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Bertold Ulsamer
La artesanía
de las constelaciones familiares
Una introducción a la práctica
de la terapia sistémica de Hellinger
Esto libro todavia busca una casa editorial para la edicion castellana.
Para recibir los derechos envia un e-mail:
christine.scharf@bertelsmann.de o elke.feistauer@bertelsmann.de
Contenido
Palabras preliminares: carta de Bert Hellinger
Parte 1 Fundamentos
1. El campo de conocimiento
Preguntas acerca de la aparición y alcance del campo
Dejarse guiar por el „campo de conocimiento“: „Los movimientos del alma“
3. Soluciones en armonía
„Ordenamientos de amor“
Los pasos de la solución
Patrones de solución concretos
El efecto
5. La maduración personal
El respeto a los propios limites
Zonas de ignorancia y ceguera
El desarrollo personal del terapeuta
La posición clave
Peligros en el uso de la autoridad
El cliente en „resistencia“
Momentos difíciles durante la constelación
Palabras finales
Agradecimientos
Literatura
Recomendaciones y direcciones
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Palabras preliminares
Querido Bertold,
Tu nuevo libro La artesanía de las constelaciones familiares aparece en un momento en el cual muchos
se preguntan: ¿Qué pasa realmente en las constelaciones familiares? ¿Qué debemos considerar?
¿En qué punto se abre un camino equivocado?¿Qué otras fuerzas hacen efecto?
Para estas preguntas has encontrado respuestas detalladas y has sabido presentarlas en forma clara y
precisa. Muchos consteladores te lo agradecerán. También los clientes que deseen conocer el tema de
las constelaciones familiares en forma más general encontrarán aquí sugerencias importantes.
Pero hay algo que deseo recalcar. Tú le hablas al alma. Me ha hecho bien leer el libro sin pretensión
alguna y dejarme invadir por la plétora de ejemplos y pensamientos. Les deseo a los lectores que les
pase lo mismo que a mí.
Introducción:
Las constelaciones familiares han tenido una gran propagación en los últimos años. Los libros de Bert
Hellinger alcanzan ediciones que superan los 100.000 ejemplares.
Los seminarios que realiza para demostrar su forma de trabajo a los profesionales están repletos, a
pesar de que las salas utilizadas disponen de capacidades para cientos de participantes.
Simultáneamente se ofrecen cada vez más „constelaciones familiares a partir de Hellinger“. Los
seminarios se propagan vertiginosamente. Los guías y terapeutas provienen de los más variados
grupos profesionales: psiquiatras, médicos, psicoterapeutas, curanderos, asistentes sociales, maestros
y consejeros. Muchos se sienten atraídos y llamados por el trabajo de la constelación familiar.
Observadores neutrales de esta escena ya se preocupan por de la cantidad y la calidad de esta
afluencia.
¿Artesanía? ¿Vocación?
Toda persona que ve por primera vez a Bert Hellinger en una constelación comienza a sorprenderse.
Su manera de actuar no resulta lógica para lograr una comprensión acabada. ¿De dónde proviene la
seguridad que tiene? ¿De dónde vienen los visibles cambios y reacciones en los participantes? ¿Es aún
una terapia? ¿Magia? ¿O simplemente charlatanería como algunos sospechan?
Hace algunos años me encontraba en una pausa junto a Helliger durante un seminario, cuando una
efusiva participante le dijo: „estoy tan impresionada, ¿dónde puedo aprender todo esto?“. „Esto no se
puede aprender“ fue la respuesta lapidaria.
¿Puede acaso alguien que desee constelar familias guiarse tan solo mediante su intuición y valentía?
¿O hay fundamentos que deben ser aprendidos?
Quien constela familias necesita de una disposición continua a escuchar su propia voz interior. Esta lo
guiará por el terreno desconocido y le dará puntos de vista sorpresivos sin orientarse por caminos
predeterminados. Sin embargo, las constelaciones también requieren de conocimientos
fundamentados. La forma de actuar en las constelaciones no son sólo claras intuiciones dadas por la
experiencia o sublimes inspiraciones. Las constelaciones son regidas en gran parte por estructuras
comprensibles.
Al observador no le parecerá así en un principio. En reiteradas ocasiones, no interpreta absolutamente
nada. Él se encuentra simultáneamente sorprendido, impresionado y confuso frente a la intervención
del constelador. Entonces surgen las preguntas: ¿Porqué cambió los lugares? ¿Porqué justo en ese
instante introduce a una nueva persona? ¿Porqué pregunta a los padres y no a los hijos?.
También quien comienza a constelar se sentirá avasallado por la plétora de posibilidades. Sin embargo,
hasta el momento se siente en una calle sin salida, sin saber como continuar. Sin parar de sorprenderse
experimenta que se abren nuevas opciones y se alcanza un buen final. Con una cierta experiencia,
estos nuevos pasos serán para el constelador situaciones un tanto predecibles.
Se reconocen prioridades y sistemas.
¿Cómo se aprende a constelar hoy en dia? Las estructuras del método son más fáciles de comprender
en las tempranas constelaciones de Hellinger que en las de los últimos años. Estas han cambiado
mucho. Él confía cada vez más el desarrollo de una constelación a las energías que en ella se
encuentran e interviene raras veces en dicho desarrollo. Paralelamente a este desarrollo, los
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aprendices de Hellinger comenzaron sin embargo a ofrecer una gran variedad de cursos para constelar
familias.
Durante un reportaje realizado en el año 2000, Harald Hohnen y yo le preguntamos a Bert Hellinger si
se puede aprender a constelar familias. Su respuesta fue:
„Se pueden aprender ciertas cosas. Aún cuando alguien posea esta capacidad no significa que pueda
constelar familias. Se necesitan conocimientos y entonces se pueden aprender ciertas cosas. Entonces
se le facilitará naturalmente el proceso.
Ya no necesitará comenzar nuevamente desde las raíces, pues otros han transitado ya por ese camino.
Él puede andar tranquilamente por ese camino. Cuando él circula libremente podrá continuar en forma
independiente.“
Parte 1
Fundamentos
Cada artesanía tiene fundamentos y bases. El carpintero debe respetar a la madera como material
viviente. Sólo con esta actitud podrá usar sus herramientas de manera medida y correcta.
Todo aquel que se ponga en contacto con la artesanía de las constelaciones familiares, habla
razonablemente de sus fundamentos en primera instancia. Sin ellos el poder artesanal se remite a ser
algo mecánico solamente. Recién cuando se tienen los fundamentos adecuados puede entonces
extenderse y desarrollarse.
Quien observe los fundamentos de la constelación familiar se encontrará con algunos elementos
conocidos. Al fin y al cabo, todos los tratamientos terapéuticos se parecen en muchos aspectos
esenciales. Los puntos de contacto entre los buenos terapeutas de las más variadas tendencias son
muchos, a pesar de sus diferencias. Por ejemplo, un buen contacto con el cliente es para todos el punto
de partida para una influencia constructiva sobre él. También influencian desfavorablemente las „zonas
de ignorancia y ceguera“ personales de todo terapeuta. Mucho de lo que es importante como
fundamento para el constelador de familias, lo es también para otras tendencias terapéuticas.
Sin embargo, hay dos aspectos que se diferencian notablemente de otras tendencias y que son
decisivos para los fundamentos de la constelación familiar.
Estos son: el „campo de conocimiento“ y el fundamento fenomenológico.
Antes de comenzar les presento a todos los „novicios“ una corta introducción acerca del desarrollo de
un seminario sobre la constelación familiar.
Los participantes que desean constelar a su familia se encuentran y conocen durante los seminarios
abiertos que realizo. La mayoría viene sola, dado que otros miembros de su familia no son necesarios
para este trabajo.
Algunas veces vienen hermanos, uno de los padres con un hijo o parejas. Los seminarios duran
aproximadamente entre dos y cinco días. Durante este tiempo, cada participante constela una vez a su
familia con la ayuda de los otros participantes. Hay dos tipos básicos de constelación: la de la familia de
donde uno viene (sistema de origen) y la que se ocupa de la red de relaciones entre nuestra propia
vida junto a nuestras parejas e hijos (sistema del presente).
En la práctica observamos que la persona que constela elige primero representantes de su familia y
también para sí mismo. Luego, este cliente en forma espontánea, sin explicación y sin perder palabras,
da sucesivamente a cada representante su lugar y dirección visual correspondientes en la sala.
El cliente se retira cuando todos están constelados. A partir del momento y hasta el final de la
constelación será sólo un espectador que observa que cosas dicen y hacen el guía y los
representantes.
El guía les pide a los representantes que se dejen conducir por los sentimientos que perciben en su
lugar. Luego de un corto tiempo, les pregunta individualmente acerca de sus percepciones. Así salen a
luz las tensiones que se encuentran en la familia. El guía busca soluciones individuales en estrecho
contacto con las informaciones de los representantes. Estas reflejan los ordenamientos que Hellinger ha
descubierto durante su largo trabajo con las constelaciones. En reiteradas ocasiones se ha comprobado
que las frases de solución brindan ayuda. Ellas son una expresión de estos ordenamientos.
Una constelación dura normalmente entre 20 y 45 minutos, pero siempre hay excepciones.
La meta de una constelación de la familia original no es aclarar la interminable variedad de uniones en
una familia, sino sólo las tramas más fuertes en las cuales alguien se encuentra atrapado. Las uniones
con miembros de la familia fallecidos a edad temprana o marginados son especialmente importantes.
La meta de una constelación de la familia del presente es dar lugar a las parejas anteriores y aclarar
las relaciones de una pareja y las relaciones de pareja como padres y sus hijos.
En reiteradas ocasiones, es posible lograr un buen ordenamiento donde todos se sientan bien en su
lugar y de esta forma, la constelación tiene un fin natural. Muchas veces, el cliente finalmente
introyecta esta nueva imagen, situándose de esta manera en el lugar de su representante.
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El „campo de conocimiento“
Durante las constelaciones nos enfrentamos a un fenómeno muy particular: los representantes
encuentran acceso a un conocimiento que en principio sólo puede ser conocido por las personas
directamente interesadas. En otras palabras: los representantes perciben sentimientos y relaciones de
las personas que están representando. Este es el fundamento esencial del trabajo con las
constelaciones familiares, pues sin él, las constelaciones serían impensables.
El cliente constela, pues se siente inseguro en su papel de hombre. Entre los otros cinco hombres que
participan en el seminario elige uno para su padre y otro para sí mismo. También para su madre elige
una representante. Luego, sin decir una palabra, les da a todos un lugar en la sala.
Ha constelado al padre de manera tal que este observa hacia afuera. Al preguntarle como se siente, el
padre (representante) responde que se siente débil y que se aleja de la familia.
Las averiguaciones del terapeuta revelan que un hermano mayor del padre cayó durante la guerra.
Cuando se constela a un representante del hermano, el padre irradia alegría y desea ir hacia él y
abrazarlo. El hijo se siente también aliviado y feliz al ver al tío muerto.
Quien participe por primera vez en una constelación se sorprenderá. ¿De dónde reciben los
representantes semejantes sentimientos y reacciones?¿Es esto algo realmente verdadero?¿No será
sólo la fantasía de los representantes? ¿Sólo un teatro amoroso? Pero no es siempre algo amoroso y
predecible lo que perciben los representantes.
La cliente constela, entre otros, a representantes para su abuela y su primer marido, a quien perdió
durante la guerra. Ambos se observan. Yo le sugiero la siguiente frase a la abuela: „Fue muy duro que
tú hayas caído.“ La abuela observa un momento la situación. Entonces le dice espontáneamente: „No.
Yo me alegré acerca de ello.“
Semejantes expresiones espontáneas provocan un shock. No han sido preparadas mediante ningunas
otras informaciones previas. ¿No serán en realidad los problemas personales de la representante?¿No
trae ella acaso consigo su propia historia familiar?
Sin embargo los clientes confirman espontáneamente la verdad de las expresiones de los
representantes. „Exactamente así es en mi familia“, reiteran los clientes. Incluso, un representante
utiliza las frases que ha utilizado siempre un miembro de la familia, mantiene la misma posición corporal
o muestra los mismos síntomas de enfermedad, sin que se haya mencionado algo acerca de esto
anteriormente.
Los lugares en una constelación tienen su fuerza respectiva y todo aquel que se para en ellos,
reacciona en forma similar. Los otras representantes tampoco reaccionan en forma sorpresiva o
extraña a las expresiones imprevistas como las mencionadas arriba. Todo lo que se expresa se
encuentra en concordancia para todos.
Este fenómeno se manifiesta en todas las constelaciones. Albrecht Mahr acuño para ello el termino
„campo de conocimiento“. Es un „campo de conocimiento“ lo que une a los representantes con las
personas representadas y se expande en el seminario. Con la ayuda de este „campo de conocimiento“
se aclaran los conflictos de las familias correspondientes y se encuentran las soluciones.
Otras tendencias terapéuticas han arribado también al conocimiento que indica que los integrantes de
una familia toman las energías de su propia familia. De esta manera, los golpes del destino propagan
de generación en generación sus consecuencias y efectos, aún sin haberles mencionado nada acerca
de estos a los hijos. Esto sólo es ya sorprendente. Pero no es tan maravilloso como lo que nosotros
experimentamos durante los seminarios de constelación. Aquí, personas completamente desconocidas
entre sí alcanzan en un corto tiempo el conocimiento que se encuentra escondido en el seno de la
familia.
No he encontrado aclaraciones plausibles acerca del porqué y cómo ocurre todo esto. Todos los
intentos de aclaración que se me han cruzado por el camino me han parecido ingenuos y superficiales.
Por supuesto, hay en las declaraciones de los representantes algunos contenidos que pueden ser
interpretados de manera racional, pero el meollo de la cosa permanece sin embargo incomprensible. Lo
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„El detenerse delante del misterio es, creo yo, la fuente de fuerza más importante para el terapeuta. Por
ejemplo, llegamos a la frontera de la muerte y sabemos que no tenemos ningún tipo de influencia frente
a lo que ocurre y hacia donde uno se dirige. O bien los secretos de los destinos, nexos y uniones, que
toman el control sobre uno, sin que se tenga la menor idea de lo que está ocurriendo y sea utilizado al
servicio de algo que no se entiende. Esta es también una frontera frente a la cual me detengo.
Este retiro y esta renuncia exigen mucha fuerza y convicción, especialmente al comienzo. Ese vacío
detrás del secreto es algo insoportable. Buscamos explicaciones para eliminar la amenaza del secreto.
Es notable que alguien se sienta mejor cuando recibe un diagnostico sobre su estado aunque este sea
falso, pues de esta manera se tiene al menos una explicación a lo inexplicable. La religión tiene la
función de explicar lo inexplicable o revelar un secreto oculto y críptico. La posición de pie es la más
adecuada para el secreto. Al honrar dicho secreto, recibimos entonces algo proveniente de lo oculto.
Muchas de las soluciones o palabras que se revelan mientras escribo este libro me han sido reveladas,
pues yo me detengo frente al secreto. Porque me unifico a una frontera interior, algo que ayuda se me
presenta en medio de la oscuridad: el paso siguiente, o una solución, o lo que sea. Yo comienzo a
constelar a una familia sin saber adonde terminará todo. Doy el primer paso y espero, llego a un límite y
no sé como continuar. De pronto, en forma sorpresiva viene desde la posición de estar de pie una
indicación o sugerencia. Esta es, en reiteradas ocasiones, tan imprevisible que provoca miedo e
inclusive parece ser peligrosa en ciertas oportunidades. Si en ese momento titubeo: ¿Debo o no debo? ,
estoy en realidad interrogando al secreto, quien se retira inmediatamente de mí, dejándome sin fuerza.
Es decir que lo extraordinario que algunas veces aquí se manifiesta guarda una relación intrínseca con
el deseo de no saber del terapeuta. De este deseo de no saber y de la disposición de enfrentarse al
secreto y a las fuerzas que él no entiende se ganan coraje y la posibilidad de usarlo para ayudar. Esta
es una idea muy difundida de psicoterapia y también completamente contraria a la formación
psicoterapéutica.“
Para mí, como constelador, es importantísimo saber que ese „campo de conocimiento“ aparece en
forma constante. Cuento con su llegada. En mi trabajo he aprendido a confiar y dejarme guiar por él.
También aquellos que se acercan a las constelaciones como críticos deben enfrentarse a este
fenómeno. Quien solamente vea el éxito en el carisma personal de Hellinger está ignorando,
concientemente o no, los fundamentos esenciales de las constelaciones. De este modo jamás se
logrará una crítica con fundamento.
Gracias a la gran cantidad de constelaciones realizadas por Hellinger y otros terapeutas durante los
últimos veinte años disponemos de un gran conocimiento acerca del alcance y la aparición del „campo
de conocimiento“.
Los participantes que están entrenados como representantes toman contacto inmediatamente, o aún
antes, con los sentimientos y percepciones de la persona extraña.
Parecería ser que el deseo de constelar es suficiente para que el campo comience a hacer su efecto. A
veces, durante el transcurso de largos seminarios, el campo es tan fuerte que las personas que no han
sido elegidas como representantes comienzan a interpretar roles espontáneamente.
Un participante que tenía problemas con su padre fue invitado a una pieza de teatro. Él eligió a otro
participante como representante de su padre. Este se ubicó inmediatamente sobre el escenario. De
pronto, el participante recordó: „Mi padre perdió una pierna durante la guerra.“ Él vaciló y dijo: „De
repente no sé cuál pierna era.“ El representante del padre dijo desde el escenario: „Yo creo que era la
derecha.“
La primera constelación tuvo como resultado, así lo informó ella, que el marido de su madre no sería en
realidad su padre. Su representante no sintió durante la constelación ningún sentimiento hacia su
padre. Se había constelado adicionalmente a otro hombre. Entre este hombre y la hija se estableció un
gran amor.
Sin embargo, la mujer no quedó satisfecha con el resultado de la constelación. El padre vivía aún y ella
le pidió hacer un análisis de sangre para comprobar con seguridad la ascendencia. El resultado fue
sorpresivo: él era realmente su padre. Pero él dijo entonces que su madre antes de quedar
embarazada había tenido varios amantes y que en realidad, él también tenía dudas acerca de su
paternidad.
Las constelaciones muestran sólo las energías que existen en una familia. La tentación de justificar los
hechos concretos de la familia mediante las constelaciones es muy grande. De esta manera, tanto el
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terapeuta como el cliente que realiza la constelación ingresan en arenas movedizas. Una constelación
no puede ser nunca un comprobante confiable de la paternidad. Quien quiera saber quien es su padre
deberá realizar con seguridad un control medico.
Es esencial separar a los hechos de las energías de la constelación. Mi colega Sneh Victoria Schnabel
me informó lo siguiente:
Durante la constelación de una participante, la representante tenía el sentimiento de haber sido violada
por el padre. El representante del padre también confirmó este sentimiento. Pero luego de la
constelación, la participante dijo que no había sido violada.
Dos semanas más tarde mi colega recibió una llamada telefónica de la participante. Había visitado a su
hermana y le había contado acerca de la constelación. Su hermana comenzó de pronto a llorar y le
confesó que ella había sido violada por el padre.
La cliente es hija única. Toda su vida tuvo miedo y reiteradamente se siente culpable, sin saber de
donde viene este sentimiento.
Durante la constelación de su familia, el padre mira afuera, al piso. Su representante se siente mal. Ella
confiesa que su padre peleó como soldado durante cinco años. Más no sabe. En la familia jamás se
hablo de eso.
Evidentemente, hay en la familia acontecimientos que permanecen ocultos. Muchas de estos secretos
tienen que ver con lo ocurrido durante la guerra. Pero esto no es seguro. Como constelador no debo
presentar mis sospechas como si fuesen evidencias. Pero vale la pena comprobar cuan fehacientes
son estas sospechas.
Ordeno a cuatro participantes que representen a las víctimas de la guerra y se acuesten a los pies del
hombre. Él permanece indiferente, pero su hija reacciona violentamente. Dejo que se acueste junto a
las víctimas y de pronto se siente aliviada y en el lugar adecuado.
Como constelador, aún no se nada exacto acerca sobre los hechos, p.ej., si el padre ha cometido
crímenes de guerra. Pero no necesitamos de semejantes aclaraciones. Puedo dejarlo abierto. Lo difuso
de esta situación no provoca daños. La aparición de sentimientos definidos como en este caso es
suficiente.
De esta forma enfrentamos en las constelaciones a una realidad que no es necesariamente concreta.
Una constelación nos pone en contacto con las capas más profundas de las energías que repercuten
en los trasfondos de una familia.
El cliente también puede entrar en contacto con el campo. Pero las constelaciones con representantes
son más simples de realizar. Estos son más flexibles y pueden aceptar cambios, mientras que las
personas interesadas permanecen atrapadas en sus recuerdos y conceptos.
● ¿Presenta una constelación una imagen basada en una situación o tiempo determinados?
Las constelaciones son básicamente atemporales. Si se percibe algo en un lugar, esto no tiene ninguna
relación con determinados lapsos de tiempo en la constelación, sino con una imagen interior
fundamental. Quien trae a la constelación lapsos de tiempo determinados no alcanzará la profundidad
que esta posibilita.
Un cliente ha presentado su motivo y desea constelar ahora. De repente pregunta: „¿Debo constelar la
situación como es ahora o como fue entonces?“ Hellinger interrumpe todo en ese momento pues el
recogimiento necesario para realizar una constelación no está dado.
La experiencia con situaciones similares enseña que uno o dos días después dicha pregunta carece de
sentido y entonces, quien constela ha logrado el recogimiento necesario para constelar de manera
atemporal.
El actor y maestro de teatro Johannes Galli ha desarrollado para la actuación teatral una tipología de
siete caracteres negativos bautizados como: el llorón, el andrajoso, el criticón, el desagradable, la
putilla, el amarrete y el fracasado.
Sin haber escuchado nunca nada acerca de las constelaciones familiares utiliza también estos
caracteres como consejeros. Si alguien se encuentra atrapado por un problema, busca un
representante para cada uno de estos caracteres. Estos constelan en dos líneas con un orden
predeterminado. Entonces se les pide consejo y todos responden espontáneamente desde su papel.
Sorpresivas son las diferentes respuestas, que dependen de quien haya realizado la pregunta.
Sin embargo la práctica demuestra que se pueden constelar también conceptos abstractos como la
muerte y la patria e inclusive, cosas. Los representantes correspondientes tienen reiteradamente claros
sentimientos y a veces estos son muy extremos.
La cliente habla acerca del miedo de transformarse en adicta a las drogas. Yo constelo solamente a ella
y a la droga, para quien he elegido como representante a una mujer.
La cliente mira hacia adelante y la droga se encuentra parada detrás de ella. Le animo a que observe
solamente los impulsos interiores y que los siga sin hablar. Ambos permanecen en silencio durante un
minuto. Entonces la mujer se da vuelta lentamente mientras la droga la mira con ternura, abre sus
brazos y la mujer cierra los ojos dejándose abrazar y sostener por un largo tiempo.
Esta fue una visión en lo profundo y en la capa que se encuentra debajo del miedo a la droga. Es decir,
el campo abarca mucho más que lo que encontramos durante las constelaciones familiares. Él es el
suelo donde echan raíces esta y todas las otras formas de constelación.
El guía toma regularmente un rol activo durante la constelación familiar. No obstante, también provienen
de los representantes los impulsos orientados hacia una solución.
En la constelación se encuentra el hijo delante del padre en la imagen final. Yo le sugiero frases de
solución y una reverencia. El representante del hijo expresa: “Debo tirarme al piso para poder
reverenciar.” Al hacer esto, se tranquiliza la tensionada relación entre él y su padre.
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Hellinger utiliza entretanto una forma de constelación que reduce a un mínimo la intervención del guía.
Él la denomina “movimientos del alma”.
Luego de que el cliente haya buscado y constelado al representante, el guía manifiesta: “Percibid donde
estáis. Tomad conciencia de todos los impulsos de movimiento y seguidlos sin mencionar palabra
alguna.” A continuación, los representantes siguen sus impulsos. El guía observa atentamente todo
desde un costado sin tomar ningún tipo de partido en la mayoría de los casos. En algún momento da la
indicación de terminar la constelación y despide a los representantes de sus roles.
La hija tiene grandes dificultades con la madre. Ella constela (la representante) a su madre y a sí
misma separadas por una gran distancia. Ambas miran en direcciones opuestas.
Madre e hija permanecen casi dos minutos en silencio antes de que se produzca el primer movimiento.
Entonces la madre gira lentamente y mira a la hija. Pasa otro minuto hasta que la hija se da vuelta con
mucho cuidado. La hija da un par de pasos hacia su madre muy despacio y con desconfianza. Esta da
también un paso hacia la hija. Finalmente se encuentran frente a frente como si fuera esta la primera
vez que lo hacen. En forma similar, la hija da todavía un paso hacia la madre. Esta abre sus brazos y
abraza a su hija.
¿Se encuentra de esta manera la constelación familiar tradicional al fin de sus posibilidades? En
primera instancia este procedimiento parece ser como una forma de sacrificio personal de los
ordenamientos descubiertos en las familias y en los roles terapéuticos. ¿Para qué necesita entonces
todavía del conocimiento acerca de los ordenamientos? ¿Para qué precisa del guía si es que
aparentemente alcanza con constelar y luego dejar que los acontecimientos sigan su curso?
Semejantes constelaciones sin palabras no pueden ni quieren desplazar o reemplazar a las
constelaciones familiares. Dichas formas tienen determinadas aplicaciones y condiciones.
Se les puede aplicar cuando se trata de la dinámica entre dos o tres personas. Los impulsos pueden
desarrollarse clara e inequívocamente de esta forma, como lo demuestra el ejemplo anterior. Para el
cliente lo esencial se tornará visible y perceptible.
Cuando se trata de la imagen completa de la familia, la constelación sin palabras no es adecuada.
Cuanto más fuertes y complicadas son las tramas sistémicas, aún mayor será la dependencia de las
informaciones dadas sobre las percepciones y repercusiones ocurridas en los representantes.
En cierta forma, Hellinger se ha introducido con las constelaciones sin palabras en las zonas de trama y
culpa colectivas. Así en Chile ha constelado a los secuestrados y asesinados por la dictadura
pinochetista y en Argentina a los desaparecidos durante la dictadura militar. En Alemania hay una gran
variedad de constelaciones relacionadas con el asesinato de los judíos realizado por los alemanes
durante el Tercer Reich. En una de esas constelaciones que se pueden ver en el video “Los Muertos”,
Hellinger eligió diez representantes para los victimarios alemanes y diez representantes para las
víctimas judías, los ubicó frente a frente y los dejo seguir sus impulsos sin decir palabras. Cada uno de
los representantes se comportó y reaccionó de manera individual. Entre los representantes individuales
se presentaron situaciones de alto nivel emotivo acerca del dolor, culpa, encuentros y reconciliación.
Semejantes constelaciones ponen en claro lo que Hellinger denomina “Movimientos del Alma”. Estos
penetran en zonas donde un terapeuta tiene apenas o nada de acceso. Estos sobrepasan los
ordenamientos que rigen a la familia.
“Los ordenamientos del amor son los ordenamientos del alma. Yo puedo establecer contacto con el
alma de diferentes formas. En primera instancia, de una forma más bien superficial. Luego reconozco
ciertas cosas que pueden ocurrir durante una constelación familiar e intervengo también en los
movimientos dado que conozco a los ordenamientos. Esto es completamente legítimo.
Sin embargo, durante la retirada, es decir la retirada de todo lo creído hasta el momento, podemos
acceder a la experiencia de que un espacio se expande, donde las profundas dimensiones del alma
comienzan a surtir efecto, especialmente debido a este mantenimiento al margen. Esto lo vemos, por
ejemplo, en el trato con víctimas y victimarios. Sin que el terapeuta entre en acción, algunas veces
ocurre algo irresistible para todo ser viviente. Los protagonistas en una constelación no pueden
defenderse contra el movimiento que los invade repentinamente. A mí me parece que esto guarda
relación con la capacidad del terapeuta en lograr el espacio en el cual se sienta unido con las fuerzas
del alma y también, si posee la fuerza de retirarse en forma extrema y al mismo tiempo permanecer
completamente consciente.
Esto es paradójico: él se encuentra en un aspecto completamente activo y sin embargo al mismo
tiempo, su inactividad es completa”.
El terapeuta crea el espacio necesario para semejante constelación. Otra condición previa es que el
representante tenga experiencia con las constelaciones familiares y otros roles semejantes. Esta forma
es excesiva si un seminario por primera vez una cantidad de novatos desean obtener una imagen de su
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familia. Cuanto mayor sea la experiencia de los participantes que constelan y cuanto más diferenciadas
sean sus percepciones, más simple será para los “movimientos del alma” lograr el espacio adecuado.
Todo lo que desde fuera parece simple y liviano, exige del terapeuta grandes fuerzas. Todo lo ocurrido
se desarrolla independientemente de los deseos o ideas. Muchas veces no pasa nada o muy poco
durante un largo tiempo. Y luego, de repente ocurre lo inesperado. Mi experiencia como guía indica
que es más simple ser activo, cambiar los lugares y sugerir frases.
Considero importante no mezclar una constelación sin palabras con la otra forma. En una constelación
sin palabras sobre mi familia conducida por un colega sentí una especie de perdida de energía, cuando
luego de un cierto tiempo comenzó a utilizar nuevamente las palabras y las acciones. El motivo estaba
a la vista: él no deseaba aceptar o soportar el resultado.
Cuando arribo a la decisión interior de permitir una constelación sin palabras, experimento esto como
un acceso a una dimensión más profunda que exige de mí como guía un coraje y valentía especiales.
Tengo entonces la disposición de permanecer en la forma sin palabras sin importar hacia donde esto
me lleve ni cuan agradable o incómoda sea la imagen final resultante.
La hija tiene dificultades con la madre. Dejo que ambas constelen y la decisión de realizar esta
constelación sin palabras surge en mi interior.
La hija está parada a cierta distancia de la madre mirando hacia otro lado. La madre le mira. Luego de
un cierto tiempo la hija se da vuelta. No ocurre nada. La madre da dos pasos hacia la hija. La hija se da
vuelta nuevamente. La madre se queda parada. No ocurre nada durante un largo tiempo. Entonces
interrumpo la constelación.
Luego de esta constelación entré en una confusión. ¿Acaso esto fue todo? La duda apareció: ¿Puedo
someter a alguien a semejante constelación?
¿No debería correr todo hacia otra constelación posterior, talvez mañana o pasado mañana?
Al mismo tiempo tomé conciencia que al expresar estos pensamientos sólo estaba obstaculizando y
frenando la elaboración profunda de esta constelación. Para mi sorpresa y alivio, esta tuvo luego de las
complicaciones iniciales un buen efecto en la participante. Su necesidad de realizar una nueva
constelación desapareció, y en el ultimo día durante la aclaración final se encontraba tranquila y en paz.
Hellinger dice lo siguiente acerca del campo de donde provienen los movimientos:
“De estas capas provienen los pasos decisivos. No puedo imaginarme que estén sometidos a una
nivelación o que puedan alguna vez aparecer en la conciencia colectiva, pues exigen un centrado muy
exacto.
Lo bueno es que la constelación familiar educa, es más, obliga al particular que comienza este camino
a abrirse a este nivel de percepción. En mi opinión se está garantizando algo vivo para el futuro”.
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Junto a una colega, conducimos un seminario de constelaciones en el cual tomaron parte muchos
clientes conocidos desde hace años. Yo constelé a uno de ellos. En las conversaciones privadas
posteriores descubrí que habíamos interpretado las situaciones de manera completamente diferentes.
Entonces reconocí que sin un conocimiento previo, se puede observar sin prejuicios y con neutralidad.
Entonces sólo sé lo que veo y oigo durante la situación. Esto facilita la concentración global de lo
percibido.
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Hellinger expande y adecua con precisión esta posición para las constelaciones familiares. Él habla
acerca del “método fenomenológico”. Antes de entrar en detalle, considero importante hablar sobre las
percepciones.
El arte de la percepción
Para tener claridad acerca del significado de la percepción inmediata, nos es de extrema ayuda la
diferenciación de las diferentes zonas de las percepciones de John O. Stevens.
Stevens diferencia tres formas: la primera es la percepción a través de los canales sensoriales, quienes
por el momento nos comunican con el mundo exterior. En este momento, veo como autor las letras en
mi pantalla, escucho el zumbido de mi PC y los ruidos de la calle, huelo la lluvia que ha caído
recientemente.
Luego está la percepción del mundo interior. Esta es la percepción de todo lo que siento bajo mi piel.
Tensiones musculares, movimientos, la expresión corporal de sentimientos, etc. En ese momento
percibo la presión que mis dedos ejecutan sobre el teclado y la espalda tensionada que se recuesta
sobre el respaldo de la silla.
Ambas formas de percepción abarcan todo lo que pueda saber acerca de la realidad presente. Son los
hechos reales y concretos de mi existencia que se manifiestan de esta manera en este preciso instante.
Ningún tipo de observación teórica puede hacerlos desaparecer.
La tercera forma se diferencia de las anteriores: ella es mi percepción de imágenes de cosas y de
eventos que no existen en la realidad existente en el presente. Ella está basada en la actividad de la
fantasía. A esta categoría pertenecen los recuerdos, las imágenes del futuro, imaginaciones,
aclaraciones, interpretaciones, comparaciones y planes. También esta forma de percepción guarda una
relación con la realidad, sin embargo no en forma directa e inmediata.
Nuestra conciencia es una especie de foco luminoso que siempre está dirigido a los detalles de la
percepción momentánea. Todo el resto existe sin duda alguna, pero no será registrado en forma
conciente. Cuando presto atención a los colores en mi medio ambiente, los ruidos de fondo se
escuchan menos. Cuando escucho el zumbido de mi computadora, dejo de registrar mis dedos sobre el
teclado. Cuando recuerdo mi paseo de ayer, olvido lo que estoy viendo en el momento y lo saco
gradualmente de mi conciencia.
Cuanto más inmediata sea mi percepción del presente, cuanta mayor sea la exactitud de lo que miro y
observo, mayor será mi vínculo con lo que está ocurriendo en el momento. Cuanto mayor sea mi
inclinación hacia mis imaginaciones, ideas, hipótesis y reflexiones, menor será la percepción del
momento.
Como ejemplo doy un episodio reportado por mi profesora de programación neuro-lingüística Gundl
Kutshera:
Durante su formación quiso aprender a reconocer los movimientos respiratorios de la persona ubicada
enfrente. Una buena oportunidad hubiesen sido sus horas como terapeuta con los clientes individuales.
Pero a ella le era claro que una gran parte de su atención estaría dirigida a sus observaciones en vez
de estar dirigida al trabajo normal con sus clientes.
Por motivo de las ventajas a largo plazo, se decidió a correr ese riesgo durante una semana. Durante
esa semana ocurrió algo sorprendente. En vez de ser horas vacías, estas tuvieron mayor éxito de lo
esperado. A ella se le ocurrieron en reiteradas ocasiones intervenciones sorpresivas que dieron con la
solución adecuada. Su trabajo mejoró en vez de empeorar.
La fuerza para el cambio proviene del encuentro con el presente. No obstante, normalmente en los
encuentros estamos relacionados solamente con una parte más o menos grande de la atención
momentánea y en el encuentro con lo que se encuentra frente a uno. En vez de ello, soñamos al mismo
tiempo, pensamos, interpretamos, juzgamos y condenamos paralelamente. Experiencias previas llevan
a hipótesis. De esa manera estamos tratando de encontrar explicaciones a todo lo que pasa delante de
nuestros ojos en el momento. Recién la percepción personal mediante nuestros canales sensoriales
nos lleva a tener un contacto inmediato con lo que es.
Hellinger describe la relación entre percepción y pensamiento de la siguiente manera:
Hay muchos accesos a la verdad. Yo mismo sigo un camino que conozco, pero hay infinidad de otros
caminos. Es notable que haya tantos compositores y ninguno haya descubierto la misma melodía que
el otro. Cada uno tiene su propia visión, cada melodía es diferente y cada una de ellas es bella a su
manera.
Dos personas diferentes no pueden tener la misma comprensión sobre la misma cosa. Cuando ambos
tienen comprensiones similares, estas se diferencian levemente entre sí. La totalidad no puede
reducirse a un único camino. La comprensión viene de la percepción. Algunos no quieren hacerse
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cargo de la percepción presentando conjeturas u objeciones imaginadas pero nunca vistas. Esto sería
barato. Pero cuando una percepción se agrega a otra percepción, estas se complementan entonces. El
pensamiento sin percepción ronda siempre cerca de lo mismo y esto es lo conocido. Del mero
pensamiento no puede establecerse la comprensión. La comprensión se genera a partir de la
percepción y entonces se establece el pensamiento. Es por eso que la comprensión comienza con la
percepción y continua con el pensamiento.”
No es cuestión entonces de eliminar el pensamiento, sólo mirar, escuchar y reprimir toda forma de
hipótesis de trabajo. Más bien se establece una continua e intensa relación entre la percepción
inmediata en el momento y el pensamiento que de ella se desprende.
Cuanto más rígido uno se aferre a sus hipótesis, más imperceptibles serán sus reacciones a los
cambios, a lo inesperado que se manifiesta frente a sus ojos. Cuanto más cercano se viva el momento,
mejor será la posibilidad de conocer previamente a lo desconocido.
Hellinger describe el procedimiento durante la constelación de una cliente de la siguiente manera:
“ El terapeuta no reflexiona con anticipación. Comencé dando un paso sin tener la más mínima idea
cual sería el segundo. Luego vino el siguiente y entonces le pregunté a la cliente, quien me dio
informaciones. De esta manera se conformo algo que al final tenía sentido.
Este es el método fenomenológico. Ella desconoce el final, sólo reconoce siempre el paso próximo a
dar. Al final se reconoce el sentido de esto, pero nunca antes. Esto contradice el método científico que
siempre tiene metas claras que determinan el camino a seguir. Este camino es también bueno,
dependiendo de las circunstancias.”
El espíritu humano precisa de explicaciones. Buscamos en un mundo confuso e inseguro algo de orden
y contención. Cuando no puedo entender una situación, esto me provoca una terrible inseguridad. El
cerebro comienza automáticamente a buscar explicaciones. Cuando entiendo, o como reiteradamente
ocurre que uno piensa que entiende, esto me tranquiliza. También el reconocimiento de patrones de
conducta tranquiliza de manera similar. No entiendo nada acerca de las causas, pero la reiterada
aparición de estos patrones de conducta brinda seguridad. Nos sentimos capaces de enfrentar
cualquier situación. Dependemos de esta seguridad y nos inclinamos a obliterar o limitar todo aquello
que atente a sacudir nuestra seguridad.
Cuanto mayores sean las experiencias personales, con mayor facilidad y rapidez aparecerán las
hipótesis. Un terapeuta vivencia un determinado patrón de conducta una y otra vez durante una
constelación. La siguiente vez surgirá (expresándolo de manera científica) una hipótesis o (como se
expresa popularmente) una sospecha, cosa que se comprueba en este caso.
Este tipo de hipótesis brinda mucha ayuda, dado que hay patrones en las constelaciones que se repiten
regularmente. Pero cuanto más confunden a la mente estas hipótesis, menos se presta atención al
momento, al aquí y al ahora. De esta manera se conforma un dilema. El aprendizaje de un método
como el de la constelación familiar, la práctica constante y el continuo aprendizaje esta formado
especialmente por la acumulación de experiencia. Cuanto mayor sea la experiencia de la persona,
mayor éxito tendrá esta persona en su trabajo. Pero no siempre, especialmente no cuando ha olvidado
de observar y sólo se basa en sus experiencias personales.
Escuché una expresión del místico indio Osho que podría interpretarse como una solución paradójica:
todo aquel que quiera ser terapeuta deberá aprender con esfuerzo y esmero todo lo que se encuentre a
disposición, sean técnicas, conocimientos y explicaciones. Cuando se encuentre entonces frente al
cliente concreto, deberá olvidar todo, concentrarse en el aquí y el ahora y especialmente en las
cualidades únicas de dicho cliente.
El método fenomenológico
Hellinger va aún más allá en lo relacionado al arte de la percepción. Es algo más profundo que la mera
percepción del momento.
“Yo llamo fenomenológica a esta forma de actuar. El terapeuta se enfrenta a una realidad que se
presenta en su aspecto superficial, es decir, lo que el cliente dice, su apariencia o cosas similares. Pero
al mismo tiempo el terapeuta no observa sólo al cliente, sino deja también que todo lo oculto efectúe
sobre él. Este tipo de atención no está enfocada en un solo punto, ella va dirigida a lo vasto, sin que por
ello esté buscando algo en especial. El terapeuta no tiene ninguna intención, ninguna intención de curar
y no tiene miedo alguno de lo que pueda surgir, sea esto la muerte o el final, o la curación y la vida. Él
enfrenta todo como es. Esto significa que su alma se encuentra en equilibrio con el mundo tal cual es,
con los destinos como son y con la vida y la muerte. Él no aparece como alguien que pretende combatir
y mejorar algo. Él está en equilibrio.
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De este ser y estar en equilibrio se forma en repetidas ocasiones una comprensión. Esta se produce a
partir de la inmediata situación y de lo que acciona por detrás de lo aparente. Por esta razón, es una
comprensión esencial que guarda una intrínseca relación con lo ocurrido en ese momento. ¡Y siempre
se encuentra dirigida a brindar una solución para el cliente! Cada pregunta curiosa como: ¿qué es
exactamente esto ahora?, distorsiona la visión sobre la totalidad. Esto no se puede comprender nunca
más.
Para muchos terapeutas esto significa un cambio radical. Todo aquel acostumbrado a investigar, a
elaborar para definir con exactitud lo que fue ( algo con lo cual deben confrontarse muchos terapeutas
durante su formación profesional), tendrá que despedirse de esto cuando comience a actuar en forma
fenomenológica.”
De este texto extraigo algunos temas en primera instancia. De los términos restantes volveré a hablar
en las partes siguientes.
“En el método sistémico, la visión trata de comprender la totalidad y la perfección. Por esta razón,
observo en primera instancia a los que faltan en el sistema, a los miembros de la familia que se ha
negado el reconocimiento o el amor. A estos les pertenece mi corazón. Dado que mi corazón a estos
pertenece, puedo traerlos y presentarlos. No es que tome partido por alguien en especial, tomo partido
por la totalidad. Al ponerme de lado de los desposeídos, todos los otros deben orientarse nuevamente.
Mediante esta elección por la totalidad, todos los otros toman contacto con los desposeídos.”
“La cura es un regalo. Cuando ella o un alivio se producen, es un regalo. Cuando se produce es como
un milagro, tanto para el paciente como el terapeuta. Es algo intangible. En ciertas formas terapéuticas
se puede planificar exactamente, como en el caso de la terapia de la conducta. En esta forma se tratan
sólo los síntomas, como p.ej. fobias.
Pero cuando se trata de los grandes eventos del destino, situaciones de vida o muerte o tramas,
implicaciones y culpa, no podemos planificar nada. Tampoco se puede alcanzar el resultado cuando se
actúa con un determinado patrón de conducta. Sólo se logran la cura y la solución cuando trabajan
fuerzas que están más allá de lo individual. Uno se adapta y unifica a estas fuerzas. Lo mismo es
aplicable al conocimiento. Cuando aparece, es como un regalo. Quien se reduce a su mínima expresión
tiene la mayor posibilidad para alcanzar el conocimiento, el profundo conocimiento.
“El terapeuta no lo piensa dos veces: ¿qué surge ahora? ¿Tengo la fuerza y responsabilidad para
enfrentar lo que pase, si es que realmente pasa algo? Todo pensamiento que provoque miedo niebla la
percepción.”
¿Pero no es acaso normal e inevitable que haya reparos y miedo? ¿No se está predicando un ideal
imposible de alcanzar?
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Durante mi trabajo experimento como algo liberador el poder reconocer que tengo miedo. La frase que
me digo en esos momentos es: “el miedo es también parte de esto.” Cuando honro de esta manera a
los miedos, estos retroceden un poco. Finalmente tengo entonces la elección de dejar que el miedo me
gobierne o dar un paso valiente hacia lo desconocido. Cuantas más veces realice estos pasos, mayores
serán mi coraje y mi auto confianza.
Un ejemplo que me parece adecuado: los perros ladran al elefante que va por su camino. Tú eres el
elefante y el miedo está simbolizado por los perros. El elefante deja que los perros ladren, no se ocupa
de ellos y continua su camino sin detener la marcha.
El recogimiento interior
El constelador necesita para su trabajo del recogimiento interior. Este procedimiento también está
descrito por Hellinger:
“Cuando no sé como debo actuar me retiro en mi interior, especialmente a una zona que este vacía. Mi
cabeza no trabaja, todo lo contrario. Me retiro a un espacio vacío y espero. Recién entonces viene una
sugerencia o una imagen y desde allí comienzo a actuar.
Soy también consciente que lo que estoy haciendo es incomprensible para mí. Tampoco estoy seguro
si esto ayuda de algo. Yo pruebo algo sugerido por la imagen que vino hacia mí y entonces, en ese
punto me retiro. Con esto confío en que algo comience a moverse en el alma del paciente. Esto tal vez
ocurra cuando me retire.
Algunas veces se establece algo muy especial cuando el terapeuta fracasa. Es por ello que observo
tranquilamente al fracaso. De esta manera, tanto el terapeuta como el cliente mantienen sus pies en la
tierra y algo curador puede desarrollarse en el alma.
Lo decisivo aparece cuando se lo espera. Se muestra poco definido en primera instancia, algunas
veces perfectamente delineado y así se acepta. Luego desaparece y se le debe dejar ir. Si se le trata de
retener, se transformará en algo que impide ver lo siguiente que surja. Lo más importante de este
trabajo es: introducirse, dejarse llevar y confiar en lo que viene. Entonces se siente donde hay mayor o
menor fuerza.”
Esta descripción demuestra en forma detallada el posible proceso interior del constelador. Hellinger
describe las experiencias realizadas luego de haber disciplinado su conciencia durante años de
esfuerzo. Esta trae a la luz, que una disciplina interior produce grandes consecuencias sobre lo vivido.
Me cuesta mucho esfuerzo describir mis propias experiencias en este trabajo con los términos
mencionados arriba. Al principio, los interpretaba más bien como algo tímido en vez de algo excitante.
Recién mediante las constelaciones que realicé, se establecieron la confianza en el campo de
conocimiento y en los pasos que di para encontrar soluciones.
La experiencia más fuerte es, una cierta forma de ser guiado, cuando me libero y avanzo hasta donde
el campo lo permita y ni un ápice más. La premisa es saber esperar. Entonces en ese momento
aparece una especie de instinto. Esta palabra explica mis experiencias a la perfección. Mi imagen es la
del perro, quien huele en el viento, rastrea y de repente se le entrega un olor. Repentinamente aparece
la idea de una interacción o una frase. Así experimento en reiteradas ocasiones una reacción corporal
instintiva. En otras ocasiones, mi cabeza dice no y mi ceño se frunce antes de que aparezca dicho
pensamiento. Estas reacciones corporales eran aún débiles al comienzo de mi trabajo con las
constelaciones familiares. Estas se manifiestan poco a poco. Todo aquel que constele familias se
encuentra con los mismos fenómenos aunque las experiencias se vivencien de diferentes formas.
Lo importante es confiar en la experiencia personal y dejarse guiar por ella.
Las constelaciones ofrecen la mejor posibilidad para alcanzar esta posición. Al mismo tiempo es
razonable constelar familias sin tener dicha postura. Alcanza con tener un poco de experiencia,
reconocer los ordenamientos y dirigir las constelaciones. Es también posible tomar este camino por un
momento y dejarlo luego. Un terapeuta se queda con lo que ha ganado en capacidades, juicio y técnica
hasta el momento y está satisfecho por esta razón.
El dilema de la segunda y tercera generación de consteladores ( y cada siguiente generación lo tendrá
aún más difícil) es el siguiente: Las cosas esenciales ya han sido descubiertas. Las constelaciones
viven de los ordenamientos ya descubiertos. Ya se han recorrido muchos caminos. La mirada fresca e
inocente que este abierta a toda novedad es algo cada vez más extraño.
En los orígenes de cada método se encuentran la atención y la vivacidad de aquellos que lo han
fundado. Por dicha razón no son sólo los nuevos contenidos los que producen entusiasmo, sino
también la atmósfera de resurgimiento, la frescura y el coraje de entrar en un terreno desconocido.
Podemos observar este desarrollo en la terapia Gestalt durante las ultimas décadas.
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Parece haber un desarrollo que comienza con el surgimiento de lo individual en terreno desconocido.
Hasta el momento, se juntan en su entorno sólo aquellos pocos que logran descubrimientos
independientes en distintas disciplinas. De esta manera Adler, Jung y Reich han conquistado nuevos
territorios.
Luego viene la amplia corriente de discípulos que aprenden y utilizan estos descubrimientos. La
frescura y el entusiasta emprendimiento pierden fuerza. El conocimiento toma cada vez más una forma
estática y nada se puede o podrá poner en tela de juicio.
La postura interior que miraba continuadamente todo en forma novedosa y no respetaba los
conocimientos y opiniones anteriores, va perdiendo fuerza. Todo lo que es nuevo y fresco, por ello
también impredecible, se transforma luego de un tiempo en algo calculable y predecible.
Este desarrollo es inevitable. Rupert Sheldrake habla de campos morfogenéticos que toman cada vez
más una forma consolidada. Estos desarrollos se encuentran y encontrarán también en el ámbito de las
constelaciones familiares Los patrones de conducta se consolidan y así son las cosas, nos gusten o
no. Este libro es también sólo una pequeña pieza en dicha consolidación.
Pregunta: “¿No se corre peligro que semejante conocimiento acerca de los ordenamientos se
consolide? ¿No costará mucho trabajo la observación individual cuando alguien lo aprenda y lea
siempre en libros y escuche acerca de ello?”
Hellinger: “Sí, algo así puede consolidarse. Cuando alguien conduce una constelación familiar e
inmediatamente dice que la mujer debe situarse a la izquierda del hombre, aunque esto no sea para
nada visible acorde a las circunstancias dadas, entonces de todo lo que se ha escrito, algo que ha
pasado desapercibido se traspasará a la situación momentánea. Esto no es permisible.
La postura original, permanecer abierto a todo lo que se muestra en el momento, garantiza que algo
permanezca fluyendo. Los ordenamientos a los cuales nos referimos en este instante son
ordenamientos vivos, todo lo contrario a las leyes humanas que tantas veces representan algo
arbitrario, aunque tantas veces se les considere algo intocable e inmodificable. Los ordenamientos de
los cuales hablamos son regidos por las leyes de crecimiento y estas son variables. Si se acepta la
imagen de la evolución, se revela que también estos ordenamientos a partir de los cuales se desarrolla
algo, luego de un tiempo se elevan a otro nivel y aparecen de otra forma.”
Un profundo suspiro es el cambio más fácil de observar luego de pronunciar una frase que da fuerza.
Entretanto, ya advierto a los participantes sobre esta señal al comienzo del seminario. De esta manera,
ellos mismos pueden observar los cambios en los representantes, descubrir los efectos y liberarse de la
idea de que sólo se trata de expresar algo. El constelador se orienta constantemente en esta dirección
donde se obtiene mayor fuerza, como si esta fuese una brújula.
Aquí tenemos el caso de un padre que ha abandonado a su hijo. El terapeuta le sugiere la siguiente
frase: “Yo acepto mi culpa.” El representante del padre repite entonces la frase.
¿Brinda o quita fuerza esta frase al padre en su rol? ¿Se siente el representante mejor y relajado
cuando ha pronunciado la frase, o bien se siente débil o indiferente? En reiteradas ocasiones una frase
similar a la sugerida en una situación semejante cura y da fuerza. ¿Pero también en esta familia y en
este determinado momento?
Eso, lo que produce un cambio positivo y que da fuerza, es lo que se ambiciona. Quien mire con mayor
atención podrá observar su buen efecto.
Cuando algo es adecuado, los representantes cambian, se enderezan, sus facciones se relajan y
respiran profundamente. Las frases solucionadoras encontradas por Hellinger han sido descubiertas
porque brindan fuerza durante la constelación, independientemente de la interpretación que se les dé
en un primer momento.
Por esta razón es importante permanecer en contacto con lo acontecido y con los comentarios de las
personas. El constelador precisa coraje para seguir sus propias percepciones y para escuchar los
comentarios y corregir el rumbo.
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El constelador que sólo se orienta con lo enseñado por Hellinger o su propio maestro no posee este
coraje. Él desea hacer las cosas bien orientándose a una autoridad sin encontrar su propio camino. Sin
embargo, aquí no cuentan la certeza de determinadas visiones del mundo, reconocimientos o frases
maestras, sino sólo aquello que hace visible y perceptible al cambio positivo.
“El terapeuta se encuentra concentrado en su lugar, soporta el dolor y acepta los acontecimientos. Le
presta atención a algunas cosas, como p.ej., a ciertos sentimientos que debilitan. Cada sentimiento que
debilita imposibilita la solución. Por esta razón les exijo a los clientes en reiteradas ocasiones que
resistan a la debilidad y vayan hacia la fuerza. - “¡Levántate y anda! - ¡Habla con tu voz normal!. O
bien: ¡Sin palabras!. Todo esto concentra y brinda fuerza. Con esta fuerza se avanza
-3-
Soluciones en armonía
Hellinger habla de la armonía del constelador con el mundo, con sus características y con sus destinos.
El terapeuta no aparece como “alguien que pretenda enfrentar una situación para mejorarla. Él se
encuentra en equilibrio y en armonía”.
Estar en armonía significa aceptar al mundo como es. Esto es un desafío constante. En las
constelaciones vivimos la vida en miniatura. Lo hermoso y lo horrible se manifiestan en la misma
medida. Tanto amor como odio y guerra. El mal y el horror provocan miedo. Aceptar todo esto exige de
un coraje continuo.
“Sólo aquel que haya superado el pánico puede ver claramente que está pasando. El pánico se
supera cuando se acepta al mundo y a sus cosas como tal. La realidad percibida y reconocida nos
hace fuertes y libres.”
Hellinger practica algunas veces con las personas que buscan ayuda y que están enfermas de
gravedad o bien cercanas a la muerte. Todo esto visto desde fuera parece un ejercicio.
El cliente revela en forma concisa su motivo. Hellinger deja que tome un lugar a su lado y le ordena
cerrar sus ojos y prestar atención a su respiración. Luego de un corto tiempo le sugiere ir bajando la
cabeza lentamente como en una reverencia.
La cabeza desciende despacio, muy despacio, a veces milímetro a milímetro. Ciertas veces permanece
así por largo tiempo. Paulatinamente, la respiración será cada vez más profunda. Poco a poco
desaparece algo de la tensión, del miedo, de la lucha contra la enfermedad o la muerte. Cuando el
cliente eleva nuevamente su cabeza, su visión será otra, más clara, relajada y pacífica.
Lo que ocurre es como una reverencia frente al destino, que es aceptado de esta forma. Estas
soluciones en armonía no son “realizables”. El terapeuta no tiene este poder en sus manos y tampoco
el cliente. Estar en armonía es aceptar estos límites. Un cliente no puede alcanzar la solución sólo con
su fuerza de voluntad.
En la constelación se demuestra que el hijo carga con el terrible destino de su padre. Simultáneamente
se siente tan grande como este. El constelador le sugiere que diga la siguiente frase: “Yo te honro
como mi padre.” Y que haga una reverencia.
El representante dice la frase acompañada por una leve reverencia. Sin embargo, no es verdadera y
sentida. El constelador pregunta al padre si el contenido de la frase ha logrado su objetivo. Este niega.
Incluso, hasta el representante del hijo tiene el sentimiento de que todo esto es falso.
El padre a quien va dirigida la reverencia percibe la falsedad. También aquel que hace la reverencia
reconoce la propia falta de deseo. Los otros participantes ven las pequeñas señales de esta resistencia.
Tampoco se logra mediante el mayor esfuerzo que una frase sea “correcta”. Aún el talento dramático no
puede adecuarle y engañar a la persona ubicada enfrente. Nos enfrentamos a una instancia interior que
tiene su propio tiempo y dirección. Dicha instancia no es manipulable.
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La solución personal no puede obtenerse a través de otra persona. Ella debe establecerse y crecer en
uno mismo. No se encuentra en nuestras manos ni bajo nuestro control. ¡Mucho menos estará entonces
en las manos de un terapeuta!
„Ordenamientos de amor“
El fundamento de muchas soluciones son los ordenamientos que Hellinger ha reconocido como
efectivos durante las décadas de trabajo con constelaciones. En todas las familias existe el
conocimiento para alcanzar un “buen ordenamiento”.
Sin embargo, este ordenamiento se encuentra raras veces en la familia real. Como lo demuestra
siempre la historia de cada familia, siempre se ha expulsado a ciertos miembros y los otros no quieren
ver y tomar la responsabilidad por la vida y conducta de estos.
Si alguno de la familia choca contra este ordenamiento, tal vez esto sea olvidado en primera instancia
por los otros miembros familiares, pero el conocimiento revelado no se evapora en el aire. La necesidad
de tener un buen ordenamiento en la familia continua existiendo como si fuese una gran sed. Partiendo
de esta necesidad fundamental se han desarrollado cosas como “ordenamientos de reemplazo” que
logran un cierto equilibrio.
El desequilibrio será normalizado por un miembro de una futura generación. Cuando se expulsa o aísla
a alguien en forma injusta, otro retoma su destino viviendo una vida similar. Si alguien no acepta la
responsabilidad o reprime los sentimientos en su vida, más tarde un recién llegado retomará estos
contenidos y los expresará en vez de él.
La cliente sufre en reiteradas ocasiones repentinos estados de confusión. En la familia hubo una mujer
de la cual nadie habla y que había muerto en un establecimiento psiquiátrico. Su recuerdo es
desagradable para la familia. En la constelación se muestra que la cliente, su sobrina, está unida por
amor a su tía. Es por este amor que ella busca un destino similar y sufre de ataques psíquicos.
Los recién llegados a una familia son los hijos. Ellos retoman esas energías, sienten y comportan en
forma similar a sus antepasados. Están “entramados” con ellos y retoman sus posturas, sentimientos y
destinos. Actúan y desarrollan su vida como si fuesen los representantes de sus antepasados. Estas
energías son muy fuertes, sus efectos son inconscientes y determinan la vida mucho más de lo que uno
cree.
El amor a su familia es el motivo por el cual los hijos cargan con estas energías. Lo más importante
para llegar a una solución es: lo ocurrido por amor sólo puede desaparecer en amor. Esta postura y
vibración son fundamentales para que la constelación despliegue todos sus efectos y resultados.
Hay tres posibilidades para las soluciones:
• “Desordenamiento” y trama se revelan en forma clara y definida.
• Se realizan pocos pasos en dirección del buen ordenamiento.
• El buen ordenamiento se establecerá.
Una solución completa representa un camino a través de diferentes niveles. Es un fluir natural, como un
río. Cuando ya se ha experimentado por completo a un nivel, aparece simultáneamente el otro. Atajos
no hay.
En las constelaciones recorremos el camino hacia la solución como en cámara lenta. El camino a través
de todos estos niveles interiores precisa de tiempo. Es un proceso de crecimiento interior. Los
siguientes niveles aparecen en el encuentro con la familia de origen:
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Las constelaciones revelan que nuestra postura frente a la vida es igual a la de nuestros padres.
Cuando alguien acepta y agradece lo recibido de los padres, tanto lo malo como lo bueno, está
aceptando a la vida y al mundo como totalidad. No como lo hubiese soñado o gustado, sino como lo
que es en realidad.
Estas formas de imágenes de solución son una fuente energética. Alimentan y dan tranquilidad al
cliente y a los participantes restantes. Donde hubo tensiones, ahora hay relajación y paz interior.
“Las soluciones son la parte más pesada. Muchos ven la solución, perciben la energía y le siguen
por un rato. Pero entonces se sumergen en el viejo vínculo. La solución transforma en persona
solitaria a todo aquella que le acepte y soporte. Debemos renunciar a la íntima forma del vínculo
con la cual vivimos en conflicto y la trama. Mediante la solución continuamos unidos a muchos,
pero de otra manera y no con la misma intimidad del pasado. Esa intimidad es algo ligero y
tranquilo. Es una intimidad con distancia. Por esta razón es que algunos caen nuevamente en el
viejo vínculo. Para ellos es como un retorno al regazo materno. Esto se debe saber. El terapeuta
debe saberlo. Cuando él ve una situación semejante, trata de no intervenir. Él deja que todo
ocurra.”
Las soluciones son posibles en todo tipo de niveles. Ellas penetran diferentes profundidades. Soy de la
opinión que la profundidad depende de la experiencia, casi diría, de la “sabiduría” del terapeuta. Cuanto
mayor sea esa “sabiduría”, el paso que el terapeuta posibilite al cliente estará más cercano a lo
esencial.
Así veo algunas veces a Bert Hellinger como un maestro Zen, quien con un leve toque penetra las
diversas capas para encontrar lo esencial.
“Aún no ha nacido nadie sabiendo o como maestro”, sirve de consuelo para todos los otros que, paso a
paso, tratan lograr una preparación. El arte de penetrar hasta lo esencial se logra dando pasos
cuidadosos.
Hay algunas situaciones que se reiteran y parecen durante la mayoría de las constelaciones.
Hablaremos a continuación sobre estos patrones.
“Por dicha razón, uno de los momentos más importantes en este trabajo es cuando alguien que
tiene la inclinación a morir o a seguir a otro en la muerte, deja que este le mire a los ojos.
Mientras él mira en los ojos del otro, se le sugiere que repita la frase: “Prefiero morir yo antes que
mueras tú.” Si le ha mirado realmente a los ojos, ya no podrá repetir esa frase. De pronto sabe
eso no puede ser, dado que el otro también ama. Esto los libra de esa ceguera. Pero el amor
permanece”
“En el primer lugar de los ordenamientos del amor entre padres e hijos encontramos que los
padres dan y los hijos reciben. No se trata aquí del aspecto superficial de dar y recibir, sino del
dar y recibir la vida. Al darles la vida, los padres dan a los hijos algo que no les pertenece. Ellos
dan lo que son, y de esto es imposible agregar, sacar o guardar algo para uno mismo. Ellos se
entregan a los hijos como son, sin complementos y sin restricciones.
Por esta razón, los hijos sólo pueden aceptar a sus padres como son y no pueden agregar, ni
dejar de lado o rechazar algo.”
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El constelador interioriza esta sabiduría y la toma como postura. Entonces las palabras provienen de
ese entendimiento. Las frases que expresan esto son dichas por el hijo al padre o a la madre: “Te doy el
honor.”-“Te honro a ti y a tu carga.”-“Tú eres el / la mayor y yo soy el / la menor.”
El agradecimiento por la vida posee gran energía. Encuentra expresión en frases como: “Tú eres mi
padre, a través tuyo he recibido la vida, el mayor regalo y por ello te agradezco.”
Otras veces es importante agregar algo como: “Yo acepto la vida con todo lo que ella traiga.” Este
ejemplo es válido si el hijo ha nacido minusválido.
Si la madre ha muerto durante el embarazo o estuvo muy enferma, es de gran ayuda para el hijo decir:
“¡Yo acepto la vida, aún a semejante precio!” Esta frase ayuda también en el caso de otro destino duro.
O : “Y lo que no he recibido de ti, agradecido lo recibiré de otro.” La reverencia, que a veces llega hasta
el piso, es la expresión corporal adecuada.
El efecto
Las constelaciones familiares producen un gran efecto y repercusión sobre todos los participantes. Esto
se ha comprobado muchas veces y yo lo he vivido en carne propia. La fuerza de este trabajo es
sorprendente. No conocemos exactamente el cómo y el porqué se producen estos efectos en las
constelaciones. Yo pienso que todos llevamos dentro una imagen interior de la familia completa de la
cual venimos. Eramos inconscientes de dicha imagen hasta ahora oculta en nuestro interior. En una
constelación se le lleva hacia fuera y es llamada a la vida mediante los representantes. Ahora está en el
escenario y el cliente es el espectador. Tensiones y sentimientos abren su camino hacia la superficie. Él
toma distancia y reconoce que muchas de las dificultades vividas como fracaso personal, en realidad,
tienen su origen en el vínculo con la familia.
Con la ayuda del constelador se cambia la imagen. En reiteradas ocasiones, la constelación será
relajada y pacífica. El cliente descubre en la profundidad un vínculo amoroso y sentimientos con su
familia. Él observa esa imagen. No es importante entender o analizar dicha imagen. Tiene su efecto
más fuerte mediante la simple observación. Así como la vieja imagen influenciaba y controlaba al cliente
sin que este lo supiera, así la nueva imagen desplegará también su efecto.
Las constelaciones deben dar “un impulso al alma”. Cuanto menor sea el impulso dado por el terapeuta,
en mayor grado el crecimiento será asunto del cliente. Sus fuerzas se verán renovadas y su
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responsabilidad exigida. Hellinger denomina a esto “Minimalismo”, es decir, el terapeuta hace lo menos
posible.
El terapeuta hace bien en terminar cuando ha encontrado el punto en el cual la mayor cantidad de
energía está unida al sistema. De esta manera, se ha dado un impulso suficiente y la energía se
encuentra al servicio del cliente y su crecimiento. Si el terapeuta continúa trabajando, la energía se
debilita y desaparece.
Es sensato que, tanto el cliente como el terapeuta, sepan que los efectos del trabajo y de la imagen no
se encuentran bajo su control. No es un trabajo que realizamos y acabamos con orientación a la meta.
Este trabajo se expande por sí mismo. Hellinger le respondió lo siguiente a un hombre que le
preguntaba que debía hacer luego de su constelación familiar:
“Todo lo que pueda decir al respecto empeorará el estado de las cosas. Tienes ahora la tendencia
a solucionar todo rápidamente. Has visto una imagen y has especulado con todo tipo de
pensamientos acerca de como actuar. De esta manera, el alma no podrá vibrar en forma acorde.
Pero si dejas que la imagen efectúe sin tu accionar, entonces se establecerá repentinamente una
posibilidad de poner algo en orden. Esto ocurre sin planificación.
Es importantísimo que alguien haya reconocido que aquí no se acciona. De ser así, se estaría
actuando bajo la influencia externa, la mía por ejemplo o la de esa imagen. Lo que uno hace no
es entonces guiado por el alma, sino dictado por especulaciones, coartadas o consecuencias.
Por lo contrario, si no actuamos y dejamos efectuar, percibiremos que luego de un tiempo se
produce un cambio en el alma. Repentinamente podemos actuar independientemente de lo que
sea. Esto ocurre en el momento que surge en forma autónoma desde el alma propia.
Este es el accionar correcto. No es obediencia, ni consecuencia o resistencia hacia mi persona.
Es algo completamente autentico. Este es el camino.”
- 4-
Honra
La honra es la condición elemental frente a cada cliente. Cada constelación y cada comentario reflejan
el grado de la honra que el terapeuta tenga frente al cliente. Todos tenemos la capacidad de percibir
dicha honra o deshonra.
Podemos diferenciar entre diferentes intensidades o niveles de la honra. De una manera más
superficial, se la podría llamar “respeto”. Este respeto se encuentra en los comportamientos generales,
también en los acuerdos de negocio claros, en los cuales se tratan los aspectos económicos de la
terapia, tales como costos, duración, etc.
En el nivel más profundo se trata de honrar al otro tal como es. Esto contiene todo en sí: el origen, las
cargas e impedimentos personales, las experiencias vividas y su proceso. Esta honra es como camino
que conduce a una honra más profunda, como un acto único.
De esta forma, nos encontramos frente a una relación llena de tensiones, tensiones entre alguien que
ejerce “una profesión que ayuda” y el honrar y dejar ser al destino del otro. Se presenta un dilema:
quiero ayudar al otro, pero al mismo tiempo le honro dejándole con su destino.
“La experiencia dice: cuando deseo desesperadamente ayudar a alguien y esto me descarga, se
logra que el otro se debilite y que la solución fracase. Cuando resisto a este impulso liberador y
permanezco tranquilo, aunque esto me cueste muchísima energía, dicha energía fluirá en el otro.
Esta contención posee un efecto curativo, pues es contención orientada con amor y con energía.”
27
Una gran diferencia se establece en el grado de piedad o sentir común por parte del terapeuta hacia su
cliente. Yo defino a la piedad como a una postura, en la cual yo me siento más grande y fuerte que el
cliente débil. El terapeuta se siente mayor, pues brinda ayuda y se encuentra sobre el necesitado. Su
piedad será interpretada por el cliente como algo agradable en un principio. El terapeuta sufre, lamenta
el terrible destino del damnificado y desea darle ayuda y consuelo. El cliente puede sentirse
desesperado, pequeño y protegido. El terapeuta le comprende. Los otros participantes del seminario se
emocionan frente a semejantes situaciones. Corren las lagrimas y se siente la pesadumbre acerca de
cuan duro puede golpear la vida a una persona.
En cierta manera, el cliente está protegido. Se le extraerá de su propia realidad. La piedad del terapeuta
provoca o aumenta como consecuencia natural la compasión por uno mismo. Así el cliente puede
compadecerse. Otro paso interior es buscar a quien darle la culpa. La culpa se puede buscar en uno
mismo o en los otros (¿Porqué me relacioné con ese hombre o esa mujer? - ¿Porqué mis padres fueron
tan intolerantes ( o una nueva variante: ¿Porqué mis padres estuvieron tan entramados?)
Ciertas veces, la compasión con honra se ve desde afuera como una postura distante y objetiva. El
terapeuta no está comprometido emocionalmente. Pero sabe que hay muchas cosas malas en la vida
del cliente. Allí se observa su significado y su valor.
Algo similar ocurre con otros hechos o golpes del destino en la vida del cliente. El terapeuta sabe: hay
una realidad que debe ser enfrentada por el cliente. El terapeuta no está obrando bien si ayuda al
cliente a esquivar dicha confrontación. El terapeuta busca la medida correcta en este encuentro con la
realidad. A veces, esto se percibe como despiadado y duro. El procedimiento es sólo adecuado y
efectivo si es llevado con honra. No me refiero con esto a la postura profesional que sólo utiliza sus
técnicas y abusa de su autoridad sin participar en lo acontecido.
La postura interior es la honra frente al destino cargado por alguien. El terapeuta le exige al cliente que
enfrente a este destino. Al mismo tiempo está a su lado, no tanto como profesional, sino más bien como
prójimo. El terapeuta conoce algo similar en su propia vida. Es por ello que percibe lo que ocurre sin
necesidad de sumergirse en esos sentimientos. Como dice Hellinger, semejante postura es practicable
cuando veo y honro en el cliente a sus padres. Cuanto más honre el terapeuta a sus padres, mayor
será la honra frente a los padres de otros.
Formulado en forma extrema, la diferencia entre la compasión y el sentimiento compartido se ve de la
siguiente forma: un peatón ha sido atropellado por un auto, está al costado del camino y sangra. Una
persona ve la situación, se horroriza y comienza a lamentarse y a sufrir: “¡Pobre hombre!”. Otro pasante
ve esta situación, ve al herido y se dirige rápidamente a llamar a una ambulancia. Entonces vuelve y le
ofrece los primeros auxilios.
La honra es una postura frente a la vida. Los clientes lo perciben en la atmósfera cuando yo les honro
como constelador. Por otra parte la honra es un paso, que debe ser dado concientemente en su
totalidad.
Yo soy el invitado por un grupo de ejercicios de mis cursos de especialización. Un participante expresó
cuan tensionado se encontraba desde que yo me senté con el grupo. Él no se atrevió a trabajar como
constelador. Él sentía una gran diferencia entre nosotros que le producía inseguridad. Le pregunté
entonces si no tendría ganas de realizar un pequeño experimento. Cuando aceptó, le pedí que cierre
los ojos y se imagine a mi persona y me diga: “Yo te honro a ti y a esta diferencia.” Y luego, también
que haga una reverencia en diálogo interior.
El participante hizo esto, luego los abrió nuevamente e informó que ahora se sentía más relajado. Al
mismo tiempo, se sentía como si se hubiese encogido. En su interior aceptó una gran pretensión y se
entregó por completo a ella.
Luego de esto, mi presencia no le molestó más y consteló.
La honra tiene siempre un gran efecto, algunas veces sobre quien es honrado, pero siempre sobre
quien la expresa.
La honra separa y deja al otro parcialmente solo. Al mismo tiempo, se gana energía mediante la honra
personal y se ve al otro como comparación.
Esta honra falta en muchas ocasiones, especialmente cuando el terapeuta tiene dificultades con un
cliente y sus problemas. Las constelaciones en las cuales los terapeutas presentan los casos de sus
clientes para la supervisión me han demostrado esto. En reiteradas ocasiones el terapeuta se
encuentra interiormente demasiado cerca del cliente. En ciertas ocasiones conoce muy bien estos
problemas de su propia vida o de los destinos familiares en su propia familia. Durante las
constelaciones, la mejor reproducción de esta postura es dada cuando el terapeuta le dice al cliente:
“Yo te honro a tí y a tu destino. Esta carga te pertenece a tí y a tu dignidad.”
Que honre al cliente no significa que tome partido por él internamente. La honra va dirigida a la familia
en su totalidad y con todas las tramas en las que se encuentre envuelta. Quien tome partido por alguien
no podrá ser justo con el sistema en su totalidad y por ello, tampoco con el cliente.
28
Durante un seminario conducido por Matthias Varga e Insa Sparrer me fue revelada esta honra como
influencia sobre la actividad del terapeuta en forma concreta. El tema del seminario fueron las
constelaciones estructurales. Ambos terapeutas pusieron especial atención a la correspondencia del
tema, a lo que el cliente mencionó y a lo que ellos denominaban como “mandato”. De esta forma se
honró y reflexionó sobre el grado de profundidad que el cliente estaba dispuesto a aceptar y recorrer. Él
no ha sido atropellado al nombrar un pequeño problema y cuando el terapeuta repentinamente consteló
a su familia. Siempre se busca con anterioridad el consentimiento del cliente en el caso de las
constelaciones familiares. Hellinger manifiesta al respecto:
“El terapeuta depende por completo de la colaboración del cliente. Por esta razón, él no va más
allá de donde el cliente está dispuesto a ir. Este fundamento es importantísimo. Gracias a él se
mantiene la dignidad del cliente. El cliente tampoco tiene la posibilidad de defenderse del
terapeuta, dado que este no desea ir más lejos que el cliente mismo.”
Mientras la honra apunta al meollo del asunto, hay una gran cantidad de capacidades comunicativas
que pueden ser aprendidas y practicadas por los terapeutas. En este punto quiero mencionar algunos
principios que conozco de la programación neuro-lingüística (PNL), a quienes interpreto como partes
importantes dentro de la artesanía.
Con relación al cliente, es importante alcanzarle, tener con él una buena relación o, con otras palabras,
establecer un buen rapport. Sólo se decidirá en el momento si este rapport, el buen contacto, se
establece. Esto significa que aún en las buenas relaciones hay momentos sin rapport.
Cuando dos personas se encuentran, cada uno tiene su propio tiempo y ritmo. Para que el contacto
tenga éxito, se necesitará de una atmósfera propiciatoria entre ellos. En la mayoría de los casos se
establece sin grandes pensamientos y tratativas predeterminadas.
Esto se reconoce cuando observamos detenidamente cómo dos personas conversan apasionadamente
en un café o un bar. Muchas veces tienen ambos la misma o similar postura corporal. Especialmente
notable es el ritmo conjunto en los movimientos. Si uno cambia su postura, el otro lo sigue. Es como
una especie de danza. Ambos establecen sin mayor esfuerzo consciente un buen contacto.
Como regla básica del contacto humano podemos establecer que cuanto mayor sea la similitud entre
dos personas, más fácil les será establecer un buen contacto (rapport). (¡Esta no es una condición!). La
inversión tal vez nos brinde más claridad: cuanto más se diferencien dos personas entre sí, mayor será
la dificultad que tendrán para lograr un buen contacto. Quien tenga dificultades con el otro, querrá
diferenciarse de este en forma más bien instintiva.
Esta similitud guarda relación con todos los elementos. Comienza con el color de la piel, nacionalidad e
idioma, pasa por la sexualidad, la edad, el tamaño del cuerpo y llega hasta los valores, posturas, formas
de pensamiento, elección del vocabulario y expresión corporal. Algunos como la sexualidad y el color
de la piel no pueden ser cambiados por el terapeuta. Pero hay otros elementos que él puede influenciar
de manera consciente.
Aquí aparecen otros dos términos que brindan mucha ayuda: Pacing y Leading.
“Pacing” se podría traducir como un “ir al mismo paso”. Algunas veces se lo denomina como “Reflejar”.
“Leading” significa “Conducir”.
Pacing y Leading se encuentran intrínsicamente relacionados. Cuando el terapeuta se ha adaptado
suficientemente al cliente (Pacing), él logra un buen contacto (Rapport). Como paso siguiente, el
terapeuta puede llevar al cliente en su propia dirección. Sin embargo, Pacing no es panacea con la cual
podamos sugestionar al otro y llevarlo donde queremos. Pues el Rapport se rompe en cuanto el
29
terapeuta comienza a tratar de imponer su dirección e ideas. El cliente se repliega del buen contacto y
el terapeuta lo ha perdido. El terapeuta tiene que ocuparse en forma activa para recuperar este
Rapport.
Un terapeuta exige activamente el Rapport en la medida que se adecua al cliente (Pacing). Hay muchos
niveles en los cuales es posible realizar el Pacing. Son especialmente importantes el idioma y el idioma
corporal, dado que estos quedan inconscientes en reiteradas ocasiones.
Es también relevante tomar en cuenta el vocabulario elegido por el cliente y utilizar, de ser posible, las
palabras que este utiliza. En reiteradas ocasiones traducimos automáticamente las palabras de los
otros a nuestro idioma propio y las utilizamos de esta forma.
Cliente: “Siempre tengo stress con mi mujer y por esta razón deseo constelar.”
Terapeuta: “Es decir, Ud. desea constelar por los problemas que tiene con su mujer.”
El terapeuta interpreta y traduce automáticamente la palabra “stress” como “problemas”. Sin embargo
no sabe que cosas el cliente relaciona con la palabra “problemas”. Puede ser que el cliente se sienta
malinterpretado y responda: “¡Problemas con ella no tengo, sólo stress!”.
Si el terapeuta se encuentra inseguro deberá preguntar para lograr una mayor claridad. En el mejor de
los casos deberá respetar y prestar atención al vocabulario usado por el cliente. Así el cliente se sentirá
contenido y seguro.
También la voz y la forma de expresarse son de extrema importancia. No es importante a veces lo que
se diga, sino cómo se diga. Todos nos inclinamos a hablar en el ritmo en el cual escuchamos. El
terapeuta facilitará el contacto cuando se adapte al tiempo y a la cadencia de la voz del cliente.
El idioma corporal determina las primeras impresiones. El terapeuta logra este equilibrio sonoro,
corporal e idiomático al reconocer atenta y relajadamente los movimientos y el ritmo del cliente.
Este no es un procedimiento mecánico. La disposición del terapeuta de adaptarse y no manipular al otro
es decisiva.
-5-
La maduración personal
La maduración personal forma un trasfondo importantísimo para todo aquel que desee constelar a las
familias. Cuanta mayor sea la experiencia en la vida y cuanto más se haya elaborado dicha experiencia,
mayor será la capacidad del terapeuta.
Esto también se cumple a la inversa: cuanto mayores sean las zonas de ignorancia y ceguera, cuanto
mayores sean las ilusiones que se haga, cuanto menos resueltos e ignorados queden los graves
problemas personales, mayores serán las dificultades que se encuentren en la relación entre el
terapeuta y el cliente.
Con la madurez aparecen una cierta sensatez y pragmatismo, lo que yo defino como un “sano sentido
común”. Las cosas se tornarán más simples en vez de complicarse. No porque los problemas
complicados se simplifiquen en forma equivocada, sino porque un simple punto de vista nos muestra los
pasos inmediatos a seguir.
Esta no es una simple cuestión de edad. Hay personas que alcanzan una sorprendente madurez
durante la juventud y hay ancianos que, a pesar de todos esos años se encuentran muy lejos del estado
de madurez. El siguiente refrán lo expresa en forma adecuada: “El hábito no hace al monje.”
Por otro lado es claro que los años de experiencia avalan este proceso de maduración. La vida es la
mejor escuela. Las exigencias y sorpresas que continuamente aparecen en nuestras vidas nos dan
chances de aprender, de ganar nuevos puntos de vista y de volvernos más sabios.
¿Pero, cómo se puede exigir este proceso de maduración? ¿Qué se le puede decir acerca de este tema
al joven aprendiz, salvo un banal: “Tarde o temprano lo lograrás.”?
Es bueno saber que la madurez no puede obtenerse bajo presión. No se pueden lograr experiencias
vitales con violencia y velocidad. Se necesita de paciencia. Cuanto más me adapte a la medida de
experiencia que ya posea, mayormente alcanzaré lo siguiente por aprender. Alcanzamos una gran
experiencia vital cuando nos abrimos a nuevas experiencias, cuando vamos a nuestros límites y nos
atrevemos a arriesgar. A esto se adhiere una integridad personal llamada nobleza frente a uno mismo y
a los otros.
30
Una participante se hizo cargo de la constelación durante un ejercicio práctico en uno de mis
seminarios. Se trataba de los crímenes cometidos por el padre de la cliente durante el Tercer Reich.
La representante de la hija se siente mal en forma visible. Se recuesta en un costado y se siente muy
mal. La consteladora ignora por completo esta situación. Yo observo esto desde fuera por un tiempo y
entonces, por delicadeza hacia la cliente y contra mis principios intervengo y detengo la constelación.
En la charla posterior salió a la luz que la consteladora tenía un mal sentimiento con este tema desde el
principio. Quería rechazarlo pero finalmente accedió a constelar.
En cuanto el terapeuta sobrepasa los límites impuestos, engaña algo en su interior y comienza a
disminuir parcialmente sus percepciones. Esto comienza a ser peligroso. En estos casos es importante
y recomendable interrumpir la constelación. En ciertas ocasiones el límite aparece durante el desarrollo
de la constelación. Si el terapeuta percibe este límite, lo más sensato es interrumpir todo. Algunas
veces es suficiente percibirle y guardarle durante un momento en nuestro interior. Repentinamente, el
límite se ha desplazado parcialmente hacia el exterior.
Hellinger dice que el cliente puede pasarse de sus límites si el terapeuta asegura los propios. Para ello
necesita siempre del valor de asumir sus propias limitaciones. Es algo positivo para todos los
participantes cuando se aclara la decisión de interrumpir una constelación al encontrarse un límite. La
forma más sencilla de esta aclaración es: “He llegado a mi propio límite y debido a ello, interrumpo aquí
mismo.” Él no se enreda en discusiones al respecto. Reconocer los límites brinda dignidad. Por esta
razón, una constelación con dicho final tiene la misma fuerza que cualquier otra.
El terapeuta debilita la constelación cuando posteriormente permite el intercambio grupal sobre otras
posibilidades de constelación o temas similares. De ser así, la atmósfera lograda hasta el momento
desaparecerá.
Soy consciente de que en mi trabajo con las constelaciones familiares me encuentro constantemente al
borde del límite. Cuando más cerca voy, más lejos se va. La capacidad influenciada por el trabajo crece
y los límites se expanden a zonas desconocidas hasta el momento. No obstante, todo aquel que realice
este trabajo se encontrará siempre con sus límites personales. Sin embargo, no siempre será conciente
de ello durante el desarrollo de la constelación.
La cliente es madre de una hija quinceañera. Hace quince años quiso suicidarse con gas junto a su
entonces hija de 6 meses de edad. Se pudo rescatar a ambas del intento.
Yo constelo a la hija y a la madre. Durante la constelación, la hija sufre de miedo y temor y no quiere
ver a la madre en absoluto. Esta siente un profundo dolor. Yo sugiero que se observen. La atmósfera
entre ambas cambia. Yo me oriento interiormente a lo que considero adecuado para esta situación,
dejo a la madre con su responsabilidad y culpa y le permito apartarse. La hija mira a la madre y no
quiere dejarle ir. Interrumpo luego de varias tentativas.
Mucho más tarde tomé conciencia que durante la constelación no pude aceptar el amor de la hija. Este
amor era demasiado grande para mi capacidad. La hija sentía tanto amor, que con gusto hubiera dado
la vida por la madre. En cambio, yo deseaba un “ordenamiento”, porque en ese momento el amor me
resultaba insoportable. Había llegado a mi límite.
Hay resistencias internas que hacen difícil reconocer las propias limitaciones. Es positivo tomar
conciencia de las “predilecciones” personales. ¿Es el miedo acerca de lo que puedan pensar los
participantes del seminario? ¿Es la preocupación por el cliente, quien no es capaz de aceptar
semejante desenlace? ¿Es la reivindicación personal que no permite un final semejante?
Una buena pregunta que debemos formularnos es: ¿Para qué me hago tanto stress?
31
En el curso de mis seminarios, las confrontaciones con las fantasías catastróficas personales se han
postulado como partes fundamentales. “¿Cuál sería una catástrofe plausible para mí durante una
constelación?” A estas preguntas se responde con las frases: “En el cliente se desenlazan fuerzas que
yo no puedo controlar.” – “Alguien se comporta en forma violenta durante el desarrollo de la
constelación.” – “Los participantes se entrometen en la constelación.” – “Debo interrumpir varias veces
en forma consecutiva.” – “Los participantes me encuentran incapaz.” – “En la constelación se observa
que alguien quiere suicidarse.” – “Al finalizar la constelación ocurre algo grave, como un brote sicótico o
un suicidio.” – “Mis colegas terapeutas piensan mal de mi.”
Para controlar esas fantasías, se ha comprobado que es bueno elaborar semejantes experiencias
límites mediante el juego de intercambio de roles. El individuo deberá vivenciar y confrontarse con la
peor de todas las situaciones posibles durante el juego. Aunque en un principio todo parece ser
demasiado, poco a poco crece su auto confianza y su fuerza.
Nos queda como consuelo saber que los límites personales aparecen en forma aleatoria pero no
constante. En reiteradas ocasiones se observa que en una constelación hay una intrínseca relación
entre lo que se muestra y lo que el constelador soporta o puede soportar.
Pregunta: “El peligro para la persona que aprende a constelar es que él desea tomar control de
todo lo que ha crecido dentro de tí. ¿Qué le puedes decir a alguien que a comenzado con este
trabajo? Vuelvo al ejemplo de la pareja. Muchas veces te he escuchado decir que cuando una
pareja se enfrenta, están separados. Esto no representa para otro ninguna inspección inmediata,
sino es en primera instancia algo que él ha escuchado de ti.
Yo he visto que la expresión en tus constelaciones es adecuada. Pero siempre falta la inspección
inmediata y espontánea. ¿Cómo se logra esto?
Hellinger: “Él deberá limitarse en primera instancia a su percepción. Luego aprenderá paso a
paso. Él permanecerá en el marco adecuado a su persona y al momento. También trabajará bien
si permanece en ese marco. Si se sale de ese marco, las cosas serán desagradables para él y
los otros. Pero todo estará bien si permanece dentro del marco.”
cada vez más en primer plano. Cada constelador desarrolla su propio estilo, tiene predilección por
ciertas frases y se inclina por intervenciones similares en situaciones comparables.
De esta forma se determina el marco donde actuar. ¿Cuánto tiempo se permanece en esta situación
durante la constelación? ¿Alguien se enreda en el pasado y olvida el presente? ¿Dónde retrocede
rápidamente? ¿Dónde demasiado tarde? ¿Cuán grande es su confianza? ¿Dónde está su fuerza? ¿Su
presión? ¿Su esfuerzo?
Siempre quedé maravillado al ver con que ímpetu Hellinger llega al centro de la pareja, del amor en el
trabajo con parejas. Cuando yo constelo parejas lo primero que encuentro es odio. Recién entonces
aparece el amor.
Otro ejemplo: las relaciones entre padre e hijo y entre madre e hija estaban casi siempre en primer
plano en mis constelaciones. La parte paterna de sexo opuesto permanece en la mayoría de los casos
como algo innecesario en el trasfondo. En repetidas ocasiones, de esta relación en las constelaciones
se establece un triángulo. La dinámica entre los padres y las repercusiones sobre el hijo se manifiestan
claramente. La madre aparece en las constelaciones de los hijos y yo descubro en las constelaciones
cada vez más su importancia para los hijos. Simultáneamente, mi propio vínculo con mi madre se torna
más conciente en mi historia personal.
El terapeuta se transforma durante el trabajo con las constelaciones. Durante años observé maravillado
los cambios de Bert Hellinger en sus encuentros. Donde hace un tiempo atrás se escuchaban drásticos
rechazos frente a objeciones o ciertas preguntas inadecuadas, hoy crecen más y más la suavidad y la
comprensión. También experimento la transformación en mí mismo y como aumenta mi amabilidad y
autenticidad, no siempre pero cada vez más .
Al mismo tiempo, el cambio positivo o el crecimiento no son nunca mecanismos sobreentendidos con
los cuales uno puede contar como condición previa. En todos existe la tendencia de abandonarse a la
rutina luego de un tiempo determinado. Es más fácil basarse en las inspecciones y los puntos de vista
logrados anteriormente a atreverse a entrar en forma continua en territorios desconocidos. Se precisa
de una nueva y clara percepción y de la disposición a enfrentarse a lo nuevo.
En el trabajo con las constelaciones no hay ningún punto muerto o interrupción. Se avanza o se
retrocede. Se puede tratar de mantener un determinado nivel pero este se transformará en rutina. Esta
puede ser valiosa y acabada pero no tiene más la energía original.
El desarrollo personal se establece gracias a las situaciones en las que nos involucramos, nos guste o
no:
• Las complicaciones en las relaciones nos llevan a temas sin solución, por un lado a aquellos
que nos unen con la familia, por el otro a experiencias irresueltas en la infancia.
• Golpes del destino como la muerte de parientes o de amigos nos despiertan y confrontan con
una realidad oculta y nos obligan a enfrentarle.
• Los cambios sucesivos en la rutina diaria: nacimiento de criaturas, nuevas etapas de la vida,
aniversarios, consecuencias de la edad y similares. El shock y el colapso son menores que en
el caso de los grandes golpes del destino, pero también exigen la confrontación con la propia
vida y muerte.
Una gran ayuda se brinda al constelar casos personales en la supervisión. Se aclaran las preguntas
relacionadas a los temas relacionados a las interrelaciones sistémicas, como drogas, abuso y suicidio.
En ciertas oportunidades hay desconocimiento, dado que el constelador no ha tenido nada que ver con
determinados temas todavía.
Muchas veces, hay una parte personal que hace aparecer a un tema como algo especialmente
complicado. Una constelación puede ayudar a enfrentarse consigo mismo y a un tema. En muchas
constelaciones tiene sentido constelar a un representante del terapeuta. Allí están el cliente y su familia,
así como el terapeuta. Este último requiere también de un buen lugar en la constelación total. De esta
forma se logra una imagen nueva e interior de la totalidad para el terapeuta mediante una constelación
en la supervisión. Entonces, el terapeuta deja que esto provoque su efecto.
Hellinger dice acerca del camino personal:
33
“La fenomenología es al mismo tiempo un método espiritual. Pero no en un sentido religioso, sino
en un sentido filosófico. Exige limpieza y clarificación. Especialmente la clarificación del espíritu.
En la mística occidental, Juan de la Cruz llama a esto la “noche del espíritu”. Es la renuncia al
conocimiento y a cualquier tipo de seguridad. Este proceso de clarificación dura mucho tiempo. El
terapeuta que se aboca al trabajo con constelaciones, también se enfrenta a dicho proceso de
clarificación. Entonces lo experimenta y ya no puede planificar ni practicar. Él se entrega al curso
de los acontecimientos. De esta manera con el correr del tiempo se logra esta postura.
Cuanto mayor sea este “retirarse”, más cosas ocurrirán. Al retirarme le estoy dando lugar a lo que
ocurre en el momento. Este procedimiento es muy desalentador y es lo contrario a la ciencia. Es
empirismo extremo, la experiencia pura con lo que aparece. Gana su significado con el efecto.
Por esta razón, es pura ciencia de la experiencia. Es pura observación. Algunas veces me
sorprendí por ciertas ocurrencias y pensé: “Si digo esto, los clientes me van a atacar”.
Pero cuando he visto algo semejante también lo digo. Los terapeutas que quieran recorrer este
camino empiezan desde abajo. Muy normal, como toda vaca comienza como ternero. No es
necesario ser perfecto, sólo comenzar y el camino nos guiará. Entonces se podrá poco a poco
permitir lo peligroso y la confrontación.”
Parte 2
-1-
Preparación
Una decisión importante en la preparación de un seminario es la definición de la
duración y de la cantidad de participantes. Dado que la demanda de seminarios de
constelación crece, muchos consteladores se preguntan en el momento que pasa
con las capacidades mínimas y máximas. Cuanto más corto sea el seminario, menor
será la cantidad de constelaciones a realizar. Todo terapeuta dispone de un
determinado promedio de tiempo para sus constelaciones. Algunos trabajan con un
marco de 20 minutos o aún menos. Otros desarrollan el panorama total de una
familia y necesitan de constelaciones que duran una hora o más todavía. Si se
compara con un seminario de 4 o 5 días, en un seminario de fin de semana hay
menor cantidad de participantes que puedan constelar. Es también comprensible
que la mayoría puede tomarse el fin de semana y no sacar vacaciones para un largo
seminario. Por este motivo, comencé a realizar los seminarios de fin de semana.
Cuando tuve la seguridad de la asistencia completa a estos seminarios, recién
entonces organicé eventos de hasta cinco días de duración.
Mi experiencia me indica que la intensidad de los seminarios aumenta
paulatinamente con el transcurso de los días. El grupo avanza en forma conjunta y
profunda en el nuevo cuarto de las constelaciones. La comprensión de esta nueva
situación va creciendo con la experiencia. Especialmente los participantes que
tienen un carácter y personalidad difíciles, encuentran de esta manera un acceso a
este trabajo y también a las otras personas del grupo.
Casi todas las personas que se inscriben en un seminario tienen la necesidad de
realizar una constelación. En reiteradas ocasiones, se produce un gran malestar si la
cantidad de participantes excede el tiempo necesario para que cada uno pueda
constelar. El participante observa la situación, cuenta la cantidad de participantes,
compara la duración de las constelaciones con la cantidad de presentes y comienza
a sentir pánico al no poder constelar. Él trata de interpretar y de lograr los criterios
utilizados por el guía para establecer quien constela y quien no. Esto imposibilita el
recogimiento y la concentración.
También el guía se encuentra bajo una determinada presión. Él determina quien
constela y quien no. Cuando hay 20 participantes y sólo pueden constelar 10 de
ellos, es el guía quien decide. No sirve de nada tratar de suavizar este rechazo. Los
participantes que desean constelar pero no pueden, se sienten completamente
insatisfechos. Personalmente justifico este enojo.
¿Cuál es la solución? Un constelador me contó una salida bastante extravagante a
este dilema: se organiza una rifa y el participante con el billete ganador puede
constelar. De esta manera el guía se saca de encima esa responsabilidad. Él deja
todo librado al azar para no cometer errores o decepcionar a alguien.
La solución más aceptada es: sólo los participantes que constelan pagan el precio
completo del seminario. Los que no pueden constelar sólo pagan 2/3 del precio del
seminario y son observadores y oyentes. Ellos toman parte en las constelaciones
como representantes pero no constelan.
En reiteradas ocasiones, surge la pregunta acerca de cuales son los límites
inferiores. Esta es una elección personal. Mi colega Sneh Victoria Schnabel me
contó recientemente, que para uno de sus seminarios de 3 días de duración en los
Estados Unidos sólo había 5 inscripciones. Debido a que un participante venía de
una zona muy remota, realizó el seminario. Ella trabajó durante 2 días y medio con
este minigrupo y quedo fascinada frente a la calidad y riqueza de las constelaciones
realizadas.
Cada grupo es un campo en sí mismo. Los participantes perciben quien constelará a
continuación y como se desarrollará la situación. También la duración de la
constelación se adapta a esta situación. Cuando el guía determina la cantidad de
participantes durante la preparación y las inscripciones han sido confirmadas, surge
la pregunta: ¿están los participantes preparados para la constelación?
Las constelaciones se basan en el conocimiento y los hechos de la historia familiar.
Por este motivo es importantísimo que los participantes vengan con todo el
conocimiento familiar que les sea posible. Una buena preparación se ofrece cuando
luego de la inscripción se le entrega al participante un cuestionario con todas las
preguntas necesarias. De esta manera, se establece que hechos excepcionales han
ocurrido en el seno familiar durante las 3 últimas generaciones. De importancia son
las muertes tempranas, las relaciones anteriores de los padres, la culpa profunda, la
expulsión de miembros familiares y otros destinos especiales. Es una sorpresa para
los participantes percibir cuan ricas son las informaciones recibidas por parte de
padres y parientes. Un participante me dijo una vez que sólo el cuestionario ya
justificaba el precio del seminario y que había tenido una charla interesantísima con
sus padres y se había enterado de muchas cosas desconocidas.
Toda aquella persona que estudie su historia familiar será receptiva a todo lo que
encuentre durante el seminario.
El comienzo de la constelación
“¿Quién tiene claro cuál es su motivo y desea constelar?
En el transcurso de mi trabajo he comprobado la importancia de la expresión del
motivo por parte del participante. Cuanto más claro sea el motivo, más clara será la
constelación. Esto me ayuda como guía, dado que ahora puedo ocuparme de los
temas de real importancia para el cliente.
El motivo es la pregunta, el tema o el problema por los cuales alguien desea realizar
una constelación. En la mayoría de los casos, el motivo es quien determina si se
constela al sistema del presente o al sistema de origen. Se ha demostrado que todo
aquel que se acerca con curiosa superficialidad, como diciendo: “se habla tanto de
las constelaciones, veamos que pasa con mi familia”, provoca una constelación vana
y superficial. Quien por lo contrario se encuentre mediante su motivo recogido y
concentrado, tendrá la seriedad necesaria para lograr algo trascendente. Este
motivo se reconoce por ser simple y concreto. En reiteradas ocasiones basta con
una frase corta y concreta para expresar el motivo.
Aún cuando alguien al comienzo permanezca tensionado y desee terminar la
constelación cuanto antes, es aconsejable esperar un poco. Como hemos dicho, no
es necesario que todos sepan en un comienzo lo que quieren saber exactamente.
Cada constelación durante el seminario aclara un poco más el motivo personal y
surte efecto sobre los problemas personales.
En repetidas oportunidades, el motivo personal cambia durante la constelación de
otra persona y se manifiesta algo nuevo. Luego de dos o tres días, el motivo es
claro y se ha logrado el recogimiento necesario en la mayoría de los casos.
Se podría también definir al término “motivo” con la formulación de la pregunta:
¿Cuál es la pregunta fundamental? Al mismo tiempo, el terapeuta no debería darle
demasiado valor a una “perfecta” formulación del motivo. Especialmente los
participantes con miedo experimentan un stress innecesario frente a la demanda de
lograr una formulación “correcta”.
También es posible que alguien no pueda formular el motivo, se ponga muy nervioso
y sin embargo, se pueda constelar perfectamente. Por otra parte, se puede formular
un motivo aparentemente importantísimo y sin embargo, son sólo palabras huecas.
Es importante, especialmente para la primera constelación del seminario, que el
guía acepte interiormente constelar a un cliente en concreto y su tema. En ciertas
oportunidades aparecen dudas y reparos. Siempre que no presté atención a estos
reparos, el cliente quedó insatisfecho en todos los casos. Las veces en las que no
ofrecí resistencia y constelé a pesar de un motivo difuso, dieron como resultado
situaciones decepcionantes. El resultado fue una constelación “blanda” y pobre, con
padres e hijos que arriban rápidamente a un buen final.
El cliente quedó frustrado y manifestó: “En mi familia hubo tensiones y problemas
mayores, esta constelación no sirve de nada.” En una situación semejante, es
recomendable postergar la constelación.
Es importante que dicha postergación no provoque una mala conciencia en el
cliente. Cuando digo en forma lapidaria: “Aún no estas preparado para esto”, se
produce el peligro de que alguien busque el error en sí mismo. Para ello se han
incorporado formulaciones como: “En el momento no puedo decir que sí a tu
constelación. Te ruego que esperes por favor. Tu tema se aclarará durante la
espera”.
Quien mira en el pasado, constela a la familia original, al sistema de origen. Esta es
la constelación de la familia de la cual uno proviene.
¿Quién pertenece a ella? Mediante todas las constelaciones realizadas hasta el
momento se ha definido claramente quienes pertenecen a un sistema familiar y se
encuentran bajo sus leyes: en primer lugar se encuentran los hermanos y los
padres, luego sus hermanos (las tías y tíos) y sus padres (los abuelos) y así
sucesivamente.
Aparte también pertenecen a ella las personas introducidas por cualquiera de los
miembros anteriormente mencionados. Por ejemplo, el abuelo tuvo una primera
esposa, quien falleció muy pronto. El se casó entonces con su segunda mujer, la
abuela. De esta manera, la primera mujer pertenece al sistema familiar, dado que
ella dejó su lugar para que, sólo debido a ello, el segundo matrimonio pudiera existir.
O el ejemplo donde la madre se separa de su primer marido y se casa con el
segundo, el padre del cliente. En este caso, el primer marido pertenece al sistema
familiar.
Quien contempla su propia vida constela al sistema del presente. A este pertenecen
el hombre y la mujer, las respectivas parejas y los hijos en común. Al sistema del
presente pertenecen todos las parejas anteriores de ambos, así como los hijos,
incluyendo los hijos abortados.
El presente es lo más cercano y sus consecuencias nos tocan muy de cerca. Cuanto
más cercano en el tiempo se encuentra un hecho, mayor es su influencia. Cuanto
más lejos está, menor es su efecto. La muerte de un hermano nos afecta más que la
muerte de un tío.
Algunas veces, observar el pasado es más fácil y agradable, pues allí observamos la
responsabilidad de nuestros padres y antepasados. La cosa se pone desagradable y
complicada cuando nos enfrentamos a las situaciones de nuestra vida y el presente.
Aquí debemos reconocer y aceptar nuestra responsabilidad.
Conviene especialmente comenzar con el presente cuando los hijos son los
afectados, pues los hijos cargan con los pesares y los problemas no resueltos de
los padres. Si los padres perciben esto durante una constelación, reciben en
reiteradas ocasiones más fuerza para enfrentarse al pasado y a los pesares de su
familia de origen.
Ambas constelaciones pueden complementarse también en partes, como cuando se
expande el sistema del presente al ubicar al padre o a la madre detrás del cliente. O
bien cuando alguien constela su sistema de origen y al final se ubica al hijo o hija en
la constelación.
Para obtener una imagen completa de cómo uno está vinculado, se constela a
ambos sistemas en dos constelaciones diferentes. En este caso es bueno dejar
pasar un tiempo entre ambas para que la experiencia vivida pueda integrarse a la
vida personal.
¿Qué hacer cuando alguien tiene un motivo que no le toca directamente? “Mi
hermano consume drogas y le va muy mal.” ¿Se debe o se puede constelar por
otro? Siempre que cónstele por otro, termine mezclándome en un destino ajeno.
Esta es una inmediata contradicción a los ordenamientos, pues cada uno tiene que
cargar a solas con su destino. Actuando de esta manera se establece el
pensamiento mágico de poder salvar o proteger a alguien.
Lo que puede hacer el miembro de la familia es observar la trama. Esto también
puede provocar buenas repercusiones en los otros miembros familiares. Pero
siempre, el paso difícil y decisivo es la honra del destino ajeno.
Durante la constelación del hermano que consume drogas, la hermana está ubicada
frente a él y le observa. Entonces ella dice: “Tu consumes drogas y te va muy mal.
Yo te honro a ti y a tu pesar, a quien dejo a tu cargo.”
Luego ella hace una leve reverencia frente a él. Repentinamente el hermano se
endereza. Esta honra le ha dado fuerzas. También la hermana se siente ahora más
tranquila y centrada.
Desde luego, los padres pueden constelar por sus hijos si se encuentran
preocupados por ellos. Pues en la solución tendrían que hacerse cargo como los
mayores de la carga que allí se encuentra. ¿Están los hijos de esta forma libres?
Cuando los hijos son pequeños, antes de la pubertad, son muy permeables a las
energías que emanan sus padres.
Cuando los padres aclaran algo, esto tiene consecuencias directas sobre los hijos.
En la pubertad cortan con el cordón umbilical para transformarse en adultos. Todo lo
que hayan aprendido hasta el momento pertenece a su propio destino. Los padres
no tienen el poder de evitar algo. ¡Si esto fuera posible alcanzaría con enviar a
nuestros padres a una constelación! Todo adulto tiene su carga personal y la
responsabilidad de encontrar una solución.
En este caso puede ser de importancia que los padres honren al destino de su hijo o
hija. Recuerdo a una pareja que buscaba desesperadamente en Bert Hellinger una
solución para su hijo sicótico, ya adulto. Durante un seminario vino a verme un
hermano para realizar una constelación. Se vieron tantas cosas malas que la única
solución para los hijos era alejarse de los padres. Me fue claro en que grado la
preocupación por el hijo también servía para desviar la atención del propio mal.
Una importante observación de Hellinger revela que lo realmente significativo se
manifiesta regularmente en la primera o segunda frase expresada por el cliente. Si
alguien habla mucho y no llega al punto decisivo, es recomendable esperar un poco
todavía.
Una importante pregunta a los clientes al comienzo y como primera intervención en
la terapia de corto tiempo es: ¿Qué deseas alcanzar con esta constelación?
Supongamos que esta meta se cumple para tí, ¿qué hay de diferente?
Con esta pregunta se alcanzan dos cosas. En una, alguien da con la descripción de
la meta la dirección concreta y positiva en la que se está dirigiendo. Él no se
enfrenta al problema, sino a la solución. En la otra viene alguien en un buen estado,
lleno de recursos cuando se le pregunta acerca de su meta. Cuanto más concreta
sea su descripción, mas se percibirá del estado de esta meta en el momento. Con
semejantes efectos positivos no es extraño que muchos consteladores utilicen estas
preguntas al comienzo.
Sin embargo, la pregunta acerca de la meta para una constelación familiar no me
parece acertada. El cliente “normal” no necesita de un estado de recursos especial
para constelar. Basta con el recogimiento y la disposición a enfrentarse a todo lo que
ocurra. Me parece que hasta es aconsejable un cierto nerviosismo. Durante una
constelación, no se sabe nunca que se tornará visible desde las profundidades
familiares.
Tampoco tomamos el camino directo hacia una solución. El aceptar lo que es, es
más importante que la construcción de ciertos ideales y metas a alcanzar. Según mi
opinión, la pregunta acerca de la meta desvía más de lo que orienta.
Luego de que el guía haya aceptado a un cliente con su motivo, comienza a
preguntar acerca de los hechos concretos de la familia. Es de gran importancia
remitirse a los hechos esenciales para constelar. Cuanto más divague el cliente y
cuanto mayores sean las condenas sobre los otros miembros familiares, mayor
serán los prejuicios y la influencia sobre los representantes y el terapeuta.
Casi siempre ese hijo tiene un significado especial. Durante mi trabajo veo que casi
todo los hechos relatados por clientes sin experiencia tienen significado.
Cuanto menor sea la cantidad de gente que constela, mayor será la concentración
de energía. Las relaciones importantes pueden elaborarse en forma clara e
inequívoca. Cuantas más personas haya, mayor será el espectro. Así podemos
reconocer los variados vínculos y la trama. Es por eso que todas las personas
necesarias para una constelación dependen del motivo y de eventuales
constelaciones anteriores.
Entonces, el cliente elige libremente entre los presentes a los representantes para
los miembros de su familia. Muy importante es el consentimiento de los elegidos. En
los seminarios remarco: “Quien esté cansado, o a quien le parezca que dicho rol es
muy pesado o simplemente no tenga ganas, puede rechazar siempre el pedido.
Cada uno se ocupa de sí mismo. No hay obligación de tener que tomar el rol de
otro.”
A veces ocurre que un hombre elige a una mujer como representante o viceversa.
Entonces en ciertas ocasiones, yo exijo que se elija a un representante del sexo
correspondiente, especialmente cuando se trata de la madre o el padre. De todas
maneras, interpreto a esta elección como un indicio de una posible confusión de los
roles sexuales, tal vez debida a la trama de la familia y guardo la información.
Por otro lado, los hombres pueden representar a las mujeres, y viceversa, cuando no
hay suficientes representantes del sexo adecuado. Es una experiencia muy valiosa.
Durante un seminario con pocos hombres, una mujer tomó el rol de uno de los
abuelos. Se trataba acerca del desprecio de los hombres por las mujeres.
Finalmente, la abuela le dijo a la hija: “Los hombres son cerdos.” El abuelo
representado por la mujer dijo con orgullo a su esposa: “Es cierto.”
Al finalizar la constelación, la representante dijo que algo fundamental en su postura
frente a los hombres había cambiado repentinamente. Siempre había tenido miedo
de los hombres. El miedo había desaparecido.
El desarrollo de la constelación
Hans está ubicado como representante en el rol del padre. El terapeuta se dirige a el
y le pregunta: “¿Hans, cómo te sientes en ese rol?
He escuchado que muchos representantes interpretan como una interrupción a este
nombramiento de un rol. El terapeuta debilita al campo de esta manera. Como guía,
acentúo el carácter del rol cuando me relaciono con los representantes de manera
impersonal.
Hans está ubicado como representante en el rol del padre. El terapeuta se dirige a él
y le pregunta: “¿Hans, cómo se siente el padre en su lugar? Luego le pregunta a la
madre: ¿cómo se siente la madre? Luego se les pregunta a los hijos por orden
cronológico: ¿cómo se siente el primer hijo?¿y el segundo?”
Cuanto más impersonal sea la formulación, más fácil será para el representante
aceptar dicho rol y separarse de su propia persona. Cuando pregunto a uno después
del otro en la constelación, estoy honrando al ordenamiento y, al mismo tiempo,
introduciéndolo en la constelación. Es como un continuo recuerdo del ordenamiento.
El guía comete un error con estas preguntas. De esta manera no es justo con lo que
se muestra o puede mostrar en las constelaciones. Con semejantes preguntas
produce una gran confusión en la constelación. Como resultado, los participantes
buscan respuesta en sus cabezas en vez de concentrarse en sus reacciones
corporales y sus sentimientos.
Si se produce un cambio de lugar, se pregunta al interesado que ha producido este
cambio en él. “ ¿Cómo te sientes en tu nuevo lugar? ¿Mejor? ¿Peor?
El terapeuta permanece siempre en contacto con los acontecimientos gracias a las
informaciones obtenidas de esta forma. Puede experimentar algo y confiar en el
“feedback” del representante.
Algunas veces, la constelación se estanca sin motivos aparentes. Esto se puede
deber a hechos aún no mencionados. Por eso es importante preguntar al cliente
también durante el transcurso de la constelación acerca de los hechos. A veces
aparecen informaciones valiosísimas.
El cliente observa durante el transcurso de la constelación. Sus comentarios o
reparos no serán atendidos. Su única y significativa contribución es dar información
acerca de los hechos o avisar cuando recuerda algún hecho no mencionado
anteriormente. (“Ahora recuerdo: todavía hubo un hermano del abuelo quien se
suicidó.”) En este último caso, el cliente avisa levantando la mano y espera el
momento indicado para dar la información sin provocar molestias.
Es posible relevar de su rol a un representante durante la constelación. En ciertas
ocasiones se comprueba que determinada persona no es necesaria. Entonces es
aconsejable relevarle de su rol y pedirle que se siente. De ser necesario, se puede
tomar siempre a la persona en otro momento más adecuado.
También se pueden cambiar representantes si alguien se siente sobre exigido o sus
cosas personales se mezclan demasiado con el rol. Pero esto no ha sido
prácticamente nunca necesario.
El fin de la constelación
La hermana mayor del cliente murió siendo muy joven. En la constelación se aclaran
muchas cosas con los padres. Al final, el cliente toma el lugar de su representante.
Él le exige al cliente que se de vuelta, mire a su hermana y le brinde un lugar en su
corazón.
Para la solución no era necesario elaborar el conflicto entre los tensionados abuelo y
abuela. Después de la constelación, el representante del abuelo acusa al terapeuta
de no haber trabajado con ese conflicto.
En el último capítulo se han descrito las condiciones esenciales del marco dado por
el constelador. Pero también hay otros temas de importancia pertenecientes a este
marco. En el siguiente capitulo trataremos a algunos de ellos.
Una vez finalizada la constelación, permanezco con el grupo en silencio durante uno
o dos minutos. “Cerrad los ojos un momento y dejad que lo visto baje a lo profundo.”
Si una constelación fue especialmente mala y muchos de los participantes se
encuentran afectados, durante el silencio pronuncio la frase: “Esto también forma
parte.” En caso de que no se comprendan las dimensiones de una constelación, la
frase que les doy a los participantes es: “No necesito entender.”
Este silencio me hace bien también a mí. Debido a ello, es parte del seminario.
Posteriormente, aclaro todavía algo acerca de la constelación anterior en muchos
casos. Encuentro que es importante que los participantes comprendan e interpreten
ciertos elementos esenciales como la relación de los hijos con los padres. Eso que
se ha alcanzado en lo profundo se alimentará adicionalmente con una aclaración
cariñosa. Cuanto más dure un seminario y cuanto más densas sean las
constelaciones, mayores son mis aclaraciones. Todos pueden verlo en la
constelación y entender de que se trata.
Luego de mis aclaraciones, doy lugar a las preguntas u otras inquisiciones. Se trata
de apoyar al proceso individual. Si alguien no ha entendido algo, mis aclaraciones
pueden brindar claridad y alivio. También en el caso de que frases como: “yo soy
solo tu hijo” hayan provocado la ira de alguien, es positivo que este pueda expresar
inmediatamente este enojo o su falta de comprensión.
De vez en cuando hay preguntas ávidas de conocimiento, pero que provocan una
distracción de lo esencial en el momento en el que todos buscan tranquilidad. El
criterio que aplica Hellinger para valorar es significativo: ¿Da o quita algo la pregunta
a la persona que realizó la constelación? En dicha situación se puede preguntar
directamente al interesado y normalmente este reconoce regularmente la situación.
En ciertas ocasiones sugiero guardar este motivo para un momento tardío más
apropiado.
Las preguntas directas a aquel que ha constelado son inoportunas en la mayoría de
los casos. Estas interrumpen el proceso de elaboración: “ ¿cómo ha sido para tí?” O
“ ¿estás contento con lo ocurrido?”
Cuando aparecen preguntas o informaciones, presto mucha atención a mis
reacciones inmediatas: ¿me altera o confunde?. Entonces no es el momento de
ocuparse de ellas.
Pregunta: Me parece que a veces respondes y a veces no a las preguntas que
te hacen. Dicho de otra forma: ¿hay preguntas que sirven y otras que no?
Espero no tener que preguntar nada ahora que sea superfluo. Te pido que
digas algo acerca de esta diferencia.
Hellinger: “Es simple. Si la pregunta me toca, doy respuesta. Si me pone
nervioso o intranquilo, no doy ninguna respuesta. Esto no es arbitrario. Yo
presto atención al movimiento en mi alma y me oriento con él. Y también
observo al que pregunta: ¿La respuesta le da o le quita fuerzas? ¿ Es la
pregunta algo serio o sólo curiosidad? Si es sólo curiosidad no doy ninguna
respuesta.”
Mas allá de ello, es parte del proceso del cliente el dejar que baje la imagen de la
constelación cuando se habla directamente después de la constelación en forma
concreta o técnica sobre ella o sobre posibles alternativas. El terapeuta tiene el
deber de ocuparse de esa zona de protección para el cliente. Luego de realizar
constelaciones en los cursos de perfeccionamiento, en los cuales se manifiesta por
parte de los participantes una legitima necesidad de discutir las cuestiones técnicas,
envío a aquel que ha constelado a un paseo de 20 minutos. Los otros pueden
discutir durante este tiempo.
Algunas veces hay un interés natural de parte del cliente por saber mas acerca de
las experiencias realizadas por los representantes en su constelación. Hasta el
momento, estos tienen posteriormente también la necesidad de informar acerca de
su rol. He tenido buenas experiencias al pedir que no se hable del tema en la
siguiente pausa. En la pausa posterior se puede tocar el tema.
Al principio o al fin del día de constelación es recomendable que cada uno exprese
algo acerca de sí mismo. Esto se puede hacer en el círculo y uno después del otro.
De esta manera, el grupo se unifica en su totalidad. En el caso de que algún
participante se haya sentido mal después de la constelación, es especialmente
importante que se escuche una vez más como se ha elaborado entretanto dicha
constelación.
Historias y trances
Tanto el terapeuta como el cliente son llevados a sus límites por las constelaciones.
Se requiere de mucho cuidado y atención cuando se arriba a estos límites pues
aparecen pesares corporales y anímicos que pueden ser muy difíciles de soportar
por algunos individuos.
Algunas veces un representante es superado por la intensidad de lo vivido. En
semejante situación es muy importante que el terapeuta permanezca atento. Una
simple pregunta es suficiente: “¿Puedes aún representar este rol?
Si la respuesta es no, el terapeuta deberá sacar al representante de dicho papel. En
este caso es importante que se diga en forma clara y simple: “!Vete ahora de ese rol!
Durante una constelación muy intensa, una representante da vuelta los ojos y casi
se desvanece. El terapeuta trata de sacarle de su rol: ¡Quítate tu pulóver y todas las
energías y ubícalas en el lugar. Déjalas allí y retírate hacia atrás.” Ella hace lo que
él dice y poco a poco se siente mejor. Ella dice durante el “Feedback” posterior que
extrañó mucho esa simple exigencia de retirarse de su rol.
La preocupación posterior
Algunas veces, los participantes sienten malestar durante días o semanas después
del seminario. Mediante las constelaciones se han puesto en contacto con
situaciones y sentimientos sombríos y dolorosos. En este caso se logra una ayuda
cuando el tema es abordado apenas finaliza el seminario. Un termino adecuado que
proviene de la Homeopatía es “el malestar inicial”. Es decir, antes de que algo pueda
curarse o solucionarse, empeora su estado fuertemente. Esta es una parte
importante en el proceso curativo. Yo aviso a los participantes acerca de la
posibilidad de sentirse confundidos luego de un seminario. Por ejemplo, alguien que
ha crecido en una familia conflictuada y carga con muchos malos recuerdos. Durante
la constelación, de esa familia tensionada y aislada en el lapso de una hora se ha
conformado una imagen donde todos se sienten bien y observan a los otros con
amor. Es natural que se produzca confusión luego de un corto tiempo. ¿Qué es
importante ahora? ¿Los recuerdos o la nueva imagen?
Yo informo a los interesados que dichas confusiones forman parte del proceso y que
no hay motivo de preocupación. No es cuestión de salir de la confusión con
pensamientos y especulaciones. Simplemente hay que dejarla ser. Luego de un
tiempo, desaparecerá por sí misma.
Es correcto que el cliente tenga el numero telefónico del terapeuta para casos de
emergencia. Es importantísimo para determinados interesados poder hablar
conmigo después de un seminario. En estos casos recomiendo un asesoramiento
posterior. Quien por problemas de tiempo o espacio no puede ocuparse
personalmente, deberá organizar a otros terapeutas que puedan ocuparse
eficientemente de dicho asesoramiento posterior. El criterio de elección básico para
este nuevo colega es el conocimiento del trabajo constelatorio. De no ser así, el
cliente caerá en confusiones mucho más profundas provocadas por un terapeuta
que desconoce este trabajo.
Modificaciones en la forma de la constelación
-3-
La seriedad
El guía da a las constelaciones el marco interior e invisible. Su presencia prepara el
terreno en el cual una constelación puede desarrollar todos sus atributos. La
atención, valor, decisión y la toma de responsabilidad forman parte de la presencia.
La posición clave
Y se podría continuar en este tenor todavía un cuarto de hora más. Ambos se meten
cada vez más en una pelea matrimonial. Quedarse en el nivel de la confrontación
quita energía a la constelación. Sin embargo, la energía se recogerá cuando el
constelador tome el rol de estación conmutadora.
Para el que escucha esto por primera vez, tal vez esta forma resulte superficial o
artificial. Pero mediante la posición clave tomada por el constelador, lo que ocurre en
esa relación se manifestará de manera clara y definida. Las frases dichas por la
pareja contienen mas significado e impulso cuando son repetidas con tranquilidad
que cuando son manifestadas en una pelea. La relación será más definida y todo lo
que está debajo podrá revelarse.
En reiteradas oportunidades se me reveló la importancia de imponer este rol sobre
representantes impulsivos o experimentados. Mi intervención es necesaria cuando
las emociones se caldean, especialmente en el caso de una pareja. Entonces tengo
que poner en claro cuan serio es para mí el rol de la estación intermedia.
En los grupos de mis seminarios de formación he comprobado que fácilmente se
establece una forma mezclada.
Aquí ocurre lo siguiente: el constelador supone que el hombre escucha lo que dice la
mujer. Pero la mujer ha hablado con el constelador. En esta situación es de gran
importancia que ella le diga directamente esta frase al hombre. De no hacerse, los
contactos y la relación se irán confundiendo.
El terapeuta toma también el rol clave cuando formula y expresa los hechos
evidentes.
Los consteladores a veces no son conscientes del efecto negativo que tienen en el
uso de su autoridad. Cuanto más deseen imponer sus propios puntos de vista sin
observar que pasa simultáneamente con el cliente, más insegura será la superficie
en la que se mueven. Es muy importante aumentar la sensibilidad personal frente a
esta situación.
Cuanto más perdido e inseguro se sienta el cliente, menor será su resistencia. Él se
da por perdido y sabe que esto no es correcto. Pero no se atreve a aceptarlo,
adicionalmente se culpa a sí mismo y se siente mal.
El lunes por la mañana recibí el llamado de una mujer desconocida. Ella tenía una
pregunta. Ella constelaba regularmente con una psicóloga en un grupo.
Desde la última constelación quedó muy intranquila, confundida y
meditabunda.
Dijo también que la terapeuta luego de la constelación le expresó que su padre, ya
fallecido, confundía a la cliente con su madre y deseaba buscarle de esta
manera.
Ella se sentía en paz con sus padres hasta el momento y no había percibido durante
la constelación ninguna inclinación a la muerte. Pero ahora se encontraba
completamente confundida y tenía miedo. Ella había constelado también las
imágenes familiares de sus parientes fallecidos sin ningún problema o malestar.
Pero ahora todo le producía intranquilidad y desearía con gusto olvidar las
imágenes.
Mi consejo a esta mujer fue: seguir y confiar en sus propias percepciones. Ella debe
tener coraje y decidirse por su propia autoridad antes de escuchar voces ajenas.
Pero este paso no es fácil y permanecer confundido y meditabundo es en reiteradas
ocasiones más simple.
Ella se tranquilizó y dijo que lo intentará.
¿Qué pasó? Alguien acude con un problema, lo expresa en forma clara y definida a
otro que promete ayudar. Pero este se comporta como todos y no ayuda ni a la
persona ni a la situación. En semejante situación no puedo echarle la culpa al
individuo. Debo tomar la responsabilidad. La forma de actuar adecuada hubiera sido:
registrar el enojo, pero no dejar salir todo en forma espontánea, sino elaborarlo junto
a la cliente.
El cliente en „resistencia“
¿No es este un claro ejemplo de la resistencia frente a todo tipo de cambios? Sólo si
observamos superficialmente. En lo profundo se descubre la lealtad del participante
hacia su familia tratando de ocultar ese secreto.
Cuanto más este el terapeuta fijado a la solución, menor será su disposición a
aceptar los reparos del cliente. Se requiere de gran flexibilidad para adecuarse
constantemente a las reacciones del cliente.
¿Cómo debo reaccionar espontáneamente como guía frente a esta situación? ¿Me
tengo que enojar con la cliente? ¿Nervioso? ¿Me preocupo porque pienso que
acaso ignoré algo importante?
¿Cómo puedo actuar en forma adecuada cuando la cliente retorne a su lugar? Es
importante saber lo que le estaba pasando, pero ¿cuál es el momento adecuado
donde ella no se sienta sobrecargada o bajo presión? Naturalmente preciso de mis
ojos para valorar el estado de la situación. Si ella parece estar relajada, puedo
entonces interrogarle luego de un tiempo prudencial. ¿Pero que hacer cuando ella
se manifiesta en forma desordenada? ¿Significa esto que tengo que acudir
rápidamente en su ayuda o mejor esperar un tiempo a que se tranquilice?
En este punto no hay reglas generales a cumplir. Los clientes son tan diferentes
entre sí como las situaciones. Pero los consteladores son también diferentes entre
sí.
Donde uno puede solucionar fácilmente un bloqueo, el otro debe esperar al
momento adecuado.
Hellinger describe una ayuda para el caso en que los clientes sean difíciles:
El terapeuta debe comportarse siempre en forma adecuada. Esto está por encima
del arte del rapport.
En ciertos casos, los rechazos son situaciones complicadas para el terapeuta. El
cliente desea constelar, pero el terapeuta considera que aún no está maduro para
ello. Si el terapeuta básicamente tiene problemas al rechazar a alguien, se establece
un determinado mecanismo. El terapeuta se cierra internamente, interrumpe el
vínculo interior con el cliente y expresa el rechazo. El cliente percibe esto y vivencia
el cambio como una ducha fría. El arte reside en aprender a decir no y al mismo
tiempo, permanecer abierto frente al cliente.
Es de gran importancia que el terapeuta vea si con sus comentarios provoca en el
cliente una mala conciencia o si en forma benévola le hace poner atención en lo
ocurrido.
La hija quiere estar en paz con su madre. Durante la constelación, la madre está
parada junto al hombre y no toma parte. La hija está alejada y se siente sola, con
mucho dolor e ira. Durante una larga constelación, esta relación cambia y al final se
miran con amor.
La cliente real se encuentra en su lugar frente a su madre y exclama: “!Qué fácil
hubiese sido!
El terapeuta pregunta: ¿Qué repercusión tiene esta frase?
La cliente impide con su expresión que la imagen actual pueda hacer su efecto y sea
aceptada como real. El terapeuta lo pone en claro mediante su pregunta.
Finalmente, llegamos a una forma especial de la “resistencia”. Los clientes se van
complicando, pues su inocencia en lo relacionado a la constelación familiar
desaparece. Cada vez hay mas gente con experiencias previas. Estos arriban con
ideas muy fijas.
“Siempre estoy deprimido. Pero ya he resuelto la trama con mi tío muerto.” O una
mujer con ira incontenible: “Si, ya lo sé. Es la ira de mi abuela.” “Ya he terminado
con mis padres. Ahora deseo constelar a la abuela de mi padre y a una tía “. El
terapeuta se encuentra nuevamente en una relación tensionada. Por una parte,
parece legítimo que los clientes sigan ocupándose de su familia luego de la
constelación. ¡Quién podría tomar mal algo que proviene de alguien quien ya
teniendo una buena imagen de sus padres y hermanos quiera encontrar un lugar
adecuado para sus abuelos!
Por otra parte, es importante que el terapeuta guarde su propio punto de vista y
decisiones. Si no lo hace, corre peligro de convertirse en un mero “constelador a
pedido”, que constela todo lo que el cliente le ordena. Por esta razón, personalmente
encuentro importante nombrar el motivo. Al afirmarlo, busco entonces junto al
cliente a las personas que se adecuan.
“También tenemos que constelar a nuestra niñera. ¡Ella fue muy importante!
Ahora sé que, gracias a mi experiencia con constelaciones sistémicas, no se debe
introducir generalmente a las niñeras. A pesar de ello, en situaciones semejantes
constelo a alguien adicionalmente como niñera. Por un simple motivo: si no tiene
significado, el cliente ya lo verá. Algo se relaja y libera. Si no le constelo, continuará
ocupándose en sus fantasías y sueños con el significado de la niñera.
El terapeuta ve siempre sólo la superficie. Algunas veces es necesario que el cliente
le diga “no” al terapeuta.
La intensiva constelación de la cliente ha finalizado. Todos los participantes han
sido tocados por ella. Como constelador me tomo un respiro, luego de haber salvado
escollos peligrosísimos. Cuando todos se sientan, escucho el decepcionante
comentario de la cliente como un chorro de agua fría: ¡Ya sabía todo esto con
anterioridad!
La cliente deseaba entonces constelar una vez más al día siguiente pues estaba
insatisfecha y se sentía mal. Yo no quería. No podía ni quería prometerle que
todavía se realizaría una constelación al final del seminario de cuatro días de
duración.
En primera instancia se enojó, pero en las pausas vino a verme y preguntarme.
Además, quería obtener las direcciones de otros consteladores para ver si estos
podrían ayudarle. Siempre tuve un raro sentimiento, pero también quise seguir
adelante. Durante el anteúltimo día había un poco de tiempo, tuve una idea y le
sugerí una constelación que se realizó inmediatamente. Ella consteló una
representante para ella y un representante para mí, el guía del seminario.
Mi representante estaba muy preocupado y tenía la zona estomacal tensionada. Su
representante lo enfrentaba y se divertía frente a esta situación. Repentinamente, se
invirtió la situación. Ella comenzó a sentirse débil, pequeña y expresó: “Me voy o me
desmayo.” Este fue el fin de la constelación.
La cliente abandonó el seminario al anochecer.
De esta forma se revela la importante función que tiene, también desde el punto de
vista del cliente, el comportamiento que disturba al guía. Este significado debe
aceptarse y honrarse, aunque no se le conozca exactamente.
Concentrarse en lo mínimo
Al concentrarnos en lo mínimo se facilita la visión. La necesidad de una solución
completa es natural y comprensible. Sin embargo, quien desea tener la visión
completa de las ramificaciones en una familia complica su propia vida o la de los
participantes en forma innecesaria. Me quedé sorprendido cuando un amigo me
contó que su constelación duró dos horas y media. Sin embargo, soy de la opinión
que semejantes duraciones sobrepasan la capacidad de concentración de la
mayoría de los guías y participantes.
Lo mínimo cuando se constela a la familia de origen es la familia básica. A ella
pertenecen los padres, los hermanos y finalmente, el que constela. De estas
personas se puede obtener la información decisiva sobre las tensiones en la familia.
Recién entonces, incluir a otras personas adicionales tiene significado. Conviene
incluir solamente a otra persona importante. Así se puede controlar mediante la
repercusión que produce si es que esto tiene significado o no. Si no cambian los
sentimientos en ninguno de los hasta ahora constelados, se demuestra que no es
importante y que puede ser extraída nuevamente. Todo aquel que constele
demasiados miembros familiares se complicará con esta plétora de informaciones.
Experimentar
El constelador puede ir en una nueva dirección durante una parte y comprobar si
este es el camino correcto. Si una idea no es productiva se la elimina. Vale la pena
seguir y comprobar a las ocurrencias alocadas y sorpresivas. Me ayuda nombrarlo
en semejantes situaciones: “Tengo una ocurrencia un poco loca...”
Por otra parte, también es positivo limitar la experimentación. En reiteradas
ocasiones faltan informaciones sobre los hechos concretos de la familia. Las
reacciones en el grupo son un buen indicador para saber si alguien se encuentra en
el camino hacia la solución. Intranquilidad o aburrimiento sugieren el fin de la
constelación.
-4-
Energía
Realidad Ordenamiento
La energía
La energía en las constelaciones es la energía del campo de conocimiento. Ella se
muestra en una multiplicidad de formas. Como se ha dicho anteriormente, las
constelaciones son una especie de inventario de las energías subliminales que se
encuentran en el seno familiar. Esto es expresado mediante el lugar en que uno está
parado, la distancia que se tiene con los otros miembros de la familia y la dirección
en la cual se mira.
Tampoco aquí puede el terapeuta hacer como si la constelación reflejase una segura
realidad, aunque lo suponga. Pero él no lo sabe y no puede por ello comprobar si es
que son hechos o no. Se exige del terapeuta una gran delicadeza en estos casos.
En ciertas ocasiones, en un principio las ideas del terapeuta colisionan con la
energía del representante.
Para el terapeuta comienza un camino espinoso entre una ayuda benéfica que se
dirige en una dirección y una presión no adecuada. Lo primero podría expresarse
como: “Tómate tu tiempo. Mira a los ojos a tu madre y pruébalo otra vez.” La presión
se produce por frases como: “!Hazlo simplemente! También en esto son decisivos el
tono y la postura que se toman.
En un grupo de supervisión con experimentados consteladores, el padre se
encuentra parado junto al asesino de su hijo y siente odio e ira hacia este. El
terapeuta le sugiere al padre: “Párate junto a él.” – “ No.” Responde furioso. El
terapeuta insiste: “Hazlo sólo como experimento.” Toma al representante del brazo y
quiere llevarle al costado. El representante del padre advierte al terapeuta: “Deja mi
brazo en paz, sino comienzo a pegarte.”
“Yo constelo una situación básica y a partir de esta veo hacia donde se dirigen
los movimientos: a la perdición, a la muerte o a una solución. En reiteradas
oportunidades voy en primera instancia con el movimiento malo, con el
movimiento hacia la muerte por ejemplo, y sin ningún temor. Voy con el cliente
hasta el límite para establecer claramente hacia donde se dirige el movimiento
interior. En el límite más extremo se produce algunas veces un cambio
repentino.
Entonces no retorno. Entonces dejo al cliente en este límite.”
Una mujer constela a su madre y a sí misma. Ella se enfermó de cáncer hace cuatro
años pero ahora está curada. Sin embargo, tiene miedo de que el cáncer retorne. Su
madre murió también de cáncer.
Durante la constelación la madre se acuesta debilitada en el piso. La hija está como
paralizada y no puede liberarse de esta imagen. Le digo que se acueste junto a su
madre muerta. Ella lo hace y se estrecha junto a su madre, quien la abraza. Una
gran paz y relajación se expanden.
Luego de un tiempo, interrumpo la constelación en este momento.
Un hijo así se siente atraído por su madre. Al mismo tiempo tiene miedo de seguir a
esta atracción. Ella es liberadora y alivia. Algo en su interior se tranquiliza.
Algunas veces el terapeuta tiene miedo de dar estas sugerencias. Parece ser que de
esta forma, en vez de dar soluciones, apoya a esta atracción hacia la muerte. Pero
en cuanto se entrega a esta atracción, algo se relaja en el cliente. Una lucha interior
que ha costado mucha fuerza termina. Algo se soluciona y a partir de allí puede
retomarse nuevamente el encuentro con la vida, siempre y cuando corresponda al
profundo movimiento en el propio interior.
En el trascurso de los anos fui adquiriendo mayor coraje y pude seguir a dichos
movimientos hasta sus extremos. Entretanto advierto en forma intensa a la más leve
vacilación de un representante. La vacilación se produce cuando alguien se siente,
por un lado, atraído por el piso y por el otro, desea quedarse parado. Yo sugiero
regularmente seguir al impulso hacia el piso contenido en la vacilación – “despacio,
no te lastimes”. En reiteradas oportunidades se produce un gran alivio para el que
vacila al ceder. Él se hunde en el suelo respirando profundamente y algunas veces,
el impulso de pararse viene por sí solo luego de un tiempo.
Otro fenómeno es la sensibilidad especial de los representantes que saben cuales
de los hechos concretos nombrados tienen significado para ellos.
Se constela al sistema del presente. Uno de los hijos se va muy lejos de la familia. A
la pregunta acerca de quién murió joven en la familia, se establece que un hermano
menor de su padre nació muerto y que un hermano mayor de su madre cayó en la
guerra. El constelador pregunta al representante del hijo: “¿Es alguno de ellos
importante para tí?. El representante responde: “El hermano mayor de la madre.”
Entretanto he aprendido que estas situaciones son pocas veces una casualidad y
tienen casi siempre un significado. Ellas reflejan una determinada energía que rige
en una familia y que en reiteradas ocasiones influyen en parte al constelador. Si al
comienzo de una constelación estoy confundido o sin energía, lo interpreto como
indicio para un estado determinado que rige en el seno de esa familia.
El ordenamiento
Otro nivel está formado por los ordenamientos del sistema familiar y son casi un polo
opuesto a la energía. Quien como constelador trabaje solamente con la energía se
tropieza siempre con límites que aparecen a lo largo del camino. Estos son los
ordenamientos que durante la constelación provocan fuertes impulsos hacia la
solución. En muchas oportunidades, se logra sólo con este conocimiento reconocer
y solucionar las tramas.
La hija está parada en la constelación entre sus padres y cerca de su madre. Estos
tienen un gran conflicto entre sí. La hija está muy unida a la madre y rechaza al
padre. El constelador sigue a las energías de los representantes, pero el conflicto
entre los padres no encuentra solución alguna.
Quien sólo sigue a la energía, tiene que interrumpir en algún momento. Tal vez haya
constelado anteriormente hasta sus ancestros para que los padres puedan alcanzar
la paz. Pero luego de que esto no haya podido concretarse, la fuerza para la
constelación se agotará tarde o temprano.
La realidad
La cliente informa acerca del abuso y el maltrato realizado por su padre. Durante la
constelación hay que solucionar muchas tensiones entre los padres. Finalmente la
hija se encuentra parada frente a su padre y le mira con amor. El constelador le
sugiere a la hija la siguiente frase: “tengo mucho amor para tí.” La hija repite la frase.
Entonces el constelador continua con su sugerencia. “Y tú has abusado de mí.”
La hija dice esta frase y se siente mal posteriormente. El padre siente sentimientos
de culpa.
Con semejante frase (“y tú has abusado de mí.”) se introduce una parte importante
de la realidad en la constelación. Esto tiene repercusiones inmediatas sobre las
percepciones de los representantes. De esta manera, se puede continuar
observando a la realidad.
Yo observo algunas veces que es inalienable que el constelador introduzca esa
realidad. Otro ejemplo relacionado:
La cliente tiene dificultades con su marido, del cual está separada. No hablan más y
hace dos años que él no paga la pensión alimenticia para el hijo en común.
Durante la constelación se ha demostrado que la mujer se ha casado con un gran
desprecio por los hombres y siente este desprecio frente a su hombre. A través del
vínculo con su propia madre se resuelve el desprecio. Finalmente puede decirle al
hombre: “Lo siento.” Y él puede mirar con amor y amistad hacia ella y al hijo en
común.
El constelador le sugiere al hombre que diga: “Yo no pago la pensión alimenticia
para nuestro hijo desde hace dos años.”
En esta frase se tocan dos realidades de importancia, las percepciones y los hechos
concretos. Sorprendentemente, el nombramiento de los hechos concretos produce
repercusiones en las percepciones.
El padre se encuentra parado frente al hijo. El hijo se siente grande y poderoso, el padre se siente
débil y poco hombre. El constelador le sugiere al padre que le diga a su hijo: “Yo te engendré.” El
padre se endereza repentinamente, siente su hombría y el hijo parece empequeñecerse un poco.
La hija está frente a su madre y no quiere decirle: “Tú eres mi madre.” Lo considera
poco adecuado. El terapeuta sugiere la siguiente frase a la madre: “Te lleve durante
nueve meses en mi vientre y te di a luz.” A continuación la hija le observa con amor.
Una fuerza positiva arriba a la constelación cuando recordamos los hechos concretos:
Cuanto más claro se exprese, mayor será la fuerza que fluya en dicha expresión:
La madre está parada frente al hijo y está atrapada por los vericuetos del destino.
Ella dice: “Me siento débil y desesperada. Aparte tengo un sentimiento de culpa por
tener tan poca fuerza para darle a mi hijo.”
El constelador le sugiere decir: “Yo cargo con mi destino.” Luego le sugiere a la hija
que pronuncie la siguiente frase: “Yo te honro a tí y a tu destino, y te lo dejo.”
Todas las expresiones de la madre están condensadas en la palabra “destino”. Es
relativamente simple honrar la totalidad del destino de alguien. ¿Pero se cumple
esto? ¿En todos sus detalles y efectos paralelos? Mediante una expresión general
uno puede fácilmente excusarse de los detalles desagradables. Por esta razón, será
todo más claro cuando se nombre, de manera tal como el representante lo ha
expresado. Para el ejemplo anterior significa:
El constelador le sugiere a la madre que diga: “Yo acepto y cargo con mi debilidad,
mi desesperación y mi sentimiento de culpa.” La hija hace una reverencia y dice: “Yo
te honro a tí y a tu debilidad, tu desesperación, tu sentimiento de culpa y te los dejo.”
Tal vez resulte un poco confuso entender las relaciones de parentesco en esta
constelación familiar. El segundo marido de la madre es el abuelo de los hijos que el
primer marido de su esposa engendró junto a su propia hija. Un hijo que desee
establecer claridad en sus relaciones familiares puede volverse loco. ¿Cómo puede
solucionarse esto en una constelación?
Yo ubico a los padres uno al lado del otro y a su lado, respectivamente a sus nuevas
parejas. El hijo está parado frente a ellos y junto a el, los hermanastros. Las frases
que el expresa son: “Tú eres mi padre y yo tu hijo. Las relaciones que tienes con las
mujeres son tu cosa. No es mi asunto. Yo soy sólo el hijo.” Luego le dice lo
correspondiente a su madre. Padre y madre corroboran que ellos cargan con la
responsabilidad por sus relaciones. El hijo está parado, relajado y en paz.
El padre constela el sistema del presente pues tiene grandes dificultades con uno de
sus dos hijos.
El representante del padre se siente automáticamente atraído hacia el piso. La
compulsión es violenta. Todos los hechos concretos que el cliente nombra a partir de
este horrible comienzo no cambian nada en absoluto. Algo permanece oculto.
Yo dejo que los hijos se ubiquen junto a la madre. Ella le promete al hombre cuidar
de los hijos, también en el nombre del padre. Los hijos se sienten seguros. El
hombre continua en el piso. Este es el fin de la constelación.
En este caso, el motivo mencionado al comienzo era como una entrada a la
constelación, que debido a las energías del campo se había desarrollado en otra
dirección. En semejante situación sólo se produce una distracción si el terapeuta en
la constelación trata de retornar al motivo original.
En muchos casos es importante darle al motivo un significado especial en una
constelación. El motivo es algo así como un “mandato” del cliente que ha sido
aceptado por el constelador.
Para un motivo de esta naturaleza hay una recapacitación básica. Cuanto menor sea
el número de personas que constelan, más claras y delineadas serán las relaciones
entre los constelados. Por eso se recomienda limitarse a las personas nombradas en
el caso de una pregunta clara y precisa. Yo podría haber constelado sólo al cliente y
a su hermana menor.
El cliente mencionado arriba no había realizado nunca una constelación. La totalidad
de las relaciones no claras en una familia tiene influencia sobre los hijos. Por esta
razón, es necesario constelar en primera instancia a la familia. Aún cuando todo
parezca solucionado, es sin embargo necesario hacer que el hermano y la hermana
se observen recíprocamente al final para saber si todas las dificultades se han
solucionado o si todavía hay algo que aclarar. Esta prueba se puede hacer con el
cliente luego de que este haya tomado el lugar de su representante en la
constelación.
Una constelación durante un grupo de formación me enseñó a mantener aún más mi
vista en el cliente:
Se podría decir que fue una constelación exitosa, así pensaba en aquel entonces.
Sin embargo, ocurrió lo siguiente:
Hombre y mujer están ubicados como la primera vez, el hombre es débil. Esta vez
mis sugerencias son dirigidas a la mujer. El hombre puede permanecer como es.
Le sugiero a la mujer que haga una reverencia frente al hombre y diga: “Yo te honro
a tí y a tu carga.” Esto se revela como algo imposible.. Por lo contrario, se
manifiesta un desprecio básico de la mujer hacia los hombres. Este desprecio le une
con su madre, a quien también constelo.
No hay solución. Al final la mujer le dice al hombre: “Te desprecio. Son mis hijos y
no quiero que te acerques a ellos.”
La cooperación
En mis grupos de formación, el modelo del triangulo y los tres polos energía,
ordenamiento y realidad se han manifestado como adecuados para analizar porqué
las constelaciones se detienen en ciertos momentos. En reiteradas ocasiones se
había descuidado a uno de los polos.
Estos polos no repercuten conjuntamente en su forma, de manera tal que se les
pueda controlar sistemáticamente. No hay un determinado orden en este proceso.
Cada constelador toma su camino individualmente. No hay camino falso o correcto.
Si necesito mas estructura de mi propia personalidad, tendré que establecer el
orden en primera instancia. Si soy poco determinado y organizado, me puedo
abandonar un cierto tiempo al caos en un sistema y sus energías, para lograr a partir
de allí un poco más de orden.
Pero todo terapeuta realiza un buen trabajo al recordar el polo descuidado hasta el
momento.
Mí opinión es que los terapeutas se desarrollan cuando siguen a la energía de una
constelación, cuando siguen al “campo de conocimiento”. Naturalmente precisan
como condición básica su conocimiento e inclusión de la realidad y el ordenamiento.
Pero estos son limitados y estimables. Lo nuevo y lo inesperado son las energías
correspondientes de una constelación. Cuanto más confíe el terapeuta en ellas,
mayor será la pulsión de lo desconocido como lo demuestran las constelaciones sin
palabras de Hellinger.
La experiencia tal vez más tranquilizadora con las energías del “campo de
conocimiento” es que los consteladores más diferentes entre si y por distintos
caminos arriban a resultados similares. Lo importante, que tal vez se haya olvidado o
ignorado, se revelará más tarde. Quien permanezca alerta, llegará a un buen final en
el cual se guarda lo esencial.
-5-
En la rutina diaria, el uso del idioma es algo más bien superficial y efímero. Parece
ser que las palabras no tienen un significado especial. Estamos sometidos a una
avalancha de informaciones disfrazadas de palabras e imágenes. Gradualmente y
acorde a las leyes de la naturaleza, nos volvemos cada vez más torpes.
Las constelaciones enseñan el cuidadoso tratamiento del idioma. Lo descubrimos
nuevamente en su forma original y simple.
Las palabras ganan peso durante las constelaciones. Toda palabra vale. Los
representantes informan inmediatamente si una palabra o frase son adecuadas o no.
Ellos reaccionan de manera exacta y fina. Cuanto mayor sea la energía y cuanto
más profundo se encuentre la capa que se ha tocado, mayor será el valor de las
palabras. Cada palabra falsa es percibida. Cuanto más cuidadoso sea el constelador
con el habla, mayor será su orientación con esas energías.
Hellinger ha producido una gran cantidad de frases durante los años en los cuales
desarrolló las constelaciones. Estas apenas pueden mejorarse en su simpleza,
densidad y fuerza. Ellas abren las puertas de un nuevo cuarto y muestran una
dirección que sólo puede ser descrita de manera insuficiente mediante las palabras.
Dicha frase, expresada en forma recogida y verdadera, revela una experiencia. Las
palabras están en la superficie. Lo que está debajo no puede describirse. No hay
mejores palabras para expresar lo deseado.
Es un idioma simple y casi arcaico. “Querida tía, bendíceme para que pueda
quedarme.” “Yo honro tu muerte y tu destino.” Las palabras antiguas poseen una
fuerza inmediata que en el marco de una constelación parecen ser repentinamente
adecuadas. Con ellas accedemos a una capa que se encuentra aún con vida en lo
profundo de casi todos nosotros.
Estas frases refuerzan, solucionan y concilian. Los representantes se enderezan,
respiran en forma liberada o miran amistosamente a la persona parada frente a
ellos. Las frases están orientadas a esa repercusión, y sólo es posible evaluarlas por
la repercusión que producen. Lo que cuenta es la repercusión y esta es visible.
Estas frases fueron encontradas por Bert Hellinger de la misma manera que él
observó su repercusión.
Todo observador que desee evaluar el trabajo debe también observar y dejar de
lado sus ideas preconcebidas. Quien observe detenidamente, podrá ver que frases
tienen efecto y traen felicidad y reconciliación a una familia, independientemente de
que ciertas frases pasen o no en su visión del mundo o concepto.
Muchas de estas frases están comprimidas. Apenas se pueden cambiar o
embellecer. Su efecto es casi ritual.
Sin embargo, todo ritual se vuelve superficial cuando se le usa en forma mecánica y
automática. También las frases descubiertas por Bert Hellinger son huecas si se les
utiliza como meras fórmulas mágicas. Las frases despliegan sus repercusiones sólo
si son adecuadas a la atmósfera y su correspondiente situación.
Para lograrlo, el terapeuta debe entrar en este cuarto especial de la constelación y
tomar comunicación con el campo. De otra forma será sólo una especie de lorito que
repite desde un manual las “frases de Helliger”. Los representantes actúan como
correctores en esta situación, dado que ellos están en la posición de percibir si las
frases sugeridas son adecuadas y correctas para ese momento.
Estas frases son una personificación del ordenamiento. Ellas expresan la honra,
indican quien debe cargar con la responsabilidad y reconcilian. Seguramente no se
le ocurrirían a un cliente que no haya participado nunca en una constelación. Su
dicción es deber del terapeuta.
El marido está parado frente a su esposa. Frunce el cejo y aprieta los puños, pero
no puede decir lo que le pasa. El terapeuta le sugiere la frase: “Siento ira hacia tí.”
El hombre lo dice y respira profundamente. Si, esta frase es adecuada. Él se siente
liberado al pronunciarla. También la mujer se siente aliviada. “Al fin se dijo.” Le
comentó al terapeuta. Ahora el terapeuta le sugiere al hombre la siguiente frase: “Me
siento muy herido por tí.” El hombre dice esto y lo encuentra correcto. Le hace bien
pronunciar la frase.
• Frases en partes
Hasta el momento, separar las frases en partes ha dado buenos resultados. Sugiero
la primera parte de la frase y dejo que la repitan, recién entonces sugiero la segunda
parte. Si formulase todo sin pausa, en poco tiempo se producirían contradicciones.
Sería demasiado. Al usar la pausa, la primera parte puede hacer su efecto. La
segunda parte será fácilmente interpretada.
“Lo cargo por ti... (pausa)... por amor.”
“Lo hago como tú lo haces... (pausa)... porque soy tu hijo.”
“Yo vivo... (pausa)... todavía un poco... (pausa)... entonces voy luego.”
• Aceptar la resistencia
Algunas veces, la resistencia a aceptar la realidad parece ser muy grande. En esta
situación, es recomendable percibir y aceptar esta resistencia y formularla como
introducción. Luego sigue la frase que refleja a la realidad. Así se comienza a
aceptar la realidad mediante la expresión de una de sus partes.
El hijo ubicado en el lugar privilegiado junto a la madre se niega a pronunciar la
frase: “Tú eres mi madre, yo solo soy tu hijo. Nueva sugerencia: “Me niego a decirte
que tu...”
“Aunque no quiera aceptarlo...”
“Aunque me sea insoportable...”
“Aunque parezca una mentira...”
• Provocación
En ciertas ocasiones, una expresión provocadora contraria al ordenamiento también
genera una fuerza positiva. Luego de esa frase puede producirse una protesta: “Eso
no es así.”
En el caso del marido al que todo da igual: “No estoy enojado para nada.”
La madre está ubicada frente al hijo y se siente débil. Le gustaría que su hija lleve su
carga. Se le sugiere entonces a la madre la siguiente frase para la provocación: “Yo
soy la mayor y tú eres la menor, pero esta bien que tú cargues con todo.
• Negación de la expresión
Cuando niego una expresión, genero entonces una imagen de aquello que estoy
negando.
La esposa a su marido: “No soy ni tu madre ni tu hija. Y tú no eres ni mi padre ni mi
hijo. Tú eres solo mi marido y yo soy solo tu mujer.”
Mediante las imágenes de los padres generadas de esta forma se pueden separar
las imágenes que antes habían estado más juntas.
La sonrisa, en este caso una importante señal corporal, ha sido ignorada por completo.
En una charla posterior, el constelador cuenta que él vio la sonrisa pero pensó que la
representante sólo estaba un poco nerviosa. Sin embargo, solo raras veces nos
encontramos con semejantes señales involuntarias en las reacciones “privadas” del
representante. Se debe prestar siempre atención a las señales, especialmente cuando
en un seminario ya se ha constelado varias veces y la fase del comienzo ha terminado.
Cuando el terapeuta está atento a las señales, aparecen otras informaciones. Así, una
sonrisa es muchas veces un símbolo de superioridad frente a situaciones agresivas. El
mensaje oculto podría ser: “No pienso pelear contigo. Soy superior.”
Un método simple que ya he visto anteriormente en la terapia Gestalt es la orientación
de la atención hacia el objeto y su eventual aumento. Mientras que en la terapia Gestalt
se trata de arribar a una descarga emocional, en la constelación sólo se trata de integrar
aún más a los sentimientos ocultos en la señal. Para el ejemplo mencionado
anteriormente, el método sería el siguiente:
El hijo está frente a la madre. Está tranquilo pero pestañea fuertemente. El constelador
le dice: “Percibe como pestañeas.”
Otro ejemplo:
El hijo de un padre miembro de las SS está parado frente a las victimas. Los brazos se
le contraen. El constelador le dice: “Percibe como se contraen tus brazos y auméntalo
un poco.” Repentinamente los brazos se contraen compulsivamente.
Otra posibilidad es sugerirle directamente la señal como forma de expresión al
representante:
El hombre y la mujer están parados frente a frente. La mujer no mira al hombre, solo
al costado. El constelador le pide: “Mira a tu hombre por una vez.” La representante
lo rechaza: “No tengo ganas.” El constelador reacciona: “Toma un poco de distancia,
hasta que puedas verle.” La mujer se retira unos metros y entonces observa al
hombre.
El hombre y la mujer están parados frente a frente. La mujer no mira al hombre, solo
al costado. El constelador le da la siguiente frase: “Yo miro a un costado,
ignorándote.” Ella lo repite. Entonces el constelador aumenta un poco más: “Dile: no
quiero mirarte.” La mujer dice esto y mientras tanto mira a su hombre por primera
vez durante un momento.
Algo puede cambiarse al ser mencionado. Ha obtenido su lugar y ahora puede surgir
algo nuevo. Por esta razón es tan positivo poner en palabras todo lo ocurrido.
La expresión de sentimientos
Aún los sentimientos más fuertes no serán vivenciados de manera catártica durante
las constelaciones. Se tratará de expresarles con tranquilidad y con palabras
simples.
La madre está parada frente al hijo que murió luego del parto. Ella rompe en
lágrimas y apenas si puede mantenerse parada. El constelador se encuentra a su
lado, tomando parte y atento. Finalmente le sugiere la siguiente frase: “El dolor es
demasiado.” Ella lo dice y se tranquiliza.
La sorpresa: hay más fuerza en las frases expresadas con tranquilidad que en
aquellas expresadas emocionalmente. La fuerza reside en la calma y no en la
emoción. Naturalmente ocurren siempre avalanchas emocionales. Sin embargo no
son fomentadas, sino llevadas nuevamente a la calma.
Esto no es así en otras tendencias terapéuticas como la terapia gestalt o la terapia
primal. En dichos marcos, la expresión de sentimientos tiene un rol central y posee
gran valor. Las constelaciones están sin embargo en otro nivel. Todo aquel que
piense que enriquecerá las constelaciones introduciendo elementos emocionales,
sólo debilitará en realidad su trabajo constelatorio.
Hellinger dice al respecto luego de su seminario constelatorio:
“Sentimientos intensos como la ira aparecen muchas veces en un punto donde hubo
un movimiento temprano hacia delante y en donde el hijo no puede avanzar más.
Esta ira protege al hijo del dolor del amor. La ira es en este caso sólo la otra cara del
amor. Cuando dejo que la ira se exprese durante la terapia, sólo repito lo que ya ha
ocurrido en ese entonces, dado que el movimiento hacia allí es y permanecerá
interrumpido. Se reitera la experiencia pero no se soluciona nada. Mediante esta ira
se sobresale ilusoriamente por encima de los padres. Algunos le dicen al padre o a
la madre en semejante erupción de sentimientos: “te voy a matar.” Ellos quieren
decir, en primera instancia, que ya lo habrían hecho, y en segundo, que habrían
logrado algo. En realidad, no lograrán nada. Se culparán por haberlo hecho.
Cuando alguien en la terapia desea ponerse furioso de esta manera, interrumpo todo
al instante. La culpa es aquí un sentimiento de defensa. Dado que él no puede
expresar más la ira, se pone en contacto con el sentimiento ubicado detrás, es decir
con el amor y el dolor. Estos sentimientos van siempre juntos. Este amor es mucho
más doloroso que la ira. Es el sentimiento más doloroso de todos, pues se le
vivencia junto con el sentimiento de absoluta impotencia. Cuando expreso ira, estoy
negando mi propia impotencia. No le percibo en absoluto.
La palabra decisiva en este punto es “Por favor.” ¿Notáis la fuerza que hay allí a
diferencia de un ataque de ira? “Papa, por favor.” “Mama, por favor.” ¡Cuanta fuerza
hay allí y cuanto dolor!
Hay situaciones donde un hijo fue abandonado, tal vez porque por error se detuvo
en algún lado. Esto es una desesperación. Cuando en la terapia dejo que se
expresen estos sentimientos de desesperación siempre se logra un buen efecto. No
son la defensa del abandono vivido, son por lo contrario iguales a él. Esto brinda
ayuda.”
Quien ha hecho esta experiencia como niño, no encuentra tampoco como adulto el
valor para abandonarse por completo al amor de su pareja. Él estará aún atrapado
entre la nostalgia y los sentimientos negativos relacionados. En reiteradas
oportunidades, él provoca inconscientemente el renovado rechazo mediante su
comportamiento. Siempre aparecen los sentimientos viejos y terribles que giran
siempre en torno a lo mismo. El dolor y la ira son sentimientos de cambio. El
verdadero sentimiento oculto es el deseo de acercarse al otro.
La cura solo se logra con la satisfacción de la necesidad del niño. En estas
oportunidades, Hellinger se enfrenta a los clientes y deja que vuelvan interiormente
atrás en el tiempo, allí donde ocurrió la separación. Entonces les exige que junten
sus manos y digan “por favor”. Es muy emotivo ver cuan difícil es esto para la
persona. El dolor y el desencanto son profundos. Recién cuando se expresa ese
“por favor”, el terapeuta puede como representante del padre o de la madre abrazar
al cliente. De esta forma, el movimiento hacia adelante alcanza su meta y deja su
larga interrupción. Los sentimientos viejos y negativos desaparecen
instantáneamente.
Mi trabajo con el movimiento interrumpido es una experiencia exigente. Tengo que
comprobar con anterioridad si estoy momentáneamente realmente dispuesto a
realizarlo y si encuentro en mí esos aspectos paternos o maternos. Es de gran
ayuda tener en cuenta que aquí se trata de lograr un paso en una buena dirección y
no de una solución perfecta.
El “movimiento interrumpido” es básicamente una constelación, en la cual una parte
paterna es representada. He realizado buenas experiencias en estos casos al tomar
representantes. Cuando el cliente informa acerca de la temprana separación de su
madre y se trata de una cura, pregunto entonces en el seminario: ”¿Hay aquí una
mujer que sienta un gran cariño por los niños que desee representar?
Recién entonces puedo sentarme a un costado y apoyar este proceso como
acompañante.
-6-
• La relación del hijo con los padres - La relación del menor al mayor.
• La relación de pareja - La relación de igual a igual.
• La relación de los padres con el hijo - La relación del mayor al menor.
Los hijos cargan también con la carga familiar. Esta es la situación de partida con la
cual trabajamos en las constelaciones. Las formas que toma esta situación son
variadas. Se corre el peligro de ignorar las cargas adquiridas en primera instancia.
Por ejemplo, un hermano muerto luego del nacimiento. El hermano no puede
separarse del dolor durante la constelación. ¿Ha sido la muerte algo tan terrible para
él? Sin embargo, en muchos casos carga con el dolor reprimido del padre. Recién
cuando el hijo honre al padre y a su dolor, encontrará suficiente energía para aceptar
su propio dolor y darle un lugar en el corazón a su hermano.
Ahora quiero explayarme sobre los interrogantes con los que se encuentra el
constelador en el siguiente caso.
Cuando hablo de reglas, es importante mencionar que en cada regla hay una
excepción. Estipulo que aproximadamente la relación entre reglas y excepciones es
de 80 a 20.
Por esto vale la pena considerar los casos regulares. Pero no es garantía de arribar
con seguridad a una solución. Se exige una absoluta apertura y atención para
interpretar la excepción. Cuando un constelador se abandona a sus conocimientos
sobre reglas, fracasa seguramente con regularidad.
• La hija está enojada con el padre o el hijo con la madre. Se trata entonces de
la ira hacia la parte paterna de sexo opuesto. Normalmente, esta ira es
tomada por la parte paterna del mismo sexo. Muchas veces, se determina el
primer nivel mediante el vínculo del hijo con el padre y el vínculo de la hija con
la madre. La hija carga con la ira de la madre por su marido (el padre) o bien,
el hijo carga con la ira del padre por su esposa (la madre). Los padres no se
enfrentan a estos sentimientos y por esta razón, los hijos los retoman y
muestran. En ciertas oportunidades esto va tan lejos, que hermano y hermana
aceptan la lucha en forma representativa. La solución aparece cuando el hijo
se enfrenta a la parte por la cual él carga la ira. La hija se encuentra frente a
su madre, se inclina y dice frases como: “Te honro a tí y a tu ira. Tú eres la
mayor y yo la menor. Y todo lo ocurrido entre papa y tú, lo dejo a vuestro
recaudo. Yo soy sólo la hija.” Pero puedo permanecer totalmente en el amor
con la frase de la hija: “Yo cargo con gusto por tí con la ira.” Algunas veces
agrega: “Te considero capaz de amar a Papa tanto como a tí misma.”
• La ira frente a la parte paterna del mismo sexo se manifiesta cuando el hijo
está enojado con el padre y la hija con la madre. Regularmente, esta ira es
retomada por aquel que la muestra y también por la parte paterna del mismo
sexo. La hija está tan enojada como su madre o bien, el hijo está tan enojado
como su padre. La solución es similar a la anterior. El hijo se encuentra frente
a su padre y le dice: “Somos parecidos, enojado como tú, por amor. Te honro
a tíy a tu ira. Yo sólo soy el hijo.”
El cliente es hijo único. La madre tuvo un novio al cual abandonó antes de casarse.
El hijo está frente a los padres y siente una ira profunda.
En primera instancia constelo al novio. Se observa que el hijo está vinculado a él y
que carga con la ira de este por la ruptura del compromiso.
El hijo mira a la madre y se siente muy vinculado a ella. Él responde afirmativamente
cuando dejo que exprese que él también carga con la ira de la madre. Una parte de
la ira proviene de la madre.
En el próximo paso se ve que el hijo está vinculado subliminalmente al padre y carga
también con el rencor de este.
Pero todavía falta algo. Un agradecimiento adecuado a la madre por haberle dado la
vida no le es posible aún. Todavía hay ira. El próximo paso se da cuando elijo
percibe cuan profunda es su herida. Su madre lo ha usado todo el tiempo como a
una pelota. Este era entonces la ira personal.
Otro ejemplo donde una cliente está enojada con su suegra. En reiterados casos son
tres las causas y estas pueden mezclarse entre si:
Es bueno recordar que los sentimientos percibidos por los hijos pueden ser en parte
o totalmente sentimientos adquiridos. Casi siempre interpretamos que un
sentimiento expresado tiene su origen en la situación. Sin embargo, durante mi
trabajo he comprobado que reiteradamente los sentimientos son adquiridos.
Una hija se enfrenta a la madre. La madre no guarda ninguna relación con la hija. La
hija dice: “Si veo a mi madre siento frío.”
En lo cotidiano se diría: con una madre así, no es extraño que la hija sea fría. Sin
embargo, cuando consideramos como adquirido a un sentimiento semejante,
comprobamos que esto es cierto casi siempre.
La hija le dice a la madre: “Yo soy fría como tú. Yo cargo también con tu frialdad.”
La hija percibe repentinamente un gran dolor.
Nuevamente, no es por completo el suyo. Regularmente aparece el próximo nivel
delante de lo que deberá ser cargado. También esto es el dolor de la madre que se
encuentra bajo el frío.
La hija continua: “Y yo cargo también con el dolor que está allí abajo.” La relación
entre ambas parece otra. La frialdad de la hija ha desaparecido y la madre mira con
amor a su hija. Ella dice ahora a su hija: “Veo tu amor y le honro.” La hija se siente
atraída hacia la madre, quien toma a su hija en los brazos.
Aquí se manifiesta como se carga con los sentimientos de nivel a nivel. Cada vez se
puede explicar fácilmente a un sentimiento a partir de los hechos de la vida misma.
Y sin embargo, vincula al hijo con la madre. También la madre ve el amor de la hija y
le honra. Así se percibe y gana su lugar el vínculo amoroso entre ambas.
Este amor debe ser también interpretado por el constelador, inclusive “mantenido”.
Quien no sea capaz, querrá tomar cartas en el asunto para solucionar algo. (Madre:
“Es mi dolor y mi frialdad, etc.) Pero no será capaz de ver el gran amor que se
muestra.
La relación de pareja
La relación de pareja entre un hombre y una mujer es una relación de igual a igual.
Ambos están parados, uno al lado del otro. En la mayoría de los casos, el hombre
está parado en el primer lugar (acorde al sentido de las agujas del reloj) y la mujer
en el segundo. El que es responsable de la seguridad está en primer lugar. Algunas
veces está la mujer en el primer lugar, cuando ha tomado este deber o cuando su
familia carga contenidos muy pesados. También aquí es decisivo si los
representantes se sienten bien en sus lugares.
Cuando se ubica a los antepasados masculinos detrás del hombre y los femeninos
detrás de la mujer, la vinculación con ellos se torna visible rápidamente. Algunas
veces alcanza con esto para aclarar lo que ocurre. Otras veces, otro paso es posible
y el hijo mira a los antepasados y honra a su ira.
El hijo mira al padre y dice: “Yo te honro a tí y a tu ira. Entonces hace una
reverencia y le dice al padre: ”Por favor, mírame con amistad, aún cuando tenga una
buena relación con mi mujer.”
El padre puede ahora mirar con amistad, aún cuando él mismo haya tenido una
relación infeliz.
No siempre es necesario constelar a los antepasados. He tenido buenas
experiencias al expresar con simples palabras lo que va ocurriendo. Por ejemplo, la
mujer le dice al hombre: “Cargo con ira ( o frustración, dolor, etc.). Viene de mi
familia. No es algo que te compita, pero tú lo recibes.”
Un simple vistazo a los que tenemos ubicados detrás de nosotros brinda confianza y
fuerza. Hago que el hombre o la mujer se den vuelta: “Mira a tu familia detrás de tí y
percíbela. No debes ver ni tomar conciencia de nada en especial, pero tómate un
momento para ver la dirección.” Algo ha cambiado cuando alguien nuevamente se
da vuelta. Ahora tiene una conciencia más clara de las personas que están frente a
él.
¿Cómo es el camino entre la ira de la pareja y la percepción del amor?
Siempre se encuentra a la pareja adecuada a la tradición familiar propia, sin importar
cuan fuerte sea la pelea en su superficie y sin importar con cuales armas
(desprecio, abandono) se realice.
No hay nadie que sea sólo víctima. Por ejemplo, el caso de una pareja en donde uno
le hace la vida imposible al otro. Tal vez el hombre es alcohólico, gasta todo el
dinero en vicios y le pega a su mujer estando alcoholizado. O la variante opuesta, un
hombre bueno y débil, engañado, abusado y tratado de debilucho por su propia
mujer.
Se produce una simpatía espontánea con la victima en ambos casos durante los
seminarios. Se vuelve al equilibrio con la frase sugerida. La víctima dice: “Te quise
como hombre / mujer. Te obtuve como hombre / mujer. Yo acepto la
responsabilidad por mi elección y cargo con las consecuencias.” Esta frase levanta
al que la expresa. La víctima se transforma repentinamente en alguien que actúa y
actuó.
¿Y que pasa cuando alguien no quiere tomar la responsabilidad? En casos difíciles,
algunas veces, brinda ayuda la frase: “Yo acepto mi responsabilidad de sentirme
como víctima. Igual que mis antepasados.”
Una frase solucionadora para ambos, sin importar cuan grave fue la relación, es:
“algo pasa entre nosotros.” Esto alivia a ambos. Ahora hay espacio para el cariño y
los vínculos. Ahora se puede mostrar el amor.
Todo niño ha sufrido fracasos. Esta es la razón por la cual todos tenemos cicatrices
del pasado y los dolores relacionados. El dolor reprimido se transforma en nostalgia,
la nostalgia por todo aquello que no hemos recibido. Por esta razón, proyectamos
sobre los hombres y las mujeres en nuestro medio ambiente las imágenes paternas
y maternas como si fuésemos un proyector de diapositivas. Seguimos a estas
imágenes con la infantil esperanza de obtener lo que extrañamos. Al mismo tiempo,
es un deseo imposible, pues nos somos más esos niños y ninguno de nosotros
puede reemplazar a los padres reales. (Aún cuando la madre llevase a su pecho al
hijo de treinta anos que dejo de amamantar muy rápido, no sería posible sanar la
herida.) Cuanto más profundo es el dolor, mayor es la nostalgia y su consecuente
ceguera frente a la realidad. La primera elección donde poner la imagen paterna es
la pareja. Este punto de vista aclaratorio alcanza su máxima definición en el estado
del primer enamoramiento. Repentinamente se establece la creencia infantil de
haber encontrado finalmente al ser humano que nos amará, comprenderá siempre y
hará realidad todos nuestros sueños.
La mujer está ubicada al lado del hombre. Ambos miran en la misma dirección. Ella
percibe calidez. Recién entonces expresa el deseo de recostarse. Yo acepto. Ella
recuesta ahora su cabeza en el hombro del hombre.
Todo esto aparenta ser nuevamente una imagen emotiva de un vínculo íntimo. Pero
la experiencia demuestra que ellos no se observan, sólo se perciben a sí mismos. La
mujer siente “calidez” y esto no es necesariamente adecuado para la relación
hombre / mujer en una constelación. Que ella desee recostarse es adecuado a la
relación de los hijos con los padres. La continuación de esta constelación lo
demuestra.
El hombre se siente bajo presión. Le sugiero la frase: “Yo soy sólo tu hombre y nada
más.” Él se siente aliviado, liberado y más fuerte luego de esta frase. También la
mujer se endereza. Ahora se observan mutuamente.
“Yo soy sólo tu hombre y nada más,” significa: no soy ni tu padre, ni tu hijo, sólo soy
tu hombre. Este “sólo” libera y alivia. Hace la relación más clara y definida.
“Siempre voy a estar presente.” “No voy a abandonarte nunca.” “Tú eres el / la
único / a y lo serás siempre. Todas estas expresiones pertenecen a la relación entre
padres e hijos. El vínculo entre padres e hijos es indestructible y el de la pareja, no.
En la relación de pareja se precisa de dos adultos que honren, cuiden y protejan a la
la pareja. El hijo toma esto en forma despreocupada, pues sabe que es
indestructible, hasta que luego de una separación se despierta confundido y
alarmado.
Yo he descubierto una frase que devuelve un poco a la realidad aún a una pareja
muy enamorada.
La relación entre padres e hijos es de “mayor” a “menor”. Las frases “yo soy el /
mayor y tú eres el / la menor” y “yo doy – tú recibes” expresan claramente los
hechos.
Si hay algo que cargar, esta es tarea de los padres. Esto provoca que las
constelaciones del presente sean mas “duras” que las de la familia original. En la
familia original, el cliente puede ser “pequeño” y las cargas serán tomadas por los
grandes. En la familia del presente, él mismo es grande y tiene que aceptar la carga
para que los hijos puedan ser libres.
El constelador reconoce que esta relación está en desorden cuando los padres
necesitan a los hijos. Por ejemplo, la madre le dice al hijo autista: “Necesito que me
mires.” Este “necesito” va en contra del buen ordenamiento.
Hay muchas formas de expresión y señales para estas molestias. Para ello se exige
de una especial atención por parte del constelador.
El padre débil y sufriente observa a su fuerte hijo: “Estoy orgulloso por tí.”
El orgullo se manifiesta de dos formas: una es el orgullo natural de los padres por los
hijos. Podrían también decir: “Me alegro cuando te veo.” La otra se produce cuando
los padres se hacen pequeños y miran hacia el hijo grande. El padre observa al hijo
y a su fuerza. El hijo se siente superior mira con desprecio o lástima a su padre.
El ordenamiento se restablecerá en parte cuando el padre le diga al hijo: “Tu fuerza
la has recibido de mí.” De esta forma, el padre crece y el hijo se reduce a un tamaño
adecuado.
Siempre que el padre o la madre necesitan de un hijo hay algo que no está en
orden. Esto se comprueba en el próximo y extremo ejemplo.
La madre se siente atraída por la muerte, la hija está parada detrás. Yo ubico a la
hija cerca del padre y le sugiero a la madre que le diga: “Te confío a nuestra hija.”
Ella no quiere, ella quiere ocuparse personalmente de su hija. Le sugiero entonces
que le diga a la hija: “Tu me mantienes con vida.” Ella acepta.
Entonces prolongo las frases: “Yo te necesito para seguir con vida. Y esto no es
correcto.” Ahora, la hija hace una reverencia frente a la madre y le dice: “Te honro a
ti y a tu atracción hacia la muerte.” La madre y la hija se sienten aliviadas.
(Aún más fuerza viene a la constelación, cuando la hija le dice solamente: “Por tí
hago todo.” El amor se percibe claramente de esta manera.)
Que la madre necesite del hijo, aunque sea una circunstancia que en primer
momento se acepte espontáneamente, significa un rechazo al ordenamiento. Es
una carga para ambos.
En constelaciones con experimentados representantes, estos expresaron en el rol
del hijo la necesidad de arrodillarse frente a los padres. Esto les ayudo a hacerse
pequeños y mirar de manera normal. En los seminarios normales, al comienzo soy
muy cuidadoso con sugerencias semejantes, pues los participantes novatos pueden
fácilmente malinterpretar esto como afrenta y producir una resistencia innecesaria.
Desde hace poco tiempo que siento en el piso a un representante en el rol de un
hijo. Tal vez este sea el camino algunas veces.
Amendt relata como estos pequeños hombres, es decir los hijos, se transforman en
la fuente que da sentido a la vida de las madres. Dado que los hombres grandes no
cumplen con las esperanzas de las mujeres, las madres quieren modelar a sus hijos
y transformarles en el príncipe soñado. ¿Es acaso la madre “mala”? ¿Sabemos
ahora porqué en tantas familias todo sale mal? Pero con todas estas simples
acusaciones no estamos aplicando justicia a la dinámica dentro de la familia. La
continuación de la constelación anterior lo demuestra:
Así como necesita de sus ojos para percibir los cambios más mínimos, el
constelador precisará de sus oídos para detectar toda falsedad.
El padre mira en la lejanía, la hija mira al piso y la madre mira tensionada a los hijos.
El hijo se encuentra de buen humor. Cuando le pregunto cómo se siente, responde:
“¡Qué bonita familia!”
No comprendo su expresión al ver la imagen anterior y le pido que la repita delante
la familia misma: “¡Qué bonita familia!” y se alegra. Hay una corta pausa y espero las
reacciones de los otros. Repentinamente, el hijo me dice: No, no es la familia, sino la
madre.” Hago que le diga directamente esto a la madre. La madre irradia felicidad.
En lo cotidiano, las madres pueden parecerles maravillosas a los hijos y los padres
maravillosos a las hijas. Esto forma parte de la relación entre padres e hijos.
Las constelaciones sacan un nivel a la luz que está por debajo del nivel cotidiano,
una especie de estructura profunda. La experiencia demuestra que ciertas
expresiones en ese nivel profundo se deben interpretar de una manera diferente a
la cotidiana. Las expresiones son densas y profundas. Por esta razón, debemos
escuchar exactamente a que tipo de relación pertenecen estas frases espontáneas.
La frase “tú eres bonita” tiene un componente erótico, pertenece al nivel hombre /
mujer e indica algo desordenado entre la madre y el hijo.
El constelador debe educar su oído cada vez más para diferenciar lo adecuado de lo
inadecuado.
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Muerte
“Muchas veces también hay algo no resuelto en la familia, o la familia debe algo aún
al muerto. Casi nunca es la persona que constela la que debe algo al muerto, sino
alguien perteneciente a las generaciones anteriores, por ejemplo, el padre o el
abuelo. Entonces se deberá apartar a los clientes y dejar que los muertos miren a la
persona implicada. Muchas veces el muerto busca un apoyo parecido al que el niño
busca en su madre. Cuando se produce una imagen semejante, se deja que el
muerto se vuelva hacia la madre y, cuando la madre al mismo tiempo le abraza,
recién entonces puede dedicarse al vivo. Este proceso es similar a los procesos
donde el muerto debe volverse al hermano, a sus camaradas muertos o cualquier
otra persona. De esta manera también se logra una solución a la trama.”
Esto también sirve de ayuda en el caso donde un muerto es malvado y busca a los
vivos. Esto ocurre muy pocas veces. En estas situaciones he experimentado casi
siempre conflictos paralelos y ocultos en la familia.
En caso de suicidio en la familia es importante que se sepa que prácticamente nadie
solo se suicida por motivos ocasionados en la propia vida. Esta persona se siente
regularmente atraída hacia los muertos de la familia. Aún así, la frase que brinda
solución a los vivos es: “ El suicidio ha sido mi decisión personal. La acepto como mi
muerte. Me honráis al dejarme solo con ella.”
Enfermedad
Siempre hay clientes que se acercan con el motivo de una enfermedad grave.
Inclusive Hellinger trabaja en los contados seminarios dados en los últimos años
especialmente con enfermos terminales para demostrar el profundo significado de
las constelaciones familiares.
Las constelaciones familiares no son un tratamiento especifico para una
determinada enfermedad, aún cuando la enfermedad sea el tema concreto de la
constelación. Las enfermedades son también una consecuencia de las tramas en el
destino familiar. Y estas son muy complejas y polifacéticas para la capacidad de una
constelación. La constelación es sólo una imagen comprimida de las corrientes y
energías vistas en el aquí y ahora y que se mueven en el trasfondo familiar.
Las enfermedades graves tienen reiteradas veces una atracción a la muerte como
origen.
En este caso, el enfermo se siente atraído hacia el miembro de la familia muerto. Por
esta razón, su fuerza vital está debilitada y los puntos débiles del cuerpo reaccionan,
de tal manera que aún siendo joven, se desarrollan enfermedades crónicas.
El paso fundamental es el encuentro con el muerto. Si de este encuentro se genera
una buena fuerza, esto provoca un efecto total sobre la energía vital y las
posibilidades de curación.
“En el caso de la bulimia (injerir alimentos para luego vomitarlos) hay diferentes
dinámicas. La bulimia se produce por ejemplo, cuando la madre le dice a los
hijos: “Lo que viene de papa no sirve de nada, sólo podéis tomar de mí.”
Entonces el hijo toma de la madre y lo escupe en honor del padre. Esta es una
dinámica. Esta bulimia se curará cuando el hijo tome de ambos padres,
especialmente del padre.
Sin embargo, la anorexia se transforma muchas veces en bulimia. Entonces la
dinámica es otra. Anorexia significa: “Quiero morir.” Comer significa: “Quiero
vivir.” Cuando la bulímica come, está expresando: “Quiero vivir.” Cuando vomita
expresa: “Quiero morir.” El vomito es entonces una continuación de la anorexia.
La bulímica debería decir: “Yo me quedo.” Así de simple. Y los padres dicen,
por ejemplo el padre: “Yo me quedo.”
De esta manera, se manifiesta en que grado las enfermedades pueden ser símbolos
del vínculo con nuestra familia.
Culpa
La búsqueda del equilibrio y del orden que rige en las familias es quien se ocupa de
expiar la injusticia y las grandes culpas. Un crimen grave (asesinato en la mayoría
de los casos) cometido por un miembro de la familia tiene regularmente una mala
repercusión sobre la familia, inclusive a través de varias generaciones. Tal vez salte
una generación para aparecer en la otra. Todo ser humano que mata a otro sin
necesidad de defensa, siente en su interior la injusticia y se siente como asesino.
Las constelaciones muestran que alguien que como soldado mató a otros soldados
no se siente culpable en esa medida. Su instancia moral interior no le considera
como asesino. Sin embargo, él también está vinculado a las víctimas. Pero quien
como soldado haya cometido crímenes contra la población civil, forma parte de los
asesinos y se siente también de esta manera.
La descendencia retoma la culpa denegada. Esto ocurre siempre de dos formas. O
bien alguien se transformará en asesino en el futuro, o se identificará con las
victimas y desarrollará una tendencia hacia la muerte, cometerá seguramente
suicidio o llevará una vida llena de expiación y arrepentimiento.
El cliente está saturado de vivir y sufre de sentimientos de culpa. Por su madre sabe
que su padre cometió crímenes durante el Tercer Reich. En la constelación, el padre
da la espalda a su familia. Yo ubico en el piso frente a el a tres víctimas del
nazismo.
El padre permanece insensible, pero su hijo no. Este se siente atraído hacia las
victimas. Entonces, hago que se acueste junto a ellas. Él respira profundamente y
se siente aliviado en esta posición. Las víctimas encuentran que esto no es correcto
ni adecuado.
Sugiero entonces que el hijo se pare nuevamente y le diga al padre: “La culpa es
demasiado grande para mí. Yo soy sólo el hijo.” Luego le pido al padre que se
acueste junto a las víctimas. Al hacerlo, se siente aliviado. El hijo se da vuelta y va
junto a la madre.
Secretos de familia
“Hay secretos familiares que deben permanecer ocultos. No son de interés para los
hijos. Todo lo que pertenezca a la esfera íntima o a la culpa de los padres no les
corresponde a los hijos. Por ejemplo, los hijos no deben averiguar los actos
cometidos por los padres en el pasado. ¿Pero porqué lo hacen? Cuando lo han
averiguado preguntan a sus padres: ¿Qué habéis hecho? Así representan ser
grandes, como si tuvieran un derecho a serlo. El terapeuta oculta a los hijos estos
secretos. Él no entra en este juego.
Pero también hay secretos familiares que deben aclararse. Estos son los casos de
personas que pertenecen a la familia pero que no han sido honrados ni reconocidos
o simplemente, olvidados. Por ejemplo, una hermana muerta muy joven. El hijo debe
y puede saberlo. La clarificación posee un efecto curativo.”
De todas maneras, un hijo tiene el derecho a saber quienes son sus padres. Puede
comenzar a averiguar a partir de este punto de partida.
Lo esencial en otros secretos es la postura interior con la cual el hijo averigua. ¿Es
la postura de un juez que se alza sobre los padres, señalándoles y exigiendo: ”qué
habéis hecho durante el Tercer Reich”? ¿O es una postura con honra que investiga
al servicio del buen desarrollo de los hechos?
En las constelaciones donde se manifiesta un secreto desconocido se logra una
mayor claridad si se constela a un representante para el mencionado secreto. De
esta manera se verá y percibirá. La solución se manifiesta cuando los hijos honran y
dejan con su carga a aquellos antepasados y al secreto.
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Constelación individual
También en el trabajo individual se pueden usar los “ordenamientos del amor” y los
fundamentos de la representatividad. El trabajo individual es una posibilidad
independiente para poder encontrarse con las dinámicas familiares. Algunos clientes
se sienten incómodos en un grupo y prefieren el contacto personal con un terapeuta.
El trabajo individual también puede ser una preparación para una constelación
durante un seminario o una posibilidad de elaboración posterior.
Representaciones en la sala
Una forma que exige mayores exigencias como condiciones previas al terapeuta es
la representación en la sala. La sala se usará para definir el lugar de los miembros
de la familia, como en una constelación normal.
El terapeuta puede darle hojas al cliente para repartir en una dirección en las cuales
estén escritos los nombres de las personas que representan. Pero también puede
decirle: “Elígeme como representante y dame un lugar en la sala.” Entonces, se
marca el lugar en el cual se le ha constelado con un papel, un zapato u objeto
similar. Luego viene la próxima exigencia: “Elígeme ahora como tu madre y dame
nuevamente un lugar.” Se marca entonces el lugar. “Elígeme ahora para tí.”
Nuevamente se marca el lugar.
El terapeuta puede entonces determinar los lugares individuales y percibir que
ocurre en los roles correspondientes. Desde dicha posición puede expresar frases
como padre o madre. El cliente puede ubicarse en su propio lugar y percibir desde
allí.
Este método es idóneo solamente para la constelación de un numero limitado de
personas. Imagínense a una familia de cinco hijos que esté dispersada por toda la
sala. El terapeuta sería desbordado. En esta forma de constelación, es de suma
importancia trabajar con un mínimo de personas y con un tema especial de la
familia.
Aparte de flexibilidad, se exige del terapeuta que diferencie claramente las
expresiones de la persona que él representa de las de su rol como terapeuta.
¡Ambos roles deben ser separados claramente!
El terapeuta está parado sobre la hoja y habla como padre al cliente en su lugar: “Yo
soy el mayor y tú eres el menor.” Luego se va de la hoja a un lugar neutral y le
pregunta al cliente: “¿Cómo te sientes cuando el padre te dice esto?
El terapeuta debe separar espacios y abandonar el lugar de una persona cuando da
sugerencias y comentarios como terapeuta. Esto requiere de muchísima atención.
De no ser así, se produce una situación caótica.
Muchas dinámicas y conflictos pueden encararse con estas formas de terapia
individual. En reiteradas oportunidades, las constelaciones individuales son una
preparación introductoria para la constelación en grupo. En un seminario, la
comprensión de los ordenamientos entre padres e hijos, entre las generaciones y
entre los hermanos es más fácil.
Constelación de organización
Las constelaciones para grupos y teams sirven para arribar a un buen trabajo de equipo.
Especialmente todos los que llevan gran responsabilidad en una empresa consiguen
gracias a la constelación una imagen clara de un buen ordenamiento con el cual
orientarse. Escuché también acerca de un consejero de empresas que con la ayuda de
un equipo de representantes constela posteriormente en casa las situaciones de
consejo. Junto a su equipo de trabajo busca un buen ordenamiento y solución. Él va con
esa imagen a su consejo y deja que este lo guíe en una parte de ese camino.
Especialmente encuentro importante la zona donde confluyen las constelaciones
familiares y de organizaciones.
No pudo encontrarse una solución a un nivel organizativo. Aquí sólo una constelación
familiar donde se aclare la relación con los padres puede cambiar algo en la relación con
los empleados. Todos tratan de recrear en la empresa su propia estructura familiar. Es
decir, ciertos miembros del equipo tienen la tendencia de darles roles familiares a otros
miembros. Naturalmente esto conduce a dificultades muy difíciles de solucionar.
Especialmente los miembros fundadores o dirigentes tienen, sin ser totalmente
conscientes de ello, una influencia enorme y secreta sobre los empleados. Este campo
de constelación ganará mucho significado en el futuro.
Constelar sentimientos
Según observo reiteradamente en mis cursos de perfeccionamiento, al principiante
le parece más fácil constelar algo abstracto que personas reales. En ciertas
ocasiones, esta es una manifestación de confusión. Una mujer, por ejemplo,
nombra como tema su miedo a los hombres. Inmediatamente sugiere a este miedo
como tema de la constelación.
Sin embargo, se revela una mayor sustancia cuando se constela a la mujer y a un
hombre. Los sentimientos tienen siempre un aspecto de relación. Esto es lo más
importante y se pierde mediante la constelación del sentimiento. ¿A qué se tiene
miedo? ¿Qué provoca dolor? ¿A quién se culpa? Con una persona se logra el polo
contrario necesario en una constelación.
Cuando se constela a un sentimiento, por ejemplo, un pánico incomprensible, se
realizan siempre los siguientes pasos. En primera instancia se contempla al
sentimiento para encontrarle. En segunda instancia, es la honra del sentimiento,
para que este obtenga un lugar.
La claridad del nombramiento es de suma importancia en este caso. Cuando se
nombra a algo se debe prestar atención a que el nombramiento no desaparezca en
el flujo de las energías. El nombramiento debe mantener su sustancia. Entonces, el
constelador pregunta: “¿Cómo se siente el pánico en su lugar?” Y al final, el cliente
formula: “Tú eres mi pánico, y yo te honro.”
Constelaciones existenciales
Aún cuando Hellinger constela una enfermedad o la muerte, siempre se trata de un
encuentro con lo existencial. La arbitrariedad con la cual se llega fácilmente a
algunas de las constelaciones descritas anteriormente es rechazada estrictamente
por él. Es bueno que el instrumento de la constelación y el contacto con el “campo
de conocimiento” queden reservados para los problemas concretos.
Para finalizar deseo reproducir las palabras de Bert Hellinger al final de un curso de
parejas, que está documentado en Wir gehen nach vorne:
Deseo agradecer ante todo a mi esposa por sus valiosas y sugestivas palabras
sobre las constelaciones y sus trasfondos. Estas son y han sido una fuente de
inspiración. Su paciencia y comprensión, especialmente en los días anteriores a la
entrega de este libro han sido de valiosísima ayuda.
Agradezco también a Bert Hellinger, quien se ha tomado el tiempo de conversar
conmigo acerca de este libro. Especialmente estas charlas me han dado nuevos
puntos de vista.
Literatura
Amendt, Gerhard, Die Rache der Muttersöhne. Warum aus Mamas Liebling auch wieder nur
ein ganz normaler Mann wird: ein Brotverdiener – und ein Frauenfeind, SPIEGELreporter,
5/2000
Amendt, Gerhard, Vatersehnsucht. Annäherung in elf Essays, Universität Bremen 1999
Amendt, Gerhard, Wie Mütter ihre Söhne sehen, Fischer, Frankfurt am Main, 1994
Franke, Ursula, Systemische Familienaufstellung, Profil, München 1996
Fuchs, Thomas, Familienaufstellungen aus phänomenologischer Sicht, in: Praxis der
Systemaufstellung 1/2000
Galli, Johannes, GAME, die Galli Methode – Um selbst schöpferisch zu werden,
Loseblattsammlung, Freiburg 1997
Hellinger, Bert, Die Mitte fühlt sich leicht an. Vorträge und Geschichten, Kösel, München
1996
Hellinger, Bert, Wir gehen nach vorne. Ein Kurs für Paare in Krisen, Carl-Auer-Systeme,
Heidelberg 2000
Hellinger, Bert, Wo Ohnmacht Frieden stiftet. Familien-Stellen und Kurztherapien mit Opfern
von Trauma, Schicksal und Schuld, Carl-Auer-Systeme, Heidelberg, 2000
Leutz, Grete Anna, Das klassische Psychodrama nach J. L. Moreno, Berlin,Heidelberg, New
York 1974
Madelung, Eva, Kurztherapien. Neue Wege zur Lebensgestaltung, Kösel, München 1996
Mahr, Albrecht, Die Weisheit kommt nicht zu den Faulen. Vom Geführtwerden und von der
Technik in Familienaufstellungen, in: Weber, Gunthard, Praxis des Familien-Stellens.
Beiträge zu Systemischen Lösungen nach Bert Hellinger, Carl-Auer-Systeme, Heidelberg
1998
Neuhauser, Johannes (Hrsg.), Wie Liebe gelingt. Die Paartherapie Bert Hellingers, Carl-Auer-
Systeme, Heidelberg 1999
Sparrer, Insa/Varga von Kibe´d, Ganz im Gegenteil, Tetralemmaarbeit und andere
Grundformen systemsicher Strukturaufstellungen für Querdenker und solche, die es werden
wollen, Carl-Auer-Systeme, Heidelberg 2000
Stevens, John O., Die Kunst der Wahrnehmung: Übungen der Gestalttherapie, Kaiser,
Gütersloh, 14. Aufl. 1996
Ulsamer, NLP in Seminaren, Lernen erfolgreich gestalten, Gabal, Bremen 1994
Ulsamer, Ohne Wurzeln keine Flügel. Die systemische Therapie von Bert Hellinger,
Goldman, München 1999
Ulsamer, Die praktische Arbeit mit Familienaufstellungen: Was mache ich, wenn ich nicht
mehr weiter weiß?, in: Weber, Gunthard, Praxis des Familien-Stellens. Beiträge zu
Systemischen Lösungen nach Bert Hellinger, Carl-Auer-Systeme, Heidelberg 1998
Weber, Gunthard, Praxis des Familien-Stellens. Beiträge zu Systemischen Lösungen nach
Bert Hellinger, Carl-Auer-Systeme, Heidelberg 1998
Weber, Gunthard/Gross, Brigitte, Organisationsaufstellungen, in: Weber, Gunthard, Praxis
des Familien-Stellens. Beiträge zu Systemischen Lösungen nach Bert Hellinger, Carl-Auer-
Systeme, Heidelberg 1998
Wiest, Friedrich/Varga von Kibe´d, Homöopathische Systemaufstellungen, in: Weber,
Gunthard, Praxis des Familien-Stellens. Beiträge zu Systemischen Lösungen nach Bert
Hellinger, Heidelberg 1998
Ich belege die Zitate von Bert Hellinger nicht, weil sie meist aus z. Zt. des Schreibens
noch unveröffentlichten Quellen stammen. Zum einen ist das eine Sammlung von
Aussagen Hellingers, die inzwischen unter dem Titel: „Die Quelle braucht nicht nach
dem Weg zu fragen“ erschienen ist. Zum anderen ist es ein Interview, das Harlad
Hohnen und ich 2000 mit Hellinger geführt haben und das im Jahr 2001 unter dem
Titel “Mit der Seele gehen” veröffentlicht worden ist.
Recomendaciones y direcciones
Dr. Bertold Ulsamer, Sin raíces no hay alas para volar, La terapia sistémica de Bert
Hellinger (todavia no publicado en castellano)