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Este poema explora los sentimientos de soledad y recuerdos de un amor perdido. El autor reflexiona sobre lo difícil que es olvidar a un antiguo amor y las preguntas y emociones que surgen al recordar los momentos compartidos. Aunque duele el pasado, el autor invita a su amor a regresar a su hogar para encontrar consuelo juntos y reavivar su conexión a través de la conversación y compañía.
Este poema explora los sentimientos de soledad y recuerdos de un amor perdido. El autor reflexiona sobre lo difícil que es olvidar a un antiguo amor y las preguntas y emociones que surgen al recordar los momentos compartidos. Aunque duele el pasado, el autor invita a su amor a regresar a su hogar para encontrar consuelo juntos y reavivar su conexión a través de la conversación y compañía.
Este poema explora los sentimientos de soledad y recuerdos de un amor perdido. El autor reflexiona sobre lo difícil que es olvidar a un antiguo amor y las preguntas y emociones que surgen al recordar los momentos compartidos. Aunque duele el pasado, el autor invita a su amor a regresar a su hogar para encontrar consuelo juntos y reavivar su conexión a través de la conversación y compañía.
Garcilaso “Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!” César Vallejo Te escribo nuevamente desde una tarde helada de esas en que nos puede el sentimiento y la obsesión -ese pingajo de la soledad- te derriba, te ocupa, sienta plaza en tu cuerpo y, lo más peligroso, te alumbra, te interroga. Y ves que los renglones se estrechan, las letras se amontonan y comprendes el hueco imposible, el espacio que nunca compartimos y este bello recurso de contarte la vida poblando de historia y de sueños las hojas tibias del dolor que tanto me recuerdan tus muslos o tu espalda. Por ellos navegué durante tanto tiempo, en ellos aprendí tantas cosas extrañas, tanto golpe de mar, que parece imposible olvidarte así, de pronto, como quien tira la luz por la ventana, como quien se despuebla de golpe de esperanza. ¿Quién puede responder sin ningún truco a las preguntas viejas, enquistadas, hechas parte de ti? ¿Quién cruzará de un salto las aguas del olvido sin sentir cómo quema en la carne la sorpresa de un día, las sábanas de un día, los cuerpos ofreciéndose, las ojeras del gozo al amanecer? ¿No volverá el amor , aquel juego con náufragos y cofres, a sorprendernos con su mano abierta, a dejar en la playa de un hombro como alga de plata que reposa la saliva brillante del deseo? Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé! Por eso he de decirte -aunque sea por escrito- f que está la casa abierta para ti, que te esperan los libros, el té, mi soledad, las dudas de las tardes de domingo, la pequeña verdad que no se tiene en pie sin tus palabras. No es posible saber cuando todo enmudece y la vida se ha vuelto una sórdida esquina si nos falló el presentimiento o será que el mercado nos fue tragando con sus comadres y su algarabía, que no supimos vernos ni hablarnos entre anuncios de sopas luminosas, promesas y altavoces pregonando los últimos saldos de la felicidad. Será que llevaremos inevitablemente un lenguaje podrido que amarga el paladar y te pone a escupir en mitad de la urgencia cuando toda la historia apenas si consiste en decirnos que sí, que nos amamos. Y los golpes, tan fuertes, las aguas del olvido, tan hondas… Yo no sé! Hay cosas en la vida que sólo se resuelven junto a un cuerpo que ama. Y cartas que se escriben cuando la prisa clava su aguijón y te deja colgando del alero y te da por pensar que es posible que no nos conociéramos aunque fuimos viviendo el mismo frío, la misma explotación, el mismo compromiso de seguir adelante a pesar del dolor.