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Pontificia Universidad Católica de Chile


eure@puc.cl
ISSN (Versión impresa): 0250-7161
ISSN (Versión en línea): 0717-6236
CHILE

2006
Leslie Parraguez Sánchez / Gisel Rodríguez Loza / Marcela Santander Bellei
¿CÓMO SE PIENSA LA CIUDAD? ANÁLISIS CRÍTICO DE UN SIGLO DE GESTIÓN
Y PLANIFICACIÓN URBANA
Eure, agosto, año/vol. XXXII, número 096
Pontificia Universidad Católica de Chile
Santiago, Chile
pp. 135-140

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México


e u r e
tribuna

Leslie Parraguez Sánchez*


Gisel Rodríguez Loza* *
Marcela Santander Bellei* * *

¿Cómo se piensa la ciudad?


Análisis crítico de un siglo de gestión y
planificación urbana

L
a sociedad contemporánea se transforma de En este sentido, se entiende que si bien la mo-
prisa y, desbordados por la evolución dernidad no es un estado, la modernización tampo-
constante, a veces medimos mal cómo han co es un proceso continuo, y es posible distinguir,
cambiado en poco tiempo los objetos que hasta ahora, tres grandes fases: Edad Moderna1, Re-
utilizamos, nuestra forma de actuar, de trabajar, las volución Industrial y Modernidad Radical 2
relaciones familiares, las diversiones, los (Ascher, 2004). Para efectos de este texto, sólo se
desplazamientos, las ciudades en las que vivimos. abordarán las dos etapas más recientes del proceso
Sin lugar a dudas, esta dificultad para percibir los moderno. Como es de suponerse, a cada una de ellas
cambios también es observable en el ámbito del le corresponden principios y modos de concepción
desarrollo urbano. No obstante, numerosos indicios y organización del territorio más o menos específi-
y análisis nos llevan a pensar que constantemente cos, los cuales se analizan a continuación.
“se hacen necesarios cambios importantes en el
concepto, la producción y la gestión de las ciudades La segunda revolución urbana moderna
y de los territorios” (Ascher, 2004: 17-18).
Este período, correspondiente a la Revolución
Entendiendo que el análisis crítico de los proce- Industrial, “comenzó con la revolución agrícola
sos históricos permite la aprehensión de aspectos que –que incrementó la producción de alimentos pero
marcan las disciplinas en este enlace dialéctico del expulsó del campo a gran cantidad de agricultores–
presente y del pasado (Monteiro y Silva, 1994), el y con el desarrollo concomitante del capitalismo in-
siguiente escrito se plantea como objetivo una revi- dustrial. Este doble proceso provocó un enorme cre-
sión de aquel proceso que desencadena el cambio cimiento demográfico en las ciudades, lo que supu-
entre un modelo holístico-normativo-centralista de so una expansión espacial acelerada que dio lugar, al
gestión urbana a aquel que se adecúa estratégica- mismo tiempo, a una grave pauperización de una
mente a las nuevas exigencias territoriales. Todo esto, parte de las poblaciones urbanas” (Ascher, 2004:
sin perder nunca de vista la comprensión y proyec- 24-25).
ción de lo que vendrá a futuro.
Para algunos grupos, el advenimiento de la era
Para ello, se plantea que el proceso de transforma- maquinista había provocado la entrada del caos a las
ción de la gestión urbana se instala en uno bastante ciudades, ante lo cual estas ciudades se desviaban
más amplio, denominado modernidad, el cual persi- absolutamente de su “destino”, que sería el satisfacer
gue, muy esencialmente, la creación de una sociedad las necesidades biológicas y psicológicas primordia-
racional. Según Touraine (1994; 18), “la moderni-
dad ha hecho de la racionalización el único principio 1
Va desde el fin de la Edad Media hasta el principio
de organización de la vida personal y colectiva al de la Revolución Industrial.
asociarlo al tema de la secularización, es decir, prescin- 2
Entre otras denominaciones, como se verá más ade-
diendo de toda definición de los ‘fines últimos’”. lante.

Revista eure (Vol. XXXII, Nº 96), pp. 135-140. Santiago de Chile, agosto de 2006
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Leslie Parraguez Sánchez, Gisel Rodríguez Loza y Marcela Santander Bellei

les de sus habitantes. La causa, se decía, estaba en la (CIAM, 1957) a través de diversas propuestas tam-
ausencia de reglas lógicas con las cuales someter el bién representativas de un racionalismo radicalizado.
florecimiento industrial: “Al contrario, todo ha sido Ellas “expresaban la convicción de los planificadores
abandonado a la improvisación, que, si alguna vez urbanos sobre su plena capacidad para modelar y
favorece al individuo, agobia siempre a la colectivi- estructurar a las ciudades conforme a planes directo-
dad” (CIAM, 1957: 87). res representativos de un urbanismo arquitectónico
(De Mattos, 2003). Un ejemplo paradigmático de
Estas aseveraciones provenían de la convicción esta visión fueron las propuestas de Le Corbusier en
de que el ser humano poseía la capacidad para poder respuesta al caos en las ciudades, que culminaron en
conducir racionalmente los procesos sociales (De la Carta de Atenas. Esta Carta, “puesta en manos de
Mattos, 2005). En este sentido, el éxito de algunas la autoridad, detallada, comentada, iluminada por
teorías científicas, y en particular la teoría de la gra- una explicación suficiente, [era] el instrumento por
vedad de Newton, llevaron a argumentar, a princi- el cual ser[ía] enderezado en destino de las ciudades”
pios del siglo XIX, que el universo era completamen- (CIAM, 1957: 30).
te determinista. Laplace, científico francés, “sugirió
que debía existir un conjunto de leyes científicas Como puede observarse a través de este ejem-
que nos permitirían predecir todo lo que sucediera plo, la gestión y la planificación urbana de este pe-
en el universo, con la única condición de que cono- ríodo también dejan entrever un marcado carácter
ciéramos perfectamente su estado en un momento centralizado. Es necesario mencionar que los pode-
determinado” (Fernández Güell, 1997: 58). res públicos, en el marco del desarrollo del Estado de
Bienestar, se habían visto abocados a actuar cada vez
Si bien la doctrina del determinismo científico más en el campo del urbanismo, especialmente para
fue ampliamente criticada por diversos sectores, por hacer frente a las insuficiencias, incoherencias y
considerar que infringía la libertad divina de inter- “disfunciones” de las lógicas privadas y de los merca-
venir en el mundo, se constituyó como el paradigma dos, en particular, en los aspectos territoriales e in-
de la ciencia, la cultura y la economía hasta los pri- mobiliarios. De esta forma, desde el Estado se crean
meros años del siglo pasado (Fernández Güell, 1997). “todo tipo de estructuras y procedimientos para ‘pla-
Es así como, durante la primera mitad del siglo XX, nificar’ de forma más racional las ciudades, es decir,
el fordismo, sistema de producción imperante en la lo más científicamente posible, para actuar a pesar
época, basaba su funcionamiento en la previsibilidad de las coacciones de la propiedad privada” (Ascher,
del futuro. Las empresas podían producir antes de 2004: 26).
vender, amortizar las variaciones con los stocks e in-
vertir a largo plazo. En este contexto, “la planifica- Es el caso de la U.R.S.S., donde el Estado socia-
ción era uno de los instrumentos fundamentales para lista, al conocer y tener en cuenta la acción de las
los países, las empresas, para el desarrollo urbano y la leyes económicas, dirige planificadamente el desa-
ordenación territorial” (Ascher, 2004: 45-46). rrollo de la economía nacional. Según Kadishev y
Sorokin (1970), las leyes económicas del socialismo
Por lo tanto, no debería sorprender que el urba- existían independientemente de la voluntad y la
nismo moderno también se haya propuesto corregir conciencia de las personas, pero ello no implicaba, ni
las ciudades que hacían la desgracia del hombre mucho menos, espontaneidad en el desarrollo de la
economía de esa nación. Es más, “el carácter estatal
de la planificación da a esta última un carácter de
* Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, directriz. Son precisamente las decisiones estatales
Pontificia Universidad Católica de Chile. E-mail: las que, ante todo, hacen que las tareas del plan sean
lparragu@uc.cl
obligatorias para todos” (Kadishev y Sorokin, 1970:
** Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, 90).
Pontificia Universidad Católica de Chile. E-mail:
mgrodri1@uc.cl
Como puede vislumbrarse, se impone una con-
*** Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, cepción holística de planificación, en donde el valor
Pontificia Universidad Católica de Chile. E-mail: supremo reside en la sociedad como un todo
mbsantan@uc.cl

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¿Cómo se piensa la ciudad? Análisis crítico de un siglo de gestión y planificación urbana

(Dumont, 1987). En este sentido, la Carta de Ate- modernización, que algunos autores han calificado
nas estableció que la ley que condujese la planifica- de modernidad “radical”, modernidad “avanzada”,
ción debería favorecer todas las iniciativas justamen- “sobremodernidad” o “baja modernidad”. Se subra-
te medidas, pero cuidando que se inserten en el plan ya “el hecho de que la sociedad moderna se separa de
general y estén siempre subordinadas a los intereses un racionalismo demasiado simplista y de sus certe-
colectivos que forman el bien público. Se determi- zas, y se desprende de formas de pensamiento
naba la sabiduría de un plan en la medida que per- mesiánicas o providenciales que aún marcan la idea
mitía la colaboración fructuosa, al mismo tiempo de moderna de progreso” (Ascher, 2004: 30).
cuidar y respetar al máximo la libertad individual
(CIAM, 1957). Así, se produce la adopción generalizada de un
“nuevo saber convencional dominante”, asociado a
la liberalización económica, a una revalorización del
El quiebre del modelo predictivo
papel del mercado y a la recuperación del
Como se ha expuesto hasta ahora, la planificación protagonismo del capital privado en la dinámica de
tradicional o de la Edad Moderna estaba basada esen- acumulación y crecimiento (De Mattos, 2005). Los
cialmente en predicciones, las cuales funcionaron ra- cambios económicos en curso ponen de manifiesto
zonablemente bien durante las décadas “estables” de que “las sociedades occidentales empiezan a salir del
los ‘50 y ‘60. Sin embargo, desde principios de los industrialismo, y que están entrando en una econo-
‘70 los errores de predicción han llegado a ser más mía cognitiva, basada en la producción, apropia-
frecuentes y, en ocasiones, de una magnitud dramáti- ción, venta y uso de conocimientos, información y
ca y sin precedentes (Fernández Güell, 1997). procedimientos” (Ascher, 2004: 44).

Uno de los principales puntos de quiebre fue la En su esencia, el nuevo modelo de desarrollo
crisis progresiva del sistema fordista a finales de los que se impone paulatinamente durante los años ‘80
años sesenta: la producción masiva chocó con la dife- tiende a reforzar el carácter estrictamente capitalista
renciación social y la diversificación de la demanda. de la lógica económica, imponiendo más rigurosa-
Las tecnologías y las formas de organización que ha- mente la exigencia de rentabilidad de las inversiones
bían garantizado el crecimiento de la producción y la como principio regulador de la economía (De Mattos,
productividad llegaron a su límite. Las recetas 2003). Este proceso ha exigido la integración pro-
keynesianas se volvieron antiproductivas en econo- gresiva de las naciones-Estado en bloques continen-
mías más abiertas, la intervención del Estado de Bien- tales y la apertura de los mercados comerciales a nivel
estar se volvió muy cara y tuvo efectos perniciosos global, lo cual ha dado lugar a una abierta rivalidad
(Ascher, 2004). Específicamente, el Estado sufría una entre ciudades para captar inversiones, puestos de
crisis fiscal debido a la contradicción entre los gastos trabajo, visitantes y ayudas públicas (Fernández
crecientes (determinados por las demandas sociales) y Güell, 1997).
los ingresos comparativamente decrecientes (limita-
dos por la necesidad de mantener el nivel de benefi- Una de las principales razones de ello dice rela-
cios de las grandes empresas) (Castells, 1995). ción con que los diversos agentes sociales y económi-
cos, que tradicionalmente han actuado en la ciudad,
En suma, la crisis del sistema en los años ‘70 han comenzado a pedir con insistencia el cumpli-
reveló la falta de efectividad de los mecanismos esta- miento de una serie de requerimientos de
blecidos en los años ‘30 y ‘40 para asegurar la satis- competitividad y habitabilidad como condición para
facción de las metas básicas de la economía capitalis- su permanencia en un área urbana determinada, lo
ta (Castells, 1995), lo cual aumenta la incertidum- cual ha obligado a los gestores públicos a considerar
bre y sienta las bases para el nacimiento de una nue- las exigencias de dichos agentes y a contar con ellos
va forma de economía de mercado (Ascher, 2004). en el momento de tomar decisiones. Esto les deman-
da una gran capacidad de anticipación y, en su de-
La tercera revolución urbana moderna fecto, de reacción ante las actuaciones estratégicas
de sus competidores más directos (Fernández Güell,
Es precisamente en este escenario donde se plan- 1997).
tea que entramos en una tercera fase o episodio de la

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Todos estos procesos, como veremos, producen cisorio en el mundo empresarial a partir de la segun-
implicaciones de gran magnitud para el desarrollo da mitad del siglo pasado. Luego se extiende a la
urbano, las cuales, a su vez, obligan a la transforma- gestión pública y actualmente se aplica también al
ción y renovación de los instrumentos tradicionales campo de la planificación y gestión urbana
de planificación. Tanto a nivel teórico como desde la (Fernández Güell, 1997).
práctica gubernamental, se llega generalizadamente
a la conclusión de que una planificación centraliza- Consiste básicamente en un proceso creativo que
da, normativa y basada en una racionalidad sienta las bases de una actuación integrada a largo
sustantiva, como la que estuvo asociada a la “planifi- plazo, estableciendo un sistema continuo de toma
cación de desarrollo económico y social” y a todas de decisiones que comporta riesgo, identifica cursos
sus derivaciones, son inaplicables y carecen de toda de acción específicos, formula indicadores de segui-
operatividad en este tipo de sociedad (De Mattos, miento sobre resultados e involucra a los agentes
2003). sociales y económicos locales a lo largo de todo el
proceso (De Mattos, 2003). Como puede observar-
Como se ha visto, “el futuro había pasado de ser se, este nuevo instrumento viene a revolucionar la
un objeto relativamente estable a convertirse en un antigua cronología lineal3 de planificación, “por una
objeto volátil […]. Por esta razón, los planificadores gestión heurística4, iterativa5, incremental6 y recu-
contemporáneos se enfrentan a demasiadas fuerzas rrente7 , es decir, por actos que sirven al mismo tiem-
que obstaculizan la posibilidad de alcanzar predic- po para elaborar y probar hipótesis, con realizacio-
ciones correctas” (Fernández Güell, 1997: 58). Ante nes parciales y medidas a largo plazo que modifican
esta situación, la postura más inteligente es aceptar la el proyecto y la retroalimentación tras las evaluacio-
incertidumbre, tratar de comprenderla y convertirla nes y que se traducen en la redefinición de los ele-
en parte de nuestro razonamiento: “En el momento mentos estratégicos” (Ascher, 2004: 73).
presente, la incertidumbre no es sólo una desviación
ocasional y temporal respecto a una predicción razo- En el actual paisaje socioeconómico, no debería
nable, sino que es una faceta estructural del entorno sorprender que esta nueva manera de gestionar ciu-
socioeconómico. Por lo tanto, resulta obvia la incon- dades se ponga al servicio de un enfoque
veniencia de aplicar modelos evolutivos a largo pla- productivista, guiado por la búsqueda del crecimien-
zo que pretendan proyectar con precisión el futuro to y la competitividad con un énfasis manifiesto en
del desarrollo urbano […]. En su lugar, se requieren la atracción de inversiones y actividades generadoras
herramientas de análisis que ofrezcan mayor flexibi- de empleo (Rodríguez et al., 2001). En este sentido,
lidad en la comprensión de un entorno cada vez más “los nuevos modelos han llevado a introducir la idea
dinámico y complejo” (Fernández Güell, 1997: 58- de gestión endógena como medio de activar el po-
59). tencial de cada territorio (nacional o subnacional), y
de esta manera estimular su crecimiento. En este
De esta manera, la tercera revolución urbana enfoque subyace la consideración de que, en el ám-
moderna –que se inicia con la nueva fase de moder- bito de una economía globalizada, el objetivo básico
nización de las sociedades occidentales– suscita cam-
bios profundos en las formas de pensar, construir y 3
Diagnóstico, identificación de necesidades, elabo-
gestionar las ciudades. Surge el llamado ración final de un plan, programación, proyecto, realización
neourbanismo, el cual se apoya en una gestión más y gestión.
reflexiva, adaptada a una sociedad compleja y a un 4
Que sirve para el descubrimiento, que procede por
futuro incierto, propio de una sociedad abierta, de- evaluaciones sucesivas e hipótesis provisionales.
mocrática y marcada por la aceleración de la nueva 5
Método de resolución de una ecuación por aproxi-
economía (Ascher, 2004). maciones sucesivas.
6
Y como principal instrumento de planeación de Cantidad en la que se aumenta una variable en cada
ciclo de un bucle de un programa.
ciudades surge la Planificación Estratégica. Este con-
7
cepto es extraído de la práctica militar, el cual co- Serie recurrente: aquella en la que cada uno de sus
términos es una función de los términos inmediatamente
menzó a utilizarse como instrumento analítico y de- anteriores.

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de una gestión endógena debería ser aumentar la tad de mercados (laboral, de bienes, servicios y de
competitividad de los productos nacionales, regio- capitales) siempre ha incitado a las ciudades a “cui-
nales o locales, de manera de maximizar sus posibili- dar su imagen”, pero la aceleración de los procesos
dades exógenas” (De Mattos, 2003: 27). económicos ha incrementado verdaderamente las
necesidades de nuevas herramientas que apuntan a
A partir de estos procesos, algunos autores se aumentar su atractivo. Como consecuencia, el marke-
atreven a adelantar frecuentemente la hipótesis de ting territorial se ha convertido en una realidad de la
una próxima desaparición del Estado soberano clá- vida económica, política y social, incluso alterando
sico, hipótesis fundada sobre la noción del territorio la representación espacial e influyendo en nuestra
e internacionalización de las actividades económicas percepción de la realidad geográfica (Benko, 2000).
en un mundo cada vez más desprovisto de fronte-
ras. En este sentido, aparece un nuevo paradigma: el
Conclusiones
desarrollo “desde abajo” o desarrollo local, que reem-
plaza al desarrollo “desde arriba” administrado por el Teniendo en claro los principales elementos que
Estado (Benko, 2000). involucra la adopción de la Planificación Estratégica
como instrumento estrella de la gestión urbana con-
La importancia de la estrategia de lo local como temporánea, ¿es posible definir su real efectividad?
centro de gestión de lo global en el nuevo sistema ¿Cuáles serían los principales problemas que acarrea
tecno-económico puede apreciarse en tres ámbitos para los distintos territorios? Mucho podría decirse
principales: el de la productividad y competitividad al respecto, pero primordialmente se ilumina el he-
económica; el de la integración sociocultural, y el de cho de que “la mayor parte de los planes estratégicos
la representación y gestión políticas (Borja y Castells, elaborados hasta la fecha han puesto un énfasis, qui-
1996). Respecto a este último punto, surge el con- zá excesivo, en los aspectos de competitividad eco-
cepto de gobernanza como sistema de gobierno que nómica y no se han esforzado por explorar la vía de
permite articular y asociar las instituciones políticas, desarrollo sostenible” (Fernández Güell, 1997: 13).
los actores sociales y las organizaciones privadas loca- Por lo tanto, como puede comprobarse fácilmente,
les en torno a objetivos propios, discutidos y defini- un particularismo mal entendido ha generado una
dos colectivamente en ámbitos fragmentados e in- competición excesiva y destructiva entre distintas
ciertos (De Mattos, 2005). localidades y regiones (Borja y Castells, 1996).
En el nuevo contexto de competitividad entre Ante este hecho, se abre la convicción de que ya
ciudades, las políticas locales y sus procesos de ges- no es posible entender los cambios en el modelo de
tión se fijan como objetivo principal la promoción gestión urbana como el simple paso de una visión
del crecimiento económico de cada sistema produc- tradicional a una moderna. En nuestros territorios, y
tivo local, sea cual fuera su dimensión (De Mattos, y también al interior de sus ciudades, con expresiones
2005; Rodríguez et al., 2001). Las estratégicas de diferenciadas, vivimos un proceso de doble rostro
revitalización urbana no son sólo la punta de lanza en un tiempo de capitalismo mundialmente inte-
de las políticas urbanas, sino la expresión material de grado. Por una parte, hay exigencias crecientes de
una reorientación radical de la agenda política de las transnacionalización, de competencia segmentada.
ciudades (Rodríguez et al., 2001). Por otra, esta explosión de demandas, criterios nor-
mas hacen que las formas de marginalidad se
Esta reorientación estratégica exige proyectar una
diversifiquen y acentúen. La dialéctica de la moder-
imagen de ciudad dinámica e innovadora, estimu-
nización consiste precisamente en esta contradicción
lante y creativa, capaz de competir con éxito por la
(Matus, 1999).
atracción tanto de inversiones productivas y funcio-
nes direccionales como consumidores internaciona- Por lo tanto, la planificación estratégica como
les (Rodríguez et al., 2001). Hoy día, por tanto, las instrumento no es ni pretende ser interpretada como
ciudades deben hacer su propia promoción. la panacea que dé respuesta a todos los problemas
Según Benko (2000), esto no constituye un fe- que lleva aparejada la planificación y gestión urba-
nómeno fundamentalmente nuevo, ya que la liber- na. La generación de unas expectativas desmesura-

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Leslie Parraguez Sánchez, Gisel Rodríguez Loza y Marcela Santander Bellei

das sobre los posibles resultados de estos procesos ha Referencias bibliográficas


dado lugar a frustraciones que han podido restarles
Ascher, F. (2004). Los nuevos principios del urbanis-
credibilidad.
mo: el fin de las ciudades no está a la orden del día.
Para revertir esta situación, se debería entender Madrid: Alianza.
que todo proceso de planificación urbana para obte- Benko, G. (2000). “Estrategias de comunicación y
ner real efectividad debe ser integrado coherente- marketing urbano”. EURE Revista Latinoameri-
mente dentro de procesos de planificación social y cana de Estudios Urbano Regionales, 26, 79.
gubernamental mucho más amplios (Fernández Borja, J. y M. Castells (1996). Local y global. La
Güell, 1997). En ellos, el principal desafío futuro gestión de las ciudades en la era de la información.
deberá ser la búsqueda de caminos que permitan Madrid: Taurus.
compatibilizar los objetivos de competitividad de Castells, M. (1995). La ciudad informacional. Tecno-
naciones, regiones y ciudades, con los de mejora- logía de la información, reestructuración económica
miento de las condiciones de vida de los habitantes y el proceso urbano-regional. Madrid: Alianza.
de esos ámbitos (De Mattos, 2005). Específicamente Congresos Internacionales de Arquitectura Moder-
deberían plantearse, entre otros aspectos, la cons- na (CIAM) (1957). La Carta de Atenas. Buenos
trucción de redes cooperativas y solidarias entre ciu- Aires: Contémpora.
dades y regiones, lo cual les permita negociar De Mattos, C. (2003). De la planificación a la
constructivamente con las empresas para alcanzar governance: implicancias para la gestión urbano-
acuerdos de interior común, y la gestión de las dife- regional (mimeo).
rencias socioculturales de los distintos grupos de (2005). De la planificación a la
población que cohabitan un espacio y su integra- gobernanza: nuevos rumbos en gestión urbana
ción en una cultura compartida que no niegue las (mimeo).
especificidades históricas, culturales y religiosas (Borja Dumont, L. (1987). Ensayos sobre el individualismo:
y Castells, 1996). una perspectiva antropológica sobre la idolología
moderna. Madrid: Alianza.
Por lo tanto, el análisis crítico de los procesos que Fernández Güell, J. M. (1997). Planificación estra-
conllevan a la transformación histórica de la gestión tégica de ciudades. Barcelona: Gustavo Gili.
urbana nos lleva a apreciar que, al igual que la mo- Kadishev, L. y G. Sorokin (1970). Leyes económicas y
dernidad, enfrenta un proceso incompleto. O mejor planificación socialista. México: Grijalbo.
dicho, se encuentra frente a una elección. Puede Matus, T. (1999). “Los requisitos de una interven-
someterse enteramente a la lógica de la acción instru- ción social fundada”. Propuestas contemporáneas
mental y de demanda mercantil o combinar razón y de trabajo social. Buenos Aires: Editorial Espacio.
sujeto, eficacia y libertad. Combinación cargada de Monteiro, R. y L. M. da Silva (1994). “Historia
conflictos, pero conflictos entre fuerzas que compar- personal e historia social”. Revista de Trabajo So-
ten la misma referencia a la creatividad humana y al cial, 62.
repudio de todas las esencias y todos los principios Rodríguez, A., F. Moulaert y E. Swyngedouw
de orden. (2001). “Nuevas políticas urbanas para la
revitalización de las ciudades en Europa”. Ciu-
dad y Territorio. Estudios Territoriales, 33, 129.
Touraine, A. (1994). Crítica de la modernidad. Bue-
nos Aires: Fondo de Cultura Económica.

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