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HISTORIA

MODERNA
DE GALICIA
JOSÉ CARLOS GARCÍA VEGA – CURSO 2017/2018
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Los presentes apuntes están tomados


directamente de sus clases, algo inconexas y
difíciles de seguir. Deben ser complementados
con los subidos por la profesora al aula virtual.
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Al final del documento (“anexos”) se
encuentran los de las clases impartidas por sus
becarios, que igualmente tienen sus documentos
en el aula virtual.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Para la primera interactiva hay que traer en un folio impreso qué texto vamos a
escoger, este ya leído, con un esquema de qué ideas hemos extraído, cómo lo vamos a
comentar, cómo vamos a proceder, etc. También algo de bibliografía.
Tema introductorio
El primer mapa que tenemos de Galicia es el de Fernando Ojea, de principios del
siglo XVII. Está integrado en el famoso Atlas de Abraham Ortelio. Fernando Ojea era
un fraile dominico que posiblemente aprovechó material antiguo para realizar este mapa.
Desde la Edad Media había cartularios y portuarios, la gente del mar tenía que conocer
los puertos y la línea costera. La monarquía hispánica, desde la Casa de la Contratación de
Galicia disponía de buena información cartográfica. Representar, en cambio, el territorio
interior, era muy difícil. Hasta el mapa del XIX de Fontán esto es tremendamente
complicado. En cambio desde finales de la Edad Media tenemos información sobre las
características y dificultades de cada puerto, las escalas habituales (Bayona, A Coruña,
etc.)
Otro valor que podía tener para que las líneas de costa se conocieran bien son las
elaboraciones de otros países sobre ellas, dado el interés militar que podían suscitar.
Drake cuando ataca A Coruña sabía dónde estaba y cómo era… También en el siglo
XVII Luís XIV conocía las costas gallegas gracias a espías enviados que tomaban nota
de todo lo necesario. Los mapas que se realizan desde el punto de vista del reino británico
se ven del revés. Tenemos un ejemplo de Galicia Norte en el atlas de Teixeira, de 1634. A
finales del siglo XVII muchos puertos que antes eran navegables empiezan a dejar de
serlo. En este mapa de Teixeira podemos apreciar algunos dibujos de barcos que nos dan
idea de lo que cada puerto podía admitir en cantidad de barcos.
En el momento en que se cree la Real Academia de la Historia se le da como función,
entre otras, la de elaborar mapas del territorio. Otra obra de referencia es la Historia
Eclesiástica del padre Flórez. Esta obra hace una historia de todas las diócesis de Galicia,
y eso obligaba a cada una a portar un mapa de la misma. Gracias a esos mapas,
recopilados en la Real Academia de la Historia, a mediados del siglo XIX tenemos el
Mapa de Galicia de Fontán de 1845. José de Cornide es un ilustrado de la historia que
se dedicó a lo largo de toda su existencia a recopilar datos de carácter geográfico. Hay
que decir también que el Padre Sarmiento promocionaba que se hicieran fichas de las
características de cada parroquia. De esta manera un conde de Ourense se puso en
contacto con numerosos sacerdotes para obtener informaciones de varias parroquias. En
fin, la conclusión de todo el proceso es el mapa de Fontán de 1845.
Hay que tener en cuenta que la configuración territorial de Galicia hasta entonces
era bastante desconocida, y que ello dificulta tremendamente la gobernabilidad. Si bien
ello fue beneficioso de cara a zafarse de la invasión francesa del siglo XIX, porque no
disponían apenas, en consecuencia, de información del territorio interior, dificultó la
gobernanza efectiva.
Así pues, primera cuestión: Galicia en Época Moderna es muy desconocida para la
monarquía española, y por tanto difícil de controlar.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Esa configuración territorial nos va a supeditar toda la historia. Aunque Galicia es


una de las provincias de la corona de Castilla, si no hay una relación fluida entre la zona
central de la corona y esta periferia hay una serie de problemas. Esto es especialmente
por la importancia económica de Galicia a nivel pesquero, ganadero, estratégico y sobre
todo comercial debido a las rutas atlánticas. El comercio marítimo proporcionaba a
Galicia prácticamente todos los productos que necesitaba importar, dado que el terrestre
era impracticable. Sin embargo, muchos productos del interior de la Península, como el
trigo, que son importantes para Galicia, son difíciles de hacer llegar. Sin embargo la
llegada de productos desde otras zonas de la Península y de América estaba condicionada
por la dificultad de hacer pasar las naves por la línea costera portuguesa, debido a la
beligerancia y el corsarismo, y de adentrarse en el atlántico. Así pues, el mar es una
ventaja, pero limitada por toda una serie de factores.
Coruña fue un puerto fundamental durante toda la Edad Moderna, pero no llegó a
haber en Galicia, no por las preferencias de la monarquía, sino por sus características
naturales, un puerto de comercio directo con América. Así, Galicia funciona más bien
como nodo comercial con los países nórdicos, el Báltico, etc. En el siglo XVIII se abrirá
por primera vez el comercio directo entre Galicia y América. Se hace en 1764.
Internamente los caminos gallegos tenían prácticamente los mismos problemas que
los que conectaban con Castilla. En la segunda mitad del siglo XVIII don Sebastián
Malvar va a construir la carretera de Coruña-Santiago-Tui. Las características del
territorio lo hacen fragmentado. Por ejemplo, los ríos, que lo hacen depender
tremendamente de los puentes. Estos sufren destrucciones a lo largo de su historia de
las que no siempre serán reparados. Algunos destruidos en época moderna no volverán
a construirse hasta el siglo XIX. Muchas veces se sustituyen por barcazas. ¿Por qué no
se hicieron los puentes?. La entonces Junta de Galicia se oponía a que se construyesen
en ocasiones, debido a los derechos de paso – caso particular del Valle del Ulla y Santiago
–. La mayor barrera de todas formas es la del Miño, al sur, imposible de cruzar, donde
además no había puente. Todo esto hace muy difícil el comercio, por lo que vamos a
encontrarnos con un comercio fundamentalmente de ferias.
Por otro lado, el carácter rural de Galicia: la red urbana del reino es la menor de toda
la Corona, si bien con núcleos de importancia como Santiago, Coruña, Ferrol… aunque
fuesen pocos. También las pequeñas villas que sirven para articular el territorio. Lalín,
Vilagarcía, etc. Son ínfimas, pero son urbanas.
La cuestión de la falta de insfraestructuras tuvo un fuerte componente político y
económico, más que de capacidad. Está relacionado con la Junta del Reino de Galicia, que
actuó como fuerza opositora a la construcción de las mismas. Ella cobraba los derechos
de paso en barcazas por el río Ulla, y en el momento en que se construyera allí un puente,
por ejemplo, dejaría de hacerlo, por eso no quería permitirlo.
La posición aislada de Galicia le proporcionó posibilidad de autogestión, con una
presencia muy reducida de la corona y mayor poder de las aristocracias locales, sobre
todo eclesiásticas.
Cuestiones de identidad

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Una definición de qué era Galicia en época moderna es casi imposible en un solo
plumazo. Hay muchísima literatura donde se subraya la terriblemente negativa imagen
que los gallegos tenían en los siglos XVI y XVII. Generalmente se trata de
investigadores de historia de la literatura que dan por buena la imagen que la literatura
da. En efecto, en estos siglos, si leemos lo que se escribe de Galicia en Portugal y Castilla
la imagen es negativa. Por dos razones:
Inexistencia de una nobleza potente con presencia en la corte.
Imagen que se tenía de los gallegos que llegaban a trabajar estacionalmente para las
siegas a Portugal y Castilla. Lo que la gente de fuera veía a los gallegos emigrantes,
pobremente vestidos, etc.
Cuando observamos esas apreciaciones lo que tenemos que ver es que no era tanto
una perspectiva negativa como una poco positiva. Los Irlandeses, los Vascos o los
Navarros compartían esta imagen hacia el exterior, y con causas semejantes. El prejuicio
Portugués tiene un componente político, y a los grandes literatos portugueses debemos
los peores insultos. En el siglo XVI la gran literatura épica portuguesa habla de Galicia
como bárbaros, incultos, sin ciudades, sin seguridad pública, sin elegancia, saber estar,
etc. Un componente de reproche histórico, etc. En el siglo XVII la idea sobre los gallegos
desaparece porque la emigración gallega a Portugal disminuye muchísimo debido a la
guerra. Cuando se recupere en el siglo XVIII al parecer empieza a cambiar la imagen
como un individuo muy trabajador, que cobra poco, que se sacrifica, etc. Cambio en el
tipo de emigrante, que irá a las ciudades, que presta servicios importantes, etc. Eso se ve
en la literatura, el teatro y hasta la incipiente prensa. En el siglo XIX se puso sobre la
mesa en el parlamento portugués sobre si los gallegos eran o no realmente seres
humanos.
El prejuicio desde Castilla y Andalucía. Son famosas las frases de la literatura del
siglo de Oro castellano sobre el gallego ignorante, que no sabe escribir, irrisorio, etc.
Lope de Vega dudaba sobre si las gallegas eran animales o personas, y lo mismo ocurrirá
con las irlandesas, por ejemplo. Lo cierto es que hay una imagen muy extendida que
habla muy negativamente de la población gallega. En Madrid en las posadas veían a los
emigrantes que desempeñaban labores muy serviles. El caso de Tirso de Molina es
curioso, porque cuando viaja a Galicia realiza un cambio radical de perspectiva. Escribe
María Hernández La Gallega. Habría muchísimos otros casos, pero en el siglo XVIII
cambia la imagen también, y por el mismo motivo que en Portugal. Se considera que los
hombres eran muy honrados, trabajadores y sacrificados. En este teatro cómico de los
sainetes de finales del siglo XVIII hay una imagen positiva, y positiva también la de las
mujeres, que aparecen ya protagonizando episodios más favorecedores.
Otra forma de ver lo que se pensaba de los gallegos es la que transmiten los
visitantes. Galicia era de las zonas menos visitadas. El Camino de Santiago era menos
concurrido. Es un territorio que nunca fue visitado por un rey reinante desde que lo
hiciera Juana La Loca. En 1476 los Reyes Católicos visitan Galicia, y su visita tiene una
gran trascendencia. Es una visita de carácter político pero suficiente para adquirir una

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

idea clara de lo que era Galicia. La siguiente visita es la mencionada de Juana la Loca,
que es más bien accidental.
Carlos V estuvo también. Hizo las famosas cortes de Santiago en el convento de San
Francisco, esto es, fuera de la ciudad, lo cual tiene una importancia simbólica, dada la
rivalidad existente con el arzobispo de la ciudad.
Felipe II también llega de príncipe, un viaje de paso sin ningún tipo de carácter
político. Desde ahí hasta Alfonso XIII nunca más. Felipe III amagó con venir en el año
1713, pero no había ninguna voluntad de recibirlo. Él tampoco tenía mucha de ir, de
manera que finalmente no se hizo. Ni siquiera grandes ministros de la monarquía
vinieron nunca.
Esto no significa que fuera determinante en el desconocimiento de Galicia, pero
desde luego algo influyó. Entonces, fuera de la monarquía, quien llega son visitantes
extranjeros. Presentan una imagen muy oscilante y tampoco son una fuente del todo
segura. Desde el punto de vista histórico son unas fuentes que miramos siempre con
lupa. Los mal llamados peregrinos de finales del XVI, por ejemplo, variarían mucho sus
perspectivas en función de su lugar de procedencia. No es lo mismo alguien de la
Toscana, de Florencia, que alguien de Francia o de Inglaterra. Cosme de Medici da una
imagen nefasta de Galicia, mientras que un artesano pobre de Francia nos dice que es un
lugar muy bello y proporciona una imagen positiva.
Más interesantes son las visiones que dan los viajeros ilustrados del último tramo
del siglo XVIII. (VER LIBRO DE MARCO CICERÓN EN LA BIBLIOGRAFÍA). En
esos viajeros ilustrados es donde encontramos más la realidad urbana… mientras que
Galicia es fundamentalmente rural. No hablan mucho del rural porque no les interesa,
parten de que es bastante igual en todas partes. La vida de las ciudades que nos cuentan
está condicionada porque, en contraste con las europeas, son muy pequeñas y atrasadas.
Hablan de las dificultades de los caminos, de alojamiento, para comer, cuestiones
sanitarias… pero en general no dan una imagen negativa. Un territorio pobre, muy
analfabeto, pero, en fin, no peyorativa.
Hay una cierta propensión a hablar de Galicia en clave de autocastigo. En realidad los
Reyes Católicos practicaron la misma subyugación, o en el mismo grado, o con la misma
propensión, en todas partes de su corona. La conciencia de qué es Galicia podemos
recogerla en dos vías fundamentalmente: a) la construcción de un relato histórico y b)
las señas de identidad que pudiera tener Galicia en la Edad Moderna.
Faltaba algo básico en Galicia, y es que hubiera una corografía o descripción, una obra
donde se explica el territorio de un espacio político o de una ciudad. Si esto no se
desarrolla va a ser difícil que se haga una crónica. En la primera mitad del siglo XVI
todos los territorios de la monarquía hispánica las están redactando. Empieza sobre todo
Valencia, con varias crónicas que se publican inmediatamente. Fueron más rápidos los
que se tenían que hacer perdonar algo por parte de la monarquía. Empezaban declarando
su fidelidad a la corona.
Pero Galicia no participa en la Guerra de las Comunidades, tenemos que esperar hasta
bastante después para tener un relato de esas características. Sagrario Molina era un
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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

andaluz sito en Mondoñedo que publica en 1550 una descripción de Galicia. Un libro
que se plagia, copia y reedita muchas veces durante la Edad Moderna. Es bastante
decepcionante, porque una parte muy notable está en verso; los errores sobre Galicia son
monumentales, etc, pero consiguió información. Tenemos una corografía. Empieza
describiendo la zona desde el punto de vista físico, proclamando su fidelidad, su alto
grado de cristianización, tierra no manchada ni de judíos ni de moros, con un campesinado
muy abundante, que para la gente del XVI es el representante de lo que es ingenuo, no
maleado y que conserva las esencias anteriores a la llegada de los romanos (perspectiva
negativa del relato romano). Luego aparecen los santos a los que dio Galicia nación, los
grandes eclesiásticos, la nobleza, reyes, etc. Da una idea de la grandiosidad de Galicia. Es
una obra oficialista encargada por el Capitán General de Galicia.
Álvaro de Cadaval en 1569 también pretende hacer una descripción, y quería
acompañarla de dibujos y/o pinturas, aunque no se llegó a materializar.
En cuanto a crónicas, hubo muy pocas historias y muy pocos historiadores. Sobre
todo lo que hay es en el ámbito eclesiástico, y se centran muy especialmente en lo urbano.
En Galicia de todas formas hay pocas crónicas urbanas, cosa muy extendida en el resto
de la corona. En Castilla las ciudades tienen mucha importancia, porque lo que está
representado en las cortes en Época Moderna son las oligarquías urbanas, esto es, el
peso político recae en las ciudades. La antigüedad, el tamaño y la riqueza de su ciudad
hacía que los representantes hablasen antes e impusiesen o no sus intereses ante la
corona. A las ciudades gallegas las representó Zamora hasta 1691, y además los
ayuntamientos urbanos de Galicia eran muy pobres. Entonces difícilmente se podía
financiar una crónica si no se tenían medios. Por eso la cronística urbana gallega es más
débil. Un texto muy peculiar es el de Vasco de Aponte de 1530, que no podemos
denominar exactamente una historia de Galicia, sino más bien un nobiliario, pero en fin,
es lo que tenemos. No dice grandes barbaridades, es bastante verosímil, y un relato
digno. Va de genealogía en genealogía. Hay que esperar a finales del siglo XVI para que
haya un interés real por la historia de Galicia.
A finales del XVI en el reinado de Felipe II la monarquía empieza ya a ser algo débil
debido al famoso sistema tributario que se empieza a imponer con la recaudación de los
millones, muy condicionado por las oligarquías y que debilita el control sobre las
ciudades. Felipe va a intentar contentar a una serie de territorios concediéndoles una
serie de instituciones propias. El conde de Gondomar, de Astorga, convirtió a Galicia y
el gallego en su corte personal, su entorno para hacerse valer ante el rey. En ese entorno
empiezan a aparecer una serie de figuras que dan lugar a varios textos muy interesantes.
El primero de ellos es Fernando de Oxea, que en 1615 desarrolla una Historia de
Galicia, pero es incapaz de hacerla, y lo que hace es una historia del Apóstol Santiago
que, leída de determinada forma, es en realidad una historia de la nboleza de Galicia.
Otra figura es Fray Anastasio de Lobera. En 1604 escribe también una historia, que
conservamos a fragmentos. Denuncia la pobreza de Galicia, habla de la gravedad de la
emigración, culpa a los obispos y monasterios, etc. Esta obra no llega a concluirse y no
se imprime. Es interesante porque sus ideas son retomados por otros.
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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Mauro Castellá Ferrer escribe otra historia del Apóstol Santiago en 1610. Es un
relato en el que de nuevo de lo que se habla es de la nobleza.
Tras esta primera fase que tenía por objetivo la recuperación de Galicia para intentar
la recuperación del voto en las cortes para Galicia hay un vacío considerable, y no se
retoma la construcción identitaria de Galicia hasta el periodo de 1642-1655, en plena
guerra con Portugal, cuando aparece realmente un relato de la historia de Galicia.
Merced a la guerra con Portugal aparece nuevamente una reivindicación. La Junta del
Reino de Galicia no estaba por la labor de aportar hombres y financiación para la guerra
con Portugal, y por tanto no se participa. Entonces empiezan las acusaciones de cobardía,
que se deben fundamentalmente a Quevedo, quien tilda de cobarde a Galicia, y eso por
parte de la nobleza gallega se ve como un insulto. Es cuando aparecen una serie de
crónicas e historias de Galicia.
Tenemos a Fernández Boán, Antonio Rodríguez de Novoa, Benito Vázquez (1628-
1684); Fray José de Burgariños; Fray Felipe de La Gándara: primer cronista de Galicia
en 1654.; Álvarez Sotelo (1648-1712); Huerta y Vega (1733-1736) y Pascasio Fernández
de Seguín (1750). Reivindicación por parte de las oligarquías urbanas de la hidalguía
universal a cambio de su apoyo a Felipe II. (buscar dónde se encaja esto)
La nobleza autóctona no tiene una conciencia de que tiene un error de base que le
impide prosperar, y lo mantendrá hasta el siglo XVIII. Tras esta fase hay una nueva fase
de ausencia de crónicas, y no se recuperan hasta el dicho siglo. En esta nueva fase hay
que señalar dos autores: las ideas de Benito Vázquez y Álvarez Sotelo. Coincidieron
ambos con Philipp O’Sullivan, que vivió en Santiago, desarrolló aquí buena parte de su
vida, exiliado, y hace una crónica reivindicativa de Irlanda, e influye con ello a Vázquez
y a Sotelo. Hablan de por dónde se escapa la riqueza de Galicia y por dónde llega también.
Esta herencia llega al XVIII a través de Rio Boi Seixas, cuya obra nunca se publicó, que
es de donde el Padre Sarmiento sacó la mayor parte de su producción. Hay ya una
reivindicación de la lengua gallega.
Huerta y Vega acabará consiguiendo el puesto de cronista de Galicia y redacta dos
volúmenes muy decepcionantes. Llega hasta 1200, y ahí acaba su historia. Nunca llega a
hacer el tercer volumen. Se considera muy valioso porque hizo dibujos de muchas
lápidas, miliarios, etc, perdidos. Fue expulsado por falsario de la Real Academia de la
Historia. Desde entonces hay otro parón, hasta el siglo XIX.
En el último tramo del XVIII, con la Ilustración, la crónica cambia de sentido
radicalmente, en Europa había una idea academicista de la historia, y este tipo de historia
reivindicativa no tiene mucho sentido. En Galicia faltaba formación para trabajar con la
documentación de que disponían. Fray Atanasio de Lobera, que era un visitante asiduo
de archivos intentó hacer algo con la documentación moderna en Galicia, pero no lo
consiguió. Segundo, había archivos, pero los monasterios tenían un concepto concreto
de archivos, con carácter administrativo. Son los benedictinos, sobre todo los de San
Martín Pinario los que empiezan a organizar el archivo con un carácter histórico. El
primer intento de que Galicia contase con un Real Archivo es de su parte. La Junta tomó

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

la idea y fundó el archivo de la real audiencia en Betanzos, pero de todas formas no había
formación para tratar este tipo de cuestiones.
El problema es que conforme iba avanzando el tiempo iba creándose un relato de la
conciencia de Galicia pero que en el siglo XVIII se interrumpe y que no se retoma hasta
finales del siglo XIX.
Fray Jerónimo Román escribe una primera obra hiper crítica basada en
documentación.
El origen del escudo del reino de Galicia es bastante desconocido, no hay nada que
explique la aparición del cáliz en el centro del escudo. En 1806 la audiencia de Galicia
reivindica en Lugo la imagen del cristo sacramentado. Es un escudo que va a aparecer
en muchísimos sitios. En el famoso Salón de los Reinos del palacio del retiro, que no se
conserva por un incendio.
La falta de capitalidad. Galicia no tenía capital. Digamos que son siete provincias,
cada una con su capital, Santiago una referencia universitaria y religiosa, pero no
polñitica, y Coruña la sede de la Real Audiencia de Galicia desde 1763, pero eso es una
referencia monárquica, no una capitalidad política. En Galicia los gobernadores vivieron
A Coruña de alquiler hasta 1763, y en Santiago en palacetes francamente pobres. No
eran virreyes, eran temporales, vinieron a Galicia sin sus familias. Entonces no
constituyeron una especie de corte como había en Zaragoza o en Valencia. Esto va a
remediarse a mediados del siglo XVIII. En Galicia faltaba un elemento identificador de
la corona que garantizase una capitalidad reconocida. En 1726 se establece en Ferrol la
Capital del Departamento Marítimo del Norte, aunque para hacerlo efectivo hay que
construir el arsenal a mediados del siglo XVIII. Esta ciudad se convierte en una sede
efectiva de la monarquía, pero no en una capital tampoco. Por tanto un segundo elemento
muy difuso, el de la capitalidad.
El último elemento, la cuestión de la lengua. La idea que se tenía de la lengua como
elemento identitario. A finales del siglo XV tenemos la progresiva desaparición de las
lenguas locales frente a los idiomas útiles. Las lenguas son arrastradas por la importancia
de la imprenta. Los impresores no vendían nada en idiomas sin cultura escrita, de manera
que pasaron a publicar en los idiomas donde tenían seguridad. Esto coincide con la
construcción de los estados modernos y la imposición de una lengua de referencia con la
monarquía. En el caso de la monarquía hispánica se impone de facto el castellano por ser
la más moderna, y en Portugal se impondrá el portugués del norte. El caso del castellano
es muy fácil de explicar. La primera lengua con una construcción ortográfica correcta.
Otra faceta muy importante: que una cosa significara lo mismo y se pronunciara igual
para todos. Las lenguas también aportan seguridad jurídica, y en un mundo moderno y
donde todo va a pasar por escrito esto no es baladí. Esto es muy importante también en
el mundo comercial y mercantil. La seguridad jurídica ya no se vale del latín, porque la
gente ya no lo entiende.
Las lenguas que quedan, pues, son las que sobreviven. En Galicia no hubo ningún
momento de imprenta en gallego. Aquí en 1600 la tasa de alfabetización si llega al 2%
ya es mucho. El gallego se mantiene por parte de todos los grupos sociales pero no se

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

utiliza por escrito. La primera vez que aparece como algo identitario es en Fray Atanasio
de Lobera, hace una alabanza del gallego que no tiene nada de científico, alabando la
sonoridad, la belleza… y la antigüedad, porque dice que seguramente provenga de los
griegos y que probablemente hablaba Adán en el paraíso.
Entonces, la idea de que había sido iventada por los griegos vuelve a aparecer en
Benito Vázquez, y ahí es donde adquiere una nota identitaria. Lobera echa la culpa a los
Reyes Católicos de la desaparición del gallego. En la literatura portuguesa sin embargo
se arremete contra el gallego, y se dice que al gallego le faltaba la imprenta, literatos y
gente culta que la hablase. Da en el clavo, aporta un elemento crucial: el gallego se
conserva por todas partes porque hay pocas ciudades, y en estas suele hablarse la lengua
de la cultura escrita. Se inicia la responsabilización de los Reyes Católicos de la
desaparición del gallego. El gallego desaparece las actas del cabildo de Santiago en 1460,
antes de la llegada de los Reyes Católicos. Los arzobispos eran foráneos. Luego sucede
la llegada del sistema judicial de la monarquía, y la ley de 1480 impedía que tú fueras
juez donde tú habías nacido, y por tanto no había jueces gallegos en Galicia. Para evitar
que se coaligaran con las oligarquías locales. La gente declaraba en gallego y los
redactores pasaban al castellano. Sarmiento reivindica pues el gallego, porque no tiene
mácula judea, morisca o portuguesa y que se parece tanto al latín que permite aprenderlo
rápido. Así que es importante para la formación de los niños.
Entonces hasta el siglo XVIII no tenemos una verdadera reivindicación identitaria
del gallego. Pero llega tarde, porque llega la revolución francesa.
EL LUNES TENEMOS UN TEXTO EN EL AULA VIRTUAL PARA IR
EMPEZANDO A HACER COMENTARIOS


Los apuntes de encima son los que tomé en la primera y segunda clase, cuando ella dijo que
no había que tomar nota. Lo de abajo se corresponde con el tema que ella subió al aula virtual

Galicia era un espacio bien definido de la monarquía hispánica, que mantuvo su
apelativo de Reino. Su ubicación de difícil acceso facilitó que conservara su identidad.
Para la Corona era una de las 22 provincias de Castilla, sin una capital oficial, que se
dividía a su vez en siete provincias -Santiago, Coruña, Betanzos, Mondoñedo, Lugo,
Ourense, Tui- con capitales en las ciudades más importantes. Por debajo se situaban las
jurisdicciones y cotos señoriales y los pocos espacios de directo dominio de la Corona.
En paralelo, la administración eclesiástica era mucho más racional y resolvía la relación
entre el poder y los gallegos a través de su eficaz red informativa.
Durante la Edad Moderna, Galicia fue objeto de descripción en algunos mapas de
calidad cuestionable, como el de fray Hernando de Oxea publicado en 1603 en el
Theatrum orbis terrarum de Abraham Ortellius. Luego hubo otros realizados por
extranjeros (G. Cantelli, 1696; N. de Fer, 1708; J.B. Nolin, 1762- y numerosas cartas
náuticas debido al interés de la circulación por mar. La calidad fue en aumento durante
el XVIII y en 1786-1787, Vicente Tofiño publicó el levantamiento de la costa de Galicia,

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

y en los diferentes volúmenes publicados en 1763 y 1767 de la España Sagrada del padre
Flórez se fueron publicando los de las diócesis gallegas y José de Cornide el mapa general
de Galicia, entregado en 1772 a la Real Academia de la Historia y utilizado por el
cartógrafo Tomás López para hacer el Mapa geográfico del Reino de Galicia que publicó
en 1784. El más completo será el de Domingo Fontán.
Galicia no era un país frecuentado por foráneos, pero existen algunos relatos de
viajes hechos por diplomáticos, militares, eclesiásticos, médicos, patricios, comerciantes
y mercaderes: de Italia, Fabrizio Ballerini y Silverio Rettabeni (1588/89), Domenico
Laffi (1666, 1670 y 1673), Cósimo de Médicis (1668-69), Nicola Albani (1743/45); de
Alemania, Arnold von Harff (1496); de Francia, Jean de Tournai (1488/89) y un goteo
constante después y en la segunda mitad del XVIII, los de procedencia anglosajona: John
Adams (1779), James Bruce (1757), Edgard Clarke (1760), el mayor William Dalrymple
y Robert Southey (1774), y en especial el cónsul Alexander Jardine.
La trayectoria histórica de Galicia no se conocía muy bien. El primer intento
realizado y publicado es la Descripción del Reino de Galicia del licenciado Sagrario Molina
(1550), hecha para el Gobernador de Galicia. Molina pretendió hacer “una breve suma
de lo que este reino contiene y apuntar algunas cosas tan notables de él que, oídas en
otras partes, estimen en mucho lo que aquí, por la continua comunicación, tenemos en
poco” y las expuso en cinco partes que se referían a cuerpos santos y reliquias,
singularidades, accidentes geográficos y linajes del Reino; según afirma en el texto, el
autor se basó en una visita personal, en información oral y en las lecturas de los clásicos,
y contiene graves errores. No era fácil describir un territorio tan amplio como Galicia y
otros autores lo intentaron también pero sin conseguirlo: fray Atanasio de Lobera abría
su Historia de Galicia (1604) da con precisión los límites, ríos, montes y condiciones
naturales desde su experiencia personal sobre el terreno y lo mismo hicieron otros
historiadores de Galicia, pero no hubo un proyecto colectivo hasta que la Academia de
la Historia, a partir de los datos del Catastro de La Ensenada y del censo de
Floridablanca de 1787, dio listados de feligresías y pueblos, jurisdicciones, derechos de
presentación, etc.
En Galicia apenas hubo historias urbanas, ya que ciudades y villas no hicieran
esfuerzos por tener sus propias crónicas, y el propio reino tardó en tener una historia
completa. Debe tenerse en cuenta que la actual red de archivos gallegos se constituyó a
partir de la Desamortización y que las bibliotecas no contenían quizá los libros más
adecuados para hacer una obra de calidad que pudiera publicarse.
Los hidalgos y civiles se interesaron por las genealogías y que los religiosos se
ocuparon sobre todo de sus órdenes y los obispos y canónigos de sus propias iglesias.
Pero buena parte de la historia civil fue escrita por eclesiásticos: dos dominicos, fray
Felipe de la Gándara y fray Juan Pacheco, fueron cronistas del Reino de Galicia y buena
parte de las “historias de Galicia” fueron obra de frailes y monjes que trataron de ganarse
a la nobleza cortesana, a las oligarquías urbanas e incluso a minorías emergentes como
los indianos ricos, pero que también escribían historia por un sentido de continuidad y
de propiedad colectiva sobre lo que guardaban en sus archivos. Sin embargo, la historia

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eclesiástica de Galicia no se desarrolló como sería esperable. Hubo crónicas conventuales


y monásticas, pero en número limitado y de calidad desigual, y las historias diocesanas
fueron tardías. En parte esto se debía a que muchos de los autores pertenecientes al clero
eran foráneos que estaban de paso en Galicia, y aunque hubieran sido gallegos, para
prosperar en sus carreras les era más útil escribir tratados teológicos o canónicos o
destacar en el púlpito, que elaborar crónicas que no iban a encontrar ni mecenas ni
clientela.
La elaboración de una “historia de Galicia” tuvo su origen en la difusión impresa de
las crónicas oficiales que desde la época de los Reyes Católicos fueron fomentadas por la
Corona para generar un sentido de lealtad hacia la monarquía. Esas crónicas definieron
un modelo estilístico, metodológico o ideológico esencial para la elaboración de crónicas
territoriales. En el caso de Galicia, el modelo se tomó de las crónicas
castellanas del siglo XVI e incluso las portuguesas que suministraban información
sobre los diferentes reinos, en medio de la cual y con el respaldo oficial, venían las fábulas
referidas al período primitivo y las falsedades elaboradas por Annio de Viterbo a fines
del siglo XV. Ese factor, junto con las falsificaciones del último tramo del XVI y las
aportaciones míticas de las “historias del Apóstol Santiago”, animaron la producción
historiográfica, porque “resolvían” el problema de los períodos más antiguos, esenciales
para definir la identidad de un país. Además, los “historiadores” siguieron utilizando la
Biblia, los textos de los santos padres y de los clásicos greco-latinos, y a los autores del
tránsito de la Edad Antigua a la Medieval - accesibles gracias a las ediciones impresas-,
útiles para dar continuidad histórica a lo que querían describir
La historia de Galicia fue precedida por el Recuento de las casas antiguas de Galicia de
Vasco de Aponte (1530), realizada para dar fundamento histórico a la nueva nobleza de
los caballeros, algo que se perpetuó en este género junto con la idea de buscar el prestigio
en la antigüedad, la permanencia de ciertos valores, los antepasados comunes, la
vinculación por la sangre y la relación con un territorio políticamente definido. En el
XVI, y en especial a su final, y durante el XVII, se elaboraron numerosas genealogías,
más o menos narrativas, por parte de autores especializados que se beneficiaron del
interés de las familias que pretendían el hábito de una orden militar, un título de nobleza
o algún cargo importante, pero a diferencia de Vasco de Aponte, se nutrieron de las
falsificaciones, o las inventaron ellos mismos, como fue el caso del Cronicón de don
Servando de los hermanos Fernández Boan, ideado para reforzar el carácter nobiliario de
algunos linajes. Una característica singular de Galicia es la frecuencia e importancia de
las genealogías colectivas, algo propio de una nobleza numerosa pero sin grandes medios
económicos. A ese modelo responden desde el Nobiliario del Reino de Galicia, de Baltasar
Porreño (1629/31) hasta los elencos que en el siglo XVIII realizaron Rioboo y Seijas y
J. Pardiñas Villardefrancos. La culminación del género se alcanzó con las obras de fray
Felipe de La Gándara, Armas y triunfos de los hijos de Galicia (1662) y Nobiliario, Armas y
triunfos (1677), publicadas en Madrid, cuya motivación era destacar la colaboración de
los nobles gallegos con la Corona en la guerra con Portugal, “escribir los heroicos hechos

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

de varones que se han esmerado en ilustrar su Patria”, y atacar a los “envidiosos”


descubriendo los héroes antiguos de Galicia.
Esas genealogías venían a ser historias de Galicia y estas, cuando se elaboraron,
tuvieron un fuerte componente genealógico, ya que a fin de cuentas, respondían a los
intereses de las oligarquías. Son estos intereses también los que explican que los
proyectos para hacer una historia de Galicia tengan un primer momento muy claro en el
tránsito del siglo XVI al XVII, cuando las Xuntas del Reino, reformuladas desde 1599 y
puestas bajo control del Gobernador Capitán General, se convirtieron en el foro político
de las oligarquías urbanas, entre cuyas pretensiones estaba la recuperación del voto en
las Cortes de Castilla, perdido hacia 1391, y hacerse oir en esa cámara; fue también
entonces cuando otras crónicas territoriales, en especial las de Portugal, relegaban a
Galicia en antigüedad y méritos, y a esto se añadía el afán de notoriedad de algunos
personajes de linaje gallego deseosos de prosperar en la Corte. Hacer una historia del
reino se convirtió en cuestión de prestigio de la que se encargó una minoría en contacto
con los libros o con los archivos, pero no era tarea fácil y varias se quedaron en proyecto
y ninguna de las escritas fue publicada, aunque los autores dejaban que se copiaran y
leyeran para obtener promoción, financiación o propaganda.
El conde de Gondomar encargó una Historia de Galicia al cisterciense fray Atanasio
de Lobera (1603 o 1604), menos fantasioso aunque reivindicativo de las “calidades del
Reyno de Galicia sobre todos los de España”, cristianizado antes que los demás y limpio
de sangre gracias a su aislamiento, su hábitat disperso, la suficiencia económica y la
ausencia de mestizaje con foráneos. A esos elementos tópicos se añaden reflexiones sobre
la emigración como un medio de liberar excedente demográfico y una fuerte crítica
contra la opresión que los gallegos sufrían de los “señores propietarios” y por parte de
la Corona, que se llevaba su dinero en forma de impuestos. Lobera asume la
reivindicación política al afirmar que Galicia “nadie la señoreó” hasta la llegada de los
suevos y que era la cuna de “la mayor parte de las insignias que pintan a España”, pero
sobre todo al denunciar la ocupación por los “castellanos” de episcopados, canonjías,
abadías, prioratos, encomiendas y la representación de la Corona -gobernadores, jueces
de la Audiencia-, llevándose a Castilla “infinito dinero”.Desde comienzos del XVII
quedaron marcados dos caminos para abordar la historia de Galicia, uno reivindicativo
en el que los habitantes adquieren importancia y otro en el que estos quedan anulados
por sus nobles, pero ambos servían servían a los poderosos. Entre 1642 y 1655, en
escribieron varias “historias de Galicia”: los hermanos Fernández de Boan, don Antonio
Rodríguez de Novoa, el jesuita Benito Vázquez, el dominico José de Bugariños y, por
supuesto, fray Felipe de La Gándara. Esta proliferación obedecía a: la petición presentada
en Madrid en 1642 por la Xunta del Reino de la declaración de hidalguía universal en
favor de los naturales de Galicia como reconocimiento de su fidelidad y de los servicios
prestados a la Corona; la Guerra de Portugal, que obligó a una reacción por parte de la
hidalguía local y la indujo a aprovechar la oportunidad para hacerse notar ante la Corte
de Madrid, que era poco propicia a sus ambiciones; la reanudación en 1644 de los
problemas del patronato del Apóstol Santiago, cuestionado de nuevo por Felipe IV

13
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

después del episodio en el que santa Teresa había desplazado a Santiago; y el crecimiento
del mercado de hábitos de órdenes militares y la consiguiente necesidad de elaborar
genealogías para quienes quisieran comprarlos.
En la Xunta de 1654, fray Felipe de La Gándara, quien por entonces decía haber
escrito una “historia eclesiástica de Galicia”, dedicada al conde de Lemos y al Reino, y
una “historia de Galicia”, fue nombrado primer cronista del reino. Fray Felipe era quien
defendía los intereses de las oligarquías y la reivindicación estamental. Su delirio
apologético reúne todos los tópicos de la historiografía barroca, desde Noé como
poblador de Galicia, hasta la participación de los antecesores de las familias gallegas en
las grandes batallas medievales, para demostrar su valentía, su lealtad a la Corona y su
defensa del cristianismo frente al Islam. Lo más atractivo de sus textos es que se adentra
en la Edad Moderna, por lo que Gándara tuvo que enfrentarse a sucesos en los que sus
linajes no siempre habían sido heroicos, leales y unánimes: la revuelta irmandiña, que
había cuestionado “todo dominio de señores en Galicia”; la rebelión comunera en la que
los gallegos fueron fieles a Carlos V; la respuesta a los ataques de Drake en tiempos de
Felipe II, y sobre todo, la colaboración con Felipe IV en sofocar la rebelión de los
catalanes, “ingratos a un rei benevolo i pio”, y en la guerra con Portugal, atribuyendo la
toma de Salvaterra y de Tui a las malas artes de los portugueses y no a la desidia de los
gallegos. Es decir, Gándara recorre la evolución histórica de la fidelidad monárquica de
Galicia, identificada esta con su nobleza.
La otra línea de defensa de Galicia reaparece a mediados del XVII gracias a los
autores jesuitas, que dan un giro a favor del Reino atribuyendo a los nobles -y al clero-
la responsabilidad de la pobreza de los gallegos. Parte del discurso jesuítico procede del
contacto con cronistas irlandeses refugiados en Galicia en especial Felipe O’Sullivan
Beare, cuya Historia Catholicae Iberniae (Lisboa, 1621) vincula la historia Irlanda y de
Galicia a través de las leyendas milesias, la colonización de Irlanda por Breogán y la
evangelización de Irlanda por el Apóstol Santiago, además de introducir la tesis del
origen céltico de Galicia. A estas novedades responde la Historia de Galicia del padre
Benito Vázquez (1628-1684), escrita hacia 1653, que exalta la fertilidad de Galicia en
contraste con la pobreza de sus habitantes, motivada por la “opresión que el vulgo padece
de los nobles” y las rentas excesivas debidas a “la liberalidad” con que los reyes habían
premiado “los servicios de los cavalleros”, denuncia las riquezas de obispos, cabildos,
parroquias y encomiendas militares – incluso sugiere que “se repartieran con alguna
ygualdad”-, y la sangría de las levas, en especial las de la guerra con Portugal. Vázquez
hace hincapié en que Galicia “hubo reyes propios”, aunque forma parte de Castilla y
defiende la creación de la Real Audiencia por los Reyes Católicos, para contener la
prepotencia de los señores, y la del tribunal de la Inquisición por Felipe II para defender
a Galicia de la herejía.
La reivindicación social y política de Galicia –sin separación de Castilla- se ve
también en el jesuita Álvarez Sotelo (1648-1712), autor de una Historia de Galicia,
mediocre y laudatoria en su contenido, da a los celtas como pobladores de esta tierra y a
los gallegos como pobladores de Escocia, Inglaterra o Irlanda. La apología del idioma,

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

los valores y capacidad de los gallegos, no se contradice con un tono reivindicativo, de


modo que Álvarez Sotelo expone los problemas de la gente corriente, laboriosa y pobre,
y de la emigración provocada por los tributos pagados al rey y las rentas de los
monasterios e iglesias, y plantea que la restauración económica pasaba por proveer los
cargos civiles y eclesiásticos en gallegos, evitándose que los “extraños” se llevaran la
riqueza del Reino.
En el tránsito del siglo XVII al XVIII, el cambio dinástico a favor de los Borbones y
la Guerra de Sucesión, junto con una nueva relación entre la política del poder y la
política de la cultura, inducían a releer críticamente la historia y en ese contexto
surgieron nuevos proyectos de redactar una historia de Galicia –los del presbítero
Antonio Paredes Ponte y Andrade en 1715, del padre Pacheco y Troncoso, cronista del
Reino desde 1718, y del escritor Rioboo y Seixas-, hasta que en 1733 y 1736 se
imprimieron en Santiago los Anales del Reyno de Galicia, del clérigo Francisco J. de la
Huerta y Vega. Esta obra marcó un hito por el hecho de ser publicada, lo que le dio una
difusión que las otras historias de Galicia no tuvieron, pero quizá por eso recibió duras
críticas, como las del cura de Fruime, Antonio Cernadas, debido a que excluía numerosas
glorias de Galicia, y las del padre Sarmiento, porque mantenía aspectos legendarios o
dudosos. En realidad la obra de Huerta resultó molesta porque sin ser gallego, fue
nombrado cronista y frustró varios proyectos encaminados a la obtención de ese cargo.
Más allá de eso, Huerta renovó un tanto la historia de Galicia, prescindiendo de todo
lo anterior a la romanización, descartando personajes ilustres tenidos por gallegos, y
arraigando las genealogías en hechos verosímiles de la Reconquista. Pero también
reutilizó muchos argumentos de sus antecesores, en especial de los jesuitas. De hecho, la
línea jesuítica se transmitió a través de Antonio Rioboo y Seixas (1685/1763) a Huerta
y al jesuita Pascasio Fernández de Seguín, cuya delirante obra Galicia, Reyno de Christo
Sacramentado, publicada en México en 1750, pretendía promover el culto al Apóstol y
reafirmar la lealtad de Galicia a la Corona y el coraje de los labradores a favor de Felipe
V durante la Guerra de Sucesión, sin renunciar a las reivindicaciones de sus antecesores
jesuitas.
La obra de Pascasio de Seguín se publicó fuera, ya que de otro modo no hubiera
pasado el control de calidad de la Academia de la Historia, encargada de dar licencia de
impresión a las obras de historia. En efecto, esta institución fundada en 1738 y entre
cuyos fundadores estaba Huerta y Vega, impuso un criterio centralista y
homogeneizador que limitó la producción histórica, pero también puso coto a delirios
apologéticos, como los que contenía la Historia eclesiástica y secular de Galicia de Rioboo
y Seixas, que permaneció manuscrita. Las exigencias de la crítica ilustrada imponían el
recurso a los archivos, pero las carencias formativas –agravadas desde 1767 por el cierre
de los colegios jesuíticos- y la ausencia de la historia en las reformas universitarias, junto
con la dificultad de hacerlo y el coste que suponía, lastraron nuevos intentos de hacer
una historia de Galicia, que no se retomaron hasta el siglo XIX.
La baja calidad de la historia escrita en Galicia en la Edad Moderna no se explica
porque se desconociese la buena historiografía erudita, abundante en las bibliotecas

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

institucionales, ni por falta de documentos, sino por la falta de formación de los posibles
autores, por la ausencia de unos principios críticos de manejo de fuentes y por la
resistencia a abandonar las seguridades que aportaban los textos bíblicos y clásicos, la
crónicas medievales e incluso las falsificaciones, en tanto que corroboraban los
contenidos de todo lo anterior. Esta resistencia era sostenida por grupos clericales y
nobiliarios interesados en mantener su posición en la sociedad y que eran también los
que leían, para satisfacer su curiosidad y su necesidad de entretenimiento, y que escribían
historia, para reconocerse a sí mismos en los valores del pasado y hacer que los demás
se los reconociesen. Galicia no pasaba de ser para ellos un territorio propio y un
instrumento de su poder.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Tema 2: La población de Galicia en Época Moderna. 1


No es demografía histórica pura, sino evolución, estructuras, migraciones y familia,
los componentes que constituyen el estudio de la reproducción biológica. Es más
importante entender el periodo histórico. Si no se sabe mucho de la población de un país
no se sabe nada de su historia.
La bibliografía en esta casa empieza en los años 60. A finales, con estudios de carácter
parroquial, utilizando los archivos parroquiales para ver cuál era la evolución general de
la población de Galicia. Anteriormente la idea general que se explicaba era que Galicia
en el XVIII había perdido población, cuando en realidad es el momento en que se acada
mayor cantidad. Tampoco el enorme impacto de las crisis, es donde realmente
impactaron menos. Para todo esto hizo falta un enorme esfuerzo.
La obra básica es la del profesor EIRAS ROEL. Evolución de la población y de
estructuras demográficas. Luego hay estudios de carácter parcial, porque esta obra es la
base de muchos otros estudios. En líneas generales se fue descubriendo una Galicia
occidental con un crecimiento exagerado, con densidades de población únicas en toda
Europa (bajo Miño, etc.) En muchas comarcas de todas formas el movimiento es
irregular, por eso hacen falta muchos estudios de carácter comarcal. Después tenemos
un gran bloque de estudios migratorios. El tercer elemento es la familia y el mundo
doméstico, los núcleos de convivencia.
Los siglos XVI y XVII: la medición imposible
La primera pregunta es si tenemos censos de población. Los censos de carácter
estadístico, aquellos que tienen un puro afán informativo, no se hacen hasta el siglo
XVIII. Mientras tanto a la gente se le preguntaba por motivos fiscales o militares, y
teníamos problemas de ocultación. Ello nos lleva a desconfiar de los censos no anónimos.
En el XVIII cuando ya se hacen anónimos parecen más fiables.
En el siglo XVI los reyes católicos fueron la primera monarquía que quiso hacer un
recuento de su población. En 1482 hacen un recuento muy flojo. El resto de los que se
realizan a lo largo del XVI y XVII son con motivo fiscal y cuentan vecinos, unidades
fiscales, no personas. 10.000 vecinos pueden ser 100.000 habitantes. El único con cierta
validez es el de 1591, pero tiene el problema de que exime a los que no tenían que pagar,
los privilegiados, y posiblemente a los pobres que no pueden hacerlo. Luego viene el
famoso censo de la sal de 1631. Fuentes de calidad limitada, componente plenamente fiscal,
pero es lo que hay. Los cálculos de este censo vienen a decir que en Galicia ya había unos
620.000 habitantes aproximadamente. Se hizo para el cálculo del consumo de la sal. El
de 1635 se hizo con motivo de la entrada de España en la Guerra de los 30 años y por
tanto tiene motivo de contribución a la contienda. No son censos continuos en el tiempo,
no cuentan a todo el mundo… con lo que para transformar vecinos en habitantes tenemos
que calcular cuántos integrantes tenía cada familia. En Galicia unos 3,7, por cierto.
Los archivos parroquiales son otra fuente. En Galicia es donde empezaron más tarde.
Tenemos de finales del siglo XVI en algunos núcleos urbanos. No creemos que se

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

perdieran, porque pone libro número 1. En el interior de Lugo y de Ourense y otros sitios
hay que esperar a mediados del XVII. Se apuntaba a los niños bautizados, pero en papeles
sueltos, no en libros, y la mayor parte de las veces eso se perdía. Otras los sacerdotes no
sabían leer o escribir. Para reconstruir lo que pasa en la primera mitad del XVII tenemos
serios problemas. Así pues, los archivos parroquiales eran pocos, mal llevados, y muchas
veces solamente se conservan los registros de nacimientos, menos de matrimonios y ya
no digamos de muertos. Lo que sabemos, pues, antes de 1680 de la población de Galicia
es poco y fragmentario. 2
Como decíamos en la pasada clase, Galicia carece de censos de población que se
puedan llamar así, disponemos de alguna fuente de tipo fiscal y demás, tenemos un déficit
de información, y los parroquiales constan de bautismos, matrimonios y defunción. Sobre
todo lo que está peor es la Galicia interior, porque se trata de parroquias muy pequeñas
a la que van los clérigos peor preparados. Hoy en día todos estos archivos están
concentrados en sus respectivas diócesis. En Lugo fue el primero que se concentró y el
último fue Tui. Los mormones han hecho una recopilación de todas las parroquias
europeas.
Tenemos de todas formas una idea bastante verosímil del comportamiento
demográfico de la Galicia del Antiguo Régimen, que ha permanecido quasi invariable
hasta hoy. El Estado Moderno depende de la información, y por eso en el siglo XVIII se
inicia una gran recopilación de información. Se inicia en plena guerra de sucesión. En las
zonas fieles a los borbones se hizo una incipiente renovación fiscal y modernización del
Estado. De este momento son los primeros modernos de los que goza Galicia. En primer
lugar los padrones de calle-hita (casa por casa) de 1708-1709. Por otra parte la gente supo
desde un primer momento que tenía datos de carácter fiscal. La gente mentía en el
número de niños, si bien no en el número de niñas – cuestiones de reclutamiento –. Este
se conserva solo en el archivo de Santiago. Es la primera fuente que nos dice cuándo un
individuo estaba ausente, esto es, emigrado, temporal o permanentemente.
Luego tenemos el famoso censo de Uztáriz de 1717, que es como el anterior, de
carácter fiscal, y de muy mala calidad. La gente mintió, como en el anterior, más de lo
que dijo la verdad. La gran fuente demográfica del siglo XVIII es el Catastro de la
Ensenada de 1752/1753. Es el más grande de toda Europa. Precisamente, como es tan
grande, el valor demográfico es mucho para estudiar las estructuras familiares. Nos dice
el tamaño de la casa, de qué trabajan, etc. Esto significa que, haciendo estudios de
carácter comarcal, podemos poner en relación el nivel de vida con el tamaño de la casa.
Tiene fallos, por supuesto, e intuimos que hay ocultación también en hombres en edad
de ser llamados para milicias. Luego vienen ya los censos de carácter totalmente
moderno, anónimos, de manera que la gente ya no mentiría. El primer intento es el
llamado Censo de Aranda de 1768. Se preguntaba al sacerdote por los habitantes de su
parroquia, y los sacerdotes entendieron mal y respondieron en almas, esto es, los niños
menores de 7 años no contaban. Hubo que rehacerlo, lo que nos da el Censo de

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Floridablanca de 1787, y se conserva en aquellos sitios en los que se hacía tarea


estadística. Censo de Godoy de 1797, no se sabe muy bien cómo se hizo. En muchas
parroquias se cree que se copió lo del anterior y ya está. En fin, gracias a estos censos
podemos saber muchas cosas gracias a la estructura demográfica. Al ser anónimo y estar
dividido por edad, sexo y estado civil podemos saber cuál era la estructura básica de la
población de Galicia ya con un nivel de perfeccionamiento bastante notable. Los exentos
de impuestos también están metidos. Fallan las clasificaciones profesionales, porque el
sistema de clasificación no funcionaba bien para zonas como Galicia.
Los archivos parroquiales en el siglo XVIII ya tienen una calidad buena, cada vez
más completos. Cada vez dan más información, susceptible de ser utilizada a título
individual y colectivo. Ya se necesita para muchas cosas presentar una partida de
nacimiento. Todo lo que necesitamos saber de un individuo en este momento nos lo da
su partida. También conservamos una cosa muy buena en zonas como Aragón que son
los Padrones de cumplimiento pascual, los curas tenían la obligación de poner cada año las
personas que se confesaran en pascua florida. Podemos comprobar los que dejan de
comulgar, esto es, los que han muerto, etc. Los registros de confirmación también
pueden ser útiles. La Iglesia no le hace ningún caso, pero cuando aparecen estos registros
son fundamentales para contrastar con estos otros registros. Niños que les tocaba
confirmar y que no lo hacen, suponemos que han muerto. En la lista de confirmados se
puede ver cuántos nombres se le ponían y cuáles conservaban. Hay otras fuentes como
el pago de alBas, que son complementarias, para ver la calidad de la documentación. Es
mejor no andar con aproximaciones en demografía, porque los daos demográficos son la
base de todo. Igualmente tenemos las parroquias castrenses, del ejército o la marina.
Las características demográficas de Galicia hasta hoy
Cifras de población general y porcentaje en villas
Sabemos que el XVI es de crecimiento fuerte de Galicia, lo sabemos indirectamente
debido a dos factores determinantes: el crecimiento sistemático de la producción agraria,
bien documentado, coincidente con el resto de Europa, un siglo de temperaturas medias
elevadas. Un factor relevante que se calcula que empieza hacia 1480 y que viene hasta
finales del siglo XVI. Las primeras señales de agotamiento son hacia 1580, cuando se
empiezan a apuntar datos de un enfriamiento. La producción sigue muy alta, por inercia,
pero luego se reduce. En el resto de la península hay una terrible crisis, pero el norte se
libró.
El segundo dato importante que tenemos: la reconstrucción total del sistema
económico. Tenemos los datos de monasterios y demás de contratos de arriendo de
tierras. Si aumentan las rentas sobre los campesinos, es porque la población y la
producción son más abundantes. Ambos datos nos permiten saber que el XVI es muy
positivo desde el punto de vista demográfico.
Desde los 80 la cosa empieza a ir mal. Los primeros indicios los tenemos en casos de
contagio de peste. No podemos asegurar que la peste llegase o no. Esas notas de alarma
de peste, que hacen a las ciudades iniciar mecanismos de protección son síntoma de que
hay problemas de contagio y de hambre. A finales del siglo XVI hay crisis de producción
19
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

que provoca mortalidad y hay mortalidad que provoca crisis. Hay un cambio climático,
el famoso pequeño invierno europeo. Las cosechas son peores, pero la población sigue
aumentando, así que hay más escasez. Además si a esto sumamos los contagios de peste
y otras enfermedades entendemos la alta mortalidad. Cuando se hace el censo de Galicia
de 1591 justo en vísperas de que empiece la crisis sabemos que Galicia, dentro de lo malo
de la peste finisecular, que se llevó por delante a buena parte de la población Europea,
salió poco damnificada, sobre todo el contagio es urbano y más en zonas de costa. El
interior no sufre tanto porque está peor comunicado. Perderían algunas áreas el 20% de
su población. La crisis de finales del siglo XVI barre a la población más vieja y más
nueva. Mucha gente que habría tenido que esperar para casar puede ahora hacerlo antes.
En las zonas más occidentales empieza a entrar el maíz hacia 1610, sobre todo en el
sur, por influencia de Portugal, y en el norte por influencia de Asturias. Se calcula que
en 1708 Galicia debía de estar sobre 1.100.000 personas. Esto es, un crecimiento enorme
en el siglo XVI. Luego la primera mitad del XVIII, hasta hacernos llegar en 1787 a
1.346.000 individuos, la más alta hasta el momento. En la segunda mitad del XVIII hay
síntomas de estancamiento económico-demográfico y ralentización del crecimiento,
quedándose atrás respecto de otras zonas a lo largo del siglo XIX. Eso es un fenómeno
imparable. Tenemos que tener en cuenta estas cifras, pero sobre todo de ese 13% de
Galicia sobre el total de la España peninsular. Esto tiene trascendencia desde todos los
puntos de vista. Hay excedente demográfico, lo que da lugar a mayor emigración, si bien
en Andalucía ocurre lo mismo y no emigran.
La primera consecuencia de esto es relativa a la fiscalidad. No sabremos si estaba
sobrecargada o no en función de su pago de impuestos. Tenía el 13% de la población y
pagaba menos del 6%. La segunda cuestión es la militar. Llegado el momento tendremos
que preguntarnos si Galicia aporta el 13% de los hombres que le tocarían en una leva
militar. ¿Había un número proporcional de escuelas? ¿había los servicios proporcionales
a este volumen de la población?
Es una población eminentemente rural, en 1787 la población que vive en núcleos de
más de 5.000 personas es el 2,2% del total de la población. Asturias tenía un 11% y
España en total un 23%, cual tiene que ver con Andalucía, una de las zonas más
urbanizadas. En efecto, esta es una característica que no cambia en la Edad Moderna,
aunque el dinamismo urbano de Época Moderna, sobre todo del XVI, parece ser notable.
La importancia también de la pesca, para el abastecimiento de las ciudades gallegas, etc.
Las del interior de las rías. En el siglo XVI esto es de signo positivo, después
paulatinamente van teniendo serios problemas con el enfriamiento. En el siglo XVII
sabemos poco de lo que sucede en las villas. Santiago se recupera tras la peste y tiene
una evolución que parece no ser mala. Son ciudades que crecen con bastante lentitud las
gallegas sobre todo – Coruña y Ferrol escapan un poco del esquema –.
Ferrol y Coruña cambian de comportamiento. Hasta 1752 la ciudad más grande de
Galicia es Santiago y en 1787 Ferrol pasa de los 26.000 y si se suma la Graña pasa a los
28.000. Era una ciudad que se iba construyendo poco a poco y había que acoger a un
gran número de hombres dedicados a la marina y la construcción naval. La oscilación

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

dependía de si había o no carga de trabajo. En Narón, Fene, Mugardos y Ares el


comportamiento es idéntico. La tasa de mortalidad masculina era brutal.
Por tanto, tenemos un sistema urbano muy débil, sobre todo si comparamos con
otros ámbitos de la corona.
Núcleos urbanos, 1787
El mundo urbano y el rural sufrían crisis. En el XVII crisis muy fuertes no hay,
alguna en los 20 y alguna en los 80, pero ninguna del calibre de la de finales del XVI. En
el XVIII la de 1709-1710 y es el último gran ataque de peste, aunque no estamos seguros
de que en Galicia hubiera peste, si bien sí sabemos que hubo hambre. Los datos que
tenemos, que proceden de los médicos de la universidad, del cabildo catedralicio, etc.
Habría contagios, procedentes sobre todo de la debilidad de la gente desnutrida, etc. En
cualquier caso, si fue peste fue la última. En 1768-69-70 hay un problema tremendo de
malnutrición, años de mucha lluvia que arruina las cosechas, y no se podía importar
alimentos porque todos los demás sitios estaban igual.
Por tanto, podemos calcular que hubo unos 20 o 22 años de crisis dispersos a lo largo
del XVII y XVIII que hacen que se ralentice el crecimiento, pero no se pierde
directamente población. Las campañas de inoculación de la varicela debieron tener cierto
impacto, de manera que se los vacunaban. Sabemos que se iniciaron en Ferrol, donde
había buenos médicos, inspirados por un médico irlandés.
Digamos que estos son los dos caracteres más generales de la población de Galicia.
Y ahora iremos desglosando.
Distribución de la población
El interior se va hundiendo desde el punto de vista demográfico y lo que crece de
verdad es la Galicia occidental. Las antiguas provincias de Lugo y Ourense sumaban el
53% de la superficie de Galicia. En 1591 tienen una población apropiada a su superficie.
En 1752 solo el 39% del total de la población, el cual se confirma en el siglo XIX, un
39%. Así que occidente mandaba desde el punto de vista demográfico, con un 44,5% en
el XVIII y un 40,7% en el XIX. Luego está la Galicia norte inferior a la occidental desde
el punto de vista demográfico, de riqueza y medioambiental, que se sostiene bastante
bien en el tiempo gracias al crecimiento de Ferrol. Entran en una fase de crisis debido a
la caída de la pesca. Esto es en la misma escala que lo que ocurre en otras zonas de
España. El interior se va vaciando y la población va a la costa y al centro.
Esto va a tener efectos. En 1591, cuando se hace el censo del reparto de los millones,
fiscal, la Galicia interior tiene un peso adecuado a su población. Pero pronto se dan
cuenta de que es Santiago la que marca la pauta demográficamente. Se va a revisar la
jerarquía territorial porque los diputados son conscientes de que hay un momento que
los favorece. Santiago a fuerza de reclamar consigue votar dos veces. Santiago y Tui
tenían un peso demográfico mucho más fuerte que Lugo o que Ourense. Esto en la
Audiencia. También en las levas militares, cuando había que hacer repartos, el que más
fuerza demográfica tuviera era el que tenía poder de decisión.
La Galicia occidental, que es la que más crece, es la que va desarrollando desde el
siglo XVII un sistema demográfico moderno. Familia pequeña, una tasa de nupcialidad

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

tardía, número de niños por matrimonio bajo y un sistema demográfico controlado


porque el crecimiento que fue el resultado de la introducción del maíz estaba destinado
a fracasar: la tierra daba lo que daba de sí, y la tierra cultivable es la que es. Lo de andar
roturando tierras nuevas está muy bien en Castilla, pero aquí no era tan sencillo. Es una
tierra edafológicamente pobre.
La Galicia occidental es la gran beneficiada del maíz, pero desde el punto de vista
demográfico está muy claro: con mayor producción agraria hubo más casamientos, más
familias con casa, tuvieron hijos a su vez, un crecimiento mucho mayor en la siguiente
generación y en las áreas más prolíficas en el siglo XVII hubo que introducir sistemas
de control de la natalidad. Un sistema semidesigualitario: uno de los hijos recibía la
mejora. Había que evitar como fuera que la tierra se siguiese partiendo. Se posponían las
bodas, modelo de matrimonio tardío, y un conjunto de la población no se casaba nunca.
En el XVIII para la zona de Morrazo, Salnés, La Guarda, la edad de casamiento ya es
muy avanzada, por encima de 26 o 27 años y en el XVIII 29-30. Eso evidencia muy bien
que hay que poner en funcionamiento los controles de reproducción.
En la Galicia occidental el siglo XVII es formidable, el maíz se implanta por todas
partes, pero cuando llega el XVIII ocurre que no hay más tierra que cultivar, la tierra se
agota, los sistemas de rotación no dan más de sí y no hay otra opción que emigrar. Nos
encontramos un modelo muy denso, de emigración polianual y definitiva, mientras que
en el XVII la emigración es estacional. Por tanto tenemos un modelo extremo del que
falta por mencionar un dato: la de la legitimidad. Esto es, cómo las familias controlan
todo el sistema matrimonial, desde las más pobres hasta las nobiliarias. La gente joven
cómo respondía a este sistema, tenía que haber resistencias. La ilegitimidad, el
bastardismo, en la Galicia occidental alcanzará altas cifras en el siglo XVIII. Esto es, el
resto de la población no oponía mucha resistencia. A partir de 1563 los curas tienen que
registrar la presencia de los padres en las bodas, estando vivos o muertos. Entonces, si
hacemos una estadística cogiendo todos los casos en los que podemos que tanto en el
caso de él como de ella falta alguno de los progenitores la cuestión es muy fácil: el hijo
único no tiene problema para casarse, pero cuando hay varios hermanos o hermanas lo
que pasa es que no se casan hasta que mueren los padres. La edad de matrimonio es
necesariamente alta, pues. –> control de la natalidad a través del control de la
nupcialidad.
El retraso del matrimonio responde a otros dos mecanismos. La mortalidad de las
mujeres por parto hacía que la viudedad masculina fuese muy alta, y los hombres volvían
a entrar en el mercado matrimonial, y se casarán con mujeres más mayores
normalmente, que estaban condenadas al celibato definitivo y que van a poder
reintroducirse en el mercado matrimonial. Las mujeres no lo hacían, salvo en Ferrol,
donde la alta viudedad de las mujeres por ser sus maridos soldados obligaba a ello. Por
tanto hay un sistema que suaviza el problema de la dificultad de poder acceder al mercado
matrimonial.
La estrategia de las familias para que no se partiese demasiado la propiedad eran los
matrimonios entre primos. La consanguinidad. La tasa de consanguinidad en áreas de la

22
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Galicia occidental superpobladas es muy alta. El matrimonio entre primos anulaba que
en la siguiente generación se volviera a emplear la misma estrategia. La afinidad de
parentesco estaba muy castigada por la Iglesia y había que comprar una dispensa de 4º
grado. En familias muy ricas hasta se podían pedir mayores dispensas, enviándose la
solicitud a Roma. Para los matrimonios de hermanos con hermanos. Buscar los
matrimonios a trueque, para evitar que uno de los hijos herede. Tenemos dos familias: la
estrategia consiste en que previamente cada una de ellas sabe lo que tiene la otra. El
heredero de la 1 casa con el segundón de la 2, y va a vivir a la casa uno, y el segundón
de la 1 con el heredero de la 2, que se va a la suya. Así se intercambiaban las tierras y
más o menos quedaban igual que antes de heredar en tamaño. Lo que se hacía era que ya
no se partía.
Entonces en la Galicia occidental tenemos un sistema hipercontrolado. La
agricultura hortícola que para nosotros es de lo más normal para gente de Época
Moderna no lo es. Entonces, la situación de sobrecarga demográfica es extrema dada la
incapacidad de la agricultura para sustentar altos crecimientos demográficos. Hay
también un control postnupcial que es la mortalidad infantil. Es difícil de estudiar porque
los curas no tenían la obligación se asentar en las partidas de defunción a los niños que
no han hecho la comunión. Se apuntan almas de confesión y comunión, esto es, los niños de
antes de 7 años no cuentan. Hasta el XVIII no se los apunta. En la Galicia occidental
podemos decir que hay una mortalidad infantil suave, de un 40% de niños antes de 8
años. En zonas como Andalucía es bastante mayor. El número de niños que nacía por
familia era menos de 4, y de esos cuatro moriría una parte importante, de manera que la
autorregulación de la población tenía este mecanismo.
En cuanto al abandono de los niños, la mayor parte de los casos los que se
abandonaban eran varones, para regular la demografía de manera postnatal. Lo de la
natalidad es muy fácil de explicar, que no sea muy alta. Esto es porque si la edad de
casamiento es tardía y además hay que tener en cuenta los períodos intergenésicos, nos
da que el cuarto niño era normalmente el último porque no daba tiempo a más.
En cuanto a la otra Galicia, la Galicia oriental, Lugo y Ourense, tiene un
comportamiento completamente diferente, porque el maíz no llega ás que algunas zonas
concretas de Ourense. El maíz es un producto que viene de América, se adapta a donde
se puede adaptar, y los cálculos vienen calculando que cada 10 años el maíz logra avanzar
unos 10 metros de altitud, pero llega un momento en que ya no puede continuar. La
dorsal gallega es una barrera muy importante en este aspecto. Tampoco por Ourense
tendrá mucha expansión, ocupándose las tierras buenas en viticultura. En Lugo se sigue
con el centeno, donde el crecimiento es muy lento.
En la oriental hereda más el hijo mayor, lleva la mejora larga. La legítima, 2ºs y 3ºs
tienen difícil lo de casar, suele ser un matrimonio tardío. Predominio de un enorme
celibato masculino y femenino. Tienen un concepto de linaje más que de familia. De
familia amplia. Aquí la nupcialidad es muy controlada pero por otra vía muy diferente
que es la del celibato. Esto va a haber que mirarlo bien en la bibliografía.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

En algunas zonas el 25% de hombres y mujeres no se casaba nunca. Luego tenemos


el modelo mixto de la Galicia norte. La distancia entre la costa y la cordillera montañosa
es muy débil. Se implanta el maíz en las zonas bajas y no se consigue en las altas. La
interior va a tener un crecimiento notable a partir de la introducción de la patata, y
cuando hablemos de la agricultura veremos que fue la patata lo que supuso el crecimiento
demográfico de esta zona, mientras en la occidental sería el maíz.
Lo que decíamos ayer es que tenemos unas fuentes muy complicadas para Galicia, el
crecimiento del XVI es meramente deductivo, un XVII que empieza mal y acaba muy
bien, delimitando dos grandes áreas, una occidental que evoluciona más rápidamente y
una interior y oriental que no da más de sí y se ralentiza. Sumando unas zonas y otras
Galicia a finales del XVIII no cae demográficamente, se sostiene, pero empieza el inicio
de pérdida de fuerza demográfica que pervive hasta hoy en día.
Las densidades de Galicia en el 1787, mapa con información sacada del censo de
Floridablanca, y que nos da una buena idea de la situación en ese momento, que también
nos ayudan para hablar de las migraciones en tanto que las áreas más oscuras, más
densamente pobladas, serán las más afectadas por la emigración. Esta sobrecarga
demográfica en algunas zonas es algo no meramente aparente, significa densidades de
población superiores a 100 habitantes por km cuadrado, en algunas más de 150. Ni
siquiera Holanda alcanza esas densidades. Es la relación entre el número de individuos
que viven en un territorio y el tamaño de este, los recursos necesarios para mantenerlos.
Es superpoblación auténtica. Santiago de Compostela es una de ellas, también
Trasancos, bastantes zonas de las Rías Baixas… Hay un contraste a nivel español entre
áreas sumamente urbanizadas, con unos comportamientos, y otras eminentemente
rurales con otros comportamientos diferentes. Por ejemplo Pontevedra es de las áreas
más superpobladas de la España de finales del XVIII pero de las menos urbanizadas.
El hábitat: parroquias
Conforme avanzamos hacia el área occidental la dispersión poblacional es mayor, con
casas aisladas, mientras que hacia oriente hay agrupamientos de aldeas. Nos podemos
plantear una de las consecuencias de este tipo de hábitat tan disperso. Una de ellas es la
de la nupcialidad. En teoría Galicia es exogámica, a diferencia de otras zonas endogámicas.
Si no hay una sociabilidad de conjunto es que se casan con los de la parroquia de al lado.
En realidad esto no difiere tanto de la endogamia, lo que pasa es que como consecuencia
del poblamiento casarse con el de la parroquia de al lado parece exogámico en los
cálculos. Otra consecuencia es la búsqueda de padrinos en las parroquias circundantes.
Estos efectos tienen un claro componente social. El matrimonio a trueque es muy
exogámico. Este tipo de matrimonio se basa en el conocimiento de que la otra familia
tiene el mismo nivel de fortuna, y normalmente no se va a encontrar a este tipo de
familias en la propia parroquia, por eso hay que ir a buscarlas a otras.
El hábitat influye en todo: en la economía, en la escolarización… incluso es un
sistema que tiene su lado positivo (en este sistema es muy fácil el fraude fiscal). A finales
del siglo XVI un obispo de Tui escribe a Felipe II que los gallegos hay que concentrarlos
como se hacía en América para poder controlarlos mejor.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Baixo Miño
Esta es el área de Galicia de mayor emigración, superpoblada, que acaba teniendo
que expulsar mucha población. (Gráfica).
Evolución de la Galicia Occidental
(Gráfica). Un modelo algo menos dramático que el anterior pero también muy
drástica y con una emigración tremenda.
Ourense: Celanova
(Gráfica). El maíz llega tarde, y tiene un crecimiento diferente. Con todo esto lo que
queremos señalar es que no hay un comportamiento único desde el punto de vista
demográfico, sino que hay muchos, y que hay una enorme repercusión de cara a la
emigración.
Las migraciones
(tabla). En la Edad Media los gallegos ya emigraban. Sabemos, sobre todo por la
literatura del siglo XVI y por alguna otra fuente que se comentará que los gallegos
participaban mucho en las siegas de Portugal y de Castilla. Volvían si podían. La fuente
fundamental que manejamos es la de los hospitales de las zonas de acogida en que los
análisis que se hicieron hace años en Talavera de la Reina, Segovia, León… la población
mayoritaria que ingresaba en los hospitales eran gallegos. En Medina del Campo se
descubrió además a través de los libros de matrimonio que la mayor parte de los foráneos
que contraían matrimonio con gentes del lugar eran gallegos también. Estamos
hablando del siglo XVI.
Esta fuente nos da una imagen alterada de la emigración. Las fuentes hospitalarias
son algo generalizado. Los hospitales atendían a quienes se presentaban con una
dolencia, y ya en el XVI los gallegos son, de la gente de fuera, la mayoritaria. En el
Hospital Real de Santiago (tabla) los extranjeros eran una minoría. En cuanto a las actas
de matrimonio, recogen a todos aquellos que se casan. Pero estos dos indicios son muy
complicados de análisis, no nos da más que un rastro muy escueto de lo que podía ser la
emigración. Nos dice que en estas zonas había gallegos, pero nada más. Muchos no dejan
rastro documental, los sanos, los que regresan y no se casan allí, etc. Por tanto no
tenemos mucha idea de dónde procedían, y la inmensa parte de los emigrantes no
aparecen reflejados. Un conjunto de hombres que emigraban estacionalmente a Castilla
no regresaban nunca a Galicia. Esto es algo a tener en cuenta porque es un fenómeno de
emigración definitiva – accidental –.
En el XVII sí que tenemos muchos más datos. No tanto en Galicia como en el resto
del país, en áreas de llegada. Nos encontramos con un panorama migratorio bastante
más complicado. Por una parte continúan los movimientos estacionales, pero hay un
problema muy serio que hace que las áreas tradicionalmente receptoras de gallegos dejen
de serlo. Una Castilla en crisis no necesita tanta mano de obra como necesitaba antes.
Galicia está creciendo demográficamente, y por tanto se necesitan zonas para irse, pero
no hay suficientes, y va a empezar un segundo modelo hacia Andalucía. La emigración a
Andalucía es diferente, ya supone un viaje muy notable, a pie o en barco. El área suroeste

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

de Galicia lo hace en barco, aunque sea algo más caro. En el siglo XVII hay muchos
gallegos en la Andalucía oriental (Área Granada-Almería-Málaga). Van sobre todo a
trabajar en ciudades aprovechando el vacío que dejaron los moriscos. Durará poco,
porque tan pronto se restablezca la población no van a necesitar tanta mano de obra.
La Andalucía occidental será el siguiente lugar de llegada. Sevilla, ya en el XVII, es
un destino muy importante. Los gallegos y los portugueses son la mayor parte de los
migrantes llegados. En la segunda mitad del XVII la zona de recepción será sobre todo
la zona rural de Sevilla, los latifundios rurales y las áreas vitícolas. Sobre todo en la
segunda mitad del siglo XVII además los gallegos están en la ciudad de Cádiz, dedicados
sobre todo a oficios urbanos, gente no cualificada, que procede del norte. No había
gallegos en la cultura del olivo, no los dejaban ni varear, solo podían recoger la oliva.
Igual que en la vendimia iban a la cosecha, pero no trabajaban en los trabajos
especializados. Segar sí podían. Los grandes latifundios del sur necesitaban mano de obra
durante bastantes días. Lo que hacían era enlazar trabajos diferentes. Cuando iban
andando hacia Andalucía iban haciendo cosas importantes: iban vendiendo los productos
que se hacían en su propia casa. Eran los famosos sogueros de Ourense, por ejemplo, los
hacedores de cuerdas de lino. Compraban fibra por el camino y hacían cuerdas de otro
tipo, y cuando volvían de Andalucía las hacían con sisal y pita. Es un ejemplo de
aprovechamiento del viaje para acumular riqueza y rentabilizarlo.
Los que no eran sogueros eran merceros. Otros transportaban los lienzos que hacían
sus mujeres, que vendían en las primeras ferias que encontraban. Iban comprando y
vendiendo conforme hacían el camino. En Extremadura trabajaban por temporadas en
el cuidado de los cerdos de las dehesas. Es un trabajo no cualificado. Luego ya iban
llegando a Andalucía. Cádiz, que desde mediados del siglo XVII es la cabeza del mercado
americano por el agotamiento del Guadalquivir y de Sevilla como lugar de recepción y
emisión de los buques para América. Los gallegos serán aguadores, mozos de cordel,
sobre todo en el puerto, subiendo mercancías a los barcos, un trabajo no cualificado que
se hacía por tres o cuatro años y luego se volvía a Galicia. Volvían a marcharse, y
regresaban, así hasta que tenían 40 o 45 años. A donde no se podía ir era a Portugal en
este momento, no necesitando mano de obra y siendo un país rival. Será en el siglo XVIII
cuando se abra ese tipo de migración para los gallegos.
Lisboa y Oporto se encuentran con que necesitan mucha mano de obra, recordemos
la capacidad vitivinícola del ámbito del Duero tras el tratado de Methuen entre Portugal
e Inglaterra en el siglo XVIII.
Tenemos que poner en cuestión las cifras que se nos ofrecen en cuanto a migración.
Aparecen estos datos en discursos políticos de la época, estimaciones y demás. En el siglo
XVII tenemos un movimiento que no afecta a toda Galicia sino solo a la occidental, sobre
todo a las zonas más ricas y densas demográficamente, fundamentalmente hacia Castilla
– especialmente Madrid capital – y las siegas. En la primera mitad aparece también la
Andalucía Oriental, con Sevilla, y en la segunda mitad va a ser Cádiz el destino
preponderante barriendo al resto. Luego el caso de Portugal, que es inestable y que no
va a hacer posible la emigración allí hasta el siglo XVIII. Las guerras con Portugal

26
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

funcionan como repulsa de la migración porque uno podía ser interceptado y obligado a
participar en la guerra.
Llegados al siglo XVIII el exceso demográfico obliga a poner en marcha la
emigración. En el siglo XVII en las actas de defunción del bajo Miño hay cerca de mil
personas reflejadas como muertas fuera, emigradas. Muchas no recibirían noticias de la
muerte de estos familiares. Se hacían oficios fúnebres. De hecho se dejaron de anotar a
personas muertas fuera en un determinado momento por parte de los clérigos. Lo que
era la emigración en esta zona en esa época debía ser algo muy intenso. Hombres casados
en una proporción muy pequeña y sobre todo solteros. ¿Cómo podemos hacer para saber
cuántos hombres desaparecieron fuera pero no aparecen en las actas de defunción? Por
un cálculo básico, las tasas de masculinidad. Nacen sobre 105 niños por cada 100 niñas.
Con el censo de 1787 vemos que la relación de masculinidad, esto es, el número de
hombres por cada 100 mujeres, es en el modelo 1 76.6 hombres por cada 100 mujeres, o
sea, hay un déficit, y eso nos hace suponer que mueren o emigran. Donde la Rm es más
alta, la emigración es menor. Cuando nos da por debajo de 100, los que no aparecen es
porque murieron todos. Los modelos menos graves serían la Galicia interior (95
hombres por cada 100 mujeres), porque la emigración suele ser estacional y suelen
volver, no morir fuera. (recuadro que evidencia que muchas familias declararon a los
hombres casados emigrantes como si estuvieran presentes, no ausentes, dado que eso
tiene efectos de carácter fiscal, social… mismo problema hasta el siglo XX). Es al revés
de la ocultación. Indirectamente la única fórmula para saber el déficit real masculino es
ir a las actas de defunción y contrastar con el número de hombres y mujeres muertos.
En zonas hay desviaciones del 20-30 %. También se apuntan, aunque era ilegal, a los
hombres que mueren fuera.
En el XVIII los que se van a Castilla a segar ya no son los mayoritarios, sin embargo
en la Andalucía occidental sí. En un solo pueblo se casaron más de 1.200 gallegos a
mediados del siglo XVIII, un indicio de lo muchísimos que tenía que haber. Los segundos
foráneos que se casaban eran portugueses miñotos. Entonces tenemos dos espinas por
las que se va reduciendo el potencial demográfico gallego: los que mueren fuera y los
que se casan y no vuelven. Además estos son gente joven y en edad de trabajar, la más
preparada para hacerlo, y en Galicia se quedan los restantes y los que no pueden.
Las diferencias entre casados y solteros. La emigración de casados es la que está más
relacionada con la situación de origen de la familia: necesitan volver. Muchos casados
aun cuando Castilla ofrezca peores condiciones seguirán yendo, porque hace más fácil
volver. Con Andalucía, la inmensa mayoría de los casados no pasarán a América desde
Cádiz. Hay una serie de nichos laborales por los que seguirán acudiendo. Además
mientras el hombre está fuera en la propia casa de ahorra, porque no hay que alimentarlo.
La mujer, los hijos y los viejos cuidan la casa mientras este se encuentra ausente. El
modelo de los casados está muy relacionado con las necesidades de la familia. Pero tardan
en volver, y eso genera problema de viudas de vivos, desconocimiento de si han
muerto…

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Los solteros constituyen en todo momento la mayor parte de los que emigran. Hay
dos modelos que conviven o no en las zonas. Los que se marchan solteros pueden tener
un hijo fuera. La emigración prenupcial tiene por objeto reunir dinero para poder casarse,
esto tiene un efecto que es el de retrasar la edad de matrimonio. En segundo lugar, si
emigran solteros y no vuelven se crea un déficit en el mercado matrimonial. Luego los
que están fuera a la hora de heredar crean un problema que es qué hacer con su herencia
en tanto que están ausentes. Hay una diferencia fundamental entre los casados y los
solteros, además. Los solteros además podían ser objeto de levas militares mientras que
los casados no. En la leva militar de 1762 las causas que se podían aducir para evitar una
leva era ser hijo único, estar casado o estar ausente. De todas estas la más normal es
estar ausente. En muchas zonas se ve que estaban emigrando la mitad de los jóvenes.
Los hombres directamente se habían marchado antes de ser reclutados. Estadísticamente
que hubiera una leva no significa que tuvieras que ir a hacer el servicio militar. Solo se
reclutaba al 1%, pero si te tocaba eran 7 años seguidos. Esto nos permite saber sobre qué
edad empezaban a marcharse los solteros. Empezaban sobre los 8-9 años los de las
ciudades, para aprender el oficio con los padres, y sobre los 12-14 cuando eras del campo.
Hasta los 24 corrías peligro de ser llamado. Desde los 24 el peligro era muy bajo.
La Galicia oriental es la zona donde los hermanos son necesarios como mano de obra
para venir a trabajar a casa. En la provincia de Lugo no hay rechazo del servicio militar
en la provincia de lugo, sobre todo si eres un segundón, porque tienes nulas posibilidades
de casarse, y eso implicaba quedar como criado del hermano mayor y los sobrinos. En el
caso de la marina las zonas de mayor número de ausencias son las más gravadas por lo
que se llama matrícula de mar. La edad de posible llamamiento era hasta los 40 y la guerra
del XVIII era fundamentalmente en el mar. Buscar La Guerra Fantástica entre España y
Portugal. No llega a estallar porque la guerra no compensaba realmente, por las pérdidas
humanas.
La emigración a América en el siglo XVI
La monarquía hispánica no dejaba irse a hombres casados solos, tenían que llevarse
a su familia, a no ser con un permiso de su mujer. Tampoco les interesaba, porque les
interesaba volver. No será hasta principios del XIX que empiece la emigración gallega a
América. Empieza lentamente a principios del siglo XVII, los llovidos, que se enrolaban
como si fueran criados de alguien que iba, gallegos no como especialistas, yendo para los
trabajos menos cualificados. Es algo que empieza por la zona de A Guarda y las Rías
Baixas. Luego el área de Padrón, el valle de Ulla, la península del Salnés, la zona de
Bayona… América empieza a tener un peso sustancial antes de mediados del siglo XVIII
en zonas concretas sobre todo de solteros sin cualificación previo paso por Cádiz. Desde
mediados del XVIII se diversifica e intensifica. Se aprovechan los buques de correo a La
Habana, que en teoría no podían llevar pasajeros, pero que lo hacían. Se abre en 1764 la
ruta Coruña-La Habana-México y una segunda línea Coruña-Montevideo en 1767. Son
las preferencias de los gallegos ya para el siglo XIX, dado que era de donde se tenía
información. Las zonas más tradicionales de emigración a Andalucía son los más
precoces. Es muy difícil seguir los itinerarios de los emigrantes, porque hacen muchas

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

escalas. Buscar Leyes de Ravenstein sobre la emigración. Dentro del conjunto de la


humanidad del sector más móvil son las mujeres, no los hombres. Si la distancia entre la
casa del marido y la familiar supera los 10 kilómetros se tienen que mover, porque pasa
a vivir en la casa del marido. Las mujeres son las más móviles en distancias cortas. Otra
de estas leyes es que nunca los emigrantes lo son a un solo sitio, se suelen hacer varios
cambios.
Del conjunto español es Galicia el único sitio donde podemos decir que sí hay
emigración femenina, si bien minoritaria. Estudios muy recientes sobre la provincia de
León registran mujeres entrando en los hospitales. Las fuentes de carácter narrativo
hablan de las criadas gallegas como un grupo social bien definido. Junto con las
cántabras, vascas, leonesas… Buscan trabajos que son temporales, muy rendibles – caso
de las nodrizas – y que en teoría volvían a sus casas, porque en la práctica no lo podemos
comprobar. Lo que queda en la casa es el hombre. Hemos detectado también bastantes
gallegas en la zona de Otrera. El padre sarmiento dice que sobre el 30% de los
emigrantes gallegos en Castilla eran mujeres. No podemos comprobar de dónde saca esa
información, pero sabemos que estaba mal vista por las autoridades, visto esto como
inmoral. Sería en torno al 5-8% del conjunto de la emigración en Cádiz, Otrera, etc,
llegando en algunos puntos al 15%.
Habla de las expediciones de repoblación en las que se envían amplias expediciones
de gallegos – potencial demográfico del reino de Galicia –. Generalmente fracasan
porque las perspectivas que se ofrecen en los lugares de llegada no suponen una gran
mejoría – o no suponen ninguna – con respecto de la situación de partida.
Inmigración, que apenas tenemos
Casi no hay nada que decir, porque si Galicia emigra sistemáticamente la recepción
es prácticamente nula. Pero hay que comentarla. En el siglo XVIII hay una cierta,
pequeña, inmigración extranjera cualificada, buscando destinos urbanos. Los núcleos son
básicamente Ferrol, Coruña, Santiago y en menor medida Pontevedra y Vigo. Suelen
proceder de Italia, sobre todo del norte – Italia del norte pasa un mal trago en el siglo
XVIII –, esto es, peluqueros, modistos, cantantes de ópera, fabricantes de pasta…
hombres casados, casi siempre. Hay un grupo de alemanes y austríacos para el trabajo
del hierro. Franceses con la panadería, escapando de la revolución francesa, por ejemplo.
Minorías concretas como los malteses, que emigran tras caer en manos inglesas porque
eran obligados a convertirse al protestantismo. Cuando hablemos de economía los
franceses asentados en Ferrol y Coruña, algunas familias tienen mucha importancia. Los
valencianos de Sada y otras comunidades muy pequeñas. La minoría irlandesa, etc.
El último día, el 20 de febrero, no pude asistir a clase porque estaba enfermo. Iria me
ha pasado los apuntes que siguen de ese día:
TEMA 3: AGRICULTURA E GANDARÍA EN GALICIA
É a principal actividade na Galicia moderna. Para estudala, debemos ter en conta as
características xeográficas de Galicia e a súa climatoloxía. O século XVI é un século
benigno en canto a clima, que favorece a produción. A partir de 1580 comeza a cambiar

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

a situación, con certo enfriamento ata o Mínimo de Maunder, sendo o XVII un século
frío en xeral en Europa. Vaise normalizando a situación ata o que temos hoxe.
En canto a realidade xeográfica, veremos canto espazo aparece como favorable para
a agricultura e gandaría. Os accidentes xeográficos son determinantes.
Tamén veremos a evolución durante a Idade Moderna da economía agraria, a
evolución dos recursos (Eiras Roel). Debemos ter en conta que Galicia é moi diversa, así
que non sempre atoparamos unha “Galicia agraria”.
Outra cuestión fundamental é a referida á parte da economía rural que non se
relaciona directamente co cultivo, senón que trata a cuestión dos montes comunais. Na
Galicia interior os campesiños non poderían vivir con autonomía sen estes comunais.
As fontes
O Catastro da Ensenanda é a “macrofonte” que nos permite saber o que pasaba
parroquia a parroquia. Interésannos os libros do catastro que se refiren á economía rural.
O primeiro é o que se chama “interrogatorio” do Catastro da Ensenada. Tamén conta co
“Real de Legos”, fundamental. Supón así unha sorte de fotografía de cada unha das
familias de cada unha das parroquias, recollendo gran variedade de datos sobre as
persoas nunha valoración fiscal: con quen vive, propiedades, animais, idade dos mesmos.
Ademais, o Catastro ten unha vantaxe sobre outras fontes: o “Capítulo de Forastero”.
Na declaración dos montes comunais, como dicíamos, atopamos tanto detallismo que
chega a contarse o número de árbores.
Nas cidades, o Catastro é bastante peor como fonte que para o mundo rural. Agora
ben, é de carácter fiscal, así que os niveis de fraude son enormes. Nos rendementos da
terra, o fraude lévanos a descoñecer con claridade a realidade desta cuestión, pois
declarábanse os rendementos á baixa. Dispoñemos de fontes de carácter notarial que nos
permiten saber cal era o rendemento real da terra, con maior exactitude. Contrastando
ambas fontes, podemos ter unha idea de onde se mentía.
Unha dificultade radica en que nunca poderemos coñecer así a totalidade de Galicia.
Unha parte está tratada cos interrogatorios, e o resto coas monografías. Ademais, o
catastro é para datas concretas, así que temos que buscar fontes de outro tipo.
As escrituras notariais son as mellores fontes que hai neste sentido en ámbitos de
dereito romano. Nas escrituras notariais atopamos fontes que nos permiten falar con
bastante seguridade do XVII. No XVI a cousa é máis complexa, por contar con fontes
menos sistemáticas.
Interésannos moito os inventarios post-mortem. Grazas a isto sabemos da entrada do
millo. Nos 60 pensábase que entraba no XVIII. No ámbito rural son moi importantes
dende o punto social: recollen instrumental, obxectos da propiedade... Interésanos todo
aquilo referente á produción. Recóllese con moita pulcritude o relacionado coa despensa,
coas cantidades exactas de cada produto. Sabemos así o que as familias tiñan para comer,
para sementar, e o instrumental para traballar, ademais das posibilidades que brindaba
o abonado. Comparando varios inventarios podemos obter unha boa idea do tema.

30
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

As compravendas de terra son en Galicia es escrituras máis abundantes, pois hai moita
circulación da terra: están comprando e vendendo seguido. Permítenos coñecer o tamaño
das parcelas de terra, a súa calidade, etc.
Tamén nas dotes que se lles deban ás mozas atopamos información sobre a
agricultura.
En canto ó século XVI, atopamos complicacións, pero podemos recorrer ás escrituras
de mosteiros, cabildos catedralicios, etc. Rexistraron as actas de cesión da terra con
campesiños, os foros. Faise unha gran cantidade de contratos, e permítennos coñecer as
imposicións que se poñen ós campesiños, as características da terra... É unha fonte
importante para o viñedo en Ourense no XVI, por exemplo.
A finais do XVI hai unha fonte moi especial, que non aparece en todos os territorios.
Felipe II nos anos 80? deste século pide ós bispos da Coroa da Castela información sobre
a produción diezmal. En cada parroquia o cura que o fixo ben informa do que se obtén
de diezmo, dándonos a estrutura da produción agraria (cantidade de ferrados de tal
cultivo). En principio non teñen que ocultar nada, así que pode ser moi ilustrador. Non
hai unha nomenclatura especial para esta fonte.
Estamos vendo fontes de uso global. Pode pasar que nos espazos concretos se poida
sacar partido dunha fonte concreta, máis específica, que nos ofreza boa información.
A situación da agricultura en Galicia
Para mediados do XVIII, a través do Catastro da Ensenada, podemos obter sínteses
sobre o tema, e unha idea bastante clara das enormes diferenzas territoriais que había en
Galicia. Na provincia de Santiago atopamos un feito fundamental: o pequenísimo tamaño
das explotacións agrarias. Estamos falando de non pouco máis alá duns 1300 m2. En
Lugo temos máis do dobre que na Galicia occidental, cunhas 2 hectáreas de media. Hai
zonas intermedias; a área de Mondoñedo parécese moito á Galicia occidental. Tui é un
caso excepcional, o punto de maior produción de Galicia: as explotacións son mínimas
pero a capacidade produtiva da terra é moita. Con todo, temos que pensar que as cifras
que temos aquí son das máis baixas de Europa (viven con moi pouco). Estamos falando
dun mundo de campesiñado pequeno. A propiedade é pequena, froito do sistema de
herdanza que vai partindo a propiedade.
A gandaría é moi importante: como forza de traballo, fonte de abonado no caso do
gando vacún (clave para a produción agraria). Lugo é a provincia que ten maior peso
gandeiro. Betanzos tamén é importante. Tui é o de menor número de reses por veciño,
o cal se pode relacionar coa _. A maior cabana ovina está na provincia de Lugo, algo en
A Coruña e o resto fundamentalmente nas zonas altas. Podemos falar tamén da
dispoñibilidade de gando por hectárea cultivada.
Outra viñeta [tabla] fala da valoración fiscal. A valoración fiscal por labradío en
Lugo son baixas. En canto a cepa hai que diferenciar as zonas polas súa diversidade
xeográfica e climática..
Debemos falar do enorme cambio que se produce en Galicia no XVII. Na Galicia do
XVI atopamos un modelo totalmente diferente ao que hai agora. Vémolo na estrutura
da produción agraria. Nalgún momento da Idade Media comeza a sementarse millo

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

miúdo en grandes cantidades, un cultivo fundamental en varias áreas. Implica


intensificación do cultivo, que a terra non descansa e por tanto debe ser boa, e á
poboación débelle interesar incrementar a produción. En Lugo desenvólvese o barbeito
de ano e vez. Nestas terras onde a calidade é mala e só podes producir cereal, atopamos
esta modelo, e barbeito. Se temos terra descansando e terra traballando, debe haber
organización entre os veciños, disciplina colectiva. Na terra que descansa deixamos pasar
e pastar ó gando extensivo, ovino-caprino. Agora hai moitas ovellas, entón, porque se
pode aproveitar esta terra para o pasto.
Na Galicia occidental, non temos apenas datos sobre barbeito largo, senón barbeito
curto. Iníciase, non sabemos exactamente cando, un proceso de intensificación, que
explicaría o aumento demográfico e isto ó mesmo tempo a intensificación do cultivo. É
un equilibrio que se basea en moitas cousas, como a disciplina colectiva e de traballo. Hai
máis síntomas da intensificación: aparición dos nabos, que van ser fundamentais na
alimentación (caldo), e que servían para nitroxenar a terra. A presenza do millo miúdo,
moi maioritaria, e a dos nabos e outros cultivos intercalados, que aportaban mellor
alimentación á xente, son síntomas deste desenvolvemento.
O trigo é moi esixente, e non pode desenvolverse positivamente en todas as áreas.
Na Galicia occidental temos un sistema baseado no cereal de primavera que é o millo
miúdo, e logo temos dous de inverno, que son o centeo e o trigo. Estes últimos, dende
que se sementa ata que se recolle, pasa moito tempo. Os cereais ed primavera, en cambio,
teñen un ciclo moi breve. Iso implica que e temos cereais con ciclos diferentes podemos
compatibilizalos, e mesmo alternalos. É dicir, xa antes da chegada do millo, nalgunhas
zonas de Galicia, comezan a complicarse as rotacións; na Galicia occidental a terra case
non descasa, introducíronse complicacións para sacar os maiores rendementos posibles
á maior parte de terra posible. En Lugo e maior parte de Ourense a calidade da terra e
clima non o permite, así que se continúa co sistema de ano e vez.
Así chega a crise de finais do XVI. A chegada do millo hai que relacionala con isto e
coa crise dos anos 20 do XVII. O millo coñécese practicamente dende que foi Colón a
América. É un cereal moi moi produtivo, resistente, e non moi esixente. Aquí tarda moito
en chegar. Veremos proceso de implantación. Hai un importante factor sociolóxico: foron
os campesiños fortes, os que tiñan máis terra, os que puideron aventurarse a probar.
Unha vez isto, esténdese, ata o exceso mesmo. Dúas direccións: no caso da Galicia norte
chega dende Asturias, e na outra Galicia chega do norte de Portugal. Estes dous modelos
van ir xuntándose. Conforme avanza o XVII, vai crecendo a súa importancia, ata chegar
a un teito. O proceso de entrada do millo americano é moi simple de entender. Substitúe
ó millo miúdo, ó ter ciclos moi semellantes, pero mellores resultados. Toda a Galicia
occidental e norte vai adoptando progresivamente o millo; o resultado é tan bo que que
vai substituír non só ó millo miúdo, senón tamén ó centeo, e come terreo ó trigo, ata
chegar a supor o 80% da colleita.
A primeira consecuencia do éxito do millo é un gran aumento da produción, e leva a
un boom demográfico. Mais chega un momento que a cantidade de terra dedicada ó millo
e a poboación hai van estar en desequilibrio, a primeira supera á segunda. Hai que buscar

32
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

unha solución. Vaise ampliar a terra na que se cultiva o millo; cando cheguemos ó XVIII
está cultivándose toda a terra que se pode cultivar. Extensificación ó lado da
intensificación.
Máis solucións: xa no XVII empeza a haber en certos territorios (Salnés, Morrazo)
unha complexización cada vez máis intensa das rotacións, de xeito que a terra non
descansaba nunca. Chega a haber zonas de sete rotacións ó ano (sete colleitas). Isto leva
a Galicia a un extremo sen igual en toda Europa. Estas complexizacións das rotacións
están primeiro na Galicia occidental, logo vales...
Outra cousa que se pode facer. A finais do XVII en certas áreas hai unha “mini-
revolución” interesante: a creación da pradería artificial, sementar o prados, sobre todo
coa importante leguminosa que é o trébol. En moitas zonas impórtase semente da área
holandesa, mais isto sobre todo no último tramo do XVIII.
O cambio máis fundamental que provoca o millo dende o punto de vista da
organización da economía agraria é o cambio radical da gandaría. Hai unha serie de
pleitos en certas comunidades porque o sistema de ano e vez, con terra na que podían
entrar ovellas de toda a parroquia, acábase. Todo o mundo vai cercar a súa leira:
individualización total que acaba coa disciplina colectiva. As ovellas xa non van poder
pastar nas zonas de centeo ou trigo porque desapareceron, así que vaise ir diminuíndo o
seu número, ó ser incompatible co novo sistema agrario. A gandaría vacún vai sufrir
unha merma moi importante, e tamén unha transformación cualitativa fundamental:
vaise estabular, introdúcese nunha construción para que o gando mellor alimentado
estea máis forte, dea máis carne, leite, etc. No XVII temos por tanto unha situación moi
diferente á do XVI: moitas menos vacas pero moito máis produtivas. Transfórmase así a
economía agrícola. Ó meter o gando na casa temos unha obriga constante de coidado, o
cal vai recaer fundamentalmente nas mulleres; a estabulación vai supor un traballo
feminino, así que se modifica o sistema de traballo.
Outro cambio vaise relacionar cos comunais, que se van pechar e dividir. Falaremos
disto outro día.
Temos unha agricultura de politcultivo de subsistencia. A terra da constantemente,
varios produtos, e mantense a familia. Pero chega un punto no XVIII no que a produción
é insuficiente, así que hai que recorrer a actividades complementarias ou á emigración.
En canto á produción vitícola estamos moi mal informados. A máis importante
concéntrase no Ribeiro. Era un viño bastante apreciado e aínda con bastante mercado en
Inglaterra. Un problema moi serio que tiña era o enorme custo de transporte ata as zonas
onde se consumía. Temos tamén a zona do Salnés, por exemplo, con un viño que era
menos apreciado. Tamén está o viño da zona de Valdeorras, pouco apreciado. Cando se
perde o mercado co estranxeiro (competencia e custo de transportes) dedícase a
produción vitícola ao mercado interior. Gran parte dos mosteiros teñen propiedades en
zonas vinícolas para abastecerse. O viño era moi importante, tanto en alimentación como
o viño de misa; considerábase que tiña moitas calorías e podía ser un bo substitutivo
doutros produtos máis caros, e ademais está a desconfianza cara a auga (por poder estar
contaminada).

33
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

En Galicia non había pelaga. É unha enfermidade que se vincula co consumo de millo
sen complementar con certa vitamina (B12?). Non hai pelaga en Galicia porque o cultivo
de millo se intercalaba co das fabas. As leguminosas nitroxenan o chan e aportan a
vitamina que lle falta ó millo. É importante telo en conta, en Asturias había moita morte
por pelaga.
Hasta aquí los apuntes de Iria. El siguiente ya pude ir a clase.
(Continuación de la agricultura, el tema 3)
Hay una serie de innovaciones que vienen dadas por la necesidad de tierras, pues en
Galicia no hay mucha cultivable, junto con el aumento de la población. Se modifican
aquellas técnicas que se puedan modificar sin alterar las estructuras agrarias. Hay una
excepción, la agricultura vitícola, que es sustancialmente distinta del resto pero que en
Edad Moderna evoluciona de forma dificultosa, porque no es la que permite obtener
alimentos para el autoabastecimiento, se priorizan otros en su lugar.

Distribución del tamaño de las explotaciones.


Se caracteriza el sistema gallego por un reparto relativamente homogéneo de la
tierra, con una agricultura de minifundio, frente a los latifundios de otras zonas de la
Península, como el Levante y el ámbito meridional. Para poder vivir de una explotación
agraria en las áreas orientales hace falta un pedazo de tierra mayor que en las
occidentales, lo que explica las variaciones de tamaño. Esto es debido a la calidad de la
tierra. En torno al 70% del campesinado está en permanente situación de riesgo de
pobreza. Todos sobreviven, mal que bien, con la tierra que tienen, pero a la mínima que
hay que atravesar un apuro, mala cosecha, endeudamiento, etc, entran en pobreza, y eso
se plasma en las vagas de inmigración que reciben las ciudades en momentos difíciles.
En el campo siempre hay algo, se supone, pero en ciertos momentos esto no es así, y por
eso es necesaria una contraprestación, que se va a buscar en las ciudades. De todas formas
no es un campesinado mísero, y esto hay que remarcarlo. Si los gallegos no emigran con
sus familias es porque no son extremadamente pobres, si bien hay situaciones en las que se
ven obligados a desplazamientos más grandes de población.
La muerte de un familiar puede causar un endeudamiento familiar o un déficit
productivo en la economía de la familia para poder llevar a cabo los oficios fúnebres
necesarios. Es un gasto extraordinario el entierro, el sudario, el féretro, los curas, las
misas, las pitanzas… Aquél que hacía el testamento quería asegurarse su salvación. Las
previsiones que se hacían muchas veces podían llevarse los ingresos de un año. Podían
llegar a ser hasta la cuarta parte del patrimonio de la familia, teniendo que vender una
tierra o hipotecarla para pagar un funeral. Otra causa muy habitual era que había que
pagar de pronto un gasto imprevisto, del que costaba varios años recuperarse. En el caso
de las mujeres viudas esto tiene una gran incidencia. Es una sociedad la gallega
permanentemente endeudada. No es un caso exclusivo, en la Francia occidental también
hay un permanente endeudamiento, por causas bien de carácter estructural, tener que

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

pagar las rentas, o por gastos fortuitos. La emigración fue la gran válvula por la que el
campesino iba consiguiendo algún dinero para salir del paso. La gran parte de los
campesinos, pues, estaban siempre en la misma situación. Luego había una minoría que
todo lo que cultivaba le llegada y a veces tenía todavía un poquito de excedente, así que
podía prestar a los vecinos, mejorar alguna tierra, ir redondeando su explotación
agraria… y luego una minoría todavía más minoritaria que se podía permitir contratar
gente. Jornaleros, algún criado… solo en torno a un 3%. En Valencia y el País Vasco
este porcentaje era mucho mayor, dada la estructura diferente de la tierra y otros
motivos. Lo que sirve de compensación a la pequeñez de las tierras en Galicia es la
importancia que tenía sacarle partido al terreno inculto, para lo que hay que hablar del
régimen de propiedad.
Antes de eso tenemos que hacer otra operación. Tenemos un campesinado pequeño,
que cultiva sus tierras, que hace las modificaciones que le es posible hacer, algunas
mejoras de productividad, si bien sin grandes cambios. El gran problema era que, de lo
que se cultivaba, no todo era el campesinado: hay que hacer frente a una serie de cargas
sin las cuales no podía mantener el usufructo de la tierra que cultivaba. La mayor parte
de los campesinos tenían tierra propia pero además tierra usufructuada, ajena, que en el
caso de la Galicia occidental y Ourense suele ser aforada, y lo que era la provincia de
Lugo solía ser arrendada. Es en el periodo medieval cuando se constituye en Galicia el
sistema foral. El sistema foral en la Edad Moderna no varía mucho con respecto a la
Edad Media salvo por algunas cuestiones de matiz pero relevantes. Hacen que el
campesinado de Edad Moderna sea estable, no con una tierra habida con carácter
indefinido, pero sí de muy larga duración o casi permanente. El propietario cede el
usufructo a una tercera persona, un campesino, que a cambio de esa tierra le paga una
renta todos los años (eso es el arrendamiento). El foro es como un arrendamiento a muy
largo plazo. En el resto de la Península, salvo el norte de Portugal, el arrendamiento es
el sistema básico. Solía ser el arrendamiento de hasta 9 años o poco más, pero algunos
eran de 2, 4, 6 años… Lo cual sometía el contrato a sucesivas renovaciones. El problema
del arrendamiento es que para el campesino es una situación muy inestable, porque nadie
garantiza que vaya a haber renovación del contrato. Los campesinos hacían el esfuerzo
de pagar la renta puntualmente y tener las tierras lo mejor posible. Los estudios que se
han hecho en Lugo revelan que no estaban echando los propietarios permanentemente a
los campesinos, sino que siempre que pagasen y tuviesen bien dispuesta la tierra
mantenían el contrato. Por muy abusivos que fueran los propietarios siempre sabían
hasta dónde podían presionar.
Entonces, en el sistema foral el campesino tiene la tierra según plazos enormemente
largos. En el siglo XVI se va a hacer de forma espontánea y basándose en la relación
entre demanda y oferta de tierras un cambio sustancial referido al plazo del foro. Los que
recurren al foro son fundamentalmente grandes instituciones, no tiene sentido para un
pequeño propietario aforar tierras, pero sí para obispos, cabildos, una parte de la alta
nobleza… la ventaja del foro es que desde el punto de vista cronológico es
autogestionario. Si ponemos San Martín Pinario, pongamos que en el peor de los casos

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

tenía en toda Galicia 20.000 parcelas de tierra. Si están en manos de 10.000 labradores,
y los 10.000 están en régimen de pocos años, eso no lo gestiona nadie. Pero si tienen
todo aforado, de esos 10.000 pocos tienen que rendir cuentas a la vez, lo cual lo convierte
en un sistema muy cómodo para las grandes tenencias de tierra. A cambio, claro, de
perder algo de control sobre la tierra. Si las cosas van muy bien económicamente, así, no
pueden aprovechar a subirles las rentas del contrato, a diferencia de con el
arrendamiento, si bien cuando las cosas van mal el campesino tiene que seguir pagando
las mismas rentas también. Las escrituras de foro eran siempre ante notario. Todas las
cosas importantes se llevan ante notario en Edad Moderna, esto es, todo lo que se refiere
a la tierra. No hay compra de tierra legal si no es ante notario, y en el caso de foros y
arriendos igual. El arriendo al ser a corto plazo no era indispensable hacerlo por escrito,
pero siempre era mejor. El foro, al ser de larga duración, sí. Monasterios, cabildos y
obispos preferían renunciar en un determinado momento a cobrar toda la renta y
negociar para mantener el foro, en situaciones difíciles en que el campesino no puediera
pagar. Muchas veces se negociarán condiciones favorables, pues en el siglo XVI en
Galicia no hay tanta gente. En la Edad Media lo normal era que los foros se contrataran
por 3 vidas, lo cual hacía necesario certificar las muertes y sucesiones de los
usufructuarios. Al morir este, el heredero tenía que ir a pagar la luctuosa, el pago de la
mejor pieza de cuatro pies que hubiera en una casa: un buey, una vaca, un caballo, una
mesa, una banqueta… La luctuosa era un tema conflictivo y muchísimas veces no se
pagaba. El problema era que resultaba difícil controlar este sistema, teniendo que ver las
muertes, etc, sobre todo en esta época. Así, se cambió a uno de vidas de reyes. Aun así,
como podía suceder que un rey muriera pronto, se añadió la cláusula de 29 años. Así en
el siglo XVI va a quedar la fórmula de por la vida de tres reyes más veintinueve años.
El problema va a ser en el XVIII. En el s. XVI había en Galicia poca gente, entonces
se dieron foros por importantes cantidades de tierra. En vez de ir parcela a parcela se
arrendaba una gran unidad a una sola persona. Ceden la unidad completa por tres reyes
más veintinueve años. La renta se calcula en función de la superficie y lo que hubiera
sobre ella. A veces a esto se añadía alguna especie cárnica. Entonces, sabemos que este
individuo tiene para este plazo tan extenso esa tierra, y podrá hacer con esa tierra lo que
quiera. Deja un pedazo a una hija en dote; tiene un problema y vende todo… tiene que
pagar a quien le arrienda el laudemio, como la plusvalía de las operaciones que realice con
la tierra. Entonces, digamos que lo que tenemos es un campesino muy estable que nadie
lo echa si no deja de pagar la renta, que puede vender, subaforar… que se convierte, en
definitiva, en un especulador. Es un sistema muy estable, que no presenta una
conflictividad muy fuerte, y normalmente estas instituciones hacían la renta por vía de
intermediarios.
Ahora ¿qué cuestiones hay en el foro peculiares y que a lo largo de Época Moderna
son muy llamativas?. Primero en qué se paga la renta. No se paga en maíz en ningún
sitio, porque los monasterios, los cabildos, incluso la universidad, no querían el maíz para
nada, las clases altas no lo comían, por eso querían trigo y centeno. Por eso en las zonas
que pasaron a cultivar el maíz se reservó una pequeña parte para trigo y centeno para
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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

pagar las rentas. Esto rompe el mito de que el foro no permitía el progreso en los
cultivos. La única excepción está en el viñedo. Las cepas no dan al día siguiente, no se
siembran, entonces el sistema foral en las áreas de viñedo en general es diferente y es la
renta proporcional a la cosecha: el 20, el 30%... Los propietarios son conscientes de que
durante muchos años las viñas no producen y no van a recibir nada, así que tienen que
esperar y adaptar el sistema. El foro viene a ser un sistema enfitéutico, se le denomina
enfiteusis incompleta, porque esta es con carácter indefinido y el foro vemos que no lo es,
pero en fin, mutatis mutandis. Hay acogimiento de foro y subforo. Un subforo es que tú
tienes una tierra en foro y se la cedes a un tercero a cambio de una renta mayor de la que
tú estás pagando. Otro es el acogimiento, es que se acoge a un familiar, amigo o lo que sea
y se hace como un subforo pero solo pagando la parte de la renta que estrictamente le
corresponde, no más, como en el caso anterior.
Los rendimientos de las rentas son colocados en los mercados por las grandes
instituciones para finalidades como el abastecimiento urbano. Así es como se transforma
el producto no consumido en dinero. Por eso siempre prefieren las grandes instituciones
cobrar en cereal, porque es un valor seguro, además de que lo consumen.
La Edad Moderna es un periodo de negociación. Las rentas son en cierta medida
flexibles de manera que se pueda asegurar el cobro de las mismas. Hay una conflictividad
derivada del foro poco intensa en los siglos XVI y XVII, pero en el XVIII hay un
problema muy grave. Si el individuo de antes en 1570 recibe un lugar grande ,podemos
saber que va a prosperar. Es posible que se hiciera con otro foro y otro y fuera
subaforando, y acabase enviando a sus hijos a altos estudios, y es posible que se acabe
queriendo hacer hidalgo. A lo largo de los siglos XVI y XVII la hidalguía gallega se va
a haciendo fuerte y son los primeros arrendatarios de las grandes instituciones. Empieza
a haber reclamaciones por parte de estos individuos intermediarios para que el foro se
haga eterno. Aquí viene el problema del foro en el siglo XVIII, con la llegada de los
borbones. Los borbones querían desamortizar, pero tuvieron una serie de problemas.
Los benedictinos los habían apoyado, y lo mismo con otras facciones a las que las
desamortizaciones podían afectar negativamente.
Bien, Felipe V empieza a reinar en 1700, y cuenta un reinado. Pero abdica, y la
abdicación crea un rey nuevo, Luis I, que dura 16 meses. Felipe V, sin embargo, vuelve
a ser rey. Y ahí es donde hubo un gran problema. Una gran cantidad de pleitos, porque
con cada cambio de monarca, al ser tan breves, se ejecutaban foros demasiado pronto. Se
quería aprovechar la situación para renovar los contratos forales. El archivo está lleno
de pleitos en esa época. En San Martín Pinario se negociaron todos los foros, por
ejemplo. Intentaron renovar al alza, pero lo que se encontraron en muchísimas zonas –
hay que tener en cuenta que en la occidental esta es la última fase de crecimiento– no
pudieron hacerlo. Entonces en el XVIII tenemos una gran conflictividad. Las órdenes
monásticas recibieron órdenes de pasar todas las tierras de Galicia de foro a
arrendamiento, entonces nunca se procedió en Galicia a convertir el foro en arriendo.
Era inviable, no se podía gestionar algo así con todas las propiedades de que disponían

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

estas órdenes (benedictinas, cistercienses, dominicos, en menor medida, las órdenes


femeninas…). El problema de los campesinos gallegos vino con la desamortización.
En Galicia la renta suele ser fija, no proporcional. Si pagas renta proporcional
perjudica al arrendatario a largo plazo, porque no podrá beneficiarse tanto de unos altos
rendimientos, como sí lo hizo el campesino gallego con la bonanza de los siglos XVI,
XVII y XVIII. No toda la tierra que tenían los campesinos, de todas formas, era aforada.
Es prácticamente imposible calcular cuál era la tierra que tenían en propiedad plena o
aforada, ni siquiera haciendo uso del catastro, porque, ahí se declara lo que pagan por la
tierra tan solo. Lo que sí sabemos es, a grandes unidades, a quién pertenecían los foros.
Por ejemplo, en la zona del Salnés el 62% de los foros iban a hidalgos y nobles, y un
tercio iba a parar al clero, al monasterio de Armenteira, al clero parroquial, a Santiago,
etc. La renta, que no la tierra, que eso es imposible saberlo. En la zona de Xallas, por su
parte, a la hidalguía correspondía el 44% de las rentas, 30% al clero y el resto a
campesinos fuertes y otros tipo de propietarios. En otros casos el 80% a la hidalguía. La
hidalguía, al final, bastante más que el clero, era la beneficiaria de la renta de la tierra.
Esto tiene una significación: cuando lleguen las desamortizaciones, se quita la tierra a la
Iglesia, pero los hidalgos siguen manteniendo la mayor parte de las propiedades.
Propietarios plenos de su tierra, los campesinos, no sabemos cuántos eran, o más bien,
cuánta tierra propia tenían los campesinos. Para el Valle del Ulla calcula Ofelia Rey que
alrededor de un tercio.
Se ha calculado que en general se pagaba como renta foral, de la producción de un
campesino, entre el 30 y el 33% de la cosecha. Luego a esto se añade el diezmo. Vamos
por un 40%. Luego, en torno al 0,5%-1% otras rentas eclesiásticas. Otro 1-2% tributos a
la corona… El campesino se quedaba entre el 40 y el 45% de su producción.

Los bienes y tierras comunales


Leyes de montes y de caza
El paisaje que vemos en Galicia es un paisaje construido, sobre todo lo que es el
arbolado. El roble no es una especie autóctona, normalmente, casi todo es de procedencia
vasca. Hay roble autóctono, pero es un árbol que aquí no prospera bien. Los Reyes
Católicos necesitan árboles para construir sus flotas. La gran constructora de barcos es
la zona del País Vasco, una zona donde de verdad hay cultura del bosque, esto es, eran
productores de hierro, necesitaban grandes cantidades de madera para el carbón, y eran
constructores de barcos. Lo cierto es que el bosque se cultivaba, cuidaba, podaba… había
la figura de los hombres dedicados al cultivo y cuidado del monte, puesto que está
plenamente domesticado. Los Reyes Católicos van a proceder a implantar un tipo de
legislación específica sobre los montes que afecta a Galicia desde el primer momento.
No se van a preocupar de poner monte en Ciudad Real o en zonas donde esto no es
propicio. En 1496 empieza la política forestal del Estado, en toda la periferia norte.
Indirectamente hacen una expropiación. A partir de entonces si uno cortaba un árbol tenía
que plantar tres. Quedaba prohibido cortar árboles sin permiso, y no se podían desramar

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

ni descortezar si no es por un motivo específico. Esto no gusta nada a los campesinos,


porque no hay nada más enemigo de los árboles que ellos. Así, en el siglo XVI tenemos
una lucha sistemática del Estado tratando de imponer una política de reforestación y un
campesinado descontento con esto. Pero el Estado no tiene fuerza para tener un control
efectivo sobre esto, y en Galicia todo era señorío. Los señoríos reciben una orden, pero
el campesino no tiene tanto control sobre sí todavía. Se ponían árboles que estaban
destinados a morir pronto para poder aprovechar la tierra para su cultivo. Estas leyes
fueron, pues, sistemáticamente incumplidas hasta el periodo de Felipe II, quien seguro
de la importancia del bosque implanta un sistema de comisarios que recorrían todo el
norte peninsular vigilando que aquellas zonas en donde había cortas y talas con permiso
o sin él se fuera replantando. Se van creando pequeñas masas boscosas llamadas debesas
reales. Los comisarios son al mismo tiempo comisarios de marina, porque esos árboles
tienen como finalidad ser cortados y talados para hacer barcos. En 1650 se publica la
normativa de Bustamante, un comisario de marina muy eficiente que se toma muy en
serio lo de las debesas y pugna por implantar el sistema en el norte.
Hay que esperar al siglo XVIII para que de la mano de los borbones llegue la
legislación francesa, sin dejar pie a que se corten árboles sin permiso, replantando de
manera sistemática, etc. Lo cierto es que cuando llegan van a intentar recuperar la
marina de guerra que estaba muy depauperada. Hay una primera normativa en 1716 y
una en 1748, las Ordenanzas Generales y de Marina, cuando se instituye un funcionariado
específico para los montes. Lo que hace el Estado es establecer o reforzar el sistema de
inspecciones. Uno que realmente va a proporcionarnos la imagen actual de Galicia. Las
consecuencias para el campesinado son muy duras, y hubo que cambiar el asunto.
Posteriormente, tras negociaciones, hay ciertas renuncias por parte del Estado y así se
puede estabilizar la situación.
(mapa de debesas reales en 1753). Hay una falta de capacitación profesional para la
poda de los robles. En teoría cada parroquia de Galicia tenía que tener, a partir de 1726,
una debesa real. A su lado un vivero. La Ley afectaba a la mayor parte de Galicia. Otra
cosa es que obedecieran. ¿Por qué? Porque había que abrirla sobre tierra comunal, y no
todas las parroquias tenían. Por otro lado, la debesa se cerraba para que no pudiera entrar
ganado que la deteriorase. Al lado un vivero, que era un problema, pues había que estarlo
cuidando y demás. Todo esto en definitiva era una alteración total del sistema de tierra
inculta en Galicia. El resultado son agresiones sistemáticas a las debesas, incendiándolas.
Primero, la alteración de los usos colectivos. Segundo, limitación del pastoreo libre.
Tercero, la limitación de descortezar libremente, lo que deja de proporcionar un material
(tanino) fundamental para curtir las pieles, para teñir las redes, para el vino… por lo cual
era muy importante obtenerlo. Entonces, la autoridades eran totalmente incapaces de
controlar esto. Además era costoso, porque la bellota era del País Vasco, no de Galicia.
Todo a cargo de las parroquias, que no tenían ingresos. Por tanto, digamos que el
sistema de las debesas está muy bien pensado, fue utilizado en toda Europa a partir del
modelo francés, pero el campesinado no estaba nada de acuerdo.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Por otra parte, si la monarquía es dueña de todos los árboles también lo es del suelo
bajo él. Todo lo que está bajo el árbol, tras 1796, pasa a ser del Estado. Durante la Edad
Moderna la gestión del inculto va a ser una gestión directamente desde el Estado. Pero
cuando se hace el catastro en 1752-1753 la superficie forestal es el 2% de Galicia, y de
ese 2% la inmensa parte estaba en las debesas reales. En el siglo XIX el Estado vendió a
las comunidades la masa forestal. Cuando se dieron cuenta de que el roble no era lo mejor
es cuando llega el pino.
El cultivo de rozas y la gestión del arbolado
A partir del Catastro de la Ensenada podemos saber muy bien aquellas áreas en que
había todavía en 1752 cultivo de rozas. La nomenclatura actual de montes comunales, no
comunales, de vecinos… realmente es un producto del siglo XIX, cuando el Estado
procedió a las desamortizaciones generando un nuevo tipo de organización del monte
comunal. Están obsesionados con que en el catastro está la verdadera naturaleza de los
montes. Cuando en el siglo XIX el Estado liberal recalifica todo y comienza a vender lo
que habían sido debesas reales y las llama de nuevo montes del Estado. No se termina de
ver la diferencia en el régimen de tenencia.
Se arranca el monte bajo, se quema, se convierte en ceniza, con eso se abona la tierra,
se sementa de trigo o de centeno, se obtiene una cosecha muy fuerte, luego se abandona
el cultivo, y al cabo de 20 o 40 años se vuelve a cultivar. Desde el punto de vista del
usufructo en este modelo es muy importante la disciplina colectiva. Es fundamental que
la comunidad se ponga de acuerdo, y entonces ahí cuando en el siglo XIX se empezó a
hablar de colectivismo estarían errados, es ponerse de acuerdo. En estas zonas coincide
con lo que se llama montes de voces o de varas. Puedes trabajar y obtener provecho siempre
y cuando tu familia sea de esos montes, y el hecho de vivir ahí no te da derecho a utilizar
el monte, quien tiene que ser de ahí es tu familia. Eso pone en relación el monte con los
linajes o familias que componen una comunidad. Entonces la disciplina va de la mano de
este sistema, que va en gran medida de la mano de un sistema familiar en que los hijos
tienen que volver a la casa con sus hermanos a ayudarles con el enorme trabajo que
supone rozar un monte.
En el resto de Galicia no hay rozas. En Ourense predominan los términos concejiles.
Los montes son de todos, si compras una casa tienes derecho a ir al monte, si te marchas
lo pierdes, y por tanto el acceso es mucho más libre, si bien con prácticas comunales muy
propias de Ourense sobre todo referidas a la explotación del castaño. El Castaño exige
una disciplina diferente. Es un árbol frutal, no maderero. Es una especie forestal y llega
a cubrir enormes espacios. Hay enorme disciplina porque todo el mundo sabe de quién
es el castaño. Hay prácticas comunales como el secado de la castaña en secaderos
colectivos, igual que algunos hornos. Hay una serie de usos que se basan en una libertad
de utilización del espacio pero con control. Había que tener cuidado de no producir
sobreexplotación. Aquí el acceso es relativamente libre: compras una casa y tienes
derecho a explotar eso.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

En la Galicia occidental en algunos casos se procedió a dividir algunos montes. Como


el ganado está casi todo estabulado, hacían falta ramas, estrumen, tanino, etc, para
avituallarlo. No hay esa explotación tan importante como en el área interior. Había una
lucha permanente entre el señorío y la explotación de los montes. Cualquier jurista de
época moderna le decía a cualquier señor de vasallos. El señorío y la propiedad son cosas
completamente diferentes. Procediendo de la Edad Media, sobre todo en el XVI, muchos
señores consideraban que tenían derechos sobre los montes, y los jueces lo negaban.
Eran señores de vasallos, no de montes. Había sitios muy concretos donde no era así.
El sistema de Lugo está idealizado, porque es el mismo que el de León. Los montes
de voces o de varas. Se considera que es un sistema que evita la sobreexplotación porque
el acceso a la explotación de los montes es más libre.
En el occidente se produce un cambio fundamental por la política forestal, que se iba
imponiendo por todas partes, de las debesas reales, que recorren las cuencas fluviales
(quedaban supeditadas al Estado las riberas de los ríos y veinticinco kilómetros para el
interior). Démonos cuenta de hasta dónde llega la influencia de la jurisdicción de marina
y de la playa. El sistema ecológico se va a ver totalmente alterado desde este momento.
Desde 1741 la gestión de todo lo que se refiere a aquello que a la marina le podía interesar
queda dividido en dos sectores: la población de la costa queda dividida en marítimos –
dedicación a la pesca, con monopolio exclusivo de la pesca, marisqueo y de sacar
provecho a los arenales– y terrestres –que tendrán prohibida incluso la recogida de algas
para abonar las tierras–. Esto, que dura hasta hoy, va a ser trascendental para toda la
industria. El territorio de la costa tiene el hábitat retraído para atrás para dejar las zonas
de cultivo lo más libres posible. La debesa era proporcional al terreno comunal que
tuviera cada parroquia. Esto es, no todas medían lo mismo pero todas tenían que hacer
lo mismo. Se plantó el roble importado de País Vasco y de Francia, el negro y el albar.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Tema 4: La industria y el comercio


De la bibliografía tenemos la tesis de Carmona Badía, que estudió monográficamente
un tema en el momento candente. La producción de lienzos en Galicia. Tenemos también
los trabajos de Serrana Vidal García. Es muy meritorio Don Antonio Meijide Pardo, con
gran cantidad de artículos sobre pequeñas industrias gallegas.
Generalmente tenemos muchos problemas para el estudio de la industria gallega.
Cuando entramos en el ámbito de las empresas privadas, a no ser que se forme una estirpe
que vaya transmitiendo la documentación, que en Galicia apenas existe, no queda nada.
Las empresas no tienen un sentido de la historicidad. No se guarda la documentación, se
destruye, etc. Solamente hay una industria con una cierta continuidad: la gremial. Pero
los gremios en Galicia no eran nada poderosos, es una industria floja, y apenas nos habla
de su vida económica. No se conservan las actas de los exámenes, de aprendiz a oficial y
de oficial a maestro, por ejemplo. Los estudios que hay sobre gremios urbanos son
realmente estudios sobre cofradías.
El catastro, aldea por aldea, nos va a decir todos los cabezas de familia con las
características de su dedicación laboral. Sin embargo hay muchas actividades
complementarias de las familias que son imposibles de fiscalizar y por tanto apenas se
contabilizan, o no lo hacen. También depende mucho de si estas pasan por el circuito
comercial. Hay que ir a las fuentes notariales. Se utilizan inventarios post mortem, porque
se dice todo lo que hay en la casa –en el mundo rural–. Para identificar industria tenemos
que buscar herramientas, sobre todo herramientas especializadas, pero sobre todo los
rastros de la protoindustria textil. Sabemos que en la segunda mitad del siglo XVIII,
desde los años 60, es cuando Galicia se convierte en un centro productor de lienzos, pero
ya había una protoindustria: por tanto, se busca semilla de lino, madejas de lino,
espadelas, cepillos, ruecas, husos, telares… entonces, al hacerlo cada ciertos intervalos
de tiempo, se ve un siglo XVII de protoindustria textil rural de autoconsumo, bastante
plano. En un determinado momento, antes del catastro –1752/1753–, hacia los años 20,
en el valle del Ulla no hay casa en donde no haya un pack completo de protoindustria
textil. Por tanto ese fenómeno es un producto, no de la apertura del comercio con
América, sino de la población. En este periodo y en esta Galicia occidental el crecimiento
demográfico y la tierra no dan más de sí y los lienzos aseguraron un ingreso paralelo en
todas las casas, vendiendo los emigrantes en Castilla para trabajar las piezas de casa.
Pero claro, en la mayor parte de Galicia no hay tantos inventarios como en el valle
del Ulla, y de 1600 hacia atrás es prácticamente imposible, en el siglo XVI. También
disponemos de la documentación de la fiscalidad municipal, los portazgos, etc. Ahí se
puede observar cómo en determinadas zonas hay unos ingresos muy importantes.
En fin, la dificultad de estudiar la industria es muy elevada.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

4.1. Actividades complementarias


Lo que ya Carmona hizo fue clasificar los niveles de industria o de producción
artesanal dependiendo del grado de importancia que tuviera para las comunidades. No
hay duda que cualquier producción que una casa pueda hacer por sí misma es algo
positivo para sus habitantes, una ganancia a mayores, si bien que no podemos analizar.
Pero hay cosas que no se pueden hacer en casa, como por ejemplo los aperos de labranza.
La clasificación se basa en el número de individuos implicados y la capacidad de cada
zona de producir para vender.
Hay algo que es clave, una industria muy expandida muy importante para la
supervivencia de unas pocas familias. Luego hay industrias muy importantes para la
supervivencia de unas pocas comarcas. En tercer lugar industrias por todas partes, que
tienen carácter global y que se pueden colocar en el mercado.
Primero: actividades para unas pocas familias
Herreros, que con 1 por cada varios kilómetros llega, los carpinteros, que con tal que
haya unos pocos y que no se pierdan es suficiente. Por ejemplo, en el catastro suele
aparecer al menos un herrero cada parroquia, pero es que son parroquias muy habitadas.
También es verdad que depende mucho del nivel de consumo de cada parroquia. Son
profesiones bastante bien retribuidas, que casi nunca tienen aprendices más que sus
propios hijos, etc. Una actividad muy individual que enriquece solo a los habitantes de
esa casa y abastece al resto. Los herreros suelen vivir bien. Los carpinteros suelen ser
más pobres, los hay de obra blanca y los hay de obra negra.
Segundo: actividades para unas pocas comarcas
Aquellos que tienen una profesión en donde hay mucha gente trabajando en un mismo
municipio y que dependen fundamentalmente de la materia local. Los trabajadores de la
cerámica, los oleiros, que es una producción zonal –véase la zona de Buño–, a veces con
carácter exclusivo, otras veces complementándose estas actividades por parte de las
familias con la agricultura, y que dependen de la abundancia de barro. La producción
artesanal de barro de Galicia no se exporta, es para la propia Galicia, y es una producción
sobre todo práctica. Se vende en las ferias. Las formas que tiene proceden de la tradición,
la calidad de la materia prima, las técnicas, etc. Galicia tenía muy difícil competir con
áreas productoras como la zona de Talavera, que podían vender bien, con calidad y
precios bajos.
Otra producción de ese estilo serían las de cal, en la zona costera, sobre todo para
pintar las casas de blanco, las iglesias por dentro y por fuera –propiedades de protección
contra determinadas enfermedades–. El curtido es una producción importante, pero lo
será más en el siglo XIX que en el XVIII, porque hay mucho competidor. Santiago, a la
altura de 1900 era la mayor productora de curtidos de toda España. Casi todos eran de
procedencia foránea. La producción viene de la Edad Media y es fundamentalmente
urbana. En el mundo rural la gente utiliza las pieles de sus rebaños para algunas cosas,

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

pero otras tenían que obtenerse del mundo urbano. No en todos, porque para tener una
producción de curtido buena hace falta cuero y hace falta agua corriente, porque es
fundamental para limpiar las pieles. En el siglo XVI el productor mayor era también
Santiago de Compostela. Tenía asegurada la materia prima, y tenía el Sar y el Sarela. En
el mundo urbano están los principales consumidores de carne, ya que en el rural no se
consume apenas. Los macelos de las ciudades controlaban íntegramente toda la
producción de carne, y por tanto los curtidores tenían un suministro de piel seguro y en
grandes cantidades. Otros núcleos como Betanzos, Allariz, Padrón… también tenían
este suministro asegurado. Un elemento más que era necesario era el tanino, obtenido
de los robles y los alcornoques. Las industrias del cuero son las que proceden de la Edad
Media, y luego los zapateros tenían que comprar necesariamente los cueros a estos
curtidores. Incluso los rurales. En el siglo XVIII esta industria va a crecer
extraordinariamente por la apertura del comercio marítimo con Montevideo para
Galicia. Para allá iban fundamentalmente telas gallegas de lienzo o de Cataluña,
productos de la industria vasca… y volvían pieles mucho más grandes que las que había
en Galicia. Cuando empezaron a llegar a Coruña, con el consumo de Ferrol, que es muy
elevado, se empezarán a crear curtidurías en Coruña, Betanzos, el propio Ferrol… y
Santiago va a reforzar su papel anterior.
En Santiago hay la posibilidad de exportar por el puerto de Carril y el Valle del Ulla
y demás. Curtiduría rural no hay. Hace falta que haya una gran cantidad de reses y mano
de obra cualificada. En cambio era más fácil hacer zapatos o zuecos.
Tercero: la gran industria, el textil y la pesca
La industria textil de Galicia siempre fue de autoconsumo. En el siglo XVI la cabaña
ganadera era fundamentalmente ovina, y la gente producía para sus casas piezas de lana
con que se hacían mantas, edredones y ropa de vestir. Por la entrada del maíz Galicia se
convierte de productora a importadora de lana, si bien ya había importación
anteriormente porque la lana gallega es muy burda y las clases altas importaban.
Conforme va a avanzando el tiempo Galicia importa productos de lana. La producción
agrícola de lino era escasa. Una fibra que para crecer necesita muchísima agua y labradío
y regadío de primera calidad. Tiene que ser muy buena.
La dialéctica de a qué dedico esta tierra no todo el mundo se la podía permitir, y lo que
encontramos en el catastro de la Ensenada es que la superficie agraria dedicada a lino
era muy escasa. En algunas zonas un poco más, pero bueno. Era de escasa calidad,
además, una fibra corta, frente a la procedente de Rusia, que es larga. Por el tiempo y
demás. Cuando más corta es la fibra más enganches hay y de peor calidad es la tela.
Entonces a partir de los años 20 y 30 del XVIII, ¿qué es lo que pasa para que haya una
industria textil tan intensa?. El modelo gallego alteraba todas las teorías, porque lo que
decía la teoría de los teóricos de los años 70 y 80 es que se producía en áreas de montaña
donde había tiempo libre de la agricultura. Había otro modelo europeo que se
correspondía con áreas bajas y demás. El desarrollo de la industria del lino respondía a
la necesidad de obtener recursos complementarios en economías deficitarias. La

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

necesidad sistemática de recursos por parte de las familias porque lo que se producía era
insuficiente. Ya que el lino era muy escaso como para hacer esto, se importaba.
Con la apertura de Coruña y Vigo a comerciar directamente con PPBB, Gran Bretaña,
Europa, países del Este… se pudo importar. El lino que salía en grandes cantidades de
la zona ucraniana salía por los puertos del Báltico, llegaba aquí, los comerciantes daban
la fibra a las mujeres y se daba la fibra a los mercaderes. Hay gente que compraba
directamente la fibra para no depender del mercader. El sistema es muy simple. El hilado
es un trabajo exclusivamente femenino: niñas, abuelas, la parte de la familia menos
dedicada a la tierra están hilando constantemente. Las mujeres que sí se dedican a la
tierra lo hacían a ratos, o cuando cuidaban del ganado, que se llevaban la rueca. Una
pluriactividad, porque para poder hacer una vara de lienzo hacían falta entre tres y cuatro
meses de hilado. Esto tiene una repercusión, y es que las niñas de protoindustria textil
no pueden ir a la escuela porque están hilando constantemente. El tejido es un trabajo
fundamentalmente masculino de noche. Hilado son mujeres, tejido son hombres.
Las mujeres hilaban en huso y rueca, no en torno. Para trabajar en el torno hay que
estar sentado y quieto, lo que ralentiza el hilado. El torno se conocía, algunas hilanderas
profesionales lo utilizaban, pero no se usaba. Esto causaba que el hilado fuese de muy
mala calidad. Cada dos fibras se unen de tal modo que no se crea un grumo, y eso para
tejer era dificilísimo. Entonces el lino una vez cortado había que empozarlo, sumergirlo
y echarle cenizas y otros productos para ablandarlo. Luego se cepillaban las hebras. Con
los primeros cepillados se hacía la estopa, y con los segundos una un poco mejor. Lo mejor
de todo era lo que se vendía, el resto solía quedar para la casa. El problema de Galicia
era que no lograba hacer un producto de calidad como para vender en el extranjero, así
que quedaba o en el mercado interior o en los mercados de Castilla, León, Andalucía y
demás lugares a donde se dirigían los migrantes estacionales.
Era un producto que se hacía en la casa, donde el blanqueado se hacía cuando la tela
ya estaba hecha, mientras que eso debía hacerse antes. Quedaban piezas amarillentas y
con muchos enganches. Las Sociedades Económicas de Amigos del País hicieron
campañas para convencer de que se produjese mejor, blanqueando más, usando lejía… y
fue inútil, porque eso ya implicaba hacer una inversión que el pequeño campesino no
podía asumir. En un momento determinado el mercado se colapsa, cuando los
industriosos catalanes empiezan a producir telas de algodón a la cuarta parte del precio,
mucho más lavables y bonitas. Frente a eso el lienzo gallego no fue capaz de resistir. A
finales del siglo XVIII se empieza a notar la crisis. Se va a generar un paro estructural
en el mundo femenino, y desde los años 30 del siglo XIX la producción se va a volver
más bien residual. En el rural sí que hubo una producción palillera importante. En
Camariñas no decreció tanto la producción. Por ejemplo, a mediados del siglo XVIII,
solo en Pontevedra ciudad había muchísimas.
Una mini industria, la molienda de harina
Galicia tenía el mayor número de molinos de toda España, más del 40% de todos los
del reino. De Europa. Del Mundo. Y del Universo –conocido Y POR CONOCER–.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Todos los que hay en las cuencas del Tambre y del Ulla. Se trata de una industria o micro
industria, más o menos individual. Es absolutamente fundamental, pero depende mucho
del sector primario y vienen muy supeditada por las condiciones geográficas. Por
ejemplo, la península del Salnés tenía unas tremendas dificultades en este sentido. Luego,
los que se llamaban muiños de herdeiro, que tenían copartícipes, y de irmandade, consorcios
familiares estrictos.
Por tanto, digamos que, como mínimo, hay ocho o nueve por parroquia, y en algunos
casos se concentraban, como es el caso por ejemplo del monasterio de Olla. Solamente
encontramos molienda de trigo de forma profesionalizada y ya con cierta importancia,
en unos molinos de la zona próxima a Ferrol, de Lèstache, que se va a instalar a raíz de
la actividad de los astilleros, para alimentar tanto a los obreros como para surtir de
galleta a los barcos. Casi todo regentado por franceses, que eran ellos mismos los que
molían el trigo, procedente de Francia. La producción molinera destinada al gran
mercado se concentra fundamentalmente en el área ferrolana, mientras que en ciudades
como Santiago, donde había muchos molinos y grandes, no tenían esa finalidad de
producción a gran escala para el mercado.
En Galicia fueron muy raros los molinos de marea, y tampoco muy abundantes los
molinos de viento –zona de Ortigueira, por ejemplo–. Aquí eran casi todos de agua.

4.2. La actividad pesquera


Desde el punto de vista económico, a partir de la creación de la matrícula de mar, la
costa se dividió entre matriculados y terrestres, de modo que el monopolio de la explotación
marítima será de los marineros, y la gente más del interior, que a veces extraía de las
riberas algas y otros productos, se verá muy perjudicada.
Luego tenemos que detenernos en la llegada de los catalanes. Hay un antes y después
de esta. Antes de esta tenemos un sistema muy tradicional que Juan Carmona identifica
con la protoindustria del trigo o de los curtidos, son trabajos muy complementarios de
la agricultura, no se entiende la actividad marinera sin la agraria, y la explotación era
muy limitada. Lo que producía Galicia sobre todo era sardina, porque era abundante y
había un buen sistema de limpiado, extracción de vísceras y luego salado por un sistema
de presión –que tenía el problema de que no era capaz de sacarle toda la grasa y que daba
una duración limitada–. El resto de peces eran de consumo autóctono.
La sardina salada gallega se comercializaba en Valencia en el siglo XVI, en Cataluña
y otras áreas del Levante. Era una producción basada única y exclusivamente en la
abundancia, de manera que cuando empiezan los problemas con el clima y los bancos de
pescado, esta industria de oportunidad sufre un severo descalabro. Además coincidió, a
mediados del siglo XVII, con un periodo de intensa actividad bélica y con la
imposibilidad, por tanto, de llegar en buenas condiciones al mediterráneo para la
comercialización de este producto. A esto hay que sumar la crisis demográfica de las
áreas levantinas consumidoras. Así pues a la llegada de los catalanes se había convertido
en una actividad meramente complementaria, que hace falta en las mismas casas. De

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

forma que el contexto previo a los catalanes es muy poco evolucionado. Galicia
necesitaba, por cierto, permanentemente sal, de manera que es una importación muy
recurrente, hasta el siglo XVI sobre todo de Setúbal, de Portugal, luego desde Andalucía
y luego ya del Mediterráneo. Por cierto que la sal es monopolio de la monarquía, y por
tanto sujeta a las directrices de la misma.
Cuando llegan los catalanes una de las primeras novedades es que traen su propia sal.
Hubo medidas sobre la segunda mitad del siglo XVIII, algunas solicitadas por la Junta
de Galicia o intelectuales como José de Cornide haciendo presión a Madrid para que la
cuota de sal que le correspondía a Galicia fuese lo más grande posible. Gracias a la
participación catalana se resuelve el problema de la sal. Los catalanes se establecieron en
el norte de Portugal también y en la zona cantábrica. Uno de los elementos que actuó
fue el establecimiento de la matrícula de mar, que se establece en todas partes salvo en
Canarias y el País Vasco por el régimen foral. Así como perjudicaba a mucha gente del
rural, beneficiaba a muchos otros. Lo que se inicia desde el 1737 y sbre todo desde 1748.
Los catalanes llegan desde áreas muy específicas, que son grandes productoras agrarias
y que necesitan comercializar sus productos. En Cataluña está siendo muy pujante
además la producción textil, de muy buen precio, y también los aguardientes. Todo eso
lo traen a Galicia, y a cambio querían llevarse pescado, para acabar con el sistema de
importación de Cataluña de arenque noruego y bacalao vasco, obtener una importación
más barata que no dependa de los escandinavos –que además eran quienes llevaban al
Mediterráneo el bacalao vasco–.
Los catalanes que venían eran representantes de cada pueblo. Un hombre joven, que
llega, reconoce el terreno, regresa… una primera generación que no produce llegada de
familias. Provenían de Mataró y San ….? Lo que van a ofrecer es tecnología, una técnica
del Mediterráneo, donde la conservación era algo prioritario, muchísimo más moderna.
La sardina sal presa exigía un sistema fabril, no podía ser en las casas, como venía siendo
tradicional en Galicia. Se necesita una estructura de fábrica con distintas fases de
producción, una cierta cualificación profesional y una estructura. El producto que se va
a conseguir son una especie de timbales con el producto dentro, muy fáciles de
transportar y cuyo contenido aguantaba muchísimo tiempo.
En este sistema la sardina va muy muy limpia, se mete en salmuera y luego se presiona
muchísimo con un sistema de pilas para extraer todo aquello que propicia la
podredumbre, obteniendo así una sardina de gran calidad y también de saín, el aceite de
la sardina, que a su vez se limpiaba, embotellaba y se vendía al exterior. Es un producto
fundamental para las pinturas. Así, se obtenían dos productos diferentes. Va a competir
este aceite con el liñazo de León, para el mismo fin. Esto todo vino a alterar el sistema
productivo gallego, ya no es una industria rural y tan dispersa. Va a intalarse sobre todo
en las Rías Baixas, en núcleos urbanos, y luego se fue extendiendo hacia el norte y hacia
Asturias. Los sistemas de producción eran idénticos, con lo que obtenían un producto
homogéneo.
Los catalanes van a convertir esto en industrias estrictamente femeninas, con mujeres
asalariadas, especializadas y con una pequeña cadena de ascensos. Lo único es que no

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

eran nunca capataces, que eso eran siempre hombres, a menudo los propios catalanes.
Ojo, hubo protestas y pleitos de mujeres que quisieron ser capataces, cosa que no se
consiguió, pero hay que tenerlo en cuenta.
Esto, por una parte, crea un nuevo sistema productivo hasta el siglo XIX, que luego
será sustituido, por las mismas familias, por la conserva en lata, que será entonces cuando
empiecen a inmigrar al completo a Galicia, que además al cabo de una generación estaban
ya con contratos matrimoniales en Galicia e instalándose definitivamente. Cierto es que
hasta el siglo XIX eran familias muy cerradas que no echaban raíces de esta forma.
El problema estuvo del lado de la pesca. Ellas la conserva y ellos la pesca. Los
catalanes necesitaban grandes cantidades de sardina, ya no llega una lancha, sino que
para mantener este tejido industrial hace falta producción en masa. El problema es que
para eso se trajeron las técnicas de pesca de arrastre, mediterráneas, que aquí no existían.
El vou provenzal es un barco de arrastre, utiliza xádegas, que son redes de arrastre. El
vou se acercaba a la costa con las redes, y desde la costa se arrastraban con bueyes,
porque tenían muchísimo peso. Los pleitos entre determinados sectores sociales gallegos
y los catalanes por este asunto fueron notables, y en algunos casos francamente abiertos.
La idea de que el arrastre cambia totalmente el sistema tradicional gallego era
totalmente cierta. Los perjudicados reales de todo esto, quienes les hicieron frente,
fueron las clases poderosas, que tenían hasta entonces el control de la pesca. Uno de los
primeros en pleitearse fue el Padre Sarmiento, y luego José de Cornide, luego la Sociedad
Económica de Amigos de Santiago de Compostela, el Cabildo de Santiago y los
arzobispos. Se cobraban los diezmos –del pulpo, de la sardina…–, que les permitían
obtener pescado totalmente gratis y poder así consumirlo o comercializarlo. Los
verdaderamente perjudicados fueron el clero y algunos nobles. Por una parte
protestaron ante Madrid constantemente, insultando en memoriales a los catalanes –
judíos, holandeses de septentrión…– y luego venían alternativas a esto.
Hubo ideas. Sarmiento propuso establecer en Galicia los cercos reales, lo que había en
el estrecho de Gibraltar para la explotación de atún, pero realmente no había manera de
hacerlas funcionar en Galicia. Luego intentos por parte de algún comerciante
importante, como Marcó del Pont y varios próceres galaicos, que intentaron crear una
compañía de salazón de abadejo, que no podía competir para nada con el bacalao o con la
sardina. Luego la iniciativa un poco más positiva, la creación de un montepío de
marineros a partir de 1770, para proporcionar préstamos y ayudas a marineros, que
fuesen más independientes de los catalanes y pudieran tener iniciativa y sustituirlos, pero
al final va a quedar como una ayuda para las familias de marineros muertos.
Hubo un intento de prohibición en 1775, pero luego la Corona levanta la prohibición
porque en el fondo compensaba tener en Galicia sistemas de arrastre. Al final la llegada
de catalanes fue un hecho positivo. Los catalanes fueron una comunidad muy grande en
Galicia, enorme, pero algunas cifras se han exagerado. El problema fue a principios del
siglo XIX, con el deterioro que causa en este tipo de industria la invasión francesa y las

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

guerras con Reino Unido. Estaban metidos los catalanes en muchos aspectos de la vida
de Galicia, y con el tiempo serán ellos los que darán paso a la conserva en lata.3
El problema social que crean los catalanes es la venta de aguardiente barato, pues en
la costa se crea una tendencia muy grave al alcoholismo. Eso debilita a las clases
populares y las hace mucho más susceptibles de caer en la delincuencia, la indigencia,
etc.

4.3. El artesanado urbano gallego


El artesanado urbano gallego cambia muy poco a lo largo de época moderna, algunos
gremios intentan limitar la entrada de mujeres, pero en fin. Digamos que la ciudad
artesanal por excelencia era Santiago de Compostela. En el siglo XVI era una ciudad
enormemente artesanal, cerca del 48% de la población era población activa, y de esa la
mayor parte eran artesanos. Las dedicaciones de ese artesanado, que en realidad era
pobre, eran fundamentalmente textiles primarias de lana, para el acceso a los mismos
había que pasar por un proceso controlado por el concejo y la normativa gremial, si bien
con soluciones alternativas como examinarse en León. En segundo lugar la industria del
cuero, cerca del 28%, que era en las que estaban las curtidurías del sar y del sarela, que
utilizaban el macelo del ganado y que al mismo tiempo compatibilizaba la actividad del
transporte del cuero con el transporte del vino. Las mismas zonas donde se colocaban
los curtidos solían ser las zonas productoras de vino, por lo que no es nada sorprendente
que combinasen ambas actividades.
Luego hay una parte importante de artesanos del hierro. Y luego unas muy variadas
profesiones: plateros, joyeros, azabacheros… que no solían estar agremiadas, porque son
oficios muy familiares y más reducidas. Los carpinteros tampoco estaban agremiados. La
ciudad fundamentalmente tenía por carácter el curtido, sobre todo la fabricación de
zapates. Talleres muy pequeños, dos o tres personas, muy empobrecidas, todo lo
producido comprado por clases populares, no por clases altas. Muy difícil competir,
porque llegaban hasta aquí los paños ingleses, al menos hasta la guerra con Reino Unido,
luego pañerías de Bretaña, de Flandes –famosos encajes de Rocamador, en Francia– y
no hay forma de introducir el producto autóctono en ese mercado de lujo. Los
compradores son arzobispos, monjas, etc. Los tejidos de lujo que llegan a Santiago son
terciopelos de Granada, brocados, cafetanes, etc… De la zona Levantina, de Sevilla, ya
mezclados con telas exóticas de Sevilla. Las telas de Granada muy especialmente.
Por tanto, el productor de aquí tenía un problema muy grande con el consumidor de
aquí –de Santiago muy especialmente–. Entonces, lo que se da es una mini producción, y
los artesanos más bien malvivían de ella. En Santiago, en San Martín Pinario se repartían
2.000 raciones de comida diariamente, San Paio ante Altares unas 1.000. Es un
artesanado casi siempre al borde de la miseria, y por tanto necesariamente tiene que

3La flota gallega suponía el 20% del conjunto de la flota española a la altura de 1752, pero serían solo
barcos de cabotaje, nada de pesca de altura, o casi nada, ni control real del espacio marítimo… eran
numerosos en número, pero no en tonelaje.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

recurrir a la asistencia pública y las ayudas. La excepción seguramente serían los joyeros,
plateros y orfebres, que trabajaban plata y oro, ellos mismos siendo muchas veces
prestamistas. Sin embargo tampoco esto se salva: la gran orfebrería de la catedral de
Santiago es casi toda de Andalucía, zonas como Sevilla.
Este artesanado compostelano lo pasará muy mal en el XVII, con la crisis general del
comercio, la dificultad de obtener materias primas, un ganado vacuno cada vez menor…
En el siglo XVIII el artesanado sigue siendo muy numeroso, el 39% del total –en
Santiago–, y las grandes líneas de producción eran las clásicas: curtidos –con cueros ya
pronto de Montevideo–, horneros, panaderos… consumo básico para la alimentación.
Algo de textil y muy poca producción suntuaria. Sigue teniendo problemas para
competir. En 1752-1753 ya hay multitudes de comerciantes medianos que traen
productos externos que gustaban a las incipientes clases medias, de manera que los
santiagueses solían producir todavía para el día a día, y seguirían estando muy
empobrecidos y dependiendo de la beneficencia.

4.4. El muy escaso sistema fabril


Industria fabril en Galicia hasta finales del siglo XVIII no hay NINGUNA. Hay
talleres y grandes talleres, pero lo que se llama gran empresa aquí es muy difícil.
Tenemos un caso extraño que es la industria naval de Ferrol. En Galicia no había
industria naval, había carpinteros de ribera, y carpinteros de procedencia vasca. Solo
pequeñas lanchas, traineras, etc. Solo la de Ferrol es industria naval auténtica, pero es
de guerra, contrataciones estatales: cuando hay dinero hay construcción naval, cuando
no, no. El personal era todo foráneo, madera de cuba o de Noruega, el lino de las velas,
normalmente ya hechas, de los países Bálticos, la cuerda de quita del Mediterráneo o de
Andalucía. La pregunta es qué era realmente gallego.
Los contratos del Estado estaban dominados por los asentistas de la corona. Cuando
había para producir había miles de puestos de trabajo y hasta 12 o 13 buques al año,
cuando no había miles de parados… La industria ferrolana sin embargo aprovechó los
nichos de mercado donde no estaban los asentistas, que no les interesaban. Por ahí se
meten un conjunto de pequeños empresarios, que en Narón, Fene, Mugardos, Ares, que
van a establecer industrias de complemento. Por ejemplo, para los carros y todo eso que
utilizaba la marina hacía falta hierro. Se necesitaba latón, así que Lèstage va a abrir una
fábrica de latón. Eran necesarios curtidos, trigo, etc. Entonces, en torno a Ferrol hay
una especie de pequeña nebulosa de pequeñas industrias destinadas a complementar la
naval y sobre todo de nutrir y surtir a la marinería, al ejército de tierra, etc. La ropa
venía directamente de Madrid, así como armas, pólvora, etc.
Casi todos los que tenían iniciativas eran extranjeros: franceses, algún irlandés y
algún inglés (White, etc…), familias siempre a medio camino entre Ferrol y Coruña, y
luego vascos y catalanes. Algún hidalgo gallego, pero fundamentalmente una burguesía
industrial extranjera.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Otro núcleo donde se irá haciendo algo es Coruña y aledaños, como la fábrica de
mantelería de Sada, del famoso dúo holandés Adrián Roo y su compañero Kiel, asentistas
de buques de guerra. Fueron los que hicieron el traslado de tropas para la última Guerra
de Flandes. Cuando venían de allá traían textiles holandeses y después. Se quedaron
aquí, establecen una contratación con el Estado, aprovechando la política de Carlos II de
Reales Fábricas y la promoción estatal de la economía. Se establece en Sada, pues, esa
fábrica, que luego hubo que llamar a trabajadores de Valencia porque faltaba
cualificación. Era una fábrica que vivía sobre todo de subvenciones, pues el producto no
era muy bueno, pero llegó a tener muchos trabajadores. El Tratado de Ultrecht va a
hacer que pierda la mayoría de sus mercados. Se la va a revitalizar hacia los años 20 y en
sucesivas ocasiones hasta que definitivamente el Estado se hace con ella y la lleva para
Ferrol.
En torno a Coruña, en la zona Sada, Sigrás, Coruña misma… se abren industrias de
iniciativa foránea fundamentalmente, producción textil en bruto o vestimenta, y los
iniciadores son casi todos franceses. Barrié, que procede de Gascuña, igual que Lestage,
hijos de comerciantes de trigo. Eran grandes mayoristas de trigo del sur de Franciam
trigo probablemente procedente de Rusia y de Ucrania, y que seguramente trajeron
grandes cantidades a Galicia. Tras la Revolución Francesa se asientan en Coruña y en
Ferrol, alguno también en Santiago. Lestage es fundamental, y en Coruña Barrié y Vitri.
La principal producción de los Barrié es la textil y la producción de sombreros en
concreto. La fábrica de Salabert llegó a tener una gran producción. Otro núcleo era Vigo,
con industriales portugueses. Luego una fábrica de telas pintadas, que de dónde procedían
está puesto en duda, puesto que se cree que las telas no las hacían ellos sino que solo las
pintaban –un fraude en todo punto–.
La gran fábrica textil de Pontevedra fue la de los hermanos Lee o Li, que llegó a tener
más de 200 trabajadores. Hacían tela de pana, una industria con un mercado relevante
en Galicia, pero que dependió de la ayuda de Godoy, con subvenciones de Madrid para
que aguantase y evitar una quiebra que podría provocar un terrible efecto en cadena.
Cerró por los efectos secundarios de la Guerra de Sucesión.
Todos tenían algo en común: todos se casaron con ricas viudas gallegas. Sargadelos
intentó hacer fortuna en Andalucía, y descubre una interesante conexión entre Andalucía
y Galicia sobre todo a partir de la apertura de los comercios en 1764. Llega a Santiago y
se casa con una mujer muy madura, con lo que se aseguraba que no habría hijos y él sería
el heredero. Esto es muy habitual. Tenían capital. La idea era hacer un Alto Horno, pues
no había en Galicia. Quiso crear en Sargadelos un enorme recinto industrial, una
fundición. Los campesinos estaban obligados a llevarle todos los años grandes cargas de
madera, desarticulando el sistema de utilización de los montes comunales, pasando a
estar en beneficio de la enorme cantidad de madera del señor Raimundo Ibáñez.
Necesitaba agua, y luego desvió un enorme curso de agua, y luego vivió a base de
subvenciones. Al final hizo los famosos potes con patas que había en las casas, los potes
de Burdeos. Se liquida a Raimundo Ibáñez en un linchamiento.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

El siglo XVIII intenta poner en toda Europa a la vista de la gente del común el tener
cosas bonitas. La fábrica de los hermanos Lee permitió cambiar la vestimenta de los
gallegos, que empezaron a vestir con pana, mucho más caliente y mucho más barata que
el lino castellano. Los sombreros, los 30.000 al año de los Barrié, tipo bombín, el
sombrero portugués del norte. Eso modifica completamente la forma de vestir. También
se exportaba mucho a América de estas fábricas. Para saber cómo vestía la gente lo
tenemos muy difícil, porque la mayoría de inventarios postmortem son de gente rica,
que no representa a la mayoría.

4.5. El comercio
Lo primero es el problema de las comunicaciones. Un buen sitio y un mal sitio,
depende de con quién tengamos que relacionarnos. Estar cerca del norte de Portugal o
de Asturias da igual porque se produce lo mismo, así que no son mercados
complementarios. En Galicia vamos a tener siempre el problema del coste de transporte.
No hay ciudades importantes, así que falta el consumidor urbano interno, y segundo los
caminos que conectan Galicia con Castilla son pocos, precarios, todos de herradura y uno
solo de carretas, que se abre en 1789, al año siguiente de morir Carlos III, el Madrid-
Coruña-Ferrol, y luego uno vertical financiado por los arzobispos de Santiago que unió
Coruña con Tui, que empieza con Sebastián Malvar, de los años 80 o 90. El Madrid-Vigo
no se abre en el XVIII.
El gran canal de salida de lana, de trigo, etc, era el Madrid-Burgos-País Vasco, pues
el Reinosa-Santander tarda en hacerse. Se intentan evitar con esta vía las aduanas forales.
Al abrir ese camino aparece una nueva ciudad cerca de Galicia, que es Santander, y desde
la cual va a llegar una enorme cantidad de trigo castellano a Galicia y por el que van a
ir productos gallegos también. Por tanto, para Galicia es muy importante la apertura del
comercio de reinosa. Más importante hubiera sido la apertura de la pérfida Vigo, un
enclave muy importante, que estaba paralizado para llevar sus productos al interior.
Otro problema es el comercio con América. Con Europa siempre fuimos territorio
importador. Pero América está monopolizada por la Casa de la Contratación hasta
mediados del siglo XVII, cuando se concede a Cádiz, y no será hasta el XVIII que se
abra el comercio americano para Galicia. En 1764 se abre la primera línea, con La
Habana, y en 1767 con Montevideo, que es la verdaderamente importante. Pero Galicia
siempre aspiró a tener participación con el comercio con América. Tenemos que hablar
de la Casa de la Contratación de Coruña, un intento, un flash que duró muy poco pero que
tiene mucha importancia.

10 de abril de 2018. Ha vuelto Ofelia, las dos clases anteriores fueron impartidas por
sus elfos, y los apuntes se hallan en dos documentos de la misma carpeta.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Tema 6, ÚLTIMO TEMA – Sistema de gobierno de Galicia


en época Moderna.
La mejor obra sobre esto, según ella, es la de Laura FERNÁNDEZ VEGA, La Real
Audiencia de Galicia, órgano de gobierno en el Antiguo Régimen.

6.1. Las fuentes


Hay que hacer referencia a los vacíos en la documentación y la enorme complejidad
de las fuentes de la historia política. En realidad todas las fuentes son de este tipo de
historia. Por ejemplo, las eclesiásticas lo son, porque el Estado recurre a la Iglesia para
todo.
También el excesivo peso de la legislación. La legislación de cualquier organismo es
la mayor trampa en que puede caer el historiador. Es un marco legal, establecido por el
organismo correspondiente, que se incumple de manera sistemática. La legislación es
interpretada, y a nosotros lo que nos importa son os intérpretes. En Galicia las leyes
llegan impresas desde el gobierno central son mandadas manuscritas a Coruña, donde
se imprimían y se distribuían desde Santiago. La ley se conoce en Edad Moderna en
Galicia. También hay un ordenamiento gubernativo propio que es el de la Real Audiencia
de Galicia, con ordenanzas varias veces publicadas. Legislación militar, fiscal, social…
todo esto caía sistemáticamente sobre hasta el último vasallo, y afectaba a todos fuese
cual fuese su señorío, si estaban en uno.
Por otra parte, la confusión de niveles. ¿Qué es legislativo, fiscal, administrativo o
judicial? Esto conlleva muchos problemas de terminología, polisemia de palabras en la
documentación… dependiendo del nivel administrativo pueden tener uno u otro
significado. Además, hay que tener un importante dominio de la terminología. Por
ejemplo: no es lo mismo una querella que una demanda ni un pleito que un litigio. También
la palabra vecino en la monarquía hispánica. Puedes ser medio vecino si eres muy pobre o
estás viuda.
Luego, figuras administrativas de significado territorialmente diferenciado. La misma
figura puede esconder dos diferentes. Cuando Galicia se compara con otro territorio
podemos encontrar diferencias. Por ejemplo, la palabra corregidor, una figura muy
tradicional de Castilla y además muy útil para la gobernación. Es una figura intermedia
que negocia o se superpone a los municipios y que se relaciona con las administraciones
inmediatamente superiores. En cambio, en Galicia, hay cuestiones curiosas. El
corregidor de Ourense es nombrado por el obispo, algo insólito. Por tanto, son palabras
todas ellas que nos llevan a errores importantes. Cuando la monarquía se dirige a Galicia
utiliza su terminología, y las autoridades de aquí interpretan.

6.2. Cuestiones a tener en cuenta


Además, Galicia está donde está: una zona periférica y en la vertical de otro país. La
monarquía hispánica tendrá mucho cuidado de tener en cuenta este territorio. Desde

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

1580, la entrada en malas relaciones con Inglaterra convertirá a Galicia en un lugar


estratégico. Además, la idea que la monarquía tenía sobre la población de Galicia. Era el
13% de la población del reino. Ningún otro territorio e estas dimensiones tenía semejante
proporción población/territorio.
Una cosa es gobernar espacios con núcleos urbanos y otra en áreas completamente
rurales, como Galicia, donde el sistema municipal prácticamente se limita a las 7 capitales
y poco más. ¿Con quién dialoga la monarquía? Aquí, a diferencia de Castilla, las ciudades
son una parte minoritaria del tejido social gallego.
La densidad de población también es importante. Es difícil de dominar un territorio
con una población tan dispersa. La media en España era de 21 en 1787, y en Galicia de
46. Invadir Galicia era algo muy difícil, ¿cómo vas a ir aldea por aldea? Pero el principal
problema para la monarquía desde que se instala en 1561 en Madrid, alejándose de
Galicia todavía más, con 640 kilómetros de por medio, sin caminos carreteros, es la
dificultad de gobernarla.
La gran capital del norte marítimo estará en Ferrol, en un lugar periférico. Cuando
la audiencia marcha para Coruña significa que el territorio de la Audiencia estaba a 184
kilómetros de la frontera. El Capitán General, durante la guerra con Portugal, pasó a
residir en Tui, y por tanto hay problemas.
También tenemos la deficiencia de la red de caminos, que hacía que todo llegase con
lentitud a Galicia. Llegó la noticia de la muerte de Carlos II antes a París que a Santiago
de Compostela.
La cartografía eclesiástica
Hay que tener en cuenta la administración eclesiástica, la división en diócesis, en
parroquias y en grandes provincias eclesiásticas. Tenemos la importancia enorme del
arzobispo de Santiago, que también le da importancia política. Tenía un enorme poder y
una alta capacidad simbólica. Podía controlar la justicia eclesiástica hasta nada más y
nada menos que Andalucía: matrimonios, diezmos, conflictos entre eclesiásticos… un
tribunal que tenemos que tener en cuenta tanto como a los civiles. Si hay un pleito entre
dos clérigos, o por un matrimonio, tenderá a corresponder a los tribunales eclesiásticos.
Además, la monarquía hispánica va a utilizar la organización parroquial para
entenderse con Galicia. La administración eclesiástica es piramidal y muy rápido, por
eso la monarquía la va a utilizar para hacer llegar órdenes, comunicar leyes, novedades…
en la misa, por ejemplo.
La distribución zonal del clero es muy importante: su mayor densidad en las áreas
interiores de Lugo, etc. Son los dueños del púlpito, y si la monarquía quería hacerse
llegar al pueblo, tenía que ser por los curas de las parroquias y los predicadores. No
sabemos lo que decían los clérigos en sus prédicas dominicales, pero por ejemplo, cuando
Campomanes y Floridablanca dictan todas sus leyes contra las cofradías y el clero desde
el púlpito predicó en contra del gobierno central, la predicación adopta un claro
contenido político.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

La cartografía provincial
Las provincias son la unidad más confusa que hay. La primera vez que aparecen siete
provincias en Galicia es en 1528 –posiblemente serían anteriores, no sabemos de
cuando–. Seguramente hubo alguna provincia o ansias provinciales en torno a Viveiro,
también, que está en Mondoñedo. Luego desaparecerán en el siglo XIX para crear las
cuatro actuales, puesto que eran muy desiguales. Las provincias son unidades fiscales,
pero no hay funcionariado o estructura provincial. Unidades que Galicia tiene para sí –
porque para la monarquía Galicia es una sola–. Quien ejercía como capital de provincia
era la misma que asumía la documentación provincial.
Cuando se repartió Galicia en 4 provincias se hizo un reparto racional, serían más
equilibradas demográficamente. Cuando la zona occidental empieza a adquirir
importancia demográfica y económica empieza a reclamar más poder y a restárselo a
Lugo y Ourense.
La cartografía fiscal y las ciudades con voto en las Cortes de Castilla
Desde 1430 y hasta 1628 Galicia pierde el voto en las Cortes de Castilla, y es
representada por Zamora. Galicia no solo es una provincia, sino que además la representa
otra.
La jurisdicción jurisdiccional y de los señoríos
Gracias a un programa informático de Rubén Castro podemos disponer de un mapa
íntegramente recompuesto de los señoríos de Galicia.

6.3. La administración real en Galicia


La cabeza del poder es el rey, y Galicia no va a tener una diferencia sustancial entre
Austrias y Borbones. Es un territorio dócil, a favor de Isabel la Católica, no hay Guerra
de las Comunidades, y cuando llega Felipe V se ponen a su favor, salvo el arzobispo de
Santiago, pro Austrias. La población de Galicia, son ser rural, era muy indiferente del
poder. ¿Qué más le daba a los campesinos quién los gobernase, si no hacían nada por
ellos? Lo importante era el poder más cercano. Le pasa a parte del campesinado francés
con la Revolución Francesa. El sistema asistencial depende de la Iglesia, el educativo
también. ¿Sabrían realmente quién era el rey? Probablemente no. La monarquía, eso sí,
fue la salvación del campesinado gallego, de los pobres, gracias al sistema judicial, la Real
Audiencia de Galicia.
Por debajo, los consejos: Castilla –del que dependía Galicia–, Aragón, Navarra,
Indias, Hacienda –afecta a Galicia–, Guerra, Órdenes –afectaría en tanto en cuanto un
conjunto de hidalgos gallegos compró hábitos de órdenes militares– y Cruzada.
Inmediatamente por debajo de los Consejos, las Cancillerías, de Valladolid y de
Granada. Galicia dependerá de la de Valladolid, que sería la instancia judicial a la que
apelar en caso de ya haber recibido resolución por la audiencia. Después, la Cámara de

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Castilla. La Audiencia era la Real Audiencia de Galicia. Luego estaban Sevilla, Canarias,
Cataluña, Aragón, Valencia y Mallorca. Esta es la mayor instancia de gobierno en Galicia
desde su establecimiento, con el Gobernador Capitán General de Galicia.
Por último, los corregidores, alcaldes mayores de señorío (como el de Santiago), los
alcaldes ordinarios… Vamos a tener cónsules, que tienen competencia judicial sobre
asuntos comerciales relacionados con lo marítimo, los rectores de las universidades,
como Santiago… y luego había situaciones específicas relacionadas con el real patronato
de A Coruña. La corona tenía el derecho y deber de proteger determinadas instituciones
que hacían algo bueno por la gente. Tenían lo que se llamaba jueces privativos.
Esto creaba montones de situaciones separadas.
La monarquía hispánica siempre tiene instituciones que se contrapesan. En 1480 se
crea la Real Audiencia de Galicia, porque fue la Guerra Civil Castellana y la de los
Irmandiños, y en la medida que el territorio estaba bajo control nobiliario es Galicia una
zona incómoda. Los reyes católicos crean, pues, un organismo que se superpone al
señorío. Se reclama a la burguesía pacificación del territorio, y para eso hay que lograr
que la nobleza pierda fuerza, creando al Gobernador Capitán General. Al lado, los dos
primeros alcaldes mayores, que son como los oidores de Castilla, jueces.
La primera misión, pues, de estos nuevos organismos, es la pacificación del territorio.
La nobleza y gran parte del clero quedaron con un poder muy mermado, porque desde
entonces cualquier gallego que no estuviera de acuerdo con la sentencia de un tribunal
señorial podían apelar a la Real Audiencia.
Al cabo de poco tiempo, fue tan enorme la cantidad de pleitos que llegaban a la
Audiencia, que la Audiencia llegó a tener 8 salas, 8 jueces. Hubo que crear un fiscal y un
segundo fiscal, y una red de procuradores, notarios, abogados… La Audiencia era
básicamente un concepto moderno de justicia, la aplicación de la ley del Estado, muy
conveniente a los campesinos y a las grandes instituciones eclesiásticas. En cualquier
caso, a lo largo del siglo XVI la audiencia va adquiriendo cada vez más personal,
estructurándose de forma cada vez más compleja.
Cuando se separa la Real Audiencia del arzobispo de Santiago y se va a Coruña se
establecen un conjunto de edificios, como el Palacio de la Capitanía de A Coruña, que es
en cierto modo un palacio real.
Durante dos periodos, uno corto y uno largo, la monarquía hizo algo importante, que
fue separar al Gobernador Capitán General de la acción judicial de la audiencia,
nombrando un Regente o Presidente de la Audiencia, para separar claramente a la capacidad
militar de la ocupación civil. La única gran novedad que va a afectar a la audiencia es la
apertura en 1…61 de la Sala de lo Criminal. Esto es por la inseguridad creciente que
notifica la Real Audiencia de Galicia en el territorio, aunque había habido varios casos
muy escandalosos que afectaban a la cúpula social, que era la que tenía la portavocía. Los
efectos, curiosamente, tocaron a la propia nobleza.
En cuanto al Gobernador Capitán General, es una figura militar –no podía juzgar,
solo firmaba sentencias, se responsabiliza–. El suyo era un poder para gobernar, el

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

representante de la monarquía, combinado con la Audiencia. Pero en absoluto era un


Virrey.
Como capacidades, tenía todo lo referido al gobierno, el poder político, la imposición
de la autoridad real. La primera misión que le dan los Reyes Católicos es controlar a la
nobleza y destruir sus castillos. Se hizo en Galicia, en Extremadura, en Andalucía, etc.
Fue ordenado por la monarquía pero aplicado por los gobernadores. Se les quitaron
poderes fiscales y todo el poder militar. Los pocos fuertes que quedaron –casa de Lemos,
etc…– se fueron con el rey, se convirtieron en una nobleza cortesana y ya no volvieron
por Galicia. Son gallegos puramente de nombre hasta el siglo XVIII.
La tercera acción que poseen los gobernadores es el control municipal. Donde se pudo
instalaron corregidores, pero solo en ciudades de realengo era posible: en A Coruña,
Betanzos, Bayona y Ourense. Los territorios de los corregidores eran muy pequeños.
Como la monarquía era la que nombraba obispos y arzobispos, por ejemplo, los
corregidores son los que custodiaban la casa y los bienes y demás mientras se sustituía
uno por otro.
La última acción de los gobernadores es el control ciudadano, mantener la paz dentro
del territorio, la policía, el control de todo.
Como delegación del Consejo de Castilla, el Gobernador con la Audiencia tiene el
poder sobre todo. La moneda, los pesos y medidas, todo lo que se refería a suministro
urbano –porque las grandes revueltas siempre salían del mundo urbano–. Luego, todo
lo que se refería a la vida en común y la asistencia a los pobres. Luego, todo lo que se
refería a la regulación de límites, espacios, etc.
Tenía competencias completas sobre la Universidad de Santiago, las visitas e
inspecciones periódicas. Varias instituciones asistenciales, como el Hospital Real.
Podríamos decir que toda la vida normal de la gente estaba encuadrada en las
competencias del reino de Galicia. Desde el principio en la Audiencia de Galicia había
abogados de pobres, procuradores de pobres y un día a la semana juicios gratuitos.
Cualquier vasallo de Galicia podía ir a la Audiencia sin tener que pagar nada.
17/04/18
Es importante decir que los oidores y jueces de la Real Audiencia de Galicia no eran
gallegos por el principio de la no territorialidad de los funcionarios de la corona, para
asegurarse la imparcialidad. No era una arbitrariedad de la corona, sino una ley para
evitar la creación de redes clientelares, de interés, etc. Poseían unos muy buenos sueldos,
con lo cual tenían buena calidad de vida. Por otro lado, muchos de ellos vivían en casas
alquiladas. La única fotografía social que tenemos de ellos es de 1753, cuando el sueldo
del Gobernador Capital General ya era enorme.
En el XVII los gobernadores capitanes generales eran de otras zonas de la corona de
Castilla, y en el XVIII ya solían ser extranjeros. Eso no quita, por ejemplo, que el
Marqués de Croix no fuera uno de los mejores.
Muchos de estos gobernadores estaban por poco tiempo, era un puesto importante y
se promocionaban. En el siglo XVIII hay cambios importantes. La monarquía tratará de
acercarse más a la organización territorial, porque la Audiencia no dejaba de ser un

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

tribunal de jueces. Los borbones tenían otra idea, la de las intendencias, órganos
comisariales –de carácter temporal– de la monarquía, no funcionariales –de carácter
vitalicio–. La experiencia francesa con Luis XIV revela que la intendencia es muy
dinámica y muy apropiada y cercana a la monarquía. Entonces, la intendencia de Galicia
va a ser de las primeras que se inaugura, porque es un territorio pacificado durante la
Guerra de Sucesión. Se hace el primer catastro de 1708, en plena guerra, y la instauración
de la intendencia en 1712, semi intento fallido porque no era el momento: el gobernador
capital general y la Real Audiencia se sintieron amenazados por una figura que les
arrebataba competencias muy importantes.
La diferencia de la intendencia de Galicia con respecto a otras es que es de las llamadas
intendencias de provincia, que tienen además una atribución militar, mientras que la
audiencia va a poseer la capacidad de hacer levas. La segunda función que se le otorga es
la fiscal, y aquí es donde la audiencia se siente más afectada. La Audiencia pasa a ser de
verdad un organismo de carácter judicial. Hay que esperar hasta 1718 para que de verdad
se implante la intendencia en Galicia. Se va a escoger a Coruña para esto, y la cercanía
de poderes contrapuestos va a causar roces. En Madrid hay 67 poderes, en Coruña habrá
21. Muchos problemas en la propia ciudad y las cuestiones relativas a las jurisdicciones,
a ver a quién correspondía cada cosa. Hay que esperar a 1718, que se asiente, más o
menos, y la mejor época de la intendencia es entre 1744 y 1760.
Hasta 1744 dependió mucho de la personalidad del intendente. Va a haber un juego
de individualidades. Si el gobernador era firme y el intendente también, chocaban. Si no,
había cesión. El mejor fue Rodrigo Caballero, entre 1720 y 1726, con muchas ganas de
hacer refirmas, y la Junta de Galicia decidió írselas echando todas abajo.
Hay que esperar a los años 40 para que se organice un nuevo sistema fiscal, el catastro
de la Ensenada. Ese documento, que es una maravilla, que se hizo muy rápido en Galicia.
Esto luego conllevaba imponer la nuevo la contribución, contestada desde el primer
momento sobre todo desde la nobleza.
También ayudó la intendencia en la modernización de la organización militar. Desde
1719 y 1726 cambia el reclutamiento para la marina de Guerra. La intendencia estará
encargada de implantar el nuevo sistema militar, basado en quintas y no en levas. La
leva suele tener una primera fase voluntaria, y si no se obtienen suficientes hombres, se
vuelve obligatoria, con tantos hombres por unidad de territorio. El sistema de quintas
va a intentarse en plena guerra de Sucesión, y va a ser un desastre, porque en Galicia el
gobernador capitán general considera que es un sistema que atenta contra sus
capacidades. El estado quería un sistema que fuera más equitativo y más regular, había
que conseguir un ejército más profesional y efectivo.
La leva más importante que sufre Galicia en el siglo XVIII es de 1762, para la guerra
con Portugal, la famosa guerra fantástica. Se encarga a la intendencia saber cuántos
mozos hay por cada parroquia. Hidalgos, cabezas de casa, hijos únicos, emigrados o
inútiles se libraban, y así se declaró en Galicia a la mayor parte de los hombres. Hay
zonas de Galicia en que no hay tanto rechazo a las levas, porque eran una buena salida
para los segundones. Áreas de familia troncal extensa con heredero único prioritario.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Sucedió igual en la marina de guerra: tan pronto como se supo del primer
reclutamiento, se fueron muchísimos. Es, pues, una de las causas de la emigración.
Después, el estado anduvo con cuidado con determinadas profesiones. En el siglo XIX
el problema es el mismo. Galicia tenía el 13% de la población y nunca aportaba más del
5% del ejército.
Es importante el cambio sustancial que sufra Galicia a finales de la época moderna
porque Ferrol pasa a ser capital de departamento marítimo del norte del cantábrico. En
Graña tenemos unafamosa iglesia castrense, las primeras instalacioens de la monarquía
se hacen allí. Ferrol va a ser la verdadera caìtal marítima hasta hoy, y a Ferrol se le dan
capacidades para la frontera con Francia y la frontera con Portugal. Luego, ahí va a
establecerse el arsenal, todas las instituciones de gobernó de la Marina –la Marina es
muy diferente de Marina, lo que se llama el mnisterio de Marina y la Armada–. Eso no
gustará nada a la gobernación ni la intendencia, ya que les resta competencias.
Luego tenemos personal del ministerio, lo que no son propiamente miltiares, etc. El
reclutamiento de marina es diferente. El aprendizaje era una parte de las obligaciones.
En el ejército de tierra se les da una pequeña instrucción y vía, pero la marina requiere
más cosas. En las aldeas había simulacros con armas de madera y tal. Los niños iban muy
jóvenes, de grumetes, y luego iban ascendiendo paulatinamente. El Ministerio de Marina
que era el que estaba instalado en Ferrol poseía a cientos de familias de oficiales
adminsitrativas solamente. Cerca de 700 personas solamente tomando notas y pagando
sueldos. Luego lo respectivo a la rpopia marina, la construcción naval y el arsenal. Ferrol
es, pues, una de las cuatro capitales marítimas de la corona en la Península. La parte
miltiar se conformó con el sistema de tiendas de campaña, y luego, cuando hubo un
cuerpo muy grande, rápidamente hubo que construir la ciudad con un plano ilustrado.
Ferrol es una base militar de verdad, enorme. Probablemente Felipe II fue disuadido
de la convenienci de metertodo en Ferrol y priorizar a Coruña. En cualquier caso, desde
el punto de vista judicial Ferrol se encuentra bajo el partido judicial de marina. En el
siglo XVIII la instauración del sistema de marina de guerra en provincias marítimas
convirtió, de facto, la costa, de cinco leguas para adentro, en zona de dominio real, porque
la gente podía acogerse a ella.
La designación de provincia marítima significa un reconocimiento de determinados
núcleos portuarios, en 1830. Serán Viveiro, Ferrol, A Coruña, Vilagarcía y Vigo. Esto
crea expectativas, y cuando se quiera reorganizar el territorio desde la administración
liberal. Esta modificiación territorial de las provincias marítimas, desde 1751, y los
cambios de 1830, será fundamental. La matrícula marítima proporciona monopolios y
jurisdicción real a cambio de algunas contribuciones militares en hombres que más bien
fueron escasas. Las capitales de provincia marítima había un comisario de marina con su
escribano, y era quien ostentaba la autoridad, y a quien se podía apelar.
Probablemente lo de la intendencia del XVIII es lo menos relevante y tenga más
importancia la modificación de lo del ejército, las provincias marítimas, la matrícula y
otras modificaciones borbónicas administrativas.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

6.4. Los órganos de gobierno dentro de Galicia


Las Juntas del reino de Galicia –pues no existía ninguna Junta del Reino de Galicia–
eran las reuniones periódicas de los representantes de las siete provincias de Galicia.
Técnica y administrativamente nacen en 1599 concordando con una reforma territorial
que afectó a Asturias, Galicia, León, etc., que consiste en que los parlamentos de esos
territorios podrán juntarse cuando lo convoque el monarca. Las siete capitales se reunían
en lo que se llamaba también juntas de provincia, coincidiendo con las demandas fiscales
de la monarquía. Desde 1430 Galicia pierde su voto en las cortes de Castilla por las
disputas entre Santiago y Coruña, de manera que quedó reservado para Zamora. Se
recupera el voto en cortes en el siglo XVII. Esto es grave porque es el único periodo en
que las cortes de Castilla son realmente importantes. Con la redistribución fiscal la
monarquía negociaba, pero al no tener voto se quedaba Galicia fuera de la capacidad de
negociar.
En 1520 los grandes de los gallegos, el conde de Andrade o el Arzobispo de Fonseca,
por ejemplo, se reúnen en Melide y piden a Carlos V recuperar el voto en cortes.
También la apertura de la Casa de la Contratación de Coruña, que sí se dio, en 1523, y que
dura poco, etc. Durante un periodo que habría sido fundamental para Galicia, no está
representada. Además, Zamora miraba por su propio beneficio, no por el de Galicia, y en
ese sentido emplea su voto. Felipe III, en el siglo XVII, empezaba a dejar de convocar
las cortes, y en Felipe IV ocurre lo mismo. Tienen menos importancia, y la monarquía
empieza a vender el voto en cortes… es cuando los gallegos pudieron recuperarlo,
pagando una gran cantidad y cuando ya no tenía importancia.
Si no hay una institución que se llame Junta lo que hay es unas reuniones periódicas.
Cuando se reunían en juntas, las representaciones de las provincias hacían copias de las
actas para mostrar en su lugar de origen. No hay un sistema administrativo propio. Las
competencias son básicamente protestar. Legislativa no tenían ninguna, no podían dictar
leyes, imponer nuevas tributaciones –salvo permiso regio o pro cuestión de hacer
algunas obras, etc.–, entonces, no tienen presupuesto propio. Tampoco hay un
funcionariado. Son reuniones que podían durar meses y en ocasiones más de un año, que
se daban siempre y cuando las convocase el gobernador de Galicia, el cual también
imponía el orden del día.
Cuando los diputados llegaban a una de esas reuniones, sabían cómo empezaban, pero
no cómo acababan, porque a lo largo de ellas había negociaciones en función de sus
ciudades. La ciudad decía a cada diputado lo que debía votar. De esta manera se evitaba
la corrupción. Es lo que se llama un poder cerrado. Esto, sin embargo, retrasaba todo.
Pongamos, que, por ejemplo, haya un ataque pirático a Cangas de Morrazo (1617)
mientras era la reunión. Había que ir de nuevo a la ciudad a que les diesen órdenes sobre
en qué sentido votar. Así era, que alguna reunión tardó 7 años en cerrarse. Se perdió el
único sentido semiparlamentario que había en la monarquía hispánica.
Los señores diputados, que eran 7 o 14 normalmente, 1 y suplente, se reunían para
hablar según la orden del día. En el siglo XVII se reunieron 36 veces, 24 en el XVIII.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

De las 24 del siglo XVIII, 9 fueron en el periodo de la Guerra de Sucesión, porque hubo
que jurar a Felipe V, Luis I, Felipe V… actos semiprotocolarios que eran necesarios.
Durante el XVII se reúnen tanto porque coincide con una intensa actividad bélica.
Era imprescindible hablar de la ayuda militar, sobre todo en el periodo de la guerra con
Portugal. Entonces, es el periodo en donde se va a hablar más de asuntos de guerra. Los
ataques piráticos pusieron sobre aviso a la monarquía de que la costa gallega estaba muy
desprotegida, y se va a intentar que Galicia tuviera su propia flota de vigilancia. Fue una
tarea futil. Se necesitaba dinero, las juntas no querían darlo, la monarquía no quería
cederlo, etc. Luego, la capacidad de las ciudades para establecer un sistema impositivo
que lo permitiese era muy limitada. Finalmente se contrajo una deuda con una familia
para financiar uno de los buques. La de Doña María de Calo.
Las acciones de guerra realmente afectaron poco a Galicia. En la guerra de Portugal,
lo importante fue en Extremadura, donde había que responder a posibles ataques
portugueses. La monarquía esperó a la colaboración tradicional del Conde de Monterrey
en Ourense y del Conde de Ribadavia4. Las juntas se reunían para ver lo que se aportaba
a la guerra.
Saber hasta qué punto fue importante la ayuda de Galicia es complicado. Las juntas
del reino de Galicia no representaban a Galicia, sino a las oligarquías urbanas de Galicia,
de las ciudades de las que proceden sus diputados. Se exigió que la monarquía
ennobleciera a los diputados, que la administración fuera gallega, que sus hijos formaran
parte de sus tribunales, nombramientos de obispos y arzobispos, etc.
El problema de la respuesta de la monarquía a esto era que no podía cumplirlo. ¿Cómo
iba a nombrar obispos y arzobispos gallegos si no había universitarios suficientes en
Galicia? Además está el principio de no territorialidad, que también se aplicaba a los
asuntos eclesiásticos.
Cuando llega el siglo XVIII las juntas se reúnen mucho menos. Siempre hay un
delegado de las juntas en Madrid, y entonces lo que se ve es que son bastante inactivas.
En algunos casos poniendo problemas, como clase, a las reformas económicas.
Reclamaron en varios momentos la creación de una compañía comercial gallega. Las
Juntas del Reino de Galicia se identifican mejor por lo que no hicieron que por lo que
hicieron. Nada en materia de educación, solamente una vez, reclamando un colegio de
nobles para Galicia. Nada en acción social. Mucho en cuestiones de protocolo.
A principios del siglo XVII empezaron a aparecer muchas pequeñas crónicas, como
la de Coruña, reclamando su mayor antigüedad, agraviándose las ciudades unas a otras
por cuestiones de procedimiento que para ellas tienen muchísimo valor. En cuanto a las
obras públicas, la corona propuso levantar otra vez los puentes del Ulla y del Tambre.
Las Juntas se hartaron de hablar de ese tema durante 800 años, hasta que finalmente se
levantaron en 1834. Se pretendía imponer una carga fiscal para construirlos.

4 La última vez que actuaron los dos condes fue durante la guerra de unión con Portugal en 1580.
Luego esta gente es nobleza cortesana totalmente desvinculada de Galicia. No tenían ya una conexión con
Galicia, dado que ni habían nacido aquí.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

En cuanto a los ayuntamientos, Galicia no tiene un sistema municipal rural, el que


hay se corresponde con ciudades y villas, básicamente. Cierto número de concejales, y
en el siglo XVII están casi todos a la venta. Están ahí haciendo cierta función. No es un
sistema del todo inoperante. Están atentos a las revueltas urbanas. Era fundamental la
atención al suministro urbano. Su primera preocupación era que cada miembro de la
población pudiera acceder cada día a un mínimo de pan. Cuando hay una alarma de peste
se reúnen, se realiza un cordón sanitario, etc.
En las crisis de subsistencia suponía un esfuerzo enorme de intendencia asegurar que
llegaba suficiente comida. Se traían barcos cargados de cereal, primero desde Andalucía
y luego desde Francia, que cada vez que hay una crisis el municipio se reúne con el
delegado del arzobispo y el cabildo catedralicio, si lo hay, se envían barcos y que vuelvan
rápido con suministro barato.
Luego, los ayuntamientos eran importantes para la regulación de los precios. El
ayuntamiento cada año daba el precio máximo del trigo y del maíz, para que la gente
supiera lo máximo que debía pagar y que no hubiera abusos. Entraban a veces en
conflictos, por ejemplo, por el incumplimiento de la normativa comercial: la venta libre.
Significa la evasión fiscal, el descontrol de la calidad, y sobre todo, por restricciones a
determinadas prácticas. Después, los municipios no faltaban nunca en las fiestas. La
fiesta en sí misma es irrelevante, pero sí era importante comparecer en público, y
aparecer vestidos como concejales –no dejan de ser oligarquías urbanas–. A eso no
faltaba nada.
Muchísimas fiestas, pues los concejales de Santiago, por ejemplo, iban a todas cuantas
se celebraban. Una forma de hacer visible el poder municipal y su prestigio social. El
absentismo en las reuniones del ayuntamiento llegó a ser escandaloso. Un ejemplo es el
del ayuntamiento de A Coruña. Madrid intervino creando 7 nuevas plazas de concejal
elegibles. Hay que esperar a las reformas de Carlos III, que afectaron a todas las ciudades
con más de 2.000 vecinos, que significó la introducción de nuevas figuras como el síndico,
el síndico del común, y los diputados de abastos.
Permite la representación popular en los precios, y se obliga a los ayuntamientos a
reunirse cuando toca, y a preocuparse por sus municipios.

6.5. La organización judicial


Galicia no tiene propiamente lo que se llama conflictividad social en el sentido de que
no hay una revuelta agraria. Lo que hay es la revuelta fiscal del Ulloa, que finalmente
benefició a los poderosos, y no a la gente. Es una sociedad que resuelve sus conflictos
sobre todo por la vía judicial. Para que haya una buena revuelta hacen falta grandes
ciudades, y Galicia es una sociedad muy dispersa y sin grandes desigualdades económico
sociales. Es apacible, dentro de que hay una soterrada conflictividad de orden
fundamentalmente familiar.
La conflictividad intrafamiliar y vecinal es la que se lleva la mayor parte de los litigios.
Galicia es de señorío, en teoría son lo señores los que tienen que ejercer el poder judicial,

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

pero la Real Audiencia de Galicia permitía, en la práctica, por las ordenanzas que le dan
los Reyes Católicos y Carlos V, apelar a ella ya en primera instancia, sin esperar primero
la resolución de un juez de señorío.
1ª Intancia: Juez lego (asesor) y Juez letrado  En teoría son jueces solo de
nombre, porque son jueces de señorío. Pueden arbitrar en un litigio. Si una de las partes
no está de acuerdo tiene que apelar a…
La Audiencia de Galicia  Si una de las partes, normalmente la beneficiada, no
permite la apelación, lo que hay que hacer es denunciar al juez, de manera que se crea un
falso pleito que permite acceder a la Audiencia. Se apela en grado de vista o, en la
suplicación, en grado de revista.
Para una segunda apelación está la Cancillería de Valladolid  en grado de vista o
de revista, como lo anterior. Pero era muy raro.
La segunda suplicación llegaba ya al Consejo de Castilla  Insólito, por la capacidad
económica necesaria para llevar un pleito hasta estas instancias.

La importante es la Audiencia de Galicia, que finalmente se convertirá en un juzgado


de primera instancia. Allá donde se desplazaba, o donde lo hacía un oidor,
automáticamente creaba una campana de jurisdicción de realengo en 5 kilómetros a la
redonda. De manera que se convertía, allí, la Audiencia de Galicia, en juzgado de primera
instancia. Tiene, además, la primera instancia directa en todo lo referido a viudas,
huérfanos, etc.
Al final, la jurisdicción de señorío quedó reducida a la conflictividad del día a día,
problemas de deudas, conflictos familiares y pequeñas peleas entre vecinos. Luego, a la
Audiencia va absolutamente todo. La conflictividad criminal de Galicia es típica de todos
los territorios del occidente europeo. 1 crimen con muerte por cada 100.000 habitantes.
Los típicos son los que afectan a la moral sexual, abusos contra hombres y mujeres y
sobre todo lo referente al robo y el hurto. En el XVIII empiezan a aparecer bandidos
organizados, que serán mucho más fuertes en el primer tercio del siglo XIX,
aprovechándose del clima bélico. Antes de esto hubo varios robos sacrílegos, como el
robo de la catedral de Tui y demás. Fueron muy preocupantes por el significado. Fuera
de que materialmente eran considerables, era preocupante que se atreviesen los ladrones
con instituciones tan importantes.
Los bandoleros son gente no necesariamente pobre, algunos de los organizadores son
pequeños hidalgos empobrecidos. Se reúnen en grupos donde en torno al 20% son
mujeres, esposas, amantes, hermanas o hijas. Eran las que indicaban muchas veces lo que
se puede robar, al filtrarse en el servicio doméstico, y además eran las que colocaban en
el mercado lo robado. Normalmente sin filiación política.
En el primer tercio del siglo XIX estas bandas son cada vez más violentas, y es lo que
empieza a preocupar de verdad. Logran corromper en algunas zonas a las autoridades
locales, y bajo compromiso de que no les iban a robar a ellos les hacen lograr cierta
permisividad.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Tema 7. La religiosidad en Galicia


La religiosidad es un tema difícil de estudiar, debido a la falta de fuentes y a la
complicación que supone estudiar las mismas desde una perspectiva científica. Otro
motivo es el escepticismo religioso, que no tenemos forma de identificar.
En la Edad Moderna tenemos que pensar que la estructura administrativa eclesiástica
fue esencial para transmitir el mensaje religioso. Son diócesis muy desequilibradas. Coge
Santiago, Coruña y Pontevedra, nada menos. De manera que el arzobispo de Santiago
tenía un pazo en Pontevedra. En Coruña había una colegiata, una sub catedral. Lo que
era casi imposible era que el arzobispo de Santiago anduviese visitando toda la diócesis.
En las ciudades, la información y la formación que podía tener el clero era mucho más
denso. La mayor parte del clero secular que Galicia tenía era lo que se llamaba clero
expectante, patrimonistas, capellanes, etc. Hay muchos más candidatos que plazas para
parroquias. Entonces, ¿cómo poder estar al tanto de las plazas y conseguir
recomendaciones? vivir en la ciudad, y eso explica entre otras cosas, la extraordinaria
concentración de clérigos en las ciudades. Allí es también donde están todos los
conventos. La Orden de San Francisco va a impregnar toda la vida religosa gallega
durante la Edad Moderna. El hábito de San Francisco tenía muchas más indulgencias
que cualquier otro hábito.
Los franciscanos monopolizan los enterramientos y controlan buena parte de la
predicación rural, son algo fundamental en la religiosidad gallega, son urbanos, pero
consiguieron crear una red de influencia rural. No están cerrados sobre sí, sino que se
los encuentra sistemáticamente en los caminos. Los arciprestes, por cierto, son curas de
una parroquia. Tienen una serie de obligaciones, como ir a la capital de la sede diocesana
cada año para recoger los santos óleos y lo que hacía falta para la liturgia anual, el
calendario litúrgico, etc, y luego eran ellos los que recibían la información que habían de
repartir entre el resto de sacerdotes.
Solían reunirse los curas en entierros y otros eventos, de manera que el sistema de
relación estaba bien entramado. El púlpito como manera de transmitir información tanto
eclesiástica como civil fue fundamental. Sin esta estructura orgánica sería impensable
comprender la aplicación de la legislación eclesiástica en Galicia a lo largo de la época
Moderna.
No sabemos con certeza el grado de implantación del Concilio de Trento en Galicia,
pero desde luego no pudo ser antes de 1670, pese al papel director de Santiago. Digamos
que, antes del dicho Concilio, los problemas de la Iglesia en Galicia eran parecidos a los
de otras partes. Hasta época de los RRCC los monasterios y conventos estaban
controlados por la nobleza, que habían sido los fundadores. Cuando llegan los RRCC al
gobierno se encuentran con que era muy evidente que la situación en Galicia era
anormal. Se celebra el Concilio de Sevilla de 1470 para hablar precisamente de esto, y el
papa les da potestad para que hagan lo que vean necesario para obtener los resultados
religiosos. En los conventos y monasterios, por estar controlados por la nobleza, nadie
cumplía con las normas monásticas ni conventuales.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Los RRCC van a tener un gran apoyo en la Orden Benedictina. Estaba muy
enfrentada, una parte quería volver a la regla primitiva, y otra continuar como estaban.
Los RRCC se apoyan en el grupo crítico. La Orden Benedictina manda a un reformador
a Galicia, que pasa verdaderos calvarios, porque la situación en que estaban monasterios
y conventos era muy cómoda para ellos. Las monjas, por ejemplo, estaban armadas para
recibirlo.
La reforma, sin embargo, se produjo. Tenía el apoyo de los obispos –recordemos que
los RRCC se fueron haciendo con el control del nombramiento de todas las diócesis de
la monarquía hispánica, con excepciones–. Los RRCC consiguen de la Santa Sede que
nombre a universitarios bien formados de procedencia hispánica, y siguiendo el principio
de no territorialidad, es decir, no provenientes de la propia diócesis a que iban a ser
nombrados, y a ser posible no del reino en cuestión.
Una vez terminada la saga de los Fonseca, los siguientes fueron premios otorgados
por Carlos V para la gente que le ayudase con las controversias con los protestantes.
Eran arzobispos de gran calidad, pero absentistas, no venían a Santiago. Hasta que se
consiga acabar con el absentismo, Santiago tenía un comportamiento algo efímero. Sin
embargo, gobernaban a través del provisor, que en general era una figura bien elegida.
Entonces, desde el Concilio de Trento hay una reforma de doble carácter: por un lado,
la del clero regular –durísima, pero exitosa–, con una negociación lenta, aunque efectiva
a la larga. La reforma las órdenes monásticas es capital, porque los monjes de verdad
serán monjes, si bien ricos. Por otra parte, las órdenes monásticas desde el punto de vista
religioso no nos importan mucho, porque se pliegan sobre sí mismos, tienen una vida
hacia el interior, y tenían dos meses de vacaciones mínimo. No hacían función de
predicación ni nada de nada. Están en Galicia pero no forman parte de Galicia.
Normalmente están aislados.
La reforma monástica la hubo también en los conventos, donde fue mas suave. Los
franciscanos eran una orden bastante bien organizada, pobre, no demasiado corrupta. Es
a donde solían ir a refugiarse segundones de clases medias y muchos campesinos.
Predicaban en gallego y no se aislaban tanto. En el reinado de Felipe II hubo que hacer
reformas también en los franciscanos, porque había alguna rama ociosa. Por otra parte,
hubo que disolver conventos situados en lugares difíciles de controlar, como en el caso
del de la isla de San Simón. Órdenes como los Alcantarinos lo pasaron mal.
Hubo una reforma de los Observantes, una variante de los franciscanos. Por tanto, en
época de Felipe II la orden franciscana recibe algunas rectificaciones, pero en general
entraban en lo previsible y aceptable.
En el clero secular es donde están las complicaciones, porque son los que suelen
relacionarse con la gente normal. Tenemos que tener en cuenta la enorme presencia
clerical en la Galicia interior, de segundones, capellanes y patrimonistas. Antes del
Concilio de Trento tenemos buenos estudios sobre el clero secular, donde se descubre
un mundo de clérigos con un comportamiento absolutamente ajeno a la vida religiosa. A
través de los sínodos diocesanos, donde se hacen recomendaciones para acabar con los
malos modos de vida, se reflejan problemas como los de la vestimenta, las conductas

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

licenciosas. Su ignorancia también es un problema (más de un 30% eran analfabetos


totales, habían aprendido la liturgia y habían memorizado fórmulas en latín).
La ignorancia era absolutamente grave, y se traducía en una falta total de unos
mínimos de comportamiento religioso. Como solían estar en manos de la nobleza, el
clérigo hacía lo que el noble decía. El segundo gran problema del clero era el
concubinato, esto es, convivir con mujeres y pretender que los hijos habidos con ellas
fuesen también párrocos. Hay varias órdenes de los obispos de Ourense subrayando las
condiciones en las que hay que hacer un matrimonio, dadas las faltas en este sentido
(hijas de canónigos, por ej.) Todos los parroquianos tenían que ser iguales, y por la
herencia del cargo de canónigo o de párroco impedía que esto fuera así.
Hacia 1680 se empieza a ver que el clero en Galicia deja de convivir, aparentemente,
con mujeres. El tercer defecto que se subrayaba era el no comportamiento clerical,
frecuencia del clero, la usura, asistir a fiestas impropias de ellos. Ahí es donde los sínodos
diocesanos pre tridentinos insisten mucho.
La usura es algo donde la Iglesia insiste mucho. El cura podía jugar, hacer lo que
quisiera, tener una novia, hijos… pero si prestaba con interés, era inmediatamente
rechazado. El cuarto problema del clero era el absentismo, esto es, no acudir a las
parroquias donde ejercían, sino quedarse donde vivían, muchas veces en ciudades. En el
siglo XVII, tras el Concilio de Trento, el absentismo fue más duramente combatido y va
disminuyendo. Hasta entonces era grave.
Por tanto, digamos que el esfuerzo que se hace antes del Concilio de Trento es uno
por parte de los obispos, teniendo en cuenta que Roma no está haciendo nada, es una
reforma hispánica que permite que no haya un problema protestante importante en la
Península. Los obispos se reúnen constantemente con sus párrocos en sínodos donde
leemos recomendaciones y normas que luego defenderá Trento.
Curiosamente, en Santiago no había muchos sínodos, pero porque era la diócesis
donde había una normativa ya medieval mejor. A partir del Concilio de Trento apenas
habrá sínodos. Terminado el Concilio de Trento se celebrará el Concilio Provincial de
la Diócesis de Santiago en Salamanca, donde se reunieron los obispos para hacer acta de
aceptación de Trento. En Salamanca porque, recordemos, estaban los obispos de la
archidiócesis de Santiago, que llegaba hasta Badajoz.
En los años 80 del siglo XVII hay una nueva generación de obispos, que dentro de lo
que es el reinado de Carlos II, es aquella en la que caló la decisión de que la elección de
obispos era más importante que nunca. Se escogieron a obispos muy radicales, de mano
de Mariana de Austria y el padre Nithard, extranjero. El arzobispo don Andrés Girón,
de esta generación, inició toda una serie de pleitos y una cruzada contra las malas
conductas en sus dominios, y al final tuvo que negociar, porque despertó fuertes
reacciones por su radicalidad. Sin embargo, la selección fue mucho más cuidada desde
entonces, sometida a concurso, con preguntas y respuestas. No todos los eclesiásticos
tuvieron todos los permisos para cumplir todas las actividades eclesiásticas. Se
conservan las actas de licencia o de no licencia para predicar o confesar, bajo condiciones
de moralidad intachable, etc.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

En el siglo XVIII ya todo está bastante normalizado, aunque va a haber un cambio


sustancial desde el Concordato de 1753, cuando Roma pierde muchísimas capacidades
en la monarquía hispánica, prácticamente todas, y los reyes pasaron a ser muy exigentes.
No solo los obispos, sino también los cabildos catedralicios, serán nombrados por el
monarca. Pasamos al clero funcionario, designado por la monarquía. Desde entonces
tenemos una modificación de comportamientos, y el clero va a ser más gallego que antes.
Gil Taboada, Rajoy, Malvar… la tradición de que no fueran gallegos se va a ir
rompiendo.
Tiene este clero, con respecto al anterior, una función mucho más social que religiosa.
Los cabildos igual. Si el problema de la diócesis es la pobreza, ellos construirán
hospitales, hospicios, escuelas… financiarían becas en las universidades, el ejército o la
marina. Un tipo de clero ilustrado en que la faceta religiosa queda oscurecida por la social
y política. Sobre todo, la dignificación de la condición clerical. Las órdenes religiosas,
tras el Concilio de Trento, prácticamente no van a recibir modificaciones.
Se van a fundar órdenes conventuales nuevas, como la Concepcionista, o se van a
reformar otras, como la de los carmelitas. Galicia queda, más bien, fuera el movimiento
fundacional conventual post tridentino. Primero, porque para mantener un convento
hace falta excedente rentista. Por ejemplo, la proliferación de los conventos carmelitas
en otros lugares fue a partir de donaciones gigantescas de clases altas, que aquí no pudo
ser. Las órdenes femeninas eran precisamente las que peor estaban. Se escapa de esas
condiciones la Compañía de María, porque es una orden innovadora, francesa, que funda
escuelas, esto es, tenía una finalidad social, y su capacidad de autofinanciación.
Tenemos que pensar que en Galicia, con todos los problemas que tenía la Iglesia, era
de ella de quien dependía la educación. También los hospitales, y así fue hasta finales de
Época Moderna. La Universidad de Santiago la funda un arzobispo. En el fondo es un
seminario.
Lo único que no crearon los arzobispos son seminarios. En cada diócesis tenía que
haber un seminario, pero en Galicia no los hay. La universidad de Santiago, cada año
sacaba teólogos y canonistas suficientes como para necesitar un seminario. Solamente
desde este punto de vista habrá una serie de centros educativos un tanto particulares: el
seminario de confesores, acólitos y niños de coro, para formar una élite destinada al
control de la confesión. La confesión es un sacramento complicado, y es que hay
múltiples denunciar por solicitación de confesores hacia jóvenes. Podía ser solicitación
sexual, socio económica… incluso exigiendo el pago por perdonar un pecado que ellos
no podían. Antes de eso, en el siglo XVII se había fundado un Colegio de ejercitantes, un
reformatorio de clérigos, controlado por jesuitas.
Hay que hacer una breve mención a la Inquisición en Galicia, hay un libro de Jaime
Contreras y Contreras, La Inquisición en Galicia, que está muy bien, pero desactualizado.
Se tardó mucho en estudiarla, porque su documentación se quemó a principios del siglo
XIX por el cura de Bastabales, quemando documentación criminal para borrar la
memoria de los crímenes. Sin embargo, cada año la Inquisición enviaba a Madrid

67
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

informes, por lo que podemos saber al respecto. El edificio de la Inquisición, derruido,


estaba donde el actual Hotel Compostela, en Plaza de Galicia.
Los problemas que eran de jurisdicción de la Inquisición aquí casi no los hay. En
realidad, se hacía cargo de los judíos, luego de los musulmanes y tardíamente se le
adjudican los delitos heréticos. A finales de los años 50 Felipe II intenta que se cree un
tribunal en Galicia, por el susto que habían supuesto los conventículos en Valladolid y
en Sevilla. Hay sospechas de que en algún barco de Flandes llegaban libros protestantes,
aunque infundadas. Desde el momento en que se intentó hasta que se instauró, tardó
mucho, y va a ser obra de Don Francisco Blanco. Es un legado complicado, donde va a
colocar muchos de sus parientes.
Hasta entonces no consigue instaurarse en Galicia porque rivalizaba con el arzobispo
de Santiago y, sobre todo, porque había que financiarla, enviando una parte de los
ingresos desde cada uno de los cabildos catedralicios. Luego, el rechazo de las propias
autoridades civiles, que no querían para nada una red de espías inquisitoriales. Los
delatores, los familiares. Que luego actuasen o no como verdaderos delatores, Jaime
Contreras lo pone muy en duda. La red de familiares es más densa en la frontera con
Portugal, las mayores ciudades y en los núcleos portuarios. Si un familiar delataba a
alguien, inmediatamente lo sabría todo el mundo, y seguramente la venganza sería
inmediata. Entonces, el tribunal va a tener una actividad bastante potente hasta 1620, y
luego va a decaer hasta tener una actividad mínima.
Los judaizantes suelen ser portugueses que atraviesan la frontera, y representan el
20,5% de los casos tratados por la Inquisición que tengamos documentados. Entre 1567
y 1700 Galicia procesó a 1203 reos, de ellos 1049 fueron entre 1562 y 1599, y en todo el
siglo XVII, 1154. La mayoría son delitos culturales: proposiciones teológicas en
Santiago, llegadas de libros, algún caso muy aislado de brujería… Las proposiciones
heréticas incluyen la blasfemia. En un momento determinado la Inquisición Suprema
escribe a la de Santiago para recomendarle que no penalice estas actitudes por ser
generalizadas.
Casos de bigamia masculina también. Bigamia femenina hay dos casos. Es un
producto de la migración. La Inquisición tenía muy poca capacidad de incidir en esos
delitos. Los delitos anti inquisición volvían a ser algo de tipo tabernario, y muchas veces
estudiantes. Brujería, más bien poca, 6,4%, y sería más bien una transformación de la
segunda mitad del siglo XIX. Hay que tener muy en cuenta la brujería masculina.
Hay los casos de los años 19 y 20 del siglo XVII, que coincide con la persecución
generalizada de la brujería en Europa. Lo más importante en Galicia es lo de las brujas
de Laxe, zonas portuarias, semiurbanas o urbanas, y empiezan siempre de la misma
manera: hay un problema dentro de la comunidad, la justicia civil intenta juzgar a esas
brujas, y la Inquisición las traslada a Santiago para salvarlas. María Soliña igual.
Digamos que son casos puntuales y que proceden, como muchísimos de la Inquisición,
de sistemas de venganzas entre las oligarquías urbanas que la usan como arma.
Lo que Galicia va a tener es una religiosidad que se organiza por parte de la Iglesia
de forma muy clara a partir del Concilio de Trento, para tratar de regularizar lo que hay.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Tratar de encauzar los síntomas y los signos de religiosidad popular para regularizarlos,
y para que fueran controlados por el clero.
Regularizar todo lo que se refiere a práctica cotidiana de religiosa. El calendario
litúrgico, el toque de campanas, el horario… marcando claramente los usos de cada
período. Todo lo que se refiere al mundo de la fiesta religiosa y del culto a los santos,
que en Galicia es fundamental, tiene que encauzarse a través del obligatorio y voluntario
asociacionismo religioso: las cofradías. Varios obispos van a marcar que en todas las
parroquias tiene que existir la cofradía del Santísimo. En otras fue abriéndose
paulatinamente la de las almas del Purgatorio, un culto muy arraigado. Hay una tercera
cofradía, que es la del Rosario. A partir de ahí cada parroquia va a tener las que quiera.
¿Qué tipo de santos? fundamentalmente terapéuticos.
Por un lado, las cofradías de la Virgen, y por otro, los santos terapéuticos. San
Sebastían, San Roque… la peste, vaya. Los santos de la ganadería y las labores agrícolas,
los que ayudan en los partos, etc. El sacramento está exagerado porque era obligatorio.
Como mínimo, unas cinco cofradías por parroquia. Todas las cofradías tenían un fuerte
componente funerario –beneficios de pertenecer a una–, y también la fiesta anual.
En el mundo rural, somos testigos de la proliferación de ermitas, donde hay un culto
de pequeño circuito y donde se hace una romería –peregrinaciones cortas–. Otra cosa
importantísima es la renovación de las misiones populares, como las de los jesuitas. En
el caso de Galicia, que son las indias de estas partes, de esas misiones se van a encargar,
por un lado, las jesuitas. La misión es una campaña de predicación que dura 3, 6, o 9 días,
que consiste en la predicación sistemática por sectores de la población, además de esto
se hacían confesiones masivas, un acto general de profesión y un acto final muy
espectacular, una feria donde se vendían objetos litúrgicos y demás, así como personas
que fingían una conversión. Actos de exaltación religiosa.
Como jesuitas en Galicia había pocos, las grandes misiones en Galicia las hicieron los
capuchinos y los franciscanos. El sistema de los franciscanos funcionaba muy bien. En
torno al convento había una zona donde ellos se aplicaban a fondo. Son misiones mucho
menos espectaculares las de los franciscanos respecto de los jesuitas, pero mandaban
buenos predicadores. Luego, la predicación constante de que fueron especialistas los
franciscanos.
Luego, la otra gran acción reformadora de la Iglesia. La participación de la gente en
su propia salvación, para ir al purgatorio o al cielo, pero nunca al infierno. Una fundación
es que una persona, en su testamento, deja un dinero o parte de su herencia para que,
bien con los intereses de su dinero o con las rentas de su herencia, cada año se le
celebrasen cierto número de misas. En el siglo XVII es algo que tiene una incidencia
creciente, pero que en el XVIII observamos el proceso contrario. Las misas de fundación
van a ser sustituidas por misas de una sola vez. Es decir, en lugar de misas perpetuas, un
cierto número de misas, que significaban indulgencias y, por tanto, un punto a favor de
la salvación.
El sistema de propiedad en Galicia significa que la herencia se parte, y si la partimos
entre 4, tenemos 4 encargados de hacer las misas, y luego sus hijos, nietos, bisnietos y

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

tátara nietos. Aunque la tierra tenga por compromiso la realización de una misa, al final
esta no se realiza, después de pasado tanto tiempo.
Se creó un problema con las misas de una sola vez, porque se ordenaban del orden de
miles, eran incumplibles. En ocasiones ocurrió con los arzobispos, así que se empezaron
a contar misas, con permiso de Roma, por más de una misa cada una. La gente busca otra
fórmula, porque entonces su pago no se corresponde con las misas que se van a decir.
Por ejemplo, el número de sacerdotes asistentes. En lugar de 3, 20. En una generación,
podía suceder que en el campesinado medio solamente todo lo relacionado con los
funerales supusiera el 25% de la herencia.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

ANEXO 1: 20 de marzo de 2018


LOS INSTRUMENTOS DE CIRCULACIÓN MONETARIA Y EL
COMERCIO EN LA GALICIA MODERNA
-
Francisco Cebreiro Ares

El jueves veremos las cuestiones más relacionadas con el tema gallego, en la clase
práctica, relativas al comercio y al cambio.

Bibliografía básica

- F. Braudel, Civilización material y capitalismo. Siglos XV-XVIII. Las estructuras de lo


cotidiano (1). Cap 7, la moneda.

Ideas generales que tenía la historiografía: el modelo clásico (1850-1930)

Se entendían varios modelos. Uno de economía arcaica, eclesiástica y rural, que


tendría por instrumentos los censos y rentas y como prácticas arcaicas el excedente
feudal. Frente a este bloque antiguo, inmovilista, el moderno y capitalista, del mundo de
las ciudades y el comercio.
Veían también un modelo de áreas y la perniciosa conjunción (de 1930 en
adelante)
Los investigadores consideraban que los mercaderes anduviesen en cuestiones
eclesiásticas o que la banca se inmiscuya en el comercio era algo negativo. Había varias
esferas, y si había conexión entre ellas era algo negativo, cuando lo cierto es que es
positivo.

Formas de circulación monetaria


Antes que la moneda serían los propios metales. Hasta mediados del siglo XVIII la
circulación legal de plata en los mercados de América y demás era muy habitual. Después
pasaría a hacerse moneda. Fuera de los instrumentos físicos teníamos la compensación
por libros, formas simples de inercambio como cédulas, vales, obligaciones, etc, y eel
tercer nivel las libranzas y letras de cambio.
Un ejemplo de un crédito del hospital real del siglo XVII: hay una moneda real, una
moneda de cuenta de plata y la moneda en vellón. Reales de a ocho, de vellón… porque la
cantidad de plata o de oro que contiene una moneda es variable, y ello varía su valor, así
como el valor que le conceda el rey, fiduciario, que es otra cosa.

Monedas de cuenta
Una moneda fiduciaria es una moneda que no tiene valor material en sí misma, y que
en la época se llamada moneda imaginaria. Es una forma de contar. El real de vellón es la
unidad de cuenta oficial de la corona hispánica y su imperio. El maravedí de vellón existió

71
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

muy poco. 1 ducado>11reales>34maravedís. Hay un sistema oficial de cuenta, pero hay


sistemas prácticos de cuenta, no oficiales, pero que los comerciantes y la fiscalidad van a
emplear. El sistema fiscal hace una cuenta. La monarquía en sus cuentas no usa ni el real
ni el ducado. Esto es porque como las cantidades son tan grandes las cuentas no dan
justas (no hay decimales). No puede haber “3,4 ducados”. Entonces, en la fiscalidad no
van a usarse los múltiplos (ducados y reales), sino los maravedíes.
Lo que les puede pasar a los comerciantes que vayan con estas unidades de cueenta es
que estas cuentas les queden pequeñas. Ellos van a contar en pesos. El peso es el nombre
común del real de a ocho. Es una unidad que no existe en la ley. Tenemos otro problema:
tenemos el real de a ocho, de plata, y el real de cuenta. Tenemos que saber si nos están
hablando de pesos efectivos o de cuenta. Generalmente no lo vamos a saber. Si el peso
es “de 128 quartos” es de cuenta irremediablemente.
Como la monarquía necesitaba de la plata tanto para su exportación como para la
circulación interior y los pagos, crea dos sistemas, uno provincial y otro colonial, con
finalidades y funcionamiento algo diferentes.
Luego está el sistema de cuenta financiero. El de las letras de cambio, porque son
transferencias entre sistemas diferentes (por ejemplo, el español y el francés) y hay que
equiparar los contenidos en plata y oro de ambas monedas utilizadas. Entonces se va a
recurrir a monedas viejas y fuertes en metal, de alto valor.

El ciclo de la plata hispánica

Las minas de plata las explotan mineros, los mineros necesitan capital para trabajar
la mina, se los darán prestamistas aviadores, que además de darles una cantidad
comprometen con los mineros la plata que sacan los mineros, esto es, se quedan con
parte de la producción. A cambio les proporcionan mercurio, burras, etc. Entonces, el
comerciante tiene dos opciones: sacar esa plata en barco directamente o convertirla en
moneda. Si se convierte en moneda tiene que pasarla por la ceca, y entonces tendrá que
pagar un impuesto, por lo que la monarquía estará interesada en que se transforme en
moneda, no que se traslade la plata directamente.
Cuando la flota no salía había un gran problema en Sevilla y Madrid, porque igual
que la plata en la mina ya estaba comprometida con los banqueros, lo que traían los
barcos ya estaba comprometido con prestamistas europeos… si no llega el barco no se
puede pagar. Entonces, otra vez en la flota ya está comprometida toda la plata, y cuando
llega a Cádiz circula hacia Europa directamente o va hacia orienta, a Filipinas, a pagar
la cerámica china y esas cuestiones.

LOS SISTEMAS DE CRÉDITO

Además de moneda, las formas de crédito pueden ser el DEPÓSITO, dejar una
cantidad a una persona para que la guarde (puede ser que esa persona lo guarde sin

72
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

cobrar; que haya que pagarle para que guarde esa cantidad o que esa persona me pague
por utilizar mi dinero, en cuyo caso lo que sería es un préstamo, un sistema de crédito
cuando el acreedor recibe un pago, pequeño); el CRÉDITO NOTARIAL (censo
consignativo5, una forma de crédito notarial, un préstamo que se entrega una cantidad
de dinero, y se paga todos los años un porcentaje, y tiene como garantía un bien físico);
la OBLIGACIÓN y las VENTAS DE RENTA, una persona da a un campesino cierta
cantidad en dinero y el campesino le paga a cambio en especie, en cereal, hasta que acade
la devolución. Por ley el censo tiene que ser cancelado si el deudor trae la cantidad. Con
la venta de renta no, tiene que llegar a un acuerdo con el acreedor para cancelar.
Después, VALES, PAGARÉS Y LETRAS DE CAMBIO.
- Papel simple o vale: se escribe en un papel una cantidad adeudada en el momento.
- Pagaré: reconoce una obligación de pago futura
- Letra de cambio: tenemos dos comerciantes, uno en Cádiz y otro en México. Se
venden y se compran productos mutuamente. Se envían productos. Estos dos
tienen dos opciones: que en cada flota de ida o de venida la diferencia del valor de
los precios entre lo que compra uno y le vende el otro vaya en el propio barco en
moneda, o tendría otra opción, llevar libros de cuentas de lo que se compra y se
vende y que la diferencia de precio no se pague, se vaya anotando, y que después
de tres o cuatro años se pague todo de golpe. Cuando se acaba la relación
comercial o se decide, uno, en vez de enviarle todo el dinero al otro, le envía una
letra de cambio, de manera que los dos socios comerciales dicen a un tercero, que
está en el sitio del otro, que pague por cada uno.
Los VALES REALES son títulos de deuda pública que pagan uno intereses del 3%.
Hay quien opina que son billetes, pero muchos otros opinan que no porque son
transferibles y generan interés, cosa que no hacen los billetes. Los billetes no generan
riqueza por sí mismos. Hasta 1799/1800 no hay nada parecido a un billete.

LOS CARACTERES ORIGINALES DEL COMERCIO GALLEGO

Del comercio sabemos mucho menos que de otros aspectos.


- DUBERT, I. “El mar y el comercio” en Historia de la Galicia Moderna
- El comercio en la España del Antiguo Régimen, número monográfico de la revista
Obradoiro de Historia Moderna, nº17, 2008
- ALONSO ÁLVAREZ, L. Comercio colonial y crisis del Antiguo Régimen…

La idea general es que en Galicia el comercio no fue muy importante. Sabemos que
casi el 95% de la población se dedicaba a la agricultura. Eso ya nos dice el margen que
tiene el comercio. Lo segundo que sabemos es su geografía física, su orografía. El
siguiente problema es el mal estado de los caminos y la falta de infraestructuras. En
Galicia había muchos caminos, pero no de carro. Si en trescientos años no se hicieron
caminos en Galicia sería porque las tres cosas que más se exportaban de Galicia no
necesitaban carros: dinero, personas y vacas. Ninguno de los tres necesita carros.

5 No confundir con el censo en Castilla

73
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Después, la fragmentación jurisdiccional, que conlleva el pago de derechos feudales.


También falta de uniformidad y calidad en los productos.
En cuanto a la geografía, la orografía es un problema, pero tenemos costa. La costa
conlleva dificultad para controlar todo el entramado comercial por la multiplicidad de
puertos y dificultad de concentración de capital también.

La posición institucional de la Corona

La actitud de la monarquía fue la del monopolio comercial. Esto es así porque de tal
manera es más fácil de controlar. Es una forma de abaratar el coste de mantenimiento
del Imperio. El camino más corto para volver de América es Galicia, por la corriente del
golfo. Los reyes desde época medieval van a apoyar a A Coruña y Baiona, puertos de
realengo. Iba a existir una Casa de la Contratación de Coruña. Pero Carlos V dio como lote
las molucas a Portugal. Después dio permiso para que los barcos saliesen de cualquier
puerto de realengo, pero tienen que volver todos por Sevilla, lo cual no funciona, no
propicia la mayor actividad de esos puertos.
Ahora, ¿qué es lo que pasa con Galicia durante la Unión Ibérica (1580-1640)? Durante
el siglo XVII la situación bélica y otros acontecimientos harán que la monarquía vea
cada vez con mejor ojo que las flotas se refugien en Galicia. En 1702 es la Batalla de
Rande, en Vigo. Entonces, la alianza con Francia es importante para Galicia porque
Galicia está mucho más cerca de Francia que Sevilla. Luego, la Compañía de Campeche
(1722-1734), que monopolizaba el colorante obtenido allí, y que causaba enfrentamientos
con los ingleses. El privilegio del Palo de Campeche no funcionará. Luego está la
Compañía de Correos Marítimos de 1764. El correo lo traían comerciantes, por tanto saldrá
cuando salgan los buques comerciales, no se separan ambas cosas. Y eso enlentece. Se
creará, pues, el Correo Marítimo en este año, una empresa con personal real que bota
sus propios barcos para hacer la ruta de La Habana y la de Buenos Aires. En los años
1770-1775 no funcionará el Monopolio del Mar del Sur. Esto es porque se promulga la
ley de libre comercio.
Rasgos principales del comercio en Galicia

1. Importancia estructural de la pesca, del vino, de las rentas agrarias y señorial,


ganado mayor y después la madera. La madera es un gran producto de
exportación de Galicia desde el siglo XVI y XVII, aunque esto no tiene una gran
capacidad.
2. Protoindustrias del lienzo y el cuero.
3. Hay una difícil situación tanto del comercio internacional como del interior.

El vino es el único producto con una calidad y demanda exterior suficiente como para
comercializarlo. Tanto en las élites gallegas como en los comerciantes europeos de
Baiona o Coruña. De la zona del Ribeiro, el Barco de Valdeorras, etc. El problema va a
ser la salida hacia los puertos, puesto que se concentra en zonas del interior. El Miño a
determinada altura no es navegable, y además está lleno de derechos señoriales. Entre

74
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

un 10 y un 30% del coste del vino de Ourense en Santiago era solo en transporte. Este
sobrecoste hará que quede reducido a ser un producto de la élite.
Otro producto importante será la sal, pero Galicia consume mucha más de la que se
puede producir. De manera que la importa. Esto es porque sala pescado y porque las
personas consumen mucho. Sobre todo en las villas, como consumo en general, y como
producto industrial.

Situación del comercio interior

Depende de los arrieros, que transportan productos de la costa al interior, a las


submesetas, a Madrid… Especialmente destacables son los maragatos. Llevan el dinero
de las rentas feudales, las sardinas, los textiles… en un viaje solucionan la mayor parte
del comercio interior. Lienzos sufren en la segunda mitad del XVIII un proceso de
sustitución, porque la importación del lino báltico de Riga es más barato y más fácil de
obtener para los campesinos. Un único comerciante de lino tenía una clientela muy
grande, de manera que el comercio interior estaba bastante desarrollado. Si bien el
comercio había sido menor en un sector en una zona de Galicia, los cambios de mediados
del siglo XVIII harán que progresivamente adquiera mayor importancia social, dados
los costes y las importaciones. El campesino multifuncional, sin darse cuenta, va
entrando en el mundo internacional. Un cambio acaecido en el precio del lino en
Ámsterdam afecta a un campesino de Padrón. Eso es el capitalismo, en definitiva.

El comercio marítimo

En el siglo XVI tenemos Coruña y Baiona, porque son los puertos de realengo
privilegiados. Baiona es el único, prácticamente, en que hay Naos y Galeones. Esto es
porque Baiona negocia un tratado de comercio informal con los comerciantes de
Londres, porque hay una ley en Castilla que no permite a los comerciantes llevar la
ganancia de lo que venden. Son los que garantizan que el dinero que obtengan de
beneficio los ingleses se quedarán en la Corona de Castilla. En el siglo XVI hay
enfrentamientos entre Castilla e Inglaterra. Si el único socio comercial de Galicia son los
ingleses y entramos en guerra con Inglaterra hay un problema. Entonces están los
portugueses, que harán el gran comercio Londres-Galicia-Lisboa-Andalucía, conectarán
los puertos menores de madera, sal…
Del comercio en el siglo XVII apenas sabemos nada.
En el siglo XVIII lo importante van a ser los Correos Marítimos de A Coruña, 1764-
1802. Tenemos a mediados del siglo XVIII la Guerra de Asiento con Inglaterra, y llegan
muchos galeones a Galicia. La idea es que la corona tome el monopolio de los correos,
cree una flota pequeña en Coruña, y en el espacio de la carga no ocupada por cartas puede
llevar algunas mercancías, plata, oro… Entonces, lo que llevarán los correos en la ida,
será gente, lienzos, productos agrícolas… y traerán de vuelta básicamente metales
preciosos y cuero. La industria de los cueros de Santiago y Ourense y demás va a empezar
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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

a importar cueros de Montevideo, y los cueros serán trabajados para hacer zapatos y
productos de cuero. Ahora bien, en 1778 decretos de libre comercio. Entre 1764 y 1778
Coruña tuvo un quasi monopolio, una puerta pequeña pero legal para comercial
privilegiadamente con La Habana y Río de la Plata. Cuando se pueda comerciar
libremente los puertos que van a ganar serán los que tengan más barcos.

LAS ESFERAS DEL INTERCAMBIO

Cuando en una deuda hay moneda, le llamamos crédito. La moneda forma parte en
época moderna de las mercancías, y a su vez el crédito también lo es.

Compensación en los libros

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

ANEXO 2: 3 de abril de 2018


Las características socioeconómicas de los sectores privilegiados

Los caracteres socioeconómicos de los núcleos urbanos


La insisitencia en el carácter rural de la Galicia del Antiguo Régimen no implica hacer
un alto la contemplación de las ciudades. Aunque son pequeñas, escasamente dinámicas,
con presencia de amplios sectores de población dedicados al agro, eran residencia fija o
temporal de élites sociales, nobles titulados, eclesiásticos, militares, emrcaderes, etc. El
espacio urbano atraía a las élites, y con ellas a sus rentas y sueldos, y generaban una
oferta más o menos estable de servicio doméstico y mano de obra. Y una demanda de los
más diversos productos de lujo.
En contrapartida este tipo de vida urbana traía consigo una multitud de pobres que
constituyeron una grave preocupación para las autoridades municipales. Agrupaba a un
sinfín de inválidos, enfermos, viúdas, huérfanos, etc, que sobrevivían gracias a la
beneficencia y las ayudas. Por ejemplo la sopa boba repartida en los monasterios. La
pobreza coyuntural aumentaba con la llegada de campesinos hambrientos o el aumento
de pobres locales. Se adoptaban medidas extraordinarias desde la Real Audiencia y las
autoridades municipales. Evitaron revueltas y motines de hambre, muy infrecuentes en
Galicia, al contrario que en otras zonas de la Corona de Castilla. Se distribuían alimentos
entre los afectados y se les daba atención hospitalaria.
Por otra parte, una verdadera hambre asistencial desde finales del siglo XV y en el
XVI hizo que se creasen instituciones asistenciales como el Hostal de los Reyes
Católicos, convertido en hospital; asimismo el de San Roque para sifilíticos, en 1577. Los
centros no fueron debidamente mantenidos en el siglo XVII, tanto por problemas de
ingreso como por descuido de sus administradores, de modo que gran parte de las
fundaciones antiguas languideció y no fue hasta el siglo XVIII…
Los núcleos urbanos aparecen sobre todo como centros consumidores y
redistribuidores de mercancías. El artesanado estaba regulado rígidamente por los
gremios, afectado por la carencia de instrumental básico e inversión, y por las
desigualdades internas, bien dentro de las propias actividades, bien entre unas y otras,
como se ve en Santiago, donde suelen dedicarse una minoría a las producciones
suntuarias. En el caso compostelano, en el siglo XVII aparece como una ciudad
eclesiástica pero también como una activa ciudad comercial al lado de una élite
económica compuesta de mercaderes en relación con la hidalguía. En el siglo XVIII los
mercaderes son desplazados en Santiago por la hidalguía, agentes de pluma, letrados,
etc. Ciudades como Betanzos, Tui, Mondoñedo o Lugo fueron también dominados por
la hidalguía.
Finalmente se hace cada vez más hincapié en la existencia en Santiago de una
burguesía consolidada, dotada de cierto dinamismo empresarial, aquejada del
comportamiento inmovilístico de la burguesía del siglo XVIII. Los núcleos costeros
sufrieron un crecimiento económico notable. Desde 1752, catastro de la Ensenada, los

77
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

núcleos costeros tenían menos vecinos que en el siglo XVI, transformados en ciudades
artesanales, poco activas, en contrate con lo anterior.
En la segunda mitad del siglo XVIII A Coruña conoce el comercio con América. Tenía
ciertas peculiaridades, constituía la sede de lgobernador, de la Real Audiencia, pronto de
la intendencia, el ser un núcleo militar estratégico y su naturaleza portuaria. Los datos
catatrales no dan todavía la imagen de una ciudad comercial, marcada por la
administración y la milicia. En 1778 ya había importantes comerciantes, atraídos por las
importaciones de cuero, de la plata, riojanos y leoneses atraídos por los aguardientes
catalanes. Además de los extranjeros, unos y oros cubrieron la falta de una burguesía
mercantil autóctona.

Nobleza e hidalguía
Su patrimonio arquitectónico e iniciativas artísticas es suficiente para entender que
su iniciativa fue muy amplia, aunque no siempre datable ni identificable, lo cual es una
dificultad añadida. Eso deriva de la dificultad previa de identificar a este sector, por la
frecuencia de la doble residencia y su tendencia a acercarse a los centros de poder De
aceptar las cifras del Catastro, a finales del siglo XVIII la nobleza e hidalguía gallegas
eran poco más del 3%, lo cual sería una cifra muy baja, sobre todo comparada con otras
zonas como Asturias. Estaba desigualmente repartida: en Lugo era el 8%, y en Santiago
y Tui era el 2%. A través de las levas militares se comprueba también que el mayor
número de nobles se hallaba en la Galicia interior, y descendiendo de este a oeste, con
una frontera en el río Sil. La idea es que los dos modelos, Galicia costera e interior, aquí
los tenemos también.
Lo habitual es que en las ciudades y municipios de la costa eran menos del 1 o 2% del
vecindario, pero en la zona lucense llegamos a tener hasta el 30%. En el catastro de 1752,
mientras que el vecindario de ciudades y villas supone en Galicia menos del 6% del total
de población, albergan casi el 20% de los hidalgos, con lo que queda constatada su
preferencia urbana. En Lugo, por ejemplo, eran el 15%, en Coruña el 18,6% y en Ourense
el 22,5%. En las villas del interior (Monforte, Verín y Monterrei) se superan esos
porcentajes. En Galicia la alta nobleza tuvo un papel limitado, y por el contrario la
hidalguía fue, junto con la Iglesia, el otro grupo dominante. Ambas afirmaciones se basan
en datos dispersos y difíciles de integrar. Sin embargo, el señorío secular tiende a ser
mayor que el eclesiástico, con excepciones como Santiago y su señorío episcopal.
Un carácter eminentemente rural, de manera que ninguna ciudad estaba sometida a
un señor laico. Los 160.000 vecinos vasallos en 1760 bajo señorío secular en Galicia
pertenecían, el 83% a nobleza titulada, y el 17% a hidalguía no titulada. La nobleza
titulada se distribuía en 46 casas nobles, aunque algunas estaban formadas por
aristocracia de origen castellano. De las 36 casas nobles tenemos 14 de aristocracia
antigua (conde de Lemos, Altamira, Amarante, Monterrei, Maceda, Santa Cruz, San
Sadurniño…), más señores de vasallos, mientras que la más reciente tiende a tener
menos vasallos y basarse más en la renta. Apenas tenían relevancia desde el punto de

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

vista del señorío, forman parte de una nobleza no anterior al siglo XVII, asentada en la
propiedad de la tierra y no en el poder jurisdiccional, y una nobleza adquirida más en los
servicios pecuniarios a la corona que en los militares. Sobre todo en el XVII. El régimen
señorial gallego se caracteriza por su bajo poder económico y porque basa sus ingresos
fundamentalmente en las rentas.
Debe tenerse en cuenta que otro de los datos generales, el referido a la percepción del
diezmo, reduce la participación de la nobleza titulada al 5% del total diezmal. Solo 7
titulados recibían la mayoría del diezmo, más del 80%. La mayoría de los títulos tenían
pocas y dispersas participaciones. Los grandes participadores eran también señores de
vasallos. Son los que más curatos presentan para proponerlos a oficios eclesiales. Solo el
3,8% del diezmo es participado por la hidalguía, al menos es lo que nos dice el Catastro
de la Ensenada. No era tampoco para estos una fuente importante de ingresos.
En otros aspectos hay excepciones, como la propiedad de la tierra. La hidalguía se
constituyó en los siglos XVI y XVII, cuando abundan los mayorazgos, tomando, por
ejemplo, la provincia de Mondoñedo a mediados del XVIII, bien conocida. Se puede
afirmar que ahí, a pesar de ser solo el 3% de la población, tenía el 41,6% de la porpiedad
de la tierra. El sector hidalgo tenía propia explotación directa de la tierra, más indirecto.
Era la hidalguía rural la que ocupaba la cabeza política de la provincia, ocupando sus
hijos los mejores curatos y los puestos eclesiásticos, a falta de una alta nobleza.
Finalmente, tomando Santiago por ejemplo, podemos decir que aquí tenían su casa
nobles de alto rango como Altamira, Montesacro, etc, que no vivían en ellas, sino en
Madrid. Cuando lo hacían vivían rodeados de un alto servicio doméstico (12-14 servicios
de media), caballeros, etc, pero cuya base económica se situaba en el rural, en el campo,
donde tenían su otra residencia, principalmente en las comarcas vitícolas. La hidalguía
tenía en la ciudad unos cuantos oficios administrativos, eclesiásticos y otros de
relevancia.
(ejemplo) A finales del siglo XV aparecen como foreros directos de los monasterios
compostelanos, como acostumbra a hacer la hidalguía, como intermediaria con las rentas
de los monasterios y sus arrendatarios. Una amplia estrategia que los puso en contacto
con la gente d ela administración y otras casas hidalgas. Muchas tierras contribuyeron
a agrandar sus bienes (donaciones, clérigos sin testamento, etc…). Los solteros acababan
también incorporando su herencia al mayorazgo familiar. En todo momento su actitud
social estuvo regida por la búsqueda de influencia comarcal.

Clero: trayectorias episcopales


En el caso del clero podemos hablar de que las trayectorias episcopales no tienen
mayor duración de los periodos de gobierno, casi todos son cortos en todas las diócesis.
Hassta finales del siglo XVII no hubo una prolongación de los mandatos. La
estabilización es más propia del XVIII, en el XVII el nombramiento de obispos de Galicia
es abundante: 14 con Felipe III, pero 43 con Felipe IV y 23 con Carlos II. Los borbones
nombran menos: Felipe V, 18, Fernando VI, 5, Carlos III, 14 y Carlos IV, 5. Desde

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Trento y la llegada de los borbones los obispos llegaban a serlo en torno a los 54 años,
y normalmente al primer intento, a la primera propuesta, por su procedencia castellana,
mayormente noble y urbana, después de haber pasado por las principales universidades
de la corona, como Salamanca y Valladolid. Solían estar formados en Teología, Derecho
u ambos. El 47,7% ya tenían algún tipo de beneficio eclesiástico anterior. Alguno tenía
cargos en la Inquisición, el 13,2%, en la docencia universitaria, o bien eran próximos a
la corte –aspecto que luego desaparecerá–, quedando la décima parte restante para
miembros de la administración civil.
Entre 1563 y 1700 la corta duración de las sedes pequeñas se acompañó de
absentismos y sedes vacantes. Se debió a la desaparición de grandes figuras como Alonso
Fonseca, a cambio a un tono más homogéneo, pero no necesariamente más elevado. Solo
el 8% de los obispos de … había sido anteriormente obispo. Una buena parte hizo carrera
posterior y también una buena parte muere en su cargo. Muchos mueren en su cargo, de
manera que el acceso era tardío. De 17 arzobispos de Santiago eran ya obispos,
normalmente de varias diócesis, a su nombramiento. 13 mueren en el cargo, en los otros
casos ascienden a cabildos importantes como Sevilla.
Los sínodos que celebraron los obispos después de Trento se acompañaron de la
implantación de canonicatos oficio en los cabildos en que no existían, realización de
visitas diocesanas, intento de crear seminarios conciliares e implantación de actividades
diocesanas. La aplicación de Trento en Galicia no fue inmediata ni general, y estuvo
supeditada en toda medida a la personalidad de los obispos, tanto a finales del XVI como
hasta los años 30 del XVII. Hay una actividad intensa que decae en tiempos de aquellos
que nombra Felipe IV, sobre todo los que pertenecían a la órbita de Fernando de Austria
y los de la regencia de María de Austria, menos preocupados por su carrera política que
por la administración de sus diócesis.
El rasgo más visible desde 1563 hasta 1700 es la fiebre sinodal, se celebraron hasta
entonces 109 sínodos. Se insiste en los mandatos de los mismos, pero no puede deducirse
del cese de la actividad sinodal posterior no puede deducirse la aplicación de las medidas,
sino que como se trataba de comunicar los mandatos la invención de la imprenta les
quitó cierto sentido (he entendido esto).
Para conocer el verdadero efecto de la implantación tridentina nos faltan estudios
sobre los cabildos y el bajo clero desde Trento hasta finales del siglo XVII. Parece que
algunas canonjías de oficio requerían de cierta cualificación intelectual y por vía de la
influencia familiar y de la oposición. Los cabildos fueron, en fin, un reducto de linajes de
procedencia foránea, se dedicaron a la administración de sus bienes y a enfrentamientos
con otros obispos por cuestiones de honor y procedencia. La redacción de las
constituciones sinodiales permitió dar un estilo acorde con Trento, y así focalizarse más
en el culto.
El clero estaba desigualmente repartido. En Santiago tenemos 158 habitantes por
eclesiástico, y en Ourense tenemos 247 habitantes por eclesiástico, de manera que unos
están más surtidos que otros. Carecemos de cifras hasta el Catastro de la Ensenada para
saber cuándo se produce el cambio en el número de eclesiásticos. Sin embargo nos

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

importa más el aspecto cualitativo. Desde Trento se redujeron los casos de ignorancia,
absentismo, etc, pero no se vieron resultados hasta el siglo XVII. Fueron elementos
retardarios la carencia de seminarios, de orden… de manera que a pesar de la voluntad
de algunos obispos la formación de los bajos niveles del clero siguió pasando por los
clegios de gramática, conventuales, y menos por los jesuitas.
En cuanto a las órdenes religiosas, sus efectivos eran en 1591 comparativamente
escasos y todavía muy vinculados a las órdenes monásticas, lo cual cambia en el XVII
hasta certificarse en el XVIII con predominio de las mendicantes. Las reformas alentadas
por los reyes católicos marcaron el cambio en las comnidades religiosas. En la segunda
mitad del siglo XVI se volvieron a producir algunos vicios antiguos, y hubo que hacer
cambios. Se planteó una renovación en tiempos de Felipe II a raíz de Trento. Se suprimió
la rama de los franciscanos conventuales y se reformaron las demás órdenes, lo que
supuso el reencuentro de los franciscanos tras su vida en el siglo XVI, caracterizada por
el descontrol, las luchas y la desorientación religiosa. La orden quedó saneada y se
condujo hacia la observancia, iniciándose un periodo de apogeo en materia académica y
religiosa, hasta mediados del siglo XVII. La orden creció y propició su protagonismo en
la escena religiosa. Tenía un mayor contacto con las capas populares y tenía su propio
sistema de reclutamiento.
Finalmente, símbolo de las nuevas actitudes adoptadas desde mediados del siglo XVI,
en especial desde final de Trento, se instauró el tribunal de la Inquisición, aunque la
gallega fue tardía y bastante diferente en su funcionamiento del resto de Galicia. La
procedencia de los obispos sigue siendo foránea, pero casi se duplica la de gallegos
respecto del siglo anterior. Su extracción pasa a ser predominantemente rural, pero sigue
siendo nobiliaria, aunque menos que en el siglo XVII, predominando ahora los estratos
medios y populares. Tienen más títulos de doctor y de licenciado, y siguen predominando
la formación teológica y de derecho obtenida en Salamanca, Valladolid y otras
universidades.
Si en el primer grupo no hay cambios significativos, sí en los otros, dada la práctica
desaparición de los componentes de la inquisición y de los predicadores y confesores
reales. Unas estructuras más profesionalizadas. No hay por tanto una transformación
drástica, sino cambios menores que fueron consiguiendo desde mediados del XVIII un
episcopado más formado.
De los 31 obispos nombrados de Felipe V a Carlos IV los que lo consiguen al primer
intento son más importantes, y suelen acceder antes, a los 52 años, y en el caso de Lugo
sobre todo acceden a otras sedes episcopales. La desaparición de la connotación
cortesana que tenía el episcopado tiene que ver con la asunción más de tareas pastorales.
En el XVIII solo se celebran dos sínodos en Santiago y otro en Tui, en 1746. Otros, en
Mondoñedo y Ourense, se frustran por oposición del propio clero. Además de otras
múltiples formas de actuación el sínodo perderá capacidad de transformación, por la
época, en su lugar se harán visitas, cartas pastorales, promoción de estudios, etc, fueron
el cauce más habitual de la expresión de la voluntad de los obispos.

81
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

En líneas generales, los obispos más conscientes de su condición tuvieron que lidiar
con el concordato de 1753. No significó cambios comparables a Trento, se aprecia la
acentuación de la preocupación religiosa, cultural y social y una cada vez más importante
actividad civil. Una actitud más obediente y adaptada a la monarquía, y en ese sentido
tenemos que interpretar sus actividades asistenciales, educativas, etc. Los arzobispos de
Santiago tuvieron más ocasión de destacar debido a la importancia y abundancia de los
propios recursos de que disponían. Fray Antonio Monroi, Bartolomé Rajoy… Fue más
nítido el efecto del concordato entre los cabildos catedralicios. En Santiago los cambios
más significativos afectaron a la procedencia geográfica. Pasarán a tener una procedencia
cada vez más septentrional, de Cantabria y la Rioja. Esta nueva orientación geográfica
no implicó cambios en otro sentido: cuna hidalga, las mayores universidades castellanas
–especialmente los colegios mayores de Salamanca–, y debían sus canonjías a sus
respectivos círculos de influencia. El concordato propició el paso de nombramientos por
linaje a por la corte madrileña.
El concordato incidió en la mayor cualificación intelectual, juzgando esta a partir de
los grados académicos de sus expedientes. Antes del concordato, la primera mitad del
XVIII, solamente un 18% de los promocionados tenía el título de doctor, y después del
concordato se alcanza el 26%, pero no se superó un nivel mediocre respecto a otros
cabildos castellanos. Los compostelanos murieron mayoritariamente como tales sin
haber ascendido a obispados. Cada vez más dispusieron de bibliotecas y más surtidas.
Participaron estos coengos cada vez más en fundación de escuelas y actividades
socioeconómicas del país. Dedicación priritaria a la administración de su patrimonio y
somera atención al culto. A medida que avanza el siglo XVIII, sobre todo después del
concordato, problemas como el absentismo y la conflictividad interna se van moderando.
Mayor solidaridad de grupo y una acentuación de las actividades piadosas y de calidad.
Su influencia en la vida religiosa siguió siendo un tanto marginal. Daban boato a
determinadas ceremonias y lustro al culto cotidiano. La influencia decisiva en la vida
religiosa del XVIII siguió siendo en ámbito parroquial y secular, en menor medida al
regular mendicante. En 1591 había un eclesiástico secular por cada 204 habitantes,
mientras que en 1752 era de 152. Las diferencias entre zonas tendieron a agravarse. La
antigua provincia de Santiago era en 1591 la mejor surtida, la peor Ourense, la diferencia
era del 56%. Ahora, en 1752, Mondoñedo es la que ofrece una mejor relación, y Betanzos
y Coruña la peor, como consecuencia de que el crecimiento del clero secular no fue
uniforme. En todas las provincias salvo Santiago el aumento de eclesiásticos fue mayor
que la población.
En Lugo tenemos un eclesiástico por cada 117 habitantes, situándose en parámetros
bien diferentes del resto de Galicia, seguida por Mondoñedo y Ourense. La antigua
provincia de Lugo, escasamente poblada, tenía la circunstancia de que albergaba el 15%
del vecindario de Galicia. También el 23,3% del clero secular, según cifras del catastro
de la Ensenada.
Las casi 3.500 parroquias gallegas estaban a mediados del XVIII cubiertas por curas
seculares y tenientes, bien directamente por los propios párrocos, bien indirectamente

82
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

por los tenientes. Este hecho no se contradice con la desigual distirbución del bajo clero.
Mientras en el extremo sureste de Galicia, en la antigua provincia de Tui, solo el 5% de
las localidades no tenían ningún eclesiástico, en Mondoñedo, Coruña y Betanzos, entre
un 14-15% y en otras como Lugo y Ourense tenemos 20-25%. Los monasterios
eclesiásticos benedictinos nos indican la desigual distribución social del bajo clero. Las
diferencias zonales son significativas.
Una parte sustancial del bajo clero secular remite a las características
sociodemográficas de las distintas áreas, mayor o menor tamaño de la familia, sistemas
de herencia –más o menos repartición de la herencia– y mayor o menor proporción de
nobles en el vecindario. La mayor concentración de clero secular coincide con la diócesis
de Lugo y la de Ourense, correspondiente a la de Astorga. Las áreas más nutridas del
clero son, por tanto, las interiores, donde la proporción de eclesiásticos resulta en
muchos casos abrumadora. Es comparable tanto en términos relativos como en cifras
absolutas. El caso lucense sobrepasa al resto de Galicia. La provincia de Santiago
disponía de 2.476 eclesiásticos seculares, excluyendo cabildos y colegiatas, un clérigo
por cada 50 vecinos, mientras que Lugo tenía 1935, es decir, 1 por cada 37. Este
desarreglo que se había producido a lo largo del XVII y durante la primera mitad del
XVIII revela que la concentración del clero se produce en zonas de predominio de la
familia troncal con mejora en un solo hijo. En la zona costera, en contraste, el patrimonio
se transmitía de forma más igualitaria.
Esto nos habla de las pocas posibilidades de acceso al patrimonio familiar para los
segundones. Son zonas de mayor celibato definitivo y un elevado número de solteros
conviviendo en cada hogar, lo que potencia las posibilidades de estas zonas para hacer
entrar a los segundones en el clero: hay más hombres con menos posibilidades de heredar
y hallar otros destinos profesionales. La congrua mínima para la fundación de capellanías
y patrimonios habrá de sumar la condición nobiliar a las anteriores. Entonces, una
cuestión demográfica pero además una cuestión económica. No es solo que haya más
segundones, es su capacidad de pagar lo necesario para ser eclesiástico. La mayor
presencia del clero se produce en las zonas con mayor hidalguía. La sobrecarga clerical
se puede ver a partir de 49 municipios actuales, que en 1752 tenían un eclesiástico por
cada menos de 30 vecinos, frente a otros con uno por cada menos de 70 vecinos.
En la Galicia interior esidía el 12,4% del vecindaio pero el 21,1% del clero secural, o
sea, 1 para cada 25 ecinos. En estas zonas tenemos el 29,4% de las parroquias gallegas y
el 16,6% de la red nobiliar. Mayor red parroquial, mayor capacidad para comprar curatos
–cargos eclesiásticos–, etc. Añadiendo la abundancia de segundones, la mayor presencia
de hidalgos de manera relativa y el predominio de un modelo migratorio de tipo
estacional, con explotaciones más amplias y menor emigración definitiva, podemos ir
explicando la mayor concentración de eclesiásticos.
Las zonas de costa tienen un reparto más igualitario de la herencia, más hijos únicos,
más emigración definitiva, etc, y por eso habría menos. Hay un factor regulador: el clero
regular, el mendicante, concentrado en ciudades y villas. Es obvio que la escasa presencia
del clero secular se explica muchas veces por la existenca de un convento, pero con todo

83
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

la capacidad de crecimiento de este sector estaba limitada por la propia capacidad de


acogida y la evolución de las propias rentas patrimoniales. Entre 1591 y 1752 el
incremento del número de regulares se situó ligeramente por debajo del de la población,
y descendió un 10% de su peso en el clero, de más del 30 a más del 20.
A finales del XVI la provincia de Santiago concentraba solo el 23% de los religiosos,
y a mediados del XVIII el 34,8%. La expansión de las órdenes mendicantes favoreció un
aumento de conjunto con respecto al resto de Galicia, seguramente debido al mayor
dinamismo demográfico y económico del siglo XVII y la primera mitad del XVIII, y la
existencia en ambas provincias, Santiago y Mondoñedo, de un mayor número de villas.
La diferencia de ritmo no se debió tanto a un incremento del número de religiosos, que
pasan de 473.591 a 696.752, muy por debajo del número de frailes y monjes, como al
desigual crecimiento de estos: las órdenes monásticas cistercienses y benedictinas, sobre
todo en la zona ourensana, que concentraba al 51% de los monjes de ambas casas,
crecieron menos que las mendicantes. Cister y Benedictinos marcan el XVI, y en el
XVIII el protagonismo es para los mendicantes, vaya. En la provincia de Santiago las
mendicantes crecieron un 397%. Un reclutamiento cada vez más democrático y más
capacidad de captación.
Los franciscanos y dominicos fueron más modestos en crecimiento y en número. El
progresivo arrinconamiento de benedictinos y cistercienses les facilitó su expansión. La
limitada capacidad de expansión de las órdenes monásticas se debe a su economía, basada
en el patrimonio y la renta. Las fundaciones basadas en el excedente piadoso dependía
más de los índices de religiosidad. En la misma medida en que crecían sus efectivos, más
de extracción de los grupos medios de Galicia, en gran medida eran rurales, con un tipo
de vida más humilde, sin depender de la renta raíz, y no se les veía por parte de los
campesinos del producto campesino. Vivían, en cierta forma, en contacto con ellos, y en
sus casas n oexistía la clausura. Puede deducirse que el incremento, pues, de los
mendicantes, fue de capital importancia en la religiosidad postridentina. Esto frente a
otras órdenes, benedictinos y cistercienses, de extracción más aristocrática, más
foráneos, etc.
Las cifras de mediados del siglo XVIII marcan un máximo. La Ensenada, Godoy y
Floridablanca, tienen algunos fallos –el está corrigiendo las cifras aportadas por los
mismos–. Se contaron acólitos, sacristanes, siervos de las iglesias que no necesariamente
tenían que ser eclesiásticos, así que el conteo fue imperfecto. Vemos que en el XVIII
tenemos un descenso de las cifras del clero regular. Con la detención del crecimiento
demográfico y económico de la segunda mitad del XVIII la cifra de mendicantes se
mantiene más estable. Además tampoco sería un panorama positivo para las economías
eclesiásticas.
De las cifras del XVIII se deduce una concentración relativa del clero en las ciudades
y villas, lo que también puede explicarse en clave de su extracción, pero a medidados del
XVIII esto está cambiando, de modo que ciudades y villas aportaban a Galicia una buena
cantidad del clero. Un 35% proceden del urbano, mientras que el resto lo hacen del rural,
más que nada por su peso demográfico. Solían tener, de todas formas, residencia urbana.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

Obedecía a una estrategia de captación de limosna y legados. En el interior la proporción


urbana era menor. La presencia del clero se hacía notar sobre todo en las cinco ciudades
capitales, el caso más extremo Santiago, pero su modelo se repetía en las otras, incluso
en pequeñas villas con colegiata y algún convento. Más clero no es mayor vivencia
religiosa, pues falta el aspecto cualitativa, pero cierto es que la mayor red clerical
permitía enviar desde el púlpito un único mensaje. Un clero, además, mejor formado, con
más influencia, dadas sus responsabilidades respecto al pueblo, sometido cada vez a
controles más exhaustivos. Sin embargo mantenían buena parte de sus deficientes
tradicionales. A finales del XVIII solo un 38% estaba sometido a vigilancia y la mayor
parte alcazaba sus órdenes sin un verdadero objetivo religioso, basaban su vida en el ocio
y otros asuntos.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

ANEXO 3: 24 de abril de 2018


Alfabetización y Cultura Escrita

CUESTIÓN METODOLÓGICA
Tenemos que empezar a valorar lo impreso a partir de fuentes impresas y
manuscritas, lo que conlleva una sobrevaloración del mundo escrito frente a la
infravaloración del mundo oral, y conlleva infravalorar a todos los grupos sociales
vinculados a la oralidad y que no transitaban con la escritura.
REVOLUCIÓN DE LA IMPRENTA
En el tramo final del siglo XV la imprenta produjo una gran transformación en la
forma de leer e interpretar, incluso una reorganización del pensamiento. Un cambio que
se apuntaló con la prensa periódica, ya a mediados del XVIII, que comenzaría a poner
las bases de una opinión pública en el significado moderno de dicha expresión.
La invención de la imprenta definió en términos culturales la Edad Moderna. Es
importante para transformar culturalmente todos los aspectos de la EM. Este periodo
se caracterizó no ya por el uso de lo escrito sino ya por lo impreso, la aparición del papel
ya había hecho más asequible la adquisición de copias a nivel individual. Sustituyó al
pergamino en muy diversos ámbitos, pero el papel no podía producirse en todas partes,
y los costes de transporte eran una dificultad. La imprenta abarata todo este proceso.
En la EM la imprenta provocó una pequeña revolución en todas partes, aunque
variable. Aumentó la alfabetización a sectores sociales cada vez más amplios, al
desarrollo de las universidades, de los colegios, que no son indisociados de esta dinámica,
así como la publicación de todo tipo de instrumentos de aprendizaje como manuales,
enciclopedias, etc. Se mantuvo un cierto desequilibrio entre escritura y lectura, ya que
fue la lectura la esencia base de la enseñanza, si bien la escritura empezó a plantearse en
función de su efectividad, por imitación de modelos caligráficos. Hay un proceso de
simplicación y homogeneización de los escritos.
Esto fue aprovechado por los sectores sociales que veían algo de provecho en saber
leer y escribir. No olvidemos que el aumento de lectores lo propició también el aumento
de los géneros populares que eran producidos a bajo precio. La posibilidad d emantener
una biblioteca personal a precio módico hizo que la posesión de libros dejase de ser un
privilegio. Cuando las bibliotecas se abrieron en el siglo XVIII hicieron un servicio a
favor de los sectores menos privilegiados.
La lectura en voz alta y la venta de libros usados, así como todos los productos de la
imprenta, cubrieron el afán de aquellos que tenían pocos medios para la compra personal.
Pese a todo esto la imprenta solo sustituyó parcialmente al manuscrito. Las minorías
cultas especializadas se comunicaban entre sí por manuscrito, en muchos casos por la
imposibilidad de hacerlo debido a la censura –la censura controlaba los impresos, pero
no los manuscritos– y también por el coste de un tipo de ediciones que tenían una edición
muy limitada, lo que llevaba a una acumulación de ediciones sin leer en casas y
bibliotecas.

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

De mayor impacto en la difusión de libros fue la difusión creciente de lenguas


comunes sobre las regionales, y en el mundo cultural, arrinconando al latín. Los propios
clásicos grecolatinos se tradujeron. También la literatura culta. Todo se hizo más
accesible, se estandarizó. La cartografía y los atlas y toda la representación de orbes
cambiaron la forma de ver el mundo cuando este se abría al nuevo mundo. También
rastros de la cultura popular se rescataron de la transmisión oral.
La imprenta sirvió además para propaganda del poder, de manera que la combinación
de textos e imágenes fue fundamental. La religión consiguió una vía nueva para difundir
sus textos. La reforma protestante fue un producto de la imprenta, entre otras cosas,
porque más gente accedió a los textos para criticarlos, aunque también es cierto que con
la imprenta pudo fijarse la ortodoxia. La palabra siguió siendo fundamental, aunque
también la oratoria y los sermones se imprimían.
Ya no era necesario que las imágenes se pintasen o esculpiesen, sino que podían
adornar las casas o ilustrar los libros en ediciones menos costosas. Las monarquías
modernas, apoyadas cada vez por más burocracia, se fijó cada vez más en la ley escrita y
los tribunales reales. Estas leyes se imprimieron, se emplearon los impresos para
propaganda y despliegue de imágenes.
Pero a la imprenta siguió también la ortodoxia religiosa y política, con lo que a este
campo entró también la censura, si bien de poco sirvió dada la propia fuerza de la opinión.
El impacto gigantesco de la imprenta no fue rápido. El número de alfabetizados era
bajo, sobre todo eclesiásticos, nobles, universitarios y oficiales de la administración, muy
escaso hasta bien entrado en el siglo XVI, y buena parte de los textos publicados
permanecían en latín y de carácter religioso. Por esto, de interés solo de una minoría
social y cultural. El número de lectores no aumentó per se solo porque los libros fuesen
más baratos, como decíamos muchos libros se quedaron sin leer en almacenes libreros.
No se consideraba útil la imprenta y los poderes civiles dieron normas pero no medios
para promocionarla.
Los poderosos tenían miedo de la lectura y escritura y el impacto que podían tener en
las clases populares, un temor fundamentado en la disidencia política y religiosa de la
Edad Moderna. Un impacto muy desigual socialmente, a favor de las élites y los sectores
más favorecidos. Espacialmente, en beneficio de los grandes centros culturales.
Los territorios más lentos fueron las ciudades pequeñas y tradicionales, mal
comunicadas, baja alfabetización, idioma regional o poder débil. Entre los territorios
donde todo esto se concentraba y que se definen como culturas provinciales o periféricas
estaba Galicia.
Aquí la llegada de libros impresos precedió a la del propio impresor. La primera
imprenta es en Monterrei en 1491. Escasez y baja calidad de la producción autóctona.
Galicia mantuvo en toda la EM un conjunto de características sociales y económicos que
no favorecía la creación y difusión de la cultura, y la carencia de centros culturales como
Salamanca o Madrid, que además eran distantes, tampoco lo favorecía.
El propio limitado dinamismo y tamaño de las ciudades en todas partes afectaba a la
baja difusión de la cultura letrada. Los núcleos urbanos eran muy importantes,

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

concentraban las instituciones y tenían gran diversificación socioprofesional, además de


que recibían más tempranamente las innovaciones.
En Galicia solo el 10 o 12% de la población en 1591 vivía en núcleos urbanos de más
de 1000 habitantes, y el 5% en más de 2000 en 1753. Pero Galicia tuvo alguna ventaja:
riqueza de las instituciones eclesiásticas y la relación de estas con Roma y el exterior. La
apertura de Coruña al comercio con las américas y el arsenal de Ferrol, que se hizo tan
importante en el siglo XVIII. Esto fue muy importante para la producción y difusión de
la cultura escrita en Galicia.
El principal problema de Galicia era la falta de clientela, por tanto, que no permite
crear una estructura empresarial en torno a la imprenta. Esto debido al analfabetismo,
que en 1862 todavía el 62% de los hombres eran analfabetos. En 1635, en el campo, solo
firmaban el 6,7% de los adultos, y el 20% a comienzos del XVIII, con importantes
diferencias. Esto no quiere decir que supieran leer y escribir. Las zonas más alfabetizadas
eran las zonas bajas y de costa, las mejor comunicadas, y las menos las de montaña, mal
comunicadas, etc.
El único sector alfabetizado era el clero, pero no así los hidalgos, pues muchos no lo
estaban. El 18% de los hidalgos ourensanos no sabían firmar, en Lugo cifras parecidas,
etc.
En 1635, en las villas occidentales, firmaban el 19% de los jefes de familia, el 30% en
Vigo y Baiona. En Vigo, Tui y Pontevedra observamos una crecimiento de la
alfabetización en el siglo XVIII. A finales, cerca del 80% de los hombres en las tres. En
Santiago vemos las diferencias sociales, cuanto más ricos más alfabetizados. 28% de los
hombres, casi no sabían hacerlo pobres. 6,5% de los pequeños contribuyentes, una
pequeña parte de los medianos y casi la mitad de los grandes. La totalidad de los clérigos,
los notarios, etc.
En 1753, en esta ciudad de 4504 vecinos el sector alfabetizado eran clérigos,
comerciales, etc. Los artesanos eran el 40% del vecindario, y de los artesanos buena parte
no estaban alfabetizados, con fuertes diferencias entre unos sectores y otros.
Así pues, ciudades y villas tuvieron siempre mejores condiciones para la difusión del
escrito por acoger al alto clero secular. Frailes, obispos, altos nobles, funcionarios
administrativos y buena parte de los artesanos. El analfabetismo femenino era menor en
las ciudades, por haber monjas.
Aprendían a leer y escribir quienes lo necesitaban por su oficio. La utilidad de escribir
no estaba clara y el aprendizaje era individual, había que pagar los materiales. Leer era
sencillo de aprender. Bastaba un soporte visible que además valía para muchos. Se
compraba una cartilla o cualquier tipo de escritura existente en las casas, a pesar de las
propias prohibiciones desde las instituciones, que veían inapropiado aprender a leer así.
Pero fue necesaria una estructura educativa y un encadenamiento generacional y
social y una idea general de las venatajs de leer y escribir. En toda Galicia hizo falta
también un poder político interesado en esto, que no lo había. Aquí se dependía del clero.
En el campo la enseñanza era irregular y de baja calidad, por parte de eclesiásticos,
escribanos, estudiantes, sacristanes… de manera lenta se fue configurando una red

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

escolar. En 1708 el cuarto sudoccidental tenía un maestro preceptor en un 11,7% de las


parroquias. En 1752 un 17,1%. Estas estaban concentradas en las comarcas más rica sy
pobladas, los valles de Ulla y Miño, penínsulas del Morrazo y Salnés dadas sus
característica socioeconómicas. Apenas en las altas y del interior, donde el aprendizaje
era casero y centrado en los periodos invernales, de baja demanda de trabajo agrícola
por parte de quienes aprendían.
La nobleza sostuvo algunas escuelas, la hidalguía menos, y menos la burguesía. Solo
eclesiásticos y emigrados. Los monasterios se negaron cuando Carlos III se lo impuso.
Los poderosos temían que por medio de la educación los agricultores dejasen el trabajo
agrícola. La estadística educativa en 1797 es expresiva: en Galicia solo había 261
escuelas. Estaban escolarizados el 12,8% de los niños y el 1,5% de las niñas de 7 a 16
años.
En la misma fecha, salvo algunas preceptorías, todos los centros de enseñanza media
y superior eran urbanos. La universidad, academias, colegios, una escuela de
matemáticas y otra de comercio. Las cinco ciudades episcopales se beneficiaron de
iniciativas de los obispos antes del Concilio de Trento y después del Concordato de 1753,
en especial en Santiago, con el propio Estudio Vedro, y la Universidad de Fonseca. En
todas las ciudades, sobre todo las de costa, los conventos solían tener colegios anexos
para seglares con promotores particulares, eclesiásticos o nobles, y algunos concejos
públicos también lo promocionaron.
Los jesuitas con su ratio studiorum que se instaló en varias ciudades gallegas fueron
una novedad. [cuidado con las cifras, que las dijo muy rápido y tampoco esto 100%
seguro de todas ellas, pero sí la idea general].
Sobre la imprenta, los libros impresos generaron en los más cultos de Galicia el
mismo entusiasmo inicial que en todas partes: obispos, cabildos, nobles… dispuestos a
sacar partido al invento para textos utilitarios. Había instituciones que dieran carga de
trabajo, como Santiago y otras ciudades episcopales, que necesitaban de textos litúrgicos,
de administración, de gobierno, etc. La reducida producción del siglo XVI mantuvo este
tono religioso, con algunos ramalazos escasos de otros temas. En las cinco ciudades
episcopales. Ordenanzas de coro, breviarios, sinodiales… El predominio del clero es
similar en otros territorios periféricos. Su iniciativa, que iba de la mano del impulso a la
educación, hizo útiles los textos religiosos.
Terminada la etapa de euforia, finalizado el Concilio de Trento en 1673, se fijaron los
textos litúrgicos y la imprenta perdió buena parte de su clientela. Tuvo también que
lidiar con la falta de papel, casi siempre de importación. Solo se pudieron producir textos
menores y de pequeñas dimensiones. Se conocen pocos impresos, tiradas muy cortas,
fundamentalmente de contenido religioso o eclesiástico.
Gracias a la publicación de algunas obras de ciencia, artes, etc, conservamos algunos
de otras temáticas. Lo mismo la Audiencia de Galicia, la Intendencia, etc. Gran parte de
las ediciones estaban pensados para el clero. Libros de predicación, manuales de moral,
etc. La producción compostelana era modesta y para el consumo interno. Muchos textos
normativos y legales, folletos sobre festividades, de la corona, de otras instituciones,

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

tesis, etc. Hubo salvedades, como algunos autores, que publicaron muchos de ellos en
Madrid, porque la calidad era mejor y aquí había poca difusión. Fue en estas obras civiles
donde encontramos un mayor esfuerzo por los impresores gallegos por incluir imágenes.
La mayoría de los impresos gallegos se hizo en castellano, una pequeña parte en latín, y
el gallego quedó relegado a la transmisión oral.
El gallego se perdió de las esferas culturales y políticas. A comienzos de EM la
castellanización se combinó con la imprenta, lo que la consolidó más todavía. La obra de
Nebrija de gramática permitió, además, estandarizar el castellano. El estudio del gallego
era imposible, ya que como no se imprimen libros en él, era imposible fijarlo.
Galicia importó libros durante toda la EM pero la dificultad del comercio por tierra
hizo que fuera costosa. De Flandes, de Francia, de Portugal y en menor medida de
territorios de la Corona.
La extensa costa gallega era incontrolada por la inquisición y otros poderes públicos.
Mercaderes y transportistas traían libros del extranjero, y algunos libreros e impresores
deambularon también por Galicia, siendo los autóctonos muy mediocres en existencias
y capacidad comercial, sin poder competir con los impresores extranjeros.
En la segunda mitad del XVI algunos tenían una interesante oferta. Clientela escasa,
baja demanda, y en general impresos bastante monótonos. No puede exigirse más en un
territorio donde los compradores de libros fueron siempre minoría. Las bibliotecas
compostelanas eran pocas, y demuestran un reducido número de libros y pobreza de
contenido. Hay abundantes libros religiosos, algo de historia, y fuerte tendencia a
responder al oficio de sus poseedores. En el siglo XVII y XVIII había libros en un 30%
de las casas inventariadas de Compostela, lo cual era normal en su carácter episcopal. No
hubo grandes colecciones ni siquiera en manos de obispos ni de nobles, con alguna
excepción.
En el último tramo del XVIII A Coruña y Ferrol vivieron el cambio social, con la
burguesía, pero sus bibliotecas tampoco son mucho mayores que lo tradicional. La
prensa periódica era más interesante.
Menos libros había en el ámbito rural de los siglos XVII y XVIII, solo había libros
en el 1% de las casas. Se pretendía que el clero parroquial controlase su gran ignorancia.
El contacto con los pazos, sin gran formación libresca, apenas afectó al rural. Hay
excepciones, pero un panorama en general muy reducido. En ese contexto, las bibliotecas
institucionales adquirieron una importancia decisiva, ya que sostener una biblioteca era
un coste. A cambio, la recompensa se medían en complicaciones. El entusiasmo de las
instituciones fue siempre contenido. Se almacenaron libros extranjeros caros y
sospechosos, poco alcanzables a título individual.
En Galicia solo hubo una biblioteca colectiva antes de 1800. Un 80% eran de tema
religioso en 1573. Era la única biblioteca importante que se encontraba en Galicia. Sin
apenas mejoras posteriores. Hasta la incorporación de los libros de los jesuitas debido a
su expulsión, nada. Las renovaciones de los planes de estudios fueron decisivas también,
la de Campomanes, la de Felipe de Castro, la del doctor Carballo y la de Manuel Ventura
Figueroa. Esto allegó una dosis de novedad importante de títulos relacionados con las

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

artes y las facultades clásicas, cargados de imágenes y mucho más caros de lo normal en
Galicia.
Junto con las compras, se subió un 6% los fondos entre 1772 y 1796. Los 183 títulos
prohibidos, sobre todo extranjeros y críticos, atrajeron la atención de la propia
inquisición. Como fruto de la ilustración, Nacieron otras bibliotecas institucionales, unas
civiles como el Real Consulado, la Escuela de Guardia de Marina y las Sociedades
Económicas de Amigos del País de Lugo y de Santiago. Uno de los impulsores de la
Sociedad de Santiago optó por financiar la biblioteca de esta institución, sin que sus
directores lograsen dotarla de una colección importante. Aunque la financiación fracasó,
en 1776 fue inaugurada esta biblioteca.
Escaso riesgo ideológico de sus contenidos. Eran obras de Hume, Locke, etc. Una
biblioteca actualizada, llena de libros extranjeros, con un 22% de obras extranjeras. La
Escuela de GUARDIAMARINAS, en Ferrol, tenía una biblioteca pequeña pero
especializada. Constan libros del Jefe de Escuadra, de Atanasio Baranda, 170 títulos entre
los que había un importante número de astronomía, óptica, física… en muchas de las
cuales las imágenes eran más importantes que las palabras.
Las otras bibliotecas institucionales gallegas eran eclesiásticas. Los obispos no
estaban obligados a tener bibliotecas abiertas, pero Carlos III ordenó abrirlas al público
a través de una ley facilitada por Figueroa. La de Santiago de Rajoy y Losada se abrió
en el gobierno de Francisco Bocanegra, con un bibliotecario ilustrado, que fue Sánchez,
cabildo catedralicio. El problema de esta biblioteca fue que fracasó, todo esto fracasó por
falta de voluntad de los arzobispos para sostenerla, acabó convertida en la biblioteca del
propio seminario.
Los otros obispos hicieron lo mismo y demoraron en lo posible la apertura de estas
bibliotecas. Había un fondo de volúmenes para el obispo y el cabildo, pero las dificultades
hicieron que el cabildo vendiera todos los títulos que recibió en donación. Un interés
creciente por los libros, pero no un sentido de finalidad hacia las instituciones, porque
los obispos que pasaron por Santiago tenían interés de irse a otros episcopados mayores,
como Sevilla o Toledo. Así que no se preocuparon por cuidar de estas bibliotecas.
Todos los monasterios y conventos masculinos tuvieron bibliotecas, marcadas por su
carácter religioso, y por el atraso más o menos acusado respecto a los grandes momentos
culturales. Las autoridades controlaban casi todo, sobre todo los contenidos. Pero en sus
anaqueles había también libros prohibidos, lo cual era imprescindible para la
controversia, vigilar su difusión y atender el confesionario. Tomando forma en el último
tramo del XVII. La figura del bibliotecario caló muy lentamente, sobre todo la del
archivero, guardián del patrimonio documental.
El tratamiento de estas librerías era desigual. Pese a que las órdenes religiosas
proclamaban la importancia de la escrita, sus bibliotecas eran muy dispersas. Como
media, a principios del XIX tenían 1.644 volúmenes, variando de zonas urbanas, con
mayor número, a las rurales. Esto incluye a monasterios ricos de rural como Oseira,
donde la biblioteca no era muy grande. La mayor era la de San Martín Pinario, a la
cabeza de todas las bibliotecas de Galicia.

91
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

En los monasterios femeninos no se localizó hasta ahora una biblioteca propiamente


dicha. Las diferencias que se constatan entre unas y otras dependían de la antigüedad, el
impacto de las reformas de los RRCC y de Felipe II. Una vez expropiadas las de los
jesuitas, la crisis afectó a todas hasta 1780 por el estancamiento económico y el
incremento de las cautelas hacia la producción filosófica. También fueron objetivo del
esfuerzo desamortizador a finales del siglo XVIII. Las bibliotecas más favorecidas y
abiertas, al final, fueron las de las ciudades, y lo eran en función de su dedicación, se
vinculan con órdenes y casas vinculadas al mundo erudito.
Los colegios monásticos tenían, por ejemplo, pocas librerías por temor a que los
jóvenes leyeran por su cuenta. Se heredaban de frailes fallecidos y eran favorecidos por
las órdenes. A más grande la biblioteca, más diversidad, pero casi siempre el 60% de los
títulos eran de carácter religioso. El peso de los temas civiles era mucho más fuerte entre
los benedictinos y cistercienses frente a los mendicantes. La historia era el tema que
subrayaba más las diferencias. Más importante en las órdenes monásticas por su honda
tradición en esta materia. Ciencias y artes eran la línea menos nutrida, pero tal vez eran
las que tenían más ilustraciones.
Debe tenerse en cuenta que el perfil barroco no oculta que esas bibliotecas tenían lo
básico que podía interesar al lector.

LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO
La creación de la USC hay que situarla en el contexto de la trayectoria de la Corona
de Castilla en los siglos del XV al XVI. La USC surgió a partir de referentes como el
Estudio General y el Colegio de Santiago Alfeo. En 1509 llega a la ciudad el obispo
Alonso Fonseca III, de amplia formación humanista, obtenida en las aulas de la
Universidad de Salamanca, con amplia gana de reformas en el cabildo y la enseñanza de
Santiago.
Para llevar a cabo sus proyectos Alonso Fonseca tenía su autoridad y la importante
riqueza de la Mitra. Completado todo esto con sus propios bienes familiares y con
donaciones. Deseó la emulación de otros prelados, como Cisneros, y así quiso realizar un
profundo cambio en el panorama cultural compostelano y gallego. La cuestión es que en
1522 Fonseca puso en marcha un colegio autorizado en 1525 por Clemente V, por lo que
revela la solicitud presentada al Papa. Los objetivos del Colegio de Santiago Alfeo eran
Artes, Teología, Derecho Civil y Canónico, así como la instalación y patronato de varias
becas por parte de Monterrei y los arzobispos de Santiago. La inspección por parte del
cabildo y equipo de dirección de Santiago por el Conde Monterrei.
Desde cierto momento se incorporan más. También fue fundación de Fonseca III el
colegio de San Jerónimo, que no adquirió vida propia hasta que el de Santiago Alfeo
estuvo instalado. Su finalidad era mantener a un cierto número de alumnos pobres, para
que pudiesen realizar sus estudios en artes, intentar valorar su capacidad por encima de
su linaje, todo en el contexto humanista de Fonseca III.
Los planes de Fonseca III, dispuestas en su testamento, fueron poco respetados e
implantados lentamente. Se intentó trasladar todo a la Compañía de Jesús y a Toledo,

92
Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

pero esto se canceló gracias a la incompatibilidad con las disposiciones testamentarias.


El Colegio de Santiago Alfeo de 1555 Sufre un cambio:
El Colegio de Santiago Alfeo había absorbido al Estudio General y funcionaba como
universidad en sí misma, y pasó a ser parte de una lista real para sentar las bases de una
reforma. Separación entre la Universidad y el Colegio de Santiago Alfeo. Supresión de
la Junta de Gobierno formada por el Cabildo y el Conde de Monterrei a favor de un
Claustro General formado por el cuerpo universitario y las órdenes religiosas.
Laicización del patronato, que pasa al rey, que ejercía su control por inspecciones o
visitas. Ampliación de las enseñanzas, como Gramática, Retórica, Filosofía, Teología,
Cánones… con lo que queda equiparada al resto de universidades castellanas.
Quedaba integrada dentro de los caracteres renacentistas de las universidades del
momento, e integrada en los privilegios y libertades de las universidades mayores de
Castilla. Si debido a la carencia de fuentes de información el estado actual del
conocimiento de la universidad de Santiago no es del todo satisfactoria, solo podemos
dar algunas pinceladas sobre los estudios inferiores y la alfabetización.
En 1533, por iniciativa el Párroco de Salcedo estaba fundada la primera preceptoría
de Pontevedra. El municipio controló desde 1563 la gestión de la misma. Hacia 1542
Ribadeo tendría la suya, y Noia 1544. Núcleos urbanos costeros en fase expansiva. A
Coruña contó desde 1549 con una cátedra en Teología. Viveiro en 1563.
En la segunda mitad del XVI por distintas bulas, la Universidad y los colegios
compostelanos recibieron retoques sobre las bases de 1555. En 1566 se formula por una
Bula de Pío V la facultad de conferir grados a los universitarios colegiales y no colegiales.
Las constituciones de 1588 se postergaron hasta 1630, quedando instituidas las
enseñanzas, regulado el comportamiento de los colegiales, unificados derechos y
privilegios, regulados los claustros, etc. Lo cierto es que en la enseñanza la redacción de
las constituciones coincidió con los últimos años del conocimiento científico
renacentista.
La vigilancia intelectual impuesta por Felipe II y el avance de la Reforma Católica dio
lugar a cierto aislamiento intelectual e ideológico gracias a un cordón sanitario,
inspecciones y vigilancia de enseñanzas y lecturas. En 1648 se instituyen las cátedras de
Leyes, Prima y Vísperas y alguna de Medicina, y en 1665 la de teología escolástica a
cargo de los jesuitas. En 1673 el método de Medicina. La introducción de la ciencia
moderna en Santiago fue, así, un fenómeno posterior, en el siglo XVIII sobre todo.
La vida científica de la USC durante el XVII será totalmente nula, y no habrá en su
seno nadie que la impulse, pero esto es igual que otras universidades castellanas. No
hubo figuras relevantes que impulsasen un cierto afán de superación ni supo retener en
sus aulas a docentes que ejercieran esa función. Cortos salarios y escasos incentivos, la
obtención de cátedras universitarias se convirtieron en un medio para ascender, no como
un fin. En los años 40 del XVII no hubo cambios importantes en los planes de enseñanza.
En 1578 las enseñanzas de Gramática se ceden a los jesuitas, por lo que su dotación
económica regresó a la USC, que pensó en aplicarla a la Facultad de Leyes y Medicina,

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Apuntes de Historia de Galicia II – José Carlos García Vega

pero esto no se hizo hasta 1648. Teología, debido al Concilio de Trento, vio su cátedra
ocupada por el cabildo, y luego las dos cátedras de oposición, la de Prima y la de Vísperas.
Los jesuitas se hicieron cargo desde 1655 de las cátedras de Teología escolástica. En
los años 40 del XVII hubo varios interesantes cambios y ampliaciones. Se enriquece la
facultad de teología y de medicina, con lo que en 1673 se crea la cátedra de Método de
Medicina. La única que no sufre cambios es la de Cánones.
La de Teología fue la más cuidada por las órdenes religiosas. Un gran número de
alumnos seguía la carrera de derecho y de cánones, y en las facultades se impartía
derecho civil de Justiniano. El estudiantado gallego deseoso de introducirse en las
cátedras de estudio civil y eclesiásticas, pero al ser una universidad de provincias esto
era difícil, y quienes tenían recursos se iban más a las imperiales, como Salamanca o
Valladolid.
Los maestros explicaban todavía los clásicos. La medicina compostelana tenía la
ventaja de contar con el Hospital Real. En cuanto al desarrollo de la vía docente, la
enseñada Ordinaria, desde las cátedras, la Extraordinaria, en horario no lectivo, y los
actos académicos, semanales, quincenales… Buena parte de las cátedras no sufrían
mucho del absentismo. En la práctica los inspectores se ocupaban más de asuntos
económicos que académicos. Muchas visitas no llegaban a realizarse. Eran formales,
protocolarias, manipuladas por los grupos de poder y sufrían de la desidia de sus
administradores.
La población estudiantil no formaba unidades, sino que se distribuía en una variedad
de escalas. Fuera de las aulas, incluso a nivel de relaciones entre estudiantes, los
privilegios los marcaban. Manteístas y bolillas. Los manteístas eran de las familias más
pobres, para puestos bajos de la administración y la Iglesia, y los más ricos, los bolillas,
al contrario.
Era elevada la proporción de estudiantes del tercer estado, del mundo rural, gracias
a las circunstancias agrarias gallegas, las hidalguías urbanas y la burguesía de ciudades
y villas. En teoría, formalizada la matrícula, no debía haber diferencias entre estudiantes,
pero al final sí la había en función de la pertenencia a tal o cual colegio, sobre todo el de
Fonseca. En efecto, en Compostela se establecieron varios colegios, como la fundación
de Santiago Alfeo, de Fonseca, el de San Jerónimo, el de San Clemente de Pasantes, el
de San Salvador y el de San Patricio de los Irlandeses, para refugiar a los exiliados
irlandeses en Galicia víctimas de las persecuciones religiosas.
Como ya se indicó, el de Santiago Alfeo, de Fonseca, era el núcleo de la universidad.
Apenas quedaba memoria de la intención de su fundador, que era financiar a los alumnos
pobres que tuviesen capacidades. Al final era una institución sancionadora de los
privilegios. El número de votos en el claustro permitía al colegio mantener un fuerte
control sobre la economía universitaria y los resultados de las oposiciones. Lo mismo la
concesión de becas. Los colegiales compostelanos escapaban a toda autoridad externa.
Los no-colegiales, manteístas, eran los más interesados en obtener algún cargo de
este tipo, pero no tenían influencia. Era muchos clérigos patrimonistas, campesinado

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enriquecido, etc. Se caracterizaban por su anticolegialismo. Situación parecida a otras


universidades de esta época.

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