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Asignatura

Historia Dominicana

Tema
Tarea 1

Facilitador
Francisco Antonio Méndez Alcequiez

Participante
Josefina Duarte Vásquez

Matricula
2019-02494
Después de consultar el texto básico de la asignatura y otros documentos
sugeridos por su facilitador el contenido de la Unidad I realiza las
actividades sugeridas:
Se recomienda:
Realizar paneles, lluvias de ideas, foros interactivos…
1. Reflexionar acerca de las diversas interpretaciones del proyecto
colombino

Oficialmente, se sabe muy poco del Colón anterior a sus tratos con los Reyes
Católicos. Las referencias biográficas sobre su infancia y juventud son
escasísimas y poco de fiar, y solo tendríamos algunas pocas y oscuras
relacionadas con su madurez, hasta que su acceso a la corte de los monarcas
españoles le convirtieron en una figura pública.
Parece que el propio Colón se preocupó concienzudamente de borrar sus
huellas. No se conserva su partida de nacimiento, ni documentos de su puño y
letra o relacionados con él (cartas personales, documentos bancarios, etc.)
anteriores a la última década del siglo XV, cuando ya está inmerso en la
aventura del Descubrimiento. Tampoco existe un solo retrato que le tomara
directamente como modelo, y ninguno de los que nos han llegado es
contemporáneo suyo; sin embargo, llama la atención los rasgos semíticos que
la mayoría de esas pinturas le atribuyen.
Según diversas fuentes, incluidas las académicamente aceptadas, Colón se
embarcó muy joven y navegó por el Mediterráneo y el Atlántico como
comerciante y pirata bajo diversas banderas. Adquirió así gran experiencia
como marino, convirtiéndose en un consumado piloto, y conoció gente de mar
de todas partes.
El Colón de la historia oficial arranca de un naufragio frente a las costas de
Portugal, donde su barco fue echado a pique durante un combate naval y él
tuvo que ganar la costa a nado. A continuación aparece Colón malviviendo en
Lisboa, que en esos años era el origen de las rutas de navegación hacia la
India y hacia el Atlántico. Colón vive semiculto, lo que se explica dada su
condición de pirata y de converso. En Portugal se casa por vez primera, y lo
hace con una judeoconversa. Curiosamente, el Colón que vive en la
semiclandestinidad aparece de repente en la Corte proponiéndole al rey
portugués una ruta hacia las Indias que atravesaría el Atlántico casi en línea
recta, en vez de ir costeando por Africa y cruzar luego el Ïndico como
se hacia entonces. Y aún es más curioso que el rey portugués en vez de hacer
que le cuelguen de una horca, le escuche, negocie con él y al no ponerse de
acuerdo, le despida finalmente de manera amistosa.
¿Quién protegía a Colón y le introdujo en la Corte portuguesa? ¿Quién
consiguió audiencia real para un pirata extranjero, sin bienes de ninguna clase
y que además era un cristiano dudoso? Obviamente, los únicos que podían
simpatizar con él en semejantes circunstancias: el entorno de judíos y
judeoconversos cortesanos lisboetas, muy influyentes en los sectores
dirigentes del país en esa época.
De Portugal, Colón se va a la Corte de Francia. ¿Porqué va a París?. No lo
sabemos. Lo que sí sabemos es que en Francia no le hacen ningún caso. Es
natural: en la Corte francesa Colón no tiene quien le avale ni le presente, pues
en esa época los judíos carecen de influencia allí.
Colón decide volver a casa. Regresa al reino de Aragón, y probablemente pasa
algún tiempo en Barcelona. De Barcelona marcha a Zaragoza, donde en ese
momento estaba la Corte de la Corona Catalano-Aragonesa y residía el rey
Fernando Trastamara (Ferran para los catalanes, Hernan para los aragoneses),
a quien llamarían más tarde El Católico. Fernando se había casado con Ysabel
de Castilla, la posterior Isabel La Católica. Era un matrimonio de conveniencia,
una unión dinástica -no de Estados, que siguieron diferenciados- motivada por
los delicados equilibrios propios de la política medieval en la Península Ibérica
y la necesidad de apoyo mutuo frente a Francia y Portugal. Cada uno de los
reyes siguió gobernando los Estados asociados a su Corona: Fernando en
Catalunya y Aragón (más Valencia, Mallorca, Sicilia, Nápoles, Cerdeña y
Córcega), e Isabel en Castilla y León. Fernando vivía en Zaragoza e Isabel en
Burgos.
¿Por qué va Colón a Zaragoza? Tras sus viajes a Lisboa y París, parece obvio
que Colón tiene un proyecto –no un sueño- y está dispuesto a ofrecerlo a quien
pueda y quiera hacerlo realidad. El proyecto de Colón nace de la
Certeza en la existencia de una tierra inmensa, rica y despoblada al otro
lado del Atlántico. Colón tiene cartas de navegación más o menos secretas y
relatos de navegantes que certifican su existencia. Y tiene, sobre todo, un
argumento definitivo, aunque por razones lógicas no pueda echar mano de él
cuando explica su proyecto: él ya ha estado allí, sabe cómo ir y sabe como
regresar.
Pero necesita quien le financie el viaje y la colonización y explotación de ese
continente nuevo. Probablemente por eso sus amigos judeoconversos de
Barcelona le envían a Zaragoza: para que hable con el hombre que puede
hacer realidad su proyecto. Se trata de un hombre que también tiene un
proyecto, o mejor dicho en su caso, un sueño. Ese hombre se llama Luis De
Santángel y es quizá el personaje más importante, más incluso que el propio
Colón, en el descubrimiento colombino de América.

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