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Ipse harmonia est

Acerca de una cita de san Basilio sobre el Espíritu Santo

DE FRANCESCO ALEO1

Muchas veces el Papa ha citado la expresión latina, referida al Espíritu Santo, ipse
harmonia est, atribuyéndola a Basilio de Cesarea, y más precisamente a la obra que el gran
Padre de la Iglesia dedicó a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, titulada en latín De
Spiritu Sancto. Una cita que para él es preferida, repetida en algunos discursos y homilías: en
su discurso a los Cardenales el 15 de marzo de 20132, dos días después de su elección;
después en la homilía de Pentecostés el 19 de mayo de 20133; en una homilía en Estambul
el 29 de noviembre de 20144, y en su discurso a la Curia Romana el 22 de diciembre de
2014.5 Sin contar las ocasiones que precedieron al Cónclave, como los discursos que se
remontan a su episcopado en Buenos Aires, o en una entrevista del periódico «30 Giorni»
publicada en noviembre de 2007. La cita no fue identificada en ese momento, pero ahora es
posible afirmar, sin ofender a los críticos malévolos, que el texto de Basilio el Grande
existe.

El texto citado por el Pontífice se encuentra exactamente en el De Spiritu Sancto del


Padre capadocio, y está precisamente en el capítulo XVI, casi al final del parágrafo 38. Es
una versión italiana de Giovanna Azzali Bernardelli, mientras que el original griego es
traducido de acuerdo al texto de Sources Chrétiennes de Benoit Pruche: «Por lo tanto, alaban a
Dios todos sus ángeles y todas sus virtudes, a través de la obra del Espíritu. Están en su
presencia miles y miles de ángeles e infinitas miríadas de ministros y cumplen
irreprensiblemente su propio oficio en el poder del Espíritu Santo. Toda aquella
supracelestial e inefable armonía (pàsan oun ten hyperourànion ekèinen kài àrreton harmonìan) en
el servicio de Dios y en la mutua consonancia con los poderes supra mundanos, sólo puede
ser procurada por la presencia del Espíritu».6

El aforismo latino ipse harmonia est no puede y no busca ser, como vemos, una
traducción literal del pasaje en cuestión. En efecto, de acuerdo al recién actualizado
diccionario clásico de lengua italiana, de Giacomo Devoto y Gian Carlo Oli, un aforismo es

1
Publicado originalmente en italiano por L’Osservatore Romano, 13-12-2017, n. 285 (47.719), en inglés
el 18-05-2018, n. 20 (2547) y en portugués el 28-12-2017, ed. n. 52 (2496).
2
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/march/documents/papa-francesco_20130315_cardinali.html
3
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2013/documents/papa-francesco_20130519_omelia-pentecoste.html
4
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2014/documents/papa-francesco_20141129_omelia-turchia.html
5
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2014/december/documents/papa-francesco_20141222_curia-
romana.html
6
Basilio Magno, De Spiritu Sancto, XVI, 38. PG 32, 139-140.
«Εἴτε οὖν αἰνοῦσι τὸν Θεὸν πάντες οἱ ἄγγελοι αὐτοῦ͵ καὶ αἰνοῦσιν αὐτὸν πᾶσαι αἱ δυνάμεις αὐτοῦ· διὰ
τῆς τοῦ Πνεύματος συνεργείας. Εἴτε παρεστήκασι χίλιαι χιλιάδες ἀγγέλων͵ καὶ μύριαι μυριάδες
λειτουργούντων͵ ἐν τῇ δυνάμει τοῦ Πνεύματος τὸ οἰκεῖον ἔργον ἀμώμως ἐπιτελοῦσι. Πᾶσαν οὖν τὴν
ὑπερουράνιον ἐκείνην καὶ ἄρρητον ἁρμονίαν ἔν τε τῇ λειτουργίᾳ Θεοῦ καὶ τῇ πρὸς ἀλλήλας τῶν
ὑπερκοσμίων δυνάμεων συμφωνίᾳ͵ ἀδύνατον φυλαχθῆναι μὴ τῇ ἐπιστασίᾳ τοῦ Πνεύματος.» -
Sive igitur laudant Deum omnes angeli eius ac omnes virtutes eius, fit Spiritus ope. Sive adstant millies
mille angeli, ac centies centum millia ministrantium, officium suum citra reprehensionem in virtute
Spiritus perficiunt. Itaque tota illa super caelestis et ineffabilis harmonia, tum in cultu Dei, tum in
ultramundanarum virtutum inter ipsas consonantia nequaquam servari posset, nisi praeesset Spiritus.
una «definición con palabras breves y eficaces, que encierra y resume el resultado de
consideraciones, observaciones y experiencias.» Ipse harmonia est es exactamente un aforismo
en lengua latina que concentra en una frase breve la cita más larga del original griego,
colocada en la conclusión de un parágrafo importante del De Spiritu Sancto de Basilio de
Cesarea.

Este texto es el único pasaje de la obra basiliana en que se encuentra el término


griego harmonia. El hecho de que en el primer tratado de un autor cristiano sobre el Espíritu
Santo, harmonia sea un apax, es decir, aparece una única vez, y que en todo el corpus de
escritos atribuidos al obispo de Cesarea es citado sólo una vez más, atestigua la importancia
y la especial relevancia que este término asume en la oikonomia de la redención, de la que el
autor hace mención inmediatamente, en el parágrafo 39.

El parágrafo 38 del De Spiritu Sancto es muy denso, lleno de afirmaciones


teológicamente importantes. La interpretación puede ser problemática y objeto de
discusiones, como consideraba Jean Gribomont, en el 376, el año en que Basilio concluyó
el tratado, era aún sospechado de ser herejía. Algunos monjes nicenos intransigentes,
pertenecientes a círculos ultraconservadores, sospechaban de él debido a la estrecha
relación de amistad que desde hacía mucho tiempo Basilio tenía con Eustacio de Sebaste,
su maestro de vida ascética, quien se había declarado abiertamente del lado de los
pneumatómacos, es decir, literalmente, de los adversarios del Espíritu Santo.

Según el Padre capadocio, la comunión entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se


manifiesta no sólo por las cosas creadas y visibles, sino también por las cosas increadas e
invisibles. Estas cosas pueden ser conocidas sólo por analogía y es el Espíritu el que
permite tal conocimiento. Es la comunión trinitaria la que revela las Personas divinas como
causas: la causa primera es el Padre, la causa operante es el Hijo, y la causa perfeccionante
es el Espíritu.7

Citando un versículo de los Salmos, según el cual «la palabra del Señor hizo el cielo,
y las potencias, el aliento de su boca » (33 [32], 6, leído por todos los padres griegos del
siglo IV en clave trinitaria)8, Basilio puede afirmar que quien crea es la Palabra, la cual « no
es una significativa modulación de aire »9, sino que aquella Palabra «estaba en el principio
junto a Dios y era Dios». De todos modos, la analogía del flatus vocis induce al padre
capadocio a denominar al Espíritu « soplo de la boca de Dios »10 y con el Evangelio de
Juan, « el Espíritu de la verdad, que procede del Padre » (15, 26).

Basilio pasa de las causas a las Personas divinas: el Señor ordena, la Palabra crea, el
soplo confirma. Pero todo se hace accesible a través de la santidad que realiza la sanación y
la trasformación: como el cauterio no es la llama y la llama no es el cauterio, pero uno sin el

7
Cf. Basilio Magno, De Spiritu Sancto, XVI, 38. PG 32, 137B. «El Padre como causa principal (αιςτὶα
προκαταρτική), el Hijo como causa demiúrgica (αιςτὶα δημιουργική) y el Espíritu Santo como causa
perfeccionadora (αιςτὶα τελειοτική).»
8
«Τώ λόγω γάρ Κυρίου οι ουρανοί εστερεώθησαν, και τό Πνεύματι του στόματος αυτού πάσα η
δύναμις (αυτών).» - Verbo Domini caeli firmati sunt, et Spiritu ori eius virtus (eorum).
9
Basilio Magno, op. cit., XVI, 38. PG 32, 135C. «Ούτε ούν λόγος, αέρος τύπωσις σημαντική.» - «Nec
verbum est significativa aeris percussio.»
10
Ibídem, op. cit., XVIII, 45, PG 32, 152B.
otro no pueden concretar la curación, de igual modo los poderes celestiales no podrían
disponer su poder salvífico sin la santidad que sólo el Espíritu Santo11, en la comunión
Trinitaria, puede manifestar y comunicar.

Todos los poderes sobranaturales tienen necesidad del Espíritu, porque la santidad,
don del propio Espíritu, los mantiene distintos de aquellos del mal, del pecado y del vicio.
El Espíritu Santo, en el cielo y en la tierra, conforma todo según la medida de la santidad,
presencia participante y participada del Dios del universo, de lo visible y de lo invisible,
santidad que sin el Espíritu no puede ser reconocida, alabada, confirmada y completada en
aquel que recibe su soplo vital.

Por lo tanto, es preciso considerar el parágrafo entero para comprender el sentido


del aforismo latino ipse harmonia est, reiteradamente citado y aplicado por Bergoglio al
Espíritu Santo. En esta expresión, en efecto, están resumidas y arrojan nueva luz las densas
afirmaciones de Basilio, que ahora el Pontífice, con su Magisterio, actualiza para toda la
Iglesia.

11
Basilio Magno, op. cit., XVI, 38, PG 32, 138A.

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