Vous êtes sur la page 1sur 16

Vulnerabilidad

Vulnerability

L. Feito

RESUMEN ABSTRACT
El término “vulnerabilidad” encierra una gran com- “Vulnerability” is a complex concept. It refers to
plejidad. Hace referencia a la posibilidad del daño, a la the possibility of harm, to limitations and to the mortal
finitud y a la condición mortal del ser humano. Sin condition of the human being. Nevertheless, it has
embargo, tiene diversas dimensiones. Al menos una different dimensions. There are at least two: an
dimensión antropológica, que afirma la condición de anthropological dimension, which affirms the
vulnerabilidad del ser humano en cuanto tal, y una intrinsically vulnerable condition of the human being;
dimensión social, que subraya una mayor susceptibili- and a social dimension, which refers to an increased
dad generada por el medio o las condiciones de vida, susceptibility caused by the natural environment or
dando lugar a “espacios de vulnerabilidad” y “pobla- social settings, generating “vulnerability spaces” and
ciones vulnerables”. La dimensión social nos conduce “vulnerable populations”. The social dimension leads
a hablar de las capacidades y el reconocimiento como us to comment on capacities and recognition as key
elementos clave del vínculo entre los seres humanos elements of the bond amongst human beings, the
que es fundamento de la obligación moral. Esta obliga- ground of moral obligation. This obligation is
ción es fundamentalmente de cuidado y solidaridad en principally care and solidarity in the framework of
el marco de la justicia. justice.
Palabras clave. Vulnerabilidad. Reconocimiento. Key words. Vulnerability. Recognition. Care. Soli-
Cuidado. Solidaridad. Daño. darity. Harm.

An. Sist. Sanit. Navar. 2007; 30 (Supl. 3): 7-22.

Universidad Rey Juan Carlos. Madrid Correspondencia:


Lydia Feito
Universidad Rey Juan Carlos
Madrid
e-mail: lydia@urj.es

An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3 7


L. Feito

LA VULNERABILIDAD Y SU porque su objetivo es el ser humano, que


COMPLEJIDAD siempre, por definición es un ser vulnera-
ble. Y en muchos casos, específicamente,
A pesar de ser aparentemente tan com- la bioética se centra en el ser humano
prensible y conocido, el término “vulnerabi- enfermo, donde esa condición de vulnera-
lidad” encierra una notable complejidad. bilidad es aún más evidente. Lo que resul-
Vulnerabilidad es, en primer lugar, un con- ta quizá más novedoso, según esta autora,
cepto con múltiples significados, aplicables es el énfasis puesto en denunciar que exis-
a ámbitos muy diversos: desde la posibili- ten poblaciones enteras cuyos miembros
dad de un humano de ser herido hasta la son más vulnerables que otros en su apro-
posible intromisión en un sistema informáti- ximación a la asistencia sanitaria, y, desde
co. En segundo lugar, la vulnerabilidad es esta constatación, la defensa de una obli-
una característica de lo humano que parece gación de justicia de asegurar e incremen-
evidente desde una perspectiva antropoló- tar la autonomía de estas poblaciones.
gica, pero que la tradición cultural más cer-
cana a la defensa del individualismo, la auto- Este planteamiento es coherente con la
nomía y la independencia, se ha encargado preocupación creciente por incluir los
de dejar en un segundo plano o, incluso, de aspectos de las diferencias culturales en la
relegar por considerarla de rango inferior. bioética. Ya no es posible, a la altura de
En tercer lugar, la vulnerabilidad, en tanto nuestro tiempo, seguir pensando en una
que posibilidad del daño, es considerada la bioética local o parcial, ni tampoco en una
misma raíz de los comportamientos mora- bioética que prescinda de los aspectos
les, al menos de aquellos en que el énfasis se socioculturales que están marcando las
sitúa en la protección y en el cuidado, más diferencias en el mundo. La pretendida
que en la reclamación de derechos. invisibilidad de determinados problemas y
la falta de atención a ciertas claves de
Y además, en cuarto lugar, la vulnerabi- comprensión de la vida humana, han origi-
lidad se ha ido asociando no sólo con las nado una bioética poco implicada en las
condiciones del individuo sino, cada vez cuestiones relativas a la justicia. Por eso se
más, con las condiciones del medio ha producido ese “giro hacia lo cultural”,
(ambientales, sociales o de otro tipo) en que ha permitido plantear la posibilidad
que su vida se desarrolla, dando lugar a la de una “bioética global”2.
necesidad de incorporar los aspectos
socioculturales en la comprensión de este Por tanto, conviene apuntar ya que exis-
concepto. De ahí que se hable, frecuente- tirán al menos dos tipos de vulnerabilidad
mente, de poblaciones vulnerables, para humana: una vulnerabilidad antropológica,
referirse a aquellos grupos de personas entendida como una condición de fragilidad
que, a consecuencia de las condiciones del propia e intrínseca al ser humano, por su ser
medio en que viven, están en una situación biológico y psíquico; y una vulnerabilidad
de mayor susceptibilidad al daño. socio-política, entendida como la que se
deriva de la pertenencia a un grupo, género,
La idea de vulnerabilidad no es nueva, localidad, medio, condición socio-económi-
ciertamente, si bien sólo recientemente ha ca, cultura o ambiente que convierte en vul-
comenzado a formar parte de los discur- nerables a los individuos. Analizaremos bre-
sos bioéticos. Y su entrada se ha produci- vemente estos dos aspectos.
do de la mano del mencionado término
“poblaciones vulnerables”, especialmente LA VULNERABILIDAD
en relación a la ética de la investigación
con seres humanos. Sin embargo, como
ANTROPOLÓGICA
afirma R. Flanigan1, la bioética siempre ha Ser vulnerable implica fragilidad, una
estado preocupada por “el vulnerable” situación de amenaza o posibilidad de

1. FLANIGAN, R. (2000) “Vulnerability and the Bioethics Movement.” Bioethics Forum 16 (2): 13-18.
2. FEITO, L. (2007, en prensa) “Bioética global, ciudadanía mundial: una nueva forma de humanismo”
Revista Laguna.

8 An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3


VULNERABILIDAD

sufrir daño. Por tanto implica ser suscepti- lo antecedieron, sin principio visible, o el
ble de recibir o padecer algo malo o dolo- fiel presagio de otros que en el futuro lo
roso, como una enfermedad, y también repetirán hasta el vértigo. No hay cosa que
tener la posibilidad de ser herido física o no esté como perdida entre infatigables
emocionalmente. La vulnerabilidad tam- espejos. Nada puede ocurrir una sola vez,
bién puede entenderse como poder ser nada es preciosamente precario.» J. L. Bor-
persuadido o tentado, poder ser receptor, ges, Los Inmortales.
ser traspasable, no ser invencible, no tener Como dice Borges, la vida y lo que en
absoluto control de la situación, no estar ella hay es “preciosamente precaria”, de
en una posición de poder, o al menos tener ahí su enorme valor. Pero también su fragi-
la posibilidad de que dicho poder se vea lidad. La muerte es el límite absoluto para
debilitado. Es vulnerable, según el Diccio- las posibilidades, el fin de los proyectos y
nario de la Real Academia, quien puede ser las esperanzas. Por eso es la amenaza más
herido o recibir lesión, física o moralmente. poderosa, la que nos hace vulnerables. Y la
Todos estos sentidos, que muestran la conciencia de dicha amenaza, siempre pre-
polisemia del término y sus muchos mati- sente, nos convierte en doblemente vulne-
ces, hacen referencia no obstante a un rables por ser sabedores de nuestra fini-
denominador común: el daño. El daño tud. El ser humano no sólo muere, sabe
puede ser entendido de muy diversos que muere.
modos, el más evidente es la herida, el La muerte, la enfermedad y el sufri-
dolor. No en vano, el origen del término miento son las manifestaciones de nuestra
“vulnerabilidad” es el término latino “vul- radical finitud, de nuestro escaso poder,
nus”, que significa herida, golpe, punzada, del valor de ese breve suspiro que es la
y también desgracia o aflicción. En el vida. La muerte propia y la ajena nos
mismo campo semántico se encuentra hacen conscientes de la pérdida, de la
“vulneratio”, herida o lesión, y también el amenaza constante. Y la muerte, el final, el
verbo “vulnero”, herir o lastimar. Pero tam- dolor y la pérdida de posibilidades están
bién, obviamente, el daño puede ser psí- ínsitas en el ser humano como radical y
quico o emocional, en cuyo caso abre la constitutivo elemento de su vida, pues
vía del sufrimiento. Y existe también un están siempre presentes. Aunque la vida
daño moral, que es el causado por una sea, en buena medida, un intento de burlar
situación de maldad, una injusticia, un des- la inexistencia, como jugando al escondite
precio, o cualquier otra forma de daño que sabiendo que las risas tornarán en lágri-
afecte a nuestra identidad como personas. mas, que perderemos sin remedio esta par-
La vulnerabilidad tiene que ver, pues, tida, pero que mientras estuvimos jugando
con la posibilidad de sufrir, con la enfer- mereció la pena.
medad, con el dolor, con la fragilidad, con
«Bien sé que soy aliento fugitivo;
la limitación, con la finitud y con la muer-
te. Principalmente con esta última, tanto ya sé, ya temo, ya también espero
en sentido literal como metafórico. Es la que he de ser polvo, como tú, si muero,
posibilidad de nuestra extinción, biológica
o biográfica, lo que nos amenaza y, por y que soy vidrio, como tú, si vivo.» F.
tanto, lo que nos hace frágiles. Quevedo. El reloj de arena.

«La muerte (o su alusión) hace precio- El ser humano, que puede ser herido
sos y patéticos a los hombres. Estos se por ser frágil, y que queda no sólo lastima-
conmueven por su condición de fantas- do, sino también marcado por la cicatriz,
mas; cada acto que ejecutan puede ser últi- recuerdo del dolor, es víctima de su propia
mo; no hay rostro que no esté por desdi- condición mortal. Y esta afirmación de la
bujarse como el rostro de un sueño. Todo, vulnerabilidad se hace patente cuando
entre los mortales, tiene el valor de lo irre- autores como Pico della Mirandola, Petrar-
cuperable y de lo azaroso. Entre los Inmor- ca o Bocaccio comienzan, en el siglo XIV a
tales, en cambio, cada acto (y cada pensa- subrayar la importancia del ser humano
miento) es el eco de otros que en el pasado frente a una cultura fuertemente teocéntri-

An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3 9


L. Feito

ca. Con ellos se inaugura un nuevo modo la vida como quehacer, como algo por cons-
de concebirlo como individuo, y con ello truir, desde nuestra radical finitud.
se abre paso la idea de la dignidad huma-
na. Es una idea clave del renacimiento, «Es el mismo ser humano el que es lo
basada en la convicción de que la mente uno y lo otro [autónomo y vulnerable]
humana es capaz de autoconciencia y, por bajo dos puntos de vista diferentes. Y es
tanto, de libertad. más, no contentos con oponerse, los
dos términos se componen entre sí: la
«Tú, que no estás restringido por estre- autonomía es la de un ser frágil, vulne-
chos lazos, según tu propia y libre rable. Y la fragilidad no sería más que
voluntad, en cuyo poder te he coloca- una patología, sino fuera la fragilidad de
do, definirás tu naturaleza por ti un ser llamado a llegar a ser autónomo,
mismo. Te he puesto en el centro del porque lo es desde siempre de una cier-
Universo para que así puedas contem- ta manera. He aquí la dificultad con la
plar del modo más conveniente todo lo que hemos de confrontarnos»3.
que existe en el mundo. Tampoco te
hemos hecho celeste o terrestre, mor- La enfermedad que nos limita y trunca,
tal o inmortal, para que tú seas, por así el dolor que nos inclina, la ausencia y el
decirlo, tu propio y libre creador y te vacío, en sus muchas facetas, el sentimien-
des la forma que creas mejor. Tendrás to de impotencia, son manifestaciones de
poder para descender hasta las bestias nuestra vulnerabilidad. El ser humano es,
o criaturas inferiores. Tendrás poder por tanto, vulnerable y frágil por su misma
para renacer entre los superiores o condición corporal y mortal, pero también
divinos, según la sentencia de tu inte- por su capacidad de sentir y pensar, de ser
lecto“». Pico della Mirandola, Discurso con otros y de desarrollar una conciencia
de la dignidad del hombre. moral. La vulnerabilidad no sólo hace refe-
rencia a la dimensión biológica sino tam-
La “Oración por la dignidad del hom- bién a la historia del individuo en relación
bre” de Pico muestra cómo el ser humano con otros, al daño derivado de la relación
tiene todas las posibilidades abiertas, con otros, lo que hemos llamado vulnera-
pues carece de determinación previa. bilidad social.
Desde ahí se habilita un nuevo modo de
concebir la moral, como virtud que se LA VULNERABILIDAD SOCIAL
prueba en la acción. Enfatizando la auto- Como ya se ha comentado, la vulnera-
nomía moral como opuesta a la fortuna. bilidad ha comenzado a ser un término
Ésta es la que P. Ricoeur llama “parado- muy utilizado en ciertos ámbitos, especial-
ja de la autonomía y de la vulnerabilidad”: mente en los problemas éticos derivados
suponemos que somos autónomos, y esta de la investigación en poblaciones vulne-
presuposición se convierte en la garantía rables (grupos culturales diferentes en paí-
de buena parte de nuestras convicciones y ses en vías de desarrollo, mujeres, niños).
de nuestras reclamaciones de derechos u Pero también en el análisis de las condi-
obligaciones. Sin embargo, la autonomía es ciones de especial fragilidad en que ciertos
una tarea, es algo que hay que ganar. Debe- ambientes o situaciones socio-económicas
mos llegar a ser autónomos, precisamente colocan a las personas que los sufren. Así,
porque somos vulnerables y nuestro hori- el análisis de las condiciones de las vícti-
zonte, nuestro objetivo es la búsqueda de mas de los desastres naturales, las situa-
esa autonomía. La vulnerabilidad antropo- ciones de marginalidad y delincuencia, la
lógica, intrínseca, es, entonces, no sólo una discriminación racial o de género, la exclu-
afirmación de nuestra impotencia o debili- sión social, los problemas de salud mental,
dad, sino, antes bien, una constatación de etc. llevan a la afirmación de que existen

3. RICOEUR, P. (2008) “Autonomía y vulnerabilidad” en: Lo justo 2. Estudios, lecturas y ejercicios de


ética aplicada. Trotta. Madrid.

10 An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3


VULNERABILIDAD

“espacios de vulnerabilidad”4. Estos espa- cional, lo contextual y lo procesual, permi-


cios serían algo así como un “clima” o unas te considerar que la vulnerabilidad, aun
“condiciones desfavorables” que exponen siendo intrínseca al ser humano, no es una
a las personas a mayores riesgos, a situa- característica estable e inmutable, antes
ciones de falta de poder o control, a la bien es dependiente, al menos en parte, de
imposibilidad de cambiar sus circunstan- factores que pueden cambiarse, en los que
cias, y por tanto, a la desprotección. se puede intervenir. De ahí que ésta sea la
En la definición de R. Chambers5 se clave que sustenta la obligación moral de
puede observar que la vulnerabilidad tiene una acción, preventiva, curativa, social,
dos dimensiones: la vulnerabilidad es la económica, o de cualquier otra índole, que
exposición a contingencias y tensiones, y pueda minimizar, paliar o evitar estas con-
la dificultad de enfrentarse a ellas. Es decir, diciones favorables al daño, estos espa-
existe un elemento “externo” de riesgo, del cios de vulnerabilidad.
que es sujeto la persona, y un elemento En una línea similar a la señalada, O.
“interno” que hace referencia a la indefen- O’Neill7 se plantea una dimensión “persis-
sión, a la ausencia de medios para conten- tente” de la vulnerabilidad humana (que
der con tales riesgos sin sufrir daño. Esto hemos llamado aquí vulnerabilidad antro-
puede interpretarse también como tres pológica) y una dimensión “variable y
coordenadas que se articulan en la vulne- selectiva” de la vulnerabilidad, en función
rabilidad: la “exposición”, o riesgo de ser de las circunstancias (aquí, la vulnerabili-
expuestos a situaciones de crisis, la “capa- dad social), la cual debería suscitar una
cidad”, o riesgo de no tener recursos nece- respuesta de sensibilidad y rechazo del
sarios para enfrentarse dichas situaciones, daño. Como se indicará posteriormente, la
y la “potencialidad”, o riesgo de sufrir actitud ética derivada será el cuidado.
serias consecuencias como resultado de M. Kottow propone denominar “sus-
las crisis6. ceptibilidad” a las privaciones o necesida-
Este planteamiento permite entender des que predisponen al sufrimiento y ame-
que la vulnerabilidad social supone la vul- nazan con el daño, reservando el término
nerabilidad antropológica, pero la amplifi- “vulnerabilidad” para la condición humana
ca notablemente en función de factores de fragilidad que todos compartimos8. La
ambientales o sociales, que interaccionan persona vulnerable está intacta, pero en
entre sí hasta el punto de hacer muy com- riesgo. La persona susceptible ya está
pleja la atribución del daño a una sola dañada, ya sufre alguna deficiencia o des-
causa. Los espacios de vulnerabilidad son ventaja que la coloca en una situación de
entonces centros de confluencia de ame- indefensión y predisposición a un daño
nazas potenciales que, aun no siendo por ulterior. El umbral de sufrimiento adicional
sí mismas dañinas, se convierten en entor- disminuye en función del daño previo
nos deletéreos. (pudiendo adoptar este daño la forma de
La vulnerabilidad tiene, por tanto, una una condición social desfavorable).
dimensión de susceptibilidad al daño, con- Lo interesante de su propuesta es que,
dicionada por factores intrínsecos y extrín- al plantearse como condiciones diferentes,
secos, anclada en la radical fragilidad del también las aproximaciones para afrontar-
ser humano, pero sin duda atribuíble en las son diversas: la vulnerabilidad podría
buena medida a elementos sociales y reducirse, en su opinión, por medio de una
ambientales. El énfasis puesto en lo rela- protección equitativa de todos los miem-

4. DELOR, F. & HUBERT, M. (2000) “Revisiting the concept of “vulnerability”.” Social Science & Medicine
50: 1557-1570.
5. CHAMBERS, R. (1983) Rural development: putting the last first. Longman. Londres.
6. DELOR, F. & HUBERT, M. op.cit.
7. O’NEILL, O. (1996) Towards justice and virtue. Cambridge University Press. Cambridge.
8. KOTTOW, M. (2003) “The vulnerable and the susceptible” Bioethics 17: 460-471.

An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3 11


L. Feito

bros de la sociedad, bajo un principio de para el ordenamiento político público es


justicia, mientras que la susceptibilidad, al que éste brinde a los ciudadanos un nivel
ser un estado determinado de necesidad, básico de capacidad en ciertas funciones
sólo puede ser reducido o neutralizado centrales de la vida humana.
con medidas especialmente diseñadas
contra esa necesidad específica, que se La lista de capacidades varía y es sus-
apliquen de modo activo. Es decir, el enfer- ceptible de revisión. Sin embargo, lo inte-
mo (el susceptible) requiere un tratamien- resante de este planteamiento es el énfasis
to adecuado y específico para su patología puesto en que es una exigencia moral brin-
o necesidad, una reparación. dar las oportunidades o garantías necesa-
rias para que se desarrollen las capacida-
des, lo cual, en muchos casos, es sinónimo
CAPACIDAD Y RECONOCIMIENTO de compensar las diferencias existentes
Aunque no podemos abordar aquí en entre los individuos, debidas a la “lotería
detalle esta cuestión, porque excede los de la vida”.
objetivos de este trabajo, conviene men-
Buena parte de las capacidades que se
cionar que un enfoque particularmente
defienden son derechos humanos reconoci-
interesante ligado a la cuestión de la vul-
dos como tales. Sin embargo, la ventaja de
nerabilidad social, o lo que Kottow llama
este enfoque radica, por una parte, en que
susceptibilidad, es el de las capacidades.
no se conforma con la mera proclamación
A. Sen y M. Nussbaum9 trabajaron jun- de la existencia de un derecho, sino que
tos en el Informe sobre desarrollo huma- exige la realización de las garantías para las
no del Programa de las Naciones Unidas capacidades, de modo que resulta más efi-
para el Desarrollo (PNUD) y han elabora- caz. No se limita a unos derechos esenciales
do sendas propuestas de análisis de las mínimos, sino que asume un compromiso
capacidades humanas como clave del con el funcionamiento y florecimiento
desarrollo10. humano completo. Extiende, por tanto, los
La noción de capacidades humanas límites de los derechos económicos, socia-
permite elaborar una teoría sobre las les y culturales, y cambia el énfasis: de la
dimensiones importantes de la vida huma- protección de los derechos, a la provisión
na, que pretende a la vez defender valores de garantías legales para asegurar la cali-
transculturales y dejar un espacio suficien- dad de vida de individuos y grupos.
te para la pluralidad y la diversidad cultu- Por otro lado, al plantear un enfoque
ral. Este enfoque se refiere al funciona- más relacionado con las funciones de la
miento real de personas y grupos en áreas vida humana, puede ser mucho más sensi-
consideradas centrales para la calidad de ble a las diferencias culturales y sociales,
vida. Es decir, se definen unas funciones reconociendo que las exigencias de justi-
centrales en la vida humana, cuya presen- cia en relación al desarrollo de capacida-
cia o ausencia es indicador de una auténti- des difieren notablemente de unos grupos
ca vida humana, de tal modo que si una a otros.
persona carece de estas capacidades, no
puede tener una vida humana buena. De En una línea similar se sitúa A. MacInty-
aquí se deriva como consecuencia que la re11 cuando se refiere al florecimiento de la
meta de cualquier política deba ser el vida humana, aunque su enfoque está
desarrollo y preservación de las capacida- mucho más anclado en una perspectiva
des. Una condición necesaria de justicia desde las virtudes.

9. NUSSBAUM, M. & SEN, A. (1993) The quality of life. Clarendon Press. Oxford.
10. SEN, A. (2000) Desarrollo y libertad. Planeta. Barcelona. Sen, A. (2005) “Human rights and
capabilities” Journal of Human Development 6(2): 151-166. Nussbaum, M. (2002), Las mujeres y el
desarrollo humano. Herder, Barcelona.
11. MACINTYRE, A. (2001) Animales racionales y dependientes. Por qué los seres humanos necesitamos
las virtudes. Paidós. Barcelona.

12 An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3


VULNERABILIDAD

Y también es esta perspectiva de las lucha, no se otorga de modo inmediato y


capacidades la que aborda P. Ricoeur, espontáneo. Desde el punto de vista de la
quien reflexiona sobre las capacidades del vulnerabilidad social y de las exigencias de
ser humano en tanto que ser que actúa y justicia que demanda, esta toma de con-
que sufre. Las capacidades son uno de los ciencia de la dificultad del reconocimiento
polos de la identidad personal, el otro es el por parte de otros, es esencial. Supone la
reconocimiento, es decir, el recurso a las denuncia no sólo de los espacios de vulne-
demás personas para dar estatuto social a rabilidad que generan mayor susceptibili-
la certeza personal que tiene cada indivi- dad, sino también de las situaciones en
duo respecto de sus propias capacidades, que la vulnerabilidad es propiciada por la
porque, afirma Ricoeur12, las capacidades falta de poder, por la imposibilidad de
se pueden observar desde fuera, pero lo luchar contra tales elementos. Todas estas
esencial de ellas es que se sienten y viven aportaciones nos llevan a plantearnos la
desde dentro, con certeza. exigencia moral derivada de la constata-
ción de la vulnerabilidad.
Lo que se está queriendo decir con este
planteamiento es algo esencial: capacidad
«A las incapacidades infligidas por la
y reconocimiento son dos elementos nece-
enfermedad, el envejecimiento, las
sarios e insustituibles de la identidad de
debilidades, o dicho brevemente, por
las personas. El conocimiento de uno
el curso del mundo, se añaden las inca-
mismo requiere la presencia de los otros,
pacidades infligidas por unos seres
el reconocimiento mutuo. La identidad y la
humanos a otros con ocasión de las
alteridad están unidas13.
múltiples relaciones de interacción.
Las capacidades que definen al ser Éstas implican una forma específica de
humano, según Ricoeur, serán: la capaci- poder, un poder-sobre, que consiste en
dad de decir (poder decir, entendido como una relación disimétrica inicial entre el
producir espontáneamente un discurso agente y el receptor de su acción; a su
sensato), de hacer (poder actuar, es decir, vez, esta disimetría abre la vía a todas
producir acontecimientos en la sociedad y las formas de intimidación, de manipu-
en la naturaleza), de narrar y narrarse lación, o más sencillamente, de instru-
(poder contar, es decir construir una iden- mentalización que corrompen las rela-
tidad narrativa a través del relato de la pro- ciones de servicio entre humanos»14.
pia historia), la capacidad de imputabilidad
(la asunción de ser autor de los actos y, por
tanto, responsable, capaz de atribuirse y LA VULNERABILIDAD COMO
asumir las consecuencias de la acción) y la OBJETO DE ANÁLISIS EN LA
de prometer (el compromiso hacia el futu- BIOÉTICA
ro con la palabra, que se hace patente en la
Según lo que se ha venido comentando,
acción, y, por ello, ser confiable).
el concepto de vulnerabilidad es esencial
Estas capacidades forman parte de esa para la comprensión de lo humano, supone
certeza básica que tiene el sujeto, sin atender a una dimensión antropológica,
embargo requieren un interlocutor, cuen- que nos iguala en la fragilidad, y a una
tan con las demás personas para su ejerci- dimensión social, en la que nos hacemos
cio (decir a alguien, actuar con alguien, más o menos susceptibles al daño en fun-
narrar a alguien, etc), de ahí que se plante- ción de las condiciones (ambientales, eco-
en con reciprocidad, como modo de reco- nómicas, etc) en que desarrollamos nuestra
nocimiento. Y el reconocimiento se logra vida y de la posibilidad que tales condicio-
muchas veces por la reivindicación y la nes nos ofrezcan de asegurar las capacida-

12. RICOEUR, P. (2005) Caminos del reconocimiento. Trotta. Madrid.


13. DOMINGO MORATALLA, T. (2006) “Del sí mismo reconocido a los estados de paz. Paul Ricoeur:
caminos de hospitalidad” Pensamiento 62 (233): 203-230.
14. RICOEUR, P. (2008) op.cit.

An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3 13


L. Feito

des básicas que nos permiten alcanzar la principio de autonomía englobaría cinco
calidad de vida y encontrar el reconoci- cualidades:
miento como clave de la autonomía.
– Capacidad de creación de ideas y
La constatación de la vulnerabilidad y, metas vitales
especialmente, de la existencia de espa-
cios de vulnerabilidad, situaciones que – Capacidad de introspección, auto-
generan mayor potencial de daño, y por gestión y privacidad
tanto, poblaciones vulnerables, es, como – Capacidad de reflexión y acción sin
se ha dicho, un elemento muy relevante coacción
para las propuestas que se ofrecen desde
la bioética actual. – Capacidad de responsabilidad per-
sonal e implicación política
Baste mencionar, en este sentido, la
controvertida Declaración universal sobre – Capacidad de consentimiento infor-
bioética y derechos humanos, elaborada mado
por la UNESCO en 2005. En el artículo 8 de 2. Integridad. Se refiere a la totalidad de
dicha declaración se afirma el “Respeto de la vida que no debe ser destruida, entendi-
la vulnerabilidad humana y la integridad da, desde una perspectiva narrativa, como
personal”, que se concreta del siguiente la coherencia de la vida de la persona (his-
modo: «Al aplicar y fomentar el conoci- toria de vida) o de la unidad narrativa (his-
miento científico, la práctica médica y las tórica) de la cultura humana.
tecnologías conexas, se debería tener en
cuenta la vulnerabilidad humana. Los indi- La integridad implica la idea de totali-
viduos y grupos especialmente vulnera- dad, de completitud, y tiene que ver con
bles deberían ser protegidos y se debería una esfera personal de autodeterminación,
respetar la integridad personal de dichos en la que se apela a una virtud esencial
individuos.» Aunque con este artículo no que expresa la corrección, la honestidad,
se especifica el modo en que ha de aten- el buen carácter. También incluye una
derse a la vulnerabilidad, supone al menos dimensión legal, al referirse a la coheren-
una toma de conciencia reseñable. cia moral del sistema legal o médico.
Más interesante resulta la propuesta de En ambos casos, expresa un núcleo
unos “Principios de la bioética europea” intocable, la esfera personal, que no debe
elaborada a partir del Proyecto BIOMED II ser objeto de intervención externa, lo cual
titulado “Basic ethical Principles in euro- tendrá importantes consecuencias para la
pean bioethics and biolaw”, y llevado a bioética. El cuerpo se concibe como una
cabo por un conjunto de expertos de esfera privada, y observar este principio
diversas disciplinas y países. El trabajo se de integridad será indispensable para la
publica de la mano de J.D. Rendtorff y P. confianza entre sanitario y paciente. En
Kemp en el año 2000,15 y supone una alter- última instancia supone el respeto a la
nativa al clásico enfoque de los principios identidad y la integridad, en el contexto de
de la bioética, propuestos por el Informe la vida individual.
Belmont y, posteriormente, por T. Beau- 3. Dignidad. Se expresa de modo claro
champ y J. Childress. Los principios pro- que la dignidad no puede ser reducida a
puestos son: autonomía, integridad, digni- autonomía, antes bien, debe ser considera-
dad y vulnerabilidad. Se resumirán da un valor intrínseco Pero también es un
brevemente en lo que sigue: asunto de moralidad construida en las
1. Autonomía . Se concibe aquí no sólo relaciones humanas, por ello tiene una
como “permiso” para un tratamiento o dimensión intersubjetiva. La dignidad se
experimentación, sino ligada a la idea de otorga, de modo que es también una expre-
capacidad que ya se ha comentado. El sión de la idea de reconocimiento.

15. RENDTORFF, J. & KEMP, P. (2000) Basic ethical principles in European bioethics and biolaw. Instituto
Borja de Bioética. Barcelona.

14 An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3


VULNERABILIDAD

Se refiere a la inviolabilidad de la vida Las aportaciones de estos principios,


humana individual, e incluye todos aque- de modo resumido, son varias: por un
llos aspectos que tradicionalmente se con- lado, se enfatizan valores y perspectivas
sideran propios del respeto debido a los más centradas en una reflexión sobre la
seres humanos: la dignidad expresa valor fragilidad del ser humano y la necesidad
del ser humano en la sociedad, incluye el de su protección, que en la defensa de
respeto a la capacidad moral humana, afir- unos derechos individuales. Por otro lado,
ma que el ser humano es un fin en sí, no un al tener cierta conexión lógica todos los
medio. Apela también a la indetermina- principios entre sí, forman un entramado
ción, es decir, al elemento de proyecto y sólido y coherente. No se renuncia a las
autodeterminación de la propia vida y del aplicaciones, es decir, a la operatividad de
destino personal, lo cual conlleva la auto- los principios en la vida práctica, pero se
estima, el orgullo o la vergüenza, y también abre un interesante espacio de reflexión
la degradación como formas de la relación sobre lo humano. También son principios
intersubjetiva. Finalmente, asume ciertas que encajan en la perspectiva de las capa-
restricciones de intervención en seres cidades y el reconocimiento que se ha
humanos (por ejemplo en el caso de situa- venido exponiendo, por lo que tienen más
ciones consideradas tabú). En todos los posibilidades de incorporar elementos de
casos, el principio de dignidad hace refe- diferencias culturales y de aspectos de
rencia al valor intrínseco y a la igualdad desarrollo a ser promovidos. Finalmente,
fundamental de todos los seres humanos. desde el punto de vista del contexto que
les da sentido, se insiste en que los princi-
4. Vulnerabilidad. Aplicada a la vida pios no habitan en una suerte de “paraíso
mental y corporal, por tanto con una teórico”, sino que todos ellos han de ser
dimensión antropológica, se encuentra considerados en al marco de la justicia. Y,
ligado este principio al de integridad, si junto a ello, a la hora de la aplicación, se
bien enfatiza más una característica de la subraya que la autonomía, ligada a los
condición humana, que una obligación de otros tres principios, debe colocarse en el
no destruirla. Son dos las ideas básicas contexto del cuidado por los otros, que no
expresadas por este principio: es sólo una cuestión de protección de los
– Expresa la fragilidad y finitud de la que no pueden actuar autónomamente,
vida, que es base de la moralidad sino una constatación de que todos somos
para los capaces de autonomía vulnerables16.

– Es el objeto de un principio moral


que requiere el cuidado del vulnera- LA VULNERABILIDAD COMO
ble. Vulnerable es aquel cuya auto- ORIGEN DE LA ÉTICA
nomía, dignidad o integridad pue-
den ser amenazadas. Es verdad que la vulnerabilidad en
cuanto tal no es un principio moral17. La
El principio no sólo requiere no-interfe- constatación de una dimensión de lo
rencia en la autonomía, integridad y digni- humano, no puede ser la exigencia de un
dad de los seres, sino que reciban ayuda deber, pues esto supondría caer en la clá-
para permitirles desarrollar su potencial. sica falacia naturalista, al confundir el ser
Así, hay derechos positivos a la integridad con el deber ser. Sin embargo, sí es posible
y la autonomía que se fundamentan en las justificar un principio de protección del
ideas de solidaridad, no-discriminación y vulnerable, por ejemplo, a partir de la
comunidad. exposición de la vulnerabilidad como

16. RENDTORFF, J. (2002) “Basic ethical principles in European bioethics and biolaw: Autonomy, dignity,
integrity and vulnerability – Towards a foundation of bioethics and biolaw.” Medicine, Health Care
and Philosophy 5 (3): 235-244.
17. KOTTOW, M. (2004) “Vulnerability: What kind of principle is it?” Medicine, Health Care and
Philosophy 7: 281-287.

An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3 15


L. Feito

característica humana. Por tanto, tiene bagaje sentiente, en el que cuentan el


sentido afirmar que la vulnerabilidad es el sentimiento de respeto, el sentimiento
origen de la ética, en la medida en que la de la satisfacción que produce saberse
capacidad de sufrimiento genera un senti- fiel a la propia autonomía, pero tam-
miento de empatía, que es la base de la bién el de benevolencia cuando se tra-
Regla de Oro, y también una justificación duce en beneficencia (no sólo querer
racional para la idea de justicia. bien, sino hacer bien a otros), y estre-
chamente ligado a él, el sentimiento de
La recuperación de las emociones para compasión por el sufrimiento ajeno.»18.
la vida moral es una de las transformacio-
nes más apasionantes que está sufriendo
la ética actual, que aquí no podemos más La ética debería preocuparse por la
que mencionar. Abandonados los senti- vulnerabilidad, y hay autores que han con-
mientos como algo confuso y arbitrario, la cedido a esta dimensión una notable
mayoría de los modelos de fundamenta- importancia, pero es cierto que la tónica
ción de la ética apelaron a la razón, con- general de la ética desde la Modernidad,
fiando más en sus posibles monstruos (los ha sido insistir en el sujeto autónomo y
sueños de la razón producen monstruos), dejar de lado los aspectos de fragilidad.
que en la presunta debilidad del senti- Según B. Hoffmaster, la ética no ha presta-
miento. Sin embargo, prescindir de los do atención a la vulnerabilidad por tres
componentes afectivos en la vida moral razones19: 1. La vulnerabilidad es contraria
supone construir una ética “descorazona- a la ética individualista propia de la socie-
da”, que difícilmente puede justificar la dad occidental, la que da sentido a la idea
solidaridad ante el vulnerable. de la autonomía. Esto, sin duda, es el diag-
nóstico más pertinente y probablemente
Los filósofos escoceses del siglo XVIII, más acusado en el mundo anglosajón, y es
como David Hume, hablaban de la “simpa- una idea menos acorde con la ética euro-
tía”, un sentimiento de cercanía hacia los pea y, concretamente, mediterránea. 2. La
otros seres humanos, como miembros de filosofía moral ignora el cuerpo, a pesar de
una humanidad común. De ahí que los sen- que la corporalidad es un elemento esen-
timientos de placer o desagrado se vincula- cial de la vida humana. Más aún, según
ran no sólo con la experiencia propia sino este autor, la vulnerabilidad es un rasgo
también con la ajena. Ese optimismo ilus- más básico de la constitución humana que
trado que confiaba en que ser humano con la racionalidad, porque se da en todos los
otros era la clave de unos sentimientos seres humanos sin excepción (mientras
morales compartidos, está también hasta que es posible encontrar seres humanos
un cierto punto en I. Kant, quien, desde una no racionales). De ahí que afirme que la
tradición bien diferente, habla de la perte- vulnerabilidad universal tiene significa-
nencia a un Reino de los Fines en el que el ción moral. Es la vulnerabilidad la que crea
deber marca el respeto a la dignidad, pero la necesidad de la moralidad. 3. La filosofía
también la compasión por la vulnerabili- moral tiende a ser racionalista, y por tanto
dad. Como nos recuerda A. Cortina: a dejar sin lugar los sentimientos. Pero la
vulnerabilidad tiene que ver con los senti-
«El miembro de ese Reino moral de los mientos. Citando a Rollo May20, indica que
Fines tiene ante todo experiencia de su no podemos saber lo que es la vulnerabili-
autonomía, de su vínculo consigo dad, a menos que sintamos la vulnerabili-
mismo, que le lleva a saberse ligado dad. Más aún, el autor afirma que necesita-
con cuantos son capaces de autono- mos sentir nuestra vulnerabilidad para
mía, y obligado a permanecer fiel a esta afirmar nuestra humanidad. Al saber que
su libertad. Pero lleva también un gran somos limitados y vencibles, la vulnerabi-

18. CORTINA, A. (2007) Ética de la razón cordial. Ed. Nobel. Oviedo. p.126.
19. HOFFMASTER, B. (2006) «What does vulnerability mean?» Hastings Center Report 36 (2): 38-45.
20. MAY, R. (1969) Love and will. Dell Publishing Co. Nueva York.

16 An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3


VULNERABILIDAD

lidad se convierte en una fuente de preo- podamos evitarlo, a pesar de nuestros


cupación por los otros, y también en una esfuerzos, lo cual nos mueve a prestar
fuente de confianza en los otros. Nuestra ayuda. Y también que no somos diferentes
común vulnerabilidad nos liga al resto de de la víctima, que también somos vulnera-
las personas. bles y podríamos sufrir el mismo daño, lo
cual nos hace pensar qué desearíamos si
Todo esto es, en definitiva, lo que sub- nos encontráramos en la misma situación.
yace a ese “giro emotivo” que se está pro-
duciendo en la ética actual, y que tiene Ésta es la base de la Regla de Oro, el
importantes consecuencias para el tema mandato moral por excelencia que ha per-
que nos ocupa. Pero también es verdad sistido a lo largo de toda la historia de la
que no es tanta la novedad, y que hay algu- humanidad: hacer a los demás lo que uno
nas perspectivas que han estado insistien- quisiera que le hicieran. Una constatación
do en este tipo de aproximaciones. que exige educar en la solicitud y la res-
La llamada de atención ante los proble- ponsabilidad ante el otro, y que nos lleva a
mas éticos generados por el desarrollo la promoción y al cuidado.
científico y tecnológico, y la conciencia de La sociedad no debería perder el “sen-
la magnitud de sus consecuencias, tanto tido de la tragedia”, porque «si perdemos
en cuanto a su dimensión espacial, de este sentido de la compasión trágica por
índole planetaria, como en cuanto a su las personas que sufren de modo desigual
dimensión temporal, ampliándose hacia el las desgracias de la vida –incluyendo aque-
futuro, ha contribuido a que se haya ido llos que siguen siendo buenos y también
produciendo un desplazamiento de la idea los que se vuelven malos– estamos en peli-
de responsabilidad como “ausencia de gro de perder nuestra propia humani-
falta” hacia la solidaridad frente a los ries- dad»21. Olvidaríamos que nuestra condi-
gos de las víctimas (los vulnerables). Clá- ción de agentes morales que reclaman
sicamente, la responsabilidad estaba liga- respeto se basa sobre ciertas garantías de
da a la culpabilidad y a la agencia causal protección, sin las que estaríamos perdi-
de las consecuencias imputables, de modo dos. De ahí que la fragilidad exija la res-
que era responsable aquel de quien se ponsabilidad. Por eso, la solicitud ante la
podía demostrar que su acción era la vulnerabilidad, es un modo de responsabi-
causa de un daño. Sin embargo, en la lidad: la realización de la justicia a través
actualidad, el planteamiento es muy dife- de la solidaridad. No puede haber justicia
rente: el otro humano es promovido a obje- sin solidaridad, ésta es su condición de
to de preocupación en la medida de la fra- posibilidad y compensa sus deficiencias.
gilidad y la vulnerabilidad. Todos somos
responsables de los otros humanos, aun-
que no seamos culpables. Lo cual supone «La justicia es necesaria para proteger
una forma de cuidado también por el leja- a los sujetos autónomos, pero igual-
no, por el “extraño moral”, con quien no mente indispensable es la solidaridad,
me unen vínculos más allá de la mera cons- porque la primera postula igual respe-
tatación de nuestra misma condición to y derechos para cada ser humano
humana. autónomo, mientras que la segunda
exige empatía –situarse en el lugar del
Esto significa que se abre camino una otro– y preocupación por el bienestar
ética de la solicitud, surgida precisamente del prójimo, exige compasión; los suje-
ante la experiencia de la fragilidad. Como tos autónomos son insustituibles,
expone M. Nussbaum, ver a alguien como pero también es la actitud solidaria de
víctima nos enseña algo sobre la vida: que quien reconoce una forma de vida
las personas pueden sufrir daño sin que compartida»22.

21. NUSSBAUM, M. (1998) “Victims and Agents. What Greek tragedy can teach us about sympathy and
responsibility” Boston Review.
22. CORTINA, A. (1991) La moral del camaleón. Espasa Calpe. Madrid.

An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3 17


L. Feito

De un modo aún más contundente, A. Otro posible enfoque, más centrado en


Cortina afirma que es suicida renunciar a la defensa de unas obligaciones morales,
la solidaridad, por la sencilla razón de que es el de A. Cortina25, quien afirma que el
navegamos en el mismo barco y comparti- móvil moral para el deber es el respeto a la
mos un destino común. Esos vínculos que dignidad, pero también la compasión por
nos unen son, precisamente, los que veni- el sufrimiento. Y este móvil descubre el
mos analizando aquí, que nos llevan a la vínculo que nos une «que es tanto el del
constatación de que la defensa de la digni- respeto por la grandeza como el de la com-
dad, en que tantos esfuerzos hemos empe- pasión por la vulnerabilidad»26.
ñado, no puede construirse sin la toma de
Como se repetirá más adelante, no hay
conciencia de la vulnerabilidad de los
verdadera justicia sin solidaridad, ni
seres humanos, o, lo que es lo mismo, que
auténtica solidaridad sin una base de justi-
las personas son dignas de respeto, pero
cia. Es, por tanto, una relación de recono-
también de compasión23.
cimiento mutuo la que propicia la autono-
mía. El reconocimiento recíproco en la
El análisis de la empatía y la compasión
intersubjetividad es el vínculo que susten-
puede llevarnos, al menos, a dos plantea-
ta toda obligación moral. Poder participar
mientos diferentes: uno es el enfoque basa-
en un diálogo en el que los interlocutores
do en las virtudes, como lo desarrolla A.
se reconocen entre sí y están dispuestos a
MacIntyre24. Este autor afirma que “el reco-
valorar la fuerza de los argumentos, impli-
nocimiento de la dependencia es la clave
ca no sólo observar ciertas normas de
de la independencia”, queriendo subrayar
coherencia racional, sino participar tam-
con ello la idea, similar hasta un cierto
bién de la capacidad de estimar valores, de
punto a la de P. Ricoeur, de que para desa-
empatizar, de reconocer la alteridad y
rrollar una apropiada conciencia de sí
construir la identidad moral a través de
mismo, como persona independiente,
narraciones (como quería P. Ricoeur), y
agente autónomo, la persona necesita
también de desarrollar un sentido de la
reconocer con realismo sus dependencias
compasión surgido del reconocimiento.
y afectos, su vulnerabilidad.
«Cultivar la virtud de la cordura, un injerto
de prudencia en el corazón de la justicia,
Al convertirse así en un “razonador
es entonces el secreto de la educación
práctico independiente” puede participar
moral»27. Defiende así, esta autora, un
en relaciones de reciprocidad, lo cual
“principio de reconocimiento cordial”, una
supone una educación en virtudes. La
forma de reconocimiento compasivo que
clave de esta reciprocidad, de la hospitali-
urge a preocuparse por la justicia. La con-
dad, y la actuación conforme a la conside-
ciencia de que el otro ser humano es un
ración atenta y afectuosa hacia el otro,
ser vulnerable igual, es el vínculo que
está, según este autor, en la virtud de la
genera la obligación.
“justa generosidad”. Y a la luz de esta vir-
tud, las relaciones adquieren tres caracte- Desde aquí propone los principios de
rísticas: son relaciones en una comunidad, una “ética cívica cordial”: 1. No instrumen-
en la que entran en juego los afectos; se talizar a las personas; 2. empoderar a las
realizan no sólo entre amigos morales, personas, actuar positivamente para
sino también incluyendo a los extraños; y potenciar las capacidades de las personas,
pueden incorporar a todos los necesitados de modo que desarrollen su proyecto vital;
de una acción urgente a través de la virtud 3. distribución equitativa de beneficios y
de la misericordia. cargas; 4. tener en cuenta a los afectados

23. CORTINA, A. (2007) op.cit.


24. MACINTYRE, A. (2001) op.cit.
25. CORTINA, A. (2007) Op.cit.
26. Ibid. p.125.
27. Ibid. p.196.

18 An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3


VULNERABILIDAD

por las normas en las decisiones que les proyectos); succión por el cuerpo (tener
afecten, de tal modo que participen o sean que estar pendiente de él, como algo que
representados en el diálogo; y 5. minimizar se subleva a mi dominio); soledad (inco-
el daño en el caso de los seres sentientes municabilidad del dolor mío); anomalía
no humanos y trabajar por un desarrollo (ruptura con la regularidad de la vida);
sostenible, lo que hace referencia a una recurso (sirve para algo: como refugio,
idea de responsabilidad ampliada más allá cambio de vida, etc.). Todos estos elemen-
de lo humano, hacia un mundo también tos están condicionados por la clase de
vulnerable. enfermedad, el tipo biológico del paciente,
la situación social del enfermo, la situación
IMPLICACIONES DE LA IDEA DE histórica y la personalidad individual. Y
todos ellos nos dan noticia de la vulnera-
VULNERABILIDAD EN EL ENTORNO
bilidad del sujeto enfermo.
SANITARIO
Lo importante de estos rasgos es que
Si observamos las raíces del término forman parte de una experiencia, a la que
“curar” nos encontramos algo muy intere- el profesional sanitario debe ser sensible,
sante: el verbo latino curo, significa cuidar, porque la enfermedad nos dice algo acerca
preocuparse. El sustantivo cura también de la existencia humana, acerca de la reali-
recoge este sentido: cuidado, atención, dad del humano en cuanto tal:29 (1) la
solicitud, tratamiento, preocupación. Salta enfermedad hace patente la condición cor-
a la vista que la raíz latina nos da la clave pórea de la existencia humana, es decir, la
para observar que curar y cuidar son dos determinación corporal de la identidad. La
términos intrínsecamente relacionados. condición de enfermedad muestra las limi-
Esto apoya la tesis de la indisociable uni- taciones que podemos sufrir. (2) También
dad entre las labores de curación y las de pone de manifiesto la “coexistencialidad”,
cuidado. la constitutiva apertura de la existencia
Cuidado ante el enfermo, ante el vulne- humana al “otro”, ese carácter de necesi-
rable, con las precisiones indicadas ante- dad y ayuda solícita que se ha menciona-
riormente. P. Laín Entralgo propone la do. Suscitada por (3) la vulnerabilidad, la
siguiente definición de enfermedad: «Esta permanente susceptibilidad de la existen-
es, a mi entender, un modo aflictivo y anó- cia humana a la destrucción, y por (4) la
malo del vivir personal, reactivo a una alte- doloribilidad, la constitutiva susceptibili-
ración del cuerpo, en el cual padecen las dad de la existencia humana al dolor físico.
acciones y funciones vitales y por el cual el Pero también, junto a estos rasgos que
individuo afecto vuelve al estado de salud destacan los aspectos negativos de la
(enfermedad curable), muere (enfermedad enfermedad, también se da la experiencia
mortal) o queda en deficiencia vital per- de (5) la capacidad de apropiación, esto
manente (enfermedad cicatrizal)»28. Enfer- es, el hecho de que la persona puede hacer
mar aparece, así, como un cambio: el paso y hace personalmente suya su propia expe-
del “estado de salud” al “estado de enfer- riencia, incluso cuando ésta es penosa. Y
medad”, el cual tiene dos aspectos funda- en cuanto apropiación es un acto de crea-
mentales: a) aspecto somático o físico: sín- ción (aquel por el cual la persona, además
tomas de una enfermedad objetiva, de padecer la enfermedad, la “hace”) y un
manifiesta o detectable, y b) aspecto psí- acto de interpretación, (aquel en cuya vir-
quico, donde se juegan los siguientes sen- tud el enfermo interpreta el sentido de su
timientos por parte del sujeto enfermo: dolencia en la trama de su vida). Todo ello,
invalidez (no poderse valer por uno en última instancia, remite a (6) el valor, la
mismo); molestia (aflicción, malestar); condición radicalmente valiosa de la exis-
amenaza (riesgo de morir, amenaza a los tencia humana.

28. LAÍN ENTRALGO, P. (1968) El estado de enfermedad. (Esbozo de un capítulo de una posible
antropología médica) . Moneda y Crédito. Madrid. p.49.
29. Ibid.

An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3 19


L. Feito

Todos estos elementos, que sin duda ajeno, se convierte en un mandato moral
habría que matizar y ponderar, están en la cuyo fundamento radica en nuestro modo
base de la labor de los profesionales sanita- de ser humanos: inevitablemente morales,
rios y constituyen en buena medida su obligados radicalmente a justificar nues-
razón de ser. En el ámbito del final de la vida, tros actos y nuestras opciones, llamados a
esta tarea de cuidado es, si cabe, aún más asumir las consecuencias de ellos, compe-
importante y necesaria. La labor ha de reali- lidos a la realización de un ideal de huma-
zarse desde una comunicación con la perso- nidad que no es univalente, pero sí presen-
na que está pasando por una situación difí- te siempre, desde el mismo momento en
cil o dolorosa, que puede ser irreversible, y que reconocemos que la libertad nos con-
que ha de integrar en su vida como expe- fiere la responsabilidad de nuestros actos.
riencia de la enfermedad, de la vulnerabili- Se trata de una llamada, pues, a la solidari-
dad, de la dependencia, y de la propia fini- dad entendida como preocupación y res-
tud. Por eso es tan importante la labor de ponsabilidad por el otro ser humano, por-
quienes prestan su ayuda. Se trata de una que sin ello no es posible la realización de
“actitud de cuidado” que depende de la sen- la justicia.
sibilidad ante el sufrimiento o la necesidad El cuidado, como atención solícita al
de otro ser humano y surge del mutuo reco- otro que requiere ayuda, no es renunciable,
nocimiento como seres vulnerables. pero su ejercicio debe realizarse en el
La relación entre profesional sanitario marco de la justicia. Una defensa exclusiva
y paciente está basada en aspectos inter- del cuidado puede llevar a un exceso de
personales del cuidado, en la capacidad de celo en un mal entendido ejercicio de la
percibir la necesidad y comprender la beneficencia que sobrepase el respeto debi-
situación de vulnerabilidad en que el do a la autonomía del paciente, pero ade-
paciente se encuentra. El paciente puede más puede entrar en conflicto con otros
estar sufriendo, puede sentir miedo o principios de rango superior, como la justi-
angustia, puede tener incertidumbre y cia y la no maleficencia. El elemento de cui-
dudas, está en una situación en la que dado tiene aspectos de exigencia de míni-
necesita probablemente apoyo y compren- mos, y también niveles de máximos, y es
sión, en la que se percibe a sí mismo como preciso no olvidar estos dos niveles. Habi-
frágil o dependiente, y en la que el profe- tualmente se tiende a pensar que el cuidado
sional sanitario se convierte en alguien es lo opuesto de la justicia, y que las dos
que puede prestarle ayuda, consejo, y ali- tradiciones son dispares porque sus acen-
vio. De ahí que deposite su confianza en tos se sitúan en perspectivas incomunica-
ese profesional del que espera, al menos, bles entre sí. Nada más alejado de la reali-
respeto y confiabilidad, es decir, la cuali- dad. Ambos son elementos que se
dad de hacerse acreedor de confianza, necesitan mutuamente y una ética a la altu-
tanto por su saber hacer técnico, su com- ra de nuestro tiempo no puede renunciar a
petencia profesional, como por su saber ninguno de ellos. El olvido del cuidado y del
ser prudente, su dimensión de relación y enfoque más contextual y relacional lleva a
cuidado. una ética excesivamente impersonal y fría,
que, acogida a sus principios, no atiende a
No es posible construir una relación la realidad de la vida. Por su parte, el olvido
sanitario-paciente adecuada dejando de de la justicia y su énfasis en la imparciali-
lado esta dimensión de relación interper- dad y en los derechos, lleva a una ética
sonal, es decir, no tratando al paciente débil y arbitraria, poco útil para las decisio-
como persona. Esta actitud puede ser des- nes más allá del nivel estrictamente indivi-
humanizadora pero, sobre todo, concibe la dual. Por tanto se trata de dos aproximacio-
relación clínica de un modo impersonal, en nes que han de combinarse.
el que no existe el reconocimiento mutuo.
La relación interpersonal que se da en
Todo lo dicho es pertinente a la ética la relación sanitaria, permite reconocer al
del cuidado. Desde esta perspectiva, la lla- individuo, al otro, como fuerza moral que
mada a la solicitud y la responsabilidad exige una responsabilidad. Pero la amplia-
por el otro humano, que no puede ser ción de esa responsabilidad más allá de

20 An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3


VULNERABILIDAD

esa persona, al conjunto de la humanidad, sigue siendo de la justicia. Que se trata de


exige la justicia. La ética de los derechos, una justicia que incorpora la idea del cui-
basada en la imparcialidad, ha de comple- dado, en su doble dimensión: como cuida-
tarse con una ética de la responsabilidad do del otro cercano (justicia solícita) y
que acentúe y coloque en su justo lugar la como cuidado del otro distante (justicia
diferencia. La compasión y el cuidado han solidaria).
de complementarse con los presupuestos La justificación de esta opción viene de
universalizables de justicia, como un con- que, según lo dicho, la solidaridad y la
trapunto necesario que marca la madurez atención solícita ante el otro ser humano
del desarrollo moral. Esa tensión entre son un mandato de justicia. La experiencia
ambos elementos es un modo de integra- de la fragilidad del mundo, de la vulnerabi-
ción de dos experiencias diferentes pero lidad de la vida (la vida en general, y la
conectadas. humana en particular), nos ha llevado a la
Podemos entonces apuntar un concep- necesidad de afirmar un compromiso
to que resuelve la aparente contradicción: moral que denominamos responsabilidad,
el “cuidado justo”. Una conexión necesaria y que es la clave ética de nuestro tiempo.
entre cuidado y justicia en la que ambas Así, la fragilidad y la vulnerabilidad nos
categorías se solapan y se implican mutua- obligan, en justicia, a la atención solidaria.
mente: el cuidado debe reconocer la justi- «El hombre es una caña, la más débil de
cia en las relaciones interpersonales; y la la naturaleza; pero es una caña pensante.
justicia exige determinar lo que constituye No es menester que el universo entero se
un cuidado adecuado para cada uno. arme para aplastarla: un vapor, una gota
Se trata de una complicada, pero posi- de agua, es suficiente para matarlo. Pero
ble, articulación. El cuidado justo requiere aún cuando el universo lo aplastase, el
reconocer el enlace entre la salud y las hombre sería todavía más noble que el que
condiciones personales y sociales que mata, porque sabe que muere, y la ventaja
influyen en ella, de tal modo que se pueda que el universo tiene sobre él; el universo
plantear, por ejemplo, una distinción entre no sabe nada.» (B. Pascal. Pensamientos).
el “cuidado de dominio público” que daría
prioridad al razonamiento basado en la BIBLIOGRAFÍA
justicia (imparcialidad basada en una vul-
CORTINA A. Ética de la razón cordial. Educar
nerabilidad común), y el “cuidado perso- en la ciudadanía en el siglo XXI. Nobel. Oviedo
nal” que implica reconocer el carácter 2007.
único de las relaciones (parcialidad basa-
da en la diferencia de susceptibilidades y DELOR F, HUBERT M. Revisiting the concept of
vulnerability. Soc Sci Med 2000; 50: 1557-1570.
necesidades). Cada uno de ellos generaría
obligaciones morales ciertamente diferen- DOMINGO MORATALLA T. Lectura bioética del
tes. En el primer caso se trata de determi- ser humano: autonomía y vulnerabilidad. Thé-
nar obligaciones basadas en la igualdad de mata. Revista de Filosofía 2004; 33: 423-428.
derechos, mientras que en el segundo se DOMINGO MORATALLA T. Del sí mismo recono-
exige una atención a lo particular de la cido a los estados de paz. Paul Ricoeur: caminos
situación. Ambos son necesarios y no pue- de hospitalidad. Pensamiento 2006; 62: 203-230.
den omitir el otro, pero sí subrayan énfasis DOMINGO MORATALLA T. Bioética y hermenéuti-
distintos. ca. La aportación de Paul Ricoeur a la bioética.
Veritas 2007; 2: 281-312.
Cabe preguntarse entonces si el térmi-
no más pertinente no sería el de justicia ERLEN JA. Who speaks for the vulnerable?
solidaria o justicia solícita. Es decir, si se Orthopaedic Nursing 2006; 25: 133-136.
trata de un “cuidado justo” o de una “justi- FEITO L. Ética profesional de la enfermería.
cia solidaria o solícita”. Si es el cuidado el Filosofía de la enfermería como ética del cuida-
que recibe el “apellido” que lo califica do. PPC. Madrid 2000.
como justo, o si es la justicia, la que debe FLANIGAN, R. (2000) “Vulnerability and the
modularse con el cuidado. Hay buenas Bioethics Movement.” Bioethics Forum 16 (2):
razones para sostener que la prioridad 13-18.

An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3 21


L. Feito

FOX K. Hotep’s story: exploring the wounds MCNAIR D. Suffering, Cure, and Palliation —
of health vulnerability in the US. Theor Med Bioethics in an Era of Diverse Idioms. Bioethics
Bioethics 2002; 23: 471-497. Forum 2000; 16: 19-24.
HOFFMASTER B. What does vulnerability NORTVEDT P. Subjectivity and vulnerability:
mean? Hastings Center Report 2006; 36: 38-45. reflections on the foundation of ethical sensibil-
ity. Nursing Philosophy 2003; 4: 222-230.
INNERARITY D. Ética de la hospitalidad. Penín-
sula. Barcelona 2001. RENDTORFF J, KEMP P. Basic ethical principles
in European bioethics and biolaw. Instituto
KOTTOW M. The vulnerable and the suscepti- Borja de Bioética. Barcelona 2000.
ble. Bioethics 2003; 17: 460-471. RENDTORFF J. Basic ethical principles in Euro-
KOTTOW M. Vulnerability: What kind of prin- pean bioethics and biolaw: Autonomy, dignity,
ciple is it? Medicine, Health Care and Philoso- integrity and vulnerability – Towards a founda-
phy 2004; 7: 281-287. tion of bioethics and biolaw. Med Health Care
Phil 2002; 5: 235-244.
LEVINE C. The concept of vulnerability in dis-
RICOEUR P. Caminos del reconocimiento.
aster research. J Trauma Stress 2004; 17: 395-
Trotta. Madrid 2005.
402.
RUOF MC. Vulnerability, vulnerable popula-
LEVINE C, FACLEN R, GRADY C, HAMMERSCHMIDT D, tions and policy. Kennedy Inst Ethics J 2004; 14:
ECHENWILER L, SUGARMAN J. The limitations of “vul- 411-425.
nerability” as a protection for human research
participants. Am J Bioethics 2004; 4: 44-49. SELLMAN D. TOWARDS an understanding of
nursing as a response to human vulnerability.
MACINTYRE A. Animales racionales y depen- Nursing Philosophy 2005; 6: 2-10.
dientes. Por qué los seres humanos necesita- SHILDRICK M. Becoming vulnerable: conta-
mos las virtudes. Paidós. Barcelona 2001. gious encounters and the ethics of risk. J Med
MACKLIN R. Bioethics, vulnerability and pro- Human 2000; 21: 215-227.
tection. Bioethics 2003; 17: 472-486. THOMASMA D. The vulnerability of the sick.
MASIÁ J. Vulnerabilidad. En: GARCÍA FÉREZ, J. & Bioethics Forum 2000; 16: 5-12.
ALARCOS, F.J. 10 palabras clave en humanizar la YANCEY V. Vulnerability and Hope. Bioethics
salud. Verbo Divino. Estella 2002;265-285. Forum 2000; 16: 31-44.

22 An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3

Vous aimerez peut-être aussi