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Hernández Martínez Edgar Ignacio

Concepto de derechos humanos según Carlos Santiago Nino

Para precisar la noción de “derechos humanos”, Nino empieza por tratar de


establecer las condiciones de su aplicabilidad. En ese sentido, el autor considera
que hay un proceso de ajustes mutuos entre la elucidación conceptual y la
elaboración de la teoría en cuyo marco opera el concepto, cuestión por la cual,
considera necesario adelantar una caracterización provisional de dicha noción,
tomando en cuenta rasgos los que se suponen son a priori teóricamente relevantes.

El primero de esos rasgos se refiere a la especie de derechos que son los derechos
humanos. Al respecto, el autor señala que los derechos humanos son derechos de
índole moral (y no jurídica), establecidos por principios morales. Dichos principios
morales tienen las siguientes características: a) si existieran, su existencia estaría
dada por su validez o aceptabilidad y no por su reconocimiento efectivo o aceptación
rea; b) si estos principios fueran aceptados para justificar ciertas conductas, ellos
serían aceptados como justificación final de esas conductas; c) pueden utilizarse
para valorar cualquier conducta (tanto acciones que sólo conciernen al agente como
las que interesan a terceros).

Caracterizados los derechos humanos como derechos morales, Nino pasa a señalar
su relevancia para la teoría y práctica jurídicas, concluyendo que cuando los jueces
apoyan sus decisiones en normas jurídicas lo hacen a través de juicios “de adhesión
normativa" que consisten en juicios valorativos que se infieren de principios morales
que prescriben obedecer el orden jurídico y de proposiciones descriptivas de ese
orden jurídico. Esto implica que la atención de jueces y juristas, deba centrarse en
determinar cuáles son los derechos humanos que derivan de principios morales
válidos, estén o no consagrados en normas jurídicas positivas.

La siguiente cuestión que aborda es el estatus de los derechos morales. Analizando


las distintas nociones de derecho (como ausencia de prohibición, como permisión
directa, como correlato de obligaciones activas o pasivas de otros, como demanda
y como inmunidad), y, retomando los rasgos distintivos que les señala Ronald
Dworkin, y tomando como referencia la caracterización de los derechos morales que
elabora D. N. Maccormick, Nino concluye que: Se adscribe a alguien el derecho
moral de acceder a una situación S (la posibilidad de realizar cierta acción, la de
disponer de determinados recursos o la de verse librado de ciertas contingencias)
cuando el individuo en cuestión pertenece a una clase C y se presupone que S
implica normalmente para cada miembro de C un bien de tal importancia que debe
facilitarse su acceso a S y es moralmente erróneo impedir tal acceso.

Habiendo señalado lo anterior, Nino señala que, si bien, versan sobre bienes de
fundamental importancia para sus titulares, no todos los derechos morales
constituyen “derechos humanos”. Como consecuencia, la siguiente cuestión que
aborda es la de los rasgos distintivos de los derechos humanos, comenzando por la
clase de sus beneficiarios, misma que al incluir a todos los hombres, y, dado que su
posesión no puede estar restringida a subclases de individuos humanos, hace que
otras propiedades como la raza, sexo, inteligencia, actos cometidos o padecidos,
etc. sean irrelevantes para ostentarlos. Así, los derechos humanos son definidos
como derechos morales que se conceden tomando como única propiedad relevante
de sus beneficiarios la de pertenecer a la especie humana, por lo cual, todos los
hombres poseen un título igual a esos derechos en la medida en que todos exhiben
en el mismo grado dicha propiedad relevante.

Para cerrar, Nino nos indica que los principios fundamentales de los que los
derechos humanos derivan son categóricos, “erga omnes”, en el sentido de que,
como se ha dicho ellos no condicionan la titularidad de tales derechos a la posesión
de una u otra característica. En esta línea de ideas, el autor señala tres principios,
de cuya combinación derivan los derechos humanos fundamentales: 1) principio de
inviolabilidad de la persona, mismo que prohíbe imponer sacrificios a un individuo
sólo en razón de que ello beneficia a otros individuos; 2) principio de autonomía de
la persona, que asigna un valor intrínseco a la persecución de planes de vida e
ideales de excelencia (y, en virtud de un principio complementario, al placer y a la
ausencia de dolor); 3) Principio de dignidad de la persona, mismo que prescribe
tratar a los hombres de acuerdo con sus voliciones y no en relación con otras
propiedades sobre las cuales no tienen control.

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