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Poemas de Edith Södergran:

Al atardecer refresca el día...

Al atardecer refresca el día...

Bebe el calor de mi mano,

mi mano tiene la misma sangre de la primavera.

Toma mi mano, mi blanco brazo,

toma el ansia de mis menudos hombros...

Qué maravilloso sería sentir

en una noche, en una noche como ésta,

el peso de tu cabeza sobre mi pecho.

II

Arrojaste la rosa roja de tu amor

en mi blanco seno-

Entre mis febriles manos aferro

la rosa roja de tu amor que pronto se marchita...

Oh tú, Emperador de gélidos ojos.

acepto la corona que me tiendes,

la que me dobla la cabeza hacia el corazón...

III

Hoy vi a mi dueño por vez primera,

temblando, al instante lo he reconocido.

Ahora siento su pesada mano sobre mi brazo leve...

¿Dónde está mi sincera risa de doncella,

mi libertad de mujer de cabeza altiva?

Ahora siento su férreo abrazo

alrededor de mi cuerpo estremecido,


ahora oigo el duro estruendo de la realidad

contra mis frágiles, frágiles sueños.

IV

Buscabas una flor

y hallaste un fruto.

Buscabas una fuente

y hallaste un mar.

Buscabas una mujer

y hallaste un alma:

estás decepcionado.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

Amor

Mi alma era un traje celeste como el cielo;

lo dejé sobre una roca junto al mar

y desnuda llegué hasta ti y parecía una mujer.

Y como mujer me senté a tu mesa

y brindé con vino y aspiré el aroma de unas rosas.

Me encontraste bella y semejante a alguien que en sueños viste,

olvidé todo, olvidé mi infancia y mi patria,

sólo sabía que tus caricias me tenían cautiva.

Y tú, sonriendo, tomaste un espejo y dijiste que me mirara.

Vi que mis hombros estaban hechos de polvo y se desmoronaban,


vi que mi belleza estaba enferma y ahora sólo quería desaparecer.

Oh, aférrame entre tus brazos, tan fuertemente

que ya no necesite nada más.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

Dos poemas acuáticos

Mi vida era tan desnuda

como las grises peñas,

mi vida era tan fría

como las blancas alturas,

pero mi juventud se sentaba con ardientes mejillas

y se regocijaba: ¡ya llega el sol!

Y el sol llegaba y yo desnuda me tendía

todo el largo día sobre las grises peñas -

y entonces una fría brisa del rojo mar llegaba.

II

Entre las piedras grises

yace tu blanco cuerpo que se lamenta

de los días que vienen y se van.

Las leyendas que de niña escuchaste

sollozan en tu corazón.
Silencio sin eco,

soledad sin espejo,

el aire se torna azul por todas las fisuras.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

El ansia de los colores

Porque soy pálida amo el rojo, el amarillo y el azul,

la gran blancura es melancólica como el crepúsculo

en la nieve,

como cuando la madre de Blancanieves a la ventana se sentaba

anhelando también para sí el rojo y el negro.

El ansia de los colores es el de la sangre. Si tienes sed

de belleza

cerrar debes los ojos y mirar en tu propio corazón.

Pero la belleza teme al día ya las miradas excesivas.

Pero la belleza no soporta el ruido ni los movimientos excesivos -

no debes llevar tu corazón hasta los labios,

perturbar no debemos los nobles anillos de la soledad y del silencio, -

¿se puede hallar algo más grande que un enigma sin resolver

y con extraños rasgos?

Taciturna seré toda mi vida,

una habladora es como el gárrulo arroyo que a sí mismo se traiciona,

un árbol solitario seré yo en la llanura,


los árboles del bosque perecen de ansia después de la tormenta,

debo estar sana de pies a cabeza y tener dorados rayos en la sangre,

debo ser inocente y pura como una llama de húmedos labios.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

El lago del bosque

Yo estaba sola en la soleada orilla

de un lago azul pálido del bosque,

en el cielo flotaba una nube solitaria

y en el agua una isla solitaria.

El dulzor de la canícula

de cada árbol goteó con perlas,

y en mi corazón abierto

se deslizó una gota pequeña.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen


El secreto de Eros

Roja yo vivo. Con sangre vivo.

No he renegado de Eros.

Mis rojos labios arden sobre tu frío altar.

Te conozco. Eros -

no eres hombre ni mujer,

eres la fuerza

que se sienta agazapada en el templo,

y que se alza más salvaje que un grito,

más violenta que una piedra arrojada,

lanzando al mundo las justas palabras de la anunciación

desde las puertas del templo del Todopoderoso.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

Espuma

Bebemos la espumosa

champaña de la vida,

leves como espuma,

diáfanos,

corazones de champaña...
Ojos de champaña -

promesas te guiña el cielo.

Pies de champaña -

sigan las estrellas.

Espíritus de champaña.

¡la copa se entusiasma en su mano!

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

La noche estrellada

Inútil dolor,

inútil espera,

el mundo está vacío como tu risa.

Caen las estrellas -

noche fría y espléndida.

El amor sonríe en el sueño,

el amor sueña la eternidad...

Inútil temor, inútil pena,

el amor es menos que la nada,

de la mano del amor al abismo se desliza

el anillo de la eternidad.
Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

La última flor del otoño

Yo soy la última flor del otoño.

Fui mecida en la cuna del verano,

fui puesta en guardia contra el viento del norte,

rojas llamas florecieron

en mis albas mejillas.

Yo soy la última flor del otoño.

Soy la simiente más joven de la primavera difunta,

es tan fácil ser la última en morir:

he visto el lago tan mágico y azul,

he oído latir el corazón del verano difunto,

mi cáliz sólo contiene la semilla de la muerte.

Yo soy la última flor del otoño.

He visto sus profundidades estelares,

he contemplado la luz de cálidos hogares lejanos,

es tan fácil seguir la misma senda,

cerraré las puertas de la muerte.

Yo soy la última flor del otoño.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen


No consigo asir el calor de tu voz...

No consigo asir el calor de tu voz,

las dulces palabras se aferran a mi oído,

tengo un lugar vacío en el pecho...

¿Qué hacer?

Mírame, estoy pálida, las mentiras me agotan,

me duele hablar, mira y óyeme,

en el macizo de flores aroma dulce el verano,

soy un árbol que destruirá la tormenta...

Nocturno

Noche de claro de luna pura como la plata,

oleaje azul de la noche,

reverberantes olas que sin hablar

una tras otra se suceden.

Sombras caen sobre el camino,

los arbustos de la playa lloran quedamente,


negros gigantes vigilan la plata de la ribera.

Silencio profundo a mitad del estío,

sueño y ensueño.

la luna deslizándose sobre el mar

blanca y tierna.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

Nuestras hermanas van en trajes multicolores...

Nuestras hermanas van en trajes multicolores,

nuestras hermanas están a la vera del agua y cantan,

nuestras hermanas están sentadas sobre piedras y aguardan,

tienen el agua y el aire en sus cestos

y los llaman flores.

Pero yo arrojo sobre una cruz mis brazos

y lloro.

Alguna vez fui dulce como una hoja verdeclara

pendiendo muy alto en el aire azul.

Y fue entonces que dos espadas en mí se atravesaron

y el vencedor me llevó a sus labios.

Tan tierna era su rudeza que no me quebré,

puso una fulgurante estrella sobre mi frente

y me abandonó estremecida por las lágrimas

en una isla llamada invierno.


Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

Presentimiento

Oh tú, cuerpo mío, el más glorioso entre los gloriosos,

¿cómo sabes tú que tienes poderío?

Este brazo es lo que el siglo necesita.

El rayo está sentado en mi mano y un día habrá de fulminar,

el hombre verá su luz azul y comprenderá.

Sólo soy una más entre tantos y los otros

son más fuertes que yo,

pero yo soy el escudo que la gente ha de ver,

yo soy la esencia y el eslabón que vincula.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

Primero quisiera escalar el Chimborazo...


Primero quisiera escalar el Chimborazo

en mi propia tierra

y pararme allí sin aliento

con la corona del triunfo.

Luego quisiera escalar la montaña de la fama

a la que sonríen los dorados trigales del mundo

y pararme allí feliz

contemplando las rosas.

Y al final he de escalar la montaña del poder,

aún no conquistada,

desde donde las estrellas sonríen más dulces

bendiciéndolo todo.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

Tú, que nunca saliste de tu huerto...

Tú, que nunca saliste de tu huerto,

¿no has estado jamás anhelante junto a la verja

viendo por soñados senderos

fundirse la tarde en azul?

¿Y no has sentido lágrimas interiores

quemarte la lengua como un fuego vivo

al ver desaparecer un sol rojo como la sangre

por caminos que nunca habías hollado?


Un deseo

De todo nuestro mundo soleado

sólo deseo una banca en el jardín

donde un gato se asolee...

Allí me sentaré

con una carta en mi regazo,

con una breve carta sólo.

Ése es mi sueño...

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

Vierge moderne

No soy mujer. Soy un neutro.

Soy un niño, un paje y una osada decisión,

soy un rayo risueño de un sol escarlata...

Soy una red para todos los peces golosos,


soy un brindis en honor a todas las mujeres.

soy un paso hacia el azar y la ruina,

soy un salto en la libertad y en el yo...

Soy el murmullo de la sangre en el oído del hombre,

soy un escalofrío del alma, el ansia y la negación de la carne,

soy el anuncio de nuevos paraísos.

Soy una llama inquisitiva e intrépida,

soy agua, honda mas audaz hasta las rodillas,

soy fuego y agua sinceramente unidos por libre decisión.

POEMAS DE ADOLESCENCIA

(1907-1909)

RECUERDOS DE VERANO

Sueño con un lago de orillas vestidas de follaje,

con juncos y arena y salpicar de agua y patos,

con nenúfares y sol y helechos y brezo y abedules,

con orquídeas silvestres y humedad y valles sombríos,

con viejas lanchas y conchas y piedras,

con altas cuestas y pinos y ramas y enebros,

con hondos pantanos

cubiertos de zarzas floridas.

Tú me preguntas: ¿Es cálido tu corazón?,

¿sientes el dolor y la tristeza?

y yo respondo: Tengo alma,

pero no corazón.

Y a través de mi alma prudente


siento toda la vida,

pero un corazón que llore, un corazón que sonría,

eso no lo tengo.

Cuando el sol reluce sobre la superficie del agua

y hay demasiada luz, me pongo a pensar

en toda la luz que él irradia.

Cuando las nubes cuelgan sobre la superficie del agua

y todo es gris y se sienten ganas de llorar,

pienso en mi melancolía.

Ahora todo está oscuro y sombrío,

y la tierra espera nieve,

para que la flor, quemada por la helada,

se adormezca y muera.

Mi corazón, que arde de helada,

no tiene ni palabra ni canción,

yace mudo y escucha

la pesada marcha del mundo.

Él sabe que la canción, un día,

surgirá violentamente.

Y entonces sonrío, porque mi dolor

está condenado a morir.

LA ESPERANZA

¿Cómo protegeré tu candor jadeante,

pequeña chispa de fuego celeste?,


las tormentas de la vida te apagarán

y lágrimas saladas saludarán tu muerte.

Para mí eres un puente frágil

que se alza sobre el torrente rugiente de la vida,

si te hundes, me hundo contigo,

aplastada por mi propio sueño

De

POEMAS

(1916)

HE VISTO UN ÁRBOL

He visto un árbol más alto que todos los demás,

colgaban de él frutos inalcanzables;

he visto una gran iglesia: sus puertas estaban abiertas

y todos salían de ella pálidos y fuertes

y dispuestos a morir;

he visto a una mujer sonriente y pintada:

jugaba a los dados su dicha,

perdiéndola.

Había en torno a estas cosas

un círculo que nadie cruza.

REFRESCA EL DÍA

Refresca el día atardeciente…

Bebe el calor de mi mano,


mi mano, cuya sangre es sangre de primavera.

Coge mi mano, coge mi blanco brazo,

toma el anhelo de mis hombros estrechos…

Sería maravilloso sentir,

una sola noche, una noche como ésta,

tu cabeza sobre mi pecho.

II

Tú tiras la rosa roja de tu amor

en mi blanco regazo:

y yo tengo en mis cálidas manos

la rosa roja de tu amor, qué rápidamente se aja…

Oh, tú, vencedor de fríos ojos,

acepto la corona que me tiendes,

me hace humillar la cabeza hacia el corazón…

III

Hoy vi por primera vez a mi señor,

inmediatamente le reconocí, temblorosa.

Y ahora siento, clara, su grave mano sobre mi leve brazo…

¿Dónde está mi resonante, virginal risa,

mi libertad de mujer, siempre con la cabeza en alto?

Ahora siento, clara, su mano asirme el cuerpo

estremeciente,

y oigo la dura nota de la realidad

contra mis frágiles, frágiles sueños.

IV

Buscabas una flor

pero encontraste un fruto.

Buscabas una fuente


pero encontraste un mar.

Buscabas una mujer

pero encontraste un alma.

Te sientes engañado.

LA VIEJA CASA

Como extraños sin corazón

ojos nuevos ven viejos tiempos…

Anhelo volver a mis viejas tumbas,

mi triste grandeza vierte amargas lágrimas

que nadie ve.

Me refugio en el suave antaño,

entre extraños que levantan ciudades nuevas

sobre colinas azules, contra el borde del cielo.

Hablo quedo con árboles cautivos

y a veces los consuelo.

Qué lentamente roe el tiempo

la esencia de las cosas.

Qué silenciosamente pisa el tiempo

con sus duros talones.

Mi alma espera libertad

en brazos de la dulce muerte.

NOCTURNO

Noche lunar de plateado tul,

onda azul de la noche,

rielar de las olas en infinita cabalgata.

Las sombras caen sobre el camino,

quedas lloran las matas en los ribazos,


negros gigantes velan en la orilla de plata.

Honda quietud en el estío,

sueños y sueño,

la luna se desliza sobre el mar

amante y blanco.

DESEO

De todo nuestro soleado mundo

sólo deseo una silla en el jardín

donde un gato toma el sol…

En ella me sentaría

con una carta en el regazo,

una sola, breve, carta.

Así es mi sueño.

DÍAS DE OTOÑO

Los días del otoño transparecen

pintados sobre el suelo dorado del bosque…

Los días del otoño sonríen a todos.

Qué bello es adormecerse y no desear nada,

ahita de flores y hastiada de verdor,

la corona roja del vino colgando de la cabecera…

Este día otoñal ya nada anhela,

sus dedos son implacablemente fríos,

y en sus sueños ve por todas partes

blancos copos cayendo sin cesar…ersión de Renato Sandoval e Irma Sítanen

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