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ANÁLISIS DE LAS EXPERIENCIAS MÍSTICAS DE SAN

IGNACIO DE LOYOLA
Jose Angel Anaya

INTRODUCCION

El siguiente análisis es un intento por descubrir el efecto que las experiencias místicas
extraordinarias que experimentó San Ignacio tuvo, tanto en su vida práctica, como en la
evolución espiritual en su camino personal de conversión.
En la experiencia religiosa de San Ignacio, nos encontramos ante una experiencia
fenomenológica mística de un individuo arraigado en una época, en una cultura y en una
forma particular de vivir su experiencia religiosa. Como bien lo expresa Velasco al tratar de
definir la hondura existencial de esta experiencia, “la mística constituye un fenómeno
extraordinariamente complejo. La raíz de esta complejidad se sitúa en el hecho de que afecta
al hombre entero y la persona entera interviene en él. Por eso, la condición mística de una
persona transforma toda su vida, dando lugar a unas determinadas conductas, con
repercusiones incluso en la dimensión corporal, unas determinadas formas de pensamiento y
de lenguaje, una forma peculiar de estar en el mundo, y hasta unas formas de organización
social más o menos institucionalizadas.” 1
Un primer intento consistirá en ubicar y categorizar las experiencias místicas
extraordinarias de San Ignacio, según la clasificación de Tanquerey, basado en su tratado
“Compendio de Teología Ascética Mística.”
En un segundo momento, se intentará hacer un análisis de sus experiencias místicas y
las repercusiones que estas trajeron en su estructura personal y psíquica, así como en su
relación personal con Dios y con otros.

I. CLASIFICACION DE LAS GRACIAS MISTICAS SOBRENATURALES


SEGÚN TANQUEREY

Según Tanquerey, las gracias místicas sobrenaturales se agrupan en dos grandes categorías:
1. Fenómenos místicos intelectuales: Revelaciones privadas y gracias gratuitamente
dadas.

1
Velasco, JUAN MARTIN. El Fenómeno Místico., Editorial Trotta, Madrid, 2003. Pág. 301

1
2. Fenómenos místicos psico-fisiológicos: donde se encuentran aquellos fenómenos que
afectan no solo el alma, sino que tienen una repercusión en el cuerpo, entre los que se
encuentran las levitaciones, los efluvios luminosos, los efluvios olorosos, la
abstinencia o inedia y la estigmatización y las lágrimas.
En este trabajo nos limitaremos solamente al primer apartado que trata de los fenómenos
divinos intelectuales, que son los que más directamente atañen a la vida de San Ignacio.

FENOMENOS MISTICOS INTELECTUALES

Tanquerey clasifica las relaciones privadas en visiones, locuciones sobrenaturales y toques


divinos.
I. VISIONES

Tanquerey las define como “percepciones sobrenaturales de un objeto naturalmente


invisible para el hombre… pueden ser sensibles o imaginativas o puramente
intelectivas”. 2

VISIONES SENSIBLES O CORPORALES

“Aquellas en las que los sentidos perciben una realidad objetiva naturalmente
invisible para el hombre”.3 En la vida de San Ignacio encontramos este tipo de
visiones en la visión de la Virgen María y el niño, durante su convalecencia en
Loyola:
Mientras convalecía en Loyola, estando una noche despierto “vido
claramente una imagen de nuestra Señora con el santo niño Jesús con cuya
vista por espacio notable recibió consolación muy excesiva, y quedo con tanto
asco de toda vida pasada, y especialmente de cosas de carne, que le parecían
habérsele quitado del anima todas las especies que antes tenía en ella
pintadas”. (AU 10)

Otra de sus visiones que se repitió por mucho tiempo durante su vida es aquella que
tenia forma de “serpiente con ojos”:

“Estando en el hospital le acaeció muchas veces en día claro ver una cosa en
el aire junto a si, la cual le daba mucha consolación porque era muy hermosa
en grande manera… parecía que tenía forma de serpiente y tenía muchas
cosas que resplandecían cono ojos aunque no lo eran. Él se deleitaba mucho y
consolaba en ver esta cosa; y cuantas más veces la veía, tanto más crecía la
consolación; y cuando aquella cosa le desaparecía, le desplacía dello”. (AU
19).
2
TANQUEREY., Compendio de Teología Ascética y Mística. Desclee & Cía., Paris, 1930. Pág. 953
3
Ibid. pág. 954

2
Esta última visión que tenía casi a diario, más adelante en su narración de la
Autobiografía en el No. 31 Ignacio discierne que no es del buen espíritu sino del
demonio:
“… y allí le apareció aquella visión que muchas veces le aparecía y nunca la
había conocido, es a saber, aquella cosa que arriba se dijo que le parecía muy
hermosa, con muchos ojos… y tuvo muy claro conoscimiento, con grande
asenso de la voluntad, que aquel era el demonio; y así después muchas veces
por mucho tiempo le solía aparecer, y el, a modo de menosprecio, lo
desechaba con un bordón que salía traer en la mano.” (AU 31)
VISIONES IMAGINARIAS O IMAGINATIVAS

“Producidas en la imaginación por Dios o por los ángeles”


En Manresa y en repetidas ocasiones (alude veinte o cuarenta veces) tenia, con sus
ojos interiores la visión de la humanidad de Cristo:

“Muchas veces y por mucho tiempo estando en oración, veía con los ojos
interiores la humanidad de Cristo, y la figura que le parecía era como un
cuerpo blanco, no muy grande ni muy pequeño, mas no veía ninguna
distinción de miembros.” (AU 29, 4).

En su camino a Jerusalén, pasando por Cipro (Chipre) Ignacio hace alusión a sus
visiones de Jesús como una cosa redonda y grande:

“En todo este tiempo le aparescia muchas veces nuestro Señor, el cual de
daba mucha consolación y esfuerzo; mas pareciale que via una cosa redonda
y grande, como si fuese oro, y esto se le representaba después de partidos de
Cipro llegaron a Jafa.” (AU 44)

Es interesante anotar que Ignacio en su autobiografía, hace una referencia a lo que él


llama “una representación, no una visión” dándonos a entender que sus visiones
sobrenaturales no eran el producto de su voluntad, mientras muy probablemente una
representación si lo era (como las representaciones que recomienda en los ejercicios,
cuando pide que se haga la composición de lugar representando determinada escena
del evangelio). Cuando Ignacio es literalmente expulsado de los lugares santos, él
dice:

“En esta ida tuvo el pelegrino como una representación de cuando llevaban a
Cristo, aunque no fue visión como las otras. Y fue llevado por tres grandes
calles; y el iba sin ninguna tristeza, antes con alegría y contentamiento.” (AU
52)

3
VISIONES INTELECTIVAS

“Son aquellas en las que el espíritu percibe una verdad espiritual sin formas
sensibles”.4 Aunque a veces pueden ser oscuras y el individuo no logra encontrar el
significado en el momento, este puede irse desvelando a lo largo de la vida. Uno de
los frutos de las visiones intelectivas es la capacidad “infusa” de entender los
designios divinos de una forma que el individuo no logra poner en palabras.

Entre las visiones intelectuales más representativas de este grupo, es su visión


de la Trinidad como teclas:
“…Se le empezó a elevar el entendimiento, como que vía la Santísima
Trinidad en figura de tres teclas…y con mucho gozo y consolación; de modo
que toda su vida le ha quedado esta impresión de sentir grande devoción
haciendo oración a la Santísima Trinidad”. (AU 28).

Otra visión que le infundio un profundo conocimiento y alegría espiritual, fue aquella
donde vio como Dios creaba el mundo, y de la cual afirma que “no las sabia explicar,
ni se acordaba del todo bien de aquellas noticias espirituales”:

“Una vez se le represento en el entendimiento con grande alegría espiritual el


modo con que Dios había criado el mundo, que le parecía ver una cosa
blanca, de la cual salían algunos rayos, y que della hacia Dios lumbre”. (AU
29)

Pero quizá la iluminación intelectual que más le marco el resto de su vida, fue la
visión del Cardoner:
“…Se sentó con la cara hacia el rio el cual iba hondo. Y estando allí sentado,
se le empezaron a abrir los ojos del entendimiento; y no que viese alguna
visión, sino entendiendo y conociendo muchas cosas, tanto de cosas
espirituales como de cosas de la fe y de letras, y con esto una ilustración tan
grande, que le parecían todas las cosas nuevas…y no se puede declarar los
particulares que entendió entonces… de manera que en todo el discurso de su
vida hasta pasados los 62 años… no le parece haber alcanzado tanto como de
aquella vez sola. (AU 30)

II. LAS LOCUCIONES SOBRENATURALES

Las locuciones sobrenaturales son una gracia mística en la cual el individuo percibe
ya sea en su sentido auditivo exterior sonidos o voces “que suenan en sus oídos” o bien sea
imaginativas cuando se perciben como un sonido en la imaginación, o intelectivas cuando se
orientan a iluminar el entendimiento del individuo.

4
Ibid. Pág. 954

4
En la experiencia religiosa de san Ignacio, las locuciones aparecen descritas mediante
la palabra “locuela” definida en el Diccionario de Espiritualidad Ignaciana como “término
aplicado a un don divino, entre los escritos ignacianos sólo aparece en el Diario espiritual, y
además con carácter de estrella fugaz, porque lo utiliza únicamente del 11 al 28 de mayo
de1544 un total de veinticinco veces (cf. [De 221-240]).”5
El texto donde por primera vez aparece la palabra “locuela” lo encontramos en el
Diario Espiritual No. 221: "al domingo -antes de la misa con lágrimas, y en ella con mucha
abundancia de ellas, y continuadas, y con loqüela interna de la misa con parecerme más
divinitus dada, habiendo demandado el mismo día porque en toda la semana cuándo hallaba
la loqüela externa, quándo no hallaba, y la interna menos, aunque el sábado pasado hallaba
un poco más apurado" [De 221].6
El Diario Espiritual da testimonio de este fenómeno que solo se presenta durante la
Misa y del cual no da muchas explicaciones, bien sea de los efectos o de lo que en la locuela
el recibe.
En un intento de dar una definición más precisa, el Diccionario de Espiritualidad
citando a Futrell afirma que la locuela es una "experiencia
mística particular que se caracterizaba por cualidades
sonoras, a veces más externas, y otras veces internas,
descendiendo hasta la profundidad del alma. Ignacio era
consciente de un proceso de 'crescendo' en la propia
experiencia" (Futrell 1972).”7
El único testimonio que tenemos en la AU 96 sobre
una locución (aparte de los innumerables relatos del Diario
Espiritual), es la Visión de la Storta, el cual es tomado del
relato de Laínez:
"Viniendo a Roma, pasando por Siena, nuestro
padre [Ignacio] [...] tenía muchos sentimientos
espirituales, y especialmente respecto a la santísima
Eucaristía [...] Me dijo que le parecía que Dios
Padre le imprimiera en el corazón estas palabras:
Ego ero vobis Romae propitius"8

FENOMENOS MISTICOS PSICO-FISIOLOGICOS


En este grupo solo mencionaremos el don de lágrimas, puesto que fenómenos como
las levitaciones y efluvios luminosos son solo parte de legenda y de grabados posteriores que
no se encuentran fundamentados en las fuentes primarias y relatos de los primeros
compañeros.

5
GRUPO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA – Direct. Jose Garcia de Castro. Diccionario de Espiritualidad
Ignaciana, Mensajero & Sal Terrae, Bilbao, 2007. Pág. 1141
6
Ibid. 1141.
7
Ibid., 1142
8
MScripta I, 715; cf. FN I, 313

5
Aunque el Diario Espiritual esta inundado de menciones de lagrimas en todas sus
categorías (sollozos, muchas lágrimas, mucha abundancia de lágrimas), lo cual nos hace
pensar que eran un signo exterior de su conexión interior con las realidades divinas,
especialmente las experimentadas durante la misa, es de extrañar que en la autobiografía no
existe mención de lagrimas mas que en dos instancias de la autobiografía:
La primera, cuando vio al bachiller Hoces que entraba en el cielo:
“Desde Roma fue el peregrino a Montecasino para dar los ejercicios al doctor Ortiz,
y permaneció allí cuarenta días, en los cuales vio una vez al bachiller Hoces que
entraba en el cielo, y en esto tuvo grandes lágrimas y gran consolación espiritual”.
(AU 98).
La segunda y última mención de sus lagrimas se relata al final de la autobiografía, que
por el cambio narrativo de tercera a primera a segunda persona nos hace pensar que fue mas
bien un comentario final hecho por Cámara:
“El modo que el padre guardaba cuando hacia las constituciones era decir misa cada día
y representar el punto que trataba a Dios y hacer oración sobre aquello; y siempre hacia
la oración y decía la misa con lágrimas.” (AU 101)

II. APRECIACION PERSONAL

El Manual de Teología Mística y Ascética afirma, que los fenómenos místicos


extraordinarios no son necesarios para llegar a la unión divina, y que incluso a veces podrían
ser más un obstáculo que una ayuda en el desarrollo espiritual del individuo (Tanquerey).
Ahora bien, con base en las reglas de discernimiento postuladas en la Teología Mística
clásica, San Ignacio no escatimo someter sus revelaciones y visiones bajo las mas estrictas
normas de discernimiento de espíritus.
Después de la visión de la Madre y el niño en Loyola, su cambio en relación a “las cosas
de la carne” tuvo un vuelco tan dramático, no hay duda de que esta fue una intervención
sobrenatural y divina, con consecuencias visibles y duraderas en el proceso de desarrollo
espiritual de Ignacio. Y como lo afirma R. Zas Friz de Col, hablando de la convalecencia de
Loyola,
“no fue sino el comienzo de su ‹iniciación› en el misterio de Dios que hasta entonces se
había mantenido en secreto para él. Dios comienza a hacerle partícipe de los secretos de
su vida divina dándole luz sobre las diferentes mociones que se suscitaban en su interior.
Este ejercicio de discernimiento propio de las personas ‹espirituales›, en realidad, visto
desde el lado de Dios es ‹comunicación mística› y no sólo porque sea secreta, sino
porque es comunicación del ‹misterio personal› de Dios. Si la capacidad de discernir los
espíritus en cuanto mociones interiores hace de Ignacio un ‹espiritual›, la toma de
conciencia de la (auto)comunicación del misterio de Dios lo convierte en ‹místico›”9

9
ZAS FRIZ DE COL, R., «Breve introducción a la mística ignaciana del siglo XVI»,
ignaziana 16 (2013), 201-235.

6
Lo mismo podríamos decir de aquella visón luminosa de la serpiente o cosa con ojos.
Aunque le daba mucho consuelo y se le apareció durante muchos años, llego a la conclusión
que aquello no podía ser de Dios, de manera que la ignoraba cuando se le aparecía.
Vemos en Ignacio, como afirma Garcia de Castro, una constante en sus manifestaciones
místicas: “después de ciertas visiones y revelaciones, Ignacio es empujado a otro momento, a
otra etapa en su itinerario espiritual, a otro nivel de conciencia de su misión.”10 Y esta
afirmación puede comprobarse en los frutos de cada experiencia mística:
La iluminación intelectual que recibió en el Cardoner que impresiono de manera indeleble su
intelecto y su percepción intelectual de las verdades divinas, podría ser interpretada quizá
como una iluminación de la vocación personal de Ignacio como lo afirma Garcia de Castro:
“el Cardoner [Au 30] pudo haber consistido en un lúcido darse cuenta (iluminación)
de que el Mundo es el lugar donde Dios se experimenta, hace experiencia de Sí y, por
lo tanto, la vocación radical del ser humano es ser introducido en esta experiencia de
Dios, ser asumido en la condición de criatura de todo lo que es, donde se da su ajuste
existencial.”11
Para finalizar, el imaginario colectivo esta acostumbrado a imaginar a Ignacio como el
guerrero, el estoico fundador de una comunidad de “soldados de Cristo” con una férrea
actitud ante la vida, y quizá, eso fue importante y hasta necesario para la época de Ignacio.
Las investigaciones contemporáneas han venido descubriendo a un Ignacio mas humano, mas
místico y tierno, un hombre de temple, pero también un hombre de corazón, que es capaz de
llorar y sollozar solamente contemplando el milagro de Jesús tornándose un pedazo de pan
para entregarse por amor a los hombres.

10
Garcia de Castro, Jose. Modulo 2, Máster Ignaciana. (Apuntes de Clase tomados por J. Angel Anaya), oct.
2018.
11
Garcia de Castro, Jose. La Mística de Ignacio: cultura y costumbre, Revista Manresa 76 (2004), 333-
353.

7
BIBLIOGRAFIA

- Ruiz Salvador, Federico., Caminos del Espíritu., Editorial de Espiritualidad, Madrid,


1998.

- Fontes Narrativi I, 313

- Garcia de Castro, Jose. La Mística de Ignacio: cultura y costumbre., Revista Manresa


76 (2004).

- Garcia de Castro, Jose. Modulo 2, Máster Ignaciana., (Apuntes de Clase tomados por
J. Angel Anaya), oct. 2018

- GRUPO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA – Direct. Jose Garcia de Castro.


Diccionario de Espiritualidad Ignaciana., Mensajero & Sal Terrae, Bilbao, 2007.

- Velasco, JUAN MARTIN. El Fenómeno Místico., Editorial Trotta, Madrid, 2003.

- TANQUEREY., Compendio de Teología Ascética y Mística. Desclee & Cía., Paris,


1930.

- Zas Friz de Col, R., Breve introducción a la mística ignaciana del siglo XVI.,
ignaziana 16 (2013).

- Monumenta Scripta I, 715

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