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LA SITUACIÓN LEGAL DE LA

MINERÍA EN ESPAÑA
Y SU RELACIÓN CON LA
CONSERVACIÓN AMBIENTAL
INDICE
1. El sector minero en España
2. El Marco normativo; introducción
3. Los recursos mineros y su clasificación
4. Actos administrativos relacionados con los derechos mineros
5. Los problemas más relevantes que presenta la legislación minera
6. Los intentos de modificación y elaboración de un nuevo texto
7. Los aspectos ambientales
7.1. Los intereses en conflicto
7.2. El fracking
7.3. La posibilidad de indemnizar la limitación de los derechos minero
por razones de protección ambiental
7.4. La restauración de los espacios afectados y la responsabilidad
ambiental
7.5. El tema de los hidrocarburos
7.6. Los residuos mineros
Conclusiones
Normas de referencia
Sentencias de interés
Bibliografía

Foto: CC BY 2.0 Jesús Alenda


1. El sector minero en España

El sector minero supone una contribución modesta a la riqueza española, al menos,


por el momento y mientras se confirman o no algunas expectativas sobre la existencia
de “tierras raras” 1 en algunas zonas del Reino.

En 2015, últimos datos disponibles, la contribución del sector minero en España, en


términos de empleo directo, en las 2.853 explotaciones con producción, fue de 29.097
empleos, de los cuales 21.624 correspondieron a la extracción de minerales no
metálicos (industriales, ornamentales, productos de cantera), 3.563 a minerales
energéticos y 3.910 a minerales metálicos 2.

El número de explotaciones prácticamente se ha mantenido, en tanto que el empleo ha


aumentado en la misma medida, 1,4 %, respecto a 2014.

Según la última estadística minera de 2015, el valor de la producción vendible para el


conjunto del sector minero fue de 2.965 M€, ligeramente inferior al de 2014.

En la siguiente tabla se desglosa el número de explotaciones y valor de la producción


(en M€) por sectores:

Nº de explotaciones / Valor producción

Sectores 2014 2015 2014 2015

Productos energéticos 30 31 387 242

Minerales metálicos 6 6 708 714

Minerales industriales 171 167 800 810

Rocas ornamentales 567 557 404 400

Productos de cantera 2.122 2.092 717 799

1
Las ‘tierras raras’ se forman con 17 elementos químicos y minerales que tienen propiedades químicas,
eléctricas, electrónicas y magnéticas para usos médicos y el desarrollo de diversas tecnologías.
Debido a sus propiedades magnéticas, luminiscentes y electroquímicas estos 17 elementos ayudan por su
poco peso, emisiones reducidas y tecnologías de energía limpia a mejorar la eficiencia, el desarrollo, la
miniaturización, la velocidad, la durabilidad y la estabilidad térmica de sistemas de comunicación,
transportación avanzada, cuidado de la salud -para técnicas de imagenología-, tecnologías médica,
reducción de la contaminación, crecimiento de energías sustentables, resonancia magnética nuclear,
instrumentos electrónicos y computadoras. Los nombres de estos elementos o tierras raras son: Holmio,
Erbio, Tulio, Iterbio, Lutecio, Escandio, Disprosio, Lantano, Cerio, Europio, Itrio, Praseodimio,
Gadolinio, Neodimio, Terbio, Samario y Prometio

2
Se pueden consultar datos abiertos relativos a la producción minera (descargable en Excel) en la Sede
Electrónica del Ministerio de Industria.

Abril 2018
Nº de explotaciones / Valor producción

Sectores 2014 2015 2014 2015

Total 2.896 2.853 3.017 2.965

Productos energéticos: Antracita, hulla, hulla subbituminosa, crudos de petróleo y gas


natural.
Minerales metálicos: Cobre, cinc, níquel, oro, plata, plomo y wolframio.
Minerales industriales: Incluyen gran variedad de minerales, destacando bentonita,
caolín lavado, cuarzo, feldespato, glauberita, magnesita, potasa, sal marina, sal gema y
sepiolita.
Rocas ornamentales: Alabastro, arenisca, caliza, cuarcita, diorita, granito, mármol y
pizarra.
Productos de cantera: Entre los que destacan arcilla, arena y grava, arena silícea,
caliza, cuarcita, dolomía, granito, margas, ofitas y yeso.

Cada tipo de mineral o producto vive hoy día una situación diferente 3:

Productos energéticos: si no contabilizamos los números de extracción de


crudos de petróleo y gas, que tuvieron una variación anual de producción al alza
entre 2006 y 2010 del 14% y del 208%, respectivamente, los productos
energéticos se encuentran en "estado de shock". Aunque hay algún proyecto de
uranio en la zona de Salamanca. la producción de carbón pasó de 31,88
millones de toneladas en 1998 a 9,45 millones en 2009.

Minerales metálicos: Entre 2006 y 2015 algunos como el cobre han


experimentado un gran crecimiento. Tras el bache de 2002 con los cierres de
explotaciones en la faja pirítica de Huelva y Sevilla por la caída de precios, el
auge de estos minerales ha sido evidente. Las minas de cobre en Andalucía y
oro en Asturias contribuyen a esta reactivación, en el que están invirtiendo
empresas extranjeras. La producción de wolframio y plomo también crece.

Minerales no metálicos: muchos de ellos están vinculados a la construcción, por


lo que la crisis inmobiliaria derivada de la financiera afecto mucho al sector, que
ahora mismo "se mantiene".

Los áridos y las rocas ornamentales han sufrido, respecto a los máximos de
2007, caídas de casi el 60% en la producción. La pizarra, muy utilizada en
viviendas, ha logrado recuperarse algo gracias a la exportación, aunque no
genere en España empleos o actividad. Otros minerales como el espato o el
flúor no han sufrido tanto y algunas sales viven un "momento de bonanza".

La distribución del valor de la producción por Comunidades Autónomas, se muestra en


la siguiente tabla 4(en porcentaje sobre el valor total):
3
Fuente de la Web del Ministerio de Industria

Abril 2018
Valor de la producción

Comunidad Autónoma Porcentaje Principales extracciones


Andalucía 26,8 Cobre, yeso, mármol
Cataluña 16,6 Hidrocarburos, potasa, rocas industriales.
Castilla y León 10,4 Hulla, antracita, pizarra, glauberita, wolframio
Galicia 8,4 Caolín, cuarzo, pizarra, granito
Asturias 6,2 Hulla, antracita, oro, fluorita

Comunidad Valenciana 5,1 Sal marina, caolín, mármol, turba

Aragón 4,8 Hulla subbituminosa, caolín, arcilla refractaria

Madrid 4,1 Glauberita, sepiolita, granito, yeso


Castilla La Mancha 4,2 Sepiolita, bentonita, thenardita
Extremadura 2,8 Níquel, granito
Murcia 2,6 Mármol, sal manantial
País Vasco 2,0 Caliza.
Navarra 1,4 Magnesita, caliza
Cantabria 0,9 Sal gema, caliza
Baleares 0,9 Caliza, areniscas.
Canarias 0,6 Rocas industriales
La Rioja 0,5 Ofita, caliza
Ceuta 0,01 Caliza

2. El Marco normativo; introducción.

La Ley de Minas vigente en el Reino de España es la Ley 22/1973 de 21 de julio,


elaborada en época franquista, previa a la Constitución. La reforma de la norma se ha
intentado varias veces (significativamente en 2003 y 2015), pero no se ha logrado un
acuerdo con las empresas del sector. La Ley es en realidad una herramienta de
carácter técnico y existe una importante inercia que favorece su mantenimiento, tanto
entre las empresas como entre las administraciones publicas.

4
Fuente, Ministerio de energía, Turismo y Agenda digital.
http://www.minetad.gob.es/energia/mineria/Paginas/Index.aspx

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Desde luego, cuenta con importantes problemas de técnica normativa. Quizás, el más
relevante es que no recoge el reparto competencial alumbrado con la Constitución de
1978 ni el ordenamiento jurídico comunitario que España lleva unas cuantas décadas
trasponiendo, desde la incorporación a la UE.

Además, esta lejos de incorporar criterios de sostenibilidad y no está adecuada a los


procedimientos de evaluación de impacto ambiental que establece la normativa
vigente. En particular, no esta adaptado a la actividad minera en los fondos marinos,
cuya importancia reciente tiende a acrecentarse.

En la práctica, donde se han detectado vacíos legales el Tribunal Supremo ha ido


sentando doctrina, pero el resultado es que la regulación está muy dispersa y hay
ámbitos en los que no hay uniformidad: por ejemplo, cada Comunidad Autónoma
establece los requisitos que considera oportunos para otorgar las autorizaciones.

Si hasta ahora ningún Ejecutivo (el PP no lo llevaba en su programa) se ha esforzado


realmente por cambiarla, quizá porque ha resultado útil y pese a “que, junto al agua y
los recursos renovables vegetales, constituye la base de los bienes de producción y
consumo”.

Desde un punto de vista estrictamente conservacionista, y aunque presenta algunos


problemas que habría que subsanar, lo que es evidente es que en realidad lo que se
necesita no es solo una reforma de una Ley técnica como la Ley de Minas, sino que es
preciso proteger el subsuelo y los recursos geológicos, que carecen de una Ley Marco.
Ningún otro sector (montes, aguas...) carece de una regulación marco. Una Ley de
protección del subsuelo permitiría una explotación ordenada de los recursos
geológicos y un tratamiento coherente de su explotación con arreglo a criterios de
sostenibilidad.

3. Los recursos mineros y su clasificación

El sistema de clasificación de los recursos minerales de la Ley de 1973 es, en realidad


de carácter técnico y económico. De acuerdo con lo dispuesto en la vigente de Minas,
los recursos mineros se pueden clasificar en las siguientes secciones:

A) Pertenecen a esta sección los yacimientos minerales y demás recursos


geológicos, de escaso valor económico y comercialización geográficamente
restringida, así como aquellos cuyo aprovechamiento único sea el de obtener
fragmentos de tamaño y forma apropiados para su utilización directa en obras
de infraestructura, construcción y otros usos que no exijan más operaciones
que las de arranque, quebrantado y calibrado.

El derecho preferente a la explotación de los recursos de la sección A) se


atribuye con carácter general a los dueños de los terrenos. Precisan únicamente
de una autorización como titulo habilitante.

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B) Incluye las aguas minerales 5, las termales, las estructuras subterráneas y
los yacimientos de origen no natural, formados como consecuencia de
operaciones reguladas por la Ley de Minas. Recientemente se han regulado
aquí los almacenamientos de Co2 6

Los recursos de la sección B) para poder ser aprovechados, deberán ser


previamente declarados como tales. Su titulo habilitante es la concesión.

C) Incluye la minería no energética, que comprende los yacimientos minerales y


recursos geológicos no incluidos en las anteriores secciones, salvo los incluidos
en la sección D. Esta sección a su vez, se subdivide en cuatro clases según su
utilidad (minerales metálicos para la industria siderúrgica, metales preciosos,
minerales para la agricultura y las industrias químicas, minerales para la
industria del vidrio y la cerámica y minerales para carga o rellenos y
recubrimientos)

Los recursos de esta sección están sujetos a concesiones de treinta años,


prorrogables hasta noventa, y se otorgan con preferencia a los titulares de
permisos de investigación previos.

D) Incluye los carbones, minerales radiactivos, recursos geotérmicos y las


rocas bituminosas.
Su régimen jurídico es similar al de la sección C) con ciertas especificidades
reguladas en la Ley. 7

Los recursos de las secciones C) y D) podrán ser investigados o explotados mediante


los correspondientes Permisos de Exploración, Permisos de Investigación y
Concesiones de Explotación. Para otorgar esos derechos mineros es condición
indispensable que los terrenos sobre los que recaigan reúnan las condiciones
de”francos” y “registrables”, salvo los permisos de exploración que se otorgarán sin
excluir de su perímetro los terrenos que no fueran francos y registrables. Se considera
que un terreno es registrable si, además de ser franco, tiene una extensión mínima de
una cuadrícula minera 8.

Todos los yacimientos minerales y demás recursos geológicos son bienes de dominio
público, cuya investigación y aprovechamiento podrá realizar el Estado directamente,

5
Dentro de las aguas minerales se pueden distinguir:
- aguas minero-medicinales, para uso terapéutico
- aguas minerales naturales para envasado
- aguas de manantial para envasado
- aguas minero-industriales para el aprovechamiento racional de las sustancias que contengan
6
Ley 40/2010 de 29 de diciembre
7
Ley 54/80 de 5 de noviembre
8
Una cuadrícula minera es el volumen, de profundidad indefinida, cuya base superficial queda definida
entre dos paralelos y dos meridianos, cuya separación sea de veinte segundos sexagesimales, que deberán
coincidir con grados y minutos enteros y, en su caso, con un número de segundos que necesariamente
habrá de ser de cero, veinte o cuarenta.

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mediante las Reservas del Estado, o bien, podrá cederlo mediante los derechos
mineros contenidos en la ley. 9

Los hidrocarburos, por su parte, aunque sean recursos geológicos, no son recursos
mineros de acuerdo a la ley de minas. Es la Legislación de hidrocarburos 10 la que
regula su exploración, investigación y explotación. También son bienes de dominio
público de acuerdo al artículo 132.2 de la Constitución y se someten a tales
procedimientos en régimen de concurrencia competitiva.

4. Actos administrativos relacionados con los derechos mineros

Los permisos de exploración se otorgarán para efectuar estudios y reconocimientos


que apliquen técnicas que no alteren sustancialmente la configuración del terreno. Se
otorgan por un periodo máximo de un año prorrogable otro año y con una extensión
mínima de 300 cuadrículas y máxima de 3.000.

Los permisos de investigación otorgan a su titular el derecho a realizar dentro de su


perímetro, los estudios y trabajos encaminados a poner de manifiesto y definir uno o
varios recursos mineros de las secciones C) o D), para su posterior explotación. Se
conceden por un plazo que no puede ser superior a tres años, salvo prórroga y no
pueden exceder de 300 cuadrículas mineras.

Las concesiones de explotación, que podrán ser directas o derivadas de un permiso de


investigación previo, otorgan a su titular el derecho al aprovechamiento del recurso o
recursos puestos de manifiesto dentro de su perímetro. Se conceden por un plazo de
30 años, prorrogable por otros dos períodos de 30 años, y con una extensión máxima
de 100 cuadrículas. Los recursos que la Ley somete a concesión cuentan
automáticamente con la condición de utilidad pública.

Los derechos mineros podrán ser caducados por renuncia voluntaria, por finalización
del plazo de vigencia y por otras causas reguladas en la Ley de Minas.

9
Pueden distinguirse los siguientes tipos de derechos mineros:
- Autorizaciones de explotación de recursos de la sección A
- Autorizaciones/concesiones de aprovechamiento de aguas minero-medicinales
- Concesiones de aprovechamiento de aguas termales
- Autorizaciones/concesiones de aprovechamiento de aguas minerales naturales
- Autorizaciones/concesiones de aprovechamiento de aguas de manantial
- Autorizaciones/concesiones de aprovechamiento de aguas minerales industriales
- Autorizaciones de aprovechamiento de estructuras subterráneas
- Autorizaciones de aprovechamiento de yacimientos de origen no natural
- Permisos de exploración para recursos de la sección C) o D)
- Permisos de investigación para recursos de la sección C) o D)
- Concesiones de explotación para recursos de la sección C) o D), que pueden ser directas o derivadas
- Reservas del Estado definitivas para recursos de la sección C) o D)
- Reservas del Estado provisionales para recursos de la sección C) o D)
10
Ley 34/1998, de 7 de octubre, del sector de hidrocarburos, modificada en varias ocasiones y
significativamente a través de la Ley 8/2015, de 21 de mayo

Abril 2018
5. Los problemas más relevantes que presenta la Legislación minera

La clasificación. Uno de los aspectos que la futura regulación minera debería de


abordar es la modificación de la actual clasificación de los recursos minerales. Esta ha
sido objeto de numerosos recursos y polémicas y aún hoy en día se debate, por
ejemplo, sobre si una determinada sustancia debe de encuadrarse en la sección A) o en
la C). O en ambas.

Los parámetros que determinan la inclusión de un mineral en la sección A) o en la C)


han sido establecidos en el Real Decreto 107/1995, de 27 de enero, por el que se fijan
los criterios de valoración para configurar la sección A) de la Ley de Minas. Para ello se
tiene en cuenta la importancia económica de la explotación para su inclusión en la
sección A), o en la C), y su carácter energético para su pertenencia a la sección D).

Este sistema de clasificación permite, además, que un mismo recurso minero pueda
pertenecer indistintamente a la sección A) o C). Puesto que las diferentes clase cuentan
con diferentes regimenes de explotación de los derechos mineros, tenemos que una
misma sustancia podrá en unos casos recibir el tratamiento administrativo propio de la
sección A), -Autorización- y en otros el de la sección C), -Concesión-, en función de las
características económicas, laborales y comerciales concretas en que vaya a llevarse a
cabo la explotación.

Esto provoca situaciones discriminatorias entre competidores que explotan un mismo


recurso dentro del mismo sector económico y espacio geográfico. Así por ejemplo nos
podemos encontrar una explotación de grava y arena bajo el régimen jurídico privatista
de Autorización, junto a otra gravera que explota bajo el régimen jurídico concesional.
Lógicamente el segundo compite en ventaja con respecto al primero, debido a los
beneficios propios que se derivan de una concesión de explotación: de un lado la
condición de “utilidad pública” es inherente al título de concesión y faculta al titular a
iniciar expediente de expropiación forzosa u ocupación temporal de los terrenos
necesarios para el emplazamiento de los trabajos, instalaciones y servicios; y de otro
los beneficios fiscales previstos en la legislación 11 .

Por esta razón se han propuesto clasificaciones mas adecuadas a la naturaleza real de
esos recursos, como la que se contiene en la siguiente grafica:

11
Ley 6/1977, de 4 de enero, de Fomento de la Minería

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Fuente: “La minería y la nueva clasificación de los recursos geológicos” Josep María
Mata-Perelló y Roger Mata Lleonart.

No obstante, el borrador de reforma de la Ley de Minas que circuló en 2015 y


finalmente no pudo aprobarse, se limitaba a establecer dos secciones:

La sección (A), que seria la que englobaría las aguas minerales y termales, las
arenas, gravas y arcillas, quedaría “sometida a un régimen de autorización en
la que el derecho a explotar se atribuye al propietario del terreno en el que se
encuentre el recurso”.

La sección (B), comprendería los yacimientos geológicos, como el carbón,


minerales radiactivos y rocas bituminosas, y las estructuras subterráneas que
retenga cualquier producto o residuo, excluidos los hidrocarburos y el dióxido
de carbono, que en él se vierta o inyecte. En esta sección, los recursos “pueden
ser objeto de permisos de investigación a cuyos titulares se les concede el
derecho preferente a una concesión de explotación sobre un territorio en el que
se haya demostrado suficientemente la existencia de recurso y que conlleva la
declaración de utilidad pública a efectos de aplicación de la Ley de 16 de
diciembre de 1954 sobre Expropiación Forzosa”.

Los criterios para la clasificación implicaban que se otorgase al investigador un


derecho preferente sobre los recursos y que se concediese la utilidad pública a efectos
de expropiación forzosa para evitar la posibilidad de que se impida la explotación por
parte de los propietarios de los terrenos.

Abril 2018
Si se tiene en cuenta que “el otorgamiento de derechos mineros no impedirá la
atribución sobre las mismas áreas de autorizaciones, permisos o concesiones relativos
a yacimientos o almacenamientos subterráneos de hidrocarburos o de dióxido de
carbono”, tenemos que todo ello equivale a que el Estado pueda resolver qué actividad
tiene más interés que otra y cualquier expropiación en caso de incompatibilidad de dos
trabajos mineros.

La declaración de utilidad publica. Prácticamente todos los recursos mineros (desde


luego, todos los energéticos y todos los sometidos al sistema de concesión) reciben
automáticamente la declaración de utilidad pública, que conlleva la expropiación. Así, el
Articulo 104 de la Ley de Minas indica que

El otorgamiento del permiso de investigación y el establecimiento de una zona


de reserva provisional llevarán implícita la declaración de utilidad pública de
ambas figuras, a efectos de su inclusión en los apartados uno y dos del artículo
ciento ocho de la Ley de Expropiación Forzosa.

El borrador de nueva norma de 2015 también quería modificar este aspecto. La


declaración de utilidad pública, no seria automática como ahora sino que con el nuevo
sistema se iba a exigir la declaración de utilidad pública explotación a explotación, en
función de sus características, lo que fue rechazado por entenderse que retrasaría los
procedimientos actuales.

La utilidad pública en realidad no es una expresión de prevalencia frente a otros


intereses sociales o públicos. Nuestra legislación la configura solo como un pre-
requisito para la expropiación forzosa, 12 con base en el Articulo 33,3 de la
Constitución.

Por utilidad pública se puede entender, bien las “exigencias derivadas de la actuación
administrativa en el marco de obras públicas, servicios, dotaciones y demás aspectos
relacionados con las funciones de la administración” (utilidad publica propiamente
dicha) o bien “cualquier fin supraindividual que denota una necesidad colectiva
prevalente a la del mantenimiento de la situación privada afectada” (interés social).

La declaración de la utilidad pública o el interés social a que haya afectarse el objeto


expropiado no es una mera fase del procedimiento expropiatorio, sino que constituye
un requisito previo a su apertura. La regla general es actualmente, es que la
declaración se realice mediante una norma legal, estatal o autonómica, para cada caso
concreto, y no, como ocurre en la Ley de Minas, con carácter general para todo un
sector de actividad.

El borrador de nueva norma de 2015 también quería modificar este aspecto. La


declaración de utilidad pública, no seria automática como ahora sino que con el nuevo
sistema se iba a exigir la declaración de utilidad pública explotación a explotación, en
función de sus características, lo que fue rechazado por entenderse que retrasaría los
procedimientos actuales.

12
Ley de 16 de diciembre de 1954 -desarrollada por Decreto de 26 de abril de 1957-,

Abril 2018
El derecho preferente. El derecho preferente es uno de los más característicos del
ordenamiento minero español. Se trata de un principio muy arraigado en el derecho de
minas, que consiste en la prioridad en la tramitación de los derechos mineros según el
orden cronológico de presentación de las solicitudes. 13

Este derecho preferente es causante de una parte considerable de peticiones de


derechos mineros que responden a motivos puramente especulativos y no a una
verdadera investigación científica o proyecto minero. Parecería conveniente que esto se
corrigiese mediante el sistema ordinario de concurrencia competitiva a la hora de
otorgar derechos mineros, asegurando la igualdad entre los participantes y la elección
del proyecto más adecuado y conveniente al interés general. De este modo seria
posible exigir garantías precisas al titular de un derecho minero, concretando
conceptos jurídicos indeterminados tales como la solvencia técnica y económica,
explotación racional o interés general.

Usos del suelo. La actividad minera se ejerce sobre un espacio físico sobre el que
concurren diferentes administraciones con competencias diversas. Sería conveniente -
dada la descoordinación existente- articular un procedimiento conjunto para el
otorgamiento de títulos mineros en el que se garantizase la intervención de todas las
instancias públicas implicadas. Con frecuencia, explotaciones mineras autorizadas por
la Administración sectorial entren en contradicción con la calificación otorgada al suelo
en los instrumentos municipales o autonómicos de planeamiento. Para ello, previo al
inicio de cualquier expediente sobre derechos mineros, al igual que se viene realizando
actualmente con el procedimiento de impacto ambiental, en el nuevo régimen minero
debería preverse la formulación de consultas previas a las distintas administraciones
públicas y organismos afectados.

Si sobre ese mismo ámbito geográfico existen o se prevén otros usos distintos al
minero, o incluso otros proyectos mineros, habría que apreciar cuál de ellos ofrece
para la sociedad un mayor interés, prevaleciendo, en caso de incompatibilidad, aquél
que realmente suponga una mayor racionalización y un mejor aprovechamiento de la
utilización del espacio geográfico.

Se ha llegado a plantear 14 que una posible nueva “Ley Básica del Sector Minero” aborde
el tema de la creación de espacios o áreas mineras por parte de los respectivos
Gobiernos Autonómicos, donde los explotadores mineros pudiesen ejercer su actividad
sin obstáculos. Las Comunidades Autónomas conocen perfectamente la localización de
sus recursos geológico mineros de interés para el desarrollo de la sociedad. No sería,
por tanto, una cuestión difícil delimitar dichas áreas del mismo modo que se delimitan
otras zonas de carácter ambiental.

13
El artículo 100.2) del Reglamento General para el Régimen de la Minería, establece que “el orden de
presentación de solicitudes a los efectos de adquirir la prioridad sobre terrenos francos y registrables se
adquirirá por el de llegada al local en que deban esperar los interesados en el momento de pasar al
despacho o ventanilla señalado para el registro de esta clase de solicitudes adoptándose por el Delegado
provincial las medidas necesarias a dichos fines”.
14
José Lorenzo Daniel ; . Zaragoza, 2009, ASPECTOS A CONSIDERAR EN LA FUTURA LEY DE
BASES DEL RÉGIMEN MINERO

Abril 2018
6. Los intentos de modificación y elaboración de un nuevo texto

A finales de 2014 el Ministerio de Industria, Energía y Turismo (Minetur) presentó a las


comunidades autónomas y a las asociaciones sectoriales el borrador de un
Anteproyecto de Ley de Minas. Pero la inmensa mayoría de los actores que fueron
consultados la rechazaron tajantemente, y el Ministerio, entonces dirigido por José
Manuel Soria, retiró la propuesta y el Gobierno se comprometió a elaborar otro
documento, más consensuado, del que a esta fecha, no ha habido noticias. Las
novedades del texto eran, resumidamente, las siguientes:

Cánones e impuestos. El Anteproyecto de 2014 actualizaba e incrementaba los cánones


de superficie que se aplican en la actualidad. Ahora se paga en función del terreno que
se ocupa. El texto del Anteproyecto vinculaba cánones e impuestos no a la extensión
ocupada sino al valor de la producción de la extracción de los recursos mineros y
geológicos.

Este impuesto, similar al que grava con un 7 por ciento el valor de la producción de
energía eléctrica, se aplicaría sobre la facturación de las empresas, con independencia
de que obtuvieran o no beneficios. El tipo de gravamen estaba planteado en el 1 por
ciento de la facturación para las explotaciones que no precisan un permiso de
investigación previo (tales como aguas minerales, arcillas, o áridos) y del 2 por ciento
para las que sí requieren una investigación geológica previa y sus licencias asociadas:
carbones, minerales radiactivos, rocas bituminosas…

El nuevo gravamen estaba íntimamente relacionado con otro de nuevo cuño: el que
afecta a los hidrocarburos -conocido como impuesto al fracking- incluido en la nueva
Ley de Hidrocarburos. Al igual que éste, los beneficiarios de lo recaudado iban a ser las
comunidades autónomas y los ayuntamientos en cuyo territorio se realizan las
explotaciones, con la intención de reducir la contestación local a la actividad minera.
Tan relacionados estaban ambos impuestos que en la agenda del Minetur figuraba
tramitar la reforma de la Ley de Minas a la par que la reforma de la Ley de
Hidrocarburos

Uno de los objetivos del Anteproyecto era poner en valor las concesiones y evitar los
cazapermisos (personas que suman concesiones porque son gratis). Por eso, además
de actualizar el canon de superficie, preveía la creación de un nuevo impuesto sobre el
valor de la extracción, El Estado introducía esta carga, cuyo importe se fijaría de
acuerdo al valor del recurso, “en ejercicio de sus competencias en materia de
planificación energética y económica y lo configura como un incentivo económico
destinado a las administraciones en las que se desarrollen actividades mineras”.

Plazos concesionales. Otro aspecto del texto que fue muy polémico fue la reducción del
plazo de las concesiones administrativas para las explotaciones. La Ley actual lo fija en
30 años, prorrogable hasta los 90 años, y el Gobierno pretendía reducirlo a 30 años con
dos prórrogas de 10 años cada una, un tiempo considerado insuficiente para amortizar
las inversiones de la actividad.

Abril 2018
Conclusiones

En vez, o además, de reformar la Ley de Minas, la sostenibilidad de los recursos


geológicos requeriría de la elaboración de una Ley especifica, o Ley de protección del
subsuelo y los recursos geológicos.

En cualquier caso, la Legislación de Minas requeriría de las siguientes modificaciones,


desde el punto de vista de la sostenibilidad del recurso:

Clasificación. La actual clasificación de los recursos minerales ha sido objeto de


numerosos recursos y polémicas y aún hoy en día se debate, por ejemplo, sobre
si una determinada sustancia debe de encuadrarse en una u otra sección. Esto
es sumamente relevante puesto que todos los recursos mineros energéticos o
los sometidos a concesión (cosa que depende de la clasificación) están
considerados de utilidad publica.

Eliminación del “derecho preferente”. La prioridad en el otorgamiento de


derechos mineros se lleva a cabo mediante la aplicación del criterio cronológico
en la solicitud. Debería crearse un régimen de concurrencia competitiva que
valorase la aplicación de buenas prácticas ambientales entre los criterios.

Ponderación, caso por caso, de la relevancia de los intereses en conflicto.


Cuando se trate de tramitar nuevos permisos de investigación, exploración o
explotación, debe llevarse a cabo, tal como el TC ha venido indicando desde
1982 una ponderación del interés minero versus la protección ambiental en
cada caso. Esta ponderación podría o no incluirse en las Evaluaciones de
Impacto ambiental, pero debe ser establecida claramente en una norma con
rango de ley, ya que no se lleva a cabo de manera espontánea en los
procedimientos de autorización o concesión.

Indemnización por cese de derechos mineros a consecuencia de actividades de


protección ambiental. Un nuevo texto legal debería establecer con claridad los
casos y condiciones en que los derechos mineros pudiesen ser objeto de
indemnización si se interrumpen por razones ambientales

Restauración de espacios afectados por actividades mineras. Las reformas de


la normativa en el año 2012-2013 deben derogarse, reestableciendo la
obligación de la presentación de garantías, del análisis de riesgos ambientales y
de contribución al Fondo de compensación de daños medioambientales del
Consorcio de Compensación de Seguros, en todos los casos. Las declaraciones
responsables que la legislación de 2013 establece no se pueden considerar una
herramienta valida para un sector como este. La adecuación de los Planes de
restauración y el seguimiento del efectivo depósito de fianzas y garantías debe
controlarse de manera efectiva para todas las actividades mineras.

Residuos mineros. El marco normativo relativo a los suelos y residuos de la


minería, necesita de una clara actualización que asegure su confluencia con el

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nivel de conocimientos científicos y técnicos, de una forma continua, para ser
más adecuada y eficiente a la hora de caracterizar, gestionar y manejar estos
suelos y residuos, así como sus depósitos.

Minería de fondos marinos. La vigente Ley de Minas no menciona la explotación


de recursos del subsuelo marino, y por tanto, no establece ni limites ni
procedimientos ni prescripciones para una actividad que quizás fuese
desconocida en los años setenta pero que hoy se practica y puede que de
manera creciente.

Un aspecto que seria común a la Ley de Minas y a la de Hidrocarburos seria la


necesidad de mejorar la participación publica. En todos los proyectos relativos a la
investigación y/o explotación de yacimientos no convencionales que puedan tener
consecuencias graves para el medio ambiente debería ser obligatorio el trámite de
audiencia e información pública como parte del procedimiento de autorización.

Abril 2018

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