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ideas o doctrinas abstractas, sino que su núcleo es una persona. Es una persona que nos
llama a un encuentro personal, y que se nos presenta como el Camino, la Verdad y la Vida.
Por ello, catequesis no consiste solamente en dar a conocer a un conjunto de enseñanzas,
sino es una llamada a una conversión de corazón, es decir, a conocer, a seguir y a amar a
Cristo.
El Directorio también afirma que “el hecho de que Jesucristo sea la plenitud de la
Revelación es el fundamento del «cristo-centrismo». El tema del cristo-centrismo se afronta,
con más detalle, en: «Finalidad de la catequesis: la comunión con Jesucristo» (Primera
Parte, cap. 3) y «El cristo-centrismo del mensaje evangélico» (Segunda Parte, cap. 1) de la
catequesis: el misterio de Cristo, en el mensaje revelado, no es un elemento más junto a
otros, sino el centro a partir del cual los restantes elementos se jerarquizan y se iluminan. La
persona de Cristo, el Verbo de Dios hecho hombre, es el centro de toda catequesis. Él es el
Mensaje y al mismo tiempo el Mensajero. Teniendo en cuenta las aportaciones de dos
documentos podemos decir que el origen, el centro y el fin de catequesis no es más que el
mismo Cristo. Se puede decir en cierto modo que la dimensión cristo-centrica de catequesis
no es más que una dimensión personal en cuanto que la catequesis consiste en un
encuentro personal con una persona, Jesucristo.
En el número cuarenta y cinco del Directorio se enuncia también claramente que “la
Iglesia, «sacramento universal de salvación», (LG 48; AG 1; GS 45; cf CEC 774-776) movida
por el Espíritu Santo, transmite la Revelación mediante la evangelización: anuncia la buena
nueva del designio salvífico del Padre y, en los sacramentos, comunica los dones divinos”. La
catequesis siempre ha sido parte de su misión evangelizadora. Como parte de la misión
evangelizadora la catequesis no puede ser separada de la Iglesia.
Hay una dimensión eclesial en cuanto que es siempre dentro y con la Iglesia donde la
catequesis nace, desarrolla y lleva a su fin. La Iglesia, aun conteniendo en sí
permanentemente la plenitud de los medios de salvación, obra de modo gradual (AG no. 6).
El decreto conciliar Ad Gentes ha clarificado bien la dinámica del proceso evangelizador:
testimonio cristiano, diálogo y presencia de la caridad (nn. 11- 12), anuncio del Evangelio y
llamada a la conversión (n. 13), catecumenado e iniciación cristiana (n. 14), formación de la
comunidad cristiana, por medio de los sacramentos, con sus ministerios (nn. 15-18). La
catequesis forma parte del proceso de evangelización y es “derecho y deber” de la Iglesia. Es
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evidente, ante todo, que la catequesis ha sido siempre para la Iglesia un deber sagrado y un
derecho imprescriptible.
Por una parte, es sin duda un deber que tiene su origen en un mandato del Señor e
incumbe sobre todo a los que en la Nueva Alianza reciben la llamada al ministerio de
Pastores. Por otra parte, puede hablarse igualmente de derecho: desde el punto de vista
teológico, todo bautizado por el hecho mismo de su bautismo, tiene el derecho de recibir de
la Iglesia una enseñanza y una formación que le permitan iniciar una vida verdaderamente
cristiana; en la perspectiva de los derechos del hombre, toda persona humana tiene
derecho a buscar la verdad religiosa y de adherirse plenamente a ella, libre de «toda
coacción por parte tanto de los individuos como de los grupos sociales y de cualquier poder
humano que sea, de suerte que, en esta materia, a nadie se fuerce a actuar contra su
conciencia o se le impida actuar de acuerdo con ella».
sabor del evangelio; en otros casos, hemos hecho del Evangelio una especie de sistema para
legitimar nuestras estructuras organizativas: las estructuras derivadas del Evangelio,
sinónimo de nuestras articulaciones pastorales, planes y programas”.
El Papa Benedicto XVI, en su Exhortación Verbum Domini, invita a todos los pastores
y catequistas a resaltar el puesto central de la Palabra de Dios en la vida eclesial, y
recomienda incrementar la “animación bíblica” en todas las vertientes y modalidades de la
pastoral. Dice al respecto: “exhorto a los pastores y fieles a tener en cuenta esta animación
para afrontar algunos problemas pastorales tales como la proliferación de sectas que
difunden una lectura distorsionada e instrumental de la Sagrada Escritura”. (VD73)
El Papa Francisco, en Evangelii Gaudium 175, dice “el estudio de las Sagradas
Escrituras debe ser una puerta abierta a todos los creyente. Es fundamental que la Palabra
revelada fecunde radicalmente la catequesis y todos los esfuerzos por transmitir la fe. La
evangelización requiere la familiaridad con la Palabra de Dios y esto exige a las diócesis,
parroquias y a todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de
la Biblia, así como promover su lectura orante personal y comunitaria. Nosotros no
buscamos a tientas ni necesitamos esperar que Dios nos dirija la palabra, porque realmente
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La catequesis también tiene una dimensión ecuménica. “La catequesis no puede ser
ajena al ecumenismo cuando todos los fieles están llamados a tomar parte en el
movimiento hacia la unidad” (Catechesi Tradendae 32). La catequesis tiene una dimensión
ecuménica cuando enseña las verdades de la fe y los medios de salvación respetando la
manera de pensar de las personas que no están en perfecta comunión con la única Iglesia
de Cristo, porque esos elementos se encuentran también fuera del recinto visible de la
Iglesia católica y también cuando enseña a los niños, a los jóvenes y a los adultos católicos a
relacionarse con los no católicos, sin perder su identidad católica y respetando el modo de
pensar de los otros.
que escuchan la Palabra, celebran la Eucaristía y dan testimonio de la Caridad” (VD 123). El
saber del catequista lo lleva a presentar la culminación del Reino de Dios en la segunda
venida de Cristo (Mc 1,15) a la manera como lo presenta la Liturgia al celebrar los ciclos
litúrgicos de la Navidad y de la Redención. Por lo mismo, la catequesis, con su dimensión
escatológica.
CONCLUSION:
Una de las ideas principales que el profesor nos ha dejado como una guía en nuestro
estudio y praxis de catequesis es tener siempre esa fidelidad a la enseñanza de la Iglesia y al
mismo tiempo tener siempre una creatividad de afrontar los diversos desafíos en la época
de nueva evangelización. Además la catequesis no debe perder estos tres aspectos
esenciales, el nuevo ardor, los nuevos métodos y las nuevas expresiones.
FAJARDO, RAYMUND A.