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El conflicto cósmico
Sábado 31 de marzo
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Emanuel, deben estar dispuestos a ser partícipes de sus conflictos y
sostener una guerra resuelta contra los poderes de las tinieblas...
La obtención de la vida eterna siempre será una lucha, un conflicto.
Debemos pelear continuamente la buena batalla de la fe. Somos solda-
dos de Cristo y los que se alistan en su ejército deben esperar hacer una
obra difícil que exigirá sus energías hasta lo sumo. Debemos compren-
der que la vida de un soldado es de lucha agresiva, de perseverancia y
paciencia. Por causa de Cristo hemos de soportar pruebas (En los lu-
gares celestiales, p. 261).
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estado superior de existencia. Una vez que hubo pecado, se transformó
en tentadora de su esposo “el cual comió así como ella” Génesis 3:6
(La educación, pp. 24, 25).
Tanto Adán como Eva comieron del fruto prohibido, y obtuvieron
un conocimiento —la experiencia de desobedecer y traicionar a Dios,
el conocimiento de que estaban desnudos— que, si hubieran obedecido
a Dios, nunca hubieran tenido. Desapareció el ropaje de la inocencia, el
manto divino que los rodeaba. Ellos suplantaron este ropaje celestial
cosiendo hojas de higuera para hacerse delantales...
Si Adán y Eva nunca hubiesen tocado el árbol prohibido, el Señor
les hubiera impartido conocimiento: un conocimiento sin la maldición
del pecado, un conocimiento que les hubiera traído gozo imperecedero
(Conflicto y valor, p. 17).
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Lección 2
Daniel y el
tiempo del fin
Sábado 7 de abril
Jesús y el libro
de Apocalipsis
Sábado 14 de abril
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de hombres. Cristo, el que dio su vida por el mundo para que todo
aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna, es el genuino
Guardián de la casa. Es el Vigilante fiel y verdadero de los atrios del
templo del Señor. Tenemos motivos para agradecer a Dios porque no
dependemos de la presencia de sacerdotes o ministros terrenales. So-
mos guardados por el poder de Dios. La presencia y la gracia de Cristo
es el secreto de toda vida y luz (Alza tus ojos, p. 205).
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todo lo que conocemos, le escoltarán en su regreso. Entonces se sentará
sobre el trono de su gloria y delante de él se congregarán todas las
naciones. Entonces todo ojo le verá y también los que le traspasaron.
En lugar de una corona de espinas, llevará una corona de gloria, una
corona dentro de otra corona. En lugar de aquel viejo manto de grana,
llevará un vestido del blanco más puro, “tanto que ningún lavador en la
tierra los puede hacer tan blancos”. Marcos 9:3. Y en su vestidura y en
su muslo estará escrito un nombre: “Rey de reyes y Señor de señores”.
Apocalipsis 19:16 (El Deseado de todas las gentes, p. 688).
Juan, exilado en la isla de Patmos... oye que una voz dice: “Yo soy
el Alfa y la Omega”. Vers. 11. Cae como muerto de asombro al es-
cucharla. Es incapaz de soportar la visión de la gloria divina. Pero una
mano levanta a Juan y oye una voz que le recuerda la de su Maestro. Se
fortalece y puede hablar con el Señor Jesús.
Así será con el pueblo remanente de Dios que está esparcido: algu-
nos en la espesura de la montaña, otros exilados, otros perseguidos.
Cuando se oiga la voz de Dios y se manifieste el resplandor de su
gloria, cuando termine la prueba y desaparezca la escoria, se percatarán
de que están ante la presencia del que los redimió con su propia sangre.
Lo que Cristo fue para Juan en el exilio lo será para su pueblo que
sentirá la mano de la opresión a causa de su fe y testimonio por Cristo...
no hay lugar donde [sus ojos] no puedan penetrar, no hay aflicciones o
sufrimientos de su pueblo que escapen a la simpatía de Cristo (A fin de
conocerle, p. 362).
[N]o debemos nunca olvidar que el amor —el amor de Cristo— es
el único poder que puede enternecer el corazón e inducirlo a la obe-
diencia.
Todas las grandes verdades de las Escrituras se centralizan en Cristo;
debidamente comprendidas todas conducen a él. Preséntese a Cristo
como el alfa y la omega, el principio y el fin del gran plan de redención.
Presentad a la gente temas tales que fortalezcan su confianza en Dios y
en su Palabra y la induzcan a investigar sus enseñanzas por sí misma. Y
a medida que los hombres avancen paso a paso en el estudio de la Biblia,
estarán mejor preparados para apreciar la hermosura y la armonía de
estas preciosas verdades (El evangelismo, p. 354).
El Señor Jesús dice: “Porque separados de mí nada podéis hacer”.
Nuestro crecimiento en la gracia, nuestro gozo, nuestra utilidad, todo
depende de nuestra unión con Cristo. Solo estando en comunión con él
diariamente y permaneciendo en él cada hora es como hemos de crecer
en la gracia. Él no es solamente el autor de nuestra fe sino también su
consumador. Ocupa el primer lugar, el último y todo otro lugar. Estará
con nosotros, no solo al principio y al fin de nuestra carrera, sino en
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cada paso del camino...
Conságrate a Dios todas las mañanas: haz de esto tu primer trabajo.
Sea tu oración: “Tómame ¡oh Señor! como enteramente tuvo. Pongo
todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo, y
sea toda mi obra hecha en ti”. Este es un asunto diario. Cada mañana,
conságrate a Dios por ese día. Somete todos tus plañes a él, para po-
nerlos en práctica o abandonarlos, según te lo indicare su providencia
Podrás así poner cada día tu vida en las manos de Dios, y ella será cada
vez más semejante a la de Cristo.
La vida en Cristo es una vida de reposo. Tal vez no haya éxtasis de
los sentimientos, pero debe haber una confianza continua y apacible.
Tu esperanza no se cifra en ti mismo, sino en Cristo. Tu debilidad está
unida a su fuerza, tu ignorancia a su sabiduría, tu fragilidad a su eterno
poder. Así que no has de mirar a ti mismo ni depender de ti, sino mirar
a Cristo. Piensa en su amor, en la belleza y perfección de su carácter
(El camino a Cristo, pp. 69, 70).
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Lección 4
La salvación y
el tiempo del fin
Sábado 21 de abril
Cristo en el
Santuario celestial
Sábado 28 de abril
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Cristo... No se centralice vuestra esperanza en vosotros mismos, sino
en Aquel que ha entrado dentro del velo...
En Cristo se centraliza nuestra esperanza de vida eterna... Nuestra
esperanza es un ancla para el alma, segura y firme, cuando entra dentro
del velo, pues el alma zamarreada por la tempestad se convierte en
participante de la naturaleza divina (A fin de conocerle, p. 80).
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dida por ello. No sufrirían interrupción en su comunión, ni disminu-
ción de poder por causa de la ausencia del Salvador. Mientras Jesús
ministra en el Santuario celestial, es siempre por su Espíritu el ministro
de la iglesia en la tierra. Está oculto a la vista, pero se cumple la pro-
mesa que hiciera al partir: “He aquí, yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20) Aunque delega su poder a
ministros inferiores, su presencia vivificadora está todavía con su
iglesia (El Deseado de todas las gentes, p. 138).
Nuestro precioso Redentor está delante del Padre como nuestro
intercesor... Los que quieran alcanzar la norma divina, escudriñen por
si mismos las Escrituras para que tengan un conocimiento de la vida de
Cristo y la comprensión de su misión y obra. Contémplenlo como a su
Abogado, que está dentro del velo, teniendo en su mano el incensario
Je oro, del cual asciende a Dios el santo incienso de los méritos de su
justicia en favor de los que oran a él. Si ellos pudieran contemplarlo,
experimentarían la seguridad de que tienen un Abogado poderoso e
influyente en las cortes celestiales, y que su caso está ganado ante el
trono de Dios (A fin de conocerle, p. 77).
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Lección 6
El “cambio” de la ley
Sábado 5 de mayo
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Cristo, para ser vestido con la justicia de Cristo, para ser una rama de la
Vid viviente. Caminó con Cristo, y Jesús llegó a ser para él no solo una
parte de la salvación, mientras que sus propias buenas obras constituían
la otra, sino el todo en todo, lo primero y lo último y lo mejor en todas
las cosas. El poseía la fe que extrae vida de Cristo, que lo capacitó para
conformar su vida con la del ejemplo divino. Esta fe no reclama nada
para su poseedor apoyándose en su justicia, sino que lo reclama todo en
virtud de la justicia de Cristo (Exaltad a Jesús, p. 34).
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cuerdan con la bondad y la benevolencia de su carácter. El sábado fue
creado para que toda la humanidad recibiese beneficio. No fue hecho el
hombre para adaptarse al sábado; sino que el sábado fue hecho después
de la creación del hombre, para satisfacer sus necesidades. Después
que Dios hubo hecho el mundo en seis días, reposó y luego santificó y
bendijo el día en que había reposado de todas sus obras que había
creado y hecho. Puso aparte ese día especial para que el hombre des-
cansase en él de su trabajo, a fin de que mientras mirase la tierra y los
cielos, pudiese reflexionar que Dios había hecho todo esto en seis días
y reposado en el séptimo, y que al contemplar las pruebas tangibles de
la sabiduría infinita de Dios, su corazón se llenase de amor y reverencia
hacia su Creador (Testimonios para la iglesia, tomo 2, p. 516).
Mateo 24 y 25
Sábado 12 de mayo
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