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“A todo ser humano le son dadas las llaves del cielo. Las mismas llaves abren las puertas del infierno”
La frase presentada muestra claramente una similitud con las características del mundo
en que vivimos, hasta el punto de poder decir que es una analogía de éste. El progreso que la
humanidad ha tenido con respecto a la ciencia ha desatado una infinidad de herramientas que
a su vez hicieron progresar otras disciplinas. Este cuestionamiento me incita a pensar en cómo
en las diferentes etapas de mi vida, tanto como estudiante que, como profesional o ingeniero,
podría lograr mantenerme por el camino que lleva al “cielo”. Si bien es cierto que la
responsabilidad de usar los conocimientos que tenemos para bien o para mal está en cada uno
de nosotros, también es cierto que sobre los ámbitos en donde se crean e implementan nuevos
conocimientos reposa una mayor responsabilidad. Diciendo esto y entendiendo que son las
ingenierías las que se encargan de implementar tales conocimientos tanto como que al estudiar
una tengo una responsabilidad social importante, es menester que me pregunte cómo puedo
obrar correctamente.
Si se analizan las posibilidades, uno podría concluir que la única forma de asumir la
responsabilidad propia ante la gran dicotomía que hay frente a las consecuencias de las acciones
de las personas, sería que cada uno de nosotros tomáramos consciencia de lo que hacemos, y
usemos los recursos que tenemos para algo bueno.