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5 COPLAS En lo alto vive, en lo alto mora, en lo alto

teje la tejedora.
Mi vecina la tortuga La araña
Come y come todo el tiempo y todos los
días
Aunque a veces come orugas Soy pequeño y blandito y mi casa llevo
Que están encima de las ramillas sobre el lomito.
El caracol

En el parque cantamos ¿Quién será que de noche sale y de día se


Con mis amigas las hormigas va?
Cantamos porque queremos El búho
Que nos lleven de viaje a las Indias

5 REFRANES

El hijo del padre ha venido - A las diez, en la cama estés


Y por nosotros su vida dio Los niños tiene que acostarse pronto para
Más es tiempo de recordarlo ir al colegio descansados.
Para no sentir que en vano murió

- En boca cerrada no entran moscas


En determinados momentos es mejor
Está la mariposa estar callado antes de meter la pata.
sentada en la cocina
haciendo chocolate
para la madrina. - Zapatero a tus zapatos
No hay que meterse donde no te llaman.

Yo no sé qué dice el viento - Barriga vacía, no tiene alegría


Yo no sé qué dice el mar Comiendo bien se ven las cosas de
Más cuando miro al horizonte distinto modo.
Siempre comienzo a llorar.

- Abril, aguas mil


5 ADIVINANZAS Abril es un mes con muchas lluvias.

Mi tía Cuca tiene una mala racha, ¿quién


será esta muchacha? 5 CHISTES
La cucaracha
-Jaimito, ¿Qué planeta va después de
Marte?
-Fácil señorita, “Miercole”.
¿Qué animal tiene las cinco vocales?
El murciélago
– Un ratón le dice a una rata:
-Hola. ¿Es aquí donde lavan la ropa? ¿Qué haces ahí sentada?
-No, le contestan. – Estoy esperando un ratito.
-¡Hala!, pues que cochinos.

¿Qué hace un vampiro conduciendo un Esto Jaimito entrando en una óptica y le


tractor? dice:
Sembrar el miedo. -Buenos días señor, necesito unas gafas.
-¿Para el sol?
-No son para mí.

1 LEYENDA

EL HADA Y EL VIEJO PINO


Hubo una vez, en unas lejanas llanuras, un árbol antiquísimo
al que todos admiraban y que encerraba montones de historias.
De una de aquellas historias formaba parte un hada, que había
vivido en su interior durante años. Pero aquella hada se
convirtió un día en una mujer que mendigaba y pedía limosna
al pie del mismo pino.
Muy cerca, vivía también un campesino (al que la gente
consideraba tan rico como egoísta), que tenía una criada.
Aquella criada paseaba cada mañana junto al viejo pino y compartía con la mujer mendiga
todo el alimento que llevaba consigo. Pero cuando el campesino se enteró de que la criada
le daba el alimento a la señora que mendigaba, decidió no darle ya nada para comer para no
tener así que regalárselo a nadie.
Tiempo después, el campesino avaro acudió a una boda en la que tuvo la ocasión de comer
y beber casi hasta reventar cuando, regresando a casa, pasó cerca del pino y de la mujer que
mendigaba a sus pies. Pero en lugar de un árbol, el campesino vio un palacio precioso que
brillaba a más no poder. Animado aún por la boda, el campesino decidió entrar y unirse a lo
que parecía otra fiesta. Una vez dentro del palacio, el campesino vio a un hada rodeada por
varios enanitos disfrutando de un festín. Todos invitaron al campesino a compartir la mesa
con ellos y no lo dudó dos veces, a pesar de que había acabado muy lleno de la boda.
El campesino, ya sentado en la mesa, decidió meterse todo cuanto pudo en los bolsillos,
puesto que ya no le cabía nada en el estómago. Acabada la fiesta, el hada y los enanitos se
fueron a un salón de baile y el campesino decidió que era el momento de volver a casa.
Cuando llegó, quiso presumir de todo cuanto le había pasado ante su familia y sus criados
y, para demostrarlo, sacó todo cuando había metido en sus bolsillos. Pero, oh, oh…de los
bolsillos no salió nada.
El campesino, enfurecido por las risas de todos, ordenó a la criada que se fuera de su casa y
que comprobara si quisiera cuanto le había contado. La pobre joven salió de la casa
entristecida, y acudió hasta los pies del pino. Pero, de pronto, poco antes de llegar, notó
algo muy brillante en los bolsillos de su delantal. Eran monedas de oro.
Tan contenta se puso la criada que decidió no regresar nunca más al hogar del campesino
egoísta, y fue a ver a la mujer que mendigaba en el pino para darle algunas monedas.
Tome señora, unas pocas monedas que tengo, seguro que le ayudarán. – Dijo la joven.
Y en aquel mismo momento la falsa mendiga retomó su forma de hada, recompensando la
actitud de la joven con un premio todavía mayor, su libertad y su felicidad eternas.

BEBE

BEBE GATEANDO

MAESTRA

NIÑA HABLANDO

NIÑA CAMINANDO

ESTUDIANTE

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