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MUERTE VIOLENTA POR ARMA DE FUEGO

¿SUICIDIO, HOMICIDIO O ACCIDENTE?

Dra. Analía V. Mougel

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INDICE:

I- INTRODUCCION p. 5
II- PROBLEMÁTICA ACTUAL EN LA ARGENTINA: p. 12
III- LOS PILARES DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA p. 14
A- LAS TRES ETAPAS EN LA INVESTIGACIÓN MÉDICO- p. 14
LEGAL DE LA MUERTE
B- ESTUDIO DEL LUGAR DEL HECHO – ENFOQUE p. 16
CRIMINALÍSTICO Y MÉDICO LEGAL
Normas generales del procedimiento p. 17
Examen del cadáver en el lugar del hecho I: Primer p. 19
aproximación
Examen del área circundante – empleo de Croquis p. 20
Perennización De La Escena Del Crimen p. 21
Examen del cadáver en el lugar del hecho II: Aproximación a la p. 21
Data de muerte
Traslado del cuerpo a la morgue p. 22
Cuerpos y escenarios sangrientos p. 23
C- LESIONES POR PROYECTILES DE ARMAS DE FUEGO p. 24
Mecanismos Lesivos De Los Proyectiles p. 26
Aspectos Forenses De La Heridas Provocadas Por Proyectil De p. 26
Arma De Fuego (HPAF): Características Lesionales
Características de las heridas por uso de armas de puño (armas p. 29
de fuego cortas)
Heridas por proyectil de arma de fuego en el cráneo p. 33
Heridas por disparo de contacto en tronco p. 37
Signos en el Plano de la ropa a nivel del OE p. 38
Dirección o Trayectoria del proyectil intracorpórea p. 38
Barrido del proyectil o “Bullet Wipe” (bala frotada) p. 39
Graneado o pseudotatuaje p. 39
Detección de residuos del disparo p. 39
Salpicaduras de sangre y tejido de orificio de entrada p. 41
(“Backspatter”)
D- AUTOPSIA MEDICO LEGAL p. 43
Metodología de la Autopsia en la Muerte Violenta por proyectil de p. 44
Arma de Fuego
El informe médico-legal en caso de lesiones o muerte por p. 47
proyectiles de armas de fuego
Cronotanatodiagnóstico en la investigación de la muerte violenta p. 47
por proyectil de arma de fuego
E- ESTUDIO PSIQUIATRICO FORENSE – AUTOPSIA p. 49
PSICOLÓGICA
IV- LOS 10 MANDAMIENTOS EN LA INVESTIGACIÓN p. 51
CIENTIFICA DE LA MUERTE POR ARMA DE FUEGO Y ALGO
MÁS:

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1- Unidad investigativa: Rol del perito en criminalística y p. 51
del perito médico-forense en la investigación de las
muertes violentas por proyectil de arma de fuego de
aparente origen suicida, fundamentalmente en el estudio
del lugar del hecho
Como investigar un caso de un presunto suicidio: indicios y datos p. 57
a considerar
2- Características generales de los protocolos utilizados p. 59
en nuestro país para el estudio del lugar del hecho
Diferencias y similitudes con protocolos internacionales para el p. 62
estudio del lugar del hecho
Fallas en nuestro proceder habitual. Modo en que podrían p. 65
mejorarse dichos aspectos
Características generales del lugar del hecho en el tipo suicida, p. 67
accidental y homicida
3- Exploración, recolección y protección de los indicios p. 69
más importantes en las muertes violentas por proyectil de
arma de fuego
Suicidio versus homicidio: aspectos relevantes al examen inicial p. 69
del cadáver en el lugar del hecho
Principales pruebas e indicios en estos casos: Técnicas de p. 73
recolección de la evidencia
4 - Estudio de las manchas de sangre en el lugar del hecho p. 77
y su importancia en la determinación de la dinámica de la
muerte
Clasificación de las manchas de sangre p. 79
Levantamiento de las manchas y rastros de sangre p. 88
Backspatter p. 89
5- Balística: Aspectos forenses p. 91
Alcances y características del estudio de la fase Balística de p. 93
efecto, médico legal o forense
Heridas por proyectil de arma de fuego: revisión del tipo de arma p. 94
de fuego, alcance y ubicación, en función a la manera de muerte
Suicida u Homicida
Investigaciones Balísticas Criminalísticas p. 96
6 - Clasificación de las heridas por proyectil de arma de p. 98
fuego
Variaciones en caso de muerte accidental, suicida u homicida p. 106
Muerte accidental: mito y fraude p. 109
7- Recaudos en la autopsia: procedimientos correctos e p. 111
incorrectos en caso de muerte violenta por arma de fuego
8- Cronotanatodiagnóstico p. 114
Importancia médico legal de la determinación de la data de la p. 114
muerte en la investigación de la muerte violenta por proyectil de
arma de fuego

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Livideces: su importancia. Cambios ante la modificación p. 114
deliberada o intencional del escenario
Muerte rápida vs muerte lenta. Agonía. Relación entre el sangrado p. 117
masivo tras una HPAF (herida por arma de fuego) y la duración
del período agónico
9 – El “Espasmo cadavérico” y su valor médico legal p. 119
10- Homicidios disfrazados: Escenificación de un crimen p. 121
como suicidio
Contaminación del lugar del hecho p. 121
Escenarios organizados y desorganizados p. 122
¿Es posible escenificar un suicidio? p. 124
Movimiento de las armas en el lugar del hecho p. 127
Armas encontradas en la mano de la víctima p. 127
11- Estudios complementarios de importancia y p. 128
dificultades para determinar la manera suicida,
accidental u homicida
Dificultades en la interpretación de heridas por contacto p. 128
Situaciones especiales: Uso de silenciadores p. 129
Dificultades en la detección de residuos por disparo de arma de p. 130
fuego
Persistencia de residuos de disparo en prendas y superficies p. 135
12- Concepto de autopsia psicológica, modelo empleado p. 136
actualmente, pasos y objetivos
Utilidad de la autopsia psicológica en la investigación de la muerte p. 137
violenta de causa dudosa de criminalidad. ¿Cuál es el momento
óptimo para la realización de la misma?
13- En la búsqueda de un esquema integral y aplicable al p. 139
estudio sistematizado de las muertes violentas donde se
sospecha del suicidio como manera de muerte
Siguiendo la Secuencia Fáctica p. 139
Recomendaciones Finales p. 142
14- ¿Homicidio o Suicidio? Interpretación de la herida por p. 143
arma de fuego, desde la estadística aplicada: un
enfoque/mirada Bayesiana
El enfoque frecuentista o de coincidencia p. 143
El enfoque bayesiano o razón de verosimilitud (Likelihood Ratio o p. 144
LR)
Interpretación de la herida por arma de fuego: un enfoque p. 146
Bayesiano
V- CONCLUSIONES p. 150
VI- BIBLIOGRAFIA p. 154

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I- INTRODUCCION:

Desde el inicio de la vida, la muerte encierra un misterio que inquieta a la humanidad.


El pensamiento ante la muerte es inherente a la especie humana como la vida misma,
pues aparentemente somos los únicos que sabemos que vamos a morir. Sin embargo,
en todos los tiempos, reflexiones suicidas azotan en las mentes de las personas día a día
alrededor del mundo. Muchos creen que se trata de un nuevo comienzo y para otros es
simplemente el fin. Cada suicidio rinde testimonio de una trágica ruptura con la vida.

En su ensayo de 1913, ¨Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los


pueblos¨ Miguel de Unamuno reflexionó sobre la imposibilidad de aceptarla. En uno de
sus párrafos, escribió: "Acaso la enfermedad misma sea la condición esencial de lo que
llamamos progreso, y el progreso mismo una enfermedad." De ese "progreso", entonces,
hablan los periódicos los 365 días del año. Hechos trágicos que se desarrollan en
ciudades gigantescas donde el hombre está habilitado sólo como un consumidor sin
horizonte de futuro. Su existencia es pura distracción.

La palabra «suicidio» está formada por dos elementos latinos: sui, de sí mismo, y cidio,
del verbo caedere, «matar»; el término fue creado por el abate François Desfontaines
en 1735. El suicidio es entonces, el acto por el que una persona, deliberadamente, se
provoca la muerte. Dicho de otro modo, para la Organización Mundial de la Salud, el
suicidio es el «acto de quitarse deliberadamente la propia vida».
Para considerarse suicidio, la muerte debe ser un elemento carnal, y tiene que ser el fin
a conseguir, y no solo una consecuencia casi imparable. Así, los mártires, los que se
sacrifican por otros en caso de emergencias ni los soldados que mueren en una guerra
son considerados suicidas, y en estos casos, los muertos no son proscritos por la ley. En
el caso de que el suicidio tenga consecuencias legales, la ley recoge que debe haber
prueba de intención de morir, así como la propia muerte para que el acto sea considerado
un suicidio. Puede que dicho proceso sea costoso en caso de minusvalía y tenga que
depender de alguien más, que entraría entonces en una dinámica de cómplice de
suicidio. Según Guillon y Le Bonniec (1982) “el cómplice es todo aquel que, sin llevar a
cabo personalmente los elementos constitutivos de la infracción imputable del autor,
solamente ha facilitado o provocado la acción principal por medio de actuaciones de una
importancia material secundaria: ayuda, suministro de medios o instigación” figura del
derecho penal donde sería posible una sanción penal.

Los suicidios son fenómenos individuales, que responden esencialmente a causas


sociales. Hay corrientes suicidógenas, que recorren la sociedad. Estas corrientes se
originan no en el individuo, sino en la colectividad y son causa real o determinante de
los suicidios. Si tales o cuales individuos se suicidan, ello responde probablemente al
hecho de que estaban predispuestos por su constitución psicológica; las circunstancias
sociales que crean las corrientes suicidógenas, y que determinan estas predisposiciones
psicológicas. Un suicida siempre está influido por su medio y por sus relaciones humanas:
La condición de suicidas es individual, sin dudas, pero nace de lo social. El suicida abunda
en reiterados pedidos de auxilio que no fueron escuchados. Se agota todo y entramos
en la desesperanza, detonante del suicidio.

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En la época escolástica, al suicidio no se lo llamaba así, sino ¨desesperación¨. Si un
sujeto espera, esto lo hace quedarse en un lugar, se encuentra ¨unido a algo¨ (ese
¨algo¨ le genera una raíz, un arraigo). Cuando se pierde la capacidad de esperar, o
dicho de otro modo, cuando llega la desesperanza, el sujeto no le encuentra más sentido
a la vida. Sin embargo, dos tercios de los suicidas toman esa decisión en momentos de
goce. El momento gozoso terminado lleva a veces a la desesperanza.
Por todo esto, señalar el suicidio como un acto de libertad es una grave equivocación
que genera serias confusiones. Este peligroso criterio tiene sus orígenes en
planteamientos de antiguos y modernos escritores claramente pro suicidas, como es el
caso de Shopenhauer quien decía: "darse muerte a sí mismo es un acto de auto-
liberación". Otros pensadores y escritores como Séneca, Albert Camus, etc. hacían
planteamientos similares.
Siguiendo el pensamiento de Lacassange, quien decía que todo suicidio debe ser leído
desde el punto de vista ¨psico – patológico¨, la psiquiatría reconoce 5 tipos de suicidas:
 Vicariantes, quienes no tienen esperanzas;
 Perfeccionistas, padecen un trastorno de personalidad muy obsesivo y optan por
el suicidio ante la pérdida de un atributo o ante la situación de verse contrariados
en alguno de sus principios por un contra-argumento;
 Hedonistas, personas narcisistas que no soportan el descrédito, el perder sus
atributos;
 Transicionales, los que sufren un cambio muy grande (por ejemplo, el síndrome
del nido vacío en aquellas madres que ven independizarse a sus hijos);
 Sintomáticos, los enfermos mentales, que pueden ser melancólicos o
esquizofrénicos.
Según sus variables sociales, Emile Durkheim, en su ¨Teoría de la Anosmia¨ destacó
tres tipos de suicidas:
 Egoístas, pierden la interacción social;
 Anómicos, los que no reconocen las normas;
 Altruistas, es lo que ocurre con los mártires.
El mecanismo suicida más comúnmente utilizado varía según el país y está en parte
relacionado con la disponibilidad. Estos incluyen suicidio por ahorcaduras,
envenenamiento, y armas de fuego. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),
cada 40 segundos se produce un suicidio en algún lugar del planeta. Es decir, hay un
millón de muertes anuales por esta causa, más que las víctimas que provocan todas las
guerras, siendo la décima causa de muerte en todo el mundo. A esto deben sumarse
entre 10 y 20 millones de intentos de suicidio al año. Por eso es considerado hoy un
grave problema para la salud pública. En Argentina, el principal medio utilizado en los
suicidios es el ahorcamiento, que representa el 58% del total, seguido por las armas de
fuego en el 28% de los casos. Los envenenamientos ocuparon el menor porcentaje
entre las formas de suicidios de las mujeres, sin embargo tuvieron un mayor aporte que
en los varones, con valores entre el 10% y el 7% en el periodo 1997-2007.
La investigación: “Perfil epidemiológico del suicidio en la Argentina 1988-2008” de la
Dirección de Promoción y Protección de la Salud del Ministerio de Salud de la Nación
destaca que en el año 2008 los suicidios de los hombres representaron el 80% del total

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de las defunciones por esa causa. La preponderancia del género masculino en la
consumación de los suicidios (tres a cuatro veces más propensos a quitarse la vida) es
una regularidad que se encuentra presente en todos los países en las distintas épocas a
excepción de China, que es el único país donde las mujeres se suicidan más que los
hombres con 250.000 a 300.000 suicidios anuales (uno cada dos minutos). Esto
representa sólo la cuarta parte de los suicidios en el mundo, aun teniendo en cuenta que
China representa la sexta parte de la población mundial.

Existen variaciones en el medio utilizado de acuerdo al sexo. Así, se puede observar que
si bien en ambos grupos el medio ¨modal¨ es el ahorcamiento y sofocación, en los
hombres es mayor la proporción de suicidios con armas de fuego, mientras que en las
mujeres es notablemente mayor la utilización de veneno y el salto desde lugares
elevados.
Respecto a los suicidios consumados con armas de fuego, se observa mayor frecuencia
en los hogares donde existe disponibilidad de dichas armas. Sobre el tema existe
abundante bibliografía que señala la relación entre proliferación de armas, su utilización
en suicidios, y el efecto que tendría la limitación de su acceso.

Hay diversos indicios que nos permiten etiquetar una muerte producida por disparo de
armas de fuego como suicida. Entre ellos encontramos la localización de la herida, el
número de heridas, la dirección del disparo, señales de pólvora en la mano y la distancia
a la que se realizó el disparo, trayectoria, configuración del orificio de entrada y sus
características, entre otros. Sin embargo, existen casos de suicidios por armas de fuego
en los que dominan las especulaciones, motivo por el cual siempre es necesario
descartar el modo accidental y homicida como causa de muerte antes de concluir que
se trata de un suicidio. Como ejemplos en nuestro país podemos mencionar:
Rodolfo Echegoyen era un brigadier retirado que había denunciado corrupción en la
Aduana durante la presidencia de Carlos Menem. Fue hallado muerto de un tiro en la
cabeza el 13 de diciembre de 1990 en su escritorio luego del casamiento por civil de su
hijo. La carta que supuestamente dejó antes de morir fue escrita con dos letras distintas,
por lo que se estima que podría ser falsa. El aviador había dejado, un mes antes de su
muerte, la titularidad de la Aduana. Sus familiares sostienen que estaba investigando
una red que se dedicaba al contrabando y al tráfico de drogas en Ezeiza. El cadáver
presentaba un misterioso hematoma en el entrecejo, que nunca fue investigado en
detalle y que habría sido consecuencia de una golpiza anterior a su muerte. El militar
fue amigo de Alfredo Yabrán. La causa fue caratulada como suicidio, aunque varios
peritajes descartaban el suicidio de Echegoyen. Sus familiares sabían que Echegoyen
estaba llevando a cabo una investigación e insistieron en reabrirla, pero luego fue
archivada. (Un peritaje descarta el suicidio de Echegoyen? Por Mariano Obarrio. LA
NACION. Domingo 23 de noviembre de 1997. Publicado en edición impresa) (El primer
"suicidio" de la era menemista rodeado de misterios aun no revelados. Los hijos de
Echegoyen remueven la causa. Por Miguel Bonasso. Pagina 12. 06 de septiembre de
1999)

Alfredo Yabrán: Apareció muerto de un disparo de escopeta en el cráneo, el 8 de mayo


de 1998. La desfiguración del rostro era tal que, para su reconocimiento, debieron
emplearse estudios de ADN. Diez días después, una encuesta del Centro de Estudios de
Opinión Pública (CEOP) indicaba que el 67,8 por ciento de la población desconfiaba de

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la hipótesis del suicidio, mientras que el 45,5 ni siquiera creía que el empresario estuviera
muerto. La jueza Graciela Pross Laporte cerró la causa el 3 de junio. Pero nunca terminó
de explicar claramente por qué hubo una cantidad indeterminada de vehículos
merodeando la estancia de Yabrán pocas horas antes de su muerte. Tampoco se
determinó qué fue lo que pasó con su teléfono satelital. (Yabrán apareció muerto en un
campo de su propiedad y la policía dice que se suicidó. La única certeza es la muerte.
Página 12. 21 de mayo 1998. Por Raúl Kollmann). (A un año de su muerte, el empresario
sigue generando mitos. El fantasma Yabrán. Página 12. 16 de mayo 1999)

Horacio Estrada: El 25 de agosto de 1998, el capitán de navío retirado, Horacio


Estrada, apareció muerto en su departamento sobre la calle Arenales al 900. Estaba
imputado en la causa por venta ilegal de armas al Ecuador y era un capitán de navío
retirado. Era una de las piezas clave de la investigación. Tres días antes, había
presentado a la justicia un escrito donde reconocía su gestión en el tráfico de armas a
Ecuador pero negaba ser responsable de la maniobra. Además, había sido un represor
de la ESMA. En el año 1998 apareció muerto de un tiro en la cabeza en su casa. Aunque
la escena del crimen demostraba un suicidio, la causa fue caratulada como muerte
dudosa. Aunque era diestro tenía orificio de entrada por proyectil de arma de fuego en
la sien izquierda. El militar había sido indagado en la causa que llevaban el entonces
fiscal federal Carlos Stornelli y el juez Jorge Urso por venta ilegal de armas a
Ecuador. "No creo que la muerte de Estrada sea un suicidio. Ya ha muerto mucha gente
vinculada con la causa", dijo en su momento el fiscal Stornelli. (Muerte dudosa de un ex
represor de la ESMA imputado en la causa de las armas. Un balazo y muchos
interrogantes. Por Susana Viau. Página 12. 26 de agosto de 1998).
Mariano Perel: El 4 de febrero de 2001 apareció muerto junto a su esposa en un hotel
de Cariló, Mariano Perel, un financista experto en operaciones de lavado de dinero. Al
principio se pensó en un suicidio, pero la Justicia determinó que fue un asesinato. Uno
de los casos policiales más misteriosos de la Argentina (Caso Perel: un expediente de 51
cuerpos a punto de ser archivado. Infojus NOTICIAS. 2 de febrero 2014. Por Cecilia
Devanna). (El caso Perel: un doble asesinato que sigue sumergido en el misterio.
Clarín.com 06 de febrero de 2002. Por Alba Piotto). (Aparecieron Muertos En Carilo Un
Ejecutivo Vinculado Al Citibank Y Su Mujer. Balas Bajo La Hipótesis De La Mafia. Página
12. 06 de febrero de 2001. Por Raúl Kollmann y Cristian Alarcón). (Investigación: Las
Cartas Secretas De Perel A Su Familia. Una historia de novela. TRIBUNA de periodistas.
1 de abril 2003).

Cristina Lemercier: el 16 de diciembre de 1996, murió en un confuso episodio y tras


una agonía de cinco días, luego de haberse disparado en la cabeza con un revólver
calibre 38, tras mantener una fuerte discusión con su esposo Raúl Ortega durante la
madrugada. El proyectil ingreso en línea recta por la frente, y durante la autopsia se
encontraron gran cantidad de hematomas en el torso de la actriz. (La muerte de Cristina
Lemercier: la Justicia investiga si fue un suicidio o un asesinato. Clarín, 28 de diciembre
de 1996)

Los hermanos Süllos: Los estudios preliminares realizados a los cuerpos de la


astróloga Lily Süllos y su hermano Ludwig confirmarían la hipótesis de asesinato y
suicidio lanzada inicialmente por los investigadores policiales. Los peritos forenses
determinaron que ninguno de los cuerpos de los dos hermanos presentaban lesiones

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defensivas al tiempo que se determinó que los disparos que se realizaron con la misma
arma se llevaron a cabo en forma casi simultánea y a corta distancia debido a la
temperatura de los cadáveres y la rigidez de los mismos. Además, los peritos en balística
determinaron que las balas alojadas en los cadáveres son de calibre 32, lo que
confirmaría que se habrían realizado con el arma que Ludwig construyó en forma
casera y que dejó marcas de pólvora en su mano. (En un pacto suicida, la astróloga Lily
Süllös fue muerta por su hermano, que se quitó la vida: Tenía 84 años y estaba postrada
tras un ACV; comunicaron la decisión por mail. La Nación, 16 de septiembre de 2013.
Por Gonzalo Prado). (Muerte de Lily Sullos: la autopsia reforzó la teoría del pacto suicida.
Infobae, 16 de septiembre 2013). (Investigan si la muerte de la astróloga Lily Sullos fue
un pacto suicida u homicidio. Minutouno, 16 de septiembre 2013)
El Fiscal Alberto Nisman: Un fiscal muerto en la Torre Le Parc, uno de los edificios
más seguros y caros de la Argentina a pocas horas de presentarse ante la Comisión de
Legislación Penal de la Cámara de Diputados en el Congreso de la Nación para presentar
la documentación probatoria de la denuncia en contra de la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner por supuesto encubrimiento a Irán en el marco de la voladura de
la AMIA; un pasadizo secreto; cámaras de seguridad que no funcionaban; dos
ambulancias a las que se les prohibió la entrada; un colaborador que le prestó un arma
al fiscal que luego apareció muerto; un sinfín de personajes desfilando en el lugar del
hecho; una denuncia inconsistente contra la jefa de Estado; un sobre enviado a un
periodista -horas antes de la muerte- que fue tirado a la basura; otro periodista que
huye a Israel por miedo; pistas contradictorias; argumentos que no cierran; espías
desatados; el Gobierno, la oposición, Irán, Siria, la CIA, el Mossad y un sinfín de dudas
y sospechosos configuran el escenario de un aparente suicidio, que para muchos
configuran un presunto crimen perfecto. (Las 15 claves del caso Nisman.
www.politicargentina.com, 07 de febrero de 2015). (La verdad perdida en un mar de
versiones. La Nación, 11 de marzo de 2015). (La dudosa muerte del fiscal. Página 12,
20 de enero de 2015).
Tanto en estos casos como en muchos otros, el examen minucioso del lugar del hecho,
la Autopsia médico legal, el análisis toxicológico, y estudio criminalístico, así como las
pericias psiquiátricas, constituyen pilares fundamentales para llegar a comprender
adecuadamente el mecanismo y manera de la muerte.
Desde la década de los 70, la OMS ha cuestionado los procedimientos para indagar las
defunciones por causas externas. Si bien se han concretado criterios de registro para los
responsables del mismo, aún puede existir una atribución errónea de ciertos suicidios a
causas accidentales o de intención no determinada, y viceversa. En relación a esto, cabe
destacar que si bien en Argentina la tasa mortalidad por suicidio se ha mantenido estable
y la de homicidios ha disminuido paulatinamente durante el período 1997-2012, la tasa
de mortalidad por causas externas de intencionalidad no determinada ha tenido un
comportamiento fluctuante durante el mismo período, siendo incluso mayor que la de
suicidio en 2011.

El propósito de este libro es lograr identificar y analizar críticamente los errores que
habitualmente se cometen en estos casos, cuando sesgados por el árbol, no logramos
ver el bosque. Este escrito intentara aclarar algunas cuestiones inherentes al trabajo de
campo en el lugar del hecho, factores a tener en cuenta en el estudio criminalístico,

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características halladas con mayor y menor frecuencia durante la autopsia médico-legal
en este tipo de muerte violenta, y típicos hallazgos en la autopsia psicológica, basándome
en literatura anglosajona y europea reconocida internacionalmente, así como en las
opiniones de los más destacados exponentes de la medicina legal, criminología,
criminalística y psiquiatría forense de nuestro país.
Antes de adentrarnos en la problemática actual al respecto, quisiera compartir con
ustedes este texto maravilloso del Maestro Fontanarrosa respecto a los suicidas,
específicamente, a quien decide acabar con la propia vida empleando un arma de fuego.
Disfrútenlo.

Roberto Fontanarrosa

De los suicidios

Sería muy simple suponer que el suicidio es tan sólo la supresión de la


propia vida. A lo sumo, podría ser una consideración torpe y apresurada
de aquellas personas carentes de imaginación que sin más ni más se
despedazan el cráneo de un balazo a quemarropa, burdamente, en
cualquier día y horario. Pero la persona sensible, la persona culta, aquella
que ha hecho de su vida una sucesión de actos pensantes y entrelazados
no caerá en ese error. No. La culminación de la existencia a través del
suicidio es un hecho complejo, polifacético, que responde a diversas
escuelas y culturas, a variadas pautas y valoraciones que lo convierten en
un menester si bien no, obviamente, para iniciados, sí para respetuosos.
Por lo tanto y sin pretender convertir esto en un catálogo, tarea
pretensiosa e inconducente, he aquí algunas normas generales e
importantes para dichos eventos.

De las armas de fuego

El suicidio a través de las armas de fuego es la lógica culminación de


aquellas personas dadas temperamentalmente a las decisiones drásticas.
Es una elección terminante, lógicamente explosiva pero, sin duda, poco
poética. Estéticamente es expresionista, de contornos dramáticos, apta
para gente impulsiva, vital y apenas criteriosa. El suicidio por medio de
las armas de fuego emana plenitud. No debe realizarse entonces en horas
de la noche. Eso queda para los efectistas deseosos de captar ribetes
trágicos. Sin embargo, los cánones también contemplan esta posibilidad.
De realizarse, debe elegirse una noche estrellada, límpida, una pequeña
pistola de cartera y procurar que el cuerpo caiga sobre algo acolchado, si
es posible una alfombra mullida.

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Todo ruido metálico tras el disparo quitará el efecto a éste y mermará
notablemente la calidad sonora del hecho. Por la noche no se dejará nota
ni carta alguna, no estando invalidado, no obstante, el acto elegante de
llamar antes por teléfono a un amigo y charlar con él apaciblemente. Se
vestirá con sobriedad (un cardigan liviano es lo más recomendable) sin
incursionar nunca en la robe de chambre que puede otorgar al suceso un
inferiorizante tinte doméstico. Categóricamente, el suicida con arma de
fuego deberá elegir un brillante día de sol. No es necesario, valga la
salvedad, estar expuesto a los rayos solares, pero conviene que por una
ventana se vea el resplandor rotundo del día. Se podrá, ahora sí, dejar
algunas líneas escritas a los más allegados, nunca dando explicaciones
pues el suicidio es, ante todo, un acto digno. Repetir una vez más la
tremenda falta ética de dejar una esquela escrita a máquina, podría
parecer reiterativo, pero lo hacemos ante la constante promoción de
principiantes. Se procurará, en cualquier caso de suicidio por armas de
fuego, realizarlo en un piso alto, donde siempre suena mejor, y agrega
una escalera al dramatismo del hallazgo del cuerpo. Las corrientes
denominadas "drásticas" o de Villant (circa 1811) hacen aparecer el
suicidio como un proceso que finaliza en el momento de la muerte del
sujeto. Pero hoy, gracias a estudios que desechan abiertamente tal
egoísmo (M. Risnet, "Ese silencio"), tomar las providencias para asegurar
una apropiada continuación de las acciones, es un rasgo honorable que
diferencia al suicida apto del meramente vocacional. El suicida por arma
de fuego deberá luchar contra la incomodidad del uso de una arma que
ha sido diseñada para disparar hacia terceros y no contra uno mismo.
Esto lo llevará a adoptar posiciones pocos gráciles, forzando la línea
armoniosa del equilibrio físico, especialmente cuando se trata de armas
largas. Por eso el revólver de bolsillo, o una pistola de mujer, son los
elementos más indicados. Hay quienes no le dan a estos detalles mayor
importancia aduciendo el grado de privacidad que por lo general
usufructúa el suicida. Olvidan tales teóricos que el suicidio es un hecho
de trascendencia principalmente individual, un acto jerárquico que
involucra aun las más pequeñas reglas de respeto por uno mismo,
comprendiendo las de coordinación muscular. Como última
recomendación se considera un toque sensiblero el cargar el tanque del
arma con un solo proyectil. Equivale, palmariamente, a otorgarle
demasiada trascendencia a un hecho que en última instancia conviene
recubrir de un aristocrático dejo de desinterés.

(Extraído de Los trenes matan a los autos, Buenos Aires, Ediciones de la flor, 1997)

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II- PROBLEMÁTICA ACTUAL EN LA ARGENTINA:

Por el deseo se nace y por el anhelo se vive y también se muere. La paradoja del destino
nos arrastra por estos días hasta hechos demasiados complejos. Lo que parece una serie
de televisión, es la vida real. Presuntos suicidios con pistas variadas y contradictorias,
testigos y versiones enfrentadas. La valoración de los datos duros depende del oído del
que escucha. Y aunque por momentos pareciera una cuestión de fe, desde el punto de
vista puramente criminológico, toda muerte tiene una explicación científica y hasta
filosófica. Y cuanto más avanza la investigación penal, el hombre queda otra vez desnudo
y sin máscara frente a sus pares. No hay héroes ni próceres. Somos seres pequeños
ante el infinito del universo. Sin embargo, la violencia con la que muere el héroe… acelera
el mito.

El final sangriento del fiscal de la Nación, Alberto Nisman, encierra un laberinto borgeano.
Sólo las pericias forenses y los indicios podrán lograr respuestas concluyentes. La muerte
del Fiscal, en circunstancias de conocimiento e interés público, ha venido a poner un
manto de duda existencial sobre el modo en que debe ser investigada toda muerte
sospechosa de suicidio.
El circo mediático creado a partir de la muerte de Nisman, ha dejado en evidencia las
falencias de los equipos de trabajo forenses. La televisión muestra lugares del hecho
aparentemente contaminados, deficiencias en las tomas de evidencias y manejo de las
pruebas, mantos de dudas creados sobre los informes forenses, sobre los resultados de
balística, y podría seguir enumerando. Todo esto dentro de un contexto político que
presiona en todos los sentidos posibles. Peritos en las ciencias más variadas han hecho
todo tipo de afirmaciones públicamente sin meditar el impacto social que provocan en el
lego. Y lo que es aún más desalentador, los propios médicos forenses debatimos y
discutimos muchas veces sin fundamento científico, solo motivados por profundas y
arraigadas creencias políticas.

"La forma más fácil de encubrir un homicidio es el suicidio y no la muerte natural. El


criminal muchas veces pretende simular su actividad delictiva, por eso es importante el
trabajo de los investigadores", dijo el Dr. Raúl Torre, uno de los más destacados y
consultados peritos criminalistas del país, al iniciar su exposición en la
conferencia "Investigación Científica del Suicidio" realizada en la Academia Nacional de
Ciencias.

Y ante este sombrío panorama, surge el interrogante, y casi inevitablemente, su


respuesta: Cómo debe investigarse "la autoeliminación" de una persona y cómo
diferenciarla de un crimen? Sin dudas, todo aparente suicidio debe ser investigado como
un homicidio. Sin embargo, pareciera que en la Argentina no existe un protocolo
unificado para la investigación científica del suicidio, o mejor dicho de las muertes
sospechosas de suicidio, provocado por armas de fuego.

Esto me llevo a indagar profundamente en el tema, buscando respuestas. Y aunque no


existe internacionalmente una normativa de aplicación en estos casos, recientes trabajos
de investigación anglosajones traen un manto de claridad sobre varios aspectos a tener
en cuenta en el análisis del lugar del hecho, la autopsia médico legal, el estudio
criminalístico y el perfil o autopsia psicológica de las victimas cuya muerte ha sido

12
provocada por proyectiles de arma de fuego, fundamentalmente en los casos en que
existe duda sobre la ¨manera¨ o naturaleza de la muerte: accidental, suicida u homicida.

¿Cómo saber, ante el caso de una muerte por arma de fuego, si una persona terminó
con su vida o si fue víctima de la acción criminal de terceros? Para responder a esa
cuestión es decisivo el trabajo de los peritos forenses. La interacción de médicos
forenses, peritos criminalistas y psiquiatras es primordial para que la investigación
avance. El tópico más difícil de toda la medicina legal es diferenciar entre un acto
homicida y un acto suicida. Pero también hay que distinguir entre certeza y probabilidad,
porque muchas veces la psicología o psiquiatría forense arrojan datos que no pasa más
allá de una probabilidad. Y mientras persista la duda no existe certeza. La investigación
en su conjunto debe siempre realizarse teniendo en cuenta todos los principios jurídicos,
y con la certeza de que siempre un suicidio debe investigarse como un homicidio.
Entonces, el supuesto suicidio por arma de fuego debe investigarse profundamente, y
los pilares de dicha investigación encontraran sustento fundamentalmente en:
 El estudio del lugar del hecho
 La criminalística
 La autopsia biológica, médico-legal
 La criminología
 La autopsia psicológica

13
III- LOS PILARES DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

Existe en las muertes violentas un binomio que solo puede ser separado por abstracción.
Uno es el muerto y el otro es el lugar, o sea, el escenario donde el drama se ha
desarrollado. Según la expresión de Edmund Locard, allí se produce la “ley del
intercambio” (27). En caso de la intervención de un tercero (homicidio), víctima y
victimario se embisten, luchan, intercambian partículas y fluidos corporales. Se cumple
así un antiguo adagio: “el victimario deja o se lleva” (aun ignorándolo) el micro rastro
que puede identificarlo, o sea, el vínculo material que lo une a la víctima.

En la investigación de toda muerte violenta sospechosa de criminalidad, participan


fundamentalmente 3 disciplinas forenses: la medicina legal, la criminalística y la
psicopatología forense. Guardan entre sí una relación similar a la de los componentes de
una fórmula química. Aisladamente consideradas, actuando a la manera de
compartimientos estancos, difícilmente podrán resolver las incógnitas en caso de tratarse
de un acto antijurídico.

El suicidio producido por armas de fuego es una variante de vital importancia a la hora
de lo complejo de su estudio. En ocasiones resulta fácilmente identificable, pero esto no
siempre es así. Existen casos donde resulta muy difícil determinar la manera suicida u
homicida, y solo el estudio científico de la muerte, basado en las 3 disciplinas antes
mencionadas, puede llevarnos a buen destino.

A- LAS TRES ETAPAS EN LA INVESTIGACIÓN MÉDICO-LEGAL DE LA MUERTE

La primera etapa es la investigación de las circunstancias que conducen y rodean a la


muerte. Éstas nos orientan hacia la manera o tipo de muerte (accidental, suicida u
homicida en los casos de muerte por herida provocada por proyectil de arma de fuego)
Debe obtenerse tanta información como sea posible antes de examinar el cadáver, y
como premisa nunca debe realizarse un examen postmortem hasta que se conozcan las
circunstancias de la muerte. La investigación de las circunstancias de la muerte incluye:

1. La investigación del lugar de los hechos


2. Recolección o acceso a testimonios de familiares y amigos más cercanos,
vecinos, testigos y el primer médico que asistió o constató la muerte del sujeto.
3. Obtener el historial médico y/o los informes policiales.

En los casos sospechosos de homicidio, se debe tener especial contacto con la policía,
para averiguar si desean alguna prueba o examen especial. Las circunstancias de una
muerte pueden determinar, en cierta medida, la extensión del examen postmortem
subsiguiente.

La segunda etapa es el examen del cadáver, autopsia médico legal o forense.

La tercera etapa, y no menos importante, es la realización de estudios


complementarios que aportarán datos de interés para determinar la manera de la

14
muerte: análisis de laboratorio, toxicológicos, exámenes de balística, autopsia
psicológica, etc.
Dichas etapas se complementan y ninguna de ellas debe ser salteada o efectuada en un
orden distinto al descripto. De su correcto estudio y análisis surgirán datos, indicios y
pruebas que contribuirán a la correcta interpretación y reconstrucción del hecho en
estudio.

Para la criminalística - definida como disciplina auxiliar del Derecho Penal que se ocupa
del descubrimiento y verificación científica del delito mediante un conjunto de técnicas
y procedimientos de investigación cuyo objetivo es descubrir una explicación de los
delitos- el suicidio se investiga lisa y llanamente como un homicidio y lo que
debe probarse es que no hubo accionar criminal sino que el fallecido acabó con su propia
vida.

En esta línea, destaca dos tipos de suicidios, según su "producción": crónico y agudo.

 Suicidio Crónico: aquel en que el individuo va madurando la ideación suicida; es


parte de un proceso que culmina con la autoeliminación.

 Suicidio Agudo: es excepcional, precipitado. Como ejemplo, podemos citar el


caso de un joven policía que mientras manipulaba su nueva arma reglamentaria
disparó y mató sin querer a un amigo y, desesperado por ese hecho, salió a la
vereda y se suicidó de un tiro en la cabeza.

Son múltiples y variados los factores a considerar. La labor de los peritos forenses y
criminalistas radica tanto en la investigación que realicen in situ, en el lugar del hecho,
como sobre la evidencia clave: el cuerpo. Parafraseando el viejo dogma de la medicina
forense que afirma que "los cuerpos hablan", cuando en 1983 se efectuó en Argentina
la primera necropsia psicológica, muchos se burlaban, sin embargo, ¡Sí! ¡Los muertos
hablan! Solo hay que saber escuchar.

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B- ESTUDIO DEL LUGAR DEL HECHO – ENFOQUE CRIMINALÍSTICO Y MÉDICO
LEGAL:

El trabajo médico legal, desde las etapas iniciales de la investigación, es muy importante.
El mismo comienza con el análisis de la escena del crimen o lugar del hecho, sitio
sacrosanto para la ciencia forense. El estudio minucioso del mismo es tan valioso como
su preservación. Para graficar su importancia, basta con transcribir la definición de
maestros de las ciencias forenses para comprender este punto:

 “Es un acto médico-jurídico” (Vibert)


 “Constituye las tres cuartas partes de la autopsia” (Lacassagne)
 “Es la autopsia del crimen” (L. Bianchi)
 “Es una metódica científica, comprobable, identificatoria y reconstructora”
(Locard)

El plan operativo del estudio del lugar del hecho comprende:

a) estudio del lugar

b) examen cadavérico y del área circundante

c) recolección y protección del rastro y de la huella

d) cronotanatodiagnóstico (primer aproximación)

e) levantamiento del cadáver

f) remitir el cadáver a la morgue

El manejo correcto de la investigación de una muerte producida por heridas ocasionadas


por disparo de arma de fuego, SIEMPRE comienza en el lugar del hecho. Es ahí donde
una valiosísima evidencia puede perderse o ser alterada, y una falsa ser voluntaria o
involuntariamente introducida a través del mal manejo del cadáver.

El protocolo de acción del médico legista en el lugar del hecho responde a los principios
básicos que comprenden una autopsia médico legal, es decir que debe ser
SISTEMÁTICA, COMPLETA, METÓDICA e ILUSTRADA, o sea total, para que nada pase
desapercibido.

Es imprescindible que siga un orden científico preestablecido y que todo se encuentre


debidamente documentado (sea por dibujo, bosquejo, esquema, fotografía, filmación).

Es así que, siguiendo un procedimiento de carácter científico, debemos plantearnos


objetivos que permitan dilucidar si realmente se está frente a la existencia de un ilícito
y para tal debemos siempre de antemano pensar que sí, que realmente estamos frente
a un delito, procediendo a la búsqueda exhaustiva y minuciosa, prolija y metódica, de
huellas, rastros e indicios, haciendo que su detección (en caso de ser positiva) permita
elevar las mismas al rango de prueba jurídica, tendiente a demostrar la existencia de

16
este ilícito, identificar al criminal y esclarecer cuales fueron las motivaciones y medios
que lo causaron.

Normas generales del procedimiento:

No debe permitirse jamás que ninguna persona ajena al equipo pericial participe de
ningún modo, ni siquiera como simple observador. Es orden estricta para el personal
que secunde la comisión pericial no deambular innecesariamente, tocar, mover o
contaminar, fumar, comer o beber en el lugar, recordando que cualquier modificación
de la escena es vital. El escenario criminal no puede reconstruirse jamás.

Debe tomarse nota estricta de horarios de aviso y llegada, entrada y salida, así como el
lapso que demandó la tarea; las evidencias, en gran medida, desaparecen
espontáneamente por la acción pasiva de los elementos ambientales, por lo cual se
recomienda celeridad en su remisión al laboratorio. Locard opinaba que “cada minuto de
demora en la llegada del perito al lugar del crimen, corresponde a un kilómetro que él
se aleja de la verdad”; Snyder por su parte afirmaba que “el éxito de toda investigación
depende de cómo se actúa en los primeros quince minutos”, y Echazú aportaba “cuanto
más se permanezca en el lugar, más rica será la información”. Debe tomarse nota de los
datos del microclima del lugar (ventilación, abrigo, etc.) así como temperatura,
humedad, estado del tiempo, etc., que pueden modificar el cálculo de la data de la
muerte, influir en la desaparición de huellas e indicios, etc…

Existe una inspección ocular primaria que se cumple al momento de la llegada al lugar
del hecho. Deben describirse las características generales del lugar (en ambientes
cerrados) o del terreno (en caso de descampados), especificando vías de acceso/ingreso
y egreso, y distancia del cuerpo a las mismas. En caso de terrenos se estudiarán cursos
de agua, senderos y caminos cercanos, en búsqueda de huellas, pisadas, rastros, y
deben tomarse muestras de tierra, flora y fauna local.

En caso de una habitación, especificar si hay puertas, ventanas, claraboyas, etc., y si


están abiertas o cerradas por dentro, o si han sido violentadas. Cuando debe forzarse
una entrada, hay que tomar los recaudos necesarios para no borrar las huellas digitales
que pudieran existir. Lo mismo respecto a balcones, ventiletes, claraboyas o cualquier
otra vía que permita el acceso a la vivienda. La forma de ingreso puede aportar datos
importantes sobre peso, agilidad, envergadura y modus operandi del criminal en caso
que lo hubiera. Solo uno de los peritos explora el interior de la vivienda en busca del
sitio donde se halla el cadáver. La primera etapa es de Observación, formulándose a
priori, una deducción de lo que puede haber sucedido (homicidio, suicidio, accidente).
Describir e ilustrar con fotografías, esquemas y croquis el lugar del hecho es
fundamental. Puede hacerse siguiendo el sentido de las agujas del reloj, yendo de lo
general a lo particular, centrando la atención en:

1. Posición del cadáver


2. Ubicación de los objetos cercanos, distribución y particularidades
3. Ubicación de armas, casquillos, vainas, manchas, prendas, etc., dispersas en el
lugar
4. Ubicación de superficies donde pudieran hallarse huellas digitales

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5. Signos de efracción en el mobiliario

Es muy importante consignar la ubicación y distancia exactas de todos los elementos en


relación con el cuerpo. Kenyers ideó para tal fin, el “plano de abatimiento de paredes”,
que consiste en efectuar un bosquejo del escenario, de modo que paredes y techos se
dibujan como si estuvieran en el mismo plano.

Plano de abatimiento de Kenyers, tomado de “La muerte violenta” de O. Raffo

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El médico legista será el primero en aproximarse al cadáver. Es de buena práctica
improvisar un “puente” o “sendero” con tablones de madera o simplemente un largo
trayecto de paño que se coloque a modo de camino, a fin de evitar contaminar la escena
con innecesarios desplazamientos. También es útil el empleo de escaleras de metal
liviano, que con un simple apoyo en una pared, permiten tomas fotográficas de altura.
Antes de tocar nada, el legista debe efectuar una observación inicial de los principales
elementos de orientación general: posición del cadáver, signos de violencia, posición del
arma y otros elementos. Nada debe tocarse hasta obtener las primeras imágenes de
aproximación al occiso, y de agregar detalles al boceto general. Un señalador luminoso
a pilas, tipo láser, es un accesorio útil para indicar detalles sin necesidad de abandonar
el lugar de observación y efectuar desplazamientos. Un grabador portátil para ratificar o
rectificar anotaciones, e inclusive una caña de pescar para facilitar instrumental a los
investigadores o retirar indicios evitando el pisoteo innecesario por su accionar a
distancia, son elementos sumamente útiles en éstos casos. Si se trata de escenarios
exteriores, se realiza un relevamiento topográfico, colocando al personal en los ángulos
que abarcarían una superficie cuadrangular, en cuyo epicentro se encuentra el cadáver.
En ambos casos siempre será importante establecer en esta primera instancia, si se trata
del lugar donde se produjo la muerte (en caso de suicidio, homicidio u accidente) o
donde se arrojó o depositó el cuerpo (homicidio).

Para el Dr. Osvaldo Raffo, la siguiente aclaración es necesaria siempre que se hable del
estudio del lugar del hecho: frecuentemente se pregunta si se examina primero el área
circundante, o es el cadáver el que tiene la primacía; aunque no hay estrictas normas
de conducta ni protocolos que lo reglamenten, la mayor parte de las veces se inicia por
el cuerpo, porque es la forma de la muerte la que obliga a mirar en derredor, buscando
el arma, la huella, o el indicio.

Examen del cadáver en el lugar del hecho I: Primer aproximación

Se describe la posición del cadáver, consignando el decúbito correspondiente, así como


la postura particular que pudieran haber adoptado los miembros y la cabeza.

Antes de tocarlo, y menos aún de examinarlo, su posición y apariencia deben ser


documentadas fotográfica y diagramáticamente. La regla de oro es mover el cuerpo lo
menos posible, de manera de no borrar rastros de evidencia que pueden hallarse
adornando la superficie del cuerpo.

Es importante evaluar la coincidencia de las livideces con el decúbito observado, la no


aparición de las mismas en los sitios de apoyo del cadáver o ajustados por las ropas, su
semejanza con pseudotraumatismos (equimosis), fenómenos de trasposición de las
livideces, si el cadáver ha sido movilizado, etcétera.

Las manos nunca deberán abrirse, y las huellas digitales jamás deben ser tomadas en el
lugar del hecho. Separar los dedos puede borrar material como fibras, cabello o pólvora.
La tinta para las huellas digitales puede camuflar u oscurecer el hollín de pólvora, así
como introducir materiales contaminantes que alteren el examen posterior de las manos,
al buscar residuos del fulminante, de cuestionable validez. La manipulación de las manos
es inclusive más peligrosa si la realiza un oficial de policía, porque teóricamente, puede

19
transferir residuos de fulminante de sus manos a las del occiso ya que, como parte de
su trabajo, manipula y dispara armas.

El espasmo cadavérico, que fija la actitud vital del sujeto al momento de la muerte, es
de suma importancia cuando está presente.

Sin tocar aún el cuerpo, se fotografía y toma nota, recogiendo todo objeto, partícula o
material adherido que se encuentre sobre el sujeto. Se examina el estado de las ropas,
orden o desorden, color, clase y calidad de las prendas, concordancia o no con el lugar,
la temperatura, el momento en que es hallado y la persona que las porta. Es importante
evitar cualquier accionar en este momento sobre el o los orificios de entrada o salida de
proyectiles, y sus adyacencias. Esto es importante particularmente en casos de disparo
de corta distancia (al efectuar la búsqueda de componentes de la carga propulsora en
la trama del tejido). En caso de estar ante un cuerpo en avanzado estado de
putrefacción, el daño en la ropa advierte al perito la zona anatómica subyacente que
debe explorar con mayor atención, en búsqueda de lesiones que suelen ser
enmascaradas.

Clásicamente, explorando adecuadamente la vestimenta, plano por plano, en el lugar


del hecho, se van detectando y recogiendo los indicios importantes; es muy frecuente
hallar proyectiles de arma de fuego anidados entre las ropas, y éstos pueden extraviarse
en el traslado del cadáver; es importante verificar la integridad de las prendas y estar
atentos a cualquier signo de forcejeo o lucha (ruptura de ojales, botones, etc.). Sin
embargo, actualmente esa técnica tiende a caer en desuso, y se reserva el examen de
las ropas para cuando el cuerpo esté sobre la mesa de autopsia.

Al tiempo de examinar el cuerpo, se marca en el suelo su contorno, con tiza en lugar


cerrado, o con estacas y cordeles al aire libre. En esta etapa, no suele tomarse en
consideración al cadáver como la prueba pericial más importante; se le presta mayor
atención al arma empleada, o a las huellas de efracción en muebles y puertas. Se debe
proteger el cuerpo para su posterior traslado a la morgue, evitando traumatizarlo.
Manos, cabeza y pies se cubren con bolsas; en el periné es de buena práctica la
improvisación de un pañal para proteger la zona ano-genital; por último, todo el cuerpo
se debe envolver en una sábana blanca. Una vez efectuado el levantamiento del cuerpo,
se procede a la investigación del piso en el cual apoyaba el cadáver. Los disparos de
arma de fuego, con la víctima derribada en tierra, que han atravesado el cuerpo, se
incrustan allí y la sangre derramada los oculta.

Examen del área circundante – empleo de Croquis:

El examen del área circundante no debe circunscribirse exclusivamente al diminuto


espacio que ocupaba el cuerpo y su entorno inmediato. Por el contrario, se entiende por
tal a toda el área necesaria para esclarecer la muerte. El examen comprende, en lugar
cerrado, todas las dependencias de la vivienda, incluyendo el resto del predio, en
búsqueda de huellas, rastros, pisadas, armas, etc. Para recoger dichas pruebas,
precisando su ubicación y estableciendo relaciones de distancia respecto al occiso, se
utilizan algunos métodos que complementan el Plano de Abatimiento de Kenyers. Este
croquis se emplea con la finalidad de representar todo lo que se encuentra en el lugar,

20
abatiendo los muros y colocando sobre las paredes los objetos existentes en el lugar; en
muchos casos es aconsejable no aplicar dibujo lineal exclusivamente, sino recurrir al
plano llamado de proyección horizontal o de proyección cúbica o con abatimiento o de
Kenyers, denominación esta última que responde al nombre de su autor. Se llama plano
con abatimiento porque la habitación se presenta con trazados lineales totalmente en
un plano, como si se abatieran las paredes y el techo o cielorraso para que queden a un
mismo nivel con el piso. Los métodos que se emplean para complementar dicho plano,
incluyen por ejemplo El espiral (cadáver en punto central, e investigador siguiendo
centrípetamente en sentido de las agujas del reloj), Las coordenadas (se tiende una
coordenada marcado Norte y Sur, con el cadáver en el centro, y trazando las ordenadas
hacia los elementos de importancia, como armas, muebles, huellas, manchas, etc.), y El
tablero de Ajedrez (cuadriculando planimétricamente el lugar, y rotulando los casilleros
con números o letras).

Perennización De La Escena Del Crimen:

La fijación del escenario criminal capta lo que el ojo no ve, y también revela muchos
detalles no percibidos en el primer examen. Una buena fotografía del escenario es una
reconstrucción permanente que siempre está disponible. Deben efectuarse tomas
panorámicas y desde todos los ángulos para ubicar objetos, y de aproximación para los
detalles, los cuales convenientemente deben ser acoplados con algún elemento de
medida conocida, o cinta de medición. Una vez fijada la escena con croquis, planos,
fotografía y video, se procede al levantamiento del cadáver.

Examen del cadáver en el lugar del hecho II: Aproximación a la Data de


muerte

Aunque algunos autores recomiendan no desvestir el cadáver en el lugar del hecho,


otros sugieren hacerlo in situ, ubicando el cadáver en una zona cómoda del lugar y con
buena iluminación, para examinar principalmente, la presencia de fenómenos
cadavéricos necesarios para el cálculo de la data de muerte (cronotanatodiagnóstico), a
saber:

 Distribución e intensidad de las livideces, así como la evaluación de su fijación


(con simple digitopresión).
 Grado de enfriamiento verificado al tacto o por termometría intrarrectal (siempre
que no existan indicios de violencia sexual) o intrahepática (no recomendada por
las injurias tisulares que produce), teniendo en cuenta el factor ambiente,
constitutivo del individuo, y aplicando las fórmulas ideadas para éstos fines.
 Explorar la rigidez muscular movilizando las articulaciones.
 Constatar si existen manifestaciones externas o no de putrefacción.

Como los cálculos utilizados para evaluar la data de muerte son siempre aproximados,
su fidelidad queda condicionada por el tiempo trascurrido entre la muerte y el momento
en que se estudia el cuerpo. Es por tal motivo que algunos autores sugieren la
importancia de efectuar dicho examen inicial en el lugar del hecho. Sin embargo, jamás

21
debería indicarse una data de muerte hasta no tener los resultados del estudio de
autopsia (análisis del humor vítreo, contenido gástrico, etcétera), que complementarán,
corroborarán o corregirán los aportados por el estudio preliminar en el lugar del hecho.

Debe examinarse el cadáver en busca de signos de lucha o violencia externa, que


orienten o descarten el modo homicida; de no hallarlas, y según el Dr. Raffo “en contra
de la opinión de los profanos”, el caso es aún más complicado y es conveniente pensar
en homicidio, mientras la autopsia no logre demostrar lo contrario; para Raffo, “La
ausencia de evidencia, es una evidencia en sí misma” . Las lesiones que se encuentren
deben ser descriptas en su totalidad, localizarlas topográficamente y reconocer la
variedad médico legal a la que pertenecen. Es necesario especificar los caracteres
semiológicos de todas las lesiones advertidas: forma, tamaño, dirección, largo y ancho,
regularidad o irregularidad de los bordes, ahumamiento, tatuaje, etc. Sin embargo el
estudio de la profundidad de las lesiones se reserva para el momento de la autopsia.

La investigación de suicidio u homicidio, u otra forma de muerte violenta menos


frecuente en estos casos, como ser accidental, es el objetivo principal que se persigue;
y es requisito fundamental el examen minucioso del cadáver, comenzando idealmente
por aquellas regiones que aparentan encontrarse indemnes; la finalidad es evitar que
algún detalle importante pase desapercibido, con el objeto de evitar incurrir en
negligencia inexcusable. El cuero cabelludo debe examinarse con cuidado, con la ayuda
de un lápiz o un peine, separando los cabellos en busca de lesiones. Esta región oculta
fácilmente contusiones, e inclusive heridas por proyectil de arma de fuego de pequeño
calibre. En la región mastoidea, cuello y nuca se debe prestar atención a la presencia de
equimosis o hematomas, que pueden evidenciar la aplicación de golpes con instrumentos
romos, puño o borde cubital de la mano, aplicados con el fin de reducir a la víctima en
caso de tratarse de homicidios (anestesia Póstuma de Brouardel), y que en muchos casos
pueden ocasionar inclusive la muerte por contusión bulbar, con mínima injuria
tegumentaria. Buscar lesiones de defensa en brazos, signos de intoxicación (evaluar el
estado de las pupilas), estigmas de drogadicción, etc.

Traslado del cuerpo a la morgue:

Antes de transportar el cuerpo a la morgue, se colocan las bolsas de papel en las manos
del cadáver, para evitar la pérdida de evidencia de rastros. Se prefieren bolsas de papel
más que las de plástico, porque en ellas se formará condensación al refrigerar el cuerpo.
Eso puede “lavar” los residuos del fulminante y hacer que la toma de huellas digitales
resulte más difícil. Algunos autores sugieren la utilización de bolsas plásticas (de celofán)
con micro poros, permeables al vapor de agua y los gases (evitando así, la condensación
de humedad), sin embargo, éstas no se encuentran disponibles en nuestro medio.
Asimismo, hay quienes afirman que es posible que las manos se contaminen inclusive
con bario proveniente de las bolsas de papel, tornando inválido el posterior análisis en
busca de este metal, realizado por espectrometría de absorción atómica de llama o FAAS.
En la experiencia de Vincent Di Maio, autoridad indiscutida en el estudio de heridas por
arma de fuego, esto nunca ha sucedido. Por lo tanto, el uso de bolsas de papel se
encuentra aceptado internacionalmente y es de aplicación corriente en nuestro país.

22
Una vez que las bolsas de papel han sido colocadas de manera segura alrededor de las
manos, el cuerpo debería ser envuelto en una sábana blanca, o colocado en una bolsa
transportadora limpia. Esto también es de vital importancia, para evitar la pérdida de
rastros y la transferencia de evidencia espuria del vehículo que lo transporta hacia la
morgue, ya que ese mismo vehículo probablemente ha transportado numerosos cuerpos
anteriormente.

Cuerpos y escenarios sangrientos:

Como muchos aspectos de la medicina legal, la observación acerca de lo sangrientos


que pueden llegar a ser los escenarios criminales, no es inmutable. Algunas lugares del
hecho muestras evidencia de una pérdida de sangre considerable; otras esencialmente
ninguna; en este último caso, la hemorragia es interna o ha sido evitada por la ropa; lo
único observable podrá ser un área de sangrado en forma de moneda de 10 centavos
sobre la ropa que cubre el orificio de entrada.

El sangrado mínimo alrededor de ese orificio habitualmente involucra armas de pequeño


calibre y ubicaciones específicas que estén cubiertas por ropas o elevadas (es decir, no
en áreas donde el sangrado se viera afectado por la gravedad). La ropa puede actuar
como un vendaje a presión.

Las heridas por disparo de arma de fuego en el cráneo, en general, sangran libremente.
De cualquier modo esto no es estricto e invariable. Di Maio observó un caso en el cual
se podía observar una herida por contacto en la zona occipital, producida por un arma
calibre .22, cuya entrada estaba sellada por los gases calientes, no encontrándose sangre
visible ni sobre el cuerpo, ni en el lugar del hecho.

23
C- LESIONES POR PROYECTILES DE ARMAS DE FUEGO

Se llama arma de fuego a la que utiliza la energía liberada a partir de la combustión de


la pólvora para lanzar un proyectil a distancia.

Existen armas de fuego portátiles y no portátiles. Las primeras pueden ser transportadas
y accionadas por un solo individuo mientras que las segundas necesitan para esos fines
la ayuda de otro sujeto, un dispositivo mecánico o un animal.

Dentro de las armas portátiles se hallan las armas de fuego cortas y largas. Las primeras
(revólveres y pistolas) son aquellas en las que la longitud del caño no excede los 30 cm,
y pueden ser utilizadas empleando una mano y sin apoyo. La pistola tiene en su
empuñadura un cargador donde se almacenan los proyectiles, en cambio el revólver
posee para ello un tambor giratorio con alvéolos. En las armas largas -llamadas también
de hombro—, el caño excede la longitud citada, y requieren para su utilización el apoyo
y el uso de ambas manos, respondiendo a estas características la carabina, el fusil, la
escopeta y el rifle.

Tomado de “Criminalística e Investigación Criminal”, Lic. Cottier

Otros conceptos están relacionados con los términos: calibre; estría; ánima y cañón. El
cañón de un arma de fuego es el elemento que le da precisión, es un "tubo cilíndrico"
cuya longitud se extiende desde el mecanismo de percusión y / o la recámara hasta el
orificio distal que constituye la boca de fuego del arma. Su interior hueco se denomina
ánima; en las escopetas es lisa pero en otras armas tiene un "rayado" interior que se
denomina estriado. Ello sirve para imprimir un movimiento de rotación giratorio sobre su

24
eje al proyectil. La distancia que existe entre dos estrías define el calibre del arma en
cuestión y por ende el tamaño del proyectil que utiliza. Las armas francesas, españolas,
italianas y alemanas expresan sus calibres en milímetros; las norteamericanas en
centésimas de pulgada y las inglesas en milésimas de pulgada. Un calibre .22 (centésima
de pulgada) equivale a 5,58 mm y un calibre .45 equivale a 1 1,43 mm. Hay armas 9
mm (que son menores a un calibre .38) y otras .457 (milésimas de pulgada) que equivale
a 1 1,48 mm y muchos ejemplos más.

Tomado de “Criminalística e Investigación Criminal”, Lic. Cottier

ÁNIMA RAYADA:
• Pistola
• Revólver
• Carabina SISTEMA DE DISPARO:
• Ametralladora • Tiro a tiro
• Fusil • Repetición
PORTÁTILES • Semiautomático
(Armas cortas o largas) • Automático
ÁNIMA LISA:
• Pistolón
• Escopeta (1 o 2
Armas cañones)

NO PORTÁTILES Cañón

Modificado de “Criminalística e Investigación Criminal”, Lic. Cottier

25
MECANISMOS LESIVOS DE LOS PROYECTILES

Recordando la fórmula física que caracteriza a la Energía Cinética


(EC=masa.velocidad2/2), al analizar los términos de la ecuación se desprende que a
mayor fuerza viva (a mayor energía cinética) habrá consecuentemente mayor efecto
lesivo, y que influye mayormente en el poder de daño el incremento de la velocidad que
el aumento de la masa del proyectil; ya que la fuerza viva se rige por el cuadrado de la
velocidad.

Esquemáticamente, los proyectiles tienen sobre el cuerpo humano dos efectos:

1) Directos: dados por la contusión y la penetración dependientes en su mayor parte de


la masa del proyectil (peso, forma y dimensiones) y 2) Indirectos: dados por la
transferencia a los tejidos de la energía cinética que posee el proyectil (fuerza viva)
dependiente en su casi totalidad de su velocidad.

Los proyectiles que superan los 914m/seg se consideran de alta velocidad, los que son
subsónicos (< 305 m/seg) son de baja velocidad. En cuanto o los tipos de proyectiles
debe conocerse que existen formas clásicas con una vaina o cosquillo y un núcleo de
plomo, acero, o aleaciones habitualmente ojival; el cual puede estar desnudo o
encamisado. También hay formas especiales con punta blanda, hueca, explosiva, etc.
En todos estos casos el proyectil o munición es único, es decir, que el disparo lanza un
sólo proyectil.

Ahora bien, existen armas que cargan cartuchos como las escopetas y pistolones. Estos
cartuchos se hallan constituidos por tres compartimentos: a) el que contiene la pólvora
o fulminante, b) el que contiene el "taco", cilindro de cartón, madera o plástico y c) el
que contiene los perdigones. Estos perdigones son numerosos y forman la verdadera
"munición"; por ello se considera que son armas que disparan proyectiles de munición
múltiple. Con fines expositivos las lesiones que producen se describirán separadamente
de las de proyectil único, haciendo las consideraciones pertinentes.

ASPECTOS FORENSES DE LA HERIDAS PROVOCADAS POR PROYECTIL DE


ARMA DE FUEGO (HPAF): CARACTERÍSTICAS LESIONALES

Se llama balística a la "disciplina que estudia las armas, pólvoras y proyectiles con
relación a su estructura, conformación y efectos". Dada la amplitud del campo se la
divide en balística interna, externa y de efectos. La balística interna estudia las armas,
pólvoras y proyectiles así como el recorrido de esos últimos dentro del arma hasta su
salida por la boca del cañón o de fuego. La balística externa estudia el recorrido del
proyectil desde la salida del arma hasta su impacto en el blanco. La balística de efectos
o balística de arribada, de especial interés médico legal, tiene por objeto el estudio de
los efectos que produce en el blanco el proyectil a su llegada al mismo. Cuando el blanco
es el organismo humano tenemos conformadas las lesiones por proyectiles de arma de
fuego que estudiaremos a continuación.

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Las lesiones por proyectiles de armas de fuego son de carácter contuso ya que
responden a la definición genérica de las contusiones puesto que "son la resultante del
choque dé un cuerpo duro (proyectil) contra el organismo humano".

Las heridas provocadas por disparo de arma de fuego son penetrantes o bien
perforantes. Las heridas penetrantes suceden cuando un proyectil ingresa en un objeto
y no sale; penetran pero no atraviesan, presentando orificio de entrada, sin orificio de
salida. En las heridas perforantes, el proyectil atraviesa completamente el objeto,
presentando orificio de entrada y salida.

Al producirse el disparo del arma de fuego, de la boca del cañón se expulsan:

 El proyectil
 Gases de la explosión
 Hollín
 Pólvora combustionada e incombusta
 Fragmentos del proyectil y de su encamisado
 Compuestos del fulminante (plomo, bario, antimonio)
 Cobre, níquel, y vaporizados de la vaina del cartucho

Esto determinará, según la distancia a la que se haya efectuado el disparo, las


características del arma, características del proyectil y la dirección, la presencia de
distintos signos característicos.

El orificio de entrada (OE), sin importar la distancia desde la cual se haya producido,
está rodeado por una zona rojiza, o rojiza amarronada, de piel abrasionada: el anillo de
abrasión o excoriación, llamado Halo de Fish; es un borde excoriado, producido por el
proyectil al raspar la piel cuando penetra.

Izq: La oblicuidad del disparo sobre la piel talla halos de Fish de forma semilunar (Tomado de
“Tanatología: Investigación de Homicidios” de O. Raffo). Der: Típico orificio de entrada por impacto
perpendicular al plano de la piel , con anillo de abrasión concéntrico en el borde (Tomado de Forensic
Pathology of Firearm Wounds)

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El anillo de abrasión alrededor del orificio de entrada puede ser concéntrico o excéntrico;
ello depende del ángulo entre el proyectil y la piel. Un proyectil que golpea
perpendicularmente la piel debería producir un anillo de abrasión concéntrico; si el
proyectil penetra con un ángulo oblicuo, la zona de abrasión en la piel será excéntrica,
ovalada, con la zona más ancha sobre el lado del cual proviene el proyectil. Sin embargo,
debido a la tridimensionalidad del cuerpo humano, con sus curvas, depresiones y
proyecciones, el proyectil puede ser disparado en forma perpendicular al cuerpo, pero al
golpear una superficie que se proyecta, como por ejemplo la mama, producir una herida
con anillo de abrasión excéntrico. En consecuencia, NUNCA resulta posible decir con
certeza en qué dirección un proyectil ha viajado a través del cuerpo, examinando
únicamente el OE.

Halo de Fish; disparo efectuado más allá del tatuaje; la forma redondeada indica perpendicularidad del
disparo (Tomado de “Tanatología: Investigación de Homicidios” de O. Raffo).

El orificio de salida (OS), sea producto de un disparo efectuado por contacto, a


distancia intermedia o larga, siempre tiene las mismas características generales. Son
típicamente más grandes e irregulares que los orificios de entrada; ello se debe al
“volteo” del proyectil o a su deformación. La regla es la ausencia de Halo de Fish, pero
excepcionalmente puede hallarse un anillo de contusión en el OS (signo de Romanese),
cuando el proyectil impacta la piel contra un objeto duro o superficie firme, como una
pared, cinturones, etc.; en tal caso, el OS presenta márgenes desgastados, y se
denomina OS contuso (shored). Los OS pueden ser estrellados, rasgados, semilunares,
circulares o completamente irregulares. Las formas estrelladas pueden observarse en
cuero cabelludo, y ser confundidas con heridas por contacto (golpe de mina de Hoffman).
En oportunidades no se encuentra el orificio de salida, y el proyectil no se observa al

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escanear con rayos X el cadáver: en esos casos es altamente probable que el proyectil
se haya salido por orificios naturales.

Izq: Orificio de salida típico, sin Halo de Fish, con bordes evertidos y desgarrados (Tomado de
“Tanatología: Investigación de Homicidios” de O. Raffo). Der: Orificio de salida atípico, con reborde
erosivo/contuso; signo de Romanese (Tomado de “Cuad. Med. Forense”, 12, julio-octubre 2006)

Orificio de salida semilunar (izquierda) y estrellado (derecha)

Características de las heridas por uso de armas de puño (armas de fuego


cortas):

Las armas de puño son el tipo de arma de fuego más comúnmente utilizado tanto en
homicidios como en suicidios por arma de fuego. Son armas de baja velocidad y baja
energía, con velocidades de salida de la boca de fuego por debajo de los 426,72 m/seg.
Las velocidades son más precisas en pistolas automáticas que en revólveres, porque el
espacio del tambor del revólver causará una pérdida de velocidad dependiendo de la
velocidad inicial y la presión, así como de la construcción del arma. El largo del cañón
también influye en la velocidad de salida. A mayor largo, mayor velocidad.

Cuando se dispara un revólver, gas, hollín y pólvora emergen no solo del extremo final
de la boca de fuego, sino también del espacio entre el tambor y el cañón. Emerge en

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forma de abanico, con un ángulo casi recto al eje longitudinal del arma. Si el revolver se
halla muy próximo al cuerpo en el momento de la descarga, puede haber ahumamiento
de la piel, depósito de hollín y aún tatuaje del gas y la pólvora que escapan del espacio
del tambor. El tatuaje será relativamente escaso. Si existen prendan interpuestas, éstas
pueden estar chamuscadas, ennegrecidas e inclusive desgarradas x los gases, dando
lugar en ocasiones, a la presencia de signos característicos (Signo del deshilachamiento
crucial de Nerio Rojas, el Signo de la Escarapela de Simonin y del Calcado de la trama
del tejido, de Bonnet). En raros casos, si una mano se encuentra alrededor del espacio
del tambor en el momento de la descarga, los gases pueden lacerar la piel.

Laceración, herida cutánea superficial producida por el gatillo durante el retroceso del arma –escopeta-
(Tomadas de Suicidio por Armas de Fuego, hallazgos típicos y atípicos, de J. Blanco Pampín).

Si el tambor del revolver esta fuera de alineación con el cañón, cuando el proyectil salta
del tambor al cañón, puede que se desprendan fragmentos de plomo, que al impactar
en la piel provocan lesiones que recuerdan las marcas del tatuaje de pólvora (aunque
más grandes, más irregulares y más hemorrágicas que las tradicionales del tatuaje).

El maestro Raffo en su libro, “La Muerte Violenta”, grafica con claridad los signos que
debemos observar en el OE para interpretar correctamente lo que sucede a distintas
distancias de disparo, lo cual es de suma importancia en la evaluación de la manera de
muerte suicida versus homicida.

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Distancias de disparo, tomado de “La Muerte Violenta” de O. Raffo

 A distancia rotulada 3, la víctima está fuera del alcance de los gases, la llama, el
humo y los granos de pólvora incandescentes (“a distancia” de los residuos de
combustión de la pólvora). El OE presentará en su borde, una zona circular
llamada Anillo o Halo de Fish (zona de hundimiento del proyectil, con bordes
introvertidos), dado por la acción contusiva del proyectil que raspa y fricciona la
piel, “se enjuga y erosiona”, denudando la dermis y depositando partículas de
suciedad y lubricante, arrastrados por el ánima del cañón; es el signo de certeza
que caracteriza los orificios de entrada. La erosión es siempre constante, en
cambio el enjugamiento puede estar ausente, por ejemplo, por haberse
depositado en las ropas al atravesarlas. De todos modos, debe señalarse en la
pericia si existen ambos fenómenos (disparo en cuerpo desnudo) o no (presencia
de elemento interpuesto).
 A distancia rotulada 2, el contorno del OE presenta un fenómeno agregado, de
importante valor para determinar la distancia del disparo: es el Tatuaje, causado
por la incrustación en la piel de los granos de pólvora incandescentes que,
proyectados con violencia, penetran la piel y se alojan bajo la misma. No
desaparece jamás con el lavado, resiste la putrefacción y su presencia es
demostrable microscópicamente. A medida que la boca del arma se aleja, los
puntos del tatuaje se van separando. Determinar la distancia dentro de la cual
se produce el tatuaje no admite una respuesta única y certera aplicable a todos
los casos; esto dependerá de: 1) tipo de arma y calibre; 2) longitud del cañón;
3) tipo de munición y naturaleza de la carga empleada; inclusive factores
ambientales, como el viento y la lluvia, pueden variar los resultados. Ante la
presencia de tatuaje podrá afirmarse a priori, que el disparo fue “cercano”, con
un término medio de 50cm de distancia, absteniéndonos de otras

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consideraciones hasta efectuar experiencias de prueba con la misma arma y tipo
de munición, para determinar con exactitud la distancia del disparo. El uso de
dispositivos especiales como los llamados silenciadores pueden retener en los
alveolos gran parte de las partículas de pólvora (el Dr. Raffo experimento con
algunos modelos animales, con resultados dispares); así, la utilización de
silenciadores acoplados a la boca de fuego del arma puede impedir la
visualización del tatuaje.

Disparo por arma con silenciador acoplado, tomado de “Tanatología” de O. Raffo

 A distancia rotulada 1, se agregan la quemadura y el ahumamiento. La acción


de la llama se observa en los disparos muy cercanos, a distancias no mayores de
5 a 15 cm; producen en la piel quemaduras que sólo alcanzan el primer grado,
se observa con mayor nitidez en zonas de piel delgada y no pigmentada, así
como sobre el pelo o vello que circunda al OE, y no es evidente si existe ropa
gruesa interpuesta. El ahumamiento es un depósito de partículas o residuos
sólidos en el OE y sus adyacencias; se observa como una mancha uniforme que
cubre y enmascara el OE, pero desaparece con el lavado (condición fundamental
que lo diferencia del verdadero tatuaje); su alcance es mucho menor comparado
con el verdadero tatuaje: solo 10 cm como término medio para armas cortas; la
interposición de ropas puede impedir su observación.
 A distancia rotulada 0, cuando el cañón del arma apoya firmemente en la piel y
se efectúa el disparo, el OE adquiere una fisionomía especial. Es el llamado
“disparo a boca de jarro” o de contacto. Los gases de la explosión penetran en
la herida juntamente con el proyectil, expandiéndose en todas las direcciones y
produciendo en profundidad amplios desgarros en los tejidos. Todos los
componentes de la carga propulsora se proyectan dentro del trayecto de la
herida, y es allí donde deben buscarse los residuos de la combustión, granos de
pólvora y partículas metálicas desprendidas del proyectil, e inclusive del
fulminante. De la elasticidad de la piel depende la forma del OE. Cuando existe
un obstáculo óseo por debajo, como en los disparos efectuados en el cráneo, los
gases de explosión chocan contra el hueso y refluyen desgarrando la piel con
carácter irregular, dando lugar al signo del “Golpe de mina de Hoffman”, típico

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de la herida temporal de los suicidas. Cuando las partículas de humo (también
de pólvora) se depositan en el contorno que el proyectil ha labrado en el hueso,
podemos observar el “Signo de Benassi”, de gran importancia pericial porque, al
resistir la putrefacción (Raffo lo ha hallado hasta 18 meses después de haber
sido inhumado un cadáver), aún ante la ausencia de partes blandas, es prueba
fehaciente de proximidad de disparo (suicidio versus homicidio). La ausencia de
tatuaje en los tegumentos, y su presencia en el fondo del OE es certeza absoluta
e indubitable de distancia piel-boca de fuego igual a cero.

Existen numerosos fenómenos de la balística forense que exceden la extensión de este


trabajo, sin embargo, cabe mención especial a las heridas por proyectil de arma de
fuego en el cráneo, en primer lugar por ser uno de los sitios preferentemente elegidos
tanto por suicidas como por homicidas que buscan simular un suicidio, y en segundo
lugar por sus particularidades anatómicas, que generan heridas con características
particulares.

Heridas por proyectil de arma de fuego en el cráneo:

Mientras un proyectil penetra, fragmenta el hueso, creando una cavidad temporaria. Los
fragmentos son inicialmente expulsados lateralmente, hacia la periferia de la cavidad,
así como hacia adelante, en la misma dirección que el proyectil. Así, fragmentos óseos
desprendidos actúan como misiles secundarios, provocando lesiones adicionales. La
dirección en la cual viajó el proyectil cuando perforó hueso puede ser determinada por
la apariencia del OE en las heridas producidas en el cráneo. La superficie opuesta al
hueso (de salida) resulta excavada de forma cónica; mientras el proyectil penetra, crea
una perforación redondeada u oval, con bordes filosos en la superficie externa,
aumentando su diámetro de biselado en la superficie interna. Es un orificio en
sacabocados, de bordes nítidos; la superficie opuesta es la biselada, por lo tanto, en el
cráneo, el OE del proyectil está biselado hacia adentro, mientras el OS se halla biselado
hacia afuera, en cráter.

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A B

(A) Proyectil penetrando en hueso, (B) Signo de Benassi y del cono truncado, (C) mayor detalle del signo
del cono truncado.

La apariencia inusual, estrellada, de los disparos de contacto en el cráneo, se debe a los


efectos del gas en la descarga. Cuando se dispara un arma, los gases producidos por la
combustión de la carga propulsora emergen del cañón en un estado altamente
comprimido. Si el contacto es firme, los gases siguen el proyectil a través de la piel,
dentro del tejido subcutáneo, donde inmediatamente comienzan a expandirse. Los gases
se expanden levantando e “inflando” la piel. Si el estiramiento excede la elasticidad de
la piel, se resquebrajará, irradiando desde el OE, produciendo una forma estrellada o en
cruz (herida en Golpe de Mina de Hoffman). La reaproximación de los bordes revelará
el ahumamiento y los márgenes ennegrecidos. El hollín frecuentemente se hallará
depositado en la parte externa del cráneo, alrededor del OE en hueso (Signo de Benassi);
el hollín también puede estar presente en la cara interna y aún en la duramadre. Dicha
apariencia puede variar según el arma y calibre utilizado. Por ejemplo, heridas por
contacto en cráneo, producidas con un .22 corto usualmente no provocan desgarro.

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Herida en Golpe de Mina de Hoffman

Signo de Benassi. Izq, tomado de “Tanatología” de O. Raffo

En áreas como el cráneo, donde solo una fina capa de piel recubre el hueso, el gas que
se expande en el tejido subcutáneo puede producir otros efectos, además del desgarro
de la piel. La piel se hincha y levanta, golpeando contra la boca de fuego del cañón con
suficiente fuerza como para que quede impresa sobre la línea exterior de ésta. A mayor
cantidad de gas, mayor impacto, y en consecuencia, mayor detalle en la impresión.

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Impresión de la boca de fuego sobre la piel.

Las variantes lesivas adicionales en cráneo son múltiples; así tendremos: a) heridas
tangenciales en el cráneo, llamadas clásicamente acanaladas; b) heridas en bocallave o
Key Hole, en ángulo llano, poco pronunciado, cuando el proyectil fragmenta una porción
del hueso y la expulsa; c) fracturas secundarias (por ondas de presión intracraneales en
aumento, y gran cavidad temporaria, dadas por el gas producido por la descarga, muy
frecuentes en disparos de contacto), etcétera. Las fracturas secundarias en cráneo son
raras en heridas infligidas por cartuchos de baja energía, como ser un .22 corto. Las
heridas por contacto laxo en cráneo, habitualmente no producen desgarros estrellados.
En las heridas tipo Key Hole, el segmento circular del defecto óseo, señala el punto de
entrada del proyectil.

Lesión acanalada en cráneo. “Gunshot Injuries”, de La Garde L.A.

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Heridas en bocallave o Key Hole, tomado de “Tanatología” de O. Raffo.

Heridas por disparo de contacto en tronco:

El tronco ocupa el segundo lugar en frecuencia de sitio diana para disparos de arma de
fuego en la modalidad suicida como homicida. En las heridas por contacto en tronco, las
entradas estrelladas o en forma de cruz en la piel, no se ven habitualmente, aun cuando
el arma y la munición utilizada produzcan grandes volúmenes de gas, porque el gas
puede expandirse dentro de la cavidad abdominal, la cavidad peritoneal o el tejido
fláccido. Raramente las heridas por contacto en el pecho, por sobre el esternón, infligidas
por armas de puño que disparan munición para pistolas de alta velocidad, pueden
producir OE extremadamente grandes, circulares, y con márgenes rasgados.

El gas se expande en las cavidades viscerales y en el tejido fláccido adyacente, con gran
inflamación del pecho o pared abdominal, que golpea contra la boca de fuego del arma,
dejando la impresión de la misma. Estas impresiones son usualmente más grandes,
algunas veces el doble, que las verdaderas dimensiones de la boca de fuego.

En las heridas por contacto en el tronco, en las cuales se observa la impresión de la boca
de fuego, se puede ver una amplia zona de piel erosionada alrededor del orifico del
proyectil. Esta zona de excoriación se produce debido a friccionamiento de la piel
inflamada que impacta y envuelve la boca de fuego al momento del disparo.

En heridas de contacto en tronco, producidas a través de las ropas (sospechoso de


homicidio), la vestimenta puede absorber el hollín y pólvora externos. No obstante habrá
granos de pólvora y hollín dentro del conducto de la herida.

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Izq: Herida por contacto en tronco, donde se observa la impresión de la boca de fuego. Centro y Der:
Disparo a contacto firme, hollín y pólvora en prendas y OE (tomado de “Tanatología” de O. Raffo)

Signos en el Plano de la ropa a nivel del OE:

Esta descripción tiene valor cuando el cañón del arma se halla a corta distancia. En ese
caso se encuentran los signos del deshilachamiento crucial de Nerio Rojas, de la
escarapela de Simonin y del Calcado de Bonnet (del calcado de la trama del tejido).
 Deshilachamiento crucial de Nerio Rojas: se presenta en el plano de la ropa como
un orificio de bordes desgarrados a consecuencia del deshilachamiento del tejido
en forma de cruz, quemados o ahumados, cuando el disparo ha tenido lugar con
la boca del cañón del arma apoyada sobre la prenda o a muy corta distancia
(disparo a "quemarropa").
 El signo de la escarapela o de Simonin se ve en la cara interna de la ropa, situada
sobre la piel, cuando el disparo ha sido realizado con la boca del cañón apoyada
y consiste en dos zonas concéntricas oscuras separadas por una clara rodeando
al orificio. Es el resultado del ahumamiento por la combustión de la pólvora.
 El signo del "Calcado" descripto por Bonnet consiste en que si la víctima usa una
prenda interior blanca y el disparo ha sido efectuado con la boca del cañón del
arma apoyada sobre una ropa inmediatamente suprayacente a dicha prenda
interior, quedando sobre esta última el dibujo de la trama del tejido de aquélla
como un verdadero "calcado".

Dirección o Trayectoria del proyectil intracorpórea:

La misma depende de la posición víctima/victimario, así como el ángulo de arribada del


proyectil. El médico forense debe limitarse a establecer con exactitud la trayectoria
intracorpórea del proyectil, que será coincidente con las posiciones víctima/victimario
que se logren determinar con el resto de las pericias.

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Estudio de la dirección intracorpórea, tomado de “Tanatología” de O. Raffo

Barrido del proyectil o “Bullet Wipe” (bala frotada):

Conocido como “signo del enjugamiento de Chavigny”. Es un anillo gris que se forma
alrededor del OE en la piel o en la ropa debido a la suciedad arrastrada por el proyectil.
No debe confundirse con hollín ni con tatuaje.

Graneado o pseudotatuaje:

Se observa cuando el proyectil, al atravesar un blanco interpuesto (vidrio, pavimento,


hueso) lo fragmenta, y las esquirlas atraviesan la epidermis: son cuerpos extraños, NO
pólvora.

Graneado o pseudotatuaje, tomado de “Tanatología” de O. Raffo

Detección de residuos del disparo:

Se buscan en ropas, tejidos y manos. Los métodos utilizados incluyen:

 Prueba de parafina: investiga nitratos. Es poco específica y virtualmente inútil.


También conocida como nitrato dérmico o prueba de la di fenilamina, introducida
en Estados Unidos en 1933. En esta prueba, las manos eran cubiertas por una

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capa de parafina, que luego era removida y tratada con solución ácida de
difenilamina, un reactivo empleado para detectar nitratos y nitritos que se
originan por el uso de pólvora y pueden depositarse en la piel después de disparar
un arma. Partículas azules presentes en la parafina eran interpretadas como una
prueba positiva. Tiene la desventaja de poder dar falsos positivos en las manos
de quienes no han disparado, debido a la amplia distribución de nitratos y nitritos
en el medio ambiente. Esta prueba no es específica y, por lo tanto, no tiene uso
científico.
 Activación neutrónica: se emplea un reactor nuclear; es costosa; detecta bario y
antimonio (del fulminante) pero no detecta plomo. Ya hacia 1990 fue descartada
como método de análisis.
 Espectrometría de Absorción atómica de llama (FAAS en inglés): para detección
y cuantificación de residuos; muy popular debido a la combinación de la facilidad
del análisis, adecuada sensibilidad y bajo costo. Detecta plomo, bario y
antimonio proveniente del fulminante, así como cobre evaporado de la vaina o
del encamisado del proyectil. En este método de análisis se usan 4 hisopos
humedecidos en ácido nítrico o ácido clorhídrico para limpiar las manos, de
manera de recobrar los componentes metálicos del fulminante. Un quinto hisopo
está humedecido en ácido y actúa solo como control. Los mangos de los hisopos
deben ser plásticos, dado que mangos de madera pueden contener bario y
contaminar la muestra. Basado en la distribución y cantidad de antimonio, bario
y plomo detectados en las cuatro superficies de las manos, se puede concluir si
los depósitos son o no concordantes con residuos provenientes del disparo de un
arma de fuego.
 Espectrometría de Microscopio electrónico de barrido equipado con análisis por
rayos X (o espectrometría de microscopio de barrido de energía dispersiva de
rayos X, SEM-EDX en inglés): El SEM produce imágenes similares a las ópticas,
pero con gran profundidad de campo que les confiere una apariencia
tridimensional que brinda información más detallada. El SEM/EDS, entre otros
fines forenses, se utiliza para la búsqueda de restos de Plomo (Pb), Bario (Ba) y
Antimonio (Sb), considerados componentes característicos de los residuos de
disparo. También se puede observar la morfología y distribución de partículas en
la superficie de la muestra. En la página web del CNEA (Centro Nacional de
Energía Atómica) informan que este tipo de análisis permite identificar un orificio
de entrada proyectil, estimar una distancia de disparo, determinar si una persona
ha disparado o no un arma de fuego o comparar un proyectil o esquirla
recolectada en la escena del crimen con proyectiles encontrados en el cargador
de un arma sospechosa; en el transcurso del desarrollo de este trabajo, veremos
que esta información no es exacta. Este método fue seleccionado por el Grupo
de Física Forense debido a que es una de las técnicas más completas y no
destructivas, permite combinar la información elemental de cada partícula con la
morfología, tamaño y distribución de la misma en la superficie de la muestra; y
obtiene imágenes del espécimen en estudio con gran aumento y profundidad de
campo. Sin embargo, aunque es específico para restos de fulminante, el equipo
es muy costoso y el método es lento. En este caso, las partículas de residuos
provenientes de disparo de arma de fuego son removidas de las manos utilizando

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cintas o discos adhesivos. El material removido es barrido (escaneado) por el
SEM (microscopio electrónico de barrido) en la búsqueda de partículas de
residuo. Éstas son partículas discontinuas, de tamaño micrométrico y con formas
características. La capacidad de análisis del EDX (energía dispersiva de los rayos
X) es utilizada para identificar los elementos químicos en cada partícula. El
análisis automatizado SEM-EDX incluye el barrido o escaneo automático de las
tiras, para partículas que poseen ciertas características físicas, como por ejemplo
el tamaño. Las partículas son analizadas luego por el EDX. Las compuestas por
plomo-antimonio-bario (Pb-Sb-Ba) y antimonio-bario (Sb-Ba) son consideradas
características de residuos provenientes de disparo de arma de fuego.
 Técnicas de detección de huellas del metal (TMDT en inglés): prueba subjetiva,
poco utilizada. Depende de la detección de la huella de metales dejada en la
mano, como resultado del uso de un arma. Distintos metales producen distintos
colores, y para su revelado se emplea un rocío reactivo sobre la mano. El patrón
y color producidos dependen de la forma y contenido de metal del arma. Sin
embargo, que el patrón y el color estén presentes, depende de cuánto tiempo el
arma fue sostenida, y de si el individuo estaba transpirando, ya que a medida
que el sudor aumenta, aumenta la intensidad del color y el patrón. Sin embargo
el rastro de metal que produce este cambio de color puede haber provenido no
solo del arma, sino también de una baranda de hierro, de una llanta, etc.

El inconveniente más importante en el uso de éstas técnicas radica en la exigencia de


un método de recolección adecuado y riguroso. La contaminación produce falsas
reacciones positivas por el solo hecho del contacto, e inclusive pruebas negativas cuando
se ha manipulado la evidencia.

Salpicaduras de sangre y tejido de orificio de entrada (“Backspatter”):

El Backspatter consiste en la expulsión de sangre y tejido de una herida de entrada,


provocada por el disparo de un arma de fuego. Mientras la sangre y tejidos son
habitualmente expulsados por los orificios de salida, esto no sucede con los orificios de
entrada. La aparición y el grado de ésta salpicadura dependen de la ubicación anatómica
de la herida, la distancia y el calibre del arma. Una herida por contacto en el cráneo,
provocada por un arma de grueso calibre, resulta más propensa a producir esta
salpicadura que un disparo distante del torso, producida por un arma de pequeño calibre.

En las heridas en cráneo, existen 3 tipos de etiologías para este tipo de salpicadura:

 Expansión del gas atrapado subcutáneamente (solo en disparos por contacto


cercano)
 Presión intracraneana generada por la cavidad temporaria (independiente de la
distancia de disparo)
 Salpicaduras posteriores (fenómeno referido a la corriente trasera de sangre y
tejido a lo largo de las superficies laterales del proyectil, independiente de la
distancia de disparo)

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Arriba: Ejemplo del modo en que impacta el “backspatter” (micro salpicaduras eyectadas con fuerza
y velocidad), así como la salpicadura que se produce hacia adelante (si el proyectil abandona el
cráneo). Abajo Izq: Backspatter y Foward Spatter (o salpicadura hacia adelante). Abajo Der.: La mano
que sostiene firmemente el arma del suicida suele estar cubierta por el Backspatter. Modificado de
Crime Scene Forensics.

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D- AUTOPSIA MEDICO LEGAL:

La autopsia incluye:

a) examen externo
b) examen cadavérico
c) examen traumatológico
d) examen interno
e) laboratorios complementarios
f) consideraciones médico legales
g) conclusiones

Es al médico forense a quien le toca develar la verdad de cada muerte, y debe lidiar con
un dogma básico: una autopsia no puede rehacerse. También llamada autopsia médico
legal, judicial o forense. La misma se documentará por escrito en un protocolo de
autopsias el que será elevado a la justicia con el objeto de asesorarla sobre todos los
aspectos medico legales pertinentes a la muerte en cuestión.

A diferencia de los otros tipos de autopsias, éstas requieren de una serie de


observaciones, análisis, descripciones y comprobaciones que le confieren su propia
identidad. Con ésta se determinará si la muerte fue por causa natural o violenta, y en
éste último caso se tendrá que mostrar si fue accidental, por suicidio u homicidio; de allí
la importancia de considerar el inmenso valor que tienen las autopsias médico legales
bien ejecutadas para el esclarecimiento del hecho. Determinar si fue suicidio u homicidio
puede depender de detalles tales como la forma y profundidad de una herida, su
ubicación, la presencia o ausencia de signos de lucha, livideces, etc… Así, en los suicidios
ejecutados con armas de fuego, un rasgo característico es el lugar del cuerpo elegido
para el disparo: Se dice que los hombres se disparan a la cabeza y las mujeres al tórax,
pero veremos que no siempre es así. Como triste ejemplo podemos citar al Dr. René
Favaloro, quien se disparó al pecho, dejando un mensaje cargado de impotencia y
dramatismo.

También es fundamental evaluar las marcas que el arma deja en el cuerpo, la anatomía
patológica y el estudio toxicológico de la víctima, que podrá indicar un previo estado de
indefensión, intoxicación, etc.

Es necesario tener una formación adecuada y sólida, que permita identificar y diferenciar
los procesos de transformación cadavérica, como así también los distintos tipos de
lesiones vitales y postmortem; heridas contusas, cortantes, etc., y su correcta
descripción; las que permitirán resolver un sin número de cuestiones como ser, la
posición de la víctima, el posible elemento que ha producido la lesión y orientará a
determinar si se trata de un suicidio, homicidio, accidente o muerte natural.

Se podrán utilizar técnicas adecuadas, como dice el Maestro Raffo, con la máxima
minucia y perfección, pero si no se complementa con el “saber”, se estará “mirando sin
ver”; es decir que se podrán observar lesiones de suma objetividad e interés médico
legal, pero si no se las interpreta o peor aún, se las desconoce, podrán hacer inútil a la
necropsia técnicamente más perfecta.

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Metodología de la Autopsia en la Muerte Violenta por proyectil de Arma de
Fuego:

Al llegar a la morgue debe ser registrado con el nombre del occiso, fecha y hora de
arribo, quien lo transportó, quien lo recibió, y asignarle un número de caso. En el
momento previo a la autopsia, deben tomarse fotografías de identificación, con el
número de caso visiblemente desplegado para la foto.

Si la víctima NO murió inmediatamente después de ser herida y fue trasladada a un


hospital, probablemente se hayan realizado una serie de procedimientos médicos y
quirúrgicos. Debido a esto, hay que obtener las historias clínicas del fallecido desde el
momento en que fue admitido hasta su deceso, ANTES de comenzar con la autopsia.
Los médicos de dicha institución deberían ser informados de que, en éstos casos, no
debe removerse NUNCA un tubo del cuerpo luego de ocurrida la muerte, por ejemplo,
tubos endotraqueales, vías intravenosas, catéteres Foley, etc. Los sitios del cuerpo
donde se realizaron punturas, sea para aplicación de medicamentos o toma de muestras,
deben ser redondeados con tinta por el personal del hospital, para indicar que son de
origen diagnóstico o terapéutico, y no anteriores a la hospitalización (estigmas de uso o
abuso de drogas, por ejemplo). Las heridas producidas por toracotomía, laparotomía e
incisiones quirúrgicas deben ser rotuladas y descriptas en los informes médicos. Si la
muerte ocurre dentro de las pocas horas posteriores a la hospitalización, deben colocarse
bolsas de papel en las manos, tal como si hubiera acontecido en el lugar del hecho. El
cuerpo y toda la ropa que haya vestido el difunto deberían ser transferidos en bolsas de
papel a la oficina del médico forense. Todos los informes médicos que detallan los
procedimientos llevados a cabo deben acompañar al cuerpo. Toda la sangre obtenida en
el hospital deberá ser remitida a toxicología en caso de conservarse al menos una
fracción sin utilizar.

Para Di Maio y otros autores, antes del examen del médico forense, el cuerpo NO debe
ser desvestido, lavado, embalsamado, ni deben haberse tomado sus huellas dactilares.
El estudio de las ropas es una parte tan importante de la autopsia como el del cuerpo.
Sin embargo clásicamente en nuestro país, el médico legista que acudía al lugar del
hecho, iniciaba allí lo que se llamaba “la primera parte de la autopsia”, donde desvestían
al cadáver para examinar principalmente, la presencia de fenómenos cadavéricos
necesarios para el cálculo a priori de la data de muerte (cronotanatodiagnóstico). Esta
costumbre, con sus pros y sus contras, actualmente ha caído en desuso.

Después de haber recibido el cuerpo, el perito debe tomar rayos X al cadáver completo.
Deben ser tomados en TODOS los casos de heridas por disparo de arma de fuego, ya
sea que se crea que el proyectil está dentro del cuerpo o que haya salido. La ropa, no
debe ser removida antes de tomar las imágenes de rayos X. En ocasiones los proyectiles
quedan alojados entre las prendas, en bolsillos, o inclusive en el espacio interpuesto
entre la prenda y el cuerpo, y al desvestir al cadáver previo a los rayos X, podemos
perderlos.

El próximo paso consiste en recuperar cualquier residuo del fulminante de las manos.
Esto puede realizarse a través del empleo de hisopos de algodón humedecidos con ácido
nítrico diluido al 2%, que se utilizan para limpiar ambas manos (5 hisopos en total: 1
palma derecha, 1 palma izquierda, 1 dorso derecho, 1 dorso izquierdo, y 1 testigo; todos

44
guardados en tubos individuales). Deberán tomarse en un tiempo menor de 24 horas
ocurridos los hechos. Esta toma de muestras sirve para el análisis de activación de
neutrón o de la espectroscopia de absorción atómica, y se puede determinar las
cantidades de bario y antimonio en los algodones de ambas áreas de cada mano. El
bario y el antimonio son los únicos residuos de disparo (GSR) y es necesario encontrar
ambos elementos en cantidades suficientes en las manos de las personas sospechosas
de haber disparado un arma. Pero la Activación de Neutrones, no identifica el plomo.
Para ello se emplea en forma individual o combinada el Microscopio Electrónico de
Barrido (empleado para la búsqueda de restos de Plomo, Bario y Antimonio,
considerados componentes característicos de los residuos de disparo, para lo cual se
recomienda el uso de cinta adhesiva de doble faz o discos adhesivos) y la Espectrometría
de absorción atómica de llama (la más utilizada en los laboratorios criminales de estados
unidos, debido a la combinación de la facilidad de análisis, adecuada sensibilidad y bajo
costo, ya que detecta antimonio, bario, y plomo proveniente del fulminante, así como
también cobre evaporado de la vaina o del encamisado de la bala); para este método,
se emplean también 4 hisopos de algodón humedecidos en ácido nítrico o clorhídrico
para limpiar las palmas y los dorso de las manos, de manera de recobrar los
componentes metálicos del fulminante, un quinto hisopo se usa como control. Los trozos
de algodón deben tener manguitos de plástico, no de madera, que puede contener bario.
Se puede considerar como positivo, cuando se encuentra niveles de antimonio superiores
o iguales a 35 ng., 150 ng para bario y de 800 ng para plomo.

Al mismo tiempo, las manos deben ser examinadas procurando la evidencia de rastros,
por ejemplo, granos de pólvora, fibras, cabellos, etc. Las evidencias deben ser retenidas
y colocadas en contenedores apropiadamente rotulados. La pólvora y el hollín pueden
encontrarse en las manos si el occiso trató de alcanzar el arma o tenía su mano alrededor
de ella en el momento de la descarga. Si fuera indicado, este es el momento para recortar
las uñas de las manos y retenerlas.

Luego de este procedimiento, pueden tomarse las huellas digitales. Se sugiere tomar
dos juegos de huelas, uno para la policía, y otro para el informe de la autopsia. Ante
sospecha de homicidio, también deben tomarse las huellas de las palmas.

Después, el cuerpo es examinado con las ropas aún puestas. Debe prestarse especial
atención a si los defectos en las ropas corresponden con la ubicación de las heridas en
el cuerpo. La ropa debe examinarse en busca de pólvora, hollín y otras evidencias de
rastros. Luego, es removida y colocada en una superficie limpia y seca. Idealmente la
ropa no debe ser cortada ni arrancada sobre el cuerpo, excepto bajo muy inusuales
circunstancias, como ser una rigidez cadavérica instaurada, que no permita desvestir el
cuerpo de otro modo.

El cuerpo luego será limpiado y reexaminado en busca de otras heridas que pueden
haber estado disimuladas por la sangre seca. Deben tomarse fotografías de las heridas
limpias. Es de buena práctica volver a la vestimenta y nuevamente correlacionar las
heridas de entrada y de salida observadas, con los defectos en la ropa, reexaminar
defectos en la ropa para ver si hay pólvora y hollín, y enviar a laboratorio de Criminalística
para su estudio. Vincent Di Maio recomienda para el estudio de las ropas (así como para
el estudio del tejido circundante al OE) muy especialmente, el uso del microscopio de

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disección. El microscopio estereoscópico o "microscopio de disección" es un microscopio
óptico utilizado para una visión tridimensional. Capturando la luz con dos objetivos, los
microscopios estéreos permiten mejores estudios de un espécimen grueso. Por ejemplo,
a nivel del OE provocado por proyectil de fusil de fuego central o por proyectil
encamisado (con casquillo) o semiencamisado para armas de puño (usualmente de alta
velocidad), el tejido puede no presentar anillo de abrasión (contusión). Pueden presentar
pequeñas rasgaduras irradiando hacia fuera de los bordes de perforación, y si bien estas
microrrasgaduras apenas se observan a simple vista, se vuelven completamente visibles
con el microscopio de disección.

Al menos deberían tomarse 2 fotografías de cada herida. Una debe ser de ubicación,
mostrando la región anatómica en la cual se halla la herida y su posición respecto a
reparos anatómicos y otras marcas del cuerpo. La segunda imagen debe ser en primer
plano, mostrando la real apariencia de la herida. Puede ser útil tomar una tercera foto
entre los dos extremos. Y es de gran ayuda si hay una escala y número de herida y de
caso visible en las fotografías.

Cada herida debe ser examinada individualmente, tomando notas de su ubicación exacta
y apariencia, separando los “pertinentes negativos” o signos ausentes. Se recomienda,
al igual que con los defectos y soluciones de continuidad en las ropas, examinar las
heridas con microscopio de disección; si bien no existe disponibilidad del mismo en
nuestro país, entiendo que esto se debe principalmente a una cuestión operativa (gran
número de autopsias diarias, y poco recurso humano), ya que el mismo es simple en su
manipulación, relativamente económico en cuanto al costo que implica su adquisición y
mantenimiento, y brinda información útil en un breve lapso de tiempo, por lo cual su
implementación en nuestro medio es una sugerencia a tener en cuenta. Si existe alguna
duda sobre la distancia, que no puede ser determinada en ese momento, la herida debe
ser cortada y retenida para su posterior análisis por microscopio electrónico de barrido
(SEM), o de energía dispersiva de rayos X (EDX). El microscopio electrónico de barrido,
más conocido por su acrónimo inglés SEM (Scanning Electron Microscope), produce una
imagen usando un haz de electrones que barre la muestra, en vez de un haz estacionario
de luz como usa el microscopio óptico convencional. Para el análisis cuantitativo se usa
un espectrómetro dispersivo en energía (EDX). El microscopio electrónico de barrido
produce imágenes similares a las ópticas, pero con una gran profundidad de foco que
les confiere una apariencia tridimensional característica, y brindando otra clase de
información.

Si sobre la superficie del cuerpo se encuentra pólvora, relleno de polietileno o fragmentos


del proyectil, éstos elementos deben retenerse y ser remitidos junto con el proyectil o
los perdigones al laboratorio de criminalística.

Siempre (se sospeche de suicidio u homicidio), debe realizarse una autopsia completa,
que incluya cabeza, tórax y cavidad abdominal. Todas las vísceras serán removidas y
examinadas. El rastro del proyectil debe ser seguido y el punto de alojamiento o salida,
debe ser medido y comparado en relación con el orificio de entrada. Si aún se encuentra
alojado en el cuerpo, el o los proyectiles deben intentar ser recuperados en su totalidad.
Eso no aplica en los casos de heridas por disparo de escopeta, donde es suficiente con
recuperar sólo una muestra representativa de perdigones. En estos casos, los tacos

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siempre deberían ser recuperados. Las heridas no deben ser tanteadas o manoseadas,
ya que de este modo pueden crearse falsas huellas de heridas, distorsionar alguna o
desubicar el proyectil.

En todos los casos de heridas por disparo de arma de fuego, deben tomarse muestras
de sangre, humor vítreo, orina y bilis. En caso de que el cuerpo se halle en avanzado
estado de descomposición, debe tomarse muestra de músculo, que podrá ser utilizada
con propósitos toxicológicos o serológicos.

El informe médico-legal en caso de lesiones o muerte por proyectiles de armas


de fuego:

El informe médico-legal en estos casos debe contener:

 Distancia del disparo: se hace en base a los signos hallados en el sitio de


entrada: anillo de Fisch, tatuajes, etc.
 Incidencia del proyectil: está dado por las características de los signos en la
entrada, especialmente por la conformación del anillo de Fisch.
 Trayecto: resulta de unir los puntos de entrada con el lugar de alojamiento del
proyectil o el orificio de salida. En la práctica se hace coincidir la "incidencia del
proyectil" con el trayecto debiendo recordarse que esa correspondencia no es
absoluta en caso de los proyectiles migratrices o circungirantes.
 Posición de la víctima al recibir el disparo: se hace en base a la incidencia
y trayecto del proyectil.
 Grado de supervivencia y capacidad de movimientos: deberá establecerse
de acuerdo al tipo de lesiones producidas y órganos y estructuras afectados.
 Orden sucesivo de las lesiones: se debe realizar en el caso de múltiples
disparos recordando que la presencia de una herida con hemorragia abundante
y otra con escasa infiltración hace pensar que aquella fue la primera.
 La diferencia entre lesiones vitales y postmortem: la presencia del anillo
de contusión así como la infiltración hemática en los planos subyacentes al orificio
de entrada, el halo hemorrágico visceral y el trayecto necrótico-hemorrágico son
signos de vitalidad de las lesiones ya que es imposible que aparezcan en los
disparos post-mortem.

Cronotanatodiagnóstico en la investigación de la muerte violenta por


proyectil de arma de fuego:

La data de la muerte, cronotanatodiagnóstico o intervalo post mortal (IPM), se refiere al


tiempo transcurrido entre el deceso de una persona y el momento en que se lleva a cabo
la investigación pericial; resulta ser habitualmente el centro del problema, en lo compleja
de la investigación de toda muerte violenta, se trate de accidente, suicidio u homicidio.
El factor temporal está siempre presente en el curso de las investigaciones medico
legales, y por distintos fenómenos biológicos, resulta de interés para la labor del perito
forense.

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No se trata de una tarea sencilla. La estimación del IPM requiere máxima exploración no
sólo del cadáver, sino también en el lugar del hecho; implica además la recolección,
selección y análisis de todo indicio físico, químico o biológico que ayude a establecer un
parámetro de utilidad en la investigación.

La evolución de las transformaciones cadavéricas utilizadas para estimar la data de


muerte, está estrechamente ligada con las condiciones ambientales en las que se
encuentra el cadáver. Cualquiera de las variables que se toman para determinar el IPM,
se ve influida drásticamente por las condiciones del medio. Por lo tanto, no deberían
hacerse estimaciones referidas a la data de la muerte sin contar con los datos necesarios
vinculados al lugar del hecho.

Asimismo, factores de orden clínico como enfermedades previas, medicamentos


recibidos, causa de muerte, duración del episodio terminal, etcétera, así como el uso de
sistemas refrigerantes para la conservación del cuerpo hasta su remisión a la morgue,
modifican totalmente la secuencia de eventos que se evalúan para estimar el IPM.

Las mediciones que se efectúan tempranamente, presentan menor margen de error, y


se manejan en rango de horas. Como dice un viejo aforismo forense “el tiempo que corre
es la verdad que huye”.

Una vez recopilados los datos obtenidos en el lugar del hecho, deben ser analizados en
virtud de los hallazgos macro y microscópicos de la necropsia, para luego correlacionarlos
con los resultados de los estudios complementarios solicitados. El abordaje puede
efectuarse aplicando distintos métodos, los cuales pueden clasificarse, según los
recursos empleados para realizar la exploración en:

 Métodos por inspección: cuando solo con la visualización del cadáver pueden
obtenerse datos de interés para las estimaciones del IPM (por ejemplo, livideces).
 Exploración manual: cuando es necesario realizar una sencilla maniobra manual
para poder evaluar un fenómeno determinado (como la rigidez).
 Medios instrumentales: utilizando algún instrumento de medición para poder
mensurar exactamente la marcha de un proceso (temperatura).
 Medios analíticos: estudios bioquímicos tendientes a valorar el comportamiento
postmortem de distintas sustancias (medición de potasio en humor vítreo).
 Métodos biológicos: el reconocimiento y clasificación de distintas especies de
insectos presentes en el cadáver, pueden aportar datos de gran valor pericial
(entomología)

Para comprender la aplicación de los métodos nombrados en la determinación del IPM,


es necesario conocer en profundidad las características de cada uno de ellos, así como
de las Transformaciones cadavéricas (cambios que experimenta el cadáver tras la
muerte). Sin embargo su descripción excede la finalidad de este trabajo, por lo cual solo
haré mención especial en el desarrollo de este trabajo a una característica que, cuando
está presente, es de suma importancia para algunos autores por lo esclarecedor de su
presencia: el “Espasmo Cadavérico”, tema que trataré en el apartado Espasmo
cadavérico y su valor médico legal.

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E- ESTUDIO PSIQUIATRICO FORENSE – AUTOPSIA PSICOLÓGICA:

Desde el análisis psiquiátrico clásico, el suicidio es la auto-ejecución efectuada por


personas altamente perturbadas o alteradas, no necesariamente afectadas por
psicopatologías definidas, pero, ciertamente en situación de gravísima incomunicación,
en ocasiones, ante el agotamiento de reiteradas solicitudes de auxilio que son
sistemáticamente rechazadas o ignoradas, en algunos hombres con carencias, con una
gama completa de significaciones y de significados. Volviendo al Dr. René Favaloro, se
auto-ejecutó porque sintió y entendió que lo había abandonado la república argentina.
Así, la conducta suicida es individual, pero nace de una interacción persona-sociedad y
hay siempre una responsabilidad compartida entre el suicida y su circunstancia, por eso
podemos hablar del suicida/sociedad. La conducta individual nace en una interacción en
la cual se explica la relación entre el medio y las conductas individuales.

El concepto autopsia psicológica se popularizó con la investigación de la muerte del


fiscal especial de la causa AMIA, Alberto Nisman.

La Autopsia Psicológica es la valoración retrospectiva e indirecta de la personalidad y la


vida de una persona ya fallecida. Es una reconstrucción socio - psico - patológica
postmortem del ser humano.
Ésta consiste en la contracara del perfil criminal. Es la recolección de datos de la vida
del sujeto particular que nos van a permitir hacer inferencia sobre su calidad de vida, su
posición frente a la vida y su situación vital... Cuál era el momento que estaba
atravesando y en qué circunstancias. El imaginario cree que la gente siempre se suicida
en momentos displacenteros, de gran penuria o de fracasos, pero hay quienes se
suicidan en momento de pleno goce, porque terminado ese momento, el individuo
desespera, porque alcanzó algo, lo obtuvo y después de eso no tiene más nada. No hay
que caer en la trampa de que solo se suicida quien está en medio de una crisis
existencial.

La inclusión de las ciencias blandas en el estudio de la muerte hizo que se abriera un


abanico de nuevos conceptos que aún hoy siguen apasionando a los estudiosos de la
materia.

La inclusión de la psicología y la psiquiatría dieron la posibilidad de que la investigación


de la mente y conducta colabore para saber si una persona fue capaz de acabar con su
propia vida. Por eso, los peritos psiquiatras clasifican cinco tipos de personalidades
suicidas: los vicariantes (quienes llegan al estado de desesperanza); los
perfeccionistas (de personalidad de tipo obsesivo-compulsivo y ordenado, que frente a
la pérdida de cualquier atributo personal o ante la situación de que algunos de sus
principios puedan ser cuestionados por un contra argumento, toma la entidad de factor
desencadenante que puede llevar a la acción suicida); los hedonistas (personalidades de
característica narcisistas que no pueden tolerar la pérdida de ninguno de sus
atributos); los transicionales (se produce por el síndrome del nido vacío) y los
sintomáticos (enfermos mentales que se suicidan) que se dividen en melancólicos (el
individuo cree que no va a morir nunca y que no va a parar de sufrir y entonces termina
con ese sufrimiento) y esquizofrénicos.

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Al hablar de autoejecución también se habla de desesperación. Se agota todo, no tengo
más horizontes, no más salidas, estoy en el nihilismo total. Se entra en la desesperanza
que para muchos especialistas, es el detonante del suicida.

Poder determinar, mediante el estudio retrospectivo que implica la autopsia psicológica,


si un sujeto tenía o no características de algún tipo suicida, aporta un elemento cuyo
valor, dentro de la investigación de la muerte violenta por proyectil de arma de fuego,
cobra hoy en día gran relevancia.

A la autopsia psicológica debe entendérsela como una herramienta de análisis que


rescata la importancia de la víctima en el origen del delito y sus elementos motivadores.
Su significado general refiere al examen completo de un cadáver para determinar la
causa de muerte. La expresión se originó en los años 60´cuando Robert Litman, en
California – USA, luego de haber analizado un gran número de muertes de causa dudosa
en el Centro de Investigación de Suicidios, intentó llenar el vacío presente en la etiología
criminológica, en aquellos casos donde no se contaba con elementos suficientes para
acreditar si se estaba ante la presencia de un suicidio o no.

Así, Litman instauró la evaluación de la sumatoria de los elementos fundamentales de


esos procesos de investigación, como técnica pericial llamada “autopsia psicológica”.

Queda entonces definida como un método de investigación retrospectivo e indirecto de


las características de la personalidad y condiciones que en vida tuvo un individuo, con el
objetivo de lograr comprender las circunstancias de su muerte (reconstrucción socio
psicopatológica postmortem). Es útil para determinar la manera de muerte en casos
dudosos y es, en esencia, la reconstrucción de los rasgos más sobresalientes de la vida
de un individuo, para lograr comprender quien era, el porqué de algunas circunstancias
que se presentaron en su vida, y que papel jugaron los rasgos de su personalidad en las
circunstancias de su muerte.

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IV- LOS 10 MANDAMIENTOS EN LA INVESTIGACIÓN CIENTIFICA DE LA
MUERTE POR ARMA DE FUEGO Y ALGO MÁS:

1- Unidad investigativa: Rol del perito en criminalística y del perito médico-


forense en la investigación de las muertes violentas por proyectil de arma de
fuego de aparente origen suicida, fundamentalmente en el estudio del lugar
del hecho.

Tan importante es saber aquello que debe hacerse, como lo que debe evitarse. El Lugar
del hecho es un RECINTO SAGRADO, y es condición clave para lograr el éxito de
cualquier investigación forense, el aislarlo rigurosamente; nadie puede entrar; la simple
movilización de un objeto de su lugar primitivo basta para llevarnos por el camino errado.

La metodología de la Criminalística de campo (y por ende del Perito en Criminalística)


propone clásicamente cinco pasos a tener en cuenta por orden de prelación: la
preservación, la observación, el registro, la clasificación y la recolección de indicios,
pudiendo agregar un sexto paso de gran importancia, la cadena de custodia. La
conservación, preservación y cuidado de la cadena de custodia de los indicios, permiten
al Ministerio Público Fiscal elevarlos al rango de prueba jurídica.

Las alteraciones que uno introduzca en el lugar de los hechos o en la escena del crimen
pueden considerarse mínimas o mayores, deliberadas o inconscientes,
dependiendo de muchos factores como ser:

 el tipo de suceso
 la cantidad de personas intervinientes en el arribo
 falta de experiencia
 invasión de facultades o incumbencias, etc.

La preservación y protección del sitio tiene como fundamentos

 Precintar con un margen razonable el área donde se ha observado que ocurrió el


hecho.
 Evitar que ninguna persona ingrese al sitio precintado.
 Cualquier elemento que se agregue o se quite de la escena es un eslabón que se
pierde en la cadena de indicios para reconstruir la verdad histórica del suceso
que se investiga.

El examen de la evidencia física en primer lugar, contestara en parte los interrogantes


de la Criminalística , el investigador pericial debe trasladar la pregunta legal dentro de la
pregunta científica, responder los interrogantes y utilizar la información recabada para
la reconstrucción del evento.

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Debe tenerse en cuenta en el estudio del evento dinámico, que elementos cambian
antes, durante y después del suceso.

 Cada persona no autorizada a ingresar en la escena del crimen, es un potencial


destructor de la evidencia física.
 El manejo inadecuado de la evidencia física, conduce a su contaminación,
deterioro o destrucción impidiendo o entorpeciendo su ulterior examen de
laboratorio.

En cuanto a la reconstrucción basada en los indicios hallados, esta no genera la situación


momento a momento, sino que se trata de relacionar en base al procesamiento del lugar
de los hechos y de la escena del crimen asociaciones que brindaran hipótesis probables,
dependiendo esto de si se preservó el sitio y se protegió la evidencia.

Los procedimientos en el Lugar del Hecho y en el LABORATORIO deben incluir el objetivo


de PRESERVAR no solo la integridad de la evidencia sino las relaciones entre ellos.

Recordar que las actividades de relevamiento siguen un patrón particular acorde a la


situación, éstas son únicas e irrepetibles en cuanto al orden, espacio y tiempo de
ocurrencia. Cuanto menor sea el número de personas que procesen el lugar, menores
serán los riesgos de alterar la escena, ya sea contaminando accidentalmente o
destruyendo potencial evidencia.

Para evitar éstos inconvenientes, es necesario que el personal interviniente constituya


una unidad investigativa, requiriéndose en sus componentes idoneidad científica en sus
respectivas especialidades, conocimientos básicos de las otras, mentalidad policial y
reentrenamiento periódico, porque no debemos olvidar que “el crimen corre en paralelo
con el progreso humano”. El equipo debe actuar en forma ordenada, coherente y
metódica bajo la autoridad de un instructor judicial. Comisiones muy numerosas NO son
convenientes; basta con el investigador, el médico legista, el laboratorista especializado
en técnicas forenses, el fotógrafo, el dactilóscopo y el dibujante. Pero una condición ideal
debe respetarse: un solo hombre debe ser el primero al entrar al lugar del hecho, y el
más capacitado es el perito médico legista. Sin embargo, en nuestro país habitualmente
esto no ocurre. Quien suele entrar en primer lugar es el primer policía en llegar, el fiscal
de turno (quien suele dirigir la investigación) o el juez; los mismos no siempre se
encuentran lo suficientemente capacitados para tal tarea, y en gran medida el éxito o
fracaso del resto de la instrucción dependa de este aspecto.

Cada caso debe ser considerado sui generis, porque ante el planteo de una muerte
violenta de posible manera homicida, debemos recordar que el homicidio no se repite
jamás de idéntica forma. Cada caso es único. Hay en la leve du corps una trilogía
inseparable:

 Examinar el lugar
 Autopsiar el cadáver
 Retornar al lugar

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Solo así podrá responderse el planteo básico de la Criminalística y la Medicina Legal:
¿Que sucedió? ¿Dónde ocurrió? ¿Hubo participación de terceros? ¿Quién lo hizo? ¿Cómo?
¿Cuándo? Y también de la Criminología: ¿Por qué?

Una cuestión fundamental para el médico forense radica en establecer si las lesiones
producidas por proyectil de arma de fuego (LPPAF) han sido consecuencia de suicidio,
homicidio o accidente. En éste último caso, el criterio es casi siempre de presunción y
raramente de certeza. La presencia del arma junto al cadáver se ha invocado a menudo
en la hipótesis del suicidio; sin embargo, en el homicidio el arma puede ser depositada
intencionalmente cerca de la víctima (como en el caso de la joven Natalí Correa,
asesinada de un disparo por su novio tras una pelea por celos, quien simuló un suicidio)
( “La mataron de un balazo y simularon un suicidio: larga el juicio por Natalí Correa”,
Día a Día, Sección Policiales 08/07/2015, http://www.diaadia.com.ar/policiales/la-
mataron-de-un-balazo-y-simularon-un-suicidio-larga-el-juicio-por-natali-correa; “Juzgan
al autor del presunto femicidio de Natalí Correa”, página web Radio Cadena 3, sección
Sociedad, 08/07/2015, http://www.cadena3.com/contenido/2015/07/08/Juzgan-al-
autor-del-presunto-femicidio-de-Natali-Correa-148225.asp), como también puede
hallarse cerca del cuerpo en el accidente (“El cantante cuartetero Walter Olmos se mató
jugando con un arma de fuego”, Página 12, sección Sociedad, 09/09/02,
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-9936-2002-09-09.html).Por el contratio,
el suicida puede arrojar el arma más allá del punto del disparo, e inclusive desplazarse
antes de morir. (79) En este caso el perito se verá obligado a determinar si el acto es
compatible con la gravedad de la herida infringida. También puede suceder que un solo
proyectil haya provocado la muerte, encontrándose varios en el lugar: teoría de la
“indecisión” de Van Amburgh, donde el suicida apunta y retira en el momento del
disparo, lo que puede repetirse hasta consumar la autoeliminación. Es un mecanismo
comparable al de las “retomas” del degüello suicida.

Los objetivos y alcances de la investigación médica en el lugar del hecho son


ampliamente reconocidos por todos los tratadistas de medicina legal, y los países con un
buen sistema médico legal siempre incluyen al médico legista como figura central entre
el personal que lo efectúa. Debe tenerse en mente que el trabajo forense contribuye a
lo largo de todo el proceso investigativo (no solo en la etapa final o de juicio) y que el
médico legista es, ciertamente, el más calificado para expresar una opinión relacionada
con sus hallazgos y conclusiones. Su tarea, junto a la del perito en Criminalística, es
fundamental en el estudio de la muerte violenta de aparente manera suicida.

Los objetivos del trabajo del médico legista en el lugar de los hechos, tras el examen
preliminar del cadáver y su entorno, en general son los siguientes:

 Asegurar el diagnóstico de muerte (tarea que suele reservarse al médico


asistencial).
 Identificar el lugar donde se pudieron producir las lesiones y el de la muerte.
 Comprobar si el cuerpo fue movido después de la muerte.
 Formular una valoración preliminar del origen y causa de la muerte.
 Formular una valoración preliminar de la data de la muerte.
 Formular una valoración preliminar de la secuencia de los hechos que condujeron
a la muerte.

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El trabajo bien hecho del médico forense, con buen nivel de conocimiento, es superior a
lo que se pueda recomendar en cualquier protocolo.
El profesional implicado en la asistencia a la resolución de una muerte por lesiones con
arma de fuego, tanto el perito médico forense como el perito en criminalística, debe
tener un esquema mental conciso y práctico que le ayude en la investigación. Se hace
fundamental entonces que tengan conocimientos sobre los tipos de balística, las clases
de armas, tipos de cartucho, para un posterior análisis del disparo y de la dinámica
criminal. El médico forense deberá resolver además, una serie de cuestiones periciales
relacionadas con la vitalidad de las lesiones, la etiología médico legal o la causa de la
muerte entre otras.

Los suicidios u homicidios producidos por disparo de arma de fuego son extremadamente
complejos desde el punto de vista investigativo, no solo pericial, sino criminal. Tanto en
el caso del suicidio real, como en algunos casos de homicidio disfrazado de suicidio, la
interacción de la pareja victimal (víctima/victimario) es prácticamente nula; en ocasiones
no se rozan ni intercambian, la agresión principal materializada en el acto de disparar se
produce a distancia, de pie, incluso desde vehículos donde intervienen múltiples
circunstancias que distorsionan cualquier pericia que no sea realizada por profesionales
experimentados. En los casos donde intenta simularse un suicidio, los autores que
ejecutan estos hechos alteran de forma intencional los elementos tanto del arma de
fuego como del cartucho con la intención de distorsionar y destruir las posibles
evidencias que lo incriminen.

En otras ocasiones se dificulta la investigación pericial de forma casual por ejemplo


cuando el proyectil penetra en la victima y sale, continuando su recorrido lo que provoca
en ocasiones que sea imposible recuperar la cabeza del cartucho para establecer
comparación alguna, en otras se pierden las vainas.

Por lo anterior el médico legista ante una herida de proyectil por disparo de arma de
fuego debe resolver los siguientes problemas periciales:

1. Determinar la vitalidad de las lesiones.


2. Circunstancias del hecho.
3. Etiología médico legal.
4. Distancia y dirección del disparo.
5. Determinación preliminar de la data de muerte
6. Identificación del orificio de entrada y salida, ausencia o presencia de signos de
defensa.
7. Determinación de la causa de muerte.

El médico legista, la mayoría de las veces trabajando en condiciones adversas en cuanto


a luminosidad, comodidad y posibilidades ciertas de poder practicar un examen
meticuloso, debe precisar y estudiar todas las circunstancias exteriores que le permitan
apreciar por la posición de los cuerpos, de las cosas y de las armas empleadas, si puede
tratarse de un homicidio o de un suicidio. De considerar la primer posibilidad, si se ha
cometido en ese lugar, valorando además cantidad de humores humanos, temperatura
del cuerpo, heridas mortales, etc.

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Asimismo, el perito en criminalística debe resolver los siguientes problemas periciales:

1. Circunstancias del hecho.


2. Presencia/ausencia de terceras personas, vías de acceso.
3. Presencia de cartas suicidas, mensajes.
4. Distancia y dirección del disparo.
5. Identificación del arma de fuego.
6. Identificación de cabezas de proyectiles y vainas.
7. Determinación de línea de disparo.
8. Toma de muestras para estudio en laboratorio criminalístico (huellas, pelos,
fibras, proyectil, manchas, residuos de pólvora y fulminante, etc…).

Este trabajo al igual que las pericias forenses, amerita una adecuada integración de la
criminalística y de la medicina legal; la integración de ambos trabajos debe hacerse
desde el lugar de los hechos hasta que se culmina con la realización de la necropsia
médico legal, solo de esa manera se logra una adecuada interpretación de los fenómenos
que ocurren en este tipo de hechos.

Unidad investigativa: rol del médico legista y perito criminalista

Médico Perito en
legista criminalística

Circunstancias del hecho


Vitalidad lesional
Presencia/ausencia de 3ros, vías
Circunstancias del hecho
de acceso
Etiología médico legal
Distancia y dirección del disparo
Distancia y dirección del
Identificación del arma de fuego
disparo
Identificacion de cabezas de
Determinación preliminar
proyectiles y vainas
de la data de muerte
Determinación de la línea de
Identificación del OE y OS
disparo
Signos de lucha o defensa
Identificación del arma de fuego
Determinación de la causa
Toma de muestras para estudio
de muerte
en laboratorio criminalistico

La investigación forense se encuentra ante un reto, por ello se han desarrollado múltiples
técnicas con los equipamientos más modernos para la determinación e identificación de
huellas de disparo, como ser Microscopía electrónica de barrido, Espectrofotometría de
absorción atómica, y aparatología para identificación de residuos orgánicos derivados de
la carga de pólvora y fulminante del cartucho, siendo lo ideal cuantificar las cantidades
presentes de plomo, bario, antimonio y otros elementos, así como la forma de las
partículas en conjunto con la cuantificación de derivados orgánicos.

55
Al igual que la medicina legal, la criminalística es un importante auxiliar de la justicia,
pero como puede apreciarse a través de las tareas que cada una de ellas cumplen, sus
diferencias y autonomía quedan perfectamente aclaradas. En tópicos especiales como
en balística, es posible tanto para un criminalístico como para un médico legista
determinar sobre orificios de entrada y salida, distancias de disparo, calibres utilizados,
etc. Pero obviamente sobre balística interior y exterior, el médico legista no podrá
intervenir, como así tampoco corresponde la intervención del, experto criminalístico en
la valoración de los daños corporales, trayectorias internas y mecanismos de la muerte.
Ambos pueden trabajar en forma independiente o concomitante sin invadir tareas
ajenas, pero valorando circunstancias en forma conjunta como en casos de
suicidio/simulación de suicidio/accidente con proyectil de arma de fuego, donde cada
uno, en su especialidad, puede relacionar elementos del lugar del hecho y que, como
testigos mudos revelan para quien conoce su lenguaje, una cantidad de pistas capaces
de conducirnos al esclarecimiento de los hechos, y también, si hubiere, de las personas
con este relacionadas.

Cuando se investiga un disparo de arma de fuego, que dio origen a un supuesto suicidio,
es responsabilidad del investigador y del perito en criminalística acumular y preservar la
evidencia que será esencial para establecer la causa de la muerte. Al examinar el lugar
del hecho, los investigadores buscan la evidencia física usual asociada con los disparos
de arma presentes en el cadáver, tal como un orificio de entrada que evidencie el apoyo
del arma en la superficie de impacto; la sangre presente en la o las manos, y residuos
de pólvora en la mano que sostuvo el arma (aunque esto varía de a acuerdo al arma
utilizada y proyectiles empleados). Un detalle de evidencia física que normalmente se
pasa por alto es la presencia de la huella o impresión dejada por la cresta del martillo
del arma sobre el o los dedos del occiso, lo cual realza la probabilidad de que la muerte
haya sido el producto de un disparo autoinfligido. Estas huellas a menudo están
obliteradas y, subsecuentemente, son pasadas por alto cuando se toman las impresiones
digitales del cadáver para posterior comparación e identificación. La impresión del
martillo en el dedo se produce cuando aquél se monta en la fase de acción simple
(obviamente si el disparo se concreta en doble acción, no quedará marca alguna). De
tal manera aparecerán en mayor o menor medida, las características topográficas de la
cresta del martillo, su forma y tamaño, y los daños que pudiera contener. Si la circulación
sanguínea se detiene inmediatamente después de la producción de la herida fatal,
algunas o todas las características que aparezcan en la impresión pueden permanecer
en el dedo que montó el martillo, varias horas después de la muerte. Previo a toda tarea
de levantamiento de estas huellas, es regla básica la obtención de vistas fotográficas
con referencias métricas y con diferentes ángulos y fuentes de iluminación, amén de la
conservación del paralelismo entre película y superficie de la huella. Una forma de
realizar estas impresiones es espolvoreándolas con polvo negro para levantamiento de
huellas dactilares. Sin embargo, debe tenerse cuidado de no rellenar con aquél los
pequeños detalles. De tal manera, a continuación la impresión puede también levantarse
con cinta adhesiva transparente.

La labor pericial del médico en el lugar del hecho puede resumirse en el siguiente
decálogo:

1. Mirar solamente

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2. Realizar un inventario ilustrado (de gran ayuda para el lego, mejor aún que la
fotografía)
3. Pasar cerca o rozando
4. Apreciar al tacto
5. Posibilidades de una primera impresión
6. Dónde? Cómo? Cuándo? Quién? Y por qué?
7. Fijación del escenario
8. Segunda impresión, posible etiología
9. Comprobación, modificación, ratificación
10. Decisión, conclusión e informe final sobre el lugar del hecho

Como investigar un caso de un presunto suicidio: indicios y datos a considerar

 Procedentes del lugar de los hechos: Como la existencia de desorden, lo que


constituiría un indicio de lucha y por tanto haría sospechar de etiología criminal;
la presencia de huellas e impresiones sangrientas (salpicaduras, regueros,
impresiones de pies y manos), que ayudarían a la reconstrucción de la escena;
datos como la presencia de notas escritas por el suicida, encontrar la puerta
cerrada por dentro con llave, son datos significativos para establecer la etiología
médico legal; el empleo de armas improvisadas o con dispositivos extravagantes
o complicados de disparo indicarían etiología suicida.

 Procedente del examen del cadáver y sus ropas: El estado de las ropas de la
víctima: signos de desgarro en las mismas, que hacen pensar en la existencia de
lucha o por el contrario, ropas cuidadosamente separadas de la zona del disparo,
muy frecuente en suicidas que se efectúa un disparo en región precordial.

 La presencia de lesiones sobre el cadáver que puedan hacer pensar que ha


existido resistencia y defensa. Pueden asentar en cualquier parte del cuerpo
(palma de la mano al intentar tomar el arma por el cañón, cráneo cuando el
sujeto se inclina tratando de esquivar el disparo, tórax, etc.). Lesiones por
intentos previos de suicidio antiguas o recientes.

 La localización de las heridas: Puesto que en el suicida por arma de fuego las
lesiones se localizan en regiones donde la muerte se produce de forma
instantánea (región temporal derecha habitualmente en diestros, y en zurdos la
izquierda, aunque no siempre es así), región precordial, frente, boca y región
submentoniana. Estas dos últimas, junto a la cara anterior del cuello se vinculan
generalmente a las armas largas.

 El número de heridas: en el suicidio, por lo general suele haber una sola herida,
mientras que en el homicidio, por el contrario, puede haber varios disparos y
localizados en regiones distintas.

 Dirección del disparo: para que el suicidio sea admisible, la dirección del disparo
ha de ser compatible con la posición del arma empuñada por la víctima.

57
Normalmente los disparos suicidas llevan una dirección de abajo hacia arriba, de
delante hacia atrás y de derecha a izquierda (siendo de izquierda a derecha en
los zurdos). Por el contrario, en el homicidio la dirección suele ser de arriba hacia
abajo, también de analizarse la escena del hecho, y observar las proyecciones
secundarias del proyectil y los fragmentos.

 Distancia a la que se hizo el disparo: para que un disparo sea considerado como
suicida, debe haber sido hecho a corta distancia.

 Señales de pólvora en la mano del suicida: Al disparar un arma de fuego suele


producirse la proyección de partículas de pólvora por el orificio posterior del
cañón, que se incrustan en la mano que empuña el arma, dejando restos de
ahumamiento en la palma, en el espacio interdigital comprendido entre el pulgar
e índice. También se han señalado la existencia de determinados signos en la
mano opuesta que sostiene el cañón al aproximarlo al blanco. Consisten en
ahumados, salpicaduras de sangre, erosiones o contusiones en el dorso de los
dedos. Sin embargo, esto puede faltar.

 Es fundamental comprobar si el proyectil encontrado en el cuerpo de la víctima


ha sido disparado con el arma que aparece en el lugar de los hechos. De ahí la
importancia de no acabar nunca una autopsia sin haber localizado y extraído el
proyectil.

Parafraseando al Dr. Raúl Torre, “no existe manual del buen suicida”, por lo tanto, estos
indicios no son categóricos. Un diestro puede dispararse perfectamente con la mano
izquierda, así como efectuar más de un disparo hasta lograr el cometido; en ocasiones
puede incluso desplazarse, generando aún más confusión. El barrido electrónico no
siempre será positivo, no siempre deja nota suicida (solo el 25% de los suicidas lo
hacen), y contrariamente a lo que se cree, puede hallarse en su mejor momento personal
y sin embargo, quitarse la vida. Estos puntos serán tratados con mayor detalle conforme
avance el trabajo.

58
2- Características generales de los protocolos utilizados en nuestro país para
el estudio del lugar del hecho.

En los últimos años se ha ido tomando conciencia de que, sea cual fuere el rumbo
establecido por la política criminal, la investigación del hecho delictivo, entendida como
una actividad eminentemente científica, aporta un conocimiento insustituible en el
camino a recorrer para su esclarecimiento, la individualización de su autor y la posible
atribución de responsabilidad penal.

A partir de esa convicción y con ese cometido es que, en el año 2004, se elaboró el
Manual de Procedimiento para la Preservación del Lugar del Hecho y de la Escena del
Crimen, que en su momento constituyó el primer instrumento nacional destinado a
homogeneizar criterios operativos con base científica, indispensables en materia
investigativa.

Los contenidos del Manual fueron sistemáticamente difundidos en todo el país,


principalmente mediante la realización de jornadas de capacitación destinadas a
operadores de la justicia nacional y de las provincias, así como a representantes de los
Ministerios Públicos y las fuerzas policiales, entre muchos otros.

Fruto de estas experiencias, tanto de las transformaciones registradas en la actividad


criminal y la legislación penal, como del avance de los dispositivos y herramientas
tecnológicos empleados en la investigación y en la comisión de hechos delictivos, se ha
ido conformando la necesidad de revisar, adecuar y actualizar algunas temáticas del
Manual oportunamente confeccionado.

En tal sentido, con el propósito de alcanzar mayor eficacia en la labor investigativa, la


nueva versión del Manual hace centro en el lugar del hecho, estableciendo pautas y
criterios tendientes a su preservación y utilidad probatoria, para lo cual se incorpora el
Protocolo Federal de Preservación y se ilustra sobre la metodología de relevamiento
seguida en el Manual para la Investigación de la Evidencia Física y Requisa de la Escena
del Crimen de Fox y Cunningham.

Se espera entonces, que quienes ejercen competencias investigativas en el lugar del


hecho, deben realizar su labor con apego a reglas elementales relacionadas con el acceso
y el tratamiento de las evidencias, en procura de detectar y preservar los indicios que,
llegado el caso, permitirá establecer lo ocurrido y fijar las responsabilidades que
correspondan.

De este modo, la nueva guía de procedimientos que se aplica actualmente, como su


nombre lo indica, contiene principios elementales y de carácter orientativo,
principalmente destinados a las autoridades que acceden en primera instancia al lugar
del hecho, pero que también resultan de interés para la posterior conducción de la
investigación.

En esa lógica, con el fin de lograr un mayor alcance de las recomendaciones, los
contenidos se armonizan con las reglas y principios vigentes en la materia, así como con
las mejores prácticas de la disciplina, sin hacer referencias específicas a disposiciones

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normativas específicas que prescriban los códigos procesales de cada jurisdicción,
facilitando de este modo su aplicación a nivel nacional. Sin embargo, por carencia de
recursos y/o instrucción, muchas veces esto no ocurre.

La descripción completa del protocolo excede la extensión de este trabajo, pero puede
consultarse en dicho Manual, o también con gran claridad y ordenamiento, en la
publicación del Lic. Cottier (quien además colaboró con la redacción de dicho manual),
bajo el título “Procedimiento en la escena del crimen”. Como puntos de vital importancia
podemos destacar los siguientes:

 La protección del LUGAR DEL HECHO o ESCENA DEL CRIMEN, en primer término,
exige establecer el perímetro dentro del cual se presume la existencia de la
mayor cantidad de elementos, rastros y/o indicios. La secuencia de los actos
investigados puede determinar la necesidad de extender los perímetros más allá
de los límites a los cuales se les atribuyó la más alta prioridad.

 El funcionario policial o de la fuerza de seguridad que primero arribe al LUGAR


DEL HECHO o ESCENA DEL CRIMEN, sea por iniciativa propia, por denuncia o por
orden de autoridad competente, es el responsable de la protección inicial del
espacio físico y de los elementos, rastros y/o indicios que allí se encuentren.

 El funcionario deberá impedir el acceso al LUGAR DEL HECHO o ESCENA DEL


CRIMEN de personas no autorizadas con excepción de los servicios de
emergencia o de los directamente relacionados con la investigación.

 El funcionario policial o de fuerza de seguridad designado como COORDINADOR


DEL LUGAR DEL HECHO debe establecer el cerco perimetral (que debe estar
claramente definido mediante el empleo de elementos adecuados y fácilmente
advertibles y que, además, deben servir como valla para impedir el acceso), y
mantener alejadas a las personas que nada tengan que ver en la inspección del
lugar, inclusive personal policial y/o de fuerzas de seguridad.

 El funcionario policial o de fuerza de seguridad ante la presencia de personas


heridas o fallecidas debe: 1) Evaluar a la víctima a fin de encontrar signos vitales;
2) Llamar al personal médico. 3) Prestarle los primeros auxilios y realizar las
gestiones tendientes a su traslado inmediato a un centro asistencial, debiendo
fijar la posición del cuerpo a través de tomas fotográficas antes de su
movilización. De no ser posible, se debe demarcar con una tiza el lugar en el cual
se encontraba la víctima, preservando el lugar demarcado por cualquier
elemento, rastro y/o indicio que se pudiera hallar.

 Instruir al personal médico para que no limpie ni modifique la escena, a fin de


que se evite el movimiento o la alteración de objetos originados dentro de la
misma.

 Evitar mover el cadáver de su posición original, salvo que medien justificadas


razones para retirarlo con prontitud (por ejemplo: peligro inminente para otra

60
persona, obstáculo para realizar alguna tarea pericial impostergable, posibilidad
de ocurrencia de alguna catástrofe).

 Utilizar, durante todo el procedimiento, coberturas para las manos a fin de evitar
dejar nuevos diseños digitales o contaminar las muestras con la transpiración del
operador.

 El COORDINADOR del LUGAR DEL HECHO debe: Definir los límites del LUGAR
DEL HECHO o ESCENA DEL CRIMEN a fin de protegerlo y asegurarlo y establecer
dichos límites con el objeto de incluir el lugar en que se produjo el hecho y los
lugares en los que pudieron haberse movido la víctima, el presunto autor y/o
partícipe (de existir) o las evidencias.

 Dejar constancia de los cambios, alteraciones o modificaciones del LUGAR DEL


HECHO o ESCENA DEL CRIMEN que han sido inevitables.

 Registrar por escrito la alteración y/o manipulación y/o sustracción de elementos


físicos que se encontraban en el LUGAR DEL HECHO o ESCENA DEL CRIMEN así
como la presencia de toda persona no autorizada a ingresar a éste, sean estos
miembros del Poder Judicial, Ministerio Público u otros agentes o funcionarios de
la policía o fuerza de seguridad.

 El COORDINADOR DEL LUGAR DEL HECHO tiene a su cargo la inspección ocular


y debe: 1) Incluir en su recorrida todos los espacios involucrados comenzando
por las áreas de más fácil acceso; 2) Restringir el recorrido inicial a la menor
cantidad de personas, para evitar la alteración, contaminación o destrucción de
los elementos, rastros y/o indicios relacionados al hecho investigado.

 La correcta fijación documentada del LUGAR DEL HECHO o ESCENA DEL CRIMEN
garantiza su preservación, la integridad de la investigación y la posibilidad de
tener un registro permanente que permite evaluaciones posteriores para la
reconstrucción histórica del suceso.

 La fijación del LUGAR DEL HECHO o ESCENA DEL CRIMEN debe tener un orden
establecido por el COORDINADOR a fin de que los distintos procedimientos se
realicen sin alterar las evidencias. La actuación de los agentes o funcionarios de
la policía científica y/o de los peritos designados expresamente a tal efecto debe
ser coordinada para que cada uno de ellos realice su tarea en un orden
preestablecido sin menoscabar la actividad de los demás profesionales.

 MARCACIÓN Y REGISTRO de la evidencia: se describirán cada uno de los


elementos, indicios o rastros en idéntica forma a la que conste en el Acta,
evitando diferencias entre lo empaquetado o embalado y el Acta.

 Se registrarán todas las transferencias, el nombre y número de la evidencia,


investigación a la que pertenece, fecha que se encontró o allegó al proceso, fecha

61
y hora de la transferencia, nombre de quién recibe y entrega, lo mismo la
Institución a la cual pertenece.

 El Funcionario Policial o de Fuerza de Seguridad que intervenga, en todo


momento tendrá en cuenta las medidas de SEGURIDAD PERSONAL Y
BIOSEGURIDAD adecuadas, a fin de no transformarse en una nueva víctima, y
utilizará en todo momento vestimenta adecuada para no contaminar o destruir
evidencia en el Lugar del Hecho o Escena del Crimen.

Diferencias y similitudes con protocolos internacionales para el estudio del


lugar del hecho.

El Grupo Técnico de Trabajo sobre Crime Scene Investigation (TWGCSI) es un grupo


multidisciplinario de expertos en el área (forense, perito en criminalística, criminalistas,
profesionales de las ciencias jurídicas, personal de las fuerzas de seguridad, personal
técnico, laboratoristas, etc.), de todo Estados Unidos (jurisdicciones urbanas,
suburbanas, rurales). Cada uno de estos especialistas cuenta con una amplia experiencia
en investigación de la escena del crimen, así como sobre la recopilación de pruebas y su
aplicación en el sistema de justicia penal (aplicación de la ley, enjuiciamiento, defensa,
ciencia forense). Los miembros de este Grupo desarrollaron una Guía de aplicación
Nacional llamada “Investigación de la Escena del Crimen: Una guía para la aplicación de
la ley”. El protocolo desarrollado en esta guía es similar al elaborado en nuestro país
(“Manual de Procedimiento para la Preservación del Lugar del Hecho y de la Escena del
Crimen”), aunque con dos diferencias substanciales en cuanto a su aplicación.

En primer lugar, en estados unidos, es el médico forense quien dirige el grupo de trabajo
en el lugar del hecho, mientras el fiscal lo asiste y colabora; en nuestro país el Fiscal
interviniente o el Juez instructor es quien dirige la investigación, y en muchos casos no
cuenta con la capacitación necesaria para tal tarea. Por otra parte, aun cuando el
protocolo Argentino es similar (de hecho fue elaborado tomando al Americano de
modelo), no lo es su implementación en cuanto a recursos materiales, técnicos y
humanos. Me atrevo a decir que en muchos casos, es notoria la carencia de instrucción
al respecto, mientras que en otros casos actúan con desidia, desprolijidad y una celeridad
que no es aconsejada.

En Bolivia, el director de la investigación es, como en Argentina, el fiscal asignado al


caso. En trabajo en el lugar del hecho varía de acuerdo a la ubicación geográfica. Si el
hecho ocurre en la ciudad, será el médico forense quien intervendrá. Pero si es un área
rural, el médico del lugar está obligado a realizar las funciones de médico forense.

En el año 2009 las Naciones Unidas publicaron un manual para instruir al personal no
forense sobre la importancia del estudio minucioso y la preservación de las pruebas
materiales en el lugar del hecho. El mismo explica que, en circunstancias ideales,
investigadores de la escena del delito que han recibido una formación completa en
criminalística asumen rápidamente la labor en la escena. No obstante, existen

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situaciones en que puede ser necesario que los primeros en intervenir en la escena del
delito (de los que normalmente no se espera que realicen más diligencias en ese mismo
lugar) lleven a cabo algunos procedimientos básicos de recogida de indicios antes de la
llegada de los investigadores de la escena del delito cuando exista un riesgo de
destrucción, pérdida o contaminación de las pruebas.

En las situaciones en que no hay posibilidad de que las diligencias que se han de realizar
en la escena del delito las lleven a cabo investigadores de la escena del delito, tal vez
haya que ampliar las funciones de los primeros en intervenir, además de las de
conservación y documentación. Estas situaciones suelen producirse cuando la escena del
delito se encuentra en un lugar remoto y no es fácil encontrar investigadores expertos
disponibles, o cuando la respuesta del sistema de justicia penal sea deficiente. El
protocolo básicamente es similar al que se aplica en los Estados Unidos, aunque en su
desarrollo han intervenido destacados investigadores de distintos países.

El Grupo Iberoamericano de Trabajo en la Escena del Crimen (GITEC), integrado por


catorce Laboratorios miembros de AICEF (Academia Iberoamericana de Criminalística y
Estudios Forenses), se reunió en el mes de Julio de 2010, en la Ciudad de México, D. F.,
donde aprobaron en conjunto el Manual de las Buenas Prácticas en la Escena del Crimen,
el cual fue puesto a consideración de toda la comunidad Iberoamericana estudiosa de la
Criminalística, a efecto de que pueda ser utilizado en todas las investigaciones
criminalísticas que a diario se realizan en los diferentes laboratorios pertenecientes a
AICEF. El mismo sigue la línea de los anteriores manuales y protocolos descriptos,
aunque con algunas diferencias. Independientemente del tipo de cuerpo policial o
institución judicial o fiscal que en cada país lleve a cabo los trabajos de policía técnico-
científica en la escena del crimen, la investigación de la escena del crimen, comprende
básicamente las siguientes fases, con algunos datos interesantes en algunas de ellas:

1ª. Protección y preservación del lugar de los hechos.


 En lugares cerrados (viviendas, establecimientos, entre otros) la protección se
realizará desde la puerta o puertas de acceso al piso, establecimiento o local,
constituyendo el primer círculo, al que solo accederá el personal de Policía
Técnico Científica. Esto en ocasiones no ocurre en nuestro país, y el lugar del
hecho queda circunscripto al ambiente donde se halló el cuerpo.

 Se apartará del lugar a personas presentes, familiares y víctimas. Hemos sido


testigos del desfile de familiares, curiosos, vecinos, periodistas, etc. en el lugar
del hecho de muchos casos.

 Cuando por las circunstancias del delito (presencia de elementos balísticos,


manchas de sangre y otras evidencias), o por las informaciones recopiladas
indiquen que otros lugares deben ser protegidos, al haber sido paso o utilizados
por el autor/res de los hechos (pasillos, escaleras, ascensores, zonas de
aparcamientos, entre otros.), se procederá a acordonar y proteger todas estas
zonas, que también se considerarán como lugar de los hechos, estableciéndose

63
los cinturones de seguridad y de protección precisos, e impidiendo el acceso de
personas a dichas áreas. Esto tampoco suele hacerse.

2ª. Recopilación de Información preliminar: antecedentes personales, familiares,


relatos de familiares, testigos, etc.

3ª. Observación, valoración y planificación: Cuyo objetivo es establecer la


verdadera extensión de la escena del crimen; Efectuar una adecuada planificación del
trabajo en el terreno, contemplando necesidades de recursos materiales, técnicos y de
personal; y establecer pasillos de acceso al foco principal.

4ª. Fijación del lugar de los hechos: Considera que la videofilmación es un


complemento gráfico de la descripción escrita y debería realizarse en todos los delitos
de carácter grave.

5ª. Búsqueda y tratamiento de las evidencias: una vez clasificadas, son


recolectadas y remitidas a los laboratorios periciales correspondientes, vigilando de
cumplimentar con la cadena de custodia.

6ª. Liberación del lugar de los hechos: Es un aspecto que tiene por objeto verificar
la inexistencia de evidencias sin recoger, así como asegurar la retirada de los restos y
material propios. Esta actividad que es una actuación que debe ser dirigida y
supervisada, en cada caso, por el responsable del equipo técnico o la autoridad
competente, comprende las siguientes acciones.

 Última reunión de los Especialistas que han intervenido en la Inspección Ocular


y revisión del trabajo realizado. Examen visual para la detección de elementos
de interés (evidencias) así como material o instrumento técnico propio que
queden en la zona.
 Verificación personal pasando por cada una de las áreas de trabajo de la escena
efectuando un rastreo final de forma ordenada.
 Comprobar que todos los indicios estén debidamente reseñados, rotulados y
empaquetados para su transporte.
 Recogida del Contenedor de Residuos del material utilizado.
 Fotografías finales de cómo queda el lugar donde se ha realizado la Inspección
 Ocular, con fotografías de detalle en caso de precintos de viviendas, cerraduras
de vehículos, entre otros.

7ª. Fase documental y remisión de evidencias: cadena de custodia.


También fija como actuaciones complementarias la implementación de campañas
ciudadanas para informar a la población sobre cómo actuar en casos de este tipo y de
la importancia que supone su colaboración con las fuerzas de seguridad; establecer
cursos de formación, circulares y protocolos de actuación a nivel interno, para la
capacitación y preparación de las Unidades Policiales en las labores de asegurar, proteger
y preservar el lugar de los hechos, y establecer normas básicas de bioseguridad para la
actuación general de todas las unidades intervinientes en casos especiales: cadáveres
en descomposición, zonas de riesgo químico/biológico, incendios y explosiones, entre
otros.

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El documento titulado “MÉTODO BÁSICO DE TRABAJO EN EL LUGAR DEL HECHO” (y del
cual nuestro país copió en gran parte su formato y contenido), representa el protocolo
elaborado por la Comisión Interinstitucional, Ministerio Público y Policía Nacional del
Paraguay.

El procedimiento se circunscribe como mínimo a los siguientes pasos:

1. Aproximación al lugar del hecho.


2. Toma de cargo del lugar del hecho.
3. Seguridad y protección del lugar del hecho.
4. Observación e inspección ocular del lugar del hecho.
5. Fijación del lugar del hecho y sus evidencias.
6. Colección de indicios.
7. Inspección final y entrega del lugar del hecho
8. Cadena de Custodia
9. Remisión de las evidencias al laboratorio

El manual no es otra cosa que una recapitulación sobre métodos conocidos por todos,
pero que, por eso mismo, deben ser tenidos en cuenta cada vez que nos encontremos
ante el comienzo de una investigación. El éxito del trabajo dependerá de cuán
firmemente nos aferremos a un método, que no es otra cosa que el camino correcto
para llegar a un fin. De este modo, los pasos posteriores se asentarán sobre un terreno
más firme, y se hará más fácil llegar a un esclarecimiento de lo ocurrido.

En Colombia, los lineamientos para investigar delitos están consignados en el Código de


Procedimiento Penal (Ley 906 de 2004) y como complemento, la Policía Nacional
establece los protocolos para llevar a cabo este tipo de investigaciones, que junto con el
apoyo técnico científico y el conocimiento de los investigadores permiten identificar,
individualizar y judicializar los presuntos autores de un delito. En su ordenamiento
jurídico, toda investigación criminal es dirigida por un fiscal, que realiza –en conjunto
con su equipo de policía judicial– un programa metodológico, el cual es redactado una
vez que se elabora el informe ejecutivo de los actos urgentes; el programa metodológico
es una herramienta de planeación y de direccionamiento de la investigación criminal.
Así, este permite hallar otros elementos materiales probatorios, del mismo modo planear,
ejecutar y evaluar resultados, y permite proveer un marco de referencia para cubrir
todos los aspectos del ilícito.

Fallas en nuestro proceder habitual. Modo en que podrían mejorarse dichos


aspectos.

Es frecuente observar, en más de un caso resonante (Alicia Muñiz, Nora Dalmaso, Alberto
Nisman, etc.) que en el estudio del lugar del hecho se descuidan las normativas básicas
del protocolo federal de preservación de la escena del crimen que depende de la
Secretaría de Seguridad de la Nación. Se tiende a creer que esto sucede por falta de
criterio e instrucción, principalmente en el personal policial a cargo; sin embargo, una
vez llegados el fiscal y/o el juez interviniente, se siguen cometiendo torpezas increíbles,
lo cual genera un panorama francamente desalentador.

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Enumerar las fallas que suelen darse habitualmente durante el análisis del lugar del
hecho es prácticamente imposible, pero como principales podemos citar:

 Ante la sospecha de suicidio, no estudiarlo como si se tratara de un homicidio


 Protección inadecuada de la escena del crimen
 Demasiados Agentes y personal no autorizado, presentes (contaminan la escena
y las posibles evidencias)
 Falta de organización y de comunicación antes de ingresar a la escena del crimen
 No utilización de la vestimenta adecuada para no contaminar o destruir evidencia
en el Lugar del Hecho o Escena del Crimen (esto no sucede por falta de recursos
en muchos casos, o por incomodidad o falta de costumbre en otros)
 Comer, fumar, beber dentro de la escena
 Levantar o tocar las evidencias antes de que se efectúen los croquis, vistas
fotográficas y anotaciones
 No tomar notas adecuadas y referencias
 Mover el cuerpo innecesariamente antes de tomar imágenes y hacer croquis, y
no dejarlo asentado
 Utilizar el mobiliario del lugar del hecho (teléfonos, vajilla, etc.)
 Muchos agentes trabajando la misma escena
 Falta de organización y comunicación
 Hablar durante la videofilmación (cuidado con lo que se dice)
 Levantamiento y embalaje inadecuado de evidencia
 No examinar la zona en búsqueda de testigos
 Pobre manejo del interrogatorio a los testigos
 Prisa al momento de investigar la escena
 Filtración de información
 Precipitación en el desarrollo de teorías sin agotar todos los ángulos posibles
 Cantidad insuficiente del material remitido
 Fallas en la selección del material
 Fallas en la conservación o remisión de las muestras al laboratorio (en un
resonado caso, las muestras recogidas por un equipo de genética forense,
permanecieron durante meses en el cajón de un escritorio)
 Discrepancias en la dirección o distancia de los disparos, no establecer el ángulo
de arribada del proyectil sobre la piel y/o confusión en orificios de entrada o
salida
 Omitir el examen de las ropas; no conservarlas
 Guardas evidencias húmedas o mojadas en bolsas plásticas comunes
 Tomar el arma por la empuñadura o sin guantes, o con un pañuelo, o colocando
un lápiz en la boca de fuego
 Falta de cuidados en el rescate del proyectil
 Redacción confusa del acta, o errónea
 Ubicar la posición de víctima y victimario tomando como referencia exclusiva la
trayectoria intracorpórea del proyectil
 No preservar las manos con bolsas de papel
 Arriesgar diagnóstico de causa, manera y data de muerte, antes que se haya
completado el estudio de autopsia
 Fallas en la cadena de custodia

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 Manipulación excesiva durante la cadena de custodia; aunque cada persona que
accede a la evidencia firma, sella y vuelve a ensobrar, es probable que parte de
la evidencia pueda “perderse” o modificarse en el camino, en forma deliberada o
intencional

Básicamente, el modo en que podrían mejorarse dichos aspectos es cumpliendo los


protocolos. Pero para ello es necesario que todo el personal implicado esté debidamente
capacitado, entrenado y actualizado sobre las normas y procedimientos. Que se
dispongan los mecanismos de control necesarios y las sanciones que deban ser aplicadas
en cada caso.

En la Argentina rige el documento que emite el Ministerio de Justicia de la Nación, en el


que se detalla minuciosamente cómo se debe proceder en una escena. Por ello es
fundamental hacer hincapié en que en que se debe respetar el orden lógico y científico
del procedimiento que se recomienda y no desviarse del mismo, pues si se parte de una
premisa falsa, por más que el razonamiento sea correcto, el resultado será totalmente
erróneo.

Características generales del lugar del hecho en el tipo suicida, accidental y


homicida:

1. Algunos indicios a constatar en un suicidio:


Antecedentes, tentativas anteriores, problemas depresivos, económicos, rupturas
familiares, jubilación, existencia de notas o cartas, puerta cerrada de adentro, sin signos
de lucha, orden en los ambientes, cuerpo frente a un espejo, no hay herida de defensa,
espasmo cadavérico, escena ordenada, las ropas están primero descubiertas o separadas
antes de producir la herida de muerte.

2. Algunos aspectos a observar en un homicidio:


La falta del arma, pero se debe excluir el robo y la movilidad de la víctima, botones
soltados, ropa desgarrada, heridas de defensa, desorden, cuerpo maniatado, naturaleza
y extensión de las heridas. Ubicación.

3. Algunos aspectos en una muerte accidental:


Las heridas se ubican en cualquier parte del cuerpo, los indicios indican acciones
comunes hasta que se desencadena el hecho, el elemento causante debería estar en la
escena. No suele encontrarse desorden en los ambientes, y es muy frecuente hallar el
kit de limpieza cerca.

67
Cuadro comparativo de características “típicas” observadas en el Lugar del Hecho, según la manera de
muerte.

68
3- Exploración, recolección y protección de los indicios más importantes en
las muertes violentas por proyectil de arma de fuego:

Suicidio versus homicidio: aspectos relevantes al examen inicial del cadáver


en el lugar del hecho

La posición en que se ha encontrado el cuerpo es muy importante; el suicida por lo


general se ubica cómodamente acostado o sentado, y en ocasiones, frente a un espejo
(Signo del Espejo). Por tanto cobra importancia capital una correcta comprobación de la
ubicación del arma y su relación con el cuerpo. Encontrarla en la mano de la víctima no
es tampoco dato seguro para hablar de suicidio; aunque suele tener mayor significado
la tenacidad y fuerza invencible con que está empuñada (Espasmo cadavérico),
fenómeno muy infrecuente pero categóricamente esclarecedor, porque ha fijado una
actitud vital, imposible de ser provocada artificialmente post mortem por una tercera
persona.

Merece una mención especial el “signo del espejo”. Para la psiquiatría clásica, la
identidad del yo, que hace que nos sintamos idénticos a pesar del paso del tiempo,
puede alterarse en la esquizofrenia; el hombre esquizofrénico al hacer irrupción su
enfermedad, vivencia su yo transformado, distinto al anterior; así, en las fases iniciales
de la enfermedad se ha descrito el signo o síntoma del espejo (A. Delmas), que consiste
en que el sujeto se observa repetidamente en el espejo tratando de comprobar si sigue
siendo el mismo. Una de las primeras descripciones sobre este signo la formuló Lacan.
El texto de Lacan sobre el estadio del espejo está fechado en 1949, y dice: “El estadio
del espejo es un drama cuyo empuje interno se precipita de la insuficiencia a la
anticipación; y que para el sujeto, presa de la ilusión de la identificación espacial,
maquina las fantasías que se sucederán desde una imagen fragmentada del cuerpo hasta
una forma que llamaremos ortopédica de su totalidad, y a la armadura por fin asumida
de una identidad enajenante, que va a marcar con su estructura rígida todo el desarrollo
mental”. Es una manifestación típica de la esquizofrenia, donde el afectado tiene
sensaciones crecientes de sentirse extraño a sí mismo. Estas sensaciones de cambio,
pueden notarse a nivel físico, gestual e incluso mental. Uno de los comportamientos más
habituales es el conocido como signo del espejo, donde el afectado pasa horas frente al
espejo, examinándose para ver si ha cambiado. Puede llegar a la pérdida de identidad,
acompañada de grandes angustias. Es un "nuevo estar en el mundo", que no identifica
con su anterior. Pudiendo llegar así a ideas delirantes de aceptación de un personaje. La
despersonalización, aunque generalmente se desencadena con la esquizofrenia, puede
surgir también en algunas histerias, neurosis, lesiones cerebrales, intoxicaciones por
consumo de drogas, etc.

“No debemos olvidar que lo que el espejo nos ofrece no es otra cosa que la imagen más
fiel y al mismo tiempo más extraña de nuestra propia realidad" decía Ana María Matute
(novelista española). "La imagen que ves en el espejo cuando te miras no eres tú, es
como un doble de ti. De hecho, si te fijas, verás que tu imagen está invertida. Luego si
esa persona no es del todo tú, quizá puedas hablar con ella". Así comienza Jesús J. de
la Gándara, psiquiatra y escritor, su post sobre el "síndrome del espejo". Según él mismo
lo define el "síndrome del espejo" es el cúmulo de sufrimientos y enfermedades que se

69
derivan de la distorsión de nuestra propia imagen contra la imagen pública, la aprobación
o la crítica, que tenemos de nosotros mismos.

En la actualidad, el signo del espejo constituye además, un elemento de importante valor


en el estudio de la muerte de aparente manera suicida. El suicida que planea degollarse,
acostumbra a colocarse delante de un espejo para fijar convenientemente la zona del
corte; algo similar (aunque menos frecuente) ocurre con los suicidas que emplean armas
de fuego (como en el caso del Dr. René Favaloro), sea para ubicar correctamente el
arma y darse valor, o para contemplar “la obra”.

Las manos del suicida pueden revelar datos muy importantes, como la sangre o los
residuos de la combustión depositados en la región dorsal, especialmente en los tres
primeros dedos.

La Prueba de la Parafina, Dermotest o Test de González, fue ideada para investigar la


existencia de rastros de pólvora en la mano de quien ha efectuado un disparo reciente,
sea víctima o victimario, porque siempre escapa una cierta cantidad de gases por la
parte posterior del arma; para ello se empleaba clásicamente el Dermotest, utilizando
parafina blanca, químicamente pura, que se aplicaba a modo de guante; dicho molde,
al ser desprendido de la piel, lleva adheridas partículas de los elementos nitrados
depositados en las grietas de la epidermis, y los reactivos usuales permiten identificar
su presencia (difenilamina, brucina, etc.). Sin embargo esta prueba tiende a estar en
desuso, debido a sus resultados discontinuos. Cualquiera sea el tipo de arma empleado
casi siempre habrá un depósito de pólvora (no incrustada) sobre la mano del tirador.
Toda manipulación innecesaria sobre las manos del cadáver, desplazará las partículas
negativizando la prueba, del mismo modo que una huella digital se borra por simple
frotamiento. También existen falsos positivos cuando no hubo disparo, determinados por
sustancias oxidantes que reaccionan en forma similar a la pólvora (contaminación con
productos nitrados como fertilizantes, cenizas de cigarrillo, algunos cosméticos, orina,
blanqueadores, detergentes, etc.). Por lo tanto:

 En caso de prueba positiva: no puede rechazarse la posibilidad del disparo,


aunque tampoco otorga absoluta certeza. Una prueba de parafina positiva no
indica necesariamente que la persona haya disparado un arma de fuego. La
presencia o ausencia de residuos compatibles con los provenientes del disparo
de arma de fuego en las manos de un sospechoso, no puede ser usada como
único elemento de vinculación con el hecho, no debiendo ser utilizada como
diagnóstico diferencial entre suicidio y homicidio (Conclusiones del 1er. Seminario
Nacional de Balística Forense, realizado en Porto Alegre del 20 al 25 de octubre
de 1996, reunidos más de quinientos peritos de Brasil, Argentina, Paraguay,
Uruguay, Perú y Chile).
 En caso de prueba negativa: no se puede excluir el borrado eventual de la huella;
las fallas dependen, en gran medida, del insuficiente entrenamiento del personal
que acude al lugar del hecho. Asimismo, una prueba de la parafina negativa no
indica necesariamente que la persona no haya disparado un arma de fuego. Esta
prueba no detecta la existencia de pólvora, sino que aplican sobre cualquier
sustancia oxidante, en especial y de acuerdo con los reactivos, a fin de verificar

70
la presencia de Nitratos (NO3) o nitritos (NO2). (Rafael Moreno Gonzales: Breve
examen crítico de las técnicas aplicadas para determinar la autoría del disparo
de armas de fuego, de la presunción a la certeza. XI Jornadas sobre Justicia
Penal. La situación actual del sistema penal en México. 3 de diciembre de 2010.
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. México).
 No se puede usar en cadáveres, aunque sean recientes, por los componentes de
la descomposición. Y no es conveniente tomar una muestra después de 1 hora,
de sucedido el hecho.
 Los resultados de la prueba son colorimétricos y no se puede hablar de resultados
porcentuales.
 La parafina debe estar sin contaminación, se debe derretir en envases de los que
se tenga seguridad de no contener nitritos, y por fin no debe ser contaminada
con fogones precarios y sucios de carbón o leña, proclives al acceso de gran
cantidad de substancias nitradas y oxidantes. Y finalmente, en el Primer Coloquio
de Policía Científica de la Organización Internacional de Policía Criminal
(INTERPOL), realizado en París del 4 al 9 de diciembre de 1963 la “Prueba de la
Parafina” fue desechada por no resistir su revalidación con los modernos métodos
y los nuevos criterios científicos.
 En la actualidad, tal como lo recomienda, entre otros autores, el criminalista
Domingos Tochetto, se indica que los residuos inorgánicos deben ser
recolectados mediante el uso de cinta adhesiva de doble faz, a los fines de
efectuar su estudio mediante el empleo de equipos especiales de última
generación tal como la microscopía electrónica de barrido (este punto será
desarrollado más adelante).

Debe examinarse también el espacio interdigital comprendido entre el pulgar y el índice,


especialmente en el caso de armas semiautomáticas; la prehensión inadecuada, por
nerviosismo o falta de experiencia en el manejo del arma, expone el tegumento de la
zona al roce que el retroceso del martillo o el reborde inferior de la corredera producen
contra la armadura; esto suele provocar en esta zona, una impronta excoriativa muy
característica, descripta por el Maestro Raffo, y que los tiradores deportivos suelen llamar
“mordedura de corredera”.

Vincent Di Maio afirma que en las heridas por contacto en el cráneo de suicidas, las
personas tienden a usar su mano dominante para apretar la cola del disparador,
sosteniendo firmemente la boca de fuego contra la cabeza con la mano NO dominante;
esta sería la excepción, no la regla, pero debe ser tenido en cuenta.

71
Apergaminamiento y marca de la trama de la culata. Disparo con pistola automática 9mm; mano
ejecutora. Tomadas de Suicidio por Armas de Fuego, hallazgos típicos y atípicos, de J. Blanco Pampín.

De este modo, en la mano opuesta del suicida pueden encontrarse rastros de pólvora,
quemaduras e inclusive contusiones (heridas de rozamiento o fricción), cuando con ésta
mano sostiene el cañón apuntando hacia la zona elegida, con el objeto de asegurar la
puntería.

De este modo, si bien el proyectil sale disparado hacia adelante produciendo daños
letales, la corredera empuja violentamente hacía atrás, y puede producir daños en las
manos de quién la empuña (inclusive en la mano opuesta a la que empuña el arma), si
este lo hace inadecuadamente, o de manera atípica. Siendo estos rastros en
consecuencia, una prueba importante que indica que el occiso fue quién empuñó y
disparó el arma (hipótesis de Suicidio).

Herida de rozamiento o fricción (mordedura de corredera) en mano no dominante. Véase el detalle dentro
del círculo.

72
En los suicidios con armas de fuego largas como escopetas o fusiles, es muy importante
el examen de los pies, ya que debido a la gran longitud del cañón, el sujeto se ve
obligado a sentarse (“signo de la silla”) o acostarse; aboca el arma a la región
submentoniana y se descalza para presionar el disparador con el dedo grueso del pie, o
sujetando el gatillo con alambres o cordones para traccionarlo a distancia. También
puede enlazar el gatillo con un cordón, fijando los extremos con ataduras a ambos
tobillos, y efectuar el disparo al extender las piernas. En todos los casos es casi constante
hallar el arma entre las piernas de la víctima. El uso de armas improvisadas o de
fabricación cacera, las armas antiguas y en desuso, o cualquier dispositivo o artificio
extravagante y complicado, indican suicidio.

Es un criterio clásicamente aceptado el hecho que el suicida no suele dispararse a través


de las ropas, separando al menos, el primer plano de las prendas. Pero no olvidar que
esto puede no ocurrir en caso de disparo accidental.

Principales pruebas e indicios en estos casos: Técnicas de recolección de la


evidencia.

a) Huellas dactilares en el lugar del hecho:

Las huellas que podemos encontrar en el lugar del hecho, y que podrán en gran medida
corroborar la presencia de 1 o más individuos en la escena, orientando hacia el tipo de
muerte violenta en éstos casos, se dividen, clásicamente en visibles y latentes.

Las huellas digitales visibles son percibidas a simple vista en el soporte que las contiene,
como las que dejan los dedos sucios o ensangrentados al contactar con los objetos de
una habitación. Las huella visibles raramente son claras, la materia colorante se
introduce en los surcos cuando el sujeto presiona contra el soporte, y las crestas
papilares de desdibujan o borronean; resulta entonces muy difícil discernir con certeza
acerca de sus puntos característicos (clásicamente con 12 puntos característicos, existe
correspondencia). Estas huellas no necesitan revelarse. Directamente se fotografían.

Las huellas digitales latentes conservan sus más ricos matices identificatorios si asientan
sobre soportes lisos no absorbentes, y a la inversa, cuando el objeto carece de éstas
condiciones. La perspiración es constante, y el contacto de los dedos con los objetos
deposita en ellos el sudor que emana de los orificios sudoríparos ubicados en las cúspides
de las crestas papilares, reproduciendo exactamente su dibujo. Grasa y sudor se
trasladan de la piel a la superficie contactante. La hiperemotividad que aumenta la
sudoración, y la adición de polvo o grasa provenientes de las armas, pueden ser
reveladas con técnicas adecuadas y, en ocasiones, pueden verse directamente a la luz
rasante con la ayuda de una linterna eléctrica.

Los reveladores actúan por mecanismo físico, adhiriéndose al material sudoríparo


excretado. Los hay gaseosos, líquidos o sólidos, que son los utilizados cotidianamente.
Son polvos finísimos que “revelan” la figura de la huella. El color del polvo empleado
debe contrastar, obviamente, con el color del soporte, detalle fundamental para que la

73
reproducción fotográfica resulte de real valor comparativo con las huellas de un
dactilograma.

Las huellas encontradas en el lugar del hecho se estudian en el gabinete policial y allí
deben llevarse, pero hay que proteger la evidencia que se ha localizado en el lugar del
hecho, cuando se cumplen también otras diligencias relacionadas con el caso que se
investiga. Dos eventualidades deben ser tenidas en cuenta después: transportar el
objeto o transportar la huella, cuando aquél no puede ser movilizado (puertas, paredes,
muebles, etc.).

Para proteger la huella en el lugar del hecho, basta con señalizar su ubicación, o aislarlas
con ingenio improvisando un “microambiente” que las preserve de todo contacto; se
pueden cubrir para ello con cajas de tamaño adecuado, o se confecciona una “tienda”
con tela impermeabilizada, que asegure el aislamiento.

Los objetos deben ser manipulados por aquellos extremos de donde habitualmente no
debieron haber sido manipulados, siguiendo los criterios de la lógica. No es recomendado
“empaquetar” el objeto para su traslado, como ser envolver un arma con un pañuelo.
En los objetos que deben ser trasportados, es fundamental evitar fricciones. El embalaje
varía según las circunstancias, pero en la mayoría de los casos se logra
satisfactoriamente apelando al ingenio.

b) Citología sobre el proyectil y la ropa:

Si un proyectil atraviesa un cuerpo o blancos intermedios, o rebota en una superficie


dura, fragmentos de tejido o material del blanco pueden adherirse o incrustarse en el
proyectil. Recobrar e identificar material extraño del proyectil puede ayudar a determinar
los órganos o el objeto intermedio perforados, o demostrar que se trataba de un proyectil
de rebote. Material no orgánico (como por ejemplo aluminio de un marco de ventana
perforado) y astillas de hueso pueden ser identificados por el método SEM-EDX. Tejidos
y órganos pueden ser determinados por medios citológicos aún en cantidades muy
pequeñas. En numerosas preparaciones histológicas, depósitos negros (representados
por hollín o restos del cañón) se encuentran presentes, independientemente de la
distancia de tiro; si el proyectil hubiera perforado la ropa, se hallarán comúnmente fibras.

c) Determinación del ADN en el tejido adherido a los proyectiles:

Un proyectil encontrado en el lugar del hecho puede ser relacionado con el individuo
específico a través del cual el proyectil ha pasado, por medio del examen del tejido
depositado en el proyectil. El tejido puede ser removido x raspado; el ADN puede ser
replicado y conseguir de este modo la huella digital del ADN (por análisis de duplicado
de pares o STR), que puede ser estudiada por comparación con la huella de ADN del
individuo a través del cual se sospecha que el proyectil ha pasado.

74
d) Huellas digitales en el arma:

Es muy raro encontrar una huella digital identificable sobre el arma de fuego,
especialmente, en un arma de puño. Solo una pequeña área de la superficie es apropiada
para dejar huellas, y la retracción del arma hace que los dedos se deslicen y produzcan
manchas de tizne. Con relativa frecuencia pueden observarse huellas parciales. Sin
embargo, sí pueden identificarse huellas digitales de las vainas servidas de los cartuchos.
Las vainas expulsadas en el lugar del hecho deberían ser colectadas de tal manera de
preservar las huellas que podrían encontrarse en ellas.

e) Documentos, voces grabadas, vídeos:

La mayoría de las personas que comenten suicidio con un arma de fuego, como las
víctimas suicidas en general, no dejan nota; las notas son dejadas sólo en
aproximadamente el 25% de los casos. Por lo tanto, la usencia de una nota no implica
que la muerte no haya sido un suicidio. Contrariamente, la presencia de una nota suicida
en la escena deberá ser tomada con mucha cautela. Solo luego de la pericia
correspondiente podremos afirmar la correspondencia entre la autoría de la misma y la
víctima en cuestión, que nos orientará hacia un suicidio.

Parece indudable que el análisis de este tipo de rastros es muy valioso para la
determinación de la manera de muerte. Documentos escritos, mensajes de texto,
correos electrónicos, cámaras de seguridad, etc., nos pueden indicar estado emocional
y psicológico, organización del sujeto. Los vídeos pueden aportar además datos físicos
del agresor si hubiera, modus operandi, relación con la víctima, etc.

Esta lista no pretende ser absoluta. En la práctica se deben valorar todos los indicios
localizados en la escena del crimen, no solo los datos o resultados forenses, sino además
estar al tanto de cómo se relacionan con la escena del hecho, dónde aparecen, posición,
estado, pruebas realizadas y no realizadas, etc. Para ello es indispensable tener
profundos conocimientos sobre las prácticas forenses que se realizan en el lugar del
hecho, así como en los laboratorios criminalísticos, sobre los resultados que pueden
aportar los mismos, y la interpretación que se puede hacer sobre los datos obtenidos.

f) Remisión del arma y evidencia balística al SAIB (Sistema Nacional


Automatizado de Identificación Balística):

El Sistema Automatizado de Identificación Balística tiene como finalidad generar una


identidad de cada evidencia balística, almacenar esta identidad en una única base (Base
Central Nacional de Evidencia Balística), y analizar si esa identidad ya fue incorporada
anteriormente, pudiendo de este modo vincular distintos hechos delictivos como
consecuencia de la utilización de las mismas armas y brindar esa información a los

75
responsables de su investigación. Permite de este modo encontrar relaciones que
posteriormente deben ser ratificadas mediante la intervención de las áreas técnicas
respectivas, que deberán confirmar mediante el análisis de la evidencia física los
resultados arrojados por el sistema. Por lo tanto, el SAIB no constituye una instancia
pericial con valor probatorio, sino que es un soporte al proceso investigativo.

Los laboratorios responsables de las pericias de la evidencia balística, designados por la


autoridad judicial competente, deberán remitir dicho material para su procesamiento por
parte de las Unidades de Generación de Códigos, siguiendo los criterios que se describen
en el “Protocolo para la remisión de la evidencia balística al SAIB''' elaborado por el
Ministerio de Seguridad de la Nación.

Un dato importante es la indicación, en dicho protocolo, de individualizar numéricamente


con marcador indeleble o etiqueta autoadhesiva los grupos de identidad sobre el cuerpo
de las vainas y/o proyectiles y/o fragmentos a remitir. Dicha individualización es endeble,
ya que tanto el marcador como la etiqueta pueden ser fácilmente adulterados. Antes de
la incorporación de este protocolo, algunos peritos solían imprimir una marca con un
objeto punzante en la coleta del proyectil (como el Dr. Raffo, que imprimía con un sello
una “R”, para “marcar” de algún modo los proyectiles recuperados que él enviaba a
balística).

En el caso de los proyectiles, deben individualizarse en la parte plana de la base, dado


que el resto de su superficie es de utilidad para una eventual identificación posterior.
Con relación a las vainas, la inscripción debe estar en el cuerpo de la misma (pared
cilíndrica). Los blindajes o fragmentos, por su parte, deben ser individualizados en el
interior, es decir, donde no tengan campos ni macizos visibles.

Como contenedores de la evidencia se utilizarán SOBRES PLÁSTICOS de suficiente


densidad para evitar su rotura o rajadura, los que estarán cerrados por un film adhesivo
protector que impida su apertura, de modo de evitar toda maniobra tendiente a alterar
la prueba. Si resulta necesario utilizar más de un sobre para el material de una causa,
se los debe remitir dentro de una caja precintada, la que tendrá adjunto el formulario
denominado “Formulario de remisión de evidencia para ser cargada en SAIB” y la planilla
“Hoja de ruta”.

Previo a la remisión de las armas de fuego (siempre en caso de que el laboratorio no


cuente con un dispositivo de recuperación), los peritos intervinientes deben establecer
si se encuentran en condiciones de uso. Si las armas de fuego no están en condiciones
de ser disparadas, no deben ser remitidas a la Unidad de Generación de Códigos. En
caso contrario, deben ser remitidas descargadas.

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4 - Estudio de las manchas de sangre en el lugar del hecho y su importancia
en la determinación de la dinámica de la muerte:

Israel Castellanos en su libro “La sangre en policiología” recitaba: “El asesinato, el


homicidio, tan profundamente difundido, que el cálido líquido purpurino, mantenedor de
la vida del hombre, no cesa de brotar, correr y manchar. Por la superficie del cuerpo
herido, a través de los vestidos, sobre la cama y el piso, entre el césped y la tierra, se
desliza e infiltra la sangre salida de los vasos seccionados por el elemento perforo-
cortante o el arma de fuego portátil empleada por el victimario. La hemorragia producida
por la lesión mortal, sangre salida por la certera herida, más o menos copiosa, escribe
con signos escarlatas sobre la piel, la tela, la pared, los muebles, el pavimento, etc. El
hecho criminal, su desenvolvimiento y mecanismo. Las salpicaduras, las gotas, el
lagunato de sangre indican el atentado a una existencia y el sitio donde tuvo lugar. La
brutal actividad de la mano criminal, armada de un palo, cuchillo o revólver, al conjuro
de las pasiones desenfrenadas del matador, dejan siempre en el ambiente una estela
biológica perdurable: la sangre”. Agregaría simplemente, que en el suicidio por arma de
fuego este patrón se repite, aunque en cada caso particular tendrá una gráfica
absolutamente distinta.

Así como cadáver y lugar del hecho forman un binomio inseparable, la sangre es el
elemento que habitualmente los acompaña. Pero no siempre es posible encontrarla, no
porque no exista, sino porque pudo proyectarse en finísima salpicadura o haberse
intentado hacerla desaparecer. No solo se busca sobre el cuerpo de la víctima; la mancha
puede hallarse en el piso, muebles, paredes, techos, u otros objetos que hayan tenido
relación con el delito, como el arma empleada.
Tras inspeccionar estos lugares con luz artificial y con lupa, debe realizarse con luces
oblicuas de linternas, que resaltan el brillo de las zonas maculadas, cuando el soporte es
opaco. El vestigio hemático exige siempre una búsqueda meticulosa, ingenio y paciencia
por parte del perito, porque demostrar que es sangre, y que es humana, es obtener
desde el inicio, importante prueba indiciaria. En las armas de fuego utilizadas a la manera
de porra, pueden observarse restos hemáticos en la boquilla del cañón y en el reborde
posterior de la armadura. Cuando se estudian los muebles, interesan las ranuras de las
maderas e interiores de los cajones; cuando se sospecha que el piso ha sido lavado, la
exploración va dirigida a las juntas de los mosaicos. Sobre el cadáver deben examinarse
exhaustivamente las manos, dorso y palma, y regiones periungueales.
En caso de homicidio, la reacción instintiva del homicida es lavarse las manos. Es de
buena práctica examinar recipientes de desperdicios y su contenido, y en el baño, la
manija de la puerta, las canillas, esponjas, jabones, cepillos y toallas, la rejilla de la pileta
y el agua contenida en el caño del desagüe, quitando el tapón de la curvatura y
recogiendo el agua en un vaso limpio de boca ancha.

Habitualmente las manchas de sangre son fáciles de reconocer; habrá que estudiar su
forma, número, color y dimensiones, ilustrando la descripción con fotos y dibujos. Esto
permitirá recoger datos relacionados con la posible intervención de terceros o no, y en
caso de sus sospecha, la posible posición víctima/victimario, existencia o no de lucha

77
previa a la muerte, movimientos posibles durante la agonía, o huellas de cambio de
posición o arrastre del cuerpo.

Las manchas de sangre tienen distinto aspecto según la data y la naturaleza del soporte
en que se encuentran. La recientemente derramada es color rojo brillante, coagula en
minutos, se deseca en horas, adquiriendo un tono café, y se vuelve negra con el
transcurso de los días (debido a la transformación sucesiva de la hemoglobina en
metahemoglobina y hematina ácida). De las permeabilidad del soporte depende el
espesor y forma de la mancha; así, cuando cae en sustrato poco absorbente, conserva
su forma característica, mientras que en ropas y tejidos penetra variando espesor,
contorno y color. Ya secas forman costras sobre elevadas, escamosas y brillantes,
resquebrajadas, símil lacre. Las condiciones ambientales son capaces de enmascarar su
fisionomía. El lavado de una prenda en forma imperfecta puede dejar rastros
demostrables, como la periferia de una zona maculada. El empleo repetido de jabones
y aerosoles modernos, suele anular el valor identificatorio de la pericia.
Ahora bien, en los tratados de medicina legal se suela dar una gran extensión al estudio
altamente especializado de la sangre, que se realiza en la intimidad del laboratorio, y
que por sus técnicas e instrumental están fuera del alcance del médico forense. Para
éste, como para el médico perito en el lugar del hecho, tiene mayor interés y relevancia
el estudio de la apariencia y distribución de la sangre, por la abundante información que
puede suministrar a la instrucción criminal.
El aspecto de las manchas “como de haber sido lavadas”, debe poner en guardia al
perito, porque los jabones y ácidos modifican las características estructurales de los
componentes de la mancha, dando lugar a causas de error. En estos casos, así como
sobre superficies oscuras donde las manchas se visualizan mal, se hace necesario
emplear el reactivo de luminol para hacerlas aparentes, por luminiscencia. Este reactivo
tiene la ventaja de que no altera la mancha, por lo cual una vez visualizada puede
seguirse con ella la marcha analítica ordinaria (fotografía, toma de muestra, análisis
ulterior en laboratorio).
El luminol es un reactivo orgánico que sirve como reacción de orientación para la
determinación de sangre. El complejo produce luminiscencia al reaccionar con peróxidos
en presencia del hierro como catalizador. En argentina se comercializa en tabletas, listo
para diluir en agua preferentemente destilada (Bluestar a $420 por unidad). Cada sobre
permite obtener 125 ml de solución de luminol para investigar manchas de sangre
lavadas con o sin detergente, en diversas superficies, pulverizando la solución con spray.
El producto una vez abierto y disuelto dura 30 días para ser utilizado si se guarda en las
condiciones adecuadas de conservación (ambiente seco y poco iluminado). No se
requiere de ningún elemento que irradie iluminación UV ya que las manchas hemáticas
son reveladas por sí mismas, al entrar en contacto con la mezcla preparada del reactivo.
No requiere oscuridad absoluta para ser visible, y permite obtener fotos de buena calidad
con cámara y película común y corriente. No altera el ADN y permite análisis
subsecuentes de ADN y de ABO. Trabaja tan bien en sangre fresca como en manchas
de sangre muy antiguas o alteradas, puras o diluidas.
En condiciones experimentales, recientes trabajos indican que la presencia de un
contaminante puede impedir detectar la sangre presente en una muestra. Y esto puede
ocurrir incluso en muestras con alta concentración en sangre. Todos los reactivos de

78
orientación con los que se ha trabajado, excepto el Luminol, han dado casos de falsos
negativos. Este reactivo ha dado resultados también positivos sobre muestras sometidas
a lavado. Permite detectar y delimitar las zonas donde aún quedan restos de sangre que
a simple vista, no se observan.

Prueba para revelado de manchas hemáticas lavadas, con reactivo de luminol

Otro dato ya conocido sobre el Luminol es que su aplicación sobre la muestra no


interfiere en las pruebas de ADN que posteriormente se realicen sobre ella. Este reactivo
es de uso muy frecuente en los Estados Unidos, sin embargo, curiosamente en España
y Argentina su utilización es muy restringida si no nula. Quizá a la vista de los resultados
que se van obteniendo sobre su rendimiento, su uso como reactivo de orientación
debería replantearse.

Clasificación de las manchas de sangre:

Simonin e Israel Castellanos son autores de dos de las clasificaciones más útiles que se
emplean a nivel internacional para evaluar la dinámica de un hecho criminal y efectuar
la reconstrucción del mismo.

Siguiendo a Simonin, según su mecanismo de producción, se pueden distinguir los


siguientes tipos:

 Manchas por proyección: tienen lugar cuando la sangre sale proyectada con
cierta fuerza viva, bien describiendo una curva parabólica o bien en caída libre
(gota, salpicadura). Se produce el lanzamiento de sangre a distancia y en varias

79
direcciones por diversos mecanismos como ser un instrumento que se sacude
con violencia, un charco de sangre que se pisa, o una cabeza ensangrentada
que se golpea. También pueden producirse por un reguero que escurre y
gotea, cayendo la sangre desde cierta altura.

Cuando la sangre cae perpendicularmente sobre una superficie, produce una mancha
redondeada, cuyo aspecto dependerá de la cantidad de sangre que forma la gota (y esto
influye más que la viscosidad de la misma, según trabajos de Mac Donnell), la altura de
la caída (a baja altura tiene forma de disco redondeado, a mayor altura el diámetro
aumenta y el borde es irregular con destellos y pequeñas gotitas satélites), y la superficie
sobre la cual cae (el tamaño y características del contorno están determinadas en gran
medida por las condiciones del soporte; en superficies duras y lisas no absorbentes, se
formarán gotas más circulares; en superficies rugosas o con junturas, las manchas serán
más irregulares, con gotitas satélites).

Si la gota es proyectada oblicuamente, incide sobre el plano en un ángulo agudo, por lo


que la marcha se alarga en el sentido de la dirección. Según este ángulo de incidencia,
la velocidad de proyección y la cantidad de sangre, la superficie de la mancha se alargará
más o menos, dibujando en los casos más extremos, una gotita satélite en la punta,
asemejándose a un signo de admiración.

Cuando se encuentren centenares de pequeñas gotas a gran distancia entre sí y en


ausencia de otras de mayor tamaño, debe pensarse en un mecanismo de proyección a
gran velocidad, como un disparo a boca de jarro. Pequeñas gotas alargadas en forma
de signo de admiración, de dirección opuesta o múltiple, sugiere un arma ensangrentada
manejada violentamente; para conocer el lugar de procedencia, basta trazar el eje de
todas las gotas y ver el lugar donde convergen; ahí debe situarse la fuente de proyección.
Unas manchas de proyección en una pared que dejan un espacio “mudo”, o hueco sin
manchar, pueden indicar el lugar que ocupaba el agresor y que interceptó la sangre.
Las manchas de proyección sobre objetos fácilmente transportables, que llevan implícita
la posibilidad de que hayan sido cambiados de sitio, deberán valorarse con suma
prudencia, teniendo en cuenta tal circunstancia.

 Manchas por escurrimiento: la sangre babea, y por concentración de cierta


cantidad, al ir cayendo por acción de la gravedad, forma regueros, charcos, etc.
Su mayor interés radica en que permiten reconstruir los cambios de posición que
haya experimentado el cadáver. El reguero sigue siempre en su dirección la
influencia de la gravedad; regueros opuestos indicarán cambios de posición. Si
un cadáver está en decúbito prono, presenta una herida por proyectil de arma
de fuego en el corazón y tiene un reguero que se dirige a la derecha, cruza el
tórax y llega a la espalda, es que ha sido movido de lugar. Si el charco de sangre
no está debajo del cadáver, sino al lado, indica cambio de posición. Del mismo
modo el reguero puede reconstruir la supervivencia de la víctima, señalando el
recorrido que hiciera después de la agresión. Debe tenerse muy en cuenta que
en numerosas ocasiones, una simple maniobra para poder acceder al lugar donde
se halla el cadáver, cuando éste se encuentra bloqueando el acceso al recinto,

80
puede movilizar al mismo, cambiando la posición original en que había quedado
el cuerpo; lo mismo sucede cuando ingresan al lugar del hecho personas no
relacionadas a la instrucción, como familiares o vecinos de la víctima, o inclusive
el médico asistencial, e intentan algún tipo de maniobra de reanimación.
 Manchas por contacto: cualquier objeto ensangrentado, al contacto con un
sustrato deja una impresión, como huellas de manos, de pies, etc. Tienen
extraordinario interés cuando dibujan huellas de manos o pies, así como cuando
han sido producidas al enjugar un arma para limpiarla.
 Manchas por impregnación: se trata de un mecanismo común a los anteriores, a
los que se asocia. Consiste en la imbibición del sustrato por el líquido. Si el tejido
es absorbente, la sangre lo empapa y difunde por él, dando lugar a manchas
uniformes, circulares y de bordes netos. Las dimensiones que alcancen las
prendas empapadas en sangre puede dar una idea del tiempo que permanecieron
en contacto con la sangre. La existencia de coágulos de sangre en la mancha
indica supervivencia de la víctima.
 Manchas de limpiadura: es un mecanismo mixto entre el contacto y la
impregnación. Cuando se enjuga el arma, las manos en un paño, o un palo con
un trapo absorbente, se producen manchas típicas, de forma rectangular, con
soluciones de continuidad y trazos transversales más densos, y la intensidad del
color decrece progresivamente.

Israel Castellanos en su libro “La sangre en policiología” expresaba con certeza la


importancia de las manchas de sangre y su caída. Las clasifica teniendo en cuenta la
morfología y tamaño de las manchas, en: 1) lago (gran masa de sangre depositada en
el piso o terreno más o menos desnivelado; puede tener o no, arroyuelos de sangre);
2) laguna (depósito de sangre de proporciones más chicas que el lago); 3) charco
(cantidad de sangre detenida en un depresión del suelo o piso); 4) río (curso más o
menos considerable de sangre fresca o coagulada); 5) riacho y arroyuelo (corriente
sanguínea mucho más pequeña que el río).

Así, habla de proyección cuando la sangre ha sido lanzada a distancia, chorro cuando el
líquido hemático sale con violencia, salpicadura cuando la sangre se esparce o sale en
gotitas, rocío cuando el esparcimiento se verifica en gotitas muy pequeñas (Castro
Henriques de Porto emplea la palabra pulverización para significar la reducción de la
sangre a pequeñísimas porciones, por la brisa, el movimiento, etc.), goteado cuando la
maculación tiene lugar por sangre caída gota a gota, e impresión cuando se observa a
simple vista o con lupa la forma o imagen de un elemento o región corporal.

Las gotas formadas por proyección de sangre tienen gran importancia. Si la gota cae
perpendicularmente y la altura de la caída es pequeña, su forma es redondeada (10 cm
aproximadamente); si la altura aumenta, el borde es dentado (30 cm), y si aumenta áun
más, se agregan a la gota madre pequeñas gotitas satélites independientes (120 cm).
Es el llamado goteo estático, que se da en el sujeto inmóvil. Las cifras son estimativas,
y en ningún caso podrán ser tomadas como exactas.

81
Gota de sangre caída desde Gota de sangre caída Gota de sangre pendiente
25 cm de altura sobre un desde 50 cm de altura sobre el mismo plano,
plano horizontal, según sobre un plano según Castro Henriques,
Castro Henriques, de Porto horizontal, según Castro de Porto
Henriques, de Porto

Gota de sangre caída desde Gota de sangre caída Gota de sangre


50 cm de altura sobre un desde 100 cm de altura desprendida de la mano
plano horizontal, según sobre un plano ensangrentada de una
Castro Henriques, de Porto horizontal, según Castro persona corriendo, según
Henriques, de Porto Castro Henriques, de
Porto

Manchas secundarias Charco de sangre con Gota de sangre


producidas por tres gotas salpicaduras sobre el desprendida de la mano
lugar del hecho ensangrentada de otra
persona corriendo, según
Castro Henriques, de
Porto

82
Gota de sangre caída Gota caída en dirección Gotitas secundarias
violentamente con oblicua, con opuestas a la dirección del
ramificaciones periféricas ramificaciones distales sujeto

Gotas caídas oblicuamente Gotas caídas Gotas caídas de arriba


hacia la izquierda, sin gran oblicuamente hacia la abajo, con fuerza, sobre un
fuerza, sobre un plano derecha, sin gran fuerza, plano vertical
vertical de arriba abajo sobre un plano vertical de
arriba abajo

Gotas de sangre Gotas de sangre Gota de sangre cayendo


indicadoras de la dirección señalando hacia donde sobre un plano oblicuo a
en que iba el herido corria el herido 45 grados desde 50 cm de
altura

83
Gotas de sangre caídas Gotas de sangre caídas Gota de sangre cayendo
desde 150 cm de altura desde 150 cm de altura sobre un plano oblicuo a
sobre un plano horizontal sobre un plano horizontal 45 grados, desde 50 cm de
altura

Proyección de sangre Gotas de sangre caídas Salpicaduras sanguineas


arterial caída oblicuamente sobre la producidas por martillazo
verticalmente sobre una pared vertical, sobre un charco
pared de sangre

Salpicadura producida por Proyección de sangre Salpicadura producida por


otro martillazo, dado arterial en dirección martillazo, dado
verticalmente también, oblicua, desde abajo verticalmente, sobre un
sobre un charco de sangre charco de sangre

84
Proyección de sangre arterial sobre una Proyección de sangre arterial sobre una
pared, cerca de la misma, en el sentido pared, mas lejos o distante, en el sentido
indicado por la flecha indicado por la flecha

Trazas sanguíneas por Trazas sanguíneas por Gotas de sangre indicando


gotas cayendo sobre la goteo sobre la pared la dirección en que fue
pared arrojada la sangre

Gotas de sangre caídas de Gota de sangre caída de Gotas de sangre caídas


la mano ensangrentada de la mano de un individuo sobre un plano oblícuo a
un individuo a paso de peso normal 45 grados, desde 100 cm
acelerado de altura

85
Gota sanguínea caída de 1 Gota sanguínea caída de Goteado sanguíneo
mt de altura, estando el 2 mt de altura, estando el producido desde una altura
sujeto de pie sujeto de pie de 3 mt

Gota de sangre caída perpendicularmente Gota de sangre caída sin gran fuerza
desde una altura mayor, sobre un plano sobre un plano vertical, de arriba hacia
horizontal abajo

Modificado de “La sangre en policiologia / Israel Castellanos”

Hay también un goteo dinámico, que se observa cuando proceden de un individuo que
se desplaza; la forma es diferente, porque la gota se alarga, adoptando la imagen de
signo de admiración, señalando la parte más gruesa, la procedencia de la marcha, y la
punta su dirección. El artificio se debe a un fenómeno de composición de movimientos,
por un lado el vertical, debido a la fuerza de la gravedad, y por el otro el horizontal,
debido al avance de la persona; la gota se proyecta casi oblicuamente. La interpretación
de estas cuestiones no autoriza ni permite formular conclusiones apresuradas, siendo
útil solo a modo de guía. Ninguna mancha de sangre es tan característica que solo pueda
haberse originado de una única manera. Un sujeto puede estar inmóvil en un lugar, pero
mover con fuerza la mano o el arma ensangrentada, o la gota rebotar contra un
obstáculo interpuesto, e inducir a conclusiones erróneas. Por eso el maestro Raffo
recomienda siempre el ensayo experimental cuando se plantea la duda interpretativa.
Aun así, jamás podrán reproducirse exactamente las circunstancias del hecho.

Por situación de una mancha se entiende no solo a su ubicación sobre el soporte, sino
la relación de distancia que guarda con el continente y contenido del escenario y,
especialmente, con el cadáver. El número, tamaño y distribución topográfica admiten las
mismas consideraciones.

86
Herbert L. MacDonell es considerado un experto americano en análisis
de salpicaduras de sangre. MacDonell ha escrito y dictado conferencias sobre una
amplia gama de temas de ciencias forenses, y ha sido consultado en varias causas
penales de alto perfil. En 1971, escribió “Flight Characteristics and Stain Patterns of
Human Blood”, el cual fuera publicado por el Departamento de Justicia de Estados
Unidos. Él testificó en el caso de OJ Simpson en materia de pruebas de sangre, y
participó en las investigaciones de los asesinatos del senador Robert F. Kennedy y Martin
Luther King Jr. En estados unidos su interpretación sobre el patrón de manchas de
sangre es empleado hace más de 20 años y no difiere en absoluto con las descripciones
de Simonin y Castellanos.

87
Levantamiento de las manchas y rastros de sangre:

La captación o levantamiento de las muestras hemáticas para ser enviadas al laboratorio


requiere ciertas consideraciones. Si no se dispone de elementos adecuados de
recolección, se deben proteger de igual forma que las huellas digitales. Si la sangre es
abundante y líquida, se recoge con pipeta o cuchara, sin ningún agregado se envasa y
envía al laboratorio, o se conserva en heladera si existe demora.

La evidencia ensangrentada (ropas) jamás se envía húmeda al laboratorio; se deja secar


a temperatura ambiente y se embala cuidadosamente separando las prendas con el
objeto de evitar el roce o contaminación de zonas no maculadas, o la confusión con
sangre de otro tipo que pudiere haber en las muestras. La misma estrategia (secado) se
debe seguir con las pequeñas gotas que se captan con papel de filtro.

Todo soporte transportable se envía directamente al laboratorio, pero si ello no es posible


por hallarse la mancha en paredes, muebles pesados, etc., hay que proceder a
“levantarlas”, rascando con un escalpelo y recogiendo los residuos en tubo de ensayo.

Cuando la zona maculada radica en tejido textil no transportable ni recortable


(alfombras, tapizados), puede procederse a su disolución, colocando por debajo de la
tela un papel de filtro, saturando el área con solución fisiológica, y comprimiendo el papel
hasta lograr su absorción. Si la sangre ha caído en la tierra, ésta se puede recoger en
vasija o frasco de vidrio.

Cuando se recoge sangre fresca y en suficiente cantidad, el problema técnico de su


reconocimiento se simplifica, pero si se trata de un soporte maculado con sangre
envejecida, ésta adquiere tonalidad oscura y la duda se plantea. El diagnóstico individual
de la huella sangrienta presupone demostrar esa naturaleza, es decir, el diagnóstico
genérico, pero también el de su procedencia humana, es decir, el diagnóstico específico.

Aunque en los grandes tratados de medicina legal se le da gran importancia a las


investigaciones analíticas que deben efectuarse en el laboratorio de criminalística, como
ser en primer lugar, el diagnóstico genérico de las manchas (demostrar la naturaleza
sanguínea de las mismas), y luego el diagnóstico específico (especie humana o animal a
la que corresponde la misma), éstos eran en realidad pasos obligados para llegar al
objetivo final que es la identificación (diagnóstico individual: demostrado que la sangre
es humana, determinar a qué individuo pertenece).

Con el advenimiento de la identificación por técnicas de ADN (nuclear o mitocondrial) el


proceso se ha abreviado sustancialmente y de hecho podríamos incluso prescindir de las
etapas previas para ir directamente a la individualización. Otras de las grandes
investigaciones analíticas que clásicamente se efectúan en las manchas de sangre
consisten en diagnóstico de sexo (de quien procede la mancha), así como de la región
anatómica de la cual proviene la hemorragia, y por último la data de la mancha.

88
Backspatter:

Consiste en la expulsión de sangre y tejidos de un orificio de entrada provocado por


proyectil de arma de fuego (OE). Mientras la sangre y el tejido son expulsados por
heridas de salida, este no es el caso de las heridas de entrada. La ocurrencia y el grado
de esta salpicadura dependen de la ubicación anatómica de la herida, la distancia y el
calibre del arma utilizada.

Una herida por contacto en el cráneo, provocada por un arma de grueso calibre, resulta
más propensa a producir este tipo de salpicadura que una herida distante de torso,
producida por un arma de pequeño calibre. La importancia de esta salpicadura radica en
que puede ser encontrada en el arma, en el victimario si lo hubiere, y en los objetos
alrededor.

En las heridas en cráneo existen 3 posibles etiologías para este tipo de salpicadura: la
expansión del gas atrapado subcutáneamente (sólo para heridas de contacto cercano),
la presión intracraneana generada por la cavidad temporaria y las salpicaduras traseras
(corriente trasera de sangre y tejido a lo largo de las superficies laterales del proyectil).

Karger et al. estudiaron estas salpicaduras empleando terneros vivos, a los que se les
disparó con una pistola 9 x 19mm a la cabeza, a contacto fuerte, contacto flojo, 5cm y
10cm de distancia. Se encontraron macro salpicaduras (con un diámetro > 0,5mm) tras
cada disparo, a una distancia máxima de 72 a 119cm, aunque la mayoría se ubicaron
entre los 0 y 50cm. La dirección de las gotitas salientes se encontraba en cada ángulo
posible, resultando en todos los casos una salpicadura semicircular de 180 grados.

En los casos de microsalpicaduras (con un diámetro igual o < 0,5mm), éstas se


encontraban a una distancia máxima de 69cm, aunque la mayoría se ubicaban entre los
0 y 40cm. Las manchas de microsalpicadura tendieron a ser más numerosas que las de
macrosalpicadura.

Las manchas producidas eran exclusivamente circulares o ligeramente ovales, en


contraste con las macromanchas, que mostraron variaciones desde circulares a formas
de signos de exclamación. La dirección de las gotitas salientes, al igual que en el caso
de las macrosalpicaduras, se encontraba en cada ángulo posible, aunque la distribución
de las mismas resultó poco uniforme y asimétrica.

Los artículos y conferencias comúnmente hacen referencia al depósito de gotas de


sangre de alta velocidad (o backspatter) en el dorso de la mano utilizada para disparar
de los tiradores en caso de suicidio. Tal dispersión de gotas puede estar presente no
solamente en la mano que dispara, sino también en el dorso de la mano utilizada
firmemente para sostener la boca de fuego.

89
Backspatter sobre la mano empleada para sostener la boca del arma.
(Disparo de escopeta). Tomadas de Cuadernos de Medicina Forense N24 (abril 2001).

Además de examinar las manos para detectar sangre, de ser posible debe examinarse
el arma supuestamente empleada para establecer la presencia de sangre o tejidos. Es
estudio debe ser visual y bioquímico, y debe tenerse en cuenta que la sangre se hallará
con mayor frecuencia en la cara externa de la boca de fuego, aunque es posible hallarla
dentro del cañón en caso de heridas por contacto.

90
5- Balística: Aspectos forenses.

La Balística es la Ciencia que analiza las armas de fuego empleadas en los hechos
delictivos. Es el estudio integral de las armas de fuego, sus mecanismos, sistemas de
disparo, los proyectiles que disparan y los efectos que producen en tanto sean de interés
de la justicia. Entendemos por balística el estudio de las causas y efectos del proyectil,
en su trayectoria desde la boca de carga del arma de fuego hasta el final de la misma.

Balística forense, es la rama de la Criminalística que se encarga del estudio de las armas
de fuego, de los fenómenos en el momento del disparo, de las vainas percutidas, de los
proyectiles disparados, de la trayectoria de estos últimos y de los efectos que producen,
en base a requerimiento judicial.

Se divide en:

 Balística interior: estudio del proyectil dentro del arma. Es la rama de la balística
que estudia los fenómenos que ocurren al interior del arma desde el inicio del
encendido del propelente (pólvora) hasta la salida del proyectil por la boca de la
misma. Es decir, estudia todos los fenómenos que impulsan al proyectil, así como
el quemado del propelente, la presión gaseosa, el giro y rozamiento dentro del
ánima, etc.

 Balística externa: Estudia el movimiento del proyectil fuera del arma durante el
recorrido por el espacio, es decir desde el momento que sale de la boca del
cañón, hasta la llegada al objetivo pretendido o casual. Su estudio comprende el
de las leyes y fenómenos que modifican el movimiento del proyectil durante su
recorrido en el espacio (trayectoria del proyectil y sus desviaciones, rebotes,
ángulos de incidencia o de llegada, ángulo de tiro, penetración, inclinación) para
la determinación de la posición del elemento agresor (arma) con relación al
elemento agredido (victima), tomando en consideración la gravedad, la
resistencia del aire y los obstáculos que se pueden interponer.

 Balística de efectos, terminal o de arribada: estudio de la penetración de sólidos


por el misil. Estudia los fenómenos que se realizan al llegar los proyectiles a las
superficies de impacto. Se concreta fundamentalmente en la precisión, la
perforación o penetración, el trauma ocasionado, la detención o poder de parada
(Stopping Power) u otros que se pretendan conseguir sobre las superficies de
impacto. También se consideran las heridas o lesiones en el cuerpo de las
victimas el trayecto interno que realiza el proyectil o fragmentos tomando en
cuenta los planos de trayectoria interna (balística de las heridas).

 Balística de las heridas: subdivisión de la balística terminal, relacionada con los


movimientos y efectos que el proyectil tiene dentro de los tejidos. Es la que como
médicos legistas, debemos estudiar en profundidad (balística médico legal).

 Balística identificativa: Es la que se ocupa de establecer una relación de identidad


entre las marcas y lesiones aparecidas en los elementos no combustibles del

91
cartucho (proyectil, casquillo y fulminante) y la parte del arma que ha ocasionado
dichas lesiones fundamentalmente, campos y estrías del cañón y bloque de cierre
percutor extractor, eyector o expulsor, lo que permite realizar comparaciones
entre elementos disparados o percutidos por un arma de fuego para relacionarlas
entre sí.

 Balística operativa: Es el conjunto de técnicas o procedimientos criminalísticos


realizados por personal de peritos en balística, llevadas a cabo en el laboratorio,
escena del hecho y galería de tiro etc., con todas aquellas evidencias e indicios
colectadas, remitidas, y obtenidas u otras compatibles que se puedan utilizar y
que tengan interés balístico, que no se encuentran enmarcados dentro de la
balística interior, exterior, y de efectos e identificativa, facilitando y
complementando de esta manera la realización de los exámenes, inspecciones,
reconstrucciones y estudios que se requiera llevar a cabo para una determinación
en su apreciación, tales como la identificación de carácter técnico y funcional de
las armas y su cartuchería (adaptaciones y modificaciones), la restauración de
números de serie, pruebas de disparos, experimentales, hematología forense del
lugar, estudios de prendas de vestir y todos aquellos procedimientos necesarios
para su adecuada labor.

Tomado de J. Toro Álvarez y J. Nuñez de Arco. La Investigación Criminal Y La Técnica Criminalística.

92
Alcances y características del estudio de la fase Balística de efecto, médico
legal o forense.

Sinonimia: balística de las heridas, balística de efecto, balística terminal, balística jurídica
o médico legal.

Estudia los fenómenos que se realizan al llegar los proyectiles a las superficies de
impacto. Es aquella que estudia las heridas, los efectos en general, destrozos o
fenómenos producidos por el proyectil. Los efectos pueden ser consecuencia de los
siguientes elementos:

 La distancia de los disparos.


 Poder de penetración.
 Destrozos por fragmentación o deformación de los proyectiles.
 Energía.
 Fenómenos de presión hidrodinámica

Una parte de la Balística de efectos es la Balística de las heridas, como resultado de los
proyectiles de las armas de fuego sobre el cuerpo humano. Y el estudio del trayecto
interno que realiza el proyectil o fragmentos tomando en cuenta los planos de trayectoria
interna.

Tomografía computada axial, herida por arma de fuego que atraviesa la línea media de derecha a
izquierda.

93
Un proyectil que se mueve en virtud de su propio movimiento, posee energía cinética.
Esta energía está determinada por su peso y su velocidad. La velocidad juega un papel
mucho más relevante, para determinar la cantidad de energía cinética que el peso,
cuadruplicando la energía cinética al duplicar la velocidad del proyectil. Una vez que
impacta, mientras el proyectil se mueve a través del cuerpo, en su camino golpea y
desmenuza tejido, mientras al mismo tiempo arroja hacia afuera, radialmente, el tejido
circundante al recorrido del proyectil, produciendo una cavidad temporaria,
considerablemente más grande en diámetro, que el proyectil. La combinación del
golpe/choque inicial, el tejido desmenuzado y los efectos de la cavidad temporaria, es lo
que determina la extensión final de la herida. En casos de proyectiles de armas de puño
(las más utilizadas en caso de suicidio) el proyectil produce un camino directo de
destrucción con una muy pequeña extensión lateral dentro de los tejidos circundantes;
o sea, que solo se produce una pequeña cavidad temporal, y como regla general, dicha
cavidad tiene un papel muy pequeño (o ninguno) en la extensión de la herida.

La energía perdida a lo largo de la huella de una herida no es uniforme. Las variaciones


pueden deberse tanto al comportamiento del proyectil como a cambios en la densidad
del tejido mientras el proyectil va a travesando distintos órganos y estructuras. Un
aumento en la pérdida de energía cinética se ve reflejado por un aumento en el diámetro
de la cavidad temporaria. En el músculo, a excepción del sendero que traza el proyectil,
el tejido desplazado por la cavidad temporaria retorna a su posición original; solo un
pequeño reborde de destrucción celular rodea la huella permanente. Contrariamente el
pulmón, con una densidad muy baja y un alto grado de elasticidad, es relativamente
resistente a los efectos de la formación de la cavidad temporaria, que suele ser muy
pequeña y con escasa destrucción de tejido.

Para Vincent Di Maio existe un nivel crítico (cantidad) de pérdida de energía cinética por
sobre el cual la destrucción del tejido se vuelve más grave. Este nivel es distinto para
cada órgano y tejido. Cuando un proyectil excede el umbral de energía cinética, produce
una cavidad temporaria que el órgano o tejido no pueden seguir conteniendo, por
ejemplo, una que exceda el límite elástico del órgano. Cuando se excede el límite
elástico, el órgano prorrumpe. Así, las heridas en el cráneo suelen ser especialmente
destructivas, por la deformación de la cavidad temporaria dentro de la rigidez de la
cavidad craneana, que al ser producidas por proyectiles de alta velocidad generan
lesiones por prorrupción (estallido).

Heridas por proyectil de arma de fuego: revisión del tipo de arma de fuego,
alcance y ubicación, en función a la manera de muerte Suicida u Homicida

Entre 1988 y 2004, la incidencia de suicidios y homicidios por arma de fuego en Estados
Unidos fue relativamente estable, con algunas leves fluctuaciones. En nuestro país,
frente a la crisis del 2001 aumentó el número de homicidios y suicidios por arma de
fuego, mientras que entre 2006 y 2011, ante el plan de recolección de armas en
Argentina, las tasas de suicidios por armas de fuego descendieron notablemente. Las
armas de fuego más comúnmente utilizadas tanto en caso de suicidios como en

94
homicidios fueron las armas de fuego cortas (es decir, revólveres y pistolas). Según un
estudio efectuado por Di Maio et al., más del 70% de las armas empleadas en ambos
casos son revólveres y pistolas, en segundo lugar rifles, y en tercer lugar escopetas (con
porcentajes similares en caso de suicidio y homicidio).

En casos de suicidios, para los 3 tipos de armas de fuego utilizadas, la herida más
frecuentemente observada es de contacto (96% de todas las heridas por arma de fuego
suicidas, independientemente del tipo de arma de fuego), aunque un pequeño pero
significativo número (1 a 3%) son de distancia intermedia.(54) En cuanto a la localización
de la heridas, la cabeza es el lugar más común para suicidas, con mayor frecuencia con
pistolas y rifles, que con escopetas. Las heridas de escopeta son más frecuentes en el
pecho, abdomen, y el cuello (no incluyendo las submentonianas). Heridas fatales en
extremidades son más frecuentes con el uso de rifles. En cuanto a heridas en la cabeza
en particular, las más frecuentes con armas cortas han sido en las sienes, aunque
también esa ubicación es muy frecuentes con armas largas (más por rifles que por
escopetas). Intraoral, frontal, y submentoniano resultaron ubicaciones más frecuentes
en heridas por armas largas (heridas intraorales ocurrieron más frecuentemente con
escopetas que fusiles).

SUICIDIO HOMICIDIO ACCIDENTE


Distancia de disparo 96% contacto Intermedia o larga Contacto o corta
1-3% distancia Menos frecuente distancia
intermedia corta distancia o
contacto
Localización Cráneo Cráneo Cráneo
Tórax Tórax Tórax
Abdomen Abdomen
Pelvis Pelvis
Miembros Miembros
Armas empleadas Cortas Preferentemente Cortas
Largas cortas Largas
Cantidad de Generalmente Múltiples Únicos
disparos únicos

Cuadro comparativo tipo de arma, alcance y ubicación en función de la manera de muerte

En cuanto al estudio de los homicidios, no existen diferencias significativas respecto el


tipo de armas de fuego utilizadas tanto para el homicidio de hombres como de mujeres.
Aunque ambas víctimas de homicidios (masculinas y femeninas) tienden a ser agredidos
en mayor proporción con armas cortas que con fusiles, la diferencia no alcanzó el nivel
de significación estadística en el estudio de Di Maio. Las heridas por escopetas
frecuentemente son de distancia intermedia, más aún que por fusiles o rifles. Las heridas
por rifle eran más a menudo distantes, en comparación con armas de puño o escopetas.
Las víctimas de homicidio por armas cortas son más propensas a recibir múltiples
disparos. Heridas homicidas en la cabeza ocurren con similar frecuencia para todos los

95
tipos de armas de fuego. En el pecho y abdomen, las heridas ocurren más a menudo
por el empleo de rifles o escopetas, que con el uso de armas de mano.

A diferencia de los suicidios, donde los estudios internacionales muestran una amplia
variedad en el tipo de armas que con mayor frecuencia se emplean según el país (lo cual
varía significativamente según la disponibilidad de los distintos tipos de armas por
región), en materia de homicidios las armas cortas siguen siendo las más utilizadas; esto
estaría determinado por la facilidad de su uso, y la capacidad para ser ocultadas
fácilmente.

Independientemente del tipo de arma de fuego empleada, los estudios han demostrado
consistentemente que las heridas de contacto son las que se observan con mayor
frecuencia en caso de suicidio. Además, las mujeres tienden a usar armas cortas más a
menudo que armas largas para suicidarse; esto puede ser debido a que la mujer no tiene
deseos de “desfigurarse” utilizando un arma larga con efecto más destructivo.

Las víctimas de homicidio por armas cortas son más propensas a sufrir múltiples heridas
por proyectil, que las víctimas de armas largas; esto quizá se deba a la naturaleza de las
armas cortas, que tienden a ser producir lesiones menos letales que las armas largas.
De este modo podemos inferir que el tipo de arma de fuego empleada en el hecho que
se estudia, debe ser considerada como un elemento crucial a la hora de la investigación
de una muerte violenta de aparente manera suicida u homicida, importante al momento
de sacar conclusiones acerca de la naturaleza y la manera de cómo probablemente se
dio el suceso.

Investigaciones Balísticas Criminalísticas:

Ocurrido un hecho, al practicarse la inspección ocular o retrato del lugar se dispondrá


prioritariamente la intervención de los diferentes peritos, que determinarán los testigos
mudos que han quedado en el lugar y a partir de los cuales se tratará de dilucidarlo.
Dentro del tema balístico específico, se deberán efectuar durante esa inspección y en
los laboratorios periciales, todas las diligencias tendientes a dilucidar algunos
interrogantes que aportarán datos de interés para la investigación del caso. Dentro de
las muchas determinaciones balísticas a realizar se pueden mencionar las siguientes:

a) Determinación de trayectorias/dirección del disparo: se denomina trayectoria


a la línea que describe un proyectil en el espacio y su determinación dependerá,
fundamentalmente, de la distancia y del tipo de lugar donde se produzcan. La
determinación de la trayectoria de un proyectil puede ser precisa o relativa
dependiendo de la cantidad de puntos afectados. De determinarse al menos
dos puntos afectados por el mismo proyectil sin desviaciones, la trayectoria
será precisa, es decir se puede establecer el lugar de donde partió el mismo.
Para ello se debe trazar una línea imaginaria entre los centros de ambos puntos
de impacto. La prolongación de esa línea hacia el lado contrario del recorrido
original del proyectil, nos indicará el lugar exacto desde donde partió el disparo.
De contarse con un solo punto de impacto de un proyectil –por ejemplo sobre
el vidrio de la ventana pero sin impactar sobre la pared por falta de fuerza- la

96
trayectoria se busca de igual manera pero su determinación no será precisa
sino relativa, por falta de datos técnicos para su medición.

b) Determinación del tipo de arma utilizada partiendo de los proyectiles o de las


vainas secuestradas: ocurrido un hecho y secuestradas en el lugar vainas o
proyectiles de armas de fuego, se puede orientar la investigación en la
búsqueda de los posibles tipos de armas que pudieron haberlas disparado.
Como en todos los casos de determinación indirecta de identidad, los estudios
son por descarte, es decir por eliminación de todas aquellas armas que no
pudieron haber disparado esos elementos. Como las características son
diferentes, si se parte de vainas o de proyectiles, se los tratará por separado.

c) Determinación de fecha del disparo: el paso del proyectil por el ánima del
cañón al ser disparado, va acompañado de residuos o productos originados por
la deflagración completa o incompleta de la pólvora, sus gases, etc. Como estos
restos no son inertes, la teoría indica que de su correcta interpretación se
podría determinar lo que se ha dado en llamar “fecha o tiempo del disparo”.
Sin embargo, hasta el presente no se ha logrado un método técnico científico
que permita responder a esa requisitoria en forma categórica y fundada.

d) Determinación de celosidad del arma: se denomina celosidad a la fuerza de


tracción que se debe ejercer sobre la cola del disparador de un arma de fuego,
para que el disparo se produzca. Lógicamente, debe mensurarse en toda arma
de doble acción, la fuerza necesaria para producir el disparo estando el martillo
montado (acción simple) y la necesaria si no lo estuviera (doble acción).

e) Determinación del arma utilizada a través del proyectil o vaina secuestrado: se


hace necesario aquí hacer una breve referencia sobre lo que se ha denominado
personalidad de un arma de fuego. Toda arma de fuego posee una
personalidad bien definida que la diferencia y distingue de las demás armas de
la misma marca y modelo y puede ser identificada a través de las
representaciones que se imprimen en la zona de forzamiento o útil del proyectil
y en el cuerpo de la vaina por ella disparada.

f) Determinación del orificio de entrada y de distancias del disparo: las heridas


causadas por armas de fuego se caracterizan por las lesiones que provocan
sus proyectiles, las altas temperaturas y los gases y restos de la pólvora
deflagrada, a lo que hay que sumarle los elementos neorformados como son
los torbellinos, las ondas sónicas, etc. Dentro de la balística criminalística se
encuentra la determinación de los orificios de entrada y salida en cuerpos
orgánicos y la determinación de las distancias de los disparos. Este accionar
criminalístico tiene estrecha vinculación con el médico legal que trata los
mismos temas, además de las trayectorias internas de los proyectiles.

97
6 - Clasificación de las heridas por proyectil de arma de fuego:

Las heridas por proyectil de arma de fuego se clasifican, de acuerdo a la distancia a la


cual fue efectuado el disparo en:

Modificado de J. Toro Álvarez y J. Nuñez de Arco. La Investigación Criminal Y La Técnica Criminalística.


(65)

Heridas por proyectil de arma de fuego: clasificación

98
Modificado de J. Toro Álvarez y J. Nuñez de Arco. La Investigación Criminal Y La Técnica Criminalística.

99
1. Heridas por contacto (boca tocante, cañón tocante, boca de jarro,
próximo absoluto o contacto directo): la boca de fuego está sostenida
contra la superficie del cuerpo en el momento de la descarga. El contacto a su
vez podrá ser fuerte, laxo, anguloso o incompleto. En todas las variantes se
encontrará hollín, pólvora, monóxido de carbono y metales vaporizados del
proyectil, el fulminante y la vaina, partículas metálicas arrancadas del proyectil
por el disparo, residuo del fulminante y partículas de polvo, depositados dentro
y a lo largo de la huella de la herida (todo, es conducido dentro de la huella de
la herida, junto con el proyectil). El OE mostrará ahumamiento y ennegrecimiento
(hollín) en el borde inmediato de la herida. La autopsia demostrará la presencia
de hollín y partículas de pólvora sin quemar, en la huella de la herida. (A) Algunos
autores consideran a esta variante en una distancia de 0 a 6 cm del plano de la
piel.

Herida por contacto fuerte en cráneo (hollín y partículas de pólvora sin quemar, en la huella de la herida).

a. Será de contacto fuerte o firme cuando la boca del arma se halla


firmemente presionada contra la piel; los bordes inmediatos al orificio de
entrada (los labios de la herida) se ven chamuscados por los gases
calientes de la combustión, y ennegrecidos por el depósito de hollín, que
no puede ser removido por completo aunque se lave la herida o se intente
rasparla vigorosamente. Se introducen partículas de pólvora en el
conducto de la herida. Los gases pueden causar la impresión de la boca
del cañón.

100
Signo de Puppe-Werkgartner: se observa la impresión de la boca del cañón. Tomada de “Tanatología,
Investigación de Homicidios”, de O. Raffo

Herida por contacto fuerte/firme.

b. En las heridas por contacto laxo o flojo, la boca de fuego se sostiene


suavemente contra la piel. El gas que precede al proyectil, así como el
proyectil mismo, indentan la piel, creando un espacio temporario entre la
piel y la boca de fuego, a través del cual puede escapar el gas. Así, el
hollín arrastrado por el gas se deposita alrededor del orificio de entrada
(OE), extendiéndose más allá de sus bordes. Este hollín puede quitarse
fácilmente. Una pequeña cantidad de granos de pólvora pueden también
escapar por este espacio y depositarse sobre la piel, en la zona del hollín.

101
Herida por contacto flojo, con depósito de hollín alrededor del OE. Modificado de “Tanatología,
Investigación de Homicidios”, de O. Raffo.

c. Cuando la herida es de contacto anguloso, el cañón se encuentra


formando un ángulo agudo con la piel (la circunferencia completa de la
boca de fuego NO contacta con la piel). El gas y el hollín escapan a través
de ese espacio libre, irradiándose hacia afuera de la boca de fuego,
generando un patrón excéntrico de depósito de hollín. Se observa un área
chamuscada y ennegrecida de la piel (o la ropa) de configuración
piriforme u oval, rodeada por una larga zona de hollín color gris claro,
poco visible, que se irradia por fuera en abanico. Una pequeña cantidad
de granos de pólvora NO quemados pueden también hallarse depositados
en esta zona. La mayoría de las zonas ahumadas se hallan en el sitio de
la herida opuesto a la boca de fuego, mostrando la dirección en que el
arma apuntaba.

Izq: esquema de herida por contacto anguloso con una zona chamuscada y ennegrecida de la piel, en el
lugar de la herida opuesto a la boca de fuego, indicando la dirección del arma. Der: Herida por contacto
anguloso son tatuaje de pólvora en el lado de la herida opuesto a la boca de fuego.

102
d. Por último, las heridas por contacto incompleto son una variedad de
las producidas por contacto anguloso. En este caso la boca se sostiene
contra la piel, pero si la superficie del cuerpo no es completamente plana,
una parte de ella no entra en contacto con la piel. Un chorro de gas con
hollín oprimido escapa por este espacio, produciendo un área
chamuscada y ennegrecida de la piel, que podrá ubicarse en cualquier
lado respecto a la boca de fuego, ya que dependerá de donde esté
ubicado este espacio. Este tipo de heridas suele verse en caso de haber
sido autoinflingidas en la cabeza, cuando se emplean armas largas como
fusiles o escopetas.

Herida por contacto incompleto. Modificada de “Heridas por Arma de Fuego”, de Vincet Di Maio.

2. Heridas por contacto cercano (a quemarropas): la boca de fuego NO está


en contacto con la piel, siendo sostenida a pocos centímetros de la misma (6 a
25 cm como máximo, hasta 10-15 cm con revólver). Se denomina “a
quemarropas” porque el sujeto que recibe el disparo se encuentra dentro del
alcance de la llama. La distancia es tan pequeña, que los granos de pólvora que
emergen de la boca de fuego no tienen oportunidad de dispersarse y marcar la
piel, produciendo el tatuaje de pólvora que es la condición sine qua non de las
heridas producidas desde una distancia intermedia. En las heridas por contacto
cercano vemos el OE rodeado de una gran zona de polvo de hollín, por sobre la
piel chamuscada y ennegrecida. La zona de ahumamiento es más amplia. El hollín
no puede ser limpiado por completo (se encuentra disecado en la piel), y pueden
observarse pequeños cúmulos de pólvora en las zonas chamuscadas.

103
Herida por contacto cercano con una amplia zona de polvo de hollín por sobre la piel chamuscada y
ennegrecida.

En las heridas por contacto cercano anguloso el hollín se irradia hacia afuera,
desde la boca de fuego, creando dos zonas, una chamuscada y ennegrecida circular, o
val o piriforme, y una zona gris clara, en forma de abanico. Tanto en las heridas por
contacto anguloso como en aquellas por contacto cercano anguloso, se obtiene un área
excéntrica de piel chamuscada y ennegrecida. Si tanto el recorrido del proyectil como
como la zona chamuscada apuntan a la misma dirección, nos encontramos ante una
herida por contacto anguloso; si la zona se encuentra sobre un lado de la herida, con el
proyectil dirigiéndose hacia el lado contrario, estamos en presencia de una herida por
contacto cercano anguloso.

Herida por contacto cercano anguloso con una zona chamuscada y ennegrecida sobre el mismo lado que
la boca de fuego, es decir, apuntando hacia el arma. Modificada de “Heridas por Arma de Fuego”, de
Vincet Di Maio.

3. Heridas producidas desde una distancia intermedia (o corta distancia):


aquella en la cual la boca de fuego se sostiene lejos del cuerpo en el momento
de la descarga, pero suficientemente cerca, de manera que los granos de pólvora
expulsados por la boca de fuego junto con el proyectil produzcan tatuaje de

104
pólvora en la piel, condición sine qua non de las heridas producidas a distancia
intermedia. El sujeto que recibe el disparo se encuentra entre 30 y 60-70 cm;
algunos autores consideran hasta 50 cm mientras otros afirman que se extiende
hasta 80 cm. El tatuaje es una lesión, y no un simple depósito. En los casos de
empleo de armas de puño, Vincent Di Maio refiere que el tatuaje de pólvora
comienza a ser visible a una distancia de 10 mm entre la boca de fuego y el
blanco. Cuando la boca de fuego forma un ángulo con la piel, ésta mostrará un
tatuaje más denso en la parte ubicada debajo de ella. El tatuaje es un fenómeno
“antemortem” e indica vitalidad al momento del disparo, presentando una
coloración rojiza/marrón/naranja. En caso de efectuarse el disparo postmortem,
las marcas dadas por el impacto de la pólvora en la piel se verán de color
grisáceo/amarillento. Las abrasiones o excoriaciones puntuales del tatuaje de
pólvora NO se pueden borrar. El tatuaje que producen rifles y escopetas es
menos denso que el producido por armas cortas.

Heridas por disparo de corta distancia: Tatuaje de pólvora.


Tomadas de “Tanatología, Investigación de Homicidios”, de O. Raffo

Cuando se dispara un arma, de su boca de fuego emergen, además de la pólvora, el


hollín producido por la combustión de ésta. El hollín, que es carbón, contiene metales
vaporizados del fulminante (plomo, bario y antimonio), del proyectil y de la vaina (cobre
y níquel). Si la boca de fuego es sostenida cerca de la víctima, este hollín puede
depositarse sobre el cuerpo. El tamaño, intensidad, apariencia del diseño del hollín, así
como del tatuaje, y la máxima distancia hasta la cual aparecen, depende de numerosos
factores:

 Distancia
 Carga propulsora
 Angulo entre la boca de fuego y el blanco
 Largo del cañón
 Calibre del arma

105
 Tipo de arma
 Material y estado del blanco (sangriento o no)

A medida que la distancia entre la boca de fuego y el blanco aumenta, el tamaño de la


zona de ennegrecimiento por el polvo de hollín aumentará, mientras la densidad
disminuirá. Sin embargo, más allá de un punto determinado, la totalidad de las
dimensiones del patrón de polvo de hollín comenzará a decrecer, y será imposible
delinear exactamente el borde exterior del hollín, en la medida en que se ha ido
desvaneciendo. Sobre la base de su experiencia, Vincent Di Maio afirma que la distancia
máxima hasta la cual puede encontrarse depósito de hollín de la mayoría de las armas
de puño es de 20 a 30 cm; el ahumamiento (hollín) que producen las armas cortas, a
diferencia del tatuaje, se elimina al lavarlo. Por su parte, el maestro Raffo en su libro
Tanatología Forense, fija a la distancia promedio del tatuaje en 45-60cm.

A distancia por contacto laxo de hasta 1-2cm, existe usualmente un área circular de
ennegrecimiento extremadamente denso de pólvora negra oscura (hollín), rodeada por
una zona de hollín gris claro. Más allá de esta distancia (1-2 cm), se obtiene la forma de
Capullo o Pétalos descripta por Barnes y Helson. Mientras la distancia crece más allá,
este patrón aumenta en diámetro, alcanza un tamaño máximo y comienza luego a
gradualmente a desvanecerse y contraerse, desapareciendo a una distancia de entre 15
y 25 cm.

4. Heridas distantes (de larga distancia): en las heridas distantes o de larga


distancia, las únicas marcas que se producen en el blanco son aquellas
emergentes de la acción mecánica del proyectil que perfora la piel. Se producen
más allá del alcance del tatuaje, y es extremadamente difícil poder determinar el
alcance exacto. El sujeto que recibe el disparo se encuentra a una distancia
mínima de 50 a 70 cm aproximadamente para armas cortas, y de 150 cm para
armas largas.

Variaciones en caso de muerte accidental, suicida u homicida:

La localización y características del orificio de entrada son de gran importancia para el


médico forense. La mayoría de las heridas suicidas (80% aproximadamente) se ubican
en el cráneo, especialmente en la región temporal, ligeramente por delante y por arriba
del pabellón auricular. Aunque la mayoría de las personas diestras se disparan en la sien
derecha y las zurdas en la izquierda, este patrón no es absoluto. En éstos casos, y cuando
se trata de pistolas semiautomáticas, la boquilla que retiene el cañón y la mira delantera,
pueden dejar una huella excoriativa próxima al orificio de entrada, dado por el retroceso
de la corredera que sucede al disparo (signo de Puppe). Heridas ubicadas en otras
regiones del cráneo obligan a expedirse con cautela; en órden decreciente de frecuencia
siguen la boca, la región submentoniana y frontal. Otro lugar preferente para el disparo
en la autoeliminación es la región precordial. En ambos casos, cráneo y precordio, debe
establecerse con el mayor detalle posible la dirección del proyectil durante la autopsia.

106
En el cráneo serán mayormente horizontales u oblicuas ascendentes. En un trabajo
realizado por el Dr. Dinesh Rao, donde estudió las autopsias de víctimas de suicidios
confirmados, observó que el sitio donde con mayor frecuencia se halla el OE es el cráneo,
a nivel temporal derecho (75,9%) e izquierdo (6,9%); los disparos fueron por contacto
firme en el 31% de los casos, y contacto flojo en el 69%; la mayoría de los disparos se
dirigían hacia arriba (65,5%) u horizontalmente (24,1%). En el tórax la oblicuidad suele
ser de derecha a izquierda (en diestros), o hacia arriba, porque es frecuente que el
sujeto se incline sobre el arma para accionarla. El disparo suicida intrabucal es mucho
menos frecuente, y su dirección suele ser rectilínea o ascendente, perforando el paladar.
Si el disparo se efectúa con los labios comprimiendo el cañón del arma, se observará el
estallido de las mejillas; sin embargo, la perforación de labios, encías, lengua o fractura
de dientes incisivos es sospechoso de homicidio. De cualquier manera, el hecho de que
una herida esté en una ubicación inusual no necesariamente significa que no puede ser
autoinflingida, aunque es prudente comenzar siempre con la presunción de que se trata
de un homicidio.

Según Raffo en todos los casos, sin excepciones, para que un disparo sea considerado
suicida debe haber sido hecho a boca de jarro, a quemarropa, o al menos a corta
distancia. Nunca a una distancia superior a la longitud del brazo de la víctima; nadie
puede dispararse con la intención de autoeliminarse, con precisión a una distancia mayor
a 30 cm. Di Maio afirma que un pequeño pero significante número (1-3%) son de
distancia intermedia. Disparos en el abdomen, incluyendo los de proximidad, son
sospechosos de homicidio.

Heridas autoinflingidas de distancia intermedia, con tatuaje de pólvora alrededor del OE. Izq: en región
frontal; Centro: en tórax. Der: en abdomen.

Un punto importante a tener en cuenta es que las heridas por disparo de arma de fuego
en cráneo, efectuadas a distancia, pueden presentar una apariencia estrellada o
irregular, simulando una herida por contacto. Este fenómeno puede ser observado tanto
en los proyectiles para armas de puño como para fusil. Es más común sobre
prominencias óseas, tal como el reborde orbital. Vincent Di Maio ha observado este
fenómeno en otras áreas del cráneo, como el contorno del cuero cabelludo, en el
entrecejo, sobre el hueso malar, a lo largo del borde mandibular, o en región posterior
del cráneo. Estas heridas pueden ser incorrectamente interpretadas como heridas por
contacto o de salida, y en caso de muerte sospechosa de criminalidad, o ante la duda

107
planteada de suicidio u homicidio, la presencia de este tipo de heridas debe ponernos
en alerta.

Heridas de entrada, a distancia, estrelladas, que simulan ser heridas de contacto.


(Izq) en región frontal; (Der) región superior del cráneo
Modificadas de “Heridas por Arma de Fuego”, de Vincet Di Maio.

El análisis microscópico del OE mostrará un aumento progresivo en la alteración del


epitelio y de la dermis cuando se observa la periferia del anillo de abrasión, al margen
de la perforación. El margen más periférico del anillo muestra una zona de células
comprimidas y deformadas, con flujos nucleares. A nivel central, existe pérdida de los
estratos de células superficiales, de manera que solo el plexo de las estructuras
proyectadas permanece adyacente a la perforación. (50) Dichos cambios epiteliales se
observan en las heridas por contacto, por contacto cercano, desde distancias intermedias
y mayores.

En heridas por contacto y contacto cercano, se encuentran grandes cantidades de


material amorfo color negro, predominantemente hollín sobre la piel, alrededor del
orificio de entrada y de la huella de la herida. Comúnmente en disparos efectuados a
distancia, no se observan en la huella de la herida granos de pólvora ni hollín. Aunque
siempre hay excepciones.

En las heridas de distancia intermedia, el examen microscópico del OE debería mostrar


granos de pólvora encastrados en la piel adyacente al OE.

La identificación de una herida como por contacto o intermedia se realiza mejor a simple
vista o con ayuda del microscopio de disección (en caso de contar con él), más que con
el microscopio óptico común. La identificación positiva del material recobrado de la
herida, como pólvora, usualmente puede llevarse a cabo por la forma de los granos de
pólvora si están intactos. Si están parcialmente quemados, el material puede ser
analizado por cromatografía de estrato fino, para identificar el material positivamente
como pólvora.

La hemorragia subcutánea en el OE puede presentar una apariencia de color bordó-


negra, y en un examen precipitado, parecer hollín. Un examen más minucioso revelará
realmente la naturaleza subcutánea de los depósitos. Según Di Maio, el empleo del
microscopio de disección realmente diferencia el hollín del artefacto.

108
Muerte accidental: mito y fraude

La muerte accidental por arma de fuego, en ausencia de testigos, es siempre un


problema. No tiene nada que la caracterice, presentando solo elementos de presunción:

a) El disparo es único
b) No necesariamente ubicado en “zona suicida”
c) El proyectil atraviesa las prendas
d) La presencia del arma en el lugar del hecho es de rigor, y a menudo aloja una
sola munición
e) La presencia de elementos de limpieza del arma alrededor, pueden ser sugestivos
f) Dirección del disparo de abajo hacia arriba cuando el disparo se efectúa al caer
el arma al suelo, o de arriba hacia abajo en la zona inguinal, con signos de
proximidad, al intentar enfundar o desenfundar el arma
g) Son frecuentes las heridas en ojo, cara y cuello (al observar el ánima del cañón
o agacharse instintivamente cuando ésta se cae)

En caso de homicidios que se presumen culposos, los datos periciales relacionados con
la distancia y dirección del tiro, sensibilidad del disparador, estado de los dispositivos de
seguridad del arma, etcétera, deberían ser interpretados como concordantes o no, con
los testimonios. Para ello es imprescindible la reconstrucción del hecho.

Para poder decidir si una muerte por disparo de arma de fuego ha sido un accidente,
uno debería conocer, en primer lugar, las circunstancias que llevaron y rodearon a la
muerte: quien estaba presente, hallazgos en el lugar del hecho, tipo de arma, resultado
del examen del arma, resultados de la autopsia y estudio toxicológico. Se debe tener
presente que muchos suicidios son mal clasificados como accidentes. Un arma no se
dispara mágicamente, y cuando son sostenidas no se disparan solas; alguien debe
apretar la cola del disparador. Una muerte debe considerarse accidente si el arma cae
al piso y se descarga. Tal descarga accidental puede deberse al diseño del arma o a un
defecto en la misma. Los revólveres de simple acción están involucrados en la mayoría
de los casos de descarga de un arma que cae. La mayoría de los revólveres fabricados
en la actualidad son de doble acción, equipados con dispositivos de seguridad.

Tal como ocurre con las armas de puño, es posible, bajo ciertas circunstancias, que un
fusil o una escopeta se descarguen al caer. En todos los casos, sea por armas cortas o
largas, éstas deben ser examinadas por un perito experto en armas, en busca de
defectos en el diseño o construcción, piezas rotas, etc. Di Maio caratula “disparo
accidental” a la descarga de un arma de fuego efectuada en el momento de terminar la
acción, sin apretar la cola del disparador. Esto puede ser causado por un fulminante
extremadamente sensible o prominente, etc.

La Ruleta Rusa merece una mención especial. Obviamente, todos estos casos involucran
un revolver. En opinión de Di Maio, la mayoría de esas muertes son suicidios. En el único
caso en que podría ser clasificado como accidente es cuando en el juego intervienen
múltiples personas, acompañados habitualmente por altos niveles de alcohol y drogas.

109
MUERTE SUICIDIO HOMICIDIO
ACCIDENTAL
Localización Disparo único, no Disparo único generalmente Disparos múltiples y
necesariamente n (existen excepciones) en localizaciones
zona suicida  Cráneo: región variadas
Proyectil atraviesa temporal der. Áreas inaccesibles
prendas (75.9%) e izq. (6.9%) para la víctima
Frecuentes las y frontal (relativo)
heridas en ojo, cara y  Cavidad oral
cuello (al observar el  Región
ánima del cañón o submentoniana
agacharse  Precordio
instintivamente
cuando ésta se cae),
zona inguinal
Características Dirección del disparo  Cráneo: por contacto En caso de disparo
del OE, de abajo hacia arriba firme (aprox. 30% de los intraoral,
distancia de cuando se efectúa al casos) y contacto flojo perforación de
disparo y caer el arma al suelo, (70%): dirección labios, encías,
dirección o de arriba hacia ascendente (65%) u lengua o fractura de
abajo en la zona horizontal (24%) dientes incisivos.
inguinal, con signos  En el tórax la oblicuidad Distancia de disparo
de proximidad, al suele ser de derecha a superior a la
intentar enfundar o izquierda (en diestros) o longitud del brazo
desenfundar el arma hacia arriba de la víctima.
 En disparo suicida Disparos en el
intrabucal su dirección abdomen,
suele ser rectilínea o incluyendo los de
ascendente, perforando proximidad, son
el paladar. sospechosos de
homicidio
Considerar La presencia del Aunque la mayoría de las Los disparos en
arma en el lugar del personas diestras se cráneo, efectuados
hecho es de rigor, y a disparan en la sien derecha, a distancia, pueden
menudo aloja una y las zurdas en la izquierda, presentar una
sola munición. este patrón NO es absoluto. apariencia
La presencia de estrellada o
elementos de irregular, simulando
limpieza del arma una herida por
alrededor puede ser contacto (más
sugestivo. común sobre
Muchos suicidios son prominencias
mal clasificados óseas, como el
como accidentes. reborde orbital).

Cuadro comparativo: localización, características del orificio de entrada (OE), distancia de disparo y
dirección, y otras consideraciones respecto a la posible manera de muerte.

110
7- Recaudos en la autopsia: procedimientos correctos e incorrectos en caso
de muerte violenta por arma de fuego.

El perito debe efectuar la autopsia preparado a responder los siguientes interrogantes:

 Distancia del disparo


 Trayectoria intracorpórea
 Orden de las lesiones
 Signos de lucha y/o defensa
 Sobrevida y movimientos posibles del herido
 Posición de la víctima y del victimario (si hubiera)
 Influencia alcohólica o de drogas

Es también de vital importancia tomar en consideración varios temas relacionados con


la balística de efecto. En tal sentido, son puntos a tener en cuenta al momento de la
autopsia los siguientes:

1. Valorar datos del lugar y circunstancias del hecho (fundamental).


2. Fotografiar el cuerpo vestido, en el estado en que es remitido.
3. Retirar y examinar las ropas; fotografiar los orificios en ambos lados de las
prendas. Ubicar las entradas y las salidas. Detectar residuos de pólvora.
4. Examinar el cuerpo antes del lavado. Es importante la foto en detalle del tatuaje
cuando existe. Recoger adherencias. Examinar las manos en búsqueda de
residuos.
5. Radiografiar el cuerpo completo.
6. Lavar y reexaminar el cuerpo; los orificios de entrada y salida deben coincidir con
el examen de las ropas y el estudio radiológico. Si ello no es así, recordar que
existen orificios de salida en “hendiduras” que simulan puñaladas o se asemejan
a orificios de entrada (signo de Romanese). Rasurar zonas pilosas, inspeccionar
pliegues cutáneos, considerar la posibilidad de migraciones de proyectiles o
separación de la camisa del núcleo. Considerar que un solo proyectil puede
causar más de un orificio de entrada.

Izq: OS en “hendidura” (simulando herida por arma blanca); Der: dos OE y dos OS causados por el mismo
proyectil. Tomadas de “Tanatología, Investigación de Homicidios”, de O. Raffo.

111
7. Señalizar los orificios en esquemas corporales. Localizar distancias entre puntos
fijos de referencia a derecha o izquierda de la línea media o de determinada
estructura anatómica (pezón, ombligo, etc.). Medir en centímetros desde el
centro de la lesión, no desde sus márgenes. Puntos de referencia:
 Cabeza: derivar coordenadas a partir del conducto auditivo externo o de
la protuberancia occipital.
 Tórax: en cara anterior clavículas, esternón, costillas y líneas axilares. En
cara posterior escápulas, columna vertebral y costillas.
 Abdomen: rebordes costales inferiores, ombligo y crestas ilíacas.
8. En la lesión debe describirse la forma de la perforación, el tamaño y las
características de sus márgenes: anillo de contusión, tatuaje, ahumamiento,
desgarros. Localizar los detalles en un cuadrante horario. Las heridas por
proyectil de arma de fuego pueden confundirse con lesiones producidas por
instrumentos punzantes, destornilladores, taladros, etcétera.
9. Medir la totalidad del tatuaje en su extensión vertical y horizontal. Las partículas
de pólvora depositadas o incrustadas en la piel se extraen y envasan raspando
con bisturí o aplicando cinta adhesiva.
10. Cuando hay más de un disparo es conveniente numerarlos y fotografiarlos sobre
el cuerpo de la víctima, anexando el número junto al orificio de entrada. En la
agrupación zonal de multiplicidad de disparos, especificar el número y las
medidas promedio, describir en conjunto las lesiones y su trayectoria.
11. Obtener muestras de tejidos para estudios histológicos del OE y OS. Fotografiar
las lesiones óseas, sacabocados, biseles, trazos fracturarios, etcétera.
12. Disecar los tejidos por debajo del OE, localizar y fotografiar esquirlas del proyectil
o partículas de pólvora. Describir la trayectoria intracorpórea del proyectil, los
órganos y vasos lesionados, derrames cavitarios y características y medidas del
OS.
13. NO remover proyectiles con instrumentos metálicos. No embalar proyectiles en
cajas metálicas. Enviar proyectiles a balística por separado, en pastilleros o
cubetas para hielo rellenas de papel. Secar los proyectiles. Marcarlos con un
número o con iniciales en la punta o en la base. Jamás en los lados.
14. Limitarse a describir el proyectil sin opinar sobre el calibre.

Los errores más frecuentes en las muertes violentas por proyectil de arma de fuego
respecto a la autopsia médico legal incluyen:
 No examinar las ropas. No conservarlas.
 Autopsia incompleta.
 Falta de estudio radiológico.
 Examen defectuoso (quemaduras, putrefacción).
 Interpretar erróneamente una lesión en Golpe de mina de Hoffman como un OS.
 No examinar los proyectiles en busca de indicios de rebote. Interpretar el barrido
del proyectil o el graneado como si fueran tatuaje.
 No describir los caracteres semiológicos de los orificios.
 Falta de cuidados en el rescate del proyectil.

112
 Fallas en la cadena de custodia.

Por lo tanto, en toda autopsia médico legal es un requisito sine qua non tener
conocimientos de la “escena del hecho” respecto del cuerpo que será autopsiado, ya que
brindará mayor información y claridad sobre los signos hallados, o permitirá reconstruir
piezas sueltas de éste rompecabezas, considerando que ninguna autopsia es igual a otra.

En el estudio de este tipo de muertes más aún, pudiendo afirmar o descartar la presencia
de un tercero en el lugar al momento de la muerte, lo cual puede cambiar la carátula de
una investigación de presunto Suicidio a Instigación o Ayuda al Suicidio e incluso,
Homicidio.

Es importante recordar que el Suicidio, considerado como “todo acto por el que un
individuo se causa a sí mismo una lesión, o un daño, con un grado variable de la intención
de morir, cualquiera sea el grado de la intención letal o de conocimiento del verdadero
móvil", no es considerado delito para el Código Penal Argentino.

La Instigación o Ayuda al Suicidio por otra parte, está descripta en el art. 83 de nuestro
Código Penal: “Será reprimido con prisión de uno a cuatro años, el que instigare a otro
al suicidio o le ayudare a cometerlo, si el suicidio se hubiese tentado o consumado”; aquí
un tercero, en un acto doloso, colabora directamente (ayuda) o indirectamente
(mediante instigación, interpretado como la acción de impulsar, inducir o incitar), para
que el suicida lleve a cabo esa acción. En el lugar del hecho puede haber indicios o no,
de la presencia de un tercero.

La figura del Homicidio simple, está descripta en el art. 79: “Se aplicará reclusión o
prisión de ocho a veinticinco años, al que matare a otro, siempre que en este Código no
se estableciere otra pena”. El bien jurídico protegido, en todas las formas de homicidio,
es la vida humana. Implica indefectiblemente la presencia de una tercera persona en el
lugar del hecho, motivo por el cual, siguiendo las premisas de Locard y su “principio de
transferencia”, en el lugar del hecho debe haber algún rastro o indicio que indiquen su
presencia.

De aquí la importancia de un exhaustivo estudio del lugar del hecho para el análisis de
este tipo de muertes. Por eso la insistencia de tanatólogos y criminalistas expertos, que
sostienen que la información brindada por el lugar del hecho respecto del cuerpo, es por
lo menos, el 50% de toda la necropsia. Ya lo decía Laccassange: “el examen del lugar
del hecho son las ¾ partes de la autopsia”.

Por lo tanto el cadáver debe ser estudiado detalladamente en dos escenarios distintos,
con sumo detalle: en el lugar del hecho, y en la mesa de Morgani (autopsia médico
legal).

113
8- Cronotanatodiagnóstico:

Importancia médico legal de la determinación de la data de la muerte en la


investigación de la muerte violenta por proyectil de arma de fuego:

Es precisamente en casos de sospecha de homicidio, donde el “cuando” (o sea, el cálculo


de la data de la muerte de la víctima) pasa a ser el centro de toda investigación judicial,
pudiendo incriminar o exculpar a un posible sospechoso de homicidio, poniéndolo o
quitándolo de escena, en función del rango horario en que pudo haber ocurrido el hecho.
El mismo representa uno de los primeros interrogantes a resolver en la instrucción, y
suele plantearse tempranamente, cuando aún permanecen inciertas numerosas
circunstancias del hecho que se investiga.

Lacassagne acuñó una frase con vigencia aún en estos tiempos: “para fijar la fecha de
la muerte no hay que empeñarse en buscar un signo único, antes bien, ha de
considerarse el conjunto de ellos y tomar en cuenta multitud de circunstancias externas
u otras que puedan influir mucho en la marcha y duración de los diversos fenómenos de
la muerte”.

En la investigación integral del IPM se conjugan la labor policial con la del forense, ya
que la aplicación de factores de corrección a las variables de estudio depende, en gran
medida, de los datos aportados por la instrucción policial en el lugar del hecho. La misma
brinda elementos de interés por medio de indicadores subjetivos, como las declaraciones
de los testigos vinculados a la víctima o al hecho en estudio, y objetivos, vinculados a
las características del lugar del hecho (elementos presentes en el lugar, relacionados con
hábitos higiénico-dietéticos, actividades diarias y/o pertenencias de la víctima), que
permiten confirmar, descartar o acotar las determinaciones efectuadas del IPM. Indicios
temporales como un ticket de compra del supermercado o estacionamiento, el registro
de un llamado telefónico, o de un archivo informático, pueden ser de gran utilidad. El
último diario no retirado de la entrada de la vivienda estará muy probablemente
relacionado con el día de la muerte o al menos, con el momento a partir del cual el
sujeto no puedo continuar con sus actividades habituales.

Livideces: su importancia. Cambios ante la modificación deliberada o


intencional del escenario.

Las livideces son manchas de color rojo azulada, violácea, rojo vinosa o rojo clara
(variando según el grado de oxigenación de la hemoglobina y/o la presencia de
sustancias extrañas combinadas con ella), que aparecen en la piel de determinados
sectores corporales (zonas declives del cuerpo) luego de un tiempo variable de producida
la muerte, consecuencia de la acumulación posicional de sangre por acción de la
gravedad (desplazamiento pasivo por efecto gravitatorio).

En la piel que recubre los puntos de apoyo, la compresión ejercida por el propio peso
corporal colapsa los vasos, impidiendo que la sangre se deposite dentro de ellos; por lo
tanto, en los puntos de apoyo no aparecen livideces. Además de las zonas de apoyo, las

114
livideces respetan los sectores en donde la piel es comprimida por algún elemento
externo (pliegues de sábanas, cinturones, ropa interior, etc.).

Sin embargo, cuando en la fisiopatología del proceso mortal ha participado una seria
dificultad para el retorno venoso (cuadros asfícticos, edema agudo de pulmón
cardiogénico, etc.), se produce en forma paulatina, un importante aumento de la presión
venosa central. Al sobrevenir la muerte, esta hipertensión en el circuito venoso puede
modificar la instalación de las livideces (apareciendo, por ejemplo, en zonas no declives,
contrarias al decúbito en que se halla el cadáver). Son las llamadas livideces paradojales.

Diagrama de estudio de la data de la muerte

Algunos autores opinan que, aunque escasas o tenues, las livideces siempre están
presentes. (25) Otros en cambio refieren que las livideces pueden no formarse. Por
ejemplo, en politraumatizados graves (accidentes ferroviarios, precipitación, explosión,
etc.) las livideces pueden estar ausentes al momento de la autopsia, varias horas
después de su fallecimiento. En estos casos, debido a la profusa hemorragia interna y
externa, los órganos se presentan exangües, y los vasos prácticamente vacuos.

Una vez detenida la circulación, existe un lapso variable que se extiende hasta la
aparición de las primeras livideces. Por esta razón, algunos autores consideran que el
estudio de la evolución cronológica de las livideces carece de interés médico legal, al
menos para la estimación de la data de muerte. Sin embargo, otros autores consideran
que, al igual que otras variables tanatológicas, deben ser analizadas desde la perspectiva
biológica, tomando como guía los valores medios más frecuentes. Es irracional
pretender, en una disciplina como la tanatología forense, establecer parámetros
absolutos o patognomónicos aplicables a todos los individuos. Sin embargo, es posible
elaborar hipótesis probabilísticas de alta presunción, que satisfagan los requerimientos

115
periciales. La clave para acercarse a la verdad en el estudio de la data de la muerte,
radica en la evaluación conjunta del mayor número de variables posibles.

Respecto a la marcha del fenómeno y su cronología, en el siguiente cuadro podremos


observar el desarrollo de la misma.

20 a 40´ Aparecen con distribución perifolicular


2 hs Confluyen
10 a 12 hs Se generalizan
Desaparecen a la digito presión
Aparecen livideces secundarias y desaparecen las primarias
12 a 18 hs Se atenúan a la compresión
Aparecen livideces secundarias y se atenúan las primarias
15 a 24 hs Fijación
18 a 24 hs No desaparecen a la compresión
No desaparecen las livideces primarias
+ de 24 hs No aparecen livideces secundarias

Cronología de las livideces cadavéricas – Modificado de “La Data de la Muerte”, de Fernando Trezza.

Ahora bien, ¿qué es lo que sucede con las livideces si el cuerpo fuese movilizado? La
respuesta es variable, ya que depende del momento en que ocurra la movilización. Si el
cambio posicional del cuerpo ocurre antes de las 10 a 12hs de producida la muerte, la
sangre se desplazará dentro de los vasos a las nuevas zonas declives formando, en estos
lugares, livideces secundarias; en esta etapa, y ante el cambio posicional, las livideces
primarias desaparecen por completo. Este fenómeno que demora entre 15 y 30´en
desarrollarse se llama “Transposición de las Livideces”, y es de vital importancia su
estudio en la investigación de las muertes violentas (¿el cuerpo fue movido?).

Si el cambio posicional se efectúa entre las 12 y las 18hs, se forman nuevas livideces en
los nuevos puntos declives, pero es este caso, el proceso es más lento, por lo cual las
livideces primarias pueden no desaparecer, sino atenuarse.

Finalmente transcurridas las 18hs post mórtem, las livideces no desaparecen con la
presión digital, y las livideces primarias no desaparecen con el cambio posicional
(fenómeno de fijación).
Sin embargo, debido a que este proceso puede resultar errático, el fenómeno suele
desarrollarse dentro de cierto rango, por lo cual es un dato a utilizar con sentido común:
no establecer un valor como inapelable, ni restarle todo valor pericial.

En cuanto al valor médico legal del estudio de las livideces en la muerte violenta por
arma de fuego de carácter no determinado, su aporte es fundamental tanto para la
aproximación a la data de la muerte (junto a otros parámetros), como para la
determinación de la posición del cadáver al momento del hecho (ya que existe
correlación directa entre lividez y posición cadavérica). Sin embargo es importante tener
en cuenta que, si un cadáver es movilizado antes de las 10 a 12hs de muerto, las livideces

116
primarias pueden desaparecer completamente, con lo cual no hay manera de sospechar
la posición original del cuerpo.

Ahora pues, si uno encuentra livideces que NO corresponden a la posición en que el


cuerpo fue hallado, o livideces en sectores opuestos (por ejemplo ventrales y dorsales),
sin lugar a dudas puede concluir que éste ha sido movilizado. Así, en éstas circunstancias
se pueden extraer dos conclusiones:

 El cadáver ha sido movilizado


 El cambio de posición se efectuó después del proceso de fijación y antes del
período en el que ya no aparecen nuevas livideces tras el cambio posicional
(entre 15 y 24hs post mórtem).

Muerte rápida vs muerte lenta. Agonía. Relación entre el sangrado masivo tras
una HPAF (herida por arma de fuego) y la duración del período agónico.

La agonía entendida como el estado psicofísico del moribundo (del griego “agon” – lucha
o combate), incluye fenómenos premortales físico-químicos y texturales que acompañan
el proceso mortal. Así, la muerte no es un suceso, sino un proceso que transcurre en
etapas sucesivas dado que los tejidos reaccionan en forma diferente según su
susceptibilidad a la noxa.

Ya citaba Simonin la existencia de casos de “supervivencia prolongada”, donde inclusive


tras haber recibido “algunos balazos, incluso múltiples”, pueden no acompañarse de
pérdida de conocimiento y permitir una supervivencia más o menos larga; a continuación
de heridas cardíacas, ciertos individuos han podido vivir todavía varios días e incluso
varias semanas debido a que la hemorragia se detuvo a nivel de la herida, por un
pequeño coágulo obliterante. La degollación, con sección de las carótidas, puede permitir
a una joven llegar a casa de sus padres tras haber recorrido 50 metros caminando.

En el caso de la muerte violenta por arma de fuego, el estudio de la duración de este


período resulta importante para establecer las posibilidades de sobrevida y capacidad de
ejecutar movimientos, así como determinar el correcto accionar del personal a cargo en
el lugar del hecho o el abandono de persona. También podría colaborar en la
determinación de la data de la muerte, y de este modo poner o quitar de escena la
presencia de un tercero involucrado. Asimismo, algunos autores afirman que la
presencia de un período agónico prolongado, se correlaciona con sangrado masivo; en
estos casos, por tratarse de un cadáver exangüe se debilitaría la instauración de la rigidez
cadavérica habitual; además, se descartaría la presencia de un eventual espasmo
cadavérico, ya que el mismo se observa en muertes inmediatas (fulminantes).

117
La determinación de la duración del período agónico es difícil y muy variable; el estudio
tanto de los hallazgos de autopsia, como de las docimasias agónicas, si bien puede
arrojar resultados altamente sugestivos, en ningún caso podrán ser concluyentes, debido
a que ninguno de ellos es patognomónico. Entre ellos podemos citar:

 La cantidad y firmeza de los coágulos sanguíneos hallados en las cavidades


cardíacas, se halla en proporción directa con la duración de la agonía: cuando ha
sido breve, la sangre suele ser líquida, mientras que si ha sido prolongada,
existen coágulos firmes, de aspecto estriado, color rosado en la base y blanco-
amarillentos en el resto, llamados coágulos fibrinosos o “pólipos cardíacos”, dada
su adherencia a las paredes cardíacas.
 Pruebas de laboratorio basadas en la detección de glucógeno y adrenalina,
relacionadas con la duración del período agónico. Ya en desuso.
 Docimasia hepática de Laccasange y Etienne Martin, basada en la investigación
de glucógeno hepático.
 Docimasia hepática histológica de Meixnert y Brault, para detección histológica
de glucógeno.
 Docimasia suprarrenal histológica de Veig Carvalho, que se basa en la detección
de adrenalina.

Tampoco las llamadas lesiones mortales de necesidad permiten establecer la secuencia


de la muerte. Petit y Champeit en 1960 señalaban que la medicina legal está llena de
casuística de lesiones reputadas de mortales de necesidad, como rotura cardíaca o de
aorta con hemotórax de 2000ml, que tuvieron sobrevidas de 45-60 min y más. Hoy
habría que contrastar ese hallazgo con el carácter de vitalidad o no de la lesión. Una
supervivencia de 45 min produce una serie de reacciones de vitalidad que, bien
valoradas, podrían permitir el diagnóstico de período agónico prolongado, más que la
mera cuantía del sangrado. Por ejemplo, un taponamiento cardíaco por ruptura
ventricular produce una muerte fulminante, lo mismo que la destrucción bulbar. La
excepción sería lo contrario, y ello habría que probarlo.

Asimismo, si bien es cierto que la presencia de lesiones hemorrágicas es propia de las


lesiones producidas en vida y, según Gilbert Calabuig si es evidente, su valor es
definitivo, deben ser tenidas en cuenta la presencia de ciertas limitaciones; la hemorragia
externa puede faltar tras una lesión vital (por ejemplo, coexistencia con lesiones que
provocan hemorragia interna, existencia de un arrancamiento que suprime la
hemorragia, coagulación inmediata del orificio de entrada, etcétera), pueden producirse
en un lugar alejado de donde asienta la lesión (equimosis periorbitarias tras fracturas de
cráneo), o también pueden producirse tras una lesión post mortal, si ésta se produce en
un momento en un momento muy cercano al de la muerte, o asienta sobre zonas
hipostáticas, etcétera.

118
9 – El “Espasmo cadavérico” y su valor médico legal:

Para el maestro Raffo “El espasmo cadavérico, que fija la actitud vital del sujeto al
momento de la muerte, y es de suma importancia cuando está presente”.

El espasmo cadavérico o Signo de Taylor constituye una excepcional forma de


presentación postmortem de un estado de rigidez que sucede, de manera inmediata e
instantánea, sin que medie un período inicial de flacidez, como ocurre en la rigidez
cadavérica. Se diferencia de la rigidez cadavérica precoz porque en ésta, siempre existe
un lapso (por breve que sea) de relajación cadavérica antes que se instale la rigidez. El
espasmo cadavérico fija, de ese modo, la última “actitud vital” del sujeto.

En estos casos la muerte sobreviene siempre de forma súbita luego de un estado


emocional intenso, una gran actividad física o a consecuencia de determinadas causas
etiológicas. Se observa en algunos casos de muertes vinculadas a lesiones por arma de
fuego (que afecten el sistema nervioso central o el corazón), accidentes vasculares
encefálicos, caídas desde altura, electrocuciones, cuadros convulsivos intensos y
sumersiones.

Modificado de Patitó, J. A. Medicina Legal. Buenos Aires

El mecanismo bioquímico de su producción es aún desconocido. Puede ser definido como


una contracción vital, que perdura luego de la muerte por alguna falla aún desconocida,
en el mecanismo de relajación. En algunos casos puede ser interpretado como la
instalación abrupta de una rigidez cadavérica dada por una depleción súbita de ATP y
glucógeno muscular.

Dicho fenómeno puede presentarse de dos maneras:

1. Espasmo cadavérico generalizado: contracción generalizada de todos los grupos


musculares. Ejemplo: soldados que mueren en el frente de batalla

119
repentinamente, con un espasmo muscular generalizado que permite mantener
la postura que tenían al momento de producirse la lesión mortal. Los primeros
casos fueron descriptos por Arnaud, Perier, Chenu en las guerras de Italia y
Crimea, Neudurfer y Brinton en las guerras de sucesión, Rossbach en la guerra
francoprusiana y, en general, en todos los campos de batalla.
2. Espasmo muscular localizado: confinado a un grupo muscular determinado.
Ejemplo: la mano del suicida que aferra con firmeza el arma, luego de un disparo
en la región temporal (Signo de Kossu).

El valor médico legal del espasmo es precisamente, que fija la última actitud vital de una
persona. En tal sentido, cuando un cadáver aparece manteniendo el arma firmemente
empuñada (situación que no podría en principio, ser recreada post-mortem), confirmaría
una hipótesis suicida. Su presencia entonces, es determinante ante la sospecha de
suicidio, y todos los autores coinciden en que no podría ser “simulado” con maniobras
postmortem. Sin embargo, por tratarse de un fenómeno poco frecuente e inconstante,
su ausencia no invalida de ningún modo una autoejecución.

Espasmo cadavérico y chamuscamiento de pelos. Disparo con pistola automática (9 mm para- bellum).
Posición original. Apergaminamiento y marca de la trama de la culata en el mismo caso. Tomadas de
“Suicidio por arma de fuego: hallazgos típicos y atípicos”, J Blanco Pampín.

Con el transcurso de las horas, se superponen a las manifestaciones del espasmo, las
propias de la rigidez, y ambas desaparecen con la llegada de la putrefacción.

Respecto a la instauración del fenómeno de espasmo cadavérico en presencia de un


cadáver que ha tenido un periodo agónico prolongado, esto se descarta absolutamente,
debido a que el espasmo es un fenómeno vital y agudo, inmediato en su aparición e
instauración, e incompatible con una muerte que no sea inmediata.

120
10- Homicidios disfrazados: Escenificación de un crimen como suicidio

No es posible hablar de escenificación o manipulación de indicios, sin antes describir el


fantasma de toda investigación, por el cual la “Doctrina del fruto del árbol venenoso”,
puede tirar por la borda toda la instrucción.

Contaminación del lugar del hecho:

Contaminar el lugar del hecho implica alterar un lugar por necesidad o innecesariamente,
por desconocimiento, descuido o desidia. Cuanto mayor sea la cantidad de personas que
ingresen en la escena del crimen, mayor será la posibilidad de producirse la
contaminación, por lo tanto, deberá evitarse el ingreso a toda aquella persona que nada
tenga que ver con el levantamiento y observación de indicios, por lo menos en primera
instancia. A fin de determinar la importancia de la escena del crimen, como así también
de la recolección y preservación de la muestra, es esencial destacar los seis principios
fundamentales en las ciencias forenses:

 1-DIVISIBILIDAD DE LA MATERIA
 2-TRANSFERENCIA
 3-IDENTIFICACION
 4-CLASIFICACION /INDIVIDUALIZACION
 5-ASOCIACION: unir a una persona con la escena del crimen
 6-RECONSTRUCCION: entender la secuencia de los eventos pasados.

Tanto la divisibilidad de la materia como la transferencia son los dos principios


relacionados con la generación de la evidencia, es decir existen independientemente de
la intervención humana o de su reconocimiento. A pesar que la materia está en constante
división y transferencia, esto no sobreviene en evidencia hasta que la división y la
transferencia ocurran en conjunción con un evento criminal.

Generalmente la transferencia de la materia requiere de la división de la misma en forma


anterior, salvo algunos casos en que el contacto necesario para la transferencia ocasiona
la división de la materia. Un claro ejemplo de ello es una colisión entre dos vehículos, en
que simultáneamente se producen la división y la transferencia de la pintura.

Con relación a los restantes principios, los mismos están relacionados con la práctica de
las ciencias forenses y responden a los siguientes interrogantes: QUIEN, PORQUE, QUE,
CUANDO, DONDE y COMO.

El principio de la TRANSFERENCIA debe tenerse en cuenta para el tratamiento de la


escena del crimen y el trabajo en el laboratorio, para de esta forma evitar la
contaminación.

Es dable destacar que vivimos en un mundo sucio (DIRTY WORLD SYNDROME), por lo
tanto debemos tratar por todos los medios de no sumar elementos que contaminen aún
más.

121
La contaminación puede ser divida en dos grupos:

1- Contaminación endógena: se produce en aquellos casos en que por la gravedad


del mismo, los familiares de la víctima, o servicios de emergencias médicas,
desvirtúan el lugar del hecho. Este tipo de contaminación es justificable por su
fin en sí mismo, ya que, quien mejor que la víctima nos puede contar como se
sucedieron los hechos. Este tipo de contaminación, por supuesto, es anterior al
arribo de los gabinetes periciales.
2- Contaminación exógena: la que nos debe preocupar verdaderamente. Es toda
aquella que sucede en la escena del crimen por mal tratamiento de la misma en
lo que respecta al rigor científico y/o investigativo, con el consiguiente desvío de
la investigación, pérdida de tiempo, consumición de recursos humanos y
materiales. Un ejemplo habitual es la no utilización de guantes, o el no recambio
inteligente de los mismos. Otro ejemplo es la intervención desordenada de los
peritos, por ejemplo que el perito médico, ingrese primeramente a la escena del
crimen y luego de cumplir con su función, retirar el cadáver sin haber realizado
aún los demás peritos sus labores correspondientes. La contaminación no solo
ocurre en la escena del crimen, sino también puede presentarse tanto en el
transporte de la evidencia, como así también con el tratamiento de la misma
dentro del laboratorio. Por ejemplo, una muestra biológica puede ser
contaminada por microorganismos tales como hongos, bacterias, y potenciada
por la humedad, esto puede ser evitado si la muestra se remite seca y frisada.

Escenarios organizados y desorganizados:

Acomodar o simular una escena del crimen estaría muy relacionado con actos de
preparación y precaución, solo que la simulación en este caso supone una alteración
mucho más compleja, planificada y global de la escena por parte del agresor. No se trata
tanto de eliminar indicios como de alterar los indicios para dirigir a la policía a líneas de
investigación equivocadas. El agresor manipula los indicios y añade rastros para que
parezca la escena de otro crimen distinto al que sucedió. Por ejemplo un marido que
mata a su mujer y simula la escena de un robo en la casa con el resultado además de la
muerte de su esposa.

Para detectar la simulación de la escena, el investigador debe analizar y valorar cada


uno de los indicios y resultados forenses de la escena, análisis individualizado y de
conjunto, descubriendo posibles contradicciones e incoherencias, teniendo en cuenta
que las personas pueden simular pero las pruebas no.

Hay que tener una visión de cada indicio dentro de la escena, dónde se encuentra,
posición, cómo se relaciona con el resto de indicios, coherencia con la reconstrucción del
suceso, coherencia con el resto de resultados forenses, coherencia con nuestros datos
del perfil criminal, coherencia con nuestros conocimientos y experiencias sobre
comportamiento y psicología criminal.

Posiblemente es la parte del análisis de la escena del crimen que puede resultar más
difícil de realizar, pero es primordial para efectuar una investigación de manera precisa.

122
Tal vez la clasificación más conocida y empleada en la técnica de perfilación criminal
respecto a la escena del crimen, es la que se relaciona con la tipología de criminales
realizada por el F.B.I y la Unidad de Ciencias del Comportamiento bajo la instrucción del
Criminólogo Robert Ressler, conocida como “clasificación criminal organizado-
desorganizado”.

Tras analizar muchas escenas criminales y delincuentes, llegaron a la conclusión de que


los asesinos podían clasificarse en asesinos organizados y asesinos desorganizados. En
nuestro país, los doctores R. Torre (criminalista) y D. Silva (psiquiatra forense) en su
libro “Perfiles Criminales”, explican que existen asesinos que muestran cierta lógica en
lo que hacen, son metódicos, planifican sus crímenes, son inteligentes y competentes
socialmente, sería los llamados asesinos organizados, y estas características se ponen
de manifiesto en la escena del crimen. Por otra parte estarían los asesinos impulsivos,
pocos inteligentes, que son incapaces de planificar sus crímenes, generalmente
relacionados con trastornos esquizofrénicos, serían los asesinos desorganizados.

Desde el punto de vista psicopatológico el organizado estaría relacionado con personas


psicópatas y el desorganizados con trastornos psicóticos. Ressler y los profilers del F.B.I
emplearon la terminología organizado-desorganizado para que las fuerzas del orden
público la pudieran usar sin tener en cuenta los matices psicopatológicos.

Los investigadores del F.B.I arguyen que las diferencias entre una escena del crimen
organizada y desorganizada reside en las mismas diferencias encontradas en la
personalidad de los criminales organizados y desorganizados. Es decir, quien es
organizado en su vida, será organizado cuando perpetre sus crímenes, y quien es
desorganizado normalmente, tenderá a ser desorganizado en sus crímenes. Y esto se
observara claramente en la escena del hecho.

En líneas generales, las diferencias en las distintas escenas se basan en que una escena
organizada va a dar la sensación de haber sido más planificada, los pasos y modus
operandi desplegado por el criminal obedecen más a un cuidadoso plan que a un ataque
de agresividad y violencia repentina. El desorganizado actúa casi sin premeditación en
la escena, no controla nada de lo que hace, sin embargo el organizado ha pensado en
lo que tiene que hacer, hay poca improvisación y todos sus movimientos parecen haber
sido ensayados anteriormente; controla todo lo que ocurre.

El criminal organizado usa un arma que generalmente ha llevado consigo, es parte de


su plan, el desorganizado emplea un arma de oportunidad de la misma escena y muy
posiblemente la deje allí.

El organizado personaliza a su víctima, necesita una persona a la que humillar, controlar,


agredir, el agresor interactúa, se comunica con ella, tiene un significado, mientras que
para el desorganizado la victima está despersonalizada, es un objeto con el que no quiere
tener ninguna relación, no le vale para nada excepto ser el blanco de su ira, de su
agresividad. Eso se percibe en la escena, en la manipulación y heridas de la víctima.

El agresor organizado planea su huida, borra o trata de no dejar indicios que lo delaten,
controla su fuga y eso se percibe en el "orden" y "limpieza" en la que deja la escena,
mientras el desorganizado, en su descontrol psicótico no es capaz de realizar actos de
precaución, huye apresuradamente, deja numerosas huellas, rastros e indicios.

123
En la práctica real es difícil hallar agresores y por tanto escenas totalmente organizadas
o totalmente desorganizadas, más bien lo que se suele dar son escenas y
comportamientos mixtos. Quizá la escena desorganizada de un crimen perpetrado por
un psicótico durante un brote sea más fácil de encontrar y distinguir que una escena
puramente organizada, en la que posiblemente se puedan encontrar muchos signos
organizados mezclados a veces con elementos desorganizados. Eso obliga al investigador
a no tratar de querer encontrar las escenas puras y que se adapten a sus estereotipos,
sino a encontrar solo aquello que los indicios hayan mostrado, huyendo de clasificaciones
rígidas, inmodificables o absolutistas que hagan perder el rigor y la objetividad que deben
caracterizarlo.

¿Es posible escenificar un suicidio?

Aunque poco frecuente, existen casos donde un crimen es disfrazado de suicidio, y es


en éstos casos donde mayor relevancia toma el empleo de técnicas y protocolos
estandarizados para el estudio sistemático de las muertes de causa violenta, efectuados
por equipos multidisciplinarios, dotados y entrenados de una mentalidad investigativa
desde la óptica criminal. El reentrenamiento y la capacitación permanente de estos
equipos es vital, dado que es sabido que “el crimen corre paralelo al progreso humano”.
Los crímenes escenificados involucran a un delincuente que deliberadamente altera
evidencias para simular eventos que despisten a los investigadores. Los resultados de la
autopsia médico legal pueden ayudar, pero también pueden ser ambiguos. En este caso,
la causa de la muerte, determinada en la autopsia, puede indicar que se trató de un
homicidio o un suicidio. Los detalles de la escena del crimen y el trabajo forense pueden
también ser cruciales, pero esto no ocurre siempre, especialmente si el homicidio fue
perpetrado por alguien que sabía lo que estaba haciendo. La información victimológica
y los detalles de las circunstancias en las que ocurre un crimen también son muy
importantes. Por eso es importante entender que el estudio del lugar del hecho y la
autopsia al cadáver son dos hechos absolutamente emparentados, interrelacionados, y
de vital importancia para definir correctamente la causa de muerte. Maestros de la
medicina legal sugieren que el médico que asiste al lugar del hecho, debiera ser quien
efectuara la autopsia, cosa que no sucede en la mayoría de los casos (excepto algunos
pueblos y localidades del interior del país), porque de este modo la información de la
que se nutrirá el profesional interviniente en la autopsia, sobre todo lo referente a la
escena será total y absoluta.

Una escena del crimen perfectamente organizada o simulada es la manifestación física


de engaño. Se trata de la alteración deliberada de la evidencia física por el delincuente
para simular eventos, y se produce con el fin de engañar a las autoridades o redirigir la
investigación (Geberth, 2006; Turvey, 2008). La psiquiatra y criminóloga australiana C.
Ferguson en su tesis doctoral titulada “The Defects of the Situation: A Typology of Staged
Crime Scenes” examinó 141 escenas de homicidios de Australia, EE.UU., Canadá y el
Reino Unido para determinar los elementos comunes entre estos crímenes, víctimas y
agresores. El objetivo era identificar señales de alerta que indicaran una “puesta en
escena”. Los casos fueron estudiados mediante un análisis descriptivo y
multidimensional. Las características comunes en los casos de escenificación incluyeron,

124
entre otras: relación previa entre agresor y víctima; el cuerpo o arma “acomodados”;
limpieza y/o destrucción de pruebas, etc.

Escenificación del lugar del hecho: ¿Cuándo sospechar?

En el mencionado trabajo, algunos de los hallazgos más relevantes respecto a la


simulación de suicidios fueron los siguientes:

 Los suicidios simulados representaron un 12,8 % de la muestra total.


 Sólo en un caso (5,5%) participó más de un delincuente (3 delincuentes)
 Dos de los casos estudiados tenían un número desconocido de delincuentes
(16,7%).
 En los 15 casos restantes hubo un único delincuente implicado (83,3%).
 Un patrón similar se observó para el número de víctimas,
 Donde en todos los casos, excepto uno, había sólo una víctima (94,4%). El caso
que involucró a más de una víctima fue un supuesto homicidio-suicidio madre-
hija.
 Los homicidios escenificados como suicidios fueron más a menudo perpetrados
por hombres que mujeres (83,3% y 5,5%, respectivamente), sin embargo el sexo
del agresor primario en dos de los casos se desconocía.
 La relación víctima / agresor frecuentemente involucraba cohabitantes de la
vivienda o amistades presentes o pasadas (44,4% cada una).
 Las relaciones de cohabitación incluyeron relaciones conyugales (39,9%)
 Autor desconocido o no relacionado a la víctima representó el 5.5 % de los casos.
 En términos de donde se descubrieron a las víctimas, la mayoría fueron
encontrados en sus propios hogares (72,2%), incluyendo su dormitorio (38,9%),

125
cuarto de baño (16,7%), sala de estar (5,5%), exterior (5,5%) o en su vehículo
(5,5%).
 Un adicional 16.7 % fueron encontrados en "otros" lugares.
 En la mayoría de los casos, las víctimas fueron descubiertas por el agresor
(44,4%), su propia familia (11,1%) o la policía (16,7%). Sin embargo, en cinco
casos (27,8%) no estaba claro quien descubrió la víctima.
 Respecto a la causa de la muerte, el tipo más frecuente se debió a herida por
arma de fuego (55,6%), seguido por estrangulación con ligadura (22,2%),
estrangulación manual (11,1%) o empleo de múltiples armas (11,1%).
 El arma identificada como empleada con mayor frecuencia era un arma
oportunista (27,8%), sin embargo, en la mayoría de los casos, el modo en que
se adquirió el arma fue desconocido (44,4%).
 En dos casos (11,1%) el arma fue llevada a la escena por la víctima y
posteriormente utilizada en su contra. En uno de los casos el agresor llevó el
arma a la escena (5,5%).
 En 7 de los 18 supuestos suicidios, el homicidio tuvo lugar durante un
enfrentamiento entre el víctima y el delincuente (38,9%), en los otros siete no
quedó clara la causa de la violencia homicida, y en cuatro casos no había conflicto
aparente que llevara a la violencia (22.2%).
 Las motivaciones implicadas fueron casi siempre desconocido. Cuando se conoció
el motivo, fue siempre la ira vengativa (27,8%).
 En cuanto a la disposición del arma, la mayoría de los casos tenía un arma
dispuesta en el lugar (83,3%), mientras que sólo en tres casos esto no ocurrió
(16,7%).
 Sólo en dos casos hubo una falsa nota de suicidio (11,1%). En 15 casos no hubo
supuesta nota suicida (83,3%) y en un caso no se pudo determinar si estaba
presente una nota (5,5%).
 Evidencia de la auto-lesión simulada a la víctima estuvo presente en todos menos
uno de los casos (94,4%), mientras que el cuerpo de la víctima fue reacomodado
en 12 casos (66,6%).
 El cuerpo no fue reorganizado en dos casos (11,1%), y este elemento de análisis
fue desconocido en cuatro casos (22,2%).
 En 12 casos el cuerpo no fue transportado desde la escena del crimen primaria
(66,7%), en cuatro casos fue transportado a un lugar secundario (22,2%), y en
dos casos, la escena primaria se desconoce (11,1%).
 Se hallaron drogas presentes en el lugar sólo en un caso (5,5%) y no estaban
presentes en los otras 17 (94,4%).
 Sorprendentemente, sólo en dos casos los delincuentes arreglaron su coartada
(11,1%).
 Objetos de valor fueron retirados de las escenas en cinco casos (27,8%).
 Limpieza o intento de limpieza y destrucción pruebas se observó en la mitad de
los casos (44,4%). En dos casos no quedó claro si se había producido algún
intento por limpiar la escena (11,1%).
 La puerta de entrada al lugar y el teléfono de la víctima nunca fueron
manipulados; la iluminación estaba intacta en los 18 casos.

126
Movimiento de las armas en el lugar del hecho:

En un estudio sobre 574 casos de suicidios producidos por disparo de arma de fuego, en
los cuales el cuerpo aún no había sido retirado del lugar del hecho, Garavaglia y
Talkington descubrieron que el arma había sido movida en 96 casos (16,7%), antes de
que un representante de la oficina del cuerpo médico forense llegara. En el 39% de los
casos un miembro de la familia o un amigo movió el arma; en el 37% la policía y en el
15% restante de los casos, no se pudo determinar quién había movido el arma.

Armas encontradas en la mano de la víctima:

Garavaglia y Talkington en este caso estudiaron 498 casos de suicidios con herida de
disparo de arma de fuego, 365 producidos por armas cortas y 133 por armas largas.
Determinaron en cuántos casos el arma permaneció en la mano y cuáles factores podían
predisponer a que ello ocurra. Descubrieron que en el 24,1% (120 casos) de los 498
casos, el arma estaba en la mano. En el 69% (344 casos) se hallaba sobre, o tocando el
cuerpo, o a un metro de distancia como máximo, y en el 7% de los casos (34 del total),
a más de un metro de distancia del cuerpo. De las 34 armas que se encontraban a más
de un metro, 4 eran armas largas, y 30 armas cortas o de puño.

De los 365 suicidios consumados con armas de puño, en el 25,7% (94 del total), el arma
estaba en la mano. Esto significa que al menos un dedo estaba en el guardamonte, o se
encontró que la mano sostenía laxamente el cañón o la empuñadura. En 22 de éstos 94
casos (6% del total por armas de puño), el occiso se disparó estando de pié y colapsó
cayendo al piso, mientras aún sostenía el arma.

En los casos de armas largas, en el 19,5% de los 133 casos (26 del total) el arma se
encontró en la mano, usualmente la izquierda, alrededor del cañón.

127
11- Estudios complementarios de importancia y dificultades para determinar
la manera suicida, accidental u homicida.

Dificultades en la interpretación de heridas por contacto:


En las heridas por contacto fuerte, la boca de fuego indentará la piel al momento de la
descarga; de este modo todos los materiales que emergen de la boca de fuego serán
conducidos dentro de la herida, dejando usualmente muy poca evidencia externa de que
se trata de una herida de contacto.

Las heridas por contacto firme en el cráneo producidas por cartuchos .22 corto o .32
corto Smith & Wesson son a menudo difíciles de interpretar, debido a la pequeña
cantidad de pólvora cargada en tales cartuchos. Éstas heridas pueden aparecer como
heridas de distancia, debido a la inhabilidad para detectar la pequeña cantidad de hollín
producida y para recobrar los granos no combustionados de pólvora en la huella de la
herida. Además, en las heridas a distancia producidas por cartuchos .22 corto o .32
corto Smith & Wesson, el secado de los bordes puede simular los márgenes ennegrecidos
y chamuscados de las heridas por contacto firme. En estas situaciones, así como en los
casos de descomposición del cuerpo, el examen de las heridas a través del microscopio
de disección, para el hollín y los granos de pólvora, resulta muy valioso para algunos
autores.
Vincent Di Maio, empleando el microscopio de disección, afirma que el hollín siempre
está presente en las heridas por contacto provocadas por el empleo de armas de puño,
con partículas de polvo identificadas en la mayor parte de los casos.
Desafortunadamente, el reconocimiento del material como hollín es, en cierto grado,
subjetivo.
El secado, la sangre hemolizada y la descomposición pueden simular o enmascarar el
hollín. En general la sangre puede ser removida haciendo correr agua o vertiendo agua
caliente con un duchador sobre la herida. Los coágulos resistentes al agua caliente
pueden ser disueltos con peróxido de hidrógeno. Ni el agua caliente ni el peróxido
pueden disolver el hollín.

Los métodos químicos son los comúnmente usados para determinar la presencia de
residuos de disparo. Existen métodos físicos de análisis mucho más sensibles que los de
la química húmeda. Uno de los principales es el análisis por activación neutrónica,
conocido generalmente por sus siglas AAN (Análisis por Activación Neutrónica). Consiste
en lograr que algunos de los núcleos presentes en la muestra se vuelvan radioactivos y
emitan sus radiaciones características. La detección con equipos especiales de estas
radiaciones permite individualizar los átomos presentes.
Los métodos utilizados para el análisis de las muestras provistas por la Justicia Argentina
son principalmente dos: la Microscopía Electrónica de Barrido con Espectrometría de
Energía Dispersiva (SEM/EDS, por su sigla en inglés) y el Análisis por Activación
Neutrónica (AAN). Esta última constituye un aporte sustantivo de la CNEA, dado que
para su realización se requiere el uso de un reactor nuclear. Esta técnica es aplicada a
problemas forenses desde 1963, y constituye un significativo aporte de la CNEA
(Comisión Nacional de Energía Atómica) a la administración de Justicia. En Argentina

128
hay sólo dos lugares donde se puede hacer esta clase de análisis: en los laboratorios del
Centro Atómico Ezeiza (provincia de Buenos Aires) y en el reactor nuclear RA-6, situado
en el Centro Atómico Bariloche (provincia de Río Negro). Respecto a la disponibilidad del
Microscopio Electrónico de Barrido para estudios forenses, en el país encontramos uno
en el Gabinete Científico de la Policía Bonaerense en La Plata, otro en el Laboratorio
Regional NOA dependiente del Cuerpo de Investigaciones de Fiscales del Ministerio
Público Fiscal de Salta, uno en el Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino
Rivadavia" (dependiente del CONICET), y en el laboratorio de la Universidad Nacional de
Cuyo en Mendoza (Instituto Argentino De Nivología, Glaciología Y Ciencias Ambientales
– CONICET).

En los casos en los cuales no se está seguro si una herida es por contacto y en la cual
no se pueden identificar partículas de pólvora a través del microscopio de disección, o
en aquellos casos en los cuales no se cuenta con dicha aparatología (como en nuestro
caso), debería emplearse energía dispersiva de rayos X (EDX) o microscopía electrónica
de barrido de energía dispersiva de rayos X (SEM-EDX). Utilizando estos dispositivos,
como vimos, se pueden analizar los metales vaporizados del proyectil, la vaina o el
fulminante.

Asimismo, en las heridas por contacto, el músculo alrededor del OE puede presentar un
matiz rojo-cereza debido a la carboxihemoglobina y a la carboximioglobina formada a
partir del monóxido de carbono proveniente de los gases de la boca de fuego. Aunque
en realidad, en ocasiones, tanto el monóxido de carbono como las partículas de pólvora
se pueden encontrar en el OS (por migración). Sin embargo, Di Maio afirma que nunca
vio que el hollín hiciera tal cosa.

Situaciones especiales: Uso de silenciadores.


El silenciador es un dispositivo empleado para disminuir el sonido de la descarga de un
arma de fuego. Ningún silenciador es completamente efectivo; el ruido que se crea al
disparar un arma se origina en la caída del martillo o de la aguja de percusión, la
detonación del fulminante, la ola de gas y aire que salen del cañón antes que el proyectil,
el proyectil que sale, la ola de gas de la carga propulsora y la operación del mecanismo
del arma cuando se extrae y se expulsa la vaina y se carga una nueva ronda.

Los silenciadores pueden constituir una parte integral del arma o agregarse a la boca de
fuego de la misma. La mayoría son unidades cilíndricas unidas a la boca de fuego. El
cilindro se llena típicamente con metal o discos de goma, con un agujero central a través
del cual pasa el proyectil. En silenciadores toscos, los cilindros pueden estar rellenos con
lana de acero o fibra de vidrio.

El ruido que se produce al disparar un arma se debe solo en parte a la descarga. Por lo
cual el uso de un silenciador no resulta suficientemente efectivo para evitar el sonido del
disparo. Sin embargo, un silenciador puede filtrar la mayoría o todo el hollín y la pólvora
que emergen del cañón. Missliwetz et al observó ausencia no solo de hollín, pólvora y
tatuaje, en una serie de heridas producidas desde una distancia próximas, infringidas
con armas con silenciadores, sino también ausencia de anillo de abrasión o excoriación
en algunos OE, generando confusión al momento de determinar la distancia del disparo.

129
Dificultades en la detección de residuos por disparo de arma de fuego:
La habilidad para determinar si una persona ha disparado un arma de fuego o no, es de
una importancia significativa en la investigación, tanto de los homicidios como de los
suicidios y accidentes. Así, con el correr de los años se han ido desarrollando distintas
pruebas para cubrir esta necesidad.
Típicamente, cuando se dispara un arma y los residuos se depositan en la mano, se
encuentran en el dorso de la mano que dispara. La detección de residuos del fulminante
sobre las palmas de las manos, en lugar de hallarse sobre el dorso de la mano
sospechada de tirar, sugiere un gesto de defensa, más que uno de disparar un arma.
También puede deberse a la manipulación de un arma cubierta de residuos propios de
las armas de fuego. En los suicidios ejecutados con armas de puño, los residuos del
fulminante sobre la palma pueden deberse al hecho de haber sostenido el arma con esa
mano en el momento del disparo.

Áreas de toma de muestras para recuperar residuos por disparo de arma de fuego, en dorsos (arriba) y
palmas de las manos (abajo).

130
El levantamiento de las muestras se puede hacer sobre cualquier superficie vinculada al
hecho, dependiendo de qué es lo que se intenta dilucidar. La palma y el dorso de las
manos se utilizan para verificar si ha disparado esa persona o si se ha protegido de
alguna agresión. También se pueden analizar las prendas que tenía puesta la persona
que habría efectuado un disparo o víctima del mismo. Algunos autores indican que es
ilustrativo y útil el levantamiento de muestras también sobre las superficies aledañas al
hecho, para ayudar a determinar con mayor precisión la composición de la escena.

Depósito de GSR, quemadura, polvo, granos y tatuaje según la distancia de disparo.

En caso de suicidio con fusil o escopeta, virtualmente nunca se detectan residuos sobre
la mano que dispara con la técnica FAAS (Espectrometría de Absorción atómica de
llama). De cualquier modo, el residuo se detecta en todo caso, sobre la mano que no ha
disparado, pero que ha sido utilizada para sostener firmemente la boca de fuego contra
el cuerpo. En este caso, habitualmente sólo se detectan altos niveles de plomo; la
ausencia de bario y antimonio se cree, sea debida al hecho de que solo pequeños niveles
de estos elementos son utilizados en el fulminante, y a que precipitan dentro del largo
cañón antes de salir en altos niveles.

En el laboratorio de Vincent Di Maio cuando se empleaba FAAS, los niveles de antimonio,


bario y plomo eran considerados significativos sólo cuando estaban por encima de 35 ng
para antimonio, 150 ng para bario y 800 ng para plomo. Para las armas de fuego central,
una prueba sobre las manos era considerada positiva (correspondiente a residuos
provenientes de disparo de arma de fuego) cuando los tres elementos estaban

131
presentes, y al menos el nivel de plomo era elevado. Una marcada elevación del bario
solo puede deberse a la presencia de tierra rica en bario.

Para interpretar correctamente el resultado de un significado positivo de la prueba, debe


tomarse en cuenta el área de superficie de la mano que da positivo, la cantidad de
metales depositados en las diferentes áreas, la naturaleza del arma, la naturaleza y
ubicación de la herida.

En cuadro clásico del individuo que ha disparado un arma de puño, versus quien ha
efectuado un gesto de defensa frente a un ataque, podría resumirse de la siguiente
manera:

Caso Área de la mano Resultado Conclusión

Ejemplo 1 Dorso derecho Positivo Disparo con mano


Dorso izquierdo Negativo derecha
Palma derecha Negativo
Palma izquierda negativo
Ejemplo 2 Dorso derecho Negativo Disparo con mano
Dorso izquierdo Positivo izquierda
Palma derecha Negativo
Palma izquierda negativo
Ejemplo 3 Dorso derecho Positivo o negativo Defensa con mano
Dorso izquierdo Negativo derecha
Palma derecha Positivo
Palma izquierda Negativo

La dificultad con el análisis FAAS radica en que al tratarse de un método analítico


elemental, logra medir la cantidad total de los residuos metálicos removidos, pero no
puede distinguir la fuente de los mismos. Además, tiene un alto porcentaje de falsos
negativos.

Stone et al descubrieron en su trabajo que sólo el 50% de los suicidas estudiados, que
utilizaron revólveres de fuego central, dieron positivo para residuos provenientes de
disparo de arma de fuego. En los casos en que se empleó una pistola semiautomática,
este porcentaje descendió a 32%. Para los revólveres .22 de fuego anular, el porcentaje
fue de 23%.
Éstos resultados se encuentran confirmados por Di Maio, quien afirma que una prueba
negativa, para residuos provenientes de disparo de arma de fuego, carece de significado;
no prueba en absoluto que un individuo NO haya disparado un arma.
En el sujeto vivo, el lapso de tiempo transcurrido entre el posible disparo y la extracción
de la muestra, es vital, ya que existe una rápida pérdida de residuos en las manos, no
solo por medio del lavado o frotamiento-raspado de las mismas contra cualquier
superficie (con fines de ocultamiento), sino por el simple correr del tiempo; en el sujeto
vivo, luego de 2 a 3hs, el análisis resulta siempre negativo. Una prueba positiva puede
también ser consecuencia de la manipulación del arma que ha sido recientemente
descargada. El residuo, obviamente, se depositará sobre las palmas preferentemente.

132
Cuando las personas se disparan a sí mismas, no necesariamente empuñan el arma de
la misma manera que lo harían si estuvieran disparando contra un blanco. Comúnmente
sostendrán el arma de puño con sus dedos envueltos alrededor de la parte de atrás de
la empuñadura utilizando el pulgar para presionar la cola del disparador. Algunos
individuos sostendrán firmemente el arma contra el cuerpo, tomando el cañón con la
mano que no dispara.
En casos de heridas por contacto en el cráneo, y menos comúnmente en el tronco, el
hollín puede depositarse en el pulgar, en el dedo índice y en la membrana conectiva de
la piel de la mano que sostiene el arma contra el cuerpo, debido a la explosión hacia
atrás de los gases provenientes de la boca de disparo. En el caso de un revólver, el hollín
puede depositarse sobre la palma, proveniente del espacio del tambor. La ubicación del
hollín sobre la palma está influida por la longitud del cañón y por donde se sostiene el
arma. Por lo tanto, esto podría explicar al menos en parte, la negatividad de las pruebas
para la detección de residuos de disparo cuando las muestras son tomadas del modo y
sobre las zonas que habitualmente se indica.
Siguiendo los trabajos de Di Maio et al, se observa que el empleo de SEM-EDX
automatizado (Espectrometría de Microscopio electrónico de barrido equipado con
análisis por rayos X) en casos de suicidio comprobado, probablemente no se justifica,
dado que es más caro que el FAAS y no ofrece ninguna ventaja significativa.

En un trabajo realizado por Kimberley Molina y Vincent Di Maio sobre 116 casos de
suicidios conocidos, donde se efectuó análisis de GSR por SEM-EDX, los resultados
obtenidos ilustran varios puntos clave:

 GSR por SEM no se puede utilizar para determinar absolutamente si una persona
disparó un arma, porque el 50% de las personas que se sabe que han disparado
un arma directamente antes de la muerte, no muestran ninguna evidencia de
GSR por SEM / EDX.
 Un resultado positivo puede ser útil, pero sólo indica que una persona disparó un
arma de fuego, estaba cerca de una pistola disparando, o tocado un arma de
fuego que habían sido dados de alta recientemente.
 La distribución espacial de la GSR a veces puede ayudar a diferenciar cuál de
estos escenarios es más probable; Sin embargo, los resultados de este estudio
mostraron patrones GSR discernibles y específicos en sólo el 18% de los casos.
Por lo tanto, este estudio reitera lo que estudios previos han demostrado: el
resultado del análisis de GSR no puede y no debe ser utilizados para diferenciar
suicidio de homicidio.
 Por lo tanto, mientras que una prueba positiva para GSR por SEM / EDX puede
ser útil, una prueba negativa no lo puede ser, dependiendo de las circunstancias.
 En este estudio de 116 suicidios conocidos, el 50% resultaron negativos a GSR
por SEM / EDX; por lo tanto, en promedio el 50% de las personas que descarguen
un arma de fuego tendrá una prueba negativa por SEM / EDX; sin embargo, ya
que los resultados de las pruebas de GSR varian según el tipo de arma de fuego,
una prueba negativa puede tener más valor, dependiendo del tipo de arma
empleada: por ejemplo, una prueba negativa para un arma automática 45 puede
ser más convincente que un test negativo para un 22 automático.

133
Algo similar ocurre al emplear la técnica de ICP-AES (Plasma Acoplado Inductivamente);
aunque algunos autores consideran que esta técnica, al igual que la Absorción Atómica,
permiten una mejor evaluación cuantitativa, importante para analizar otros detalles
acerca del hecho, como la distancia a la que se efectuó el disparo, Kimberley Molina y
Vincent Di Maio en una segunda etapa de su trabajo comprobaron que dado que el 50%
de los casos de suicidios conocidos son GSR negativo utilizando cualquiera de los
métodos (SEM o ICP), un resultado negativo GSR sigue siendo de poco valor. Un
resultado positivo puede ser útil, si se considera el patrón de positividad (distribución
espacial) sin embargo, al igual que todas las pruebas de laboratorio, debe ser utilizado
en concordancia con toda la información del caso particular.

El análisis de 100 suicidios empleando SEM-EDX reveló que no se identificó ninguna


partícula específica en las manos en el 47% de los casos que involucraban el uso de
Magnum .357, 47% en los casos de .38 Special, 85% en los casos de .22, 38% en los
casos de .380, y 25% en los casos de 9mm. Basado en la identificación de las partículas
específicas, su número y distribución en las manos, los resultados positivos de las
pruebas concordantes con el disparo de un arma estaban presentes sólo en 27 a 33%
de los casos en los que se usó Magnum .357, 33 a 37% en los casos de .38 Special, 5%
en los casos de .22, 8% en los casos de .380, y de 8 a 25% en los casos de 9mm.
El FBI ha decidido recientemente dejar de llevar a cabo exámenes GSR (Residuos de
disparo de arma de fuego o RDD). Esta decisión fue tomada después de una evaluación
interna del número de solicitudes recibidas para este examen en los últimos años y el
carácter probatorio de dichas solicitudes (Summary of the FBI Laboratory’s Gunshot
Residue Symposium).
En dicho simposio, cuando se le consultó a los científicos invitados si las pruebas GSR
debe hacerse sobre presuntas víctimas de suicidio, casi todos los participantes
coincidieron en que estas muestras deben recogerse; sin embargo, deben ser analizados
sólo si el valor probatorio puede mostrarse. Los expertos llegaron a las siguientes
conclusiones:
 El Análisis de GSR de muestras tomadas de víctimas de muerte de causa dudosa
nunca puede demostrar si el sujeto es víctima de un suicidio, un homicidio o un
accidente.
 Se espera encontrar partículas en víctimas de un disparo a quemarropa o dentro
de una distancia razonable de la boca del cañón, hasta varios pies.
 Dependiendo de las circunstancias, algunas de las víctimas de disparos de corta
distancia pueden no tener partículas de GSR en ellos.

En estas discusiones, Douglas De Gaetano informó que en un estudio de 10 años de


5.231 casos relacionados con el GSR en Virginia, el 39 % (2.040 casos) involucraron
posibles suicidios. De esta cifra, aproximadamente el 13 % de las víctimas de suicidio no
dan positivo para partículas GSR. El GSR recogido de manos de las víctimas de suicidio
en la escena del crimen fue positivo el 92 % de los casos, mientras que el GSR recogido
de las manos de las víctimas de suicidio en la morgue fue positivo en el 76 % de los
casos (DeGaetano y Harrison 2004).

134
Persistencia de residuos de disparo en prendas y superficies:

La detección de partículas de residuos de disparo (RDD) de arma de fuego en las prendas


de quien se sospecha que ha disparado, es una evidencia muy importante en los casos
judiciales para determinar si el individuo pudo haber disparado o no, un arma de fuego.
Sin embargo, debido a simples roces con o contra otras superficies, las partículas
asociadas al disparo se pierden con la actividad física que ejerce el individuo. Stuke M.
y col., analizaron la permanencia de los RDD retenidos sobre los puños de prendas de
vestir, luego de disparar una pistola .9 mm. Valiéndose de la técnica de Microscopía
Electrónica de Barrido (SEM) combinada con Espectrometría de Energía Dispersiva (EDS)
caracterizaron la morfología, densidad y composición de los RDD recolectados, teniendo
en cuenta los distintos tiempos de recolección y manipulación de la prenda. Observaron
que la persistencia de las partículas de RDD sobre los puños está directamente
relacionada con la intensidad de la actividad realizada tras el disparo, y que la recolección
sobre los puños de la prenda del sospechoso debe efectuarse antes de las 3hs de haber
efectuado el disparo para obtener resultados específicos.

135
12- Concepto de autopsia psicológica, modelo empleado actualmente, pasos
y objetivos.

Como he descripto, la Autopsia Psicológica es la valoración retrospectiva e indirecta de


la personalidad y la vida de una persona ya fallecida. Es una reconstrucción socio - psico
- patológica postmortem del ser humano, de gran utilidad en la determinación del posible
perfil suicida o no, de un individuo. La Autopsia Psicológica puede definirse como un
procedimiento de reconstrucción biográfica del estado psicológico de una persona al
momento de su fallecimiento, que incluye aspectos de la personalidad, estilo de vida y
estado mental mediante un método diferencial.

Para el desarrollo de este procedimiento se requiere la recolección de datos de la víctima


que permitan “reconstruir” su perfil psicológico y estado mental previo a la muerte, y
para lograrlo, es necesario el trabajo de un equipo interdisciplinario de médicos
criminalistas, psiquiatras y psicólogos forenses. Al formar parte del proceso de
investigación criminal, intenta determinar el círculo de sospechosos en los homicidios de
autor desconocido, al permitir la caracterización de la víctima, sus conflictos
motivacionales y estilo de vida. Ofrece a los investigadores elementos de probabilidad
en cuanto a los posibles autores materiales e intelectuales.

Aunque la aplicación de la autopsia psicológica se adapta a la legislación y


reglamentación forense de cada país, cada equipo de trabajo decide la forma de
proceder durante la etapa de recolección de los datos. Así se han planteado numerosas
dificultades en cuanto a la estandarización de un procedimiento universal, sin embargo,
existen protocolos confeccionados con rigor científico, de gran adherencia entre los
investigadores, entre los cuales podemos destacar en nuestro medio el protocolo del Dr.
Raúl Torre (confeccionado para ser aplicado en cualquier tipo de óbito) y el de la Dra.
Teresita García Pérez en Cuba.

Según Ebert, los principales objetivos de la Autopsia Psicológica se dividen en cuatro:

1. Primer Objetivo: Determinar la manera de la muerte a) natural, b) accidental, c)


suicidio y d) homicidio; generalmente, en algunos casos, la manera de muerte es
bastante clara, lo que no ocurre con el modo como sucedieron los hechos.
2. Segundo Objetivo: Averiguar el momento y el tiempo en el cual se produjo la
muerte; para esto, el investigador debe indagar acerca de diferentes situaciones
de la vida del occiso y tratar de relacionarlas con el hecho.
3. Tercer Objetivo: Obtener la información suficiente acerca de previos intentos de
suicidio.
4. Cuarto Objetivo: Según el mismo autor, es terapéutico para la familia y los
amigos del occiso. La entrevista y la investigación en general son mecanismos
terapéuticos para estas personas, ya que permite comunicar pensamientos y
sentimientos sobre la persona fallecida, de igual forma, la percepción que cada
uno tiene sobre la muerte de aquella persona cercana, que por lo general es de
culpa, dolor, vergüenza, resentimiento, entre otras.

136
De igual manera, la Autopsia Psicológica tiene como función ayudar a esclarecer los
casos de muerte dudosa: suicidio, homicidio y accidente, donde ni el médico legista, ni
el investigador policial tienen suficientes elementos; lo anterior se puede determinar:

 Valorando los factores de riesgo suicida, riesgo heteroagresivo o de


accidentalidad.
 Valorando el estilo de vida del occiso.
 Evaluando el estado mental en el momento de la muerte.
 Estableciendo las áreas de conflicto y motivacionales.
 Diseñando el perfil de personalidad del occiso.
 Esclareciendo si existían señales de aviso pre suicida.
 Esclareciendo si existía un estado pre suicida.

Utilidad de la autopsia psicológica en la investigación de la muerte violenta


de causa dudosa de criminalidad. ¿Cuál es el momento óptimo para la
realización de la misma?

Ante un comportamiento o hecho que eventualmente no tienen una explicación clara,


pero que podría llegar a tenerla si se estudian minuciosamente lo hechos antecedentes
y consecuentes a lo sucedido, se podría inferir comportamientos o acciones llevadas a
cabo bajo condiciones únicas y especiales que llevaron a la consecución de los hechos,
por lo cual la psicología y la psiquiatría tienen mucho que aportar.

Shneidman, padre de la técnica propone tres categorías para estudiar los casos de
muerte dudosa: a) el qué, b) el cómo y c) el porqué, en relación con la persona que
cometió el suicidio; la causa actual de muerte con especial énfasis en el tiempo y la
determinación de la forma en que ocurrió.

Autores como Ramirez y Annon afirman que el tiempo óptimo para realizar la entrevista,
es entre 1 y 6 meses después de haber ocurrido el deceso, ya que durante estos meses
aún se conserva la nitidez del recuerdo y la información obtenida es confiable, de lo
contrario las reacciones de duelo pueden, o bien, interferir en la objetividad del recuerdo
existiendo la tendencia a idealizar al fallecido, o afectar la claridad del recuerdo. Tanto
el Dr. Daniel Silva como el Dr. Mariano Castex coinciden en que el momento ideal para
la realización de la autopsia psicológica es:

 No antes de los 3 meses (para evitar la influencia mediática).


 No mucho después de los 6 meses (para evitar los olvidos).
 Ideal: entre los 3 y 6 meses posteriores a ocurrido el hecho.

La Autopsia Psicológica es una técnica difícil con la cual cuentan sólo algunos países; en
dicha técnica el estudio de las muertes equívocas exige un alto nivel científico, por tal
motivo, tenerlas a nuestra disposición posibilita un avance importante en el aumento de
la calidad científico-técnica y profesional de la investigación criminal. Uno de los países
de habla hispana con mayor trayectoria en el tema de Autopsia Psicológica es Cuba. A
partir de múltiples revisiones de los modelos, escalas, guías y formularios encontrados

137
en la literatura especializada han creado su propio modelo al cual inicialmente
denominaron MAP (Modelo de Autopsia Psicológica); a medida que incorporaron otros
ítems durante la validación, de dicho modelo, en víctimas de suicidio, homicidio y
accidente, lo han perfeccionado hasta llegar al que actualmente utilizan, el MAPI (Modelo
de Autopsia Psicológica Integrado).

Según Teresita García Pérez, el MAPI a diferencia de todos los modelos revisados está
completamente estructurado y sistematizado, de forma tal que se disminuye al mínimo
el margen de sesgo, debido a que todos los peritos o auxiliares de la justicia que aplican
dicho protocolo deben realizarlo de la misma manera, guiándose por un instructivo con
posibilidad de respuesta cerrada, precisamente para evitar la inclusión de elementos
subjetivos en la valoración de cada caso y, además, para hacerlo verificable por terceras
personas. Para proporcionar ésta prueba judicial, las ciencias forenses como la
psiquiatría y la psicología enfrentan a menudo tareas muy difíciles tales como determinar
el estado mental de un acusado en el momento de los hechos, peor aún, cuando ha
transcurrido algún tiempo desde el momento de su ocurrencia. En ocasiones, la labor
del psiquiatra o psicólogo se vuelve más compleja cuando se trata de determinar el
estado mental de una persona ya fallecida en el momento de su muerte. No obstante,
la vida psíquica del ser humano deja huella de una u otra forma: en documentos, obras
de arte, espacios habitados a lo largo de su existencia, en la forma como se relacionaban
con las otras personas, etc.

El aspecto principal de la Autopsia Psicológica es el proceso en sí mismo y el modo como


se llevan a cabo las cosas. Dicho proceso parte desde el mismo lugar de los hechos, en
el cual no sólo se pueden levantar huellas objetivables por los peritos en criminalística,
también se pueden levantar las huellas psicológicas que quedan impresas en los lugares
en que estuvo la víctima y en las personas que interactuaron con ella. La función del
psicólogo o del psiquiatra que realiza la pericia es decodificar e interpretar las señales
que emite la escena del crimen. T. García Pérez plantea que, una vez recogidos todos
los elementos necesarios para conformar una caracterización del occiso se realiza una
discusión colectiva en la cual participan los peritos y los investigadores policiales y se
ofrece un informe pericial en términos probabilísticos, pues se trata de una evaluación
indirecta y de conclusiones inferenciales que cobran valor solo al sumarse el resto de los
elementos criminalísticos, policiales y médico legales.

En el estudio y la comprensión más amplia posible sobre las características e historia


personal de la víctima de homicidio/suicidio, suele radicar la clave para la resolución de
un hecho de causa dudosa. Desde la victimología forense y de métodos de investigación
como el MAPI, pueden surgir elementos que aclaren la posición del victimario y sus
circunstancias, ubicándolas dentro de la situación delictual, reconociendo sus
disparadores y profundizando las relaciones interpersonales de los intervinientes. Sin
dudas, esto será de apoyo a la investigación penal, al organizar en un todo con sentido
la información y su prospectiva, brindando así a los instructores judiciales un nuevo
enfoque en la valoración de la prueba.

138
13- En la búsqueda de un esquema integral y aplicable al estudio
sistematizado de las muertes violentas donde se sospecha del suicidio como
manera de muerte.

Siguiendo la Secuencia Fáctica:

La secuencia fáctica, es un fenómeno dinámico que se reconstruye en base a indicios


que se producen antes, durante y posteriormente al hecho en relación a la víctima-
victimario-escenario del hecho y es un proceso inductivo-deductivo, confeccionado por
un grupo interdisciplinario de profesionales enmarcados en las ciencias forenses,
llegando a interpretaciones objetivas a través de informes periciales, demostrables,
expeditivos y expositivos en forma escrita y oral.
Debe ser diferenciado de la reconstrucción de un hecho; este es un método judicial,
llevado a cabo por el Ministerio Público Fiscal, empleando informes técnicos y
declaraciones testimoniales, que conducirán a una interpretación basada en libres
convicciones razonadas por parte de los juristas.
Dicho esto, es momento de detallar la secuencia fáctica considerada ideal por muchos
autores. La misma involucra metodología, técnica y tecnología forense, basándose en
tres etapas primarias a saber:

 toma de información
 hipótesis de la mecánica del suceso
 confirmación de la hipótesis más probable

La información es obtenida de
 La Escena del Crimen
 Los laboratorios
 La I.P.P. (Investigación Penal Preparatoria) o causa penal

El lugar del hecho y los informes producidos por los Laboratorios, ya sean, propios o
privados, aportan información objetiva, tales como indicios, informes específicos en
determinadas áreas, etc.
Por otro lado, la información obtenida de la I.P.P. tiene un predomino subjetivo, ya que
abundan las declaraciones testimoniales.
La información subjetiva, puede ser transformada al campo de la objetividad cuando las
apreciaciones personales pueden ser cuantificables, por ejemplo, cuando existen cinco
declaraciones de testigos auditivos, donde tres manifiestan haber escuchado dos
detonaciones a las 12 horas, y dos testigos refieren haber escuchado una detonación en
el mismo horario. Esta información subjetiva, al ser confrontada con los accidentes
balísticos y/o vainas recolectadas en el lugar, lesiones de la víctima y cantidad de
cartuchos en el cargador de la persona aprendida, serían contestes, lo que produce un
acercamiento a la probable hipótesis.

139
La calidad de la información obtenida de la escena del crimen depende
fundamentalmente de la preservación del lugar del hecho en forma mancomunada, con
un sistemático procesamiento de la escena del crimen, su ilustración y fijación a través
del registro fotográfico y planimétrico, la adecuada clasificación y levantamiento de
indicios con embalaje acorde a sus propiedades (biológicos, no biológicos), la
importancia de la cadena de custodia representada mediante una hoja de ruta y la
metodología y técnica de remisión de los elementos incautados a los laboratorios. La
inexistencia u omisión de cualquiera de los pasos referidos, conlleva a reducir la
probabilidad de certeza aumentado el abanico de posibilidades de la mecánica del
suceso.

Diferencias entre reconstrucción y secuencia fáctica

Realizado el procesamiento del lugar del hecho, todas las muestras son remitidas a los
Laboratorios periciales a los fines de su estudio e identificación específica, cuyas
conclusiones serán plasmadas por medio de informes periciales.
La conservación del indicio es importante desde el levantamiento acorde a la técnica y
metodología de la criminalística de campo, con las garantías sustentadas por las
formalidades legales vigentes hasta el momento de la realización del peritaje forense.

En los trabajos de Laboratorio, nos es posible recrear y controlar el fenómeno mediante


la inducción, simulando en forma real y virtual (con tecnología multimedia) las
condiciones y materiales propias del hecho.

Todos los laboratorios aportan informe técnicos-científicos en base a su especialidad,


con fundamento científico, totalmente verificable, brindando una información segura.-

140
No obstante, debido a la complejidad del análisis, su conjugación con la escena del
crimen y su periferia, nos obliga, ante ciertas circunstancias (solicitud judicial) a regresar
al terreno indiciario especulando nuevas variables de ocurrencia, las cuales serán
confirmadas o refutadas ante un estudio de secuencia fáctica.

Es importante tener en cuenta además la posibilidad de la existencia de un error pericial,


el cual puede ocurrir a consecuencia de falta de calibración, de mantenimiento del
instrumental, protocolos de actuación técnica incompletos, contaminación en el lugar del
hecho (por transferencia de manchas, por un inadecuado manejo de la muestra en el
momento de la técnica de levantamiento, etc.), siempre en detrimento de la conclusión
final del peritaje.

Por último, se utiliza para establecer una secuencia fáctica parte de la información
subjetiva y objetiva proveniente de la Investigación Penal Preparatoria, las cuales radican
fundamentalmente en declaraciones testimoniales cuantificables (que indican, por
ejemplo, la cantidad de personas que afirman haber visto al sujeto con vida en
determinado rango horario, el cantidad de disparos que escucharon y la franja horaria
de ocurrencia, etc.).

Es importante recordar que rara vez existe una relación causal sencilla entre un acto
violento y su repercusión. Quienes dedican su vida a las ciencias forenses conocen la
frase: “Los muertos hablan”, y esto es muy cierto, pero los libros clásicos habitualmente
se refieren a los hallazgos tanatológicos, como livideces, rigor mortis, existencia de
heridas de defensa, etc., que pueden desmentir un planteamiento inicial de
determinadas causas y circunstancias de la muerte. Pero no solo por esto hablan los
muertos, sino que también lo hacen por las “huellas psicológicas” que dejan en los
espacios que habitaron y que, en determinados casos, puede ser la clave para el
esclarecimiento de las circunstancias en que acaeció su deceso.
En efecto, la experiencia criminalística ha demostrado con el correr de los años que, en
aquellos casos donde la medicina legal y la investigación policial no pudieron establecer
la causa de la muerte, es cuando el estudio de Autopsia Psicológica resulta pertinente
para aportar aquellas “señales” de la vida anímica de una persona fallecida, encaminadas
a establecer los factores de riesgo de hétero o auto-agresividad en que se encontraba.
En resumen, constituye una forma indirecta de que la víctima sea escuchada en relación
a los factores que rodearon su propia muerte. En el estudio y comprensión de las
características e historia personal de la víctima de muerte violenta, suele radicar la clave
para la resolución de un hecho tan complejo, donde el suicidio, el homicidio y el accidente
no logran cobrar independencia.
Es importante tener en cuenta además:

 Todo informe técnico que pudiera provenir de otras dependencias

 Amplitudes periciales no tradicionales surgidas a través del hallazgo de vestigios


en la escena del crimen, los cuales necesitan un tratamiento especial
(tecnológico-empírico)

 Convenio con Universidades respecto a la necesidad de equipamiento especial


(como por ejemplo con el Departamento de Ciencias Biológicas de la Facultad de

141
Ciencias Exactas, de la Universidad Nacional de La Plata, que cuenta con un
Microscopio de Disección Láser Leica) o de otras instituciones donde se requiera
información específica (por ejemplo, fábrica de armas Bersa).

 Evaluar y plantear la posibilidad del trabajo en conjunto y desde el inicio, en el


lugar del hecho y previo al levantamientos de rastros e indicios, con un psicólogo
forense, lo cual permitiría sugerir la observación de determinados documentos,
literatura que leía el occiso, música que escuchaba, etc.; T. García Pérez detalla
que en Cuba, donde siguen este protocolo, esta experiencia ha sido muy positiva
e inclusive ha sido trasmitida a otros países del área, como México y Honduras.

Del análisis de la totalidad de la I.P.P. se puede desprender la ausencia de resultados


periciales, como por ejemplo, el resultado de los estudios histopatológicos,
entomológicos, de las muestras de sangre levantadas en el lugar, etc. o la falta de
diligenciamiento o solicitud pericial sobre una determinado indicio recolectado en el lugar
(prendas, distancia de disparo, interpretación de los patrones hemáticos, entre otros).

Asimismo, puede surgir el retorno a la escena del crimen, a efectos de realizar


ampliaciones periciales debido a que el grupo interdisciplinario designado para realizar
la secuencia fáctica, no es el mismo que actuara en primera instancia, en el
procesamiento de la escena del crimen.

De esta forma se obtiene un contacto directo del sitio, comparando e incrementando (en
caso de ser necesario) las actuaciones periciales sobre el propio lugar del fenómeno.

Recomendaciones Finales:

 Integrar una red de apoyo recíproco interinstitucional entre la Policía Federal


Argentina y la Policía Científica para el manejo de la escena del crimen y la
recolección y preservación de las evidencias.
 Instruir a los miembros de las fuerzas policiales que patrullan las calles (Policía
Federal, Policías Provinciales y Municipales) sobre el manejo de la escena del
delito. En igual sentido, a aquellos miembros que son destinados a áreas de difícil
acceso, donde no existe departamento de Policía Científica, se les debe instruir
sobre el manejo de la escena y la recolección de evidencias que pueda realizarse
en un momento dado.
 Promover charlas, seminarios, diplomaturas y otros cursos entre los miembros
de estas instituciones, así como a profesionales de otras ramas que están
presentes habitualmente en estos lugares, tales como los periodistas.
 En igual sentido, informar a la comunidad en general sobre este tema de gran
relevancia.

142
14- ¿Homicidio o Suicidio? Interpretación de la herida por arma de fuego,
desde la estadística aplicada: un enfoque/mirada Bayesiana.

El razonamiento estadístico y la computación están tomando un papel cada vez mayor


en el campo de la ciencia forense. La demanda de estadísticas surgió inicialmente desde
el campo de la interpretación de pruebas, y los enfoques en este aspecto siguen el cisma
estadístico estándar de ser frecuentista o bayesiano.

El enfoque frecuentista o de coincidencia:

El énfasis está generalmente sobre la estimación de la probabilidad de ocurrencia de una


rareza relativa o alguna característica de un elemento probatorio, o llevar a cabo una
prueba de hipótesis tradicional.

Por ejemplo, supongamos que en el lugar del hecho encontramos manchas símil
hemáticas que tras el análisis inicial, muestran ser de dos individuos distintos, la víctima
“suicida” y otro sujeto “X”.

 La mancha de sangre se muestrea y se envía a un laboratorio forense que lleva


a cabo la tipificación del ADN.
 El perfil de ADN resultante se compara con el perfil de un sospechoso que fue
detenido por la policía en el barrio poco después de la comisión del delito.
 Los dos perfiles coinciden.
 La pregunta para el juez o tribunal es ¿Cuál es el valor de esta coincidencia? O
de manera más formal ¿Cuán probable es, en base a esta coincidencia, que el
acusado cometió el crimen?

Una solución rápida es determinar la frecuencia del perfil en la población. La implicación


es que, si el perfil es raro (tiene una pequeña frecuencia), entonces es poco probable
que pertenezca a alguien que no sea el delincuente.

Estas probabilidades se llaman a menudo probabilidades "coincidencia", ya sea porque


la evidencia proviene del sospechoso o de una "coincidencia" producida.

•Hipótesis nula (H0): El ADN proviene de un hombre no relacionado al sospechoso.

•Hipótesis alternativa (H1): El ADN proviene de un hombre relacionado al sospechoso.

El enfoque coincidencia ofrece pruebas en contra de una proposición mostrando que la


evidencia es poco probable si esta proposición es verdadera. Por lo tanto, apoya la
propuesta alternativa. La menos probable es la evidencia que está en la proposición
mientras que la más soportada se da a la alternativa.

143
El enfoque bayesiano o razón de verosimilitud (Likelihood Ratio o LR):

El enfoque bayesiano se basa en tres principios de interpretación:

1. Para evaluar la incertidumbre de cualquier proposición dada, es necesario tener


en cuenta por lo menos una propuesta alternativa.
2. La interpretación científica se basa en preguntas del tipo ¿Cuál es la
probabilidad de la evidencia dada en la proposición?
3. La interpretación científica está condicionada no sólo por las proposiciones que
compiten, sino también por el marco de las circunstancias dentro de las cuales
han de ser evaluados.

Las probabilidades posteriores es igual a LR veces las probabilidades previas. Donde:

 Hp: hipótesis de acusación


 Hd: hipótesis de la defensa
 E: evidencia
 I: información de fondo

La formulación es atractiva para los estadísticos, científicos forenses y abogados por


igual, ya que proporciona una representación matemática del proceso legal, a saber,
actualiza su creencia acerca de la culpabilidad o inocencia del acusado de acuerdo a
como se presenta la evidencia.

 El científico forense elegirá un conjunto de hipótesis competitivas que explican


la evidencia.
 La elección de las hipótesis es subjetiva y tiene un efecto sustancial sobre el
LR.
 Por lo tanto, aunque este paso puede parecer trivial, es, en esencia, la parte
más importante del proceso.
 Es ampliamente utilizado en la interpretación de los datos recogidos en el
análisis de los fragmentos de vidrio.
 En genética para el análisis de ADN.

Cook et al. propuso una jerarquía de proposiciones. Como se sube en la jerarquía, el


nivel de asistencia que el científico debe proporcionar al órgano jurisdiccional debe
aumentar, sin exceder su ámbito de competencia. Por ejemplo:

144
 Hp: El sospechoso estaba en contacto con la escena del crimen.
 Hd: El sospechoso no estaba en contacto con la escena del crimen.

La información de fondo se ha omitido de la ecuación bajo la afirmación de que todas


las probabilidades están condicionados a la información adicional. La evidencia, en este
caso, se cuantifica o se mide a través del RI.

La evidencia, desde el punto de vista estadístico, está formado por el conjunto de


medidas de control {x1, x2, x3, …xn} y el conjunto de medidas {y1, y2, y3, …yn}

El científico forense desea evaluar la probabilidad de las pruebas dadas en las hipótesis.

Una situación en la corte suele ser que el fiscal y la defensa tienen hipótesis opuestas
por ejemplo q1: “X” individuo estuvo en el lugar del hecho y q2: “X” individuo no estuvo
en el lugar.

 En general, el fiscal y la defensa piensan en un sentido de las siguientes


probabilidades condicionales Pr(q1|E) y Pr(q2|E)

 E describe la evidencia (por ejemplo, los datos fisicoquímicos obtenidos durante


el análisis de una muestra de vino, las especificaciones de calidad)

 El papel del experto forense es evaluar una evidencia (E) en el contexto de estas
hipótesis.

 El valor probatorio de los datos aportados por la fiscalía y la defensa en apoyatura


a una u otra hipótesis, se puede evaluar por la aplicación del criterio de la razón
de verosimilitud (LR) (likelihood ratio), una medida bien documentada del valor
probatorio en las ciencias forenses.

145
El enfoque LR es una parte del Teorema de Bayes (133)

Interpretación de la herida por arma de fuego: un enfoque Bayesiano.

Muchos estudios han sido publicados examinando diversas características de las


heridas mortales por proyectil de arma de fuego, como el tipo de arma de fuego,
distancia de disparo, número de disparos y ubicación de la herida como una forma de
determinar o discernir entre muertes homicidas y suicidas. Patólogos forenses con
frecuencia tienen que dar declarar ante el fiscal, juez o tribunal, y probablemente su
opinión sobre el modo probable de muerte (si bien es determinado por el juez) sea
desafiada o cuestionada, fundamentalmente acerca de cómo puede asegurarse de que
sea de ese modo y no de otro.

En la literatura, las características siempre se tratan y evalúan de forma aislada, pero


en la práctica, el patólogo debe considerar esos detalles en combinación.

El uso de datos combinados en una gran revisión sistemática de donde se obtengan


grandes conjuntos de datos, utilizando programas de estudio como el análisis
bayesiano, se pueden aplicar combinando y considerando las características
particulares de cada punto a analizar.

146
Esto puede proporcionar un grado cuantificado de confianza que apoye la opinión del
patólogo mediante el uso de cocientes de probabilidad.

Vincent Di Maio y otros autores han examinado la frecuencia de aparición de las


distintas características de la herida por proyectil de arma de fuego, como indicadores
para determinar la manera de muerte, homicida o suicida específicamente. Se ha
demostrado que existen diferencias significativas entre aspectos como la ubicación de
la herida, características del OE, y el número de disparos que son más probables para
homicidio o suicidio. Estas diferencias varían según el tipo de arma de fuego empleada.
Los estudios citados ofrecieron una probabilidad de homicidio o suicidio para cada
variable examinada.

Las probabilidades son de uso frecuente en el análisis de la investigación científica.


Aunque sin saberlo, los forenses asignan probabilidades, mientras realizan las
autopsias o cuando testifican, utilizando frases como ''En mi experiencia, las heridas
por proyectil de arma de fuego son más frecuentes en los suicidios''. Pero si es
cuestionado acerca de cómo se puede dar por cierto a dichos que reflejan su opinión,
dar una respuesta precisa a menudo es difícil.

Cuando hay una solo característica a tener en cuenta, tales como la distancia del
disparo, las probabilidades relativas de homicidio y suicidio son razonablemente
sencillas de evaluar. En la práctica, sin embargo, hay una necesidad de evaluar un
número de diferentes características en combinación, tales como la distancia del
disparo, la ubicación de la herida, y el tipo de arma de fuego utilizada. La variabilidad
en estas características mostradas por los estudios previos citados significa que la
evaluación combinada es una tarea compleja; y se vuelve aún más compleja si la
combinación de características incluye datos que son más propensos a indicar un
homicidio con alguna variable que apunte a un probable suicidio.

Tras analizar esta situación, y efectuar un complejo estudio con cotejo de cientos de
trabajos y datos al respecto, en el año 2014, Rowena, DiMaio y Kimberley Molina
publicaron una investigación en donde buscaron interpretar, desde la aplicación del
análisis Bayesiano, la posibilidad de que una herida por arma de fuego sea Suicida u
Homicida.

Obviamente, cada caso debe ser considerado en el contexto de la información de que


se dispone, y otras pruebas del lugar del hecho son importantes para determinar la
manera de muerte. Sin embargo, cuando un caso es ambiguo y parte de la información
no es concluyente, la evaluación se convierte necesariamente en probabilística.

147
Resultados del análisis de las características relacionadas al orificio entrada para la traza de una red
bayesiana, tomado de Rowena Cave, Vincent J. DiMaio, D. Kimberley Molina. Homicide or Suicide?
Gunshot Wound Interpretation: A Bayesian Approach

Este estudio ilustra cómo una sola variable dentro de un caso puede alterar la
evaluación general y puede dar lugar a un cambio en la conclusión que se extrae.

148
Además, esta variable no necesariamente debe ser la función analizada aparentemente
más consistente (como la distancia de disparo). Es importante tener en cuenta cada
caso con sus variables particulares en su conjunto. Si se dispone de otros datos
probabilísticos, los factores que se combinan en la evaluación de los casos individuales
podrían ampliarse para incluir otros aspectos tales como datos de trayectoria y autopsia
psicológica. Cuantos más factores específicos se incluyen, más precisa será la
conclusión.

Los beneficios de la normalización de los informes: Si bien cada caso aún debe
ser evaluado en forma individual, el forense puede considerar las variables analizadas
a la luz de los resultados de la investigación, empleando el enfoque bayesiano, el cual
nos puede ofrecer algunos parámetros probabilísticos con los cuales analizar el caso
en su conjunto. En este caso, el forense podrá apoyar su testimonio dando una
respuesta científica inequívoca y robusta en base a los datos agrupados de la
investigación, analizados mediante el LR.

Ejemplo de empleo de la Red bayesiana de combinación de datos para un caso dudoso, tomado de
Rowena Cave, Vincent J. DiMaio, D. Kimberley Molina. Homicide or Suicide? Gunshot Wound
Interpretation: A Bayesian Approach

149
V- CONCLUSIONES:

“Si Usted no posee los conocimientos y aunque los tenga, no tiene las herramientas
necesarias para trabajar en la escena del hecho, por favor no entre”

Se debe siempre presumir la existencia de un delito hasta terminar todos los procesos,
incluida la autopsia judicial; solo el descarte de un ilícito nos permite presumir con total
tranquilidad y seguridad de no equivocarnos, que estamos frente a un suicidio o un
accidente.

El trabajo en equipo es fundamental, y el rol del perito criminalista y del perito médico
forense es trascendental en la dirección y curso que puede tomar cualquier investigación.
La capacitación de ambos, y el carácter investigativo que deben poseer es de vital
importancia, así como el lugar que debe dárseles en la dirección del procedimiento
durante el estudio del lugar del hecho. Por eso es importante tener en cuenta, Frente
a una muerte violenta por proyectil de arma de fuego, donde desconocemos si la misma
fue accidental, suicida u homicida, el primer punto que debemos considerar es que:
“nadie busca lo que desconoce, ni encuentra lo que no busca” y que “quien no sabe lo
que busca, desconoce lo que encuentra”.

Un buen investigador sabe lo que busca y cómo encontrarlo (“se encuentra lo que se
busca, y se busca lo que se sabe”). El investigador criminalístico busca la verdad “oculta”
en los hechos, y sabe que solo aplicando el método y las técnicas adecuadas puede
lograrlo. El crimen perfecto no existe, pero una investigación imperfecta puede asegurar
la impunidad de un criminal, o crear en la sociedad la convicción de que lo sucedido
responde a características homicidas, aun cuando las pruebas materiales indiquen lo
contrario; un pobre análisis del lugar del hecho, o un accionar desprolijo y no reglado,
puede dejar caer cualquier causa. Ya lo dice “Doctrina del fruto del árbol venenoso”. Por
eso es indispensable replantearnos, antes de debatir la idea de modificar los protocolos
de actuación pericial que tenemos en nuestros país, y que seguramente puedan ir
actualizándose y mejorando, el hecho primordial de cumplir, y hacer cumplir a rajatablas
los protocolos con lo que contamos.

Como dijo Paul Kirk en el libro Crime Investigation (1953): “Allá por donde pise, todo lo
que toque, todo lo que deje tras su paso, aun inconscientemente, servirá de prueba
silenciosa contra él. No sólo sus huellas dactilares o las huellas de sus pisadas, sino
también su cabello, la fibra de sus prendas de vestir, el vidrio que rompa, las marcas de
las herramientas que utilice, los rasguños en la pintura, la sangre o el semen que deje o
recoja, todos estos elementos, entre otros, serán testigos mudos contra él. Son pruebas
que no olvidan. No se dejan confundir por la emoción del momento. Aunque no haya
testigos humanos, ellas están ahí. Son pruebas concretas. Las pruebas materiales no
pueden equivocarse ni pueden prestar falso testimonio, no pueden estar totalmente
ausentes. Sólo su interpretación puede ser errónea. Sólo el hecho de que el ser humano

150
no las encuentre, las estudie y las interprete debidamente puede mermar su valor”.
Realmente no pudo haber sido más claro. El estudio del lugar del hecho es la autopsia
del crimen, y dicho escenario criminal debe ser vivenciado por el investigador.

El diagnóstico diferencial entre suicidio, homicidio o accidente, en los casos donde se


genere duda, se basa en la concordancia o discordancia de cuatro factores
fundamentales: las características de la lesión (ubicación, distancia, dirección, número),
del lugar del hecho, de las ropas y del arma. Los rastros e indicios son irremplazables
testigos mudos que, ante el ojo del buen observador, podrán ser piezas claves en el
rompecabezas, y de su correcta clasificación, recolección, transporte y análisis,
dependerá en gran medida el éxito de nuestra tarea, entendiendo a la misma, ni más ni
menos, que como auxiliares de la justicia.

Aun así, cuando se planteen dudas, otros datos como ser el resultado de los estudios
toxicológicos, presencia de residuos de disparo, análisis de manchas de sangre en
el lugar del hecho y la autopsia psicológica, entre otros, pueden ser útiles para arribar a
un diagnóstico de certeza, siempre teniendo en cuenta que ningún resultado, por preciso
o exacto que sea, tiene en forma aislada, valor dar respuesta al interrogante: ¿suicidio,
homicidio o accidente?

No debemos olvidar que ante la multiplicidad de técnicas y estudios


complementarios de gran sofisticación para la determinación de parámetros que nos
orienten hacia una u otra manera de muerte, el examen de la naturaleza de la lesión por
arma de fuego y la determinación de la distancia de dicho disparo, así como la
información sobre el arma empleada, siguen siendo las patas del trípode indiscutido para
llegar a la verdad.

El cadáver es una evidencia muda cuyo único interlocutor para traducirla ante la justicia
es el médico legista. Browardel, gloria de la Medicina Forense del siglo XIX decía: “si la
ley te pide que declares como testigo, nunca dejes de ser un hombre de ciencia; tu
misión no es vengar a nadie, no es salvar a un inocente ni aniquilar a un culpable; tu
misión es prestar declaración sin salirte jamás del marco de tus conocimientos y de tu
experiencia científica”. Esto es por demás aplicable al accionar del médico forense, quien
tiene en sus manos el descifrar las claves que ofrece el cuerpo durante la autopsia,
para llegar así al diagnóstico de causa y mecanismo de muerte, que luego orientarán al
juez a determinar la manera accidental, suicida u homicida. La imparcialidad es
fundamental, así como el conocimiento y seguridad sobre los resultados obtenidos en el
estudio tanatológico, y el saber transmitirlo en términos legos.

Siempre las conclusiones referidas a la determinación del intervalo post mortal (IPM
o cronotanatodiagnóstico) deben ser aportadas en términos de hipótesis
probabilísticas, y valorarse en el contexto global de la totalidad de los elementos de los
que se dispone. A mayor número de variables analizadas para lograr la estimación,
mayor nivel de certeza. Nunca debemos afirmar un IPM en el lugar del hecho, hasta
tanto tener los resultados de la autopsia y estudios complementarios. Por ejemplo,
respecto a la duración del período agónico y la cuantía de la hemorragia tras un disparo
mortal por arma de fuego, no he encontrado en la bibliografía nacional como
internacional, ningún trabajo que afirme que la cuantía de la misma se correlaciona con
la duración del período agónico, como tampoco que su presencia imposibilita

151
taxativamente la instauración de fenómenos como el espasmo o rigidez cadavérica (la
presunción de la norma debe mantenerse y la excepción debe probarse).
En medicina legal pocas veces un signo es patognomónico, y la excepción algunas veces
termina siendo la regla. Tal es el caso del espasmo cadavérico, donde los distintos
autores y expertos coinciden en lo poco habitual pero categórico de su presencia. La
ausencia de evidencia, no siempre es una evidencia en sí misma, y esto debe ser muy
tenido en cuenta a la hora de aventurarnos a lanzar diagnóstico en forma apresurada,
sin haber analizado y descartado antes, otras hipótesis. Sin embargo también es
importante recordar que un dato aislado, no hace un diagnóstico.

Respecto al suicidio sin causa aparente, este no existe. Distinto es que no sepamos
indagar el pasado del sujeto y sus elementos constitutivos, para hallar la relación o nexo
de causalidad que generó el daño, daño que sin dudas se produce ante la confluencia
de varios factores; es lo que en psiquiatría se denomina “causa adecuada”, que es aquel
suceso que, según el curso natural de las cosas, es capaz de producir el efecto lesivo
presente (en este caso el suicido agudo), y que es suficiente para explicar la
consecuencia. Por eso creo conveniente plantear la posibilidad de la intervención de
personal capacitado al respecto (perito psicólogo/psiquiatra forense) desde el minuto
uno en el lugar del hecho, así como la realización de la autopsia psicológica en todo
caso en el cual la modalidad suicida sea una de la hipótesis, como ya sucede en algunos
países.

Los expertos en medicina legal coinciden en que existe una trilogía básica e indispensable
para un proceder sistemático ideal y una clara comprensión de la serie de sucesos que
finalizaron con la muerte del individuo. Ésta comprende, inicialmente, el análisis del lugar
del hecho, la valoración del cadáver y de su entorno. La negligencia, impericia o
imprudencia en este “primer momento” de la investigación de la muerte, condenan al
fracaso cualquier intento ulterior por llegar a la verdad. Más aún, por intentar que
nuestra verdad sea creída… es importante remarcar que, al ser el lugar del hecho un
recinto sagrado y NO contaminado, y teniendo en cuenta que es el médico legista el
verdadero interlocutor del cadáver, es él quien debería ingresar primero, junto a la
autoridad que se halle a cargo y el perito criminalista. Existen algunos puntos de los
protocolos vigentes que podrían ser modificados para evitar el atropello y la pérdida
de chance en el lugar del hecho, como acabo de mencionar, sin embargo creo
conveniente que, además de sugerir el seguimiento de una secuencia fáctica
durante el desarrollo de la investigación, es indispensable bregar por el cumplimiento de
los protocolos existentes, e instruir a todo aquel que en motivo de su profesión deba
tomar contacto con una escena posiblemente criminal.

Los protocolos sobre el correcto proceder en el lugar de los hechos existen, y aunque
pudiéramos criticarle algunas menudencias, el ordenamiento y su contenido son
adecuados. Entonces, ¿porque seguimos perdiendo evidencias, contaminando muestras
y perdiendo credibilidad ante la opinión pública? La respuesta es tan simple como
dolorosa: porque no cumplimos las reglas; los protocolos existen pero nadie los sigue.
Sea por desconocimiento, imprudencia en la actuación, falta de recursos o simplemente
malos hábitos, hoy, los casos de mayor trascendencia pública siguen siendo un agujero

152
negro que parece no tener principio ni fin, echando un manto de duda sobre la tarea
pericial.

La evaluación de la evidencia forense en muchos casos judiciales presenta grandes


desafíos interdisciplinarios, analíticos y estadísticos. En la muerte por arma de fuego
donde se duda de la manera homicida o suicida, más aún. Por ejemplo, un barrido
electrónico negativo no permite afirmar que ese sujeto disparó un arma de fuego, sin
embargo, tampoco permite descartarlo. Es por ello que, los resultados aislados,
analizados en forma individual, no tienen ningún peso ni valor, y es en éstos casos donde
el análisis estadístico y el uso de cocientes de probabilidad (con sustento en la
información de grandes bases de datos), puede ser un aporte revolucionario para la
investigación criminal, proporcionando al perito una herramienta útil que otorgue un
mayor grado de confianza a sus dictámenes. No será tarea sencilla, debido a que la
ciencia forense requiere grandes bases de datos que puedan ser utilizadas para analizar
una amplia gama de posibles escenarios, pero algunos estudios llevados a cabo en la
actualidad, auguran un futuro provisorio para su aplicación.

El hecho actual de que ante un mismo resultado pericial de una muestra o prueba, varios
expertos tengan opiniones absolutamente encontradas, no hacen más que generar
descreimiento sobre la labor/accionar pericial. La sociedad en su conjunto, apoyada e
incentivada por los medios de prensa, formula sus propias hipótesis y teorías, que no
podrán ser refutadas jamás, aun ante la prueba en contrario. Queda sembrada la duda
en el inconsciente colectivo. La misma duda que me llevó a escribir este trabajo.

Si nosotros no logramos ponernos de acuerdo, que somos los expertos, y seguimos


teniendo tantas diferencias, librando batallas descarnadas, ¿qué podemos esperar de los
fiscales, tribunales y jueces, que deben formular sus veredictos analizando la confusa
información que les proporcionamos?

Estas situaciones ponen en tela de juicio nuestro accionar pericial, nos quitan credibilidad
frente a la justicia, a la sociedad y frente a nuestros pares, a quienes seguimos
enfrentándonos.

Ante la muerte debemos salir de la postura omnipotente y soberbia, en pos de aportar


información concreta y útil para llegar a la verdad. Solo así, será justicia.

Analía V. Mougel

23 de noviembre de 2015

153
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