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globales. Además, antes y después de su apertura, d Museo d , rtndo por Jean Nouvel, con gran parte de sus paredes en vidrio
quai Branly generó estudios y debates entre antropólogos, mi� : 11nm reflejar el jardín que lo rodea, concebido por Gilles Clémcnt,
scógrafos, artistas, arquitectos y políticos de la cultura de mucho : "111tra la luz natural-dice la guía- para dar a la galería la atmós
países, como quizá no se han producido a propósito de ningó' '; 11:ra interior de una gruta': Salvo las intervenciones en la fachada
otro museo, bienal, feria o evento artístico-cultural. /1 . ' HUI' y en los techos de "ocho artistas aborígenes australianos",
Esta institución nació como un proyecto presidencial (l . los nombres del arquitecto y del diseñador del jardín, aborígenes
Jacqucs Chirac) para reunir las colecciones del Musco Naciond •, franceses, destacan esta nacionalidad. También lo hace el haber
de Artes de África y Oceanía y del Departamento de Antrop� ·: t:mplazado el museo con vista al Sena y junto al Grand Palais,
logía del Museo del Hombre, cuya concepción intelectual y po::1 . d monumento a los Inválidos y pegado a esa aportación francesa
lítica había sido criticada como anacrónica. Uno de los objetivo 11 la iconografía universal que es la Torre Eiffel.
fue producir un museo emblemático, de repercusión interna'.'. El interior ofrece nn amplio espacio sin tabiques donde se
.. , donal, que retomara el caído protagonismo cultural de Franci'. exhiben más de 3.500 obras de Africa, A�ia, Oceania y las Amé
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-de acuerdo con el famoso libro de Serge Guilbaut-desde mt\; ricas. Varios documentos del museo afirman que la ausencía de
diados del siglo xx, cuando Nueva York le robó a París la ide' muros divisorios tiende a favorecer las "comunicaciones" y los
+,¡ del arte moderno. Se trataba de generar un acontecimiento equi� "intercambios entre las civilizaciones". El visitante puede expe
i '; valente al que logró treinta años antes la creación del Centro rimentar la fluidez comunicativa al recorrer el musco, ver trajes,
Pompidou, dedicado al arte moderno. máscaras, armas, piraguas e instrumentos musicales colocados
j en vitrinas, sin que la estructura sea evidente. Todo está am
¿Por qué el Museo <lu quai Branly no lleva un nombre que¡
anuncie su co�te�ido: Se intentó dárselo: primero, Museo dej bientado con mapas, imágenes fijas y animadas, así como con
. . músicas y dispositivos escénicos multimedia que sugieren con
las Artes y las Civihzac10nes; luego, Museo de las Artes Primeras¡¡
( una fórmula rebuscada para no decir "artes primitivas"). Asig-\, textos multiculturales.
nade finalmente un nombre que alude al lugar de París donde} El recorrido está concebido por el arquitecto y los museógra
se sitúa contrasta con los fines anunciados: "hacer justicia a las!' fos como una serie de pasajes a través de túneles y cuevas, desfi
culturas no europeas'� "reconocer el lugar que ocupan sus ex-ÍI laderos oscuros, en los que destacan las vitrinas o los descansos
presiones artísticas en nuestra herencia cultural y, también/1 más iluminados donde se exhiben las piezas. Junto a éstas no hay
nuestra deuda con las sociedades que las han producido". Las:' contextualización; sólo textos que introducen a las salas y unos
palabras inaugurales del presidente Chirac ofrecieron rnmper . pocos vídeos con ceremonias o escenas cotidianas de los pueblos
representados. La escasez de explicaciones, y sobre todo la pe
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"con una larga historia de desprecio", "devolverles toda su dig-
nídad a pueblos humillados" y proclamaron el rechazo de cual- numbra general, en vez de comunicar los significados de las pie
quier jerarquía, tanto de las artes como de los pueblos. '[ zas y los desentendimientos o conflictos históricos entre culturas,
Se encargó a la arquitectura y a la museografía la tarea de} propone una estetización uniforme. Las obras africanas, asiáticas
"celebrar la universalidad del género humano". El edificio dise- !': y americanas, y las de distintas regiones de cada continente, que-
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. , 128 I LA SOCIEDAO SIN RHATO
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