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La identidad en el ser humano

Siempre ha existido en el ser humano la pregunta ¿quién soy? Esta


pregunta está íntimamente relacionada con la necesidad de
identificarse con algo o con alguien. Es el saber de donde se
proviene y a donde se va.

Siendo ésta la pregunta más importante en la existencia humana, la


identidad muchas veces está supeditada a creencias negativas
que forman falsas identidades basadas en conductas,
enfermedades, pensamientos, características del cuerpo, etc.
Ejemplo de una identidad falsa basada en conductas sería “yo soy
inquieto”, “yo soy nervioso”, etc. Ejemplo de una identidad basada
en enfermedades sería “yo soy diabético”, yo soy enfermizo”, etc.
Ejemplo de identidad basada en pensamientos negativos sería “yo
soy torpe”, “yo soy incapaz”. Ejemplo de identidad falsa basada en
características del cuerpo sería “yo soy chaparro”, “yo soy gordo”.

Cuando nacemos, nuestra esencia es lo único que poseemos, pero


en el transcurso del tiempo aprendemos que a la sociedad en que
vivimos le encantan las máscaras y así vamos poniéndonos una tras
otra para poder sobrevivir “en paz” en este mundo, perdiendo
cada vez más la esencia real de lo que realmente es nuestra
identidad. Omitimos decir lo que realmente somos, pensamos, etc.,
y vamos renunciando al valor de la verdad con el propósito de
agradar a los demás. Empezamos a vivir para el mundo exterior,
fuera de nosotros y olvidamos que lo principal está dentro de
nosotros mismos. Ahí se encuentra la materia de lo que estamos
hechos, ahí es donde nos podemos encontrar con nosotros mismos.
Vamos asimilando la inautenticidad y nos olvidamos de nuestros
propios sentimientos, pensamientos y lo que realmente queremos y
somos. Ya no podemos pensar por cuenta propia y vamos
olvidando y desconociendo nuestra verdadera identidad.

Llegamos a tal punto, que nos podemos identificar con nuestros


defectos y nuestras enfermedades, erradicando cualquier
posibilidad de cambio y mejora en nosotros. La palabra “soy” es la
de mayor impacto en nuestra mente, y recordemos que la mente
dirige y el cuerpo la sigue. Si yo doy por hecho que “soy alérgico”,
mi inconsciente hará todo lo posible para que esto se lleve a cabo.
Si yo digo que “soy depresivo”, sucederá lo mismo, etc.
Las anteriores aseveraciones tienen su origen en base al exterior,
“éste es el que tiene la culpa de que yo sea así”. Esto se llama
identidad del títere. Mi identidad la iré modificando según me vaya
en el mundo. Éste la rige. Nada más falso, yo soy mi esencia, y ésta
debe fluir de mí hacia el exterior para poder compartirla con el
mundo. Mi identidad y el saber compartirla es lo que me llevará a
cumplir mi misión para lo que fui creado. Es esta parte única e
irrepetible que poseo. Los defectos, las enfermedades, las
conductas y los problemas no son parte de mi identidad, sino parte
del mundo exterior que he introyectado y al cual le doy el poder de
dirigir mi vida, lo hago propio y por consecuencia es el concepto
falso que tengo de mi identidad.

Lo terrible de esto es que no podré estar en control de mis


emociones y capacidades ya que he perdido mi verdadera
identidad, y esto irá redundando en mi salud. Seré una persona
indefensa e inestable. Por ejemplo, si yo sufro una pérdida fuerte,
pronto caeré en la depresión, ya que me digo continuamente que
“soy débil y no puedo con esta pena”. Pierdo el sentido de mi vida,
pues se lo doy al objeto de mi pérdida, el cual ya no está conmigo y
por lo tanto estoy desvalido, solo y el mundo se me acaba. Así que
disminuyo las capacidades de mi sistema inmunológico y por tanto
caigo enfermo. Mi vida ya no tiene sentido y por supuesto corroboro
que “soy débil”.

Programación Neurolingüística nos dice que en estos momentos


difíciles, debemos de sacudir este tipo de sentimientos e ir
imprimiendo frases que nos ayuden y no que nos perjudiquen más
de lo necesario. Por ejemplo: “yo soy fuerte y puedo salir de esto a
la brevedad”, “poco a poco yo supero esta crisis”, “yo me repongo
lo más pronto posible y salgo adelante”, etc. Cuando decimos este
tipo de frases, mis sentimientos van cambiando y mis capacidades
se van incrementando.

Las máscaras del yo son como las represas que retienen el agua y le
impiden su curso. Las falsas identidades sofocan y oprimen al ser
humano.

Las personas debemos saber y entender que el yo verdadero al que


sí corresponde nuestra identidad se halla por encima de los sucesos
y circunstancias de la vida. Ya es hora de buscar lo que sí somos. La
identidad existe para nuestro propio bienestar (estar bien). Lo difícil
para entender la identidad, es que no es algo tangible y puede
perderse en lo irreal.

La palabra “persona ” se refiere a un ser único e irrepetible que a su


vez está en relación con todos y con todo ya que es responsable,
libre y capaz de amar . La originalidad personal es una aportación
única para el bien de todos los hombres, ya que la vida se lleva a
cabo a través de la unión de las diversidades. Así que mi
originalidad personal es una aportación única para el bien de todos
los hombres. Por eso soy valioso y por eso existo.

Como decíamos anteriormente, el ser humano está hecho para el


bienestar, y esto sólo se puede lograr a través del amor, el amor a sí
mismo y a todo lo que lo rodea. Éste es el sentimiento mater de
todos los demás, ya que todos los otros sentimientos se derivan del
amor o de la negación de éste.

Para poder adentrarte más en tu identidad verdadera (el amor) haz


este pequeño ejercicio frecuentemente con técnicas de
Programación Neurolingüística:

1. Ve a un lugar apartado, siéntate o recuéstate. Ponte cómodo


y cierra tus ojos.
2. Respira profundamente y métete a tu interior. Enfoca tu
atención en tu plexo solar. Vuelve a respirar profundamente.
3. Ahora piensa en algún momento en que hayas hecho algo
por amor. Remóntate a este momento y recuerda qué hiciste,
dónde estabas y qué sentiste al actuar con amor. Respira
profundamente.
4. Ahora piensa en el momento en que alguien hizo algo por ti
con amor. Remóntate a este momento y revive la situación y lo
que sentiste ante la actitud del otro. Respira profundamente.
5. Después de sentir nuevamente lo que es dar amor y recibir
amor. Abre tus ojos y di: yo soy amor.

Al hacer este ejercicio con frecuencia, te vas a ir dando cuenta


que tu paciencia, tolerancia, flexibilidad, seguridad, generosidad,
se van a ir incrementado, ya que todos estas capacidades son
derivadas del amor.

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