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Facultad de Humanidades
Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales
Identidad, raza y género: claves del movimiento afrolatinoamericano en el Cono Sur.
Control III:
Movimientos afrodescendientes: Organización y particularidades.
Este hito fundacional del movimiento afro en América Latina basado en “la ola de
revueltas de esclavizados en el siglo XVIII, cuyo punto culminante fue la Revolución
Haitiana (1791-1804), marcó el nacimiento de la política negra como dominio explícito de
identidad y derechos y como proyecto de emancipación” (Laó Montes. 2011: 19). Nos
propone un movimiento afrodescendiente en América Latina que históricamente presenta
una visión emancipadora de las estructuras dominantes y una lucha en contra de los
mecanismos de dominación que los oprimen, marginan, segregan y subyugan, ya sea de
orden racial, colonial o esclavista.
En este sentido, desde su nacimiento hasta la década de los ‘70, los movimientos afro
en América Latina han tenido una función de resistencia contra los órdenes imperantes que
los dominan. Es así como, los movimientos afro de los ’70 son los herederos directos del
cimarronismo y los movimientos antiesclavistas, abolicionistas y anticoloniales. En este
sentido, desde la década de los 70, en conjunto con el nacimiento nuevos movimientos a lo
largo y ancho del globo, “los gritos de la revolución negra sacudieron las dormidas mentes
de los negros, mulatos y zambos de Latino América. Los orígenes de supervivencias africanas
en América, interés medular de los estudios antropológicos hasta esos momentos,
comenzaron a enrumbarse por las investigaciones socioeconómicas y culturales que dejaron
de ver al negro y al indio como sobrevivencias folclóricas para desentramar las raíces de la
discriminación y los genocidios” (Zapata Olivella. 1990: 332-333). Este cambio en la visión
del movimiento negro en América Latina, desde una visión folclórica de los
afrodescendientes hacia una reivindicación y un análisis de la realidad actual, el racismo y
un rescate de la historia de masacre, esclavitud y discriminación y retomar su perspectiva de
resistencia que se veía dormida. Como relata Zapata Olivella (1990), durante mediados de
los 70’, “estimulada por la creciente vendimia de la negritud, la Fundación Colombiana de
Investigaciones Folclóricas convocó a los líderes que sobrevivían de la década del cuarenta
cuando su declaración de principios, aparentemente mohosa” (p. 334) promoviéndose una
reinserción del movimiento afro, aparentemente dormido. Este cambio de perspectiva Desde
lo folclórico hacia una perspectiva de lucha social se condice con “la combinación de una ola
de movimientos antisistémicos y una crisis global incipiente de acumulación de capital,
configuraron lo que se denomina como una «nueva guerra de clases» y la búsqueda de
restructuración sistémica que dio origen al neoliberalismo a finales de los años setenta y
comienzos de los ochenta” (Laó Montes. 2011: 23).
“A partir de 1980 se retomaría con gran fuerza, desde las dinámicas organizativas de
Colombia y Venezuela, la acción de reivindicar y conceptuar lo negro, esta vez, desde una
perspectiva común: autodenominarse comunidades negras” (Cassiani. 2015: 132). De esta
manera, desde los años 80’ el movimiento afro en América Latina vuelve a teñirse de
resistencia, todo esto enmarcado en la rearticulación de agrupaciones y un discurso negro, es
así como en los distintos países las nuevas condiciones de movilización dieron cabida a la
visibilizarían de las demandas de los “nuevos” movimientos afro, con lo cual, se inician
procesos de reconocimiento y medidas por parte de los gobiernos, esto en conjunto con una
influencia reciproca entre los movimientos negros e indígenas que surgieron en este periodo
y que comenzaron a desarrollar en contra de los efectos negativos del neoliberalismo,
colonizando corporativamente regiones y poblaciones que antes estaban relativamente fuera
de la lógica capitalista y la regulación estatal (Laó Montes. 2011: 24).
Con esto nos dirigimos a una reconceptualización del movimiento afro en América
Latina, asumiendo el etnónimo de “comunidades negras”, el cual al reconceptualizar “lo
negro” dotó al movimiento de afro de la idea de una comunidad organizada e
interrelacionada, sin dejar de lado sus reivindicaciones históricas que agrupa a toda la región
de América Latina y el Caribe. Es así como en los distintos países como se mencionó
anteriormente, las poblaciones afro comenzaron a obtener avances en sus demandas,
principalmente culturales como es el caso de una etnoeducación en Colombia y una
educación bilingüe en Ecuador (Cassiani. 2015: 133). Así es como se comienza a articular el
camino hacia uno de los hitos más relevantes del movimiento afro contemporáneo, el
congreso de Durban.
Con estos elementos nos enfrentamos a la III Conferencia Mundial contra el Racismo,
la Discriminación Racial, la Xenofobia y las formas Conexas de Intolerancia. Las principales
demandas y objetivos que surgieron de esta conferencia son “el reconocimiento formal y
legal al interior de cada Estado, la inclusión especifica en planes, programas y proyectos
oficiales, el diseño y puesta en practicas de programas educativos específicos dirigidos al
fortalecimiento de la identidad étnica, histórica y cultural, entre otros. Para ello se procuró
aprovechar el escenario de la ONU y la internacionalización de los acuerdos entre los grupos
étnicos y los estados” (Cassiani, 2015: 154) en conjunto con la autonomía y el territorio,
pasaron a considerarse los principales soportes ideológicos y políticos de las luchas y
reclamos de las comunidades afrodescendientes en conjunto con la pelea contra el racismo y
la discriminación social. (Cassiani, 2015).
Es así como Durban 2001 se convirtió en un hito como la consolidación mayor de las
redes Afrodescendientes en América Latina, como la organización superior para lograr
conseguir fomentar el desarrollo y estabilidad de las redes y conseguir las demandas que se
intentaban conseguir. Pero nuevamente, los elementos que heterogéneos y las demandas
individuales de las diferentes organizaciones afrodescendientes, delimitadas por las
condiciones materiales y los contextos reales en que se desarrollan y a mi parecer, una
estrategia muy bien jugada por parte de los principales Estado-Nación de la región, las redes
de organizaciones Afro comenzaron a perder fuerza. Así es como en la pre-conferencia
Santiago +5 (2005), se pudo realizar este diagnóstico anteriormente descrito. La unión
internacional comenzó a flaquear y disminuir, esto debido a que las diferentes organizaciones
Afrodescendientes debieron y se enfocaron en resolver sus conflictos propios e internos,
dejando de lado el proyecto exterior. Entre 2006 y 2010 se presenta un periodo de mengua
de las acciones internacionales, lo cual presenta un gran desafío para el movimiento afro
internacional y nacional.
Uno de los elementos clave en la lucha de los movimientos Afro en América Latina,
por lo menos en las últimas décadas, ha sido su carácter de redes, lo cual lo fortalecía no solo
a nivel mundial, sino que las diversas organizaciones locales tenían el apoyo de las redes
formadas, el debilitamiento de estas redes nos presentan un gran desafío para la articulación
de los movimientos afro actualmente, sobre todo a niveles locales como es el caso de Chile,
en donde los elementos Afro han sido invisibilizados totalmente y en los últimos año han
tenido mayor auge el tema racial a partir de los ciclos de migraciones, ¿pero por que no se
reconocen los elementos afros que han existido desde la colonia?. Las redes de articulación
internacional, en conjunto con estudios de la pertenencia Afro en Chile son esenciales para
la articulación de políticas de visibilización y articulación del reconocimiento de la
afrodescendencia chilena, y creo que una de las claves para el futuro del movimiento afro se
basa en dos ejes, el primer eje es el feminismo, movimiento crucial en los últimos años en
las movilizacones sociales y que es un eje transversal en las luchas sociales y politicas, ya
que el tema genero y una perspectiva feminista atraviesa los elementos de raza y clase.
Por otro lado, me quedo con la perspectiva de Zapata Olivella (1990), en donde nos
dice que:
Referencias:
- Agudelo, Carlos. (2015). “Las encrucijadas del reconocimiento multicultural. Los
afrodescendientes en América Latina y el Caribe” en Valero, Silvia y Alejandro
Campos García (eds.). Identidades políticas en tiempos de la afrodescendencia:
autoidentificación, ancestralidad, visibilidad y derechos. Argentina. p. 497-530.
- Laó Montes, Agustín. (2011). “Hacia una cartografía del campo político
afrodescendiente en las Américas” en Casa de las Américas 264. p. 16-38.