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Capítulo 1: ¡No Queremos un Campamento Unisex!

"Estaba en la cima de la Colina Mestiza. La vista era genial, como siempre. Parado junto al gran
pino de Thalía, llamado así en honor a mi prima, el cual sostenía en una de sus ramas el Vellocino
de Oro y era custodiado por el dragón, Peleo, tenía plena vista del valle. En este se apreciaba una
granja y un gran sembradío de fresas; pero como puedo ver a través de la niebla, veo lo que en
realidad es: un campamento para chicos mitad dios, igual que yo. La casa grande, con tres pisos
pintados en azul y blanco, el campo de tiro con arco, la cancha de vóley, el anfiteatro, el comedor,
los establos, entre muchas otras cosas.

Simplemente, el mejor lugar del mundo.

Volví a fijarme en la casa grande, y me di cuenta de que algo no estaba bien. el edificio estaba
rodeado de fresas, como de costumbre, pero faltaban sus habituales dos senderos. Uno a la
derecha, para llegar al campamento de los chicos y otro a la izquierda, para ir al de las chicas. Esto
es extraño, la última vez que vine, en navidad, todo estaba en orden.

Comencé a mirar a los lados, con la sensación de estar siendo observado. Fije mi vista en una de
las ventanas de la Casa Grande. Tenía las cortinas puestas, pero en una esquina se asomaban un
par de grandes ojos grises, como una tormenta. Me miraban de manera inquisitiva y minuciosa.
Me puso nervioso en verdad. Sin embargo, no pude evitar notar lo hermosos que eran…"

-Percy- abrí los ojos con pesadez, vi a mi madre en la puerta, quien me miraba con una sonrisa- es
hora de desayunar, tienes que preparar tu equipaje.

Y lo que verdaderamente quiso decir mi hermosa y adorada madre, Sally, es "por favor, ve a comer
para que yo pueda hacer tu maleta, que olvidaste hacer". Ella lo sabía, aunque le dije unas 20
veces anoche que no lo iba a olvidar. Esa mujer me conoce mejor que yo mismo. Es genial.

Dando tumbos con los ojos casi completamente cerrados, me fui a la cocina a desayunar con Paul
Blofis, mi padrastro. Parece un actor, pero en realidad es profesor de literatura en la escuela a la
que asisto. Gracias a él no me han explicado. Es un tipo muy guay.

"-Pero, Quirón…
-Ya está decidido, pequeña- Quirón, el centauro y director de actividades del campamento,
hablaba con una muchacha. Estaba de espaldas a mí. Usaba unos vaqueros, una camisa naranja
que creo, es la del campamento, y su cabello caía en su espalda. Era rubio y rizado como el de una
princesa.

Quirón se movió de donde estaba, supuse que se encontraba en la sala de estar de la Casa Grande;
ahora podía ver el rostro de Quirón y el de la chica. La rubia tenía ojos grises, intensos como el de
una tormenta…como los que miraban a través de la ventana. Debía ser ella. Su rostro se me hacía
extrañamente familiar.

Pero ¿por qué?, estoy seguro de no haberla visto antes, no a ella. A ver, Percy, piensa. Rubia, ojos
grises e inteligentes, atlética… ¡lo tengo! Se parece a Malcom de la cabaña de Atenea. Tienen
cierto parecido, pero, obviamente, ella es mucho más bonita que él.

-Por favor- ella junto las manos bajo el mentón, miro a Quirón con sus grandes y suplicantes ojos
grises. Debía tener esa rutina ensayada, y era muy buena. Me fuera mirado a mí de esa manera y
no hay forma de que le hubiera dicho que no. Por un momento, Quirón vacilo. Entonces entro el
Señor D. se veía gruñón, como si quisiera estar en otra parte. Estaba de buen humor.

-Ya, niña- hablo Dionisio, tenía el ceño fruncido- esta fue una orden directa del Olimpo, no hay
pero que valga.

-Pero…

-NO HAY PERO QUE VALGA- repitió el dios con voz fuerte, sus ojos brillaron con un leve resplandor
violeta- anda a tu cabaña.

De mala gana, la rubia dio las buenas noches (hasta ese momento no había notado la obscuro que
estaba el cielo) y salió refunfuñando entre dientes."

Desperté justo cuando el auto se detenía frente a la Colina Mestiza. Me despedí de mis padres con
algo de tristeza pues no vería a mis padres hasta el final del verano. Pero no me duro mucho,
estaba muy cerca de mi lugar favorito en el mundo. Subí la colina mientras el auto se alejaba.
En la cima, parado junto al árbol de Thalia y Peleo, vi exactamente lo mismo que en mi sueño de
esa mañana. En realidad, si faltaban los dos caminos que llevaban a los dos campamentos. Tenía
un extraño presentimiento, no si bueno o malo, pero incluía a la chica rubia de mi sueño.

Camine hacia el campamento, seguro de que todo estaba bien.

¿Les doy un dato curioso mío? Siempre me equivoco.

Hoy no fue la excepción.

lo supe en cuanto termine de bajar la colina. No se oía nada, y permítanme decirles que en un
campamento de varones lo último que se escucha es "nada". Pase la Casa Grande y visualice la
cancha de vóley. Estaba desierta; seguí por el edificio de arte y manualidades y comencé a
escuchar ruido. Voces, para ser más específico.

-El anfiteatro- exclame.

Corrí, y al entrar vi a todos mis amigos y compañeros sentados en las gradas. Frente a ellos estaba
el Señor D. Se estaban quejando de no-se-que, pero debía ser serio. Incluso Pólux y Castor se veían
molestos con su padre. Solo capte una frase: "Ellas lo complican todo"

Sin hacer ruido, o mejor dicho, sin llamar la atención, me acerque hasta donde estaban Luke y
Grover. No hablaban, pero tampoco parecían muy felices. Me senté entre ambos. Apenas me
notaron, me di cuenta porque en cuanto hable, se exaltaron.

-¿Qué pasa aquí?

-Perrrcy- Grover me abrazo, teníamos mucho tiempo sin vernos. No había cambiado mucho-
tenemos problemas ¡nos invaden!

La alarma en su voz logro asustarme ¿nos invadían? Es imposible. Tenemos límites mágicos,
ningún monstruo o mortal puede cruzarlo. Además ¿Quién estaría tan loco para invadirnos? El olor
de mi habitación sin asear mataría a un perro del infierno, ni hablar del daño que causaría la peste
de los de Ares.

-Calma- al oír la voz de Luke volví a la realidad. Divagar es uno de mis problemas- solo escucha.

Mire al Señor D y me di cuenta de que estaba en verdad irritado con todo el escándalo y las
interrupciones. Comenzó a brillar y todos cerramos los ojos. Había mostrado su forma divina solo
para que callaran. Genial.

-¿Qué hice para merecer esto?- lo oímos lamentarse.

-¡Nadie lo manda a coquetear con ninfas prohibidas!

Los ojos de Dionisio centellaron en violeta, aún más que en mi reciente sueño. Estoy seguro de
que quien grito eso fue Leo Valdez, uno de más amigos, hijo de Hefesto. Es algo raro el muchacho.
Muchos contuvimos la risa para no enfurecer más al Señor D.

-Ya les explique, ahora largo de aquí o si no…

No tuvo que terminar la amenaza. Como los caballeros que somos, corrimos cual corcel salvaje y
nos atropellamos por la puerta. Fue estupendo. Nada como una buena dosis de adrenalina
inducida por un dios amargado y unos campistas desbocados para empezar el día. Una vez fuera
del peligro me acerque de nuevo a Grover y Luke. Exigí explicaciones.

-¿Ahora que paso?

-¡Invasión!- volvió a decir Grover.

-Ya, niño cabra- Luke me miro- llegaste justo después de toda la explicación que duro cerca de 20
minutos.

20 minutos. Wau. El Señor D se extendió.


-Lo sé- dije- me quede dormido y mi equipaje…

Las palabras se atoraron un mi garganta. Habíamos llegado al área común. Definitivamente, algo
no andaba como de costumbre. Mire la cabaña número 3, la mía. Era enorme. Bueno, no enorme,
pero si más grande de lo que era antes. No solo la mía, todas la cabañas se habían agrandado.
Aunque la más imponente seguía siendo la de Zeus.

En navidad, cuando vine, mi cabaña (chaparrita, pero sólida. Con paredes de roca marina y una
gran vista al mar) era del tamaño de una cabaña de campamento normal. En su interior había
espacio para 4 literas, ahora tenía el doble. Había crecido ¡las cabañas no crecen! No son
personas, o plantas a las que riegas y crecen. Pensé en las posibilidades de reconstrucción,
obviamente, pero no; eran las mismas paredes. Las conocía perfectamente. Incluso seguía esa
pequeña y linda concha junto a la puerta, que bautice Vincent.

-¿Qué le paso a mi cabaña?- no pude evitar sonar sorprendido.

-Los dioses, todopoderosos- comenzó a decir Luke con todo el sarcasmo que encontró- la
agrandaron. La tuya y todas las demás- parecía divertirle mi cara de estupefacción- ahora ocupa
más terreno que antes la zona común ¿no notaste que el camino fue más largo?

-No- murmure. Venia tan distraído que ni lo note- ¿por qué han hecho esto?

-Porque tendremos visitas- dejo de sonreír, pero tenía esa mirada que yo conocía muy bien. Él
estaba ansioso- y ellas tienen que estar cómodas, o eso dijo Quirón.

-¿Ellas?- dude.

-Nuestras amigas del otro extremo de la playa.

Esto en verdad no me gusta ¿en qué pensaban los dioses? ¿Nosotras? ¿Con ellos? ¡Imposible! Yo
no tengo nada contra los hombres, pero h visto un par de veces su campamento ¡y es un completo
asco! ¿Por qué no pudieron dejar las cabañas de este lado? Y eso me lleva a lo más indignante
¡gracias a eso las chicas estamos sentadas en medio de un claro del campo de fresas!
Mi nombre es Annabeth Chase, hija de Atenea. Tengo 17 años, los últimos 10 los he pasado en el
campamento. Cuando llegue ya estaba dividido en 2 y, la verdad, me parece que así estamos bien.
Antes de esta "unión", ambos campamentos eran una réplica el uno del otro, por lo tanto no
chocábamos con ellos ni ellos con nosotras. Nos hemos juntado en contadas ocasiones,
generalmente en navidad, cuando no suelen haber muchos campistas. Siempre hay disputas.

Nuestros problemas se deben, principalmente, a una competencia entre ambos campamentos.


Tonterías de los antiguos campistas, en mi opinión. Pero para remarcar la rivalidad, para evitar
olvidarla, ellos suelen hacernos bromas y nosotras a ellos. Es muy inmaduro, lo sé, pero Clarisse,
una chica de Ares bastante grande y abusona, y Thalia, hija de Zeus y mi mejor amiga, piensan que
es la mejor forma de demostrarles quien manda. La última vez, las chicas de Afrodita y Hefesto se
pusieron de acuerdo. En mitad de la noche mandaron pequeños autómatas con bombas de
perfume concentrado. Quirón se enteró y nos castigó, pero incluso el apesto a perfume de niña
por semanas.

Ahora, en medio del claro rodeados de fresas, el trataba de calmar a mis compañeras, quienes no
estaban nada felices. Si no estuviera molesta, sentiría pena por él. Ellas gritaban y daban chillidos
tan agudos, que juro que en estos 10 minutos de reunión ya he perdido el 30 % de mi audición. Las
que más se quejaban eran las chicas de Afrodita, seguidas por las de Ares.

Lo que en realidad les disgustaba era: primero y principal, la repentina noticia que nos reunirían a
todos en el mismo campamento sin explicación ninguna y segundo, pero no menos importante,
que tendremos que compartir cabañas con chicos desconocidos. Yo trato de verlo por otro lado,
compartiremos cabañas con nuestros hermanos, pero entendía que era un cambio drástico, luego
de convivir entre chicas. Ya conocíamos nuestros problemas y costumbres, pero a ellos apenas les
conocíamos los nombres.

En mi vida de campista he conocido a varios de mis hermanos, pero solo he tratado con algunos,
como Malcom. Además tengo un amigo. Luke Castellan, hijo de Hermes. Rubio de ojos azules. Lo
conocí un par de años después de mi llegada al campamento. Es como mi hermano mayor, aunque
solo me lleve un año. Nos hicimos amigos gracias a Quirón, ya que siempre nos pedía ayudarlo con
la correspondencia y otros papeleos. También conozco a un sátiro (la separación es tal que las
ninfas pasan su tiempo con nosotras y los sátiros se quedan en el lado de ellos), Grover, es algo
tímido pero es un buen amigo.

Todas hemos hablado alguna vez con nuestros hermanos, generalmente solo con ellos, y casi
siempre es una charla que consiste en intercambiar nombres, edades y un silencio incómodo.
Algunas, después de un tiempo, los conocen mejor; como en el caso de ambas cabañas 4, 9 y 11.
Mi amiga Thalia es hija única, por parte de Zeus (solo sé que tiene un hermano), pero también
tiene amigos. No los conozco. Son sus primos de parte divina: el hijo de Poseidón y el hijo de
Hades.

Debido a esta falta de trato, nosotras estamos seriamente indispuestas a mezclarnos con ellos. La
mayoría somos extraños. La única persona relajada con todo esto es Thalia. Ella desborda
confianza y seguridad. Además que tiene la cabaña 1 para ella sola.

-¡Pero, Quirón!- el chillido grupal me trajo de regreso. Quirón se ve algo nervioso. Creo que se
debe a que nunca había tratado con un grupo tan grande de alteradas semidiosas.

-No puedo hacer nada, niñas- nos dijo. Bufe y me cruce de brazos- mejor será que tomen sus cosas
y nos vayamos.

-¿A dónde?- Silena Beauregart dijo, haciéndose notar, milagrosamente, sobre sus hermanas. Ellas
se quejaban, principalmente, del espacio en los armarios y esas cosas, ahora que tendrían que
compartir con más personas.

-Tienen que acomodarse en sus cabañas.

La hora de la cena fue tan INCOMODA. Terminamos de instalarnos poco antes del almuerzo,
Quirón anuncio que por ese día nos podríamos sentar las chicas de un lado y ellos del otro.
Mañana iniciarían las actividades normales. Juntos. Como cabaña. El caso está en que ellos nos
miraban, mucho.

La mayoría de las miradas se dirigían a las chicas de Afrodita, cosa que era obvia y hasta cierto
punto, relajante. Si no, nos examinaban a toda con la mirada, como si quisieran saber si estamos a
su nivel en batalla.

Mmmmm, no. Creo que la que los está viendo así soy yo.

Bueno, pero aunque fuera en caso contrario, yo sé que podríamos vencerlos. Tenemos muchas
cosas a favor: Thalia es una buena líder y gran peleadora; las hijas de Ares, sobre todo Clarisse, son
excepcionales a la hora de usar armas. Las de Apolo tienen una puntería natural que dejaría mal
incluso a una cazadora. Y solo mencione algunas.

Lo más incómodo de todo era el silencio. El campamento de los chicos debe ser de todo, menos
silencioso. Estoy segura. El sonido predominante en el lugar era el de los cubiertos chocando con
el plato. La única vez que se escucharon voces fue cuando quemamos parte de nuestro comida en
las brasas como ofrenda para los dioses. No pude evitar observarlos, escondiéndome detrás de
algunas chicas. Ninguno hablaba más de un par de susurros, a excepción de un muchacho delgado
y de cabello oscuro, Leo Valdez. Una vez lo vi en la enfermería luego de que le cayera un yunque
en el pie. Ese muchacho no se callaba con nada.

Seguí viendo y me encontré a Luke. Él estaba comiendo tranquilamente. A su izquierda estaban un


par de muchachos muy parecidos, con cabello castaño y miradas picaras; nos miraban y reían,
como si estuvieran planeando alguna travesura. Hijos de Hermes seguramente.

Y entonces, a la derecha de Luke, me encontré con un par de ojos verdes, verdes como el mar. El
muchacho me miraba fijamente, cosa que me pareció extraña. Me miraba con curiosidad. Le
sostuve la mirada. Me sonrió levemente y no pude evitar pensar que era muy guapo.

Encontré ese pensamiento molesto y lo deseche inmediatamente. Trate de encontrar de quien era
hijo, pero no se me ocurre ninguno.

Thalia me dio un codazo en las costillas, sin nada de delicadeza, y cuando la mire señalo mi plato.
El cual seguía casi completo. Termine de comer, no quería tener el estómago vacío hasta la cena.

El resto de la tarde lo pasamos divididos. Para variar. En la noche luego de cenar, y volver a
encontrarme con la mirada de ese chico, nos dispersamos por cabañas.

Fui elegida concejera. No por mi edad, pues un par de mis hermanos eran mayores que yo, sino
por mi tiempo en el campamento. Mayor que el de todos mis hermanos. Malcom, quien era
concejero antes de que llegáramos, no se opuso. Ninguno lo hizo. Todos somos lógicos, todos
somos hijos de Atenea.

-Y ¿todavía no?
-No, Apolo- gruño Hefesto- aun no.

-¿Por qué?- el dios del sol, rubio de ojos azules, tan guapo como siempre, tenia una marcada
mueca de impaciencia.

-Porque aún no es tiempo.

-¿Por qué?

-Porque aún faltan cosas por arreglar.

-¿Por qué?

-Voy a golpearte.

-¿Por qué?

Hefesto alzo la gran llave hidráulica que tenía en la mano. Apolo retrocedió 2 pasos
inmediatamente.

-Ya sal de mi fragua.

-¡Per, Hefesto! Es que ya quiero que inicie, sé que mis hijos se lucirán. Pondrán el nombre de
padre en alto. Será estupendo- Apolo hablaba con gran entusiasmo, moviéndose por todo el lugar
y tocándolo todo, sin entender no papa de que toqueteaba- incluso, creo que me llego una idea
para un haiku…

-Si dices un solo verso prometo que vas a lamentarlo- amenazo Hefesto, ya harto.

-Ok, ok, ya me voy- el dios herrero suspiro aliviado.


-Que la puerta no te dé en tu bronceado trasero solar al salir.

Apolo salió a regañadientes de la fragua. Hefesto respiro en paz y siguió con su trabajo. Entonces
hubo una luz roja iluminado el lugar.

-¡Hermano!- Ares, con todo su aspecto de motociclista, le sonrió.

-Largo de aquí si no quieres que te encadene de cabeza de nuevo- Hefesto comenzó a golpear a su
hermano con la llave hidráulica, empujándolo a la salida.

-¡Hey! Yo solo quiero saber sobre ese programa tuyo de campamentos…

-¡Que no es tiempo! Largo, largo de aquí. Y dile a todos los demás que se enteraran de su inicio-
Ares cruzo la puerta y se giró para decirle algo a su hermano, pero antes de que pudiera hablar, le
cerraron la puerta en las narices. Literalmente.

Hefesto volvió a su área de trabajo, arrepintiéndose de su gran idea. Nadie lo dejaba en paz. Ni
siquiera su padre. Para ser inmortales, no tenían suficiente paciencia para esperar unas semanas.
Unas pocas míseras semanas.

Entonces, comenzaría el verdadero entretenimiento.

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Capítulo 2: A Ellas les Gustan las Batallas.

Desperté demasiado temprano para mi gusto. El sol apenas se asomaba en el horizonte y yo no


podía mantener los ojos cerrados. Estar acostado y quieto sin hacer nada me exasperaba.

Salí de mi cama y me cambie de ropa. Cuando deje mi cabaña, completamente sola ahora, todo
estaba en completa paz y silencio. Falta cerca de una hora para el desayuno, los demás deben
estar dormidos.
Di una vuelta por l área común. Solo vi a una chica, ella no me noto. Se asomó en una de las
ventanas de la cabaña 13, la de Hades. Supongo que tendría curiosidad. Yo también la tendría si
viera una cabaña con paredes de obsidiana sólida, una calavera plateada en la puerta y antorchas
con fuego verde ardiendo las 24 horas.

No alcance a verle la cara. Tenía puestos unos vaqueros con varios cortes en las piernas, un buzo
rosa pastel que le quedaba bastante grande y unos tenis. Tenía puesta la capucha del buzo y eso le
cubría el rostro y el cabello. Finalmente ella desapareció dentro de la cabaña 7, que comenzaba a
brillar con el sol.

Al parecer no era el único que había madrugado.

El desayuno me pareció algo deprimente. Yo ya estaba acostumbrado a comer solo, pero ver a mis
amigos con sus hermanas me hizo sentir a un más solo. Thalia también estaba comiendo ella sola,
considerando nuestro trato de hermanos, Quiron nos debería dejar comer juntos.

Aunque tengo que admitir que me alivia un poquito, en algunas mesas no se están llevando
presisamente bien. Los de Ares discuten entre ellos, muy violentamente; en Afrodita se nota que
tienen algunas diferencias y en Hermes hay una que otra mirada suspicaz y desconfiada.

Para mis actividades del día de hoy, Quiron escucho mis suplicas silenciosas y me puso a trabajar
con Thalia.

Ella y yo nos conocimos por casualidad en New York. Al principio su carácter hacia que chocáramos
mucho, pero fue solo cuestión de acostumbrarnos. Nunca la había visto durante el campamento y
me alegraba verla.

Fuimos de aquí para allá durante el día, y pudimos darnos cuenta que las otras cabañas no se
llevaban tan bien como nosotros.

Apolo y Deméter, que son de las cabañas más tranquilas, estaban teniendo roses en el campo de
tiro con arco; si no era con la otra cabaña, era entre sus mismos hermanos. Ares y Atenea estaban
teniendo un problema similar cerca del lago de las canoas. Trate de pasar lo más lejos posible del
lugar pues una chica muy grande con chaqueta de camuflaje y la chica rubia de mi sueño estaban
discutiendo airadamente en medio de todos ellos, pero Thalia no me hizo el menor caso.
-Deberíamos quedarnos cerca- dijo- podrían matarse a mordiscos en cualquier momento.

-¿Quieres detener una pelea entre esas dos?

-Claro que no- dijo como si la hubiera ofendido- es que no es divertido cuando me las cuentan- eso
me desencajo la mandíbula, pero ella continuo como si nada- yo le apuesto a Annabeth, ni yo
pelearía con ella.

-¿La rubia?

-Ella misma.

Ahora sé cómo se llama la chica rubia.

¿Quién dice que no se aprenden cosas nuevas cada día?

En la tarde, cerca del atardecer, Nico Di Angelo apareció en el campamento.

Después de terminar todas mis actividades y que Thalia se fuera con sus amigas, decidí volver a mi
cabaña. Y entonces vi la puerta de la cabaña 13 abierta. Me asome. En el interior, los chicos hacían
un desastre.

Imagínense a Luke, Grover, Chris, Leo, los Stoll, Beckendorf y Will, andando de aquí para allá
"desempacando" las cosas de Nico, hablando como si no hubiera un mañana. Y si no, estaban
regados en las camas, importándoles mu poco la cara malhumorada de mi primo.

-Hola- dije entrando.

-¡Percy!- dijeron al unísono.


Vi latas de Coca-Cola y bolsas de papas ¿Prohibido para los campistas? Si ¿Campistas obedientes?
No mucho.

-Nico ¿Cómo has estado?

No lo veía desde la navidad antepasada. No ha cambiado mucho. Es un año menor que yo, pero
tiene mi misma altura. Es delgado y pálido. Vestía de negro en su totalidad, el cabello lo llevaba
hasta los hombros y pareciera que recién salía de la cama.

-Todo normal, en el inframundo no pasa la gran cosa- Leo y los Stoll eructaron ruidosamente antes
de reír, Grover se comió las latas vacías que habían dejado. Nico los miro molesto- ¿Pueden irse
ya?

-¡No!

-No hace ni 10 minutos que llegue y este lugar ya está hecha un chiquero por su culpa- los señalo a
todos, mientras los fulminaba con la mirada- fuera de aquí.

-Veras, Di Angelo- dijo Chris con cierta diversión y tomo una lata vacía. Supe inmediatamente que
comenzarían con el juego de terminarse las frases. Le paso la lata a Luke.

-Nuestro ambiente a sido invadido- la lata paso a Beckendorf.

-Las cabañas no son seguras- se la paso a Travis.

-Esto que hacemos aquí…

-Sería un peligro donde están ellas- completo su hermano.

-¿Ellas?
-Sip- confirme y me pasaron la lata, yo se la lance a Grover- Nos visitan las chicas del campamento
vecino…

-¡Nos invaden!- exclamo Grover, antes de morder la lata.

Mi mejor amigo parecía asustado ante la idea. Pero a él no le dan miedo las campistas, ha tratado
con varias semidiosas. A él lo que lo pone nervioso son las ninfas. Ellas habían decidido quedarse
en aquel campamento, como los sátiros habían decidido quedarse aquí, con nosotros.

-No- dijo Nico, escéptico.

-Si- dijimos todos.

-No.

-Sí.

-¡No!

-¡Sí!

-¡Pero yo n he visto a ninguna chica!- seguro que pensaba que era una excusa para invadir la
cabaña. Que en cierta parte es cierto.

Me asome en la puerta, pero no había ni un alma femenina en toda el área común.

-No están por aquí- dije.

-Tal vez están en la arena de combate- comento Leo- Piper me dijo algo sobre…no-se-que a no-se-
quien.
-¿Quién es Piper?- todos preguntamos a la vez, el rio.

-Eso estuvo COOL ¡Digan otra!

-No- dijimos. Nos aplaudió por eso.

-¿Quién es Piper?- repitió Beckendorf.

-Oh, una chica de Afrodita, la conocí en la escuela hace tiempo.

-Con que de Afrodita- Will alzo las cejas sugerentemente.

-No es lo que piensan- gruño- es solo mi amiga.

-¿Cuál de todas es?- pregunto Luke. No es por nada, pero él conoce al derecho y al revés todas las
cabañas.

-La que lleva plumas en el cabello, se la pasa con Silena Beauregard.

-¡Aaaaaah!

-Es demasiado para ti- dijo Nico, el rostro de Leo se descuadro.

-Ni siquiera la has visto ¡Y es solo mi amiga!

-Es demasiado para ti- coincidieron los hijos de Hermes. Nosotros reímos, Leo no tanto.

-Entonces irán a la arena- dije y el asintió- ¿vamos a ver?


No hubo que decirlo dos veces. Todos se pusieron de pie y caminamos a la arena. Arrastrando a
Nico con nosotros.

Los 11 chicos se escabulleron en la arena y se escondieron detrás de las gradas. Estaban justo
debajo de ellas, y las chicas ni cuenta se habían dado. Era cerca del atardecer y la mayoría del
campamento femenino estaba allí.

El centro del lugar estaba vacío.

-¿Qué estarán esperando?- susurro Percy con curiosidad, antes de fijar su vista en la rubia de ojos
grises. Annabeth.

La observo un poco más. En el sueño del día anterior había pensado que era bonita, pero en
persona le parecía seriamente hermosa. definitivamente. La muchacha estaba a varios metros de
ellos, hablando con una muchacha de cabello castaño, trenzas con plumas y vaqueros
desgastados. Supuso que era Piper. Estaba también Katie Gradner. Percy noto una sonrisa traviesa
en los labios de Travis.

-Déjala, Stoll- advirtió- Quirón va a molestarse.

-¡Pero no pensaba hacer nada!

-Sí, claro- ninguno le creyó, ni siquiera Connor.

Entonces en el lugar entro una muchacha alta, de hombros anchos y expresión agresiva. La que
había discutido con Annabeth. Inmediatamente supieron que se trataba de la bulling del lado de
las chicas y, en poco tiempo, seguramente también del de los chicos. Tenía una sonrisa en el rostro
que hacía ver lo satisfecha que estaba. Poco después entraron 3 chicas más: dos bastante grandes,
parecidas a la primera y otra pelinegra bastante punk.

-¿Thalia?- murmuro Percy sin entender nada.


El pelinegro miro a Luke. El muchacho parecía emocionado de ver a la hija de Zeus. Y como Percy
suponía, esa era la razón de la mirada ansiosa de su amigo el día anterior.

Una de las chicas que entro junto a Thalia dejo en el suelo un bulto. Un bulto que chillo de dolor al
caer de trasero al suelo. Ellos la observaron con detenimiento: tenía un buzo rosa, un vaquero
lleno de cortes y tenis. Percy la reconoció como la chica que espiaba el interior de la cabaña de
Nico esa mañana.

Bruscamente, las dos grandulonas le quitaron el buzo, dejándola en una camiseta blanca y
liberando a su vez una larga cabellera rubia. La chica se puso de pie y encaro a las demás,
mostrando su rostro. Tenía los ojos azules, casi violetas, nariz pequeña y la piel un poco
bronceada. Era muy linda.

-Ella…- susurro Nico mirando a la chica. Todos lo voltearon a ver.

-¿La conoces?- Grover le quito la pregunta de la boca a Percy. El hijo de Hades no respondió. En
cambio, Will dijo:

-Es mi hermana- ahora todos lo miraban a él.

-Eso explica el parecido- comento Luke.

Will era el hijo de Apolo que más se parecía a su padre, y esa chica era muy parecida a Will, solo
que niña y más baja que todos ellos.

(En el centro de la arena)

-Clarisse, por favor- dijo la joven rubia- sabes que no lo hice apropósito.

-Pero lo hiciste y es lo que importa- la mirada de la de Ares era inclemente- toma tu espada.

-No- gimió la chica.


-Toma tu espada.

-Yo no sé pelear con espadas ni lanzas.

-¿Entonces te quedaran con las manos limpias?

-Annabeth, Piper. Ayúdenme.

Ellas negaron con la cabeza, con algo de culpa en el rostro. La hija de Apolo tenía un gran talento a
la hora de usar flechas, pero las armas de filo no eran para nada su estilo.

El campamento de las chicas tenía un par de tradiciones, o reglas, o leyes, o como se le quiera
llamar. y era que todas las bromas iban dirigidas única y exclusivamente a los hombres, no entre
ellas; en caso contrario se hacía un castigo. Las veces que se habían dado estos problemas, el
castigo era lavar los baños, o los platos, limpiar los establos y cosas así. Pero se trataba de Clarisse,
hija del dios de la guerra, la mejor guerrera. Obviamente, no aceptaría nada diferente a una
batalla.

Nada más que le había tocado la peor peleadora del campamento.

-Vamos, niña. Aunque sea trata de defenderte- Clarisse sonrió enormemente alzando su lanza
eléctrica.

(Tras las gradas)

-Eres extraño- murmuro Luke a Chris. Los Stoll asintieron.

El muchacho de rasgos latinos, hijo de Hermes, se había quedado observando a Clarisse con una
extraña expresión, muy atento a los movimientos de la muchacha.
-¿Qué le habrá hecho esa chica a Clarisse?- Percy miraba a las chicas en la arena y, de vez en
cuando, a la rubia de las gradas.

-Las mujeres están locas- soluciono Leo- pero quiero una lanza como esa.

Clarisse ataco primero, rápida y precisa, sin titubeos ni compasión. La hija de Apolo usaba la
espada que le dieron solo como defensa, tratando lo más posible de no ser alcanzada por la punta
de la lanza. Era rápida, pero Clarisse no se quedaba atrás.

La rubia de ojos azules tuvo que agacharse, saltar y luego rodar a un lado para esquivar los
ataques de Clarisse. Retrocedía y rodeaba la arena para alejarse de la lanza, pero Clarisse avanzaba
de igual forma, acorralándola.

Espada y lanza chocaron de nuevo, una defendiendo y la otra atacando con fuerza. Los chicos
estaban casi tan absortos en la pelea como las chicas en las gradas.

Percy y Luke prestaban atención a los movimientos de Clarisse, analizándolos y aprendiendo como
defenderse en el caso de que esa chica llegara a atacarlos. Los Stoll solo observaban como le
daban la paliza a la hija de Apolo, Chris observaba a Clarisse, nada más; Leo y Bekendorf
susurraban entre ellos como hacer una lanza como la de Clarisse, Will rezaba a los dioses para que
su hermana saliera viva, Grover comía una lata que llevaba en el bolsillo y Nico observaba sin
expresión en el rostro.

O, por lo menos, así se mantuvo hasta que un par de orbes violetas se posaron en los suyos. La
muchacha quedo inmóvil al verlo, cosa poco productiva pues la hija de Ares aprovecho sus
defensas bajas y le hizo un corte en la pierna. La muchacha grito de dolor.

-¿Creen que los otros cortes en su pantalón se hicieran de la misma manera?- pregunto Grover
terminando de engullir la lata, el corte que había hecho la lanza era igual a los otros en el
pantalón.

-Es lo más probable- asintió Luke.

(En la Arena)
La muchacha estaba tendida boca arriba en la arena, el corte en su pierna sangraba, pero no
parecía que le doliera mucho. Dieron el combate por terminado y las chicas se acercaron.

-¿Estas bien?- Annabeth se inclinó junto a ella.

-La lanza me durmió la pierna.

-Tienen que curarte la herida.

Le tendieron la mano y la chica se sentó haciendo una mueca. Coloco una mano sobre el corte en
su pierna y murmuro algo en griego. La herida se cerró dejando una mancha roja en el pantalón.

-Igual te dolerá cuando tu pierna despierte- se burló Clarisse.

-Ya déjala- intervino Thalia, pero luego sonrió- ahora tienes que pelear contra mí.

Ambas sonrieron, las demás chicas se sentaron. Menos Annabeth y Piper que ayudaron a la joven
a ponerse de pie. La hija de Apolo mantuvo a penas el equilibrio, pero cojeando salió de la arena,
negándose a la ayuda de las 2 muchachas.

(Tras las gradas)

-Qué mala es con la espada- dijo Luke, Percy estuvo muy de acuerdo.

Chris miraba a Clarisse, mientras peleaba con Thalia. Y los chicos lo miraban como si tuviera
problemas mentales.

-Pobre niña- dijo Will con algo de pena ajena- eso fue patético.
-Gracias hermano- todos voltearon y vieron a la rubia. La muchacha estaba cruzada de brazos,
sonriendo de lado- ¿acaso, pervertidos, espiar a chicas peleando es uno de sus fetiches secretos o
que?- ellos se quedaron completamente inmóviles, pero ella solo miraba a uno- hola, Nico.

-Hefesto…te has vuelto loco.

-No, mi querido Hermes- el herrero tenía una gran sonrisa- solo estoy uniendo a nuestros hijos e
hijas.

-¿Para qué se metan entre ellos?

-Tienen 24 horas juntos y solo hay un herido-Hefesto le restó importancia- y no tuvo la culpa, esa
hija de Ares está loca realmente.

-Pero…

-Tranquilo, los romanos tampoco serán problema por esa tregua que tiene- lo interrumpieron- la
única amenaza son las niñas estas que siguen a Artemisa, y el peligro es en realidad para los
chicos.

-Hefesto…

-Todo esta fríamente calculado.

Hermes volvió a revisar la lista de materiales que Hefesto le había dado. No había nada que no
fuera, aunque sea, medianamente peligroso. Su hermano se había tomado en serio el
entretenimiento para los dioses ¿unir a sus hijos? Si, está bien, podían hacer que convivieran en
un mismo terreno sin matarse, pero ¿de ahí a ser hermanos o compañeros? ¿un equipo?

Para el, todo ese juru juju de los campamentos solo era para entretenimiento y no precisamente
de los participantes. Estaba ciertamente preocupado. Por su parte, sus hijos no lo querían mucho,
cuando se enteraran lo iban a mar mucho menos.
-Tienes unas dos semanas- Hefesto interrumpió el hilo de sus pensamientos- te recomiendo que
empieces pronto.

Hermes suspiro y se fue, 'para iniciar su tarea.

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Capitulo 3: La Nueva-Vieja Amiga de Nico.

-Eh…nosotros…

-Nosotros no…

-Te equivocas…

-Solo…

Ella rio al verlos balbucear y les hizo un gesto con la mano para que callaran.

-No los voy a acusar con Thalia y Clarisse si es lo que piensan.

Los chicos se miraron unos momentos, pensando si confiar en ella o no, menos Will que sonrió
inmediatamente.

-Bien, chicos, ella es mi hermana menor- les dijo el hijo de Apolo, parándose junto a ella.

-Hope Solace- se presentó la chica.

-¿Solace?- susurro Nico. Nadie lo escucho.

-Un placer conocerte- Leo se adelantó, y dijo en tono coqueto- Leo Valdez, para servirte.
Will lo aparto inmediatamente y la abrazo por los hombros. No la soltó hasta que el resto termino
de presentarse.

El único que no lo hizo fue Nico.

-Voy a ver a Quirón, supongo que no sabe que ya llegue.

Y se fue, bajo la atenta mirada de todos. De repente, Hope parecía incomoda.

Antes de que alguno pudiera preguntar de donde conocía a Di Angelo, ella dijo:

-Creo que…mejor voy a la cabaña a cambiarme.

-Te acompaño- dijo su hermano sonriendo- tienes que contarme a que se debió esa derrota tan
vergonzosa.

-Will- se quejó ella, antes de irse le dio una sonrisa a los chicos- un gusto conocerlos.

Ambos hijos de Apolo también se fueron.

-Que grosero estuvo Nico- comento Valdez, mientras salían sigilosamente, antes de que nadie más
los viera- si yo conociera a una chica como ella…

-Will ya te fuera puesto una orden de restricción- respondió Chris y sus hermanos rieron.

-El punto es que no debió tratarla así- se defendió Leo.

-No sabes que fue lo que paso- dijo Beckendorf, los miro suspicazmente- y como yo los conozco,
les recomiendo que no se metan donde no los han llamado.
Todos estuvieron de acuerdo en dejar el asunto de Nico. En este caso era mejor no entrometerse.

¿Así como cuando eres tan idiota como para seguirle el juego a Travis y Connor Stoll? No me
importa si Hermes se molesta, voy a matarlos.

Podrá sonar exagerado, pero ¿saben lo que es que la chica más lista del campamento te odie?
¿Qué la más peligrosa estratega de Nueva York este en tu contra? Bien, yo si se lo que es, y no es
precisamente hermoso. Bueno, ella si lo es, pero ese no es el caso.

Todo empezó después del almuerzo. Ayer prometimos no meternos en el asunto de Nico y esas
cosas, pero luego de una conversación con Luke, Grover y Leo me quedo la curiosidad. Iba
pensando en lo que ellos me dijeron cuando me topé con este par de hermanos, y tengo que
admitir que me hicieron una oferta atractiva: hacerle una broma a Thalia.

Lo sé, suicida, pero ella también me ha hecho bromas y bien pesadas. Además, solo le iba a vaciar
una cubeta de agua helada encima, y como somos amigos, Quirón no tomara esto muy en serio.
Pero a mí me falta la malicia que a ellos les sobra, no me di cuenta de que ellos pensaban usarme
para uno de sus planes.

Fuimos al taller de manualidades, por la parte trasera. Me subí al techo y ellos me pasaron la
cubeta con el agua. Me ubique sobre la entrada donde estaba Thalia con otras chicas. Ellos me
dieron la señal.

Todo pasó muy rápido: deje caer el agua. Connor quito a Thalia y Travis puso a Katie en su lugar,
pero de adentro vino corriendo una rubia. Choco con Katie y la aparto. Por lo tanto, el resultado
fue una rubia histérica empapada con agua helada.

¿Quieren que mejore las cosas? Caí del techo. Para mi suerte, no morí; el techo no era muy alto y
caí de espalda, cuando mucho me dolerá mañana. ¿Alguna vez han visto el cielo gris antes de una
gran tormenta? Duplíquenlo por tres y sabrán que así se veían los ojos de Annabeth, que me
miraba mientras su ropa escurría.

-Jackson- los ojos de Thalia parecían huevos fritos.

-Yo…yo…
-¡Idiota! ¿Qué te sucede? Cuando Quiron se entere…-Annabeth comenzó a gritarme cosas en
griego antiguo, y solo puedo decir que no eran elogios precisamente-… ¡Sesos de Alga!

Me puso de pie, ella seguía gritando. Incluso gritando se veía bien y pensar eso me hizo sentir aún
más tonto. ¿Ven? Esto pasa cuando caes en la escaramuza de los Stoll.

Quienes ya no estaban por allí.

-No… no fue mi intención- se comenzaban a reunir a nuestro alrededor otros campistas curiosos.
Los Stoll me dejaron para morir solo, y eso no se los perdonare tan fácilmente- Travis y Connor me
engañaron, dijeron que era una broma para Thalia, pero era para Katie. Tú saliste de la nada, fue
un accidente.

Thalia se veía molesta, Katie estaba furiosa. Annabeth seguía mojada.

-¡Esos idiotas!- grito Katie, buscándolos con la mirada- cuando los atrape…

-Quiron se enterara- Annabeth me fulmino con la mirada, antes de irse a grandes zancadas.

Los demás se dispersaron, Thalia fue la única que se quedó. Cuando estuvimos solos, rompió a
reír.

-¡Sesos de alga!

-Cállate, cara de pino.

Ella callo en seco y me miro mal. Ese apodo le molestaba, larga historia.

-Ven, sesos de alga- ella tomo mi muñeca y comenzó a llevarme- vamos a hablar con Nico.
-¿Con Nico? ¿De qué?

-Pues…

-Eres una cotilla- la acuse- déjalo en paz.

-Ni siquiera sabes lo que le quiero decir…

-Te conozco, Grace. Déjalo quieto.

Tiro de mí. Ignorándome completamente. Yo no quiero molestarlo, ella podía hacerlo


perfectamente sola.

-Suelta, Thalia- le pedí- yo no quiero…

-Si tu estas es probable que hable más fácilmente- estrangulo con más ganas mi muñeca- vienes sí
o sí.

Sin más, me deje arrastrar. En ocasiones, sabia cuando es bueno rendirme.

Tocaron la puerta de mi cabaña, y yo me reúse a abrirla. Me gusta estar solo, estoy bien así. Pero
siempre hay alguien queriendo molestar.

-Nico, soy Thalia. Abre la puerta.

Molestar, que palabra más exacta. No me quedo de otra más que abrirle. Allí estaba ella, con
Percy parado a unos metros, sobándose la muñeca.

-¿Qué pasa?
Ella no respondió y entro a mi cabaña como si nada. Como es técnicamente "de la familia" puede
llegar y quedarse y Quiron no le diría nada.

-¿No hay algo que quieras contarme?- Thalia tenía los brazos cruzados sobre el pecho, de manera
exigente.

-Cotilla- murmuro Percy, quedándose en la puerta.

-¿Contarte, de qué?- inquirí, pero algo me dice que no quiero saber.

-Nico, sabes que cuestas conmigo- me dijo ella- entiendo que aun eres un niño y ciertos temas te
cuestan, por eso estoy aquí. Para escucharte y darte mí apoyo…

-¿A esta que bicho le pico?- mire a Percy y el solo se encogió de hombros. Thalia bufo.

-Hope, niño- dijo, con impaciencia- quiero respuestas ahora.

-¿Qué tan lejos vive ese hermano tuyo del que nos comentaste?- dije- a ver si lo traemos de visita
para que te distraigas con él, y dejes de meterte donde no te han llamado.

-¿Entonces si la conoces?

-¿Qué te importa?

-Que el más pequeño de mis hermanos- así nos llamaba Thalia a Percy y a mi- allá conocido a una
chica es una ocasión especial, y más tratándose de ti.

-Ya tengo 16 años, Thalia. No me hables como a un bebé.

-Y deja de ser tan cotilla.


-Cállate- le dijo a Percy- después hablare contigo sobre Annabeth…

-Si ya terminaste, ¿se pueden ir?

-Claro, nos vamos- me tomo de la muñeca, igual que a Percy- hablaremos en un lugar más
cómodo.

Tiro de mí hacia la salida. Percy se iba quejando pues ya le dolía la muñeca, y faltaba poco para
que yo estuviera como él. Thalia está loca, pero es una loca con mucha fuerza.

Llegamos a una banca cerca del bosque, y nos sentamos, ella aun nos sujetaba.

-Te recomiendo que hables de una vez, así saldremos de esto más rápido- dijo ella, sonriendo.

-Solo quiero dejar claro, que yo no tengo nada que ver con todo esto- Percy trataba inútilmente
que lo soltaran.

Thalia no iba a desistir, así es ella. Terca. Terca como ninguna.

Redecirme es lo único que me queda.

FLASHBACK

Era otoño y yo tenía 11 años. Un año atrás Percy, Grover y Thalia nos habían traído al
Campamento Mestizo a mi hermana Bianca y a mí. Poco después ella se unió a las Cazadoras de
Artemisa y no la vi mucho desde entonces.

Me deprimí luego de la partida de Bianca, aunque ella me mandaba mensajes Iris de vez en
cuando, aun me sentía abandonado por ella. Era mi única familia y me dejo para unirse a un grupo
de adolescentes con arco y flechas. Mis únicos amigos eran Percy, Grover y Thalia, aunque ella
estaba en el campamento vecino la mayoría del tiempo. Poco a poco más chicos se hicieron mis
amigos, gracias a Percy generalmente, pero yo todavía no estaba cómodo entre ellos.
Poco después de ser reclamado por mi padre, Hades, conseguí un camino al inframundo. Allí
aprendí muchas cosas, entre esas el viaje sombra.

Me costaba un poco al principio, sin embargo, unos 2 meses después pude pasar de viajar de
noche a hacerlo de día, en distancias cortas pues era muy agotador.

Una mañana, luego de viajar más de lo que podía, Salí agotado de la sombra de un árbol y me deje
caer allí. Oí los gritos de unas niñas, pero lo último que me importaba era haberlas asustado.

-Asustaste a mis amigas- dijo una voz muy suave, casi en un susurro- ahora no querrán volver a
este parque.

Era una niña. Tenía el cabello rubio costo a los hombros y sus ojos eran azul, casi violetas. Era muy
linda. No debía ser mayor que yo.

-Tú no te asustaste- dije.

-Te vi venir hace algún tiempo- me sonrió- te vez cansado, ten- me tendió un sándwich de queso-
yo no tengo hambre.

Lo tome y me lo comí sin decir nada. Los viajes sombra siempre me dejaban hambriento.

-¿Cómo te llamas?

-Soy Nico- ella me dio un sándwich de buena gana y es amable, no vi por qué no decirle mi
nombre.

-Yo soy Hope- me tendió una cajita de jugo- y dime ¿Cómo hiciste para salir de las sombras?

FIN DE FLASHBACK
-Ella están dulce- dijo Thalia cuando termine- es casi imposible que no te agrade.

-¿Dijo que te vio venir?- Percy se veía seriamente confundido.

-Hope tiene esa habilidad- respondió Thalia- ve pequeñas imágenes del futuro en sueños, seguro
lo vio de esa manera. No es como un oráculo, pero puede ser útil.

-Además, tenía un buena visión sobre la niebla incluso para ser una semidiós- agregué- pero yo
eso no lo sabía, y ella tampoco al parecer.

-¿Qué paso después?- Thalia ya me había soltado la muñeca, pero ahora me dolía.

-Ella me hizo muchas preguntas y yo respondí la mayoría. Me invito al día siguiente, y luego al
siguiente y siguiente, siempre en el mismo parque. Termino por hacerse una costumbre- esos
habían sido días muy buenos, ella me recordaba a Bianca, pero no me trataba como a un chiquillo
como solía hacerlo mi hermana- así fue durante unos dos años, entonces desapareció, no volvió al
parque y no supe más de ella. Hasta ahora que sé que estaba aquí en el campamento.

-Qué cosas- susurro Thalia, luego sonrió- aun no es muy tarde, vamos a entrenar un poco.

-Te acompaño- dijo Percy inmediatamente.

-Yo no, pueden irse.

Ellos se despidieron y se alejaron, dejándome solo al fin.

Ahora me siento extraño después de hablar de Hope. Fue una buena amiga y la extrañe cuando
desaprecio. Con ella, tenía esos pocos momentos en los que me reía como cuando era más niño.
Ni siquiera los silencios eran incomodos.

-Hola, Nico- entonces ella apareció frente a mí.


Traía el cabello largo atado en una coleta, el buzo rosa y unos vaqueros sin cortes. Había crecido
en estos 3 años, pero seguía teniendo ese rostro gentil y amistoso.

-Lindos vaqueros- comente.

-Son nuevos, trato de no usarlos mucho para que Clarisse no quiera cortarlos como los otros.

Se sentó junto a mi como si nada y comenzó a hablar de cualquier cosa. Riendo y sonriendo,
asiendo conversación casi ella sola. Pero parecía no importarle y a mí no me molestaba escucharla.
Se sentía bien escuchar una vieja voz amiga.

Aun se sentía algo de tensión entre los campistas a la hora de la cena, pero había un poco más de
ruido. Algunos comenzaban a dejar sus diferencias de lado.

Sin embargo, también había los que no pensaban dejar el pasado atrás. Katie Gradner, no pudo ser
empapada por los Stoll, pero luego fue bañada en fango mientras trabaja en los campos de fresa y
eso no pensaba perdonárselos. Y Annabeth aun miraba mal a Percy, pero al parecer había
desistido de contarle a Quiron pues el azabache no había recibido ninguna amonestación.

Poco antes de acabar, Quiron llamo la atención de sus campistas. Cuando estos callaron, el hablo.

-Mañana viernes en la noche será nuestro captura la bandera- sonrió- en esta ocasión, chicos
contra chicas.

La algarabía no tardó en llegar, cosa que desespero a cierto dios.

-Genial- mascullo Dionisio poniéndose de pie- ¡Cállense!- se hizo el silencio- bien, yo diré los
capitanes- el apenas miro las mesas antes de decir- Anny Bell Chesse y Peter Johanson.

-Ay, no- no era su nombre, pero Percy sabía que era con él. Podía sentir la mirada de Annabeth
sobre el- Poseidón, ayúdame…
--

Capítulo 4: ¿Apuestas con Captura la bandera?

Las chicas tenían clara una cosa: necesitarían una buena estrategia para ganar captura la bandera.
Y nadie mejor para hacer planes que las chicas de Atenea.

Pero Annabeth no dejaría a nadie participar en su planificación. No quería distracciones de ningún


tipo. Quería derrotar al hijo de Poseidón.

Ella nunca perdía, todas lo sabían y el pronto se enteraría. Por qué Annabeth Chase siempre,
siempre tiene un plan.

Y nada mejor para complementar ese plan que la buena disposición de sus compañeras. Clarisse le
había declarado la guerra a Chris Rodríguez por una broma, nadie sabía cómo se habían dado las
cosas, pero ella termino bañada en fango y él tuvo algo que ver. Katie quería atrapar a Travis y
Connor Stoll, principalmente al primero. Y algunas otras cabañas que estaban dispuestas a dar
guerra.

-Ya vera ese sesos de alga- murmuro la muchacha, al tiempo que escribía algo en un cuaderno.
Estaba en su cabaña. Sentada en su cama.

-¡Annabeth!- el lápiz y el cuaderno volaron y aterrizaron por allí. La rubia se llevó una mano al
pecho, alarmada.

-¿Qué te sucede?- le reclamo a Thalia- casi me da un infarto.

-Nos toca limpiar los establos ¿recuerdas?- la pelinegra la miro severamente- después planeas las
matanzas, ahora mueve el trasero.

Sin más remedio que obedecer, Annabeth salió de su cabaña. Pero eso no se quedaba así; cuando
terminara con sus deberes, volvería a concluir su labor.

Porque Percy no sabría quien lo golpeo.


Annabeth no podía estar más feliz. Su plan sería un éxito, eso seguro. Y sus compañeras querían
ganar, eso se les notaba: las de Ares querían ir por los de Apolo y Chris Rodríguez, las de Afrodita
por Hefestos, Deméter por Hermes y así iban. Annabeth en particular iría por Percy Jackson.

El hijo de Poseidon, por otro lado, no planeo mucho. Hizo lo que su instinto le indicaba. El y cierto
grupo iría por la bandera, otro tanto defendería y otros las distraerían. No era el mejor plan, lo
sabía, pero creía firmemente que si ella sería la estratega y tendrían todo planificado, aunque no
sabía que harían ellas, ellos serían anti-estrategia y solo improvisarían. Eran buenos improvisando.
Luego de darle las posiciones donde estarían, comenzaron a ponerse sus armaduras.

-No entiendo como Hefestos organiza estas cosas y no las ve.

-Mi hermano es muy extraño.

-Cállense, que ya empieza- reprendió Poseidón a sus sobrinos Hermes y Ares.

Varios dioses estaban allí reunidos, en la sala de juegos del palacio del dios del mar, para ver un
especial V. I. P. de campamentos en guerra. Para ese día, captura la bandera. Poseidón, el
anfitrión, tenía unas bermudas, un sombrero de pescador que decía "LA GORRA DE LA SUERTE DE
NEPTUNO" y una camisa azul que rezaba: "¡Vamos, Perry Jhonson!", un regalo de Dionisio, quien
no había asistido. Ares tenía unos pantalones militares, y una camisa roja que decía "Cabaña 5" y
por la parte de atrás una cabeza de jabalí. Hermes tenía una camisa verde claro, que decía
"¿Guapos y agraciados? En la cabaña 11" enmarcada con alitas.

También estaba Hades, quien se extrañó con la habitación, su camisa negra decía "Di Angelo" con
una calavera. Y por último, Apolo; su sonrisa era deslumbrante, parecía un adolecente de 18 años
y tenía una camisa dorada con un Haiku:

"T.V. bajo el mar


Mis hijos son guapos

Soy estupendo"

El timbre del palacio sonó, Poseidón maldijo en griego antiguo, en un minuto empezaría todo. En
dos segundos estuvo en la puerta y lo que vio lo impresiono: ahí parado estaba Zeus, con una
camisa blanca bajo su acostumbrado traje a rayas y decía "ZEUS, el Nº 1"

-¿Qué heces aquí?- Poseidón miro a su hermano, arqueando una ceja.

-Oi que verían el nuevo reality de Hefestos…

-¿Hera te dejo venir?- el dios del mar sabia, al igual que todos los dioses, que Hera no quería saber
nada de semidioses, mucho menos de un programa de T. V que no dejaría ver a Zeus.

-No exactamente- dijo Zeus, el mayor sonrió y lo dejo pasar.

-Bien, noche de chicos- Poseidón rio- se Hera se entera…

-No lo hará- el dios del rayo fulmino a su hemano con la mirada.

-De acuerdo- Poseidón sonrió y corrió a la sala de juegos, dejando atrás a su hermano. El programa
debía haber comenzado.

-Los territorios de dividen en el arroyo, el oeste para los chico y el este para las chicas- decía
Quirón a los grupos- nada de muertes o mutilaciones…
Los grupos se dispersaron inmediatamente después de la señal. Muchos de los chicos iban con
armaduras completas, a no morir en el intento.

Thalia, armada con su lanza y protegida con su temible "egida", arremetió con un chico de Ares. El
muchacho se defendía con furia, pero al final ella logro dejarlo inconsciente con un golpe tras la
cabeza. Siguió corriendo hacia el oeste, al territorio enemigo, ya comenzaba a gustarle captura la
bandera de chicos contra chicas; al fin le ponían un desafío.

En su carrera, derribo a varios, pero no muchos. El plan de Annabeth funcionaba, camino estaba
casi libre. Llego al puño de Zeus y visualizo la bandera en la cima… junto alguien más que no
esperaba.

-Thalia- el muchacho le sonrió con encanto. Ella odiaba que le sonriera así- que alegría me da verte
¿Cómo has estado?

La pelinegra no tenía la más mínima intención de charlar con Luke, su objetivo era la bandera azul
en la cima de las rocas y volver a su territorio, nada más. Ataco al rubio y este apenas tuvo tiempo
de sacar su espada, Backbiter, para desviar el golpe.

-No te andas con rodeos ¿eh?- el parecía complacido- que así sea…

Chris estaba defendiendo, era todo lo que Percy le dijo que hiciera y era todo lo que había estado
haciendo. Hasta que se encontró con Clarisse. La muchacha lo veía con los ojos llenos de furia,
seguramente por la broma que le había hecho accidentalmente. El fango y las hojas eran para las
de Deméter, no para ella.

-Al fin te encuentro- siseo ella, sonriendo con maldad- no sabes cuánto esperaba poder golpearte.

-Clarisse…- ella balanceo la lanza eléctrica hacia él, pero lo esquivo. Ese y los otros golpes que
siguieron. Chris sentía el claro deseo de explicar lo sucedido. No estaba seguro porque, pero lo
haría- espera, Clarisse- esquivo otro golpe- lo del fango...
-Quédate quieto- gruño ella, aún más molesta.

-No fue mi intención- Chris comenzaba a cansarse- era para las chicas de Deméter, contigo fue un
accidente, no era mi intención.

Ella lo acorralo contra un árbol y lo apunto con su lanza. No quería ser golpeado, pero se mantuvo
firme y miro a Clarisse directo a los ojos.

-En verdad lo siento- susurro. Clarisse gruño, y el noto como su mirada se relajaba un poco. Lo
soltó.

-Te salvas que estoy de buen Humor- ella se alejó.

El la miro marcharse. "Ella no es mala" pensó "y voy a demostrar mi teoría". Sonrió y siguió
defendiendo el territorio.

Annabeth iba por el territorio enemigo noqueando campistas masculinos a diestra y siniestra, muy
cómodamente siendo invisible gracias a su gorra de los Yankees. Su trabajo principal era
deshabilitar al enemigo, junto a otra grupo de chicas. Se paseaba por allí tranquila, pero vigilante.
En varios árboles vio a chicos clavados de sus ropas a los arboles con flechas.

"Las de Apolo" pensó sonriendo. La puntería de esas chicas era exacta. Incluso habían logrado
parar a los hermanos Stoll a unos 5 metros del suelo mientras volaban con sus zapatos alados.

Llego a un claro del bosque donde había una fosa de al menos 2 metros de ancho y profundidad,
con algo que parecía ser fango en su interior. Entonces se percató que no era la única en ese lugar.

Allí estaba Percy jadeando de tanto correr. Así, siendo invisible, podría dejarlo fuera de juego de
una vez. Sin embargo, antes de dar un paso, él se giró y la apunto con la espada.
-Vamos, chica lista. Quítate la gorra- su respiración se detuvo ¿Cómo lo sabía? El sonrió- me
dijeron por ahí sobre eso. Quítate esa gorra, quiero pelear contigo de frente.

¿El problema? Nunca hubo enfrentamiento.

El muchacho se acercó corriendo, ella se quedó inmóvil, estupefacta ¡Nunca la habían descubierto
con la gorra de invisibilidad! Cuando Percy se estaba acercando, tropezó con una rama, llevándose
por delante a la rubia, cayendo, ambos, al pozo de fango.

-¡So tonto!- grito ella, cubierta de fango hasta las pestañas.

-No fue mi intención- dijo el- solo quería quitarte la gorra.

-Sí, claro- dijo sarcástica. Se quitó la gorra, recordando algo- ¿Cómo supiste que estaba allí?

-Tus pisadas en el lodo- él se encogió de hombros. Se limpió las manos con una roca que sobresalía
de la pared y luego se acercó a ella, el fango le llegaba al pecho. Ella se puso alerta, pero solo le
quito el excedente de la cara- te ves mejor sin eso en la cara.

Annabeth agradeció la poca luz del pozo, pues así el no notaria el sonrojo en su rostro. Estaba
segura que solo la distraía; evitando mirarlo, comenzó a pensar cómo salir de ahí. Pero se le
dificulto concentrarse. 1) Ella fue descuidada y se hizo notar siendo invisible y 2) el rose de manos
de el en su rostro le había causado una extraña sensación en el pecho y su respiración se detenía.
Estaba segura de que si seguía así, jamás podrían salir del pozo.

Hope estaba en un árbol, sentada en una rama. Balanceaba los pies, mirando el cielo nocturno.
Tenía el arco en el hombro y el caraj de flechas vacías en su espalda; tomaba un descanso,
repasando cuantos chicos había dejado clavados en los arboles: ambos Stoll, Will, que
seguramente estaría molesto con ella, Beckendorf, con quien tuvo que usar cerca de 8 flechas
para dejarlo inmovilizado, además de otros tantos chicos.
Los ruidos de la pelea eran lejanos, ella seguí en el territorio de las chicas, en un árbol cerca de las
frontera de los bosques, junto al arroyo. Se estaba muy tranquilo allí, nadie la molestaba, y eso
que estaba en una rama sin hojas y con su buzo rosa, su favorita. Quien pasara la vería.

Sintió algo extraño en su espalda, movió un poco el caraj en su espalda para remover lo que
suponía era una araña, cuando no sintió nada volvió a centrarse en el cielo. Poco después volvió a
sentir algo, pero esta vez en el hombro. Molesta, porque la araña no la dejaba en paz, se sacudió
el hombro con la mano. Pero lo que encontró no era una araña, era el esqueleto de un brazo quien
la tocaba.

Grito tanto y tan fuerte que sintió que se quedaba sin voz. con el arco, alejo los huesos y tan
rápido como puso se bajó del árbol, pero en el suelo se encontró 2 esqueletos más, uno de ellos se
acomodaba el brazo que ella recién había alejado con su arco. Volvió a gritar con pánico, nunca
había visto nada parecido en el bosque del campamente y no le gustaba nada. Una mano se posó
sobre su hombro y por instinto, ella se giró, golpeando a Nico con su arco.

-¡Mujer, ya cálmate!- exclamo el, sobándose el golpe en el brazo- los esqueletos no te harán nada.

-¿Qué?- la voz de Hope tembló, miro a los no- muertos y luego a Nico. Frunció el ceño,
entendiendo 2 cosas: primero, el los había invocado con sus poderes de hijo de Hades y segundo,
el próximo no- muerto seria Nico- ¡Idiota, me asustaste!

Comenzó a golpearlo con el arco, mientras Nico la miraba con algo de diversión. Luego de unos
minutos se detuvo y lo fulmino con la mirada.

-So tonto- refunfuño ella, inflando los cachetes.

-So tonta- dijo el con burla, haciendo desaparecer los esqueletos- no pensé que te asustaran un
monto de huesos viejos.

-¿Qué querías? ¿Qué me alegrara de verlos?- reclamo Hope, indignada. Resoplo ruidosamente-
insensible hijo de Hades.

El sonrió apenas visiblemente y ella frunció mas el ceño. Entonces escucharon la algarabía, cerca
del arroyo. Celebraban la captura de la bandera, pero no sabían quién festejaba.

Mandoble, evasión, giro. Ataque tras ataque. Tenían las respiraciones agitadas y ya estaban
cansados, pero ninguno iba a ceder. Thalia puso su escudo frente a ella, y como suponía, Luke
retrocedió unos pasos; alzo su lanza y volvió a arremeter contra él, sin embargo, el rubio la
esquivo de nuevo y sonrió, exasperando la pelinegra.

-Has mejorado, Thals- reconoció el muchacho-pero no creo que sea suficiente.

-¿Por qué mejor no te callas?- gruño ella.

-Lo que te haga feliz preciosa.

Ella gruño aún más fuerte. Se mantuvieron uno frente al otro, girando sin darse cuenta, en busca
de una abertura que les permitiera atacar. Thalia, demostrando su impaciencia, lo golpeo de
frente, sin sorprender en lo más mínimo al chico.

-Estas siendo descuidada- canturreo Luke, mirándola con diversión.

-Ya sabrás que tan descuidada puedo ser- susurro ella, sonriendo de medio lado.

Este levanto su espada, pero ella lo bloqueo con su lanza, aplicando la fuerza necesaria, para así
hacerlo soltar a Backbiter, que cayó al suelo con un golpe seco. Antes de que Luke pudiera
recuperarse de su estado de shock, Thalia lo golpeo en el rostro para luego darle una patada en el
pecho, derribándolo y acorralándolo contra el suelo con su lanza.

-Lastima, tu perfecta nariz se está hinchando- Thalia se burló, riendo.

-Gracias por lo de perfecta- Luke también sonrió- sabía que lo era, pero me alegra escucharlo de
alguien tan linda como tú.
-¿Acaso quieres otro golpe?- ella odiaba que él le hablara así ¿Por qué tenía que hablarle así?

-Si me da otro minuto contigo, por supuesto.

Ella lo dejo allí tirado, antes de que él se diera cuenta de u sonrojo y corrió a buscar la bandera, sin
embargo, antes de que tocara la primera piedra del Puño de Zeus, un grupo de chicos apareció
entra los árboles. Uno de ellos, que era cargado por los demás, tenía una gran bandera blanca, a la
cual le apareció un martillo, el símbolo de Hefestos.

Thalia los miro atónita, mientras el muchacho de la bandera reía y los demás gritaban a coro "LEO,
LEO, LEO"

-El juego a terminado- anuncio Quirón con algo de orgullo reflejado en su voz- ganan los chicos.

-¡LEO, LEO, LEO!

En el fondo del mar, los dioses festejaban, menos Zeus.

-Toma, hermano- Hades le paso una camiseta rosa a Zeus que decía "Perdí una apuesta,
recuérdamelo"

Los dioses apostaron contra Zeus "uno de nuestros hijos, chicos, tomara la bandera antes que tu
hija Thalia". Esa camiseta era el castigo, suficiente tomando en cuenta tomando en cuenta el
orgullo del dios. Sin embargo, Zeus no perdía la calma.

-Yo no perdí.

-¿Cómo qué no?- reclamo Poseidón- si tu hija…


-Yo no perdí.

-Oye, si crees que ese truco Jedi te va a funcionar, estas equivocado- replico Hades, frunciendo el
ceño- ni siquiera tus hijos son tan débiles de mente.

-Thalia no tomo la bandera- acepto el rey de los dioses- pero tampoco tu hijo, que cayó en un
pozo; ni los de Ares, ni los de Apolo o Hermes. Ni Di Angelo que prefirió hablar con una chica.

-Juraste por el estigio…

-Se lo que dije, Apolo- Zeus sonrió- si UNO de sus HIJOS tomaba la bandera yo me pondría esa
camiseta. La sonrisa la tomo un hijo de Hefestos- sonrió aún mas- yo aposte a que sus hijos no lo
harían. Yo gane.

La camisa de los demás cambió a un color azul rey con la inscripción "ZEUS EL GRANDE". Zeus
estaba la mar de contento, hasta que una voz se oyó a su espalda.

-Zeus- se giró, entonces vio el rostro de Hera, muy molesta, atreves de un mensaje Iris.

-Hera…

-A casa, ahora- siseo la diosa y el mensaje desapareció.

-Suerte, padre- dijeron sus hijos, mientras Hades y Poseidón chocaban los puños, bastante
divertidos.

Al parecer Hera no se había enterado quien era "el rey"

Cuando Zeus se hubo ido, volvieron a acomodarse en sus asientos para ver una repetición del
programa.

--
Capítulo 5: El Noticiero "La Fogata"

"¿Por qué a Percy siempre tiene que pasarle algo? ¿Por qué no puede ser normal y dejar que lo
claven en un árbol? ¡Así no se puede!" eso pensaba Grover mientras recorría el bosque del oeste
en busca de su mejor amigo y Annabeth. Todos se habían reunido poco después de que Leo Valdez
tomara la bandera y lo dejaran inconsciente al dejarlo caer.

Pero ellos no habían aparecido… junto con muchos otros pegados a los árboles. Pero ya no habían
campistas en los árboles, Percy y Annabeth no estaban. Y el sabían que eso no era bueno, pues
ellos no se llevaban bien y estaban juntos.

-Tengo que encontrarlos, tengo que encontrarlos- se repitió por un buen rato.

Entonces vio una chica, una ninfa más específicamente, era menuda con la piel verde, sus orejas
eran puntiagudas y tenía rasgos elficos. A él le pareció muy mona. Se acercó lentamente, nunca la
había visto en su vida, ella parecía estar triste o dolorida no estaba seguro. Decidió hablarle.

-Ho… hola- saludo. La dríada dio un respingo y lo miro asustada- eh… no quería asustarte. Me
llamo Grover.

-Yo soy Enebro- el sátiro vio el arbusto junto a ella, un enebro, supuso que ese sería su hogar, pero
la planta estaba algo rota, como pisoteada. Al notar la mirada de Grover, ella dijo- esta es mi casa-
señalo el arbusto- unos chicos pasaron y lo golpearon, le rompieron las ramas…

Parecía que cada palabra le dolía, Grover quiso ayudar. Saco su flauta de caña y comenzó a tocar
una melodía suave. El arbusto de Enebro y otras plantas cercanas empezaron a verse más verdes,
con más vida. Paro al ver que el arbusto estaba completamente sano. La ninfa sonrió
enormemente al ver su casa perfecta otra vez y, sin pensarlo, le dio un abrazo al sátiro. Este se
sonrojo y comenzó a tartamudear.

-Ah… emmm… de-de nada- ella lo soltó y él tuvo que darse una bofetada mental para recordar lo
que hacía. Se aclaró la garganta- eh ¿Tu de casualidad no has visto un par de semidioses por aquí?

-Han pasado muchos por estos lados.


-Sí, pero… ¿Conoces a Annabeth?- Enebro sonrió.

-¡Si, claro! Hija de Atenea. Muy linda y agradable…

-Exacto, ella- Grover también sonrió- ¿La has visto?

-No, pero si quieres puedo ayudarte a buscarla.

-¿De verdad?

Ella asintió, le tomo el brazo y juntos siguieron buscando a ambos semidioses.

Leo comenzó a despertar, la cabeza le palpitaba con fuerza, no recordaba exactamente que había
pasado ni cuánto tiempo estuvo dormido. Lo último que supo es que obtuvo la bandera para su
equipo, solo eso. Ignorando olímpicamente el dolor y el mareo, se incorporó en la cama y miro
alrededor. Estaba en la enfermería, a Leo no le gustaba la enfermería, le parecía incómodo.

Entonces entro su enfermera, el amor su vida, la futura Señora Valdez, aunque no le conocía ni el
nombre. Ella era hermosa. Su cabello color canela y sus ojos avellana. Era perfecta, como para él.
La miro fijamente, como un perfecto tonto. La muchacha frunció el ceño.

-Recuéstate- ordeno ella. Leo siguió mirándola absorto- ¡que te recuestes!

-Eh… eh… hola- suspiro el muchacho. Ella rodo los ojos.

-Tienes que estar recostado- ordeno la enfermera, ignorando la forma en que el la miraba- ahora
vendrá algún chico de Apolo para ayudarte.

Ella le tendió una taza con un líquido verde lechoso, se veía asqueroso, pero tenía un olor dulce
como mermelada de fresa, lo cual era extraño. Se negó a beberlo.
-Bébelo antes de que se enfrié- apuro ella, aún más molesta- es para el dolor.

Leo se puso nervioso, ese líquido era extraño, no quería beberlo pero la cabeza aun le palpitaba y
no era algo muy bueno que se diga. Se decidió y se llevó la taza a los labios, colocando el líquido
en su boca. A su cerebro casi le dio un shock. Un té verde que huele a mermelada de fresa y sabe a
roll de canela.

-¿Qué era eso? ¿Ambrosia? ¿Néctar?

-¿Alguna vez te han dado ambrosia o néctar como esa?- la muchacha rodo los ojos, Leo negó con
la cabeza- es un té de hierbas. Yo no me arriesgo con la comida de los dioses.

Él estaba confundido, pero decidió dejarlo así. Su dolor de cabeza disminuía y no valía la pena
discutir con alguien tan linda como ella. Entonces aparecieron Will y Hope Solace.

-Hola Calipso- saludo la rubia con una sonrisa, que la enfermera de Leo correspondió.

-Buenas Noches- Will se mostraba más formal, pero igual lo ignoraron. La muchacha salió de allí
dejándolos solos.

-Calipso- suspiro el latino- que chica tan… ¡AUUUCH!

-Lo siento, lo siento.

-Que tengas cuidado- reprendió Will a su hermana, después de que esta tocara herida de Leo, tras
su cabeza- curémoslo rápido. Quirón nos quiere a todos en la fogata.

Eran las 10: 00 pm en el Campamento Mestizo y los campistas, ninfas y sátiros estaban alrededor
de la fogata, pero esta vez los hijos e hijas de Apolo estaban en silencio sin sus liras o guitarras,
esta noche no dirigían el coro y su ánimo era neutro. Expectante. Las llamas de la fogata
crepitaban con tranquilidad, a diferencia de otros días donde llegaban a medir hasta 6 metros ya
sea por la alegría o el enojo de los campistas en los últimos días.
Las chicas estaban a la derecha, ellos a la izquierda. Ninguno se veía feliz. Ellos habían capturado la
bandera, pero la mitad de ellos habían sido noqueados, golpeados, heridos o clavados en árboles
por las chicas. El orgullo de ambos había sido herido. Pero especialmente el de Annabeth, pues al
final sus planes fallaron y termino nadando en el lodo hasta que Grover y su nueva amiga, Enebro,
la encontraron junto a Percy Jackson.

La rubia hija de Atenea tenía su gran orgullo herido, Percy se había dado un baño de 30 minutos y
todavía no se había sacado completamente la suciedad, Chris trataba de entablar conversación
con Clarisse (los chicos pensaron que tal vez había probado alguna cosa de la colección de vino del
Señor D), pero ella lo ignoraba pensando que solo quería tomarle el pelo; Luke tenía la nariz roja e
hinchada, le dolía, pero eso no lo detenía para seguir coqueteándole a Thalia, molestándola
adrede. Hope seguía molesta con Nico por la broma de los esqueletos y Travis Stoll lucía un
hermoso maquillaje aprueba de muchas cosas, creado por las de Afrodita, aplicado en el por Katie
Gradner. En resumen, todos tenía algún problema y más de uno comenzaba a pensar que la unión
de los campamentos era un error.

Quirón se acercó a paso lento, con su imponente forma de centauro, pero se veía preocupado. El
Señor D, que venía junto a él, estaba sumamente tranquilo, casi flotaba de la tranquilidad. Se
pararon en medio de ellos y Quirón comenzó a hablar.

-Buenas noches, héroes- el director de actividades sonrió, tenso- sé que ya paso el toque de
queda, pero esta es importante.

-¡Tengo sueño!- grito una chica de Afrodita- necesito mi sueño reparador.

Sus compañeros la apoyaron, Quirón pidió silencio.

-Tengo noticias- dijo- tendremos visitantes- hubo silencio, nadie dijo nada. Los campistas se
miraron y luego al centauro, sin comprender- sus hermanos del campamento Júpiter y nuestras
amigas las cazadoras vendrán al campamento mestizo.

El silencio se volvió sepulcral, Quirón se preocupó. Rogo a los dioses por alguna reacción… y la
obtuvo. Quejas y gritos se hicieron escuchar. Quirón se relajó un poco más, eso ya se lo esperaba.
-¿Hermanos?- rio con completo sarcasmo un hijo de Ares.

-¿Amigas?- las de Afrodita se escuchaban ofendidas- ¡Jamás!

-No los queremos aquí…

-¿Por qué tienen que venir ellas?

-No…

-Inaceptable…

Quirón demando silencio, luego de un par de minutos los jóvenes se callaron. La reacción fue
obvia, por lo menos para él. Ambos campamentos conocían sus existencias, no necesariamente su
ubicación. Tenían una tregua, no querían derramamientos de sangre semidiós, pero de igual
forma, no se llevaban bien.

-Quirón, no puedes hacer esto- dijo Annabeth, suplicante.

-Ya hicieron esto- Thalia señalo a Luke, este rio divertido- ¿Ahora quieren meter a esas insufribles
cazadoras al campamento, de nuevo?

-Esto no ha sido idea mía- dijo el centauro, mirando de reojo al señor D.

-Culpable- sonrió Dionisio- los dioses y yo, claro está.

-Oh, genial- Luke los miro, en verdad molesto- ¿Ahora si se acuerdan de nosotros? No me molesta
que hayan traído a las chicas, pero ¿romanos? ¿En serio? Esa gente no nos soporta- su voz era
firme, varios campistas asentían con aprobación- ¿A caso quieren otra guerra civil entre
semidioses? Además ¿Quieren un dato curioso? ¡A los romanos les gusta la guerra!
-Luke- Quirón hablo con voz tranquila- ellos no son sus enemigos, son sus hermanos.

-Solo llaman a nuestros padres son otros nombres- dijo Nico, el centauro le sonrió, mientras otros
tantos lo fulminaban con la mirada. Él no le dio importancia.

-Además vienen en son de paz.

-Menos por los juegos en los que competirán contra ellos y las cazadoras- dijo Dionisio mirando
sus uñas quisquillosamente.

-¿Juegos?- Percy frunció el ceño- ¿Qué juegos?

Quirón resoplo, molesto con el Señor D. Él se hizo el desentendido.

-Los dioses han tenido una idea. Quieren reunir a los dos campamentos, pues ambos son fuertes y
trabajarían mejor junto al otro- se aclaró la garganta- pero también quieren medir sus habilidades,
por eso han creado estos juegos y la Señora Artemisa a estado de acuerdo en dejar competir a sus
cazadoras.

-¡Moriremos todos!- exclamo Leo, Beckendorf le tapó la boca inmediatamente, no estaban para
bromas.

-¿Qué pasa si no queremos competir?- dijo Beckendorf- ¿Y si ellos tampoco quieren?

-Es una orden del Olimpo- dijo Dionisio, sonrió un poco- pero tranquilos, no todos competirán.

-¿Qué quieres decir?- Thalia pregunto, arqueando una ceja.

-Serán 12 personas por equipo- continúo el dios- una por cada trono del Olimpo y cada dios
escogerá un representante.
-Entonces nosotros quedaremos por fuera- reclamo Ethan Nakamura- los hijos de los dioses
menores.

-Lo siento, Ethan- Quirón parecía apenado- las reglas las pone el Olimpo, no yo.

El fuego crepito y se volvió de un intenso color rojo. Muchos campistas estaban inconformes, no
les gustaban esos planes de los dioses. Entonces una voz inesperada se hizo escuchar por sobre
todas las demás, silenciándolas.

-Yo acepto el desafío- dijo Clarisse- si Ares me escoge como su representante- sonrió- no me
dejare intimidar por unos soldaditos y unas niñas que no envejecen ¡Les demostrare quien manda!
– Su cabaña vitoreo- no me dejare ganar en mi casa ¿Ustedes si?

Muchos semidioses aplaudieron, completamente de acuerdo. Quirón sonrió impresionado. La hija


del dios de la guerra motivando a los demás para la batalla, había tocado una fibra sensible en sus
compañeros: el sentido de propiedad y el orgullo griego.

-¡Griegos, griegos, griegos, griegos!- aclamaban todos al unísono, liderados por Clarisse. Esta se
giro a Quirón.

-¿Ya tienes los nombres de los representantes?

-Claro- sonrió el centauro- gracias por el apoyo, señorita La Rue.

-Espero que valga la pena- dijo ella sentándose de nuevo.

-De acuerdo, ahora el nombre de los representantes de los dioses- anuncio Quirón. Los semidioses
guardaron silencio- de no querer participar deben decirlo inmediatamente.

-Quirón- apremio Dionisio, con fastidio.


-En representación de Zeus, su hija Thalia Grace- la muchacha se puso de pie, asintió, aceptando.
El Señor D chasqueo los dedos y un broche dorado con forma de rayo apareció en la chaqueta de
ella, del lado izquierdo, sobre su corazón- Representando a Poseidón, su hijo Percy Jackson- el
muchacho se puso de pie inmediatamente. Acepto. Tenía una sonrisa entusiasta. Su broche era un
tridente.

-Agradece que estas en mi equipo Jackson- dijo Thalia riendo.

-Claro- él la miro, sarcástico- ganaras gracias a mí.

-Representando a Ares, Clarisse La Rue- la cabaña 5 vitoreo; el distintivo de la muchacha tenía un


jabalí y una lanza- de parte del dios Apolo, Will Solace- el muchacho vio con duda a sus
compañeros de cabaña, estos aplaudieron apoyándolo, el acepto. Su broche era un Sol- en
representación de Hefestos, Leo Valdez- Leo lo pensó un segundo, pero sus amigos y hermanos les
sonreían en apoyo. su corazón apareció un broche dorado con un martillo.

-No los decepcionare- dijo el latino, saludando como si fuera Miss Universo.

-Solo no nos avergüences- le dijo Beckendorf.

-Así que mantén la boca cerrada- rio otro de sus hermanos, Jake Mason. Leo hizo un puchero y se
sentó.

-De parte del dios Hermes, Luke Castellan- este se sorprendió de que su padre lo escogiera pero se
negó a levantarse.

-Vamos, Lucian- Thalia lo miro, desafiante- no seas aguafiestas o… ¿Te da miedo?

-¿Miedo?- ella asintió, el sonrió con arrogancia- nada de eso, preciosa. Es solo que…

-¿Qué?- corto la pelinegra-¿No quieres mostrar tu grandiosidad frente a ellos?- hizo una mueca y
sonrió sarcástica- o ¿Te intimida estar en un equipo conmigo?
-Ow, lo olvide- el chico sonrió enormemente- así pasare más tiempo contigo, Thals- a ella se le
descuadro la sonrisa- Acepto- su distintivo era un caduceo.

Él le guiño un ojo y ella se cruzó de brazos y le saco la lengua.

-En mi representación- hablo Dionisio- mi hijo Polux.

-¡Si, Polux!- exclamo su hermano, Castor, aplaudiendo a su lado. Su broche era una rama de vid.

-En representación se Hera, Piper McLean, hija de Afrodita.

-¡Si, Reina de Belleza!- exclamo Leo. Piper miro a Quirón, confundida.

-Que yo… ¿Qué?

-La Señora Hera quiere que tú la representes- dijo Quirón, con rostro amable- ¿Aceptas?- ella no
alcanzo a negarse cuando un broce con forma de león apareció sobre su corazón- en
representación de Deméter, Katie Gradner- esta acepto inmediatamente. Su broche dorado era
una amapola- Por parte de Atenea, Annabeth Chase- la rubia acepto y, aun que estaban en el
mismo equipo, con una mirada le declaro la guerra a Percy. Su distintivo dorado tenía una lechuza-
La diosa Artemisa estará representada por sus cazadoras.

-Por lo tanto se ha designado que Hestia tome su lugar- dijo Dionisio.

-En su representación, Nico di Angelo- el chico se sorprendió mucho, pero acepto, Hestia le
agradaba. Hope le sonreía desde el otro lado del anfiteatro, ya no estaba molesta al parecer. Sobre
su pecho apareció un broce dorado con la forma de una llama y en el centro una grulla- por
último, en representación de Afrodita, Silena Beauregard- ella sonrió. Sus distintivo dorado tenía
una paloma- estos son los 12 representantes del Campamento Mestizo, escogidos por los dioses.

Los campistas aplaudieron y la llama de la fogata creció hasta los 7 metros, en color dorado,
demostrando el entusiasmo de todos.
-Los entrenamientos comenzaran el lunes- hablo Quirón, sonriendo.

-¿Y cuándo llegaran los otros?- inquirió Annabeth.

-En una semana aproximadamente.

-¡¿Una semana?!- dijo Percy, sorprendido- eso no es bueno.

-Sí, si, muy bien- corto Dionisio- ¡YA PASO EL TOQUE DE QUEDA! ¡A DORMIR!

En el salón de tronos del Olimpo, las diosas estaban reunidas viendo en una gran pantalla de
televisión como nombraban a sus candidatos.

-Hera- llamo Afrodita- ¿Por qué elegiste a mi hija?

-Oh, bueno- Hera se encogió de hombros- tenía que elegir y tu hija no me desagrada como otras-
todas sabían que se refería a la hija de su esposo- si no fuera escogido a esa niña de Apolo o una
de Atenea.

-¿Por qué no algún chico?- pregunto la diosa de la belleza, Hera se encogió de hombros.

-Una de mis hijas fuera sido una gran elección- hablo Atenea desde su trono.

-Los hombres son problemáticos- intervino Artemisa- la hija de mi hermano fuere sido una gran
elección.

-No lo creo- la diosa de la estrategia hizo una mueca- su única habilidad es la arquería, sería una
carga para el equipo, al menos Piper McLean tiene encanto vocal y podría distraer en una batalla,
dándole ventaja.
-Aunque me enorgullezco de lo que dices de Piper, Atenea- dijo Afrodita sonriendo- no desprecies
a la pequeña Hope, tengo planes para ella, y serán los mejores- su rostro se ilumino como si fuera
tenido una gran idea- ¡Claro que no más grandes que los que tengo para tu hija!

-Ahí va de nuevo- Deméter suspiro, masajeándose las sienes.

-¡Deja a mi hija en paz!

-Pero, Atenea…

-No creo que Apolo este feliz con tus planes tampoco- añadió Artemisa.

-Como que no…

-Hestia- Hera miro a la diosa del hogar, quien avivaba el fuego de la hoguera. Las demás callaron-
has escogido a ese niño de Hades.

-Así es- ella asintió. La atención se centró en ella.

-Su hermana es una gran cazadora- dijo Artemisa- pero no veo grandes habilidades en él.

-Ese chico es tan molesto- Deméter hizo una mueca- a Perséfone no le agrada, dice que lo único
que hace es merodear por el inframundo y llamar a los muertos. Necesita comer más cereales.

-Es un buen chico- dijo Hestia con tranquilidad

-Y valla que lo es- los ojos de Afrodita brillaron con diversión.

-Ese chico puede causar discordia en el grupo- intervino Atenea.


-Tu hija igual- Deméter entrelazo los dedos- si sigue así, no podrán trabajar en equipo con los
chicos.

-Katie Gradner tiene problemas con esos hijos de Hermes- Hera señalo la pantalla donde mostraba
a los Stoll- eso no ayuda a la unión del campamento.

-Pero no afecta al equipo- la diosa de la agricultura se cruzó de brazos.

Ellas comenzaron a discutir. Hera sobre Thalia, Deméter sobre los Stoll, Atenea hablaba de
estrategia, Artemisa gruñía sobre hombres y Afrodita hablaba sobre las futuras parejas, pero sin
decir nombre, confundiéndolas.

Zeus y los otros dioses oyeron el escándalo en el interior. Dieron media vuelta y se alejaron lo más
que pudieron. Si una pelea de chicas mortales era peligrosa, una discusión entre diosas podía ser
un completo pandemonio.

Mejor no estar cerca.

--

Capítulo 6: Entrenamiento: Somos un Equipo

El lunes, luego de un buen desayuno, los 12 participantes se dirigieron a la arena donde harían los
entrenamientos del grupo. Quiron los supervisaría personalmente, él no tenía nada contra los
romanos, pero quería que su equipo fuera el ganador, obviamente. Había elegido la arena para
que los entrenamientos fueran privados, no quería que sus chicos se distrajeran con cualquier
cosa.

-Y ¿de que irán estos juegos?- pregunto Percy, terminando su estiramiento.

-No lo sé- admitió el centauro- el Señor D no ha querido decirme nada.

-Sera que tampoco le dijeron a el- intervino Thalia.


-Puede ser- Quiron se paró frente a los 12- el caso está en que los romanos son expertos en lucha
y el uso de armas. Nos centraremos en eso.

Quiron conocía a sus campistas como un pastor a sus ovejitas. Hoy sería solo "evaluativo",
pelearían entre ellos con las armas de su comodidad. Los coloco en parejas: Percy y Nico, Luke y
Leo, Polux y Will; y las chicas: Clarisse y Thalia, Katie y Silena y Annabeth y Piper. Entonces ellos
mostraron su inconformidad. Nico no parecía cómodo en practicar con Percy, Leo reclamaba que
Luke podría matarlo en dos movimientos y las chicas (principalmente Annabeth, Thalia y Clarisse)
se quejaban de que solo pelearían entre ellas.

-¿Por qué no contra ellos?- reclamo Thalia.

-Si ellos son tan machos ¿Por qué no nos enfrentan?- exclamo Clarisse, mas con burla que con
indignación.

-¡Quirón!- insto Annabeth.

Los de sexo masculino se dieron cuenta de lo problemáticas que podían ser, la única en relativa
paz era Piper, que se mantenía al margen del asunto. Finalmente ellos se hartaron y aceptaron
practicar con ellas. Con lo que no contaban era que Thalia elegiría las nuevas parejas.

-Polux y Katie- dijo, los nombrados se encogieron de hombros, conformes- Silena y Will- estos se
sonrieron- Piper y Leo…

-¡Si, habrá vida después de hoy!- Leo rio, Piper se armó de paciencia.

-Percy…- Thalia hizo una pausa y sonrió de costado. El pelinegro trago grueso- y Annabeth.

-Dioses, tengan piedad de mí- susurro, Annabeth lo miro y le dio su mejor sonrisa de rubia tonta.
Él sabía que esa chica podía ser de todo, menos tonta.

-Luke, tu conmigo.
-Hasta el infinito y más allá, preciosa- el rubio le guiño un ojo.

-Vamos a ver cuánto más dices eso- gruño Thalia, sin embargo se sonrojo. Lo cual no pasó
desapercibido por nadie.

-Entonces- Clarisse sonrió con algo de crueldad- me toca con el niño fantasma.

Mientras se preparaban y tomaban sus armas, los chicos le dieron palmaditas en el hombro al
muchacho. Aunque, Quirón pudo notar más tranquilo a Nico, incluso sabiendo que pelearía con
Clarisse.

-¡OW!- mueca de dolor- ¡AY!- se sostuvieron el estómago- ¡cuidado con… AH!- en la cara- ¡Dioses!-
y una última mueca.

Los chicos mostraban su solidaridad ante la paliza que Annabeth le proporcionaba a Percy muy
generosamente, pero bueno, él no fue el único golpeado. Todos ellos, menos Nico, subestimaron
la fuerza de las chicas. Katie, Silena y Piper fueron amables, la práctica era amistosa. Thalia le
pateo el trasero a Luke, Clarisse barrio el piso con Nico y Annabeth aniquilo el ego de luchador y
espadachín de Percy.

-Eh… creo que es todo por hoy- dijo Quirón, viendo a los jóvenes. La mayoría tenía heridas
pequeñas aquí y allá. Percy, Luke y Nico tenían golpes y cortes aquí y allá y por acullá.

Sin embargo, ninguno estaba fresco como una rosa.

Salieron de la arena directo al área común, pero primero acompañaron a Leo a la enfermería por
una supuesta costilla rota. Todos sabían que no era cierto, él iba a la enfermería por algo más que
una costilla falsamente lesionada. En la escalera de la cabaña de Poseidón, encontraron sentados a
Grover, Chris, Beckendorf y Hope.

-¡Perrrcy!- el sátiro le sonrió a su amigo. Dejo de hacerlo cuando le vio la cara- ¿pero con que
monstruo te peleaste?
-Con uno rubio de ojos grises- murmuro el muchacho.

-¡Annabeth!- exclamo Grover-¡casi matas a mi mejor amigo!

-Gracias por recordarme mi derrota- gruño Percy, ella rio y se fue a su cabaña.

-¡Me voy!- anuncio Thalia y se fue de allí a la cabaña 1.

-Yo igual- Luke camino lo más rápido que pudo a su cabaña.

-Charles- llamo Silena, todos la miraron extrañados. Generalmente lo llamaban Beckendorf-


necesito una nueva espada ¿te molestaría ayudarme?

-Yo podría hacerlo- Leo le sonrió coquetamente.

-No era contigo, Valdez- Piper se lo llevo arrastrado de allí.

-¿Y?- insto la hija de Afrodita- ¿me ayudas?

-Claro- él le sonrió- ¿Tienes algún diseño en mente?

También se alejaron. Clarisse comenzó a alejarse, Chris camino a su lado hablando de quien-sabe-
que. El caso está en que ella parecía estar escuchando y sin hacer mueca de molestia o irritación.

-Eso es extraño- dijo Will enarcando una ceja.

-Tenía que ser hijo de Hermes- bufo Katie Gradner. Ellos, junto a Polux, se dirigieron a sus cabañas.

Percy, Grover, Nico y Hope se miraron entre sí. A los dos primeros no les parecía normal la
presencia de ella.
-¿Quieres que cure tus heridas?- ofreció la rubia mirando al hijo de Poseidón.

-Mm, no, gracias- se apoyó en Grover- me daré un chapuzón en la playa.

-No prefieres que use mi magia…

-¡No! Grover, no es necesario- el muchacho no estaba de humor para escuchar como el sátiro
tocaba la flauta de caña- quiero probar a ver si el agua también ayuda a mi orgullo herido.

-¿Peleaste con Clarisse?- inquirió Hope, parecía preocupada.

-No, con Annabeth.

-Ow- ella frunció los labios- suerte en la playa.

Percy y Grover se alejaron, dejándolos solos. Ella sonrió.

-¿Con quién te toco?

-Con Clarisse-

-Auch- ella se acercó y le reviso la cara. Nico hizo una mueca cuando ella rozo con su dedo un corte
en su labio- déjame curarte.

-No, comeré un poco de ambrosia y daré una siesta.

-Podría ser mejor que yo te curara.

-No- él se dio media vuelta, hacia su cabaña. Ella lo siguió.


-Deberías entrenar con Percy- ella le dijo- es bueno y no sería tan… brusco.

-No- Nico acelero el paso- hablaremos luego.

-Nico…

-Hasta luego.

Él se metió en su cabaña, dejándola confundida y curiosa. Ella le saco la lengua a la cabaña, inflo
los cachetes y se fue.

Para el martes Quirón agrego a un chico a nuestro entrenamiento.

-Chicos, Chris nos acompañara esta tarde- anuncio- necesitamos a alguien en buen estado para
llevar a los otros a la enfermería.

-¿Enfermería?- Katie pregunto confundida. Quirón me señalo con la mirada- oh, claro.

-Lo necesitaran- sonrió Thalia. Preferí callar, dejare que me golpeen.

Volvimos a repartirnos, otra vez chicos contra chicas: Thalia y yo, Annabeth y Nico, Luke y Piper,
Leo y Clarisse, Polux y Silena y Will y Katie.

Para ese día usaríamos lanzas. Especialidad de Thalia y Clarisse. Para mí es muy incómodo, yo no
soy alguien bajo, pero mi lanza es exageradamente larga, media casi igual que yo. La de Thalia, en
cambio, es de un metro y medio, más fácil de llevar y maniobrar. Además, la mía pesa mucho. Es
como para alguien del tamaño de Tyson o algo así.

Thalia me sonrió y me dio escalofríos. Tengo un mal presentimiento. Quirón no dio la señal y ella
ataco. Me defendí lo mejor que pude, pero la lanza se enredó en mis pies y me golpee. Digamos
que no es agradable la madera de una lanza en la frente. El golpe me aturdió, y me avergonzó pero
creo que eso es obvio, ella lo aprovecho.

Me golpeo en el pecho, se movió hacia mí y me toco el brazo de la lanza dándome una descarga.
Contuve un grito mientras la lanza caía de mi brazo dormido. Finalmente, me golpeo tras las
rodillas y caí de espaldas. Duramos cerca de cinco minutos.

-Perdiste- dijo colocando la punta de su lanza en mi cuello.

-No fue justo- no, no me pareció nada justo- mi lanza era enorme.

Ella simplemente se encogió de hombros y me dejo allí tirado. Chris corrió hacia mí y me levanto
del suelo. En serio lo agradezco. Me siento como una gelatina.

Luego de casi una hora, todos habíamos pasado. Luke fue caballeroso con Piper, ninguno tuvo más
que un par de golpecitos; Silena, Polux, Katie y Will tuvieron encuentros bastante entretenidos.
Nico se defendió de Annabeth mucho mejor de lo que pudo hacerlo con Clarisse, su único golpe
fue en la cara. Aunque se veía bastante golpeado después de ayer.

Mi sentido y verdadero pésame fue para Leo. El muchacho el flaco y escuálido, y tenía que
enfrentarse a Clarisse ¡Clarisse! Se veía bastante nervioso. Su lanza si era de un justo tamaño, pero
la de ella era un regalo de su padre, Ares, y no se veía muy inofensiva.

-Nico- le llamo, este lo miro- dile a tu padre que tengo piedad de mi alma. Mínimo merezco el
Eliseo.

Reí un poco, al menos tenía sentido del humor.

Se miraron frente a frente y entonces… Quirón llamo para que fuéramos a almorzar. Clarisse
maldijo y Leo grito de alivio y felicidad.

-Mañana podrán enfrentarse- les dijo Quirón. Leo se desanimó inmediatamente.


-Esta mañana, Valdez- le dijo Clarisse.

Ok, ahora Leo estaba pálido. Él no era un tipo de combates, como Luke o yo, es mas de los que
usan el cerebro y hacen cosas ingeniosas. Aunque no creo que su ingenio lo ayude, a menos que
pueda construir un traje como el de Iron Man o mejor un pequeño Optimus Prime. Eso sería muy
Guay.

Me acerque a mis amigos. Chris y Luke sostenían una camilla, Leo palideció.

-Aun no le han hecho nada- les dije.

-Lo sé- rio Luke- solo bromeábamos.

-Para él no era broma- mire a Leo, que salía de allí, seguido de Piper quien lo calmaba.

-Creo que está exagerando- Chris dejo la camilla en su lugar.

-¿Viste como dejo a Nico?- arquee una ceja- para ella una práctica no es un juego.

-Ni yo quiero enfrentarla- agrego Luke.

Parecía que Chris quería replicar, pero se contuvo. Tengo el presentimiento de que cupido debe
estar haciendo de las suyas con mis amigos. Primero Luke con Thalia, ahora el con Clarisse y
presiento que no serán los únicos.

Después de comer, Quirón llamo a los 6 chicos, sin ellas, para conversar un poco. Los llevo al salón
de reuniones de la casa grande y ellos se ubicaron alrededor de la mesa de Pin-pon. Grover los
acompañó, llevando una gran bandeja de bocadillos. Para el sátiro había servilletas con salsa de
queso.

-Iré directo al grano- hablo el centauro- este equipo no está funcionando.


-¿Y entonces?- dijo Luke- ¿Qué quieres que hagamos? Ellas fueron las que nos vapulearon
sabiendo que era una práctica.

-Lo sé…

-Aun me duele la cara- continuo el rubio- imagínate como esta Nico- señalo al susodicho- Clarisse
no le tuvo piedad ¿Y Percy? Tú y yo conocemos a Annabeth, ayer exagero…

-¿Conoces a esa chica?- Percy miro a su amigo con reproche.

-Claro, es como mi hermana…

-¿Por qué no me dijiste?

-¿Por qué? ¿Te interesa?- Luke alzo las cejas con sugerencia, Percy se sonrojo.

-¡No!- aunque si la encontraba muy guapa.

-Ya, olviden eso- la voz de Quirón sonó firme, los chicos callaron- mañana se hará una actividad en
equipo y quiero que ustedes den el ejemplo ¿de acuerdo?

-Pero…

-¿De acuerdo?

Ellos suspiraron, sin muchos ánimos, pero aceptaron. Al día siguiente tendrían trabajo que hacer.

-Bien, chicos- Percy estaba parado entre sus amigos, en la cabaña de Poseidón, donde celebraban
su reunión- estamos reunidos hoy para conversar sobre la petición de Quirón- aparte de los
miembros del equipo, también estaban Beckendorf, Chris, los Stoll y Castor- tenemos que buscar
la forma de trabajar en equipo.
-Sería más fácil trabajar junto si ciertas personas no tuvieran problemas con otras ciertas personas
– opino Leo, jugando con unas tuercas.

-Ellas son las del problema- hablo Luke- yo trato de ser amable pero ¡No! Ellas son muy
problemáticas…

-¿Qué tendrán que hacer mañanas?- indago Charles.

-Ni idea- dijo Percy- Quirón no lo dijo.

-Bueno, yo creo, que dependiendo de lo que hagan, vuelvan a colocarse en parejas- Beckendorf
propuso, como nadie lo interrumpió, siguió hablando- cada quien con la persona que tenga más
problemas, o en caso de otros- miro a todos menos Percy y Luke- con la persona que más podría
ayudarlos o que podrían ayudar.

-Me gusta esa idea- sonrió Will- trabajamos en equipo, concentrándonos en alguien en específico.

-Cuando se lleven bien, cambian de persona- agrego Chris.

Los chicos asintieron, de acuerdo. Solo tenían que dividirse.

-Por orden alfabético- decidio Polux, se puso de pie. Tomo lápiz y papel, comenzó a anotar algo-
bien ¿Quién queda con Annabeth?

-Percy- dijeron todos, incluyendo al mismo hijo de Poseidón.

-Tengo que arreglar las cosas con ella- coincidió el muchacho.

-¡Clarisse!
-Para Will- opino Luke-. El hijo de Apolo lo fulmino con la mirada- ¡Hey! No me lo tomes a mal, es
que tu cabaña siempre ha tenido problemas con la de Ares.

-Es cierto- dijo Castor- que los jefes de las cabañas hagan las pases.

-Pero…

-¿Están de acuerdo que Will y Clarisse trabajen juntos?- Hablo Percy. Para molestia del rubio,
todos alzaron la mano.

-Katie.

-Contigo- hablo Leo- no se lleva mal con ninguno y ustedes tienen eso de las plantas y así.

-Bien- Polux anoto su nombre junto el de la muchacha- Piper.

-Con Nico- dijo Beckendorf inmediatamente. El muchacho lo miro mal desde las sombras. A
muchos le daba miedo esa mirada, pero él no se dejó intimidar- tú necesitas socializar para estar
en un equipo y ella es muy agradable. Te ayudara.

-Lo dudo- Nico los ignoro desde ese momento.

-Silena.

-Con Leo y yo con Thalia- resolvió Luke- tenemos asuntos pendientes.

-Pero Beckendorf es quien le agrada a Silena- se quejó Leo, su hermano sonrió- ella me odia
porque soy genial y escuálido.

-No hay de otra, Valdez- corto Percy- ahora, todos fuera, quiero dormir.
-Solo lo diré una vez, así que escuchen- la chica de capa purpura hablo con firmeza. Todos los
campistas callaron- los dioses han elegido a los mejores candidatos para participar y voy a
nombrarlos- extendió una lista y hablo- por Júpiter, Jason- el rubio se puso de pie, aceptando- por
Juno, mi persona- a nadie le sorprendió, pero estaban conformes- por Ceres, Leyla- la chica asintió
y se colocó junto a Jason- por Vesta, Hazel.

-¿Yo?- la hija de Plutón, los miro sorprendida.

-Claro- Jason le sonrió- elección de los dioses.

La muchacha sonrió, cierto augur resoplo.

-Por Marte- continuo Reyna- Frank- el grandulón trago grueso y se ubicó junto a su amiga morena-
por Mercurio, Marcus- el chico sonrió-Por Vulcano, Jacob. Por Apolo, Tiffani…

-¿Qué?- Octavian se puso de pie, indignada-¡soy el augur! Descendiente de Apolo ¿Cómo es


posible…?

-Los dioses hablaron- corto la pretora- por Minerva, Gwen- Jason le sonrió a la muchacha, se
alegraba de ver a tantos de sus amigos de la quinta cohorte- por Baco, Dakota- el muchacho
celebro con otro vaso de Koll- Aid- Por Neptuno, Eliza y por Venus, Michael.

Un par de chicas se pusieron de pie con una mueca por los dioses que las habían elegido, aunque
estaban conformes por participar.

-Estos son los 12 participantes que pelearan en nombre de Roma en los próximos juegos- Reyna
señalo a sus 11 compañeros de equipo- les enseñaremos a esos graecus quienes somos.

Los jóvenes campistas, los lares, los veteranos, las familias de Nueva Roma, incluso los faunos se
animaron y vitorearon en apoyo.

-¡SENATUS POPULESQUE ROMANUS!

--
Capítulo 7: Ya no quieren matarnos

El equipo comió y descanso el desayuno. A las 10: 00 am Quirón los llamo, mientras hablaban el
resto de los campistas se congregaron alrededor del muro.

-Bien, hoy quiero verlos trabajar juntos ¿de acuerdo?- dijo el centauro, dándole una mirada a los
chicos- colóquense en parejas.

-¿No era trabajo en equipo?- inquirió Annabeth suspicazmente.

-Todo tiene un motivo, pequeña- sonrió Quiron- ahora, repártanse.

Thalia pasó adelante, pero Percy la hizo a un lado.

-Silena- el pelinegro la miro- tu trabajaras con Leo.

-¿Con Leo?- ella arqueo una ceja- ¿en serio?

-Lo sé, chica, lo sé- el latino negó con la cabeza, en un gesto de apoyo- comprendo que te gusta
Beckendorf, pero no hay de otra. Yo tampoco quería trabajar contigo.

La muchacha lo miro con total indignación, pero su rostro estaba rojo por la mención de hermano
de Leo. Percy sonrió y continúo.

-Katie, tú con Polux.

-Bien, como sea- la muchacha se encogió de hombros.

-Piper, tú con Nico.


La muchacha asintió y se situó junto a Nico; este se veía de mal humor. Piper rogo al Olimpo que la
ayudaran con el chico.

-Clarisse, tu pareja es Will.

-No.

-Sí.

-Yo tampoco quería- dijo el hijo de Apolo- pero me obligaron.

-No trabajare con ese- sentencio Clarisse con terquedad.

-Lastima, no hay cambios- Percy sonrió, divertido por su disgusto- Thalia y Luke.

-Y antes de que te quejes- intervino Luke, mirando a la pelinegra- no busco pelear contigo.

-Tú siempre quieres pelear conmigo.

-Un cambio no nos haría daño- término el rubio con simpleza, Thalia lo miro con desconfianza.

-Y por último- Jackson miro a Annabeth y sonrió- tu y yo, compañera.

-Tú y yo no somos compañeros.

-Ahora si- dijo Quirón, antes de que ella hablara. Entonces procedió a explicar.

Ya estaban listos, atados por la cintura, unidos a sus compañeros. Los separaban menos de un
metro de cuerda. Quirón les dio la señal y ellos comenzaron a escalar el muro. Era una pequeña
competencia, el primero en llegar ganaba. El problema era la sincronización, pues la cuerda les
impedía tener distancia y al estar muy cerca se estorbaban; además de que iban por su cuenta, sin
cuerda de seguridad.

Will estaba casi colgando de su cintura, Clarisse le llevaba arrastrando, reacia a perder, aunque no
hubiera un premio propiamente dicho. El chico subía lo más rápido que los brazos le daban,
sintiendo el constante tirón de su compañera. Miro hacia abajo y vio a su hermana sonriéndole en
apoyo.

-¡Mueve el trasero, Solace!- le grito Clarisse- no seré la última en llegar por culpa de un peso
muerto como tú.

Will trato de ajustarse al ritmo de ella, resoplando. No entendía que gracia podía ver Chris en ese
prospecto de mujer, ella era la pesadilla de cualquier competidor.

A unos metros de distancia, estaba Luke… siendo mandoneado por Thalia.

-Derecha, izquierda, derecha, izquierda.

-Ya, Thals ¡Ni que fuéramos soldados!

-Calla y apresúrate.

El siguió a duras penas. No había podido dormir mucho la noche anterior. Ahora estaba cansado y
ella le gritaba órdenes. Luke sabía porque ella lo hacía. No confiaba en él. Aunque Thalia odiara
admitirlo, lo conocía muy bien, y en cierto punto, él sabía que le agradaba a ella. Pero el rubio lo
arruino todo a los 14 años, cuando estudiaron juntos. El hijo de Hermes se aprovechaba de su
efecto en las chicas para conseguir cosas, como la tarea. Una vez intento eso con Thalia, y
consiguió un puño en la nariz. Sin embargo, él no la dejo en paz. Así estuvieron durante dos años,
hasta que Luke y Thalia fueron cambiados de escuela. Para ese entonces a él ya le gustaba ella.

-¿Y si yo guio?- pidió el.

-No- Sonrió ella- arriba, muévete.


-Vamos, niña. Quiero llegar pronto- ambos miraron sobre sus cabezas y vieron a Leo y a Silena,
ambos estaba llegando a la parte con lava.

-AY… cuidado, Valdez ¡yo no soy inmune al fuego!- chillaba Silena en completo pánico.

-Te dije que me siguieras- regaño el- tú te fuiste por donde no era.

-Si me hago alguna quemadura, me las pagaras.

-Mucho ruido y pocas nueces- se quejó el- trabaja eso glúteos que tanto presumes y ve más
rápido.

Luke y Thalia se miraron y luego a esos dos. Rieron. Leo mandaba a Silena y ella chillaba cada vez
que se acercaban a l fuego. Era obvio que él lo hacía apropósito.

-Eso le pasa por decirle feo tantas veces- rio Thalia, reanudando la marcha.

-La venganza es dulce- acordó Luke.

-Caliente, en el caso de Leo- el rubio alzo las cejas mirando a la muchacha, ella se sonrojo al darse
cuenta de lo que hay dicho. Susurro en queja-¡yo no dije que el fuera caliente!

-Oh, bien. Entonces… ¿no me pongo celoso?- el sonrió, ella le dio un leve codazo.

-Dejate de tonterías- ordeno, pero solto una risita y volvieron a su conversación sobre Leo y Silena.

Polux y Katie era los que menos tenían problemas con la comunicación, pero iban más abajo que
el resto.

-Vamos con calma- dijo el- después de todo, no hay ningún premio.
-Cierto- coincidió ella con una sonrisa- mejor no contagiarnos con el caos de los demás.

-Vamos, Gradner. Sube más rápido- la muchacha miro hacia abajo y visualizo al mayor de los Stoll,
quien le gritaba. El chico le sonrió- por cierto, linda vista.

-¡No mires mi trasero, pervertido!- grito ella a todo pulmón, aturdiendo a su compañero y
haciendo reír al hijo de Hermes.

Connor tomo a su hermano, lo amordazo y lo sentó junto a él. Le mostro el pulgar arriba, dándole
a entender que continuara tranquila. Katie no pudo evitar notar a su hermana menos, Miranda,
sentada junto a Connor Stoll, tan tranquila, como si esa par no fuera descendiente lejano del
Tártaro.

-¡Vamos, Piper! ¡Vamos, Nico!- desde el suelo, Hope animaba a sus dos amigos.

-¿Y yo que?- Will la miro ofendido.

-Tu mejor mueve el trasero- le grito la rubia a lo que Clarisse rio de acuerdo.

Piper sonrió, divertida, y siguió subiendo. No tenía afán. Se suponía que era trabajo en equipo y
para eso debía entenderse con su compañero; si corría como los demás terminaría discutiendo
con Nico. Y eso era algo que no quería. Tenía que admitir que él le daba algo de miedo. No estaba
segura de por qué; tal vez era su aspecto poco amigable, se estilo de vestir, sus poderes de hijo de
Hades o quizás todas las anteriores.

No entendía como Hope lo miraba como si fuera un cachorro adorable e inofensivo o lo trataba
con tanta naturalidad como si se tratara de… Leo, en el caso de ella. El también parecía bastante
cómodo con la chica Solace. La rubia seguía animándolos y, de vez en cuando, a su hermano.

-Para ser tan pequeña, tiene muchos pulmones- murmuro Nico.


-Y eso que no la escuchaste el verano pasado, volando en los pegasos- ella trato de seguir la
conversación- creo que todo Long Island la escucho.

-Yo no vine el verano pasado.

-Oh, bueno…- ella abrió y cerró la boca, sin saber que decir.

-¿Hope no dijo nada… sobre estar molesta conmigo?

-Eh…- la pregunta la extraño- no ¿Por qué?

-La deje hablando sola hace unos días- le respondió el.

-Ella no suele molestarse mucho tiempo- ella se alivió de tener algo de que conversar- menos
cuando alguien le agrada, como tú.

El asintió y cambio el tema, hablando sobre la competencia y esas cosas. Ella no se molestó por
eso, supuso que él no querría hablar sobre cosas personales y así. Nico no parecía alguien de
muchas emociones o sentimientos.

Unos metros a la izquierda las discusiones no cesaban.

-A la izquierda ¡izquierda!

-Yo sé cómo subir- gruño Percy- no me grites.

-Te grito porque ahora estamos más cerca dela lava.

-Yo sé lo que hago- replico el, suspiro con impaciencia- confía en mi por un minuto.
Annabeth frunció el ceño y siguió adelante, ignorándolo. Subieron en silencio un par de metros
cuando el muro tembló, Percy se sostuvo con fuerza. Entonces, sintió un fuerte tirón en la cintura.
Miro a su lado y Annabeth no estaba.

-Aaaahg- grito la rubia, mientras se sostenía de la cuerda y se balanceaba sin control.

El pelinegro pensó rápido, comenzó a agitar la cuerda también para que ella pudiera volver al
muro. La muchacha a penas se sostuvo con una mano. El bajo un poco y le tendió la mano. Los
agarres en esa parte no eran muy buenos.

.No necesito tu ayuda- ladro ella.

-No seas orgullosa- el agito su mano con insistencia- entiendo que me odies, pero somos
compañeros y quiero ayudarte.

-Yo…- el muro tembló de nuevo y Annabeth tomo rápidamente la mano de él. Percy tiro y la
coloco a su nivel. El muro se detuvo, le rubia lo miro- yo no te odio pero nuestro deber es ser
rivales.

Percy parpadeo sin entender, mientras la muchacha seguía su curso a la cima. Frunció el ceño y la
detuvo.

-¿A qué te refieres con "deber"?

-¿Qué haces? ¡Nos van a ganar!- ella trato de soltarse y continuar, pero no pudo.

-¿Y que si nos ganan?- replico el hijo de Poseidón con voz firme- respóndeme.

-Eres insufrible- gruño ella. Suspiro y dijo- nuestros padres, Poseidón y Atenea, no se llevan bien.

-Mmm si, algo sobre Atenas y eso.


-Querían ser los patrones de Atenea- asintió la rubia- tu padre hizo una fuente de agua salada.

-Y tu madre un árbol de olivo, el cual los atenienses prefirieron- Percy hizo una mueca- debían
gustarles las olivas.

-Ese no es el punto- corto Annabeth, lo miro con más intensidad- desde entonces ellos son rivales
y nosotros, como sus hijos, debemos serlo de igual forma.

Percy iba a replicar, pero una voz desde la cima lo interrumpió.

-Ganadores- hablo Quirón- Clarisse La Rue y Will Solace.

Ella sonrió victoriosa, mientras su compañero reposaba en el suelo, jadeando. Percy vio con
sorpresa cuando Chris se acercó a ella con una botella de agua, la felicito y ella correspondió, con
un abrazo. El pelinegro estaba seguro de que no era el único que no lo podía creer. Cuando
Clarisse soltó a Chris, el hijo de Hermes estaba muy sonriente y se acercó a Will para socorrerlo.

Todos terminaron de subir. En la cima estaban Chris, Quirón y Calipso. La chica evaluó los daños en
los campistas. No tenían nada grave. Algunos tenían golpes que se produjeron en los temblores,
como en el caso de Luke, Polux y Annabeth o por la lava como Nico y Silena que salieron con
quemaduras superficiales por el calor.

Bajaron del muro, sus compañeros y amigos les aplaudieron. Quiron los felicito, contento por el
trabajo. Habían hablado, discutido, pero se habían ayudado. Entonces, cada quien tomo por su
lado, varios en pareja: Thalia, milagrosamente, se ofreció a ayudar a Luke hasta la enfermería,
pues le dolía la pierna; Leo se fue con Piper a cualquier lugar lejos de Silena y Percy siguió a
Annabeth.

-Creo que deberíamos ser amigos- le dijo a la muchacha, cuando la alcanzo.

-¿Cómo dices?- Annabeth se volteo y lo miro, arqueando una ceja.


-Yo no soy Poseidón, tú no eres Atenea- Percy avanzo hacia ella- no tenemos por qué llevarnos
mal…

-Yo aún no te perdono por tirarme al lodo- interrumpió ella.

-Oh, bueno, me disculpo por eso, no fue apropósito- la miro incomodo- el caso es que me gustaría
ser tu amigo, se ve que no eres tan mala persona…

-¿Tan mala persona?- ella se puso a la defensiva inmediatamente.

-Cuando practicamos en la arena no tuviste mucha piedad- explico él.

-Te lo merecías- sonrió el con orgullo. Le dirigió una mirada suspicaz- ¿en serio quieres que seamos
amigos?

-Sería lo mejor ¿no te parece?

-Puede ser- acepto la muchacha- podría ser buena idea.

Percy sonrió y le tenido la mano, para cerrar el trato. Annabeth la estrecho con fuerza. El capto el
mensaje: no te metas conmigo. Y él no quería eso, por su propio bien.

Nico se colocó su chaqueta de aviador y comenzó a buscar a Hope. Los brazos le ardían, los tenia
enrojecidos por la cercanía de la lava, se los cubrió para que dejaran de decirle que fuera a la
enfermería. A él no le gustaba ese lugar, le recordaba a los hospitales con todos sus enfermos,
heridos y muertes. Depresivo incluso para él. Por eso buscaba a la rubia, ella podía curarlo.

La encontró sentada bajo un árbol, concentrada en las cuerdas de la guitarra que tenía en las
piernas. Se sentó junto a ella.

-Hola- dijo en un murmullo apenas audible.


-Hola- respondió ella, pero estaba concentrada en el instrumento.

-¿Qué haces?

-Afino la guitarra para Will- dijo- la necesita para esta noche, pero está muy ocupado haciendo un
drama en la enfermería como para hacerlo el mismo.

-De acuerdo- el hijo de Hades se acomodó mejor en su sitio- hablando de enfermería, ¿te
importaría ayudarme con…?

-¿Por qué mejor no comes algo de ambrosia y das un siesta?- interrumpió la rubia, con tono seco.

-¿Sigues molesta por eso?

-Preferiste eso a mí tratamiento- replico la muchacha. Respiro profundo y toco unas notas en la
guitarra- pero no, no estoy molesta- ella lo miro- me pareces demasiado lindo para molestarme-
Nico no pudo evitar sonrojarse un poco al escucharla, ella rio un poco- bueno, ven, vamos a
curarte.

Ella separo las piernas y palmeo el espacio entre ellas, indicándole que se sentara allí. El dudo.

-Eh… no crees que si alguien no ve piense que… tu y yo…

-Me tiene sin importancia lo que los otros crean- Hope se encogió de hombros- ¿o es que te
molesta que piensen que somos más que amigos?

Nico no quiso responder a eso y solo obedeció. Se sentó y se acomodó. Ella lo abrazo y él se tensó
inmediatamente. No estaba acostumbrado al contacto físico. Sin embargo, cuando ella le pidió
que cerrara los ojos todo se sintió mucho mejor. Hope comenzó a cantar un hechizo de sanación
en forma de nana. Su voz suave hacia que su cuerpo se relajara, sus dolores se fueron y los
parparos se relajaron. Entonces, se quedó profundamente dormido.
Leo estaba molesto, refunfuñado en su esquina. Podía escuchar la música venir de la fogata, sus
amigos riendo y cantando, mientras él estaba allí tratando de arreglar el estúpido juego de Pac-
man del Señor D. "Cálmate, Leo, cal-ma-do", tuvo que repetirse eso muy seguido para evitar
prenderse en llamas, tanto así que casi se volvía su mantra. Trato de pensar en otras cosas para
distraerse.

Como Silena y el hecho de que no se parecía a Piper… bueno, sí, pero no en la forma de tratarlo a
él. Tal vez pensaba que era peligroso, como varios otros, incluso sus hermanos algunas veces. "No,
eso no me hace sentir mejor" se dijo y busco otra cosa. Entonces recordó a Will ser arrastrado por
Clarisse a la cima del muro, eso lo hizo reír un rato. Pensó en los Stoll y en la forma tan diferente
de cada uno de tratar a cada Gardner: Travis era molesto con Katie, mientras Connor era
agradable con Miranda. Él no era tonto, él sabía que era su forma de mostrar su gusto por ellas.

También vino a su mente Nico de Angelo y la forma en la que lo vio con Hope. Ella jugaba con el
cabello del chico mientras este dormía. "Tiene suerte" pensó, Hope era muy guapa y alegre, el
hecho de que fuera amiga de Nico le sorprendía ciertamente. Y, aunque no lo admitiera, lo hacía
sentir decaído ¡Nico di Angelo tenia novia (o algo así) y Leo, tan simpático y carismático, no tenía a
nadie! Estaba más solo que la una.

Comenzó a martillar rápidamente una pieza del aparato que extrañamente se había torcido
estropeando su funcionamiento normal. Lo más molesto es que tenía que martillar con la cabeza
de un destornillador, pues sus herramientas estaban en su cinturón, el cual había dejado en su
cabaña.

-¡Ya para!- gruño una voz a su espalda- ese ruido es muy molesto.

Leo se giró y vio a Calipso, la que había sido su enfermera la semana anterior. Esa vez, la muchacha
le había parecido verdaderamente hermosa, pero esta vez, con sus gritos y mala cara, le parecía
irritante. No le gustaba que le gritaran, mucho menos una que se parecía tanto a las otras tantas
que lo habían tratado mal en la escuela. Leo frunció el ceño.

-Oh, ¡lo siento, su alteza!- comenzó a decir con sarcasmo y moviendo los brazos exageradamente-
¡No sabía que su majestad estaba aquí! ¡Por favor, no me castigue! ¡Tenga piedad!

Valdez bufo molesto y se volvió dándole la espalda. Ella se había puesto roja y lo miraba con furia.
-¡Renacuajo insolente!- grito ella- ¿Cómo te atreves? ¿Quién te crees para burlarte de mí? Quirón
se enterara…

-Sí, si, como quieras- Leo agito la mano restándole importancia- ve y dile, necesito terminar esto
pronto.

La escucho gruñir y luego pasos fuertes y retumbantes, pero no al exterior sino a piso superior de
la Casa Grande. Leo suspiro, ya en paz y de un mejor humor. Siguió martillando con el
destornillador, pero esta vez más despacio y menos fuerza.

Calipso no volvió a quejarse del ruido.

---

Capítulo 8: Unos limpian y otros se mudan. Parte 1.

Ese viernes antes del desayuno, Quirón convoco una reunión de consejeros.

-Jóvenes, tengo que felicitarlos- les sonrió el centauro- su convivencia ha mejorado mucho estos
días.

Nadie le respondió, la mayoría estaba demasiado dormido como para prestar atención. El resto
solo escuchaba a su estómago, tenían hambre. Quirón se dio cuenta, así que fue al grano.

-Necesito que se organicen- le dio una palmadas a la mesa para despertarlos- no estoy seguro de
cuando, pero pronto llegaran los chicos del Campamento Júpiter y quiero que nuestro
campamento este presentable.

-¿Eso que significa exactamente?- pregunto Annabeth

-Quiero que limpien sus cabañas, por dentro y por fuera, y luego se repartan las otras áreas.

-¿Limpiar?- Leo se quitó las lagañas de los ojos- ¿sabes lo difícil que será limpiar la cabaña 9?
-Exijo vigilancia- Katie miro de reojo a Luke- aquí hay campistas a los que les pican las manos y no
quiero perder nada.

Por la siguiente media hora, Quirón escucho las quejas y sugerencias de los consejeros. Muchas
eran razonables, por lo que las soluciono en poco segundos.

-Annabeth, ve con las arpías y pídele los artículos de limpieza- la rubia asintió y salió del lugar-
Will, escoge a tus mejores arqueros y junto a Clarisse organicen la vigilancia- con una mueca
ambos aceptaron- Percy, Thalia, Nico y Leo quiero hablar con ustedes. Los demás pueden
retirarse.

-Bueno, están en su casa- les dije entrando a mi cabaña.

Porque ahora Thalia y Nico serian mis compañeros.

-Percy- mire a Thalia- este lugar es un cochinero.

Suspire. Claro que lo era, pero eso ella no lo sabía. Hasta ahora.

Y resulta que Quirón espero hasta el último minuto para decirnos que los romanos no tendrían
donde dormir.

-"Cada uno tiene una cabaña para ustedes solos"- nos dijo Quirón a los 3- "necesito que sedan dos
de ellas para nuestros visitantes".

Thalia ofreció inmediatamente la de Nico, pues ella no quería dormir allí porque era un lugar muy
tétrico. "Sin ofender, Gasparin" fue toda su disculpa con él. Y Nico ofreció la cabaña de ella,
porque era grande y los romanos estarían más cómodos. Fue solo para devolverle el favor en
realidad.
Y ahora están los dos en mi cabaña.

No es algo que fuera esperado esta mañana cuando desperté.

Thalia tomo un litera cerca de la puerta, a una litera lejos de la mia. Nico, por el contrario, tomo
una del fondo, lo más lejos posible de nosotros.

-Las cazadoras tienen una cabaña- dijo Nico- ¿Por qué los romanos necesitan dos?

Hasta ahora, no había caído en la cuenta que él estaba acostumbrado a estar solo y tener su
espacio, de la nada ahora tenía que compartir cabaña. Debía estar incómodo. Además de que su
hermana Bianca vendría; ellos tenían años sin verse cara a cara.

-Una para chicos y otra para chicas- le dijo Thalia- las reglas van para todos supongo.

-Sería lo mejor- concorde. Tenían que ser justo con eso aunque sea ¿no?

Sin siquiera tocar, Luke entro a la cabaña, haciendo que Thalia diera un brinco del susto. Algo
impacto contra la cara de Luke, cuando el objeto estuvo en el suelo, me di cuenta que era un
cepillo de cabello.

-¡AUCH!- Luke miro ceñudo a Thalia- ¿y eso por qué?

-¡Me asustaste!- grito ella a su vez- nadie te manda a no tocar.

Se fulminaron con la mirada, pero en mi opinión, Luke gano. Solo un guiño y Thalia se sonrojo,
gruñendo y apartando la mirada. Entonces llego Annabeth.

-Que cochinero-dijo y Thalia rio- ¿seguros que aquí vive una sola persona?

-Lamentable ¿no?- dijo Thalia mirando a Annabeth, ignorando a Luke- ¿Qué haces aquí, Annie?
-Solo venía a decirles que si van a limpiar vallan rápido a la cabaña 6, allí se están repartiendo los
artículos de limpieza. Y si quieren vigilancia, hablen con Will.

-¿Y quiénes limpiaran las cabañas 1 y 3?- pregunte.

-Thalia y Nico- dijo Annabeth. Thalia iba a abrir la boca para quejarse pero la interrumpieron- yo te
ayudare.

-Y Grover y yo te ayudaremos a ti, Perseo- dijo Luke sonriendo.

¿Sera que se ofende si pido vigilancia interna? Yo confió en Luke, pero no materialmente.

-¿Y yo limpio solo?- hablo Nico, molesto al parecer.

Ninguno respondió. Él se encogió de hombros, pero aun parecía molesto. Sin siquiera mirarnos,
salió de la cabaña.

-Les tengo una propuesta- dijo Annabeth poco después.

La miramos con curiosidad, algo me dijo que no tenía nada que ver con Nico. Ella sonrió.

-¿Qué les parece trabajar en equipo?

Nico se dirigió al pabellón del comedor para almorzar.

A su lado iba Hope, hablándole de Grover y su miedo a los conejos. Según decía ella, los apios les
robaban los sátiros a los conejos ¿o era al revés? No estaba seguro. Tenía demasiado sueño para
entenderlo bien. No pudo dormir bien durante la noche y lo levantaron muy temprano en la
mañana.

Dio un gran bostezo, y sus ojos se nublaron aún más por la somnolencia. Miro a Hope y solo pudo
distinguir dos cosas en la borrosa figura de la muchacha: sus manos haciendo de orejitas de conejo
sobre su cabeza y su deslumbrante sonrisa.

Era exasperante en ocasiones, pero en ese instante era una buena amiga. Le consiguió muchos
artículos de limpieza y se ofreció a ayudarlo a limpiar. La única que lo había hecho.

Sip, una buena amiga.

-¿Por qué me miras así?- pregunto ella, riendo.

-¿Así como?- el parpadeo varias veces, confundido.

-Como si tuviera algo en la cara- Hope se pasó las manos por la cara- ¿o si tengo?

-Hablas mucho. Los sabes ¿verdad?

Ella hizo un puchero, con aire ofendido. Entonces lo miro arqueando una ceja y sonrió. Hizo como
si serrara una cremallera en sus labios, le colocaba un candado y arrojaba la llave.

-No durara- aseguro Nico, ella lo miro como diciendo "¿Me retas?". El repitió- no durara.

Leo consideraba que el trabajo que Quirón le asigno era una deshora para un herrero, mecánico,
inventor y usuario del fuego como él.
¡Literas! ¡Tenía que hacer más literas, pues las que había no alcanzaban para los romanos que
vendrían! ¿Leo Valdez desperdiciando su talento en literas? Quirón no sabía apreciar el talento.

-Claro, siempre Leo- farfullaba el latino, martillando de mala gana- ¿las chicas? No, ellas pueden
fundir metal para hacer armas mortales pero no unas camas, ¿los chicos? Ni soñarlo, son
demasiado hombres…

Estaba en el Bunker 9, que solo sus compañeros de cabaña y Piper conocían. Martilleaba
furiosamente, sin reparar en el ruido ¡Calipso no estaba allí para gritarle!

-¿Solo sabes hacer ruido?- gruño una voz, que lo hizo soltar el martillo.

-¡¿Qué haces aquí!?- grito sin proponérselo.

¿Sus pensamientos la habían invocado? ¿O ella tenía el oído de un elefante y solo fue hasta allí
solo para molestarlo? ¿Esa mujer estaba loca? La última pregunta no tenía nada que ver, pero le
gustaba recalcarlo.

-Estaba trabajando cuando escuche todo este ruido- respondió ella, cruzándose de brazos- supuse
que eras tú.

-¿Y viniste hasta aquí para eso?

Aunque era algo irritante, Leo se sintió importante. Tenía que ser un gran escandaloso para traer a
una chica tan, tenía que admitirlo, hermosa, solo para callarlo.

-La verdad, no- respondió ella- Quirón me pidió que te ayudara.

-No necesito tu ayuda- Leo no solía negarse a la compañía de las chicas, pero con esa se sentía
especialmente egoísta.

-¿Entonces harás también los colchones para estas literas?


-¿Tampoco hay colchones?- esto era el colmo- le cobrare a Quirón.

-Tomare eso como un "adelante, ponte cómoda"- sonrió ella con sarcasmo.

Leo no dijo nada, no tenía nada que decir por primera vez en su vida.

-Esto no puede ser bueno.

Piper estaba molesta, muy molesta.

Se suponía que ella y Silena vigilarían su cabaña. Pero la dejaron sola, su hermana estaba en las
cabañas de enfrente coqueteando con Charles Beckendorf. Y sus compañeros de cabaña no
querían colaborar.

Drew no quería limpiar, Lacy no sabía usar el cepillo para el baño (con el que se lava el retrete) o
se hacia la tonta para no hacerlo, Mitchell andaba ligando con otras chicas y los demás no querían
poner de su parte tampoco.

Odiaba la idea, pero no tenia de otra: usaría su encanto vocal.

-¡Silena!- la chica apareció de inmediato a su lado- quedas a cargo.

Dio otros cuatro gritos con su encanto, poniendo a todos a trabajar y se alejo de allí.

En cierta parte, se alegraba que su cabaña no fuera el único desastre.

La cabaña 11 eran un montón de adolecentes aquí y allá fingiendo trabajar, la cabaña 5 tenía más
claro cómo poner alambre de púas que usar una escoba y la cabaña de Apolo solo distraía a los
otros campistas: eran un grupo de semidioses atractivos cantando y limpiando, ellos en bermudas
y sin camisa; y ellas en shorts y tops.

Deméter tenía cuatro centinelas de Ares custodiando su cabaña desde es suelo y dos arqueros de
Apolo en el techo lleno de grama. En su opinión, estaban exagerando. Atenea era dirigida por
Malcom y estaban sumamente organizados y Dionisio estaba muy tranquilo.

Entonces llego a la cabaña 3.

Vio la puerta abierta y escucho unas risas. De chicas. Entro a curiosear.

El interior estaba completamente impecable, las cama perfectamente tendidas. Thalia y Annabeth
estaban arreglando las cosas de la pelinegra, riendo alegremente.

-¿Qué hacen ustedes aquí?- la pregunta salió de sus labios sin previo aviso.

-Hola, Piper- dijo Thalia sarcásticamente.

-También nos alegra verte- Annabeth le siguió el juego.

-Hola- dijo la castaña, sus amigas asintieron sonriendo- ¿puedo saber que hacen en esta cabaña
que no es de ustedes?

En pocas palabras, Annabeth le explico por qué Thalia se mudaba. La ojiazul contribuyo con varios
comentarios para cambiar el tema. Solo hablar de mudanza la "agotaba"

-¿No deberían también limpiar la cabaña 1?- dudo, pero ellas rieron.

-No, no, no, mi querida Piper- dijo Thalia- nosotras no saldremos de aquí.

-No podemos- sonrió Annabeth, sentándose en una de las camas.


Piper las miro confundida, algo se traían entre manos. Salió de allí y se dirigió a la cabaña 1. Se
asomó cuidadosamente por la puerta.

-Vaya trato- se quejaba Luke, pasando el trapeador- no puedo creer que Annabeth me estafara.

-Estúpidos ojos grises- murmuraba Percy, nadie más parecía escucharlo- estúpida mirada de
grandes y suplicantes ojos grises.

-¡Equipo!- exclamo Grover, saliendo del baño con guantes, un paño y una botella de desinfectante-
¡esto no es trabajar en equipo!

McLean se alejó de allí y entro de nuevo a la cabaña de Poseidón. Intercambio miradas con las dos
muchachas que se encontraban allí y rieron a carcajadas.

Definitivamente, debería aprovechar su encanto vocal más seguido.

En la barraca de la Quinta Cohorte.

-¿Emocionada?

La morena sonrió ante la pregunta del muchacho.

-Mucho- respondió- al fin podremos salir de Nueva Roma, ¿y tu, Frank?

El asiático hizo una mueca, ella rio.

-No entiendo por qué Marte me escogió- ella rodo los ojos, era la muchasvecesava vez que lo
decía- hay otros más fuertes.
-Frank…

-Yo soy muy torpe y solo me llevo bien con las flechas.

-Frank…

-¿Viste la indigestión que le cause a Aníbal? ¡Solo le di maní!

-¡Frank!- regaño ella, pero rio sin poder evitarlo- no digas eso, ni yo estoy tan acomplejada.

-¿Y tú porque estarías acomplejada?

-No lo sé, tal vez por ser hija de Plutón- respondió ella con sarcasmo- si no le agrado a muchos
romanos, mucho menos a los griegos.

-¿Por qué no les agradarías?- Frank la miro con completa inocencia- eres inteligente, fuerte,
bonita, buena guerrera, simpática, muy bonita…

-Mejor calla y vamos- dijo Hazel, algo roja y secretamente alagada, lo tomo del brazo y lo saco de
allí.

En otro lugar de Nueva Roma, el tema de conversación no variaba mucho.

Jason y Reyna entrenaban juntos. Ella no paraba de hablar de los problemas de logística y
organización que había causado esa competencia entre campamentos y Octavian que no paraba
de quejarse por no ser el representante de Apolo.

Pero el rubio no la escuchaba, su mente estaba en otro sitio. Thalia. Al fin podría verla, luego de
tantos años. La última vez, hacia al menos 5 años, se reencontraron de mera y grata casualidad.
Nadie sabía que Thalia existía y estaba seguro que ningún griego sabría sobre él. Pero a Jason solo
le importaba su hermana.
Además, algo le decía que este viaje traería algo muy bueno. No estaba seguro que, pero ansiaba
averiguarlo.

--

Capítulo 9: Unos limpian y otros se mudan. Parte II

Es que definitivamente, el Karma existía. El que a hierro mata a hierro muere, lo que sube tiene
que bajar, y ya que ellos se partieron la espalda limpiando, ahora ellas también tienen que hacerlo.

-Esto es hermoso, verdaderamente hermoso- suspiro Percy, muy feliz.

-Lo secundo- asintió Luke, riendo internamente.

Ambos estaban sentados en una banca, bajo la sombrita de un árbol, mirando a Annabeth y Thalia
limpiar los alrededores del área común.

-Ojala Grover estuviera aquí- dijo Percy, mirando con gracia a Annabeth.

-Créeme, él está mejor allá en donde esta- Luke se acomodó mejor en la banca- el tipo tiene
suerte.

Hacía apenas unos minutos, el sátiro los había dejado allí, pues su amiga ninfa, Enebro, lo había
invitado a dar una vuelta.

-¡Más rápido!- gritaron a las chicas, quienes los acribillaban con la mirada.

Luego de limpiar la cabaña de Zeus, ellos fueron con las chicas para reclamarles por la estafa que
les habían hecho. Pero Quirón fue más rápido. Cuando Percy, Grover y Luke se acercaron, el
centauro las estaba reprendiendo por su holgazanería. Les encargo limpiar los alrededores de las
cabañas. Y a ellos, que se sentaran a vigilarlas.

-Oigan, chicos- Thalia se acercó a ellos, ambos se pusieron en guardia al instante.


¿Y cómo no? La muchacha venia hacia ellos con una sonrisa de los más agradable y un poco más
atrás venia Annabeth, de la misma manera. ¿Desde cuándo? Esto no traía nada bueno. Quedo
confirmado cuando Thalia se sentó junto a Luke y Annabeth junto a Percy. Acorralándolos.

-Bueno es que… nosotras nos preguntábamos- Thalia puso una mano en el brazo de Luke, el trago
grueso- si ustedes podían darnos una manita.

Con esa frase, ambos muchachos pensaron en las cosas que podían decirles para rechazarlas, lo
más groseramente posible sin usar malas palabras. Pero, porque sus situaciones siempre tienen un
pero, ellas les dieron la misma mirada que les habían dado cuando los pusieron a limpiar la cabaña
de Zeus.

¡Que odisea! ¿Cómo decirles que no? Luke tenía una desafortunada debilidad por Thalia ¡Y
sumándole a Annabeth! ¡Su hermana de otros padres! Estaba a punto de decir: "Por supuesto,
Thalia. Como tú quieras", cosa que fuera afectado mucho lo que pensaba de el mismo, cuando
Percy se le adelanto.

-Con una condición- dijo, levantados y apartando la mirada de ambas chicas para no perder el
norte como su amigo.

-¿Cuál?- preguntaron Annabeth, Thalia y Luke, con curiosidad.

-Aun no lo sé- rio nerviosamente y el rubio vio la guerra perdida- pero dejémoslo en que nos la
deben.

-De acuerdo- aceptaron las dos sonriendo.

-Y ni se les ocurra dejarnos todo el trabajo a nosotros- dijo Luke poniéndose de pie.

Annabeth y Thalia asintieron.


Unos minutos después, Grover se asomó por ahí, junto a Enebro, para ver cómo iba el trabajo de
las chicas. Lo que encontró, sorpresivamente, no le sorprendió: Luke y Thalia estaban cerca de la
cabaña de Demeter, riendo a carcajadas, lanzándose hojas a la cara, como unos niños sin infancia;
y Annabeth y Percy, junto a la cabaña 6, estaban jugando espaditas con las escobas, un par de
palos de escobas estaban rotos por la mitad no muy lejos de ellos. Ese par estaba empeorando el
desastre del primero.

El sátiro negó lentamente con la cabeza, mientras Enebro reía a su lado, ya sus amigos estaban
perdidos.

Travis también estaba perdido, pero de una manera diferente.

No encontraba a su hermano, Connor, por ningún lado. Se suponía que ambos estarían limpiando
el muelle del lago, al igual que el resto de la cabaña 11, aunque solo estarían allí molestando. Pero
ni A ni B, porque sin Connor sus planes no tenían la misma gracia.

Entonces, todo estuvo claro. Tan claro como Connor Stoll cargando cajas, siguiendo a Miranda
Gradner a los campos de fresas, sonriendo como un perfecto idiota.

¡Malditas hormonas! Estaban arrastrando a su hermano al lado… mmm ¿bueno o malo?... mmm…
dejémoslo en que él no lo permitiría.

Los siguió con el sigilo de un ladrón, cosa que se le daba de maravilla. Pero no podía entrar al
campo de fresas así sin más, principalmente, porque estaba flanqueado por campistas de Ares. Lo
mejor era encontrar un punto fácil.

Increíblemente, lo encontró con Clarisse La Rue. La chica estaba tan distraída con Chris que no lo
vio pasar ¡y eso que paso junto a ellos con todo el descaro del mundo! Para ese instante, Travis
estaba teniendo una premonición, y ni siquiera era hijo de Apolo: el Campamento Mestizo no
caería en manos de Campamento Júpiter, o Las Cazadoras de Artemisa o monstruos ¡Ni siquiera
por los dioses! Quienes los harían caer serían las hormonas. Esas cosas lo arruinan todo.
Travis siguió con sus pensamientos "lógicos" y "maduros", escondido tras un arbusto de fresas,
espiando a su hermano y planeando como sacarlo de allí.

Un tirón de oreja, tan fuerte como para dejarle una oreja más grande que la otra, lo hizo ponerse
de pie.

-¡Ay, ay, ay!- chillo, haciendo que Miranda y Connor se giraran a verlo- ¡Suéltame, suéltame!

-¿Qué haces aquí, Stoll?

Katie Gradner, luego de soltarle la oreja magullada, lo miro con suspicacia. Dejando claro que no
estaba dispuesta a aceptar ninguna mentira o tolerar ningún truco.

¿Qué le diría? ¿Qué venía siguiendo a su hermano por miedo a que las hormonas y Miranda lo
alejaran del camino? Tal vez… si su hermano y Miranda no los estuvieran viendo.

-Tenía ganas de comer fresas ¿sí?- respondió- vi a Connor aquí así que supuse que podía venir
también.

-¿Y crees que te puedes venir a comer las fresas de a gratis?- replico Katie, frunciendo el ceño-
¿Crees que el campamento se mantiene solo?

Entonces, ella sonrió. Sonrió radiantemente, como si se le fuera ocurrido la mejor idea del mundo.
Y esa sonrisa a él se le antojo muy bonita. Se dio una cachetada metal por eso. Todo volvió a la
normalidad cuando Katie lo miro con malicia.

-Ya que estas aquí, y supongo que no has hecho nada productivo, podrías ponerte a trabajar aquí
igual que tu hermano- eso fue más una orden que una sugerencia.

Sin poder decir palabra, fue arrastrado por ella a otro lado del campo donde los arbustos no tenían
frutos. Ella le entrego un pulverizador.
-Rocía las plantas con esto- dijo Katie- yo voy a quitar las malas hierbas.

Pronto se dio cuenta que los hijo de Deméter se esmeraban mucho en ese campo. Además de que
trataban a las plantas con mucho cariño. Incluso le pareció que Katie les hablaba.

-¿Por qué les hablas?- le pregunto, arrodillándose junto a ella, rociando el arbusto frente a el- no
pueden responderte.

Ella se sonrojo luciendo avergonzada, algo que le no había visto antes. Tenía que admitir que esa
Katie le agradaba, aunque nunca sería tan divertida como la Katie irritable que buscaba venganza
luego de cada broma. Pero le agradaba de igual forma.

-Mi padre es granjero- contesto ella- él también tiene esta costumbre, supongo que es herencia.
Pero creo que a ellas les gusta.

Ella volvió a sonreír, pensando en un recuerdo agradable seguramente. Y él no puede evitar


mirarla de nuevo ¡Otra vez las malditas hormonas! ¿Por qué a él? ¿Por qué con Katie? No lo
entendía, no veía la lógica. Sin embargo, Travis seguía tan embelesado mirándola sonreír, que,
como alguien que dispara sin querer, el roció la cara de ella con lo que sea que tuviera el
pulverizador.

-¡STOLL!- ella le grito furiosa.

Ahora, Katie le gritaba y a él le tocaba sonreír. Esa era su Katie Gradner.

-¿Segura que estas bien?

-Que sí. Ya lo has preguntado 8 veces.


¿Cómo esperaba que Nico no preguntara? Hope se había puesto a limpiar la playa, que estaba
increíblemente sucia para ser un lugar donde no tiran basura, luego de ayudarlo a limpiar la
cabaña 13 con agua y jabón ¡Descalza! Y se dio un largo chapuzón en el mar con todo y ese
enorme buzo rosa puesto.

Incluso casi se ahoga, por suerte sus hermanos son buenos nadadores.

Fue llevada a la enfermería, donde la dieron de alta en 20 minutos. Hope se dio una ducha y se
puso otro buzo, este, más pequeño y de color blanco. Parecía estar bien.

Pero Nico no había pasado desapercibido un par de estornudos que la chica había dado desde que
estaban en la cabaña 3, arreglando las cosas de él. Seguro se había resfriado por andar descalza.
¿Qué daño podía causar tragar agua de mar? Porque él no tenía idea, pero le preocupaba ¡Ella se
había tragado dos vasos mínimo!

-¿No prefieres recostarte un rato?

Ella bufo y lo miro con completa exasperación.

-¡Ya te dije que estoy bien!- exclamo- no me voy a morir.

-¿Segura?

-¿También eres así con Bianca y Thalia?

La obvia respuesta era no. Nunca había tenido que preocuparse realmente por ellas ¡Porque
ambas eran responsables y no se comportaban como niñas! Nico le dio la espalda, sin responderle.

Entonces, un par de brazos lo envolvieron por encima del ombligo y sintió el cálido cuerpo de
Hope pegado a su espalda. Como el día que le pidió que sanara sus heridas y termino quedándose
dormido. Un extraño calor invadió su cara.
-Entiendo que estés preocupado- dijo ella con suavidad- pero estaré bien. Un resfriado no me
matara.

-Eso dices tú.

-Olvide que me dirigía al Capitán Pesimismo- ella lo soltó y se paró frente a el- confía en mí, estaré
bien.

-¿Así como decidiste ponerle un "candado" a tus labios y no hablar?

-¡Eso es diferente!

-Lo sé. Solo te recordaba que yo tenía razón y eso no duraría.

Hope hizo otro puchero y le dio la espalda para acomodar la ropa. Muy madura como siempre.

Si, ella estaría bien.

Leo odiaba que Calipso fuera tan eficiente.

Aunque no la odiaba tanto como el momento en que dejo la puerta del Buncker 9 abierta e hizo
mucho ruido provocando que ella llegara allí. A su santuario.

¡Esa mujer hermosa e insufrible invadía su santuario!

Calipso, en menos de una hora, había mudado su telar y sus máquinas de coser y desde entonces
Leo no podía hacer ningún tipo de ruido sin ganarse una amonestación. Tenían que trabajar junto
en los colchones ¡Pero, por favor! ¿Por qué no compraba la tela y ya? Solo tendría que coserlo y él
solito podría rellenarlo.
Pero claro, más ruido hacia un mosquito que Leo con sus quejas. Ella tenía una gran habilidad para
ignorarlo. No la soportaba.

Se revolvió el cabello, desesperado. Necesitaba salir de allí y distraerse. Si no, terminaría sin ropa.
Ya había quemado 3 camisas, sin querer obviamente. No solo era por Calipso, también por no
hacer algo verdaderamente productivo.

O tal vez no algo productivo… sino divertido.

-¿En qué piensas, Valdez?- le pregunto la muchacha con desconfianza.

No es que esa mirada fuera extraña para él. Cuando él sonreía de lado, era sensato mirarlo así.

-Ya verás- fue toda su respuesta.

Se internó un poco más en el Buncker 9. Cuando estuvo completamente solo saco cuaderno y
lápiz. Tenía una gran idea.

Mientras el lápiz se movía por el papel, Leo comenzó a relajarse. Casi olvidaba porque Calipso era
tan molesta y es que sus pensamientos estaban en su nuevo proyecto.

Había bullicio en el comedor a la hora de la cena. Algunos charlaban, otros reían y otros discutían,
pero estaban en relativa paz.

Antes de que los jóvenes se fuerana dormir, Leo les pidió que se sentaran de nuevo y les hizo una
pintoresca presentación de su nueva idea.

-¿Qué les parece?- pregunto al final, sonriendo con entusiasmo.


-¿Dónde me inscribo?- Percy, Thalia, Annabeth, Luke y Clarisse preguntaron a la vez.

-Me gusta cuando hacen eso- Leo les aplaudió riendo- solo tiene que ponerse de acuerdo y…

-¿Acaso no piensan preguntarme a mi primero?

Todos miraron a Dionisio. Él era el director del campamento así que suponían que eso era lo
mejor, aunque la idea no les gustara.

-¿Qué le parece la idea, Señor D?- pregunto Leo, de mala gana.

-Me da igual- el dios se encogió de hombros.

Los semidioses resoplaron ante la respuesta, ya se esperaban algo como eso.

-¿Quirón?- Percy y Annabeth se dirigieron al centauro.

-No es mala idea- sonrió- ¿Cuándo será?

-Pasado mañana- respondió Valdez.

Nadie noto la sonrisa del chico. Ninguno de los campistas cayo en cuenta que esto solo era un plan
de Leo para su propio entretenimiento.

--

Capítulo 10: Algo extraño para un romano.

Jason estaba increíblemente feliz cuando se bajó del todoterreno negro frente a la Colina Mestiza.
¿Y cómo no estarlo? No había despegado el trasero del asiento del copiloto durante horas. No era
fácil cruzar el país por tierra y mucho menos cuando tu compañía consiste en varios soldados
romanos muy tensos y un Octavian anti-griegos, que se reúsa a cerrar la boca.
Los 40 romanos se dividieron en 5 filas y comenzaron a subir la colina liderados por sus pretores.

Al llegar a la cima, no sabían que pensar. Alrededor de un gran árbol de pino se encontraron a un
dragón profundamente dormido; además, la vista del valle ante ellos no era lo que esperaban.
Luego de acostumbrarse a Nueva Roma, la ciudad y las barracas en las que habitaban, todo lo más
parecido a la Roma original, encontrar este campamento tan parecido a un simple campamento,
los sorprendió.

Comenzaron el descenso de la colina, siguiendo el camino que los llevo a la escalinata de un granja
de 3 pisos. Miraron alrededor sin saber qué hacer, no había nadie. Jason miro a Reyna asintiendo
hacia la puerta. Ella camino a la entrada de la granja y toco, se abrió inmediatamente.

-Oh, ¡Bienvenidos!- un centauro les sonrió, agachándose un poco para salir por la puerta- me
alegra tenerlos aquí. Yo soy Quirón, director de actividades del campamento.

Los romanos estaban recelosos, para ellos, los centauros no eran de los buenos. Pero sonreía con
tranquilidad y simpatía. Además, tenía un nombre algo curioso, al menos para Jason.

-¿Quirón? ¿El que entreno a…?

-A Aquiles, y a tu propio hermano, Hércules- sonrió Quirón al rubio.

Quirón los miro a todos, poniendo especial atención a los galgos que acompañaban a la muchacha
de capa morada y mirada autoritaria.

-¿Qué les parece si hacemos las presentaciones en el pabellón del comedor?- propuso- el
almuerzo ya está casi servido.

-Quirón, solicitan tu presencia en…

-Grover- Quirón sonrió al sátiro, que se quedó mudo al ver al grupo- te presento a los jóvenes del
Campamento Júpiter.
Jason observo a Grover mientras este los miraba nerviosamente. Grover se acercó a Quirón y le
susurro.

-Claro, la premiación- el centauro pareció aún más contento. Los miro- han llegado en un buen
momento, vamos a comer.

Sin perder el orden de sus filas, los romanos siguieron al centauro y al "fauno" al comedor. Donde
encontraron algo diferente a lo acostumbrado, otra vez. Habían muchas mesas, todas llenas de
chicos y chicas, la mayoría con rasgos similares. Jason noto 3 mesas vacías.

Todos se giraron nada más notar su presencia. Muchas miradas curiosas y otras simpáticas
aparecieron en el lugar. Quirón los llevo hasta el frente, delante de una hoguera. Ellos encararon a
los griegos.

-Jóvenes- Quirón le hablo a su prole- les presento al grupo delegado del Campamento Júpiter- las
miradas curiosas no cesaban- espero que hagan sentir a nuestro invitados en casa y…

-¡Jason!

El rubio miro en el momento exacto en que una cabellera negra tapo sus ojos. Thalia lo estaba
asfixiando en un abrazo.

-Thalia- jadeo Jason- no respiro.

-Oh- ella se separó riendo y lo observo unos segundos, antes de girarse a sus compañeros griegos-
este es mi hermanito Jason Grace y solo quiero advertir que no quiero a ninguna Drew cerca de él.

Jason la miro confundido cuando varias chicas rieron.

-Me alegra verte hermano- ella sonrió.


-A mí también me alegra verte.

Ella se alejó y se sentó en una mesa con un par de chicos. Uno al cual reconoció. Miro a Reyna,
quien también lo observaba.

-Un grupo puede sentarse aquí- señalo Quiron a la primera mesa- y otro grupo puede sentarse
allá- señalo otra mesa, un poco más al fondo.

Cuando se hubieron acomodado, un muchacho latino con rasgos de duende paso al frente, con
una sonrisa de oreja a oreja.

-Entonces, le daremos la bienvenida a nuestros invitados con la segunda parte de nuestro ¡Mini-
torneo!- los griegos vitorearon y Jason no pudo evitar preguntarse a que se referían- pero antes
¡La premiación a la primera parte! Que pasen nuestros arqueros.

Los romanos no decían palabra. Mientras, 6 campistas se levantaron, 1 chico y 1 chica de tres
mesas diferentes. Se pararon por parejas junto al latino.

-En tercer lugar, ganadores de los laureles de bronce- comenzó a decir el latino- con un 75% de
eficacia, hijos de Hefestos y mis hermanos de otras madres ¡Beckendorf y Nissa!

Un afroamericano alto y una muchacha con una pañoleta e la cabeza se pararon a la izquierda de
la hoguera. Unas chicas que, Jason supuso, eran ninfas, les colocaron los laureles de bronce. Varios
romanos se sorprendieron de que ellos 3 estuvieran emparentados.

-Segundo lugar, laureles de plata- Jason miro a quienes quedaban: un par de rubios que se veían
bastante indiferentes y una castaña y un pelinegro que parecían a punto de comerse hasta las
cutículas- con un 87% de efectividad ¡Hijos de Nike! ¡Samantha y Stuart!

-¡Maldición!- exclamaron la castaña y el pelinegro. Les colocaron los laureles.

Mientras se paraban a la derecha de la hoguera, una mesa llena de adolecentes atractivos, la


mayoría rubios, comenzó a celebrar escandalosamente.
-Ganadores del primer lugar, llevándose los laureles de oro- el latino parecía muy feliz- con un 95%
de efectividad, hijos de Apolo ¡Will y Hope Solace!

Los dos rubios se pararon en medio de las otras parejas, frente a la hoguera. Sonreían
abiertamente. Jason tenía la impresión de que, aunque no se lo fueran dicho, habría adivinado que
ellos eran hijo de Febo con solo verlos sonreír. Podía imaginar al dios sonriendo de esa manera.

-¿Algo que decir?- el latino le pregunto a Will.

-Pues de mi parte- el muchacho sonrió y miro a los hijos de Nike- ¡En tu cara Stuart! Y de parte de
mi hermana, que se resfrió y perdió la voz por ser una completa imprudente- la pequeña rubia le
dio un codazo. Jason noto entonces que ella tenía la nariz roja y un pañuelo en la mano izquierda.
Will volvió a mirar a los ganadores del segundo lugar- ¡En tu cara Samantha!

Los hijos de Apolo volvieron a estallar en aplausos. Todos regresaron a sus mesas, y las ninfas
comenzaron a llegar y servir la comida. Todas les sonrieron con simparía al pasar, dándoles la
bienvenida al campamento y deseándoles buen provecho.

Los hambrientos soldados romanos estaban a punto de iniciar a comer, cuando otra cosa que no
esperaban sucedió: los semidioses se pusieron de pie, con plato en mano, y caminaron hacia la
hoguera. Luego, los vieron arrojar a las llamas la mejor pieza de sus alimentos; la carne más
jugosa, las uvas más grandes, la manzana más roja.

-Es una ofrenda para los dioses- Thalia paro junto a ellos, cuando se dirigía hacia la hoguera- es
una costumbre aquí.

Reyna y Octavian veían a Jason fijamente. El rubio dedujo los pensamientos de ambos. Ella se
preguntaba si Thalia era verdaderamente su hermana y cosas por el estilo; mientras el augur
seguramente pensaba que era algo horrible estar emparentado con un griego. Luego hablaría con
ellos sobre su hermana. Y lo que Octavian pensara le daba igual.

Se puso de pie y siguió a Thalia. Ella tomo un gran trozo de carne y lo arrojo diciendo:
-Zeus.

El tomo un par de manzanas, grandes y rojas como las que aparecen en televisión en los dibujos
animados. Las arrojo.

-Júpiter- al estar cerca del fuego, el lugar de oler a humo, sintió un aroma delicioso. Como un gran
banquete recién hecho.

Treinta minutos en el Campamento Mestizo y cada cosa aun le sorprendía o le parecía extraña. Les
gustaba el alboroto y eran informales. Presentía que le iba gustar este lugar.

-Lo dije antes y lo mantengo ahora: mis hijos son geniales.

Se habían reunido de nuevo en el palacio de Poseidón. Esta vez Hera estaba al tanto de donde
estaba su esposo, así que estaban tranquilos.

-Ya cállate, Apolo- gruño Zeus, exasperado.

-Estoy de acuerdo- Hermes sonreía- ya cállate.

El dios del sol se cruzó de brazos y guardo silencio de mala gana. Los demás suspiraron con alivio.

-Ya quiero que inicie la segunda parte- Poseidón estaba muy contento ese día- mi hijo, Percy,
barrera el suelo con los demás.

-Sigue soñando- rio Ares- cualquiera de mis hijos acabara con el sin siquiera esforzarse.

-Puede que venzan al pececito de mi hermano, pero no podrán con Thalia.


-Tal vez no los de Ares, pero mi hijo Luke sí que puede- dijo Hermes- eso puedes apostarlo.

-¡No!- Hermes brinco en su sitio ante el grito colectivo.

Ninguno de ellos quería más apuestas.

-Esa niña es muy buena arquera- medito Artemisa en voz alta- con un poco más de entrenamiento
sería una gran cazadora.

-¡Ni se te ocurra!- el grito estridente se Afrodita casi le perfora el tímpano- no arruinaras mis
planes.

-No van a discutir de nuevo- gruño Hera- o pueden irse yendo de una vez.

Ambas callaron, fulminándose con la mirada entre sí. Las demás se relajaron, pues no tendrían que
intervenir en otra pelea tonta. Era impresionante como el simple hecho de ver la televisión podía
iniciar una guerra.

-Sé que Annabeth va a representarme muy bien.

-Junto a Thalia y Clarisse, es una de las peleadoras más competentes- concordó Artemisa. Hera
gruño ante la mención de la hija de su esposo.

-No se confíen, Piper también puede ser muy buena.

-Incluso mis hijos le ganarían- discrepo Deméter, con burla, haciendo que las otras diosas rieran.

Una bomba nuclear con aroma a perfume Chanel Nº 5 estallo en el lugar que ocupaba Afrodita.
Comenzó a gritarle a Deméter, Artemisa salió en su defensa, Hera le dijo que no se metiera,
Atenea fue quien le respondió. Todas se gritaban entre sí, menos Hestia que miraba la pantalla de
la televisión, ajena a las discusiones… por unos minutos.

-Basta- dijo finalmente, sin gritar ni alzar la voz, pero de manera firme- la segunda parte va a
comenzar, ¿podrían calmarse? Se están comportando como unas tontas niñas mortales.

Las diosas la miraron avergonzadas y volvieron a tomar asiento, sin hablar. Hestia sonrió
levemente y volvió su atención a los mestizos en la pantalla.

Jason había terminado de dejar sus cosas en la cabina1, la de su padre Zeus, que Thalia había
estado ocupando hasta hacia poco. Nada más poner un pie fuera de la cabaña, fue abordado por
un sujeto que salió de la nada.

-Hola, hermano de Thalia, yo soy Luke- el muchacho le sonrió, tendiéndole una mano- el futuro
novio de tu hermana, un gusto conocerte.

-¿Su futuro novio?

Jason lo miro confundido. Luke sonreía con mucha confianza, casi arrogancia. Lo decidió de
inmediato: este chico no le agradaba.

-Luke- otro chico llego junto a ellos- déjalo en paz.

-Pero…

-Mejor ve a la arena, estamos por comenzar.

Luke frunció el ceño, pero no rechisto. Se alejó de ellos y, entonces, Jason encaro al segundo
extraño.
-¿Futuro novio?- inquirió señalando el lugar por donde se había ido el hijo de Hermes.

-Él es Luke Castellan, hijo de Hermes- respondió el chico- tiene un serio enamoramiento por tu
hermana- sonrió- por cierto, Thalia me hablo mucho de ti, solo que, de alguna forma, se saltó el
hecho de que eres romano.

-De acuerdo- Luke aún no le agradaba y le sorprendía que Thalia si lo haya mencionado. Pero aún
quedaba algo- ¿y tú eres?

-Soy Percy Jackson, hijo de Poseidón- Percy sonrió y le tendió la mano.

Esta vez, Jason si la estrecho. Estos griegos demostraban mucha confianza. Pero lo que realmente
llamo su atención es que este chico fuera hijo de Neptuno… Poseidón. Era casi tan extraño como
un hijo de Júpiter o Plutón. Y sin embargo, ahí estaban Thalia y el, y Hazel y Nico.

Lo que le recordaba que tenía que hablar con él.

Pensó en preguntarle a Percy sobre Nico, pero varios gritos de chicas llenaron el silencio,
sobresaltándolos.

-¿Qué fue eso?- Jason miro alrededor, todas sus alarmas internas encendidas- ¿problemas?

-No lo creo- medito Percy- sonó mas bien como las hijas de Afrodita luego de un gran chisme, que
como unos gritos de pánico total.

-¿Seguro?

-Casi- Jackson se encogió de hombros- vinieron de allí.

Señalo la cabaña 3, Jason no sabía de qué dios era.


-¿Vamos a ver si están bien?- dudo el rubio.

-No, mejor no meterse- Percy comenzó a caminar, sonriendo- vamos, ya casi comienzan.

Hazel se escabullo de la cabina 13, tratando de no ser vista por Reyna. La cabaña le parecía muy
tétrica, y no le había gustado enterarse que su hermano la ocupaba, completamente solo. Era
como marginarlo ¿no? Agradecía que en el Campamento Júpiter las barracas no fueran por dioses
o ella estaría completamente sola.

Ahora solo quería encontrar a Nico y hablar con él. ¿Qué hacía en ese campamento? ¿No se
suponía que era el embajador de Plutón? Y aunque le molestaba un poco que él se lo fuera
ocultado, estaba más feliz por verlo. Tenía un año que no sabía nada de él.

Camino por el área común, casi desierta, cuando se topó con alguien.

-Hola- le sonrió la chica, tenía la voz ronca- ¿te perdiste?

-Busco a alguien- respondió sin rodeos. La muchacha se veía agradable- ¿conoces a Nico di
Angelo?

-Claro que lo conozco, somos amigos- se alegró de saber que su hermano tenía amigos en ese
lugar, luego de la actitud solitaria que mostro en Nueva Roma- soy Hope Solace, hija de Apolo.

-Soy Hazel Levezque- ahora recordaba a esta chica- hija de Plutón.

-¿Plutón?- ella abrió mucho los ojos- creí que Nico solo tenía una hermana- entonces sonrió con
entusiasmo- me parece genial, me encantan las familias numerosas. Yo tengo muchos hermanos…

Hope siguió hablando, mientras la guiaba a otro lugar. Pararon frente a la cabaña 3.
-Él duerme aquí ahora- dijo Hope- debería estar aquí.

Pero cuando entraron, Nico no estaba. En su lugar, estaban todas las hijas de Afrodita, menos
Drew, estaba Thalia, las Gradner, Clarisse, Annabeth, y algunas otras chicas. Annabeth encaraba a
Thalia. Al parecer le reclamaba no haberle contado que tenía un hermano y que este era romano.
Hope se aclaró la garganta, con una pequeña mueca de dolor, llamando la atención de las chicas,
pero sus ojos se desviaron directamente a Hazel.

-¿Alguien ha visto a Nico?- Hope trato de hablar fuerte- ella es su hermana, Hazel, y lo está
buscando.

-Otra hermana escondida- Clarisse rodo los ojos.

Y, contrario a todos los pronósticos de Hazel, estas chicas la rodearon, sonriendo. Comenzaron a
preguntarle cosas, diciéndoles que era muy bonita y que no se parecía en nada a Nico. Todas se
presentaron y Annabeth la invito a tomar asiento en una de las camas. Thalia rio diciendo que era
bueno saber que su familia se agrandaba. Hazel estaba algo sonrojada, pero sonreía felizmente.

-Supongo que empezaremos pronto- dijo Annabeth- ¿Leo no te dijo nada, Piper?... ¿Piper?

Al notar que no respondía, la buscaron con la mirada. La encontraron mirando por un ladito de la
ventana. La observaron con curiosidad, hasta que Silena sonrió ampliamente y exclamo:

-¡Señales de acoso! Piper, ¿a qué muchacho observabas?

La muchacha se sonrojo a más no poder, sus compañeras lo tomaron como afirmación. Todas las
de Afrodita gritaron estridentemente, aturdiendo a las demás.

-A Piper al fin le gusta alguien- celebro Lacy, dando brinquitos- ¿Quién es? Cuéntanos.

Piper comenzó a negarlo todo, reacia a hablar. Hazel miro hacia la ventana por el rabillo del ojo y
pudo captar a dos personas pasar, no muy lejos de la cabaña: un muchacho de cabello azabache y
su pretor, Jason.
--

Capítulo 11: Entretenimiento a lo griego… a lo Leo.

Se acomodaron en la arena. Todos los romanos en un solo lugar, muy ordenados. Los griegos
también se acomodaron por cabañas, pero donde deberían estar Zeus, Poseidón y Hades, no había
nadie. Los campistas griegos hacían barras y vitoreaban, pero los romanos no sabían que
esperaban.

Finalmente, Leo apareció parándose en la mitad de la arena, micrófono en mano.

-Damas y caballeros, ninfas y sátiros, dios y centauro- comenzó a decir el latino, con voz de
locutor- con ustedes, nuestros guerreros.

En final india, entraron: Thalia, Percy, Clarisse, Annabeth, Piper, Nico, Luke y Butch. Cada uno con
un arma, espadas, lanzas o cuchillos. También llevaban escudos y armaduras.

El público de Hermes hacia ruido con silbatos y bocinas, las de Afrodita hacían porras llamando la
atención de muchos chicos, los de Apolo cantaban porque si, ya que no tenían a quien animar y los
de Ares gritaban como animales hambrientos.

No lo admitirían, pero algunos romanos estaban cohibidos.

Leo los mando a callar con algo de esfuerzo y tomo la palabra.

-Esta segunda parte es de combate, como habrán deducido ya- dijo el latino- pelearan uno a uno,
elegidos al azar por mi increibilidosamaxiprorecontragenial computadora Leo 30000.
¡Comencemos!

Percy vs. Butch

Piper vs. Luke


Nico vs. Annabeth

Thalia vs. Clarisse

El alboroto se alzó ante la aparición de las parejas que se enfrentarían.

Percy estaba cansando de a poco a Butch. El hijo de Iris era más grande y musculoso, por lo tanto,
más lento. El azabache aprovecho esa desventaja y correteo a su alrededor, atacando de vez en
cuando. Su estrategia era gastar la menor cantidad de energía posible. 15 minutos después, con
Butch sudando la gota gorda, hizo un par de movimientos y lo noqueo.

-Wao, que impresionante- dijo Octavian, lleno de sarcasmo- solo jugueteo con el otro sujeto hasta
que lo canso.

-Yo diría que aprovecho su ventaja- contesto Reyna, viendo como algunos campistas sacaban a
Butch de la arena- creo que fue inteligente.

El augur bufo en desacuerdo, pero ella no le dio importancia. Reyna se estaba esforzando por
dejar los prejuicios de lado; además, sabía reconocer cuando alguien tenía talento. Y Percy lo
tenía.

-Bueno, que gran sorpresa fue ese resultado- Leo también uso el sarcasmo, pero de una forma
divertida, con una chispa en la mirada- ahora es el turno de Piper y Luke.

Jason frunció el ceño al ver al muchacho entrar en la arena, tenía que hablar con su hermana
respecto a eso. Pero, entonces, en la arena entro una chica. Tenía el cabello castaño atado en una
trenza sobre su hombro, la piel morena y, si no se equivocaba, los ojos verdes. Era hermosa en
verdad.

-Piper, haz tu mejor esfuerzo- le dijo el latino a la muchacha, luego se giró hacia el rubio, con un
semblante más serio- cuidado con ella, Castellan.
Jason vio esto, con curiosidad. Acaso… ¿Leo y Piper eran novios? Al latino no le importaba ser al
menos 20 centímetros más bajo que Luke para hacer su advertencia. Entonces se regañó por
andar pensando en cosas que no le concernían.

-Seré cuidadoso- respondió Luke, sinceramente.

El hijo de Hermes desenfundo a Backbiter, la cual llamo la atención de varios romanos, y la sostuvo
con ambas manos.

-Encuentro amistoso ¿no?- dijo Piper, empuñando su espada también.

-Por supuesto.

Luke arremetió contra Piper balanceando su espada. Ella lo bloqueo, pero en poco minutos quedo
demostrado por que él era uno de los mejores espadachines. Teniendo esto en cuenta, la hija de
Afrodita puso en marcha su estrategia.

-Derecha- ordeno.

Luke desvió su ataque a la derecha y ella ataco por la izquierda. El rubio se vio confundido por un
minuto, hasta que entendió que había sucedido.

-Con que nos ponemos con esa ¿eh?- Luke sonrió.

Volvió a balancear su espada y ella siguió usando su encanto vocal.

-¿Cómo hace eso?- pregunto Jason sorprendido.

-Es un poder que tienen los hijos de Venus- dijo Gwen.

-Afrodita- le corrigió Hazel- Piper es muy lista.


-¿La conoces?- preguntaron ambos pretores y Frank.

-Si- respondió ella con simpleza.

Piper siguió dándole órdenes a Luke, pero llego un momento en el que el rubio comenzó a
resistirse, hasta que dejo de obedecerle.

-Pero- la castaña parpadeo, sin comprender- ¿Cómo lo hiciste?

-Ay, inocente Piper- Luke rio con diversión- tengo años resistiéndome a Annabeth y Thalia,
necesitas hacerlo mejor que eso.

Annabeth y Thalia rieron desde sus lugares.

Ya sin poder usar su encanto, la ventaja de Piper su esfumo y Luke la venció.

-¿Sin rencores?- él le tendió la mano.

-Claro- ella sonrío.

-Coqueteen fuera de la arena- les grito la hija de Zeus- aún quedan enfrentamientos que ver.

-¿Celosa, Thals?- Percy sonrío divertido.

-Eso sería una estupidez- replico ella, pero no se contuvo de darle un choque eléctrico al chico.

-Trate de evitarlo- dijo Hestia, por décima novena vez.

-Lo sabemos- respondieron los dioses, tratando de ser comprensivos.


Nunca creyeron que ver la televisión con la Diosas Olímpicas sería tan molesto. Un par de minutos
antes de que comenzara el mini- torneo, llego Hestia pidiendo disculpas y, entonces, llegaron
todas las demás, en tropel.

-Mi hija fue tan inteligente. ¿No te pareció inteligente, amor?- chillo Afrodita, en el oído de Ares.

-Sí, claro- el dios de la guerra nunca deseo con más ganas que apareciera Hefestos y le hiciera una
de sus triquiñuelas para separarlo de ella. La amaba, pero en ese momento no la soportaba.

-Sigue mi hija- Atenea sonrío, con una pizca de arrogancia. Miro a Hades- tu hijo no tendrá
oportunidad.

El dios no respondió. Ya sabía que su hijo no ganaría, porque era algo que a Nico no le interesaba.

-Percy estuvo grandioso- Poseidón seguía con su camisa de "Perry Jhonson"- presiento quien será
el ganador.

-Sera mi hijo- dijo Hermes con una sonrisa, igual a la de sus hijos- ¿no viste como se resistió al
encanto vocal de esa chica? Pff, podrían irle dando los laureles.

-Annabeth es más inteligente- Atenea insistió en presumir a su hija- no necesitaría encanto para
vencer a ninguno.

-Clarisse en más fuerte- exclamo Ares.

Zeus se estaba mordiendo con fuerza su lengua inmortal para no hablar y decir que su hija sería la
única ganadora de esas peleas. Pues, Hera estaba sentada junto a el, casi gruñendo. Al menos
Amphitrite y Perséfone dejaban a sus hermanos ver la televisión en paz.

-¿Estas bien, Nico?- Annabeth se sentó junto a el- no fue mi intención golpearte así.
-Sí, bueno, no te preocupes- Nico hizo una mueca- si tan solo alguien fuera más cuidadosa.

-Si tan solo alguien se fuera cuidado su cara- replico Hope, frunciendo el ceño.

Annabeth rio cuando ellos comenzaron a discutir. Se sentía mal por golpear a Nico, pero en el afán
de ganar no se midió y le dio varios golpes en el rostro.

-Hey, Listilla- se irguió al escuchar como la llamaban, frunció el ceño.

-¿Qué, Sesos de Alga?- respondió con brusquedad.

-Luke y yo queríamos saber si te sentabas con nosotros- Percy sonrío un poco, dándole a entender
que se calmara.

-No te sientes con él, Annabeth- regañaba Atenea a la pantalla de T.V.

-Damas y caballeros, con ustedes, la Diosa de la Sabiduría- se burló Poseidón.

Los dioses rieron y ella los fulmino con la mirada, pero no tanto como al pececito de Poseidón. A
ese muchacho lo tenía entre ceja y ceja.

-¡Clarisse, Clarisse, Clarisse!

-¡Thalia, Thalia, Thalia!

-¡Leo, Leo, Leo!- nadie lo siguió- Ok, no.

Hasta el momento, el enfrentamiento que más había durado. Ambas jadeaban agotadas y el sudor
corría por sus rostros, pero la sed de victoria, reflejada en sus miradas, era más fuerte. Lanza
contra lanza, la pelea estaba bastante reñida.
-Esa es mi hermana- Jason sonreía con orgullo.

-No puedo creer que seamos familia- Hazel rio ante el comentario de Frank.

Entonces, Clarisse se impaciento. Harta de prolongar tanto el final, se acercó más a Thalia
buscando atinarle un golpe a la cara y poder noquearla. Craso error. Si consiguió golpearla en el
rostro, pero antes de que terminara de retirar el puño, Thalia la sujeto.

Corrientes de energía corrieron a través del cuerpo de la hija de Ares. No grito, pues no se la
permitiría, pero su cuerpo no o resistió mucho tiempo y cayo de rodillas al suelo. La electricidad de
detuvo y cuando alzo la vista su oponente la apuntaba con una lanza al pecho.

Se puso de pie, disimulando muy bien el dolor ardiente que tenían sus músculos y le estrecho la
mano a Thalia, cosa que hacían luego de cada enfrentamiento, ganara quien ganara.

-Gran pelea- Luke apareció frente a la pelinegra y le tendió una botella de agua.

-Lo sé- ella sonrío y se bebió la mitad del contenido en unos segundos.

-Quédate quieta- antes de que pudiera mirarlo confundida, Luke tomo una toalla húmeda y se la
paso por la cara, limpiándole el sudor y la sangre que su nariz había derramado con el golpe de
Clarisse.

El rubio lo hizo con suavidad y delicadeza para no lastimarla. Cuando termino, ella estaba
sonrojada y sus ojos sorprendidos. El sonrío.

-Vamos a sentarnos- dijo pasándole un brazo por los hombros- seguro Annabeth y Percy querrán
felicitarte.

Luke vs. Annabeth

Percy vs. Thalia


-Todavía somos amigos ¿no, Annabeth?

-Hermanos- respondió ella, sonriendo.

20 minutos después

-Ya, ya ¡Me rindo!

Por suerte Luke lo dijo en voz baja. Nadie más lo escucho, pero todos vieron su humillante derrota.

-Hermanos- bufo el rubio, poniéndose de pie.

-Hermanos- asintió ella, con una sonrisa y dándole un beso en la mejilla.

-Esa mujer es un peligro- susurro Dakota, con los ojos bien abiertos.

-Probablemente tengas razón- respondió Reyna seriamente.

Luke se dirigió a las bancas donde atendían a los heridos. Pero no lo atendió un hijo de Apolo.
Thalia llego junto a él y, sin decir nada, comenzó a limpiarle la herida que tenía en la ceja.

-Pero ¿Qué…?

-Te devuelvo el favor- le corto ella, con una ligera sonrisa- creo que un poco de amabilidad no te
vendría mal luego de tu encuentro con Annie.

El rio un poco y dejo que ella lo atendiera. Le gusto saber que ella también podía ser así con él. Lo
disfrutaría mientras durara.
Nubes cubrieron el cielo y pequeñas gotas comenzaron a caer en cuanto el hijo de Poseidón y la
hija de Zeus pisaron el centro de la arena. Y en cuanto el enfrentamiento inicio, la lluvia arrecio.

-Es verano- se quejaron algunos romanos- no debería llover.

Pero los griegos estaban preocupados por otras razones.

-Se supone que no llueve en el campamento- chillo Drew- ¡Mi cabello!

-Algo está pasando- Annabeth miro al cielo, que era de un color parecido al de sus propios ojos.

-Zeus y Poseidón están discutiendo- suspiro Quirón- otra vez.

No era eso necesariamente.

En el Olimpo

Zeus y Poseidón estaban sentados en lados opuestos de la sala, con los ojos fijos en la pantalla.

-Esperemos que no estén perdiendo el tiempo y sus hijos entiendan que la tormenta es para
ayudarlos- dijo Atenea.

-Esto es una tontería- gruño Hera, viendo de reojo a su marido- ponerse a crear tormentas de la
nada- bufo- luego anda con migraña y mal humor y me echa la culpa a mí.

-¿Por qué será?- dijeron Apolo y Artemisa a la vez, el sonriendo y ella con una mueca.

Percy y Thalia si lo captaron.


Con toda la energía de la tormenta, a la muchacha no le costó redirigir los rayos a su primo. Pero
el los esquivaba con demasiada facilidad gracias a la fuerza que le daba el agua de la lluvia.
Llevaban varios minutos peleando, sin cansarse.

Leo noto algo extraño.

-¿Qué sucede con el desagüe?- miro extrañado el suelo de la arena, que comenzaba a llenarse de
agua- no puede ser que se haya tapado.

Con el tiempo, Annabeth y sus hermanos comenzaron a atar cabos: Percy era hijo de Poseidón,
manejaba el agua, la lluvia le daba fuerza… y había dejado de pelear en serio.

-Debe estar concentrándose- la rubia sonrío por lo inteligente que podía llegar a ser el Sesos de
Alga.

Cuando ya no quedaba nadie seco y el agua comenzaba a sobrepasarle los tobillos a los
peleadores, Percy hizo su jugada.

Se concentró más en el agua, el tirón en su estómago se hizo más fuerte. Thalia atacaba
constantemente, pero él no respondía, solo esquivaba. Entonces se dio cuenta que sus zapatos no
estaban bajo en agua.

Solo la mitad de la arena estaba inundada.

Miro a Percy, con los ojos como platos de la impresión. Él le sonrío un poco, antes de mandar la
ola sobre ella.

-Buenas noches.

Lo primero que Thalia vio al despertar fue a cierto rubio, muy sonriente junto a ella. Estaba en la
enfermería.
-¿Quién gano?- fue lo primero que se le ocurrió preguntar.

Tenía puesta una de sus pijamas y estaba completamente seca. Tenía cierto sabor a tierra en la
boca, estaba segura de que trago de esa agua asquerosa que uso Percy.

-Luego de que te desmayara y la mitad del campamento casi se ahogara por esa ola, se dio por
terminado el torneo- le respondió Luke- Percy gano los laureles de oro y luego de mi humillante
derrota, Annabeth se quedó con los de bronce.

-¿Y los de plata?

El arqueo una ceja y le paso un espejo. Ella no quería ver realmente lo pálida que debía estar luego
de casi ahogarse, pero cuando vio su reflejo no se fijó en eso en realidad. Las hojas de plata sobre
salían a cada lado de su cabeza, contrastando con su cabellos azabache.

-¿Yo los gane?

-Decisión unánime- él le paso un vaso- felicitaciones.

-¿Y los demás?- el contenido del vaso era poco, cuando lo probo era néctar. Se sintió mejor al
primer sorbo.

-Cenando.

-¿Qué haces aquí?

-Seré tu niñero- una sonrisa juguetona se extendió en el rostro de él.

Thalia le correspondió el gesto. En su interior, al fin acepto el hecho de lo contenta que la ponía la
presencia del hijo de Hermes.
mini anuncio... ya subi la segunda parte de Prince of Wolves... se llama Bloods Rites... para quien le
interece ;)

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Capítulo 12: Problemas de Horario.

La convivencia general en el Campamento Mestizo fue un sueño hecho realidad para Quirón,
nadie discutía, ni había malos entendidos. De hecho, ni siquiera se miraban.

Hasta que paso la hora del desayuno.

El centauro convoco a los consejeros de las cabañas y a los pretores. El par romano no tenía ni
idea de para qué era esa reunión; Quirón solo se les acerco y les pidió acompañarlo. En cuanto
entraron a la sala de reunión, todo se volvió extraño otra vez.

La sala de reunión griega era un salón de juegos, la mesa en la que reunían era de ping pong, lleno
de bocadillos. Había, según contaron, poco más de 20 sillas. Todas ocupadas, menos dos. Las
suyas. Las conversaciones y escandalosas risas pararon en cuanto los demás los vieron.

Reyna tomo asiento junto a Quirón y Jason entre ella y el muchacho latino que había estado
haciéndola de presentador en el mini-torneo el día anterior.

-¡Hey, Hola! Soy Leo Valdez- le dijo el muchacho- ¿Cómo te va?

Jason lo miro sin entender ni papa.

-El no habla ese idioma- respondió Reyna en español, como Leo había hablado.

-Lo suponía- Leo sonrió como si nada y le tendió la mano al rubio- Leo Valdez.

-Jason Grace.
-See, aun no supero que seas hermano de Thalia- el latino se giró hacia la persona a su otro lado-
Pipes, te presento a mi nuevo amigo, Jason.

Reyna arqueo una ceja ante las palabras "nuevo amigo", aun sin fiarse del todo. Y frunció el ceño
cuando Jason y la otra chica estrecharon sus manos, ambos un poco sonrojados.

-Déjalo en paz, Valdez- Thalia interrumpió a Leo mientras le decía algo a su hermano- no lo
molestes.

-¡No lo molesto!- Leo miro a Jason- ¿te molesto?

-No…- Jason se sintió tímido con todas las miradas sobre el- está bien, Thalia.

La pelinegra no parecía muy convencida, pero lo dejo pasar. Quirón se aclaró la garganta, para
llamar la atención.

-Les pedí a todos que vinieran para que podamos organizarnos- les dijo- las Cazadoras de Artemisa
llegaran la próxima semana para iniciar los juegos y no quiero que nadie se quede sin hacer nada.

-¿Cómo piensas hacerlo?- inquirió Annabeth inmediatamente- ¿un nuevo horario? ¿Dividirnos?

Quirón les explico, los más resumidamente que pudo, como pensaba organizar a los campistas, de
una manera que todos se integraran y convivieran. Decidió que, según las actividades planeadas
para cada día, los 40 romanos de distribuyeran entre ellas.

Jason no tuvo ningún problema, siempre fue bastante reservado, pero la idea de convivir con
estos semidioses le gustaba; Reyna estaba un poco renuente, la idea de dividir a su legión (la
fracción que trajo) no le gustaba.

-¿Qué actividades serian?- quiso saber.


-Tenemos una buena variedad- le sonrió el centauro- algunos campistas de cada cabaña me
ayudan a impartir las clases.

Procedió a enumerar algunos, los susodichos asentían si estaban presentes: Percy y Luke en clase
se esgrima, Annabeth griego antiguo, Will en arquería, Silena en montar pegasos (cosa que llamo
la atención de Reyna), Clarisse combate cuerpo a cuerpo, Beckendorf herrería, las ninfas eran
instructoras de carreras y así hasta que nombro casi todo.

Los pretores tenían que admitir que los griegos tenían una buena variedad de actividades y la
mayoría sonaba muy bien.

-¿Cuándo iniciaremos con esto?- pregunto Annabeth.

Quiron tomo una pequeña pila de hojas y se las entregó a Jason.

-Ahora mismo.

No sabían que esperaba Quirón, pero cuadrar el horario de 40 legionarios no era tarea fácil. No
podían simplemente decir que irían todos a un mismo sitio a una misma hora pues eran muchos,
además, todos querían cosas diferentes. Menos Octavian, él no quería nada.

Reyna se encargaba de las chicas y Jason de los hombres. Se habían repartido las hojas en las que
los legionarios llevarían sus horarios y cada uno tenía una copia de las actividades de esa semana,
hora e instructor.

La cabaña 13 estaba en silencio, Reyna decía la actividad y la hora en que se realizaría y la


legionaria interesada tomaba nota. De vez en cuando había un inconveniente; dos actividades
chocaban a la misma hora, no querían estar con los hijos de "x" dios, se les partía la punta del
lápiz. La pretor de momentos pensaba que se había traído a niñas de kínder y no a sus soldados
mejor entrenados.

Jason no ponían en duda la fuerza y habilidad de sus hombres, pero no estaba seguro de que
alguna vez tuvieran infancia. Desde la llegada al Campamento Mestizo, el había decidido que sus
soldados podían comportarse como semidioses adolecentes normales, Reyna era quien se
encargaba ahora de la disciplina.
Craso error del rubio.

Los jóvenes romanos estaban en sus camas, hablando unos con otros, bastante emocionados por
hacer algo diferente. No se decidían por cual actividad, ni la hora. Jason noto cierto patrón: si la
actividad incluía luchas y armas escogían la hora en la que el instructor fuera un chico (de Ares
mayormente), si no, escogían cualquier actividad que incluyera a las hijas de Afrodita, Apolo,
Hermes y Deméter.

Porque los chicos romanos habían decidido ser un montón de adolecentes hormonados.

Los únicos aparentemente normales eran Frank, Dakota y Octavian. Frank había cuadrado su
horario con clases de arquería todos los días, Dakota había elegido algunas cosas en las que
estaban incluidos los hijos de Dionisio y Deméter. Octavian tenía su hoja completamente en
blanco.

-Cada hoja debe estar debidamente identificada y quiero que me la entreguen ahora- ordeno
Jason.

Por muy alborotados que estuvieran, los soldados aun acataban las ordenes de su pretor cuando
la oían. En unos minutos tenia todos los horarios, incluyendo el suyo, en las manos. Listos para
llevárselos a Quirón.

Se habían complicado tanto con los horarios que los romanos no empezaron con sus actividades
ese mismo lunes. Sus primeras actividades iniciaron el martes después del desayuno.

Y uno de los más puntuales fue Frank. En el Campamento Júpiter no era muy apreciada la
arquería, esa era una habilidad que les dejaban a los hijos de Febo. Se suponía que como hijo de
Marte el fuera experto en las armas y las batallas. Pero Frank nunca fue lo que se suponía.

Al llegar, no se encontró con Quirón, quien era el instructor según Jason. En su lugar estaban un
par de rubios, los hijos de Apolo que habían ganado los laureles de oro en arquería. El cambio no
estaba mal.
-Hola- saludo al estar más cerca. Ambos Solace lo miraron.

-¡Nuestro primer romano!- exclamo la muchacha sonriendo- Soy Hope.

-Yo soy Will- se presentó su hermano, también sonriendo.

-Soy Frank, hijo de Marte.

Los hijos de Apolo no hicieron más preguntas, ni dijeron nada más. Se pusieron manos a la obra.
Pusieron a Frank frente a una diana, igual que a otros 8 semidioses de no más de 13 años. Will les
explico la técnica y los dejo practicar.

Frank no lo hacía nada mal, pero su puntería aun no era perfecta. Siempre estaba a unos diez
centímetros de darle al centro.

-Estas muy tenso- Hope se paró junto a él, cuando estaba a punto de lanzar una flecha- relaja un
poco los músculos, concéntrate en el lugar donde quieres que de la flecha, respira profundo y
suelta.

Hope tomo un arco y una flecha, haciendo una pequeña demostración. Dando en el blanco. Frank,
un poco más entusiasmado, tomo una flecha y cargo el arco. Separo las piernas, estiro la cuerda
del arco hasta que toco su labio, relajo los músculos, miro el centro de la diana, respiro profundo,
vio a Hazel pasar por allí, y soltó la flecha.

La flecha fue libre y veloz, pasando casi medio metro a la derecha de su blanco y le dio al tronco de
un árbol… casi atravesando a Clarisse.

-¡SOLACE!- grito la hija de Ares, dirigiéndose al campo de arquería.

-Ay, Tártaro- farfullo Hope- ¡Will!


Frank reconoció a Clarisse, le sorprendía saber que, de alguna forma, eran familiares. También le
sorprendió que, a pesar de ser tan grande y musculosa, fuera tan rápida. En unos segundo, Clarisse
estaba parada frente a Will, gritándoles y acusando a Hope de querer matarla. La rubia estaba
escondida detrás de su hermano.

Frank suspiro, frustrado. Odiaba su tendencia a causar problemas.

Jason y Reyna al fin tenían un tiempo libre antes del almuerzo. Había un asunto por hablar con
Nico di Angelo, tenía algo que explicarles. Tenían suerte de que ninguno de los campistas romanos
se decidiera a hablar de eso frente a los griegos, era un asunto que ambos pretores preferían
hablar a puertas cerradas.

Pero encontrar al hijo de Hades no era tarea fácil, el muchacho parecía no estar en ningún lugar
del campamento. Lo habían recorrido todo, o la gran mayoría al menos, y no había ninguna pista
de donde podría estar.

Resulto ser que de verdad el muchacho no estaba en el campamento, el chico no se presentó ni en


el almuerzo ni la cena. Jason le pregunto a Thalia, ella se encogió de hombros diciendo:

-El siempre viene y va, nunca se queda mucho tiempo en ningún lado.

-¿Y a dónde va?

-Con su padre al inframundo.

-¿Inframundo?- Jason se irguió y la miro con atención- ¿eso no sería muy peligroso?

-Por supuesto… para un semidiós normal- Thalia sonrió- es como si Jackson tuviera problemas en
el mar. Es el territorio de su padre, y por más que les seamos indiferentes a los dioses, no dejarían
que algo le pasara a su hijo en sus dominios.

Asistieron a la fogata, sin ninguna intención ya de hablar con Nico, quien de todas maneras no
apareció. Nadie en el Campamento Mestizo parecía saber que se hizo pasar por embajador de
Plutón y conocían a penas lo básico del Campamento Júpiter, así que probablemente no le dijo
nada a ninguno. Aunque aún querían saber por qué lo hizo.

Esa noche los hijos de Apolo no los dejaron pensarlo demasiado.

Hazel también quería hablar con su hermano, pero con todas las actividades no tuvo tiempo, y
cuando estuvo libre, el había desaparecido. Sin embargo, los hijos de Apolo se esperaron en
distraerlos con canciones de campamento.

Era mucho más entretenido que sus noches en el Campamento Júpiter y los griegos también eran
mucho más divertidos, aunque pudo notar algunas discusiones y desacuerdos entre los chicos y las
chicas.

-Hola- Frank llego junto a ella, sonriendo- ¿Qué tal tu día?

-Genial, tienen unos pegasos muy lindos aquí.

-¿Montaste alguno?

-Son algo recelosos conmigo- respondió algo cabizbaja, pero se recompuso al recordar algo- pero
hay uno de color negro que fue muy amable. ¿Cómo estuvieron tus lecciones de arquería?

-Me distraje y solté una flecha sin querer- Zhang se sonrojo, recordando su distracción- casi le di a
Clarisse, hija de Ares, y ella creyó que se la había lanzado la chica que me estaba ayudando. Creo
que ellas no se llevan muy bien.

Ella rio, pues no le extrañaba. El solía causar problemas sin darse cuenta. Su único amigo en el
Campamento Júpiter, el único que no la juzgo. No lo cambiaría por nada.

-Bueno, vamos a cerrar esta noche con un karaoke- dijo Will, muy contento.

-Rapido, Hazel, modo tortuga- susurro Frank.


Ella rio, pero se escondió la mejor que pudo. No fue muy difícil con Frank allí, ya que era muy
grande. Le agradeció mentalmente por estar siempre para ella, protegiéndola… incluso de hacer el
ridículo frente a todos.

-Se están tardando tus cazadoras- le dijo Hera a Artemisa.

Ante la nueva reunión de diosas, que se estaban haciendo cada vez más frecuentes, los dioses
olímpicos, y casi cualquier otra criatura que allí habitara, desaparecieron. Indispuestos a morir en
cualquier tonta disputa.

-Hefestos tiene todo en un cronograma- dijo la diosa con calma- ellas solo están esperando el
momento.

-¿Por qué no eres sincera y admites que, en realidad, no quieres que tus subordinadas se acerque
mucho a los hombres que habitan en el campamento, pues te da miedo que se desvíen al buen
camino?- reto Afrodita, limándose cuidadosamente sus uñas perfectas. Artemisa la fulmino con la
mirada, pero no respondió nada- el silencio otorga.

-Piper y Annabeth serían unas buenas cazadoras…

-¡Ni te atrevas!- chillo la diosa del amor.

Deméter rio con diversión y Hestia sonrió un poco. Atenea las miro aburrida por sus tontas y
continuas discusiones. Aunque esta vez no le molestaría que Artemisa cumpliera con su amenaza e
hiciera de Annabeth una de sus cazadoras, estaba segura de que su hija no tardaría en llegar a
lugarteniente de Artemisa.

La prefería solterona, que con el pececito de Barba Percebe.

-¿Cuándo llegaran?- Hera retomo el tema, cuando los ánimos de la discusión habían menguado.

-El lunes.
--

Capítulo 13: Oráculo.

El miércoles, a la hora del desayuno, llego Rachel. Vi como la mitad de las chicas iban a abrazarla y
como los hijos de Apolo la sacaban del tumulto de semidiosas para llevarla frente a Quirón. Él le
dio la bienvenida y la presento a los romanos.

-Queridos visitantes, quiero que conozcan a Rachel Elizabeth Dare- Rachel los saludo agitando la
mano- ella es la portadora del Oráculo de Delfos. Es la encargada de proporcionarnos las profecías
antes de cualquier misión.

Los chicos del Campamento Júpiter miraron fijamente a Rachel, luego posaron su mirada en un
muchacho rubio y escuálido, con cara de pocos amigos.

-Eso es ridículo- dijo el sujeto, poniéndose de pie.

-¿Quién es el?- pregunte a Thalia, pero fue Nico quien respondió, saliendo de las sombras. No paso
la noche en el campamento.

-Es Octavian, el augur de la legión.

-¿Augur?- dudamos Thalia y yo a la vez.

-Predice el futuro, pero no, no es como nuestro Oráculo.

Asentimos y volvimos la vista al frente, donde Octavian se sentaba con los brazos cruzados sobre
el pecho y la cara colorada como un niño caprichoso, luego de que Rachel le dijera no-se-que.

-Mejor ve a sentarte- le dijo Quirón a Rachel. Ella fue a sentarse con los chicos de Apolo.

-¿Qué paso?- pregunte, mis compañeros de cabaña se encogieron de hombros.


Rachel y yo nos hemos llevado bien desde que nos conocimos, pero esta vez apenas me noto
cuando paso por mi cabaña junto a Annabeth. yo no dije nada, pero Thalia es un poco más
comunicativa.

-¿Qué sucede, Dare?- pregunto cruzándose de brazos y sonriendo de lado- no creo que Perseo
huela tan mal como para que no lo saludes como es debido.

Annabeth se cruzó de brazos y Rachel pareció tensarse un poco. Miro a Thalia con los ojos muy
abiertos, miro de Annabeth a mí y luego a Annabeth y a mí, otra vez. Mi prima dio una
exclamación como si fuera descubierto América en un vaso de agua y dijo:

-Lo olvide, aún estoy medio dormida.

Yo, por supuesto, no entendí nada. ¿Qué pasaba con Annabeth y conmigo para que Rachel nos
mirara de esa manera? ¿Qué era eso que Thalia había olvidado? ¿Annabeth tenía algo que ver con
el saludo poco entusiasta de mi amiga pelirroja? ¿O de verdad huelo mal?

Las mujeres son complicadas.

-Solo vinimos para decirles que se apresuren- dijo Annabeth evitando mirarme, o eso me pareció-
tenemos clases de luchas en un rato.

Generalmente las actividades se hacen con los compañeros de cabaña, pero Quirón nos dejó hacer
está un poco más mesclados. En la arena nos reunimos: Annabeth, Thalia, Katie, Los Stoll, Luke,
Chris, Leo, Piper y yo. También estaban el hermano de Thalia, Jason, y una muchacha… Reyna
creo.

Las clases de lucha de Clarisse se podían resumir en: puño, patada y Kung Fu. Todo se valía, menos
las armas que no fuera tus uñas, y el ultimo en quedar en pie ganaba. Nunca he podido ganarle, no
en terreno seco al menos. Antes de que nos mesclaran, ahora que recuerdo, vi un par de clases de
lucha con ella. Barrió el piso conmigo, pero le hice tragar agua de inodoro cuando trato de
meterme la cabeza en el retrete.
Nos puso en pareja, como todas las cosas que hemos hecho desde que llegue este verano al
campamento: Connor y Ryena, Chris y Travis, Piper y Jason, Katie y Leo, Thalia y Luke, y Annabeth
y yo.

Connor parecía incómodo con la idea de golpear a su pareja, aunque cuando ella demostró que le
importaba poco contra quien luchaba, despabilo. Chris y Travis estaban payaseando para llamar la
atención, Katie miraba a Travis con una mueca de irritación mientras Leo la miraba con una ceja
arqueada; Piper y Jason practicaban los movimientos sin hacerse daño. No se podía decir lo mismo
de Thalia y Luke, no se tocaban la cara, pero se golpeaban con fuerza.

¿Recuerdan que Annabeth y Thalia nos quedaron debiendo algo a Luke y a mí? No sé qué le
pediría Luke a Thalia, o si lo hizo, pero yo le pedí una verdadera tregua a Annabeth. Por eso, esta
era una práctica amistosa y no un entrenamiento del cual me podía arrepentir.

-Vamos, Jackson- me grito Clarisse- pelea de verdad.

-Sí, Percy- se quejó Annabeth- no me gusta que me dejen ganar.

No, ese no era mi plan. ¿Cómo le explico que no la ataco como debería porque me da miedo
hacerle daño, sin que ella se lo tome como que le estoy diciendo débil? Porque ese
definitivamente no es el caso, pero sé que tiene mucho orgullo y no sería difícil que me
malinterprete.

-¡Eh, Percy! ¿Cómo te va?- me dijo Luke, cuando Annabeth me hacia una llave en el suelo.

-Bueno, no me quejo- respondí, con los dientes apretados- ¡Ay, mi pierna! ¿Qué tal tú?

-No podría estar mejor- rio, haciendo caer a Thalia de trasero.

Los demás habían abandonado sus enfrentamientos y nos observaban. Katie y Travis cuchicheaban
en voz baja, como discutiendo, pero sin estar molestos necesariamente, ninguno parecía tener
ningún golpe; Jason, Piper y Leo estaban igual, los 3 hablaban de Luke y Thalia. Connor estaba un
poco magullado, pero Reyna no se fue precisamente ilesa, un cardenal aparecía poco a poco en su
mandíbula. Lucia sorprendida. Chris y Clarisse apenas nos miraban.
Luke y Thalia lo dejaron como un empate luego de que ella le rompiera la nariz, aun cuando
prometieron no tocarse las caras. Thalia parecía verdaderamente arrepentida.

-La nariz hinchada te luce- bromee cuando paso junto a mí.

-Thalia parece coincidir en eso- respondió, fulminándola con la mirada. Ella y yo reímos.

-Creo que estas en medio de una lucha, Perseo- siseo Annabeth.

-Tranquila que no lo he olvidado.

¡Y el gran final!

Reuní toda mi fuerza e hice girar mi cuerpo para ya no estar sobre mi estómago. Lo que no calcule
es que terminaría sobre Annabeth, muy cerca de ella.

Quirón estaba de pie en sus cuatro patas, respirando la paz ¿Guerra entre campamentos?
¿Problemas entre semidioses? ¡Bah! Tonterías. Sus campistas habían dejado de lado sus
diferencias casi por completo para parecer un campamento unido frente a los jóvenes romanos y
los chicos del Campamento Júpiter se comportaban muy bien, algo recelosos, pero bien.

Hasta ahora.

Pueblo pequeño, infierno grande. Campamento sobrepoblado, peleas inminentes. El centauro tan
solo esperaba que no fuera tan pronto. Alguien le había llegado con la noticia, pero no le dijo
quienes peleaban.

Corrió rápidamente a la playa. Había un grupo de semidioses mirando, como en cualquier pelea,
donde el mar tocaba la arena. No tuvo que hacer ningún esfuerzo para ver, era más alto que
cualquiera allí. Lo que encontró lo sorprendió.
Quienes peleaban eran Will y Octavian, el augur del Campamento Júpiter hasta donde sabia.
Odiaba decir que Octavian tenía mejores movimientos, pero Will lo compensaban siendo más
rápido y más alto. También parecía más molesto. Ambos chicos tenían los pies dentro del agua.

Los campistas que miraban no decían nada ni hacían ademan para detenerlos. Tenía que intervenir
rápido. A Will le sangraba el labio y Octavian tenía un ojo morado. El griego tiro de espaldas al
augur, metiéndole la parte superior del cuerpo en el mar, forcejearon y dieron vueltas, como si
tomaran turnos para meterse al mar.

Quiron los separo cuando Will había logrado atizarle dos puñetazos en la cara a Octavian e iba por
el tercero. De un jalón lo puso de pie; el romano se quedó tirado en la arena dramatizando, por lo
que dos de sus compañeros tuvieron que levantarlo.

-Vamos a la Casa Grande- casi gruño, halando al Solace, mientras los romanos los seguían.

Nico estaba cómodamente sentado bajo la sombra de un árbol, leyendo un libro en griego
antiguo. Annabeth le estaba enseñando y era exigente, tenía que practicar.

-Hola.

Él era el Rey Fantasma, invocaba muertos, hasta los monstruos le temían, consideraba el
Inframundo como un hogar ¡Y se asustaba por un "hola"! qué vergüenza.

-¿Qué quieres?- siseo de mala gana al pretor, aunque ya suponía lo que quería.

-Tenemos una charla pendiente- le dijo Jason tranquilamente.

-Estoy ocupado.

-Si no le hablas conmigo, será con Reyna.


Nico no le temía a la pretora, en lo más mínimo, pero en ocasiones era más fácil tratar los
problemas con los hombres que con las mujeres. Al tratar esas últimas semanas con Hope y Thalia
le quedó muy claro.

-¿Qué pasa?

-¿Qué hacías en el Campamento Júpiter fingiendo ser embajador de Plutón?

Nico resoplo. Desde que dieron la noticia de los juegos, supo que esa conversación llegaría, pero
no quería decir que contaría la verdad. Eso no era asunto de nadie fuera de su familia.

-No te importa.

-Nico- reclamo el rubio severamente.

-Cuida como me hablas, Grace- la voz de Di Angelo era un susurro peligroso- este no es el
Campamento Júpiter y yo tampoco soy tu soldado. No te debo explicaciones.

-Te infiltraste en mi campamento, fingiste ser romano…

-Solo por Hazel- confeso en voz baja- pero ni siquiera ella lo sabía. No hablare más del tema.

Se puso de pie y se alejó. Jason no lo siguió, sabiendo que no lo engañaba.

Percy aún no se había recuperado, y Luke y Grover no lo habían dejado superarlo.

Admitía que su movimiento había estado muy mal, nunca debió hacerlos girar de esa manera.
Gracias a eso había estado a solo centímetros del rostro de Annabeth; pudo ver las pecas en su
nariz, el reflejo del sol en sus tormentosos ojos grises, sus gruesas pestañas, sus labios rosados…

¿Desde cuándo se fijaba tanto? No lo sabía, pero cada vez que lo recordaba, sentía su cara arder.
-Si te sigues sonrojando vamos a pensar que te gusta Annabeth- rio Grover.

-Recuerda que pase lo que pase, tu suegra va a odiarte- le pincho Luke.

-Cállense- gruño Percy, pero lo ignoraron.

Entonces, Thalia pasó junto a ellos, viéndose muy sospechosa. No dudaron en seguirla. La
pelinegra se detuvo junto a una ventana en los laterales de la Casa Grande.

-¿Qué haces?- pregunto Percy, haciéndola saltar.

-¡Perseo!- grito ella en voz baja- me asustaste.

-Si te asustas es por algo- canturreo Luke- cuéntanos, Grace. ¿Qué pasa?

-No voy a…

-Llamare a Quirón- Grover dio media vuelta.

-Bien, bien, bien- ella los miro mal, ellos sonrieron- voy a entrar porque quiero saber de primera
mano porque pelearon Will y el sujeto con peluches en el cinturón.

-¿Pelearon?- ninguno de los 3 se había enterado.

Thalia sonrió al verlos tan desubicados. Les pidió que la ayudaran y los semidioses le hicieron una
zancadilla para que alcanzara la ventana. Así lo hicieron entre ellos hasta que Grover se quedó allí,
solo.

-Tranquilos- les dijo- yo no quería entrar de todas maneras, no me quiero meter en problemas con
el Señor D. Luego me cuentan.
Ellos asintieron y siguieron a Thalia.

Se escondieron dentro de un armario bajo las escaleras, dos segundos antes de que entrara
Quirón.

-¿Cómo sabias que vendrían?- pregunto Percy a Thalia.

-Es obvio- respondió Annabeth en su lugar, quitándose la gorra de los Yankees- aquí es donde
Quirón suele hablar con los campistas que están en problemas.

No había casi nada de iluminación, pero la hija de Zeus y el hijo de Hermes no pasaron
desapercibidos los furiosos sonrojos en las caras de Percy y Annabeth. Ella tampoco había olvidado
la cercanía que había tenido con Percy durante su lucha… aparte de otras cosas.

Luke y Thalia se sonrieron con complicidad antes de volver la atención de todos a lo importante.
Por una rendija de la puerta, perfectamente direccionada, pudieron observar a Octavian, Will y
Quirón.

Entro Hope, algo alarmada, y aunque el romano estaba peor, primero atendió a su hermano,
curando su labio. Luego se encargó de Octavian con poca gracia y salió de allí.

-Bien, ahora quiero saber que paso- exigió el centauro.

-El empezó- el augur señalo al hijo de Apolo.

-Físicamente, si- admitió Will, sorprendiendo a los 4 en el armario.

Quirón les pidió ser específicos, y Octavian comenzó con su relato. Esta fue una historia poco
creíble para los griegos, donde el Solace llegaba a molestarlo, y sin más, comenzaba a golpearlo.
Los presentes sabían que Will no era así, el jamás atacaría a nadie.
Will conto su versión.

-Yo me dirigía a mi cabaña, cuando escuche a este- señalo desdeñosamente a Octavian- hablando
mal sobre Rachel.

-¡No es cierto!

-¡Dijiste que era un falsa y estafadora! ¡Que decir que era la portadora del Oráculo de Delfos era
una mentira para impresionar a las personas!- exploto Will- dijiste que los "graecus" éramos unos
idiotas que querían engañarlos.

Quirón no dijo nada, pues en ese instante llegaron Jason y Reyna.

-¿Qué pasa?- pregunto seriamente el rubio.

-Wao- sonrió Thalia- ¿Quién diría que es mi hermano menor?

Volvieron a repetir las historias, pero los 3 le dieron la razón a Will, era la más creíble, y los
pretores ya conocían lo suficiente a Octavian para saber qué haría algo así.

-Will, tú no eres una persona agresiva- dijo Quiron con calma- ¿Por qué reaccionaste así?

-Yo… yo estaba… molesto, indignado- respondió el chico- eran mentiras lo que decía. Y Rachel es
mi amiga, como hijo de Apolo, también tengo la responsabilidad de cuidar a la portadora del
Oráculo… puedo asegurar que cualquier otro campista reaccionaria igual.

-Correcto- asintieron los 4 jóvenes en el armario.

Quirón aun no justificaba la conducta agresiva, por eso lo castigo con limpiar los establos el resto
de la semana. El castigo de Octavian lo dejo en manos de sus pretores.
-Nos encargaremos- dijo Reyna seriamente y se fueron.

Percy, Annabeth, Luke y Thalia se miraron entre sí, decidiendo silenciosamente que tendrían
cuidado con el augur y no le quitarían los ojos de encima. Entonces, el hijo de Poseidón recito las
palabras que paseaban por las mentes de cada uno.

-Bien, ¿Cómo salimos de aquí?

--

Capítulo 14: Las Cazadoras de Artemisa.

Luego de un entretenido resto de semana, los campistas en general estaban esperando la llegada
de las Cazadoras de Artemisa. Desde temprano las creaturas del bosque se habían dado a la tarea
de limpiar para la presentación de los equipos, una ceremonia que a todos les parecía muy tonta,
donde presentarían a los 3 equipos y sus participantes. No durarían ni 30 minutos en eso.

Las cámaras a control remoto de Hefestos T.V habían llegado a eso de la mitad de la mañana.
Dionisio seria el presentador de todo "Campamentos en Guerra" por voluntad propia, lo cual no le
parecía normal a nadie. Faltaban algunos detalles con el escenario que los sátiros armaban en la
playa para poder comenzar a grabar.

Unas ninfas vinieron de la cadena de televisión para arreglar a los miembros de los equipos;
maquillando aquí, peinando acá, vistiendo por allá. Estaban especialmente emocionadas con las
chicas, pues las consideraban lienzos en blancos con los cuales experimentar. Ni siquiera Silena
estaba de acuerdo con eso.

El que definitivamente se llevó la peor parte de todo eso fue Leo. El latino había llegado de buen
humor, divertido con la idea de un cambio de Look, pero sus ánimos fueron decayendo por etapas.
Primero paso por vestuario, donde las ninfas la desestimaban, concentrándose únicamente en
Luke y Will. Salió de allí con un traje que le quedaba excesivamente grande.

De segundo fue a peinado, con la esperanza de que hicieran algo genial con su cabello, pero la
ninfa que le asignaron vio con mala cara sus risos oscuros y los único que hizo fue ponerle medio
tarro de gel para el cabello y una lata de fijador, peinando todo su cabello hacia a atrás como si
fuera un casco.
Algo entretenido tenía que sacar del área de maquillaje, pero allí le dieron el mayor de los
desaires. La estilista lo miro de pies a cabeza, se rio de él y lo despacho diciendo que no perdería el
tiempo con algo insalvable.

Nunca había odiado a alguien tanto como a ellas. Leo sabía que no era guapo, mucho menos un
Adonis, pero ¡Demonios! Eso no les daba derecho a tratarlo así.

-Valdez, cuidado con mis flores- le reclamo Calipso, repentinamente.

El la miro un segundo y luego al pequeño jardín donde estaba parado, sin saber cómo había
llegado allí. Volvió a mirarla y ella tenía un expresión ya conocida por el: comenzaban las cejas
fruncidas, luego la boca y por ultimo un grito… o muchos gritos, dependiendo de la razón.

Pero él no estaba para eso.

-Ahórratelo, niña- la corto, antes de que abriera la boca- no estoy de humor para tus chillidos
caprichosos ¿ok? Acabo de pasar un mal momento con unas ninfas que no tiene ni una semilla de
mostaza por cerebro, no necesito que tu llegues con tus reclamos y chácharas sin sentido.

Calipso se puso roja de ira, pero el color se fue atenuando de a poco, mientras veía
cuidadosamente al muchacho de arriba abajo. Finalmente, hablo.

-¿Ellas te hicieron eso?- pregunto sin burla, señalando su ropa y cabello.

-Sí.

-No puedes aparecer así en televisión- ella cambio su expresión a una más amable.

Leo la miro con recelo, pero espero allí como ella le había pedido. Calipso volvió unos minutos
después con una cartera grande y llena. Caminaron juntos en silencio hasta llegar al Bunker 9.

-Abre.
-¿Por qué?

-Hazlo.

Sin ganas de discutir, el obedeció. Una vez adentro, ella lo encerró dentro de un baño y le dijo que
se duchara bien.

-Y sácate todo ese pegote del cabello también.

Una vez limpio, ella le paso una muda de ropa. Leo salió del cuarto de baño con unos vaqueros
cómodos, una camiseta roja y una chaqueta nueva. Se veía genial aun que lo dijera el mismo.

-¿De dónde salió la ropa?- pregunto, aun viéndose en el espejo.

-Yo la hice- respondió ella. Le daba la espalda, arreglando algo en una mesa- luego de trabajar
juntos en las camas y colchones, me di cuenta de que te incendias muy seguido, así que probé
hacerte ropa a prueba de fuego. Considéralo un regalo.

-Te sabes mi talla.

-No fue difícil adivinar.

Leo siguió mirando la ropa y prendiéndose fuego mientras ella seguía en lo que hacía. La tela no se
consumía, ni siquiera parecía que tuviera contacto con las llamas. Agradeció que ella no lo fuera
mirado todavía, pues no se le había bajado aun el sonrojo. Cuando Calipso se giró, él ya estaba en
su color natural.

-Ponte cómodo, arreglare ese enjambre que tienes por cabello.

Con lo cuidadosa que ella era, parecía más una caricia que un peinado. Para cuando se terminó, él
estaba medio dormido por lo cómodo y relajado que se sentía.
-¿Qué opinas?

-Soy hermoso.

El bromeaba, pero si se veía bien. Su cabello estaba arreglado en risos estratégicamente


despeinados. Definitivamente, si parecía Leo Valdez.

-Te verás genial en televisión- le dijo ella sinceramente.

Leo le dio una de sus sonrisas torcidas, y sin pensarlo mucho le dio un rápido abrazo a la
muchacha. Calipso se sonrojo levemente, pero no le reclamo, golpeo o grito, aceptando el
inesperado agradecimiento del latino.

Cuando se reunieron con los demás, era momento de subir al escenario. Los espíritus del bosque
habían exagerado un poquito su entusiasmo ecológico, dejando que el escenario tuviera temática
de Luau Hawaiano.

-Te ves bien, Leo- Piper sonreía detrás de él, en fila para subir al escenario. Estaban organizados
por orden de cabaña.

-Gracias, tú también.

Leo se fijó un poco más. Piper no llevaba el pomposo, pero corto vestido que las ninfas le
pusieron. Llevaba pantalones vaqueros, una blusa ligera verde y sandalias planas; sin maquillaje y
con el cabello suelto en risos. Era Piper, un poco mejor vestida, pero la misma Piper de siempre.

Los demás miembros del equipo estaban vestidos a su propio gusto. Eso lo hizo sentir bien.

-Me entere de lo que te hicieron las ninfas estilistas- comento con tranquilidad la hija de Afrodita.

-¿Cómo lo supiste?
-Escuche a la maquilladora, no estuvo bien lo que te hizo.

-¡Vamos, Reina de Belleza!- el sonrió, tratando de no dejar ver como se había sentido realmente
con lo que paso- necesitas más que 3 brujas para hacer sentir mal a Leo Grandioso Valdez.

Pero engañar a Piper no era fácil. Ella lo conocía muy bien, y el a ella. No por nada eran mejores
amigos.

-Te afectara o no- ella sabía que si lo había hecho- a Jason y a mí no nos agradó.

El enarco una ceja. La morena señalo a un lugar apartado de la playa y allí pudo ver al trio de
ninfas hechas un desastre de pies a cabeza. Un par de cámaras la enfocaban.

-¿Qué les paso?- Piper se encogió de hombros, escondiendo una sonrisa- dime.

-Un poco de encanto vocal y unas fuertes ráfagas de viento pueden ser perjudiciales para tu
imagen- respondió Piper, como si comentara el clima- aún más con cámaras por ahí, buscando
entretenimiento.

Leo miro a su amiga, a las ninfas y busco a Jason con la mirada. El pretor estaba con su grupo,
vestido al estilo de las ninfas para no desentonar con sus compañeros. Cuando el rubio encontró la
mirada de Leo, saludo con la mano y sonrió, guiñando una ojo tan rápido que el latino dudo si la
había visto.

-A la próxima que quieran tomar venganza, me avisan- Leo lucia emocionado con la idea de un par
de amigos para el crimen- una tuerca aquí, soldadura allá, quizás algo para que vuele… los tres
pudimos ahuyentarlas del campamento.

-Pensé en decirte, pero te vimos con Calipso. No quisimos molestar.

Leo se sonrojo, pero siguió sonriendo. Tener una amiga hija de Afrodita puede tener sus pros y sus
contras.
Contrario de lo que creyeron al principio, las presentaciones parecían un concurso de modelaje. El
peor de la historia. Les indicaron como caminar y el recorrido que harían. Comenzarían los griegos,
por ser los anfitriones.

-Representando al dios de los cielos y los rayos- hablaba Dionisio con aburrimiento- Tania.

-Soy Thalia- gruño la pelinegra.

Ella subió por la izquierda, luciendo su mejor estilo punk y una mirada de "podría atacarte en
cualquier segundo", se ubicó en la esquina delantera derecha.

-Por la diosa del matrimonio, Hera, Ciper.

Esta se subió con tranquilidad, sin ser ruda como Thalia no modelando como le indicaron, y se
paró junto a la hija de Zeus.

-Piper- corrigió la morena.

Poco a poco se les unieron Perry, Kitty, Clary, Anny Bell, Vince, Nino, Theo, Selena, Luis y Polux.

-Claro, de el si se acuerda- se quejaron todos. Polux se sonrojo, un poco avergonzado.

A los romanos no les fue mucho mejor. Subieron al escenario según los nombraron, o eso
suponían ellos: Jackson, Rina, Melissa, Leia, Park, Jen, Stefanny, Hanzel, Yacok, Michell (lo cual
ofendió mucho al chico, porque ese era nombre de niña) Mark y Dakota.

Nuevas quejas se escucharon, pero Dakota solo rio y celebro con otro trago de Koll- Aid.

Entonces las cámaras enfocaron tierra a dentro y de allí salió un grupo de chicas, todas
adolecentes, vestidas con trajes de camuflaje. La mayor traía una diadema de plata en la cabeza.
Estas caminaron a la playa, 12 de ellas subieron al escenario vacío y las demás se quedaron a
aparte de los campistas, como si estos tuvieron una enfermedad contagiosa.

Técnicamente así era: a las Cazadoras de Artemisa no les gustaba estar cerca de los chicos.

-Zoe, lugarteniente de la señora Artemisa- se presentó la chica de la diadema, su semblante serio.


Las demás les siguieron.

-Bianca- la hermana de Nico pasó al frente.

-Febe- una chica grande y masculina paso al frente.

-Phoebe- otra, alta, con ambos lados de la cabeza rapada, se presentó.

-Thea.

-Rhea- un par de gemelas con cabello chocolate y ojos brillantes sonrieron a la cámara.

-Lissa- se presentó una pelinegra de cabello a los hombros.

-Melissa- una rubia, de mirada severa, dio una paso al frente.

-Catrina- se presentó otra, alta y morena.

-Heather- dijo otra, pelirroja y de piel pecosa.

-Janet- se presentó una de baja estatura, cabello oscuro y rizado.

-Sheila- la última era de piel cobriza, cabello negro y liso.


Los sátiros y las ninfas no pudieron evitar aplaudirles, Grover entre ellos, con brillos en los ojos.

-Enebro te va a ver- le dijo Annabeth, cruzada de brazos.

El sátiro de calmo inmediatamente y actuó indiferente, mirando a las recién llegadas por el rabillos
del ojo.

-Me huele a problemas- comento Thalia, frunciendo profundamente el entrecejo.

-No lo dudes, Grace- Clarisse estaba igual.

-Si necesitan algo, saben dónde encontrarme- les dijo Silena, mirando mal a las Cazadoras.

Nada bueno podía salir de una enemistad entre Thalia y Zoe, con Clarisse apoyando a la hija de
Zeus para demostrar quienes eran mejores, y con Silena Beauregard, una fan del amor romántico,
contra un grupo de niñas eternas, feministas y que odiaban a los hombres.

-¡ARDERA TROYA!

Los dioses coreaban la frase alegremente. Ahora que estaban todos los equipos era que
comenzaba lo bueno.

Esperaban con ansias la primera prueba.

--

Capítulo 15: Tensión en el Ambiente.

El resto del lunes las Cazadoras de Artemisa no salieron de su cabaña más que para comer. Parte
de las chicas del Campamento Mestizo se alegraban de esto, la otra parte no las conocía muy bien.
Los chicos nunca as habían visto, pero sentían la hostilidad hacia ellos, no tentaban su suerte
acercándose; los campistas romanos no ni idea de quienes eran, unos pocos habían escuchado
que Diana tenia acompañantes, parecidas a las Amazonas, pero estas no se relacionaban en nada
con los hombres.

Las Cazadoras ni siquiera asistieron a fogata.

-Y ese equipo de chicas guapas, ¿Quiénes son exactamente?- pregunto Leo.

La fogata estaba muy animada, luego de sus pasadas experiencias en las noches del Campamento
Mestizo, los romanos habían perdido un poco la vergüenza y le seguían la corriente a Will y a Lee
Fletcher, que cantaban al ritmo de la música de sus hermanos. Las canciones del campamento ya
les parecían divertidas.

-Son las seguidoras de Artemisa- le respondió Annabeth.

Sentados en grupo se encontraban: Percy, Annabeth, Thalia, Luke Chris, Clarisse, Silena,
Beckendorf, Los Stoll, las Gradner, Leo, Piper, Jason, Reyna, Hazel, Frank, Nico y Hope. Estaban en
la cima de las gradas, bastante juntos entre ellos. Annabeth estaba sentada junto a Percy, Thalia
tenía la cabeza apoyada en el regazo de su primo y las piernas en el regazo de Luke, Clarisse estaba
levemente apoyada en Chris, Silena estaba sentada en una de las piernas de Beckendorf, los Stoll y
las hijas de Demeter estaban en lados opuestos del círculo. Piper estaba entre Jason y Leo, Reyna
al otro lado del rubio; Hazel estaba entre Frank y Nico, y Hope estaba sentada entre las piernas del
hijo de Hades, con la espalda apoyada contra su pecho.

-Están locas- gruño Silena- son un montón de fanáticas niñas inmortales.

-¿Cuál es tu problema con ellas?- pregunto Piper, muy curiosa.

-Están totalmente en contra del amor romántico, como hija de Afrodita, me parece una completa
abominación.

Leo le dio un leve codazo a Piper, ella se sonrojo. Miro de reojo a Jason y compartió totalmente el
sentimiento de Silena. Tenía una semana conociendo al muchacho, pero desde que lo vio no pudo
quitarle el ojo de encima y luego de las cosas que pasaron en los últimos días… en cuanto más lo
conocía, más le gustaba. No sería capaz de unirse a las Cazadoras, jamás.
-No solo el amor romántico- Thalia se quitaba por pedacitos el esmalte negro de las uñas- no les
gusta nada que tenga que ver con hombres.

-Una vez quisieron reclutarla- comento Annabeth, señalando a su amiga.

-¿De verdad?- Jason miro a su hermana.

No se la imaginaba como una Cazadora, menos ahora que la veía tan cerca de Luke (quien aún no
le agradaba mucho). El hijo de Hermes también la veía interrogante, aparentemente el tampoco
conocía esa historia.

-Seeh- Thalia se encogió de hombros- me las tope por casualidad y Zoe quiso que me uniera a su
grupito- hizo una mueca- teníamos intereses diferentes.

-¿Qué intereses?- Percy la miro confundido, ella sonrió.

-Tenía 14 años y, en el momento, la idea me gusto- explico la pelinegra- pero entonces me dijo
que tenía que dejar el campamento para viajar con ellas y tendría que dejar a mis primitos…

-No te uniste… ¿por nosotros?- Nico abrió mucho los ojos.

Thalia le guiño un ojo. Nico y Percy sonrieron.

-Mi hermano me prohibió acercarme a ellas- le susurro Hope al muchacho.

Él estuvo muy cerca de decirle que estaba de acuerdo. Ahora Hope era su amiga, no quería que lo
dejara para ser parte se esas chicas.

-Yo también te lo prohíbo- dijo a Hazel en su lugar, ella sonrió.


-Tranquilo, no me interesa- Frank dejo escapar un suspiro casi imperceptible al escucharla.

Siguieron hablando sobre las Cazadoras otro rato, hasta que Clarisse se hartó del tema y les hizo
jurar por los 5 rios del inframundo que nunca se unirían a ellas.

-¿Cuáles son los 5 ríos del inframundo?- preguntaron los Stoll.

-Estigio, Leteo, Flegeton, Cocito y Aqueronte- respondieron Annabeth y Nico. Algunos les
aplaudieron por su sincronía.

No todas hicieron el juramento.

Annabeth no quería jurar por los 5 ríos del inframundo, Reyna tenía su propia opinión y no estaba
dispuesta a jurar por que sí; y Hope se distrajo con el final de la fogata donde la llamaron sus
hermanos.

El martes por la mañana despertaron a todas las chicas en la cabaña 13, solo para informales que
la primera prueba de la competencia seria al día siguiente, a la salida del sol.

Como obviamente no podría ni la dejarían dormir más, Hazel se puso de pie y fue la primera en
meterse al baño. Al salir, completamente lista, la fila ya se había formada y Reyna estaba de
primera. Antes de que cualquiera le dijera nada, salió de la cabaña, casi chocando con Nico.

-Buenos días- saludo él.

-Hola- ella sonrió- ¿Qué haces aquí?

-Todavía falta para el desayuno, pero venía a preguntar si querías desayunar conmigo.

Sin pensarlo mucho, asintió. Nada le gustaría más que pasar un rato con su hermano.
-¿Podemos ir al lago?- pregunto Hazel- me gusta como se ve en las mañanas.

Nico dio un pequeño asentimiento y caminaron hacia el muelle. Se sentaron allí, mirando el agua
cristalina.

-¿Qué tal te ha ido en el Campamento Júpiter?

-Bien- Hazel no sonó muy convencida- las cosas no han cambiado mucho, pero han dejado de ser
tan… precavidos conmigo.

La morena vio cómo su hermano frunció el ceño, obviamente molesto por eso; aunque no lo
demostrara tan abiertamente, él se preocupaba por ella. Y eso hacía que Hazel se sintiera mal,
pues en el fondo, ella sentía un poquito de celos. Celos, porque a Nico los chicos del Campamento
Mestizo lo trataban bien, en su mayoría, y tenía amigos.

-¿Frank se porta bien?- ella capto el "contigo" implícito.

-Él siempre se ha portado bien.

-¿Por qué parece que eso te molesta?

Porque así era. No era tonta, sabia el porqué de la actitud de Frank. Ella le gustaba, y el
sentimiento era reciproco, pero su pasado no era algo fácil, y no quería que él se enterara.

-No tiene nada de malo…

-¿Regresar de entre los muertos no tiene nada de malo?- interrumpió con brusquedad lo que Nico
iba a decir.

-Nuestro padre lo permitió. Así que no, no tiene nada de malo.


Hazel desvió su mirada al lago, declarando silenciosamente que no hablaría más del tema.

-Entonces, ¿Qué te ha parecido el presente?

Hazel rio un poco ante la pregunta.

-Ya me hago a la idea…

-Vi tu cara anoche, en la fogata.

-Tus amigas son muy… atrevidas- quiso decir "indecentes", pero eso solo haría que Nico riera, más
que en ese momento. Se sentía bien escucharlo reír- la forma en la que Thalia estaba acostada con
esos chicos… o la otra chica sentada en la pierna de ese muchacho- miro a Nico, un poco
acalorada- ¡y cuando Hope llego y simplemente se sentó entre tus piernas!

-Creo que yo he tenido más tiempo para acostumbrarme a esto que tu- en su cara aún se
mantenía una pequeña sonrisa- no me molesta ver ese tipo de cosas.

Un pensamiento cruzo la mente de Hazel.

-Tú y Hope son muy cercanos, ¿no?

-La conozco hace tiempo y nos llevamos bien- ella noto que Nico no quería profundizar en el tema-
y sobre lo de anoche, ella es así. Es imposible hacerle entender que hay personas a las que ese tipo
de cosas las incomoda, pero Hope se niega a escucharlo.

Una excusa, eso le pareció a Hazel. Nico no estaba tan incómodo como decía, mas no insistiría. No
quería molestarlo y ese momento entre ellos estaba muy bien para dañarlo.

-¿Has hablado con Bianca?


-Mama Gallina no permite que sus pollitos se alejen mucho- Nico torció los labios- Zoe no me ha
dejado acercarme- suavizo un poco la expresión- ¿luego me acompañas a hablar con ella? Quiero
presentártela.

-Claro, me encantaría.

-Lo que dije anoche era verdad, no te quiero cerca de las Cazadoras.

-Y yo te dije que no me interesaba.

Y era completamente sincera. No dejaría a su hermano, a Frank y a su campamento solo por ellas.
Su vida estaba bien así.

-Reunión de hermanos, que hermoso.

Había cierta nota de sarcasmo en las palabras de Percy mientras veía a Thalia y Nico desayunar
con sus hermanos.

-Es sorprendente, ¿verdad?- le dijo Grover distraídamente- tiene tanto parecido como tú y Tyson.

Percy no pudo estar más de acuerdo. Jason era completamente lo contrario a Thalia; tanto
físicamente, con su piel bronceada y cabello rubio, como en la actitud tranquila y casi tímida. Nico
y Hazel tampoco guardaban parecido físico, y sus personalidad no eran muy similares, pero con
solo verlos conversar era obvio el entendimiento que había entre ellos.

-Creo que invitare a Tyson unos días al campamento- comento Percy, Grover palideció un poco.

-¿Crees que sea una buena idea?- dudo el sátiro, tratando de que no se le notara la incomodidad
que le provocaba la probabilidad de que el ciclope los visitara- ya sebes… con los chicos del
Campamento Júpiter y las Cazadoras…

-Sí, estoy seguro de que es buena idea.


Grover asintió, asimilando la idea. Aun no se acostumbraba a Tyson, tal vez esta fuera una buena
oportunidad; solo tenía que sacarse de la cabeza que Tyson fuera a comérselo.

Como Nico había dicho, luego del desayuno llevo a Hazel para presentarle a Bianca. Solo que no
ubicaban a la muchacha por ningún lado.

Todas las Cazadoras se habían reunido en la arena para un entrenamiento privado, solo entre
ellas, como acostumbraban. Pero Bianca no estaba allí. Recorrieron gran parte del valle sin
encontrarla.

El lugar en que Nico la vio le hizo apretar los dientes.

Bianca estaba en el campo de arquería, hablando con Hope. Esta no fue una bueno señal para él,
nunca era bueno que una Cazadora hablara con otra chica fuera de su grupo. Si eran amables lo
más probable es que estuvieran tratando de reclutar.

-Hermana- llamo, al tiempo que llegaba junto a ella.

Ella le sonrió, se acercó y le dio un pequeño abrazo. Las pocas veces que se habían encontrado
desde su separación eran siempre así de decepcionantes para Nico. Una sonrisa y un abrazo; y
todavía no se acostumbraba a que se viera de 12 años para siempre. Él ahora tenía 16 y era mucho
más alto que ella.

-Me alegro de verte- Bianca parecía verdaderamente feliz- ¿Cómo has estado?

-¿Qué le has estado diciendo a Hope?- le soltó sin pensar.

-¿Es amiga tuya?- el asintió a penas perceptiblemente- solo le indicaba una mejor forma de
apuntar…

-Su puntería es perfecta- le interrumpió- ¿Zoe te mando a hablar con ella?


-Nico…

-No van a reclutarla- le corto- a ella no.

-No es tu decisión- Bianca frunció el ceño, entre molesta e indignada- ella es perfectamente capaz
de tomar sus propias decisiones. Sería una buena Cazadora…

-No lo dudo, pero no pasara…

Se miraron fijamente a los ojos durante un momento, una disputa silenciosa. Una que Nico se
negaba a perder, aunque tuviera que espantarlas como moscas, no permitiría que las doncellas de
Artemisa se acercaran a Hope y Hazel. En ese momento dudaba si era buena idea presentar a sus
hermanas.

Entonces Hazel se acercó, luego de llevarse a Hope para que no presenciara el incómodo
intercambio de palabras que tuvieron los hermanos Di Angelo.

Nico las presento y dejo que conversaran, participando solo de ser necesario. Bianca no hizo
ningún comentario o dijo nada en intento de hacer que Hazel se uniera a las Cazadoras. El
agradeció que al menos no lo intentara en su presencia.

Antes de irse del campo de tiro con arco, atrapo la mirada de Hope. Ella se disculpó
silenciosamente por haberlos hecho discutir, el no tuvo ningún problema leyéndole los labios. Le
dio una pequeña sonrisa, dejando claro que su molestia no era con ella.

En otro lugar del campamento, las cosas no iban muy bien.

A las puertas de la arena un numeroso grupo se congregaba para presenciar la discusión de ciertas
chicas. Algunos de los presentes estaban atentos para evitar arañazos y tirones de cabello… o
lanzas y flechas que era lo más probable.
-Si no me sueltan les pateare el trasero a ustedes primero- gritaba Clarisse a Chris, quien la
sujetaba desde atrás, y a los Stoll, que le agarraban cada uno una pierna.

-Tengo miedo, Travis- gimoteo Connor.

-Debemos tenerlo, hermano- asintió el chico, solemnemente.

A su derecha, Thalia no era tan escandalosa, pero Luke debía sostenerla de igual forma para evitar
que fuera tras Zoe con su lanza. Las Cazadoras de Artemisa estaban impávidas frente a ellos.

-Le partiré los dientes, Luke, suéltame- dijo la pelinegra, con la mandíbula apretada. El agarre de él
no se aflojo ni un poco.

Percy tenía sujeta a Annabeth de la muñeca. Fue un acto reflejo cuando la vio hacer ademan de
acercarse a las chicas que discutían. Cuando ella lo miro, el negó levemente con la cabeza.
Annabeth vio la preocupación en su mirada.

-No pienso pelear- le dijo- solo separarlas si sucede.

-Eso suena peor.

Annabeth no se movió de donde estaba, él tampoco la soltó y ella no dio señal de que quisiera que
lo hiciera.

-¿Ahora ellos también deciden tus luchas?- inquirió Zoe. Negó lentamente con la cabeza- fue un
error preferir a estos chicos, Grace, tarde o temprano te van a fallar y vas a lamentar no haberme
escuchado antes.

Luke estuvo tentado a dejar ir a Thalia. No le gustaban las palabras de Belladona, pero sabía que
ambas chicas estaban en igualdad de condiciones y no sería una simple e inofensiva pelea. No
dejaría que Thalia se arriesgara a ser herida.
-Ignórala- le susurro a la hija de Zeus.

-¿No escuchaste lo que dijo?- grito la muchacha- voy a hacer que se trague sus palabras…

-Podrías- admitió el rubio- pero también podrías resultar herida y no quiero que te hagan daño,
menos si puedo evitarlo.

Ella se calmó poco a poco al escuchar la preocupación en sus palabras y dejo que Luke la llevara
lejos de allí, no sin antes mandarle una mirada a Zoe de "me las pagaras luego".

Quirón llego muy tarde, incluso Clarisse había dejado de forcejear con los hijos de Hermes y se
alejaba del lugar, farfullando entre dientes.

--

Capítulo 16: Primera Prueba

A Luke comenzaba a preocuparle la presencia de todas esas cámaras. ¿Para que los grababan? Las
había ignorado el día de la presentación, pero ahora, antes de inicio de la primera prueba,
comenzaba a molestarle.

Había una enfocándolo directamente en todo momento. Si no cerraba la puerta con rapidez, no
tendría privacidad ni en el baño. Sabía perfectamente que era digno de más de una mirada, pero
no justificaba tener el lente de la cámara pegada a su rostro.

Para contribuir a su mal humor, pudo notar el sello de T. V. Hefestos en la cámara.

-Ese hijo tuyo es un aguafiestas- le dijo Apolo a Hermes.

-¿Puedes culparlo? El chico nos odia ¿Y le ponemos una cámara a que lo siga? No es tonto, no
tardara en darse cuenta.

Los Olímpicos, menos Dionisio y Hefestos, estaban en la sala de cine del palacio de los dioses. Para
completar la docena, los acompañaban Hades y Hestia.
-Tranquilo, Hermes- Afrodita estaba muy risueña en su lugar junto a Ares- Thalia lo distraerá lo
suficiente para que se le olvide.

Zeus arrugo el gesto al escucharla.

-¿Qué creen que haya preparado Hefestos para la primera prueba?- pregunto Hestia,
compartiendo sus palomitas de maíz con Hades y Poseidón.

-Algo que probablemente mate a nuestros hijos.

La predicción de Atenea no estaba muy lejos de la realidad.

Usando el azar, cuatro de los miembros del equipo fueron elegidos. Los otros ocho fueron llevados
por ninfas y sátiros al bosque. A los doce elegidos se les proporcionaron armas y armaduras, luego
de equiparse se pararon en la línea de salida a esperar indicaciones.

Las Cazadoras de Artemisa usaban su típica ropa de camuflaje, las elegidas fueron Zoe, Catrina,
Thea y Sheila.

Los chicos del Campamento Júpiter vestían camisetas azul marino; en la línea de salida estaban
Reyna, Hazel, Marcus y Jacob.

Y los campistas griegos usaban negro, cosa que gusto a Nico y Thalia; Leo y Clarisse tampoco
tenían muchas quejas al respecto.

-Bien, tiempo de que la primera prueba inicie- dijo Dionisio, poco entusiasta- La Búsqueda por el
Bosque.

Thalia bostezo y se estiro dejando claro que comenzaba a aburrirse. Dionisio la fulmino con la
mirada.
Una ninfa paso frente a ellos sosteniendo una bandeja. Sobre esta habían tres sobres, uno por
equipo, y la ninfa los invito a tomar uno.

Cada equipo se reunió en círculo y uno de ellos leyó el papel que traía el sobre en voz alta.

ENCONTRAR A SUS COMPAÑEROS ES EL OBJETIVO

SIN TOCAR, A DOS DE ELLOS GUIARAN

EN EL BOSQUE PELIGRAN, SALGAN PRONTO DE ALLI

EL EQUIPO QUE PRIMERO LLEGUE LA VICTORIA OBTENDRA

-Allí tienen su misión- les dijo el dios del vino- también tengo que decirles que solo ustedes tienen
permitido usar armas. Bueno, adiós.

Junto a sus palabras sonó el cañón de partida y los doce se internaron en el bosque.

-Bien, es hora de separarnos- dijo Thalia a su grupo- cuando encuentren a sus dos, llévenlos fuera
de aquí inmediatamente.

-No soy bueno peleando- Leo miraba su espada como si fuera un objeto alienígena- ¿puede
incendiar lo que me ataque?

-Lo que te haga feliz, Flamitas- respondió la pelinegra, miro a Nico- lo mismo te digo, Niño Sombra.

El hijo de Hades asintió, sin inmutarse por el apodo, y se alejó. Leo también se fue, el latino llevaba
la misma ropa que en la presentación. Clarisse choco el puño con Thalia y partió; la hija de Zeus se
encamino al lado contrario.
Reyna dio indicaciones a sus soldados para tomar direcciones distintas. Aunque no lo demostraba,
se sentía un poco intimidada en ese nuevo ambiente, durante la estadía en el campamento nunca
entro en el bosque. Le molestaba saber que tenía esa desventaja, pues era obvio que los otros
equipos ya lo conocían.

Zoe había tomado otra estrategia. Ella eran un grupo, un equipo, una familia. No se separarían de
no ser estrictamente necesario. En la unión estaba la fuerza, como decían por allí. Se quedarían
juntas, luego de que encontraran a las dos primeras, mandaría una de sus chicas para que las
sacara del bosque; así se haría hasta que solo quedara ella para llevar a las últimas dos.

Leo fue el primera en encontrar a alguien.

Iba caminando por el bosque como princesa Disney: tarareando y dando vueltas por allí con
aparente inocencia. Todo era parte del entretenimiento. Ni que fuera tonto. ¿Acaso los dioses
pensaron que ninguno llegaría a darse cuenta que los estaban filmando? Era obvio que su padre
tenía toda la responsabilidad; estaba completamente seguro que en ese momento estaba en
alguna televisión, apareciendo en un reality de semidioses en algún canal de T.V Hefesto.

Entonces se encontró con dos de sus compañeros.

Piper y Polux estaban atrapados en unas redes, colgando de las ramas de unos árboles a unos tres
metros de altura. Ella estaba en un árbol a la derecha y Polux a la izquierda.

Un par de escorpiones gigantes los custodiaban.

Esa fue la primera vez que Hefesto se detuvo a ver su programa. Quería ver como su hijo
solucionaba eso ¡era un usuario del fuego, por los dioses! ¡Y su hijo además! Obviamente se le
ocurriría una genialidad.

Vio a Leo acercarse a los escorpiones gigantes. No le pareció una buena idea, su hijo no era del
tipo luchador. Leo se detuvo a unos metros y comenzó a lanzar fuego. Evaluó los daños, no les hizo
ni cosquillas. Hefestos lo vio retirarse en silencio hasta esconderse detrás unos árboles.

Busco otra imagen donde pudiera verlo, cuando lo encontró, Leo tenía un montón de piezas y
herramientas desperdigadas por el suelo. Estaba tratando unir un arma de electrochoque a su
espada. Cortaba cinta adhesiva, destornillaba, se reía como un loco y se felicitaba por su ingenio.
Hefestos reía junto a su hijo.

Luego de terminar con la espada, Leo empezó a trabajar en algo pequeño. Al dios le pareció que
era algo así como un juguete de cuerda, pero no entendía que podía querer su muchacho con ese
juguete. Veinte minutos después, Leo termino. Eran cerca de las 9 de la mañana, pero no se
notaba pues esa parte del bosque estaba especialmente llena de árboles.

Lo que Leo planeo, lo sorprendió.

Valdez se agacho entre unos arbustos para esconderse. Le dio cuerda al pequeño ratón de juguete
con una mano, mientras que con la contra se ponía unos lentes de sol que encontró en su bolsa
mágica. Soltó al ratón y aun par de metros encendió una luz que llevaba en la espalda a control
remoto.

Como planeo, el escorpión que custodiaba a Piper se distrajo con la deslumbrante luz y la siguió al
interior del bosque. La parte dos se puso en marcha. Camino en silencio y se trepo al árbol donde
estaba Polux, justo sobre el segundo escorpión. Preparo la espada, y rezando, se tiró sobre el
escorpión.

Cayo sobre el lomo y al hacerlo, el animal se agito. Era como montar un toro mecánico de 8 patas.
Se sostuvo lo mejor que pudo con las piernas y con los dos brazos clavo la espada en uno de los
puntos débiles del exoesqueleto del arácnido: entre la cabeza y el resto del cuerpo.

El animal se siguió moviendo, enloquecido, por lo que encendió el arma de electrochoque; con
todos los arreglos que hizo, el aparato mando una serie de fuertes descargas, como para matar a
un hombre, a través de la hoja de la espada. El escorpión convulsiono tirándolo al suelo.

Salió humo de su arma, hasta que el animal cayó al suelo, muerto.

Calipso vio con orgullo como Leo sacaba la espada del escorpio y ayudaba a Piper y Polux. Sonrió al
escucharlo dando órdenes al par de semidioses con los ojos vendados.

El resto del público en la arena contemplo la pantalla gigante igual de impresionados.


Hazel tuvo la mala fortuna de encontrarse con trolls de piedra mientras guiaba a Frank y Jason
fuera del bosque. Era ella contra tres de esas cosas.

-Hazel, ¿Qué son?- pregunto Jason, muy autoritario. Ella no respondió.

-Hazel, por favor, dinos- pidió Frank, amable pero con firmeza.

-No molesten, tengo que pensar.

Nunca le había hablado así a ninguno de sus oficiales, pero el rubio llevaba preguntado desde
hacía rato y la ponía nerviosa.

-Si venzo a esas cosas, se lo restregare en la cara a Octavian- decidió, motivándose a sí misma.
Sonrió ante la idea y fue por el primero.

Según los cálculos de Nico, eran cerca de las 10 de la mañana. Llevaba 3 horas en eso de buscar y
nada. Se había topado con las Cazadoras, vio a dos parejas de romanos que aún no habían sido
encontrados y tuvo un pequeño encuentro con un dragón. Como de costumbre, el monstruo
parecía reconocerlo, se asustó y lo dejo en paz.

Encontró a su par sentado, recostado de una de las rocas del puño de Zeus. Luke estaba
arrancando césped y rompiéndolo en pedacitos, mientras Katie parecía estar dormida con la cara
al cielo, no estaba con eso de que tenía los ojos vendados. A ellos los custodiaban un grupo de
zombis.

-Se lo pusieron demasiado fácil- dijo Hope, mirando a Nico en la pantalla.

Era eso o él tenía mucha suerte. ¿Zombis para el Señor de los Muertos? No. Ese era Hades. Rey
Fantasma. No es que fuera mucha la diferencia.

-Uy.
-¿Qué pasa, Rach?- la rubia volvió a la realidad.

-Mira con quien trata tu hermano.

Hope miro de nuevo a la pantalla, su hermano marchaba "derecha- izquierda" como un soldado,
tropezando en el camino, siguiendo las órdenes de Clarisse.

-"¿Por qué me gritas solo a mí?"- reclamo Will, indignado.

-"Porque Silena camina en línea recta, como debería"- respondió Clarisse, desde atrás- "tengo que
admitir que no es natural."

-"No me odies por no ser como yo"- bromeo la hija de Afrodita.

-Solo tengo 50 dracmas- dijo Atenea, escarbándose los bolsillos.

-Que así sea- Hermes recibió el dinero y anoto a la diosa en su libreta.

Como los seres divinos no tienen mucho oficio en esos días, decidieron levantar apuestas.

-Vamos, hermano- alentó Poseidón a Hades- tú eres el que tiene los bolsillos más llenos.

-Tengo un hijo en cada equipo, no puedo apostar por ninguno- negó el dios.

Artemisa había apostado 200 dracmas por sus Cazadoras, Poseidón, Apolo, Atenea y Afrodita
habían apostado entre todos cerca de mil dracmas por los griegos y Hera aposto 100 por los
romanos. Al que ganara Hermes le devolvería el doble de su apuesta y estaba rogando que ganara
Artemisa o Hera, o si no el dinero tendría que salir de su bolsillo.
Thalia tenía su lanza y su egida preparados para el enfrentamiento con lo que encontrara
custodiando a sus dos campistas. Había visto a las arpías que atacaron a la pretora romana y los
thelkines en el arroyo con los que pelearon las Cazadoras de Artemisa.

Pero cuando encontró a Percy a Annabeth no había nada. Los dos estaban tranquilamente
sentados, espalda con espalda, y con los ojos vendados. Inmediatamente pensó que había algún
tipo de trampa, por lo que se acercó sigilosamente. Sin embargo, nada sucedió.

-¿Quién es?- le pregunto Annabeth.

-Tu ángel de la guarda, Anny- respondió sonriendo la pelinegra.

-¡Cara de Pino!- Percy también sonrió. Thalia hizo una mueca- ¿Por qué tardaste tanto?

-¿Qué? ¿Acaso no disfrutaste la compañía?

Ella vio satisfecha coma Annabeth se coloraba, pero él no pareció captar la indirecta.

-En realidad, Annabeth me estaba ayudando con mi griego antiguo y matemáticas.

-¿No hablaron de Química o Física?- Thalia alzo las cejas sugerentemente, aunque no la veían,
acentuando las últimas palabras. Annabeth se puso aún más roja, Percy ni se inmuto.

-No, esas clases las pase.

Thalia resoplo, derrotada, y los libero. Cuando los semidioses se pusieron de pie, una jauría de
perros del infierno salto al ataque de entre los árboles.

La hija de Zeus no lo dudo un segundo su lanza atravesó a uno mientras su egida bloqueaba el
zarpazo de otro. Maldijo internamente al imbécil que decidió que solo ella podía usar armas. Los
perros del infierno no solo la acosaron a ella, sino también a Percy y Annabeth.
Percy podía oír claramente las fuertes pisadas, los jadeos y maldiciones que soltaba Thalia.
También oía los gruñidos y ladridos de lo que el supuso eran perros del infierno, sus garras
rasgaban sonoramente la tierra y estaba seguro que tenía el aliento de uno en la mano.

-¡Thalia, Percy!- esa era Annabeth, su grito lleno de miedo.

-¡Thalia, tienes que ayudarla!- le grito el a su prima, nervioso.

-Son muchos… no puedo…

Sentía la ansiedad que le provocaba no poder hacer nada, sabiendo que estaban en peligro.
Annabeth volvió a gritar pidiendo ayuda y él no lo resistió. Lo que le cubría los ojos desapareció y
apretó a Riptide entre sus manos. Su vista era borrosa, pero no tardó en encontrarla: Annabeth
estaba tirada en el suelo, un perro del infierno le mordía la pantorrilla.

La hoja de bronce celestial paso lisa por el cuello de la bestia, volviéndola polvo dorado. Miro la
herida de Annabeth; el pantalón estaba lleno de sangre y más liquido rojo brotaba de la herida. El
rostro de la rubia estaba pálido por el susto y el dolor y respiraba con fuerza.

-Todo está bien, listilla- le dijo suavemente- no dejare que nada te haga daño.

-Gracias, Percy.

Asintió, aunque ella no lo vio. Se levantó y fue al auxilio de Thalia. Entre los dos acabaron con la
decena de perros del infierno que los asediaban.

-¿Puedes caminar, Annabeth?- pregunto Thalia.

-No- tenía la voz estrangulada- duele mucho.

-Te llevare en mi espalda- dijo Percy- Thalia, ayúdala a subir.


Cuando Percy sostuvo de forma segura a Annabeth, cargándola de caballito, la pelinegra le puso
de nuevo la venda en los ojos y salieron del bosque.

Cuando los tres salieron, sus nueve compañeros ya los esperaban en la línea de meta. Un hijo de
Apolo tomo a Annabeth y atendió rápidamente la herida, para que asi ella pudiera estar hasta el
final. Luego los llevarían a todos a la enfermería y los atenderían como era debido.

Poco después salieron Marcus, Gwen y Dakota, los que faltaban del equipo del Campamento
Júpiter y luego Zoe con sus dos chicas.

Las cámaras enfocaron al señor D cuando estaba a punto de hablar. Se aclaró la garganta y dijo:

-El equipo ganador de La Búsqueda Por el Bosque es… El Campamento Júpiter.

-¡¿QUE?!

--

Capítulo 17: Día libre

-Nosotros llegamos primero- reclamo Clarisse. Varios otros campistas griegos se le unieron.

Dionisio dejo que se quejaran como… dos segundos, antes de hacerlos callar a gritos, cuando se
calmo dijo:

-Sucede que Perry ha roto una regla, y eso los descalifica.

Todos miraron a Percy, algunos más molestos que otros. El miro el suelo avergonzado.

-Bueno, creo que lo mejor será que los equipos vallan a la enfermería para que sus heridas sean
atendidas- dijo Quirón, para evitar algún reclamo público al hijo e Poseidón- todos los miembros
deben ir para que los chequeen.
La enfermería nunca había estado más llena. Las 12 camillas que allí habían estaban ocupadas por
campistas griegos o romanos, pues las Cazadoras decidieron que ellas podían atender sus heridas
solas, en su cabaña. Los chicos dados de alta tampoco se fueron, quisieron quedarse a hacerles
compañía a sus amigos.

-Hola, Listilla- Percy entro en la pequeña habitación de Annabeth, que era en realidad una serie de
cortinas que la separaban del resto de los pacientes- ¿Cómo estás?

Percy se sentía mal debido a lo que paso en la prueba. Perdieron por su culpa, por romper las
reglas. Y sabía lo competitiva que podía ser Annabeth y no había querido decepcionarla; sabía que
debía estar molesta, pero estaba preocupado por ella y quería verla.

Sin embargo, cuando ella lo vio, sonrió inmediatamente. Se sentó derecha en la camilla y lo invito
a sentarse junto a ella.

-Estoy mejor- dijo Annabeth- Quirón limpio y vendo mi herida, aun me duele el tobillo pero dijeron
que podría irme mañana temprano.

-Que bien- él le dio una sonrisa, algo forzada.

-¿Qué pasa, Sesos de Alga?- inquirió Annabeth, con seriedad. Percy no respondió, ella lo analizo
con suspicacia- no será por la competencia, ¿verdad?

No respondió, lo cual la molesto en serio. ¿Se sentía culpable por eso? No había razón, solo era
una competencia, y si el no fuera hecho lo que hizo ella tendría una herida mucho peor. Era
ridículo. Entonces recordó las miradas de varios campistas, e incluso, miembros del equipo.

-¡Luke, Thalia, Clarisse, Leo, Piper, Will!

Rápidamente, los susodichos respondieron al llamado, los fuera llamado a todos, pero los demás
necesitaban ser atendidos. No todos habían salido perfectamente ileso. Annabeth los miro a
todos, ceñuda.
-Creo que tienen algo que decirle a Percy.

Los seis chicos los miraron un segundo, antes de sonreír. Luke fue el primero en acercarse y darle
un abrazo.

-Discúlpanos por enojarnos contigo, no sabíamos porque lo hiciste- dijo el rubio apenado- Thalia
nos hizo ver la grabación… yo… lo siento. Gracias por ayudar a Annabeth.

Los demás, incluso Clarisse, le dijeron cosas parecidas. Al final, los dejaron.

-Venga, Perseo, siéntate- le dijo Annabeth, un segundo después. Saco una laptop de debajo de la
cobija- vamos a ver la repetición de la prueba.

-Lo siento

-Lo sé.

Frank estaba en una camilla, su abdomen vendado. Dudaba que esa noche le dieran de alta, pero
tampoco es que le molestara estar allí con Hazel. Aunque no le agradaba que ella se disculpara
cada dos segundos.

-No fue tu culpa que el troll me golpeara- le dijo- no creo que yo fuera peleado tan bien con esas
cosas.

-No viste como pelee.

-Estoy vivo, tuviste que haber hecho algo muy bien.

Ella sonrió y desvió el tema. Él estuvo contento de que ya no se disculpara, no le gustaba ver la
expresión culpable en su cara.
-¿Te tenías que poner esa bata?- se quejó Nico.

-Esto- ella señalo la tela blanca que la envolvía- me identifica como sanadora.

-Quiero irme a mi cabaña.

-Pues eso no sucederá hasta que te revise y te de un diagnóstico.

No fue difícil para Hope hallar el problema: Nico tenía un profundo corte en el lado externo de la
pierna, un poco más arriba de la rodilla. Y si eso no lo fuera delatado, la sangre o el torniquete lo
fueran hecho.

-No puedo creer que esto te lo hiciera un zombie- comento Hope, mirando la herida.

-No es fácil devolverlos al Inframundo con un par de tontos ciegos a los cuales cuidar.

-No hables así de tus compañeros de equipo- reprendió la rubia. Lo miro a la cara y adopto una
pose más seria- necesitaras puntos de sutura, y lamento informarte que tendré que darte de alta
mañana.

El la miro, ceñudo. Se cruzó de brazos y volvió la cara a otro lugar. Sabía que ella no lo hacía por
maldad, pero en serio tenía ganas de irse de allí.

-¿Nico?

-¿Qué?

-Necesito que te quites los pantalones- volteo a verla, ella estaba sonrojada- para limpiar la herida
y suturarla. Te daré privacidad, si eso quieres.
Asintió. ¿Qué tan difícil seria quitarse los pantalones? Pues si lo era, y mucho. Llego a bajarlos
hasta medio muslo, pero luego estaba la herida y dolia demasiado para hacerlo solo. Se cubrió con
la manta, para que Hope no viera su ropa interior.

-Hope, necesito ayuda- la llamo, en contra de su orgullo.

Ella asomo tímidamente la cabeza por un huequito de la cortina, vio que estaba cubierta cualquier
parte que no necesitara ver y entro.

-No puedo quitarme el pantalón.

Ella se acercó, tomo la pernera del pantalón, de la pierna que no estaba herida, y jalo de ella con
cuidado. Así fue alternando entre pierna y pierna hasta que se lo quito completamente.

-Bien, empecemos- ella acerco una mesa con varios utensilios médicos en ella, entre ellos, aguja e
hilo para suturar.

-Si sabes lo que tienes que hacer, ¿no?

-Quirón me enseño a suturar antes que a medir el pulso- dijo Hope, medio ofendida- no seré la
mejor sanadora de mi cabaña, pero se hacer esto muy bien.

La hija de Apolo comenzó su labor. Sin anestesia, lo que hacia que Nico mirara a otro lado y
apretara los dientes en lo que ella limpiaba y cerraba el corte. Primero dolio, luego ardió y dolio,
luego fueron pinchazos de dolor sobre el ya presente dolor de la herida. Ella termino y lo vendo,
entonces, puso relajarse. Solo un poco.

-¿Por qué tardaste en venir?- pregunto Nico, cubriéndose bien con la manta- no creo que haya
habido tantos heridos para dejarme de ultimo.

-Lo siento, fue mi culpa- ella sonrio, algo apenada- pedi ser yo la que te atendiera, pero me
llamaban aquí y alla…
-¿Por qué quisiste eso?

-Pense que querrías a alguien mas… familiar- respondio Hope- si no, fuera venido uno de mis
hermanos y ellos no fueran tenido problemas en cortar tu pantalon para llegar a la herida.

Ok, ahora estaba agradecido. Podían decirle mojigato, pero era muy pudoroso y no le gustaba que
lo vieran en ropa interior. Mucho menos gente que no conocía.

-Oye, Di Angelo- el la miro- ¿puedo preguntarte algo?

-Si, claro.

-¿Tu y Bianca dicutieron ayer… por mi culpa?

Pregunta inesperada. Muy inesperada.

-No, no fue por tu cumpa- Nico no la miraba ahora- si tenia que ver contigo, pero no tienes la
culpa.

-¿Entonces?

-Discuti con ella por intentar reclutarte- respondio el chico al fin- me molesta cuando ella intentan
sumar chicas a su grupo, pero me molesto mas que… intentaran llevarte a ti.

-¿Qué? ¿Por qué?- ella lo miro, sin comprender bien.

-Ella harian que dejaras el campamento… que te alejaras de mi- Nico tenia un notoria tono rosa en
la palidas mejillas- y yo no queria eso.
Se quedaron en silencio un rato. Entonces, ella se sento en la camilla, empujando un poco a Nico
para acomodarse junto a el del lado de su pierna sana. Apoyo la cabeza en el hombro de el,
engancho su brazo con el suyo y tomo su mano.

-Nos encontramos hace pocas semanas, no te voy a dejar por un grupo de chicas que veo por
primera vez en mi vida- dijo Hope, con voz suave y baja- me gusta estar contigo.

Nico tuvo la sensación de que ella no le estaba diciendo algo, hubo algo que ella quiso decir en ese
momento, pero se lo guardo. El tuvo curiosidad y estuvo a punto de preguntar, pero apoyo su
cabeza en la de ella, y de esa forma, estar en lo que se podría llamar "un hospital" no era tan mala.
El cansancio le paso factura y se quedo dormido.

Al dia siguiente, lo primero que hizo Jason al salir de la cabina 1 fue ir a la enfermería a ver a sus
compañeros. Muy pocos habian resultado heridos gravemente, la mayoría tuvieron unos cuantos
golpes y rasguños. Como el.

Aun tenia presente lo sucedido al terminar la prueba. La forma molesta e indignada con la que
algunos griegos miraron al hijo de Poseidon por lo que habia hecho; la razón por la que el
Campamento Jupiter gano esa prueba.

¡Le parecía tan ridículo! Para Jason, era admirable la forma en la que Percy habia salido en defensa
de Annabeth. lo habia visto todo en la repetición que mostraron el dia anterior en la pantalla
instalada en la arena. Si no fuera intervenido, Annabeth fuera perdido la pierna. Esos perros del
infierno no fueran tenido ninguna piedad.

Y ahora que lo pensaba ¿Por qué habian perros del infierno y ese monton de monstruos en la
prueba? ¿acaso los dioses querían matarlos? Pensó que era una reunión para mejorar la
convivencia, imagino juegos y competencias, pero esto ya rayaba en lo absurdo, lo homicida y lo
suicida, pues ellos participaban voluntariamente en eso.

¿Cuál era el verdadero motivo para la realización de los juegos?

Entro en la enfermería y un fuerte bullicio golpeo sus oídos. Se adentro en la sala y en el


compartimiento de Annabeth, con las cortinas abierta de par en par, se encontraba la mayoría del
equipo griego y varios campistas mas. Ellos tenían el escandalo.
Sin poder evitarlo, busco a Piper con la mirada, decepcionándose al no encontrarla. Entonces
busco a Leo, quien brillaba por su ausencia. Sin nada que hacer allí, siguió su camino. Vio a Nico,
en su cama, desayunando con la hija de Apolo, a quien no le recordaba el nombre.

-Buenos días- los saludo.

-¡Buenos días!- exclamo la chica, sonriendo- ¿Cómo has estado, Jason? ¿ninguna herida?

-No, estoy bien- sonrio, algo apenado porque ella si lo recordaba y a su nombre- ¿Cómo estas,
Nico?

-Mejor.

-Lo dare de alta en un rato- comento la rubia. Entonces añadió en tomo confidancial- tal vez
deberías ir a ver a Frank, creo que allí podría ser mas apreciada toda tu guapura.

-¡Hope!

La chica nuevamente identificada como Hope, rio un poco y le guiño un ojo, haciéndolo sonrojar
inevitablemente. Se fue de allí mientras Nico, muy molesto, le decia algo a la muchacha.

Cuando llego con Frank, se imagino por que Hope lo habia mandado. Piper estaba allí conversando
con Hazel mientras Frank desayunaba. La castaña le sonrio, sus ojos azules brillando, aunque podía
haber jurado que eran verdes la primera vez que la vio y castaños la noche anterios, antes de la
prueba.

No dudo mucho en entrar.

Era de admirar la forma en la que Calipso se ensuciaba cuando se empeñaba en trabajar. A la chica
le importaba muy poco o nada como terminaba su ropa, llena de tierra y asi. Para Leo, eso solo
realzaba su belleza.
Estuvieron trabajando toda la mañana en un efectivo sistema de riego que Valdez habia creado
para el jardín de Calipso. El relajante para el latino trabajar en algo productivo.

La compañía que tenia era gratificante de igual forma. Calipso habia dejado su actitud odiosa y
hablaba con el como si de verdad le agradara. Aun ponía eso en duda. Ella le hablaba de Oggiggia y
las cosas buenas que tenia viviendo allí. No fue un tema muy extenso.

-Pero, ¿Cómo saliste de allí?- pregunto Leo con verdadero interés.

En ese momento tomaban una pequeña merienda preparada por la chica, Calipso miro al suelo
pensativa.

-Se puede decir que tu padre y Hermes me ayudaron- respondio ella- ellos me visitaban bastante
seguido y vieron yo no era un peligro para los dioses. Hablaron con Zeus y el lo considero- siguió,
frunciendo un poco el ceño- me dieron una condición: si salía de Oggiggia tendría que vivir como
una mortal, lo que obviamente quiere decir que tendría que envejecer y eventualmente morir.

-Y tu aceptaste.

-Acepte- Calipso lo miro y sonrio- me parecio un trato justo, de nada me sirve ser inmortal
encerrada yo sola para siempre en una isla.

Leo asintió pero no comento nada. Se metio su sándwich en la boca y abrió los ojos con sorpresa.
Estaba delicioso.

-¿Sabes? Si algún dia te aburres del Campamento Mestizo, búscame- comento el, con la boca
llena- podríamos abrir un local. En un lado podría haber un taller mecanico y en el otro se podría
servir comida- señalo el trocito de comida que le quedaba- no haríamos ricos.

Ella rio al verlo atiborrarse la boca con comida.

-Voy a pensarlo- susurro.


Thalia salía de la cabaña de Atenea como si fuera la suya propia, sonriendo igual que el gato de
Cheshire. Caminaba a la cabina de Poseidon cuando alguien tapo sus ojos. Sus acciones fueron
motivadas por actos reflejos.

Su codo dio en el estomago de la persona, le dio un pisotón en el pie haciéndole quitarlas manos y
el codo izquierdo hizo un viaje también, pero a la cara. Miro. Se trataba de Percy.

-Oh, por los dioses, Perseo- Thalia rodo los ojos, mirando al chico encogido en el suelo- esto fue tu
culpa.

Detrás del dolido muchacho se encontraba Annabeth, con los ojos como platos y una mano
cubriendo su boca; junto a ella, sosteniéndola para que no cayera en el pie lastimado, estaba Luke,
destormillandose de la risa.

-Hey- Thalia les sonrio.

-¿Qué hacias en mi cabaña?- pregunto, sin rodeos, la rubia.

-Buscaba algo.

Percy se puso de pie, medio cojeando, tomándose la nariz, y se paro junto a Annabeth. ella se
apoyo de inmediato en el. Thalia la miro y arqueo una ceja, la hija de Atenea se sonrojo.

-¿Qué cosa, Thals?- Luke llego a su lado y le rodeo los hombros con su brazo.

Annabeth le devolvió la mirada a su amiga, pero la oijazul en lugar de sonrojarse, sonrio


abiertamente y se encogio de hombros. Saco el teléfono de Annabeth de su bosillo.

-Estaba viendo la fecha- comenzó a decir- y me di cuenta que mi querido hermano esta
cumpliendo años mañana- les mostro el calendario del teléfono- hay que celebrarlo.
Los ojos de Luke brillando.

-¿Qué tienes en mente?

-Oi por hay que Quiron estará fuera desde mañana hasta el lunes por cuestiones olímpicas- ella y
el hijo de Hermes compartieron una sonrida torcida- no será difícil convencer al Señor D.

-Cuenta conmigo.

Percy y Annabeth no veian el mismo lado bueno, pero se encogieron de hombros, sin nada que
decir, sumándose al plan.

--

Capítulo 18: Segunda Prueba.

LAS CIUDADES PUEDEN SER GRANDES Y PELIGROSAS

SIGAN LAS PISTAS, NO LOS HAGAN ESPERAR

RECOLECTEN A SUS MIEMBROS Y LLEGUEN ENTEROS

LA VICTORIA AGUARDA A LOS PRIMEROS.

Equipos:

Campamento Mestizo: Luke, Will, Silena, Annabeth.

Campamento Júpiter: Frank, Dakota, Gwen, Tiffany.


Cazadoras de Artemisa: Bianca, Phoebe, Rhea, Melissa.

Sigue las pistas…

Los equipos se encontraban en Central Park, esperando instrucciones. Dionisio se estaba tomando
su tiempo deliberadamente.

Luego de un par de horas, cerca ya del medio día, se decidió a iniciar. Les proporciono el sobre y el
nombre de la prueba.

-Bueno, hoy también tendrán que buscar- les dijo Dionisio- tendrán que recolectar una serie de
objetos, en cuanto la encuentren se les dará una pista para ir al próximo lugar, buscar el otro
objeto y encontrar a sus compañeros.

-¿Cómo llegaremos a esos lugares?- pregunto Phoebe- ¿corriendo?

En esta ocasión, Las Cazadoras de Artemisa llevaban sus uniformes plateados, los griegos las
camisetas naranjas del Campamento Mestizo y los romanos tenían las moradas de Campamento
Júpiter.

-El primer equipo en encontrar el objeto y a sus compañeros, escogerán el vehículo que mejor les
parezca.

El dios señalo a la calle, en la acera estaban aparcados tres vehículos: una Van espaciosa, una
camioneta y un autobús escolar.

-Quiero la Van- le murmuro Annabeth a sus compañeros. Ellos asintieron, muy de acuerdo- muy
bien, Señor D, ¿ahora qué?

-En el parque se está realizando una feria de pasteles- indico Dionisio- irán allá y buscaran una
Manzana de Eris, cuando la tengan, me la traerán y yo les daré la pista para encontrar a sus
compañeros; luego podrán irse.
En la entrada de la feria, mientras los demás buscaban manzanas de Eris, Annabeth les decía el
plan a sus compañeros.

-La Manzana de Eris es también conocida como la Manzana de la Discordia- les decía ella- seguro
estará camuflada, por lo tanto presten atención a sus sentidos- siguió- si ven una manzana y
tienen ganas de tomarla o pelear por ella, traten de conseguirla.

Era difícil buscar una manzana entre manzanas. La especialidad de muchos puestos era la tarta de
manzana y tenían como decoración grandes cantidades de estos frutos, en diferentes variedades.

El primer fruto encontrado fue visto por Annabeth, Phoebe y una de las romanas, Tiffany, hija de
Febo. La manzana estaba en la cima de una torre de manzanas en uno de los puestos, tan roja,
brillante y llamativa, casi con un resplandor, que fue imposible de ignorar.

Corrieron las tres hacia la fruta, Phoebe era más rápida. La cazadora la tomo con una sonrisa
victoriosa. Annabeth le cayó encima, seguida de Tiffany. Comenzaron un forcejeo violento, tirando
de ellas con una fuerza que las hacia chocarse con las cosas a su alrededor. Las personas corrieron
de allí, las tartas y las frutas caían al suelo y eran aplastadas.

Entonces, alguien más encontró una manzana.

Will, Dakota, Gwen y Bianca peleaban a unos puestos de distancia por otra manzana. Eran un poco
más rudos, tirándose los unos a los otros sobre las mesas y arrojándose al suelo. Le feria se había
quedado vaciado de humanos normales.

Luke vio como Silena se enganchaba en una pelea con Frank, Rhea y Melissa. El romano solo
evitaba daños en la cara sin soltar la manzana, mientras las tres chicas se golpeaban, empujando y
arañando entre ellas.

El hijo de Hermes tenía que admitir que era divertido verlo.

Ares veía, entre avergonzado y admirado, a su hijo. Era una pena que se fuera metido en una pelea
con chicas y no se atreviera a golpearlas, pero era impresionante su resistencia en semejante
situación.
Apolo veía con orgullo como Will y Tiffany peleaban… sin despeinarse o dejar de verse bien. Lo
mismo pensaba Afrodita con su semidiosa correspondiente. Atenea estaba en el borde de el
asiento, tenía que admitir su preocupación por Annabeth: iba contra dos chicas, con muy poca
piedad. Lo bueno era que su pie ya había sanado.

-Y yo que pensaba que Nico era una deshonra- Hades negó lentamente con la cabeza,
decepcionado- Bianca podría tener una ventaja si tan solo recordara de quien es hija…

-Calla, Cara de Muerto- corto Hermes- mi muchacho va a hacer algo.

Para las personas que veían desde una pantalla de televisión, tuvieron que ver el movimiento de
Luke en una repetición en cámara lenta.

Un momento estaba mirando el revoltijo que eran Annabeth, Phoebe y Tiffany, se inclinó medio
segundo y entonces se alejaba de ellos, reprimiendo una sonrisa.

-Annabeth, ya déjalo.

-Ni muerta, Luke- ladro la muchacha.

La miro fijamente sabiendo que en algún momento alzaría la mirada para gruñirle algo. Cuando lo
hizo, él le dio una sonrisa ladeada junto con una ceja arqueada. La chica capto el mensaje cuando
se fijó que tenía escondidas las manos tras la espalda.

-B… bien, me… rindo- dijo Annabeth apretando los dientes.

Fueron con sus otros compañeros y Luke vio, complacido, como fingían rendirse y lo mucho que
les costaba. Una vez los cuatro de pie, salieron corriendo a donde Dionisio.

-Tal vez… deberías dejar que yo la lleve, Luke- comento Annabeth entre jadeos.
-No, déjame a mí- discrepo Will.

-Yo podría…- comenzó Silena, pero Luke la interrumpió.

-Basta, recuerden nuestro objetivo- su voz firme y severa atravesó la bruma del hechizo de la
manzana, que nublaba la mente de sus amigos. Ellos asintieron y corrieron más deprisa.

Llegaron con el dios. Este miro con aburrimiento la manzana y les dio un mapa del parque con una
X. suponían que esa era la ubicación de sus compañeros.

Frank no estaba del todo seguro de por qué quería tanto esa manzana, pero no podía soltarla. No
podía obligarse a hacerlo, aunque ya estaba harto de los arañazos que recibía de las dos
cazadoras, a las cuales se le había sumado Phoebe y Tiffany. Podía sentir la piel ardiendo por los
pequeños cortes, que eran muchos.

No queriendo soportar más esa pequeña tortura, se puso de pie en su gran tamañ, provocando
que ellas cayeran al suelo y lo miraran aturdidas. Corrió como si su vida dependiera de ello. ¡Se
sentía tan feliz con la manzana entre las manos! Fuertes pisadas se oyeron detrás de él. Acelero el
paso.

Cuando llego con Dionisio, vio que quienes lo seguían eran sus compañeros de equipo, que, de
alguna forma, lograron liberarse de la magia de la otra manzana y lo siguieron. Recibieron un
mapa y echaron a correr de nuevo.

El juego no debió de haberse llamado "Sigue las Pistas", si no "Corran por Todo Central Park
Recolectando Figuritas Sin Sentido", porque eso era justamente lo que le parecía a Frank.

Luego de encontrar la X que se dibujaba en el mapa, encontraron un papel que les decía que
tenían que encontrar una "E", luego una "M", otra "E" y una "I". Así hasta que reunieron seis
letras; cuando encontraron la última, tuvieron que encontrar un caduceo.

La idea de un caduceo, cabe destacar, no le causo nada de gracia a Luke. Fue un completo alivio
para el que, en realidad, el caduceo se debiera a una farmacia y no a Hermes. En ese momento
corrían hacia el lugar donde estaba Dionisio, junto a Clarisse y Percy. Los habían encontrado en el
depósito de la farmacia, encerrados. Cuando Luke abrió la puerta, ambos campistas estaban
discutiendo a gritos, a punto de pelear, esgrimiendo sus armas (un par de trapeadores)

Llegaron jadeando, pero contentos de ser los primeros. Los tres autos seguían allí.

-Queremos la Van- dijo Annabeth inmediatamente.

El Señor D se encogió de hombros y le lanzo unas llaves. Ella las atrapo y se las arrojo a Luke, el
único con licencia. Se subieron al auto, el cual tenía suficiente espacio para los 12; el hijo de
Hermes puso en marcha el auto, muy feliz. Le encantaba conducir.

-Y ahora, ¿para dónde?- pregunto.

Sus compañeros abrieron sus bocas y las cerraron, sin poder responder. ¿Para dónde iban?
Dionisio no les dijo a donde debían ir. ¿Cómo esperaban saberlo? Percy y Clarisse no tenían
ninguna nota o algo así, ni siquiera sabían a ciencia cierta que habían estado haciendo sus
compañeros.

-¡Las letras!- grito Silena de repente. La hija de Ares hizo una mueca y se llevó una mano al oído.

-¿Por dónde queda eso?

-No es una dirección, Luke- Annabeth sonrió, en el puesto del copiloto- se refiere a las letras que
encontramos.

Las extendió sobre su regazo. Se cerebro comenzó a trabajar rápidamente, tratando de ponerlas
en un orden que tuviera sentido.

-Empire- brinco y tiro las letras por la sorpresa. Quien hablo fue Percy, mirando sobre el hombro
de la muchacha- vamos al Empire State.

-¿Cómo lo sabes?- le reto Annabeth. Luke ya estaba dando la vuelta hacia el edificio.
-Al principio pensé que decía "Empanada", pero eso tenía muchas letras- respondió el pelinegro,
con calma- y no hay ningún lugar que se llame así, así que supuse…

-Ya. Lo capte.

Se cruzó de brazos caprichosamente, pero no pudo evitar reír cuando Will, Luke y Percy
comenzaron a cantar.

-Las ruedas de la Van girando están, girando están, girando están- coreaban y solo Will sonaba
afinado- las ruedas de la Van girando están, girando están por la ciudad.

Bianca estaba segura de que ellas se habían llevado la mejor parte.

Seguramente no lo referente al auto, pues les toco el enorme y lento autobús escolar, pero ahora,
en el Empire State, si saldrían ganando.

Nada más llegar vio el cartel que decía a donde tenían que ir y les daba una suposición de lo que
tenían que buscar. Una prenda de su Señora Artemisa en los armarios de limpieza, era mucho
mejor que nadar en toallas sucias como los griegos o mirar en los armarios de cada apartamento
como los romanos.

¿Qué tenían que buscar ellos? No tenían ni idea.

-"Es la capa Egida de Atenea"- les dijo Annabeth a sus compañeros- "eso es lo que hay que
buscar."

-Que lista- asintió su madre, orgullosa.

Estaban viendo a los semidioses en la lavandería. Annabeth, Luke, Silena y Will. Los otros dos
tuvieron que quedarse en el auto y esperar. Era entretenido para los dioses mirar la búsqueda de
sus hijos, pero era sumamente gracioso cuando enfocaban la Van y a Percy y Clarisse peleando.
¡Era tan injusto tener que nadar en toallas sucias! Sinceramente, de no ser por su gran espíritu
competitivo, ni loca lo haría. Annabeth consideraba esto una humillación, no solo por la ropa
sucia, sino porque ¿Qué haría la capa de su madre en un lugar como ese? ¿Su madre lo sabía?

-¡Esto es horrible!- lloriqueaba Silena, revolviendo con una mano un contenedor de toallas sucias.

-Deja de quejarte y busca- regaño Annabeth, verdaderamente irritada.

Era el segundo contenedor y aun no encontraban nada medianamente mágico, poderoso o


notable entre tanta tela pestilente.

-¿De quién creen que sea esto?- Will salió de la profundidad de un contenedor de toallas sucias. En
sus manos sostenía unas trusas con estampado de tigre.

-Miren lo que encontré- Luke salió de otro contenedor, con unos calzoncillos de Star Wars, cuatro
tallas más grandes que él.

Ambos muchachos vieron lo que sostenía el otro y rompieron en soberanas carcajadas. Ellas no
pudieron evitar hacer muecas de asco. No entendían como ellos nadaban entre esas toallas como
si no fuera nada y hallaban eso gracioso.

-Se acabaron los depósitos- informa Silena.

-Rayos.

Luego de hurgar en toda la zona de las lavadoras, encontraron la Egida. Era una gran capa de color
dorado. Con solo verla supieron que era lo que buscaban. En la salida le dieron la siguiente pista y
subieron al auto.

-La tenemos- informo Annabeth, con una sonrisa, a Percy y Clarisse.


-Les trajimos recuerdos- dijo Will, y junto a Luke, les tiro la ropa interior que consiguió.

Percy y Clarisse miraron las prendas un segundo antes de romper a reír.

Annabeth y Silena solo rodaron los ojos, sin captar el chiste.

Frank paso corriendo a la salida, un poco antes que las Cazadoras de Artemisa. Luego de revisar lo
que parecieron millones de armarios, lograron encontrar la capa de piel de Juno. Estaban listos
para seguir su camino.

-¿Qué dice la pista?- inquirió Gwen, la conductora.

-Dice: Armas tienen que buscar, a la vista de todos siempre están- respondió Dakota, leyendo el
papel que les dieron.

-¿Armas siempre a la vista?- Tiffany los miro confundida- ¿Dónde ves eso en Nueva York?

-¿Qué tal un museo?- sugirió Jacob distraídamente.

-¿Qué museo?- Gwen no conocía para nada esa ciudad, tenían que ser más específicos si
esperaban que ella los llevara a algún lugar.

-Ya se- exclamo Eliza, sobresaltándolos- tienes que ir a…

Gracias a por los comentarios… me alegra que les guste la historia! Espero seguir contando con sus
opiniónes ;)

--

Capítulo 19: El Amor y La Muerte.

En la entrada del Museo de Arte Metropolitano estaban Polux y Thalia. Ellos dos subieron a la Van
mientras sus cuatro compañeros entraban al edificio.
-¿Qué tipo de arma creen que sea?- pregunto Luke.

Nadie le respondió. Corrieron, siguiendo a Annabeth, quien conocía el lugar de memoria. Su


búsqueda comenzaría en la sección de la Grecia Antigua. Es decir, ¿Dónde mas ellos podrían
encontrar el arma que les encargaron?

Bianca sabía precisamente que debían buscar: una flecha de plata de su Señora Artemisa. Era
obvio que ellas tendrían que buscar cosas de su Señora y la única arma que ella usaba eran las
flechas.

Para sorpresa incluso de ellos mismo, los romanos lograron tomar la delantera. Estaban
completamente perdidos al entrar en el museo, pero luego de hallar las exposiciones romanas, las
cosas sucedieron solas: Tiffany se quedó paralizada en una exposición de armas antiguas, los
demás solo veían madera vieja y metales oxidados, pero la muchacha juraba ver una flecha de oro
en la exposición.

-Tómala- le habían gritado todos y el guardia de seguridad se les quedo mirando con recelo.

-¿Cómo?- inquirió ella.

De esa forma Dakota había roto el vidrio con su cantimplora de Kool- Aid, para descubrir después
que se trataba de una puerta corrediza de cristal que estaba abierta.

No pudieron hacer nada más que tomarla y huir de la seguridad.

Lograron escabullirse por muy poco. Una vez seguros de que nadie iría a prisión, notaron que la
flecha tenía una nota: en la azotea. Allí estaban sus compañeros.
-¿Cómo lograron subir?- les pregunto Reyna, una vez desatada.

Ninguno le respondió. El ascenso fue una gran hazaña, pero no para que alguno quisiera
compartirla. Una vez que Frank, Dakota, Gwen, Tiffany, Jacob, Jason, Reyna, Eliza, Marcus y Leyla
estuvieron dentro del vehículo, arrancaron.

-A Liberty Island- indico el pretor a Gwen.

Will de verdad quería tomar esa flecha de oro y dispararla. Los demás solo veian una punta de
flecha antigua. No entendía que sucedía exactamente, pero era seguro que Apolo tenía algo que
ver con el asunto.

Vieron a los chicos del Campamento Júpiter huir de los guardias de seguridad. Lo que les dejo el
camino más que despejado para que Luke trucara la cerradura del escaparate y el rubio hijo de
Apolo pudiera tomar la flecha y salir de allí a la azotea.

-¡Chofer, chofer, acelere chofer! Que nos viene persiguiendo la mama de su mujer.

Todo era cantos y risas en la Van griega. Luke, Will, Percy Polux, Nico, Silena, Annabeth, Clarisse,
Thalia y Katie iban felices, risueños y ruidosos. Los dioses olímpicos cantaban con ellos.

-¡Un momento!- exclamo Poseidon- yo no veo a Beryl por ningún lado. ¿Por qué no sigue al
conductor?

-¡Ya te dije que mi hija no tiene nada con el ladroncillo de Hermes!- rugió Zeus.
Poseidón y Hades rieron por las bravatas de su hermano menor. Hermes suponía que su padre
estaba en estado de negación o estaba ciego, pero tendría paciencia con él.

-¿Quién es Beryl?-le pregunto Apolo a Afrodita.

-Es la madre de Thalia y Jason Grace- respondió la diosa sonriente.

No se podía decir lo mismo de Hera. La diosa estaba, literalmente, echando chispas. Hestia, como
buena hermana mayor, se acercó a ella y, muy amablemente, le dio una taza de néctar caliente
para que se calmara.

-Creo que pronto me toca- dijo la diosa del Amor, desapareciendo.

En esta ocasión, primero tendrían que buscar a sus compañeros y luego encontrar el objeto. Frank
quería encontrar pronto a Hazel… y a Michael.

No fue nada fácil. La pista que les proporcionaron al llegar les indicaba un lugar de claustrofobia y
oscuridad. ¿Qué podía hacer eso? Recordando el Empire State, comenzaron a ver en los armarios
de limpieza.

-Creo que vamos por buen camino- les dijo Gwen, señalando un armario. El en interior estaban
Piper y Leo, amarrados de pies y manos. No amordazados.

-Franky- el latino sonrió- ¿Qué hay de nuevo? ¿Mi amigo Jason esta con ustedes?

-Espera en el auto…

-Estarás feliz, Reina de Belleza- Leo se dirigió a Piper- seguro lo veras pronto.
-¡Valdez!

Frank los dejo para que discutieran con privacidad. Luego de ese comentario y la reacción de la
hija de Afrodita, se preguntó que había entre su pretor y ella. Si es que había algo.

Algo le decía que lo había.

La única joya que usaban las cazadoras erala diadema que identificaba a una de ellas como
Lugarteniente. Solo esa, solo una la usaba. ¿Qué tipo de joya tendrían que buscar? No le habían
visto ninguna a Artemisa.

Estaban en un pequeño puesto de chucherías en Liberty Island. El puestito estaba completamente


fuera de lugar, lo cual, les indico que eso era lo que buscaban. Aún más el hecho de que a ninguna
le había caído bien la dueña; una alta y hermosa mujer rubia y ojos caleidoscópicos.

Afrodita.

-Vayan al auto- les dijo Annabeth con prisa- es una Van estacionada.

-No podemos irnos- le interrumpió Piper.

-Órdenes del Olimpo- Leo le sonrió, tendiéndole un papel.

Allí escrito con una elegante caligrafía dorada, indicaban que necesitarían a un hijo de Afrodita
para obtener el objeto. Y ya que ellos tenían dos…

-Bien- asintió Annabeth- Piper vienes con nosotros. Leo, tu…


-¡Pero yo quiero ir!- sabía lo que le dirían, y no lo aceptaría.

-Leo…

-Quiero ir.

-No necesitamos…

-Quiero ir.

-Leo, no…

-Que venga- esta vez fue Luke, todo impaciencia- no se pierde nada.

Annabeth resoplo, pues le llevaron la contraria. Como siempre, se trataba de un chico. Eran tercos
como mulas.

-¿Y cómo esperan que yo sepa que cosa tomar?- pregunto Michael, algo nervioso.

La hermosa señorita que atendía lo miraba fijamente, con una sonrisita en los labios. Bien, ella no
era molestia, incluso le resultaba familiar. No podía decir lo mismo del equipo, quienes lo veían
con urgida expectación.

-Sigue tu instinto- le dijo la señorita.

El suspiro, cerró los ojos y volvió a la búsqueda. Con ojo crítico vio todas y cada una de las piezas
frente a él; colgantes de rubí, pendientes de diamantes, diademas enjoyadas, relojes de plata y
oro. Uno de esos relojes llamo su atención, ni siquiera quería ver otra cosa. Lo tomo.
-Buen trabajo- lo felicito la joven que atendía.

El equipo dio un grito de victoria y corrió lejos de allí. Antes de que Michael pudiera seguirlos, la
mujer lo detuvo. El la miro con curiosidad.

-El reloj es mi regalo para ti, consérvalo- dijo la mujer, luego bajo su tono a uno más confidencial- y
mantén los ojos abiertos, tengo una sorpresa para ti.

-¿Una sorpresa…?

-Mantente vigilante y con la mente abierta- ella se despidió con la mano- recuerda: Pronto.

El romano no entendió de qué iba todo eso, se encogió de hombros y fue con sus compañeros.

-¡Café! ¡Café! ¡Café con leche! ¡Café! ¡Calentito por la mañana le gusta a usted, le gusta a usted!-
contaban en la Van. Incluso Nico, disimuladamente, la tarareaba-¡Café! ¡Café! ¡Café con leche!
¡Café! ¡Calentito por la mañana le gusta a usted, le gusta a usted!

Iban contentos. Iban ganando. Con Silena y Piper encontraron inmediatamente el objeto. Ellas solo
se pararon frente al puesto, y, al mismo tiempo, pusieron sus ojos sobre una tiara, la cual, Silena
llevaba con orgullo deslumbrando en su oscuro cabello.

La canción venia inspirada en una rápida, y probablemente imprudente, para en una cafetería. La
chica que atendió a Annabeth había quedado levemente aturdida por el número de cafés que
Annabeth pidió, además, la hija de Atenea la apuraba constantemente. Ahora todos bebían café
(Luke con una pajita, pues necesitaba ambas manos para conducir, mientras Thalia le sostenía el
café; le había quitado a Annabeth su lugar en su corta ausencia)

Luke conducía lo más rápido que la ley le permitía. Era tan incómodo, él, y todo el equipo, quería
llegar ya y terminar la prueba. Ganarles a los demás.
Llegaron al punto, frente al árbol de Thalia, y el freno de un tirón. Se lanzaron del auto y subieron
corriendo la colina, pasaron a Peleo, y luego hacia abajo, junto a la Casa Grande, hacia la arena.
Allí todos esperaban.

Había una larga mesa, donde estaban sentados Quirón y Dionisio, entre ellos un par de hombres:
junto al centauro había una con piel y cabellos oscuros, ojos dorados y ropa totalmente negra. El
otro era al contrario; piel clara, cabello rubio, ojos azules y vestimentas blancas. Eran opuestos,
incluso en su expresión. El de negro los miraba con una sonrisa tranquila, agradable; el rubio, por
otro lado, tenía ojos fríos y expresión cruel.

-Héroes- saludo Quirón, sonriendo enormemente al verlo llegar primero- vengan. Acérquense.

Los doce caminaron hacia la mesa, con recelo y tratando de verse respetuosos frente a los que,
claramente, eran dioses.

-Tanatos- Nico le dio un asentimiento al chico de piel oscura- ¿Cómo has estado?

-Bien, joven semidiós- dijo, sonriendo con amabilidad- no te he vuelto a ver por el Inframundo
desde hace tiempo.

-He estado… ocupado- eludió, levemente sonrojado. El chico de blanco dio una casi imperceptible
sonrisa filosa al notarlo.

-Ya me lo imagino- intervino, mirando de Nico a Percy, a luego algo detrás de Nico- el
campamento debe parecerte muy entretenido este verano.

Al hijo de Hades lo recorrió un escalofrió en la columna vertebral al oír sus palabras. Algo en él no
le gustaba y mucho menos por la forma en la que miraba de el a Percy.

-Creo que hemos sido groseros al no presentarnos- inquirió el hombre de negro- yo soy Tanatos, El
Cegador de Almas- dijo sonriendo al resto de los semidioses y el- señalo al rubio- es Eros.
-Y eso es todo lo que necesitan saber- le corto Cupido, poco amable.

En cuanto los tres equipos estuvieron y colocaron sobre la mesa los objetos encontrados, Tanatos
les indico como concluirían la prueba: uno de los integrantes de cada equipo dispararía la flecha
que encontraron y el que hiciera el mejor tiro, Ganaría. Eros, como el mejor arquero presente, los
juzgaría.

Por llegar primero, Will inauguro la competencia. Tomo la flecha, tenso el arco y apunto a los
diana. Miro un momento a su hermana, que estaba seria y concentrada, aunque no era ella quien
tiraría. Esta asintió una vez, apoyándolo silenciosamente. Soltó la flecha, que silbo en el aire, y dio
en el blanco.

Luego le toco a Frank. El chico se notaba nervioso cuando tomo la flecha de la mesa, pero sus
músculos se relajaron al apuntar. Inhala, exhalo, inhalo profundamente y soltó el aire junto con la
flecha. Dio en el blanco.

Phoebe lo pensó mucho menos. Se sintió especialmente competitiva ya que sus rivales eran
chicos. Esta era su especialidad, su principal pasatiempo era el tiro con arco. Era imposible que las
Cazadoras de Artemisa no ganaran esta competencia. Inaceptable.

-No aceptare nada menos que la perfección- dijo imperiosamente Artemisa, mirando fijamente a
su subordinada.

-Ten en cuenta contra quien compite, hermanita- Apolo estaba exageradamente calmado- Will es
mi hijo, y Frank tira como uno de los míos.

-Disparar flechas es para niñas- Ares se cruzó de brazos con actitud desdeñosa.

-Cállate- le ladraron los gemelos, de acuerdo por primera vez en dos siglos.

Eros se paseó frente a los tres diana, mirando y analizando. Llevaba mucho tiempo en eso, incluso
Tanatos parecía impaciente; los chicos suponían que se le acumulaban las almas, Cupido de alguna
forma les estaba dando más tiempo de vida.

-Está listo.

Los semidioses se enderezaron, tensos por el resultado. La mirada de Eros se paseaba sobre ellos,
secretamente complacido por lo nerviosos que los ponía. Decidió hablar para calmarlos un poco.
Su buena acción del día.

-Ganan las niñas de Artemisa.

--

Capítulo 20: La Muerte es siempre más amable que El Amor.

Nico se despidió de Tanatos. El dios de la muerte siempre le había caído bien, era muy simpático.
Cuando el inmortal se hubo ido, fue a la cabaña 13. A esas horas todos habían vuelto a sus
actividades, pero sabía que alguien no: Hazel, que se había escondido para evitar que el Cegador
de Almas la viera y se le ocurriera llevársela al Inframundo.

Ridículo. Ya habían pasado dos años y no habían ido a buscarla, dudaba mucho que Tanatos
quisiera llevársela en ese momento. Los miedos de su hermana eran infundados. Hades lo había
permitido; Nico suponía que era por la temprana muerte de la muchacha y que aún no había
cumplido su objetivo en la vida, sea cual fuere.

Toco la puerta de la cabaña, sintiéndose extraño por llamar a la puerta de su propia cabina. Hazel
abrió la puerta, apenas una rendija. Cuando lo vio, abrió completamente.

-Tanatos ya partió. Puedes estar tranquila- le dijo, con algo de aburrimiento.

-¿Seguro?
-Completamente.

-Bien.

Hazel salió con más tranquilidad. Nico se preocupó un poco, ella era una hija del dios del
Inframundo, en su vida se encontraría con muchas cosas provenientes de allí. No podía esconderse
todo el tiempo. Tarde o temprano tendría que afrontarlo.

Percy había estado cerca de dos horas nadando en el lago luego del almuerzo. Como de costumbre
salió seco, y camino hacia el campamento.

Se topó con varios campistas en su camino, todos actuando extraño. Estaban o muy rojos o muy
pálidos; los chicos evitaban a las chicas y viceversa. Las ninfas y los sátiros estaban igual. Algunas
chicas discutían a gritos y chicos que había visto tratarse como uña y mugre se miraban con ira y
rencor. No entendía nada.

Sus amigos no estaban siendo la excepción.

A los primeros que vio fue a los hermanos Stoll, ellos lucían especialmente avergonzados. Clarisse
farfullaba entre dientes roja como un tomate, pero no parecía un rojo de furia; algunos hijos de
Afrodita parecían tristes, unos molestos, otros avergonzados. Chris parecía confundido, viendo a
Clarisse pasar junto a el ignorándolo olímpicamente.

Finalmente vio a Thalia, Annabeth y Rachel. Estaban cerca de la cueva de la pelirroja y parecía
estar teniendo una discusión muy acalorada. Los helados ojos de Thalia atravesaban a Annabeth
como dagas; la rubia estaba sonrosada reclamándole a Rachel, y la última solo podía describirse
como nerviosa mirando de una chica a la otra.

Empezó a caminar en su dirección cuando un camión de carga de pezuñas y cabello rubio lo


arrollo, empujándolo a unos arbustos. Grover y Luke lo miraban con reproche.

-¡Estás loco!- regaño Grover.


-Si vas allá te mataran- Luke miraba entre los arbustos, con cautela- están discutiendo y tú eres
uno de los temas. Tienes suerte de que te halláramos antes que ellas.

Percy se sentó y los observo confundido. ¿A que venían sus actitudes? ¿Por qué ellas discutían?
¿Por qué todos actuaban tan raro? Luke pareció entender su mirada y susurro:

-Eros a estado por allí divirtiéndose a nuestra costa.

Leo paseaba con tranquilidad por el bosque, las criaturas que allí habitaban no le preocupaban,
prendiéndose fuego solía hacerlos reconsiderar la idea de atacarlo, y si eran lo suficientemente
estúpidos para ignorar esto, aún tenía su cinturón de herramientas, podía hacer cosas muy
coloridas y explosivas con lo que allí guardaba.

Volvía del Bunker 9. Por allí le habían informado que esa noche Quirón iría al Olimpo por quien-
sabe-que-asunto-con-los-dioses y mañana en la noche celebrarían el cumpleaños de su querido
amigo Jason; a él le habían encargado construir el mejor equipo de sonido posible, de lo demás se
encargaría Thalia, la organizadora. Contaban plenamente con la colaboración de los gemelos Polux
y Castor, hijos del dios más fiestero. Ellos aseguraban que no había que preocuparse por Dionisio,
que él estaría feliz de romper un par de reglas si era por una bueno fiesta.

Pero tenía que ser LA FIESTA.

Leo estaba indeciso en una gran cuestión, ¿invitar o no invitar a Calipso a que fuera a la fiesta con
él? Esta no era el tipo de celebración en la que necesitas un acompañante, pero la idea de ver a
Calipso coqueteando o incluso hablando con otros chicos, hacía que prendiera en fuego su
camiseta sin darse cuenta. Él no era idiota y era sumamente honesto consigo mismo; si, le gustaba
Calipso; y si, estaba un 87% seguro de que ella sentía algo por él.

Entonces, en su camino se topó con un par de legionarios: Hazel y Frank. Los romanos habían
estado conversando y riendo antes de verlo; ella estaba algo sonrojada y el asiático sonreía de
oreja a oreja, pero ambos se habían quedado quietos y en silencio al verlo. Frank le dirigió un
corto saludo, pero la hija de Plutón estaba estática, un poco pálida y con los ojos fijos en él. No era
la primera vez que se comportaba así, pero eso no lo hacía menos extraño para Leo.
-No, no, no, pequeña Hazel- dijo una voz entre las sombras de los arboles- no está bien que mires
así al fantasma de tu ex frente a tu actual. Es de mala educación.

-¿Ex?- cuestionaron los dos muchachos a la voz incorpórea. Miraron a Hazel- ¿ex?

-No sabes de lo que estás hablando- contesto ella a la voz, con algo de inseguridad.

Se escuchó una risa suave, musical, pero con una nota de burla y crueldad. Quien sea que les
hablara no tenía nada bueno que decirles, o no lo diría con buena intensión.

-¿Quién eres?- pregunto Frank.

-Yo soy el amor-evadió, con enigmática voz, el hombre que les hablaba desde las sombras- y con el
amor viene la honestidad, la sinceridad, con uno mismo y la persona amada. También soy la
verdad, puedo probarlo…

-No es tu asunto- interrumpió Hazel con un gruñido, pero la voz ya había metido cizaña.

-¿Qué verdad?- pregunto Zhang- Hazel, ¿hay algo que me estas escondiendo?

Leo sabía que nada de lo que estaba sucediendo podía ser bueno, menos si lo involucraban a él en
los problemas de dos personas que se gustaban y el apenas conocía.

-Por supuesto que te esconde algo- respondió la voz en su lugar, como si el chico fuera tonto- pero
ella no quiere que te enteres que alguna vez estuvo muerta, que la sacaron de los Campos de
Asfódelos donde paso los últimos 70 años, y que se siente atraída hacia este hijo de Hefestos
porque le recuerda a su primer amor. ¿Cómo se llamaba? Sammy, ¿no?, y no tienes por qué
enterarte tampoco. Después de todo, son asuntos de Hazel.

El latino estaba en shock al escuchar todo eso, no pensaba que fuera verdad lo que decía ese
sujeto invisible. ¿Él le gustaba a Hazel? Bueno, ella si le había parecido atractiva la primera vez que
la vio, pero eran evidentes los sentimientos que la chica y Frank compartían, nunca fue una
opción. Suponía que esta información seria para el asiático, el dueño de esa voz era un imbécil.
Miro a Hazel. Las lágrimas surcaban su rostro, mojando su camiseta. El agradable momento que
ella y Frank probablemente habían estado pasando había quedado olvidado. La morena no la
resistió mas, dio media vuelta y corrió lejos de allí. Zhang le pisaba los talones.

-Leo Valdez…

-No te molestes- le corto el chico, de un considerable mal humor- sí, me gusta Calipso; si, ella está
fuera de mi liga y si, probablemente me rechace. ¿Algo más que agregar?- no le respondieron-
bien, hasta luego.

Annabeth no estaba segura de porque discutía con sus amigas pero no podía detenerse. Estaba
molesta, tenía una irritante sensación en el pecho y una niebla bloqueaba su mente. Estaba celosa,
como nunca antes de había estado y no entendía por qué.

Había tenido una corta conversación con Eros, a quien se había topado por casualidad, y el había
mencionado algo muy interesante; a su amiga Rachel Elizabeth Dare le había gustado Percy. Su
mente repetía una y otra vez el "había", pero su lado irracional solo recordaba lo demás. Y en
cuento vio a la pelirroja, no pudo contenerse de reclamárselo. No tenía ningún derecho a hacerlo,
mas no pudo detenerse.

Entonces llego Thalia a reclamarle a ella, sobre por qué no le había dicho que le gustaba Luke. Eso
la había descolocado completamente, nunca se lo fuera esperado; y Thalia parecía mucho más
molesta por el asunto que la misma Annabeth.

Rachel había quedado en segundo plano para este momento, pero no la dejaron retirarse. En
cambio, tenía que presencia la discusión entre Thalia y Annabeth hasta que alguna de ellas
obtuviera la razón.

Sería un día largo.

Nico de verdad había pensado que esa etapa de su vida había quedado en el pasado, enterrada
mucho tiempo atrás. Pero, por lo que parecía, las cosas nunca eran tan sencillas. No para él.
Un simple corte en el brazo durante un entrenamiento se había convertido en un "¿Sabías que…
sobre Nico di Angelo? ", gracias a una mal intencionada visita del dios Eros.

El sujeto los había visto, a él y a Hope, tan contentos conversando que no pudo evitar meterse.
Cupido no se conformó con avergonzarlo, diciendo cosas como, "¿sabías que aún conserva su
colección de cartas de Mitomagia?" o "Nico duerme en boxes de calaveritas cuando esta solo". No.
Metió directamente el dedo en la llaga.

-Zeus quiso matarlo en una ocasión- dijo el dios a la chica, muy casualmente- en esa época, el,
Hades y Poseidón, había prometido no tener más hijos semidioses porque eran muy peligrosos,
pero Hades lo escondió en un hotel en Las Vegas junto con su hermana Bianca y allí pasaron…
¿Cuánto? ¿70 años? Hasta que todo fue seguro y los metieron en un internado.

-¿Qué?- balbuceo Hope, sin poder evitarlo- ¿70 años? ¡Pero si Nico parece de 16!

Ella lo miro, esperando que el azabache lo negara y dijera que todo era una absurda broma, pero
Nico no pudo ni abrir la boca. El dios lo vio como luz verde y siguió hablando; eran cosas de las que
Nico no solía hablar, no eran tan importantes para que la hija de Apolo se enterara. Hasta que el
rubio comento:

-Oh, sí, ¿y sabias que tiene un enamoramiento por el chico de Poseidón?

Hope soltó una carcajada que resonó en toda la sala.

-Ah- suspiro, sonriendo- buen chiste.

La reacción había tranquilizado al hijo de Hades al principio, ya que ella no lo creía, pero entonces
miro a Eros. Este tenía una cara seria y mirada impenetrable.

-¿Crees que miento?- susurro, sin dudas ofendido- soy el dios del amor, no miento sobre estas
cosas. He escuchado que eres una pequeña detectora de mentiras, ¿Por qué no le preguntas a tu
querido Nico?
Ella lo miro. Sus ojos azules brillando interrogativos. El quería decirle la verdad: que si, que hubo
un tiempo en el que él tuvo ciertos sentimientos hacia Percy, pero que no, ya no los tenía. Que lo
había superado y que ahora le gustaba otra persona. Ella.

Sus pensamientos eran un revoltijo de ideas y, al no responder, Hope mal interpreto su silencio.

-Me fuera gustado estar al tanto desde el principio- dijo la muchacha, tratando de sonar dura-
tengo clases de arquería. Hasta luego.

-Oh, yo también tengo que irme- Eros sonrió- te acompaño hasta la salida.

Solo la aparición de Quirón distrajo a Annabeth y Thalia de su discusión.

Grover había intentado diferentes cosas para llamar su atención. Empezó con pedirles clases de
auto defensa para sátiros hasta decir que unos monstruos atacaban el campamento. Nada había
funcionado.

El centauro simplemente había aparecido y dicho "Hola", cuando ellas lo miraron y sonrieron
como si nada. Quirón les encargo mantener el orden en el campamento y que el llegaría el lunes
para la siguiente prueba. Ellas asintieron, le aseguraron que todo estaría bien durante su ausencia
y luego se fue.

En cuanto el director del campamento había desaparecido de su campo de visión, ellas se


fulminaron con la mirada y se alejaron.

Frank no encontró a Hazel hasta entrada la tarde, cuando el sol ya caía en el horizonte y teñía todo
de Luz naranja. La morena estaba en los establos, acariciándole las alas a un pegaso negro; el
único que permitía que ella se acercase.

Cuando lo vio, Hazel intento escabullirse, pero la tomo por los hombros, y la empujo con
delicadeza para que se sentara en un cubo de heno.

-Habla conmigo, Hazel- pidió el, en un susurro- sabes que puedes confiar en mí.
La miro a los ojos, esperando que ella viera su sinceridad, que supiera que era verdad que no la
juzgaría, que se preocupaba por ella. Entonces, ella estallo, como si no pudiera resistirlo más,
derramando un afluente de palabras.

-Leo no me gusta. Es mentira. Si, al principio pensé que era Sammy y quise acercarme, pero pronto
me di cuenta que no era así. Estaba confundida. Leo es idéntico, pero no es Sammy. Sammy era
alguien muy importante para mí, y ahora es un lindo recuerdo. Eres tu quien me gusta…

Se calló abruptamente con la última frase. Frank había escuchado lo suficiente para entender lo
más importante: ya no le gustaba Sammy, no le gustaba Leo, le gustaba el. Era eso lo que más le
interesaba saber y estaba feliz con la respuesta. Solo quedaba una minucia.

-¿Cómo es eso de que estabas… muerta?- pregunto cuidadosamente.

-Lo estaba- Frank trato de ponerse cómodo en el heno, pero no resulto. Se acomodó en el piso
para escuchar atentamente- yo nací en los años 30, en Nueva Orleans. Y allí fallecí, junto mi
madre, durante un accidente de auto. Pase la última mitad del siglo en los Campos de Asfódelos,
viendo marchar a las almas en filas para la eternidad- al asiático le era difícil imaginarse todo- no
se supone que estuviera consciente. Cuando eres sentenciado a los Asfódelos olvidad todo, pasas
la eternidad vagando sin saber quién eres, buscando consuelo por tus memorias perdidas. No me
sucedió.

-Tal vez por ser hija de Plutón- acoto el chico.

-Tal vez- ella estuvo de acuerdo- hace un par de años Nico me encontró y me saco de allí, dijo que
era orden de nuestro padre. Entonces me llevo al Campamento Júpiter. Creo que se hizo pasar
como embajador de Pluton para estar más cerca de mí y cuidarme.

Se quedaron allí. Callados. Hasta los pegasos guardaron silencio. Entonces ella lo tomo de la mano
y lo miro, insegura.

-¿Estas bien?
-Tu hermano me da miedo- respondió el finalmente- resulta que cuando yo muera el podrá ir al
Inframundo y visitarme como si nada… Wao.

Ella sonrió, mucho más tranquila. Si Frank estaba bien con todo lo que le conto, ¿Por qué debería
seguir molestándole a ella?

--

Capítulo 21: El Menjurje de los Dionisianos.

Jason no tenía memoria de haber celebrado alguna vez su cumpleaños. Pero allí estaba.

Luego de que Thalia se contentara con Annabeth, poco después de que Eros dejara el
campamento, se concentró en la organización de la sorpresa para su hermano; no había sido difícil
con la ayuda de Pólux y Castor, quienes llevaban la fiesta en la sangre. Tampoco se le dificulto
tener la celebración oculta de Jason, el chico era el ser menos entrometido que había conocido. Y
enhorabuena.

Dionisio dio su consentimiento, más que por la fiesta, parecía feliz de poder hacer algo para
contrariar las órdenes de Quirón. Era como un chiquillo más a la hora de romper las reglas. Dejo la
Casa Grande a la disposición de sus hijos, pues era el lugar más grande. Solo tenían que procurar
limpiar todo y dejarlo como estaba antes del lunes.

Leo instalo el sonido y sus hermanos, luces. Los hijos de Afrodita decoraron, los de Atenea
supervisaban, los de Ares cuidaban que los de Hermes no hicieran ninguna de sus triquiñuelas;
Deméter se quedó al margen, trabajando en los campos, sabiendo que solo estorbarían en los
preparativos. Los chicos de Apolo estaban listos y guapos para que la fiesta empezara, mientras
que Pólux y Castor, luego de dejar sus últimas indicaciones, se metieron en la cocina a hacer nadie-
sabia-que.

Era una gran colaboración grupal. Solo los romanos se mantuvieron apartados, principalmente por
orden de su pretora. Reyna había dicho que no debían meterse en problemas con el centauro, que
ninguno debía ir a esa fiesta. Pero… ¿Cómo le dices a 40 legionarios, que aunque soldados también
son adolescentes, que no fueran a una fiesta que se veía prometedora?

Thalia y Percy también hacían su parte: mantener distraído a Jason. Cuando se lo plantearon, no
sabían muy bien como lo harían. La mayoría de los griegos estaría alrededor de la Casa Grande,
acomodando y llevando cosas. ¿Cómo disimulas eso? En realidad, solo tuvieron que llevarlo a
entrenar a la arena, y con la visita ocasional de Piper y Leo, toda la atención de rubio estuvo
ocupada.

Si Reyna creía que sus soldados obedecerían y faltarían a la fiesta que estaban organizando para
Jason, estaba muy equivocada. Los legionarios asistirían, y ya tenían un plan para eso.

-¿Comemos juntos?- pregunto Thalia a su hermano.

-Claro- el sonrió- solo debo darme una ducha.

-Bien- ella devolvió el gesto- te espero en la cabina 3.

Se ducho muy bien y se puso unos vaqueros y camiseta sentó en la cama y se quedó allí unos 20
minutos, no quería ir a la cabaña 3 y esperar a que su hermana también se duchara y cambiara,
sabía que Thalia también se tardaba en cuanto a eso se refería.

Solo media hora después escucho música no muy lejos de allí. No tenía ni idea de donde podría
venir, solo esperaba que la detuvieran temprano para que el pudiera descansar. Llego a la puerta
de la cabaña 3, vio a la pequeña concha en la pared llamada Vincent, y toco a la puerta.

-¡Voy!- escucho que Thalia exclamaba.

Cuando su hermana abrió la puerta, el no pudo evitar mirarla como si le fuera crecido una segunda
nariz. La chica traía un vestido negro corto hasta la rodilla de tirantes; Jason jamás la había visto
usar algo como eso. Sin embargo, no le extraño verla usando gruesas medias de rejilla negra que
cubrían sus palidas me piernas, converse negras en lugar de sandalias y su chaqueta de cuero.

-Te ves… diferente- quiso decir "bien", pero se le escapo otra palabra.

-Ojala pudiera decir lo mismo de ti- replico Thalia, mirándolo de arriba abajo con una mueca-
dame un segundo- entro, dejando todas las luces apagadas. Cuando volvió traía una blazer gris, la
cual le tendió y le ordeno ponerse- no puedes simplemente vestirte como si fueras a cenar y ya.
-Es que solo vamos a cenar, ¿o no?

-Ay, hermanito- suspiro la pelinegra, enganchando su brazo con el de el- eres todo un Cabeza de
Aire.

-Va a matarme.

-No lo hará.

-Estoy muerto.

-Ya te dije que no te pasara nada.

-Me gustaría ver mi campamento una vez más antes de dejar este mundo.

Dakota se dio de lleno con la palma de la mano en la cara, estaba completamente frustrado. Para
estar en la Primera Cohorte, ser el hijo de Venus más grande en tamaño y uno de los soldados más
destacados, Michael Kahalad era un completo miedoso. ¡Estaba temblando porque le encargaron
distraer a Reyna para que los demás pudieran ir a la fiesta!

Puesto de ese modo también sonaba un poco injusto, pero entre todos juntaron muchos denarios
como compensación, además de deberle favores. Dakota mismo fuera sido el distractor pero, 1) el
de verdad, de verdad, de verdad quería ir a esa fiesta y 2) no tenía la buena presencia de Michael.
Reyna seguramente no querría su compañía.

-Solo vas a ir… charlar con ella, ya sabes, entretenerla- eso ultimo lo agrego con tono pícaro y
moviendo las cejas sugerentemente.

Muy sonrojado, molesto y monetariamente bien pagado, hijo de Venus suspiro en derrota y se
dirigió a la arena, donde la pretora entrenaba.
Nico entro en la Casa Grande y se sentó en un rincón. Prefería estar en el Inframundo y convivir
con los muertos, eso era más simple que tratar con personas vivas. Solo estaba allí porque su
hermana, Hazel, lo había, literalmente, halado hasta allí. No estaba molesto, sabía que ella lo hacía
por preocupación: en las últimas 24 horas, él se había vuelto más callado, gruñón y taciturno de lo
que era normalmente y Hazel quería que él se distrajera un poco de eso que lo tenía así. Esa era la
única razón por la que Nico no se había marchado en cuanto su hermana lo soltó.

El ambiente tampoco era de su agrado. No le gustaba la música, ni muchas de las personas que
estaban allí. Sus pocos amigos que estaban allí estaban más ocupados en otras cosas: Luke y Thalia
estaban conversando en una esquina, muy juntos. Chris y Clarisse estaban jugando y riendo en la
máquina de Pacman, Leo hablaba con Calipso; Percy… estaba con Annabeth, ella decía algo
mientras construía una torre con piezas de genga. Algunos, tomando ejemplo de Piper, charlaban
con los romanos. Incluso Katie y Travis convivían pacíficamente, mientras sus respectivos
hermanos bailaban juntos.

Lo que más le molestaba era ver a la mesa de bocadillos. Hope estaba allí, hablando con Pólux. Él
le sonreía todo el tiempo y ambos reían; aunque, Nico podía decirlo con solo verla, que había algo
mal con la sonrisa de la chica, quien no lo había mirado ni una sola vez en todo el rato. Sintió un
desagradable pinchazo en el pecho. Afrodita debía estar feliz, y Eros muy satisfecho.

-Hey, hombre- Castor lo saludo con una sonrisa, traía una charola con varios vasos grandes-
¿disfrutas de la fiesta sentado en este rincón?- Nico lo miro con cara de pocos amigos y volvió su
vista a Hope sin poder evitarlo- oh, ya veo. Estas triste y así- Castor miro a su hermano, a la rubia
con el y luego a Nico. Entendiendo el asunto, le tendió uno de los vasos que traía- bebe esto, quizá
te ayude.

-¿Alcohol?- Nico miro el líquido con desconfianza.

-¡Por supuesto que no!... pero algo así- el chico sonrió- es solo para divertirse un poco. Ya sabes lo
que dicen: Cuando el centauro se va, los campistas hacen fiesta. Literalmente.

-Si algo me pasa por beber tu menjurje, prometo perseguirte hasta en tus sueños.

Castor pareció reconsiderar el asunto, pero al final, resolvió que merecía el riesgo y le dejo otro
vaso. El hijo de Dionisio siguió su recorrido repartiendo su bebida hasta que todos tuvieran una.
"Quizá te ayude" había dicho el gemelo, así que bebió… todo de una vez. Se sintió un poco
mareado, pero la presión que había sentido desde el día anterior se disipo un poco y eso le gusto.
Había oído que el alcohol no traía nada bueno, nada más había que ver al Señor D, pero bueno
¡Eso no era alcohol! Solo algo así. Se levantó y busco más.

La fiesta era cada vez ruidosa. Había luces de colores en todo el lugar dando a todo un ambiente
de discoteca; la música había subido de volumen y dentro de la Casa Grande ya no había lugar
para las conversaciones. Todos estaban bailando, con un vaso de no-alcohol en la mano.

Luego del "Feliz Cumpleaños" grupal que le dieron a Jason cuando llego, todos olvidaron el porqué
de la celebración. Incluso el. Jason era generalmente tímido y retraído, pero decidió soltarse el
moño, solo un poco.

Estaba bailando. No sabía bailar, pero nadie le prestó atención a él. Y estaba bailando con Piper. La
chica se había arreglado, al igual que los demás asistentes; llevaba jeans ajustados y un suéter
verde ligero, con su melena suelta en una cascada de rizos castaños. Estaba hermosa, no es que
fuera algo raro en ella.

Ya nadie lo estaba celebrando a él, pero en este punto, y con la compañía de Piper, ¿Qué
demonios importaba?

Michael vio a Reyna al entrar en la arena. Ella entrenaba con su espada, dándoles estocadas y
mandobles a maniquíes de paja. Respiro profundo, se infundió valor y rogo a su madre por un
poco de encanto para poder cumplir su misión.

-Reyna- dijo, entrando con una seguridad que no sentía.

-¿Qué haces aquí?- ella le dio una mirada severa- ¿no deberías estar durmiendo?

-La música de la fiesta está muy fuerte, no podía dormir- Reyna solo lo miraba- preferí venir a
entrenar, hacer algo productivo, y no quedarme en la cabaña escuchando los cuentos tontos de
los otros chicos. ¿Te importa si te acompaño?

La pretora no parecía tener muchas ganas de hablar, así que solo asintió y se puso en posición de
ataque blandiendo su espada. Él la imito.
El choque de sus espadas hacía eco en el lugar. Los golpes de Reyna eran fuertes y rápidos, le era
difícil a Michael seguirle el ritmo y no resultar herido al mismo tiempo. Ya habían entrenado juntos
antes en un par de ocasiones, ella no era así de agresiva en las prácticas. Reyna no estaba bien.

Dispuesto a comentarlo, Kalahad bajo la espada un segundo, en el que Reyna casi le rebana la
garganta. Cayó al suelo de espaldas en un intento de evitarlo.

-¡Reyna!- exclamo el, atónito, con una mano en la garganta.

-¡Pensé que lo bloquearías!- extrañamente la muchacha parecía aún más indignada- ¡¿Por qué
bajas la espada cuando tu adversario ataca?!

Estaba tensa, sostenía con demasiada fuerza la espada y apretaba los dientes. Su instinto de hijo
de Venus le dijo por dónde iban los tiros.

-¿Qué sucede, Reyna?

-¡No es de tu incumbencia!

-Considerando que casi me rajas la garganta, puede que si sea un poco mi asunto.

Se miraron con fijeza unos instantes. Michael trataba de verse firme, confiable, comunicarle
silenciosamente que podía contarle su problema. Y podía percibir en su postura y su mirada que
ella quería decirlo, soltarle, hablar con alguien de eso que le molestaba, pero podía notar la
inseguridad hacia él. Él no era tonto ni ignoraba los por qué. Era amigo de Octavian, quien no se
llevaba bien con Reyna y viceversa.

Seguramente ella creía que él le contaría todo a Octavian.

-Lo que me digas aquí, se queda aquí- le aseguro Michael- puedo jurarlo por el Estigio si así lo
prefieres.
Y así lo quiso Reyna. Michael se sorprendió por la desconfianza, pero juro. Entonces la muchacha
se desahogó.

-Estoy molesta por todo- comenzó la hija de Bellona- desde que llegamos a este lugar nada ha ido
bien. Ya nadie me escucha. Cuando les ordeno que hagan algo, fingen obedecer y luego no lo
hacen. ¡Porque Jason decidió que aquí no éramos legionarios! Nos ha ido mal en las pruebas…

-Solo porque el hijo de Neptuno rompió las reglas.

-Buen punto, continúa.

-Y… y…- la chica estaba indecisa, lo que iba a decir parecía costarle verdaderamente. Él le sonrió,
dándole ánimos- y me siento muy sola. En el Campamento Júpiter me mantengo ocupada, hay
trabajo que hacer, y en los momentos de ocio puedo hablar con Jason… aquí, en cambio, todos
están en cualquier lado, el que manda es el centauro y Jason… Jason lo único que hace es pasearse
por allí con esa hija de Afrodita.

Michael no necesitaba oír más. Ya lo había entendido todo. Jason era la razón de todo.

-Sabes que los oficiales tienen prohibido enamorarse- hablo el finalmente, con voz neutra.

-Lo sé- Reyna asintió, cansada de negar todo- pero, ¿Por qué la griega? ¿Por qué ella? Apenas la
conoce.

-El amor es algo inexplicable, Reyna, ¿no lo crees?- Michael le sonrió- por ejemplo, ¿Por qué el?
¿Por qué Jason? Sabes bien que su relación no podría ser, además, si te soy sincero, ustedes harían
una pareja dispareja.

-Nos llevamos bien- defendió la pretora.


-Que sean amigos no significa que también puedan ser novios- Kalahad se acercó a ella y le puso
una mano en el hombro- lo que deba ser, será. Seguramente mi madre tiene a alguien especial
para ti, no pierdas la esperanza.

Reyna le sonrió.

Apoyo la espalda en el árbol y se dejó caer. Bebió un largo trago de la botella de no-alcohol que
había conseguido. Sonrió, recuerdos llegaron a su mente. Buenos recuerdos. Cerró los ojos para
disfrutarlos.

-Nico.

Abrió los ojos y frente a su mareada y difusa vista estaba Hope. Al verla tan cerca, luego de tenerla
ignorándolo, supo que era solo un truco de su mente. Uno muy cruel, sin embargo, sonrió.

-Soy tan patético- rio el chico ebriamente- ¡Ahora alucino contigo!

-Nico, ya deja esa botella- le dijo Hope-alucinación, preocupada- no es bueno que…

-Adiós- y se hundió en las sombras del árbol, saliendo de nuevo junto a la cabaña 3. Tomo otro
trago, y uno más. Ella volvió- déjame en paz.

-Me preocupas- susurro la chica con angustia- deja la botella.

La ignoro y volvió a hundirse en las sombras, terminando en el árbol en el que estaba. Hope-
alucinación regreso, Nico se fue de nuevo. Así continuaron varias veces, sin ella desistiera en lo
más mínimo. Entonces, él se detuvo a pensar, ¿Por qué alejarse de esa imagen tan vivida que su
mente le proporcionaba, si quería estar cerca de ella? Y para calmar un poco su consciencia, ¿Por
qué no decirle a esa hermosa aparición todo lo que no ha podido a la verdadera Hope? La miro
fijamente cuando se detuvo nuevamente a unos metros de él.

-Castor dijo que esto- alzo la botella- "quizá me ayudaría". Pensé que se refería a que no pensaría
en ti, no que te aparecerías frente a mi como un fantasma; el cruel que mi mente alucine contigo-
ella lo miraba, con los ojos llenos de preocupación- ¿sabes? Aún recuerdo el día en que
desapareció, hace dos años. Fui al parque en el que siempre nos veíamos y no llego. Ni ese día, ni
el siguiente, ni la semana siguiente, ni dos meses después.

Hope-alucinación se llevó una mano a la boca, mientras que de sus ojo sorprendido escapaba una
lágrima que rodo por su mejilla. El no pretendía hacerla llorar, camino hacia ella y estiro el brazo
para quitar la lágrima. Pero se contuvo. ¿y si la tocaba y ella desaparecía?

-Nico…

-Solo ha pasado un día y se siente como un mes, no creí que fueras a ser una parte tan importante
en mi vida- respiro profundamente, al soltar el aire en sus labios se dibujó una mínima sonrisa-
hueles a vainilla. Vainilla y muerte- susurro- eso dicen los pegasos, Percy me lo conto. Dice que es
por pasar mucho tiempo conmigo.

-Ya para- la voz de la rubia era un susurro ahogado.

Nico se dio la vuelta y volvió a sentarse apoyado en el árbol. Siguió hablando, pero como si
estuviera solo.

-Lo de Percy… yo era más joven y muy impresionable. Él era como los héroes de la mitología de los
que tanto había leído. Entonces, me quede solo y él era mi único amigo. Luego me di cuenta de lo
que sentía y me sentí fuera de lugar en el campamento. Me aleje- suspiro- entonces tu volviste y
ya no quise irme de aquí. Te extraño… ya dije todo lo que quería decir- Nico volteo la botella y se
deshizo del contenido- ya te puedes ir.

Pero ella no desapareció. El culpo a sus ganas de verla a que Hope-alucinación siguiera allí. La
muchacha se acercó lentamente, se arrodillo frente a él y tomo el rostro de Nico entre sus manos.
El hijo de Hades se sorprendió por el tibio tacto y lo real que se sentía. La rubia lo miro a los ojos
antes de acercarse y besarlo.

Nico tuvo que recordarse que no era real, aunque así se sintiera. "mi primer beso es con una
alucinación", se dijo con burla. Pero aun así le correspondió, sintiendo la cercanía. La rodeo con
sus brazos, aun con miedo de que despareciera, y la acerco más a él. La muchacha se sentó en su
regazo. Profundizaron el beso.
Cuando se separaron, ella acomodo su cabeza en el pecho de Nico; él no la soltó en ningún
momento. Se quedaron en completo silencio.

Nico no estaba seguro si era real o no, pero en el caso de que no fuera así, bien merecía la pena
tratar de repetir esas alucinaciones.

--

Capítulo 22: Limpieza de Emergencia.

"-Tengo ganas de bailar- comento ella, lo miro y sonrió- ¿Qué dices?

-Una griega y un romano bailando- él puso un gesto pensativo- suena peligroso.

-Soy una chica peligrosa.

-Eso lo creo.

Él le sonrió con un brillo feliz en los ojos y le tendió la mano, ella la tomo para encaminarse a la
pista de baile. Leo al verlos sonrió y puso una canción lenta, Piper lo vio y Valdez alzo las cejas
sugerentemente, ella soltó una risita y agradeció internamente que Leo fuera el Dj en ese
momento"

Había sido una fiesta increíble. Piper no se había ido a la cama hasta cerca de las 6 a.m. La música
siguió sonando hasta cerca de las siete, pero ella había caído tan profunda en la cama que no la
escucho. Estaba exhausta de tanto bailar, al igual que sus hermanos. Ellos si tenían motivos para
olvidarse del mundo en esos momentos. Eran los principales responsables del desgasto del piso en
el salón de la Casa Grande.

Piper se durmió, decidida a levantarse temprano, como a eso del mediodía, para ayudar a limpiar
el desastre en que habían convertido al campamento. Tenía que retribuir algo luego de esa
fantástica noche.


-Aaaay, Aaaaay- Luke se fue levantado de su cama muy cuidadosamente- mi cabeza. Maldito no-
alcohol.

Se puso de pie y se miró a duras penas el cuerpo, estaba en boxers y calcetines. La neurona que
habia despertado junto con él le decía que tuviera cuidado, por más ejercitado que estuviera,
tenía que respetar la presencia de sus hermanas. Con la lentitud de una tortuga, tomo una manta
y se cubrió.

Pero cuando se fijó, no estaba ni una de sus hermanas. Estaban sus hermanos y los chicos de otras
cabañas.

-No me afecta- se dijo con un encogimiento de hombros-¿Qué horas serán?

Esculco por allí, buscando un reloj. Encontró uno digital en la muñeca de un sujeto. 3: 00 p.m.
¡Demonios! Era tarde y tenían que limpiar, pero viendo lo que había a su alrededor, era obvio que
esta gente no despertaría aun.

Solo faltan tres: Chris y los Stoll.

-Si no hay más, se trabaja con lo que se tiene- se envolvió con la manta como un taquito y salió,
aun en calcetines.

Se encontró a Chris sentado en la escaleras de la cabaña, despierto, pero aturdido. Se lo llevo con
él. Luego vio a Travis y Connor en la misma ropa que la noche anterior, pero desaliñada, tratando
de colarse a la tienda del campamento. Aunque Luke siempre obtenía buena mercancía de esas
excursiones, hoy no tenían tiempo para eso.

Entro sin dudarlo a la cabina 3. Si no recordaba mal, Thalia se había quedado a dormir en la cabaña
de Annabeth; además, habían tomado esa cabaña como depósito, allí echaron a todos los chicos
demasiado no-alcoholizados para llegar a sus propias cabañas. Varios ya no estaban.
Quedaban Leo, quien se debatía en la inconsciencia si levantarse o no, Grover, bien dormido sobre
el suelo, un par de la cabaña de Apolo en una litera, y Percy, el muchacho no daba señales de estar
cerca de despertar. Sin importarle realmente mucho, grito:

-¡Fuera de la cama, manada de flojos!

Uno de los de Apolo se cayó de la cama, desde la parte superior de la litera, su hermano abrió los
ojos de golpe, solo para cerrarlos nuevamente por el dolor que le causo la luz del sol. Grover balo-
grito de la impresión, él estaba bien pues el no había bebido absolutamente nada. Y Leo brinco de
la cama, sorprendido y prendido en fuego.

-¡No, no, no!- apagándose afanosamente con las manos la camisa y los pantalones- ¡Estos eran los
de gala!

Los Stoll rieron de muy buena gana, Luke no entendía como ese par estaba tan despierto y alerta.
Chris seguía lelo en una esquina, y el luchaba para que su neurona no divagara y recordar que
hacia allí.

-Grover- llamo- hay que despertar a Percy. Los demás vayan adelantándose a la Casa Grande,
tenemos limpieza que hacer.

El par de Apolo se levantó a duras penas y salió de la cabaña. Los otros no tenían tanto afán.

-Despierta- Grover sacudió un poco a Percy, este frunció el entrecejo- Percy.

-¡Por Hades!- farfullo es chico entre sueños, los demás presentes se acercaron un poco.

-Percy- el sátiro volvió a llamar. El pelinegro se había quedado muy quieto, cosa que los asusto,
pero luego se relajó y siguió durmiendo como si nada.

Los chicos valoraban las opciones para despertarlo. No querían hacerlo enojar, pues sabían que un
Percy molesto era riesgoso. Decidieron seguirlo llamando hasta que reaccionara.
-Ya es hora- se quejó Luke.

-¡Tienes que vivir!- Leo le grito en un oído, pero Percy apenas se movía.

-Despierta, Percy- el concejero de la cabaña 11 se desesperó y le dio una pequeña bofetada al hijo
de Poseidon, quien apenas soltó un quejido.

-¡Ya es tarde!- exclamaron los Stoll, mas bajito agregaron- tenemos mucho que hacer.

Siguieron llamándole para que despertara. El chico hizo un brusco movimiento, giro, enredado en
la cobija, y cayo de la cama.

-Ay- Percy se había golpeado en la cabeza. Se levantó tan rápido que sus amigos dieron un paso
atrás, y grito- ¡Grover Junior!

-Sí, soy Grover, pero no Junior- el sátiro se paró frente a él. Algo extrañado, le sonrió un poco- casi
no despiertas, hermano.

Luke miro con curiosidad a Percy, pero antes de que pudiera preguntar que había estado soñando,
alguien hablo:

-¿Qué hacen todos aquí?- dieron un brinco, por la sorpresiva pregunta de Nico. El chico había
salido silenciosamente de la nada, como tenía por costumbre.

¿Dónde había pasado la noche? Se preguntaron, pero ninguno quiso decirlo en voz alta.

-Nada- dijeron a la vez y abandonaron la cabaña.


Thalia sabía que era mala, pero no podía evitar reír. ¡Annie era tan dulce e inocente! Sobre todo
cuando bebía mucho menjurje de Castor y Polux, pobre chica ¡Besar a Percy de esa manera!

Solo a ella se le ocurría.

-Deja de reírte, Thalia- gruño Annabeth, enojándose verdaderamente por sus burlas- si vas a seguir
así mejor déjame sola.

-Ya cálmate- la pelinegra paro, sin dejar de sonreír- solo bromeaba.

-A mí no me pareció divertido.

Pues caro que no, si no las dos estarían riendo juntas.

-¿Qué tiene de malo que lo hayas besado?- dudo Thalia- al fin te le declaraste…

-¡No me le declare!- interrumpió la rubia- el me acompaño a mi cabaña, yo le iba a dar un beso en


la mejilla para despedirme…

-Y no resististe y le diste un lindo beso de buenas noches- concluyo la pelinegra, su amiga


enrojeció inmediatamente.

Allí se abrió la puerta de la cabaña seis y entro Piper. Esta venía bien bañada, despierta y lista para
trabajar.

-Annabeth ¿estás bien?- inquirió, preocupada- estas roja ¿te enfermaste?

-Oh, claro que si- Thalia soltó una carcajada- el diagnóstico es Percyenteritis agudo, con un cuadro
completo de miedositis tonteriano. La fiebre se debe a haber intercambiado gérmenes con el
principal y único portador de esta enfermedad.
-Quiero más detalles sobre el caso- Piper se sentó en la cama de la rubia, olvidándose
completamente que estaba allí para recordarle a sus amigas que debían ir a limpiar.

Annabeth se enfurruño en un rincón ¿para qué le contaba cosas a sus amigas? Prefería pasar su
vergüenza en soledad. Lo tendría anotado para la próxima vez que cometiera una estupidez.

Clarisse estaba mirando al hijo de Hermes y el de Hefestos con algo de molestia, no entendía nada
de lo que ellos cantaban. Sus hermanas y hermanos reían, diciendo que se trataba de una
serenata. El par de muchachos estaba limpiando el área común, casualmente frente a la cabaña
cinco.

(Chris) ¿Qué debo hacer?

(Leo) Entrega todo.

(Chris) Todo se lo di.

(Leo) Encuentra un modo.

(Chris) Imposible que se pueda querer más.

(Leo) Pensando así la perderás.

Calipso había escuchado el barullo y se asomó a observar. Rio al ver a Valdez bailando con el
rastrillo.

(Chris) ¿Y si ella se va?

(Leo) La habrás perdido.

(Chris) ¿Qué me quedara?


(Leo) Lo que has vivido.

(Chris)Tu consejo no me aleja del dolor.

(Leo) Son cosas de amor.

Se callaron e hicieron reverencias frente a sus oyentes. Felices de que los demás no entendieran ni
papa de español. Sobre todo Chris. ¿Qué diría Clarisse de la canción? Leo, por otro lado, estaba
satisfecho de haber podido llamar la atención de Calipso, quien aplaudía a unos metros de
distancia.

-¿T escondes de mí? ¿Tan mal me veo sin dormir?

Hope rio al ver como Nico brincaba por la sorpresa, era la primera vez que lograba esa reacción en
él. Di Angelo la observo sin decir nada.

-¿Qué sucede?- pregunto la muchacha confundida.

-Me hablas- respondió el, como aturdido.

Hope sonrió aún más, entonces si era lo que suponía. ¡Nico de verdad creyó ver una alucinación la
noche anterior! Era tan tierno. ¿En serio Nico creía que ella podía seguir molesta? Incluso sin que
él le fuera dicho todo lo que le dijo la noche pasada y Eros fuera tenido completa razón, ella
volvería a ser amiga del hijo de Hades.

No podía juzgarlo. Además, Percy había llegado primero que ella. Y, había que admitirlo, si Percy
quisiera enamoraría a la mitad del campamento. Pero eso, ahora, no tenía importancia.
-Eres un tonto- dijo ella, tratando de verse seria- ¿Cómo te atreves a decir todo eso solo porque
pensaste que yo no era real? ¿Quieres decir que si fuera sido yo en persona, no me dices nada?
Eso es completamente injusto.

-¿Eras tú?

-Ninguna alucinación será más hermosa que la original, te lo aseguro- se sentó muy cerca de él, en
la roca frente al lago donde Nico se hallaba.

-Bien- asintió el azabache.

Se quedaron allí un rato, disfrutando y la compañía. Eran los únicos en todo el campamento que
tenían otras prioridades, dejando en el olvido el posible eterno castigo que les impondría Quirón,
si se enteraba del desastre que habían hecho.

Na, eso definitivamente podía esperar.

-¿Qué te sucede?- Octavian miro suspicaz a su amigo, quien llevaba comportándose raro desde
que se había despertado, a eso del mediodía.

Michael no respondió. No porque tuviera miedo que el legado de Apolo se enojara, pues él era
uno de los pocos que no le temía al tan afamado Augur. Eran amigos, y los amigos se tenían
confianza, no miedo. Lo que sucedía es que presentía lo irritante que se pondría el muchacho
cuando se enterara que el había sido la distracción de Reyna durante la fiesta y por eso todos
asintieron a la celebración del cumpleaños de Pretor, a quien tan mal le caía a Octavian.

Además, el rubio haría preguntas. No podía decirle que la había pasado increíble charlando con
Reyna. Increíble, porque de verdad no pensó que podía pasarla tan bien charlando con la chica.
Era algo nuevo, que no había visto, y tenía curiosidad por seguir descubriendo.
Y tal vez actuaba un poco fuera de lo normal porque le preocupaba encontrarse con la hija de
Bellona. ¿Todo seguía normal? ¿Debía saludarla como una amiga o como su oficial a cargo?

Todo era tan confuso. Pero era la confusión más agradable que alguna vez había sentido.

-Tu reporte, Castellan.

-De acuerdo. Grover no se metió en ningún problema, Leo fue extrañamente normal, los Stoll
estuvieron merodeando la cabina 4, Nico paso la noche fuera de su cabaña y Percy tuvo un sueño
raro sobre unas cabras.

-¿Qué tiene que ver las cabras?- pregunto la muchacha, él se sonrojo- ¿Por qué ese color?

-Hm… es un poco largo, pero lo importante es que en el sueño estaba Annabeth y algo paso,
porque Percy se comportó extraño al contármelo.

Thalia sonrió de oreja a oreja. ¡Si el supiera lo que ella sabía! Bueno, era su turno de reportar, asi
que no lo haría esperar.

-Grover no se metió en ningún problema porque no se separó de Enebro en ningún momento, Leo
estaba normal porque hablaba con Calipso y trataba de lucir decente un rato, los Stoll estuvieron
merodeando por allí por Mirando Gradner, y seguramente, también por Katie; Nico despertó en la
enfermería, luego de enfermarse por beber mucho de ese brebaje. Ya se reconcilió con Hope por
ese problema del que no le quisieron decir a nadie. Annabeth beso a Percy.

Luke la miro, completamente escéptico. Thalia le devolvió la mirada, firme y fría como el hielo. Al
final, el cedió.

-¡Maldita sea! Todo lo interesante pasa con las chicas- refunfuño el chico.
-Te dije que conseguiría mejores chismes que tu- se burló la muchacha. Sin embargo la pulga de la
curiosidad ya la había picado- ahora dime, ¿Qué es eso del sueño de las cabras?

Luke le conto, algo reacio, sobre el sueño en el que había cuidado sátiros bebes. Ella con Leo y el
con Clarisse. Thalia rio de buena gana por él.

-¡Tú con Clarisse!- exclamo- debió ser épico.

-Y tú con Leo- replico el, molesto- ya sabes, tu dormida junto a Leo Valdez- esa parte no era del
todo verdad, pero ella no lo sabía- debió ser interesante.

Thalia se sonrojo completamente, de furia y vergüenza. Esta vez, fue el turno de el para reír. Antes
de que ella se marchara, la envolvió en sus brazos. Thalia protesto, pero se cansó muy pronto y
simplemente lo dejo.

-Si fuera sido mi sueño, probablemente habría matado a Leo- comento Luke, sin soltarla.

-Si fuera sido mi sueño, lo habríamos matado juntos- respondió ella, sin querer que la soltaran.

--

Capítulo 23: Flechas Ofensivas.

A Frank ya no le dolía la cabeza, ni estaba aturdido como el día anterior. Los afectos segundarios
de esa bebida griega se habían ido y estaba relativamente listo para la prueba.

-La Tercera Prueba será la más fácil de todas- decía Dionisio- probablemente la más aburrida
también- bostezo, dejando claro que no le gustaba lo mas mínimo estar allí. Frank no veía como
ese dios podía ser el padre de Dakota o de los gemelos griegos- Captura la Bandera.

Los campista de camiseta naranja, (incluso Nico, que la ocultaba bajo su chaqueta negra de
aviador) sonrieron, mirándose entre sí. Las Cazadoras no demostraron mucha emoción, pero se
veían muy seguras. Frank y sus compañeros por otro lado…
-¿Qué es "Captura la Bandera"?- pregunto el asiático, tímidamente.

Todas las miradas estaban sobre el ahora. Dionisio lo midió con la mirada y le respondió con su
mejor voz de "Pregunta estúpida, semidiós, no lo hagas para la próxima."

-Tengo entendido que ustedes tienen una actividad similar. Algo a lo que ustedes llaman "Juegos
Bélicos"- los soldados romanos asintieron- esto es parecido, pero aquí tendrán que jugar dentro
del bosque y llevar hasta su propio territorio las banderas de sus rivales. No hay estandarte.
BANDERAS.

Quirón paso al frente y, con mucha más amabilidad, les explico el resto.

-El bosque, que generalmente se divide en dos por el arroyo, fue dividido en tres, con ayuda de los
espíritus de la naturaleza. La región norte les pertenece a las Cazadoras de Artemisa, la región
oeste al Campamento Júpiter y el este al Campamento Mestizo.

Las mentes comenzaban a trabajar en estrategias de una vez, pero ninguna como la de Annabeth.
Ella ya tenía un plan. Como siempre.

-Para los que no saben, las cabañas suelen dividirse en dos grandes grupos- siguió Quirón con su
explicación- sabemos que equipos de doce no harán una buena batalla en un bosque tan grande,
por lo que podrán agregar una docena de miembros más. Uno por cada uno de ustedes. Solo por
esta prueba.

Explico las demás reglas básicas de Captura la Bandera y los dejaron ir, para que pudieran preparar
su estrategia para esa noche.

-Esto será pan comido- Thalia sonreía como si ya fuera ganado.

Estaban los doce reunidos en la sala de juegos, decidiendo como procederían esa noche. Este era
su juego, no podían perder.
-Nosotros conocemos el bosque mejor que cualquiera de ellos- dijo Annabeth.

-Pero nunca le hemos ganado a las Cazadoras de Artemisa- todos miraron mal a Polux, por ser ave
de mal augurio- ¡No me miren así saben que es verdad!

Si, era verdad. Pero eso no lo hacía menos vergonzoso. Antes, cuando el campamento estaba
dividido, los chicos nunca estuvieron cerca de vencerlas, y las chicas, aunque normalmente tenían
más libertad para golpear a esas niñas eternas, les era difícil atraparlas.

-Ganaremos- asevero Thalia, con autoridad- no lo duden, quien diga lo contrario se las verá
conmigo- para reforzar su amenaza hizo para chispas por sus dedos.

-Esa es mi chica- rio Luke. Miro a Annabeth- entonces, ¿alguna idea?

Annabeth estuvo a punto de responder, feliz de poner sus habilidades estratégicas en


funcionamiento, pero Percy la interrumpió. Lo miro mal un segundo, pero termino desviando la
mirada, aun avergonzada.

Habían limpiado y arreglado todo tan eficientemente que Quirón no sospecho nada respecto a la
fiesta que habían hecho. Pero todo ese tiempo ella lo paso escondiéndose, cobardemente, de
Percy, y el tampoco parecía interesado en hablar del tema, lo que solo aumentaba su desanimo al
respecto.

En resumen, apenas se habían visto desde la fiesta.

-¿No creen que primero deberíamos escoger a las personas que jugaran con nosotros?- dijo,
mirando principalmente a Annabeth- deberíamos tener en cuenta sus habilidades también.

Por la señal de costumbre, las personas de acuerdo levantaron la mano. Todos lo hicieron. No
tardaron mucho en escogerlos. Tomaron en cuenta sus habilidades, su trabajo en equipo y su
experiencia en el campo de batalla, (en este caso bosque). Quedaron así: Lou Ellen, de Hécate,
Butch, de Iris, Malcom, de Atenea, Beckendorf, Miranda Gradner, Lee Fletcher y Hope Solace,
Ethan Nakamura, Castor, Los Stoll y Chris.
-Bien- Annabeth sonrió contenta, pues al fin la dejarían hablar- esto es lo que haremos.

Hope llevaba terciado en su espalda un carcaj de cuero blanco con elaborados detalles bordados
en hilos de oro, aparentemente vacío, y un arco en su mano izquierda, de oro y marfil. El juego
gemelo de arquería que Apolo le regalo a ella y a Will. Los carcajes tenían la capacidad de
proporcionar flechas de todo tipo, desde las normales o las explosivas o las sónicas, hasta flecas de
cualquier material, madera, oro, plata y bronce celestial; y el arco solo podía ser utilizado por un
hijo de Apolo.

La rubia intentaba sacar de su carcaj una sencilla flecha de madera para practicar su puntería, pero
lo único que la bolsa le daba eran flechas explosivas. Porque su boca decía una cosa, pero su
mente otra.

Nada la haría más feliz que desaparecer a la chica que intentaba coquetear con Nico.

-¡Maldita sea!- exclamo, tirando otra flecha al suelo caprichosamente.

Todas las chicas a su alrededor se volvieron para verla, sorprendidas por su nuevo vocabulario. La
pequeña chica miraba molesta, como nunca la habían visto, a la legionaria romana y al hijo de
Hades.

-Cuando al fin nos arreglamos, viene otra a tratar de coquetearle- farfullo entre dientes.

Las demás aun no salían del segundo shock que les causo ver a una semidiosa romana intentar
entablar conversación con Di Angelo. Silena fue la primera en recuperarse, llego junto a Hope y la
puso una mano en el hombro en señal de apoyo.

-La chicas comienzan a darse cuenta de que no es tan aterrador y peligroso, pero no es lindo e
inofensivo- la hija de Afrodita miraba a Nico, como midiendo posibilidades- indiferente pero no
completamente ignorante. Un desafío.
-Sí, lo sé. Pero, ¿tiene que ser mi desafío el que quieren?

-Pues, si- Silena rio alegremente- si miran al mío las hare tiritas, ni hablar de lo que harían las
demás.

Thalia sonrió, imaginando las posibilidades de que el caso de Hope fuera el suyo y las cosas que
podría hacer para solucionar todo. Pero, ya de por si, ninguna chica, del campamento que fuera,
se metería con el chico de ella o Annabeth, si tenían instinto de supervivencia.

-No debería preocuparte tanto- Piper trato de tranquilizarla- esa chica es una hija de Venus.

-¿Y eso que quiere decir?

-Bueno, a los romanos no les gusta mucho el dio de la muerte y mucho menos a nuestras
hermanas del oeste- miro a Silena- no creo que a esa chica le guste mucho Nico luego de que haga
toda su cosa de hijo de Hades.

En ese momento, vieron a Nico irse de allí, como si una guapa hija de Venus no fuera estado
tratando de hablarle y se fue a la cabaña 3. Hope sonrió abiertamente. Si una hermana de Piper y
Silena no llamaba la atención de Nico, ¿Quién más podría?

Era ya el atardecer, pronto comenzaría la cena y en cuanto el sol estuviera bien oculto y en el cielo
no quedara más que la luna y las estrellas brillando en el oscuro manto, también iniciaría la tercera
prueba.

Estaba emocionado, esto sería genial.

Me encontraba en la playa, mirando a las pequeñas olas llegar a la orilla y mojar la arena en la que
me encontraba parado descalzo. El agua salada me calmaba. He estado nervioso desde que me
levante ayer.
El beso que Annabeth me dio me ha mantenido distraído últimamente. A pesar de haber estado
medio borracho, recuerdo ese momento perfectamente.

FLASHBACK

Annabeth apenas podía mantenerse de pie, necesitaba apoyarse de las paredes para poder
moverse por la Casa Grande. Había bebido demasiado; yo también me había tomado varios vasos
y he de decir que esa cosa estaba muy buena, pero ella se pasó.

-La llevare a su cabaña- le dije a Thalia, mirando con preocupación.

Luke también se veía preocupado por Annabeth, pero yo podía ver algo más en su ceño fruncido:
él no quería de que Thalia se marchara. Los estaban en un sofá, cómodamente abrazados. Luke se
había esforzado mucho este verano para poder tener esta confianza con mi prima, y hasta yo, en
mi estado de embriaguez, sabía que esto no se repetiría pronto.

-No, yo lo hago- ella me miro, arqueando una ceja. Respondí, levantándome en un intento de
brinco que casi termino en caída- la dejare en su cabaña y me iré a dormir a la mía de una vez.
Ustedes dos sigan divirtiéndose.

La mirada de agradecimiento que Luke me dirigió mientras me iba a buscar a Annabeth me


aseguro que me debía una.

-Vamos, Listilla- tome a Annabeth del codo y tire de ella tan suave como pude, pero recuerden que
mis cinco sentidos estaban un poco alterados así que cada movimiento requería un esfuerzo extra
para no caer- hora de volver a tu cabaña.

-¡No!- chillo infantilmente. Nunca la había visto así, se veía adorable.

La saque a la fuerza de allí. Técnicamente, Annabeth intento poner resistencia sujetándose de


cosas o intentando zafarse de mi agarre, lo cual no le era de mucha ayuda en su estado. En cuanto
se percató de eso, puso sus grandes ojos grises y un mohín en un intento de chantaje emocional.
Casi funciono. Pero se distrajo lo suficiente pata darme oportunidad de arrastrarla fuera.
Para ser verano, estaba haciendo mucho frio afuera. Annabeth tiritaba levemente a mi lado, la
blusa que traía no era especialmente cálida. Entonces, tuve una idea (la cual no fuera llevado a
cabo de haber estado sobrio), estire mi brazo y la rodee con él. Ella inmediatamente se acomodó
allí.

Definitivamente se sentía bien.

Llegamos a su cabaña. Me separe de ella para que abrir la puerta y que entrara. Cuando me hice a
un lado para dejarla entrar, nuestros ojos se encontraron. Quería quédame con ella un poco más.
Pero ni todo le verdadero alcohol del mundo me haría decirlo en voz alta. ¿Qué tal si me
rechazaba?

-Gracias por acompañarme a mi cabaña- me dio una pequeña e insegura sonrisa. Comenzó a
acercase a mí- Buenas noches, Percy.

Se puso de puntillas para darme lo que debía ser un beso en la mejilla, pero se tambaleo y sus
labios se encontraron con los míos. Segundos después, probablemente los mejores de mi vida, se
alejó y entro a su cabaña sin mirarme.

FIN DE FLASHBACK

Me quede parado frente a la puerta sintiendo mi cerebro derretirse, sin poder creer lo que
acababa de pasar. Y aun ahora me parece increíble…

Algo en el agua me llamo la atención. Algo se acercaba. Sujete a Riptide en mi mano, listo para
quitarle la tapa y liberar mi espada, cuando un amigable ojo castaño se asomó a la superficie y,
antes de darme cuenta, Tyson me apretaba en un abrazo rompe-huesos.

-También me alegra verte- dije estranguladamente- ¿Qué haces aquí?

-Traje regalos.


Ambos hijos de Poseidón salieron de la playa al campamento. Percy estaba muy curioso de saber
que traía su hermano en ese saco que cargaba sobre su hombro.

Llegaron al área común donde la mayoría de los campistas se encontraba. Percy llamo su atención.

-¡Tenemos visitas!

Se giraron para verlo, mientras otros salían de sus cabañas. La atención se centró en el joven
ciclope. Los amigos de Percy reconocieron a Tyson; sonriendo, estuvieron a punto de ir a su
encuentro. Pero una flecha voló de improviso, dando muy cerca del pie derecho de Tyson.

Todos observaron a Las Cazadoras, quienes tenían los arcos tensados y a Zoe cargando una nueva
flecha.

-Quieto, monstruo- ordeno la lugarteniente.

Tyson no escucho sus palabras. Su ojo estaba centrado en las desconocidas vestidas de camuflaje.
Ni siquiera vio las armas que lo apuntaban.

-Bonitas- dijo embobado. Dio un paso al frente, con ganas de tocarles el cabello, dio otro paso.

-Te lo advertí- susurro Zoe, luego soltó la flecha.

--

Capítulo 24: Hora de Empezar…

La flecha iba a parar al ojo de Tyson, en la mera pupila del iris color castaño. Percy se valió
nuevamente de sus reflejos de semidiós para sacar a Riptide e impedir que la flecha cumpliera su
objetivo. El ciclope retrocedió asustado, mientras Percy veía a las Cazadoras de Artemisa con ira y
advertencia.
-Nadie tocara un pelo de MI HERMANO TYSON ¿Entendido?- rugió, desafiando con la mirada no
solo a las niñas eternas, sino también a los demás campistas en general.

-Es un ciclope- comenzó a decir Bianca, incrédula- es un monstruo…

-Y un hijo de Poseidón- replico el pelinegro- está bajo mi protección, si alguien le hace algo, se las
verá conmigo.

Hubo un temblor en todo el valle, los jóvenes se agarraron de lo que encontraron para no caer.
Algunos se resguardaron bajo en los marcos de las puertas, otros se agacharon buscando
estabilidad. Pero Percy se mantuvo firme en su pose defensiva frente a Tyson.

Cuando la tierra estuvo en calma, volvió a hablar.

-El Señor de los mares y sacudidor de la tierra, Poseidón, les ha dado una advertencia. No creo que
quieran meterse con él.

Thalia reía, y reía, y reía, reía una vez más y seguía riendo. Los chicos la habían acompañado al
principio, ahora solo se preguntaban cómo no se había ahogado.

-¡Aaaaaah!- suspiro, sonriendo muy contenta- ya lo supere.

La pelinegra habían encontrado la mar de divertido lo sucedido con Percy. La aparición sorpresiva
de Tyson (a quien había conocido en una ocasión), el ataque de Zoe y la defensiva de Percy. La
forma en la que comenzó a temblar y dramática advertencia del pelinegro.

-Zoe tiene milenios de antigüedad- dijo Percy, cuando ella lo menciono- creí que decir la
advertencia de esa forma le facilitaría el entendimiento.

Eso solo la hizo reír más.


-De acuerdo, compañeros, hora de ir a los asuntos importantes- hablo la hija de Zeus, poniéndose
seria- en 15 minutos entraremos a ese bosque. Debemos tener una defensa increíble, una ofensiva
arrolladora y una astucia insuperable si queremos obtener ambas banderas.

Dionisio había agregado una regla de última hora: ya no ganaría el que obtuviera una bandera
enemiga y la llevara con éxito a su territorio. Ahora tendrían que capturar las banderas de los dos
adversarios y llevárselas a sus propios territorios. No importaba si tomaban la bandera romana, las
cazadoras podrían llegar y tomar la romana y la griega al mismo tiempo y llevárselas.

Lo que sería una ventaja, también los haría perder el juego en un segundo.

-Annabeth, repítenos el plan.

-Se hará de la siguiente forma- dijo la rubia- Ethan, Travis y Connor defenderán nuestra bandera,
Leo y Beckendorf irán con ustedes para preparar unas trampas anti-cazadoras.

-¿Contra romanos no?- pregunto Lou Helen.

-Pondremos nuestras propias trampas- sonrió Travis.

Ninguno sabía a ciencia cierta en qué consistía, solo lo habían discutido entre los Stoll y Nakamura.
Pero confiaban plenamente en sus poderes destructivos combinados.

-Los hijos de Hefestos pondrán trampas caza-bobos por toda la región este. Los hijos de Dionisio y
Deméter se dividieron entre el norte y el oeste para acompañar a nuestra gente, ayudándolos
colocando trampas con vides y todo lo vegetal que consigan.

Estos chicos asintieron, conformes con su tarea.

-Thalia y Clarisse lideraran la ofensiva. Solo que… aun no deciden a qué lugar ira cada una.

-Yo iré al norte- dijeron ambas a la vez, mirándose con repentino odio.
-Yo- Luke hizo resaltar mucho esa palabra- creo que Clarisse debería ir al oeste.

-Lo dices porque eso es lo que tu novia quiere- gruño la chica.

-Lo digo porque pensé que deberías mostrarle a la chica esa, hija de Febo, que no hay que
coquetear con tu novio- replico el rubio.

Clarisse miro al chico, sus ojos se encendieron poco a poco al igual que el color de su rostro. La
furia brillando como un aura roja a su alrededor al recordar lo sucedido con dicha muchacha.

-No sabrá quien la golpeo- y eso fue todo lo que dijo.

-Ooook- Annabeth llamo la atención hacia ella otra vez y prosiguió- ahora cabaña 7, Nico, Lou
Helen, ¿saben lo que tienen que hacer?

El grupo asintió. Les habían permitido tomar prisioneros en este juego, por lo que Annabeth pensó
en una jugada especial: aprovechando la puntería sin igual de los tres hijos de Apolo y recordando
la jugada de las chicas de la cabaña 7 en el juego de Chicas vs. Chicos; con sus flechas clavarían a
sus enemigos para inmovilizarlos. Lou Helen usaría la niebla para ocultarlos, mientras Nico llegaba
con sus esqueletos para llevárselos a la prisión que Leo había diseñado en un lugar que solo él y el
hijo de Hades conocían.

-Odio este plan- gimoteo Hope, recordando con un escalofrió a los no-muertos.

-Están a tu favor, no es tu contra- dijo Nico, cansadamente.

-Eso no quita que estén feos- replico esta, caprichosa.

-Volviendo al tema- dijo Annabeth- Percy, Piper, Silena y yo buscaremos las banderas.
Necesitamos la colaboración de todos para que podamos llegar a sus territorios sin que nos
detengan.
El cuerno sonó, indicando que era el momento de empezar.

La bandera estaba en su lugar, lista para ser protegido de un intento de robo. Nadie les quitaría
esa bandera, no lo permitirían.

-¿Estamos listos?- pregunto Percy al grupo.

-Un momento. UN-MO-MEN-TO- exclamo Leo, terminando de arreglar unos detalles con
Beckendorf- no pueden empezar sin nosotros.

Los chicos terminaron de arreglar su trampa. Ya Ethan y los Stoll habían hecho las suyas, y las
presumían cada que tenían oportunidad. Se reunieron con los demás, esperando instrucciones.

Percy miro a cada uno de sus compañeros. Cada uno llevaba su armadura, usando los cascos que
Tyson, atentamente, había hecho para cada uno. El de él tenía olas y escamas; Thalia tenía un
águila, Annabeth una lechuza, Luke y sus hermanos tenían alas a los costados. Los hijos de Dionisio
tenían vides en sus cascos y el de las chicas de Demeter parecía tener una cascada de cabellos
rizados con flores enredadas entre los mechones.

Piper al representar a Hera, tenía un casco de pavo real. Clarisse llevaba un nuevo casco de jabalí,
los hijos de Hefesto llevaban una armadura aparentemente sencilla, menos el casco, pues Percy
sabía que allí debió de poner cosas muy buenas para sus amigos de la cabaña 9. Al hijo de
Poseidón lo que lo preocupaban eran los cascos dorados de los hijos de Apolo y el rosado que iba a
juego con el resto de la armadura de Silena.

-¿Podemos irnos?- pidió Nico, su casco de calavera de verdad asustaba.

-Solo recuerden- dijo Percy en general- esta prueba ya la ganamos, el que piense lo contrario
lavara los platos el resto del verano.

-Así se habla- sonrió Thalia.


Se distribuyeron por el perímetro del claro donde estaban, listos para correr al bosque para
cumplir con sus misiones. Solo esperaban el toque del segundo cuerno…

Jason y Reyna terminaron de cuadrar la jugada. Trataban lo más posible de no demostrar sus
nervios y las dudas que tenían con respecto a la estrategia. ¡Eran romanos, una legión! ¡La guerra
era lo suyo!

¿Cómo podían estar tan nerviosos para esto?

Tenían disciplina, años de entrenamiento, eran soldados. Habían agregado una docena de sus
mejores guerreros, tenían a una hija de la diosa de la guerra y a dos descendientes de los tres
grandes. Esto era un juego para ellos.

-Le demostraremos a esa "Hija de Minerva" quien manda- gruño Octavian entre dientes, algunos
estuvieron de acuerdo con él.

-Annabeth le terminara cerrando la boca de una patada- comento Frank. Suponía que era instinto
de hijo de Marte, pero sabía muy bien que esa muchacha era quien decía ser y eso la hacía muy
peligrosa.

-Quiero ver eso- dijeron Hazel y Jason a la vez.

"Esas mocosas rosas, Hijas de Afrodita, me las pagaran todas más una por meterse donde nadie la
ha llamado. Par de entrometidas". Así pensaba Annabeth mientras corría por el bosque usando su
gorra de invisibilidad. La idea era verificar que el camino fuera seguro hasta la bandera norte y
analizar las defensas. Percy iba muy cerca, detrás de ella.

"Tendrás que conversarlo en algún momento, Annabeth. Tú no eres una cobarde, no huyas de
esto. Tal vez Percy te rechace, pero, ¿y eso que?", bufo riendo sin gracia. "Y eso te dolerá porque
te enamoraste de él, sus ojos verdes como el mar, esa sonrisa problemática y la forma en que te
defendió de ese perro del infierno."

-Tuvimos una buena idea- seguía felicitándose Silena.


-Pero creo que a Annabeth no le parecerá divertido- Piper tenía un poco de remordimientos, pero
no paraba de sonreír.

-Ahora solo falta una ocasión para dejarte sola con ese lindo pretor…

-¡No te metas, Silena!

No había sido tan largo como había esperado de un soldado, pero no dejaba de ser satisfactorio.
Todos sabían que a Clarisse le gustaba Chris, incluso el, y nadie tenía por que acercársele. El grupo
de ofensiva que ella lideraba aplaudió con entusiasmo al verla vencer.

-No creo que a esa chica se le olvide alguna vez quien es Clarisse La Rue- comento Chris
sonriéndole, mientras se habrían camino en territorio romano.

-Tu tampoco deberías olvidarlo- le sonrió ella de vuelta.

-Lo tengo bien anotado entre mis apuntes sobre Clarisse La Rue- dijo el chico distraídamente-
como que te gusta mucho tu lanza eléctrica, entrenar, molestar a Percy y tratar de hacer que tu
padre este orgulloso.

-Has estado observándome, ¿eh?- trato de lucir relajada, pero estaba impresionada de lo mucho
que el chico la conocía.

El hijo de Hermes se sonrojo, cosa que ella hallo muy lindo, junto con los balbuceos nerviosos de el
tratando de explicarse.

"Quizás no es tan patético como creí", pensó Clarisse sonriendo.

Lou Helen ya tenía los nervios de punta. La niebla la ocultaba, pero a Hope no. Ella brincaba
despreocupadamente de rama en rama usando su acostumbrado buzo rosa, sin la armadura y el
brillante casco de oro. Era como una indiscreta luciérnaga que brillaba contra el cielo nocturno,
con todas las probabilidades de caer y lastimarse muy gravemente.
Y no había nada que ella pudiera hacer para ayudarla.

Si algo le pasaba, Nico estaría muy molesto.

-¡Apresúrate, Lou!- le grito la rubia desde la cima de un árbol.

-¡Baja de allí!- replico la chica- te harás daño. Y se molestaran conmigo por no evitarlo.

-Lou Helen…

-¿Acaso lo dudas?

Aparentemente no. Hope bajo del árbol y pudo respirar tranquila.

-Pero de esta forma será más complicado apuntar- se quejó la hija de Apolo.

En eso apareció un romano, que al verlas se detuvo. Lou Helen observo como las analizaba: ella
solo tenía una espada y Hope arco y flechas. El chico debió creer que eran presas fáciles para él,
porque sonrió.

La hija de Hécate solo tuvo que pensar que querría el soldado en ese momento. "probablemente
algún reconocimiento", pensó. Con su niebla hizo ver al chico como las derrotaba y su pretora,
Reyna, lo felicitaba y esas cosas. El chico sonreía a la ilusión en su mente, mientras Hope lo clavaba
a un árbol de un par de flechazos.

-Mala puntería, si como no- Lou Helen se cruzó de brazos.

-Oye, lo que hiciste, sea lo que sea, estuvo genial- le sonrió la chica haciendo caso omiso de su
sarcasmo, sacando una flecha de su carcaj mágico y lanzándola al cielo, donde exploto en chispas
rojas.
Esa era una señal de los hijos de Apolo para indicarle a Nico donde se encontraba la persona
atrapada para que mandara a uno de sus no-muertos a buscarlo.

-Vamos antes de que llegue ese feo esqueleto…

-¿Por qué no traes puesta tu armadura?

Hope callo al oír el regaño de Nico, quien salió de las sombras. Lou Helen dio un brinco asustada,
no está acostumbrada a eso aun.

-No puedo trepar a los arboles con ella- respondió la chica, tímidamente. Era extraño para la hija
de Hécate verla así- ¿Qué haces aquí? Creí que mandarías a un zombie.

-He terminado de buscar a los demás. Ya están en prisión.

-Oh, ¿entonces viste a tu amiguita romana en donde la atrape?

Lou quería un refresco y unas palomitas de maíz. Nunca espero ver a alguien reclamándole a Nico,
y mucho menos por celos. Era divertido. El muchacho parecía muy desconcertado.

-¿Qué amiga?- pregunto, completamente extrañado.

La rubia pareció contenta de que verdaderamente no supiera de quien hablaba. Pero no tenían
tiempo para discusiones de pareja, si Thalia y Annabeth se enteraban de que estaban allí, parados,
sin hacer nada… no sería lindo.

Mas chispas rojas brillaron en el cielo.

-Hora de irme- dijo Nico. Le dio un beso en la mejilla a Hope, luego miro a Lou Helen- tengan
mucho cuidado, sobre todo con las cazadoras. Sean sigilosas y no llamen la atención. Si necesitan
ayuda, usen esto.
Le entrego un viejo trozo de hueso a la hija de Hécate, luego se fue sin más.

Zoe Belladona nunca había sido distraída ni descuidada. Había perdido el rastro de tres de sus
cazadoras, cosa que nunca antes había sucedido.

-No fue el Campamento Jupiter- se dijo- ellos pelean cuerpo a cuerpo, mis chicas los vencerían con
facilidad. O en todo caso, si las hirieran, yo las habría encontrado.

Pero conocía aún mejor al Campamento Mestizo. Sabía lo buena estratega que podía ser
Annabeth Chase, lo creativos que podían ser los griegos si se unían entre sí. Ellos debían ser los
culpables. Las tenían en algún lugar y ellas las sacaría de allí.

Vio de nuevo las chipas rojas.

-Los tengo.

-Tantos años como niña inmortal debían servir de algo- dijo Hermes, viendo a la cazadora seguir el
rastro de los chicos de Apolo.

-No debes subestimar a mi lugar teniente- Artemisa estaba orgullosa- por algo ha sobrevivido
tantos años.

Los dioses ahora se reunían en el Castillo de Poseidón para ver "Campamentos en Guerra". Se
encontraban más en paz que el solsticio de invierno.

-Debo admitir que fue muy tonto usar chipas rojas para indicar a los prisioneros- dijo Atenea- es
demasiado evidente.

-Ni que fuera Harry Potter- Deméter estuvo de acuerdo.

-Creo que llego el final de tus hijos- Ares se burló de Apolo, de muy buena gana.
El dios del sol estaba preocupado por la situación, pero trataba de disimularlo con su
acostumbrada súper confianza. Hades, por otro lado, estaba tranquilo. Sabía que su hijo no dejaría
la seguridad de su equipo, incluyendo especialmente a la chica Solace, a la suerte.

Algo tenía planeado Nico que dejaría a todos con la boca cerrada.

-Esto cada vez se pone mejor y mejor- suspiraba Afrodita.

-Y que lo digas- asintió Poseidón. Estaba feliz por cómo iban las cosas con su hijo y la chica rubia.
Aunque la madre de esta odiara todo al respecto. Solo aumentaba la diversión.

-Al menos mi hijo se ve feliz- sonrió Hermes.

-Vamos a ver por cuanto tiempo- gruño Zeus.

Lo único que la diosa del amor sabía es que más de uno de los dioses presentes gruñiría de esa
forma para el final del verano.

--

Capítulo 25: Tercera Prueba: Recta Final.

-Creo que fuimos bendecidos por los dioses- dijo Frank a Hazel y Dakota.

-Lástima que Jasón no está- la muchacha no pudo evitar decir.

Recién se habían topado con un minimo grupo de griegos, solo dos y ellos eran cerca de diez. Los
superaban en número, pero no era por eso que estaban felices los tres chicos.

Octavian lideraba la guardia romana. Annabeth formaba parte de los dos griegos.

-Si se cumple tu predicción, votare por ti como próximo Augur- le dijo el hijo de Baco a Frank.
Frank solo quería ver el zapato de Annabeth en la cara de Octavian. Con eso sería un chico feliz por
el resto del día.

-¡Piper! ¡Piper!

-Deja de gritar como una loca o las Cazadoras vendrán y te callaran a flechazos.

-¡Valdez!- exclamo Silena por la sorpresa. Busco alrededor del latino al que sabía que debía ser su
acompañante. Sonrió al verlo- hola, Charlie.

El chico sonrió, sonrojándose un poco. Aun no encontraba a Piper, pero debía ser una buena señal
encontrarse al hijo de Hefesto, aunque este estuviera acompañado por su molesto hermano
latino.

-¿Dónde está Piper?- pregunto Leo preocupado.

-¡No lo sé!- exclamo la hija de Afrodita de igual forma- queríamos rodear a unos trolls, pero creo
que doblo en el árbol equivocado…

-Busquémosla entre los tres- propuso Beckendorf- ya terminamos con las trampas de esta área,
podemos acompañarte.

Leo se quejó, objeto, refunfuño y no callo sus negativas a esa idea en ningún momento. Ahora era
la tercera rueda y no podía irse a ningún lugar sin encontrarse con romanos o niñas eternas.

Aunque esa perspectiva sonaba bien en ese instante.

Piper había estado en mejores situaciones, eso seguro. ¡Silena era tan despistada! Si solo se fuera
fijado mejor habría notado las marcas que había hecho con su daga para que la encontrara en caso
de separarse.

Lo peor era que los trolls la habían seguido.


-Pues, bien… hola- dijo a los monstruos, deteniéndose para enfrentarlos- entonces, ¿Cómo han
estado?

Los seres de roca y cara desfigurada la miraron como si no la fuera escuchado.

-Ok, levante la mano quien me escuche- impregno sus palabras con el encanto que su madre le
heredo.

Los cuatro trolls levantaron un poco la mano. Eran rudos, pero no completamente inmunes. Tal
vez estuvieran algo sordos. Podía con eso.

-Quietos- les dijo, usando la mayor cantidad de encanto que pudo- quietos.

Los trolls no parpadearon mientras ella se acercaba. La idea era destruirlos y largarse de allí. Tenía
una bandera romana que buscar. Pero Katroptis, su daga, tal vez no sería suficiente para esto.
Necesitaba algo más… mortal.

-¡Piper! ¿Qué estás haciendo?

Giro en dirección a la persona que había gritado, encontrándose con una penetrante mirada azul
eléctrico. Jasón tenía el rostro lleno de preocupación. Entonces, recordó a los monstruos, quienes
salían del trance.

Corrió hacia Jasón, un mazo gigante zumbando sobre su cabeza en el camino. Se habían
despertado, y estaban furiosos. Y más veloces de que ella habría creído posible.

El rubio corrió en dirección opuesta a la de ella. Su espada de oro imperial en la mano,


fuertemente sujeta, lista para atravesar lo que estuviera en su camino. El romano estaba listo para
destruir y aniquilar. Era muy valiente.

"Detente y ayuda", se dijo, medio regañándose también. "No quedes como una cobarde".
Obedeciendo a sus pensamientos, freno, casi derrapando, y se giró hacia él. "No tengo armas.
¿Qué puedo hacer? ¿Cómo lo ayudo? ¿Por qué no traje una espada conmigo? ¡Tonta!". Había
logrado controlar a los trolls antes, ¿Por qué no intentarlo de nuevo?

Los trolls estaban agitados, enojados, yendo los cuatro por Jasón. Lo mejor sería calmarlos, eso le
daría tiempo al rubio para atacar.

-Manos a la obra- murmuro Piper, decididamente.

Noche de dioses. Varones. Machos.

Había costado. Mucho. Las diosas en la actualidad eran más tercas que una mula, varios de ellos,
sobre todo Zeus, extrañaba la época en las que las mujeres hacían lo que les pedían y ya. Sin
replicas, berrinches o rabietas.

El Gran Zeus tuvo que jurar por el Estigio que no habría ninguna mujer en todo el palacio de
Poseidón, ni siquiera Anfitrite; de esa única manera, Hera lo dejo irse en paz, jurando de la misma
manera no molestar en ningún momento con mensajes Iris o apareciendo de repente.

Las demás olímpicas fueron un poco más comprensivas. Afrodita había hecho pucheros, pues se
divertía mucho más cuando estaban ellos. Deméter insistió también un poco, Hestia había
aceptado la decisión con tranquilidad; Artemisa y Atenea eran un poco más indiferentes al asunto
y no pusieron ni un pero. Sin embargo, Hera no dejaría las cosas precisamente en paz.

Si ellos tenían una noche de dioses, ellas tendrían una noche de chicas.

-¡Malvadas, engreídas y hermosas doncellas de mi hermana!- Apolo comenzaba a ponerse


dramático, listo para escribir un memorable Haiku en cualquier momento- ¡Dejen en paz a mi hija!
No la odien por ser tan genial- gimoteo.

En la gran pantalla podían ver como Hope y a Lou Helen eran acorraladas por las Cazadoras de
Artemisa, que las apuntaban con flechas de plata.
-¡Hades!- grito, hablándole a su tío- ¿Dónde está tu muchacho? ¿Por qué ha dejado sola a mi niña?
¿No que es su novio? ¿Dónde se ha metido el muy cobarde?

-¿Podrías callarte ya?- el dios de Inframundo no perdió la paciencia- mira la pantalla y sabrás.

Hades sabía que cuando ese programa terminara, su mimado y lleno de fijador sobrino le estaría
pidiendo la mano de Nico en matrimonio para casarlo con la chiquilla rubia.

A pesar de ser superadas cuatro a uno, ni Hope ni Lou Helen dejaron ver su angustia. De esa
manera solo le mostrarían a Zoe que había ganado y eso no podía suceder. Esas cazadoras no las
vencerían tan fácilmente.

-Díganme donde están mis demás cazadoras y tal vez las dejemos ir- dijo la lugarteniente,
autoritaria como siempre.

Hope no le prestaba atención, estaba pensando. Traba de recordar todas sus clases sobre
estrategia que había visto con las hijas de Atenea durante sus años en el Campamento Mestizo.
Siempre había sido pequeña y no muy buena luchando por lo que debía ser rápida e inteligente
para compensar.

Tenía que encontrar una forma de salir de allí.

Enfocando bien su atención, analizo a las cazadoras. Se veían listas para atacar o defenderse en
cualquier momento, les daba puntos por eso.

Algunas respiraban agitadamente, estaban sucias y con rasguños en la ropa. Cansadas. Los
campistas debieron haberles dado buena pelea. Muchos se habían preparado solo para vencerlas
a ellas.

No les quedaban más de cuatro flechas a cada una, más el par de cuchillos que sabía que siempre
llevaban.
Ella, en cambio, estaba intacta y descansada. Además, tenía flechas ilimitadas, además de unas
cuantas sorpresas más, gracias a su carcaj mágico. Y contaba con la ayuda de cierta personita.

-Ayúdame, Lou- dijo entre dientes la rubia.

-Ni te molestes- Zoe entrecerró los ojos- la niebla no nos afecta, somos más inteligentes que eso.
No somos ingenuas mortales.

En medio de las palabras, Hope tomo tres flechas y las disparo al piso entre las cazadoras y antes
de que ellas pudieran responder, un espeso humo negro salió de las flechas, nublando la visión de
todos.

Lou Helen supo que era el momento. Había entendido las palabras de la rubia: no le pedía que
usara la niebla, sino el trozo de hueso que Nico les dio. Con fuerza, lo clavo en la tierra.

El suelo se agito bajo sus pies, con fuerza, necesitaron sostenerse de los árboles para no caer.
Hope esperaba que el temblor fuera buena señal. El humo negro aún era espeso y ni siquiera ella
podía ver que sucedia.

Chillidos y ruidos de forcejeos se escucharon en la oscuridad. La rubia tenia curiosidad, ¿Qué podía
hacer chillar a una Cazadora? ¿Con que estarían peleando? De haber sido de día, la niebla no sería
tan oscura y podría estar observando que demonios había hecho.

Los minutos pasaron, los ruidos no cesaron, comenzando a preocupar a las dos griegas. El humo se
disipo y pudieron ver al fin que pasaba: 5 de las cazadoras habían sido inmovilizadas, una estaba
inconsciente y las últimas dos, Zoe y Bianca, peleaban todavía contra unos no-muertos, los cuales
habían vencido a la otra media docena de chicas.

-¿Por qué no lo supe?- farfullo Hope, viendo a los esqueletos. Se ocultó levemente tras Lou Helen-
no da un hueso el Rey de los Fantasmas, Príncipe del Inframundo, amante de invocar bichos en
descomposición. ¿Qué esperaba? ¿Cachorritos, quizá?- hizo una mueca- seguro serian cachorritos
zombie.

-¿Paraste de hablar ya contigo misma?- Lou Helen la llamo, medio impaciente- porque la razón de
tus quejas comienza a venir hacia nosotras.
En efecto. Nico había salido de las sombras y se acercaba con completa calma hacia donde estaban
ellas. Su rostro mostraba el disgusto que siempre se hacía presente cuando veía a una cazadora;
mas a un si Hope estaba junto a ellas.

-¿Están bien?- pregunto a ambas, pero veía a la hija de Apolo.

-Gracias por tu ayuda- respondió Lou Helen, verdaderamente agradecida- ¿lo sabias? ¿Qué ellas
vendrían por nosotras?

-Lo supuse- asintió.

Se giraron hacia las cazadoras. La chica que había quedado inconsciente seguía durmiendo; los
otras, inmovilizadas por los no-muertos, los miraban con rabia. Zoe seguía en la lucha, igual que
Bianca. La hija de Hades parecía ligeramente sorprendida, luego de destruir un esqueleto y que
este volviera a armarse.

-Generalmente, gracias a nuestro padre, tu podrías destruirlo y este quedaría asi- dijo Nico a su
hermana- pero este esqueleto trabaja para mí y no se ira tan fácilmente-miro a las chicas- tengo
que llevarlas con los demás, pero sería complicado si siguen conscientes.

-Oh, oh, oh- Hope comenzó a dar brinquitos, alzando la mano como si estuviera en clase- puedo
arreglarlo.

Revolvió un rato su carcaj mágico, metiendo el brazo hasta el hombro, cosa que sorprendió a sus
dos acompañantes. Entonces se levantó con un par de pañuelos y una botellita.

Era cloroformo.

-¿Debería sorprenderme que lleve algo así con ella?- dudo Lou Helen, hablando en voz baja.

-No sé qué decir- Nico estaba igual de desconcertado.


-¿Lleva cloroformo con ella?- Hera parpadeo, confundida como pocas veces la habían visto.

-Nunca sabes cuando tienes que dejar inconsciente a alguien y secuestrarlo- Atenea no le dio
mucha importancia, la idea funcionaba y era lo que le interesaba.

Para esa "Noche de chicas", en el palacio de Hera, invitaron a mas diosas de las que era
costumbre. Estaban Hera, Atenea, Afrodita, Deméter, Artemisa y Hestia; además llegaron Anfitrite,
Némesis, Hécate, Iris, Perséfone, Nike, e incluso, Cimpolea. No habían reconocido precisamente a
la diosa menor cuando llego, pero ya eso era algo sin importancia.

Artemisa no había dicho nada en la última fracción de programa, no podía creer que lo había
sucedido con sus subordinadas. Ese muchachito las había vencido con sus no-muertos.

La única que aun daba pelea era Zoe.

Los dioses estaban impresionados por las prevenciones que había tomado Nico para ayudar a su
novia y la hija de Hécate. Aunque, en el fondo, algunos como Zeus, estaban preocupados por el
poder demostrado por el chico. Podría llegar a ser una amenaza.

Pero mientras tanto:

-¡No! ¡No!

-Agárrenla.

-¡Atrápenla rápido!

-Se va, se va, se va.

-¡Se fue!
Todos cayeron de sus sillas, desparramándose allí, algo decepcionados. Zoe había podido escapar.
Incluso a Bianca; Hades no podía tener preferencia con sus hijos, pero creía que este resultado era
el mejor. Nico, que siempre había permanecido junto a él, había usado sus habilidades, las que
había aprendido en su tiempo en el Inframundo. Mientras Bianca le había dado su lealtad a otro
dios sin siquiera pensarlo.

-Se prendió- rio Ares perversamente, viendo como la cazadora se alejaba.

Estaban en territorio de las Cazadoras de Artemisa, debían moverse rápido pues en cualquier
momento podrían aparecer dichas señoritas. Sería un problema. Pero primero Annabeth debía
terminar su entretenida lucha contra Octavian.

Para Percy, todo lo demás podía esperar.

Los ojos de Annabeth era como esas nubes que se cernían sobre el mar, para desatar una
tormenta que terminaría con toda paz, haciendo naufragar hasta al mejor navío con la más
experimentada tripulación. Percy estaba fascinado. Ella debería pelear con Augures rubios
flacuchos más seguido.

Ningún romano le hacía barras a su luchador, mientras el gritaba animando a la muchacha. Eran
sus gritos y el chocar de espadas lo único que se oía en el claro.

-Annabeth, termina con el de una vez- había escuchado ruido, alguien se acercaba. Era tiempo de
retirarse- nos estamos arriesgando. El plan…

Dejo la frase en el aire. Ella no dañaría su propio plan, por lo que apresuro la derrota del
legionario. Octavian no estaba nada feliz por la humillación que esa hija de Minerva le estaba
dando. Tenía demasiada confianza en sus movimientos y más astucia.

-Annabeth- llamo, impaciente, el pelinegro. Ella gruño rodando los ojos.


-Bien, vamos- dio un giro sobre el pie izquierdo, impacto el talón derecho en la mandíbula de
Octavian. Los presentas quedaron con la boca abierta mientras el chico caía al suelo. Ella se vio
hacia su compañero, quitándose el cabello de los ojos- ¿feliz?

-Mucho- el sonrió, diciendo exactamente lo que Hazel y Frank, allí presentes, pensaban.

La legión les impidió el paso, pues ese era su deber, aunque muchos pensaban que debían dejarlos
ir como compensación por la paliza al odioso Augur. Sin embargo, ahí estaba ese ruido de nuevo.
Pero más fuerte.

-No son las cazadoras- dijo Annabeth a Percy- ellas son sigilosas.

Y en efecto, no lo eran. Se trataba del entusiasta grupo de ofensiva que lideraba Thalia Grace. En
cuestión de segundos cayeron sobre los soldados, dejándoles el paso libre a Annabeth y Percy,
quienes se fueron de allí sin hacer el más mínimo ruido.

-¡¿Qué hiciste QUE?!- Silena estaba que se desmayaba, y no precisamente por el maratón que
llevaban corriendo.

Ya se había separado de Charlie (que era un encanto) y de Leo (ese engendro de las fraguas), se
había reencontrado con Piper e iba camino a la bandera morada del Campamento Júpiter. Ya
había puesto a su hermana menor al tanto de lo que había sucedido cuando se separaron y ahora
era el turno de Piper. Y no podía creer lo que oía.

-En la guerra y en el amor todo se vale…

-¡No cuando vas a la GUERRA en contra de tu AMOR!- chillo Silena- ¿en que Tártaro pensabas?
¿Qué diría Jasón de ti luego de que lo noquearas y lo amarraras para que los antiestéticos
sirvientes de Nico se lo llevaran? Él te ayudo con los trolls.

Piper rodo los ojos, tratando de ignorar la perorata de la otra muchacha; aunque en el fondo un
sentimiento de inquietud aumentaba con rapidez. ¿Y si Jasón no quería hablarle después de esto?
¿Qué haría?
"¿Qué hice?" pensó con una vergüenza desesperada.

Pararon abruptamente al llegar a un claro. La larga bandera morada con las letras mayúsculas
SPQR y laureles en dorado estaba colgada en toda su majestuosidad en la alta rama de un árbol.
Custodiada por seis soldados, enormes, con mucho musculo y una mueca burlona al ver a las
pequeñas y delicadas hijas de Afrodita que vinieron a enfrentarlos.

-¿Lista para ser un encanto?- pregunto Piper acercándose con calma al centro del claro. Su
hermana rio, tapándose la boca graciosamente.

-Piper, cariño, yo siempre soy un encanto.

La bandera plateada con un gran lobo aullando con una gran luna de fondo ondeaba al viento,
mientras a sus pies se llevaba a cabo una lucha. Romanos, griegos y Cazadoras.

Si permitieran matar eso sería una masacre.

Thalia estaba pendiente únicamente de dos cosas: 1) Annabeth llevándose la bandera, usando su
gorra de invisibilidad, mientras, Percy la ayudaba y la cubría, peleando ferozmente. Y 2) derrotar a
Zoe Belladona. Las cosas no necesariamente en ese orden.

-Ríndete bellaca- Exclamo Zoe, recordándole sus siglos de antigüedad.

-Ay, Zoe- Thalia rio de muy buena gana, deteniendo un mandoble con su lanza- te conseguiré un
diccionario. ¿Sabes que nadie habla así hoy en día, verdad?

La lugarteniente solo gruño y continúo arremetiendo contra ella. Thalia vio por el rabillo del ojo
como la bandera se soltaba y luego se alejaba hacia el este.

Ahora solo tenía una cosa de la cual preocuparse.


-Espero que seas buena perdedora, Zoe- dijo entre dientes la hija de Zeus- porque trapeare el piso
contigo.

-No seas ridícula- contesto Zoe- este piso no se trapea.

-Jo, jo, jo. Aun mejor.

-Hola…

Todas las cabezas giraron al escuchar el saludo de Hefesto. Ningún dios lo había estado esperando.
Luego se miraron entre si un segundo para decir al unísono, mirando ceñudos al recién llegado.

-Calla y siéntate.

Volvieron su vista la pantalla. Los griegos tenían ambas banderas, pero aun no estaban cerca de su
territorio. Corrían como almas que lleva Hades, pues una multitud los perseguía.

De repente, Annabeth se tropezó, le paso la bandera a Percy y este corrió. Estaba exhausto. Se
topó con Malcom y mando la bandera con él. El hijo de Atenea se encontró con Piper, quien
también le dejo la bandera romana, este volvió a echar a correr; parecía como si el resto de los
campistas fuera desaparecido pues apenas se topaba con sus propios compañeros de
campamento.

Su velocidad disminuyo considerablemente y de seguir así lo alcanzarían, por lo que resolvió


dejarle las banderas al próximo griego: esos fueron los hijos de Dionisio y Deméter. Corrieron
Polux y Castor llevando las banderas mientras ellas dejaron enredaderas en el camino para hacer
tiempo.

Estaban cerca del arroyo, pero los equipos contrarios estaban más cerca también. Faltaba poco
para llegar al territorio, pero… no podían más. Tenían que delegar la bandera a alguien.

Solo estaba… Leo.


-No hay de otra- se lamentó Miranda.

Pararon junto a Valdez. Este al ver las banderas se negó, pero sabía que era imposible. Se acercaba
el enemigo y ellos debían ganar. Sin más, se puso en marcha.

Leo mentiría si dijera que no estaba asustado. ¿Un grupo de soldados muy grandes y fuertes lo
perseguían, junto a un grupo de hermosas niñas eternas armadas y agresivas para quitarle esos
valiosos trozos de tela? Si, lo mejor sería no detenerse.

Y así lo hizo.

Ni siquiera se fijó en el momento en que salto el arroyo que dividía los territorios. Solo corrió,
corrió, corrió y corrió. Nada más le importaba. Aun no se daba cuenta de que las banderas en sus
manos brillaban mientras se volvían naranjas como la de ellos, indicando que había ganado.

Paro de correr solo cuando se levantó seis metros del suelo en una jaula de bronce celestial. Miro
a su alrededor, sin esperanzas, pensando que habían perdido.

Vio la bandera del Campamento mestizo colgada donde la había dejado. Muchas cazadoras e
incluso unos pocos legionarios estaban a sus pies, atrapados en las brillantes trampas de los Stoll y
Nakamura.

-Mira, Travis. Ganamos- escucho decir a Connor. Encontró al par de hermanos pegados de
espaldas al piso por una red de plata. Habían caído en una de sus propias trampas…

-Sí, wiiii- Ethan giraba dentro de una red, a la misma altura que él, nada feliz.

… luego de haber hecho que Ethan cayera en una, seguramente.

--

Capítulo 26: Lluvia.


Luego de la victoria de los griegos, una inesperada tempestad se desato por todo el valle,
empapándolos. ¿Desde cuándo llovía allí? Miraron el cielo con desconcierto y corrieron a
refugiarse.

Sin embargo, una lloviznita no detendría la gran celebración de Campamento Mestizo.

Se haría en la cabaña de Poseidón. Era amplia y casi nadie vivía allí. Los tres hijos de los dioses
mayores estuvieron de acuerdo… más o menos. Nico no era un fan de las fiestas, pero, ¿de que
serviría discutir? Además, la fiesta también era para él.

Esa noche descansarían, la siguiente festejarían. Solo esperaban que la tormenta fuera terminada
para entonces.

No seso la tormenta, pero como ya habían dicho, no los detendría tampoco. Tal vez no tendrían
una fiesta en la piscina, aunque quizás si una bajo la lluvia. ¿El objetivo no era mojarse después de
todo?.

-Se molestaran si empapamos o ensuciamos el piso- dijo Beckendorf a Leo, quien había
demostrado ser un gran organizador de eventos, por lo cual le encargaron este.

-Yo me hare responsable de todo, ustedes sigan con lo acordado.

El chico más grande asintió, pero no pudo evitar la mirada extraña que le dirigió a su medio
hermano. Su sonrisa le preocupaba, pero bueno, ¿Quién los mandaba a ponerlo de jefe?

Hades solo había estado jugando cuando imagino a Apolo pidiendo la mano de Nico en
matrimonio. No pensó que de verdad llegaría a suceder.

Mucho menos de esa manera.

-¡Ya te dije que no pagare ni un centavo por tu hija!- ¿Por qué había permitido que ese sujeto
entrara en sus dominios? ¿Cómo lo sacaría ahora?
-Pero, ¿Por qué no? Mis hijos valen su peso en oro; agradece más bien que mi Hope es pequeña y
no pesa tanto- Apolo lucia genuinamente confundido ante la insistente negativa- no quería
decirlo, pero sería una gran inversión. ¡Imagina lo lindos y geniales que serían nuestros nietos!

No tenía tiempo para esto. Era asunto de Nico lo que sucediera con la chica, no de él. ¿Por qué el
Gran Hades, Señor del Inframundo, tenía que sacar de su bolsillo si no era para él?

-¿Y por qué tengo yo que pagar por tu chiquilla si el interesado en que se casen eres tú?- se quejó,
obviamente indignado.

Apolo vio pilladas sus intenciones, pero tampoco quería desistir.

Era terco, y el Olimpo bien lo sabía.

-Está bien- refunfuño el dios del sol- ¿Cuántas cabezas quieres por tu hijo?

Hades lo miro, sin entender ni papa. ¿Cabezas? ¿A qué se refería? ¿Eran cabezas humanas? ¿De
animales? Podía ser que su palacio fuera tétrico y su propio trono estuviera hecho de huesos, pero
eso no quería decir que decoraría el living con cabezas cercenadas.

Por el Tártaro, ¿Qué clase de dios perturbado pensaba Apolo que era?

El rubio debió captar su hilo de pensamientos, pues rodo los ojos y resoplo.

-Hablo de cabezas de ganado.

-¿Y yo para que quiero la cabeza de una vaca?

La mirada que le dirigió su sobrino le hizo pensar que se perdía de algo.


-Cuando la gente dice "cabezas" refiriéndose al ganado, no habla solo de tener la cabeza. ¡Es la
vaca entera!- explico Apolo, y solo para terminar de aclarar, añadió- viva.

Entonces, recordó el cuento de las vacas rojas que su sobrino poseía. ¿El para que querría vacas?
El Inframundo no era lugar para ningún ser vivo; además, quedaba demostrado que él no tenía ni
idea sobre ganado.

-¿Cuántas vacas quieres?- volvió a preguntar Apolo, listo para escribir un cheque.

"¿Me dará un cheque por vacas? Este sujeto está loco", pensó Hades. Tenía trabajo que cumplir,
por lo que no podía seguir perdiendo el tiempo.

-No necesito que me pagues nada, Apolo- dijo lentamente, esperando que de esa forma
entendiera mejor- si quieres que nuestros hijos se casen, por mi está bien. Pero recuerda que es
asunto de ellos, es su decisión después de todo. Si alguna vez ellos deciden terminar…

-Eso no sucederá- interrumpió Apolo. Esto irrito a Hades, odiaba que lo interrumpieran- Hope,
aunque no entienda porque, está loca por Nico. Y Nico, bueno, ¿Dónde conseguirá algo mejor?
Estamos hablando de mis descendientes, no por nada la cabaña 7 está hecha de oro…

Perséfone entro en la sala, hermosa como siempre, directa hacia su esposo.

El dios del sol la intercepto.

-Apolo- saludo ella, cortésmente.

-Perséfone, preciosa.

Ya era el colmo para Hades. Había perdido demasiado tiempo en una conversación inútil; había
sido interrumpido, su hijo técnicamente insultado y ahora le coqueteaban a su esposa. Todo por la
misma persona.
-¡Largo de mi casa, Apolo!- grito furioso. Las caras de su ropa estaban agitadas mientras el dios
brillaba, mostrando su verdadera forma- ¡Vete!

-Pero tío…

-¡LARGO DE AQUÍ!

Ninguno entendía, aun, porque estaba lloviendo. No se suponía que lloviera en ese valle, pero
bueno: el buen clima era gracias a los dioses, tal vez esto igual.

No lo hacía más agradable, sin embargo.

Jason se había acostumbrado al buen clima del lugar, podía hacer casi cualquier actividad y el cielo
estaría despejado. Con la lluvia no podía salir a correr, a entrenar, ni salir a ver a sus amigos. A
pesar de que les dieran ese día para descansar, aún era un soldado… y un semidiós.

Correr bajo la lluvia no se escuchaba tan mal después de todo.

-¿A dónde vas?- pregunto Frank, mirándolo curioso.

-Daré una vuelta.

-Está lloviendo.

-Estoy aburrido.

-Te acompaño.

Vio como Zhang se ponía de pie y se cubría con un impermeable, en una de sus bolsillos del
pantalón había metido su maso de cartas de Mitomagia. Tal vez si le fuera dicho que en realidad
pretendía ir a correr, el muchacho fuera desistido. Ahora le daba vergüenza decírselo. Frank
estaba listo para enfrentar la tempestad, luciendo como un oso de peluche amarillo.

-¿No te cubrirás?- pregunto el hijo de Marte.

Jason miro afuera, por una ventana: el cielo seguía de un oscuro color plomizo y aunque la lluvia y
el viento no eran fuertes, eran constantes. Aun así, quería correr, cansarse un poco. ¿De qué le
serviría cubrirse de la lluvia si se bañaría en sudor?

-No.

-Esperen- Dakota los detuvo- yo también voy.

Jason tuvo que esperar otros diez minutos a que el hijo de Bacco estuviera a prueba de lluvia para
poder salir. Bajo los angostos techos que cubrían los porches de las cabañas vieron a varios
semidioses. Cada cual estaba en su respectiva cabina.

Menos Leo.

Al verlo en la tres se acercó a saludar.

-Jason, hermano- el latino sonrió de manera torcida- ¿Qué tal te trata el clima?

-Estoy empapado.

-Puedo verlo.

El hijo de Zeus miro por la puerta al interior de la cabina 3, varios chicos de Hefesto, Atenea y
Percy estaban en el interior, trabajando. Decorando y moviendo muebles.

-¿Qué está sucediendo allí dentro?- inquirió, muy curioso.


-Esta noche celebraremos nuestra aplastante victoria sobre ustedes y las Cazadoras de Artemisa.
Sin ofender- Jason no creía que pudiera ofenderse por algo que dijera Leo- y en muestra de
nuestro buen espíritu competitivo, nos gustaría invitarlos. El Campamento Jupiter también es
bienvenido.

Recordó la fiesta que hicieron cuando Quiron no estaba. Había sido una noche increíble, gracias a
Piper mayormente. La conocía desde hacía tan poco tiempo y sin embargo, había momento en
que no podía dejar de pensar en ella. Era la primera vez que una chica de verdad le gustaba.

Leo lo había estado observando pensar. Rio entre dientes y lo miro con picardía.

-La Reina de Belleza también estará allí- le aseguro en un susurro, solo para que el oyera.

-Mmm- estaba un poco avergonzado, pero Valdez era su amigo y podía confiar en el- ¿sabes
dónde está?

-Lamento decir que no tengo ni idea- el latino torció los labios- pero si vienes esta noche, te
aseguro que la veras.

-De acuerdo.

Se sintió un poco decepcionado, pero trato de ocultarlo. Mientras los tres se alejaban, Leo les
grito:

-No olviden pasar la voz, esta noche a la hora que escuchen la música.

No negaría que extrañaba su cabaña. El lugar era oscuro y tétrico, frio en ocasiones. Pero era suyo
y nadie podía sacarlo de allí.

En la cabaña tres de milagro y podía dormir. Siempre había mucha gente, gente que quería
conversar e interactuar con él. Si no, lo corrían de la cabaña, pues a Thalia le gustaba hacer sus
reuniones de chicas allí. Solo las noches eran tranquilas, hasta que llego Tyson con sus ronquidos.
¿Cómo él podía descansar con el sonido de un motor de tractor en la misma habitación?

Ahora lo echaban para poder usar la cabaña para la fiesta.

¿Por qué aún no había ido a quejarse con Quiron?

Ahora estaba en la cabaña 6, rodeado por varias personas, sentado en una litera, jugando
Mitomagia contra Annabeth y Frank. Hope era su compañera de juego.

-Juega ya, Annabeth- se quejó Hope, frunciendo el ceño.

-Hay que ser inteligentes y no solo tirar las cartas porque se ven bonitas- replico la hija de Atenea-
me tomare el tiempo que necesite para derrotarlos.

A pesar de sus palabras, no se veía tan segura. Igual Frank. Nico dirigió su vista a Hope, quien
estaba sentada a su lado en la cama: la hija de Apolo sonreía con tranquilidad como si no
estuvieran apostando limpiar los baños comunes durante una semana. Él le había enseñado a
jugar poco después de conocerse.

Y él jugaba desde siempre. Sin ánimos de ser arrogante, ¿Cómo pretendían vencerlos?

-Annabeth- dijo Frank bajito, obviamente no queriendo hacerla enojar.

-Ya casi- gruño ella- ahora déjenme en paz para que pueda pensar mejor.

-Annabeth.

-¡¿Qué?!- miro a Frank, pero no había sido el quien hablo.


Todos los presentes dirigieron su atención a la entrada de la cabaña, viendo a Percy, con rostro
serio, en el umbral, mirando a Annabeth.

-Sesos de Alga- contesto ella, pareciendo levemente nerviosa.

-Necesito hablar contigo.

-Pero estoy ocupada…

-Annabeth- el la corto, frunciendo el ceño- necesito que hablemos. Ahora.

El silencio era sepulcral en la cabaña, se podía ver claramente la tensión que había entre esos dos.
Annabeth finalmente cedió, puso con algo de rudeza las cartas en la mesa y se puso de pie,
abandonando el lugar.

-O bien van a besarse o a pelear- rio una hija de Afrodita- pero esa tensión no es por cualquier
cosa.

Tal vez en otro momento de su historia, Nico se fuera molestado por ese comentario, pero
actualmente no tenía por qué. Sintió como Hope se apoyaba en él, recostando la cabeza en su
hombro. Noto también como los miraban las hijas de Afrodita, como si quisieran chillar y
arrullarlos.

Antes se habría molestado por eso.

Antes no era feliz. No como ahora.

-Supongo que la apuesta de limpiar los baños ya no va- dijo el hijo de Hades. Frank suspiro de
alivio mientras los demás presentes se quejaban.
Había reunido el valor suficiente para dejar todo lo que estaba haciendo en su cabaña, para ir y
hablar con Annabeth. Ahora que estaba parado frente a ella no hallaba como decirle lo que le
quería decir.

¡¿Por qué era tan difícil?!

Estaban apoyados en el riel del porche de la cabaña, uno al lado del otro, sin mirarse y tratando de
tocarse lo menos posible. Era incómodo. Annabeth debía suponer para que la había llamado, pero
no se atrevía a hablar. Y Percy no sabía cómo decirlo.

"Me gustas, Annabeth". Esas tres palabras eran las que quería decirle, sin embargo estaba
asustado como muy pocas veces. No era tanto miedo al rechazo, pues luego del beso de aquella
ocasión, suponía que ella sentía algo similar.

El problema era Annabeth.

Bueno, no Annabeth, sino el hecho de que se tratara de ella. No quería meter la pata. Nunca le
había gustado una chica antes, no como le gustaba Annabeth; y ninguna era parecida a ella. No
quería estropearlo, pero no sabía cómo evitarlo.

-Em… Annabeth… yo…- el pelinegro comenzó a balbucear. Respiro profundo, tratando de


controlarse, a él y a sus ganas de hacer el ridículo. Miro a Annabeth y esto solo hizo que
comenzara a tartamudear- y-yo… q-que…q-quería… saber…

¿Por qué tenía que ser tan complicado? Luke era tan natural estando alrededor de Thalia, Nico
estaba muy relajado junto a Hope, incluso Chris lo estaba cuando andaba con Clarisse ¿Por qué el
no podía?

Annabeth lo miraba con sus intensos ojos grises. Recordó la primera vez que vio esos ojos, en uno
de sus sueños, y la primera vez que la vio en persona. Le gustaban sus ojos, eran muy bonitos.

-¿Hay algo que me quieras decir, Percy?- pregunto ella, su voz más baja de lo normal.
Ya. Tenía que decirlo.

-¿Quisierasiralafiestadehoyconmigo?

Hubo confusión en el rostro de Annabeth, antes de que un pequeño sonrojo cubriera sus mejillas,
captando lo que el tan apresuradamente dijo.

-¿Ir… juntos a la fiesta?- Percy apenas pudo asentir en confirmación.

No era lo que Percy había querido decir en el principio, pero era algo que igual quería pedirle.
Noto que ella trataba de no sonreír, y era una lástima. Le gustaba la sonrisa de Annabeth.

-Sí, Sesos de Alga- respondió ella finalmente- me gustaría ir contigo.

¿Cómo habían llegado a esta situación? Piper no estaba segura. Pero no lo cambiaria. ¡Por nada!

Había estado en el taller de manualidades, limpiando y ordenando, mientras sus hermanos y


hermanas, quienes debían ayudarla, se preparaban para "La fiesta bajo la lluvia, en honor al
Campamento Mestizo por su VICTORIA en Captura la Bandera" de esa noche. El nombre era
demasiado largo, según ella, pero nada haría cambiar de opinión a Leo.

No quería mojarse. El paraguas con el que llego era de Lacy y la chica se lo llevo cuando Piper
estuvo segura bajo techo. Se pasó algunos minutos viendo la lluvia caer, cuando Jason apareció.
Venia trotando, ejercitándose, como si el cielo no se estuviera cayendo y el no estuviera
completamente empapado.

El sonrió al verla y paro en la escalinata del porche.

-¿Qué haces allí?- pregunto el rubio, con curiosidad.

-Cuento cuantos rubios pasan por aquí corriendo antes de la cena- bromeo ella, el rubio sonrió
más ampliamente.
-No creo que vayas a ver muchos. ¿Te gustaría acompañarme?

-¿Acompañarte?

-A correr- el la miraba con ojos brillantes- será divertido.

Generalmente se negaría a tal oferta. Correr bajo la lluvia no era uno de sus hobbies, pero bueno,
¿quedarse allí a echar raíces, o acompañar al guapo y encantador romano a dar una vuelta?
Mojarse nunca le pareció mejor idea.

Trotaron uno junto al otro, a un ritmo mucho más lento del que había tenido Jason solo, pero a él
no parecía molestarle. Charlaban, algo gritado, sobre el ruido de la lluvia. Era tan fácil poder
conversar, bromear, incluso las cosas vergonzosas no lo eran tanto.

Entonces, Piper piso mal, en un piedra resbalosa, y se torció el tobillo.

Estaba a punto de caer cuando el la sujeto. Fue un momento de total confusión para ella. Casi se
resbala del agarre del hijo de Zeus, pero él fue más rápido y le dio la vuelta, permitiendo que ella
se sujetara de el por su propia cuenta y quedando cara a cara.

Estaban tan cerca.

Jason la miraba de una manera más intensa de lo normal y ella no sabía que hacer. No tiempo de
procesar la sensación del cálido aliento del rubio sobre su frio rostro, cuando el acorto la distancio
y presiono sus labios contra los de ella.

Piper Mclean, en ese instante, no se cambiaría con nadie.

--

Capítulo 27: La Bebida Del Señor D.

La fiesta había sido una locura.


O al menos lo que recordaban, alguien había colado bebidas especiales del Señor D entre los
refrescos y muchos terminaron ciertamente ebrios. Había una amnesia colectiva por todo el valle
por lo que ninguno sabía exactamente por qué Quirón los castigo a todos.

-¿Qué habrá pasado?- Luke estaba sentado enfrente de una las mesas de trabajo en el taller de
manualidades- no recuerdo…

Él y sus amigos estaban allí, no por la necesidad de hacer algo, simplemente era el lugar público
con menor cantidad de luz solar. El hijo de Hermes, al igual que los demás muchachos, tenía
puestos lentes de sol, a pesar de que mantenían las luces apagadas. La cabaña de Poseidón estaba
hecha un completo desastre, ni siquiera se molestaron en mirarla.

-No quieres saberlo- le corto Nico. Todos lo miraron.

Percy, Luke, Chris, Beckendorf, los Stoll, Leo, Jason y Frank habían sido fácilmente seducidos por el
dulce sabor de la embriagante bebida que ninguno supo de donde salió. Pero el hijo de Hades no.
Luego de esa confusa noche llena de no-alcohol, no se atrevió a darle ni un sorbo a ninguna bebida
dentro del Campamento Mestizo.

Estuvo toda la noche tratando de evitar que sus amigos (incluyendo a las chicas) bebieran. Basta
decir que fracasó rotundamente. Ni siquiera salvo a Hope, quien había pasado toda la noche junto
a él. Rememorar la velada lo hacía sonrojarse. Embriagarse no era la mejor forma de mantener
una reputación.

El punto positivo para sus amigos es que ni ellos, ni las personas que podían recordarles la
cantidad de ridículo que hicieron, recordaban nada.

-Nico, ¿Qué paso?- inquirió Percy, aunque no muy seguro de querer saber.

El muchacho decidió que poda ser amable por un día y llevarse toda la humillación y deshonra de
la noche anterior al Inframundo.
-Percy, cuando bailas tienes dos aletas izquierdas en lugar de pies- comenzó Nico- eres como una
foca bípeda, ni siquiera estoy seguro de con que compararte. Leo, en el karaoke cantaste la
canción del Abecedario como si fuera el Himno Nacional de México. En español.

-Demonios- dijo Leo, con la mirada perdida mientras negaba ausentemente con la cabeza- debí
haber estado increíble y no lo recuerdo.

-Chris y Dakota hicieron un concurso de bebidas, Luke después de las doce caminaba
sosteniéndose de las paredes. Te golpeaste muchas veces…- Di Angelo continuo varios minutos
más diciendo que habían hecho sus amigos.

Omitió la gran mayoría de las cosas. No eran cosas que sus amigos, y el resto del mundo, tuvieran
que recordar.

-Esperen- dijo Leo, luego de un rato- creo que estoy recordando algo.

El latino se sostuvo la cabeza con las manos mientras trataba de pensar. Se descubrió haciendo
presión, como si su mente fuera un tubo de pastal dental y estuviera sacándole los últimos
resquicios de dentífrico. Y asi se sentía, literalmente. Entonces recordó; miro a Nico con total
picardía.

-¡Eres un pillo!- exclamo, un poco más fuerte de lo que el mismo podía soportar. Todos se
quejaron, e incluso Beckendorf le dio un puñetazo en el brazo- quien te viera, picaflor.

Nico se sonrojo ante el comentario. Todos prestaron más atención, a pesar de que eso parecía
dolerles más.

Los Olímpicos estaban viendo el resumen de la fiesta que habían tenido los semidioses, por
Hefesto T.V. se estaban volviendo aficionados a ese canal, el rating debía ir por las nubes.

-¡Ay, Percy!- se lamentó Poseidón, viendo a su hijo bailando.


Claro que era el único que se lamentaba. El resto se estaba destornillando de risa. Hestia y
Artemisa eran las únicas que intentaban disimularlo, aunque el retoño del mar no se los había
dejado demasiado fácil.

-¿De qué te ríes tú?- Poseidón le dio un zape a su sobrino Ares, señalando la pantalla- ¿esa no es
Clarisse?

El dios de la guerra miro de mala gana, para terminar observando a su hija, su mayor orgullo en la
cabina 5, haciéndose mimos tontos con su noviecito, el escuincle de su hermano Hermes. Y para
peor suerte, se vieron imágenes de Frank dormido en un sofá con la cara pintoreteada a punta de
marcador indeleble.

-Padre…- Ares iba a quejarse con Zeus porque su tío lo molestaba, pero el viejo Barba-Percebe se
le adelanto.

-Oh, Zeus ¡Pero mira quien esta allí!- vieron a Jason salir corriendo al baño, su cara verde, su
estómago sin poder soportar más la desconocida bebida- Deméter, querida hermana, ¿esas de allí
no son tus hijas, las que bailan tan entretenidas y pegadas a los mocosos de Hermes?

Y Poseidón prosiguió, señalando a los hijos de sus compañeros olímpicos conforme iban
apareciendo sus vergonzosas imágenes en pantalla. Disfruto particularmente restregarle a Atenea
el hecho de que Percy salía con su querida hija cuando los mostraron en medio de un beso.

-Espera, guarda silencio- lo detuvo Apolo cuando ciertas imágenes aparecieron en pantalla. Se
puso rojo de furia- ¡Hades!

Y desapareció de la sala.

Hades lloraba en silencio por la desesperación. Por eso no tenía trato con los demás dioses;
después de que estos tomaban confianza no hacían más que complicar las cosas.
Y como ejemplo estaba Apolo, quien intentaba tumbarle la puerta del palacio. Tendría que decirle
a Cerbero que no le permitiera la entrada nuevamente. Perséfone estaba molesta por el escándalo
que montaba el dios Sol y el ya comenzaba a tener migraña. En eso, Alecto apareció, sin traerle
buenas noticias.

-Dice que no se ira hasta tener una audiencia con usted- le comunico la furia- que este es un
asunto muy serio que no pueden dejar pasar.

Hades conocía muy bien el motivo de la violenta visita de Apolo, y "muy serio" no era una forma
de describir el asunto.

¡Esto era culpa de el mismo y su poca medida al tener descendencia entre mortales!

¿Qué culpa tenía el Gran Hades, Rey del Inframundo, que una chiquilla romana, hija de ese imbécil
que tocaba groseramente su puerta, le haya dado un beso a Nico?

Pero Apolo ya lo iba a escuchar.

Camino hacia la entrada y de un tirón abrió la puerta, dejando al dios rubio sorprendido. Este
rápidamente se recompuso y volvió a perorata.

-¿Se puede saber por qué tu muchacho…?

-Mi muchacho NADA, Apolo- interrumpió Hades, también gritando- ¿Cómo te atreves a venir a mi
palacio a insultarme? ¡Bien te dije que no me quería meter en los asuntos de ellos! ¡Pero tampoco
permitiré que calumnies a mi hijo cuando fue tu mocosa la que lo beso! ¿O es que acaso viste a
Nico ir hasta ella? ¿Acaso no fue ella la que, sin previo aviso, se acercó y lo beso? ¡Aun sabiendo
que una de sus hermanas sale con el! Así que no me vengas con reclamos injustificados, ya me
tienes harto…

Hades poco a poco, a medida que su gran furia iba en aumento, comenzó a mostrar su verdadera
forma. Apolo, asustado, pero con la suficiente dignidad para no mostrarlo, sonrió levemente como
si nada fuera pasado.
-Por eso decía que hay que dejar que ellos resuelvan sus asuntos- y sin más, se dio la vuelta y
regreso a su auto, esperando que no se notara el temblor de sus piernas al caminar.

-Matan al tigre y le tienen miedo a la piel- Thalia no podía estar más que decepcionada de este par
de amigas suyas.

Annabeth y Piper estaban aún en la cabaña 6, negándose a salir y enfrentar a Percy y Jason; luego
de esa noche de fiesta, no se atrevían a pararse frente a ellos.

-Es que…- Piper trato de buscar una excusa, pero eso no le valía de nada a Thalia.

La hija de Afrodita nunca había tenido novio, ni salido con alguien, porque nadie le había gustado
como Jason. No sabía cómo comportarse frente a él, temía llegar a aburrirlo o que él se diera
cuenta que no sentía lo mismo. No dudo en plantearle su dilema a la pelinegra.

Esta resoplo.

-Eso es ridículo- Thalia frunció el ceño. Estaba despeinada, un poco ojerosa y desprovista de sus
pulseras, brazaletes, chaqueta negra y delineador que la hacían ver tan punk, sin embargo no
dejaba de verse ruda- ¿recuerdas que hablamos de mi hermanito? Lo conozco, lo he visto mirarte
cuando ustedes conversan. Esa no es la cara de alguien que podría aburrirse y, definitivamente,
quiero que te metas esto en la cabeza Piper: TU EN SERIO LE GUSTAS.

Piper sonrió ante sus palabras, entonces ambas miraron a Annabeth. la hija de Atenea estaba
mirando fijamente un punto en el piso, las cejas fruncidas en signo de concentración. Decidieron
no interrumpirla.

Minutos después, la rubia se puso de pie, alejándose de la cama en la que había estado sentada,
yendo directo a la puerta.
-Oye, Annie, ¿Qué pasa? ¿No compartirás con nosotras lo que te tenía tan distraída?- pregunto
Thalia, medio exigiendo una respuesta.

Annabeth las miro, el gris de sus ojos como una tormenta a punto de estallar.

´-¿Sabes de lo que me acabo de dar cuenta?- comenzó a decir la chica- de que, mientras yo estoy
aquí adentro, asustada por nada, Percy esta allá afuera… al igual que un gran grupo de chicas que
tarde o temprano se darán cuenta de lo guapo, gracioso e inteligente que es, si no se han dado
cuenta ya, obviamente. No voy a seguir perdiendo mi tiempo aquí e iré a dejarle claro a esas
semidiosas que tendrán que ir a buscarse otro Sesos de Alga, porque no pienso dejarles el mío.

Thalia rio con gusto y aplaudió las palabras de su amiga, pero antes de dejarlas ir, le paso un peine
a cada una.

-Sé que no es tu actividad favorita, Annabeth- se burló la pelinegra- pero recuerden que se atrapan
más moscas con miel que con vinagre.

-¿Le dijiste a tu hermano mosca?- Piper parpadeo, confundida.

-¿Dices que huelo mal?- la rubia por otro lado, frunció el ceño.

-Tal vez todas deberíamos darnos un baño antes de ir a verlos- decidió Thalia, empujando a
Annabeth para que fuera la primera.

No estaba enojada con, no estaba molesta con él, lo que la tenia de tan mal humor era el resto del
cosmos. ¿Por qué tenía que ser tan complicado? ¿Por qué tenía que recordar justamente eso?

Había presenciado el momento preciso en que esa hija de Febo se había acercado a Nico y lo había
besado en los labios. Puso notar como el hijo de Hades quedaba completamente tieso, en shock
como todos los que presenciaron la escena. Él no le correspondió, el muchacho le dijo que no
había sido absolutamente nada para él, y no tenía que tener esa habilidad especial suya para saber
cuándo le mentían y cuando no para saber que él era sincero. La romana se había quedado
confundida por la falta de respuesta y se había alejado. Pero a pesar de todo, pensarlo aún le
dolía.

¿De verdad las demás chicas la tenían en tan baja estima? Nadie nunca se metía con el chico de
sus amigas ¿Por qué con el de ella sí? Las haría tiritas había respondido graciosamente Silena
cuando le pregunto, y sabía que era cierto ¿pensaban las demás acaso que ella no podría?

Ella no era alguien de peleas.

-Hope.

La rubia lo miro. Su cabello estaba alborotado como si recién saliera de la cama, como siempre; su
piel olivácea contrastando con el color oscuro de sus ojos. Su chaqueta de aviador, el anillo en
forma de calavera, la ropa negra. Todo tan Nico, como a ella le gustaba.

Sin embargo, no le sonrió. No tenía ganas para eso.

Él estuvo a su lado segundos después. Sin decir nada, solo mirando el mar desde la playa. Extraño
a la costumbre, el rompió el silencio, además sonaba molesto.

-Yo no quise…

-Lo sé.

-¿Entonces…?

-Estoy molesta porque estas chicas se hacen las de la vista gorda cuando me ven y van directo a
coquetearte. No lo soporto. No me gusta. ¿Por qué no te pueden dejar tranquilo? ¿Es mucho pedir
que respeten y no se metan donde nadie las ha llamado?

Incluso si estaba fuera de lugar, luego de su pequeña explosión, Nico sonrió.


-¿Te sientes un poco mejor?

-Un poco, sí.

-Bien. Vamos a ayudar a los demás.

Nico tomo la mano de Hope y entrelazo sus dedos. La chica se sintió bien al ver que él tomaba la
iniciativa. Cuando salían ya de la playa, ella tiro de su mano, pues no solían andar de la mano
frente a los demás campistas, pero él no la soltó.

Lo miro sin comprender.

-Quiero que les quede claro que estoy contigo- le dijo tranquilamente- que no me interesan las
otras chicas.

Hope, al fin, sonrió ampliamente.

-Bien podrías hacer que tus ratas zombies las persigan. Claro, solo es una sugerencia.

Reyna fue una de las que más disfruto de la bebida rara, esa que alguien coló a la fiesta. Y ahora se
arrepentía tanto de haberla tomado.

Le habían gustado tanto sus efectos. Todo era más bonito luego de beber eso. Ver a Jason bailar
con Piper no le dolía, que Percy y Annabeth hablaran tan cerca uno del otro no le molestaba, que
Luke le robara besos a Thalia y la hiciera reír no la hacía ponerse triste, pues no pensaba en lo sola
que estaba.
Allí, fuera de las agradablemente oscuras paredes de la cabaña 13, estaban esas parejas y otras
tantas que le recordaban a Reyna el fracaso que era en el amor. Ninguno de los chicos que alguna
vez le gustaron se fijó en ella de la misma forma.

Siempre pensaba en los porque ¿Seria ella muy ruda? ¿Le tendrían miedo? ¿no era lo
suficientemente atractiva? ¿Tal vez no era agradable? ¿Se debería a su cargo como pretor? No
estaba segura de las respuestas a sus interrogantes, haciéndola sentir aun peor.

Y la resaca no ayudaba.

La puerta se abrió, ella no se molestó en dirigir su vista a quien entraba, pensando que sería
alguna de las chicas de la legión. Entonces el rostro de Michael paso por su campo de visión y la
hizo enderezarse en la cama, con algo de esfuerzo.

-Pensé que dormías- el sonrió, dejo un tazón sobre la mesa de noche y tomo asiento en la litera de
al lado- te trajo algo de medicina, la hicieron unos hijos de Hécate. Me dijeron que seguías en
cama porque te sentías muy mal, pensé que te ayudaría. Pero te advierto, sabe a suela de zapato
en un mal día.

Ella sonrió un poco ante el último comentario. Tomo el tazón, decidida a hacer un fondo blanco
con lo que sea que fuera esa medicina.

-Con cuidado, aún está caliente.

Reyna asintió y comenzó a beberla. Si solo lo caliente fuera sido el problema. De verdad era un
sabor nauseabundo. Una mueca contorsiono su rostro cuando termino de beberlo.

-Te dije que era horrible- el rio, de una manera tan contagiosa, que a pesar del mal trago, ella rio
con él.

-¿No deberías estar limpiando junto a los demás?- pregunto Reyna, Michael le paso un vaso de
agua para el mal sabor.
-Quiron me pidió que te hiciera compañía mientras la medicina hacia efecto. Pero que dejara la
puerta abierta- respondido el chico- claro, si a ti no te molesta.

-No, para nada.

--

Capitulo 28: Cuarta Prueba.

Era tiempo de volver a la competencia, las pruebas aún no habían terminado.

Por el momento, los equipos iban en empate: cada uno llevaba un punto a su favor, lo que
significaba que quien ganara esta prueba tendría una ventaja significativa de allí en adelante.

Ningún mortal estaba dispuesto a ser vencido y eso los dioses lo disfrutaban considerablemente
desde sus cómodos tronos en el Olimpo.

Por extraño que pareciese, a pesar de ser el dios patrono de los ladrones, Hermes sentía culpa,
como pocas veces en su prolongada existencia.

Aunque los jóvenes mestizos de ambos campamentos habían tenido sus momentos de diversión y
habían disfrutado las victorias obtenidas, todo había sido por el mero capricho de un dios para
aumentar el rating de su canal televisivo y entretener a un grupo de caprichosos dioses que no
tenían verdadera consideración con los demás. Y se incluía entre ellos sin dudarlo.

Temía el momento en que sus hijos se enteraran que habían pasado diferentes tipos y cantidades
de problemas por unas supuestas actividades para el mejoramiento de la relación entre los grupos
cuando en realidad eran un show más en un canal privado de televisión.

Todos podían irse olvidando de las buenas ofrendas que se quemaban en las comidas del
campamento; era verdad que los humanos los necesitaban, pero hubo un tiempo en el que se
hicieron los de oídos sordos a los dioses y aun asi prosperaron en la tierra. Tampoco dudaba en
que lo hicieran de nuevo.
Había visto a la hija de Atenea, la rubia aterradora que estaba como representante de su madre en
la competencia, mirando fijamente las cámaras que Hefestos había colocado estratégicamente en
ciertos lugares del Campamento Mestizo.

Al igual que su hijo, Luke. Ese muchachito era listo, si se le ocurría compartir opiniones con su
amiguita de ojos grises, bien podían prepararse para una revuelta. Los griegos no tardarían en
influenciar a los romanos y así tendrían a un montón de niños semidioses armados de bronce
celestial, esperando respuestas.

Eso definitivamente no tendría nada genial, como diría su compadre Apolo.

Esperaba que tardaran un poco más en unir punto y confirmar sospechas.

También esperaba que esa prueba terminara pronto y sin muchos inconvenientes, ya que a
Hefestos se le había ocurrido algo muy cruel para esta ocasión.

Lo peor del caso, al ser un dios no tenía a quien pedirle ayuda…

OTRA BUSQUEDA EFECTUARAN, PERO CON VELOCIDAD.

SUS COMPAÑEROS ATRAPADOS VIVIENDO MIEDOS ESTAN.

AL ENCONTRAR A DOS DE ELLOS GRITARAS "YA ESTA".

TODO EL EQUIPO A LA LINEA DE SALIDA DEBE LLEGAR.

Dionisio contaba con que todos entendieran lo que debían hacer, y si no lo entendieron tampoco
le dio importancia. Sin más palabras que mediar, los mando a la siguiente prueba.
Por los griegos en esta ocasión irían Percy, Piper, Polux y Katie. Jason y Frank estarían entre los
cuatro que realizarían la búsqueda de sus compañeros. Todos los semidioses estaban en las
diferentes líneas de partida en las que debían comenzar esa prueba.

Se trataba de un laberinto.

Ninguno estaba seguro como habían creado esa estructura tan monstruosa, pero estaba claro que
se trataba de una obra de los dioses: edificadas sobre el lago y extendiéndose hacia el bosque,
desde afuera se veían cuatro enormes paredes formando un cuadrado, con al menos diez metros
de altura. Los muros hechos de enormes enredos de algas en algunas zonas y de agua en otras,
partes de oro, plata y bronce delimitando el perímetro dentro del bosque, cambiando por
momentos a matorrales tan espesos y resistentes como el cemento.

Una entrada ubicada en medio de cada pared parecía llamar a cada participante a comenzar su
misión. Percy estaba en la puerta norte, en el bosque, esperando la señal junto a la hija de Ceres,
Leyla, y a la Cazadora Febe. El lado derecho del muro era plata pura, como las flechas de la
Cazadora que lo acompañaba, mientras el lado izquierdo estaba hecho de vegetación,
anormalmente grande. Incluso Leyla estaba impresionada con esto. Por la puerta solo podía ver un
gran pasillo hecho de árboles estrechamente juntos, tan altos como los muros, que tapaban el sol
y provocaban un ambiente muy tétrico. No podía ver ninguna bifurcación desde donde se
encontraba.

En la puerta este, donde se encontraban directamente el lago y el bosque, se hallaban la Cazadora


Lizza, la romana Eliza y el representante de Dionisio, Polux. Los tres chicos, en completo silencio,
contemplaban el gran muro frente a ellos, que se alzaba de ondulante agua a un lado y gruesos
troncos, enredaderas y helechos al otro. Un muro a tres metros de la entrada indicaba la
existencia de un pasillo que llevaba a ambos lados del laberinto, dividido junto en medio entre
lago y bosque. Ninguno estaba seguro que lado podría ser bueno, si deberían nadar o internarse
entre la oscuridad donde seguramente habría bestias esperando.

Jason, Katie y Hearther estaban en la puerta oeste, aquí había una pequeña división entre el
bosque y el lago, de esta forma el muro existente en esta zona era de oro, el del bosque era de
bronce y sobre el lago se alzaba una gran pared de algas. Por la puerta vieron un gran pasillo con
sombras que dejaban ver la existencia de entradas a otras áreas. Mientras la puerta sur,
directamente sobre el lago, estaba ubicada en un muro completamente hecho de algas que
escurrían agua y tenían un olor poco agradable gracias al sol que les daba de lleno a esa hora de la
mañana. Una sola bifurcación hacia la izquierda era lo que Piper, Michael y Janet podían ver desde
allí.
Lo encomendado era sencillo: entren allí y busquen a sus amigos. De allí, podían sacar mucho más
que decir. No tenían ningún mapa, de día las Cazadoras de Artemisa no podían guiarse con el cielo
de la misma manera que lo hacían de noche, no sabían cómo funcionaba el terreno ni si había algo
allí diferente a sus camaradas de equipo. Tampoco entendieron muy bien la parte de "Viviendo
miedos están" ¿Cómo funcionaba eso? ¿estarían dormidos y teniendo pesadillas? ¿o había alguna
creatura increíblemente aterradora en el interior del laberinto para causar eso en semidioses
poderosos y experimentados como lo eran los otros 24 participantes?

La señal de partida sonó, corrieron al interior del laberinto

Polux escucho la señal y corrió al interior del laberinto, tan rápido como sus contrincantes; aún no
había decidido porque lado ir, sabía que lo mejor sería tomar el contrario que tomaran ellas, o por
lo menos la Cazadora de Artemisa, pues hasta donde sabia no habían prohibido los combates
entre ellos y esas chicas aún se veían molestas por la humillante derrota en Captura la Bandera. Se
quedó un poco por detrás.

Romana y Cazadora giraron hacia el bosque, bajo las largas y frias sombras de los enormes árboles,
la tierra a sus pies cediendo bajo el peso de sus pisadas, ablandada por el agua tan cercana.

El chico se dirigió al lago, por descarte.

Tomo una bocanada de aire y estuvo a punto de lanzarse de clavado en el agua, cuando su pie piso
el líquido y continuo allí. Sin hundirse.

Impresionado, no fue capaz de detener sus movimientos y perdió el equilibrio, quedando del todo
pegado al suelo-agua, bajo el.

-Esto debe ser trabajo del padre de Percy- murmuro para sí, viendo de cerca el agua traslucida y
firme como el cristal, brillando de azul bajo sus manos.
No quiso perder más el tiempo con esto y rogo que su elección fuera sido buena, y tener algún
tipo de ventaja sobre las chicas que habían tomado el camino contrario.

Era tiempo de correr en serio.

En la Arena de Combates se habían instalado, por ninguno-estaba-seguro-quien, unas enormes


pantallas donde se mostraría la prueba desde el interior del laberinto. Los dos campamentos
estaban distribuidos en las gradas, divididos morado y naranja, en apoyo a sus compañeros.

El laberinto era, sin lugar a dudas, un lugar impresionante, donde se mesclaban los diferentes
lugares. Estaban las creaturas del bosque, impidiendo el paso de los campistas, algunos no se
habían dado cuenta que podían correr sobre el agua. Otros habían intentado tomar atajos entre
los matorrales, consiguiendo únicamente que estos se volvieran contra ellos y los atraparan,
necesitando ayuda de sus camaradas para ser libres de nuevo.

Ya llevaban cerca de cuarenta minutos y no había habido progreso alguno, nadie había logrado
encontrar a sus compañeros de equipo. Los doce buscadores comenzaban a desesperarse, y los
demás 24 no se veían mucho mejor en la ilusión en la que se encontraban.

Y había una explicación para esto, pero solo los espectadores podían notarlo:

A diferencia de sus anteriores búsquedas, sus objetivos no estaban simplemente quietos en su


lugar. Podían correr por el laberinto, despiertos, pero sin ver en realidad lo que había a su
alrededor. Eran como sonámbulos, y esto complicaba la labor de hallarlos, pues generalmente, por
lo que habían notado, corrían al lado opuesto cuando alguien se les acercaba.

Esto iba a demorar, en eso estaban de acuerdo todos.


Luke recordaba claramente el día que había decidido seguir a Grover al Campamento Mestizo, no
era un recuerdo que pudiera dejar ir fácilmente.

Tenía catorce en ese momento, ya venían las vacaciones de verano, faltaban solo unas pocas
semanas. Ese año se había esforzado por no reprobar ninguna clase para no tener que ir a la
escuela de verano, todos los agradecimientos se los debía a las chicas que caían fácilmente ante su
encanto.

La única pena de esas vacaciones es que no vería a Thalia Grace, la chica de sus clases de
Deportes, Matemáticas y Biología que lo odiaba abiertamente. Sabía que echaría de menos las
posibilidades de ser golpeado por ella, porque eso significaba que ella estaría cerca y podría
hacerla enojar un rato. Había algo en ese pasatiempo que no lo aburría, aunque lo hiciera cien
veces en un día.

Estaba de camino a casa, su madre lo esperaba para salir un rato al cine y dar una vuelta por allí. A
diferencia de otros chicos idiotas, él no tenía vergüenza de que lo vieran con su madre. La amaba,
ella era genial ¿Por qué se avergonzaría?

Esa tarde vieron una película animada en el cine y comieron hamburguesas, ya iban de vuelta a
casa, cerca del anochecer. Caminaban con calma, riendo y charlando, pues el lugar en que el
residían era muy tranquilo.

Y entonces un ruido horrible los hizo callar. Algo gutural, entre un aullido y un gruñido.

Luke sabía que no un pequeño coyote que paseaba por allí.

-Perros del Infierno- balbuceo May al ver las creaturas que salían detrás de un grupo de árboles
que bordeaban el camino.

Las bestias eran enormes, con mandíbulas prominentes y letales. Él no las había visto nunca en su
vida, esperaba que se tratara de un sueño y que al despertar lo olvidara como los demás sueños
que había tenido. Pero en su interior, sabía que eso no iba a pasar.

-¿Cómo sabes qué son?- fue lo que se le ocurrió decir a su madre, mientras el pánico ante la
amenaza de aquellos animales los hacia retroceder.
-No es momento, cariño- dijo ella, con la voz firme, pero el leve temblor en sus manos delataba su
sentimiento interior.

Luke sabía que esas como los matarían en un abrir y cerrar de ojos y ellos no podrían hacer nada
para evitarlo. No quería ni imaginar el titular de las noticias cuando hallaran sus cuerpos ¿Qué tan
deshonroso seria que todo el mundo creyera que te mato un coyotito? Luke definitivamente no
quería que eso fuera parte de su epitafio.

Tomo una vara del suelo, era una ramita delgada que, de golpear a esas cosas, solo las haría reír. Y
no saber si esas cosas tenían sentido del humor. Pero para lo que tenía planeado estaba bien:
haría ruido, distraería a esas cosas y le daría tiempo a su madre para que escapara y llamara a
control de animales… o al Pentágono, el que contestara primero el celular.

-Vamos, cachorritos ¿no quieren jugar?

Sabía que su madre miraba con horror la forma en la que él se dirigía a los perros del infierno,
golpeando la vara contra el suelo y agitándola en el aire, como si de verdad quisiera jugar,
llevándose la atención de ambas creaturas.

Los perros gruñeron, sin despegar los ojos de Luke. Él se movió en círculos alrededor de ellos, sin
alejarse y sin acercarse; incluso cuando ellos comenzaron a caminar lentamente en su dirección, el
trato de mantener la misma distancia entre ellos. El punto positivo: se estaban alejando de su
madre.

Cuando pensó que estaban suficientemente lejos, grito:

-¡MAMA, CORRE! ¡AHORA!

Supuso que la mirada en su cara debió de decirle algo más a May, porque la mujer, tan terca y
protectora como era, obedeció y corrió lejos de allí.

Y sin ella en el camino, a salvo, él podía intentar hacer algo contra estas cosas y tal vez ver a su
madre en un rato más para cenar juntos.
Sin no se lo cenaban a el primero.

Sea como fuere, al menos ella estaría bien.

El enfrentamiento contra los perros del infierno era un borrón en los recuerdos de Luke, pero
sabía que los había vencido, con ayuda de Thalia, quien había salido de la nada. Poco después
conoció a Grover, sin ganas de poner en más peligro a su madre, partió con el ese verano al
campamento.

Trataba de no estar mucho tiempo en casa de su madre, para evitar que cualquier monstruo lo
siguiera allí, para mantenerla a salvo.

Y ahora, estaba de nuevo con ella, rodeados de una cantidad incontable de monstruos. Su madre
estaba herida, en el suelo, él no tenía más que una espada para defenderlos a los dos.

Ella era el objetivo y el no conseguía que hacer para mantenerlos lejos, para que no la dañaran.

Reyna estaba de nuevo con Hylla, en la casa en la que ambas habían crecido.

Se sentía desenfocada, no comprendía qué hacia allí, aunque tampoco sabía dónde más debería
estar ¿esa era su casa, no? ¿Por qué no estar allí? Sentía una extraña opresión en el pecho al ver a
su hermana, como si la fuera visto por última vez hacía mucho tiempo. Había felicidad en ella en
ese instante, pero también la sensación de que algo malo estaba por venir.

Sabía que su padre estaba cerca.


Estaba segura que esta decisión tomo por sorpresa a todos en el campamento, pero no iba a
retractarse. Tampoco tenía nada de malo, ¿o sí? Que Piper hiciera equipo con Michael no afectaba
en absoluto su capacidad de ganarle ¿cierto?

Ella sabía que era así pensara lo que pensaran los demás.

Eran un par de hijos de Afrodita metidos en un peligroso laberinto, ninguno era precisamente
habilidoso como para andar por su cuenta en un lugar así, entonces hicieron una pequeña tregua.
Andarían juntos por el camino, si alguno conseguía a alguno de sus compañeros, pues bien. No
iban a obstaculizarse entre sí. Y cuando lo creyeran conveniente, seguirían por su propia cuenta.

Piper sabía que Michael tenia habilidad, como soldado de Nueva Roma debía haber entrenado
mucho, ese era un lugar con grandes exigencias y para tener un rango como el de Centurión
debías hacer más que estar sentado mirando las nubes pasar.

O pasar el día preocupado de cómo te ves y cuantas chicas gustan de ti, como en el campamento
Mestizo.

Tomaron esa decisión cuando ambos tomaron la bifurcación a la derecha mientras la Cazadora de
Artemisa tomaba el de la izquierda; no iban precisamente muy armados y era mejor que andar
solos. Piper quería confiar que esa propuesta de colaboración de Michael podía funcionar.

Que no era simplemente una táctica y que después se volvería en su contra.

Lo había visto pasar tiempo con Octavian, por ahí se decía que ambos eran amigos cercanos. Para
nadie era un secreto que el augur romano era un cretino que solo buscaba el reconocimiento, el
poder, ganando a toda costa ¿Quién podía asegurar que este chico no era similar, que se había
dejado contagiar de la mezquindad de aquel muchacho?

-Parece que no hay nada en este lago- comento Michael, mirando al suelo de agua mientras
caminaban.

-Hay una gran variedad de peces aquí- contesto ella, afable- pero no creo que los veas ahora, con
todo este alboroto. También están las ninfas, pero a ellas les gustan más las orillas, desde donde
los chicos y sátiros pueden observarlas.
-Eso tiene sentido.

No había nada incomodo alrededor de ese muchacho, se dio cuenta la hija de Afrodita. En silencio
o charlando, la compañía era grata. Tenía algo que daba la sensación de tranquilidad y confianza…
lo que podía ser peligroso, teniendo en cuenta que, en ese momento, metidos en aquel lugar, más
que hermanos eran rivales.

Un rayo cayó a la distancia, hacia el oeste. Un incendio se levantó en alguna área donde se veían
grandes árboles; y Piper soltó un sonoro chillido cuando un roedor, algo como una comadreja
correteo por sus pies y se alejó.

-Era mi idea o… ¿era una comadreja zombie? - la voz de Michael sonó firme, pero su semblante
estaba pálido.

En efecto, la piel del animal estaba pegada de hueso, con solo unos pocos parches del pelaje. No
alcanzaron a notar si aún tenía ojos, pero le faltaba la cola y una de las orejas. Una imagen poco
grata.

Piper frunció el ceño, mirando el incendio.

-Rayos, fuego, animales no-muertos…- miro a su medio hermano, algo ansiosa- hay algo más sobre
esta prueba que no nos dijeron, debemos apresurarnos antes de que cause verdaderos problemas.

--

Capitulo 29: Atrapados y en Problemas

Percy había comenzado a correr una vez entrar al laberinto, y nada más entrar al primer desvió se
detuvo. No tenía por qué correr ¿verdad? Annabeth le había repetido mucho algo como "piensa
primero, desenfundas la espada después"; tal vez era un buen momento para seguir ese consejo.
No sabía que había en ese lugar tan lúgubre, en el bosque del campamento había una gran
cantidad de monstruos, y ni siquiera él los había visto todos.

No le extrañaría encontrase un ñu de seis patas, sin pelo, que odiara a los chicos que olían a agua
de mar y llevaban camisetas naranjas.
Percy había tenido peor suerte antes.

No estaba seguro de a donde se habían ido a perder la cazadora que lo acompañaba y Leyla, tal
vez corrieron más por el pasillo buscando otro camino ya que el entro en el primero. Seguramente
ellas habían hecho la mejor elección.

El pasillo por el que el pasaba estaba muy oscuro. Las espesas copas de los arboles evitaban que
cualquier rayito de luz entrase, no había casi ningún tipo de brisa, el sol no iluminaba, pero si
calentaba y Percy ya comenzaba a sudar. Sus tenis se estaban llenando de pantano, y los
mosquitos habían prosperado en el lugar en muy poco tiempo. Más que el bosque, parecía la
jungla.

Solo rogaba que hubiera el mismo tipo de monstruos.

Se escuchó un grito no muy lejos de donde él estaba, una chica, no podía decir si era de su equipo,
una cazadora o una romana. Pero se oía en problemas.

Sin darse cuenta, había olvidado el consejo de Annabeth y, desenfundando a Riptide, corrió hacia
la voz.

Hablando de la de Reina de Roma pensó, deteniéndose de golpe.

Annabeth estaba frente a él, mirándolo fijamente con los ojos grises grandes como platos, pero
lejanos, como si no lo viera a él. Temblaba como nunca la había visto y lucia aterrada. Aterrada y
furiosa.

Ella lo ataco.


Ella sabía muy bien que, con su aspecto de chica ruda y punk, con delineador negro y ropa de
cuero, estaba haciendo el ridículo allí, sobre ese rellano de escalera de incendio, temblando como
gelatina en un terremoto.

Pero ¿Qué más podía hacer? Era muy irónico que la hija del dios del rayo, gobernante de los cielos,
rey de los dioses, les tenga miedo a las alturas. Sin embargo, no se podía hacer nada al respecto.

Al hecho, pecho. No quedaba de otra.

-Sí, ese es un buen mantra, Thalia- se decía ella, apretando los dientes- que no se te olvide.

Era verdaderamente duro estar allí. ¿Desde cuándo el Empire State tenía escalera de incendios en
las paredes exteriores del edificio? Debía estar como en el piso seiscientos, allí donde llegaba el
ascensor a dejar a las personas en el Olimpo; o al menos así lo sentía con todo ese vértigo. Era
horrible. Parecía un pálido geco pegada al muro, con su mirada fija en el horizonte, sin atreverse a
mirar arriba, por la cercanía que tenía al cielo, ni abajo, por la distancia que la separaba del
hermoso y seguro suelo.

Nunca había deseado tanto poner sus pies enfundados en botas militares sobre el sucio suelo de
Nueva York.

-Respira, Thalia, respira profundo.

El aire a esas horas del día, en verano, era muy caliente a pesar de la altura, aunque su cuerpo se
sentía helado y entumecido; el sol además le daba de lleno en la cara.

-¡Si no volteo el panqueque se me quema!- exclamo, sintiendo la necesidad de liberar tención, con
el único método seguro sin tener que desprenderse del muro. La cara ya le ardía. Se sentía bien
gritar- ¡Apolo, bájale dos al reflector! ¡Maldita sea!

Annabeth la regañaría si la oyera decir malas palabras, pero no estaba allí y si lo estuviera segura
entendería su necesidad.
Además de que resultaba ser que el edificio más importante y costoso de Nueva York tenia
escaleras de incendio, pasaba que estas no subían más por no tener a donde, ni bajaban. Thalia
pudo ver un par de rellanos más bajo ella antes de pegarse al muro, pero cuando al fin había
reunido valor para volver a mirar, estos ya no estaban.

Ninguno de los pisos inferiores tenía rellanos.

Aun se le podía llamar "escaleras" gracias a que su rellano tenía la escalera para descender al piso
siguiente, solo que estaba muy oxidada, además de que no había a donde llegar al final de esa
cosa.

Tenía el presentimiento de que estaría allí por unas buenas horas.

Y ni siquiera estaba segura de cómo había llegado allí.

El público miraba con atención la forma en la que ambos pretores romanos luchaban.

La mirada de Reyna estaba vacía, miraba a Jason sin mirarlo realmente, como habían visto que
sucedía con los demás participantes atrapados en esas ilusiones que solo ellos podían ver. No
tenían ni idea de lo que podía estar viendo la muchacha para arremeter tan violentamente.

Jason hacia el intento de hablarle, sin éxito alguno. Ella solo se mordía los labios, sus ojos
llenándose de lágrimas, mientras trataba de alcanzar con su espada una y otra vez a su homologo
pretor.

Era una lucha reñida.

Pero no era el único lugar donde había problemas.


Katie había luchado todo el verano con los Stoll, sobretodo con Travis, pero había sido de una
manera figurativa. Solo cosas verbales y una que otra cosa que ella les había arrojado, pero al ser
hija de Deméter entre sus habilidades principales no estaba el uso de la espada. En lo absoluto.

No era completamente inútil en las armas con filo como lo era la hermana de Will, Hope, pero no
eran su fuerte.

De aquí a que estuviera en un gran aprieto tratando de mantener bajo control a Luke. El rubio
había huido en un principio, pero luego de unos segundos de persecución se había dado la vuelta
he intentado clavarle la espada de bronce celestial en las extrañas.

Solo sus reflejos semidioses la habían salvado de esa estocada.

Luego había tenido que huir, como un gran cobarde. Luke lucia furioso, y ella no quería ser con
quien se descargará. Debía ayudarlo de alguna manera, pero no estaba segura de cómo proceder
en ese momento, el chico no le estaba dando oportunidad de usar sus poderes, quizás envolverlo
en una enredadera.

No por nada él era uno de los más fuertes.

Claro que tampoco contaba con encontrarse otros de los más poderosos semidioses en el
Campamento Mestizo.

-Percy- ella llamo, corriendo directo hacia él.

El pelinegro ya tenía a Riptide en la mano, por lo que en un segundo ya estaba bloqueando los
ataques del hijo de Hermes. Katie no tuvo oportunidad de sentirse a salvo, antes de darse cuenta
que ya estaba siendo amenazada por otra hoja de bronce celestial. Esta era más corta, no por eso
menos letal. Annabeth tenía los ojos aguados, aterrada, los labios fruncidos en una mueca de
completo odio. La hija de Deméter tenía claro que ser el blanco de esa mirada podía ser más
peligroso que tener el filo de la espada de Luke en el cuello.
-¿Tu y Annabeth han tenido un mal entendido o algo así?- pregunto ella, esquivando por los pelos
la hoja del cuchillo, rodo por el suelo y se alejó lo más que pudo.

-Emm… no- Percy no aparto la mirada de su oponente mientras respondía a la pregunta- por lo
general Annabeth solo me daría un golpe y me llamaría "sesos de alga", luego me disculparía o
haría algo torpe, por lo que ella se reiría y olvidaría porque está molesta conmigo.

-Ya veo.

La chica quería decir que le resultaba tierno todo lo que él le había contado, pero no tenía tiempo
para eso. Necesitaban salir de eso en ese instante, antes de que a los dos rubios le diera por unir
fuerza inconscientemente, entonces sería el final para ellos.

Divide y vencerás pensó ella, esperando que no le saliera a la inversa.

-Percy, llévate a Luke a otro sitio- exclamo la muchacha. El seguía sin mirarla, pero ella pudo darse
cuenta que no la entendió- ve a otro lugar a enfrentarte con él, dirígete al oeste, por el camino por
el que vine. Vi un arroyuelo en esa dirección, quizás te ayude.

-¿Tu qué harás?

-Creo que puedo encargarme de Annabeth yo sola, solo debo esquivarla un poco más hasta tener
claro lo que voy a hacer.

-¿Segura?

-Sí, ahora vete.

No costo nada que Luke persiguiera a Percy, el rubio fue tras los pasos del hijo de Poseidón
rechinando los dientes y balbuceando en griego antiguo tan rápido que no se le entendió nada.
Una vez solas, Katie termino por encarar a la hija de Atenea.
-Bien, Annabeth ¿Jugamos a las atrapadas? Será completamente al estilo de la cabaña 4.

Nico en los últimos minutos había estado reviviendo momentos completamente tristes y
desgarradores de su vida: primero, todo lo que sucedió el día en que su madre murió, no creía
poder recordarlo, pero ahí estaba el recuerdo. Se sintió un niño pequeño de nuevo al presenciar la
forma en la que moría y no pudo evitar notar la sensación que atravesó su cuerpo en el momento
en el que el alma de Maria Di Angelo abandonaba su cuerpo. Y luego, la partida de su hermana con
las Cazadoras de Artemisa.

Sabía que no había perdonado aun a su hermana por preferir a ese grupo de niñas engreídas en
lugar de a él, cuando ella tenía solo doce años. Pero ver de nuevo eso hizo nacer en él un nuevo
sentimiento de odio y resentimiento. Quería gritarle, gritarles a todos, incluso a Artemisa, y lo
había hecho, pero ninguno lo había escuchado. De hecho, parecía que él ni siquiera estaba allí.

Era como ver todo en una pantalla de televisión.

Había tratado de superar esos sentimientos, o al menos enterrarlos de manera que no tuviera
nada que ver con ellos de nuevo, sus amigos lo habían ayudado mucho con eso, al igual que Hope
le habían mostrado lo que era la alegría, estar feliz.

Se sentía miserable, al punto de no creer volver a sentir eso de nuevo.

Pues frente a sus ojos, las dos chicas que el mas quería en ese momento lo estaban abandonado
de la manera en que su hermana lo había hecho alguna vez.

De nuevo como si estuviera viendo todo desde una pantalla de televisión, sin poder hacer nada,
sin poder detenerlas, vio como Hazel y Hope recitaban el juramento de las Cazadoras a los pies de
la mismísima diosa.

De repente, Hazel no llevaba sus acostumbradas ropas, ni la hija de Apolo los jeans rotos y el buzo
rosa. Amabas vestían de blanco y plata, el arco y las flechas brillando a sus espaldas. Incluso ellas
emitían el ligero resplandor que les proporcionaba el dejar de envejecer.
Nico no sentía el oxígeno entrar mientras respiraba, no sentía el suelo bajo sus pies, no sentía
nada.

Ahora se sentía más solo que antes.

Piper y Michael habían estado corriendo por un buen rato, siguiendo la columna de humo que se
alzaba en el cielo desde algún lugar del laberinto. Michael no había protestado ante esta idea de
Piper, tal vez notando la preocupación que desbordaba de ella ante el pensamiento de que le
fuera sucedido algo a Leo.

Sea como fuere, él iba justo al lado de ella.

Habían terminado en varias encrucijadas y repetido algunos caminos, dieron vueltas, pero
finalmente llegaron donde estaba Leo. El chico estaba inmune entre las chamas que consumían los
árboles y toda vegetación a su alrededor. Parecían hechas de fuego griego, no se extinguían y se
propagaban con velocidad.

La única humedad allí era el sudor de los hijos de Afrodita y las gruesas lagrimas que resbalaban
por las mejillas del latino.

Mientras el temblaba, llamas quedaban donde el pisaba. Piper quería acercarse y consolarlo,
decirle que todo iba a estar bien, abofetearlo para sacarlo de aquel trace, pero era imposible
considerando todo el fuego a su alrededor y que, sin proponérselo, Valdez podía quemarla
también a ella.

-¡Piper, Michael!- escucho que llamaban desde otro lugar.

En otra entrada vio a Jason, quien detenía los golpes de Reyna, quien parecía inmune al calor y
atacaba como si nada estuviera pasando. Piper sintió la tención de su compañero de camino al ver
a la pretora aparecer. Cuando la griega se giró a verlo, el chico ya estaba tratando de detener a
Reyna y alejándola del fuego.
Jason tuvo al fin un descanso.

-¿Qué está pasando? ¿Qué pasa con Leo?- pregunto, también preocupado, acercándose a Piper.

-Su miedo debe estar desatando sus poderes. Creo que sucede lo mismo con Nico, vimos una
comadreja zombi hace poco. Y… también con Thalia. Mira hacia allí- ella señalo un poco más hacia
el sur, nubes de tormenta se arremolinaban- debe ser ella.

El que Jason estuviera allí la hacía sentir mucho más tranquila, que podían resolverlo. Pero sabía
que no debía confiarse de eso, que él era su rival en esa competencia, en ese instante. No podía
contar con su ayuda.

-Vamos a llevar a Leo hacia allá- el rubio la sorprendió con la propuesta- Thalia no tardara en
desatar la tormenta, eso ayudara a refrescarlo un poco. Solo hay que pensar como llevarlo hasta
allí.

-Jason, no tienes que…

-¿Michael, estas bien allí?- el chico la ignoro, girándose a su compañero de equipo.

-Todo bajo control- el chico sonreía, a pesar de los obvios problemas que le estaba dando Reyna.

Jason miro de nuevo a Piper, en su mirada un reto a que lo contradijera. Ella no entendía por que
la ayuda dentro de la competencia, pero debía ayudar a Leo. Eso era lo verdaderamente
importante.

-Bien- ella asintió- vamos a hacerlo.


Will había visto las columnas de humo desde antes de salir del bosque. Si no se equivoca, venían
del Área Común. Extrañado y preocupado, corrió a ver que sucedía.

Las cabañas, al igual que la Casa Grande y varias de las otras zonas se estaban incendiando. No
parecía haber nadie ya. Tal vez ya estaban en un lugar seguro, en el mejor que pudo pensar fue el
lago. La fuente de agua más grande y cercana.

Corrió hacia allí, metiéndose entre los arboles del bosque, lejos de las flamas. Al salir vio a sus
compañeros campistas, todos reunidos en el muelle, Quirón asegurándose de que todos
estuvieran bien. Hecho un ojo por encima, encontrando al numeroso grupo que estaba buscando.

-¿Están bien?- pregunto a sus hermanos, algunos de ellos tenían cenizas en el cabello y ropa, pero
se veían sanos.

Busco a las más pequeña del grupo.

-¿Dónde está Hope?

Sus hermanos y hermanas lo miraron sin saber que responder, tan confundidos como él.
Finalmente, uno le dijo:

-Hace mucho que no la vemos. Desde antes del fuego.

La busco entre el resto de los campistas, trataba de divisar el pequeño punto rosa y dorado que
era su hermana, pero no estaba en ningún lugar. Las llamas aumentaban, junto con el
presentimiento de que algo malo estaba pasando.

Corrió hacia las cabañas de nuevo.

Esta vez no fue por el bosque, no intento evitar el fuego. Solo quería llegar rápido, encontrar a su
hermana, o aún mejor, asegurarse de que de verdad no estaba allí, aunque resultara herido en el
proceso.
Entro cabaña por cabaña, los baños, finalmente se dirigió a la Casa Grande. El lugar ya había
comenzado a ceder, a derrumbarse. Pero había posibilidades de encontrar a su hermana allí, a
esas horas solía estar practicando sus habilidades sanadoras.

Corrió escaleras arriba, saltándose la mayoría de los escales y entro en la enfermería. Como
esperaba y más temía, allí estaba la rubia. La chica estaba tendida en el suelo, las telas a su
alrededor en llamas, aunque el fuego aun no la había alcanzado. En dos segundos estuvo a su lado,
tomándola entre sus brazos.

Estaba inconsciente y apenas respiraba, en lo único que podía pensar era en sacarla de ese humo.
Debía protegerla, a su hermanita. Corrió.

Salió de allí por pura obra de los dioses. En su camino lejos de allí, distinguió a una figura corriendo
de aquí para allá, como si todo ese infierno no lo afectara.

Leo Valdez.

Parecía estar revisando todos los lugares en busca de personas, Will sintió cierto alivio por esto. Al
latino no lo afectaba ese tipo de cosas, por lo que podía hacer esa labor con tranquilidad. Sin
embargo…

¿Quién más podía comenzar ese fuego?

La expresión en el rostro del chico solo hizo que las sospechas del hijo de Apolo se confirmaran.
Miro un segundo a su hermana, observo la forma inmóvil en sus brazos, luego dirigio su enojo al
otro muchacho.

-¿Pero qué diablos te sucede?- le reclamo a Leo, quien dejo de acercarse, paralizándose en su
lugar- ¿Has visto como dejaste todo? Nos pusiste en peligro ¡Mira! - Will señalo a la chica en su
brazos- ¡Mira como tu desastre ha dejado a Hope! ¡Casi la matas! ¡Como al resto del campamento!
Tu… tu…

Había lágrimas en la cara del latino, pero Will no tuvo tiempo de sentirse mal, no veía el pecho de
su hermana subir y bajar como hacía unos minutos, se sentía cada vez más flácida. El corazón le
fue a mil, tenía que ayudarla, debía salir de allí, pronto.
Pero todo parecía estar cada vez más envuelto las llamas, no veía una salida.

Sin dirigirle ni una segunda mirada a Leo, comenzó a correr, de nuevo. Ni siquiera escucho lo que
el hijo de Hefesto tan desesperadamente gritaba.

Piper observo como el llanto de Leo incrementaba. Balbuceaba cosas, como si se estuviera
disculpando con alguien. Con esto, el fuego a su alrededor se hacía más intenso.

Habían logrado conseguir una manera de dirigirlo hacia donde ella y Jason querían, sin embargo,
también era un método peligroso. El rubio lo estaba empujando con el viento, pero esto también
avivaba las llamas. Podían ver el rastro de fuego, humo y cenizas que dejaban a su paso.

Hacia demasiado calor, apenas podían respirar. La hija de Afrodita sentía que al cruzar cualquier
esquina llegarían a Los Campos de Castigo.

Pero al menos las nubes de tormenta se veían cada vez más cerca.

Esta era la primera vez que Polux veía algo como eso. Había esperado luchar contra otros
campistas, quizás contra uno de sus compañeros, como había visto que sucedió con Katie y Luke,
pero nunca esta situación.

Él estaba luchando contra un grupo de arpías. Mientras unos pocos metros detrás de él se
encontraba Clarisse La Rue, llorando desconsoladamente. No pensó jamás que el terminaría
protegiendo a la más grande matona del campamento en estas circunstancias.

No había nada repetitivo en la vida de un semidiós, definitivamente.


Ella gimoteaba, por lo poco que había alcanzado a entender, ella debía estar viendo a su padre,
Ares, y algo feo debía estar sucediendo allí. La chica inclusive estaba temblando, su cabeza abajo y
la mirada clavada en el suelo.

Clarisse, quien siempre llevaba la frente en alto con descarado orgullo.

El dios responsable de esta situación no debía estar esperando ofrendas ese día en el almuerzo.

Los dioses no solo podían ver a los mortales corriendo de acá para allá, también podían ver las
mentes de cada uno de los participantes sumergidos en pesadillas.

A pesar del gran material para bromas y burlas, todos estaban en silencio, mirándolo todo. No se
atrevían a hablar, incluso Ares consideraba esta prueba como algo cruel, y él era uno de los dioses
más despiadados.

Además, los competidores no se estaban comportando como se esperaría de un grupo de rivales


metidos en una caja llena de trampas y caminos falsos.

Ninguno tenía la más mínima idea de cuál de los equipos podía ganar.

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