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Cosa resta dell'Utopia col passaggio del secolo?

(traducción al castellano)

¿Qué cosa resta de la Utopía en el cambio de Siglo?


Por Luciano Canfora [1]

[…] Partiré de un dato empírico. El mundo que ya se autodefinía Libre por antítesis al
mundo connotado negativamente del Muro de Berlín, ahora está lleno de muros, entre
los Estados Unidos y México, entre Macedonia y Grecia, entre Hungría y Serbia, ahora
entre Austria e Italia, entre Marruecos y el Marruecos Español, entre Israel y Palestina,
para no hablar de Calais y también Ventimiglia. Es de hecho una catástrofe humana,
pero que contiene un efecto colateral lexicalmente positivo. Ahora el pseudo concepto de
datar al nuevo siglo con la caída del Muro de Berlín, este pseudo concepto circula cada vez
menos. ¿Qué cosa resta de la Utopía en el pasaje del nuevo siglo? Se podría responder
sumariamente: bien poco. Pero primero tendríamos que ver de qué utopía hablamos:
¿Del socialismo? Pero su ciclo vital se había agotado antes de que finalizara el siglo XX,
aunque su legado principal (imprevisto de la historia) fue el proceso mundial de
descolonización. ¿De la idea de progreso? Pero bien sabemos que tal idea o esperanza,
encuadrada de modo esquemático en la mitad del „800 por A. Comte fue, en algunas
épocas como la nuestra brutalmente desmentida, y parece no sólo haber retrocedido sino
también perecido. Sin embargo, como notó Benedetto Croce, reseñando a finales de
1938 un bello ensayo de un autor suizo, Hans Gustav Keller, sobre la joven Europa de
Mazzini; anotaba Croce: “no porque una idea política no encuentre aún las
condiciones y el motivo para operar pierde su eficacia propulsiva en la historia”,
historia que es un proceso siempre abierto. Puede parecer una visión demasiado serena,
demasiado cristalina. Hay de hecho, y atención a no olvidarlo, duras lecciones de la
historia y es de ingenuo no tenerlas en cuenta. Resta admirable, a mi parecer, y en este
caso específico, la capacidad de Croce de considerar en un tiempo oscuro como aquel en
el cual escribía esas palabras, la historia como proceso siempre abierto. El buen libro de
Keller nos ha llevado a ocuparnos del sueño mazziniano de la joven Europa y la
construcción de 60 años a esta parte, de una unión Europea que parece ser la única
utopía que ha sobrevivido a la agitación de la historia. Pero sería bueno preguntarse si en
serio las cosas están así y de cual salud goza esta utopía.
[…]
Hoy podemos observar que no sólo ese proyecto [de una Europa comunitaria “en
serio”] no partió sobre las bases desde las cuales estuvo delineado sino que aún peor, lo
ha llevado directamente a su declinación como proyecto, pues se le hizo meramente una
interpretación bancaria.
Resisten en nuestro tiempo, sobresalen sobre la escena del mundo dos residuales
utopías, entre ellas muy distantes, pero ambas en dificultad: La utopía de la fraternidad y
la utopía del egoísmo. Ambas tienen una larga historia a su espalda. Y ambas en cada
época vieron consumarse y producirse no pocos ejemplos. En el tiempo nuestro, el
ciclón “guerra y emigración de pueblos”, encontró desprevenidos a los vencedores e
incluso progresivamente determinó un tiempo de encuentro, mejor dicho, de colisión
entre estas dos utopías. La Europa monetaria acorazándose, al modo de una fortaleza, de
la parte más rica del planeta preocupada sobre todo de disfrutar de su riqueza, pero
inepta, en el plano de la fraternidad. Fraternidad que demanda abrir las puertas a quien
no tiene más patria, que no por casualidad ya no la tiene, sino porque la miope pulsión
imperial del mundo libre se la destruyó. La desaparición de los varios socialismos ha
contribuido potentemente al desencadenamiento de fuerzas incontrolables, in primis, a la
recuperación del fanatismo religioso, hoy esencialmente islámico, como presunto
vehículo de redención y eso en las áreas, quizá no sea del todo casual, donde en la
segunda mitad del novecientos subsistían formas o embriones de socialismo árabe. Todo
eso ha terminado. Y es con la nueva pesada realidad que se deben hacer las cuentas. Esta
es la nueva situación que está poniendo a prueba a las dos utopías, la de la fraternidad y
la del egoísmo. La Unión Europea representa bien la utopía del egoísmo. Caen, en estos
meses, los ropajes retóricos que disimulaban o escondían proyectos que ahora muestran
su pobreza, consistentes esencialmente en la defensa de una moneda inútilmente
competitiva en el desmantelamiento de las conquistas sociales del novecientos. Para
defender este reducto monetario se cierran las fronteras y se regalan millares a los
dictadores turcos, guardianes y patovicas del occidente.
Sobre la vertiente de la otra utopía, la de la fraternidad, las fuerzas que la operan se
revelan pocas y dispersas. Paradojalmente son las áreas pobres que la Unión Europea
considera un peso muerto del reducto monetario: la Grecia, la Italia de los márgenes y
poco más, que intentan traducir en obras tal utopía antiquísima y, acaso, difícil de apagar.
Sintomático, desde esta perspectiva, el destino del actual pontífice católico. Sus acciones
suscitan, ahora, fastidio, sobre todo en los sostenedores de la otra utopía y suscita
embarazo en la clase mediática del periodismo que es el ectoplasma de esa otra utopía.
Las acciones del actual pontífice dan cada vez más molestia…
[…]
Salió publicado en estos días una revista que se llama “Rivista di Politica”, número 1 de
2016, que se abre con un editorial que se titula “Elogio de la Riqueza”, a propósito del
viaje africano del Papa. El ensayo, verbalmente elegante, más exactamente pomposo, se
la toma con la denuncia papal del colonialismo y del esclavismo. En esta denuncia el
ensayista lee a contraluz un elogio de la pobreza y de aquí parte la reprimenda, donde el
autor se aventura en un elogio de la riqueza como motor de la redención humana, banal
paralogismo donde riqueza quiere ser la smithiana riqueza de las naciones, mientras la
crítica del Papa tenía como mira el insaciable empuje hacia el enriquecimiento individual.
Pero dejemos al autor a su personal sofística y consideremos, en vez, el fenómeno más
general, esto es la progresiva remoción de este eminente personaje de la logorrea
martillante e ininterrumpida de los medios de comunicación de masas. Como es
evidente, en el mundo dominado por la utopía egoísta, las formas arcaicas dictatoriales
de dominio han sido hace tiempo archivadas y sustituidas por la mejor y eficaz dictadura
de quienes tienen en puño los medios de comunicación más influyentes, adomesticados
y lubrificados. Instrumentos infalibles – a partir de buenos salarios a un personal
incondicional- que crean servidumbre espontánea o intentan estampar en nuestro
cerebro que lo que esos medios marginalizan o ignoran no existe, como es el caso
reciente del silencio impuesto a la tragedia de Adomeni o el velo sobre lo que ocurre en
el brazo de mar entre las islas griegas y Turquía. Y golpea el silencio que cae sobre las
voces críticas que se elevan contra la decisión de Europa de engordar con millones a la
Turquía, para que se deshaga del flujo humano de los indeseables. Este es el estado de
salud de los residuos de las dos utopías en la mitad del segundo decenio del siglo XXI.
[…]
Pero como la historia tiene para enseñar algunas cosas, hace bien recordar que las
premisas de este descalabro viene de lejos… El Occidente libre, evolucionado y
desinhibido ha preferido armar al peor fundamentalismo islámico, a los talibanes
afganos, por ejemplo, los de Bosnia o Kosovo, y luego de haber sostenido por decenios
a dictadores feroces, como el Sha de Persia, el emperador de Indochina, pocos lo
recuerdan, se llamaba Bảo Đại, y su servidor y sucesor, que se llamaba Ngô Đình Diệm,
y a las dictaduras latinoamericanas, desde Videla, Pinochet a Noriega, sin olvidar a los
coroneles griegos y 2 años antes al dictador Suharto, masacrador de Indonesia.
La lucha cuyo desenlace es el actual desastre se desarrolla en la segunda mitad del siglo
XX, cuando el objetivo primario del Occidente libre, evolucionado y desinhibido era el
de convertir en vano al gran proceso de descolonización, lanzado en la primera y sobre
todo en la segunda guerra mundial. El emblema de tal elección mortífera de los años 60
fue la intervención en el Congo apenas independiente, primero con el asesinato de
Patrice Lumumba, el Mazzini de la Africa negra y después del Secretario General de las
Naciones Unidas Dag Hammarskjöld, en septiembre de 1961, culpable de querer ver
claro. Pero cómo olvidar el ostentoso y prolongado apoyo a la Sudáfrica delApartheid,
con Nelson Mandela preso por decenios. Hoy, el Occidente libre, evolucionado y
desinhibido, recoge los frutos de la poco noble batalla. En los albores del „900, un
valiente y desdichado escritor norteamericano, Jack London, escribe un notable libro
futurológico: El talón de hierro, allí delineaba un escenario donde las fuerzas del privilegio,
para no perder su status, se demostraban dispuestas a conducir a todos al desastre.
Desdichadamente tal profecía no concierne solo a las relaciones sociales, ahora también
al progresivo asesinato del ambiente. Ayuda, a quien ama un poco la lectura, a tal
propósito, una página muy famosa de un libro sin razón considerado optimista, El
manifiesto, de Karl Marx, allí donde Marx paragona la potente fuerza innovadora,
transformadora y destructora peculiar del capitalismo a un hechicero que no sabe ya
controlar las potentes fuerzas subterráneas que él mismo ha desatado.
Para terminar me concedan una reflexión analógica. La parábola del cristianismo y la del
comunismo moderno fueron, por varias razones, afines. El cristianismo surge en Galilea
como movimiento radical de contraposición total a los valores del mundo circunstante y
dominante. Cuando sale de Galilea con Pablo de Tarso, elige mezclarse con realidad
externa. Después de tres siglos, más allá de las intenciones de su refundador se había ya
transformado en toda otra cosa. Era ya más parecido al antagonista de un tiempo. Se
transformó casi en un estado dentro del Imperio. Al final fue eso a dejarlo en pie
mientras el Imperio caía a pedazos como un revoque demasiado viejo… Pero la
asimilación al antagonista no fue sólo política, fue incluso más profunda, incluso sobre el
plano mismo de la religión…. Las dos formas de asimilación se alimentaron
recíprocamente. Por un lado, el cristianismo se hizo griego en sus clases más altas que se
empaparon de filosofía griega mientras en la base popular se paganizó. Tomada por el
paganismo, como religión popular, resurgió el politeísmo a través del culto a los santos,
la tríada divina, recomenzaron los prodigios, fueron en auge los rituales majestuosos y
poniéndose en mimética continuidad con el pasado de la religiosidad preexistente, el
cristianismo se aseguró un larguísimo futuro, que dura aún. Pero del cristianismo
auténtico originario queda poco. Análogo anduvo el proceso del comunismo moderno.
Del trágico y heroico exordio de la Comuna de Paris a la transformación de las últimas
elites declinantes en nuevos oligarcas del retomado capitalismo. En el caso del
comunismo del siglo XX el proceso fue mucho más veloz que en el traspaso de Pablo de
Tarso a Teodocio el Grande. Todo se consumó con la velocidad típica de los procesos
modernos en el giro de menos de un siglo. Esto puso más en evidencia la marcha de las
cosas.
Surge en este punto una pregunta que hace sufrir a las personas morales que atravesaron
la política del último siglo. ¿Fue entonces todo vano?: ¿del discurso de la montaña a la
toma de la Bastilla? ¿del Octubre rojo a la larga Marcha? ¿de la tesis de Lutero a la
liberación de Saigón o de Cuba, burdel del imperio norteamericano, según una noble
definición? ¿Todo retorna entonces, cada vez, al punto de partida y es inútil consuelo
repetirse susurrando con Eppur si muove?
Yo creo que no. La historia procede en espiral. Da la impresión de retornar hacia atrás
aunque cuando fatigosamente procede. Pero no hace esto para mantener contentos a los
filósofos, sino más bien animada por fuerzas más elementales. Procede así porque es
motorizada necesariamente por la injusticia, que resulta físicamente intolerable.
Entendámonos bien, para quien se encuentra en la parte equivocada. A tres km de mi
aldea, dice Mao a André Malraux, que lo fue a entrevistar cuando era el líder de la China,
ciertos árboles no tenían más la corteza hasta los 4 metros, porque los campesinos
hambrientos se la comían, y es propio de este lancinante malestar que nace el
movimiento permanente de la historia. Caótico, desordenado, destructor de ídolos y de
nomenclaturas, pero, siempre en movimiento. Que no quiere decir siempre progreso.
Habrá siempre quien pensará conocer el sentido y la dirección de ese movimiento. Aún
más, imaginará de gobernarlo y guiarlo. Nosotros no podemos prever cuáles serán los
nuevos mitos y cuáles las nuevas palabras, en el tiempo porvenir que se propondrán otra
vez como intérpretes, o mejor aún, como pilotos de ese movimiento. Podemos imaginar
que tal vez a la larga no lograrán su cometido, sobre todo a la luz de una incesante
mutación tecnológica que desestabiliza rápido muchas certezas. La libertad es un ideal
intermitente, escribía Tocqueville, repensando el ciclo 1789-93. La igualdad, por el
contrario, sostenía, es una necesidad que se representa continuamente como el hambre.
Así Tocqueville se avecinaba bastante al descubrimiento del impulso primario del primum
movens del motor histórico. La incapacidad de los intérpretes, científicos sociales,
sociólogos y profetas de frente a esto, está bien expresada, yo creo, en el diálogo
Leopardiano entre la Naturaleza y un islandés. En particular cuando la Naturaleza le
pregunta al islandés [que representa al ser humano] “¿Acaso pensaba que el mundo fue
creado por causa suya?”
Esta es una transcripción y una traducción parcial de la conferencia de Luciano Canfora
“Cosa resta dell'Utopia col passaggio del secolo?”. Si bien la traducción está
fragmentada, he escogido los más interesantes pasajes de la conferencia que permite
entender esta pieza brillante de uno de los intelectuales más interesantes de la Europa de
hoy.

Traducción: Lidia Ferrari - 09/2016


https://www.youtube.com/watch?v=DIW65wYw9P0

[1] Luciano Canfora es un filólogo e historiador italiano, de una erudición pocas veces
vista y de un pensamiento propio de suprema lucidez. Por fortuna es invitado
frecuentemente y sus charlas están en la Web, además de estar disponibles sus
numerosos libros traducidos a varios idiomas. Esta es una traducción parcial de su
conferencia: Cosa resta dell'Utopia col passaggio del secolo?
https://www.youtube.com/watch?v=DIW65wYw9P0

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