Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
11
NI LIBERTAD NI ORDEN
El h im n o so lo e s oficial d e s d e 1920.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TSii \l \Ki I ' I’á, AGIT- I'-; \ S mTi XÍÍA
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i s r 'kia Df C o lo m bia . P aís i k a (.; m l \ t a i x a , s í x t e d a o d i \ t i >i d a 351
¡A c iv iliz a r s e !
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
332 M mr o P m u : k >s - I ' k a n k S a i i-o k d
3. Área 5. Á rea
1. E stados 4. D e n s id a d 6. E m p lea d o s
2. P ob lación p o b la d a b a ld ía
so b er a n o s d e p o b la ció n ' p ú b lic o s"
km^ km^
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
{ ii sT O K i , ' t ' t G ' i i ' M B i A . P a í s \ kac.m í \ i a i x i , s(x :ii:D A n u i \ i d i d a 353
Representantes. Pero el predom inio económ ico estaba, naturalm ente, en aquellos
que, sin co n sid erar la población, poseían m ás fuentes de riqueza para el com ercio
internacional, lo q ue generalm ente iba acom pañado de recursos institucionales
com o los bancos.
En las "áreas baldías" se localizaban los T erritorios N acionales o F edera
les, an tecedentes de las intendencias y com isarías del siglo xx. C on excepción del
Cauca, q u e m a n tu v o bajo su jurisdicción el extenso territorio de C aquetá, para
el q u e se co njeturó u n a población de 30.000 indígenas, los dem ás estados cedie
ron sus territo rio s federales a la U nión. H abía en estos, según el censo de 1870,
45.076 h ab itan tes d istrib u id o s en 57 poblaciones. Los territorios cedidos fueron:
Bolívar (El O p ó n ), en S antander; C asanare, en Boyacá; G uajira, N evada y M oti
lones, en el M ag d alen a; San A n d rés y San Luis de Providencia, en Bolívar, y, por
últim o, los L lanos d e San M artín, en C undinam arca. Por esta cadena de cesiones,
la Union se obligó a aco m eter las obras públicas necesarias para conectarlos al
centro del país y b u scar su poblam iento. U no de los m étodos principales fue la
concesión d e tierras públicas a los particulares.
Los estad o s fed erad o s q u ed a ro n bajo la a u to rid a d de un p residente o go
bernador, eleg id o p o r voto directo o indirecto, universal (m asculino) o censita-
rio, según la legislación electoral de cada estado. El voto fue restringido en los
tres estados d e in d isp u ta d o dom inio radical: C undinam arca, Boyacá y S antan
der. La d u ra ció n del m an d ato tam bién varió. En A ntioquia fue de cuatro años y
el presid en te p o d ía ser reelegido para el periodo siguiente. Pero A ntioquia fue la
excepción p o rq u e en casi todos los dem ás estados el periodo fue, p o r lo general,
de dos años, sin reelección en el periodo siguiente. Al parecer, los sistem as presi-
dencialistas co n trib u y e ro n a la estabilidad política. Por ejem plo, la conservadora
A ntioquia, tan fed eralista com o el que m ás, tuvo un solo presidente, P edro J.
Berrío, en tre 1864 y 1873, y seis en tre 1873 y 1885, incluyendo los tres radicales
que debió so p o rta r d e 1877 a 1880, a raíz de su capitulación en la guerra de 1876.
En cam bio, en el lapso de 1873 a 1885 el Estado de Bolívar tuvo 24 gobernadores,
y el de M agdalena, 10.
Un m in ú scu lo país oficial no podía g o bernar ni ad m in istrar el país. H a
cia 1875, el n ú m e ro d e em p lead o s públicos de la U nión y de los estados rondó
por los 4.500. En estas condiciones, el p o d er político nacía, retoñaba y fluía en
las redes inform ales y tradicionales. El Estado no podía ser, sobre todo en los
niveles locales, m ás q u e una de las tantas expresiones de com binaciones fam ilia
res y clientelares a trav és d e las cuales se identificaron y confrontaron veredas,
m unicipios, can to n es, provincias. En 1916, el n ú m ero d e em p lead o s públicos de
todos los niveles había ascendido a 42.700. Pero "en la m ayoría d e m unicipios no
había personal p ara Concejo m unicipal, alcalde, juez d e distrito, re cau d ad o r de
hacienda... y m en o s a ú n para ju n tas de cam inos, ni de q u ién echar m ano para la
percepción y d istrib u ció n d e las rentas, ni quién se atreva a cobrar el im puesto
predial ni n in g u n a o tra contribución al p o ten tad o de influencia política, d ueño
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
'^54 ,MAK’ i d i ’ \i \( i( N - F kank S a i lO K i )
D el f e d e r a l i s m o a l a R e g e n e r a c ió n
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H I ' i K ' K I A DI' G '!.t,i\IIJIA. I’a K I K A C M I N^ AI X' ), S(X II . D A n DI M D ID A 355
p resen tab a corno u n p royecto liberal. A quel año N úñez, quien habría de d irigir
el país hacia la centralización, ganó la presidencia p o r prim era vez.
S egún la leyenda, cu an d o Víctor H ugo conoció la C onstitución de R ione
gro h ab ría exclam ado que estaba diseñ ad a para un país de ángeles. El incidente
fue en re alid ad m ás honorífico para el ideal liberal am ericano. E stando en su exi
lio de C u ern esey , V íctor H ugo recibió del m inistro colom biano en C ran Bretaña
u n ejem p lar d e la recién ex p ed id a C onstitución aco m p añ ad a de una m anifesta
ción sobre cu án definitiva había sido su influencia en la abolición de la pena de
m uerte. A lo cual el g ran poeta contestó:
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
3 5 o M a Ka i ' l ’ \ l . \ C I f N - 1 - K A \ K S a í ' K i KI . '
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1llsrO K lA di Q ' I . i AMBIA. P a LS I - K A G M I . M A I X ' ' , .SCXTI D A D D IM DI DA 357
bación d e las m u n icip alid ad es. En agosto de 1886 expidió, "en nom bre de Dios,
fuente su p re m a de to d a a u to rid a d ", una C onstitución centralista y presidencia-
lista. La religión católica fue reconocida com o elem ento esencial de la nacionali
dad y del o rd en social, com patible con la tolerancia de cultos.
La C onstitución d e 1886, con sus innum erables reform as, tendría larga vida,
Se buscó, prim ero q u e todo, fortalecer la autoridad. Los estados soberanos fueron
convertidos en d ep artam entos, con gobernadores designados por el Presidente de
la República. La nación recobró las m inas, salinas y los pocos baldíos que había
cedido a los estados. El p eriodo presidencial se am plió a seis años y se consagró un
régim en de facultades especiales que el C ongreso podía conceder al presidente,
aparte d e sus p o d eres extraordinarios consagrados en las norm as del Estado de
sitio. Se restableció la p en a de m uerte, se prohibió el com ercio y porte de arm as de
fuego y u n a serie de leyes restringieron las libertades de prensa y reunión.
D esp u és de 1886, la alianza bipartidista em pezó a p erd er ad ep to s libera
les y el m o v im ien to term in ó conservatizándose. Ahí em pieza la tercera y últim a
etapa d e la R egeneración. Uno de los aspectos fu n d am en tales del nuevo cons
titucionalism o fue la alianza del E stado y la Iglesia. M ediante el C oncordato de
1887 y el C onvenio ad icional de 1892, la Iglesia obtu v o com pensaciones m one
tarias y fiscales p o r las expropiaciones de los años de la desam ortización y se
restau ró el fuero eclesiástico.
La orientación, y en algunos casos la adm inistración, del sistem a ed u cati
vo q u e d ó en m anos del clero. Se restableció el m onopolio legal del m atrim onio
católico con su s efectos civiles respecto a las personas y bienes d e los cónyuges y
sus descen d ien tes. D esd e el aula, los textos escolares, la prensa, el confesionario
y el p ù lp ito , el clero inculcó valores políticos y sociales q u e frenaron la incipiente
m archa hacia el laicism o y en algunas provincias exacerbaron las pu g n as polí
ticas. A u m en tó la in m igración de m iem bros de las congregaciones religiosas,
fem eninas y m asculinas.
Según un a "Relación sobre el clero", del arzobispo de Bogotá, a m ediados
de 1891, la Iglesia em p ez ab a a reponerse de unos 30 años de alejam iento de los
asu n to s públicos, d e sd e los decretos de M osquera en 1861. De 2.052 m iem bros
del clero, 542 eran cu ras párrocos y 116 sacerdotes de las órdenes. El clero re g u
lar m ascu lin o estaba d ed ica d o principalm ente a la educación y a las m isiones. El
fem enino, a los h o sp itales y a la enseñanza. La proporción del clero regular de
origen ex tran jero era m u y alta: 40 por ciento en las co m u n id ad es m asculinas y
20 p o r cien to en las fem eninas. {Véase cu ad ro 11.2).
A p a rtir de la d éc ad a de los años 1890, la influencia de los sacerdotes ex
tranjeros q u e llegaron a C olom bia d en tro de los convenios del C oncordato fue
decisiva en d efin ir los rasgos de la cultura política del país. M iem bros de aquel
clero h ab ían viv id o y so b revivido el K u ltu rka m p f b'ism arckiano, el anticlericalis
m o d e la unificación italiana, del republicanism o francés y el conflicto religioso
ec u ato rian o en la época d e Eloy Alfaro; los españoles, por a ñ a d id u ra , traían el
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
338 M r Al il - r . : -\:\K S a il o k d
M ed ellín 59 21 57 111 91
P am p lon a 47 29 35 n.d. 61
Panam á 57 19 40 n.d. 57
* N o incluye obispos, vicarios, m ayordom os y otros em pleados. ** Incluye com unidades fem eninas.
Fuente: W arm ing, S. H öeg, "La Santa Iglesia Católica", Boletín Trimestral de la Estadística Nacional
1892, B ogotá, 1892, p p .l4 y ss.
espíritu cru zad o de las guerras carlistas. El discurso y las actitu d es de estos in
m igrantes cayeron en terreno abonado. En la m em oria colectiva de m uchos con
servadores colom bianos se m antenía viva la afrenta anticatólica d e los liberales.
Este clero inspiró una corriente nacionalista co n serv ad o ra que habría de
d esarro llar el tem a de la identidad nacional en una perspectiva antiliberal y
antiyanqui. A plicando los principios corporativistas d e la encíclica De Rerum No-
variim de León xiii (1891), el nacionalism o católico adq u irió tintes anticapitalis
tas. En todo caso, desem peñó un papel significativo en el desarrollo ideológico
de la prim era m itad del siglo xx.
Resuelto en principio el conflicto religioso, la R egeneración no pudo so
lucionar el asunto pendiente de la organización territorial del Estado. En 1888, el
gobierno quiso replantear la división político-adm inistrativa con el objeto de
debilitar los nuevos departam entos, cuyos territorios eran los m ism os de los Es
tados soberanos. P ropuso subdividir el Cauca, Bolívar y A ntioquia. En esta ope
ración fue fácil conseguir apoyo de sectores conservadores de M anizales, Santa
Fe de A ntioquia, Barranquilla y Pasto. Pero la iniciativa se estrelló con una cerra
da oposición en M edellín, P opayán y C artagena, que am enazó la u n id ad de las
filas gobiernistas. El asunto quedó pendiente y d esp u és de m uchos vaivenes se
resolvió en la prim era década del siglo xx. D espués d e un com plicado proceso de
subdivisiones, restablecim ientos y nuevas divisiones, los ocho departam entos
que q u ed aro n después de la separación de P anam á, se convirtieron en catorce
{véase cu ad ro 11.3).
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
} Ilsl Vi RI A Df: C o l . O M B I A , P a IS » KA a .MI \ T A ( X 1 , S fX 'IK DA O O A d U D A 359
S a n ta n d er Santander; S an tan d er
d el N orte
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
360 M akcc) i ’ a i .a c t o s - 1 K \ \ K S a it OKI.'
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1 IjsIdK IA DI- C 4 'I O M B I A , ÍY a I*!; I RAi . m i M A X ' . , .SCXTI D A n D A i n i D A 361
DEPARTAMENTOS
R iohacha<^ A ntioquia
Atlántico
— / Bolívar
Boyacá
Caldas
MAGDALENA Cauca
C undinam arca
Meta
M agdalena
N ariño
i NORTE
N orte de Santander
\ DE
S antander
r^SANTANDÉR
Tolima
° Cúcuta Valle del Cauca
O
Bucaramanga
SITANDER.
BOYACÁ
OTunja
CALDAS
M a°n iz¡;í¡s í C U N D I N A M A R C A
^illavicencio
META
NARINO
INTENDENCIAS
Amazonas AMAZONAS
Chocó
Meta
San A ndrés y Providencia
COMISARÍAS m i l i
/ /
Arauca
Caquetá
Guajira
Putum ayo
Vaupés
Vichada
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
362 \ 1 a Ki '( ) P \| A G I O . - l ' K A N K S a m o k o
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
í llsTD KlA DI C o l.O M tjIA . P a IS FKAi'.MI XT AIX1, SCX’IFD A D DIVIDIDA 363
C uadro 11.4. E xportaciones e im portacion es colom b ian as, 1875-1910 (prom edios
an u a les en m ile s de p eso s oro).
Fuente: E la b o ra d o con base e n O c am p o , José A., Colombia y la economia mundial, 1830-1910, p. 143.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
364 M a r g o í ’a i a c t o ? - I ' h \ \ k S a i t o k d
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
i IlS IO K lA O f. C o i .O M B I A . I ’ A Ib I'K A C M I.N T A O O , S c X T E D A D D IM D ID A 365
' Hay qu e tener en cuenta q u e el oro e s ideal para el contrabando, práctica m uy extendid a en Antioquia.
^ Incluye algodón , pieles, an im a les v iv o s, m aderas, añil, caucho, cacao, bananos, azúcar.
’ Incluye plata, platino, som breros panam á.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
366 M\K( o I ’a i \ G U > s - I k a x k S\iuM<n
T r a n s p o r t e s y c o m u n ic a c io n e s
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1 IlS IO K IA Of C o i o m b i a . P a i s i KAGMi;,\TAr.io, s c x i f d a d d i m d i d a 367
1875 2.500 53
1880 3.430 102
1892 9.619 350
1913 20.000 10 500
1935 35.000 14 900
Fuentes: 1865-1892: Colombia (Consular) R eport fo r the Year 1891, L on d res 1893, p.4; 1913-1935: A nuario
Ceneral de Fstadistica, B o g o tá , 1937, p .l3 7 .
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
368 M .A K a ' P a i ni K^b - F k a n k S a h o k d
tar en m inutos letras de cam bio y pagarés; hacer operaciones de cam bio de d i
visas; com prar y vender café y ganado. En instantes circulaban de un extrem o
al otro del país las noticias públicas o privadas, las directrices de los jefes p o
líticos y eclesiásticos, los resultados electorales y las cotizaciones de las bolsas
d e Londres, París y N ueva York. Pero los daños de las redes eran frecuentes y
las reparaciones tardaban, sobre todo cuando debían hacerse en sitios distantes
y aislados. Por eso hizo carrera el chiste del esposo que envía a su esposa este
m ensaje telegráfico: "C u an d o éste llegue a tus m anos ya estaré en tus brazos".
M oneda y bancos
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
I i i s T o x i A OL C o i o m b ia . P a i s ì -r a c m f ; ,\ i aìk ), so (. ii . d ao d i\ t d id a 3 ò 9
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
370 M a r c o P ai ai k n - F k ax k S a h o k o
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H is io k ia di C o i o .m b i a . T’ a i ^ i-K A G M i x i A r K i, s ix t id a d d i\ id id a 371
P o b l a c ió n y c o l o n iz a c io n e s
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
37' M arco í ’a i a i io s - F r a n k S a í K-i r d
' La subdivisión corresponde a los Estados soberanos del periodo federal, de m odo que las regiones Antioqueña y
Caucana son los estados de Antioquia y Cauca, resp>ectivamente.
’ N o incluye Panamá.
’ La división político-adm inistrativa vigente en 1938 y 1951 se ba ajustado a las cuatro regiones.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H is ig k ia d i. C o i o m b ia . P a ís i-R A C M i.M A r x ) , s c x h -d a d d i m i t i d a 3 73
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
374 M \i« f’ .\i \i K - - ( i ; \NK S m iy k d
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i S l i 'KiA n i 0 ) 1 O M B IA , I ’ a Is I - R A C M Í A T A I K ) , S X II PAI.) ni NTUiHA 375
llegado un caso en que para ello haya necesidad -Cada una de las hijas debe responder
por todo lo conserniente al oficio que se le haya encargado.
"6a. Debe la madre vijilar en que el almuerzo se ponga lo más tarde de las 9 á 91/2, i la
comida de las 3 a las 3 1 /2 -La merienda i refresco será de las 6 á las 7 -Se verificará en
el comedor presidida por la madre -En seguida rezarán los niños la doctrina i después
la madre rezará el rosario reuniendo para ello a todos los hijos i domézticos -La hora
de dormir será a lo más tarde a las nueve de la noche.
"Artículo 6o. Las costumbres cordiales se observarán por la madre i hijas, teniendo mui
presente las reglas que establece la urbanidad para las relaciones i visitas acomodán
dose en particular a las costumbres del lugar en que se vive -Debe procurarse en que
unas de las hijas se quede en la casa i las otras salgan a las visitas con su madre, i nunca
solas -Los días de hacer visitas los indicarán la premura i necesidad de hacer éstas i
los quehaceres urgentes de la casa.
"Artículo 7o. La madre debe visitar las casas de sus padres dos o tres veces en la semana
procurando hacerlo los domingos i jueves por la tarde -Cuando haya algún enfermo
u otra novedad de cuidado, debe ir siempre que sea necesario, sin descuidar en venir
con frecuencia a dar sus disposiciones en su casa.
"Artículo 8o. Ni el padre ni la madre de familia tomará parte en las reprensiones o
castigos que el uno o el otro impongan a sus hijos.
"Artículo 9o. Jamás ocultará la madre al padre ninguna falta grave de las que por
desgracia cometan las hijas e hijos, pues la tolerancia u ocultación de faltas puede ser
la pérdida perpetua de un hijo, por no haberse puesto remedio a tiempo.
"Artículo 10o. No será leído por la familia ningún periódico ni libro alguno sin que el
padre o jefe de familia haya dado el correspondiente permiso.
"Artículo lio . Las llaves de la despensa, alacena, escaparate y demás, permanecerán
siempre guardadas i en poder de la madre o de sus hijas que hayan obtenido la tenencia
de la casa.
Artículo 12o. Este reglamento será leído, en familia, cada ocho días -Las demás indi
caciones que en lo sucesivo merezcan consignarse aquí, se harán en seguida".
Fuente: D on M anuel, m ister Coffee, 2 v . , Bogotá, 1989, V ol. 1, p. 51. P rep aración y ed ició n a cargo
d e O tto M o ra les B en ítez y D ieg o P izan o Salazar.
Esta inform ación tam bién indica que en la seg u n d a m itad del siglo xix
fue m anifiesta el ansia de blanqueam iento en todo el país y quizás en todos los
g ru p o s sociales. En estos sesenta años los "blancos" subieron del 17 por ciento
de la p o b lació n nacional al 34,4 p o r ciento. Pero los "n eg ro s" au m en taro n p ro
porcio n alm en te m ás q ue los "blancos"; en cam bio, los "in d io s" dism inuyeron a
la m itad, y los "m ezclad o s", en u n a cuarta parte.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
376 Ma r c o P a i u k-n - Frank S a i to r i,'
D ep a rta m e n to s
El censo de 1912 no trae datos de "raza" para el departam ento del M agdalena.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
f IlS IO K IA o r . C o i o m b ia . P a í s i'k a c m l n t a o o , s <.x ‘ ii ,-o a d d is i d id a 377
/N
1 ■'r" ■
X J
L .,
w
X
V.
A reas d e ex p an sió n y
co lo n izació n an tio q u eñ a siglo XIX A
ftmw
i## P rim e ras área s c o lo n izad a s
kMA a p a rtir d e 1950
M isio n es ca p u ch in as
Á rea d e colonización
D ecreto 110 1928
P rin cip ale s fu n d acio n es
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
378 M P 'i a g k 'i x - F k a n k S a l k t k d
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H d I í ’KI. i ■: C - H - ' M H I A . P A I b 1T< \ ( A l f \ I A f X >, S ( X I I D A D 0 I \ I D I P A 379
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
380 M ARO ' P ai m k n - F r a n k S\ruM < i)
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H iS IiT K IA U l Coi O M B IA . P a I S rH A G M I.N I A r X ) , SC X T I'U A U d i \ t d i o a 381
entretejían con las labores usuales de la ag ricu ltu ra d e p an coger: fríjoles, m aíz,
plátano, yuca, aco m p añ ad a d e unos cuantos cerdos y gallinas y q uizás una vaca
lechera.
P ara q u e los com erciantes consiguieran transform arse en h acendados del
café fue m en ester q u e las inversiones en la com pra de la tierra y en el desm onte y
quem a, siem bra, cu id ad o y m antenim iento de los cafetales tuviesen un bajo cos
to relativo. C u a n d o se aproxim aba la prim era recolección, u nos cuatro a cinco
años d esp u és, ob ten ían anticipos de casas com erciales inglesas, francesas y m ás
tard e n o rteam erican as, por los que pagaban tasas d e interés m ás bajas que las
im p eran tes en el país. Así financiaron la com pra de instalaciones y m aquinaria
para d e sp u lp a r, secar, trillar, seleccionar y em pacar el grano. G rad u alm en te la
econom ía cafetera am plió los m ercados de tierra y trabajo y surgió en las lo
calid ad es u na ex trao rd in aria v aried ad de obligaciones contractuales entre p ro
pietarios y trab ajad o res y en tre productores, arrieros, cam pesinos y pequeños
com erciantes d e los pueblos.
En estas regiones, fam ilias residentes de cam pesinos ad q u irían d eterm ina
d as obligaciones laborales con la hacienda, a cam bio del usufructo de u n a parcela
do n d e p o d ían sem b rar exclusivam ente alim entos. Tales obligaciones se realizaban
en un contexto disciplinario y d e absentism o del propietario, quien, una vez esta
blecida la p lantación, debía cu id ar fu ndam entalm ente la com ercialización.
Cuadro 11,10. T ipología de las haciendas de café a fines del sig lo XIX.
' D entro d e cada sistem a hay una variada gama de posibilidades contractuales que, no obstante, se mantienen
dentro d e las características dom inantes.
Fuente: P alacios, M arco, El café en Colombia, 1850-1970. Una historia económica, social y política, Bogotá,
1979, p . l l 4 .
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
382 M a r c o [ ’ a i m k ) s - [‘ r a x k S \i i o r d
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i s i i )RiA DK C o i o m b i a . P a ís i-RACMr.xi A iK i, Sí X i i -o a d d i m d i d a 383
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
12
LA COLOMBIA CAFETERA, 1903-1946
Los TEXTOS DE HISTORIA, " n u ev a" o "tradicional", suelen llam ar "la época de
la heg em o n ía co n serv ad o ra" el periodo co m p ren d id o en tre 1885 y 1930. Perio-
dización q u e privilegia la co n tin u id ad basada en la alianza de la Iglesia y los
conserv ad o res, p ero q u e relega aspectos fu n d am en tales del cam bio histórico.
Si bien es cierto q u e la jerarq u ía católica se consideró p arte del gobierno entre
1886 y 1930 y qu e fue co nfinada a la oposición d esd e 1930 hasta 1946, cuando
un co n serv ad o r volvió a o cu p a r la presidencia, tam bién hay que considerar que
d esp u é s d e la g u erra d e los Mil Días, y en p articu lar d esp u és de 1910, el país
en tró en un a nu ev a época. Pese al trasfondo d e la aleve secesión de Panam á,
C olom bia p u d o in teg rarse p len am en te al m ercado m u n d ial en cuanto se conso
lidó la econom ía cafetera. La g u erra civil perdió el áu rea decim onónica de form a
válida de lucha política, aparecieron sindicatos d e trabajadores y fue inevitable
p lan tearse el tem a d e la am pliación de los derechos políticos y sociales. Sindica
lism o y derechos sociales hab rían de ser cuestiones nacionales de p rim er orden
d u ra n te la llam ada república liberal, 1930-1946.
A su turno, to d o s estos cam bios im plicaron una transform ación am plia
del Estado. N uevos pro b lem as estatales surgieron con la cen tralid ad g anada p o r
los E stados U nidos a raíz de la cuestión panam eña. Tam bién fueron problem á
ticas la delim itación de las fronteras internacionales con V enezuela, Brasil, Perú
y E cuador, y el estatu s legal d e los territorios lim ítrofes. Este periodo, que lla
m am o s la "C olom bia cafetera" term inó d esp u és de la S egunda G uerra M undial.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TSfS M AIR ■ I’ \l !■: Fka\K S \1 IM KO
El fraude en las urnas y la violencia asociada recorren la historia política del país cuan
do menos hasta la elección presidencial de 1970. La jornada electoral del 4 de mayo
de 1913 en Bogotá, dedicada a la elección de representantes a la Cám ara y realizada
al inicio de uno de los periodos más prolongados de paz política, revela la fuerza de
una cultura sectaria, de un lado, y del otro, la inadecuación de las leyes electorales a
lo que ahora llamaríamos equidad y transparencia del sufragio, bases de la confianza
pública en el sistema.
Para explicar la corrupción y violencia electorales imperantes en el medio colombiano y
la necesidad de crear un sistema confiable, el diario bogotano El Tiempo amplió el arsenal
argum entativo haciendo un préstamo de Oligarquía y caciquismo (Madrid, 1902), obra
del influyente polígrafo aragonés Joaquín Costa. En la edición del 15 de mayo de 1913
el editorialista concluyó que las jornadas del pasado 4 estuvieron "m anchadas por la
violencia, en algunos lugares brutal, y por el fraude cínico y escandaloso en casi todos".
Los reportajes y notas editoriales sugieren aspectos del cuadro social de la confronta
ción en una ciudad como Bogotá, entre los republicanos y sus aliados, y otros sectores
liberales y conservadores opositores y por tanto excluidos del nuevo régimen debido
su apoyo ostensible al Q uinquenio [1904-1909] que había dom inado Rafael Reyes. Tal
fue la situación que enfrentó el caudillo Rafael Uribe Uribe y su bloque electoral, en
una ciudad m ayoritariam ente liberal que, sin embargo, nunca pudo dominar.
En la edición del 6 de mayo El Tiempo destacó las "pedreas a varias imprentas, atenta
dos salvajes, absurdos cuando los comenten individuos que se llaman liberales; hubo
violentos ataques a ciudadanos que pudieran haber cometido una falta, como la de
quienes querían votar dos veces y merecían un castigo legal, pero en manera alguna el
ser apaleados con indiscutible cobardía por grupos de treinta o cuarenta energúm enos
[...] Injusticia notoria sería la de hacer responsable a la conjunción de los desórdenes
del domingo. Podemos asegurar que no pasaban de trescientos los que esgrimían el
garrote y apedreaban casas editoriales en medio de inconscientes vociferaciones; gran
cantidad de chiquillos que veían en aquello una diversión y daban rienda suelta a un
perverso deseo de hacer daño que lo mismo que apedrearon La Sociedad, hubieran ape
dreado El Tiempo, El Liberal o La Gaceta [...] Aún no se han extinguido los fermentos de
violencia que nos dejaron pasadas contiendas; aún hay muchos para quienes la piedra
y el garrote, cuando no la bala y el puñal, son la última ratio. Son ellos nuestros peores
enemigos; pugnan más con nuestros sentim ientos e ideas que los más retrógrados
escritores de la peor Runta".
El viernes 9 de mayo de 1913 el diario liberal bogotano comentó uno de los incidentes
m ás graves de la tarde del dom ingo anterior. C uando los manifestantes se tornaron
más agresivos y trataron de tomar por la fuerza la casa de los Herm anos Cristianos,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H is i ))<¡ \ I >1. C oi o m bi i, P m s i r a c a ii x t aik ), O K ii OAn d im d id a 387
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
388 M ai« ( ' P a i a g k > s - E k a \ k S a it o k o
M. F. Suárez C ons.
G. V alencia, H ist. 405.236 53 6,9 Nd
(1918-22) N acion alista
P. N . O spina C ons.
B. Herrera, Lib. 655.798 62 10,5 Nd
(1922-26) H istórico
A. V ázq u ez,
Lib.
E. O laya C ons. N al. G.
m od erad o 824.447 45 T l,l Nd
(1930-34) V alencia, C ons.
H ist.
G. Turbay, Lib.
M. O spina C on serva m od
1.366.272 41 13,2 56
(1946-50) dor. ]. E. G aitán, Lib.
rad.
L. G ó m ez A b sten ción
C ons. radical 1.140.646 99 10,3 40
(1950-54) Liberal
*La c o lu m n a A es el p o rc e n ta je d e la v o ta c ió n s o b re la p o b la c ió n to ta l; la c o lu m n a el B e s el p o r c e n ta je d e la v o ta
c ió n s o b re la p o b la c ió n m a s c u lin a m a y o r d e 21 a ñ o s .
Fuente: elab orad o con b ase en R egistraduría N acion al del Estado C ivil, H istoria electoral colombiana,
1810-1988, Bogotá, 1991, pp. 151-159. Las cifras d e la colu m n a A d e p articip ación y las d e la elección
d e A badía en 1926 se tom aron d el Statistical A bstract of Latin America, Jam es W. W ilkie an d D avid
Lorey, ed s., Los Á n g eles, 1987, V ol.25, p.874.
El café
D esde el últim o tercio del siglo xvm hasta el presente el café ha sido uno de
los principales productos de exportación de Am érica Latina. H aití fue el prim er
p ro d u cto r m undial hasta la gran sublevación de 1791, que acabó con la clase a
la que pertenecían los p lantadores coloniales. El centro cafetero se desplazó en
seguida a Jamaica, C uba y Puerto Rico, au n q u e la producción haitiana habría de
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
l ilS IO K I \ i n C o i OM H IA. P a I s |-R A C A tr.\r A D O , S<X Il D A D D IM ITIDA 389
recu p erarse len tam en te a com ienzos del siglo xix, sobre u n a base social com pleja
en la q ue p re d o m in ó un cam pesinado independiente. Los franceses tam bién es
tablecieron la caficultura en la G u ayana y de allí pasó a V enezuela y Brasil que,
d esd e m ed iad o s del siglo p asad o hasta el presente, dom ina la oferta m undial. El
p rim er g ran ciclo cafetero, m ás caribeño que suram ericano, llegó a su fin hacia
1830.
El cultivo com ercial del café avanzó im perceptiblem ente p o r los A ndes
venezolanos hacia la cordillera O riental de Colom bia. Por esa época tam bién h a
bía em p ezad o a cultivarse en México y C entroam érica, d espegando antes que en
Colom bia. Al finalizar el siglo xix, la estructura social de la producción se había
diversificado tan to com o la geográfica. La abolición de la esclavitud en Brasil en
1888 p uso fin a la producción esclavista. En la época postesclavista, en la m ayoría
de lugares prevalecieron distintos tipos de haciendas, con claros rasgos colonia
les. Este fue el caso del Brasil, El Salvador, G uatem ala y C hiapas en México. En el
Estado m exicano d e Veracruz, en C osta Rica, V enezuela y Colom bia, al lado de
las haciendas, su rgieron m edianos y pequeños cultivadores que sobrevivieron y
en m uchos casos p ro sp eraro n debido a la disponibilidad de tierras y aguas para
los cam pesinos y a qu e el cultivo del café no tiene econom ías de escala.
Los m ercad o s tam bién cam biaron. De artículo de lujo el café se volvió una
bebida p o p u la r en Europa, con excepción de las Islas Británicas, d o n d e no p u d o
desp lazar al té, y en Estados U nidos que, d u ra n te y d esp u és d e la g uerra civil,
surgió com o u n o d e los consum idores m ás dinám icos. U na vez p o p u larizad o
el consum o, el café se com portó com o un p ro d u c to básico, con baja elasticidad
de la d em an d a . Es decir, se requieren enorm es alzas del precio para que los
co n su m id ores ab an d o n en el hábito de tom arlo. A su vez, la inelasticidad d e la
oferta req u iere g ra n d es caídas de precios para que los cultivadores descuiden y
ab an d o n en su s cafetales. D esde m ediados del siglo pasado, el ciclo de precios
d ep en d ió d e la trayectoria d e la oferta brasileña, som etida a su vez al clima. Las
heladas del Brasil reducen súbita e im previstam ente la producción y abren un
ciclo de precios al alza. E stim ulados, los caficultores se dedican a sem brar y al
cabo de cu a tro o cinco años, q u e es el lapso en tre la siem bra y la prim era cosecha
com ercial, el p ro d u c to invade los m ercados y los precios caen. V olverán a subir
con la sig u ien te h elada en el Brasil.
H ay o tras características que, ap a rte del clim a, hacen del café un prod u cto
ideal p ara las especulaciones de bolsa. A diferencia del azúcar, el tabaco o el
algodón, el café solo se p ro d u ce en los trópicos; no es un bien necesario com o el
trigo o el petró leo y, finalm ente, p u ed e alm acenarse p o r largos periodos. G enera
así una cad en a especulativa q u e contribuye a m an ten er altos índices de inestabi
lidad d e precios, d e año tras año, m es tras m es, día tras día. Estas características
crearon en las clases dirigentes colom bianas un sín d ro m e fatalista ilustrado en
dichos p o p u la re s com o que no hay m ás m inistro de H acienda que el precio del
café, o q u e la estab ilid ad colom biana d ep e n d ía de las heladas del Brasil.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
390 M í ’ a i A l H1-. - Fkank S m io r d
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
\ iis u 'K iA DK C oi o m b ia . P a n i'K .\ G M i.\ T A r x i, s t x ii d a i t d u t d i d a 391
las luchas p artid istas, la Federación ha sido una de las principales plataform as
del p artid o ad hoc d e centro del que se habló arriba. N o obstante, los pueblos d e
peq u eñ o s caficultores del occidente han sido para los conservadores lo que fue
el arte san ad o u rb a n o para los liberales: base electoral y sím bolo de vitalidad
dem ocrática. Pero u n a diferencia significativa es que a través de las organizacio
nes locales d e la Federación fluyen prem ios y castigos que le d an m ás p o d e r y
pertinencia a las red es de clientelism o político.
En la m ed id a en que los sistem as de com ercialización fueron intervenidos
p o r la Federación, lim itando los m árgenes de u tilid ad de los interm ediarios, cla
sificando y certificando calidades, estableciendo alm acenes de depósito, fijando
precios y fe d era n d o cultivadores, surgieron estru ctu ras políticas inform ales que
d esp laz aro n o co m p lem entaron al fondero, según el lu g ar o el m om ento.
En 1940, la Federación sufrió un cam bio radical con el F ondo N acional del
Café, cread o en desarro llo del P rim er Pacto Interam ericano de C uotas. El Pacto
obligó a los países p ro d uctores a retener una p arte de la cosecha para red u cir
las ca n tid a d es exp o rtad as. El F ondo se estableció com o cuenta pública, alim en
tad a con dos im p u esto s cafeteros, con el objetivo de financiar la com pra de to d a
la cosecha nacional y los inventarios; su adm inistración q u ed ó en m anos d e la
Federación. M an ejan d o esta cuenta controló, prim eram ente, la com ercialización
del g ran o en el país y m onopolizó las exportaciones. En seg u n d o lugar, creó
un conjunto d e em p resas e instituciones ligadas al financiam iento y seguros; al
tran sp o rte in tern o y externo; al alm acenam iento del grano. La m ayoría de estas
em p resas e in stitu cio n es bancarias fueron establecidas en la década de los años
1950. A d em ás d e la creación del Banco C afetero, la Federación, en nom bre del
Fondo, refinanció la Caja de C rédito A grario y fue el principal socio de la Flota
M ercante G rancolom biana.
A ños d esp u é s la Federación se convirtió en la agencia que negoció y a d
m inistró a n o m b re del Estado los sucesivos pactos internacionales del café. De
hecho o b tu v o m o nopolios de inform ación y m onopolios com erciales frente a
los g ra n d es c o m p ra d o res m undiales. Pero adquirió, sobre todo, capacidad de
negociar con los gobiernos de tu rn o el precio interno del café, los im puestos,
las políticas d e crédito, m onetarias y cam biarías. D esde 1937 la en tid ad solo ha
tenido tres g eren tes q u e han visto desfilar unos 20 p residentes de la República y
m edio ce n te n ar d e m inistros de H acienda.
Si en la d écad a de los años 1930 la Federación había em p ezad o a desp lazar
a las g ra n d es to stad o ras norteam ericanas de los m ercados del país, el m anejo del
Fondo le p erm itió desalojar, al m enos por un tiem po, a todos los exportadores y
p u d o n egociar en m ejores condiciones con las m ultinacionales (General Foods o
Nestlé) que, d e sd e la década de los años 1950, controlan m un d ialm en te el m er
cadeo, p ro cesam ien to y venta al consum idor.
El añ o l9 8 9 es el otro p arteag u as en la historia de la Federación. A quel año
m arcó el fin d e los pactos internacionales o, en otras palabras, el fin de la m an i
pulación política d e los m ercados. El p rim er afectado fue el Fondo Nacional del
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
392 M . \ k (. í ' P ai m k x - F k \\ k S a u g k d
Café, que fue acu m ulando un déficit cada vez m ás insostenible. El im pacto polí
tico no tardó en sentirse. D esde 1989, la Federación viene debilitándose, au n q u e
co n tinúa d esarrollando sus servicios de investigación y difusión tecnológica y
estadística; de com pra y alm acenam iento de café pergam ino, y d e defensa eficaz
de los caficultores m orosos con la banca.
No hay d u d a del papel positivo que la Federación ha d esem p eñ ad o en
m uchos m unicipios cafeteros, principalm ente en el C inturón d e occidente, m e
dian te la construcción de acueductos, escuelas y cam inos, d e d o n d e obtiene le
gitim idad local y nacional. Pero recientem ente, en condiciones d e m ercado libre
y d e p érd id a de peso de las exportaciones cafeteras, recibe críticas de burocra
tism o e ineficiencia.
Si el café dio energía a la m oderna econom ía colom biana, Estados U nidos
fue el cordón um bilical. El cuadro 12.2 señala cóm o el proceso d e d esplazam ien
to d e la influencia europea por la norteam ericana coincidió con el com ienzo del
siglo XX y se acentuó d u ra n te las dos guerras m undiales. Sin em bargo, a m edia
dos d e la década de los años 1960, cu an d o el café perdía influencia en la econo
mía nacional, la balanza cafetera se inclinó nuevam ente hacia Europa.
Puesto que el patrón geográfico de im portaciones colom bianas no cam bió
al m ism o ritm o que el de las exportaciones de café, tal com o se ve en el cuadro
12.2, d e 1918 a 1940 fueron frecuentes las quejas de los diplom áticos norteam eri
canos p o rq u e las im portaciones de m ercancías británicas se pag ab an con dólares
de las ventas del grano a los Estados Unidos.
1873-77 40 60 -
1883-87 65 35 -
1893-97 44 56 -
1903-07 72 28 -
1915-19 91 7 2
1925-29 92 7 1
1935-39 77 19 4
1939-43 93 4 3
1944-48 92 3 5
1955-59 81 17 2
1965-69 47 49 4
Fuente: Palacios, Marco, El café en Colombia, 1850-1970. Una historia económica, social y política, Bogotá,
1979, p. 300.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H is t o r ia d i. C o i o m b i a . í ’ a i s i t í a c m i \ i' .rx i, s < x t i - d a d d i \ t d i d a 393
ín d ic e s e c o n ó m ic o s
' En miles.
^ A ños al nacer.
’ Porcentaje de la población m ayor de 15 años.
* Exportaciones de café com o porcentaje de las exportaciones totales.
’ PIB per cápita: valores absolutos en dólares, a precios PPA (Parity Purchase Prices) de 1970.
Fuente: T horp, R osem ary, Progress, P overty and Exclusion. A n Economic H istory o f Latin America in the
20th C entury, Baltim ore, M arylan d , 1998, Statistical A p en d ix.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
394 M a r c o I’ \ i A o io b - F k a n k S a u c 'R o
dial, los jeeps y m ás cam iones de m ayor tonelaje fueron decisivos en m ovilizar
el p ro d u cto de las fincas a las trilladoras y, en rutas p aralelas a los ferrocarriles,
hacia los puertos. Pese a estos desarrollos, la infraestructura d e transportes te
rrestres estaba desbalanceada. La den sid ad de tráfico era relativam ente alta en
la región d o m in ada por Bogotá y en m ucho m enor grad o en las de M edellín y
Cali, frente a las dem ás. A unque las carreteras habían g an a d o el predom inio, el
p arq u e au tom otor era m uy reducido, los fletes caros, y los itinerarios, inseguros
d eb id o en parte a la precariedad de la red som etida a las inclem encias del clima,
la inestabilidad geológica y la corrupción de los contratistas d e obras públicas.
Algo qu e los colom bianos com enzaron a en tender m ejor escuchando las tran s
m isiones radiales de la V uelta a C olom bia en bicicleta, m uy p o p u lar desde la
p rim era que se corrió en 1951.
H asta m ediados de la década de los años 1930, el río M agdalena fue el
principal m edio de transporte de café, y B arranquilla, el p rim er p u erto de expor
tación, hasta que fue desplazada definitivam ente por B uenaventura. En la déca
da de los años 1940, las carreteras habían d esbordado al ferrocarril, cuyo equipo
ro d a n te era obsoleto y los costos laborales dem asiado altos. En consecuencia, a
m ed iad o s del siglo xx, el com plejo ferrocarriles-río M agdalena perdió la prem i
nencia histórica ante el em puje del transporte autom otor. Si p o r entonces cada
u n o d e estos m edios (carreteras, río, ferrocarriles) tran sp o rtab a un poco m ás de
u n tercio de la carga, en 1990 la proporción fue del 80 p o r ciento p o r carretera y
3 p o r ciento por ferrocarril.
Una p rueba de que el café diversificaba la econom ía nacional se encuentra
en el avance de la aviación com ercial que, evidentem ente, no transportaba el
grano. En 1950 la aviación, d esarrollada inicialm ente p o r los alem anes, acarreó
150.000 mil toneladas de carga y 800.000 pasajeros. Se dijo q u e C olom bia había
saltad o de la m uía al avión.
T r es e t a p a s del café
A. m O -1 9 4 0 .
Colombia entró tarde al m ercado m undial. El establecim iento de la caficul
tura, desde c. 1850, tom ó unos cincuenta años. El ascenso, 1910-1940, em pezó con
el aum ento de los precios internacionales después de la prolongada depresión
qu e había com enzado en 1896. En estas tres décadas, el q u án tu m de las exporta
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H is ío k ia i.) i C o i o m p ia . P a ís i R A C A ii.M A r K i, n x 'i t o a d d i v id ii v a 395
ciones colom bianas creció a u n prom edio anual del 7,4 por ciento. En 1910-1915,
las exportaciones, cuyo volum en solo igualaba el de H aití de 1791, apenas llega
ban al 3 p o r ciento de las m undiales; pero en 1994-1999 fueron el 13 por ciento. En
el decenio de los años 1920, Colom bia ya era el seg u n d o p roductor m undial y el
prim er p ro d u c to r de cafés suaves (milds). El p roducto era considerado el m otor
de la m o d ernización económ ica del país. Se vivía en la C olom bia cafetera.
La recu p eració n de precios en la década de los años 1910 no parecía g a ra n
tizar u n fu tu ro cafetero y el país seguiría buscando opciones. Así, p o r ejem plo,
con base en cierta m odernización de la g anadería (nuevas razas y pastos, m a
nejo técnico d e los hatos), en la región de C artagena se m ontaron em presas para
ex p o rta r g a n a d o a Panam á y C uba, y azúcar, a P anam á y Estados U nidos. N o
resistiero n la com petencia de la ganadería de Texas y de los ingenios cubanos.
Q u ed ab a la p ro m esa bananera alred ed o r de la U nited F ruit Co., u f c o , que había
llegado a fines del siglo xix a la com arca de Santa M arta, y del oro en la región
antio q u eñ a. H acia 1910 el café representaba m enos del 5 p o r ciento del valor de
las expo rtacio n es an tioqueñas de oro; por esos años C aldas, d ep artam en to de
colonización reciente, se convirtió en u n im p o rtan te p ro d u c to r del metal. O tra
p ro m esa p ro v en ía del caucho am azónico.
La g an a d ería costeña term inó integrándose a los m ercados san tan d e rea
nos y d e la reg ió n antioqueña, en la m edida en q u e despegó la caficultura y
au m en tó la d e m a n d a de carne. A la producción de banano concurrieron m uchos
em p resario s colom bianos, grandes, m edianos y chicos, pero el m onopolio de
com ercialización internacional qu ed ó en m anos de la u f c o . En resum en, se re
q u iriero n vario s años de bonanza de precios para q u e el café fuese considerado
la m ejor opción em presarial.
Entre 1918 y 1929, la econom ía creció a uno de los ritm os m ás acelerados
de su historia. En esos años el p o d er de com pra de las exportaciones se q u in tu
plicó. En 1918 las inversiones norteam ericanas en C olom bia representaban alre
d ed o r del u n o p o r ciento de las realizadas en A m érica Latina, y para 1929 habían
llegado al seis p o r ciento. A um ento considerable si se tiene en cuenta que en ese
lapso E stad o s U n idos triplicó sus inversiones en la región. La causa de este " re
nacim ien to colom biano" p u ed e atribuirse a la bonanza cafetera originada en los
esq u em as d e intervención del Brasil en el m ercado internacional. Se ha calcula
do q u e sin esta intervención, el ingreso cafetero colom biano en 1920-1934 habría
sido u n 60 p o r ciento m enor de lo que en realidad fue.
La b o n an za cafetera, el ascenso sostenido de las exportaciones de banano
y el p ro m e te d o r d esp eg u e del petróleo, estos dos últim os enclaves norteam eri
canos, así com o el pago de US$ 25 m illones d e la indem nización p o r P anam á,
atrajeron el in terés de los prestam istas de N ueva York. Si bien los especialistas
o to rg an un a fu n ció n determ inante al en d e u d am ien to externo y a la in d em n iza
ción en el crecim iento económico de la década de los años 1920, debe recordarse
que los in g resos del café triplicaron la sum a total de los préstam os y la in d em n i
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
396 \I xkcg P a i AtT«,>5 - f - K W K S a m á 'R O
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i s k t k i a d i. C o i o m b i a . P a b i r a ( . m i . m a i k ) , s tx 'ii d a d d i v i d i d a 397
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
3 98 M arco P a i a c io s - F k a n k S a f r ir d
cluyó que "u n a fam ilia prom edio de siete p erso n as vive y d u e rm e en la m ism a
habitación; carece de agua el 50 por ciento de los casos y d e ag u a corriente el 100
p o r ciento; no tiene letrina el 97 por ciento y en el 3 p o r ciento re sta n te no es hi
giénica; no cultiva hortalizas el 93 por ciento y ap en as se m an tien e de una exten
sión p rom edio de 8 fanegadas (5,12 hectáreas)". El exam en concluyó que "la ru ta
de las enferm edades tropicales es la ru ta del café y la del p eq u e ñ o cu ltiv ad o r sin
recursos económicos. La anem ia y el p alu d ism o , com o las endem ias, tienen el
m arco de la geografía cafetera". No era d e m u cho consuelo sab er q u e era peor
la situación m édica y sanitaria de las fam ilias de arren d a ta rio s d e las haciendas
cafeteras de C undinam arca, H uila, Tolim a y el n o rte del Valle del Cauca.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i s t o r i a d i. C o l o m b i a . P a í s i r a c m f . n i a f k ) , s tx ii d a d o i\ td id a 399
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
400 M a r c o P a i a c k >> - [ - r a n k S a u o r o
L a SELVA E N C A N T A D A
Si la Colom bia cafetera era el centro del país, ¿qué había o cu rrid o en las
periferias? Al com enzar el siglo xx m iles de colom bianos abrían m onte. Es la
historia de los saqueos de m aderas preciosas en el Chocó y U rabá, o de la cace
ría ilegal de garzas en los llanos del A rauca, estim ulada p o r la d em an d a de las
casas eu ropeas de alta costura. Pero fue la d em anda de caucho para la industria
autom ovilística la que puso a la A m azonia en el m apam undi. C om o enseñó José
Eustasio Rivera en La vorágine (1924), violencia y vida de frontera eran co nsus
tanciales. Y en m ás de m edia geografía colom biana la gente bregaba p o r salir
ad elan te en una sociedad de frontera sobre la cual el E stado tenía poco conoci
m iento y aún m enos control.
Tal es el caso de las extensas regiones de la O rin o q u ia y la A m azonia.
En la p rim era estaban la m ayoría de los 2.220 kilóm etros de fro n tera colom bo-
venezolana, aco rd ada en 1891. En la A m azonia q u ed ab an p en d ien te s los lím i
tes internacionales con Brasil, Perú y E cuador. Por aquellos años em pujaba la
ola colonizadora hacia los Llanos O rientales, siendo cada vez m ás frecuente la
violencia de los "blancos" sobre los indígenas y el establecim iento d e sistem as
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
I IlS IO K IA or: C.’o i o m r i a . P a í s i k a c m s m a t k ) , s i x i i o a d d i v i o i p a 4Ü1
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
4(12 M . \ k c ;o P a l a c h - N - F k a n k S a k f 'g u o
selva. Una óptica rom ántica deja en los lectores la idea de una selva encantada
y sobrenatural.
En 1906, Colom bia y Perú establecieron un modus vivendi en el P utum ayo,
hasta el arreglo definitivo de lím ites internacionales. Los p eru an o s retiraron sus
tro p as de la zona, los colom bianos aceptaron las operaciones de A rana y am bos
se com prom etieron a g arantizar una abierta com petencia d e los caucheros de las
do s nacionalidades. El tem a se en redó unos años p o rq u e E cuador tam bién recla
m aba derechos sobre el P utum ayo, au n q u e en 1916 se firm ó el tratad o colom bo-
ecu atoriano de límites.
En 1907, Colom bia y Brasil convinieron lím ites y C olom bia aseguró otro
m odus vivendi para la navegación p o r el bajo P utum ayo hasta su d esem bocadu
ra en San A ntonio de Iqa. Ese año la prensa peru an a responsabilizó a la Casa
A rana del genocidio de indígenas huitoto del P utum ayo. Estas y otras d e n u n
cias obligaron al gobierno británico a investigar las operaciones de esta em presa
reg istrad a en Londres, y en la que participaban capitalistas del Reino. La investi
gación fue encom enda(ia al cónsul en Río de Janeiro, R oger C asem ent, m u n d ial
m ente fam oso por sus inform es sobre las em presas caucheras del C ongo Belga.
En junio de 1912, Pío X condenó a la Casa A rana. S im ultáneam ente fue publica
d o el inform e de C asem ent. Describía el proceso de conquista del territorio y de
som etim iento de la población indígena; los sistem as de trabajo y las form as de
reclutam iento de capataces peruanos, colom bianos y negros de la posesión colo
nial británica de Barbados. D enunciaba una com binación de esclavitud, peonaje
p o r d eu d a s y explotación sexual de las m ujeres. El desarrollo del caucho había
d iezm ad o a la población w uitoto, a cargo de los m isioneros capuchinos quienes
se desen ten d iero n del P utum ayo y se q u ed aran en el fértil y apacible valle de Si-
b u n d o y , cerca de Pasto, d o n d e im pusieron a los indígenas un Estado teocrático.
La Casa A rana aguantó la encíclica, las investigaciones británicas y los
procesos penales que le adelantaron los tribunales de Iquitos. Se convirtió en el
estan d a rte de los em presarios y aventureros de la provincia p eru an a de Loreto,
q u e habían consolidado en el P utum ayo sus intereses económ icos, desplazando
a los colom bianos m ediante em presas de navegación, control de los frentes de
colonización y el dom inio del com ercio fronterizo. Para el gobierno de Lima, la
em p resa era una prueba de la posesión p eruana del P utum ayo. D urante aque
llos años patrullas m ilitares de ese país solían incursionar por el C aquetá hasta
el caserío de Florencia. La incom unicación del centro d e Colom bia con estas re
giones era casi total, a diferencia del fácil acceso desde Iquitos.
Las relaciones colom bo-peruanas fueron m alas en todo este periodo. En
1911 el G obierno colom biano se vio obligado a reconocer que un contingente co
lom biano de 70 soldados, acantonado sobre el río C aquetá, en la C horrera, cerca
d e la frontera con Perú, había sufrido una derrota a m anos d e una fuerza m ayor
d e tro p as de aquel país. D etrás de la operación peru an a estaba A rana, cada vez
m ás influyente en la política de Iquitos y quien ya contaba con poderosos am igos
en el S enado peruano y en el gabinete de Lima.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H l S ' I O R f A DK C ,'O f O M B I A . P . A N I R . \ C M I . . \ r A rK ) , S 1. X.TI D A D O A T Í T I P A 403
L a est r el l a po l a r
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
40 4 \ l . \ K i I : I ’ \ i -\> H “ - 1 h -; a \ k S \ K ( - >Kn
"La actitud de Colombia bacia los Estados Unidos de América sigue dom inada por
la cuestión del tratado del 6 de abril de 1914, pendiente de ratificación. En los últimos
años, de tiem po en tiem po, llegan noticias según las cuales el Senado norteamericano
está a punto de considerar el asunto, y de los argum entos a favor que eventualm ente
defenderían en sus discursos ciertos senadores que apoyan la posición colombiana.
Todo lo cual aum enta las esperanzas de los más optimistas.
"Sin em bargo, algo ocurre invariablem ente para suspender la discusión. El factor más
serio ha sido últim am ente la aprobación de una ley de petróleos en la legislatura de
1919, que los intereses norteam ericanos consideraron confiscatoria y dañina. Esta le
gislación fue aprobada en el m om ento m enos oportuno. Precisamente cuando las pro
babilidades de alcanzar u n resultado satisfactorio en la cuestión de Panam á parecían
más promisorias que nunca antes. Las negociaciones fueron suspendidas de inmediato
y aunque la ley fue m odificada después, en el Senado norteam ericano se propusieron
salvaguardias y modificaciones adicionales, inaceptables para Colombia. El asunto del
tratado fue discutido recientemente en W ashington, pero está claro que no hay ninguna
posibilidad de avanzar hasta que el nuevo presidente asuma.
"Se supone que entre las nuevas condiciones, Colombia deberá garantizar una opción
para la construcción de un canal interoceánico por el Atrato y el arriendo indefinido
de las Islas de San A ndrés y Providencia.
"El m inistro norteam ericano salió 'en licencia' para Estados Unidos pero, al parecer,
no regresará a Colombia. Su posición ha sido difícil e ingrata, m áxime en cuanto creyó
que durante su periodo se arreglarían los asuntos pendientes; lo que ha tenido lugar
es una prórroga tras otra y él ha sufrido la mortificación de leer casi a diario ataques
de prensa al gobierno norteam ericano.
"Sobra decir que el idealismo de los discursos del presidente Wilson sobre la protección
de los derechos de las naciones débiles contrasta con la situación de Colombia, que ha
buscado en vano com pensación por la separación de Panamá. Las palabras del presi
dente Rooselvelt, 'M e tom é a Panam á', son m uy citadas aquí, así como se exageran los
alcances de los discursos del senador Thomas y de otros que hablan abiertam ente del
daño infligido a Colombia y de la necesidad de repararlo.
"Parece apenas obvio afirm ar que el fracaso de la negociación del tratado es una de las
prim eras causas del atraso de Colombia. El país necesita con urgencia capital extranjero
para desarrollar sus com unicaciones y recursos naturales, pero las negociaciones con
los capitalistas norteam ericanos fracasan irrem ediablem ente a causa de la violenta
oposición del pueblo. La industria petrolera, de la cual pueden esperarse cuantiosos
ingresos, perm anece subdesarrollada y, a pesar de una legislación idónea, el gobierno
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i s t o r i a d f: C o i o m b ia . 1 ’ a i s i r , \ c m i ; .m a i x ) , s t c i i o A D d i v i d i d a 4 0 5
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
406 M \Ki ■1 P \: V n - - I'k ■\ kS
"b u en vecino" del presidente F.D. Roosevelt entre 1933 y 1947 ap u n taló la nueva
am istad, de suerte que al com enzar la G uerra Fría las elites políticas y em p re
sariales colom bianas ya habían aceptado plenam ente la relación asim étrica: en
térm inos de com ercio e inversiones E stados U nidos era esencial para Colom bia,
a u n q u e C olom bia fuese m arginal para Estados Unidos.
En m edio de am bigüedades fueron debilitándose los sentim ientos an ti
norteam ericanos. En la década de los años 1940, M anuel Mejía, el gerente de la
fortalecida Federación de C afeteros, em pezó a ser llam ado ad m irativam ente M r.
Coffee. Em pero, las resistencias del gobierno de T rum an an te la recién creada
Flota M ercante G rancolom biana en 1947 provocaron ru id o sas m anifestaciones
antinorteam ericanas en M edellín, apoyadas por los em presarios. D espués de esa
fecha, el antiim perialism o quedó en m anos de la izquierda liberal y com unista,
y d e la derecha ad m irad o ra de Franco, que m uy pro n to habría de rectificar p ro
tegiéndose bajo el alero de la G uerra Fría.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H is- i o h i a i.)1 C o i o m h ia . P a ís i R A fA it .N i a ik ), s ^x t i -d a d d iv id iiv a 4Ü7
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
408 M \R c:o P a i ac k n - I- r a n k S a in iR n
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
IlS IO K IA D l. C o i o m h i a . P a í s i k a g m t . m a w , six.ii n A i.i d iv id id a 409
C o s m o p o l it is m o c o n s e r v a d o r
La d écad a d e los años 1920, llam ad a ora "la d an za de los m illones", ora "el
renacim iento colom biano", fue u n p erio d o descollante de las relaciones d iplo
m áticas, com erciales y económ icas d e E stados U nidos y Colom bia. N o obstante,
una m u estra de las m isiones extranjeras in v itad as o contratadas por el G obier
no señala que E uropa siguió sien d o u n p u n to cardinal. Esto es m ás evidente si
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
410 M akqt F ai a (. k >> - Fran k S a h iír d
consideram os que para los conservadores los tem as educativos y m ilitares eran
tan fundam entales, o au n más, que los de la economía.
De las m isiones del cuadro 12.4, la encabezada por el econom ista de P rin
ceton Edw in W. K em m erer fue, con toda probabilidad, la m ás destacada. N o se
trató de un a m isión oficial del G obierno norteam ericano, au n q u e coincidiera con
las grandes líneas de los intereses capitalistas de ese país. Inspirada en princi
pios de liberalism o económ ico, la m isión reorganizó el sistem a bancario, el siste
m a de contabilidad nacional y la adm inistración pública en el cam po económ ico.
C on el establecim iento del Banco de la República pareció asegurarse la estabili
d ad m onetaria y bancaria y de políticas acordes con el m odelo exportador.
En m edio de la D epresión, en 1931 el G obierno volvió invitar al profesor de
Princeton no tanto quizás para asesorarse técnicam ente com o p ara aprovecharse
d e su prestigio y asegurar préstam os en N ueva York, préstam os que, en efecto,
consiguió. La reform a arancelaria elaborada por el suizo H au serm an n en 1926
fue archivada discretam ente. N o solo contradecía las recetas de K em m erer sino
qu e su énfasis proteccionista hubiera afectado las relaciones colom bo-am erica-
nas. Pero el colapso de la econom ía norteam ericana, velozm ente transm itido a
la econom ía m undial, y la fuerte presión de un C ongreso de m ayorías conserva
doras, forzaron el viraje del gobierno de E nrique O laya hacia el proteccionism o
agrario que, de paso, favoreció la incipiente industria m anufacturera nacional.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
I I i s t o k i a D l. C o i o m b ia . P a ís i K ACM f,.N r \ r K ), s c k t id a d d iv id id a 4 11
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
412 M akco P ai a c u n - Fkan k S auo kd
L a I glesia
H asta 1930, la Iglesia fue com plem ento del Estado. N o hay suficientes d a
tos para esbozar una geografía eclesiástica, pero la inform ación fragm entaria
sobre la ubicación de los tem plos construidos y la distribución del clero en las d i
ferentes diócesis perm ite inferir que la Iglesia siguió atendiendo d e preferencia
las poblaciones de los altiplanos de las regiones oriental, caucana y antioqueña,
m ientras que las m isiones se encargaron de las intendencias y com isarías. Esto
quiere decir que q u ed aro n descuidadas la región costeña y las hoyas tórridas de
los ríos M agdalena y Cauca.
Sobre un m apa étnico podría decirse entonces que la Iglesia atendió las
poblaciones m estizas e indígenas y descuidó las negras y m ulatas. Sobre un
m apa electoral, esto últim o quiere decir la m arginación de las bases históricas
de los electorados liberales. Un m apa socioeconóm ico perm ite ver con m ás cla
rid ad que las regiones negras y m ulatas form aban el eje de la nueva econom ía
colom biana. Allí estaban em plazados los cam pos petroleros, las plantaciones
bananeras, la navegación fluvial y los ferrocarriles que anim aban la vida de ciu
dad es y pueblos ribereños, desde Neiva, G irardot y H onda hasta M agangué y
Barranquilla. Com o contrapartida, los baluartes conservadores de la región an
tioqueña ay u d an a explicar por qué de 34 obispos que tenía la Iglesia colom biana
en 1960, 14 eran oriundos de los d ep artam en to s de A ntioquia y C aldas. Final
m ente, un m apa de ciudades (clero sobre población) m uestra u n a especie de
sobrerrepresentación en Pasto, Tunja, Bogotá, M edellín, M anizales y Popayán.
A un así, m ás de la m itad de los nacidos en Bogotá eran "hijos ilegítim os", fuera
del m atrim onio.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
I lis r o R iA o f; C oiomhia . P a i s i - r a c a i i m a i x ) , x x T i D A n d i v i d h 'a 413
P erio d o s C o m u n id a d e s
F em en in a s M a scu lin a s
Total P ro m ed io an u al T otal P ro m ed io an u al
R egen eración (1886-1900) 11 0,79 8 0,57
R epública C o n servad ora
19 0,63 8 0,27
(1900-1930)
Fuente: e la b o rad o con base en Pérez y W ust, La Iglesia en Colombia, Bogotá, 1961.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
414 M arco P a i a c ic> . - F ran k S \rrc> R n
C uadro 12.7. Sacerdotes del clero secular y del clero regular, 1891-1960.
Fuente: elaborado con base en: 1891: Warming, S. Höeg, "La Santa Iglesia Católica", Boletín Trimestral
de la Estadística Nacional de Colombia, Bogotá; 1892:1912-60, Pérez y Wust, La Iglesia, Bogotá, 1961.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
í lis'i(.)K/ \ DI C oi omhi a . P a ís i r a c a h ..\ i ,\r.X), si.x ii ri.AD d iv iiiid a 4 13
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
416 M ari o P m a( u . - Fk a n k H m ií r i:
"Las sociedades estratificadas y duras, donde todo parece ya hecho para la eternidad,
y mal hecho, suelen producir ferm entaciones como la que comenzaba a sentirse en
el pequeño grupo de intelectuales que Los N uevos conducían, a la vanguardia. Las
reacciones de cada individuo sobre la circunstancia que lo rodea, no son, sino excepcio
nalm ente y en épocas realmente revolucionarias, homogéneas y decididas por razones
semejantes. Entre nosotros, hacia la m itad de la década del veinte, lo único com ún era
la general insatisfacción con lo establecido, que lo mismo se sentía en quienes, sin saber
cómo, habían quedado ubicados en la derecha, que por quienes estábamos natural
m ente en una posición de izquierda, que presentíam os más a tono con el tiempo del
resto del m undo, apenas adivinado a través de libros, revistas y escasas informaciones
cablegráficas. Los prim eros sentían las convulsiones de la extrema derecha francesa,
de Mauirras, de León D audet, de los novísim os Camelots du Roi, que se trenzaban a
puñetazos y palos con la policía en los bulevares de París. Y desde luego Mussolini,
con todo el dram a y el espectáculo de la m archa sobre Roma, la disciplina, la obe
diencia, la resurrección de la antigüedad rom ana y el nuevo sentido social, im puesto
a patadas a una sociedad democrática envilecida, les parecía el prototipo de la nueva
época. Su partido, el conservador, enm ohecido y atontado en el ejercicio de un poder
que nadie le disputaba a derechas, era, para ellos, el cam po para intentar la revuelta.
"Las prim eras declaraciones de Los N uevos en su revista recogían esa ansiedad, ese
desasosiego, esa angustia vital de una generación que no veía camino sino a miles y
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
p .\N I : m f::-: i a : v a ai ' ii h a d o ; ' !D jF ' a 417
"Seguram ente Los N uevos habrían podido surgir sin tanto bullicio, y aun em pleando
otros m edios de com unicación como los que escogimos. Pero un grupo y una genera
ción sin revista no tenía para nosotros m ucho sentido, aunque ya estaban en nuestras
manos casi todas las facilidades de la prensa periódica para lanzar al m undo nuestro
mensaje, cualquiera que él fuese. La idea no resultó com pletam ente absurda, porque
hasta la aparición del prim er núm ero de Los N uevos nadie sabía que lo fuéramos, ni
a nadie le im portaba una higa qué tan nuevos fuéramos. La revista, claro, era un salto
regresivo, en cuanto a la publicidad se refiere, porque pasábam os de los veinte o treinta
mil ejemplares de cualquiera de los grandes periódicos, a unos doscientos, mal contado.
La decisión no implicó muchos otros esfuerzos. La revista estaba modestamente editada,
en una im prenta barata, cuyos operarios com etían atroces errores tipográficos y aun
ortográficos, con toda im pudencia".
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
418 \ l AKQ' P a i a< h n - F r a \ k S a i i o k d
Los p roblem as surgían en cuanto el alto clero tenía que arb itra r la p ugna
de las parcialid ad es conservadoras. P ugna en rescoldo q u e d ep arab a sorpresas
com o en 1917, cu an d o la suprem acía de las ó rd en es religiosas en la educación
secu n d aria encontró abierta resistencia en los personajes del conservatism o. La
p lataform a electoral de la "C oalición P rogresista" que resp ald ó la c a n d id a tu ra
p residencial del conservador histórico C uillerm o Valencia, in teg rad a p o r libe
rales, republicanos y conservadores, dirigidos respectivam ente p o r Benjam ín
H errera y los fu tu ro s p residentes E d u ard o Santos y L aureano C óm ez, reclam ó
q u e la en señ an za de la historia de C olom bia estuviera a cargo exclusivam ente
d e profesores colom bianos. N o p u d o ser m ás claro el desafío a los p lan teles reli
giosos de secundaria, en los cuales era ab ru m a d o ra la proporción d e profesores
extranjeros.
Cinco años después, la C onvención liberal de Ibagué autorizó la creación
d e la U n iversidad Libre, que conjuntam ente con la Facultad de D erecho abrió
u n colegio de secundaria. La C onvención liberal de M edellín de 1924 invitó a
los co p artid ario s a "retirar a sus hijos de los in stitutos eclesiásticos y p ro c u ra r la
fundación de planteles d o n d e q u ed e d esterrad a la influencia clerical y sectaria".
En la entrega de prem ios de 1925 y en m edio de los agitados d eb ates de
la reform a edu cativa p ro p u e sta p o r la M isión A lem ana, el rector del C olegio de
San Ignacio d e Bogotá se quejaba ante el arzobispo p rim ad o del am b ien te que
hacía difícil ed u car a la elite juvenil. H abló de "la m ovilidad de su esp íritu , el
ansia de diversiones, la futilidad causada p o r el cine y otras diversiones y fiestas
[...] la rebeldía que cada día progresa m ás en las m asas estu d ian tiles no bien
disciplinadas, gracias a la prensa disociadora, a la debilidad de los q u e deberían
m an d ar y a la contem porización con los ca p rich o s...". De allí, concluía, solo h a
bía un paso a arrancar el crucifijo de las aulas, suprim ir el catecism o y predicar
el robo y la disociación, com o hacían los m aestros com unistas de las escuelas
francesas.
Los tiem pos del café y del capitalism o eran tiem pos de contem porización.
En los debates públicos sobre el crim en y la pena d e m uerte, la fam ilia, el m atri
m onio y el C oncordato (que obligaba a los católicos que deseaban casarse p o r la
ley civil, a ap o statar públicam ente), surgieron ideas sobre la ig u ald ad legal de
la m ujer y el divorcio. Para la Iglesia y para algunos gobiernos m unicipales, la
p ro stitución y el alcoholism o eran tem as de bienestar m oral y de salu d física. No
solo afectaban la m oralidad de todas las clases sino que eran un p roblem a social
qu e golpeaba con m ás fuerza a las capas populares. C om o fuente de en fe rm e d a
d es infecciosas, la prostitución fue controlada por las au to rid a d es m unicipales
m ed ian te la reglam entación de las casas y las zonas de tolerancia. La estratifica
ción era evidente. Las m ujeres de la calle para los m ás pobres y los p rostíbulos
para los m ás pu d ientes. En las ciu d ad es de la d écada de los años 1920 ya era p al
pable el desarrollo de una cu ltu ra burdelesca que, en Bogotá, trataba d e im itar
su p u esto s m odelos parisienses.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H I S T O R I A D t , C o i O M B I A . I ’ a I S I R \ G M I . . M A r K l , S 1. X I I O A D D I V I D I D A 4 19
R o jo s al p o d e r , g o d o s a la o p o s ic ió n
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
420 M arco P a i ac a x . - F r a n k S a h o r u
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
I llSTMKIA 01 C oi O M B IA . Í ’ a IS 1 K.AC.ME.M AIX.), A(,X'II.0AI> DI VIO IO A 421
Fuente: T h o rp , R o sem a ry , Progress, P overty and Fxclusion. A n Fconomic H isto ry o f Latin A m erica in the
20th C en tu ry, B altim ore, M a ry la n d , 1998, a p é n d ic e esta d ístico .
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
422 M \R c:o P ai -u k n - I r a n k S a k 'o r u
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
I lisio K iN 01 C o i OM BIA. F \n i-ra c m i.m a ix ), n k h o a o o i\ io io a 42.3
El s in d ic a l is m o
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
424 M a r c o I ’ a i a< i o s - i T c - w k S a h a t r o
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1 Í I S I O R I A I )C G ’I . O M I i l A . I ’ a K I R A G M I M A IX), s I X I F O M ' DIM D ID A 425
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
126 M ai« , u I’ \i a c ic n - F r a n k S \i k jr i.'
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i S I O R I A d i C\<l.ll.MI?IA. I ’a ( S rK AGMI.NTAIX'», SCX IF D A D DDTO IDA 427
ultim a perm itió al gobierno centrista de A lberto Lleras, uno de los "m uchachos
de López", q uitarle la p ersonería jurídica y declarar la ilegalidad del m ovim ien
to. En dos días las em presas navieras rean u d aro n operaciones con esquiroles. La
huelga de Fedenal se había originado en las divisiones internas de los co m u n is
tas. Pues bien, su colapso m ostró la extrem a vulnerabilidad del sindicalism o a
los cam bios de tem p eram ento de los gobiernos liberales.
En 1946, los ap arato s sindicales dom inados por los com unistas decidieron
a p o y ar activam ente al can d id ato liberal oficialista, G abriel Turbay, contra G ai
tán, q u ien era p o p u lar en las bases pero había intentado ro m p er la u n id ad de la
CTC cu an d o acarició la idea de crear un nuevo frente sindical que, irónicam ente,
se convertiría en la proclerical uxc.
A u n q u e la sindicalización siguió au m entando, a fines de la década d e los
años 1940 no llegaba al 5 p o r ciento de la población asalariada; tres cuartas p a r
tes de los trabajadores d e la in d u stria m anufacturera fabril no estaban afiliadas
a n in g ú n sindicato. Debe subrayarse que en Barranquilla estos índices eran m uy
superio res y el sindicalism o de la ciu d ad fue uno de los pilares del ala radical
d e la CTC. La legislación im p u lsad a p o r los liberales favorecía un sindicalism o
con p o d er negociador d en tro de la "em presa" pero no en la "ram a industrial" u
oficio. El único sindicato con p o d er de rep resen tar una "ram a industrial" había
sido Fedenal que, com o acabam os de ver, en 1945 dio pie a su desintegración.
La politización de las capas populares y la intensidad de los m ovim ientos
m igratorios se tradujeron en un aum ento del prestigio de los liberales, aliados
de los sindicatos urbanos y de las reivindicaciones agrarias de colonos y arren
datarios. En estos contextos deben enfocarse la legislación agraria que venía ges
tándose en la década de los años 1920 y que los liberales presentaron com o una
reform a social aunque, en realidad, tuvo efectos m uy lim itados. Todavía m ás que
los obreros, los cam pesinos enfrentaban la dispersión geográfica, la pluralidad de
regím enes agrarios, las tradiciones localistas. Pese a una especie de sincronización
de sus protestas entre 1920 y 1937, no tiene sentido hablar de "u n m ovim iento
cam pesino". Las pug n as de la izquierda liberal, socialista y com unista agravaron
la fragm entación geográfica, social y cultural de las agitaciones agrarias.
En 1926, un a sentencia de la C orte S uprem a de Justicia había sem brado
in seg u rid ad en los pro p ietarios que no explotaban la tierra pero exhibían escri
turas, y expectativas en los cam pesinos de regiones d o n d e estos últim os alega
ban ser colonos. M uchos líderes liberales habían em p ezado su carrera política
en esas agitaciones. Con este trasfondo, O laya tom ó la iniciativa en 1932 y los
convocó a p re p a ra r u n proyecto de reform a agraria que debía incorporar las
m ás recientes teorías del derecho francés sobre el carácter social de la propiedad
inm u eb le y principios del agrarism o de la Revolución m exicana y de la reform a
ag raria de la República Española.
El p rim er proyecto g ubernam ental, bipartidista, establecía la presunción
legal d e la p ro p ied a d a favor del Estado de "to d as las tierras no cultivadas".
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
428 M a K (. '0 P a l a c i o s - F k a n k S a m o k d
Estas conform arían el fondo de bienes baldíos al cual solo accederían los p a rtic u
lares si trabajaban la tierra. N o se ha descrito cómo, cu án d o y p o r qué el proyecto
p erd ió este filo y q u ed ó reducido en 1936, d esp u és de sufrir u n em brollado p ro
ceso legislativo en las C ám aras, a la fam osa "Ley de tierras".
Privilegió esta la seg u rid ad del título de p ro p ied a d sobre el re p arto ag ra
rio. De este m odo aseguró el estatus jurídico de los gran d es propietarios, au n q u e
dio un respiro a los colonos que p ro b aran buena fe en la posesión de las parcelas.
Tal respiro d ep en d ía de la suerte que corrieran sus d em an d as de reconocim iento
de m ejoras p or la vía judicial. Pero el n ú m ero de juzgados de tierras creados
p ara aten d er los conflictos fue ínfim o y sus funciones se reglam entaron un año
después, d a n d o tiem po a que m uchos terratenientes desalojaran a los colonos.
La p ro testa cam pesina estaba concentrada en las zonas cafeteras del T equenda-
m a y del S um apaz, d o m in ad as p o r los com unistas, y en m enor m ed id a a unas
pocas com arcas de la zona b ananera de Santa M arta, la provincia de Vélez en
S antander, el valle del Sinú en la región C aribe y el rico Q u in d ío cafetero. La Ley
d e tierras sirvió para solucionar algunos de estos conflictos p o r m edios que, en
realidad, venían em pleándose desde la década de los años 1920: la parcelación
oficial o p riv ad a de las grandes p ro p ied a d es asediadas por los colonos y arren
d atario s y la adjudicación de baldíos "caso p o r caso".
La reform a agraria no fue m ás que u n a prom esa en el aire. Colonos, colo
nizaciones y conflictos agrarios seguirían form ando p arte de la historia colom
biana en la seg u n d a m itad del siglo xx.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
13
PAIS DE C IUDADES
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
430 M \KL o I’ \ l . A C K N - I'kank Sai fo k o
en el siglo xx aum entó ligeram ente m ás rápido que la m edia latinoam ericana. En
1950, C olom bia ocupaba el puesto 10 entre 20 naciones d e la región y en 1995
pasó al 8o. lugar. Es posible que la pronunciada recesión y contracción de fines
del siglo XX hayan devuelto al país al décim o lugar o au n m ás abajo.
La pobreza, en distintos grados, ha sido la condición com ún de la m ayoría
de la población. Pobreza y subem pleo, que venían caracterizando a la sociedad
ru ral, tam bién llegaron a la ciudad. A unque al m ediar el siglo u n a red nacional
de carreteras estaba a p u n to de com pletarse e integraba m ejor el país, continuó
la fragm entación en las cuatro grandes regiones establecidas en el p eriodo colo
nial: caribeña, antioqueña, caucana y oriental.
Entre 1945 y la década de los años 1970, las elites orientaron y m anejaron
la política económ ica con pragm atism o. Term inaron haciendo u n híbrido de
proteccionism o y librecam bism o. El prim ero, inspirado p o r la C om isión Econó
m ica para la Am érica Latina, c e p a l , y llam ado de desarrollo hacia adentro, en
contraposición al librecam bism o o desarrollo hacia fuera, se justificó d esp u és
de la bonanza cafetera que concluyó en 1956 con el arg u m e n to de que en el co
m ercio internacional eran negativos los térm inos de intercam bio de las m aterias
prim as. El segundo, recom endado por el Banco M undial y el F ondo M onetario
Internacional, interesaba especialm ente al grem io cafetero y a los exportadores
de café. U na confluencia de elem entos ideológicos y de intereses, q u e esbozare
m os en breve, m uy específicos de la situación política colom biana en la c o y u n tu
ra excepcional de 1945-1957 contribuyeron a form ar el híbrido.
En la década de los años 1980 em pezó a percibirse una reorientación bajo
los p arám etros del llam ado ajuste, m ás suaves en C olom bia q u e en el resto de
A m érica Latina. En la siguiente década, la globalización de los m ercados, las
altas expectativas creadas por la renta petrolera y el im pacto del narcotráfico
lim itaron las opciones de política económ ica y trajeron a escena el aire de libre
cam bism o dogm ático de m ediados del siglo xix.
L a t r a n s ic ió n d e m o g r á f ic a
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1 Í I S r O K l A D : C o i . O M l í l A . I ’a Is I K A C M I N f A I K T , SC.X II D A P D I M D I D A 431
C recim ien to
Año P o b la ció n N a ta lid a d (%o) M o rta lid a d (%o)
a n u al (%)*
1938 8.701.800 2,2 38,3 25,1
1951 11.548.200 3,3 43,0 2 2 ,1
1964 17.484.508 2,7 44,2 14,0
1973 22.862.118 2,1 36,0 10,1
1985 29.481.100 1,8 27,5 8,1
1993 37.664.700 24,2 7,0
Fuente: C en so s d e p ob lación .
Fuentes: A lb a, F ran cisco y M orelos, José B., "Población y g ra n d es ten d e n c ia s d em ográficas" , c a p ítu lo
X de: U N E S C O (ed.) H istoria General de Am érica Latina, vol VIH (p róxim a p u b licación).
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
432 M a r c o P ai.acio s - F r a n k S a ito k d
Fuente: D u rea u , F ran çoise y F lórez, C arm en Elisa, " D y n a m iq u es d é m o g r a p h iq u e s colom b ien n es: d u
n ation al au local", en: La Colombie à l'aube du troisième millénaire, Jean -M ich el B lanquer y C hristian
G ross (co o rd in a d o res), París, 1996, p .155.
Las tasas d e fecu n d id ad varían fuertem ente de acu erd o con la ubicación
de la m ad re en el co n tin u o u rb an o -ru ral y seg ú n la región del país. Fenóm enos
p ropios d e la h etero g en eid a d d e situaciones colom bianas q u e ya h abían llam a
do la atención d e la M isión del Banco M undial d irig id a p o r L auchlin C urrie en
1949-1950. Su in fo rm e co n sig n a p o r ejem plo, q u e so b re u n a n a ta lid a d m ed ia
nacional del 33 p o r m il (1946), la d e Bogotá era de 31,4 y la d e M edellín de 41,7.
Algo sim ilar o curría con las dem ás variables dem ográficas.
En so ciedades tradicionalm ente católicas, la dism in u ció n d e los partos
im plica u n a revolución en los valores y actitudes de las m ujeres. Investigaciones
de cam po, com o las de V irginia G u tiérrez de P ineda, h an d em o strad o brechas
entre el tipo de fam ilia católica tradicional q u e debía esp e rarse y los tipos de fa
m ilia realm en te p revalecientes en las regiones y subregiones colom bianas. A ún
así, no debe su b estim arse el im pacto d e las convenciones d e u n a pastoral u n
tanto atra sad a q u e p re d o m in a b a a m ediados del siglo xx en el clero colom biano.
O bispos y párro cos pred icab an los tres bienes del m atrim onio: tener hijos, la
fidelidad q u e se deben los esposos entre sí y la in d iso lu b ilid ad del sacram ento.
Y vigilaban d esd e el confesionario.
A u n q u e d esp u é s d e m uchas cavilaciones la Iglesia había aceptado el m é
todo n atu ral d e control natal d e O gino-K naus, solo era conocido en las capas
ed u cad as de las g ra n d es ciu d ad es. Pese a todo, es rev elad o r el alto índice de
abortos clandestinos. Pero lo q u e de veras asom bra es la velocidad con q u e se
p ro p ag ó el uso d e la p íld o ra anticonceptiva. El d esp eg u e tom ó u n poco m ás de
diez años y com enzó tím id am en te a m ed iad o s de la décad a de los años 1960
en tre las clases altas de las principales ciudades; luego se fue exten d ien d o por la
m alla u rb an a hasta alcanzar pueblos y regiones rurales. Los analistas coinciden
en q u e el nivel ed u cativ o de la m ujer es la variable m ás d eterm in a n te para expli
car la aceptación de los m étodos m odernos d e control natal. En la década d e los
años 1970 C olom bia era el país latinoam ericano con la pro p o rció n m ás alta de
m ujeres q u e los em p leab an d en tro de los p ro g ram as de planificación fam iliar.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1 llSlO K IA r ( , U l . i ) M I ! ( A . I ’ a IS H<A< A H N T A U > , X X i f d a p d i \ i d i d a 433
U r b a n iz a c ió n
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
434 M a r c o P ai a cicn - ÌX a n k S a ito k d
Fuente: elab orad o con base en D ep artam ento N acion al d e P laneación, " M o d elo d e R egionalización",
Rei’ista de Planeación y Desarrollo, Vol. ii. N o. 3, Oct. 1970, pp.302-339.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H isto r ia di. C o to m h ia . I ’ \ls tr \ i : \ ii \ ia ik >, sc x ii d a d d i \ i d i d .\ 435
Cuadro 13.5. Tasas de crecim iento de las principales ciudades latinoam ericanas,
1950-90.
Fuente: V illa y R o d ríg u ez (inédito), citad o por; G ilbert, A lan, "El p ro ceso d e urb an ización ", cap ítu lo
IXd e U N E S C O (ed .). Historia General de América Latina, vol. v i i i .
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
43 b M \ i « G I ’ a i \ ( J v x - F k' w k S m ktkd
tan te d esd e el siglo pasado; en todo caso, em igran jóvenes con m ejor educación
y alg u n a h ab ilid ad u oficio. Los ancianos y quienes no posean calificaciones se
q u ed a n en sus lu gares d e origen.
Tres generaciones de m igrantes habrían de m arcar uno de los cam bios
m ás significativos de las estru ctu ras sociales urbanas: el im presionante aum ento
de la p articipación fem enina en la fuerza laboral de Bogotá. En 1976 trabajaban
el 36 p o r ciento de las m ujeres y el 50 por ciento veinte años después. Al tiem po
q u e las poblaciones m igratorias tienen algo que ofrecer, esp eran ganar en ed u c a
ción, vivienda y salud; m ejorar los ingresos y tener m ás libertad personal.
M ientras la brecha educativa entre el cam po y la ciu d ad ha ido en san
chándose, la d e géneros se redujo por lo m enos hasta 1985 {véase cuadro 13.6).
N o obstante, son ev id en tes fuertes divergencias regionales. Es notorio, por ejem
plo, el rezago del C aribe en educación y servicios de salud. La brecha entre la
m atrícula p rim aria y la secundaria ha dism inuido en el país. La cobertura y la
calidad sig u iero n correlacionadas con el grado de desarrollo económ ico de los
m unicipios y con el ingreso de las un id ad es familiares. Pero los retrasos son
form idables. En 1985-1989 term inaron la prim aria apenas el 57 por ciento de los
niños que iniciaron el ciclo y en 1989 solam ente el 71 por ciento de la población
en ed ad escolar recibía educación prim aria. A unque la expansión de la prim aria
se atrib u y e exclusivam ente al papel del Estado y a la gestión de los políticos,
investigaciones recientes a p u n ta n a que gran parte del im pulso proviene de la
paciencia y ten acid ad d e las m adres para que sus hijos estu d ien con el fin de
abrirse un m ejor cam ino en la vida.
La ad a p tació n de los m igrantes a la vida de las gran d es ciudades ha sido
m enos trau m ática d e lo esperado, en parte porque una proporción ha pasado
p o r ciu d ad es p equeñas. A u n q u e sus condiciones de vida m ejoran, la existencia
sigue siendo d u ra. C ada vez deben em plear jornadas m ás largas en el tran sp o rte
y trabajar en em pleos p o r lo general mal rem unerados. Pocos se afilian a sin d i
catos, asociaciones de vecinos o de cualquier otro tipo. Las ciudades no están
eq u ip ad a s p ara ofrecer a los habitantes, en particular a los pobres, opciones para
Rural 50 41 33 26 23
H om bres 35 25 18 13 11
M ujeres 40 29 19 14 17
Total 38 27 19 14 11
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H istoria dt C o i .o m h i a . i* J s f K - u ; M i \ Y-\i.x'), s < x ii d a d d im o id a 437
BARRANQUILLA
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
438 i\lA ia o I ’ a i . a c i o s - F k a n k S a i t -o k d
el tiem po libre. Probablem ente m uchos hom bres dedican los fines de sem ana a
beber y a jugar en el entorno de sus barriadas; acaso a presenciar un torneo d e
fútbol, un a com petencia ciclística o van a otros barrios p o p u lares de la ciudad a
d ivertirse en sus ferias y fiestas; ocasionalm ente hom bres y m ujeres viajan a sus
pueblos de origen.
Una de las principales m etas de los habitantes de las ciudades es tener v i
vienda propia. M eta posible puesto que ha dism in u id o la proporción de fam ilias
que p ag an alquiler p o r la vivienda y acaso se hacinan con otras en inquilinatos
(véase cu ad ro 13.7).
M éxico 25 62 37
G uadalajara 29 60 31
Puebla 21 53 32
Bogotá 43 57 14
M ed ellín 51 65 14
Cali 53 68 15
Río d e Janeiro 23 63 40
D esde fines de la década de los años 1940 hasta 1990 hubo control de los
precios del alquiler de vivienda. En el decenio de los años 1940 se establecieron
esquem as de construcción y financiam iento de vivienda p o p u lar y de clase m e
dia, que se am p liaron en las tres décadas siguientes y fueron ab an d onándose en
la década de los años 1980. En algunos casos p o r la insolvencia financiera de las
instituciones, o por la corrupción ram pante de los políticos que las controlaban,
com o fue el caso del Instituto de C rédito Territorial a fines de la década de los
años 1970.
La variación d e fam ilias propietarias a lo largo del tiem po es m ás p ro n u n
ciada en ciu d ad de México, G uadalajara, Puebla o Río de Janeiro, que en las ciu
dad es colom bianas q u e partieron de porcentajes m ás elevados de propietarios.
A ún así la proporción de familias que no tienen vivienda propia sigue siendo
m uy alta en el llam ado triángulo de oro colom biano (Bogotá, M edellín, Cali) y
p u ed e ser m ás alta en otras ciudades.
A unque los inquilinatos no han desaparecido del todo, los pobres viven
ahora en inm ensos cam pam entos en p erm an en te renovación, que atestiguan el
paso de tugurios a diferentes tipos de barrios norm ales. O sea, la transición de
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H isio kia di o n.G'MniA. í ’a K I i; \i ; \ i i \ ía ix >, x x a d a d d iv id id \ 439
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
44Ü M .\ ki o I’ a i , \ c k > - F k a x k S ai i^ j k d
L a POBREZA
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
I ilsro R iA u (: C o l o m b i a . I ’a í ? f u a c m i m aix t, x x iitja i’ o im u id a 441
a d e m á s d e esta, o tro s gastos básicos com o v estu ario y viv ien d a. U no d e los e n
tes del g o b iern o co lo m b iano m ás a u to riz a d o s en estos tem as calcula q u e estos
índices d e p o b re za e in digencia no h an m ejorado su stan cialm en te en los últim o s
v ein te añ o s y siem p re en d etrim e n to d e la población ru ra l {véase c u a d ro 13.8).
Fuentes: 1945-49: CEPA L, Fl desarrollo económico de Colombia. A nexo estadístico, B ogotá, 1957. 1976-80
y 1993-98: P u y a n a , A licia , y T h orp , R o sem ary, Colombia: Fconomía política de las expectativas petroleras,
B ogotá, 1998, p. 82.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
442 M a ix o P \ i . a c k .)s - r - K W K S a i t o k d
T r a n s f o r m a c io n e s e c o n ó m ic a s
Cuadro 13.10. Tasas de crecim iento anual prom edio de algunas variables de ia
economía colom biana, 1948-1998.
Fuentes: 1948-1970: D íaz A lejandro, Carlos F., "T en d en cias y fases d e la econ om ía co lom b ian a y de
su s transacciones intern acionales, 1950-1970", F edesarrollo, B ogotá, a g o sto d e 1972, cu ad ro 1; 19"0-
1998: P uyana y Thorp, Colombia: Economía política, op. cit. p. 82.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H l s i o k i a d i C o n xmOIA. I’ a í s i r a g m i - m a i x i , s í x ii d a d d d i d i d a 443
B ip o l a r id a d en el c a m po
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
444 M a r c o P a i .a c k n - F r a n k S a i i o r d
Fuentes: 1960; H a v en s, A. E., Flinn, W illiam L., Lastarria C ornhill, Susana, "A grarian R eform an d the
N ational Front; A C lass A n alysis", en Politics of Compromise. Coalition G overnm ent in Colombia, Berry,
R. Albert, H ellm an , Ronald G ., Solaún, M auricio (ed s.), N e w Jersey, 1980, p. 358; 1988: P uyana y
Thorp, Colombia: Fconomía política, op. cit, p. 171.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i s i o k i a d i C o l o m b i a . I ’ a Is ik a ( ,mi \ i a i x t , x x ild .n d d i\ id id a 445
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
446 M \i« I’ M. \i K1S - I - ' k a n k S a t i o r d
L a s c o l o n iz a c io n e s
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H l S r t ' K I A DI. G II GMBl.A. I ’ a ÍS f :. \. : \ í : ' \ ( x 1, II | : \ i . i ;i - I DI I 'i A 447
YO DESPLAZADO
Como desplazado tuve que dejar todas mis cosas. Tenía seis hectáreas de cacao, anim a
les, bestias, m arranos, gallinas y todo se perdió. Bajaba a la comercializadora a vender
el cacao. De eso vivía con mi hijo. El maíz y la m adera los vendía en otras partes.
A otro de mis hijos se le llevaron las vaquitas que tenía dizque por ser ganado robado.
Años atrás tuve un ganado que com pré con créditos de la Caja Agraria. Fue una buena
época de la Federación Nacional de Cacaoteros. Pero cuando el negocio decayó me
tocó vender el ganado para pagarle a la Caja lo que le debía.
Luego un hijo dejó el estudio y me dijo que quería trabajar en la finca. Estábamos de
socios, pero con el conflicto arm ado se tuvo que desplazar y, en este m om ento, está
fuera del d epartam ento. Supe que estaba enferm o, pero no he tenido los recursos
para irlo a visitar.
Aquí no hay nada en este momento. Para entrar a los cam pos a recoger las cosechas
hay que pedir perm iso a los param ilitares o al Ejército.
Cuando volví, hace cuatro meses, después de los bombardeos de febrero (1997), que dejé
27 marranos, 3 bestias propias y 3 del hijo mío, se habían llevado todos los animales junto
con las nueve reses de mi hijo y, más o menos, 70 reses que tenía mi señora. Además, están
perdidas varias hectáreas de árboles frutales y 23 bultos de maíz que dejé recolectado.
Había bajado al m unicipio de Turbo a vender un cacao cuando, de regreso, encontré
el bom bardeo por los lados del Salaquí. Mi familia estaba allá. C uando pude —a los
ocho días de ocurridos los bom bardeos — entré a ver qué había quedado de mi familia.
La felicidad es que a todos los encontré bien.
Las cosas se agravaron cuando los arm ados m andaron a decir que toda la gente se
saliera. Por una parte, la guerrilla recogió a m uchos y se los llevó. Por la otra, los pa
ram ilitares sentenciaron que los cam pesinos colaboradores se iban a morir. Debido a
tanto miedo, la gente se desplazó hacia Riosucio.
Alcancé a entrar unos días a mi tierra para recoger las cosechas, pero cuando la co
m unidad de Salaquisito em pezó a desplazarse hacia el pueblo, pensé que quedarm e
solo era com o dictar mi sentencia de m uerte y también salí.
Mi finca, por la p arte de arriba, linda con la del señor A m oldo Gómez, un hom bre
bueno al que m ató la guerrilla. Tiene entre 70 y 85 hectáreas. Yo y mis hijos teníam os
cuatro casas, m ás la que estaba haciendo el muchacho que desaparecieron antes de
los bom bardeos.
La familia, cuando llegué después del bom bardeo, se alegró mucho.
Me contó la historia: la guerrilla mató al señor Am oldo, se tomó su finca y se adueñó
de sus cosas. C om o la guerrilla estaba allí y dom inaba los alrededores del río, los
militares decidieron atacar por el aire.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
4 4 8 ... I-,. G , S \ l ' =1
Algunos desplazados que están en Pavarandó y Turbo dicen que se desplazaron debi
do a los atropellos de los militares, pero eso no es del todo cierto. El Ejército no entró
atropellando a todo el mundo. Fue duro con quienes eran guerrilleros o tenían vínculos
con esa gente.
La verdad es que los guerrilleros fueron los que tomaron la determinación de recoger a
una cantidad de gente de varias veredas de los ríos Salaquí y Truandó, para sacarla del
Departamento del Chocó. Por ejemplo, el día que nos desplazamos hubo una comisión
de la guerrilla que pasó a recoger a la comunidad de Salaquisito, pero por fortuna ya
habíamos salido para Riosucio.
Fn el campamento que la guerrilla armó en la finca de don Amoldo en un tiempo hubo
mucha gente: hasta 600 y 700 guerrilleros. Muchos llegaron a refugiarse, entre enero y
febrero de 1996, porque habían sido perseguidos por el Fjército y los paramilitares en
otras partes de Urabá. La guerrilla nunca abandonaba esa finca. Allá se turnaban en
campamentos de varios días. Por eso en todos los pueblos del río Salaquí no había ley
que valiera, sólo la de ellos. Incluso, cuando la gente tenía problemas, iba al campamento
a que los guerrilleros dijeran lo que había que hacer.
Casi todos los 285 habitantes de Salaquisito somos desplazados. Digo esa cifra exacta
porque como yo era el representante legal de la comunidad en el proceso de titulación
colectiva de tierras ante el gobierno, por medio de la Ley 70 de 1993, para proteger la
cultura y territorio de las negritudes. Nuestra gente, casi toda, está en Riosucio, despla
zada, en el más alto índice de calamidad. Fn las parcelas y en el caserío no hay nadie.
Como campesinos, hemos ejercido la agricultura para subsistir y para dar subsistencia a
otras personas que nunca le han dado un golpe a la tierra —la guerrilla, los paramilitares
e incluso muchos terratenientes —. Producimos para nosotros, para el municipio, para
el departamento y el país. Los productos de aquí —sobre todo el plátano —, se envían a
Cartagena y Barranquilla por el río Atrato y luego por el Golfo de Urabá. Mejor dicho,
trabajamos para subsistir nosotros y para otra cantidad de gente que nunca sabrá qué
es trabajar la tierra en medio de esta violencia e indefensión. Que nunca sabrá que aquí
nos quitan todo sin que nadie se dé cuenta ni diga o haga nada por nosotros.
Ahora mismo estamos en Riosucio en calidad de miserables, porque los campesinos
tenemos una moral y un orgullo muy concretos: no nos gusta robar ni pedirle a nadie.
Fsa dignidad es trabajar para comer y compartir con los demás vecinos, brindarles un
almuerzo. Si no hay nada que comer, matamos esa gallina para darle el almuerzo al
amigo. Fl arroz lo tenemos cosechado, el plátano, la yuca. Nada falta ni sobra.
Fsta tragedia nos está dispersando y en medio de todo se desbarata nuestra cultura de
solidaridad, la perdemos. Perdimos los enseres y los bienes. Parece increíble que con
todo lo que tenemos en el campo estemos como unos miserables, esperando a que cada
quince días o cada mes llegue un mercado del gobierno.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1 J i S I ' O K I A I.II Q U A ' M B I A . I ’AIK 1 k A i A I I \ í A I X ), v , A l U ' A l ' ! H \ I D I D A 4 4 9
Los desplazados de mi vereda, como los de otros lados, estamos en casas que había
desocupadas en el casco urbano de Riosucio. Cuando se metió el Ejército al pueblo
había mucha gente que tenía vínculos con la guerrilla, que eran milicianos. Entonces,
muchos se volaron porque pensaban que los iban a matar. Los milicianos se volaron
y dejaron una cantidad de casas solas. En esas viviendas han albergado a los campe
sinos desplazados.
Desde enero (1997) no volví al campo. Es muy triste no tener derecho a ir al lugar
donde estuve siempre, donde conviví siempre, donde derramé el sudor de mi exis
tencia. En esa finca viví desde los 17 hasta los 54 años. Crié a ocho hijos, los metí a
la escuela con lo que me daba la tierra. Cuando me dolía una muela, en mi finca me
la aliviaban. Ahora estoy aquí, en calidad de miserable, a la espera de un mercado o
de un almuerzo, sin nada que hacer, sin poderme ir para la finca. Además de todo
esto, de sentirme con hambre, abandonado, es más fuerte la rabia que produce esta
humillación que siente uno como campesino honesto, como gente buena. Es una
humillación a la que no veo nombre que ponerle.
Hasta dónde llega la vida de uno por consecuencias ajenas. Los campesinos no tenemos
la culpa de que aquellos sinvergüenzas estén viviendo, como parásitos, de la sangre
ajena y de que la sangre que se derrama sea la de nuestras venas, la de nuestros niños
y mujeres que levantamos con tanto esfuerzo y dedicación.
Y la esperanza de que esto cambie llena, pero no mantiene. O sea, que uno tenga esa
esperanza y no tenga cómo trabajar con sus manos, en la tierra propia, es como no
tener nada. Que habrá un cambio social, pero ¿cuándo?
Fuente: Giraldo, Carlos Alberto, Colorado, Jesús Abad, Pérez, Diego, Relatos e Imágenes. Fl des
plazamiento en Colombia, Bogotá, 1997, pp. 127-131.
exportación tam b ién es prácticam ente colom biana. El negocio está m uy concen
trado y las e m p re sas tienden a cartelizarse en la contratación de la m ano de obra,
calculada en 1987 en 20.000 trabajadores, en su m ayoría afrocolom bianos del
Chocó, d istrib u id o s en 260 plantaciones.
Al igual q u e en los otros polos colonizadores, em p ezaro n a afluir to rre n
tes de cam p esin o s en busca de em pleo o de tierras baldías, u b icad as hacia el
no rte d el n u e v o eje bananero. Pero tam bién ten d ero s, com erciantes de to d o
tipo y p ro stitu ta s. En m edio d e la avalancha colonizadora y la desorganización,
se m an ifestaro n los problem as de carencia de escuelas, centros de salud y, lo
que luego sería m u y grave, d e ausencia de policía y justicia. El d eso rd en social
conduciría al d eso rd en político y este al trau m a de n u ev as form as de violencia.
D u ran te largos periodos estas zonas de colonización se caracterizaron p o r
la frag ilid ad d e las relaciones sociales, la in seg u rid ad de los derechos de p ro p ie
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
45Ü M a K(.i : I ’ m A i K * - [ ' k a \ k S a i K .)K D
dad, el precario acceso de los cam pesinos a los centros de m ercado. Situaciones
m ás o m enos parecidas a las que prevalecieron en m uchas fases y lugares de la
colonización antioqueña. La diferencia es que ahora el país está m ejor com unica
do. Los radios de pilas y transistores y aun los televisores acercan a los colonos
a los gustos, corrientes, noticias y opiniones que circulan p o r el país. Tam bién
es ostensible la tem prana presencia de los interm ediarios políticos, liberales y
conservadores, siem pre en busca de votos. Estos agentes p reced iero n el arribo
de frágiles instituciones públicas que au n antes de im p lan tarse ya estaban defor
m adas p o r el clientelism o. En estas condiciones de alta m o v ilid ad geográfica de
la población, privatización de las funciones estatales y altos niveles d e violencia,
tanto las guerrillas com o las cadenas de m afias del narcotráfico encontraron un
nicho ideal. A liados o en guerra, debieron participar en u n juego m ás am plio que
incluía n uevos em presarios agrícolas, ganaderos, m ilitares, policías y políticos.
Si para los cam pesinos colom bianos la reform a ag raria oficial fue una
frustración, la colonización ad elan tad a p o r ellos m ism os term inaría siendo una
tragedia de proporciones bíblicas, cu an d o m enos para decenas de m iles de fa
milias, atrap ad as en la frontera entre dos o m ás fuegos (del ejército, la policía,
las guerrillas y los narcotraficantes) y forzadas a d esp lazarse y tratar, u n a vez
más, de rehacer su vida. En el año 2()00 se calculó que d esd e 1985 dos m illones
de colom bianos habían sido víctim as del desplazam iento forzado, de los cuales
un m illón y m edio en el lapso de 1995-2000.
E n t r e la p r o t e c c ió n y el l ib r e c a m b io
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1 l l M C ' K I A DI C d l . O M U I A . i ’ \ l A | K V A H \ 1 M j k T, s C \ II.D A l' D A IDIDA 451
Para a b a ratar la m ano de obra se controlaron los precios de los alim entos y de
las m aterias p rim as de origen agrícola; se am plió la oferta de educación y salu d
públicas y , ad e m á s de la vigilancia de los alquileres de vivienda, se subsidió la
adqu isició n d e casa p ro p ia para la clase obrera.
Las políticas proteccionistas fueron posibles p o r la disp o n ib ilid ad de d iv i
sas de origen cafetero acu m u lad as d u ra n te la S egunda G u erra M undial y, a d e
m ás, por los altos precios del grano, una p arte de los cuales p u d o trasferirse a los
caficultores en form a de "d erram e" económ ico. A un así, la política in d u strialista
tuvo una recia oposición en C aldas, el principal p ro d u c to r cafetero. La F edera
ción de C afeteros am o rtig u ó esta oposición. En co n tra p artid a, la Federación de
C afeteros con sig u ió a u m en ta r sus prerrogativas, recursos financieros e in stitu
cionales y se aseg u ró u n lugar central en la form ulación d e la política económ ica.
Esta ex p resab a u n a especie de sesgo urbano com o se colige en los cu ad ro s 13.9 y
13.10, sesgo m ás visible en el crecim iento de la construcción, q u e incluye v iv ien
da e in fraestru ctu ra física, especialm ente la red vial p ara in teg rar los m ercados
interiores y los p u e rto s y la expansión de los servicios en tre los q u e sobresalen el
com ercio y la electricidad. Sesgo que tam bién fue palp ab le en la asignación del
crédito bancario y d e fom ento.
En la p o sg u erra, los industriales ad q u iriero n suficiente p o d e r para q u e la
altern ativ a en tre d esarro llo hacia a fu e ra /d e sa rro llo hacia ad e n tro se resolviera a
favor del seg u n d o . En estos años, el sector fabril m arginó definitivam ente los ta
lleres del arte sa n a d o u rb an o tradicional. Las políticas in d u strialistas av an zaro n
hasta fines d e la d écad a de los años 1960 sin en fren tar serios desafíos.
En 1945, cerca del 70 p o r ciento del valor del p ro d u c to in d u strial se g en e
raba en las cu atro áreas m etropolitanas, proporción q u e desd e entonces no ha
variad o significativam ente. En el proceso se ad v ierten diferencias según el tip o
de in d u stria. Por ejem plo, M edellín se especializó en bienes de consum o final y
Cali en bienes interm ed io s, m ientras Bogotá, que en 1950 ya era el prim er centro
m an u factu rero del país, tuvo el desarrollo m ás equilibrado.
En las d éc ad as d e los años de 1950 y 1960 m ás d e dos tercios de la p ro
ducción in d u strial se concentraron en alim entos (que incluye la trilla de café),
bebidas, tabaco, textiles, vestuario y calzado. A ctividades que, con m uy pocas
excepciones, estab an a cargo de em presas d e escaso desarrollo tecnológico, in
tensivas en m ano d e obra y poco capital. E.sta e stru c tu ra no debe so rp ren d er.
O rien tad a al co n su m o interno, la actividad in d u strial estaba lim itada p o r el ta
m año del m ercad o y p o r el bajo nivel de ingreso. De 1950 a 1970, la población
pasó d e 11 a 21 m illones de habitantes y el ingreso p er cápita, en dólares de 1958,
subió de US$ 203 a US$ 281. C onsiderando la concentración del ingreso, el p o d er
de co m p ra de la m ay o ría de la población era m uy bajo.
En las d éc ad as d e los años 1960 y 1970 aparecieron sectores con m ayores
exigencias tecnológicas: plásticos, petroquím ica, m etal-m ecánica y autom otor;
m aq u in aria de oficina y artes gráficas. A esta fase con trib u y ó el Estado m ediante
nu ev as políticas d e p ro m oción industrial y d e las exportaciones no tradicionales
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
452 M o I’ \ t \( lo ^ - Fkank S a u o k i)
Econom ía y n a r c o t r á f ic o
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H n I O K I A D ( C V n . O M B f A . ( ’a K [RATIMI \ [ \ | X \ s i X II Ü \l i I >l\II ) | D A 453
* Es el porcentaje de los ingresos d e las exportaciones de drogas ilícitas respecto d e las exportaciones legales.
Fuentes: Para las ex p o rta cio n es d e d ro g a s ilícitas: S teiner, R oberto, "Los in g reso s d e C olom b ia p ro
d u cto d e la e x p o rta ció n d e d ro g a s ilícitas", en C oyuntura Fconómica, N o . 1, 1997, p p .1-33. Para las
ex p o rta cio n es legales: P uyan a, A licia, Políticas sectoriales en condiciones de bonanzas externas, F edecafé,
B ogotá, 1997.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
454 M a i « o P \ i.a c i o s - I - 'k a n k S a t k i k d
cifras ap o rtad as son m eras conjeturas, pero es evidente que en m uchas zonas del
Caribe, Urabá y el M eta, individuos que se enriquecieron con el narcotráfico se
han tran sform ado en grandes propietarios rurales.
A lgunos de estos efectos, especialm ente los relacionados con el a b a rata
m iento del dólar, se reforzaron por la llam ada bonanza p etro lera q u e com enzó
hacia 1984. Los expertos calculan que entre 1993 y el año 2005 los ingresos p etro
leros (d ep endiendo de los volúm enes y precios internacionales) serán de unos
4.250 m illones de dólares anuales. Esto equivale a un 20 a 25 p o r ciento de los
ingresos totales del Estado. En estas condiciones se relaja la disciplina del gasto
público y aum enta el déficit fiscal, d an d o piso al n eopopulism o clientelar y a la
irresponsabilidad y corrupción de sectores de la clase política.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H isto ria d i: C o lo m b ia . I’ a Lb l r a o .m l m a i x t , x .x t l d a o d iv id id a 4 5 5
Redes de carreteras
Troncales
Transversales
- A cceso a capitales
Red férrea
Puertos marítimos
O A eropuerto
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
14
DEL ORDEN NEOCONSERVADOR AL INTERREGNO
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
458 M ak iX ) P a i.a c tc n - F k a n k S a m o k d
con la ram ificación de las redes de p o d er clientelar, con la in seg u rid ad ciu d a d a
na y con el déficit de cohesión y convivencia sociales.
La trayectoria de la política y del E stado en este m ed io siglo p u ed e
ap reciarse en tres grandes fases. (1) El o rd e n neo co n serv ad o r, 1946-1958. El
neologism o acentúa el entrelazam iento de los viejos principios, co m ú n m en te
asociados en Colom bia al orden co n serv ad o r d e la C o nstitución d e 1886, y las
rá p id a s transform aciones económ icas y sociales que pareciero n arrollar a las
in stituciones liberales al m ediar el siglo. (2) El constitucionalism o b ip artid ista y
el desmonte, 1958-1986. Se concretó en u n pacto form al, el F rente N acional, q u e
p re tren d ió hacer la síntesis del o rd en neoco n serv ad o r y los p rin cip io s civilistas
d e la república liberal de 1930-1946. (3) El in terreg n o q u e com ienza en 1986 y
a ú n no term ina. De acuerdo con el diccionario debe ser un p e rio d o breve, pero
en C olom bia ya com pleta tres lustros, cuya característica m ás visible es la im
p o tencia estatal ante las violencias, es decir, la im p u n id a d .
El o r d e n n eo co n serv a d o r, 1946-1958
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i s t o r i a d i ; C o l o m b i a . T a Is l k a c . m l n t a i x t , x x t i d . \ d d i x t i ' i d a 459
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
460 M a r g o P m .a c .t o s - I - r a \k S ai hokd
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1 I S T O R I A l ' i ; C o i . O t M U l A . P \ | s T k A O A U V I A U ' , S ( X 11 p a d div id id a 461
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
4()2 M aki C) T a i a c io s - 1-ka\k S a i l o k o
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
{ lí sT ( ) KIA t ' l ' C'U I.U M IJ I A . P a I s 1 K V , M I ' M A U \ T X II I ) \ | i | ) | \ ID ID A 463
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
464 M a Ki o P M . A C I O S - I - K A N K S a M O K IT
lar al establecido por los liberales en la década de los años 1930. A hora bastaba
tachar de com unista a un sindicato para que fuera m arg in a d o y proscritos sus
dirigentes. Se aconsejaba a los obreros organizados forjar con los patronos una
red de solidaridades en torno al objeto m ism o de la p ro ducción, form ando la
base corporativa. Pese a que los costos laborales au m en taro n , los em presarios
no p odían quejarse del esquem a y ráp id am en te pulieron las aristas corporativas.
C om pletam ente ajena a las preocupaciones g u b ern am en tales fue la con
dición laboral de los trabajadores agrícolas, aparceros o jornaleros, quienes, con
m uy pocas excepciones, continuaron atados a los arreglos tradicionales, por fue
ra de la legislación. Tam poco se atacó el problem a d e la subutilización de las
m ejores tierras, am pliam ente diagnosticado. Se archivaron las recom endaciones
del Banco M undial para crear un im puesto p resuntivo a la re n ta d e la tierra y
jam ás se utilizaron los preceptos constitucionales de expropiación.
L a D IC T A D U R A DE RojAS
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i s t o r i a o í : C o l o m b i a . I’a I s i r . a o m i m a u l t i d a i ■d i v i d i d a 465
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
4b6 M akgm I’ \ l . A c : l c ^ - [-kank S m tt'k d
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H ist o r ia nr C o l o m b ia , (’ a )s i r .a s . m i m a i x t s c x i l d a d d i m o i i j .x 467
de p recip itar su reelección sin estar d isp u esto a re p rim ir rnanu militari un m ovi
m iento h u elguístico q ue encabezaron la a n d i , Fenalco y la A sociación Bancaria y
que em b o n ó con la agitación de los estu d ian tes u n iv ersitario s en las principales
ciudades. Rojas decidió renunciar y dejó una Junta M ilitar d e cinco m iem bros
qu e rá p id a m e n te se puso a disposición del frente civil y d e las agrem iaciones
económ icas p ara q u e la transición hacia el gobierno constitucional se efectuara
pacífica y o rd en ad am en te.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
468 M aki o I’ a . \ i . i c . - F r a n k S \ u o k d
afectó a la Iglesia colom biana con la m ism a intensidad q u e al Brasil, por ejemplo.
Esta corriente fue relativam ente m arginal y por esta razón m ás m ilitante, com o
pone de presente el caso del padre Cam ilo Torres, precursor de dicha corriente y
m uerto en com bate en 1966, bajo las banderas del Ejército de Liberación N acio
nal ( e l n ). Entre la inclinación tradicionalista de la jerarquía y el radicalism o de
la teología de la liberación, prevaleció la posición interm edia d e la C onferencia
Episcopal Latinoam ericana, c e l a m , d e M edellín (1968). Pero el clero colom biano
ha estado tan fraccionado com o las fuerzas sociales, generacionales y regionales
del país y m antiene latentes sus antagonism os internos. Para em p eo rar las cosas,
desde c. 1960 se ha estancado la proporción de párrocos p o r habitante, fenóm eno
m ás alarm ante en las grandes ciudades. Un resu ltad o indirecto h a sido el au m en
to considerable del núm ero de iglesias y de fieles protestantes.
Los principales grem ios em presariales decidieron a p o y a r en lo fu n d a m e n
tal a todos los gobiernos del f n y después. N o se volvieron a p re sen tar escaram u
zas partid istas com o las de a n d i y Fenalco en 1950. Por el contrario, ap ren d ien d o
de la Federación de Cafeteros, los grem ios h an sido apolíticos y bipartidistas.
A u n q u e el desarrollo económ ico d u ra n te el f n atenuó el regionalism o grem ial,
p u ed e apreciarse en asociaciones q u e representan intereses de la caña de azúcar,
el banano o las flores. Aquí es notoria la influencia vallecaucana, antioqueña y
bogotana, respectivam ente.
¿Cuál es el poder o la influencia de estas agrem iaciones? A unque sin
d u d a todos los gobiernos prefieren contar con su apoyo, no tem en la confron
tación sobre p u n to s específicos de política. C u an d o la confrontación adquiere
tono político, los grem ios pierden. Esa es la lección reciente, c u a n d o la m ayoría
de grem ios presionaron la renuncia del presid en te Ernesto S am per (1994-1998),
para solucionar la crisis a raíz de las acusaciones de narcotráfico en su cam pa
ña presidencial. En general se ha desarrollado u n sistem a de consulta entre los
funcionarios del Estado y los funcionarios de los grem ios para form ar consenso.
P robablem ente este sea m ás ficticio que real. En las d écad as d e los años 1960
y 1970 proliferaron los grem ios especializados, de m odo q u e los funcionarios
públicos qu e los atendían podían jugar con la fragm entación y contraposición
eventual de intereses. Ú ltim am ente los grem ios se presen tan com o la sociedad
civil y hablan en su nom bre. Este es el caso, p o r ejem plo, c u a n d o participan en el
proceso de paz con las guerrillas.
A unque al finalizar el siglo continúan las rotaciones en tre los expertos
qu e sirven en algunos de estos grem ios y los altos em pleos gubernam entales, la
llam ada tecnocracia, lo cierto es q u e en la m ed id a en q u e el E stado se concentra
en el m anejo m acroeconóm ico y deja las políticas sectoriales al m ercado, el nexo
del Estado y los grem ios se hace m ás tenue en com paración con las décadas de
los años 1940 a 1980.
La caída de los salarios reales a raíz de la depresión cafetera produjo una
ola de agitaciones laborales entre 1957 y 1966. A u nque en 1960 los liberales ex
p ulsaron a los com unistas de la ere, los p artid o s com o tales, con excepción de los
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H ü ^ í o r i a DI;' C o l o m b i a . P , \ i s i i l a i a h m a i x ', s c x il d a d d iv id id a 469
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
4 7 '! M g .
"El programa de ayuda externa de los Estados Unidos a Colombia (la Alianza para el
Progreso) ha conseguido su objetivo político básico, pero ha estado lejos de cum plir
los propósitos económicos y sociales acordados en la Carta de Punta del Este.
"Desde el prim er préstam o dentro del program a en abril de 1962, el principal obje
tivo ha sido la estabilidad política y el m antenim iento de las instituciones políticas
democráticas m ediante el apoyo a la sucesión de los gobiernos del Frente Nacional.
Esto se ha cumplido.
"De otra parte, entre 1961 y 1967 el Producto Interno Bruto per cápita creció a una
tasa anual del 1,2%, mientras que el objetivo de Punta del Este se había fijado en 2,5%
[...] En 1961 se aprobó una ley de reforma agraria pero hasta 1967 sólo ha entregado
títulos de propiedad a 54.000 familias sin tierra, de las 400.000 a 500.000 que hay y
que crecen a una tasa anual del 10%. A unque la reforma agraria ha recibido algún
apoyo de Estados Unidos, el mayor énfasis de la política de ayuda norteam ericana se
ha dirigido a aum entar la producción para la exportación. Estos esfuerzos se han visto
compensados por cierto éxito, pero hasta fechas muy recientes se han concentrado en
otorgar créditos y otras subvenciones a los grandes agricultores comerciales a expensas
del progreso social rural [...]
"Prácticamente Colombia no ha comenzado a enfrentar el problema de una distribución
más equitativa del ingreso y la estructura social del país permanece esencialmente sin
cambio, y cerca de dos tercios de la población no participan en los procesos de toma
de decisiones en asuntos económicos y políticos [...]
"Parece que, aunque el programa de ayuda alcanzó algunos éxitos en el corto plazo con
respecto a la estabilización económica y a influir en las políticas fiscales y monetarias,
el apoyo de Estados Unidos contribuyó a que muchos gobiernos, especialmente el de
Guillermo León Valencia, pospusieran la realización de reformas básicas en campos
como la administración pública, el sistema tributario, el gobierno local, la educación
y la agricultura [...]
"El programa de ayuda ha permitido que las instituciones políticas colombianas ganen
el tiempo necesario para realizar los cambios que cualquiera en una posición de respon
sabilidad en ambos países considera necesarios. Pero los colombianos han derrochado
este tiempo. ¿Se habrían comprometido con más empeño de estar apremiados por falta
de tiempo, o las presiones hubieran sido tan fuertes que se habría derrum bado toda
la estructura del país ante la anarquía o la dictadura? Vistos a la luz de la experiencia,
los sucesos sugieren lo primero. No obstante, el registro de los acontecimientos no
alcanza a captar las presiones del m omento en que fueron tom adas las decisiones por
parte de los Estados Unidos en medio de situaciones extrem adam ente complejas y
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1 l l s T ( ) R I A D C C \ ' I . O M I i l A . 1’ a I s : f.'Ai , M I \ T A f X ' . , > < k T I D ' l ! | ) I \ l O I O A 471
Fuente: S u rvey o f the Alliance fo r Progress Colombia - A Case o f U.S. A id. A S tu d y Prepared at the
Request o f the Subcom m ittee on Am erican Republic A ^ i r s by the Staff o f the Committee on Foreign Rela
tions U n ited States Senate, U.S. G o v ern m en t P rinting O ffice, W a sh in g to n , 1969.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
472 M akl o i’ \ i A C i f - F k \ \ k S m io k d
E l d esg a ste
El f n dem ostró la fortaleza de los dos partidos, ante los q u e poca mella
habían hecho el desafío populista de G aitán o los débiles intentos de la tercera
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i s t o r i a d i ; Q ' i . o m b i a . I ’a I g i r a o m i - m a i x ' , x x t i d a i ' d a i d i d a 473
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
474 M \k( <' I’ m .ai i( ■ - I'k a \ k S a i t h r d
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H í-í RIRIA d i; C o i.O M ) 3 IA , I’ a N i R A i .M F N T A IX X s c x í t . d a o d i v i d i d a 475
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
476 M a k i 'o I’ m . a ( K) s - 1'r a x k S a i -
t o r i ,'
jerarq u ía urbana V o to s % V o to s %
M etrópoli nacional 261.456 16,7 236.303 14,5
Fuentes: elab orad o con b ase en R egistraduría N acion al d el Estado C ivil, O rgan ización y E stadísticas
Electoral, B ogotá, 1970 y D ep artam ento N acion al d e P laneación, " M od elo d e R egionalización" Re
vista de Planeación, II, N" 3 (octubre 1970), pp.302-339.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i s t o r i a d i; C ' o i . o m b i a . I ’ \ k i r a i . m i \ t a i x i , s o ii d a d n i \ i i > i D A 477
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
478 M a k i ' o I ’ m a c ; k .)s - F r a n k S a i t c ' K D
L ópez,
G óm ez María E. Echeverri
1974 M ich elsen 58%
H urtado, 31,4% Rojas 9,4% 2 ,6 %
56,2%
G ó m ez Pardo,
1986 Barco, 58,3% P ardo, 4,5% 46%
H urtado 35,1 4,5%
Fuente: H artlyn, Jonathan, La política del régimen de coalición. La experiencia del Frente Nacional en Co
lombia, Bogotá, 1993, p. 198. La p articipación, q u e se refiere al potencial d e su fragan tes, está tom ada
d e R egistraduría N a cion al d el Estado C ivil, H istoria electoral colombiana, 1810-1988, Bogotá, 1991, pp.
151-159.
Esta co y u n tu ra interna, acom pañada de un aum ento del déficit fiscal, coincidió
con la crisis de la d eu d a en Am érica Latina. El gobierno de Betancur tuvo que
acordar el p rim er program a de "ajuste voluntario" con el Fondo M onetario In
ternacional, que consistió en una drástica reducción del gasto público y una sus
tancial devaluación del peso. La prim era m edida se tradujo en una congelación
de los salarios y de los program as de educación y vivienda popular; com o otros
program as de ajuste en el Tercer M undo, los m ás pobres pagaron d esp ro p o r
cionadam ente. La devaluación protegió a la industria, pero la corriente iba en
otra dirección. Barco em pezó a desm antelar la protección arancelaria, obra que
com pletó César G aviria (1990-1994) entre 1990 y 1992.
El i n t e r r e g n o , 1986 h a s t a e l p r e se n te
'In terreg n o', dice el Diccionario de la Real Academ ia Española, "es el es
pacio de tiem po en que un Estado no tiene soberano". N o es un periodo de
anarquía sino de suspenso. En Colom bia, el Estado y la política quedaron en
vilo ante poderosas fuerzas centrífugas com o la globalización, los entram ados
de narcotraficantes y políticos clientelistas, los poderes locales de los guerrilleros
y de los param ilitares.
A pesar del enorm e desgaste de las fórm ulas del desmonte del f n , y quizás
p or pertenecer al partido m inoritario en el Congreso, Belisario Betancur no se
atrevió a rep lan tear el asunto de la com posición bipartidista del gabinete. Por
otra parte, m uchos analistas consideran que políticas de Betancur, com o la bús
queda de la paz con las guerrillas y la reform a constitucional que perm itió la
elección p o p u lar de alcaldes, m arcaron una transición de ap ertu ra dem ocrática,
com o él m ism o bautizó su gobierno.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1 iis'i'ORiA DL C o lo m b ia . I ’a n \ ra i a ilm a ix i, scx ii.d a d ni\ id iija 479
L a l e v e d a d d el n u e v o c o n s t it u c io n a l is m o
D urante el p rim er gobierno del desmonte, las elites esp a n ta ro n los m iedos
sociales. Vieron con clarid ad que la pobreza y la m iseria en los cinturones u rb a
nos no im p u lsab an a la población a levantarse o a sec u n d ar guerrillas urbanas.
El principal d eso rd en en las ciu d ad es se originaba en los g ru p o s m ilitantes de
extrem a izquierda de las g ran d es univ ersid ad es públicas. Con el tiem po tal d es
o rd en fue un a ru tin a q u e p u d o controlar la F uerza Pública, a veces con saldo
d e m uertos y h eridos graves. De los alborotos se beneficiaron las univ ersid ad es
privadas, no solo p o rq u e las clases m edias las b uscaron con m ás p rem u ra, sino
p o rq u e alegaron que, en educación superior, lo público era u n desastre.
Las guerrillas eran tan débiles que, aseg u ran testigos autorizados, el p re
siden te López M ichelsen im pidió el aniquilam iento del e l n , en d esb a n d ad a des
p ués del cerco m ilitar en la región antioqueña de A norí (1973) en el cual cayeron
abatid o s casi todos los m iem bros d e la flor y n ata de esa guerrilla. La sorpresa
llegó en septiem bre de 1977, cu a n d o un paro cívico nacional, en aquel m om ento
expresión de n u evas m o d alid ad es de protesta urbana, derivó en una violencia
represiva, m ás im p ro v isad a q u e calculada, q u e ap en as p u d ie ro n o cultar los m e
dios d e com unicación. En esas protestas, m ás q u e en las operaciones m ilitares
del M-19 de la época, deb en verse síntom as del desco n ten to social, de la aliena
ción d e am plios sectores del régim en político y d e la incapacidad de este para
ofrecer respuestas institucionales y soluciones participativas. La serie de escán
dalos d e corrupción financiera y política q u e siguieron en los años siguientes,
desp restig iaro n a las elites ante los ojos de las clases m edias.
López M ichelsen p lanteó u n a reform a constitucional, pero la iniciativa
fue bloqueada en el C ongreso. Los presidentes liberales T urbay y Barco, q u ie
nes, com o López, p artía n d e m ayorías en el p o d er legislativo, recorrieron in
fructuosam ente esa vía. El único que logró co n d u cir exitosam ente una reform a
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
48Ü M aki i ' l ’ \i \.TOG - I kwk S m t o k i ,'
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
} Jisn IRIA r'l: C'c'i O M U i A . I ’ a i s i r m . m i n t a i x l -x h h t .v \ i ) i >i \ i d i d a 481
venían p red icán d o se desde la crisis industrial del decenio de los años 1970 y
para la q u e estaba abonado el terreno. Si este cam bio no com plicó el proceso
constituyente, sí creó fuertes tensiones con los sindicatos del sector público, in
m ed iatam en te d esp u és de q u e fuera ap ro b ad a la C onstitución.
O tra diferencia con el proceso de 1957 es q u e el plebiscito, pactado a p u erta
cerrada, in stau ró u n sistem a bip artid ista excluyente. En la C onstituyente, entre
los 70 m iem b ro s electos, sobresalieron jefes y voceros de las guerrillas d esm o
vilizadas. Así, la A lianza Dem ocrática-M -19 obtu v o 19 escaños, contituyéndose
en una de las tres fuerzas políticas que d o m in aro n la A sam blea. Las otras dos
fueron el p a rtid o liberal, 25 escaños, y la facción de Á lvaro C óm ez H urtado, 11
escaños, b au tiza d a com o M ovim iento de Salvación N acional. Irónicam ente, Mi-
sael P astran a, el ú ltim o presid en te del f n , quien encabezó un m en g u ad o P artido
Social C o n serv ad o r, con solo 5 escaños, q u ed ó m arg in a d o en la A sam blea.
C om o en 1957, el proceso de 1990 fue o rg an izad o desd e arriba. Los jefes
liberales d e u n lado, particularm ente A lfonso L ópez M ichelsen, y del otro, A lva
ro C óm ez H u rta d o , m o straron que en C olom bia las fam ilias políticas aú n siguen
m an d an d o . Q u izás habían previsto que en los años siguientes los m ovim ientos
legales de los guerrilleros desm ovilizados p erd erían fuerza hasta desaparecer
del m apa electoral.
Visto en u n a perspectiva a largo plazo, p u e d e decirse que la C arta de 1991
enterró el p asad o . N o se la concibió ni presentó con referencia a tal o cual C ons
titución an terior. Sus p u n to s de com paración fueron, m ás bien, las nuevas cons
tituciones d e E spaña y Brasil, au n q u e su inspiración filosófica se rem onta a los
constitucionalism os clásicos de fines del siglo xviii.
El d o cu m en to de 1991 desarrolla la últim a generación d e D erechos H u
m anos y el d erech o ecológico; reconoce la p lu ralid ad étnica del pueblo colom
biano; afirm a principios actuales de descentralización fiscal y fortalece el p o d er
judicial. P lantea, au n q u e sigue en el aire, el tem a de la reordenación territorial
del país, excepto p o r la jurisdicción especial q u e creó para las co m u n id ad es in
dígenas, y m ás tard e, para las negritudes. Pero no tocó el papel de las Fuerzas
A rm adas en un o rd en dem ocrático. R estringió las funciones del C obierno en
relación con la m o n ed a y, para su b ray ar la ap e rtu ra política, condicionó, to d a
vía m ás q u e la reform a constitucional de 1959, el régim en de E stado de sitio que
ahora se llam a "E stad o de conm oción interior".
En las circunstancias adversas de 1990, m iles d e colom bianos d ep o sita
ron su esp e ran z a en la fórm ula ofrecida por el C obierno, los gran d es diarios de
circulación nacional y los g ran d es g rupos económ icos, a u n q u e la visibilidad se
dio a g ru p o s d e estu d ian tes universitarios q u e p ed ían el cam bio constitucional.
La C onstitución d e 1991 au m en tó las expectativas, p ero sus logros, com o bien
podía esp erarse d ad a s la im provisación y debilidad del proceso constituyente,
han sido m ín im o s al no estar acom pañados d e cam bios en la cu ltu ra política
y reform as económ icas y sociales sustanciales. Así, se desvanece otra q u im e
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
482 M a k i í .> ! ’ ■ a h í - I kank S am o rd
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H isrO K IA ni C o l . O M B I A . I’a I '- 1 RAI , M | - M A f X \ yCX H l.vM' DIVIDIDA 483
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
484 M aki i ) l ’ \i vt tc> - - F r . a k S a it o k d
país, se cam bió de estrategia. La Policía nacional fue reform ada y reem plazó al
ejército en estas funciones represivas.
La guerra a las drogas vino acom pañada de sanciones unilaterales com o
la descertificación. Tam bién se pusieron en m archa tratados de extradición de
nacionales a los Estados Unidos. Políticas que provocaron resentim ientos nacio
nalistas. La extradición llevó a la escalada terrorista de los narcotraficantes. C en
tenares de testigos, jueces y periodistas cayeron asesinados. El apaciguam iento
llegó con la prohibición constitucional de extraditar colom bianos, consagrada en
la C onstitución de 1991 y revocada p o r el C ongreso a iniciativa del gobierno en
1997, bajo presiones del gobierno norteam ericano. El cu adro 13.12 m uestra que
la dinám ica económ ica del narcotráfico desbordó esta lógica de represión.
Narcotráfico y petróleo im plican una transferencia m asiva de recursos a
las clientelas locales y a las guerrillas. Fenóm enos que, por supuesto, no excluyen
la corrupción de los políticos en el plano nacional. El m ás claro ejem plo de esta
es el llam ado, "Proceso 8.000", que deja presum ir un extendido sistem a de rela
ciones de protección, com plicidad y soborno entre la clase política de am bos p a r
tidos y los narcotraficantes. Relaciones tejidas desde la década de los años 1970.
El cam bio de opinión pública y las presiones de Estados U nidos transfor
m aron lo que era una práctica m ás o m enos aceptada, pero discreta, en el m ayor
escándalo político del siglo xx. Q ue los em presarios financiaran políticos no era
n ad a nuevo. La a n d i , por ejem plo, estableció el m étodo desde su fundación y
d esd e el f n prácticam ente todas las grandes em presas financian cam pañas. Lo
novedoso era que los narcotraficantes, adem ás de ser em presarios, estaban por
fuera de la ley y algunos m anejaban directam ente organizaciones crim inales y,
en todo caso, m uchísim o dinero.
Estos eran los usos y costum bres que explican cóm o la cam paña presid en
cial de Ernesto S am per recibió del C artel de Cali, una de las grandes organiza
ciones de narcotráfico, cinco mil m illones de pesos (unos dos y m edio m illones
de dólares) para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 1994. Por
este delito p u rg an condenas de cárcel una docena de políticos liberales de p ri
m era línea. A unque eran m uy fuertes los indicios que ap u n tab an a la resp o n
sabilidad directa del presidente Sam per, al fiscal le faltó destreza y experiencia
p ara cim entar un caso convincente. Para rem atar el episodio, la Com isión de
A cusaciones de la C ám ara de R epresentantes, en m anos de la facción oficialista,
precluyó el proceso.
Por otra parte, la politización de la renta petrolera vigoriza el sistem a
clientelar. Según los presupuestos teóricos generales de la descentralización, se
acordó que el G obierno central debe transferir 49 por ciento de las regalías pe
troleras a los m unicipios y departam entos d onde hay explotaciones y a aquellos
p or d o n d e pasan los oleoductos; una fracción va al resto del país. Las nuevas
explotaciones petroleras están ubicadas en regiones de frontera. Allí son noto
rios el vacío del poder institucional, el juego clientelar y la violencia guerrillera
extorsiva. Y allí todo dinero público que ingresa se gasta.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
f llST OR lA IM; C o i O M f i l A . P M ' I K .;,M ( M \!>, í M ' A i ) DIMITIDA 48 d
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
M a k c .i 1 P a i A c . K i s - F r a n k S a i i u i r d
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H is t'd k ia rn. C o i om b ia. P ai'- i k \o \u :\r a ix ', x x ii i , i a i > o i \ i d i d a 487
La pieza m aestra del cam bio cultural de la seg u n d a m itad del siglo xx ha
sido la secularización. Las p au tas son m undiales, p ero hay algunos m atices es
pecíficos. En este perio d o se debilitó considerablem ente la au to rid a d del clero
católico en asu n to s de m oralidad pública y p riv ad a, de políticas educativas o
de política partid ista. La urbanización y la expansión del alfabetism o y de la
escolaridad; del cine y de la televisión, y de n u ev as form as de cu ltu ra popular,
incluidos los d ep o rtes, crearon nuevos m odelos y p aradigm as. Los intelectua
les, p articu larm en te los colum nistas de la p ren sa escrita, fueron q u ed a n d o al
m argen en su papel tradicional de form adores y o rien tad o res de opinión. Los
trau m as del B ogotazo y de la violencia del 9 de abril en provincia acentuaron la
despolitización y, en ese contexto, el intelectual ideólogo cedió el lu g ar al intelec
tual experto. D entro de los expertos, el jurista p erd ió terreno ante el econom is
ta. R ecientem ente reto rn a u n jurista m ás técnico, m enos ideológico, y hay m ás
equilibrio con el econom ista, au n q u e am bos están sien d o d esp lazad o s por los
especialistas en m ercadotecnia com ercial y electoral.
La paz frentenacionalista requería enterrar, al m enos tem poralm ente, las
ideologías d e los partidos. Q uienes buscaron explotarlas fueron tachados de
anacrónicos y sectarios. Dos condiciones enm arcan este proceso secularizador.
Prim era, en to d o este periodo el n úm ero de lectores d e libros, periódicos y re
vistas ha sido u n o de los m ás bajos de A m érica Latina. S egunda, la televisión
llegó al país a m ed iad o s de la década de los años 1950, bajo el predom inio de la
censura política y m oral, com binada con la autocensura. Em pezó, com o en casi
todo el m u n d o , la hora de los locutores y p resen tad o res de noticias y p rogra
m as cu ltu rales an odinos. Sus voces tersas y sus hablas sin dejos regionales se
ad ecu aro n a los n u ev o s públicos. Los p ro g ram as de m ayor d en sid ad intelectual
consistían en co n cursos d e p re g u n ta s y resp u estas de tipo enciclopédico, a cargo
de unos sab elo to d o s q ue hacían creer al radioescucha o al televidente que allí se
su m in istrab an cáp su las m ilagrosas de sabiduría. R adio y televisión m ontados
sobre los m odelos n o rteam ericanos de p au tas com erciales fueron los sustitutos
de la ed ucación pública y nunca, ni siquiera cu an d o se habló en la década de los
años 1980 de "u n iv e rsid a d abierta", se consideró el m odelo estatal de la televi
sión británica o francesa, q u e asum e la posibilidad de elevar el nivel educativo
de la población entreten iéndola.
La concentración del p o d er económ ico y la difusión de la televisión lle
varon al retroceso de las elites eclesiásticas y laicas en su papel de m oldeadoras
d e la visión del m u n d o de los sectores p o p u lare s y de árbitros de la cultura po
pular. Esto fue m ás ev id ente en el decenio de los años 1990. Entonces volvieron
con fuerza in u sita d a los locutores chabacanos, d e fuerte acento regional, au n q u e
no d esp laz aro n del todo a los m ás ecuánim es. El p resid en te A ndrés Pastrana
afianzó su s am biciones políticas en la década los años 1980 com o atild ad o p re
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
4SS M a k c x t P a i a c k i s - F k a n k S a i t o r i -)
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
fU s to ria di G h .omi!!a . I ’ a n i k v .mi \ i a i a ' , x x ii o \ n d i v i d i d a 489
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
490 M
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
IM. ( . ’■ )I Y ' Y ! , ; I ' ii ■ • y y ü - ii : 491
"Y era eso. Fue formidable porque estaba viviendo la misma literatura que estaba tratan
do de hacer. Fueron unos años formidables, porque, fíjate... hay una cosa que sobre todo
los europeos me reprochan; que no logro teorizar nada de lo que he escrito, porque cada
vez que hacen una pregunta tengo que contestarles con una anécdota o con un hecho que
corresponde a la realidad. Es lo único que me permite sustentar lo que está escrito y sobre
lo que me están preguntando... Recuerdo que trabajaba en El Heraldo. Escribía un nota
por la cual me pagaban tres pesos, y probablemente, un editorial por el cual me pagaban
otros tres. El hecho es que no vivía en ninguna parte, pero había muy cerca del periódico
unos hoteles de paso. Había putas alrededor. Ellas iban a unos hotelitos que estaban arriba
de las notarías. Abajo estaban las notarías, arriba estaban los hoteles. Por $ 1,50 la puta lo
llevaba a uno y eso daba el derecho de entrada hasta por 24 horas. Entonces comencé a
hacer los más grandes descubrimientos: ¡Hoteles de $ 1,50, que no se encontraban!... Eso
era imposible. Lo que tenía que hacer era cuidar los originales en desarrollo de La hojarasca.
Los llevaba en una funda de cuero, los llevaba siempre, siempre debajo del brazo... Llegaba
todas las noches, pagaba $ 1,50, el tipo me daba la llave —te advierto que era un portero
que sé dónde está ahora —, era un viejito. Llegaba todas las tardes, todas las noches, le
pagaba los $ 1,50... ¡Claro! Al cabo de quince días ya se había vuelto una cosa mecánica:
el tipo agarraba la llave, siempre del mismo cuarto, yo le daba los $ 1,50... Una noche no
tuve los $ 1,50... Llegué y le dije: '¡Mire! Ud. ve esto que está aquí, son unos papeles, eso
para mí es lo más importante y vale mucho más de $ 1,50, se los dejo y mañana le pago'. Se
estableció casi como una norma, cuando tenía los $ 1,50 pagaba, cuando no tenía, entraba...
'¡Hola! ¡Buenas noches!'... y ... ¡pah!... le ponía el fólder encima y él me daba la llave. Más
de un año estuve en ésas. Lo que sorprendía a ese tipo era que de pronto me iba a buscar
el chofer del gobernador, porque como era periodista me mandaba el carro. ¡Y ese tipo no
entendía nada de lo que estaba pasando!
Yo vivía ahí, y, por supuesto, al levantarme al día siguiente la única gente que permanecía
ahí eran las putas. Eramos amiguísimos, y hacíamos unos desayunos que nunca en mi vida,
que nunca en mi vida olvidaré. Me prestaban el jabón. Recuerdo que siempre me quedaba
sin jabón y ellas me prestaban... Y ahí terminé La hojarasca.
"El problema con todo eso del "Grupo de Barranquilla" es... Lo he contado mucho... ¡Y
siempre me sale mal! Porque no alcanzo... Para mí es como una épixa de deslumbramiento
total, es realmente un descubrimiento... ¡No de la literatura! Sino de la literatura aplicada
a la vida real, que, al fin y al cabo, es el gran problema de la literatura. De una literatura
que realmente valga, aplicada a la vida real, a una realidad".
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
15
LA VIOLENCIA POLÍTICA EN LA SEG U N D A M ITAD
DEL SIGLO XX
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
444 M \i«;( 1 P a i A( K>> - I ' k a n k S a i w k i )
L a V io l e n c ia
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H isto r ia n i: G t io m iiia . I’ \ n i r a c .m i m a ix t , stx i n n i ' d im itid a 495
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
4 % \IaK (.x > I ’ a i .a c k x - I ' r . w k S a k m rd
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
HiSTXTRIA OL G h O M I U A . P \ 1 ^ I R \ I A \ X X II DA D DIVIDIDA 4^7
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
448 M : : . P\: i, u . 1';.
LA HISTORIA DE FLORINDA
Cuando tenía 20 años nos fuimos para el Meta con mis padres y mis hermanos, porque
un hermano mío compró allá una finca. Eso fue el 48. Yo me junté con un señor llamado
Campo Elias. Él era, como llaman ahora, "revolucionario". Él estaba en las filas. Él era
liberal y pues como todo el que era liberal, por allá, formaba parte de la chusma. En
ese tiempo las familias de los guerreantes vivíamos reunidas en ranchitos aparte y los
hombres, pues, estaban guerreando y ellos venían a cada nada a visitarnos, a traernos
cualquier cosa. C uando veíamos que el ejército iba a como a querernos coger, entonces
nosotros salíamos y nos íbamos p 'a más lejos y por allá hacíamos otro campamentico
y allá nos dejaban ellos y se iban a lo que estaban haciendo.
Es que ésa era una lucha absurda, porque era peleando conservadores con los libera
les. Entonces no había a qué atenerse, sino que los liberales. Entonces no había a qué
atenerse, sino que los liberales topaban un conservador y lo mataban y un conservador
topaba un liberal y lo mataba. Yo conocí a Juan de la Cruz Varela en el Duda, más arriba
de La Uribe, pasando la cordillera, en una reunión. Él trataba de lo que dice ahora co
munismo, ¿no?. Que había que trabajar en com unidad y que era para trabajar iguales,
que ninguno era más rico que otro, y la gente lo seguía mucho en ese tiempo. Pero a
mí me tocó un tiempo muy duro. Un 27 de diciembre que no me acuerdo de qué año,
dentraron los liberales que eran comandados en ese tiempo por Guadalupe Salcedo, que
era la máxima autoridad de la chusma. A él lo mataron después en Bogotá. Llegaron
como cien hombres a G ranada y cogieron un poco de conservadores y los mataron y
siguieron p'arriba, m atando conservadores, y endespués, más atrás, llegó el ejército.
Entonces el ejército llegó y fue sacando familias y matando también, haciendo lo mismo,
en junta con los conservadores, o sea que los conservadores se unieron con el ejército
para m atar a los liberales. Jué cuando nos tocó dejar el ranchito que teníamos: cinco
marranos engordando, un caballito, las gallinitas nos tocó dejarlas, echarles un bulto
de maíz a los m arranos en el patio y coger la ropita más buena que teníamos y arrancar
a irnos. Eso caminamos hasta San Juan de Arana y luego seguir de noche por allá, p'a
eso que llaman Lejanía y Mesetas, y meternos a la montaña p'a seguir p'a La Uribe.
A nosotros nos tocaron unos tiroteos tremendos, por que las familias íbamos en junta
con los guerreantes. Un día estábamos haciendo un sanccKho grande p'a darle a todos
esos chusmeros cuando oímos el tiroteo y le estaban quem ando la casa a mi suegro y
eso nos zumbaban las balas y nosotros a coger p'al monte. Y nos decían: corran mujeres,
háganse al pie de los palos grandes. Y había mujeres que llevaban niños pequeñitos.
Esos aparatos bom bardeaban hasta las seis de la tarde. No podíamos prender candela
de día ni extender la ropita para que se secara porque los aviones, donde veían humo o
ropa, ¡bombardeaban! Nosotros duram os como tres años huyendo. Siempre voltiando.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
/
sólo con un líchigo, un morralito, con lo poquito que podíam os cargar. El 13 de junio, el
general Pinilla m andó una avioneta a regar boletas, pidiendo a los guerreantes que se
entregaran para que se siguiera la paz. Como decir ahora, ¿no? Que él se comprometía
a darnos comida y ropa p'a que saliéramos. Y en verdad que era m uy crítica la vida,
porque habíamos mujeres que nos tocaba ponem os rem endado, hacer vestidos de los
toldillos y a los hombres, hacerles calzones de las hamacas. Nos tocaba comer sin sal
o esclarar la sal negra que era para el ganado. Entonces la gente se fue recogiendo y
nosotros cogimos y nos regresam os p 'a la finca, pero cuando llegamos al ranchito no
había nada y el rastrojo estaba grandísimo. El General Pinilla nos m andaba unas cajas
que venían con aceitico, frijolito, harinita. Eso nos daban por familia cada quince días.
También nos m andaban una cajita de ropa, unas enaguas, una falta y una blusa, eso
no venía ropa interior. Y aunque era m uy severo, pues eso tenem os que agradecerle.
Con el llamado del General, los que estaban en armas bajaron a la Hacienda El Turpial
y allí entregaron las armas. D um ar AIjure no se entregó, y entonces siguió una per
secución m uy brava. El que daba fe de ese hombre, o sea el que se metía a sapo como
dicen, eso lo pelaban, en la forma que lo toparan. Eso m urió m ucha gente, ese hombre
era m uy severo. Mi m am á y mis hermanos, como eran conservadores, tuvieron que
huir, así fue como ella llegó al Caquetá, después de m ucho andar.
Fuente: U rib e R am ón, G raciela, Veníamos con una manotada de ambiciones. Un aporte a la historia de
la colonización del Caquetá, 2^. ed ., B ogotá, 1998, pp. 47-49.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
500 M a ko >P \ i. \f k i s - F k w k S a i fo R n
entre laureanistas, ospinistas y alzatistas. Las facciones de los dos p artid o s juga
ban a la guerra y a la paz.
Así, p o r ejem plo, m ientras d u ró un frágil pacto entre el directorio liberal
y el conservador, d o m in ad o en ese m om ento por los alzatistas (octubre de 1951
a febrero de 1952), descendió la intensidad de la confrontación arm ada. Pero
volvió a recrudecer en el segundo sem estre de 1952, cuando el G obierno anunció
que la C om isión d e E studios C onstitucionales no sería paritaria. A lcanzó uno de
sus picos d esp u és del incendio y saqueo por turbas conservadoras, auxiliadas
p or la policía y detectives, de los diarios bogotanos El Tiempo y El Espectador y
las residencias d e A lfonso López y C arlos Lleras Restrepo.
Entre tan to aparecieron las "guerrillas de la paz", g ru p o s arm ados de
cam pesinos conservadores, algunos espontáneos y otros o rganizados por jefes
políticos d ep artam en tales o directam ente por la policía y el ejército. Entre las
guerrillas liberales m ás fam osas se cuentan las de Juan de Jesús Franco, en la
región de U rrao; los frentes de E duardo Franco y G u ad alu p e Salcedo en Cusia-
na-A rauca y C usiana-H um eá-S an M artín, en los Llanos O rientales; las limpias o
liberales de G erard o Loaiza y las comunes o com unistas de Jacobo Prías Alape,
en el sur del Tolim a. Limpios y comunes term inaron com batiendo en tre sí y estos
últim os establecieron contactos con los focos agraristas del S um apaz, encabeza
dos por Juan de la C ru z Varela.
La llanera fue p arangón de la guerrilla liberal. En m arzo de 1950 la re
vista Semana dio gran despliegue a una excursión realizada p o r un jesuíta en
un "Chevrolet 48" en la ruta Bogotá-Villavicencio-Puerto López-O rocué. El sa
cerdote se ap resu ró a concluir que "a pesar de las bolas terroríficas que corrían
por Bogotá... p o r el Llano pasó, com o por el pajonal, una fugaz intranquilidad;
pero volvió la ca lm a ... y los hom bres que ya olvidaron esos días, regresaron a la
tarea con nu ev o entusiasm o". N o debe so rp ren d er la estrechez de una visión del
Llano desd e un autom óvil. M ás significativo, sin em bargo, es que un sem ana
rio nacional acred itad o hubiera tom ado seriam ente un reportaje tan superficial.
Solo en aquel 1950 se registraron m ás de 50.000 m uertos en el país y los Llanos
em pezaron a transform arse en el gran escenario de la guerra de guerrillas.
Las g u errillas estaban auxiliadas por sim patizantes que los aprovisiona
ban de arm as, m uniciones, m edicinas, dinero, sal, panela e inform ación. Pero
no hubo un co m an d o unificado con au to rid ad nacional. De todos m odos, las
m ás o rganizadas, com o las de los Llanos, lograron im poner im puestos sobre el
gan ad o y negociar con el ejército treguas ganaderas perm itiendo el trasiego de
anim ales para su venta. Los grandes propietarios liberales se d esen ten d iero n de
la suerte de sus co p artid ario s en arm as. Lo que realm ente hacía a las guerrillas
efectivas era la organización social subyacente, la parentela, el com padrazgo, el
apego a la p atria chica. En estas estru ctu ras surgió un nuevo tipo de dirigente
con atributos d e valor personal, don de m ando y astucia, en d e rred o r de los cua
les se fraguaron lealtades indivisibles de la población local.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H K I O K I A l'L C \ ) l OMUIA. i ’ \ N | K.\ i , \ l l \ i \ I A x I I T ' A l ' D I V I i MDA 501
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
502 M a r c o P m . a c k i s - I’ r a \ k S a m o r d
Exiliados los grandes líderes liberales, esta etapa concluye con la d esm o
vilización guerrillera en el segundo sem estre de 1953, ante la am nistía ofrecida
por el general Rojas Pinilla. Para los jefes liberales, para el gobierno m ilitar y
para los conservadores, la entrega de arm as y rendición de las guerrillas libe
rales de los Llanos, A ntioquia y algunas del Tolima, cerraba el capítulo de la
violencia sectaria.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H iV R I R I A l ' I , G '1 1 )M U A . ' .'.M I N : \ i X I,-A V M T V -D D I V I D I D A 503
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
504 M a k i \ >I ’ m m n,ts - ìt g w k S a i ix 'k d
contra el p oder departam ental de la facción rival. Pero en 1958 el Frente N acio
nal am enazó cam biar este cuadro. Así se interprete inicialm ente com o un m o
vim iento de paz de las elites, lo cierto es que fue sintiéndose una intención de
extender el p oder del Estado nacional a las localidades trau m a tiza d as por la
violencia. Bandas y gam onales q u ed a ro n ante la alternativa de desm ovilizar
se o enfrentarse con la autoridad. La m ayoría hizo lo p rim ero y las luchas de
facciones continuaron por los m edios legales y constitucionales que term inaron
en que, para reconocer el ascenso de las elites sociales y políticas de A rm enia y
Pereira, el D epartam ento de C aldas term inó dividiéndose en tres: C aldas, Risa
ralda y el Q uindío. Los liberales reticentes, incluidas algunas bandas, se pasaron
al recién fu n d ad o m r l , y rá p id am en te q uedaron aislados hasta desaparecer en
una larga serie de confrontaciones esporádicas.
Las com plejas y en trecru zad as relaciones entre partidos, facciones, gam o
nales y bandoleros han sido finam ente descritas y analizadas p o r G onzalo Sán
chez y D onny M eertens para la m ism a región cafetera a p artir de 1958 y hasta
1965. La p reg u n ta que aborda su análisis, y reponde afirm ativam ente, es por
qué se presentaron tendencias autonóm icas de las cuadrillas con relación a los
p artidos y gam onales que, aparentem ente, los representaban. Es decir, ¿fue la
lejanía e ineficacia de las instituciones del Estado central lo q u e hizo converger
los intereses de unos y otros? ¿Fue la am enaza centralista de 1958 lo que las dis
persó, las co ntrapuso y, finalm ente, las llevó al antagonism o?
En esta clave de am enaza centralista puede verse otro tipo de violencia
m afiosa entrelazada con la lucha sectaria: la de las zonas esm eraldíferas de Bo
yacá que, a través de la figura un poco m ítica de Efraín G onzález, el jefe de
bandas conservadoras m ás destacado del país, vincula esta fase del conflicto con
las g uerras posteriores entre esm eralderos, de las que sald rán tam bién fuerzas
param ilitares en la década de los años 1980.
Pero hubo otras lecturas sobre la m archa. ¿Podrían transform arse estas
bandas en guerrillas revolucionarias con un proyecto m ás social que político,
m ás p o p u lar que oligárquico, m ás socialista que liberal? ¿P odrían generar una
m oralidad m enos d ep red ad o ra y m ás altruista? C ontestando positivam ente las
dos p reguntas nuevos líderes universitarios, conm ovidos por la R evolución cu
bana y las lecciones de la Sierra M aestra, se fueron al m onte d a n d o paso al tercer
periodo de violencia política.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
\ I i s t o k i a d t C o i i >mbi \ P \ig i r \ o m i m a i a t , x x ii d a d d i v i d i d a 505
Las F arc
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
50b M \K( o P \ l A i l MS - I'k W K S a itx tk p
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H i s t o r i a im’ G h om b ' IV\i' ; ¡ a y a í ' a ía \ y a i i o a o d a iiíio a 507
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
508 M \Kix I P ai a i k is - I'k w k bAi ixirit
cu ando estos existían, no eran m ás que una m odesta y precavida red clientelar
de fam ilias cam pesinas, tejida en el decenio de los años 1950, ubicada en una
zona rem ota y p or lo general sim p atizan te del m rl .
La etapa em brionaria del cam pam ento encierra los m ayores peligros.
C ualquier delación o inform ación en m anos del ejército p u ed e llevar al aniquila
m iento. La tolerancia de la población (no delatar la presencia guerrillera) es insu
ficiente. N o en vano la tasa de m ortalidad de los cam pam entos suele ser elevada.
Para com probarlo están los desastres de 1961-1963: A ntonio Larrota con el M o
vim iento O brero E studiantil C am pesino, m o ec , en el norte del Cauca; Federico
A rango Fonnegra, en Puerto Boyacá; Roberto G onzález Prieto, "P edro Brincos",
en Turbo, A ntioquia; Tulio Bayer, en el Vichada. Y el azar debe incluirse entre
los factores que explican la supervivencia de los cam pam entos originarios del
ELN y e l EPL.
En la década de los años 1960, solo el eln y el epe consiguieron consoli
darse entre cam pam entos. R ealizaron tareas de adoctrinam iento y pro p ag an d a
entre la población local, com puesta principalm ente de colonos, y construyeron
algunas redes d eshilvanadas de inteligencia, avituallam iento y reclutam iento.
Al igual qu e las farc , el eln se entiende m ejor a la luz d e sus periodos.
Primer periodo, 1962-1964. Im pulsados por la Revolución C ubana, grupos
de universitarios, en su m ayoría m ilitantes de las Ju ventudes del mrl , jm rl , d e
nunciaron el reform ism o y "cretinism o parlam entario" del pc ; se m ovieron hacia
los extrem os y term inaron rom piendo relaciones con las alas m oderadas de la
débil izquierda doctrinaria del m r l . C on el lema del abstencionism o electoral
d espués de los com icios de 1962, cuando apoyaron la can d id atu ra de A lfon
so López M ichelsen, anticonstitucional según las reglas del fn , se proclam aron
m arxistas-leninistas. Inspirándose en las faln de V enezuela, de las jm rl surgió
un núcleo clandestino que sería uno de los orígenes del e l n . Con esta etiqueta
apareció a m ediados de 1962, en diversos reportes de la prensa nacional que d a
ban cuenta del estallido de petardos m ás bien inofensivos, y en todo caso inefi
caces, en Bogotá, Barranquilla y B ucaram anga. Poco d espués se form ó en Cuba
la Brigada Internacional José A ntonio G alán bajo la dirección de Fabio V ásquez
C astaño. De regreso a Colom bia, la Brigada term inó instalándose en el C erro de
los Andes, vereda liberal del m unicipio de San Vicente de C hucurí, d o n d e per
m anecía la m em oria del guerrillero Rafael Rangel. La Brigada, llam ada Frente,
term inó controlando el e l n .
Segundo periodo, 1965-1973. P resionado por los com prom isos que había
ad q u irid o en septiem bre de 1964 con M anuel Piñeiro, el com andante "Barba-
rroja", el encargado cubano de las relaciones con los m ovim ientos insurgentes
latinoam ericanos, Fabio V ásquez organizó y dirigió el asalto al casco urbano de
la población com unera de Sim acota, el 7 de enero de 1965. D espués del asalto
ya no hubo vuelta atrás en las operaciones de sabotaje y em boscadas a la fuerza
pública y term inó cualquier am bigüedad que hasta entonces hubiera existido
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H isto ria df. C o i o m i j i a . I’ ns- i r a g m i \ i \ i x \ x . k ii d . \ d d i v i d i d a 504
entre el núcleo clandestino urbano y el cam pam ento. El prim ero pasó a ser una
m era red logística.
En cu anto la teoría del foco se deriva de la experiencia cubana de 1956-
1959, tiene en m ente algún tipo de apoyo político u rb a n o que luego q u ed ó com
pletam en te obliterado en el canon del Che. En el cam pam ento del e l n se su p u so
q u e tal apoyo podía proveerlo el recién fu n d a d o F rente U nido del Pueblo ( f u ),
dirig id o p o r al sacerdote C am ilo Torres Restrepo. El e l n term inó visualizando el
fu com o u na fuente de enlaces y apoyo. De ahí la ligereza con que m anejaron las
relaciones con Cam ilo Torres y otros líderes del m ovim iento la cual facilitó que
el ejército descubriera los nexos clandestinos y aprem ió al cura revolucionario
a h u ir al cam pam ento, d o n d e siguió su trágica y a b su rd a m uerte en febrero de
1966. La p ro p a g an d a del e l n entre el anuncio d e la incorporación del p resti
gioso sacerdote a la guerrilla y la noticia de su baja en com bate con el ejército
p u ed e leerse a la luz de una visión que colocaba la táctica m ilitar por encim a de
cualq u ier estrategia política. Sin haber resuelto satisfactoriam ente las relaciones
en tre el trabajo político y el m ilitar, el e l n , incluidas sus redes urbanas, sufrió
terribles castigos a m anos del ejército entre 1967 y 1973.
D esde sus orígenes hasta com ienzos de la década de los años 1980, la
historia del e l n es u na historia ato rm en tad a y torm entosa del núcleo dirigente,
atrav esad a p o r errores tácticos, conflictos ideológicos o de origen social, todos
revestidos d e intenso carácter personalista que, hasta 1973, se saldaron con un
fusilam iento ritual. A quel año, d espués de una cadena de d erro tas sucesivas, el
e l n q u ed ó al b orde de la extinción en la O peración A norí y Fabio V ásquez debió
retirarse a La H abana.
Tercer periodo, 1973-1985. Siguió una década de indigencia organizativa y
confusión política. H istoria q u e d em uestra las enorm es dificultades de consoli
d a r los cam pam entos y desdoblarse. C ontinuó el p atró n de relaciones precarias
e insatisfactorias con los cam pesinos; de fragilidad de la red de enlaces urbanos;
de creciente d o gm atism o ideológico y de aislam iento político. La situación co
m enzó a d isiparse en la década de los años 1980, a raíz d e los procesos de paz
im p u lsad o s p or los p residentes Belisario B etancur y Virgilio Barco, los hallazgos
petroleros en A rauca, las agitaciones sociales en el nororiente colom biano y el
ascenso al liderazgo del cura español M anuel Pérez, quien planteó la necesidad
d e d esarro llar una línea política que conectara con los m ovim ientos sociales y
con los sindicatos. La organización ¡A Luchar! fue una de sus expresiones, a u n
que pu so en tensión la relación de "lo m ilitar" y "lo político" d en tro del e l n .
O rR o s f o q u i s t a s
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
510
Señores indígenas del país colombiano: A ustedes les llamo la atención desde el antro
de prisión donde me encuentro detenido por la mano gigantesca y usurpadora de la
raza blanca y mestiza, quienes por la fuerza sin ley ni caridad se han venido usurpando
por dicha fuerza nuestras propiedades territoriales cultivadas de Mieses, derroques
de vírgenes m ontañosas y también usurpándose nuestras minas de todas clases, des
terrándonos de las cuatro paredes de nuestros hogares [...1
El pueblo colombiano está hundido en la polvareda del engaño y de las amenazas por
los católicos, y sin poder tildar sus hechos y pretensiones.
Esos dos partidos liberal y conservador han sido los que han arruinado en todas sus
partes las propiedades territoriales y de cultivo de los indígenas naturales de Colombia,
y no sólo en Colombia, sino en el Perú, Ecuador, Chile, etc.
Para nosotros los indígenas, tengamos delito o no lo tengamos, están las cárceles abier
tas, y para los verdaderos asesinos, ladrones, cohechadores y perjuros están cerradas,
por que tienen plata y son conservadores.
Queridos hermanos y compañeros indígenas: Despidámonos de esos dos viejos partidos
pero sin darles la mano, sin decirles adiós...
Por lo tanto es nulo y de valor ninguno los repartos de tierras de indígenas que han
hecho en todos los departam entos que constituyen el país colombiano, porque todo
ha sido a sabiendas de los ricos, quienes se han acompañado con los alcaldes, jueces,
gobernadores, etc.
Yo, como jefe de 197 pueblos entre resguardos, tribus y agregaciones de indígenas, en
los 14 departam entos que constituyen al nom bre de Colombia, les envío un fraternal
saludo y también los saludan todos mis compañeros indígenas que sufren prisión sin
justicia y sin caridad, desamparados.
En esas soledades donde yo nací y conocí la juventud del m undo [...]
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
\ l lSTXARI A l) i; Coi.( ) M I G \ . I ’ \i *> ■ R >' A i l N : A i A >, V v II f > . \ n D I ' T I ?I DA 51 1
Este conocimiento lo publico a pleno sol, por que soy hijo de un par de agricultores
indígenas, quienes derrocaban al golpe del hacha esas selvas de que hablé. No tengo la
desgracia que por mis venas corra sangre española ni que un español me haya educado,
por lo tanto no tengo nada que agradecer [...]
Denuncié crim inalm ente con las form alidades establecidas en el artículo 359, Ley 105
de 1890, ante el señor M inistro de Gobierno y Procurador General de la Nación, a
los señores Alcaldes Ángel María Salcedo y Gabino Tovar de los distritos de Ortega
y Coyaima; Salcedo por incendiario, por abuso de autoridad, por atentar contra los
derechos individuales y denegación de justicia. Ah, claro, los denuncios los pasó el
señor Ministro de Gobierno y Procurador General de la N ación a los jueces segundos
del circuito del Guam o y Purificación, quienes han hecho dorm ir el profundo sueño.
También presenté un denuncio probado contra el señor Estanislao Caleño, Roque
Cerquera y Benito Sogamoso, ante el señor Ministro de Gobierno, quien lo remitió al
mismo juez 2° del Guamo.
Con la franqueza de hom bre que me caracterizó firmo en com pañía de mis hermanos
desheredados de la justicia y la caridad, que son los siguientes:
Florentino Moreno B., Gabriel Sogamoso, Leovigildo M adrigal, Severo Viuche, Esta
nislao Viuche, Isidro Ducuara, Custodio Moreno, Joaquín Ducuara, Santiago Ducuara,
Eufracio Ducuara, Matías Ducuara, Jerónimo Quezada, Inocencio Bocanegra, Octavio
Ducuara, Félix Moreno, Agustín Sogamoso, Remigio Sogamoso, Pablo Ducuara, Isidro
Silva, Wenceslao Moreno.
Quienes hace 10 meses que sufrimos detención y el calum nioso expediente no está sino
en sum ario hasta hoy, violando las autoridades y la sagrada doctrina de la ley 104 de
1922 y la Constitución Nacional y demás leyes.
Guamo, enero 12 de 1927
Manuel Q uintín Lame
Fuente: D iscu rso d e M anuel Q u in tín Lam e, ed ita d o en la Im prenta d e G irardot d e la ciu d a d del
G u a m o , A .G .N ., S ección R epública, M inisterio d e G ob iern o [Sección la ] , legajo 952, fo lio s 315-
316. A rch iv o G eneral d e la N ación d e C olom bia, Documentos que hicieron un país, B ogotá, 1997,
pp. 702-705.
de guerrilla ru ral, sin o lvidar las posibilidades d e com binar con u n a eventual
insurrección urbana. En el decenio de los años 1980 surgieron el M ovim iento
A rm ado Q u in tín Lame, m a q l , peculiar guerrilla indígena en raizad a en las co
m u n id ad es del Cauca, y disidencias de las fa r c (el Frente R icardo Franco), del
FPL (el P artid o R evolucionario de los Trabajadores, p r t , y el M ovim iento de Iz
q u ierd a R evolucionaria, MiR-Patria Libre) y del e l n (la C orriente de R enovación
Socialista, c r s ).
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
512 M a k i o P a i a i k>s - I ' k w k S m u 'K D
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1 Its TU Ki A n t C o i o .m i k a . P an : ka . as; \ í a o s ;x i i u A n d ía i d i d a 5 13
según cierta habla generalizada, ha caído asesinado en alguna ciudad del país.
Y, por otro lado, au m en tan las denuncias de violencia d en tro del núcleo conyu
gal contra niños y m ujeres.
En cu an to a los delitos contra el patrim onio, tam bién es incuestionable
la cen tralid ad que ad q uirió el crim en organizado; en tre 1991 y 1996, los delitos
q u e m ás crecieron fueron la piratería terrestre, los atracos a bancos y el robo
d e autom óviles. A u n q u e los cálculos sobre la m ag n itu d económ ica del negocio
del narcotráfico son im precisos, no hay d u d a de q u e ha generado nuevos com
portam ien to s y códigos de valores (el dinero fácil), u n id o s a los viejos (el honor
m achista, o que "la vida no vale nada").
D esde u na perspectiva regional, una m irada a las cifras confirm a algunos
aspectos de la hipótesis del narcotráfico com o m ecanism o disp arad o r. Por ejem
plo, la región caribeña que, con excepción de algunos m unicipios, fue ajena a las
oleadas d e la violencia sectaria, presenta niveles de hom icidios bastante por d e
bajo de la m edia nacional en Bolívar, Sucre y C órdoba, m ientras que d u ra n te la
llam ada b o nanza de la m arih u an a (1977-1982) estos fueron elevados en La G u a
jira, C esar y A tlántico. Llam an la atención las bajas tasas de hom icidios en C ór
doba, epicentro de las g u erras m ás encarnizadas en tre param ilitares y guerrillas.
A ntioquia, uno de los d ep artam en to s m ás pacíficos en el siglo xix, parece
com p ro b ar m ejor qu e cu alquier otra región cóm o el narcotráfico desata diversas
fuerzas crim inales. A u nque ya hem os dicho q u e la colonización del país antio
queño no fue ajena a la violencia im plícita en todas las colonizaciones, en el si
glo XX M edellín venía siendo el vivero del clero católico, m asculino y fem enino,
centro de las m ás pujantes y m ejor organizadas em p resas fabriles y, en general,
de la inciativa priv ad a. ¿Q ué ocurrió para que desd e fines de la década de los
años 1970 esta ciu d ad m odelo em pezara a ser el criadero de las organizaciones
de co n trab an d istas en gran escala, de los robos de autom óviles y del n arcotrá
fico m ás violento? Con índices de hom icidios p o r debajo de la m edia nacional,
A ntioquia y su capital m u estran desde 1980 u n a p ro n u n ciad a p endiente de la
curva de m u ertes violentas q u e se abate un poco a m ed id a q u e avanza la seg u n
da m itad del decenio. N ingún otro d ep a rtam en to alcanza las cotas d e A ntioquia
en 1991: 245 hom icidios por 100.000 habitantes. Pero es probable que la m ortali
dad violenta no p rovenga directam ente del narcotráfico sino del entorno social,
cultural y psicológico q ue este crea para reproducirse, en particu lar cuando hizo
agua en M edellín el m odelo d e industrialización su stitu tiv a del q u e había d e
p en d id o la p ro sp erid ad d u ra n te unos 70 años.
En un en to rn o de desem pleo, in seg u rid ad y m arg in alid ad p u ed e expli
carse m ejor el ascenso de la em presa de Pablo Escobar, caracterizada por Ciro
K rau th au sen com o la com binación de dos organizaciones: una de tipo m ilitar,
encargada de im p o n er el ord en m afioso a otros narcotraficantes y a los agentes
del Estado, m ed ian te extorsiones, asesinatos y secuestros; y otra com ercial, d e d i
cada al tráfico d e d rogas prohibidas en todas sus facetas, incluidas las fachadas
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
514 M a r g o Pai acio s - F ra n k S a tf o r u
N u e v a s g u e r r il l a s
Entre 1975 y 1995, el conflicto arm ado habría p roducido unos 11.000 m uer
tos en com bate y otros 23.000 en episodios de asesinatos y ejecuciones extrajudi-
ciales; estos 34.000 m uertos representan un 10 por ciento de todos los hom icidios
com etidos en esos dos decenios. Sin em bargo, la incidencia de esta violencia polí
tica, en ten d id a como las m uertes en com bate y los hom icidios políticos de pobla
ción civil inerm e (asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, m asacres, desaparición
de personas) p erpetrados por guerrillas, param ilitares y en m ucho m enor grado
p or la fuerza pública, aum entó considerablem ente después de 1997. En el trienio
de 1998-2000 se registraron en el país 73.978 hom icidos totales (excluyendo para
el año 2000 las m uertes por accidentes de tráfico), de los cuales 12.984 son direc
tam ente im putables al conflicto arm ado. De suerte que esta guerra es la única en
expansión de América Latina, habida cuenta de la paz negociada en C entroam é
rica y de la postración de Sendero Lum inoso y el M ovim iento R evolucionario
Tupac A m aru en el Perú.
D esde 1995, el conflicto arm ad o ha forzado el desplazam iento d e un m i
llón y m edio de colom bianos de sus hogares y vecindarios. El 65 por ciento en
form a fam iliar o individual y el 35 por ciento restante com o éxodo colectivo. El
66 por ciento de los refugiados son cam pesinos, pobres en su m ayoría; 57 por
ciento son m ujeres y 70 por ciento m enores de 18 años. En cuanto a los causantes
de esta tragedia, en el 43 por ciento de los casos son param ilitares de derecha,
seguidos por las guerrillas, a las que se atribuye el 35 por ciento, el 6 p o r ciento
a la Fuerza Pública y el 16 por ciento a otros agentes.
C ifras inquietantes si se considera que en el pico de la década de los años
1960 las organizaciones insurgentes no llegaban al m edio m illar de com batien
tes. Década de inicio prom isorio al que pronto siguió el estancam iento. Sin em
bargo, según algunos especialistas, entre 1986 y 1996 la guerrilla habría crecido
m ás que en los 32 años anteriores. Las f a r c habrían pasado de 3.600 hom bres y
32 frentes en 1986, a unos 7000 hom bres distribuidos en 60 frentes en 1995. En
ese lapso, el e l n habría pasado de 800 hom bres y 11 frentes a 3.000 hom bres y 32
frentes. C recim iento que, ante el deterioro de los valores políticos e ideológicos
y la sobreoferta de recursos económ icos, term ina en m ilitarización.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
l i I S T O R I A DI C o K A I B l . !'■ j - i k : .‘. D o , - , ^O ■vi : : T- Il 515
E ntre las actuales interpretaciones del fenóm eno guerrillero una de las
m ás conocidas se basa en este acelerado d esdoblam iento de frentes y en la d ifu
sión geográfica d esde zonas m arginales hacia otras m ás ricas, pobladas y estraté
gicas p ara la econom ía y la seguridad nacionales, incluidas com arcas lim ítrofes
con V enezuela, Panam á y Ecuador. La guerrilla avanza desd e sus cam pam entos
originarios y busca consolidar el apoyo cam pesino en regiones de colonización,
caracterizad as p o r baja d en sid ad hum ana y alto crecim iento dem ográfico a cau
sa de los flujos m igratorios. Pero tam bién asedian poblaciones m ás integradas a
la m alla urb an a. O tra form a de ilustrar la expansión guerrillera consiste en re
g istrar alg ú n tipo de presencia guerrillera, ocasional o perm anente, en los m u n i
cipios. Según fuentes oficiales, en 1996 cerca del 60 p o r ciento de los m unicipios
colom bianos ex p erim en taron alguna form a de presencia guerrillera.
Del tríp o d e que caracteriza la econom ía ex p o rtad o ra colom biana desde
1980, d ro g as ilícitas, petróleo y café, las dos p rim eras habrían contribuido a in
crem en tar la renta de los insurgentes. Allí estaría una clave tanto de su poderío
com o de la distribución geográfica de sus fuerzas. La expansión de los cultivos
de am ap o la en regiones de frontera del su r del Tolim a, H uila, C auca y N ariño,
y d e coca en el C aquetá, M eta, P utum ayo y G uaviare, q u ed a en m anos de un
cam p esin ad o de colonos sobre el cual las f a r c han g an a d o fuerte influencia. Al
respecto se afirm a qu e el m ovim iento de cam pesinos cocaleros de 1996 no h ubie
ra alcan zad o las dim ensiones, intensidad y proyección q u e tuvo sin un decidido
resp ald o de las f a r c . El descubrim iento y explotación de nuevos yacim ientos
petroleros en el A rauca y la construcción y funcionam iento de oleoductos com o
el C año Lim ón-C oveñas han perm itido al e l n desarrollarse sobre una econom ía
de extorsión (el im puesto a las em presas) y ejercer operaciones de sabotaje m e
d ian te v o lad u ra s din am iteras a los oleoductos que ya p asan el m edio millar.
La in surgencia tam bién ha explotado las o p o rtu n id a d e s q u e le b rindan
la elección p o p u la r de alcaldes (1988) y de g o b ern ad o res (1991) y ha sabido
m an ip u lar clien telarm en te el increm ento sustancial del situ ad o fiscal a los m u
nicipios. De este m odo ha conseguido consolidar el papel de clase política alter
nativa en m u ch as com arcas de A rauca, M eta, C aquetá o G uaviare.
Según los análisis políticos m ás recientes, en tre los que se destacan los de
investig ad o res del Instituto de Estudios Políticos de la U niversidad N acional,
lEPRi, las guerrillas ya no son p o rtad o ras de un proyecto político nacional. Por el
contrario, se distin g u en por su localism o y bandolerización. Ya no buscan el po
d er para hacer la revolución socialista, sino que se ded ican al control clientelar
de m uchos gobiernos locales para am pliar el control territorial y negociar m e
jor la desm ovilización cu an d o llegue el m om ento opo rtu n o . La m entalidad en
las filas guerrilleras tam bién habría cam biado. De ser ag rupaciones com puestas
p o r cam pesinos y u n iv ersitarios altruistas, deseosos de acelerar el cam bio social,
las actuales guerrillas serían una próspera em presa m ilitar de com batientes a
sueldo.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
516 M \|ÍC .) l’ .\l U lir , - F k a ' . k SAl h . ' R l i
LOS TRAQUETOS
Lo que hoy día se ha generalizado como mafia es una organización muy compleja que
maneja mucho billete, y para uno entrar en ella se necesita que lo enganchen a través
de alguien de mucha confianza, ojalá mediante un "traqueteo" que apenas esté empe
zando, para que uno logre ganarse la amistad, para que le suelten trabajitos, misiones,
en fin, siempre empezar desde abajo. Algunos de los trabajos pueden ser directamente
sobre asuntos de narco u oficios bien, como pintar una casa, cuidar una finca, hacer
de mandadero... Entre otras cosas, la semana pasada estuve cuidando una quinta del
patrón en el lago Calima.
A mí me toca estar llamando a un teléfono cada dos o tres días, y pregunto si hay
algún trabajo que realizar, mediante una comunicación indirecta, medio en clave,
como por ejemplo: "Aló, qué hubo, ¿siempre vamos a ir a pescar?". En realidad esto
quiere decir que si siempre vamos a ir a "cocinar", pues yo trabajo para un "mágico"
como cocinero; somos un grupo de cuatro amigos. El domingo entrante, si Dios quiere,
por la madrugada nos recogen en un campero; allí va todo: secadores, pesas, planta
eléctrica y pasta; nos metemos quince o veinte días en una finca hasta que sacamos
diez o veinte kilos de "maicena". La finca está arreglada; es decir, la alquilan por el
periodo de refinada, luego se desmonta todo y los que se van para otro lado. Después
se dejan unos días de descanso y así nos la pasamos, según como pinte, o bien porque
el mercado está duro, o por los operativos del cuerpo elite; hay veces que esta vaina se
pone pesada y a uno le toca quedarse uno o dos meses parado, marcando.
Siempre, entre cada tanda, hay una parada, mínimo de una semana, pues si se trabaja
de seguido los químicos lo joden a uno, y también por la conseguida de la finca, que
toma tiempo, y para prevenir cualquier seguimiento o aventada.
A uno no le pagan de una; siempre le mantienen mucho billete represado, siempre le
deben, le van dando poquito a poco. Esto es por seguridad, por cuidarse ellos; en una
cocinada yo me puedo sacar de 500.000 a 1.500.000 de pesos, depende de la cantidad
de merca y del riesgo. A mí me deben harto, y si se cae o quiebran al de arriba la plata
se puede perder; cuando a uno se le ha acumulado mucha plata y no le pagan, lo mejor
es perderse, porque esto puede indicar que lo tienen a uno en lista para "muñequiar-
lo", por no pagarle o porque le han perdido la confianza. Mucho man que aparece en
un zanjón o en un cañaduzal o en el río Cauca "levantáo", puede ser un caso de esos.
Cuando nos desplazamos con la "carga" el que va manejando el carro, lleva billete en
efectivo, y va pilas, por si hay que arreglar a la poli o hay algún problema; muchas
veces va un carro adelante con dos o tres manes "enfierraos", para cuidar la merca,
sobre todo cuando está lista, cuando ha pasado por todos los procesos y sólo hace falta
mandarla para arriba para cambiarles el rostro a los gringos, pues allí es donde hay
más peligro que a alguien se le dañe el corazón y se pierda con la carga, o que caiga
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H iS H 'K IA D I .. I ’ : MG\. / \ i A l ■ ), h GK í Tí.iA! I D I ' T U I I I A 517
otro grupo de malosos y nos haga el favor de meternos en líos, o la ley para negociar
o vendérsela a otra gente.
Siempre hay mucho riesgo, pero uno cocinando se dedica es a eso, siempre se va es
a lo que se va, y si le caen, sólo se da cuenta uno ya sobre el momento, y entonces
hay que dar o recibir del bulto. Gracias a Dios, estoy contento, hasta ahora no me ha
pasado nada. Trabajo con mi primo; desde hace rato él está metido allí, fue él quien
me recomendó.
Fuente: B etan cou rt Echeverry, D arío, Mediadores, rebuscadores, traquetos y narcos. Valle del Cauca,
Í890-1997, B ogotá, 1998, pp. 159-160.
Los paramilitares
A p esar de tener en la guerrilla un enem igo de m edio siglo, el ejército no
ha cam b iad o sus doctrinas ni sus form as de organización, o rientadas hacia una
guerra regular. Está por verse si el "Plan C olom bia", un program a norteam e
ricano en la estrategia antidroga, que en lo fun d am en tal es de ay u d a m ilitar,
p ro d u cirá un cam bio fundam ental. Por eso, quizás, los param ilitares aparecen
ante el público com o la fuerza contrainsurgente v erd ad eram en te efectiva. De
los actores del actual conflicto arm ad o el p aram ilitar es el m ás elusivo. La lite
ratu ra tien d e a co m p ren derlo a p artir de un carácter reactivo y supletorio del
Estado an te la acción insurgente: el param ilitar em pieza siendo autodefensivo.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
51H M a r c o I’ a i \ c t o s - f ' i c w K S a i i o k d
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H is to ria u i C oi ( .t m ü i a I’ \ n i r \fA ti m a i x >, s ( , h i i d a i > d i \ i ü i ü a 51^^
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
520 M a k c o P a l a c io s - F k a n k S a it o k d
a com batir, con m étodos de guerra irregular, a las guerrillas de izquierda y a sus
am igos en el frente legal.
A plicando el m odelo del M agdalena M edio, C órdoba se convirtió en u n
centro de difusión param ilitar en el norte del país. S iguiendo la localización del
com plejo guerrillero, crearon dos corredores: C órdoba-U rabá y C órdoba-Bajo
C auca antioqueño. Allí se realizaron entre 1988 y 1990 terribles m atanzas de
cam pesinos inerm es. Las alianzas de antiguos esm eralderos y narcotraficantes
llevaron el m odelo de Puerto Boyacá a los Llanos y el P utum ayo.
Los estim ativos sobre el tam año de los grupos param ilitares rep o san en
conjeturas. En 1993 se habló de 24 frentes param ilitares: nueve en C órdoba y
U rabá, cinco en los S antanderes, dos en el M agdalena M edio, dos en el C esar,
dos en el M eta, dos en el P utum ayo y uno en C asanare y otro en A rauca. La
referencia es m uy vaga y las precisiones no ayudan a aclarar el asunto. Estos 24
frentes estarían com puestos por unos 80 grupos que se m anifestarían de alguna
form a en 373 m unicipios. R ecientem ente se especula con la cifra de 4.500 a 5.000
hom bres arm ados.
Los param ilitares buscan legitim ación, com o el g rupo de Pablo Escobar
en 1989-1991. Desatan oleadas de m asacres de cam pesinos con el p ropósito de
am ed ren tar gobiernos y ad q u irir estatus de actores públicos. Si am plios secto
res de la población u rbana del país re p u d ia n a los param ilitares, estos logran la
aceptación en regiones com o U rabá, h astiadas del fuego cruzado. Eso explica su
éxito en expulsar a las f a r c . En 1996, las desplazaron hacia el Chocó, después de
u n a serie de operaciones caracterizadas por la crueldad y el terror indiscrim ina
do. En m ayo de 1997 las a c c u (A utodefensas de C órdoba y Urabá) declararon que
el nivel de hostilidades había dism inuido al grado que solo estaban cum pliendo
tareas de vigilancia. Llegaba la hora, dijeron sus líderes, de que la sociedad, o
sea las cooperativas "C onvivir", im pulsadas por el gobernador de A ntioquia y
qu e se crearon oficialm ente en Urabá por esa m ism a época, asum ieran el papel
de guardianes del orden. Pero, com o siem pre, las f a r c defendieron ante todo sus
hom bres, su fuerza militar; se replegaron y dejaron expuestos los territorios y la
población que les había sido fiel, esperando el m om ento de regresar.
El eclipse de las grandes m afias de la droga restó recursos a los p aram ilita
res. A nte la situación, se reorganizaron a m ediados de la década de los años 1990
tratan d o de disp oner en el nivel local de unas autodefensas y en el nivel nacional
d e una organización móvil y centralizada. Por otra parte, la actual ubicación de
su s cam pam entos sugiere un nexo orgánico con los nuevos narcotraficantes. El
m edio en que actúan param ilitares, guerrillas y narcotraficantes es sim ilar según
un estudio de F ernando C ubides. Es decir, los tres operan en m unicipios que
tienen el m ism o perfil socioeconóm ico y la intensidad de la violencia es m ayor
allí d o n d e convergen por lo m enos dos de estos actores.
Según el c in e p , las acciones conjuntas de fuerza pública y param ilitares
crecieron en los últim os años así: de cero en 1998 se pasó a 20 en 1999 y a 162 en
el año 2000.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
I i l S l O K I A TU. G >l O M B IA . I’ ■: K \> A1I M AD' X X II ! .A! l )l \ IDIDA 521
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
M a i «. í ' P a i ACU N - I t c a n k S a it o í -d
El l a b e r in t o d e l a p a z
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
I llS IO K IA ||| C o i O M B IA . I ’ mx i Rg .mi \ l AIX i, X X HT.I.M I l.'l\ ID ID A 523
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
524 P a i . ac k i s - F k a n k S a t f o k d
pública; de los cálculos electorales de los contendientes; del cam biante cuadro
p artidista y faccional en el C ongreso; de las presiones de la Iglesia, los g rupos
em presariales y las organizaciones no gubernam entales ( o n g ) que hablan a n o m
bre de la sociedad civil. De esta m anera, la "p az" ha devenido en u n a rutina m ás
de las prácticas político-electorales y form a p arte del arsenal retórico corriente
del C obierno, de la llam ada sociedad civil y de las guerrillas.
Este carácter presidencialista ha expuesto la fragm entación estatal y polí
tica. D entro de la ram a ejecutiva los presidentes están lim itados por los com an
dantes de la Fuerza Pública y m ás concretam ente del ejército. En ocasiones ha
sido m anifiesta la hostilidad, que suele expresarse en renuncias m ás o m enos
intem pestivas de los m inistros de Defensa, originadas en desacuerdos sobre el
m anejo de la paz.
Las relaciones civicom ilitares son entonces un su strato que no puede d e
jarse a un lado en cualquier análisis, pese a que la inform ación sea sum am ente
lim itada. Em pero, la profesionalización de la Fuerza Pública, que em pezó hace
unos pocos años, da señales m ás prom isorias porque perm ite desarrollar la re
lación c iv il/m ilita r apegada cada vez m ás a las reglas del E stado de derecho.
Pero un presidente debe lidiar en otros frentes. En su propio gabinete p u e
de haber políticos que, por estar arraigados a bandos partidistas e intereses regio
nales, m anejan agenda propia. Este asunto de las relaciones del presidente con
la clase política se desarrolla en regateos im previsibles con las fuerzas m aleables
pero necesarias del Congreso. Estas situaciones subrayan la m agnitud del p ro
blem a de que el país carezca de partidos políticos m odernos, disciplinados, con
liderazgos establecidos y reconocidos por todos. Por eso es m ás azaroso el m a
nejo presidencial de la paz, que debe ajustarse día tras día a un cuadro faccional
en red ad o e incierto. A todo esto deben añadirse los tribunales de justicia o la
Fiscalía que, a través de fallos y providencias, pueden alterar en un m om ento
determ inado la m archa de las negociaciones con la guerrilla.
El sistem a presidencial enfrenta la lim itación de los cuatro años del p e
riodo. A prem iados por el tiem po, particularm ente cuando h an transcurrido dos
años del m andato, los presidentes y el círculo de consejeros term inan aceptando
que lo esencial de los procesos consiste en infundirles form a y ritm o, sin que
im porte qué dirección tom en o qué legado dejen al próxim o gobierno. Sin rep a
rar en los lím ites intrínsecos de la negociación, quedan atra p ad o s en la táctica
y descuidan los objetivos estratégicos del Estado de derecho. De este m odo las
negociaciones, bastante apegadas a los aprem ios de la coyuntura, van desovi
llando día tras día hilos que nadie logra anticipar.
La indeterm inación de agenda y cronogram a de la negociación, si bien
p u ed e d ar respiro a un gobierno, lleva en últim as a que la iniciativa política
efectiva de la operación de los procesos no provenga del presidente, aunque este
cargue con los costos. Esta desventaja ha sido hábilm ente explotada por la insu
rrección, que m antiene un liderazgo vertical estable y por tanto ha conseguido
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1 1 IVI OKI A n i. C o k m i s . I’ a h \ i \ r . v ) , '■< v ii r . a d d a i d i d a 525
acu m u lar una experiencia negociadora y sabe m anejar los tiem pos del sistem a
político. Ante la im precisión, la insurgencia (o el gobierno, ostensiblem ente en
el caso de Gaviria) juega m oviéndose de lo su stantivo a lo procedim ental o vi
ceversa, de su erte que siem pre haya sobre el tapete alg ú n tem a q u e deba ser
aclarado y negociado. En otras palabras, los diálogos no han conseguido crear
u n cam po com ún de significados sobre qué se en tien d e p o r "solución política al
conflicto arm ad o ". La co n trap artid a de esto es que la insurgencia p u ed e conside
rarse com o fo rm ando parte d e un en tram ad o consolidado de negociación; com o
un ju g ad o r m ás q ue reconoce las reglas del juego y actúa com o los otros actores,
según conveniencia.
En estas condiciones se diluye el objetivo central: que las form aciones a r
m ad as se transform en en m ovim ientos políticos legales. Esto pasa a segundo
plano puesto q u e la insurgencia, resp ald ad a en la retórica del E stado y d e sec
tores sociales, religiosos y políticos, redefine el m odelo de paz com o un m edio
de hacer reform as sustantivas. A parte de que esas reform as p o d rían adelantarse
den tro del sistem a político, es decir, in d ep en d ien tem en te de los diálogos y n e
gociaciones, el E stado ha hecho una concesión significativa: da a en ten d er a la
insurgencia q ue es necesaria para que el país entre en la fase de reform as.
Con todo, cu alquier presidente o negociador gubernam ental sabe q u e no
es titu lar del m an d ato dem ocrático para acordar reform as sustantivas que, even
tualm ente, deben dejarse a una segunda instancia, sea el C ongreso, un referendo
o un a nueva A sam blea C onstituyente.
3. Finalm ente está el tem a de los procesos com o escenario norm al de ne
gociar el conflicto político. Las políticas de paz (con alguna participación de la
llam ada sociedad civil) resultan altam ente conflictivas en el sentido de q u e se
han convertido en un cam po m ás de la com petencia p o r la distribución del p o
d er d en tro del sistem a, com o fue evidente en la cam paña presidencial de 1998,
cu an d o los dos candidatos, H oracio Serpa y A ndrés P astrana, se alinearon con
cada u na de las gran d es form aciones guerrilleras bajo la b andera de negociar la
paz. Estos procesos tam bién m arcan la com petencia p o r fuera del sistem a entre
las guerrillas rivales, así com o el juego de los param ilitares y sus patrocinadores
d en tro y fuera del sistem a. T am poco deben descartarse las tensiones que d iá
logos y negociaciones p ro d u cen en el seno de cada u n a de las organizaciones
insurrectas.
De este m odo, los diálogos gobierno-guerrilla son obstaculizados en dis
tintos grados por la táctica electoral, por la táctica de cada una de las agrupacio
nes guerrilleras qu e esté participando en el esquem a de paz, por la táctica de la
derecha param ilitarista y , adem ás de todo esto, por los juegos florales de la llam a
da sociedad civil, concretam ente los grem ios em presariales y las o n g , principal
m ente las que depen d en de financiam iento externo. Estas interferencias inciden
plan tean d o distintos tipos de objetivos, itinerarios y escenarios de paz que, bajo
el m anto del pluralism o y el libre juego de opiniones, cuecen una sopa de letras
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
52b M a r c o I ’ a i ac io s - T r a n k S a i f o x i )
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
[ I i s t o k i a i b. C.'i >i o m d ia . 1’ m s : iv \ . m t \ i a i x ' . s< h ii-t >a d ü i\ i d i d a 527
ejem plo, la justicia penal m ilitar juzgó en consejos de guerra a civiles acusados
d e delitos contra la seg u ridad del Estado. Tan lenta e ineficiente com o la justicia
o rdinaria, había am pliado su cam po de acción al p u n to que en la década de los
años 1970 cerca de un tercio de los delitos consagrados en el C ódigo Penal podía
caer bajo la jurisdicción de jueces m ilitares.
La justicia de excepción fragm enta y desarticula la acción de diversos
organism os del Estado. Por ejem plo en 1995, ante el au m en to alarm ante de la
inseg u rid ad ciu d ad a n a y presionados por los m edios d e opinión (entre los que
saca la delan tera el periodism o sensacionalista), los políticos se vieran precisa
dos en d u recer las penas y a crim inalizar diversos tipos "anorm ales" de conduc
ta social, com o las p edreas estudiantiles, asim iladas a terrorism o. El resultado
inm ediato fue el au m en to de la población carcelaria, el hacinam iento de presos
(la g ran m ayoría pobres que no pu ed en pagar abogados) y la politización de los
m otines en m ed io de ex traordinaria violencia, com o se vio en las pantallas de
televisión en 1997 y 1998. En 1999 se habló de d esp en alizar conductas y en m u
chos casos cam biar la cárcel por la casa para que salieran un 25 por ciento de los
presos. Pero q u ed am o s a la espera de una nueva oleada de indignación pública
para qu e v u elv a a com enzar el ciclo.
A esto d eb e añ adirse la laxitud m ostrada frente a los transgresores p o
derosos. Por ejem plo, una vez consagrada la prohibición constitucional de ex
trad itar nacionales, el G obierno negoció el "som etim iento" de Pablo Escobar a
la justicia. C onfiando en una nueva legislación de reducción de penas, a pesar
de estar sin d icad o de ser el au to r intelectual de una oleada de crím enes com o
el asesinato d e varios candidatos presidenciales, un m inistro de Justicia y un
pro c u rad o r G eneral de la Nación; del secuestro de periodistas y fam iliares de la
gente d e p oder, la dem olición dinam itera de dos g ran d es periódicos liberales y
de la sede nacional de la policía secreta, y la vo lad u ra de un avión de pasajeros
en pleno vuelo. Escobar im puso las condiciones de su cautiverio. Fijó el terreno
do n d e debía co n stru irse la cárcel, aprobó los planos, hizo el reglam ento interno
de la prisión y se encargó de dirigirla. Puesto q u e se "som etió" junto con su pla
na m ayor, con esta convirtió la cárcel (conocida com o La C atedral) en guarida
desde la cual co n tin u ó dirigiendo, ahora con protección estatal, sus operaciones
de tráfico de d ro g as y de extorsión a otros narcotraficantes. Fugado, Escobar
prosiguió un a lucha feroz contra sus enem igos internos; trató de neutralizar al
gobierno secu estran d o m iem bros de las fam ilias políticas y prosiguió la guerra
contra sus com p etid o res de Cali, quienes p u d iero n co n tin u ar tranquilam ente
en su negocio m afioso a cam bio de d ar inform ación y ay u d a para elim inar al
dem o n izad o Escobar.
En vista d e la capacidad de infiltración de los narcotraficantes y de su p o
d er de extorsión resp ald ad o en un form idable ap a rato m ilitar, la ley estableció
justicias especiales o "la justicia sin rostro", en que los jueces y los testigos eran
secretos. A u n q u e en m uchos aspectos este tipo d e justicia fue eficaz, im pidiendo
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
528 M \K(,i> P a i ACK Y. - I ' k a x k S a h u k i )
En cuanto a la im punidad, no todo es asunto del Estado. Tam bién hay que
exam inar la llam ada sociedad civil. A fines de 1999, unos 12 m illones de colom
bianos m archaron por las calles y avenidas de las principales ciudades pidiendo
paz. La consigna fue "N o m ás", queriendo decir, genéricam ente, no m ás vio
lencia. Se gritó con m ás fuerza "N o m ás secuestros" y "N o m ás terrorism o". La
guerrilla pro p u so gritar "N o m ás desapariciones", "N o m ás torturas", "N o más
desem pleo", "N o m ás neoliberalism o"... Las m archas se realizaron una m añana
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
H istoria I>i, C . ' o K A i u i A . I ’ a .n i - ‘. t : t , ■■•i, 529
dom inguera, en grupos fam iliares y aire de carnaval. Los padres se esforzaron
p or d ar una lección de civism o a sus hijos, aun a los m ás pequeños. La m ayoría
d e m anifestantes portaban globos de colores vivos y vestían cam isetas blancas
con dibujos alegóricos a la paz, principalm ente palom as. Los grandes periódicos
nacionales y de provincia, así com o las cadenas de radio y televisión, dieron
gran despliegue y cobertura a las m archas. P olíticam ente las guerrillas resintie
ron la operación y sus jefes concluyeron que se trataba de una m anipulación m ás
de sus enem igos.
Q u izás estas cam inatas m atinales hablen m ás d e los cam bios en la cu l
tu ra u rb a n a y en la cu ltu ra política de la seg u n d a m itad del siglo xx. No p u ed e
ser m ás palm ario el contraste con la gran m anifestación del silencio por la paz
convocada p o r G aitán en febrero de 1948, cu an d o el dirigente liberal pidió a la
gente vestir de negro en señal de luto y arengó a las m u ltitu d es en la pen u m b ra
del atardecer en la plaza de Bolívar, el corazón sim bólico y ritual del país.
¿Estam os frente a dos form as diferentes de la "dem ocracia directa" de las
calles? Q uizás no. Estas dos expresiones colectivas no parecen equiparables ni
por sus form atos ni por su origen, ni por las interpretaciones posteriores que de
ellas se hicieron, ni tam poco p o r los significados para los participantes.
El vocablo "sociedad civil" tam bién sirve para justificar la inepcia de sec
tores de las elites frente a otro transgresor poderoso: la guerrilla. Llam ándose
a sí m ism o "la sociedad civil", un g rupo de dirigentes de las organizaciones
grem iales del país, algunos periodistas notables y funcionarios públicos, com o
rectores de un iv ersid ad es oficiales, un m agistrado de la C orte C onstitucional y
el p ro cu rad o r G eneral, se reunieron en Puerta del Cielo, un convento carm elita
de M aguncia, Alem ania, con representantes del e l n y firm aron con ellos un d o
cum en to que serviría de p u n to de partida para nu ev as negociaciones de paz con
esa organización.
El párrafo décim o de este acuerdo de m ediados de julio de 1998, llam ado
de Puerta del Cielo, acredita a l secuestro com o arm a legítim a de la lucha del e l n :
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
530 M m« o I’a i - I r a n k S a i u 'K D
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.