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«Connectivity, and the Fate of the Unconnccted», manuscrito enviado por el autor.
Me agradaría mencionar mi deuda de gratitud con Jordán Crandall, Gilane Tawadros
y Sean Cuhilt, todos los cuales leyeron esta contribución mientras la preparaba y
me ofrecieron útiles consejos, así como con el personal y ios residentes del Centro
Rockefcller de Estudios y Conferencias en Bellagio, Italia, donde fue concebido y
escrito.
136 OluOguibe la conectividad y el desuno de los no conectados 1T7
hecho de que esta condición en sí misma implica toda una serie de otras
son más elaboradas y complicadas.- Además de una infraestructura de
condiciones sociales e históricas igualmente intrincadas, un carácter
telecomunicaciones operacional y totalmente confiable, la conectividad
elaborado de las exigencias que dependen de factores y circunstancias
también requiere que los individuos tengan las habilidades necesarias, así
en gran medida no vinculados a la red y fuera del control de la propia
como privilegios de ubicación social y económica a fin de obtener acceso
red. En las etapas iniciales de su elevación a medio masivo, el fervor
a la red, Además de la condición básica de tener acceso a una computado-
que rodeaba la propagación de la red fue resumido en una expresión
ra o terminal, entre ellos también está cierto nivel de la capacidad de leer
muy popular de uno de sus primeros propagadores, Nicholas Negtoponte.
v escribir, porque, a diferencia de la televisión o la radio, Internet es casi
La expresión era «sólo conecte». Intencionalmente o no, esta breve or-
Ío que yo Hamo un medio dependiente de la capacidad de leer y escribir,
den y otra retórica parecida creaban la impresión de que todo lo que se
que requiere que la persona se sienta cómoda ante el texto o tenfea fami-
requería para llegar a ser parle de la nueva era de la información, y para
liaridad con el mismo. Es esta convencional capacidad de leer y escribir
tomar parte en su nuevo lenguaje de comunicación digital e intercam-
{literacy] o familiaridad con el texto la que, a su vez, le permite al indivi-
bio digitales (el comercio todavía estaba por entrar en la escena), era
duo adquirir o desarrollar las habilidades requeridas para la comunica-
coger y conectar. Con la misma rapidez, una nueva retórica de defensa
ción mediada por la computadora , o computeracy.*
se arremolinó, creando tras ella un cuerpo rápidamente creciente de l i -
Estrechamente relacionada con esta última está la disposición psico-
teratura que en lo fundamental afirmaba, como en verdad lo sigue ha-
lógica del individuo a tratar con tecnología nueva y bastante compleja, y
ciendo, los vivificantes potenciales del nuevo medio. Pronto pareció —
el caso es que muchos son excluidos de la red por su temor o aversión a la
al menos en la retórica de esta defensa— como si sólo los que estaban
tecnología, o tecnofobia. A pesar de las excepciones, en muchos casos
conectados, los que pertenecían a la comunidad de la red, representaran
esta condición no carece de relaciones con la falta de educación apropia-
verdaderamente nuestro momento en la historia. Los restantes eran des-
da o de un contacto temprano y adecuado con la tecnología, o con la
echados como personas insignificantes.
ausencia de condiciones sociales necesarias para que los individuos desa-
Andando el tiempo, sin embargo, hemos llegado a reconocer que los rrollen una relación saludable y gratificadora con la nueva tecnología.
requisitos de entrada a esta red implican algo más que simplemente co- Todo eso significa que en las naciones más industrializadas hay un gran
nectar. Ahora muchos reconocen que la conectividad comporta una reta- número de personas cuya improbabilidad de que simplemente conecten
hila de requisitos, y, para conectar, el individuo medio debe satisfacer es tan grande como la de muchos en las regiones menos desarrolladas del
esos requisitos, la mayoría de los cuales muchas personas están mal pre- mundo, un hecho que corroboran cada vez más las estadísticas que están
paradas para llenar. En otras palabras, a pesar de la exhortación a sólo apareciendo. Tales individuos son efectivamente incapaces de funcionar
conectar, únicamente una minúscula fracción de la humanidad puede ha- como productores o como consumidores de contenido en la red. Hasta tal
cerlo, incluyendo a los artistas.
Con frecuencia lo que se prefiere es formular esa discrepancia en tér-
minos puramente geopolíticos, es decir, algunos tienden a creer que sola- En «FoTsaken Geographies: Cyberspace and the New World "Othcr'V demuestro
que los contextos social y material de la no conectividad trascienden el
mente en ciertas partes del mundo los individuos no pueden lograr la delineamiento geopolíttco tradicional y pueden ser hallados con la misma facili-
conectividad. Casi inevitablemente vienen a la mente el África subsaha- dad en las naciones altamente industrializadas que en el así llamado Tercer Mun-
riana, el Asia del Sudeste, China y la América Latina. La premisa sobre la do. En otras palabras, la cartografía de los no conectados o aquello a lo que me he
que a menudo se llega a esta conclusión, es el hecho de que, en las men- referido como el Tercer Mundo Digital es, en lo fundamental, una cartografía de
clase que trasciende la nación. Vc'asc Oguibe en Frequencies Invesügations into
cionadas unidades políticas, prerrequisitos de la infraestructura de la red Culture, Jiistory and Technology, Melante Kcen, ed., lnstitute for International
tales como las telecomunicaciones o no existen o existen en un estado Visual Arts. 1998.
mayormente deteriorado o mediado. Aunque esto es cierto con respecto a
del T.: «Computeracy», neologismo construido por analogía con «literacy» (la
muchas áreas así, las realidades y condicionalidades de la conectividad opacidad de leer y escribir).
138 OtuOguibe La conectividad y el destino de ¡os no conectados 139
punto, a pesar de los números crecientes de individuos conectados a l a permitirse de otro modo una conectividad regular en su hogar o por sí
red, y a pesar de las hiperbólicas afirmaciones de lo contrario, la red digital solos. Huelga decir que a aquellos segmentos de la ciudadanía que están
o Internet todavía está por llegar a ser un medio masivo plenamente desa- menos representados en los lugares de trabajo o en las escuelas no les va
rrollado como la radio, la televisión o el periodismo impreso. demasiado bien con el acceso a la red digital.
El caso es que esa disparidad puede ser delineada espacialmente o Por ende, surge una divisoria, lo que podemos llamar la divisoria
demográficamente, de modo que es menos probable que los individuos digital, entre los que tienen derecho a estar dentro de la red y así pueden
de ciertas comunidades, estratos sociales, ubicaciones geográficas y has- participar de sus numerosas ventajas/ y los que no pueden llenar los
ta confesiones, tengan una presencia apreciable en la red que otros. Eso requisitos de la conectividad. Es cada vez más evidente que cuando co-
es. ciertamente, lo que ocurre con el mundo menos industrializado, y el nectamos, nos volvemos parte de un nuevo etnopaisaje, lo que se podría
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hecho de que Africa esté rezagada en niveles de conectividad puede ser llamar un redpaisaje o ciberpaisaje en el que la información y l*s indivi-
atribuido a los factores antes mencionados. No obstante, lo mismo preva- duos circulan y se unen en una nueva comunidad. Y, como esta comuni-
lece dentro de las naciones altamente industrializadas aunque las dispari- dad aumenta en extensión e importancia, estamos efectivamente implica-
dades son niveladas en considerable medida por factores tales como la dos en larelativización de los demás que permanecen fuera de sus lími-
s
existencia de infraestructuras de comunicación avanzadas, y, lo más im- tes. Aunque podría parecer ilógico, esta situación tiene amplias implica-
portante de todo, por la subvención del acceso especialmente por parte ciones culturales no sólo para los individuos y grupos que ya están en la
del Estado. red, sino también, aún más, para aquellos otros que existen fuera de ella.
Hallamos una buena ilustración de cómo la intervención del Estado Por ejemplo, las poblaciones que están afuera son excluidas efectiva-
puede nivelar considerablemente tales disparidades en una de las prime- mente de la miríada de conversaciones que tienen lugar en este enclave
ras formas del establecimiento de redes digitales, el Minitel patrocinado
por el Gobierno francés, que trajo la comunicación en red a uno de cada ' Lo que William Gibson llama «operadores legítimos» en su novela de ciencia-
ficción de 1984, Neuromancer.
cuatro hogares franceses entre 1984 y los primeros años 90, antes de que
4 En su obra sobre las modernidades, Arjun Appadurai realiza una distinción entre
su popularidad declinara. Concebido en 1978 y presentado al público fran-
lo que él denomina mediapaisajes o arenas para la circulación de información, y
cés en 1984 por el Telecom francés, de propiedad estatal, Minitel era un etnopaisajes o esferas donde circulan los individuos. Sin embargo, la arena de la
sistema en red de contenido de imágenes y prestación de servicios, basa- red no funciona simplemente como una plataforma para la circulación de infor-
do en las infraestructuras telefónicas residenciales y públicas estableci- mación o de signos, sino también como un lugar para la circulación de individuos
das que ya Telecom tenía instaladas. Empaquetado como una ampliación y la formación de nuevas etnictdades; de ahí mi preferencia por el término
«etnopaisaje». Véase Appadurai, Modernity at Large: Cultural Dimensions of
del servicio telefónico regular, Minitel presentaba un nuevo servicio de
Ohbalization, Univcrsity of Minnesota Press, 1996. [N. del E.: Véase en el pre-
apreciable atracción, especialmente cuando, en la cúspide de su populari- sente número de Criterios una traducción del artículo de Appadurai al que hace
dad, la industria del sexo asumió el control del mismo y fue convertido en referencia Oguibc.]
un vehículo de mercadeo para el sexo suave [soft-sex] y el voyeurismo. Malcolm Waters afirma que en una cultura globalizada las etnicidades y comuni-
Un ejemplo opuesto a éste sería el de China, donde, según se informa, la dades diferentes y dispares son forzadas a situarse y definirse a sí mismas unas en
intervención del Estado a través de la vigilancia y otros medios impide el relación con las otras dentro de una configuración unificada, global. Lo que dife-
acceso de los ciudadanos a la red. En su forma más reciente, las inducciones rencia esta relación de lo que existe entre la red y los no conectados es que estos
últimos no están unificados en una configuración singular, global, y a medida que
del Estado y las corporaciones en las naciones altamente industrializadas
la red deviene una fuerza dominante en las relaciones de poder y el intercambio
toman la forma de acceso subsidiado en el trabajo o la escuela. Como globales, y a medida que los individuos se vuelven hacia ella más y más en busca
revelan las estadísticas, el mayor porcentaje de individuos conectados a de validación y de un sentido de pertenencia en la era post-global, el mundo
la red en Norteamérica y Europa sólo tienen acceso en el trabajo o la v'sible. menos poderoso, de los no conectados es relegado y forzado a definirse, o
escuela, y una considerable proporción de tales usuarios no pueden a ser definido, fuera y debajo de este etnopaisaje dominante.
140 OhtOguibe 1Á\ y ci destino de los no conectados 141
de poder y privilegio, algunas de las cuales tienen importantes relaciones de la aparente vulnerabilidad de los no conectados. Dentro de los vastos
con su condición o bienestar o consecuencias para éstos. Como resultado, territorios de la Red, las poblaciones que están fuera, obviamente, no
P la red a menudo engendra la representación dentro de sí, en nombre d e poseen el privilegio de la capacidad de actuar [ageney] porque no pueden
esas unidades políticas. En ausencia de las voces de éstas, sitúa o fabrica ni hablar en su propio nombre, ni pueden ejercer control sobre la dinámi-
sin demora voces dentro que asumen la autoridad de hablar por el Otro, ca y dialéctica de la red. Mientras que pueden tener y, en verdad, sí tienen
puesto que, muy a menudo, no escasean los grupos e individuos que apro- capacidad de actuar dentro de sus propios espacios y vidas como un atri-
vecharían la ocasión para designarse y delegarse a sí mismos como repre- buto critico de su existencia, esta capacidad de actuar, sin embargo, sufre
sentantes de los ausentes. Hoy día tales individuos y grupos abundan por=** un impacto cuando una nueva fuerza tal como la Red surge con la capaci-
los capilares y nudos de la Red: luchadores solitarios y grupos de presión dad de invadir ese espacio. Con las enormes capacidades de la red como
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temporales, organizaciones de amigos preocupados y revolucionarios auto- sistema social, global, naciente, uno se ve forzado a preguntar: ¿podría
designados, figuras mesiánicas que vienen al rescate de los desvalidos, ella quizás privar más de derechos o incapacitar más a esas poblaciones
anarquistas en busca de preocupaciones y activistas remanentes de cau- que ya luchan por salir de debajo de la avalancha del progreso y sus dis-
j sas fracasadas, ansiosos de hallar nuevas causas que pudieran mitigar su cutibles consecuencias, moviendo los postes de la modernidad mientras
pasión de servir. luchan por abordarla? ¿Ha hecho más fácil para las entidades e indivi-
A veces, tras tales actos de autodelegación hay un propósito genuino. duos que tienen el privilegio de poseer los dispositivos capacitadores de
En otras ocasiones la pasión impulsora no pasa de ser un farisaico deseo ella, desalojar a esas poblaciones apropiándose de sus voces y hurtándo-
de llamar la atención o destacarse mediante tales actos de supuesta buena les su identidad en una arena de la que ellas son efectivamente excluidas?
intención. A menudo hay poco o ningún contacto, comunicación, consul- Dada la relativa facilidad con que los participantes en la red pueden gene-
ta o mecanismo de intercambio recíproco entre tales voces delegadas y rar y diseminar información, a veces en una escala cuya enormidad deja
los cuerpos de ciudadanos que ellas eligen para hablar por ellos en la Red. perplejo, ¿nos ha confiado este médium a alguno de nosotros el poder de
Como agentes libres, ellas habitan los rincones y hendiduras de la Red y
se ocupan en innumerables actividades y negociaciones en nombre de destinidadj (Lolf). Según la LoU, su plan de penetrar en las comunicaciones de
grupos y culturas que en esencia no pueden negar o retirar la autoridad esos dos países y destruir la infraestructura de las mismas era un plan en apoyo de
los derechos humanos y de las víctimas de las violaciones de los derechos huma-
que tales representantes se otorgan a sí mismos.
nos. Fue necesaria la intervención crítica de otros siete grupos de hackers para
Cualesquiera que sean las intenciones o contextos, humanitarios o de desalentara la LoU en su misión autodelegada, señalando que ese tipo de activismo
otra índole, se plantean, no obstante, ciertas cuestiones muy cruciales, [activism] cultural o político en la Red (ahora conocido como hacktivism), cuan-
además de la mera ética de la representación/ Entre ellas está la cuestión do es llevado a extremos irresponsables, podría tener consecuencias no
intencionales, pero devastadoras, en víctimas inocentes. En el caso de Irak, seme-
h Resulta interesante que, mientras los activistas culturales y defensores de la Red jante ataque podría haber paralizado lo que quedaba del ya sitiado sistema de
están prestos a señalar «exitosas» representaciones de comunidades menos privi- salud pública del país, conduciendo a la muerte de cientos de mujeres, hombres y
legiadas en la red. tales como el uso que de la Red hace el Comandante Marcos niños. Perr^eljiriiicipio fundamental no es muy diferente, a sábefpa suposición
para globalizar la causa del pueblo indígena de Chiapas, en México, lo que raras de que se tiene el derecho a representar a un grupo o a designarse así mismo como
veces se saca a discusión es con qué autoridad moral se hacen tales representacio- delegado en nombre de un grupo —en este caso las masas supuestamente oprimi-
nes, y qué interrogantes éticas son suscitadas por aventurados actos de salvamen- das de Irak y China— sin consulta o consentimiento. "*
to como la campaña de Chiapas y el mesianismo guevariano del Comandante En «Desiring the Involuntary», Jonathan L . Beller escribe sobre «fuerzas
Marcos entre los pueblos indígenas. Algunos podrían querer trazar una línea entre involuntarias» que poseen la capacidad de «romper la integridad del sujeto», una
la campaña de Marcos y la declaración de guerra contra Irak y China en julio de expresión que describe de la manera más apropiada el impacto potencial de la red
1998 por un grupo de hackers estadounidenses |N. del T. Hacker. persona que en la inherente capacidad de actuar o subjetividad de los individuos y comunida-
¡legalmente logra tener acceso a un sistema de computadora y a veces altera en él des que no pueden conectar. Véase Beller, en Wilson y Dissanayakc, eds., Global/
la ¡nt'ormaciónj conocido como la Legión of the Underground |Lcgión de la Clan- Local, Duke Univeristy Press, 1996, p. 197.
142 OtuOguibe ¡AI conectividad y el destino de los no coiwruuhs 143
fabricar y diseminar al resto del mundo constructos y narraciones del Otro podía ser tomada erróneamente por una voz en favor del grupo o en
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posiblemente ficticias y potencialmente lesivas, cuando tales poblaciones ^ombre de éste. Esta intervención crucial fue posible, sin embargo, sólo
no tienen dispositivos igualmente capacitadores para enfrentar, evaluar 11 aue el grupo estaba enterado de dicha exposición, tuvo acceso a ella y,
criticar, desafiar o procurar invalidar imágenes y representaciones de sus r ende, la oportunidad de presenciarla, relacionarse con ella y evaluar-
identidades y su estado de ser? Si la Red nos faculta a poseer la voz del la Imag> émonos
n u * ' ó n parecida en la que, en contraste con esas
n a s t u a c
ausente o inventar la narración del mismo, ¿al hacerlo, no nos capacita ondiciones, dicho discurso es escenificado en la Red, en una galería vir-
para dejar cicatrices en su cuerpo? tual por ejemplo, o en un net-foro, o, peor aún, en cualquiera de los va-
Un caso reciente de fuera del ciberespacio puede, en verdad, ilustrar rios miles de foros de acceso limitado que están operando actualmente en
de manera del todo convincente los peligros que este poder de autodele- la Red. Imaginémonos, además, que el grupo cuyos cuerpos e historia son
gación presagia. En abril de 1996, una artista y curadora surafricana blan- exhibidos tampoco está conectado. Imaginémonos que sus integrantes no
ca montó una exposición en la Galejía^Hacional de Suráfrica sobre l a
tienen ninguna vía de acceso a la información diseminada sobré ellos y
historia y la cultura material de l q ^ ó í s a ^ o de los pueblos indígenas respecto a ellos, supuestamente en su nombre o en el mejor interés de
del país. La exposición, mayormenté^étnográfica, que mostraba princi- ellos. No sólo no tendrían ninguna oportunidad de tratar con esa infor-
palmente imágenes y documentos de archivo sobre la afrenta colonial mación, peor aún: no tendrían ningún modo de hacer constar, como hicie-
europea a los Joisa y el casi completo exterminio de los mismos, implica- ron los Joisa de la manera más enérgica, su desaprobación y desprecio.
ba, no obstante, estrategias de construcción y realización que ofendían al En efecto, la Red digital suministra un nuevo corredor de infracción
grupo. Después de ver la exposición, un foro representativo del grupo, la y transgresión en el que los que sufren la infracción no siempre pueden
Conferencia Nacional Griqua. censuró la exposición, describiéndola como tener el privilegio de irrumpir. Dentro de este corredor abundan las opor-
una «cuestionable y activa contribución a promover la marginalización tunidades para la transgresión, e incluso para la maleficencia. Con tales
de las primeras naciones de África del Sur». A l tiempo que señalaba que
s
posibilidades agresivas y desenfrenadas a disposición del conectado a la
la curadora no consultó al grupo, y que los Joisa no participaron en lo que red, ¿es que, acaso, los no conectados están destinados a sufrir una viola-
era una exposición de ellos y sobre ellos, el foro condenó «la persistencia ción digital?"
del pueblo no indígena en robar y exponer nuestro pasado para su propia
absolución». Otro foro de los Joisa, el Movimiento Cultural Hurikamma, 11 Aunque posiblemente no podemos abordar aquí lodos los otros numerosos ejem-
plos de esta situación, podemos señalar rápidamente que tales violaciones se pre-
condenó igualmente la exposición como «otro intento más de tratar a las
sentan quizás con la mayor evidencia en el caso de una de las más poderosas
personas morenas como objetos». ' 1
empresas existentes en la Red, la pornografía. Buena parte del material pornográ-
Ya existe un cuerpo considerable de literatura sobre la debacle aquí fico vendido o transmitido en la Red pertenece a una categoría conocida como
referida. " Como una demostración de la importancia de la capacidad de
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«user posts», algunos de los cuales consisten en imágenes genuinas de indivi-
duos fotografiados, sin sospecharlo ellos, en circunstancias privadas o compro-
actuar por la parte de los representados, la respuesta y la intervención
metedoras, que son transmitidas en la Red. A veces combinadas bajo el epígrafe
críticas de los Joisa definieron sucintamente y situaron el acontecimiento «voyeurismo», muchas de éstas son obtenidas mediante discretas minicámaras
mismo, así como también suprimieron la autoridad para representar que plantadas en lugares tan improbables como los pisos de elevadores públicos o en
la curadora, de manera discutible, se había apropiado involuntariamente. baños públicos. Nada contradice el prejuicio del género en esta preocupación. A
Independientemente de que sus intenciones fueran genuinas o no, la suya menudo, también el mercado para imágenes pedol'ílicas es atendido por tales dis-
positivos. Una vez más, los no conectados son más vulnerables, puesto que no
tienen medios de ninguna clase para detectar tales abusos de su persona. El pro-
x Véase WeekJy Muil & Guardian, Johanncshurgo, 19 de abril de 1996. blema ético fundamental de la invasión de la privacidad individual que estas prác-
" Ibídem. ticas plantean, no difiere en ningún detalle del planteado por otra práctica que es
'" Véase Okwui Enwczor, «Rcframing the Black Subjcct». Third Text, 40, 1997 pp. igualmente posibilitada por la Red. Me refiero al uso invasivo de'cámaras web en
21-40. el nuevo arte Uc los media en el que los artistas fotografían o graban en
La conectividad y el destino de los no conectados 14S
144 OluOguibe
Hoy día la red es no sólo un poderoso etnopaisaje, como señalé arri- ción a través de las líneas divisorias sociales y culturales, creando contac-
ba; también ha devenido un formidable sistema de conocimiento. Sus to e intercambio más bien con carácter de simulacro que reales? De una
depósitos de información son complementados por la pronta accesibili- u otra manera, uno se pregunta: ¿a la larga no podría la Red interponerse
dad de los suministradores de contenido, expertos y charlatanes. Una vez entre nosotros y el Otro que no conocemos? * 1
acomodados en los intrincados relés, adicciones y cojines de la red, mu- No se ha de hacer caso omiso del hecho de que la infraestructura
chos dependen de ella cada vez más para obtener información y conoci- informacional global ha llegado a ser quizás el mecanismo más importan-
miento del mundo más allá de su propia puerta. La información recogida te para el proceso de globalización en curso. Si tradicional mente creímos
en la Red deviene nuestro pronto acceso a otras culturas y sectores de la que este proceso consistía principalmente en la diseminación e imposi-
sociedad, ya que nos engatusa para que indolentemente nos preocupe- ción de cultura y productos culturales occidentales por todo el mundo,
mos de atravesar sus propios portales de voces e informantes en busca de ahora debemos incluir en él también, como un factor, un flujo inverso en
nuestros conocimientos de los no conectados. Con mucha frecuencia, a forma de posesión y transferencia de mercancías provenientes de más
pesar del escepticismo expresado, tal información es tomada por muchos allá del perímetro de Occidente. En otras palabras, ahora es válido hablar
en su valor nominal. En realidad, el grado de veracidad que se le atribuye de una circulación verdaderamente global de culturas y productos cultu-
a la información recogida de la Red es reforzado bastante engañosamente rales. La red en todas sus formas y manifestaciones es un formidable
por su proclividad esencialmente textual, dada la asociación histórica y canal para este tráfico global. Se estima que por el año 2003 sólo por la
bíblica del texto con la verdad, especialmente en Occidente. Cada vez 12 vía de Internet se moverán mercancías por valor de 327 billones de dóla-
más, muchos se apuran a citar información procedente de la Red como res estadounidenses. Si se incluye como un factor el comercio que tie-
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información autorizada, pero, lo que es aún más inquietante, se apuran a ne lugar a través de otras redes de comunicación global, esta estadística
volverse hacia ella y no a mirar el mundo de puertas afuera. Con esto en se eleva a una cifra aún más astronómica. De las mercancías y servicios
mente, uno no puede sino preguntarse: si la red continuara desplazando implicados en este comercio global, una porción cada vez más sustancial
otros sistemas de conocimiento, como parece destinada a hacer, si sus consiste en productos culturales, especialmente objetos de la cultura ma-
participantes-ciudadanos continuaran sintonizando con ella como su fuente terial. También esto tiene sus implicaciones para las poblaciones que es-
prioritaria de información especialmente sobre aquellos que, por lo de- tán fuera de la red.
más, son considerados remotos e inaccesibles porque no están conecta-
En primer lugar, porque mientras no puedan obtener acceso a la red,
dos, ¿no podría llegar a ser una barrera en vez de un puente? ¿No podría
tales poblaciones están efectivamente impedidas de ejercer control sobre
impedir el contacto y el intercambio apropiados y significativos, alentan-
cualquier aspecto importante de ese tráfico, aunque una parte considera-
do la falsa idea de que conocemos al Otro y de que el Otro es, en realidad,
ble de las mercancías circulantes en ese comercio es obtenida o hurtada
parte de la nueva comunidad global que damos por sentada? ¿No podría
más bien impedir que facilitar nuestra aspiración a una genuina interac- 11 Desde luego, el contacto físico y el intercambio en sí mismo pueden rio constituir
garantías contra la violación del Otro, como indica la historia. Sin embargo, me
parece particularmente alarmante que el propio carácter concreto de tal contacto,
video a individuos en esquinas de calles, terminales de transporte público, y hasta a pesar de sus deficiencias e incertidumbres, deba ser reemplazado por la separa-
baños públicos, sin que éstos lo sospechen, y transmiten las imágenes en la red. ción y el retiro a Ja virtualidad de los símbolos, de los signos y señales. También se
Aunque algunos puedan considerarlo discutible, mi punto de vista es que tales podría señalar que en aquellos casos históricos cuando el contacto engendró más
prácticas no pueden ser disculpadas sobre la base de la licencia creadora. bien tragedia que entendimiento —la esclavitud, el colonialismo, la conquista y
12 Para una breve investigación de la persistencia de la actitud mental literaria o matanza de las primeras naciones—. hubo poco intercambio visible, la misma
textual en los enfoques generales del hipertexto y del ciberespacio, véase la lectu- ausencia de intercambio que caracteriza cada vez más la relación del conectado a
ra que de Marshall McLuhan ha hecho Michel A. Moos, «McLuhan's Language», la red con el no conectado.
en Moos. ed.. Media Research: Technology, Art, Communkation, G + B Arts 14 Esta cifra se le atribuye a OÍiver Smoot, del Consejo de la Industria de Tecnología
International, 1997, pp. 140-166.' de la Información (ITI).
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