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La Revolución francesa de 1789 marcó una fecha crucial en la historia de Francia y del mundo occidental.

El
proceso revolucionario comienza con la toma de la Bastilla y culmina con el golpe de Estado del 18
brumario.
No se trató solo de un cambio súbito y violento en la titularidad del poder, sino que además del nacimiento
de un nuevo modelo político y social. Suponía la extinción del Antiguo Régimen, atrás quedaban las
monarquías absolutas y los estamentos privilegiados y la desigualdad de los individuos; para dar paso a
regímenes en los que el poder se repartía y todos los individuos eran considerados iguales ante la ley.
Utilizando como base el historiador Alber Soubul podemos decir que las causas profundas de la revolución
hay que buscarlas en las contradicciones acaecidas entre las estructuras e instituciones del Antiguo Régimen,
por una parte y el movimiento económico y social por por otro.
Dicha contradicción se ve evidenciada en lo que era por un lado la filosofía de la Ilustración; este
movimiento filosófico, literario y científico que se desarrolla a lo largo del siglo XVIII, sustituía la idea
tradicional de la vida de la sociedad por un ideal de bienestar social fundado en la “diosa razón”, en la idea
de progreso y felicidad. Frente a esta nueva idea el Antiguo Régimen quedaba reducido a defenderse, la
Monarquía continuaba siendo de Derecho divino, el Rey de Francia era considerado un dios en la tierra y
gozaba de un poder absoluto.
Aparece en este contexto la idea de la separación de poderes de Montesquieu, la idea de Volter respecto al
contrato social, con lo que es la soberanía del pueblo; la idea de igualdad introducida por Rousseau, entre
otros. En palabras de Soubul “estas nuevas ideas ejercen una gran influencia en Francia, desarrollando un
profundo pensamiento crítico”.
Contradiciendo a las ideas de la Ilustración, el Antiguo Régimen suponía privilegios para dos estamentos,
nobleza y clero, que representaban un 5 % de la sociedad. Quienes no tenía privilegios era el llamado Estado
llano o tercer estado, que estaba compuesto por la burguesía, artesanos, siervos, obreros y campesinos. Es
importante precisar que ninguno de estos estamentos era totalmente homogéneo.
La burguesía constituía el sector preponderante del tercer estado, estos fueron los que interpretaron en
plenitud las ideas de al ilustración y como dice el mencionado autor fue quien dirigió la Revolución y sacó el
mayor provecho de ella.
Cabe destacar la burguesía no era un sector uniforme, por un lado encontramos a la burguesía pasiva, que
vivía de las rentas, por otro lado encontramos a un grupo de artesanos y comerciantes , vinculada al sistema
tradicional de producción. Además encontramos a un grupo de profesionales liberales que eran hombre de
leyes y a una burguesía liberal vinculada a los negocios. Precisamente fueron estos últimos quienes lideraron
a Revolución, eran partidarios de la libertad económica, y se oponían claramente a los privilegios fiscales
que tenían los nobles. Vale la pena aquí plantear un matiz, ya que el artesanado generalmente eran hostiles a
la organización capitalista de la producción, viéndose debilitados cada vez más.
El Clero gozaba de grandes privilegios, aunque como sostienen varios historiadores había ya un cierto
descreimiento por parte de la sociedad. Esto se debe en el caso del Clero regular a la importancia de sus
grandes propiedades, cuyas rentas iban a los conventos despoblados. Además el Clero secular estaba inserto
en una crisis, ya que la vocación religiosa no se basaba como en el pasado con el fundamento único de la fe;
la propagando filosófica ya mencionada lo había debilitado desde hacía mucho tiempo.
El alto Claro se reclutaba cada vez más, bajo los grandes beneficios en la alta nobleza, mientras que el bajo
Clero, eran de origen campesino, percibían pocos beneficios, constituyendo la plebe eclesiástica, que aveces
compartía con el pueblo su espíritu y sus aspiraciones.
Como menciona Antonio Fernández, la revolución propuso acabar con el feudalismo, aboliendo los
privilegios y facilitando el acceso al poder de la burguesía formada por los hombres de negocios y los
profesionales liberales.
Por ejemplo, la intervención de los campesino en la revolución fue debido al problema de los derechos
señoriales y de la clara supervivencia del feudalismo. Este sector estaba compuesto por un propietario
parcelario, campesinos sin tierras que constituían un proletariado rural.
Por otra parte desde el punto de vista económico la mala cosecha del año 1788 provocó la subida del precio
del grano y el pan, mientras se hundían los precios del vino; lo que arruinó a los pequeños agricultores de
Burdeos, Borgoña y el valle del Liora.
Soboul destaca que en 1788 la crisis agrícola fue la más violenta de todo el siglo, apareciendo la penuria de
los desocupados y hambrientos. El historiador Labrousse añade que el costo de vida aumenta en grandes
proporciones, y que la subida del pan fue el principal motivo de las sublevaciones populares.
La reivindicación esencial del pueblo estaba en el pan, haciendo cada vez más sensible al sector popular.
Soboul afirma que las condiciones de existencia de las clases populares urbanas se agravaba, el aumento de
población de la ciudades y la subida de los precios contribuyó al desequilibrio de los salarios con relación al
costo de vida.
No cabe duda que las masas populares fueron una parte importante en la revolución, aunque como destaca el
mencionado historiador las masas populares no tenían puntos de vistas precisos sobre los acontecimientos
políticos; fueron más bien móviles de tipo económico y social los que los pusieron en acción.
Otro aspecto que alteró la economía de Francia a fines de siglo XVIII fue la participación en la Guerra de
Independencia, ya que debido a los altos gastos el déficit económico se agravó, lo que hizo que las finanzas
de la Monarquía quedaran comprometidas.
En palabras de Soboul “el mal tenía causas múltiples”: los contemporáneos han insistido en el derroche de la
Corte y sus miembros, la alta nobleza costaba muy cara al país. El déficit no podía superarse con el aumento
de los impuestos.
Una parte de la Alta Nobleza comenzó a alejarse de su clase social. Este grupo de nobleza liberal se veía
impulsada hacia la alta burguesía, con la que compartía ciertos intereses económicos.
La vieja monarquía del Antiguo Régimen, encabezada por Luis XVI se encontraba gastada, existía una
contradicción evidente entre la teoría de la monarquía todopoderosa y su impotencia real. La realeza era
impotente sobre todo a causa de los vicios de sistema fiscal, mal repartido y mal percibido; el impuesto no
rendía y recaía sobre los más pobres.
Esto se ve sumado a la fuerte postura de aristocracia, cada vez que un ministro reformador quería modificar
el Estado, estos se levantaban para defender sus privilegios. Esto según Soboul aumenta impotencia de
Monarquía.
Ni Neker ni Calonne ni Brienne fueron capaces de resolver la crisis financiera, y la convocatoria a los Estado
Generales estaba cada vez más cerca.
Los Estado Generales se convocaron de la misma forma que en 1614, en tres estamentos separados, cada
unos de ellos era una voz.
El Tercer Estado quiso aprovechar de esta Asamblea para presentar peticiones favorables a los intereses del
pueblo; mientras tanto ni el Rey ni mucho menos la nobleza tomaron en cuenta dichas peticiones.
En los mítines y en sus “cuadernos de queja” los candidatos del Tercer Estado ás que solucione a la crisis
económica reclamaban un nuevo modelo político: Constitución, reforma de la justicia y la administración,
garantía de libertades fundamentales e igualdad fiscal.
Uno de los mayores problemas en esta instancia , fue la negación por parte de la mayoría de los sectores
privilegiados al voto por cabeza, que claramente beneficiaba a los representantes del Estado llano, pues los
primeros quería el voto por estamento.
Luego de varias instancias y entendiendo que los sectores privilegiados solo querían mantener el Antiguo
Régimen, los representantes del Tercer Estado con el apoyo de una parte del Clero; se trasladaron al “Juego
de Pelota” y se proclama la Asamblea Nacional Constituyente calificándola como único órgano de
representación de la nación francesa y jurando no separarse hasta que se reconociera su poder.

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