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(Pieza presentada en la sala Hiroshima de Barcelona el 27/10/2017 dentro del ciclo ORO)
En Retrato de un monstruo Ayara Hernández nos presenta un mundo onírico en el que se mezcla lo
cómico, lo absurdo y lo inquietante para narrar un "cuento delirante" donde las fronteras entre los
objetos y las personas se difuminan. El interés de la coreógrafa por los objetos queda patente desde
el principio de la pieza, en el que nos presenta un paisaje repleto de elementos que pueblan la
escena. También es evidente el fuerte interés por los efectos visuales que crean un imaginario
surrealista en el que se deforma la realidad y constantemente se mueve, se construye y deconstruye
el espacio (a través de los objetos y elementos escenográficos) para crear diferentes paisajes,
arquitecturas y personajes que casi parecen sacados de una película de animación. El intérprete
queda oculto tras el objeto, cubierto por su forma y color, escondido para pasar a ser un objeto más,
otra pieza de la que se compone esta pieza a caballo entre la danza y el teatro objetual. Así pues, los
tres intérpretes que intervienen, quedan deshumanizados y esto dota a la pieza de un aroma muy
particular que nos transporta a la fantasía, el humor y la extrañeza.
En Retrato de un monstruo el sonido también cobra mucha importancia. Este se genera desde
distintas fuentes: las voces de los intérpretes (hablando de forma surrealista, generando ruidos...) el
sonido de sus propios movimientos, música ambiental muy sugerente y naive interpretados al
xilófono, efectos sonoros grabados en diferentes dispositivos móviles de reproducción y altavoces
que se mueven por escena y hacen salir el sonido desde diferentes puntos del escenario, ruido de los
objetos cuando son movidos, se friccionana entre ellos o caen, música clásica orquestal a todo gas...
Este gran abanico sonoro complementa a la perfección todo el cuadro visual que se presenta y
permite al espectador sumergirse mucho más en la propuesta, no solo en lo visual, sino también en
lo auditivo.
La escenografía y utilería son la clave del espectáculo. Una mopa, pelucas que caen del techo,
sudaderas de colores, linóleos blancos y negros, telas de pelo, globos, estructuras de cartón,
altavoces, pelotas, palos de madera, tubos, focos espumas, caretas, zapatillas... son los elementos
pilar de la pieza alrededor de los cuales se articula todo lo demás.Utilizados de manera ingeniosa
Análisis: Retrato de un monstruo
Javier Ara Sauco
Composición III
02/11/2017
sugieren cosas que no son, ocultan a los intérpretes, sirven de refugio para ellos y los tranforma en
personajes fantásticos que a veces dan risa y otras miedo. La música, el movimiento y la luz solo
acentúan lo que el objeto requiere en cada momento para brillar y cobrar vida. Por eso los objetos
son el elemento protagonista de la pieza y sobre el que gira todo lo demás.
En cuanto al movimiento podemos decir que el cuerpo se convierte en un medio para mover todo el
aparato escenográfico. El movimiento se basa sobre todo en acciones cotidianas como andar, coger
cosas, transportarlas de un lado a otro, vestirse... pero si es verdad que cabe destacar también el
trabajo en diferentes calidades de movimiento para crear diferentes "monstruos" y donde podemos
apreciar un trabajo de cuerpo más elaborado y fino. Los objetos sobre el cuerpo de los intérpretes
una vez más influyen en como su cuerpo se mueve, limitando o ofreciendo nuevas cualidades a lo
que su cuerpo puede hacer. Retrato de un monstruo recuerda en ese aspecto al Ballet Triádico de
Oskar Schlemmer. En eso y en el interés compositivo espacial, rítmico y visual.