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Parte 4: Pensándolo bien

INTRODUCCIÓN
Lo que naturalmente quieres frecuentemente está en conflicto con lo que finalmente valoras. Pero
tu Padre celes8al sabe lo que necesitas. Él quiere para 8 lo que tú realmente quieres. Entonces,
¿cómo poner a un lado esos “quiero” naturales y perseguir lo que finalmente valoras?

PREGUNTAS DE DISCUSIÓN

1. ¿Tuviste la oportunidad de trabajar en el ejercicio del funeral del que Juan Vereecken habló la
semana pasada? Si es así, ¿qué descubriste?

2. Durante el mensaje de esta semana, Alejandro Mendoza dijo: "El reino de este mundo está
diseñado para distraerte de lo que realmente importa, y nuestra cultura está fascinada con las
actualizaciones y las experiencias". ¿Cuáles son algunas de las formas en que tu búsqueda de
actualizaciones o experiencias te ha distraído de aquello que has determinado que realmente
importa?

3. ¿Crees que a la generación de tus padres le fue más fácil concentrarse en lo que valoraban
contra lo que simplemente querían? ¿Cómo se desarrolló esto en tu familia de origen?

4. Lee Hebreos 11: 24-26. Moisés fue capaz de dis8nguir entre lo que quería y lo que valoraba.
¿Cuál es la relación entre el “placer fugaz del pecado”, “mayor valor” y “mirar hacia adelante”?
¿Cómo superó Moisés la tentación de optar por lo inmediato sobre lo úl8mo?

5. Lee Romanos 12: 1–2. ¿La idea de que la voluntad de Dios se puede caracterizar como "buena,
agradable y perfecta" te parece extraña? ¿Por qué sí o por qué no?

6. ¿Alguna vez ha habido un momento en el que hubieras considerado la voluntad de Dios como
amenazante, insa8sfactoria e insensible? Si es así, ¿qué cambió tu opinión acerca de Dios?

Moviéndote hacia adelante


El reino de este mundo no te proporcionará lo que realmente quieres. Te distraerá de lo que
realmente importa. Te robará lo que valoras. Para lo que fuiste creado está conectado con quien lo
creó. La manera de obtener lo que realmente deseas es rindiéndote a tu Padre Celes8al y renovar
su mente.
CAMBIANDO TU MENTE
Por la fe, Moisés, cuando creció, se negó a ser conocido como el hijo de la hija de Faraón. Él eligió
ser maltratado junto con el pueblo de Dios en lugar de disfrutar los placeres fugaces del pecado.
Consideraba que la desgracia por el bien de Cristo era de mayor valor que los tesoros de Egipto,
porque estaba esperando su recompensa. Hebreos 11: 24-26

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