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Karla Salinas Contreras

Psicoanálisis freudiano:
Nacimiento, desarrollo y rebelión
Editorial Electrónica Apsique
Psicoanálisis Freudiano:
Nacimiendo, desarrollo
y rebelión

Karla Salinas Contreras


APSIQUE

© 2002, Karla Salinas Contreras


© En la versión electrónica:
2002, Editorial Electrónica Apsique

Primera edición: mayo 2002

Diseño de portada:
Claudio Bustos, sobre una imagen
De Ferdinand Schmutzer

Todos los derechos reservados.


Esta publicación puede ser
reproducida parcialmente o
totalmente, mientras sea citado
adecuadamente el nombre de la
autora.
Introducción.
El presente trabajo tiene como objetivo el conocimiento de una de las teorías
Psicológicas más fuertes de todos los tiempos: El Psicoanálisis.

Muchas personas, estudiosas del área de Psicología, han llegado a la conclusión de que
ésta teoría no es adecuada, e inclusive la ven como una manera fantasiosa, determinista,
inflexible y por supuesto, incompleta para explicar los procesos mentales por los cuales
atraviesa el ser humano durante su desarrollo en el Planeta. Pero, por otro lado, si esto
fuera tan cierto, nos preguntamos... ¿qué hace al psicoanálisis tan atractivo para sus
miles de seguidores? ¿por qué sigue siendo tan aplicable una teoría que fue realizada
hace tantos años, y que no tiene mucho (o tal vez nada) que ver con el ser humano de la
actualidad?. Estas preguntas tal vez se contestarán conforme a este trabajo, y sería ideal
revisar a uno de los personajes más significativos para el movimiento psicoanalítico:
Sigmound Freud. Los psicólogos, a nivel casi universal, consideran a Freud como un
gigante, aunque para algunos haya sido un gigante equivocado. El no fue para nada
quien inició a la Psicología, pero sí fue quien le dio un giro de 360 grados con sus
teorías y sus postulados hasta cierto punto “atrevidos”, ya que dada la época en que
estos surgen a la luz, hay ciertos miedos moralistas y mitos que no permitieron a Freud
escaparse de las críticas y del rechazo de mucha gente. Hablaré de su teoría, y de los
supuestos que nos ha dado como herencia, de una forma un tanto breve, ya que debido a
sus extensos trabajos y escritos, es imposible abordar a Freud de una manera breve y
completa al mismo tiempo.

Como es de esperarse, en todas las cosas hay opuestos, y la teoría psicoanalítica no es la


excepción. Dentro del mismo movimiento psicoanalítico surgen diferencias, algunas
muy grandes, y otras nada más de nombre. S. Freud tenía seguidores, los cuales al
involucrarse tanto en el movimiento se dieron cuenta de que faltaban cosas o sobraban,
y la decisión final fue separarse del vientre de Freud para buscar sus propios senderos.
Tal es el caso de personajes como Alfred Adler, Carl Gustav Jung, Ferenczi, Rank,
Horney, Sullivan, Fromm, M. Klein, y otros, quienes trataron de explicar su propia
versión del por qué de los aspectos psíquicos que rodean al hombre, algunos con éxito,
otros no tanto.

Lo cierto es que la teoría psicoanalítica Freudiana, aportó muchas cosas buenas a la


Psicología en general, y también inspiró a muchas gentes a realizar otras teorías que
aunque sean opuestas completamente, se basan en ésta. No hay psicólogo en el mundo
que no se haya, al menos, asomado al mundo de Sigmound Freud, ya sea para
criticarlo, o para unirse a Freudlandia.

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El Psicoanálisis antes del Psicoanálisis.

Antecedentes Históricos.

El psicoanálisis no surgió de manera a priori, si no que fue tomando forma a partir de ciertas
ideas ya establecidas y aterrizadas en el terreno de la ciencia. Tuvo diversas influencias, entre
ellas, se pueden destacar dos clases importantes: Por una parte la tradición intelectual, por otra,
un conjunto de influencias personales más directas que hicieron ruido en la cabeza de S. Freud.

Dentro de la tradición intelectual, podemos hablar de Leibniz, quien elaboró una teoría sobre
los elementos de la realidad, denominando mónadas a los elementos de ésta, como centros de
energía. Cada uno de esos centros era independiente de los otros, y tenía en sí una fuente de
impulsos. Podía considerase la mónada como un centro de motivación. Leibniz también señaló
el inconsciente y los grados de conciencia, y un siglo después, Herbart, otro autor, retomó
algunas de estas ideas y elaboró una matemática del conflicto que se da entre las ideas cuando
luchan por hacerse conscientes. He aquí el primer antecedente: No fue Freud el primero en
hablar de un “inconsciente”, pero sí el primero en detallarlo de una manera tan extensa.
También podemos mencionar a Schopenhauer, quien había formulado antes la idea de
“represión en el inconsciente” y la de resistencia a reconocer ese material reprimido(Marx M.
H., 1989).

Dentro de las influencias personales directas, podemos mencionar que un poema llamado
“Naturaleza”, escrito por Goethe, fue inspirador para que Freud eligiera una carrera científica,
que sobre todo, explicara los contextos no explorados aún dentro de la naturaleza del ser
humano, como lo es la mente, uno de los pasajes de poemas de Goethe se convirtió en el lema
personal de Freud y dice “Nos introducís en la vida y dejáis que el desdichado llegue a ser
deudor”(Freud, 1966). Freud estudió en la escuela mecanicista de Helmholtz, teniendo como
mentor a Ernst Brücke, con quien mantuvo una relación estrecha y duradera en el Instituto
Fisiológico de Viena. Esto influyó en Freud para que formulara su propia versión de la
determinación de la conducta humana: el determinismo psíquico.

Otro personaje que influyó en las ideas de Freud, fue Chales Darwin, reforzando su
determinismo durante su estudio en la carrera médica. Freud planteó una perspectiva biológica
del ser humano de acuerdo con el punto de vista de Darwin, y muchas ideas surgen
directamente de la teoría evolucionista, por ejemplo, el instinto de muerte debido a
especulaciones del origen de la vida. Una influencia de Darwin más directa, es la importancia
casi exclusiva de la sexualidad, que para los evolucionistas, es reproducción y sobre vivencia
de la especie.

La religión judía de Freud incluye muchos componentes místicos, que atribuyen en sus escritos
un significado místico al sexo. El interés de Sigmound por la intensidad de la estimulación, la
entergía mental y el concepto topográfico de la mente, se relaciona también con los trabajos
previos realizados por Gustav Fechner.

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Surgimiento del Psicoanálisis.

Josef Breuer, un fisiólogo


dedicado a los problemas
mentales, fue amigo y mentor
de Sigmound Freud. Trabajaron
juntos en varias ocasiones, y
dentro de este trabajo, hubo
uno en especial que dio una
gran influencia a Freud para
realizar la teoría psicoanalítica:
El caso de Anna O.

Este trabajo fue publicado en 1895, pero realizado trece años antes. Breuer trató a esta
muchacha hasta 1882, definiendo así la patología de la Histeria y sus síntomas. Este trabajo se
llama “Estudios sobre la histeria”. Anna O. era una chica inteligente, quien había consultado a
Breuer por los síntomas que ella tenía, incluyendo la parálisis de tres miembros, contracciones
y tendencias a una doble personalidad. Durante el tratamiento, Breuer descubrió que si su
paciente le relataba el origen de un síntoma mientras sufría una especie de estado de transición
entre las dos personalidades, el síntoma podía desaparecer. Comenzó entonces a hipnotizarla
diariamente, para que pudiera librarse de los síntomas más rápidamente. La paciente bautizó
como “cura de conversación” al método que habían descubierto Breuer y
Freud(www.pscicoactiva.com). De este caso surgieron muchos conceptos que actualmente son
lenguaje oficial del Psicoanálisis, tales como la catarsis. La catarsis es en sí, el desahogo de
emociones a través de algún medio de auto expresión, siendo el mejor medio la discusión.
Podemos señalar, desde la descripción del propio Freud, el método que utilizaba Breuer:

“Recordaremos tan sólo su principio fundamental, que hacía depender los síntomas de los
histéricos de escenas impresionantes, pero olvidadas de su vida (traumas): la terapia fundada en
este principio consistente en hacer que el paciente recordase, y reprodujese tales sucesos en la
hipnosis (catarsis), y la teoría, consiguientemente deducida, de que tales síntomas
correspondían al empleo anormal de magnitudes de excitación no derivadas
(convesión)“(Freud, 1893).

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Freud se separó de Breuer por
unos años al conseguir una
beca en el año de 1885 para
estudiar en París. Estudió con
Charcot, un famoso
hipnotizador, maestro, y
autoridad en las cuestiones de
Histeria.

Desde el otoño de 1887, comenzó a aplicar el tratamiento hipnótico, y a partir de la primavera de


1889 empleó sistemáticamente el hipnotismo para la exploración de sus pacientes, además en el
verano del mismo año, viajó a Nancy para contemplar su experiencia clínica junto a Bernheim, al
punto que también el interés de Breuer por este tema volvió a ser estimulado por la dedicación que
él mismo había despertado en Freud. Charcot fortaleció el uso de este método en Freud. Con
respecto a la hipnosis, Freud explica en sus diversos escritos que la consciencia del sujeto no le
ofrecía al principio el verdadero motivo de su angustia, el cual no surgía sino más tarde, pero sin la
menor vacilación, cuando en la hipnosis los interrogaba sobre el problema. Es este el mismo
proceso estudiado por Bernheim y otros hombres de conciencia posteriores en sujetos que después
de la hipnosis llevaban a cabo actos cuya ejecución les había sido encomendada durante ella.
Freud regresó a Viena e informó a sus colegas lo que había aprendido y visto sobre la histeria y la
hipnosis, y aunque no fue recibido con elogios y se sintió hasta cierto punto decepcionado, esto no
le impidió seguir empleando la hipnosis en sus prácticas, como complemento de los masajes, los
baños y la electroterapia moderada, que estaba tan de moda en esos tiempos. Posteriormente
abandonó la electroterapia, aclarando que la única razón por la que no estaba de acuerdo con
quienes atribuían sus efectos a la sugestión era que no observaba ningún resultado que
explicar(Marx M. H., 1989).

Ya en 1895, se publicó, como lo mencioné antes, los “Estudios sobre la Histeria”(Freud, 1893-5),
obra que marcó el comienzo de la escuela psicoanalítica. En esta época Freud se volvió a
separar de Breuer, siendo Fliess su nuevo mentor. Freud era un sujeto con una personalidad muy
patológica: era un neurótico, excesivamente dependiente, celoso, a veces dominador,
excesivamente preocupado por la muerte e hipocondríaco, esto último jamás lo supero del todo.
Todo esto dio pauta a que en 1897, Freud comenzara un autoanálisis a gran escala.

Durante su regreso de con Charcot, se dedicó a aplicar terapia de manera particular, descubriendo
que no todos los sujetos podían ser inducidos a la hipnosis. Otro defecto que encontró en la
hipnosis, era lo que él llama “Falsas conexiones”. El sujeto parece sentir una necesidad de enlazar
por medio de un nexo causal aquellos fenómenos psíquicos de que tiene consciencia con otros
elementos conscientes; y en aquellos casos en los que la verdadera causa se sustrae a la percepción
de la consciencia, intenta establecer una distinta conexión, a la que luego presta completa fe, no
obstante ser falsa. Naturalmente, una disociación preexistente del contenido de la consciencia
favorece mucho tales ‘falsas conexiones’; de las dos condiciones necesarias para el establecimiento

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de tales falsas conexiones, una de ellas, la desconfianza, nos parece existir siempre, y la otra, la
disociación de la consciencia, es sustituida por el hecho de que la mayoría de los neurópatas no
tiene, en parte, conocimiento de la verdadera causa ( o por lo menos de la causa ocasional) de su
padecimiento, y en parte rehuye intencionadamente dicho conocimiento por serle desagradable
recordar lo que de culpa personal haya en su dolencia(Marx M. H., 1989).

Al darse cuenta de todo esto, se encargó de buscar otra opción que pudiera aplicarse de forma ideal
en el paciente, y éste sacara a relucir los motivos de sus angustias. Estaba determinado a salvar la
cura de la charla, e insistía en algo un tanto chusco: sugirió que el paciente recordaría el origen de
los síntomas cuando presionara su frente. Además, de esta manera orientaba mucho los procesos de
asociación en sus pacientes, hasta que uno de ellos le dijo una vez que lo estaba interrumpiendo
demasiado y que debiera quedarse callado. Fue de esta manera tan graciosa, que surgió la regla
principal de la teoría psicoanalítica: La asociación libre de ideas.

Hacia la época de la publicación de los Estudios sobre la Histeria, Freud ya tenía muchas ideas que
son la base ahora del psicoanálisis. Una de ellas se refería a la importancia de los procesos
inconscientes en la etiología de las neurosis. Esta convicción se apoyaba parcialmente en la
observación de que los síntomas parecían a menudo expresiones de sucesos que el paciente no
podía recordar, o de impulsos de los que no era consciente. También Freud estaba convencido de
que el sexo desempeñaba un papel predominante en los trastornos psíquicos del neurótico. Charcot
había señalado en algún momento que existía un cierto tipo de caso cuya base era siempre sexual.
Chrobak era un ginecólogo que había hecho observaciones similares sobre los desórdenes
nerviosos junto con Freud. El mismo Freud observó que la mayoría de sus pacientes histéricas
informaban sobre experiencias sexuales traumáticas en su niñez, concluyendo así, que en una vida
sexual normal no era posible una neurosis. El simbolismo era algo de gran importancia también, ya
que según Freud, los síntomas parecían ser representaciones distorsionadas, pero simbólicas, de
sucesos o conflictos reprimidos, de modo que los síntomas no eran arbitrarios. En todos los casos,
la situación en que se originaba el síntoma había implicado fuertes tendencias a hacer algo, a las
que se habían opuesto otras fuerzas que impidieran al sujeto llevar a cabo su deseo. El impulso
reprimido se manifestaría entonces en forma simbólica, como una incapacidad para ver. A esto se
le conoce actualmente como somatización, me gustaría dar un ejemplo: yo tuve una discusión hace
unos meses con mi padre, y durante esa discusión me dieron muchas ganas de llorar y de gritarle,
pero no lo hice; unas horas después, tenía dolor gástrico y una jaqueca tremenda, síntomas que
duraron unos días y que desaparecieron hasta que hablé con mi madre sobre la discusión y entonces
lloré.

De lo dicho se desprende que la aceptación del inconsciente se entreteje con la noción de represión
en el inconsciente: los impulsos y recuerdos indeseables son empujados al inconsciente, se olvidan
y en circunstancias ordinarias no están disponibles como material consciente. El paciente sólo
puede curarse mediante la recuperación y elaboración de lo reprimido (abreacción).

Freud se vio obligado a retroceder cada vez más en la vida del paciente y paralelamente, a
reconocer la importancia de las experiencias infantiles en la producción de la neurosis. Muchas de
esas experiencias infantiles eran sexuales, por ejemplo en la histeria, particularmente, Freud
encontró informes sobre experiencias sexuales tempranas. También creía que esas experiencias no
adquirían fuerza traumática antes de que el paciente alcanzara la pubertad.

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Otro descubrimiento importante de Freud, fue el de la transferencia(Marx M. H., 1989). Esto
surgió cuando se dio cuenta de que Breuer cobró afecto por Anna O. y ella a su vez por él (fue por
este acontecimiento, que Breuer decidió dejar los estudios del psicoanálisis a Freud como
herencia). El paciente transfería a su terapeuta (aparentemente) los sentimientos que antes había
experimentado hacia otra gente, en especial a sus padres. En algunas etapas de la relación
terapéutica, ese tipo de sentimientos transferidos podían adoptar un signo fuertemente positivo e
incluso sexual; más adelante, podían tornarse muy negativos. De este modo el paciente podía
expresar aquello reprimido y resolver los impulsos que no le permitían vivir de una manera normal.
La transferencia resultaba entonces una de las herramientas más útiles del terapeuta.

El psicoanálisis arranca oficialmente con las publicaciones de textos escritos por Freud, tales como
“La interpretación de los sueños” (1900), “Psicopatología de la vida diaria” (1901), y junto con
estos textos, todos los constructos, postulados y técnicas para explicar y promocionar su teoría.

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El Psicoanálisis: teoría, sistema y postulados.

Para explicar todos los conceptos manejados por Freud, necesitamos primero hablar de lo básico,
de cómo está estructurada la mente y cuáles son sus componentes, así como funciones de los
mismos. Por tanto iniciaremos explicando la primera Topología Freudiana, que explica los Niveles
de consciencia. Cabe mencionar que todas estas teorías tienen como base todo el marco histórico
que mencioné anteriormente, en especial el viaje y los estudios con Charcot, y a los efectos de la
amnesia posthipnótica.

Consciente, preconsciente e Inconsciente.

La psique está dividida en tres secciones, de las cuales nuestras actitudes, personalidad, etc. Son
producto de la interacción entre ellas. Lo que un sujeto experimenta de manera consciente es sólo
una pequeña parte de su vida mental, y puede ser una distorsión de los verdaderos motivos que
existen en la forma inconsciente. Los motivos conflictivos pueden dar tanta frustración a la persona
(por ejemplo, una violación sexual), que son excluidos de la conciencia, pero siguen de forma
latente en el inconsciente influyendo de manera directa en la Conducta (Freud, 1909). Por otro
lado, hay una parte media entre lo consciente y lo inconsciente, ya que no experimentamos todo lo
que sabemos a cada momento, en realidad, la conciencia momentánea constituye una parte muy
pequeña del recuerdo total posible y de la estimulación actual, con información que contiene cierto
grado de importancia y surge de manera espontánea. De manera que esta estructura de la mente
quedaría así:

Ψ La consciencia es el resultado de estimulación externa o de experiencias internas


revividas, además de trabajar en un tiempo presente y dar al sujeto consciencia de la
identidad.

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Ψ El preconsciente por su parte, contiene recuerdos latentes que surgen de manera
espontánea y deliberadamente o a través de asociación con la estimulación actual, estando
entre el inconsciente y el consciente como una línea divisoria y actuando como filtro de
información para traerla a la conciencia, desecharla, o guardarla en el inconsciente.

Ψ El inconsciente es como un álbum familiar, en sí, un depósito mental del pasado del
sujeto que no está obligado por el deber o la restricción moral, siendo la parte más primitiva
de la psique del hombre, y comúnmente, inaccesible.

Freud realizó muchos estudios dándole importancia a la última sección, y toda la teoría
psicoanalítica de él, habla más que nada del inconsciente como cuna de todas las actividades
cognoscitivas, y siendo un concepto tan subjetivo, no era muy bien aceptado en la época (e
inclusive actualmente) por otros psicólogos y hombres de ciencia.

Inconsciente: significado y prueba de sus manifestaciones.

Se habla del inconsciente en muchas teorías psicológicas que le dan un significado de cuando el
sujeto realiza alguna acción o manifiesta una conducta y simplemente no se da cuenta. Pero para
Freud, esto no es tan simple. Según Freud, hay motivos para ese comportamiento o manifestación,
que el sujeto tiene guardados en el área inconsciente pero, que de uno u otro modo, no pueden
aflorar de manera consciente en su esencia pura, y debido a que el inconsciente necesita sacar los
impulsos y manifestarse, la información aflora de manera conciente en alguna actitud de la que se
presume “no tiene idea de donde surgió” o “ni idea del motivo”. No existe un estrato
independiente de actividad mental que sea inaccesible del todo, sólo una falta de conciencia
completa.

Freud decía que el inconsciente era en sí un ser viviente e independiente del mismo sujeto en el que
habita, compuesto por impulsos psicobiológicos básico que se oponen a los motivos conscientes y
producen los principales conflictos de la vida. Un ejemplo de esto, puede ser una persona que en
determinadas situaciones se muerde las uñas: este sujeto no se había percatado de esta acción hasta
que alguien se lo advierte(Freud, 1910). Sin embargo, al estar de nuevo en determinada situación,
vuelve a repetir la misma acción. El significado del hábito, o su objetivo, es meramente
inconsciente y en general, los sujetos no saben que significado atribuirle a estos hechos.

Otra prueba de la existencia del inconsciente es nada menos que el “olvido”.

Una persona puede olvidar el nombre de otro sujeto a quien conoce, alguna fecha, un documento
importante, etc. Siendo totalmente normal. Pero cuando esas acciones son tan repetitivas, por
ejemplo, un sujeto que olvida el número telefónico de su mejor amigo cuando éste se lo ha dado
más de 20 veces, esconden en el fondo un significado mayor. Según Freud todo esto no es
casualidad, más bien, causalidad. El hecho de que el sujeto recuerde posteriormente el teléfono de
su amigo, demuestra que el olvido fue temporal, y por tanto, no es un olvido real si no una

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represión. La conducta de la persona está al servicio de un deseo inconsciente más que de uno
consciente.

Dentro de las pruebas manifiestas del inconsciente, encontramos muchas otras más, tales como los
lapsus, el instinto de muerte y de vida, la somatización de ciertas patologías psíquicas, y sobre todo,
la postura tan firme de Freud ante un determinismo psíquico (cualquier acontecimiento psicológico
tiene una explicación o causa adecuada).

Para explicar más a fondo esto, ahora hablaré de la segunda topología de la estructura mental.

Estructura de la Personalidad.

La estructura de la Personalidad desde el punto de vista Freudiano, consta de tres sistemas, que son
opuestos y se encuentran continuamente en conflicto entre sí.

Tenemos al ello (id), que representa los impulsos psicobiológicos; El yo (ego) representa la parte
consciente y es el moderador entre ello y súper yo; El súper yo (súper ego) consta de dos
subsistemas, pero es en sí, el aspecto moral y social de la personalidad (Dicaprio, 1989). Cada uno
de estos sistemas lucha entre sí para dominar sobre la personalidad del sujeto y ejerce presión para
que se satisfagan las necesidades que tienen. La personalidad normal es aquella que encuentra un
punto medio entre estas tres y se dice que tiene un yo fuerte. Pero cuando es una de las otras
estructuras las que dominan, sea ello o súper yo, se dice entonces que el sujeto tiene un yo débil.

El “Ello”.

Conocido también como ID o yo inferior, es el más difícil de describir, por que es el más
inaccesible. Pero esta considerado como la parte más primitiva y original del sujeto que representa
necesidades biológicas e impulsos que, son activados por las necesidades. En algún momento la
intensidad del impulso es suficientemente fuerte para que sea experimentado por el yo como algo
consciente, pero cuando esto no se puede, es posible que haya ahí alguna fuerza oponente al deseo.
Ésta estructura está dominada por el principio del placer y los procesos primarios del pensamiento.

El principio del placer es quien expresa la idea de que la motivación más fundamental de los seres
humanos es la búsqueda del placer por la evitación del dolor, aunque en una personalidad anormal
no sea necesariamente la evitación del mismo, esta búsqueda, se da primero a través de la
reducción de impulsos básicos. El ello induce al sujeto a buscar alivio inmediato ala tensión cada
vez que ésta se presenta. La tensión surge cuando las necesidades se activan y se reduce cuando son
satisfechas, sin embargo si se satisfacen, esta tensión se intensifica. El simple alivio de esta tensión
causa placer, por lo tanto, la ausencia de tensión por las necesidades era para Freud en un sentido,
la forma más elevada de la existencia humana. Pero algunas tensiones son agradables y constituyen
una fuente de motivaciones, como cuando una persona disfruta delas experiencias y actividades
sensuales por sí mismas. Cuando el ello domina sobre el yo, el principio del placer prevalece a
costa de las consideraciones realistas y morales(Freud, 1909). Los procesos primarios del
pensamiento incluyen pensamientos fantásticos, ilógicos y satisfactores de deseos. Este
pensamiento se induce por intensos motivos insatisfechos del id. No sigue las reglas de la lógica, la

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realidad o del sentido común. Al estar dominando el ello sobre el yo, los procesos primarios son
capaces de reemplazar al pensamiento realista, el cual es la función propia del yo, y es cuando el
ello puede construir un mundo de fantasía donde las limitaciones ordinarias de la realidad se
suspenden. Los procesos primarios del pensamiento y el principio del placer tienen lugar en el yo
pero son inducidos por el ello. Al tener que encontrar nuevas y mejores salidas a los motivos
prohibidos, por ejemplo asesinar a alguien, la gente desarrolla y utiliza vigorosamente el poder del
yo. Sin embargo, si los motivos derivados toman la forma de defensas del yo y de procesos
primarios del pensamiento, la personalidad del sujeto se desarrolla y funciona de manera
defectuosa y anormal.

El “Yo”.

También conocido como ego, o el yo controlador, es el administrador de la personalidad y el sujeto


y objeto de la acción, o sea, el yo es el sujeto en sí mismo. Su función principal es encargarse de
satisfacer las necesidades que surgen de los dos sistemas restantes (ello y súper yo). Todas las
facultades psicológicas están a disposición de éste, y puede legar a conocer y aprender del mundo
externo ya que está en contacto directamente con él. El yo desarrolla su fuerza tomando energía del
ello con el objeto de invertir esa energía en elegir objetos, intereses y actividades(Dicaprio, 1989).
Conforme crece el yo, el ello se debilita.

Es gobernado por el principio de la realidad y por medio de los procesos secundarios del
pensamiento. El principio de realidad es quien considera todos los hechos pertinentes en el proceso
de satisfacer necesidades. A menudo la tensión debe tolerarse mientras se razona un curso de
acción apropiado. Los procesos secundarios del pensamiento son precisamente pensamientos que
sean válidos, lógicos y razonables(Freud, 1909). El sujeto debe percibir correctamente, seguir las
reglas de la lógica y aprender las leyes naturales, así como estar en contacto con el mundo real. Al
final, los procesos secundarios del pensamiento sirven por sí solos al principio de la realidad, el
cual debe obedecerse si la persona quiere subsistir.

Para explicar la interacción entre el ello y el yo, me gustaría mencionar el siguiente ejemplo: Un
sujeto tomó mucho agua mientras está en un estadio presenciando un partido de football. De
repente, su ello le trae a la conciencia que fue mucho el líquido que bebió y que quiere miccionar
ya! En ese mismo instante. Al ello no le importa que haya gente alrededor, el simplemente desea
satisfacer esa necesidad. Así que el yo, surge en el sujeto basándose en el principio de realidad,
percatándose de que hay mucha gente, que sería vergonzoso miccionar ahí, además de
antihigiénico. Por lo tanto, el yo controla al ello, haciéndolo esperar hasta que el sujeto vaya a los
sanitarios, para de este modo satisfacer su necesidad de una manera lógica y racional.

El “Súper yo”.

Conocido también como superego o el yo superior. Este sistema es como una imagen “ideal” del
yo, algo mejor y una imagen de perfección y encierra todos los aspectos morales de la cultura en la
que se desarrolla el sujeto. Este se encuentra en el preconsciente, ya que de este modo, el yo, puede
distinguir al acto lo que se está violando, ya sea ley social, moral, etc. El súper ello es meramente

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inconsciente y hasta cierto punto primitivo, y el súper yo por el contrario, es el cajón donde se
encuentran todas las regla sociales, morales, y formas de actuar que deberían de ejercerse. Ayuda al
yo a sentirse culpable cuando éste se mal pasa al satisfacer las necesidades del ello. El súper yo se
forma en la infancia, cuando el niño percibe a sus padres como seres casi divinos, según Freud. La
consciencia y los ideales que se introyectan son altamente moralistas o idealistas. Introyectar es
convertir algo en una parte integral de uno mismo(Freud, 1909). El niño recibe el súper yo de sus
padres en lugar de su conducta real, por tanto, se impone al yo demandas morales e idealistas
imposibles. No es suficiente para el yo ser moral, debe ser moral y perfecto.

A su vez, el súper yo esta formado por dos aspectos importantes para la personalidad: la conciencia
y el ideal del yo (Freud, 1933). La conciencia representa las prohibiciones culturales y el ideal del
yo las normas positivas; ambos son internalizados. Sólo ciertas formas de satisfacer las
necesidades le son aceptables al súper yo, incluso cuando son permitidos por la cultura diversos
medios de satisfacer las necesidades, el súper yo no necesariamente los tolera todos: por ejemplo,
actualmente es de lo más normal que en un noviazgo haya relaciones sexuales aunque no estén
casados, sin embargo, en las familias mexicanas, y más si se trata de la hija, esto está muy mal
visto. En este caso, el súper yo bloquea un conducto para la satisfacción de una necesidad que se
encontraba abierto para el yo. El conflicto tiene lugar dentro de la persona y no es entre la persona
y su medio ambiente. Por ejemplo, el obsesivo compulsivo es dominado, según Freud, por el súper
yo.

Varias de las prohibiciones e indicaciones que guían la conducta se relacionan con los procesos
secundarios del pensamiento y el principio de la realidad. Un sujeto maduro asume gradualmente
los preceptos de la conciencia del súper yo y los expone al escrutinio del yo. Si el desarrollo es
normal, la fuerza controladora en la personalidad se convierte cada vez más en el yo, la conciencia
se hace cada vez más consciente. Violar las órdenes del súper yo crean en el yo, culpa, ansiedad,
autodesprecio y el deseo de ser castigado(Dicaprio, 1989). Esto es normal cuando la acción así lo
requiera, pero cuando el súper yo domina al yo, esto se vuelve un arma de destrucción psicológica
para el sujeto debido a toda la frustración y estrés que implica.

Desarrollo de la personalidad del sujeto.

Freud explicaba que ciertos rasgos de conducta que se manifestaban, provenían del pasado del
sujeto, para ser más explícitos, que se formaban o lo regresaban a la infancia. Al recibir tantos
casos con este tipo de manifestaciones, decidió nombrar a éstas fijaciones, las cuales eran
tendencias conductuales de una etapa anterior de la vida que el paciente no había perdido con el
paso de los años (Dicaprio, 1989). Los elementos inconscientes podían explicarse como bloqueos
parciales de las deficiencias o exageraciones de rasgos específicos de la personalidad, más que
como una atrofia completa, pues el paciente era un adulto en muchos aspectos. Particularmente,
algunos rasgos y reacciones de una etapa anterior de la vida, normalmente reemplazados por rasgos
y reacciones más maduras, continuaban activos en la personalidad y producían un efecto nocivo en
general. Este tipo de fijaciones se pueden ver presentes en la edad adulta influyendo en la elección
de pareja, las preferencias vocacionales, intereses y actividades (hobbies), incluso aquellos rasgos
patológicos como el orden compulsivo, puntualidad, optimismo exagerado y otras características
parecidas. Sin embargo no podemos confundir el término fijación y el de regresión.

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En conclusión, manejaremos los siguientes conceptos:
Fijación.- Es Patológica y es permanente. Da origen a rasgos de la personalidad y es una adhesión
persistente a una etapa del desarrollo donde la etapa que se fijó, es la que nos da las características
conductuales. Por ejemplo, los fumadores (etapa oral).
Regresión.- Es volver por un momento a una fase de nuestra infancia para sentirnos seguros,
claro, de manera psíquica (mental), por ejemplo el morderse las uñas (etapa oral) cuando uno esta
nervioso. No siempre es patológico y es temporal.

Para explicar el desarrollo de estas fijaciones, dónde se pueden dar, y a qué conllevan, es de vital
importancia mencionar la teoría Freudiana respecto al desarrollo de la personalidad del sujeto a
través de sus vivencias y de su crecimiento, su entorno y las malas experiencias que esto pudieran
provocar, quedadas guardadas en el inconsciente y siendo expulsadas de diversas formas. Un
síndrome de rasgos es un patrón en particular de rasgos interrelacionados y estos a su vez dan
origen al tipo de carácter que se adquiere, pudiendo ser patológico.

Etapas de desarrollo Psicosexual.

Antes que nada, hay que mencionar que uno de los conceptos más importantes para el
entendimiento de la teoría Freudiana, es el del líbido(Freud, 1909), concepto que se ha
malentendido en muchos lugares y que ha sido rechazado por otras teorías psicológicas. La energía
libidinal generalmente, se entiende por algo sexual, lo cual es cierto, pero no de manera sucia
alarmante como muchos consideran. La líbido es el centro de energía que mueve a todas las
acciones del sujeto, y tiene que ver con impulsos sexuales, ya que el ser humano es el único animal
que no sólo ve al concepto de sexo como un fin de reproducción, si no más bien encierra una serie
de complejos, tales como genero masculino y femenino, desarrollo de las gónadas, aceptación por
amigos y medios sociales, elección de pareja, y descubrimiento y satisfacción de los impulsos
elláticos, siendo para Freud también, el mejor camino para entender el significado de la sexualidad,
particularmente en la infancia y la niñez, compararla con cualquier placer sensual (sentidos y
percepción sensorial). Hasta aquí, podemos explicar al sujeto de la siguiente manera:

Fijación Æ Rasgos de la personalidad ÆTipo de carácterÆ tipo de personalidad

Si hay un exceso de placer o carencia de placer, se provocan las fijaciones en determinada etapa e
desarrollo psicosexual (Dicaprio, 1989). Para explicar como se desarrolla la líbido, Freud divide
las etapas de la vida en etapas del desarrollo psicosexual, que se mencionan a continuación.

Etapas del Desarrollo Psicosexual.

Ψ Etapa Oral.

Esta etapa se da en los primeros 18 meses de vida, o sea, después del nacimiento. A estas alturas el
sujeto es un ser completamente ellático, dominado por el principio el placer, siendo la herramienta
de placer y frustración la boca. La diversión del niño y su forma de explorar el nuevo mundo que
le rodea es percibiéndolo por los labios de su boca, como chupar, morder, mascar y vocalizar

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sonidos. Estas acciones van siendo restringidas o estimuladas por las personas que lo cuidan. La
madre esta pendiente de cada vez que el niño se chupa el dedo o mordisquea juguetes, o vocaliza en
lugar de dormirse, jugar con la comida escupiéndola o tragándola. En un desarrollo normal, lo ideal
es que el niño comience a someterse a las demandas de su madre en relación con los aspectos
orales, esto es, se da cuenta de que tiene ciertos límites y que debe someterse ciertas reglas, por
ejemplo, el comer tres veces al día y en los horarios en que lo hace el resto de la familia, no
introducirse objetos pequeños a la boca por que podría ahogarse, etc. Además de reconocer por
primera vez a la autoridad como tal, que generalmente es la madre. Para el niño en esta etapa, el
principio de placer sólo surge por medio de la vía oral. El tipo de carácter que se adquiere en esta
etapa es el tomar y recibir. El recibir fallido puede crear dependencia pasiva, mientras que el
tomar fallido puede resultar en manipulatividad, envidia /o avaricia.

Los rasgos de la personalidad oral se dan en pares antónimos, siendo el sujeto normal quien se
encuentra a la mitad de estos pares (ni mucho ni poco) y siendo anormal el sujeto que se encuentra
en cualquiera de los extremos, (todo o nada). Los pares son los siguientes (Maddi, 1972):

PATOLÓGICO PATOLÓGICO
Optimismo Pesimismo
Credulidad Desconfianza
Manipulatividad Å SANO Æ Pasividad
Admiración Envidia
Engreimiento Autodesprecio

Algunas fijaciones que se pueden ver en la actitud del sujeto cuando no logra superar esta etapa,
son fijaciones orales tales como el tabaquismo, alcoholismo, dependencia a algún objeto o persona,
o el aislamiento como un opuesto a este último.

Ψ Etapa Anal.

Esta etapa se da de los 18 meses a los 3 años y medio de vida en el sujeto, aproximadamente
(dependiendo del aprendizaje del niño al control de esfínteres), siendo el centro de energía libidinal
el ano. Tal vez suene un tanto grotesco o grosero, pero el objetivo de darle este nombre tan
simpático a esta etapa, es que para Freud, el niño concentra toda su energía en la expulsión y/o
retensión de esfínteres. Las necesidades orales siguen presentes, claro, pero ya en un segundo
plano. El niño parece tener placer con la acumulación, retención y expulsión de la materia fecal,
siendo actividades que pueden ponerlo en conflictos con la autoridad al que está sujeto en esos
momentos (madre, padre, tíos, etc.). La fijación en esta etapa se da ya sea por la excesiva
indulgencia o la excesiva frustración de los intentos de aprendizaje del control de esfínteres
produciendo rasgos permanentes en su personalidad.

Durante este período, el niño percibe por primera vez poder, esto es, se da cuenta de que las
acciones que el tenga, tendrán cierta influencia sobre los demás, por ejemplo: si logra aprender a
hacer del baño en su vaciníca, sus padres le aplaudirán, por el contrario, si falla y se hace en los

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pantalones, los padres le reprenderán. N. S. Dicaprio (1989) nos dice que dependiendo de si es
mucha la frustración o la indulgencia de los adultos hacia el niño, los rasgos que se desarrollan
pueden reflejar obediencia, obediencia excesiva o desafío.

El niño aprende algunas reglas básicas para la vida al saber la posesión de las cosas y el
desprendimiento de éstas. Ésas orientaciones se pueden distorsionar o exagerar dando lugar a la
obstinación, terquedad, orden compulsivo, mezquindad o generosidad excesiva. Se puede aprender
a sobrevalorar los propios logros, de modo que se crea una fijación patológica, siendo el otro
extremo el no dar importancia a los logros, engendrando rasgos de depresión e inseguridad.

Todos los rasgos anales se aplican en mayor o menor grado a toda la gente ya que son necesarios
para satisfacer los requerimientos de la vida en un grupo social, sin embargo, pueden ser una navaja
de doble filo al centrarse la energía libidinal de lleno en algún extremo.

Una vez más, mostraré una tabla hecha por Maddi (1972) para dar los rasgos que se atribuyen a
esta etapa, siendo el punto medio sano, y los extremos, patológicos cuando son rasgos excesivos.

PATOLÓGICO PATOLÓGICO
Mezquindad Generosidad
Estrechez Expansión
Obstinación Conformidad
Orden Å SANO Æ Desorden
Puntualidad estricta Informalidad
Meticulosidad Desaseo
Precisión Vaguedad

Es en esta etapa que se dan los rasgos de patologías tales como la Histeria y los desórdenes
obsesivos (compulsivos).

Ψ Etapa Fálica.

Esta es una de las etapas de más importancia en el desarrollo del sujeto, claro, sin restar
importancia a las dos anteriores. Pero es en esta etapa que el niño se da cuenta de ciertas cosas e
idealiza ciertos conceptos que si no son superados, en la vida adulta tendrá graves problemas. La
etapa fálica se da entre los tres y los cinco o seis años de edad aproximadamente. La energía
libidinal se concentra en los genitales como fuente de placer. Freud tuvo muchas críticas debido a
la descripción de esta etapa en particular, ya que decir que un niño ya tiene actividad sexual a tan
corta edad es dramático, sin embargo a mi parecer, no esta tan errada. La curiosidad respecto al
cuerpo se da con asombro al darse cuenta el niño, de sus pies y sus manos, en incluso de los
órganos genitales. Se da cuenta de las diferencias que existen entre hombres y mujeres a nivel
físico, la forma de vestirse, de comportarse, y los juguetes que se les destinan a cada uno. El niño

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se hace más curioso acerca de las diferencias sexuales conforme comienza a experimentar tensiones
sexuales, pero no conoce todavía las diferencias reales entre los órganos sexuales femeninos y
masculinos a menos que las haya observado de manera directa. Se da una estimulación autoerótica.

En esta etapa se da un suceso muy importante que marcará los rasgos del sujeto, dependiendo de
su género sexual.

Complejo de Edipo.- Este nombre es designado por Freud al ser comparable, o más bien
original, a la obra “Edipo Rey”, donde por azares del destino, Edipo se enamora de su madre y
mata al padre, para terminar casado con ella. Al enterarse de que su esposa es su madre, Edipo se
saca los ojos. Tal vez esto suene un tanto dramático, pero en metáfora, no está tan alejado de las
repercusiones del complejo de Edipo descrito por Freud.

Se le llama complejo de Edipo a todo un proceso en el cual el niño canaliza las sensaciones
genitales con su madre, o en su defecto, con la figura materna. Esto no es en sí que se “enamore” de
la madre como un término romántico y sexual, si no más bien, como el reconocimiento y el primer
contacto con un ser del sexo opuesto, además de ser cuidado y protegido por este amor. Surge el
miedo a la castración, ya que el hijo ve al padre como una especie de rival con quien lucha por la
atención y el amor de su madre. El miedo a la castración no se debe de tomar de manera textual con
respecto a la pérdida del miembro, si no más bien, a una castración de libertad, de actitud, de poder
y expresión. El pene del niño lo hace sentirse diferente, y al ver que “todos los niños tienen pene”,
y que seguramente papá también, se ejerce una lucha de poderes. El padre se convierte en la figura
de un ogro o capataz, que lo castigará, que lo castrará y que le dañará a causa del amor que siente
por mamá. Sin embargo, el padre, además de ser el rival del niño, se convierte en una especie de
héroe, siendo que es el primer contacto directo con alguien de su propio sexo, lo ve grande, fuerte,
y por tanto lo idealiza.

Cuando el complejo de Edipo se supera satisfactoriamente, entonces el niño se da cuenta de que no


perderá el amor de su madre por culpa del padre, y se vuelve aliado de éste y hasta cierto punto,
independiente de la madre. Sin embargo, cuando este complejo no es resuelto, entonces el niño
tendrá graves problemas al mostrar una dependencia tanto física como psicológica hacia la madre,
impidiendo ya en la adultez, una buena interacción social con personas de su mismo sexo, además
de complicar la elección de pareja al buscar en una mujer (de manera inconsciente) a su madre, o
simplemente, darse cuenta de que “no encontraré a ninguna mujer tan buena como mi madre”,
dando lugar al aislamiento y a otros trastornos mentales, e incluso auque ya no es considerado
actualmente como un trastorno, se puede dar la preferencia homosexual.

Complejo de Electra.- La versión femenina del complejo de Edipo, pero con grandes
diferencias y un desarrollo distinto. Aquí, la niña toma como objeto sexual al padre, y ve a la madre
como rival. Una vez más, tal y como en el complejo de Edipo, esto no es en aspecto romántico y
sexual como en la adultez, si no que el padre es el primer contacto con alguien del sexo opuesto. La
niña lucha en contra de la madre, pero esta lucha por el amor y la atención del padre, a diferencia
del complejo de Edipo, es aceptable socialmente. Si el hijo está pegado a las faldas de la madre,
aquí en México y en casi todas las culturas, es tachado de homosexual, de maricón, gay, etcétera,
pero en el caso de la niña, estar pegada a las faldas del padre es simplemente buscar protección con
papi.

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Aquí, en el complejo de Electra, surge a su vez la envidia del pene. La niña se da cuenta de las
diferencias con respecto a los niños, y de que hay un miembro que ella no tiene, y por tanto, se
siente castrada. A nivel social, esto no esta tan alejado de la realidad, ya que generalmente en
Latinoamérica, la cultura es de los hombres, inclusive quisiera citar algo que simpáticamente me
contó una amiga. Ella tuvo problemas con su jefe al intentar resolver una situación; ella le dio una
muy buena opción de resolución a su jefe, misma que él rechazo por que ella es mujer y “una mujer
no piensa”. Otro compañero de trabajo, hombre, dio una opción más, no tan brillante como la de mi
amiga, sin embargo esta opción no fue rechazada, a lo que mi amiga me dijo “Oh! Es que lo olvide,
soy una vagina! Quien quiere vagina si el poder es del pene!”.

Según Freud, la mujer siempre va a estar incompleta a falta de este miembro y de todo el poder que
tenerlo conlleva, y por tanto, cubre esta necesidad de falta de miembro con su pareja. Al tener a un
hombre a su lado, ya no está castrada. La niña descubre que es mamá quien satisface sus
necesidades, pero que también tiene permitido estar “enamorada” de papá.

Freud consideraba que los conflictos de la etapa fálica provocaban muchos rastornos en las
funciones sexuales femeninas, tales como la frigidez y la dismenorrea. Al igual que el niño, si la
niña no supera este complejo, puede tener problemas al tratar de socializarse con sujetos de su
mismo sexo debido a la rivalidad con la madre, o al elegir pareja por buscar características del
padre en otro hombre, dando origen a trastornos mentales e incluso, a las relaciones homosexuales.

Dentro de la etapa Fálica se dan rasgos tales como la autoafirmación, autoconocimiento de


sentimientos y los procesos de relacionarse con los demás. Los rasgos más sobresalientes son los
siguientes (Maddi, 1972):

PATOLÓGICO PATOLÓGICO
Vanidad Odio a sí mismo
Orgullo Humildad
Arrojo Ciego(riesgos) Timidez
Insolencia Å SANO Æ Vergüenza
Gregarismo Aislacionismo
Elegancia Sencillez
Coquetería Evitación heterosexual
Castidad Promiscuidad
Alegría Tristeza

Hasta aquí, cabe mencionar que para Freud, si se han superado de manera satisfactoria estas tres
primeras etapas, entonces la persona alcanzará un equilibrio entre la perseveración irreal e
imposible en una tarea, por un lado, y la renuncia prematura y temerosa por el otro. No será tanta la
influencia de los demás como para considerarse digno o rechazado a base de la aprobación de

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otros, ni tan autosuficiente como para rechazar las necesidades y obligaciones sociales. Sin
embargo, las fijaciones patológicas en estas tres etapas, pueden ser un gran obstáculo para poder
enfrentar lo que sigue.

Ψ Período de Latencia.

Se da entre los seis y los doce años de edad aproximadamente. Freud sostenía que este período
implicaba la sublimación de los rasgos y habilidades adquiridos previamente, sin que haya nada
dinámico de novedad (Freud, 1949). Se puede decir que la energía libidinal no se concentra en sí en
ninguna parte del cuerpo como fuente de placer, si no que el niño tiene un desarrollo bastante
rápido pero sigue bajo las condiciones aprendidas, superadas o no, de las primeras tres etapas,
manifestándose en juegos, estudios, deportes y otras actividades. Es por esto, que la latencia no es
una etapa, si no un período, donde todas las estructuras psíquicas y físicas, se preparan para
enfrentar la última etapa de desarrollo psicosexual.

Ψ Etapa Genital.

Esta etapa se da de los 12 años aproximadamente, hasta el final de la pubertad. En esta etapa se
realiza el surgimiento, la unificación completa y el desarrollo de los instintos sexuales como tales.
Es donde surge la atracción a sujetos de manera sexual y afectiva, donde surge ya de forma
“madura” por así decirlo, la masturbación, el querer encontrar pareja, etc. A la época en la que
Freud realizó esta teoría, designó que es cuando surge la atracción heterosexual, pero en la
actualidad sabemos que la homosexualidad ya no es vista como un trastorno mental, si no como
una preferencia sexual, así que esta atracción también puede surgir en esta etapa. Cada zona del
cuerpo es autónoma, pero según Freud, al darse la maduración de los instintos sexuales, los
órganos genitales se vuelven el origen principal de las tensiones y los placeres sexuales, y los otros
órganos que eran zonas de placer en etapas anteriores se subliman (si no hay fijación). La potencia
sexual y el orgasmo, el buen desarrollo durante la relación sexual, y demás, acompañan las
perturbaciones psicológicas. Freud llegó a esta conclusión, ya que muchos de sus pacientes (si no
es que la mayoría) presentaban trastornos relacionados a la sexualidad(Freud, 1909).

Sin embargo, en esta etapa, no todo es referente a la sexualidad como tal. También encierra
aspectos como competencia y dominio en una amplia gama de actividades profesionales,
recreativas y sociales. Freud mencionó que se necesitan muchas habilidades y rasgos para la
potencia sexual ( no sólo erótica, si no también las guerras entre sexos, y entre miembros de un
mismo sexo). Por ejemplo, la mujer debe ser capaz de atraer a un hombre, de hacer que la quiera,
de ser audaz, tener cierto grado de cultura e inteligencia, cumplir con los deberes de ser mujer: ser
femenina, bonita, vestirse bien, demostrar sus sentimientos, saber algo de cocina, ser limpia, cuidar
a los hijos, etc. En el hombre, debe ser capaz de mantener a una familia, de atraer a las mujeres, que
la mujer que elija cumpla con ciertos estereotipos, ser un buen padre, ser un amante perfecto en la
cama, ser trabajador, y más.

En pocas palabras, para Freud, la genitalidad era sinónimo de madurez dela masculinidad y la
feminidad: completamente desarrolladas y en todos los ámbitos requeridos por la sociedad y por el

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individuo mismo. No sólo la teoría freudiana, si no otras, hablan de estas características como las
de una persona que vive de manera efectiva, práctica y feliz.

Uno de los grupos más propensos a desarrollar patologías, son los adolescentes, ya que su
personalidad todavía no esta estructurada, buscan su propia identidad, y atraviesan por un período
de muchos cambios fisiológicos así como orgánicos, y esta realidad es la que marca que la etapa
genital se pueda superar o se convierta en un lago de frustraciones para el sujeto. El adolescente
encuentra la desaprobación social y las prohibiciones de su propia conciencia en conflicto con sus
intensos deseos sexuales. Surge el miedo al embarazo, el miedo al “¿qué dirán?” con respecto a las
relaciones sexuales premaritales, y otras cuestiones derivadas del mismo tema.

Todos estos miedos y frustraciones, pueden tener su origen en fijaciones de etapas anteriores o
conflictos que no han sido superados todavía(oral, anal y fálica), y en este sentido, la etapa genital
no promueve nuevos rasgos, sino más bien la integración completa y utilización de rasgos previos,
aunque cabe enfatizar que la habilidad para trabajar y amar, se defina y centra en gran medida
durante esta última etapa psicosexual.

En conclusión: La madurez es la combinación armónica y balanceada de todos los rasgos que


surgen en todas las etapas anteriores a la genital, desarrollados de manera apropiada.

La ansiedad: cómo se genera y tipos de ansiedad.

La ansiedad es un concepto que lejos de ser un componente importante en la teoría Freudiana, es


ahora un concepto generalizado para diversas situaciones en las cuales el sujeto presenta una serie
de síntomas que lo hacen sentirse incómodo. Ya hablamos de las etapas psicosexuales y de los
rasgos que se generan en cada uno, y también que estos rasgos son contenidos o expulsados de
diversas maneras según la fortaleza del yo, estableciendo conflictos entre el ello y súper yo.

Es precisamente esta serie de conflictos los cuales dan origen a la ansiedad, centrándonos en el
estancamiento de la líbido. Freud propuso que el origen y fuente más poderosa para causar la
ansiedad, es el nacimiento mismo, el surgimiento a un nuevo mundo. Dentro de la madre, nosotros
estamos seguros ante todo peligro exterior y social: no nos critican, no nos golpean, no nos
lastiman, y estamos protegidos en el calor que abraza el amor maternal. Pero al momento de nacer,
nos encontramos con un nuevo mundo, donde generalmente el primer encuentro es una nalgada, un
golpe. De ahí se derivan todos los peligros de tener que crecer dentro de un sistema, desarrollarnos
de acuerdo a lo que requieren los demás de nosotros, y lo que queremos nosotros mismos. De ahí
surge la ansiedad, de estos conflictos, un miedo hacia algún objeto o situación que nos pone en
peligro, no sólo físico si no también psicológico, nos altera, nos pone de mal humor, depresivos,
etc. Freud(1933) describió que la ansiedad surge de situaciones en que el sujeto no puede manejar
la tensión. Pero también realizó una clasificación de la ansiedad, de la cual se distinguen las
siguientes como las más generales:

Ansiedad Objetiva: Surge un miedo a partir del medio, del exterior. La causa del miedo se debe
a un peligro verdadero, a algo definido. Dependiendo de las capacidades de afrontamiento ante el
estrés del sujeto, el miedo puede ser un arma poderosa para escapar de la situación generadora de

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ansiedad, para poder resolver un problema, ya que una emoción desagradable implica advertencia
de peligro, es como una alerta insertada en nuestro sistema psíquico.

Ansiedad Neurótica: A diferencia de la ansiedad objetiva, el miedo que surge en la ansiedad


neurótica no está directamente vinculada hacia algún objeto definido del exterior. Más bien, es un
miedo por parte del yo hacia los impulsos que se generan en el ello, y por tanto, no es un miedo
definido ni objetivo, ya que el ello es inconsciente. El conflicto que se genera aquí, se da entre el yo
y el ello, ya que el ello necesita satisfacerse, pero al no tener completo conocimiento de qué es lo
que se necesita satisfacer, entonces el yo se confunde y se atemoriza, dando como resultado una
sensación de peligro latente. El miedo es variable y se experimenta como una aprensión. La tarea
del yo, es hacer un doble esfuerzo por que los impulsos del ello no salgan de forma “bruta”
afectando al sujeto, controlándolos para mantener una homeostasis psicológica.

Ansiedad Moral: A diferencia de la ansiedad neurótica, aquí el miedo surge por las demandas
del súper yo, y es percibido como autodesprecio, culpa, deseos de castigo, y en algunos casos se da
la depresión. El yo entra en conflicto con el súper cuando éste le hace ver que no ha sido tan eficaz,
que hay una falta de méritos y éxitos (que son generalmente establecidos por la sociedad), y al
menos aquí en México, se puede nombrar como ejemplos la exageración de algunos valores y del
cumplimiento de estereotipos, como por ejemplo: el hecho de que una mujer a los 30 ya debe de
estar casada, o que un hombre debe tener buen trabajo y ganar buen dinero, o que tienes que ir a la
iglesia todos los domingos sin excepción a misa. Mientras más primitivas sean las ideas e ideales
del súper yo, más fuerte se creará este tipo se ansiedad, la cual puede llegar a ser un estado crónico
en el sujeto dando como resultado la inseguridad.

Combatiendo la ansiedad: mecanismos de defensa.

Cuando la ansiedad es neurótica o moral, se está dando un conflicto entre los estratos psíquicos de
nuestra mente, y ya que estos conflictos causan ansiedad en el sujeto, existe una medicina propia de
los estratos psíquicos que tienen como finalidad disminuir la ansiedad para mantener un equilibrio
homeostático en el individuo.

En 1963, Freud propuso la existencia de los mecanismos de defensa, que se encargan de proteger
al yo para que el sujeto se encuentre equilibrado; los mecanismos de defensa son “Procesos que se
enfrentan directamente con la ansiedad y no con la situación que la produce. Su propósito principal
es reducir la ansiedad, lo que se logra por autoengaño y distorsión de la realidad” (Dicaprio, 1989).

El uso de los mecanismos de defensa, aunque sean un autoengaño y distorsión de la realidad, es


eficiente, común, y normal en cualquier persona; sin embargo, se vuelven patológicos cuando la
persona se estanca utilizando los mismos mecanismos de defensa si ningún éxito, o cuando el yo es
débil y no recurre a estos mecanismos, dando como producto una patología y la inadaptación del
sujeto. Estos son los mecanismos de defensa que Freud describió:

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Negación: Uno de los más comunes y de los primeros mecanismos a los que recurre el sujeto ante
el peligro generado por la ansiedad. Es cuando se presenta una situación ante el sujeto y este la
niega, por ejemplo, en el duelo esta es la primera fase, al morirse un ser querido, no se puede creer,
menos si es algo inesperado, o cuando una persona esta enamorada y no lo quiere aceptar por
diversas causas, al preguntársele responde “no”. Es negarse a aceptar la realidad.

Fantasía: Cuando hay cosas que no podemos hacer, que nos son imposibles obtener, etc. Surge
este mecanismo de defensa, fantasía, que es la satisfacción mágica de las necesidades. Por ejemplo,
a mi me gusta mucho un muchacho de un grupo musical (Backstreet Boys), su nombre es A.J., y
por supuesto no me conoce, pero como me gusta mucho, hay veces que me imagino que estoy con
él y que es mi novio (claro, esto no se lo digo a nadie por que me da pena!!!!!), así que satisfago
mis necesidades por medio de una fantasía (cruel....cruel realidad).

Racionalización: Es redundar mucho sobre alguna conducta o situación que se nos presenta,
para convencernos a nosotros mismos que es racional. Es justificar algo que hicimos, de manera
que no nos parezca algo fuera de lo normal. Por ejemplo, un joven quiere ponerse un tatuaje en el
brazo, pero su familia y religión no se lo permiten, así que el conflicto entre lo que el quiere y lo
que (se supone) debe hacer, causan ansiedad. Así que al darle tantas vueltas a la idea, se da cuenta
de que “todos lo hacen, es la moda!”, y termina poniéndose un tatuaje. La conducta ya se dio, y
cuando sus padres le reprenden exigiendo una explicación, él responde que “todos lo hacen, es la
moda!”, convenciéndose a si mismo de que lo que hizo no es tan irracional ni fuera de lo normal.

Proyección: Este mecanismo me encanta y me causa mucha risa. Cuando el sujeto se da cuenta
de los defectos de otra persona y los critica, lo que realmente está haciendo es criticar sus propios
defectos, pero como darse cuenta de éstos le genera ansiedad, entonces es más fácil hacer énfasis
en los defectos de los demás para que nadie se fije en los nuestros. Por ejemplo, el clásico “Ay! Ya
viste a esta tipa??? Que feo se le ve ese vestido, se ve muy gorda...” oh sorpresa...la gorda eres tu
nena! Sólo que es más fácil que critiques a “esa tipa”, que a ti misma.

Represión: Este mecanismo de defensa es el primero que dio a la luz Freud, y si nos ponemos a
examinar los demás mecanismos, todos tienen a éste como base: el propósito de reducir la ansiedad
al eliminar la carga emocional de la consciencia. De esta manera, se previene que los pensamientos
dolorosos o peligrosos entren en la consciencia generando ansiedad. Así, el sujeto de cierta forma
“olvida” lo que le está causando dolor, aunque no esté olvidado del todo, si no guardado en el
inconsciente e influyendo en la conducta y la conciencia como ya se ha mencionado a lo largo de
este trabajo, siendo la solución de estos efectos nocivos, traer a la conciencia el material reprimido
para liberar al paciente aliviándolo. En sí, este mecanismo de defensa es el por qué de todos los
escritos de Freud y el objetivo principal de estudio para la teoría psicoanalítica.

Formación Reactiva: El sujeto experimenta determinado sentimiento, impulso o deseo, el cual


en sí le genera ansiedad. Para que la ansiedad se calme, se encubren los motivos o sentimientos
experimentados conscientemente por el opuesto. Cabe mencionar que todos los mecanismos de
defensa son inconscientes, y que en éste, lo que es consciente es el sentimiento real, y lo que se da
inconscientemente, es la conversión al opuesto del mismo, aunque de repente salgan “chispazos”
del sentimiento original. Un ejemplo de una situación que en que se da este mecanismo, es en la
pubertad. Cuando a un adolescente le gusta una chica, lo que generalmente hace es molestarla: le

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jala los cabellos, la empuja, se burla de ella, etc. (esto lo podemos ver en las secundarias); El
adolescente lo que realmente siente es cariño por esta chica, pero lo que demuestra es apatía por
ella.

Regresión: Como su nombre lo dice, es regresar a nivel conductual para hacerle frente a una
situación que nos causa ansiedad. Se reacciona con conductas inmaduras y hábitos infantiles ante
una situación. Por ejemplo, una mujer de 40 años que añoraba ganarse un premio en su trabajo por
puntualidad, premio que le dan a otra persona que cumplió mejor los requerimientos para
ganárselo, reacción de la mujer: berrinche, llora, pide que le muestren los records del reloj para
comprobar, grita, etc.

Identificación: Se da cuando el sujeto copia inconscientemente las características de otros


haciéndolas propias, pero siempre siguiendo al modelo que está copiando. Este mecanismo se
puede ejemplificar fácilmente en los adolescentes, ya que la estructura de su personalidad no está
completa. Por ejemplo: si determinado artista popular usa cierto corte de cabello, el sujeto va a la
estética a que le corten el cabello de la misma forma. Otro ejemplo sería que una chica popular en
la escuela se viste con determinadas ropas y habla de una manera particular, entonces, no falta otra
chica que a su vez, comience a hablar de la misma manera y a vestirse igual que la chica popular.

Compensación: Es recuperarse de una inferiordad aparentando superioridad en una forma


diferente. Por ejemplo, un millonario que es muy malo para la equitación compra un caballo de
carreras, una persona que canta muy feo se dedica a componer canciones hermosas, etc.

Sobrecompensación: Es el intentar ser excelentes en nuestra área más débil, por ejemplo un
chico que no es muy atractivo físicamente, le dedica mucho tiempo al cuidado personal: al
ejercicio, a la higiene, a estar siempre presentable, bañado, dando una buena imagen aunque no sea
tan “guapo”.

Desplazamiento: Encontrar una salida substitutiva para la agresión, la ansiedad es tan grande
que el impulso no puede salir como tal, y por tanto, el sujeto la desencadena en otro objeto, por dar
un ejemplo, un sujeto que tuvo problemas en el trabajo y desea golpear a su jefe o hacerle ver su
enfado, llega a su casa y discute con su esposa por cosas sin importancia; romper algo cuando
estamos enojados, golpear contra la pared, etc. Un ejemplo personal, cuando me enojo con uno de
mis hermanos, nos ponemos a jugar un videojuego de peleas, donde el muñeco que manejo siempre
le da una paliza; de esta manera mi deseo agresivo de golpear a mi hermano es sustituido por los
golpes que le da mi jugador al suyo vía cibernética.

Intelectualización: Se da cuando nos enfrentamos a una situación dolorosa sólo a nivel


intelectual, es parecido a la racionalización a diferencia de que no se justifica un hecho, si no más
bien, se estudia y se explora para comprenderlo y ver que cosas se pueden cambiar y cuales no, es
identificar los recursos.

Sublimación: Es encontrar salidas inofensivas para la tensión asociada con las necesidades
frustradas refinando los impulsos primitivos. Este es uno de los mejores mecanismos de defensa, ya
que no sólo calma la ansiedad, si no que la convierte a un fin productivo. Por ejemplo, una persona
a la cual le gusta la sangre, enterrar cuchillos a otras personas, y demás, se convierte en un médico

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cirujano. Esto le da reconocimiento social y por otro lado, satisface sus impulsos elláticos. Alguien
con tendencias agresivas que gusta de golpear, se convierte en un gran boxeador.

Estos son los mecanismos de defensa que, según Freud, utilizamos cotidianamente y nos permiten
mantener un equilibrio mental para decrecer la ansiedad y que no sea una carga tan pesada de
llevar. La contribución de Freud respecto a este tema en particular es que el yo debe controlar, no
negar al animal que llevamos dentro.

Manifestaciones inconscientes en el consciente.

Ψ Actos Fallidos.

Ya habíamos mencionado un poco acerca de los actos fallidos en la historia del psicoanálisis, sin
embargo, cabe hacer una descripción de los mismos, ya que para Freud(1933), éstos encerraban
información importante para el conocimiento del sujeto, de sus deseos y sus pulsiones. Freud
describe todos estos conceptos dentro de su escrito “Psicopatología de la vida cotidiana”, donde se
dan respuesta a tres interrogantes vitales para la explicación de los actos fallidos:

1. ¿ Cuál es el contenido y origen de los pensamientos y sentimientos que se revelan por


medio de los actos fallidos y casuales?
2. ¿ Cuáles son las condiciones que fuerzan a un pensamiento o sentimiento a servirse de tales
ocurrencias como medio de expresión y los ponen en situación de hacerlo así?
3. ¿ Puede demostrarse la existencia de asociaciones constantes y definidas entre el carácter de
los actos fallidos y sus rendimientos y las cualidades de lo que por medio de ello se
exterioriza?

Estos son estudios y conceptos muy interesantes realizados por Freud, que cabe mencionar. Así que
brevemente, explicaré algunos de los actos fallidos.

Lapsus: Los lapsus son momentos, que no duran más que algunos segundos o minutos
dependiendo del tipo de lapsus que se llevó a cabo. En estos lapsus se dan ciertas equivocaciones
que generalmente no tienen importancia, pero la repetición de estos “errores” van más allá de ser
simples equivocaciones. Para descubrir el contenido del material reprimido que encierra un lapsus,
se necesita estar en psicoterapia, o realizar el insight, que es explorarse a sí mismo para conocerse
mejor. Dentro de estos lapsus o errores, menciono los siguientes:

Lapsus de la escritura, en donde escribimos algo cuando queríamos escribir otra cosa, por
ejemplo: Pancho le quiere escribir una carta a su novia con la cual tuvo una discusión, y en lugar de
escribir “te amo”, escribe “te odio”. Él quería escribir “te amo”, ya que el objetivo de esta carta es
que se arreglen las cosas entre él y su novia, pero acaba escribiendo “te odio”, al darse cuenta, lo
toma como un simple error, sin embargo, lo que realmente quería escribir no era “te amo”, si no “te
odio”. Las razones por las que la odia? No las sabremos hasta que esté en terapia, pero si podemos

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decir, desde el punto de vista de Freud, que no fue un error, si no que escribió lo que realmente
quería decir y que estaba reprimido en el inconsciente. Este lapsus es mejor definido por Freud en
su escrito “El desliz de la escritura”.

Lapsus de la audición, son aquellos que se dan cuando escuchamos una cosa por otra, por
ejemplo: Susana le pide permiso a su padre para ir a un antro, a lo que el responde “es que voy a
salir con tu madre a un restaurante, si llegamos a tiempo, te puedes ir al antro”. Cuando llegan sus
padres se encuentran con la sorpresa de que Susana ya se había ido al antro, y cuando ella regresa,
la reprenden. Susana no entiende por qué, si escuchó que su padre le dijo “es que voy a salir con tu
madre a un restaurante, si no llegamos a tiempo, te puedes ir al antro”. Otro ejemplo: unas amigas
se van a ir a un balneario a divertir, pero una de ellas está acomplejada con su cuerpo y por cómo
luce un traje de baño. Su amiga le dice “te traes pilas para la cámara fotográfica, por que yo no
tengo”. Ya en el balneario, su amiga le pide las pilas, a lo que ella responde “ me dijiste que tu
tenías pilas!!”. Como en todos los lapsus, este error lleva consigo un deseo o impulso latente que
está reprimido en el inconsciente.

Lapsus verbal u oral, es aquel cuando se dice una cosa por otra, es decir, hay una equivocación
con respecto a lo que se iba a decir. Por ejemplo, yo varias veces le decía a mi novio “Isaac”, a lo
que él respondía muy molesto “oye...me llamo Genaro....”. Isaac es un hombre al que quiero
mucho, sin embargo decidí alejarme de él al no ser tan compatibles, y a veces le decía Isaac a
Genaro. Otro ejemplo algo chusco es el de un conductor que lleva a su amiga de paseo, cuando
llegan a su casa y ella va a bajar el seguro de la puerta para bajarse del coche, él le dice “oye, te
bajo el cierre?, perdón....el seguro....”.

Otro lapsus que se da en un individuo, es el de los sueños, donde se manifiesta lo que está
reprimido en el inconsciente para satisfacer las demandas del ello. A esta manifestación, Freud le
concedió tal importancia como para escribir un libro completo (bastante grueso) donde habla por
completo de éste tema.

La Interpretación de los Sueños.

La interpretación de los sueños es una de las obras maestras de Freud, donde designó que los
sueños no eran casuales, si no causales. El libro donde escribió toda esta teoría es muy grande, y
sólo es legible para aquellas personas que están relacionadas con el psicoanálisis o conocen parte
de él, debido a que se basa en los procesos de los estratos psíquicos de la mente, una vez más en
conflicto, tales como los impulsos elláticos, que por una u otra razón son reprimidos y guardados
en el inconsciente, pero con la fuerza y pulsión suficientes para manifestarse en los sueños. Trataré
de explicar los conceptos más generales manejados en la interpretación que Freud le da a los
sueños, por que es muy interesante y a mi parecer, no está tan errado de la realidad.

En épocas primitivas, se le atribuían a los sueños un significado de visión, visión a futuro de algún
acontecimiento próximo a realizarse. Pero por la edad media, los sueños tenían cierto significado
demoníaco, debido a la ansiedad que generaban algunos, a la falta de coherencia o al contenido tan

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traumático y/o sexual que se manifestaba. Después la medicina decidió tomar los sueños como una
simple acomodación de procesos mentales refiriéndose a lo orgánico, restándoles importancia. Aún
así, los sueños siempre han sido objeto de estudio y de curiosidad, y aunque la ciencia mantenía un
concepto netamente científico y orgánico al respecto, la s masas seguían atribuyéndoles a los
sueños el significado de algo místico, ya sea visiones divinas, demoníacas o de alerta.

Todo esto en conjunción hizo ruido en Freud, asignándose la tarea a responder el por qué se sueñan
determinadas cosas y qué significado tienen.

Freud habla mucho del término “fenómeno onírico”, que si no mal entiendo, se refiere a los
procesos de los que depende la singular e impenetrable apariencia de los sueños y deducir de
dichos procesos una conclusión sobre la naturaleza de aquellas fuerzas psíquicas de cuya acción
conjunta u opuesta surge el fenómeno onírico (Freud, 1898).

El material, absolutamente todo, que compone el contenido de un sueño, procede de lo vivido, por
lo tanto se reproduce (o recuerda) en el sueño. Sin embargo hay cosas que parecieran no provenir
de la vida despierta, y sólo después de analizar todos y cada uno de los aspectos del sueño
“incoherente” que hemos tenido, es cuando logramos descubrir la procedencia que tiene con
respecto a la vida despierta. Hay diferentes estímulos para que se de un sueño:

Estímulo sensorial Externo (objetivo): Toda persona supone que al conciliar el sueño los
estímulos sensoriales, se cierran, y se elimina todo estímulo externo, como ruidos, luz, etc. para
que nuestro cuerpo quede en reposo. Pero aún así, no podemos mantener nuestros sistemas
sensoriales lejos de todo estimulo ni suprimir su excitabilidad. Dependiendo de nuestro umbral,
cuando un estímulo alcanza cierta intensidad logra despertarnos, esto demuestra "que durante el
reposo ha permanecido el alma en continua conexión con el mundo exterior", y por lo tanto, los
estímulos sensoriales externos pueden ser fuentes estimulantes para los sueños. Freud nos habla de
estímulos externos tales como la luz, los ruidos, olores, etcétera: "Todo ruido vagamente advertido
provoca imágenes oníricas correspondientes; el trueno nos sitúa en medio de una batalla, el canto
de un gallo puede convertirse en un grito de angustia y el chirriar de una puerta hacernos soñar que
han entrado ladrones en nuestra casa" (Freud, 1899). Un ejemplo de esto: una vez estaba soñando
con unos gatos que vivían a la vuelta de mi casa y que yo quería acariciar, pero su mamá siempre
estaba ahí y a la defensiva: en mi sueño, me intento acercar a acariciar uno de sus gatitos, y la
madre se enfurece y comienza a refunfuñar, pero en lugar de hacerlo como gato, lo hace en forma
de ronquido....cuando despierto...¡oh sorpresa!, mi abuelita estaba roncando a mi lado!!!

Estímulo sensorial Interno (subjetivo): los estímulos que de aquí surgen en un sueño, son los
que fueron captados en la vida despierta de manera indirecta: por ejemplo, a veces soñamos con
personas que nunca en la vida hemos visto, pero resulta que en realidad si vimos, al ir por una calle
muy transitada, nuestros ojos captan muchas caras, aunque no les pongamos atención. Otros
estímulos como las formas grises que nos da la retina cuando estamos cayendo en la primera fase
de sueño, pueden producir simplemente manchas o sombras a las cuales nosotros les damos forma
y estimulan en el sueño. Un ejemplo de esto, también personal, una noche estaba en mi cuarto con
mi hermano, yo tenía ya mucho sueño pero él quería seguir viendo la televisión, entonces me volteé
contra la pared. Al ir cerrando los ojos e ir cayendo en el sueño, vi a una tarántula en la pared
caminando hacia mí, (no me había dado cuenta de que ya me había dormido y que esa imagen se

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percibió cuando de momento abrí los ojos un poco al escuchar gritos en la televisión), y desperté
aterrada por que había soñado que una tarántula iba caminando hacia mí para atacarme en la casa.
Lo que sucedió es que al entreabrir los ojos mis estructuras visuales trabajaron sobre la luz de la
televisión reflejada en la pared blanca formando una especie de imagen difusa a la cual yo le di
forma de tarántula, esto influyó directamente en mi sueño.

Estímulo somático Interno (orgánico): Aquí, también los estímulos se dan del interior del
sujeto y en base, a alguna estructura orgánica. Pero aquí se habla de enfermedades que influyen en
el sueño. En los escritos de Freud, habla de un ejemplo que nos describe muy bien este tipo de
estímulos: Una mujer de 43 años que vivía en Viena, se quejaba de tener pesadillas devastadoras y
horribles. Esta mujer se pensaba sana a nivel orgánico, pero después de ser motivada por las
pesadillas e ir a una revisión médica, se supo que padecía del corazón, enfermedad por la cuál
murió posteriormente. También de este tipo de estímulos se dan las alucinaciones, por ejemplo, en
una persona que presa de la temperatura elevada a causa de algún padecimiento, tiene pesadillas o
sueños bastante incoherentes.

Fuentes psíquicas de Estímulos: Es este, el tipo de estímulo que estudia Freud en su libro La
Interpretación de los Sueños. Es cuando el sueño o pesadilla se ve influido directamente por
recuerdos de la vida despierta: miedos, situaciones embarazosas, deseos incumplidos, fantasías, etc.
En sí, el sueño tal vez nos pueda parecer incoherente, sin importancia, pero nos causa ansiedad por
algún motivo.

Es aquí donde se da un conflicto, según Freud, entre todas las estructuras psíquicas ya que el
material que causa ansiedad o dolor, es reprimido por el inconsciente y guardado ahí.

Sin embargo, el hecho de que sea inconsciente no quiere decir que ya se haya eliminado por
completo: el recuerdo sigue ahí, guardado. Cuando este recuerdo es demasiado poderoso o la
información que contiene marcó un suceso importante en el sujeto, el material reprimido necesita
salir de una u otra forma. Una de esas formas en las que se manifiesta, es el sueño, y aún
manifestándose en el sueño, al despertar, al sujeto le parece algo sin relevancia, algo que no
comprende de donde surgió. Es ahí donde entra la terapia psicoanalítica, que una vez analizando
todos y cada uno de los componentes del sueño (por más incongruente que sea), nos damos cuenta
que efectivamente tiene un significado.

Un ejemplo de esto, es el de una adulta joven, de 24 años, mexicana. Ella vivía en la costa de
Veracruz cuando era una niña de 2 años y vivió ahí hasta los 12. Su madre solía dejarla al cuidado
de su abuela por que tenía que mantener la casa (habían sido abandonadas por el padre), y la abuela
a su vez, se salía y la dejaba sola en la casa para ir al mercado por la comida al mercado, trayecto
que duraba de hora y media a dos horas. Ya viviendo en la ciudad, a sus 22 años y cursando su
último año de universidad, ella tenía una pesadilla muy repetitiva. Soñaba que tenía un vestidito de
manta y unos huaraches blancos, y que se asomaba a la ventana de una casa. Hacia fuera, estaba el
mar, que tenía unas olas grandísimas amenazando con llevarse la casa donde ella se encontraba,
había truenos, el cielo estaba gris, casi negro. Y mientras ella lloraba, veía el reloj que siempre
marcaba las 10:30 de la mañana; cuando ella volteaba otra vez por la ventana, veía una “estampida”
e gusanos grandes que se acercaban y terminaban por entrar a la casa, y le subían por las piernas.
Ella lloraba mucho y al gritar, se despertaba toda sudada y hecha un mar de lágrimas. Después de ir

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varios meses a terapia, poco a poco y analizando el sueño se dieron ciertas conexiones que dieron
al sueño su verdadero significado. Se sorprendió al recordar que había sido violada por su vecino y
su esposa, y que este acontecimiento grotesco se daba en el curso en que la abuela iba al mercado a
comprar la comida, y que casualmente, siempre era por ahí de las 10:30, la pareja que la violaba
entraba por la ventana ya que dejaban encerrada a la niña.

El sueño y sus etapas psíquicas: El sueño se conforma por dos partes, según Freud, las
cuales nombra contenido manifiesto del sueño y contenido latente del sueño.

El contenido manifiesto del sueño, es lo que se percibe en el sueño, las imágenes y lo que
sentimos en durante el desarrollo del sueño. En el ejemplo de la chica de 24 años, el contenido
manifiesto del sueño son todos los aspectos que vio en el sueño: la ventana, los gusanos, las olas,
los truenos, el vestidito y los huaraches (que era lo que tenía puesto cuando la violaron por primera
vez), y el reloj.

El contenido latente, es la verdadera significancia de la simbolización de los objetos que se


dieron durante el contenido manifiesto del sueño. Regresando al ejemplo de la chica de 24 años, es
el análisis de los aspectos particulares del sueño: los gusanos subiendo por sus piernas
simbolizaban el pene del sujeto que la violaba y los dedos de la mujer, el reloj, a hora en que salía
la abuela a comprar las cosas para la comida, la ventana era por donde entraban estos sujetos, el
mar y las olas grandes el miedo de estar atrapada sin escape alguno y de estar en peligro, el ruido
de los truenos reflejaban su ansiedad y los sentimientos que le causaba la violación(Freud, 1900).

Por último y como conclusión, me atrevo a aceptar que con respecto a los sueños, me falta mucho
material para completar esta referencia, pero al menos hemos visto los conceptos más generales que
Freud expresa en el libro, suficientes para el mejor entendimiento del mismo para aquellos que
desean ahondar más en el tema.

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El psicoanálisis y sus rebeldes: aliados y exiliados.

Hasta ahora, hemos revisado y descrito los conceptos, postulados y teorías básicas del
psicoanálisis freudiano. El psicoanálisis tuvo un gran auge y vino a cambiar muchas ideas con
respecto a la mente y a como se desarrolla dando origen a las manifestaciones actitudinales y
conductuales del sujeto. Con forme Freud le hacía promoción a su teoría y a su terapia, muchas
personas se le acercaron para ser tratados, pero también muchas personas se aliaron a él para
ampliar la popularidad y el conocimiento de la teoría psicoanalítica. Sin embargo, algunos de los
discípulos de Freud, comenzaron a cuestionarse varios de los conceptos que éste manejaba. Freud
era determinista, y por lo que dicen muchos autores de él, un tanto necio y terco al respecto de su
teoría. Es por esto, que muchos de sus discípulos, al no ver cabida para nuevas ideas o
reestructuración de algunas ya establecidas por Freud, decidieron abandonarlo y seguir su propio
camino, dando su propia versión de cómo se da el conflicto entre estratos psíquicos y la influencia
de éstos en la conducta humana.

Mencionaré sólo a algunos de éstos personajes, unos tuvieron trascendencia (no tanta como la de
Freud), y otros han quedado en el olvido al no ser tan consistentes en sus propias teorías.

Podría decirse que el psicoanálisis provocó muchas reacciones en los estudiosos de la mente y que
ejerció la creación de nuevas teorías, pero a los que mencionaré a continuación y de forma muy
breve, son directamente estimulados por el psicoanálisis freudiano, exiliados de éste, y realizan su
propia versión a partir de éste.

Otto Rank
(1884-1839)

Otto Rank fue uno de los niños consentidos de Freud, ya que era el único que no era médico,
además de ser el primero de sus discípulos directos. Freud le pagó varias becas ya que Rank era
sólo un mecánico y la ayuda de Freud le ayudó a terminar la Universidad con especialidad en
filosofía y letras además de cursos de Psicología y mitología. Como toda buena siembra, Rank da
una buena cosecha, no muy trascendental, pero sí muy interesante.
Uno de los primeros trabajos de este autor es The Myth of the Birth of the Hero (El Mito del
Nacimiento del Héroe, 1979), en el que examina varios mitos de nacimiento como los de los reyes
babilonios Gilgamensh y Sargon, el héroe hindú Karna, el rey persa Cyrus, los reyes griegos Edipo,
Hércules, Paris y Perseo, los fundadores romanos Rómulo y Remo, el héroe celta Tristán, los
héroes germánicos Siegfred y Lohengrin, e incluso Moisés, Buda y Jesús.

El ser convertido en héroe: Rank se topa con el mismo patrón una y otra vez: existe una reina
y un rey o un dios o diosa o cualquier otra pareja divina que trae al mundo a un héroe, muchas
veces con dificultad. Usualmente hay un oráculo o un sueño que anticipa la llegada del héroe, a
veces acompañado de una advertencia de peligro hacia el padre, y con frecuencia el héroe es
abandonado a su suerte en una caja, cesta o barca, flotando sobre el agua y luego es rescatado y
amamantado por animales o personas de extracción humilde. Crece y descubre a sus verdaderos

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padres, toma venganza contra el padre y finalmente recibe los honores de él. Este autor piensa que
es relativamente fácil comprender los mitos: cuando somos niños veneramos a nuestros padres,
pero a medida que vamos creciendo, ellos empiezan a entrometerse en nuestro desarrollo y
descubrimos que no son del todo como lo que parecían. El mito refleja un deseo de todos nosotros
de regresar a aquel periodo reconfortante donde creíamos en la perfección de nuestros padres y nos
daban la atención que nos merecíamos. La cesta o caja simboliza el vientre materno y las aguas
nuestro nacimiento. Las personas de extracción humilde simbolizan nuestros débiles e
inapreciables padres. El rey la reina significarían lo que debían de ser. Y la venganza es nuestra
rabia contra la forma en que nos han maltratado.
Pero es importante señalar aquí que Otto Rank no toma en cuenta a la sexualidad en ningún sitio, ni
tampoco considera la existencia de un inconsciente colectivo. Los mitos son simplemente la
expresión de diferentes culturas sobre lo común de nuestras experiencias infantiles. Su
interpretación puede no ser perfecta, pero su humildad es digna de tomar en cuenta.

El Arte: Rank también se ocupa del tema difícil de la creatividad artística. Dice, por un lado, que
el artista presenta una tendencia particularmente fuerte a glorificar su propia voluntad. A diferencia
del resto de nosotros, él se siente empujado a rehacer su realidad a su imagen y semejanza. Y
además un verdadero artista necesita la inmortalidad, la cual solo puede lograrse a través de una
identificación con la voluntad colectiva de su cultura y religión. El buen arte solo puede ser
interpretado como una conjunción de lo material y lo espiritual, con lo específico y lo universal,
con lo individual y la humanidad. Sin embargo, esta conjunción no deviene fácilmente. Surge a
partir de la voluntad, análogo rankiano para un ego lleno de poder. Todos nosotros nacemos con
una voluntad a ser nosotros mismos; a ser libres de cualquier dominación. En la infancia temprana,
practicamos nuestra voluntad para lograr prácticas dirigidas a la independencia de nuestros padres.
Mas tarde, nos enfrentamos al dominio de las autoridades, incluyendo a aquellas establecidas por
nuestros impulsos sexuales. La forma en que batallemos por la independencia determinará el tipo
de persona que seremos. Rank describe tres tipos básicos:

Primero, existe el tipo adaptado. Estas personas aprenden una “voluntad” que ha sido impuesta.
Obedecen a la autoridad; a su código moral social y de la mejor manera posible, a sus impulsos
sexuales. Esta persona sería una criatura pasiva y dirigida, tal y como son la mayoría de las
personas, según el autor.

Segundo, tenemos al tipo neurótico. Estas personas tienen una voluntad mucho más fuerte que
la mayoría, pero está totalmente embarcada en la pelea contra el dominio externo e interno. Incluso
llegan a establecer un conflicto contra la expresión de su propia voluntad, por lo que no deja lugar a
la libertad de hacer nada. Así, se sienten constantemente preocupados y culpables de tener tan
“poca voluntad”. Sin embargo, estos sujetos se encuentran en un nivel de desarrollo moral más
elevado que el tipo adaptado.

Y tercero, estaría el tipo productivo, al cual Rank se refiere como el artista, el genio, el tipo
creativo, el tipo consciente de sí mismo y en definitiva, el ser humano. En vez de enfrentarse
consigo mismo, estas personas se aceptan y autoafirman, creando un ideal que les sirve como
principal guía positiva para la voluntad. El artista primero se crea a sí mismo y luego intenta crear
un nuevo mundo a su alrededor.

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Otra idea interesante de Rank es la relativa a la competición entre la vida y la muerte. Defiende
que tenemos un “instinto de vida” que nos empuja a lograr la individualidad, la competencia y la
independencia, así como hay un “instinto de muerte” que nos empuja a ser parte de una
comunidad, de una familia o de la humanidad. Estos instintos se acompañan de un miedo particular
a cada uno de ellos. El “miedo a la vida” es el miedo a la separación, a la soledad y al aislamiento;
el “miedo a la muerte” es el miedo a perderse dentro del todo, al estancamiento o a no ser nadie.
Nuestras vidas están repletas de separaciones, empezando por la del nacimiento. De hecho, el
trabajo más temprano de Rank se refiere al trauma del nacimiento, que estipula que la ansiedad
experimentada en el nacimiento será el modelo de todas las experiencias de ansiedad futuras.
Después de nacer, nos lanzamos a una serie de eventos: el control de esfínteres, la disciplina, la
escuela, el trabajo, los desamores, etc. Evitar estas separaciones es literalmente, evitar la vida y
escoger la muerte, donde nunca sabremos lo que queremos, nunca dejaremos a nuestra familia o
nuestro pueblo; nunca cortaremos el cordón umbilical. Entonces, es necesario que nos enfrentemos
a nuestros miedos, reconociendo que para podernos desarrollar por completo, debemos
enfrentarnos a la vida y la muerte; debemos volvernos seres individuales, así como cuidar de
nuestras relaciones con los demás.
Otto rank nunca llegó a establecer una “escuela” psicológica como hicieron Freud y Jung, pero su
influencia puede verse en cualquier lugar. Tuvo un impacto decisivo en Carl Rogers, otro menos
fuerte en el viejo Adler, así como sobre Fromm y Horney. También tuvo repercusión sobre los
existencialistas, especialmente sobre Rollo May. Otras personas han “reinventado” sus ideas, y
podemos encontrar trozos y piezas de su teoría en otra como la teoría de la motivación de
competencia, la teoría de la reactancia y la teoría del manejo del terror.

Sandor Ferenczi
(1873-1933)

Ferenczi ha dejado una impronta en la teoría y en la práctica psicoanalítica en general y también en


la referida al trabajo con los niños. Pionero entre pioneros, como lo bautiza Sándor Lorand.
Ferenczi fue para muchos de sus colegas un enfant terrible. Freud, que reconocía su talento y su
aguda mirada clínica, alguna vez lo llamó "mi hijo querido"(www.psiconet.org).
Ferenczi publica, entre 1899 y 1907, sus textos conocidos como Los escritos de Budapest. Entre
ellos queremos destacar "Espiritismo" (1899), "Dos errores de diagnóstico", "Conciencia y
Desarrollo" (1900), "El Amor en las Ciencias" (1901), "La homosexualidad femenina" (1902), "El
valor terapéutico de la hipnosis" (1904), "Acerca de la neurastenia", "Estados sexuales
intermedios" (1905) y "Acerca del tratamiento por sugestión hipnótica" (1906). Recién recibido de
médico, relata Roudinesco, Ferenczi trabajó en el Hospital Saint- Roch, en el cual, cuarenta años
antes, Philippe Ignace Semmelweis había tratado de que se le reconociera su descubrimiento acerca
del carácter infeccioso de la fiebre puerperal. "Lo mismo que su ilustre predecesor, Ferenczi se
mostró muy pronto adepto a la medicina social. Siempre dispuesto a ayudar a los oprimidos, a
escuchar a las mujeres en dificultades y a aliviar a los excluidos y a los marginales, asumió en 1906
la defensa de los homosexuales, en un texto valiente presentado a la Asociación Médica de
Budapest. En él refutaba los prejuicios reaccionarios de la clase dominante, que tendían a señalar

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como responsables del desorden social a las personas denominadas uranistas". Llegó a ser
representante del Comité Humanitario Internacional para la Defensa de los Homosexuales,
fundado por Magnus Hirschfeld en 1897. Abogando por reformas legales, intentó sensibilizar a
sus pares, oponiéndose a las perspectivas discriminadoras y homofóbicas propuestas por Krafft-
Ebing y Möebius, en especial a la consideración de la homosexualidad como una enfermedad
degenerativa.
Es en 1907 que Ferenczi llega al psicoanálisis, luego de haber tenido noticias de los experimentos
de Jung con asociaciones de palabras. Al mismo tiempo, vuelve a leer y a revalorizar La
interpretación de los sueños. A partir de ese momento, la vida del vulnerable húngaro quedaría,
hasta el fin de sus días, ligada al psicoanálisis. El psicoanálisis, por su parte, quedará para siempre
ligado a él. Entre 1908 y 1909 escribe seis trabajos que tienen como intención difundir a la aún
joven ciencia en el mundo de los médicos húngaros. Cuando los recopila los bautiza con el término
de Lélekelemzés, nombre con el que traduce al húngaro la palabra Psychoanalyse creada por Freud.
Lélekelemzés significa "Cura del alma" o "Estudio del alma". A la vez que lo invita a presentar su
trabajo, Freud le pide que le agregue la palabra "psicoanálisis". Ferenczi aceptó, rebautizando a su
recopilación: Estudio del alma: ensayos en el campo del psicoanálisis. El pedido del creador de la
"cura por la palabra" resulta significativo. Ferenczi tuvo, desde el principio de su encuentro con el
psicoanálisis y hasta el final de su vida, muy claro que esta ciencia es el estudio y la cura del alma
humana. Es por esta razón que de su Lélekelemzés destaca especialmente uno de los ensayos,
Psicoanálisis y pedagogía, su carta de presentación ante la comunidad psicoanalítica, en tanto
Freud lo invitó para que lo leyera en el Primer Congreso Internacional de Psicoanálisis realizado en
Salzburgo en 1908.
Ferenczi va aún más lejos cuando afirma que la pedagogía cultiva la negación de las emociones y
de las ideas: "La pedagogía obliga al niño a mentirse a sí mismo, a negar lo que sabe y lo que
piensa. El principio de la pedagogía actual es difícil de definir. Se parece mucho a la mentira. Pero
mientras que los mentirosos y los hipócritas ocultan las cosas a los demás o les muestran
emociones e ideas inexistentes, la pedagogía obliga al niño a mentirse a sí mismo, a negar lo que
sabe y lo que piensa.” Continúa luego con una reflexión que alude a lo que Winnicott, tiempo más
tarde, llamará "verdadero self":
“Los sentimientos y las ideas rechazadas de este modo, inmersas en el inconsciente, no quedan sin
embargo suprimidos; a lo largo del proceso educativo se multiplican, crecen y se aglomeran en
una especie de personalidad distinta escondida en las profundidades del ser, cuyos objetivos,
deseos y fantasías están en general en contradicción absoluta con los objetivos y las ideas
conscientes”(www.psiconet.org). Ferenczi aboga por una reforma pedagógica que permita evitar el
rechazo de las propias ideas y emociones. Pensando, como solía hacer Freud, en las posibles
objeciones a las reflexiones que ofrece, Ferenczi las contesta una por una. A la probable
argumentación de que estaría fomentando el egoísmo, responde que el peligro reside, en realidad,
en la hipocresía. Concluye su trabajo sosteniendo la necesidad de fundar una pedagogía que se
base sobre la comprensión y la eficacia, no sobre dogmas.
Entre otros aportes que Sándor Ferenczi hizo a nuestra ciencia se halla su insistencia, ante Freud,
de la necesidad que los analistas atraviesen un período de auto conocimiento profundo de sí
mismos, aún más completo que el de sus pacientes. Análisis llamado, por algunos, didáctico.

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Psicoanálisis con el niño que habita en el adulto: En 1929, en su trabajo Principio de
Relajación y neocatarsis, Ferenczi relata: "Discutiendo con Anna Freud sobre algunas medidas
técnicas, me planteó ella esta oportuna cuestión: 'Trata usted a los pacientes como trato yo a los
niños en mis análisis infantiles.' Tuve que darle la razón." Es que en esos tiempos Ferenczi ya sabía
que, atendiendo pacientes graves, era imprescindible que él se saliera de ciertos moldes: "Durante
mi larga práctica analítica, me he hallado constantemente en trance de infringir algunos de los
consejos técnicos de Freud". A veces, los pacientes de Ferenczi, en lugar de quedarse
obedientemente tendidos sobre el diván, se levantaban de golpe, caminaban por el consultorio y le
hablaban mirándolo a los ojos. Eran personas que necesitaban que la sesión se prolongara, que él
las atendiese en sus domicilios o que les diera más de una sesión por día. Seres de una gran
labilidad emocional que estaban atravesando momentos difíciles y recordando situaciones
traumáticas. Ferenczi tenía que crear, como los analistas de niños, una técnica distinta a la utilizada
por Freud con sus pacientes adultos neuróticos. Para eso, le era necesario transgredir. De esta
demanda, originada en la clínica, nació la tan cuestionada -inclusive por el mismo Freud- "técnica
activa" ferencziana.
Otro de los escritos para comentar, imprescindible para dar cuenta del aporte que Ferenczi hizo al
psicoanálisis, es la conferencia que dio en 1931 en la Asociación Psicoanalítica de Viena: Análisis
de niños con adultos. Reconoce, en primer lugar, la labor pionera en el análisis infantil de Hermine
Hug Hellmuth, para luego valorizar los aportes de Melanie Klein, de Anna Freud y de August
Aichhorn.
Ferenczi explica que utiliza con sus pacientes "difíciles" y en estados muy regresivos, técnicas
propias del análisis infantil. Se encuentra, así, con el niño que aún existe en el adulto y comprueba
no sólo que éste puede comportarse como una pequeña criatura, sino también que el analista puede
tomar, por obra de su contratransferencia, un rol similar al que los padres y educadores asumen
frente a los niños:
Es innegable que los niños son influenciables, que tienden a apoyarse sin resistencia sobre
alguien "grande", en sus momentos de debilidad, que existe un elemento de hipnosis en la relación
entre niños y adultos, y hay que acomodarse a esta realidad. Así que el gran poder que los adultos
tienen frente a los niños, en vez de utilizarse, como se hace a menudo, para imprimir nuestras
rígidas reglas en el psiquismo maleable del niño, podría ser utilizado para educarlos con mayor
independencia y con mayor sentido de la responsabilidad. Muchos de los pacientes a los que
Ferenczi alude habían sido víctimas, durante su infancia, de situaciones traumáticas ocasionadas
por abuso sexual. El continuará con este controvertido tema en Reflexiones sobre el traumatismo,
en su Diario Clínico y en 1932, al comunicar su muy polémica conferencia Confusión de lenguas
entre los adultos y el niño. El lenguaje de la ternura y el de la pasión
Más adelante, Ferenczi dice que esos adultos con predisposiciones patológicas confunden los
juegos y conductas de los niños con los deseos de una persona sexualmente adulta, confusión que
los lleva a abusar de las criaturas. El niño puede intentar protestar, pero a la larga es vencido por la
fuerza y la autoridad aplastante del adulto. Llevado por el temor y la indefensión, se doblega a la
voluntad del agresor y lo introyecta, para poder seguir sosteniendo con él un vínculo de ternura. A
este mecanismo de defensa psíquico Ferenczi lo llamará “identificación con el agresor”. Suele
atribuírsele a Anna Freud la creación de este concepto. Mecanismo de defensa aislado y descrito
por Anna Freud (1936): el sujeto, enfrentado a un peligro exterior (representado típicamente por
una crítica procedente de una autoridad, se identifica con su agresor, ya sea reasumiendo por su

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cuenta la agresión en la misma forma, ya sea imitando física o moralmente a la persona del
agresor, ya sea adoptando ciertos símbolos de poder que lo designan. Un poco más adelante, los
autores del Diccionario mencionan a Ferenczi diciendo que cuando éste utiliza el término
identificación con el agresor lo hace en un sentido muy especial: la agresión a la que se hace
referencia es el atentado sexual del adulto, que vive en un mundo de pasión y de culpabilidad,
sobre el niño que se supone inocente. El comportamiento descrito como resultado del miedo es una
sumisión total a la voluntad del agresor; el cambio provocado en la personalidad es la
introyección del sentimiento de culpabilidad del adulto". (Ferenczi, 1932).
Víctima de una anemia perniciosa, Ferenczi murió en mayo de 1933, con la promesa de Ernest
Jones de publicarle Confusión de lenguas entre los adultos y el niño en la International Journal of
Psyco-Analysis. Poco antes de morir Ferenczi, Freud le escribe a Jones una carta en la que dice que
una paciente de En junio, Jones le constesta diciéndole que la "paranoia" de Ferenczi se había
puesto en evidencia “a la vista de su último articulo para el congreso” y que veía contraproducente
publicar, ahora que él había muerto, su último artículo, ya que sería un perjuicio y un descrédito
para el propio autor. El trabajo en el que Ferenczi no solamente denuncia sino que, además, teoriza
acerca de la frecuencia del abuso sexual contra la infancia, fue conocido en 1949, gracias a
Michaël Balint.

Alfred Adler
(1870 – 1937)
Alfred Adler postula una única “pulsión” o fuerza motivacional detrás de todos nuestros
comportamientos y experiencias. Con el tiempo, su teoría se fue transformando en una más
madura, pasando a llamarse a este instinto, afán de perfeccionismo. Constituye ese deseo de
desarrollar al máximo nuestros potenciales con el fin de llegar cada vez más a nuestro ideal. La
cuestión es que “perfección” e “ideal” son palabras problemáticas. Por un lado son metas muy
positivas, de hecho, ¿no deberíamos de perseguir todos un ideal?. Sin embargo, en psicología,
estas palabras suenan a connotación negativa. La perfección y los ideales son, por definición, cosas
que nunca alcanzaremos. De hecho, muchas personas viven triste y dolorosamente tratando de ser
perfectas. El afán de perfección no fue la primera frase que utilizó Adler para designar a esta fuerza
motivacional. Su frase original fue la pulsión agresiva, la cual surge cuando se frustran otras
pulsiones como la necesidad de comer, de satisfacer nuestras necesidades sexuales, de hacer cosas
o de ser amados. Sería más apropiado el nombre de pulsión asertiva, dado que consideramos la
agresión como física y negativa. Pero fue precisamente esta idea de la pulsión agresiva la que
motivó los primeros roces con Freud. Era evidente que éste último tenía miedo de que su pulsión
sexual fuese relegada a un segundo plano dentro de la teoría psicoanalítica. A pesar de las
reticencias de Freud, él mismo habló de algo muy parecido mucho más tarde en su vida: la pulsión
de muerte.
Otra palabra que Adler utilizó para referirse a esta motivación básica fue la de compensación o
afán de superación(Dicaprio, 1989). Dado que todos tenemos problemas, inferioridades Adler
creía que podemos lograr nuestras personalidades en tanto podamos (o no) compensar o superar
estos problemas. Él observaba algo bastante obvio en su cultura (y de ninguna manera ausente de la
nuestra): los chicos estaban situados en una posición más ventajosa que las chicas. Los chicos
deseaban, a veces de forma desesperada, que fuesen considerados como fuertes, agresivos o en
control (masculinos) y no débiles, pasivos o dependientes (femeninos). Por supuesto, el tema es

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que los hombres son de alguna manera básicamente mejores que las mujeres. Después de todo,
ellos tienen el poder, la educación y aparentemente el talento y la motivación necesarios para hacer
“grandes cosas” y las mujeres no. Pero Adler no creía que la asertividad masculina y su éxito en el
mundo fuesen debido a una cierta superioridad innata. Creía más bien que los niños son educados
para lograr una asertividad en la vida y las niñas son alejadas de este planteamiento. No obstante,
tanto los niños como las niñas vienen al mundo con la misma capacidad de protesta. Dado que
muchas personas malinterpretan a Adler al respecto, constriñen el uso de la frase.
La última frase que usó antes de plantear su afán de perfeccionismo, fue afán de superioridad. El
uso de esta frase delata una de sus raíces filosóficas de sus ideas: Friederich Nietzsche desarrolló
una filosofía que consideraba a la voluntad de poder el motivo básico de la vida humana. Aunque el
afán de superioridad se refiere al deseo de ser mejor, incluye también la idea de que queremos ser
mejores que otros, más que mejores en nosotros mismos. Más tarde, Adler intentó utilizar el
término más en referencia a afanes más insanos o neuróticos.

Estilo de vida: El estilo de vida significa cómo vives tu vida; cómo manejas tus problemas y las
relaciones interpersonales. En sus propias palabras cómo explicaba esto: “El estilo de vida de un
árbol es la individualidad de un árbol expresándose y moldeándose en un ambiente. Reconocemos
un estilo cuando lo vemos contrapuesto a un fondo diferente del que esperábamos, por lo que
somos conscientes entonces de que cada árbol tiene un patrón de vida y no es solo una mera
reacción mecánica al ambiente”(www.psicoanalisis.net)

Teleología: Adler considera la motivación como una cuestión de inclinación y movimiento hacia
el futuro, en vez de ser impulsado, mecánicamente, por el pasado. Somos impulsados hacia
nuestras metas, nuestros propósitos, nuestros ideales. El atraer cosas del pasado hacia el futuro
tiene ciertos efectos dramáticos. Dado que el futuro todavía no ha llegado, un acercamiento
teleológico de la motivación supone prescindir la necesidad de las cosas. La teleología reconoce
que la vida es dura e incierta, pero siempre queda un lugar para el cambio(www.apsique.com).

Interés social: El segundo concepto en importancia sólo para el afán de perfección es la idea de
interés social o sentimiento social. Es fácil ver que casi nadie puede lograr el afán de perfección
sin considerar su ambiente social. Como animales sociales que somos, no sólo no podemos tener
afán, sino incluso existir. Aún aquellas personas más resolutivas lo son de hecho en un contexto
social. Adler creía que la preocupación social no era una cuestión simplemente adquirida o
aprendida: era una combinación de ambas; es decir, está basada en un disposición innata, pero debe
ser amamantada para que sobreviva. Por otro lado, para Adler la verdadera definición de
enfermedad mental radica en la falta de cuidado social. Todas las fallas (incluyendo la neurosis,
psicosis, criminalidad, alcoholismo, problemas infantiles, suicidio, perversiones y prostitución) se
dan por una falta de interés social: su meta de éxito está dirigida a la superioridad personal, y sus
triunfos sólo tienen significado para ellos mismos.

Inferioridad : Si nos estamos manejando bien, si nos sentimos competentes, nos podemos
permitir pensar en los demás. Pero si la vida nos está quitando lo mejor de nosotros, entonces
nuestra atención se vuelve cada vez más focalizada hacia nosotros mismos( sentimiento de
inferioridad). Adler empieza su trabajo teórico hablando de la inferioridad de órgano, lo cual no
es más que el hecho de que cada uno de nosotros tiene partes débiles y fuertes con respecto a la
anatomía o la fisiología. Por ejemplo, algunos de nosotros nacemos con soplos cardíacos, o
desarrollamos problemas de corazón tempranamente en la vida. Adler señaló que muchas personas

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responden a estas inferioridades orgánicas con una compensación. De alguna manera se
sobreponen a sus deficiencias: el órgano inferior puede fortalecerse e incluso volverse más fuerte
que los otros; u otros órganos pueden super desarrollarse para asumir la función del inferior; o la
persona puede compensar psicológicamente el problema orgánico desarrollando ciertas destrezas o
incluso ciertos tipos de personalidad. No obstante, por desgracia, existen también personas que no
pueden lidiar con sus dificultades, y viven vidas de displacer crónico. Me atrevería a adivinar que
nuestra sociedad tan optimista y echada para adelante desestima seriamente a este grupo.

Tipos psicológicos
El tipo dominante. Desde su infancia, estas personas desarrollan una tendencia a ser agresivos y
dominantes con los demás. Su energía (la fuerza de sus impulsos que determina su poder personal)
es tan grande que se llevan lo que haya por delante con el fin de lograr este dominio. Los más
enérgicos terminan siendo sádicos y valentones; los menos energéticos hieren a los demás al herirse
a sí mismos, como los alcohólicos, adictos y suicidas.

El tipo erudito. Son sujetos sensibles que han desarrollado una concha a su alrededor que les
protege, pero deben apoyarse en los demás para solventar las dificultades de la vida. Tienen un bajo
nivel de energía y por tanto se hacen dependientes de sujetos más fuertes. Cuando se sienten
sobresaturados o abrumados, desarrollan lo que entendemos como síntomas neuróticos típicos:
fobias, obsesiones y compulsiones, ansiedad generalizada, histeria, amnesias y así sucesivamente,
dependiendo de los detalles individuales de su estilo de vida.

El evitativo. Estos son los que tienen los niveles más bajos de energía y sólo pueden sobrevivir si
evitan lo que es vivir, especialmente a otras personas. Cuando son empujados al límite, tienden a
volverse psicóticos y finalmente retrayéndose a su propio mundo interno.

El tipo socialmente útil. Este sería el de la persona sana, el que tiene tanto energía como interés
social. Hay que señalar que si uno carece de energía, realmente no se puede tener interés social
dado que seremos incapaces de hacer nada por nadie.

Orden de nacimiento: Adler debe ser tomado en cuenta como el primer teórico que incluyó no
sólo la influencia de la madre, el padre y otros adultos en la vida del niño, sino también de los
hermanos y hermanas de éste. Sus consideraciones sobre los efectos de los hermanos y el orden en
que nacieron es probablemente aquello por lo que más se conoce a Adler(www.psicoanalisis.org).

El hijo único es más factible que otros a ser consentido, con todas las repercusiones nefastas que
se han considerado. Después de todo, los padres de un hijo único han apostado y ganado a un solo
número, por decirlo vulgarmente, y son más dados a prestar una atención especial (en ocasiones un
cuidado lleno de ansiedad) de su orgullo y alegría. Si los padres son violentos o abusadores, el hijo
único tendrá que enfrentarse solo al abuso.

El primer hijo empieza la vida como hijo único, con toda la atención recayendo sobre él. Lástima
que justo cuando las cosas se están haciendo cómodas, llega el segundo hijo y “destrona” al
primero. Al principio, el primero podría luchar por recobrar su posición; podría, por ejemplo,
empezar a actuar como un bebé (después de todo, parece que funciona con el bebé comportándose
como lo hace), aunque sólo encontrará la reticencia y la advertencia de ¡que crezca ya!. Algunos se
vuelven desobedientes y rebeldes; otros hoscos y retraídos. Adler creía que los primeros hijos
estaban más dispuestos a desarrollar problemas que los siguientes. Mirando la parte positiva, la

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mayoría de los hijos primeros son más precoces y tienden a ser relativamente más solitarios
(individuales) que otros niños de la familia.

El segundo hijo está inmerso en una situación muy distinta: tiene a un primer hermano que
“sienta los pasos”, por lo que tiende a ser muy competitivo y está constantemente intentando
sobrepasar al mayor, cosa que con frecuencia logran, pero muchos sienten como si la carrera por el
poder nunca se realiza del todo y se pasan la vida soñando en una competición que no lleva a
ninguna parte. Otros chicos del “medio” tienden a ser similares al segundo, aunque cada uno de
ellos se fija en diferentes “competidores”.

El último hijo es más dado a ser mimado en las familias con más de uno. Después de todo, ¡es el
único que no será destronado!. Por lo tanto, estos son los segundos hijos con mayores posibilidades
de problemas después del primer hijo. Por otro lado, el menor también puede sentir una importante
inferioridad, con todos lo demás mayores que él y por tanto “superiores”. Pero, con todos estos
“trazadores del camino” delante, el pequeño puede excederles también.

C. G. Jung
1865-1961

La teoría de Jung divide la psique en tres partes. La primera es el Yo, el cual se identifica con la
mente consciente. Relacionado cercanamente se encuentra el inconsciente personal, que
incluye cualquier cosa que no esté presente en la consciencia, pero que no está exenta de estarlo. El
inconsciente personal sería como lo que las personas entienden por inconsciente en tanto incluye
ambas memorias, las que podemos atraer rápidamente a nuestra consciencia y aquellos recuerdos
que han sido reprimidos por cualquier razón. La diferencia estriba en que no contiene a los
instintos, como Freud incluía.
Después de describir el inconsciente personal, Jung añade una parte al psiquismo que hará que su
teoría destaque de las demás: el inconsciente colectivo (Dicaprio, 1989). Podríamos llamarle
sencillamente nuestra “herencia psíquica”. Es el reservorio de nuestra experiencia como especie; un
tipo de conocimiento con el que todos nacemos y compartimos. Aún así, nunca somos plenamente
conscientes de ello. A partir de él, se establece una influencia sobre todas nuestras experiencias y
comportamientos, especialmente los emocionales; pero solo le conocemos indirectamente, viendo
estas influencias.

Arquetipos: Los contenidos del inconsciente colectivo son los llamados arquetipos. Sería una
tendencia innata (no aprendida) a experimentar las cosas de una determinada manera. El arquetipo
carece de forma en sí mismo, pero actúa como un “principio organizador” sobre las cosas que
vemos o hacemos. Funciona de la misma manera que los instintos en la teoría freudiana. Al
principio, el bebé solo quiere algo de comer, sin saber lo que quiere. Es decir, presenta un anhelo
indefinido que, no obstante, puede ser satisfecho por algunas cosas y no por otras. Más tarde, con la
experiencia, el bebé empieza a anhelar cosas más concretas cuando tiene hambre (un biberón, una
galleta, una langosta a la brasa, un pedazo de pizza estilo Nueva York).

La sombra: Sería el “lado oscuro” del Yo y nuestra parte negativa o diabólica también se
encuentra en este espacio. Esto supone que la sombra es amoral; ni buena ni mala, como en los

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animales. Un animal es capaz de cuidar calurosamente de su prole, al tiempo que puede ser un
asesino implacable para obtener comida. Pero él no escoge ninguno de ellos. Simplemente hace lo
que hace. Es “inocente”. Pero desde nuestra perspectiva humana, el mundo animal nos parece
brutal, inhumano; por lo que la sombra se vuelve algo relacionado con un “basurero” de aquellas
partes de nosotros que no queremos admitir.

Anima y animus: Una parte de la persona es el papel masculino o femenino que debemos
interpretar. Para la mayoría de los teóricos, este papel está determinado por el género físico. Pero,
al igual que Freud, Adler y otros, Jung pensaba que en realidad todos nosotros somos bisexuales
por naturaleza. Cundo empezamos nuestra vida como fetos, poseemos órganos sexuales
indiferenciados y es solo gradualmente, bajo la influencia hormonal, cuando nos volvemos machos
y hembras. De la misma manera, cuando empezamos nuestra vida social como infantes, no somos
masculinos o femeninos en el sentido social. Casi de inmediato (tan pronto como nos pongan esas
botitas azules o rosas), nos desarrollamos bajo la influencia social, la cual gradualmente nos
convierte en hombres y mujeres. El anima es el aspecto femenino presente en el inconsciente
colectivo de los hombres y el animus es el aspecto masculino presente en el inconsciente colectivo
de la mujer. El anima puede estar representada (personificada) como una joven chica, muy
espontánea e intuitiva, o como una bruja, o como la madre tierra. Usualmente se asocia con una
emocionalidad profunda y con la fuerza de la vida misma. El animus puede personificarse como un
viejo sabio, un guerrero, o usualmente como un grupo de hombres, y tiende a ser lógico, muchas
veces racionalista e incluso argumentativo.

El hermafrodita, tanto hombre como mujer, es una de las ideas más importantes de la teoría
junguiana y representa la unión de los opuestos. En algunos cuadros religiosos, Jesucristo está
representado más bien como un hombre afeminado. Así mismo, en China, el carácter de Kuan Yin
es de hecho un santo masculino (el bodhisattva Avalokiteshwara), ¡pero está pintado de una forma
tan femenina que usualmente se le considera más como la diosa de la compasión!.

El self (yo)
La meta de la vida es lograr un self. El self es un arquetipo que representa la trascendencia de todos
los opuestos, de manera que cada aspecto de nuestra personalidad se expresa de forma equitativa.
Por tanto, no somos ni masculinos ni femeninos; somos ambos; lo mismo para el Yo y la sombra,
para el bien y el mal, para lo consciente y lo inconsciente, y también lo individual y lo colectivo (la
creación en su totalidad). Y por supuesto, si no hay opuestos, no hay energía y dejamos de
funcionar. Evidentemente, ya no necesitaríamos actuar.

Introversión y extroversión
Jung desarrolló una tipología de la personalidad que se ha vuelto tan popular que mucha gente cree
que él no hizo nada más. Esta empieza con la diferencia entre introversión y extroversión. Las
personas introvertidas prefieren su mundo interno de pensamientos, sentimientos, fantasías, sueños
y demás, mientras que las extrovertidas prefieren el mundo externo de las cosas, las actividades y
las personas.
Estos términos se han confundido con vocablos como timidez y sociabilidad, debido en parte a que
los introvertidos suelen ser tímidos y los extrovertidos tienden a ser más sociables. Pero Jung se

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refería más a cuán inclinados estamos (nuestro Yo) hacia la persona y la realidad externa o hacia el
inconsciente colectivo y sus arquetipos.

Karen Horney
(1885 – 1952)
La teoría de Karen Horney es quizás la mejor de las teorías sobre las neurosis que tenemos. En
primer lugar, ofreció una perspectiva bastante distinta de entender la neurosis, considerándola
como algo bastante más contínuo en la vida normal que los teóricos previos. Concretamente,
entendía la neurosis como un intento de hacer la vida más llevadera, como una forma de “control
interpersonal y adaptación” (Horney, 1959). Esto sería, aquello a lo que estamos dirigidos
en nuestra vida cotidiana, solo que parece que la mayoría de nosotros lo hacemos bien y los
neuróticos parece que se hunden más rápidamente.

En su experiencia clínica, distinguió 10 patrones particulares de necesidades


neuróticas(Horney, 1960), los cuales están basados sobre aquellas cosas que todos necesitamos,
pero que se han vuelto distorsionadas de diversas formas por las dificultades de las vidas de
algunas personas:

Necesidad neurótica de afecto y aprobación. Necesidad indiscriminada de complacer a


los demás y ser querido por ellos.

Necesidad neurótica de pareja; de alguien que lleve las riendas de nuestra vida. Esta
necesidad incluye la idea de que el amor resolverá todos nuestros problemas. A todos nos gustaría
tener un compañero con quien compartir nuestra vida, pero el neurótico va uno o dos pasos más
allá.

El neurótico necesita restringir la vida de uno a límites muy estrechos, a no ser


demandantes, a satisfacernos con muy poco.

Necesidad neurótica de poder, de control sobre los demás, de omnipotencia. Todos


buscamos el poder, pero el neurótico se desespera por lograrlo. Es un dominio de su propia
gesta, usualmente acompañado de un rechazo por la debilidad y una fuerte creencia en los
propios poderes racionales.

Necesidad neurótica de explotar a los demás y sacar lo mejor de éstos. En la persona


común podríamos entender esto como la necesidad de tener un efecto, de provocar impacto, de
ser escuchado. En el neurótico, se convierte en una manipulación y la creencia de que los
demás están ahí para ser utilizados. Puede comprender también una idea de miedo a ser
manipulado por los demás, de parecer estúpido.

Necesidad neurótica de reconocimiento o prestigio social. Somos criaturas sociales,


así como sexuales, y nos gusta ser apreciados por los demás. Pero estas personas están sobre
preocupadas por las apariencias y la popularidad. Temen ser ignoradas, simples, poco “cool” y
“fuera de lugar”.

Necesidad de admiración personal. Todos necesitamos ser admirados por nuestras


cualidades tanto internas como externas. Necesitamos sentirnos importantes y valorados. Pero

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algunas personas están más desesperadas y necesitan recordarnos su importancia (“nadie
reconoce los genios”; “Soy el verdadero artífice detrás de las escenas, ¿sabes?”, y así
sucesivamente. Su miedo se centra en no ser nadie, falto de importancia y sin sentido en sus
acciones.

Necesidad neurótica de logro personal. Una vez más diremos que no hay nada malo en
aspirar a logros, ni mucho menos. Pero algunas personas están obsesionadas con ello. Deben
ser los número uno en todo y dado que esto es, desde luego, una tarea muy difícil, vemos a
estas personas constantemente devaluando aquello en lo que no pueden ser los primeros. Si, por
ejemplo, son buenos corredores, el lanzamiento de disco y las pesas son “deportes
secundarios”. Si su fuerte es lo académico, las habilidades físicas no son de importancia, y
demás.

Necesidad neurótica de autosuficiencia e independencia. Todos nosotros debemos


cultivar cierta autonomía, pero algunas gentes sienten que no deberían necesitar de nadie
nunca. Tienden a rechazar la ayuda y muchas veces son reticentes a comprometerse en una
relación afectiva.

Necesidad de perfección e inexpugnabilidad. Muchas veces para ser cada vez mejores
en nuestra vida, tenemos un impulso que puede de hecho ser de consideración neurótica, pero
algunas personas pretenden constantemente ser perfectas y temen fallar. No resisten que se les
“cache” en un error y necesitan, por tanto, controlar todo el tiempo.
A medida que Horney fue revisando sus conceptos, empezó a darse cuenta que sus tipos de
necesidades neuróticas podían agruparse en tres amplias estrategias de adaptación:

Complianza (cumplimiento), que incluye las necesidades 1, 2 y 3, conocido también como


acercarse a las personas.

Agresión, incluyendo las necesidades desde la 4 hasta la 8, conocido también como ir en


contra las personas.

Alejamiento, incluyendo las necesidades 9, 10 y 3, conocido también como alejarse de las


personas. Esta última fue añadida porque es crucial para lograr la ilusión de independencia y
perfección total.

Teoría del Yo (self)


Horney tenía una manera más de ver a las neurosis: en términos de imagen del self ( de sí
mismo). Para Horney el self es el centro del ser; su potencial. Si uno ha sido sano, entonces
habría desarrollado un concepto preciso de quién soy y por consiguiente podré sentirme libre de
impulsar ese potencial (auto-realización).
El neurótico tiene una visión diferente de las cosas. El self neurótico está “escindido” en un
self ideal y un self despreciado(Horney, 1960). Otros teóricos hablan de un self
“especular”, aquel que piensas que los demás ven. Si miramos a nuestro alrededor (de forma
precisa o no) creyendo que los demás te están despreciando, entonces internalizaremos esta

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sensación como si fuese verdaderamente nuestra percepción de nosotros mismos. Por otro lado,
si estamos fallando de alguna manera, esto implicaría que existen ciertos ideales ante los que
nos estamos sometiendo. Estamos creando un self ideal fuera de nuestras “posibilidades”.
Tenemos que entender que el self ideal no es una meta positiva; todo lo contrario, es irreal y
finalmente imposible de alcanzar. Por tanto, el neurótico se balancea entre odiarse a sí mismos
y pretender ser perfectos.

Horney llamó a esta relación estrecha entre los yo ideales y despreciados como “la tiranía de
los posibles” y de los neuróticos la “lucha por la gloria”.
La persona sumisa cree que “debería ser dulce, auto-sacrificado y santo”.
La persona agresiva dice “debería ser fuerte, reconocido y un ganador”.
La persona introvertida cree que “debería ser independiente, reservado y perfecto”.
Y mientras está vacilando entre estos dos self imposibles, el neurótico se ve alienado de su
propio yo y retraído de llevar a cabo sus potenciales verdaderos (Dicaprio, 1989).

Melanie Klein

Concepto de desarrollo personal: Desde la perspectiva psicoanalítica de Melanie Klein,


el desarrollo personal se concibe como enriquecimiento de la personalidad que se refiere a la
superación de etapas tempranas de la niñez (que pueden volver a surgir en la vida adulta), la
superación de los conflictos que estas etapas conllevan, como la ansiedad, culpa, envidia y
logro de la gratitud, alcanzar el equilibrio con el mundo psíquico interno y el mundo externo, y
desarrollar la capacidad de disfrutar de las cosas y llevar relaciones gratificantes de amor con
los otros.
De estos estadios tempranos, dos son los que mayor importancia tienen en la vida según Klein.
El primero es la posición esquizo-paranoide que se desarrolla durante los primeros 3 a 4 meses
de vida. Según Klein los seres humanos poseemos dos instintos básicos, el de vida o amor y el
de muerte u odio, debido a la lucha que se produce entre estos dos instintos y el sentimiento de
ansiedad persecutoria que se produce en el niño, producto del miedo de que este impulso

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agresivo le cause daño, el niño lleva a cabo procesos de escisión, en que el odio y la ansiedad
se proyectan hacia el primer objeto de relación que posee, que es el pecho de la madre, que
pasaría a ser el pecho malo, y los sentimientos de amor se proyectan en el pecho gratificador
bueno (Klein, M. 1988). Luego de esta proyección, el pecho bueno y el malo son introyectados
en la psiquis del niño, por lo que el yo está muy poco integrado, pues posee contenidos
separados. Esta proyección y posterior introyección colaboran a que la ansiedad persecutoria
vaya disminuyendo, pues el niño se siente más seguro con un pecho bueno que lo ampare, pero
a la vez tiene un pecho malo, que lo persigue y persiste el miedo a la aniquilación del yo. De
esta intereacción entre los 4 - 6 meses se van integrando los impulsos, y la madre ya no es vista
en forma escindida, sino que se incorpora como un objeto total, pasándose a la posición que
Klein denomina depresiva, en la que debido a esta integración del objeto y el yo se experimenta
culpa, pues el niño siente que el objeto amado ha sido dañado por sus propios impulsos
agresivos; y por lo cual trata de reparar el objeto dañado. "El sentimiento de que el daño hecho
al objeto amado tiene por causa los impulsos agresivos del sujeto, es para mí la esencia de la
culpa. El impulso a anular o reparar este daño proviene de sentir que el sujeto mismo lo ha
causado, o sea, de la culpa. Por consiguiente, la tendencia reparatoria puede ser considerada
como consecuencia del sentimiento de culpa". (Klein, 1988).
En relación con la posición depresiva, según Klein, se establece el complejo de Edipo alrededor
de los 2 años. La angustia y la culpa incrementarían la necesidad de la externalizar (proyectar)
figuras malas y de internalizar (introyectar) figuras buenas; de lograr los deseos, el amor, los
sentimientos de culpa y tendencias reparatorias a ciertos objetos y el odio y la angustia a otros,
de encontrar en el mundo exterior representantes de las figuras internas, hechos que ocurren en
el complejo edípico. (Klein, 1971).
Luego del complejo de Edipo y la etapa de latencia, este interjuego de progresión, que está
influido por la ansiedad, llega a dominar las tendencias genitales (Klein, 1988). A consecuencia
de ello la capacidad para reparar aumenta y se alcanzan las sublimaciones genitales que en el
caso de la mujer son la fertilidad, el poder de dar vida y por lo tanto recrear objeto perdidos y
en el hombre el elemento de dar vida se haya vinculado con la fantasía de fertilizar a la madre
dañada o destruida y así restaurarla. Con esta tendencia aumentada en la reparación, la ansiedad
y culpa disminuyen considerablemente, con lo que el niño puede desarrollar relaciones estables
con sus padres y posteriormente con los otros, predominando el amor ante el odio. A parte de
la superación y desarrollo de estas etapas y de la superación de la ansiedad y la culpa por miedo
de la reparación, de acuerdo con Klein es fundamental para lograr el desarrollo personal la
superación de la envidia y el logro de la gratitud.
Según Klein el niño siente envidia del pecho, pues, aunque éste lo satisfaga, contiene todo lo
que él desea y que le es negado, dejándose todo lo bueno para sí. Debido a esto el niño desea
dañar el pecho materno y recobrar lo que es suyo. Si la envidia del pecho es muy fuerte el niño
no podrá obtener gratificación, en cambio, si ésta es superada (lo que está dado en gran parte
por factores constitucionales) el niño podrá obtener gratificación y experimentará gratitud, lo
que es esencial para apreciar bondad en otros y en uno mismo y hace posible el sentimiento de
unidad con otra persona, hecho esencial en toda amistad o relación amorosa feliz.
El desarrollo personal estaría estrechamente vinculado con la gratitud, pues ésta permite
desarrollar la generosidad que según Klein es la base para el enriquecimiento personal "la
riqueza interna deriva de hacer asimilado el objeto bueno, de modo que el individuo se hace

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capaz de compartir sus dones con otros. Así es posible introyectar un mundo externo más
propicio y como consecuencia se crea una sensación de enriquecimiento". (Klein, 1988). Sin
esta gratitud el sentimiento de envidia, o sea haber dañado el objeto amado, destruye la
confianza del individuo y la sinceridad de las relaciones y su propia capacidad de amor y ser
bondadoso. La gratitud es fundamental para gozar no sólo de las relaciones con otros, sino que
también de distintos intereses, disfrutar del trabajo, abriendo camino a múltiples fuentes de
satisfacciones. Se puede concluir entonces que para Klein, la base del desarrollo personal es el
logro del amor, la superación de la ansiedad, la culpa y envidia y el poder experimentar la
gratitud a través del desarrollo.

Noción de sujeto propuesta por el modelo: Según la perspectiva de Klein el individuo


es un ser que está constantemente en conflicto, pues debe a lo largo de toda su vida superar
ciertos impulsos o sentimientos que son nocivos para su desarrollo, para así alcanzar la
felicidad y equilibrio entre el mundo intrapsíquico y el mundo externo.
Creo que la noción de Klein, sobre el individuo es bastante negativa, ya que considera que éste,
incluso, en situaciones de ayuda social, está motivado por impulsos como la culpa..."Todas las
formas de ayuda social se benefician con ese anhelo. En los casos extremos, los sentimientos de
culpa impulsan a la gente hacia el total sacrificio de sí misma por una causa o por sus
semejantes, y pueden conducir al fanatismo" (Klein, 1988). De modo que niega que ciertas
conductas de ayuda sean desinteresadas y que se relacionan por un gusto personal o auto
realización.
A pesar de esta noción negativa, también atribuye características positivas al ser humano que le
son innatas, como la capacidad de amar, que es por la cual el individuo debe luchar para que
otros impulsos como lo es la envidia no interfieran con su desarrollo y así logre la felicidad.

Conceptualización del cambio y factores que dan cuenta de él: Los factores que
dan cuenta del cambio del desarrollo personal son la madurez emocional, o sea, que los
sentimientos de pérdida o de algunas frustraciones pueden ser contrarrestados por sustitutos y
el poder disfrutar del trabajo y los placeres que están a nuestro alcance, teniendo muchas
posibilidades e intereses con los cuales hacerlo, lo que deviene del logro de experimentar la
gratitud.
La fortaleza del carácter es otro factor que da cuenta del cambio y se refiere a la capacidad del
yo de desarrollar todas sus potencialidades. Esta fortaleza se logra cuando el niño (y también el
adulto en sus otras relaciones) logra internalizar los aspectos buenos de la madre, de modo que
dominen a los frustrantes, haciendo que ésta sea experimentda como una madre que guía, pero
no domina, o sea que ama, lo que hace posible la paz interior, haciendo exitosas las relaciones
primero con la madre y luego con las posteriores en la familia y otras en la vida adulta.
La fuerza del carácter se manifiesta también en la comprensión, compasión, simpatía y
tolerancia a los demás, o sea, en todos aquellos factores que nos hacen entablar relaciones
estables y gratificantes con los demás.
Otra manifestación es la equilibrada adaptación al mundo externo, de modo que no interfiera
con la libertad de las emociones y pensamientos, lo que implica el poder tolerar emociones y
pensamientos, o sea, poder tolerar emociones dolorosas y poder manejarlas, sin reprimir los

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conflictos, sino que enfrentándolos, para poder así disfrutar de las otras cosas como el trabajo,
descanso y la relación con otras personas. (Klein, 1988).

Ventajas y/o limitaciones tiene el modelo propuesto : En cuanto a las limitaciones


del modelo propuesto por Klein, creo que la más importante es que el desarrollo personal está
limitado por factores constitucionales, ya que como propone la autora, es el yo quien según su
fuerza, la que está predeterminada por factores biológicos, la que va a determinar que la
capacidad de amor sea más fuerte que la de envidia, lo que llevaría a poseer relaciones estables
con los otros y a poder obtener gratificación de ellas y de otros intereses. Aunque Klein
también expresa que los factores ambientales juegan un rol importante en estos procesos,
concede mayor importancia a los internos, a los constitucionales, lo que podría llevar a tener
una concepción fatalista del individuo, pues así nació y así será. "Algunos niños, desde un
comienzo, tienen mayor capacidad de amor que otros, lo que está ligado a un yo más fuerte, y
que su vida de fantasía es más rica y permite el desarrollo de todos sus dotes. Por lo tanto,
podemos hallar niños que, aún en condiciones favorables, no adquieren el equilibrio". (Klein,
1988)
En cuanto a la noción del desarrollo personal, considero que una ventaja de ésta es que lo
hiciera siempre en relación con los otros, o sea, la capacidad de mantener relaciones estables y
disfrutar de ellas, ya que se corresponde con lo que expresan los psicólogos sociales, es decir,
no hay conducta que no sea social, sin embargo, creo que olvidó una parte muy importante del
desarrollo personal, que son las autorealizaciones, pero como Klein no está dedicada a este
tema en particular no puedo hacer una crítica fuerte de ello.
A modo personal pienso que al describir los estadios esquizo-paranoide y depresivos, Klein
otorgó factores cognitivos muy desarrollados a los niños. Aunque si bien ella expresa que los
procesos que se dan en estas etapas son inconscientes, de todas formas implican procesos
cognitivos que según la neurología y teóricos de Piaget no se encuentran desarrollados en esas
edades

42
BIBLIOGRAFÍA

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