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Osteoartritis / Osteoartrosis: Hacia el tratamiento integral

Alejandro Melo-Florián FACP – Bogotá


alejandromeloflorian@gmail.com
La artrosis u osteoartrosis (OA) es una de las enfermedades más prevalentes en la población general,
siendo la segunda o tercera causa de enfermedad crónica y es la causa más común para reemplazos
articulares. Los pacientes artrósicos tienen mayor riesgo de muerte en comparación con la población
general, de tal forma que es racional para la práctica médica la detección y el tratamiento precoces en
etapas tempranas de la enfermedad. La fisiopatología de OA es compleja, caracterizada por una una
fase de biosíntesis donde los condrocitos intentan reparar la matriz extracelular dañada; y una fase
final de predominio de la degradación, donde la actividad de las enzimas proteolíticas condrocitarias
digieren la matriz extracelular y la erosión del cartílago se acelera. Por esta complejidad, se considera
como un síndrome donde hay participación de mecanismos genéticos, ortopédicos e
inmunorreumatológicos, que conducen a falla articular, de forma semejante a falla cardíaca o renal.
Clínicamente, la OA se ha demostrado que se asocia a mortalidad, causada por infarto miocárdico y
apoplejía. Todo esto plantea una serie de desafíos en el sentido de cambiar el paradigma de la
enfermedad, por su alta y creciente frecuencia en la población, su elevado costo de tratamiento, la
naturaleza prolongada, lo retador que puede ser el manejo tanto sintomático como de modificación de
la enfermedad. Por esto es importante la identificación de estadíos tempranos, donde nuevas
imágenes diagnósticas y el ultrasonido aumentan la oportunidad de tratamiento. Recientes hallazgos
confirman la interacción entre factores ambientales, envejecimiento y factores genéticos. Se han
informado una gran lista de diferentes genes como ASPN, FRZB, RHOB, GDF5 para susceptibilidad
de OA de cadera o rodilla, otros genes como BMP5, COL9A1m, asociados con inducción o control de
mecanismos de daño de la matriz cartilaginosa, otros en estudio como LRCH-1, TXNDC3, CALM1,
por mencionar algunos. En OA de inicio temprano predominan factores genéticos, que hacen que la
carga biomecánica normal afecte un cartílago anormal; en la edad adulta, los factores ambientales
con una carga biomecánica anormal someten a estrés acelerado un cartílago normal.
El papel de las citocinas en artrosis es reconocido y afecta la función normal o la homeóstasis del
cartílago hialino articular. IL-1 y TGFβ ayudan a explicar los mecanismos de daño cartilaginoso
perpetuado por la despolimerización inicial de agregados proteoglicanos y formación de fragmentos
proteoglicanos, que causan compromiso sinovial y el posterior desarrollo de los síntomas clínicos,
bien en artrosis primaria, o en aquella que puede surgir en los pacientes sometidos a procedimientos
quirúrgicos, destacando la importancia de restablecer la homeóstasis cartilaginosa, lo cual se puede
lograr por agentes farmacológicos, por ejemplo diacereína.
La importancia de IL-1 es que puede ser considerada como un puente molecular que permite la
comunicación entre las diferentes estructuras de la articulación a saber cartílago hialino, membrana
sinovial y hueso subcondral. Si se tiene en cuenta la gran cantidad de terapias en artrosis, donde
analgésicos, AINEs, corticoides, viscosuplementadores, brindan modificación sintomática, es
importante tener en cuenta los modificadores estructurales (aquellos que previenen, retrasan o
revierten lesiones de artrosis in vivo en humanos), con creciente evidencia clínica de control de la
enfermedad.
Los efectos inhibitorios de diacereína sobre IL-1 y la estimulación de la expresión de TGF-β en los
condrocitos articulares, podrían normalizar la homeóstasis del cartílago a modo de diana
farmacológica, al promover los procesos anabólicos en el cartílago artrósico, estos mecanismos
hacen que la diacereína muestre resultados en retraso de la progresión de la enfermedad y
modificación estructural.

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