptos y desarrollo de Soporte Vital Básico


2. Soporte Vital Básico en pediatría
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Conceptos y desarrollo de Soporte Vital Básico


Este manual recoge las recomendaciones actualizadas en 2010 por la ERC (European
Resuscitation Council) que han sido validadas y asumidas por la práctica totalidad de los profe-
sionales de la emergencia sanitaria.
En la actualidad existe un organismo internacional denominado ILCOR (International
Liasion Committee on Resuscitation), integrado por la AHA, el ERC, el Australian Resuscitation
Council, la Heart and Stroke Foundation of Canada, el Resuscitation Council of Southern África y
el Consejo Latino Americano de Resucitación que “proporciona un mecanismo de consenso
mediante el cual la ciencia y el conocimiento relevante internacional en emergencias cardia-
cas puedan ser identificados y revisados”. Las primeras recomendaciones del ILCOR fueron
elaboradas a modo de declaración de consejos, en el año 1997 y partiendo de ellas cada una
de las organizaciones ya existentes ha ido adaptando sus guías de actuación.
La enseñanza de RCP básica, tiende a convertirse en muchos países en una prioridad de
salud pública, por el número de fallecimientos y lesiones irreversibles que podía evitar su co-
nocimiento generalizado. El ERC ha dado las siguientes recomendaciones para la enseñanza
de la RCP Básica:
– Idealmente, las técnicas completas de RCP (compresiones y respiraciones utilizando
una relación de 30:2) deberían ser enseñadas a todos los ciudadanos.
– La formación en RCP basada exclusivamente en compresiones torácicas, puede utili-
zarse en en situaciones especiales: falta de tiempo, instrucciones telefónicas, campañas
publicitarias.
– La enseñanza del SVB debería ser obligatoria en todas las escuelas de Odontología y de
Enfermería.
– Los hospitales europeos han de asegurar un programa de formación continuada en
RCP para todo el personal médico.
– Los hospitales europeos han de tener programas para asegurar que todo el personal en
contacto directo con la atención al paciente recibe enseñanza y reciclaje en RCP.
– Todo el personal de los servicios de emergencia debería recibir enseñanza y reciclaje
en SVB.
– Todos los conductores de los servicios públicos deberían estar entrenados en SVB.
– Todas las escuelas europeas habrían de incluir en sus currículos docentes la enseñanza
de SVB.

1.1. Conceptos fundamentales


Durante mucho tiempo, al intentar analizar los resultados de situaciones que habían cursa-
do con paradas cardiorrespiratorias, se detectaba una enorme diversidad y falta de precisión
de los términos empleados. Esta falta de homogeneidad, hacía imposible los estudios com-
parativos y dificultaba enormemente la elaboración de recomendaciones comunes, donde
pudiesen traducirse los avances científicos.
416
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

En junio de 1990 en la abadía de Utstein en Noruega, representantes de diversas organi-


zaciones internacionales, se dieron a la tarea de unificar conceptos y nomenclatura. De esta
forma nació el conocido como “Estilo Utstein” que básicamente consiste en la elaboración
de un glosario de los términos fundamentales en la RCP y que es considerado como una de las
iniciativas con mayores y mejores resultados de la colaboración internacional en el campo de
la resucitación cardiopulmonar (RCP).
Desde ese momento, en la práctica totalidad de los países del mundo se consensuaron las
siguientes definiciones:
– Parada cardiaca: cese de la actividad mecánica cardíaca, confirmado por la ausencia
de pulso detectable, inconsciencia y apnea (o respiración agónica, entrecortada).
– Parada cardíaca presenciada: cuando la PC es vista, oída, o se produce en una perso-
na monitorizada.
– Parada cardíaca no presenciada: no hay certeza del momento de inicio.
– Parada respiratoria (PR): ausencia de la respiración (apnea) con presencia de activi-
dad cardíaca.
– Etiología de la parada cardíaca: una parada se considerará de origen cardíaco excep-
to en caso de traumatismo, ahogamiento, asfixia, sobredosis, exanguinación o cual-
quier otra causa no cardíaca determinada por el reanimador.
– RCP: es un término muy amplio que significa el acto de intentar lograr la restauración
de circulación espontánea. La RCP es un acto: puede ser básica o avanzada.
– Reanimación Cardiopulmonar básica (RCP- B): es el intento de restaurar circulación
eficaz usando compresiones torácicas externas e insuflación de los pulmones con aire
espirado. Los reanimadores pueden facilitar la ventilación a través de dispositivos para
la vía aérea y protectores faciales apropiados para su uso por inexpertos. Esta defini-
ción excluye la bolsa con válvula-mascarilla, técnicas invasivas de mantenimiento de
vía aérea, como la intubación y cualquier otro dispositivo para la vía aérea que sobre-
pase la faringe.
– Reanimación Cardiopulmonar avanzada (RCP-A): realización de maniobras invasi-
vas para restablecer la ventilación y circulación efectivas. El manejo de la vía aérea en
RCP-A incluye la ventilación con bolsa-mascarilla, la intubación endotraqueal (IET), la
punción cricotiroidea, etc. La ayuda circulatoria en RCP-A incluye la administración de
medicación por vía traqueal o venosa, el uso de desfibriladores, etc.
– Soporte Vital: es un concepto más amplio que el de RCP, al integrar, junto a las ma-
niobras clásicas, contenidos referidos a la prevención de las PCR y la difusión a toda
la población de estos conocimientos. El reconocimiento de la situación, la alerta a los
servicios de emergencia, la intervención precoz o los programas de difusión de estos
conocimientos, son contenidos propios del Soporte Vital. Se habla además de SV bási-
co o SV Avanzado, dependiendo del material que empleemos y de los conocimientos
de los que lo ejecuten.
– Masaje cardíaco externo (MCE): son las compresiones torácicas realizadas por un re-
animador o mediante dispositivos mecánicos durante la RCP para intentar restablecer
la circulación espontánea.
– RCP por espectadores o primeros intervinientes: cuando la RCP se inicia por per-
sonas que no forman parte del sistema sanitario de emergencias. En general, será la 417
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

persona que presenció el paro. En algunas ocasiones, pueden ser personal sanitario,
pero que no forman parte del sistema sanitario de emergencia.
– Personal de emergencias: son individuos que responden a una emergencia sanita-
ria, de manera oficial, formando parte de un sistema de respuesta organizado. Según
esta definición, médicos, enfermeras o técnicos que presencian un paro cardíaco en un
lugar público e inician RCP, pero que no han respondido al suceso como parte de un
sistema organizado de respuesta, no son personal de emergencia.
– Ritmo desfibrilable o no: se refiere al ritmo inicial monitorizado; que cuando requie-
re choque eléctrico se subdivide en fibrilación ventricular (FV) o taquicardia ventricu-
lar sin pulso (TVSP); y cuando no lo requiere se subdivide en asistolia y disociación
electromecánica.
– Desfibriladores externos automáticos o semiautomáticos (DEA / DESA):este térmi-
no, genérico, se refiere a desfibriladores que analizan el ritmo en el electrocardiograma
de superficie del paciente, para detectar fibrilación ventricular o taquicardia ventricular
rápida. Los automáticos (poco frecuentes) producen la descarga al detectar la altera-
ción, mientras que los DESA avisan de la alteración pero requieren de la intervención
del operador para efectuar su descarga.
– Recuperación de la circulación espontánea (RECE): recuperación de la circulación
espontánea, comprobada por la existencia de respiración, tos o movimientos. Para el
personal sanitario la RECE puede incluir la palpación de un pulso central espontáneo,
usualmente carotídeo en niños mayores y braquial o femoral en niños pequeños o lac-
tantes, o la toma de la presión arterial.
– RECE mantenida: cuando no se requiere MCE durante 20 min consecutivos, persistien-
do los signos de circulación.
– Recuperación de la ventilación espontánea (REVE): consiste en la reaparición de la
respiración espontánea en un niño previamente apneico. La respiración agónica no es
una REVE.
– Fármacos: se refiere a la administración de cualquier medicación durante la RCP, inde-
pendientemente de la vía de elección (intravenosa, intraósea, intratraqueal).
– Finalización del suceso: una resucitación finaliza cuando se determina la muerte, o se
restablece la circulación espontánea de manera sostenida más de 20 min consecutivos.
La unificación de la terminología mediante el estilo Utstein, supuso un incuestionable
avance al propiciar que todos los profesionales “hablasen el mismo idioma”. Esto ha contri-
buido enormemente en la protocolización de las recomendaciones, facilitando los estudios
comparativos y los análisis pormenorizados de las intervenciones. Desde el punto de vista de
la práctica diaria, el avance ha sido también muy notable al permitir una comunicación preci-
sa, entre los diferentes grupos de profesionales.

1.2. La cadena de supervivencia


Si queremos aumentar la supervivencia de los afectados por una PCR, deberemos no sólo
realizar correctamente un tipo de maniobras sino que, además, estas deberán seguir un orden
preciso. Es lo que se conoce como “Cadena de Supervivencia”.
De los cuatro “eslabones”, que componen la “Cadena de Supervivencia”:
418 1. Activación precoz de los servicios de emergencia sanitaria.
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

2. RCP básica.
3. Desfibrilación precoz.
4. Soporte vital avanzado.
Los dos primeros corresponderían con SVB (Soporte Vital Básico) y los dos últimos con lo
que genéricamente se conoce como SVA – Soporte Vital Avanzado.
Los cuatro eslabones de esta cadena imaginaria, se enlazan secuencialmente y los buenos
resultados que obtengamos dependerán directamente de lo rápido que se activen y de lo
correctamente que se realice cada uno de ellos.

Activar servicios Maniobras Desfibrilación Maniobras de


de emergencia. de RCP- Básica precoz RCP Avanzada.
Pedir Ayuda Estabilización y
Traslado

1.2.1. Activación precoz de los servicios de emergencia sanitaria


Una vez identificada la situación de parada cardiorrespiratoria, la primera medida a realizar
es la activación de los servicios de emergencias sanitarios.
Para que este eslabón funcione adecuadamente, son necesarios dos requisitos: por un
lado la correcta formación de amplios sectores de la población, para que cualquier ciudadano
pueda identificar el estado de PCR y, por otro, la unificación y difusión masiva de los números
de teléfono de las emergencias sanitarias para que la cadena pueda ser activada de inmediato.
En este eslabón, se incluye el reconocimiento de las personas en riesgo inminente de sufrir
una parada cardiaca. La llamada, podría conseguir que se instaurase un tratamiento precoz,
que previniese la parada.

1.2.2. La RCP básica


La iniciación de medidas de RCP debe comenzar lo antes posible. La probabilidad de que
una víctima sobreviva tras una PCR está en relación directa con la precocidad con la que co-
miencen las maniobras de RCP, una intervención inmediata podría doblar o triplicar la super-
vivencia de las paradas cardio-respiratorias por fibrilación ventricular.
La RCP básica sustituye de forma precaria las funciones vitales por lo que, si se realiza ade-
cuadamente, nos permite ganar algunos minutos hasta que lleguen los equipos de emergen-
cia con personal y material especializados. Incluso realizando las maniobras sólo con compre-
siones torácicas, conseguiríamos mejores resultados que esperando sin hacer nada.
Hay que tener presente que el cerebro humano comienza a deteriorarse aproximada-
mente a partir de los 4 minutos de no recibir oxígeno, por lo que únicamente la precoci-
dad de las maniobras, nos podrá asegurar que el individuo recupere sus funciones cerebrales
satisfactoriamente. 419
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Peter Safar, uno de los pioneros en la enseñanza de RCP, dice al respecto que “la ense-
ñanza de algo de RCP a todas las personas, probablemente salve más vidas, que la perfección
obtenida por unos pocos”.

1.2.3. La desfibrilación precoz


Las causas más frecuentes de PCR son la fibrilación ventricular (FV) y la taquicardia ven-
tricular sin pulso (TVSP), alteraciones, ambas, que tienen una buena respuesta a la desfibrila-
ción precoz, por lo que se prioriza su aplicación, por delante de la administración de fármacos.
El buen pronóstico de la desfibrilación precoz decrece, según el tiempo que se tarde en
desfibrilar. Cada minuto de retraso en la desfibrilación, reduce la probabilidad de superviven-
cia en un 10%-12% y a los diez minutos estas posibilidades llegan a cero. Se estima que hasta
un 30 por ciento de las muertes por infarto podrían evitarse si el enfermo fuese tratado con un
desfibrilador durante los primeros minutos, cruciales para la supervivencia.
Es tan clara la evidencia, que en muchos Estados se ha regulado la instalación de desfibri-
ladores externos automáticos (DEA) en lugares públicos (aeropuertos, campos deportivos...), y
se está formando a personal no sanitario (bomberos, policías, profesores, azafatas...) para que
puedan hacer uso de estos dispositivos.

1.2.4. El Soporte Vital Avanzado / Cuidados postresucitación


El último eslabón de la cadena, indica la necesidad de completar la estabilización de las
funciones vitales, el traslado del paciente y la aplicación de cuidados postresucitación.
En el SVA se asegurará la vía aérea, se establecerá ventilación mecánica si fuese necesaria
y se administrarán los líquidos y drogas que requiera cada caso. Los resultados logrados con
carácter inmediato con la desfibrilación precoz se consolidan cuando se asocia antes de 10
minutos el conjunto de técnicas de Soporte Vital Avanzado (SVA).
Únicamente cuando se han estabilizado las funciones vitales del enfermo, se procederá a
su traslado hacia el centro sanitario de elección, según el caso.
Preste atención a este aspecto: únicamente cuando se han estabilizado las funciones vita-
les del enfermo, se procederá a su traslado hacia el centro sanitario de elección. Con la crea-
ción de los equipos de emergencia prehospitalaria en la década de los 90 y la implantación
de la “cadena de supervivencia” se produjo un cambio notable en los procedimientos. Ya no
se trata de “correr” para llegar lo antes posible al hospital, el enfermo se estabiliza en el lugar
donde ocurra el accidente y el traslado, se realiza posteriormente. Esta es la mejor manera de
aumentar la supervivencia y minimizar los efectos secundarios al accidente.
Los cuidados post – parada cardiaca, cobran cada vez más importancia, como parte de la
cadena de supervivencia y si se realizan de forma adecuada, podría mejorar notablemente el
pronóstico del paciente.

1.3. Secuencia del Soporte Vital Básico


La expresión “Soporte Vital Básico” hace referencia a una amplia variedad de contenidos
que tienen que ver con la prevención, el reconocimiento y las intervenciones adecuadas, ante
420 una supuesta parada cardiorrespiratoria.
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

Son actuaciones sencillas que la población general debería conocer, siendo especial-
mente importante el adiestramiento del personal de los servicios públicos, de aquellos que
trabajen en lugares donde se produzcan grandes concentraciones humanas y del perso-
nal sanitario, para que puedan intervenir, aun sin contar con equipos o material específico
alguno.
Ante una supuesta situación de PCR, lo primero será identificar la situación. Antes que
pedir ayuda o realizar ninguna actividad, tenemos que saber qué está pasando.
La estrategia para que cualquier ciudadano pueda identificar y valorar a una víctima con
una aparente PCR es muy simple y consiste en observar, de una manera secuencial, únicamen-
te dos aspectos clínicos: consciencia y respiración. Según la valoración que realicemos de
cada uno de estos aspectos, corresponderá realizar una u otra intervención.

1.3.1. Valorar la consciencia


Lo primero que debemos hacer para valorar una posible
parada cardiorrespiratoria (PCR) es comprobar el estado de
consciencia del individuo.
Examinar a la víctima estimulándola auditiva y sensi-
tivamente. Se debe mover al paciente suavemente por los
hombros, gritándole en voz alta: oiga, ¿qué le pasa? En caso
de sospecha de traumatismo cervical evitaremos mover el
cuello.

1.3.1.1. Intervenciones según el estado de consciencia


Si la víctima contesta a nuestro estímulo (habla, se mueve…) tendremos la seguridad de
que se mantienen la funciones cardiorrespiratorias (respira y tiene pulso), pero esto de ningu-
na manera nos asegura que estas no puedan estar amenazadas.
Déjelo como está (si la posición no supone peligro), pida ayuda y vuelva junto a él.
Deberemos permanecer junto al sujeto y evaluarlo periódicamente, hasta la llegada de
los equipos especializados. Al permanecer junto a la víctima podremos observar otras alte-
raciones como hemorragias u obstrucciones, que quizás requieran de nuestra intervención
inmediata por el problema potencial que suponen.
Si la víctima está inconsciente, no responderá a estímulos auditivos ni sensitivos, por lo
que deberemos pedir ayuda y comprobar de forma inmediata la ventilación, para descartar
que se encuentre en PCR. En cualquier caso, en toda persona inconsciente deberemos despe-
jar la vía aérea mediante “la maniobra frente - mentón” o la tracción mandibular.
Maniobra
Frente - Mentón

Tráquea

Esófago
Tráquea

Obstrucción
421
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Responde
COMPROBACIÓN (Contesta o se mueve)
DE LA CONSCIENCIA (Consciente) • Dejar como está
Oiga ¿qué le pasa? • Pedir ayuda

No responde • Evaluar periódicamente


(Inconsciente)

COMPROBACIÓN
DE LA RESPIRACIÓN

1.3.1.2. Apertura de la vía aérea. Maniobra Frente - Mentón


Al perderse la consciencia, la lengua pierde su tono cayendo hacia atrás obstruyendo la
entrada de la tráquea, lo que puede provocar la asfixia del accidentado.
La forma de evitar que esto suceda es me-
diante la denominada maniobra frente-mentón
que consiste en, con la víctima en decúbito
supino, colocar una mano en la frente y la Maniobra
Frente -Mentón
punta de los dedos de la otra en el vértice de
la barbilla, empujando hacia arriba; de esta
manera conseguimos despejar la vía aérea.
En los traumatizados la posible presencia de lesiones en la
columna cervical aconseja emplear la maniobra denominada
“tracción o elevación mandibular”, que consiste en traccionar de
la mandíbula introduciendo en ella el dedo pulgar en forma de
gancho, mientras que con la otra mano sujetamos con fuerza la
frente del accidentado.
Maniobra de
De esta forma evitamos movilizar la columna cervical, por
Tracción Mandibular las consecuencias fatales que pudieran derivarse de esta ac-
ción, en unas estructuras óseas dañadas por el traumatismo.

1.3.2. Valorar la ventilación


Si nos encontramos con un individuo inconsciente, debemos comprobar de forma inme-
diata la respiración, para lo que será imprescindible abrir previamente la vía aérea.

422
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

Para valorar la ventilación del paciente, se debe colocar a la víctima en decúbito supino
y realizar la apertura de la vía aérea (maniobra frente-mentón), acercando a continuación la
mejilla a la boca-nariz de la víctima, para de esta forma oír y sentir la respiración del paciente,
así como ver los movimientos ventilatorios de la caja torácica.
VER, OÍR y SENTIR durante 5 a 10 segundos (máximo de 10 segundos), es la manera de
comprobar si el paciente está respirando con normalidad.

1.3.2.1. Intervenciones si el paciente respira


Si el paciente está inconsciente pero respira normalmente, lo colocaremos en la denomi-
nada posición “lateral de seguridad” y buscaremos ayuda.
Si se trata de un traumatismo, como norma y por precaución, no movilizaremos al pacien-
te, a menos que sea absolutamente necesario para el mantenimiento de sus funciones vitales.
La posición lateral de seguridad
La posición lateral de seguridad (PLS) o posición de recuperación, se emplea para preve-
nir la obstrucción de la vía aérea por la caída de la lengua hacia la faringe, o la aspiración de
contenido gástrico por el árbol traqueobronquial, en el caso de que se produzca un vómito.
La posición debe ser estable, cercana a una posición lateral real con la cabeza en declive y
sin presión en el pecho que perjudique la respiración.
Para colocar al paciente en PLS, lo haremos rodar hacia el reanimador siguiendo los si-
guientes pasos:

− Arrodillarse junto a la víctima manteniendo sus piernas estiradas.


− Realizar la abducción del brazo del paciente que tengamos más cercano, hasta ponerlo en
ángulo recto con el cuerpo. Doblar el codo, y poner la palma de la mano hacia arriba (foto 2).

423
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

− Traccionar del brazo del paciente más alejado a nosotros, cruzándolo sobre su tórax y
colocando la palma de la mano sobre el hombro contrario (foto 3).

− Levantar la pierna del paciente más alejada a nuestra posición, dejándola con la rodilla
levantada y el pie apoyado en el suelo (foto 4).

− Con una mano en la rodilla levantada y la otra en el hombro del mismo lado, tirar con
fuerza para girar a la víctima sobre su costado (foto 4).

− Colocar la pierna que ha quedado encima, de forma que la cadera y la rodilla estén
dobladas en ángulo recto (foto 5).

424
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

− Inclinar la cabeza asegurándose de que la vía aérea permanezca abierta (foto 6).

− Ajustar la mano bajo la mejilla para mantener la cabeza inclinada (foto 6).
− Retirar cualquier objeto que pueda molestar al paciente.
Una vez el paciente se encuentra en PLS, se debe pedir ayuda si aún no se ha hecho y re-
gresar a su lado, para comprobar periódicamente que mantiene sus funciones vitales.

1.3.2.2. Intervenciones si el paciente no respira


Si la víctima está inconsciente y carece de ventilación espontánea, pediremos ayuda (para
llamar a los servicios de emergencia y buscar un DEA) e iniciaremos las maniobras de RCP (30
compresiones torácicas y 2 ventilaciónes).
En los primeros segundos tras una parada cardiaca, podría ocurrir que el paciente presente
alguna respiración, ocasional o bien “boqueadas”, lentas y ruidosas. Es lo que se conoce como
respiración agónica o gasping. Ponga atención en no confundir esto con la respiración normal.
En todo caso, si tiene dudas acerca de si hay o no respiración normal, actúe como si no la hubiese.
COMPROBACIÓN DE LA RESPIRACIÓN
• Abrir vía aérea (maniobra frente mentón) Respira
• Retirar objetos extraños • Poner en posición lateral de seguridad
• Buscar ayuda
• Ver, oír y sentir

No respira
• Pedir ayuda
• Comenzar maniobras de RCP
(Dependiendo del caso se hará antes una cosa u otra)

1.3.3. Maniobras de Soporte Vital Básico


Si hemos confirmado el diagnóstico de PCR (ausencia de consciencia y respiración) proce-
deremos a realizar las maniobras de RCP Básicas que pretenden mantener y restaurar la circu-
425
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

lación efectiva usando compresiones torácicas externas (“masaje cardiaco”) y ventilación de


los pulmones con aire espirado (respiración boca-boca).
Estas intervenciones no requieren ningún tipo de equipo o instrumento, si bien se inclu-
yen dentro de esta definición el uso de los denominados dispositivos de barrera: protectores
faciales y mascarillas o dispositivos simples para la vía aérea.

ALGORITMO DEL SOPORTE VITAL BÁSICO EN ADULTOS

Oiga, Responde
¿Qué le (Contesta
pasa?
COMPROBAR o se mueve) – Dejar como está
(Consciente)
LA CONCIENCIA – Pedir ayuda
– Evaluar
periódicamente
No responde
(Inconsciente)

En traumatismos
– Pedir ayuda cervicales, abrir la vía aérea,
– Abrir la vía aérea mediante la maniobra
Maniobra Frente-Mentón de tracción mandibular

Ver Respira
COMPROBAR Oír
Sentir
LA RESPIRACIÓN
Ver, oír y sentir
(No emplear más
de 10 segundos) – Poner en posición
lateral de seguridad
NO Respira – Buscar ayuda

– Pedir ayuda Respiración boca-boca


– INICIAR LAS Inspirar normalmente
MANIOBRAS DE y ventilar durante
RCP-BÁSICA 1 segundo, comprobando
30 Compresiones/ que el tórax se eleve
2 Ventilaciones
En PCR secundaria
a hipoxia daremos 5
ventilaciones y 1 mt, Masaje cardiaco externo
de maniobras antes Colocar las manos en
de pedir ayuda el centro del pecho
Dar 100 compresiones mt
426
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

Con estas maniobras pretendemos mantener un mínimo de oxigenación y circulación, que


evite el daño irreparable que puede provocar en el cerebro la falta de oxígeno.
Realizaremos 30 compresiones torácicas, seguidas de 2 insuflaciones.
Los reanimadores no entrenados, pueden realizar la reanimación cardiopulmonar sólo con
compresiones torácicas, guiada por los operadores de los teléfonos de emergencia.

Algoritmo de RCP Básica del adulto

1.3.3.1. Masaje cardiaco externo


El masaje cardiaco externo se realiza apoyando el talón de una mano en el centro del
pecho (mitad inferior del esternón) y el talón de la otra sobre la primera. Es conveniente
entrelazar los dedos asegurándonos que la presión no se ejerce sobre las costillas. El enfer-
mo deberá permanecer en decúbito supino, con las extremidades superiores a lo largo del
cuerpo.

El reanimador se sitúa preferentemente arrodillado, a un lado de la víctima y, una vez lo-


calizado el punto de compresión, coloca los brazos extendidos y perpendiculares al esternón.
Con el cuerpo erguido, se carga el peso sobre ellos sin doblarlos en ningún momento, para
conseguir con el menor esfuerzo físico, la mayor eficacia posible.
427
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Para evitar el excesivo cansancio del reanimador será importante la altura desde la
que realicemos el masaje, siendo en ocasiones conveniente ayudarnos de un taburete o
similar.

El objetivo debería ser, comprimir hasta una profundidad de al menos 5 cm (pero no más
de 6 cm) y a una frecuencia de al menos 100 compresiones/min (pero no más de 120 compre-
siones/min), permitiendo el retroceso completo del tórax, y reduciendo al máximo las inte-
rrupciones de las compresiones torácicas.

Se seguirá la secuencia de 30 compresiones / 2 ventilaciones, independientemente del


número de reanimadores.

Se desaconseja buscar el punto de compresión mediante el método de “seguir el borde de


las costillas”, por emplear demasiado tiempo. Las manos se colocan directamente en el centro
del pecho.

ADULTOS
30 compresiones torácicas
/ 2 ventilaciones

428
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

Con el masaje cardiaco externo se consigue un suficiente soporte circulatorio, tanto por la
presión ejercida directamente sobre el corazón (Bomba Cardíaca), como por la realizada sobre
el tórax (Bomba Torácica). A modo de esponja, durante las compresiones se expulsa sangre
del corazón y los pulmones hacia los diferentes órganos, que volverá en el momento de la
descompresión.

1.3.3.2. Respiración boca-boca


Tras realizar las 30 compresiones torácicas, daremos dos ventilaciones de rescate.
Despejaremos la vía aérea mediante la maniobra frente-mentón y comprobaremos que no
hay ningún cuerpo extraño que pueda obstruir la vía aérea (alimentos, prótesis dentales...). Si
hay algún objeto extraño que veamos, lo retiramos con nuestros dedos, pero no es oportuno
realizar barrido digital a ciegas.
Con la vía aérea despejada, taponaremos los orificios nasales, con los dedos pulgar e ín-
dice de la mano colocada en la frente, mientras sellamos con nuestra boca la de la víctima, e
insuflamos aire.
Haremos una inspiración normal (no profunda) y durante
aproximadamente 1 segundo insuflaremos aire, comprobando
cómo se eleva el tórax. Debe ser aire suficiente para hacer que el
pecho de la víctima se eleve, pero evitando respiraciones rápidas
o enérgicas.
Al retirarnos para que el accidentado pueda espirar, compro-
baremos con nuestra mirada el movimiento de descenso de la
caja torácica.
El tiempo total empleado en dar las dos respiraciones no de-
biera exceder de 5 segundos.
En caso necesario se puede insuflar el aire a través de la nariz o del estoma de traqueoto-
mía, tapando siempre el orificio por el que no se insufla.

Debe evitarse insuflar muy rápidamente o con mucha cantidad de aire, para evitar que se
desvíe hacia la cavidad gástrica, lo que por una parte no tendría ninguna utilidad, y por otra,
facilitaría la aparición de vómitos, aumentando el riesgo de broncoaspiración.

El aire ambiente tiene una concentración de oxígeno de aproximadamente el 21%,


mientras que el aire que expiramos no sobrepasa el 16%, pero aun así, esta concentración
es suficiente para conseguir una cantidad de oxígeno en la sangre del paciente, que evite
dañar las células cerebrales, en espera de la llegada de los equipos de emergencia.

Los reanimadores no entrenados, pueden optar por realizar la reanimación cardiopulmo-


nar sin respiración boca a boca, realizando sólo compresiones torácicas. Al comprimir/descom-
primir el tórax, además del soporte circulatorio, se consigue un mínimo soporte ventilatorio.

Las maniobras de reanimación deben continuar con la misma cadencia, hasta que el en-
fermo se recupere, llegue ayuda con equipo especializado o se produzca el agotamiento de
los reanimadores.
429
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1.4. Técnicas del Soporte Vital Básico


1.4.1. Desobstrucción de la vía aérea
La obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño
(OVACE) o atragantamiento, puede producir la muerte en
pocos minutos, pero puede tratarse con buenos resultados,
si se actúa con rapidez y decisión.
La obstrucción parcial o completa de la vía aérea por
un cuerpo extraño provoca un cuadro repentino de asfixia
que, en el peor de los casos, si no se resuelve, desemboca
5 palmadas interescapulares en hipoxia, inconsciencia, apnea, paro cardiaco y muerte.
Si la obstrucción es parcial, el paciente mostrará una
gran agitación, con una ventilación más o menos dificulto-
sa, tos y/o estridor (pitos). El gesto de llevarse las manos a la
garganta, es reflejo y prácticamente universal. El estado de
consciencia no suele estar alterado en un primer momento
y, en esta situación, el reanimador debe alentar al individuo
para que tosa si le es posible, por ser esta la mejor y menos
5 compresiones abdominales traumática forma de expulsar el cuerpo extraño.
Ante la OVACE parcial, nos limitamos a animar al afec-
tado para que tosa una y otra vez. Reevaluamos y estamos
alerta por si empeora la situación.
Cuando la obstrucción es completa, el paciente no
puede hablar ni toser y en poco tiempo puede sobrevenir
la insconsciencia.

Paciente consciente
Mientras el paciente está consciente, daremos 5 golpes in-
terescapulares con el sujeto ligeramente inclinado hacia ade-
lante, para que, si conseguimos movilizar el cuerpo extraño,
salga hacia el exterior. Es posible que esta maniobra resuelva la
situación pero, si no es así, continuaremos realizando 5 compre-
siones abdominales (Maniobra de Heimlich).
El reanimador se sitúa por detrás de la víctima, rodeando con
sus brazos el abdomen de ésta. Una de las manos, cerrada y con el
pulgar hacia dentro, se sitúa en el epigastrio, alejado de la apófisis
xifoides y del reborde costal. La otra mano agarra a la primera,
para realizar de esta forma una fuerza mayor.
Se realizan compresiones enérgicas del abdomen hacia arri-
ba y hacia adentro.
En embarazadas y en pacientes muy obesos se puede realizar la maniobra de modo similar,
pero abrazando el tórax del paciente (tercio inferior torácico, alejado de la apófisis xifoides,
430 coincidiendo con el área de masaje cardiaco) en lugar del abdomen.
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

Estas maniobras se repetirán hasta la expulsión del cuerpo extraño o hasta la inconsciencia
del paciente, alternando 5 palmadas interescapulares y 5 compresiones abdominales.

Paciente inconsciente
Si la obstrucción no se resuelve en poco tiempo, el paciente perderá la consciencia. En este
caso, trataremos de que no sufra daño en la caída y con el paciente en posición de decúbito
supino, comenzaremos las maniobras de RCPb. Procederemos exactamente igual que en los
casos de paciente inconsciente sin respiración, repitiendo la secuencia de 30 compresiones
torácicas y 2 ventilaciones.
Algoritmo de actuación en adultos, en los casos de asfixia por obstrucción de vía aé-
rea, por un cuerpo extraño

EVALUAR LA OBSTRUCCIÓN
¿Oiga qué le pasa ?

Contesta
Habla, tose, respira NO Contesta

OBSTRUCCIÓN LEVE OBSTRUCCIÓN GRAVE


– Animar a toser
– Reevaluar

CONSCIENTE INCONSCIENTE
– 5 Palmadas interescapulares – Maniobras RCP b
– 5 compresiones abdominales
– Reevaluar

1.4.2. Control de las hemorragias


El control de las posibles hemorragias forma parte del SVB.
Las hemorragias se detienen comprimiendo con un apósito limpio (compresa, gasa, pa-
ñuelo, paño...) sobre el lugar del sangrado y, en el caso de que se produzcan en las extremi-
dades, elevando estas por encima del nivel del corazón. Se aplicarán cuantos apósitos sean
necesarios y se realizará un vendaje compresivo.

Aplíquese presión directa sobre la herida con uno o varios apósitos 431
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Si puede, levante el miembro herido

El uso de torniquetes está contraindicado y sólo se utilizarán en caso de producirse la am-


putación traumática de un miembro, pues no podríamos detener la hemorragia de otra ma-
nera. La parte amputada se introduce dentro de una bolsa de plástico y esta, una vez sellada,
se trasladará con el enfermo hasta el hospital, dentro de otra bolsa que contendrá hielo o
nieve y agua. La temperatura ideal para trasladar la parte amputada es de unos 4.º y es impor-
tante evitar que el hielo entre en contacto directo con la parte amputada, para evitar lesiones
que dificulten su posterior reimplante.
Se colocará el torniquete (vendas, cuerda, etc.) próximo a la parte amputada presionando
hasta detener la hemorragia pero sin apretar en exceso. Si hubiese que apretar mucho, tendre-
mos que aflojar cada 10 segundos (durante al menos 2 o 3 minutos) para asegurar la correcta
perfusión al miembro.
Si la amputación fuese incompleta, inmovilizaremos las partes con una férula en la posi-
ción más anatómica y menos dolorosa posible y lo trasladaremos al hospital, evitando realizar
exploraciones de ningún tipo hasta llegar allí.
En cualquier caso no facilite líquidos ni alimentos al enfermo y acuda de inmediato a un
hospital.

1.4.3. Colocación de cánulas orofaríngeas. Cánula de Guedel


Entre las cánulas orofaríngeas, la más conocida y usada es la cánula de Guedel. Esta se usa
para mantener la vía aérea abierta evitando, a su vez, que la caida de la lengua la obstruya.

432 Cánulas de Guedel


CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

Dependiendo del fabricante, existen diversos modelos, pero todos están construidos en
PVC semirrígido (o material similar) y poseen un refuerzo al principio de la misma, para evitar
que, una vez colocada, se obstruya al morderla el enfermo.
Tienen un tamaño que oscila entre 5 y 12 centímetros y que se identifica por una numera-
ción y, en algunos modelos, también por un color diferente.
Dependiendo del paciente al que se destine, se seleccionará la longitud adecuada, que
debe ser igual a la distancia que existe entre la comisura de los labios y el lóbulo del pabellón
auricular. Lo correcto, antes de colocarla, es medir la cánula adecuada a cada paciente.
La cánula de Guedel se coloca introduciéndola en la boca del afectado, con la concavidad
hacia el paladar para, una vez metida hasta aproximadamente la mitad, rotarla 180º, mientras
se termina de introducir hasta la faringe.
Una vez colocada, la parte más dura de la cánula debe quedar entre los dientes del pacien-
te, de esta manera, evitaremos posibles obstrucciones si la mordiese.

Medir la cánula antes de colocarla

Se comienza a introducir con la concavidad hacia el


paladar y posteriormente se rota 180º

El refuerzo de la cánula debe quedar entre los


dientes del paciente

1.4.4. Desfibrilador externo automático (DEA)


Las causas más frecuentes de parada cardiorrespiratoria (PCR) son la fibrilación ventri-
cular (FV) y la taquicardia ventricular sin pulso (TVSP). Estas alteraciones del ritmo, deben
ser tratadas de forma prioritaria, mediante desfibrilación externa, entendiendo como tal la 433
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

transmisión de corriente eléctrica, medida en julios, al músculo cardíaco a través de la pared


torácica, con el objeto de poner fin a la FV o la TVSP. Esta acción se conoce entre los profesio-
nales sanitarios como descarga o choque, y de esta manera la denominaremos en adelante.

Desfibrilador manual

Numerosos estudios demuestran que el uso precoz de desfibriladores externos puede


aumentar considerablemente la supervivencia de los individuos que sufren una PCR. En va-
rios países entre los que se encuentra España (Real Decreto 365/2009, de 20 de marzo.BOE
80, Jueves 2 de abril de 2009), ya está legislada la colocación y utilización de Desfibriladores
Externos Automáticos (DEA), en los lugares de pública concurrencia. La mayor parte de las
comunidades autónomas, con las competencias sanitarias transferidas, han regulado el uso
de desfibriladores externos automatizados fuera del ámbito sanitario. (Andalucía, Decreto
22/2012, de 14 de febrero; Aragón, Decreto 229/2006, de 21 noviembre; Asturias, Decreto
24/2006, de 15 marzo; Baleares, Decreto 2/2005, de 14 enero; Canarias, Decreto 225/2005, de
13 diciembre; Cataluña, Decreto 355/2002, de 24 diciembre; Galicia, Decreto 99/2005, de 21
abril; Navarra, Decreto Foral 105/2002, de 20 mayo; País Vasco, Decreto 8/2007, de 23 enero…).
Los denominados DEA son desfibriladores externos automáticos o semiautomáticos
(ambos se conocen con el mismo nombre), que incorporan un sistema de análisis del ritmo.
Cuando un dispositivo automático detecta un ritmo que requiere choque, se carga y suminis-
tra el choque, mientras que el semiautomático, aconseja al reanimador cuándo suministrar
el choque y éste, una vez tomadas las debidas precauciones (al igual que con el desfibrilador
manual, no se debe tocar al paciente en el momento de la descarga), será el que realice la
acción última (oprimir el botón de descarga) para administrarlo.
Los DEA no disponen de las palas que tienen los desfibriladores manuales y se conectan
al paciente mediante dos electrodos adhesivos de gran tamaño, que sirven al mismo tiempo
para registrar la señal del ECG analizando el ritmo cardíaco, y para transmitir la energía de la
descarga, en el caso de que fuese necesaria.
Estos dispositivos, han demostrado ser sumamente precisos y se-
guros para el paciente y para el reanimador, tanto si son usados por
personas legas como por personal sanitario. Están indicados en niños
mayores de 1 año.
Se puede considerar efectuar compresiones torácicas antes de la
desfibrilación cuando la llegada del SEM a la escena sea después de
4-5 minutos de la llamada. DEA

434
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

1.4.4.1. Procedimiento para el empleo de los DEA


Ante una posible PCR, comience a aplicar el algoritmo correspondiente.

Si al valorar la respiración comprueba que el individuo no respira, consiga un DEA.

Si tiene un DEA disponible úselo de inmediato, si no, comience con las maniobras de RCP
hasta su llegada.

− Coloque a la víctima en decúbito supino y colóquese en su lado izquierdo.

− Coloque los electrodos sobre el pecho del paciente, en posición antero-lateral (posi-
ción esternón-ápex). La placa adhesiva del esternón se coloca en la parte superior de-
recha del tórax del paciente, a la derecha del esternón debajo de la clavícula. La placa
del ápex se coloca en la parte inferior izquierda del pecho sobre el ápex del corazón, a
la izquierda del pezón en la mitad de la línea axilar.

− Encienda el dispositivo y siga las indicaciones auditivas/visuales.

Para realizar el análisis del ritmo con las máximas garantías, debe evitarse el movimiento
de la víctima y el contacto físico con ella, por lo que en este momento y durante el menor
tiempo posible, deberá detener las maniobras de RCP.

1.4.4.2. Si está indicado el choque


− Asegúrese de que todo el mundo se aparta de la víctima.

− Pulse el botón de choque.

− Realice las maniobras de RCP (30 compresiones torácicas-2 ventilaciones) durante 5


ciclos (aproximadamente 2 minutos).

− Repita el análisis o el choque como se indique.

− Si en algún momento apareciera una condición de “choque no indicado” pase al si-


guiente apartado.

Imagen característica de una fibrilación ventricular

1.4.4.3. Si el choque no está indicado


− Busque signos de que hay circulación.
− Si no hubiera signos de circulación, lleve a cabo las maniobras de RCP (30 compresio-
nes torácicas – 2 ventilaciones) durante 2 minutos y repita el análisis.
− Seguir las instrucciones del DEA hasta que esté disponible el Soporte Vital Avanzado. 435
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Tenga presente que cuanto más se demore en realizar la desfibrilación, menor es la proba-
bilidad de éxito.
Si no dispone de un DEA, comience con las maniobras de RCP hasta disponer de uno de
estos dispositivos o hasta la llegada de los equipos especializados.

1.4.5. Uso del resucitador manual


Es un dispositivo con un balón autoinflable y una válvula que evita la reinspiración, recibe
el nombre coloquial de ambú, en referencia a la casa comercial que los popularizo. Se utiliza
para realizar la respiración artificial de forma manual.

436
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

El de los adultos, suele tener un volumen aproximado de 1.600 ml, siendo menor en el
pediátrico, al objeto de evitar barotraumas.
Pueden emplearse con mascarilla o directamente sobre el tubo endotraqueal (u otro de los
dispositivos para aislar la vía aérea).
Poseen una toma de oxígeno y como accesorio se suele acompañar de un reservorio con
el que se pueden alcanzar concentraciones de oxígeno cercanas al 100%.
Hay que prestar especial atención a la limpieza y correcta colocación de la válvula. Un error
en esa comprobación, puede anular la funcionalidad del dispositivo.
A pesar de su aparente sencillez, es un dispositivo difícil de usar correctamente. Es necesa-
rio sellar la mascarilla sobre la cara y presionar el balón al mismo tiempo, lo que exige cierto
entrenamiento.

El reanimador se coloca por detrás de la cabeza del paciente, la extiende hacia atrás, coloca
una cánula orofaríngea (Guedel) y aplica la máscara sobre el rostro con la mano izquierda co-
locando los 2-3 últimos dedos sobre la mandíbula y los demás sobre la mascarilla. Se exprime
la bolsa con la mano derecha y se observa el tórax para comprobar cómo tiene lugar la venti-
lación pulmonar.
Si hay dos reanimadores, uno puede realizar las 30 compresiones y el otro las 2 insuflacio-
nes mediante el resucitador manual.

437
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1.5. ¿Cuándo debe suspenderse la RCP Básica?


Las maniobras de RCP deben mantenerse en principio hasta la llegada de los equipos es-
pecializados, excepto en las siguientes situaciones:
– Cuando el paciente recupere circulación espontánea. Nos mantendremos alerta junto
al accidentado comprobando sus funciones vitales periódicamente.
– Cuando habiéndose iniciado la RCP se comprueba fehacientemente la voluntad previa
del afectado de no recibir las maniobras de RCP (testamento vital).
– Cuando se confirma documentalmente de forma inequívoca que la parada cardíaca se
ha producido como consecuencia de la evolución terminal e irreversible de una enfer-
medad incurable.
– Cuando habiéndose iniciado sin éxito la RCP se confirma de forma indiscutible que
estas maniobras se instauraron con un retraso superior a 10 minutos con respecto a la
iniciación de la parada cardíaca (excepto situaciones como el ahogamiento, la hipoter-
mia accidental o la intoxicación con barbitúricos).
– Cuando después de un tiempo prudencial nunca inferior a 30 minutos continúa la au-
sencia de cualquier tipo de actividad eléctrica cardíaca (excepto en situaciones de hi-
potermia o ahogamiento), evidenciándose signos de hipoxia generalizada (livideces,
midriasis...).
– Cuando el reanimador está exhausto, lo cual puede producirse cuando un único reani-
mador realiza una RCP prolongada.

1.6. Actuación del Celador


La actuación de un Celador ante una parada cardiorrespiratoria va a ser muy diferente
según el lugar donde trabaje y según el momento en el que suceda.
Si ocurre en un hospital, el personal sanitario llevará el peso de las maniobras quedando
el Celador para ayudar en lo que se le requiera. Traer el carro de paradas, colocar al paciente
en decúbito supino y poner la tabla corta o de SVB bajo la espalda del mismo son funciones
habituales de los Celadores. Aquí es importante adelantarse a los acontecimientos, se puede
ir retirando el cabecero de la cama por si es necesario intubar (si se decide llevar a cabo este
procedimiento hay que colocar a la víctima en posición de Roser).
En el Centro de Salud es prácticamente igual, sustituyendo la cama por la camilla y en
ambulancias de traslado o cuando el Celador está solo o fuera del trabajo realizará todas las
técnicas que se han explicado a lo largo del tema.

2. Soporte Vital Básico en pediatría


2.1. Introducción
En el niño, a diferencia de lo que ocurre en el adulto, la parada cardiorrespiratoria (PCR) de
438 origen cardiaco es poco frecuente, siendo el principal motivo las disfunciones respiratorias
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

(obstrucciones agudas, neumonías, depresión respiratoria...) seguido del fallo circulatorio por
sepsis o hemorragias. La PCR también puede afectar a niños sanos por los accidentes (sobre
todo domésticos) o por muerte súbita.
Cuando el pronóstico se compara con el del adulto, suele ser peor, debido a que en la
mayoría de los casos el niño lleva en hipoxemia un periodo prolongado de tiempo, antes de
producirse la PCR, con la consecuente lesión de diversos órganos, en tanto que en el adulto la
PCR se suele producir de forma brusca sin hipoxia previa.
En los niños, es preferible modificar la secuencia de RCP que se emplea en el adulto.
Por un lado, una vez diagnosticada la situación de PCR se realizaran 5 ventilaciones de resca-
te y un minuto de masaje cardiaco, antes de buscar ayuda. Por otro lado, la relación más co-
rrecta entre compresiones y ventilaciones es de 15 compresiones y 2 ventilaciones, aunque
los reanimadores legos, podrían utilizar la misma relación que en el adulto (30:2).

2.2. Comprobación del nivel de consciencia


Para determinar el nivel de consciencia del niño, se le debe gritar mientras se le sacude
suavemente por los hombros. Si existe sospecha de que pueda tener alguna lesión en la cabe-
za o en el cuello por las alteraciones que presenta o por el mecanismo de la lesión no se debe
agitar, moviéndolo lo menos posible.
Si el niño está inconsciente pediremos ayuda y comprobaremos de inmediato la res-
piración.

2.3. Posición de RCP


Al niño se le debe colocar en decúbito supino sobre una superficie dura y lisa. En los lac-
tantes también puede utilizarse la palma de la mano o el antebrazo del reanimador en caso
de reanimarle en brazos.
En los niños pequeños, al apoyar su espalda sobre la palma de la mano del reanimador, los
hombros se elevan, permitiendo que la cabeza se extienda ligeramente hacia atrás abriendo
la vía aérea de forma adecuada.

2.4. Vía aérea


Las maniobras de apertura de la vía aérea es necesarias para poder comprobar si el niño
respira, el objetivo es conseguir que la vía aérea sea permeable.
La maniobra de elección es, como en el adulto, “la maniobra frente – mentón” (extender la
cabeza y elevar la mandíbula) y solo cuando esta no funciona, se puede probar con la manio-
bra de elevación mandibular (con los dedos pulgar e índice de cada mano, detrás de cada lado
de la mandíbula del niño y empújela hacia delante).
Después de abierta la vía aérea se debe comprobar si el niño respira, observando si existen
movimientos respiratorios, escuchando su ventilación y, con la mejilla del reanimador junto a
la boca del niño, sintiendo la salida del aire (ver, oír, sentir) durante un máximo de 10 segundos. 439
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Si el niño respira, se le coloca en posición lateral de seguridad y se pide ayuda. Si el niño


tiene dificultad respiratoria suele adoptar unas posturas determinadas que le facilitan la respi-
ración y no se deben modificar, limitándose el reanimador a pedir ayuda.
Si el niño no respira hay que pedir ayuda e iniciar la ventilación manteniendo abierta la vía
aérea. Si es un lactante, la boca del reanimador se debe aplicar abarcando la boca y la nariz
del niño. Si se trata de un niño mayor de un año se puede utilizar la técnica boca a boca de
forma similar a como se hace en los adultos. La técnica dependerá no tanto de la edad, como
del tamaño del niño.

Se realizan 5 ventilaciones de rescate. Insuflaciones lentas de 1 segundo por ventilación,


tomando aire entre una ventilación y otra.
El volumen correcto de aire en cada ventilación será aquel que haga que el tórax se ele-
ve. Es importante insuflar aire solamente hasta que empiece a subir el pecho para evitar una
dilatación gástrica que podría provocar regurgitación del contenido del estómago. También
podríamos provocar barotrauma.

2.5. Circulación
Una vez abierta la vía aérea y realizadas las 5 insuflaciones, el reanimador debe comprobar
si el niño permanece arreactivo o si aparecen signos de que hay circulación, para valorar la
necesidad de iniciar las compresiones cardiacas.

Hay que buscar durante un máximo de 10 segundos signos de vida: movimientos, tos…
incluso si se está cualificado, se puede comprobar el pulso (el femoral en todos los caos, o el
braquial en los lactantes o en los niños mayores de un año el carotideo).

Si el niño continúa arreactivo y sin signos de circulación, tras las 5 insuflaciones co-
menzaremos con las compresiones cardiacas con una cadencia de 15 compresiones y 2
ventilaciones.

El área de compresión en la RCP pediátrica se localiza en la mitad inferior del esternón, un


dedo por encima del apéndice xifoides.

La técnica de compresión dependerá de la edad del niño o, especialmente de su corpu-


440 lencia. En los lactantes comprimiremos con la punta de los dedos medio y anular o con la
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

técnica “del abrazo” (rodeando el tórax con las dos manos y con ambos pulgares sobre el
esternón). En los niños más mayores o corpulentos, se puede emplear el talón de una sola
mano.

Las compresiones se realizan siguiendo un eje perpendicular y con la fuerza suficiente para
comprimir el tórax al menos un tercio de su diámetro.

En los niños, al igual que en los adultos, las compresiones deben durar el 50% del ciclo,
permitiendo en la segunda parte de éste, la relajación del tórax. La frecuencia de las compre-
siones debe ser de al menos 100 por minuto (sin pasar de 120).

2.6. Algoritmo Soporte Vital básico en pediatría


ALGORITMO DEL SOPORTE VIT AL BÁSICO EN PEDIA TRÍA

COMPROBACIÓN DEL NIVEL


DE CONSCIENCIA
No responde Ve r
Oi r
(Inconsciente) Sentir

– Pedir ayuda
– Abri r la vía aérea Respira P. Lateral Seguridad
COMPROBACIÓN DE LA Reevaluar
RESPIRACIÓN

NO Respira

5 Ventilaciones de rescate
No reacciona
No signos de circulación

MANIOBRAS RCP b
15 compresiones / 2 ventilaciones

441
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.7. Obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño


En el niño, al igual que en el adulto, la secuencia de actuación ante la obstrucción de la vía
aérea por un cuerpo extraño dependerá fundamentalmente de si esa obstrucción es total o
parcial.
Si la obstrucción es parcial, el niño podrá toser por lo que habrá que animarlo a que lo siga
haciendo por ser esta la manera más eficaz de expulsar el cuerpo extraño.
Si la obstrucción es total, el niño no podrá toser, por lo que seguiremos el siguiente
procedimiento:
– 5 golpes interescapulares con el talón de nuestra mano. Si el niño es suficientemente
pequeño, se puede sostener en decúbito prono sobre el antebrazo del reanimador, con
la cabeza más baja que el tronco y aplicar los golpes con la otra mano.
– 5 compresiones directamente sobre el tórax, al objeto de aumentar la presión intrato-
rácica y ayudar a la expulsión del cuerpo extraño de la vía aérea.
Este procedimiento se seguirá repitiendo una y otra vez, hasta que el niño pierda la consciencia.
En este momento, actuaremos como ya hemos descrito para los casos de inconsciencia y ausencia
de respiración, intentaremos ventilar 5 veces y, si no hay respuesta, comenzaremos con el masaje
cardiaco. Continuaremos repitiendo las maniobras de RCP b hasta la desobstrucción de la vía aérea.
Si se visualiza el cuerpo extraño, se debe intentar su extracción manual con el dedo índice
en forma de gancho, pero no realizar un barrido digital a ciegas, ya que el cuerpo extraño
puede ser empujado involuntariamente hacia la vía aérea agravando aún más la obstrucción.

Desobstrucción de la vía aérea en lactante. Desobstrucción de la vía aérea en lactante.


Golpes en la espalda Compresiones torácicas

442
CAPÍTULO 19. SOPORTE VITAL BÁSICO [[[[\

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2Concepto de parada cardiorrespiratoria, concepto de maniobra de Heimlich, secuen-
cia del SVB, secuencia de masajes con un solo reanimador (Servicio Andaluz de
Salud –SAS–, convocatoria 1999).
2Indicaciones de la maniobra de Heimlich, ausencia de pulso (Agencia Valenciana de
Salud, convocatoria 1999).
2Desobstrucción de vías respiratorias en niños, actuación del auxiliar de enfermería en
SVB, actuación del auxiliar de enfermería ante una parada cardiorrespiratoria, con-
cepto de maniobra de Heimlich (Servicio Madrileño de Salud –SERMAS–, convo-
catoria 2006).
2Concepto de reanimación cardiopulmonar, concepto de maniobra de Heimlich, ac-
tuación del auxiliar de enfermería ante una parada cardiorrespiratoria, indicaciones
de la cánula Guedel (Servicio de Salud de Castilla y León –SACYL–, convocatoria
2007).
2Tipos de maniobras de apertura de la vía aérea, secuencia de masajes con dos reani-
madores, concepto de combitubo, concepto de triple maniobra, actuación ante un
niño inconsciente (Servicio Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2008).
2Materiales del carro de paradas (Servicio de Salud de Castilla-La Mancha –SESCAM–,
convocatoria 2008).
2Tipo de energía que emplea un desfibrilador (Servicio de Salud de Castilla y León
–SACYL–, convocatoria 2008).
2Diferencia entre RCP y SVB, colocación del paciente para RCP, concepto de maniobra
de Heimlich, definición de parada cardiorrespiratoria, revisión del carro de parada
(Servicio Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2Pinzas de Maguill, orden del SVB, indicaciones del balón de resucitación, indicaciones
de la maniobra de Heimlich, lugar del masaje cardiaco (Servicio Aragonés de Salud
–SALUD– convocatoria 2009).
2Síntomas de parada respiratoria (Servicio Gallego de Salud –SERGAS–, convocato-
ria 2009).
2Secuencia del SVB, material imprescindible de un carro de parada (Servicio
Madrileño de Salud –SERMAS–, convocatoria 2009).
2Valoración de la consciencia, indicaciones de la pinza de Maguill, fármacos del carro
de paradas (Servicio Cántabro de Salud –SCS–, convocatoria 2010).
2Lesiones cerebrales en una PCR, zona anatómica del masaje cardiaco, secuencia de
masaje y ventilaciones, indicaciones de la maniobra de Heimlich (Servicio de Salud
de Castilla-La Mancha –SESCAM–, convocatoria 2010).

443
20
Actuación del Celador
en las urgencias
respiratorias.
Oxigenoterapia

1. Introducción
2. Insuficiencia respiratoria aguda
3. Asma agudo
20

4. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica


5. Oxigenoterapia
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Introducción
Los trastornos respiratorios constituyen un conjunto de emergencias muy habituales es-
pecialmente durante determinadas épocas del año.
Es imprescindible que nos familiaricemos con determinadas patologías, técnicas y procedi-
mientos que vamos a necesitar conocer a la hora de enfrentarnos a una urgencia respiratoria.
Aunque todos estos trastornos suelen ir acompañados de una importante carga de ansie-
dad, la actitud de calma que con nuestro comportamiento podamos transmitir al enfermo es
probablemente, en estos casos, más importante que en ningún otro.

2. Insuficiencia respiratoria aguda


La principal función del sistema respiratorio es asegurar su intercambio adecuado de oxí-
geno y anhídrido carbónico. En condiciones normales se transfiere suficiente oxígeno y se
elimina una cantidad adecuada de anhídrido carbónico.

Cuando uno o más componentes del sistema respiratorio fracasan en el logro de estos
objetivos del intercambio se produce la insuficiencia respiratoria.
La insuficiencia respiratoria (IR) se define como todo cuadro pulmonar que da lugar a una dis-
minución de la PO2 (hipoxemia) en sangre arterial, con o sin aumento de la PCO2 (hipercapnia).
Más que una enfermedad en sí misma, es la consecuencia final común de gran variedad de
procesos específicos, respiratorios en su mayoría, pero también cardiológicos, neurológicos,
tóxicos, traumáticos, etc.
Existen diferentes tipos de IR según el mecanismo por el que se produzca:
– Anomalías que causan hipoventilación alveolar.
– Alteración en la relación ventilación/perfusión.
– Shunt.
446 – Anomalías de la difusión.
CAPÍTULO 20. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS URGENCIAS RESPIRATORIAS. OXIGENOTERAPIA [[[[\

2.1. Valoración inicial


La clínica de la insuficiencia respiratoria es bastante inespecífica dependiendo de la hi-
poxemia, hipercapnia, acidosis y de la enfermedad de base que la provoque.
La disnea (sensación de falta de aire que se manifiesta a menudo con jadeo) es el síntoma más
frecuente, aunque en los casos más graves pueden aparecer síntomas neurológicos como incoordi-
nación motora e incluso alteración del nivel de consciencia. Normalmente predominan los síntomas
de la enfermedad causal: fiebre, sibilancias, tos y expectoración, hemoptisis, dolor torácico, etc.

2.2. Estabilización y transporte


El diagnóstico de IR es sencillo ya que se deriva del análisis directo de la gasometría arte-
rial, pero como ocurre que en el ámbito prehospitalario raramente dispondremos de medios
para realizar esta prueba, será la intensidad de la clínica (disnea, taquicardia, taquipnea, sudora-
ción…) y la saturación de O2, junto con los antecedentes personales del enfermo, los indicadores
que tendremos que utilizar para decidir en qué momento podemos trasladar al enfermo.
En cualquier caso, a la hora del transporte deberemos mantener la calma tratando de dismi-
nuir la ansiedad del paciente, lo que probablemente le ayude a ventilar mejor.
El traslado se realizará en posición de Fowler o Fowler alta, según la gravedad del cuadro,
con oxigenoterapia desde el primer momento y con monitorización permanente de la satura-
ción de O2, la frecuencia y ritmo cardiacos y la tensión arterial.
Se debe favorecer la eliminación de secreciones mediante fisioterapia respiratoria, aerosol-
terapia e hidratación adecuada.
Los enfermeros canalizarán una vía venosa periférica para, según cada caso, administrar
antibióticos, broncodilatadores, diurético…

3. Asma agudo
El asma es un síndrome de hiperactividad bronquial desen-
cadenado por múltiples causas, que produce estrechamiento
de la vía aérea de severidad variable, que puede mejorar de
forma espontánea o con tratamiento y que desde el punto de
vista clínico se caracteriza generalmente por disnea, tos y sibi-
lancias de curso paroxístico.
Los ataques pueden durar de minutos a horas, y en un pe-
queño grupo de pacientes pueden ser de mucha gravedad.

3.1. Valoración inicial


El asma agudo puede presentarse como una crisis de broncoespasmo que por su severi-
dad requiere el inicio inmediato de una terapéutica enérgica. 447
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

La broncoconstricción y la acumulación de secreciones provocan unos síntomas de: disnea


paroxística, tos, sibilancias (sonidos continuos de tonalidad alta, como pitidos o chirridos pro-
vocados por el paso del aire en vías estrechadas) y secreciones bronquiales.

3.2. Estabilización y transporte


El paciente debe ser trasladado en posición de Fowler, con oxigenoterapia de forma per-
manente a concentraciones elevadas.
Nuestra actitud debe procurar disminuir la ansiedad del enfermo.
En casos extremos en los que el cuadro se descompense, podría ser necesario realizar la
intubación orotraqueal del enfermo, por lo que debemos ayudar al facultativo a tener prepa-
rado el material para intubación (laringoscopio, tubos, vendas, respirador automático…).

4. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica


La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una
alteración respiratoria crónica que cursa con la obstrucción del
aire que entra y sale de los pulmones. Constituye un problema
sanitario de primera magnitud con una amplia demanda de los
servicios de neumología.
Se debe tener en cuenta que en la reagudización de un
cuadro pulmonar crónico siempre hay un aumento de acu-
mulación de secreciones, congestión y edema de mucosa con
lesiones inflamatorias de la pared bronquial por irritación físi-
ca (frío, resecamiento, polvo), química (tabaco, gases, etc.) o
biológicas (virus, bacterias) y finalmente disminución de la luz
bronquial por contracción de la musculatura lisa.

4.1. Valoración inicial


Una EPOC reagudizada se caracteriza por el empeoramiento de la disnea, con aumento de
la tos, y habitualmente también de las expectoraciones. Encontraremos un enfermo con un
alto grado de ansiedad y un nivel de consciencia disminuido que puede llegar hasta el estu-
por, sudoración profusa y mala perfusión. Es muy frecuente que el cuadro debute con fiebre y
secreciones espesas de aspecto purulento.
En la exploración se evidenciará el aumento del trabajo respiratorio, serán audibles los roncus
(sonidos crepitantes fuertes, al final de la inspiración y durante la espiración producidos por paso
del aire a través de líquido en bronquiolos, bronquios y tráquea) y sibilantes (sonidos continuos
de tonalidad alta, como pitidos o chirridos producidos por el paso del aire en vías estenosadas).
El diagnóstico, a falta de las pruebas complementarias que se realizarán a la llegada al cen-
tro de atención especializada, se hará basándose en la historia previa del enfermo. El agrava-
miento de los síntomas se produce por factores fisicoquímicos: frío, polvo, tabaco... o factores
448 biológicos: virus, bacterias, que ocurre principalmente en los meses fríos del año.
CAPÍTULO 20. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS URGENCIAS RESPIRATORIAS. OXIGENOTERAPIA [[[[\

4.2. Estabilización y transporte


Lo trasladaremos con urgencia a un centro de atención especializada en posición de
Fowler, evitando los cambios bruscos de temperatura y con la administración de oxígeno hu-
midificado a moderada concentración.
Nuestra actitud debe procurar en todo momento disminuir la ansiedad del enfermo.
Monitorización permanente de la saturación de O2, la frecuencia y ritmo cardiaco y la ten-
sión arterial.

5. Oxigenoterapia
El oxígeno (O2) es un gas incoloro, inodoro, explosivo y altamente inflamable, por lo que su
manejo en oxigenoterapia requiere importantes medidas de seguridad.
La oxigenoterapia consiste en la administración de oxígeno gaseoso (mezcla de aire enri-
quecida con oxígeno) a un paciente, con la finalidad de establecer la tasa normal de oxígeno
en sangre. La administración de oxígeno se realiza en situaciones de hipoxia.
La administración de oxígeno puro mantenida por periodos prolongados, es peligrosa
puesto que produce lesiones en el pulmón y cerebro además de ser un irritante de las muco-
sas. Su uso en estado puro está desaconsejado y muy restringido.
La oxigenoterapia está indicada en todas aquellas personas que sufren hipoxia, acompa-
ñada o no de hipercapnia (asfixia, elevaciones a grandes alturas donde desciende la Pp de O2,
intoxicaciones por gases que bloquean la hematosis normal, insuficiencia respiratoria, lesiones
del Sistema Nervioso Central que afectan al centro regulador de la respiración y alteraciones del
transporte de oxígeno en sangre como en grandes hemorragias, intoxicaciones por monóxido
de carbono etc.).
La importancia de este tema para el Celador es máxima; a menudo realizan traslados de
pacientes que estén sometidos a esta técnica y deben conocer todo el sistema para actuar
ante cualquier incidencia.
Es importante durante el traslado valorar el aspecto y el estado del paciente para detectar
situaciones de hipoxia que indicarían, o bien, un empeoramiento del cuadro o un mal funcio-
namiento de los sistemas de administración de oxigenoterapia.

5.1. Métodos de administración de oxígeno


5.1.1. Equipos de oxigenoterapia
La administración de oxígeno tanto en el hospital como en los centros de salud procede de
la central de oxígeno o bien de balas, bombonas o tanques de oxígeno.
En la mayoría de hospitales existe central de oxígeno. El oxígeno se encuentra almacenado
en la Central, situada fuera del edificio general del hospital, y llega a las habitaciones de los
enfermos/as a través de tuberías. 449
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

A continuación pasamos a describir los diferentes componentes de los equipos de


oxigenoterapia:
– Balas de oxígeno. Las balas de oxígeno son cilindros de acero que contienen oxígeno
a una presión superior a la atmosférica y a temperatura de 21 ºC. Hay diferentes tama-
ños de balas, las mayores contienen 6.000 l, mientras que las pequeñas son de 350, 175
y 150 l. Este sistema se usa en el transporte de enfermos a los que hay que administrar-
les oxígeno y en pacientes a los que se suministra oxígeno a domicilio.
Las unidades en que se expresa la capacidad de una bala puede ser: litros (l), atmósferas
de P, mm de Hg o kg/cm3.

Bala de oxígeno

– Manómetro. Todo tanque está provisto de un manómetro que mide la presión de oxí-
geno en el interior de la bala. El manómetro consta de un reloj con una circunferencia
graduada expresada en l, mm de Hg, atmósferas, etc. y una aguja que expresa en cada
momento la presión existente en la bala.

450 Manómetro, vaso y caudalímetro


CAPÍTULO 20. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS URGENCIAS RESPIRATORIAS. OXIGENOTERAPIA [[[[\

– Caudalímetro, manorreductor o flujómetro. En cualquiera de los casos, tanto si el


oxígeno se toma de la llave de paso existente en la habitación como si se toma de una
bala, es necesario para poder aplicarlo al paciente un caudalímetro o flujómetro. Este
permite controlar la cantidad de oxígeno que sale de la toma por minuto. Se expresa en
l/minuto. Consta de una válvula para regular el flujo de salida de oxígeno.
– Sistema de humidificación. Para administrar el oxígeno a los pacientes hay que pro-
veerlo del grado de humedad adecuado para que las mucosas del enfermo no se se-
quen y mantengan la humedad adecuada tratando de evitar su irritación.
Para ello se hace pasar el gas por un frasco humidificador que contiene agua destilada.
Se llena de agua destilada hasta el nivel indicado. Debe vigilarse que el frasco siempre
contenga agua a 37 ºC.
La tapa del frasco está perforada por dos tubos. Uno de ellos se introduce por uno de
sus extremos en el agua, unos 7-10 cm. aproximadamente y por el otro extremo se co-
necta con la toma de oxígeno. El otro tubo, se introduce por uno de sus extremos en el
frasco humidificador quedando 2-3 cm. por encima del agua y se conecta al dispositivo
del paciente (cánula, mascarilla, etc.).

Vaso y caudalímetro

5.1.2. Dispositivos para la administración de oxígeno


En la actualidad existen varios métodos para la administración de oxígeno, con caracterís-
ticas propias y distintas aplicaciones. Se pueden clasificar en dos grupos:
– Sistemas de circuito abierto:
* Mascarillas: gafas nasales, mascarillas oronasales.
* Sonda o catéter nasal.
– Sistemas de circuito cerrado:
* Tienda de oxígeno.
* Campana de oxígeno.
Cuando el paciente está en coma o inconsciente y tiene dificultades para respirar por sí solo,
debe hacerse una intubación endotraqueal que facilita la administración de oxígeno. Si está lú-
cido y colabora deben utilizarse los otros métodos (sonda o catéter nasal, gafas nasales, etc.). 451
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

5.1.2.1. Métodos para la administración de oxígeno al paciente por el sistema de circuito


abierto
a) Sonda o catéter nasal
Es un tubo de grosor variable y 25 cm de longitud aproximadamente, de goma o plásti-
co flexible y transparente. Su extremo o punta es roma y presenta uno o varios orificios en
los 3 últimos cm del tubo. Se introduce por la fosa nasal hasta la orofaringe. Se fija exterior-
mente con esparadrapo hipoalérgico.
Hay que vigilar su correcta posición y debe cambiarse cada 48 h. En cada cambio se alterna
la fosa en que se coloca el catéter ya que puede irritar la mucosa nasal y de la orofaringe.
b) Mascarillas
Las mascarillas pueden ser nasales o gafas nasales y oronasales.
1. Gafas nasales
Son tubos similares a las sondas, pero se adaptan a las dos fosas nasales simultáneamente.
El oxígeno se administra al interior de las dos fosas nasales y no a una sola.
Tienen el inconveniente de que no llevan dispositivo para regular la concentración de oxíge-
no y resecan mucho las mucosas. Su ventaja es que el enfermo puede hablar, comer, beber, etc.

Gafas nasales

2. Mascarillas oronasales tipo Venturi o Ventimask.


Son dispositivos de plástico transparente que cubren nariz y boca. Pueden tener varios
orificios laterales con la finalidad de que el oxígeno que fluye se mezcle con el aire ambiental
que respira el paciente.
Cada mascarilla está preparada para administrar una concentración de oxígeno determi-
nada que puede oscilar entre el 24% y 40%. Las más usadas son las que permiten administrar
una concentración del 24% y 28%.
También permite regular el flujo de oxígeno por minuto. Se expresa mediante un número
(2, 4, 6, etc.), e indica los litros por minuto que hay que administrar.
Cada mascarilla presenta una numeración: Ej: 24/2. Esto significa que para conseguir una
452 concentración de oxígeno del 24% hay que administrar un flujo de 2 litros por minuto.
CAPÍTULO 20. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS URGENCIAS RESPIRATORIAS. OXIGENOTERAPIA [[[[\

Las concentraciones de oxígeno que se alcanzan son superiores a las conseguidas con la
sonda nasal pero, al igual que la anterior, se usan cuando se requiere administrar concentra-
ciones bajas de oxígeno.

Mascarilla oronasal

Además del anterior hay varios modelos en el mercado, con características peculiares:
– Mascarilla con bolsa reservorio, para administrar concentraciones superiores; 60% de oxígeno.
– Mascarilla de traqueotomía.
– Mascarilla oronasal de no reinhalación, la que produce una concentración de oxígeno
más alta (90-95%).

5.1.2.2. Métodos para la administración de oxígeno al paciente por el sistema de circuito


cerrado
a) Tienda de oxígeno
Son tiendas de plástico transparente tendido de un soporte metálico. El paciente respira
dentro de un ambiente aislado. Se usa especialmente en niños/as, a los que resulta incómodo
y difícil colocarles una mascarilla de oxígeno y cuando se requiere administrar concentracio-
nes de oxígeno elevadas.
Para mantener las condiciones óptimas de temperatura, la tienda está provista de un dis-
positivo refrigerador con ventilador incorporado que regula la temperatura. También existe
sistema de control de la humedad y concentración de oxígeno.
b) Campana de oxígeno
Es parecida a la tienda de oxígeno. Se pone a la cabecera de la cama y se limita a la cabeza
y cuello, dejando libre el resto del cuerpo. 453
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Procedimiento para instalar una sonda o catéter nasal

– Material necesario:
* Sonda de calibre adecuado.
* Esparadrapo hipoalérgico.
* Lubricante.
* Gas y cremas para el cuidado de la nariz.
* Sistema completo de administración de oxígeno.
* Guantes estériles.
* Material para la higiene bucal.
– Técnica para instalarlo:
* Hay que calcular los cm de sonda que hay que introducir. Para ello se mide la distancia nariz-
oreja-cuello.
* Colocarse guantes estériles.
* Lubricar la sonda en su extremo distal.
* Colocar al paciente con la cabeza en hiperextensión (Roser).
* Introducir la sonda despacio, sin forzar, hasta que llegue a la altura de la úvula.
* Fijar la sonda con el esparadrapo, a un lado de la cara, procurando que quede fijada a la altura
de la oreja.
* Conectar la sonda al sistema de administración de oxígeno.
* Calibrar el flujo de salida de oxígeno.
* Cambiar la sonda de fosa nasal cada 48 h aproximadamente. A veces es necesario hacerlo
antes.
* Hacer la higiene bucal.
* Cuidados de las fosas nasales (limpieza y aplicación de cremas).
* Vigilar su funcionamiento.

Procedimiento para instalar mascarillas

– Material:
* Mascarilla nasal u oronasal, del calibre adecuado, y con la concentración y flujo de oxígeno
adecuado (24/2, 28/4, 35/6, etc.).
* Gasas.
* Sistema de administración de oxígeno.
* Material para la higiene de la boca y nariz.
– Técnica para instalarla:
* Colocar la mascarilla sujetándola con la goma por detrás de las orejas.
* Hay que tener la precaución de que al instalarla el oxígeno no llegue
a los ojos para evitar irritaciones.
* Regular el flujo de oxígeno que hay que administrar.
* Conectar la mascarilla con el sistema de administración.
* Abrir la llave de paso.
* Vigilar su funcionamiento.
454
CAPÍTULO 20. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS URGENCIAS RESPIRATORIAS. OXIGENOTERAPIA [[[[\

5.2. Ventilación mecánica


Se denomina ventilación mecánica (VM) a todo procedimiento respiratorio que emplee un
aparato, denominado genéricamente respirador, para introducir aire en los pulmones del paciente.
Los procedimientos para incrementar la ventilación alveolar se dividen en dos grandes
grupos, dependiendo de cómo se acceda a la vía aérea.
Se habla de Ventilación mecánica invasiva (VMI), para referirse a aquellos casos en los
que se accede al interior de la vía aérea de forma artificial, por medio de la intubación endo-
traqueal, y de Ventilación mecánica no invasiva (VMNI), para referirse a aquellos otros en los
que se emplean mascarillas nasales o faciales, en lugar de tubo endotraqueal.

5.2.1. Ventilación mecánica invasiva (VMI)


La asfixia se produce como consecuencia de la falta de aire (oxígeno) en los pulmones o
bien por la imposibilidad de que el aire llegue a los alveolos pulmonares (obstrucción de las
vías respiratorias; falta de los movimientos respiratorios de la caja torácica).
El respirador sustituye en estos casos a las funciones que en condiciones normales realiza-
ría la caja torácica (costillas, músculos respiratorios, etc.) y el diafragma.
Hay dos tipos básicos de respiradores, a saber:
– Respiradores de presión. Estos aparatos permiten regular solamente la presión de
insuflación y exigen una estrecha vigilancia del paciente. Se usan por lo general por
periodos de tiempo cortos y rara vez para la reanimación.

Respirador de presión

– Respiradores de volumen. Estos aparatos permiten la regulación de la presión de


insuflación, la frecuencia respiratoria por minuto, el volumen corriente, el porcentaje
de oxígeno y la relación inspiración-espiración. Son fáciles de regular y no exigen una
vigilancia tan estrecha como en el caso anterior. Se utilizan principalmente en la reani-
mación respiratoria.
Atención a los cuidados del paciente intubado:
* Facilitar la higiene bucal y nasal del paciente frecuentemente debido a que la cavi-
dad bucal es una fuente primaria de infección para los enfermos.
* Cambios de los sistemas según protocolo de la unidad. Generalmente los humifica-
dores se cambian cada 24 horas y los tubos corrugados cada 48 horas. 455
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

5.2.2. Ventilación mecánica no invasiva


La Ventilación mecánica no invasiva (VMNI) se usa regularmente desde mediados del siglo
XX, pero fue en la década de los 80 cuando se popularizó definitivamente su uso, especial-
mente en los tratamientos domiciliarios y en las emergencias prehospitalarias y hospitalarias.
El aumento en la utilización de este procedimiento terapéutico se debe, por un lado, a la me-
jora en la fabricación de las mascarillas de silicona y, por otro, a la disminución de las compli-
caciones en relación con la VMI.
Ventajas de la VMNI:
– Suele ser mejor tolerada por el paciente.
– No suele requerir sedación.
– Su uso es más rápido y seguro y menos traumático.
– El destete suele ser igualmente más rápido y seguro.
– Permite la tos y eliminación de secreciones.
– Permite que el afectado siga usando su propia musculatura respiratoria.
– Evita las complicaciones que supone la intubación traqueal: lesiones, neumonías noso-
comiales, barotraumatismos.
Contraindicaciones de la VMNI:
– Coma.
– PCR.
– Vómitos.
– Alteración hemodinámica grave.

5.2.2.1. Presión positiva continua en la vía aérea (CPAP)


El paciente respira espontáneamente (tanto en la inspiración como en la espiración) un
flujo de aire a una presión por encima de la atmosférica. Al administrar un nivel de presión
constante en la vía aérea, se consigue reclutar los alveolos colapsados.
La presión durante la inspiración (IPAP), es igual a la presión durante la espiración (EPAP),
consiguiéndose una presión positiva al final de la espiración (PEEP).
La CPAP permite mejorar la oxigenación durante los primeros minutos del tratamiento,
siendo considerada como la forma de ventilación más fisiológica y menos traumática. El siste-
ma más usado es el de flujo libre mediante el denominado Método CPAP Boussignac.

5.2.2.2. La ventilación con presión de soporte (PSV)


En este caso el respirador administra una presión inspiratoria que se programa a un de-
terminado valor, mientras que la espiración se realiza a presión atmosférica. Dentro de los
sistemas de PSV, el más conocido y usado es la Presión de soporte binivel (BIPAP). En esta
456 situación, se le añade una presión al final de la espiración (PEEP).
CAPÍTULO 20. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS URGENCIAS RESPIRATORIAS. OXIGENOTERAPIA [[[[\

BIPAP

Al utilizar la BIPAP, aplicamos un nivel de presión durante la inspiración (IPAP) y un nivel


menor durante la espiración (EPAP).
La VMNI, en cualquiera de sus variantes, se está demostrando como una alternativa válida
en el tratamiento de muchos trastornos respiratorios, que hasta ahora estaban abocados a la
intubación orotraqueal y la conexión a ventilación mecánica, con todos los efectos secunda-
rios que esto producía.
En la actualidad sus principales indicaciones son:
– Insuficiencia respiratoria aguda (IRA) hipercápnica y/o hipoxémica: EPOC reagudiza-
do, edema pulmonar cardiogénico, crisis asmática, bronquiectasias, síndrome de dis-
trés respiratorio agudo, deformidades de la caja torácica, trastornos neuromusculares
(miastenia grave, distrofias…).
– Insuficiencia respiratoria crónica hipercápnica. EPOC, asma, fibrosis quística.
– Síndrome de las apneas obstructivas del sueño.
– Síndromes de hipoventilación alveolar por afectación de SNC.
– Apoyo para el destete del respirador tras ser sometido a VMI.

5.3. Aerosolterapia
La aerosolterapia es un tratamiento habitual en los servicios de ORL, pediatría, neumología
y alergología, aunque también se vienen utilizando en Atención Primaria. La aerosolterapia es
la forma de tratamiento que utiliza aerosoles de manera que éstos son pulverizados para ser
empleado por inhalación.
El fármaco más utilizado es el salbutamol, que es un agonista beta-adrenérgico de los re-
ceptores E2. Este fármaco en aerosol es utilizado en el tratamiento del asma bronquial y del
broncoespasmo asociado a EPOC, bronquiectasia o infecciones pulmonares.
Como reacciones adversas del salbutamol destacan la taquicardia, palpitaciones, temblor,
ansiedad y cefaleas. 457
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

5.4. Vías aéreas artificiales: intubación endotraqueal y


traqueostomías
La actuación de los Celadores en relación con estas vías artificiales de oxigenación se limita
a conocer los procedimientos y los sistemas para que, cuando sea necesaria una movilización
de los pacientes, se haga con las máximas garantías.
También en los procedimientos, el Celador puede ser requerido para que ayude al faculta-
tivo. Esta ayuda consistirá en colocar al paciente en la posición de Roser (con el objetivo de
mantener el cuello en hiperextensión) para llevar a cabo la intubación, controlar la seguridad
del paciente y facilitarle al médico la ayuda que necesite dentro de sus funciones.

5.4.1. Intubación endotraqueal


La Intubación endotraqueal es la mejor manera de aislar una vía aérea comprometida,
siendo la técnica de elección en los casos que peligre la vida del paciente.
En la práctica hay tres tipos de intubación:
– Intubación orotraqueal. Es la más empleada. Se realizará con la ayuda de un laringos-
copio, precisando un tubo endotraqueal con neumotaponamiento del tamaño ade-
cuado (n.º 8 en mujeres y n.º 8,5 en hombres).
– Intubación nasotraqueal. Se puede realizar en pacientes en los que se sospecha lesión
de columna cervical, fractura mandibular, o en los que la intubación orotraqueal no sea
posible. Los tubos serán de menor diámetro (n.º 7 o 7,5) y la mucosa nasal debe ser irri-
gada previamente con una solución anestésica y vasoconstrictora para evitar epistaxis.
– Intubación con transiluminación. Cuando una luz brillante se introduce en la vía aé-
rea superior, puede ser percibida a través de los tejidos del cuello cuando se encuentra
en el interior de la laringe o tráquea. Esto permite guiar la punta del tubo a través de la
458 glotis sin visualizar directamente las cuerdas. Se denomina «método visual indirecto».
CAPÍTULO 20. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS URGENCIAS RESPIRATORIAS. OXIGENOTERAPIA [[[[\

Material necesario para una intubación

Cuando no es posible la intubación se utilizan otras técnicas:


– Punción cricotiroidea. Para ello se punciona con un angiocatéter del número 14 a tra-
vés de la membrana cricotiroidea. Esta técnica precisa de conexiones especiales para
asegurar una oxigenación de alta presión.
– Cricotiroidotomía. Existen sistemas preparados para esta técnica. En toda caso, y en
situaciones extremas, se puede realizar una incisión de 1 cm sobre el cartílago cricoi-
des, introduciendo el mando del bisturí girándolo posteriormente 90º para introducir
la cánula de traqueotomía.

5.4.2. Traqueostomía
Denominamos la traqueostomía como técnica quirúrgica mediante la cual se abre un ori-
ficio entre el segundo o tercer anillo traqueal, cuyo objetivo es el paso de aire entre la tráquea
y el exterior, para permitir la respiración, por medio de una cánula.
La traqueostomía se practica en los casos de perturbación grave de la función ventilatoria,
de forma que asegure la entrada de aire en el árbol traqueobronquial.
Dichas perturbaciones pueden ser debidas a:
– Obstrucción respiratoria a nivel de orofaringe, laringe o tráquea, secundaria a: edema
local (infección, alergia o reacción a tóxicos), traumatismos, tumores, malformaciones,
disfunciones neurológicas o cuerpos extraños.
– Intubación prolongada.
– Retención de secreciones con aspiraciones frecuentes y neumonía de repetición.
– Reducción del espacio muerto en la insuficiencia respiratoria crónica.
Se puede dar el caso de que ante una disnea severa, en la que no sea posible la intu-
bación y se prevea una parada cardiorrespiratoria, haya que realizar una traqueotomía de
urgencia. 459
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Además de la traqueotomía reglada o la urgente, existen otras formas para permitir la en-
trada de aire por la tráquea:
– Traqueotomía percutánea, menos cruenta, reduciendo el riesgo de estenosis tra-
queal y disminuyendo la incidencia de infecciones, pudiéndose además realizar en la
cama del paciente.
– Traqueotomía translaríngea, aunque al igual que la anterior también puede realizar-
se en la cama del paciente, tiene un menor uso por su complejidad, riesgos y medio de
abordaje (desde el interior de la tráquea).

5.5. Precauciones en la oxigenoterapia


Es necesario un comportamiento técnico correcto para evitar los accidentes. Con el fin de
evitar toda clase de errores es necesario lo siguiente:
– Prohibir fumar, así como el manejo de llamas, cerca de la instalación y del paciente.
– Las botellas se colocan verticalmente y siempre sobre un portabotellas.
– Comprobar la presión de oxígeno en las balas y tomas de la habitación, etc.
– Comprobar que el frasco humidificador contiene agua destilada hasta la señal indicada.
– Comprobar que no existan fugas en las tomas de las habitaciones.
– Controlar la temperatura de la habitación. Las temperaturas elevadas pueden aumen-
tar la presión.
– Al instalarlo verificar que la concentración de oxígeno, humedad y flujo son adecuados
a lo prescrito.
– Comprobar la instalación a menudo.
– Comprobar que el paciente se coloca en posición de Fowler (si no tiene contraindica-
ción) ya que esta es la posición ideal para realizar este procedimiento.
– Comprobar el estado de la piel del paciente.
– Humedecer la cavidad oral del paciente para evitar resecaciones.
– Comprobar el estado de las fosas nasales.
– Administrar líquidos según prescripción médica.
– Especial vigilancia a los recién nacidos y prematuros. Comprobar frecuentemente el
estado de las tiendas y campanas de oxígeno.

460
CAPÍTULO 20. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN LAS URGENCIAS RESPIRATORIAS. OXIGENOTERAPIA [[[[\

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son2:
2Traslado de enfermos con oxígeno (Servicio de Salud de Castilla-La Mancha –
SESCAM–convocatoria 2008).
2Posición para una intubación endotraqueal (Servicio de Salud Castilla y León –
SACYL–, convocatoria 2006).
2Colocar pacientes con EPOC (Servicio de Salud Castilla y León –SACYL–, convoca-
toria 2009).
2Colocar pacientes con patología respiratoria, concepto de manómetro (Servicio
Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2Posición para una intubación endotraqueal, EPOC como patología respiratoria, concepto
de hipoxia, colocar pacientes con insuficiencia respiratoria (Servicio Gallego de Salud
–SERGAS–, convocatoria 2007).
2Posición para una intubación endotraqueal (Servicio de Salud de las Illes Balears
–IBSALUT–, convocatoria 2010).
2 Relación del trastorno respiratorio con la ansiedad, concepto de disnea, colocar pa-
cientes con insuficiencia respiratoria, colocar pacientes con EPOC, tratamiento para
pacientes con insuficiencia respiratoria, indicaciones de la oxigenoterapia, toma de
oxígeno hospitalario, sistemas para la administración de oxígeno, características de
la sondas nasales (Servicio Vasco de Salud –OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2Síntomas respiratorios, traslado de enfermos con oxígeno (Servicio Extremeño de
Salud –SES–, convocatoria 2009).
2 Colocación de la cabeza en la posición de Roser (Servicio Aragonés de Salud–SALUD–
convocatoria 2010).

461
21
Traumatismos, heridas
y quemaduras

1. Traumatismos: introducción
2. Fases del decálogo prehospitalario
3. Hemorragias
4. Heridas
5. Las fracturas
6. Gran quemado
7. Alteración de la consciencia
21

8. Esguinces
9. Luxaciones
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Traumatismos: introducción
Se ha estimado que entre el 15 y el 20% de las muertes en politraumatizados devienen
como consecuencia de un rescate defectuoso y un inadecuado transporte, por lo que es ne-
cesario contar con personal cualificado que acuda al lugar del siniestro y que emprenda inme-
diatamente la evaluación, estabilización y transporte de las posibles víctimas.
La complejidad de las situaciones que se presentan y su diversidad justifican que seamos
meticulosos en cada uno de los pasos a dar, de manera que cada uno lleve al siguiente.
La intervención prehospitalaria debe establecerse mediante una serie de pautas estandari-
zadas, basadas en experiencias amplias y contrastadas, que minimicen la necesidad de decidir
ante los problemas que se presenten y permitan dar una respuesta óptima.
Con fines prácticos se ha desarrollado un decálogo de acciones, que contiene la estructura
táctica de intervención ante cualquier situación crítica y da las claves para la asistencia pre-
hospitalaria en todo tipo de emergencia, tanto individual como colectiva, consiguiendo así los
criterios de seguridad y eficiencia que exige nuestra intervención.

2. Fases del decálogo prehospitalario


2.1. Primera fase: Alerta
La alerta es una actitud de “espera y listos” que permite una participación positivamente activa
y adaptada ante un problema, de modo que pueda resolverse la situación determinada.
La fase de alerta incluye:
– Posibilidad de acceso al sistema por parte del usuario mediante una línea telefónica
directa de fácil memorización (3 cifras).
– Recepción asegurada del mensaje, activado las 24 horas del día.
– Análisis de la demanda por el operador, seleccionando, confirmando y desglosando el
máximo de datos sobre la situación, para adaptar la respuesta.
– Disponibilidad del material (sanitario y no sanitario) necesario para el desarrollo de una
misión determinada con todas las garantías de seguridad y eficiencia.
– Disponibilidad de profesionales con los conocimientos y habilidades adecuados.
– Protocolización de procedimientos operativos.
– Existencia de planes preestablecidos ante diferentes situaciones de emergencia.
– Adiestramiento continuado y periódico.

2.2. Segunda fase: Alarma


Es el paso, sin solución de continuidad, de la fase de espera a la acción propiamente dicha.
Esta fase implica la puesta en marcha del Sistema de Emergencias. Recibida una información
464 valorable, los dispositivos se activan de forma automática.
CAPÍTULO 21. TRAUMATISMOS, HERIDAS Y QUEMADURAS [[[[\

La fase de alarma incluye dos aspectos:


– Análisis y tratamiento de la llamada, mediante un interrogatorio dirigido a determinar
el lugar y el motivo del siniestro, número y condiciones de los accidentados, así como
localización y distribución de los recursos más próximos y orden de intervención.
– Salida inmediata del equipo de intervención y activación de los servicios de apoyo necesarios.

2.3. Tercera fase: Aproximación


Esta fase consiste en el acceso al lugar del siniestro por el camino más seguro, rápido y más
corto (por este orden).
La llegada al punto de asistencia debe cumplir unas normas básicas de seguridad para pre-
venir la aparición de nuevos riesgos y en las mejores condiciones de protección del personal,
equipos y lesionados.
La protección en estos casos incluye medidas pasivas (alarmas acústicas y visuales, ele-
mentos reflectantes en la uniformidad, cascos...) y activas (mantener la distancia de seguridad,
desconexión de equipos eléctricos, prevención de incendios, explosiones o derrumbes...).
Es importante realizar una primera evaluación de riesgos sobreañadidos y la determina-
ción de las rutas y accesos preferentes para posteriores apoyos.

2.4. Cuarta fase: Aislamiento y Control


Para prevenir nuevos accidentes sobreañadidos al siniestro, impedir el acceso de curiosos y
espectadores y evitar la difusión, se acotará el lugar del evento, procediendo a balizar la zona.
Incluimos igualmente el obtener una valoración global de la situación así como la eva-
luación de nuestras posibilidades asistenciales. Una segunda inspección se hace precisa para
dimensionar el alcance real del siniestro y hacer una estimación de las necesidades de apoyo
sanitario o de otro tipo.
Una vez obtenida toda la información será transmitida al Centro Coordinador.

2.5. Quinta fase: Triaje


El triaje es la clasificación de los pacientes en el lugar del siniestro. Su objetivo es adecuar
las posibilidades asistenciales surgidas, priorizar la actuación, determinar las técnicas de trans-
porte necesarias así como el momento y el medio más idóneo de transporte de cada víctima.

En el triaje se organizará la atención de los pacientes según su gravedad 465


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Esta clasificación se realiza en función del número de lesionados, edad, gravedad,


distancia y nivel de los hospitales, recursos sanitarios de la zona y medios de transporte
disponibles.
Tras realizar el triaje, todas y cada de las víctimas tendrán asignada una categoría en fun-
ción de su criterio diagnóstico y riesgo terapéutico, del mismo modo, se le habrá colocado una
etiqueta identificativa.

2.6. Sexta fase: Soporte Vital (básico y avanzado)


Calificamos como Soporte Vital al conjunto de maniobras de reanimación indispensables
que hacen posible la supervivencia de un paciente, evitando añadir nuevas lesiones. Las me-
didas inminentes irán encaminadas al control de una respiración y circulación efectivas.

2.7. Séptima fase: Estabilización


Al conjunto protocolizado de actuaciones dirigidas a conseguir que las funciones ventila-
torias y hemodinámicas de un individuo críticamente lesionado están aseguradas durante el
tiempo de su traslado a un Centro Útil, lo denominamos estabilización.

Concluida la fase de Soporte Vital Avanzado, la víctima puede encontrarse estabilizada o


requerir medidas adicionales (monitorización, tratamiento de posibles arritmias, drogas vaso-
activas, sondaje gástrico y/o vesical...) antes o durante el transporte sanitario.
En determinadas ocasiones la estabilización prehospitalaria es imposible dadas las carac-
terísticas de las lesiones, por lo que se efectuará el transporte inmediatamente al Centro Útil
más próximo tras las maniobras de Soporte Vital.

2.8. Octava fase: Transporte


El traslado del paciente lo efectuaremos en el medio más adecuado, con personal cualifi-
cado y manteniendo ininterrumpidamente los cuidados que el paciente requiere. La camilla
de tijeras es el medio adecuado de transporte para paciente politraumatizados con sospecha
de lesión raquídea. En esos casos el Celador será ayudado y asesorado por el personal médico
466 y de enfermería.
CAPÍTULO 21. TRAUMATISMOS, HERIDAS Y QUEMADURAS [[[[\

No se debe iniciar un traslado sin haber contestado correcta y racionalmente las siguientes
preguntas:
– ¿A dónde? El centro de destino será el Centro Útil para esa víctima según su patrón le-
sional, es decir, aquel que garantice su asistencia completa.
– ¿Por dónde? Por la ruta más accesible, segura y confortable, que no siempre es la más
corta.
– ¿Cómo? Con las mejores garantías y soporte asistencial posible.
– ¿Cuándo? Una vez resueltas racionalmente las anteriores cuestiones.
Iniciaremos el transporte cuando el paciente se encuentre estabilizado, siempre que sea
posible.
El medio de transporte seleccionado entre los disponibles será aquel que asegure la conti-
nuidad de los cuidados para el nivel de gravedad de la víctima.

2.9. Novena fase: Transferencia


Una vez llegados al Centro Útil, se hace necesaria e indispensable la entrega física, oral y
documentada del paciente al médico receptor.
La transferencia del paciente supone el solapamiento de la asistencia prehospitalaria y
hospitalaria sin fisuras ni interrupciones.
La transferencia debe quedar registrada en una ficha básica de Emergencia que contenga:
filiación del paciente, historia y patología que presenta, asistencia realizada, controles, inci-
dencias, centro y facultativo receptor, equipo asistencial, fecha y hora.
La trasferencia puede verse facilitada por la alerta efectuada con anterioridad a la llegada
del paciente al centro receptor por el centro coordinador.

2.10. Décima fase: Reactivación del sistema


Tras dejar al paciente bajo cuidados asistenciales hospitalarios, se deben reintegrar al sis-
tema todos los medios empleados en la intervención, revisando los equipos y reponiendo el
material gastado para quedarnos nuevamente en situación de alerta.

3. Hemorragias
La hemorragia se define como la salida masiva de sangre de los vasos sanguíneos, por
la rotura de los mismos. La rotura de un vaso sanguíneo puede ser debida a causas mecá-
nicas (heridas, desgarros, cortes, etc.) o bien hemorragias patológicas sin trauma aparente
alguno.
Una hemorragia es tanto más grave cuanto más cantidad de sangre sale y con mayor rapi-
dez. Si hay una pérdida de más de un litro de sangre en una persona adulta o más de medio
litro en un niño, puede considerarse una hemorragia grave y puede dar lugar a un shock
hipovolémico. 467
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Amputación de la última falange del dedo meñique

Las pérdidas de sangre que tienen lugar en un corto periodo de tiempo son más peligrosas
que las que se producen en un tiempo mayor.
Para controlar las hemorragias se produce la unión de plaquetas alrededor del vaso sangrante
para formar un coágulo que impida que siga saliendo sangre fuera del mismo.
Por todo ello, una atención urgente de la hemorragia puede resultar muy efectiva para
evitar consecuencias más graves.
Las hemorragias pueden ser:
– Internas: la hemorragia interna es aquella en la cual la sangre no sale al exterior
del cuerpo, sino que se queda acumulada debajo de la piel o en una cavidad del
organismo.
– Externas: la hemorragia externa es aquella en la cual la sangre sale hacia el exterior del
organismo.
Según sea el tipo de vaso sanguíneo que sangra, se habla de:
– Hemorragia arterial: la sangre es de color rojo intenso y sale a presión, siendo más
acentuada la salida con la sístole cardiaca.
– Hemorragias venosas: la sangre que brota lo hace de forma continua y babeante. Es de
color rojo menos intenso que la sangre arterial (color rojo azulado).
– Hemorragias capilares: brota de múltiples puntos en forma de sábana (como si de manan-
tiales de agua se tratara). Es de color intermedio entre los dos anteriores.
Según la procedencia de la hemorragia se habla de:
– Hematemesis: sangre procedente del aparato digestivo que es expulsada con el vó-
mito. Generalmente del tracto superior. La sangre puede ir desde un color rojo hasta el
negro, propio de la sangre ya digerida. Puede presentarse en forma de vómitos con gru-
mos que recuerdan a los posos del café, de ahí su nombre; «vómitos en poso de café».
– Melenas: sangre procedente del aparato digestivo que es expulsada con las heces.
Generalmente procede del tracto digestivo inferior.
468 – Gingivorragia: hemorragia de las encías.
CAPÍTULO 21. TRAUMATISMOS, HERIDAS Y QUEMADURAS [[[[\

– Otorragia: hemorragia a través del oído (conducto auditivo externo).


– Epistaxis: hemorragia que se produce a través de la nariz.
– Hemoptisis: sangre procedente del aparato respiratorio que es expulsada por la boca a
través de la tos o el vómito. Es característico en la tuberculosis, cáncer de pulmón, etc.
– Víbices: hemorragias pequeñas de la piel que se producen por rotura de diminutos
vasos sanguíneos. La sangre queda acumulada debajo de la epidermis y origina imáge-
nes pequeñas en forma de llama.
– Petequias: hemorragias cutáneas puntiformes, rojizas y múltiples. Se localiza en la dermis.
– Equimosis: son acumulaciones de sangre de la piel más extensas que las anteriores.
También se llaman cardenales.
– Púrpura: hemorragia de piel y mucosas que no desaparecen con la presión. Es una
mácula.
– Hematuria: hemorragia del aparato urinario que cursa con eliminación de sangre en la orina.
– Hemotórax: derrame sanguíneo en la cavidad pleural.
– Menorragia: hemorragia de la menstruación.
– Metrorragia: hemorragia del aparato genital femenino de carácter patológico.
– Hemartros: derrame de sangre en una cavidad articular.

3.1. Actitud ante las hemorragias


3.1.1. Actitud ante una hemorragia externa
Lo más importante es controlar la hemorragia. Para ello se debe:
a) Tumbar al paciente y colocarse guantes.
b) Retirar la ropa que cubre la zona que sangra y aplicar presión sobre la zona que sangre:
Utilizando una gasa, compresa o toalla limpia se presionará fuertemente sobre la
zona, y si no disponemos de material se apretará con la misma mano, previa coloca-
ción de guantes. En caso de que las heridas sean muy extensas se colocará un vendaje
compresivo.
c) Elevación:
Para reducir la presión de la sangre en la zona afectada y controlar la hemorragia se
elevará dicha zona.
Si la zona afecta está situada en algún miembro, habrá que elevarlo de forma que que-
de en posición superior al corazón.
d) Aplicar presión sobre la arteria. Esta técnica se utiliza cuando han fracasado los proce-
dimientos anteriores.
Se trata de hacer compresión con los dedos sobre la arteria y hacia el hueso, con el fin
de minimizar el flujo de sangre en el miembro. 469
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Se hará al mismo tiempo compresión en la zona sangrante y elevación.


– Si la hemorragia es en el miembro superior:
Colocar la palma de la mano bajo el brazo del paciente y presionar la arteria bra-
quial contra el hueso.
– Si la hemorragia es en el miembro inferior:
Colocar la palma de la mano sobre la ingle del paciente y presionar la arteria femoral.
e) Aplicación de un torniquete.
El torniquete sólo se usará en caso de que los métodos descritos anteriormente hayan
fracasado, debido a las consecuencias tan graves que acarrea su uso.
Actuación:
– Para que no salga sangre de una arteria, el torniquete se dispondrá entre la herida y
el corazón.
– Lo mejor es utilizar una venda colocándola unos cuatro-cinco dedos por encima de
la herida y dando dos vueltas alrededor del miembro sujetándola con un nudo.
– Aplicar algún objeto duro (una vara por ejemplo) dentro del nudo y hacer dos nu-
dos más sobre dicho objeto.
– Girar el objeto poco a poco hasta que no fluya sangre.
– Aflojar el torniquete cada 5 minutos para evitar una isquemia irreversible y trasladar
al paciente urgentemente al hospital.

3.1.2. Actitud ante una hemorragia interna


– Tumbar al paciente en posición de decúbito supino con la cabeza hacia un lateral y los
pies por encima de la cabeza.
– Controlar la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria y el nivel de consciencia
constantemente.
– Tapar al paciente para que no pierda calor.
– En las hemorragias internas, amputaciones, politraumatismos no se debe administrar
nada por vía oral.
– Trasladar al paciente a un hospital.

3.1.3. Actitud ante otros tipos de hemorragias


3.1.3.1. Hemorragia de nariz (epistaxis)
– Sentar al paciente, colocándole la cabeza un poco hacia delante para que no ingiera
sangre.
– Informar al paciente de la necesidad de respirar por la boca y de evitar toser o realizar
470 movimientos bruscos para que no se deshaga el coágulo que se forma.
CAPÍTULO 21. TRAUMATISMOS, HERIDAS Y QUEMADURAS [[[[\

– Comprimir sobre la ventana que sangra con los dedos índice y pulgar unos minutos.
– Si habiendo aplicado estas medidas el paciente sigue sangrando, se le colocará un ta-
pón de gasa humedecido en agua destilada.
– Si no se controla el sangrado trasladar a un hospital.

3.1.3.2. Hemorragia dental


– Informar al paciente de que no debe hacer enjuagues con ningún producto, ni siquiera agua.
– Colocar un tapón de gasa humedecido en agua oxigenada en el lugar de la hemorragia
e informar al paciente que debe aprisionarlo fuertemente.
– Derivar al paciente al dentista.

3.1.3.3. Hemorragia de oído (otorragia)


– Colocar al paciente en decúbito lateral izquierdo o derecho según el oído afectado. Si
está afectado el oído izquierdo se colocará en posición de decúbito lateral izquierdo y
a la inversa.
– No colocar gasas ni cualquier otro apósito en el oído, para facilitar la salida de sangre.
– Trasladar al paciente al hospital.

3.1.3.4. Hemorragia genital femenina


– Colocar a la paciente en posición de decúbito supino.
– Tapar a la paciente con una manta para evitar pérdidas de calor.
– Tomar las constantes vitales de forma continua.
– Administrar suero oral.
– Trasladar al hospital en la posición de decúbito supino.

3.2. Signos y síntomas de hemorragias


Las hemorragias producen diferentes síntomas:
a) Los síntomas locales se producen por la extravasación de sangre en una zona, cavidad,
o al exterior. Pueden variar desde un cuadro totalmente asintomático (petequias, etc.) a
un dolor localizado por compresión de la sangre extravasada a una cavidad (hemartros).
b) Los síntomas generales dependen de la cantidad de sangre extravasada. La gravedad
de la hemorragia depende de:
– La cantidad de sangre perdida.
– La velocidad o ritmo de la pérdida sanguínea.
– Localización de la misma, etcétera.
471
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Una pérdida de sangre del 10-30% de la volemia (500-1.500 cc) crea problemas al orga-
nismo que deben solucionarse reponiendo el volumen de líquido perdido. Una pérdida
entre 30-60% (1.500-3.000 cc) es muy grave y exige una transfusión inmediata. Si la
pérdida es superior al 60% es mortal.
Los signos y síntomas más frecuentes en todas las hemorragias son: palidez, sudoración
fría, pulso rápido y débil, alteración del nivel de consciencia, evolución a shock hipovolémico.
Signos y síntomas más frecuentes en hemorragias internas: presencia de sangre en el
vómito, por vagina o recto, hematomas en distintas zonas del cuerpo, abdomen duro o muy
sensible y signos y síntomas de shock.

4. Heridas
Las heridas son lesiones que producen rotura (pérdida de la continuidad) de la piel, con
peligro de que surjan infecciones por contaminación microbiana.
Las heridas se manifiestan clínicamente por: dolor, hemorragia, separación de los bordes
de la herida.

Tipos de heridas. Clasificación


1. Según la intencionalidad del agente causante:
– Heridas intencionadas. Son las producidas por un tratamiento, tal como una ope-
ración, venoclisis o una radiación.
– Heridas no intencionadas. Se originan de forma accidental.
2. Según el grado de integridad de la piel:
– Heridas abiertas. Se producen cuando la piel o superficie de la membrana mucosa
están rotas.
– Heridas cerradas. Cuando los tejidos están dañados sin que haya habido rotura de la piel.
3. Según el grado de contaminación:
– Heridas limpias.
– Heridas sucias.
– Heridas contaminadas.
4. Según la naturaleza del agente agresor:
– Heridas incisas. Están producidas por elementos cortantes. Pueden ser intencio-
nadas (cirugía), o accidentales. Se caracterizan por ser heridas con bordes limpios y
tendentes a la hemorragia.
– Heridas contusas abiertas. Están originadas por el choque violento sobre la piel
de objetos romos, como, por ejemplo, una piedra. La piel aparece equimótica, dado
que la sangre de los tejidos dañados se libera entre los propios tejidos y pueden dar
lugar a la aparición de tejidos desvitalizados e isquémicos con tendencia a la necro-
sis. Sus bordes son irregulares. Son normalmente no intencionadas aunque pueden
472 ser resultado de intervenciones quirúrgicas.
CAPÍTULO 21. TRAUMATISMOS, HERIDAS Y QUEMADURAS [[[[\

Herida contusa abierta en el maxilar inferior

– Heridas contusas cerradas. Se producen cuando, a pesar del golpe, se conserva la


integridad de la piel.
– Heridas abrasivas. Son heridas abiertas que se han originado como resultado de
una fricción. Solamente afectan a la piel. Son muy tetanígenas. Pueden ser también
intencionadas, por ejemplo, cuando se extraen las capas superficiales de la piel para
preparar una cicatriz.
– Heridas punzantes. Herida abierta realizada por un instrumento cortante que pe-
netra en la piel y los tejidos internos. Las heridas punzantes pueden ser accidentales
(pinchazos) o intencionadas (colocación de drenaje). El dolor y el orificio pueden ser
mínimos y la hemorragia pequeña, pero sin embargo puede haber lesiones impor-
tantes. Son las que tienen mayor riesgo de infección por tétanos. Si el agente vulne-
rante atraviesa la piel y luego sale, la herida recibe el nombre de herida transfixiante.
– Heridas mixtas o complejas. Son aquellas en las que intervienen varios agentes
causales a la vez:
* Por arrancamiento: herida compleja en la que interviene un factor de tracción
y/o rotación sobre los tejidos. No suelen sangrar demasiado, ya que al estirarse
los vasos se produce una hemostasia. Son muy dolorosas, llegándose incluso a
producir la muerte por shock neurogénico. La lesión típica de estas heridas es el
scalp o arrancamiento del cuero cabelludo.
* Por asta de toro: son heridas graves, complejas, con grandes desgarros tisulares y
que pueden originar la muerte no sólo por la lesión principal, sino por las asociadas.
Tienen alta susceptibilidad de infección. Aunque el orificio de entrada sea pequeño,
puede haber grandes lesiones internas porque el asta sigue diferentes trayectorias.
* Por armas de fuego: son heridas que ocasionan grandes destrozos, ya que, aun-
que los proyectiles sean pequeños, poseen una gran energía por la gran veloci-
dad que alcanzan. Las lesiones que produce dependerán de la distancia a la que
se encuentre el objeto: a gran distancia la bala entra y sale siendo el orificio de
entrada y de salida iguales y las lesiones originadas mínimas; si es a menor distan-
cia el orificio de salida es mucho mayor, ya que el avance de la lesión es en forma
de cono. En heridas por metralla intervienen desgarros, arrancamientos, son an-
fractuosas en profundidad e isquémicas, lo cual favorece el riesgo de infección. 473
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

* Heridas por mordeduras: son heridas contaminadas por flora anaerobia bucal
(perros, gatos, humanos, etc.); las más graves son las humanas, debido a la
diversidad de la flora bacteriana de la boca. Pueden ser incisas o punzantes,
interviniendo a veces el factor arrancamiento. Estas heridas nunca deben su-
turarse porque son heridas altamente contaminadas y con gran riesgo de in-
fección.
* Heridas por aplastamiento: las lesiones por compresión pueden ocasionar des-
garros y necrosis de la zona implicada.

5. Las fracturas
La fractura es una interrupción de la continuidad de un hueso y se define según su tipo y
magnitud. Estas lesiones tienen lugar cuando el hueso se ve sometido a esfuerzos mayores de
los que pueda soportar. Debemos diferenciarlas de las fisuras, que son fracturas longitudina-
les de un hueso (no llega a romperse por completo).
Las fracturas pueden depender de golpes directos, fuerzas aplastantes, movimientos re-
pentinos de torsión, contracciones musculares muy fuertes y por patología propia del hueso
(gran debilitamiento por descalcificación o por un tumor óseo).

Fractura del radio

Aunque el hueso es el que sufre la rotura, las estructuras adyacentes también se ven afec-
tadas, ocasionando edemas en tejidos blandos, hemorragia muscular y articular, luxación, ro-
tura de tendones, rotura de nervios y lesiones vasculares. Las vísceras también pueden verse
afectadas por la fuerza que origina la fractura o por fragmentos de la misma.
Los huesos tienen cierta elasticidad, lo que les permite absorber presiones potentes hasta
un punto dado sin romperse.
Las fuerzas que ocasionan las fracturas se clasifican en:
– Fuerza directa. Una fuerza violenta de alta energía con potencia suficiente para oca-
sionar fracturas graves. Incluye:
* Fuerza en cuña, que fractura el hueso e impulsa un fragmento dentro de otro o den-
474 tro de la articulación.
CAPÍTULO 21. TRAUMATISMOS, HERIDAS Y QUEMADURAS [[[[\

* Fuerza de compresión, que impulsa los huesos y los introduce mutuamente, con lo
cual se produce una fractura incompleta, de manera que la corteza se rompe en un
lado y hay sección en el lado contrario.
* Fuerza de aplastamiento, que rompe los huesos en fragmentos.
– Fuerza indirecta. Una fuerza menos violenta con poca energía que fractura los huesos
a cierta distancia en el sitio en que se aplicó. Incluye:
* Fuerza de torsión, que es aquella que gira al hueso con potencia suficiente para romperlo.
* Fuerza de cizallamiento tangencial, que es la que se ejerce cuando parte de un hueso
queda fijo y hay una fractura de la zona por arriba o por debajo.
* Fuerza de anulación, que es la que se ejerce con un ángulo tal que en él precisamen-
te se fractura el hueso.

5.1. Tipos de fracturas


Una fractura completa consiste en la interrupción de la continuidad total del hueso en
sentido transverso y es frecuente que se acompañe de desplazamiento del hueso con respec-
to a su posición normal. En una fractura incompleta la rotura abarca sólo una parte del corte
transverso del hueso.
Dependiendo de la afectación que sufra la piel, podremos hablar de fractura cerrada
(fractura simple), que no perfora la piel, en tanto que la fractura abierta se acompaña de salida
del hueso por piel o mucosa. Las fracturas abiertas se clasifican en grados: la de grado I es
una herida abierta de menos de 1 cm de longitud; la de grado II es de mayor diámetro sin le-
sión extensa de los tejidos blandos y la de grado III es más grave, con lesión amplia de tejidos
blandos y alto grado de contaminación.

Fractura abierta de la tibia

Las fracturas también se describen, según la posición anatómica de los fragmentos,


como fracturas desplazadas y no desplazadas. En los niños suele aparecer un tipo de frac-
tura denominada en tallo verde, consistente en una rotura en donde las partes no pierden
el contacto. 475
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Transversal Oblicua Oblicua Longitudinal


Corta Larga

En «ala de En «tallo Por compresión


Espiroidea mariposa» verde» longitudinal Conminuta

6. Gran quemado
6.1. Concepto. Generalidades
La quemadura es definida como la destrucción de los tegumentos, incluso de los tejidos
subyacentes, bajo el efecto de un agente térmico, eléctrico, químico o radiactivo. El traumatis-
mo producido no sólo destruye la capa protectora cutánea, sino que, además, causa alteracio-
nes fisiopatológicas en otros órganos y sistemas, las cuales vendrán relacionadas con el grado
y extensión de las quemaduras. Como consecuencia de ello, se producen grandes pérdidas
de líquidos (fluidos) y electrolitos originados por la masiva destrucción de los tejidos, que
determinan la utilización de medidas urgentes y agresivas de tratamiento. Las infecciones,
las complicaciones gastrointestinales, la desnutrición y la pérdida de masa muscular son las
causas tardías determinantes de la supervivencia y calidad final del gran quemado.
Es de suma importancia el estudio de la atención prehospitalaria al gran quemado, puesto
que después de los accidentes de tráfico son los segundos causantes de mayor mortalidad en
los grupos jóvenes de la población.
Con el nombre genérico de quemado encuadramos cuatro etiologías:
– El quemado térmico.
– El quemado eléctrico.
– El quemado químico.
– El quemado por radiaciones.
Consideramos al gran quemado como un poliagredido y se presenta en el medio prehos-
pitalario como quemado politraumatizado o quemado intoxicado por humo. La tríada que-
mado-politraumatizado-intoxicado por humo, presente en un 10% de los casos, supone un
476 riesgo pronóstico en estos sujetos.
CAPÍTULO 21. TRAUMATISMOS, HERIDAS Y QUEMADURAS [[[[\

Clásicamente se distinguen tres grados en las quemaduras:


– Primer grado. Se afecta exclusivamente la epidermis y viene caracterizada clínicamen-
te por eritema y dolor.
– Segundo grado: Cabeza: 7%

* Superficiales: se afecta toda la epidermis y par- Cuello: 2%


te de la dermis. Aparece enrojecimiento y flic-
tenas o ampollas muy dolorosas. Bajo las am-
pollas podemos observar una piel sonrosada
e hiperémica. Brazo: 4%

* Profundas: se lesiona la dermis y clínicamen-


te es igual a la anterior, pero manteniendo un Antebrazo: 3%
tono más pálido. Su signo patognomónico es
que, si conserva algún folículo piloso, la míni-
ma tracción lo despega con facilidad. Mano: 2%

– Tercer grado. Se produce una destrucción total Muslo: 9%

de la piel y de los elementos dérmicos, incluidas


las terminaciones nociceptivas, por lo que el do-
lor es escaso. Su aspecto es de un nacarado varia-
ble que puede llegar al negro.
Pierna: 6,5
El cálculo de la extensión de las quemaduras se rea-
liza exclusivamente en las quemaduras de segundo y
tercer grado, siendo el sistema más empleado el deno-
Pie: 2,5 %
minado “Regla de los 9”.
Las quemaduras inferiores al 10-15% las consideramos benignas desde el punto de vista
vital, entre el 15 y el 30% serán entendidas y tratadas como graves, mientras que en el momen-
to que superan el 30% de extensión corporal quemada se califican como muy graves.

Cálculo extensión de las quemaduras


Localización Extensión
Cabeza y cuello 9%
Tronco anterior 18%
Tronco posterior 18%
Extremidad superior 9%
Extremidad inferior 18%
Genitales 1%
Regla de los 9 para el cálculo de extensión de las quemaduras

6.2. Valoración clínica


Atendiendo al pronóstico vital podemos valorar tres cuadros clínicos genéricos y un caso
especial, el de las quemaduras inhalatorias. 477
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

6.2.1. Cuadro clínico con pronóstico vital


La gravedad viene dada por alteración pulmonar, por shock hipovolémico o por ambos,
correspondiéndose este cuadro con quemados en más del 50% de la superficie corporal.
La primera fase postquemadura se caracteriza por un aumento de las resistencias sistémi-
cas y, más aún, de las resistencias pulmonares.
Las alteraciones fisiopatológicas conducen a trastornos de la ventilación por asfixia (obs-
trucción debida a edema) o broncoespasmo.

6.2.2. Cuadro clínico sin pronóstico vital inmediato


En estos casos en los que no existe un compromiso vital es preciso contemplar la aparición
de complicaciones a causa de:
– Dolor y agresión neuroendocrina.
– Hipovolemia progresiva.
– Riesgo de hipotermia e infección.
Las principales causas de muerte en el gran quemado son la infección y el fallo pulmonar.

6.2.3. Cuadro clínico sin gravedad


Se trata de aquellos individuos que sufren quemaduras de segundo grado con una exten-
sión menor al quince por ciento de superficie corporal quemada y sin lesiones asociadas.

6.2.4. Consideraciones específicas de las quemaduras inhalatorias


La quemadura inhalatoria representa un daño severo y significativo para el paciente que la
sufre. Su presencia incrementa la mortalidad de quien la padece en un 20-35%.
Sospecharemos la presencia de quemadura inhalatoria cuando el quemado ha estado
confinado en un espacio cerrado, tenga pérdida de vello nasal, quemaduras faciales, faringe
eritematosa, disfagia, esputos carbonáceos y signos de obstrucción de la vía aérea superior.
Pero muchos de estos signos indirectos no son necesariamente diagnósticos, de todos
ellos, el signo de más alta sospecha es que el paciente haya sido encontrado en un espacio o
ambiente cerrado y que se encuentre inconsciente o estuporoso.

6.3. Cuidados al paciente


Tras la valoración inicial, en la que se someterá al sujeto afecto de una quemadura a todas
aquellas medidas terapéuticas que sean necesarias para mantener la vida (permeabilidad de
vía aérea, intubación orotraqueal si fuese necesario; asegurar una correcta ventilación/oxi-
genación y canalizar al menos una vía venosa de grueso calibre), procederemos a valorar la
gravedad de la quemadura atendiendo a los siguientes criterios:

Criterios de gravedad
– Extensión. – Patología previa.
– Edad. – Lesiones asociadas.
– Profundidad. – Localización.
478 Criterios de gravedad en las quemaduras
CAPÍTULO 21. TRAUMATISMOS, HERIDAS Y QUEMADURAS [[[[\

Las medidas de cuidados generales que se aplicarán serán las siguientes:


1. Continuar manteniendo permanentemente la vía aérea permeable, favoreciendo con
oxígeno adicional una buena ventilación.
2. Controlar las constantes vitales, instaurando sondas nasogástrica y vesical para medir la diuresis.
3. Las medidas locales a aplicar consisten en:
– Retirar ropas y cubrir con sábana estéril o limpia.
– Baño/lavado aséptico con agua a chorro.
– No aplicar pomadas sobre la zona quemada.
– Colocar un apósito estéril con un tul graso y un vendaje funcional, si fuese preciso.

7. Alteración de la consciencia
Son varias las causas que pueden llevar a una persona a la pérdida de conocimiento o
de su estado de vigilia: síncope, traumatismo craneoencefálico, epilepsia, accidente cerebro-
vascular, coma hipoglucémico e hiperglucémico, uremia, etc.
– Se llama síncope, desmayo o lipotimia a la pérdida brusca y transitoria del cono-
cimiento. La pérdida brusca del conocimiento se debe a la disminución del aporte de
sangre al cerebro, que da lugar a una isquemia cerebral que lleva a un estado de anoxia.
Las aglomeraciones, el calor, las emociones y el ayuno son, entre otras, causas frecuen-
te de la aparición de lipotimias.
Es posible que la aparición de un desmayo se acompañe previamente de la sensación
de mareo. Para evitar la pérdida de la consciencia es necesario en ese caso tumbarse
en posición horizontal, boca arriba (decúbito supino), procurando elevar las piernas. Si
esto no es posible hay que procurar sentarse y agachar la cabeza entre las piernas. A su
vez hay que indicarle que respire de forma tranquila y profunda.
– Si la pérdida de consciencia se ha producido como consecuencia de un accidente, trau-
matismo craneoencefálico, u otro tipo de lesión orgánica, hay que manipularlo con
mucho cuidado ya que el movimiento incorrecto puede dar lugar a la aparición de otro
tipo de lesiones.

479
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Si el accidentado presenta una lesión determinada hay que atenderle teniendo en


cuenta el tipo de lesión. En cualquier caso hay que desabrochar la ropa para favorecer
la respiración, no darle nada de beber y trasladarlo con la mayor rapidez a un hospital.
Si es preciso realizar la respiración artificial.
– La epilepsia es una enfermedad del sistema nervioso caracterizada por episodios re-
pentinos de pérdida de consciencia que constituyen los ataques. Existen dos variantes
de epilepsia, a saber:
* Gran mal o epilepsia mayor: cuando la pérdida de consciencia va acompañada de
convulsiones.
* Pequeño mal o epilepsia menor: en la que no hay convulsiones.
Las fases en que se produce el ataque epiléptico son:
* El paciente epiléptico que está a punto de sufrir un ataque de epilepsia (gran mal)
presenta una especie de premonición sensorial subjetiva denominada aura (mareo,
entumecimiento, olores) que le advierte que va a sufrir un ataque.
* Al poco rato cae al suelo, por pérdida de consciencia, y entra en una primera fase
llamada fase tónica (de rigidez). Al poco rato pasa a la fase clónica (contracciones
musculares generalizadas).
* En la fase tónica el socorrista debe procurar dejar tendido al enfermo, retirar objetos
de su alrededor, aflojarle la ropa y si es posible acostarlo sobre su propio costado
para favorecer la respiración. En esta fase es difícil colocar una mordaza entre maxi-
lares para evitar que se muerda.
* Al pasar a la fase de contracciones clónicas hay que aprovechar cualquier instante
de relajación muscular para colocar la mordaza protectora entre los dientes. Hay
que sujetarle la cabeza para evitar que se autolesione.
– Los accidentes cerebrovasculares (ACV) que causan apoplejía suelen deberse a he-
morragias cerebrales o a la formación de un coágulo intravascular en uno de los vasos
cerebrales (trombosis cerebral) o de un embolismo cerebral, que es un coágulo for-
mado a distancia y que se ha desprendido de la pared del vaso donde se formó y ha
llegado al cerebro causando el taponamiento de un vaso cerebral (isquemia). Ocurren
sobre todo en personas mayores.
– La apoplejía se presenta con signos y síntomas diversos. Aparece de forma repentina,
mareo a veces, dolor intenso de cabeza, la respiración se acompaña de ronquidos, pul-
so lento y fuerte, pupilas desiguales, parálisis de una hemicara o hemicuerpo, etc.
El socorrista debe evitar al máximo la manipulación del paciente, intentará moverlo lo
menos posible, vigilará que no se produzca una obstrucción de las vías respiratorias y
lo evacuará rápidamente al hospital.
– El coma hipoglucémico es otra causa de pérdida de consciencia. Si la cantidad de glu-
cosa en sangre es muy baja se produce sudoración profusa, palidez de la piel, respiración
superficial, y pulso rápido que evoluciona a pulso débil cuando se pierde la consciencia.
Si la persona está consciente y puede ingerir se le da agua azucarada y se mantiene
acostada, recuperándose en este caso rápidamente. Si ha perdido la consciencia la ad-
ministración de líquidos debe hacerse por vía intravenosa y hay que evacuarlo lo antes
480 posible al hospital.
CAPÍTULO 21. TRAUMATISMOS, HERIDAS Y QUEMADURAS [[[[\

– El coma hiperglucémico, debido a un exceso de azúcares en la sangre, se da en en-


fermos diabéticos por falta de insulina en un momento dado. La piel del afectado está
seca, se queja de sed, dolor de cabeza, y se produce una somnolencia progresiva que
hasta le puede hacer entrar en coma. La respiración es entrecortada. El aliento huele a
acetona. Hay que realizar el traslado urgente al hospital.
– La uremia es una complicación grave de las enfermedades del riñón debida a la acu-
mulación progresiva de metabolitos tóxicos en la sangre, como consecuencia de las
dificultades que el riñón tiene para eliminarlos.
La urea elevada puede provocar un estado de somnolencia capaz de llevar al coma. Es
una urgencia que precisa de la evacuación inmediata al hospital.

8. Esguinces
Se trata de una lesión de las estructuras ligamentosas periarticulares a causa de torsión;
hay estiramiento o desgarro de los ligamentos de la articulación afectada. Las superficies arti-
culares permanecen en contacto.
Como consecuencia del desgarro, se rompen vasos sanguíneos y surge equimosis e infla-
mación. La articulación aparece dolorida a la palpación y sus movimientos también provocan
dolor. El grado de incapacidad funcional y dolor aumentan durante las primeras horas (dos o
tres horas después de ocurrida la lesión), en virtud de la hinchazón y hemorragia consecuentes.
Cuando se produce un esguince, las primeras medidas a poner en marcha son:
– Venda de sostén y hielo alrededor de la articulación lesionada.
– Elevación de la articulación, si es posible, para disminuir la hinchazón y el dolor. Evitar
la posición colgante de la articulación lesionada.
– Colocar un cabestrillo si la articulación afectada es de la extremidad superior. Por contra, si
se trata de una articulación del miembro inferior, se procederá a mantener elevado dicho
miembro, evitando apoyar peso en ella. Las muletas sólo se usan bajo prescripción médica.

Férula posterior en esguince de tobillo 481


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

9. Luxaciones
Para que exista una luxación los ligamentos deben encontrarse desgarrados y las superfi-
cies articulares desplazadas.
Las luxaciones pueden ser:
a) Congénitas.
b) Espontáneas o patológicas.
c) Traumáticas.

Luxación subastragalina en el tobillo

Los signos y síntomas de una luxación traumática son: dolor, deformación de la articula-
ción, cambios de la longitud de la extremidad, pérdida de movilidad normal y movimientos
muy dolorosos.
Cuando se produce una luxación de hombro (generalmente es la más frecuente), se debe
proceder a la inmovilización de la articulación en la posición en que se encuentre, colocando
para ello una almohadilla grande en la axila y procediendo a inmovilizar el codo y la almoha-
dilla con un cabestrillo oblicuo.

482
CAPÍTULO 21. TRAUMATISMOS, HERIDAS Y QUEMADURAS [[[[\

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2Actuación ante una lipotimia (Servicio de Salud de Castilla y León –SACYL–, con-
vocatoria 2006).
2Actuación ante un paciente desorientado y que presenta vómitos (Servicio Gallego
de Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2Camilla de tijera para traslado de un politraumatizado (Servicio Andaluz de Salud
–SAS–, convocatoria 2009).
2Control de las hemorragias, administración de bebidas en una urgencia (Servicio
Vasco de Salud–OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2Actuación del Celador ante un politraumatizado (Servicio Aragonés de Salud–SALUD–
convocatoria 2010).

483
22
Estudio de los riesgos
laborales más
importantes en el
puesto de trabajo de
Celador

1. Introducción
2. Exposición laboral a los patógenos transmitidos por la sangre
3. Riesgos laborales consecuencia del tratamiento de residuos sanitarios
22

4. Riesgos derivados de la manipulación manual de cargas


5. La gestión de equipos de protección individual (EPIS) en centros sanitarios
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Introducción
Antes de proceder al estudio específico y más amplio de riesgos laborales más importan-
tes que el puesto de trabajo de Celador conlleva según las diferentes disciplinas preventivas
(seguridad, higiene, ergonomía y psicosociología aplicada), conviene realizar una sencilla ex-
posición del catálogo de riesgos y medidas preventivas más comunes y que pueden ser de
aplicación a todos los centros sanitarios donde se desenvuelve el desempeño de las tareas
inherentes a esta ocupación.

1.1. Catálogo de riesgos


– Riesgos de seguridad: lesiones, quemaduras, heridas en los dedos, golpes, choques
contra objetos móviles e inmóviles, cortes, atrapamientos, caídas al mismo y distinto
nivel, accidentes con vehículos, sobreesfuerzos, contactos eléctricos, etc.
– Riesgos de higiene: ruido, iluminación, temperatura y humedad, exposición a gases,
radiaciones, exposición a enfermedades infecciosas y contaminantes biológicos, etc.
– Riesgos de ergonomía y psicosociología: fatiga, estrés, carga mental, trabajo a tur-
nos, nocturnidad, etc.
Según sea el campo de actuación de la Ergonomía se puede clasificar en:
1. Ergonomía geométrica: se ocupa del estudio de la relación entre el ser humano y las
condiciones métricas de su puesto de trabajo en lo relativo a su comodidad y confort
estático, tanto en posiciones de pie como sentado, pie-sentado, etc. Su finalidad es con-
seguir que las dependencias, despachos, habitaciones, mesas y sillas, mandos para la ma-
nipulación de instrumentos, etc., tengan un diseño y disposición que garanticen la seguri-
dad del trabajador, eviten esfuerzos superfluos, eviten la fatiga muscular, psicológica, etc.
2. Ergonomía ambiental: establece la relación entre la persona (trabajador) y las condi-
ciones medioambientales. Se trata de prevenir la aparición de enfermedades profesio-
nales y conseguir el máximo bienestar posible para el trabajador. Se cuidan de manera
especial las condiciones del medio donde se trabaja para garantizar el mayor confort
posible y sensación de bienestar. Es necesario para ello cuidar la temperatura, grado de
humedad, sonoridad del ambiente, luz, presión atmosférica en caso de aire acondicio-
nado, característica de la pintura existente en paredes, decoración, etc.
3. Ergonomía temporal: se ocupa sobre todo de estudiar la relación entre la fatiga pro-
ducida en el trabajo y el tiempo dedicado al descanso. Tiene importancia para facilitar
el descanso y evitar la fatiga física y psicológica, una distribución de las horas laborales
semanales en jornadas con horarios limitados y descansos intermedios que eviten la
fatiga. Surge así la necesidad de estudiar, en función de las características del trabajo
desarrollado (físico, intelectual, intensidad, biorritmos, etc.), el tipo de jornada laboral:
jornada partida, continua, a turnos, etc.

1.2. Medidas preventivas


– Utilización de medios mecánicos y/o auxiliares para la manipulación y/o transporte de cargas.
486 – Solicitar ayuda de otro compañero siempre que sea necesario.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

– Evitar doblar la espalda y adoptar posturas forzadas efectuando cambios periódicos y


paradas breves.
– Transporte de muestras biológicas en soportes adecuados destinados para tal fin.
– Acogerse a campañas de inmunización establecidas para el personal sometido a riesgo.
– Evitar las prisas durante el manejo de las sillas de ruedas, camillas, etc., con el fin de
evitar los golpes y atrapamientos.
– Utilizar la técnica correcta para movilización de enfermos y manipulación manual de cargas.
– Medios organizativos adecuados que minimicen los riesgos psicosociales.

1.3. Equipos de protección individual (EPIs)


Estos son: ropa de trabajo, guantes, mascarillas y calzado antideslizante.

1.4. Normas de protección ante exposiciones casuales de sangre o


fluidos corporales
Se debe utilizar de forma rutinaria las medidas de protección adecuadas para prevenir el
contacto de piel y mucosas con sangre y/o fluidos corporales de cualquier paciente.
Las medidas de protección individual son las siguientes: guantes (ya sean estériles o no),
mascarillas, protecciones oculares, batas o delantales.

Las medidas de protección individual indicadas se utilizarán tanto para realizar cualquier
técnica como en la manipulación, el transporte y la limpieza de objetos posiblemente conta-
minados por sangre y/o fluidos corporales.
Antes de comenzar la tarea, se protegerá convenientemente cualquier erosión o herida
para evitar cualquier posible contacto.
Se deberá actuar con precaución al manipular objetos punzantes o cortantes para evitar
sufrir heridas.
No se deberán enfundar de nuevo las agujas ya utilizadas en el capuchón protector, ni se
doblarán ni se separarán manualmente de las jeringas. Las agujas ya utilizadas, así como los
objetos punzantes o cortantes de un solo uso, se depositarán en los correspondientes conte-
nedores de seguridad para la eliminación de residuos de grupo III. 487
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Siempre deberán desecharse los guantes utilizados después de cada contacto y siempre
que se rompan o perforen.
Cualquier zona corporal que haya estado en contacto con sangre y/o fluidos corporales
deberá lavarse inmediatamente a fondo, utilizando la técnica necesaria.
Se comunicará el accidente siguiendo los cauces establecidos.
En el caso de derrames o vertidos, deberá ponerse en contacto con el responsable quien le
indicará los medios de protección necesarios y las pautas de actuación.

1.5. Condiciones de higiene


Por otra parte resulta necesario recordar la importancia de las normas generales de higie-
ne para el desempeño de las tareas del Celador.
Podemos definir la higiene como el conjunto de acciones encaminadas para conseguir y
conservar la salud. Podemos ver en ella dos vertientes: la higiene individual y la higiene social.
La higiene individual se refiere al individuo como ser independiente y aislado, mientras que
la higiene social trata de la salud pública o colectiva.
Realmente es muy difícil la separación entre la higiene individual y la social pues no puede
concebirse una sociedad higiénica si no lo son los individuos que la integran.
En una Institución Hospitalaria o Ambulatoria, donde el contacto con los enfermos es
constante, directa o indirectamente, la higiene es el punto clave que hay que cuidar hasta el
más mínimo detalle.
Recordemos que los microbios (seres microscópicos) son productores de muchas y graves
enfermedades, y se multiplican con increíble rapidez en cuanto las condiciones ambientales
lo permiten. Los microbios malignos o patógenos, por contagio (directo o indirecto) pueden
llegar a instalarse en nuestro organismo en número suficiente para producir una infección. Las
toxinas (sustancias venenosas producidas por los microbios patógenos) se extienden con la
sangre, atacan y destruyen las células del organismo.
Es conocido que el organismo reacciona contra la invasión de microbios patógenos (los
glóbulos blancos son las defensas naturales que atacan a los microbios patógenos y elaboran
además antitoxinas, pero en muchas ocasiones esa reacción no es suficiente para vencer la
enfermedad y es necesario recurrir a las defensas artificiales: sueros, antibióticos, etc.).
El aseo personal y la limpieza en los trabajadores sanitarios es de tal importancia que su
descuido puede conllevar la transmisión de gérmenes patógenos.
Los trabajadores en Instituciones Sanitarias, transportan papeles, materiales, objetos, ca-
mas, enfermos, que tal vez sean portadores de microbios que, a su vez, pueden transmitir
a otros pacientes o a su misma familia, por lo que la higiene y la desinfección debe presidir
todos sus actos.
A la entrada al trabajo debe quitarse la ropa de calle y vestirse con el uniforme reglamen-
tario, cuidando lavarse bien las manos con agua y jabón, empleando cepillo de uñas para
comenzar su labor.
Las prendas de uniforme deben conservarlas siempre limpias cambiándose las mismas en
488 caso de ensuciarlas por alguna circunstancia fortuita.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

Siempre que tenga que manipular cualquier objeto o material que haya estado en contac-
to con un enfermo, se lavará o desinfectará en su casa, a fin de evitar contagio.
Cuidará en extremo su aseo personal, pues, aparte de la mala impresión que causa una
persona desarreglada o sucia, es un descrédito para la Institución, que está tipificado como
falta en el Estatuto Marco del personal estatutario de los Servicios de Salud.
Por último, al concluir su trabajo es deseable y aconsejable la ducha previa a vestirse con el
traje de calle para eliminar cualquier posible contaminación.

2. Exposición laboral a los patógenos transmitidos por la


sangre
La Nota Técnica de Prevención NTP 398, (actualizado en el NTP 838) editada por el Instituto
Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, sobre el riesgo laboral que suponen los patóge-
nos transmitidos por sangre, describe las principales medidas de prevención para proteger a los
trabajadores frente a la exposición de microorganismos patógenos transmitidos por la sangre.
La exposición laboral a los patógenos transmitidos por la sangre (transmisión hemática)
puede ocurrir de diversas formas. El mecanismo de transmisión más frecuente es la inocula-
ción accidental por pinchazos con agujas o bisturíes contaminados con sangre de pacientes
infectados, pero ésta no es la única forma de transmisión, ya que también puede efectuarse
mediante salpicaduras de sangre a los ojos, en partes de la piel donde existan pequeños cor-
tes o abrasiones y por contacto con las prendas o equipos contaminados con sangre fresca.

El riesgo de transmisión profesional durante el cuidado de personas con una afección muy
grave pero poco frecuente como la infección por VIH (virus de la inmunodeficiencia humana,
causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, SIDA), ha comportado una moviliza-
ción más importante que la que habían suscitado los riesgos ligados al virus de la hepatitis
B (VHB), mucho más frecuentes y colectivamente más graves en términos de morbilidad y
de mortalidad para las profesiones dedicadas al cuidado de enfermos. Actualmente existe
también mucha preocupación en el ámbito sanitario para la protección frente al virus de la
hepatitis C (VHC).
Entre los colectivos laborales de riesgo que señala la Nota Técnica de Prevención, se en-
cuentra el de Celadores por estar dentro de los profesionales y trabajadores que realizan su
actividad laboral en las instituciones de la red sanitaria. 489
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.1. Principios para prevenir la exposición a infecciones de


transmisión hemática
En EEUU, la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA), que es la agencia
federal encargada de asuntos de seguridad y salud, ha elaborado un reglamento que prescri-
be las medidas de seguridad para prevenir la exposición frente a estos patógenos y reducir el
riesgo de la exposición ocupacional.
Este reglamento, que fue publicado en el “Federal Register” el 6 de diciembre de 1991,
define claramente la exposición profesional y clasifica en dos grupos a los trabajadores; en
el primer grupo se incluyen colectivos de riesgo donde todos los trabajadores sufren expo-
sición y en el segundo grupo se incluyen colectivos donde sólo determinados trabajadores
sufren exposición.
El reglamento también especifica que es el empresario quien debe proporcionar, a los tra-
bajadores con riesgo, la vacunación y posterior seguimiento médico de forma gratuita, equi-
pos de protección e información y formación sobre las medidas a adoptar para una protección
adecuada.
Por otro lado, en Europa, un grupo de expertos internacionales que constituyen el Viral
Hepatitis Prevention Board (VHPB), ha identificado cinco principios esenciales para cualquier
programa destinado a prevenir la exposición a infecciones de transmisión hemática. Estos
principios se exponen a continuación en forma detallada, ya que coinciden con todos los pro-
gramas existentes sobre este tema y están en línea con la legislación en materia de salud y
seguridad laboral en la mayoría de países europeos.

1. Identificar el riesgo
Las actividades de riesgo laboral son aquellas que comportan la exposición a sangre y
otros fluidos corporales potencialmente infecciosos. Las empresas tienen la obligación de va-
lorar la situación de riesgo de todos los trabajadores.

El VHPB señala, por otro lado, que el riesgo debería basarse no en la cualificación profe-
sional o la ubicación del puesto de trabajo sino directamente en el grado de exposición física
a los fluidos biológicos reflejados en la siguiente tabla. Ello implica que deben considerarse
490 como factores de riesgo los diferentes fluidos mencionados y no solamente la sangre.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

Fluidos biológicos que deben considerarse en su conjunto como fac-


tores de riesgo

– Sangre y componentes de la misma como las plaquetas, eritrocitos, etc. y


hemoderivados.
– Semen.
– Líquidos biológicos, como líquido cefalorraquídeo, secreciones vaginales,
líquido sinovial, pleural, pericárdico, peritoneal y amniótico.
– Fluidos contaminados con sangre.

2. Mejorar los procedimientos de trabajo


Implantar métodos de trabajo seguros, formar a los trabajadores sobre los mismos y no-
tificar las exposiciones accidentales, son medidas que pueden contribuir sustancialmente a
reducir el riesgo de exposición a estos patógenos.

3. Aislar el material potencialmente infectado


El material potencialmente infectado, debe ser siempre identificado, manipulado y elimi-
nado adecuadamente.

4. Proteger a las personas


Las prendas y los equipos de protección en general son elementos indispensables para
prevenir de la exposición frente a estos patógenos de transmisión hemática. La vacunación es
también esencial para proteger a los trabajadores en aquellos casos en que está disponible,
como por ejemplo, frente al virus de la hepatitis B.

5. Supervisar el cumplimiento
Es indispensable la existencia de una persona competente que sea responsable de garantizar
técnicamente la puesta en práctica de las políticas de prevención de la exposición. Las empresas
deben facilitar los recursos necesarios para permitir una supervisión adecuada, por ejemplo me-
diante la instauración de un inspector de bioseguridad integrado en el Servicio de Prevención.

491
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.2. Profilaxis preexposición


Como ejemplo de medidas de profilaxis se referencian a continuación las recomendaciones de los
Centers for Disease Control (CDC) de los EE UU. Su filosofía de actuación se basa en que todo paciente
que está siendo tratado es potencialmente infeccioso hasta que no se demuestre lo contrario. Estas
medidas son aplicables para cualquiera de los patógenos transmisibles a través de la sangre.
Las medidas propuestas son las siguientes:
1. Todos los trabajadores sanitarios deben utilizar medios de protección en forma de ba-
rrera para evitar la exposición de la piel y de las mucosas a la sangre y a los distintos
fluidos corporales de los pacientes. Deben usarse guantes para tocar cualquier fluido
corporal, para tocar cualquier instrumental manchado o para efectuar cualquier tipo de
punción. Si hay peligro de salpicadura de sangre o de algún fluido biológico, se utilizará
protector facial, o mascarilla y gafas protectoras y delantal o bata.
2. Hay que tomar las precauciones necesarias para
evitar lesiones provocadas por agujas, bisturíes y
objetos cortantes. Nunca se deben reencapuchar
las agujas ni retirarlas de las jeringas desechables.
Los objetos cortantes y punzantes, una vez utiliza-
dos, deben colocarse en un envase resistente a los
pinchazos, próximo al área de trabajo, para poste-
riormente ser eliminados.
3. Aunque no se ha comprobado que la saliva sea
una vía de transmisión de ciertos virus, se dis-
pondrá, en las zonas de posible uso, de los ele-
mentos necesarios para proteger del contagio
Nunca se deben reencapuchar las
por si hubiera que realizar una reanimación boca agujas ni retirarlas de las jeringas
a boca. desechables
4. Los sanitarios que tengan lesiones cutáneas exudativas o serosas, deben evitar cualquier
contacto directo con el paciente hasta que las heridas estén completamente curadas.
La adopción de estas precauciones universales, permite minimizar los riesgos de exposi-
ción de los trabajadores sanitarios a los líquidos biológicos.

2.3. Conducta a seguir ante un accidente laboral con exposición a


sangre y fluidos corporales contaminados
Ante un accidente laboral con riesgo de exposición a sangre o fluidos corporales contami-
nados deberán aplicarse una serie de acciones con el orden siguiente:
1. Limpieza de la herida
Inmediatamente después de producirse el contacto accidental con sangre u otros flui-
dos hay que quitarse los guantes y lavarse cuidadosamente la herida con antisépticos
como los iodóforos (p. ej., Povidona iodada) que son activos frente a bacterias, mico-
bacterias, virus lipídicos y no lipídicos, así como frente a esporas. En personas alérgicas
492 al iodo se puede emplear la cloramina.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

2. Comunicación al Servicio de Prevención (Medicina Preventiva)


Además de comunicarlo inmediatamente como incidencia al responsable de la
planta de hospitalización (supervisora de enfermería), todo accidente relacionado
con sangre y sus derivados debe ser comunicado al Servicio de Prevención e inme-
diatamente se realizará una ficha epidemiológica para conocer los datos relaciona-
dos con el accidente (nombre, edad, sexo, categoría profesional, lugar del accidente,
hora en que ocurrió, mecanismo de producción, localización y naturaleza de la le-
sión, etc.).
3. Estado inmunológico del individuo accidentado
Cuando pueda identificarse la fuente, previo consentimiento y tras haber sido informado,
se procederá a extracción sanguínea para determinar los anticuerpos frente al antígeno
del núcleo o core (AntiHB-core) total, frente al VHC y los anticuerpos frente al VIH. Según
sea la naturaleza de la “fuente” se procederá a la quimioprofilaxis y seguimiento adecua-
do a cada caso según la siguiente figura:

Accidentado Accidentado
Petición Estucio Serológico
VHB (Completa)
Parte accidente VHC
Encuesta vacunal VIH
No vacunados
Gammaglobulina antihepatitis B
desconocidos o
(tras extracción)
vac. incompleta
VHB
Vacunados Ver esquema control vacunación

Positivo Seguimiento y estudio

VHC Fuente positiva Seguimiento


o desconocida 0-1,5-3-6-12 meses
Negativo
Fuente negativa Suspender seguimiento

Positivo Seguimiento y estudio


– Quimioterapia
VIH
Fuente positiva – Seguimiento
Negativo 0-1,5-3-6-12 meses
Fuente negativa o Seguimiento
Fuente desconocida 0-1,5-3-6-12 meses

Procedimiento a seguir en caso de exposición accidental VHB, VHC y VIH


(Tomado del “Manual de protección frente a Riesgos Biológicos”)
493
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3. Recogida selectiva de los residuos generados específicos


de la actividad, biosanitarios y peligrosos
3.1. Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados
Esta Ley tiene por objeto regular la gestión de los residuos impulsando medidas que pre-
vengan su generación y mitiguen los impactos adversos sobre la salud humana y el medio
ambiente asociados a su generación y gestión, mejorando la eficiencia en el uso de los re-
cursos. Tiene asimismo como objeto regular el régimen jurídico de los suelos contaminados.

3.1.1. Ámbito de aplicación


Esta Ley es de aplicación a todo tipo de residuos, con las siguientes exclusiones:
a) Las emisiones a la atmósfera reguladas en la Ley 34/2007, de 15 de noviembre, de ca-
lidad del aire y protección de la atmósfera, así como el dióxido de carbono capturado
y transportado con fines de almacenamiento geológico y efectivamente almacenado
en formaciones geológicas de conformidad con la Ley 40/2010, de 29 de diciembre, de
almacenamiento geológico de dióxido de carbono. Tampoco se aplicará al almacena-
miento geológico de dióxido de carbono realizado con fines de investigación, desa-
rrollo o experimentación de nuevos productos y procesos siempre que la capacidad
prevista de almacenamiento sea inferior a 100 kilotoneladas.
b) Los suelos no contaminados excavados y otros materiales naturales excavados durante
las actividades de construcción, cuando se tenga la certeza de que estos materiales se
utilizarán con fines de construcción en su estado natural en el lugar u obra donde fue-
ron extraídos.
c) Los residuos radiactivos.
d) Los explosivos desclasificados.
e) Las materias fecales, si no están contempladas en el apartado 2.b), paja y otro material natu-
ral, agrícola o silvícola, no peligroso, utilizado en explotaciones agrícolas y ganaderas, en la
silvicultura o en la producción de energía a base de esta biomasa, mediante procedimien-
tos o métodos que no pongan en peligro la salud humana o dañen el medio ambiente.
Esta Ley no será de aplicación a los residuos que se citan a continuación, en los aspectos
ya regulados por otra norma comunitaria o nacional que incorpore a nuestro ordenamiento
normas comunitarias:
a) Las aguas residuales.
b) Los subproductos animales cubiertos por el Reglamento (CE) n.º 1069/2009 del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de octubre de 2009, por el que se establecen las
normas sanitarias aplicables a los subproductos animales y los productos derivados no
destinados al consumo humano y por el que se deroga el Reglamento (CE) n.º 1774/2002.
No se incluyen en esta excepción, y por tanto se regularán por esta Ley, los subpro-
ductos animales y sus productos derivados, cuando se destinen a la incineración, a los
494 vertederos o sean utilizados en una planta de biogás o de compostaje.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

c) Los cadáveres de animales que hayan muerto de forma diferente al sacrificio, inclui-
dos los que han sido muertos con el fin de erradicar epizootias, y que son eliminados
con arreglo al Reglamento (CE) n.º 1069/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo,
de 21 de octubre de 2009.
d) Los residuos resultantes de la prospección, de la extracción, del tratamiento o del al-
macenamiento de recursos minerales, así como de la explotación de canteras cubiertos
por el Real Decreto 975/2009, de 12 de junio, sobre gestión de los residuos de indus-
trias extractivas y de protección y rehabilitación del espacio afectado por actividades
mineras.
Sin perjuicio de las obligaciones impuestas en virtud de la normativa específica aplicable,
se excluirán del ámbito de aplicación de esta Ley los sedimentos reubicados en el interior de
las aguas superficiales a efectos de gestión de las aguas y de las vías navegables, de preven-
ción de las inundaciones o de mitigación de los efectos de las inundaciones y de las sequías,
o de creación de nuevas superficies de terreno, si se demuestra que dichos sedimentos son
no peligrosos.

3.1.2. Definiciones
A los efectos de esta Ley se entenderá por:
a) Residuo: cualquier sustancia u objeto que su poseedor deseche o tenga la intención o
la obligación de desechar.

b) Residuos domésticos: residuos generados en los hogares como consecuencia de las


actividades domésticas. Se consideran también residuos domésticos los similares a los
anteriores generados en servicios e industrias.

Se incluyen también en esta categoría los residuos que se generan en los hogares
de aparatos eléctricos y electrónicos, ropa, pilas, acumuladores, muebles y enseres
así como los residuos y escombros procedentes de obras menores de construcción y
reparación domiciliaria.

Tendrán la consideración de residuos domésticos los residuos procedentes de limpieza de


vías públicas, zonas verdes, áreas recreativas y playas, los animales domésticos muertos y
los vehículos abandonados.

c) Residuos comerciales: residuos generados por la actividad propia del comercio, al por
mayor y al por menor, de los servicios de restauración y bares, de las oficinas y de los
mercados, así como del resto del sector servicios.

d) Residuos industriales: residuos resultantes de los procesos de fabricación, de transforma-


ción, de utilización, de consumo, de limpieza o de mantenimiento generados por la activi-
dad industrial, excluidas las emisiones a la atmósfera reguladas en la Ley 34/2007, de 15 de
noviembre.

e) Residuo peligroso: residuo que presenta una o varias de las características peligrosas
enumeradas en el apartado 2.1.5., y aquel que pueda aprobar el Gobierno de conformi-
dad con lo establecido en la normativa europea o en los convenios internacionales de los
que España sea parte, así como los recipientes y envases que los hayan contenido. 495
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

f ) Aceites usados: todos los aceites minerales o sintéticos, industriales o de lubricación,


que hayan dejado de ser aptos para el uso originalmente previsto, como los aceites
usados de motores de combustión y los aceites de cajas de cambios, los aceites lubri-
cantes, los aceites para turbinas y los aceites hidráulicos.
g) Biorresiduo: residuo biodegradable de jardines y parques, residuos alimenticios y de
cocina procedentes de hogares, restaurantes, servicios de restauración colectiva y es-
tablecimientos de venta al por menor; así como residuos comparables procedentes de
plantas de procesado de alimentos.
h) Prevención: conjunto de medidas adoptadas en la fase de concepción y diseño, de
producción, de distribución y de consumo de una sustancia, material o producto, para
reducir:
1. La cantidad de residuo, incluso mediante la reutilización de los productos o el alar-
gamiento de la vida útil de los productos.
2. Los impactos adversos sobre el medio ambiente y la salud humana de los residuos
generados, incluyendo el ahorro en el uso de materiales o energía.
3. El contenido de sustancias nocivas en materiales y productos.
i) Productor de residuos: cualquier persona física o jurídica cuya actividad produzca re-
siduos (productor inicial de residuos) o cualquier persona que efectúe operaciones de
tratamiento previo, de mezcla o de otro tipo, que ocasionen un cambio de naturaleza
o de composición de esos residuos. En el caso de las mercancías retiradas por los ser-
vicios de control e inspección en las instalaciones fronterizas se considerará productor
de residuos al representante de la mercancía, o bien al importador o exportador de la
misma.
j) Poseedor de residuos: el productor de residuos u otra persona física o jurídica que
esté en posesión de residuos.
k) Negociante: toda persona física o jurídica que actúe por cuenta propia en la compra y
posterior venta de residuos, incluidos los negociantes que no tomen posesión física de
los residuos.
l) Agente: toda persona física o jurídica que organiza la valorización o la eliminación de re-
siduos por encargo de terceros, incluidos los agentes que no tomen posesión física de los
residuos.
m) Gestión de residuos: la recogida, el transporte y tratamiento de los residuos, incluida
la vigilancia de estas operaciones, así como el mantenimiento posterior al cierre de los
vertederos, incluidas las actuaciones realizadas en calidad de negociante o agente.
n) Gestor de residuos: la persona o entidad, pública o privada, registrada mediante au-
torización o comunicación que realice cualquiera de las operaciones que componen la
gestión de los residuos, sea o no el productor de los mismos.
ñ) Recogida: operación consistente en el acopio de residuos, incluida la clasificación y
almacenamiento iniciales para su transporte a una instalación de tratamiento.
o) Recogida separada: la recogida en la que un flujo de residuos se mantiene por separa-
496 do, según su tipo y naturaleza, para facilitar un tratamiento específico.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

p) Reutilización: cualquier operación mediante la cual productos o componentes de produc-


tos que no sean residuos se utilizan de nuevo con la misma finalidad para la que fueron
concebidos.
q) Tratamiento: las operaciones de valorización o eliminación, incluida la preparación an-
terior a la valorización o eliminación.
r) Valorización: cualquier operación cuyo resultado principal sea que el residuo sirva a
una finalidad útil al sustituir a otros materiales, que de otro modo se habrían utilizado
para cumplir una función particular, o que el residuo sea preparado para cumplir esa
función en la instalación o en la economía en general. En el anexo II se recoge una lista
no exhaustiva de operaciones de valorización.
s) Preparación para la reutilización: la operación de valorización consistente en la com-
probación, limpieza o reparación, mediante la cual productos o componentes de pro-
ductos que se hayan convertido en residuos se preparan para que puedan reutilizarse
sin ninguna otra transformación previa.
t) Reciclado: toda operación de valorización mediante la cual los materiales de residuos
son transformados de nuevo en productos, materiales o sustancias, tanto si es con la fi-
nalidad original como con cualquier otra finalidad. Incluye la transformación del material
orgánico, pero no la valorización energética ni la transformación en materiales que se
vayan a usar como combustibles o para operaciones de relleno.
u) Regeneración de aceites usados: cualquier operación de reciclado que permita pro-
ducir aceites de base mediante el refinado de aceites usados, en particular mediante la
retirada de los contaminantes, los productos de la oxidación y los aditivos que contengan
dichos aceites.
v) Eliminación: cualquier operación que no sea la valorización, incluso cuando la opera-
ción tenga como consecuencia secundaria el aprovechamiento de sustancias o ener-
gía. En el anexo I se recoge una lista no exhaustiva de operaciones de eliminación.
w) Suelo contaminado: aquel cuyas características han sido alteradas negativamente por
la presencia de componentes químicos de carácter peligroso procedentes de la actividad
humana, en concentración tal que comporte un riesgo inaceptable para la salud humana
o el medio ambiente, de acuerdo con los criterios y estándares que se determinen por el
Gobierno, y así se haya declarado mediante resolución expresa.
x) Compost: enmienda orgánica obtenida a partir del tratamiento biológico aerobio y
termófilo de residuos biodegradables recogidos separadamente. No se considerará
compost el material orgánico obtenido de las plantas de tratamiento mecánico bioló-
gico de residuos mezclados, que se denominará material bioestabilizado.

3.1.3. Subproductos
Una sustancia u objeto, resultante de un proceso de producción, cuya finalidad primaria
no sea la producción de esa sustancia u objeto, puede ser considerada como subproducto y
no como residuo, cuando se cumplan las siguientes condiciones:
a) Que se tenga la seguridad de que la sustancia u objeto va a ser utilizado ulteriormente.
b) Que la sustancia u objeto se pueda utilizar directamente sin tener que someterse a una
transformación ulterior distinta de la práctica industrial habitual. 497
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

c) Que la sustancia u objeto se produzca como parte integrante de un proceso de


producción.
d) Que el uso ulterior cumpla todos los requisitos pertinentes relativos a los productos
así como a la protección de la salud humana y del medio ambiente, sin que produzca
impactos generales adversos para la salud humana o el medio ambiente.
La Comisión de coordinación en materia de residuos evaluará la consideración de estas
sustancias u objetos como subproductos, teniendo en cuenta lo establecido en su caso al res-
pecto para el ámbito de la Unión Europea, y propondrá su aprobación al Ministerio de Medio
Ambiente, y Medio Rural y Marino que dictará la orden ministerial correspondiente.

3.1.4. Fin de la condición de residuo


Por orden del Ministro de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino se podrán establecer los crite-
rios específicos que determinados tipos de residuos, que hayan sido sometidos a una operación de
valorización, incluido el reciclado, deberán cumplir para que puedan dejar de ser considerados como
tales, a los efectos de lo dispuesto en esta Ley y siempre que se cumplan las siguientes condiciones:
a) Que las sustancias u objetos resultantes se usen habitualmente para finalidades
específicas.
b) Que exista un mercado o una demanda para dichas sustancias u objetos.
c) Que las sustancias u objetos resultantes cumplan los requisitos técnicos para finalida-
des específicas, la legislación existente y las normas aplicables a los productos.
d) Que el uso de la sustancia u objeto resultante no genere impactos adversos para el
medio ambiente o la salud.
En la elaboración de esta orden se tendrá en cuenta el estudio previo que realizará la
Comisión de coordinación en materia de residuos, que analizará lo establecido en su caso por
la Unión Europea, la jurisprudencia aplicable, los principios de precaución y prevención, los
eventuales impactos nocivos del material resultante y, cuando sea necesario, la procedencia
de incluir valores límite para las sustancias contaminantes.
Las sustancias u objetos afectados por los apartados anteriores y por sus normas de desa-
rrollo, serán computados como residuos reciclados y valorizados a los efectos del cumplimien-
to de los objetivos en materia de reciclado y valorización cuando se cumplan los criterios de
valorización y reciclado previstos en dichas normas.

3.1.5. Características de los residuos que permiten calificarlos como peligrosos


H 1 Explosivo: se aplica a las sustancias y los preparados que pueden explosionar bajo el
efecto de la llama o que son más sensibles a los choques o las fricciones que el dinitrobenceno.
H 2 Oxidante: se aplica a las sustancias y los preparados que presentan reacciones al-
tamente exotérmicas al entrar en contacto con otras sustancias, en particular sustancias
inflamables.
H 3-A Fácilmente inflamable se aplica a:
– Las sustancias y los preparados líquidos que tienen un punto de inflamación inferior a 21 ºC
498 (incluidos los líquidos extremadamente inflamables).
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

– Las sustancias y los preparados que pueden calentarse y finalmente inflamarse en con-
tacto con el aire a temperatura ambiente sin aporte de energía.
– Las sustancias y los preparados sólidos que pueden inflamarse fácilmente tras un breve
contacto con una fuente de ignición y que continúan ardiendo o consumiéndose des-
pués del alejamiento de la fuente de ignición.
– Las sustancias y los preparados gaseosos que son inflamables en el aire a presión
normal.
– Las sustancias y los preparados que, en contacto con el agua o el aire húmedo, des-
prenden gases fácilmente inflamables en cantidades peligrosas.
H 3-B Inflamable: se aplica a las sustancias y los preparados líquidos que tienen un punto de
inflamación superior o igual a 21 ºC e inferior o igual a 55 ºC.
H 4 Irritante: se aplica a las sustancias y los preparados no corrosivos que pueden causar
una reacción inflamatoria por contacto inmediato, prolongado o repetido con la piel o las
mucosas.
H 5 Nocivo: se aplica a las sustancias y los preparados que por inhalación, ingestión o pe-
netración cutánea pueden entrañar riesgos de gravedad limitada para la salud.
H 6 Tóxico: se aplica a las sustancias y los preparados (incluidos las sustancias y los pre-
parados muy tóxicos) que por inhalación, ingestión o penetración cutánea pueden entrañar
riesgos graves, agudos o crónicos e incluso la muerte.
H 7 Cancerígeno: se aplica a las sustancias y los preparados que por inhalación, ingestión
o penetración cutánea pueden producir cáncer o aumentar su frecuencia.
H 8 Corrosivo: se aplica a las sustancias y los preparados que pueden destruir tejidos vivos
al entrar en contacto con ellos.
H 9 Infeccioso: se aplica a las sustancias y los preparados que contienen microorganismos
viables, o sus toxinas, de los que se sabe o existen razones fundadas para creer que causan
enfermedades en el ser humano o en otros organismos vivos.
H 10 Tóxico para la reproducción: se aplica a las sustancias y los preparados que por
inhalación, ingestión o penetración cutánea pueden producir malformaciones congénitas no
hereditarias o aumentar su frecuencia.
H 11 Mutagénico: se aplica a las sustancias y los preparados que por inhalación, inges-
tión o penetración cutánea pueden producir defectos genéticos hereditarios o aumentar su
frecuencia.
H 12: residuos que emiten gases tóxicos o muy tóxicos al entrar en contacto con el aire, con
el agua o con un ácido.
H 13* Sensibilizante: se aplica a las sustancias y los preparados que, por inhalación o pe-
netración cutánea, pueden ocasionar una reacción de hipersensibilización, de forma que una
exposición posterior a esa sustancia o preparado dé lugar a efectos nocivos característicos.
H 14 Ecotóxico: se aplica a los residuos que presentan o pueden presentar riesgos inme-
diatos o diferidos para uno o más compartimentos del medio ambiente.
H 15: residuos susceptibles, después de su eliminación, de dar lugar a otra sustancia por
un medio cualquiera, por ejemplo, un lixiviado que posee alguna de las características antes
enumeradas. 499
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3.2. Tratamiento de residuos sanitarios


3.2.1. Planteamiento del problema
La Notas Técnicas de Prevención del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el
Trabajo NTP 372, actualizada por la NTP 838 y complementada por la NTP 853, tienen como
finalidad la exposición de los métodos para el tratamiento de los residuos sanitarios producto
de la actividad sanitaria.
La correcta ordenación y normalización de los residuos sanitarios permite disminuir el po-
sible riesgo hacia la salud y el medio ambiente derivado de una deficiente gestión intracentro
a la vez que minimiza los costes de la gestión global de residuos sanitarios.
En los últimos años se ha hecho un uso abusivo del material desechable, tanto en el em-
pleo doméstico como en el sanitario y, en consecuencia, ha aumentado considerablemente
la cantidad de residuos. En el campo que nos ocupa, pues, se ha de intentar limitar el uso de
material desechable sólo a los trabajos que entrañen un peligro de infección.
Por otro lado, la descontaminación y la eliminación de residuos son operaciones íntima-
mente relacionadas, ya que la desinfección o la esterilización constituyen la primera fase de la
eliminación. Todos los materiales y elementos de un equipo han de eliminarse con el tiempo;
sin embargo, en el trabajo cotidiano sólo es necesario eliminar o destruir cierta proporción
de aquellos. El resto se aprovecha para volver a utilizarlo, como ocurre con el material de
vidrio, el instrumental y la ropa de trabajo. Por esta razón, el concepto de eliminación puede
interpretarse en el sentido más amplio, en vez de hacerlo restrictivamente como proceso
destructivo.
La razón de que la gestión de los residuos sanitarios merezca una especial atención estriba
en su potencial peligrosidad. Esta gestión puede abordarse mediante los siguientes aspectos
o fases:
a) Minimizar los residuos por el centro productor.
b) Separación eficaz de los residuos por clases o grupos.
c) Realización conveniente de su envasado.
d) Transporte seguro por el centro productor y habilitación de almacenes para los diferen-
tes residuos.
e) Gestión externa: un gestor externo se encargará de la adecuada recogida, transporte,
tratamiento y eliminación de estos residuos sanitarios.
Hay que tener en cuenta que la gestión de los residuos sanitarios afecta principalmente a
tres ámbitos:
– A la salud pública, dado que una mala gestión interna del centro puede afectar a
pacientes y al público, así como una inadecuada gestión externa puede afectar a la
población general.
– Al medio ambiente, cuando se realiza un tratamiento y eliminación ineficaz de los resi-
duos dando lugar a emisiones contaminantes.
– A los trabajadores, tanto los que realizan su actividad laboral en el centro productor
500 como aquellos que trabajan en la gestión externa de los residuos.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

3.2.2. Concepto de riesgo sanitario. Clasificación


Los residuos sanitarios son aquellos que se generan en los considerados centros sanita-
rios1. Entre ellos se incluyen:
– Residuos urbanos generados en estos centros.
– Residuos sanitarios asimilables a urbanos.
– Residuos específicos de riesgo (peligrosos).
– Residuos humanos: cadáveres y restos humanos con entidad, procedentes de abortos,
operaciones quirúrgicas, autopsias, etc. Su gestión está regulada por el Reglamento de
Policía Sanitaria Mortuoria (Decreto 2263/74, M. Gob., BOE de 17.8.1974.).
– Residuos radiactivos: residuos contaminados con sustancias radiactivas. Su recogida
y eliminación es competencia exclusiva de ENRESA (Empresa Nacional de Residuos
Radiactivos, S.A.).
– Residuos químicos: residuos contaminados con productos químicos que les dan
el carácter de residuo peligroso. Se trata de materiales muy diversos, como pilas,
termómetros, disolventes, reactivos químicos, baños de revelado de radiografías, me-
dicamentos caducados o no, lubricantes, aceites minerales y sintéticos, residuos con
metales, etc. todos ellos regula- dos por la Ley 10/1998, de residuos y el RD 952/1997,
que desarrolla el Reglamento de Residuos Tóxicos y Peligrosos.
– Residuos citostáticos, regulados por la Ley 10/1998, de residuos y contemplados en el
ámbito de aplicación de la normativa de gestión de residuos sanitarios.
Aunque todos estos residuos se consideran sanitarios, no todos están incluidos en el ámbito
de aplicación de la normativa autonómica correspondiente disponiendo de legislación propia
que regula su gestión, como por ejemplo ocurre con los residuos radiactivos. En función de la
Comunidad Autónoma el ámbito de aplicación varía, como es el caso de Navarra, que excluye

1
Se consideran centros sanitarios aquellos que desarrollan actividades de atención humana o veteri-
naria, de forma temporal o permanente, como son los siguientes:
– Clínicas, sanatorios y centros hospitalarios
– Centros de salud
– Consultas de profesionales sanitarios
– Promoción de la salud y atención sociosanitaria
– Centros de planificación familiar
– Laboratorios de análisis clínicos, de salud pública o investigación médica
– Docencia
– Obtención o manipulación de productos biológicos
– Medicina preventiva
– Centros y servicios veterinarios asistenciales
– Centros de experimentación animal
Además, determinadas comunidades añaden otros centros:
– Centros de tratamiento y rehabilitación de drogodependientes (Baleares)
– Centros o unidades sanitarias de los servicios de prevención (País Vasco)
– Servicios funerarios y forenses y tanatología humana de carácter clínico o médico legal (Balea-
res, Madrid). 501
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

a los residuos citostáticos o el caso del País Vasco, Extremadura y Castilla y León, que incluyen
los medicamentos caducados, determinados residuos químicos, etc., que en otras zonas están
explícitamente excluidos, como es el caso de los medicamentos caducados en la Comunidad
Autónoma de Baleares.

3.2.3. Residuos sanitarios asimilables a urbanos


En este tipo de residuos se incluyen el material de enfermería, quirúrgico y en general todo
material desechable en contacto con pacientes, fluidos corporales, muestras biológicas, animales
y otros, cuyo riesgo de infección está limitado al interior de los centros sanitarios y que no están
incluidos en el grupo de residuos específicos de riesgo. Entre ellos se encuentran los siguientes:
– Material de cura desechable.
– Gasas con restos de fluidos corporales.
– Sondas y tubuladuras.
– Yesos y vendajes.
– Bolsas vacías de sangre, orina, etc.
– Guantes y otros desechables quirúrgicos.
– Ropa desechable.
– Material de laboratorio desechable.
En algunas CCAA este grupo se divide en dos subgrupos atendiendo al riesgo percibido.

3.2.4. Residuos sanitarios específicos


Son residuos que debido al riesgo de provocar una infección requieren una gestión diferen-
ciada tanto a nivel interior como exterior de los centros productores. Dicha gestión contempla
la adopción de medidas de prevención en la manipulación, la recogida, el almacenamiento,
el transporte, el tratamiento y la eliminación de estos residuos, ya que pueden representar un
riesgo para la salud laboral, la salud pública y el medio ambiente.
Dentro de los residuos sanitarios específicos de riesgo se pueden distinguir los siguientes: (que-
dan recogidos en la tabla 1 expuesta al final de este epígrafe):
A) Residuos sanitarios infecciosos: son aquellos que han estado en contacto con pacientes
afectados por alguna de las enfermedades infecciosas que figuran en la tabla 2 (también
expuesta al final de este epígrafe) y que por lo tanto pueden ser capaces de transmitirlas.
Puede observarse que hay un grupo de enfermedades que es común a las diferentes
CCAA, mientras que el resto varía de unas comunidades a otras. Ello puede ser debido
a los distintos años de desarrollo normativo y a las características específicas de cada
Comunidad Autónoma. Según se desprende de lo observado en la tabla 1, algunos de
estos residuos sólo están contemplados en algunas CCAA, como son:
1. Fluidos corporales: recipientes que contengan dichos residuos en cantidades su-
periores a 100 ml. En algunas comunidades no son considerados como infecciosos
pudiéndose eliminar mediante vertido a la red de saneamiento del centro sanitario.
2. Material contaminado procedente de hemodiálisis: filtros de diálisis de máquinas
reservadas a pacientes portadores de enfermedades de transmisión sanguínea
502 como la hepatitis B, hepatitis C, otras hepatitis de transmisión sanguínea y sida.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

3. Vacunas vivas y atenuadas.


4. Cultivos y reservas de agentes infecciosos: residuos de actividades de análisis o
experimentación micro- biológicas, contaminados con agentes infecciosos y ma-
terial de desecho en contacto con ellos, como placas petri, hemocultivos, extractos
líquidos, caldos, instrumental contaminado, etc.
5. Resto de animales de centros de experimentación y de investigación: cadáveres, par-
tes del cuerpo y otros residuos anatómicos de animales de experimentación que ha-
yan sido inoculados con los agentes infecciosos de la tabla 2, así como los residuos
procedentes de los lechos de estabulación de tales animales.
6. Productos utilizados para diagnóstico o trabajos experimentales.
7. Residuos procedentes de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob: residuos procedentes
de la actividad sanitaria de pacientes afectados por dicha enfermedad o de sus va-
riantes, así como los residuos anatómicos de pequeña entidad procedentes de estos
pacientes. En Galicia se hace especial mención a estos residuos como peligrosos (ta-
bla 1), aunque, al igual que otras comunidades, también están incluidos como resi-
duos de pacientes infecciosos (tabla 2).
B) Residuos anatómicos humanos: tejidos o partes de pequeña entidad (se exceptúan,
por ejemplo, piezas dentales) que no sean reguladas por el Reglamento de Policía
Sanitaria Mortuoria.
C) Sangre y hemoderivados en forma líquida: recipientes que contengan sangre o hemode-
rivados. En algunas CCAA se fija un volumen mínimo de 100 ml de estos líquidos (Madrid,
País Vasco, Aragón, Navarra y Galicia) a partir del cual son considerados residuos sanitarios
específicos de riesgo.
D) Agujas y material cortante y punzante: cualquier objeto punzante o cortante utilizado
en la actividad sanitaria. Se trata fundamentalmente de agujas, hojas de bisturí, por-
taobjetos, cubreobjetos, capilares y tubos y pipetas de vidrio.
E) Las listas de las distintas CCAA están sometidas a revisiones periódicas de acuerdo con
la evolución de los conocimientos epidemiológicos y de los avances técnicos. En la
práctica, el riesgo potencial más eleva- do se centra en enfermedades de escasa fre-
cuencia entre nuestra población. Entre éstas cabe destacar: el ántrax, el muermo, las
producidas por virus del grupo de las fiebres hemorrágicas africanas (Enfermedad de
Marburg, la fiebre hemorrágica de Ébola y la fiebre de Lassa), y las enfermedades lentas
producidas por agentes no convencionales (Creutzfeld-Jacob).

3.2.5. Residuos sanitarios citotóxicos


Son los residuos compuestos por medicamentos citotóxicos (que inhiben o destruyen el
desarrollo y multiplicación de una célula) y todo el material que haya estado en contacto con
ellos, que presenten riesgos carcinogénicos, mutagénicos y teratogénicos.
Son considerados como medicamentos citotóxicos los compuestos citostáticos utilizados
en los tratamientos de los procesos cancerosos (quimioterapia). Debido a sus propiedades
cancerígenas y mutagénicas resulta de aplicación las exigencias del Real Decreto 665/1997,
sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a
agentes cancerígenos y mutágenos durante el trabajo. 503
504
&2081,'$'(6$87Ð120$6
5(6,'826 3DtV &DVWLOOD\
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\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

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&2081,'$'(6$87Ð120$6
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0DGULG &DWDOXxD %DOHDUHV 9DOHQFLD 9DVFR /D5LRMD ([WUHPDGXUD /HyQ &DQDULDV $UDJyQ 1DYDUUD *DOLFLD
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'LVHQWHUtDEDFWHULDQD ; ; ; ; ; ; ;
'LVHQWHUtDEDFLODU ; ;
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CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

7DEOD(QIHUPHGDGHVLQIHFFLRVDVSRU&&$$

505
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3.2.6. Gestión de los residuos intracentro


Es la gestión de los residuos sanitarios que se realiza en el interior del centro productor.
Esta gestión incluye todo lo referente a la recogida de los residuos, a los tipos de recipientes
utilizados para contenerlos, a las características del transporte intracentro, así como el tipo de
almacenamiento de los residuos, tanto intermedio como final en el centro productor.
La recogida, transporte y almacenamiento de los residuos sanitarios se abordan en la NTP
853 del INSHT.

Recogida
El primer paso a seguir en la gestión de los residuos sanitarios es su clasificación y su pos-
terior recogida. Para ello se recomienda adoptar los siguientes criterios:
– La recogida de residuos sanitarios deberá atender a criterios de segregación, asepsia e
inocuidad, al objeto de no trasladar la posible contaminación a otro medio receptor.
– Determinadas Comunidades Autónomas permiten el depósito mezclado de los re-
siduos siempre que se identifique el contenido, como ocurre en las comunidades
autónomas de Extremadura y Aragón. Sin embargo, se recomienda no mezclar en un
mismo recipiente residuos sanitarios de tipos diferentes, según se indica de forma
explícita en algunas normativas (Madrid, Castilla y León, Canarias y Galicia), con la fi-
nalidad de que no supongan un aumento de su peligrosidad o su posible reciclado, ni
trasvasarlos de unos recipientes a otros.
– La recolección de residuos sanitarios debe llevarse a cabo lo antes posible, especial-
mente con los residuos punzantes y cortantes, cuya acumulación debe ser inmedia-
ta. Por eso es aconsejable colocar los envases de los distintos tipos de residuos en las
zonas de su generación. Una vez los envases han sido cerrados se almacenarán en los
lugares previstos para ello.
– Todos los residuos sanitarios se deben almacenar en envases de un solo uso.
– Los envases de los residuos sanitarios no deberán compactarse hasta el momento de
su eliminación. Sin embargo, si se recurre a la normativa autonómica, se observa que
algunas comunidades permiten la pretrituración y/o compactación de los residuos asi-
milables a urbanos (Cataluña y Baleares).
– Los envases deben trasladarse herméticamente cerrados, no pudiéndose volver a abrir.
Los envases que estén rotos deberán ser reenvasados.
– En el caso de la Comunidad Gallega, se hace una especial mención a la recogida y
eliminación de los residuos procedentes de la enfermedad de Creutzfel-dt-Jakob, cuya
eliminación sólo puede realizarse por incineración.
Los residuos sanitarios se recogerán en bolsas y recipientes con las siguientes características
técnicas comunes:
– Impermeables.
– Opacos.
– Resistentes a la humedad.
– No generarán emisiones tóxicas por combustión y reducirán la contaminación en su
506 eliminación.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

– Asepsia total en su exterior.


– Sin elementos sólidos, punzantes y cortantes en el exterior.
– Resistentes a la rotura.
– De un solo uso.
– Identificados de acuerdo con el tipo de residuo que contiene.
– Fabricados con materiales homologados.
La mayoría de la legislación existente indica que la recogida de los residuos sanitarios asi-
milables a urbanos debe realizarse en bolsas y los residuos específicos en bolsas especiales
(más resistentes que las anteriores) o en contenedores rígidos, a excepción de las CCAA de
Extremadura, Galicia y Navarra, en las que se permite eliminar los residuos asimilables a urba-
nos en bolsas o en contenedores rígidos, de acuerdo con la cantidad de residuos de uno u otro
tipo. Debe evitarse toda manipulación que pueda implicar la rotura de los envases, que han
de estar homologados y autorizados, especial- mente los destinados a residuos específicos de
riesgo y a citotóxicos.
En la tabla 1 (expuesta al final del epígrafe) se relacionan las características de los envases
comunes a las diferentes normativas de acuerdo con el tipo de residuo, indicando con un as-
terisco aquellos puntos que deben confirmarse con la legislación aplicable, como es el color,
las galgas de las bolsas y el volumen de los envases.

A) Envases de residuos asimilables a urbanos


Deben utilizarse bolsas con las siguientes características:
– De plástico, de polietileno.
– De galga mínima de 200, 300 o 400 (según normativa).
Se considera como galga, a la fortaleza de la bolsa, por lo tanto cuanto mayor sea este
valor más fuerte será la bolsa. Debido a esto, es aconsejable el uso de bolsas con galgas
de valor elevado para evitar su rotura en la recogida de los residuos, el transporte y la
eliminación.
– De volumen inferior a 60, 70, 90 o 100 l (según normativa). Este valor está relacio-
nado con la galga. Es lógico pensar que cuanto mayor sea el volumen de la bolsa,
mayor resistencia y fortaleza se requerirá para que no se rompa y por ello, mayor
debería de ser la galga.
En algunas normativas se utilizan bolsas con características específicas:
– De color verde (Madrid, La Rioja, Castilla y León, Canarias, Aragón, Galicia), excepto en
el País Vasco que han de ser de color negro, porque no se distingue entre residuos ur-
banos y asimilables a urbanos incluyéndolos en el mismo grupo.
– De material reciclable (Cataluña).
– Resistente a la carga estática (Canarias).
– Con identificación externa del fabricante específica para las bolsas utilizadas en los cen-
tros sanitarios (Cataluña) o según tipo de residuos: “Residuos sanitarios no específicos”
(Valencia). 507
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Con cierre hermético (Baleares, Valencia y Extremadura) y que impida la apertura acci-
dental (Castilla y León, Valencia, País Vasco y Galicia).
– Sin posibilidad de apertura una vez cerradas (Extremadura). Las bolsas deben co-
locarse directamente en contenedores para realizar su posterior traslado hasta el
lugar de almacenamiento. Los medios de transporte han de cumplir una serie de
características, como ser exclusivos para el traslado, estar situados en las zonas de
producción de los residuos, permitir su fácil limpieza y desinfección (en algunos ca-
sos, como es el de las CCAA de Valencia, Extremadura, Aragón y Navarra, los medios
de transporte se deben desinfectar después de cada operación), ser resistentes a la
corrosión, no contener elementos cortantes y punzantes, debiendo estar diseñados
de tal manera que impidan la caída de las bolsas al suelo o sobre el trabajador, du-
rante el transporte, siendo aconsejable no llenarlos en toda su capacidad. Además,
se deben llevar a cabo revisiones periódicas de los mismos (ruedas, integridad del
carro, etc.) sustituyendo aquellos que estén defectuosos. Desde el punto de vista de
preventivo deben elegirse medios de transporte ergonómicos.

B) Envases de residuos sanitarios específicos de riesgo


Los residuos sanitarios específicos de riesgo se han de recoger en bolsas o en envases
semirrígidos o rígidos. La elección de unos u otros dependerá del tipo de residuo. Por ejemplo,
se pueden elegir bolsas para aquellos residuos que no puedan perforarlas o romperlas, aun-
que en algunas comunidades sólo se permite el uso de contenedores rígidos, como en el caso
de Cataluña, Extremadura y Cantabria.
a) Características de las bolsas:
– De polietileno o polipropileno.
– De galga mínima de 200, 300, 400 o 500 (según normativa). En algunos decretos se
especifica el tipo de galga en relación con el volumen. En otros casos, como en la co-
munidad de La Rioja, las bolsas una vez llenas deben depositarse en recipientes rígidos.
– Volumen inferior a 60, 70, 80, 90 litros (según normativa).
– De color rojo (Madrid, País Vasco, La Rioja, Castilla y León, Aragón, Galicia), o de color
amarillo (Baleares, Canarias).
– De material reciclable (Cataluña).
– Resistente a la carga estática (Aragón).
– Estancas (Canarias).
– El llenado permitirá su cierre correcto (Canarias) mediante anudado o soldado de la
parte superior (Navarra). Con esta medida se minimizan los riesgos por exposición de
los trabajadores que recogen y transportan estos envases.
– Provistas de etiquetas con pictograma de riesgo biológico (Canarias, Aragón),
identificación del productor, fecha de apertura y cierre del recipiente y normativa de
aplicación (Canarias).
– De manera similar al caso de las bolsas de residuos asimilables a urbanos, han de colo-
carse en un soporte características semejantes, que permitan su transporte al almacén
final. Sin embargo, en algunas comunidades se exigen determinadas características
para estos soportes como en Baleares, donde el contenedor debe disponer de tapa de
508 acción no manual.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

– En función de cada normativa, las bolsas estarán identificadas como “residuos de ries-
go” (Cataluña) o “residuos sanitarios específicos” (Valencia) o “residuos biocontamina-
dos” (País Vasco).
b) Características de los recipientes rígidos y semirrígidos:
– Libre sustentación.
– Resistentes a la perforación interna, externa y a la rotura.
– Estancos y con cierre hermético. En algunas comunidades (Cataluña y Valencia) el cierre
debe ser de fácil apertura, pero, a la vez, no debe poder abrirse de forma accidental.
En otros casos, como en la Comunidad Autónoma de Extremadura, el cierre no puede
tener posibilidad de apertura una vez cerrado.
– Con identificación de peligro biológico y señalización como: “residuos de riesgo”, “resi-
duos biocontaminados” o “residuos infecciosos de riesgo”.
– Provistos de etiquetas con identificación del productor, fecha de apertura y cierre del
recipiente y normativa de aplicación (Canarias).
– De color amarillo (Canarias) o rojo (Aragón). En otros casos sólo indican que las bolsas y
recipientes utilizados en el mismo centro deben ser del mismo color para evitar errores
en la gestión (Navarra).
– Resistentes a la carga estática (Aragón).
– De volumen inferior a 60 l, 70 l o 90 l.
En algunas comunidades se especifican los lugares donde se encuentran estos recipien-
tes rígidos: salas de operaciones, servicios ginecológicos, anatomía patológica, laboratorios
sexológicos y/o, bancos de sangre.

C) Envases de residuos cortantes y punzantes


Los residuos cortantes y punzantes se acumularán en envases rígidos para evitar el corte o
pinzamiento accidental. Estos envases además de cumplir con las características citadas ante-
riormente, deben estar diseñados específicamente para este tipo de residuos. Es aconsejable
disponer de contenedores con volúmenes apropiados a la cantidad de residuos generados,
permitiendo su renovación periódica. Es decir, es mejor disponer de un contenedor pequeño
y sustituirlo cada 2 o 3 meses que tener uno más grande y cambiarlo cada año.

D) Envases para residuos líquidos (sangre, hemoderivados y fluidos corporales)


En determinadas legislaciones autonómicas se especifica la eliminación de los fluidos corpo-
rales, sangre y hemoderivados como residuos específicos de riesgo, en la mayoría de los casos
deben utilizarse contenedores rígidos, a excepción de las comunidades de Madrid y Galicia, en
las que se permite la eliminación en bolsas o en recipientes rígidos. En algunas normativas se
indica explícitamente el volumen a partir del cual debe ser gestionados como tales. Por ejemplo
en las comunidades de Madrid, Navarra y Galicia, a partir de 100 ml., el residuo se considera como
específico de riesgo y por debajo de este volumen es considerado residuo asimilable a urbano.
A pesar de lo indicado en los diferentes normativas autonómicas, debe indicarse que la opinión
predominante en el ámbito internacional (Centers for Disease Control, Ministerio de Sanidad del
Canadá, Ministerio de Medio Ambiente de Holanda, OMS, etc.), es la de que el método más ade- 509
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

cuado para la eliminación de sangre y sus derivados, así como de secreciones orgánicas, es el de
verterlos por el desagüe conectado a la red de sanea- miento del centro sanitario. Ha de tenerse
en cuenta que las redes de alcantarillado están concebidas para recibir grandes cantidades de
materias orgánicas infecciosas. Debe tenerse en cuenta que los residuos biológicos sanitarios
líquidos representan un volumen ínfimo en comparación con las materias orgánicas fecales que
se eliminan normalmente para la red de saneamiento. La única excepción a esta práctica la cons-
tituyen los residuos sanitarios específicos líquidos procedentes de pacientes con infecciones no
endémicas en España (por ejemplo, las fiebres hemorrágicas víricas) y los cultivos líquidos de
microbiología, que han de gestionarse y tratarse como a residuos sanitarios específicos sólidos.
En este punto, hay que valorar que la eliminación por el desagüe de un volumen consi-
derable de fluidos corporales genera exposición a agentes biológicos de los trabajadores que
realizan esta tarea. Por ello, es aconsejable la eliminación de estos residuos líquidos (por ejem-
plo, de más de 100 ml., que es la cantidad fijada en algunas normativas) como si fueran resi-
duos específicos de riesgo. Si se opta por su eliminación por el desagüe, porque así lo permite
la legislación aplicable, es importante realizar el vertido con especial precaución, evitando al
máximo posibles salpicaduras y la formación de aerosoles, dotando a los trabajadores que los
manipulan de los medios de protección individual adecuados (guantes, mascarillas y ropa de
protección), de manera que la eliminación por el desagüe resulte una práctica segura.

E) Envases para residuos citotóxicos


Se recogerán en contenedores rígidos con iguales características a la de los de residuos
específicos de riesgo, debiendo ser resistentes a los agentes químicos. Algunas comunidades,
incluso establecen un color para el recipiente. Por ejemplo, en la comunidad de Madrid, los reci-
pientes deben ser azules y en Canarias han de ser rojos. En otras CCAA, estos recipientes deben ser
de polietileno, poliestireno o polipropileno y que permitan la incineración completa (Cataluña),
siendo aconsejable que dispongan de cierre hermético especial (Valencia). Sin embargo, en otras
CCAA se permite el uso de bolsas (La Rioja).
Estos envases deben estar claramente identificados y/o señalizados. Por ejemplo, en algu-
nas comunidades autónomas, como el País Vasco, se especifica que estos recipientes han estar
claramente señalizados con los códigos de clasificación y etiquetado de la UE (cancerígeno,
mutágeno o tóxico para la reproducción). Si los residuos son específicos y citotóxicos a la vez,
se deben identificar con la señalización de ambos grupos.
Los residuos cortantes y punzantes contaminados con productos citotóxicos se recogerán
en contenedores rígidos para citotóxicos y no en los específicos para material cortante y pun-
zante (considerados como residuos específicos de riesgo).

Transporte intracentro
El transporte interno se debe realizarse siguiendo criterios de responsabilidad, agilidad,
rapidez, asepsia, inocuidad y seguridad, evitando riesgos de infección a pacientes, personal y
visitantes del centro sanitario.
Es recomendable que los residuos sanitarios recogidos en las diferentes zonas del centro
sean transportados al almacén final con una periodicidad máxima de 12 horas, aunque en algu-
510 nas CCAA, este tiempo puede ser mayor.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

No se debe arrastrar ningún envase por el suelo, ni deben utilizarse trampillas, ni bajantes
que puedan afectar su integridad. Los envases han de trasladarse perfectamente cerrados.
Para su transporte se deben utilizar los carros o contenedores con las características definidas
anteriormente para residuos sanitarios asimilables a urbanos.
En las distintas CCAA se especifican las condiciones en las que debe realizarse el transporte
interno, siendo mucho más exigentes en algunas comunidades que en otras.

Almacenamiento
A) Almacenamiento intermedio
En centros sanitarios grandes, como puede ser un hospital, o en centros que por su ac-
tividad así lo requieran se pueden habilitar almacenes intermedios. Éstos sirven para depo-
sitar temporalmente los residuos sanitarios debidamente segregados hasta su transporte y
depósito en el almacén final.
Las características exigibles a un almacén intermedio de residuos sanitarios difieren en
gran medida entre las diferentes CCAA. En algunas se indican claramente los requisitos que
deben reunir estos almacenes y en otras no son nombrados o sólo se señala la posibilidad de
su existencia. En general, se contemplan los siguientes condicionantes:
– Está prohibido el almacenamiento intermedio en pasillos, zonas de paso, ascensores,
etc. Deben ser zonas delimitadas, definidas y señalizadas. Estarán situados cerca de las
zonas de producción.
– Los almacenes intermedios deben ser zonas exclusivas para almacenaje de residuos, ex-
cepto para residuos cortantes y punzantes, vacunas, residuos urbanos, restos de medi-
camentos y en los centros sanitarios sin bloque quirúrgico y que no generen más de 100
kg/mes del resto de los residuos especiales. En estos últimos casos se pueden utilizar
también los almacenes intermedios para almacenar productos y medios de limpieza.
– Los envases de residuos se deben almacenar, en estas zonas intermedias, en soportes o
carros para su posterior traslado al almacén final.
– La evacuación del depósito intermedio debe ser al menos cada 12 horas o diaria.
– Los depósitos intermedios deben ser locales ventilados, de fácil limpieza, con medios
para realizar la limpieza y desinfección, cerrados, y con suelos sin ángulos. Se limpiarán
y desinfectarán periódicamente. No deberán disponer de conexión directa con la red
de saneamiento, pero pueden tener un sumidero que recoja los restos líquidos de for-
ma sectorizada.
– Deben estar señalizados con: “Área de depósitos de residuos. Prohibida la entrada a
toda persona no autorizada”.

B) Almacenamiento final
Los residuos sanitarios pueden almacenarse en el mismo edificio (en el denominado
“almacén final”) durante un período máximo de 72 horas, que puede ampliarse a una semana
(15 días en Galicia) si el almacén de residuos dispone de un sistema de refrigeración (tempera-
tura máxima de: 4º C). Sin embargo, en el caso de Baleares, el periodo máximo de recogida del
almacén final es de 24 horas y si está refrigerado puede llegar a ser de 5 días. En el País Vasco,
511
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

la frecuencia de recogida está relacionada con el tipo de residuos generado, como se indica en
la tabla 2 (expuesta al final del epígrafe).
Además, en algunas CCAA como Canarias y Madrid la frecuencia de recogida de los resi-
duos especiales y citotóxicos, está ligada a la cantidad que se genera, tal y como se indica en
las tablas 3 y 4 (expuestas al final del epígrafe).
Como norma general, se aconseja que el almacén final tenga las siguientes características:
– Será un local separado de la actividad sanitaria y de uso exclusivo para los residuos
sanitarios. Si dispone de zona refrigerada, sólo se utilizará para almacenar residuos y
deberá estar señalizada.
– Deberá estar ventilado, será espacioso, bien iluminado, señalizado y protegido de la
intemperie (cubierto), de elevadas temperaturas y de animales (insectos, roe- dores y
animales domésticos).
– Estará acondicionado para poder realizar la limpieza y desinfección. Se realizará la lim-
pieza diaria y se desinsectará y desratizará periódicamente.
– El suelo y las paredes deberán ser de materiales que permitan una fácil limpieza.
Dispondrán de puntos de agua y tomas de desagüe, sistemas de limpieza y des-
infección de soportes y lavamanos con accionamiento no manual.
– Estará situado de manera que no pueda afectar a espacios vecinos y alejado de entra-
das de aire (ventanas y rejillas del sistema de ventilación).
– Se evitará la entrada de suministros por el depósito final.
– Contará con fácil acceso desde el exterior, con vías de acceso sin escalones, con pen-
diente inferior al 5% y de fácil utilización por los medios de transporte.
– La entrada estará permitida sólo a personal autorizado. Deberá mantenerse cerrado.
– Los envases se almacenarán en los soportes y nunca en el suelo.
– Estará dotado de sistemas de detección y medios de extinción de incendios y dispondrá
de alumbrado de señalización y emergencia.
De todas formas han de tenerse en cuenta determinados requisitos que son específicos,
según la Comunidad Autónoma de que se trate.

Señalización
En función de la normativa autonómica, los envases utilizados para la recogida de los resi-
duos de los diferentes grupos, deben estar adecuadamente señalizados. En algunos casos, con
el pictograma de riesgo biológico o de citotóxico y en otros, además, se incluye la indicación
del tipo de residuo que contiene. Aunque el pictograma es el mismo (figura 1), el color del
símbolo y el color del fondo cambia en las diferentes legislaciones.

512 )LJXUD
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

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\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

7.2.7. Responsabilidades en la gestión de residuos sanitarios


La responsabilidad de hacer cumplir la normativa referente a la clasificación, la recogida, el
almacenamiento y la entrega a un gestor autorizado y si procede, la referente al tratamiento
y eliminación de los mismos, corresponde al director o al gerente del centro sanitario produc-
tor. Una vez que han sido transferidos los residuos del productor al gestor, es éste último el
máximo responsable del transporte, tratamiento y eliminación de los mismos. Por otro lado,
si el gestor no está autorizado, responde solidariamente junto con el productor frente a un
suceso ocurrido. Además, existe una obligación de restaurar la realidad física dañada y de
indemnizar a los lesionados.
Los productores y los gestores de residuos sanitarios específicos y citotóxicos llevarán al
día el Libro Oficial de Control indicando: el origen, la cantidad, el destino, el transporte, el tra-
tamiento, etc., de los residuos. Tanto el gestor como el productor deben presentar un informe
anual a la autoridad competente en la materia de cada Comunidad Autónoma.
Por último, los productores, entre otras responsabilidades, deben tener actualizado el libro
de registro de incidentes y accidentes. Además, deben elaborar el Plan de Gestión de Residuos,
con un contenido mínimo, indicando:
– El responsable del plan.
– Los equipos y métodos utilizados en la gestión intracentro.
– Las cantidades generadas de residuos y los métodos utilizados para reducir estas
cantidades.
– La frecuencia de evacuación a los almacenes.
– Las medidas de prevención utilizadas.
– La gestión extracentro.

7.2.8. Gestión extracentro


Esta gestión comprende las diferentes operaciones que se desarrollan en el exterior de
los centros sanitarios que incluye la recogida, transporte, almacenamiento, tratamiento y
eliminación de los residuos, así como la vigilancia de todas estas operaciones.
Los residuos sanitarios se gestionan dentro del centro productor de forma diferenciada,
en función de su peligrosidad. Sin embargo, cuando se realiza la gestión externa, los residuos
asimilables a urbanos son gestionados como municipales y los residuos específicos de riesgo
y citotóxicos como peligrosos.

Recogida y transporte
La recogida y transporte de los residuos específicos de riesgo y citotóxicos se debe realizar
a través de un transportista autorizado, no debiéndose aceptar residuos mal envasados o mal
etiquetados. La entrega de los mismos debe ir acompañada de los preceptivos documentos
de seguimiento y control. El responsable de residuos debe comunicar a la autoridad compe-
tente cualquier incidente que ocurra.
Entre la retirada de los residuos del centro productor hasta la entrega al gestor autoriza-
514 do no debe transcurrir más de 72 horas y si se excede de este tiempo (hasta 5 días en el País
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

Vasco), el transporte debe ser refrigerado (Cataluña). En Madrid y en Canarias se limita este
tiempo máximo de transporte a 24 horas. En Baleares sólo se puede realizar el transporte
refrigerado (<7º C).
El transporte de estos residuos ha de cumplir con los siguientes requisitos:
– Los vehículos utilizados estarán dotados de caja cerrada con seguridad, las superficies
internas deberán ser lisas y fáciles de limpiar, dispondrán de sistemas para contener de-
rrames líquidos y para realizar su retirada y limpieza, se desinfectarán periódicamente,
estarán correctamente señalizados y dispondrán de la ropa de trabajo y equipos de
protección individual (EPI) necesarios.
– Cumplimiento de la normativa vigente relativa a mercancías peligrosas.
– Los envases no rígidos deben introducirse en contenedores rígidos de alta resistencia
previamente a su transporte
– Los envases y contenedores ha de estar correctamente etiquetados, incluyendo los da-
tos del productor.

Tratamiento y eliminación
La eliminación de los residuos sanitarios asimilables a urbanos, ya sea por separado o con-
juntamente con los residuos generales, deberá respetar como mínimo, los mismos requeri-
mientos técnicos, operativos y de seguridad, que la normativa vigente exija con carácter ge-
neral para los residuos urbanos.
Los residuos sanitarios específicos de riesgo y citotóxicos deberán ser tratados y eliminados
atendiendo a criterios de inocuidad, asepsia y salubridad con el fin de garantizar la eliminación
de los gérmenes patógenos y la protección del medio ambiente. El gestor de estos residuos
debe estar autorizado para realizar el tratamiento y eliminación de estos residuos. En general,
las dos opciones que se indican en las distintas normativas autonómicas son las siguientes:
– Residuos específicos de riesgo:
* Incineración, en hornos preparados para esta finalidad y construidos con unas
características técnicas definidas.
* Desinfección mediante esterilización por vapor caliente a presión por la técnica
de autoclave. Posteriormente, los residuos desinfectados podrán ser eliminados
como residuos urbanos. Este método puede realizarse en el propio centro produc-
tor. Los residuos cortantes y punzantes deben ser desinfectados o esterilizados,
eliminándose como residuos urbanos, aunque pueden ser reutilizados ya que no
existe contaminación biológica.
– Residuos citotóxicos:
* Incineración a una temperatura que pueda garantizar su destrucción.
* Neutralización química.
En la mayoría de las CCAA se contemplan todas estas opciones, aunque siempre con al-
guna excepción, como por ejemplo en Galicia y en Madrid, en las que los residuos citotóxicos
sólo pueden ser incinerados. Por el contrario, en Aragón el método de eliminación princi-
pal de estos residuos es la neutralización química. Sin embargo en el País Vasco y Galicia la
incineración sólo esta permitida en el caso de residuos contaminados por la enfermedad de
Creutzfeldt-Jakob y otras enfermedades producidas por priones. 515
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

4. Riesgos derivados de la manipulación manual de cargas


4.1. La carga
Entenderemos por carga cualquier objeto susceptible de ser movido. Pero también inclui-
mos el traslado de personas (como los pacientes de un hospital) y el transporte de animales
(en una granja o similar).
Son, además, cargas los materiales que se manejen por medios mecánicos como grúas y
similares, y que precisen, durante la operación de manipulación, el esfuerzo humano para su
acomodación o colocación.

4.2. Concepto de manipulación manual de cargas


Vamos a entender por manipulación manual de cargas cualquier operación de transporte
o sujeción de una carga por parte de uno o varios trabajadores, como el levantamiento, la co-
locación, el empuje, la tracción o el desplazamiento que, por sus características o condiciones
ergonómicas inadecuadas, entrañe riesgos, en particular dorsolumbares, para los trabajadores.
También es manipulación manual transportar o mantener la carga alzada; la sujeción de
ésta con las manos y con otras partes del cuerpo, como la espalda, y lanzar la carga de una
persona a otra.

4.3. Evitación de la manipulación manual de cargas


4.3.1. Introducción
El empresario o responsable del departamento encargado de estas tareas deberá adoptar
las medidas técnicas u organizativas necesarias para evitar la manipulación manual de las car-
gas, en especial mediante la utilización de equipos para el manejo mecánico de las mismas,
sea de forma automática o controlada por el trabajador.
Cuando no pueda evitarse la necesidad de manipulación manual de las cargas, el empresa-
rio tomará las medidas de organización adecuadas, utilizará los medios apropiados o propor-
cionará a los trabajadores tales medios para reducir el riesgo que entrañe dicha manipulación.

4.3.2. Automatización y mecanización de los procesos


Cuando vienen diseñados los puestos de trabajo es el momento indicado para evitar, lo
máximo posible, la manipulación manual, mediante la automatización y mecanización de los
procesos productivos, de modo que se minimice la intervención del esfuerzo humano.
Entre los principales procesos de automatización se encuentran:
a) La paletización. Es un sistema ideal para el transporte de cargas entre lugares diferentes.
b) Grúas y carretillas elevadoras. De gran movilidad y con dispositivos adaptados para la
516 manipulación de diferentes tipos de carga, como bidones, cargas paletizadas, etc.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

c) Sistemas transportadores. Permiten que las cargas vengan transportadas a lo largo de


todo el área de trabajo, en el mismo nivel e incluso en alturas distintas.
d) Grúas pórtico. Son capaces de levantar y suspender automáticamente una carga.

4.3.3. Equipos mecánicos controlados de forma manual


Son aparatos más sencillos que no eliminan, generalmente, la manipulación manual aun-
que sí la reducen considerablemente.
Sus características más atractivas son su bajo coste y su versatilidad para adaptarse a las
maniobras más complicadas. Pueden ser manejados con esfuerzo manual o ser automáticos,
por baterías o motores.
Los más conocidos son:
– Carretillas y carros: algunos de ellos pueden, incluso, subir y bajar escaleras.

– Mesas elevadoras: como las anteriores, existen numerosas clases, permiten subir y bajar
las cargas situándolas a la altura idónea sin necesidad de esfuerzo manual.
– Cajas y estanterías rodantes: por su característica de ir sobre ruedas, facilitan el empuje
y tracción.
– Carros de plataforma elevadora: unen las ventajas de las carretillas y carros con las de las
mesas elevadoras. 517
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

4.3.4. Medidas organizativas para evitar la manipulación manual de cargas


La organización del trabajo puede facilitar la implantación de equipos mecánicos para la mo-
vilización de cargas e incluso si es posible, organizando las distintas fases del proceso productivo
de modo que se sitúen unas junto a otras eliminar la necesidad de transportar cargas.
En el primer caso haciendo, por ejemplo, que las cargas se muevan en las direcciones y
alturas más favorables, usando cintas transportadoras o evitando así que el trabajador mani-
pule la carga desde una posición desfavorable para su seguridad.

4.3.5. Si la manipulación manual no puede ser evitada


Una vez comprobada que la manipulación manual no puede ser evitada, se realizará una
evaluación de los riesgos que ello conlleva, para determinar si son o no tolerables y, si con
medidas correctoras apropiadas, es posible minimizar los daños.

4.4. Posibles lesiones y factores de riesgo


4.4.1. Lesiones que pueden producirse
La manipulación manual de cargas es responsable de la aparición de múltiples accidentes
laborales que, en muchos casos pueden parecer leves pero que, acumuladas, provocan enfer-
medades en la columna vertebral y en las articulaciones.
Las lesiones más frecuentes son: cortes, contusiones, heridas, fracturas y, especialmente,
músculo-esqueléticas, que pueden producirse en cualquier zona del cuerpo, aunque los más
frecuentemente dañados son los miembros superiores y la espalda, especialmente en la zona
dorsolumbar. Estas últimas pueden ser lumbago, alteraciones de los discos intervertebrales
(hernias discales) e incluso fracturas vertebrales por sobreesfuerzo.
Las lesiones en los miembros superiores pueden ser quemaduras (por cargas sometidas
a altas temperaturas), heridas o arañazos producidos por esquinas afiladas, astillamiento de
la carga, superficies peligrosas con clavos, etc., contusiones por caídas de la carga debido a
superficies resbaladizas, etc.
Estas lesiones, producidas por la manipulación manual de cargas, aunque, generalmente,
no son mortales, pueden tener una larga y difícil curación y, en muchos casos, requieren un
largo proceso de rehabilitación. El trabajador queda, muchas veces, incapacitado para realizar
su trabajo habitual y su calidad de vida, por lo tanto, deteriorada.

4.4.2. Factores de riesgo


La manipulación manual de una carga puede presentar un riesgo, en particular dorsolum-
bar, en los casos siguientes:
a) Debido a las características de la carga:
– Cuando la carga es demasiado pesada o demasiado grande.
518 – Cuando es voluminosa o difícil de sujetar.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

– Cuando está en equilibrio inestable o su contenido corre el riesgo de desplazarse.


– Cuando está colocada de tal modo que debe sostenerse o manipularse a distancia
del tronco o con torsión o inclinación del mismo.
– Cuando la carga, debido a su aspecto exterior o a su consistencia, puede ocasionar
lesiones al trabajador, en particular en caso de golpe.
b) Debido a las características del individuo que realiza la acción:
– La falta de aptitud física para realizar las tareas en cuestión.
– La inadecuación de las ropas, el calzado u otros efectos personales que lleve el trabajador.
– La insuficiencia o inadaptación de los conocimientos o de la formación.
– La existencia previa de patología dorsolumbar.
c) Debido a las características del movimiento que debe ser realizado:
– Cuando el esfuerzo sea demasiado importante.
– Cuando la acción no pueda realizarse más que por un movimiento de torsión o de
flexión del tronco.
– Cuando la acción pueda acarrear un movimiento brusco de la carga.
– Cuando se realiza mientras el cuerpo está en posición inestable.
– Cuando se trate de alzar o descender la carga con necesidad de modificar el agarre.
– Esfuerzos físicos demasiado frecuentes o prolongados en los que intervenga en
particular la columna vertebral.
– Período insuficiente de reposo fisiológico o de recuperación.
– Distancias demasiado grandes de elevación, descenso o transporte.
– Ritmo impuesto por un proceso que el trabajador no pueda modular.
d) Debido a las características del medio de trabajo:
Las características del medio de trabajo pueden aumentar el riesgo, en particular dor-
solumbar, en los casos siguientes:
– Cuando el espacio libre, especialmente vertical, resulta insuficiente para el ejercicio
de la actividad de que se trate.
– Cuando el suelo es irregular y, por tanto, puede dar lugar a tropiezos o bien es res-
baladizo para el calzado que lleve el trabajador.
– Cuando la situación o el medio de trabajo no permite al trabajador la manipulación
manual de cargas a una altura segura y en una postura correcta.
– Cuando el suelo o el plano de trabajo presentan desniveles que implican la manipu-
lación de la carga en niveles diferentes.
– Cuando el suelo o el punto de apoyo son inestables.
– Cuando la temperatura, humedad o circulación del aire son inadecuadas.
– Cuando la iluminación no sea adecuada.
– Cuando exista exposición a vibraciones. 519
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

4.5. Formación e información a los trabajadores


Los riesgos de lesiones debidas a la manipulación manual de cargas aumentan cuando
los trabajadores no tienen la formación e información adecuadas para la realización de estas
tareas de forma segura. Por ello, deberá ser garantizado, por parte de los empresarios, que los
trabajadores y los representantes de los trabajadores reciban una formación e información
adecuadas sobre dichos riesgos, así como sobre las medidas de prevención y protección que
hayan de adoptarse para ello.
En particular, deberán proporcionar a los trabajadores una formación e información ade-
cuadas sobre el modo correcto de manipular las cargas y sobre los riesgos que corren de no
hacerlo de dicha forma. La información suministrada deberá incluir indicaciones generales y
las precisiones que sean posibles sobre el peso de las cargas y, otros aspectos como su centro
de gravedad o lado más pesado cuando el contenido de un embalaje esté descentrado.
Estos programas de formación y entrenamiento deben incluir:
– El uso correcto de las ayudas mecánicas: incluyendo la formación acerca de la utiliza-
ción segura de las mismas, información sobre los riesgos que pueden aparecer debi-
dos a su implantación, y formación que contemple las actuaciones ante una avería del
equipo.
– Información y formación acerca de los factores que están presentes en la manipulación
y de la forma de prevenir los riesgos derivados de ellos.
– Uso correcto del equipo de protección individual: si éste es necesario en la actividad
determinada.
– Entrenamiento en formas seguras de manipulación de las cargas.
– Información sobre el peso y el centro de gravedad: debe ir marcado en las cargas, y si
no es así, el trabajador debe ser informado de dicho dato.
Cuando su actividad habitual suponga una manipulación manual de cargas, y concurran
algunos de los elementos o factores de riesgo, el empresario garantizará el derecho de los
trabajadores a una vigilancia adecuada de su salud. Tal vigilancia será realizada por personal
sanitario competente.

4.6. Indicaciones para la manipulación manual de cargas


4.6.1. En relación con la carga
4.6.1.1. El peso de la carga
Es uno de los factores más importantes a la hora de evaluar el riesgo en la manipulación
manual. A efectos prácticos, se consideran cargas los objetos que pesen más de 3 Kg. El peso
máximo que se recomienda no sobrepasar es de 25 Kg, esto en condiciones ideales de mani-
pulación, es decir, en una postura adecuada para el manejo (carga cerca del cuerpo, espalda
derecha, sin giros ni inclinaciones), una sujeción firme del objeto con una posición neutral de
520 la muñeca, levantamientos suaves y espaciados y condiciones ambientales favorables.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

No obstante, si la población expuesta son mujeres, trabajadores jóvenes o de edad avan-


zada, no se deberían manejar cargas superiores a 15 Kg.

Peso Factor % Población


máximo corrección protegida

En general 25 kg 1 85 %

Mayor protección 15 kg 0,6 95 %

Trabajadores entrenados Datos no


40 kg 1,6
(situaciones aisladas) disponibles

Peso máximo recomendado para una carga en condiciones ideales de levantamiento

En circunstancias especiales, trabajadores sanos y bien entrenados físicamente, podrían


manipular cargas de hasta 40 Kg, siempre que la tarea se realice de forma esporádica y en
condiciones seguras.
Los pesos enunciados anteriormente son considerados bajo condiciones ideales, si no fue-
ra así vendrían reducidos según la situación.

4.6.1.2. El tamaño de la carga


– Si la carga es demasiado alta puede entorpecer la visibilidad, haciendo tropezar al tra-
bajador con objetos que están en su camino.
– Si es demasiado ancha le obligará a mantener posturas forzadas de los brazos, lo que
no permitirá un agarre adecuado de la carga.
Además no será posible levantarla del suelo en una postura segura, ya que no puede
ser acercada al cuerpo y por lo tanto mantener la espalda derecha.
– Si la carga es demasiado profunda, aumentará la distancia horizontal, siendo mayor la
fuerza compresiva en la columna vertebral.
a a o á
de una carga

60 cm

50 cm

60 cm

Tamaño máximo recomendable de una carga


521
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Lo más conveniente es que la anchura de la carga no supere la anchura de los hombros


(aproximadamente 60 cm). La profundidad de la carga no debe superar los 50 cm, aunque la
dimensión óptima son 35 cm.
Si se superan los valores (altura, anchura y profundidad) en más de una dimensión, el ries-
go se incrementará.
También el riesgo aumentará si el objeto no posee agarres convenientes.

4.6.1.3. La superficie de la carga


No debe tener elementos peligrosos que puedan provocar lesiones en quien la transporte.
En caso contrario se deberán usar guantes apropiados.
Dichos elementos peligrosos pueden ser: bordes cortantes, carga resbaladiza (en sí misma
o por algún derrame externo), carga demasiado caliente o demasiado fría, etc.

4.6.1.4. Las indicaciones acerca del peso y centro de gravedad de la carga


Deben ir indicadas en el exterior de las mismas, con objeto de tomar precauciones en su
manejo, evitando levantamientos peligrosos.
Si no es así, el trabajador debe ser informado de estos datos por parte de quien corresponda; así
si lleva elementos que puedan moverse, líquidos, o cuando el centro geométrico esté desplazado.
Si la empresa no conoce estos datos deberá solicitarse información al fabricante o sumi-
nistrador de la misma.
Si el centro de gravedad de un objeto está desplazado de su centro geométrico, puede
suceder que se encuentre muy alejado del centro de gravedad del cuerpo del trabajador, au-
mentando de este modo las fuerzas compresivas que se van a generar en los músculos y arti-
culaciones (especialmente en la zona lumbar).

Señalización del centro


de gravedad de una carga

Las cargas deberán tener el centro de gravedad fijo y centrado, en la medida de lo posible. Si
no fuera así, se deberá advertir en una etiqueta o informar de ello al trabajador. Las cargas con
el centro de gravedad descentrado se manipularán con el lado más pesado cerca del cuerpo.
Siguiendo la norma UNE-EN ISO 780:2000 Envases y embalajes. Símbolos gráficos para la ma-
nipulación de mercancías (ISO 780:1997), para indicar el centro de gravedad de la carga –cuando
522 no es idéntico al centro de gravedad sugerido por la forma del embalaje–, se utilizará el símbolo
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

que aparece en la figura anterior, que indica dónde se halla situado el centro de gravedad real,
siendo éste el punto de interacción de tres ejes determinados por el emplazamiento de los sím-
bolos. Dichos símbolos deben ir colocados sobra cada una de las caras de la carga.

4.6.1.5. Los movimientos bruscos o inesperados de las cargas


Hay cargas que pueden moverse de forma brusca o inesperada, como objetos encajona-
dos o amarrados, los cuales pueden soltarse bruscamente durante su manipulación, dando
origen a un riesgo de lesión dorsolumbar.
Cuando se movilizan enfermos o se transportan animales vivos pueden existir también
estos riesgos, ya que pueden realizar movimientos impredecibles cambiando, de este modo,
su centro de gravedad.
Si son manipuladas cargas con estas características se deberá:
– Acondicionar la carga de modo que impida dichos movimientos del contenido.
– Usar grúas mecánicas u otras ayudas similares. Por ejemplo, cuando se transportan enfermos.
– Reducción de los pesos de las cargas manipuladas.
– Manipular en equipo.

4.6.2. En relación con el movimiento realizado


4.6.2.1. Posición de la carga con respecto al cuerpo
Un factor fundamental en la aparición de riesgo por la manipulación manual de las cargas
es el alejamiento de los mismos del centro de gravedad del cuerpo del trabajador.
En este alejamiento intervienen dos factores: la distancia horizontal (H), es decir, la distan-
cia entre el punto medio de las manos al punto medio de los tobillos mientras se está en po-
sición de levantamiento, y la distancia vertical (V): distancia desde el suelo al punto en que las
manos sujetan el objeto. Dichos factores indicarán las «coordenadas» de la situación espacial
de la carga. Cuanto más alejada esté la carga del cuerpo, mayores serán las fuerzas compresi-
vas que se generarán en la columna vertebral y, por tanto, el riesgo de lesión será mayor.
Altura de la cabeza

13 kg 7 kg

Altura del hombro


19 kg 11 kg

Altura del codo


25 kg 13 kg

H Altura de los nudillos

20 kg 12 kg
V
Altura de media pierna

14 kg 8 kg

523
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Cuando se manipulan cargas en más de una zona se tendrá en cuenta la más desfavorable,
para mayor seguridad.
El mayor peso teórico recomendado es de 25 Kg, que corresponde a la posición más favo-
rable de la carga, es decir, pegada al cuerpo, a una altura comprendida entre los codos y los
nudillos.
Por ejemplo, si un trabajador debe manipular una carga que se encuentra en una mesa y la
debe colocar en un estante que se encuentra elevado, el peso teórico recomendado sería de
7 Kg, puesto que la zona más desfavorable de manipulación está comprendida entre la altura
de la cabeza y la altura del hombro del trabajador, y separada del cuerpo.
Para la manipulación de cargas en postura sentada, no deberían manipularse cargas de
más de 5 Kg, siempre que sea en una zona próxima al tronco, evitando manipular cargas a
nivel del suelo o por encima del nivel de los hombros, o hacer giros e inclinaciones del tronco.
Ello es debido a que la capacidad de levantamiento, mientras se está sentado, es menor
que cuando se manejan cargas en posición de pie, ya que no pueden ser utilizadas las piernas
en el levantamiento, el cuerpo no puede servir de contrapeso y el esfuerzo mayor recae en los
músculos, más débiles, de los brazos y tronco.
Además la curvatura lumbar está modificada en esta postura y ello aumenta el riesgo de
lesiones.
Para la manipulación en equipo hay que tener en cuenta que las capacidades individuales
disminuyen debido a la dificultad de sincronizar los movimientos y obstaculización de la vi-
sión de unos a otros. En general, la capacidad de levantamiento es dos tercios de la suma de
las capacidades individuales cuando son dos personas, y la mitad de la suma de las capacida-
des cuando son tres personas.

4.6.2.2. El desplazamiento vertical de la carga


El desplazamiento vertical de una carga es la distancia que recorre la misma desde que se
inicia el levantamiento hasta que finaliza la manipulación.
Cuando se deben almacenar cargas se producen grandes desplazamientos verticales, su-
mado al hecho de que frecuentemente ello va unido a la modificación del agarre.
El desplazamiento vertical ideal de una carga es de hasta 25 cm, siendo considerados per-
mitidos los comprendidos entre la altura de los hombros y la altura de media pierna. Fuera
de estos límites no es recomendada la manipulación. Además no se debe permitir manejar
cargas por encima de 175 cm, que es el límite de alcance para muchas personas.

4.6.2.3. Los giros del tronco


Viene determinado por el ángulo que forman las líneas que
unen los talones con la línea de los hombros.
Ho
Cuanto más grande sea el ángulo más riesgos de lesiones mb
ros
existirán.
30º
Siempre que sea posible los giros no son recomendados; éstos
524 aumentan las fuerzas compresivas en la zona lumbar. Talones
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

4.6.2.4. La inclinación del tronco


La manipulación de una carga con el tronco inclinado aumenta el riesgo de lesión en la
zona, ya que se generan fuerzas compresivas en la zona lumbar mucho mayores que si el
tronco estuviera derecho.

Tronco Tronco
derecho inclinado

Efecto de la carga sobre la columna vertebral

Dicha inclinación puede deberse tanto a una pésima técnica de levantamiento como a una
falta de espacio, fundamentalmente vertical.
La postura correcta al manejar una carga es con la espalda derecha.

SÍ NO

4.6.2.5. El agarre de la carga


Pueden producirse problemas en el agarre de la carga si ésta es redonda, resbaladiza o sus
agarres son deficientes. Podemos encontrar tres posibilidades:
– Si tienen buenos agarres como asas u otro tipo con formas y tamaños que permitan
que la mano se asiente en ellos confortablemente, permaneciendo la muñeca en posi-
ción neutral, sin desviaciones ni posturas incómodas.

525
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Si sus agarres son mediocres, con asas o hendiduras no tan cómodas como en el caso
anterior. O también cargas sin asas que pueden sujetarse flexionando la mano 90º alre-
dedor de la carga.

90º

– Si no tiene agarres claros, la dificultad de manipulación se hace enormemente superior.

4.6.2.6. La frecuencia de la manipulación


Si se hace muy frecuente la manipulación manual de cargas nos vamos a encontrar con
que el trabajador experimentará una elevada fatiga física y, consecuentemente, una mayor
probabilidad de sufrir un accidente ya que los músculos no responderán de modo eficiente
al esfuerzo.
En estos casos el trabajador deberá ocupar el resto de su tiempo laboral en la realización
de actividades que no impliquen la utilización de los mismos grupos musculares.

4.6.2.7. El transporte de la carga


En un turno de 8 horas, los límites de carga acumulada diariamente, en función de la dis-
tancia de transporte, no deben superar los de la siguiente tabla:

Distancia de transporte Kg/día transportados


(en metros) (máximo)

Hasta 10 m 10.000 Kg
Más de 10 m 6.000 Kg

Preventivamente, lo ideal es no transportar una carga a una distancia superior a 1 metro.

4.6.2.8. Las fuerzas de empuje y tracción


Aparte de la intensidad de la fuerza empleada, ésta no se aplicará correctamente si se em-
puja o tracciona una carga con las manos por debajo de la altura de los nudillos o por encima
del nivel de los hombros, ya que fuera de estos límites, el punto de aplicación de las fuerzas
526 será excesivamente alto o bajo.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

A modo indicativo, no deben superarse los siguientes valores:


– Para poner en movimiento o parar una carga: 25 Kg (aproximadamente 250 N).
– Para mantener una carga en movimiento: 10 Kg (aproximadamente 100 N).

4.6.2.9. Las pausas o períodos de recuperación


Es conveniente realizar pausas adecuadas, preferiblemente flexibles, ya que las fijas y obli-
gatorias suelen ser menos efectivas para aliviar la fatiga.
También es conveniente la rotación de tareas, con cambios en la actividad física que impli-
quen diferentes grupos musculares.

4.6.2.10. El ritmo impuesto por el proceso


Un ritmo de trabajo impuesto hace que el trabajador padezca una fatiga mayor. Lo ideal
es que el mismo trabajador pueda regular su ritmo de trabajo cuando realiza tareas de mani-
pulación de cargas.

4.6.2.11. La inestabilidad de la postura


Si la tarea es realizada en una postura inestable, nos encontramos con la posibilidad de
pérdida de equilibrio, de tensiones en músculos y articulaciones con el consiguiente riesgo
para el trabajador.

4.6.3. En relación con las condiciones en las que se desarrolla la manipulación


4.6.3.1. Los suelos resbaladizos o desiguales
Pueden aumentar los riesgos de que se produzcan tropiezos o resbalones, impidiendo los
movimientos seguros y firmes. Además el pavimento no debe presentar desniveles ni irregu-
laridades que impidan el buen agarre del calzado.

4.6.3.2. El espacio insuficiente


Las restricciones de espacio darán lugar a giros e inclinaciones del tronco muy peligrosas
por el riesgo de lesión.

4.6.3.3. Los desniveles de los suelos


Si se deben subir escalones o cuestas en la manipulación de cargas, el riesgo de lesión au-
mentará, pues los movimientos se hacen más complicados y se crean fuerzas estáticas en los
músculos y articulaciones de la espalda.
El RD 486/1997, en su artículo 9.5, prohíbe el transporte y la manipulación de cargas por o
desde escaleras de mano cuando su peso o dimensiones puedan poner en peligro la seguri-
dad del trabajador.
527
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

4.6.3.4. Las condiciones termohigrométricas extremas


Si la temperatura es demasiado alta, durante la tarea de manipulación el trabajador puede
experimentar un estado de fatiga mucho antes de lo normal y, además, con la transpiración
de las manos, aumentará el riesgo en el agarre de la carga, con peligro de soltarse y provocar
una lesión. En estos casos es necesario un adecuado reposo fisiológico.
Si la temperatura es demasiada baja, los músculos se entumecerán, especialmente de bra-
zos y manos, y se dificultarán los movimientos, con el consiguiente peligro de lesión. En estos
casos el trabajador estará suficientemente abrigado y procurará no realizar movimientos brus-
cos o violentos antes de haber calentado los músculos.
De cualquier modo, se aconseja, en la medida de lo posible, mantener la temperatura den-
tro de unos rangos confortables.
El citado RD 486/1997, sobre lugares de trabajo recomienda que en locales interiores el
rango de temperaturas para trabajos manuales ligeros se encuentre entre 14º y 25 ºC.
Si estas temperaturas varían, o las condiciones de la carga son especiales (cargas pesadas,
manipulación frecuente u otras dificultades), es conveniente que expertos analicen la situa-
ción y valoren el riesgo que pueda producirse.
Si los lugares de trabajo son al aire libre o no puedan ser cerrados, deben tomarse medidas
para la protección de los trabajadores.
La humedad relativa también desempeña un papel importante, y para hacer óptimo el
desarrollo del trabajo ésta debe situarse entre el 30 y el 70%.

4.6.3.5. Las ráfagas de viento fuertes


Pueden ser peligrosas en dos sentidos. Por un lado, pueden enfriar el cuerpo y entumecer-
lo rápidamente. Y por otro pueden hacer desequilibrar las cargas, especialmente cuando su
forma es laminar o tienen un gran volumen.
Normalmente ocurre en exteriores, en las inmediaciones de edificios, ya que éstos pueden
cortar el viento.

4.6.3.6. La iluminación deficiente


La falta de visibilidad apropiada durante el traslado de material puede aumentar el riesgo
de que se produzcan tropiezos o accidentes, al no calcular adecuadamente la posición y dis-
tancia debido a deficiente iluminación o posibles deslumbramientos.

4.6.3.7. Las vibraciones


Pueden producir molestias, dolores y hasta lesiones en la columna vertebral, fundamen-
talmente, pero también en otras articulaciones del cuerpo. Si el traslado y manipulación del
material se realiza sobre superficies que estén sometidas a vibraciones, el riesgo para la zona
dorsolumbar aumenta considerablemente.

4.6.3.8. Los equipos de protección individual


No deberán interferir en la capacidad del trabajador para realizar movimientos, ni impedir
528 la visión o dificultarla, ni disminuirán la destreza manual.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

Hablamos de prendas de protección completas, que pueden entorpecer los movimientos;


de gafas, máscaras, etc., que si son muy voluminosas pueden afectar la visibilidad; de guantes
inapropiados que afecten a la correcta sujeción de la carga; de bolsillos, cinturones u otros
elementos fáciles de enganchar, con el riesgo de accidentes.

4.6.3.9. El calzado
Debe ser antideslizante, con protección adecuada del pie contra la caída de objetos, esta-
ble y no debe provocar caídas.

4.6.4. Tareas peligrosas


4.6.4.1. Tareas peligrosas para personas con problemas de salud
Se deberán evaluar los riesgos si el trabajador es especialmente sensible por sus caracterís-
ticas personales o su estado biológico, tales como molestias o lesiones de espalda.

4.6.4.2. Tareas que requieren capacidades físicas inusuales del trabajador


Ya se comentó que las mujeres, en su conjunto, tienen menor capacidad de aplicar fuerza
en el levantamiento (aproximadamente 2/3 de la capacidad de los hombres, en conjunto).
También los trabajadores jóvenes o mayores de 45 años.
Por lo tanto, no deben diseñarse tareas que supongan riesgo para la mayoría de los traba-
jadores implicados.

4.6.4.3. Tareas peligrosas para mujeres embarazadas


Las mujeres que manejan habitualmente cargas en su puesto de trabajo deberán evitarlas
durante el embarazo y hasta tres meses posteriores al parto.
La espalda de éstas se encuentra dolorida y expuesta a un esfuerzo adicional por la sobre-
carga del peso del hijo. Además los cambios hormonales que se producen pueden afectar a
ligamentos, aumentando el riesgo de lesión muscular.

4.6.5. La formación e información insuficientes


Es también un factor de riesgo considerable al no encontrarse el trabajador capacitado
para comprender las situaciones, con riesgo de lesión, en que se puede encontrar.

4.7. Método para el levantamiento manual y traslado de cargas


Como regla general es preferible manipular las cargas cerca del cuerpo, a una altura com-
prendida entre la altura de los codos y los nudillos, ya que de este modo disminuye la tensión
en la zona lumbar.
Si las cargas que deben ser manipuladas están situadas en el suelo o cerca del mismo, se
utilizarán las técnicas de manejo de cargas que permitan utilizar los músculos de las piernas
más que los de la espalda. 529
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

A continuación expondremos el procedimiento general para el levantamiento de cargas


en situaciones normales; cuando manipulemos objetos especiales como barriles o cuando
levantemos enfermos u otro, deberemos desarrollar técnicas específicas.

4.7.1.1. Planificación del levantamiento


– Seguir las indicaciones indicadas en el embalaje acerca de los posibles riesgos de la car-
ga, como centro de gravedad inestable, líquidos en su interior o materiales peligrosos.
– Si no aparecen indicaciones, observar bien la carga: su tamaño, posible peso, zonas de
agarre, puntos peligrosos... probar a alzar un lado para tener una cierta idea de su peso.
– Si el peso fuera excesivo buscar ayuda si es que no pueden usarse medios mecánicos.
– Usar el equipo y calzado apropiado.

4.7.1.2. Colocación de los pies


Separar los pies para adquirir una postura estable y equilibrada para el levantamiento co-
locando un pie más adelantado que el otro en la dirección del movimiento.

4.7.1.3. Postura de levantamiento


– Doblar las piernas manteniendo la espalda recta y el mentón metido. No flexionar de-
masiado las rodillas.
– No girar el tronco ni adoptar posturas forzadas.

4.7.1.4. Agarre firme


Sujetar firmemente la carga empleando ambas manos, mantener la carga pegada al cuer-
po. El mejor agarre es probablemente el agarre de gancho, aunque esto depende de cada
trabajador, lo importante es que sea seguro.
Cuando se deba cambiar el agarre, hacerlo suavemente o apoyando la carga en alguna
superficie, con mucha atención ya que ello puede crear situaciones de peligro.

4.7.1.5. Levantamiento suave


Alzarse con suavidad, por extensión de las piernas, manteniendo la espalda derecha. No
dar tirones a la carga ni moverla bruscamente.

4.7.1.6. Evitación de giros


No realizar giros, es preferible mover los pies para colocarse en la posición adecuada.

4.7.1.7. Carga pegada al cuerpo


Mantenerla pegada al cuerpo durante todo el proceso de levantamiento.
530
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

4.7.1.8. Deposición de la carga


– Si el levantamiento es desde el suelo hasta una postura importante de altura, por ejem-
plo la altura de los hombros o incluso más, apoyar la carga a medio camino para poder
cambiar el agarre.
– Depositar la carga y después ajustar su posición, si fuera necesario.
– Realizar levantamientos con paradas durante el mismo.

531
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

5. La gestión de equipos de protección individual (EPIS) en


centros sanitarios
El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) en una Nota Técnica
de Prevención (NTP 572) ha realizado el estudio de la gestión de los equipos de protección
individual (EPI) en los Centros Sanitarios.

Tal como se indica en el artículo 17 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, cuando


los riesgos no se puedan evitar o no puedan limitarse suficientemente por medios técnicos
de protección colectiva o mediante medidas, métodos o procedimientos de organización del
trabajo, tal como ocurre con frecuencia en los centros sanitarios frente al riesgo biológico, el
empresario deberá proporcionar a sus trabajadores equipos de protección individual adecua-
dos para el desempeño de sus funciones y velar por el uso efectivo de los mismos.

Por otro lado, los equipos de protección individual, tal y como establece el RD 773/1997
relativo a su utilización, proporcionarán una protección eficaz frente a los riesgos que motivan
su uso, sin suponer por sí mismos u ocasionar riesgos adicionales ni molestias innecesarias.
Para ello deben:

a) Responder a las condiciones existentes en el lugar de trabajo.

b) Tener en cuenta las condiciones anatómicas y fisiológicas y el estado de salud del


trabajador.

c) Adecuarse al usuario, tras los ajustes necesarios. En el caso de que existan riesgos múl-
tiples que exijan la utilización simultánea de varios equipos de protección individual,
éstos deberán ser compatibles entre sí y mantener su eficacia en relación con el riesgo
o riesgos correspondientes.

5.1. Gestión de los EPI frente al riesgo biológico


Antes de la implantación de una prenda de protección individual frente a una determina-
da situación de riesgo, debe tenerse en cuenta una serie de aspectos para que la utilización
de dicha protección sea lo más acertada posible. Así deberán contemplarse: la necesidad de
uso, la elección del equipo adecuado, la adquisición, la normalización interna de uso, la distri-
bución y la supervisión.

5.1.1. Necesidad de uso


La necesidad de utilizar equipos de protección individual frente al riesgo biológico en un
centro sanitario deriva de la imposibilidad técnica o económica de instalar una protección
colectiva eficaz. Por todo ello debe llevarse a cabo la evaluación de riesgos en el conjunto
del centro sanitario, de modo que permita identificar los puestos de trabajo o actividades en
los que se puede presentar dicho riesgo. En la siguiente tabla expuesta por la Nota Técnica
de Prevención se detalla a modo de ejemplo el posible riesgo biológico existente en los dife-
rentes servicios o áreas de un centro hospitalario, indicando las protecciones recomendadas.
532
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

Protecciones recomendadas en función de los servicios o áreas de trabajo y el riesgo bio-


lógico existente.

Servicio Riesgo biológico Protecciones recomendadas


– Manipulación de muestras biológicas – Ropa de trabajo.
contaminadas. – Utilizar doble guante.
– Riesgo de pinchazos o cortes. – Lentes protectoras y mascarilla quirúrgica.
Anatomía
– Formación de aerosoles y/o salpicaduras. – Si es posible, vestimenta de un solo uso.
Patológica
– Frente a salpicaduras o aerosoles utilizar:
gafas protectoras herméticas y mascarilla,
o preferiblemente pantallas de seguridad.
– Manipulación de muestras biológicas – Bata quirúrgica de manga larga con puños.
contaminadas. – Guantes industriales.
– Riesgo de pinchazos o cortes. – Botas o cubrezapatos desechables.
Autopsias – Formación de aerosoles y/o salpicaduras. – Delantal ligero de tejido que retenga el agua.
– Frente a salpicaduras o aerosoles utilizar:
gafas protectoras herméticas y mascarilla,
o preferiblemente pantallas de seguridad.
– Contacto con sangre. – Ropa de trabajo.
– Riesgo de pinchazos o cortes. – Guantes de un solo uso.
Banco de
Sangre – Peligro de salpicaduras. – Frente a salpicaduras o aerosoles utilizar:
gafas protectoras herméticas y mascarilla,
o pantallas de seguridad.
– Contacto con sangre. – Bata cerrada.
– Riesgo de pinchazos o cortes. – Guantes de un solo uso.
Hemodiálisis – Formación de aerosoles y/o salpicaduras. – Frente a salpicaduras o aerosoles utilizar:
gafas protectoras herméticas y mascarilla,
o pantallas de seguridad.
Consultas – Posible manipulación de pacientes o – Ropa de trabajo.
externas muestras contaminadas. – Guantes de un solo uso cuando sea necesario.
– Posible manipulación de pacientes o – Ropa de trabajo.
muestras contaminadas. – Guantes de un solo uso.
UCI – Contacto con sangre. – Frente a salpicaduras o aerosoles utilizar:
– Riesgo de pinchazos o cortes. gafas protectoras herméticas y mascarilla,
– Peligro de salpicaduras. o pantallas de seguridad.

Operaciones – Manipulación de material posible- – Ropa de trabajo.


previas a la mente contaminado. – Guantes de un solo uso.
esterilización – Riesgo de pinchazos o cortes.
– Posible manipulación de muestras – Las batas, pijamas de trabajo, delantales etc.
contaminadas. serán de tejido adecuado y su diseño permitirá
– Contacto con sangre y otros líquidos la máxima protección. Las batas de laboratorio
orgánicos. serán cerradas por delante y con puños elásticos.
– Formación de aerosoles y gotículas. – Guantes de un solo uso.
Laboratorios – Riesgo de pinchazos o cortes. – Frente a salpicaduras o aerosoles utilizar:
incluidos los de gafas protectoras herméticas y mascarilla,
microbiología o pantallas de seguridad.
– Cuando sea necesario, utilización de dis-
positivos de protección respiratoria.
– Cuando exista riesgo de producción de
bioaerosoles trabajar en Cabina de Segu-
ridad Biológica. (1)
533
.../...
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

.../...
– Posible manipulación de pacientes o – Mascarilla quirúrgica.
muestras contaminadas. – Gorro.
– Contacto con sangre y otros líquidos – Guantes de un solo uso quirúrgico.
orgánicos.
Quirófanos – Delantal impermeable, cuando se consi-
– Formación de aerosoles y gotículas. dere necesario.
– Riesgo de pinchazos o cortes. – Frente a salpicaduras o aerosoles utilizar:
gafas protectoras herméticas y mascarilla,
o pantallas de seguridad.
– Posible manipulación de pacientes – Ropa de trabajo.
Rehabilitación contaminados. – Guantes de un solo uso, cuando sea
necesario.
Servicios – Posible manipulación de pacientes o – Ropa de trabajo.
Hospitalarios muestras contaminadas. – Guantes de un solo uso, cuando sea necesario.
– Posible manipulación de pacientes o – Ropa de trabajo.
Urgencias muestras contaminadas. – Guantes de un solo uso.
– Riesgo de pinchazos o cortes.
Medicina – Posible manipulación de muestras – Ropa de trabajo. (2)
Nuclear contaminadas. – Guantes de un solo uso.
– Posible manipulación de muestras y – Ropa de trabajo.
Oncología pacientes contaminados. – Guantes de un solo uso.
Radiología – Riesgo de pinchazos o cortes. – Ropa de trabajo. (2)
– Riesgo de pinchazos o cortes. – Ropa de trabajo. (2)
Radioterapia
– Guantes de un solo uso
– Antes de efectuar cualquier trabajo de Indumentaria básica:
mantenimiento debería hacerse una – Ropa de trabajo.
Mantenimiento
valoración del riesgo y adoptar la pro-
tección adecuada al mismo. (3) – Trabajar con guantes industriales.

Personal de – Contacto con muestras contaminadas. – Ropa de trabajo.


limpieza – Riesgo de pinchazos o cortes. – Trabajar con guantes industriales.
Diagnóstico – Posible manipulación de muestras – Ropa de trabajo.
por imagen contaminadas. – Guantes de un solo uso, cuando sea necesario.
– Posible contacto directo con muestras – Ropa de trabajo.
Dermatología y pacientes contaminados. – Guantes de un solo uso.
– Posible contacto directo con pacientes – Ropa de trabajo.
Pediatría y muestras contaminadas. – Guantes de un solo uso.
– Posible contacto directo con pacientes – Ropa de trabajo.
Psiquiatría contaminados. – Guantes de un solo uso.
– Contacto directo con mucosas, fluidos – Guantes de un solo uso.
corporales, secreciones naso-faríngeas – Mascarillas desechables que cubran la
y respiratorias. boca y la mucosa nasal.
– Formación de aerosoles. – Frente a salpicaduras o aerosoles utilizar:
– Riesgo de pinchazos o cortes. gafas protectoras herméticas y mascarilla,
Odontología
o pantallas de seguridad.
– Ropa de trabajo cómoda y cerrada por de-
lante, que resista lavados a 80 ºC.
– Para trabajos con muchas salpicaduras uti-
lizar delantales plásticos desechables.
534
.../...
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

.../...
Manipulación de – Pinchazos o heridas en las manos. – Ropa y calzado de trabajo.
residuos – Guantes industriales.
biosanitarios
– Arañazos y mordeduras. – Ropa de trabajo.
– Aspiración de aerosoles. – Guantes. (4)
Trabajo con
– Proyecciones a las mucosas. – Botas de goma.
animales de
experimentación – Riesgo de pinchazos o cortes. – Mascarilla desechable.
– En áreas de cuarentena: guantes gruesos
de trabajo y mascarilla de alta eficacia.

(1) Es recomendable también la utilización de vitrinas de extracción adecuadas.


(2) Cuando se habla de protecciones barrera en estos casos se sobreentiende que se añaden a la utili-
zación de ropa y protección adecuada frente a las radiaciones.
(3) Por ejemplo, en los servicios de fontanería, existe el peligro de un posible contacto con residuos
orgánicos vertidos en el desagüe procedentes de todo tipo de enfermos.
(4) Cuando sea necesario, para evitar arañazos y mordeduras, se utilizarán guantes gruesos.

5.1.2. Elección del equipo adecuado. Adquisición del EPI


Para la elección de los EPI debe comprobarse cuál es el grado necesario de protección que
precisan las diferentes situaciones de riesgo y el grado de protección que ofrecen los distin-
tos equipos frente a estas situaciones valorando las disponibilidades que el mercado ofrece
con el fin de que se ajusten a las condiciones y prestaciones exigidas. Su idoneidad y eficacia
vienen garantizadas por su conformidad con las exigencias contempladas en el Real Decreto
1407/1992 relativo a la comercialización de equipos de protección individual y que le sean
aplicables. En él se exige como requisito indispensable para que un EPI pueda comercializarse
y ponerse en servicio, que garantice la salud y la seguridad de los usuarios, sin poner en peli-
gro la salud ni la seguridad de las demás personas. Todos los EPI que cumplan estos requisitos
y se comercialicen de acuerdo con dicho Real Decreto, irán identificados con el marcado “CE”.
En cualquier caso, los trabajadores y sus representantes deben ser consultados al proceder
a la adquisición de los EPI. La práctica indica que la aceptación de un modelo determinado por
parte del usuario es fundamental para garantizar su uso posterior.

5.1.3. Normalización interna de uso


Para la correcta utilización de los EPI adquiridos interesa, además de seguir las instruccio-
nes contenidas en el folleto informativo, establecer un procedimiento normalizado de uso,
que informe de manera clara y concreta sobre los siguientes aspectos:
– Zonas o tipo de operaciones en que debe utilizarse.
– Instrucciones sobre su correcto uso.
– Limitaciones de uso, en caso de que las hubiera.
– Instrucciones de almacenamiento.
– Instrucciones de limpieza.
– Instrucciones de conservación.
535
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Fecha o plazo de caducidad del EPI o de sus componentes.


– Criterios, si los hubiere, de detección del final de su vida útil.
Unas normas generales para el uso de los elementos barrera en centros sanitarios se des-
criben en la siguiente tabla expuesta en la Nota Técnica de Prevención, en la que se incluyen
equipos clasificables como EPI y otros que no lo son.

Protección de ojos Ropa de Mascarillas


Funciones Guantes
y cara protección quirúrgicas (1)

Uso de delantal en
En caso de posible En caso de posible En caso de posible
caso de posible
Generales contacto con lí- contacto con lí- contacto con líquidos
contacto con
quidos biológicos. quidos biológicos. biológicos.
líquidos biológicos.

En caso de posible En caso de posible


Aislamiento de Obligatorio Uso obligatorio
contacto con lí- contacto con líquidos
contacto siempre. de bata.
quidos biológicos. biológicos.

Uso de delantal
En caso de posible En caso de posible Obligatorio siempre
Aislamiento en caso de posible
contacto con lí- contacto con lí- antes de entrar en la
Respiratorio (2) contacto con lí-
quidos biológicos. quidos biológicos. habitación.
quidos biológicos.

Normas generales de utilización de los elementos barrera en centros sanitarios

(1) La utilización de mascarilla quirúrgica es una acción encaminada exclusivamente a proteger la


pieza o muestra manipulada, aunque puede evitar la penetración por vía digestiva y respiratoria de
salpicaduras.
(2) Aquí sólo se tiene en cuenta el aislamiento respiratorio efectuado para la protección de los pacien-
tes que por el tratamiento recibido están inmunodeprimidos y en consecuencia deben estar aislados
de toda contaminación. En el caso de aislamiento de pacientes aquejados de enfermedades infecciosas
respiratorias, en lugar de mascarilla quirúrgica, que sólo protege al paciente, el personal sanitario debe-
rá utilizar mascarillas autofiltrantes con válvula.

Por otro lado, es habitual la utilización de algunos EPI de forma permanente, como es el caso
de los guantes cuando existe contacto directo con pacientes, muestras o fluidos biológicos.
536
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

5.1.4. Distribución
Los EPI están destinados en principio a un uso personal. Debe tenerse en cuenta que los
EPI han de ajustarse a las características anatómicas de cada trabajador, lo que ha de consi-
derarse en el momento de su adquisición. A su vez, cada usuario debe ser responsable del
mantenimiento y conservación del equipo que se le entrega y ser informado e instruido sobre
las características y uso del mismo. Ello sólo es posible si la asignación de los equipos es per-
sonalizada y se establece un mecanismo de seguimiento y control.
Sin embargo, en algunas áreas, y considerando sus condiciones específicas de trabajo, los
EPI pueden ser utilizados por varios usuarios a la vez (véase la siguiente tabla). En el caso de
que esto ocurra deberán tomarse las medidas necesarias para que ello no origine problemas
de salud o de higiene a los distintos trabajadores. Cuando ello no pueda garantizarse, se sus-
tituirán aquellas partes del mismo que sean necesarias, como sería el caso del grupo D de la
siguiente tabla expuesta en la Nota Técnica de Prevención. La gestión de los EPI utilizados
por distintas personas recae en el Servicio de Prevención. Tomando el laboratorio a modo de
ejemplo, y en función de los riesgos más frecuentes en el mismo, se indica un posible modelo
de distribución:
– Equipos de uso general (como los guantes de látex): se distribuirán por todas las uni-
dades del laboratorio, teniendo en cuenta que puede haber personal cuya estancia en
el mismo sea eventual (contratos temporales, estudiantes en prácticas o becarios). Una
vez se hallen en uso, se considerarán asignados de forma personalizada. Hay que tener
en cuenta que algunos de estos equipos son de un solo uso, con lo que el problema de
la “personalización” carece de sentido.
– Gafas de seguridad: aunque no se establezca su obligatoriedad con carácter general,
se recomienda su asignación personalizada a todo el personal del laboratorio, dispo-
niéndose siempre de un excedente para el personal eventual. Es importante que quede
claramente establecida la protección que ofrecen.
– Viseras, delantales y ropa de protección específica: suelen tener un uso esporádico
y puntual. Deberá disponerse de un stock mínimo en un almacén centralizado y su
asignación tendrá carácter personal o no, según cada caso.
– Equipos de protección respiratoria: tendrán siempre una asignación personalizada.
Las mascarillas autofiltrantes desechables se guardarán en un almacén centralizado;
pero conforme vayan solicitándose se considerarán de uso personalizado.

A Desechables Guantes de un solo uso

B Reutilizables de asignación personal Gafas, mascarillas autofiltrantes y batas.

Equipos de uso específico y esporádico. Su intercambio


Reutilizables e intercambiables con
C no representa un riesgo para la salud: delantales, man-
control general
diles, pantallas faciales.

Equipos de uso específico y esporádico. Su intercambio


Reutilizables e intercambiables con
D puede representar un riesgo para la salud: máscaras,
control específico
equipos autónomos y semiautónomos.

Clasificación de equipos de protección considerando


el carácter personalizado o no de su utilización
537
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

5.1.5. Supervisión e implantación


Es necesaria la intervención en todo el proceso, desde su elección hasta la correcta utiliza-
ción y posterior mantenimiento de los EPI, del Servicio de Prevención o de un responsable téc-
nico de la unidad correspondiente. Entre sus funciones deberá estar también la distribución
de los distintos equipos y el mantenimiento de un stock suficiente.
La implantación satisfactoria de un programa de gestión de equipos de protección indivi-
dual en un centro sanitario, ha de comprender, entre otros, los siguientes aspectos:
– Mantenimiento de un stock mínimo de todos los EPI, ya que cuando se requiere su
utilización no se puede recurrir a otro sistema de protección.
– Facilitar una formación e información en materia de EPI adecuada a todo el personal con
riesgo biológico. Para ello se realizarán actividades formativas e informativas en las que
se darán a conocer los diferentes equipos disponibles, tanto de uso personalizado como
no, obligatoriedad de utilización, recomendaciones y mantenimiento de los mismos.
– Todo el personal deberá conocer y disponer por escrito de un documento en el cual
se indique el número y tipo de equipos disponibles, además de los que se entreguen
personalmente, las situaciones y operaciones en las que es obligatorio su uso, las con-
diciones de utilización y mantenimiento, el lugar de almacenamiento y todos aquellos
procedimientos necesarios para su gestión.
– Los equipos deben entregarse con acuse de recibo, adjuntando por escrito las instruc-
ciones de utilización cuando se considere necesario.
A fin de aumentar la eficacia en el uso de estos equipos y, por otro lado, cuando el usua-
rio no es un profesional experto (por ejemplo, personal en prácticas, internos, residentes) es
relativamente corriente que en los diferentes servicios haya normas que obliguen al uso per-
manente de ciertos equipos, principalmente, y por este orden, guantes, gafas o mascarillas
autofiltrantes. Aparte, deben considerarse aquellos servicios en los que debido a los riesgos
específicos existentes haya una obligatoriedad permanente en el uso de otros equipos.
Por otro lado, y en este aspecto es importante la labor de formación e información, el personal
expuesto a riesgo biológico debe distinguir claramente entre los equipos de protección individual
y los equipos destinados a la protección del producto (paciente o muestra manipulada), ya que su
uso puede generar confusión como ocurre con el empleo de mascarillas de tipo quirúrgico, desti-
nadas a evitar contaminaciones de material estéril (protección del producto) y el uso de mascarillas
autofiltrantes desechables destinadas a evitar la exposición laboral (protección del trabajador).

5.2. Conclusiones
La correcta utilización de los EPI frente al riesgo biológico en el medio laboral sanitario
como herramienta de protección complementaria a las medidas generales de tipo higiéni-
co, organizativas, de aislamiento y vacunación, es aun hoy en día una asignatura pendiente.
Sin embargo, con el descubrimiento en los años 80 del virus de inmunodeficiencia humana,
causante del SIDA, el personal sanitario empezó a tener conciencia del riesgo profesional que
supone la exposición a determinados agentes biológicos. Este hecho fue el detonante para
que la cultura preventiva frente al riesgo biológico cambiara y en consecuencia se empezaron
538 a utilizar protecciones personales adecuadas.
CAPÍTULO 22. ESTUDIO DE LOS RIESGOS LABORALES MÁS IMPORTANTES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE CELADOR [[[[\

A esta situación no son ajenos una serie de aspectos que se enumeran en los siguientes
puntos:
1. En el ámbito sanitario existe una marcada tendencia a confundir los equipos destina-
dos a evitar la contaminación del material estéril, de un producto, de una muestra o de
un paciente, con los destinados a la protección del trabajador, usándose aquéllos como
protecciones personales frente al riesgo biológico, cuando en la mayoría de situaciones
no sólo no son eficaces, sino que provocan la sensación de falsa protección frente al
riesgo. Un ejemplo típico en este sentido es la utilización de mascarillas quirúrgicas
para la protección frente la inhalación de un bioaerosol infeccioso.
2. No existen en el mercado comunitario EPI destinados es-
pecíficamente a este tipo de protección. En el caso de las
protecciones respiratorias, la teórica necesidad de emplear
filtros HEPA para filtrar el aire que contenga bioaerosoles
parece una medida lógica desde el punto de vista preven-
tivo; sin embargo, ante la falta de este tipo de filtros, se vie-
nen empleando y recomendando filtros o mascarillas auto-
filtrantes para partículas tipo P3.
3. En la actualidad no existen guantes específicos frente al
riesgo biológico. Se cree que los guantes que protegen
contra los productos químicos, constituyen una barrera
efectiva contra los riesgos microbiológicos.
4. El uso incorrecto de la ropa y uniformes de trabajo, como sucede habitualmente, anula
su posible función de protección.
5. Algunas de las actividades que se realizan en la práctica de la asistencia sanitaria se verían
seriamente dificultadas, sino impedidas, por la utilización de los EPI adecuados al riesgo
de la situación. No sería posible, por ejemplo, el adecuado contacto en una palpación o el
diálogo con el paciente infectado. También debe considerarse el impacto que produciría
a un paciente infeccioso la aparición de personal sanitario pertrechado con EPI respirato-
rios técnicamente adecuados. En estos casos debe preverse la utilización de otro tipo de
barreras o medidas organizativas que reduzcan en lo posible la exposición.
6. En muchos casos el riesgo no se puede eliminar completamente. La manipulación de
una jeringa con aguja es en sí misma una situación peligrosa, ya que aunque se tenga
experiencia y se conozca perfectamente el procedimiento y los movimientos a realizar,
siempre existirá la posibilidad de un pinchazo o una rozadura con la aguja, situación
sólo eliminable mediante la utilización de EPI específicos frente a ello, por otro lado,
totalmente fuera de lugar.
7. Deben tenerse en cuenta los aspectos subjetivos relacionados con la edad y aspecto
del paciente. Es habitual tomar medidas de protección frente a algunos pacientes (con
bajo nivel de aseo, tatuajes o mal aspecto de su vestimenta) y no utilizarlas frente a
otros (niños de corta edad o personas educadas con aspecto externo excelente).
8. En el trato con enfermos, deben aplicarse las misma precauciones universales que al
manejar muestras biológicas, es decir tratar todos los casos como si fuesen potencial-
mente infecciosos para los virus de inmunodeficiencia humana, hepatitis B y hepatitis C
y otros agentes patógenos transmitidos por sangre. En estos casos la protección frente
al riesgo biológico es esencial. 539
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son4:
2Quién designa las medidas de emergencia (Servicio de Salud Castilla y León –
SACYL–, convocatoria 2009).
2Evitar accidentes laborales, inclinación del tronco, peso máximo en la manipulación
de cargas, eliminación de agujas usadas, recomendaciones del INSHT, altura idónea
para la manipulación, pasos para levantar una carga, colocación de los pies para le-
vantar una carga, centro de gravedad, movilizar cargas pesadas, características de los
equipos de protección individual, postura correcta de manipular una carga, medios
mecánicos (Servicio Andaluz de Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2Principios en la manipulación de la carga, colocación de cargas (Servicio Gallego de
Salud –SERGAS–, convocatoria 2007).
2Concepto de ergonomía geométrica, colocación de cargas, protocolo ante un pin-
chazo con una aguja hipodérmica, medidas de prevención, ayudas técnicas, peso
máximo en la manipulación de cargas, accidentes de riesgo biológico (Servicio
Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2 Postura para levantar una carga (Servicio de Salud de las Illes Balears –IBSALUT–,
convocatoria 2010).
2 Características de la manipulación manual de cargas, calzado en la manipulación de
cargas, exigencias en torno al EPI (Servicio Vasco de Salud –OSAKIDETZA–, convo-
catoria 2009).
2Concepto de higiene, gestión de residuos, residuos radiactivos, concepto de ergono-
mía (Servicio Extremeño de Salud –SES–, convocatoria 2009).
2Secuencia correcta a la hora de levantar objetos (Servicio Murciano de Salud –SMS–, con-
vocatoria 2009).
2 Gestión de residuos (Servicio Aragonés de Salud –SALUD– convocatoria 2010).

540
23
Actuación del
Celador en el Plan de
Emergencia de una
Institución Sanitaria

1. Introducción
2. Los planes de emergencia. Conceptos básicos. Medidas preventivas
3. Medios técnicos de protección
23

4. Actuaciones a adoptar en caso de incendio


5. Seguridad en los centros sanitarios. Actuación de los Celadores
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

1. Introducción
Como señala la Nota Técnica de Prevención (NTP) 045 –Plan de Emergencia contra
Incendios– del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), se debe partir
del hecho de que la multitud de variables que confluyen en un plan de emergencia contra
incendios, imposibilita el diseño de un plan tipo que sirva para todas las situaciones y activida-
des. Sin embargo, se pueden establecer las pautas y principios básicos que deben seguirse en
el diseño de cualquier plan, para que tenga posibilidades de éxito. Se exponen a continuación:

1.1. Organización contra incendios


Los planes de emergencia son una parte de la gestión empresarial del riesgo de incendio.
La organización contra incendios tiene dos objetivos:
– Minimizar el número de emergencias contra incendios.
– Controlar con rapidez las emergencias para que sus consecuencias sean mínimas.
Ante una determinada situación de riesgo, el plan o planes de emergencia contra incen-
dios, pueden ser enunciados como la planificación y organización humana para la utilización
óptima de los medios técnicos previstos, con la finalidad de reducir al máximo las posibles
consecuencias económicas y humanas de la emergencia.

1.2. Tiempo de actuación


En caso de emergencia se realizan toda una serie de acciones para limitar sus consecuencias:
evacuar, intentar la extinción con medios propios, avisar a bomberos, etc. Una de las claves en el éxi-
to de dichas acciones es tener presente que cualquier acción que vaya a tomar, implica un tiempo
de retardo, durante el cual la emergencia se ha desarrollado y su control se hace cada vez más difícil.
Los tiempos de detección, alarma y evacuación forman eslabones de una cadena. La cadena
puede romperse por el eslabón más débil y en ese caso el plan fallará. Antes de alcanzar el punto
de intervención transcurrirá un tiempo invertido en detectar el incendio, alarmar a las personas
que vayan a intervenir y en que dichas personas se preparen y preparen los medios apropiados.

1.3. Funciones o acciones y variables


Dependiendo de las variables que confluyan en el riesgo, existe toda una gama de accio-
nes que se pueden adoptar. Para su mejor compresión se relacionan de forma no exhaustiva,
conforme las expone la NTP 045 mencionada:
Posibles variables:
1. Gravedad de la emergencia:
– Falsa alarma.
– Conato de incendio.
– Incendio grave.
– Gran emergencia.
542
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

2. Efectivos propios disponibles:


– A turno completo.
– Turno limitado.
– Por la noche.
– Periodos especiales: festivos, vacaciones, etc.
3. Ayudas exteriores (Bomberos o empresas vecinas):
– Dotación.
– Calidad.
– Tiempo de intervención.

4. El coste económico de las posibles pérdidas.


5. Tipo de ocupación.
– Numerosa (por ejemplo, oficinas).
– Inorganizable (por ejemplo, grandes almacenes, y salas de espectáculos).
– Inevacuable (por ejemplo, hospitales y cárceles).
6. Medios técnicos de que se dispone: extintores, equipos de manguera, detección automá-
tica, alarmas, extinción fija, etc.
7. Ubicación de la emergencia:
– Zona sectorizada.
– Lugar de difícil acceso (por ejemplo, sótanos o plantas en altura).
– Instalaciones peligrosas alrededor.
– Vecinos a los que hay que avisar (por ejemplo, industrias, en edificios de viviendas).
– Etc.
543
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Posibles acciones a desarrollar:


1. Valorar la gravedad de la emergencia.
2. Luchar contra el fuego con extintores.
3. Luchar contra el fuego con equipos de manguera.
4. Avisar a ayudas externas.
5. Recibir ayudas externas e informarles.
6. Evacuar.
7. Asistir a heridos.
8. Bajar ascensores a planta baja.
9. Avisar a cierto personal de la empresa (por la noche).
10. Reaprovisionamiento de material contra incendios.
11. Impedir la entrada a curiosos.
12. Contactos con la prensa, etc.
Dependiendo de las variables del riesgo, deben decidirse las acciones a emprender en
cada caso. Es lógico que en una empresa pequeña que se vacíe por la noche, protegida por
extintores, el plan de emergencia quede reducido a pocas funciones: de día, intentar extinguir
y si no evacuar, avisar a bomberos, recibirlos e informarlos y en todo caso avisar a los posibles
vecinos.
De cualquier forma, en todos los casos puede establecerse una cadena lógica que permita
el diseño de la emergencia:
1. Establecimientos de las variables temporales (día, noche, festivos, etc.) y de los medios
humanos disponibles en cada caso.
2. Establecimiento de las funciones o acciones prioritarias a cubrir en cada caso en fun-
ción de las variables: riesgo, ocupación, etc.
3. Inventario de los medios técnicos disponibles.

544
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

4. Diseño del proceso temporal a seguir para cada acción: quién lo va a hacer, cómo se le
avisará, cómo y con qué lo hará.
5. Ordenación de las acciones, cuáles se ejecutarán simultáneamente, con qué prioridad.
6. Crítica de los medios técnicos y humanos disponibles. ¿Es posible llevar a cabo las ac-
ciones planeadas con garantías de éxito?
7. Establecer la estructura orgánica y decisoria de los servicios de intervención. Líneas
jerárquicas y de responsabilidad.
8. Selección del personal, formación y adiestramiento del mismo.
9. Programa de simulacros.
10. Previsión de posibles adaptaciones por evolución del riesgo, variaciones del personal y
experiencias adquiridas en simulacros o emergencias reales.

1.4. Funciones a cubrir prioritariamente por la organización contra


incendios
Se debe tener en cuenta que la seguridad contra incendios debe gestionarse como cual-
quier otra actividad de la empresa.
Es lógico que legalmente sea exigible un plan de emergencia que incluya, como mínimas
funciones organizadas:
1. La extinción de conatos de incendio al menos a nivel de extintores.
2. El aviso a bomberos y evacuación de personas que puedan resultar afectadas, en caso
de que el conato no se controle.

3. La recepción e información a bomberos.


Para ello deberá disponerse como mínimo de:
1. Una cadena detección-alarma de inicio del incendio.
2. Extintores en número, tipo y ubicación adecuados, correctamente mantenidos y perso-
nal formado y adiestrado en su manejo, que sepan qué se puede hacer con un extintor
y qué no se puede hacer. 545
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3. Posible alerta a la persona encargada de avisar a los bomberos, informada de las condi-
ciones en que debe dar el aviso.

4. Alarma general de evacuación.


5. Información previa a las personas que deben evacuar de cómo, cuándo y por dónde
deben hacerlo.
6. Señalización, acceso despejado a los caminos y caminos de evacuación suficientes, ra-
cionales y estancos a humo y llamas durante el tiempo suficiente.

Señalización de seguridad y de salud


Señales de advertencia (materiales inflamables, materias radiactivas, etc.); forma triangular.
Pictograma negro sobre fondo amarillo, bordes negros.
Señales de prohibición (entrada prohibida a personas no autorizadas. Prohibido pasar a los
peatones, etc.); forma redonda. Pictograma negro sobre fondo blanco, bordes y banda rojos.
Señales de obligación (protección obligatoria de la cabeza, protección obligatoria de las manos,
etc.); forma redonda. Pictograma blanco sobre fondo azul.
Señales de relativas a los equipos de lucha contra incendios (manguera para incendios,
extintor, etc.); forma rectangular o cuadrada. Pictograma blanco sobre fondo rojo.
Señales de salvamento o socorro (vía-salida de socorro, primeros auxilios, camilla, etc.): forma
rectangular o cuadrada. Pictograma blanco sobre fondo verde.

7. Recepción e información a bomberos por persona conocedora de la instalación, con


planos apropiados.
Ineludiblemente, toda persona que pueda verse involucrada en una emergencia, debe ser
avisada con antelación de qué debe hacer y cómo realizarlo. La realización de simulacros pe-
riódicos permitirá probar la fiabilidad del sistema, entrenar a las personas y corregir posibles
546
deficiencias.
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

2. Los planes de emergencia. Conceptos básicos. Medidas


preventivas
El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), en su Nota Técnica de
Prevención NTP 361, dedicada a los planes de emergencia en lugares de pública concurrencia,
introduce su exposición contemplando que la sociedad actual posibilita, e incluso convierte en
habituales, situaciones que comportan grandes concentraciones de personas en distintas face-
tas y actividades de nuestro quehacer cotidiano: edificios administrativos, grandes superficies
comerciales, centros hospitalarios, recintos deportivos, etc. La aparición de una situación de
emergencia en este tipo de edificios e instalaciones podría dar lugar a consecuencias graves o in-
cluso catastróficas si previamente no se ha previsto tal evento y se han diseñado medidas de pre-
vención tendentes a evitar la aparición de siniestros y medidas de protección complementarias
encaminadas a minimizar las consecuencias humanas y materiales que éstos pudieran provocar.
El conjunto de medidas de prevención-protección previstas y/o implantadas, así como la
secuencia de actuaciones a realizar ante la aparición de un siniestro deben estar normalizadas
por escrito y ser conocidas por todas aquellas personas que puedan verse afectadas. Al docu-
mento que compila todo ello lo denominamos “PLAN DE EMERGENCIA”.

2.1. Qué es un plan de emergencia


“El plan de emergencia es la planificación y organización humana para la utilización óp-
tima de los medios técnicos previstos con la finalidad de reducir al mínimo las posibles con-
secuencias humanas y/o económicas que pudieran derivarse de la situación de emergencia”.
De la definición se desprende que el plan de emergencia persigue optimizar los recursos dis-
ponibles, por lo que su implantación implica haber dotado previamente al edificio de la infraes-
tructura de medios materiales o técnicos necesarios en función de las características propias del
edificio y de la actividad que en el mismo se realiza. Ello a su vez comporta haber, previamente,
realizado una identificación y análisis de los riesgos o deficiencias del edificio, imprescindible
para conocer la dotación de medios de prevención-protección que se precisan en el mismo.
Sólo en este momento, cuando el edificio está correctamente equipado, cabe hablar de la
implantación de un plan de emergencia si queremos tener la certeza de que éste será opera-
tivo y eficaz. En caso contrario, dispondremos de un documento más o menos correcto, pero
ineficaz en su puesta en práctica.

2.2. Dónde se debe implantar un plan de emergencia


A tal pregunta responde en parte la legislación vigente que, a nivel estatal, exige a deter-
minado tipo de edificios o actividades a implantar plan de emergencia. Es el caso de hospita-
les, hoteles, locales de espectáculos, recintos deportivos, etc.
Y qué debe tenerse en cuenta en aquellos edificios o actividades para los que no existe
reglamentación que les obligue: en tales supuestos, la implantación de un plan de emergen-
cia es siempre exigible técnicamente cuando se trate de instalaciones en que se dé una grave
situación de riesgo o bien en instalaciones en que aun no siendo elevado el nivel de riesgo, sí
podrían serlo las consecuencias humanas o materiales que se producirían. 547
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.3. Factores de riesgo que justifican la implantación de planes de


emergencia en edificios y espacios de pública concurrencia
Junto a factores de riesgo comunes a otras actividades e instalaciones, en estos edificios
y/o espacios concurren factores de riesgo propios y, en cierto modo, presentes en todos ellos.
De entre ellos, cabe destacar por su incidencia e importancia:
– Densidad de ocupación: dificulta el movimiento físico y la correcta percepción de las
señales existentes, modificando la conducta de los ocupantes. A su vez, condiciona el
método idóneo para alertar a los ocupantes en caso de emergencia, ya que si la notifi-
cación de la emergencia comportara reacciones de pánico agravaría el problema.
– Características de los ocupantes: en general, estos edificios están ocupados y en ellos
coexisten personas con enorme variedad entre ellas (edad, movilidad, percepción, co-
nocimiento, disciplina, etc.).
– Existencia de personal foráneo: son edificios ocupados en la casi totalidad de su aforo por
personas que no los usan con asiduidad y, consiguientemente, no están familiarizadas con
los mismos. Ello dificulta la localización de salidas, de pasillos o vías que conducen a ellas o
de cualquier otra instalación de seguridad que se encuentre en dichos locales.
– Limitaciones lumínicas: se usan frecuentemente en oscuridad o con niveles de ilumi-
nación baja. Da lugar a dificultades en la percepción e identificación de señales, acce-
sos a vías, etc. y a su vez incrementa el riesgo de atropellos, caídas, empujones.
La existencia de alguno de estos factores o la conjunción de todos ellos junto a otros que
puedan existir, previsiblemente darían lugar a consecuencias graves o incluso catastróficas
ante la aparición de una situación de emergencia, si previamente no se ha previsto tal evento
y se han tomado medidas para su control.

2.4. Redacción e implantación de un plan de emergencia


Si bien la propia legislación que obliga a elaborar e implantar un plan de emergencia, acos-
tumbra a dar unas directrices sobre cómo hacerlo y fija unos mínimos sobre sus característi-
cas y contenido, estas son generalmente insuficientes para su implantación con garantías de
eficacia.
Para dar respuesta a la cuestión de cómo elaborar un plan de emergencia, se acudía nor-
malmente a la Orden de 29.11.1984 del Ministerio del Interior. Protección Civil. “Manual de
Autoprotección. Guía para el desarrollo del plan de emergencia contra incendios y de eva-
cuación de locales y edificios”. Sin embargo, esta Orden ha sido derogada por el Real Decreto
393/2007, de 23 de marzo, que aprueba la Norma Básica de Autoprotección.
El manual de autoprotección se estructuraba en la Orden de 29 de noviembre de 1984 en
cuatro documentos que cubren cuatro fases para su correcta aplicación:
– Documento 1: evaluación del riesgo.
– Documento 2: medios de protección.
548
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

– Documento 3: plan de emergencia.


– Documento 4: implantación.
En el Documento 1, sobre la evaluación del riesgo, se perseguía, mediante la cumplimen-
tación de tres bloques predeterminados, identificar el riesgo potencial de incendio, su valora-
ción y su localización en el edificio.
En el Documento 2, sobre los medios de protección, se debían relacionar en este docu-
mento los medios tanto técnicos como humanos necesarios o disponibles para la autoprotec-
ción, de la forma siguiente: inventario de medios técnicos (instalaciones de detección, alarma
y equipos de extinción incendios, alumbrados especiales, medios de socorro y rescate, etc.),
inventario de medios humanos necesarios y disponibles para participar en acciones de auto-
protección y los planos del edificio por plantas.
En el Documento 3, sobre los planes de emergencia, se elaboraba el esquema de actuaciones
a realizar en caso de emergencia, exponiendo: ¿qué se hará?, ¿quién lo hará?, ¿cuándo?, ¿cómo?
y ¿dónde se hará?, planificando la organización humana con los medios necesarios que la posi-
bilite. En este documento se contemplarán e incluirán los siguientes aspectos: clasificación de
emergencias (conato de emergencia, emergencia parcial y emergencia general), las acciones a
llevar a cabo (alerta, alarma de evacuación, intervención para el control de la emergencia, apoyo
a la recepción e información de servicios de ayuda exterior), los equipos de emergencia (perso-
nas especialmente entrenadas y organizadas para la prevención y actuación: Equipo de Alarma
y Evacuación (EAE), Equipos de Primeros Auxilios (EPA), Equipos de Primera Intervención
(EPI), Equipos de Segunda Intervención (ESI), Jefe de Intervención y Jefe de Emergencia),
y los esquemas operacionales para el desarrollo del plan.
Se exponen a continuación las funciones y cometidos de los Equipos de Primera y Segunda
Intervención.
Los Equipos de Primera Intervención (EPI), con los siguientes cometidos:
a) Importante labor preventiva, ya que conocerán las normas fundamentales de la pre-
vención de incendios.
b) Combatir conatos de incendio con extintores portátiles (medios de primera interven-
ción) en su zona de actuación (planta, sector, etc.). Fuera de su zona de actuación los
componentes del EPI serán un ocupante más del establecimiento, a no ser que sea
necesaria su intervención en otras zonas (en casos excepcionales).
c) Apoyar a los componentes del Equipo de Segunda Intervención cuando les sea reque-
rido (tendido de mangueras, etc.).
El número de componentes del EPI será orientativamente similar al número de unida-
des extintoras colocadas. La actuación de los miembros de este equipo será siempre por
parejas. En caso de necesitar ayuda de otros EPI, estos serán siempre de plantas inferiores
al incendio. Si existiesen sistemas fijos de extinción en alguna zona, el EPI de esta conocerá
su operación.
Los componentes del EPI tendrán además formación en los siguientes temas: conocimien-
to del fuego, métodos de extinción, agentes extintores, extintores portátiles, prácticas de ex-
tinción con extintores portátiles, operaciones en sistemas fijos de extinción (en su caso) y plan
de emergencia. 549
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Equipo de Segunda Intervención (ESI): este equipo representa la máxima capacidad ex-
tintora del establecimiento. Su ámbito de actuación será cualquier punto del establecimiento
donde se pueda producir una emergencia de incendio.
Deben ser personas localizables permanentemente durante la jornada laboral mediante
algún medio de transmisión fiable (llamada colectiva, buscapersonas, radio. etc.).,
Deberán tener formación y adiestramiento adecuados en el combate del tipo de fuegos
que puedan encontrar en establecimiento con medios de primera intervención (extintores
portátiles), de segunda intervención (mangueras) y, en su caso, equipos especiales (sistemas
fijos de extinción, equipos de respiración autónoma, etc.). Deben asimismo conocer exhausti-
vamente el plan de emergencia.
La composición mínima del ESI debe ser de tres personas, pudiendo formar más de un
equipo cuando las circunstancias de amplitud del establecimiento lo requieran (tiempos de
intervención demasiado dilatados, etc.).
El Documento 4, para la implantación del Plan de Emergencia, con el conjunto de medi-
das a tomar o secuencia de acciones a realizar para asegurar la eficacia operativa del mismo
(responsabilidad, organización, medios técnicos, medios humanos, simulacros, programa de
implantación, programa de mantenimiento e investigación de siniestros).
Actualmente, tras la entrada en vigor de la Norma Básica de Autoprotección, aproba-
da mediante el Real Decreto 393/2007, de 23 de marzo, con alcance para todas aquellas
actividades, centros, establecimientos, espacios, instalaciones y dependencias recogidas en
su Anexo I, se regulan los Planes de Autoprotección como documento que establece el
marco orgánico y funcional previsto para un centro, establecimiento, espacio, instalación
o dependencia, con el objeto de prevenir y controlar los riesgos sobre las personas y los
bienes y dar respuesta adecuada a las posibles situaciones de emergencia, en la zona bajo
responsabilidad del titular de la actividad, garantizando la integración de estas actuaciones
con el sistema público de protección civil.
Esta Norma Básica de Autoprotección, como señala el artículo 3.1 del Real Decreto 393/2007,
recoge las obligaciones de autoprotección que serán exigidas como norma mínima o supletoria.
La elaboración de los planes de autoprotección previstos en la Norma Básica de
Autoprotección se sujetarán a las siguientes condiciones:
a) Elaborar el Plan de Autoprotección correspondiente a su actividad, de acuerdo con el
contenido mínimo definido en el anexo II y los criterios establecidos en el apartado 3.3
de esta Norma.
b) Presentar el Plan de Autoprotección al órgano de la Administración Pública compe-
tente para otorgar la licencia o permiso determinante para la explotación o inicio de la
actividad.
c) Desarrollar las actuaciones para la implantación y el mantenimiento de la eficacia del
Plan de Autoprotección, de acuerdo con el contenido definido en el Anexo II y los crite-
rios establecidos en esta Norma Básica de Autoprotección.
d) Remitir al registro correspondiente los datos previstos en el anexo IV de esta Norma
Básica de Autoprotección.

550
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

e) En los centros, establecimientos, espacios, instalaciones y dependencias del apartado


anterior se podrá admitir un plan de autoprotección integral único, siempre que se con-
templen todos los riesgos particulares de cada una de las actividades que contengan.
f ) Los titulares de las distintas actividades, en régimen de arrendamiento, concesión o
contrata, que se encuentren físicamente en los centros, establecimientos, espacios, ins-
talaciones y dependencias que deban disponer de plan de autoprotección, de acuerdo
con lo establecido en el anexo I, deberán elaborar, implantar e integrar sus planes, con
sus propios medios y recursos.
La Norma Básica de Autoprotección nos da el siguiente concepto de autoprotección: se
entiende como autoprotección al sistema de acciones y medidas encaminado a prevenir y
controlar los riesgos sobre las personas y los bienes, a dar respuesta adecuada a las posibles
situaciones de emergencia y a garantizar la integración de estas actuaciones con el sistema
público de protección civil. Estas acciones y medidas deben ser adoptadas por los titulares de
las actividades, públicas o privadas, con sus propios medios y recursos, dentro de su ámbito
de competencia.
La Norma Básica de Autoprotección que comentamos, contempla las siguientes obliga-
ciones de los titulares de las actividades:
a) Elaborar el Plan de Autoprotección correspondiente a su actividad.
b) Presentar el Plan de Autoprotección al órgano de la Administración Pública compe-
tente para otorgar la licencia o permiso determinante para la explotación o inicio de la
actividad.
c) Desarrollar las actuaciones para la implantación y el mantenimiento de la eficacia del
Plan de Autoprotección.
d) Remitir al registro correspondiente los datos necesarios.
e) Informar y formar al personal a su servicio en los contenidos del Plan de Autoprotección.
f ) Facilitar la información necesaria para, en su caso, posibilitar la integración del Plan de
Autoprotección en otros Planes de Autoprotección de ámbito superior y en los planes
de Protección Civil.
g) Informar al órgano que otorga la licencia o permiso determinante para la explotación o
inicio de la actividad acerca de cualquier modificación o cambio sustancial en la activi-
dad o en las instalaciones, en aquello que afecte a la autoprotección.
h) Colaborar con las autoridades competentes de las Administraciones Públicas, en el
marco de las normas de protección civil que le sean de aplicación.
i) Informar con la antelación suficiente a los órganos competentes en materia de
Protección Civil de las Administraciones Públicas de la realización de los simulacros
previstos en el Plan de Autoprotección.
Asimismo, contempla también las obligaciones del personal de las actividades: el per-
sonal a tendrá la obligación de participar, en la medida de sus capacidades, en el Plan de
Autoprotección y asumir las funciones que les sean asignadas en dicho Plan.

551
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2.5. El Plan de autoprotección


A) Concepto y objeto. El Plan de Autoprotección es el documento que establece el marco
orgánico y funcional previsto para un centro, establecimiento, espacio, instalación o depen-
dencia, con el objeto de prevenir y controlar los riesgos sobre las personas y los bienes y dar
respuesta adecuada a las posibles situaciones de emergencia, en la zona bajo responsabilidad
del titular de la actividad, garantizando la integración de estas actuaciones con el sistema
público de protección civil.
El Plan de Autoprotección aborda la identificación y evaluación de los riesgos, las acciones
y medidas necesarias para la prevención y control de riesgos, así como las medidas de protec-
ción y otras actuaciones a adoptar en caso de emergencia.
B) Contenido. El Plan de Autoprotección se recogerá en un documento único cuya estruc-
tura es la siguiente:
1. La identificación de los titulares y del emplazamiento de la actividad.
2. La descripción detallada de la actividad y del medio físico en que se desarrolla.
3. El inventario, análisis y evaluación de riesgos.
4. El inventario y descripción de las medidas y medios de autoprotección.
5. El programa de mantenimiento de instalaciones.
6. El Plan de actuación ante emergencias:
– Identificación y clasificación de las emergencias.
– Procedimientos de actuación ante emergencias:
* Detección y alerta.
* Mecanismos de alarma:
a) Identificación de la persona que dará los avisos.
b) Identificación del Centro de Coordinación de Atención de Emergencias de
Protección Civil.
– Mecanismos de respuesta frente a la emergencia.
– Evacuación y/o confinamiento.
– Prestación de las primeras ayudas.
– Modos de recepción de las ayudas externas.
– Identificación y funciones de las personas y equipos que llevarán a cabo los proce-
dimientos de actuación en emergencias.
– Identificación del Responsable de la puesta en marcha del Plan de Actuación ante
Emergencias.
7. Integración del plan de autoprotección en otros de ámbito superior.
8. Implantación del Plan de Autoprotección.

552 9. Mantenimiento de la eficacia y actualización del Plan de Autoprotección.


CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

10. Anexos:
– Anexo I: Directorio de comunicación:
* Teléfonos del Personal de emergencias.
* Teléfonos de ayuda exterior.
* Otras formas de comunicación.
– Anexo II: Formularios para la gestión de emergencias.
– Anexo II. Planos.
El documento del Plan de Autoprotección incluirá todos los procedimientos y protocolos
necesarios para reflejar las actuaciones preventivas y de respuesta a la emergencia.
C) Criterios para la elaboración del plan de autoprotección. Los criterios mínimos que
deben observarse en la elaboración del Plan de Autoprotección son los siguientes:
1. El Plan de Autoprotección habrá de estar redactado y firmado por técnico competente
capacitado para dictaminar sobre aquellos aspectos relacionados con la autoprotec-
ción frente a los riesgos a los que esté sujeta la actividad, y suscrito igualmente por el
titular de la actividad, si es una persona física, o por persona que le represente si es una
persona jurídica.
2. Se designará, por parte del titular de la actividad, una persona como responsable única
para la gestión de las actuaciones encaminadas a la prevención y el control de riesgos.
3. Los procedimientos preventivos y de control de riesgos que se establezcan, tendrán en
cuenta, al menos, los siguientes aspectos:
– Precauciones, actitudes y códigos de buenas prácticas a adoptar para evitar las cau-
sas que puedan originar accidentes o sucesos graves.
– Permisos especiales de trabajo para la realización de operaciones o tareas que ge-
neren riesgos.
– Comunicación de anomalías o incidencias al titular de la actividad.
– Programa de las operaciones preventivas o de mantenimiento de las instalaciones,
equipos, sistemas y otros elementos de riesgo, definidos en el capítulo 5 del anexo
II, que garantice su control.
– Programa de mantenimiento de las instalaciones, equipos, sistemas y elementos
necesarios para la protección y seguridad, definidos en el capítulo 5 del Anexo II,
que garantice la operatividad de los mismos.
4. Se establecerá una estructura organizativa y jerarquizada, dentro de la organización y
personal existente, fijando las funciones y responsabilidades de todos sus miembros en
situaciones de emergencia.
5. Se designará, por parte del titular de la actividad, una persona responsable única,
con autoridad y capacidad de gestión, que será el director del Plan de Actuación en
Emergencias.
6. El director del Plan de Actuación en Emergencias será responsable de activar dicho plan
de acuerdo con lo establecido en el mismo, declarando la correspondiente situación de
553
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

emergencia, notificando a las autoridades competentes de Protección Civil, informan-


do al personal, y adoptando las acciones inmediatas para reducir las consecuencias del
accidente o suceso.
7. El Plan de Actuación en Emergencias debe detallar los posibles accidentes o sucesos
que pudieran dar lugar a una emergencia y los relacionará con las correspondientes
situaciones de emergencia establecidas en el mismo, así como los procedimientos de
actuación a aplicar en cada caso.
8. Los procedimientos de actuación en emergencia deberán garantizar, al menos:
– La detección y alerta.
– La alarma.
– La intervención coordinada.
– El refugio, evacuación y socorro.
– La información en emergencia a todas aquellas personas que pudieran estar ex-
puestas al riesgo.
– La solicitud y recepción de ayuda externa de los servicios de emergencia.
D) Coordinación y actuación operativa. Los órganos competentes en materia de protec-
ción civil velarán porque los Planes de Autoprotección tengan la adecuada capacidad ope-
rativa, en los distintos supuestos de riesgo que puedan presentarse, y quede asegurada la
necesaria coordinación entre dichos Planes y los de Protección Civil que resulten aplicables,
así como la unidad de mando externa, en los casos que lo requieran.
Con esa finalidad, por dichos órganos, se establecerán los protocolos que garanticen, por
un lado, la comunicación inmediata de los incidentes que se produzcan y tengan o puedan
tener repercusiones sobre la autoprotección y, por otro, la movilización de los servicios de
emergencia que, en su caso, deban actuar. Asimismo establecerán los procedimientos de co-
ordinación de tales servicios de emergencia con los propios del Plan de Autoprotección y los
requisitos organizativos que permitan el ejercicio del mando por las autoridades competentes
en materia de protección civil.
E) Criterios para la implantación del plan de autoprotección. La implantación del plan
de autoprotección comprenderá, al menos, la formación y capacitación del personal, el esta-
blecimiento de mecanismos de información al público y la provisión de los medios y recursos
precisa para la aplicabilidad del plan.
A tal fin, el plan de autoprotección atenderá a los siguientes criterios:
– Información previa. Se establecerán mecanismos de información de los riesgos de la
actividad para el personal y el público, así como del Plan de Autoprotección para el
personal de la actividad.
– Formación teórica y práctica del personal asignado al Plan de Autoprotección, estable-
ciendo un adecuado programa de actividades formativas.
– Definición, provisión y gestión de los medios y recursos económicos necesarios.
– De dicha implantación se emitirá una certificación en la forma y contenido que esta-
554 blezcan los órganos competentes de las Administraciones Públicas.
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

F) Criterios para el mantenimiento de la eficacia del plan de autoprotección:


1. Las actividades de mantenimiento de la eficacia del Plan de Autoprotección deben
formar parte de un proceso de preparación continuo, sucesivo e iterativo que, incor-
porando la experiencia adquirida, permita alcanzar y mantener un adecuado nivel de
operatividad y eficacia.
2. Se establecerá un adecuado programa de actividades formativas periódicas para ase-
gurar el mantenimiento de la formación teórica y práctica del personal asignado al Plan
de Autoprotección, estableciendo sistemas o formas de comprobación de que dichos
conocimientos han sido adquiridos.
3. Se preverá un programa de mantenimiento de los medios y recursos materiales y eco-
nómicos necesarios.
4. Para evaluar los planes de autoprotección y asegurar la eficacia y operatividad de los
planes de actuación en emergencias se realizarán simulacros de emergencia, con la
periodicidad mínima que fije el propio plan, y, en todo caso, al menos una vez al año
evaluando sus resultados.
5. La realización de simulacros tendrá como objetivos la verificación y comprobación de:
– La eficacia de la organización de respuesta ante una emergencia.
– La capacitación del personal adscrito a la organización de respuesta.
– El entrenamiento de todo el personal de la actividad en la respuesta frente a una
emergencia.
– La suficiencia e idoneidad de los medios y recursos asignados.
– La adecuación de los procedimientos de actuación.
6. Los simulacros implicarán la activación total o parcial de las acciones contenidas en el
Plan de Actuación en Emergencias.
7. De las actividades de mantenimiento de la eficacia del Plan se conservará por parte
de la empresa a disposición de las Administraciones Públicas, información sobre las
mismas, así como de los informes de evaluación realizados debidamente firmados por
el responsable del Plan.
G) Vigencia del plan de autoprotección y criterios para su actualización y revisión. El
Plan de Autoprotección tendrá vigencia indeterminada; se mantendrá adecuadamente actua-
lizado, y se revisará, al menos, con una periodicidad no superior a tres años.

Conceptos y definiciones
Los conceptos y términos fundamentales utilizados en la Norma Básica de Autoprotección
de los centros, establecimientos y dependencias, dedicados a actividades que puedan dar
origen a situaciones de emergencia, deben entenderse así definidos:
– Actividad: conjunto de operaciones o tareas que puedan dar origen a accidentes o
sucesos que generen situaciones de emergencia.
– Aforo: capacidad total de público en un recinto o edificio destinado a espectáculos
públicos o actividades recreativas. 555
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Alarma: aviso o señal por la que se informa a las personas para que sigan instrucciones
específicas ante una situación de emergencia.
– Alerta: situación declarada con el fin de tomar precauciones específicas debido a la
probable y cercana ocurrencia de un suceso o accidente.
– Altura de evacuación: la diferencia de cota entre el nivel de un origen de evacuación
y el del espacio exterior seguro.
– Autoprotección: sistema de acciones y medidas, adoptado por los titulares de las ac-
tividades, públicas o privadas, con sus propios medios y recursos, dentro de su ámbito
de competencias, encaminadas a prevenir y controlar los riesgos sobre las personas y
los bienes, a dar respuesta adecuada a las posibles situaciones de emergencia y a ga-
rantizar la integración de estas actuaciones en el sistema público de protección civil.
– Centro, establecimiento, espacio, dependencia o instalación: la totalidad de la
zona, bajo control de un titular, donde se desarrolle una actividad.
– Confinamiento: medida de protección de las personas, tras un accidente, que consiste
en permanecer dentro de un espacio interior protegido y aislado del exterior.
– Efecto dominó: la concatenación de efectos causantes de riesgo que multiplican las
consecuencias, debido a que los fenómenos peligrosos pueden afectar, además de los
elementos vulnerables exteriores, otros recipientes, tuberías, equipos o instalaciones
del mismo establecimiento o de otros próximos, de tal manera que a su vez provoquen
nuevos fenómenos peligrosos.
– Evacuación: acción de traslado planificado de las personas, afectadas por una emer-
gencia, de un lugar a otro provisional seguro.
– Intervención: consiste en la respuesta a la emergencia, para proteger y socorrer a las
personas y los bienes.
– Medios: conjunto de personas, máquinas, equipos y sistemas que sirven para reducir o
eliminar riesgos y controlar las emergencias que se puedan generar.
– Ocupación: máximo número de personas que puede contener un edificio, espacio, es-
tablecimiento, recinto, instalación o dependencia, en función de la actividad o uso que
en él se desarrolle. El cálculo de la ocupación se realiza atendiendo a las densidades de
ocupación indicadas en la normativa vigente. No obstante, de preverse una ocupación
real mayor a la resultante de dicho cálculo, se tomará esta como valor de referencia. E
igualmente, si legalmente fuera exigible una ocupación menor a la resultante de aquel
cálculo, se tomará esta como valor de referencia.
– Órgano competente para el otorgamiento de licencia o permiso para la explotación o
inicio de actividad: el Órgano de la Administración Pública que, conforme a la legislación
aplicable a la materia a que se refiere la actividad, haya de conceder el título para su realización.
– Peligro: probabilidad de que se produzca un efecto dañino específico en un período
de tiempo determinado o en circunstancias determinadas.
– Plan de Autoprotección: marco orgánico y funcional previsto para una actividad, cen-
tro, establecimiento, espacio, instalación o dependencia, con el objeto de prevenir y
controlar los riesgos sobre las personas y los bienes y dar respuesta adecuada a las
posibles situaciones de emergencias, en la zona bajo responsabilidad del titular, garan-
556 tizando la integración de estas actuaciones en el sistema público de protección civil.
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

– Plan de actuación en emergencias: documento perteneciente al plan de autoprotec-


ción en el que se prevé la organización de la respuesta ante situaciones de emergencias
clasificadas, las medidas de protección e intervención a adoptar, y los procedimientos
y secuencia de actuación para dar respuesta a las posibles emergencias.
– Planificación: es la preparación de las líneas de actuación para hacer frente a las situa-
ciones de emergencia.
– Prevención y control de riesgos: es el estudio e implantación de las medidas nece-
sarias y convenientes para mantener bajo observación, evitar o reducir las situaciones
de riesgo potencial y daños que pudieran derivarse. Las acciones preventivas deben
establecerse antes de que se produzca la incidencia, emergencia, accidente o como
consecuencia de la experiencia adquirida tras el análisis de las mismas.
– Puertos comerciales: los que en razón a las características de su tráfico reúnen condi-
ciones técnicas, de seguridad y de control administrativo para que en ellos se realicen
actividades comerciales portuarias, entendiendo por tales las operaciones de estiba,
desestiba, carga, descarga, transbordo y almacenamiento de mercancías de cualquier
tipo, en volumen o forma de presentación que justifiquen la utilización de medios me-
cánicos o instalaciones especializadas.
– Recursos: elementos naturales o técnicos cuya función habitual no está asociada a las
tareas de autoprotección y cuya disponibilidad hace posible o mejora las labores de
prevención y actuación ante emergencias.
– Rehabilitación: es la vuelta a la normalidad y reanudación de la actividad.
– Riesgo: grado de pérdida o daño esperado sobre las personas y los bienes y su consi-
guiente alteración de la actividad socioeconómica, debido a la ocurrencia de un efecto
dañino específico.
– Titular de la actividad: la persona física o jurídica que explote o posea el cen-
tro, establecimiento, espacio, dependencia o instalación donde se desarrollen las
actividades.

3. Medios técnicos de protección


Los medios técnicos de protección se clasifican básicamente en dos tipos: las denomi-
nadas medidas pasivas que constituyen la estructura de los edificios (pasillos y escaleras
que faciliten la evacuación y que enlentezcan el avance del fuego, luces de alumbrado de
emergencia, etc.) y las medidas activas que constituyen las instalaciones de protección
contra incendios.
El Real Decreto 1942/1993, de 5 de noviembre, aprueba el Reglamento de instalaciones de
protección contra incendios.
Los aparatos, equipos y sistemas empleados en la protección contra incendios se caracte-
rizan porque su instalación se hace con la expectativa de que no han de ser necesariamente
utilizados y, por otra parte, los ensayos efectuados para contrastar su eficacia difícilmente pue-
den realizarse en las mismas condiciones en que van a ser utilizados.
557
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Por ello, si las características de estos aparatos, equipos y sistemas, así como su instalación
y mantenimiento, no satisfacen los requisitos necesarios para que sean eficaces durante su
empleo, además de no ser útiles para el fin para el que han sido destinados, crean una situa-
ción de falta de seguridad, peligrosa para personas y bienes.
En el caso de aparatos, equipos o componentes de las instalaciones de protección con-
tra incendios procedentes de los Estados miembros de la Comunidad Económica Europea,
se considerará que satisfacen las especificaciones técnicas de seguridad exigidas en este
Reglamento si cumplen las disposiciones nacionales vigentes en sus países respectivos,
siempre que éstas supongan un nivel de seguridad para las personas y los bienes, recono-
cido como equivalente por el Ministerio de Industria y Energía (actualmente Ministerio de
Industria, Turismo y Comercio).
Cuando se compruebe que la utilización de un producto con marca de conformidad re-
sulta manifiestamente peligrosa, los servicios competentes en materia de industria de la
Comunidad Autónoma podrán ordenar, cautelarmente, la puesta fuera de servicio del apara-
to, equipo o sistema en que se haya puesto de manifiesto la situación peligrosa y, en su caso,
tramitará la cancelación de dicha marca.
El artículo 10 del Reglamento dispone que la instalación de aparatos, equipos, sistemas y
sus componentes, a que se refiere este Reglamento, con excepción de los extintores portátiles,
se realizará por instaladoras debidamente habilitadas. La Comunidad Autónoma correspon-
diente, llevará un libro Registro en el que figurarán los instaladores autorizados.
Con independencia de las obligaciones derivadas del cumplimiento de las prescripciones
establecidas en este Reglamento, relacionadas con la instalación y montaje de equipos, apara-
tos y sistemas de protección contra incendios que ejecuten los instaladores autorizados, éstos
deberán abstenerse de instalar los equipos, aparatos u otros componentes de los sistemas de
protección contra incendios que no cumplan las disposiciones vigentes que le son aplicables,
poniendo los hechos en conocimiento del comprador o usuario de los mismos. No serán re-
anudados los trabajos hasta que no sean corregidas las deficiencias advertidas.
Una vez concluida la instalación, el instalador facilitará al comprador o usuario de la misma
la documentación técnica e instrucciones de mantenimiento peculiares de la instalación, ne-
cesarias para su buen uso y conservación.
558
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

El mantenimiento y reparación de aparatos, equipos y sistemas y sus componentes, em-


pleados en la protección contra incendios, deben ser realizados por mantenedores autoriza-
dos (artículo 13 del Reglamento). La Comunidad Autónoma correspondiente llevará un Libro
Registro en el que figurarán los mantenedores autorizados.

Según el artículo 15 del Reglamento, los mantenedores autorizados adquirirán las siguien-
tes obligaciones en relación con los aparatos, equipos o sistemas cuyo mantenimiento o
reparación les sea encomendado:
a) Revisar, mantener y comprobar los aparatos, equipos o instalaciones de acuerdo con
los plazos reglamentarios, utilizando recambios y piezas originales.
b) Facilitar personal competente y suficiente cuando sea requerido para corregir las defi-
ciencias o averías que se produzcan en los aparatos, equipos o sistemas cuyo manteni-
miento tiene encomendado.
c) Informar por escrito al titular de los aparatos, equipos o sistemas que no ofrezcan ga-
rantía de correcto funcionamiento, presenten deficiencias que no puedan ser corregi-
das durante el mantenimiento o no cumplan las disposiciones vigentes que les sean
aplicables. Dicho informe será razonado técnicamente.
d) Conservar la documentación justificativa de las operaciones de mantenimiento que
realicen, sus fechas de ejecución, resultados e incidencias, elementos sustituidos y
cuanto se considere digno de mención para conocer el estado de operatividad del apa-
rato, equipo o sistema cuya conservación se realice. Una copia de dicha documenta-
ción se entregará al titular de los aparatos, equipos o sistemas.
e) Comunicar al titular de los aparatos, equipos o sistemas, las fechas en que corresponde
efectuar las operaciones de mantenimiento periódicas.
Los aparatos, equipos, sistemas y sus componentes sujetos a este Reglamento se somete-
rán a las revisiones de conservación que se establecen, en el cual se determina, en cada caso,
el tiempo máximo que podrá transcurrir entre dos revisiones o inspecciones consecutivas.
Las actas de estas revisiones, firmadas por el técnico que ha procedido a las mismas, es-
tarán a disposición de los servicios competentes en materia de industria de la Comunidad
Autónoma al menos durante cinco años a partir de la fecha de su expedición.
1. Los medios materiales de protección contra incendios se someterán al programa míni-
mo de mantenimiento. 559
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

2. Las operaciones de mantenimiento recogidas en la tabla I serán efectuadas por perso-


nal de un instalador o un empresa mantenedora, o por el personal del usuario o titular
de la instalación.

TABLA I.
Programa de mantenimiento de los medios materiales de lucha contra incendios
Operaciones a realizar por el personal del titular de la instalación del equipo o sistema

Equipo o sistema Cada Tres meses Cada Seis meses

Comprobación de funcionamiento de las ins-


talaciones (con cada fuente de suministro).
Sistemas automá- Sustitución de pilotos, fusibles, etc., defec-
ticos de detección y tuosos.
alarma de incendios Mantenimiento de acumuladores (lim-
pieza de bornas, reposición de agua desti-
lada, etc.).

Comprobación de funcionamiento de la
instalación (con cada fuente de suministro).
Sistema manual de

alarma de incendios Mantenimiento de acumuladores (lim-
pieza de bornas, reposición de agua desti-
lada, etc.).

Comprobación de la accesibilidad, señali-


zación, buen estado aparente de conser-
vación.
Inspección ocular de seguros, precintos,
Extintores de inscripciones, etc.
incendio
Comprobación del peso y presión, en su caso.
Inspección ocular del estado externo de
las partes mecánicas (boquilla, válvula,
manguera, etc.).

Comprobar la accesibilidad a su entorno y Engrasar la tuerca de accionamiento o


la señalización en los hidrantes enterrados. rellenar la cámara de aceite del mismo.
Inspección visual comprobando la estan- Abrir y cerrar el hidrante, comprobando
Hidrantes queidad del conjunto. el funcionamiento correcto de la válvula
Quitar las tapas de las salidas, engrasar las principal y del sistema de drenaje.
roscas y comprobar el estado de las juntas
de los racores.

Comprobación de la accesibilidad de la
entrada de la calle y tomas de piso.
Comprobación de la señalización.
Comprobación de las tapas y correcto
funcionamiento de sus cierres (engrase si
Columnas secas – es necesario).
Comprobar que las llaves de las conexiones
siamesas están cerradas. Comprobar que las
llaves de seccionamiento están abiertas.
Comprobar que todas las tapas de
racores están bien colocadas y ajustadas.
560 .../...
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

.../...
Comprobación de que las boquillas del
agente extintor o rociadores están en
buen estado y libres de obstáculos para su
funcionamiento correcto.
Comprobación del buen estado de los
componentes del sistema, especialmente
Sistemas fijos de de la válvula de prueba en los sistemas
extinción: rocia- de rociadores, o los mandos manuales de
dores de agua. Agua la instalación de los sistemas de polvo, o
agentes extintores gaseosos. –
pulverizada. Polvo.
Espuma. Agentes Comprobación del estado de carga de la ins-
extintores gaseosos talación de los sistemas de polvo, anhídrido
carbónico, o hidrocarburos halogenados y de
las botellas de gas impulsor, cuando existan.
Comprobación de los circuitos de seña-
lización, pilotos, etc., en los sistemas con
indicaciones de control.
Limpieza general de todos los componentes.

Verificación por inspección de todos los ele-


mentos, depósitos, válvulas, mandos, alarmas
motobombas, accesorios, señales, etc.
Comprobación de funcionamiento au-
Accionamiento y engrase de válvulas.
tomático y manual de la instalación de
Sistemas de Verificación y ajuste de prensaestopas.
acuerdo con las instrucciones del fabri-
abastecimiento Verificación de velocidad de motores con
cante o instalador. Mantenimiento de acu-
de agua contra diferentes cargas. Comprobación de
muladores, limpieza de bornas (reposición
incendios alimentación eléctrica, líneas y
de agua destilada, etc.). Verificación de ni-
protecciones.
veles (combustible, agua, aceite, etcétera).
Verificación de accesibilidad a elementos,
limpieza general, ventilación de salas de
bombas, etc.

Comprobación de la buena accesibilidad y


señalización de los equipos.
Comprobación por inspección de todos los
componentes, procediendo a desenrollar la
Bocas de incendio manguera en toda su extensión y accionamiento
de la boquilla caso de ser de varias posiciones.  
equipadas (BIE)
Comprobación, por lectura del
manómetro, de la presión de servicio.
Limpieza del conjunto y engrase de cierres
y bisagras en puertas del armario.

3. Las operaciones de mantenimiento recogidas en la tabla II serán efectuadas por per-


sonal del fabricante, instalador o empresa mantenedora para los tipos de aparatos,
equipos o sistemas de que se trate, o bien por personal del usuario, si ha adquirido la
condición de mantenedor por disponer de medios técnicos adecuados, a juicio de los
servicios competentes en materia de industria de la Comunidad Autónoma.

561
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

TABLA II.

Programa de mantenimiento de los medios materiales de lucha contra incendios

Operaciones a realizar por el personal especializado del fabricante o instalador del equipo o sistema

Equipo o sistema Cada año Cada cinco años


Verificación integral de la instalación.
Limpieza del equipo de centrales
y accesorios.
Verificación de uniones roscadas
o soldadas.
Sistemas automáticos de Limpieza y reglaje de relés.
 
detección y alarma de incendios Regulación de tensiones e inten-
sidades.
Verificación de los equipos de
transmisión de alarma.
Prueba final de la instalación con
cada fuente de suministro eléctrico
Verificación integral de la instalación.
Limpieza de sus componentes.
Sistema manual de alarma de Verificación de uniones roscadas  
incendios o soldadas.
Prueba final de la instalación con
cada fuente de suministro eléctrico
Comprobación del peso y presión
en su caso
En el caso de extintores de polvo A partir de la fecha de timbrado
con botellín de gas de impulsión del extintor (y por tres veces) se
se comprobará el buen estado del procederá al retimbrado del mismo
Extintores de incendio (*)
agente extintor y el peso y de acuerdo con la ITC-MIE AP.5 del
aspecto externo del botellín Reglamento de aparatos a presión
Inspección ocular del estado de la sobre extintores de incendios
manguera, boquilla o lanza, vál-
vulas y partes mecánicas (**)
Desmontaje de la manguera y
ensayo de ésta en lugar adecuado
Comprobación del correcto funciona-
miento de la boquilla en sus distintas
posiciones y del sistema de cierre.
Comprobación de la estan- La manguera debe ser sometida a
Bocas de incendio equipadas (BIE)
queidad de los racores y man- una presión de prueba de 15 kg/cm.
guera y estado de las juntas.
Comprobación de la indicación
del manómetro con otro de re-
ferencia (patrón) acoplado en el
racor de conexión de la manguera
.../...

562
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

.../...
Comprobación integral, de
acuerdo con las instrucciones
del fabricante o instalador, inclu-
yendo en todo caso:
Verificación de los compo-
Sistemas fijos de extinción: nentes del sistema, especial-
– Rociadores de agua mente los dispositivos de dis-
– Agua pulverizada paro y alarma.
– Polvo Comprobación de la carga de
– Espuma agente extintor y del indicador de
– Anhídrido carbónico la misma (medida alternativa del
peso o presión).
Comprobación del estado del
agente extintor.
Prueba de la instalación en las
condiciones de su recepción
Gama de mantenimiento anual
de motores y bombas de acuerdo
con las instrucciones del fabri-
cante
Limpieza de filtros y elementos de
retención de suciedad en alimen-
tación de agua
Sistema de abastecimiento de
agua contra incendios Prueba del estado de carga de
baterías y electrolito de acuerdo
con las instrucciones del fabri-
cante
Prueba, en las condiciones de
su recepción, con realización de
curvas del abastecimiento con
cada fuente de agua y de energía

(*) Rechazo: Se rechazarán aquellos extintores que, a juicio de la empresa mantenedora presenten defectos
que pongan en duda el correcto funcionamiento y la seguridad del extintor o bien aquellos para los que no
existan piezas originales que garanticen el mantenimiento de las condiciones de fabricación.
(**) Nota: En esta revisión anual no será necesaria la apertura de los extintores portátiles de polvo con
presión permanente, salvo que en las comprobaciones que se citan se hayan observado anomalías que lo
justifique.
En el caso de apertura del extintor, la empresa mantenedora situará en el exterior del mismo un sistema indi-
cativo que acredite que se ha realizado la revisión interior del aparato. Como ejemplo de sistema indicativo
de que se ha realizado la apertura y revisión interior del extintor, se puede utilizar una etiqueta indeleble, en
forma de anillo, que se coloca en el cuello de la botella antes del cierre del extintor y que no pueda ser retira-
da sin que se produzca la destrucción o deterioro de la misma.

4. En todos los casos, tanto el mantenedor como el usuario o titular de la instalación, con-
servarán constancia documental del cumplimiento del programa de mantenimiento
preventivo, indicando, como mínimo: las operaciones efectuadas, el resultado de las
verificaciones y pruebas y la sustitución de elementos defectuosos que se hayan reali-
zado. Las anotaciones deberán llevarse al día y estarán a disposición de los servicios de
inspección de la Comunidad Autónoma correspondiente.

563
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Características e instalación de los aparatos, equipos y sistemas de protección contra incendios


Los aparatos, equipos y sistemas, así como sus partes o componentes, y la instalación de
los mismos, deben reunir las características que se especifican a continuación:
1. Sistemas automáticos de detección de incendios
– Los sistemas automáticos de detección de incendio y sus características y especificacio-
nes se ajustarán a la norma UNE 23.007.
– Los detectores de incendio necesitarán, antes de su fabricación o importación, ser
aprobados de acuerdo con lo indicado en el artículo 2 de este Reglamento, justificán-
dose el cumplimiento de lo establecido en la norma UNE 23.007.

Detectores térmicos Detectores de humo


– Fotoeléctricos u ópticos (de haz de rayos
proyectados y de haz de rayos reflejados).
– Temperatura fija o termoestáticos
– Iónicos (de partículas alfa o de partículas beta).
– Termovelocímetros
– De puente de resistencia.
– Combinados.
– De análisis de muestra.
– Compensados
– Combinados.
– Taguchi con semiconductor.

Detectores de incendio

2. Sistemas manuales de alarma de incendios


Los sistemas manuales de alarma de incendio estarán constituidos por un conjunto de
pulsadores que permitirán provocar voluntariamente y transmitir una señal a una central de
control y señalización permanentemente vigilada, de tal forma que sea fácilmente identifica-
ble la zona en que ha sido activado el pulsador.
Las fuentes de alimentación del sistema manual de pulsadores de alarma, sus características
y especificaciones, deberán cumplir idénticos requisitos que las fuentes de alimentación de los
sistemas automáticos de detección, pudiendo ser la fuente secundaria común a ambos sistemas.

Los pulsadores de alarma se situarán de modo que la distancia máxima a recorrer, desde
cualquier punto hasta alcanzar un pulsador, no supere los 25 metros.
3. Sistemas de comunicación de alarma
El sistema de comunicación de la alarma permitirá transmitir una señal diferenciada, genera-
da voluntariamente desde un puesto de control. La señal será, en todo caso, audible, debiendo
564 ser, además, visible cuando el nivel de ruido donde deba ser percibida supere los 60 dB (A).
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

El nivel sonoro de la señal y el óptico, en su caso, permitirán que sea percibida en el ámbito
de cada sector de incendio donde esté instalada.
El sistema de comunicación de la alarma dispondrá de dos fuentes de alimentación, con
las mismas condiciones que las establecidas para los sistemas manuales de alarma, pudiendo
ser la fuente secundaria común con la del sistema automático de detección y del sistema ma-
nual de alarma o de ambos.
4. Sistemas de abastecimiento de agua contra incendios
Cuando se exija sistema de abastecimiento de agua contra incendios, sus características y
especificaciones se ajustarán a lo establecido en la norma UNE 23.500.
El abastecimiento de agua podrá alimentar a varios sistemas de protección si es capaz de
asegurar, en el caso más desfavorable de utilización simultánea, los caudales y previsiones de
cada uno.
5. Sistemas de hidrantes exteriores
– Definimos hidrante como una conducción de agua de gran sección, que está alimen-
tada por la red de abastecimiento público, para uso exclusivo de equipos contra in-
cendios. Los sistemas de hidrantes exteriores estarán compuestos por una fuente de
abastecimiento de agua, una red de tuberías para agua de alimentación y los hidrantes
exteriores necesarios.
Los hidrantes exteriores serán del tipo de columna hidrante al exterior (CHE) o hidrante
en arqueta (boca hidrante).

Columna hidrante al exterior (CHE)

– Las CHE se ajustarán a lo establecido en las normas UNE 23.405 y UNE 23.406. Cuando
se prevean riesgos de heladas, las columnas hidrantes serán del tipo de columna seca.
Los racores y mangueras utilizados en las CHE necesitarán, antes de su fabricación
o importación, ser aprobados de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 2 de este
Reglamento, justificándose el cumplimiento de lo establecido en las normas UNE
23.400 y UNE 23.091.
565
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

– Los hidrantes de arqueta se ajustarán a lo establecido en la norma UNE 23.407, salvo,


que existan especificaciones particulares de los servicios de extinción de incendios de
los municipios en donde se instalen.

D (Metales
Agente extintor A (Sólidos) B (Líquidos) C (Gases)
especiales)
Agua pulverizada 2 xxx x – –
Agua a chorro 2xx – – –
Polvo BC (convencional) – xxx xx –
Polvo ABC (polivalente) xx xx xx –
Polvo específico metales – – – xx
Espuma física 2xx xx – –
Anhídrido carbónico 1x x – –
Hidrocarburos halogenados 1x xx – –

Siendo:
xxx Muy adecuado.
xx Adecuado.
x Aceptable.
(1) En fuegos poco profundos (profundidad inferior a 5 mm) puede asignarse xx.
(2) En presencia de tensión eléctrica no son aceptables como agentes extintores el agua
a chorro ni la espuma; el resto de los agentes extintores podrán utilizarse en aquellos
extintores que superen el ensayo dieléctrico normalizado en UNE 23.110.
Agentes extintores y su adecuación a las distintas clases de fuego (UNE 23.010).

6. Extintores de incendio
– Los extintores de incendio, sus características y especificaciones se ajustarán al
«Reglamento de aparatos a presión» y a su Instrucción técnica complementaria
MIE-AP5.
– Los extintores de incendio necesitarán, antes de su fabricación o importación, con in-
dependencia de lo establecido por la ITC-MIE-AP5, ser aprobados de acuerdo con lo
establecido en el artículo 2 de este Reglamento a efectos de justificar el cumplimiento
de lo dispuesto en la norma UNE 23.110.
– El emplazamiento de los extintores permitirá que sean fácilmente visibles y accesibles,
estarán situados próximos a los puntos donde se estime mayor probabilidad de iniciar-
se el incendio, a ser posible próximos a las salidas de evacuación y preferentemente
sobre soportes fijados a paramentos verticales, de modo que la parte superior del ex-
tintor quede, como máximo, a 1,70 metros sobre el suelo.
– Se considerarán adecuados, para cada una de las clases de fuego (según UNE 23.010),
los agentes extintores, utilizados en extintores, que figuran en la tabla que aparece en
la siguiente página.
566
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

7. Sistemas de bocas de incendio equipadas


– Los sistemas de bocas de incendio equipadas estarán compuestos por una fuente de
abastecimiento de agua, una red de tuberías para la alimentación de agua y las bocas
de incendio equipadas (BIE) necesarias.
Las bocas de incendio equipadas (BIE) pueden ser de los tipos BIE de 45 mm y BIE de
25 mm.
– Las bocas de incendio equipadas deberán, antes de su fabricación o importación, ser
aprobadas de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 2 de este Reglamento, justificán-
dose el cumplimiento de lo establecido en las normas UNE-EN 671-1 y UNE-EN 671-2.
– Las BIE deberán montarse sobre un soporte rígido de forma que la altura de su centro
quede como máximo a 1,50 m sobre el nivel del suelo o a más altura si se trata de BIE
de 25 mm, siempre que la boquilla y la válvula de apertura manual si existen, estén
situadas a la altura citada.
Las BIE se situarán, siempre que sea posible, a una distancia máxima de 5 m de las sali-
das de cada sector de incendio, sin que constituyan obstáculo para su utilización.
El número y distribución de las BIE en un sector de incendio, en espacio diáfano, será tal
que la totalidad de la superficie del sector de incendio en que estén instaladas quede cubierta
por una BIE, considerando como radio de acción de esta la longitud de su manguera incre-
mentada en 5 m.
La separación máxima entre cada BIE y su más cercana será de 50 m. La distancia desde
cualquier punto del local protegido hasta la BIE más próxima no deberá exceder de 25 m.
Se deberá mantener alrededor de cada BIE una zona libre de obstáculos que permita el
acceso a ella y su maniobra sin dificultad.
La red de tuberías deberá proporcionar, durante una hora, como mínimo, en la hipótesis
de funcionamiento simultáneo de las dos BIE hidráulicamente más desfavorables, una presión
dinámica mínima de 2 bar en el orificio de salida de cualquier BIE.
Las condiciones establecidas de presión, caudal y reserva de agua deberán estar adecua-
damente garantizadas.
El sistema de BIE se someterá, antes de su puesta en servicio, a una prueba de estan-
queidad y resistencia mecánica, sometiendo a la red a una presión estática igual a la máxi-
ma de servicio y como mínimo a 980 kPa (10 kg/cm2), manteniendo dicha presión de prue-
ba durante dos horas, como mínimo, no debiendo aparecer fugas en ningún punto de la
instalación.
8. Sistemas de columna seca
El sistema de columna seca estará compuesto por toma de agua en fachada o en zona
fácilmente accesible al servicio contra incendios, con la indicación de uso exclusivo de los
bomberos, provista de conexión siamesa, con llaves incorporadas y racores de 70 mm con
tapa y llave de purga de 25 mm, columna ascendente de tubería de acero galvanizado y
diámetro nominal de 80 mm, salidas en las plantas pares hasta la octava y en todas a partir
de ésta, provistas de conexión siamesa, con llaves incorporadas y racores de 45 mm con
tapa; cada cuatro plantas se instalará una llave de seccionamiento por encima de la salida
de planta correspondiente. 567
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Hidrante de columna seca

La toma de fachada y las salidas en las plantas tendrán el centro de sus bocas a 0,90 m
sobre el nivel del suelo.
Las llaves serán de bola, con palanca de accionamiento incorporada.
El sistema de columna seca se someterá, antes de su puesta en servicio, a una prueba de
estanqueidad y resistencia mecánica, sometiéndole a una presión estática de 1.470 kPa (15
kg/cm2) durante dos horas, como mínimo, no debiendo aparecer fugas en ningún punto de
la instalación.
Los racores antes de su fabricación o importación deberán ser aprobados de acuerdo con
este Reglamento, ajustándose a lo establecido en la norma UNE 23.400.
9. Sistemas de extinción por rociadores automáticos de agua
Los sistemas de rociadores automáticos de agua, sus características y especificaciones, así
como las condiciones de su instalación, se ajustarán a las normas UNE 23.590 y UNE 23.595.

568 Rociador automático de agua


CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

10. Sistemas de extinción por agua pulverizada


Los sistemas de agua pulverizada, sus características y especificaciones, así como las con-
diciones de su instalación se ajustarán a las normas UNE 23.501, UNE 23.502, UNE 23.503, UNE
23.504, UNE 23.505, UNE 23.506 y UNE 23.507.
11. Sistemas de extinción por espuma física de baja expansión
Los sistemas de espuma física de baja expansión, sus características y especificaciones, así
como las condiciones de su instalación, se ajustarán a las normas UNE 23.521, UNE 23.522,
UNE 23.523, UNE 23.524, UNE 23.525 y UNE 23.526.
12. Sistemas de extinción por polvo
Los sistemas de extinción por polvo, sus características y especificaciones, así como las condicio-
nes de su instalación, se ajustarán a las normas UNE 23.541, UNE 23.542, UNE 23.543 y UNE 23.544.
13. Sistemas de extinción por agentes extintores gaseosos
Los sistemas de extinción por agentes extintores gaseosos estarán compuestos, como mí-
nimo, por los siguientes elementos:
a) Mecanismo de disparo.
b) Equipos de control de funcionamiento eléctrico o neumático.
c) Recipientes para gas a presión.
d) Conductos para el agente extintor.
e) Difusores de descarga.
Los mecanismos de disparo serán por medio de detectores de humo, elementos fusibles,
termómetro de contacto o termostatos o disparo manual en lugar accesible.
La capacidad de los recipientes de gas a presión deberá ser suficiente para asegurar la
extinción del incendio y las concentraciones de aplicación se definirán en función del riesgo,
debiendo quedar justificados ambos requisitos.
Estos sistemas sólo serán utilizables cuando quede garantizada la seguridad o la evacua-
ción del personal. Además, el mecanismo de disparo incluirá un retardo en su acción y un
sistema de prealarma de forma que permita la evacuación de dichos ocupantes antes de la
descarga del agente extintor.
Relación de normas UNE

Instalaciones fijas de extinción de incendios. Sistemas equipados con mangueras.


UNE EN 671-1: 1995.
Parte 1: Bocas de incendios equipadas con mangueras semirrígidas.
Instalaciones fijas de extinción de incendios. Sistemas equipados con mangueras.
UNE EN 671-2: 1995.
Parte 2: Bocas de incendios equipadas con mangueras planas.
UNE 23.007/1 1996. Sistemas de detección y alarma de incendio. Parte 1: Introducción.
UNE 23.007/2 1998. Sistemas de detección y de alarma de incendio. Parte 2: Equipos de control e indicación.
Sistemas de detección y de alarma de incendio. Parte 4: Equipos de suministro de
UNE 23.007/4 1998.
alimentación.
Componentes de los sistemas de detección automática de incendios. Parte 5:
UNE 23.007/5 1978.
Detectores de calor. Detectores puntuales que contienen un elemento estático.
.../... 569
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

.../...
UNE 23.007/5 1990. Componentes de los sistemas de detección automática de incendios. Parte 5:
1ª modificación. Detectores de calor. Detectores puntuales que contienen un elemento estático.
Componentes de los sistemas de detección automática de incendios. Parte 6:
UNE 23.007/6 1993.
Detectores térmicos termovelocimétricos puntuales sin elemento estático.
Componentes de los sistemas de detección automática de incendios. Parte 7:
UNE 23.007/7 1993. Detectores puntuales de humos. Detectores que funcionan según el principio de
difusión o transmisión de la luz o de ionización.
Componentes de los sistemas de detección automática de incendios. Parte 8:
UNE 23.007/8 1993.
Detectores de calor con umbrales de temperatura elevada.
Componentes de los sistemas de detección automática de incendios. Parte 9:
UNE 23.007/9 1993.
Ensayos de sensibilidad ante hogares tipo.
UNE 23.007/10 1996. Sistemas de detección y de alarma de incendios. Parte 10: Detectores de llamas.
Sistemas de detección y de alarma de incendios. Parte 14: Planificación, diseño,
UNE 23.007/14 1996.
instalación, puesta en servicio, uso y mantenimiento.
UNE 23.091/1 1989. Mangueras de impulsión para la lucha contra incendios. Parte 1: Generalidades.
Mangueras de impulsión para la lucha contra incendios. Parte 2 A: Manguera
UNE 23.091/2A 1996.
flexible plana para servicio ligero de diámetros 45 milímetros y 70 milímetros.
Mangueras de impulsión para la lucha contra incendios. Parte 2 B: Manguera
UNE 23.091/2B 1981.
flexible plana para servicio duro de diámetros 25, 45, 70 y 100 milímetros.
Mangueras de impulsión para la lucha contra incendios. Parte 3 A: Manguera
UNE 23.091/3A 1996.
semirrígida para servicio normal de 25 milímetros de diámetro.
Mangueras de impulsión para la lucha contra incendios. Parte 4: Descripción de
UNE 23.091/4 1990.
procesos y aparatos para pruebas y ensayos.
UNE 23.091/4 1994. Mangueras de impulsión para la lucha contra incendios. Parte 4: Descripción de
1ª modificación. procesos y aparatos para pruebas y ensayos.
UNE 23091/4 1996. Mangueras de impulsión para la lucha contra incendios. Parte 4: Descripción de
2ª modificación. procesos y aparatos para pruebas y ensayos.
Extintores portátiles de incendios. Parte 1: Designación. Duración de funciona-
UNE 23.110/1 1996.
miento: Hogares tipo de las clases A y B.
Extintores portátiles de incendios. Parte 2: Estanqueidad. Ensayo dieléctrico.
UNE 23.110/2 1996.
Ensayo de asentamiento. Disposiciones especiales.
Extintores portátiles de incendios. Parte 3: Construcciones, resistencia a la presión
UNE 23.110/31 1994.
y ensayos mecánicos.
UNE 23.110/4 1996. Extintores portátiles de incendios. Parte 4: Cargas, hogares mínimos exigibles.
Extintores portátiles de incendios. Parte 5: Especificaciones y ensayos comple-
UNE 23.110/5 1996.
mentarios.
Extintores portátiles de incendios. Parte 6: Procedimientos para la evaluación de la
UNE 23.110/6 1996.
conformidad de los extintores portátiles con la Norma EN 3, partes 1 a 5.
UNE 23.400/1 1998. Material de lucha contra incendios. Racores de conexión de 25 milímetros.
UNE 23.400/2 1998. Material de lucha contra incendios. Racores de conexión de 45 milímetros.
UNE 23.400/3 1998. Material de lucha contra incendios. Racores de conexión de 70 milímetros.
UNE 23.400/4 1998. Material de lucha contra incendios. Racores de conexión de 100 milímetros.
UNE 23.400/5 1998. Material de lucha contra incendios. Racores de conexión. Procedimientos de verificación.
UNE 23.405 1990. Hidrante de columna seca.
570 .../...
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

.../...
UNE 23.406 1990. Lucha contra incendios. Hidrante de columna húmeda.
UNE 23.407 1990. Lucha contra incendios. Hidrante bajo nivel de tierra.
UNE 23.500 1990. Sistemas de abastecimiento de agua contra incendios.
UNE 23.501 1988. Sistemas fijos de agua pulverizada. Generalidades.
UNE 23.502 1986. Sistemas fijos de agua pulverizada. Componentes del sistema.
UNE 23.503 1989. Sistemas fijos de agua pulverizada. Diseño e instalación.
UNE 23.504 1986. Sistemas fijos de agua pulverizada. Ensayos de recepción.
UNE 23.505 1986. Sistemas fijos de agua pulverizada. Ensayos periódicos y mantenimiento.
UNE 23.506 1989. Sistemas fijos de agua pulverizada. Planos, especificaciones y cálculos hidráulicos.
UNE 23.507 1989. Sistemas fijos de agua pulverizada. Equipos de detección automática.
UNE 23.521 1990. Sistemas de extinción por espuma física de baja expansión. Generalidades.
Sistemas de extinción por espuma física de baja expansión. Sistemas fijos para
UNE 23.522 1983.
protección de riesgos interiores.
Sistemas de extinción por espuma física de baja expansión. Sistemas fijos para pro-
UNE 23.523 1984.
tección de riesgos exteriores. Tanques de almacenamiento de combustibles líquidos.
Sistemas de extinción por espuma física de baja expansión. Sistemas fijos para
UNE 23.524 1983.
protección de riesgos exteriores. Espuma pulverizada.
Sistemas de extinción por espuma física de baja expansión. Sistemas para
UNE 23.525 1983.
protección de riesgos exteriores. Monitores lanza y torres de espuma.
Sistemas de extinción por espuma física de baja expansión. Ensayos de recepción
UNE 23.526 1984.
y mantenimiento.
UNE 23.541 1979. Sistemas fijos de extinción por polvo. Generalidades.
UNE 23.542 1979. Sistemas fijos de extinción por polvo. Sistemas de inundación total.
UNE 23.543 1979. Sistemas fijos de extinción por polvo. Sistemas de aplicación local.
UNE 23.544 1979. Sistemas fijos de extinción por polvo. Sistemas de mangueras manuales.
UNE 23.590 1998. Protección contra incendios. Sistemas de rociadores automáticos. Diseño e instalación.
UNE 23.595-1: 1995. Protección contra incendios. Sistemas de rociadores automáticos. Parte 1: Rociadores.
Protección contra incendios. Sistemas de rociadores automáticos. Parte 2: Puestos
UNE 23.595-2: 1995.
de control y cámaras de retardo para sistemas de tubería mojada.
Protección contra incendios. Sistemas de rociadores automáticos. Parte 3:
UNE 23.595-3: 1995.
Conjuntos de válvula de alarma para sistemas de tubería seca.

3.1. Tipos y manejo de extintores


El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) tiene editadas dos Notas
Técnicas de Prevención (NTP) básicas en esta materia: la NTP 99, sobre métodos de extinción
y agentes extintores –cuyos criterios técnicos siguen vigentes aunque no así los legales– y la
NTP 536, relativa a “Extintores de incendio portátiles: utilización”. La exposición del presente
epígrafe seguirá, fundamentalmente, las directrices de dichas Notas Técnicas.

571
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

3.1.1. Introducción
En la organización de un plan de protección contra incendios en un centro de trabajo me-
rece especial importancia la elección de los elementos materiales más adecuados y eficaces.
Si se tiene en cuenta que el extintor es el primer elemento que se usa en los primeros minutos
de iniciación de un fuego se puede afirmar que de él depende que la propagación del fuego
se aborte o no. Elegir un buen extintor significa conocer qué agente extintor es el más ade-
cuado y qué tipo y eficacia de extintor conviene. Además la efectividad de su uso depende de
que se efectúe la actuación según lo recomendado por las entidades de reconocido prestigio
en la lucha contra incendios y de que su mantenimiento y ubicación sea el correcto según la
reglamentación o normativa correspondiente.

3.1.2. Extintores de incendio portátiles


Están concebidos para que puedan ser llevados y utilizados a mano teniendo en condicio-
nes de funcionamiento una masa igual o inferior a 20 kg.
Dentro de los tipos más usuales se encuentra el extintor de
incendios de presión permanente, que a su vez se presenta en
tres modalidades:
– La primera corresponde a aquellos en que el agente extin-
tor proporciona su propia presión de impulsión, tal como
los de anhídrido carbónico.
– La segunda está formada por aquellos en que el agente ex-
tintor se encuentra en fase líquida y gaseosa, tal como los
hidrocarburos halogenados, y cuya presión de impulsión se
consigue mediante su propia tensión de vapor con ayuda
de otro gas propelente, tal como nitrógeno, añadido en el
recipiente durante la fabricación o recarga del extintor.
– La última modalidad es la de aquellos en que el agente extintor es líquido o sólido
pulverulento, cuya presión de impulsión se consigue con ayuda de un gas propelente,
inerte, tal como el nitrógeno o el anhídrido carbónico, añadido en el recipiente durante
la fabricación o recarga del extintor. En la Figura 1 se representa un extintor corres-
pondiente a esta última modalidad. Se reconocen porque en el punto 4 (ver Fig. 1) va
roscado un manómetro indicador de la presión del gas impulsor que ocupa la parte
superior del recipiente. Para accionar el extintor se quita el pasador 8 tirando de la
anilla, desbloqueándose la palanca 6 que se acciona apretando hacia la maneta fija 7
para que así se ponga en comunicación el tubo sonda 5 y la manguera 9. Entonces el
gas impulsor empuja a la masa del agente extintor obligándola a salir por el tubo sonda
hacia la manguera y su boquilla.
Otro tipo de extintor es el de presión no permanente. En ellos el agente extintor
puede ser líquido o pulverulento y están sometidos a la presión atmosférica. El agente
impulsor suele ser un gas inerte tal como el nitrógeno o el anhídrido carbónico, que va
contenido presurizado en un botellín instalado dentro o fuera del extintor. En la Figura 2 se
presenta este tipo de extintor con la denominación de sus partes principales. Se puede ver
que la parte superior del aparato extintor es idéntica a la representada en la Figura 1 con la
572
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

excepción de que no lleva el agujero roscado para un manómetro. Este tipo de extintor lle-
va una válvula de seguridad 6 tarada a 0,8 veces la presión de prueba, porque suponemos
que su capacidad es superior a tres litros. Además el botellín, si es de anhídrido carbónico
y su capacidad es superior a 0,40 litros, dispone de un disco de seguridad tarado a una
presión aproximada de 190 kg/cm2.

Extintor de incendios de presión permanente


573
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Extintor de incendios de presión no permanente con botellín interior

Para el accionamiento del extintor se comienza por quitar el pasador de seguridad tiran-
do de su anilla, desbloqueándose así la palanca que al apretarla hacia la maneta fija abre la
salida del agente impulsor del botellín 2 que, a través del tubo 3, se aloja en la cámara 4.
Posteriormente, si se empuña la boquilla de la manguera 7 y se acciona su palanca el agente
impulsor que estaba presionando desde su cámara al agente extintor, obligará a este a pasar
por el tubo 1 y salir por la boquilla de la manguera.

574
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

En la Figura 3 se presenta un ejemplo de etiqueta a adherir sobre un extintor de incendios


de presión permanente.

MARCA DEL EXTINTOR

EXTINTOR DE INCENDIOS
6 kg Polvo ABC

21 A 113B C

MODO DE EMPLEO
1. Quitar el pasador de seguridad
2. Apretar la maneta
3. Dirigir el chorro a la base de las llamas

PRECAUCIÓN
No apto para su uso en presencia de tensiones supe-
riores a 35.000 voltios
El polvo ABC no es tóxico ni corrosivo

FABRICANTE:

MARCA DE LA ENTIDAD AUTORIZADA


Agente extintor: 6 kg Polvo ABC
Agente propulsor: N2
Contraseña: FAI 1491
Transporte: EX–0291–V–V
Homologado según: ITC, MIE AP–5
BOE 20.6.85
Temperatura de servicio: – 20 °C + 60 °C
Verificar anualmente
Utilizar para la recarga
Recambios originales del modelo aprobado

DISTRIBUIDOR:

MANTENEDOR Y/O RECARGADOR:

Etiqueta impresa sobre un extintor de incendios de presión permanente

En la casilla superior se indica la marca comercial del extintor. En la siguiente casilla viene la
información sobre el tipo y cantidad de agente extintor y la eficacia del extintor. En el caso de
la figura se indica que el extintor es de 6 kg de masa total (suma de las masas de los agentes
extintor e impulsor y la del recipiente). El agente extintor es polvo polivalente antibrasa ABC
a base de fosfatos que extingue fuegos de las clases A (sólidos), B (líquidos) y C (gases) con las
eficacias correspondientes a 21 A, 113 B y C, respectivamente, según la norma UNE–23110 que
especifica el tamaño y clase de fuego que es capaz de extinguir considerando unas determi-
nadas condiciones.
575
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

A continuación viene una casilla sobre el modo de empleo del extintor. La casilla que in-
dica PRECAUCIÓN es para advertir sobre los tipos de fuego para los que no debe utilizarse el
extintor y además se añade la información de que el agente extintor no es tóxico ni corrosivo.
En la siguiente casilla se da la referencia del fabricante que cumple con las exigencias legales.
En la próxima casilla se indica la marca de la entidad autorizada que ha intervenido para
la homologación del aparato. Conjuntamente a esta marca se da la información sobre las ca-
racterísticas del continente del extintor y la norma seguida para homologar con los códigos
correspondientes al aparato extintor.
A continuación viene la casilla con las referencias del distribuidor y otra última con las refe-
rencias del mantenedor y/o encargado. Todos ellos deben cumplir con las exigencias legales.
En la Figura 4 se presenta un ejemplo de placa de diseño según normas. En ella se puede
apreciar el nombre del organismo autonómico como autoridad competente para controlar las
pruebas periódicas de presión. La casilla superior esta reservada para el número de registro.
En la primera casilla de la izquierda se indica la presión de diseño o de timbre que corresponde
a la presión máxima de servicio (en este caso 20 kg/cm2).

Ejemplo de placa de diseño

Las otras cuatro casillas están reservadas para indicar la fecha y marca de quien realiza las
pruebas de presión con periodicidad de cinco años. En la placa de la figura se indica la fecha
de la primera prueba de presión: 09–97. En este caso la última prueba se realizará en la fecha
del mes 09 del año 2012 que dará de validez al extintor cinco años más hasta el mes 09 del
año 2017 en que ya habrán pasado 20 años de servicio y por esto el extintor deberá retirarse.
En la Figura 5 se presenta una etiqueta correspondiente a un extintor de anhídrido car-
bónico. Puede comprobarse que la distribución de la información dada es similar a la de la
etiqueta de la Figura 3. Este tipo de extintores no lleva placa de diseño, pues por pertenecer al
grupo de botellas de gases licuados deberán llevar las inscripciones reglamentarias grabadas
directamente sobre la botella. Además dichas botellas disponen de un disco de seguridad ta-
rado a una presión de ~190 kg/cm2. Otra característica peculiar de los extintores de anhídrido
carbónico es que la boquilla de la manguera es más grande que la de los otros tipos. Está rea-
lizada en material aislante para evitar que la temperatura especialmente baja del gas licuado
produzca quemaduras.
576
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

MARCA DEL EXTINTOR

EXTINTOR
5 Kg CO2 (Anhídrido carbónico)
34 BC

MODO DE EMPLEO
1. Posición vertical
2. Tirar de la anilla
3. Dirigir el chorro a la base de las llamas

PRECAUCIÓN
No utilizar en fuegos metálicos y productos radioactivos

MARCA DE LA ENTIDAD AUTORIZADA


Recargar después de utilizar aunque sea parcialmente.
Verificar periódicamente.
Utilizar para el mantenimiento o la recarga los productos y piezas de recambio conforme al modelo
aprobado.
NO CONDUCTOR DE LA ELECTRICIDAD
Agente extintor:
CO2 5 kg
Temperaturas límite:
–20 °C + 60 °C
Aprobación N.º
012 / 485
Tipo:
CO2 5 kg
Modelo:
NM

FABRICANTE:

DISTRIBUIDOR:

MANTENEDOR Y/O RECARGADOR:

Etiqueta impresa sobre un extintor de incendios de anhídrido carbónico

3.1.3. Selección de un extintor portátil


En principio, se debería tener en cuenta para qué clase de fuego se quiere el extintor.
Para ello se considerará lo expuesto en el reglamento de instalaciones de protección contra
incendios (ver tabla 1). En la elección del agente extintor se deberá prescindir del halón, para
así cumplir con el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono
y que está ratificado por el estado español. Se podría elegir algunos de los productos alterna-
tivos de los halones que están autorizados.
577
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Tabla 1. Agentes extintores y su adecuación a las distintas clases de fuego según el


Reglamento de instalaciones de protección contra incendios (RD 1942/1993. BOE de 14.12.1993)

CLASE DE FUEGO (UNE–EN2 1994)

AGENTE EXTINTOR D
A B C
(Metales
(Sólidos) (Líquidos) (Gases)
especiales)

Agua pulverizada 000 (2) x

Agua a chorro 00 (2)

Polvo BC (convencional) xxx xx

Polvo ABC (polivalente) 00 xx xx

Polvo específico metales xx

Espuma física 00 (2) xx

Anhídrido carbónico 0 (1) x

Hidrocarburos haloge- 0 (1) xx


nados

Siendo: xxx Muy adecuado/xx Adecuado/x Aceptable

Notas:
1. En fuegos poco profundos (profundidad inferior a 5 mm) puede asignarse xx.
2. En presencia de corriente eléctrica no son aceptables como agentes extintores el agua a chorro ni la es-
puma; el resto de los agentes extintores podrán utilizarse en aquellos extintores que superen el ensayo
dieléctrico normalizado en UNE–23.110.

Otro parámetro a tener en cuenta sería el tamaño del fuego que viene indicado por la
parte numérica del código que nos define la eficacia del extintor. Este código está determi-
nado por la norma correspondiente. Si los recintos que se desean proteger están en edificios
habrá que recurrir a lo dispuesto en la Norma Básica de la Edificación que corresponda se-
gún la fecha de construcción del inmueble o, en caso que exista, a la ordenanza municipal
correspondiente.

3.1.4. Normas de utilización de un extintor portátil


El usuario de un extintor de incendios, para conseguir una utilización del mismo mínima
eficaz, teniendo en cuenta que su duración es aproximadamente de 8 a 60 segundos según
tipo y capacidad del extintor, tendría que haber sido formado previamente sobre los conoci-
mientos básicos del fuego y de forma completa y lo más práctica posible, sobre las instruc-
ciones de funcionamiento, los peligros de utilización y las reglas concretas de uso de cada
extintor.
Como se ha visto anteriormente, en la etiqueta de cada extintor se especifica su modo de
empleo y las precauciones a tomar. Pero se ha de resaltar que en el momento de la emergen-
578 cia sería muy difícil asimilar todas las reglas prácticas de utilización del aparato.
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

Dentro de las precauciones generales se debe tener en cuenta:


– La posible toxicidad del agente extintor o de los productos que genera en contacto con
el fuego.
– La posibilidad de quemaduras y daños en la piel por demasiada proximidad al fuego o
por reacciones químicas peligrosas.
– Descargas eléctricas o proyecciones inesperadas de fluidos emergentes del extintor a
través de su válvula de seguridad. También se debe considerar la posibilidad de meca-
nismos de accionamiento en malas condiciones de uso.

1. Descolgar el extintor asién- 2. Asir la boquilla de la manguera 3. Presionar la palanca de la ca-


dolo por la maneta o asa fija del extintor y comprobar, en beza del extintor y en caso de
y dejarlo sobre el suelo en caso que exista, que la válvula que exista apretar la palanca
posición vertical. o disco de seguridad (V) está de la boquilla realizando una
en posición sin riesgo para el pequeña descarga de compro-
usuario. bación.
Sacar el pasador de seguridad
tirando de su anilla.

4. Dirigir el chorro a la base de


las llamas con movimiento de
barrido.
En caso de incendio de líquidos
proyectar superficialmente el
agente extintor efectuando
un barrido evitando que la
propia presión de impulsión
provoque derrame del líquido
incendiado.
Aproximarse lentamente al fue-
go hasta un máximo aproxima-
do de un metro.

Reglas generales de uso de un extintor de incendios portátil 579


\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Antes de usar un extintor contra incendios portátil se recomienda realizar un cursillo prác-
tico en el que se podrían incluir las siguientes reglas generales de uso (ver fig. 6):
1. Descolgar el extintor asiéndolo por la maneta o asa fija que disponga y dejarlo sobre el
suelo en posición vertical.
2. En caso de que el extintor posea manguera asirla por la boquilla para evitar la salida
incontrolada del agente extintor. En caso de que el extintor fuese de CO2 llevar cuidado
especial de asir la boquilla por la parte aislada destinada para ello y no dirigirla hacia las
personas.
3. Comprobar, en caso de que exista válvula o disco de seguridad, que están en posición
sin peligro de proyección de fluido hacia el usuario.
4. Quitar el pasador de seguridad tirando de su anilla.
5. Acercarse al fuego dejando como mínimo un me-
tro de distancia hasta él. En caso de espacios abier-
tos acercarse en la dirección del viento.
6. Apretar la maneta y, en caso de que exista, apre-
tar la palanca de accionamiento de la boquilla.
Realizar una pequeña descarga de comprobación
de salida del agente extintor.
7. Dirigir el chorro a la base de las llamas.
8. En el caso de incendios de líquidos proyectar su-
perficialmente el agente extintor efectuando un
barrido horizontal y evitando que la propia presión
de impulsión pueda provocar el derrame incon-
trolado del producto en combustión. Avanzar gra-
dualmente desde los extremos.

3.1.5. Mantenimiento de los extintores de incendio portátiles


En el plan de prevención y protección contra incendios en un centro de trabajo se incluye
todo lo relativo a la cantidad, tipo, ubicación y mantenimiento de los extintores de incendio
portátiles. Merece ser destacado que, para que un extintor de incendios sea eficaz en el mo-
mento del incendio, debe haber tenido un mantenimiento adecuado con las revisiones perió-
dicas indicadas según el Real Decreto 1942/1993.

4. Actuaciones a adoptar en caso de incendio


En el supuesto de producción de un incendio, se deben adoptar las siguientes actuaciones básicas:
– Localizar el origen de la incidencia.
– Clasificar la magnitud del incendio (conato, emergencia parcial o general).
– Comunicar el hecho al Jefe de Emergencia o de Primera Intervención a su sustituto,
580 facilitándole la mayor cantidad de datos posibles del siniestro.
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

– Si la magnitud del incendio lo permite, se dispone de conocimientos en lucha contra


incendios y sin ponerse en peligro iniciar la extinción con los extintores portátiles de
la zona. Apagar un fuego con el extintor inadecuado, puede resultar inútil, e incluso
contraproducente.
– Si se decide a atacar el fuego con los medios de extinción disponibles, no dejar nunca
que el fuego corte las posibles vías de escape. Tampoco girarse ni dar la espalda al
fuego.
– Actuar siempre por parejas (ante cualquier eventualidad o desarrollo del siniestro,
siempre se podrá contar con la ayuda de un compañero).
– Si el incendio es controlado comunicarlo al Jefe de Emergencia, pero sin abandonar el
lugar, el incendio podría reactivarse.
– Si el incendio no se puede controlar, evacuar la zona cerrando las puertas que se vayan
dejando a la espalda e indicarlo al Jefe de Emergencia.
– Si no se puede salir debido a la gran cantidad de fuego o al humo:
* Mojar la puerta donde uno se encuentre (usar la papelera o los cajones como cubo),
con el fin de enfriarla.
* Mojar toallas o trapos y colócalas en los bajos de la puerta, para evitar la entrada del
humo.
– Es muy importante para la seguridad, observar los siguientes aspectos :
* Conocer las vías de evacuación y puertas de salida, así como con la localización de
los medios de emergencia (extintores portátiles, pulsadores de alarma, etc.).
* Recordar que en caso de haber gran cantidad de humo y fuego en los accesos, lo
mejor es esperar en el interior de tu local o dependencia. Si se ocurre salir, hacerlo
envuelto en una manta o prenda empapada de agua.

4.1. Evacuación en caso de incendios


La Nota Técnica de Prevención (NTP) 436 –Cálculo estimativo de vías y tiempo de eva-
cuación– del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo –INSHT–, expone que
el plan de emergencia de cualquier centro de trabajo plantea el doble objetivo de proteger a
las personas y a las instalaciones ante situaciones críticas, minimizando sus consecuencias. La
mejor salvaguarda para los ocupantes ante una emergencia es que puedan trasladarse a un
lugar seguro, a través de un itinerario protegido y en un tiempo adecuado, esto es, realizar una
evacuación eficiente. La citada Nota Técnica pretende exponer los parámetros a considerar
para conseguir con éxito una evacuación. Para ello, aborda el estudio a través de los siguientes
aspectos:

Definiciones
Si se plantea un itinerario cualquiera de evacuación, antes del estudio de optimización
se debería poner atención en los siguientes conceptos generales extractados de la Norma
Básica de la Edificación NBE-CPI/96.
581
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Origen de evacuación: Cualquier punto ocupable. Excepción de los recintos de densidad


de ocupación baja y superficie menor de 50 m2, cuyo origen de evacuación es su puerta.
Recorridos de evacuación: Longitud real sobre el eje de pasillos, escaleras y rampas.
Altura de evacuación: Diferencia de cotas de evacuación entre la del origen y la de sali-
da del edificio. Para evacuación no se consideran las escaleras mecánicas, rampas móviles y
aparatos elevadores, excepto las rampas móviles con dispositivo de parada automática por
sistema de detección y alarma.
Rampas: Son consideradas como los pasillos con una pendiente que no deberá ser mayor
que el 12% cuando su longitud sea menor que 3 m, que el 10% cuando su longitud sea menor
que 10 m o que el 8% en el resto de los casos.
Recinto: Espacio cerrado y formado por elementos constructivos separadores. Puede
abarcar diversas plantas pero constituye un sector de incendio.
Establecimiento: Concesión de dominio sobre la utilización de un inmueble. Todo él den-
tro de un edificio será un sector de incendio diferenciado.
Espacio exterior seguro: Es el lugar de la vía pública dentro de una zona delimitada con
un radio de distancia de la salida de edificio de 0,1 P metros, siendo P el número de ocupantes.
Si el espacio exterior no está comunicado con la red viaria o con otros espacios abiertos no
será preciso computar la superficie necesaria dentro del radio de distancia antes citado pero
habrá que excluir una franja de quince metros desde la fachada. Este espacio se determina a
razón de 0,5 m2/ persona como mínimo. Ver también salida de edificio.
Salida de recinto: Es una puerta o un paso que conducen directamente o no a la salida
de planta y del edificio. Un recinto puede disponer de una única salida, si su ocupación es
menor de 100 personas, no existen recorridos para más de 50 personas que precisen salvar
en sentido ascendente una altura de evacuación de más de dos metros y ningún recorrido
hasta la salida debe ser mayor de 25 m en general. Una planta puede disponer de una única
salida si además de cumplir las condiciones anteriores, su altura de evacuación no es mayor
que 28 m.
Si un recinto o planta deben tener varias salidas se verifica que: Desde cualquier origen
hasta alguna salida el recorrido es menor de 50 m y desde todo origen de evacuación hasta
algún punto con al menos dos recorridos alternativos no tenga más de 25 m.
Salida de planta: Puede ser el arranque de una escalera que conduce a una planta de sali-
da del edificio, siempre que ésta no tenga un ojo o hueco central con un área en planta mayor
que 1,3 m2 y no comunique con otras inferiores a través de huecos verticales además de las
normales de las escaleras.
Es también una puerta de acceso a una escalera o a su vestíbulo previo, a un pasillo pro-
tegido, siempre que cumpla con la normativa específica y que conduzcan a una salida de
edificio.
Es la puerta de acceso a otro sector, con las condiciones de que el primer sector tenga
otra salida de planta o una puerta de acceso a un tercer sector y finalmente a una salida de
edificio. Las dos salidas del primer sector no conducirán a un sector común para los dos re-
corridos optativos. Los espacios a los que se accede, dentro de 30 m de recorrido de evacua-
ción desde la puerta considerada disponen como mínimo de 0,5 m2 por persona asignada
582 a dicho recorrido.
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

Salida de edificio: Puerta o hueco utilizable como paso a un espacio exterior seguro. Si
el espacio exterior seguro no tiene capacidad para todos los ocupantes se podrá buscar otro
espacio adicional capaz con la condición que el recorrido sea menor que 50 m y cumpla con
la normativa específica.
Además, la NTP comentada contempla los Tiempos de evacuación, el Cálculo de vías de
evacuación y su aplicación práctica y el Cálculo de los tiempos de evacuación.
En general, se pueden indicar como normas a tener en cuenta en una evacuación en caso
de incendio las siguientes:
– Al activarse la señal de evacuación, comprobar que las vías de evacuación se encuen-
tran practicables, en caso contrario notificarlo el hecho al Jefe de Emergencia.
– Mantener la calma. Indicar al personal de la zona la necesidad de evacuar el centro, por
las salidas definidas (siempre que estas estén practicables).
– Guiar a los ocupantes hacia las vías de evacuación.
– Tranquilizar a las personas durante la evacuación, pero actuando con firmeza para con-
seguir una evacuación rápida y ordenada.
– Ayudar a las personas impedidas, disminuidas o heridas.
– No permitir la recogida de objetos personales.
– No permitir el uso de los ascensores.
– Siempre que sea posible verificar que los distintos lugares asignados han sido evacua-
dos correctamente.
– Una vez en el exterior, dirigirse al Jefe de Emergencia, indicándole la completa evacua-
ción de la zona o, en caso contrario, las incidencias producidas en la misma (heridos,
lugares que no se pudieron comprobar, etc.).

4.2. Evacuación de enfermos


En la literatura especializada suele señalarse que un hospital no es evacuable y, aunque
esto es defendido por la mayoría de los expertos, lo cierto es que puede llegar a necesitarse,
aunque sea como última medida. Precisamente por la dificultad que comporta, es por lo que
se hace más necesario tener preestablecida una posible evacuación. La razón argumentada a
veces de la no posibilidad de evacuación de un Hospital no debe ser utilizada para no plani-
ficar la misma, por cuanto, pese a su dificultad y a sus consecuencias, puede evitarse que la
catástrofe sea mayor.
La evacuación total de un Hospital es, además de difícil, improbable, pero no las evacua-
ciones parciales o traslados a otras zonas no afectadas, por lo que cada área del Hospital debe-
rá contar con su propia sistemática de evacuación. Naturalmente dicha sistemática será dife-
rente en algunas áreas del Hospital, como las Unidades de Cuidados Intensivos, Neonatología,
Hospitalización de Traumatología, etc. Al menos las Unidades de pacientes críticos y los blo-
ques quirúrgicos deberán disponer de sus sistemáticas especiales de evacuación.
Si se desea que la evacuación sea verdaderamente eficaz, hay que partir de dos premisas
fundamentales: que sea ordenada y que se sigan vías preestablecidas. Ello viene determina- 583
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

do, en principio, por el escaso o limitado tiempo con el que se cuenta, y por la necesidad de
solventar las reacciones de pánico que suelen provocar los siniestros. Como norma general de
actuación debe recordarse, una vez más, el principio básico de la Medicina de Catástrofes, en
el sentido de primar el interés colectivo frente al individual.
En toda sistemática de evacuación han de constar, al menos:
– Unas normas generales para el personal.
– Una definición de prioridades igualmente en función del área a evacuar, tipo de enfer-
mos y disponibilidad de personal.
– Una metodología del traslado de enfermos, en virtud del tipo de Unidad a evacuar.

4.2.1. Normas generales de evacuación


Las personas responsables de la evacuación serán el personal de cada Unidad y el de otras
áreas que designe el Comité de Catástrofes. Este personal estará perfectamente identificado
mediante tarjeta.
El personal permanecerá en su puesto de trabajo hasta recibir órdenes de la persona que
dirija la evacuación y sólo de ésta. Para realizar una adecuada evacuación deberán seguirse las
siguientes recomendaciones:
– Mantener la calma y no fomentar situaciones alarmistas.
– Eliminar obstáculos en puertas y rutas de evacuación.
– Emprender la evacuación con rapidez, sin gritos ni aglomeraciones.
– No intentar llevar consigo los objetos personales.
– No intentar recuperar ningún objeto que se caiga.
– Promover la ayuda mutua (controlar reacciones nerviosas).
– No volver a entrar en el área después de evacuada.
– Mantener el orden y la tranquilidad en las áreas de seguridad.
– Cerrar puertas y ventanas.
– Desconectar enchufes.
– Mantener libre la línea telefónica o interfono.

4.2.2. Prioridades en la evacuación


Se evacuarán siempre primero los enfermos, y luego los bienes materiales, comenzando
por la documentación y siguiendo por los que puedan contribuir a agravar el siniestro y por
los que puedan ser necesarios para la asistencia a los afectados.
Como criterio general en la evacuación de los enfermos se define el siguiente orden:
1. Enfermos que puedan desplazarse por sí mismos.
2. Enfermos encamados que no pueden moverse por sí mismos, que estén más alejados
de la zona de salida.
584 3. Enfermos impedidos más próximos a la zona de salida.
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

4.2.3. Metodología de evacuación


Dependiendo del lugar en que se produzca el siniestro se establecerá la preparación de los
enfermos, el personal interviniente, la forma de traslado de los enfermos, la ruta de evacua-
ción, la recepción de los evacuados y el control del proceso de evacuación.
a) Preparación de los pacientes para la evacuación
Hay que partir del hecho de que el paciente evacuado debe de poder ser identificado poste-
riormente para proseguir cuidados y atención médica en la zona de seguridad o en otro Hospital.
Conviene tener en cuenta, igualmente, que el paciente puede no estar en condiciones de ofrecer
su filiación, por lo que ha de procederse a otorgar a los pacientes algún dato para su identificación.
La identificación de los pacientes dependerá fundamentalmente del tiempo de que se
disponga para la evacuación. No obstante debe de estar prevista de antemano, sin que pueda
dejarse a la improvisación. Como recomendación, se aconseja disponer de una pegatina, bra-
zalete o pulsera en la que se identifique, al menos:
– Número de cama que ocupe.
– Unidad de origen y, si es posible, sector al que va dirigido.
– Filiación.
– Diagnóstico y tratamiento.
La consignación de estos datos será realizada por el Personal de Enfermería y, por supues-
to, dependerá del tiempo de que se disponga, por lo que puede ir desde consignar simple-
mente el número de cama a preparar toda la historia clínica completa.
b) Personal que participará en la evacuación
El personal obligado a participar en la evacuación es en principio el de la propia Unidad
que se evacue. Además, todo el personal del centro podrá ser designado por el Comité de
Catástrofes, aunque no dependa de la Unidad que se evacue.
Es recomendable que el personal que participe en la evacuación esté identificado; para
ello se sugiere el portar un brazalete con distintivos. Sus funciones serán trasladar enfermos
hasta la zona de seguridad señalada.
c) Técnicas de traslado
La elección del método de traslado de enfermos estará en función del estado y patología
del paciente, edad, etc. Los traslados de enfermos pueden realizarse en horizontal o en ver-
tical. Toda evacuación supone, en principio, un traslado en horizontal, y puede ser realizada
en la propia cama del enfermo. Si se trata de una evacuación mediante traslado en vertical, la
utilización de camas o sillas queda descartada. La elección del método de traslado será realizada
por el Facultativo responsable de la Unidad y en su ausencia por el/la Supervisor/a de la misma.

5. Seguridad en los centros sanitarios. Actuación de los Celadores


En los establecimientos sanitarios existen numerosas instalaciones y se desarrollan dis-
tintas actividades que pueden ocasionar un incendio o una explosión. A dichos riesgos debe
sumarse, como una posibilidad, el que en vecindad, o en el propio edificio estén ubicadas
industrias o actividades que pudieran sufrir uno de tales riesgos, y que los mismos pudieran
propagarse causando daños al establecimiento sanitario. 585
\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

Los planes de emergencia pretenden con su implantación optimizar la utilidad de los re-
cursos técnicos y humanos disponibles, con el objetivo de controlar con rapidez la evolución
de la emergencia y minimizar sus consecuencias. En un plan de autoprotección se pretenden
los mismos objetivos pero además se incluye el de implantación de medidas de prevención
que reduzcan la probabilidad de inicio de emergencias.
Los conceptos de accidente y emergencia están muy ligados entre sí, pudiendo definir-
se como sucesos inesperados y no deseados que interrumpen el desarrollo normal de una
actividad. En algunos casos sólo entrañan consecuencias económicas pero en otros pueden
ocasionar daños a personas. Algunos son de evolución rápida, como puede ser la muerte de
alguien por electrocución o explosión. Otros pueden ser de evolución más lenta como un
incendio o sequía. El desarrollo de actividades lleva implícito una serie de riesgos que con el
paso del tiempo pueden dar lugar a accidentes que ocasionarán situaciones de emergencia.
Las medidas contra los accidentes-emergencias son: la prevención, la protección y la repa-
ración. Podemos definir la prevención como el conjunto de medidas tendentes a que no se
produzcan situaciones no deseadas, la protección como el conjunto de medidas que intentan
neutralizar la emergencia producida y la reparación como el conjunto de medidas tendentes
a reparar los daños ocasionados por un accidente.
En un establecimiento sanitario las emergencias pueden ser muy variadas pudiendo ir des-
de una situación de catástrofe externa que pueda ocasionar la llegada de numerosos enfer-
mos o heridos, pasando por situaciones potenciales de emergencia interna como una alarma
de bomba o también los posibles accidentes que puedan originarse por las instalaciones o
actividades que se desarrollan en el propio establecimiento.

5.1. Inventario de recursos


Son todos los recursos técnicos y humanos del establecimiento, así como la cantidad y calidad
de tiempo de intervención de las ayudas externas para la actuación en una situación de emergencia.
Los recursos técnicos internos para la lucha contra incendio y evacuación se pueden concretar en:
– Sistemas de detección, sistemas para detectar el humo, ya sea humano o automático.
– Alarma, sistemas de emergencia para informar de la existencia de incidentes, como
pulsadores, sirenas, megafonía, etc.
– Medios de extinción, que son los medios de que dispone un establecimiento para la lu-
cha contra el fuego, como extintores, bocas de incendio, sistemas fijos de extinción, etc.
– Medios de evacuación, sistemas para poder evacuar a las personas, como escaleras,
pasillos especiales señalizados, etc.

5.2. Clasificación de las emergencias


Según el factor de gravedad de las mismas se pueden subdividir en:
– Conato de emergencia, es el accidente que puede ser controlado y dominado de for-
ma sencilla y rápida por el personal y medios de protección del local, dependencia o
586 sector.
CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

– Emergencia parcial, es el accidente que para ser dominado requiere la actuación de


los equipos especiales de emergencia del sector. Los efectos de la emergencia parcial
quedarán limitados a un sector y no afectarán a otros sectores colindantes ni a terceras
personas.
– Emergencia general, es el accidente que precisa de la actuación de todos los equipos
y medios de protección del establecimiento y la ayuda de medios de socorro y salva-
mento exteriores. La emergencia general comportará la evacuación de las personas de
determinados sectores.

5.3. Actitudes a adoptar


Las distintas emergencias requerirán la intervención de personas y medios para garantizar
en todo momento:
– La cadena detección-alarma. Cualquier persona que detecte una emergencia debe
poder transmitir por teléfono interior (línea especial) o pulsadores la alarma a un centro
permanente ocupado (centralita, recepción, etc.).
– La valoración de la gravedad y movilización de equipos internos. Debe asegurarse
la alerta a una persona formada que pueda evaluar la emergencia y movilizar a los
equipos necesarios para la intervención según la gravedad.
– El aviso, recepción e información de las ayudas externas. Debe asegurarse la comuni-
cación de la emergencia a los equipos de ayuda externos así como el envío de una perso-
na al acceso del edificio que reciba, informe y acompañe a los responsables del equipo.
– La evacuación. Se le debe dar una relevancia especial por sus especiales connotacio-
nes. En las emergencias parciales se organizará una evacuación parcial del personal
del sector hasta una zona segura. Los métodos para el traslado de los enfermos estará
en función de su dolencia. Lógicamente lo idóneo sería trasladar a los enfermos en su
propia cama o en sillas de ruedas pero normalmente esto no es posible. A continuación
pueden observarse algunos métodos para el traslado brevemente comentados:
a) Por levantamiento: son los más rápidos, no requieren excesivo esfuerzo y son fáciles
de aplicar.

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\[[[[ MANUAL DEL CELADOR DE INSTITUCIONES SANITARIAS

b) Por arrastre directo: está indicado cuando hay mucho humo, son imposibles de utilizar en eva-
cuación vertical, requieren gran esfuerzo y algunos son lentos y requieren entrenamiento.

c) Por arrastre con silla: son rápidos, son bastante confortables para los pacientes pero
no se pueden utilizar, generalmente, para la evacuación vertical.

d) Por arrastre por colchón: son seguros y confortables, son muy lentos y complicados,
las vías de evacuación deben ser amplias y se necesita un gran esfuerzo físico.

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CAPÍTULO 23. ACTUACIÓN DEL CELADOR EN EL PLAN DE EMERGENCIA DE UNA INSTITUCIÓN SANITARIA [[[[\

5.4. Actuación de los Celadores en un plan de emergencia


Las indicaciones que recogemos se refieren a la actuación establecida por un hospital en
concreto y por lo tanto deben entenderse como referencia de sus posibles actuaciones en
cualquier centro hospitalario.
Al recibir la alerta sus misiones serán:
a) Celadores componentes del equipo de segunda intervención:
– Recoger la máxima información de la emergencia procedente de centralita.
– Aprovisionarse del equipo necesario y acudir al lugar de la emergencia y atacar el
fuego bajo las órdenes directas del Jefe de Intervención.
b) Resto de Celadores.
Coordinados por el Jefe de Personal Subalterno, que en el momento de la alerta acudirá al
lugar de la emergencia donde recibirá instrucciones claras del Jefe de intervención sobre:
– Utilización de ascensores y vías de evacuación.
– Personal disponible y distribución de los mismos.

Para atender las siguientes necesidades:


– Paralizar montacamas y ascensores en la planta baja.
– Convertir en montacamas los ascensores.
– Destinar un Celador para cada montacamas para la utilización desde el interior.
– Utilizar el montacargas de cocina para el uso exclusivo de los Equipos de Intervención,
mientras su uso lo haga posible.
– Destinar dos Celadores en urgencias para ayudar el movimiento de pacientes que acu-
dan por las escaleras próximas y sacar los que acudan por el montacamas.
– Cerrar las ventanas y puertas, etc. de almacenes y servicios.
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Las cuestiones más comunes que se plantean en las distintas convocatorias de opo-
siciones relacionadas con esta unidad didáctica son:
2Detectores de fuego que no se dispara por el humo, agente extintor menos indicado
en fuegos de tipo B, método de evacuación de enfermos más aconsejable con humo
(Servicio de Salud de Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2006).
2Concepto de hidrante, utilización de ascensores durante un incendio (Servicio de
Salud de Castilla y León –SACYL–, convocatoria 2009).
2Concepto EPI, normas básicas de autoprotección en los centros, Ley sobre protección
de incendios, medidas preventivas de incendios, agentes extintores, funciones del
Equipo de Primera Intervención, evacuación de incendios, misiones del EPI, concepto
de BIE, tipos de fuegos, peligro ante los incendios, tipos de agentes extintores, mé-
todos de evacuación, orden de evacuación de pacientes, documentos obligatorios
en un plan de emergencia, establecimiento de zonas seguras (Servicio Andaluz de
Salud –SAS–, convocatoria 2009).
2Atención a una emergencia parcial, medios de protección pasiva, evacuación con
humo, responsable ante una emergencia, fines de los planes de emergencia, se-
ñalización de seguridad, orden de evacuación, actuación ante un fuego (Servicio
Gallego de Salud –SERGAS–, convocatoria 2009).
2Preparación ante una emergencia, factores de riesgo de las emergencias, estructura y
contenido de un Plan de emergencias, concepto de alarma, concepto de evacuación,
actuación básica ante un incendio, normas ante una evacuación, vigencia del plan de
autoprotección (Servicio Vasco de Salud–OSAKIDETZA–, convocatoria 2009).
2 Señales de salvamento, manipulación de extintor (Servicio Murciano de Salud–SMS–,
convocatoria 2009).

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