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CAPITULO III ENTO: LAS CORTES GENERALES (1) M® Isabel Martin de Llano N jeu el poder legislative era monopolio del Parlamento. Tras ituci6n espafiola de 1978 las Cortes Generales ya no gozan monopolio en sentido estricto, dado que la propia Constitucién ce al Gobierno la posibilidad de dictar normas con rango de ley, iva legislativa, y la potestad reglamentaria'. ‘ho obsta, sin embargo, para que las Cortes Generales constitu- 6 0 fundamental del Estado, tanto juridicamente como poli- . El articulo 1.2 de la Constitucién espafiola establece que la ja nacional reside en el pueblo espaiiol del que emanan todos oderes del Estado; y el articulo 66.1 atribuye la representacion del blo a las Cortes Generales, lo que significa que éstas actuan e in- en lugar de aquél en todas las funciones establecidas en la ucién. Las Cortes Generales son, por tanto, el érgano a través del €xpresa la soberania popular; son las que legitiman dia a dia de- te el Estado, de ahi su relevancia politica y constitucional. Cortes Generales se definen en el sistema constitucional por ello hay que sumar el desarrollo del Estado autonémico y la integrucién de Espafia en la Unién $Pea que suponen la cesion de competencias en materias concretas. De Esteban J. Tratado de Derecho Constinacional, V, MM, Madrid, Universidad Complutense de 56 a) b c) dq) INSTITUCIONES DEL ESTADO Y FUERZAS POLITICAS Es un poder constitucional reconocido en la Constitucién tanto desde la perspectiva de cada Cémara individualmente conside- rada, es decir, el Congreso de los Diputados y cl Senado; como desde la actuacion conjunta de ambas CAmaras, esto es, Cortes Generales o Parlamento en sentido estricto (art. 74 CE). Es un poder definidor del Estado. #i articulo 1.3 CE estable- ce que “la forma politica del Estado espafiol es la Monarquia parlamentaria’’, Esta definicién del Estado como Monarquia parlamentaria pone manifiesto la traslacién de los poderes del Estado en favor de las Cortes Generales y en detrimento de los clasicos poderes del Rey, tanto durante la fase de la monarquia absoluta como durante la monarquia constitucional. Es un poder representativo y legitimado. En las Cortes Gene- rales los conceptos de representatividad y legitimidad alcanzan un mayor significado y trascendencia frente al resto de poderes del Estado. El articulo 66. | CE atribuye la representacién del pueblo a las Cortes Generales, lo que supone que éstas actian ¢ intervienen en lugar de aquél en todas las funciones enco- mendadas por la Constitucién. Las Cortes Generales es el ini- co poder del Fstado que esta vinculado de manera inmediata y directa con la voluntad popular, ello hace que a diferencia de los otros poderes del Estado disfrute de una superior naturaleza representativa y legitimada que se fundamenta en las siguientes razones: * en primer lugar, es el 6rgano ordinario de expresién de la soberania popular; * y en segundo lugar, sus miembros son elegidos directamente por el pueblo espafiol, lo que conlle- va que las Cortes Generales gocen de una legitimidad democré- tica prevalente y originaria de la que carecen los otros poderes del Estado. Pues mientras cl pueblo elige sélo de manera indi- recta al Presidente del Gobierno (dado que cs cl Congteso de los Diputados quien designa al Presidente del Gobierno), y en la eleccién de los miembros que componen el Poder Judicial no participan en ningiin caso los ciudadanos, los miembros de las Cortes Generales son los tnicos elegidos directamente por los ciudadanos a través de las Elecciones Generales. Es un érgano permanente. Frente a las Asambleas estamenta- les de la Baja Edad Media que se reunian de forma eventual y transitoria cuando eran convocadas por el Monarca y que in- cluso carecian de sede fisica, los Parlamentos contemporaneos son 6rganos estables y permanentes del Estado que ejercen sus funciones de una manera continua y regular y que cuentan con una sede fisica perfectamente identificable por los ciudadanos. EL PARLAMENTO: LAS CORTES GENERALES (1) s7 Bs un poder deliberante, cl debate y la discusién es algo con- _sustancial a todo Parlamento. Por ello, como sefialé Schmitt, el Parlamento es “la escena en la que se delibera, es decir, en la _ que se obtiene la verdad relativa mediante un proceso discursi- vo, por la discusion del argumento a favor y en contra’. stitucién espafiola de 1978 establece en su articulo 66.1 una a bicameral de las Cortes Generales al disponer que «Las Cor- erales... estan formadas por el Congreso de los Diputados y ado». Se trata, por tanto, de un 6rgano constitucional-complejo esto por dos Camaras independientes pero que en la mayoria de siones actuan de forma interrelacionada, ¢ incluso, en ocasiones tho de que el Constituyente espariol optara por un sistema bi- responde principalmente a la tradicién histérica, pues salva las iones de 1812 y 1931 que optaron por un sistema unicameral, de textos constitucionales espafioles establecieron un Parla- bicameral. Si bien, a esta tradicién histérica hay que sumarle que desarrollé el Senado en el proceso constituyente de 1978, tuacion derivaba de la Ley para la Reforma Politica de 1977. inque desde un primer momento los Constituyentes de 1978 se staron mayoritariamente por mantener la Camara del Senado, la n no se plante6 tanto sobre su permanencia sino sobre su mo- »mposicion y funciones. Asi, mientras los partidos nacionalistas fuerzas de izquierda abogaban por la configuracién del Senado yuna Cémara de representacién territorial de las futuras Comu- les Auténomas?. los partidos de centro-derecha veian en ella un peso a los posibles “excesos y peligros” de una Cémara Baja lo innovadora y progresistat. €n el primer Anteproyecto de Constitueién publicado en el Bolerin Oficial de las Cortes el 5 1978, el Senado se compondria de Senadores designados por los Parlamentos de las CC.AA.. - 60 previéndose en la Disposicién Transitoria Quinta que las provineias no integradas en una d Autinoma estarin representadas on cl Scnudo, mediante Senadores elegidos por la totalidad les de todos sus municipios, a razon de dos Senadores por provincia y uno mis por cada habitantes. Esteban J: Obra cit.. p. 400,

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