Máster, Psicología aplicada a la educación y el bienestar social.

Relato basado en un caso de cyberbullying

Sandra dejó una nota en su caja de Londres, la que trajo con 18 años de su viaje, el que hizo con su
padre en verano. Era mejor así. Si fallaba su intento, su padre no tendría que leerla, y si todo salía bien
la encontraría igualmente. Él sabía cuan importante era la caja para ambos. La buscaría, la abriría y
podría saber qué había ocurrido.
Era momento de subir a la azotea, al fin. No lo soportaba más, ella no se soportaba más. Miraba su
imagen reflejada en el espejo y no se reconocía, no quería ser ella, no quería ser quien los demás
ahora pensaban que ella era. La huella de su imagen viajaría eternamente por la red. No hay otra
solución. No existe ahora más que el consuelo de dejar de sentir.

Cuatro meses antes, Sandra y su padre volvían de sus vacaciones de verano en Londres. Su 18
cumpleaños fue especial, solos ellos dos. Al comenzar la universidad en Ocubre, conoció a gente
nueva, hizo grupos de washapp nuevos y se intercambió redes con sus nuevos amigos. Sandra era
popular. Ella vivía para ser una líder entre las chicas, no soportaba las críticas y nunca dejaba un
comentario negativo contra ella en su twitter indemne, no sin antes humillar a su emisora. Hasta que
un día ocurrió algo.
Eran las primeras Navidades en su primer año de universidad. Se levantó y, como cada mañana, abrió
su washapp. No podría creerlo, tan temprano. 250 mesajes. Algo interesante había ocurrido. Y
seguían entrando comentarios. Imposible leerlos todos, solo uno le llamó la atención: “Sandra
guarrona jajajajajaj que le den”,[…]”pxia tonta”,[…]” El novio cornudo q zorra jajajajja”…
Se quedó paralizada, la garganta se le estranguló en un nudo ¿Qué había pasado? Siguió leyendo.
Cuatro meses después, saltar desde la azotea de la sexta planta de su edificio era la única solución.
Todo fue muy rápido. A penas debió sentir el aire golpeando su cara con fuerza mientras se sentía
liberada y emocionada durante la caída.
Dos semanas después del incidente, su padre quiso sentirse más cerca de Sandra, aún no aceptaba su
ausencia y, en ocasiones, la ira se apoderaba de él. Se dirigió a su caja de Londres, donde guardaba su
hija las fotos en papel de ambos, cuando ella era pequeña, antes de que los selfies acabaran con lo que
se podía tocar y, en ocasiones, hasta oler. Su sorpresa fue encontrarse una carta escrita con trazo
nervioso y caótico. Decía:
Papá, lo siento. Fue un error. Ese profesor haciéndole fotos mientras teníamos relaciones…tenía mis
razones. Ya las verás en internet. Me enamoré de él, a penas tenía 10 años más que yo, y sabes que
siempre he aparentado más edad. No soportaba verlo en línea y que no me contestara, no tenía
derecho a ignorarme. La zorra de su novia no se lo merecía. Las fotos que le hice fueron para que
sintiera el mismo daño que me estaba haciendo él a mi. El me obligó. Pero perdí el pen donde las
guardaba. Creía que estaba en casa. Alguien lo ha encontrado y ahora verás mis fotos follando por
todos lados. Papá, lo siento. No vas a ver amor, vas a ver algo tan sucio que no podrías mirarme a la
cara nunca más. Ahora se acabó. No tendrás que hacerlo. Me voy. Que se joda ya esto, papá. Soy
una puta en todas las redes, se ríen de mi. El profesor ha perdido su trabajo y me están haciendo daño,
mucho daño. No he hecho nada para merecer esto. Lo siento, papá. Te dejo tus fotos en un pen. Son
la que le hice llegar a mamá por Facebook sobre ti y tu amiga cuando os besábais saliendo de aquel
restaurante. Quería que mamá nos dejara solos, a ti y a mi. Pero hay más fotos, ahora son para ti.
Mientras tenías sexo aquella tarde, no oísteis la puerta. Si tu amiga no huiera gemido tanto me abríais

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oído entrar. Es el regalo que te he hecho. Mi madre no te merecía, solo yo soy capaz de apreciar
unviaje a Londres a solas contigo. Un beso papá
Ya en el aula de la universidad, los alumnos se pasaban las fotos de Sandra. Su muerte era un
merecido castigo para una puta que había hecho fotos teniendo sexo con un profesor del instituto. Las
víctimas de sus ataques en las RRSS en el pasado fueron sus verdugas sin piedad con ella, reenviando
las imágenes, burlándose de ella e incendiando los comentarios para provocar más polémica. Su
muerte, que le preocupe a otros. A ellas no les importa. Demasiado tuvieron que aguantar durante los
años de instituto. Lo que le hizo a la novia de ese profesor no podía quedar sin castigo.

Bullying y cyberbullying: programas y guías

Rocío Moreno Delgado
Máster, Psicología aplicada a la educación y el bienestar social.
Prof. Rosario Ortega.

Introducción

Ciberespacio, el concepto nació de manos de Willian Gibson, en 1984. Desde entonces, las

redes informáticas de todo el mundo comparten espacio, y el uso de las TIC obliga a

considerar nueva fenomenología en las interacciones y en su relación con la comunicación,

así como la obligación de suscribir una nueva lógica social.

Pero este nuevo escenario que se perfila con luces y sombras tiene su propio código moral,

pero también su propio código de violencia. Supone un cambio en las normas de la

interacción física que inhibe unos tipos de emociones y propicia otros. Por lo tanto, el

ciberespacio sacude los cimientos del ser humano, que radican en el pensamiento y, como ser

social, en las emociones percibidas y experimentadas durante sus relaciones interpersonales.

Esta cuestión se torna preocupante cuando la violencia encuentra una vía de expresión por

este medio y enmarcado en el contexto escolar, a pesar del agravante de la victimización de

menores de edad. Es el punto de partida para descubrir una de las sombras del ciberespacio, el

cyberbullying y sus efectos en la población infantil dentro del contexto escolar.

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Desde este punto de partida, en este breve ensayo se propondrá como objetivo analizar qué

papel desempeña el desarrollo de las habilidades cognitivas en la prevención del

cyberbullying y cuáles podrían ser las más apropiadas para las necesidades de la víctima.

Para ello, se relacionarán los programas que, en este momento, validan con su contenido

los objetivos fundamentales inicialmente propuestos.

Elementos clave del cyberbullying

El cyberbullying, como apunta Ortega (2010), es una forma de bullying que se manifiesta

mediante violencia interpersonal, intencional, persistente, dominante y específica, ejercida a

través del uso de las TIC, que desvirtúa los vínculos, aísla a la víctima y, en la mayoría de los

casos, atenta contra su integridad física, conduciéndola incluso al suicidio. Se traspasa la

agresión desde el plano físico de la escuela o del instituto hasta el virtual, mediante el

ejercicio de violencia psicológica o relacional de forma indemne, inmoral e injustificada. Las

RRSS, un recurso que debería de servir para enriquecer la imagen virtual que el usuario

pretende difundir, al mismo tiempo, supone un foco de exclusión social.

Y es que la perdurabilidad del daño y su alcance se escapa de todo control. Teniendo en

cuenta los datos de UNICEF (2012), en el 2008 en la Unión Europea, el 60% de los niños de

entre 6 y 10 años utilizaba Internet. Un adolescente, por ejemplo, tiene unos 300 amigos de

media en Facebook y unos 80 seguidores en Twitter. El 91% publican fotos donde aparecen

ellos y un 92% publican su auténtico nombre. Un alto porcentaje publica datos que facilitan la

localización e identificación del adolescente. La precocidad en el acceso a Internet y los

riesgos asociados al uso de las RRSS combina beneficios sociales, pero tamnién

desprotección para los menores. Aunque tras someterlo a una balanza, las aportaciones

superan los inconvenientes o daños que aún la experiencia es incapaz de reportar al menor. El

beneficio social que genera la pertenencia a las RRSS compensa la categorización de riesgos

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que puede, de forma paradójica, aislarlos y excluirlos de la red de iguales. Todo ello los hace

vulnerables, bien por falta de madurez social, por su necesidad de integración o por un

deficiente ejercicio preventivo por parte del sistema social.

Se debe tener presente que la crueldad manifiesta del cyberbullying no es competencia

únicamente del agresor, sino también de los testigos silenciosos que actúan como hilos

conductores pasivos del ataque hacia la víctima. Ante esta colaboración silenciosa, el atacante

se oculta, planea su próximo movimiento tras evaluar el alcance virtual de su agresión e

inhibe a la víctima tras el infinito y vacío espacio que queda entre los dos.

Y es que las TIC han cambiado los paradigmas de la comunicación. La educomunicación

ha tomado las riendas del conocimiento. Nadie puede desarrollar su pensamiento alejado del

medio virtual. Esto obliga a las víctimas de cyberbullying a asistir una y otra vez a su propia

vejación y agresión moral, no solamente en el escenario de las RRSS sino también en la

huella virtual que sus experiencias virtuales van dejando con cada interacción.

Otro rasgo específico, según apuntan Alemay; Argente; Dornes y Vivancos (2017), son

los riesgos que los adolescentes asumen, por una parte, y a los que están expuestos, por otra.

Los riesgos generales son: a) riesgos de contacto; b) riesgos comerciales y c) riesgos de

descontextualización de la información. Los riesgos de contacto tienen correlación con la

violencia en la red escolar, en el caso del cyberbullying. Los riesgos específicos, en cambio,

son la intimidación, el chantaje y los malos tratos.

Pero tanto la víctima como el agresor sufren las consecuencias del cyberbullying, lo que

conduce a uno al estrés y tendencias suicidas y a otro a la perdida de control y tendencia a las

adicciones de alcohol y drogas.

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Aquí es cuando el plano emocional entra en juego, bajo el patrón de dominación-sumisión

dado entre agresor, víctima y espectadores, ya que sin ellos la violencia virtual no tendría el

mismo valor.

Para terminar, en base a lo anteriormente expuesto, sobre la alfabetización digital, según

UNESCO (2011, p. 28) la alfabetización digital es la habilidad de utilizar tecnología digital,

herramientas de comunicación o redes para localizar, evaluar, usar y crear información. Es la

base de trabajo desde donde deben partir los programas de intervención y guías destinados a

prevenir o intervenir los casos clínicos o colectivos de cyberacoso en el contexto escolar,

orientado a empoderar al menor (Guillén-Rascón; Ascencio-Baca y Tarango, 2016).

Programas y guías

Proyecto ConRed nace desde la perspectiva del proyecto Daphne, diseñado para estudiar la

naturaleza y prevalencia del cyberbullying en los estudiantes de secundaria de Europa.

Este proyecto propone los siguientes objetivos: a) sensibilizar sobre el uso responsable de

las TIC y RRSS; b) ofrecer un plan de intervención para el centro escolar, POAT o Plan de

Convivencia; c) abrir un debate sobre la importancia de las TIC y d) prevenir e intervenir

sobre casos de cyberbullying.

Con el nivel de calidad que ofrece este programa no hay guías o programas paralelos que

lo superen en validez y valoración. En cambio, otros programas pueden ser complementarios

al proponer la necidad de alfabetización digital y uso responsable de las RRSS.

Sobre la alfabetización digital, el proyecto holístico más completo es el Proyecto MIL

(UNESCO, 2011), analizado por Tejedor y Pulido (2012). Apunta ser una completa guía

curricular para docentes que hace un recorrido por todos los aspectos relacionados con el uso

de las TIC. Una de sus fortalezas es que sustituye el lenguaje de la prohibición por otro

preventivo. Además, integra a toda la comunidad en su planteamiento, especialmente a

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familiares de los menores. Empoderar a los menores como agentes de promoción de usos

creativos de Internet y de superación de los riesgos online, según UNICEF (2011), podría

inhibir parte de los riesgos asociados al uso de las RRSS. En cambio, este programa no es

específico de cyberbullying, aunque beneficia a la víctima por descubrirle todos los

beneficios, en contraposición, que proporciona el escenario virtual.

Centrado en la problemática del acoso y la protección al menor, el proyecto Florencia de

UNICEF (2011) cumple con unos objetivos más generales. Las TIC han incrementado la

magnitud y el potencial de algunos delitos antiguos ya conocidos. Este proyecto se centra en

crear un entorno más seguro para la infancia en internet. El estudio aborda dos cuestiones a)

los abusos sexuales de niños grabados en imágenes, b) la captación de menores con fines

sexuales y c) el ciberacoso.

En la línea de la prevención dentro del contexto escolar, la aplicación Pesedia, analizada

por Alemay (2017), fomenta el uso adecuado y responsable de la privacidad en las RRSS en

el contexto escolar. De nuevo, no es un programa específico del cyberbullying, pero

conciencia a los alumnos de primaria sobre la necesidad de protegerse en la red, manteniendo

un nivel seguro de privacidad y cocienciando del alcance que tiene en internet un mal uso de

nuestros datos, aunque, según reconocen los autores del análisis, la privacidad es un concepto

relativo para cada individuo, lo que hace prioritario trabajar desde una perpectiva preventiva.

Los menores deben ser conscientes del alcance y la repercusión que tienen sus acciones en las

redes virtuales, así como saber reconocer su propia identidad virtual. El lema de este

programa es “menores conscientes, menores responsables”.

Por último, como programa específico sobre determinados aspectos claves de la

socialización en la red, UNICEF en 2016 lanza el trabajo MIL CLICKS, que es un medio para

que las personas adquieran alfabetización de información y comunicación. (MIL)

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competencias en su normal día a día del uso de Internet y medios de comunicación sociales

mediante la exploración.

Conclusiones

La víctima de cyberbullying se convierte en un paria en la red virtual, debido al silencio

morboso de los espectadores, por un lado, y al ataque amoral y cruel del agresor, por otro. Ha

quedado demostrado que, según la UNESCO (2004), las tecnologías de la información

introducidas en el proceso de enseñanza y aprendizaje en distintos niveles pueden contribuir a

que el estudiante logre desarrollar mayores habilidades metacognitivas, ayudarles a encontrar

su motivación y a fortalecer sus capacidades reflexivas y de autorregulación. Sin embargo,

cuando el cyberbullying entra a formar parte de juego interactivo, no solamente no desarrolla

el pensamiento de la víctima, sino que la conduce al aislamiento social, tanto fuera como

dentro de las redes sociales.

UNICEF (2012) propone que los programas enfocados a la protección de la infancia en las

redes abarquen tres cuestiones: a) los abusos sexuales de niños grabados en imágenes; b) la

captación de menores con fines sexuales y c) el cyberbullying. La necesidad de protección,

mediante la intervención de guías y programas enfocadas a edades cada vez más tempranas,

se basa en la capacidad de asunción de riesgos que en la etapa adolescente toma las riendas

del bienestar social. Los programas y guías analizados, en este sentido, cumplen con los

principios de idoneidad, validez, son multifactoriales e integran baterías orientadas a potenciar

el empoderamiento y la alfabetización digital, habiendo ofrecido resultados significativamente

positivos.

Sin embargo, en torno al cyberbullying se ha generado una cultura virtual en la que se

presentan cambio de rolles, como es el caso del agresor victimizado, lo que lleva a extender

aún más la violencia por este medio. Las víctimas han aprendido dos principios básicos del

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ciberacoso: el profundo daño psicológico que causa, impunidad manifiesta, perpetuidad y la

capa invisible que le otorga la red virtual al agresor, el anonimato.

Por lo anteriormente expuesto, tras revisar el objetivo inicial de este ensayo, los puntos que

se deberían trabajar en las guías y en los programas podrían ir orientados a edades más

tempranas, cuando la línea entre el bullying y el cyberbullying aún no se ha traspasado.

Igualmente, se infiere una necesidad de integrar en las guías, no solo formación sobre las

RRSS y los riesgos asociados, sino también facilitar herramientas cognitivas para desarrollar

la empatía y el pensamiento divergente a través de los programas de entrenamiento

cognitivos.

La creatividad no basta con ser una habilidad innata en el ser humano, se debe ser

consciente de poseerla y, tras esa conciencia de pertenencia, dejar fluir su influjo. Esta

habilidad cognitiva podría suponer un trampolín para la autoestima y el autoconcepto de la

víctima. Empoderar a la víctima aumentando su capacidad de respuesta supondría la clave

para que por sí misma creara nuevas estrategias sociales.

Por lo tanto, se propone una línea de investigación sobre qué batería de estrategias es la

más eficaz para desarrollar los instrumentos más adecuados para las víctimas y concienciar a

los testigos silenciosos de cómo el daño que causan revierte en su propio bienestar social.

Bibliografía

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 Máster, Psicología aplicada a la educación y el bienestar social.

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