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Fraile mercedario, pedagogo católico y profesor español que, entre otras cosas, se
dedicó a la enseñanza de la filosofía como funcionario del Estado. Nació Alfonso
López Quintás en Santiago de Franza (La Coruña) el 21 de abril de 1928. Captado
desde muy joven por la organización católica de los mercenarios, inició en 1943 los
estudios filosóficos y teológicos en el Monasterio de Poyo (Pontevedra), donde tuvo
como profesor a Vicente Muñoz Delgado. A partir de 1951, una vez ordenado como
presbítero católico, realizó estudios universitarios en Salamanca, licenciándose en
filosofía en 1956 en la Universidad de Madrid. Su orden religiosa facilitó que pudiese
trasladarse a Munich (1957-1960), para ampliar estudios de filosofía junto con los
profesores Alois Dempf, Romano Guardini y Ernesto Grassi.
Su nombre alcanzo cierta relevancia pública a partir de 1996, por la gran difusión
de El libro de los valores, colección de textos que publicó junto con Gustavo
Villapalos (ex rector de la Universidad Complutense de Madrid y entonces
Consejero de Educación y Cultura, por el Partido Popular, del gobierno regional de
Madrid). Parece que Gustavo Villapalos facilitó desde sus cargos la consolidación
en Madrid de una universidad privada (ligada a los Legionarios de Cristo, la
organización fundada por el presbítero mejicano Marcial Maciel), la Universidad
Francisco de Vitoria (adscrita a la Universidad Complutense como Centro
Universitario ya desde 1992). Alfonso López Quintás es asesor desde su fundación
de la Universidad Francisco de Vitoria. El 24 de marzo de 2003 la Universidad
Anáhuac, principal institución académica de los Legionarios de Cristo (fundada en
1964 en México por Marcial Maciel Degollado L.C.), inauguró la “Cátedra Alfonso
López Quintás”.
1. TENER SENTIDO ES ESTAR BIEN ORIENTADO
Muchas veces para encontrar y darle un sentido más profundo a nuestra existencia
necesitamos una orientación hacia el “porque” de nuestras buenas acciones y
porque debemos de tratar a todos como semejantes. Encontramos que nosotros
como personas humanas somos seres con sentimientos o seres de encuentro, por
lo que nosotros necesitamos de alguien más en algún momento, por lo que la
calidad de persona que nosotros seamos con los que nos rodean, va a ser la
diferencia entre tener sentido en la vida de los demás o no y así mismo si nosotros
podemos encontrarle sentido en entablar una amistad con este tipo de persona. La
conducta es pues como una carta de presentación a la puerta del sentido, pues
siendo seres de encuentro el hecho de poder contar con más personas a nuestro
alrededor, puede darle sentido a nuestra vida, pues pueden llegar a ser grandes
pilares de apoyo en nuestra vida. Por lo que estar orientado a ser un buen ser de
encuentro nos complace y nos da sentido, como afirma la lectura, “Tener sentido
equivale a estar orientado” siendo de esta manera, nos hacemos cada vez más
creativos para no llegar a tener una “falta radical de sentido”.
Quizá una característica que se comparte con todo ser vivo es la comunicación y
esto nos hace darnos cuenta que no somos diferentes a los demás pero, como se
ve eso cuando a la comunicación se le da un sentido en el que no solo comunicas,
sino, que también compartes, te encuentras contigo, en una forma más profunda y
sincera, así mismo un encuentro con todo ser que este dispuesto al encuentro
mutuo y no forzado, este encuentro sincero nos da un sentido, revela el sentido de
todo lo que hemos ido construyendo “acciones interconexas” y esto claro que tiene
un sentido mucho más profundo que el de comunicarnos, nos hace sentir acogidos
pues nosotros venimos del encuentro amoroso, llamados a ser creativos para crear
nuevas formas de encuentro.
Comentario: quizá debería entender que los demás también esperan algo de parte
de uno, que el hecho de que nosotros seamos los que tengamos el encuentro con
los demás nos da un enfoque diferente de lo que es darle sentido a nuestra
existencia por medio del encuentro con otras personas.
La vida de uno no tiene sentido en el momento en el que la concibe, quizá para las
personas que nos rodean si, pero, el sentido en ese momento es absurdo pues en
ese momento carecemos de razón y el sentido sin razón es algo que no seria tan
posible de adquirir, entonces un ser humano empieza la búsqueda del sentido desde
que empieza a cuestionarse del porqué de su existencia. Si bien es cierto
cuestionarse sobre muchas cosas, acontecimientos, etc., nos ayuda a encontrar el
sentido, podemos decir que la vida en si carece de sentido muchas veces por el
simple hecho de cuestionarnos de más, el miedo a que ira a suceder nos resta
oportunidades de encontrarnos con nosotros mismos de poder ser lo que en
realidad anhelamos, lo que en realidad queremos lograr lo bloqueamos no por
impedimentos físicos sino más bien mentales pues todos somos capaces de lograr
cosas geniales si tan solo empezáramos por intentar, que quizá en el intento
encontramos el sentido de ser-existir. Que perdemos la respuesta al sentido al no
saber aprovechar las oportunidades de ser diferentes y cumplir nuestros anhelos
pues esto es lo que nos llena de alegría, según Henri Bergson, “la alegría anuncia
que la vida ha triunfado, que ha ganado terreno, que ha reportado una victoria; toda
gran alegría tiene un acento triunfal”.
Comentario: este punto se resume al hecho de que para que nuestra vida tenga un
sentido maravilloso no debemos ser seres egoístas, sino más bien aprender a
pensar en los demás para poder lograr no solo un encuentro genuino, la unidad,
sino también ayudar a los demás a encontrarle el sentido a su existencia.